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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Lengua Española Básica II


Práctica de la unidad 3
Valor: 10 puntos

Tomando en cuenta lo aprendido en el contenido de la unidad, realiza un


resumen uno (1) de los siguientes textos. Recuerda que, puedes utilizar
elementos de enlace que contribuyan al orden lógico de las ideas.

Texto I

La biblioteca
(Adaptación)

La biblioteca es un cuerpo viviente con necesidades primarias como las


tiene el organismo de la gente. Como la gente, la biblioteca debe contar con
una serie de elementos esenciales capaces de permitirle desarrollarse,
resistir o triunfar frente a los embates de sus enemigos tradicionales y
poder vivir así con dignidad.

Los seres humanos no pueden crecer ni cumplir sus importantes funciones


sin oxígeno. La biblioteca no puede sobrevivir sin aire. La gente se enferma
cuando el medio no le favorece o sufre una invasión microbiana. La
biblioteca se contamina si no se dispone de ventilación suficiente, de luz
adecuada y de óptima temperatura. La luz del día es muy buena para el
hombre, pero desgraciadamente, es muy perjudicial para los libros.

La biblioteca es un organismo delicado que requiere atención y cuidado


permanente. Si consentimos que la polilla se albergue en los libros, si
aceptamos que la humedad los invada, se desatará casi seguro una epidemia
de grandes proporciones cuyos resultados serían la ruina de la biblioteca. Si
no prevenimos la alteración de la salud del hombre, este corre el mismo
peligro.

La biblioteca sufre y se enferma como puede sufrir y enfermarse la gente.


Una epidemia en la biblioteca significa su destrucción parcial o total. Un
padecimiento multiplicado en muchas personas y producido por un
organismo de alta infectividad puede también acabar con la población.
El descuido en la atención de los libros hace que se deterioren y terminen
por dañarse por fuera y por dentro. Por fuera, el polvo les hace perder su
belleza y su resistencia a las injurias externas; por dentro, la incursión de
larvas e insectos de diferentes tipos, destruyen no sólo sus páginas, sino
también su contenido.

Son enemigos enconados de la biblioteca el sol excesivo, la baja o la


temperatura, las emanaciones de gases que reaccionan frente al papel que
componen libros, las manos sucias o llenas de grasa, el desorden, el polvo,
y en general, la falta de limpieza. Pero el mayor y más terrible enemigo de
la biblioteca es la humanidad. Este es un verdadero flagelo.

En definitiva, cuando oímos pronunciar la palabra biblioteca, de inmediato


y espontáneamente surge la idea de libros colocados en estanterías y
aunque hay algo de cierto en ello, la realidad es que este precioso y básico
elemento de la cultura es mucho más que eso.

Por el Dr. Rafal A. Ortega


(Universidad Nordestana)
Texto II

Aprendiendo a bañarse

El baño es una costumbre sujeta a numerosas circunstancias culturales y,


aunque los dominicanos les parece algo muy natural, lo cierto es que no
todos los pueblos lo practican de la misma manera.

El baño también ha cambiado de sentido y función en el curso del tiempo.


En la misma Europa del Mediterráneo, por ejemplo, hubo épocas en la que
se practicó corrientemente para luego ser abandonado casi por completo
como una costumbre cotidiana (...)

Los españoles y demás pueblos cristianos de Europa no lo consideraban así


y veían en el agua que corrían en el cuerpo a la hora del baño como una
ocasión para el pecado. Imbuido en ideas fetichista y supersticiones de toda
índole, los Europeos de la Edad Media abandonaron casi enteramente el
baño desnudo y recorrieron a esa práctica solamente como necesidad.

En algunos casos, la ausencia de baño llegó a presentarse como una virtud


como ocurrió con la misma reina Isabel la Católica, de quien se dice que
dejó de bañarse por varios años hasta que Dios le ayudara a expulsar a los
moros de España.

Entre las primeras imágenes de los taínos que tuvieron Colón y sus
acompañantes están aquellas que se refieren al mucho tiempo que pasaban
los indios bañándose.

Para los hombres que venían de tierras secas y frías el baño diario y
continuo era una costumbre extraña y peligrosa.

Muchos de estos europeos enriquecieron rápidamente y se regresaron a


España como honrados indios forrado de fama por haber hecho fortuna en
américa.

Con ellos llegó a la Península Ibérica la costumbre del baño diario que
muchos no abandonaron ni siquiera en invierno. Gente de prestigio como
eran estos indianos triunfantes, mostraron tantos sus riquezas como sus
nuevas costumbres que no tardaron en ser imitadas por el pueblo azorado.
El proceso tomó siglos en completarse, pero a la larga el baño diario de los
tainos se impuso en Europa como un tardío triunfo de este pueblo
conquistado.

Frank Moya Pons (dominicano)

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