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Dios y el destino del hombre

Dios siempre nos da la oportunidad de elegir, siempre tenemos la capacidad como seres
humanos de tomar un camino, somos autónomos. Podemos estar o no con Dios, estar lejos
o cerca de Él, creerle o buscarlo, experimentarlo y amarlo o no hacerlo. Cada uno decide,
pero eso no va a cambiar que el rumbo por donde se navega llegue a tierra firme o se hunda
en una tormenta, todo esto será por la ruta de nuestro propio consentimiento.

Al hablar de decidir, ciertamente tendremos que comprender que esto conlleva el asumir
una responsabilidad. El destino de todo ser humano, es asumir las consecuencias para
bien o para mal de la misma vida llevada. Es difícil como seres humanos, admitir no sólo
que nos equivocamos, sino el cargar con las consecuencias de nuestros delitos, es como si
siempre pecáramos de manera inconsciente y despertáramos sólo cuando vivimos el propio
daño que nos hace el vernos afectados por dicha falta 1. En el relato bíblico del Génesis,
Adán y Eva pudieron elegir entre un camino de alegrías, de amor, de plenitud hacia Dios,
sin embargo, por elección optaron por un camino que los condujo a la desolación, a la
desesperación, a la angustia, al absurdo y al sinsentido de la vida, a la misma muerte.

Al ser expulsados del paraíso, haber lastimado a Dios y perder lo que tenían, entienden
realmente la trasgresión al mandato divino y su importancia. Sin duda, diríamos una gran
lección aprendida por parte de ellos. (Gn 3,24)2 Se preguntarían repetidamente…si
teníamos todos los árboles del jardín, ¿por qué comimos necesariamente del árbol del
conocimiento del bien y del mal? “El ser humano está sometido a la obediencia, tanto para
abstenerse de lo que le está prohibido, como para comer aquello que Dios le ofrece” 3. La
dimensión de rechazar el alimento que Dios nos da implica que caemos en pecado,
revivimos aquella expulsión de Adán y Eva del Edén4 y de nuestro corazón expulsamos al
1
El mal propiamente humano es el mal del cual el hombre es autor y víctima al mismo tiempo. Aquí aparece
la experiencia personal de la ruptura interior: el hombre siente por momentos que el dominio de sí mismo se
le escapa. Se siente guiado por una fuerza que viene de él y que, sin embargo, no es su verdadera voluntad.
Sufre por la discrepancia entre lo que desea y lo que realiza; como decía Pablo, «no entiendo mis propios
actos: no hago lo que quiero y hago lo que detesto» (Rom 7, 15) … Todos estamos determinados por el hecho
de que hemos nacido humanos y, en consecuencia, por la tarea interminable de tener que elegir
constantemente. Camino, A. S. S. J. (2011). Ser humano: ensayo de antropología cristológica. p.275-278
2
Este discurso exime a Dios de cualquier responsabilidad sobre el pecado y sobre la irrupción del mal en el
mundo que de él se sigue. Lo manifiesta la ausencia de Dios durante la tentación. Dios es ajeno al pecado, que
se comete a espaldas suyas, sin su conocimiento. García-Jalón de la Lama, Santiago. ""Génesis 3, 1-6. Era la
serpiente la más astuta alimaña que Dios hizo""/ ""Génesis 3, 1-6. The serpent was the most subtle of all the
wild animals that God had made"". Scripta Theologica, may-ago 2006, Vol. 38 Issue 2, p.443.
3
Pontificia Comisión Bíblica (2019) ¿Qué es el hombre? (Sal 8,5). Un itinerario de antropología bíblica. (30
de septiembre de 2019) Librería Editrice vaticana. p. 287.
4
El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces” ( Sal 51,
6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones. Como el primer
mismo amor de Dios, “Nos equivocamos, elegimos mal, y de esa falta de dirección al
verdadero Bien, surge el desorden interior” (Ramos, 2014, p.136) surge la división, el
desorden, el caos, ¿Por qué obedecer?

Si, por un lado, el mandato se percibe como una injerencia fastidiosa, por otro, sin embargo,
este constituye una oportunidad para la persona que puede demostrar la capacidad, tanto
para expresar inteligencia en el discernimiento del valor del mandato como, sobre todo,
para mostrar su confianza en el legislador [Dios]. 5

En su diálogo con la serpiente Eva pensó y vio con buenos ojos los argumentos
convincentes sobre lo que lograría con tomar el fruto como elección, su voluntad podría
decirse que quería el bien. Sin embargo, sabía que Dios le había dicho que no le convenía.
Ella tomó un camino: la desobediencia y brindó a Adán. “Todo ser quiere su perfección y,
por eso, la voluntad sólo quiere el bien. En el caso del mal moral, se equivoca en la
elección, porque juzga que aquí y ahora este bien es el mejor” (Ramos, 2014, p.136)
¿Acaso sabemos más que Dios? “ El incauto cree todo lo que le dicen, pero el prudente
vigila sus pasos” (Pr.14,15). Seguidamente el relato habla de una vida que fue dura para
ambos en el exilio, el trabajo, el dolor y una tragedia con sus hijos Caín y Abel. Dios habla
con Caín cabizbajo y le dice “Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el
pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo”. Nuevamente
hay dos opciones, dos vías, una nueva oportunidad para no rechazar la caridad, para ser
dichoso junto a Dios, pero Caín elige matar a su hermano, elige pecar6 (Gn 4,8).
¿Por qué lo hizo? ¿Por qué pecamos? Los mismo se preguntaba San Agustín: “Yo me había
convertido en un gran interrogante para mí mismo” (conf. IV.IV.9). El hombre peca a
pesar de ser creado por Dios, le es infiel, rinde culto a ídolos viniendo y teniendo su destino

pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse “como dioses”, pretendiendo
conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así “amor de sí hasta el desprecio de Dios” (San
Agustín, De civitate Dei, 14, 28). Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la
obediencia de Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2, 6-9). (CCE 1850)

5
Pontificia Comisión Bíblica (2019) ¿Qué es el hombre? (Sal 8,5). Un itinerario de antropología bíblica. (30
de septiembre de 2019) Librería Editrice vaticana. p. 288.
6
El sufrimiento y la muerte de Cristo en la cruz es también una imagen viva, una parábola, de lo que es el
pecado como rechazo de Dios. El rechazo de los «suyos» ilustra, en definitiva, el rechazo de Dios que quiere
ser acogido por cada hombre. Pues desde el punto de vista religioso, el pecado no consiste en otra cosa que en
apartarse de Dios y rechazarlo. El mensaje que la Biblia transmite sobre los orígenes habla de la creación de
Dios e, indisolublemente, en el segundo relato, del pecado. Y no lo relata únicamente con la intención de
reflejar lo que sucedió en los orígenes, una sola vez, sino que quiere aludir también, siguiendo el modo propio
de significar de un texto primordial, a una lacra permanente de la condición humana. El texto bíblico ilustra
que el pecado es una desobediencia a Dios, y, además, al relatar la condena de Dios a los primeros hombres,
alude a los males que se deducen del pecado. El texto quiere mostrar que todos los males y las quiebras de la
condición humana están vinculados al pecado. Lorda, Juan Luis. ""¿Qué es el hombre? (Una vez más)
Aproximación teológica a la antropología"". Scripta Theologica. Año 1998, vol. 30 (1), p. 187.
en Él (Gn 1,27)7 esquiva el amor que por su amor primero es hijo8 y puede dar. “Y ni
siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco” (Rm
7,15) “Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. (Rm 7,19) ¿Qué hacer
entonces con el problema del mal? El mal no es algo creado por Dios 9, el Señor sufre con
San Pablo como sufre conmigo en la pena de mis pecados y por su misericordia Jesucristo
fue sacrificio de redención, de expiación y penitencia, hay liberación del pecado 10 hay
salvación11.

7
Al decir que el hombre es imagen de Dios, nos encontramos ante una de las definiciones más célebres de la
tradición cristiana, que tiene su fundamento en las primeras páginas de la Biblia, donde se relata la creación
del mundo... En primer lugar, el hecho mismo de la creación y la forma como nos es narrada quieren indicar
la peculiar relación que el hombre tiene con su Creador, la dependencia de Él, a la que libremente debe
someterse. Todo lo que el hombre tiene viene de Dios y las Escrituras Sagradas recuerdan constantemente que
Dios es la fuente de toda vida, en todos los estratos en que ésta se manifiesta, desde la animación del cuerpo
hasta la luz del espíritu. El hombre lleva en sí mismo impresa la relación con Dios, de origen y de destino, es
de Dios y para Dios; la «imagen de Dios» y, en realidad, la única imagen de Dios, una imagen viva, porque,
en Israel, todas las demás imágenes y representaciones estaban prohibidas para impedir la idolatría. Lorda,
Juan Luis. ""¿Qué es el hombre? (Una vez más) Aproximación teológica a la antropología"". Scripta
Theologica. Año 1998, vol. 30 (1), pp. 181-183
8
Se subraya además que esta «imagen» de Dios es al mismo tiempo dádiva y exigencia, pues sugiere un
deber moral respecto a sí mismo y a los demás hombres: en cada hombre hay una «reproducción» de Dios.
Tábet, Miguel Ángel. El hombre, «imagen de Dios». Presentación. Dios y el hombre: VI Simposio
Internacional de Teología de la Universidad de Navarra / edición dirigida por Antonio Aranda…[et al.],
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 1985, p. 572.

9
El mal no viene de la fuente de este ser, no es igualmente originario. El mal viene de una libertad creada, de
una libertad abusada …Por eso, la respuesta cristiana ante el problema del mal es Cristo. Dios no nos da
razones de nuestro dolor, sino que se pone a nuestro lado y sufre, con nosotros. Se trata del Dios que da razón
del dolor nuestro con el suyo…El misterio del dolor es tan inmenso que hasta le llega a Dios mismo en Cristo.
Dios participa de alguna manera del dolor de sus creaturas en el proceso de liberación que lleva hacia el
Reino. Por eso, solo Cristo es nuestra respuesta al problema del mal. Nos libera de una falsa imagen de Dios,
un Dios que pudiendo liberar a sus hijos del mal, no lo hace. Y nos hunde en el misterio de su propio dolor en
la cruz de Cristo…En Cristo y en su cruz, se nos manifiesta el Dios cristiano que sufre en Cristo y nos
acompaña participando en nuestra condición de hombres dolientes (Idígoras, 1991, p. 279 y ss.) Camino, A.
S. S. J. (2011). Ser humano: ensayo de antropología cristológica. p.285
10
De esta manera, el hombre creado a imagen de Dios encuentra en el Hijo eterno su identidad: ser hijo. La
redención, que es la liberación del pecado, es la consumación de aquella vocación inscrita en el ser del
hombre como “imagen de Dios” y es ser hijo en comunión con el Hijo, que, al ser siempre comunión con el
Padre, nos introduce en la corriente de vida que es esa comunión en el Espíritu Santo: “Nosotros sabemos –y
hay ahí de que llenarnos de estupor que Dios se ha hecho hombre para que el hombre llegue a ser dios”. Esta
es la vida eterna anunciada por Jesucristo y que consiste en la visión de Dios. Cobo, Sergio. (2018). La
imagen de Dios en el hombre en la teología de lo Sobrenatural de Henri de Lubac. Teología y vida, 59(2),
171-190. https://dx.doi.org/10.4067/s0049-34492018000200171
11
Éste es, evidentemente, el marco que permite entender la estructura y el sentido de la salvación. Por eso, es
parte importante del mensaje cristiano mostrar las distintas manifestaciones del pecado y el mal del mundo
para anunciar las promesas de salvación que se encuentran en Cristo, aunque la salvación de Cristo trasciende
el daño del pecado, porque comunica una nueva vida. Lorda, Juan Luis. ""¿Qué es el hombre? (Una vez más)
De acuerdo con el relato bíblico, “Adán se unió a su mujer, y ella tuvo un hijo, al que puso
el nombre de Set12, diciendo: «Dios me dio otro descendiente en lugar de Abel, porque
Caín lo mató”. (Gn 4,25). Dios siempre tuvo, tiene y tendrá misericordia de su creación.
“Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él
no muera, sino que tenga Vida eterna…” (Jn 3,16).

Aproximación teológica a la antropología"". Scripta Theologica. Año 1998, vol. 30 (1), p.188
12
Más explícito es el respecto al apócrifo de la Vida de Adán y Eva (siglo I d.C.) que habla de la tristeza de
Set por la muerte de Adán y de la misericordia de Dios, anunciada por Miguel: “Levántate de junto al cuerpo
de tu padre, ven a mí y mira lo que Dios ha determinado sobre él. Es su imagen y por eso ha tenido
misericordia de él… Ratzinger, J. (2021). Escatología: La muerte y la vida eterna. Herder & Herder. pp. 237-
238.

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