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CIENCIAS sociaLes @ ISON 978-84-9181-838.0 3408298 «Coma deberlames vivi2» Con esta empieza Tim Ingold, uno c® los pensadores vivos mds originales y racicales, su impecable legato en favor de una materia que, danada or a guerra y el colcniaismo, ms Fecienteriente por el rurdimiento de las hhumanicades, parece en trance de hundlse ‘Sin embargo, en un planeta atenazado de una forma tan creciente coma seria —o que fequivale a un igual amenaza para ios miles de millones de-humanes que lo habia la antropolonis, rea de conocimiento {que pone en comin la sabicuriay experi de tados los nomres y que confionta las respuestas a esa primera pregunta esencia| con realidades paloables, se revela como na herramienta fundamental para aftontar tantos desafos ya inaplazabies. Ingold demuestra en este libro por que le aniopolgta importa y nos importa a todos. «La meta de la antropologia es exear una conversacion fen torna ala vida humana misma. Esta conversacion, esta vida, no es solo acerca ‘el munde, sino que es el mundo, El mundo en el que todos nosotros habitamos.» Alianza editorial e1ibrode bo'siio. TIM oLD Antropologia Por qué importa? Tim Ingold Antropologia ePor qué importa? ‘Traduccién de Esther Gomez Parro Pé Alianza editorial Elbo de bolstio ‘Titulo original: Anthropology. Why Te Matters Babebe apd ricer en018 oy Ps Zann esdnputicats pert aly PcerLdCae itd skein Bvt Je Mal Etah nbc Raia ‘eeu a Dota debions Nd Emde _.-.it_—s=sdéa.#itéiC:—. ES ESiiewasisestaetemnenoemne mB a sete tots pepeaahactintthemr tens rea sho Fenacetealinceae a srcrseoitssa rook 3 0 Pike ie Sige iran psi rea de Ala Eo (ttimcmen senna cen sangeet | | Indice ° 38 7 : a [oe 19 mm 1. Tomar en serio alos demas 2. Similiud y diferenc 3. Una disciplinadividida 4. Repensando lo social 5. Antropologia para el fueuz0 Lecturas recomendadas fadice analitico a | 1. Tomar en serio a los demas 2Cémo deberiamos vir? Sin dda los seres humanos Sempre se han planteado esta pregunta. Puede ue sea el mismmo hecho de plantetsela lo que nos hace bums nos. Apareatement, esta cucstiGn apenas surge en otras especies de animale, cada una de la cuales esté més 0 smenos absorta en su forma de hacer las cosas. Pero las formas de vida humana las maneras de hacer y dec, de pensar y conocer no se transmiten fiilmente, no estén predeterminadas y nunca quedan finalmente establei- as, Vivir es un asunto de decide cfm hacerlo, alber 42 en todo momento el potencal de raificase en dife- rentes diecciones, ninguna de las cuales es mas normal o natural que cualquiera de las dems El camino se hace sndando, porlo que continuamente tenemos que impro- visar formas de vida a medida que avanzamos, borrando Ibuellas aunque sigamos los patos de nuestros antece- sores Sin embargo, nada de esto lo hacemos en soit 9 Acero tio, sine en compafia de otros. Al igual que los rama- Tes de una cuerda, Ins vidas humanas se enttelazan y solapan unas con otras, Caminan juntas y se responden mutuamente unas 8 otras en ciclos altemativos de ten sin y resolucién (decision, determinacin, propésito) ‘Ningin ramal dura para siempre, pues, mientras unos se ‘marchitan, otros sc entretejen. Por exe motivo la vida hu- ‘ana es social: es el proceso interminable y colectivo de descubtir emo vivir. Asi pues, toda forma te vida te- presenta un experimento comuniterio ea la manera de vivit, Noes una solucién al problema dela vida, del mis- ‘mo modo que el camino tampoce ¢s una solucién al pro- bem de cémo aleanzar un destino que ain nose cono- «ce, Pero es un enfague del problema. ‘Tmainemos un Srea de estudio que se dedicara a apren- der de una gama de enfoques fo mis amplia posible; que persiquicra concentrar en este problema de cémo vive la sabiduriay experiencia de todos los habitances del mun- do, cuslesquieta sean sus antecedentes, sus formas de buscarse el sustento, us citcunstancis y el lugar donde [nabitan, Esie es el eampo por el que abogo en estas pag tas, ylo voy llamar antropologi, Puede que no se trate dela aniropologie tal como uno podria iemaginarse, on cluso de la antropologia que practican muchos de aque- os que proclaman ser antropélogos. La catidad de ideas y errotes generalizados sobre esta disciplina es abundante,y resultara tedioso revsalos todos. No voy a disculpsrme por presentar una visién personal reida pot mi propia carrera como estuiante v después profe- sor de la materia, quizés menos centrada en lo que es la ntropologia que en lo gue yo pienso que deberia aspirar | | |Terms ak de ser, Puede que otros tengan otro concepto, pero eso se ria una sefil de vitalidad, no de debilidad. Sea como sea, la antropologéa seri siempre una disciplina en continuo desazrollo, y no puede darse por finalizada, 0 compl tal como la propia vide social que estudia. Asf pues, historia de la ancropologia no se puede relstar como un ‘evento con tn principio y un final. ¥ tampoco podemos dormimnos en los laureles y suponer que tras sighos de «error, ignoranciay prejuico finalmente hemos enconta- do Ja luz, Queda mucho trabajo por hacer, este libro cesta dedicado tanto ala reconstruccién de la antropolo- fa para el futuro como a relatar de una manera nueva st pasado, ‘Ahora bien, podria pensarse que el problema de eémo vivit en realidad pertenece a l filosofia, y no seria des: acettado, Al fin y al cabo, es una cuestién que toca los ‘mistnisimos cimientos de la existencia humana en este ‘mundo nuestro, Nos llamamos seres humanos, pero 2qué significa ser humana? El nombre que nos ha dado la ciencia como expecie es el de homo sapiens, pero zen qué consiste nuestra supuesta sapiencia o sabiduria? ¢Cémo conocemos, pensamos, imaginamos, percibimos, actua- mos, recordamos, aprendemos, cooversamos en una Tengua y vivimos con otzos de maneras tan distintas y vvariadas? Por qué medios, y sobre qué principios, nos organizaros en sociedades, creamos instituciones, ad- rministeamosjusticia ejercemos el poder, cometemos ac- tos de violencia, nos relacionamos con el entorno, adora- mos dioses, cuidamos de los enfermos, nos enfrentamos sila nmuerte, etcétera, etcétera? La lista de preguntas es interminable, y ls filésofos se las han planteado conti Anes ‘noamente, lo mismo que los antropéloges, pero ahi radica la diferencia, Los filésofos suelen ser almassolitatis, iis {ncinados a meditarescrupulosamente en los intertogan- ‘es de los textos canénicos escritos por pensadores como «los mismmos -en su mayoria, aunque no exclosivamente, hombres blanco ya desaparecidos—que iavoluesarse i rectamente con las complieadas realidades de la vida comin y cotriente. Los antropslogos, por et contario, ejecen su actividad filoséfica en el mundo, Estudian prin cipalmente a teavés de una profunda observacién, conver saciGn y prictica de la panieipacién con las personas y ‘pueblos a los que ells cligen para trabajar. La eleccién ‘depende de las particulars de la experiencia y el in- ters, pero en principio podkia ser cualquier persona 0 pueblo en cualquier lugar del mundo, Yo defino la antro- pologia como flsofa con participacin dela gone. ‘Nanea en la historia de la bumanidad ha sido més ne cesatio este tipo de flosofa, La evidencia de que el mun- do estd en un momento erucial es aplastante y podemos ‘cacontrarla en todas partes, Con una poblacién humana cestimada en 7.600 millones de personas ~que se incre ‘menta a mas de 11,000 millones antes de finales de si- lo-existen mis seres hurmanos que munca y la experan- 2a media de vida también es mayor que nunca. Més de la mitad de la poblacin mundial actal reside en chuda des, y ya no obtienen su sustento directamente de la tie- sa, como hacfan sus antecesores, Las cadenas de sumi- ristro de alimentos y otros productos cruzan el globo en todas direcciones. Los bosques estinsiendo devastados, terrenos enteros de tierra cultivable se ban convertido en centtos de produccion de aesite de palma y de soja, la 1 mace loe dense rineria ha socavado el planeta. La industria humana, y ‘enexpecial la quema de combustibles fies escala ma- «iva, estéafectando al clime mundial, aumentando la po- sibilidad de sucesos potencialmente catastraficos, y en rouchas egiones la escasez de agua y otros elementos ne ‘cesarios para Ia vida ha provocada conflicts genocidas. El mundo permanece dominado por un sistema de pro: o acultualesy, dentro de los cuales ls 2. An Jeb «Anil nln pstmt the eunbes f ebay tre ence, Leva Publi 23,201, pp. 2582 ss Aono vida yla obra de otras personas podeian ser interpreta- das ¢ incluso explicadas. En las paginas siguientes voy a decie algo més sobre cesta afimacin, Sin embargo, no la defiendo, El tipo de antropoloafa que yo propongo aut tiene un propésito diferente. No se trata de interpretar © explicas las cos- tumbres de otros, ni de ponerios en su lugar ni continar- los « lo «ya comprendidos. Se rata més bien de compar tir en presencia de ellos, aprender de su experiencia en Javids, y llevar esta experiencia para que inflaya en aves: tra forma de imaginar lo que podria ser la vida humana, sus futuras condiciones y posibilidades, Para méla antro- pologfa se desarrollaen esta unida de imaginacién y ex- periencia. No aporta una ciertacantided de conocimien- ‘9 para afadirlo alas contribuciones de otras disciplinas, todas resueltas a dragar el mundo en busea de informa. isn para converttia en productos del conocimienco. Mi tipo de antropologia, en realidad, no pertenece en abso- Iuto a negocio de la «produccién de conocimiento». AS: pira a una relacién totalmente diferente con el mundo, Para los antropdlogos, como para la gente entre la cusl trabsjan, el objeto de su estudio no es ef mando, sino st centorno (condiciones, habitat, eteétera). Desde cl princi- pio estén inmersos en sus procesos y relaciones. Los cri- ‘icos pueden considerar esto una debilidad o una vulne- subilidad, Para ellos revela una falta de objetividad, pero para nosotros esta es la fuente misma de la cual la sntro- ppologfa toma su fuerza. No es el conocimiento objetivo lo que perseguimos, Lo que buscamos, y espetamos al- eanzar, es sabidutia. ¥ de ninguna manera son lo mismo; puede incluso que sean cosas incompatibles. 16 1Tomare sie dei EL conocimiento busea fijar cosas dentro de los concep tos y eategorias del pensamiento, darles solidez y, hasta cierto punto, hacer que sean predecibles. A menudo ha- blamos de armarnos de conocimiento, o deemplearo para reforzar nuestras defensas para poder afrontar mejor la adversidad. Nos da poder, control e inmunidad ante el azague. Pero cuanto més nos refugiamos en la cudadela del conocimiento, menos atencién prestamos a lo que ‘pasa a nuestro alrededor. pareeia estar en la categoria aplicada a tos seres animados y no a los inanimados. Confundide por esto, Hallowell pregunté: «Esténvivas todas las piedras que vemos a nuestro alrededor?», Tras una larga reflexién, Berens respondié asi: «jNo! Pero algunas slo esr. Hallowell recuerda que esa respuesta le dej6 una immpre- sign duradera, sungue no sabia qué hacer con ella {C6mo podia alguien suger seriamente que algo tan inte como una pieda podria ester vivo? Y si alunas podian estar vivas, 2por qué no todas? Una forma de en focar estas preguntas consste en suponer que las actita- ds que las personas roman ante las coses pueden ser de dos tipos. Exist la acttud prictca del sentido comén, tipica de a vida dara, y otra actitud cargada de fee ideo. logia,reservada para ocasiones de natureleza ceremonial o ritual eimbuida de asociacionessimbticas. En un tet- tudo sobre los rudimentos de laxligién, publicado por primera vez en 1912, Emile Durkheim, fundador de la sociologia en Francia, llamé a estas acitudles profana y sagrada, espectivamente’. Tomeros las mesas, por em plo. Normalmente pensamos cn las mesas como si fue: tan seres inanimados, pero si resulta que la mess e8 un lar en el contesto de una ceremonia religiosa, bien po: ‘driamos atrbuirle poderesextraordinarios, como sira- ‘A. Ising Hillowell . Los sigailicados de ambas palabras son méltipes y polémicos,y ni siquiera ‘oy a intentarrevsatlos aqui. Bate eon decir que la «na- turalezan, desde hace mucho tiempo, conlleva un sentido de las cualdades exenciales que tienen en comin un cierto tipo de cosas ~cualidades, ademas, que son consideradss fijas desde el principio, stable inamovibles-. Asi pues, lo que es natural para las cosas 0 solo se considera uni- versal sino también innat, con el auge dela isi y la biologie se considera mis que este componente innato cst en a base de su consttucién natural. La cultura, por o 2. Sindy era otro lado, a sido siempre un signo de distincién o par ticularidad. Teniendo sus raices en la idea de culivarse tal como erecen las cosechas-, se supone que las culida- des particulares a las que se refiere el mundo no han sido tanto confers desde el principio como desueolladas 0 adguiridas. Mientras la notualeza es ij, la cultura es asi sujetaa crecimiento, variacién y cambio histérico. ¥ cuan: tormés se atibuye la fijeza de la naturaeza a las condicio- res materiales, més se entiende la cultura como una sa- perposicién de material 0 como ideas sobre papel. La ‘altura, de este modo, es un modelo de la mente La dicotomia entre cultura y naturaleza, en resumen, ‘combina ds posiciones: de lo particular a lo universal, y de la mente la materia. Muchas de las confusiones y Contradicciones a las que han dado ugar los discursos sobre naturaleza y cultura han surgido de la no alinea- cin de estas oposiciones. Los ecologstas y conservacio- nistas, por sjemplo, ven la naruralera como un mundo de biodiversidad; ls psicSlogos consideran Ia mente como el dominio de conceptos universsles cognitivos. Mien- ‘as para los primeros todos os organismos son diferen- tes, para los segundos todas las mentes son parecidas, 2Y «qué pienson los antropélogos? Estin atrapados en el mis- smo dilems. Admiten guc hay un mundo natural y que fos seres bumanos ~como otras especies animales forman parte dee. Pero también inssten en que la esencia dela hhumanidad es haber trascendido este mundo, haber 010 lasbarreras de la naturaleza que mantienen cautivasato- das las dems criaturas, Parece que el sex humano es una cosa, y ser humano es otra, Fl primero es el individuo de ‘una especie hom sapiens-, una de las incontablesespe- 3s Anopstigt cies que forman el reino animal, Pero nosotros decimos que es gracias al segundo que los humanos supera al animal Entonces, estéen la naturaleza humana ser una ‘specie animal oalcanzar una condicién que es mas que ‘animal? Esta sola pregunta pone de manifest las dif cultades de una eriatura que puede eonocerse asi misma yal mundo del gue forma parte sol si sale fuera de ese ‘mundo y lo ve con cierta distancia, El anthropos del que toma su nombre la antropologia es la persoeiicacién de sta dficutad, Segtin el flésofo Giorgio Agamben, nuestra iden mo- ema de humanided es el producto de una «méquina antzopoldgicm» que, en lo que se refiere al autocono- ‘imento, nos aparta implacablemente del mundo que hhabitamos junto con otras criaturas!. Pensamos en n0- sotres como seres humanos que van a la deriva en un ‘mundo de objetos materiales, Esta division ha sido tanto a causa de la ruptura entre las dimensiones biol6zica y cultural de la existencia humana como el obstieulo que tha desbaratado todos los intentos de lograr una mayor ‘comprensin paticipativa dela va humana en el mun- do, Salir del impase significa nada menos que desman- tclar esa maquina. En este sentido, creo que la tarea de 1a antropologfa consiste en ir més allé dela idea de bu- ‘manidad, o al menos enfocarla de una manera diferen- tc. El primer paso para hacerlo es tomar Ia naturaleza y Ia cultura no como respuestas sino como preguntas. La ‘cuestidn de la naturales es: gen qué sentido son simila: 1, Gino Asante, Losier Homey arnt, Hida cra Buen Ae, 206, 9.38. 6 2 Sindy dees es los seres humanos? ¢Qué les lleva a hacer cosas de ‘una manera parccida? Y la cuestién de la cultura es: gen qué sentido son distints los seres humanos? ,«simbolismos y afabricacién de herramicntas», sino también y «serpientes,alertay. Ninguno de ellos, por supuest, esté basado en una investiga- ion exhaustiva de todos los humanos en todas las €po- cas, ya que e30 seria una tarea claramente imposible. Para algunos, ciertamente, abundan las excepciones. Un ejemplo es la adistincién cultura/naturaleza>. Sa bbemos que muchos pueblos, incluidos los Ojibwa, de ‘quien hablamos en el capitulo anterior, n tienen con- cezplos que fe correspondan con los nuestros de nat raleza y cultura, yque negarian cualquier cistincion del tipo que se le ha atribuido a ambas en la historia de las ideas occidentales, Pero, aunque resulte cil encontrar ‘excepeiones a cualquier generalizacién, el tema de fon- do aiecta al significado que se le daa los supuestos con- ‘ceptos universales. ¢Qué hacer con ellos? Brown esti principalmente interesado en esos univer: sales que él denomina innatos, yesté convencide de que «stn programados mediante un modelo para el ser hu- ‘mano que evolucioné gracias al mecanismo darwiniano de la variacién sometida a la selecei6n natural alo lar- 50 demiles deaios—en esa era geol6gica conocids como 4, Dol Brown, Homan Unser, McG i, Nuva Yok, 1991, 39 Anopl Pleistoceno-, durante los cuales nuestros antepasados vi- vian bisicamente de la eaza de animales y de la recole- a en le Universidad de Cambridge hace unos cincuenta aos! En aquellos tempos no se decia que la diferencia signilicaba divisin. Mas bien se trataba de poder nom: bara las cosas o personas distincas, lo eval solo era po- sible asignindoles categoria, de este 0 aquel tipo, en ni- veles supetiores 0 inferiores de definicién. Ast, los tipos animales diferenciados al nivel de especie podian agra. pare con los de los mismos genes. ¥ las personas que en tun nivel podian clasifcarse por lo que hacen en comtn, frente a aquellos que hacen cosas distintas, enterraian sus diferencias y se uniian con estos ottos frente a aque- Hosa etn an mi sparados Esordenaninn del ‘mundo cn segmentos fraccionados fue pregonado a bombo y plaillo como algo similar a una ley del ant so 2 Sindy ence pologia, Uno de mis profesores en aquella época fue Fedmund Leach, quien acemis de ser un distinguido an- ‘ropélogo social era también un destacado intelectual pablico. En 1967 Leach dirigié una serie de Conferen- ‘is Reith en la BBC bajo el titolo A Rezawoay World? Es ‘um hecho, declaré en una de sus conferencias, que en la condicién humena toda diferencia es contrastante. Por tanto, «70 me identfico con el colectivo rosotros, que a su ves es contrastado con alin otros. No puede haber ‘un «nos», ensefaba Leach a su andiencia, sin un ellos» Nosotros somos iguales haciendo esto ellos son iales, haciendo lo otro. En un mundo dividido, la diferencia es Ievada a limite ente ellos y nosotros. Bs ahi donde radica la diferencia? representaran sucesivasetapas de desaro- lio ~introductoro, intermedi y avanzado~ dentro de un carticulo central comin a toda la humana Pero enire ellos, Darwin y Husley se las arreglaron ‘para poner un explosivo que amenaz6 con reventat todo el edificio tan cuidadosamente construido, ya que absié 1s puerta a aquellos que ereian que la mejoe forms de asegurat la mejora humana cn todos los mbitos con- sista cn echar una mano a la naturaleza acelerando la desepaticién de los que tenfan dotes mentales conside- radasinferiores: los pobres, indigentes y pueblos de raza ro blanca. En ats posteriores esta croencia legeria a ser conocida ~especialmente por sus oponentes™ como «cdarwinismo social». El mista primo de Darwin, Fran- cis Galton, fue clave en la creacin del movimiento eu ‘genésico, dedicado a mejorar artifcialmente la raza hu: ‘mana mediante la reproduccién selectiva controlada. En su defense hay que decir que Darwin nunca sugirié nada tan dristico. No era darwinista. No obstante estaba fi :memente convencido de que los esfuerz0s para asegurar tuna mejora duradera a wavés de la edueacién ~como la aventura abortada del capitén Fitzroy con los fueguinos~ cestaban condenados al fracaso. En el grandioso drama del ascenso de Ia cvilizacién gracias a la Tacha por la existencia, propuesto en El origen del bomebre, los sal vajes no estaban destinados a salir vietoriosos, sino més bien jugar el papel de los vencidos. Para muchos lecto- 1s de Darwin el libro proporcioné un relato convenien- te, aperentemente respaldado porla autoridad cienifica, os 9, Dn dii iie ‘que enseguida explicaria el derecho de los pueblos de ascendencia europea a heredar la terra y ustificari los proyectos de colonizacién y genociio que causaron es- tragos enie ls poblacionessituadas fuera del contin te, Finalinente este relato se resumiria en una sola pala- ba, una de ls mis incendiarias en la historia reciente de las ideas. Esa palabra era wvelucién. La disciplina de la antropologia renacié de manera ‘explosiva. Desde finales del siglo XIX en adelante Ia an- tropologia empez6 a interesa @ su pablico més que nada porque prometia una versin unificads de la evolucién humana. Esta evolucién estaba peosaca para actuar en tees frentes: natémico, institucional y en el campo de Tos artefactos,y cada une de ells iba a ser estudiado por ‘una rama diferente de la disciplina. Los anerop6logos fi sicos estudiaban la evolucién de la anatomia humana, principalmente el créneo, sede del cerebro y de la inte- ligencia humane. Los arqucélogos estudiaban la evolu ci6n de las berramientas,edficios y otros artefuctos. Y los antropélogos sociales culturales estuiaron la evo- Jucién de las instituciones, las coseumbres y las creen- clas. Aquiyace el origen de lo que « menudo se ha dado ‘enllamar la estructura een tres campos» dela antropalo- ia, consagrads, por ejemplo, en Ia ereacién de tno de sus emblemas mis veneracos, ef Real Instituto Antropo- sgico de Gran Bretaia Irlanda, fundado en aque fa dco alto de 1871 que también wo la publicacion de EP ‘origen del borsbre, La idea era que os tipos anatémicos, Jos ensamblajes de artefactosy las formas insttucionales podian finalmente integrarse en una secuencia tipolégi- ca principal que abareara desde lo mas pi alo % Anopose mis avanzado, Muchos muscos antropol6gicos impor tantes se fundaron en el mismo periodo, dedicados a de- smosteae pblicomente esta sceuencia. En ellos se age paban los materiales recogidos entse pueblos o lugares dispersos de acuerdo a su nivel de cultura. Pero esto tambien significaba dispersar los materiales desde cada Jagat 0 pueblo y agrupacos en compartimentostipoligie 0s separados. Mientras los vsitantes recorrian la galeria se desplegaba ante sus ojos el panorama completo de la evolucién humana en todas sus facets. Ua defensorentusiasta del enfoque de los tes eampas fue Robert Reid, profesor de anatomia dela Universidad de Aberdeen, en el noreste de Escocis, y comisaio fun- dador del museo antropolégico de esa universidad. Reid midi6 y elaific6 compulsivamente @ todo el que pudo ‘encontrar en nombre de una antropologia concebida como -«ciencia del hombre». Esti las relaciones entre el ta mai dela cabeza la intligencia, publicando sus resul tados en la revista del Real Instituto Antropol6gico. ¥ ‘preparé a sus discipules para que salieran al mundo a re ‘coger datos sobre las caractersticas del eblanco 0 eauca- siano, el mongol rojo y amarillo, el australiano y los de ‘plo rizado o razas negras»?, Sin embargo, la Ietania pol- ‘romatica de Reid sobre as ras era una naderfa compa tada con las declaraciones de un paisano suyo bastante :nis infhuyente que también empez6 siendo enatomista ‘eto dedicé gran parte de su carrera a Ia antropologia. 2, Robert W. Rei, Iau Leatare: Tc Developmen of Athopoony ‘the Unsonty of Abervon, Mberden Unters Pres, Abetecen, Bet pis, 5.Una dain die Sir Arthur Keith, caballero del reno, presidente durante ‘un tiempo del Rea Instituto Antropoldgico y finalmente rector dela Universidad de Aberdeen, fue una dela fi sguras cientificas mas destacadas de su época, En su dis- curso rectora de 1931, Keith desprecié la idea de que las naciones del mundo pudieran unirse alain dia forman- do una hermandad. Afiemé que los prejuicos y la xeno fobia trabajan por el bien de la humanidad, La leltad hhaca la raza propia y el odio hacia las otras constirayen « motor del progreso evolve. Lejos de mezelar sangres de diferentes coloresblanca, amarilla, morena ynegra-, = imperative mantenedlas separadas, dejando a la natu. raleza la tarea de asegurar que solo pervivan los colores mis billantes. La puerra dela razas, declaré Keith, es la podadora de la naturale’ Este tipo de pensamiento racial siguié totalmente vivo cn Ia antropologia del periodo de entreguerras. Tuvo ‘que estallar la Segunda Guerra Mundial entre las su- Duestamente razas civilizadas de Europa, alimentada por tun odio xenéfobo, para poner fina estas ideas después de un siglo. Fn visperas del Holocausto, lo que habia sido la suposicién bisien de la ciencia evolutiva desde ‘Darwin y Huxley ~que las poblaciones humana difieren cen sus capscidades intelectuales en una escala que va de lo primitvo a lo civlizado~ ye no podia sostenerse. En sulugar se asent6 un firme compromiso ico con el prin- cipio de que tados los humanos, ya sea que estuvieran vi- vos en el pasado, el presente o el futuro, son iguales en 5. Auch Keith, The Pla of Prejudice Moder Cit, Wille Norge, Landes, 1931, p48 n scp sus capacidades morales ¢ intelectuales. Tal como pro- smulga el Aeticulo Ide la Declaracién Universal de Dere- chos Humanos, «todos los seres bumanos estén dota- dos de raz6n y concienciay, Para recalcar esta unidad los cientifios recasfcaron los seres humanos existentes como pertenecientes no solo a una misma especie, sino también a la misma subespecie, denominada homo sa ‘ens sapiens. Doblemente sapient, el primer atributo la ssbiduria~resultado del aumento del tamati tel cerebro yy de su complejdad-, destaca a los bumanos dentro del mundo de los seres vivo. Peroel segundo, lejos de marcar ‘una subdivision mas profunda, indica su decisiva ruptura con ese mundo, Con esta rupcura, sin igual en la historia de la vida, se supone que la humanidad se ha puesto en el camino hacia la civlzacién, Por tanto, nuestros anteceso- 1s se encontraban en ambos lados ce la misma valla tun- to dentro como fuera de la naturaleza. ¥ es con est een co de caracteres hibridos con el que ln antropolopia cevolutiva de finales del silo xx ha poblado el planeta, Qué quedaba entonces del enfogue de los tes cam- pos? Muchos antropélogos contemporincos responde- Flan que no queda nada, y que la coexistencia continua 4a de as res ramas de a antropologa bao la misma tafe nun pufiado de universidades es una resaes anacrénicn del desagradable pasado de esta disciplina, Una de estas insituciones fue la Universidad de Cambridge, que esen la que yo me encontré en mi primer afio de estudiante tomando clases de antropologia fisica, arqucologéa yan- tropologia social. Recuerdo las cases de antropologia fi sica en las que me ensefiaban a identifica los tipos bu- ‘manos partiendo de fotografias de hombres y mujeres n 2: din de desnudos de toro mundo, ya medi las dimensiones a partir de moldes de erineos files, En arqueologiaapren- dliamos a reconocerinstrumentos de piedra ya asgnar- Jos a eategorias indicativas de los sucesivos periods de 1a Prchistoria, Pexo la antropologia social era bastante diferente. Se nos deia que esencialmente era una ciencia social, y nuestra biblia cra un delgado volumen titulado Structure and Function in Primitive Society, escito por el sutoproclamado fundador de esta subdisciplina en su forma modema, Allred Reginald Radcliffe Brown, Ea él ‘nos informaba de que le antropologia social era una tama de la sociologia comparativa que se ocupaba espe- ". En él explicaba cn detale los rérminos de un acuerdo entre r1zay cult sa que se mantendrian intactos en lo que quedaba de slo. Kroeber afiemaba que ls cultura no tiene ms rela- ‘ign con la herencia que la que tiene un texto con la tabla en la que esta eserito, Pertenece a su propio reino, por encima y més allédelo orginico. Sin embargo, signi ficatvamente, el foco de Kroeber estaba puesto en la cultura, no en la sociedad. Fn aguela época la antropo- Jogi se estaba desarrollando en lines bastante diferen- tes en Norteamérica y Gran Bretaia. La diferencia se ba- saba en sila preocupacisn deb ser Ia forma en que la gente se elacionabye entre sien la conducta de la vida so- cial o si deberiacentzase en las tradiciones del conoci- -mientoy la creencia que poseian y pasaban a sus descen- dlientes. Mientras en Gran Bretafi le antropologia social se ocupaba prineipalmente dea primera, y era por tanto concebida como una rama de a sociologis, su contrapar te norteamericana~a saber, la antrapologia cultural es tba mis interesada en la iltima y se la consideraba ge- neralmente un retofio de lo que entonces se Ilamaba etnologia, La etnologia ech6 sus rues en los paises dela Europa continental, donde habia florecdo a principios del siglo xx como estudio de sus tradiciones «foleiéri- ‘cas ancestrales, prestando as ayuda alos muchos movi mientos nacionalistas que surpieron en esa époce, Incu- 6, Alea Kroher. he Superopnic (1917), xs bra The Nate Cale Dairy of Chiapo Pres, Chis, 192, p. 2251, 7

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