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El poeta como artista:

Charles Baudelaire (1821-1867)


Obras literarias
• La Fanfarlo (1847)
• Los paraísos artificiales (1860)
• El vino y el hachís (1851)
• Las flores del mal (1857)
• Pequeños poemas en prosa, publicados en
prensa (1861-1864)
Lo odioso aparece al lado de lo más bajo, lo
más repugnante al lado de lo más infecto.
Nunca se vio sobar y morder a tantos pechos
en tan pocas páginas; nunca se contempló
semejante desfile de demonios, de fetos, de
monstruos, de gatos y de podredumbre. El
libro es un hospital abierto a todos los
excesos de la mente, a todas las
putrefacciones del corazón.
GUSTAVE BURDION
(art. sobre Las flores del mal,
5 de julio de1857, Le Figaro)
Trabajos de crítica de arte
• Salón de 1845
• Salón de 1846
• Salón de 1865
• El pintor de la vida moderna (1863)
Baudelaire y el yo moderno
(transfigurado en otro)
Baudelaire se separa de sí tomando la identidad
del dandy, animalizándose a través de la mujer, y
disolviéndose a través de los paraísos artificiales
(alcohol, hachís, opio), y, por encima de todo,
volviéndose lenguaje: poema.
FÉLIX DE AZÚA
Olimpia, de Manet,
obra presentada al Salón de 1865
No hay azar en el arte, tampoco lo
hay en la mecánica.

CHARLES BAUDELAIRE (Salón de 1846)


La dama del abanico (1862), de Éduard Manet
Manuscrito de Baudelaire con un dibujo
de Jeane Duval (hacia 1860)
Jeane Duval, dibujo de Baudelaire
Charles Baudelaire, Dibujos y fragmentos
póstumos, de Ernesto Kavi, 2013
“Visión celeste al uso de Paul
Chenavard”, de Baudelaire
La Fanfarlo,
dibujo de Baudelaire
Autorretrato de Baudelaire
Autorretrato de Baudelaire
Autorretrato de Baudelaire, tinta sobre
papel (s.f.)
Autorretrato inédito de Baudelaire, hallado en 2013 por los
conservadores del Museo Cité de l’Architecture
Autorretrato de Baudelaire
Autorretrato de Baudelaire
Baudelaire practicó el arte de la caricatura y del
dibujo utilizando como instrumento el lápiz y la pluma;
también son conocidos sus trabajos en tinta china.
Fue reconocido por los críticos de la época como
dibujante y caricaturista. En sus «curiosidades
estéticas» habla de los malos borradores con los que
los hombres de letras se divierten garabateando. El
escritor declara que en su infancia fue iniciado en el
culto de las imágenes, pero que ante la hoja de papel
jamás se dejó atrapar por esta pasión. Baudelaire,
que fue un defensor de la imaginación en el arte,
criticaba a los pintores que no pintaban «lo que
veían» o que «ponían su negligencia en mentir»,
dejándose arrastrar por la ficción.
LUIS GUSMÁN

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