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Comentario al capítulo I de las Analectas de Confucio

La lectura de este bello texto, en que algunos de sus discípulos recogen las enseñanzas del Maestro K’ung,
me suscita, entre muchas otras, al menos tres inquietudes básicas: (1) el sentido y la función que tiene el
respeto por los padres en la ética confuciana; (2) el significado de la noción de “caballero” y si es lo mismo
ser un caballero que ser un hombre plenamente educado; y (3) la necesidad del autoexamen como base para
el cultivo de la sabiduría personal y social. Intentaré ilustrar brevemente cada uno de estos puntos.
Se dice en 1.2.: “Un hombre que respeta a sus padres y a sus mayores difícilmente estará inclinado a desafiar
a sus superiores. Un hombre que no esté inclinado a desafiar a sus superiores nunca fomentará una rebelión.
[…] Respetar a los padres y a los mayores es la base esencial de la humanidad”. ¿Quiere esto decir, acaso,
que el respeto a los mayores es la base de una ética social de carácter humanista, como la que pretende
Confucio? Otros podrían pensar, por el contrario, que el respeto por los padres es la base de toda sumisión.
¿En dónde está, pues, lo valioso del respeto por los padres y los antepasados y por qué estas dos cosas son
tan importantes en una ética como la confuciana? ¿Son suficientes estas cosas para ser un hombre completo?
No sobra recordar lo que se dice en 1.6.: “En el hogar, un joven debe respetar a sus padres; fuera de él, debe
respetar a sus mayores. Debe hablar poco, pero con buena fe; amar a todos, pero unirse a los virtuosos. Una
vez hecho esto, si todavía tiene energía, dejadlo que se cultive”.
¿Qué es propiamente ser un “caballero”? ¿Es simplemente ser “un hombre bien educado”? ¿Y cómo debería-
mos entender esta expresión? ¿Con base en qué criterios deberíamos determinar si alguien está “bien edu-
cado”? En 1.7. se nos ofrecen una serie de condiciones (valorar la virtud, servir a los padres, estar dispuesto
a dar la vida por el soberano, ser leal de palabra, etc.) para ser un hombre bien educado. Pero parece que al
caballero se le exige algo más… Pero ¿qué es ese algo más? ¿Acaso ciertas virtudes que allí se indican, como
la lealtad y la fidelidad y, tal vez, la justicia? ¿Acaso solo algunas prácticas específicas, como respetar a los
padres, honrar a los muertos o rendir culto a los antepasados? Por supuesto, la noción de “caballero” no
parece ser aquí una condición social (como lo era la condición de caballero en el mundo medieval), sino algo
más: una categoría moral. Pero ¿está a disposición de todos? ¿Es algo que solo podrían alcanzar unos pocos?
Es claro que el confucianismo es una filosofía, en el sentido de un programa de búsqueda de la sabiduría,
aunque en realidad no se utilice mucho aquí este término y el propio Confucio no se considere a sí mismo
tanto un sabio como un maestro. Y la base de esta búsqueda de la sabiduría es un cierto tipo de examen, que
se describe así en 1.4.: “Cada día me examino tres veces. Cuando actúo en nombre de otros, ¿he sido digno
de confianza? En mi relación con mis amigos, ¿he sido leal? ¿He practicado lo que se me ha enseñado?”. ¿Este
triple examen es una práctica que debe hacer permanentemente el que aspire a ser sabio? ¿Cuáles son los
criterios que rigen este triple examen?
Establecido lo anterior, surgen tres preguntas que vale la pena discutir entre todos:
1. ¿Debe ser el respeto por los padres la base de una ética social de carácter humanitario? ¿Por qué? ¿Una
ética fundada en esto no es necesariamente conservadora?
2. ¿Tiene validez en el mundo actual una noción como la de “caballero”? ¿Cómo sería hoy un día una
ética que se apoye en la idea de “ser un caballero”? ¿Cómo entender esta expresión?
3. ¿Qué tipo de sabiduría es el confucianismo? ¿Qué lugar tiene en ella el autoexamen? ¿Es compatible
el autoconocimiento con una ética que pone el énfasis en la práctica de los rituales?

Diego Antonio Pineda R.

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