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Julio César nació el 12 de julio del año 100 antes de Cristo, en Roma. Su padre era Cayo Julio
César, un político romano, y su madre fue Aurelia Cota, una dama de la nobleza.
Su juventud duró poco, ya que desde muy joven empezó a interesarse por la política y a
acercarse a cargos importantes para ganarse el favor de la gente y ganarse una fama honrada.
Empezó a subvencionar fiestas y obras públicas y a ocupar cargos muy influyentes como:
cuestor, edil, gran pontífice, pretor y propretor.
A los quince años se casó con Cornelia, hija de un dirigente máximo del partido popular y un
hombre realmente poderoso en Roma. Todas sus decisiones le acercaban un poco más al
poder y al gobierno de Roma.
Sila apareció en el poder y se convirtió en dictador y en su enemigo, así que Julio César tuvo
que exiliarse a Asia, donde fue perseguido y se le puso precio a su cabeza.
Sila murió, y César regresó a Roma en el año 78 antes de Cristo. Había adquirido mucha
experiencia en negocios públicos, y pensó que una vez Sila había muerto, él tendría una
oportunidad para hacerse con el poder, pero se equivocó.
No consiguió ningún cargo importante, así que viajó a Rodas para completar sus estudios
políticos y regresó a Roma en el 73 a.C. después de haber recibido importantes lecciones de
oratoria.
Una guerra civil estalló entre Pompeyo y César, pero finalmente Pompeyo murió asesinado
en Egipto y César subió al gobierno como dictador.
Ayudó a Cleopatra a ser reina, terminó con las rebeliones de Asia Menor, eliminó el sistema
corrupto de impuestos y amplió la ciudadanía romana.
Su esposa murió y se casó con Calpurnia, con la que no tuvo ningún hijo varón que le
sucediera en el trono. En su testamento puso como heredero a su sobrino Octavio, que sería el
siguiente emperador de Roma.
César murió en el año 44 a.C. asesinado por un grupo de senadores que conspiraron contra
él para acabar con su dictadura.
Importancia:
Gobernante enérgico y eficaz, Augusto fue el verdadero fundador del Imperio romano, aunque
nunca adoptó el título real, sino que mantuvo la ficción republicana. Durante su mandato, el
ámbito mediterráneo vivió una etapa de tranquilidad y prosperidad, la denominada Pax
romana, auténtica edad dorada de esta civilización.
Una vez regresó a Roma, decidió cambiar la forma de gobierno. Trasformó la República en un
sistema político más parecido a un Imperio, en el que el poder se dividía en el Senado y el
pueblo por un lado, y el emperador y su casa por otro.
Entre sus medidas, estaba la de renovarse a sí mismo el título de cónsul, además de otorgarse
nuevos títulos para aumentar su poder, como Princeps senatus; Augustus, con un trasfondo
divino; Imperator Proconsulare en algunos de los territorios para tener poder militar; Tributo
Vitalicio, Cónsul Vitalicio, Prefecto de las costumbres, Gran Pontífice y finalmente Padre de la
Patria. Rechazó su divinización en vida, pero hizo instaurar el culto al emperador por parte de
todos los habitantes.
Una de sus principales misiones fuer mejorar la economía y estabilidad de Roma, que se veía
amenazada por la gran extensión de los territorios. Para ello, reformó las instituciones y las
adaptó a las necesidades del imperio, creando el Consejo del Príncipe, del que formaron parte
personas que contaban con el favor del emperador, como Agripa.
También dividió las provincias en dos tipos de territorio; el primero, las senatoriales, con el fin
de que fueran gobernadas por una persona nombrada por parte del Senado; por otro lado
estaban las imperiales, que serían gobernadas por el propio emperador.
Asimismo, reorganizó el sistema fiscal, instaurando una gestión directa y menos agresiva.
Favoreció a los pertenecientes a la orden ecuestre de la que provenía en lugar de a la
aristocracia procedente del Senado.
También aseguró las fronteras del extenso territorio de los constantes enfrentamientos con los
partos y los germanos, además de seguir expandiendo el imperio por la parte oriental. Debido
a su falta de hijos, adoptó a Tiberio como su sucesor.
Tiberio
(Tiberio Julio César; Roma, 42 a.C. - Misena, actual Italia, 37 d.C.) Segundo emperador romano
(14-37). Era hijo de Livia, la segunda esposa del emperador Octavio Augusto, y aunque Augusto
lo adoptó, prefirió siempre a su hermanastro, Druso. Hombre de notables aptitudes militares,
Tiberio destacó por su papel en las campañas germánicas, pero a causa de su carácter arisco y
de su desgraciado segundo matrimonio, acabó por enemistarse con Augusto y marchó a un
exilio voluntario a Rodas.
Tras la muerte de Cayo y Lucio, los herederos al trono, fue llamado por el emperador y
nombrado sucesor, a condición de que adoptase a su sobrino Germánico. Después de una
serie de nuevas campañas en Germania, a la muerte de Octavio Augusto fue nombrado
emperador.
La ausencia del emperador otorgó gran poder a Sejano, el prefecto del pretorio, que utilizó su
posición para reprimir duramente a sus enemigos políticos e incluso asesinar a Druso, el hijo
de Tiberio, para facilitar así su propio camino al trono. Desenmascarado por Tiberio, Sejano
cayó en desgracia y fue ejecutado. Al morir, Tiberio dejó a su sucesor, Calígula, una institución
imperial consolidada, con las arcas llenas y las provincias en paz.
Caligula fue uno de los emperadores romanos más temidos. Según sus biografías fue sádico,
soberbio y odiado. Cayo Julio Cesar Augusto Germánico, su nombre real, nació el 31 de agosto
del año 12 d.C, fue emperador desde el año 37 hasta que murió, asesinado el 24 de enero del
año 41.
Calígula tuvo que convertirse, tras la muerte de su padre, en un sirviente del emperador
Tiberio, quien luego le dejaría el puesto. Tiberio expulsó a la madre de su súbdito de Roma,
encarceló a sus hermanos y, según creen algunos biógrafos, fue quien le “corrompió el alma”.
Su ascensión al poder tras la muerte de Tiberio, en el año 37, fue muy bien acogida por el
pueblo. Parece ser que los primeros meses de su reinado fueron óptimos, según el punto de
vista de los historiadores senatoriales: respetó al Senado, devolvió a la Asamblea popular el
derecho a elegir a los magistrados, decretó amplias amnistías para los que habían sido
condenados en tiempos de Tiberio y organizó grandes espectáculos circenses . Hasta que cayó
enfermo, siendo víctima de ciertos trastornos mentales. Suetonio, uno de los historiadores de
la época que contó la historia de Calígula, dijo tras unas pocas páginas “hasta aquí he hablado
de un príncipe; ahora hablaré de un monstruo”.
Ordenó torturas a senadores que lo contrariaban, los encerró en jaulas, los envió a minas o los
obligaba a suicidarse. Hasta creó un prostíbulo con las familiares mujeres de sus enemigos.
Utilizó infinidad de excesos sádicos para ejercer su poder, construyó templos en su nombre y
prohibió que lo miraran desde lugares altos cuando caminaba por las calles del imperio.
Suetonio escribió que una vez se le oyó decir “Pruébame tu poder o teme el mío”.
Sin duda uno de los actos más locos de Calígula tiene que ver con su Incitatus, un caballo de
carreras muy potente. Se dice que solo perdió una competencia, quizá gracias a que
descansaba en una caballeriza de mármol, jardines privados y 18 sirvientes.
El jinete que hizo perder al caballo la única carrera de su historia, fue sentenciado a muerte
por Calígula. Suetonio dice que quería tanto a ese caballo, que lo nombró Cónsul de la Bitania,
una ciudad al norte de lo que ahora se conoce como Turquía.
Todos esos excesos del emperador, llevaron a que los ciudadanos y senadores, conspiraran en
su contra. Casio Querea era un escolta de Calígula, a quien el emperador insultaba
constantemente, y fue el primero en apuñalar al emperador cuando salía del ensayo de una
obra de teatro. Tras una segunda puñalada, ya en el piso, el emperador gritó “aún vivo” y los
demás guardias le enterraron treinta veces sus cuchillos.
Ese fue el final de uno de los más sangrientos emperadores. El odio no era solo de quienes lo
asesinaron, los escritores también llegaron a detestarlo y, por eso, su historia no es contada de
manera imparcial, pero esa es la historia que quedó para la posteridad.
Claudio I
(Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico, llamado Tiberio Claudio César Augusto Germánico
tras su coronación; Lyon, 10 a. C. - Roma, 54 d. C.) Emperador romano de la dinastía Julio-
Claudia (41-54 d. C.). Era sobrino segundo del primer emperador romano, Octavio Augusto, así
como sobrino de su sucesor, el emperador Tiberio (14-37 d. C.), y tío del emperador Calígula
(37-41 d. C.), a quien sucedió en el año 41. Marcado por varias taras (era cojo, epiléptico y
tartamudo), Claudio era tenido por un bobo en la corte romana, pues se había mantenido
apartado de los asuntos públicos, concentrado en escribir estudios históricos sobre los
etruscos y los cartagineses.
En el terreno exterior, impulsó la conquista de Britania (la actual Gran Bretaña) entre el 43 y el
47, así como la anexión definitiva al Imperio de Mauritania (norte de Marruecos y Argelia) y los
territorios orientales de Licia, Panfilia, Judea y Tracia (43-46). Una de las lacras del reinado de
Claudio fue la influencia que sus mujeres ejercieron en los asuntos de gobierno. Su tercera
mujer, Mesalina, le ridiculizó públicamente con su escandalosa promiscuidad, hasta que se
decidió a ejecutarla en el 48.
Casado luego con su sobrina Agripina (que a la vez era biznieta de Augusto), ésta le convenció
para que designara sucesor a Nerón (hijo de un matrimonio anterior de Agripina), en lugar de
Británico (hijo de Mesalina y -supuestamente- del propio Claudio). Conseguido su objetivo,
Agripina envenenó a su marido y vio acceder a su hijo Nerón al trono imperial.
Nerón
(Lucio Domitio Claudio Nerón; Anzio, Lacio, 37 - Roma, 68) Emperador romano, último de la
dinastía Julio-Claudia. Era hijo del primer matrimonio de la segunda mujer del emperador
Claudio, Agripina la Joven y, por tanto, tataranieto de Augusto.
Agripina convenció a Claudio para que adoptara a Nerón en el año 51, señalándole como
heredero de la diadema imperial (en lugar del que se suponía su propio hijo, Británico, nacido
del matrimonio con Mesalina). Para fortalecer su posición, Agripina casó a Nerón con otra hija
del emperador Claudio, Octavia, en el 53. Finalmente, Agripina asesinó al emperador en el 54,
dejando el camino libre para su hijo. Éste fue proclamado emperador con sólo 17 años por la
guardia pretoriana, dirigida por el prefecto Burro.
El reinado de Nerón (54-68) se inició bajo la influencia de Burro y del filósofo Séneca
(preceptor de Nerón), a través de los cuales era Agripina la verdadera dueña del poder. Pero
cuando Agripina sospechó que Nerón pretendía sacudirse la tutela materna, empezó a
conspirar con Británico para derribarle, y el emperador respondió haciendo asesinar tanto a
Británico (55) como a Agripina (59).
Tras cinco primeros años de reinado bastante tranquilos, recordados más tarde como uno de
los mejores periodos de la historia romana (en los cuales se estableció el protectorado romano
sobre Armenia), el emperador empezó a convertirse en un tirano sin escrúpulos, interesado
tan sólo por gozar de los placeres de la vida y de la belleza, bajo la influencia de su caprichosa
amante Popea (que obligó a Nerón a divorciarse de Octavia y a asesinarla en el 62, para
casarse con ella misma). También hizo asesinar a Burro (62) y le sustituyó por su favorito
Tigelino.