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LA ENTREVISTA CLINICA

La entrevista es en gran medida el instrumento más empleado en la Psicología clínica.


Tiene una función muy importante en muchas formas de tratamiento psicológico y, como se ha visto, es
un componente principal de evaluación clínica.
En términos simples la entrevista es una conversación que tiene un propósito o meta. La distinción entre
una conversación social y una entrevista está fundamentada entonces no en su contenido sino en si sirve
para un propósito particular.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
Casi todos los profesionales consideran a la entrevista como una de las principales técnicas para obtener
datos y tomar decisiones. Sin embargo. En manos de un profesional hábil de la salud mental, su amplio
rango de aplicación y su capacidad de adaptación la hacen uno de los principales instrumentos para la
toma de decisiones, comprensión y predicción en clínica. Pero por todo ello, debe recordarse que la
utilidad clínica de la entrevista no puede ser mayor que la habilidad y sensibilidad del clínico que la utiliza.
Una entrevista es una interacción de, al menos, dos personas. Cada participante contribuye al proceso y
cada uno influye sobre las respuestas del otro. Una conversación común es interactiva, pero es seguro que
la entrevista va más allá de eso. La entrevista como la conversación, implican encuentros o intercambios
verbales cara a cara. Sin embargo, a diferencia de la conversación, la entrevista clínica se inicia con una
meta o conjunto de metas en mente. El entrevistador aborda la interacción de manera propositiva, tiene
la responsabilidad de mantener el rumbo de la entrevista y avanzar hacia una meta. Una buena entrevista
es aquella que se planea cuidadosamente, se ejecuta de manera deliberada y hábil y se orienta por
completo hacia una meta. La entrevista se utiliza para evocar datos, información, creencias o actitudes
del modo más hábil posible.
La entrevista se ha considerado un arte. Excepto las entrevistas más formales y estandarizadas, existe
cierto grado de libertad para ejercer una habilidad y un ingenio que en general está ausente en otros
procedimientos de evaluación. Cuándo se debe interrogar, cuando debe guardarse silencio y cuándo se
debe ser indirecto o sutil, son decisiones que ponen a prueba la capacidad del entrevistador. Con
experiencia, un entrevistador aprende a responder a las señales del entrevistado de una manera que cada
vez es más sensible y que en última instancia satisface los propósitos de la entrevista.

ASPECTOS ESENCIALES
Escenario.
El psicólogo debe hacer todo lo posible para que el paciente se sienta cómodo durante la entrevista. La
habitación debe reunir unas características que aseguren que tanto el paciente como el psiquiatra estén
cómodos. La altura de las sillas tiene que ser aproximadamente la misma, de forma que ninguna de las
dos partes esté más alta que la otra. No deben existir barreras materiales entre el paciente y el psicólogo,
como por ejemplo un escritorio, y la disposición de las fuentes de luz debe facilitar la observación al
psicólogo sin deslumbrar al paciente. Hay que reducir los ruidos en la medida de lo posible. Las
distracciones acústicas, como el burbujeo de acuarios, el ruido de las agujas del reloj y otros no deberían
interferir la tranquilidad requerida para realizar la entrevista, ya que ello puede reducir la capacidad de
concentración del paciente

• Tomar notas y grabaciones.


En general parecería deseable tomar algunas notas durante una entrevista. Anotar unas cuantas frases
clave ayudará al clínico a recordar. La mayoría de los clínicos han tenido la experiencia de sentir que el
material en una entrevista es tan importante que no es necesario tomar notas, pues éste las recordara
fácilmente.
Debe evitarse cualquier intento por tomar nota al pie de la letra, excepto cuando se aplica una entrevista
estructurada. Un peligro de tomar notas al pie de la letra es que ésta práctica puede evitar que el clínico
preste una atención completa a la esencia de las verbalizaciones del paciente. Puede desarrollarse una
compulsión avasalladora por anotarlo todo y esto puede impedir una comprensión genuina de los modos
de expresión y del significado de las afirmaciones del paciente. Lo que es más, debe recordarse que una
transcripción completa de una entrevista deberá leerse después por entero. Por tanto el clínico deberá
batallar a través de 50 minutos de notas a fin de extraer el material en verdad importante, que podría
haber tomado sólo 15 minutos.
Con la tecnología actual, es fácil grabar en audio o en video las entrevistas; sin embargo, bajo ninguna
circunstancia debe hacerse sin el pleno consentimiento informado del paciente. En algunos casos, inclusive
podría ser deseable video grabar las entrevistas. En ocasiones dichas grabaciones tienen valor en interés
de la investigación, de entrenar entrevistadores o terapeutas o bien dar realimentación al paciente como
parte del proceso terapéutico.

RELACIÓN PSICÓLOGO PACIENTE


Rapport.
Rapport es la palabra que se utiliza para definir la relación entre el clínico y el paciente.
Este implica una atmósfera cómoda y una comprensión mutua del propósito de la entrevista. Aunque es
verdad que una buena atmósfera no es el único ingrediente para una entrevista productiva, en general es
un elemento necesario. No importa cuáles sean las habilidades que posea el entrevistador, con toda
seguridad resultarán más efectivas en proporción con su capacidad para estimular una relación positiva.
Los pacientes abordan la mayoría de las entrevistas con cierto grado de ansiedad.
Pueden sentirse ansiosos ante la posibilidad de que se descubra que están “locos”; pueden temer que lo
que digan en la entrevista se les informará a sus patrones.
Cualquiera que se la naturaleza específica de estas preocupaciones, su presencia es suficiente para reducir
el potencial de efectividad del entrevistador.
La actitud juega un papel importante es el rapport. Tal actitud requiere que no se prejuzgue a los
pacientes con base en los problemas para los cuales buscan ayuda. Además las actitudes de
comprensión, sinceridad, aceptación y empatía no son técnicas, considerarlas como tales es perder de
vista su verdadera importancia. Cuando los pacientes se dan cuenta de que el clínico lucha por
comprender sus problemas a fin de ayudarles, entonces se abren las posibilidades para una amplia gama
de conductas por parte del entrevistador.
El interrogatorio, la confrontación, inclusive una cierta cantidad de agresión del entrevistador, pueden
aceptarse cuando se ha establecido el rapport. Este no es un estado donde siempre se siente agrado por
el clínico o se le considera una gran persona, no es un premio concedido por el paciente, sino, es una
relación fundada en el respeto, la confianza mutua, la credibilidad y cierto grado de permisividad.

Transferencia
La transferencia es un proceso en virtud del cual el paciente proyecta de forma inconsciente sus
emociones, pensamientos y deseos relativos a personas significativas de su vida anterior hacia personas
de su vida actual y, en el contexto de la relación psicólogo-paciente, hacia el psicólogo.
Por ejemplo, un paciente de 24 años se fija en las largas trenzas y ojos azules de la psicóloga. Sin ser
consciente de ello, se muestra demandante con la psicóloga empleando para ello un tono quejumbroso.
Este comportamiento lastimero reproduce la manera en que se comportaba de joven en presencia de una
tía importante para él, que tenía rasgos físicos parecidos a los de la psicóloga, con quien mantenía una
relación muy dependiente y en cuya presencia exhibía un tono de voz igualmente quejumbroso.

Contratransferencia
La contratransferencia es un proceso en virtud del cual el psicólogo proyecta inconscientemente las
emociones, pensamientos y deseos de su pasado en la personalidad del paciente o en las cuestiones que
plantea, expresando de esta forma conflictos no resueltos y/o satisfaciendo sus propias necesidades
personales.

Etapas de la entrevista.
• Primera etapa: Principio de la entrevista.
El clínico debe prestar atención cuidadosa a los primeros minutos de contacto. Es probable que el cliente
se sienta al menos un poco incómodo por hablar con un extraño de sus asuntos personales; en este recelo
se puede intensificar si existe inseguridad o no se comprende lo que el psicólogo va a hacer. La mayor
parte de los psicólogos clínicos ve como su principal tarea establecer el rapport. Esto se puede lograr de
varias maneras; la mayoría de estas se relaciona con el sentido común y la cortesía. Podría usarse una
sonrisa, apretón de manos ya que son elementos excelentes y muy humanos para empezar así la
incertidumbre y ansiedad del cliente se pueden calmar. Hacer comentarios del clima, tráfico, tiempo, y
otros, pueden ayudar al cliente a que no se sienta tan raro y extraño. Cabe señalar que las entrevistas se
llevan mejor a cabo en un lugar privado y confortable, excepto a los individuos que por antecedentes de
cultura estar en un lugar así los haga sentirse amenazados. Algunas de las características de la oficina que
pueden ayudar a establecer el rapport es la comodidad relativa de las sillas y su distribución en el
espacio, la altura, la distancia al sentarse (corta de preferencia), etcétera. La apariencia de la oficina y la
frecuencia de interrupciones también son importantes. De mucha ayuda serviría un escritorio despejado y
decir a la secretaria que no pase llamadas. Esto ayuda a prestar un interés sincero a la entrevista.
Considerable es pensar que el rapport se debe establecer desde el inicio pero nunca dejar de fomentarlo
en las siguientes etapas.

• Segunda etapa: parte media de la entrevista.


La transición a la parte “media” de una entrevista inicial debe ser lo más suave y fácil que sea posible para
el paciente, es decir empezar la segunda parte con alguna pregunta abierta con una petición. Como
ejemplo: ¿Qué le trae hoy por aquí? Una ventaja de estas preguntas es que le permiten al paciente
empezar con su propio estilo, con esto puede descargar los temas que le avergüencen o que le sea muy
difícil de comunicar sin sentirse presionado. Se ofrecen también algunas tácticas para ayudar al paciente a
expresarse libremente. La táctica más general se llama escuchar activamente e incluye tanto elementos
verbales como no verbales. Verbalmente, el escuchar activamente implica responder a al conversación del
cliente en formas tales que, sin interrumpirlo, le indiquen comprensión y lo animen a continuar. Una
estrategia relacionada se denomina parafrasear. En este caso, el clínico vuelve a formular lo que el cliente
le ha dicho con el propósito de 1) demostrar que ha estado escuchando de manera atenta, y 2)
proporcionarle al cliente la oportunidad de escuchar y posiblemente corregir el comentario si éste fue
interpretado de una manera equivocada. También se puede usar al parafraseo como un medio para
aclarar las situaciones en que el clínico esté confundido acerca de lo que el cliente dijo.

• Tercera etapa: Cierre de la entrevista.


La última etapa de una entrevista puede proporcionar algunos datos valiosos para la evaluación así como
la oportunidad para fomentar el rapport aun más.
Generalmente el cierre de la entrevista o la señal de que se esta llegando a ella se da de esta manera: en
primer lugar, el clínico señala que es inminente la conclusión de la entrevista; en segundo lugar, el clínico
elogia la cooperación del cliente y, al mismo tiempo, lo reconforta al decirle que comprende que la
entrevista le ha ocasionado bastante tensión. En tercer lugar, sugiere un plan para los últimos minutos;
este incluye una oportunidad para que el cliente plantee sus preguntas o haga comentarios que pudo
haber formulado antes y durante el transcurso de la entrevista, pero que no verbalizó por varios motivos.
La recapitulación de la sesión por parte del clínico sirve tanto para resumir el contenido de la entrevista
como para comprobar si ha escuchado o comprendido de una manera errónea cualquier cosa que sea
obviamente importante. Las preguntas y los comentarios del cliente durante esta etapa pueden ser
bastante iluminadores, especialmente cuando revelan algunas concepciones erróneas del cliente que el
clínico no sospecho o algunas lagunas en la información. Esta parte de la conversación se vuelve una
versión en miniatura de la entrevista de terminación descrita anteriormente. Por lo general termina con
algunos rituales de despedida (“Que bueno que usted vino” o “Que pase un buen fin de semana”).

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