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Isaías 63

Promesas para seguir adelante

Introducción:
Un poco de contexto, en esta etapa del libro de Isaías, estamos en la época post exílica, es decir el pueblo ya
ha sido liberado, pero aún siguen siendo una provincia de Persia. Eso quiere decir que, aunque tienen libertad
religiosa, están esperando a que llegue un rey para gobernarles.

Ante esta espera el profeta les comparte varias promesas veamos:

La promesa del día de venganza. 1-6


Edom, aunque son hermanos de los Israelitas, recordemos que los edomitas son descendientes de Esaú, y
por lo tanto hermano de Jacob, estos se han distinguido en la historia Bíblica por su oído despiadado y
sangriento contra el pueblo de Dios. Hay otros pueblos enemigos del pueblo hebreo, como los egipcios, los
amonitas, o los filisteos, pero en esta ocasión la referencia a los edomitas es muy específica. Porque estos,
regularmente actuaban de un modo despiadado contra Israel cuando se encontraban en peligro o había
sufrido una derrota.

Por nombrarles algunos casos cuando era rey Joram, la ciudad de Israel fue saqueada por filisteos y árabes,
(2 cronicas 21:16-17) la cual describe Abdías. Los edomitas aprovecharon para comprar esclavos. También
bajo ese mismo reinado se independizaron de la casa de David, (2 Cronicas 21:10) y hubo una gran masacre
de judíos en Idumea. Joel el profeta amenzó con juicio de Dios contra ellos.

De un modo semejante, cuando los caldeos destruyeron Jerusalén y llevaron cautivo a su pueblo, Edom se
puso de parte de los caldeos y se alegró de la derrota de los israelitas, apresurándose a dominar sobre el
territorio que hasta entonces había pertenecido a Israel, y de esa forma los edomitas se colocaron al servicio
de sus enemigos.

Entonces el pueblo de Dios, que en este momento histórico está derrotado y humillado, tienen un temor de
que algo venga peor.

Sin embargo, el profeta les dice que hay alguien que viene con vestidos rojos. Se trata de un rey que ha
derrotado a los Edomitas. El pueblo le pregunta porque es rojo el vestido, si se supone que es morado o
purpura la vestimenta de un rey. Entonces a parecer de forma heroica, una épica digna de este poema que el
Señor que ha pisado a los enemigos. Ha usado su fuerza y su ira contra ellos. Ese rojo es la sangre de esas
naciones que han querido hacerle daño a su pueblo. Esa sangre no es suya sino de sus enemigos.

Esta es la promesa del Señor. El tomará venganza de las personas que nos han hecho daño.
Dios nos defenderá siempre de la gente mala.
Dios hará algo contra aquellos que buscar lastimarnos.
Dios es nuestro Salvador. Es un guerrero imponente, no hay nadie que se oponga contra él.

La promesa del perdón. 7-14


El problema de la venganza es que también nosotros hemos lastimado a otras personas. Por eso no
apelamos como creyentes a su justicia, sino apelamos a sus misericordias. Merecemos su castigo pero
sabemos que él es misericordioso.
El profeta hace un recuento de las misericordias de Dios.
Los hizo su pueblo. Dentro de todos los pueblos Dios eligió o formó a Israel para bendecir a todo el mundo.
Confió en ellos. Hijos que no mienten.
Dios no es estoico siento el dolor del pueblo. Es un antropopatismo es decir que le importamos.
Dios los salvó. Hace referencia a la pascua.

Sin embargo, el pueblo fue rebelde. Por eso el mismo Señor ha hecho juicio sobre ellos.
Pero se acordó, de Moisés y su pueblo que le decían a Dios. Qué dirán los demás. ¿Dónde está el pastor que
salvo a su pueblo del mar?
Ese es el mismo Dios al que oramos y en el cual confiamos.
Dios es misericordioso nunca se nos olvide. (lo digo por la idea de hacer memoria)
Dios sabe nuestros pecados, pero si nos arrepentimos él nos perdona siempre.
Dios quiere guiarnos para que no tropecemos. Dejemos que sea nuestro pastor.

La promesa de escuchar nuestras oraciones. 15-19


¿Hay alguien que nos escucha desde el cielo? La respuesta es sí. Sí hay alguien El Señor del universo.
En una oración que continuara hasta el siguiente capítulo.
Todo lo anterior que ha dicho el profeta nos prepara que vayamos al Señor.
Si Dios es vengativo y si Dios al mismo tiempo es misericordioso lo más natural es que vayamos a Él.

El profeta le cuestiona a Dios ¿dónde está tu celo, tu poder, lo que sientes por nosotros tus piedades?
Se vale reclaramarle a Dios, creo que no tenemos derecho alguno de hacerlo, pero Dios nos entiende y lo
permite, pero ojo, también nos va contestar. Así como lo hizo con Job. Así que se tenemos el valor para
cuestionarlo, tengamos también el valor para escuchar su respuesta.

El profeta reconoce que su Padre no es Abrham sino el mismo. Y es que Nadie ha podido ayudar al pueblo,
ni siquiera el padre de la fe, ni Jacb, ni MOises, ni David, ni nadie.
El profeta reugea en el nombre del pueblo a que por favor se apiade de ellos. Han destruido su Templo, su
santuraio, y le dice al Señor que ahora el pueblo ni parece que fueran de Él.

Sabemos por la historia y por la Venido de Cristo a la tierra que la oración fue escuchada. Así que aunque la
oración continue en el siguiente capítulo hasta aquí podemos aprender lo siguiente:
El Señor siempre nos escucha.
El Señor quiere que vayamos a él, aunque le reclamemos. Nunca nos separemos de él.
El Señor busca una relación paternal con nosotros. No le busquemos solo cuando haya necesidad.
El Señor quiere que le busquemos como pueblo.

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