You are on page 1of 11

¿Quiénes fueron los PURITANOS y

por qué son tan influyentes?


El puritanismo fue un movimiento de los siglos XVI
y XVII que buscaba "purificar" a la Iglesia de
Inglaterra de los restos del catolicismo romano, sin
embargo su influencia va mucho más allá.
Escucha este artículo en formato podcast:

El puritanismo fue un movimiento de reforma dentro del naciente


anglicanismo inglés, a fines del siglo XVI y cuya influencia se ha
extendido hasta nuestros días. Se han escrito cientos de libros que
tratan de comprender este movimiento que influyó a personajes tan
importantes como Charles Spurgeon (1834-1892) o Martyn Lloyd-
Jones (1899-1981).

¿Qué es y cómo nació el puritanismo? ¿Qué podemos aprender de los


puritanos? ¿Cuál fue su raíz?
Representación de los puritanos emigrando a Norteamérica / Whiteway, Getty

El origen
Para comprender el origen de este movimiento tenemos que irnos
hasta las confusiones amorosas del rey Enrique VIII (1491-1547). En
1534 fue promulgada en Inglaterra un Acta de Supremacía,
convirtiendo al rey en "cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra".
Con la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón (1485-
1536), el rey Enrique VIII y el Parlamento separaron la Iglesia de
Inglaterra de Roma, en 1536. En 1547, Eduardo VI (1537-1553), hijo
de Enrique VIII, se convirtió en rey. Esto que permitió un avance rápido
del protestantismo en el país.
Enrique VIII

María Tudor (1516-1558), hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, se


convirtió en reina en 1553, luego de la muerte temprana de Eduardo
VI. María restauró el catolicismo e intensificó la persecución a los
protestantes. Muchos protestantes fueron asesinados y cientos
huyeron al continente donde absorbieron los principios doctrinales de
los reformadores europeos. Elizabeth I (1533-1603), otra hija de
Enrique VIII, ascendió al trono en 1558, estableciendo el "Acuerdo
Isabelino", que trataba de mediar entre la influencia católica y el
protestantismo.
Eduardo VI junto al lado de sus padres.
Pero un incidente muy particular sucedió entre 1567 y 1568: se
produjo una controversia sobre las vestimentas de los clérigos. El
motivo de la polémica era si los predicadores tenían que usar los trajes
clericales católicos. Esta marcó una creciente impaciencia entre
ciertos sectores que argumentaban que la Iglesia de Inglaterra estaba
siendo "reformada a medias".

El artículo continúa después del anuncio


Estas críticas venían principalmente de los grupos calvinistas ingleses,
fuertemente influenciados por la Reforma en Suiza, que fueron
denominados “puritanos”, ya que querían purificar a la Iglesia de
Inglaterra de las influencias católicas. Pero el trato que recibieron fue
hostil. Al negársele la oportunidad de reformar la iglesia establecida, el
puritanismo recurrió a la predicación, los panfletos y a su importante
influencia en los centros educativos, como Cambridge u Oxford.

Juan Calvino, reformador francés de la ciudad de Ginebra, Suiza.

Esperanzas fallidas
Elizabeth I murió en 1603, sin dejar heredero, y se designó como
sucesor a Jacobo I (1566-1625), hijo de María Estuardo, que ya
gobernaba en Escocia. Cuando el rey fue coronado, los puritanos, a
causa de la presunta formación protestante del rey, tuvieron
esperanzas, así que presentaron una petición en 1603, firmada por
cerca de mil ministros puritanos, en la que pedían que la Iglesia
Anglicana fuera "completamente puritana".

Pero el rey estuvo poco dispuesto y la única idea valiosa que aprobó
de ellos fue ordenar una nueva traducción de la Biblia, que hoy
conocemos como la versión King James. Carlos I Estuardo (1600-
1649) fue coronado rey en 1625. A través de la Iglesia, el rey buscó
instituir prácticas ceremoniales consideradas "católicas" por los
puritanos.

Mientras tanto, el puritanismo seguía avanzando. En 1653 las fuerzas


parlamentarias derrocaron al rey Carlos I y Oliver Cromwell (1599-
1658), que era puritano, asumió el gobierno. Sin embargo, Carlos II
(1630-1685) subió al trono en 1660 y restauró la Iglesia de
Inglaterra, iniciando una nueva era de persecuciones contra los
puritanos. Como consecuencia del fracaso de un gobierno puritano,
muchos de ellos dejaron el país buscando otros lugares con mayor
libertad religiosa, como Suiza, Países Bajos, Sudáfrica y
principalmente las colonias inglesas en América.

Oliver Cromwell

Los puritanos hicieron un último intento fallido de asegurar su ideal


durante la Revolución Gloriosa, pero la solución religiosa de
Inglaterra fue definida en 1689 por la “Ley de Tolerancia”, que le
permitió a los grupos disidentes, como el puritanismo, seguir
funcionando en el país, pero separados de la Iglesia Anglicana.

La llegada de los puritanos a las colonias inglesas de América fue la


oportunidad para establecer el tipo de gobierno que no pudieron
establecer en Inglaterra. Allí fundarían la mayor cantidad de
comunidades puritanas y vivirían un auténtico auge de sus creencias,
formando en buena parte el carácter de lo que serían más tarde los
Estados Unidos.

Los peregrinos puritanos en su primer día de acción de gracias en Norteamérica.

Influencia puritana
Muchos hombres de Dios, a través de la historia, han encontrado en el
puritanismo una gran fuente de inspiración y edificación. Charles
Spurgeon logró recopilar más de 1.000 escritos puritanos en su
biblioteca y Martyn Lloyd-Jones patrocinó la fundación de una
biblioteca con más de 2.000 libros puritanos y fue un profundo
estudioso y seguidor de estos creyentes.
La Universidad de Harvard le debe su fundación a la formación de ministros puritanos.

La influencia de los puritanos es enorme. Fueron pioneros en


preocuparse por la alfabetización universal. Mientras en la Inglaterra
del siglo XVII la alfabetización no llegaba al 30%, entre las colonias
puritanas ascendía al 80% entre hombres y mujeres. La razón era
simple: todos debían poder leer su Biblia. Como consecuencia, se
promovió la educación universal y gratuita, y se fundaron muchos
centros educativos y universidades, como Harvard y Yale.

Así, el puritanismo generó entre sus miembros una comunidad


altamente ilustrada para su época. Ejemplo de ello es que, a mediados
del siglo XVII, siete de los 10 miembros del núcleo de la Royal Society
en Inglaterra eran puritanos. Importantes teólogos y escritores como
Stephen Charnock (1628-1680), Thomas Watson (1620-1686),
Richard Sibbes (1577-1635), John Owen (1616-1683), Thomas
Goodwin (1600-1680), Richard Baxter (1615-1691) y John Bunyan
(1628-1688), autor del Progreso del Peregrino, fueron puritanos. La
gran producción teológica y doctrinal de estos teólogos, y de muchos
otros, tuvo una invaluable influencia en la vida diaria de todos los
creyentes.

Algunos de los ministros puritanos más representativos.

Meditaciones para el hoy


Los padres puritanos estaban profundamente comprometidos con
enseñar las Escrituras a sus hijos y servir como pastores en sus
hogares. De la misma manera, los puritanos consideraban que no
había una división entre la vida sagrada y la secular; todo su trabajo
debía ser hecho para la gloria de Dios. El trabajo duro fue para los
puritanos una parte central de la vida cristiana, y lo que llamamos la
“ética del trabajo protestante” es un regalo transmitido por ellos.

Los puritanos tenían una doctrina robusta de Dios, de su gloria, de su


soberanía y de su Santidad y justicia, nunca desligada de Su amor.
Tanto sus escritos como sus oraciones muestran una visión de Dios
profundamente arraigada a su majestad. Entendieron también que la
verdadera adoración es siempre un eco de las Escrituras. Siempre
buscaron en la Biblia las respuestas a la verdadera naturaleza, misión
y práctica de la Iglesia, y en el proceso edificaron congregaciones
con una madurez espiritual y un conocimiento de las Escrituras
realmente admirables.

John Owen

De la misma manera, estaban maravillados ante el amor de Dios


mostrado en Cristo y su obra redentora. Para ellos, la vida y toda la
enseñanza cristiana debían estar centradas en Jesús. John Owen
escribió al respecto en su libro The glory of Christ (La Gloria de
Cristo):

Es al contemplar la gloria de Cristo por fe que somos edificados


espiritualmente y edificados en este mundo, porque al contemplar
su gloria, la vida y el poder de la fe se fortalecen cada vez más. Es
por fe que crecemos para amar a Cristo. Entonces, si deseamos
una fe fuerte y un amor poderoso, que nos den descanso, paz y
satisfacción, debemos buscarlos al contemplar diligentemente la
gloria de Cristo por la fe. En esta tarea deseo vivir y morir. En la
gloria de Cristo fijaré todos mis pensamientos y deseos, y cuanto
más vea la gloria de Cristo, más se marchitarán ante mis ojos las
bellezas pintadas de este mundo y seré cada vez más crucificado
para él.

Finalmente, el carácter distintivo y más evidente del puritanismo fue


su búsqueda apasionada de una vida reformada completamente por
la Palabra de Dios.

Estos rasgos del puritanismo nos hacen reflexionar sobre algunos


problemas que sufrimos en nuestras iglesias hoy, como la excesiva
predicación centrada en el hombre, la falta de centralidad de
Cristo en la exposición de la Palabra, la escasa confrontación sobre
el pecado y, sobre todo, la forma en la que la Iglesia de hoy ha perdido
de vista quién realmente es Dios.

Una lección importante del puritanismo para nuestros días es que no


podemos desligar la visión, la misión y el quehacer diario de la Iglesia
de la Palabra de Dios. Siempre que la iglesia ha copiado modelos
seculares para su estructura, funcionamiento y cumplimiento de la
misión, termina pareciéndose más a los modelos seculares que al
modelo que le demanda la Biblia. Por esa y muchas razones más,
vale la pena examinar la forma en la que los puritanos vieron reflejada
su vida y la de la Iglesia en las Sagradas Escrituras.

El legado del movimiento puritano se hace relevante cada vez que la


Iglesia quita su mirada de Cristo y pierde de vista la centralidad de las
Escrituras, como está sucediendo hoy de muchas maneras.

You might also like