You are on page 1of 8

que está sentado en lo alto", estaba para crear la humanidad,

mandó dos emisarios a la Tierra para que construyeran una


escalera que conectaría el Cielo y la Tierra. A medio camino,
deberían instalar un lugar de reposo, donde habría una laguna de
la más pura agua potable. En el tope de la escalera crearían dos
fuentes, una para beberse y otra para baños.
Dijo Olelbis: "Cuando un hombre o una mujer envejezcan,
déjenlo subir a esa cumbre, beber y bañarse. Con eso, su
juventud será restaurada". La convicción de que la fuente existía
en algún lugar de aquellas islas era tan fuerte que en 1514 - un
año después de la malograda expedición de Ponce de León -
Pietro Martire escribió (en su Segunda Década) al papa León X
informando:

A una distancia de 325 leguas de La Española, dicen, existe una


isla llamada Boyuca, de hecho Ananeo, que, según aquellos que
exploraron su interior, posee urna fuente extraordinaria, cuyas
aguas rejuvenecen a los viejos.
Que Su Santidad no piense que eso esté siendo dicho liviana o
irreflexivamente, pues ese hecho es considerado verdadero en la
corte, y de una manera tan formal, que todos, aún aquellos cuya
sabiduría o fortuna los distinguen de las personas comunes, lo
aceptan como verdad.

Ponce de León, sin dejarse desanimar, concluyó, después de


investigaciones adicionales, que debería buscar una fuente
conectada a un río, posiblemente a través de un túnel
subterráneo. Entonces, si la fuente quedaba en una isla
cualquiera, su manantial no sería un río de Florida?
En 1521, la Corona española ordenó que Ponce de León hiciera
urna nueva expedición, esta vez centralizando las búsquedas en
Florida. No existen dudas sobre el verdadero propósito de esa
misión. Pocas décadas después, el historiador español Antonio de

7
Herrera & Tordesillas afirmó en su Historia General de Las
Indias (Historia General de las Indias):
"Él (Ponce de León) salió en búsqueda de aquella fuente sagrada,
tan afamada entre los indios, y del río cuyas aguas rejuvenecían a
los viejos". La intención era descubrir la fuente en la isla de
Bimini y el río en Florida, donde, según afirmaban los indios de
Cuba y La Española, "los viejos que en él se bañaban se hacían
jóvenes de nuevo".
En vez de la juventud eterna, Ponce de León encontró la muerte
al ser alcanzado por una flecha de los indios caraibes. Así,
aunque a busca individual por una poción o ungüento que
consiga aplazar el día final tal vez jamás termine, la búsqueda
organizada, bajo comando real, llegó a su fin.

Habría la búsqueda sido inútil desde el inicio? Fernando, Isabel,


Ponce de León y todos los que navegaron y murieron buscando
la Fuente de la Juventud serían sólo tontos que creían en cuentos
de hadas primitivos?
No, en el entender de ellos. Las Sagradas Escrituras, creencias
paganas y relatos documentados de grandes viajantes se juntaban
para garantizar que realmente existía un lugar cuya agua (o
néctar de sus frutos) podía conceder la inmortalidad,
manteniendo a las personas eternamente jóvenes.
Antiguos cuentos hablan de un lugar secreto, urna fuente secreta,
un fruto o planta secreta que salvaría a sus descubridores de la
muerte eran comunes en la península Ibérica, como un legado de
los celtas que habitaron la región en un pasado distante. Corrían
historias sobre la diosa Idunn, que vivía junto a un riachuelo
sagrado y guardaba manzanas mágicas en un baúl. Cuando los
dioses envejecían, iban a buscarla para comer las frutas y hacerse
nuevamente jóvenes. De hecho, Idunn significaba "joven de
nuevo" y las manzanas consistían en el "elixir de los dioses".

8
Serían esos cuentos populares un eco de la leyenda de Heracles
(nombre griego de Hércules) y sus doce trabajos? Una
sacerdotisa del dios Apolo, al prever lo que esperaba el héroe, le
garantizó: "Cuando tú los completaras, te harás uno de los
inmortales". El penúltimo trabajo de Héracles sería cosechar y
traer las divinas manzanas de oro de las Hespérides. Estas, las
"Ninfas del Poniente", habitaban las proximidades del monte
Atlas, en Mauritania.

Los griegos, y después los romanos, nos legaron muchos cuentos


sobre hombres inmortalizados. Apolo ungió el cuerpo de
Sarpédon y él duró varias generaciones. Afrodita regaló a Faon
con una poción mágica. Al ungirse con ella, Faon se transformó
en un bello joven "que despertó amor en el corazón de todas las
mujeres de Lesbos". El niño Demofonte, ungido con ambrosia
por la diosa Deméter, con certeza habríase hecho inmortal si su
madre, ignorando la identidad de la diosa, no lo hubiera quitado
de sus manos.
Había también la historia de Tántalo, hecho inmortal al
alimentarse de néctar y ambrosia que hubo robado de la mesa de
los dioses. Cuando él mató a su propio hijo para servir su carne a
los dioses, estos lo castigaron proscribiéndolo para una tierra
donde abundaban el agua y los frutos, pero que permanecían
eternamente fuera de su alcance. (El dios Hermes resucitó al
joven asesinado.) Ya Odioseo (nombre griego de Ulises), a quién
la ninfa Calipso ofreció la inmortalidad si él aceptara quedarse
en su compañía para siempre, prefirió arriesgarse y volver hacia
el hogar y la esposa.
Y la historia de Glauco, un simple pescador que se transformó en
un dios del mar? Un día él observó que un pez que hubo
pescado, al entrar en contacto con una determinada hierba,
volvió a la vida y saltó hacia el agua. Comiendo la hierba,
Glauco buceó atrás de él y, en consecuencia, los dioses Océano y

9
Tétis lo admitieron en su círculo y lo transformaron en una
deidad.
El año en que Colón zarpó de España, 1492, fue también el año
en que terminó la ocupación musulmana de la península Ibérica,
con la rendición de los moros en Granada. A lo largo de los casi
ocho siglos de contienda árabe-cristiana en la región, hubo una
inmensa interacción de las dos culturas. Las historias del Corán,
el libro sagrado de los musulmanes, que también hablaban sobre
el pez y la fuente de la vida, eran conocidas tanto por moros
como por católicos. El hecho de que el cuento en cuestión sea
casi idéntico al de la leyenda griega de Glauco, el pescador, era
tomado como una confirmación de su autenticidad. Él también
fue uno de los motivos para la búsqueda de la legendaria fuente
de la India, la tierra que Colón partió para alcanzar e imaginó
haber encontrado.

La parte del Corán que contiene la historia del pez es la 18ª sura,
que habla de los viajes de Moisés, el héroe bíblico del Éxodo de
Egipto, explorando varios misterios. Como parte de los
preparativos para cumplir su destino como mensajero de Dios, él
tendría que recibir el conocimiento de que aún carecía, de un
misterioso "siervo de Dios". Acompañado de sólo un criado,
Moisés debería buscar ese enigmático maestro con la ayuda de
una única pista: llevaría consigo un pez seco y, en el lugar donde
el pez saltaría y desaparecería, encontraría al "siervo de Dios".
Después de mucha caminata infructífera, el criado sugirió que
desistieran de la búsqueda. Moisés, sin embargo, insistió,
diciendo que no pararía hasta alcanzar "la unión de los dos ríos".
Y fue allá, sin que los viajantes notaran, que el milagro
aconteció:

Pero, cuando ellos llegaron a la unión,


Se olvidaron del pez,

10
Que buceó en el río,
Como si entrara en un túnel.

Después de mucho caminar, Moisés dijo al criado: "Coja nuestra


comida matinal", pero el hombre respondió que el pez había
desaparecido:

Cuando llegamos a la piedra,


No viste lo que aconteció?
De hecho me olvidé del pez.
Satã me hizo olvidar de contaros.
Él buceó en el río de una forma maravillosa.
Y Moisés dijo:
"Era eso lo que buscábamos".

La historia del Corán ( fig 1) sobre el pez seco que resucitó y


volvió hacia el mar a través de un túnel, iba adelante del cuento
griego similar porque hablaba no de un modesto pescador, sino
del venerable Moisés. Ella tampoco presentaba el incidente
como un descubrimiento casual, sino como una ocurrencia
prevista por el Señor, que conocía exactamente la localización
del agua de la vida, que podría ser identificada por la
resurrección del pez.
Como católicos devotos, el rey y la reina de España deben haber
aceptado literalmente la visión descrita en el Apocalipsis: "Me
mostró después un río de Agua de la Vida, brillante como cristal,
que salía del trono de Dios (...) En medio de la plaza, de un lado
y del otro del río, hay árboles de la vida que fructifican doce
veces (...)"

11
Fig. 1
A buen seguro creyeron en las promesas del libro: "A quien tiene
sed daré la fuente de agua viva" y "le concederé comer del Árbol
de la Vida que está en el paraíso de Dios". Además de eso, a
buen seguro, estaban al corriente de las palabras del salmista
bíblico:

Tú les das de beber de tu río de la eternidad;


Pues contigo está la fuente de la vida.
12
Por lo tanto, era indudable la existencia de la fuente de la vida y
del río de la eternidad, pues era lo que atestiguaban las Sagradas
Escrituras. El único problema era donde y como encontrarlos.
La 18ª sura del Corán ofrece algunas pistas importantes. Ella
relata las tres paradojas de la vida presentadas a Moisés después
de que él localizó al siervo de Dios. Enseguida, el mismo tramo
del Corán pasa a describir tres episodios: una visita a una tierra
donde el sol se pone, después hacia una tierra donde el sol se
levanta, o sea, el este, y finalmente para una más distante, donde
el mítico pueblo de Gog y Magog (los contendores bíblicos del
fin de los tiempos) venía causando incontables daños a la Tierra.
Para acabar con el desorden, el héroe del cuento - aquí llamado
de Du-al'Karnain (Poseedor de Dos Cuernos) - cerró un pasaje
entre dos arduas montañas con bloques de hierro y enseguida
derramó sobre ellos plomo derretido, construyendo una barrera
tan impresionante que hasta los poderosos Gog y Magog no
fueron capaces de escalarla. Así separados, los dos ya no
pudieron causar perjuicios a la Tierra.
La palabra Karnain, en árabe o hebraico, significa tanto "dobles
cuernos" como" dobles rayos". Los tres episodios adicionales,
que vienen inmediatamente después de los Misterios de Moisés,
parecen, debido al uso del término, mantener como personaje
principal el héroe bíblico, que bien podría haber recibido el
apodo de Du-al'Karnain porque su rostro "tenía rayos" -irradiaba
- después de que él descendió del monte Sinaí, donde se hubo
encontrado cara a cara con Dios. Los cristianos medievales, sin
embargo, atribuían la alcunha y el viaje a las tres tierras que
Alexander el Grande, rey de la Macedonia, que en el siglo IV
a.C. hubo conquistado la mayor parte del mundo conocido en la
época, alcanzando hasta la India.
Esa creencia popular, intercambiando a Moisés y Alexander,
tenía origen en las tradiciones relacionadas con las conquistas y

13
aventuras del rey de la Macedonia, que incluían no sólo el hecho
en la tierra de Gog y Magog como también un episodio sobre un
pez seco que hubo vuelto a la vida cuando Alexander y su criado
encontraron la fuente de la vida!

60. Vea, dijo Moisés


A su criado, no
Desistiré hasta alcanzar
La unión de los dos Mares o (hasta) pasar
Años y años en viaje.

61. Pero, cuando ellos llegaron


A la unión, se olvidaron
De su pez, que tomó
Su rumbo a través del mar,
(Directo) como si en un túnel.

62. Cuando habían proseguido


(Alguna distancia), Moisés dijo
A su criado: Tráiganos nuestra
Comida matinal; con certeza
Sufrimos mucha fatiga
En esta (etapa de) nuestro viaje.

63. Él respondió: Viste


(lo que aconteció) cuando
Llegamos a la piedra?
Realmente me olvidé
Del pez; nadie sino
Satã me hizo olvidar
De contarte;
Él tomó su rumbo a través
Del mar de una manera maravillosa!

14

You might also like