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DIGNIDAD HUMANA Y CIUDADANIA COSMOPOLITA Reservadlos todos los derechos. Nila totalidad puede reproducirse o transmi arte de este libro, incluido el se por ningiin procedimiento electr6nico 0 mecénico, incluyendo fotocopia, sefio de la cubierta, grabacién magnética o cualquier almacenamiento de informacién y sistemas de recuperacién, sin permiso escrito del AUTOR y de la Editorial DYKINSON, S.L. Con la colaboracién de Ja Fundacién O.N.CE. © Copyright by Eusebio Fernandez Garefa Madrid, 2001 Editorial DY KINSON, S.L. Meléndez Valdés, 61 - 28015 Madrid Telefe (91) 544 28 46 - (91) 544 2869 e-mail: info@ dykinson.com http: // www.dykinson.es http: // www.dykinson.com ISBN: 978-84-9982-984-5 INDICE Pag. INTRODUCCION voscsssssssssesnsnssnne on 1___LA DIGNIDAD DE LA PERSONA ooo go TY, Il. DIGNIDAD HUMANA Y EUTANASIA..... 29 1. Introduccién.... 29 2. Eutanasia y religion 31 3. Concepto y tipos de eutanasia ...... 3 3.1. La ortotanasia..... 36 4. Eutanasia, compasién y autonomia moral 37 4.1, Lacompasion ... 38 4.2, La autonomia. 41 Il__LA IDEA DE EUROPA EN EUROPA Y LOS DERECHOS HUMANOS.. 45, 1. Primer prejuicio (o quiza ilusién): Existe una identidad europea.. 48 2. Segundo prejuicio: La Unién Europea supone la superacién (siem- pre positiva) del Estado nacional... 50 3. Tercer prejuicio: La ciudadania cosmopolita... 51 INDICE Cuarto prejuicio: Particularismo frente a universalismo.. Quinto prejuicio: La utopia multicultural (confusién entre el plurz lismo y el relativismo cultural)... LA DECLARACION DE 1948. DIGNIDAD HUMANA, UNI- VERSALIDAD DE LOS DERECHOS Y MULTICULTURA- LISMO. Introduccién....... Algunas ensefianzas de la historia de los derechos humano: Pluralismo, relativismo y universalismo. El desafio del multi- culturalismo a los derechos Diversidad cultural, pluralismo, indiferencia y tolerancia . LEALTAD COSMOPOLITA E INTERVENCIONES BELICAS HUMANITARIAS.. Introduccién....... Las intervenciones bélicas humanitarias.Concepto y caracteris- ticas . Lealtad nacionalista y lealtad cosmopolita.... Objeciones a las intervenciones bélicas humanitarias ... DERECHOS HUMANOS Y ETICA GLOBALIZADA ... Introduccién Etica globalizada... Los derechos humanos como ética globalizada..... Los derechos humanos fundamentales como exigencias morales y derechos El concepto de derechos fundamentales . ~Derechos humanos o derechos fundamentales' INDICE Pag. 7. La universalidad de los derechos humanos... 101 8. Los enemigos de la universalidad de los derechos humanos 103 9. Lanecesidad de un orden cosmopolita (federacién de Estados de derecho) 106 10. Elciudadano cosmopolita .... 108 11. El patriotismo cosmopolita 0 la doble ciudadani: 110 BIBLIOGRAFIA. 19 creat INTRODUCCION Recojo aqu/ scis trabajos claborados en los tiltimos afios y que tienen varios puntos, preocupaciones y reflexiones en comin. De ellos sélamente el sexto es totalmente inédito. Una primera versi6n del trabajo “La dignidad de la persona” aparecié en el Libro de ponencias del Congreso Internacional “La persona y el derecho en el fin de siglo”, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fé (Argentina), 1996, a donde fui invitado por mi colega el profesor y magistrado Rodolfo Vigo. Ha sido publicado junto con otros trabajos de los que son autores Rafael de Asis, Marfa Dolores Gonzalez Ayala, Angel Llamas Gasc6n y Gregorio Peces-Barba Martinez, en el libro que, ademas, edité y prologué con el titulo Valores, dere- chos y Estado a finales del siglo XX (Ed. Dykinson, Madrid 1996). Una versién resumida de él se encuentra en el Diccionario Critico de los Derechos Huma- nos, del que son coordinadores Ram6n Soriano Diaz, Carlos Alarc6n Cabrera y Juan Mora Molina (Universidad Internacional de Andalucia, 2000). El trabajo “Dignidad humana y eutanasia” fue una ponencia presentada y discutida dentro del seminario “Problemas de la eutanasia”, celebrado los dias 8, 9 y 10 de junio de 1998 en el Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos II de Madrid. Se ha publicado con los tex- tos de las otras ponencias en un libro editado por Francisco Javier Ansudtegui, conel titulo Problemas de la eutanasia, Ed. Dykinson, Madrid 1999, El articulo “La idea de Europa en Europa y los derechos humanos” se publicé en el nimero 134 de la Revista Sistema (Madrid, septiembre de 1996). “La Declaracién de 1948. Dignidad humana, universalidad de los derechos y multiculturalismo” es un capitulo del niimero de Cuadernos de Derecho Judi- cial dedicado a Derechos de las minorias en una sociedad multicultural. Corresponde a las ponencias impartidas a jueces y magistrados en el seno de la Escuela Judicial, en un curso dirigido por Javier de Lucas en 1998. 12 DIGNIDAD HUMANA Y CIUDADANIA COSMOPOLITA “Lealtad cosmopolita e intervenciones bélicas humanitarias” reproduce el texto de mi intervencién en un seminario que, bajo el titulo “Hacfa una nueva moral internacional: intervenciones humanitarias”, tuvo lugar en la Universi- dad de Alcala de Henares, en julio del 2000, dirigido por Virgilio Zapatero y Manuel Marin. Todas las ponencias se han publicado en el num. 236-237 de Revista de Occidente, aparecido en enero de 2001. Aqui aparece completa la versiGn original con las notas respectivas. El ultimo capitulo, como se ha sefialado anteriormente, es inédito. Defender la dignidad de los seres humanos incita, de inmediato, a exigir un trato respetuoso para todos ellos. Una y otra cosa son impensables si no se parte de una sdlida afirmacién de los valores humanos, es decir, de una concepcién antropolégica en cuyo seno los rasgos positivos superan alos negativos. Parece bastante verosimil la idea de que todas las culturas y civilizaciones han adoptado una cierta noci6n del valor de los seres humanos. Las distintas religiones, sobre todo las de vocaci6n universal, y las creacio- nes filos6ficas, cientificas 0 artisticas asf nos permiten pensarlo. Sin embargo, quiza sea el Renacimiento el momento histérico en el cual se haya tenido una conciencia mas clara de lo que significa la reafirmacién de los valores huma- nos. Fildsofos, artistas y cientfficos repetiran hasta la saciedad: “gran milagro es el hombre’. Lacondicién humana yaes de por sf algo valioso. Pero lo que es atin mucho mas valioso y fuente de asombro y envidiaes la posibilidad humana de moldearse, de hacerse a si mismo, de elegir lo que vamos a ser. En defini- tiva, lo maravilloso y objeto de admiracién es la libertad. Desde este momento hist6rico sera imposible separar las ideas de humani- dad, dignidad y libertad. Juan PICO DE LA MIRANDOLA (1463-1494) lo seflal6 muy bien en su escrito De hominis dignitate. Allf se narra como el supremo Artesano le dijo a Adan: “Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras mas comodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal, para que tu mismo, como modelador y escultor de ti mismo, mds a tu gusto y honra te forjes la forma que prefieras para ti. Podrds degenerar a lo inferior, con los brutos; podrds realzarte a la par de las cosas divinas, por tu misma decisi ‘PICO DE LA MIRANDOLA, J., De la dignidad del hombre, edicién preparada por Luis Martinez Gomez, Editora Nacional, Madrid 1984, pag. 105. Puede consultarse también la edicién de Eugenio Garin, Valecchi Editores, Firenze 1942. El texto citado se encuentra en la pag. 107. INTRODUCCION 13, Atin pasar bastante tiempo para que podamos observar cémo del grito: “gran cosa es el hombre, y admirable”, repetido por Fernan PEREZ DE OLIVA?, se cristalice la reivindicacién universal de ciertos derechos naturales. Pero la conexi6n entre los dos momentos es innegable. Cuando KANT, en la Fundamentacion de la metafisica de las costumbres, mantiene que “lo que se halla por encima de todo precio, y por tanto no admite nada equivalente, tiene una dignidad” y que “La autonomia es, asi pues, el fun- damento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza racio- nal’, estaba reforzando ese enlace dignidad-derechos, puesto que la autono- mia de los s humanos significa la expresion de su mayoria de edad. Desde este momento hist6rico que es también el de las Declaraciones de derechos americanas y francesas del Ultimo cuarto del siglo XVIII, hasta la actualidad, se interpretard, creo que correctamente, la dignidad humana no solamente como lo mds valioso, lo que no tiene precio, lo que exige un respeto inmediato, sino también como el derecho a tener derechos. Por tanto, respetar la dignidad de los seres humanos equivale a reconocerles ciertos derechos. Si el reconocimiento de los derechos humanos es el medio de garantizar larealizaci6n de una vida digna, su falta de reconocimiento significa vivir por debajo de la exigencia de esa vida digna. Y ello es de aplicacién a todos los derechos humanos mas basicos o fundamentales, desde el derecho a la vida, © la libertad ideolégica al derecho a los medios de subsistencia econd- mica. Esta reflexién introductoria, quiz4 mas extensa de lo necesario, sobre el concepto de dignidad humana, es ttil ala hora de analizar cuestiones que van desde la eutanasia a la justificaci6n, o no, de las intervenciones bélicas humani- tarias, pasando por la necesidad de instaurar un orden social cosmopolita. Creo que entre los distintos trabajos que aqui aparecen, existe un nexo y una identi- dad comin, que reflejan las convicciones e ideologia del autor de ellos. Debo reconocer que me produce cierta tensién la posibilidad de que el lector “mal interprete” algunas de las ideas que aparecen en el capitulo final del libro. Por ello quiero hacer aqui una pequefia advertencia. La instauraci6n de una Federaci6n de Estados con vocacién cosmopolita y la realizaciOn de la ciudadania cosmopolita (ciudadanos del mundo en igualdad de condiciones y oportunidades) me parecen objetivos no solamente deseables, y PEREZ DE OLIVA, F., Didlogo de la dignidad del hombre, edicién de Maria Luisa Cerrén Puga, Catedra, Madrid 1995, pag. 152. * KANT, L,Fundamentacion de la metafisica de las costumbres, Edicion bilingute y wa- duccién de José Mardomingo, Ed. Ariel, Barcelona 1996, pags. 199 y 203. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. INTRODUCCION 15 Cuando he visitado sus paises siempre me he sentido como en casa. Es una pena que, a veces, los espafioles no estemos ala altura de su esfuerzo, interés y confianza. Santa Olalla de Molledo (Cantabria), mayo 2001 creat CAPITULO I A DIGNIDAD DE LA PERSONA "Muchas cosas asombrosas existen y, con todo, nada mds asom- broso que el hombre" S6focles, Antigona (Coro Estrofa 1) '. "Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como se- mejanza nuestra..." (Génesis, 1, 26).* "El olvido de lo que es honesto nos invade; ningtin acto resulia vergonzoso, si nos satisface el provecho obtenido de él. Al hom- bre, criatura sagrada para el hombre, se le mata ahora por juego y diversion..." Séneca , Epistolas morales a Lucilio (Libro XV, epistola 95).> EI presente trabajo trata de algunos aspectos relacionados con el valor 0 principio‘ de la dignidad de la persona o dignidad humana. ' Cito por la traduceién de Assela Alamillo, SOFOCLES Tragedias, introduccién de José S.LASSO DE LA VEGA, Editorial Gredos, Madrid 1986, pag. 261. 2 Cito por la ediciGn de la Biblia de Jerusalén, Alianza Editorial, Madrid 1994, pag. 6. Cito por la traduccién de Ismael Roca Melis, SENECA Epistolas morales a Lucilio, Editorial Gredos, Madrid 1989, pag. 201 + Voy a utilizar indistintamente los términos valor y principio, sin entrar en la polémica de las conexiones y diferencias entre valores y valores superiores, principios juridicos y princi- pios generales del Derecho. Puede consultarse sobre esto: Karl LARENZ Derecho justo. Fun- damentos de Etica jurtdica, Ed. Civitas, Madrid 1985, trad. y presentacién de Luis Dfez-Picazo, pag. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO I. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA 19 cia en el uso del concepto dignidad humana o dignidad de la persona y la con- tundencia de los argumentos que la utilizan va acompafiada de una patente imprecision, hasta el punto de que se corre el riesgo de convertirla en una ex- presi6n casi vacia de contenido. El riesgo, sin duda aumenta, cuando nos da- mos cuenta de que, como ha sefiala do Jestis GONZALEZ PEREZ, "en nombre de la dignidad se llegue a soluciones radicalmente contrarias sobre temas fun- damentales tan de nuestros dias como la admisibilidad de ciertos formas de provocacion y manipulaciones genéticas, el aborto, la disponibilidad de 6rga- nos humanos, los experimentos médicos con personas y la eutanasia"® No obstante, deseo dejar claro desde estas primeras lineas que no me hubie- ra aventurado a tratar de este asunto si no particra del presupuesto de que se pueden clarificar bastante las cosas y llegar a coneretar con suficiente precision ciertas exigencias del respeto ala dignidad de la persona humana. Esta actitud no es incompatible con la preocupaci6n te6rica por los riesgos a que anterior- mente me he referido. Sin embargo, no Ilego a ser tan optimista como J. GON- ZALEZ PEREZ, cuando escribe, "Sin necesidad de precisiones previas, una fuerza instintiva innata sabré advertirnos de cuando se desconoce, no se prote- ge 0 lesiona la dignidad de una persona" °, porque considero que esa adverten- cia tiene mas de componente cultural, es decir, adquirido, que innato. Teniendo en cuenta ese componente cultural (que es, ademas, -histérico) aqui voy a en- Me parece importante distinguir entre el aspecto patolégico de ese sentimiento de culpa y la lucidez comprometida con las vidas de nuestros contemporaneos. La tarea no es facil, pero merece la pena. Sin duda Bertrand RUSSELL exageraba al sefialar "yo dudo de que el sentido del pecado sea el mejor método para llegar a hacer una vida mejor. Hay en el sentido del pecado algo de abyecto, algo de falto de respeto a si mismo ... No cabe duda de que el sentido del pe- cado, en vez de ser causa de una vida recomendable, es precisamente todo lo contrario", en La conquisia de la felicidad, Espasa Calpe, Madrid 1978, con introduccién de José Luis L. Aran- guren, pag. 109. Ver sobre este punto el libro de Leszek KOLAKOWSKI Si Dios no existe... Sobre Dios, el diablo, el pecado y otras preocupaciones de la llamada filosofia de la religién, Ed. Tecnos, Ma- drid 1985, trad. de Marta Sansigre Vidal, pag. 193 y ss. “GONZALEZ PEREZ, J., La dignidad de la persona, Bd. Civitas, Madrid 1986, pags. 19 y 20. A la idea de dignidad humana le son de aplicaci6n las siguientes apreciaciones de F. Rubio Liorente: “me atreverfa a decir que la capacidad de las expresiones juridico ptiblicas para en- gendrar ret6rica huera es directamente proporcional a la complejidad de las categorias que de- signan y al cuadrado de la dignidad ética que a tales categorias se les atribuye o se les supone”, cit., pag. VIIL ° ” GONZALEZ PEREZ, J:, La dignidad de la persona, Aunque el mismo autor sefiala "No parece pueda ofrecerse una definicidn de algo tan consustancial a la persona como es su dignidad ... Ante los intentos de definicién, la doctrina no tiene el menor recelo en confesar que el término se le escapa, que las formulaciones generales son insatisfactorias, que la dignidad es una nocién con un cuerpo seméntico relativamente poco preciso". pag.111 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO I. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA 21 Para N. HOERSTER la interpretaci6n constitucional habitual del principio de la dignidad humana, recogido en el citado articulo, "coincide, por lo que se refiere 13: asu fundamentaci6n y significado, casi totalmente con la concepcién kantiana" *. Y , {cual es la concepcion kantiana de la dignidad humana?. La expresada en los textos que podemos encontrar en "La fundamentaci6n de la metafisica de las costumbres" y en la "Metafisica de las costumbres" y de los cuales HOERSTER cita los siguientes: la dignidad es el atributo "de un ser racional que no obedece a ninguna otra ley que 1a que él mismo se da"; "Por lo tanto, la autonomia es el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana o de toda naturaleza racional”; “Cuando algo tiene un precio, en su lugar puede colocar- se algo diferente como equivalente; en cambio, aquello que esta por encima de todo precio y, por lo tanto, no tiene ningtin equivalente, posee dignidad" y "La Persona no puede ser tratada (ni por otra persona ni por si misma) meramente como un medio sino que tiene que ser en todo momento utilizada al mismo. tiempo como fin; en ello consiste su dignidad" "*. El intento de Hoerster en este trabajo es analizar criticamente el contenido, alcance y funcién del principio de dignidad humana, preguntndose si cabe mayor precisién'*, en cuanto al contenido de dicho principio y cudles pueden ‘8S HOERSTER, N., cit. pag. 92. '\ Las tres primeras citas son de la Fundamentacién de la Metafisica de las costumbres, la tiltima es de la Metafisica de las costumbres. De la Fundamentacion de la Metafisica de las costumbres puede verse la edicién de Luis Martinez de Velasco en la coleccién Austral, Madrid 1990; de la Metafisica de las costumbres hay una edicién en la Ed. Tecnos con estudio prelimi- nar de Adela Cortina y trad. y notas de A. Cortina y Jestis Conill, Madrid 1989. Sobre el principio de dignidad humana kantiano y sus variadas aplicaciones pueden con- sultarse V. CAMPS “La dignidad segtin Kant", en Historia, lenguaje, sociedad. Homenaje a Emilio LLed6, Ed. Critica, Barcelona 1989, pags. 416 y ss.; Angelo PAPACCHINI Filosofia y Derechos Humanos, Editorial Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, Cali 1994 y Ja~ vier MUGUERZA “La alternativa del disenso”, en El fundamento de los derechos humanos, ediciGn preparada por Gregorio Peces-Barba, Ed. Debate, Madrid 1989, pags. 43 y ss. Sobre su ética en general ver Onora O' NEILL "La ética kantiana", en Peter Singer (editor) Compendio de Etica, Alianza Editorial, Madrid 1995, pags. 253 y ss. trad. de Jorge Vigil Rubio y Margarita Vigil 'S” No esti de mas recordar que ya A. SCHOPENHAUER denuncié que la frase kantiana "hay que tratar siempre a la persona como un fin y nunca como un medio”, “suena ciertamente importante. pero vista claramente es una expresién sumamente vaga, imprecisa", citado por N. HOERSTER, o| pag. 91. Sobre la critica de A. SCHOPENHAUER ala ética kantiana ver Los dos problemas funda- meniales de la Etica, trad. e introduccién y nota de Pilar Lopez de Santa Maria, Siglo Veintiuno de Espafia editores, Madrid 1.993, pags. 145 y ss. y Metafisica de las costumbres, edicin de Roberto Rodriguez Aramayo, Ed. Debate y C.S.I-C. Madrid 1993. Sobre la filosofia de Scho- penhauer tiene especial interés el libro de Rudiger SAFRANSKI Schopenhauer y los aftos sal- vajes de la filosofia, Alianza Universidad, Madrid 1991, trad. José Planells Puchades. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO II DIGNIDAD HUMANA Y EUTANASIA 1. Introducci6n Es de sobra conocida, y puede ser comprobada facilmente, la reiterada refe- rencia que dentro del ambito de la reflexién politica, juridica 0 moral contem- pordneas se hace al concepto de dignidad humana. Sin embargo, y como suele ocurrir con términos tan aprovechados, la frecuencia en el uso va por un lado y la claridad y determinacién de su significado marcha por otro. En un trabajo anterior! he sefialado algunas de estas dificultades, y he intentado articular una sencilla propuesta. Esta consiste en que se le de ei significado de valor de la persona humana, interpretado ala manera kantiana en la Fundamentacién de la metafisica de las costumbres, segin la cual: “aquello que estd por encima de todo precio y, por lo tanto, no tiene ningun equivalente, posee dignidad’. Al mismo tiempo, en ese mismo trabajo, se aconseja conectar la idea de dignidad humana con la tradici6n cultural que representa la historia de los derechos hu- manos fundamentales y con un resultado, logro hist6rico irreversible, que esta- blece un minimo de condiciones centradas en los derechos a la vida y a la inte- gridad fisica y moral de todos los seres humanos. Esta idea de dignidad humana puede ser aplicada, sin especiales reparos, a las cuestiones graves y acuciantes que plantea hoy el tema de la eutanasia. Sin embargo, esta confianza en esa supuesta aplicaci6n tiene una vida limitada, porque inmediatamente caemos en la cuenta de que tanto los defensores como los criticos de la eutanasia echan mano, a la hora de defender sus posturas, del ' Busebio FERNANDEZ. “La dignidad de la persona”, en Estado, sociedad civil mocracia, recogido en el libro colectivo Valores, derechos y Estado a finales del siglo X} cidn y prologo de Eusebio Fernandez, Ed, Dykinson, Madrid 1996, pag. 149 y ss. y de- , edi- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO II. DIGNIDAD HUMANA Y EUTANASIA 33 “creo que ha llegado el momento de preocuparnos por mejorar la calidad de la vida terrena, y esto incluye el aliviar la agonia de quienes no desean ser marti- +5 res”. 3. Concepto y tipos de eutanasia Aunque se trata de cuestiones suficientemente sabidas, merece la pena de- dicar unas lineas al concepto de eutanasia y a sus tipos, pues cada uno de éstos plantea problemas teéricos y practicos distintos. La eutanasia “se refiere- tomo la definici6n del libro Etica practica de Peter SINGER- a acabar con la vida de los que padecen enfermedades incurables, con gran dolor y angustia, por el bien de los que mueren y para ahorrarles mas sufrimiento 0 angustia’”’. En cuanto a los tipos de eutanasia habria que distinguir tres. En primer lu- gar, la eutanasia voluntaria, es decir, “la eutanasia que se lleva a cabo a peti- cion de la persona que va a morir’”. Este tipo de eutanasia muestra semejan- zas con el suicidio asistido, pero me parece que tiene sentido diferenciar ambas conductas. En segundo lugar, la eutanasia involuntaria se da “cuando la persona que muere tiene capacidad para consentir a su propia muerte, pero no lo hace, bien porque no le preguntan, bien debido a que cuando se le pregunta le persona decide seguir viviendo”*. Como sefiala P. SINGER, bajo el mismo encabezamiento se acogen dos casos claramente diferentes, pues “existe una diferencia significativa entre matar a alguien que ha escogido se- guir viviendo y matar a alguien que no ha dado su consentimiento para que lo maten, pero que en el caso de haber sido preguntado, habria estado de acuerdo”. El mismo autor afiadiré que “los casos verdaderos de eutanasia in- voluntaria parecen ser muy raros”. Sin embargo, uno de los casos, “matar a alguien que ha escogido seguir viviendo”, no tiene porqué considerarse pro- piamente eutanasia, aunque también es cierto que se diferencia del asesinato en que su finalidad es acabar con el sufrimiento insoportable de un enfermo terminal. En todas las consideraciones de este trabajo se est pensando en si- op. cit., pag, 121. Ver del mismo autor “Eutanasia”, en Cuestiones morales, Edicion de Osvaldo Guariglia, tomo 12 de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofia, Editorial Trotta, Madrid 1996, pag 259 y ss. Ver también el trabajo de Albert CALSAMIGLIA “Sobre Ia Euta- nasia” en Doxa. Cuadernos de Filosofia del Derecho, N°. 14, Alicante 1993, pag, 337 y ss. ® Peter SINGER Practical ethics, segunda edicién, Cambridge, University Press 1993. Cito por la edicién espafiola de C.U.PAG., 1995, traduccién de Rafael Herrera Bonet, pag. 217 op. cit., pag 217. op. cit., pags. 220 y 221. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO II. DIGNIDAD HUMANA Y EUTANASIA 37 procederse a la despenalizacion de la eutanasia’”’, al mismo tiempo que sefiala que “el gran reto de nuestra cultura es el de humanizar la situacidn del enfer- mo terminal”, Me parece que es importante tomar en alta consideracién y preocupaci6n su idea de humanizar el proceso de la muerte. Ademas creo que contamos con me- dios humanos y técnicos para intentar hacerlo. Se trata fundamentalmente de un cambio cultural, educativo y de talante moral en relaci6n con los enfermos terminales y con la misma muerte, que no es poca cosa. 4. Eutanasia, compasién y autonomia moral En el contenido de esta parte del trabajo voy a dar especial importancia a dos actitudes morales, que son la compasién y el respeto a la autonomfa moral. Y ello por tres razones notables. En primer lugar, porque, como ha sefialado acertadamente Helga KUHSE, “quienes han defendido la permisibilidad mo- ral de la eutanasia han aducido como principales razones la compasibn para los enfermos incurables y con el paciente que sufre y, en el caso de la eutanasia voluntaria, el respeto ala autonomia’" En segundo lugar. porque tanto la compasi6n, en su doble vertiente de senti- miento y virtud moral, como la defensa de la autonoméa moral guardan una co- nexi6n muy estrecha y especial con la dignidad humana. En tercer lugar, porque estas dos razones impiden que lo que deberfa tomar- se como un homicidio justificado se convierta en una modalidad de homicidio injustificado. Es fundamental distinguir entre los casos de eutanasia, y sus exi- gencias, de otras conductas claramente inmorales, y que deben ser perseguidas penalmente. Ademas de esta manera, es decir aferrandose al juego compasién- autonomia moral, se responde a los miedos que se exponen acerca de la “pen- diente deslizante” de lo justificado a lo injustificado. También a los peligros de practicas abusivas en manos de personas sin reparos ni escripulos morales y en el marco de sociedades egoistas e insolidarias con los considerados “inservi- bles”, esto es, los miembros de la sociedad mds vulnerables e indefensos. Surgen aqui unas exigencias claras de politica legislativa, es decir, de esta- blecimiento de criterios s6lidos, contundentes y claros que salvaguarden el de- it., pag. 134. Ver también el capitulo siguiente de este libro “Diez palabras claves en Bioética”, dedicado ala muerte, pag. 137 y ss. "Helga KUHSE “La eutanasia”, en Compendio de Etica, op. cit., pag. 406 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CAPITULO II LA IDEA DE EUROPA EN EUROPA Y LOS DERECHOS HUMANOS Me voy a referir en este trabajo a algunos problemas filosGficos (sobre todo filos6fico-politicos) que plantea hoy (0 me parece que plantea) la idea de Euro- pa para los propios europeos. Voy adar por supuesto (lo que quiz alguien criticaré argumentando que es dar por supuesto demasiado) que existe una cierta nocién de Europa como una realidad cultural y politica. Una realidad cultural que es el resultado de una his- toria, de unas tradiciones de pensamiento muy variadas y multiformes', de una manera de vivir y de ver la vida y de un conjunto de valores de los que me inte- resan especialmente los que configuran lo que podriamos denominar el huma- nismo occidental. En otro trabajo he sefialado las conexiones de este humanis- mo con una probable identidad de una Europa democritica, advirtiendo que hay que ser selectivos respecto al pasado, pues no todo vale a la hora de disefiar una Europa democratica: “La identidad de la Europa democratica se traduciria en una concepcién de la justicia comtin, entendida como las reglas de juego sociales, politicas y juridicas imprescindibles para identificar a Europa y para calificar su proyecto politico como una democracia auténtica”.* ‘Una panorémica muy interesante de este conjunto de tradiciones de pensamiento pue- de encontrarse en el reciente y valioso libro de Luis GONZALEZ SEARA, El poder y la pala- bra, Idea del Estado y vida politica en la cultura europea, Ed. Tecnos, Madrid 1995. Para G. Seara «Europa es anterior a las naciones que la constituyen y una cierta unidad europea es an- terior a los Estados nacionales, aunque dicha unidad fuese la creaci6n de un hogar tinico a partir de la convergencia de una serie de fuegos y corrientes civilizadas diferentes», pag. 14. 2 FERNANDEZ, Eusebio., «ldentidad y diferencias en la Europa democratica: la protec- cidn juridica de las minorias», en Sistema, 106, enero de 1992, pag. 72. Ahora recogido en el libro Filosofta polttica y Derecho, Marcial Pons, Madrid 1995, pags. 73 y 88. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 50 DIGNIDAD HUMANA Y CIUDADANIA COSMOPOLITA 2. Segundo prejuicio La Union Europea supone la superacién (siempre positiva) del Estado na- cional Me parece que lo caracteristico de Europa debe ser una realidad siempre abierta cultural y politicamente, pero con unos limites marcados por la realiza- ci6n de ciertas exigencias basicas. Lo basico incluye aquellos aspectos que re- producen los intereses generales y comunes a todos los estados nacionales eu- ropeos. Las instituciones de la democracia liberal, la economia de mercado y un cuidadoso respeto por los derechos y libertades fundamentales reflejarian los rasgos basicos de esos intereses comunes. La idea que pretendo utilizar y ensalzar es la de la compatibilidad de la idea de Europa (intereses comunes) con la existencia y permanencia de los Estados nacionales europeos. Me parece irresponsable y superficial el desprecio manifestado frecuentemente en rela- ci6n con el Estado nacional. Me alegra coincidir en esta idea con notables re- presentantes del pensamiento europeo actual (del critico y no del demagégico). Asfen las conversaciones mantenidas durante el invierno de 1991 y 1992 entre Ralf DAHRENDORF, Frangois FURET y Bronislay GEREMEK, editadas en un libro por Lucio Caracciolo con el titulo La Democracia en Europa, F. FU- RET sefiala lo siguiente: “La nacion es la innovaci6n europea por excelencia. El Estado nacional es el emblema por excelencia de nuestra civilizacién. Es la aportaci6n de la historia de nuestro pequefio continente a la historia universal, algo desconocido en Ia antigiiedad. A través de la naci6n se han formado todas las culturas europeas y han nacido todas las grandes ideas de las que somos hi- jos. Por el hecho de que el Estado nacional haya sido también fuente de pasio- nes antag6nicas y de guerras civiles europeas, no se puede concluir que desapa- receré répidamente”” Por su parte Geremek afiade “Europa no se puede construir contra el Estado nacional... Europa debe respetar el sentimiento nacional de cada pueblo. No puede prescindir de la idea de nacién, del Estado nacional’, Finalmente DAHRENDORF insistira: “Me siento escéptico de una Europa de las regiones, La perspectiva de que desaparezca el Estado nacional y sea reemplazado, de un lado, por unidades menores y, del otro, por otras mas grandes, posee un cierto atractivo intelectual. Pero si se piensa mejor, se convierte en algo mucho mas problematico”? "| Editado originalmente por la editorial Laterza, Roma-Bari 1992. Cito por la traducci6n castellana, de Diana Segarra, en Alianza Editorial, Madrid 1993, pag. 73. = op. cit., pags. 73 y 74. op. cit., pags. 74 y 75. Ver de este autor el articulo «El futuro del Estado nacional», en Leviatdn, 11 época, num. 61, otofio de 1995, pags. 27 y ss. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit 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