You are on page 1of 6

VISTAZO A UN ESQUEMA DE GESTIÓN EN EDUCACIÓN A DISTANCIA

Documento presentado por Teresa Flórez Peña


UTAL, San Antonio de los Altos, Venezuela
1 de octubre de 2003

NOTA INTRODUCTORIA

Dar una mirada a las características, situaciones y requerimientos a los que debe atender un
Esquema de Gestión para un Sistema de Educación a Distancia, es considerar los puntos de
encuentro que tienen sistemas de gestión moderna con las particularidades de un sistema
educativo que adopte la modalidad de estudio a distancia. La búsqueda de las aristas que se
constituyen puntos comunes entre los dos sistemas mencionados es el objetivo del presente
documento.

MARCO DE REFERENCIA No. 1

En primer lugar se hace necesario considerar como marco de referencia el ejercicio


administrativo, ciencia que tiene su propia entidad pero que en el ámbito que nos interesa tratar,
se pone al servicio de los intereses y las particularidades de un sistema de educación
desarrollado por la modalidad a distancia.

Partamos entonces de considerar la Gestión como la capacidad que tiene un sistema para
alcanzar los propósitos que se ha propuesto a partir de los recursos con los cuales cuenta. Es
decir que se traduce como un instrumento para propiciar el desarrollo y la estabilidad
organizacional.

En la definición anterior, se destacan algunos componentes que son claves para la comprensión
de esta noción:

En primer lugar, se habla de un sistema, entendido como una suma de factores, áreas,
situaciones que interactúan en un movimiento sinérgico complejo. Dicho sistema posee unas
capacidades, es decir unas fortalezas, más o menos reconocidas y explotadas y que se
constituyen como su mejor recurso para adelantar el logro de los propósitos que se proponga. La
Gestión toma sentido cuando se plasma en una serie de acciones conducentes al logro de unas
metas planteadas a diversos plazos, sin ese norte y sin que exista debido conocimiento de él por
parte de todos los actores implicados, el ejercicio se torna inútil y pesado para quienes deben
asumirlo, evitando el logro de mejores y mayores niveles de desarrollo, lo que puede traer como
consecuencia la pérdida de sentido institucional, la duplicidad de funciones, la desmotivación.

Desde ese punto de vista, es interesante traer a colación el hecho de que por sistema podemos
considerar no sólo una institución con cualquier objeto social sino también al ser humano
entendido como suma de posibilidades y talentos y que también debe gestionarse en atención a
unos objetivos planteados y con unos recursos con los que cuenta.

Así, la gestión asume diversas formas a través de la historia en elaboraciones más conceptuales
y/o más técnicas con reflejos organizacionales específicos: dentro de las propuestas que hemos
presenciado se encuentran algunas de muy variado corte como la planeación por objetivos, la
planeación estratégica, los círculos de calidad, la reingeniería, la planeación prospectiva; todas
ellas, suponen una estructura organizacional con algunas características de verticalidad y
horizontalidad, esquemas de participación, grupos directivos con responsabilidades de control y
vigilancia en esquemas de rendición de cuentas o bien de mejoramiento permanente y
generación de responsabilidad por niveles.

Más allá de la diversidad de propuestas administrativas que conocemos, quiero llamar la atención
sobre unas líneas de desarrollo de los sistemas de gestión actuales: En primer lugar, la inserción
del concepto de estrategia porque, aunque por esencia la gestión implica un alto componente
práctico, el reconocimiento de una fase del modelo administrativo expresamente dedicada al
diseño de las estrategias pertinentes para llevar a cabo lo planeado, es cada vez más clara, como
forma de garantizar el compromiso de actores implicados y el logro de los objetivos. Junto a este
concepto, la inserción de la noción y la actitud prospectiva, como componente prioritario para
que las organizaciones crezcan y se fortalezcan y para que cada integrante juegue un papel
definido y determinante en su área de trabajo con visión completa de la organización.

De otro lado, pero en congruencia con las anteriores, reconocimiento y aprehensión de la teoría y
la cultura de la calidad entendida como el logro de unos altos niveles de pertinencia y desarrollo
a partir del objeto mismo de la organización, línea que se ha desarrollado de la mano del
reconocimiento de la importancia del papel y la atención al cliente interno y externo y a sus
posibilidades de autogestión. Este concepto es de suma importancia ya que no sólo se reconoce
como objetivo de calidad y satisfacción a quien se beneficia de los productos del proceso sino
también a quien participa en el diseño y puesta en marcha del proceso mismo, también quien
participa debe entender y hacer propios beneficios pertinentes a la gestión que ha realizado y a
los esfuerzos que ha puesto en juego.

Asunción de la teoría de los sistemas complejos bajo el esquema de las interacciones ciertas y la
sinergia permanente entre áreas de trabajo, procesos y actores intervinientes, y una postura de
la Gestión Integral que se propone como la administración de todos los procesos de la
organización de manera eficiente (optimización de recursos para el logro de los resultados) y
eficaz (logro cierto de los resultados propuestos por la organización), llevando a garantizar la
satisfacción de los clientes y el éxito sostenible de la organización. De tal forma que una gestión
integral, sistémica y coherente posibilita a las instituciones brindar un valor agregado, es decir un
beneficio diferenciado y difícilmente imitable por los competidores.

MARCO DE REFERENCIA No. 2

Un segundo marco lo constituye el reconocimiento del Sistema Educativo. De hecho es diferente


estudiar las posibilidades de implementación de un Esquema de Gestión en un sistema
productivo, en una empresa de servicios y en una institución educativa, en atención a que dicho
sistema educativo, aunque está considerado bajo diversas teorías económicas como parte del
sector terciario de la economía o de servicios, es real que el asunto que trata, la esencia misma
de los procesos que desarrolla, adquieren su mayor diferenciación en la consideración del ser
humano en el que busca desarrollar las potencialidades que de por sí le corresponden.

Derivado de lo anterior, es claro que ‘la educación’ tiene un papel que jugar dentro de la
sociedad de forma que el subsistema educativo influye en los demás sectores de la sociedad y
viceversa: jamás el sistema educativo será neutral, es imposible que lo sea, bien porque busca
promover la continuidad de ciertos esquemas de poder o porque busca el fortalecimiento de
actitudes críticas frente a las formas sociales dominantes en cada época.

En consecuencia, en cada momento de la historia, particularmente de la historia de


Latinoamérica, nuestros países han presenciado la evolución de varios modelos educativos y
diversas respuestas educativas, como forma de atender a las debilidades que el sistema mismo
va detectando y que la sociedad le reclama de manera permanente.
Recordemos dentro de los modelos educativos, bien ilustrados por estudiosos del tema como
Germán Rama, a los que tuvieron énfasis en el desarrollo Tradicional cuya función principal es de
conservación del orden social, a los de corte Tecnocrático que busca la preparación funcional y
estratificada de recursos humanos, a los llamados de Participación Cultural cuya función principal
es el suministro de un código que legitima un status, o a los Modernización Social que busca la
participación en un sistema relativamente abierto a las demandas de los nuevos grupos.

Y planteemos dentro de las respuestas que la educación ha dado a las exigencias que el medio
social y las condiciones socioeconómicas le plantea, particularmente desde la década de los 70, a
la educación a distancia, que ha tomado diversas formas en el mundo en escalas de
implementación diferentes, casi siempre a la sombra de instituciones con formación básicamente
presencial que decidieron ampliar su cobertura a través de la impementación de programas por
la modalidad a distancia, algunas con éxito mayor a nivel internacional tales como la UNED o la
OPEN UNIVERSITY.

En algunos casos se han implementado los mismos programas presenciales por la nueva
modalidad, en otros casos se han desarrollado propuestas curriculares diferentes, que han puesto
sobre el tapete por lo menos dos preocupaciones: la autogestión, en algunos momentos
denominada, empoderamiento, del estudiante y la necesidad de brindar atención tutorial clara a
través de medios informáticos. Estas propuestas, como sabemos, han evolucionado, hasta
delinear lo que se ha llamado ‘Educación Virtual’.

LA PREGUNTA CENTRAL

En consecuencia, preguntarse por un esquema de gestión apropiado para un sistema de


educación a distancia es preguntarse por:

La necesidad y la pertinencia de desarrollar procesos por la modalidad de estudio a distancia,

Los procesos y la escala de implantación que debe adoptarse para asegurar el éxito en los
objetivos planteados,

La viabilidad y la gobernabilidad de la propuesta, indicadores que contemplan, entre otros, la


consideración de los recursos disponibles y el ambiente organizacional.

PRINCIPIOS Y ELEMENTOS PARA UN ESQUEMA DE GESTIÓN EN EAD

Parecería entonces que un esquema de gestión en EAD debe tener en cuenta los siguientes
presupuestos de diseño y acción:

• La filosofía institucional debe ser un faro en el horizonte, porque si bien es cierto que
algunos asuntos organizacionales pueden ser evaluados y redefinidos a partir de los
cambios que se suceden en el entorno externo, también lo es, que las instituciones
tienen y deben tener unos principios y políticas de vida institucional amplia y claramente
difundidos dentro y fuera de la organización misma.

• Visualizar el entorno permanentemente bajo la idea de la Referenciación Competitiva.


Sugiere este principio que toda institución educativa debe estar atenta a la realidad que
le rodea: hemos tenido en las últimas épocas, sobre todo en las tres décadas finales del
siglo pasado, suficiente ilustración sobre los cambios – megatendencias que recorren
todos los círculos sociales (la economía, la tecnología, los ámbitos políticos, los
educativos...) y también debe reconocer lo que poseen y plantean las demás
organizaciones que se mueven en los mismos ámbitos de influencia de la institución en
cuestión. El no saber lo que sucede fuera del entorno interno organizacional supone una
grave miopía que aminora las posibilidades de lograr los propósitos previstos.

La atención a los dos principios mencionados debe posibilitar que se generen procesos de cambio
sin necesidad de que sean coyunturales o que correspondan a una crisis radical sentida en los
diferentes niveles de la institución, sino que se abone el terreno para que la organización
aprenda de si misma así como cada uno de sus integrantes, haciendo posibles los ejercicios
permanentes de autoevaluación y autorregulación dentro de esquemas de responsividad, la
definición de valores agregados propios reales que fortalezcan la constitución de cadenas de
valor agregado y el fortalecimiento de la memoria histórica de la institución que posibilita no
andar sobre lo ya andado sino generar procesos de análisis certeros.

• Partir del reconocimiento de una realidad endógena: en toda organización, sobre todo
en una de corte educativo, circulan por lo menos los siguientes saberes:

- Uno cotidiano que hace referencia a todos aquellos elementos culturales que son manejados de
manera natural por quien pertenece a dicha organización y que son percibidos por actores
externos a través del lenguaje, los comportamientos, las reacciones frente a determinadas
situaciones, en suma un determinado estilo que se plasma, también, en el desenvolvimiento de
las funciones adjetivas organizacionales;

- Un saber pedagógico que implica la detección y reconocimiento de una intencionalidad


educativa propia de la institución y de unos pensamientos pedagógicos desde los cuales se
asume tal función;

- Y unos saberes disciplinares, propios de los paradigmas conceptuales que se manejen y que se
plasmen en la evolución y priorización de las funciones sustantivas en la institución.

Cabe aclarar aquí el sentido de la nominación de funciones sustantivas y funciones adjetivas: las
primeras están referidas al ejercicio de la docencia o a los procesos de formación mismos, al
desarrollo de procesos investigativos que motiven procesos de autorregulación continuos y a las
acciones que garantizan el impacto en el medio. Las segundas incluyen aquellas que garantizan
el logro de las intencionalidades y proporcionan unas condiciones apropiadas para ello, tales
como el bienestar institucional y de cada uno de sus miembros, y la gestión, tema central de
estas notas.

Ni las primeras ni las segundas pueden desarrollarse de manera empírica, menos aún ahora
cuando la ciencia pedagógica, la investigación y la gestión misma nos brindan todo un cuerpo
epistemológico que puede ser interpretado y apropiado. Las instituciones deben asumir
conocimientos teóricos y prácticos, dicha asunción debe permitir que el pensamiento pedagógico
o gerencial, por ejemplo, se traduzca en sistemas educativos o gerenciales evidentes en
prácticas, técnicas y herramientas apropiadas a unas condiciones institucionales específicas,
constituyéndose la gestión como una entidad que hace viable el desarrollo académico.

• La institución educativa debe reconocerse como un sistema complejo y debe buscar la


optimización de los procesos en tres niveles: el del direccionamiento estratégico, la
gestión de la cultura organizacional y la gestión de los procesos cotidianos.
La institución educativa debe tener un norte hacia el cual estén claramente direccionados los
procesos diarios pedagógicos, investigativos, administrativos y el estilo mismo institucional;
desde luego debe haber responsables de cuidar el desarrollo de cada uno de los ámbitos, de
generar procesos de sensibilización y de acción, y de ir puliendo la gestión en niveles macro y
micro; responsables de promover la búsqueda de la respuesta a preguntas claves como hacia
dónde va la institución?, cómo logra llegar a donde quiere?, cuáles son las mayores amenazas
que debe tener a la vista?, cuáles son sus mayores fortalezas?, cómo se realizan procesos
cotidianos de manera más eficiente?, quién debe promoverse?.

Ahora bien, es posible optimizar procesos si se introduce una visión empresarial que no significa
lo mismo que tratar la institución como una empresa. En el segundo caso es claro el ánimo de
lucro que se busca, mientras que en el primero lo que se promueve una mirada desde la
eficiencia, el compromiso con los propósitos institucionales y la racionalización de los recursos.
Vale recordar aquí dos asuntos: primero, que nadie trabaja a pérdida en ningún asunto de su
vida personal o profesional mucho menos si el proyecto que le ocupa es transversal a esos dos
ámbitos vitales, y segundo, que los buenos frutos de una tarea no se miden sólo en lo
económico, también es posible mostrar resultados cualitativos irrebatibles y de largo aliento,
mucho más en educación. Tal vez sea esa la razón por la cual los modelos de desarrollo a escala
internacional dejaron de tener sólo el matiz económico para mostrar aquellos otros ámbitos –
como el nivel educativo – que influyen en la calidad de vida del ser humano.

• Visualizar a los integrantes de la institución educativa como cogestores de la gestión


académica y de la administrativa. Este principio es particularmente importante sobre todo
para un sistema educativo que se desarrolle por la modalidad educativa a distancia. Parte
de la consideración de la teoría del Actor Social, propuesta por corrientes europeas de
corte humanista, en donde se propone a cada quien como un actor social válido dentro
de la sociedad y dentro de la institución a la cual pertenece, cuando se auto reconoce
como parte de un equipo con unos propósitos definidos, entiende su responsabilidad
dentro de él y reconoce los intereses que motivan las actuaciones propias y de los
demás.

Este reconocimiento permite que a cada quien se le reconozcan las habilidades y saberes que
maneja en orden a que participe en la gestión administrativa: manejo y uso óptimo de unos
recursos, definición de procesos de comunicación entre áreas, entre otros; y en la gestión
académica que implica el trato del conjunto de relaciones interdisciplinarias que llevan a la
búsqueda permanente de procesos pedagógicos e investigativos pertinentes.

• Estructurar una organización por áreas de trabajo entendidas como espacios


apropiados que se crean en las instituciones para la articulación de los diversos
componentes a la luz de los propósitos propuestos. Un sistema de educación a distancia
debe contar con un área de dirección, con una de atención académica, con una de
atención administrativa, con una de bienestar: es decir, que debe tener una estructura
organizacional donde la atención a los procesos de la modalidad sean prioritarios y no
tengan un segundo lugar. Este asunto es de vital importancia si se quiere que la
institución sea gobernable.

Derivado de lo anterior, cada proceso y cada actor – directivo, tutor, educando – debe ubicarse
en un área y conocer su rol claramente, ello supone conocer sus responsabilidades dentro del
proceso educativo a distancia y sus posibilidades de proposición.

• Los canales de comunicación deben ser claros y sumamente cuidados, en ellos se


transluce buena parte del estilo institucional, del saber cotidiano que ya ha sido
mencionado. El establecimiento y buen uso de procesos de comunicación eficientes
garantiza en un alto porcentaje el éxito en los objetivos administrativos y académicos
previstos porque genera la posibilidad de tomar decisiones de manera corporativa y de
flexibilizar las estructuras organizacionales. En razón de ello la comunicación es clave en
un sistema de educación a distancia.

• Desarrollar Esquemas de Cooperación intra e interinstitucional que son básicos en


atención a que un sistema de educación a distancia debe – normalmente – manejar
grandes distancias físicas, geográficas y socio – económicas por lo cual a la institución
que maneja esta modalidad le es altamente útil generar procesos de trabajo cooperativo
con otras organizaciones que puedan ofrecer beneficios para el aprovechamiento de
recursos, el desarrollo de procesos de monitoreo, entre otros.

De tal suerte que podrían esquematizarse ciertas definiciones necesarias así:

You might also like