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Ficha técnica

Nombre de la obra ---lluvia, vapor, velocidad

Autor -- Joseph Mallord William Turner

Fecha -- 1844

Movimiento -- Romanticismo

Localización-- Londres

Técnica --oleo sobre lienzo

Tamaño-- 91 cm × 121,8 cm

Biografía del autor JOSEPH MALLORD WILLIAM TURNER

nació en Londres en 1775, era hijo de un fabricante de pelucas que luego se volvió barbero. Su madre padecía una
enfermedad mental, por lo que la familia se vio en la necesidad de internarla en una institución mental y murió en
1804. La condición mental de su madre siempre atormentó a Turner, que temía heredar la misma enfermedad, algo
que sus contemporáneos aseguraban que sucedió cuando ya era un hombre maduro y vivía recluido. Ahora sabemos
que Turner no era un esquizofrénico, pero por ese entonces el estudio de las enfermedades de la mente era
completamente inexistente. A los 15 años el joven Turner entró a estudiar a la prestigiosa Royal Academia de Art,
después de haber pasado por un par de escuelas menores. El hecho de entrar a estudiar a la principal academia de arte
de su país en edad tan temprana nos dice que era un artista precoz y altamente dotado. Después de graduarse
permaneció en la condición de académico durante el resto de su vida, por lo cual siempre fue sumamente respetado
por el gremio de artistas y la sociedad en general. Su mentor fue el mismísimo Joshua Reynolds y durante sus años de
estudio demostró sus altas cualidades, siendo escogida una de sus acuarelas para la exposición de verano de la
Academia en 1790, cuando sólo tenía un año de haber ingresado a ella. Fue conocido no sólo como pintor de
caballete, sino también como uno de los mejores exponentes de la pintura en acuarela, una especialidad en la que los
artistas ingleses eran los más prestigiosos de Europa. Turner empezó a ganar una gran fortuna como pintor desde que
se graduó y, cuando su holgada posición económica se lo permitió, retiró a su padre de su oficio de barbero y se lo
llevó a vivir consigo, convirtiéndolo en su asistente y secretario por los siguientes treinta años, hasta que falleció.

Turner realizó diversos viajes a distintas partes de Europa, lo que le permitió conocer las obras de los grandes
maestros. Luego descubrió a Canaletto, que lo llevó a explorar las amplias perspectivas y los cielos inmensos. Como
amante de la naturaleza y romántico empedernido, Turner hizo infinidad de bocetos y apuntes tomados in situ, que
luego reproducía minuciosamente en su estudio. Impresionado por los efectos de la luz, su pintura se fue volviendo
cada vez más esquemática y libre, llegando a aplicar la pintura con sus propias manos sobre el lienzo para alcanzar los
efectos lumínicos que deseaba. También aplicó algunas de las técnicas propias de la acuarela en sus pinturas al óleo,
pues rápidamente se dio cuenta que ambas tenían en común la transparencia y los focos difuminados. Nunca se
contentó con las técnicas tradicionales que había aprendido en la academia y siempre estuvo anuente a la
experimentación, pues lo que deseaba representar eran las luces y las atmósferas que captaban sus ojos. Poco a poco
dejó de pintar al mundo esquematizado en la figuración naturalista y se concentró casi totalmente en la atmósfera
matizada por la luz, haciendo que las formas se diluyeran y alcanzando un alto grado de abstracción. En octubre de
1851 enfermó de gravedad y el 19 de diciembre de ese año murió en su casa de Chelsea, Londres, donde había vivido
prácticamente recluido desde hacía mucho tiempo.
Significado de la obra
La obra que aquí se presenta, llamada comúnmente Lluvia, vapor y velocidad, fue pintada por Turner en su última
época, en la cual estaba embebido en la representación de la atmósfera y en la que había dejado de lado la
figuración objetiva. Representa un ferrocarril que circula sobre el puente de Maidenhead. Aunque Turner era un
entusiasta de la revolución industrial, este cuadro no constituye un homenaje a la misma, sino que eligió el
ferrocarril para representar a un protagonista que está en movimiento. Pero lo grandioso aquí es que ese
movimiento, que es lineal, se mezcla y confunde con el flujo y la oscilación de los fenómenos naturales: la niebla, la
lluvia, el río y las nubes que plagan la atmósfera del cuadro con sus vibraciones lumínicas, desdibujando las formas y
envolviéndolas. Un detalle contrastante es la pequeña barca que flota sobre el agua con un movimiento apenas
perceptible, el cual sirve de contrapunto al movimiento impetuoso del tren. Es un puro deleite visual, en el que no
cabe más que disfrutar de los colores y la agitación de la luz, que fluye con total espontaneidad y llega a envolvernos
a nosotros mismos, que estamos fuera del cuadro, pero que nos sentimos dentro de él.

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