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Ponencia Breve Historia Del Derecho Procesal C - 230703 - 130201
Ponencia Breve Historia Del Derecho Procesal C - 230703 - 130201
EN EL PERÚ”
“Si parece no ofrecer duda que las normas reguladoras del proceso
constitucional deben ser estudiadas con independencia de las normas
constitucionales, no está tan claro que el Derecho Procesal Constitucional,
como el Derecho procesal administrativo, el Derecho procesal laboral y otras
ramas del Derecho procesal, deben considerarse autónomos entre sí. (…).
A solución análoga ha de llegarse respecto de Derecho procesal constitucional.
Partiendo de la unidad fundamental del proceso y utilizando los conceptos
propios del Derecho procesal, ha de estudiarse el conjunto normativo que
regula el Tribunal Constitucional y los procesos de que el mismo conoce. (…).
Siendo el Derecho Procesal Constitucional una rama del Derecho procesal, no
ofrecerá distintos problemas la determinación de su naturaleza jurídica que la
del Derecho procesal en general. (…)
Tradicionalmente ha sido considerado el Derecho procesal como un Derecho
de carácter secundario instrumental respecto del derecho material. De aquí que
se haya llegado a designar “Derecho adjetivo” o “Derecho formal”. Y,
concretamente, el Derecho Procesal Constitucional, las normas reguladoras del
proceso cuyo objeto son pretensiones fundadas en Derecho constitucional, se
ha considerado como instrumental. Su papel es la defensa de la
Constitución.)”
JESÚS GONZÁLEZ PÉREZ
Derecho Procesal Constitucional
2
INTRODUCCIÓN.-
Este sistema que hoy es mixto sin lugar a dudas –inicialmente calificado
con justeza como “dual” por Domingo García Belaúnde- no ha sido, sin embargo,
obra de una mente brillante que se haya detenido a diseñarlo con la funcionalidad
que hoy tiene. Ha sido más bien un producto histórico en el que se han ido
extrapolando y traslapando instituciones del Derecho Procesal Constitucional a lo
largo de la historia del derecho constitucional peruano, hasta quedar hoy plasmado
tal como se haya contenido en el también novísimo Código Procesal Constitucional
(2004).
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I. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL.-
GARCÍA BELAUNDE (7) con singular acierto, resume por su parte, que:
(6) GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús.- Derecho Procesal Constitucional; Ed. CIVITAS, Madrid,
1980, p. 49.
(7) GARCÍA BELAUNDE, Domingo.- De la Jurisdicción Constitucional al Derecho Procesal
Constitucional; Inst. Iberoamericano de Derecho Constitucional -Sección Peruana-; Bib.
Peruana de Derecho Constitucional, Fac. de Der. y CCPP, UNMSM; 2da. Ed. Lima, 2000.
(8) CORWIN, Edward S.- The “Higher Law” background of American Constitutional Law
Cornell University Press; 1955.
7
(...)
La nueva realidad constitucional, aparecida en la década del
veinte, dio origen a un amplio debate, tanto en Europa como
posteriormente en América Latina, en torno a la Jurisdicción
Constitucional. O la Justicia Constitucional, como algunos
querían.
Y usar un término u otro no tiene mayor importancia si lo
consideramos como sinónimos. Pero, algunos han establecido
matices entre uno y otro, como es el caso del Héctor Fix-
Zamudio, quien ha señalado diferencias axiológicas y también
técnicas, entre ambos vocablos. Aquí nos interesa esto último,
en la medida en que Fix-Zamudio, siguiendo la huella de Franz
Jerusalem y otros juristas, entendía que existía Justicia
Constitucional cuando los órganos judiciales comunes se
dedicaban a resolver problemas constitucionales (9), y
Jurisdicción Constitucional, cuando existían órganos
calificados y especiales para esos fines, o sea, tribunales
constitucionales (así, por ejemplo, Jesús GONZÁLEZ PÉREZ)
(10). Esta tesis, no obstante su importancia, ha ido perdiendo
fuerza, y el mismo Fix-Zamudio la ha matizado posteriormente,
toda vez que lo que interesa, en realidad, es quién decide en
materia constitucional y con qué efectos, sin importar que sea
una Corte Suprema (como es el caso de los Estados Unidos) o
un Tribunal Constitucional.
(...)
Lo primero que hay que destacar es que, en realidad, el aspecto
netamente procesal del Derecho Procesal no ha desaparecido.
Por tanto, llamarlo jurisdiccional puede hacer justicia a gran
parte de su contenido (digamos el 50%), pero no al 100%. Esto
es, aún teniendo más justicia el nuevo nombre, nos quedamos
cortos, pues no cubre la totalidad del contenido de la disciplina.
Ante esto, podría pensarse en buscar un nombre que englobe
toda la temática, y así se han barajado otros, domo Derecho
Judicial, pero que no tiene mayor precisión, y el mismo Montero
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Aroca (11) lo cuestiona. Además, encontrar un nuevo nombre
que cubra todo y además encuentre fácil aceptación, es tarea
nada fácil.
Un segundo punto es que, en realidad, lo que ha sucedido en las
últimas décadas, es que el Derecho procesal no ha modificado
su carácter científico, ni tampoco su papel dentro del Derecho
Público, y en cierto sentido, tampoco ha cambiado
sustantivamente su enfoque, sino que más bien su contenido se
ha enriquecido, pues ha sido engrosado muy sustantivamente,
hasta el punto de presentar otra fisonomía. Es probable que si
los clásicos hubieran vivido hoy, hubieran aceptado esta
realidad, como lo hizo Carnelutti en una famosa conferencia
impartida en 1965 poco antes de su muerte, en donde reconoció
que la figura del Juez era realmente lo importante en el proceso,
y que había que dejar de lado el mito del legislador.
(...)
Vistas así las cosas, si las palabras no tienen por qué
necesariamente ser reflejo de la realidad, sino que existe un
amplio campo para el uso convencional, e incluso arbitrario, no
vemos por qué vamos a aceptar el uso de un término que hasta
ahora, y pese a la pujanza de sus promotores, no ha logrado
aceptación plena en la comunidad jurídica hispanohablante, por
no referirnos sino a lo nuestro.
Por cierto, esto podría cambiar en el futuro, por diversos
motivos a los que aquí no aludimos. Pero mientras esto no
suceda, debemos optar por la de Derecho Procesal
Constitucional, hasta ahora mayoritariamente en manos de
constitucionalistas, si bien son los procesalistas los que le
dieron el impulso de los últimos años con trabajos medulares
(Alcalá-Zamora y Castillo, Calamandrei, Cappelletti, Couture,
Fix-Zamudio, así como recientes publicaciones de GONZÁLEZ
PÉREZ, Véscovi, Morello, Gelsi Bidart, Hitters, Alejandro D.
Carrió, Gozaíni, entre otros).
Por tanto, y sin aferrarnos dogmáticamente a lo expuesto,
seguiremos usando -hasta nuevo aviso- el concepto de
“Derecho Procesal Constitucional”.
Ello, claro está, se encuentra determinado por ciertos límites, los mismos
que en principio los podremos encontrar en el propio texto constitucional y que
responden en algunos casos a una opción política, habida cuenta que el texto
constitucional es una norma de eminente contenido político con una expresión y un
ropaje jurídico (12); en tanto que, en otros casos estos límites podremos
encontrarlos en las normas legales que regulan y desarrollan dichos procesos
constitucionales; los mismas que, no obstante no ser parte integrante del texto
formal de la Constitución, materialmente deberán ser consideradas como normas
de rango constitucional puesto que su contenido se refiere al mismo,
desarrollándose sin que ello signifique que tengan el mismo nivel jerárquico de la
Carta Constitucional, de la que, como hemos visto, emana la naturaleza normativa
de la misma.
“Art. 24°.- Nadie podrá arrestado sin mandamiento escrito de Juez competente o de las
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto infraganti delito,
debiendo en todo caso ser puesto, el arrestado, dentro de 24 de horas, a disposición del
Juzgado que corresponda.
Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar copia de él siempre que se
le pidiere.
La persona aprehendida o cualquiera otra podrá interpone conforme a la ley el recurso
de Hábeas Corpus por prisión indebida.”
(15) Constitución Política del Perú (29 de marzo de1933)
“Art. 69°.- Todos los derechos individuales y sociales reconocidos por la Constitución,
dan lugar a la acción de hábeas corpus.”
(16) Código de Procedimientos Penales – Ley N° 9024
Título IX
Recurso de Hábeas Corpus
Art. 349°.- Toda persona reducida a prisión por más de veinticuatro horas, sin que el
juez competente a tomarle la declaración instructiva, tiene expeditivo el recurso
extraordinario de hábeas corpus.
Da igualmente lugar al ejercicio de este recurso, la violación de los derechos individuales
y sociales garantizados por la Constitución. Y sgtes.
(17) Código Civil
Título Preliminar
“XXII.- Cuando hay incompatibilidad entre una disposición constitucional y una legal se
prefiere la primera.”
(18) Decreto Ley N° 14605
Ley Orgánica del Poder Judicial
“Art. 8°.- Cuando los Jueces o Tribunales, al conocer de cualquiera clase de juicios,
encuentren que hay incompatibilidad entre una disposición constitucional y una legal,
preferirán la primera.”
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el “Hábeas Corpus Civil” (19), antecedente directo de nuestro actual amparo
constitucional. En la Constitución de 1979 se separan el Hábeas Corpus del
Amparo (20), se zanja la discusión procesal-bizantina entre “acción” y “recurso” (hoy
reavivada malamente con la innecesaria y purista distinción entre “acción” y
“proceso”), y se eleva a rango constitucional el control difuso. El problema, como
siempre he señalado, es que los Constituyentes de 1978 que hicieron el Capítulo
del Poder Judicial (donde está consignado el control difuso) no cruzaron
información con sus colegas del Capítulo sobre Garantías Constitucionales donde
consagraron el Amparo, el Hábeas Corpus y la incorporación del entonces llamado
“Tribunal de Garantías Constitucionales” producto del calco y copia del proyecto de
la Constitución Española de 1978 que ya estaba redactado en 1977. Ya la Carta de
1993, nacida en circunstancias extremas y dramáticas para nuestra siempre frágil
democracia constitucional, desdoble la figura del amparo constitucional en tres
como salidas de sus costillas: el amparo, el hábeas data y la acción de
cumplimiento, de manera que ahora nuestra jurisdicción de la libertad provee
cuatro instrumentos, a saber: Hábeas Corpus, Amparo, Hábeas Data y Acción de
Cumplimiento.
(19) Decreto Ley N° 17083 - Se dictan normas procesales para la tramitación de los
Recursos de Hábeas Corpus
Se dictan normas procesales para la tramitación de los Recursos de Hábeas Corpus
“Art. 1°.- La acción de hábeas corpus referente a las garantías de libertad personal,
inviolabilidad del domicilio y libertad de tránsito, se tramitará de acuerdo con las
disposiciones vigentes del Código de Procedimientos Penales.
Los demás casos en los que la Constitución autorice la acción de hábeas corpus, se
tramitarán de conformidad con los dispositivos siguientes.
Art. 2°.- Se interpondrá la acción ante la Sala Civil de Turno de la Corte Superior del
Distrito Judicial dentro del cual se hubiere emitido el acto impugnado. Recibido el recurso
la Corte Superior, si procede la admisión a trámite, oficiará al Procurador General de la
República para que tome conocimiento y remitirá el expediente al Juez en lo Civil más
antiguo para que pida a la autoridad competente informe por escrito, dentro de ocho
días. “
(20) Constitución para la República del Perú (12 de julio de 1979)
Título V
Garantías Constitucionales
“Art. 295°.- La acción y omisión por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona
que vulnera o amenaza la libertad individual, da lugar a la acción de hábeas corpus ”
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Ahora bien, la vigente Constitución peruana de 1993, se han determinado
como instrumentos procesales de protección constitucional, o procesos
constitucionales, a aquellos enumerados en el Art. 200° de la Carta Constitucional;
sin embargo, en adición a los procesos constitucionales contenidos en el ya
mencionado Art. 200, tenemos que el Art. 138 en su segunda parte, el Art. 148 y el
Art. 202 Inc. 3 forman parte también del Derecho Procesal Constitucional peruano.
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Código Procesal Civil) para su admisibilidad, sobre todo en el caso del Amparo
Constitucional (a tal efecto baste una lectura del Art. 42º del Código Procesal
Constitucional Peruano) que se facilitará su rechazo liminar, no solo cuando
carezca de sentido, sino cuando teniéndolo y mucho, al implicar una lucha contra
el poder político de turno, el juez provisional, timorato o taimado, decida
deshacerse de un proceso incómodo o “políticamente caliente”. Esta previsión,
creemos, parece colisionar con lo previsto en el Art. 25 del Pacto de San José, del
cual el Perú es signatario, y que señala lo siguiente:
(22) HESSE, Konrad.- La Interpretación Constitucional; cit. por QUIROGA LEÓN, Aníbal.- La Interpretación
Constitucional.- en: DERECHO PUC No. 39, Rev. de la Facultad de Derecho de la PUC del Perú. Lima: Fondo Editorial
PUCP, 1985; pp. 323 y ss.
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eliminarlas de la Constitución, solo es permitido reformarlas, ya sea para agregar
un derecho o explicarlo para que sea mejor comprendido, b) son irrenunciables, es
decir nadie puede renunciar a ellos y tampoco nadie puede negarle el ejercicio de
estos derechos y c) genera la unión inseparable de derechos.
(23) Cabe señalar que en proyecto de modificaciones a la Constitución de 1993 que se preparó
durante el Gobierno Transitorio que tuvimos desde diciembre del 2000 hasta julio del 2001
se ha sugerido que se la definición del Tribunal Constitucional sea modificada por la de
intérprete supremo de la Constitución. Ello tomando como ejemplo lo que prevé la
Constitución Española de 1978, desarrollada en el Art. 1 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional 2/1979.
(24) FIX-ZAMUDIO, Héctor.- Veinticinco años de evolución de la Justicia Constitucional.
(1940-1968); Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1968.
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lucha del Estado constitucional -que hoy está más vigente que nunca- ha sido el
cambio cualitativo logrado en el antiguo y arbitrario Goverment by men por el
actual, democrático y jurídico Goverment by laws(25). Entonces, la Constitución
no será sólo una norma política con expresión y manifestación de norma jurídica,
sino que precisamente es y será la primera de las normas del ordenamiento
entero, la norma fundamental, la Lex Superior o la Higher Law.
(25) KAEGI y VON IHERING, cit. por GARCÍA DE ENTERRIA, Eduardo.- La Constitución
como Norma y el Tribunal Constitucional; Ed. Civitas S.A., Madrid, 1985; pp. 49 y ss.
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La función de control directo que la Constitución ha asignado al Tribunal
Constitucional, se halla definida en tres facultades o potestades específicas, a
saber: i) La determinación en instancia única de que una Ley, o norma con rango
de tal, o normas regionales de alcance general u ordenanzas municipales, debe
ser derogada Erga Omnes por contravenir la Constitución en la forma o en el fondo
(esto es, por ser incompatible con el alcance de la interpretación que el Tribunal
Constitucional haya hecho de un principio o postulado de la Constitución (Art. 200,
Inc. 4, Art. 202, Inc. 1 y Art. 204 de la Constitución); ii) La resolución en última y
definitiva instancia de las resoluciones provenientes del Poder Judicial en las
Acciones de Garantía Constitucional de Hábeas Corpus, Amparo, Hábeas Data y
Acción de Cumplimiento, siempre que su sentido haya sido desestimatorio al
demandante en sede judicial y por la vía del Recurso Extraordinario de Revisión en
la llamada Jurisdicción Negativa de la Libertad; y, la dirimencia de los conflictos
de competencia o de atribuciones de los Órganos Constitucionales, sea este
positivo o negativo, según la interpretación del alcance de las mismas en la
Constitución, con arreglo a su Ley Orgánica.
(28) “En tal virtud, si examinamos en forma abstracta estas dos categorías, descubrimos en
cada una de ellas las características contrarias de la otra, como lo puso de relieve de
manera penetrante el insigne procesalista florentino Piero Calamandrei, cuando afirmó que
los lineamientos del binomio aparecen de ordinario agrupados según cierta necesidad
lógica, de modo que el control judicial, es decir, el americanos es necesariamente difuso,
incidental, especial, declarativo; y viceversa el que califica como autónomo, es decir, el
austriaco, es concentrado, principal, general y constitutivo”.- FIX-ZAMUDIO, Héctor.-
La Justicia Constitucional en América Latina y la Declaración General de
Inconstitucionalidad; en: Latinoamérica: Constitución, Proceso y Derechos Humanos;
M.A.Porrúa, México, 1988; pp. 337 y ss.
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constitucionalizada. En cambio si la segunda premisa es la cierta, la norma es
derogada de modo directo por el poder constituido en el Tribunal Constitucional
como -al decir de Kelsen (29) Legislador Negativo, esto es, con poder derogatorio
directo (Art. 204 ab-initio de la Constitución) creándose en cada caso de
inconstitucionalidad así determinada una norma sub-constitucional(30), de la que
es titular el Tribunal Constitucional como constituyente delegado. Por ello, y por
expreso principio consagrado en la Constitución, el principio jurídico que toda ley
se deroga sólo por otra ley y que expresa, el Art. I del Título Preliminar del Código
Civil peruano (31), se halla ahora necesariamente ampliado por el siguiente
enunciado: toda ley se deroga sólo por otra ley o por una sentencia estimatoria del
Tribunal Constitucional.
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