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Seminario mayor de Hermosillo Benjamín Castañeda Torres

Derecho Matrimonial 29 de septiembre del 2023


Pbro. Lic. Julian Alejandro Valencia Estrella Trabajo # 2

Mentalidad divorcista e indisolubilidad del matrimonio1

Introducción
La mentalidad propiamente divorcista, no consiste en una negación abierta
de la permanencia del vínculo matrimonial, sino en presentar lo razonable y lógico
que es poner fin de modo ordenado y civilizado a un matrimonio que no ha probado
ser suficientemente relacional y no ha satisfecho las expectativas de realización de
los cónyuges. En definitiva, la mentalidad divorcista consiste en sustituir elementos
de la verdad objetiva por otros elementos de la voluntad subjetiva.
Contenido
Hablar de insolubilidad es hablar de una convicción, de un convencimiento
firme. No existen dos matrimonios: existe un solo matrimonio que está llamado a
llegar a ser sacramental sin cambiar su sustancia. No podemos olvidar que la
insolubilidad es una propiedad del matrimonio “in facto esse”, mientras que la
fidelidad es una virtud de los cónyuges. La vida conyugal rectamente vivida no tiene
su horizonte una posible ruptura, sino en el desarrollo del ser matrimonial a través
del obrar propio de los esposos. Llegar a la santidad de vida. El mismo Dios que ha
querido crear a la mujer y al varón para amarse, hace posible en ellos la respuesta a
las exigencias del amor comprometido.
El divorcio es la ruptura de un vínculo matrimonial válido. A pesar de ello, en
no pocas se permitía la posibilidad legal de una ruptura. El cristianismo irradia en
muchas culturas la visión del matrimonio como irrevocable e indestructible. Ha sido
pues, una mala concepción de la persona, de la libertad, del amor, identidad
(deslizamiento antropológico) aquello que da pie a la realidad del desapego al
compromiso. La vivencia propiamente de un relativismo (positivismo jurídico) que
disipa a los contrayentes de toda exigencia.
Ante todo esto, la mentalidad divorcista llega a tomar posturas muy laxas
para la separación del sacramento: experiencia de fracaso y, por ello, necesidad de
una segunda oportunidad. Falta pues, una formación humana adecuada y una
convicción en nuestra fe, para que a ejemplo de Jesús, podamos en libertad
soportar las contrariedades desde el amor.
La realidad matrimonial es expresada en totalidad en la vivencia del “facto
esse” dado en el matrimonio “in fieri”. Formación de la comunidad de vida entre el
hombre y la mujer. Hablamos de insolubilidad del matrimonio entonces por:
● No existe el matrimonio, sinó cónyuges concretos, hombre y mujer.
● Generación de la prole con todo aquello que esto exige.
● El matrimonio no solo bien personal, tiene una realidad societaria.
1
Bañares. J. (2007). Mentalidad divorcista e indisolubilidad del matrimonio.
file:///C:/Users/caast/Downloads/Revista-Espan%C3%9Eola-de-Derecho-Cano%C3%ACnico-2007-n.
%C2%BA-162-Pa%C3%ACginas-281-307-Mentalidad-divorcista-e-indisolub.pdf
Frente a los obstáculos que dificultan hoy la comprensión y aceptación de la
indisolubilidad del matrimonio, hay que afirmar que sigue existiendo la
complementariedad entre mujer y varón en cuanto a personas femeninas y
masculinas y el amor esponsal con su fuerza transformadora de siempre. La
indisolubilidad no es una limitante de la libertad, no es más que la expresión del
tiempo de la fuerza unitiva de la libertad cuando actúa sobre la base de la
naturaleza: libre consentimiento de los contrayentes.

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