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La

Biblia
de
Mesopotamia

Tomo 1 Libro de Meditación

Ricardo Nicolon
ÍNDICE.

Explanación.
Hermenéutica

[Libro de Meditación]

A. El Libro mesopotámico de Adán 1º

Dios (Uno).

(X-3101 ET)

A.1 Meditación de Dios (Uno).


A.2 Emanación desde Dios (Uno).
A.2.1 Emanación de Divinidades.
A.2.2 Emanación del Universo [Mundos].
A.2.3 Emanación del Primer hombre.
A.3 El Caos.
A.4 El Primer Gran Diluvio.
A.5 La Creación.

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[Libro de Meditación]

A. El Libro mesopotámico de Adán 1º

(X millones de años-3101 ET)

Dios (Uno)

Himno a Dios (An) [Anu] [Sumer-Babilonia].

BMe (Lara Peinado 2006) 1 ¡Señor Supremo, que precedes a todos, que has hecho
poderosas las «fuerzas divinas» perfectas, el más Anciano de los señores! 5 El que
levanta la cabeza, el enorme, el toro, del que sale todo germen, el del nombre
importante, revestido de poderoso terror, cuya suprema sentencia nadie derriba, la
«montaña de las puras fuerzas divinas», revestida de terror, se ha sentado en el sillón
grande […]

BMe (Lara Peinado 1990) 1 […] Tienes el cetro, el círculo y la diadema [palu], que
declaras la realeza, príncipe de los dioses, cuya palabra es preponderante en la
Asamblea de los grandes dioses, Señor de la tiara magnífica, maravillosamente lleno de
esplendor, que viajas sobre los grandes torbellinos, que, como príncipe te hallas en el
trono [parakku] real, suscitando la admiración; las orejas de los Emanados [Igigu] están
tendidas hacia la palabra salida de tu boca pura, las divinidades infernales
[Anunnaku], todos juntos, se abaten bajo el huracán como cañas; tu palabra sopla como
un viento; abona los pastos y mantiene los abrevaderos, a tu voz, las divinidades
irritadas vuelven a sus moradas, ¡que las divinidades del cielo y de la Tierra, todos
juntos, con ofrendas y presentes, busquen tu presencia!

BMe (Lara Peinado 1990) Reverso: 2 ¡Que los reyes de las regiones te aporten sus
pesados tributos; que los hombres estén cada día ante ti ocupados en los sacrificios,
oraciones de rodillas, que los grandes dioses te supliquen para apaciguar tu corazón,
que los habitantes de todos los lugares te manifiesten sus invocaciones para calmar tu
hígado, que los grandes dioses, mediante palabras de asentimiento e invocaciones
apacigüen tu corazón, que con súplicas de rodillas calmen tu hígado, en Uruk, tu ciudad
[...], oh Anu, el elevado, venga a tu villa contra el país enemigo! «Elevación de la
mano» a Anu, que en el mes de Nisan [marzo-abril], en el décimo día se elevará.

Dios (Él) [Ugarit]

BMe (KTU 1.3 c5) (Del Olmo 1998) 5 […] El que mora en la fuente de los dos
raudales, en el seno del manantial de los dos océanos. […] la morada del Rey, Padre
de años. […] creador y padre de los dioses. 10 […] el Toro El, padre. […] desde las
siete estancias, desde las ocho entradas de las estancias reservadas.

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A.1 Meditación de Dios (Uno).

A.2 Emanación desde Dios (Uno).

A.2.1 Emanación de Divinidades.

Emanación en versión Sumeria.

BMe (DMe) (Lahar y Ashnan. Segundo poema) (Kramer 1956) Cuando en la Montaña
del Cielo y de la Tierra, An hubo hecho nacer los anunnakis, Porque el nombre de
Ashnan, la divinidad del grano, no había nacido aún, no había sido formado. Porque
Uttu divinidad del vestido, no había aún sido modelada, Porque para Uttu no había
sido levantado ningún lugar sagrado. Todavía no existían las ovejas, no había nacido
aún ningún cordero; Todavía no existían las cabras, no había nacido aún ningún cabrito;
La oveja no daba a luz aún a sus dos corderos; La cabra no daba a luz aún a sus tres
cabritos. Porque el nombre de la sabia Ashnan y de Lahar, Los anunnakis, los grandes
dioses, no lo sabían, El grano shesh de treinta días no existía aún; El grano shesh de
cuarenta días no existía aún: Los pequeños granos, el grano de la montaña, el grano de
las nobles criaturas vivientes no existía aún. Porque Uttu no había nacido aún, porque la
corona de vegetación (?) no se había erguido aún, Porque el señor [...] no había nacido
aún, Porque Sumugan, el dios de la llanura, no había llegado aún. Como la Humanidad
en el momento de su creación, Los anunnakis ignoraban aún el pan para nutrirse,
Ignoraban aún las ropas para vestirse, Pero comían las plantas con la boca, igual que
carneros, Y bebían el agua del foso. En aquellos tiempos, en la «sala de creación» de los
dioses, En su mansión Duku, fueron formados Lahar y Ashnan.

Emanación en versión Babilonia.

BMe (Enel 1) (Feliu-Millet 2014) 1 Cuando en lo alto los cielos no habían sido
nombrados /y abajo el nombre de la tierra no se había pronunciado, /existía ya Apsu, el
primordial, su procreador, /y también la creadora Tiámat, la paridora de todos ellos. 5
/Cuando mezclaron sus aguas, /no estaban juntos los pastos, no se extendían los
cañaverales. /Cuando ninguno de los dioses había aparecido, /no se había pronunciado
ningún nombre ni se habían establecido los destinos, /entonces, los dioses fueron
creados en su interior: /Lahmu y Lahamu aparecieron, sus nombres fueron
pronunciados. 10 /Mientras se hacían mayores y crecían, /Ánshar y Kíshar fueron
creados, eran superiores a ellos. /Los días pasaron, se multiplicaron los años. /Anu, su
heredero, era igual que sus padres. 15 /Ánshar era igual que Anu, su primogénito, /y
luego Anu engendró a Nudimmud a su imagen. 20 /Nudimmud era el maestro de sus
padres: /de profundo juicio, sabio, extremadamente fuerte; /era mucho más poderoso
que su abuelo Ánshar, /no tenía igual entre los dioses, sus cofrades.

Himno de los cincuenta nombres divinos de Marduk.

BMe (Enel 6) (Feliu-Millet 2014) 120 /Recitemos sus cincuenta nombres, /que se
conozca su talante así como sus actos». (1) Marduk, tal como lo nombró desde su
nacimiento Anu, su padre, /aquel que establece el pasto y el abrevadero, aquel que
enriquece sus establos, /aquel que derrotó al enemigo obstinado con su arma, el diluvio,
/aquel que salvó del peligro a los dioses, sus padres. 125 /Él es el Hijo, el Sol de los
dioses, él es resplandeciente, /que definitivamente caminen en su luz radiante. /A la

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gente que creó, a los seres vivos, /les impuso las obligaciones de los dioses, para que
estos pudiesen descansar. /La creación, la destrucción, el perdón, el castigo: /que estén a
sus órdenes, que ellos le contemplen. 130 (2) Marukka, él es el dios, su creador, /aquel
que hace feliz el corazón de los Anunnaku, aquel que tranquiliza a los Igigi.

BMe (Enel 7) 1 (10) Asari, aquel que ofrece el cultivo y establece los límites de las
parcelas, /el creador del grano y del lino, aquel que hace crecer la vegetación, (11)
Asaralim, es respetado en la casa del consejo, su consejo es excelente, /los dioses le
prestan atención, sin temor. 5 (12) Asaralimnunna, el noble, luz de los padres, sus
progenitores, /aquel que pone en orden las directrices de Anu, Enlil y Ea, que también
se llama Ninshiku. /Él es su proveedor, el que reparte sus porciones, /su tiara
incrementa la abundancia del país. 10 /(13) Tutu, es el artífice de su renovación, /que
purifique sus santuarios para que ellos puedan descansar, /que cree el conjuro, que los
dioses reposen. /Si se levantaran furiosos, que retrocedan. /Que sea exaltado en la
asamblea de los dioses, sus padres, /nadie entre los dioses lo igualará. 15 (14) Tutu-
Ziukkinna es la vida de [su] gente, /el que estableció los cielos puros para los dioses,
/tomó el control de su camino y determinó sus posiciones, /que no sea olvidado por la
humanidad, que sus obras se mantengan en la memoria. 20 (15) Tutu-Ziku, fue
nombrado por tercera vez, el que mantiene la pureza, /el dios del buen aliento, el señor
de la condescendencia y de la aquiescencia, /el creador de la riqueza y de la
prosperidad, el que establece la abundancia, /aquel que transforma cualquier nimiedad
nuestra en algo relevante, /en la dificultad severa nosotros respiramos su buen aliento,
/que sea aclamado, que sea alabado, que sean entonadas sus alabanzas. 25 /Que la
humanidad enaltezca (16) a Tutu-Agaku por cuarta vez, /el señor del conjuro puro,
aquel que resucita a los muertos, /aquel que tuvo piedad de los dioses subyugados, /hizo
quitar el yugo que llevaban los dioses, sus enemigos, /para liberarlos creó a la
humanidad. 30 /El misericordioso, que tiene la capacidad de devolver la vida. /Que sus
órdenes perduren, que no sean olvidadas /de la boca de los cabezas negras, a los que
creó con sus manos. /En quinto lugar (17) Tutu-Tuku, que su boca traiga su conjuro
puro, /aquel que arrancó todo el mal mediante sus sortilegios puros. 35 /(18) Shazu,
aquel que conoce el corazón de los dioses, aquel que examina el interior, /aquel que no
deja escapar ningún malhechor. /El organizador de la asamblea de los dioses, el que
alegra sus corazones, /aquel que somete a los rebeldes, es Gran Protector. 40 /Hace
prosperar la verdad, arranca las calumnias, /distingue la verdad de la mentira. /Que
recen por segunda vez a (19) Shazu-Zisi, el subyugador de los amotinados, /aquel que
quita la ansiedad del cuerpo de los dioses, sus padres. 45 /En tercer lugar (20) Shazu-
Suhrim, aquel que arranca todos los enemigos con el arma, /aquel que dispersa sus
planes, aquel que los transforma en viento, /aquel que elimina todos los malvados,
cualquiera que se le oponga, /que los dioses aclamen en la asamblea. 50 /En cuarto lugar
(21) Shazu-Suhgurim, el que establece la devoción hacia los dioses, sus padres, /aquel
que arranca a los enemigos, el que destruye su descendencia, /aquel que dispersa sus
obras, aquel que no deja nada de ellos. /¡Que su nombre sea pronunciado e invocado en
el país! 55 /En quinto lugar (22) Shazu-Zahrim, que las siguientes /generaciones lo
transmitan. /Aquel que destruye a todos los enemigos, a todos los rebeldes, /aquel que
introdujo a todos los dioses fugitivos en los santuarios. /¡Que establezca este, su
nombre! /En sexto lugar (23) Shazu-Zahgurim, que lo veneren en todo lugar. /Es el que
destruye a todos los enemigos en el combate. 60 /Es (24) Enbilulu, el señor que los hace
abundantes, /el fuerte, aquel que los nombra, aquel que establece las ofrendas, /aquel
que puso en orden los pastos y los abrevaderos en el país, /aquel que abrió los canales y
distribuyó agua en abundancia. 62 /(25) Enbilulu-Epadún, señor del campo abierto y

5
diluvio, que le invoquen en segundo lugar, /el inspector de los canales del cielo y la
tierra, el que establece el surco, aquel que establece los campos puros en la estepa,
/aquel que reguló el dique y el canal, y dibujó el surco.

BMe (Enel 7) 65 /Que recen por tercera vez a (26) Enbilulu-Gugal, el inspector de los
canales de los dioses, /señor de la abundancia, de la riqueza y de las grandes cosechas,
/aquel que establece la prosperidad, aquel que enriquece el mundo habitado, /aquel que
provee de grano, aquel que crea los cereales. /(27) Enbilulu-Hegal, aquel que amontona
la abundancia para la vasta humanidad, /aquel que hace llover la plenitud sobre la vasta
tierra, aquel que hace crecer la vegetación. 70 /(28) Sirsir, aquel que amontonó las
montañas sobre Tiámat, /aquel que encarceló el cadáver de Tiámat con su arma, /el guía
del país, el pastor verdadero, /su cabello es como el terreno cultivado, su tiara es como
el surco; /él es aquel que cruzó el vasto mar [Tiámat] con su rabia, /cruzó de lado a lado
el campo de batalla como si fuera un puente. 75 /En segundo lugar lo nombraron (29)
Sirsir-Malah, que así sea, /Tiámat es su barco y él su marinero. /(30) Gil, el que acapara
el grano en grandes montones, /aquel que crea el trigo y los rebaños, aquel que da la
semilla al país. 80 /(31) Gilima, aquel que establece los lazos entre los dioses, el creador
de las cosas perdurables. /Él es la brida que los domina, el que reparte la buena suerte.
/(32) Agilima, el sublime, aquel que arranca la corona, aquel que se ocupa de la nieve,
/el creador de la tierra por encima de las aguas, aquel que establece el mundo superior.
/(33) Zulum, aquel que adjudica los campos a los dioses, aquel que reparte lo creado,
/aquel que da las porciones y las ofrendas, aquel que asigna los santuarios. 85 /(34)
Mummu el creador del cielo y de la tierra, aquel que retorna al buen camino a los
extraviados, /el dios, el purificador del cielo y de la tierra es, por segunda vez, (35)
Zulummu, /al cual ningún otro dios iguala en fuerza. /(35) Gishnumunab, el creador de
todos los hombres, el hacedor de las regiones del mundo, /el destructor de los dioses de
Tiámat, aquel que hizo a los hombres a partir de algunos de ellos. 90 (36)
Lugalabdubur, el rey que dispersa las obras de Tiámat, aquel que arranca su arma,
/aquel que su fundamento es firme delante y detrás. /(37) Papgalgu’enna, el primero de
todos los señores, su fuerza es superior, /él es el más grande entre los dioses, sus
hermanos, el príncipe de todos ellos. 95 (38) Lugaldurmah, el rey de la unión de los
dioses: el señor de la Gran Cuerda7, /él es magnífico en su residencia de la realeza,
sobresale en gran medida de entre los dioses. /(39) Aranunna el consejero de Ea, el
creador de los dioses, sus padres, /aquel que no se puede comparar con ningún otro dios
en el camino del principado. /(40) Dumuduku, el que renueva su residencia pura en el
mundo alto Duku, /Dumuduku, sin él Lugalduku [Ea, rey de la santa colina] no toma
ninguna decisión. 100 /(41) Lugalshuanna, el rey, su fuerza es superior entre los dioses,
/el Señor, la fuerza de Anu, el magnífico, nombrado por Ánshar. /(42) Irugga, aquel que
los somete a todos en medio del océano [Tiámat], /aquel que acumula toda la sabiduría,
de vasto conocimiento. 105 /(43) Irkingu, aquel que somete a Kingu, [...] la batalla,
/aquel que asume todos los liderazgos, el que establece el señorío. /(44) Kinma, el
gobernador de todos los dioses, aquel que da consejo, /aquel ante cuyos nombres, los
dioses tiemblan de pánico como en una tormenta. 110 /Que (45) Esiskur viva en el lugar
más alto de la casa de las plegarias, /que los dioses le presenten los regalos ante él,
/hasta que reciba todos sus presentes. /Nadie excepto él podrá crear prodigios, /las
cuatro regiones de los cabezas negras son su creación, /ningún dios excepto él sabe el
número de sus días. 115 /(46) Girru, aquel que hace el arma [...], /aquel que creó
prodigios en la lucha contra Tiámat. /De vasta sabiduría, de conocimiento agudo, /de
corazón tan profundo, que ninguno de los dioses es capaz de comprenderle. 120 /Que su
nombre sea (47) Addu, que cubra todo el cielo, /que su trueno benefactor resuene sobre

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la tierra, /que el ruido llene las nubes y que abajo dé alimento a la gente. /(48) Asharu
que, como su nombre indica, organiza los destinos divinos, /que él sea el encargado de
todos los hombres. 125 /(49) Neberu [Marte], que controle el paso entre el cielo y la
tierra, /nadie podrá cruzarlo de arriba abajo, que lo esperen. /Neberu es su estrella, la
que él hace brillar en el cielo, /que coja un lugar en la órbita y que ellos la observen.
/¡Sí! El que cruza de lado a lado, sin descanso, el interior de Tiámat. /Que el nombre sea
Neberu, el que agarra su interior. 130 /Que establezca el camino de las estrellas del
cielo, /que pastoree a todos los dioses como ganado menor, /que ate a Tiámat, que su
vida se reduzca y se acorte, /en las generaciones futuras, en los días venideros, /que se
vaya, que no sea retenida, que se aleje para siempre. 135 /Porque creó el cielo y formó
la tierra, /el padre Enlil lo llamó por su nombre: (50) «El-Señor-de-los-Países» [Enlil].
/Todos los Igigi pronunciaron los nombres, /Ea los escuchó, y su corazón se alegró. 140
/«¡Sí! Aquel cuyos padres han glorificado su nombre, /él es como soy: que “Ea” sea su
nombre. /Que administre el cumplimiento de todos mis cultos, /que organice toda mi
sabiduría». /Con el nombre Cincuenta, los grandes dioses le llamaron, pronunciaron
sus cincuenta nombres y así enaltecieron su condición.

BMe (Enel 7) 145 Que sean recordados y que «el primero» se lo enseñe, /que el sabio y
el experto lo pongan en común, /que lo repita el padre y que el hijo lo aprenda, /que el
pastor y el vaquero estén atentos, /sin descuidar al Enlil de los dioses: Marduk, /que su
país sea fértil y que él esté a salvo. 150 /Su palabra es firme, su discurso no se puede
cambiar, /ningún dios puede alterar su palabra. /Cuando mira furioso ya no cambia de
parecer, /cuando se enfada ningún dios puede hacer frente a su ira. 155 /Su corazón es
insondable, su interior inconmensurable, /ante él se presenta el crimen y el pecado. /Las
instrucciones que «el primero» recitó ante Marduk, /las puso por escrito para que
fueran escuchadas en el futuro. 160 /El destino de Marduk, a quien alabaron los dioses
Igigi, /dondequiera que se beba agua, que pronuncien su nombre. /Aquí está la oda de
Marduk, aquel que sometió a Tiámat y tomó la realeza.

BMe (DMe) (Asallukhi-Marduk) (Lara Peinado 2006) 1 [...] nuevo [...], una palabra
sublime [...]. «Ilurugu» de curso sublime1 [...]» es el nombre que Enki te ha dado. 10
Al hombre justo, al purificante le perdonas su acusación, al malvado le das un día de
perdición juzgado. Alimentado de inteligencia, de buenos consejos y de razón, lo
mismo que de leche santa, él, él da grandes consejos. El sabio sublime, hijo primogénito
de Enki, 15 da a la totalidad de todo lo que ha nacido [...]. Asallukhi, de amplio
entendimiento, sabio como su padre, posee el discernimiento: percibe todas las cosas,
nada se le escapa. Ser de confianza: hijo del océano primitivo [Abzu], dotado de un
entendimiento puro, él es Amarutu [Marduk], el portador de los justos [me]. Estatura de
gigante: puede verlo todo, todo lo que existe en el universo. 20 Hijo dotado de un
amplio entendimiento, su paso es el de un animal que gracias a sus cuernos no
encuentra obstáculos en el cañaveral. Asallukhi, gran diluvio, de gran destino fijado.
Ser libre, cuyo camino no puede ser conocido, cuando el gran An ha repartido los justos
[me] por el universo le corresponden los sortilegios. 25 Dios de buena vista, que abarca
a la humanidad con su mirada, con un aspecto lleno de encanto, expertísimo metalista
que realiza obras maestras; consejero, juez: en el santuario sublime su palabra es
inalterable. Su porte es sublime, ¡quiero expresar su alabanza, quiero exaltar su nombre!
Ser de hermoso rostro del océano primitivo [Abzu], gran visir de Eridu, 30 Asallukhi,
en quien se deposita su confianza; los sacerdotes enkum, ninkim, abgal, abrig, usuk,
emesh, en [...], ponen atención a la orden que das; diariamente, al salir, realizan a tu
alrededor las vueltas. 35 Ser de mano dura, de pie puro, que purifica todas las cosas,

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haciendo brillar los ritos de purificación, eres el sostén de los purificadores del océano
primitivo [Abzu] en el templo Ekishnugal de Ur. Kuara, tu querida ciudad, que has
elegido en tu corazón, ciertamente vive en la alegría a causa de ti. Asallukhi, «Príncipe
de corazón amplio», tal es el nombre que Enki te ha dado. 40 [...]

Emanación en versión hitita.

Historia de Adad [Kumarbi].

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 344-A) 1 [...] los dioses antiguos que fueron
relegados y enviados al infierno por los nuevos dioses [...] ¡Que escuchen los dioses
poderosos! ¡Que escuchen Nara y Napsara, Minki y Ammunki, Ammezzadu y [...]!
¡Que escuchen el padre y la madre de [...]! 5 ¡Que escuchen Anu y Antu, y el padre y la
madre de Ishara! ¡Que escuchen Enlil y Ninlil, que abajo y arriba son dioses poderosos
y estables [...] y los dioses de la pacificación. Antes, en los años antiguos, Alalu era rey
en el cielo. ALALC se sienta en el trono y el fuerte Anu, el primero de los dioses, estaba
ante él, se inclinaba a sus pies y le iba poniendo en la mano las copas para beber. Por
nueve años contados fue Alalu rey en el cielo; en el noveno año. Anu presentó batalla
contra Alalu venciéndolo, a Alalu. 14 Y éste huyó delante de él y bajó a la oscura tierra;
a la oscura tierra él bajó y Anu se sentó en el trono. Anu se sienta en el trono y el fuerte
Kumarbi [Adad] le va dando de beber, se inclinaba a sus pies y le iba poniendo en la
mano las copas para beber. Por nueve años contados fue Anu rey en el cielo; en el
noveno año Anu presentó batalla contra Kumarbi. Kumarbi, simiente de Alalu, presentó
batalla contra Anu. Anu ya no resiste los ojos de Kumarbi, y a Kumarbi se le escapó de
las manos; y él, Anu, voló e iba al cielo. Por detrás se acercó a él Kumarbi y agarró a
Anu por los pies y tiró de él hacia abajo desde el cielo. 25 Mordió sus muslos; su
virilidad se unió como el bronce con las entrañas de Kumarbi. Cuando Kumarbi hubo
tragado la virilidad de Anu se alegró y se rió. Anu se volvió atrás hacia él y se puso a
decirle a Kumarbi: «Con respecto a tus entrañas te pusiste alegre porque tragaste mi
virilidad; ¡No te pongas alegre por tus entrañas! ¡En tus entrañas he metido una carga!
En primer lugar te he preñado con el pesado dios de la Tempestad; en segundo lugar te
he preñado con el río Aranzah [Tigris], no soportable; en tercer lugar te he preñado con
el pesado Tasmisu [Ninurta]; otros dos dioses terribles he metido como carga en tus
entrañas; y te irás y terminarás golpeando con tu cabeza las rocas del monte Tassa.»
Cuando Anu terminó de hablar, subió al cielo y se escondió. De la boca afuera escupió
Kumarbi, el sabio rey; de la boca afuera escupió saliva y la virilidad mezclados
dentro. Cuando Kumarbi escupió fuera, la montaña Ganzura acogió al aterrorizado dios
[...] Kumarbi, intentando descargar sobre otros su amenazante gravidez —como
ya hizo con la acción de escupir—, tiene relaciones con la montaña wasitta. 42
Kumarbi, repuesto, fue [...] a Nippur [...] y en posición preeminente [...] se sentó.
Kumarbi no [...] está contando; llegó el séptimo mes [...] en sus entrañas [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 344-A-Vo2) 1-4 […] «¡Que seas viviente,
señor de la fuente de la sabiduría! Si sales por [...] abajo [...] mordiste [...].» «La tierra
me dará su fuerza, el cielo me dará su heroísmo, Anu me dará su virilidad, Kumarbi me
dará su sabiduría, Nara me dará su [...], Napsara me dará su [...].» «[...] el lugar, si
luego [...] lo triturará como caña; y si salgo por [...], ahí me contaminaré; si a él [...] y
por la oreja me contaminaré; y si salgo por el buen lugar, entonces [...] una mujer [...] se
[...] 35-39 […] Cuando él caminó, se presentó ante Ea; Kumarbi [...] se prosternó y cayó
abajo; Kumarbi [...] se recuperó del desmayo y buscó (?) de nuevo a la diosa de la

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abundancia NAM.HÉ [...] 42 Y comenzó a hablar ante Ea: «¡Dame a mi hijo, y lo
devoraré!» 43-60 Ea entrega a Kumarbi una piedra en presencia del dios Sol del
cielo, Kumarbi la intenta comer, pero se hace daño en los dientes, escupe la piedra
y se lamenta. Ea instituye un culto a la piedra y fija las ofrendas que los hombres
deberán entregar para venerarla. […] que vayan [...] y que la invoquen; y que a ti los
ricos, los héroes y los señores te sacrifiquen vacas y ovejas, y que los hombres pobres
te hagan libaciones con sémola [...]». 66-70 […] Los hombres obedeciron y
comenzaron a rendir el culto instituido por Kumarbi. Los hombres ricos
comenzaron a sacrificar vacas y machos cabríos; los hombres pobres comenzaron a
hacer libaciones con sémola [...] se pusieron a [...]. Y por el cráneo, como un vestido
[...] Las diosas del destino aseguraron el cráneo a Kumarbi y el dios de la tempestad, el
héroe, salió por el buen lugar.

Emanación en versión de Ugarit [Siria].

BMe (KTU 1.118) (Del Olmo 1998) 1 Dios(El) padre 2 Dagón 3 Baal de Safón 4 Baal 5
Baal 6 Baal 7 Baal 8 Baal 9 Baal 10 Cielo y Tierra: Kotharot 11 Yarhu (La Luna) 12
Safón 13 Kothar 14 Pidray 15 Athtar 16 Montes y Valles: 17 Ashera 18 Anat 19 Sapash
(El Sol) 20 Arsay 21 Ushharay 22 Ashtarte 23 Los ayudantes de Baal: 24 Reshep 25
Ddms 26 La Asamblea de las divinidades: 27 YaW (El Mar) 28 Utht 29 Kinor (La Lira)
30 Malikum (Los Reyes muertos) 31 Salem.

BMe (KTU 1.102) (Del Olmo 1998) 1 Divinidad del palacio Ushharay 2 YaW, 3 Baal
4 Yarhu 5 Kothar 6 Tharrumán 7 Pidray 8 Daqit 9 Tiros 10 Reshep 11 Anat 12 Shapash
del pagru 13 Las dos Divinidades 'Estranguladoras' 14 Yarhu kasita 15 Yrgbhd 16
Yrgbbl 17 Ydbil 18 Yarsil 19 Yrgmil 20 Mtr 21 Dbil 22 Yrgblim 23 Mtr 24 Yarsil 25
Ydbbl 26 Yrgmbl 27 Zbl 28 Ydbhd.

Dios (El) y sus hijos del desierto.

BMe (KTU 1.23) (Del Olmo 1998) 1 ¡Voy a invocar a los dioses apuestos, a cantar a
los apuestos y hermosos, que moran entre dunas! ¡Gloria sea dada a los excelsos que
habitan en el desierto de dunas! ¡Se apresten a poner una corona en su cabeza, que
sea colocada sobre su cráneo! ¡Comed toda clase de manjares, bebed toda clase de
embriagadores vinos, a la salud del rey, a la salud de la reina, oficiantes y escolta! 10
Está sentado en su trono el soberano guerrero [Mot-Shar], con el cetro de la esterilidad
en una mano, en la otra el cetro de la viudez, que los podadores-podaron como una
cepa, ataron los gavilladores como una vid, que echaron en la terraza como una cepa.
Siete veces se recita esto frente al trono y los oficiantes lo corean. El campo es campo
de los dos dioses, campo de Ashera y la Doncella. Siete veces junto al fuego mancebos
de suave voz lo cantan. Coriandro en leche (?), menta en manteca y junto a la caldera
siete veces como una ofrenda de perfumes se ofrece. Se fue de caza la Doncella, su
vestido (?) se ciñó. Un mancebo apuesto lo canta y los nombres de los oficiantes recita
(?). 20 Asientos para los dioses ocho más ocho se preparan, siete veces son invocados
(?). De lana azul y roja se visten los oficiantes (?), de carmesí los cantores […] Voy a
invocar a los dioses apuestos, a los voraces ya de sólo un día, que maman de los
pezones, de Ashera; a Shapash que se cuida.de su debilidad con frutas y uvas. ¡A la
salud de oficiantes y escolta, que vienen con sacrificios de acción de gracia! El campo
es campo de los dos dioses, campo de Ashera y la Doncella. Está sentado en su trono el
dios.

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BMe (KTU 1.23) (Del Olmo 1998) 30 Se dirigió El a la orilla del mar, y marchó a la
orilla del Océano. Acechó (?) El a dos consagradas, a dos 'consagradas' al frente de la
caldera. ¡Mira!, una se agachaba, la otra se alzaba; mira, una gritaba: '¡Padre, padre!', y
la otra: 'iMadre, madre!' Se alargó la 'mano' de El como el mar, la 'mano' de El como la
marea; era larga la 'mano" de El como el mar, el miembro de El como la marea. Tomó
El a las dos 'consagradas', a las dos 'consagradas' al frente de la caldera las tomó y las
metió en su casa. Echó mano El de su cetro, recogió con la diestra su bastón. Lo alzó y
disparó al cielo, disparó en el cielo a un pájaro, lo desplumó y puso sobre las brasas. El
a las dos mujeres quiso efectivamente seducir. 40 Si ambas mujeres gritaban: ¡Oh
hombre, hombre! de tu cetro echaste mano, recogiste con diestra tu bastón; ¡mira!, un
pájaro has tostado al fuego, lo has asado a las brasas, entonces las dos mujeres serían
mujeres de El, mujeres de El y esto por siempre. Pero si las dos mujeres gritaban: ¡Oh
padre, padre! de tu cetro echaste mano, recogiste con la diestra tu bastón; ¡mira!, un
pájaro has tostado al fuego, lo has asado a las brasas, entonces las dos hijas serían hijas
de El, hijas de El y esto por siempre. y he aquí que las dos mujeres gritaron: ¡Oh
hombre, hombre!, de tu cetro echaste mano, recogiste con la diestra tu bastón; ¡mira!, un
pájaro has tostado al fuego, lo has tostado a la brasas. Y las dos mujeres fueron mujeres
de El, mujeres de El y esto por siempre. 50 Se inclinó, besó sus labios; y sus labios eran
dulces, dulces como las granadas. Al besarlas hubo concepción, al abrazarlas hubo
preñez. Se acurrucaron y dieron a luz a Shahar y Shalem. Palabra a El se le llevó: ¡Oh!,
las dos mujeres de El han dado a luz. ¿Qué es lo que han dado a luz? A mis hijos,
Shahar y Shalem. Recoged y dejádselos a la Gran Dama Shapash y las estrellas
inmutables. Se inclinó, besó sus labios; y sus labios eran dulces, dulces como las
granadas. Al besarlas hubo concepción, al abrazarlas hubo preñez. Volverá a recitarse
hasta cinco veces más ante las imágenes y lo cantará la Asamblea. Ambas se
acurrucaron y dieron a luz, a los dioses apuestos dieron a luz, a los voraces ya de un
solo día, que maman aún de los pezones. 60 Palabra a El se le llevó: ¡Oh!, las dos
mujeres de El han dado a luz. El dijo: ¿Qué es lo que han dado a luz? Le dijeron: A los
dioses apuestos, a los voraces ya de sólo un día, que maman aún de los pezones. Ponen
un labio en la tierra y otro en el cielo, y entran en su boca los pájaros del cielo y los
peces del mar; y volando pieza tras pieza meten a dos carrillos en su boca y no se
sacían. El dijo: ¡Oh mujeres que he desposado! ¡Oh hijos que he engendrado! Recoged
y quedaros en el desierto santo, allí avecindaos junto a las piedras y los troncos durante
siete años completos, durante ocho giros de tiempo. Los dioses graciosos recorrieron el
campo, rastrearon las lindes del desierto. Se encontraron con el guarda del sembrado y
gritaron ellos al guarda del sembrado: 70 ¡Oh guarda, guarda, abre! Y él abrió una
brecha para ellos y ellos se introdujeron. Si hay para nosotros pan, danos para que
comamos; si hay para nosotros vino, danos para que bebamos. Y respondió el guarda
del sembrado: Hay pan, que entró a manos llenas (?), hay vino, que entró en
abundancia; cualquiera sea el que llegue, a él una medida [cántara= 16 lts] de vino le
corresponde [...], y su vasija se llena de vino [...]

Baal y Anat.

BMe (KTU 1.10 c1) (Del Olmo 1998) 1 […] Se lavó la Virgen Anat, [...] se maquilló
con polvos, con esencia que los dioses no conocen, que ignora la asamblea de las
estrellas, que no comprende la familia de los cielos. Pretendió seducir a Baal, el
Todopoderoso, encandilar al Auriga de las nubes, para que Baal no acose a los
pueblos, para que Hadad vuelva a la tierra. 10 Que su poder reviva a los muertos,

10
que haga florecer la mano del Héroe de la tierra virgen! Que Baal benevolencia
muestre, que Hadad gracia otorgue! Se lavó la Virgen Anat, se maquilló la
'Pretendida de los pueblos', para que Baal no acose a los pueblos, para que Hadad
vuelva a la tierra. De ese modo se regocijará tolda carne, se llenará de gozo toda
alma (?) […]

BMe (KTU 1.10 c2) (Del Olmo 1998) 1 Anat viajó al encuentro de Baal, ocupado en
sus propios ejercicios de caza, y dijo: ¿Está Baal en su casa, el dios Hadad en su
palacio? Y respondieron los sevidores de Baal: No está Baal en casa, el dios Hadad en
su palacio. Su arco tomó en una mano, y sus flechas en la diestra. Luego puso cara hacia
las riberas de Shamak, llenas de toros salvajes. 10 Ahuecó el ala la Virgen Anat, ahuecó
el ala y escapó volando hacia las riberas de Shamak, llenas de toros salvajes. Entonces
alzó sus ojos Baal, el Todopoderoso, alzó, sí, sus ojos y vio; vio, sí, a la Virgen Anat, la
más graciosa entre las hermanas de Baal. Ante ella se apresuró a alzarse, a sus pies se
prosternó y cayó. 20 Alzó su voz y dijo: ¡Que vivas, hermana, largamente!, tus
vigorosos cuernos, Virgen Anat, tus vigorosos cuernos Baal los ungirá, Baal los ungirá
con poder de vuelo. Así atravesaremos en la 'tierra' a mis enemigos, y en el 'polvo' a los
adversarios de tu hermano. Entonces alzó sus ojos la Virgen Anat, alzó, sí, sus ojos y
vio; vio a una novilla y escapó corriendo, escapó corriendo y escapó brincando con la
gracia, con el donaire de la bandada de las divinidades del parto [Kotharot]. 30 En voz
alta a Baal gritó Anat: ¡Mira, Baal, lo que he visto, divinidad Hadad, lo que nuestros
ojos vieron! (?). Miró Baal, el Victorioso, a la Virgen Anat contempló […]

El parto de la virgen madre Anat.

BMe (KTU 1.11 c1) (Del Olmo 1998) 1 Baal (?) apretó y agarró su vulva, Anat (?)
apretó y agarró sus testículos. Y Baal desfalleció (?) por el becerro (?), por la Virgen
Anat. Al abrazarse besarse (?) hubo concepción y parto con la ayuda (?) de la banda de
las divinidades del parto [Kotharot]: un hijo nació (?) a la Virgen Anat, progenie a
Baal el Todopoderoso […]

BMe (KTU 1.10 c3) (Del Olmo 1998) 1 […] Un ternero la novilla parirá: un becerro a
la Virgen Anat, una becerra a la 'Pretendida de los pueblos'. Y respondió Baal, el
Todopoderoso: ¿Para qué como nuestro Creador excelso soy, como la ancestral estirpe
que nos costituyó. Se abalanzó Baal, llena su 'mano' (?), el dios Hadad, llenó su 'dedo'
(?). Desflorada fue la vulva de la Virgen Anat, la vulva, sí, de la más graciosa de las
hermanas de Baal. 10 Ascendió Baal a la montaña, el hijo, sí, de Dagón al terreno de
su posesión (?). Se sentó Baal en su trono regio, el hijo de Dagón en el lugar de su
poder. Por el becerro el grito alzó Baal, por e! becerro el grito lanzó Hadad. Marchó y
escapó brincando Anat, con gracia, con donaire y exclamó: 20 La novilla, la novilla
que vi un morlaco" parió a Baal, un toro salvaje, sí, al Auriga de las nubes. Abrazó la
novilla, abrazó la novilla a su toro salvaje, y le cubrió con su ubre, mientras) él
chupaba (?) sus pezones (?), sí, y su leche materna, leche materna de su infancia.
Ascendió Anat por la ladera de la montaña, la cuesta por el monte del triunfo. 30
Ascendió así al monte Arar, al Arar y al Safón, a la delicia, al monte del triunfo. En voz
alta a Baal gritó: ¡La buena nueva de El recibe, Baal, recíbela, sí, progenie de Dagón!
Pues un novillo a Baal ha nacido, un toro salvaje, sí, al Auriga de las nubes. Se alegró
Baal, el Victorioso.

11
BMe (KTU 1.13) (Del Olmo 1998) 1 […] así ¡oh, doncella!, darás a luz. Hiere un día,
traspasa durante dos, derriba durante tres días, ve, mata durante cuatro. Corta manos
que chorreen sangre, a tu cintura ata las cabezas de tus guerreros y vuelen de tu brazo
tus águilas. 10 Y vete a descansar a tu monte Inhub: el podio de tu monte lo he
reconocido, te lo di, sí, por mansión. A la techumbre de los cielos elévate y corre al
podio de las estrellas. Allí han caído como ladrillos, lingotes de oro (?), como vigas,
fresnos magníficos (?). Has de adentrarte en el confín de la morada, en el interior de tu
palacio y santuario (?). La caverna-morada de los dioses se eleva por encima de […] las
estrellas, es placentera como una copa repujadas. 20 Se lavó la Virgen Anat, se bañó el
'Seno de los pueblos" y ascendió hacia El, el Toro, su padre: ¡La casa, hecha para ti, es
perfecta! Te escuchó, ¡oh novilla!, y prestó atención, ¡oh Seno de los pueblos!, su voz a
tus oídos hace ahora llegar (?): Por haber ligado a la perversión, revistiéndote así de luz,
mensajeros celestes partieron, celestes príncipes regios fueron enviados a decir: Con
vigor fortificaré a vuestro hijo, como a príncipe primogénito os le bendeciré. Ansiosa se
puso Anat, la Novilla de Baal, en trance de parto Anat, cuyas entrañas no habían
conocido la concepción, ni sus senos la lactancia. [...] en el monte) Inbub su nombre
proclamó, su mano bendijo (?) al pequeño. Una copa tomó en su diestra con el viento,
el aguacero y las nubes; un cáliz sobre él volcó [...]

La boda de la divinidad lunar Yarhu y Nikkal.

BMe (KTU 1.24) (Del Olmo 1998) 1 Voy a cantar a Nikkal-Ib, la hija de Hirihib, rey
de la fruta del verano, la de Hirihib, rey de la época de las nupcias. Al declinar Shapash,
Yarhu estrechará y abrazará a la que dará a luz, a la hija fecunda de Hirihib. ¡Oh
parteras [Kotharot]!, ¡oh, hijas del Lucero, las Golondrinas! ¡He aquí que la doncella
dará a luz un hijo a Yarhu! 10 Sus ojos por su amor se enardecerán, sus labios por su
carne, pues su padre le infundirá vigor vital como a una esposa de su palacio.
¡Escuchad, diosas Kotharot!, enderezadle (?), por su amor se enardezcan sus ojos (?).
¡Que su señor padre [...], Dagón de Tuttul [...]! ¡Buen éxito, oh Kotharot!, ¡hijas del
Lucero, las Golondrinas! Envió Yarhu, la Luminaria de los cielos, a decir a Hirihib, rey
de la fruta del verano: Concede que a Nikkal la despose Yarhu, que entre en su casa. 20
Pagaré su dote a su padre: mil siclos de plata, diez mil de oro; daré los más brillantes
lapislázulis. Haré de su campo un carmen, del campo de su amor un huerto. Respondió
Hirihib, rey de la fruta del verano: ¡Oh el más apuesto de los dioses, hazte yerno de
Baal, despósate con Pidray, hija de la luz! Te introduciré a su padre Baal, intercederá
también Athtar. 30 Despósate, si no, con Yabrudmay la hija de Baal, entra así en la
casa de su padre. Se exacerbó y respondió Yarhu, la Luminaria lunar de los cielos así
replicó: Con Nikkal es mi boda, con Nikkal se desposa Yarhu. Su señor padre dispuso la
barra de la balanza, su madre los platillos de la misma; sus hermanos dispusieron el fiel
(?), sus hermanas las pesas de la balanza. Nikkal-Ib a quien canto es la luz de Yarhu.
¡Que Yarhu te ilumine! 40 Voy a cantar a las diosas Kotharot, las parteras hijas del
Lucero, las Golondrinas, las hijas del Lucero, señor del Cuarto Creciente, que
descienden con plantas aromáticas al lugar sagrado (?), con zumo de olivo pujante cada
noche en compañía del Benigno, El, el Entrañable. En mi boca tengo su recuento, en
mis labios su reparto de las parteras: Thiluhah y Mulughay, Thatiqat y con ella
Baquiat, Taqiat con Purubahthi, Damiqtu, la menor de las parteras [Kotharot].

Historia de los guerreros Refaim [Rapauma].

12
BMe (KTU 1.20 c1) (Del Olmo 1981) «[...] corderos, Rapauma, sacrificareis, victimas
ofrecereis siete veces, divinales, [...] para que cuando murais con los hijos de Ilu
podais sentaros y en el consejo de los santos tomar asiento. En los dias de verano os
nutrireis, divinales, viandas comereis [...], Rapauma, bebereis vino con los hijos de
Ilu, que plantas aromaticas (?) adoban (?), que ingiere mi progenie». A continuación
los Rapauma sacrificaron corderos, ofrecieron victimas los divinales.

BMe (KTU 1.20 c2) (Del Olmo 1981) Y dijo Daniilu, el Rapai: «Venid a mi casa,
Rapauma, Rapauma, a mi casa os invito, os llamo alli (?), a mi palacio». En pos de
el los Rapauma marcharon, en pos de el partieron los divinales. Unciendo los caballos,
aparejaron [...], subieron a sus carros, vinieron a la ciudad. Marcharon un dia y otro, al
alba del tercero llegaron los Rapauma a las eras, los divinales a los plantios. Y dijo
Daniilu, el Rapai, respondio el Procer Harnami: «Se encuentran en las eras los dioses,
en los plantios los divinales, que han venido sin duda a comer fruta, y redondas (?)
manzanas [...]

BMe (KTU 1.21 c2) (Del Olmo 1981) [...] dijo Il-[…], el marzai: «Venid a mi casa,
Rapauma, Rapauma, a mi casa os invito, os Ilamo, divinales, a mi palacio». En pos de
el los Rapauma marcharon, en pos de el partieron los divinales. Y dijo [...] Il-[…], el
marzai: «Tambien soy, ¡oh Rapauma!, voy con (?) vosotros, compañeros mios, ahora
parto; al alba del tercer dia llegare a casa, entrare en mi palacio». Y dijo Il-[…], el
marzai: «Venid a mi casa, Rapauma, Rapauma, a mi casa os invito, os Ilamo,
divinales, a mi palacio. En pos de él, los Rapauma marcharon, en pos de él partieron
los divinales. […]

BMe (KTU 1.21 c5) (Del Olmo 1981) […] se sentaron en tierra [...]

BMe (KTU 1.22 c1) (Del Olmo 1998) 1 […] Desde los cielos [...] le bendijo: Mira, a tu
hijo, a tu descendencia verás, a los hijos de tus hijos después de ti. Mira, ellos te
tomarán de la mano, besarán tus labios al más pequeño. Allí, hombro con hombro,
estaban los dos hermanos, los que asisten a El con presteza. Allí exaltaban el nombre
de El los héroes mortales, exaltaban bendiciéndolo el nombre de El los próceres. Allí
estaban Thamaq, el Rafa de Baal, Guerrero de Baal y Anat. 10 Allí estaba Yahipán, el
luchador, el príncipe regio, eterno. Mientras se lanzaba Anat a rastrear, se ponía a
acechar a las aves del cielo, degollaron bueyes y también ovejas, abatieron toros y
carneros cebones, novillos de un año, corderos, lechales a montones [...] Como plata
para los invitados, las aceitunas eran, como oro para los invitados, los dátiles. La mesa
fue perfumada con flor de vid, con flor de vid real. 20 He aquí que en el primer día se
escanció Vino de Thamaq; mosto, vino de príncipes, vino de la región de Ghalal, el vino
de la felicidad, collar de las floridas vides del Líbano, rocío de mosto que El cultivó.
Ese primer día, ¡mira!, y otro, los Refaim comieron y bebieron; un tercer y cuarto día,
un quinto y sexto día los Refaim comieron y bebieron en la sala del festín de las
primicias brotadas del corazón del Líbano. ¡Mira!, al séptimo día, se acercó Baal, el
Todoperoso y dijo: [...] sus compañeros, miserables (?) [...]

BMe (KTU 1.22 c2) (Del Olmo 1998) 1 […] Baal dijo: Al tercer día [...] en mi palacio.
[...], venid a mi casa Refaim. A mi casa os invito, os convoco a mi palacio. En pos de
él los Refaim marcharon, en pos de él partieron las divinidades. Allí, [...], Rafa de
Baal (?), Guerrero de Baal y [...] Guerrero de Anat. Baal dijo: Venid a mi casa,
Refaim, a mí casa os invito, os convoco a mi palacio. 10 En pos de él los Refaim

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marcharon, en pos de él partieron las divinidades. Allí (?) Yahipán, el luchador, el
príncipe real, el eterno (?) dijo: Escuchad vosotros, Refaim, prestad atención,
divinidades: ¿Por qué [...] óleo de [...]? [...] un voto ha hecho: Si llega a [...] sobre'
Amurru (?), que se posesione de su trono regio (?), del diván, el lugar de su poder [...].
20 A mi casa os invito, Refaim, os convoco, divinidades, a mi palacio. En pos de él
los Refaim marcharon, en pos de él partieron las divinidades. Uncieron los carros,
aparejaron sus caballos (?), subieron a sus carros, vinieron a su ciudad. Marcharon un
día y otro, al alba del tercero llegaron los Refaim a las tierras, las divinidades a los
plantíos […].

BMe (KTU 1.22 c4) (Del Olmo 1981) Bendición.

Emanación en versión Persa.

BMe (PIO 47) 1 Desde luego, también los persas cuentan muchos mitos en lo
concerniente a sus dioses, como los siguientes: dicen que Ormudz, hijo de la luz más
pura, y Ariman, nacido de la oscuridad, están en guerra uno contra el otro. Ormudz creó
seis dioses piadosos [Amshaspands]: el primero es el dios de la benevolencia, el
segundo el de la verdad, el tercero el de la equidad; de los tres restantes, uno preside la
sabiduría, otro la riqueza y el tercero posee el privilegio de crear las agradables
sensaciones que acompañan a las bellas actividades. Pero Ariman, por su parte, creo
igual número de dioses destinados a ser una especie de antagonistas de los engendrados
por Ormudz. Entonces Ormudz, adoptando un triple crecimiento, fue a colocarse a una
distancia del Sol igual a la que separa este astro de la Tierra. En aquel sitio empleo el
tiempo adornando el firmamento con estrellas, dando a una de ellas, a Sirio, la
preeminencia sobre todas las demás, confiándole el cargo de guardián y vigilante de
todas ellas. Luego creo veinticuatro dioses mas y los metió en un huevo. Pero Ariman,
al enterarse, produjo un número igual de dioses; estos agujerearon el huevo, y a partir de
aquel momento el mal quedó mezclado con el bien.

A.2.2 Emanación del Universo [Mundos].

Emanación de la simiente.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 El gran Kiur se hizo resplandecer a sí, su cuerpo
floreció alegremente. La vasta Tierra sujetó a su cuerpo ornamentos de metal precioso y
de lapislázuli. Y se atavió con diorita, calcedonia, cornalina y una aleación de oro y
plata. El Cielo revistió de atractivo las hierbas, luego se levantó majestuosamente. La
Tierra pura se mostró adornada al puro An, en una plaza inmaculada. An, el alto Cielo,
consumó el matrimonio con la vasta Tierra, implantó el esperma de los héroes bosques
y cañas en su seno. La Tierra, la buena vaca, recibió la buena simiente de An, la Tierra
se consagró toda a dar feliz nacimiento a las hierbas de vida, la Tierra, alegremente,
originó la abundancia, exudó el vino y la miel. Habiendo dado nacimiento al bosque y al
cañaveral, amontonó las uvas y la miel en los almacenes. Mientras el cañaveral
verdeaba como el bosque, ellos estuvieron en plena armonía, el bosque y el cañaveral
juntos, con sus tallos espléndidos, cantaban sus propias alabanzas. El bosque no se
mostraba orgulloso al cañaveral, en la profundidad, en el vasto interior de la montaña,
completó sus troncos; el cañaveral se elevaba del carrizo como una nube de
saltamontes, haciendo crecer las gruesas cañas, los grandes marjales, la caña-ushshu.
Era a ellos a quienes las olas hacían engrandecer, a quienes las nubes, llevando el agua

14
del cielo, hacían crecer. El gran bosque hizo relumbrar al universo en la plenitud
lujuriante, el bosque, sobre los campos cultivados, pasó a ser como hermano y hermana,
con el arado. Donde ponía el pie, allí daba como regalos, almacenes: el trigo [Ezinu-
an], el consuelo del país, levantaba su cabeza hacia el Cielo, La Tierra, toda entera, los
campos cultivados amontonaban montones de trigo para el rey [Shulgi]. Los dátiles, la
higuera, el níspero, el árbol-mipar, el granado, el manzano, la viña de abiertos
pámpanos, el árbol-lam, el roble, el álamo, la madera-urzinum, el olivo, el alfóncigo, el
Bosque, como tributo y regalo, alegremente, el Bosque los estrechaba en su pecho.

El Árbol de Eridu.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 En Eridu ha crecido un árbol [kishkanu] negro; en
un lugar santo ha sido creado; su esplendor es el del lapislázuli brillante; se inclina hacia
el Océano. Es el lugar de paseo de Ea en la opulenta Eridu, es su morada sobre la tierra.
Su residencia es un lugar de reposo para Bau. Es una santa morada cuya sombra se
extiende como la de un bosque y en la cual nadie penetra, allí se encuentran Shamash y
Dumuzi. Entre la embocadura de los dos ríos los dioses Kahegal, Shiturgal y [...] han
sumergido el árbol de Eridu, han recitado el sortilegio del Océano y sobre la cabeza del
paciente lo han colocado.

Himnos a Enlil.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Enlil, cuyo mando llega a todas partes y su palabra
es alta y santa, cuya decisión es inalterable, que decide los destinos hasta el lejano
futuro, cuyo elevado ojo escruta la tierra, cuyo alto rayo escudriña el corazón de toda la
tierra! 5 Cuando el padre Enlil se sienta ampliamente en el santo estrado, en el elevado
estrado, cuando Nunamnir lleva a la suprema perfección el señorío y la realeza, los
dioses terrestres se inclinan gustosamente ante él, los Anunna se humillan ante él,
permanecen fielmente de acuerdo con sus instrucciones. 10 El gran y fuerte Señor,
supremo en el cielo y en la tierra, el todo conocedor, que entiende el juicio, ha fijado su
asiento en Duranki —él, de amplio entendimiento— ha construido con principesca
magnificencia el Kiur, el lugar espacioso, ha erigido morada en Nippur, gran carnero de
cielo y tierra. Pasmoso y terrible es el aspecto de la ciudad 15 a su exterior no puede
acercarse ningún dios por más poderoso que sea, su interior está lleno de gritos de
mutilación, gritos de matanza, es una trampa que sirve como foso y red contra el país
enemigo. El huracán no supera su voz altisonante de Nippur, cuando se pronuncia,
ninguna palabra enemiga la contradice; 20 la hipocresía, la distorsión, el abuso, la
malicia, lo indecoroso, la insolencia, la enemistad, la opresión, la envidia, la fuerza
bruta, el discurso calumnioso, la arrogancia, la violación de acuerdos, la ruptura de
contratos, el abuso del veredicto de la corte. 25 la ciudad no tolera todos estos males.
Nippur, cuyas alas son como una amplia red, cuyo corazón es el veloz pájaro hurín, de
cuya garra los malvados y los perversos no pueden escapar; la ciudad dotada de verdad,
30 donde la honradez y la justicia se perpetúan, donde las prendas limpias se llevan
incluso en el muelle de Nippur, donde el hermano menor honra al mayor y actúa
humanamente hacia él, donde la palabra de los mayores es atendida, donde es repetida
con temor, donde el hijo teme humildemente a su madre, donde la vejez como
autoridad perdura. 35 En la ciudad, el santo asiento de Enlil, en Nippur, la amada
capilla del Padre, la «Gran Montaña», la capilla de la abundancia, el Ekur, la casa de
lapislázuli, se eleva fuera del polvo. Colocado en un lugar puro, como una elevada
montaña ascendente, su príncipe, la «Gran Montaña», el Padre Enlil, 40 erige morada en

15
el estrado del Ekur, santuario sublime. ¡Oh templo, sus decretos [me], como los del
cielo, no pueden ser trastornados, sus ritos puros, al igual que la tierra, no pueden ser
destrozados, sus decretos [me], como los decretos [me] del Abzu, nadie puede
contemplar, su interior es misterioso como el distante mar, como el cénit celestial; 45
entre sus [...] emblemas, sus emblemas estrellados, el principio divino [dirga], los
vetustos me son llevados a la perfección; sus palabras son declaraciones, sus conjuros
son palabras de oración, sus palabras son graciosos oráculos que [...] 50 de los rituales,
tan preciosos, de los festivales desbordantes de rica grasa y leche; sus planes y sus
bienaventuranzas, que alegran el corazón, son soberbios, cada día hay un festival, hasta
el romper del amanecer un magnífico banquete. La gran casa de Enlil es una montaña
de fertilidad. 55 La inspección de las víctimas, la eliminación de las infecciones de las
cosas prohibidas las cumplen el Gran Sacerdote en del templo, que ha crecido con el
templo, y su sacerdote lagar, adecuado a la mano que bendice. Sus sacerdotes lústrales
del Abzu son expertos en ritos de agua y sus sacerdotes, nu-esh son perfectos en las
oraciones santas. 60 Su Noble Granjero, el fiel Pastor del país, como se había
convenido, nació en un día favorable. El granjero idóneo para el extenso campo trae con
él las supremas ofrendas, pero no trae su [...] al Ekur de lapislázuli. 65 Enlil, después
que trazaste tu santa habitación en el suelo, allí construiste Nippur como tu propia
ciudad; el Kiur, la montaña, tu lugar puro, cuya agua es dulce, fundaste en Duranki, en
el centro de las cuatro esquinas del universo; su tierra es la vida de la tierra, la vida de
todas las tierras, 70 su tejado es de metal rojo, sus cimientos de lapislázuli, lo has alzado
en Sumer como un buey salvaje y todas las tierras inclinan la cabeza ante el conjunto
templar de Nippur; durante sus grandes festivales, la gente consume todo su tiempo en
la generosa prodigalidad. Enlil, la pura Urash está plena de goces para ti, 75 el Abzu, la
santa capilla, está suntuosamente preparado para ti, al pie de la Montaña está la capilla
pura, el lugar de reverencia para ti. El Ekur, la casa de lapislázuli, tu noble morada,
inspiradora de temor, su miedo y su pavor alcanzan el cielo, su sombra se extiende
sobre todas las tierras, 80 su altura alcanza el mismo corazón del cielo, todos los
señores, todos los príncipes conducen allá ofrendas, te ofrecen oraciones y plegarias.
¡Enlil, el Pastor a quien miras favorablemente, 85 el legítimo, a quien has elevado
sobre la tierra, la tierra extranjera está en su mano, la tierra extranjera en su pie, así
como subordinadas a él las más lejanas tierras extranjeras! Como nieve que se acumula,
desbordando bienes de todas partes, sus ofrendas y pesados tributos 90 arribaron a los
almacenes del templo de Enlil en Nippur, ellos dirigieron regalos al patio principal,
ellos los trajeron en homenaje al Ekur, la casa de lapislázuli. ¡Enlil, al Pastor de las
abundantes multitudes, al Pastor, al jefe de todas las criaturas vivientes, 95 ha
entregado de modo espléndido su preeminente oficio de príncipe, lo ha investido con la
ínfula sagrada! Sobre el monte del viento [Imkhursagga], el trono en su esplendor de
arco iris, que se curva en el cielo, como una nube flotante avanza hacia él de modo
propio. 100 ¡Él sólo es el príncipe del cielo, el único grande en la tierra, él es el dios
ensalzado por los Anunna! Cuando desde su aterrador promontorio, él decreta los
destinos, ningún dios se atreve a mirarle. Sólo a su ensalzado visir, el chambelán Nusku,
105 sus mandatos, la palabra que está en su corazón, le hizo saber, de ellos le informó,
le encargó para ejecutar órdenes por todas partes, le confió las santas reglas de acuerdo
con los santos decretos [me]. Sin Enlil, la «Gran Montaña», 110 no se construirían
ciudades, ni se fundarían colonias, no se construirían establos, ni se erigirían rediles, no
se ensalzaría a los reyes, ni nacerían los Grandes Sacerdotes [en], ni los Grandes
Sacerdotes [lu-makh], ni las Grandes Sacerdotisas [nin-dingir] serían elegidos por el
presagio del carnero, los trabajadores no tendrían inspectores, ni supervisores, 115 las
inundaciones primaverales de los ríos no traerían carpas, cuando se produjeran, y tras

16
salir al mar no tomarían un curso recto, no desplegarían sus colas, el mar no produciría
fácilmente su generoso tesoro, los peces del mar no desovarían en los lugares de desove,
los pájaros del cielo no extenderían sus nidos a lo largo de toda la tierra, 120 en el cielo
las nubes cargadas de lluvia no abrirían sus bocas, los campos y las praderas no estarían
llenos de rico grano, en la estepa no crecería la delicia del césped y de las hierbas, en el
jardín los frondosos árboles, como los de montaña, no darían fruto. Sin Enlil, la «Gran
Montaña», 125 Nintu no llevaría a la muerte, no mataría, la vaca no pariría a su ternero
en el establo, la oveja no tendría a su cordero ga-gig en el redil; la humanidad, la
abundante multitud, no sería acostada en sus mortajas, 130 las bestias, los cuadrúpedos
no traerían prole, no se aparearían. Enlil, tus muchas perfecciones hacen quedar
atónitos, su significado es un hilo torcido que no puede ser enderezado, hilos
entretejidos que no pueden ser separados. ¡Tu divinidad inspira confianza! 135 Razonas
contigo y te aconsejas contigo. ¿Quién puede entender tus actos? Tus decretos [me] son
decretos [me] misteriosos, ni siquiera un dios puede contemplar tu semblante. Eres
Señor, eres dios, eres rey, eres Enlil, 140 eres juez que da sentencia para cielo y tierra.
Tu sublime palabra tiene la importancia como la palabra de An, y su eficiencia no se
conoce, a tu palabra todos los dioses Anunna dan [...] ejecución, tu palabra en el cielo es
un pilar, en la tierra plataforma, en el cielo es de gran autoridad, se aproxima a la de An,
145 en la tierra es una plataforma que no puede ser volcada; cuando se aproxima al cielo
significa abundancia, desde el cielo la abundancia llueve sobre la tierra; cuando se
aproxima a la tierra significa exuberancia, desde la tierra la abundancia retoña. 150 Tu
palabra es grano, tus palabras son plantas, tu palabra es la inundación, la vida de todas
las tierras; las criaturas vivientes paseando el [...], exhalan dulce aliento por el césped y
la hierba. ¡Enlil, que eres un leal Pastor, hiciste conocidos sus caminos! 155 Ella que
tiene dulce gracia, la «estrella oculta», Madre Ninlil, la santa esposa, cuya palabra es
graciosa, vestida con la santa prenda [ma] [...], la fiel mujer, habiendo elevado tus ojos
sobre ella, la tomaste en matrimonio, rica de gracia y de fascinación, señora en el Ekur,
que sabe lo que conviene al decoro, 160 la elocuente, que es elegante al hablar, cuyas
palabras son suaves a la carne, se ha sentado a tu lado en el santo estrado, en el puro
estrado, habla elocuentemente contigo, cuchichea a tu lado, decreta los destinos en el
lugar donde sale el sol. 165 Ninlil, la reina del universo, estimada en las canciones de
alabanza de la «Gran Montaña», el elevado, cuyas palabras están firmemente asentadas,
cuyo mando y favor son inalterables, cuyos mandamientos son todos aceptados, 170
cuyos planes «confirman la palabra». ¡Oh «Gran Montaña» Enlil, tu alabanza es
exaltada!

Enlil: Himno al templo Ekur.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 La gran casa es grande como una montaña, la casa
de Enlil es grande como una montaña, la casa de Ninlil es grande como una montaña, la
casa de la oscuridad es grande como una montaña, 5 la casa que no conoce la luz es
grande como una montaña, la casa de la «Alta Puerta» es grande como una montaña, la
casa de la «Puerta de la Paz» es grande como una montaña, la corte de Enlil es grande
como una montaña, el lugar Khursag-Kalamma es grande como una montaña, 10 la
gran puerta «Santo Juicio» es grande como una montaña, la puerta «Cebada sin cortar»
es grande como una montaña, la «Sala de Asambleas» es grande como una montaña, el
templo Gagishshua es grande como una montaña, la casa de Ninlil es grande como una
montaña, 15 la puerta de Innamra es grande como una montaña, la casa «Cosecha
Mensual» es grande como una montaña, la corte «Noble y Gran Casa» es grande como
una montaña, la casa «Noble Cosecha Mensual» es grande como una montaña, la

17
puerta. «El Señor es benemérito y sabio» es grande como una montaña, 20 la puerta
Innamgiddazu es grande como una montaña, la puerta «El dios Sin» es grande como
una montaña, el santo lugar Duku, es grande como una montaña, el campo Edimma es
grande como una montaña, el campo establecido por An es grande como una montaña,
25 el puro Ashte es grande como una montaña, la casa «El Alto Parque» es grande
como una montaña, el quiosco «Del Arado» es grande como una montaña. Enlil ordenó:
«Hacia el cielo». 30 Para él, que ha mandado, para él, que ha mandado, la casa rosa
como el sol; para él, que ha mandado en la montaña, la casa rosa como el sol; 35 para él,
que ha mandado en la casa de Enlil, la casa rosa como el sol; para él, que ha mandado
en la casa de Ninlil, la casa rosa como el sol; para él, que ha mandado en la casa de
Ninurta, 40 la casa rosa como el sol; para él, el príncipe, que ha mandado en la casa del
sol. La casa, de acuerdo con los grandes me, alzó alta su cabeza, en su mitad está la
montaña del cedro aromático; 45 la casa de Enlil, de acuerdo con los grandes justos
[me], alzó alta su cabeza, en su mitad está la montaña del cedro aromático; la casa de
Ninlil, de acuerdo con los grandes justos [me], alzó alta su cabeza, en su mitad está la
montaña del cedro aromático; la corte de Enlil, de acuerdo con los grandes justos [me],
alzó alta su cabeza, 50 en su mitad está la montaña del cedro aromático; la corte de
Enlil, de acuerdo con los grandes justos [me], alzó alta su cabeza, en su mitad está la
montaña del cedro aromático. La casa […] en que él disfrutó con ellos. 55 Su rey, en la
casa «Del ahijado creyente», es digno de Enlil, el rey, el héroe, Ninurta, en la casa «Del
ahijado creyente», es digno de Enlil, el rey; la prole de Ninlil, en la casa «Del ahijado
creyente», 60 es digna de Enlil, el rey; el Señor, el campeón del Ekur, en la casa «Del
ahijado creyente», es digno de Enlil, el rey; la prole de Enlil, en la casa «Del ahijado
creyente», es digna de Enlil, el rey; 65 el hijo, el príncipe del Ekur, en la casa «Del
ahijado creyente», es digno de Enlil, el rey. De Enlil, su favorito.

Enki ordena el Universo.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 [...] primogénito de An, héroe por virtud propia;
Padre Enki, engendrado de un toro, simiente que el toro salvaje ha hecho nacer;
Valeroso, "Gran Monte" de Enlil, amado del sagrado An; [...] hecho, que cazas pájaros
por encima de todas las regiones enemigas. Gran reptil, con residencia en Eridu, cuya
sombra recubre cielo y tierra. Bosque [...] extendido sobre la región de Sumer, Enki,
señor de la abundancia, exorcista de los Anunnaki. Enki ha establecido en la tierra la
palabra verdadera; en el Ekur es el defensor de An y de Urash. [...] sublime, que fija la
gran columna del cielo y la tierra. Enki, cuyo ojo sólo agita el corazón del país enemigo.
El ha creado [...], ha creado el ciervo, ha creado la cabra montés, ha creado la cabra
montés, [...] ha dispuesto la fosa para la caza en el corazón de la montaña. Sobre Eridu,
que ninguno puede violar [...] has puesto tus ojos, [...] para producir cosas perfectas [...]
para dar, [...] para dirigir, [...] suyo, eres [...] a la tierra has acercado, [...] has hecho, [...]
allí has puesto, [...] ciertamente. [...] has puesto. [...] después que has irrigado los
fecundos campos amontonando montones y pilas de grano en la llanura superior, [...]
allí hay mantequilla, allí hay leche, lo traen todo ello de los establos y rediles. Los
pastores [...] allí hacen resonar dulcemente su lamento, mientras [...] con el batir de la
mantequilla en las tinajas transcurren los días. Para la comida nocturna, en la sala de los
grandes dioses, has dispuesto los preparativos convenientes. Tu palabra ha llenado al
joven como lo que tiene de fuerza propia, como la de un buey que se embravece, que
da cornadas en el corral. Tu palabra otorga graciosas trenzas a la cabeza de la virgen. La
gente admira la ciudad bien fundada. [...] que va, camina errando, [...] las criaturas
vivientes tienden los brazos. Por hacer alegrar su corazón, con tu proclamación, de los

18
señores, de los reyes, a ti Enlil te ha confiado el Monte. Gran príncipe, señor de la
abundancia, señor de inteligencia, señor que An ama con predilección, honra de Eridu,
ejecutas con eficiencia mandatos y decisiones, pues eres experto conocedor de los
destinos, [...] has obstruido afuera, has hecho entrar en su casa al mes; de los [...] su
cuenta has obtenido, [...] al pueblo en sus moradas has colocado, [...] del lugar santo
[gigunu], cuyos árboles has plantado, [...] acabados. En su [...] haz retornar, [...] las
armas de sus casas has apartado. Cuando el padre Enki apareció en la región sembrada,
¡cómo hizo crecer la fecunda semilla! Cuando Nudimmud apareció entre mis fecundas
ovejas, ¡hizo nacer corderos! Cuando apareció entre mis fecundas vacas, ¡hizo nacer
sanos terneros! Cuando apareció entre mis óptimas cabras, ¡hizo nacer sanos cabritos!
En el campo, en mi campo fértil, cuando él hubo aparecido, en la llanura superior
amontonó montes y pilas de grano. […] palabras alusivas a la tierra. Enki, el señor
del Abzu, irresistible en su majestad, proclama con gran voz: «Mi padre, el rey del
Universo, me ha hecho aparecer relumbrante en el Cielo y en la Tierra. Mi hermano
mayor, el rey de todos los países, reunió todas las normas, puso todas las normas en mi
mano. Del Ekur, de la casa de Enlil, traje obras perfectas hasta mi Abzu, en Eridu. Soy
la semilla genuina, engendrada por el buey salvaje, soy el primogénito de An. Soy la
gran tormenta que sale de la Vasta Tierra, soy el gran señor del país. Soy el regulador
de las aguas [gugal] de todos los señores, el padre de todas las tierras. Soy el hermano
mayor de los dioses, el que trae la abundancia. Soy el que guarda los registros del cielo
y de la tierra. Soy el oído y la inteligencia de todas las tierras. Junto al rey An, en el
trono de An, soy el que proclamo la justicia; junto a Enlil, en la "montaña de la
sabiduría" soy el que decreto los destinos. An puso en mi mano el decretar los destinos
en la región del Oriente, soy el objeto de los cuidados de Nintu, soy aquel a quien
Ninhursag ha llamado con bello nombre, soy el jefe de los Anunnaki, soy el que ha
nacido como primogénito del venerado An». Después que el señor había declarado su
grandeza, después que el gran príncipe había pronunciado su propia alabanza, los
Anunnaki vinieron ante él con adoración y súplicas: «Señor que vigilas cualquier obra
de artesano, que tomas las decisiones, eres el glorificado, ¡Alabanza a Enki!». Por
segunda vez, en medio de gran alegría, Enki, el rey del Abzu, irresistible en su
majestad, proclama con gran voz: «Soy el señor del mandato indiscutido, quien va en
cabeza. Mi palabra construye los establos, rodea los apriscos. Si me acerco al cielo, una
lluvia de prosperidad cae del cielo, si me acerco a la tierra, traigo una abundante
inundación, si me acerco a las verdes praderas, las pilas y los montones de mies se
levantan con mi palabra. Mi casa, el templo, ha sido construído en un lugar puro, ha
sido llamado con dulce nombre, mi Abzu, el templo, ha sido construido en la boca de
las aguas, y le decreté un buen destino. La sombra de mi casa se extiende sobre el
pantano-serpiente, los peces suhur-mash de mi casa enderezan sus largas barbas (?)
entre las plantas de miel, las carpas agitan sus colas para mí entre las pequeñas cañas,
los gorriones gorjean en sus […], el señor (?) […] que rige las armas divinas, ¡Soy Enki,
en mi […] todos se reúnen! Los "sabios" […] los dioses de las fundaciones Enkum y
[…] han proclamado allí la majestad, purificaron el agua para mi […]. Cantos sagrados
y conjuros me han difundido en mi Abzu, mi barco de alta proa "Diadema de gamuza
de Antílope del Abzu" trae en su interior una gran alegría para mí. En el excelso
pantano, mi sitio favorito, abre sus brazos hacia mí, inclina su cuello hacia mí. Los
remeros tiran de los remos al unísono, cantan dulces canciones para mí, hacen alegrarse
al río, Nimgirsig, el gobernador [Ensi] de mi barco de alta proa, sostiene el cetro de
oro para mí. Soy Enki […] el barco "Gamuza de Antílope del Abzu" […], soy el señor
[…], soy Enki […] admiro sus florecientes cedros (?). Los países de Magan y Dilmun
me buscan a mí, Enki. Los barcos de Dilmun efectúan el amarre, los barcos de Magan

19
cargan hasta la altura del cielo, los barcos de carga [magilum] de Meluhha transportan
oro y plata, lo llevan a Nippur para Enlil, el rey de todas las tierras. A los desprovistos
de ciudad, a los desprovistos de templo, soy Enki, a los Martu les obsequié con
ganado». Al gran príncipe que se presenta en su país, los Anunnaki le testimonian
veneración: «Señor que dominas las grandes normas, las puras normas, sobre las
grandes normas, la totalidad de las normas pon tu pie. Triunfa en el cielo y en la tierra,
sobre su vasta extensión. En Eridu, lugar puro, el lugar más precioso, has entrado en
posesión del noble disco solar. ¡Alabanza a Enki, señor del universo!». Al gran señor
que se presenta en su país los señores, los sentados sobre tronos, los sacerdotes en
posesión de los encantamientos de Eridu, los "vestidos de lino" de Sumer, los que
cumplen el oficio de exorcistas del Abzu, al padre Enki, en el lugar sagrado, ponen su
pie. La estancia de la casa regia ellos la purifican. Al lugar del asiento real ellos le
imponen un buen nombre. En el gran santuario del Abzu [...] en él se llevan a cabo
cantos en voz alta. […] Las carpas agitan sus colas hacia mí en las pequeñas cañas. El
gran emblema que se eleva desde el Abzu, hecho para cobertura, extiende su sombra
sobre el orbe terrestre; la gente tiene temor. El [...] levantado en el pantano [...] amenaza
a todas las naciones extranjeras. El señor, el gran gobernador del Abzu, al barco
"Gamuza de Antílope del Abzu" imparte órdenes; al árbol que crece en el Abzu ha
vuelto resplandeciente; en Eridu, en el lugar puro, lugar de suma importancia detiene el
noble disco solar. El Inspector superior Nusku, hijo de Enlil, guardó la pértiga de
barquero. El héroe levantó la mirada hacia el Abzu. Nidaba, el santuario, la barca [...],
al señor, la barca [...], entrega el cetro de oro puro al señor; los cincuenta dioses
primigenios [Lahama] del Abismo le rindieron homenaje, los remeros, como los
pájaros-hegam del cielo, [...]. Para el rey que está de pie orgullosamente, para el padre
Enki que en el país levanta soberbio la cabeza, para el gran príncipe que se presenta en
el país, hacen aparecer para él la abundancia en el cielo y en la tierra. Enki decretó el
destino: «Sumer, Gran Monte, tierra del Universo, llena de esplendor desde la salida del
sol hasta su ocaso, país que tiene como don las normas. Tus normas son normas
sublimes, inalcanzables; tu corazón es prestigioso, insondable. Matriz verdadera, en ti
los dioses fueron dados a luz, eres inalcanzable como el cielo, que generas al rey y lo
adornas con la noble diadema, que generas al sacerdote-ene, que pone la corona en su
cabeza. Tu señor, señor importante, que junto al rey An se sienta en el trono celeste, tu
rey, el "Gran Monte" es el padre Enlil; como un alto cedro [...] los coloca; él, el padre
de todas las regiones. Los Anunnaki, los grandes dioses, han tomado posesión de la
capilla Kiur en medio de ti, en tus santuarios [gigunu], plantados de árboles, consumen
su comida. ¡Casa! ¡Sumer! Que tus muchos establos sean construidos, que tus vacas se
multipliquen, que tus muchos apriscos sean levantados, que tus ovejas se vuelvan
miríadas, que tu santuario [gigunu] alcance la altura del cielo, que tu perdurable
edificio alce su frontón al cielo, que los Anunnaki decreten los destinos en tu centro».
El marchó al templo de Ur, Enki, el señor del Abzu, decretó sus destinos: «Ciudad
provista de decoro, de abundantes lavaderos, buey perfecto potente, trono de
abundancia, que recorres las regiones altas, verde como la cima de una montaña,
arboleda de cedros-hasur, de amplia sombra, heroica por fuerza propia, que tus normas
perfectas sean bien ordenadas. Enlil, el "Gran Monte", ha proclamado tu elevado
nombre en el cielo y en la tierra, ciudad cuyo destino ha sido decretado por Enki, templo
de Ur, que puedas elevarte hasta el cielo». El marchó a la tierra de Meluhha. Enki, el
señor del Abzu, decretó sus destinos: «Tierra negra, que tus árboles sean árboles altos,
árboles de montaña, que tus tronos puedan ser tronos del palacio real, que tus cañas
sean cañas gigantes, cañas de montaña, que tus héroes en el campo de batalla sepan
empuñar las armas, que tus toros sean toros grandes, toros de montaña, cuyo mugido sea

20
semejante a los toros salvajes de los montes, que las grandes normas de los dioses sean
cumplidas para ti, que todos los pájaros-ittidu de las regiones montañosas, porten una
cresta de lapislázuli, que tus pájaros sean como los pájaros-haia, cuyas llamadas
resuenan en el palacio real, que tu plata sea oro, que tu cobre sea estaño para el bronce,
que tu tierra, cuanto posea, se incremente, que tus habitantes se multipliquen, que tu
[...] salga a su compañero como un toro». [...] la ciudad de [...] como [...] así hizo. El
purificó, volvió espléndida la tierra de Dilmun; y allí puso a Ninsikilla a su cargo. Dio
el río [...] al templo del príncipe; comió sus peces, dio palmeras a su fecundo campo;
comió sus dátiles. [...] Elam y Markhashe [...] fueron destinados a ser devorados como
pescado. El rey Enki a quien Enlil le confió el poder destruyó sus casas, destruyó sus
muros. Sus metales preciosos y su lapislázuli y sus tesoros trajo a Nippur para Enlil, el
rey de todos los países. A los que no construyen ciudad, a los que no construyen casas
Enki, a Martu, le obsequió con ganado.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) Después de haber vuelto su vista de aquel lugar,
después de que el padre Enki la había levantado sobre el Eufrates, se puso de pie
furiosamente, como un toro que acornea; hizo crecer las aguas, alargó la fecundidad.
Llenó también el Tigris de agua corriente. La vaca muge en los pastizales; [...] a los
terneros en los establos. El Tigris, como a un toro rampante, se colocó a su costado,
acrecentó las aguas, trajo regalos nupciales. El Tigris, como un gran toro, se alegró en
[...] aportó agua, agua corriente, siendo buena la vida que ocasionó; aportó grano, grano
abigarrado, alimento para la gente. Llenó el Ekur, el templo de Enlil, con todo tipo de
bienes. Con Enki Enlil se alegra y Nippur exulta. El señor ciñó la didema para la
soberanía, para la realeza, la noble tiara se impuso, holló el suelo a su izquierda, y la
abundancia nació de la tierra para él. Después de haber tomado el cetro en su mano
derecha, el Tigris y el Eufrates, que juntos proporcionan alimento, ante sus palabras y
de acuerdo con sus órdenes, abundancia y bienestar hicieron fluir del palacio como
mantequilla. El señor de las decisiones, Enki, rey del Abzu, a Enbilulu, el Inspector de
los canales, Enki lo puso a cargo de ellos. El llamó al pantano y lo enriqueció con
carpas y peces-suhur, él llamó al cañaveral y lo enriqueció con cañas secas y cañas
verdeantes, anunció un desafío [...], a cuya red no escapa ningún pez, a cuya trampa no
escapa ningún [...], a cuyo lazo no escapa ningún pájaro. [...] el hijo de [...] al dios [...], a
quien le gustan los peces, Enki lo puso a cargo de ellos. El señor levantó un templo (?),
un templo puro, cuyo interior es artístico, levantó un templo en el mar, un templo puro,
cuyo interior es artístico; un templo [...] cuyo interior de [...] nadie conoce, templo, cuyo
fundamento es la constelación iku, templo puro, cuya firme cumbre alcanza la
constelación del carro. [...] del [...] temor, el fulgor majestuoso, los Anunnaki, los
grandes dioses, no se aproximan a él. [...] para alegrar el palacio. Los Anunnaki se
congregaron a su alrededor con oraciones y súplicas, y a Enki, en el templo Eengurra
levantaron una elevada tribuna. Al señor luz [...], el gran príncipe nacido [...] el pájaro-
[...] en los confines [...]. Para regular la gran inundación del Abismo, para el pájaro-izi
y el pez-izi, el chillido de [...] que sale de su garganta [...]. A la señora de Sirara, la
madre Nanshe, sobre el mar y sobre la vasta tierra Enki la puso a su cargo. El llamó a
los dos vientos y a la lluvia del cielo, como grandes nubes los balanceó en el aire,
empujó su curso hacia el horizonte, a las colinas las convirtió en campos. A aquel que
conduce la gran tormenta, que ataca con el rayo, puro cerrojo, ser que atranca el
corazón del cielo, al hijo de An, al regulador de las aguas [gugal] del cielo y de la
tierra, a Ishkur, el bueno, el hijo de An, Enki lo puso a cargo de ellos. El preparó el
arado, el yugo y el tiro; el gran príncipe Enki puso a quien guiase a los bueyes cornudos,
abrió los sagrados surcos, hizo crecer el grano en los campos cultivados. Al señor que se

21
impone la diadema, ornamento del país superior, de robustos miembros, agricultor de
Enlil, a Enkimdu, el hombre de los canales de agua y del dique, Enki lo puso a cargo
de ellos. El señor llamó a los campos cultivados y los enriqueció con tallos, Enki hizo
aparecer garbanzos, guisantes y haces de [...]; amontonó el grano shelibar, el grano
abigarrado y el grano-innuha en pilas; Enki multiplicó los montones y las pilas de
grano, con Enlil extendió ampliamente la abundancia por el país. A aquella cuya
cabeza y costados son tordos, cuya cara está cubierta de miel, a la señora, la
procreadora, vigor del país, la "vida" de los cabezas negras, a Ashnan, el pan nutritivo,
alimento de todos, Enki la puso a cargo de ellos. El gran príncipe puso la red cerca de la
piqueta y preparó el molde, fertilizó el depósito para ladrillos [agarin] como
mantequilla buena, a su piqueta, cuyo penetrante diente es una serpiente que devora la
carroña, la hizo perfecta, a su preparado molde, dispuesto sobre el lado [...]. Al dios
Kulla, el gran amasador de arcilla de todo el país, Enki lo puso a cargo de ellos. Puso
sobre la tierra la cuerda y preparó los fundamentos; fundó la casa en las proximidades
de las asambleas, reguló las abluciones. El gran príncipe ahondó los cimientos, dispuso
sobre ellos los ladrillos; sus fundamentos así dispuestos no cederán jamás. A su casa, así
de firme, no la podrá arrastrar la inundación; pues sus bóvedas, como el arco iris, tocan
el cielo. A Mushdama, el gran arquitecto de Enlil, Enki lo puso a su cargo. El impuso la
pura corona a la llanura señorial, a la llanura superior le colgó una barba de lapislázuli,
una corona de lapislázuli en ella ciñó. Adornó el terreno óptimo con abundante
vegetación lozana, multiplicó los animales de la llanura, dispuso la llanura como
conviene. Los carneros, los carneros salvajes [...] multiplicó y ordenó su fecundidad. Al
héroe, corona de la región superior, rey de la llanura, al gran león de la región superior,
la fuerza [...] sublime de Enlil, a Sumugan, el dios de la montaña, Enki lo puso al frente.
El construyó los establos, reguló los abrevaderos, erigió los apriscos, los enriqueció con
la mejor grasa y leche. Llevó con ello alegría a la sala del convite de los dioses, hizo
llegar la abundancia a la llanura, creada para la fértil vegetación. Al rey, proveedor fiel
del templo Eanna, amigo de An, al amado yerno del valeroso Sin, al esposo de la pura
Inanna, la señora, la reina de todas las grandes normas, que una y otra vez ordena la
procreación del [...] de Kullab, a Dumuzi, el divino gran reptil [ushumgallu] del cielo,
el amigo de An, Enki lo puso al frente. El llenó el Ekur, la casa de Enlil, con todo tipo
de bienes, Enlil se alegró con Enki y Nippur exultó. Levantó los terraplenes, los señaló
con mojones, Enki, para los Anunnaki, dispuso lugares de habitación en las ciudades,
dispuso terrenos para ellos en el abierto campo. Al héroe, al toro que salió del bosque
Hashur rugiendo furiosamente, al valeroso Utu, el toro que se yergue orgullosamente,
que ostenta furiosamente su poder, al padre de la "Gran Ciudad", lugar por donde sale el
sol, gran heraldo del puro An; al juez y ejecutor de las decisiones de los dioses, provisto
de un tocado de lapislázuli en un cielo puro que sale del horizonte, A Utu, el hijo nacido
de Ningal, Enki lo puso a cargo del universo entero. El tejió la tela-mug, preparó el
ornamento.

A.2.3 Emanación del Primer hombre.

A.2.3.1 Emanación del Primer Hombre: Versión sumeria.

Enki funda el templo Eengurra.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 Cuando el destino de toda cosa generada fue fijado,
en un año de abundancia que An produjo, la humanidad irrumpió como la hierba en las
rendijas. El señor del Apsu, el rey Enki, Enki, el señor que decide los destinos,

22
construyó allí la Casas, toda de plata y lapislázuli. De plata y lapislázuli, del esplendor
del día erigió con magnificencia el Santuario en el Apsu, cuya fachada, adornada con
trabajos de plata, se levanta en el Apsu. Los dioses se retiraron del señor Nudimmud y
dijeron: «Allí ha construido la Casa santa, con lapislázuli la ha adornado, con
magnificencia, de oro la ha revestido. La Casa ha sido edificada en Eridu a la orilla del
mar; sus resonantes muros inspiran consejos, sus [...] de caña mugen como un toro. La
Casa de Enki profiere elevadas voces, la Casa de la noche vocea a su rey y le dispone
todo bien». El mayordomo Isimun se dirige con gracia al rey Enki, se aproxima a la
Casa y le habla, se arrima al edificio y le dice: «Casa, construida con plata y lapislázuli,
cuyos fundamentos se hunden en el Apsu, a la que el príncipe ha atendido en lo alto del
Apsu, que posee el terror del Tigris y del Eufrates sublimes, a la que, en el Apsu, Enki
ha hecho objeto de perfección. Tu cerrojo no tiene igual, tu gozne es un león espantoso,
tu cornisamiento es el toro celeste, ornamento artístico del frontón, tu cornisa de
lapislázuli adorna el cornisamiento, tus almenas son como un toro que alza a lo alto sus
cuernos, tu portal es un león que apresa a un hombre, tu umbral es un león que asalta a
un hombre. Apsu, lugar puro, provisto de gloria, Eengurra, tu rey ha puesto sobre ti su
pie. Enki, rey del Apsu, allí ha construido tus fundamentos de cornalina, plegarias sobre
tablillas de lapislázuli allí ha dispuesto. Para la Casa Enki ha atendido las provisiones
de miel y de "tostaduras" puras. Como un buey que se vuelve hacia su dueño y que
espontáneamente muge, así da sólo consejos. ¡Eengurra, templo al que Enki con su
punzón suspendió, en el cielo puro, en ti ha erigido el sublime trono! Tu umbral es el
cierre puro del cielo, el Apsu es un lugar puro, lugar de la decisión de los destinos. El
Señor sabio, el rey Enki, Enki, el Señor que decide los destinos, Nudimmud, el señor
de Eridu, el interior de la oveja salvaje que no ve ningún ojo humano, él ha podido
contemplar claramente tu sapiencia. ¡Eridu, amada de Enki, Eengurra, seno rico de
abundancias, Apsu, vida de la nación, que Enki ama preferentemente, Casa, construida
en el límite del mar, objeto de destinos consumados! Eridu, tu sombra se extiende hasta
la mitad del mar, mar undoso, sin rival. Sublime río, cargado del terror que la nación
aviva. Eengurra, majestuoso huracán, que tiene sujeta a la tierra. Casa, con el Océano
cerca, león en el corazón del Apsu, Casa sublime, Enki, que entrega sabiduría al
hombre. Tu mugido, como de río potente y tumultuoso, para el rey Enki resuena. Para
su Casa santa dispone todo tipo de bien: La lira, el algar, el arpa, el tímpano, los sistros,
instrumentos de sabum y maeri, que resuenan en la casa. El dulce sonido que suelta la
plegaria del arpa, allí, en el centro, cumplimenta a tu terror imponente. A los siete
músicos hace ejecutar la plegaria. La palabra de Enki no se puede modificar, para
siempre permanece». Así Isimun habló al edificio, su dulce melodía emitió el canto de
alabanza al Eengurra. Cuando hubo terminado la construcción, cuando hubo terminado
la construcción, después que Enki hubo encumbrado a Eridu, resultó una torre bien
construida, fundada sobre el agua. Sus cercanías las llenó con frescas cañas, en sus
verdes huertos, plenos de frutos, los pájaros anidaron, los peces [tencas] [...] produjeron,
las carpas, entre los pequeños árboles, agitaban con destreza sus largas colas. Cuando
Enki se alzó, también los peces se alzaron, elevándole las manos en plegaria. El
residió allí, maravilla para el Apsu, llevando júbilo al Engur. Sin embargo, al mar
aportó temor, hizo bajar el terror al Gran Río, y el Viento del Sur llegó a perturbar
furiosamente al Eufrates. Su timón era el dios serpiente Nirah, sus remos eran las
pequeñas cañas, el embarcamiento de Enki significaba año rico en abundancias, la
barca se desamarró por sí, por sí gobernó las cuerdas del remolque. Al separarse de la
Casa de Eridu, el río dio consejos a su rey; su alboroto era como el mugido de un
becerro, como el mugido de una mansa vaca. Enki sacrificó bueyes, y ovejas en
cantidad; donde no había tambores ala, allí los sabía encontrar; donde no había

23
tímpanos de bronce, allí los hacía aparecer. Voluntariosamente se dirigió a Nippur,
entró en el santuario [gigunu], en el santuario de Nippur. Enki se acercó a las bebidas
embriagadoras, se acercó al vino, y escanció vino en vasos de bronce. Mezcló con
generosidad cerveza de espelta; la mezcló en una cuba dispuesta para añejar la bebida;
luego trató la abertura con miel y dátiles de óptima calidad. En su interior derritió con
generosidad miel en agua fresca. Enki, en el santuario de Nippur, a su padre, a su padre
Enlil le dio a comer pan. Hizo sentar a An en el lugar de honor, al lado de An puso a
Enlil, a Nintu la sentó sobre un sillón, a continuación los Anunnaki por orden tomaron
asiento. Los sirvientes ofrecieron cerveza, prepararon vino; los camareros servían
bebida con profusión. Los gruesos bronces para el desafío de An y de Urash los
dispusieron fuera del recinto sagrado, hicieron relumbrar las copas como lo hacen las
naves. Tras haber mezclado la cerveza [...] vino y cerveza; [...] de la Casa hubieron
abandonado, Enlil entró festivamente en Nippur, Enlil habló a los Anunnaki,
diciéndoles: «Grandes dioses, que habéis venido, oh Anunnaki, acomodaos en la sala
del consejo. Mi hijo, el rey Enki, ha construido la Casa, en Eridu, que como una
montaña ha hecho crecer de la tierra. La ha construido en un lugar apropiado, en Eridu,
lugar santo, no hollado por ningún hombre, ha construido la Casa con plata, la ha
ornamentado con lapislázuli. La Casa, que hace resonar las siete liras, privilegiada con
el conjuro. En el canto sagrado, al unísono, la Casa surgida de la tierra ha resultado
satisfactoria; al santuario del Apsu el buen destino de Enki lo ha hecho objeto de
perfectos destinos. ¡A la construcción de la Casa de plata en Eridu, a Enki, alabanzas!

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 Cuando fue fijado el destino para toda cosa
engendrada, cuando las personas en un año de abundancia, labrado por An, habían
irrumpido de la tierra como hierba, él construyó, el señor del Abzu, el rey Enki, 5 Enki,
el señor, que determina los destinos, su Casa completamente de plata y lapislázuli. De
plata y lapislázuli, que relucen como el día, la Casa del Abzu está adornada con toda su
belleza, sobresale su clara, artística figura del Abzu. 10 Todos los dioses van hacia el
señor Nudimmud: «De plata ha construido la Casa, la ha adornado con lapislázuli, la ha
revestido magníficamente con oro, en Eridu ha construido él la Casa, en la orilla del
mar. Su manipostería clama en alto, procura consejos con su señor, 15 su alero ruge
como una fiera, la Casa de Enki clama en alto, canta a su rey por la noche, le hace todo
agradable.» El mayordomo Isimu dice palabras dulces al rey Enki, entra en la Casa,
habla con él, 20 se acerca a la manipostería, le dice: «Casa, construida de plata y
lapislázuli, con los cimientos basados en el Abzu, cuidada por el príncipe (Enki) en el
Abzu. Encumbrada como el Tigris y el Éufrates, temida, 25 adornada en el Abzu por
Enki con toda su belleza: tu cerradura no tiene rival, tu cierre es un temible león, tu
ángulo superior es una "fiera celeste" de resplandeciente forma, artísticamente
modelada, tu cornisa es de lapislázuli, un adorno para las vigas, 30 tus almenas son
fieras salvajes que alzan los cuernos, tu puerta es un león, que alcanza a las personas, la
jamba de tu puerta es un león, que asalta a las personas. Del Abzu, el lugar sagrado
lleno de gloria, ha venido, Eengurra, a ti tu rey. 35 Enki, el rey del Abzu, ha basado tus
cimientos de cornalina, ha dispuesto las plegarias sobre tablillas de lapislázuli. Para la
Casa Enki ha vigilado la provisión de ofrendas de miel y "tostaduras" puras. Una fiera
es ella, está bien acoplada a su señor, 40 por su ser clama ella, duraderamente se
aconseja con su señor. Eengurra, a la que Enki ha proyectado con la sagrada caña de
escribir, en ti hay erigido un estrado poderoso, tu dintel es el sagrado cierre del cielo, el
Abzu es sagrado lugar, el lugar de la determinación de los destinos. 45 A ti, el señor de
la sabiduría, el rey Enki, Enki, el señor, el que determina los destinos, Nudimmud, el
señor de Eridu, como se contempla el interior de una cabra silvestre, a quien nadie

24
trasluce, él, tu sabio te ha contemplado claramente. 50 ¡Eridu, a quien Enki ama,
Eengurra, regazo materno lleno de abundancia, Abzu, vida del país de Sumer, amado de
Enki! ¡Casa, construida en el límite del mar, elegida para los justos [me] y perfectos,
55 Eridu, tu sombra se extiende hasta el centro del mar, mar alborotado, que no tiene
rival, amplia corriente, que provoca temor a los enemigos, que calma al país!
¡Eengurra, fuerte huracán, que conmueve la tierra, Casa al lado del océano, león en el
corazón del Abzu, 60 sublime Casa de Enki, que confiere la sabiduría a las personas! Tu
llamada se extiende como la de una amplia corriente que se dirige a lo alto sobre el rey
Enki: Él dispensa para su sagrada Casa todo gustosamente, liras, instrumentos algar,
arpas, timbales, 65 sistros, instrumentos de Sabum y de Mari, resuenan en la Casa. El
dulce sonido que desprende la plegaria del arpa se hace sonar en medio de tu
majestuoso terror. Enki hace resonar espontáneamente para sí el instrumento algar, hace
que lo sigan todos los músicos. 70 ¡La palabra de Enki no se puede cambiar, está
establecida para días eternos!» Así habló Isimu a la manpostería, cantó al Eengurra en
dulce canción. Cuando estuvo terminada la construcción, cuando estuvo terminada la
construcción, 75 después que Enki hubo levantado a Eridu, entonces resultó una
pirámide escalonada, firmemente fundada en el agua. A su lado se extiende el
cañaveral, en su verdeante jardín, que da ricos frutos, incuban los pájaros. 80 Allí
generan los peces percas a sus crías, mueven las carpas la larga cola en las cañas
subterráneas. Cuando Enki se alza, también los peces se alzan levantando hacia él las
«manos»5. Él mora allí, maravilla para el Abzu, y aporta alegría al Engur. 85 Más sobre
el mar aportó temor, sobre la corriente hizo descender el pavoroso esplendor; el Éufrates
crece ante él como ante una fuerte tormenta del Sur. El timón de Enki es Nirakh, el dios
serpiente, sus remos son las pequeñas varas de caña. 90 Cuando Enki monta en el
barco, está el año lleno de abundancia, zarpa el barco por sí, sujeta la amarra por sí.
Cuando Enki abandonó la Casa de Eridu, murmuró la corriente hacia su rey, gritó hacia
él como un ternero, como una vaca mansa. 95 Enki sacrificó bueyes, mató cuantiosas
ovejas para el banquete, donde no había ningún tambor ala, hizo que vinieran, donde
no había ningún tambor de bronce, hizo que vinieran. Pronto encaminó su paso hacia
Nippur, entró en el lugar gigunu, en el templo de Nippur. 100 Enki se acercó a la
bebida alcohólica, se acercó al vino, vertió el vino en un recipiente de bronce, mezcló
primero cerveza de espelta. En una tina, que permitía volverse buena a la bebida
alcohólica, la mezcló, trató su contenido con miel y dátiles de óptima calidad, 105 en su
interior derramó con generosidad miel en agua fresca. Enki al padre en Nippur, organizó
un festín a su padre Enlil: An se sentó en el lugar de honor, junto a An se sentó Enlil,
110 Nintur se sentó en un sillón, los dioses Anunna se sentaron al lado. Los sirvientes
hicieron beber bebida alcohólica a los dioses, prepararon el vino, los portadores de las
bandejas trajeron rebosantes guisos, sirvieron a cual mejor las bandejas de bronce para
la apuesta de An y de Urash, 115 hicieron brillar las vasijas como barcos sagrados.
Después de haber mezclado la cerveza [...] vino y cerveza, cuando ellos habían hecho
[...] a la Casa, entonces Enlil entró festivamente en Nippur. Luego habló Enlil a los
dioses Anunna: 120 «Grandes dioses, vosotros los que habéis venido, dioses Anunna,
que os habéis acomodado en la "Sala del Consejo", mi hijo, el rey Enki, se ha
construido una Casa, ha hecho que Eridu se levante como una montaña de la tierra, ha
construido la Casa en un lugar apropiado, 125 en Eridu, lugar santo, no pisado por el
hombre, ha construido de plata la Casa, adornándola con lapislázuli, la Casa que hace
resonar las siete liras, privilegiada con los conjuros mediante una canción sagrada, al
unísono, la Casa salida de la tierra ha resultado buena, al santuario del Abzu, el buen
destino de Enki lo ha hecho objeto de destinos perfectos. 130 A la construcción de la
Casa de plata de Eridu, a Enki, ¡alabanza!»

25
BMe (DMe) (Feliu-Millet 2014) 1 Cuando Anu creó el cielo, Nudimmud creó el Apsu,
su morada, Ea recogió una pizca de barro del Apsu, creó a Kulla para renovar los
templos. 5 Creó las cañas y los bosques para sus trabajos de construcción. Creó a
Ninildu, Ninsimug y Arazu para completar sus trabajos de construcción. Creó las
montañas, los mares para cualquier [...]. Creó a Kusigbanda, Ninagal, Ninzadim y
Ninkura para la fiabilidad y la firmeza de sus trabajos, y para dedicar sus abundantes
productos como primicias, 10 creó a Ashnan, Lahar, Sirash, Ningishzida, Ninsar y [...]
para garantizar el alimento, para ser los proveedores de los dones regulares. Creó a
Umunmutamku y Umunmutamnag como suministrador de las ofrendas. Creó a Kusu, el
sumo sacerdote de los grandes dioses para completar el ceremonial de los ritos. Creó al
rey como vicario de los templos 15 Creó a los hombres para hacer [...] [...] Anu, Enlil,
Ea y [...]

Emanación del primer hombre. Primer Poema.

BMe (DMe) (Kramer 1956) Las divinidades tienen ciertas dificultades para
procurarse alimentos, y cuando las diosas, nacidas después de ellos, van a
reunírseles, las dificultades aumentan. Mientras se lamentan, el dios del agua, Enki
—quien habría podido ir en su ayuda, puesto que también era el dios de la
sabiduría—, se halla yaciendo en el mar, tan profundamente dormido que ni
siquiera oye. Nammu, la madre de Enki, madre de la tierra, «madre de todos los
dioses», le va a llevar a éste las lágrimas de todos ellos. Y, mientras los dioses
continúan desconsolados, ella dice a Enki: «Oh, hijo mío, levántate de tu lecho, desde
tu [...], haz lo que es sensato: Forma los servidores de los dioses, para que puedan
producir sus dobles (?).» Enki reflexiona, se pone en cabeza de la legión de los
«buenos y magníficos modeladores» y dice a Nammu: «Oh, madre mía, la criatura
cuyo nombre has pronunciado existe: Fija en ella la imagen (?) de los dioses. Amasa el
corazón con la arcilla que está en la superficie del Abismo, Los buenos y magníficos
modeladores espesarán esta arcilla. Tú, haz nacer los miembros; Ninmah la madre de
la tierra, trabajará antes que tú, Las diosas del nacimiento [...] estarán junto a ti
mientras tú harás tu modelaje. Oh, madre mía, decide el destino del recién nacido,
Ninmah fijará en él la imagen (?) de los dioses: Es el hombre [...]» La creación del
hombre en general, a la creación de los diversos tipos de hombres imperfectos.
Enki ha organizado una fiesta dedicada a los dioses, sin duda para conmemorar la
creación del hombre. Pero, en el transcurso de la fiesta, Enki y la diosa Ninmah,
que han bebido bastante vino, pierden un poco la cabeza, y, de pronto, Ninmah
toma un pedazo de arcilla del Abismo y con él modela seis tipos diferentes de
individuos anormales; Enki redondea la obra fijando, por decreto, su destino y les
«da a comer pan». La mujer estéril y el ser asexuado: El [...], Ninmah hizo una
mujer incapaz de parir. Enki, viendo esta mujer incapaz de parir, Decidió su suerte, y la
destinó a vivir en el «gineceo». El [...], ella hizo un ser privado de órgano masculino,
privado de órgano femenino. Enki, viendo este ser privado de órgano masculino,
privado de órgano femenino, Decidió que su destino sería el de preceder al rey. No
obstante, por no ser menos, Enki decidió a su vez hacer nacer alguna nueva
criatura […] el nuevo ser creado es un fracaso; es canijo de cuerpo y débil de
espíritu. Enki recurre a Ninmah y le ruega que venga en auxilio de este
desgraciado: «De aquel que tu mano ha modelado, he decidido el destino, le he dado a
comer pan; Decide ahora la suerte del que ha modelado mi mano, Dale a comer pan.»
Ninmah muestra su buena voluntad hacia el desgraciado y hace todo lo que puede,

26
pero sin resultado. Ella le habla, pero él no le responde. Ella le ofrece pan, pero él
no alarga la mano para tomarlo. El desdichado no puede permanecer ni sentado ni
de pie, ni tampoco puede doblar las rodillas. Diálogo entre Enki y Ninmah, […]
parece como si Ninmah terminase por maldecir a Enki ante el espectáculo
desgarrador de aquel infeliz inválido o, mejor dicho, de aquel ser inanimado que el
dios se ha entretenido en crear. Y Enki da la impresión de estar de acuerdo con
ella, de pensar, en fin, que bien merece aquella maldición.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Historia de Atrahasis) 1 Cuando los dioses eran
como los hombres, asumían la fatiga, soportaban el trabajo. La fatiga de los dioses era
grande, el trabajo era pesado, la penalidad era mucha. Los grandes Anunnaki querían
hacer soportar el trabajo a los siete Igigis. Anu, su padre, era el rey, su consejero era el
guerrero Enlil, su chambelán era Ninurta, y su alguacil Ennugi. Los dioses habían
recogido los dados en sus manos, habían echado suertes y repartido las partes. Anu
había subido al cielo, Enlil había recibido la tierra para sus vasallos; el cerrojo, la
fosa del mar, se los habían dado a Enki, el príncipe. Después que Anu hubiera subido
al cielo y Enki hubiera bajado al Apsu, [...] Un gran trabajo que tenían que soportar
los dioses al comienzo de los tiempos. [...] embarcación del Apsu, [...] bajó. [...] Ea.
[...] excavaban el río, [...] la vida de la tierra [...] el Eufrates detrás de ello [...] desde el
abismo [...] su [...] instituyeron. Durante diez años padecieron la fatiga, durante
veinte años padecieron la fatiga, durante treinta años padecieron la fatiga, durante
cuarenta años padecieron la fatiga. […] los dioses se quejan de sus trabajos. [...]
todas las montañas, contaron los años de fatiga. [...] el gran pantano. Contaron los años
de fatiga. Excesivo [...] para cuarenta años, [...] soportaron el trabajo día y noche. Se
quejaban maldiciendo, murmurando en el trabajo de excavación: «Hagamos frente a
nuestro [...], el Maestro constructor puede que él nos alivie de nuestro duro trabajo. A
Enlil el consejero de los dioses, el héroe, venid, vayámosle a perturbar en su morada. A
Enlil el consejero de los dioses, el héroe, venid, vayámosle a perturbar en su morada».
[...] abrió su boca y se dirigió a los dioses, sus hermanos: «[...] el Maestro de los
tiempos antiguos […] los dioses quisieron sacudirse el yugo del trabajo y dijeron:
«[...] matemos. ¡[...] rompamos el yugo!». [...] abrió su boca y se dirigió a los dioses
sus hermanos: «[...] el Maestro de los tiempos antiguos, [...] Enlil señalará, [...]
señalará a otro [...]». […] los dioses reclaman de sus Maestros un cambio en su
situación y un cabecilla les instiga a recurrir a la violencia diciendo: «[...] al
consejero de los dioses, el héroe, venid, vayamos a perturbarle en su morada». A Enlil,
el consejero de los dioses, el héroe, venid, vayamos a perturbarle en su morada.
Mientras tanto, proclamad la guerra, unamos las hostilidades y la batalla». Los dioses
atendieron sus palabras, metieron fuego a sus herramientas, prendieron fuego a sus
azadas, e incendiaron sus cubos. Se unieron unos a los otros y se dirigieron a la puerta
del santuario del héroe Enlil. La noche estaba en la mitad de su camino, el templo fue
rodeado, pero el dios no lo sabía. La noche estaba en la mitad de su camino, el Ekur fue
rodeado, pero el dios no lo sabía. Sin embargo, Kalkal lo observó y se sintió perturbado.
Corrió el cerrojo y miró afuera. Kalkal despertó a Nusku, y escucharon el ruido de
afuera. Nusku despertó a su señor, le hizo levantar de su lecho y dijo: «Mi señor, tu
templo está rodeado, la batalla ha venido hasta tu puerta. Enlil, tu templo está rodeado,
la batalla ha venido hasta tu puerta». Enlil [...] a su morada. Enlil abrió su boca y dijo a
su visir Nusku: «Nusku, atranca tu puerta, toma tus armas y ponte delante de mí».
Nusku atrancó su puerta, tomó sus armas y se puso delante de Enlil. Nusku abrió su
boca y dijo al héroe Enlil: «Mi señor, tus hijos te respetan, ¿por qué temes a tus propios
hijos? Enlil, tus hijos te respetan, ¿por qué temes a tus propios hijos? Ordena que se

27
haga descender aquí a Anu y que Enki sea traído a tu presencia». El dio la orden y se
hizo descender a Anu, Enki fue traído también a su presencia. Anu, el rey del cielo,
estaba presente, el rey del Apsu, Enki, estaba delante. Con los grandes Anunnaki
presentes, Enlil se puso en pie [...]. Enlil abrió su boca y se dirigió a los grandes dioses:
«¿Es en mi contra lo que se está haciendo? ¿Debo empeñarme en hostilidades [...] que
vieron mis propios ojos? ¡La batalla ha llegado hasta mi misma puerta!». Anu abrió su
boca y respondió al héroe Enlil: «La razón por la que los Igigi han rodeado tu puerta,
que Nusku salga y [...] una orden [...] a tus hijos [...]». Enlil abrió su boca y se dirigió a
su visir Nusku: «Nusku, abre tu puerta, toma tus armas [...], y en la Asamblea de
todos los dioses inclínate, levántate y repite nuestras palabras: «Anu, su padre, su
consejero, el guerrero Enlil, su Maestro, Ninurta, y su alguacil, Ennugi, me han
enviado para decir: "¿Quién es el instigador de la batalla? ¿Quién es el provocador de
las hostilidades? ¿Quién declaró la guerra y [...] la batalla?"». Nusku se marchó a la
Asamblea de todos los dioses [...] y explicó: «Anu, su padre, su consejero, el guerrero
Enlil, su Maestro, Ninurta, y su alguacil Ennugi, me han enviado para decir: ¿Quién
es el instigador de la batalla? ¿Quién es el provocador de las hostilidades? ¿Quién
declaró la guerra […] y la batalla?"». […] «Todos y cada uno de nuestros dioses habían
declarado la guerra nosotros [...] en la excavación. El excesivo trabajo nos había
agotado, nuestro trabajo era pesado, mucha la penalidad, ahora, todos y cada uno de
nuestros dioses han hablado en favor de [...] con Enlil». Nusku tomó sus armas [...] y
marchó, él [...] y dijo: «Mi señor, al [...] a mí». […] «Todos y cada uno de nuestros
dioses han declarado la guerra, [...] nosotros [...] en la excavación. El trabajo excesivo
nos ha agotado, nuestro trabajo era pesado, mucha la penalidad. Ahora, todos y cada
uno de nuestros dioses han hablado en favor de [...] con Enlil». Cuando Enlil oyó este
discurso, sus lágrimas fluyeron. Enlil [...] sus palabras y dijo al guerrero Anu: «Eres
único y noble, contigo el cielo lleva tu autoridad, toma tu poder, mientras los Anunnaki
están presentes ante ti, convoca a un dios y llévale a la muerte». Anu abrió su boca y
habló a los dioses sus hermanos: «¿De qué les estamos acusando? Su trabajo era duro,
mucha su penalidad. Cada día [...] la lamentación era considerable, pudimos oír el
ruido». [...]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio A) 2 Mientras los Anunnaki estén
presentes ante ti, y mientras Belet-ili, la diosa del nacimiento esté presente, convoca a
uno y hazle morir». Anu abrió su boca para hablar, dirigiéndose [...]: «Nusku, abre tu
puerta, toma tus armas [...], inclínate en la Asamblea de los grandes dioses [...] háblales
[...]: «Anu, tu padre me ha enviado, también tu consejero, el guerrero Enlil,

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Texto babilonio) Se habla del propósito de crear al
hombre para que liberase a los dioses de su trabajo. Ea abrió su boca y dijo a los
dioses, sus hermanos: ¿De qué les estamos acusando? Su trabajo era duro, mucha la
penalidad. Cada día ellos cavaban la tierra, su lamento era considerable [...], pero
quizá haya un remedio para sus males. Belet-ili, la diosa del nacimiento, está
presente que ella cree un hombre primitivo [lullu] para que lleve el yugo de la tarea
impuesta por Enlil, para que lleve el yugo [...], para que el hombre asuma la fatiga
de los dioses».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio B) 1 Mientras Belet-ili, la diosa
del nacimiento está presente, que la diosa del nacimiento cree descendencia, y que el
hombre soporte la fatiga de los dioses». Convocaron y preguntaron a la diosa, a la
matrona de los dioses, la juiciosa Mami: «Eres la diosa del nacimiento, la que serás

28
creadora de la humanidad. Crea un hombre primitivo [lullu] para que pueda soportar el
yugo, para que soporte el yugo de la tarea asignada por Enlil, para que el hombre asuma
la fatiga de los dioses». Nintu abrió su boca y respondió a los grandes dioses: «No es a
mí a quien pertenece este quehacer, esta tarea es asunto de Enki. Puesto que él puede
purificarlo todo, que me dé la arcilla para que pueda hacerlo». Enki abrió su boca y dijo
a los grandes dioses: «En el primero, séptimo y decimoquinto día del mes prepararé,
como purificación, un baño; que un dios sea degollado y que los otros dioses,
sumergiéndose en él, puedan ser purificados. Con la carne y la sangre del dios, que
Nintu mezcle arcilla, a fin de que dios y hombre puedan ser enteramente mezclados en
la arcilla y en el tiempo que ha de venir podamos oír el tambor sagrado. Que se haga un
espíritu de la carne del dios. Como ser viviente que él revele al hombre por esta señal y
para que esto no se olvide él tuvo un espíritu». En la Asamblea los grandes Anunnaki,
que administran los destinos respondieron: «Sí». En el primero, séptimo y decimoquinto
día del mes como purificación Ea preparó un baño. A We-ila, que tenía personalidad,
los dioses lo asesinaron en la Asamblea. Con su carne y su sangre Nintu mezcló arcilla.
Durante el resto de los tiempos oyeron el tambor sagrado, de la carne del dios se hizo
un espíritu. Como ser viviente, él reveló al hombre por esta señal y para que esto no se
olvidara él tuvo un espíritu. Después que Mami hubo mezclado la arcilla llamó a los
grandes dioses, los Anunnaki. Los grandes dioses Igigi escupieron sobre la arcilla.
Entonces Mami abrió su boca y dijo a los grandes dioses: <Me ordenasteis una tarea: la
he acabado. Habéis degollado a un dios junto con su personalidad. He puesto fin a
vuestro pesado trabajo y he impuesto vuestra fatiga al hombre. Habéis transferido el
llanto a la humanidad, y para vosotros he soltado el yugo, os he establecido la libertad>.
Cuando los dioses oyeron su discurso, corrieron juntos y besaron sus pies diciendo:
«Antiguamente solíamos llamarte Mami, ahora, que tu nombre sea Belet-kala-ili».
Entraron en la Casa del destino el príncipe Ea y la juiciosa Mami. Tras reunirse con las
diosas del nacimiento y mientras éstas pisaban la arcilla y estuvieron en trance de parto
ella no cesaba de recitar el encantamiento que Ea, sentado ante ella, le iba indicando.
Después que ella hubo terminado su encantamiento, pellizcó catorce pedazos de arcilla.
Puso siete a la derecha y los otros siete a la izquierda. Colocó un ladrillo entre ellos [...]
el cordón umbilical [...]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio C) El príncipe Ea habló [...] él le
iba indicando [...] Mami recitó el encantamiento. Después que hubo recitado su
encantamiento, Mami sacó su mano de la arcilla. Pellizcó catorce trozos de arcilla,
puso siete a la derecha, puso siete a la izquierda, colocó un ladrillo entre ellos, [...] el
cortador del cordón umbilical. La juiciosa y docta, la diosa del nacimiento había reunido
siete parejas, siete pertenecían al mundo masculino, siete pertenecían al mundo
femenino. La diosa del nacimiento, creadora del destino, cuando por parejas ellas
hubieron acabado de completarlas, cuando por parejas acabaron de completarlas en su
presencia, Mami formuló entonces las normas para la generación humana. En la casa
de la mujer encinta que por ello está confinada, que esté el ladrillo durante siete días,
para que Belet-ili, la juiciosa Mami, pueda ser honrada. Que la matrona se alegre en la
casa de la mujer que está y cuando la mujer preñada dé a luz, que la madre del bebé se
desuna a sí. El hombre a la mujer joven, confinada,

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio B) 2 [...] sus senos, barba, [...] la
mejilla del hombre joven, [...] capilla al aire libre y la calle, [...] esposa y su esposo. Las
diosas del renacimiento estaban reunidas, Nintu se sentó contando los meses. En el
momento fijado, el décimo mes fue convocado, y el décimo mes llegó, y el transcurrir

29
del período abrió el vientre. Con un radiante, regocijado rostro, y cubierta la cabeza
atendió el parto. Ciñó sus lomos mientras pronunciaba la bendición, se procuró un poco
de comida y colocó el ladrillo: «He creado, mis manos lo han hecho. Que la matrona se
regocije en la casa de las sacerdotisas [qadishtu]. Donde la mujer preñada dé a luz y la
madre del bebé se desuna a sí, que el ladrillo esté allí durante nueve días, para que
Nintu, la diosa del nacimiento, pueda ser honrada», Mami proclama sin cesar su [...].
¡Alabad sin cesar a la diosa del nacimiento, alabad a Kesh! Cuando [...] la cama esté
preparada, o que la esposa y su esposo yazgan juntos. Y cuando, para instituir el
matrimonio, atienden a Ishtar en la casa del suegro, que haya regocijo durante nueve
días, y que llamen a Ishtar Ishara. [...] en el momento destinado. […] un hombre [...]
purifica la morada [...]. El hijo al padre [...] Se sentaron y […] él traía […] él vio y […]
Enlil […] se hacían firmes […] Con punzones y espadas construyeron los altares,
construyeron los márgenes del gran canal. Para alimento de los pueblos, para el sustento
de los dioses, […]

BMe (DMe) (Kramer 1956) (Lahar y de Ashnan Segundo Poema) Los productos de
Lahar y de Ashnan, Los anunnakis del Duku, los comían, pero quedaban insatisfechos;
En sus hermosas granjas, la leche shum, Los anunnakis del Duku se la bebían, pero
quedaban insatisfechos. Es, pues, para que se ocupara de sus hermosas granjas que el
hombre recibió el soplo de la vida.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Lahar y de Ashnan Segundo Poema) 2 La buena
bebida de su aprisco puro beben los Anunnaki del Duku, pero quedaban insatisfechos.
En el puro recinto ellos y para su prosperidad hicieron existir en las personas el hálito
de vida.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Lahar y de Ashnan Segundo Poema) 3 Entonces
Enki dijo a Enlil: «Padre Enlil: A Lahar y Ashnan, que han sido creados en el Duku,
hagámosles descender del Duku. Obedeciendo la sagrada orden de Enki y de Enlil,
Lahar y Ashnan descendieron del Duku. Para Lahar ellos construyeron un aprisco;
plantas y hierbas en abundancia le presentaron. Para Ashnan instalaron una casa; arado
y yugo le presentaron. Lahar en su aprisco es un pastor que incrementa los productos
del aprisco. Ashnan en medio de las cosechas es una virgen amable y generosa. La
abundancia que viene del cielo Lahar y Ashnan la hacen aparecer sobre la tierra. A la
sociedad llevan la abundancia, al país llevan el aliento de vida, hacen ejecutar las leyes
de los dioses, multiplican el contenido de los almacenes, llenan hasta reventar los
graneros. En la casa del pobre, donde se amontona el polvo, entrando en ella, le llevan
la abundancia. Ambos, allí donde estén, llevan consigo a la casa enormes provechos. El
lugar donde permanecen lo sacian; el lugar donde se sientan lo aprovisionan. Y alegran
el corazón de An y de Enlil. Pero un día beben demasiado vino y Lahar y Ashnan
querellan alborotadamente, cada divinidad exalta sus propios logros y disminuye
los de su oponente, finalmente, Enlil y Enki intervienen, declarando vencedora a
Ashnan.

A.2.3.2 Emanación del Primer Hombre: Versión babilónica.

BMe (Enel 6) 1 Cuando Marduk escuchó el discurso de los dioses, /tuvo el deseo de
hacer prodigios. /Abrió su boca y se dirigió a Ea, /ofreciéndole el consejo que tenía en
su corazón: 5 /«Quiero concentrar la sangre y crear huesos, /concebiré al hombre
primigenio: que su nombre sea “hombre”. /Quiero crear el hombre primigenio /que se le

30
impongan las obligaciones de los dioses y estos puedan descansar. 10 /Quiero cambiar
el talante de los dioses de forma magistral: /que sean honrados como uno solo pero
divididos en dos grupos». /Ea respondió, le dirigió unas palabras, /le explicó el plan en
relación al descanso de los dioses: 15 /«Que me entreguen uno de sus hermanos, /que
sea ejecutado y la gente sea formada, /que se reúnan los grandes dioses, /que sea
entregado el culpable y que ellos vivan para siempre». /Marduk reunió a los grandes
dioses, /les habló con magnanimidad y les dio instrucciones, /habló y los dioses le
escucharon, /el rey se dirigió a los Anunnaku: 20 /«¡Que vuestros designios sean los
primeros! /¡Decidme palabras verdaderas! /¿Quién es el que creó la guerra, /incitó a
Tiamat e inició la lucha? 25 /Que se me entregue al que creó la guerra, /le impondré un
castigo y de esta manera estaréis tranquilos». /Los Igigi, los grandes dioses,
respondieron /a Lugaldimmerankia, el consejero de los dioses, su señor: 30 /«Kingu es
el que creó la guerra, /incitó a Tiamat e inició la lucha». /Ataron a Kingu y lo sujetaron
ante Ea, /le impuso el castigo y lo desangró. /De su sangre creó la humanidad, le impuso
las obligaciones de los dioses y los libró de sus deberes. 35 /Después que Ea, el sabio,
crease la humanidad, /les impuso las obligaciones de los dioses. /Esta obra sobrepasaba
toda comprensión, /Nudimmud lo creó gracias a los prodigios de Marduk. /Marduk, el
rey, dividió a los dioses, /todos los Anunnaku, arriba y abajo. 40 /Para Anu, para llevar
a cabo sus instrucciones, /estableció trescientos en el cielo como guardianes; /igual
número estableció para configurar la tierra: /puso seiscientos entre el cielo y la tierra. 45
/Después de dar todas las instrucciones /y de repartir los atributos a los Anunnaku del
cielo y de la tierra, /los Anunnaku tomaron la palabra y /a Marduk, su señor, dijeron
esto: 50 /«Ahora que has decretado nuestra liberación, señor, /¿qué podríamos hacer
para complacerte? /Nosotros haremos un santuario de gran renombre, /que tu patio
interior sea el lugar de nuestro descanso nocturno, allí estaremos tranquilos.
/Fundaremos un santuario donde habrá un pedestal, /cuando lleguemos, en su interior
estaremos tranquilos». 55 Cuando Marduk escuchó esto, /su cara se iluminó como el
día. /«Haced Babilonia, la obra que deseáis, /que se fabriquen los ladrillos, levantad el
santuario». /Los Anunnaku se pusieron a cavar con el azadón, /fabricaron ladrillos
durante un año. 60 /Al llegar al segundo año, /levantaron la cabeza del Eságil, una
réplica del Apsu, /construyeron el gran zigurat del Apsu, /lo establecieron como morada
para Anu, Enlil, Ea y para él. 65 /Marduk se sentó majestuosamente ante ellos, /sus
cuernos miran hacia los cimientos del Esharra. /Después de haber hecho su obra en el
Eságil, /todos los Anunnaku construyeron sus propios santuarios. /Los trescientos Igigi
del cielo y los seiscientos del Apsu se reunieron. 70 /Bel, en el santuario excelso que
ellos le construyeron como morada (Enel 4,39-44), /hizo sentar a los dioses, sus padres,
en un banquete. /«Esta es Babilonia, vuestro lugar de residencia. /Gozad de este lugar,
acomodaos con regocijo». 75 /Los grandes dioses tomaron asiento, /dispusieron las
jarras de cerveza y se sentaron al banquete. /Después de haberse divertido, /hicieron una
ofrenda en el majestuoso Eságil. /Establecieron las directrices, la totalidad de los planes,
/todos los dioses distribuyeron las posiciones del cielo y la tierra. 80 /Los cincuenta
grandes dioses se aposentaron, /los siete dioses de los destinos fueron designados para
decidir. /Bel recibió el arco, su arma, lo puso ante él, /los dioses, sus padres, miraron la
red que había hecho. 85 /Contemplaron la factura perfecta del arco, /sus padres alabaron
la obra que había hecho. /Anu se levantó y se dirigió a la asamblea de los dioses, /besó
el arco: «¡Que sea mi hija!». /Nombró el arco, estos son sus nombres: /«Madera Larga»
que sea el primero, el segundo que sea «Que acierte», /el tercer nombre «Estrella-Arco»,
que él hace visible en el cielo, /determinó sus posiciones con los dioses, sus cofrades.
90 /Después que Anu estableciera los destinos del arco, /fundamentó el trono de la
realeza que se eleva entre los dioses, /Anu lo hizo sentar allí, en la asamblea de los

31
dioses. 95 /Los grandes dioses se reunieron, /elevaron el destino de Marduk y se
prosternaron. /Pronunciaron una maldición contra sí, juraron con agua y aceite y tocaron
sus cuellos. /Le otorgaron el ejercicio de la realeza sobre los dioses, /lo confirmaron
como Señor de los dioses del cielo y de la tierra. 100 /Ánshar le añadió otro nombre, le
llamó Asaluhi: /«Cuando se pronuncie su nombre, nos humillaremos. /Que cuando
hable los dioses estén atentos. /Que sus órdenes prevalezcan arriba y abajo. 105 /Que el
Hijo, nuestro vengador, sea enaltecido. /Que su señorío prevalezca, que no tenga rival.
/Que pastoree a los cabezas negras, sus criaturas. /Que a partir de ahora nadie deje de
explicar sus gestas. /Que ofrezca a sus padres ofrendas abundantes, /que los mantenga,
que se ocupe de sus santuarios, /que los perfume con incienso, que se alegre su
santísimo. 110 /Lo que hizo en el cielo, que lo haga en la tierra, /que asignen a los
cabezas negras su devoción, /que la gente dé gracias, que invoquen a sus dioses. 115
/Que se ocupen de sus diosas cuando él lo ordene, /que lleven ofrendas a sus dioses y
diosas, /que no sean olvidados, que mantengan a sus dioses. /Que se hagan visibles sus
recintos sagrados, que construyan sus santuarios. /Que los cabezas negras se repartan
para adorar a los dioses, /él es el dios de todos y cada uno de nosotros.

BMe (DMe ) (Feliu-Millet 2014) 1 Cuando el cielo y la tierra, que aún estaban unidos,
fueron separados, 2 /y las diosas madres aparecieron, 3 /cuando la tierra fue asentada y
la tierra fue construida, 4 /cuando los planos del cielo y la tierra fueron establecidos, 5
/los diques y las acequias fueron preparados apropiadamente, 6 /el curso del Tigris y del
Éufrates fue trazado, 7 /entonces, Anu, Enlil, Shamash y Ea, 8 /los grandes dioses, 9
/los grandes dioses Anunnaku, 10 /se asentaron a sí mismos en el santuario excelso 11
/y recapitularon: 12 /«Una vez establecidos los planos del cielo y de la tierra, 13
/preparados apropiadamente los diques y las acequias, 14-15 /y trazado el curso del
Tigris y del Éufrates, 16 /¿qué más podemos hacer? 17 /¿qué más podemos crear? 18
/¡Oh, grandes dioses Anunnaku! 19 /¿qué más podemos hacer? 20 /¿qué más podemos
crear?». 21 /Los grandes dioses, que estaban presentes, 22 /los Anunnaku, que rigen los
destinos, 23 /los dos grupos divinos contestaron a Enlil: 24 «En Uzumua [allí donde se
creó la carne], el vínculo del cielo y el infierno [Nippur, centro del universo], 25
/tenemos que degollar a los dioses Alla, 26 /con su sangre crearemos a la humanidad. 27
/¡Que las obligaciones de los dioses sean las obligaciones de los hombres! 28 /Para
siempre, 29 /para mantener los límites, 30-31 /para poner el azadón y el capazo en sus
manos, 32-33 /y hacer del gran templo de los dioses un santuario apropiado, 34
/marcarán los campos como tales 35-36 /y mantendrán sus límites para siempre, 37
/prepararán correctamente los diques, 38 /y mantendrán sus límites, 39-40 /para regar
[...], para hacer crecer las plantas, 41 /la lluvia [...] 42 /mantendrán sus límites, 43
/levantarán montones de grano, 44-46 /[tres líneas rotas] 47 /harán fértiles los campos
de los Anunnaku, 48 /aumentarán la abundancia para el país, 49 /celebrarán
adecuadamente las fiestas de los dioses, 50 /verterán agua caliente 51 /para hacer de la
morada de los dioses un santuario apropiado, 52-53 /les denominaréis Ullegarra [Eva] y
Annegarra [Adán]». 54-55 /Para incrementar la abundancia del país: bueyes, ovejas,
animales domésticos, peces y pájaros, 56-57 /Enul [Señor fruto] y Ninul [Señora fruta]
alabaron todo esto con sus bocas puras. 58 /Belet-ili, la más apropiada para el señorío,
59 /diseñó para ellos los grandes planos. 60 /Tanto el más sabio de los sabios como el
más estúpido de los estúpidos 61 /crecerán por sí como el grano de la tierra, 62 /como
las estrellas en el cielo, esto nunca será alterado. 63-64 /Para celebrar adecuadamente
las fiestas de los dioses, noche y día, 65-66 /diseñaron para sí los grandes planos. 67
/Allí donde Anu, Enlil, 68 /Ea y Ninmah, 69 /los grandes dioses, 70 /crearon a la
humanidad, 71 /Nissaba es venerada.

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BMe (DMe) (Feliu-Millet 2014) 1 Cuando Anu creó el cielo, Nudimmud creó el Apsu,
su morada, Ea recogió una pizca de barro del Apsu, creó a Kulla para renovar los
templos. 5 Creó las cañas y los bosques para sus trabajos de construcción. Creó a
Ninildu, Ninsimug y Arazu para completar sus trabajos de construcción. Creó las
montañas, los mares para cualquier [...]. Creó a Kusigbanda, Ninagal, Ninzadim y
Ninkura para la fiabilidad y la firmeza de sus trabajos, y para dedicar sus abundantes
productos como primicias, 10 creó a Ashnan, Lahar, Sirash, Ningishzida, Ninsar y [...]
para garantizar el alimento, para ser los proveedores de los dones regulares. Creó a
Umunmutamku y Umunmutamnag como suministrador de las ofrendas. Creó a Kusu, el
sumo sacerdote de los grandes dioses para completar el ceremonial de los ritos. Creó al
rey como vicario de los templos 15 Creó a los hombres para hacer [...] [...] Anu, Enlil,
Ea y [...]

A.3 El Caos.

A.3.1 El Caos en versión sumeria.

Historia de Inanna [Ishtar].

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 Mi padre me ha dado el cielo, me ha dado la tierra:
¡Soy la reina del cielo! ¿Existe algún dios, uno solo que pueda rivalizar conmigo? Enlil
me ha dado el cielo, me ha dado la tierra: 5 ¡Soy la reina del cielo! El me ha dado mi
señorío, él me ha dado mi realeza, él me ha dado mi batalla, él me ha dado mi combate,
él me ha dado la inundación, él me ha dado la tempestad 10 él ha colocado el cielo en
mi cabeza como una corona, él ha atado la tierra a mi pie como una sandalia, él ha
fijado la sagrada vestidura alrededor de mi cuerpo, él ha colocado el sagrado cetro en mi
mano. Los dioses son bandadas de temerosos pájaros, pero ¡soy reina, soy! 15 Los
Anunna se escabullen a su alrededor, ¡Soy, la vaca salvaje, dadora de vida, soy! ¡La
vaca salvaje, dadora de vida del Padre Enlil, soy! ¡Su vaca salvaje, dadora de vida que
es la primera! Cuando entro en el Ekur, la casa de Enlil, el guardián de la puerta no me
detiene, 20 el visir no me dice, «Espera». ¡El cielo es mío, la tierra es mía! ¡Soy, una
guerrera soy! En Uruk el Eanna es mío, en Zabalam el Gigunna es mío, en Nippur el
Duranki es mío, 25 en Ur el Edilmuna es mío, en Girsu el Eeshdamkug es mío, en Adab
el Esharra es mío, en Kish el Khursag-Kalamma es mío, en Kisiga el Aniashkuga es
mío, 30 en Akshak el Anzagar es mío, en Umma el Ibgal es mío, en Agadé el Ulmash
es mío. ¿Existe algún dios, uno solo que pueda rivalizar conmigo? Es un himno
balbalé de Inanna.

Enki e Innana.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) Enki perfeccionó grandemente lo que es trabajo de
mujer, a Enki, la gente vestida [...], la corona (?) del palacio, ornamento del rey, a Uttu,
la mujer digna de confianza de los almacenes, Enki la puso al cargo de ellos. Entonces,
por sí, habiendo dejado el cetro real, la mujer [...], la virgen Inanna, habiendo dejado el
cetro real, Inanna, de su padre Enki en el templo entró, humillada; sollozando profirió
un lamento: «Las decisiones de los Anunnaki, los grandes dioses, Enlil puso firmemente
en tu mano. A mí, mujer, sola, ¿qué haré? Soy la pura Inanna, ¿dónde están mis
prerrogativas? Aruru, la hermana de Enlil, Nintu, la señora de la montaña, [...]
procreación pura, tomó para sí como su señorío, [...] recogió para sí [...]; se adueñó de la

33
vasija sila-garra de lapislázuli, tomó para sí su sagrada y pura vasija ala [...]. Se
convirtió en la comadrona del país, en su mano has puesto el hacer nacer al rey, el hacer
nacer al señor. Aquella hermana mía, la sagrada Nininsinna, se adueñó del brillante unu;
se convirtió en la esclava del cielo; surgió de An y expresó sus deseos. Aquella
hermana mía, la sagrada Ninmug, un cincel de oro y un martillo de plata tomó para sí;
el [...] del gran cuchillo dentado, se convirtió en la metalista del país. El hacer nacer al
rey, ceñirle la noble diadema, el hacer nacer al señor, imponerle la corona en la cabeza,
eso lo has puesto en su mano. Aquella hermana mía, la pura Nidaba, tomó para sí la
varilla de medir, la medida de lapislázuli colgó a su costado; atrajo hacia sí las grandes
normas; erige los terraplenes, delimita los campos; es la escriba del país. Has entregado
bajo su poder la bebida y la comida sagrada de los dioses; Nartshe la noble señora, del
[...] sagrado, pone a sus pies; se ha convertido en la inspectora de las pesquerías, los
mejores peces [...], ella presenta a su padre Enlil. Soy mujer, a mí sola, ¿cómo se me
trata? Soy la sagrada Inanna, ¿dónde están mis prerrogativas?». Enki respondió: [...] su
[...] Enlil [...] adornó para ti [...] pronunció para ti. Usas allí el vestido "fuerza del
muchacho joven", has establecido las palabras habladas por el "muchacho joven", te has
hecho cargo del cayado, báculo y vara del pastor. Virgen Inanna, ¿qué cosa, qué cosa
más te añadiré? Al grito de asalto y batalla, sabes lanzar el grito de respuesta, en su
centro, no eres un pájaro-arabu, sabes pronunciar la palabra fatídica. Retuerces la hebra
derecha, virgen Inanna, enderezas la hebra torcida, sabes quitarte vestidos, sabes
ponerte vestidos, sabes tejer el paño-mug, sabes hilar con el huso, [...] con hilo [...]
teñido, sabes hacerlo variado. Inanna, sabes pronunciar el grito de lamento [...], Inanna,
sabes destruir lo indestructible, sabes cambiar lo inmutable, has silenciado [...] con el
tamboril de lamentos. Virgen Inanna, sabes hacer volver a su casa a los himnos con los
instrumentos tigi y adab. Eres la que tus admiradores no se cansan de mirarte, Virgen
Inanna, eres un profundo pozo, al que las cuerdas de medida no fondean, ¡He aquí que
la inundación ha venido, que el país está restaurado! ¡La inundación de Enlil ha venido,
el país está restaurado! [...] de los habitantes, [...] todo fue hecho. [...] sea tu compañero.
[…] te acompañan, […] se te acercan. […]. ¡Alabanza al padre Enki!

Debate sumerio por el casamiento de Inanna.

BMe (DMe) (Kramer 1956) Su hermano, el héroe, el guerrero Utu, Dijo a la santa
Inanna: «¡Oh, hermana mía, deja que el pastor se case contigo! ¡Oh, virgen Inanna!,
¿por qué te niegas a ello? Su crema es buena, su leche es buena. Todo lo que el pastor
toca con su mano resplandece. ¡Oh, Inanna, deja que el pastor Dumuzi se case contigo!
¡Oh, tú, adornada de alhajas!, ¿por qué te niegas a ello? Él comerá su buena crema
contigo. ¡Oh, protectora del rey!, ¿por qué te niegas a ello?» Inanna rechaza la
proposición categóricamente, porque está decidida a casarse con el labrador
Enkimdu: El pastor no se casará conmigo. No me envolverá con su manta nueva, Su
hermosa lana no me cubrirá. El que se casará conmigo, doncella que soy, será el
labrador, El labrador que hace crecer las plantas en abundancia. El labrador que hace
crecer el grano en abundancia [...] Dumuzi hace ostentación de sus cualidades y se
esfuerza en demostrar que él vale más que el labrador: El labrador, más que soy, el
labrador, más que soy, ¿qué tiene el labrador más que soy? Enkimdu, el hombre del
foso, del dique y del arado, Más que soy, el labrador, ¿qué tiene más que soy? Si él me
diese su vestido negro, le daría a él, el labrador, mi oveja negra en cambio; Si él me
diese su capa blanca, le daría a él, el labrador, mi oveja blanca en cambio; Si él me
escanciara su cerveza, la mejor, escanciaría para él, el labrador, mi leche amarilla en
cambio; Si él me escanciara su buena cerveza, le escanciaría a él, el labrador, mi leche

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amarilla en cambio; Si él me escanciara su cerveza seductora, escanciaría para él, el
labrador, mi leche- [...] en cambio; Si él me escanciara su cerveza diluida, escanciaría
para él, el labrador, mi leche de planta en cambio; Si él me diese sus buenas porciones,
le daría a él, el labrador, mi leche-itirda; Si él me diese su buen pan, le daría a él, el
labrador, mi queso de miel en cambio; Si él me diese sus habichuelas, le daría a él, el
labrador, mis quesitos en cambio. Cuando mi cuerpo hubiese comido, cuando hubiese
bebido, Le dejaría mi crema sobrante, Le dejaría mi leche sobrante. Más que soy, el
labrador, ¿qué tiene más que soy? El pastor Dumuzi, al que se ve instalado en la
orilla de un río, deja estallar su gozo. Sin duda su argumentación habrá
convencido a Inanna y la habrá hecho cambiar de parecer: Él se alegra, se alegra,
en el barro de la orilla se alegra. En la orilla, el pastor en la orilla se alegra. El pastor,
además, condujo los carneros por la orilla. Hacia el pastor, andando de un lado a otro de
la orilla, Hacia aquel que es pastor, el labrador se dirigió. El labrador Enkimdu se
dirigió. Dumuzi [...] el labrador, el rey del foso y del dique. En su campiña, el pastor, en
su campiña, empieza a disputar con él; El pastor Dumuzi, en su campiña, empieza a
disputar con él. Pero Enkimdu, para evitar toda disputa, autoriza a Dumuzi a que
haga pacer sus rebaños en sus tierras, allí donde mejor le parezca: Contra ti, pastor,
contra ti, pastor, contra ti, ¿Por qué iba a luchar? Que tus carneros se coman la hierba de
la orilla. Por mis tierras cultivadas puedes dejar que vaguen tus carneros. En los campos
luminosos de Uruk pueden comer el grano. Deja que tus cabritos y tus corderos beban el
agua de mi canal Unun. Inmediatamente, el pastor se calma y muy amigablemente
invita al labrador a su boda: En cuanto a mí, que soy pastor, a mi boda, Labrador, que
puedas tú asistir como amigo. Labrador Enkimdu, como amigo, labrador, como amigo,
Que puedas venir como amigo. Enkimdu le anuncia entonces que le traerá diversos
productos de su granja como regalo, tanto para Inanna como para Dumuzi: Te
traeré trigo, te traeré guisantes Te traeré lentejas [...] tú, doncella, todo lo que es [...]
para ti, Doncella, Inanna, te traeré [...] En la disputa que se desarrolló entre el pastor y el
labrador, ¡Oh, virgen Inanna, bueno es alabarte! Éste es un poema-balbale.

Inanna en la noche de bodas.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Oh mi amante, querido de mi corazón, el placer
que das es dulce como la miel! ¡Oh mi león, querido de mi corazón, el placer que das es
dulce como la miel! 5 Eres el que me has cautivado: heme aquí toda temblorosa ante ti;
mi amante, querría ser conducida por ti a tu recámara. Me has cautivado: heme aquí
toda temblorosa ante ti; querría, mi amante, ser conducida por ti a tu recámara.
¡Déjame, mi amante, que te acaricie; 10 mi dulce querido, querría estar plena de tu miel!
En la recámara, plena de suavidad, deja que gocemos de tu radiante hermosura; mi león,
déjame que te acaricie; mi dulce querido, querría estar plena de tu miel. 15 Mi amante,
has tomado tu placer conmigo; díselo a tu madre, que ella te ofrezca golosinas; y díselo
a tu padre, él te colmará de regalos. Tu alma, sé cómo alegrar tu alma; duerme en
nuestra casa, mi amante, hasta el alba; 20 tu corazón, sé cómo alegrar tu corazón;
duerme en nuestra casa, mi león, hasta el alba. Y puesto que me amas, dame, te lo
ruego, tus caricias, oh mi león. Mi soberano divino, mi Señor y mi protector, 25 mi
Shusin que alegra el corazón de Enlil dame, te lo ruego, tus caricias. En este rincón
dulce como la miel, si te gusta, pon la mano encima de él, pon tu mano encima de él
como sobre una ropa gishban, y cierra en copa tu mano sobre él como sobre una ropa
gishban-shikin. Es un himno balbale a Inanna.

Exaltación de Ishtar [Inanna]

35
BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Canto 1-2) […] (Canto 3) 1 Ante Anu, el santo, cuya
palabra es infinita, los grandes dioses con devoto asentimiento ante él se inclinaron
humildemente como hoces: «Cuando hablas, eres justo, ¡oh príncipe que ordenas!
¡Cuando hablas, eres favorable! ¡Oh Anu, tu orden sublime sobrepasa a cualquier otra
cosa!, ¿quién, pues, osaría decirte «no»? ¡Oh padre de los dioses, tu palabra es el
fundamento del cielo y de la tierra! ¿Qué dios sería rebelde? Eres el señor prudente que
de tí únicamente tomas consejo, ¿qué valdría nuestro consejo? A la joven Ishtar, que has
poseído, ¡dale la mano! hazle conocer, en nuestra asamblea, tu sí inmutable, que es
augusto como el cielo. A Innin [Ishtar], la diosa que has poseído, concédele el conjunto
de tus funciones divinas, que ella sea Antu, la esposa, tu igual, que ella, hasta la altura
de tu nombre, se eleve. Mucho más: que su mano tome también posesión de los decretos
de Enlil y de Ea. Que únicamente ella tenga las riendas de los cielos y de la tierra, que
ella sea la más poderosa entre nosotros». Por parte de Anu una respuesta de total
contento se hizo entonces felizmente para ella. A Ishtar, la santa, en la benevolencia de
su corazón, la trató con legítimos honores: «El decreto de mi soberanía suprema es
como el cielo armonioso que no tiene igual; él es mi confín implantado, cuyos accesos
son tan temibles que no se puede acercase a él. Soy Anu, el señor, que vela sobre los
dioses. Oh Ishtar, guíales, haz tuyo el orbe de su dominio, sé tú sola la soberana. Ven,
sube hasta el trono de mi realeza y reside en lo más alto. En réplica a mi propio nombre
que «Antu-sublime» sea tu nombre. Que mi fiel mensajero, de preciosos labios, que
conoce mis secretos, que Ilabrat, el mensajero apropiado a mi rango, sea para ti el que
interceda, que haga que siempre te sean favorables presagios las palabras que dioses y
diosas pronuncien ante ti. En los fundamentos eternos del cielo y de la tierra, en las
inmutables constelaciones divinas, al comienzo de los tiempos Anu, Enlil y Ea hicieron
el reparto de las partes. Para los dos dioses, custodios de los cielos y la tierra, los cuales
abren la puerta de Anu, para Sin y para Shamash el día y la noche fueron hechos en
partes iguales; de la base de los cielos hasta el vértice de los cielos se les asignó sus
tareas cotidianas. Como unos surcos que confinan entre sí fueron hechas todas las
estrellas del cielo; al igual que los bueyes, ellos, los dioses que marchan en cabeza, sus
frentes tomaron el buen camino. En este lugar, Ishtar, elévate a la realeza sobre todos
ellos. ¡Oh Innin, sé la más brillante entre ellos, y que te llamen «lshtar-de-las-estrellas»!
Que, soberanamente, al lado de ellos, se cambie tu lugar en el más importante. Que,
lejos de la protección de Sin y de Shamash, sea radiante tu esplendor. Que el brillante
flamear de tu antorcha en medio del cielo se encienda. Como entre los dioses no tienes a
nadie que se te aproxime, ¡que los pueblos te admiren!». Después que el señor a la hija
de Sin le hubo asignado este gran destino y que no le hubo rechazado el acceso al
Eanna, su santuario puro, después que Anu, el rey, a la diosa Innin le hubo asignado
este gran destino y que como presente le hubo dado el Eanna, su santuario puro, adornó
su persona con el ropaje de la divinidad suprema, con el destello brillante de Sin. La
hizo resplandecer como el día con soberbios aderezos y con divinos atavíos. De buen
grado le entregó en su mano el cetro de la realeza, instrumento terrible, arma que no
perdona; asentó sobre su cabeza la tiara magnífica que era pareja a la cabeza de Nannar:
<¡Oh divina!, dijo, mis augustos decretos, las decisiones que no se pueden pretender,
todo lo que es mío te lo entrego. Como soy he hecho, ¡que Enlil, el señor de las tierras,
legítimamente te trate con honor!».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Canto 4) 1 […] De aquello el señor Nunamnir se
alegró y su corazón exultó gozoso. A la hija de Sin, su hijo bienamado, decretó este
destino: «Reina Ishtar, al igual que te han sido donados los cielos, que lo sea también

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la tierra. ¡Oh mujer respetada, que te sea donada la inmensa tierra, la cual engendra
todo tipo de cosas! ¡Oh Ishtar, como una serpiente, a la vasta tierra acércate y pon el
pie encima. Por todas partes, sobre las montañas, la tierra y los mares lanza tu red.
[…] Que todas las poblaciones, ante ti estén en adoración. · Dondequiera que se me
tribute un culto, toma posesión de ese santo lugar. Dondequiera que se me levanten
estatuas, levántate […] sobre un pedestal divino. Que todos los dioses del cielo y de la
tierra no aguanten cuando te irrites, pero que, al igual que las cañas dobladas bajo la
tempestad, ellos se inclinen ante ti». 2 […] Enlil: «Que la flecha, como una cuña que
traspasa corazones y pulmones, pase siempre majestuosa. ¡Oh Ishtar!, que el asalto, el
cuerpo a cuerpo se pliegue como la cuerda de saltar. Como el tambor y el palillo, ¡oh
señora del combate!, haz entrechocar el enfrentamiento de las tropas. ¡Oh diosa de las
justas guerreras!, conduce la batalla como un juego de muñecos. ¡Oh Innin!, allí donde
esté el choque de armas y la masacre, juega, como a la taba, con el caos. ¡Oh Ishtar!,
cuando, como un violento huracán, mantienes el duro nudo del combate, cuando, por la
maza, el hacha, la espada y la lanza, rivalizas de tu fuerza, cuando revistes la coraza
furiosa, ¡entonces que el diluvio cause estragos! Cuando aprestas el bastón arrojadizo y
el escudo, que se desencadene la tempestad. Que tu temible arma de muerte, como el
dios del Fuego, fulmine a los enemigos. ¡Oh Innin!, cuando se hayan apresado las armas
y los emblemas, si abres los brazos, que nada escape. Hija mía, donde quiera que te
agrade, que te sea propio el levantar o descender, el avanzar o retrasar. En el lugar de
los destinos no hay nada que te retenga, que tu orden sea igual a mi orden. En las
fiestas, los sacrificios, los banquetes rituales, las plegarias, las adoraciones y las
invocaciones del hombre que ha hecho un presente a su dios enojado o de aquel por
quien su diosa intercede, ningún dios aceptará su oración hasta que él no haya buscado
los lugares donde obtener la paz de tu divinidad. En la ciudad de Nippur, objeto de los
deseos de Sumer y de Akkad, protección de todas las regiones, en Duranki, donde se
anudan el cielo y la tierra, fundamento de todos los lugares habitados, sobre mi real
trono, que para la adoración de los dioses, está puesto en el suelo como un toro salvaje
en el templo de Nippur, la ciudad de mi poderío, que protege al país, en el santuario,
morada del sosiego, que se le llama según mi propio nombre, allí, que tu soberanía sea
para todos esplendorosa, y recibe además como nombre el de «Diosa-Reina-de-
Nippur». Que el genio favorable, el dios intercesor, emplazado ante mí, sabio, vínculo
del Ekur, guardián del consejo, del orden, de la crema y del aceite santos sea también
tu ejecutor contra aquél sobre quien es grande tu cólera y al que alcanza tu grito de
victoria. ¡Después), que el sabio Nin-sig, mediante una respuesta que agrade al corazón,
apacigüe tu corazón! ¡Oh Innin, mis augustos decretos, las decisiones, que no se pueden
pretender, todo lo que es mío, como destino te lo entrego! ¡Como soy, he hecho, ¡que
Ea, el rey del Apsu legítimamente a su vez te trate con honor!».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Canto 5-6) […] Ea comparte con Ishtar su poderío.
El epilogo resume toda la preponderancia de Ishtar, elevada a los más altos rangos.

Inanna y Dumuzi. Himnos.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Vaca del agradable mugido, ternera del mugido
lejano, Señora que te hallas en el establo, virgen, eres la «barbuda»! ¡Inanna, debes
hablar a la mantequera, 5 a la mantequera debe hablarle tu esposo! ¡Inanna, debes hablar
a la mantequera, a la mantequera debe hablarle Dumuzi! ¡Inanna, [...], deja que
emprenda por ti el agitar de la mantequera, 10 Inanna, deja que lleve alegría a tu
espíritu! «Habla a la mantequera sagrada, le diré, A Ninegal quiero alegrarle el

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espíritu.» El honrado pastor, el hombre de la dulce canción, entonará la canción con
gran voz. 15 ¡Señora, que con toda cosa, con toda cosa agradable, Inanna, deja a tu
corazón ser feliz! Señora, cuando entres en el establo, Inanna, el establo se alegrará
contigo. Sacerdotisa, cuando entres en el redil, 20 Inanna, cuando entres en el redil, el
redil se alegrará contigo. Cuando entres en el Esirra, con mi mano te extenderé la lana
de las ovejas madre. Tu esposo Ama-ushumgal-anna, en tu santo seno [...] diga. 25 El
santo redil hará durar la manteca, el pastor hará abundante la manteca, hará abundante la
leche. Inanna, que tu espíritu te haga ser feliz. El santo redil hará durar la manteca para
ti. Para el rey, el elegido de tu corazón, 30 para Dumuzi, el hijo de Enlil, decretará
producir manteca y leche en la Casa del establo, decretará órdenes de abundancia en el
redil. ¡Prolonga los días a Ishme-Dagan, que la oveja madre críe con cuidado a su
corderillo! 35 ¡Que pueda admirar a mi esposo! Himno Balbale de Inanna. Sus líneas:
treinta y cinco.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 Señora, nacida de Ningal jubilosamente para la
alegría, como a un gran reptil se te ha dado fuerza de aniquilamiento, Inanna, nacida
de Ningal jubilosamente para la alegría, como a un gran reptil se te ha dado fuerza de
aniquilamiento. 5 Estás entronizada en una tormenta de viento, has logrado del Abzu las
«fuerzas divinas», has dejado tomar sitio sobre tu sagrado estrado al rey Ama-
ushumgal-anna, Inanna, estás entronizada en una tormenta de viento, has logrado del
Abzu las «fuerzas divinas», has dejado tomar sitio sobre tu sagrado estrado al rey Ama-
ushumgal-anna. Diosa, han hecho de ti un héroe, la dignidad de tus «fuerzas divinas»
campean en el cielo, 10 has adoptado desde el vientre de tu madre Ningal, la defensa y
las armas. Inanna, han hecho de ti un héroe, la dignidad de tus «fuerzas divinas»
campean en el cielo, has adoptado desde el vientre de tu madre la defensa y las armas.
En el Señor que despunta allí sobre el país, como en un dios del sol el país se complace:
él se alza sobre el país de las montañas y el país de las montañas se alegra en él. 15 En
Ama-ushumgal-anna que despunta allí sobre el país, como en un dios del sol el país se
complace: él se alza sobre el país de las montañas y el país de las montañas se alegra en
él. «Mi Señora», él te lo ha dado como esposo obediente para que te alegres con él;
Enlil te lo ha presentado, él, el «Monte muy grande», en tu mano. Inanna, él te lo ha
dado como esposo obediente para que te alegres con él; 20 Enlil te lo ha presentado, él,
el «Monte muy grande», en tu mano. Señora, le has concedido tu fuerza a él, al rey:
Ama-ushumgal-anna se te muestra con luminoso esplendor. Inanna, le has concedido tu
fuerza a él, al rey: Ama-ushumgal-anna se te muestra con luminoso esplendor. 25
Cuando marcha contra el país rebelde, al lejano país de las montañas, pasa los días en el
tumulto de la lucha, cuando Ama-ushumgal-anna marcha contra el país rebelde, al
lejano país de las montañas, pasa los días en el tumulto de la lucha. Cuando él se levanta
como el sol sobre la «Montaña de los cedros» el aprisco le da rica manteca, cuando
Ama-ushumgal-anna se levanta como el sol sobre la «Montana de los cedros», el
aprisco le da rica manteca. 30 Señora, frente a la que nadie se mantiene firme en la
lucha, gran hija de Zu-en, que se levanta en el cielo, que irradia pavoroso prestigio, a ti
te aclama él, que está allí inasequible en su fuerza masculina, en la lucha como en una
fiesta, destruye para ti con tuerza pavorosa las casas en el país enemigo, Ama-
ushumgal-anna, el poderoso héroe, mata por ti con la resplandeciente arma a incontables
enemigos, Inanna, frente a la que nadie se mantiene firme en la lucha, gran hija de Zu-
en, que se levanta en el cielo, que irradia pavoroso prestigio, 35 a ti te aclama él, que
está allí inasequible en su fuerza masculina, en la lucha como en una fiesta, destruye
para ti con fuerza pavorosa las casas en el país enemigo, Ama-ushumgal-anna, el
poderoso héroe, mata para ti con la resplandeciente arma a incontables enemigos.

38
Dueña, ¿quién conoce en todos los cielos, en todas las tierras, lo que planea tu alta
inteligencia? Ante tu palabra, que como un hilo doble nadie rasga, tiembla todo el cielo.
40 Así te lo ha concedido tu padre Enlil. Ama-ushumgal-anna, que en la batalla arroja
en montones a los enemigos, pelea por ti como un héroe. Inanna, dueña, ¿quién conoce
en todos los cielos, en todas las tierras, lo que planea tu alta inteligencia? Ante tu
palabra, que como un hilo doble nadie rasga, tiembla todo el cielo. Así te lo ha
concedido tu padre Enlil. 45 Ama-ushumgal-anna, que en la batalla arroja en montones
a los enemigos, pelea por ti como un héroe. Mi señora, Ama-ushumgal-anna pelea por
ti como un héroe, se ha vestido con una túnica divina igual a la tuya (?), mensualmente,
en el día nuevo lo crea An para ti como la luna de nuevo. Al rey Ama-ushumgal-anna,
el amado de tu corazón, claman las personas como al sol naciente. 50 Inanna, mi
señora, Ama-ushumgal-anna pelea por ti como un héroe, se ha vestido con una túnica
divina igual a la tuya, mensualmente, en el día nuevo lo crea An para ti como la luna de
nuevo. Al rey Ama-ushumgal-anna, el amado de tu corazón, claman las personas como
al sol naciente. Canción tigi para Inanna.

Inanna desciende a los infiernos.

BMe (DMe) (Kramer 1956) 1 Desde la «Grande altura» ella dirigió su pensamiento
hacia el «Gran Abismo»; Desde la «Gran Altura», la diosa dirigió su pensamiento hacia
el «Gran Abismo»; Desde la «Gran Altura», Inanna dirigió su pensamiento hacia el
«Gran Abismo». Mi Señora abandonó el cielo, abandonó la tierra, Al mundo de los
Infiernos descendió; Inanna abandonó el cielo, abandonó la tierra, Al mundo de los
Infiernos descendió; Ella abandonó la señoría, abandonó la soberanía, Al mundo de los
Infiernos descendió. Las siete leyes divinas, ella se las sujetó; Reunió todas las leyes
divinas y las tomó en la mano; Todas las leyes las colocó en su pie. La shugurra, la
corona de la Llanura, ella se la ciñó en la cabeza; Los rizos del cabello, ella se los fijó
en la frente; La varilla y el cordel para medir el lapislázuli, los mantuvo apretados en la
mano; Las pequeñas piedras de lapislázuli, se las ató alrededor de la garganta; Las
piedras-nunuz gemelas, se las sujetó al pecho; El anillo de oro, lo colocó en su mano; El
pectoral «¡Ven, hombre, ven!» lo fijó en su busto. Con el ropaje-pala de señoría, cubrió
su cuerpo. El afeite «¡Que se acerque, que se acerque!» lo aplicó sobre sus ojos. Inanna
se dirigió hacia los Infiernos. Su visir Ninshubur iba andando a su lado, La divina
Inanna dijo a Ninshubur: «Oh, tú que eres mi sostén constante, Mi visir de palabras
favorables, Mi caballero de palabras sinceras, voy a bajar al mundo infernal. Cuando
llegue a los Infiernos, eleva para mí una lamentación como se hace sobre las ruinas; En
la sala de reunión de los dioses, haz redoblar el tambor por mí; En la mansión de los
dioses, recórrela en mi busca. Baja para mí los ojos, baja para mí la boca, […] Como un
pobre, arrebújate, para mí, en un vestido único. Y hacia el Ekur, morada de Enlil, dirige,
solo, tus pasos. Al entrar en el Ekur, morada de Enlil, Llora ante Enlil: "¡Oh, Padre
Enlil, no permitas que tu hija sea condenada a muerte en los Infiernos! No dejes que tu
Buen Metal se cubra del polvo de los Infiernos; No dejes que tu Buen Lapislázuli sea
tallado en piedra de lapidario; No dejes que tu Boj sea aserrado en madera de carpintero.
¡No dejes que la virgen Inanna sea condenada a muerte en los Infiernos!" Si Enlil no te
da su apoyo en este asunto, dirígete a Ur. En Ur, al entrar en el Templo [...] del país, El
Ekishnugal, la mansión de Nanna, Llora ante Nanna: "Padre Nanna, no permitas que tu
hija [...] Si Nanna no te presta su apoyo en este asunto, vete a Eridu. En Eridu, al entrar
en la mansión de Enki, Llora ante Enki: "Oh, Padre Enki, no permitas que tu hija [...]
¡El Padre Enki, Señor de la Sabiduría, Que conoce el "alimento de la vida", que conoce
el "brebaje de la vida", Me hará volver, seguramente, a la vida!» Inanna se dirigió, pues,

39
hacia los Infiernos, Y a su mensajero Ninshubur le dijo: «¡Vete, Ninshubur, Y no te
olvides de las órdenes que te he dado!»

BMe (DMe) (Kramer 1956) 2 Cuando Inanna hubo llegado al Palacio, en la montaña de
lapislázuli, En la puerta de los Infiernos, ella se comportó bravamente, Ante el Palacio
de los Infiernos, ella habló bravamente: «¡Abre la casa, portero, abre la casa! ¡Abre la
casa, Neti, abre la casa, sola voy a entrar!» Neti, el portero en jefe de los Infiernos,
Responde a la divina Inanna: «¿Quién eres, por favor? Inanna: Soy la reina del cielo, el
lugar por donde sale el sol. Neti: Si eres la reina del cielo, el lugar por donde sale el sol,
¿Por qué, haz el favor de decirme, has venido al País de Irás y no Volverás? Por la ruta
de donde el viajero nunca regresa ¿por qué te ha conducido tu corazón?» La divina
Inanna le respondió: «Mi hermana mayor, Ereshkigal, Porque su marido, el Señor
Gugalanna, ha sido muerto, Para asistir a las honras fúnebres, [...]; ¡así sea!» Neti, el
portero en jefe de los Infiernos, Respondió a la divina Inanna: «Espera, Inanna,
permíteme que antes hable a mi reina. A mi reina Ereshkigal, déjame que le hable [...],
déjame que le hable.» Neti, el portero en jefe de los Infiernos, Entró en la casa de su
reina Ereshkigal y le dijo: «Oh, reina mía, es una virgen quien, igual que un dios [...],
Las siete leyes divinas [...]» Entonces, Ereshkigal se mordió el muslo y se puso
furibunda. Y dijo a Neti, el portero en jefe de los Infiernos: «Ven acá, Neti, portero en
jefe de los Infiernos, Y lo que te ordeno no te olvides de cumplirlo. De las Siete Puertas
de los Infiernos quita los cerrojos, Del Ganzir, el único Palacio que hay aquí, "rostro" de
los Infiernos, abre las puertas. Y cuando Inanna entrare, Muy doblada y humillada, ¡me
la presentaréis desnuda ante mí!» Neti, el portero en jefe de los Infiernos, Atendió a las
órdenes de su reina. De las Siete Puertas de los Infiernos quitó los cerrojos, Del Ganzir,
el único Palacio de allá abajo, "rostro" de los Infiernos, abrió las puertas. A la divina
Inanna le dijo: «¡Ven, Inanna, entra!» Y cuando ella entró, La shugurra, la corona de la
Llanura, le fue quitada de la cabeza. «¿Qué es esto?, dijo ella. Neti: Guarda silencio,
Inanna, las leyes de los Infiernos son perfectas. ¡Oh, Inanna, no desapruebes los ritos de
los Infiernos!» Cuando ella franqueó la segunda puerta, La varilla y el cordel para medir
lapislázuli le fueron quitados. «¿Qué es esto?, dijo ella. Neti: Guarda silencio, Inanna,
las leyes de los Infiernos son perfectas. ¡Oh, Inanna, no desapruebes los ritos de los
Infiernos!» Cuándo ella franqueó la tercera puerta, Las piedrecitas de lapislázuli le
fueron quitadas de la garganta […] Cuando ella franqueó la cuarta puerta, Las piedras-
nunuz gemelas le fueron quitadas del busto […] Cuando ella franqueó la quinta puerta,
El anillo de oro le fue quitado de la mano […] Cuando ella franqueó la sexta puerta, El
pectoral «¡Ven, hombre, ven!» le fue quitado del pecho […] Cuando ella franqueó la
séptima puerta, El ropaje-pala de señoría le fue quitado del cuerpo […] Doblada y
humillada, fue llevada desnuda ante Ereshkigal. La divina Ereshkigal ocupó su lugar en
el trono. Los anunnakis, los siete jueces, pronunciaron su sentencia ante ella. Ella fijó su
mirada en Inanna, una mirada de muerte, Ella pronunció una palabra contra ella, una
palabra de cólera, Ella emitió un grito contra ella, un grito de condenación: La débil
Mujer fue transformada en cadáver, Y el cadáver fue suspendido de un clavo.

La resurrección de Inanna.

BMe (DMe) (Kramer 1956) 3 Cuando tres días y tres noches hubieron transcurrido, Su
visir Ninshubur, Su visir de palabras favorables, Su caballero de palabras sinceras,
Elevó para ella una lamentación, como se hace sobre las ruinas; Hizo redoblar para ella
el tambor en la sala de reunión de los dioses; Anduvo errante en su busca por la
mansión de los dioses. Bajó los ojos por ella, bajó la boca por ella […] Como un pobre,

40
en un vestido único, por ella se arrebujó, Y hacia el Ekur, morada de Enlil, solo, dirigió
sus pasos. Cuando entró en el Ekur, la morada de Enlil, Lloró ante Enlil: «Oh, Padre
Enlil, no permitas que tu hija sea condenada a muerte en los Infiernos; No dejes que tu
Buen Metal se cubra del polvo de los Infiernos; No dejes que tu Buen Lapislázuli sea
tallado en piedra de lapidario; No dejes que tu Boj sea aserrado en madera de carpintero.
¡No dejes que la virgen Inanna sea condenada a muerte en los Infiernos!» […] Como
que el Padre Enlil no le prestó su apoyo en este asunto, Ninshubur se fue a Ur. En Ur, al
entrar en el Templo [...] del país, El Ekishnugal, la mansión de Nanna, Lloró ante
Nanna: «Padre Nanna, no permitas que tu hija [...]» Como que el Padre Nanna no le
prestó su apoyo en este asunto, Ninshubur se fue a Eridu. En Eridu, al entrar en la
mansión de Enki, Lloró ante Enki: «Oh, Padre Enki, No permitas que tu hija [...]» El
Padre Enki respondió a Ninshubur: «¿Qué le ha ocurrido a mi hija? Estoy inquieto.
¿Qué le ha ocurrido a Inanna? Estoy inquieto. ¿Qué le ha ocurrido a la reina de todos los
países? Estoy inquieto. ¿Qué le ha ocurrido a la hieródula del cielo? Estoy inquieto.» Se
sacó entonces barro de la uña y con él formó el kurgarru; Se sacó barro de la uña
pintada de rojo, y con él modeló el kalaturru. Al kurgarru le entregó el «alimento de la
vida»; Al kalaturru le entregó el «brebaje de la vida». El Padre Enki dijo al kalaturru y
al kurgarru: […] «Las divinidades infernales os ofrecerán el agua del río; no la aceptéis.
También os ofrecerán el grano de los campos; no lo aceptéis. Sino decid a Ereshkigal:
"Danos el cadáver colgado del clavo." Que uno de vosotros, entonces, lo rocíe con el
"alimento de la vida" y el otro con el "brebaje de la vida". ¡Entonces Inanna surgirá!»
Las divinidades infernales les ofrecieron el agua del río, pero ellos no la aceptaron;
También les ofrecieron el grano de los campos, pero ellos no lo aceptaron. «Danos el
cadáver colgado de un clavo», dijeron a Ereshkigal. Y la divina Ereshkigal respondió. al
kalaturu y al kurgarru: «Este cadáver es el de vuestra reina. Dijeron ellos: Este cadáver,
aunque sea el de nuestra reina, dánoslo» Les dieron el cadáver colgado del clavo. Uno
lo roció con «alimento de vida», el otro con «brebaje de la vida». E Inanna se puso de
pie. Cuando Inanna estuvo a punto de remontarse de los Infiernos, Los anunnakis la
recogieron y le dijeron: «¿Quién, de entre los que han bajado a los Infiernos, ha podido
jamás remontarse indemne de los Infiernos? ¡Si Inanna quiere remontarse de los
Infiernos, Que nos entregue a alguien en su lugar!» Inanna remontó de los Infiernos. Y
unos diablillos, igual que cañas-shukur. Y unos diablazos, iguales que cañas-dubban, Se
le aferraron, El que iba delante de ella, aunque no era visir, tenía un cetro en la mano. El
que iba a su lado, aunque no era caballero, llevaba un arma suspendida del cinto. Los
que la acompañaban, Los que acompañaban a Inanna, Eran seres que no conocían el
alimento, que no conocían el agua, Que no comían harina salpimentada, Que no bebían
el agua de las libaciones, De los que arrebatan la esposa del regazo del marido, Y
arrancan al niño del seno de la nodriza [...]» Acompañada de esta cohorte implacable,
Inanna llega sucesivamente a las ciudades de Umma y Bad-tibira, cuyas dos
divinidades principales se posternan ante ella, humildes y temblorosas, salvándose
así de las garras de los demonios. A continuación, Inanna llega Kullab, cuyo dios
tulelar es Dumuzi. Dumuzi, revestido de un noble ropaje, se había sentado
orgullosamente en su trono. Los demonios lo recogieron por los muslos […] Los siete
demonios se le echaron encima como a la cabecera de un hombre enfermo. Y los
pastores ya no tocaron más la flauta ni el caramillo ante él. Inanna fijó su mirada en él,
una mirada de muerte, Y pronunció una palabra contra él, un grito de condenación: «¡El
es, lleváoslo!» Así la divina Inanna entregó en sus manos al Pastor Dumuzi. Pero los
que le acompañaban, Los que acompañaban a Dumuzi, Eran seres que no conocían los
alimentos ni conocían el agua, Ni comían harina salpimentada, Ni bebían el agua de las
libaciones, Eran de esos que no saben llenar de gozo el regazo de la mujer, Ni besar a

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los niños bien nutridos, que quitan el hijo al hombre de encima de sus rodillas y se
llevan a la nuera de la casa de su suegro. Y Dumuzi lloraba, con el rostro verdoso. Hacia
el cielo, hacia Utu, elevó la mano: «¡Utu, eres el hermano de mi mujer, soy el marido de
tu hermana! ¡Soy el que lleva la crema a la casa de tu madre! ¡Soy el que lleva la leche a
la casa de Ningal! Haz de mi mano la mano de un gran reptil; Haz de mi pie el pie de
un gran reptil; Déjame escapar de los demonios, que no se apoderen de mi.»

Los demonios capturan a Dumuzi.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Oh, el hermano! En verdad, la ciudad Badtibira
está en lágrimas por su captura. ¡Oh, el joven hombre! ¡Oh, el hermano! En verdad, la
ciudad está en lágrimas por su captura. ¡Oh, el joven hombre! ¡El pastor! ¡El Gran
sacerdote [en] Dumuzi! ¡Mi joven que ya no se alegra más en su palacio! 5 ¡Oh santa
Inanna, el Eanna grita de dolor, eleva un lamento! ¡Oh «el-de-la-estepa», que ya no se
alegra más! ¡Oh santa Inanna, Zabalam grita de dolor! ¡Oh, «el pastorcillo», que ya no
se alegra más! ¡Oh santa Inanna, Shita grita de dolor! 10 ¡Oh «el super-poderoso», que
ya no se alegra más! ¡Oh santa Inanna, mi corazón se silencia en la estepa! ¡Oh «el-de-
la-desgracia», que ya no se alegra más! Geshtinanna ha abandonado la mantequera. «El-
de-la-estepa», ¿qué cosa lo entretiene? 15 «El pastorcillo», ¿qué cosa lo entretiene? «El
super-poderoso», ¿qué cosa lo entretiene? «El-de-la-desgracia», ¿qué cosa lo entretiene?
Geshtinanna abandona los corderos y los terneros y busca a su hermano. Una mosca
habla a la santa Inanna: 20 Una mosca dijo: «Soy la mosca, si buscara para ti el lugar
donde el señor se oculta, ¿qué me ofrecerías?» Inanna responde: «En la alacena de la
leche, dentro del recinto de las ovejas, joven astuto, allí podrías refugiarte». La mosca
habla a la santa Geshtinanna: «Soy la mosca, si buscara para ti el lugar donde el señor se
oculta, ¿qué me ofrecerías?» 25 Geshtinanna dijo: «En la lechería, dentro del recinto
de las ovejas para el joven astuto un novillo en pleno vigor». Inanna, que es una
heroína se precipita", Geshtinanna se precipita en la estepa, camina por la estepa, anda
por la estepa gritando: «¡Mi hermano!». Inanna yendo por la estepa, la estepa Arali,
yendo por la estepa está gritando: «¡Mi hermano!», yendo por la estepa, 30 ella trae
plantas mashtakal, «fibras de lino» (?) y plantas murdudu. Ella ha traído abundancia de
leche y crema para revivir el corazón de Dumuzi. Himno Ershemma de Dumuzi.

Muerte de Dumuzi.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Qué horrible! ¡El destino de su esposo! ¡Qué
horrible para Inanna! ¡El destino de su esposo! ¡Para la señora del Eanna el destino de
su esposo! ¡Para la señora de Uruk el destino de su esposo! 5 ¡Para la señora de
Zabalam el destino de su esposo! ¡No sólo el destino de su esposo, sino también el
destino de su como hijo Dumuzi! ¡No sólo el destino de su casa, sino también el destino
de su ciudad! ¡El destino de su esposo capturado, de su hijo capturado, de su esposo
muerto, de su hijo muerto, 10 de su esposo que fue arrebatado de Uruk, de él, que fue
arrebatado de Uruk y de Kullaba por la muerte, de él, a quien las aguas de Eridu no
bañarán más, de él, a quien el álcali del agrun no lavará más, de él, a quien su diosa
personal, que fue como su propia madre, no vendrá en su ayuda, 15 de él, para quien el
pelo de las jovencitas de la ciudad no fue arrancado, de él, para quien el hombre joven
de su ciudad no golpeó el pecho, de él, para quien los kurgarra de su ciudad no
ejecutaron su danza del puñal, de él, valiente, a quien no se le rindieron las honras
fúnebres. Inanna derrama amargas lágrimas por su joven marido. 20 «Cuando el dulce
esposo, mi esposo, se marchó, cuando el dulce hijo, mi hijo, se marchó, mi esposo se

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desvaneció como los primeros brotes, mi hijo se desvaneció como los primeros brotes.
Mi esposo, buscando pasto, fue muerto en los pastos, 25 mi hijo, buscando agua, fue
lanzado a las aguas. Ellos que como un enjambre de moscas vinieron de la ciudad
contra mi esposo, que vinieron de la ciudad como moscas que cubren el temprano pasto,
ellos que fueron [...], ellos que fueron [...], 30 ellos que fueron [...], ellos que fueron
[...], ellos que fueron [...].» En aquel día, ellos que fueron [...], ellos que fueron al santo
redil, 35 ellos que fueron al santo [...] santo [...]. Los demonios galla más jóvenes
miraron a los demonios galla más viejos. Los siete demonios galla gritaron:
«¡Muchacho!», los siete demonios galla gritaron: «¡Dumuzi!». 40 El primer demonio
galla al entrar en el redil [...], el segundo demonio galla al entrar en el redil [...] la pura
leche, el tercer demonio galla al entrar en el redil [...] la pura agua, el cuarto demonio
galla al entrar en el redil [...] e hizo del redil una guarida, el quinto demonio galla al
entrar en el redil llenó la estancia con polvo 45 el sexto demonio galla al entrar en el
redil [...] e hizo del redil una guarida, el séptimo demonio galla al entrar en el redil
despertó al honrado de su sueño. El despierta de su sueño a Dumuzi, que está
durmiendo, él despierta de su sueño al esposo de la santa Inanna, que está durmiendo.
50 «¡Mi rey, hemos venido por ti! ¡Levántate y ven con nosotros! ¡Dumuzi, hemos
venido por ti! ¡Levántate y ven con nosotros! ¡Esposo de Inanna, hijo de Sirtur,
levántate y ven con nosotros! ¡Pastor de ovejas, hermano de Geshtinanna, levántate y
ven con nosotros! ¡Tus ovejas son apresadas! ¡Tus corderos son saqueados! ¡Levántate
y ven con nosotros! 55 ¡Tus cabras son apresadas! ¡Tus chivos son saqueados!
¡Levántate y ven con nosotros! ¡Aparta la santa corona de tu cabeza! ¡Sal descubierto!
¡Aparta la santa prenda de tu cuerpo! ¡Sal desnudo! ¡Aparta el santo cetro de tu mano!
¡Sal con las manos vacías! ¡Aparta las santas sandalias de tus pies! ¡Sal descalzo!» 60
El Señor, que ha escapado, no fue prendido en su redil, Dumuzi, que ha escapado, no
fue prendido en su redil. «¡Para que, el Pastor, no deba ser capturado, ¡deja que él
permanezca a mi lado! para que, Dumuzi, no deba ser capturado, ¡deja que él
permanezca a mi lado! ¡Deja a mi santo [...], mi [...] permanecer a mi lado! 65 ¡Deja a
Utu-del-cielo, mi [...], permanecer a mi lado! ¡Deja [...] de la santa Inanna, la única que
es amable conmigo, permanecer a mi lado! ¡Permaneceré ante él! ¡Permaneceré ante
él!» Él levantó sus manos a Utu-del-cielo: «Eres mi [...]. Utu, eres mi [...]". 70
¡Deberías cambiar mis manos en las "manos" de una gacela! ¡Deberías cambiar mis pies
en los "pies" de una gacela! ¡Déjame escapar de los demonios galla! ¡No deberían reco-
germe!» [...] pronunció su petición de nuevo: «¡Deberías cambiar mis manos en las
"manos" de una gacela! 75 ¡Deberías cambiar mis pies en los "pies" de una gacela!
¡Déjame escapar de los demonios galla! ¡No deberían atraparme!» Utu aceptó sus
lágrimas. Él extendió sus manos sobre sus ojos y fue transformado en un jabalí, ¡[...] un
cabrito! ¿Quién se ha ido alguna vez así? 80 Él hizo que se comportara como un cabrito.
¡Un cabrito! ¿Quién se ha comportado alguna vez así? Tendió su vestidura sobre un
espino, tendió su cinturón sobre el suelo. Un demonio galla miró a otro demonio galla,
el pequeño demonio galla habla al gran demonio galla, 85 el demonio galla habla a su
compañero: «¡El muchacho que se nos ha escapado no ha sido aún alcanzado! ¡Dumuzi,
que se nos ha escapado, no ha sido aún alcanzado! ¡Debemos atraparlo en el desierto! El
hombre del desierto lo atrapará con nosotros. 90 ¡Debemos atraparlo entre las zanjas
del desierto! El hombre de las zanjas del desierto lo atrapará con nosotros. Alcancemos
las ovejas primeras del rebaño: Soy un demonio y pondré en fuga el cabrito delantero
de su amigo. Alcancemos las ovejas últimas del rebaño: 95 Soy un demonio y pondré
en fuga al carnero de su amigo. Debemos atraparlo entre los pastores. La oveja del
rebaño, su amiga [...] con nosotros. Alcancemos los carneros de cola grande: Soy un
demonio pondré en fuga al pastor de su amigo. 100 ¡Vamos! ¡Vamos a recogerle!»

43
Dumuzi, mientras, este toro, este ganadero de ovejas, se detuvo [...] y, fugitivo, tras
llegar al regazo de su madre, Sirtur. Sirtur, su madre, la misericordiosa madre, le habló
dulcemente. Tras llegar al regazo de su hermana, la misericordiosa hermana le habló
dulcemente. 105 Pero cuando llegó al regazo de Inanna, su esposa, Inanna desencadenó
contra él una rugiente tempestad. ¡El cielo era una tormenta, la tierra era una tormenta!
[…] La construcción de ladrillo de Uruk fue demolida: ¡no hubo más que una Uruk
sumergida! No lejos del árbol khashur de la Llanura del Emush, fue donde, allí, la
devastadora tempestad hizo chorrear sobre el joven hombre las aguas del desierto, 115
sobre el esposo de Inanna, la devastadora tempestad hizo precipitar las aguas del
desierto. Aunque él no fuera manteca, se le había derramado como manteca, aunque él
no fuera cántaro, se le había roto como un cántaro, y aunque los demonios galla no
fueran postes de cerca, lo cercaron por todas partes. Himno Ershemma de Inanna y
Dumuzi.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 Su corazón estaba lleno de lágrimas, Dumuzi fue
directamente a la llanura. El Pastor -con su corazón lleno de lágrimas- fue directamente
a la llanura. Dumuzi –con su corazón lleno de lágrimas- fue directamente a la llanura. El
sujetó su flauta (?) en torno a su cuello y expresó este lamento: «Elevo un lamento,
elevo un lamento, oh llanura, elevo una lamentación. ¡Oh llanura, elevo una
lamentación, elevo un gemido! Entre los cangrejos de río, elevo una lamentación, entre
las ranas del río, elevo una lamentación. Que mi madre Sirtur pronuncie palabras de
lamentación, que mi madre, Sirtur, pronuncie palabras de lamentación. Que mi madre,
que no tiene (?) cinco panes (?), pronuncie palabras de lamentación. Que mi madre,
que no tiene (?) diez panes (?), pronuncie palabras de lamentación. El día que me
muera ella no tendrá a nadie para preocuparse (?) de ella, y sobre la llanura, como mi
madre, mis ojos verterán lágrimas. 2 Junto a los capullos (?) él se tiende, junto a los
capullos (?) él se tiende. El Pastor junto a los capullos (?) se tiende, y mientras el Pastor
se tiende junto a los capullos (?), tuvo un sueño. Luego se levantó: Era un sueño y
tembló. Era una visión y se frotó los ojos con las manos, ofuscado. Dumuzi llama
entonces a su hermana Geshtinanna, a quien cuenta su prodigiosa visión. «Mi
sueño, oh hermana mía, mi sueño, éste es el corazón de mi sueño: Las cañas se
levantaban a mi alrededor, las cañas brotaban a mi alrededor; una caña se levantaba
aislada e inclinaba su cabeza ante mí; de las cañas que salían a pares una se movió hacia
mí. En el leñoso bosquecillo elevados árboles se levantaban temerosamente a mi
alrededor. Sobre mi corazón sagrado fue vertida agua y de mi sagrado sitial, su pedestal
(?) fue retirado. La sagrada copa colgaba de una clavija y de la clavija se ha caído. Mi
cayado de Pastor desapareció. Una lechuza sostiene un [...]. Un halcón lleva un cordero
en sus garras. Mis cabritos humillan sus barbas incipientes por el polvo. Las ovejas de
mi aprisco patean el suelo con sus patas dobladas.. El rebaño está diseminado y no
produce leche. La copa está destrozada y ya no vive Dumuzi. Y el rebaño se dispersa al
viento». Geshtinanna, profundamente turbada por el sueño de su hermano, le
responde: «Oh, hermano mío, el sueño que me has contado no es favorable. Oh,
Dumuzi, el sueño que me has contado no es favorable. Se levantaban cañas a tu
alrededor, brotaban cañas a tu alrededor. Eso es señal de que se levantarán proscritos
para atacarte. Una caña aislada se levantaba e inclinaba su cabeza ante ti. Eso es señal
de que la madre que te llevó inclinará su cabeza por ti. De las cañas que salían a pares
una se movió. Eso es señal de que uno de nosotros será eliminado». Geshtinanna
interpreta, asunto por asunto, el sombrío y premonitorio sueño de Dumuzi,
concluyendo con la advertencia de que los demonios del Mundo Inferior se estaban
concertando contra él y que le convenía esconderse. Dumuzi asintió e imploró a su

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hermana que no revelara su escondite: «Amiga mía, me esconderé entre las plantas.
No cuentes a nadie mi escondrijo. Me esconderé entre las plantas pequeñas. No cuentes
a nadie mi escondrijo. Me esconderé entre las plantas grandes. No cuentes a nadie mi
escondrijo. Me esconderé entre los fosos de Arallu. No cuentes a nadie mi escondrijo».
Geshtinanna dijo: «Si cuento tu escondrijo, que tus perros me devoren, que los perros
negros, tus perros de pastor, que los perros salvajes, tus perros del señorío, que tus
perros me devoren». Por consecuencia, los demonios del Mundo Inferior: «No
comen alimento, no conocen el agua, no comen harina cernida, no beben agua libadato,
no aceptan dones propiciatorios, no sacian de placer el regazo de la mujer, no besan a
los dulces niños». Los demonios llegan buscando el escondite de Dumuzi. Al no
encontrarlo, apresan a Geshtinanna e intentan sobornarla para que les revele el
paradero de Dumuzi. Sin embargo, éste regresa a la ciudad porque teme que los
demonios mataran a su hermana, pues contaba con que permanecería fiel a su
palabra. Los demonios capturan a Dumuzi, le torturan y están dispuestos a
llevarlo al Mundo Inferior. Ante esta situación Dumuzi suplica al dios Utu, el
hermano de su mujer, Inanna, que lo convierta en una gacela para poder escapar
de los demonios: «Utu, eres el hermano de mi mujer, y soy el marido de tu hermana.
Soy el que lleva víveres al Eanna. Traje a Erech los regalos de boda. Besé los sagrados
labios (?) y acaricié (?) el sagrado regazo, el regazo de Inanna. Convierte mis manos en
las manos de una gacela, convierte mis pies en los pies de una gacela, para que escape a
los demonios galla para que lleve mi persona a Shubirila». Utu aceptó sus lágrimas
como una ofrenda y como un hombre misericordioso le mostró piedad. Y así le
convirtió sus manos en las manos de una gacela y convirtió sus pies en los pies de una
gacela. De este modo escapó a los demonios galla y llevó su persona a Shubirila.
Desgraciadamente, los demonios le capturan otra vez y le vuelven a torturar.
Dumuzi se vuelve a Utu suplicándole que le convierta por segunda vez en gacela
para poder escapar y refugiarse, ahora, en casa de Belili. Utu así lo hace y Dumuzi
puede llegar a la casa de esta diosa y dijo: «Sabia dama antigua, no soy un hombre,
soy el marido de una diosa. Del agua libada déjame beber un poco y de la harina cernida
déjame comer un poco». Tras comer y beber, los demonios aparecen y capturan por
tercera vez a Dumuzi. Tras torturarle y pedirle ayuda a Utu, que lo convertirá una
vez más en gacela, Dumuzi huye al aprisco de su hermana Geshtinanna. Todo será
inútil porque cinco demonios entran en el aprisco y golpean a Dumuzi causándole
la muerte. 3 El primer galla entró en el aprisco, e hirió a Dumuzi en la mejilla con un
clavo punzante (?). El segundo entró en el aprisco, e hirió a Dumuzi en la mejilla con un
cayado de Pastor. El tercero entró en el aprisco, y de la sagrada parte retiró su pedestal
(?). El cuarto entró en el aprisco, y la copa que colgaba de una clavija la hizo caer de la
clavija. El quinto entró en el aprisco, y destrozó la parte sagrada y ya no vertía leche.
Yacía la copa destrozada y Dumuzi ya no vivía. Y el rebaño se dispersó al viento».

Lamento de Inanna por la muerte de Dumuzi.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Inanna Lamento) 1 En la estepa, mi Dumuzi, canto
con ella el lamento, el lamento para ti, el lamento para ti. En el Earali canto con ella, en
Badtibira canto con ella, en Dushuba canto con ella, en el país de ovejas canto con ella,
en el aprisco de Dumuzi [...] Inanna desearía irse a reunir con su marido, Dumuzi,
que se hallaba en la estepa cuidando el rebaño, la diosa Inanna llora: [...] ella se
preocupa por esto: «¡Oh Dumuzi, de buenas palabras, de amables ojos siempre!». Ella
sigue sollozando con lágrimas: «¡Oh tú, de buenas palabras, de amables ojos siempre!
¡Mozos, marido, proveedor, dulce como el dátil, oh Dumuzi!», sigue ella sollozando,

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ella sigue sollozando con lágrimas. La divina Inanna [...] La señora [...], la joven Inanna
[...]. En la cámara de su madre, que la dio a luz, ella estaba paseando de un lado a otro,
mientras tanto, en oración y súplica, los padres de Innana: Sin y Ningal, permanecían
respetuosamente en atención a ella: «¡Oh, madre mía, [...] iría a la casa del Pastor con
tu permiso! ¡Oh, mi madre Ningal [...] iría a la casa del Pastor con tu permiso! Mi
padre ha brillado para mí de forma señorial [...], Sin ha brillado para mí de forma
señorial [...]». Como un niño enviado a un recado por su madre, de la cámara ella salió,
como un enviado a un recado por la madre Ningal, de la cámara salió. Mi señora era
completamente conocedora y también completamente capaz, la divina Inanna era
completamente conocedora y también completamente capaz: Cerveza reposada en días
remotos, en días largo tiempo pasados. [...] Preparativos de Inanna para el viaje al
aprisco de su esposo. 2 […] Ataque al aprisco causado por Bilulu y Girgire y
asesinato de Dumuzi. […] Un mensajero le da terribles noticias a Inanna. [...] Fui y
llegué a la casa, construida con ladrillos, de Belili. Allí el Pastor, con la cabeza
golpeada […] yacía en el suelo, Dumuzi, con la cabeza golpeada [...] yacía en el suelo,
Ama-ushumgal-anna, con la cabeza golpeada [...] yacía en el suelo, y el rebaño de mi
señor, de Dumuzi, vi en la estepa. ¡Oh Inanna, un hombre que no era el Pastor volvía
junto al rebaño de mi señor!». Mi señora dio nacimiento a una canción para su joven
esposo, formó una canción para él, la divina Inanna dio nacimiento a una canción para
Dumuzi, formó una canción para él: «¡Oh tú, que descansas en paz, Pastor que
descansas en paz, mantuviste guardia sobre ellas, Ama-ushumgal-anna, que descansas
en paz, mantuviste guardia sobre ellas, alzándote con Utu, mantuviste guardia sobre mi
rebaño, acostándote solo por la noche, mantuviste guardia sobre mi rebaño!». Aquel día
el hijo de la anciana Biluluzo, matriarca y su propia dueña, Girgire, el buen mantenedor
de la casa, que estaba preparado para gobernar como hombre conocedor, estaba
llenando el corral y el aprisco con su ganado capturado, y estaba apilando los montones
y pilas de grano tras haber dejado diseminados por los campos a sus víctimas
derribadas con la maza. Sir-ru de Edin-lil-la, hijo de nadie y amigo de nadie se sentó
ante él, con él mantuvo conversación. En aquel día, ¿qué había en el corazón de mi
señora? ¿Qué había en el corazón de la divina Inanna? ¡Matar a la proveedora Bilulu,
eso estaba en su corazón! Hacer bueno el lugar de descanso para su amado joven
esposo, para Dumuzi, para Ama-ushumgal-anna, ¡Eso estaba en su corazón! Mi señora
fue a Bilulu, al Edin-lil-la. Su hijo Girgire como el viento allí [...], Sir-ru de Edin-lil-la,
hijo de nadie y amigo de nadie [...]. La divina Inanna entró en la posada, subió a un
asiento y determinó el destino: «¡Fuera! ¡Te he matado, así es ciertamente! ¡Fuera! ¡Te
he matado, así es ciertamente, y contigo he destruido también tu nombre: ¡Que te
conviertas en el odre para el agua fría que llevan los hombres en la estepa! Más aún:
¡Que su hijo Girgire y ella se conviertan en demonios: utukku y lamma de la estepa!
¡Que Sir-ru de Edin-lil-la, hijo de nadie y amigo de nadie, esté en la estepa y lleve la
cuenta de la harina! Cuando para el mozo que anda errante por la estepa sea libada agua
y esparcida harina, que los demonios de la estepa: utukku y lamma, griten: "¡Una
libación!"; griten: "¡Una aspersión!" y así le obliguen a estar presente en el lugar del
que se ha desvanecido, en la estepa. ¡Que la anciana Bilulu alegre su corazón!». E
inmediatamente, en ese día y bajo ese sol, se hizo realmente así. Ella se convirtió en el
odre para el agua fría que llevan los hombres en la estepa, y mientras su hijo Girgire y
ella se convertían en demonios: utukku y lamma de la estepa, Sir-ru de Edin-lil-la, hijo
de nadie y amigo de nadie estaba en la estepa y llevaba la cuenta de la harina. Cuando
para el mozo que anda errante por la estepa es libada agua y esparcida harina, los
demonios de la estepa: el utukku y el lamma gritan: "¡Una libación!"; gritan: "¡Una
aspersión!" y así le obligan a estar presente en el lugar del que se ha desvanecido, en la

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estepa, y la anciana Bilulu alegra su corazón. Inanna extendió su mano hacia el mozo
en el suelo, extendió su mano hacia Dumuzi en el suelo, sus manos destinadas a [...]
Inanna hace bueno el lugar de reposo de Dumuzi. […] aparece una perdiz que se
está dando consejos a sí. [...] Al [...] de su [...] la perdiz [...], al lugar de nacimiento de
Dumuzi la perdiz [...] Como una tórtola en su nido se aconsejaba a sí, la perdiz en su
refugio se aconsejaba: «¡Sólo su madre Duttur puede alegar a mi señor, sólo su madre
Duttur puede alegrar a Dumuzi!». Mi señora, nacida en Kuar, la joven que es la corona
de [...], la admiración y el aplauso de los sumerios cabezas negras, la primera bailarina
que expresaba el lamento y el grito, portavoz de oración al rey, Geshtinanna, a mi
señora [...] la joven, la admiración [...], Geshtinanna a Inanna [...], la sagrada Inanna
[...] en mano [...], junto [...] junto [...] estaba respondiendo con una canción: […]
«Cantaré contigo el lamento. ¡El lamento para ti, el lamento para ti! En el templo
cantaré contigo. ¡Oh [...] hermano! ¡El lamento para ti! En [...] cantaré. ¡El lamento para
ti! En [...] cantaré. ¡El lamento para ti! En [...] cantaré. ¡El lamento para ti! En [...]
cantaré. ¡El lamento para ti! En el país de ovejas cantaré contigo. ¡El lamento para ti!».
Como la señora demostró ser igual a su desposado, como la divina Inanna demostró ser
igual al pastor Dumuzi, para hacer bueno su lugar de reposo, a la señora, para vengarle,
a Inanna le fue concedido y entregado a su mano. Cantaré contigo el lamento. ¡El
lamento para ti, el lamento para ti! Cantaré contigo. ¡El lamento para ti, el lamento para
ti! En el lugar de dar a luz ¡el lamento para ti! en la estepa, ¡oh mi Dumuzi, el lamento
para ti! en el Earali, ¡el lamento para ti! en Dushuba, ¡el lamento para ti! en Badtibira,
¡el lamento para ti!, en el país de ovejas, ¡el lamento para ti! ¡El lamento para Dumuzi
cantaré contigo, Geshtinanna!». Como ella demostró ser igual a Dumuzi, le vengó. ¡Al
matar a Bilulu, Inanna demostró ser igual a él! Esto es un lamento [u-lil-la] para
Inanna.

El pecado del Jardinero.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 El lugar es puro [...], la tierra Dilmun es pura; la
tierra Dilmun es pura [...], la tierra Dilmun es pura. La tierra Dilmun es pura, la tierra
Dilmun es limpia; la tierra Dilmun es limpia, la tierra Dilmun es lo más resplandeciente.
Cuando solos, se han asentado en Dilmun, el lugar en el que Enki se ha asentado con su
esposa, ese lugar es limpio, ese lugar es lo más resplandeciente. Cuando solos se han
asentado en Dilmun, el lugar en el que Enki se ha asentado junto a Ninsikilla, ese
lugar es limpio, ese lugar es lo más resplandeciente. En Dilmun el cuervo no profiere
graznidos, el pájaro [ittidu] no profiere el grito del pájaro [ittidu], el león no mata, el
lobo no roba la oveja, desconocido es el perro salvaje, devorador de cabritos,
desconocido es el jabalí, devorador de grano, desconocida es la [...] viuda, el pájaro en
lo alto no [...] a sus [...], la paloma no inclina la cabeza, el de ojos enfermos no dice:
«tengo mal en los ojos», el de cabeza enferma no dice: «tengo mal en la cabeza», allí la
vieja no dice: «soy una mujer vieja», el viejo no dice: «soy un hombre viejo», la
doncella no se baña, no se vierte agua resplandeciente en la ciudad, quien cruza el río no
profiere [...], el sacerdote, lamentándose, no da vueltas a su alrededor, el cantor no
profiere lamentos, junto al lado de la ciudad no profiere lamentos. Ninsikilla dice a su
padre Enki: «La ciudad que has dado, la ciudad que has dado, tú [...], Dilmun, la ciudad
que has dado, la ciudad que has dado, tú [...] no tiene [...] del río; Dilmun, la ciudad que
has dado, la ciudad que has dado, tú [...]. […] campos roturados y granjas. El padre
Enki responde a Ninsikilla, su hija: «Que Utu que está en el cielo, del [...], el aliento
de su [...], del [...] de Nanna, agua de la tierra» te traiga agua dulce para la tierra;
de la «boca de donde fluye el que suba el agua a tu gran [...], que haga a tu ciudad beber

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de él las aguas de la abundancia, que haga a Dilmun beber de él las aguas de la
abundancia, que tu pozo de agua amarga se convierta en un pozo de agua dulce, que tus
campos roturados y granjas sostengan tu grano, que tu ciudad se vuelva la casa
guarda-costa del país. Ahora Utu es un [...]». Utu que está en el cielo, del [...], el aliento
de su [...], del [...] de Nanna, de la «boca de donde fluye el agua de la tierra» le trajo
agua dulce para la tierra; él sube el agua a su gran [...], hace a su ciudad beber de él las
aguas de la abundancia, hace a Dilmun beber de él las aguas de la abundancia; su pozo
de agua amarga, realmente se ha vuelto un pozo de agua dulce, sus campos roturados y
granjas sostienen su grano, su ciudad realmente se ha vuelto la casa guarda-costa del
país. Ahora Utu es [...]. Realmente fue así. El que está solo ante la sabia Nintu, la madre
del país, Enki, ante la sabia Nintu, la madre del país, hace que su falo humedezca los
diques, hace que su falo sumerja las cañas, realmente hace que su falo [...]. Tras ello
dijo: «No dejes que nadie camine por el pantano». Tras ello Enki dijo: «No dejes que
nadie camine por el pantano». El juró por la vida de An; su [...] del pantano, [...] del
pantano. Enki [...] su semen [...] de Damgalnunna, vertió su semen en el seno de
Ninhursag; ella recibió el semen en su seno, el semen de Enki. Un día habiendo hecho
su primer mes, dos días habiendo hecho sus dos meses, tres días habiendo hecho sus
tres meses, cuatro días habiendo hecho sus cuatro meses, cinco días habiendo hecho
sus cinco meses, seis días habiendo hecho sus seis meses, siete días habiendo hecho
sus siete meses, ocho días habiendo hecho sus ocho meses, nueve días habiendo hecho
sus nueve meses, los meses de la «maternidad», como [...] crema, como [...] crema,
como buena crema maravillosa, Nintu, la madre del país, como [...] crema, como [...]
crema, como buena crema maravillosa, dio a luz a Ninmu. La diosa Ninmu salió a la
tierra elevada; Enki, entre los marjales, mira a su alrededor, mira a su alrededor, y dice
a su mensajero Isimud: «¿No besaré a la joven hermosa? ¿No besaré a Ninmu, la
hermosa joven?». Su mensajero Isimud le respondió: «Besa a la joven hermosa, besa a
Ninmu, la hermosa joven. Levantaré un viento poderoso para mi rey, levantaré un
viento poderoso». Sólo Enki puso el pie en su barco, luego él lo puso en tierra firme.
El la abrazó, él la besó; Enki vertió su semen en el seno, ella recibió el semen en su
seno, el semen de Enki. Un día habiendo hecho su primer mes, dos días habiendo hecho
sus dos meses, […] nueve días habiendo hecho sus nueve meses, los meses de la
«maternidad», como [...] crema, como [...] crema, como buena crema maravillosa,
Ninmu, como [...] crema, como [...] crema, como buena crema maravillosa, dio a luz a
Ninkurra. Ninkurra salió a la tierra elevada; Enki entre los marjales mira a su
alrededor, mira a su alrededor, y dice a su mensajero Isimud: «¿No besaré a la joven, a
la hermosa joven? ¿No besaré a Ninkurra, la hermosa joven?». Su mensajero Isimud le
respondió: «Besa a la joven hermosa, besa a Ninkurra, la hermosa joven. Levantaré un
viento poderoso para mi rey, levantaré un viento poderoso». Sólo Enki puso su pie en
su barco, luego él lo puso en tierra firme. El la abrazó, él la besó; Enki vertió su semen
en el seno, ella recibió el semen en su seno, el semen de Enki. Un día habiendo hecho su
primer mes, […] nueve días habiendo hecho sus nueve meses, los meses de la
«maternidad», como [...] crema, como [...] crema, como buena crema maravillosa,
Ninkurra, como [...] crema, como [...] crema, como buena crema maravillosa dio a luz a
Uttu, la hermosa mujer. Nintu dice a Uttu, la hermosa mujer: «Te ofrezco consejo,
acepta mi consejo; la palabra que te digo, acepta mi palabra. Alguien, entre los marjales,
mira a su alrededor, mira a su alrededor. Enki, entre los marjales, mira, mira a su
alrededor. El ojo [...] Uttu, la hermosa mujer [...], en su [...], corazón [...]. Trae los
pepinos en sus [...], trae las manzanas en sus [...], trae las uvas en sus [...], en la casa
para que él pueda recoger el extremo de mi correa, para que pueda allí Enki recoger el
extremo de mi correa». Después de un instante Enki estaba llenando con agua los

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lugares. Llenó los diques con agua, llenó los canales con agua, llenó los lugares baldíos
con agua. El Jardinero, en el polvo, en su alegría [...], le abraza. «¿Quién eres que [...]
mi jardín?». Enki contestó al Jardinero: […] Tráeme los pepinos en sus [...] tráeme las
manzanas en sus [...], tráeme las uvas en sus [...]». El le trajo los pepinos en sus [...],
le trajo las manzanas en sus [...], le trajo las uvas en sus [...] y las amontonó en su
regazo. Enki, cuya cara se había puesto verdosa, recogió su bastón. Hacia Uttu Enki
dirigió su paso y dijo: «Quien [...] en su casa, que abra». Uttu: «¿Quién eres?». Enki:
«Soy el jardinero, te daré pepinos, manzanas y uvas con un «así sea». Uttu con el
corazón alegre abrió la puerta de la casa. Enki a Uttu, la hermosa mujer, le da los
pepinos en sus [...], le da las manzanas en sus [...], le da las uvas en sus [...]. Uttu, la
hermosa mujer, [...] por él, [...] por él. Enki la abraza, yace en su regazo, él [...] los
muslos, él toca los [...], él la abraza, yace en su regazo, con la joven cohabitó, él la besó.
Enki vertió su semen en el regazo, ella recibió el semen en su regazo, el semen de Enki.
Uttu, la hermosa mujer, [...], Ninhursag [...] el semen de los muslos. La planta-árbol
brotó, la planta-miel brotó, la planta-mala hierba del camino brotó, la planta-de agua
brotó, la planta-espino brotó, la planta-alcaparra brotó, la planta-[...] brotó, la planta-
casia brotó. Enki entre los marjales mira a su alrededor, mira a su alrededor y dice a su
mensajero Isimud: «Quiero decretar el destino de las plantas, quiero conocer su
corazón. ¿Cual es, por favor, esa planta? ¿Cuál es, por favor, esa planta?». Su
mensajero Isimud le contestó: «Mi rey, esta es la planta-árbol»; le dijo: y la corta para
él, y él se la come; le dijo: «Mi rey, esta es la planta-miel»; y la corta para él, y él se la
come; le dijo: «Mi rey, esta es la planta-mala hierba del camino»; y la corta para él, y él
se la come; le dijo: «Mi rey, esta es la planta-de agua»; y la corta para él, y él se la
come; le dijo: «Mi rey, esta es la planta-espino», y la corta para él, y él se la come; le
dijo: «Mi rey, esta es la planta-alcaparra»; y la corta para él, y él se la come; le dijo:
«Mi rey, esta es la planta-[...]»; y la corta para él, y él se la come; le dijo: «Mi rey, esta
es la planta-casia»; y la corta para él, y él se la come. Enki determinó el destino de las
plantas y conoció su corazón. Al instante Ninhursag maldijo el nombre de Enki:
«¡Hasta que esté muerto no le miraré más con el "Ojo de la vida". Los Anunnaki
estaban sentados en el polvo, cuando de pie habla el zorro a Enlil: «Si traigo a
Ninhursag ante ti, ¿cuál será mi recompensa?». Enlil contesta al zorro: «Si traes a
Ninhursag ante mí, en mi ciudad plantaré árboles y campos para ti; en verdad tu nombre
será pronunciado». El zorro, al instante [...] su piel, al instante perdió su [...], al instante
pintó su rostro […] «A Nippur iré, Enlil [...], A Ur iré, Nanna [...], A Larsa iré, Utu [...],
A Uruk iré, Inanna [...]. [...] es, mi nombre [...] traeré». Enlil [...], Ninhursag [...] estuvo
junto a él. Ninhursag [...]. Los Anunnaki recogieron sus vestidos, hicieron [...],
determinaron el destino, interpretaron el [...]. Ninhursag sentó a Enki junto a su regazo y
dijo: «Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi [...] me duele». Ninhursag: «A Abu
he hecho que nazca para ti. Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi mandíbula me
duele». Ninhursag: «A Nintul he hecho que nazca para ti. Hermano mío, ¿qué te
duele?». Enki: «Mi diente me duele». Ninhursag: «A Ninsutu he hecho que nazca para
ti. Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi boca me duele». Ninhursag: «A Ninkasi
he hecho que nazca para ti. Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi [...] me duele».
Ninhursag: «A Nazi he hecho que nazca para ti. Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki:
«Mi brazo me duele». Ninhursag: «A Dazimua he hecho que nazca para ti. Hermano
mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi costilla me duele». Ninhursag: «A Ninti he hecho que
nazca para ti. Hermano mío, ¿qué te duele?». Enki: «Mi [...] me duele». Ninhursag:
«A Enshagag he hecho que nazca para ti. Para los pequeños que he hecho nacer [...],
que Abu sea el rey de las plantas, que Nintul sea el señor de Magan, que Ninsutu se case
con Ninazu, que Ninkasi sea aquella que sacie los deseos, que Nazi se case con Nindara,

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que Dazimua se case con Ningishzida, que Ninti sea la reina de los meses, que
Enshagag sea el señor de Dilmun». ¡Oh padre Enki, ruega!

El Jardinero Shukallituda abusa de Inanna.

BMe (DMe) (Kramer 1956) Shukallituda [...], Cuando vertía el agua en los surcos,
Cuando cavaba regueros a lo largo de los cuadros de la tierra [...], Tropezaba con la
raíces, era arañado por ellas. Los vientos furiosos con todo lo que traen, Con el polvo de
las montañas, le azotaban el rostro: A su rostro [...] y sus manos [...], La dispersaban, y
él ya no reconocía a sus [...] Entonces él alzó los ojos hacia las tierras bajas al Sur;
Miró las estrellas al este, Alzó los ojos hacia las tierras altas al Norte, Miró las estrellas
al oeste; Contempló el firmamento donde se escriben los Signos. En este cielo inscrito,
aprendió los Presagios; Vio cómo había que aplicar las Leyes divinas, Estudió las
Decisiones de los dioses. En el jardín, en cinco, en diez sitios inaccesibles, En cada uno
de estos lugares plantó un árbol como sombra protectora. La sombra protectora de este
árbol sarbatu de opulento follaje. La sombra que da al despuntar el día, Al mediodía y al
anochecer, nunca desaparece. Ahora bien, un día, mi reina, después de haber atravesado
el cielo, atravesado la tierra, Inanna, después de haber atravesado el cielo, atravesado la
tierra, Después de haber atravesado Elam y Shubur, Después de haber atravesado [...],
La sacerdotisa Inanna, vencida por el cansancio, se acercó al jardín y se adormeció.
Shukallituda la vio desde el extremo de su jardín. Abusó de ella, la tomó en sus brazos,
Y después volvió al extremo de su jardín. Despuntó el alba, salió el sol: La Mujer miró
a su alrededor, espantada; Inanna miró a su alrededor, espantada. Entonces, la Mujer, a
causa de su vagina, ¡cuánto mal hizo! Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo! Todos
los pozos del país los llenó de sangre; Todos los bosquecillos y los jardines del país, ella
los saturó de sangre. Los siervos que habían ido a buscar leña no bebieron más que
sangre, Las sirvientas que fueron a llenar el balde de agua no lo llenaron más que de
sangre. Dijo ella: «Quiero descubrir a aquel que ha abusado de mí, por todos los
países», Pero al que había abusado de ella, no lo encontró. Porque el joven entró en la
casa de su padre; Shukallituda dijo a su padre: «Padre: Cuando vertía el agua en los
surcos, Cuando cavaba regueros a lo largo de los cuadros de tierra [...], Tropezaba con
las raíces, era arañado por ellas. Los vientos furiosos, con todo lo que traen, Con el
polvo de las montañas, me azotaban el rostro, A mi rostro [...] y a mis manos [...], La
dispersaban y ya no reconocía sus [...] Entonces alcé los ojos hacia las tierras bajas,
Miré las estrellas al este, Alcé los ojos hacia las tierras altas, Miré las estrellas al oeste;
Contemplé el cielo donde se inscribían los Signos. En el cielo inscrito aprendí los
Presagios; Vi cómo había que aplicar las Leyes divinas, Estudié las Decisiones de los
dioses. En el jardín, en cinco, en diez lugares inaccesibles, En cada uno de estos sitios
planté un árbol como una sombra protectora. La sombra protectora de ese árbol sarbatu,
de opulento follaje. La sombra que da al despuntar el día, A mediodía y al anochecer,
nunca desaparece. Ahora bien, un día, mi reina, después de haber atravesado el cielo,
atravesado la tierra, Inanna, después de haber atravesado el cielo, atravesado la tierra,
Después de haber atravesado Elam y Shubur, Después de haber atravesado [...], La
Hieródula, vencida por el cansancio, se acercó al jardín y se adormeció. La ví desde el
extremo de mi jardín. Abusé de ella, la tomé en mis brazos, Y después volví al extremo
de mi jardín.» Despuntó el alba, salió el sol: La mujer miró a su alrededor, espantada.
Inanna miró a su alrededor, espantada. Entonces, la Mujer, a causa de su vagina, ¡cuánto
mal hizo! Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo! Todos los pozos del país los llenó
de sangre. Todos los bosquecillos y jardines del país, ella los saturó de sangre. Los
siervos que habían ido a buscar leña no bebieron más que sangre, Las sirvientas que

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fueron a llenar el balde de agua no lo llenaron más que de sangre. Dijo ella: «Quiero
descubrir a aquel que ha abusado de mí, por todos los países» Pero al que había abusado
de ella no lo encontró. Porque el padre respondió al joven, El padre respondió a
Shukallituda: «Hijo mío: quédate cerca de las ciudades de tus hermanos. Dirige tus
pasos y ve hacia tus hermanos, los de la cabeza negra, Y la Mujer jamás te encontrará
en medio de esos países.» Shukallituda se quedó, pues, cerca de las ciudades de sus
hermanos. Dirigió sus pasos hacia sus hermanos, los de la cabeza negra, Y la mujer
jamás lo encontró en medio de esos países. Entonces, la Mujer, a causa de su vagina,
¡cuánto mal hizo! Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo!

Inanna lucha contra el caos en el mundo.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Reina de todos los me, luz radiante1, mujer dadora
de vida, amada por An y Urash, sacerdotisa de An, la muy enjoyada, que ama la tiara
que da la vida, digna de señorío, 5 que empuña en mano los siete vengadores [me]. ¡Mi
reina, eres la guardiana de los grandes vengadores [me], has elevado los vengadores
[me], has enlazado los vengadores [me] a tus manos, has reunido los vengadores [me],
has apretado los vengadores [me] contra tu pecho! ¡Has llenado la tierra de veneno
como un gran reptil. 10 La vegetación cesa cuando truenas como Ishkur, traes la
inundación desde la montaña, la suprema, que eres la Inanna del cielo y la tierra, que
haces llover fuego llameante sobre la tierra, los decretos [me] te han sido dados por An,
reina que cabalgas sobre las bestias, 15 que en el santo mando de An pronuncias divi-
nas palabras! ¡Quién puede entender tus grandiosos ritos! ¡Destructora de las tierras
extranjeras, has dado alas a la tormenta, amada en Enlil, hiciste a la tormenta soplar
sobre la tierra, llevaste a cabo las instrucciones de An! 20 ¡Mi reina, ante tu grito las
tierras extranjeras se inclinan, por pavor y miedo al Viento del Sur los hombres te
presentaron su angustiado clamor, presentaron ante ti su angustiado grito, abrieron ante
ti lamentos y llantos, 25 trajeron ante ti las grandes lamentaciones de las calles de la
ciudad! En la vanguardia de la batalla todos habían caído ante ti, mi reina, en tu poder
eres toda devoradora, continuaste atacando, como una tormenta que embiste,
continuaste soplando más fuerte que la tormenta clamorosa, 30 continuaste tronando
más fuerte que Ishkur, continuaste gimiendo más fuerte que los malos vientos, tus pies
crecieron nada fatigados, causaste llantos para que fueran pronunciados en la lira del
lamento. ¡Mi reina, los Anunna, los grandes dioses, 35 huyeron ante ti como
murciélagos agitados, no pudieron permanecer ante tu pavoroso rostro, no pudieron
acercarse a tu pavorosa frente! ¿Quién puede calmar tu enojado corazón? ¡Tu funesto
corazón no puede tranquilizarse! 40 ¡Reina, feliz de sentimientos, alegre de corazón,
pero cuya ira no puede ser calmada, hija de Zu-en; reina, suprema en la tierra, que
siempre te ha rendido homenaje! A la montaña que dejó de rendirte homenaje, la
vegetación le fue prohibida, incendiaste sus grandes puertas, 45 sus ríos corrieron con
sangre, porque por ti sus gentes no tenían nada que beber, sus tropas fueron conducidas
espontáneamente al cautiverio ante ti, sus fuerzas se desbandaron espontáneamente
ante ti, sus fuertes hombres desfilaron gustosamente ante ti, los lugares de recreo de sus
ciudades fueron ocupados con turbulencia, 50 sus machos adultos fueron llevados ante
ti como cautivos, contra la ciudad que no dijo: «tuya es la tierra», que no dijo:
«pertenece al padre que te engendró», pronunciaste tu santa palabra, te apartaste de ella,
guardaste la distancia de su seno, 55 su mujer no habló de amor con el marido, en la
profunda noche ella no cuchicheó tiernamente con él, no le reveló la santidad de su
corazón. ¡Desenfrenada vaca salvaje, anciana hija de Zu-en, reina más poderosa que An,
que siempre te ha rendido homenaje, 60 tú que de acuerdo con dar la vida a los

51
decretos [me], gran reina de las reinas, has llegado a ser más grande que la madre que
te trajo al mundo, tan pronto como llegaste del santo seno! Sabiendo, reina sabia de
todas las tierras, que multiplicas todas las criaturas vivientes y gentes, he pronunciado
tu santa canción. Diosa dadora de vida, adecuada para los vengadores [me], cuya
aclamación es exaltada, 65 misericordiosa, mujer dadora de vida, radiante de corazón, la
he pronunciado para ti de acuerdo con los vengadores [me]. He entrado antes que tú en
mi santo gipar, soy la Gran Sacerdotisa [entu], Enkheduanna, llevando la cesta masab,
pronuncié un alegre canto, pero ahora ya no habito en el hermoso lugar que
estableciste. 70 Vino el día, el sol me abrasó, vino la sombra de la noche, el Viento del
Sur me abrumó, mi voz de dulce miel ha llegado a ser estridente, todo lo que me daba
placer se ha convertido en polvo. ¡Oh Zu-en, rey del cielo, mi amargo destino, 75
declaro a An; An me liberará, se lo suplico a An; él me liberará! El reino del cielo ha
sido tomado por una mujer, a cuyos pies descansa la tierra desbordada, a esa mujer tan
ensalzada, que me ha hecho temblar junto a la ciudad, 80 detenla, deja que su corazón
sea tranquilizado por mí. Soy, Enkheduanna le ofreceré súplicas, y mis lágrimas, como
suaves bebidas, ofreceré a la santa Inanna; la recibiré en paz. ¡No dejes que
Ashimbabbar [Nanna] sea molestado! 85 Inanna, ha cambiado todos los ritos del santo
An, se ha apoderado del Eanna de An; no temió al gran An, esa casa, cuyo hechizo era
irresistible, cuya atracción era interminable, esa casa que ella ha llevado a la
destrucción, 90 su [...] que ella ha [...], mi vaca salvaje, asalta allí a sus hombres, los
hace cautivos. ¡Soy la que existo entre las criaturas vivientes! ¡Pueda An cesar el
castigo de las tierras rebeldes que odian a su Inanna, pueda An partir sus ciudades en
dos, 95 pueda Enlil maldecirla, que no pueda el niño, cuyo destino ha sido roto, ser
tranquilizado por su madre! ¡Oh reina que provocaste lamentaciones, tu barco de
lamentaciones ha atracado en una tierra enemiga; allí moriré, cantando la santa oración!
100 En cuanto a mí, mi Nanna no me vigilaba, he sido atacada más cruelmente,
Ashimbabbar no ha dicho mi veredicto, pero ¡qué importa si él lo dijo o no! Soy la que
estoy acostumbrada al triunfo, he sido conducida desde mi casa, 105 fui forzada a huir
de mi cuna como una golondrina, mi vida está devorada, fui obligada a caminar entre
las espinas de las montañas, la tiara dadora de vida, de señorío, me fue quitada, se me
asignaron eunucos. «Estos son buenos para ti», se me dijo: ¡Queridísima reina, amada
de An, 110 deja que tu santo corazón, el noble, vuelva a mí! ¡Queridísima esposa de
Ushumgal-anna [Dumuzi], gran reina del horizonte y del cénit, los Anunna se han
postrado ante ti, aunque al nacer fueras la hermana" más joven! 115 ¡Cuánto más joven
has llegado a ser que los Anunna, los grandes dioses! Los Anunna besan la tierra ante ti.
No es mi opinión que ha sido completada, es una extraña opinión la que ha sido
convertida en mi opinión, la cama fructífera ha sido abolida, así que no he interpretado
al hombre los mandatos de Ningal. 120 Para mí, la radiante Gran Sacerdotisa [entu],
de Nanna, pueda tu corazón ser tranquilizado, eres la reina amada de An. «Eres
conocida, eres conocida —no es por Nanna por quien lo he recitado, es por ti por quien
lo he recitado—. Eres conocida por tu altura, como el cielo, eres conocida por tu
anchura, como la tierra, 125 eres conocida por tu destrucción de las tierras rebeldes, eres
conocida por masacrar a sus gentes, eres conocida por devorar a sus muertos como un
perro, eres conocida por tu feroz semblante, eres conocida por alzar tu feroz semblante,
130 eres conocida por tus relampagueantes ojos, eres conocida por tu maldad y
desobediencia, eres conocida por tus muchos triunfos.» No es por Nanna por quien lo he
recitado, es por ti por quien lo he recitado. ¡Reina mía, te he ensalzado, la única que
eres ensalzada, 135 reina amada de An, he erigido tus estrados, he amontonado las
brasas, he dirigido los ritos, he erigido la cámara nupcial para ti! ¡Pueda tu corazón ser

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calmado para mí! Suficientes, más que suficientes invocaciones, gran reina, he hecho
para ti. Lo que he recitado en la profunda noche, 140 el cantante gala lo repetirá para ti
al mediodía. Es a causa de tu cónyuge cautivo, tu hijo cautivo, que tu cólera es tan
grande, tu corazón tan enojado. La reina principal, el puntal de la Asamblea, aceptó su
oración. 145 El corazón de Inanna fue enternecido, el día fue favorable para ella, fue
vestida con belleza, fue provista de alegre atractivo, ¡cómo llevaba su belleza, igual que
la naciente luz lunar! Nanna que vino con verdadera admiración, —y su madre
Ningal— le ofreció oraciones, 150 la recibió en el umbral del templo. ¡A la
sacerdotisa, cuyo mando es noble, a la destructora de las tierras extranjeras, presentada
con los me por An, a mi reina, vestida con atractivo, a Inanna, alabanzas!

Historia de Nanna.

Viaje a Nippur.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 El héroe a la ciudad Nippur de su madre Ninlil,
Nanna-Suen dirigió su intención. El Sabio [Suen] a la ciudad de su madre,
Ashimbabbars dirigió su intención. A la ciudad de su madre y de su padre Nanna-Suen
dirigió su intención. A Enlil, a Ninlil. Nanna ha cargado su barca celeste con
variados dones para ir a Nippur a solicitar la protección de Enlil en lo
concerniente a la proclamación de los destinos de la ciudad de Ur y de sus
habitantes. Antes de llegar a Nippur atraca en las ciudades de Larsa, Uruk y otras
dos, donde es siempre bien acogido por las respectivas divinidades. Finalmente se
detiene en el muelle de Nippur. En el muelle de lapislázuli, el muelle de Enlil, Nanna-
Suen ancló su barca. En el muelle blanco, el muelle de Enlil, Ashimbabbar ancló su
barca. Sobre el umbral de la puerta del palacio de su padre, su progenitor, se colocó, y
al portero de Enlil dijo Nanna: «¡Abre la puerta, portero, abre la puerta! ¡Abre la puerta,
Kalkal, abre la puerta! ¡Kalkal, aquel del cerrojo, aquel del cerrojo, aquel del cerrojo, el
portero, abrió la puerta! ¡Portero, abre la puerta, Kalkal abre la puerta! ¡Te amontonaré
dentro del establo bueyes! Soy Nanna-Suen, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero,
abre la puerta! ¡Tendrás cuantas ovejas grasas quieras! Soy Ashimbabbar, encaminado
a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! [...] allí multiplicaré. Nanna-Suen soy,
encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Daré de comer masas de cebada
a las cabras. Soy Ashimbabbar, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta!
A los pequeños [...] enseñaré a saltar. Soy Nanna-Suen, encaminado a la casa de Enlil,
¡Portero, abre la puerta! Haré derramar aceite y cerveza contra la tristeza. Soy
Ashimbabbar, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Haré ricos
buñuelos de huevo. Soy Nanna-Suen, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la
puerta! Ordenaré que crezcan cañas crecidas y cañas verdeantes. Soy Ashimbabbar,
encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Puercos espines [...]. Soy Nanna-
Suen, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Cerdos de cañizal, de
ligeras colas [...]. Soy Ashimbabbar [...] grandes hago. Soy Ashimbabbar, encaminado a
la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Los peces-zag [...] allí haré pulular. Soy
Nanna-Suen, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Carpas y peces-
suhur allí haré pulular. Soy Ashimbabbar, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre
la puerta! Las ovejas, que hay a centenares, darán corderos; aparearé los carneros en el
establo. Soy Nanna-Suen, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Las
cabras, que hay a centenares, darán cabritos; aparearé machos cabríos y cabras dentro.
Soy Ashimbabbar, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! Las vacas,
que hay a centenares, darán terneros; aparearé toros y vacas en el interior. Soy

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Ashimbabbar, encaminado a la casa de Enlil, ¡Portero, abre la puerta! ¡Te daré cuanto
hay en la proa de la barca, cuanto hay en la proa de la barca, cuanto hay en la popa de
la barca, cuanto hay en la popa de la barca!».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 2 Con alegría, el portero, con alegría, el portero con
alegría, abrió la casa; Kalkal, el portero, alegremente; el portero con alegría abrió la
casa. Aquel del cerrojo, el del cerrojo [...] abrió la casa; el portero con alegría abrió la
casa. Enlil se alegró con Suen, le habló gentilmente: «A mi pequeño, que come sólo
pastas de harina, ¡dadle pastas de harina! A mi Nanna a quien le agradan las pastas de
harina, ¡dadle pastas de harina! ¡Dadle el pan hecho para él y dadle mi pan especial del
Ekur! ¡Mi buena cerveza, mi fuerza pura, oh, dáselas también!». Las pastas puras, el
pan especial del Ekur le dieron: «¡Padre y progenitor mío, tu alimento me ha saciado!
¡[...] tu bebida me ha saciado! Tu condescendencia verdaderamente es de rey. Enlil, tu
abundancia radica, verdaderamente, en la abundancia que se deriva del agua. Dámela,
tu lozanía; dámela; ¡Quiero marchar a Ur! En el río concédeme la inundación
primaveral de las carpas, ¡Quiero marchar a Ur! En los campos concédeme el
abigarrado grano, ¡Quiero marchar a Ur! En los ríos concédeme carpas y peces suhur,
¡Quiero marchar a Ur! Concédeme cañitas de las cañas crecidas y cañas verdeantes,
¡Quiero marchar a Ur! En los huertos y jardines concédeme miel y vino de palmera,
¡Quiero marchar a Ur! En la llanura superior concédeme tamariscos, ¡Quiero marchar a
Ur! En los arbustos concédeme cabras montesas, cabras salvajes. ¡Quiero marchar a Ur!
En el palacio concédeme larga vida, ¡Quiero marchar a Ur!». Todo se lo concedió Enlil,
se lo concedió. ¡A Ur se marchó! En el río inundaciones primaverales le concedió, ¡A
Ur se había marchado! En los campos abigarrado grano le concedió. ¡A Ur se había
marchado! En el río carpas y peces suhur le concedió, ¡A Ur se marchó! Cañitas de las
cañas crecidas, cañas verdeantes le concedió. ¡A Ur se marchó! En los huertos y
jardines le concedió miel y vino, ¡A Ur se marchó! En la llanura superior tamariscos le
concedió, ¡A Ur se marchó! En los arbustos, cabras montesas, cabras salvajes le
concedió. ¡A Ur se marchó! En el palacio larga vida le concedió, ¡A Ur se marchó!
«Rey mío, sobre tu trono, de Enlil, Nanna-Suen, sobre tu trono puro siete días has
pasado. Sobre tu trono puro, de la gran madre Ninlil, Ashimbabbar, siete días has
pasado».

Historia de Erra [Nergal] y Ereshkigal diosa del inframundo.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Versión de El Amarna) 1 Cuando los dioses estaban
preparando un banquete, a su hermana, a Ereshkigal enviaron un mensajero para
decirle: «Considerando que a nosotros no se ha concedido descender hasta ti y que no
puedes subir hasta nosotros, envíanos, por eso, a alguien para que recoja tu parte del
banquete». En consecuencia, Ereshkigal envió a Namtar, su visir. Namtar subió al
elevado cielo y entró en el lugar donde los dioses estaban conversando. Ellos se
levantaron y dieron la bienvenida a Namtar, el mensajero de su augusta hermana. Ellos
[...] viéndole acercarse, los dioses del cielo [...] la parte del banquete de la diosa, su
señora; pero él, la rechazó; lloró, sollozó y reemprendió el camino hacia el País sin
retorno. [...] Namtar en el cielo recibe honores de todos los dioses, excepto de
Nergal que no se ha levantado ni siquiera para recibirlo. De esta acción Namtar
informa a Ereshkigal, la cual tomará represalias contra Nergal [Erra]: «Vete y de
parte de su hermana, diles estas palabras mías: "El dios que no se levantó ante mi
mensajero, tráemelo aquí para su muerte: quiero condenarlo a muerte"». Namtar salió
afuera para hablar a los dioses; los dioses le acogieron para hablar con él de la muerte:

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«Si ves al dios que no se levantó ante ti, llévala a presencia de tu señora». Cuando
Namtar los examinó, observó que un dios, en la parte de atrás, estaba calvo y dijo: «El
dios que no se levantó ante mí no está aquí». Marchó Namtar a hacer su informe:
«Señora mía, he visto a los dioses y los he examinado, observé que un dios, en la parte
de atrás, estaba calvo, y que el dios que no se había levantado ante mí no estaba allí».
Ereshkigal entonces tomó la palabra y dijo estas palabras a Namtar, su mensajero:
«A fin de encontrarlo, irás al cielo cada mes». [...] El dios Ea aparece y Nergal ha
recibido la orden de presentarse ante Ereshkigal. Nergal exclamó: «Ea, mi señor,
eres poderoso, ¡mi única salvación está en las manos de Ea!». Por ser entregado a
Ereshkigal llora, sus lágrimas se deslizan ante Ea, su padre: «Si ella me prende, ¡no me
dejará vivir!». «No tengas miedo, hijo mío, te daré siete sabios y siete guardianes para
que vayan contigo: serán los sabios: [...], [...], [...], Mutabriqu, Sharabdu, Rabisu, Tirid,
y los vigilantes: Idibtu, Bennu, Sidanu, Miqit, Beluri, Ummu y Libu. Ellos irán allí
abajo contigo. Cuando Nergal llegó a la puerta de Ereshkigal, gritó: «¡Portero! ¡Ábreme
tu puerta! ¡Suelta las aldabas para que pueda pasar! A presencia de tu señora,
Ereshkigal, he sido enviado». Salió el portero y dijo a Namtar: «Un cierto dios está en la
entrada de la puerta, ven e inspecciónale por si puede entrar». Salió afuera Namtar.
Cuando él le vio, alegrándose exclamó: «¡Quédate ahí!» Después dijo a su señora: «Mi
señora, es el dios que meses atrás había desaparecido y no se había levantado ante mí».
«Hazlo entrar y cuando haya entrado, ¡le mataré!». Salió Namtar y dijo: «Entra, mi
señor, en la casa de tu hermana y recibe lo que te viene». Nergal contestó: «Que tu
corazón pueda alegrarse de mí». [...] Nergal va situando sus guardianes, que Ea le
había dado, en las puertas del Infierno para neutralizar a los posibles demonios.
[...] en la tercera, Mutabriqu en la cuarta, Sharabdu en la quinta, Rabisu en la sexta,
Tirid en la séptima, Idibtu en la octava, Bennu en la novena, Sidanu en la décima, Miqit
en la decimoprimera, Beluri en la decimosegunda, Ummu en la decimotercera y Libu en
la decimocuarta puerta él situó. En el patio él cortó su cuerda, después a Nergal y a su
gente dio esta orden: «¡Que las puertas estén de par en par! ¡Ahora corro tras
vosotros!». Dentro de la gran casa él recogió a Ereshkigal por los cabellos; la sacó
fuera del trono, arrojándola a tierra para cortarle su cabeza. «¡No me mates, hermano
mío! ¡Déjame hablar una palabra tan sólo!». Cuando Nergal la oyó, aflojó el crispar de
sus manos. Ella lloró, humillada y dijo: <Sé mi esposo y seré tu esposa. Te haré poseer
el dominio sobre la Vasta Tierra. Te pondré la tablilla de la sabiduría en tus manos.
Serás el soberano, y seré la soberana». Cuando Nergal hubo oído sus palabras la abrazó,
la besó y le enjugó sus lágrimas, diciéndole: «Cualquier cosa que hayas deseado de mí
en los meses transcurridos, sea ahora así como has dicho».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Versión de Sultantepé-Turquía) 1 Quiero cantar a la


Señora de los Infiernos, la reina de la humanidad, [...] continuamente. Quiero cantar a
la Señora de los Infiernos, la reina de la humanidad, [...] continuamente. [...] favor. [...]
entre todas las diosas. [...] eres misericordiosa. [...] preparativos de un banquete a
celebrar por los dioses, Anu dice a su mensajero: Un día en que los dioses iban a
celebrar un banquete Anu tomó la palabra y dijo a su mensajero Gaga: «Te
enviaré, Gaga, al País sin retorno, hacia mi hija, Ereshkigal, a quien de mi parte dirás:
"Puesto que no puedes subir, en tu año no puedes ascender a nuestra presencia, y
nosotros no podemos bajar, en nuestro mes no podemos descender a tu presencia, en
consecuencia que venga aquí tu mensajero, para que retire el plato de la mesa y recoja
tu parte, y que te haga ofrenda de todo lo que le dé para ti"». Gaga descendió la larga
escalera de los cielos, y cuando alcanzó la puerta de Ereshkigal dijo: «¡Portero, ábreme
la puerta!». El Portero dijo: «Entra, pues, Gaga, ¡y que la puerta te bendiga!». El

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Portero condujo al divino Gaga a través de la primera puerta, condujo a Gaga a
través de la segunda puerta, condujo a Gaga a través de la tercera puerta, condujo al
divino Gaga a través de la cuarta puerta, condujo al divino Gaga a través de la quinta
puerta, condujo al divino Gaga a través de la sexta puerta, condujo al divino Gaga a
través de la séptima puerta y entró en el amplio salón de Ereshkigal. Él se inclinó y
besó el suelo frente a ella. Tras enderezarse, y estando allí de pie, le dijo: «Anu, tu padre
me ha enviado a mí con estas palabras: "Puesto que no puedes subir, en tu año no
puedes ascender a nuestra presencia, y nosotros no podemos bajar, en nuestro mes no
podemos descender a tu presencia, en consecuencia que venga tu mensajero para que
retire el plato de la mesa y recoja tu parte, y te haga entrega de todo lo que le dé para
ti">. Ereshkigal abrió su boca para hablar a Gaga: «Oh mensajero de Anu, nuestro
padre, que has venido a nosotros, ¡salve a Anu, Enlil y Ea, los grandes dioses, salve a
Nammu y Nash, el dios puro, salve al esposo de la Señora de los cielos, salve a Ninurta,
el más poderoso del país!». Gaga abrió su boca para hablar a Ereshkigal: <Referente a
Anu, Enlil y Ea, los grandes dioses, todo va bien, todo va bien para Nammu y Nash, el
dios puro, todo va bien para el esposo de la Señora de los cielos, todo va bien para
Ninurta, el más poderoso del país». Gaga de nuevo, abrió su boca para hablar a
Ereshkigal: «¡Oh, reina, que también la salud esté contigo!». Ereshkigal abrió su boca
para hablar a Namtar, su visir: «Oh Namtar, mi visir, te enviaré al cielo de Anu, nuestro
padre. Asciende, Namtar, la larga escalera de los cielos, retira el plato de la mesa y
recoge mi parte. Lo que Anu te dé, vuelve con ello y entrégamelo todo». Namtar se
marchó y subió la larga escalera de los cielos [...] todos los dioses, excepto Nergal,
se inclinaron honrando a Namtar. A causa de esta afrenta, Nergal deberá
descender a los Infiernos y pedir perdón a Ereshkigal. El dios Ea le aconseja cómo
debe comportarse en el viaje. Ea abrió su boca para hablar a Nergal: <Cuando él llegó
a la sala donde se encontraban los dioses, tras haber recorrido el camino viniendo de
los Infiernos, todos los dioses, juntos, se inclinaron ante él, ellos, los grandes dioses,
los señores de los destinos, porque él representaba la autoridad, él representaba la
autoridad de los dioses, de los dioses que habitan en Irkalla. ¿Por qué no te inclinaste en
su presencia? No cesaba de mirarte de soslayo, te comportabas como aquel que no sabe
y tus ojos miraban todo el tiempo fijamente al suelo». [...] Nergal abrió su boca para
hablar a Ea: «[...] me pondré en pie, [...] has hablado. [...] lo abrazaré dos veces».
Cuando Ea oyó esto se dijo: «Soy el que [...] enviaré». Ea abrió su boca para hablar a
Nergal: «Oh viajero, ¿quieres ir en tu viaje con una espada en la mano? Desciende al
bosque de los árboles-mesu, y derriba allí un árbol-mesu, un árbol-hashurru y un árbol-
supalu, corta una rama, un gajo y una vara». El descendió al bosque de los árboles-
mesu, derribó un árbol-mesu, un árbol-hashurru y un árbol-supalu, cortó una rama, un
gajo y una vara, para obsequiar a [...] y a Ningishzida. Pintó su rama para que pareciera
de lapislázuli, pintó su gajo para que pareciera de oro, pintó su vara para que pareciera
de lapislázuli. Los trabajos [...] trono [...]. Entonces Ea le llamó para darle
instrucciones: «Oh viajero, irás a donde has querido ir, si observas fielmente todas las
instrucciones. Tan pronto como te traigan un trono, guárdate de sentarte en él; cuando
un panadero te traiga pan, guárdate de comer su pan; cuando un carnicero te traiga
carne, guárdate de comer su carne; cuando un cervecero te traiga cerveza, guárdate de
beber su cerveza; cuando te sea traída agua para los pies, guárdate de lavarlos; cuando
Ereshkigal entre para bañarse, estará vestida con un vestido liviano, ella te mostrará su
cuerpo. Pero tú, lo que se hace entre un hombre y una mujer, no debes manifestar tu
virilidad». [...]

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BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Descenso de Ishtar a los Infiernos) 1 Nergal volvió
su cara hacia el País sin retorno, hacia la casa oscura, la morada de Irkalla, hacia la
casa que nadie que ha entrado en ella la ha dejado, hacia el camino desde el que no
hay sendero de vuelta, hacia la casa dentro de la que, los que entran están
desposeídos de luz, donde el polvo alimenta su hambre y donde su pan es la arcilla,
donde están vestidos como pájaros, con alas por vestiduras, donde no ven la luz,
viviendo en las tinieblas, y donde están acurrucados en las esquinas, llenos de
gemidos y donde, todos sus días los pasan llorando como palomas. Cuando Nergal
llegó a la puerta del Arallu el portero abrió su boca y dijo a Nergal: <Párate aquí,
ante la puerta, para que vaya a anunciarte>. El portero entró a por Ereshkigal para
decirle: «Mi señora, cierto viajero ha llegado a nosotros, no lo conozco, ¿quién podría
identificarlo?» [...] Ereshkigal manda a su visir Namtar para que vaya a reconocer
al recién llegado. Nantar dijo: «Mi señora, me has llamado para que lo identifique,
voy a ir a verlo a la puerta exterior, y volveré con un informe para mi señora». Namtar
se fue y desde la sombra de la puerta miró a Erra [Nergal]. La cara de Namtar se volvió
pálida como un tamarisco derribado, sus labios ennegrecieron como una caña-kuninu
machacada. Namtar volvió y dijo estas palabras a su señora: «Oh señora, cuando me
enviaste a tu padre, cuando entré en el salón de Anu, todos los dioses estaban inclinados
humildemente, todos los dioses del país estaban inclinados». [...] Nantar reconoció al
recién llegado como el dios que no le había prestado reverencia. Ereshkigal abrió
su boca para hablar, para decir algo a Namtar, su visir: «Namtar, [...] «[...] y soy [...].
Deja que coma el pan de los Anunnaki y que beba su agua, ¡Ve, pues, y haz entrar a
ese dios a mi presencia!». El condujo a Nergal a través de la primera puerta, la de
Nedu, él condujo a Nergal a través de la segunda puerta, la de Kishar, él condujo a
Nergal a través de la tercera puerta, la de Endashurimma, él condujo a Nergal a través
de la cuarta puerta, la de Enurulla, él condujo a Nergal a través de la quinta puerta, la de
Endukugi, él condujo a Nergal a través de la sexta puerta, la de Endushuba, él condujo a
Nergal a través de la séptima puerta, la de Ennugigi, él penetró finalmente en el amplio
salón de la corte de Ereshkigal, se inclinó y luego besó el suelo ante ella, diciendo:
Anu, tu padre, me envía [...]». Ereshkigal replicó: «Siéntate en un trono [...]».
Pronuncia las decisiones [...] de los grandes dioses, de los grandes dioses que habitan en
Irkalla». Tan pronto como le trajeron un trono, él se guardó bien de no sentarse en él,
cuando un panadero le trajo pan, se guardó bien de no comer su pan, cuando un
carnicero le trajo carne, se guardó bien de no comer su carne, cuando un cervecero le
trajo cerveza, se guardó bien de no beber su cerveza, cuando le trajeron agua para sus
pies, se guardó muy bien de no lavar sus pies. Cuando ella misma entró para bañarse,
estaba vestida con un vestido liviano, de modo que ella le mostró su cuerpo. El, lo que
se hace entre un hombre y una mujer, no hizo uso de su virilidad. [...] Nergal no fue
seducido ni sometida su voluntad por Ereshkigal, sino que el dios fue realmente el
seductor. Cuando Nergal oyó estas palabras, sonrió, ella entró en el baño, Se puso
encima un vestido liviano, mostrando así su cuerpo. El, lo que se hace entre un
hombre y una mujer, dio prueba de su virilidad. Ambos se abrazaron mutuamente,
apasionadamente ellos se fueron al lecho. Un día, dos días durmieron juntos, la reina
Ereshkigal y Nergal, tres días, cuatro días, cinco días, seis días. Cuando llegó el séptimo
día, Nergal sin tener [...] se marchó; tras él salió Ereshkigal: «Déjame marchar,
hermana mía, [...], no suscites la alarma [...]; me iré, pero volveré al País sin retorno».
En cuanto a ella, sus labios ennegrecieron y palideció su rostro. Nergal se fue
directamente hacia la puerta, en [...] al portero le dijo estas palabras: «Ereshkigal, tu
señora, me ha enviado con estas palabras: "Te enviaré al cielo de Anu, nuestro padre,
pero no regreses antes de haberle llevado el mensaje». Nergal ascendió la larga

57
escalera de los cielos. Cuando alcanzó la puerta de Anu, Enlil y Ea, Anu, Enlil y Ea
habiéndole apercibido dijeron: «El hijo de Ishtar ha subido hacia nosotros, si Namtar
le busca no debe reconocerle. Que Ea, su padre, le rocíe con agua de manantial, de
manera que se quede calvo, bizco y patituerto y que luego se siente en la Asamblea de
todos los dioses». Ereshkigal [...] entró en el baño [...] su cuerpo [...] ella solicitó [...] Un
trono [...] «Rocía la casa con agua de [...], rocía la casa con agua de [...] rocía la casa
con agua de [...] dos hijas, [...] y Enmeshar, rocíales con agua de [...] Al mensajero de
Anu, nuestro padre, que vino a nosotros, déjale que coma nuestro pan, déjale que beba
nuestra agua». Namtar abrió su boca para hablar, para decirle algo a Ereshkigal, su
señora: «El mensajero de Anu, nuestro padre, que vino a nosotros, [...] mintió». [...] Las
lágrimas rodaban por sus mejillas y dijo: «¡Oh Erra, mi voluptuosa pareja! No estaba
saciada de sus encantos y él me ha dejado. ¡Oh Erra, mi voluptuosa pareja! No estaba
saciada de sus encantos y él me ha dejado». Namtar abrió su boca para hablar a
Ereshkigal: «Marcho en su búsqueda y me apoderaré solamente de ese dios y te lo traeré
para que pueda besarte». Ereshkigal abrió su boca para hablar, para decir algo a Namtar,
su visir: «Ve, Namtar, [...], planta tu cara ante la puerta de Anu, Enlil y Ea, y diles de
mi parte: "Desde que fui niña y luego joven, no he conocido los retozos alegres de las
jóvenes, no he conocido las travesuras de las chicas jóvenes. Aquel dios, al cual
enviasteis y que me ha poseído, dejad que se acueste conmigo. Enviadme a ese dios
para que, siendo mi esposo, pase conmigo sus noches. Estoy profanada, no soy pura, no
puedo pronunciar las decisiones de los grandes dioses, de los grandes dioses que habitan
en Irkalla. Si vosotros no me enviáis a ese dios, de acuerdo con las ordenanzas de Irkalla
y de la Gran Tierra, enviaré arriba a los muertos para que puedan devorar a los vivos, y
haré a los muertos más numerosos que a los vivos». Namtar ascendió la larga escalera
de los cielos. Cuando alcanzó la puerta de Anu, Enlil y Ea, Anu, Enlil y Ea viéndole
dijeron: «¿Por qué vienes, Namtar?». Namtar dijo: «Vuestra hija me ha enviado, con
estas palabras: "Desde que fui niña y luego joven, no he conocido los retozos alegres de
las jóvenes, no he conocido las travesuras de las chicas jóvenes. Aquel dios, al cual me
enviasteis y que me ha poseído, dejad que se acueste conmigo. Estoy profanada, no soy
pura, no puedo pronunciar las decisiones de los grandes dioses, de los grandes dioses
que habitan en Irkalla. Si vosotros no me enviáis a ese dios, enviaré arriba a los muertos
para que puedan devorar a los vivos, y haré a los muertos más numerosos que a los
vivos». Ea abrió su boca para hablar, para decir esto a Namtar: «Namtar, entra en el
salón de Anu e identifica al dios que quieres llevarte». Cuando él entró en el salón de
Anu, todos los dioses estaban humildemente inclinados ante él, los dioses del país
estaban inclinados ante él. Se dirigió hacia uno, pero no reconoció a aquel dios, se
dirigió hacia un segundo y un tercero, pero no reconoció a aquel dios. Namtar se volvió
para hablar a su señora: «Mi señora, en el cielo de Anu, tu padre, al que me enviaste,
había, mi señora, un cierto dios que estaba calvo, bizco y patituerto, a quien no conocía
y que estaba sentado en la asamblea de todos los dioses». «¡Ve, apodérate de ese dios,
tráemelo! Ea, su padre, ha debido rociarle con agua de manantial para que, calvo, bizco
y patituerto, se siente en la asamblea de todos los dioses». Namtar ascendió la larga
escalera de los cielos. Cuando alcanzó la puerta de Anu, Enlil y Ea, Anu, Enlil y Ea,
viéndole, le dijeron: «¿Por qué vienes, Namtar?». «Vuestra hija me ha enviado con
estas palabras: "¡Apodérate de ese dios y tráemelo!"». Le dijeron: «Namtar, entra en el
salón de Anu, busca al autor de sus ofensas contra ti y llévatelo». El se dirigió a uno,
pero no reconoció a aquel dios, se dirigió a un segundo y a un tercero, pero no
reconoció a aquel dios, se dirigió a un cuarto y a un quinto, pero no reconoció a aquel
dios. Entonces Nergal abrió su boca para hablar, para decir algo a Ea: «[...] Namtar, el
mensajero que vino a nosotros, que beba cerveza, que se bañe y que se unte su cuerpo

58
con aceite perfumado». […] Nantar pudo encontrar al fin a Nergal y le indicó a
que debía entregar un objeto en cada una de las puertas del mundo bajo. «¡Ojalá
no pueda eliminarme […]!». "Erra, te haré ir […] sobre él […], te matare, soy […]».
«Erra, […], te revelaré todas las reglas de la Gran Tierra: Cuando hayas salido de este
lugar es preciso que lleves un trono […], es preciso que lleves un […], es preciso que
lleves un […], es preciso que lleves un […], es preciso que lleves un […], es preciso
que lleves un […], es preciso que lleves un […], pero impide que tu arco proteja tu
pecho». Erra llevó a su corazón las palabras de Namtar: […] engrasó su cuerda y
descolgó su arco. Nergal descendió la larga escalera de los cielos. Cuando alcanzó la
puerta de Ereshkigal dijo: «¡Ábreme, oh guardián, la puerta!». El guardián de la puerta
colgó su trono en la puerta y no dejó que se lo llevara con él. El segundo portero hizo lo
mismo con su […], el tercer portero hizo lo mismo con su […], el cuarto portero hizo lo
mismo con su […], el quinto portero hizo lo mismo con su […], el sexto portero hizo lo
mismo con su […], el séptimo portero hizo lo mismo con su […], Cuando Nergal hubo
entrado en el amplio salón de Ereshkigal, se dirigió hacia ella y se rió. La recogió por
su tocado, y de lo alto de su trono la hizo descender. Luego la recogió por los rizos de
sus cabellos debido a todo el amor que tenía en su corazón. Ambos se abrazaron
mutuamente, apasionadamente ellos se fueron al lecho. Un día, un segundo día
durmieron juntos la reina Ereshkigal y Nergal, tres días ellos durmieron, cuatro días
ellos durmieron, cinco días ellos durmieron, seis días ellos durmieron, siete días ellos
durmieron. Cuando llegó el octavo día Anu abrió su boca para hablar, para decir algo a
Gaga, su visir: «Te enviaré, Gaga, al País sin retorno, a la morada de Ereshkigal, que
habita en Irkalla con estas palabras: "Ese dios al que te he enviado habitará contigo para
toda la Eternidad, no formará ya nunca más parte del Mundo Alto, sino que, en
adelante lo será del Mundo bajo. […]

Historia sumeria de Harab.

BMe (DMe) (Feliu-Millet 2014) 1 Al principio Harab se casó con la Tierra. Deseó
tener familia y señorío: /«Labraremos la parte desértica del país». Cuando labraron sus
partes desérticas, hicieron que se creara la Mar. 5 Los campos labrados dieron a luz a
Sumuqán. /Ellos dos crearon la casa de su confianza, la ciudad de Dunnu, la primordial.
/Harab se otorgó a sí el señorío de Dunnu. La Tierra levantó su cara hacia Sumuqán, su
hijo, /y le dijo: «Ven, haré el amor contigo». 10 Sumuqán se casó con la Tierra, su
madre, y entonces mató a su padre Harab. Después, Sumuqán se acostó para descansar
en Dunnu, su amada ciudad. Entonces Sumuqán tomó el señorío de su padre y se casó
con la Mar, su hermana mayor. 15 Gayu 1º, el hijo de Sumuqán, vino y mató a
Sumuqán en la ciudad de Dunnu. Él acostó a Sumuqán en la tumba de su padre. Se
casó con la Mar, su madre, entonces la Mar asesinó a la Tierra, su madre. 20 El día 16
del mes de Kislimu (noviembre-diciembre) tomó el señorío y la realeza. Gayu 2º, hijo
de Gayu, se casó con Río, su propia hermana, entonces mató a Gayu 1º, el padre, y a la
Mar, su madre. Les acostó en la tumba, encogidos (posición fetal). En el día 1º del mes
de Tebetu (diciembre-enero) tomó el señorío y la realeza. 25 Kush (Pastor del dios Sin),
el hijo de Gayu, se casó con Ua-ildag (pasto y barro), su hermana, renovó la vegetación
de la tierra, y la puso a disposición del ganado menor y del ganado mayor, para
alimentar a los animales salvajes y las bestias que pululan, y puso a disposición de las
necesidades de los dioses todo lo que era necesario. 30 Entonces él mató a Gayu y a
Río, su madre, y los depositó en la tumba. El día x del mes de Shabatu tomó el
señorío y la realeza. Haharnum, hijo de Kush, se casó con Ningeshtinna, su hermana,
entonces mató a Kush y a Ua-ildag, su madre, 35 los depositó en la tumba. El día 16

59
de Addaru tomó la realeza y el señorío. Hayashum, el hijo de Haharnum, se casó con
[...] su propia hermana. Durante el año nuevo tomó el señorío de su padre, 40 no le
mató, [...] Lista de nombres divinos: Ninurta, Enlil, Nusku, [...]

Sumer. Lil pasión ante la tumba de su hermano Lillu.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 «¡Hasta cuándo, hermano mío [...], hasta cuándo,
hermano mío [...], hasta cuándo, hermano mío, hijo de Gashan-mah! Hacia mi hermano
le hago llegar lamentos, gemidos, quejas de todo tipo. Hago llegar lamentos: un canto
de dolor a propósito del hombre. Hago llegar lamentos: una lamentación a propósito de
[...]. Repito: "¡Hasta cuándo!", "¡hasta cuándo!"; repito constantemente "¡hasta
cuándo!". Oh hombre, tu madre repite: "¡hasta cuándo!". Tu madre Gashan-hursaga
repite: "¡hasta cuándo!" Egime, que en el Emah es princesa, repite: "¡Hasta cuando".
Atu-tur, la que rige los decretos, repite: "¡Hasta cuándo!". Oh hermano mío, tu madre
repite: "¡Hasta cuándo!". El gran templo de Kesh repite: "¡Hasta cuándo!". Los muros
de Uru-sar repiten: "¡Hasta cuándo!". El Emah de Adab repite: "¡Hasta cuándo!". Los
muros de Adab repiten: "¡Hasta cuándo!". Tu madre exclama: "Oh hijo mío, ¿a quién
puedo confiarte?''; exclama: "¡Oh hijo mío, oh Lil, ¿a quién puedo confiarte?"; ella
exclama: "¡Oh hijo mío, ¿a quién puedo confiarte?". La hermana habla a su hermano en
estos términos: "¡Oh hermano mío, levántate del lugar donde reposas: tu madre tiene
preocupación por ti; tu madre Gashan-hursaga, tu madre tiene preocupación por ti; el
señor, el príncipe, el gobernador [ishshakku] supremo de Adab, tiene preocupación por
ti; Ashshiki, el príncipe de Kesh, tiene preocupación por ti; Damgalnuna, que en el
Emah es princesa, tiene preocupación por ti; Lisigun, el de Urshaba, tiene preocupación
por ti; [...] tiene preocupación por ti; [...] tiene preocupación por ti; [...] tiene
preocupación por ti; [...] tiene preocupación por ti».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Reverso): 2 «Eres "el de labios quejumbrosos" te
escucha, eres "el de buena boca" te escucha, tu buen Sabio [abgallu] te escucha. ¡Oh
hombre, tu madre con sus sollozos no la deja reposar! ¡Tu madre Gashan-hursaga con
sus lamentos no la deja reposar! ¡Egime, apenada por tu causa, no la deja reposar! ¡No
le hagas exhalar más "¡ay de mí!"; levántate del lugar donde yaces!». El hermano
respondió a su hermana: «¡Libérame, hermana mía, libérame! ¡Oh Egime, libérame,
hermana mía, libérame! ¡Hermana, no me hagas reproches: no soy un hombre que goza
de la vida! ¡Egime, no me hagas reproches: no soy un hombre que goza de la vida! ¡Oh
madre mía, Gashan-mah, no me hagas reproches: no soy un hombre que goza de la
vida! ¡El lugar donde reposo es el polvo de la Tierra; reposo entre malvados. Mi sueño
es angustia; descanso entre enemigos. ¡Hermana mía, no me puedo levantar de mi
lecho! ¡Que mi madre, que se preocupa por mí, desligue el espíritu [silah]! ¡Que
Gashan-hursaga, que se preocupa por mí, desligue el espíritu [simlah]! ¡Hermana mía,
constantemente, dame mi parte de la casa de mi padre! ¡Que mi padre me presente agua:
que sea mi herencia! ¡Que mi madre me presente lana: que mis costados reposen! ¡Que
la prometida elegida por mi padre, me presente grano: que me escuche! ¡Acércame un
lecho: que se recite su aliento ha emanado [im-bi ba-bar]! ¡Instala un asiento: haz
sentar el espíritu [silah]! ¡Coloca sobre el asiento ropa: cubre con ella al espíritu
[simlah]! ¡Deposita las ofrendas funerarias: acércame el [...]! ¡Derrama el agua en la
fosa: riega el polvo de la Tierra! ¡Derrama una marmita hirviendo [...]! ¡Hermana mía,
soy el que no [...] el mal! ¡Oh Egime, el mal [...]! ¡Los lloros [...]! ¡Hermana mía, no soy
liberado, no [...], no soy liberado [...]

60
Sumer. Historia de Ninurta.

Ninurta derrota a Anzu.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (T1 asiria) 1 ¡Es al hijo de Anu rey del Universo, al
glorioso, al amado de Mami, al fuerte, al dios primogénito de Enlil, a quien voy a
cantar; es a Ninurta, el glorioso, el amado de Mami, el fuerte, el dios primogénito de
Enlil, a quien voy a glorificar! El es el descendiente del Ekur, el primero entre los
Anunnaki, el sostén del Eninnu, el protector de los establos, la vigilancia de las casas,
calles y ciudades; el héroe, experimentado en la batalla, el activo luchador, vencedor de
enemigos feroces, infatigable, con cuyo ataque extiende el espanto. Quiero cantar las
alabanzas en su total potencia, a él, que por su valor, sujetó y encadenó las Cosas de
Piedra, que con sus armas derrotó al pájaro Zu, el fugitivo, que subyugó al monstruo
Kusarikku en medio del Océano, que con su arma capturó a [...], que por todas partes,
en el mundo, dirige la guerra y la batalla. Gracias a él fueron reedificados los tronos
divinos, él, cuyo nombre es «El Fuerte» entre los Emanados [Igigi] […] Enlil ha
repartido entre los dioses los poderes divinos [...] Y estableció los preceptos de todos
los dioses. Para notificarlos fue a Zu a quien envió. Y a Zu, cuando hubo cumplido su
misión, Enlil le dio prueba de confianza. Delante de Zu se bañaba con las aguas puras.
Sus ojos contemplaron la práctica del poder de Enlil: la corona de su soberanía, el
manto de su divinidad, la Tablilla de los Destinos, atributo de su divinidad, Zu los veía
constantemente. Tal y como veía constantemente al padre de los dioses, el dios de
Duranki, así concebía en su corazón el apropiarse del poder de Enlil. Tal y como veía
constantemente al padre de los dioses, el dios de Duranki, así concebía en su corazón el
apropiarse del poder de Enlil. Zu dijo: «¡Sí, recogeré la divina Tablilla de los Destinos,
y reuniré en mis manos los preceptos de todos los dioses! Afirmaré mi trono, me
convertiré en el señor de las normas, y dirigiré a la totalidad de los Emanados [Igigi]».
Llevando en su corazón tan agresiva intriga, frente a la entrada del santuario, donde él
había estado mirando, esperó el amanecer. Mientras Enlil se estaba lavando con las
aguas puras, con la cabeza descubierta, pues su corona la había depositado sobre el
trono, Zu se apoderó de la Tablilla de los Destinos con sus manos, llevándose así el
poder de Enlil: las funciones divinas fueron suspendidas. Cuando Zu se había alejado
volando y se había dirigido a su montaña, un mudo estupor se expandió por doquier,
prevaleciendo el silencio. Postrado, Enlil, su padre, el consejero de los dioses, estaba sin
habla, y el santuario había quedado privado de su brillantez. Los dioses de la tierra se
reunieron al oír las noticias. Anu abrió su boca para hablar, diciendo a los dioses, sus
hijos: «¿Quién quiere matar a Zu y hacer su nombre glorioso en el mundo de los
hombres?». Ellos llamaron al Irrigador Adad, el hijo de Anu, y Anu, el dios que da las
órdenes se dirigió a él. Ellos llamaron a Adad, el Irrigador, el hijo de Anu, y Anu, el
dios que da las órdenes, se dirigió a él: «¡Eres, el potente, el vencedor de todo, Adad,
de inflexible ataque, lleva con tus armas el rayo sobre Zu! ¡Que tu nombre sea el más
grande en la Asamblea de los dioses, que entre los dioses, tus hermanos, no tengas
igual! Si existen, si son construidos templos, haz que sean para tí lugares santos en las
cuatro regiones y que tus lugares santos tomen plaza en el Ekur. ¡Glorificado seas ante
los dioses y que tu nombre sea El Fuerte!» Adad replicó al mandato, diciendo estas
palabras a Anu, su padre: «Padre mío, a la montaña no hollada; ¿Quién se apresuraría?
¿Quién, entre los dioses, tus hijos, podría capturar a Zu? El ha tomado con sus manos la
Tablilla de los Destinos, se ha llevado el poder de Enlil: las funciones divinas han sido
suspendidas. Zu se ha alejado volando y se ha dirigido a su montaña. Su elocuencia se

61
ha vuelto como la de Anu, el dios de Duranki; quien se oponga a él quedará convertido
en barro». Oyéndole los dioses se pasman. Anu le pidió a Adad que renunciara al viaje:
«[...]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (T2 asiria) 1 […] ha sido llamada otra divinidad,
que declina ir contra Zu. […] Zu se ha alejado volando y se ha dirigido a su montaña.
Su elocuencia se ha vuelto como la de Anu, el dios de Duranki; quien se oponga a él
quedará convertido en barro». Oyéndole los dioses se pasman. Anu le pidió a [...] que
renunciara al viaje. Ellos llamaron a Shara, el primogénito de Ishtar, y Anu, el dios que
da las órdenes se dirigió a él: «Eres, Shara, el potente, el vencedor de todo, de inflexible
ataque, lleva con tus armas el rayo sobre Zu. ¡Que tu nombre sea el más grande en la
Asamblea de los dioses, que entre los dioses, tus hermanos, no tengas igual! Si existen,
si son construidos templos, haz que sean para ti lugares santos en las cuatro regiones y
que tus lugares santos tomen plaza en el Ekur. ¡Glorificado seas ante los dioses y que tu
nombre sea El Fuerte!». Shara replicó al mandato, diciendo estas palabras a Anu, su
padre: «Padre mío, la montaña no ha sido hollada, ¿Quién se apresuraría? ¿Quién, entre
los dioses, tus hijos, podría capturar a Zu? El ha tomado con sus manos la Tablilla de
los Destinos, se ha llevado el poder de Enlil: las funciones divinas han sido suspendidas.
Zu se ha alejado volando y se ha dirigido a su montaña. Su elocuencia se ha vuelto
como la de Anu, el dios de Duranki, quien se oponga a él quedará convertido en barro».
Oyéndole los dioses se pasman. Anu le pidió a Shara que renunciara al viaje. […]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 Cuando los dioses se sosegaron, intercambiaron
consejo. Los Emanados [Igigi], todos reunidos, los dioses del Universo, llenos de
turbación, pidieron que ascendiera hacia Anu el Maestro de la sabiduría, el que habita
en el Abismo. Los Emanados [Igigi], todos reunidos, los dioses del Universo, llenos de
turbación, pidieron que Ea, que habita en el Abismo, ascendiera hacia Anu. Este refirió
a Anu, su padre, la cuestión que tenía en su mente: <Padre mío, voy a buscar al dios que
aceptará el combate, y designar en la Asamblea quien capturará a Zu. Sí, soy, soy la que
voy a buscar al dios que aceptará el combate y designará en la Asamblea quien
capturará a Zu>. Cuando los Emanados [Igigi], oyeron sus palabras, temblorosos le
besaron los pies. Ninigiku entonces abriendo la boca habló y dirigió su palabra a Anu y
a Mah, proclamó también en la Asamblea la preeminencia de Mah, la Dama de toda
forma: <Llama al potente, al resplandeciente, tu amado, el de amplio pecho, que
conduce a los Siete dioses de la batalla al combate, a Ningursu, el potente, el
resplandeciente, tu amado, el de amplio pecho, que conduce a los Siete al combate».
Cuando ella hubo escuchado así sus palabras, la preeminente Mah manifestó
asentimiento. Los dioses de la tierra se alegraron con sus palabras; temblorosos le
besaron los pies. Habiendo hecho circular la llamada en la Asamblea de los dioses, ella
hizo venir a su hijo, el amado de su corazón, diciéndole: «Ante Anu y Dagan, los muy
excelsos, después que en la Asamblea hubieron proclamado los poderes de los dioses,
en mis dolores les di a luz a todos ellos. Porque soy, Mami, soy la igual de los dioses.
A mi hermano y a Anu les asigné la realeza de los cielos, porque, soy, soy la madre de
esta realeza que les he asignado, y [...] soy la que he dado forma a tu padre».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 2 La diosa Mami continúa el discurso que dirige a
su hijo: «Pon un término a su infortunio, para los dioses, a los que he creado, trae la
claridad. Desencadena tu ofensiva en su totalidad. Haz que tus siete vientos dañinos
arremetan contra él. Captura al fugitivo Zu, por más alado que sea, y trae paz a la tierra
que creé. Lleva el caos a su morada, y que sobre él se abata el espanto, y que tiemble

62
ante tu terrorífica ofensiva! ¡Haz que el torbellino, al completo, le ataque, tiende tu arco
y que tus flechas lleven el veneno! Deja que tu rostro se transforme en el de un
demonio, envía una niebla para que él no pueda reconocer tu semblante, deja que tu
brillo vaya en su contra, en [...] y en la estepa tendrás resplandor. Que el sol no pueda
lucir más sobre él, haz que el luminoso día se convierta para él en oscuridad. ¡Corta su
garganta! ¡Captura a Zu! Haz que los vientos se lleven sus alas a un lugar secreto, hacia
el Ekur, a tu padre Enlil. Anega y confunde el centro de las montañas, corta la garganta
del malvado Zu, a fin de que la realeza vuelva de nuevo al Ekur, y que las normas
divinas retornen al padre que te engendró. Si existen, si son construidos templos, haz
que sean para ti lugares santos en las cuatro regiones, y deja que tus lugares santos
tomen plaza en el Ekur. ¡Ilustre ante los dioses, que tu nombre sea El Fuerte!». Cuando
el héroe hubo escuchado las palabras de su madre, él, el heroico en el combate, se
encolerizó y partió hacia la montaña de Zu. El Señor había hecho uncir a los Siete de la
batalla el héroe hizo uncir a los siete vientos dañinos, los siete ciclones que remolinan el
polvo. Y luego para el combate lanzó una guerra terrorífica, una fiera pugna, mientras
los vientos, a su lado, resoplaban por la contienda. Zu v Ninurta se encontraron en la
ladera de la montaña. Zu, al verlo, bramó contra él, aguzó sus dientes como un
demonio, su resplandor cubrió la montaña, y rugió como un león poseído por la ira. En
su bramido Zu interpeló al héroe: «He arrebatado la totalidad de las funciones divinas, y
por tanto dirijo los decretos de todos los dioses. ¿Quién eres para venir a luchar
conmigo? ¡Explícate!». El héroe Ninurta avanzó agresivamente y respondió a Zu: «En
nombre de Anu, el rey, el fundador de Duranki, en nombre del dios del vasto mar, Ea,
que fija los destinos, he venido para luchar contra ti y te aplastaré». Cuando Zu oyó la
palabra de su boca, en medio de la montaña emitió un penetrante grito. Hubo oscuridad,
la faz de la montaña se cubrió, Shamash, la luz de los dioses, tenebrosamente se
oscureció, Adad rugió, su trueno acosó a Zu. En medio del conflicto, en medio de la
guerra, lanzó catorce riadas tormentosas; bañó en sangre la coraza, nubes de muerte
enviaron lluvia, los deslumbrantes rayos eran flechas; permaneció en el centro mientras
la batalla era un estruendo. El fuerte, el ilustre, el primogénito de Mami, el campeón de
Anu y Dagan, el amado de Ninigiku, tensó su arco, lo montó con una flecha, y desde el
antepecho del arco soltó la flecha contra Zu; pero la flecha, sin poder tocarle, se volvió
atrás, porque Zu contra ella había gritado: «¡Oh flecha, que vienes hacia mí, regresa a
tu cañaveral, brazo del arco, regresa a tu madera, cuerda del arco, regresa al lomo de la
oveja; regresen plumas, a los pájaros!». Mientras sostuviera la divina Tablilla de los
Destinos con sus manos, la cuerda del arco quedaría arrancada, y las flechas no podrían
acercarse a su cuerpo. La batalla fue acallada, el conflicto cesó, el ruido de las armas se
detuvo en la montaña: no pudieron capturar a Zu. Ninurta llamó a Adad y le comunicó
estas palabras: «Cuéntale a Ninigiku, las proezas que has visto: Oh Señor, dile, Ninurta
estaba acorralando a Zu, había forzado el territorio de su campo, tensó su arco, lo montó
con una flecha, y desde el antepecho del arco soltó la flecha contra Zu, pero la flecha,
sin poderlo tocar, se volvió atrás, porque Zu contra ella había gritado: «¡Oh flecha, que
vienes hacia mí, regresa a tu cañaveral, brazo del arco, regresa a tu madera, cuerda del
arco, regresa al lomo de la oveja; regresad, plumas, a los pájaros!». Mientras sostuviera
la divina Tablilla de los Destinos con sus manos, la cuerda del arco quedaría arrancada,
y las flechas no podrían acercarse a su cuerpo. La batalla fue acallada, el conflicto cesó,
el ruido de las armas se detuvo en la montaña: no pudieron capturar a Zu. Adad, el
Príncipe, se prosternó y tomó el mensaje, y transmitió a Ea-Ninigiku las noticias de la
lucha. Todo aquello que el Señor le había contado lo repitió a Ea: «Oh Señor, mira:
Ninurta estaba acorralando a Zu, había forzado el territorio de su campo, tensó su arco,
lo montó con una flecha, y desde el antepecho del arco soltó la flecha contra Zu, pero la

63
flecha, sin poderlo tocar, se volvió atrás, porque Zu contra ella había gritado: «¡Oh
flecha, que vienes hacia mí, regresa a tu cañaveral; brazo del arco, regresa a tu madera;
cuerda del arco, regresa al lomo de la oveja; regresen, plumas, a los pájaros!». Mientras
sostuviera la divina Tablilla de los Destinos con sus manos, la cuerda del arco quedaría
arrancada, y las flechas no podrían acercarse a su cuerpo. La batalla fue acallada, el
conflicto cesó, el ruido de las armas se detuvo en la montaña: no pudieron capturar a
Zu. Cuando Ea-Ninigiku hubo escuchado las palabras de su hijo, guardó silencio y
después le dio sus instrucciones: «Repite a tu Señor el enunciado de mis palabras, todo
lo que diga repíteselo a él: Que la batalla no se calme; demuestra en ella tu fuerza;
domínale; que sus piñones sean rendidos por la embestida del Viento del Sur. Toma un
arma después de haber lanzado tus flechas, córtale los piñones, mutílale a derecha e
izquierda, para que, cuando vea así sus alas, la visión lo deje sin habla, gritará
solamente: "¡Mis alas! ¡Mis alas! No le temas más. Tensa tu arco y que de su antepecho
haz que vuelen las flechas como relámpagos, que sus piñones y sus alas dancen como
mariposas. ¡Corta su garganta! ¡Vence a Zu! Que los vientos se lleven sus alas a un
lugar secreto, hacia el Ekur, a tu padre Enlil. Pisotea las montañas y sus llanuras. Date
prisa en cortar la garganta maléfica de Zu, a fin de que la realeza vuelva de nuevo al
Ekur y que las normas divinas retornen al padre que te engendró». Adad se prosternó y
tomó el mensaje, y llevó a Ninurta las instrucciones para el combate y le repitió todo lo
que le había dicho Ea: «Que la batalla no se calme; demuestra en ella tu fuerza;
domínale; que sus piñones sean rendidos por la embestida del Viento del Sur. Toma un
arma después de haber lanzado tus flechas, córtale los piñones, mutílalo a derecha e
izquierda, para que, cuando vea así sus alas, la visión lo deje sin habla, gritará
solamente: "¡Mis alas! ¡Mis alas!" No le temas más. Tensa tu arco y que de su
antepecho haz que vuelen las flechas como relámpagos, que sus piñones y sus alas
dancen como mariposas. ¡Corta su garganta! ¡Vence a Zu! Que los vientos se lleven sus
alas a un lugar secreto, hacia el Ekur, a tu padre Enlil. Pisotea las montañas y sus
llanuras. Date prisa en cortar la garganta maléfica de Zu, a fin de que la realeza vuelva
de nuevo al Ekur y que las normas divinas retornen al padre que te engendró. Si
entonces existen, si son construidos templos, haz que sean para ti lugares santos en las
cuatro regiones y deja que tus lugares santos tomen plaza en el Ekur. ¡Ilustre ante los
dioses, que tu nombre sea El Fuerte!» Cuando el Señor hubo oído las palabras de Ea-
Ninigiku, se estremeció, tembló y marchó de nuevo hacia la montaña. El Señor había
hecho uncir los Siete de la batalla, el héroe había uncido los siete vientos dañinos, los
siete ciclones que remolinan el polvo.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta3 asiria) 1 […] En medio del combate los cuatro
vientos se desencadenaron, [...] la tierra tembló, el cielo estaba lleno de temor, la luz
del día se ensombreció, los cielos se volvieron negros, [...] con la embestida del Viento
del Sur, los piñones de Zu fueron rendidos.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento Nínive) 1 El héroe Ninurta y Zu se


agarraron el uno al otro. De afrontar la tempestad Zu dejó caer su ala. Ninurta tomó el
arma después de haber lanzado sus flechas, y le cortó las alas y a derecha e izquierda
lo mutiló: al ver sus alas, la visión privó a Zu de su facultad de hablar.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento Sultantepé-Turquía) 1 Rápidamente el


héroe lo alcanzó. Su esplendor derribó a los más furiosos, el terror que inspiraba abatió
a los más valientes, la violencia de su resplandor recubrió la tierra, el espanto de su

64
esplendor atropelló las montañas. […] Derrotó a Zu y cortó su cuello. […] Sigue
glorificación de Ninurta.

Gesta de Ninurta.

BMe (DMe) (Kramer 1956) Terrible era el hambre; no se producía nada. Nadie se
«lavaba las manos» en los arroyos. Las aguas no subían. Los campos no estaban
irrigados: No se cavaban fosos de irrigación, No había vegetación en todo el país; Sólo
crecían las malas hierbas. Entonces el Señor aplicó a esta situación su espíritu vigoroso;
Ninurta, hijo de Enlil, creó grandes cosas. Ninurta entonces amontona las piedras en
el Kur, y edifica con ellas una gran muralla para proteger Sumer; las «poderosas»
aguas del Mar Primordial quedan contenidas y ya no pueden remontarse más a la
superficie de la tierra. Inmediatamente, Ninurta recoge las aguas que habían
inundado el país y las hace desaguar en el Tigris. El rio se desborda, y su crecida
vuelve a irrigar los campos: Lo que había dispersado, él lo ha reunido; Lo que se había
dispersado del Kur, Él lo ha conducido y echado luego al Trigis. Las altas aguas, el
Trigis las vierte sobre los campos. Y he aquí que entonces todo lo que hay en la tierra
Se ha alborozado a lo lejos, a causa de Ninurta, el Rey del país. Los campos han
producido grano en abundancia, La viña y el huerto han dado sus frutos, La mies se ha
amontonado en las colinas y en los graneros. El Señor ha hecho desaparecer el luto que
reinaba en la tierra. Y ha henchido de gozo el espíritu de los dioses. No obstante,
Ninmah, madre de Ninurta, se entera de las heroicas hazañas de su hijo, y al
pensar en los peligros que ha corrido se siente presa de una gran zozobra; está tan
impaciente por verle de nuevo que ya no puede conciliar el sueño en su
«dormitorio». Ella quisiera que él le permitiese que acudiera a visitarle y a
contemplarle. Ninurta escucha su ruego. Cuando ella llega, él la contempla con el
«ojo de la vida» y le dice: «Oh, Señora, porque has querido venir al Kur, Oh, Ninmah,
porque a causa de mí, quisieras penetrar en este país hostil, Porque no temes el horror de
la batalla que se desarrolla a mí alrededor, Quiero qué la colina que como Héroe, he
amontonado, Tenga por nombre de Gran Montaña [Hursag] y que seas su Reina.»
Entonces bendijo la montaña Hursag, para que pudiera producir toda clase de
plantas, además de vino y miel, árboles de diversas especies, oro, plata y bronce,
ganado mayor, carneros y todas las demás variedades de «animales de cuatro
patas». A continuación, Ninurta se dirige a las piedras: maldice a aquellas que
tomaron partido contra él mientras combatía al demonio Asag, y bendice aquellas
otras que le permanecieron fieles.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) (Anverso) 1 [...] sus reglas divinas [...]. El que tiene
relaciones con la esposa de otro hombre su delito es grave, el que dice cosas no
verdaderas, que calumnia, que detrás de su igual tiende el dedo acusador 5 que atribuye
a su hermano cosas no dichas, que injuria a un subalterno [mushkenu] privándole de
algo, que hace entrega del débil al poderoso, que denuncia falsamente a los ciudadanos
de su villa, un valentón que, en el campo de su vecino […] (Reverso): el tambor y el
címbalo [...] suenan para ti, se inmolan para ti bueyes y corderos grasos como sacrificio
del rey, jóvenes robustos se baten con fuerza y potencia por ti, los ciudadanos de
Nippur, por familias [...] en la abundancia, 5 el pueblo de los "cabezas negras" canta tus
alabanzas. Cuando pones los ojos sobre este lugar, cuando llegas como una tormenta
por la "Puerta del Impuro", cuando te encaminas sobre la plaza de la "Puerta del
Impuro", que brinca de alegría, cuando entras en el Eshumesha, el templo que abraza el
cielo y la Tierra, 10 cuando paseas los ojos sobre tu templo amado, el Eshumesha.

65
BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) [...] La Asamblea de los grandes dioses te ha
exaltado [...], Ninurta, guerrero, [...]; 5 que acumulas su poder, [...]; has recogido sus
funciones y las has asumido; ha sido confiada a tu mano la realeza sobre los señores.
¡Señor, tu cólera es un diluvio devastador; eres el más guerrero de los dioses, eres alti-
vo, oh Señor! 10 Señor, tu rostro es el Sol, tu fleco de cabellos Nisaba; tus dos ojos,
Señor, son Enlil y Ninlil; las pupilas de tus ojos son Gula y Belet-ili; tus cejas, Señor,
son los gemelos Sin y Shamash; tus párpados son los rayos del Sol que se alza; 15 la
forma de tu boca, Señor, es Ishtar de las estrellas [...]; Anu y Antu son tus labios y tu
palabra Nusku, el divino mensajero; tu lengua ágil es Pabilsag, que está en alto […]; el
cielo de tu boca 4, Señor, es la curvatura del cielo y de la tierra, donde moran los dioses;
tus dientes son los Sebetti, que abaten a los malvados; 20 la zona de tus mejillas, Señor,
es la salida de las estrellas brillantes; tus orejas son Ea y Damkina, los expertos en
sabiduría; tu cabeza es Adad, que hace resonar los cielos y la tierra como un armero; tu
frente es Sakhala, la esposa amada, que contenta el corazón de Adad; tu cuello es
Marduk, el juez de los cielos y de la tierra, con el diluvio [abubu] por arma; 25 tu
garganta es Zarpanitu, la creadora de las gentes que [...]; tu pecho es Shullat, que
observa [...]; tus flancos son Khanish, que, procurando provecho, hace afluir la
fertilidad, tu derecha es Utaulu [...]; tu izquierda, Ninpanigarra [...]'» 30 los dedos de
tus manos [...]; tus [...], Señor [...]; tus [...], son Dagan [...] de pies [...]; tu ombligo,
Señor, [...]; 35 tu [...] es Zababa [...]

Sumer. Martu lucha contra el caos.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Héroe, fuerte joven, viviendo en el confín del
lejano país de la montaña! ¡Martu, fuerte joven, viviendo en el confín del lejano país de
la montaña! dotado con la fuerza de un espantoso león, que a los montes, el lugar puro,
ha subido su sagrado estrado, Martu, dotado con la fuerza de un espantoso león, que a
los montes, el lugar puro, ha subido su sagrado estrado, 5 el creado con gran esplendor,
engendrado por el sagrado An, el que resplandece luminoso en todos los justos [me], a
quien su madre Ninkhursagga confirió para su figura musculosas extremidades ¡—nadie
se enfrentaba a él—! Los dioses Anunna, los grandes dioses, le habían conferido la más
superior fuerza heroica, 10 han hecho ir hacia él la fuerza heroica en la batalla, le han
dado la fuerza, la fuerza de los dioses, la irresistible, el huracán en la mano, le han
conferido la perfecta divinidad. Él se ha enaltecido, ha errado por los campos,
impetuoso, creado con la fuerza de un león, 15 provocando horrores como un león
joven, fuerte como fiera que se encabrita. Ha ligado a su flanco a los «Siete vientos»,
ha hecho llover fuego, aniquila al enemigo en la batalla, resplandece como el
relámpago, el opresor miedo agarrota a los malos ante él, él los domina como un
ciclón. 20 La ciudad que él maldice no recupera la fuerza nunca, para el rey aniquila a
todas las naciones enemigas, al buen pastor, a quien él escoge en su corazón, Martu, el
hijo de An, le lleva su ayuda. Su nombre es grande, no es dado a nadie ir contra su
palabra, 25 el dios de manos puras, al que los ritos de purificación y resplandecientes
justos [me] son inherentes, es él, él destruye maldad y violencia, hace subsistir el
derecho, el elevado dios, el que emite el juicio imparcial, el que da sabias sentencias, el
Señor que da el consejo, a quien su padre ha concedido la palabra sabia. Su padre, el
Señor de los dioses, el Señor que arbitra el destino, 30 le ha dado el cielo ilimitado, la
tierra espaciosa, le ha dejado existir sin rival, le ha dado a él la montaña sagrada, la
montaña de lapislázuli como regalo, le ha dado al dios Martu, la gran montaña, la
montaña sagrada, la montaña lapislázuli como regalo. Aquel que alza la cabeza como un

66
león, que en la batalla se apresura en ayuda del rey, es un héroe. El hombre recto, que
administra la causa con justicia, 35 a él le dirige su plegaria […] Al rey le concede un
destino que ninguna cosa cambia, días buenos y largos, 50 le pone en su diestra el arma
enkara, le cuelga en su flanco el arma que guía a la tropa, le hace poner el pie en un
lugar llano, no le deja ante ningún obstáculo, […] «El genio de la justicia estará en su
derecha, día tras día, sin cesar. El criado con amor, el divino hombre de la montaña, es
objeto de alabanza.» El cantor ha pronunciado el himno sagrado, ha proclamado su
nombre: ¡Martu, hijo de An, tu alabanza es dulce! Himno Shirgidda de Martu.

Sumer. Enlil el piadoso mata al gran reptil Labbu.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 Gemían las ciudades, la gente [...], se reducía (?), la
gente [...] De su griterío [...] no [...], de su bulla no oía [...]. «¿Quién ha dado a luz a lo
que, descomunal serpentea?». «¡Tiamat ha dado a luz a lo que, descomunal,
serpentea!». Enlil trazó en el cielo [...] los trechos de cincuenta horas dobles era su
longitud, un trecho de doble hora su anchura (?) seis codos, sus fauces, doce codos su
[...] doce codos la extensión de sus ojos (?), en sesenta codos [...] los pájaros [...] en el
agua alzaba nueve codos [...] El levanta su cola [...] los dioses en el cielo conjuntamente
[...]. En el cielo los dioses se inclinaron ante Sin, y apresuradamente agarraron el
borde del vestido de Sin. «¿Quién irá a matar al gran reptil Labbu, a salvar la amplia
tierra [...] y a asumir la monarquía [...]? Ahora bien, el dios Tishpak mata al gran reptil
Labbu, salva la amplia tierra [...] y asume la monarquía [...]». «Me enviaste a mí, señor,
el retoño (?) de la corriente [...] nada conozco del gran reptil Labbu [...]». [...]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Reverso) 2 [...] El dios Sin abrió su boca para
hablar al dios Enlil: «¡Deja que se alcen las nubes, el viento del Sur [...]!». «¡Mantén
tu sello de vida ante tu rostro, arroja y mata al gran reptil Labbu!». El dejó que las
nubes se alzasen, que el Viento del Sur [...] mantuvo su sello de vida ante su rostro,
arrojó y mató al gran reptil Labbu. Tres años, tres meses, un día y [...] fluyó la sangre
del gran reptil Labbu [...]

Sumer. Enlil lucha contra el caos. Himno al templo Esikil.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Esikil, cuyos puros justos [me] sobresalen en todos
los países cuyo nombre resplandece más allá, del alto lugar del héroe, sagrada casa del
dios médico Ninazu, casa de los sagrados justos [me]! ¡Casa, tus justos [me] son puros,
tus ritos resplandecientes, 5 en torno a tus parajes hace reinar el héroe respetuoso temor,
en torno a ti hace Ninazu crecer las plantas profusamente! Tu rey, el gran señor, el héroe
de Enlil, el león que ruge poderosamente, que lleva la muerte a los países enemigos, que
se lanza como una tormenta del Sur contra la totalidad de los países enemigos, 10 que
como un gran reptil rocía veneno contra el país rebelde, que cubre a los insubordinados
como un huracán, que pulveriza a los enemigos, a cuyo prolongado paso el malvado no
escapa, que en el fragor de la batalla aniquila al país rebelde como una tormenta de
viento, que en su ira arroja a las personas al polvo; 15 ¡Casa, tu príncipe es el gran león,
que atrapa colectivamente a los enemigos, tu rey es el tiempo salvaje, el huracán, el
corazón de la batalla! En el fragor de la batalla se crece, su fuerte brazo sostiene la
honda, él lanza la red ningún enemigo escapa a su mano, a él, el alto señor que brilla
resplandeciente, nadie lo menosprecia. 20 Aquel a quien Ninlil hizo nacer de la buena
simiente de la «Gran Montaña» [Enlil], Esikil, tu rey, el héroe Ninazu, ha emplazado,

67
templo de Eshnunna, su casa en tu recinto, ha hecho morada en tu estrado. Canción
sobre el templo de Ninazu en Eshnunna.

Sumer. Historia de Erra [Nergal].

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 1) 1 Es al rey de la totalidad de los lugares
habitados, el creador del universo, [...] a quien quiero cantar. ¡Hendursanga, hijo
primogénito de Enlil, gobernador del mundo, portador de augusto cetro, pastor de los
cabezas negras, pastor de todos los pueblos! ¡Ishum, glorioso exterminador, cuyas
manos están hechas para blandir sus furiosas armas y para hacer fulgurar sus
impetuosas lanzas: incluso Erra, el héroe de los dioses, tiembla sobre su trono! El
corazón de éste le impulsa a batirse y dice a sus armas: «¡Templaos con veneno
mortífero!». Dice también a los Siete-dioses, héroes sin igual: «¡Revestíos con vuestras
armas!» Y a ti, él te dice: ¡Quiero marchar a combatir; eres la antorcha y se ha de ver tu
luz; eres el heraldo y los dioses te seguirán; eres la espada y el exterminador!
¡Levántate, pues, Erra! Devastando el país ¡qué radiante estará tu alma y qué alegre tu
corazón! Los brazos de Erra están fatigados, como los de un hombre sin sueño. Y se
dice a sí: «¿Me levantaré? ¿Permaneceré acostado?». Dice luego a sus armas:
«¡Permaneced en vuestros rincones!». Y a los Siete-dioses, héroes sin igual: «¡Volved a
vuestras mansiones!». Hasta que Ishum no lo despierte yace en su lecho; está haciendo
el amor con Mami, su esposa, ¡oh Engidudu!, señor que va y viene durante la noche,
que siempre guía a los príncipes, el cual para que estén con buena salud vela siempre
sobre los jóvenes y sobre las muchachas y los hace resplandecer como la luz del día. En
cuanto a los Siete-dioses, héroes sin igual, su naturaleza es diferente de la de los otros,
extraordinario es su nacimiento, están colmados de espanto; quien los ve, queda helado
de terror, pues su aliento es la muerte. Los humanos tienen tanto miedo que no osan
acercársele, Ishum es una puerta y está con el cerrojo echado ante ellos. Cuando Anu,
el rey de los dioses, había fecundado la tierra, ella le engendró siete dioses, a los que
llamó: Siete dioses [Sibitti]. Ellos permanecieron ante Anu y les fijó su destino. Llamó
al primero y le dio esta orden: «¡A donde vayas derramando terror, que no tengas nunca
ningún rival!». Dijo al segundo: «¡Quema como el fuego y arde como la llama!». Dijo
al tercero: «¡Toma el aspecto de un león y quien te vea que vuelva a la nada!». Dijo al
cuarto: «¡Al blandir tus furiosas armas, que la montaña se destruya!». Dijo al quinto:
«¡Sopla como el viento y escruta el orbe!». Al sexto le ordenó: «¡Ve y no perdones a
nadie, ni arriba ni abajo!». Al séptimo lo llenó con veneno de gran reptil: «¡Destruye
todo tipo de vida!». Después que Anu hubo fijado los destinos de todos los Siete-
dioses, al dios Erra, héroe de los dioses, él se los dio diciendo: «Que ellos marchen a tu
lado. Si te llega a ser insoportable el tumulto de los humanos en los lugares habitados, si
te sobreviene el deseo de hacer una hecatombe para exterminar a los cabezas negras y
hacer perecer a las bestias de Shakkan, que los siete sean tus furiosas armas y que
marchen a tu lado». Y ellos están furiosos, blanden sus armas, y dice a Erra: «¡En pie!
¡Adelante! ¿Por qué, como un viejo miserable, estás ocioso en la ciudad y permaneces
en tu casa como un niño llorón? Como quien no parte al combate, ¿hemos de comer el
pan de las mujeres? Como si no conociéramos la batalla, ¿tendremos miedo y
temblaremos? ¡Marchar al combate es para los jóvenes valerosos como ir a una fiesta!
Quien permanece en la ciudad, incluso si es el príncipe, no puede saciarse de pan, será
avergonzado por su pueblo y su persona será despreciada. ¿Cómo podrá tender su mano
al que parta al combate? Aquel que permanezca en su ciudad, por más grande que sea su
fuerza, ¿cómo y en qué podrá ser más fuerte que el que marche al combate? ¡El
alimento de las ciudades, por más apreciado que sea, no vale más que una torta de las

68
brasas! ¡La dulce cerveza nashpu no vale más que el agua del odre! ¡El palacio sobre su
terraza no es comparable a una cabaña en pleno campo! ¡Oh héroe Erra, parte, pues, al
combate! ¡Haz resonar tus armas! Lanza tu grito tan fuerte que se llegue a temblar tanto
arriba como abajo. ¡Que al oírlo, los Igigi exalten tu nombre! ;¡Que al oírlo, los
Anunnaki teman tu nombre! ¡Que al oírlo, los dioses se inclinen bajo tu yugo! ¡Que al
oírlo, los príncipes se arrodillen a tus pies! ¡Que al oírlo, todos los países te aporten su
tributo! ¡Que al oírlo, los demonios de las tormentas [gallu], por sí, se te aparten! ¡Que
al oírlo, el poderoso se muerda el dedo! ¡Qué al oírlo, las altas montañas se espanten y
bajen su cabeza! ¡Que al oírlo, los agitados mares queden turbados y destruyan todo lo
que producen! ¡Que, en el oquedal potente, queden rotos los troncos de sus árboles!
¡Que en el impenetrable cañaveral sean quebradas las cañas! ¡Que los hombres se
asusten y se aplaque su tumulto! ¡Que las bestias sean presas del pánico y vuelvan a ser
arcilla! ¡Que los dioses, tus padres, viendo esto, glorifiquen tu heroísmo! ¡Oh héroe
Erra! ¿Por qué has abandonado el combate y has permanecido en tu ciudad? Las bestias
de Shakkan y los animales muestran desprecio en nuestros cuidados. ¡Oh héroe Erra,
nosotros te hablamos y ojalá que nuestras palabras no te sean importunas! ¡Antes de
que todo el país de los hombres se haya vuelto demasiado grande para nosotros,
quizás oirás entonces nuestras palabras! Con los Anunnaki, que aman el silencio,
muéstrate benevolente, ya que los Anunnaki, a causa del tumulto de los hombres, no
pueden dormir. Las bestias patalean los prados que son la vida del país, el campesino en
sus campos llora amargamente por sus [...] destruidos, el león y el lobo aterran a las
bestias de Shakkan, el pastor, a causa de su rebaño herido, no tiene reposo ni de día ni
de noche, pero es a ti a quien implora, y nosotros, que conocemos los pasajes de las
montañas, hemos olvidado por completo el camino. ¡Sobre nuestras armas de guerra la
araña ha extendido sus hilos, nuestro excelente arco, sublevándose, es ahora demasiado
potente para nuestras fuerzas, de nuestra puntiaguda flecha, su punta se ha embotado y
nuestro puñal, a causa de no degollar, se ha recubierto de moho!» Cuando el héroe Erra
hubo escuchado las palabras que le habían dicho los Siete-dioses, como el mejor aceite
le fueron agradables. Tomando la palabra, dijo a Ishum: «¿Por qué, habiendo oído esto
permaneces sentado y sin decirme palabra alguna? Abre el camino, que voy a ponerme
en marcha! Que me acompañen los Siete-dioses, héroes sin rival, hazles a mis armas
furiosas caminar a mi lado, ve delante mío y ve detrás mío». Ishum habiendo
escuchado estas palabras, tomó la palabra y dijo al héroe Erra: «Señor Erra, ¿por qué
tienes malos pensamientos contra los dioses? ¿Por qué planeas destruir el país y
aniquilar a sus habitantes sin remisión?». Erra, tomando la palabra, dice a Ishum, su
heraldo: «Ishum, presta atención y escucha lo que te voy a decir respecto a las gentes de
los lugares habitados y sobre las que me has pedido gracia, ¡oh heraldo de los dioses!,
sabio Ishum, cuyo consejo es bueno: En los cielos soy un toro salvaje; en la tierra soy
un león, en el país soy el rey, entre los dioses soy el más furibundo, entre los Igigi soy el
héroe, entre los Anunnaki soy el más fuerte, entre el ganado soy el degollador, en la
montaña soy el ariete, en el cañaveral soy Girra, en la montaña soy el hacha de guerra,
en el sendero de guerra soy el estandarte, al igual que el viento soplo, como Adad, soy
trueno, y como Shamash soy el que contemplo la totalidad del orbe. Cuando trepo a la
montaña soy un carnero salvaje, cuando penetro en las ruinas me establezco allí de
manera permanente. ¡Todos los dioses temen mi combate, Y sin embargo, los hombres,
los cabezas negras, me muestran desprecio! Como ellos no han temido mi nombre, y
porque habiendo rechazado la palabra del príncipe Marduk actúan a su antojo,
enfureceré al príncipe Marduk, le haré abandonar su morada y destruiré a los hombres.
El héroe Erra se dirigió hacia Shuanna, la ciudad del rey de los dioses, entró en el
Esagila, el palacio del Cielo y de la Tierra, y se presentó ante Marduk. Tomó la palabra

69
y dijo al rey de los dioses: «¿Por qué tu imagen, insignia de tu soberanía, está
manchada, imagen que, como las estrellas del cielo, debería estar plena de esplendor?
¿Por que el aspecto de tu soberana corona está velado corona que debería iluminar el
Ehalanki como el Etemenanki?».

A.3.2 El Caos en versión babilonia.

Enuma elis.

BMe (Enel 1) (Feliu-Millet 2014) 1 Cuando en lo alto los cielos no habían sido
nombrados /y abajo el nombre de la tierra no se había pronunciado, /existía ya Apsu, el
primordial, su procreador, /y también la creadora Tiámat, la paridora de todos ellos. 5
/Cuando mezclaron sus aguas, /no estaban juntos los pastos, no se extendían los
cañaverales. /Cuando ninguno de los dioses había aparecido, /no se había pronunciado
ningún nombre ni se habían establecido los destinos, /entonces, los dioses fueron
creados en su interior: /Lahmu y Lahamu aparecieron, sus nombres fueron
pronunciados. 10 /Mientras se hacían mayores y crecían, /Ánshar y Kíshar fueron
creados, eran superiores a ellos. /Los días pasaron, se multiplicaron los años. /Anu, su
heredero, era igual que sus padres. 15 /Ánshar era igual que Anu, su primogénito, /y
luego Anu engendró a Nudimmud a su imagen. 20 /Nudimmud era el maestro de sus
padres: /de profundo juicio, sabio, extremadamente fuerte; /era mucho más poderoso
que su abuelo Ánshar, /no tenía igual entre los dioses, sus cofrades. 25 /Los divinos
hermanos se juntaron, /molestaban a Tiámat con su clamor incesante, /perturbaban el
ánimo de Tiámat, /con el ruido perturbaban el interior del mundo alto [Anduruna].
/Apsu no era capaz de aplacar sus gritos, /mientras, Tiámat se mantenía tranquila ante
ellos. /Lo que ellos hacían la molestaba profundamente, /aunque su comportamiento no
era bueno, ella quería salvarlos. 30 /Entonces Apsu, el procreador de los grandes dioses,
/llamó a Mummu, su ministro, diciéndole: /«Ministro Mummu, quien satisface mi alma,
/ven, presentémonos ante Tiámat». 35 /Se marcharon y se sentaron ante Tiámat.
/Discutieron el asunto de los dioses, sus hijos. /Apsu tomó la palabra y /le dijo a Tiámat
en voz alta: /«Su comportamiento me ha molestado profundamente, /durante el día no
puedo descansar, durante la noche no puedo dormir. 40 /Voy a acabar con su conducta,
voy a aniquilarla; /que se imponga la calma para que podamos dormir». /Cuando Tiámat
oyó esto, /montó en cólera gritando a su marido; /gritó amargamente, fue la única en
enfadarse, /Apsu la había ofendido profundamente. 45 /«¿Por qué tenemos que destruir
aquello que hemos creado? /Su comportamiento nos molesta pero lo soportaremos
pacientemente». /Mummu respondió, aconsejó a Apsu, /los consejos de Mummu fueron
los de un ministro díscolo: 50 /«Padre, acaba con el comportamiento disoluto, /que
durante el día se pueda descansar, que durante la noche se pueda dormir».

BMe (Enel 1) 55 Apsu se regocijó, su cara se iluminó /ya que planeó maldades contra
los dioses, sus hijos. /Mummu le abrazó, /se sentó en su regazo y lo besó. /Todo lo que
planearon en su reunión, /lo repitieron a los dioses, su descendencia. 60 /Los dioses lo
oyeron y se inquietaron. /Se quedaron consternados, se sentaron en silencio; /entonces,
aquel que sobresale en sabiduría, el experto, capaz, /Ea, el que todo lo sabe, descubrió
sus planes, 65 /concibió y diseñó un plan maestro, /lo ejecutó de forma magistral. Le
recitó /su hechizo puro, y lo apaciguó en el agua, /le vertió el sueño y se durmió
plácidamente, /durmió a Apsu vertiéndole el sueño. /El consejero Mummu estaba
somnoliento, abrumado. /Ea desató sus cintos, le quitó su corona, /se llevó su aura y se

70
revistió con ella. 70 /Ató a Apsu y lo mató, /apresó a Mummu y lo encerró. /Estableció
su residencia en el Apsu, /recogió a Mummu y lo sujetó por el vinco.

BMe (Enel 1) (Feliu-Millet 2014) 75 /Después que Ea capturó y ejecutó a sus enemigos
/y hubo impuesto la victoria sobre sus adversarios, /descansó tranquilamente en el
interior de su habitación. /Le llamó Apsu y designó sus santuarios, /en ese mismo lugar
fundó su residencia, /Ea y Damkina, su esposa, se establecieron allí suntuosamente. 80
/En el santuario de los destinos, la celda de los Planes divinos, /el más sabio entre los
sabios, el más experto entre los dioses, Bel, fue engendrado, /en el interior del Apsu, fue
creado Marduk; /en el interior del sagrado Apsu, fue creado Marduk. 85 /Lo creó Ea,
su padre. /Damkina, su madre, lo parió. /Mamó de los pechos de las diosas, /la niñera lo
crió, lo llenó con el terror. /Su cuerpo era imponente, resplandecía su mirada, /nació
viril, era fuerte desde siempre. /Cuando Anu, su abuelo, lo vio, /gritó y se alegró, su
corazón se llenó de júbilo. 90 Lo hizo perfecto, su divinidad era totalmente diferente,
/era extremadamente alto, sobrepasaba a todos, /sus miembros eran portentosos, fuera
de cualquier comprensión, /era imposible entenderlos, era difícil contemplarlos. 95 /Sus
ojos eran cuatro, sus orejas cuatro, /cuando movía los labios se encendía un fuego.
/Grandes eran sus cuatro orejas /y sus ojos, iguales en número, lo escrutaban todo. 100
/Se elevaba por encima de los dioses, su figura los superaba, /sus miembros eran largos,
de natural los superaba. /«¡Mari-utu, Mari-utu, /hijo, sol, sol de los dioses!». 105
/Vestido con el aura de diez dioses, coronado excelsamente, /se amontonaron sobre él
los cincuenta terrores. /Anu creó y engendró los cuatro vientos, /se los ofreció a
Marduk; «¡Hijo mío, que jueguen!». /Marduk creó la arena e hizo que la tempestad la
arrastrara, /provocó la inundación y molestó a Tiámat. 110 /Tiámat se enfadó, se
revolvía noche y día. /Los dioses no la dejaban descansar, traían los vientos. /Planearon
maldades en sus mentes, /le dijeron a Tiámat, su madre: /«Cuando mataron a Apsu, tu
amante, /no acudiste a su lado, te quedaste sentada tranquilamente. 115 /Él ha creado los
cuatro vientos terroríficos, /tu alma está intranquila y no podemos dormir. /No amabas a
Apsu, tu amante, /ni tampoco a Mummu, que fue capturado. ¡Tú estás sola! /¡No te
comportas como una madre, te revuelves enfadada! 120 ¡Y a nosotros, que no podemos
descansar, no nos quieres! /fíjate en nuestro pesar, nuestros ojos están secos, /elimina
este yugo que no cesa para que podamos dormir. /¡Presenta batalla, véngate de ellos!
/¡[...] redúcelos a la nada!». 125 Tiámat lo escuchó, estas palabras la complacieron:
/«Según lo que vosotros habéis decidido, haremos unos demonios». /Los dioses se
reunieron en su interior, /han tomado el camino del mal contra los dioses creadores.
130 /Los monstruos se agruparon y se dispusieron junto a Tiámat, /furiosos, intrigando
sin descanso, noche y día, prestos al combate, furiosos, rabiosos, /constituyeron la
asamblea para preparar la batalla. 135 /La madre del trueno [Hubur] Tiámat, la
creadora de todo, /añadió armas sin rival, engendró serpientes monstruosas, /con dientes
afilados, colmillos sin piedad, /llenó sus cuerpos de veneno en lugar de sangre. 140
/Vistió a los dragones feroces con el pánico, /les otorgó el aura divina y los equiparó a
los dioses: /«Los que los vean que queden paralizados de debilidad, /sus cuerpos
atacarán sin cesar, no huirán». 145 Creó la serpiente, el dragón y el monstruo marino
[hombre-velludo], /el león-diabólico, el perro-salvaje y el hombre-escorpión, /los
demonios feroces, el hombre-pez y el bisonte, /portadores del arma despiadada, sin
temor al combate, /sus órdenes son colosales, sin oposición. /Creó hasta once de esta
calaña. 150 /Entre los dioses, su descendencia, que formaban la asamblea, /Tiámat
ascendió a Kingu, lo enalteció entre todos ellos. /El liderazgo ante la tropa, la dirección
de la asamblea, /empuñar el arma, el combate, la movilización en la batalla, /el mando
de la lucha /todo ello le confió y lo instaló en el trono. 155 /«Soy la que lanzo tu

71
conjuro, te enaltezco en la asamblea de los dioses, /pongo en tus manos el gobierno de
todos los dioses. /Eres mi ilustre esposo: ¡sé enaltecido! /Que tus órdenes prevalezcan
sobre todos los Anunnakku». /Le entregó la tablilla de los destinos y estrechándola
contra el pecho dijo: /«Tu orden no será revocada, que tu declaración sea perdurable».
160 /Después que Kingu fuera entronizado y tomara el rango de Anu, /determinó los
destinos de los dioses, sus hijos. «Que vuestras palabras aplaquen a Girra, /que vuestro
veneno acumulado someta al poder».

BMe (Enel 2) 1 Tiámat reunió a sus criaturas, /organizó la batalla contra los dioses, su
progenie. /A partir de ese momento, Tiámat conspiró contra el Apsu. /Ea descubrió la
lucha que (Tiámat) había tramado. 5 /Cuando Ea se enteró de esto, /quedó inmóvil,
callado, paralizado. /Después de meditarlo, su angustia se apaciguó, /se dirigió hacia
Ánshar, su padre. 10 /Se presentó ante Ánshar, el padre de su progenitor, /explicó todo
lo que Tiámat había planeado: /«Padre mío, Tiámat, nuestra progenitora, nos odia, /ha
establecido la asamblea, furiosa y rabiosa, 15 /todos los dioses están con ella, /incluso
aquellos que creasteis van a su lado. /Los monstruos se agruparon y se dispusieron
junto a Tiámat, /furiosos, intrigando sin descanso, noche y día, /prestos al combate,
furiosos, rabiosos, /constituyeron la asamblea para preparar la batalla. 20 /La madre
Hubur, la creadora de todo, /añadió armas sin rival, engendró serpientes monstruosas,
/con dientes afilados, colmillos sin piedad, /llenó sus cuerpos de veneno en lugar de
sangre. 25 /Vistió a los dragones feroces con el pánico, /les otorgó el aura divina y los
equiparó a los dioses: /“Los que los vean que queden paralizados de debilidad, /sus
cuerpos atacarán sin cesar, no huirán”. 30 /Creó la serpiente, el dragón y el hombre-
velludo, /el león-diabólico, el perro-salvaje y el hombre-escorpión, /los demonios
feroces, el hombre-pez y el bisonte, /portadores del arma despiadada, sin temor al
combate, /sus órdenes son colosales, sin oposición. /Creó hasta once de esta calaña. 35
/Entre los dioses, su descendencia, que formaban la asamblea, Tiámat ascendió a
Kingu, lo enalteció entre todos ellos. /El liderazgo ante la tropa, la dirección de la
asamblea, /empuñar el arma, el combate, la movilización en la batalla, /el mando de la
lucha /todo ello le confió y lo instaló en el trono. 40 “Soy la que lanzo tu conjuro, te
enaltezco en la asamblea de los dioses, /pongo en tus manos el gobierno de todos los
dioses. /Eres mi ilustre esposo: ¡sé enaltecido! /Que tus órdenes prevalezcan sobre todos
los Anunnakku”. /Le entregó la tablilla de los destinos y estrechándola contra el pecho
dijo: /“Tu orden no será revocada, que tu declaración sea perdurable”. 45 /Después que
Kingu fuera entronizado y tomara el rango de Anu, /determinó los destinos de los
dioses, sus hijos. /“Que vuestras palabras aplaquen a Girra, /que vuestro veneno
acumulado someta al poder”». 50 /Ánshar escuchó estas palabras, el asunto era grave.
/«¡Ah!» gritó, mordiéndose los labios. /Su ánimo estaba rabioso, su mente no
descansaba. /El grito de Ánshar a Ea, su descendencia, fue en vano. 55 /«¡Hijo mío,
iniciaste el conflicto, /los actos que has provocado, asúmelos! /Fuiste y mataste a Apsu,
/y respecto a Tiámat, a la que enfureciste, ¿quién es su oponente?».

BMe (Enel 2) 60 Aquel que caza al vuelo las ideas, el príncipe del conocimiento, /el
creador de la sabiduría, el dios Nudimmud, /el del discurso tranquilo, el de palabras
serenas, /respondió amablemente a Ánshar, su padre: 65 /«Padre mío, corazón profundo,
el que establece los destinos, /haces posible la creación y la destrucción, /Ánshar,
corazón profundo, el que establece los destinos, /haces posible la creación y la
destrucción, /te diré unas palabras, cálmate ya. /Ten en cuenta que lo que hice estuvo
bien, /antes de que mi cuerpo matara a Apsu, /¿quién habría imaginado que las cosas
serían así? 70 /Antes de que lo aniquilara inmediatamente, que mi cuerpo lo destruyese

72
¿qué estaba pasando?». /Ánshar escuchó estas palabras con complacencia, /su corazón
se calmó y se dirigió a Ea: /«Hijo mío, tus obras son propias de un dios, /posees un
golpe sin rival, furioso, [...] /75 Ea, hijo mío, tus obras son propias de un dios, /posees
un golpe sin rival, furioso, [...]. 80 /Ve ante Tiámat, aplasta su rebelión, /que se calme
su furia gracias a tu conjuro». /Escuchó las palabras de su padre Ánshar, /emprendió el
camino, siguió su ruta. /Ea fue al encuentro de los planes de Tiámat, /pero se detuvo, se
quedó inmóvil y volvió hacia atrás, /se presentó ante el eminente Ánshar /y le imploró
diciendo: 85 /«Padre mío, las obras de Tiámat son demasiado para mí. /He descubierto
sus planes pero con mi conjuro no basta, /su fuerza es enorme, llena de terror, /es
enteramente fuerte, nadie se le puede oponer. 90 /No disminuía su chillido incesante,
/tuve miedo de su grito y volví hacia atrás. /Padre mío, no te esfuerces, envía a otro
contra ella. /La fuerza de una mujer, por muy fuerte que sea, no lo es tanto como la de
un hombre. /Dispersa sus tropas, disuelve sus planes /antes de que ponga sus manos
sobre nosotros». 95 /Ánshar gritaba amargamente, /dirigiéndose a Anu, su hijo, dijo:
/«¡Querido hijo! ¡Arma divina! ¡Héroe! /Su fuerza es enorme, sin rival en la lucha, 100
/corre, ve hacia Tiámat y preséntate ante ella, /calma su ánimo, que se serene su
corazón. /Pero si no escucha tus argumentos, /dile una palabra amable y que se calme».
105 /Escuchó las palabras de su padre Ánshar, /emprendió el camino, siguió su ruta.
/Anu fue al encuentro de los planes de Tiámat, pero se detuvo, se quedó inmóvil y
volvió hacia atrás, /se presentó ante Ánshar, su padre que lo engendró /y le imploró
diciendo: 110 /«Padre mío, las obras de Tiámat son demasiado para mí. /He
descubierto sus planes pero con mi conjuro no basta, /su fuerza es enorme, llena de
terror, /es enteramente fuerte, nadie se le puede oponer. /No disminuía su chillido
incesante, /tuve miedo de su grito y volví hacia atrás. 115 Padre mío, no te esfuerces,
envía a otro contra ella. /La fuerza de una mujer, por muy fuerte que sea, no lo es tanto
como la de un hombre. /Dispersa sus tropas, disuelve sus planes /antes de que ponga sus
manos sobre nosotros». 120 /Ánshar se quedó deprimido, contemplando el suelo,
/asintió a Ea moviendo la cabeza. /Todos los Igigi y los Anunnaku se reunieron, /sus
labios estaban cerrados, se sentaron en silencio, /ningún dios se opuso [...], /no surgió
nadie para enfrentarse a Tiámat, tal como ordenó Ánshar. 125 /Entonces, el Señor
Ánshar, el padre de los grandes dioses, /estaba tan enfadado que no llamó a nadie. /El
heredero fuerte, el paladín de su padre, /el que se apresura en la batalla, Marduk el
valiente, 130 /Ea lo llamó a sus aposentos privados /y le expuso sus intenciones:
/«Marduk, recapacita, escucha a tu padre, /hijo mío, que calmas su corazón, /acércate
junto a Ánshar, /en pie toma la palabra, al verte se tranquilizará». 135 /Bel se alegró por
las palabras de su padre, /se acercó y se puso en pie ante Ánshar, /al verlo, el corazón de
Ánshar se llenó de benevolencia, /besó sus labios, desapareció su angustia: 140 /«Padre
mío, no te calles, abre los labios, /iré y llenaré tu corazón de satisfacción. /Ánshar, no te
calles, abre los labios, /iré y llenaré tu corazón de satisfacción. /¿Qué hombre trajo la
lucha contra ti? ¡Pero Tiámat, que es una mujer, te ataca con un arma! 145 /¡Oh, padre
mío creador, alégrate y celébralo! /¡Muy pronto pisarás el cuello de Tiámat! /¡Oh
Ánshar creador, alégrate y celébralo! /¡Muy pronto pisarás el cuello de Tiámat!». 150
/Ánshar dijo: «Hijo, el que revela todo conocimiento, ve y aplaca a Tiámat con tu
conjuro puro. /Conduce presto el carro de la tempestad, /[...] no serás repelido, vuelve
atrás». 155 /Bel se alegró por las palabras de su padre. /Su corazón se regocijó y dijo a
su padre: /«Señor de los dioses, destino de los grandes dioses, /si tengo que ser vuestro
vengador, /capturar a Tiámat y manteneros con vida, /convocad a la asamblea,
engrandeced y proclamad mi destino. /Sentaos todos juntos con alegría en la sala de las
asambleas /y decidiré los destinos mediante mi palabra, en lugar de vosotros. 160 /¡Que

73
todo lo que mi espíritu creó no sea alterado, /que la palabra de mis labios no sea
revocada, que no cambie!».

BMe (Enel 3) 1 Ánshar tomó la palabra y /dijo a Kaka, su visir: /«Kaka, visir, el que
satisface mi corazón, /te enviaré hacia Lahmu y Lahamu, 5 /sabes indagar, sabes hablar,
/haz venir ante mí a los dioses, mis padres, /que me traigan a todos los dioses, /que
hablen, que se sienten en un banquete, /que coman grano, que beban cerveza, /que
decidan el destino de Marduk, su vengador. 10 /¡Avanza, ve, oh, Kaka! ¡Preséntate ante
ellos! /Les repetirás lo que te diré: /“Ánshar, vuestro hijo, me ha enviado, /para haceros
llegar su voluntad. 15 Esto es: ‘Tiámat, nuestra progenitora nos odia, /ha establecido la
asamblea, furiosa y rabiosa, /todos los dioses están con ella, /incluso aquellos que
creasteis van a su lado’. 20 Los monstruos se agruparon y se dispusieron junto a
Tiámat, /furiosos, intrigando sin descanso, noche y día, /prestos al combate, furiosos,
rabiosos, /constituyeron la asamblea para preparar la batalla. 25 /La madre Hubur, la
creadora de todo, /añadió armas sin rival, engendró serpientes monstruosas, /con dientes
afilados, colmillos sin piedad, /llenó sus cuerpos de veneno en lugar de sangre. 30
/Vistió a los dragones feroces con el pánico, /les otorgó el aura divina y los equiparó a
los dioses: /‘Los que los vean que queden paralizados de debilidad, /sus cuerpos
atacarán sin cesar, no huirán’. 35 /Creó la serpiente, el dragón y el hombre-velludo, /el
león-diabólico, el perro-salvaje y el hombre-escorpión, /los demonios feroces, el
hombre-pez y el bisonte, /portadores del arma despiadada, sin temor al combate, /sus
órdenes son colosales, sin oposición. /Creó hasta once de esta calaña. 40 Entre los
dioses, su descendencia, que formaban la asamblea, /Tiámat ascendió a Kingu, lo
enalteció entre todos ellos. /El liderazgo ante la tropa, la dirección de la asamblea,
/empuñar el arma, el combate, la movilización en la batalla, /el mando de la lucha /todo
ello le confió y lo instaló en el trono. 45 /‘Lanzo tu conjuro, te enaltezco en la asamblea
de los dioses, /pongo en tus manos el gobierno de todos los dioses. /Eres mi ilustre
esposo: ¡sé enaltecido! /Que tus órdenes prevalezcan sobre todos los Anunnakku’. /Le
entregó la tablilla de los destinos y estrechándola contra el pecho dijo: /‘Tu orden no
será revocada, que tu declaración sea perdurable’. 50 /Después que Kingu fuera
entronizado y tomara el rango de Anu, /determinó los destinos de los dioses, sus hijos.
/‘Que vuestras palabras aplaquen a Girra, /que vuestro veneno acumulado someta al
poder’. 55 /He enviado a Anu y no ha sido capaz de enfrentársele. /Nudimmud tuvo
miedo y se volvió atrás. /Marduk, el sabio de los dioses, nuestro hijo, ha dado un paso al
frente, /su corazón se ve capaz de enfrentarse a Tiámat.

BMe (Enel 3) 60 Dirigiéndose a mí ha dicho: /‘Si tengo que ser vuestro vengador,
/capturad a Tiámat y manteneos con vida, /convocad a la asamblea, engrandeced y
proclamad mi destino. /Sentaos todos juntos con alegría en la sala de las asambleas /y
que mi espíritu decida los destinos mediante mi palabra, en lugar de vosotros. /¡Que
todo lo que cree no sea alterado, /que la palabra de mis labios no sea revocada, que no
cambie!’. 65 /Daos prisa, estableced vuestros destinos de inmediato, /que (Marduk)
vaya y se enfrente a vuestro enemigo poderoso”». /Kaka se fue. Emprendió el camino
/hacia Lahmu y Lahamu, los dioses, sus padres, /se prosternó y ante ellos besó el suelo,
/se levantó y puesto en pie les dijo: 70 /«Ánshar, vuestro hijo, me ha enviado, /para
haceros llegar su voluntad. /Esto es: “Tiámat, nuestra progenitora nos odia, /ha
establecido la asamblea, furiosa y rabiosa, /todos los dioses están con ella, /incluso
aquellos que creasteis van a su lado. 75 /Los monstruos se agruparon y se dispusieron
junto a Tiámat, /furiosos, intrigando sin descanso, noche y día, /prestos al combate,
furiosos, rabiosos, /constituyeron la asamblea para preparar la batalla. 80 /La madre

74
Hubur, la creadora de todo, /añadió armas sin rival, engendró serpientes monstruosas,
/con dientes afilados, colmillos sin piedad, /llenó sus cuerpos de veneno en lugar de
sangre. 85 /Vistió a los dragones feroces con el pánico, /les otorgó el aura divina y los
equiparó a los dioses: /‘Los que los vean que queden paralizados de debilidad, /sus
cuerpos atacarán sin cesar, no huirán’. 90 /Creó la serpiente, el dragón y el hombre-
velludo, /el león-diabólico, el perro-salvaje y el hombre-escorpión, /los demonios
feroces, el hombre-pez y el bisonte, /portadores del arma despiadada, sin temor al
combate, /sus órdenes son colosales, sin oposición. /Creó hasta once de esta calaña. 95
/Entre los dioses, su descendencia, que formaban la asamblea, /Tiámat ascendió a
Kingu, lo enalteció entre todos ellos. /El liderazgo ante la tropa, la dirección de la
asamblea, /empuñar el arma, el combate, la movilización en la batalla, /el mando de la
lucha /todo ello le confió y lo instaló en el trono. 100 ‘Lanzo tu conjuro, te enaltezco en
la asamblea de los dioses, /pongo en tus manos el gobierno de todos los dioses. /Eres mi
ilustre esposo: ¡sé enaltecido! /Que tus órdenes prevalezcan sobre todos los
Anunnakku’. /Le entregó la tablilla de los destinos y estrechándola contra el pecho dijo:
105 /‘Tu orden no será revocada, que tu declaración sea perdurable’. /Después que
Kingu fuera entronizado y tomara el rango de Anu, /determinó los destinos de los
dioses, sus hijos. /‘Que vuestras palabras aplaquen a Girra, /que vuestro veneno
acumulado someta al poder’. 110 /He enviado a Anu y no ha sido capaz de
enfrentársele. /Nudimmud tuvo miedo y se volvió atrás. /Marduk, el sabio de los dioses,
nuestro hijo, ha dado un paso al frente, /su corazón se ve capaz de enfrentarse a Tiámat.
115 /Dirigiéndose a mí ha dicho: /si tengo que ser vuestro vengador, /capturar a Tiámat
y manteneros con vida, /convocad a la asamblea, engrandeced y proclamad mi destino.
120 /Sentaros todos juntos con alegría en la sala de las asambleas /y decidiré los
destinos mediante mi palabra, en lugar de vosotros. /¡Que todo lo que cree no sea
alterado, /que la palabra de mis labios no sea revocada, que no cambie!” 125 Daos prisa,
estableced vuestros destinos de inmediato, /que Marduk vaya y se enfrente a vuestro
enemigo poderoso». /Cuando Lahmu y Lahamu lo oyeron, gritaron con fuerza. /Todos
los Igigi se lamentaron amargamente: /«¿Qué mal hemos hecho para que emprendan
acciones contra nosotros? /¡Nosotros no conocíamos las maquinaciones de Tiámat!».
130 /Se marcharon en desbandada, /todos los dioses, los que deciden los destinos, /se
presentaron ante Ánshar, llenos de alegría, /se besaron mutuamente, en la asamblea 135
[...], /conversaron, se sentaron en un banquete, /comieron grano, bebieron cerveza;
/deslizaron cerveza dulce por sus gargantas, /al beber la cerveza quedaron satisfechos,
/muy relajados y contentos /decidieron el destino de Marduk, su vengador.

BMe (Enel 4) 1 /Le erigieron un sitial principesco, /y allí se instaló, ante sus padres,
para gobernar. /«¡Eres el más eminente entre los grandes dioses, /tu destino no tiene
parangón, tu palabra es como la de Anu! /¡Marduk, eres el más eminente entre los
grandes dioses, /tu destino no tiene parangón, tu palabra es como la de Anu! 5 /A partir
de ahora tu palabra será inalterable, /elevar o degradar, estará en tus manos. /¡Tu decreto
será firme, tu orden no será falsa, /ningún dios sobrepasará los límites que establecerás!
10 /Es necesario el mantenimiento de la sede de los dioses, /donde se encuentren sus
santuarios, que se establezca también el tuyo. /Eres Marduk, nuestro vengador, /te
hemos dado la realeza sobre todo el universo. 15 /Siéntate, y que tu discurso sea
enaltecido en la asamblea, /que tu arma no falle, que destruya a tus enemigos. /¡Oh, Bel!
Guarda la vida de aquel que confía en ti, /en cambio, quita la vida al dios que haya
tomado partido por el mal». 20 /Pusieron una constelación entre ellos, /a Marduk, su
primogénito, le dijeron: /«Que tu destino, oh Bel, sea igual al de los dioses, /ordena la
destrucción y la creación, que así sea. 25 /Que según tu orden, sea destruida la

75
constelación, /da la orden de nuevo y la constelación estará intacta». /Dio la orden y la
constelación fue destruida, /dio la orden de nuevo y la constelación fue creada otra vez.
30 /Los dioses, sus padres, al ver el resultado de su orden, /se alegraron y le bendijeron:
«¡Marduk es el rey!». /Le añadieron el cetro, el trono y la vara, /le dieron el arma sin
rival, la que repele a los enemigos: /«Ve y corta el cuello de Tiámat, /que los vientos
arrastren su sangre a un lugar oculto». /Los dioses, sus padres, decidieron el destino de
Bel: /le hicieron tomar el camino, la senda de la bondad y la armonía. 35 /Creó el arco,
reconoció su arma, /montó la flecha, fijó la cuerda, /tomó la maza y la blandió con su
derecha, /se colgó el arco y el carcaj en la espalda. 40 /Puso el relámpago ante él, /llenó
su cuerpo con una llama abrasadora, /confeccionó una red para envolver en su interior a
Tiámat, /dispuso los cuatro vientos para que no escapara nada de ella: /el viento del sur,
el del norte, el del este, el del oeste, /regalo de su padre Anu, y se colgó la red a la
espalda. 45 /Creó el huracán, el viento destructivo, el tifón, la tormenta de arena, /el
viento de cuatro, el viento de siete, el viento fuerte, el viento irresistible, /hizo salir a los
sietes vientos que había creado, se alzaron tras él para remover las entrañas de Tiámat.

BMe (Enel 4) 50 Bel trajo el diluvio, su arma poderosa, /subió al terrible carro de la
tempestad sin rival, /aparejó los cuatro caballos de tiro y los ató delante, /‘Asesino’,
‘Despiadado’, ‘Arrasador’, ‘Alado’. /Tienen los labios abiertos, sus dientes tienen
veneno, /no conocen la fatiga, entrenados para destruir. 55 /Situó a su derecha la Batalla
encarnizada y la Lucha, /a su izquierda el Combate, el que golpea todas las alianzas.
/Vestido con una túnica, una armadura pavorosa, /su testa coronada con un aura
terrorífica, 60 /Bel prosiguió la marcha, prosiguió su camino, /se dirigió hacia Tiámat
que estaba furiosa. /En sus labios traía un conjuro, /en su mano sostenía hierbas para
anular el veneno. /En ese preciso momento, los dioses le rodearon; le rodearon, /los
dioses; sus padres, le rodearon; los dioses le rodearon. 65 /Bel se acercó e inspeccionó
el interior de Tiámat, /descubrió el plan de Kingu, su marido. /Marduk lo vio y su
ánimo se alteró, /su intención quedó confundida, sus acciones perturbadas. 70 /Cuando
los dioses, sus ayudantes, los que van a su lado, /vieron al heroico, al líder, su visión se
enturbió. /Tiámat recitó su conjuro sin volver la cabeza. /Sus labios proferían mentiras y
falsedades: «[...] de Bel, los dioses se alzaron contra ti, /se han reunido en su lugar, ellos
están a tu lado». 75 /Bel trajo el diluvio, su arma poderosa, /y le dijo a Tiámat, que
estaba encolerizada: /«¿Por qué estás calma en la superficie, /pero en cambio tu corazón
planea la pelea? 80 /Los jóvenes gritaron, maltrataron a sus padres, /y tú, su creadora,
no tienes compasión. /Has nombrado a Kingu para que sea tu esposo, /lo has establecido
impropiamente con el rango de Anu. /Has perseguido hacer el mal contra Ánshar, el rey
de los dioses, /y contra los dioses, mis padres, has impuesto el mal. 85 /¡Que se prepare
tu tropa, que se ciñan tus armas unos a otros, /acércate, lucharemos!». /Al oír esto
Tiámat /enloqueció, perdió el juicio. 90 /Tiámat gritó salvajemente, muy fuerte, /sus
miembros temblaban desde la base. /Recitó el encantamiento, formuló su conjuro, /los
dioses de la batalla afilaban sus armas. /Tiámat y Marduk, el sabio de los dioses, se
enfrentaron, /se enfrascaron en la batalla, se acercaron en el combate. 95 /Bel extendió
su red y enredó a Tiámat, /liberó en su cara el viento destructivo que traía tras de sí,
/Tiámat abrió su boca para tragárselo, pero Marduk introdujo el viento destructivo para
que no pudiese cerrar sus labios. 100 /Los vientos furiosos llenaron su vientre, /sus
entrañas se hincharon y su boca se ensanchó. /Disparó la flecha y seccionó su vientre,
/cortó su vientre y partió su corazón. /La ató y acabó con su vida, /tiró su cadáver y se
subió encima. 105 /Después de matar a Tiámat, la líder, /Marduk disolvió sus huestes,
dispersó la asamblea, /y los dioses, sus ayudantes, fueron a su lado, /temblando,
atemorizados retrocedieron. 110 /Huyeron para salvar sus vidas /pero estaban asediados,

76
no podían escapar. /Los encerró y rompió sus armas, /enredados en la red, atrapados en
la trampa, /refugiados en los rincones, llorosos, /recibieron su castigo, encerrados en
prisión. 115 /A las once criaturas que ella había llenado de pánico, /a la horda de
demonios, a todos los que van a su derecha, /les puso el aro en la nariz, les ató las
manos, /los pisoteó junto a sus armas. 120 /A Kingu, el más poderoso de ellos, /lo ató y
lo contó entre los dioses muertos. /Le arrebató las tablillas de los destinos, inapropiadas
para él, /las selló y las estrechó contra su pecho. 125 /Después de atar y matar a sus
enemigos, /aplacar al adversario poderoso como un toro, /impuso la victoria de Ánshar
sobre todos los enemigos, 125 /Marduk, el heroico, cumplió el deseo de Nudimmud,
/reforzó la prisión de los dioses cautivos, /volvió hacia Tiámat, que estaba atada. 130
/Bel pisó la parte inferior de Tiámat /y le machacó el cráneo con la maza despiadada. Le
abrió las venas para derramar su sangre, /el viento del norte la arrastró como una buena
noticia. /Al verlo sus padres se alegraron, exultantes, /le enviaron regalos y presentes.

BMe (Enel 4) (Feliu-Millet 2014) 135 Bel descansó observando el cadáver, /entonces
descuartizó la carnaza para crear prodigios. /La desgajó en dos trozos como un pescado
seco: /puso una mitad para techar el cielo, /tensó la piel e instaló guardianes, /y les
ordenó que no dejaran salir el agua. 140 /Cruzó el cielo, inspeccionó el firmamento, /allí
hizo una réplica del Apsu, la morada de Nudimmud. /Bel midió la forma del Apsu,
fundó el Esharra, una copia del Eshgala [Apsu]. 145 /En el Eshgala, el Esharra que
construyó, y en el cielo, Marduk acomodó a Anu, Enlil y Ea en sus santuarios.

BMe (Enel 5) 1 Estableció las posiciones de los grandes dioses, /dispuso las
constelaciones, las imágenes de las estrellas. /Fijó el año, determinó sus límites,
/designó tres estrellas para cada uno de los doce meses. 5 /Después de diseñar los días
del año, /estableció la posición de la estrella de Marduk [Neberu] para definir sus
lazos. /Para que nadie cometa un error y se pierda, /determinó la posición respecto a la
estrella de Marduk [Neberu] de Enlil y Ea. 10 /Abrió las puertas de las estrellas de
par en par, /reforzó la cerradura a derecha e izquierda. /En sus entrañas estableció las
alturas. /Hizo aparecer a la Luna [Nanna], le confió la noche. /La designó como
ornamento de la noche, para determinar los días. /Mensualmente, sin excepción, la eleva
con una corona. 15 /«Al principio del mes brilla sobre el país, /te resplandecen los
cuernos durante los seis primeros días, /el séptimo día tu corona estará a la mitad, /el día
quince, a mitad de mes, estarás en oposición. 20 /Cuando Shamash [Sol] te ve desde el
horizonte, /en el momento apropiado hazte llena para después menguar. /El día de la
luna nueva, acércate al camino de Shamash, /que [...] el [día] treinta estés en
conjunción, que te iguales a Shamash». 25 /[...] el signo, recorre su trayectoria. /[...]
acércate, pronuncia la sentencia, /[...] Shamash [...] la muerte y la violencia, /26-36 […]
/Después, las directrices [...] /Los planes ante [...] /Creó el día [...] /Que el año sea igual
[...] /El año nuevo [...] /El año [...] /Que regularmente [...] /El cerrojo protector [...]
/Después [...] /los guardianes de la noche y el día [...] /La baba de Tiámat [...] /Marduk
creó [...] /juntó la baba y la enrolló formando nubes. 50 El levantar de los vientos, la
caída de la lluvia, /espesar la niebla —la acumulación de su saliva venenosa—, /todo
esto se lo asignó a sí y lo tomó. 55 /Puso la cabeza de Tiamat, amontonó [...], /abrió la
fuente, quedó lleno de agua. /Abrió el Éufrates y el Tigris en sus ojos, /cerró sus narices,
dejó [...]. 60 /Amontonó las montañas lejanas en sus pechos, /abrió un manantial para
que manasen chorros. /Torció su cola, la ató con la «Gran Cuerda». /Él [...] el Apsu bajo
sus pies. Marduk puso sus ancas sujetando el cielo, /con la otra mitad como techo,
aseguró la tierra. 65 /Después de completar su trabajo en el interior de Tiámat, /extendió
su red, la abrió completamente. /Formó el cielo y la tierra [...] /[...] sus lazos [...]

77
/Después de fijar el culto y establecer su ritual, /puso los aros de nariz y se los entregó
a Ea. 70 /La tablilla de los destinos que Kingu había recogido y se había llevado, /la
mostró por primera vez y se la regaló a Anu. /La red de la lucha, que colgó de su
costado, /[...] lo condujo ante sus padres. /Y las once criaturas que Tiámat había creado
[...] /rompió sus armas y ató a las criaturas a sus pies, /modeló sus imágenes y las
colocó en la puerta del Apsu: 75 «Que en el futuro esto no se olvide, que ella sea el
signo». /Cuando los dioses lo vieron, su corazón se alegró, /junto con Lahmu, Lahamu y
todos sus padres. /Ánshar abrazó a Marduk y lo proclamó ‘rey-total’. 80 /Anu, Enlil y
Ea le ofrecieron regalos, /Damkina, su progenitora, lo aclamó, /Ella le hizo brillar la
cara con su vestido puro. /Al dignatario de Ea, Usmu, que había traído el regalo por la
noticia, /Marduk le confió el ministerio del Apsu para encargarse de los santuarios. 85
/Se reunieron los Igigi, todos ellos se prosternaron, /todos los Anunnaku le besaron los
pies, /a la vez, todos ellos se humillaron, /[...] se pusieron en pie y se inclinaron
diciendo: «¡He aquí el rey!». /[...] sus padres, estaban satisfechos con su opulencia, 90
/Bel escuchó sus palabras, envuelto en el polvo del combate. [...] /con aceite de ciprés
[...] ungió su cuerpo, /se puso el vestido principesco, /el aura de la realeza y la corona
imponente. 95 /Recogió la maza y la blandió con su diestra, /[...] recogió con su
izquierda, [...] /[...] asentó sólidamente sus pies, /puso encima [...] 100 /Se colgó en su
costado el bastón de la soberanía y la autoridad. /Después que el aura [...] /su red, el
Apsu [...] imponente. 105 /Hizo sentar como [...] /en la sala del trono [...] /en el interior
del santísimo [...] /todos los dioses [...] /Lahmu y Lahamu [...] /tomaron la palabra y
dijeron a los dioses Igigi: 110 /«Antes Marduk era nuestro amado hijo, /ahora es
nuestro rey: atención a su mandato». /Hablaron de nuevo y se dirigieron a la asamblea:
/«Lugaldimmerankia [El rey de los dioses del cielo y la tierra]». es su nombre, ¡confiad
en él!». 115 /Cuando le entregaron la realeza a Marduk, /se dirigieron a él con frases
amables y condescendientes: /«Desde el día de hoy serás el proveedor de nuestros
santuarios, /haremos todo lo que digas». /Marduk tomó la palabra y dijo, /dirigiéndose
a los dioses, sus padres: 120 /«Encima del Apsu, la residencia de piedra azul, al otro
lado del Esharra, que construí para vosotros, /bajo el firmamento, cuyo suelo afiancé,
/construiré una casa, la vivienda de mi esplendor, /allí dentro fundamentaré mi
santuario, /estableceré mi patio interior, será perdurable mi realeza. 125 /Cuando
subáis a la asamblea desde el Apsu, /que sea este el lugar de vuestro descanso nocturno
antes de la asamblea, /cuando desde el cielo bajéis a la asamblea, /que sea este el lugar
[mundo terrenal-Esagil] /de vuestro descanso nocturno antes de la asamblea. 130
/Quiero pronunciar su nombre: Babilonia, “Las Casas de los Grandes Dioses”. /En su
interior celebraremos un festival, el de la tarde». 135 /Los dioses, sus padres, oyeron su
discurso, [...]: /«Sobre todas las cosas que han creado tus manos, /¿quién tiene tu [...]?
/Sobre la tierra que han creado tus manos, /¿quién tiene tu [...]? /en Babilonia, la cual
has nombrado, /establece definitivamente el lugar de nuestro descanso nocturno, 140
/[...] que nos traigan nuestra ofrenda regular, /[...] /alguien [...] nuestras labores [...], /en
su lugar [...] su trabajo [...]». /Se alegraron [...], /los dioses [...] /que saben [...]. 145
/Abrió la boca les mostró la luz, /[...] su discurso era señorial, /[...] /[...] 150 /[...] /los
dioses se prosternaron diciéndole /a Lugaldimmerankia, su señor, lo siguiente: /«Antes,
señor, eras nuestro amado hijo, ahora eres nuestro rey 155 / [...] aquel que [...] ha
hecho vivir, /[...] el aura de la maza y el cetro. /[...] todas las artes, /[...] nosotros».

A.3.3 El Caos en versión hitita.

Testimonio del Sacerdote Kella

78
BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-A) 1 Así habla el Sacerdote Kella, el
ungido del dios de la Tempestad de la tierra de Nerik: Narración de la fiesta de la
primavera [purulli] para el [...] del dios de la Tempestad del cielo. Cuando se dice así:
5 «¡Que el país crezca y prospere! ¡Que el país esté defendido!», y para que crezca y
prospere, se celebra la fiesta de la primavera [purulli]. 9 Cuando el dios de la
Tempestad y la serpiente llegaron a las manos en la ciudad de Kiskilussa, la serpiente
venció al dios de la Tempestad. El dios de la Tempestad suplicó a todos los dioses:
«¡Venid!» 14 La diosa protectora Inara [Lama] preparó una fiesta, y lo dispuso todo
en abundancia: una marmita de vino, una marmita de cerveza-marnuwan, una marmita
de cerveza-walhj. Y en las marmitas hizo abundancia. 19 Después, Inara fue a la
ciudad de Ziggaratta y encontró a Hupasiya, un mortal. Así habló Inara a Hupasiya:
«Mira, voy a hacer tal y tal cosa. Únete a mí.» Así dijo Hupasiya a Inara: «Si me
acuesto contigo, iré y obraré el deseo de tu corazón.» Y él se acostó con ella.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-B) 3' Después, Inara se llevó a Hupasiya
y lo ocultó. Inara se adornó y llamó a la serpiente a subir de su agujero: «¡Mira! ¡Voy a
hacer una fiesta! ¡Ven a comer y a beber!» 9' Entonces, la serpiente junto con sus hijos
subieron, y comieron y bebieron. Bebieron todas las marmitas y se emborracharon. Y
ellos ya no pueden bajar de nuevo a su agujero. Llegó Hupasiya y ató a la serpiente con
una cuerda. 17' Llegó el dios de la Tempestad y mató a la serpiente. Y los dioses
estaban con él (2Cr 1,1).

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-C) 14' Inara se construyó una casa sobre
una roca, en el país de Taruka, y dentro de la casa estableció a Hupasiya. Inara le
advierte con insistencia: «Cuando vaya al campo, no mires afuera por la ventana. Si
miras afuera, verás a tu esposa y a tus hijos.» 23' Pero cuando pasó el vigésimo día, él
abrió la ventana de un golpe y vio a su esposa y a sus hijos. Y cuando Inara regresó del
campo, él comenzó a gritar: «¡Déjame volver a casa!»

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-A) 9' Así habló Inara a Hupasiya:
«¿Por qué has mirado afuera por la ventana!» [...] Ella lo mató en la disputa [...]. El
dios de la Tempestad sembró maleza sobre las ruinas de la casa, Aquel (hombre), le
llegó un penoso final. 15' Inara volvió a la ciudad de Kiskilussa para poner en la mano
del rey su casa y el río de la corriente subterránea —por lo cual celebramos la primera
fiesta [purulli]—, y en manos del rey están la casa de Inara y el río de la corriente
subterránea. 21' ¡El monte Zaliyanu es el primero entre todos! Cuando haya entregado
la lluvia para la tierra de Nerik, el heraldo le llevará desde la tierra de Nerik una
hogaza. Se le pidió la lluvia al monte Zaliyanu, y se le lleva la hogaza, 27-67 […]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-D) 1' Esta es la forma en [...] que [...]
habló [...] . La serpiente venció al dios de la Tempestad, y le tomó el corazón y los
ojos. Entonces el dios de la Tempestad pensó vengarse de ella.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-A) 4' Tomó por esposa a la hija de un
pobre, y engendró un hijo varón. Y cuando éste creció, tomó para el matrimonio a una
hija de la serpiente. 9' El dios de la Tempestad estuvo encargándole a su hijo: «Cuando
vayas a la casa de tu prometida, pídeles mi corazón y mis ojos.» Cuando él fue, les
pidió el corazón, y se lo dieron. Después les pidió los ojos, y también se los dieron. 17'
Los llevó a su padre, el dios de la Tempestad, y el dios de la Tempestad recuperó su
corazón y sus ojos. 20' Cuando su figura recuperó su primitiva integridad, él fue de

79
nuevo al mar, al combate. Cuando trabó combate con ella, estaba a punto de vencer a la
serpiente, y el hijo del dios de la Tempestad estaba con la serpiente, y gritó arriba, al
cielo, a su padre: «¡Tómame a mí también! ¡No me perdones!» 31' Y el dios de la
Tempestad mató a la serpiente y a su propio hijo. Y ahora él, el dios de la Tempestad
[...] 34' Así habla Kella, el ungido del dios de la Tempestad de la tierra de Nerik:
«Cuando los dioses [...]»

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-D) 1' Ahora por el ungido son hechos
últimos los dioses principales, y son hechos dioses principales los últimos. Son
abundantes las ofrendas a Zaliyanu. 6' Y con Zaliyanu, su esposa ZaShapuna es mayor
que el dios de la Tempestad de la tierra de Nerik.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 321-A) 4' Así hablaron los dioses al ungido
Tahpurili: «Cuando vayamos al dios de la Tempestad de la tierra de Nerik, ¿dónde nos
sentaremos?» Así habló el ungido Tahpurili: «Cuando vayáis, sentaos en el trono de
basalto (?)» 10' Y cuando los ungidos echan a suertes (Est 3,7; 9,26); el ungido que
tiene a la estatua de Zaliyanu se sienta entonces en el trono de basalto (?) que está
sobre el agua. Llegan todos los dioses; se echa a suertes, y entre todos los dioses de la
ciudad de Kastama, la más grande es Zashapuna. Dado que es la esposa de Zalinu y
Tazzuwasi su concubina, estas tres personas se asientan en la ciudad de Tanipiya. Y
después, en la ciudad de Tanipiya será entregado un campo cultivado de los del rey:
24´ Seis superficies [kapunu] de campo, una superficie [kapunu] de viñedo, una casa y
su tierra, y tres casas para la servidumbre. Esto queda en la tablilla. Soy el que he
contado estas cosas respetando los hechos. 29' Primera tablilla, texto completo, de la
palabra de Kella, el ungido. Pihaziti, el escriba, en presencia de Walwaziti, jefe de los
escribas, la escribió.

Asertu esposa de Elkunirsa acosan al dios de la Tempestad, Baal.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 342-A) 1' Asertu dijo a Baal: «¡Ponte
detrás de mi. Después, me pondré detrás de ti. Te presionare con mi palabra, te
pincharé con mi huso. Con tu sangre (?) me saciaré». El dios de la Tempestad escuchó
esto, se levantó y llegó a las fuentes del Mala [Eufrates], y llegó a Elkunirsa, el esposo
de Asertu. Él entró en la tienda de Elkunirsa. 8' Elkunirsa vio al dios de la Tempestad y
le preguntó: «¿Por qué has venido?» El dios de la Tempestad contestó: «Cuando vine a
ti y al interior de tu casa, Asertu me envió de nuevo a sus muchachas con el mensaje:
"¡Ven, acuéstate conmigo!" Pero como me negué, ella me amenazó y dijo así: "Ponte
detrás de mí, después me pondré detrás de ti. Te dominaré con mi palabra, te pincharé
con mi huso". Por eso he venido, padre mío. 16' No he venido a ti por medio de
mensajero. Soy el que he venido a ti en persona. Asertu te repudia a ti como esposo, y
aunque es tu esposa, continuamente está enviando a por mí diciendo: "¡Acuéstale
conmigo!"» Elkunirsa comenzó a decir de nuevo al dios de la Tempestad: «¡Ve!
¡Duerme con ella! [...] ¡Acuéstate con Asertu, mi esposa, y humíllala!» (Gn 34,2) El
dios de la Tempestad escuchó la palabra de Elkunirsa, y fue junto a Asertu. El dios de
la Tempestad dijo a Asertu: «De tus hijos, he matado a setenta y siete, he matado a
ochenta y ocho.» Cuando Asertu escuchó la humillación, le causó daño en su mente.
26' Dispuso a las lamentadoras y se estuvo lamentando durante siete años.
[...]Elkunirsa y Asertu comen, beben y se reconcilian.

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BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 342-C) 1' Asertu contestó a Elkunirsa: «Si
tú [...], entonces le presionaré con mi […] y me acostaré contigo. Elkunirsa escuchó
esto y dijo a su esposa: «¡Vamos! ¡Te entregará al dios de la Tempestad! Trátalo según
sea tu deseo. 6' Istar escuchó estas palabras, y se convirtió en ave mochuelo en el brazo
de Elkunirsa, se convirtió en lechuza y se posó en su hombro, y las palabras que el
esposo y la esposa están hablando, Istar las está escuchando. Elkunirsa y su esposa se
fueron a su cama y durmieron juntos. Pero Istar se alejó volando como un pájaro por las
estepas. En las estepas encontró al dios de la Tempestad Baal. [...] Elkunirsa y Asertu
traman contra Baal; Istar (Anat/Astarté) los espía, e informa a Baal de la conjura.
Baal desciende a los infiernos, de donde sería rescatado con la ayuda de Istar.

Telipinu castiga a los hombres no piadosos.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-A) 1 […] Telipinu se levantó; salió y
gritó: «¡Que no haya intimidación». En su agitación, la bota derecha la calzó en el pie
izquierdo y la izquierda en el derecho [...] El vaho tomó las ventanas, el humo tomó la
casa; los leños se consumieron en el hogar, los dioses se sofocaron en los altares,
también las ovejas en el aprisco, y las vacas se sofocaron en el establo; la oveja
abandonó a su cordero y la vaca abandonó a su ternero. 10 Telipinu se fue; se llevó el
grano, la fertilidad, el crecimiento, el progreso y la hartura, se los llevó al campo, a la
pradera, a los pantanos. Y Telipinu fue y se escondió en los pantanos. La maleza le
creció por encima. Y ya no crecen el grano ni el trigo espelta, ni quedan ya preñadas las
vacas, las ovejas ni los seres humanos. Y los que están preñados ya no dan a luz. Y las
montañas se secaron, los árboles se secaron, y no surge brote; los pastos se secaron, las
fuentes se secaron. En la tierra se produjo hambre, y seres humanos y dioses morían de
hambre. El gran dios Sol preparó una fiesta, y llamó a los mil dioses; comieron, pero no
se saciaron; bebieron, pero no apagaron la sed. 21 El dios de la Tempestad echó en falta
a Telipinu, su hijo: «Telipinu, mi hijo, no está aquí; se ha enfurecido y se ha llevado
todo lo bueno». Los dioses grandes y los dioses pequeños se pusieron a buscar a
Telipinu. El dios Sol envió a la veloz águila: «¡Ve! ¡Explora las altas montañas, explora
los profundos valles, explora las tranquilas olas!» El águila partió, pero no lo encontró.
De vuelta, al dios Sol le llevó este mensaje: «No lo he encontrado, a Telipinu, al amado
dios.» El dios de la Tempestad le dijo a la diosa justa Hannahanna: «¿Cómo haremos?
¡Moriremos de hambre!» La diosa Madre le dijo al dios de la Tempestad: «¡Haz algo,
dios de la Tempestad! ¡Ve! ¡Busca en persona a Telipinu!». 32 El dios de la Tempestad
comenzó a buscar a Telipinu. Llegó a la puerta de su ciudad, pero no abrió el cerrojo;
rompió con su martillo la tranca. No lo encontró. El dios de la Tempestad permaneció
dentro y se sentó. Hannahanna envió a una abeja: «¡Ve! ¡Busca a Telipinu!» El dios de
la Tempestad dijo a la diosa Madre: «Los dioses grandes y los dioses pequeños lo han
buscado, y no lo han encontrado. ¿Va a ir ahora esta abeja y va a encontrarlo? Sus
alas son pequeñas, ella es pequeña. ¿Acaso ellos van a ser diferentes?». 15' La diosa
Madre dijo al dios de la Tempestad: «¡Basta! Ella irá y lo encontrará.» La diosa Madre
envió a la abeja: «¡Ve! [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-G) 3 ¡Busca en persona a Telipinu!
Cuando lo encuentres, pícale en sus manos y sus pies, hazlo ponerse en pie, toma cera,
limpia sus ojos y su mano, purifícalo y tráelo ante mí».

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-H) 1 La abeja, partió. Exploró las altas
montañas, exploró los profundos valles, exploró las tranquilas olas. Terminó la miel

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en su interior, terminó la cera en su interior, y lo encontró en una pradera, cerca de
la ciudad de Lihzina, en un bosque. Lo picó en las manos y en los pies, y él se levantó.
Así dijo Telipinu: «¡Soy el que estoy enfurecido! He [...]. ¿Por qué vosotros me habéis
hecho levantar, estando dormido? ¿Por qué me habéis hecho hablar, estando
enfurecido?» Telipinu montó en cólera: cegó las fuentes [...], desvió los torrenciales
ríos [...], y los hizo rebasar sus cauces [...], derribó las ventanas, derribó las casas.
Diezmó a los hombres, diezmó vacas y ovejas. Ocurrió que los dioses [...] y dijeron:
¡Telipinu ha montado en cólera! [...] ¿[Cómo haremos? ¿Cómo haremos?» Se llamó a
un hombre [...]; «¡Que él en el monte Ammunam tome? la fuente Hattara [...] y que él
mueva el águila [...] que mueva [...] con el ala!» Lo movió. Con el ala del águila [...]
apremiaron [...] sus [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-A) 1 [...] pero malo [...] Para él, para
Telipinu [...] tritura malta y levadura de cerveza [...]. Él [...]in. Entonces, buen [...]
separó la puerta. ¡Oh Telipinu! He aquí dulce y relajante esencia de cedro así como
ésta es dulce y relajante, que así al que se atormenta lo dulcifique y relaje de nuevo.
Mira, he aquí el agua de curación de contusiones [...] que tu alma, oh Telipinu, sea
curada. ¡Vuélvete propicio hacia el rey! 12 Mira, he aquí el linimento [...] que tu alma
sea apaciguada. Mira, he aquí la sustancia sanadora [parhuena], que tu corazón
abandone la ira. Mira, he aquí el sésamo [...] que tu alma sea confortada. Mira, he
aquí el higo, y así como el higo es dulce, que el alma de Telipinu del mismo modo se
dulcifique. Como la aceituna tiene en el interior su aceite y como la uva tiene en el
interior el vino, eres, Telipinu [...], ten del mismo modo el bien en el interior de tu
ánimo. 22 Mira, he aquí la planta liti ¡que unja el alma [...] de Telipinu! Como se
combinan la malta y la levadura de cerveza, así el alma de Telipinu esté del mismo
modo en armonía con los asuntos de la humanidad. Como la espelta es pura, así el
alma de Telipinu se vuelva igualmente pura. Como la miel es dulce, como la
mantequilla derretida es blanda, así el alma de Telipinu de igual modo se dulcifique, y
de igual modo se ablande. Mira, oh Telipinu, he rociado tus caminos con aceite
refinado. ¡Oh Telipinu, recorre los caminos rociados con aceite refinado! ¡Que la
madera sahi y la madera hapuriyasani estén a la mano! Como la caña y el junco son
flexibles, así, oh Telipinu, sé flexible. 33 Telipinu vino enfurecido; con el relámpago iba
tronando; abajo, la oscura tierra está convulsa. Lo vio la maga Kamrusepa, y tomó
consigo el ala del águila y lo detuvo.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-A Vo3) 1 La ira, la detuvo; la cólera, el
pecado los detuvo; el rencor, lo detuvo. La maga Kamrusepa dijo a los dioses:
«¡Venid, oh dioses! ¡Mirad, protectora Hapantali apacienta las ovejas de la diosa del
Sol! Elegid doce carneros, y prepararé los granos de trigo de Telipinu. He tomado un
cedazo de mil agujeros y he esparcido los granos de trigo, y los carneros de la maga
Kamrusepa. 8 Para Telipinu los he quemado aquí y los he quemado allá; y a Telipinu le
he tomado su mal de su cuerpo, he tomado su pecado, he tomado su ira, he tomado su
cólera, he tomado su rencor, he tomado su furia. Telipinu está encolerizado. Su alma y
sus entrañas están prensados, como paja, y como esta paja se ha quemado, así la ira, la
cólera, el pecado y la furia de Telipinu se quemen. Como la malta es estéril, y no la
llevan al campo ni la usan como simiente, ni la hacen pan y lo meten en el almacén, así
la ira, la cólera, el pecado y la furia de Telipinu se vuelvan estériles. 21 Telipinu está
encolerizado. Su alma y su corazón son fuego ardiente. Como este fuego se extingue,
así la ira, la cólera y la rabia se extingan. ¡Oh, Telipinu! ¡Abandona la ira, abandona la
cólera, abandona la rabia! Como el agua en el conducto no fluye hacia atrás, así la ira,

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la cólera y la rabia de Telipinu no regresen. Los dioses, bajo el espino blanco, en el
lugar de la Asamblea, —y para el espino blanco, largos años he fijado [...]— y se
sientan todos los dioses: Papaya, Istustaya, las diosas del Destino, las diosas Madres,
Halki de los cereales, Miyatanzipa de los frutos, Telipinu, la divinidad protectora,
Hapantaliya y el dios [...]mi. Para los dioses [...] he fijado largos años, y lo he
purificado.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-C) 9' [...] he tomado el mal del cuerpo
de Telipinu, he tomado la ira, he tomado la cólera, he tomado su pecado, he tomado
su furia, he tomado la lengua malvada, he tomado el malvado [...] y [...] 13' «¡Eres,
espino blanco, por primavera te vistes de blanco y por la estación de la cosecha, de
rojo! Cuando el buey te pasa por debajo, [...]»

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 324-A Vo4) 1 Le tiras de la crin; cuando la
oveja se separa de ti, le tiras del vellón. Así tira, oh Telipinu, la ira, la cólera, el pecado,
la furia. Cuando el dios de la Tempestad viene encolerizado, el sacerdote del dios de la
Tempestad lo aplaca; cuando la cacerola bulle, la cuchara la aplaca. Entonces, que mis
palabras, las de la humanidad, aplaquen así la ira, la cólera, la furia de Telipinu. ¡Que se
vayan la ira de Telipinu, la cólera, el pecado, la rabia! ¡Que la casa les deje ir, que la
columna central les deje ir, que la ventana les deje ir, que la bisagra, que el patio central
les deje ir, que la puerta les deje ir, que el pórtico les deje ir, que el camino del rey les
deje ir! ¡Que no vayan al campo cultivado, al viñedo ni al bosque! ¡Que vayan por el
camino del dios Sol subterráneo! Ha abierto el portero las siete puertas, ha retirado los
siete cerrojos. Abajo, en la oscura tierra, hay calderas de bronce: sus cubiertas son de
plomo, sus cerrojos son de hierro. Lo que allí entra, ya no sale más: perece dentro. ¡Que
encierren, pues, la ira, la cólera, el pecado y la furia de Telipinu, y que éstas no vuelvan!
Telipinu volvió a su casa, y se preocupó por su país. El vaho dejó la ventana, el humo
dejó la casa, se restablecieron los altares de los dioses, el hogar dejó arder el leño, el
humo dejó a las ovejas en el aprisco, dejó a las vacas en el establo. La madre atendió a
su hijo, la oveja atendió a su cordero, la vaca atendió a su ternero, y Telipinu al rey y la
reina y a la tierra de hatti, y les otorgó vida y vigor para el futuro. Telipinu se
preocupó por el rey, y ante Telipinu se alzó un árbol eyam, un vellón de oveja colgando
del árbol eya, dentro está la grasa de oveja, dentro está el dios GIR del grano y del vino,
dentro están las vacas y las ovejas, dentro están los largos años y la descendencia,
dentro está el mensaje favorable del cordero, dentro están la suerte y la obediencia,
dentro está el dios [...] igualmente, dentro está la buena solución, dentro están el
crecimiento, el progreso y la hartura […].

Ullikummi ben Kumarbi. Canto hitita al caos.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A) (Ta1) 1 [...] y en cuya mente hay [...],
y en su mente está tomando sabiduría, al padre de todos los dioses, a Kumarbi, voy a
cantar. Kumarbi está tomando sabiduría en su mente, y está criando un mal día como un
ser maligno, está buscando una maldad contra el dios de la Tempestad, está criando un
rival contra el dios de la Tempestad. Kumarbi está tomando sabiduría en su mente, y la
está engarzando como cuenta de collar. Cuando Kumarbi tomó sabiduría en su mente,
se levantó con rapidez de su trono, tomó el bastón en su mano y en sus pies se calzó
como zapatos los veloces vientos. Él salió de la ciudad de Urkisa y llegó a la laguna
fría.

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BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B) 13 Y [...] en la laguna fría se halla
una gran roca: su longitud, tres leguas y su anchura [...] leguas y media legua. Lo que
tiene abajo, y [...] su deseo de yacer se excitó, y él yació con la roca, y su virilidad
fluyó dentro de ella [...] y la tomó cinco veces, y de nuevo la tomó diez veces. [...] tomó
[...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A+C) 1-5 [...] Kumarbi, el padre de los
dioses, está sentado. [...] vio a Kumarbi. [...] fue al Mar. El Visir del mar Impaluri
comenzó a decir de nuevo estas palabras al Mar: «Lo que mi señor me ha […], a la
orilla del Mar […] lo conservé. Kumarbi, el padre de los dioses, está sentado en su
trono.» Cuando el Mar escuchó las palabras de Impaluri, el Mar comenzó a responder
a Impaluri: «Impaluri, mi visir: las palabras que te hablo, a mis palabras mantén el
oído inclinado; ve y habla ante Kumarbi estas firmes palabras.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-C) 7 Ahora ve y habla a Kumarbi: "¿Por
qué viniste airado contra mi casa de modo que el temblor se apoderó de la casa y el
miedo se apoderó de la casa? Ante ti el cedro ha sido cortado hace tiempo; las viandas
han sido cocinadas ante ti hace tiempo; ante ti, de día y de noche, los músicos
mantienen las liras preparadas. ¡Levántate y ven a mi casa!"» Y él, Kumarbi, se levantó
e Impaluri iba delante de él. Y Kumarbi salió de su (?) casa, y él, Kumarbi, anduvo y
entró en la casa del Mar. 22 Y el Mar habló: «¡Que pongan para Kumarbi un taburete
para sentarse, que pongan ante él una mesa, que le traigan de comer y de beber, y que le
traigan cerveza para beber!» Los cocineros trajeron los manjares y los coperos le
trajeron vino dulce para beber. Bebieron una vez, bebieron dos veces, bebieron tres
veces, bebieron cuatro veces, bebieron cinco veces, bebieron seis veces, bebieron siete
veces. Y Kumarbi comenzó a decir a Mukisanu, su visir: «¡Mukisanu, mi visir, la
palabra que hablo préstame oído]: toma el bastón en tu mano, cálzate los zapatos en tus
pies y ve! [...] y dentro de las aguas [...] y habla confirmando estas palabras ante las
aguas: [...] Kumarbi [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A) 2' [...] Cuando por la noche [...]
Cuando llegó la guardia de media noche [...] llegó [...] la piedra [...] a la piedra. Y
[...] Y lo hicieron nacer [...] la roca fuera [...] el hijo de Kumarbi apareció (?) [...] 10' Lo
trajeron al mundo, las parteras [...]. Y las diosas del Destino (CTH 324) y las diosas
Madres alzaron al niño y lo pusieron en las rodillas de Kumarbi. Kumarbi comenzó a
alegrarse de aquel hijo y se puso a acariciarlo, y comenzó a darle su dulce y cariñoso
nombre. Kumarbi comenzó a hablar en pensamiento: «¿Qué nombre le pondré, al hijo
que me han dado las diosas del Destino y las diosas Madres? Él saltó fuera del cuerpo
como una cuchilla. ¡Vamos! ¡Que sea Ullikummi su nombre! 19' ¡Que él suba al cielo,
al reinado, y que aplaste Kummiya, la dulce ciudad, y que golpee al dios de la
Tempestad y que lo triture como a paja, y que lo machaque con el pie como a una
hormiga, y que quiebre a Tasmisu el hermano del dios de la tempestad, como a una
caña fina, y que disperse del cielo abajo a todos los dioses, como a pájaros, y que los
rompa como a vasijas vacías.» Cuando Kumarbi hubo terminado de hablar esas
palabras, comenzó a hablar en su mente: «¿A quién le daré, este hijo? ¿Quién lo
acogerá y lo tratará como un obsequio, y quién lo [...] y quién lo llevará a la oscura
tierra? 31' ¡Y el dios Sol del cielo y el dios Luna no lo verán, y a él no lo verá el dios
de la Tempestad de Kummiya, el heroico rey, y no lo matará! ¡No lo verá Istar, la reina
de Nínive, la impura (?) mujer, y a él no lo quebrará como a una caña fina!» Kumarbi
comenzó a hablar a Impaluri: «¡Impaluri! ¡Las palabras que hablo, a mis palabras

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mantén el oído inclinado! 40' ¡Toma el bastón en la mano, cálzate en tus pies, como
zapatos, los veloces vientos! Baja a los dioses Mirra y habla a los Irsirra estas firmes
palabras: "¡Venid! ¡Kumarbi, el padre de los dioses, os llama a la casa de los dioses!
Pero el motivo por el que os llama, no lo sabréis (?). Ahora, venid rápido". Los Irsirra
lo tomarán, al niño, y ellos lo llevarán a la oscura tierra. Pero los Irsirra [...] los héroes
(?); pero él no será visible para los grandes dioses.»

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-C) 4' [...] Cuando Impaluri escuchó las
palabras, tomó el bastón en su mano, se calzó los zapatos en sus pies, partió hacia
adelante, Impaluri, y llegó a los Irsirra. E Impaluri comenzó de nuevo a hablar las
palabras a los Irsirra: «¡Venid! ¡Os llama Kumarbi, el padre de los dioses! Pero el
motivo por el cual os llama, no lo sabréis. Ahora, ¡daos prisa, venid!» 14' Y cuando los
Irsirra oyeron las palabras, ellos se dieron prisa, se apresuraron, y se levantaron de sus
asientos, y de una tirada hicieron el recorrido y llegaron ante Kumarbi. Y Kumarbi
comenzó a hablar a los Irsirra: «¡Tomad este niño y tratadlo como un obsequio, y
llevadlo a la oscura tierra! ¡Daos prisa, apresuraos! ¡Y ponedlo sobre el hombro derecho
de Upelluri el dios que sostiene el mundo alto y bajo, como una cuchilla. 25' ¡En un
día que crezca una medida de ammadu (86 cm). ¡Pero en un mes que crezca una
medida de iku (258 cm).

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B+C) 18' ¡Pero la piedra que en su
cabeza es golpeada continuamente, que mantenga velados sus ojos!».

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A) 6' Y cuando los Irsirra oyeron estas
palabras, tomaron al niño de las rodillas de Kumarbi, Los Irsirra alzaron al niño y lo
estrecharon en su pecho como a un vestido, y lo alzaron como vientos, y lo pusieron en
las rodillas de Enlil, y Enlil levantó los ojos y contempló al niño; él está de pie delante
del dios, pero su cuerpo está hecho de piedra, de basalto (?) Y Enlil comenzó a hablar
en pensamiento: 14' «¿Quién es él? ¿El niño que han criado de nuevo las diosas del
Destino y las diosas Madres? ¿Quién las verá y soportará en lo sucesivo, las fuertes
batallas de los grandes dioses? De nadie sino de Kumarbi es esta maldad. Tal y como
Kumarbi crió al dios de la Tempestad, así contra él crió este basalto (?) como rival.»
Cuando Enlil hubo terminado de decir las palabras, pusieron al niño sobre el hombro
derecho de Upelluri como una cuchilla. Él, el basalto (?) va creciendo; y las fuertes
aguas lo hacen crecer. En un día crece una medida ammadu, pero en un mes crece una
medida iku. Pero la piedra que es golpeada continuamente en su cabeza, mantiene
velados sus ojos. 27' Cuando llegó el decimoquinto día, la piedra había crecido, y sobre
sus rodillas se erguía en el mar como una cuchilla. Fuera del agua sobresalía la piedra, y
su altura era como [...], y el mar le alcanza, como un vestido, hasta el lugar del cinturón.
Como un hongo (?) se va alzando, la piedra, y arriba en el cielo va alcanzando los
templos y el aposento. El dios Sol miró abajo desde el cielo, y ve a Ullikummi.
Ullikummi también ve al dios Sol del cielo; y el dios Sol está diciendo en pensamiento:
«¿Qué veloz dios está erguido en el mar? ¡Su cuerpo [...] no es distinto al de los
dioses!» 37' El dios Sol del cielo se volvió hacia las montañas y salió hacia el mar, y
cuando el dios Sol llegó al mar, el dios Sol se llevó la mano ante su frente, [...] vio' a
Ullikummi dentro, y por la ira se le alteró el rostro (?). Cuando el dios Sol del cielo vio
a la divinidad [...], el dios Sol se volvió de nuevo por segunda vez hacia las montañas, y
avanzó subiendo, y luego bajó hacia el dios de la Tempestad, el dios Sol. Y cuando vio
enfrente al dios Sol, Tasmisu comenzó a decir al dios de la Tempestad: «¿Por qué viene
el dios Sol del cielo, el rey del país? ¡El motivo por el que viene, ese motivo es grave,

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no es de echar aparte! 47' ¡Es fuerte, la pelea; es fuerte, la batalla! ¡Es el tumulto del
cielo, es el hambre y la muerte de la tierra!». El dios de la Tempestad empezó a hablar a
Tasmisu: «¡Que le pongan una silla para sentarse y que le preparen una mesa para
comer!» Mientras así hablaban, el dios Sol llegó a la casa de ellos. Le pusieron una silla
para sentarse, pero él no se sentó. Le prepararon una mesa para comer, pero no la tocó.
Le dieron una copa, pero no le puso los labios. Y él, el dios de la Tempestad, comenzó
de nuevo a hablar al dios Sol: «¿Es malo el mayordomo que puso la silla, pues no te
has sentado? ¿Es malo el camarero que puso la mesa, pues no has comido? ¿Es malo el
copero que te dio la copa, pues no has bebido? Colofón: Primera tablilla del canto de
Ullikummi, texto no terminado, […]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B2) (Ta2) 1' [...] se sienta [...]. Y el dios
de la Tempestad comenzó a decir de nuevo al dios Sol: «¿Por qué no comes [...]? [...]
agradable [...]». [...] El dios Sol comenzó a responder al dios de la Tempestad': «[...]
rechacé [...] 7' […]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B1) (Ta2) 1'-6' […] «[...] acerca de qué
asunto [...]» Cuando el dios de la Tempestad escuchó esas palabras, se le alteró el
rostro (?) por la ira. Y el dios de la Tempestad comenzó a responder al dios Sol del
cielo: «¡Que sea agradable el pan sobre la mesa! ¡Ahora come! ¡Que sea agradable el
vino dulce en la copa! ¡Ahora bebe! ¡Come y hártate, bebe y sáciate! ¡Después,
levántate y sube al cielo!» 9' Cuando escuchó esas palabras, el dios Sol del cielo se
regocijó en su espíritu, El pan en la mesa se volvió agradable, y lo comió. El vino
dulce en la copa se volvió agradable, y lo bebió. Y el dios Sol se levantó y subió al
cielo. Después de la partida del dios Sol del cielo, el dios de la Tempestad está
tomando sabiduría en su pensamiento. El dios de la Tempestad y Tasmisu se
recogieron de la mano y salieron fuera del aposento, fuera del templo. Pero su
hermana Istar llegó del cielo heroicamente, e Istar en su pensamiento fue repitiendo:
«¿Hacia dónde están corriendo, mis dos hermanos?». Y ella, Istar, tomó posición
velozmente, y se irguió frente a sus dos hermanos; y se recogieron de la mano y
subieron al monte Hazzi. 24' Y el rey de Kummiya posó su mirada, ¡sí, posó su mirada
en el terrible basalto (?)! Y vio el terrible basalto (?) y su rostro (?) se alteró por la ira.
Y el dios de la Tempestad se sentó en el suelo, y el llanto le fluyó como los canales; y el
dios de la Tempestad, con los ojos llenos de lágrimas, dijo estas palabras: «¿Quién verá
y soportará en lo sucesivo la violencia de aquél? ¿Y Quién lo combatirá? ¿Y quién
verá y soportará en lo sucesivo el terror de aquél?» Istar habló de nuevo al dios de la
Tempestad: «¡Hermano mío! Él no sabe ni mucho (?) ni poco, pero el heroísmo le ha
sido dado diez veces. 37' Y al hijo que [...] engendraron para sí [...] no lo conoces. Si
[...] estuviéramos en casa de Ea, [...] sí fuera un hombre, podrías [...] iré y [...].» 42'-43'
[...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B1) (Ta2) l'-24' […] Entonces Istar se
vistió, se adornó [...] y se puso en camino desde Nínive, su ciudad. Tomó un arpa y un
pandero [...] y marchó Istar hacia el mar [...], quemó madera de cedro y tocó el arpa y
el pandero. Alzó ornamentos de oro y escogió una canción. Y el cielo y la tierra le
rindieron adoración. E Istar cantó, y se puso concha y guijarro del mar (Ap 17.4; 18,16).
Entonces, surgió del mar una gran ola. La gran ola habló a Istar: «¿Frente a quién estás
cantando? ¿Frente a quién estás llenando la boca con vientos' (?) ¡El hombre es sordo, y
no oye! ¡Él es ciego en sus ojos y no ve! ¡Y él no tiene piedad! ¡Márchate, Istar, y
encuéntrate con tu hermano en tanto que él, Ullikummi no se ha vuelto aún poderoso,

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en tanto que el cráneo de su cabeza no se ha vuelto aún terrible!» 26' Cuando Istar oyó
esto, apagó el cedro ardiente, tiró el arpa y el pandero, y se quitó (?) los ornamentos
de oro y sollozando [...] se fue, y [...] 31'- 32' [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B Vo3) (Ta2) 1-8 [...] El dios de la
Tempestad se dirige a Tasmisu: «¡[...] que mezclen forraje y que traigan aceite
perfumado, y que unjan los cuernos de Serisu! ¡Pero que recubran de oro la cola de
Tella el toro del carro divino! ¡Que giren el eje y que lo refuercen por el interior! ¡Y
por el exterior, como cabezal (?) que pongan fuertes piedras! ¡Y que llamen a la
tempestad! ¡A los que en noventa medidas ikus rompen las rocas, pero en ochocientos
las cubren, a lluvias y vientos, que los llamen! ¡El resplandor que brilla fuerte, que lo
saquen del dormitorio, y que traigan afuera los carros! ¡Ahora prepáralo, ponlo en
movimiento y tráeme de nuevo noticia!» 15' Cuando Tasmisu escuchó las palabras, se
apresuró, se dio prisa, trajo a Serisu del pasto, y trajo a Tella del monte Imgarra, y los
ató en el pórtico externo [...] Y él trajo aceite perfumado, y ungió los cuernos de
Serisu, y recubrió de oro la cola de Tella, giró el eje y lo reforzó por el interior, y por
el exterior, como cabezal (?), puso fuertes piedras, y llamó a la tempestad y a los que
rompen las rocas en noventa medidas ikus, a lluvias y vientos [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-B Vo4) (Ta2) B 1'-7' [...] mesa […] 8'
[...] 9' mil varas [...] tomó posición para luchar. Después tomó las armas para la batalla,
y tomó los carros, y trajo] desde el cielo las nubes. Y el dios de la Tempestad puso su
mirada en el basalto (?), y lo vio; y su altura era [...] y después [...] su altura tres veces
[...] se había vuelto. 15' Y el dios de la Tempestad comenzó a decir a Tasmisu: «El
carro [...] que vayan [...] derecha, llamó [...] él dio [...] palabra [...] Colofón: Segunda
tablilla, texto no terminado, del canto de Ullikummi.

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A Ro1) (Ta3) 1-29 [...] estoy [...]ando
cielo. Y cuando los dioses escucharon la palabra, prepararon y se subieron a los carros
y asignaron [...]. El dios de la guerra Astabi saltó sobre su carro como una liebre, y
sobre el carro él [...] pone en formación los carros [...], y él truena, Astabi [...] y
tronando, Astabi [...] partió abajo, hacia el mar. Y con [...] sacaron agua para impedir
el crecimiento del monstruo. Y Astabi [...] los setenta dioses tomaron [...]. Pero aún no
fue capaz. Y Astabi [...] y los setenta dioses cayeron al mar [...] el basalto (?) [...] su
cuerpo [...] hizo temblar el cielo [...] se giró el cielo [...] como un vestido vacío [...]. Y el
basalto (?). [...] creció en altura. Por su altura, mil novecientas leguas [...] leguas [...] El
basalto (?) está abajo en la oscura tierra, se alza como un hongo (?) el basalto (?) y está
alcanzando el aposento [...] y el templo. Su altura era de nueve mil leguas, el basalto
(?) [...] enfrente (?) [...] pero su anchura era de nueve mil leguas. Y en Kummiya se
situó ante la puerta como una cuchilla. Y el basalto (?) alcanzó a Herat, la esposa del
dios de la tempestad dentro del templo, y Hebat ya no oye el mensaje de los dioses, ni
ve con sus ojos al dios de la Tempestad ni a Suwaliyatta [Tasmisu] [Ninurta]. Hebat
comenzó a decir estas palabras a la diosa asistente Takiti: «[...] No oigo la importante
palabra del dios de la Tempestad, mi señor, ni oigo el mensaje de Suwaliyatta y de
todos los dioses; este Ullikummi, el basalto (?) del que hablan, quizás lo ha vencido a él,
a mi esposo, al importante [...]». 30' Hebat de nuevo comenzó a decir a Takiti:
«¡Escucha estas palabras! ¡Toma el bastón en mano, cálzate en tus pies como zapatos
los veloces [...]! ¡Ve! ¡Quizás a él lo ha matado el basalto (?) a mi esposo, el dios de la
Tempestad, el importante rey! ¡Ahora tráeme de nuevo noticia!» Cuando Takiti oyó
estas palabras, se dio prisa, se apresuró, [...] tira hacia afuera [...] va, y no existe

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camino [...]. Takiti [...] volvió hacia Hebat. Takiti comenzó a decir de nuevo a Hebat:
«Mi señora me [...].» 39' [...] 40'-60' [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A Ro2) (Ta3) 1 Cuando Tasmisu oyó las
palabras del dios de la Tempestad, se levantó rápidamente, tomó el bastón en mano, se
calzó en los pies como zapatos los veloces vientos, subió a las altas torres y tomó su
puesto enfrente de Hebat diciendo: «El dios de la Tempestad me ha dicho que irá a
un lugar humilde mientras él no haya cumplido los años que le han sido asignados.» Y
cuando Hebat vio a Tasmisu, poco le faltó a Hebat para caer desde el techo. Si hubiera
dado un paso, habría caído del techo; pero las mujercitas la recogieron y no la soltaron.
Cuando Tasmisu terminó de decir sus palabras, bajó de la torre y se dirigió al dios de la
Tempestad. Tasmisu comenzó a hablar de nuevo al dios de la Tempestad: «¿Dónde nos
asentaremos? ¿Sobre el monte Kandurna [CTH 344 Ganzura]? Sí nos asentamos sobre
el monte Kandurna, otro se asentará sobre el monte Lalapaduwa. ¿A dónde llevaremos
[...]? ¡Arriba en el cielo no habrá rey!». Tasmisu comenzó a hablar de nuevo al dios de
la Tempestad: «¡Oh dios de la Tempestad, mi señor! ¡Escucha mi palabra! ¡La palabra
que te hablo, a mis palabras mantén el oído inclinado! ¡Venga, vamos a la ciudad de
Apzuwa, a presencia de Ea! [...] preguntaremos de nuevo por las tablillas de las palabras
antiguas. Y cuando lleguemos ante la puerta de la casa de Ea, ante la hoja de la puerta
de Ea cinco veces, y de nuevo ante la puerta interior de Ea, nos inclinaremos cinco
veces. Y cuando lleguemos a presencia de Ea, nos inclinaremos quince veces ante Ea,
y para Ea quizás su ánimo se conmueva, y Ea quizás escuche, ponga compasión en
nosotros y nos asigne el antiguo reino.» Cuando el dios de la Tempestad oyó las
palabras de Tasmisu, se dio prisa, se apresuró, se levantó rápidamente de su trono. El
dios de la Tempestad y Tasmisu se tomaron de la mano, y de una tirada cubrieron el
recorrido y llegaron a Apzuwa. El dios de la Tempestad fue a la casa de Ea y ante el
primer batiente se inclinó cinco veces, y ante la puerta interior se inclinó cinco veces,
mas cuando llegaron a presencia de Ea, él se inclinó quince veces ante Ea. [...] se
levantó [...] comenzó a hablar [...] Ea [...] a él no [...] sabe [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A Ro2) (Ta3) 44'-45' [...] no [...]
comenzó a hablar [...] a mí las palabras de [...] pone. Y tú, dios de la Tempestad, de mí
[...] debes alzarte enfrente. Y [...] 50' Y cuando Tasmisu escuchó las palabras de Ea,
corrió afuera y lo besó tres veces en las rodillas, y lo besó cuatro veces en las plantas
de los pies [...] combatió. Y para él [...] y para él, mientras dentro [...] el basalto (?), la
muerte en el hombro derecho [...] Ea comenzó a hablar de nuevo a Tasmisu [...]: 57'
«En el monte Kandurna [...], en el monte Lalapaduwa [...], en la oscura tierra [...] los
antiguos almacenes, los de padres y abuelos [...] ¡Que saquen la sierra [...]! Y la gente
abajo, afuera [...].» Cuando Ea terminó de decir estas palabras, [...] en el monte
Kandurna [...], en el monte Lalapaduwa [...] en su mente 67'-92' [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-F Ro1) (Ta3) 1' [...] palabra en su
pensamiento no [...] Ea tomó sabiduría en su pensamiento, y él se levantó y [...] salió
al patio. Ea [...] y todos los dioses se levantaron [...] ante él, y el dios de la Tempestad,
el heroico rey de Kummiya, se levantó ante él. Ea vio al dios de la Tempestad y su
rostro (?) se alteró por la cólera. Dios [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-E Ro1) (Ta3) 1 [...] comenzó a hablar:
«[...] desde el agua [...]

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BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A Vo3) (Ta3) 1'-35´ Ea [...] de nuevo
[...] Ellos se tomaron de la mano [...] mientras [...] salió de la Asamblea. Enlil [...] y
comenzó a lamentarse. [...] «¡Que estés vivo, Ea! [...] que viene delante y detrás, [...] de
la propiciación de los dioses [...] ¿Por qué lo has transgredido [...]?» Ea comenzó a
hablar a Enlil: «¿No lo sabes, Enlil? ¿Nadie te ha traído la noticia? ¿No lo conoces, el
rival que Kumarbi ha creado contra el dios de la Tempestad, el basalto (?) que ha
crecido en el agua? Su altura es de nueve mil leguas, y se alza como un hongo (?) [...]
y contra ti [...] antiguo [...] quién es él, este rápido dios. Ea y Enlil [...] Ea [...] «¿Qué
te diré? Quien [...] los sagrados templos [...].» 23' Cuando Ea terminó de decir estas
palabras fue hacia Upelluri [...] Y Upelluri alzó los ojos y observó a Ea. Upelluri
comenzó a decir estas palabras a Ea: «¡Que estés vivo, Ea!» Y él se levantó. Y Ea
comenzó a desear a su vez vida a Upelluri: «¡Que esté vivo él en la oscura tierra,
Upelluri, sobre quien han sido construidos el cielo y la tierra!» 30' Ea comenzó a hablar
de nuevo a Upelluri: «¿No sabes, Upelluri? ¿Nadie te ha dicho palabra? ¿No lo
conoces, al veloz dios que Kumarbi ha creado contra los dioses, ni que está tramando
con virulencia la muerte contra el dios de la Tempestad, y que contra él está creando un
rival! El basalto (?) que ha crecido en el agua, ¿no lo conoces? Él se alza como un
hongo (?), y ha cubierto el cielo, los templos sagrados y a Hebat. ¿Es porque eres,
Upelluri, estás lejos de la oscura tierra, que no conoces a este veloz dios?» 40' Upelluri
comenzó a hablar de nuevo a Ea: «Cuando construyeron el cielo y la tierra sobre mí, no
supe nada. Y cuando vinieron y cortaron cielo y tierra separándolos con un cortante,
esto tampoco lo supe. Ahora, algo me lastima el hombro derecho, y no sé quién es este
dios.» Cuando Ea oyó estas palabras, giró el hombro derecho de Upelluri, y el basalto
(?) se erguía como una cuchilla en el hombro derecho de Upelluri. Ea comenzó a decir
de nuevo a los dioses antiguos: «¡Escuchad mis palabras, oh dioses antiguos que
conocéis las palabras antiguas! ¡Abridlos de nuevo, los antiguos almacenes, los de
padres y abuelos! ¡Que traigan el sello de los padres antiguos y con él los sellen de
nuevo! ¡Que saquen la sierra antigua con la que separaron el cielo y la tierra! ¡Y
aserraremos bajo los pies a Ullikummi, el basalto (?) a quien Kumarbi ha enfado como
rival contra los dioses!».

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-A Vo4) (Ta3) 1'-23´ [...] Pero Tasmisu
[...] se prosternó ante Ea [...] comenzó a hablar: <[...] en su cuerpo los [...] se alteraron,
y sobre su cabeza el pelo se alteró>. Ea comenzó a responder a Tasmisu: «¡Sigue
adelante junto con mi hijo! ¡No te quedes de pie ante mí! ¡Mi mente, dentro de mí, está
rabiada! Los muertos que en la oscura tierra he visto con mis ojos, ¡ellos son polvo, y
están de pie como […]!». Ea comenzó a hablar de nuevo a Tasmisu: «Primero lo
golpeé, [...] a Ullikummi, el basalto (?). ¡Ahora, id y combatidlo de nuevo! [...] ¡Ya no
se erguirá más como una puerta de hierro, como una cuchilla!» Tasmisu lo oyó, y
comenzó a alegrarse; y gritó tres veces, y arriba en el cielo, los dioses lo oyeron; gritó
dos veces, y el dios de la Tempestad, el heroico rey de Kummiya, lo oyó. Y ellos
llegaron al lugar de la Asamblea, y todos los dioses comenzaron a mugir como toros
contra Ullikummi, el basalto (?). El dios de la Tempestad saltó sobre su carro como una
liebre, y con el trueno bajó al mar, y lo está combatiendo, el dios de la Tempestad al
basalto (?). El basalto (?) comenzó a hablar estas palabras al dios de la Tempestad:
«¿Qué te diré? ¡Oh dios de la Tempestad, sigue golpeando! Sigue su parecer, pues Ea,
el rey de la sabiduría, está de tu lado. 25' ¿Qué te diré? ¡Oh dios de la Tempestad, sigue
golpeando! [...] he hecho; en mi mente he engarzado así la sabiduría, como cuenta de
collar: ¡Subiré al cielo, al reinado, y tomaré Kummiya, la dulce ciudad, [...] los
sagrados templos y el aposento, y a los dioses dispersaré del cielo abajo como harina!»

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Ullikummi comenzó a hablar de nuevo al dios de la Tempestad [...]: «A la manera de
un hombre [...] no [...] Ea, el rey de la sabiduría, se levanta [...] retira fuera. ¡Que ellos
vayan [...] a las montañas, a la tierra superior [...]! ¡Que ellos [...]! Mi hígado y mi
diafragma [...] ¡Que vayan a [...]! A la tierra [...] los que arriba [...] ¡Que ellos [...]!» 37´
[...] comenzó a decir de nuevo: «Antiguamente, a mí [...] y puesto que a él el nombre
[...] al basalto (?) [...] que ellos [...] el heroico [...] al basalto (?) [...]

BMe (DMe) (García Trabazo 2002) (CTH 345-E2 Vo3) (Ta3) 1' [...]. Y el dios [...] y el
basalto (?) [...] realiza [...]. Y Ullikummi comienza a decir al dios de la Tempestad:
«¡Oh dios de la Tempestad! Ea [...] desde ti [...]. A mí [...] Kumarbi [...] habló
sabiduría [...] puso sabiduría en su mente, [...] y así habló: [...] 10' "¡Que suba al
cielo, al reinado [...]! ¡Y que tome Kummiya, la dulce ciudad, y que golpee al dios
de la Tempestad, el heroico rey de Kummiya [...]! 13' ¡Y a los dioses que los disperse
del cielo abajo como a pájaros […]

El caos en versión de Ugarit.

Ugarit. Caos: El se embriagó.

BMe (KTU 1.114) (Del Olmo 1998) 1 El ofreció en su casa un festín de caza de cacería
dentro de su palacio, invitando a los dioses a trinchar. Los dioses comieron y bebieron.
Bebieron vino hasta hartarse, vino nuevo hasta emborracharse. Yarhu se sirvió una
tajada de lomo, como un perro, se arrastró por debajo de la mesa. El dios que le
reconocía le ofrecías carne de caza y el que no le reconocía le golpeaba en la tripa (?)
con el bastón por debajo de la mesa. 10 A Ashtarte y Anat se acercó; Ashtarte le ofreció
una pata, Anat una paletilla. Refunfuñóles el portero de la casa de El: que no ofrecieran
a un perro una pata, sirvieran a un gozque una paletilla. A El, su padre, también
refunfuñó. El se sentó como cabeza de grupo (?), tomó asiento entre sus contertulios.
Bebió vino hasta hartarse, vino nuevo hasta emborracharse. El se marchó luego a su
casa, se dirigió a su mansión; le sostenían Thakamún y Shunam. 20 Entonces se le
acercó Habay, el que lleva cuernos y rabo, a pringarle con su caca y orina. Cayó El
como un muerto, El, como los que bajan a la 'tierra'. Anat y Ashtarte se fueron a rastrear
en el campo un remedio (?) santo, en las alturas una medicina (?) [...] Ashtarte y Anat
los hallaron (?) y con ellos le hicieron volver en sí, al aplicar el remedio, ¡mira!, éste se
despertó. Esto es lo que se habrá de poner sobre la frente del enfermo: pelo de perro,
así como sobre su cabeza, garganta y ombligo. Se pondrá junto con zumo de olivas
tempranas.

Ugarit. Caos: Baal lucha contra YaW [Yam].

BMe (KTU 1.1 c4) (Del Olmo 1998) 1 El dios El invita (?) a los dioses a un banquete
en que ungirá a YaW su rey, instándole a derrocar a Baal en un pugilato, ya que
sólo esa victoria dará efectividad a su unción. Se queja la diosa madre, Ashera (?)
contra Baal y en favor de YaW. […] Alto gritad a los distantes dioses, fuerte clamad
a los lejanos, a la asamblea de los dioses gritad: 5 ¡El se ha sentado en su sala de
fiestas, está El bebiendo vino hasta la saciedad!', mientras afrenta pública
[ignominia] del Eternal es su morada, vergüenza de los dioses la casa de vuestro
'señor', afrenta pública la mansión de vuestro 'dueño'; que no puede andar ligero por
la tierra, ni marchar con presteza por el polvo. De barro asqueroso se alimenta en
abundancia, le dan a beber suciedad a raudales. 10 Le ponen una copa en la mano, un

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cáliz entre las dos; lo que contiene es una suerte de desperdicios, como grava lo que en
él se reúne. ¡Se ha declarado El enemigo (?) de su hijo, el Toro, su padre, del nombre
de YaW!

Unción de YaW.

BMe (KTU 1.1 c4) (Del Olmo 1998) 15 Y respondió el Benigno, El, el Entrañable:
¡Vaya que si proclamaré el nombre de mi hijo YaW!; ¡de cierto (?) diosa!, su
nombre es: 'Amado de El' (?). Y proclamó el nombre de YaW, el nombre del Amado
de El. Entonces la diosa respondió: Para nuestro sustento se ha proclamado tu
nombre, has sido proclamado 'señor'. Y respondió el Toro El, su padre: Soy, el
Benigno, El, el Entrañable, el cetro (?) te he puesto en las manos, he proclado tu
nombre, YaW, tu nombre es: 'Amado de El'. 20 Se te adjudicará el palacio hecho con
mi oro, se te dará la casa hecha con mi plata, que habrás de conquistar y arrebatar
de manos de Baal, el Todopoderoso, de manos del Auriga de las nubes. Pues nos
despreció en su orgullo (?), nos molestó en su altivez (?). ¡Arrójale de su trono regio,
de su poder, espantándole como un pájaro de sus dominios (?)! Pues si no le arrojas
de su trono (?), te aplastará como un cordero en tierra, como un lechón contra el
suelo (?).

BMe (KTU 1.1 c4) (Del Olmo 1998) 30 Ofreció El un festín en su casa, un banquete
en su palacio. Proclamó en la sala de fiestas el nombre de YaW (?), su nombre es
'Amado de El'. Degolló bueyes y ovejas, abatió toros y carneros cebones, novillos de
un año, corderos, lechales a montones […]

Mensaje de El a Kothar

BMe (KTU 1.1 c3) (Del Olmo 1998) 1 El cita al dios artesano Kothar para
encargarle la labor que debe llevar a cabo en beneficio de YaW, cita a la que aquel
dios responde con presteza 2 […] Así, pues, poned cara hacia Menfis, que de un
dios es todo él: Creta es la sede de su trono, Menfis, la tierra de su propiedad. A
través de mil acres, diez mil medidas a los pies de Kothar [Hayán] inclinaos y caed,
postraos y rendidle honores; y decid a Kothar-Hasis, 5 repetid a Hayán, el artesano
ambidiestro: Mensaje del Toro, El, tu padre, palabra del Benigno, progenitor: ¡Oh
Kothar [...], prepara [...] dispón en la roca (?) [...]! 10 Empuña tu asta y tu maza, hacia
mí tus pies se den prisa, hacia mí se apresuren tus pasos, hacia la montaña, el monte
Kas [Casio].
Pues tengo un dicho que voy a comunicarte, una palabra que quiero repetirte. Es el
dicho del árbol y la charla de la piedra: el cuchicheo de los cielos con la tierra, de
los abismos con las estrellas. 15 La piedra del rayo que no comprenden los cielos, la
'voz' que no comprenden los hombres, ni entienden las multitudes de la tierra. Ven y
lo revelaré en mi montaña, el monte Kas.

Respuesta y marcha de Kothar.

BMe (KTU 1.1 c3) (Del Olmo 1998) 20 Respondió Kothar-Hasis: Idos, idos, heraldos
divinos; vosotros podéis ir despacio, pero he de dejar Creta por el dios más lejano.
Menfís por la divinidad más distante, a dos capas debajo de las fuentes de la tierra,
tres medidas de las profundidades. Así, puso entonces cara hacia el benigno, El, el
Entrañable, hacia la montaña, el monte Kas. Se presentó en la gruta de El y entró en la

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residencia del Rey, Padre de años [Shanun]. 25 A los pies de El se inclinó y cayó, se
postró y le rindió honores. Y replicó el Toro El, su padre: Escucha, ¡oh Kothar-Hasis;
de prisa construye [...], de prisa [...] en medio [...].

Mensaje de El a Anat.

BMe (KTU 1.1 c2) (Del Olmo 1998) 1 […] Así, pues, poned cara hacia la casa Inbub.
A través de mil barrios, diez mil manzanas; a los pies de Anat inclinaos y caed, postraos
y rendidle honores; y decid a la Virgen Anat, repetid a la Pretendida de los pueblos:
Mensaje del Toro El, tu padre, palabra del Benigno, tu progenitor: Sal al paso de la
guerra en la tierra, pon en la estepa concordia, derrama paz en el seno de la tierra,
reposo en las entrañas del campo. Empuña tu asta y tu maza, hacia mí tus pies se den
prisa, hacia mí se apresuren tus pasos, hacia la montaña, el monte Kas. 5 […] Así,
pusieron entonces cara hacia la casa Inbub de Anat. 15 A través de mil barrios, diez
mil manzanas, a los pies de Anat se inclinaron y cayeron, se postraron y le rindieron
honores. Alzaron su voz y exclamaron: Mensaje del Toro fértil y poderoso El, tu
padre, palabra del Benigno, tu progenitor: Sal al paso de la guerra en la tierra, pon
en la estepa concordia, derrama paz en el seno de la tierra, reposo en las entrañas del
campo. 20 Empuña tu asta y tu maza, hacia mí tus pies se den prisa, hacia mí se
apresuren tus pasos, hacia la montaña, el monte Kas, […]

Respuesta y marcha de Kothar.

BMe (KTU 1.2 c3) (Del Olmo 1998) 1 […] Idos, idos, heraldos divinos; vosotros
podéis ir despacio, pero he de dejar Creta por el dios más lejano, Menfis por la
divinidad más distante, a dos capas debajo de las fuentes de la tierra, a tres
medidas de las profundidades. Así, puso entonces cara hacia El que mora en la fuente
de los dos raudales, en el seno del manantial de los dos océanos. Se presentó en la
gruta de El y entró en la morada del Rey, Padre de años. A los pies de El se inclinó y
cayó, se postró y le rindió honores.

Nuevo encargo del dios El.

BMe (KTU 1.2 c3) (Del Olmo 1998) 10a Y respondió el Toro El, su padre: Escucha,
Ioh Kothar-Hasis!: ¡venga!, construye la casa del Príncipe YaW, alza el palacio del
Justo [Juez] Nahar, la casa de Nahar en medio del mar. ¡Venga, Kothar-Hasis!, a
construir la casa del Príncipe YaW, a levantar el palacio del Justo Nahar, en medio del
manantial de los dos océanos. Date prisa en construir su casa, date prisa en alzar su
palacio. Mil acres abarcará la casa, diez mil fanegas el palacio.

Intromisión de Athtar.

BMe (KTU 1.2 c3) (Del Olmo 1998) 10b Se apresuró a encender el fuego, el jóvencito
en los campos de YaW; en la morada de YaW día tras día lo encendió. Entonces
Athtar, el pretendiente (?), exclamó: Llamaradas y conflagación (?), sí, el fuego se
encendió para mi palacio, el fuego para mi casa trajeron, y así no me contaré como
quien desciende al infierno sin casa y sin hijo (?).

Intervención disuasoria de Shapash.

92
BMe (KTU 1.2 c3) (Del Olmo 1998) 15 Entonces Shapash, la Lámpara de los dioses,
alzó su voz y exclamó: Escucha, por favor, Athtar: salió fiador el Toro El, tu padre,
ante el Príncipe YaW, ante el Justo Nahar. ¿Cómo quieres que te escuche el Toro El,
tu padre? De seguro arrancará el soporte de tu asiento, volcará, sí, tu trono regio, sin
duda romperá tu cetro de mando y respondió Athtar, el pretendiente (?): ¡Tómame de
la mano (?), Toro El, mi padre! No tengo casa como los dioses, ni mansión como los
santos, En solitario descenderé a mi sarcófago [almario], me lavarán hábiles criados en
la casa del Príncipe YaW, en el palacio del Justo Nahar. Respondió Shapash: Salió
fiador (?) el Toro, El, su padre, ante el Príncipe YaW, ante el Justo Nahar. ¿Podrás
entonces ser rey, sí o no? Pues además no tienes mujer como las divinidades ni esposa
como los santos. En su casa el Príncipe YaW morará, en su palacio el Justo Nahar, a
anunciarlo El me envió. y respondió Athtar el pretendiente (?) […]

Imprecación de Baal.

BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 1 […] Te has levantado contra mí (?). Y
respondió Baal, el Todopoderoso: ¡De tu trono seas arrojado, del trono de tu poder
expulsado (?)! 5 ¡En tu mollera expulsadora [yagrush] golpee, en tu cabeza con el
mazo [Ayyamur], [Príncipe YaW], en tu mollera, Justo Nahar! ¡Rompa el mago
Horón, ¡oh YaW!, rompa Horón tu cabeza, Ashtarte, Nombre de Baal, tu mollera!
¡Ojalá [...] tambaleándote (?) caigas en el límite [...] y como al Padre de años dos
mujeres te tomen [...]!

Mensaje de YaW. Reaccción de los dioses y reproche de Baal.

BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 10 Mensajeros envió YaW, una embajada el
Justo Nahar; que con gran regocijo partieron, con alegría en el rostro, respirando
satisfacción (?). Marchad mancebos sin deteneros; así, pues, poned cara hacia la
Asamblea de la Convención, hacia la montaña Lalu. 15 A los pies de El no caigáis,
no os postréis ante la Asamblea de la Convención. Puestos en pie transmitid vuestro
encargo, repetid vuestro comunicado y decid al Toro El, mi padre, repetid a la
Asamblea de la Convención: Mensaje de YaW, vuestro Señor, de vuestro dueño, el
Justo Nahar: Entregad, dioses, a quien rendís pleitesía, a quien rendís pleitesía,
multitudes de hombres. Entregad a Baal y a sus servidores, al hijo de Dagón, de cuyo
oro pueda apoderarme.

BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 20 Marcharon los mancebos sin detenerse; así,
pusieron entonces cara hacia la montaña Lalu, hacia la Asamblea de la Convención. A
su vez los dioses a comer se habían sentado, los santos a nutrirse, estando Baal en pie
junto a El. Apenas los dioses les vieron, vieron a los mensajeros de YaW, a la embajada
del Justo Nahar, bajaron los dioses sus cabezas sobre sus rodillas y asientos
principescos. 25 Les reprochó Baal: ¿Por qué habéis bajado, dioses, vuestras cabezas,
sobre vuestras rodillas y asientos principescos? Alguno de los dioses habría de
responder a los dictados de los mensajeros de YaW, de la embajada del Justo Nahar.
Alzad, dioses, vuestras cabezas de sobre vuestras rodillas, de sobre vuestros asientos
principescos, que voy a responder a los mensajeros de YaW, a la embajada del Justo
Nahar. Alzaron los dioses sus cabezas de sobre sus rodillas, de sobre sus asientos
principescos.

93
BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 30 Luego llegaron los mensajeros de YaW, la
embajada del Justo Nahar. A los pies de El no cayeron, no se postraron ante la
Asamblea de la Convención. Puestos en pie transmitieron su encargo repitieron su
comunicado; como una gran llamarada aparecieron, como una espada afilada su lengua.
Dijeron al Toro El, su padre: Mensaje de YaW, vuestro señor, de vuestro dueño, el
Justo Nahar: Entregad, dioses, a quien rendís pleitesía, a quien rendís pleitesía,
multitudes de hombres. Entregad a Baal y a sus servidores al hijo de Dagón, de cuyo
oro pueda apoderarme.

Respuesta de El.

BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 35 Respondió el Toro El, su padre: Siervo tuyo es
Baal, ¡oh YaW!, siervo tuyo es Baal, ¡Justo Nahar!, el hijo de Dagón tu prisionero. Él
te aportará un tributo como los otros dioses, él te aportará como los santos una ofrenda.

Reacción de Baal.

BMe (KTU 1.2 c1) (Del Olmo 1998) 40 De ira se puso lívido el Príncipe Baal. Agarró
en su mano un cuchillo, en su diestra un machete. Golpeó (?) a los mancebos de YaW.
Su diestra Anat agarró, su izquierda asió Ashtarte: ¿Cómo puedes golpear a los
mensajeros de YaW, a la embajada del Justo Nahar? A un mensajero de llagas le había
cubierto la cabeza, herido a otro mensajero en la espalda, que las palabras de su señor
habían traído, el mensaje de su dueño (?) [...]. De ira se puso lívido el Príncipe Baal.
Las terrazas con los humores regó (?), los campos con la sangre de los mensajeros de
YaW, de la embajada del Justo Nahar. 45 Y respondió el Príncipe Baal: Contesto a
YaW, vuestro señor, a vuestro dueño, el Justo Nahar: Escucha la palabra del
Campeón Hadad [Baal]: ¿Comparsa de YaW, voy a ser [...] uno más de su séquito
[...] (?), de los que se prosternan (?) [...]

BMe (KTU 1.2 c4) (Del Olmo 1998) Del ataque a los mensajeros Baal pasa al
enfrentamiento directo con su antagonista, el dios YaW. En un primer momento éste
parece llevar ventaja, pero entonces viene en ayuda de Baal el dios artesano y mago,
Kothar, con el que al parecer ha tenido un encuentro previo. Le proporciona el arma
letal que le otorgará la victoria sobre su enemigo. Aparece así la magia como un poder
autónomo y supremo al que están sometidos los avatares de los mismos dioses.

Combate entre YaW y Baal.

BMe (KTU 1.2 c4) (Del Olmo 1998) 1 […] La fuerza (?) de mi mano cede, fenece el
vigor (?) de mi espíritu. A mi enemigo (?) no fui capaz de expulsar, aunque arrojé mis
dardos (?). Pero en YaW la calma no sufrió mengua, a YaW el pecho le creció (?), al
Justo Nahar el tórax (?). Entonces a espada intenté arremeter, poner fuego a su casa
(?). Pero a tierra cayó nuestra fuerza, al suelo nuestra potencia. 5 Apenas de su boca la
frase salió, de sus labios su palabra, cuando, dando un grito, se precipitó a los pies del
trono del Príncipe YaW. Y replicó Kothar-Hasis: ¿No te lo dije, ¡oh Príncipe Baal!, no
te le repetí, ¡oh Auriga de la nubes!? Ahora a tu enemigo, Baal, ahora a tu enemigo
debes aplastar, ahora debes destruir a tu adversario. Posesiónate de tu reino eterno, de tu
dominio por los tiempos de los tiempos.

94
BMe (KTU 1.2 c4) (Del Olmo 1998) 10 Kothar dos mazas hizo bajar y proclamó sus
nombres: Tienes por nombre Expulsador [Yagrush]. Yagrush, expulsa a YaW, expulsa
a YaW de su trono, al Justo Nahar del solio de su poder! Salta de las manos de Baal,
como un ave rapaz de sus dedos. Golpea en los hombros al Príncipe YaW, en el pecho
al Justo Nahar. Saltó la maza de las manos de Baal, como un ave rapaz de sus dedos;
golpeó en los hombros al Príncipe YaW, en el pecho al Justo Nahar. Pero fuerte era
YaW y no cayó, no se doblaron sus artejos, no se descompuso su figura. Kothar otras
dos mazas hizo bajar y proclamó sus nombres: Tienes por nombre Ayyamuel. 20 ¡El
mazo [Ayyamur], echa a YaW, echa a YaW de su trono, al Justo Nahar del lugar de su
poder! Salta de las manos de Baal, como un ave rapaz de sus dedos, golpea en el
cráneo al Príncipe YaW, en la frente al Justo Nahar. ¡Que se desplome YaW, y caiga a
tierra! Saltó la maza de las manos de Baal, como un ave rapaz de sus dedos; golpeó en
el cráneo al Príncipe YaW, en la frente al Justo Nahar. 25 Se desplomó YaW, cayó a
tierra. Se doblaron sus artejos, y se descompuso su figura. Arrastró Baal y deshizo a
YaW, acabó con el Justo Nahar.

Intervención de Ashtarte

BMe (KTU 1.2 c4) (Del Olmo 1998) 30 Por el nombre le reprochó Ashtarte:
Avergüénzate, ¡oh Baal, el Victorioso!, avergüénzate, ¡oh Auriga de las nubes!, pues
cautivo nuestro era el Príncipe YaW, pues cautivo nuestro era el Justo Nahar. Apenas
salió de su boca la frase, se avergonzó, si, Baal, el Victorioso, pero repuso (?) [...]:
YaW está sin duda muerto, Baal reina [...] repuso: YaW está sin duda muerto, Baal
reina […]

El palacio de Baal.

Banquete celestial.

BMe (KTU 1.3 c1) (Del Olmo 1998) 1 […] El servidor de Baal, el Victorioso, el
maestresala del Príncipe, Señor de la tierra, alzándose preparó la mesa y le dio de
comer, apartó lechales en su presencia, con un cuchillo 'a la sal' filetes de cebón. Se
aprestó a convidarle y le ofreció de beber, puso una copa en su mano, un cáliz entre
ambas dos: el gran vaso de un gran potentado el copón de un héroe celeste; una copa
santa que jamás pudo ver mujer, un cáliz que ni siquiera Ashera pudo contemplar. Mil
cuartillos recogía de vino, diez mil combinaba de su mezcla. Alzándose entonó y cantó
los címbalos en manos del cantor, cantó el mancebo de suave voz ante Baal en las
cumbres de Safón. Contemplaba Baal a sus hijas, miraba a Pidray, hija de la luz,
también a Talay, hija de la llovizna. ¿Sabía a ciencia cierta Pidray que era la novia
gloriosa y Talay (?) [...]

Combate ritual de Anat.

BMe (KTU 1.3 c2) (Del Olmo 1998) 1 [...] La pusieron la flor alheña de siete
doncellas aroma de coriandro y esencia de ostras. Cerró las puertas de su casa Anat y se
topó con los mancebos al pie del monte. 5 Y entonces Anat se peleó en el valle, se batió
entre las dos ciudades. Aplastó al pueblo de la orilla del mar, destruyó a la gente del sol
naciente. 10 A sus pies como bolas rodaban cabezas, por encima como langostas
volaban manos, como saltamontes en enjambre las palmas de los guerreros. Se ató
cabezas al dorso, se ciñó de palmas la cintura; las rodillas hundió en la sangre de los

95
guerreros las pantorrillas en el mondongo de los combatientes. 15 Con su fusta desalojó
a los ancianos, con el nervio de su arco a la población y sus ancianos.

BMe (KTU 1.3 c2) (Del Olmo 1998) 20 Y luego Anat a su casa vino, descendió la diosa
a su palacio. Pero no estaba saciada de su pelea en el valle, de su combate entre las dos
ciudades. Dispuso sillas como guerreros, preparó mesas como soldados, taburetes como
adalides. Sin medida se peleó y contempló se batió y estuvo mirando Anat. 25 Se
hinchó su hígado de risa, se llenó su corazón de alegría, el hígado de Anat de
satisfacción de triunfo; mientras las rodillas hundía en la sangre de los guerreros las
pantorrillas en el mondongo de los combatientes. Hasta la saciedad se peleó en su casa,
se batió entre las mesas.

BMe (KTU 1.3 c2) (Del Olmo 1998) 30 Se limpió luego de su casa la sangre de los
guerreros, se vertió óleo de paz en un plato. Lavó sus manos la Virgen Anat, sus dedos
la 'Pretendida de los pueblos'. Lavó sus manos de la sangre de los guerreros, sus dedos
del mondongo de los combatientes. 35 Dispuso las sillas cómo sillas, las mesas como
mesas, los taburetes preparó como taburetes. Le sacaron agua y lavaron, con rocío del
cielo, aceite de la tierra, con llovizna del Auriga de las nubes; con rocío que los cielos le
vertieron, con) llovizna que le derramaron las estrellas. Se maquilló con esencia de
ostras cuya exhalación llega a mil acres en el mar […]

Diálogo entre Baal y Anat.

BMe (KTU 1.3 c3) (Del Olmo 1998) 1 Que se vierta óleo de paz en un plato, que lave
sus manos la Virgen Anat sus dedos la 'Pretendida de los pueblos'. 5 Que recoja la lira
en sus manos, que coloque la cítara a su pecho y cante el amor de Baal, el
Todopoderoso, el cariño de Pidray, hija de la luz, el afecto de Talay, hija de la llovizna,
el amor de Arsay, hija de la crecida. 10 Como jóvenes sirvientes habéis de entrar, a los
pies de Anat inclinaos y caed, postraos y rendidle honores. y decid a la Virgen Anat,
repetid a la 'Pretendida de los pueblos': Mensaje de Baal, el Todopoderoso, palabra del
más potente de los héroes: 15 Sal al paso de la guerra en la tierra, pon en las estepas
concordia, derrama paz en el seno de la tierra, reposo en las entrañas del campo. 20
Empuña tu asta y tu maza, hacia mí tus pies se den prisa, hacia mí se apresuren tus
pasos. Pues tengo un asunto que voy a comunicarte, una palabra que quiero repetirte. 25
Es el dicho del árbol y la charla de la piedra: el cuchicheo de los cielos con la tierra, de
los abismos con las estrellas: la 'piedra' del rayo, que no comprenden los cielos, la voz
que no comprenden los hombres, ni entienden las multitudes de la tierra. Ven y te lo
revelaré en la montaña divina, Safón, en el santuario, en el monte de mi posesión, en el
lugar de delicia, en la cumbre del triunfo.

BMe (KTU 1.3 c3) (Del Olmo 1998) 30 Apenas Anat atisbó a los dos dioses, a ella los
pies le temblaron, por detrás el lomo se le dobló, por encima su rostro se puso a sudar;
se contrajeron las junturas de su lomo, los músculos de espalda. 35 Alzó su voz y
exclamó: ¿Cómo es que llegan los mensajeros Gapán y Ugar? ¿Qué enemigo ha salido
a Baal, adversario al Auriga de las nubes? ¿No aplasté al Amado de El, YaW, no acabé
con el Justo Nahar, dios grande? 40 ¿No amordacé al gran reptil marino, cerré su
boca? Aplasté a la Serpiente tortuosa, al Tirano de siete cabezas. Aplasté al monstruo
Amado de El, Arish, aniquilé al Novillo divino, Atik. 45 Aplasté a la Perra divina, Ishat,
acabé con la hija de El, Dubub. Me pelearé por la plata, me posesionaré del oro del que

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quiera echar a Baal de las alturas de Safón, expulsándole como un pájaro de sus
dominios, arrojarle de su trono regio, del diván, del lugar de su poder.

BMe (KTU 1.3 c4) (Del Olmo 1998) 1 ¿Qué enemigo ha salido a Baal, adversario al
Auriga de las nubes? 5 Respondiéronle los mancebos, esto le repondieron: Ningún
enemigo salió a Baal, ni adversario al Auriga de las nubes. Mensaje de Baal el
Todopoderoso, palabra del más potente de los héroes: 10 Sal al paso de la guerra en la
tierra, pon en las estepas concordia, derrama paz en el seno de la tierra, reposo en las
entrañas del campo. Empuña tu asta y tu maza, hacia mí tus pies se den prisa, hacia mí
se apresuren tus pasos. Pues tengo un asunto que voy a comunicarte, una palabra que
quiero repetirte. 15 El dicho del árbol y la charla de la piedra; la voz que no
comprenden los hombres, ni entienden las multitudes de la tierra. [el cuchicheo de los
cielos con la tierra, de los abismos con las estrellas; la 'piedra' del rayo, que no
conocen los cielos. Ven te lo revelaré en la montaña divina, Safón, en el santuario, en
el monte de mi posesión.

BMe (KTU 1.3 c4) (Del Olmo 1998) 20 Y respondió la Virgen Anat, replicó la
Pretendida de los pueblos: Saldré al paso de la guerra en la tierra, pondré en las
estepas concordia, derramaré paz en el seno de la tierra, reposo en las entrañas del
campo. 30 Ponga en los cielos Baal sus nubes, encienda el Auriga de las nubes sus
relámpagos; que saldré al paso de la guerra en la tierra, pondré en las estepas concordia,
derramaré paz en el seno de la tierra, reposo en las entrañas del campo. 35 Y otra cosa
voy a decir: idos, idos, heraldos divinos; vosotros podéis ir despacio, pero he de dejar
Ughar por el dios más lejano, Inbub por la divinidad más distante, a dos capas por
debajo de las fuentes de la tierra, a tres medidas (?) de las profundidades.

BMe (KTU 1.3 c4) (Del Olmo 1998) 40 Puso así entonces cara hacia Baal en las alturas
de Safón. Desde mil acres, diez mil fanegas la marcha de su hermana Baal vió, el paso
ligero, sí, de la viuda de su padre. Apartó a las mujeres de su presencia, puso una res de
vacuno ante ella, un cebón directamente ante su vista. Le sacaron agua y la lavaron con
rocío del cielo, aceite de la tierra, con rocío que los cielos le vertieron, con llovizna que
le derramaron las estrellas. 45 Se ungió con esencia de ostras cuya exhalación llega a
mil acres en el mar […]

BMe (KTU 1.3 c4) (Del Olmo 1998) 50 No tiene casa Baal, no, como los dioses, ni
mansión como los hijos de Ashera, la morada de El es el cobijo de su hijo. La morada
de la Gran Dama, Ashera del Mar, es la morada de Pidray, hija de la luz, el cobijo
de Talay, hija de la llovizna la morada de Arsay, hija de la crecida, la morada de las
novias gloriosas; y respondió la Virgen Anat: Me hará caso a mí el Toro El, mi padre, a
mí me hará caso y a él le haré caso.

BMe (KTU 1.3 c5) (Del Olmo 1998) 1 Pues le puedo arrastrar como un cordero por
tierra, hacer correr por su canicie sangre, por la canicie de su barba humores, en caso
de que no dé una casa a Baal como a los otros dioses, una mansión como a los hijos de
Ashera.

Diálogo entre El y Anat.

BMe (KTU 1.3 c5) (Del Olmo 1998) 5 Apoyó los pies y saltó a tierra, puso entonces
cara hacia El que mora en la fuente de los dos raudales, en el seno del manantial de

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los dos océanos. Se dirigió a la gruta (?) de El y entró en la morada del Rey, Padre de
años. Sollozando entró en la gruta, del creador y padre de los dioses. 10 Su voz escuchó
el Toro El, su padre. Respondió El desde las siete estancias, desde las ocho entradas de
las estancias reservadas. 15 […] La Luminaria de los dioses, Shapash, abrasando está
el vigor de los cielos en manos del hijo de El, Mot la divinidad de la muerte.

BMe (KTU 1.3 c5) (Del Olmo 1998) 20 Y respondió la Virgen Anat: En la estructura
de tu casa, ¡oh El!, en la estructura de tu casa no te complazcas, no te alegres en la
excelsitud de tu palacio. De seguro puedo alcanzarlos con mi diestra, deshacerlos con
la potencia de mi largo brazo. 25 Puedo machacarte a ti la mollera, hacer correr por tu
canicie sangre, por la canicie de tu barba humores. Respondió El desde las siete
estancias, desde las ocho entradas de las estancias reservadas: Ya sé, hija, que eres
irascible, que no hay entre las diosas oposición como la tuya. ¿Qué deseas, ¡oh Virgen
Anat!? 30 Y respondió la Virgen Anat: ¡Tu mensaje, El, es sabio, sabio eres por la
eternidad! ¡Dichosa vida la de tu mensaje!: '¡Nuestro rey es Baal, el Todopoderoso,
nuestro Justo, al que no hay quien supere!'. Todos a una su cáliz le llevaremos, todos a
una le llevaremos su copa. 35 Suspirando exclamó así el Toro El, su padre, El, el rey
que le estableció; exclamaron Ashera y sus hijos, la diosa madre y el clan de sus
parientes: No tiene casa Baal, no, como los dioses, ni mansión como los hijos de
Ashera, la morada de El es el cobijo de su hijo. La morada de la Gran Dama, Ashera del
Mar, es la morada de Pidray, hija de la luz, el cobijo de Talay, hija de la llovizna la
morada de Arsay, hija de la crecida, la morada de las novias gloriosas […]

BMe (KTU 1.3 c6) (Del Olmo 1998) 1 […] Llevad mi mensaje en vuestra cabeza, mis
palabras en vuestra frente y pasad a través de mil acres por el mar, diez mil fanegas
por los dos raudales. 5 Pasad cimas, pasad alturas, pasad la zona del horizonte celeste;
apresuraos, ¡oh pescadores de Ashera!, marchad, ¡oh santo y bendito! Así, pues, poned
cara hacia Menfis, que de dios es todo él: 15 Creta es la sede de su trono, Menfis, la
tierra de su propiedad. A través de mil acres, diez mil fanegas, a los pies de Kothar
inclinaos y caed, postraos y rendidle honores. y decid a Kothar-Hasis, repetid a Hayán,
el artesano ambidiestro: Mensaje de Baal, el Todopoderoso, palabra del más potente
de los héroes […]

BMe (KTU 1.4 c1) (Del Olmo 1998) 1 […] Suspirando ha exclamado así el Toro El,
su padre, El, el rey que le estableció; han exclamado Ashera y sus hijos, la diosa
madre y el clan de sus parientes: 10 No tiene casa Baal, no, como los dioses, ni
mansión como los hijos de Ashera, la morada de El es el cobijo de su hijo. 15 La
morada de la Gran Dama, Ashera del Mar, es la morada de las novias gloriosas; la
morada de Pidray, hija de la luz, el cobijo de Talay, hija del orvallo, la morada de
Arsay, hija de la crecida, 20 Y otra cosa voy a decirte: Cuídate, por favor, del agasajo de
la Gran Dama, Ashera del Mar, del obsequio de la Progenitora de los dioses. 25 Hayán
subió a los fuelles de la fragua, en las manos Hasis recogió sus mangos. Fundió plata,
derritió oro; fundió plata por miles de siclos, oro fundió por miríadas. 30 Fundió un
dosel y un lecho, un estrado divino de veinte mil siclos. Un estrado divino vaciado en
plata, cubierto con 'baño' de oro. Un lugar divino, un diván de metal precioso, un posa
pies divino esmaltado en electro. 35 Unas andas divinas con 'abrazaderas' sobre sus
varales de oron . Una mesa divina que estaba repujada con especies de animales, con
bestias de los fundamentos de la tierra. 40 Una fuente divina de elaboración al estilo de
Amurru, de forma al estilo de la tierra de Yamán, en la que había toros salvajes a
miríadas.

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Conjuro y reacción de Ashera.

BMe (KTU 1.4 c2) (Del Olmo 1998) 1 […] Recogió ella su huso en la mano, el uso del
conjuro en su diestra. Su túnica (?), que cubría su carne, se quitó, su vestido junto al
mar, su doble túnica junto a los dos raudales. Puso un puchero al fuego, una cazuela
encima de las brasas. Cojuró al Toro El, el Entrañable, se propició al Creador de las
creaturas. 15 Al alzar sus ojos la vio, la marcha de Baal Ashera sí contempló, la marcha
de la Vitgen Anat, el paso ligero de la 'Pretendida de los pueblos'. A ella los pies le
temblaron, por detrás el lomo se le dobló, por encima su rostro se puso a sudar; se
contrajeron las junturas de su lomo, los músculos de su espalda. 20 Alzó su voz y
exclamó: ¿Cómo es que llega Baal, el Todopoderoso, cómo es que llega la Virgen Anat?
¡Mis asesinos son ellos, los asesinos de mis hijos, ellos los destructores del clan de mis
parientes! 25 Pero el reflejo de la plata vio Ashera, el reflejo de la plata y el brillo del
oro. Se alegró la Gran Dama, Ashera del Mar, y en voz alta a sus mancebos así gritó: 30
¡Mirad los bien forjados objetos y detened a YaW", pescadores de la Gran Dama
Ashera del Mar! Recoge una red en tus manos, santo, una barredera con ambas manos,
bendito. 35 Sobre el amado de El, YaW, echadla, sobre YaW, el dios que puede
rebelarse (?), sobre el Justo Nahar, el dios que puede atacar (?) a Baal, e!
Todopoderoso, [...] a la Virgen Anat, [...]

Queja de Baal.

BMe (KTU 1.4 c3) (Del Olmo 1998) 1 […] El te asegurará por siempre, de generación
en generación el vigor de tu vida y el aliento que en ti mora, ¡oh dios detentor de la
realeza! (?) 10 Replicó Baal, el Todopoderoso, se pronunció el Auriga de las nubes:
Puesto en pie se aprestó YaW (?) a resistirme, se alzó a escupirme en medio de la
asamblea de los dioses. 15 Se puso inmundicia en mi mesa, abominación en la copa
que bebo. Pues dos sacrificios abomina Baal, tres el Auriga de las nubes: el sacrificio de
desvergüenza y el de lujuria, el sacrificio de lascivia con esclavas. 20 Pues en él la
desvergüenza de veras está patente, y en él hay trato lascivo de esclavas.

Diálogo.

BMe (KTU 1.4 c3) (Del Olmo 1998) 25 Después que llegó Baal, el Todopoderoso,
llegó la Virgen Anat, agasajaron a la Gran Dama, Ashera del Mar, obsequiaron a la
Progenitora de los dioses; y respondió la Gran Dama, Ashera del Mar: ¿Cómo es que
agasajáis a la Gran Dama, Ashera del Mar, obsequiáis a la Progenitora de los dioses? 30
¿Habéis agasajado ya al Toro El, el Entrañable, y obsequiado al Creador de las
creaturas? Y respondió la Virgen Anat: Agasajamos ahora a la Gran Dama, Ashera del
Mar, obsequiamos a la Progenitora de los dioses. 35 Luego le obsequiaremos a él. Se
acomodó Baal, el Todopoderoso, se acomodó la Gran Dama, Ashera del Mar, se
acomodó la Virgen Anat. 40 Mientras comían y bebían las divinidades, se
proporcionaron reses lechales, con un cuchillo 'a la sal' filetes de cebón. Bebieron en
cáliz vino, en copa de oro sangre de cepas [...].

BMe (KTU 1.4 c4) (Del Olmo 1998) 1 Convencida de la buena causa de Baal, Ashera
se pone en marcha hacia la morada de su esposo, El. Una vez recabado su
consentimiento, se procederá a la edificación del palacio de Baal, de la que se encargará

99
el dios artesano, Kothar. Un sacrificio festejará su culminación. El texto se extiende de
manera ininterrumpida a lo largo de las columnas IV-VI.

Preparativos y viaje de Ashera

BMe (KTU 1.4 c4) (Del Olmo 1998) 1 […] Y respondió la Gran Dama, Ashera del
Mar: Escuchad, ¡oh Santo y Bendito, pescadores de la Gran Dama, Ashera del Mar:
Ensillen el asno, aparejen el macho, poned los jaeces de plata, las gualdrapas de oro
amarillo, preparad el jaez de la borrica. 10 Escucharon Santo y Bendito y enjaezaron el
asno, aparejaron el macho, pusieron los jaeces de plata, las gualdrapas de oro amarillo,
prepararon el jaez de la borrica. Tomaron en brazos Santo y Bendito y pusieron a
Ashera a lomos del asno, en lo mejor de la grupa del macho. El Santo se puso a
iluminar, el Bendito como una estrella por delante. 15 Seguía detrás la Virgen Anat,
mientras Baal se marchó a las alturas de Safón. Así, puso entonces cara hacia El, que
mora en la fuente de los dos raudales, en el seno del manantial de los dos océanos. Se
dirigió a la gruta de El y entró en la morada del Rey, Padre de años. A los pies de El se
inclinó y cayó, se postró y le rindió honores.

Construcción del palacio.

BMe (KTU 1.4 c4) (Del Olmo 1998) 30 Apenas la vio El, desfrunció el ceño y se echó
a reir. Sus pies en el posador apoyó y retorció sus dedos. Alzó su voz y exclamó:
¿Cómo es que llega la Gran Dama, Ashera del Mar?, ¿cómo es que viene la Progenitora
de los dioses? Sin duda tendrás hambre, toma un bocado, o si tienes sed, bebe un trago.
Come o bebe, come de las mesas viandas, bebe en cáliz vino, en copa de oro sangre de
cepas. ¿Acaso el amor de El, el Rey, te ha excitado, el afecto del Toro te ha conmovido?
40 Y respondió la Gran Dama, Ashera del Mar: ¡Tu mensaje, El, es sabio, sabio eres por
la eternidad! ¡Dichosa vida la de tu mensaje!: ¡Nuestro reyes Baal, el Todopoderoso,
nuestro Justo, al que no hay quien supere!. Todos a una su cáliz le llevaremos, todos a
una le llevaremos su copa. Suspirando exclamó así el Toro El, su padre, El, el Rey que
le estableció. Exclamaron Ashera y sus hijos, la diosa madre y el clan de sus parientes:
50 No tiene casa Baal, no, como los dioses, ni mansión como los hijos de Ashera, la
morada de El es el cobijo de su hijo. La morada de la Gran Dama, Ashera del Mar, es la
morada de las novias gloriosas; la morada de Pidray, hija de la luz, el cobijo de Talay,
hija de la llovizna, la morada de Arsay, hija de la crecida. 60 Y respondió el Benigno,
El, el Entrañable: ¿Pero acaso un esclavo soy, un criado de Ashera? ¿acaso un esclavo
soy que empuña la llana o es una esclava Ashera para dedicarse a hacer ladrillos?

BMe (KTU 1.4 c5) (Del Olmo 1998) 1 ¡Constrúyase una casa a Baal como la de los
dioses, una mansión, sí, como la de los hijos de Ashera! Respondió la Gran Dama,
Ashera del Mar: ¡Grande eres, El, en verdad eres sabio! 5 La canicie de tu barba de
veras te instruye, la compasión que abriga (?) tu pecho. Ya que así podrá almacenar su
lluvia Baal, hacer acopio de abundancia de nieve. y podrá dar su voz desde las nubes,
fulminar a la tierra rayos. 10 ¡Que una casa de cedro le acaben o, en todo caso, una casa
de ladrillo le levanten! Comuníquese, pues, a Baal, el Todopoderoso: Convoca una
cuadrilla en tu casa, una brigada dentro de tu palacio. 15 Que te aporten los montes
abundante plata, las colinas el más preciado oro, que te aporten las más nobles gemas. Y
construye una casa de plata y oro, una casa del más puro lapislázuli. Se alegró la Virgen
Anat, alzó los pies y saltó a tierra. Así, puso entonces cara hacia Baal que mora en las
alturas de Safón, a traves de mil acres, diez mil fanegas. 25 Se rió la Virgen Anat, alzó

100
su voz y exclamó: Entérate, Baal, de las nuevas que te traigo: se te va a construir una
casa como la de tus hermanos, una mansión como la de tus parientes. Convoca una
cuadrilla en tu casa, una brigada dentro de tu palacio. Que te aporten los montes
abundante plata, las colinas el más preciado oro; y construye una casa de plata y oro,
una casa del más preciado lapislázuli. 35 Se alegró Baal, el Todopoderoso, convocó una
cuadrilla en su casa, una brigada dentro de su palacio. Le aportaron los montes
abundante plata, las colinas el más preciado oro, le aportaron las más nobles gemas.
Envió por Kothar-Hasis. Ahora se vuelve a recitar: cuando son enviados mancebos
mensajeros. 45 Después que llegó Kothar-Hasis puso un buey ante él, un cebón
directamente ante su vista. Se preparó un trono y se le sentó a la diestra de Baal, el
Todopoderoso. Mientras comían y bebían los dioses, respondió Baal, el Todopoderoso,
replicó el Auriga de las nubes: 50 De prisa una casa, Kothar, de prisa alza un palacio;
de prisa una casa has de construir, de prisa has de alzar un palacio en las cumbres de
Safón. Mil acres abarcará la casa, diez mil fanegas el palacio. Y respondió Kothar-
Hasis: Escucha, ¡oh Baal, el Todopoderoso!, atiende, ¡oh Auriga de las nubes! Voy a
poner una claraboya en la casa, una ventana en el palacio. 60 Y respondió Baal, el
Victorioso: No pongas claraboya en la casa ni ventana en el palacio […]

BMe (KTU 1.4 c6) (Del Olmo 1998) 1 Y respondió Kothar-Hasis: Ya atenderás, Baal, a
mis palabras. Repitió su frase Kothar-Hasis: Escucha, por favor, ¡oh Baal, el
Todopoderoso! Déjame poner una claraboya en la casa, una ventana en el palacio. Y
respondió Baal, el Poderososo: 10 No pongas claraboya en la casa, ni ventana en el
palacio, no desaparezca Pidray, hija de la luz, huya (?) Talay, hija de la llovizna; no se
alce el amado de El, YaW, y se apreste a resistirme y escupirme. Volvió a responder
Kothar-Hasis: Ya atenderás, Baal, a mis palabras. Los dioses (?) a construir su casa se
apresuraron (?), a alzar su palacio. Marcharon al Líbano y a sus bosques, al Shiryón,
codiciado por sus cedros. 20 ¡Oh, sí, el Líbano y sus árboles, el Shiryón, codiciado por
sus cedros! Encendieron fuego en la casa, llamas en el palacio. Así un día y otro devoró
el fuego en la casa, las llamas en el palacio. Un tercer y cuarto día devoró el fuego en la
casa, las llamas en el palacio. 30 Un quinto y sexto día devoró el fuego en la casa, las
llamas en el palacio. Y, ¡mira!, al séptimo día se extinguió el fuego en la casa, las
llamas en el palacio. Se había convertido la plata en láminas, el oro transformado en
ladrillos. Se alegró Baal, el Todopoderoso. Mi casa de plata he construido, mi palacio
de oro. La distribución de su casa Baal dispuso, Hadad dispuso la distribución de su
palacio.

Banquete de inauguración.

BMe (KTU 1.4 c6) (Del Olmo 1998) 40 Degolló bueyes y también ovejas, abatió toros
y carneros cebones, novillos de un año, corderos, lechales a montones. Invitó a sus
hermanos a su casa, a sus parientes a su palacio, invitó a los setenta hijos de Ashera.
Abasteció a los dioses de corderos y vino, abasteció a las diosas de corderas y vino,
abasteció a los dioses de toros y vino, abasteció a las diosas de vacas y vino, abasteció a
los dioses de reposeras y vino, abasteció a las diosas de asientos y vino, abasteció a los
dioses de jarras y de vino, abasteció a las diosas de tazas y de vino. 55 Mientras comían
y bebían los dioses, se proporcionaron reses lechales, con un cuchillo 'a la sal' filetes de
cebón. Bebieron en cáliz vino, en copa de oro sangre de cepas […]

Toma de posesión del trono y del reino.

101
BMe (KTU 1.4 c7) (Del Olmo 1998) 1 [...] en su casa de lapislázuli. Se sentó en su
trono Baal, el Todopoderoso, en el lugar del poder. El amado de El, YaW, hacía de
posapie, sus pies reposaban sobre su cabeza. El dios Hadad se alejó luego de la
montaña, mientras se divertían los dioses en Safón. Pasó de ciudad en ciudad, se paseó
de villa en villa. 10 Sesenta y seis ciudades tomó, setenta y siete villas; ochenta Baal
asoló, noventa Baal desalojó. Hadad a su palacio volvió, Baal dentro de su casa.
Afirmación de soberanía y respondió Baal, el Todopoderoso: Voy a poner a Kothar hoy
mismo, a Kothar con esta misma fecha, a que abra una ventana en la casa, una claraboya
en el palacio; que abra incluso una abertura en la nubes, conforme a las palabras del
mismo Kothar-Hasis. 20 Se echó a reír Kothar-Hasis, alzó su voz y exclamó: ¿No te lo
dije, ¡oh Baal, el Victorioso!, que ya atenderías, Baal, a mis palabras? Abrió una
ventana en la casa una claraboya en el palacio, abrió Baal una aspillera en las nubes. 30
Su voz santa Baal emitió, repitió Baal la expresión de sus labios. Su voz santa hizo
temblar la tierra, la expresión de sus labios los montes. Vaya hacer temblar al más
oculto [...]; las alturas primordiales, los altos de la tierra temblarán. Los enemigos de
Baal se acogieron a los bosques, los adversarios de Hadad a las laderas del monte. Y
respondió Baal, el Todopoderoso: Enemigos de Hadad, ¿por qué os asustáis, por qué
teméis los dardos del 'Valeroso'? 40 Los ojos de Baal preceden a sus manos, cuando se
dispara el asta de cedro de su diestra. ¿Después que se ha sentado Baal en su casa,
alguien, rey o no, una tierra de dominio establecerá? ¿Un correo no he de enviar ahora
al divino Mot, un heraldo al amado de El, el Adalid, de modo que grite a Mot en su
alma, se instruya el amado de El en su interior? 50 Soy el único que reinará sobre los
dioses, el que de veras engordará a dioses y hombres, el que saciará a las multitudes de
la tierra. En voz alta a sus mancebos Baal así gritó: Mirad, Gapán y Ugar en oscuridad
está envuelto el mar, en densa tiniebla las cumbres primordiales? Las alas de las
bandadas de aves se abrasan, de las nubes las bandadas bajan, de los cielos las aves
descienden (?) […]

BMe (KTU 1.4 c8) (Del Olmo 1998) 1 Así, pues, poned cara hacia el monte
Targhuziza, hacia el monte Tharrumagi, hacia los dos altos del confín de la tierra. Alzad
la montaña sobre las manos, el macizo encima de las palmas, y descended a la morada
de reclusión de la 'tierra', contaos entre los que bajan a esa 'tierra'. 10 Así, pues, poned
cara hacia su ciudad 'Fangosa', pues una poza es el trono de su sede, un lodazal la tierra
de su posesión. Y prestad atención, heraldos divinos: no os acerquéis demasiado al
divino Mot, no os ponga como un cordero en su boca, como un lechal en la abertura de
su esófago quedéis triturados. 20 Pues la Luminaria de los dioses, Shapash, abrasando
está el vigor de los cielos por manos del amado de El, Mot. A mil acres, diez mil
fanegas, a los pies de Mot inclinaos y caed, postraos y rendidle honores, y decid al
divino Mot, repetid al amado de El: 30 Mensaje de Baal, el Todopoderoso, palabra del
más potente de los héroes: Mi casa de plata he construido, mi palacio de oro [...]. 40
He invitado (?) a mis hermanos, a toda mi estirpe, a mis hermanos he invitado a mi
morada, a mi estirpe dentro de mi palacio. No invito sin embargo al divino Mot, para
que no se sacie el hijo de El, engorde el amado de El, el héroe. Partieron Gapán y
Ugar [...]

Combate de Baal (vida) contra Mot (muerte). Resurrección de Baal.

Respuesta-mensaje de Mot.

102
BMe (KTU 1.4 c8) (Del Olmo 1998) 50 Y respondió el Amado de El, Mot: Así, pues,
poned cara hacia Baal que mora en las alturas de Safón. y decid a Baal, el
Todopoderoso, repetid al Auriga de las nubes: Mensaje del divino Mot, palabra del
amado de El, el Adalid: Sábete que mi apetito es el apetito del león de la estepa, o, si se
quiere, la gana del tiburón que mora en el mar; o bien el ansia de la alberca que buscan
los toros salvajes, de la fuente que anhela, sí, la manada de ciervas; o, dicho sin rodeos,
mi apetito devora a montones. Y es verdad que a dos manos engullo y que son siete las
raciones de mi plato y que mi copa mezcla vino a raudales. Invítame, pues, Baal, junto
con mis hennanos, convídame, Hadad, junto con mis parientes a comer con mis
hermanos viandas y a beber con mis parientes vino. ¿Has acaso olvidado, Baal, que voy
de veras a destruirte, que vaya machacarte? [Borde] El escriba fue Ilimilku, Ministro-
Oficiante de culto y de actas de Niqmad, Rey de Ugarit.

BMe (KTU 1.5 c1) (Del Olmo 1998) 1 Aunque aplastaste a Leviatán, la serpiente
huidiza, acabaste con la serpiente tortuosa, el 'Tirano' de siete cabezas, y se arrugaron y
aflojaron los cielos como el ceñidor de tu túnica 5 Pienso devorar a palmos, a trozos de
dos codos. ¡Venga, pues, desciendé a las fauces del divino Mot, al sumidero del amado
de El, el Adalid! 10 Marcharon sin detenerse los dos dioses; así, pusieron entonces cara
hacia Baal que mora en las alturas de Safón. y dijeron Gapán y Ugar: Mensaje del
divino Mot, palabra del amado de El, el Adalid: Mi apetito, sí, es el apetito del león de
la estepa, si se quiere, la voluntad del tiburón que mora en el mar; o bien el ansia de la
alberca que buscan los toros salvajes, de la fuente que anhela, sí, la manada de ciervas.
20 O, dicho sin ambages, mi apetito devora a montones y es verdad que a dos manos
engullo y que son siete las raciones de mi plato y que mi copa mezcla vino a raudales.
Invítame, pues, Baal, junto con mis hermanos, convídame, Hadad, junto con mis
parientes a comer con mis hermanos viandas y a beber con mis parientes vino. ¿Has
acaso olvidado, Baal, que voy de veras a destruirte, que voy a machacarte (?)? 30
Aunque aplastaste a Leviatán, la serpiente huidiza, acabaste con la serpiente
tortuosa, el 'Tirano' de siete cabezas, y se arrugaron y aflojaron los cielos como el
ceñidor de tu túnica, te pienso devorar a palmos, a trozos de dos codos. ¡Venga, pues,
desciende a las fauces del divino Mot, al sumidero del amado de El, el Adalid! […]

Diálogo entre Mot y Baal.

BMe (KTU 1.5 c2) (Del Olmo 1998) 1 […] Cuando ponga Mot un labio en la tierra y
otro en el cielo, cuando extienda su lengua a las estrellas, entrará Baal en sus entrañas,
en su boca caerá cuando se agoste el olivo, el producto de la tierra y la fruta de los
árboles. 5 Se atemorizó ante él Baal, el Todopoderoso, le tuvo miedo el Auriga de las
nubes: Marchad, decid al divino Mot, repetid al amado de El, el Adalid: Mensaje de
Baal, el Todopoderoso, palabra del más potente de los héroes: ¡Qué vergüenza, oh
divino Mot!, ¡siervo tuyo soy a perpetuidad! Marcharon sin detenerse los dos dioses;
así, pusieron entonces cara hacia el divino Mot, hacia su ciudad 'Fangosa', pues una
poza es el trono de su sede, un lodazal la tierra de su posesión. Alzaron su voz y
exclamaron: Mensaje de Baal, el Todopoderoso, palabra del más potente de los héroes:
¡Qué vergüenza, oh divino Mot!, siervo tuyo soy a perpetuidad! Se alegró el divino
Mot, alzó su voz y exclamó: ¿Cómo podrá ahora proporcionar humedad Baal, cómo
podrá Hadad esparcir gotas? El vigor de Hadad [...]. ¿Cómo es que ahora me invita
Baal con mis hermanos, me convida Hadad con mis parientes?

Instrucciones para el viaje.

103
BMe (KTU 1.5 c3) (Del Olmo 1998) 1 […] Amplia es la morada que has de alcanzar,
grande la mansión de la 'dicha', una delicia la tierra de la 'dicha'. A tal efecto (?) te has
de preparar, has de completar tu atuendo (?). Ha de ser blanco tu vestido, ha de tener la
blancura de la Luna, puro como las estrellas ha de ser tu atuendo. 10 Luego gritaré a
Mot para que salga de su casa, al Amado de El, para que salga de dentro de su
palacio. A ti (?) te transformaré en [...] te convertiré en [...]. Pon cara de asustado (?) y
ve , ¡oh Baal!, pon cara de asustado y ve, ¡oh dios!, ve, ¡el más apuesto de los dioses!
Y di a Mot: Crías de ganado en abundancia te traigo, crías de ganado en abundaeia te
aporto. Luego gritaré otra vez a Mot para que salga de su casa, al Amado de El para
que salga de dentro de su palacio. 20 Pon cara de asustado y ve, ¡oh dios ve, Baal, y
di al divino Mot. Con abundacia de crías de ganado vengo, con abundacia de ganado
lanar y vacuno, ganado rollizo en abundacia traigo. Luego gritaré otra vez a Mot para
que salga de su casa, al Amado de El para que salga de dentro de su palacio. Pon
cara de asustado y ve, ¡oh Baa!, pon cara de asustado y ve, ¡oh dios!

BMe (KTU 1.5 c4) (Del Olmo 1998) 1 Cien espíritus (?) envió (?) a que escrutaran la
tierra. Alzó su voz y exclamó: ¿Dónde, pues, está Baal, el Todopoderoso, dónde
Hadad, el más potente de los héroes? ¡Que se presente Baal con siete de sus
servidores con ocho de sus guardaespaldas! ¡Que se acerque [...] a comer de mi caza!
Mientras comían y bebían los dioses se proporcionaron reses lechales con un cuchillo
'a la sal' filetes de cebón. Bebieron en cáliz vino, en copa de oro sangre de cepas.
Copas de plata llenaron, cáliz tras cáliz. Y repitieron la ronda de vino los coperos (?),
subieron mosto de la casa, vino de la casa de El, hasta agotar los depósitos,
acarrearon a cuestas. [Alzaron su voz los dioses]: Quién ha enviado a decir [...], quién
ha enviado a decir una calumnia [...]? Repitieron [...] Un detractor [...]

Instrucciones para Baal.

BMe (KTU 1.5 c5) (Del Olmo 1998) 1 […] Escucha, Baal, el Todopoderoso, ama a una
novilla en la tierra de 'Peste', a una vaquilla en los campos de 'Playa-Mortandad'. Yace
con ella setenta y siete veces, que sea montada ochenta y ocho y conciba y para un
infante. Baal, Todopoderoso, invístele con vestido de novillo tuyo con tu fuerza,
regalo de tu diestra, con las cadenas que cuelgan (?) de tu pecho. 5 El vigor de un
novillo tendrá tu hijo; le pondré en la caverna de los dioses de la 'tierra'. Y recoge tus
nubes, tu viento, tu borrasca, tu lluvia, contigo a tus siete mancebos, a tus ocho
guardaespaldas; contigo a Pidray, hija de la luz, contigo a Talay, hija de la llovizna. 10
Entonces tu cara dirige, sí, hacia la montaña Kankanay. Alza la montaña sobre las
manos, el macizo encima de las palmas y desciende a la morada de reclusión de la
'tierra', cuéntate entre los que bajan a esa 'tierra' y sabrán los dioses que has muerto.
Escuchó Baal, el Todopoderoso, amó a una novilla en la <tierra de> 'Peste', a una
vaquilla en los campos de 'Playa-Mortandad'. 20 Yació con ella setenta y siete veces,
fue montada ochenta y ocho y concibió y parió un infante. Baal, el Todopoderoso, le
invistió con el vestido de toro suyo, con su fuerza, regalo de su diestra, con las cadenas
que colgaban de su pecho. El vigor de un novillo tuvo su hijo; le pusieron en la
caverna de los dioses de la 'tierra'. y Baal recogió sus nubes, su viento, su borrasca. su
lluvia, consigo a sus siete mancebos, a sus ocho guardaespaldas; consigo a Pidray, hija
de la luz, consigo a Talay, hija de la llovizna. 30 Entonces su cara dirigió, sí, hacia la
montaña Kankanay. Alzó la montaña sobre las manos, el macizo encima de las palmas y

104
descendió a la morada de reclusión de la 'tierra', se contó entre los que bajan a esa
'tierra' y supieron los dioses que había muerto.

Muerte de Baal.

BMe (KTU 1.5 c6) (Del Olmo 1998) 1 […] Así, pusieron entonces cara hacia El, que
mora en la fuente de los dos raudales, en el seno del venero de los dos océanos. Se
dirigieron a la gruta de El y entraron en la morada del Rey, Padre de años. Alzaron
su voz y exclamaron: Hemos dado vueltas hasta los extremos de la tierra, hasta los
límites de las praderas. Llegamos a la 'delicia' de la tierra de 'Peste', a la 'hermosura' de
los campos de 'Playa-Mortandad', llegamos hasta Baal, caído en tierra. ¡Muerto está
Baal, el Todopoderoso, pereció el Príncipe, Señor de la tierra! 10 Entonces el Benigno,
El, el Entrañable, bajó del trono, se sentó en el escabel, y dejando el escabel se sentó en
tierra. Esparció ceniza de aflicción sobre su cabeza, polvo de humillación sobre su
cráneo, por vestido se cubrió con una túnica ritual. La piel con un cuchillo de piedra
desgarró, las dos trenzas con una navaja de afeitar, se laceró las mejillas y el mentón.
Roturó la caña de su brazo, aró como un huerto su pecho, como un valle roturó su
dorso. Alzó su voz y exclamó: ¡Baal está muerto! ¿Qué va a ser del pueblo? ¡El hijo de
Dagón! ¿Qué va a ser de la multitud? En pos de Baal voy a bajar a la 'tierra'. 30
También Anat recorrió y rastreó todo monte hasta las entrañas de la tierra, toda altura
hasta el seno de los campos. Llegó a la 'delicia' de la tierra de 'Peste', a la 'hermosura' de
los campos de 'Playa-Mortandad', llegó hasta Baal, caído en tierra. Esparció ceniza de
aflicción sobre su cabeza, polvo de humillación sobre su cráneo, por vestido se
cubrió con una túnica ritual.

Banquete funerario.

BMe (KTU 1.6 c1) (Del Olmo 1998) 1 La piel con un cuchillo de piedra desgarró, las
dos trenzas con una navaja de afeitar, se laceró las mejillas y el mentón. Roturó la
caña de su brazo aró como un huerto su pecho, como un valle roturó su dorso. Alzó su
voz y exclamó: ¡Baal está muerto! ¿Qué va a ser del pueblo? ¡El hijo de Dagón! ¿Qué
va a ser de la multitud? En pos de Baal vamos a bajar a la 'tierra'. Con ella bajó la
Luminaria de los dioses, Shapash. Hasta que se sació de llorar, bebió como vino
lágrimas. 10 En voz alta gritó a la Luminaria de los dioses, Shapash: Cárgame, por
favor, a Baal, el Todopoderoso. Escuchó la Luminaria de los dioses, Shapash, alzó a
Baal, el Todopoderoso, a hombros de Anat, sí, le puso. Lo subió ella a las cumbres de
Safón, le lloró y le sepultó, le puso en la caverna de 1os dioses de la 'tierra'. 20 Degolló
setenta toros salvajes, como sacrificio fúnebre de Baal, el Todopoderoso; degolló
setenta reses de vacuno, como sacrificio fúnebre de Baal, el Todopoderoso; degolló
setenta reses ovinas, como sacrificio fúnebre de Baal, el Todopoderoso; degolló setenta
ciervos, como sacrificio fúnebre de Baal, el Todopoderoso; degolló setenta cabras
monteses, como sacrificio fúnebre de Baal, el Victorioso; degolló setenta ciervos
pequeños, como sacrificio fúnebre de Baal, el Todopoderoso.

El y Anat: la elección del sustituto de Baal.

BMe (KTU 1.6 c1) (Del Olmo 1998) 30 Ante su estirpe se declaró viuda en edad de
casarse (?) Anat, de modo que uno de sus próceres fuese cuñado de los dioses. Así,
puso entonces cara hacia El que mora en la fuente de los dos raudales, en el seno del
manantial de los dos océanos. Se dirigió a la gruta de El y entró en la morada del Rey,

105
Padre de años. A los pies de El se inclinó y cayó se postró y le rindió honores. Alzó su
voz y exclamó: 40 ¡Que se alegren ahora Ashera y sus hijos, la diosa madre y el clan de
sus parientes! Pues muerto está Baal, el Todopoderoso, pereció el Príncipe, Señor de la
Tierra. En voz alta gritó El a la Gran Dama, Ashera del Mar: Escucha, ¡oh Gran Dama,
Ashera del Mar!, propón uno de tus hijos para que le haga rey. Y respondió la Gran
Dama, Ashera del Mar: ¡Venga, hagamos rey a uno inteligente y perspicaz! 50 Y
respondió el Benigno, El, el Entrañable: Uno débil de fuerzas no podrá competir, con
Baal no podrá medir su lanza, con el hijo de Dagón, porque desfallecerá. Y respondió la
Gran Dama, Ashera del Mar: ¡Hagamos entonces rey a Athtar, el Terrible! ¡Que reine
Athtar, el Terrible! 60 Acto seguido Athtar, el Terrible, subió a las cumbres de Safón, se
sentó en el trono de Baal, el Todopoderoso. Sus pies no llegaban al escabel, su cabeza
no alcanzaba a su remate. Y respondió Athtar, el Terrible: No puedo reinar en las
cumbres de Safón. Descendió Athtar, el Terrible, descendió del trono de Baal, el
Todopoderoso. ¿Acaso iba a reinar en la tierra, que de Dios es toda ella? quien sólo vale
(?) para sacar agua con un caldero, quien sólo vale (?) para sacar agua con una jarra?

Anat busca a Baal.

BMe (KTU 1.6 c2) (Del Olmo 1998) 1 […] Un día y más pasaron y Anat, la Doncella,
le buscó. Como el corazón de la vaca por su ternero, como el corazón de la oveja por su
cordero, así batía el corazón de Anat por Baal. Recogió a Mot por el borde del vestido,
le agarró por el extremo del manto. 10 Alzó su voz y exclamó: ¡Venga, Mot, dame a mi
hermano! Y respondió el divino Mot: ¿Qué deseas de mí, ¡oh Virgen Anat!? Recorrí y
rastreé todo monte hasta las entrañas de la tierra, toda altura hasta el seno de los
campos. Mi apetito estaba a falta de hombres, mi gana a falta de las multitudes de la
tierra. 20 Llegué a la delicia de la tierra de 'Peste', a la hermosura de los campos de
'Playa-Mortandad'. Encontré a Baal, el Todopoderoso, le puse como un cordero en mi
boca, como un lechal en la abertura de mi esófago quedó triturado. La Luminaria de los
cielos, Shapash, abrasando estaba el vigor de los cielos en manos del divino Mot. Un
día y más pasaron, los días se hicieron meses, Anat, la Doncella, le buscó. Como el
corazón de la vaca por su ternero, como el corazón de la oveja por su cordero, así batía
el corazón de Anat por Baal. 30 Recogió al divino Mot; con un cuchillo le partió, con un
cernidor le separó, en el fuego le quemó, con piedras de molino le trituró, en el campo
le diseminó. Su carne la comieron, sí, los pájaros, sus trozos los devoraron las aves; la
carne a la carne llamó.

Resurrección de Baal.

BMe (KTU 1.6 c3) (Del Olmo 1998) 1 […] Pero si está muerto Baal, el
Todopoderoso, y si pereció el Príncipe, Señor de la tierra, en el sueño del Benigno,
El, el Entrañable, en la visión del Creador de las creaturas los cielos aceite no
lloverán, los torrentes no fluirán con miel, y sabré que murió Baal, el
Todopoderoso, que pereció el Príncipe, Señor de la tierra. 10 Pero si está vivo Baal, el
Todopoderoso, y si está en su ser el Príncipe, Señor de la tierra, en el sueño del
Benigno, El, el Entrañable, en la visión del Creador de las creaturas, los cielos aceite
lloverán, los torrentes fluirán con miel, y sabré que está vivo Baal, el Todopoderoso,
que está en su ser el Príncipe, Señor de la tierra. En el sueño del Benigno, El, el
Entrañable, en la visión del Creador de las creaturas, los cielos aceite llovieron, los
torrentes fluyeron con miel. Se alegró el Benigno, El, el Entrañable, sus pies en el
escabel apoyó, y desfrunció el ceño y se echó a reír. 20 Alzó su voz y exclamó: Me

106
sentaré y reposaré, y reposará en mi pecho mi alma, porque está vivo Baal, el
Victorioso, porque está en su ser el Príncipe, Señor de la tierra. En voz alta gritó El a la
Virgen Anat: Escucha, ¡oh Virgen Anat!, di a la Luminaria de los dioses, Shapash:

BMe (KTU 1.6 c4) (Del Olmo 1998) 1 Resecos están los surcos de los campos, ¡oh
Shapash!, resecos los surcos de los campos, ¡Dios!. Baal ha dejado los surcos de la
arada. ¿Dónde está Baal, el Todopoderoso, dónde el Príncipe, Señor de la tierra?
Marchó la Virgen Anat; así, puso entonces cara hacia la Luminaria de los dioses,
Shapash. 10 Alzó su voz y exclamó: Mensaje del Toro El, tu padre, palabra del
Benigno, tu progenitor: Resecos están los surcos de los campos, ¡oh Shapash!, resecos
los surcos de los campos, ¡Dios! Baal ha dejado los surcos de la arada. ¿Dónde está
Baal, el Victorioso, dónde el Príncipe, Señor de la tierra? Y respondió la Luminaria de
los dioses, Shapash: Vierte vino chispeante de las tinas, que traiga la comitiva de tus
congéneres, que buscaré a Baal, el Todopoderoso. 20 Y respondió la Virgen Anat:
Doquiera vayas, ¡oh Shapash!, doquiera, El te proteja, que te protejan en paz los dioses
[…]

Profecía sobre Baal y reencuentro con Mot

BMe (KTU 1.6 c5) (Del Olmo 1998) 1 Agarrará Baal a los hijos de Ashera; a los
grandes golpeará con el alfanje, a los que son como YaW golpeará con la maza, a los
pequeños arrastrará por tierra y se sentará Baal en su trono regio, en el diván, el lugar
de su poder. 10 Los días se hicieron meses, los meses se hicieron años; hasta que a los
siete años aflojó (?) el divino Mot ante Baal, el Todopoderoso. Alzó su voz y exclamó:
Por tu causa, Baal, he visto la postración, por tu causa he visto el aventamiento a
cernidor, por tu causa he visto el trinchamiento a cuchillo, por tu causa he visto la
combustión por fuego, por tu causa he visto la molienda a la piedra, por tu causa he
visto el cernido con criba, por tu causa he visto la caída (?) en el campo, por tu causa he
visto la diseminación en el mar. 20 Dame uno de tus hermanos para que le devore y cese
la ira que padezco. Si no me das uno de tus hermanos, mira, entonces serán mi presa
[...], mi alimento, los hombres, mi comida, las multitudes de la tierra. ¡Que caiga,
pues, uno de tus hermanos, […]

Combate Baal-Mot.

BMe (KTU 1.6 c6) (Del Olmo 1998) 1 Se peleó por la plata, se posesionó del oro del
que quiso echarle de las alturas de Safón, expulsarle de su trono regio como un
pájaro de sus dominios. Entregó sus propios hermanos Baal como alimento al
divino Mot, como consumición, el Campeón de los pueblos. Entonces los consumió el
divino Mot, devoró (?) a sus siete mancebos. 10 Y respondió el divino Mot: Y he aquí
que a mis hermanos hizo Baal mi alimento, a los hijos de mi madre, mi consumición. Se
volvió hacia Baal que mora en las cumbres de Safón, alzó su voz y exclamó: A mis
hermanos hiciste, Baal, mi alimento, a los hijos de mi madre, mi consumición. Se
atacaron como luchadores: Mot era fuerte, Baal era fuerte. Se acornearon como toros
salvajes: Mot era fuerte, Baal era fuerte. 20 Se mordieron como serpientes: Mot era
fuerte, Baal era fuerte. Se arrastraron como alazanes, Mot cayó, Baal cayó. Desde arriba
Shapash gritó a Mot: Escucha, por favor, ¡oh divino Mot! ¿Cómo puedes pelearte con
Baal, el Todopoderoso? ¿Cómo quieres que te escuchen el Toro El, tu padre? De seguro
arrancará el soporte de tu sede, volcará, sí, tu trono regio, si duda romperá tu cetro de
mando. 30 Se atemorizó el divino Mot, tuvo miedo el amado de El, el Adalid, se agitó

107
Mot en su postración. Alzó su voz y exclamó: Baal ha de instalarse en su trono regio, en
el diván, el lugar de su poder. Asumirá su reino eterno, su dominio por generaciones.
He aquí que contará los años con El, los meses con el Benigno, El, el Entrañable. 40
[...] citó a [...] y familiares: ¡Venga, venid!, ¡venga, bajad!, que la carne (?) es tierna! ¡A
comer, sí, pan de ofrenda, a beber, venga, vino de obsequio! ¡Shapash, a los Refaim
dominas, Shapash, dominas a los divinales! Mira, en torno tuyo están los dioses, mira,
los hombres en torno tuyo. Kothar es tu compañero, y Hasis, tu conocido. Con YaW
están Arish y el Dragón: que Kothar-Hasis los expulse, que los eche Kothar-Hasis. El
escriba fue Ilimilku, shubaní, discípulo de Attán, Arúspice, Sumo Sacerdote, Jefe de
Pastores, Oficiante de Niqmad, Rey de Ugarit, Señor, Dignatario.

Baal lucha contra las divinidades del desierto.

BMe (KTU 1.12 1) (Del Olmo 1998) 1 […] Está resultando nuestra preñez como la de
Shahar, está siendo nuestro parto como el de la Aurora. Nuestra entraña, El, padre
nuestro, el hígado como el fuego nos devoran, nuestros pechos como cachorros nos
mordisquean. 10 El se rió en su corazón, se regocijó en su entraña: Vete, ¡oh Talish!,
sierva de Yarhu, ¡oh Damgay!, sierva de Ashera. 20 Toma tu taburete, tus angarillas, tus
pañales y vete al encinar de Takam, al centro del divino desierto de los demonios Shaiy.
Clava los codos en tierra, los antebrazos en el suelo, retuércete y pare a los 'voraces',
encoge tus rodillas y da a luz a los 'destrozones', El proclamó sus nombres. 30 Tenían
cuernos como toros y morrillo como 'morlacos'; también tenían el aspecto de Baal. Baal
se había ido a rastrear, se había dirigido hacia las lindes del desierto. Y he aquí que
llegó junto a los 'voraces', se topó con los 'destrozones'. Baal los codició ardientemente,
el hijo de Dagón se enardeció por ellos. Baal se les acercó por su pie, sí, el dios Hadad a
su paso.

BMe (KTU 1.12 2) (Del Olmo 1998) 1 [...] y los ojos eran como los de Baal, el rostro
como el de Hadad. Baal se les acercó a pie, el dios Hadad a su paso, de manera
imperceptible (?). Baal los codició ardientemente, el dios Hadad se enardeció por
ellos, su entraña se conmovió (?). 10 Un día y otro pasó (?). Intentó […] estaba
devorado como un […] en […] 20 Y en […] Baal se les acercó por su pie, el dios Hadad
a su paso, de manera imperceptible. Los reunió Baal […], el hijo de Dagón los […] Los
agrupó […], al último […]. Las heces de su copa bebieron, la poción del Noble les
enardeció (?), la poción del Terrible les excitó. 30 A los ojos de Baal los agarró el
miedo, a su torso agarró el espanto, a los pies de Baal los agarró el pavor. Y le
abatieron los 'sedientos' como a un toro, le agarraron los 'voraces' como a un morlaco,
cayó en la ciénaga Baal. Sus hocicos se inflamaron [...], en sus lomos prendió el ardor
[...], sus cuernos como de uno con dolor de cabeza (?) se debilitaron. 40 El quedó
como uno que se abrasa de fiebre, cuyos dientes la muerte (?) hace crujir (?). Se
resquebrajó completamente la tierra, las vaguadas de los campos se resecaron. Siete
años El completó así, sí, ocho giros de tiempo. Pues se vistió como un vestido la sangre
de sus hermanos, como un manto la sangre de sus congéneres. Pues a sus setenta y siete
hermanos salió al paso, también a los ochenta y ocho. 50 El príncipe de sus hermanos
le encontró, sí, le topó el príncipe de sus camaradas. Frente al caudillo más distinguido,
frente a la tropa más escogida cayó así Baal como un toro, se dobló Hadad como un
'morlaco', en medio de la ciénaga, Baal'. Cedió él en la supremacía, cedió en él la
afirmación. Dejó en consecuencia el rey el juicio, abandonaron las aguadoras la fuente;
cesó el murmullo del templo, cesó el tintineo de la fragua.

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Ugarit. Historia del rey Daniel y su hijo Aqhat.

El rey Daniel Daniel pide un hijo con un ritual.

BMe (KTU 1.17 c1) (Del Olmo 1998) 1 De Aqhat […] Entonces Daniel, el Refaí; a
continuación el Prócer Harnamí, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de
beber a los santos. Se quitó su atuendo, se echó encima y se acostó, se quitó su veste y
pernoctó. He aquí un día y otro, revestido a los dioses Daniel, revestido a los dioses
alimentó, revestido dio de beber a los santos. 10 Un tercer y cuarto día revestido a los
dioses Daniel, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de beber a los santos. Un
quinto y sexto día . revestido a los dioses Daniel, revestido a los dioses alimentó,
revestido dio de beber a los santos. Se quitó su atuendo Daniel, se quitó su atuendo, se
echó encima y se acostó, se quitó su vestido y pernoctó.

BMe (KTU 1.17 c1) (Del Olmo 1998) 20 Y, ¡mira!, al séptimo día se acercó, sí, Baal
compadecido de la miseria de Daniel, el Refaí, del quejido del Prócer Harnamí, el que
no tenía hijo como sus hermanos, ni descendencia como sus parientes y dijo: ¡Que
pueda tener un hijo como sus hermanos y descendencia como sus parientes, el que
revestido a los dioses alimenta, revestido da de beber a los santos! Bendícelo, ¡oh Toro
Dios (El)!, padre mío, confórtalo, ¡oh Creador de las creaturas! y haya un hijo suyo en
su casa, descendencia en su palacio: 30 El hijo ideal: pedido que erija la estela de su
dios familiar, en el santuario, la lápida de los votos de su gente; que de la tierra libere
su espíritu, del polvo proteja sus restos; que cierre las mandíbulas de sus detractores,
expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su embriaguez, cargue con él
cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el templo de Baal, y su porción en
e! santuario de Dios (El); que revoque su tejado cuando se forme barro, lave sus
vestidos cuando se ensucien. 40 Una copa tomó Dios (El) en su mano, un cáliz en su
diestra. Bendijo, sí, a su servidor, bendijo a Daniel, el Refaí, confortó al Prócer
Harnamí: En su vigor reviva Daniel, el Refaí, en su apetito, el Prócer Harnamí; en su
espíritu sienta él lozanía, a su lecho suba y se acueste. Al besar a su esposa, haya
concepción, al abrazarla, preñez, pariéndo su concepción, su preñez a Daniel, el Refaí.
El hijo ideal: concedido Haya así un hijo suyo en su casa, descendencia en su palacio,
que erija la estela de su dios familiar, en el santuario la lápida de los votos de tu
gente; que de la tierra libere su espíritu, del polvo proteja sus restos; que cierre las
fauces de sus detractores, expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su
embriaguez, cargue con él cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el
templo de Baal, y su porción en el santuario de Dios (El); que revoque su tejado
cuando se forme barro, lave sus vestidos cuando se ensucien.

Mensaje de Baal a Daniel.

BMe (KTU 1.17 c2) (Del Olmo 1998) 1 Envió Baal a decir a Daniel, el Refaí, sus
mensajeros al Prócer Harnamí: En tu vigor revivirás, Daniel, el Refaí, en tu apetito,
Prócer Harnamí; en tu espíritu sentirás lozanía, a tu lecho subirás y te echarás. Al besar
a tu esposa, habrá concepción, al abrazarla, preñez, pariéndo su concepción, su preñez a
Daniel, el Refaí. Habrá así un hijo tuyo en tu casa, descendencia en tu palacio, El hijo
ideal: comunicado que erija la estela de tu dios familiar, en el santuario la lápida de
los votos de tu gente; que de la tierra libere tu espíritu, del polvo proteja tus restos;
que cierre las fauces de tus detractores, expulse al que te haga algo; que consuma tu
ración en el templo de Baal, y tu porción en el santuario de Dios (El); que te tome por

109
la mano en tu embriaguez, cargue contigo cuando estés harto de vino; que revoque tu
tejado cuando se forme barro, lave tus vestidos cuando se ensucien.

Daniel dispuso un banquete de celebración.

BMe (KTU 1.17 c2) (Del Olmo 1998) 10 A Daniel el rostro se le iluminó y las cejas le
resplandecieron por encima; desfrunció el ceño y se echó a reír, sus pies en el escabel
apoyó. Alzó su voz y exclamó: Me sentaré y descansaré, y reposará mi alma, porque un
hijo me va a nacer como a mis hermanos, descendencia como a mis parientes, El hijo
ideal: conseguido que erija la estela de mi dios familiar, en el santuario la lápida de los
votos de mi gente; que de la tierra libere mi espíritu, del polvo proteja mis restos; que
cierre las fauces de mis detractores, expulse al que me haga algo; que me tome por la
mano en mi embriaguez, cargue conmigo cuando esté harto de vino; que consuma mi
ración en el templo de Baal, mi porción en el santuario de Dios ((El); que revoque mi
tejado cuando se forme barro, lave mis vestidos cuando se ensucien. 20 Se dirigió
Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa los dignatarios: las
parteras [Kotharot], las hijas del Resplandor, las Golondrinas. 30 A continuación,
Daniel, el Refaí, inmediatamente el Prócer Harnamí, un buey sacrificó para las parteras,
dio de comer y de beber a las parteras, a las hijas del Resplandor, las Golondrinas. He
aquí, un día y otro dio de comer y de beber a las parteras, a las hijas del Resplandor, las
Golondrinas. Un tercer y cuarto día dio de comer y de beber a las parteras, a las hijas del
Resplandor, las Golondrinas. Un quinto y sexto día dio de comer y de beber a las
parteras, a las hijas del Resplandor, las Golondrinas. 40 Y, ¡mira!, al séptimo día se
marcharon de su casa las parteras, las hijas del Resplandor, las Golondrinas,
dispensadoras de la delicia del lecho fecundo, de la belleza del lecho de procreación. Se
sentó Daniel a contar sus meses: un mes y otro dejó transcurrir, un tercer y cuarto mes
pasar. El décimo mes llegó y el seno de su mujer se abrió (?) […].

BMe (KTU 1.17 c3-4) (Del Olmo 1998) 1 […] Nacimiento de Aqhat hijo de Daniel,
imposición del nombre, infancia y adolescencia.

El arco y el banquete.

BMe (KTU 1.17 c5) (Del Olmo 1998) 1 Llevaré un arco [...], multiplicaré por cuatro las
flechas. y he aquí que al séptimo día, entonces Daniel, el Refaí, a continuación el Prócer
Harnamí, se alzó y se sentó a la entrada de la puerta, entre los nobles que en la tierra de
labor estaban a juzgar la causa de la viuda, dictaminar el caso del huérfano. Al alzar
sus ojos, entonces lo vio, a través de mil acres, diez mil fanegas; la marcha de Kothar sí
que vio, contempló el ligero paso de Hasis. He aquí que traía un arco, que había
multiplicado por cuatro las flechas. 10 Al instante Daniel, el Refaí, acto seguido el
Prócer Harnamí, en voz alta a su mujer así exlcamó: Escucha, Dueña Danatay, prepara
un cordero de entre los añejos para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de Hayán, el
artesano ambidiestro. Da de comer, de beber, a los dioses, reconforta y agasájales, a los
Señores de Menfis, que de Dios (Uno) es todo él. 20 Escuchó la Dueña Danatay:
preparó un cordero de entre los añejos para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de
Hayán, el artesano ambidiestro. Cuando llegó Kothar-Hasis, en las manos de Daniel
puso el arco, en sus rodillas dejó las flechas. A continuación, la Dueña Danatay dio de
comer y beber a los dioses, les reconfortó y agasajó, al Señor de Menfis, que de Dios
(Uno) es todo él. Marchó Kothar a su tienda, Hayán se fue a su mansión. 30 A
continuación Daniel, el Refaí, acto seguido el Prócer Harnamí, el arco bautizó y

110
bendijo, por cuenta de Aqhat sin dudar lo bautizó y dijo: ¡Las primicias de tu caza, ¡oh
hijo!, tráeme las primicias de tu caza, las primicias de la caza, sí, a mi palacio! […]

BMe (KTU 1.17 c6) (Del Olmo 1998) 1 […] Comed de toda clase de pan, bebed de
toda clase de vino. Mientras comían y bebían los dioses, se proporcionaron reses
lechales con un cuchillo a la sal, filetes de porcino. Bebieron en cáliz de plata vino,
en copa de oro sangre de cepas, vaciaron copa tras copa. De nuevo sirvieron (?) los
bebedores, hicieron subir mosto […] hasta que se agotó (?) el vino elaborado.

Anat seduce a Aqhat.

BMe (KTU 1.17 c6) (Del Olmo 1998) 10 Del cinto Aqhat tomó una flecha, quedó
montado el arco, creación de Kothar. Al alzar sus ojos Anat lo vio: resplandecía (?)
como un relámpago (?), su nervio como un rayo brillaba, como cuando conmueve al
abismo un rayo. Apeteció Anat disponer de sus flechas, montar el arco, creación de
Kothar-Hasis, cuyos cuernos (?) se curvaban como una serpiente. El cáliz tiró a tierra,
su copa derramó en el suelo. Alzó su voz y exclamó: Escucha, por favor, ¡oh, Prócer
Aqhat! Pide plata y te la daré, oro y te lo otorgaré; pero da tu arco a Anat, tus flechas a
la 'Pretendida de los pueblos'. 20 Y respondió el Prócer Aqhat: Los más estupendos
fresnos del Líbano, los más vigorosos nervios de los toros salvajes, los más estupendos
cuernos de las cabras monteses, los más vigorosos tendones de los jarretes de toro, las
más espléndidas cañas de los vastos cañaverales entrégalos a Kothar-Hasis y que haga
un arco para Anat, flechas para la 'Pretendida de los pueblos'. 30 Respondió la Virgen
Anat: Pide vida, ¡oh Prócer Aqhat!, pide vida y te la daré, inmortalidad y te la otorgaré.
Te haré contar años como Baal, como hijo de Dios (El) contarás meses. Como Baal de
cierto da la vida y convida, al revivido convida y le ofrece de beber, mientras entona y
canta en su presencia el Cantor, también le corresponderé, daré la vida al Prócer Aqhat.
40 Respondió el Prócer Aqhat: No me embrolles, ¡oh Virgen!, pues para un Prócer tus
embrollos son un lodazal. ¿Qué es lo que un hombre consigue como destino último, qué
alcanza un hombre como resultado final? Esmalte se verterá sobre mi cabeza, lechada
sobre mi cráneo; moriré la muerte de todos, y como un mortal también pereceré.
Además, te voy a decir otra cosa: Los arcos son propios de guerreros. ¿Acaso ahora se
dedican a cazar con ellos las mujeres? 45 A carcajadas rió Anat, pero en su corazón
tramó un plan y dijo: Hazme caso, ¡oh Prócer Aqhat!, hazme caso y a ti te haré caso. Si
de seguro te salgo al paso en la senda de la rebeldía, te topo en el camino de la
arrogancia, a mis pies te derribaré, al más apuesto y tenaz de los hombres. 50 Alzó los
pies y saltó a tierra. Puso entonces cara hacia Dios (El) que mora en la fuente de los
dos ríos, en el seno del manantial de los dos océanos. Se dirigió a la gruta de Dios (El)
y entró en la morada del Rey, Padre de años. A los pies de Dios (El) se inclinó y cayó,
se postró y le rindió honores. Calumnió al Prócer Aqhat, denigró al hijo de Daniel, el
Refaí, y dijo la Virgen Anat, alzó su voz y exclamó: Palabras insolentes pronunció (?)
Aqhat, se escuchó [...] Borde El escriba fue Ilimilku, shubaní, discípulo de Attán, el
Arúspice.

BMe (KTU 1.18 c1) (Del Olmo 1998) 1 Entonces destruiré (?) sus flechas, romperé su
arco (?). Y respondió Dios (El), su padre: Estás amoratada (?) de ira, Virgen Anat.
Respondió la Virgen Anat: En la estructura de tu casa, ¡oh Dios (El)!, en la
estructura de tu casa no te complazcas, no te alegres en la grnadeza de tu palacio.
De seguro puedo alcanzarlos con mi diestra, deshacerlos con la potencia de mi brazo.
10 Puedo machacarte la mollera, hacer correr por tu canicie sangre, por la canicie de

111
tu barba, humores. ¡Y que venga Aqhat a salvarte, el hijo de Daniel venga a liberarte
de las manos de la Virgen Anat! 15 Y respondió el Benigno, Dios (El), el Entrañable:
Ya sé, hija, que te pones amoratada de ira y que no hay entre las divinidades
oposición como la tuya. Hija, ve ejecutar la iniquidad de tu corazón, recoge lo que
tienes en tu interior, y pon por obra lo que tiene tu pecho. De seguro tu contrincante
será aplastado. 20 La Virgen Anat partió, puso entonces cara hacia el Prócer Aqhat a
través de mil acres, diez mil fanegas. Y se echó a reír la Virgen Anat, alzó su voz y
exclamó: Escucha, por favor, ¡oh Prócer Aqhat! ¡Somos hermanos!, mejor para ti que
siete de tus parientes vengadores […] De la casa de mi padre me he escapado (?) […]
Vente de caza conmigo (?), te haré (?) un hombre dichoso. 30 Te enseñaré a cazar [...]
en la ciudad de Abiluma. Abiluma, la ciudad del príncipe Yarhu, cuya torre mil acres
ocupa (?), diez mil fanegas su ciudad. [...] Me maquillaré [...] las pupilas [...].

BMe (KTU 1.18 c2-3) (Del Olmo 1998) 1 […] Reacción de Aqhat, que cae en la trampa
que le ha tendido la diosa Anat y diálogo.

Anat ataca y asesina a Aqhat.

BMe (KTU 1.18 c4) (Del Olmo 1998) 1 [...] romperá [...] a palmos, a trozos de dos
codos. Partió la Virgen Anat, puso entonces cara hacia Yatipán, el guerrero
devastador. Alzó su voz y exclamó: Se ha instalado, ¡Yatipán!, el Prócer Aqhat en la
ciudad de Abiluma, en Abiluma, la ciudad del Príncipe Yarhu. ¿No es cierto que se
rehace ahora Yarhu en su cuerno izquierdo, en su cuerno derecho, de la debilidad los
cuernos (?) de su cabeza? 10 Y respondió Yatipán, el guerrero asolador: Escucha, ¡oh
Virgen Anat! Por su arco le quieres herir, por sus flechas quitarle la vida. El Prócer
Apuesto ha preparado toros y carneros porcinos. Quédate en las grutas y nosotros nos
camuflaremos al acecho (?). 20 Y respondió la Virgen Anat: Haz caso, Yatipán y te
haré caso: te pondré como un águila en mi cinto, como un halcón en mi carcasa.
Cuando se siente Aqhat el hijo de Daniel a comer, a nutrirse, sobre él las águilas
revolotearán, acechará una bandada de halcones. Entre las águilas revolotearé, sobre
Aqhat te colocaré. Golpéale dos veces en la mollera, tres por encima de la oreja. 25
Derrama como un asesino su sangre, como un matarife por sus rodillas. ¡Que salga
como un soplo su alma, como flema su aliento, como humo de las narices! Y así no
dejaré vivo su vigor guerrero (?). Recogió a Yatipán, el guerrero asolador, le puso como
un águila en su cinto, como un halcón en su carcaj. 30 Cuando se sentó Aqhat a comer,
el hijo de Daniel a nutrirse, sobre él las águilas revolotearon, le acechó una bandada de
halcones. Entre las águilas revoloteó Anat, sobre Aqhat le colocó. Le golpeó dos veces
en la mollera, tres por encima de la oreja. Derramó como un asesino su sangre, como
un matarife por sus rodillas. Salió como un soplo su alma, como flema su espíritu,
como humo de las narices. 40 Contempló (?) Anat el destrozo de su vigor guerrero, el
exterminio de Aqhat y lloró: ¡Hijo de Daniel!, no te (?) puedo recrear, por tu arco, sí, te
herí, por tus flechas te dejé sin vida. ¡Que mueran (?) y que perezcan las aves, tus
verdugos sean aniquilados! (?).

BMe (KTU 1.19 c1) (Del Olmo 1998) 1 De Aqhat. La Virgen Anat,se puso triste (?)
de en medio de los cielos se dejó caer, Anat con el corazón afligido (?). Se había roto el
arco y como una lira (?) se había quebrado. Allí mismo se inclinó (?) la Virgen Anat, se
sentó y su voz en alto alzó: Las armas como un diestro manejó (?): sus manos como un
tañedor de lira, sus dedos como un tallador de piedra. Entonces hicieron presa sus
dientes, y como comida en las entrañas le metieron, desgarrado por deseo divino. 10 Y

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los dos adversarios decidieron la suerte (?), los dos adversarios al Príncipe Aqhat
abatieron (?), al prohombre de los prohombres (?). Como a una divina víbora en una
cerca, como a un perro atado a su estaca le hice herir. Así pues, sólo por su arco le herí,
por sus flechas no le dejé con vida, pero su arco no me fue entregado. Y por su muerte
se marchitará el brote tierno, las primicias de la fruta de estío se agostarán, las espigas
en su vaina.

Daniel hace un conjuro de venganza por medio de Pughat.

BMe (KTU 1.19 c1) (Del Olmo 1998) 20 Entonces Daniel, el Refaí, acto seguido el
Prócer Harnamí, se alzó y se sentó a la entrada de la puerta, entre los nobles que en la
tierra de labor estaban a juzgar la causa de la viuda, dictaminar el caso del
huérfano. Al alzar sus ojos la vio, a través de mil acres, diez mil fanegas, la marcha
de Pughat de veras vio. 30 Alzando sus ojos también ella lo había visto: la cebada en
la era estaba agostada, en el campo el trigo marchito, ajados los brotes de las vides.
Sobre la casa de su padre águilas revoloteaban, acechaba una bandada de halcones.
Lloró Pughat en su corazón, derramó lágrimas en su interior. 40 Se rasgó la vestidura
Daniel, el Refaí,
la ropa del Prócer Harnamí. Luego Daniel, el Refaí, conjuró a las nubes, en la terrible
sequía a la lluvia temprana: ¡Que las nubes lluevan sobre la fruta de estación de
verano, el rocío se destile sobre las uvas! Pero durante siete años falló Baal, durante
ocho el Auriga de las nubes; no hubo rocío ni llovizna, ni flujo de los dos océanos, ni
dulzura de la voz de Baal. De veras se rasgó la vestidura Daniel, el Refaí, la ropa del
Prócer Harnamí.

BMe (KTU 1.19 c2) (Del Olmo 1998) 1 En voz alta a su hija Daniel gritó: Escucha
Pughat, la que a hombros lleva el agua, la que recoge el rocío de la lana del carnero, la
que conoce el curso de las estrellas. Enjaeza el jumento, apareja el macho; pon mis
riendas, las de plata, mis gualdrapas, las de oro. 10 Escuchó Pughat, la que a hombros
lleva el agua, la que recoge el rocío de la lana del carnero, la que conoce el curso de
las estrellas. Acto seguido enjaezó el jumento, a continuación aparejó el macho. Acto
seguido aupó a su padre, le puso a lomos del jumento, en lo mejor de la grupa del
macho. 20 Arreó Daniel, recorrió sus barbechos. Un tallo vio en el barbecho, un tallo
atisbó en el erial. El tallo abrazó y besó exclamando: ¡Ojalá, doquiera un tallo brote en
el barbecho, un tallo crezca en el erial ardiente, te pueda recoger la mano del Prócer
Aqhat y ponerte dentro del granero! Arreó Daniel, recorrió sus rastrojos. Vio una espiga
en el rastrojo, una espiga atisbó en el secano. Abrazó y besó la espiga exclamando:
¡Ojalá, doquiera una espiga brote en el rastrojo, una espiga crezca en el secano ardiente,
te pueda recoger la mano del Prócer Aqhat y ponerte dentro del granero!

BMe (KTU 1.19 c2) (Del Olmo 1998) 30 No había aún salido de su boca la palabra, de
sus labios el dicho, cuando alzando sus ojos ella lo vio. No había buen augurio (?) en la
marcha de los dos mensajeros. Inconexamente quería salir el mensaje, pero no salía.
Fue golpeado dos veces en la cabeza, tres por encima de la oreja. No estaban trenzados
los bucles de su cabeza, sobre los bucles habían liado un [...], afeitadas, en cambio,
estaban las trenzas. Y derramaban de veras lágrimas como cuartos de siclo [...] Dijeron:
Con la ayuda de Safón, si obtenemos el triunfo, con la ayuda de Safón, si logramos la
victoria, el enemigo será [...]. Pero ahora ¿qué es lo que podemos anunciaros, Daniel?:
Que golpeáronle la cabeza, sus sienes, que cayó a los pies de Anat, que ella no le dejó
levantar. Hizo salir como un soplo su alma, como flema su espíritu, como humo de sus

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narices. 40 A presencia de Daniel llegaron, alzaron su voz y exclamaron: Escucha,
¡oh Daniel, el Refaí!, el Prócer Aqhat ha muerto. Hizo salir la Virgen Anat como un
soplo su alma, como flema su espíritu, como humo de sus narices. A él los pies le
temblaron, por encima su rostro sudó, por detrás los lomos se le doblaron, las
junturas de su lomo se contrajeron, los músculos de su espalda. Alzó su voz y
exclamó: ¡Voy a buscar al que mató a mi hijo, acabar con el que acabó con mi
descendencia (?). 50 […]

BMe (KTU 1.19 c3) (Del Olmo 1998) 1 Alzando sus ojos lo vio, observó en las nubes
a las águilas. Alzó su voz y exclamó: ¡Que rompa Baal las alas de las águilas, que les
rompa Baal los remos! Caigan a mis pies, que abriré sus entrañas para mirar si hay
sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la
tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de las águilas
Baal rompió, Baal les rompió los remos. A sus pies cayeron, abrió sus entrañas y miró:
no había sebo ni había hueso. Alzó su voz y exclamó: ¡Que recomponga Baal las alas
de las águilas, que les recomponga Baal los remos! ¡Que se echen las águilas a volar! 10
Al alzar los ojos lo vio, observó a Hirgab, el padre de las águilas. Alzó su voz y
exclamó: ¡Que rompa Baal las alas de Hirgab, que le rompa Baal los remos! Caiga a mis
pies, que abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le
enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. 20 Apenas salió de su boca
la palabra, de sus labios el dicho, las alas de Hirgab Baal rompió, Baal le rompió los
remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: no había sebo ni había hueso. Alzó su
voz y exclamó: ¡Que recomponga Baal las alas de Hirgab, que le recomponga Baal los
remos! ¡Que se eche Hirgab a volar! 30 Al alzar los ojos lo vio, observó a Samal, la
madre de las águilas. Alzó su voz y exclamó: ¡Que rompa Baal las alas de Samal, que le
rompa Baal los remos! Caiga a mis pies, que abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o
si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra.
Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de Samal rompió
Baal, Baal le rompió los remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: había sebo,
había hueso.

Daniel entierra a Aqhat, maldice y manda a Pughat con la venganza.

BMe (KTU 1.19 c3) (Del Olmo 1998) 40 Recogió de entre ellos a Aqhat, sollozó, veló,
lloró y enterró, le enterró en una tumba, en un féretro sellado. Alzó la voz y exclamó:
¡Que rompa Baal las alas de las águilas, que les rompa Baal los remos, si vuelan sobre
el sepulcro de mi hijo extraviándole en su sueño! 50 Al manantial Qor-Mayim el Rey
maldijo: ¡Ay de ti, manantial Qor-Mayim, sobre quien pesa la muerte del Prócer
Aqhat! Huésped seas. siempre de santuario, desde ahora y por siempre seas un fugitivo,
desde ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último. Llegó a
Mirart-taghallil-binur, alzó su voz y exclamó: ¡Ay de ti, Mirart-taghallil-binur, sobre
quien pesa la muerte del Prócer Aqhat! No brote tu raíz de la tierra, tu copa caiga a
manos de los que te desarraiguen; desde ahora y por siempre seas un fugitivo, desde
ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último.

BMe (KTU 1.19 c4) (Del Olmo 1998) 1 Llegó a la ciudad de Abiluma. Abiluma la
ciudad del Príncipe Yarhu. Alzó su voz y exclamó: ¡Ay de ti, ciudad de Abiluma, sobre
quien pesa la muerte del Prócer Aqhat! Ciega te deje Baal, desde ahora y por siempre,
desde ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último. 10 Se
dirigió Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa mujeres de

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lamento, en su palacio lamentadoras, en su mansión los que se laceran la piel. Lloraron
al Prócer Aqhat, derramaron lágrimas por el hijo de Daniel, el Refaí. Durante días y
meses, meses y años, hasta el séptimo año, lloraron al Prócer Aqhat, derramaron
lágrimas por el hijo de Daniel, el Refaí. 20 Y entonces, a los siete años, dijo Daniel, el
Refaí, replicó el Prócer Harnamí, alzó su voz y axclamó: Marchad de mi casa, mujeres
de lamento, de mi palacio, lamentadoras, de mi mansión los que se laceran la piel. Y
ofreció un sacrificio a los dioses, hizo subir su ofrenda de virilidad a los cielos, la
ofrenda de los Harnamíes a las estrellas. Sobre ella echó (?) Daniel la inculpación (?),
sobre ella echó el compromiso juramentado (?). A su palacio volvieron las panderetas,
las castañuelas de marfil a su casa. 30 Bendición: Respondió Pughat, la que a hombros
lleva el agua: Ofreció mi padre un sacrificio a los dioses, hizo subir su ofrenda de
virilidad a los cielos, la ofrenda de los Harnamíes a las estrellas. Bendíceme ahora para
que vaya bendecida, confórtame para que marche confortada, que voy a matar al que
mató a mi hermano, acabar con el que acabó con mi congénere. 40 Respondió Daniel, el
Refaí: En vigor reviva Pughat, la que a hombros lleva el agua, la que recoge el rocío de
la lana, la que conoce el curso de las estrellas. Se esponje, sí, su ánimo para matar al que
mató a su hermano, acabar con el que acabó con su congénere. Entonces se sumergió
(?) en el mar, se lavó y se pintó de rojo, se pintó de rojo con caracoles de mar cuya
exhalación se nota a veinte acres de él. Debajo se vistió ropas del Prócer, colocó la
daga en su funda, la espada puso en su vaina y encima se vistió ropas de mujer. A la
puesta del Sol [Shapash], la Lámpara de los dioses, entró Pughat en el campamento
abierto; al ocaso de Shapash, la Lámpara de los dioses, llegó Pughat a las tiendas. 50
Noticia fue dada al sicario Yatipán: Nuestra contratista entró en tus grutas, Anat la
Dignataria vino a tus tiendas. Respondió Yatipán, el guerrero devastador: Tómala y
bebe vino, toma la copa de mi mano, el cáliz de mi diestra. Tomó Pughat y se la bebió,
tomó la copa de su mano, el cáliz de su diestra. 60 Y respondió Yatipán, el guerrero
devastador: Por el vino que bebe nuestro Dios (El), Dios del cielo, Dios que creó las
grutas. La mano que hirió al Prócer Aqhat hiera a mil enemigos devastadores (?). Echó
Pughat embrujos en las tiendas, y se retorció su ánimo (?) como un cuerno de carnero
(?), su corazón como una serpiente. Por dos veces le hinchó de vino, le dio a beber vino
mezclado, Pughat le dio a beber. El poderoso enemigo yace ebrio ante la heroína
disfrazada que empuña en su mano una espada y lo mata. Borde Y esto se repite al
hacer el relato.

A.4 El Primer Gran Diluvio.

Enlil manda a su hijo Ishkur que prepare la tormenta del diluvio.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 Gran toro radiante, tu nombre alcanza el cenit del
cielo. Padre Ishkur, gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Ishkur,
hijo de An, gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Señor de Karkar,
gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. 5 Ishkur, señor de la
abundancia, gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Hermano gemelo
del señor Enki, gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Padre Ishkur,
señor que cabalga sobre la tormenta, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Padre Ishkur,
señor que cabalga sobre la tormenta, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Padre Ishkur,
que cabalgas sobre un gran león, tu nombre alcanza el cénit del cielo. 10 Ishkur, león
del cielo, gran toro radiante, tu nombre alcanza el cénit del cielo. Tu palabra que trae
tormenta acornea a la tierra una y otra vez. Tu esplendor ha ocultado la tierra como un
manto. Ante tu rugido, la «Gran Montaña», el padre Enlil, humilla su cabeza. Tu

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mugido motiva que la gran madre, Ninlil, tiemble ante ti. 15 Enlil encargó a su hijo
Ishkur: « Eres hijo mío, infla las tormentas, prepara las tormentas, Ishkur, infla las
tormentas, prepara las tormentas. Prepara los "Siete Vientos" como tu tronco de
animales de tiro, prepara las tormentas, del aullador viento, asegúrate su aullido,
prepara las tormentas, 20 deja que el relámpago, como heraldo tuyo, vaya delante de ti.
Eres hijo mío, ve alegremente, ve. ¿Quién se te subleva, quién se opone? Si marchas
contra la tierra enemiga, en odio contra tu padre ¿quién te será igual en el encuentro?
¡Agarra piedras pequeñas! ¿Quién te será igual en el encuentro? ¡Agarra piedras grandes
de granizo! ¿Quién te será igual en el encuentro? 25 ¡Lluevan sobre ella tus pequeñas
piedras, tus grandes piedras! ¡Destruye la tierra enemiga con tu diestra, abátela con tu
izquierda!» Ishkur atendió las palabras que dijo el padre que le engendró. Cuando el
padre Ishkur sale del templo verdaderamente es una aullante tormenta. Cuando sale del
templo y de la ciudad, verdaderamente es un fiero león. 30 Cuando desde la ciudad
eleva su voz al cielo, verdaderamente es una bramante tormenta. Himno ershemma de
Ishkur.

Himno de Inanna.

BMe (DMe) (Durand 1979) (DEBS) 1 A la que viene de los cielos, a la que viene de los
cielos, quiero decir: ¡Salud! A la sacerdotisa que viene de los cielos, quiero decir:
¡Salud! A la gran Dama de los cielos, a Inanna, quiero decir: ¡Salud! A la antorcha
sagrada que abrasa los cielos, a Inanna, luz que brilla como el día, a Inanna, gran Dama
del cielo, quiero decir: ¡Salud! A la sacerdotisa a, la Dama terrible de los dioses
Anunna, a aquella en quien se pone la confianza, la que abrasa cielos y tierra, a la hija
mayor de Luna, a Inanna, quiero decir: ¡Salud! Por su carácter augusto, su grandeza, la
confianza que en ella se pone, por su venida radiante al atardecer, por la antorcha
sagrada que abrasa los cielos, por el lugar que ella ocupa en los cielos, igual a Luna y
Sol; desde el país bajo hasta el alto todos la conocen; por la grandeza de la sacerdotisa
del cielo, por Inanna, ¡Quiero cantar! 2 Como un gran reptil, has echado veneno sobre
la montaña. Cuando ruges contra la tierra, como el dios de las tempestades, el grano ya
no brota. Diluvio que desciende de su montaña, eres la primera, la diosa del cielo y de
la tierra. Haciendo llover sobre las gentes un fuego ardiente, tú, a quien el Cielo ha
concedido la fuerza del destino [ME], Reina que cabalgas sobre una fiera, tú, cuyas
órdenes se inspiran en las órdenes del cielo, ¿quién puede saber lo que es tuyo, entre
todos los grandes poderes? 3 Destruir y construir, arrancar y levantar, te corresponde, oh
Inanna. Hacer del varón una hembra, y de una hembra un varón, te corresponde, oh
Inanna. Atractivo y deseo carnal, construir una casa o pagar su alquiler, te corresponde,
oh Inanna. Comercio y beneficio, pérdidas y bancarrota, te corresponde, oh Inanna.
Examen, instrucción y reforma, comprobar y solucionar, te corresponde, oh Inanna.
Procurar astucia o vergüenza, suerte o negocio mediocre, te corresponde, oh Inanna.

Sumer. Historia de Ziusudra. Versión sumeria de Gilgamesh.

Testamento de Shuruppak.

BMe (DMe) (Leveque 1996) 1 Aquel día, aquel día lejano, aquella noche, aquella noche
remota, aquel año, aquel año lejano, en aquel tiempo vivía el que poseía la sabiduría, el
hombre de palabras ingeniosas, que conocía la palabra, en el país de Sumer; vivía
Shuruppak, el que poseía la sabiduría, el hombre de palabras ingeniosas que conocía la
palabra, en el país de Sumer. Shuruppak dio sus consejos a su hijo: Shuruppak, hijo de

116
Uburtutu, dio sus consejos a Ziusudra, su hijo: «Hijo mío, voy a darte un consejo (Prov
1,10; 2,1; 3,1) ¡ojalá sea acogido mi consejo! 10 Ziusudra, voy a decirte una palabra;
¡ojalá prestes atención! No olvides mi consejo, no cambies la palabra que te diga, el
consejo de un padre es precioso; ¡ojalá tu cerviz se pliegue a él! No compres un
semental de asno que berree; si lo haces, rebuznará detrás de ti. No pongas un campo en
un camino; ¡sería un desastre! No siembres un campo por donde pasan asnos [...] sería
el fin. En tu campo no construyas una cisterna; por tener agua, te harían un gran
perjuicio (Sab. Shube-awilum C3.5ss). No levantes una casa en la plaza: allí está la
muchedumbre. No lleves un testigo de descargo al tribunal: el hombre en cuestión te
agarraría. 20 Tampoco ofrezcas fianza: (Prov 6,1-5) [...] No hagas a nadie un regalo de
visita: un diluvio lo aniquilaría enseguida. No vayas a donde se discute: la discusión te
tomaría por testigo. (Prov 15,18; 29,22; 30,33) No provoques ninguna disputa, (Prov
16,20s; 22,10) [...]. Manténte siempre al margen de una disputa, [...] no des un rodeo.
(Prov 26,17) No robes, (Ex 20,15-17) no te [...] tú. No entres por un boquete en una
casa; no ambiciones [...] 30 El ladrón es un león; una vez recogido, es un esclavo. Hijo
mío, no cometas un asesinato. (Ex 20,13) No te cortes a ti con un hacha. No confíes a
un hombre tu petición de matrimonio: no sea que [...]. No te permitas ningún juego con
una joven casada: los chismes siempre exageran. Hija mía, nunca te sientes junto a un
hombre casado. No seas causa de ninguna disputa; no te hagas despreciar. No cortes (?)
las mentiras, [...]. No hagas cumplidos: tu palabra entonces será firme. (Prov 28,23) No
repliques: no podrías sostener una mirada negra. 40 No te asocies a nadie para consumir
víveres robados; aun con la mano abierta, no podrías entonces restituirlos. ¿Acaso un
asno prestado a crédito te rendirá cada vez un buey en reembolso, o cada vez una oveja?
No digas ninguna villanía: se ensancharía luego como una trampa tras de ti. No dejes
que tus ovejas se dispersen por un pastizal, sin saber quién es su amo; no dejes que un
ternero avance por un terreno inestable. Un suelo estable es como un camino trazado.
No viajes de noche: pasan cosas buenas y cosas malas. No compres un asno salvaje:
[...]. 50 No duermas con tu esclava; por ti ella castañetearía los dientes. No maldigas
con violencia; eso se vuelve contra la mano que amenaza (Job 31,21ss). El agua no la
puedes retener; no intentes hacerla subir: perderías en ello la fuerza de tus brazos. No
despidas a un deudor: de ese hombre harías un enemigo. Hija, No te cases con un
hombre despótico: te destinaría a proceder como una esclava. No podrías pasar cerca de
donde vive la gente, sin que te dijeran: '¡date prisa, date prisa!' 60 No aflojes las cañas
de la cerca de un huerto: te dirían: '¡Repárala, repárala!' No obligues a los enemigos a
emprender la lucha (Prov 26,20); pero tampoco suavices toda discusión. Hijo mío, no te
entregues a una bravata excesiva (Prov 14,3; 13,10): no derribarás a nadie por ese
medio. No violentes a la hija de nadie: siempre se enterarían en el barrio. No despidas a
un hombre fuerte; no destruyas un muro exterior, no eches a un obrero [gurush], no le
hagas abandonar la ciudad. El calumniador enreda los ojos como con un huso (Prov
20,19; 11,13): ¡no lo mires ante tus ojos!: siempre enturbia el juicio del corazón. En la
taberna, no felicites a nadie: entonces tu palabra será firme. Cuando te acerques al
campo de batalla, no agites la mano. Ese guerrero es único; por sí solo vale mucho; el
justo Utu es único; por sí solo vale mucho; para encontrar la ayuda del guerrero, ¡ojalá
vivas junto a él!; para encontrar la ayuda de Utu, ¡ojalá vivas junto a él!»

BMe (DMe) (Leveque 1996) 70 Shuruppak dio estos consejos a su hijo; Shuruppak, el
hijo de Uburtutu, dio estos consejos a su hijo Ziusudra. Por segunda vez Shuruppak dio
estos consejos a su hijo; Shuruppak, el hijo de Uburtutu, dio estos consejos a Ziusudra,
su hijo: 80 «Hijo mío, voy a darte un consejo; ¡ojalá mi consejo sea acogido! Ziusudra,
voy a decirte una palabra ¡ojalá le prestes atención! ¡No te olvides de mi consejo! ¡no

117
cambies la palabra que te diga! […] El cañaveral es como [...]; en medio de él sólo hay
chismes. El palacio es como un río majestuoso. Por dentro será siempre como toros que
se enfrentan; no bastarán las rentas, no cesarán nunca los gastos. Tratándose del pan de
otro, es fácil decir: 'Te daré un pedazo'; pero darlo es otro asunto (Prov 25,14). 100
Aunque le recuerdes a uno su promesa de dártelo, no te lo dará: ¡el pan se ha agotado de
antemano! Tener bienes es algo que moviliza las fuerzas; ¡pero nada valdrá nunca tanto
como mis hijos! La boca que habla bien dice las palabras debidas (Prov 25,11), la boca
que habla siempre fuerte aporta siempre al proceso documentos sellados; la boca de
miel, al contrario, siempre arranca y ofrece "plantas de miel". El charlatán se ha traído
su morral de comida; el presumido se ha traído un morral vacío; el chismoso, en su
morral, ha puesto cosas vacías. 110 El que trabaja el cuero, trabaja su propio cuero. El
forzudo arranca las cosas de manos de la gente; el torpe se deja llevar las cosas; aun
durmiendo, el torpe se deja llevar las cosas. "¡Que no me encadene!", suplica
postrándose, postrándose con una ofrenda. Sin pensar, decide de todo; sin pudor, se
impone a los demás (?): "¡Soy así!": de este modo se presenta, con sorpresa de la gente.
Una esposa débil no puede más que soportar siempre el destino. 120 Tu jornalero
compartirá contigo el morral, contigo consumirá el contenido del morral; luego dejará
de trabajar para ti e irá a servir a palacio, diciendo: "Me gustaría comer allí." "Tu hijo en
casa", se dice; "tu hija en su habitación." Si has bebido cerveza, ¡no te quejes! El que ha
dejado la casa no debe preocupar a tu corazón. El cielo está lejos; la tierra vale mucho.
130 De acuerdo con el cielo, harás grandes cosas (Prov 19,21); todos los países
extranjeros respiran de acuerdo con él. En lo que atañe al tiempo de la cosecha, esos
días preciosos, recoge como una esclava, come como una dueña; hijo mío, recoge como
una esclava, come como una dueña; ¡ojalá ocurra así! El que profiere continuamente
injurias, maltrata sólo la piel, pero mata [...]. Gritando, el mentiroso desgarra sus
vestidos; el proferir injurias conduce siempre las deliberaciones por un mal camino; la
jactancia es como un forúnculo, como una hierba que hace daño al vientre. Mis palabras
de oración son abundantes; la oración dispensa al corazón agua fresca. Pero proferir
injurias, decir tonterías ¡eso es lo que interesa al país de Sumer!»

BMe (DMe) (Leveque 1996) Shuruppak dio estos consejos a su hijo; Shuruppak, el hijo
de Uburtutu, dio estos consejos a su hijo Ziusudra. Por tercera vez Shuruppak dio estos
consejos a su hijo; Shuruppak, el hijo de Uburtutu, dio estos consejos a Ziusudra, su
hijo: 150 «Hijo mío, voy a darte un consejo; ¡ojalá mi consejo sea acogido! Ziusudra,
voy a decirte una palabra ¡ojalá le prestes atención! ¡No te olvides de mi consejo! ¡No
cambies la palabra que te diga! El consejo de un padre es cosa preciosa [...]. No golpees
nunca al hijo de un campesino; él cavó tus canales de irrigación. No compres por
esclava a una prostituta: ella es [...] de la luna nueva; no compres a un esclavo nacido en
la casa: es una hierba que hace daño al vientre; no compres a un hombre nacido libre:
siempre está apoyado en la pared; no compres a una esclava de palacio: ¡tiene los pies
planos! Pero cuando hayas hecho bajar de sus montañas a un esclavo del país de las
montañas, 160 cuando hayas traído a uno de un sitio para él desconocido, hijo mío, en
camino peligroso hacia el sitio donde sale el sol, por ti echará agua, ante ti hará su
servicio. No tiene casa: por tanto, no se irá a su casa; no tiene ciudad: por tanto no se irá
a su ciudad; en la puerta de [...] no puede poner la mano; en [...] no puede entrar; en tu
presencia no [...], en tu presencia no será arrogante. Hijo mío, al lugar peligroso donde
sale el sol no viajes nunca solo. Que un hombre conocido por ti no haga [...]. Un
nombre añadido a otro hace volver la cabeza a un hombre; 170 ¡no acumules sobre él
montaña sobre montaña! El destino es como la orilla húmeda de un río: muchas veces
hace que resbale el pie de un hombre. El hermano mayor es verdaderamente como un

118
padre; la hermana mayor verdaderamente como una madre, ¡Acuérdate de ello ante tu
hermano mayor! Igualmente, ¡dobla la espalda ante tu hermana mayor como ante tu
madre! No hagas ningún trabajo a tu antojo: con la boca preguntando podrás hacer
grandes cosas. El que deja el trabajo, deja que su casa se arruine (Prov 6,1-6; 10,4;
12,24-27). La falta de pan hace bajar al montañés; 180 trae cosas falsas y extrañas; es la
falta de pan lo que hace bajar a la gente del monte. Una ciudad pequeña cría para su rey
un ternero; una ciudad muy grande no le proporciona más que planos de construcción.
[...] se ha abastecido bien; el que posee, da envidia al que no posee. El hombre casado se
ha abastecido bien; si no tuviera mujer, dormiría sobre paja. Al que está destruyendo
una casa, una casa precisamente lo destruirá; al que está asustando a los hombres, un
hombre precisamente lo asustará. 190 Cuando un hombre ha recogido de la cerviz un
toro enorme, éste le hace pasar el río. Si te asocias a un grande de la ciudad, eso, hijo
mío, te dará suerte. Si traes a una esclava de la montaña, te traerá algo bueno, pero de
allí trae también algo malo: lo bueno son las manos, lo malo el corazón. El corazón no
deja curso libre al bien, pero tampoco deja curso libre al mal. El corazón no deja el bien,
pues es como un lugar agradable húmedo; 200 el mal es como un almacén que los
impuestos no pueden agotar. Un corazón que ama: eso es lo que levanta las casas; pero
un corazón que odia, eso es lo que destruye las casas. Adquirir consideración y bienes
es un muro protector, concedido por las fuerzas divinas del principado. ¡Ojalá la
cabeza se doble ante los hombres distinguidos! ¡ojalá te inclines humildemente ante los
poderosos!; entonces, hijo mío, resistirás a los hombres malvados. 210 No tomes mujer
con ocasión de una fiesta: por dentro es prestada; por fuera es prestada; sus adornos de
plata son prestados, su adorno de lapislázuli es prestado, el vestido de lana es prestado,
el vestido de lino es prestado, Hijo mío, nada puede igualar [...]. No compres un [...]
toro [...], ni compres un toro malo; si no, el muro del cercado ya está derribado. Un
hombre tratará a una mujer seria como a un campo bien labrado. En tiempo de la siega,
no [...] un asno; un asno que come [...], con otro asno. 220 Un asno malo baja la testuz,
hijo mío, pero un hombre malo embellece [...]. Una mujer con recursos secretos lleva la
casa a la ruina. El que continuamente está bebiendo cerveza-kurun deja siempre que su
cosecha se moje. Una ladrona hará revolotear por la casa como una mosca una escalera
que dos hombres no podrían manejar. Un asna [...] en la calle, una marrana amamanta
a su cría en la calle. 230 Una mujer que se ha pinchado, comienza a gritar; el huso que
la ha pinchado, lo deja plantado en su mano; entra en todas las casas, en todas las calles,
alarga el cuello; junto al techo, grita y grita: "¡Arráncalo!"; en todos los balcones,
levanta hacia él la mirada; al lugar de la disputa, ella corre jadeante. 235-241 […] Un
corazón en donde el gozo es inmenso, [...] nada es valioso; sólo la vida es muy dulce.
No aprecies las cosas demasiado: [...], hijo mío, como [...]. Hija: No maldigas a una
cordera; darías al mundo una hija; en un depósito de [...], no eches un puñado de tierra;
darías al mundo un niño. A tu madre no digas palabras arrogantes: de ahí nace el odio.
No tomes en la boca las palabras de tu madre ni las palabras de tu dios. 260 La madre es
como el justo y luminoso Utu, da a luz al hombre; el padre es como un dios, hace [...]
radiante; el padre es como un dios, su palabra es segura. ¡Que se preste atención a los
consejos del padre! Las casas de los suburbios construyen o mantienen el centro de la
ciudad. Hijo mío, cuando en un campo hay un canal de irrigación poco profundo, si está
mojado, es un campo de abastecimiento; si está seco, es también un campo de
abastecimiento público que hay que respetar. Lo que se ha perdido provoca un
asombro mudo. Un perro desconocido es malo; un hombre desconocido es terrible. En
los campos desconocidos al borde del país montañoso, los dioses del país montañoso
son devoradores de hombres. 270 Allí, no hay casas construidas como por hombres, allí,
no hay ciudades construidas como por hombres; a los lugares conocidos de los hombres

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se llega saliendo. El regalo de las palabras de arriba es capaz de refrescar el espíritu; una
vez llegado a palacio, es capaz de refrescar el espíritu. El regalo de palabras numerosas
[...] de las estrellas.» 280 Consejos de Shuruppak, el hijo de Uburtutu. Por los consejos
prodigados por Shuruppak, el hijo de Uburtutu, ¡alabanza a la soberana que ha realizado
a la perfección las grandes tablillas, la damisela escriba Nisaba!

BMe (DMe) (Kramer 1956) A mi Humanidad, en su destrucción, la re[...] A Nintu


[Eva] remitiré el [...] de mis criaturas. Remitiré las personas a sus instalaciones. En las
ciudades construirán los lugares consagrados a las leyes divinas. Y haré que su sombra
sea reposada. De nuestros Templos, colocarán de nuevo los ladrillos en los santos
lugares, Los lugares de nuestras decisiones, los restablecerán en los lugares
consagrados. Dirigió el agua santa que apaga el fuego; Estableció los ritos y las
sublimes leyes divinas. Sobre la tierra él [...]; y colocó el [...] Cuando An, Enlil, Enki y
Ninhursag Hubieron formado la gente de cabeza negra, La vegetación se desarrolló,
lozana, sobre la tierra; Los animales, los cuadrúpedos de la campiña, fueron creados con
arte. […] Cuando el [...] de la realeza hubo descendido del cielo, Cuando la sublime
tiara y el trono real hubieron descendido del cielo, Cumplió con los ritos y las sublimes
leyes divinas [...] Fundó las cinco ciudades en [...] lugares consagrados; Pronunció sus
nombres e hizo de ellos centros del culto. La primera de estas ciudades, Eridu, la dio a
Nudimmud, el Jefe; La segunda, Bad-tibira, la dio a [...] La tercera, Larak, la dio a
Endurbilhursag; La cuarta, Sippar, la dio a Utu, el Héroe; La quinta, Shuruppak, la dio a
Sud. Cuando hubo proclamado el nombre de estas ciudades, y hubo hecho de ellas
centros del culto, Trajo [...] Y estableció la limpieza de los pequeños canales como [...]
la decisión que habían tomado los dioses de provocar el Diluvio. […] El diluvio [...]
Así fue convenido [...] Entonces Nintu lloró como un [...]; La divina Inanna entonó una
lamentación para su pueblo Enki tomó consejo de sí mismo. An, Enlil, Enki y
Ninhursag [...]; Los dioses del cielo y de la tierra pronunciaron los nombres de An y de
Enlil. Entonces Ziusudra, el rey, el Gran Sacerdote [pashishu] de [...], Construyó un
gigantesco [...] Humildemente, obediente, con respeto, él [...]; Ocupado cada día,
constantemente él [...]; Trayendo toda clase de sueños, él [...]; Invocando al cielo y a la
tierra, él [...] los dioses, una muralla [...]; Ziusudra, de pie a su lado, escuchó. «Mantente
cerca de la muralla, a mi izquierda [...]; Cerca de la muralla, te diré una palabra, escucha
mi palabra; Presta oído a mis instrucciones: Por nuestro [...], un Diluvio va a inundar
los centros del culto Para destruir la simiente del género humano [...] Tal es la decisión,
el decreto de la asamblea de los dioses. Por orden de An y de Enlil [...], Su realeza, su
ley, le será puesto término.» Todas las tempestades, de una violencia extraordinaria, se
desencadenaron al mismo tiempo. En un mismo instante, el Diluvio invadió los centros
del culto. Cuando, durante siete días y siete noches, El Diluvio hubo barrido la tierra, Y
el enorme navío hubo sido bamboleado por las tempestades, sobre las aguas, Utu salió,
el que dispensa la luz al cielo y a la tierra. Ziusudra abrió entonces una ventana de su
navío enorme, y Utu, el Héroe, hizo penetrar sus rayos dentro del gigantesco navío.
Ziusudra, el rey, Se prosternó entonces ante Utu; El rey le inmoló un buey y sacrificó un
carnero. An y Enlil pronunciaron: «Soplo del cielo, soplo de la tierra», por su [...] él se
tendió, Y la vegetación, surgiendo de tierra, se elevó. Ziusudra, el rey, Se prosternó ante
An y Enlil. An y Enlil cuidaron de Ziusudra: Le dieron una vida como la de un dios, Un
soplo eterno como el de un dios, hicieron descender para él. Entonces, Ziusudra, el rey,
Salvador del nombre de la vegetación y de la simiente del género humano, En el país de
paso, el país de Dilmun, allí donde sale el sol, ellos le instalaron.

Akad. Historia del Sabio Atrahasis ben Ubara-Tutu, rey de Shuruppak.

120
BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio B) 3 Aún no habían pasado doce
siglos, desde la creación del hombre primitivo, cuando la tierra habitada se
extendió y las gentes se multiplicaron. La tierra de los hombres bramaba como un
toro. El dios se sintió perturbado con su tumulto. Enlil oyó su ruido y dijo a los
grandes dioses: «El ruido de la humanidad ha llegado a ser demasiado pesado para
mí. Con su alboroto estoy privado del sueño [...] que haya una plaga que los haga
callar». Ahora el Gran Sabio Atrahasis informaba a su dios Enki. El habló con su dios
y su dios habló con él. Atrahasis abrió su boca y dijo al señor: <Mientras que […]
¿Nos impondrán la enfermedad para siempre?». Enki abrió su boca y respondió a su
siervo: «Los ancianos […] consejo en la casa. Ordenad que los heraldos lo proclamen,
y haced un gran ruido en la tierra. No adoréis a vuestros dioses, no recéis a vuestras
diosas, sino buscad la puerta de Namtar y traed a su presencia una hogaza cocida.
Puede que le sea agradable la ofrenda de harina tostada; entonces se sentirá
avergonzado por el regalo y será clemente». Atrahasis recibió la orden y congregó a los
ancianos en su puerta. Atrahasis abrió su boca y dijo a los ancianos: <Ancianos, [...]
consejo en la casa. Dad orden de que los heraldos lo proclamen, Y haced un gran
ruido en la tierra. No adoréis a vuestros dioses, no recéis a vuestras diosas, sino
buscad la puerta de Namtar, y traed a su presencia una pan cocido. Puede que le sea
agradable la ofrenda de harina tostada, entonces se sentirá avergonzado por el regalo y
será clemente». Los ancianos escucharon atentamente sus palabras, construyeron un
templo a Namtar en la ciudad. Dieron la orden y los heraldos lo proclamaron, hicieron
un gran ruido en la tierra; no adoraron a sus dioses, no rezaron a sus diosas, sino que
buscaron la puerta de Namtar, y llevaron a su presencia un pan cocido. La ofrenda de
harina tostada le agradó; se sintió avergonzado por el regalo y fue clemente. La plaga
les dejó. […] Aún no habían pasado doce siglos, […] Atrahasis, ha podido salvar a los
hombres de una primera plaga.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio B) (Ta2) 4 Aún no habían pasado
doce siglos, cuando la tierra habitada se extendió y las gentes se multiplicaron. La tierra
de los hombres bramaba como un toro, el dios se sintió perturbado con su tumulto. Enlil
oyó su ruido y se dirigió a los grandes dioses: «El ruido de la humanidad ha llegado a
ser demasiado intenso para mí, con su alboroto estoy privado del sueño. Interrumpid las
ayudas a los hombres, que escasee la vida vegetal para no poder satisfacer su hambre.
Que Adad contenga su lluvia, y que, abajo, la inundación no surja de las aguas
subterráneas, que el viento sople y agoste la tierra, que las nubes se condensen, pero que
no descarguen un aguacero, que los campos disminuyan sus cosechas, que Nisaba cierre
su pecho, que no haya ningún tipo de júbilo entre ellos, [...] debe ser suprimido. ¿Puede
no haber [...]? […] Atrahasis aconseja a los hombres [...] los ancianos, [...] consejo en
la casa: <Dad orden de que los heraldos lo proclamen y haced un gran ruido en la
tierra. No adoréis a vuestros dioses, no recéis a vuestras diosas sino buscad la puerta de
Adad, y traed a su presencia un pan cocido. Puede que le sea agradable la ofrenda de
harina tostada, entonces se sentirá avergonzado por el regalo y será clemente. Puede
que envíe una neblina por la mañana y puede que envíe furtivamente un rocío por la
noche, de forma que los campos darán furtivamente grano». Construyeron un templo a
Adad en la ciudad. Dieron la orden y los heraldos lo proclamaron e hicieron un gran
ruido por el país. No adoraron a sus dioses, no rezaron a sus diosas, sino que buscaron
la puerta de Adad y llevaron a su presencia un pan cocido. La ofrenda de harina
tostada le agradó, se sintió avergonzado por el regalo y fue clemente. Por la mañana
envió una neblina y furtivamente envió un rocío por la noche. Los campos dieron

121
furtivamente grano: los hombres se alimentaron y el hambre les abandonó. [...]
volvieron […] Enlil ante la pasividad de Adad, quiere castigar a los hombres con
una inundación, a lo que seguirá una gran sequía. Arriba las lluvias cesaron en el
cielo, abajo, la inundación no surgió de las aguas subterráneas. El seno de la tierra no
produjo, la vegetación no germinó [...]. No se veía a la gente en el trabajo. Los campos
negros se volvieron blancos y la vasta llanura fue cubierta de sal. Durante un año
comieron plantas, el segundo año padecieron sarna. Cuando llegó el tercer año sus
facciones se alteraron debido al hambre. Sus caras estaban macilentas, como de malta
y vivían al borde de la muerte. Sus caras parecían verduscas, caminaban, encorvados
todos. Sus anchas espaldas se habían vuelto estrechas sus largas piernas se habían
vuelto cortas. [...] Todos nosotros, los grandes Anunnaki, decidimos juntos una norma.
Anu y Adad guardarían las regiones superiores, Enlil guardaría la tierra más baja.
Adonde Enki marchó, él soltó el yugo y estableció la libertad, distribuyó la abundancia
para los pueblos, estableció [...]». Enlil abrió su boca y se dirigió al visir Nusku: «Que
traigan [...], que se presenten». Llevaron [...] y el guerrero Enlil se dirigió a ellos:
«Todos nosotros, los grandes Anunnaki, decidimos juntos una norma. Anu y Adad
guardarían las regiones superiores, y soy el que guardaría la tierra más baja. Adonde
fuisteis [...] Adad envió su lluvia, [...] llenó los campos, y las nubes (?) cubrieron [...]:
«No alimentes a sus pueblos, y no les des raciones de grano, con las que los pueblos
prosperen». Enki se cansó de estar sentado; en la asamblea de los dioses se burlaron de
él. Enki se cansó de estar sentado, en la asamblea de los dioses se burlaron de él. [...]
calumnia en su mano. […] «Decidimos juntos una norma. Anu y Adad guardarían las
regiones superiores, y soy el que guardaría la tierra más baja. Adonde fuisteis soltasteis
el yugo y establecisteis la libertad. Distribuisteis la abundancia a los pueblos
establecisteis [...] del sol». […] «Mami impuso vuestro trabajo al hombre, alzasteis un
grito por la humanidad, degollasteis a un dios junto con su personalidad, os sentasteis
y [...], traer [...]. Determinasteis una norma [...], que se vuelva a [...]. Obliguemos al
príncipe Enki por un juramento». Enki abrió su boca y se dirigió a los dioses, sus
hermanos: «¿Por qué me obligáis con un juramento [...]? ¿Soy quien tiene que poner
las manos sobre mis propias gentes? El diluvio que estáis ordenando, ¿qué cosa es? No
lo sé. ¿Tengo que dar origen a un diluvio? Esa es tarea de Enlil. Dejadle [...] escoger.
Que Shullat y Hanish vayan delante, que Errakal rompa los postes de amarre, que
Ninurta marche y rompa los diques de la inundación,

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Fragmento asirio B) (Ta3) 1 Atrahasis abrió su boca
y se dirigió a su señor Enki […] Atrahasis abrió su boca y se dirigió a su señor:
«Hazme conocer el significado del sueño [...] que pueda buscar su desenlace». Enki
abrió su boca y respondió a su servidor: «Dices: "¿Voy a intentarlo?" Guarda bien las
palabras que voy a decirte: <¡Pared, óyeme! ¡Choza de cañas, escucha todas mis
palabras! Destruye tu casa, construye un barco, renuncia a los bienes terrenos y salva la
vida. El barco que construirás [...] sea igual en todas sus dimensiones. El tejado lo
cubrirás como el Apsu, a fin de que el sol no penetre en su interior, que esté cubierto
por arriba y por abajo, que su aparejo sea sólido, que el betún sea espeso: ¡hazlo
resistente! Soy el que cuando se acerque el momento, haré llover para ti abundancia de
pájaros y profusión de peces.> Abrió el reloj de agua y lo llenó de agua, la cual, para su
séptima noche, le anunció el diluvio. Atrahasis recibió estas instrucciones y después
congregó a los ancianos en su puerta. Atrahasis abrió su boca y dijo a los ancianos: <Mi
dios no está de acuerdo con vuestro dios, Enki y Enlil están enfadados el uno con el
otro. Ellos me han expulsado de mi casa. Como adoro a Enki, él me habló de esto. No
puedo vivir en vuestra compañía, no puedo poner mi pie en la tierra de Enlil. Con los

122
dioses [...]. Esto es lo que me dijo: [...]». […] Los ancianos [...], el carpintero llevó su
hacha, el cestero llevó su instrumento de piedra, el niño llevó la brea, el hombre
pobre llevó lo que se precisaba […] trayendo [...] animales y embarcándolos.
Cualquier cosa que él tenía [...], cualquier cosa que él tenía [...], animales puros [...]
animales) cebados [...] los recogió y subió a bordo, a los alados pájaros de los cielos.
El ganado (?) [...] las salvajes criaturas [...] él subió a bordo [...] la luna desapareció.
[...] él invitó a su gente [...] a un banquete. [...] llevó a su familia a bordo. Después
comieron y bebieron, pero él entraba y salía: no podía sentarse, no podía agacharse,
porque su corazón estaba roto y vomitaba amargura. El aspecto del tiempo cambió Adad
rugió en las nubes. Tan pronto como oyó la voz de su dios le trajeron el betún para que
cerrase su puerta. Después que hubo cerrado su puerta, Adad rugió en las nubes,
mientras él se levantaba, los vientos se volvieron salvajes. Cortó el cable y dejó el barco
a la deriva. [...] Zu con sus garras rasgó los cielos. [...] la tierra, y estalló su ruido como
el agua en una marmita [...] el diluvio comenzó, su violencia vino sobre los pueblos
como una batalla. Una persona no veía a la otra, no se reconocían en medio de la
destrucción. El diluvio bramaba como un toro, como un relincho de burro salvaje los
vientos aullaban. La oscuridad era densa, no había sol [...] Intentaba [...] de los dioses.
Enki estaba fuera de sí, viendo que sus hijos eran derribados ante él. Nintu, la gran
señora, tenía sus labios cubiertos de calenturas. Los Anunnaki, los grandes dioses,
estaban sentados con sed y hambre. La diosa los vio mientras lloraba, la matrona de los
dioses, la sabia Mami, dijo: «Que el día se vuelva oscuro, que se convierta en tinieblas
de nuevo. En la asamblea de los dioses ¿cómo soy, con ellos, ordené la destrucción
total? ¡Enlil ya había tenido bastante llevando a cabo una orden infernal! Al igual que
ese demonio Tiruru él reveló una maldad como resultado de mi propia elección y para
mal mío, he escuchado su ruido abominable; ¡Mi progenie, separada de mí, se ha vuelto
como moscas! Y para mí, como la que vive en una casa de lamentación, mi llanto se ha
extinguido. ¿Tendré que subir al cielo como si fuera a vivir en una casa de tesoros?
¿Dónde ha ido el señor Anu, cuyos divinos hijos obedecían su orden? Aquel que no
tuvo en cuenta nada, sino que trajo un diluvio y condenó a los pueblos a la destrucción.
[...]. Nintu se lamentaba [...] y dijo: «¿Qué? ¿Han dado origen al mar embravecido?
¡Han llenado el río como una nube de libélulas! ¡Como una balsa ellos llegaron al
límite, como una balsa [...] han llegado a la orilla! He visto y llorado a causa de ellos; he
terminado mi lamentación por ellos». Ella lloró y tranquilizó su ánimo; Nintu se
lamentó y derramó su emoción. Los dioses lloraron con ella por la tierra, ella estaba
llena de aflicción y sedienta de cerveza. Donde ella se sentó, ellos se sentaron llorando,
como ovejas llenaron el abrevadero. Sus labios estaban febrilmente sedientos, sufrieron
calambres de hambre. Durante siete días y siete noches, vino la inundación, la tormenta,
el diluvio. Donde [...] era derribado [...]. A los cuatro vientos [...] él puso [...]
proveyendo alimento [...] los dioses olieron el aroma, y se reunieron como moscas
sobre la ofrenda. Después que ellos hubieron comido la ofrenda, Nintu se levantó para
quejarse de todos ellos: «¿Dónde ha ido el señor Anu? [...] ¿Ha venido Enlil a oler el
incienso? ¿Ellos, que no reflexionaron, sino que trajeron el diluvio y condenaron a los
pueblos a la destrucción? Vosotros decidisteis la destrucción total, ahora sus rostros
inmaculados se han vuelto oscuros». Entonces ella se aproximo a las grandes moscas,
que Anu había hecho (?) y llevaba, y dijo: «¡Su pesar es mío! ¡Ahora determina mi
destino! Que me saque de esta desgracia y me alivie. Verdaderamente [...] «En [...] que
estas moscas, sean las piedras alrededor de mi cuello como un collar para que pueda
recordarlo cada día y para siempre». El guerrero Enlil vio la vasija sagrada de las
ofrendas y estaba lleno de cólera entre los Igigi y dijo: «Todos nosotros, los grandes
Anunnaki, decidimos juntos un juramento. ¿Dónde escapó la vida? ¿Cómo sobrevivió el

123
hombre en medio de la destrucción?». Anu abrió su boca y se dirigió al guerrero Enlil:
¿Quién sino Enki pudo hacer esto? [...] no revelé la orden». Enki abrió su boca y dijo a
los grandes dioses: ¡Soy el que lo hice realmente en tu presencia! ¡Soy responsable de
salvar la vida [...] dioses [...] Impón tu castigo al culpable y cualquiera que desatienda
tu orden [...] la Asamblea [...] pusieron pero he aliviado mis sentimientos». Enlil abrió
su boca y respondió al príncipe Enki: «Venid, convoco a Nintu, la diosa del nacimiento,
juntos dirigíos a la Asamblea». Enki abrió su boca y se dijó a Nintu, la diosa del
nacimiento: <Diosa del nacimiento, creadora de destinos> [...] Además, que haya una
tercera categoría entre las gentes, que haya entre los pueblos mujeres que engendren y
mujeres que no engendren, que exista entre las gentes el demonio Pashittu para arrancar
el bebé del regazo de aquella que lo dio a luz. Establece mujeres ugbabtu, mujeres entu
y mujeres igistu, y decláralas prohibidas y así frena el nacimiento de niños. [...] «Que
nosotros trajimos el diluvio, pero el hombre sobrevivió a la destrucción. Eres, el
consejero de los grandes dioses, por tu decreto hice que empezase la batalla, por tu
oración que los Igigi oigan esta canción y exalten tu grandeza a otro. He cantado acerca
del diluvio a todas las gentes. ¡Oyelo!

Shuruppak. Historia de Utanapistim ben Ubar-Tutu. Versión babilonica de


Gilgamesh.

Profecía de Shamash y construcción del barco.

BMe (DMe) (Malbran-Labat 2000) (Texto de Nínive) (Ta11 C1) 1 Gilgamés le dijo a
Utanapistim, el lejano: «Te miro, Utanapistim, en apariencia no eres distinto; puesto
que eres semejante a mí; realmente no eres distinto, eres semejante a mí. 5 Estaba en mi
corazón decidido a luchar contra ti; pero ahora mi brazo, contra ti, está sin fuerza.
Dime sólo cómo conseguiste sentarte en la asamblea de los dioses, encontraste la Vida
eterna. 10 Utanapistim le dijo a Gilgamés: «Voy a revelarte, Gilgamés, un secreto y
decirte un misterio de los dioses: Shuruppak -conoces bien esa ciudad-, que está situada
a orillas del Eufrates, en los tiempos antiguos, cuando los dioses moraban allí, los
grandes dioses decidieron suscitar el Diluvio. 15 De ello deliberaron su padre Anu, su
consejero Enlil, el Héroe, su palafrenero Ninurta, su fontanero Ennugui; Niniguiku
estaba también sentado con ellos. 20 Repitió su decisión a un seto de cañas: «¡Seto,
seto! ¡Vallado, vallado! ¡Seto, escucha! ¡Vallado, pon atención! 25 Hombre de
Shuruppak, Utanapistim ben Ubar-Tutu, destruye tu casa, construye un barco, renuncia
a las riquezas, no busques ya más que la Vida, desprecia los tesoros si quieres salvar la
vida; embarca en el barco todas las especies vivas. 30 El barco que tienes que construir,
que sus medidas estén bien calculadas de modo que se correspondan su largura y su
anchura; cúbrelo de un techo como el Abismo». Cuando estuvo informado, le dije a Ea,
mi amo: «La orden, amo mío, que acabas de darme, la respetaré y la ejecutaré. 35 Pero
¿qué responder a las preguntas de la gente de la aldea, del pueblo y de los ancianos?».
Ea, abriendo la boca, dijo dirigiéndose a mí que soy su servidor: «Hombre, esto es lo
que les dirás: Enlil parece tenerme odio; 40 no puedo entonces seguir morando en
vuestra ciudad. Como no puedo poner el pie sobre el suelo de Enlil, voy a bajar al
abismo [Apsu] para morar con mi amo Ea. Entonces sobre vosotros hará llover la
abundancia, los pájaros más selectos, los peces más exquisitos; 45 os dará las más ricas
cosechas; por la mañana hará llover tempestad de lentejas y por la tarde tempestad de
granos. Con las primeras luces de la mañana el país se reunió alrededor de él [...]
Utanapistim recibe ayuda de las gentes de Shuruppak para construir su barco. El
más débil llevaba el betún, el más fuerte los aperos necesarios. 56 El quinto día acabé

124
con su forma exterior; su superficie era de un grampín, cada pared tenía una altura de
diez dobles-cañas, y el borde superior formaba un cuadrado de diez dobles-cañas de
lado. Así es como tracé la forma de su estructura. 60 Lo cubrí con seis puentes
sucesivos, dividiéndolo en siete pisos de los que veía la superficie nueva. Puse a sus
lados clavijas marinas, pensé en los remos y coloqué las vituallas. Derramé tres sar (180
hectolitros) de betún en el horno de radub (?) y dentro tres sar de asfalto; para el aceite
los portadores trajeron también tres sar; además del sar de aceite que consume el
calafateo, estaban los dos sar de aceite que el marino guarda en reserva, 70 Para los que
me ayudaban les degollaba bueyes y mataba cada día carneros; cerveza, aceite de
sésamo y vino; los artesanos bebían como si fuera agua de un río. Para que pudieran
tener una fiesta como en el Año nuevo. 75 Hice mis unciones y dejé finalmente mis
manos en reposo. El séptimo día, al ponerse el sol, el barco estaba acabado. Pero como
su flotación resultaba difícil, se equilibraron sus lados arriba y abajo hasta que sus
flancos estuvieron hasta los dos tercios en el agua. 80 Lo cargué con todos mis bienes,
con todo lo que poseía de plata lo cargué, con todo lo que poseía de oro lo cargué, con
todo lo que poseía de especies, con todas, lo cargué; hice subir al barco a toda mi
familia y mi parentela. 85 Manadas y rebaños de la estepa, a los artesanos, los hizo subir
a todos. Shamash me había fijado un momento preciso con estas palabras: «Por la
mañana haré llover lentejas, por la tarde tempestad de granizo. Sube entonces al barco y
cierra la puerta».

Relato del diluvio.

BMe (DMe) (Malbran-Labat 2000) (Texto de Nínive) (Ta11 C1) 89 Aquel plazo llegó:
por la mañana hizo llover lentejas, por la tarde tempestad de granizo. Observé el cariz
del tiempo: ¡era terrible verlo! [...] Subí al barco y cerré la puerta. 94 Al calafatero del
barco, a Puzur-Amurru, el marinero, le di mi palacio y todos mis bienes. A las primeras
luces de la mañana, he aquí que sube del horizonte una nube negra; en su interior el dios
de la tempestad Adad no cesaba de rugir, mientras que Shullat y Hanish van por
delante; avanzan ellos, los palafreneros, por montes y por valles; Nergal arranca la
compuerta de la bóveda celestial que contiene las aguas. 103 Avanza también Ninurta
que hace derribarse las exclusas celestiales. Los Anunnaki blanden antorchas que, con
su esplendor, abrasan la tierra. 105 El terrible silencio de Adad invade los cielos. Todo
resplandor se cambia en tinieblas. Las columnas de la tierra se rompen como una jarra.
Durante todo un día la tempestad sopló, rápida sopla y provoca la inundación. 110
Como la tormenta del combate, pasa sobre los hombres que no pueden ya percibir
nada; los cielos ya no son visibles para los hombres. Los dioses llegaron entonces a
espantarse de tal diluvio; retroceden y suben al cielo de Anu. 115 Fuera, los dioses están
acurrucados como perros, temblando. Ishtar se pone a gritar como una mujer en parto;
gime la Dama de los dioses de dulce voz: «Ese día lejano ojalá pueda borrarse, ya que,
en la asamblea de los dioses, tuve ideas funestas. 120 ¿Cómo pude en la asamblea de los
dioses tener discursos funestos? Hablé de combate para destruir a los humanos, mis
criaturas, que crié a esos pueblos, que me son queridos; ¿cómo pude llenar de ellos el
mar como si fueran pececillos?». Con ella lloran los dioses, los Annunaki. 125 Los
dioses están postrados, llorando, sus labios apretados [...] Seis días y siete noches, el
viento sopla, la tempestad, verdadero diluvio, arrasa el país.

Siete Emanaciones malignas y el diluvio.

125
BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) 1 ¡Violentas tormentas, dioses malignos son ellos!
¡Espíritus sin piedad, que nacieron en la bóveda celeste, son ellos! ¡Ellos son agentes de
desgracia! ¡Son agentes de mal que, diariamente, no piensan más que en el mal y
avanzan para cometer muertes! De entre los Siete malignos, el primero es el desecador
Viento del Sur, el segundo es un gran reptil con sus fauces ampliamente abiertas [...],
el tercero es un leopardo, colérico como una fiera a la que se le ha raptado a sus
pequeños, el cuarto es una serpiente aterradora [...], el quinto es un león pleno de rabia,
a quien no se puede hacer recular, el sexto es un carnero macho alzado que incluso
acomete al dios y al rey, el séptimo es una tormenta, un viento malvado que no perdona
a nadie. Todos los Siete, son los enviados de Anu, el Rey. Son aquellos quienes, ciudad
tras ciudad, causan la oscuridad, son la tromba que, iracunda, avanza por los cielos, son
las densas nubes que, en el cielo, causan la oscuridad, son el soplo de los vientos
impetuosos que causan las tinieblas en los días luminosos, son los que golpean de aquí
para allá con el Imhullu, el viento maligno, son la inundación de Adad y sus fuertes
turbulencias, son los que marchan a la diestra de Adad y que en la base del cielo, como
el relámpago, fulguran por todas partes, ellos están siempre avanzando para cometer
muertes. En los vastos cielos de Anu, el Rey, están ellos. Allí están malignamente y no
tienen iguales. Entonces Enlil, oyendo esta noticia, llevó el asunto a su corazón,
largamente, y con Ea, el sublime consejero de los dioses, tras intercambiar consejo,
colocaron a Sin, a Shamash y a Ishtar para asegurar el orden en la bóveda celeste; y con
Anu, Enlil repartió la soberanía de todo el ciclo a ellos tres, los dioses, sus hijos,
dándoles la misión de estar allí presentes, noche y día, sin cesar. Entonces ellos, los
dioses malvados, se desenfrenaron en la bóveda celeste. Atacando a Nannar-Sin le
rodearon malignamente por todas partes y hacia su lado llevan al héroe Shamash y al
valiente Adad. Ishtar, con Anu, el Rey, habitaba una morada pura y meditaba en la
realeza de los cielos. [...] Sin, que ama a la humanidad, aporta entonces turbaciones al
país; turbada está su luz y pasa a estar silencioso y postrado. Ellos son los dioses
malignos, los mensajeros de Anu, ellos, los agentes del mal, patalean por todas partes en
la noche, ellos, por todas partes y siempre, pretendían el mal. Desde el seno de los
cielos, como un viento, se arrojaron contra el país. Entonces, viendo Enlil en el cielo el
eclipsamiento de Sin, el héroe, él, el Señor, llamó a Nusku, su mensajero y dijo:
«¡Nusku, mi mensajero, lleva mis palabras al Apsu, en el Apsu a Ea comunícale la
noticia de que mi hijo Sin ha sido dolorosamente eclipsado en el cielo!». Nusku,
atendiendo con respeto las palabras de su señor, se dirigió rápidamente hacia Ea, en el
Apsu, y al príncipe, al consejero sublime, al Señor Nudimmud, Nusku le repitió palabra
por palabra lo que le habla dicho su señor. Cuando Ea en el Apsu oyó esta noticia se
mordió el labio y llenó su boca de lamentaciones. Llamó a su hijo Marduk y le dejó
conocer el asunto: «¡Ve, Marduk, hijo mío, para que del hijo de príncipe, de Nannar-
Sin, que en el cielo ha sido dolorosamente eclipsado, el eclipsamiento, en los cielos, se
convierta en estallido de luz! ¡Ellos son, los siete, los dioses malignos portadores de la
muerte, ignorantes del miedo, ellos, los siete, los dioses malignos, que como un diluvio
se lanzan y se extienden sobre el país, ellos, como una tormenta, asaltan el país,
atacando a Nannar-Sin le rodearon malignamente por todas partes y hacia su lado
llevaron al héroe Shamash y al valiente Adad!». Marduk libera al dios luna Nannar-
Sin. Sigue un conjuro.

Final del diluvio.

BMe (DMe) (Malbran-Labat 2000) (Texto de Nínive) (Ta11 C1) 129 Cuando llegó el
día séptimo, la tempestad, verdadero diluvio, como un combate se aplacó. Ella, que se

126
había revuelto como una mujer en parto, la mar se calmó, la tempestad se hizo
silenciosa, el diluvio cesó. Llené entonces la boca de aire y el calor del sol rozó mis
mejillas. Miré el día: un silencio de muerte reinaba por doquier. Pues la totalidad de la
gente había vuelto al barro primordial. 135 Un prado se extendía uniforme como un
techo. Me quedé arrodillado, llorando; las lágrimas corrían por mis mejillas. Escudriñé
los ríos hasta el confín del mar: a doce veces doce dobles-cañas se elevaba una especie
de isla. 140 Era el monte Nitsir [Kurdistán] en donde el barco encalló. El monte Nitsir
detuvo el barco sin permitir que se moviera. Así un primer día y un segundo, así un
tercero y un cuarto, así un quinto y un sexto; 145 cuando el día séptimo llegó, hice salir
una paloma que quedó libre; la paloma se alejó y luego volvió; como no había
descubierto ningún lugar, por eso volvió. 149 Hice salir una golondrina que quedó libre;
la golondrina se alejó y luego volvió; como no había descubierto ningún lugar, por eso
volvió. Hice salir un cuervo que quedó libre; el cuervo se alejó; al ver que las aguas
habían bajado, come, revolotea, grazna y ya no vuelve. 155 Decidí la salida a los cuatro
puntos cardinales; hice un sacrificio y puse una ofrenda de incienso en la cima de la
montaña [ziggurat-pirámide]; coloqué siete y siete jarras y dentro derramé caña sagrada,
cedro y mirto. Los dioses olieron su perfume. 160 Los dioses olieron su perfume que les
fue muy agradable. Se reunieron como moscas alrededor del que ofrecía el sacrificio.
Apenas llegó la Sublime, se quitó su collar de grandes perlas que Anu había fabricado
para halagarla: 165 «Oh dioses que aquí estáis, lo mismo que no olvidaré los lapislázuli
que hay en mi cuello, guardaré en mi ánimo estos días y no los olvidaré. Que los dioses
acudan para la libación, pero que Enlil no venga a la libación, pues imprudentemente
decidió el diluvio y destinó a mis poblaciones a sufrir la catástrofe». 170 Cuando Enlil
llegó, al ver el barco, se enfadó lleno de cólera contra los dioses Iguigui, y exclamó:
«Hay uno que ha salvado la vida; ¡nadie tenía que sobrevivir a la catástrofe!». 174
Ninurta, abriendo la boca, dijo dirigiéndose al héroe Enlil: «¿Quién, si no Ea, puede
crear alguna cosa, puesto que Ea conserva la sabiduría?». Ea, dirigiéndose a Enlil, abrió
la boca y dijo: «Tú, el más sabio de los dioses, oh Héroe, ¿cómo imprudentemente
pudiste decidir el diluvio?; 180 haz que el peso de la culpa caiga sobre el culpable; haz
que descanse el pecado sobre el pecador; pero déjate aplacar y no llegues a aniquilarlo
[...] Mejor que decidir el diluvio, habría sido que el león se lanzase a diezmar a las
poblaciones; mejor que el diluvio, que el lobo se lanzase a diezmar a las poblaciones;
mejor que el diluvio, que el hambre viniera y desolase el país; 185 mejor que el diluvio,
que Era se lanzase a matar a las poblaciones; en cuanto a mí, no revelé el secreto de los
dioses. Al gran sabio Utanapistim le hice ver un sueño que le enseñó el secreto de los
dioses. Tomad ahora una decisión con él». 189 Enlil subió al borde del barco; tomó mi
mano y me hizo subir; hizo también subir a mi esposa y la hizo arrodillar a mi lado;
tocó nuestras frentes y, poniéndose entre nosotros, nos bendijo y dijo: «Antes,
Utanapistim era de naturaleza humana, en adelante Utanapistim es semejante a nosotros,
los dioses; 195 que Utanapistim habite lejos, en la desembocadura de los ríos». Me
llevaron a instalarme en la desembocadura de los ríos. Pero ahora, a ti, ¿quién podrá
llevarte a unirte a los dioses? Para que encuentres la Vida que buscas, bien, no duermas
durante seis días y siete noches».

El pos-diluvio.

Discurso de Marduk.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) El rey de los dioses tomó la palabra y dijo a Erra, el
héroe de los dioses: «Héroe Erra, he aquí lo que voy a contestar a propósito del trabajo

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que me has indicado hacer. Cuando hace ya mucho tiempo me había encolerizado y
abandonado mi sede y desencadenado el diluvio, por haber abandonado mi sede,
deshice el equilibrio del Cielo y de la Tierra. Debido a que el cielo se turbó, las estrellas
del cielo cambiaron su posición y no las volví a su lugar. Debido a que el Irkallu se
agitó, tanto disminuyó el rendimiento del surco que se puso para siempre difícil el
subsistir. Debido a que se había deshecho el equilibrio del Cielo y de la Tierra, las aguas
profundas. se secaron y la abundancia disminuyó. Volví a mirar; difícil era quitarse el
hambre. La procreación de los seres vivientes era tan mínima que no pude volverla a su
situación precedente, hasta que, como un campesino, no tomé en mis manos su
simiente, hasta que no construí una casa y no me instalé en ella. Mi imagen, cuyo
aspecto se había vuelto sombrío por haber sido deslucida por el diluvio, para hacer
resplandecer en ella mis rasgos y purificar mis vestidos puse a trabajar a Girra. Después
que él hubo hecho de nuevo resplandecer mi Imagen, y que hubo acabado esta obra
para mí, me corone mi tiara soberana y regresé a mi residencia, mis rasgos reflejaron
dignidad y mi rostro quedó recuperado con su mirada terrorífica. Los hombres, que
escaparon al diluvio y vieron la obra ejecutada por mí, aunque levante mis armas y
destruí, sobreviven todavía. A estos Sabios los había hecho descender al Apsu y no les
ordené que saliesen de allí. ¡Cambie de lugar el árbol mesu y su fruto elmeshu, y no lo
revelé a nadie! Ahora, para el trabajo del que hablas, héroe Erra, ¿donde encontrar el
árbol mesu, carne de los dioses, insignia del rey del universo, árbol santo, manojo de
ramas altivo, adaptado para la soberanía, que en el vasto mar, a cien horas-dobles bajo
las aguas, su raíz toca lo mas profundo de los Infiernos y que, en lo alto, su copa alcanza
el cielo de Anu? ¿Donde encontrar el puro zafiro que he dejado a su lado? ¿Donde
encontrar a Ninildu, gran carpintero de mi divinidad suprema, que posee el hacha pura,
que conoce todas las cosas y da a lo que hace el estallido de la luz, a él, a quien soy el
que le había sometido a mi servicio? ¿Dónde encontrar a Gushkinbanda, creador del
dios y del hombre y cuyas manos son puras? ¿Donde encontrar a Nmaga, portador de
la piedra inferior y de la piedra superior que, como si fuera cuero, trituran el duro
cobre, y que fabrica los utensilios? ¿Donde encontrar las piedras preciosas, producto del
vasto mar, ornamento de mi tiara? ¿Donde encontrar a los Siete sabios del Apsu, peces
puros [puradu], que como Ea , su señor, se distinguen por su entendimiento sublime que
han sido ocupados en la limpieza de mi cuerpo?».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) Al escucharle el héroe Erra se adelantó tomo la
palabra y dijo al príncipe Marduk: […] haré que suba el puro árbol mesu de su […],
haré que suba el puro fruto eimeshu que deseas!». Cuando Marduk hubo oído sus
palabras, dijo, al héroe Erra: «Si marcho de nuevo de mi sede, sería deshecho el
equilibrio del Cielo y de la Tierra, las aguas subirían y destruirían el país, el día
luminoso se cambiaría en tinieblas, la tempestad se alzaría y ocultaría las estrellas del
cielo, el Viento malvado soplaría y oscurecería las miradas de los hombres, los
demonios gallu saldrían del Infierno y la muerte se apoderaría de los hombres, los
puñales de combate serían impotentes contra ellos, los Anunnaki saldrían y
aterrorizarían la progenie de los vivientes y hasta que no me hubiera revestido con mis
armas, ¿quién los rechazaría?». El dios Erra tomó a su vez la palabra y dijo al
príncipe Marduk: «¡Oh príncipe :Marduk, hasta que hayas vuelto a tu morada, hasta
que Girra haya purificado tus vestiduras y hayas vuelto a tu lugar, durante todo ese
tiempo, haré tus veces y mantendré sólidamente el equilibrio del Cielo y de la Tierra.
Subiré a los cielos y daré órdenes a los Igigi, descenderé al Apsu y vigilaré a los
Anunnaki, capturaré a los demonios gallu fogosos del País sin regreso, contra ellos
desencadenaré mis armas furiosas, cortaré las alas del viento malvado como si fueran

128
las de un pájaro y en la gran casa en la que hayas entrado, ¡oh príncipe Marduk!, a
derecha e izquierda de tu puerta, como toros protectores haré tenderse a los dioses Anu
y Enlil!». Cuando el príncipe Marduk las hubo escuchado, le agradaron las palabras que
le dijo Erra.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 2) 1 Marduk se levantó de su asiento, lugar
inaccesible, y hacia la morada de los Anunnaki se dirigió. Penetró en su capilla gigunu
y se plantó ante su presencia. Cuando hubo entrado allí su [...] y dejó caer su
esplendor [...]. Debido a que se había dirigido hacia otro lugar no vigiló más la tierra,
los vientos se levantaron y transformaron en tinieblas el brillante día, las gentes en todo
el país [...] y las aguas subieron [...] aumentaron y la profundidad de los Infiernos [...] la
totalidad del orbe [...] Entró en el Emeslam y ocupó su sede. Se aconsejó consigo
mismo acerca de aquella obra, pero su corazón estaba furioso y no dio respuesta. A él le
exigió su mandato: «¡Ábreme la marcha para que emprenda el camino! El tiempo se ha
acabado y el plazo ya pasó. Ahora digo: "¡Voy a hacer caer el resplandor de Asmas y
durante la noche ocultaré la faz de Sin!". Diré a Adad: "Sujeta tus becerros, captura las
nubes, detén la nieve y la lluvia". A Marduk y a Ea les llevaré la noticia. ¡Quien ha
crecido en tiempos de abundancia, será enterrado en tiempos de privaciones! ¡Quien se
fue por un sendero refrescado por las aguas, volverá por un camino polvoriento! Diré
al rey de los dioses: <Permanece en el Esagila>, se ejecutarán las palabras que dijiste, se
cumplirán plenamente tus órdenes; pero, si los cabezas negras te piden beneficios, no
aceptes sus súplicas". Pondré fin al país y lo destinaré a ser montículos de escombros,
devastaré las ciudades y las convertiré en desierto, destruiré las montañas y aniquilaré
sus bestias, convulsionaré los mares y destruiré lo que producen, desarraigaré
cañaverales y bosques y los quemaré como Girra, aplastaré a los hombres y no dejaré
alma que viva, no dejaré ni a uno solo para que puedan reproducirse, no dejaré
sobrevivir ni a las bestias de Shakkan ni a los otros animales, haré que el enemigo tome
el mando de una ciudad después de otra, el hijo no se informará de la salud de su padre,
ni el padre de la de su hijo, la madre tramará la desgracia de su hija en medio de la risa.
En la gran casa de los dioses, donde ningún malvado puede entrar, le haré entrar allí,
en la gran casa de los príncipes haré habitar al bribón, haré entrar las bestias [...], de la
ciudad ya vista privaré al que quiera entrar en ella. Haré descender abajo las bestias de
la montaña y por donde quiera que hayan pasado devastarán esos lugares. En las
cercanías de las ciudades haré corretear innumerables bestias de la estepa. Pronunciaré
presagios desfavorables, asolaré las ciudades santas, en la morada de los dioses [...] haré
entrar a Saghulhaza, y transformaré en lugares ruinosos los palacios de los príncipes.
¡Pondré fin al tumulto de la humanidad y la privaré de cualquier alegría! [...] como
Girra en país enemigo, [...] haré entrar el mal».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 3) 1 Erra, en su furor, no prestó atención a
nadie. El consejo que se le pudiera dar no lo escucharía; tenía el aspecto y la voz de
un león, cuando a Ishum, su heraldo, le dijo: «¡Cambiaré en tinieblas la luz del sol,
recogeré [...] en su casa y acortaré sus días! Al justo que interceda le cortaré la vida y
en su lugar pondré al malvado, que corta la garganta. Cambiaré el corazón de las gentes:
el padre no escuchará al hijo, la hija dirá cosas detestables a su madre. Volveré malas
sus palabras y ellos olvidarán a su dios y dirán grandes insolencias contra su diosa.
Promoveré bandidos para que intercepten los caminos y en las ciudades las gentes se
robarán mutuamente sus bienes. El león y el lobo aterrarán las bestias de Shakkan.
Enfureceré a la Señora de la creación y ella pondrá fin a los nacimientos. Privaré a la
nodriza de los gritos de niños y chiquillos. Apartaré para siempre de las llanuras el

129
canto de los trabajadores. Pastor y ganadero olvidarán lo que es un techo protector.
Rasgaré rápidamente los vestidos de los cuerpos humanos, por las calles de las ciudades
haré ir desnudo al joven, le haré, sin vestido, descender a la Tierra. Le faltará el carnero
al joven para el sacrificio en favor de su vida. Al príncipe incluso le escaseará el
cordero necesario para las decisiones de Shamash, e inútilmente el enfermo deseará los
asados para su oferta voluntaria. [...] «Del fuerte [...], como la sangre de [...] has hecho
blandir sus armas a la tropa, a la que protegía el emblema de Anu y de Dagan, con
su sangre, como el agua de un caño, has empapado los alrededores de la ciudad,
abriste sus venas e hiciste conducir sangre por el río. Enlil dijo: "¡Ay de mí!". Su
corazón se sobrecogió, luego, se levantó de su trono y una implacable maldición
estuvo en su boca: ha jurado que jamás bebería más agua del río y que por haber
visto su sangre no volvería más a entrar en el Ekur». Erra llamó a Ishum, llamó
también a los Siete-dioses, héroes sin igual, a todos ellos, a los cuales no existe
hombre que los resista y que ninguno se puede oponer a ellos. [...] el rostro de Erra
estaba lleno de cólera, tenía el aspecto de un león [...], en la cólera de su corazón gritó:
«¡Ábreme el camino, que voy a ponerme en marcha! ¡Que los Siete-dioses, héroes sin
igual, marchen a mi lado! ¡Que mis armas furiosas marchen a mi lado y ve delante
mío y ve detrás mío!». Ishum oyendo estas palabras, se apiadó y se dijo: «¡Ay de mi
gente, contra la cual Erra está enfurecido y [...] contra la cual el héroe Nergal, como en
los días de combate, los asakku [...] del mismo modo que para matar al divino Bata, los
brazos de ellos no descansan, del mismo modo que para ligar al maléfico Zu, su red
está desplegada!». Ishum abrió entonces la boca, habló y dijo estas palabras al héroe
Erra: «¿Por qué tienes malos pensamientos contra el dios y los hombres? ¿Por qué
contra los humanos, los cabezas negras, tienes sin remisión malos pensamientos?». Erra
tomó la palabra, habló y dijo estas palabras a Ishum, su heraldo: «Conoces los
pensamientos de los Igigi y la opinión de los Anunnaki; a los hombres, los cabezas
negras, les das órdenes y les haces abrir su entendimiento; entonces ¿por qué hablas
como un ignorante y me aconsejas como si ignorases lo que Marduk ha dicho? El rey de
los dioses ha marchado de su sede: ¿Cómo podrían permanecer tranquilos todos los
países? El ha depuesto la corona de su soberanía, ¡reyes y príncipes, como los esclavos
olvidan sus ordenanzas! El ha deshecho la "ligadura de su cintura", deshechos han sido
los vínculos entre el dios y el hombre, y van a ser difíciles de reanudar. El furioso Girra
había hecho brillar su imagen como el día y había hecho resurgir su divino esplendor.
En su derecha tenía el mittu, su arma suprema, y la mirada del príncipe Marduk estaba
irritada. [...] Ishum tomó la palabra y dijo al héroe Erra: «Héroe Erra, tienes las riendas
de los cielos, eres el señor absoluto de toda la tierra, reinas sobre el país, perturbas el
mar, arrasas los montes, riges a los hombres, haces pacer al ganado, el Esharra está a tu
disposición, el Eengurra en tus manos, vigilas Shuanna, das órdenes al Esagila, reúnes
en ti todos los poderes divinos; los dioses te temen, los Igigi tienen miedo de ti, ante ti
tiemblan los Anunnaki. Cuando das una opinión, el mismo Anu te escucha, incluso
Enlil accede a tus deseos. Sin ti, ¿habría hostilidades y habría batallas sin tu
intervención? ¡Corazas de guerra son tus ropas! Y te has dicho: "¡Ellos me han
despreciado!».

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 4) 1 «Héroe Erra, ¿no has temido el nombre del
príncipe Marduk? ¡De Dimkurkurraki, ciudad del rey de los dioses, "Nudo-de-los-
países" has deshecho el nudo! Has cambiado tu divinidad para hacerte semejante a un
hombre, te has revestido con tus armas y has entrado en la ciudad. En Babilonia, como
quien ha conquistado la ciudad, has hablado en calidad de señor. Los babilonios que,
como las cañas de los cañaverales, no tienen vigilante, se han sumado a ti en su

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totalidad. Quien desconocía las armas, tiene su puñal desenvainado, quien desconocía el
dardo, tiene su arco en acción, quien desconocía el combate, entra en la batalla, quien
no sabía correr, vuela como un pájaro. ¡El débil aventaja al rápido, el débil supera al
fuerte! Contra el gobernador, proveedor de la ciudad santa, ellos van profiriendo
grandes insolencias. Sus propias manos han obstruido la gran puerta de Babilonia,
canal de su abundancia. A los templos de Babilonia, les han pegado fuego, como haría
aquel que saquease el país. ¡Eras su heraldo! ¡Habías tomado la iniciativa! Con una
flecha golpeaste el Imgur-Enlil, tan fuerte que gimió: "¡Ay mi corazón!". La sede del
vigilante Muhra, que custodia su gran puerta, la hundiste en la sangre de los jóvenes y
de las muchachas. Después a los habitantes de Babilonia -eran el pájaro y tú el ave
reclamo- con la red los amontonaste, capturaste y destruiste, héroe Erra Luego,
abandonaste la ciudad y saliste afuera. Tomaste el aspecto de un león y entraste en el
palacio. A tu vista, los soldados tomaron sus armas y el corazón del gobernador,
vengador de Babilonia, se enfureció. Como para ir a saquear al enemigo, pone en
marcha a sus soldados e incita al mal al jefe que manda el ejército: "A esa ciudad
adonde te envío, valiente, no temas a dios, no temas en absoluto a nadie, a pequeños y
mayores, indistintamente, darás muerte, de los niños sean lactantes o criaturas, no
perdonarás a ninguno, y te llevarás como botín la masa acumulada de riquezas de
Babilonia". El ejército del rey se congregó y entró en la ciudad. Flamea el dardo, se
blande el puñal. Has hecho levantar las armas de la tropa a la que protegía el emblema
de Anu y Dagán; su sangre, como el agua de un caño, la hiciste correr por los
alrededores de la ciudad, y habiendo abierto sus venas, la condujiste por el río». Viendo
esto, el señor príncipe Marduk gimió: «¡Ay de mí!». Su corazón se sobrecogió. Una
maldición implacable estuvo en su boca, hizo el juramento de que jamás bebería agua
del río y porque había visto su sangre, que no entraría más en el Esagila: «¡Ay
Babilonia, que como una palmera te había hecho madurar y que ahora el viento ha
secado! ¡Ay Babilonia, que como una piña te había llenado de piñones y de cuya
plenitud no he podido obtener todo mi placer! ¡Ay Babilonia, que como un lujuriante
vergel te había plantado y del que no he podido comer sus frutos! ¡Ay Babilonia, que,
como un sello de eimeshu, te había colocado al cuello de Anu! ¡Ay Babilonia, que te
tenía en mis manos como la Tablilla de los Destinos y que no dejaba a nadie!». Así dijo
el príncipe Marduk; «[...] de los días pasados [...]: ¡Que todos los pasajes del muelle
queden secos y que se los atraviese a pie! ¡Que en una cuerda de profundidad
desciendan los pozos y que ningún hombre sobreviva! ¡Que en la masa del vasto mar,
las aguas a cien horas-dobles se lleven en su violencia el bote del pescador!». ¡Y de
Sippar, la villa eterna, en cuyos alrededores el señor de todos los países no había hecho
llegar el diluvio porque le era querida a su mirada, sin el asentimiento de Shamash has
destruido su muralla y arruinado sus defensas! ¡Y en Uruk, sede de Anu y de Ishtar, la
ciudad de las hijas de la alegría, de las cortesanas y de las esclavas a las que Ishtar les
privó de esposos y los consignó en las manos de los enemigos, los suteos y las suteas
allí hacen resonar sus gritos de guerra. Hacen amotinarse en el Eanna a eunucos y
prostitutas, a los cuales, para infundir religioso temor a las gentes, Ishtar había
cambiado su virilidad en feminidad, portadores de puñales, de navajas de afeitar, de
ganchos y de estiletes de silex, los cuales, para alegrar el ánimo de Ishtar, se entregan a
cosas nefastas. Sobre ellos colocaste un gobernador malvado y sin piedad. El los
desesperó y transgredió sus ritos. Ishtar, encolerizada, se ha enojado contra Uruk. Ella
ha suscitado un enemigo que ha despejado el país como grano ante las aguas. En cuanto
a los de Daksa, a causa del Eugal, que había sido destruido, no dieron tregua a su
lamentación. El enemigo que habías promovido no quiere detenerse en su destrucción
e Ishtaran, a su vez, ha dicho estas palabras: «De la ciudad de Der has hecho un

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desierto, como canas has quebrado a las gentes que allí vivían y aniquilado su rumor,
como la espuma de la superficie de las aguas. A mí no me has dejado libre. ¡Me has
entregado a los suteos! Por lo tanto, a causa de Der, mi ciudad, no pronunciaré nunca
más justos juicios, ni emitiré nunca más decisiones para el país, no daré nunca más
órdenes v no haré nunca más conocer mis voluntades, porque las gentes descuidaron la
justicia para abrazar la violencia, abandonaron el bien para entregarse al mal. Por eso,
haré sobre este único país levantarse a los Siete vientos: Quien no ha muerto en la
guerra, morirá en la destrucción, quien no ha muerto en la destrucción, el enemigo lo
saqueará, quien no haya sido saqueado por el enemigo, el ladrón le robará, quien no
haya sido robado por el ladrón, el arma del rey le capturará, quien no haya sido
capturado por el arma del rey, el príncipe lo aterrorizará, quien no haya sido
aterrorizado por el príncipe, Adad le sumergirá, quien no haya sido sumergido por
Adad, Shamash se lo llevará, quien haya salido afuera, el viento lo flagelará, quien haya
vuelto a su hogar, el demonio rabisu le golpeará, quien se haya subido a la altura,
morirá allí de sed, quien haya descendido a una hondonada, morirá allí anegado por las
aguas. ¡Has hecho que la altura y la hondonada sean igualmente fatales! Quien está al
frente de la ciudad habla así a su madre: <Ojalá que el día en que me diste a luz,
hubiese permanecido encerrado dentro de tu seno! ¡Que nuestra vida hubiese tenido fin
y que hubiésemos muerto juntos, porque me has entregado a una ciudad cuyo muro ha
sido demolido!> ¡Sus habitantes son el ganado y su dios es el matarife! Y las mallas de
cuya red son apretadas: de allí no tiran afuera a los esposos, pero mueren por culpa de
las armas. Quien ha engendrado un hijo ha dicho: "He aquí a mi hijo, el será, cuando lo
haya criado, quien sabrá recompensarme''. ¡A ese hijo lo haré morir y su padre lo
enterrará, después haré morir al padre y no tendrá enterrador! Quien ha edificado una
casa y ha dicho: "¡He aquí mi hogar, lo he construido y dentro de él tendré mi quietud, y
el día en que mi Destino me lleve allí encontraré mi último reposo". ¡A ese hombre le
haré morir y dejaré su hogar desierto, y después que haya sido devastado, se lo daré a
otra persona!». ¡Oh héroe Erra, has hecho morir al justo y también has hecho morir al
injusto! ¡Has hecho morir a quien te había ofendido, y has hecho morir también a quien
no te había ofendido! ¡Has hecho morir al Gran sacerdote, celoso en presentar las
ofrendas a los dioses! ¡Has hecho morir al servidor del palacio, entregado a su rey! ¡Has
hecho morir a los ancianos en sus casas, has hecho morir en su lecho a las jóvenes
muchachas! Y no has encontrado en ello el menor sosiego y te has dicho:·"¡Ellos me
habían despreciado!" Y eres héroe Erra, todavía te has dicho: "¡Quiero matar al
poderoso y espantar al débil, matar al jefe del ejército y obligar al ejército a que vuelva
espaldas! ¡Quiero demoler el gigunu del santuario y el parapeto de la muralla y aniquilar
así la fuerza vital de la ciudad! ¡Quiero romper el palo de amarre y que la barca vaya a
la deriva, romper el timón y que no se acerque más a la orilla! ¡Quiero arrancar el palo
mayor y destrozar así su aparejo! ¡Quiero secar el pecho de la madre para que el niño
no pueda vivir! ¡Embozaré las fuentes para que sus canales, disminuidos, no aporten
más las aguas de la abundancia! ¡Quiero hacer temblar a Irkallu y también que vacilen
los cielos! ¡Del astro Shulpaea quiero hacer caer la luz de sus rayos y volver ineficaces
las estrellas de los cielos! ¡Quiero romper la raíz de los árboles para que sus frutos no
crezcan y demoler la base del muro para que se caiga su cima! ¡Quiero ir a la sede del
rey de los dioses para que su consejo sea ineficaz!» Mientras el héroe Erra le escuchaba,
estas palabras que le decía Ishum le fueron agradables como el mejor aceite. Entonces
así habló el héroe Erra: «Que el mar contra el mar, subasta contra subasta, asirio contra
asirio, elamita contra elamita, cassita contra cassita, suteo contra suteo, guteo contra
guteo, lullubeo contra lullubeo, país contra país, ciudad contra ciudad, casa contra casa,
hombre contra hombre y hermano contra hermano no deben perdonarse. Que todos, sin

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excepción se maten unos a otros y que tras ello Akkad resurgiendo, los abata a todos y
los domine a todos!». El héroe Erra le dijo estas palabras a Ishum, su heraldo: «Ve,
Ishum. Cumple a tu gusto las palabras que he dicho». Ishum se dirigió hacia la montaña
Hihi, y tras él se apremiaron los Siete-dioses, héroes sin igual. El héroe llegó también a
la montaña Hihi. Levantó su mano y destruyó la montaña, redujo la montaña a ras de
suelo, y del bosque de Hashur cortó por todas partes sus árboles. Cuando franqueó la
ruta sucedió tal como Ishum había hablado. Puso fin a los lugares habitados e hizo de
ellos un desierto, destruyó las montañas, abatió a su ganado, perturbó los mares e hizo
perecer su producto, devastó cañas y cañaverales y los incendió como Girra, maldijo a
las bestias y se convirtieron en arcilla.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 5) 1 Después que Erra se hubo calmado y vuelto
a ocupar su sede, todos los dioses miraron hacia su rostro. Los Igigi, los Anunnaki,
todos, estaban todavía de pie, con temor. Erra tomó la palabra y dijo a todos los dioses:
«Prestad atención, todos vosotros. Escuchad mis palabras: Sí, desde una falta
precedente les había concebido el mal, me había puesto furioso y había querido aplastar
a los humanos, como un pastor mercenario había quitado del rebaño al carnero de
cabeza, como un inexperto en plantar huertos no había dudado en cortarlo. ¡Como el
que saquea un país, he abatido sin distinción al justo y al malvado, todos a un tiempo
aterrados! ¡De las fauces de un león rugiente no se puede arrancar rápidamente un
cadáver! ¡Allí donde alguien está enfurecido, ningún otro le puede aconsejar! Sin
Ishum, mi heraldo, ¿qué habría ocurrido? ¿Dónde estaría el que mantiene vuestros
templos? ¿Dónde estaría vuestro Gran sacerdote? ¿Dónde, vuestras ofrendas de
alimentos? ¡No habríais olido más el incienso!». Ishum tomó la palabra, habla y dijo
estas palabras al héroe Erra: «¡Oh héroe, préstame atención, escucha mis palabras!
¡Bien! Pero cálmate entretanto. Estamos ante ti y queremos estar a tus órdenes. En el día
de tu cólera, ¿dónde está el que pueda hacerte frente?». Al oírlo, el rostro de Erra
resplandeció, sus rasgos se iluminaron de alegría como un día sin nubes; penetró en el
Emeslam y allí volvió a ocupar su lugar. Entonces a Ishum, con voz en alto, le
manifestó su intención para darle instrucciones respecto a los habitantes dispersos de
Akkad: «¡Que se multiplique de nuevo la gente diezmada del país! ¡Que los jóvenes y
los viejos vuelvan a recorrer el camino de Akkad! ¡Que el débil acadio aterre al
poderoso suteo! ¡Que cada uno lleve consigo siete prisioneros como si fueran ovejas!
¡Sus ciudades, las reducirás a escombros y en desierto sus regiones montanas, y a
Shuanna llevarás sus pasados despojos! ¡A los dioses del país, que se habían enfurecido,
os llevarás apaciguados a sus moradas! ¡Harás descender otra vez a este país a Shakkan
y a Nisaba! ¡Harás que las regiones montanas aporten sus riquezas y el mar sus
productos! ¡Los campos que habían sido devastados, los volverás de nuevo productivos!
¡Los gobernadores de todas las ciudades aportarán su pesado tributo a Shuanna!. ¡Los
templos que habían sido destruidos, como el sol al alzarse que eleven sus cimas! ¡Que el
Tigris y el Eufrates desborden aguas de abundancia! ¡Como proveedores del Esagila y
de Babilonia, haz que los gobernadores de todas las ciudades lleven sus dones!». Que se
pronuncie durante años sin número la alabanza del gran señor Nergal y de su héroe
Ishum, que se diga que Erra, en su furor, mientras se disponía a aplastar a todos los
países y a destruir a sus habitantes, su consejero, Ishum, habiéndolo calmado, había
podido salvar algún resto.

BMe (DMe) (Lara Peinado 1984) (Ta 5) 2 Que el redactor de sus tablillas fue Kabti-
ilani Marduk, hijo de Dabibu, y que el dios le había revelado esto en una visión
nocturna, y que, cuando por la mañana realizó su recitado no omitió ninguna línea, ni

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añadió una línea de más. Oyéndolo Erra expresó su aprobación, también le fue
agradable a Ishum, su heraldo, y todos los dioses, junto con él, lo encomiaron. Entonces
habló así el héroe Erra: «En el santuario del dios que se glorifique este canto, que se
acumule la abundancia, pero el dios que lo descuide no olerá más el incienso. Que el rey
que exalte mi nombre reine sobre el universo, que el príncipe que profiera la gloria de
mi heroísmo no tenga rival. El cantor que lo cante no morirá en la destrucción, sino que
sus palabras serán gratas tanto al príncipe como al rey. El escriba que lo aprenda de
memoria escapará del enemigo y será honrado en su propio país. En el santo lugar de
los sabios, donde se haga una contínua mención de mi nombre, le donaré generosamente
la sabiduría. En toda casa, donde esta tablilla esté guardada, aunque Erra se enfurezca y
los Siete-dioses degüellen, la espada de la destrucción no se acercará, sino que en ella
habrá seguridad. ¡Que este canto subsista siempre y que perviva eternamente! ¡Que
todas las tierras lo oigan y celebren así mi heroísmo! ¡Que los habitantes de todos los
lugares lo conozcan y glorifiquen mi nombre! Colofón […]

Himnos a Erra [Nergal].

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) 1 […] ¡Guerrero, cuya irradiación [...]! ¡Nergal,
guerrero (etc.) ¡Principal, cuyo rostro es hermoso, cálida la boca, Girra furioso [...]!
¡Nergal, principal, cuyo rostro es hermoso, (etc.) 5' ¡Nergal honrado, amado del corazón
de Enlil, gran guardián del Ekur! ¡Nergal, hijo honrado (etc.)! ¡Soberano de los grandes
dioses, cargado de carácter terrible y esplendor! ¡Nergal, soberano (etc.)! ¡El más
combativo de los Anunnaku, vestido de terrible esplendor! 10' ¡Nergal, el más
combativo (etc.)! ¡Señor de alta cabeza, eminente, amado del Ekur, cuyo renombre [...]!
¡Nergal, Señor de alta cabeza, eminente (etc.)! ¡El más alto de los grandes dioses, de
quien la sentencia y la decisión [...]! ¡Nergal, el más alto (etc.)! 15' ¡Gran reptil
eminente, que vierte sobre ellos su veneno! ¡Nergal, Gran reptil eminente (etc.)! ¡Eres
extraño de aspecto, eres salvaje de miembros, los galla salvajes se hallan a tu derecha y
a tu izquierda! ¡Nergal, eres extraño de aspecto (etc.)i ¡De brazos muy largos, cuyo
golpe es [...], al lado del cual el malvado [...]! 20' ¡Nergal, de brazos muy largos, (etc.)!
¡Nergal el Grande, al ruido de cuyos pasos se abren las puertas cerradas! ¡Nergal,
Nergal el Grande, (etc.)! ¡Señor que ronda la noche, para quien las puertas cerradas se
abren ampliamente por sí mismas! ¡Nergal, Señor que ronda la noche, (etc.)! 25'
¡Guerrero, cuyo látigo es blandido y habla el ruido de su arma! ¡Nergal, guerrero, cuyo
látigo (etc.)! ¡Perfecto, cuya fuerza es sin par, que se desliza como un sueño por el
quicio de una puerta! ¡Nergal, perfecto, (etc.)! ¡Guerrero, al enemigo del Ekur, al
adversario de Duranki, eres el que lo capturas! 30' ¡Nergal, guerrero, al enemigo (etc.)!
¡Oleada terrible, Girra furioso, cuya pelea [...]! ¡Nergal, oleada terrible, (etc.)! ¡Diluvio
que arrasa el país de los insumisos, el primero de todos los grandes dioses, esplendor
[...]! ¡Nergal, diluvio que arrasa (etc.)! […]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) 1 ¡Quiero glorificar sin cesar al más guerrero de los
dioses, al poderoso, al resplandeciente hijo de Enlil! ¡Quiero glorificar sin cesar a
Nergal, el más guerrero de los dioses, el potente, el resplandeciente hijo de Enlil, el
amado de Enlil, el primero, el eminente, el vengador de su padre, el vástago de Belet-ili,
la gran reina, la hija del rey, que confía en sus fuerzas, 5 el más clarividente de los
dioses, el jefe eminente, el gran guerrero, el objeto de la confianza de Enlil! ¡Nergal,
dios furioso, que está cargado de carácter temible y de majestad, dios puro, cuyo
aspecto [...] como la luz de Shamash! ¡Nergal, muy Grande señor, que infliges la derrota
[...], dios fuerte, a quien con mencionar su nombre los galla y Namtaru [...]! 10 ¡Nergal,

134
que abates a los enemigos malvados y fuertes, [...] de la Vasta Tierra infernal que
captura a los dioses malvados! ¡Enlil de los Anunnaku, Señor que abres [...]! ¡Nergal,
dios puro, que [...] entre las estrellas de los cielos, […] ¡Nergal, dios avisado, que amas
el hacer vivir […], que tenga piedad de tu ciudad, Marad, a la que ha alcanzado la
desgracia! ¡Nergal, mira fielmente a tu ciudad, Marad, y a mí, el servidor que te teme
[...], 5' N. [...] la muerte, eres el que le has respetado el soplo de vida!

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) 1 ¡Oh valeroso, resplandeciente, prole de Nunamnir,
circundado de majestad, el muy poderoso, quiero glorificar tu divinidad! ¡Portador de
puntiagudos cuernos, vestido de esplendor, hijo de Kutushar, organizador del mundo
infernal, vigilante de los Seiscientos 5 quiero celebrar sin cesar tus altos hechos! ¡Eres
el que tienes fuerzas eminentes, que sumerges a todos los indóciles, que sometes a los
presuntuosos, fuerte, infatigable, que alegras el corazón de Enlil, de brazos fuertes,
ancho de pecho, perfecto, que no tiene rival dentro de la totalidad de los dioses, que
posees un arma despiadada que produce la confusión entre los enemigos, 10 joven
animal salvaje revestido de tal irradiación que al resplandor de su intenso destello los
dioses de los lugares habitados se han refugiado en escondrijos y el malvado y el ruin
han entrado en las hendiduras! ¡[...] de majestad te ha adornado, [...] Nudimmud te ha
dado un arma irresistible, 15 [...] los dioses tus hermanos; […]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) 1 ¡Nergal, el más guerrero de los dioses, que posees
las eminentes fuerzas de Anu, Pirigkadukha, monstruo salvaje, que se mantiene como
soberano en la bóveda de los cielos, que has recibido el señorío, y cuyos rasgos
resplandecen sin cesar en los cielos, que llevas un arco, una flecha y un carcaj, que
tienes una espada, que no tienes miedo de la batalla, 5 jefe cuyas fuerzas son elevadas,
que cabalgas un caballo, irresistible diluvio, vástago magnífico de Anu, que estás
ataviado de una cornamenta, digna de la vestimenta señorial, adornado con ornamentos
augustos, capaz, amplio de corazón, impropio de concebir y difícil de imaginar!
¡Nergal, el todopoderoso de los dioses, cuyos brazos son muy largos, cuya irradiación
es alta en los cielos, estrella que brillas sin cesar en el horizonte, cuyos trazos son altos,
10 [...] que has recibido el señorío, que tienes un puñal, experto en el combate, [...]
victorioso], que arremetes malvadamente en las batallas, [...] arma y cetro, que duermes
con un sueño simulado, [...] que no tienes igual en la refriega y en la batalla, [...] de
Uruk, que haces aullar a los malvados Galla, 15 [...] que aniquilas a los adversarios, que
deportas a los enemigos, [..] que arrasas al país hostil, [...] que recoges por la mano al
que yace, [...]! […]

BMe (DMe) (Lara Peinado 1990) 1 ¡Héroe de sus hermanos los dioses, su soberano, él,
el Señor, es superior a todos los Igigu, Nergal de los dioses, su soberano, él, el Señor, es
superior a todos los Igigu! 5 Está ceñido de un vestido de irradiación y destellos, los
dioses que [...] están irritados; Nergal está ceñido de irradiación y destellos, los dioses
que [...] están irritados. Como un resplandor de diamante elmeshu es su pómulo, 10
como el relámpago fulgura sin cesar su mejilla, el pómulo de Nergal es de diamante
elmeshu, como el relámpago fulgura sin cesar su mejilla. Fuerte es su arma, su asalto
irresistible, como la tempestad de una crecida impetuosa no tiene rival, 15 el asalto de
Nergal es irresistible, como la tempestad de una crecida impetuosa no tiene rival. El
héroe, el Señor, el más activo de los dioses es impetuoso, [...] impetuoso, el hijo
poderoso de Belet-ili, que contenta el corazón de Enlil, 20 el mensajero valiente, el de
rodilla veloz, el que escruta todo, el que origina heredero [...]. Ninlil le ha dado un
carcaj repleto, ha puesto en sus manos un arco agradable.

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BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 Señor, portador de temor en el cielo y la tierra, eres
el que apareciste radiante en el país de Sumer, engendrado para el reinado por tu padre
Enlil: sobre los «cabezas negras» pesa enormemente el miedo ante ti, los Anunna, los
grandes dioses, 5 se revuelcan todos juntos en el polvo ante tu resplandor de temor.
Nergal, Señor, portador de temor en el cielo y en la tierra, que apareciste radiante en el
país de Sumer, engendrado para el reinado por tu padre: sobre los «cabezas negras»
pesa enormemente el miedo ante ti, los Anunna, los grandes dioses, 10 se revuelcan
todos juntos en el polvo ante tu resplandor de temor, Héroe, el día en el que tu padre te
engendró, te dio por regalo el «monte de la tierra», el conjunto de los hombres; tu
padre Enlil te depositó en la mano la decisión del destino: 15 ¡Héroe, Nergal, eres su
rey! Nergal, héroe, el día en el que tu padre te engendró, te dio por regalo el «monte de
la tierra», el conjunto de los hombres; tu padre Enlil te depositó en la mano la decisión
del destino: 20 ¡Héroe, Nergal, eres su rey! Señor, que inspira silencio venerable, hijo
de Enlil, que en su heroicidad como un huracán [...]. Que todo lo que te plazca, quiera
dártelo en abundancia el pueblo de Lagash sobre tu pura ara de sacrificios. 25
¡Nergal, ojalá quieras extender tu amplio brazo bienhechor sobre la ciudad de Lagash!
Nergal, señor, que inspira silencio venerable, hijo de Enlil, que en su heroicidad, como
un huracán [...]. Que todo lo que te plazca, quiera dártelo en abundancia el pueblo de
Lagash sobre tu pura ara de sacrificios. 30 ¡Nergal, ojalá quieras extender tu amplio
brazo bienhechor sobre la ciudad de Lagash. [...] tiene allí la heroicidad [...] el lugar
sagrado [...]. Meslamtaea, eres el [...], Nergal, señor, eres el Enlil de su país, 40 como
Allá no tienes enemigo, como a Sataran se te ha dado el emitir juicios justos. «Señor
que ahuyenta a los enemigos de Enlil, vengador de su padre, fuerte héroe» te ha dado
Enlil, el Pastor de los «cabezas negras», por nombre, 45 Los dioses han determinado
tu suerte, te han dado la [...]. En el Más Allá de [...] eres, en el cielo de [...] eres, debido
a tu griterío no se atreve ningún dios a ir contra ti. 50 ¡Héroe juvenil y bueno, el que
odia la peste, el que alimenta a la ciudad de Lagash, Meslamtaea, a ti quiera festejarse
en el cantar! Señor de la palabra verdadera, señor de la abundancia, héroe, ante tu
nombre se postran los países extranjeros; cuando te elevas en la temida Casa como un
huracán, 55 hay en tu fuerza regia resplandor de temor, ¡héroe que con tu alto brazo
eliminaste al rebelde! ¡Nergal, que tu nombre quiera festejarse en el cantar! ¡La
Señora, la hija de An, la reina que ama a su ciudad, Baba, que se asesora contigo, 60
quiera que en Uruk, en la ciudad de su dominio, tu reinado de remotos días, tu festejado
trono se revelen brillantes! Cantar tigi de Nergal.

BMe (DMe) (Lara Peinado 2006) 1 ¡Héroe, hijo supremo de Enlil, el que porta temor,
el que como una tempestad todo lo golpea, el que grita contra el país enemigo, cuyo
interior es sobrecogedor, a cuyo lado salta la marea tempestuosa, cuando él pasa
delante de [...] ese lugar [...]! 5 Señor, Meslamtaea, el que porta resplandor de terror,
de su fuerza extrema no se escapa el país enemigo, él hace que su enérgico cuerno
ilumine en el país de Sumer, [...] golpea él con el arma. [...] engendrado por Enlil, 10
[...] la marea tempestuosa [...] te ha sentado, al lado del brazo de tu heroicidad te has
situado. ¡Él, que alza orgullosamente la cabeza, y él, que confía en la voz sonora, él,
que conoce las fuerzas divinas de los dioses, 15 él, [...], el del país de Sumer! Por el
cielo anda de un lado para otro, todo lo consigue allí. El día en que [...] has ordenado a
la marea tempestuosa, que elimina al país extranjero; arrojas polvo sobre todo lo que
allí es malévolo, 20 sacudes polvo sobre los enemigos del Señor. Eres, gran héroe de
los países, en [...] golpeas alrededor, lanzas un griterío contra ellos, donde ningún pie se
posa, [...] vas. Como un cántaro con siete bocas [...] él sobre [...]; 25 los «cabezas

136
negras» se reúnen en todo el cielo: vas con la bandada de palomas de allí [...] adelante,
vas delante de la bandada de langostas de allí, negras y blancas. Héroe, cuando en las
calles con silencio sepulcral eres [...], el miedo ante ti cubre la ciudad; 30 eres el que
portas la majestuosa, legítima corona, el miedo ante ti yace sobre [...], eres [...] es una
tempestad a la que nadie resiste. ¡En el lugar de la reina, en el apreciado lugar ejerces la
virtud de Enlil, elevando el ojo de la selección ejerces en el país de Sumer el reinado!
¡Para su padre ha conducido él al pueblo fuera del lejano país, 35 lo ha llevado al lugar
de [...] del Más Allá, él, Nergal! Allí habla Era cordialmente a su rey: «Han venido
todos ellos ¡Eres más grande que An! ¡Lleva para An, el rey, la administración! ¡En la
fijación del destino determinas su suerte, eres, Nergal!» Entonces Ninshubur, la
mensajera del «Alto Lugar», del Más Allá, hace este saludo a Nergal: «Eres el Señor
que dejas salir de las montañas de la tierra al pueblo del pueblo sagaz [hapiru]. Como
Enlil [...], no escapa, en conjunto, el país enemigo a tu brazo, ¡Héroe, que eliminas para
Enlil en un día a los enemigos de Enlil, que odias el uso de la violencia, Nergal, que
como el fuego provocas temor, te elevas en el país del sol naciente!» Los dioses
Anunna vinieron hacia él: «Como [...] grietas de la tierra [...] eres, Nergal!» […] ¡Héroe,
que eliminas a los enemigos de tu padre, [...] hijo de Enlil, [...], Lugalgirra, alabarte a ti
es encantador! Himno balbale para Nergal.

Ugarit. Versión del diluvio.

Himno a YaW [YaM].

BMe (DMe) (Sen 2014) (RB 84) 1 La voz de Yam sobre las aguas. 2 Truena el dios de
la gloria, Yam, 3 sobre la inmensidad de las aguas (Sal 29,3). 4 La voz de Yam el
trueno resuena con fuerza, 5 la voz de Yam retumba con majestad (Sal 29,4). 6 La voz
de Yam rompe los cedros, 7 troncha Yam los cedros del Líbano (Sal 29,5) 8 y hace
saltar al Líbano como un ternero. (Sal 29,6) 9 La voz de Yam hace estallar llamas de
fuego (Sal 29,7), 10 hace temblar el desierto de Cadés (Sal 29,8). La voz de Yam
retuerce las encinas 11 y en su templo, todo dice: «¡Gloria!» (Sal 29,9). 12 Siéntase
sobre aguas diluviales, 13 siéntase como Rey eterno (Sal 29,10).

A.5 La Creación.

BMe (Tablilla Siglo 5º ET) (Graves 1964) La santa casa, la casa de los dioses, en un
lugar santo, no había sido hecha todavía; ningún junco había brotado, ningún árbol
había sido creado; ningún ladrillo se había puesto, ningún edificio se había erigido;
ninguna casa se había construido, ninguna ciudad se había edificado; ninguna ciudad se
había hecho, ninguna criatura había sido creada; Nippur no estaba hecha, Ekur no estaba
construida; Erech no estaba hecha. Eana no estaba construida; el Mar no estaba hecho,
Eridu no estaba construido; De la santa casa, la casa de los dioses, la habitación no
estaba hecha; todas las tierras eran mar. Luego hubo un movimiento en medio del mar;
en ese momento Eridu fue hechai y Essagil fue construida; Essagil, donde en medio del
abismo el dios Lugal-du-kuda habita; la ciudad de Babilonia fue construida y Essagil
terminó. Los dioses, los espíritus de la tierra, Marduk hizo al mismo tiempo, la ciudad
santa la morada del deseo de sus corazones, proclamaron suprema. Marduk puso un
junco en la superficie de las aguas, hizo polvo y lo derramó junto al junco; para que los
dioses pudieran vivir en la morada del deseo de sus corazones, creó la humanidad. Con
él la diosa Aruru creó la simiente de la humanidad. Creó los animales del campo y las
cosas que viven en el campo. Creó el Tigris y el Eufrates y los colocó en su lugar;

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proclamó sus nombres de manera agradable. Creó la hierba, el junco del pantano, la
caña y el bosque, la hierba verde del campo creó, las tierras, los pantanos y las ciénagas,
la vaca salvaje y su cría, el ternero salvaje, la oveja y su cría, el cordero del rebaño.
Huertos y bosques; el macho cabrío y las cabras de montes [...] El Señor Marduk
construyó un dique junto al mar. Formó cañas, creó árboles; puso ladrillos, erigió
edificios; hizo casas, construyó ciudades; hizo ciudades, dio vida a las criaturas. Hizo
Nippur, construyó Ekur; Hizo Erech, construyó Eana.

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