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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada Ponente

SL3616-2020
Radicación n° 84226
Acta 33

Bogotá, D.C., nueve (9) de septiembre de dos mil veinte


(2020).

Decide la Corte el recurso de casación que la


CORPORACIÓN DE FERIAS Y EXPOSICIONES S.A.
CORFERIAS interpuso contra la sentencia que la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá profirió el 29 de agosto de 2017, en el proceso
ordinario que en su contra adelanta JAIR HUMBERTO
RUIZ SANABRIA.

I. ANTECEDENTES

Con el escrito inicial, el actor solicitó que se declare la


existencia de un contrato de trabajo entre las partes,

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vigente del 15 de diciembre de 2008 al 9 de febrero de 2015,


fecha en la que «fue despedido sin justa causa».

En consecuencia, pretendió que la demandada sea


condenada a reintegrarlo al cargo que ocupaba o a otro de
mayor categoría sin solución de continuidad, así como al
pago de cesantías, prima de servicios, vacaciones,
indemnizaciones moratorias, por no consignación de
cesantías y por despido sin justa causa, aportes al sistema
de seguridad social integral, la indexación de las sumas
adeudadas, lo que resulte probado ultra o extra petita y las
costas procesales.

Como fundamento de esos pedimentos, argumentó que


laboró para la convocada desde el «15 de diciembre de 2008»
hasta el 9 de febrero de 2015 a través de un contrato de
prestación servicios; que el último salario «mensual
aproximado» ascendió a la suma de $1.952.000; que ejecutó
la labor de manera personal, bajo instrucciones del
empleador, cumplió horario de trabajo, las obligaciones que
le fueron asignadas consistentes en la instalación y
señalización de la publicidad de los eventos que llevaba a
cabo en la accionada, en sus dependencias o por fuera de
las mismas cuando aquella así lo ordenaba.

Afirmó que Corferias canceló el convenio de prestación


de servicios bajo la justificación de reglamentar las
relaciones laborales con sus trabajadores, para lo cual estos
debían firmar un paz y salvo en el que constara que aquella
no adeudaba acreencia laboral alguna; sin embargo, al

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momento de la suscripción del nuevo contrato de trabajo le


ofrecieron una asignación de $1.260.000, inferior a la que
devengaba, con el argumento de que contaría con
prestaciones sociales; que al negarse a aceptar tal
desmejora, la demandada lo despidió de forma injusta (f.º 2
a 10).

Al dar respuesta al escrito inicial, la convocada a juicio


se opuso a las pretensiones elevadas en su contra. En
cuanto a los fundamentos de hecho que las soportan dijo
no ser ciertos.

En su defensa, argumentó que el demandante se


desempeñó como contratista independiente para la
organización de eventos feriales no permanentes que
dependen de la dinámica comercial de cada segmento del
mercado o de la industria, actividades que son
discontinuas, lo que significa que la persona que termina
su labor, puede o no contratarse nuevamente para otro
acontecimiento.

Resaltó que cancela honorarios por evento y no vincula


a nadie de manera indefinida o fija. Asimismo, citó cada
una de las actividades que ejecutó el accionante, para un
total de «33» ferias o «205» días. Agregó que la suscripción
del contrato de prestación de servicios con el actor nunca
tuvo por objeto encubrir una relación subordinada, pues
este siempre fue consciente del tipo de relación autónoma e
independiente que pactó, sin que reclamara o mostrara
inconformidad alguna con ello.

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Propuso como excepciones de fondo las que denominó


inexistencia del contrato de trabajo, falta de causa,
inexistencia de la obligación, cobro de lo no debido,
compensación, pago y buena fe (f.º 77 a 98).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

A través de sentencia de 13 de febrero de 2017, el


Juzgado Treinta y Dos Laboral del Circuito de Bogotá
resolvió (f.° 196 y 197 cd. N.º 2):

PRIMERO.- DECLARAR PROBADA la excepción de buena fe


respecto de la indemnización moratoria, probada parcialmente la
excepción de prescripción respecto de los derechos causados por
concepto de primas de servicios con anterioridad al 13 de Marzo
[sic] de 2012 respecto de la[s] vacaciones causadas con
anterioridad al 13 de Marzo [sic] de 2011, y declarar probada la
excepción de inexistencia de la obligación parcialmente respecto
de la indemnización por despido sin justa causa y los pagos de
aportes a salud pensiones y riesgos laborales.

SEGUNDO. - DECLARAR que entre CONFERIAS [sic] S.A. y JAIR


HUMBERTO RUIZ SANABRIA existió un contrato de trabajo entre
el 21 de Mayo [sic] de 2009 y el 6 de Febrero [sic] de 2015 con un
salario para esta última anualidad de $1´908.000 pesos.

TERCERO. - CONDENAR a la demandada a pagar al


demandante las siguientes sumas y por los siguientes conceptos:

 CESANTIAS [sic] $12´810.100 pesos


 PRIMA DE SERVICIOS $5´487.600 pesos
 VACACIONES [$] 3´720.600

CUARTO. - ABSOLVER a la demanda[da] de las demás


pretensiones incoadas en su contra.

[…].

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

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Al resolver los recursos de apelación que incoaron las


partes, la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá determinó (f.° 204 y 205 cd. n.° 3):

PRIMERO: MODIFICAR el ordinal tercero de la sentencia de


primera instancia para en su lugar condenar a la demandada a
las siguientes sumas:
-Cesantías: $9.084.526
-Vacaciones: $3.426.450
-Prima de servicios: $5.193.250

SEGUNDO: ADICIONAR la sentencia apelada en el sentido de


condenar por concepto de indemnización moratoria por $63.600
diarios a partir del 6 de febrero de 2015 y hasta cuando se
paguen las sumas a que fue condenada la accionada.

TERCERO: ADICIONAR la sentencia apelada en el sentido de


condenar por concepto de aportes a seguridad social en pensión
desde el 21 de mayo de 2009 y hasta el 6 de febrero de 2015
conforme al cálculo actuarial que elabore la administradora de
pensiones en los términos indicados en la parte considerativa
de la sentencia.

CUARTO: CONFIRMAR en lo demás la sentencia de primera


instancia.

QUINTO: SIN COSTAS en la alzada.

Para tal fin, comenzó por resaltar que para que exista
contrato de trabajo se requiere que concurran 3 elementos:
(i) la prestación del servicio, (ii) la subordinación y (iii) el
salario, y que de acuerdo con lo establecido en el artículo
24 del Código Sustantivo del Trabajo, opera «una
presunción» en favor del trabajador, según la cual toda
relación de trabajo está regida por un contrato de trabajo,
siempre y cuando se demuestre el primer elemento, esto es,
la prestación de servicio, correspondiéndole a quien lo
niega, desvirtuarla.

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Afirmó que en el sub lite la prestación del servicio se


demostró con los testimonios que rindieron Carlos Augusto
Moncaleano, Manuel Alfredo Martínez, Carlos Alberto
Chaparro y Martha Marisol Suárez, así como con la
documental obrante a folios 102 a 127, relativa a la
certificación expedida por el vicepresidente de planeación y
asuntos corporativos de Corferias S.A. sobre las actividades
que realizó el actor, en la cual, además, incluyó que
aquellas fueron independientes e intermitentes en los
eventos feriales que relaciona, desde el mes de diciembre
2008 hasta el 6 de febrero 2015, interregnos que aceptó la
demandada, aunque bajo otra modalidad de contratación.

Resaltó que si bien Marisol Suárez declaró que las


actividades del demandante no fueron continuas, sino
conforme la ejecución o participación en eventos o ferias, lo
cierto es que Corferias certificó la prestación personal de
servicio, seguida de subordinación, conforme dan cuenta
los testimonios de Carlos Augusto Moncaleano y Manuel
Alfredo Martínez, quienes adujeron que Fernando Casas
Matiz se comunicaba con ellos y el demandante y les
indicaba cuándo debían presentarse, a qué hora, si podían
ausentarse y pedir permiso, y les daba indicaciones de
cómo desarrollar las funciones.

Agregó que no era entendible cómo la labor del


accionante podría ejercerse sin ninguna subordinación,
pues estaba probado que no podía disponer de cómo y
dónde señalizar cada evento, lo cual demostraba la

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existencia del contrato de trabajo, porque esa presunción


no se desvirtuó con las pruebas allegadas al proceso.

Frente a la vinculación contractual, señaló que,


aunque el promotor del litigio inició sus actividades en
diciembre de 2008, existió una «interrupción considerable»
por más de 5 meses. En tal sentido, concluyó que la
prestación de servicio fue continua a partir del 21 de mayo
2009 y hasta el 6 de febrero 2015; luego, resultaba
procedente «declarar la existencia de una sola relación
laboral» durante este último periodo.

En tal sentido, indicó que no avalaba el razonamiento


del a quo relativo a que las «interrupciones» obedecieron a
«días de descanso al que tiene derecho cualquier trabajador».

A continuación, procedió a liquidar salarios y


prestaciones con el número de días efectivamente
prestados, y teniendo en cuenta la declaratoria de la
excepción de prescripción dispuesta por el a quo, que no fue
materia de apelación.

Igualmente, determinó como procedente el pago de


aportes al sistema de seguridad social integral como quiera
que se demostró la existencia de un contrato de trabajo.

En cuanto a la indemnización moratoria del artículo


65 del Código Sustantivo del Trabajo -punto de apelación de
la parte actora-, recordó que esta Sala ha indicado que para
su imposición debe analizarse la buena o mala fe del

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empleador, es decir, considerar los elementos y las


circunstancias en el momento de la terminación del
contrato de trabajo.

Así, determinó que la conducta de Corferias no estuvo


provista de buena fe, pues tenía conocimiento de su
actuación, tanto que decidió proponerle al accionante
legalizar su vinculación laboral mediante un contrato de
trabajo a término indefinido, lo cual dio lugar, incluso, a la
terminación de la relación. En consecuencia, con
fundamento en la sentencia CC C-781 de 2003, condenó al
pago de $63.600.00 diarios a partir del 6 de febrero 2015,
hasta que se demuestre su pago, por cuanto el actor
demandó dentro de los 24 meses después de la finalización
del vínculo laboral.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso la


demandada, lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte
Suprema de Justicia.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte «case parcialmente»


la sentencia impugnada en cuanto confirmó los numerales
2.º y 3.º de la del a quo relativos a la declaratoria de
existencia del contrato de trabajo y la cancelación de
acreencias laborales, y la adicionó en el sentido de
condenar al pago de la indemnización moratoria y los

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aportes al sistema de seguridad social integral para que, en


sede de instancia, revoque y absuelva de tales prestaciones.

En subsidio, solicita que en sede de instancia,


modifique el numeral segundo de la decisión del juez para
que, en su lugar, declare que cada una de las prestaciones
de servicios corresponde a relaciones laborales
independientes, tenga por probada las excepciones de
prescripción y buena fe frente a las relaciones laborales
anteriores a octubre de 2012 y modifique las condenas
impuestas por concepto de cesantías, prima de servicios y
vacaciones para ajustarlas a la proporcionalidad laboral
correspondiente con la remuneración diaria certificada.

Con fundamento en la causal primera de casación,


propuso tres cargos que fueron objeto de réplica conjunta.
Por razones de método la Sala estudiará el tercero a
continuación del primero.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia impugnada de violar por la vía


indirecta, en la modalidad de aplicación indebida «los
artículos 23, 24, 45, 46, 47, 61, 62 (modificado por el artículo
7 del Decreto 2351 de 1965), 64 (modificado por el artículo
28 de la Ley 789 de 2002), 65 (modificado por el artículo 28
de la Ley 789 de 2002), 158, 159, 160, 161, 165, 186, 189,
190, 19, 249, 306 del Código Sustantivo de Trabajo, en
relación con los artículos 18 y 204 de la Ley 100 de 1993 y
el artículo 53 de la Constitución Política de Colombia».

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Afirma que el Tribunal incurrió en los siguientes


errores evidentes de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que los servicios


personales del señor JAIR HUMBERTO RUIZ SANABRIA en
CORFERIAS estuvieron cobijados por un contrato de trabajo.

2. No dar por demostrado estándolo, que los servicios


personales del señor JAIR HUMBERTO RUIZ SANABRIA en
CORFERIAS no estuvieron cobijados por un contrato de trabajo.

3. Dar por demostrado, sin estarlo, que la prestación de los


servicios del señor JAIR HUMBERTO RUIZ SANABRIA en
CORFERIAS fue una sola y continua, es decir, sin solución de
continuidad.

4. No dar por demostrado estándolo, que entre cada


prestación de los servicios del señor JAIR HUMBERTO RUIZ
SANABRIA en CORFERIAS medió interrupción, es decir, que,
entre cada una de ellas, hubo solución de continuidad.

5. Dar por demostrado, sin estarlo, que CORFERIAS obró de


mala fe en la prestación de servicios que tuvo con el señor JAIR
HUMBERTO RUIZ SANABRIA.

6. No dar por demostrado estándolo, que CORFERIAS obró


de buena fe en la prestación de los servicios que tuvo con el
señor JAIR HUMBERTO RUIZ SANABRIA.

Alude que a tales yerros arribó el ad quem debido a la


apreciación indebida de:

1. La prueba documental que contiene la certificación expedida


por el Vicepresidente de Planeación y Asuntos Corporativos
de CORFERIAS (fls. 102 a 127).

Y como pruebas no valoradas:


1. La prueba de confesión contenida en el interrogatorio de
parte absuelto por el demandante en la audiencia pública
llevada a cabo el 7 de septiembre de 2016 (cd que contiene
audiencia de esa fecha - tiempo 45:30).

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Como elementos probatorios, no calificados,


apreciados erróneamente:

1. El testimonio rendido por CARLOS AUGUSTO


MONCALEANO en la audiencia pública llevada a cabo el 7
de septiembre de 2016 (cd que contiene audiencia de esa
fecha. Tiempo 58:42).
2. El testimonio rendido por MANUEL ALFREDO MARTÍNEZ en
la audiencia pública llevada a cabo el 7 de septiembre de
2016 (cd que contiene audiencia de esa fecha. Tiempo
2:15:55).
3. El testimonio rendido por CARLOS ALBERTO CHAPARRO en
la audiencia pública llevada a cabo el 7 de septiembre de
2016 (cd que contiene audiencia de esa fecha. Tiempo
1:38:20).
4. El testimonio rendido por MARTA MARISOL SUÁREZ LA
VERDE en la audiencia pública llevada a cabo el 13 de
septiembre de 2017 (cd que contiene audiencia de esa fecha.
Tiempo 1:25:40).

Y como pruebas no calificadas dejadas de valorar:

1. El testimonio rendido por FERNANDO CASAS MATIZ en la


audiencia pública llevada a cabo el 13 de septiembre de
2017 (cd que contiene audiencia de esa fecha. Tiempo 4:40).
2. El testimonio rendido por CARLOS MARTÍN CAMARGO
PÉREZ en la audiencia pública llevada a cabo el 13 de
septiembre de 2017 (cd que contiene audiencia de esa
fecha. Tiempo 58:10.

Respecto de los errores de hecho 3.º y 4.º aduce que si


el Tribunal hubiere apreciado correctamente la certificación
de fecha 3 de diciembre de 2015 emitida por el
vicepresidente de planeación y asuntos corporativos de la
accionada, obrante a folios 102 a 127, habría deducido que
la prestación del servicio que brindó el actor no fue
continua, pues entre cada evento ferial hubo solución de
continuidad, tal como lo refiere en la siguiente relación:

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Asegura que en su interrogatorio de parte, el


demandante confesó que el servicio que prestó para la
demandada no fue continuo. Luego, el ad quem incurrió en
error al señalar que existió una sola relación sin solución de
continuidad.

Resalta que, si bien el artículo 61 del Código Procesal


del Trabajo y de la Seguridad Social les otorga a los jueces
la libertad de formar su convencimiento, lo cierto es que el
Tribunal realizó una apreciación probatoria totalmente
desacertada de las pruebas que denuncia en el cargo.

Frente a los testimonios que acusa como valorados


indebidamente y no estudiados, afirma que fueron
consistentes y unívocos en señalar que los servicios
personales que el demandante prestó fueron discontinuos y,
además, que no les constaba el elemento de subordinación;
por tanto, sostiene que la accionada sí desvirtuó la
presunción contenida en el artículo 24 del Código
Sustantivo de Trabajo.

Finalmente, resalta que si el Colegiado hubiere


analizado correctamente los medios de convicción
calificados y los testimonios, habría determinado que: (i) los
servicios que prestó el accionante fueron intermitentes,
pues siempre existió solución de continuidad entre cada
evento ferial, y (ii) que la relación no fue subordinada, es
decir, que «con su actividad probatoria CORFERIAS desvirtuó
la presunción del artículo 24 del Código Sustantivo de

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Trabajo y que ha debido revocar las condenas despachadas


por el a quo, para en su lugar absolverla de todas y cada
una de las pretensiones de la demanda».

VII. RÉPLICA

Aduce que el juez de segundo grado falló en derecho al


aplicar los artículos 23 y 24 del Código Sustantivo de
Trabajo, como quiera que entre las partes existió una sola
relación laboral sin solución de continuidad, en tanto los
tiempos en que supuestamente estuvo cesante
correspondieron a vacaciones o descansos, aunado a que
una mera certificación laboral no logra desvirtuar la
presunción contenida, en la segunda de las normas citadas.

Agrega que del interrogatorio de parte no se extrae


confesión alguna, en tanto el demandante no aceptó que la
suscripción de los contratos lo fueran bajo la modalidad de
prestación de servicios.

Y respecto de la sanción moratoria, afirma que el


juzgador atacado valoró la totalidad de las pruebas del
plenario acorde con el ordenamiento jurídico laboral, de las
que evidenció la ausencia de buena fe en el actuar de la
accionada.

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VIII. CONSIDERACIONES

Le corresponde a la Sala dilucidar: (i) si el ad quem


erró al considerar que el demandado no desvirtuó la
presunción de subordinación que obró en favor del actor, y
(ii) si la prestación del servicio que este brindó fue continua.

Pues bien, en el sub lite no se discute que el


demandante prestó servicios a Corferias como «instalador» a
cargo de la señalización de la publicidad de los eventos que
se llevaban a cabo en la accionada y sus dependencias, y
que recibió como contraprestación la suma de $1.952.000.

Así, procede la Corte al análisis objetivo de las pruebas


calificadas respecto de las cuales el recurrente realizó un
ejercicio argumentativo, a fin de determinar, en primer
lugar, si la convocada logró desvirtuar la presunción legal
de subordinación.

La certificación expedida por el vicepresidente de


planeación y asuntos corporativos de la accionada obrante
a folios 102 a 127, evidencia que el actor prestó sus
servicios a favor de la convocada en los eventos, fechas, y
por los valores que a continuación se detallan:

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Previamente, y sin que ello signifique desconocer la


orientación fáctica del cargo, se hace necesario recordar el
alcance del artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, y
la carga demostrativa que le asiste al demandante en estos
casos, con el fin de dar respuesta a los planteamientos de la
censura.

En sentencia CSJ SL225-2020, la Sala explicó que


ninguna actividad liberal o en desarrollo de un contrato civil
o comercial está exenta de la presunción del artículo 24 del
Código Sustantivo del Trabajo, en razón a que opera, sin
excepción o distinción, en «toda relación de trabajo personal»
regulada por dicho estatuto.

Además, la Corte ha aplicado la presunción de


existencia de contrato de trabajo en profesiones liberales y
en contratos civiles o comerciales, sin diferenciación en
cuanto al sector público o privado, la naturaleza de las
funciones y sin exigir requisitos adicionales más que la
demostración de la prestación personal del servicio, entre
otras, en sentencias CSJ SL4816-2015, CSJ SL6621-2017,
CSJ SL2885-2019 y en la CSJ SL981-2019.

En los casos aludidos, la Corte adoctrinó que la


presunción de contrato de trabajo cobija el ejercicio de tales

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actividades y que, en cada caso concreto, se establecerá la


existencia de una relación subordinada, siempre que así
derive de las circunstancias de ejecución de la prestación
del servicio; por tanto, corresponde al contratante
desvirtuar la presunción legal y demostrar que aquella se
prestó con la autonomía e independencia propias del
esquema civil o comercial.

En ese sentido, solo si se logra demostrar que en el


desarrollo de la relación el contratista realmente tuvo la
autonomía para disponer si la prestación del servicio la
realizaba personalmente o a través de otra persona, la
subordinación desaparece, dado que el primer elemento de
la relación laboral, no fue esencial en el contrato que ligó a
las partes, aspecto último que el Tribunal estableció a partir
de los testimonios.

De esta manera, de dicha certificación, la Corte no


logra deducir una consideración contraria a la del ad quem,
es decir, que la aludida constancia precisamente reafirma el
elemento que activa la presunción, esto es, la prestación del
servicio, mas no la desvirtúa y, en ese sentido, el juez plural
no erró en la medida en que el material probatorio obrante
al plenario ninguna razón aporta para tal fin.

En otras palabras, tal medio de convicción lo que hace


es ratificar la existencia de la prestación del servicio en
favor de Corferias en la organización de los eventos que allí
se relacionan, a cambio de una tarifa por servicio a la cual

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se le aplicaban descuentos por retefuente e ICA, sin que de


ella pueda extraerse autonomía e independencia del
trabajador.

Ahora, el interrogatorio de parte que absolvió el


accionante no puede ser considerado para los fines que
persigue la recurrente, toda vez que este medio solo puede
constatarse en casación si contiene confesión, esto es, una
manifestación que verse sobre hechos que produzcan
consecuencias jurídicas adversas a su deponente o que
favorezcan a la parte contraria, conforme a lo previsto en el
artículo 195 del Código de Procedimiento Civil, norma
vigente para la fecha de inicio del proceso.

Pues bien, frente al elemento que activa la presunción,


el demandante lo único que hace en su interrogatorio es
corroborarlo, al aceptar que participó en la realización de
actividades de apoyo de instalación de señales en eventos
feriales ejecutados en el recinto de Corferias, bajo
«subordinación».

De modo que sus respuestas no contienen confesión


alguna que logre desvirtuar la presunción y, por tanto, tal
como lo establece el artículo 7.º de la Ley 16 de 1969, a
menos que se hubiere acreditado un yerro sobre un
elemento de juicio que sí lo es, este será calificado, lo que
no ocurre en el sub lite.

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En este punto, la Corporación considera oportuno


señalar que el Colegiado de instancia, conforme lo
dispuesto en el artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y
de la Seguridad Social, en ejercicio de las facultades
propias de las reglas de la sana crítica, puede apreciar
libremente las diferentes medios de convicción y fundar su
decisión en aquellos elementos probatorios que le merecen
mayor persuasión o credibilidad y que le permiten hallar la
verdad real, siempre y cuando las inferencias sean lógicas y
razonables.

Frente al segundo problema jurídico planteado, esto


es, la continuidad en el servicio que prestó el demandante,
es necesario indicar que, luego de analizar el contrato, el
Tribunal concluyó que aunque este comenzó a desempeñar
sus actividades en diciembre de 2008, lo cierto es que se dio
una interrupción considerable por más de 5 meses, razón
por la cual su vinculación solo fue continua desde el 21 de
mayo de 2009 hasta el 6 de febrero de 2015, extremos
dentro de los que avaló la existencia de una sola relación
laboral, solo que a fin de liquidar las prestaciones a las que
condenó, tuvo en cuenta la totalidad de días trabajados por
año, sin que aquello afectara tal declaratoria.

Al revisar objetivamente dicha constancia, se advierte


que en la prestación de servicios del accionante existieron
interrupciones entre 1 y 29 días, tal como se refleja a
continuación:

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Sobre el particular, esta Sala ha sido enfática en


señalar frente al desarrollo lineal y la unidad del contrato
de trabajo, que cuando median interrupciones breves, como
podrían ser aquellas inferiores a un mes, estas deben ser
consideradas como aparentes o meramente formales, sobre
todo cuando en el expediente se advierte la intención real de
las partes de dar continuidad al vínculo laboral, como aquí
acontece (CSJ SL4816-2015 reiterada en la CSJ SL5595-
2019). Precisamente, la Sala señaló:

(…) esta Sala de la Corte ha expresado que las interrupciones


que no sean amplias, relevantes o de gran envergadura, no
desvirtúan la unidad contractual, ello ha sido bajo otros
supuestos, en los que se ha estimado que «las interrupciones
por 1, 2 o 3 días, e incluso la mayor de apenas 6 días, no
conducen a inferir una solución de continuidad del contrato de
trabajo real […]» (CSJ SL, 15 feb. 2011, rad. 40273). Sin
embargo, ese análisis no puede hacerse extensivo a este caso en
donde lo que está probado es que la relación tuvo rupturas por
interregnos superiores a un mes, que, lejos de ser aparentes o

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formales se aduce, son reales, en tanto que ponen en evidencia


que durante esos periodos no hubo una prestación del servicio;
sin que, además, exista prueba eficiente de la intención de la
demandada desde o con el demandante en esos periodos.

Por si fuera poco, al acometer el estudio del


interrogatorio de parte que el demandante absolvió,
tampoco se observa que frente a esta temática adujera una
manifestación que le produzca consecuencias jurídicas
adversas o que favorezcan a la parte contraria, justamente
porque lo que refirió en su declaración es que si bien las
ferias o eventos dependían del calendario ferial definido
para cada año, en los interregnos en que estas no se
ejecutaban debía permanecer «dentro de la corporación de
ferias y exposiciones [en] mantenimiento administrativo» que
era ordenado por medio de «subordinación».

Circunstancia que se corrobora con la citada


certificación de folios 102 a 127, en la que se advierte que
en las casillas correspondientes a «administración» no se
establece día de inicio y terminación, sino que alude a
meses completos.

Así mismo, cuando se le cuestionó acerca de si las


actividades que ejecutó se enmarcaban en las
características de inicio, finalización, hora de apertura y
cierre de la feria o evento, el actor respondió que sí, «pero no
en todas las ocasiones, porque había, le repito, labores a
realizar durante la feria sea como administrativo o
mantenimiento de las mismas señales en el recinto ferial».
Aseveraciones que, en lugar de desvirtuar la continuidad
del servicio, la confirman.

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En este punto, es preciso recordar que por error de


hecho no puede admitirse cualquier desavenencia fáctica
que resulte de interés para la recurrente, sino que, para que
se configure ese vicio propio del recurso de casación, es
necesario demostrar alguna diferencia radical,
incuestionable y notoria entre los supuestos fácticos
asumidos por el Tribunal y los que se deriven natural y
obviamente de las pruebas calificadas del proceso, que
tengan una incidencia trascendental en la resolución de la
situación en disputa.

En este caso, vale la pena insistir: la lectura del


Tribunal es consecuente con el contenido de las pruebas
calificadas que pone de presente la censura. Ahora, al no
acreditarse un yerro frente a esta temática sobre una
prueba calificada, no procede el análisis de los testimonios
que la censura menciona en el desarrollo de su acusación.

El cargo no prospera.

IX. CARGO TERCERO

Acusa la decisión impugnada de violar, por la vía


directa, en la modalidad de interpretación errónea del
«artículo 65 del Código Sustantivo de Trabajo modificado por
el artículo 29 de la Ley 789 de 2002».

Refiere que conforme esta Sala lo ha decantado, la


aplicación de la sanción moratoria no opera de forma
automática, pues su naturaleza sancionatoria exige que el

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fallador realice previamente un examen de la conducta del


empleador para determinar si actuó con buena o mala fe, es
decir, si hubo ánimo desleal de atropellar los derechos del
trabajador. En apoyo, trae a colación la sentencia CSJ SL,
32529, 5 mar. 2009.

Enfatiza que, en el sub judice, el Tribunal aplicó tal


condena de manera automática dado que no valoró para su
determinación ningún medio probatorio.

Finalmente, señala que, si la Corte procede conforme


al alcance subsidiario, debe tener en cuenta que cada
prestación de servicios estuvo cobijada por una relación
laboral diferente, con una remuneración diaria. Luego,
corresponde declarar probada la excepción de prescripción
sobre aquellas prestaciones anteriores al mes de octubre de
2010.

Aunado, resalta que por la vía fáctica se evidencia que


demostró buena fe, en tanto tenía plena convicción de que
el vínculo no era de naturaleza laboral y le brindó al
demandante la información relacionada con los periodos en
los que trabajó de forma discontinua.

X. CONSIDERACIONES

Esta Corporación reiteradamente ha puntualizado que


la indemnización moratoria no opera de manera
automática, sino que en cada caso concreto debe valorarse
la conducta asumida por el empleador, a fin de verificar si

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existen razones serias y atendibles que justifiquen su


conducta y lo ubiquen en el terreno de la buena fe. De tal
manera, es deber del juez examinar las pruebas en aras de
verificar si se presentaron motivos que verdaderamente
resulten suficientes para exculpar la falta de pago. Ha
insistido, igualmente, que la omisión de dicha obligación
por parte del fallador comporta la errónea interpretación del
artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo.

Tal situación puede acontecer no solo cuando el juez


incurre en la omisión comentada, también cuando esgrime
algún motivo que pudiera justificar la falta de pago, pero no
especifica los elementos de juicio que lo llevaron a obtener
esa conclusión.

Igualmente, conviene memorar que es doctrina de esta


Sala que el eximente de responsabilidad, en estos casos,
opera siempre que los fundamentos que aduce el empleador
moroso resulten serios y atendibles, pues no cualquier
excusa sirve para absolverlo de esta condena.

En esa dirección, se tiene que en el sub lite el juzgador


de segundo grado aplicó automáticamente la sanción mora-
toria cuya imposición se pretende quebrar en esta sede,
pues refirió de manera genérica que la demandada decidió
proponerle al trabajador legalizar su vinculación laboral
mediante un contrato a término indefinido, sin analizar la
verdadera conducta del empleador como era su deber y en
los términos trazados anteriormente.

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Sin embargo, tal yerro no le permite a la Sala casar la


sentencia, en la medida que, al instalarse en sede de ins-
tancia llegaría a la misma conclusión del ad quem de conde-
nar a la demandada, pues como esta Sala lo ha explicado,
la buena fe equivale a obrar con lealtad, rectitud y honesti-
dad, es decir, se traduce en el actuar sincero con suficiente
probidad y honradez del empleador frente al trabajador, a
quien en ningún momento quiso cercenar sus derechos, lo
cual está en contraposición con la mala fe, de quien preten-
de obtener ventajas o beneficios sin una suficiente dosis de
integridad o pulcritud.

Lo anterior, en tanto Corferias soslayó la carga de la


prueba que le concierne para exonerarse de la sanción
moratoria, pues ningún elemento de persuasión aportó en
aras de demostrar que la contratación del actor no estuvo
regida por una relación laboral. Tampoco la certificación
que allegó, es suficiente para evidenciar una justificación
atendible de su proceder ya que, como quedó visto en
precedencia, tal instrumento reafirma la existencia de la
prestación del servicio que fue el elemento que activó la
presunción en favor del trabajador y que tampoco desvirtuó
la accionada.

Además, resulta forzoso descartar que la convocada


obrara amparada en una convicción seria y razonable de
acatamiento a la ley; por el contrario, aunado a lo anterior,
decidió proponerle al actor legalizar la vinculación mediante
la suscripción de un contrato de trabajo a término
indefinido, cuya negativa dio lugar a la terminación de la

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misma. En consecuencia, la indemnización aludida era


procedente.

Por lo anterior, el cargo no prospera.

XI. CARGO SEGUNDO

Acusa la decisión fustigada de transgredir por la vía


directa, en la modalidad de infracción directa, los «artículos
29 y 52 de la Ley 789 de 2002 que lo condujo a aplicar en
forma indebida el original artículo 65 del Código Sustantivo
de Trabajo».

Sostiene que el Colegiado impuso de manera errada la


sanción moratoria, es decir, sin el límite de 24 meses, pues
conforme el artículo 29 de la Ley 789 de 2002 y la
sentencia CSJ SL16280-2014, la condena al pago de un día
de salario por cada día de retardo no debe superar dicho
término contado desde la terminación del contrato.

XII. CONSIDERACIONES

Dada la vía escogida quedan incólumes los siguientes


aspectos fácticos a los que arribó el Tribunal: (i) que la
accionada dio por terminado el contrato de trabajo en forma
unilateral el 9 de febrero de 2015, (ii) la demanda se
presentó el 13 de marzo del mismo año, y (iii) que el salario
promedio del actor para esa calenda era de $1.908.000.

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Pues bien, para dar respuesta a la recurrente, resulta


pertinente indicar que el artículo 29 de la Ley 789 de 2002,
que modificó el 65 del Código Sustantivo de Trabajo, vigente
para cuando se dio por terminado el contrato de trabajo al
demandante, es del siguiente tenor:

1. Si a la terminación del contrato el empleador no paga al


trabajador los salarios y prestaciones debidas, salvo los casos
de retención autorizados por la ley o convenidos por las partes,
debe pagar al asalariado, como indemnización, una suma igual
al último salario diario por cada día de retardo, hasta por
veinticuatro (24) meses, o hasta cuando se verifique si el
periodo es menor. Si transcurridos veinticuatro meses contados
desde la fecha de terminación del contrato el trabajador no ha
iniciado su reclamación por vía ordinaria, el empleador deberá
pagar al trabajador intereses moratorios a la tasa máxima de
créditos de libre asignación certificados por la Superintendencia
Bancaria, a partir de la iniciación del mes veinticinco (25) hasta
cuando el pago se verifique.

Dichos intereses los pagará el empleador sobre las sumas


adeudadas al trabajador por concepto de salarios y prestaciones
en dinero.  

[…]

PARÁGRAFO 2o. Lo dispuesto en el inciso 1o. de este


artículo solo se aplicará a los trabajadores que devenguen más
de un (1) salario mínimo mensual vigente. Para los demás
seguirá en plena vigencia lo dispuesto en el artículo 65  del
Código Sustantivo de Trabajo vigente.

De acuerdo con lo anterior, esta Sala ha explicado que


la intención del legislador, no fue otra que la de poner un
límite temporal a la sanción por mora que dicha norma
prevé, para aquellos trabajadores que percibieran una
asignación mensual superior al salario mínimo legal (CSJ SL,
10632-2014, SL 2966-2018 y SL3936-2018).

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Es así, como se determinó que dicha indemnización


iría por un plazo máximo de veinticuatro (24) meses, y
a partir del veinticincoavo mes, se pagarían únicamente
intereses de mora sobre la suma que la causa.

Adicionalmente, en su parágrafo 2º, señaló que lo


anterior, no se aplicaría para los trabajadores que
devengaran un salario mínimo, para quienes dicha
indemnización operaría en forma indefinida hasta el pago
efectivo de las sumas que la generan.

Entonces, el Colegiado de instancia cometió el yerro


jurídico que se le endilga, pues, pese a que el trabajador
devengaba una suma superior al salario mínimo legal
mensual, le impuso a la pasiva la indemnización moratoria
hasta cuando cancelara de manera efectiva las acreencias,
y no hasta por veinticuatro (24) meses, como expresamente
lo establece la disposición transcrita.

Al respecto, conviene recordar lo dicho por la Sala en


sentencia CSJ SL2966-2018, en la que sostuvo:

De esta manera, encuentra la Corte que el Tribunal, en el


presente caso, sí cometió yerro, al imponer la sanción moratoria
de un (1) día de salario por cada día de retardo, desde la
terminación del vínculo laboral hasta el momento del pago
efectivo de las obligaciones, por cuanto, en los términos de la
jurisprudencia vigente, lo cierto es que al haber el demandante
devengado una remuneración superior al salario mínimo legal,
la sanción debía limitarse solo hasta por los primeros
veinticuatro (24) meses y, posteriormente, a partir del mes
veinticinco (25), corren los intereses moratorios a la máxima
tasa vigente certificada por la Superintendencia
Financiera hasta el momento del pago, sin que le hubiese sido

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dable al fallador dejar la indemnización, en un día de salario


por cada día de retardo, de manera indefinida por el simple
hecho de que la sentencia de primera instancia hubiese sido
proferida dentro de los veinticuatro (24) meses siguientes al
fenecimiento del vínculo.

En consecuencia, el cargo prospera y, en consecuencia, se


casará la sentencia impugnada, en cuanto condenó a la
empresa a pagar al demandante la indemnización moratoria del
artículo 65 del C.S.T., a razón de un (1) día de salario por cada
día de retardo en la suma diaria de $170.843, desde el 18 de
junio de 2009 hasta cuando se verifique el pago total de la
obligación.

Lo expuesto, es suficiente para darle prosperidad al


ataque y, en consecuencia, se casará la sentencia sobre este
puntal aspecto.

Sin costas en el recurso extraordinario, como quiera


que la acusación prosperó parcialmente.

XIII. SENTENCIA DE INSTANCIA

En instancia, son suficientes los argumentos


expuestos en sede extraordinaria, para indicar
que la condena impuesta a Corferias por concepto de
indemnización moratoria, debe ser impuesta hasta por
veinticuatro (24) meses, comprendidos entre el 9 de febrero
de 2015 y el 9 de febrero de 2017, a razón de $63.600
diarios ($1.908.000/30); y a partir del mes veinticinco (25),
deberá pagar intereses moratorios sobre las sumas que
ocasionaron dicha sanción y hasta cuando se haga efectiva
su cancelación, tal como lo dispone el inciso primero del
artículo 29 de la Ley 789 de 2002, que modificó el 65 del
Código Sustantivo de Trabajo. Lo anterior, teniendo en

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cuenta que el promotor del litigio devengaba un salario


superior al mínimo legal vigente en esa época.

En este orden, se dispondrá adicionar la sentencia que


el Juzgado Treinta y Dos Laboral del Circuito de Bogotá
profirió el 13 de febrero de 2017, en el sentido de condenar
a la convocada a juicio al pago de la indemnización
moratoria en los términos descritos.

Las costas de las instancias serán a cargo de la parte


demandada.

XIV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley, CASA
la sentencia que la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá profirió el 29 de agosto de 2017,
en el proceso ordinario que JAIR HUMBERTO RUIZ
SANABRIA adelanta contra la CORPORACIÓN DE FERIAS
Y EXPOSICIONES S.A. CORFERIAS, en cuanto condenó al
pago de la sanción moratoria contenida en el artículo 65 del
Código Sustantivo de Trabajo sin límite alguno. No la casa
en lo demás.

En sede de instancia, RESUELVE:

PRIMERO: ADICIONAR el fallo de primer grado en el


sentido de condenar a la accionada al pago de la sanción

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moratoria hasta por veinticuatro (24) meses, comprendidos


entre el 9 de febrero de 2015 al 9 de febrero de 2017, a
razón de $63.600 diarios, y a partir del mes veinticinco (25),
los intereses moratorios sobre las sumas que ocasionaron
dicha sanción y hasta cuando se haga efectiva su
cancelación.

SEGUNDO: Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

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IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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