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Jorge Seboride nacién: a partir del siglo XIV se produjeron una serie de cambios ~ccondmicos, que establecieron espacios més am- plios para el desarrollo de su actividad; politicos, que con- formaron un poder cencralizado en ese espacio ampliado— que condujeron progresivamente a la convergencia de la idea del Estado’ como poder centralizado, con la vincula- cidn a un lugar y & una comunidad de origen. El resultado fue la coincidencia de la realidad politica estatal con Ia rea- lidad “natural” constituida por Ia nacién que se esté cons- truyendo. Es decit, se consolidarin los primeros Estados- raciones, Ambitos en los que la conciencia de pertenecer a Ja misma comunidad se ird potenciando para fortalecer los Janos ene los integrantes de una “nacién”, entendida como el sustrato humano de un Estado. Esta conformacién de las Estados-naciones se hizo a ex- pensas de otras naciones posibles, como judios y borgofiones, ‘moriscos y alsacianos, Los grandes Estados homogeneizaron la poblacién y las minorias fueron presionadas hasta conseguir su integracién dentro de la comunidad nacional. La continui- dad de estas minorias explica la existencia de estos nacionalis- ‘mos no oficiales, que en algunos casos van a llegar més tarde a inrumpir con fuerza en el Ambito del Estado-nacién triunfan- te. El conocido caso de los vascos dentro del Estado espafiol constiuye un ejemplo conocido y conflictve. En resumen: en un largo periodo histérico que se pro- longa desde el siglo XVII hasta la actualidad, los Estados, Primero en Europa, més tarde en todo el mundo, han ido propiciando una imagen histérica homogénea del pasado de la:nacién, han inventado un pasado nacional oficial cx- paz de fundamentar la existencia de naciones entendidas como grupos humanos de pasados histéricos comunes y definidos por caracterfsticas éenico-culturales propias que los distinguen de otros grupos vecines. 82 Los regimenes politicos El régimen politico es definido como el conjunto de las insticuciones que regulan la lucha por el poder y el ejerci- cio del mismo, asi como de los valores que orientan la vida de esas instituciones Las instituciones pueden ser estudiadas desde dos pers- ppectivas: 1) constituyen la estructura organizativa del po- der politico, seleccionando la clase dirigente y asignando su papel a los diversos individuos comprometidos en la lu- cha politica; 2) son un conjunto de normas y procedimien- tos que garantizan la repeticién de determinados compot- tamientos y hacen posible el desempefio ordenado de la lucha por el poder y el ejercicio del mismo, E] nexo entre la estructura del eégimen y los valores adoptados por el mismo es estrecho, en el sentido de que la cleccién de un determinado régimen implica establecer li- mites ala libertad de accién del gobierno; es posible que se yongan en prictica direcciones politicas divergentes peto ies miss deen encudae en as coordenada del eg men establecido, Los regimenes politicos fueron ya objeto de una clasif cacién por parte del filésofo griego Aristételes, la cual fue 83° Jorge Sabordo - utilizada hasta una época relativamente reciente. EI distin- gufa la monarquia gobierno de uno solo-, la aristocracia gobierno de pocos~ y la democracia gobierno de todos: ‘A cada una de estas formas “puras” cortespondia una forma “corrupta’: la tirania, la oligarquia y la demagogia. La dife- rencia entre las formas “puras’ y las “cortuptas” residia en que en las primeras el gobierno es administrado en interés general, y en las corruptas en interés de quienes decentan el poder. El criterio sobre el que se fundaba esta distincién cera el mimero de los gobernantes y és claramente inadecua- do, en tanto no toma en cuenta el hecho de que el gobierno es siempre ejercido por pocos. Nicolés Maquiavelo, por su parte, reduce los regimenes politicos a dos: monarquia y tepiblica, incluyendo en este iltimo las repiiblicas acisto- criticas y las repiblicas democriticas. La diferencia esen- cial radica entonces entre el gobierno de uno solo y el go- bietno de una asamblea, un cuerpo colectivo. Montesquieu planted, a su vez, en el siglo XVIII una clasficacién diferente, agregando a la monarqufa y a la te- pablica el despotismo, definido como el gobierne de uno solo “pero sin leyes ni frenos” La idea de clasificar los regimenes politicos a partir de los aspectos formales de sus instituciones fue progresiva- mente reemplazada por una aproximacién de caricter so- ciolégico. La misma consiste en individualizar los caracte- res esenciales de los regimenes politicos a partir ce las di- versas formas que adopta la lucha por el poder. Las dos principales aportaciones provienen del mate- rialismo histérico y de las concepciones que destacan el papel auténomo del Estado, Por una parte, el materialismo histérico establece una relacién estrecha entee el modo de produccidn y la organi- zacién politica; la misma es de condicionamiento reciproco. 84 Sociedad, Eade, Naibn ta apreximacinconcepoual Entonces, a lo largo de la historia se han sucedido diferen- tes modos de produccién'* modo de produccién asitico, cesclavitud, feudalismo- a los que les corresponderian dife- rentes tipos de organizacién politica ~impetios despoticos orientales, democracia griega pero excluyendo a la masa de esclavos, monarquias feudales. En esta linea de argumentacién, el desarrollo del capi- talismo, que implica el surgimiento del trabajador libre como figura social dominante, hace posible lairrupcién de a democracia representativa; este régimen no puede existir sin condiciones sociales que faciliten la participacién polt- tica, Podriamos resumir la cuestién afirmando que la de- ‘mocracia representativa nacié cuando primero la burguesia yy luego todo el pueblo tomaron conciencia de ser los prota- gonistas del desarrollo econdmico y pretendieron influit en 4, participando en el control del poder. Sin embargo, el estudio del modo de produccién no agota el conjunto de factores que ejercen influencia sobre el fancionamiento de los regimenes politicos. La fisonomia que adquieren éstos depende, entre otros factores, de los rasgos del sistema de Estados, Ambito en el que se mani- fiesta el cardcter relativamente auténomo de la vida politica respecto de las estructuras econémicas y sociales. Por ejem- plo, os tedricos de la *razén de Estado” explican la diferen- te evolucién de las estructuras estatales vineulindolas con cl papel desempetiado por el Estado en el sistema politico internacional. Asi, el florecimiento de ls libertades politicas, y el autogobierno local en Gran Bretafa y Estados Unidos 14, Se define como modo de prducién a la elation exiscente entre un detezminado desirollo de las fuerzas producivas ls relaciones de produce idm em las que entran los sujetos que partcipan en los process produces 85 Jorge Seborido estin relacionados con la insularidad de estos Estados; mien- tras que el autoritarismo, el militarismo y la centralizaci6n, que en diversos geados caracteriaé a los regimenes politicos en Alemania, Francia e Italia, se explicaria por la situacién continental de estas naciones: el hecho de estar més ex- puestos a invasiones cerrestees los obligé a crear enormes ejércitos permanentes y un régimen centtalizado y aucori- tario en condiciones de realizar una ripida movilizacién de todos los recursos de la sociedad. Asimismo, la configuracién del régimen politico se vineula con las caracterlsticas del sistema de partidos; se ha afirmado que el accionar de éstos, otientado hacia el ‘mantenimiento de su poder, puede llegar a tener més im- portancia. que Ja férmula juridico-constitucional con la que son definidos. Para sintetizar, la posibilidad de establecer una tipologt de los regimenes politicos puede fundarse en las vincula- ciones establecidas por el materialismo histérico entre el modo de produccién y las estructuras politics, balancean- do esta tendencia al determinismo,con la concepcién de la relaciva autonomia de! poder politico 86 La democracia: definicién y evolucién histérica del concepto Bl estudio de la realidad politica contemporinea esd aso- ciada a la expresién democracia. Salvo contadas excepciones, vinculadas a algunas corrientes del pensamiento catélico y a quienes se proclaman partidarios del fascismo, nadie esté dis- puesto a proclamarse piiblicamente consraio a las concepcio- nes democriticas. Incluso muchos dic:adores se proclaman democriticos, sefalando que el gobierno toma sus decisiones de acuerdo con los deseos y la aprobacién del pueblo, express da de alguna forma particular: Sin embargo, en algunos casos el sustantivo aparece acompariado de adjetivos ~dersoeraia real democracia formal, democracia socialisa, etc~ que dan lugar a pensar on la existencia de respuestas muy diferentes frente a la pregunta: qué er la democracia? ‘Seguidamence, tras avanzar en una definicién de de- mocracia, pasaremos revista al origen y evolucién histérica del concepto, destacando algunas caracteristicas de su de- bate actual La palabra'democracia proviene del griego y significa soberanta del pueblo, pero no.hay definicién de democracia generalmente aceptada que se pueda formular en una sola 7 Jorge Saborido proposicién. No obstante, pueden extraerse dos ideas que se vinculan con ella: a. la soberanta del pueble; b. la igual- dad. Las mismas llevan a la distincién entre gobierno de! pueblo respecto del gobierno para el pueblo, La discusién respecto de qué sentido se le atribuye a estas dos expresio- nes se realizaré seguidamente, vinculada con la evolucién histérica del significado del concepto democracia a. Democracia y soberanfa del pueblo En el mundo clésico griego, Ia palabra democracia se ‘empleé para designar una forma de gobierno en la que el poder residia en todos los ciudadanos de la comunidad Desde una visién cuantitativa de la soberanfa, en oposicién ala soberania de un solo hombre (la monarqufa), y a la de unos pocos (la aristocracia), la democracia implicaba la so- berania de todos los miembros de la sociedad, Este régimen se caracterizaba por ser “participativo”, es decir por permitir la participacién real del ciudadano en las decisiones colectivas. Los principios fundamensales so- bre los que se asentaba eran dos: la igualdad de los ciuda- ddanos ante la ley, y la igualdad de palabra en la Asamblea, constituido como el érgano soberano de gobierno. La ciudades griegas eran comunidades pequefias, lo que faciliaba la intervencién de los ciudadanos en la vida pi- blica. Atenas, para citar el ejemplo més conocido, tenia menos de 400,000 habitantes, de los cuales la mitad eran esclavos, los que por definicién no participaban de la vida politica; ademas, tampoco tenfan estaturo de ciudadanos las mujeres y los extranjeros. La organizacién del poder en la democracia ha sido descrita por Aristételes 88 Sociedad, Eade, Navin: ona aprosimaciin conceptual El fandamento del régimen democritico es a libertad (en efec- to, suele decirse que sélo en este régimen se participa dela liber- tad, pues éste es, segin afirman,el fina que tiende toda demo- cracia). Una caracteristica de la libertad ese ser gobernado y {gobernar por turn y, en efecto lajusticia democritica consste ‘en que todos tienen igual valor, no setin los merecimientos: y siendo esto lo justo, forzosamente tiene que ser soberana la mu- chedumbre, ylo que apruebe la mayoria, eso tiene que ser lo justo. Todos ls ciudadanos deben tenero mismo, de forma que cenllas democracias resulta que los pobres tienen mis poder que los icos, puesto que son mis nummerosos y lo que prevalece esa opinién de la mayorfa, Esta es, pues, una caracterstica de la libertad, que todos los partidarios de la democracia consideran ‘como un rasgo esencial de este régimen. Otraes vivir como se ‘quiere, pues dicen que esto es resultado de la libertad, puesto {que lo propio del escavo es vivir como no quiere. Este es el segundo rao esencal dela democracia,yde aqui vino aides de rnoser gobernado, y sino, por urno. (Aristételes, Politica, Madrid, Centro de Estudios Constitu- cionales, 1983.) La democracia no era un régimen que satisfacta a los filésofos griegos. Platén (428-347 a.C.) la rechaz6, de- fendiendo en cambio una estructura jerérquica, donde el gobierno estuviera en manos de los sabios. También Aristételes la vio como mal menor, sin mostrar mayor en- tusiasmo. Las razones de esta valoracién negativa de la democracia son dos: por una parte, la desilusién que les provocé el deterioro de la democracia ateniense en la gue- ra frente a Esparta; pero ademés, y ésta es sin duda la razén més importante, consideraban que el gobierno de Jos muchos no era confiable. Sin dudar, afirmaban que el control de los asuntos puiblicos deberia estar en manos de 89 Jorge Saboride una minorfa calificada, con habilidad, saber y experiencia para decidir lo mas conveniente para todos. La aristocra- cia era su régimen, pero como todos los regimenes “pu- ros" se corrompfan, la democracia pasaba a ser “el mas, soportable de los malos gobiernos”. Como consecuencia, por lo menos en parte, de la argu- mentacién aristotélica, durante mucho tiempo exi juicio negativo respecto de la democracia, asocidndose un régimen de ese tipo a la inestabilidad, la soberania de los, medioctes y una tendencia al desporismo. Hasta el gran teérico de la soberania popular, Juan Jacobo Rousseau, du- daba de las posibilidades de la democracia: No hay gobierno que esté tan sujeto a las guerra civiles ya las agitacionesintestinas como el democritico o popular, acausa de que no hay ampoco ninguno que propenda tan continuamentea cambiar de forma nique exja mis vigianciay valor para sostener~ se. Bajo este regimen, el ciudadano debe armarse de fuerza y de constancia y repetic todos los dias, ene fondo de su corazdin lo «que deciael virtuoso Palatino en la dieta de Polonia: “prfiero la libertad con peligro a la escavitud con sosiego”, Si hubiera un pueblo de doses estria gobernado democriticamente. Un go- bicano tan perfecto no convienea los hombres. (Rousseau, J.J. Del Contrato Social, Madrid, Alianza, 1991.) En sentido positivo, el concepto “democracia’ afloré por primera vez durante la Revolucién Francesa. Se le dio inicialmente un sentido social, dirigiéndose contra la aristocracia; en muchos paises de Europa se designé con esta expresion a los defensores de la Revolucién, sin realizar distinciones entre las diferentes corrientes. En tun famoso discurso pronunciado en febrero de 1794, Maximiliano Robespierre (1758-1794), lider de la fraccién. 90 Sociedad Estado, Necbn: wna aprosimaciin conceptual jacobina,"® detallé lo que podia brindar un Estado “de- mocritico 0 republicano”: moral en lugar de egofsmo, libertad en lugar de esclavitud, igualdad en lugar de privilegios de clase. Estas exigencias slo habfan de cum- plirse, segiin su opinién, en un “Estado democritico 0 republicano” La ewapa de gobierno jacobino ~asociada al Terror— ge- neré inicialmente un profundo rechazo entre la intelectualidad europea: las concepciones liberales en as ‘eenso tomaron inicialmente distancia respecto de las posi ciones democriticas. La primera formulacién de la ani entre democracia y liberalismo fue realizada por Benjamin Constant (1767-1830), quien desde una perspectiva libe- ral lo planted como una contradiccién entre Ia libertad de Jos antiguas y la de los modernos: Elfin de los antiguos er a dstribucién del poder politico entre todos ls ciudadanos de una misma patria: ellos amaban aesto libertad, Elfin de los modernoses a seguridad en los gocespriva~ dos llos aman libertad las garantias acordadas por las instita- ciones para estos goces."* 15, Los jacobinos constituyeron ol sector mas tadicalizado de ls revlu- conaiosfrancees, jerciendo el poder durante algo mis de un alo, entee 1793 y 1794. Debido a las dificultades incernas~revuetas earmpesinasy de grupos que alzaban banderas federalists frence al gobierno de Paris- y externas -amenaza de invasibn exranjers~ que experimentaba lt evel cin, apearon al Teeor como méodo de contol y de defensa dela revolu- iin, Una ver estabilizada In situaién, en un clima de conteolditaoral, tuna coalicién de oposivres los derrocé viclentamente, mandando a la gullocina a Robespierre y alos principales disigentesjacobines. 16, Cit, por F. Chatelee y otts: Fieri de! pensaicnte police, Madi, “Teenos, 1992, p. 98. a1 Jorge Saborido Para él, la libertad de los modernos, que es la que de- fiende, es la libertad individual respecto del Estado, de la ‘que son manifestacién concreta las libertades civiles y la libertad politica, aunque no necesariamente extendida a todos los ciudadanos. La libertad de los antiguos implicaba en cambio, como vimos, la participacién directa de los ciuda- danos en la formacién de las leyes a través de una democra- cia asamblearia. Por lo tanto, durante varias décadas la Visi6n que se tenia de la democracia, rechazada como simbolo de anarquia, era la democracia directa o partcipativa De alli que la cortiente principal del liberalismo en la prime- ta mitad del siglo XIX ~representada, ademés de Constant, por Alexis de Tocqueville (1805-1859) y John Stuart Mill (1806-1873)~ recelara de la democracia como forma de gobierno, Sin embargo, progresivamente fue ganando fuer 1a la idea de que se podfa establecer una relacién entre el Estado liberal, entendido como la autoridad que recono- ce y garantiza derechos como el de la libertad de pensa- miento, de religién, de imprenta, de reunidn, con la de- mocracia parlamentaria 0 representativa, donde la tarea de hacer las leyes no concierne 2 todo el pueblo reunido cen asamblea, sino a un cuerpo restringido de representan- tes elegidos por aquellos ciudadanos a quienes se les reco- nozcan los derechos politicos. A partir de ese nuevo escenario, la linea de desarro- Io de la democracia en los regimenes representativos se orienté en una direccién muy clara: la gradual amplia- cién del derecho de voto que, restringido en un princi- pio a una exigua parte de los ciudadanos, con criterios basados en la renta, 1a cultura y el sexo, se ha ido exten- diendo de manera progresiva hasta abarcar, al promediar el siglo XX, a todos los ciudadanos de ambos sexos que ha- yan alcanzado un cierto limite de edad (sufragio universal). 92 Sociedad, Einado, Navin: wna aprosimacisn conceptual En pocas palabras, a lo largo de un proceso prolongado,, aque llega hasta nuestros dis, la democratizacién ha con- sistido en una transformacién mds cuantitativa que cuali- tativa del régimen representativo b. Democracia ¢ igualdad Hasta aqui se ha hablado de la democracia en el sen- «ido de la creacién de un conjunto de reglas destinadas a que el poder politico sea distribuido de manera efectiva entre la mayor parte de los ciudadanos. La otra cuestién crucial es la de democracia como expresién de un ideal de igualdad. El analisis del concepto de igualdad aplica- do a los integrantes de una sociedad es de hecho enor- memente complejo, por lo que nos limitaremos sélo a algunos de sus aspectos. En principio, podlemos referinos @ dos temas vincula- dos con la idea de igualdad en el Ambito social: 1) de igual- dad frente a la ley; 2) la igualdad de derechos. BI principio de la igualdad ance la ley se explica histéricamente a partir de la necesidad de abolir todo tipo de discriminaciones provenientes de las sociedades basadas en el privilegio. La Constitu- cién francesa de 1791, promulgada en pleno pe- iodo revolucionario, cerraba su Preambulo con esta frase: “...ya no hay en ninguna parte de la nacién, ni para el individuo, algin privilegio 0 excepeién al derecho comtin de todos los france- ses”. Se expresaba entonces en el derecho a una jurisdiccién comiin y al acceso a los principales ‘cargos civiles y militares independientemente del 93 Jorge Seborido Sociedad, Eade, Nec: wna aprosimactin conceptual tigen del individuo.”” De esta manera, se afirma- que apuntan hacia la reduccién del Estado a su expresién ba la idea de que los sujetos originarios de la socie- minima, un Estado-policia cuya vinica funcién es la de pro- dad son los individuos en tanto tales. teger a los individuos y sus propiedades. Partiendo, como En cuanto a la igualdad de derechos, se refiere al } se puede apreciar, de las posiciones extremas del liberalis- disfrute cquitativo por parte de los ciudadanos de } mo, en su libro Anarguia, Estado y Utopia'* plantea que no algunos derechos “fundamenrales” que estin garan- es deber del Estado democritico la redistribucién de la ri- tizados por medio de una disposicién constirucio- 4queza o de aquellos bienes considerados como bésicos: edu- nal. La cuestién se presenta a la hora de determinar cacién, sanidad, seguridad social, trabajo. Por el contrario, cules son esos derechos, que pueden ser exttema- afirma que ¢s injusto privarlo al que trabaja del fruto total damente variados: igual satisfaccién de las necesi- del mismo para darselo, através de la via fiscal, a quien carece dades fundamentales, igualdad de oportunidades de empleo, Su idea de la justicia es la mixima propia de las ~redistribucién del acceso a las distntas posiciones wworfas del laixez-fire a cada cual segiin sus métitos de la sociedad-, nivelacién de la riqueza, ete ‘Alejados de estas posiciones estén quienes, como John ! Rawls (n, 1921), sostienen que una sociedad “bien orde- En la medida que en la mayor parte de los casos esos nada’ es aquella que comparte un ideal de justicia que se derechos implican alguna forma de intervencién guberna- resume en tres principios fundamentales: 1) igual libertad mental, surgen las divergencias entre quienes niegan que la pata todos; 2) igualdad de oportunidades; 3) principio de democracia como forma de gobierno implique la asuncién la diferencia, consistente en repartir los bienes bisicos con | por parte del Estado de responsabilidades en cuanto a la el criterio de dar mas a quienes menos tienen. Esos tres implementacién de disposiciones destinadas al logro de la principios deben haccrlos suyos las instituciones democri- | igualdad de derechos y quienes, por el contrario, sostienen ticas —Ia consticucién, los tres poderes del Estado con el que esta en Ia esencia de la democracia la distribucién de fin de ir mejorando la justicia social." ciettos bienes “bisicos” y la promocién del bienestar colecti- vo. De hecho, éste constituye el més importante debate tes- Fico actual respecto de la democracia y el papel del Estado, por lo que sintetizaremos los diferentes posicionamientos. Por una parte, autores como el estadounidense Robert Nozick (1938-2002) han fundamentado argumentaciones 18, Norick, R.: Anarguia, Estado y Uopia, Mésico, Fondo de Cultura 17 En las sociedades organiadas partir dl prvilepo, ls beneicaros de Econémica, 1988. tos no pagaban determinados impuesos, eran los inicos que podian 19, Rawls, J Tord del uci, México, Fondo de Cultura Eeonémics, acceder a los rangos mis altos de a jerarqula military burocritca, ete 1979, 4 95 Los partidos politicos y la democracia La existencia de la democracia en Occidente esté ss0- ciada a la existencia de los partidos politicos. Definidos ya como asociaciones voluntarias orientadas hacia la toma y conservacién del poder, los mismos estin inevitablemente vinculados a regimenes politicos en los que se reconoce teé- rica © précticamente el derecho del pueblo a participar en la gestidn de ese poder. Por lo tanto, si bien desde la antigticdad han existido grupos que, siguiendo a un jefe, luchaban por la obtencién del poder, es s6lo a principios del siglo XIX con el acceso al poder de la clase burguesa en algunos paises de Europa occidental y Estados Unidos, que puede hablarse de la apa- ricién de partides politicos en el sentido modesno. A lo largo de ese siglo y de parte del siglo XX, los partidos fueron cvolucionando al compés del aumento de las demandas de participacién planteadas por diferentes sectores de la socie- dad, Se fue pasando ast de los llamados “partidos de nota- bles”, caracteristicos de los regimenes en los que el sufragio estaba limitado y la actividad politica se desarrollaba casi exclusivamente en el parlamento, a los “partidos de masas", resultado de la introduccién del suftagio universal y de la 7 Longe Saborido integracién de la cada vez mds numerosa clase obrera en el sistema politico. Estos cambios dieron lugar inicialmente a la aparicién de los partidos socialistas, que intentaban atraer a las masas de trabajadores a partir de un programa siste- itico, pero afectaron también a los partidos de “norables’, que modificaron su discurso, inicialmente dirigido a un auditorio restringido, para tratar de captar a un electorado mas amplio, tinica posibilidad de tener un peso especifico significativo en un régimen democritico. Las funciones de los partidos politicos son dos: 1) cons- tiruyen la via a través de la cual diferentes grupos sociales se than introducido en el régimen politico; 2) ctean las condicio- nes para que 630s grupos expresen sus reivindicaciones y en gan ocasiSn de partcipar en la roma de decsiones politicas. ca que se ha realizado a los partidos politicos es que la complejidad de sus estructuras organizativas conduce al desarrollo de tendencias oligirquicas, en tanto se produce una estabilizacién del liderargo, ejercido por polit- cos profesionales que estin en condiciones de manipular la demanda politica de los integrantes en funcién de sus inte- reses, orientados a la perpetuacién en el poder. Esta eftica, expresada bajo la forma de una “ley” (la ley de Michels) 2° ha sido a su vez cuestionada, porque el estu- dio de las especificas circunstancias histéricas muestra que se trata de un fenémeno que a veces se verifica de manera clara pero en otros casos no se manifiesta directamente. La més seria cl Es razonable sostener como hipétesis que la existencia 20, Robersa Michel (1876-1936) formulé a llamada “ly de hiero de las ‘ligarquis”, que sostenia qu ls partidos politicos rendian inevitablemene ‘ser controlados por una minora que se perperuaba ene poder. Los argu ‘mentos de Michels han sido utilizados en abundancia por as coneepeiones antidemocrétca pata afirmar que el gobierno del pucblo es iereaizable. 98. Saciedad, nado, Nac: wna apreximacin conceptual de rendencias oligirquicas y poco democriticas dentro de los partidos politicos se vincula con el nivel y la intensidad de la participacién; cuanto mayor ¢s el involucramiento de los ciudadanos en las circunstancias politicas, menores son las posibilidades de que los partidos puedan organizar y consolidar una estructura que opere a espaldas de los recla- mos de los milicantes y adherentes, 99 Los problemas actuales de la democracia A lo largo de un proceso, que s¢ inicia con el derrum- bamiento de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial y culmina con el hundimienco del llamado “so- cialismo real” en la Unién Sovietica y los patses de Europa del Este hacia fines de la década del ’80 y principios de la del ’90 del siglo pasado, se ha verificado una consolidacién de la democracia, como el mejor (0 el menos malo) de los regimenes que la humanidad ha sido capaz de poner en prictica. Sélo en los margenes de la vida politica de la ma- yor parte de los paises, o en concepciones de muy escasa repercusidn efectiva, se cuestiona la idea de que la demo- cracia es la forma de gobierno que cuenta con més contro- les capaces de disminuir las imperfecciones y desvi provenientes del ejercicio del poder. Sin embargo, lo dicho no implica dejar de llamar la aten- cin, como de hecho lo han hecho incluso sus defensores Inds fervientes, respecto de los problemas que se producen, en los regimencs democriticos, Seguidamente pasarcmos revista a algunos de ellos, en la medida que dan cuenta, mis alli de su generalidad, de ciertas constantes que involucran a todos los regimenes existentes. Creemos que 101 Jorg Sabrido esta revisién servird para tomar conciencia de que, si bien pueden detectarse muy claras diferencias de “aida se tre Tas democracias realmente operantes, hay tambign cier- tos elementos que no son solamente desviaciones cuya res- Ponsabilidad es exclusivamente de la clase politica o, peor atin, de una sociedad incapaz de vivir en democracia. Lo mejor (0 por lo menos lo més realista) que puede decitse de |a democracia es que es un régimen hecho a la medida de los muy imperfectos seres humanos a. La raz6n de Estado” Las democracias se fundamentan en el llamado “Esta- do de derecho”, un Estado que defiende, ante todo, los derechos de los individuos. Sin embargo, la politica tiene tuna tendencia a actuar de acuerdo con razones e intereses que funcionan de manera auténoma y que pueden it con. tra los derechos de los ciudadanos, A esta realidad se deno- mina “raz6n de Estado": razén que consiste en anteponer tun supuesto bien de la comunidad al bien del individuo, o ciertos ideales politicos a los derechos individuales, La ma- yoria de los conflictos bélicos de signo nacionalista respon- den a esa tendencia. Por otro lado, cualquier poder polti- or incluyendo a las democracias, necesita mantenes, pot ‘motivos de seguridad, ciertas zonas secretas excluidas de la {uz pailica: fondos reservados, centeos de inteligencia, Fsos medios no deben convertirse nunca en un fin en si mismo ni deben prevalecer cuando claramente violan derechos 21, Bsa enumeracin resume resume los argumentos de V. Camps: Fnradeccén a ‘efile politica, Barcelona, Critica, 2001 2 102 Sociedad, Eade, Nac: wna aproximacién conceptual individuales. La méxit ser un principio invulnerable en una democracia, La se~ guridad es un valor y un derecho pero su defensa no debe obviar otros derechos igualmente fandamentales y respe- tables, como el derecho al respeto a la intimidad de las personas, el derecho a la vida o el derecho a Ia libertad de expresién 0 asociacién, a “el fin no justifica los medios” debe . La tirania de las mayorias Como se desprende de lo dicho hasta aqui, la democra- cia es, fundamental aunque no exclusivamente, un proce- dimiento para tomar decisiones colectivas. El mismo acta a través del voto de los ciudadanos o de sus representantes legidos por sufragio universal. Finalmente, la decisién adoprada es la votada por la mayoria de los ciudadanos 0 de representantes de la ciudadania; es decir por aquellos parti- dos que tienen més sufragios. Tal procedimiento tiende a dejarse Hevar por la llamada “riranfa de la mayoria’, una tirania, de algin modo inevitable, pero no carente de peli- gros, Entre ellos cabe destacar dos: 1) el derecho de las ‘minorfas a expresarse y a ser tenidas en cuenta se ve seria mente disminuido cuando las mayorias son las que siem- pre se imponen; 2) la mayorfa no siempre esté en posesin de la verdad; puede equivocarse. El ejemplo muchas veces citado es el de que Hitler legé al poder como resultado de clecciones democriticas. La democracia puede volverse con- tra si misma y quedar anulada como consecuencia de una decision electoral. Este es un problema extremadamente di- ficil de resolver: ;cémo se evita un resultado anticdemocrético cuando todo parece indicar que la mayoria quiere ese re- sultado? La respuesta reside en que la democracia no es 103 Jorge Sabor tinicamente un procedimiento de cleccién de representan- tess requiere de hecho el uso de valores cuyo olvido produ- ce el detetioro de todo el sistema. Justamente, la referen- cia hecha en el apartado correspondiente a las ideas aso- ciadas al eérmino democracia tiende a mostrar la ampli- tud de su significado. ¢. El deterioro institucional Los partidarios politicos, el parlamento, los sindica- tos se han ido convirtiendo en organizaciones que se sit- ‘yen mds a si mismas que al piblico al que deberian servir. La burocratizacién, ya denunciada por Max Weber, es en buena medida la causante de este problema. El sistema de partidos politicos, en particular, esti demostrando gra- ves deficiencias; consecuencia en parte de la ya analizada tendencia a desarrollar estrategias que derivan en una con- centracién de poder, dando la espalda a los ciudadanos. A pesar de lo fundado de estas criticas, en una democracia los partidos politicos parecen imprescindibles. Los llama- dos “movimientos sociales”, que asomaron con fuerza en la segunda mitad del siglo XX como alternativa a los par- tidos politicos, han acabado en general siendo absorbidos por el mismo régimen que cuestionaban. Sin embargo, el caso de la Argentina lo demuestra, en especial aunque no exclusivamente, bajo la forma de organi ciones no gu- bernamentales, los movimientos sociales siguen siendo la cexpresidn de otra forma de hacer politica, menos oficial, distanciada del sistema electoral y menos proclive a cact en una burocratizacién que resta eficacia a las organiza~ ciones tradicionales. 104 Sovieded, Eade, Nacin: wna aprosimacién conciptual d. El interés comiin y los intereses corporativos Frente a expresiones como “interés comin’, “bien co- iin’, “intereses generales”, actualmente se sostiene que las sociedades del presente estin organizadas “corporativamente”. Tanto los partidos como los sindicatos petsiguen su propio interés, pero no sdlo ellos: también las ‘empresas, las universidades, las mismas organizaciones no gubernamentales corren el riesgo de perder de vista su condicién de “servicio piblico”, que tales organizaciones deberfan tener por encima de todo. El corporativismo es el principal enemigo del interés comin. ¢. El concepto de ciudadania La democracia nace en Grecia cuando el individuo se concibe a si mismo bisicamente como ciudadano, como servidor de la pols: para ello es preciso desarrollar una par- ticular “cultura civica”. En la actualidad la ciudadania es tun derecho formal, reconocido por la constitucién y por la ley positiva, pero olvidado como conjunto de derechos po- liticos. El hecho de que haya una democracia no implica necesariamente la educacién democritica de los ciudada- nos. La insolidaridad y la intolerancia crecen como conse cuencia de todos los fendmenos derivados de las desigual- dades econémicas y sociales alin no superadas. Conseguir {que el individuo se conciba a si mismo como ciudadano y actiie como tal es algo que hay que proponerse como abje- tivo de la educacién en todos los niveles. 105 Jorge Saborids £. La corrupcién Este no es un problema especifico de la democracia sino del poder en todas sus formas; la tendencia a utilizar bienes y privilegios puiblicos para fines privados es natural en todo aquel que se dedica a gestionar y administrar lo piiblico. A diferencia de lo que ocurre con las dictaduras, en sf mismas corruptas, la democracia permite que los ca- sos de corrupcién afloren, se hagan puilicos y sean castiga- dos. Para evitar la corrupcién, las democracias deben afinar sus procedimientos de control, respetar la divisién de po- deres y educar al ciudadano en la exigencia frente a sus representantes politicos. Para finalizar, transcribiremos un comentario reali- zado hace ya medio siglo por el historiador britanico Edward H. Carr, en el que destacaba la necesidad de enfrentar los problemas que engendraba la “democracia masiva” del siglo XX: Hablar hoy dia dela defensa dela demactacia como s estuviéra ‘mos defendiendo algo que conocemos y poseemos desde hace ‘muchas décadas o muchos sigloses un autoengafo y una fabificn-

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