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DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO.

El asombroso poder de los sentimientos.

(LA LEY DE LA ATRACCIÓN) POR LYNN GRABHORN.

DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO.

Muchos de nosotros llevamos mucho tiempo en la bú squeda por encontrar la felicidad en la


vida, devoramos libros sobre el pensamiento positivo, autoayuda y motivació n personal.
Pero, si en ellos estuviera encerrado el secreto de una vida de abundancia y dicha total,
¿seguiríamos comprando nuevos títulos? Desde luego, algunos se acercan má s a darnos las
claves para alcanzar esa "buena vida", un tanto esquiva, que no nos han convertido en
verdaderos triunfadores; en nuestras vidas, no ha habido grandes cambios. Pensamos que
"tal vez era el libro equivocado", deducimos: "Probamos con otro". O lo intentamos con otra
religió n, otro tipo de meditació n, otro guía, otro psíquico, otro médico o, quizá , otra
relació n esperando en cada nueva opció n que ésa sea “la buena”. Tratamos de alcanzar de
todas las formas posibles, en todas partes, alivio para el tedio y la lucha por la vida
cotidiana; y, sin embargo, la mayor parte de nosotros continuamos en la bú squeda. ¿Por
qué? ¿Có mo es posible que no hayamos encontrado el secreto de llevar una buena vida, sin
importar lo que eso signifique para nosotros? ¿Có mo es que continuamos "rasgá ndonos las
vestiduras" para obtener lo que deseamos, si desde siempre la clave para hacer realidad
nuestros deseos ha sido tan elemental como la vida misma? Se ha planteado la invitació n a
ver la vida con una manera diferente de enfocarla, con una nueva conciencia, cambiar las
viejas creencias, que las cosas llegan por un golpe de suerte, buena o mala, por accidente o
coincidencia, o porque te has dedicado a "picar piedra", que para obtener algo que valga en
la vida requiere gran cantidad de esfuerzo y muchas veces acompañ ada con sufrimiento.
Sin embargo muchos se encuentran, con que no ha cambiado nada. Como si Dios dijera tú
sí, tú no. Pero la pregunta flota desesperadamente en el aire ¿Qué falta?

ESA TONTERÍA DE LA "CONDICIÓN HUMANA".

¿Alguna vez te ha parecido grotesco que nuestras vidas sean tan difíciles, aunque seamos
tan talentosos? Aquí estamos, esta especie tan inteligente, capaz de desintegrar á tomos, de
volar a la Luna y crear a los Picapiedra; y sin embargo, todos andamos corriendo de un lado
a otro, sufriendo ataques al corazó n o muriéndonos de hambre. Eso no tiene sentido.
¿Có mo nos metimos en este lío? ¿O se trata, simplemente, de la condició n humana? Todo
empezó de manera inexplicable, hace una eternidad, con la primera declaració n falsa de
aquellos que deseaban el poder, quienes proclamaban que nuestras vidas giraban en torno
y eran resultado de circunstancias sobre las cuales no teníamos ningú n control, incluyendo
ser dominados por otros. Puesto que esto es lo que todos creyeron durante una eternidad,
es lo que seguimos creyendo en la actualidad. Así es como nuestros padres, antes de
nosotros, y los suyos antes de ellos, y só lo Dios sabe hace cuá ntos cientos de añ os, hemos
luchado, nos hemos esforzado y nos hemos atormentado, hasta morir antes de tiempo a
causa de las exigencias innecesarias de la vida. Creemos que todo eso forma parte de la
condició n humana, de la desafortunada aflicció n que hemos dado en llamar "realidad". Pero
la condició n humana es un mito y, por tanto, también lo es eso que llamamos realidad. La
verdad, en simples y sencillas palabras, es que nosotros tenemos la sagrada habilidad de
manejar eso que llamamos "nuestra vida" para que sea lo que queramos que sea. De
cualquier modo. Sin que importe nada. Desde una familia feliz hasta la capa de ozono.
Entonces, ¿por qué no han servido de mucho los millones de libros que se han publicado
sobre có mo tenerlo todo, có mo hacerle para volverse rico o có mo visualizar el camino hacia
el éxito, y có mo, mediante el pensamiento positivo, lograr salir por nosotros mismos del lío
en que estamos metidos? Muy sencillo. Todos esos libros dejaron fuera la clave má s
importante para lograr todo en la vida:

CREAMOS AL TENER CONGRUENCIA, AL SENTIR, NO SOLO AL PENSAR.

Esto es cierto, logramos lo que tenemos por la forma en la que sentimos, y no tratando de
poner las cosas en su lugar o de controlar nuestra mente. Todo accidente automovilístico,
ascenso en el trabajo, amante sensacional o desastroso, cuentas bancarias llenas o vacías,
nos llegan por medio de la má s elemental ley de la física: “Lo semejante atrae a lo
semejante”. Y como por lo general no sentimos gran entusiasmo por lo que hemos tenido
al alcance la mayor parte de la vida, nos hemos vuelto verdaderos maestros, dotados en el
arte de atraer hacia nosotros circunstancias que preferiríamos no tener. ¿Quieres un
automó vil nuevo? Lo puedes tener. ¿Quieres trabajar con éxito por tu cuenta? Puedes
hacerlo. ¿Deseas cerrar ese negocio? ¿Ganar má s dinero? ¿Tener una relació n' fuera de
serie? ¿Vivir sin temor? ¿Llevar una vida espiritualmente satisfactoria? ¿Gozar de buena
salud? ¿Disfrutar de tu libertad e independencia? Puedes tenerlo, si sabes có mo atraerlo a
tu vida. La Ley de la Atracció n lo semejante atrae a lo semejante es absoluta (y no tiene
nada que ver con las personalidades). Nadie vive al margen de esta ley, porque es la ley del
universo. Lo que ocurre es que no nos habíamos dado cuenta, sino hasta hace poco, de que
esta ley se adapta también a nosotros. É sta es la ley que está detrá s del éxito o del fracaso.
Es la que nos resguarda, o nos lanza a la fatalidad. En pocas palabras, la que domina cada
momento de alerta en nuestra vida. Así que si queremos que nuestra vida dé un giro
considerable y que haya en ella má s abundancia, salud, seguridad o felicidad de cualquier
tipo, só lo tenemos que aprender la mecá nica para manejar nuestra conexió n interna entre
la mente consciente, subconsciente y poder superior y un universo de abundancia se abrirá
ante nosotros para poder pedir lo que anhelamos. Todo en este mundo está hecho de
energía: tú , yo, la piedra, la mesa, el pasto. Y como la energía es vibració n, eso significa que
todo lo que existe vibra. Todo. Incluyéndonos a ti y a mí. Los físicos de nuestra época han
llegado finalmente a la conclusió n de que energía y materia son la misma cosa, lo que nos
lleva de regreso al punto de partida: todo vibra, porque todo visible o no es energía.
Energía pura, vibrante, de flujo continuo. Pero aun cuando só lo hay una energía, ésta vibra
en formas distintas. Tal como el sonido que surge de un instrumento musical, hay energías
que vibran con mayor rapidez (como las notas altas), que provienen de frecuencias altas, y
otras que vibran en forma lenta (como las notas bajas), procedentes de frecuencias bajas.
No obstante, a diferencia de los tonos de un instrumento musical, la energía que fluye de
nosotros procede de nuestras má s profundas emociones del subconsciente, para crear
patrones de energía de ondas electromagnéticas altamente cargadas, lo que nos convierte
en imanes vivientes las 24 horas del día, muy poderosos, pero volá tiles. Eso está muy bien,
pero, ¿a quién le importa? Bueno, si quieres descubrir por qué has estado luchando tan
duramente toda tu vida, te interesará saberlo. Si quieres saber có mo cambiar tu vida para
que se vuelva exactamente como tú quieres que sea, será mejor que te importe, porque las
vibraciones electromagnéticas que envías cada segundo de cada día son las que han
producido y continú an produciendo, todo lo que te ocurre, grande o pequeñ o, bueno o
malo. Todo, sin excepció n. INTRODUCCIÓN A LA LEY DE ATRACCIÓN.

EL DIAPASÓN Y LA LEY DE LA ATRACCIÓN.

Hacia los añ os treinta, dos célebres hombres en Oriente lograron fotografiar las
vibraciones del pensamiento. Y vaya que lo lograron, a través de muros de acero, en un
experimento que ha sido repetido muchas veces desde entonces. Pero demostraron algo
má s, tal vez má s importante: encontraron que cuanto má s cargado de emoció n estaba un
pensamiento, má s clara se veía la imagen. Fueron quizá los primeros en demostrar que
existe energía magnética dentro de nuestros pensamientos, y que nuestras emociones son
impulsadas por los pensamientos. Sin embargo, lo que pasaron por alto es que, debido a
que las ondas de vibració n (emociones) que enviamos está n cargadas magnéticamente,
somos literalmente imanes vivos, y que atraemos constantemente cualquier cosa que este
en la misma frecuencia de longitud de onda. Por ejemplo, cuando nos sentimos bien, con el
á nimo en alto, llenos de alegría y gratitud, nuestras emociones envían vibraciones de alta
frecuencia, que atraerá n lo bueno hacia nosotros; es decir, cualquier cosa que coincida con
lo que estamos enviando. Lo semejante atrae lo semejante. En cambio, cuando
experimentamos cualquier cosa que no nos cause satisfacció n, como temor, preocupació n,
culpa, o hasta un pequeñ o disgusto, enviamos vibraciones de baja frecuencia. Debido a que
las bajas frecuencias son tan magnéticas como las altas, atraen cosas desagradables hacia
nosotros; es decir cosas que nos hará n sentir (vibrar) de una forma tan poco grata como lo
que estamos enviando. Desagradable de ida, desagradable de vuelta. Es siempre una
vibració n semejante. Así que, ya sea que enviemos acciones de alta frecuencia, de
satisfacció n, o vibraciones bajas, de preocupació n, las que enviemos en cada momento
será n las que atraigamos de regreso a nosotros mismos. Somos generadores de
vibraciones, por tanto, somos los imanes, la causa. Nos guste o no, nosotros hemos creado
esas vibraciones y seguiremos haciéndolo. Somos de carne y hueso, pero ante todo y sobre
todo, somos energía magnética., lo cual nos convierte en imanes vivientes que respiran.
(¿No te encanta la idea?), independiente de lo que estudiaste, o en lo que trabajas, eres, en
realidad, un imá n viviente. ( Vaya pequeñ o detalle.). Por descabellado que parezca, ha
llegado el momento de despertar ante el hecho de que somos seres electromagnéticos y de
que vamos por la vida con esa abrumadora capacidad de magnetizar (atraer) hacia nuestra
vida todo cuanto deseamos, con só lo controlar los sentimientos que provienen de nuestros
pensamientos. Sin embargo, debido a que vivimos en este planeta, en un campo de energía
en el que predomina la baja frecuencia, procedente de má s de seis mil millones de personas
que vibran con sentimientos má s de tensió n y temor que de alegría, admitimos
involuntariamente esas vibraciones y reaccionamos ante ellas, lo cual significa que hasta
que aprendamos a sobreponernos conscientemente a esas frecuencias negativas que nos
invaden todo, y en las cuales vivimos, seguiremos reciclando sus desagradables efectos en
nuestra vida cotidiana, después de un tedioso día. Es algo semejante a nadar en agua
salada, si no enjuagamos los residuos de la sal en nuestro cuerpo, tarde o temprano nos
sentiremos incó modos. No hay de otra: la forma en que sentimos determina lo que
atraemos, y con mucha frecuencia esos sentimientos proceden de nuestros pensamientos,
los cuales instantá neamente producen reacciones electromagnéticas en cadena que,
finalmente, hacen que sucedan, que sean creadas, obtenidas o destruidas las cosas. Así que,
una vez má s: nuestros sentimientos surgen de nosotros en forma de ondas
electromagnéticas. La frecuencia que se emita atraerá automá ticamente a otra frecuencia
idéntica; provocará que ocurran las cosas, buenas o malas, al encontrar empatía en la
vibració n. Las vibraciones de frecuencias altas, positivas, atraerá n circunstancias de
vibraciones altas, positivas. Las vibraciones de frecuencias bajas, negativas, atraerá n
circunstancias de vibraciones bajas, negativas. En ambos casos, lo que se nos regresa nos
hace sentir con el espíritu tan elevado, o tan bajo, como lo que hemos estado trasmitiendo
(sentimiento) porque lo que se regresa es una vibració n que coincide exactamente con la
que enviamos. Se trata del mismo principio que el del diapasó n: haz sonar un diapasó n en
una habitació n donde hay varios má s, todos afinados en diferentes tonos, y só lo los que
estén afinados en: la misma frecuencia del que hiciste sonar, sonará n al unísono, como
sonarían aunque se encontraran en los extremos opuestos de un estadio de fú tbol. Las
fuerzas similares se atraen. Es una regla elemental de la física. Pero de manera totalmente
distinta a la de la vibració n de un diapasó n, los seres humanos con nuestras frecuencias e
intensidades magnéticas variables, somos semejantes a pelotas de ping pong disparadas en
todas las direcciones imaginables. En un momento podemos levantar el vuelo tan alto como
un papalote, sentirnos tan poderosos como el sol, y al siguiente sentirnos con tan baja
energía que anulamos lo anterior y creemos que nada cambiará nuestras vidas, o al menos,
no tan rá pidamente. Todo esto se debe al tipo y a la intensidad de sentimientos que
tengamos, los cuales van de cá lidos o alegres, hasta explosivos o destructores. Pero no
estamos hechos de metal. A diferencia de los diapasones, lo que regresa a nosotros como
resultado de la confusió n de energía emocional (vibraciones), que sale de nosotros a cada
instante y que pocas veces es agradable, es una interminable cadena de pequeñ as
desavenencias, circunstancias y eventos no planeados. No es necesario decir que lo que
hemos estado creando con todo este flujo indiscriminado de energía es un verdadero
infierno; en el mejor de los casos, una vida mediocre segú n continuamos atrayendo hacia
nuestra existencia diaria cuanta experiencia, persona, juego, suceso, encuentro, incidente,
evento, riesgo, ocasió n o episodio en el cual estemos vibrando, todo lo cual significa sentir.

CUENTAS, CUENTAS, CUENTAS.

Elige un tema que no sea de tu completo agrado, por ejemplo: pagar cuentas. A menos que
estés en una situació n econó mica totalmente desahogada, ¿có mo te sientes generalmente
cuando llega el momento de pagar las cuentas? ¿Emocionado? ¿Feliz? ¿Eufó rico? No lo creo.
¿Qué te parece preocupado, ansioso o, simplemente, deprimido? Bienvenido al grupo.
Bien, he aquí lo iró nico: son esos sentimientos de desesperació n precisamente los que nos
mantienen siempre con problemas econó micos. ¿Por qué? Porque lo que sentimos es lo que
nos hace vibrar, y lo que nos hace vibrar es precisamente lo que atraemos hacia nosotros. Es
una ley universal, no hay má s. Cuanto má s nos concentrá bamos en lo que no teníamos, má s
fluían y crecían nuestras energías negativas, atrayendo hacia nosotros má s deudas, junto
con menos ingresos para saldarlas. El concentrar nuestras emociones en nuestras carencias
atrae (magnetizado) más de todo aquello que nos tenía angustiados, para incorporarlo a
nuestras vivencias, lo que hacía que las circunstancias se tornaran cada vez más graves y
problemáticas que el mes anterior. El proceso es semejante al de un boomerang, uno de
esos objetos que arrojas lejos, pero que traza un círculo y vuelve hacia ti, para que lo
detengas (o te golpee si te descuidas). Lo que enviamos las vibraciones es lo que vuelve a
nosotros. Así que mientras no cambiemos nuestras vibraciones, seguiremos recibiendo lo
mismo que lanzamos. En otras palabras, si no dejamos de sentir y enviar vibraciones de
baja frecuencia, todo lo que vuelva a nosotros será n circunstancias negativas. Obtenemos
aquello en lo que nos enfocamos emocionalmente. Enfoquémonos con insistencia en lo que
queremos, y listo. Iremos por buen camino. Concentrémonos en todo aquello que no
queremos con esa misma pasió n (preocupació n, angustia, etcétera), y listo. También hará
que regrese a nosotros. Al universo no le importa si queremos algo o no lo queremos,
funciona estrictamente apegado al principio físico que llamamos la Ley de la Atracció n.
Simplemente, enviamos los sentimientos magnéticos y el universo los devuelve
obedientemente. No reacciona ante nuestras sú plicas; só lo responde a nuestras
vibraciones, las cuales provienen por completo de nuestros sentimientos. ¿Importa lo que
originalmente causó esos sentimientos? No. Pueden proceder de un pensamiento, un
suceso externo o un simple estado de á nimo general. Pero sin importar có mo se hayan
iniciado, los acontecimientos que constituyen nuestra vida se originan solamente a partir
de nuestro flujo de sentimientos, momento a momento, día a día, añ o tras añ o.
CONCÉNTRATE, LOGRARÁS CRECER. Así que seamos realistas por un momento. Nadie te está
sugiriendo que andes por la vida convertido en un bonachó n, tratando de mostrarte feliz
porque te despidieron del trabajo, o porque perdiste el avió n o extraviaste las llaves del
auto. Pero los hechos son los hechos. Puesto que lo que enviamos es lo que recibimos, y
puesto que lo que enviamos procede de aquello en lo que centramos la atenció n, lo que
necesitamos hacer realmente es prestar má s atenció n a lo que pensamos, y a que mal eso
nos hace sentir. Centrémonos en lo que queremos, y lo obtendremos, siempre y cuando no
lo saboteemos. Enfoquémonos en lo que no queremos y también ocurrirá , probablemente
en una proporció n mucho mayor de lo que imaginamos. Pero volvamos al tema de las
cuentas. Digamos que has estado pensando demasiado en lo mucho que detestas tener que
pagarlas. Cada uno de tus pensamientos (que está lleno de vida) está cargado de una
vibració n emocional, algo así como una firma, de cuando lo pensaste y probablemente
sintonizará s otras vibraciones idénticas. Cuando dos pensamientos de la misma intensidad
emocional se juntan, adquieren mayor fuerza, a una frecuencia má s elevada y má s rá pida
que cada uno de ellos por separado. Así que ahora, en lugar de un pequeñ o y viejo
pensamiento insignificante que tenías sobre las cuentas por pagar, tienes otro mucho má s
profundo y poderoso, porque cada vez que te concentras en tus cuentas, se van anexando
los pensamientos que habías enviado antes. Ah., pero eso no es todo. No só lo tienes tus
propios pensamientos pesimistas acerca de las cuentas que se acumulan, y que se vuelven
má s grandes y má s poderosos con cada nuevo sentimiento de derrota que envías, sino que
éstos se unen a otros pensamientos, también pesimistas, que proceden de otras personas
pero que está n en la misma frecuencia, y a los que yo llamo "bombas de basura". Sintonizan
en frecuencias similares de temor y ansiedad y pueden dirigirse fá cilmente a ti, a menos
que sepas có mo sacarles la vuelta para rehuirlos emocionalmente. En otras palabras, tarde
o temprano, una o má s de estas bombas de basura, conteniendo todo tipo de material
corrosivo procedente de las preocupaciones de todos los demá s, se dirigirá n hacia ti y te
sacudirá con fuerza, si tú todavía estás vibrando en la misma forma y transmitiendo tus
ondas en la misma frecuencia. Si ése es el caso, tendrá s un verdadero problema en tus
manos: má s cuentas por pagar que antes, al tiempo que vivirá s muchas otras circunstancias
desagradables má s, que pueden tener que ver o no con el pago de esas cuentas. Tu
automó vil se descompondrá fá cilmente y no tendrá s dinero para arreglarlo. La lavadora
dejará de funcionar. Tus hijos romperá n el vidrio de la ventana del vecino. Tu perro atacará
a un inocente que pase junto a él, y el domingo de la final del fú tbol, con la casa llena de
amigos, se te descompondrá la televisió n. Tu "imá n de atracció n" sintonizará
poderosamente con esas bajas vibraciones de fuerte carga emocional negativa, y
continuará s atrayendo má s basura, como la luz de un faro con los barcos, hasta que tú
cambies esa vibració n. Una vez que lo hagas, el boomerang no regresará y golpeará a
alguien má s, en lugar de a ti. Qué pena por ellos., pero al menos tú te habrá s librado de él.
Por el momento. Ahora centrémonos en otro tema má s agradable, como un nuevo
automó vil. Si te enfocas en el automó vil que quieres y logras mantenerte concentrado en él,
será tuyo. Pero si te enfocas en el hecho de que ese automó vil todavía no lo tienes, o en que
no podrás pagarlo, entonces eso es exactamente lo que atraerá s hacia ti: una cuota má s de
"no coche". Así que si dices: "Bueno, al diablo, eso só lo demuestra que este asunto no tiene
sentido. Me he estado enfocando por añ os en lo que quiero; o sea, en ganar má s dinero y
todavía no lo logro". Correcto. Ante todo, existe el asunto del dinero, y después el de la falta
del mismo. ¿Y adivina qué? El 99.9 por ciento de nosotros nos hemos estado enfocando en
el dinero la mayor parte de nuestra vida. Correcto, de nuevo. Obtenemos aquello en lo que
nos enfocamos. Si te enfocas en la falta de lo que quieres, con toda seguridad obtendrá s una
mayor carencia o falta de lo deseado, porque a través de vibraciones similares, atraemos las
cosas hacia nosotros. É sta es, simple y llanamente, la Ley de la Atracció n.

CUATRO PASOS PARA EMPEZAR.

Así que digá moslo de nuevo: cuanto má s pensamos en algo, incluso con poca emoció n,
má s grande y poderoso se vuelve en nuestra vida, sin importar si se trata de la falta de lo
que queremos, o si es eso mismo. Si decretamos: "Quiero una salud perfecta" y pensamos
emocionalmente en la salud perfecta todo el tiempo, la tendremos en el acto, o vamos en
camino hacia ella. Pero si decimos: "No quiero enfermarme" y pensamos emocionalmente
en la enfermedad con suficiente frecuencia, estaremos optando por la mala salud porque
nuestro enfoque está en la enfermedad. Si pensamos con frecuencia que deseamos una
casa nueva y logramos "sentimos" dentro de ella, ya estamos en camino. Pero si pensamos
constantemente: "No quiero seguir viviendo má s en este lugar", nos quedaremos en él
algú n tiempo má s. Si pensamos emocionalmente en algo lo suficiente, ya sea en lo que
deseamos o en lo que no deseamos, llegará a nuestro mundo, nos guste o no. Lo que viene
hacia nosotros no está asociado con lo que estamos haciendo físicamente, con lo valiosos
que somos, con lo buenos que somos o con cuá l pudiera ser nuestro destino, no inexorable.
Tiene que ver solamente con la forma en que vibramos. Lo que significa sentir. Lo que
significa atraer. Punto. Así que aquí hay algo que papá y mamá no nos dijeron nunca,
porque no lo sabían. Aquí está lo que todo libro sobre pensamiento positivo o sobre
motivació n han estado promocionando con espíritu romá ntico, aunque ninguno había
llegado al meollo del asunto, porque honestamente tampoco sabían có mo hacerlo. He aquí
los cuatro pasos para la creació n premeditada, los cuatro pasos que te garantizan y esa es la
palabra correcta: garantizan traer a tu vida aquello que tanto deseas y mucho má s. La
garantía es que se trata de una ley universal, los principios bá sicos de los que ha surgido
toda la creació n. Si lo deseas, será n tuyos. Paso 1. Identifica lo que NO quieres. Paso 2. A
partir de ahí, identifica lo que SÍ quieres. Paso 3. Adéntrate en el sentimiento de lo que
quieres. Paso 4. Espera, escucha, y deja que suceda. He aquí. Eso es todo. A medida que te
adentres en esta nueva e importante aventura; las cosas empezará n a cambiar
má gicamente en todas las á reas de tu vida. Las preocupaciones, inquietudes, dudas y
temores dejará n de ser una pequeñ a y constante molestia cotidiana, para convertirse, en
unas cuantas semanas, en un fenó meno raro en tu vida, y tú lo podrá s constatar y sentir día
tras día. Tu salud mejorará notablemente. Tu cuenta de banco aumentará . En tus
relaciones ocurrirá lo que tú quieras. Se cerrará n tus ventas. Te dará n el ascenso que tanto
ansías. La vida se volverá un placer cotidiano. Y todo eso será real. Podrá s ver que todo
marcha sobre ruedas y entonces sabrá s, en verdad, que la ú nica persona que maneja el
timó n en la nave de tu vida eres tú , y que eso es absolutamente real... só lo tú . NUNCA MÁS
SER LA VÍCTIMA.

Conforme nos embarcamos en esta aventura de vivir la Ley de la Atracció n, llegamos, y


muy pronto, a la inquietante conclusió n de que realmente no hay víctimas y que seguir
constantemente con el juego de ser una víctima de algo, o de alguien, só lo garantiza una
gran insatisfacció n, provocada por la continua emisió n de vibraciones de baja frecuencia,
Seguramente el resto del mundo continú a haciéndolo, siguen culpando a los demá s de lo
que les sucede, en lugar de a sus sentimientos; culpan a las "circunstancias" de su mala
suerte, en lugar de a sus sentimientos; culpan al borracho que iba en la carretera, o jefe
majadero, o a la economía, o a Dios, por todo lo malo que les sucede, en lugar de a sus
sentimientos. Es posible que nos hayan enseñ ado, y que por tanto lo hayamos creído, que
vivimos a merced de otros, del destino, de la suerte, o de la casualidad; ciertamente eso es
lo que la mayor parte de la gente que habita este planeta cree, y vive conforme a ello. Pero
una vez que empieces a ver có mo funciona la Ley de la Atracció n, acabará s por comprender
que las víctimas no existen, que nunca han existido y que jamá s existirá n. No hay buena ni
mala suerte, no hay buena fortuna, ni coincidencias. No existen el destino, la suerte o la
providencia. No hay ningú n gran juez en el cielo que nos lleve la cuenta de qué "tan bien o
mal nos portamos. No hay un karma de vidas pasadas, ni penitencias que cumplir; todos
son mitos creados en torno a las víctimas. Y no hay víctimas entre nosotros; só lo hay
creadores de pensamientos y sentimientos, poderosos imanes que atraen, como la miel
atrae a las abejas, la frecuencia similar de las vibraciones que fluyen constantemente de
nosotros. Ya no necesitará s creer má s que las circunstancias externas controlan tu vida.
Nunca má s tendrá s que pensar que es malo desear algo. Nunca má s tendrá s que creer en
algú n gran poder fuera de ti mismo que maneja los hilos de tu vida, o que algo o alguien
diferente a ti tiene el control. Nunca má s sentirá s miedo de que algo o alguien te haga dañ o,
sin importar quién o qué pueda ser, a menos que tú se lo permitas. Así que, ¿có mo fue que
nos metimos en este lío? Tú lo hiciste. Má s de seis mil millones de personas (má s las que
han existido a lo largo de incontables siglos) han nacido vulnerables a las vibraciones de
baja frecuencia, llenas de temores y angustias y se han enfocado tanto en lo que no quieren,
que han obtenido dosis adicionales de esas mismas carencias. Nunca hubo la intenció n de
que ocurriera de esa forma; pero en nuestro afá n y necesidad de encontrar la razó n por la
que no suceden las cosas como quisiéramos, imaginamos que la culpa era de algú n factor
ajeno a nosotros: el gobierno, la economía, nuestro jefe, nuestro matrimonio, nuestro
ambiente, nuestra educació n, nuestra mala suerte, e incluso Dios, tal vez, pensamos que no
éramos lo suficientemente valiosos, que no está bamos "a la altura", que está bamos llenos
de pecados, que no habíamos sido completamente puestos a prueba o, que de una u otra
manera no habíamos pagado nuestra correspondiente "cuota". La realidad la verdadera
realidad es que somos dignos, que no hay prueba que pasar, y que el pecado no es má s que
una aberració n creada por el hombre para ejercer control sobre otros. La verdadera
realidad es que hemos venido a este mundo para desarrollarnos plenamente, para
prosperar y vivir la gran experiencia humana con alegría, con el corazó n ligero, sin carga, y
no en una lucha constante y dolorosa. Hemos venido al mundo a divertirnos mientras
aprendemos a crecer sin sufrir ya alimentar nuestros deseos con la convicció n absoluta de
que podemos tenerlo todo, una vez que aprendemos có mo manejar nuestras energías... lo
que significa... nuestras emociones. Llegamos a este mundo con la garantía del libre
albedrío, que forma parte de la propia naturaleza de nuestra existencia. Ha llegado el
momento de que ejerzamos ese derecho que tenemos desde que nacimos. No estamos
atrapados en la red de nadie. No estamos sometidos a las circunstancias. No somos víctimas
de condició n alguna. Má s bien, somos seres que poseemos la sagrada habilidad de llevar a
cabo cualquier extravagante deseo que nuestras mentes ilimitadas puedan concebir,
porque contamos con una libertad de elecció n sin restricciones ni condiciones, sin importar
lo que hagamos. Es tiempo de despertar. Es tiempo de que recordemos có mo hacer para
que nuestras elecciones se realicen. Es tiempo de sacar la cabeza de la tierra y aceptar que
no es accidental lo que obtenemos en la vida. Es tiempo de que dejemos de crear
circunstancias desagradables, y de recordar los secretos de la vieja sabiduría ancestral a la
que alguna vez tuvimos acceso, sabiduría que nos permitió llevar a la realidad nuestros
deseos con só lo intentarlo. Ya es tiempo. Tú lo mereces todo. Mereces que se realicen todas
tus aspiraciones, sin importar cuá les sean, basta con que lo desees y lo sientas y una nueva
vida de extraordinaria felicidad será tuya. No "puede ser": será. Es una garantía có smica.
EL GENIO INTERIOR. LEY DE ATRACCIÓN.

El proceso de creació n es el mismo para todo, bien se trate del sistema solar o de unos
pantalones vaqueros. Piensa en algo a lo que le hayas infundido el sentimiento adecuado...,
el cual producirá las vibraciones adecuadas, y vendrá . El Universo, no nos da lo que
solicitamos, lo que merecemos o lo que se supone estamos destinados a tener; el Universo nos
da precisamente –y nada más que eso lo que vibramos en cada momento del día. Nada más,
nada menos. Ni todos los pensamientos positivos del mundo marcará n alguna diferencia, ni
ser una persona buena con un corazó n generoso, ni rezar, ni visualizar y meditar hasta el
amanecer, ni siquiera golpearse la cabeza contra innumerables paredes de piedra en
nuestro febril intento por llevar a la realidad los sueñ os de toda la vida: nada de lo que
hemos mencionado creará realmente algo, hasta que no fluyan de nosotros las vibraciones
magnéticas necesarias para impulsar esos sueñ os, dentro de nuestro infalible genio
maravilloso llamado sentimiento, que es realmente la autoridad electromagnética de la que
está n hechos los sueñ os. SÓLO DE DOS TIPOS Puedes acudir a cuanto libro se haya
escrito sobre el tema de los sentimientos y las emociones; a cuanta clase se haya impartido
sobre los oscuros misterios freudianos de la mente, o a cuanto grupo de consejeros que
haya alguna vez intentado ponernos en contacto con ese oscuro niñ o interior que todos
llevamos dentro, o a cualquier otro que esté intentado mostrarnos có mo liberamos de esas
cosas terribles que llamamos sentimientos, y condensar todas las técnicas raras en un
sencillo remedio para crear abundancia y satisfacció n plena en la vida: Aprende a distinguir
un sentimiento bueno de otro malo. Eso es todo: aprende a hacer esto ú ltimo y habrá s
tomado todo el curso. Puedes crear cualquier cosa que tu corazó n desee. Ése es el secreto
que nos convierte en verdaderos creadores, en lugar de en creadores por casualidad. É se es el
poder que transforma los sueñ os en realidades: el simple arte de identificar un buen
sentimiento y distinguirlo de otro malo. Eso es todo. Aquí acaba la lecció n. No te
preocupes. Ninguno de esos sentimientos tiene que ver con la tarea de hurgar en la basura
de tu pasado, o de enfrentarte a cualquier monstruo que pudiera estar residiendo en tu
armario emocional. Son simplemente la variedad de sentimientos que tenemos a lo largo
del día. Pero una vez que aprendas a seguir la pista de los que te hacen sentir bien, y
diferenciarlos de aquellos que te hacen sentir mal, adquirirá s confianza. É sa es la clave de
la vida. En eso consiste la "buena suerte" de la que tanto hemos oído hablar. Eso es lo que
permite cerrar las grandes ventas, conseguir la casa frente a la playa, fomentar la buena
salud, brindar satisfacció n espiritual y ahorrar có modas sumas de dinero en el banco. Só lo
aprende a distinguir los sentimientos maravillosos de los que no lo son, todos los días, y
observa có mo surge la magia.

TRAGAR VIDRIO.

Los sentimientos, aquello de lo que todos estamos tan temerosos si resulta que son
negativos, no son má s que cargas electromagnéticas de energía que recorren nuestro
cuerpo, activadas por nuestros propios pensamientos. La ú nica razó n por la que llegamos a
tales extremos para evitarlos, es que algunas de esas emociones negativas nos hacen
mucho dañ o. No nos gustan las sensaciones que nos provocan. Así que las ocultamos en lo
má s profundo de nosotros mismos, donde creemos que no tendremos que lidiar má s con
ellas, y donde, francamente, está n provocando un infierno con nuestro magnetismo. Por
ahora, só lo echemos una mirada a aquellas que estamos conscientes de que no han
quedado escondidas, empezando con nuestro tradicional há bito diario de: "Siéntete mal".
Eso podría significar cualquier cosa, desde la inercia (que es nuestro estado normal
cotidiano de ni hacia arriba ni hacia abajo, sino só lo existir), o un ligero decaimiento en
nuestro estado de á nimo, hasta un estallido de furia incontrolable. Nos sentimos mal
cuando tenemos cualquier tipo de pensamiento que no tiene que ver con la alegría, como:
culpa, soledad, enojo, resentimiento, preocupació n, duda, frustració n, estrés e, incluso, una
leve inquietud. Todos esos son pensamientos; basados en el temor, que vibran con nosotros
a una frecuencia extremadamente baja, la cual provoca que no nos sintamos bien. son
totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia. Por otra parte, nos
sentimos bien cuando generamos pensamientos que se asocian con la alegría, como:
aprecio, deleite, placer, exaltació n, entusiasmo, reverencia, admiració n, gratitud, amor y
todas esas emociones cá lidas con las que nos deleitamos cuando las sentimos. La razó n de
que esos pensamientos nos hagan sentir tan bien es que vibran a alta frecuencia, la cual,
definitivamente, es nuestro estado natural. Nadie puede tragar pedazos de vidrio y esperar
sentirse bien; sin embargo, eso es precisamente lo que hacemos todo el día con nuestros
pensamientos y sentimientos sombríos. Literalmente bañ amos nuestro inconsciente de
energía negativa (tanto de nuestros propios pensamientos, como de los pensamientos de
los demá s)... lo cual es totalmente contrario a nuestro estado natural de alegría... y eso
explica por qué tan raras veces nos sentimos con mejor á nimo. No podemos hacerlo. No,
mientras estemos vibrando todo el día en la baja frecuencia que pensamos que es nuestro
estado normal. Así, esto se convierte en un círculo vicioso: ambos, los sentimientos
conscientes y los inconscientes que tenemos todos los días y que creemos que son
normales, está n enviando vibraciones negativas que van en contra de nuestra naturaleza a
través de nuestro cuerpo..., que nos hacen sentir deprimidos, indiferentes, o como si
simplemente existiéramos o no tuviéramos sentimiento alguno. Puesto que todos estos
sentimientos constituyen diversos grados de flujo de energía de baja frecuencia, y ya que
todo lo que estamos enviando son vibraciones de baja frecuencia, só lo atraemos eventos
desagradables o no muy afortunados. Lo cual nos hará sentir con el á nimo bajo..., y a su vez
enviará má s vibraciones de baja frecuencia..., atraerá má s circunstancias de baja
frecuencia..., y eso nos hará sentir con el á nimo bajo... Y así seguiremos interminablemente.

QUÉ CREA LOS SENTIMIENTOS.

La mayoría de nosotros tenemos la idea descabellada de que llegamos por casualidad al


lugar donde estamos. Nada má s falso. Cada uno de nosotros llegó al mundo con un
compañ ero, con un guardiá n profundamente amoroso y exclusivo, de cuya existencia
generalmente no nos damos cuenta. Llá malo Ser Interior, Ser Elevado, Ser Expandido, Dios,
o Mickey Mouse; llá malo como quieras; es la parte má s maravillosa de nosotros, estamos
adheridos a ella y viene con el paquete físico. No podemos ser una persona física sin esa
parte, porque es la fuente que nos mantiene vivos (no viviendo quizá , sino vivos). Es la
energía positiva y pura de todo lo que existe y de la cual somos una parte; la energía pura y
positiva de la vida en la cual estamos inmersos. ¿Nunca has sentido que existe una parte
oculta dentro de ti que sabe todo lo que hay que saber, pero que nunca asoma la cabeza? La
hay. Es una parte má s amplia, má s vieja, má s sabia, que se halla en cada uno de nosotros y
que se comunica con nosotros en la ú nica forma que conoce... por medio de los sentimientos.
Esta extensió n de nosotros mismos, a la que solamente nos podemos introducir con
vibraciones, se sentiría como el nirvana, muy por arriba en la escala de frecuencia. De
hecho, esa parte de nosotros no podría identificar una vibració n de carencia o de estrés,
aun cuando tropezara con ella en un agujero negro. Pero si nosotros vibrá ramos esa
frecuencia, no podríamos existir físicamente, así que lo ú nico que podemos hacer es tratar
de acercarnos tanto como podamos a las vibraciones má s elevadas de la má s pura alegría,
emoció n, apreciació n, excitació n, y en general a esas maravillosas sensaciones que nos
producen felicidad y bienestar, lo cual se explica porque estamos vibrando más cerca de
nuestro verdadero ser. Tú y tu ser no físico está n en perfecta sintonía, conectados a esa
espléndida alta frecuencia con todo lo que ella puede ofrecer. Así que cuando nos sentimos
bien, vibramos má s rá pidamente que en la forma en la que originalmente fuimos creados
para hacerlo. No estamos reciclando ninguna vibració n baja basada en el temor, y que
puede ser tan ajena al cuerpo. Estamos en ese espacio en el que podemos obtener
respuestas y guía, pues ahora vibramos emocionalmente y caminamos de la mano con el
ser que somos en realidad. Por la misma razó n, si estamos enviando vibraciones de
carencia y preocupació n, del tipo de las que nos hacen sentir cualquier cosa menos alegría,
nos desconectaremos de ese compañ ero invisible y todo funcionará en forma adversa
creá ndonos malestar. Es como dar a un niñ o un enorme oso de peluche y después
quitá rselo. El niñ o no se sentirá nada bien al verse separado del juguete que le causó tanta
alegría. Así que cuando nos sentimos bien, estamos conectados, vibrando má s cerca de la
alta frecuencia de nuestro Ser expandido. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, o cuando
no nos sentimos bien por alguna razón, estamos desconectados y fluyen vibraciones ajenas,
negativas, de baja frecuencia, por todo nuestro cuerpo. En otras palabras, si no hablamos de
cosas positivas, sino siempre de lo negativo y, por tanto, si no son vibraciones positivas,
habremos tragado "pedazos de vidrio". La buena noticia es que no tenemos que vigilar
nuestros pensamientos cada segundo del día para llevar nuestra vida de regreso al buen
camino. Vaya, nos volveríamos locos. Todo lo que necesitamos hacer es permanecer
sintonizados con nuestros sentimientos, elevados o bajos, buenos o malos.

EL PROPÓSITO ORIGINAL: NUESTRO MAPA DEL TESORO DEL DESEO.

Aunque esto suene un tanto egoísta, llegamos aquí, a este bendito planeta, con un só lo
propó sito: encontrar formas de sentirnos bien la mayor parte del tiempo, no só lo una parte
de él. Ese singular propó sito sentirse bien se encuentra dentro de todos y cada uno de
nosotros, y si só lo le prestamos atenció n tendremos un mapa del tesoro grabado de manera
individual que puede conducirnos a la felicidad. Cuando tenemos buenos sentimientos
respecto de cualquier cosa, significa que estamos avanzando hacia el cumplimiento de
nuestro propó sito original, que es sentirnos bien, ser felices y vibrar en alta frecuencia, que
estamos en camino hacia algo que deseamos desde hace mucho tiempo, o que apenas
hemos empezado a desear. De cualquier modo, el que eso llegue, a nosotros nos hará
felices. Estamos de camino hacia algo que creemos que enriquecerá nuestra vida y que, por
tanto, nos hará sentir mejor, lo cual a su vez elevará nuestras frecuencias y nos acercará
má s a nuestro estado natural, que es el verdadero reto de estar aquí. Así que esta es la
clave: el propó sito original se manifiesta siempre como deseo..., deseo de cualquier cosa
que despierte nuestro interés, lo mismo si es un flamante Ferrari rojo, o vivir en armonía
con todo lo que nos rodea. Podría revelarse como un nuevo deseo el tener la cochera
limpia, aprender un baile típico o poseer y manejar una ferretería en el campo. O podría ser
el viejo deseo de vivir en la playa, o de aprender a tocar el piano. De cualquier modo es un
deseo, algo que queremos. El problema es que en ocasiones dejamos de estar en contacto
con nuestros deseos, o los dejamos ir debido a que dependiendo de la naturaleza de éstos,
la sociedad encuentra la forma de llamarnos egoístas porque los perseguimos. Sin embargo,
si a pesar de eso seguimos realmente nuestros sentimientos que nos hará n felices
simplemente porque creemos que así será estaremos persiguiendo el propó sito original de
divertirnos mientras estamos aquí y aprenderemos aquello que hemos venido a aprender
en una vibració n positiva y no en conflicto. Eso difícilmente se puede considerar egoísta.
Pero la presió n de la sociedad es implacable, y con mucha frecuencia, nos hace sucumbir a
nuestros "deberías", dirigiéndonos en direcció n opuesta a los deseos que nos harían felices.
Y eso es lo que lamentablemente nos ocurre a la mayoría de nosotros, casi todo el tiempo.
Nos hemos alejado del propó sito original y vibramos en la baja frecuencia de la conciencia
social basada en el temor. Aun cuando esa frecuencia negativa no nos hace sentir
terriblemente mal, seguramente tampoco nos hace sentir felices. No podríamos estarlo.
Una frecuencia nos baja el á nimo (conciencia social), la otra nos lo eleva (propó sito
original). Nunca se podrá n mezclar. Así que, si decidimos seguir en esa frecuencia negativa,
haciendo a un lado nuestra propia alegría, exigiéndonos nobleza y privá ndonos del
propó sito original, nos uniremos a las multitudes que siguen fielmente sus odiados
"deberías" de baja frecuencia, en lugar de sus alegrías de alta frecuencia no es necesario
agregar que el resultado de todo ese flujo de implacable energía en este planeta no nos ha
traído nada bueno.

BANDERA ROJA/BANDERA VERDE.

Ahora volvamos a tu deseo de tener un automó vil nuevo, y digamos que el auto que tienes
en este momento está en muy buenas condiciones, por lo que en realidad no existe una
necesidad apremiante de tener uno nuevo, só lo el profundo deseo de conseguirlo. De
hecho, hasta donde puedes recordar, siempre has tenido esa pasió n por poseer un veloz y
lujoso convertible rojo, con rines metá licos (si vives en Alaska y detestas el rojo, de
cualquier modo trata de seguirme el juego). Pero, ¿dó nde diablos está el auto? Siempre lo
has anhelado. Has pensando en él durante añ os enteros. Así que, ¿por qué no está todavía
en tu cochera? He aquí el porqué: Un día que vas paseando por la calle, por supuesto, ahí
está , enfrente de ti, el auto de tus sueñ os. Está s que te mueres de envidia porque piensas
que no puedes comprar un auto así. Empieza el anhelo. Miras el auto sintiendo un gran
deseo de poseerlo, sacudes la cabeza y te dices a ti mismo: " Hombre, sí que sería
sensacional tenerlo.". Pero lo dices con desaliento. En lugar de sentirte emocionado al ver el
auto de tus sueñ os, te sientes deprimido, con esa sensació n de que te tiemblan las rodillas y
entonces dices: " Diablos. Olvídalo.". Eso explica, precisamente, por qué ese auto no está en
tu cochera. Tú está s enfocá ndote en la falta del automó vil, má s que en la alegría de tenerlo.
Está s emitiendo tal cantidad de vibraciones negativas de "sentirte mal", que tu Ser
expandido está agitando enormes banderas rojas y gritando: " Hola, amigo. te está s
sintiendo tan mal porque te está s enfocando en el hecho de que no tienes el auto. Sigue
pensando así y ten la seguridad de que seguirá s recibiendo má s de lo mismo, es decir, un
montó n má s de: 'No Auto' Si realmente lo quieres, empieza por sentirte bien cuando
pienses en él, y entonces observa lo que sucede". A ti te está n sacando una bandera roja de
advertencia en forma de una sensació n deprimente llamada emoció n negativa. La
advertencia dice que te está s enfocando en algo que no quieres la falta de ese automó vil,
todo debido a tu percepció n de que no tienes dinero para comprarlo. Esa sensació n
deprimente, es una bandera roja, una señ al de que la manera en la que está fluyendo tu
energía (lo que está s pensando y sintiendo acerca de ello) garantiza que no vas a obtener
el automó vil. Así que ahora todo lo que tienes que hacer es cambiar tu manera de pensar y
de sentir acerca de ese auto (tu deseo) y será tuyo. Emitimos ese tipo de energía, de
sentimientos negativos, todo el día, lo cual explica por qué obtenemos tan poco de lo que
esperá bamos conseguir. Vemos algo que hemos anhelado toda la vida (que puede ser
cualquier cosa, desde un costoso auto rojo, hasta entender la física cuá ntica) y, desde
nuestra posició n de carencia, que significa que no lo tenemos y que no estamos seguros de
poder tenerlo alguna vez, nuestro enfoque y nuestros sentimientos se concentran en lo que
no tenemos. Así, eso es lo que atraemos...: má s "no tengo". La ley física nunca cambia:
obtenemos todo aquello en lo que nos enfocamos. Anhelar algo, desearlo, ansiarlo, e
incluso esperarlo, no son actividades de enfoque en lo que queremos, son simples
pensamientos negativos que vibran, procedentes de un lugar de desaliento, de un lugar de
carencia, creado por las creencias pesimistas de que probablemente nunca obtendremos lo
que queremos. Y con ese tipo de sentimientos fluyendo desde nosotros constantemente, no
lo tendremos. Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos; enfó cate en la falta de algo y te
garantizo que eso es exactamente lo que obtendrá s, porque lo que el universo nos da en
todo momento corresponde exactamente a la frecuencia en que estamos vibrando. La
conclusió n es la siguiente: si no nos sentimos con el espíritu muy en alto cuando pensamos
en algo, estamos emitiendo algú n tipo de emoció n negativa, una bandera roja de
advertencia que nos dice que prestemos atenció n a lo que estamos enviando. En nuestro
ejemplo inventado del automó vil rojo, si lo que está s sintiendo y pensando acerca de él no
te produce algú n tipo de emoció n intensa y feliz, si no sientes que se te pone "la carne de
gallina" o que te invade una cá lida y grata sensació n de urgencia, o un deleite de cualquier
tipo, entonces está s sintiendo y proyectando lo contrario: vibraciones negativas a partir de
tu frustració n por no tener el automó vil. Desde nuestro enfoque en la carencia de algo,
jamá s podremos atraer lo opuesto. Para atraer lo que sea que deseamos en nuestra vida,
tenemos que modificar nuestro enfoque, el cual cambiará a su vez nuestros sentimientos, y
éstos nuestras vibraciones.

CONSIGUE TU AUTOMÓVIL.

Muy bien, ahora desenmarañ emos todo el asunto, para que ese automó vil rojo pueda ser
tuyo. Volvamos a nuestra fó rmula original: 1. Identifica lo que NO quieres. (No quieres má s
no tener el auto.) 2. Identifica lo que SÍ quieres (eso es má s fá cil). 3. Coló cate en el lugar
del sentimiento de lo que quieres. (Ahí es donde estamos ahora). 4. Espera, escucha y
permite que suceda. Ahora, en lugar de desear el automó vil cuando lo veas, o cuando
pienses en él lo cual só lo te hará sentir mal empieza a apreciar esa belleza. Aprecia su
estilo, sus ruedas, su interior, su velocidad, la forma en que crecerá tu ego. Eso,
seguramente, va a hacerte sentir y vibrar má s rá pidamente y má s alto que si te enfocas en
su ausencia. Y será n só lo las vibraciones altas las que persistirá n, no las bajas.
Continuemos. Mientras te regocijas con el orgullo que te producirá tu pró xima nueva
adquisició n, llenas tus pulmones con el delicioso aroma a nuevo de tu auto y aprecias el
acabado de su tablero y su excelente sistema de sonido, todas tus vibraciones magnéticas
irá n en aumento y lo mejor es que todas será n positivas, lo cual significa que está s
enviando una nueva señ al poderosa que está creando un camino sin obstá culos para que m
deseo se magnetice dentro de tu mundo. De hecho, con esas vibraciones cada vez má s altas
que está s emitiendo, te conviertes en un verdadero imá n de alta frecuencia, lo cual te hará
sentir extraordinariamente bien, ondeando banderas verdes de "sentirse bien" por
doquier. Tus sentimientos irá n de acuerdo con tu intenció n original de satisfacció n. Habrá s
dejado de atraer má s de lo que no quiero y ahora estará s atrayendo, muy en serio, lo que
quieres. No te preocupes de có mo vas a pagar el auto; no te corresponde imaginarlo). En
cuanto dejes de enfocarte en el hecho de que el auto no está todavía en tu cochera, el auto
rojo de tus sueñ os estará definitivamente en camino. Los sentimientos negativos,
provenientes de pensamientos "no tengo", "no puedo", o "nunca tendré", simplemente no
son acordes con tu intenció n original (como tampoco lo son tus "deberías"). Es así de
sencillo: produce sentimientos sombríos y te será n devueltos en forma de circunstancias
sombrías. Si, por otro lado, te permites entusiasmarte al pensar, en el auto de tus sueñ os, e
insistes ante ti mismo en que las cosas ya está n en proceso de realizarse sin importar que lo
que tengas a la vista sea totalmente opuesto, entonces, esos pensamientos positivos
finalmente atraerá n como un imá n tus deseos. Deben hacerlo, es la física del universo.
Recuerda, son los sentimientos los que lo hará n, no nada má s los pensamientos. Son los
sentimientos los que crean el magnetismo y la vibració n en las ondas que enviamos. Son los
sentimientos, los sentimientos, los sentimientos..., que provienen de nuestros
pensamientos.
EL PODER DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

Hace algunas noches, mientras preparaba la cena, encendí la televisió n para oír las
noticias y casi me vomito antes de haber siquiera probado el primer bocado. En primer
lugar, transmitían el informe de la má s reciente epidemia de una nueva y extrañ a gripe, tan
exó tica, de hecho, que era dudoso que aun las mejores vacunas pudieran combatirla. "En el
pueblo X, a 1,500 millas de distancia, se ha encontrado que tres de cada cinco residentes
han sido gravemente afectados por este nuevo virus incontrolable." Terrible. Ahora,
probablemente cuatro de cada cinco televidentes que estaban viendo el programa
empezarían a enfocarse en sus temores y en las emociones de "no querer" a este pegajoso
bicho raro, lo cual asegura, sin duda, su crecimiento y difusió n, de modo que podrá invadir
fá cilmente a cualquiera que esté en una frecuencia afín de temor. Los que podrían haber
sido só lo unos cuantos estornudos má s en el pueblo sin el informe de la televisió n, ahora
sencillamente provocará n un desastre. Por esto te recomiendo que hagas la prueba y dejes
de ver un mes cualquier noticiero y perió dico y observes có mo te sientes sin tu generador
de baja frecuencia. Lo escuchamos todo el tiempo en los medios de comunicació n: otro
bombardeo, otro incendio intencional, otro salpullido provocado por un bicho terrible. Así
que todos nos enfocamos en lo terrible de lo sucedido, lo cual só lo sirve para atraer má s de
lo mismo. ¿En 1865 llevaban los jó venes pistolas en las escuelas?, hasta la pandillas de
violadores, edificios destruidos por una explosió n y piró manos en serie? No, porque no se
contaba con los medios de comunicació n para crear el efecto que provocan las vibraciones
que lo producen en masa. En cambio, se publicaban noticias en los perió dicos y carteles
ofreciendo una recompensa por ladrones de trenes y asaltantes de bancos; así que lo que se
multiplicaba eran los ladrones de trenes y los asaltantes de bancos. Créeme, la Ley de
Atracció n estaba tan activa en tiempos de Billy the Kid como lo está ahora, porque es la ley
fundamental de la creació n en todo el universo. Concentrémonos con repetida e intensa
emoció n en algo que no queremos (o que queremos) y, tarde o temprano, ese algo estará
junto a nosotros.

EL SÍNDROME DE LAS MASAS DE ENERGÍA.

Desde luego, no hay só lo dos tipos de energía: una que nos hace sentir bien y otra que nos
hace sentir mal, sino que existen diversos grados en las vibraciones de sentirse bien y en
las vibraciones de sentirse mal en cada pensamiento que emitimos. Las llamaremos energía
positiva y energía negativa, aun cuando son lo mismo, só lo que vibran en forma diferente.
Cada vez que pensamos en algo hacemos fluir algú n, tipo de energía, positiva o negativa
(sentimiento), hacia lo que sea que estamos pensando. Y la tonada nunca cambia: como
pensamos, sentimos; como sentimos, vibramos; y como vibramos, atraemos. Entonces,
tenemos que afrontar las consecuencias. Pero, ¿có mo llegan realmente a nosotros esas
"consecuencias"? ¿Cuá l es la ruta que provoca que nos encontremos con algo en lo que
habíamos estado pensando? Cada vez que pensamos seriamente en algo, ocurren dos cosas:
primero está la vibració n producida por el sentimiento que evoca ese pensamiento
(felicidad, tristeza, etcétera). La segunda es la activació n, producida por nuestras
emociones y conformada de pequeñ os trocitos de pensamiento, que yo llamo
pensamientospartícula. Una vez que esas partículas magnéticas son activadas por nuestros
sentimientos, se programan de manera instantá nea para atraer cosas, segú n lo que sea con
lo que hayamos estado vibrando. Siempre que pensamos en algo, y pensamos un poco má s,
y hablamos sobre ello, y le damos vueltas al mismo pensamiento al día siguiente y al otro,
entonces surgen tantos pensamientos de la misma frecuencia flotando por ahí, que
empiezan a unirse como bolitas de la misma masa. Cuantos má s pensamientos emitamos de
la misma clase, mayor irá siendo el cú mulo de ellos, hasta que se extienden y se convierten
en algo gigantesco, con enorme poder de atracció n, lo suficientemente grande como para
formar sus propios remolinos de energía magnética extraordinariamente poderosos, ya sea
de naturaleza positiva (felicidad) o negativa (tristeza). Esos centros de poder, los
remolinos de una monumental energía magnética, atraen hacia sus propios centros
giratorios todo lo que tenga vibraciones similares incluyéndote a ti", lo cual en el
transcurso del tiempo provoca acontecimientos. Antes de que te des cuenta de lo que está
sucediendo, te encontrará s en el centro mismo de algú n suceso, que tú mismo iniciaste con
tus pensamientos y sentimientos recurrentes. Podría ser el mismo asunto en el que te has
estado enfocando, o podría ser algo completamente diferente y, sin embargo, formado por las
mismas vibraciones. Aunque ciertamente podemos hacer fluir sentimientos sin
pensamientos, en nuestro ejemplo ha sido el pensamiento repetitivo el que ha provocado
los sentimientos repetitivo s que pusieron a rodar la bola magnética. Lo que debemos
recordar aquí principalmente es que cuanto má s pensemos acerca de cualquier cosa, ya sea
algo que deseemos en nuestra vida o algo que no deseemos, con mayor rapidez lo
atraeremos a nuestra experiencia. É sa es, en concreto, la Ley de la Atracció n, la ley
universal que reza: "Lo semejante atrae a lo semejante".

TÚ PROPIO PODER Hemos crecido en una sociedad que ha estado produciendo energía
variada y caprichosa a lo largo de muchos siglos, que se ha dejado absorber sin direcció n
alguna, y mucho menos dirigida hacia donde queríamos ir. Aquí no hay víctimas, só lo flujos
de energía. En nuestro caso, hemos fluido directamente al desafortunado olvido de que
siempre hemos tenido el poder para crear nuestras propias vidas y nuestro propio mundo,
sin importar có mo se nos haya ocurrido que fuera. En cambio, a partir de nuestra
incapacidad para comprender lo que significa el flujo de energía, nos hemos convertido en
expertos en dejar que las cosas sucedan por negligencia. Aunque el proceso de volverse un
creador decidido es extraordinariamente sencillo, no siempre es fá cil, porque el concepto
mismo quizá nos resulta demasiado extrañ o. En principio, la idea de que hemos estado
creando el mundo só lo con nuestro sentimiento a partir de nuestro pensamiento o de
nuestras emociones nos puede parecer muy sospechosa. Damos cuenta de que siempre
hemos tenido el poder de crear en cualquier momento que elijamos, de la manera en que
queramos, puede resultar realmente desalentador, e incluso ir má s allá de nuestra
disposició n de aceptarlo..., por lo menos al principio. Sin embargo, la física es la física. El
magnetismo es el magnetismo, y ambas cosas nos dicen que "lo semejante atrae a lo
semejante". Da lo mismo que sea una nebulosa, un agujero negro, o un ser humano que
lucha con una existencia física. Así funciona todo. Pero no tenemos que asimilar solos todas
estas novedades, porque no somos los ú nicos en este viaje. Cada uno de nosotros tenemos
un compañ ero profundamente amoroso, con gran sabiduría, belleza y poder, un gran Ser
expandido, un ser interno/externo, con quien estamos irrevocablemente unidos en este
viaje físico, un ser cuyo apoyo decidido nunca nos abandona, cuya guía es tan tangible como
las ú ltimas emociones que acabamos de experimentar, y cuyas piedras preciosas son
aquellas que llamamos sentimientos, sentimientos, sentimientos, el genio má gico de toda
creació n.

NO, ESO NO. 1ER. PASO LEY DE ATRACCIÓN.

Analizamos en el capítulo anterior de có mo se da el mecanismo de la Ley de Atracció n,


como este efecto no distingue entre bueno y malo, lo conveniente e inconveniente
simplemente es un imá n. Por ello, es tan importante para nosotros como primer paso,
entender las emociones negativas, saber có mo funcionan sutilmente, có mo identificarlas,
por qué continuamos teniéndolas y, curiosamente, có mo es que desempeñ an un papel tan
trascendente en el proceso de tomar el control. Así que, por favor, no veas este capítulo
sobre lo "negativo", como negativo, pues en realidad estamos hablando del componente
secreto para lograr llegar a donde queremos. Hacer evidente el trabajado del subconsciente
respecto a la energía negativa que hemos generado, es el primer paso para cambiarlas a
positivo. La mayoría de nosotros hemos ido creando nuestros días desde que asistíamos al
jardín de niñ os, a enfocarnos en todas las cosas que no nos gustaban ni queríamos, y que
nos hacían sentir impotentes, al tiempo que observá bamos có mo empeoraban. Hemos
vivido una vida en la que la mayor parte del tiempo nos sentimos a merced de fuerzas que
operan fuera de nuestro control. Quiero decir, ¿cuá ntos de nosotros asumiríamos la
responsabilidad por tener un jefe detestable, por haber sido víctimas de un robo, por haber
sido despedidos o por haber contraído una fuerte gripe? ¿Y cuá ntos de nosotros culpamos
al gobierno, a la economía, a nuestras familias, a la compañ ía donde trabaja o al "sistema",
de todo lo malo que nos sucede en la vida? Sinceramente, ¿estaríamos dispuestos a aceptar
la responsabilidad de todas las cosas que nos han sucedido? No necesariamente estamos
hablando de casos extremos, simplemente ¿cuá ntos de nosotros estamos plenamente
satisfechos de acceder a la abundancia de Universo?

LO QUE ESTÁ MAL ES LO QUE ESTÁ MAL.

No podemos vibrar con energía negativa de cualquier tipo y en cualquier cantidad, por
pequeñ a que sea, y ser felices. Y eso significa cualquier cosa, desde estar un poco irritables
o un tanto indiferentes, hasta vivir con temor permanentemente. Es fisioló gicamente
imposible ser feliz con ese tipo de energía fluyendo desde nosotros, porque estamos
emitiendo dos vibraciones diferentes que activan dos resultados distintos, tanto externos
como internos. Las víctimas, como lo hemos sido todos en uno u otro momento, que ven al
mundo como el resultado de incontables circunstancias sobre las cuales creen no tener
control. Todos hemos estado ahí, o estamos todavía. Só lo es cuestió n de cuá nto del mito de
la víctima hayamos escogido para vivir. Pero no tenemos por qué quedamos ahí. De hecho,
una vez que empieces a constatar realmente los efectos del magnetismo, te será muy difícil
pasar por alto esta evidencia que brilla intensamente: nuestras vidas han sido moldeadas
por el diario fluir de nuestra energía, no por la suerte, el destino, las circunstancias o un tío
rico. Si analizas que hemos pasado décadas enteras tratando de hallar todo lo que está mal
y, por tanto, enfocá ndonos en todas las cosas de nuestro mundo que no nos gustan, no
queremos, o quisiéramos cambiar, no es de asombrar que hayamos atraído tantas
desdichas y desventuras. Ningú n ser humano puede estar tan continuamente desconectado
de su fuente de energía y llegar a donde sea que quiera ir. Así que aquí va un rayo de luz:
“Vivir la vida continuamente como víctima de las circunstancias, enfocado siempre en lo malo
que hay en todo y en todos, jamás nos proporcionará la existencia que deseamos. Sólo nos
traerá una cosa: más de aquello que queremos tan desesperadamente cambiar”. RECETA
PARA CREAR.

La receta para crear cualquier cosa es realmente sencilla: toma sentimientos buenos o
malos (lo que se traduce en vibraciones positivas o negativas), hornea con diversos grados
de emoció n para aumentar el magnetismo, y resultará lo que hayas atraído, te guste o no.
Todo aquello en lo que nos hemos enfocado y la manera en la que hemos vibrado respecto
a ello, es lo queremos recibido..., desde el día de nuestro nacimiento. Significa que hemos
estado enfocados en lo que no queremos... durante añ os. Só lo toma dieciséis segundos
enlazar nuestras vibraciones ron aquello en lo que nos estamos enfocando. Así es, só lo
dieciséis segundos de pensamiento puro, enfocado, bueno o malo, negativo o positivo. En
ese breve tiempo, empezamos a vibrar en la misma frecuencia de lo que estamos pensando
emocionalmente, lo que significa que estamos listos para atraer eso mismo que pensamos.
No es necesario decir que todos hemos tenido un montó n de cosas en las que hemos
pensado una y otra vez, en repetidos segmentos de dieciséis segundos, todos ellos con
vibraciones de frustració n, tensió n y preocupació n, sobre las incontables cosas que no
queremos, que no nos gustan y no sabemos có mo manejar, o que pensamos que no
podemos soportar. Lo anterior explica por qué durante la mayor parte de nuestra vida
hemos estado atrayendo continuamente má s de lo mismo. . Hasta ahora, ésa ha sido la
manera fundamental en que hemos construido nuestra vida, produciendo una incesante
corriente de tensió n negativa, de la cual podríamos prescindir. Recuerda, no estoy
hablando de la explosiones de negatividad, simplemente la vida cotidiana, só lo de ese
eterno murmullo interior de: "Tenemos que arreglarlo, tenemos que hacerlo mejor,
tenemos que hacer lo correcto, tenemos que encontrar la manera", al cual llamamos
inquieta calma o nudo en las entrañ as. Y por el otro lado de la misma moneda, le llamamos:
"Tenemos que aceptarlo, tenemos que vivir con eso, no puedo hacer nada al respecto, me
guste o no". La misma cosa, las mismas vibraciones.

LA JUGUETERÍA ES TODA TUYA Imagina que te conviertes de pronto en un niñ o que anda
suelto por la juguetería má s grande y mejor surtida que hayas visto jamá s en este ancho y
amplio mundo, y que te dicen que puedes tomar lo que desees. Guau. Eso va má s allá de
nuestra imaginació n. Sin embargo, así es nuestro universo: una gigantesca juguetería de la
cual podemos tomar lo que queramos para jugar con ello. Está ahí todo para que lo
tomemos, o en espera de ser creado. Todo lo que tenemos que hacer es sentir lo que
queremos y magnetizarlo, atraerlo hacia nosotros. Por ejemplo, digamos que en nuestra
juguetería má gica hay Un fantá stico nuevo empleo que te está esperando. O tal vez
encuentres ahí mismo tu pró xima casa, con todos los lujos inimaginables y con má s
aparatos electrodomésticos de los que jamá s hayas visto. A la vuelta de la esquina hay
también una nueva y maravillosa relació n (o una vieja relació n renovada). Ha también, hay
a tu disposició n, un nuevo cuerpo, totalmente reformado, y con las medidas adecuadas.
Eso es espléndido. Pero, ¿de dó nde te van a llegar todas esas cosas maravillosas? ¿Te van a
caer del cielo, o será n un regalo de mi á ngel guardiá n? No, van a salir de ti mismo. Para
poder obtenerlas, todo lo que tienes que hacer es desearlas con una intensidad que proceda
de lo má s profundo de tu ser, con una intensa vibració n de "sentirte bien".

VIEJAS CREENCIAS OXIDADAS.

Para nosotros, es difícil aceptar la idea de que lo que ha sido nuestra vida no tiene
absolutamente nada que ver con lo que puede ser. Eso es diametralmente opuesto a có mo
pensamos que funcionan las cosas. Sin embargo, lo que ha sido o lo que sea que tengamos
frente a nosotros en este mismo momento, es só lo el resultado de có mo hemos dejado fluir
nuestras energías anteriormente, y no de "la forma en la que son las cosas". Lo que ha
sucedido en nuestras vidas, no es producto de algo o de alguien "fuera de nosotros",
tampoco es el resultado de la buena o la mala suerte, mi abuela decía: “Hay personas que
nacen con estrella y otros estrellados”, o de ser una buena persona, de ir a la iglesia, de ser
una persona recta o una mula terca. Lo que nos ha pasado no tiene nada que ver con la
familia, el gobierno o la escuela o la empresa donde estoy. Lo que ha ocurrido en nuestra
vida es el resultado directo del lugar en el que ha estado nuestro enfoque. Y la mayor parte de
nuestro enfoque procede de creencias anticuadas, de esas filosofías que huelen a rancio y
que nos metieron en la cabeza, o que hemos aceptado a pie juntillas como la realidad, desde
que éramos bebés. Nos atiborraron con ellas y todavía está n ahí: patrones arcaicos de
pensamiento sobre lo que consideramos que es la realidad, patrones de pensamiento que
francamente deberían estar en el bote de la basura. Los psicó logos las llaman
introyecciones, suena como inyecciones ¿verdad? Y casi así nos fueron inculcadas, se
identifican fá cilmente porque son creencias que tenemos que comienzan con: “Tengo
que…..” a diferencia de aquellas que comienzan con “Quiero que…”. En términos generales,
las primeras son del tipo de viejas creencias enmohecidas, son nuestro mayor obstá culo
para crear ciertas situaciones que nos proponemos, porque aparecen y nos detienen cada
vez que pensamos que nos gustaría tomar otra direcció n. Otras proceden de nuestro auto
concepto, que por cierto también aprendido de lo que nos dijeron que valíamos Ya sabes a
lo que me refiero: tú piensas que te gustaría conseguir un nuevo empleo, y entonces surge
el reclamo del pensamiento, cargado emocionalmente, de: "Pero no puedo, porque......, o un
automó vil nuevo: "Pero no puedo, porque...", o una nueva relació n: "Ay, no, no,
REALMENTE no puedo," porque... Son los valores y conceptos éticos de nuestros ancestros
respecto a "deberías" y "si só lo"; ya "lo correcto" y "lo incorrecto". Son filosofías anticuadas
de nuestras religiones que nos dicen que no podemos tener una vida mejor hasta que nos
vayamos de aquí, o que "só lo por medio del sufrimiento podemos esperar alcanzar el reino
de Dios". Son convicciones acerca de logros y de éxito, de trabajar y ganarnos la vida. Son
creencias que nos han impulsado a buscar siempre lo malo que hay en todo, convencidos de
que debemos encontrar formas de arreglar las cosas antes de poder avanzar: el trabajo, el
medio ambiente, nuestra pareja, el gobierno, nuestros hijos y, sobre todo..., a nosotros
mismos. "Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar aquello, tengo que arreglar esto; no
lo quiero de esta manera; no me gusta de esta manera; tengo que arreglar esto." Es un
enfoque de vida basado en que las cosas está n mal y hay que arreglar como visió n de vida.
Sin embargo, tal vez nuestras creencias má s perniciosas son las que má s nos agradan, como
la de echar la culpa de todo lo que nos sucede a los demá s, a nuestros empecinados
dirigentes, a nuestros familiares alcohó licos o a nuestros antipá ticos jefes. Culpamos, con
la constancia del sol naciente, pensando que no hay nada de malo en eso porque así es
como funciona el mundo. Estamos convencidos de que culpar nos hace sentir mejor y nos
libera de los desastrosos resultados, así que lo seguimos haciendo todavía má s, sin tener
idea de cuá n destructivas han sido y está n siendo dichas vibraciones negativas para
nuestra vida. Pero aquí está n las buenas noticias: sin importar lo que el desfile actual de
psicó logos y consejeros digan en contra, no tenemos que hurgar en toda esa inútil
basura para hacer que la vida funcione a nuestro favor. Con unos cuantos sencillos
trucos del oficio y la conciencia de que realmente no hay má s dificultad que prestar
atenció n a có mo estamos sintiendo, aprenderemos fá cilmente a superar esas viejas ideas,
anticuadas, que nos mantuvieron prisioneros durante tanto tiempo, viviendo una ida difícil
que siempre pensamos que era perfectamente normal.

“NO QUIERO".

Existe só lo un lugar de donde procede toda la energía negativa: de nuestros "no quiero".
Algunas veces los llamamos complejos de culpa, otras veces les decimos temores,
remordimientos, preocupaciones, o dudas. Pero por ahora, para poder descartar toda la
palabrería que usan los psiquiatras, los llamaremos simplemente "no quiero". Aunque
resulte difícil de creer, la mayoría de nuestros pensamientos cotidianos y, por tanto, de
nuestros sentimientos son acerca de cosas que no queremos, grandes y pequeñ as, de aquí y
de allá , que vuelven del pasado o que se contemplan en el futuro. Este tipo de pensamiento
es interminable, la mayor parte de él es automá tico e inconsciente, pero terriblemente
limitante. Te invito para hacerlo prá ctico que le preguntes a una persona de tu confianza:
¿qué quieres de la vida? Te aseguro que en má s del 90% de los casos te dará n una larga
explicació n de lo que NO quieren, pero cuando insistes, bueno ya se lo que no quieres,
ahora dime ¿Qué SI quieres? Lo má s probable será como respuesta un largo silencio,
¿checas? Veamos: No queremos tener que conducir el auto hasta el trabajo cuando hay mal
tiempo. Llegar tarde al trabajo. Disgustar al jefe. Que continú en nuestras carencias. Vernos
mal. Que dañ en a nuestros hijos. Que nos dé gripe. Que nos despidan. Hacer largas filas.
Levantarnos temprano por la mañ ana. Má s cuentas por pagar. Vivir en un clima tan frío.
Que se ponga la luz roja. Divorciarnos. Sufrir. No tener dinero suficiente. Fallar en el
examen, etcétera, etcétera. Ahora bien, de la lista anterior algunas nos parecerá n má s
intrascendentes que otras, sin embargo enfó cate en cualquiera durante cierto tiempo y la
verá s frente a ti hecha realidad, antes de que sepas có mo ocurrió . Lo que es peor aú n, el
poder colectivo de todos los conscientes e inconscientes "no quiero" que esparcimos
enérgicamente durante todo el día, se convierte en la suma de vibraciones que produce
nuestro mundo individual. Nos guste o no, esa mezcla es normalmente negativa. ¿Te das
cuenta el contaminado ambiente de energía negativa en que estamos inmersos? Por
ejemplo, revisemos esas viejas telarañ as de nuestro pasado que comienzan con el "si tan
só lo": Si tan só lo hubiera tenido otros padres. Si tan só lo hubiera podido ir a la
universidad. Si tan só lo no me hubiera casado con esa persona. Si tan só lo hubiera
aceptado ese trabajo. Si tan só lo no hubiera desviado mi ruta. Si tan só lo, si tan só lo, si tan
só lo... Los "si tan só lo" son sencillamente el tiempo pasado de los "no quiero". "Yo no
quería realmente esos padres". "Yo no quería tener que buscar trabajo sin tener un título
universitario". "Yo no quería un matrimonio desventurado". "Yo no quería un empleo con
tan bajo salario". "Yo no quería tener un accidente automovilístico, pero cambié de carril."
Y entonces aparecen todos esos tramposos "quiero" que no son má s que "no quiero"
disfrazados: Quiero ponerme bien. Quiero salir de deudas. Quiero bajar de peso. Quiero
dejar de fumar. Quiero que mejore nuestro desastroso matrimonio. Quiero que mi có nyuge
obtenga un mejor trabajo. Quizá pienses que está s siendo positivo puesto que no estas
empleando los "no quiero", pero, ¿en qué te está s enfocando? El uso de los "quiero"
disfrazados tampoco es muy recomendable, porque no nos permite obtener lo que en
verdad deseamos, ya que en realidad hace que nos concentremos en los "no quiero" y
puesto que recibimos aquello en lo que nos enfocamos..., ¿qué crees?, ahí aparecen tus "no
quiero" para encontrarse contigo. Ahora bien, no estamos describiendo casos extremos de
personas malignas, no para nada, quiero hacer conciencia que en la media de personas
normales como tú y yo, el enfoque de nuestra vida ha estado casi siempre en los

"no quiero": no queremos trabajar tan duramente, no queremos que se descomponga


nuestro auto, no queremos esto y no queremos aquello a lo largo del día, lo cual só lo atrae
hacia nosotros lo que no queremos. Digamos que en tu trabajo hay algo que no te gusta, o
que te ves obligado a conducir un automó vil destartalado, o que tienes una pareja que te
está volviendo loco. Y supongamos que piensas en estos "no quiero" una y otra vez. Cada
vez que vuelves al mismo tema y añ ades otros dieciséis segundos a él, con una buena dosis
de emociones, no só lo lo está s aumentando y acrecentando su poder, sino que está s
facilitando el pensar en él. Cuando piensas en el mismo problema una y otra vez, se vuelve
tan fá cil pensar en él, que casi no puedes apartarlo de tu cabeza. Y antes de que te des
cuenta, precisamente lo que no quieres que suceda..., ocurrirá . Si vives constantemente
preocupado porque no quieres que alguien raye tu automó vil nuevo, te convertirá s en el
blanco perfecto de vibraciones que atraerá n hacia tu auto al tipo loco que está en el
estacionamiento. Si está s obsesionado con no tener vecinos desagradables como los que
vivían en la casa de al Lado, lo má s probable es que estés listo para atraer a gente odiosa,
con perros que ladran toda la noche, y no logrará s jamá s sacarlos de ahí. Si no quieres má s
problemas con las cuentas por pagar, con seguridad esos problemas empeorará n. Si no
quieres pasar solo estas vacaciones..., bueno, ya te imaginas cuá l será el resultado. Todo
aquello que incluyas en tus vibraciones, durante dieciséis segundos o má s, será atraído
hacia ti, te guste o no te guste. Así que, cuando empieces a evocar todas esas cosas que no
quieres, y fluyan de ti dieciséis segundos de sentimientos cada vez que hablas del asunto,
éste se volverá parte de tus vibraciones diarias. Y muy pronto lo estará s viviendo..., aunque
no te guste..., lo estará s vibrando..., hablando de ello..., quejá ndote de ello..., dá ndole
vueltas..., y haciendo que coincida má s todavía que al principio con tus vibraciones diarias.
Estará s vibrando precisamente con aquello que no quieres. Esas vibraciones no pueden
irse tan fá cilmente. Son parte de ti. No importa cuá nto te preocupes o te quejes al respecto,
no se irá n. Está n incluidas en tu vida y cuanto má s las vivas, re enfoques y reflexiones en
ellas, má s fuertes se volverá n y retendrá n en tu vida esa circunstancia de la que tanto
deseas librarte. PERO HAY MÁS...

Ademá s, hay otro problema: ¿recuerdas los diapasones que estaban dentro de una
habitació n, y que só lo sintonizaban con los que sonaban en la misma frecuencia? Lo mismo
sucede con nuestros pensamientos. Cuanto má s pienses en algo, no só lo atraerá s má s de
aquello en lo que está s pensando, sino que también estarás haciendo sonar y atrayendo
cualquier otra cosa cualquiera que casualmente esté en una frecuencia similar. El resultado
podría ser desde un caso grave de gripe, hasta ser despedido de tu empleo, cuando lo que
estabas pensando realmente era en que no tenías dinero para arreglar el techo con goteras.
Ahora, de pronto tienes ese lindo paquete de sorpresas de la misma vibración aunque no
sean la misma cosa de tus "no quiero" nada agradables. Al pensar só lo en uno de ellos, está s
extendiendo una invitació n para cualquier cosa que pueda estar "saltando" dentro de la
misma frecuencia. Si coincide con tu vibració n, puede ser tuya, sin importar si está s o no
enfocado en ella. ¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demá s
sale igual de mal? Eso se debe a que las vibraciones que está s enviando está n coincidiendo
con todo tipo de otras cosas con la misma longitud de onda. Al estar pensando en algo, una
y otra vez, creas una espiral de pensamiento, que se vuelve considerablemente má s grande
con só lo Dios sabe qué má s, que comienza a girar alrededor de tu centro magnético y se
encamina hacia ti. Por ejemplo, si te concentras demasiado tiempo en lo que te disgusta del
trabajo que realizas, automá ticamente hará s que pasen cosas como que le den un golpe a tu
auto, que se tape el fregadero, que pierdas las llaves, que el refrigerador deje de funcionar y
que te tropieces y te lastimes el dedo gordo del pie. Y todo por estar pensando una y otra
vez en un solo "no quiero" que, por cierto, ahora será peor que antes. Los "no quiero"
pueden ser muy importantes o triviales, pero de cualquier modo, cuando nos enfocamos en
uno, o en un centenar de ellos, hacemos que emitamos vibraciones que seguramente
atraerá n todo tipo de cosas que no se relacionen en lo absoluto con algo agradable. N o
pueden hacerlo. Está n en una frecuencia totalmente diferente. Y así, damos vueltas y
vueltas existiendo; eso es todo, existiendo, manteniéndonos a nosotros mismos alejados de
las energías má s elevadas de bienestar, que nuestro estado real y nuestro absoluto e
irrefutable derecho. Dos cosas son ciertas: 1) piensa durante suficiente tiempo en algo que
no quieras, y tú mismo lo atraerá s, o eso te atraerá a ti, y 2) piensa en un "no quiero" con
verdaderos sentimientos atrá s de él, y automá ticamente atraerá s otros sucesos
desagradables de frecuencia similar.

EN SINCRONÍA O SIN ELLA.

Así, pues, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Có mo cambiar? Seguramente no podremos
controlar todas y cada una de las cosas que decimos, hacemos o pensamos a lo largo del día,
por pequeñ as que éstas sean, nos volveríamos locos tratando de hacerlo. No te preocupes,
ésa no es la idea. Todo lo que necesitamos hacer es volver a nuestro genio má gico, los
sentimientos, y aprender a reconocer có mo se siente vibrar con "esta" y con "aquella"
energía, e identificar cuá ndo estamos en alta o en baja frecuencia, cuá ndo nos sentimos
mal o bien, y sintonizados con sentimientos negativos o realmente positivos. Ahora,
volvamos al asunto de las vibraciones. Absolutamente todo en el universo responde a las
vibraciones; eso es una ley. Así como los sentimientos de alegría, pasió n, amor o cualquier
otro tipo de auténtica felicidad, son nuestra interpretació n de ciertos tipos particulares de
vibraciones, cuando sentimos ansiedad, culpa o resentimiento, también estamos
interpretando cierta clase de vibraciones. Y no olvides por qué con un tipo de vibració n te
sientes mejor que con otro: uno está má s cercano a nuestra fuente; el otro, no. Todos y
cada uno de nosotros somos extensiones físicas de muchísimo má s de lo que vemos,
extensiones de un ser má s amplio, un ser no físico (nuestra fuente de energía), que se está
expresando a sí mismo justo ahora, en un cuerpo humano. Cuando vibramos en sincronía
con esa energía, nos sentimos bien; y, al contrario, cuando nos sentimos deprimidos y mal,
significa que estamos vibrando fuera de sincronía, aunque lo hagamos con esa misma
energía pura y positiva. Los "no quiero" significan que estamos fuera de sincronía. Cuando
vemos algo y decimos: "No quiero esto", suceden dos cosas. Primero, no hay la menor
posibilidad de que el "no quiero" sé vaya, porque lo estamos reteniendo en nuestra
vibració n al centrar la atenció n en él. Y segundo, nos sentimos mal, deprimidos, abatidos,
vacíos, o con cualquier otro tipo de sentimiento, menos el de felicidad. Por tanto, cuanto
má s estemos en sincronía con la energía de nuestra fuente original, mejor nos sentiremos.
Y cuanto má s alejados estemos de esa sincronía, peor nos sentiremos. En otras palabras:
sentirse bien es lo que debe ser natural, aunque no es lo normal para nosotros, al menos
por el momento. Cualquier situació n diferente a ésa no es natural, pese a que por ahora,
lamentablemente, sea lo normal para nosotros.

PERO, CUIDADO.

Nuestro principal problema con las emociones negativas es que muy pocas veces somos
conscientes de que las tenemos. Sin embargo, si estuviéramos emitiendo la alta frecuencia de
la alegría todo el tiempo, en lugar de vibraciones má s bajas que no tienen nada que ver con
la alegría, tendríamos tal prosperidad, lujos y éxitos para no mencionar felicidad, salud
perfecta y bienestar, que nada de esto nos importaría. É sta es, pues, la clave de ese estado
que llamamos normal, el cual ocupa aproximadamente el 99 por ciento de nuestro tiempo,
y que no es otra cosa má s que vibraciones negativas. Las vibraciones negativas de cualquier
tipo, de cualquier intensidad, con cualquier excusa, significan que nosotros mismos nos
hemos alejado de la vida. Estamos existiendo, pero no viviendo. Una gran diferencia. Las
vibraciones negativas significan que nos hemos desconectado de nuestra fuente. Las
vibraciones negativas se presentan cuando nos negamos a permitirnos siquiera pensar en
todo aquello que nos hace felices. Las vibraciones negativas surgen de vivir con los "no
quiero". Y ése es el ú nico lugar de donde provienen. Las vibraciones negativas significan
que hemos cerrado las puertas de nuestra "juguetería". Ninguno de nuestros má s
acariciados anhelos puede manifestarse mediante vibraciones de "no quiero". Estos "no
quiero" forman parte de una frecuencia diferente llamada "alegría", que permanece lejos de
nosotros, muy distante, hasta que la llamamos por medio de las vibraciones má s altas del
"sentirse bien". Así de simple: nuestros "quiero" só lo se sincronizan con las vibraciones
positivas de nuestro "Ser interior/Ser expandido", y no con nuestras vibraciones negativas.
Debido a que nuestros "quiero" nos traerá n placer de cualquier tipo, la ú nica vibració n con
la que coinciden es con la de nuestra "intenció n original" de estar en armonía. No
podemos pensar en lo que no queremos y esperar obtener lo que sí queremos. Es
como tratar de mezclar aceite y agua: mezclar frecuencias bajas con frecuencias altas es
imposible, unas siempre superará n a las otras, dependiendo de cuá l sea el sentimiento
dominante en un momento determinado. Incluso el sentirse moderadamente preocupado
(que es má s o menos la constante en nuestra vida) cierra la puerta a la abundancia y al
bienestar, a los cuales Dios nos dio derecho al nacer. Por tanto, bá sicamente hemos estado
destruyendo nuestros propios propó sitos durante todo el tiempo. Al pensar que era
importante preocuparse por cualquier cosa, como las cuentas por pagar, los niñ os, la
abuela, la situació n mundial, lo que hemos estado haciendo ha sido generar un constante
flujo de energía de baja frecuencia, que retiene la mayor parte de lo que deseamos para
nosotros mismos, para otros y, también, para el mundo.

HURRA CON LO NEGATIVO.

He aquí otra forma de plantear la situació n: cualquier emoció n que no pertenezca a la


familia de la felicidad debe ser considera negativa, pues se origina en la carencia de algo.
Analicémoslo: cada emoció n negativa que hemos tenido, sin importar cuá n débil u oculta
esté, procede de la carencia de lo que realmente queríamos. Por ejemplo, la culpa:
culpamos a alguien o a algo porque nos da lo que no queremos, lo cual es solamente la
carencia de lo que sí queremos. Estamos preocupados por perder a alguien o algo, así que
estamos temiendo la ausencia la carencia de ese alguien o algo. Nos provocan temor ciertas
cosas que "andan por ahí", porque carecemos del sentimiento de seguridad. Nos
justificamos y lo racionalizamos, porque nos hace falta la aprobació n de alguien
(incluyendo la nuestra.). Nos sentimos deprimidos, puesto que no tenemos algo que
queremos, aunque só lo sea el sentirnos bien. Nos sentimos ansiosos, ya que carecemos del
tiempo y los recursos para producir. Cada sentimiento negativo en el diccionario, procede
de una carencia. Y doy gracias a Dios por eso. ¿Qué estoy diciendo? Sí, ya sé que eso suena
a locura. Pero, ¿có mo podrías reconocer lo que QUIERES, si no sabes primero qué es lo que
NO quieres? No se puede. Só lo a partir de un "no quiero", es posible identificar un "quiero",
lo cual significa que toda experiencia desagradable, todo acontecimiento negativo, todo
momento des, afortunado, y cualquier pequeñ a preocupació n, es una oportunidad que nos
brinda la vida. Un "no quiero" es una llamada a despertar, una llamada a salir del
escondite, a cambiar de velocidad y a atraer la "vida real". Así que bendice. Todas las
emociones negativas que hayas tenido, o que estés teniendo ahora, sin importar lo
desagradables o frecuentes que éstas sean. Son las herramientas má s valiosas con las que
cuentas, tu trampolín al bienestar. Cierto, es difícil hacerse a la idea de alegrarse por algo
como el estrés; pero, si has logrado identificarlo (¿y quién no?) y puedes admitirlo y
sentirlo, has dado el primer paso, y el má s importante, para aprender a ser un verdadero
creador.

PASO UNO: IDENTIFICA LO QUE NO QUIERES. Existen dos clases de "no quiero": los
universales y los personales; los universales son los má s comunes y fá ciles de identificar.
Los "no quiero" universales son los que a todos nos disgustan, las cosas que nadie quiere en
el planeta como, por ejemplo, cuentas bancarias vacías, enfermedades, malas relaciones,
trabajos insatisfactorios, cuerpos mal formados, baja auto estima, techos con goteras,
automó viles descompuestos, robos, asaltos, accidentes terribles y hasta el calentamiento
global. Esto es suficiente para empezar. Los "no quiero" personales son las cosas
levemente desagradables de la vida, que só lo nos molestan a nosotros y no necesariamente
a los demá s, son cosas que, de manera personal, preferiríamos evitar, como el tener que
pronunciar un discurso en una junta, matar arañ as, coser agujeros en los calcetines de los
niñ os o actuar como jurado en largos juicios. Ocurren con menor frecuencia que los "no
quiero" universales, porque no estamos tan a la expectativa de que se presenten, y en
consecuencia, no suceden. Por ejemplo, digamos que está s realmente furioso con tu jefe (un
"no quiero" personal). En el camino de regreso a casa te detienes en el supermercado, y
claro, por la forma en que está s vibrando, te colocas en la fila de la cajera má s grosera y
malhumorada del lugar. En otras circunstancias no te importaría, pero ese día la lentitud
del avance de la fila, y la actitud de la cajera, te sacan de quicio. Mientras vas camino a casa,
sigues sintiéndote furioso con la empleada durante má s de dieciséis segundos, hasta llegar
al punto en que tus pensamientos se convierten en sentimientos, y, consecuentemente, en
movimiento de vibraciones. Piensas en la cajera durante la cena, má s de dieciséis
segundos, y en verdad logras convertir la vibració n de los "no quiero" en una parte de ti.
Hablas de ella en el trabajo (excelente tema de conversació n para la hora del café) y
cuentas lo que sucedió , sin perder detalle, a tu mejor amigo durante el almuerzo. Ahora es
cuando lo mejor sería que te escondieras, porque la energía que está s produciendo, con un
enfoque tan específico, se ha convertido en un boomerang y puedes apostar a que ya se
dirige de vuelta contra ti. A la noche siguiente, todavía enojado con la cajera, decides ir de
compras a la tienda del competidor. Haces tus compras, te diriges a la caja y, ¿adivinas qué?
Ganas la apuesta. Te toca otra cajera, atraída por tus vibraciones, tan desagradable o má s
que la anterior. Has vuelto a caer exactamente en lo que querías evitar. Tú lo pediste.
Obtuviste la consecuencia de tus vibraciones; no hay otra regla de vida má s efectiva que
ésa. Los "no quiero" personales generalmente no son tan graves, por lo menos al principio.
Vienen de nuestro deseo innato de experimentar las cosas bellas de la vida, mientras que
los "no quiero" universales tienen raíces má s profundas, y proceden casi siempre de
temores e inseguridades humanas. Pero lo importante no es si un "no quiero" es universal
o personal, intenso o leve, constante o pasajero. La cuestió n es que puedes descubrirlo,
sentirlo, o hacer lo que se necesite para identificarlo..., y cambiarlo. Eso significa que debes
cambiar cuanto antes los sentimientos de "sentirte mal" por los de "sentirte bien".
OBSÉRVALO.

El secreto para volar hacia el mundo maravilloso es simplemente "sentirte bien", y no


requiere de otra cosa que empezar a pensar en los "quiero", en lugar de en los "no quiero".
Debido a que los "quiero" y los "no quiero" se pueden confundir tan fá cilmente, y a que los
"no quiero" casi siempre predominan, debemos ser muy precavidos. Por ejemplo,
consideremos el pensamiento: "No quiero que me dé gripe". Aun cuando lo que está s
diciendo es que quieres sentirte bien, ¿en qué te está s enfocando? Lo está s haciendo
precisamente en lo que no deseas, así que de ese modo es có mo está s vibrando. De acuerdo
con la Ley de Atracció n, vibras y das vida a aquello en lo que te concentras, en este caso, a la
gripe. O bien, considera la siguiente frase: "No quiero seguir conduciendo este viejo
automó vil”. Lo que tú quieres es un automó vil nuevo, pero te está s enfocando en el viejo.
No só lo está s vibrando en armonía con tu "no quiero" (conducir tu viejo auto), lo cual aleja
la posibilidad de que se vuelva realidad tu deseo de tener un nuevo automó vil, sino que ese
enfoque probablemente provocará que ocurran todo tipo de cosas desagradables a tu
pobre auto viejo. Y si só lo te enfocas en el dinero que te falta para comprar un auto nuevo, o
para arreglar el viejo, observa có mo las dos cosas se atraen como abejas a la miel: el viejo
auto se descompondrá y no habrá dinero en el banco para arreglarlo. Un fuerte
sentimiento de: "No quiero que me multen por exceso de velocidad”, es una buena
invitació n vibratoria para que el agente de trá nsito escondido detrá s del á rbol que está
cavilando en: "Voy a alcanzar a ese tonto como sea". Las mismas vibraciones' negativas se
unen. Un fuerte sentimiento de: "No quiero reprobar este examen" es un tipo de enfoque
del que deberías prescindir si realmente quieres aprobarlo. Un fuerte sentimiento de: "No
quiero que mi hijo resulte lastimado" es un gran preludio vibrá til de un accidente. "No
quiero que me roben." "No quiero enfermarme cuando sea viejo.". "No quiero que se
descomponga mi automó vil." "No quiero vivir así.”. "No quiero pagar tantos impuestos."
"No quiero cometer un error." "Odio la guerra." Todas son cosas que quieres cambiar, pero
que con tu en foque, las has incluido en tus vibraciones. Enfó cate en los "no quiero" y
obsérvalos crecer. Asimismo, resulta engañ oso enfocarte en el "quiero", cuando en
realidad está s vibrando en un "no quiero" como en los siguientes casos: “Quiero terminar
con esta relació n." "Quiero un empleo con mejor sueldo." "Quiero al gobierno fuera de mi
vida." "Quiero salir de deudas." "Debemos detener la destrucció n de los bosques." ¿En
dó nde está tu enfoque? En cada uno de esos casos, está en lo que no quieres, no en lo que sí
quieres. Si al pensar en ellos tienes un pensamiento pasajero sobre un "no quiero", no hay
problema. Pero si prestas demasiada atenció n a algo que realmente no quieres aun cuando
pienses que es algo que quieres tarde o temprano crecerá y te alcanzará . VUÉLVELO
ACOGEDOR.

Obviamente, nadie se detiene a analizar cada pensamiento que tiene, para ver si esa
tontería es un "quiero" o un "no quiero". Nos volveríamos locos en cinco minutos. No, no
tenemos que hacer eso. Todo lo que tenemos que hacer, es prestar atenció n a có mo nos
hace sentir un pensamiento. Si lo que está s diciendo o pensando te hace sentir rumbo al
cielo, lleno de alegría, está s en un "quiero" (bandera verde). Si, en cambio, sientes que has
entrado a una nube oscura y hú meda, está s en un "no quiero" (bandera roja). De hecho, si
te produce cualquier tipo de sentimiento que no sea, agradable, tienes un "no quiero" en
acció n. Simplemente vuelve a pensarlo, usa otras palabras, otro enfoque, y vuelve a
sentirlo hasta que hayas encontrado una forma acogedora en un cá lido y suave "quiero" y
estés vibrando ahí, seguro ya a salvo. A continuació n te presento un buen ejemplo. Repítete
a ti mismo: "Quiero ser feliz". Es evidente que es un "quiero", pero está s partiendo de una
carencia de lo que deseas. Así que, decirlo de esa manera, ¿có mo te hace sentir? ¿De
maravilla? (Lo dudo mucho.) ¿Feliz? (es muy poco probable.). Muy bien, ahora di: "Quiero
que la felicidad que tengo en este momento en mi vida se extienda, y se convierta en una
alegría continua e interminable". ¿Có mo te sientes con eso? Mucho mejor, ¿verdad?
"Quiero salir de deudas." No hay necesidad de preguntarte có mo te hace sentir eso. Mejor
repite: "Quiero usar mi talento en una forma que sea positiva, satisfactoria y realmente
remuneradora. Sé que puedo hacerlo". O: "Intento tener má s tiempo para dedicarme a
proyectos agradables, novedosos y que me produzcan dinero". O: "Me siento lleno de vida
cuando soy creativo", lo cual marca una enorme diferencia con el sentimiento de: "Quiero
salir de..." Pero no te dejes seducir por las palabras, o terminará s hundido en la confusió n.
Simplemente mantente sintonizado en có mo te sientes cuando dices o piensas algo.
Después, experimenta con diferentes declaraciones. Cuando encuentres una que te
provoque sentimientos realmente agradables, .significa que te has conectado con tu Fuente
de energía y verifica có mo te hacen sentir las cosas que dices todos los días: "Sí, estoy
enfermo y harto de eso, también." "Sí, sí, ya lo sé. Es terrible lo que está sucediendo."
"Olvídalo, no tenemos ni la menor oportunidad." "Estoy de acuerdo, él es un verdadero
problema." Si no te hacen sonreír, si no te hacen sentir có modo y protegido interiormente,
son vibraciones negativas y "no quieros"; si no te hacen sentir verdaderamente acogido, no
las digas, o cá mbialas por otras.

ÉSTAS SON TUS OPCIONES.

El pensamiento social consciente, entendiendo a éste como el que fluye de las masas, gira
principalmente en torno a los "no quiero", pero no es justo culpar a los demá s por el turbio
mar de pensamientos en el que vivimos. ¿Cuá ntas veces has hablado de lo terrible que es
algo? Eso se agrega a ese mar. ¿O cuá ntos de tus compañ eros de trabajo protestan y se
quejan por esto, por eso y por lo de má s allá ?, o qué tal la frase: " Oh, demonios, otra vez es
lunes.", también eso va a parar a ese mar. Todo eso es lodo de bajas vibraciones. Lo
transpiramos, lo aspiramos, vivimos en él. Así que a continuació n te presentaré tus
opciones: o aprendes a identificar una vibració n positiva de una negativa y tomas el control
de tus "quiero" y "no quiero", o seguirá s en ese negativo mar de basura, para andar a ciegas,
como casi todo el mundo, el resto de tus días. Forcejeos, desacuerdos, conflictos,
enfermedades y muy poca felicidad, será n tu recompensa. Quizá son palabras duras, pero
eso se puede remediar fá cilmente volvá monos generadores de pensamientos, en lugar de
receptores de los mismos. De ese modo estaremos en otro juego, y ya no tendremos que
vivir sometidos al capricho de las emociones ajenas. Dejaremos de ser el pasajero
vulnerable e indefenso y pasaremos a ocupar el asiento del conductor o las fuerzas
exteriores son irrelevantes. El pasado ya no tiene importancia. Finalmente estaremos
saliendo del ambiente que no podemos controlar. Nuestra vida, de aquí en adelante, será la
que escojamos.

EL FINAL DE LA HISTORIA.

Hace tiempo solicite un préstamo que fue rechazado. Bueno, tan pronto como me dijeron
analice y me di cuenta de que me había hundido en serios "no quiero" que no solo había
arruinado el préstamo, no me tomó mucho tiempo cambiar el interruptor de "sentirme
mal" a "sentirte bien". Y me mantuve firme en ello, a pesar de que el préstamo había sido
rechazado. Aun cuando no parecía haber esperanzas, me negué a considerarlo así, y me
puse a trabajar en cambiar mi enfoque, mis sentimientos, mis vibraciones y hasta mi ropa
cuando llegué a casa (aunque esto ú ltimo fue llevar las cosas demasiado lejos). A la mañ ana
siguiente, el prestamista me llamó por teléfono para decirme que habían solucionado el
problema, que el préstamo por fin estaba aprobado y que el dinero me sería entregado en
unos cuantos días. ¿Fue suerte? Para nada. Fue un deliberado y propositivo cambio de
sentimiento y por lo tanto de flujo de energía. Ya había recibido lo que no quería, así que no
fue muy difícil identificar mi "quiero", cambiar de sentimiento, tenerlo y fluir, y fluir. No
siempre resulta sencillo "darle la vuelta" a un no quiero" después de que se ha saltado del
avió n sin paracaídas, pero en este caso funcionó . La creació n negativa ha sido nuestra
especialidad. Hemos moldeado nuestros mundos privados usando incontables barriles de
"no quiero" para responder a las eternas preguntas de por qué, por qué, por qué: "¿Por qué
nuestras vidas. toman este curso?" "¿Por qué no somos tan felices como nos gustaría ser...,
como podríamos ser..., como deberíamos ser?" "¿Có mo es que nunca hemos llegado ahí, ni
hemos logrado subir hasta allá ?". Está bien. Lo está , realmente. Lo hermoso hecho
perfectamente. Sin nuestros "no quiero", jamá s habríamos alcanzado nuestros "quiero".
Ahora, só lo tenemos que aprender có mo dar vuelta a las cosas deliberadamente, en lugar
de hacerlo por casualidad. Así que si sientes que de pronto te ha envuelto una horrible y
espesa nube negra recuerda que está fluyendo energía negativa de ti. Sencillamente salta
de ella y ponte a hurgar buscando algú n tipo cualquier tipo del agradable "sentirse mejor".
Ahora está s ondeando banderas verdes en tu camino de atraer tus má s amados profundos
y acariciados anhelos, que en principio, es a lo que viniste a este mundo. SI, ESO SI.

PASO 2. LEY DE ATRACCIÓN. Una vez que hemos aprendido que el empleo constante de
nuestros "no quiero" es lo que rige la mayor parte de nuestra vida, tratemos de entender lo
que son realmente los "quiero" y qué podemos hacer con ellos cuando los hayamos
descubierto. Suena tonto, ¿verdad? Todos saben lo que desean en la vida, desde luego.
Entonces si el mismísimo Dios se les apareciera frente a ustedes y les ofreciera concederle
un deseo, sabrían de inmediato que decir, ¿verdad? Pues no. Los "quiero" son los má s
temibles malentendidos y descuidados elementos de toda la raza humana, y yo podría
apostar que para la mayoría de la gente el só lo pensar en ellos resulta aú n má s aterrador
que el silló n de un dentista al que se le han terminado los anestésicos. Pero antes de que
nos adentremos en el inquietante campo de los "quiero", es importante que entendamos
qué provoca alegría y pasió n en nuestras vidas, y hace a la vida digna de vivirse. De manera
extrañ a, lo que nos da felicidad es precisamente aquello que pensamos que má s nos
gustaría evitar, o sea, lo opuesto. Gustos y disgustos, queremos y no queremos. Aunque
esta ló gica parezca insó lita, sin los opuestos probablemente nos volveríamos locos. Para
ilustrar mejor este concepto tan complicado, ven a volar conmigo en un viaje imaginario
sobre un pueblo ficticio, en un planeta también ficticio llamado Similitud.

NO, GRACIAS, SIMILITUD.

Está ahí, justo debajo de nosotros. El á rea es muy parecida a la de cualquier lugar de la
Tierra. El mismo tipo de terreno, la misma clase de gente, lo mismo de todo. Todo parece
idéntico a lo que hay en nuestro planeta, excepto por una espantosa condició n, todo es gris:
el panorama, los edificios, los automó viles, los animales, los cuerpos. Todo es del mismo
color, hasta del mismo tono. La gente no parece tener ningú n entusiasmo, porque todo a su
alrededor es lo mismo, no hay en su vida reto alguno, ni cargas, ni obstá culos, no hay
contrastes. ¿Notas la indiferencia ante la gente? No la hay. Es debido al aburrimiento, y es
agobiante. Con razó n. En Similitud nadie tiene que tomar decisiones, porque todas llevan al
mismo resultado. Ninguna pareja es diferente de otra, todos los empleos tienen el mismo
nivel de estímulo y... ¿Ya has visto suficiente? La escena parece lo má s cercano al infierno
que lo que pudiéramos imaginar. ¿A quién le gustaría vivir en un lugar así? ¿Qué caso
tendría? No habría nada que superar, nada que desear, no habría diferencias que apreciar,
nada que inspirara entusiasmo. Simplemente un lugar de aburrimiento infinito, que es
precisamente lo que venimos a evitar en este planeta Tierra. Venimos a buscar diversidad y
diferencias. Venimos, extrañ amente, por el contraste, por los opuestos. Eso es lo que nos
ofrece nuestro tridimensional planeta Tierra: un cuerno de la abundancia de alternativas y
opciones, un campo de entrenamiento para ayudamos a determinar qué cosas no nos
gustan, para que podamos dar vuelta a la situació n y afortunadamente. para crear el tipo
de cosas que nos gustan. Como ha dicho alguien: si el ú nico helado que hubiera fuera de
vainilla, la vida sería bastante aburrida. Así que tenemos opciones, muchísimas
alternativas entre las cuales elegir, que nos ofrecen las oportunidades de vivir y disfrutar
de todo cuanto deseemos en este mundo de la abundancia; pero, también, tenemos la
oportunidad de descubrir cuá nta tortura y privació n estamos dispuestos a soportar, antes
de permitir que esos deseos formen parte de nuestra vida. Reconozcá moslo: somos
verdaderos expertos en cuanto a identificar lo que nos disgusta, pero no somos lo
suficientemente há biles como para permitirnos identificar con exactitud lo que realmente,
realmente, queremos, de modo que podamos atraer esas cosas hacia nuestra vida, por el
mero gusto de tenerlas. La vida estaba destinada a ser: "No me gusta esto, sí me gusta esto
otro"; en cambio, se convirtió en: "N o me gusta eso, pero supongo que tengo que
soportarlo". Entonces nos retorcemos, nos enfurecemos, protestamos y nos quejamos de
todo a lo que nos hemos resignado, lo cual, por supuesto, nos mantiene má s adheridos al
centro' mismo del lugar donde no queremos estar. Así que, ¿qué quieres? ¿Lo sabes? ¿Te
atreves a soñ ar? ¿Te atreves a desear? ¿Te atreves a dejar que tu imaginació n (el don má s
divino y poderoso de la raza humana) se desplace por la fantasía? ¿Qué quieres? ¿Qué es lo
que quieres, real y sinceramente?

LA TORTURA DE DESEAR.

Cuando retrocedemos humildemente al principio de que todo en nuestra experiencia


proviene de nuestro enfoque y de có mo nos hemos estado sintiendo, quizá resulte natural
que pensemos: "Bueno, querer tal vez esté muy bien para otros, pero yo no voy a empezar a
soñ ar despierto de ese modo, a estas alturas. Mi vida marcha bien, la voy pasando. Así que,
¿por qué ahora debo exponerme a má s desilusiones?". Vemos todas las cosas que nos
gustaría tener, pero que no tenemos; todos los lugares en los que nos gustaría estar, pero
en los que no estamos; las escaleras que nos hubiera gustado ascender, pero por las que no
subimos. Cuando muy pocas de las cosas que nos hubiera gustado tener y hacer han
aparecido en nuestra vida, como si hubiéramos elegido deliberadamente que nada de lo
que nos gusta sucediera, nos preguntamos: "¿Por qué empezar a querer ahora?".
Empleamos aquel viejo dicho de: "Entre má s quiero, menos obtengo", junto con el otro lado
de la misma moneda que dice: "Claro que tengo muchos deseos y muchos 'quiero', pero de
ningú n modo pero conseguirlos ahora". Es triste decirlo, pero nos han "lavado el cerebro"
para hacernos creer que la mayor parte de los "quiero" no só lo son egoístas y
autocomplacientes, sino absurdamente imposibles. ¿Recuerdas cuando estabas en tercero
o cuarto añ o de primaria? Entonces no só lo ya tenías edad suficiente para entender las
desilusiones y reconocer el dolor que causaban, sino que ya eras un experto veterano en
evitar esos sentimientos. Descubriste a edad temprana que cuanto má s querías una cosa,
con mayor intensidad sufrías por el dolor de no tenerla. Probablemente só lo dejaste de
querer, a menos, desde luego, que tuvieras la absoluta seguridad y garantía de que tus
"quiero" se materializarían. Aun antes de eso, cuando eras un pequeñ o que empezaba a
caminar y disfrutaba explorar, te dirigiste tambaleante hacia el brillante florero en el
mueble de la televisió n y te gritaron: No, no, eso no se toca." No só lo una vez, ni un centenar
de veces, sino unas sesenta mil veces (segú n dicen los investigadores), durante un periodo
de tres añ os; te dijeron: " No, niñ o malo, eso que quieres no es tuyo.". Para cuando
cumpliste cuatro añ os, lo pensabas muy bien antes de querer mucho algo. Querer equivalía
a ser "malo". Y eso no termina con los primeros añ os: "no" a esto, "no" a aquello,
"absolutamente no" a lo de má s allá ..., parece que todo esto fue lo que escuchaste durante
tu crecimiento. Para cuando llegaste a la preparatoria, te resultaba muy difícil desear
realmente algo que fuera má s allá de lo socialmente aceptado, como adquirir tu primer
auto, asistir al baile de graduació n y conseguir trabajo por horas mientras estabas en la
universidad. Y que no se te ocurriera desear conocer el mundo mientras encontrabas algo
mejor que hacer. Ni se te ocurriera convertirte en millonario al añ o siguiente. “Ridículo.
Deja de estar en las nubes.". Así que la mayoría de nosotros hacemos nuestros anhelos a un
lado, mientras penetramos en los dogmá ticos "deberías" y "tienes que" de la vida adulta.
Hemos asimilado el gran dogma que afirma: cuanto má s queremos algo que no está en el
"libro de reglas de la sociedad", lo má s seguro es que no lo consigamos. Soñ amos, pero
nuestros sueñ os nunca se hacen realidad. Soñ amos un poco má s, pero no pasa nada. Pronto
nos inclinamos ante la ficticia verdad de que soñ ar en algo, o querer algo fuera de lo normal
(y con frecuencia, hasta dentro de lo normal), no es algo que esté bien visto. Cuanto má s lo
queremos, peor nos sentimos por no obtenerlo. Finalmente, a excepció n de los pequeñ os
sueñ os, los que sabemos que son prudentes y accesibles, al paso de los añ os cejamos de
soñ ar completamente. Y ahí nos quedamos: en el desolado santuario de Similitud,
protegidos por la creencia erró nea de que si soñ amos poco, y no sucede nada, no saldremos
demasiado lastimados. Santo cielo, qué forma de vivir hemos escogido.

ROMPE LA BARRERA DEL "QUIERO".

Al principio, terminar con una vida de privaciones programada puede provocar un poco
de miedo, porque significa cambiar. Pero debemos destruida si queremos convertimos en
auténticos creadores, en lugar de seguir siendo creadores por casualidad. Y honestamente,
aprender a querer productivamente (y descubrir que está bien) no es tan complicado como
parece, una vez que aprendemos cómo querer, en lugar, de có mo no querer. Existen tres
tipos bá sicos de "quiero", cada uno con su propia intenció n, en nuestro archivo de sueñ os.
Los "quiero" reales En primer lugar está n los "quiero" reales, que se derivan de los "no
quiero": "No quiero ir a la casa de mis suegros en las vacaciones. En cambio, quiero...". "Ya
no quiero vivir má s aquí, en cambio quiero…”. É sos son los má s sencillos. Só lo das vuelta a
la pá gina de un "no quiero", y ahí está tu "quiero" real del otro lado. Los "quiero" negativos
Luego siguen los "quiero" negativos, los que tienes que detectar antes de poder salirte de
ellos. Puedes identificarlos por la forma en la que te hacen sentir, puesto que nunca te
hacen sentir bien hasta que logras enfocar adecuadamente su intenció n. "Quiero estar
bien" tiene un claro enfoque en el hecho aparente de que tú no está s bien. É se es un
"quiero" negativo. "Quiero ser rico" presenta la misma dificultad. Ambos vienen de un lugar
de carencia que nos causa incomodidad, por el simple hecho de que no tenemos algo que
queremos. Los "quiero" negativos son siempre "no quiero" y resultan difíciles de detectar, a
menos que los sintonices con tus sentimientos. Si tienes sobrepeso y quieres adelgazar,
dices con toda inocencia: "Quiero estar delgado", ése es un "quiero" negativo y nunca,
jamá s, lo sentirá s como una grata sensació n que te reconforte. Proviene de anhelar, de
añ orar o de un desear vacío, todo ello de energía negativa. Surge de la necesidad, la cual
implica temor, y no del deseo, que es emoció n. Naturalmente, tú no estarías queriendo algo
si lo tuvieras; pero si solamente te enfocas en el hecho de que no lo tienes, jamá s llegará . Y
no podrá s conseguirlo porque tu enfoque está en su ausencia. Si lo que quieres y la forma
en la que lo está s declarando no te hace sentir bien, es un "quiero" negativo, y necesitas
replantearlo para que se convierta en una intenció n positiva, en un deseo lleno de
entusiasmo. Los “quiero" correctos Finalmente está el tercer tipo de los "quiero", que yo
llamo el correcto, por la sencilla razó n de que tenemos derecho a que nuestros deseos se
cumplan, sin importar lo que puedan decir en contra nuestra religió n, nuestros padres, y
nuestros amigos o compañ eros de trabajo. Tenemos el derecho, en virtud de nuestra
existencia, de probar nuestras habilidades creativas en la forma en que lo decidamos.
Tenemos el derecho de sustituir cualquier "no quiero" cualquier "no quiero" de nuestra
vida, con un "quiero", en cualquier momento. Y si eso nos complace a nosotros,
probablemente también complacerá a lograr má s. Si no es así, entonces, qué le vamos
hacer. Con los "quiero" correctos, finalmente sacamos del cló set los "deberías" y los "tienes
que”, para lanzamos a vivir la vida... nuestra propia vida. Con los" quiero" correctos,
aceptamos el hecho muy real de que no só lo es correcto y adecuado, sino esencial para
nosotros querer: cualquier cosa..., en cualquier parte..., de cualquier tipo..., en cualquier
cantidad..., en cualquier forma..., en cualquier grado..., y en el momento en que lo deseemos.
Cualquier cosa. Cualquier cosa de todo cuanto hay sobre la faz de la Tierra, siempre y
cuando sea algo que nos permita liberar nuestra vida, salir de Similitud y empezar a vibrar
má s cerca del canal de alegría de nuestro Ser verdadero. É sta es la ú nica razó n por la que
tenemos los "quiero", para hacemos sentir bien cuando los tenemos. Sí, yo sé que esto
suena cruel, indiferente a los demá s y hasta cierto punto egoísta. Pero, por favor, tenme
paciencia antes de llegar a sacar una conclusió n, y te dará s cuenta de có mo este atrevido
enfoque de la vida será profundamente benéfico para todos los que te rodean y dependen
de ti.

QUERER, NECESIDAD DE LA VIDA.

Yo te digo: "Muy bien, ¿qué quieres?" Y tú me dices: "Oh, eso es fá cil. Quiero suficiente
dinero para pagar mis cuentas, cuidar a los niñ os, tener una linda casa en donde vivir, un
trabajo que me guste, una pareja amorosa con la que compartir todo, y una salud perfecta.
Ademá s, tampoco me disgustaría tener un auto nuevo". Eso es un comienzo, y muy bueno,
pero eso es todo lo que es, simplemente, un comienzo. De hecho, para la mayor parte de los
que vivimos en este mundo, tener todas esas cosas evidentemente maravillosas sería como
vivir en el paraíso. No obstante, si vamos a liberar ese poder que llamamos pasió n, para
poder aproximarnos y finalmente vivir má s cercanos a la frecuencia de nuestro Ser natural
con profunda alegría, tenemos que ir má s allá de lo evidente..., mucho má s allá . Así que,
¿qué má s? ¿Qué má s quieres? Sí, por supuesto, los "quiero" cambian con los añ os.
Probablemente has pasado ya de la época en la que querías un pastel y para tu cumpleañ os
(y entonces, ¿de nuevo...?), o quizá ya no desees tener un espectacular convertible para
recorrer con él el centro de la ciudad el sá bado por la noche. Y, sin embargo, todavía hay
dentro de ti un asombroso inventario de fantasías, desde hace mucho tiempo olvidadas.
¿Cuá les son? ¿Cuá nto tiempo hace que no te atreves a disfrutar de su tentador sabor, o de
participar en las exó ticas aventuras en tu soñ ar despierto? ¿Cuá les son tus deseos má s
pequeñ os, má s grandes, má s antiguos o má s nuevos, tus deseos má s profundamente
ocultos, tus ambiciones, tus aspiraciones..., las que son tan remotas, tan imposibles, tan
improbables, que nunca te has atrevido a hablar de ellas en voz alta, ni siquiera en un
susurro..., a nadie..., ni siquiera a Dios? ¿Cuá les son? ¿Qué te has permitido dejar de querer?
Este planeta no es Similitud. Venimos aquí por el contraste, por los opuestos. Venimos aquí
para aprender a manifestar nuestros deseos. Venimos a aprender a discernir y a cultivar
ese extrañ o arte de querer, que equivale a manifestar. En cambio, nos encontramos
atrapados en la inú til habilidad de coleccionar diligentemente los "no quiero". Venimos a
aprender có mo crear nuestros deseos, có mo realizar nuestros sueñ os, có mo prosperar y
có mo llevar esta maravillosa experiencia llamada "ser físico" hasta su propio zenit.
Venimos a experimentar lo bueno, junto con lo malo, de tal forma que podamos aprender a
seleccionar lo que nos gusta, por encima de lo que nos disgusta. Aprovéchalo. Saca tus tan
ansiados sueñ os de ese cló set viejo y atiborrado, sacú delos un poco con amoroso cuidado, y
examina atentamente cada uno de ellos. Olvida que está n demasiado lejos. Olvida que no
tienen posibilidad alguna de realizarse, o que son impensables. Olvida que alguien pueda
pensar que está s perdido. Olvida que pueden llamarte egoísta. Olvida esas cosas. Querer
no só lo es tu derecho, es un prerrequisito indispensable para una vida feliz.

SÍ, TÚ DE VERDAD LO MERECES.

Ahora, te tengo buenas noticias: no necesitas ser merecedor de ninguna maldita cosa para
obtener tus deseos. No necesitas probar, demostrar o declarar algo, ni aprobar un examen
de moral. No tienes que explicar tus razones, ni disculparte con tu familia, contigo mismo o
con Dios. No tienes que ser má s merecedor, digno, confiable u honrado de lo que ya eres
ahora. Só lo tienes que tomar una decisió n..., só lo una..., y es la de ser feliz. Pero nunca
podrá s emprender ese camino, hasta que permitas a tus "quiero" tus sueñ os, tus deseos, tus
anhelos, salir del cló set, no só lo asomarse un poco, sino salir por completo. Como
cualquier talento oculto, que consciente o inconscientemente sabías que estaba ahí pero
que no te sentías có modo mostrá ndolo, una vez que asimiles el hecho de que querer forma
parte de ti, de que hacerlo es totalmente adecuado, practicarlo se convertirá en una
diversió n. Comenzará a fluir la alegría y empezará s a vibrar en forma diferente, porque
cuando está s alegre con la vida ya no puedes vibrar negativamente y, por tanto, no puedes
atraer cosas negativas, só lo positivas. Cuando está s en armonía con la vida, no puedes
sentirte inseguro, avergonzado, indigno, culpable o inferior en ninguna forma, pues no
está s vibrando de ese modo. N o puedes sentir carencia de ningú n tipo, ni puedes atraerla.
La ú nica cosa que hará s cuando empieces a abrir la llave de tus "quiero" será emitir mayor
alegría, y má s abundancia, y sentir má s libertad en tu experiencia. ¿N o dirías que es
pequeñ o el precio de tus sueñ os? y no importa lo que decidas soñ ar. Elige un sueñ o que te
haga feliz, y estará s vibrando en esa frecuencia. Sueñ a el sueñ o de la alegría; sueñ a el sueñ o
de la plenitud; sueñ a el sueñ o de la frivolidad, pero SUEÑ A. Tener deseos quererlos no es
mayor pecado que respirar. Nunca má s pienses que tienes que justificar tus "quiero".
Simplemente no lo hagas. N o puedes justificar, defender o racionalizar todo lo cual es
energía negativa y mantenerte conectado con tu energía fundamental. Tú no necesitas
disculparte de nada, con nadie, ni con ninguna autoridad, de alto o bajo rango, por tus
deseos. Ciertamente, tampoco con Dios. Hacerlo es darle la espalda a tu energía má s
elevada, negando así tu existencia misma, tu divino derecho a vivir. Contrariamente a las
enseñ anzas comunes, obtener felicidad es un sagrado derecho que tienes desde que
naciste. Así que déjate llevar y sueñ a. Tú ya está s creando tu vida cada momento de cada
día, de acuerdo a la forma en la que piensas y vibras, por lo que bien puedes hacerlo de la
manera que te gustaría que fuera.

TODAVÍA LOS TIENES.

Una de las mejores maneras de descubrir algunos de esos "quiero" escondidos durante
tanto tiempo, es imaginar. Recuerda, todo lo que necesitas para obtenerlos sea "lo" que sea
es quererlos y sentirlos, sin explicaciones, excusas, disculpas o razones. El reto ahora es
có mo ahondar lo suficiente para traspasar las rígidas capas de los "deberías", "no deberías"
y "nono", hasta la largamente olvidada emoció n de y pasió n por la vida. Imagínate que es la
época navideñ a (esto no es cuestió n religiosa, así que no importa qué religió n profeses). Tú
eres el Santa Claus del centro comercial, de abundante barba blanca y barriga de almohada.
Escuchas a todos recitar su larga lista de "quiero", socialmente aceptables, pero un rato
después, decides esparcir tus polvos má gicos para que los niñ os de cualquier edad revelen
algunos de sus "quiero", menos aceptados socialmente. Se te acerca una chiquilla de unos
seis añ os, salta sobre tus rodillas y empieza a darte su lista: unos cuantos juguetes
especiales que vio en la televisió n y un par de peticiones tradicionales, como una muñ eca y
un perrito. Eso es todo. Nada nuevo. Así que tú esparces un poquito de tus polvos má gicos
y aparecen en la lista de pedidos: un gran columpio en el patio trasero, un papá que esté
má s tiempo en casa, una mamá que disponga de má s tiempo para jugar, alguien cualquiera
que crea en los lindos á ngeles que hay en su recá mara y alguien má s, que haga que todas
las cosas siempre salgan bien. Ah., y muchos hermanitos y hermanitas, por favor. Entonces,
la niñ a baja de un salto y se va muy contenta. (¿Recuerdas cuá les eran tus "quiero"
escondidos a los seis añ os de edad?). Después, se presenta una chica alta y delgada de unos
18 añ os, divertida con la idea, y muy dispuesta a seguir el juego. "Muy bien ¿qué te gustaría
que te trajera Santa Claus?". Una vez má s, aunque la muchacha alegremente entra en el
espíritu de esta broma, su lista resulta extremadamente corta. "Bueno, acepto ese
automó vil nuevo que tienes oculto en el saco, Santa. Y no me importaría que dejaras unos
cuantos miles de dó lares en mi bota para mis caprichos. Y si tienes por casualidad un
tó rrido romance por ahí, guardado para mí en tu trineo, sería estupendo.". Entonces,
esparces un poco de tus polvos má gicos, la chica de 18 añ os se relaja y aparece enseguida
una sorprendente lista de los "quiero" correctos, que tienen que ver con profesiones,
amigos, éxito, fama, ropa, condiciones de vida, familia, yates y auténtica felicidad. "Lo que
sea que eso signifique", susurras. (¿Recuerdas cuá les eran tus "quiero" secretos a los 18
añ os y cuá les de tus sueñ os se esfumaron para que pudieras vivir en el "mundo real"?).
Finalmente, llega el adulto que se sienta feliz en tus rodillas de Santa Claus, mientras los
niñ os lo observan y sonríen burlones. "¿y qué te gustaría pedir, mi amigo?" preguntas,
expectante. Descubres, con desolació n, que esta persona tiene la lista má s corta de todas
hasta entonces, como si todas sus esperanzas y sueñ os de antañ o hubieran volado hacia
otra galaxia. Oh., ahí se fueron la casa nueva, el flamante automó vil y el fugaz deseo de
sacarse la lotería; pero así son las cosas. Con rapidez, esparces tus polvos má gicos. Nada.
Esparces un poco má s. Todavía nada. Le vacías la bolsa la bolsa encima a la persona. Con
lentitud, al principio, como si tuviera que sacarse de las profundidades má s oscuras del
océano, surge un comentario sobre tener una pastelería y otro sobre aprender a tocar el
piano. Una pausa, y brinca a otro acerca de tomar un curso de horticultura en la
universidad local, y otro sobre construir un tipo ú nico de velero. De repente, surgen uno
tras otro los deseos: có mo ayudar financieramente a un amigo para abrir una escuela de
danza, tener una puerta eléctrica en la cochera y vivir en una casa muy elegante con vistas
hacia las hermosas aguas de una isla del Caribe. Ya no se detiene. Aparece otro deseo
profundo sobre tener la oportunidad de conseguir una pareja con la que pueda hablar
acerca de lo que sueñ a despierto, y otro sobre abrir un campamento de verano para los
niñ os de la ciudad, y sentirse seguro en una regió n del país donde no haya terremotos, y
algo acerca de tener la confianza suficiente para hablar frente a un grupo de personas. Hay
uno má s sobre có mo mejorar las relaciones con ciertos miembros de la familia y aprender a
ser má s amoroso, y muchos otros má s. Se requirió de todo el saco de polvos má gicos, pero
la presa que retenía todos esos tesoros por tanto tiempo olvidados, finalmente se rompió .
¿Qué sueñ os has hecho a un lado? Tus ambiciones, tus metas olvidadas, hasta tus má s
pequeñ os deseos, ¿cuá les son? ¿CUÁ LES SON? PASO DOS: IDENTIFICA LO QUE QUIERES.

Si yo tomo todos mis "no quiero" (que me hacen sentir mal) y centro la atenció n en mis
"quiero" (que se supone que deben hacerme sentir muy bien), terminaré con algo que yo sé
que no tengo (lo cual seguramente no me hará sentir bien) y añ oraré algo que, de cualquier
modo, probablemente nunca conseguiré, lo que me hará sentir peor que antes de empezar
con esta estupidez. Ah., ése es un gran predicamento porque si lo tuvieras, no lo estarías
deseando. Así que el acto mismo de querer, lleva consigo la obvia implicació n de que tú
seguramente no tienes aquello que quieres, y si no lo tienes, ¿có mo diablos puedes sentirte
bien acerca de ello mientras no lo consigas? No puedes. No, mientras sigas queriendo
cosas en la forma antigua. El dilema proviene de nuestro pensamiento, al pensar que la
carga que supone adquirir lo que queremos recae por completo sobre nosotros, y somos
también quienes tenemos que averiguar có mo obtenerlo, có mo conseguir el dinero para
eso, có mo hacer los arreglos para ello, có mo hacer que suceda. Una vez que llegamos tan
lejos, nuestros siguientes pensamientos generalmente son algo así como: " Oh, diablos, eso
sencillamente no es posible.", lo cual invariablemente causa que dejemos de quererlo. Fá cil
solució n, surgida directamente de la anticuada forma programada de pensar. LA CLAVE.

La clave para conseguir lo que má s deseas desde el fondo de tu corazó n sin límite alguno,
es descubrir una forma de sentirte bien con tu "quiero", pues este "quiero" no se hará
realidad si al desearlo, o suspirar por él, te sientes desalentado, en lugar de sentirte bien.
(Recuerda, la carencia proviene del temor; el deseo proviene de la emoció n. Son los
extremos opuestos del polo vibratorio). Así que nos encontramos ante un dilema: estamos
queriendo algo, lo cual generalmente nos hace sentir mal, porque no só lo no tenemos lo
que queremos, sino que no tenemos la menor idea de có mo conseguido. ¿La solució n?
Cambia el sentimiento. Cuando quieras algo, mantén tus pensamientos en ese "quiero"
durante unos momentos, hasta que empieces a sentir una especie de elevació n de tu á nimo,
un sentimiento intenso de cualquier tipo, bueno o malo, una bandera roja o una bandera
verde, no importa cuá l. Entonces, concéntrate en ese sentimiento. Si sientes que tu á nimo
decae en lugar de sentir entusiasmo, si te sientes desalentado en lugar de animado,
significa que está s pensando en no tener, en lugar de en tener. Está s pensando en la
ausencia de lo que quieres. Por otra parte, si comienzas a sentir aunque sea un poco de
emoció n, o un agradable y cá lido murmullo, has dado en el blanco. Todo el proceso de
crear intencionalmente proviene de APAGAR nuestros pensamientos de lo que no
queremos, ENCENDER los que sí queremos, y mantenerlos ahí. Una vez que hemos llegado
hasta este punto, nos toca encontrar formas de sentirnos bien sobre esos "quiero", en lugar
de sentirnos terriblemente mal cuando no los vemos por ninguna parte y parecería que no
hay forma de que aparezcan. Así que la pregunta es có mo podemos ir de abajo hacia arriba
cada vez que pensamos en un "quiero", porque, en cuanto estamos arriba, anulamos las
vibraciones que provocan esos sentimientos deprimentes, que aparecen cuando estamos
enfocados en el hecho evidente de que nuestro "quiero" no se encuentra a la vista. CÓMO
ENTUSIASMARSE.

Ya sabemos que la clave para convertir un "no quiero" en un "quiero" es encontrar formas
para sentimos espléndidamente acerca de ese "quiero", en lugar de desalentarnos. Sin
importar si se trata de un viejo sentimiento de los "quiero" que ha estado encerrado en el
cló set desde siempre, o de un deseo reciente, el proceso es el mismo. He aquí có mo hacerle
para sentirnos bien de hecho, muy bien al querer algo que no tenemos, o que creemos que
nos es imposible obtener, que no merecemos tener, o que nunca estaría a nuestro alcance, y
que a nuestro cerebro le resulta demasiado complicado y cansado resolver. É ste es el
componente má s importante de la Ley de la Atracció n, que garantiza atraer los "quiero", en
lugar de los "no quiero": Una vez que sepas lo que quieres, debes encontrar el
SENTIMIENTO que provoca tener ese "quiero "y, al mismo tiempo permanecer fuera del
sentimiento que provoca el no tenerlo. En otras palabras, sentir (conseguir entusiasmarse),
lo que sería nadar (si no sabes hacerlo), en lugar de sentirte avergonzado cuando todos
corren al agua, menos tú . Siéntete (lograr entusiasmarte), feliz en tu nuevo trabajo, en
lugar de sentirte constantemente deprimido y atrapada con el que tienes ahora. Siéntete
(lograr entusiasmarte) orgulloso por subir al estrado a recibir tu bien ganado grado
académico, aunque todavía no hayan empezado las clases. Siéntete (lograr entusiasmarte),
con có mo quieres que rea tu nueva pareja y lo maravilloso que será estar juntos. Siéntete
(lograr entusiasmarte) con lo que sería poseer la camioneta de tus sueñ os, y el placer y el
orgullo de viajar con tus amigos y tu familia a todas partes. Ahora está s vibrando en
armonía con tu má s grande Ser. Tus deseos son felizmente incluidos en tus vibraciones, y
se magnetizan y crecen má s cada vez que sientes que son realidad durante só lo dieciséis
segundos. Has eliminado las vibraciones negativas de la conciencia social para vivir en y
vibrar enlas ú nicas energías capaces de atraer hacia ti esos "quiero", las má s elevadas,
benditas frecuencias de "sentirte bien”. Una vez en ese espacio, tú y tus "quiero" estará n
literalmente unidos. En lugar de ondear banderas rojas y unirte en armonía con la carencia
de tu deseo (lo cual significa que estará s atrayendo má s carencias), estará s ondeando
banderas verdes de "sentirte bien" y de estar en armonía con tener lo que anhelas, sea que
eso ya exista, o que aú n no. Mientras no pierdas demasiado tiempo preocupá ndote sobre el
porqué" eso" no ha aparecido todavía, esa vibració n de entusiasmado, "prendido",
sintonizado, elevado, feliz, que sientes cuando piensas en tenerlo, eventualmente lo llevará
hasta ti. Eso es todo lo que se necesita: buenos sentimientos, uno de los elementos má s
importantes de la vida, que nosotros, como especie, parece que hemos olvidado incluir en
nuestra "dieta" diaria. LOS "PORQUÉ" TENERLO Para ayudarnos a atraer un "quiero",
necesitamos que nuestros fluidos se esparzan y podamos emitir tanta energía positiva
como sea posible. Una de las mejores formas para lograr lo anterior, es hablar sobre los
"porqué" de querer algo. El qué define, pero son los "porqué" los que cargan tu batería e
inician el flujo de fluidos. Es como si se le preguntaras a un hombre al que le encantan los
filetes casi crudos, todavía sangrantes, .por qué le gustan así. Inclinará la cabeza a un lado,
cerrará los ojos y parecerá irse a otro mundo mientras describe los sabores, disfruta de lo
jugoso de su carne y se deleita con su textura y aroma. É se es un sentimiento y un vibrar
grandioso, todo ello procedente de una sencilla pregunta: "¿Por qué?". Desde el momento
en que piensas en todos los porqué de querer algo, empiezas a conectarte con ello en
sentimiento. Te sientes má s sintonizado, má s entusiasmado y está s creando numerosos
intervalos de dieciséis segundos que fluyen plenamente cargados de energía magnética
hacia lo que deseas, en lugar de só lo murmurar un impreciso: "Esto es lo que quiero". Así
que al declarar tus por qué, está s dando a ese "quiero" el impulso de despegue necesario.
Así como un automó vil sin batería no va a ninguna parte hasta que no se carga de energía, y
si no hay carga no camina, si no hay entusiasmo en tu "quiero" no habrá magnetismo, y sin
magnetismo no conseguirá s lo que quieres. PORQUE..., PORQUE..., PORQUE...

Las verdaderas razones de los “quieros” no se asoman al principio fá cilmente te aconsejo


que a cada razó n que encuentres le busques a su vez un nuevo porqué y luego a esa
respuesta nuevamente pregú ntate porqué hasta que las respuestas te hagan sentirte
emocionalmente bien. Pregú ntate a ti mismo, una y otra vez, por qué quieres algo, y
continú a preguntá ndotelo, muchas veces, aun cuando pienses que ya no tienes má s
respuestas. Muy pronto estará s en un mundo de ensueñ o, sintiéndote maravillosamente
bien, precisamente donde necesitas estar para atraer hacia ti ese deseo. A estas alturas,
querrá s invocar tu fuerza de voluntad para permanecer en esa vibració n tanto como te sea
posible, tal vez media hora o, quizá , el día completo. Pero aunque só lo sea un par de
minutos, magnífico., será suficiente para despertar el torrente de energía. Recuerda, só lo
necesitas dieciséis segundos para hacer que los mismos pensamientos de vibració n se
conviertan en un remolino de energía, enseguida suma otros dieciséis segundos y otros
má s. Si de pronto te sorprendes diciendo: "Olvídalo, ése es só lo un sueñ o imposible", en
medio de tu condició n elevada, simplemente cambia de velocidades de vibració n, piensa en
algo que te haga sentir bien, acelera el motor de nuevo y anula rá pidamente lavibració n de
bandera roja. (No lo olvides, el universo no nos da lo que solicitamos, o lo que merecemos,
o lo que se supone que estamos destinados a tener; el universo nos da precisamente y nada
má s que eso lo que vibramos en cada momento de cada día.) Nada má s, nada menos. Antes
de que te des cuenta, el universo comenzará a responder a tus vibraciones con pequeñ as
señ ales aquí y allá , con asombrosas pequeñ as "coincidencias"; todas las piezas má gicas que
se necesitan para atraer lo que deseas seguirá n llegando, y llegando, hasta que todo esté en
su lugar, contigo en el centro, viviendo lo que una vez fuera tu sueñ o "imposible". Pero tú
tienes que probarlo, olerlo, sentirlo y asombrarte ante él, antes de que suceda. Debes hablar
de él y sentir que lo está s viviendo, y volver a hablar de él, hasta que esos sentimientos que
se han despertado, el elemento fundamental del paso tres, lleguen a ti con facilidad.

PASO TRES: ENCUENTRA EL SENTIMIENTO QUE PROVOCA TU "QUIERO". ESA


VÁLVULA MÁGICA.

Una de las mejores formas que he oído para describir la energía de "sentirse bien" es la
analogía con una vá lvula o un grifo, semejante a los de una manguera para incendios.
Nosotros somos la vá lvula, y la manguera es lo que lleva el flujo de energía que proviene de
nuestra fuente, esa parte má s grande de nosotros con la que estamos conectados para
siempre. Esa corriente de energía no física es lo que realmente somos, una fuerza
incalculable de alegría, abundancia y seguridad. La mayor parte del tiempo nos
mantenemos separados de esa gran corriente de energía. ¿Có mo? Con nuestra energía
negativa de vá lvula cerrada. Pero cuando nos sintonizamos, nos conectamos y nos
sentimos bien, abrimos esa vá lvula má gica para dejar fluir la corriente de vibraciones de
alta frecuencia a través de nosotros. Ahora nos sentimos vivos, elevados, vibrantes, llenos
de energía, emocionados, sintonizados..., con lo mejor de lo que conocemos como felicidad.
Como la presió n del agua, en nuestra manguera imaginaria la energía está siempre ahí,
pero tenemos que dar pasos deliberados y propositivos para abrir la vieja vá lvula ya
oxidada, si queremos que fluya la energía de alta frecuencia de nuestra fuente. Tener la
vá lvula abierta (sentirse bien) significa que la energía positiva está fluyendo a través de
nosotros, y desde nosotros, y que estamos creando intencionalmente. Tener cerrada la
vá lvula (cualquier cosa que no sea sentirse bien) significa que estamos haciendo fluir
energía negativa, que nos estamos resistiendo al fluido natural y que estamos creando las
cosas por mera casualidad. Lo anterior no significa que debamos andar por el mundo
siempre felices, funcionando a alta frecuencia y volando como una cometa todo el día. Todo
lo que tenemos que hacer es tener abierta nuestra vá lvula, aunque só lo sea un poco, y
permitir que se vaya ensanchando gradualmente para liberar esa corriente llena de vida. Si
podemos encontrar formas de sentirnos un poco mejor que antes, y aumentar el sentirnos
bien cada vez má s, pronto empezaremos a invertir las atracciones negativas que hemos
tenido toda la vida. PROPÓNTELO Una vez que has empezado a conseguir tus "quiero"
abiertamente, hay un paso má s que te ayudará definitivamente, y es el de convertir tus
"quiero" en propó sitos. Debido a que la palabra "quiero" podría causarte en este momento
ciertas inquietudes emocionales, probablemente te sentirías mejor simplemente
"proponiéndote" hacer ciertas cosas. Proponerte es una especie de combinació n de "quiero
y espero", y un buen punto de partida para comenzar es intentar cosas pequeñas a largo del
día. Esto no só lo nos proporcionará una valiosa prá ctica con evidencias inmediatas, sino
que nos abrirá el camino hacia nuevas y necesarias rutas de energía, que nunca habíamos
abierto. Y cada nuevo camino significa que está s recibiendo una mayor cantidad de energía
procedente de la fuente, de la que estabas recibiendo antes, así que el sentirte bien todo se
volverá má s sencillo..., lo cual te prepara para producir una energía cada vez má s elevada...,
lo cual a su vez..., etcétera. Las intenciones diarias nos brindan nuevas alternativas para
que la energía fluya má s fá cilmente. Cuantas má s cosas intentamos, má s estamos usando la
energía de alta frecuencia, que muy pronto se convierte en un camino de doble sentido; es
decir, cuanto má s usamos esa energía, má s la recibimos. Esto crea una especie de cubierta
protectora alrededor de nosotros, semejante a un chaleco de seguridad que nos protege de
caer en viejas creencias que continú an atrayendo cosas que no queremos. Yo recomiendo
destinar siempre lo que me propongo durante el día a cosas pequeñ as. Me propongo llegar
a salvo a cualquier destino. Me propongo estar a tiempo y sentirme bien por ello. Me
propongo encontrar un lugar adecuado para estacionarme. Me propongo sentirme bien con
la ropa que llevo puesta. Me propongo cerrar la operació n que estoy tratando de hacer. Me
propongo mantener mi cuenta del banco con cierta cantidad de dinero, o quizá con má s. Me
propongo disfrutar de todo a lo largo del día (yeso no es cualquier cosa). Me propongo
contribuir a que mis clientes se sientan bien. Y; en tanto mi vá lvula se mantenga abierta
mientras expreso mis propó sitos, éstos siempre se cumplirá n. En cuanto a otros asuntos
má s grandes e importantes, si tu propó sito para ese día es sentir alegría, no deberá s
sintonizar un só lo programa en la televisió n que te inquiete. Si tu propó sito es que te
instalen la nueva cocina sin mayor problema, así se hará , a menos que cierres la vá lvula
debido a otra cosa. Si tu propó sito es terminar a tiempo la cena, observa lo fá cil que es
lograrlo. En el caso de "quiero" má s grandes e importantes, si tú transformas cada uno de
estos "quiero" en una declaració n de propó sito, y te permites sentir el poder que hay detrá s
de ello como si fuera un gran sí., te asombrará s de lo que sucede. "ME PROPONGO
cambiarme el añ o pró ximo", significa "no tengo la menor idea de có mo va suceder eso, pero
sé que encontraré la forma, porque estoy decidido a lograrlo." "ME PROPONGO tener una
nueva relació n.". "ME PROPONGO aprender a bailar salsa." "ME PROPONGO tener una
buena cuenta en el banco." "ME PROPONGO encontrar la felicidad en todo lo que hago."
"ME PROPONGO hacer nuevos amigos". "ME PROPONGO encontrar una conexió n espiritual
má s profunda. " Debes sentir la fuerza cuando hagas estas declaraciones. Siente la
autoridad, la fuerza del mando, la potencia muscular detrá s de la energía que sale de ti.
Todo debe estar completo. Pero ú salo con precaució n. Un propó sito es una dinamo en sí
mismo, del cual no se debe abusar y nunca convertirlo en un há bito ocioso.

ATRÉVETE A QUERER.

Sin importar si lo llamas propó sito, o querer, decídete y hazlo. Atrévete a querer. Atrévete
a soñ ar. Atrévete a sacar del cló set tus viejos sueñ os, y a sacudirlos. Concédete permiso
para querer; de hecho, oblígate a querer. Entonces selecciona algú n pequeñ o e
intrascendente "quiero" y empieza a hablar de por qué lo quieres, hasta que logres tirar de
la palanca que lo convierta en sentimiento. Antes de que te des cuenta, tendrá s
manifestaciones físicas frente a ti, re lo puedo asegurar, y cuando eso suceda, se convertirá
en la noticia de ocho columnas. Verifica qué es lo que te gusta y lo que te disgusta de tu
vida actual. Luego, sobreponte al sentimiento de culpa que te produce querer algo, y
acelera el motor de ese "quiero" porque hacerlo te proporcionará el impulso necesario; eso
te traerá alegría; la alegría te traerá má s "quiero" y en ese momento estará s creando
deliberadamente. Tú eres el inventor y el realizador de todo; eres ambas cosas en una sola
persona (no te preocupes por ser el ingeniero diseñ ador hay una inteligencia infinita
dentro de ti conectada que habrá de encontrar có mo ensamblar una cosa. É se ya no es tu
trabajo). Desde luego, persigue cosas materiales para ti mismo, pero también solicita cosas
universales o intangibles tales como: Quiero que la alegría irradie de mi corazó n. Quiero
que toda mi familia se sienta contenta. Quiero saber que siempre todo marcha bien.
Quiero tener un mayor sentido de libertad. Quiero saber que tengo alternativas. Me
propongo buscar má s opciones. Me propongo confiar en que todo marcha bien en el
mundo. Me propongo aprender a crear deliberadamente. Me propongo aprender a manejar
la energía. Me propongo darme cuenta de mi resistencia. Me propongo darme cuenta de
mis sentimientos. Me propongo disfrutar de la vida al má ximo. Me propongo divertirme
má s. Me propongo mostrarme má s entusiasta. Me propongo tener una conexió n má s
fuerte con mi fuente. Lo importante es que te sobrepongas al mito de querer y hacerlo.
Atrévete a querer cualquier cosa que exista en este mundo que te produzca placer, porque
querer es hacerse cargo de las cosas. Querer es crear. Querer y manifestar en la realidad
esos" quiero" es cumplir con tu razó n de ser. Y en ello se encuentra la verdadera riqueza de
la vida.

CAMBIO DE ENFOQUE. LEY DE ATRACCIÓN.

Todo el proceso de la creació n deliberada es realmente sencillo, pero no siempre es fá cil.


Cuando menos, al principio. De hecho, me siento tentado a decir que es un fastidio. Sin
embargo, una vez que te des cuenta de có mo te está s enfocando, y có mo fluye tu energía, y
cuando compruebes lo evidente que son los resultados, se vuelve casi un juego. Bueno,
“casi”. Revisemos rá pidamente lo que hemos aprendido hasta ahora, antes de pasar a
niveles má s profundos, y repasemos qué tan lejos hemos llegado en los cuatro pasos de la
creació n reflexiva. Hemos examinado detenidamente el paso uno: Identifica lo que NO
quieres. Hemos examinado moderadamente el paso dos:

Identifica lo que QUIERES. Hemos revisado ligeramente el paso tres: Encuentra el lugar
del sentimiento de tu "quiero". Ahora estamos llegando al meollo del paso tres, a la parte
difícil: aprender cómo sentirse bien respecto de algo que quieres y no tienes. Esto es un
cambio dramá tico de paradigmas, de la forma comú n de pensar es parte de la nueva
conciencia. Mejorar u obtener lo que deseamos en nuestra vida, implica cambiar. Para lo
cual tenemos en contra los há bitos y creencias del pasado. No todo lo aprendido ha sido
malo, hay cosas que cumplieron su objetivo y en el presente son un lastre que necesitamos
eliminar o cambiarlas por otras, así como requerimos adquirir otras nuevas. Esto es
requisito previo para usar todo el poder que encierra la Ley de Atracció n. Es la razó n de
éste capítulo; entender que hay modos de pensar y actuar aprendidos que tendremos que
eliminar, que está n bloqueando la manifestació n en nuestra vida lo que queramos. Los
pensamientos que te han traído hasta aquí, no son los mismo que necesitas para llegar a otra
parte Stephen Covey. Al igual que yo, sabes que nuestra forma má s comú n de pensar es
má s o menos así: "Cuando suceda tal o cual cosa, entonces podré ser feliz", o "cuando tenga
el cuerpo adecuado, entonces podré sentirme bien conmigo mismo". "Cuando gane má s
dinero, entonces me liberaré del estrés". Esta vieja práctica podría llamarse el síndrome de
cuandoestopaseseréfeliz. Sin embargo, ha sido precisamente ese modo de pensar lo que ha
vuelto tan difícil nuestra vida. Cuando las circunstancias no nos favorecen (lo cual ocurre
la mayor parte del tiempo), nuestra primera reacció n es, por lo general, buscar remedios
físicamente agresivos para tratar de liberarnos, repararlo, o corregirlo. Después de todo,
somos criaturas físicas. "¿No te gusta eso? No hay problema". Vamos, lo ú nico que tienes
que hacer es: arreglarlo. Pero si lo que queremos realizar no puede arreglarse, o parece
demasiado complicado para poderlo cambiar, o demasiado abrumador para lograr a
tiempo otro formato que nos convenga, nos sentimos disgustados y frustrados, y tú ya
sabes có mo repercute esa actitud en la energía que produce nuestro disgusto y nuestra
frustració n: atraemos má s de todo aquello que tratamos tan desesperadamente de corregir.
Por eso hay personas con el paradigma de que la vida es un sufrimiento, o aquel de: El que
sabe de amor, sabe lo que es sufrir, desde Adá n y Eva fuimos condenados a lograr lo que
quisiéramos con el fruto de arduo trabajo y el sudor de nuestra frente; no, no, no. La vida es
oportunidad, es crear, es trascender, no vinimos a sufrir, el problema es que no hemos
entendido que hoy tenemos la oportunidad de ser coparticipes de la creació n y que
depende de lo que creamos de ella, es lo que vamos a obtener; de aquí que si crees en el
amor, en la salud plena, la abundancia, la justicia, corres el altísimo riesgo de verlo
realizado en tu vida. Por eso no es coincidencia que estés leyendo este material. Porque tu
guía interior te ha acercado a la invitació n al cambio, de ti depende aceptarla o no. La pelota
está en tu cancha.

ELLA EMPEZÓ "DE CERO".

Liz, mi amiga de la universidad, había vivido con su esposo, durante añ os, en un á rea
residencial de la ciudad. Se ocupaba de sus dos hijos y trabajaba como voluntaria para
algunas organizaciones humanitarias. Cuando su esposo Luís murió , Liz se enfrentó a la
tarea de tomar algunas decisiones muy difíciles. Tenía tres décadas de no trabajar fuera de
su casa, pero era absolutamente necesario que ganara algo de dinero. La familia se había
mudado a una nueva casa muy grande apenas tres añ os antes de la muerte de Luís, una
casa que requería de pagos mensuales muy altos, pero que había sido comprada con un
enganche muy bajo, de tal modo que venderla para comprar otra casa má s pequeñ a, que
requiriera de pagos mensuales menores, no era una buena opció n ya que, con una
transacció n así, se perdería mucho dinero. La peor parte del asunto era que Luís había
dejado un seguro de vida muy pequeñ o. De repente, Liz se encontró en una situació n muy
difícil. Si vendía la casa, no le quedaría dinero suficiente como para poder comprar otra. Los
hijos se habían ofrecido a ayudar, pero eso só lo le proporcionaría un alivio temporal. El
ú nico talento que Liz poseía era su habilidad para pintar. Era una artista consumada en la
técnica de la acuarela y hacía unos cuadros preciosos de paisajes. Nunca había vendido
mucho, excepto entre sus amigos, pero ahora se encontraba ante la tentadora posibilidad
(ademá s de la necesidad) de convertirse en una pintora profesional de tiempo completo.
Como es una mujer muy valerosa, decidió lanzarse de lleno a su nueva profesió n, a pesar de
las protestas de sus hijos, quienes insistían en que buscara un trabajo má s tradicional,
como el de vendedora en una tienda departamental. Entre lo que Luís había dejado, unos
cuantos ahorros, y lo que sus hijos le pudieron prestar, Liz había reunido el dinero
suficiente como para sobrevivir aproximadamente un añ o. Pero cada vez que hablá bamos,
me decía: "Caramba, no he vendido nada todavía. No sé si esto me vaya a funcionar o no.
Tengo que vender algú n cuadro pronto, o no sé qué voy a hacer". Liz no estaba estudiando
el flujo de la energía, ni le interesaba hacerlo. Escuchaba atentamente mis sugerencias, no
siempre muy amables, de que dejara de enfocarse en su actual situació n negativa (la falta
de ventas) y empezara a concentrarse seriamente en lo que quería y en có mo la hacía sentir
ese deseo. Hablamos una y otra vez, y el mismo nú mero de veces, Liz me dijo: "No creo que
pueda soportar esta situació n mucho tiempo má s. Me estoy poniendo tan nerviosa que no
puedo siquiera concentrarme en lo que estoy pintando. ¿Qué voy a hacer? Estoy aterrada".
Un día no pude resistir má s y actuando con verdadero "amor apache" hacia una
queridísima amiga, empecé a hablar en voz baja, lenta y muy firme. "De acuerdo, amiga mía,
si quieres hundir tu propio barco, está bien. Yo me lavo las manos. Disfruta tu desgracia,
pero no vuelvas a llamarme para contarme tus problemas. Tú podrías darle la vuelta en un
santiamén si dejaras de quejarte, así que cuando estés lista para ello, llá mame. Y lo digo en
serio, no má s llamadas, hasta que estés lista para tomar el control". Me sentí como un
villano, pero me negaba a convertirme en un eslabó n má s de su Cadena de Dolor. Durante
tres semanas, se mantuvo en silencio mi conexió n telefó nica con ella. Cuando llegó la
llamada, sentí ganas de llorar: "Está bien. Tú ganas. Me doy por vencida. ¿Qué tengo que
hacer?". Primero la hice hablar de todas las cosas que no quería. Eso fue fá cil: no quería
perder la casa, no quería perder el respeto de sus amigos y de sus hijos, ni la oportunidad
de pintar profesionalmente. Entonces, empezamos con los "quiero", uno por uno. Nos
centramos primeramente en la casa, que era lo má s apremiante y continuamos con todo
aquello para lo que requería dinero. Liz no podía hablar de nada má s porque en el dinero
era en lo que había estado pensando todo el tiempo. Sus cuadros no se estaban vendiendo,
así que todo el dinero se había estado yendo en la direcció n equivocada..., y se había
acabado. "Muy bien, Liz, lo primero que tenemos que hacer es que te sientas bien, para que
vibres de manera diferente." "¿Sentirme bien? ¿Bromeas? ¿Có mo puedes esperar eso de
mí, cuando estoy perdiendo todo lo que Luís y yo logramos reunir durante toda la vida? Por
eso te estoy llamando, para que me digas có mo puedo vender mis pinturas. Si empezaran a
venderse, todo se arreglaría y yo me sentiría tan bien como quieres que me sienta." É se era
precisamente el problema. Todo lo que Liz podía ver frente a ella era la carencia de lo que
quería. Cuanto má s miraba a su alrededor lo que no tenía y todo lo que parecía que no iba a
llegar nunca, peor se sentía. Y cuanto peor se sentía, má s desesperadamente corría en
círculos, y cuando trataba de cambiar las cosas, se sentía peor y menos se vendían sus
cuadros. Estaba enfocada entera y continuamente en las sombrías condiciones del
momento, creyendo que eran la suma total de su realidad. Los hechos eran hechos. Su
intento de sostenerse ella sola; por medio de su trabajo artístico, no estaba funcionando.
"Tengo que enfrentarme a la realidad", me dijo suspirando con resignació n. Pero yo insistí,
y finalmente logré que aceptara que hablá ramos sobre por qué quería conservar la casa,
aunque a ella le pareció que era un enorme disparate hablar en esos momentos sobre có mo
se sentía al respecto. "Muy bien, muy bien, quiero conservar la casa para no tener que
mudarme." (É se era un "no quiero", pero decidí no confundirla con esos detalles.) "¿y por
qué no quieres mudarte?". De pronto, pareció suavizarse al decir: "Bueno, porque Luís y yo
amamos este lugar y siento que mientras viva yo aquí, él seguirá a mi lado". (Su resistencia
a sentir energía positiva parecía disminuir). "Nada de esto tiene que ver con có mo me
siento..., excepto cuando Pienso có mo voy a pagar las deudas." Poco a poco, Liz comenzó a
trabajar má s en su amor por la casa, hasta que oí en el tono de su voz un sentimiento de
alegría. Se estaba sintiendo bien y algo má s: su vá lvula comenzó a abrirse por completo.
Liz detente. Justo en este momento quiero que sientas lo que está s diciendo. ¿Qué quieres
decir? ¿Có mo te sientes con lo que me está s diciendo? Bueno, maravillosamente, desde
luego. Me siento protegida, cuidada... Dios mío, me siento segura. Oh, sí. Me siento
contenta y segura. Bien. Ahora, mantén ese sentimiento. ¿Lo tienes? Sí, ya lo tengo. Se
siente bien, ¿verdad? Seguro, se siente sensacional. Muy bien. Desde ese lugar de
seguridad, desde ese sentirte tan bien, piensa có mo te sentirá s cuando puedas pagar la casa
con toda facilidad. No te preocupes de có mo vas a hacerlo. No te preocupes si no puedes
hacerlo ahora mismo. Hacia dó nde vayas no tiene nada que ver con punto en el que está s
ahora. Nada. Tienes que recordar eso. Esta condició n en la que te ves ahora no significa
nada. De una vez por todas, cambia tu enfoque y retira tu atenció n de eso porque no te está
permitiendo llegar a donde quieres ir. ¿Lo entiendes? Creo que sí, pero, ¿có mo? No te
preocupes por el có mo. Tu ú nico trabajo es encontrar formas de sentirte bien, y olvidar
todo lo malo que está sucediendo. Trata de encontrar formas de sentirte un poco mejor, y
un poco mejor, y un poco mejor, hasta que te sientas completo, cuando te sientas
completamente bien, en ese momento piensa en hacer con facilidad esos pagos de tu casa.
¿Puedes hacer eso? No sé... Muy bien, ¿Có mo te sientes al saber que puedes hacer esos
pagos? Sensacional. Por supuesto. Piensa en la gran emoció n de vender tus cuadros, pero
no lo hagas desde el sitio: "Tengoquehacerlo; tengoque hacerlo", sino con un: " Lo ESTOY
haciendo.". Al pensarlo desde esa perspectiva, ¿có mo te sientes? Aquí hubo una larga pausa.
Entonces me dijo: Oh, caramba, má s libre que nunca. Me siento en el cielo. Muy bien. É se
debe ser el sentir. Eso es lo que quiero que continú es haciendo..., siente así las cosas..., todo
el tiempo. Liz, deja de enfocarte en las condiciones negativas actuales. Deja de mirarlas,
deja de pensar en ellas, eso só lo te hace sentir peor. Tienes que recordar que tu ú nico
trabajo es sentirte bien. Punto. Entonces, deja que el universo se encargue de lo demá s. Liz
se sintió tan maravillosamente bien al pensar en su casa y en có mo Luís y ella la habían
amado, que pudo recrear ese sentimiento con toda facilidad. De cualquier modo, fue así
como ella empezó . Transcurrieron tres meses y el pago de una cuenta de teléfono que
habría matado a cualquiera. Al final de ese tercer mes (que coincidió precisamente con el
final del añ o que Liz se había puesto originalmente como plazo para demostrar que podía
ganarse la vida pintando), mi amiga no só lo había vendido suficientes cuadros como para
quedar protegida por algú n tiempo má s, sino que tenía un entusiasta promotor de obras de
arte que le estaba ayudando a preparar su primera exposició n en su ciudad, y había
recibido como adelanto una cuantiosa suma de dó lares, para pintar un pequeñ o mural en
un edificio de oficinas privadas. Liz entendió el mensaje y ahora es muy cuidadosa respecto
de la energía que produce y que fluye de ella. En realidad, no estoy muy segura de quién de
nosotros dos se sintió má s emocionada con el resultado.

NUESTROS QUERIDOS PROBLEMAS.

Liz había estado haciendo lo que hacemos todos: dar vueltas y vueltas, como pollo al
rostizado, mientras trataba de arreglar las circunstancias del momento que la asustaban.
Como una persona que se está ahogando y que lucha con el salvavidas, cuanto má s se
asuste y má s desesperada se sienta, má s difícil le resulta combatir la energía negativa para
encontrar formas de remediar su situació n. Liz, miraba el desastre en el que estaba metida
(sus desastrosas condiciones), todo lo que le disgustaba, y se preguntaba con
desesperació n có mo cambiarlas por medios físicos "normales" y cuanto má s trataba de
arreglar las cosas, má s energía negativa producía y má s empeoraba todo. Hacia cualquier
sitio que volteara, dentro del agujero negro en el que se había metido y que consideraba su
realidad, no veía má s que cosas sombrías. A todos nos ha sucedido. Cuando las cosas se
ponen difíciles, o nos dedicamos a lamentamos por lo que sucede, o nos apresuramos a
buscar formas de ejercer el control sobre los dañ os causados. Se trata de arreglar las cosas,
de mejorarlas, de rectificar los posibles errores. Quién de nosotros no ha murmurado: "Si
só lo pudiera cambiar las cosas, todo estaría mejor.". Nos encanta arreglar cosas, estamos
adecuadamente entrenados para responder a las condiciones que aparecen frente a
nosotros. Pero arreglar las cosas es resistirse a nuestra energía natural. Arreglar las cosas
es una vá lvula cerrada. Arreglar las cosas es producir energía negativa. El reto es desviar el
enfoque del objeto que nos causa ansiedad o enojo, y sustituirlo por un sentimiento má s
feliz de lo que queramos. En otras palabras, necesitamos dejar de arreglar y empezar a
sentirnos bien. Por ejemplo, supongamos que el techo de tu casa está viejo y necesitas
cambiarlo, pero no tienes el dinero para hacerlo, al menos por el momento. No obstante, se
acerca la temporada de lluvias y el problema se vuelve apremiante. Ademá s, tienes
problemas con el automó vil y el pago de impuestos atrasados. Por tanto, está s en un bache
de condiciones desagradables, ninguna de las cuales te va a hacer sentir particularmente
feliz cuando pienses en ellas. Pero si piensas en ellas, y sigues pensando en ellas de
cualquier modo, desde luego, se volverá n má s grandes. Todas esas condiciones negativas a
las que llamamos cariñ osamente "problemas", no son má s que molestos "no quiero", pero
tan comunes para todos nosotros, que forman parte de nuestro mundo, los asumimos como
si fueran una parte de la vida. De hecho, los llevamos como placas de identidad, una especie
de reconocimiento en el lamentable juego de quién puede ser la peor víctima. Y;
naturalmente, cuanto má s nos lamentemos o nos jactemos de ellos, má s grandes se
volverá n. Algunas condiciones negativas son problemas serios, otras son simplemente
molestias menores; sin embargo, sin importar lo que sean, todas prevalecen en nosotros y
contaminan cuanto hacemos, hasta que se vuelven una forma de vida. No obstante, las
condiciones negativas no son má s que el resultado de nuestro enfoque en el pasado..., y de
nuestros sentimientos..., y la energía fluye. Eso es todo lo que son. El fluido de energía
negativa fue la causa, y las condiciones desagradables son el efecto. Só lo hay una forma de
detener el desastre que hay en tu vida, e impedir que se vuelva peor: deja de enfocarte en
los problemas. Si puedes aceptar desde lo má s profundo de tu ser que tus problemas no
son causados por tu pareja, tus inquietos hijos, los impuestos que tienes pendientes, o el
alcohó lico que te encontraste en la calle, entonces tendrá s la oportunidad de borrarlos de la
misma forma en que los atrajiste: mediante tu fluido de energía. Só lo que esta vez a través
de una vibració n realmente diferente. No voy a ir en contra de nadie. Este asunto es muy
complicado. Empezando por y respondiendo a lo que tenemos frente a nosotros es como
actuamos, lo que hacemos. Para cambiar eso, es necesario renunciar a nuestros queridos
derechos a tener y sufrir por ellos nuestros preciosos problemas. Bueno, no temas.
Mientras seamos seres físicos, siempre tendremos que enfrentamos a condiciones que no
nos gusten, ni queramos (de otro modo, estaríamos viviendo en Similitud CAAP. 95 ), así
que siempre habrá muchos problemas a nuestro alrededor, en los cuales puedes enfocarte
si quieres sufrir ocasionalmente e inundarte de energía negativa (como confieso que a mí
me gusta hacer de cuando en cuando). Pero nuestra meta ahora es cambiar la forma en la
que reaccionamos ante las condiciones no deseadas, para que dejen de ser el punto central
de nuestras vidas.

NUNCA, NUNCA TE ENFRENTES A LA REALIDAD.

Debido a nuestra educació n y a ciertas actitudes que nos han sido transmitidas a lo largo
de incontables generaciones, creemos que lo que estamos viendo y lo que estamos
experimentando en este momento, es la forma en la que tienen que ser las cosas, hasta que
encontremos una manera distinta, ya sea de erradicar lo que nos molesta, o de aceptarlo.
Lo podemos ver, seguramente lo estamos experimentando, así que eso significa que se ha
vuelto real. Y; sin embargo, la realidad real no es má s que el resultado de la forma en la que
estamos produciendo y haciendo fluir nuestra energía. Por ejemplo, digamos que está s
viviendo en un cuerpo que no te gusta mucho. ¿Tú llamas a eso realidad, lo que significa
que no puede cambiarse y debe ser aceptado? O digamos que está s viviendo en una
precaria situació n econó mica que está afectando tus ingresos. ¿Tú llamas a eso realidad; es
decir, a una situació n potencialmente desastrosa sobre la cual no tienes control? "Así es la
vida, acéptalo." "Así son las cosas." "No puedes pelear contra el gobierno." "Deja de
golpearte la cabeza contra la pared." ''Así es el mundo." “Aprende a aceptar la vida en sus
propios términos." "En la vida de todos hay un poco de sufrimiento". "Baja de las nubes y
pon los pies en la tierra" "La vida no es justa." “Hay que sufrir para lograr lo que uno
quiere”. "Abre los ojos y enfrenta la realidad." “No todos nacimos para ser ricos, a ti te toco
una familia pobre, acéptalo” “La vida es un reto”. ¿Alguna te sonó familiar? He aquí lo
esperanzador: no tenemos que enfrentarnos a nada, ni soporta nada. Todo lo que
tenemos que hacer es aprender a que nuestra energía fluya en forma diferente,
porque nada nada afecta a nuestra experiencia, excepto la forma en que fluye
nuestra energía. NADA.

Con algunas cosas de nuestra vida, las que nos parecen agradables, nuestra vá lvula se abre
de manera natural. Debido a que estas condiciones nos satisfacen, nuestra energía positiva
atrae más cosas positivas. Pero cuando damos prioridad a la gran cantidad de condiciones
negativas (problemas) que nos rodean, nuestra válvula se cierra bruscamente. La conexió n
con nuestra energía original apenas alcanza para que respiremos, y no reconoceríamos la
vibració n de alegría aunque nos golpeara la cara. Estamos molestos con esto, furiosos por
aquello, preocupados por lo de má s allá , nos preguntamos có mo corregir esto, nos
quejamos de aquello, tememos sabe Dios qué, estamos deprimidos por todo y vibramos con
tantas corrientes de incesante energía negativa todo el tiempo, que es sorprendente que a
pesar de todo tengamos siquiera algunos momentos de alegría. Só lo porque está s viviendo
la realidad de una época en la que el trabajo escasea, no significa que no puedas conseguir
un empleo sensacional. Só lo porque las casas no se está n vendiendo, no significa que no
puedas atraer un buen cliente que se sienta encantado de comprar la tuya. Só lo porque tu
cuerpo no es tan fuerte como el de otros, no significa que no puedas lograr la fortaleza
suficiente para ganar la carrera de los 400 metros. Só lo porque tú nunca has incursionado
en ese á mbito, no significa que no puedas tener la habilidad que se requiere para triunfar
en él. Só lo porque nunca has podido dejar de fumar, no significa que no puedas tener la
disposició n para dejar de hacerlo hoy mismo. Só lo porque te has divorciado dos veces, no
quiere decir que estés condenado a otra relació n catastró fica. Sin importar en qué desastre
(o en qué felicidad) estemos viviendo en este momento, ya sea como individuo, familia,
nació n o planeta, ese desastre es el resultado, ú nico y directo, de có mo nos hemos estado
sintiendo y del fluido de energía que hemos estado produciendo ayer, antes de ayer y los
añ os anteriores también. La Ley de la Atracció n no funciona un poco aquí y un poco allá .
Simplemente es para ti, para mí, para el cosmos. Atraemos magnéticamente lo que
vibramos, y nosotros creamos todo, desde las defensas sumidas del auto hasta las guerras
globales. Así que, a partir de este momento, nunca, jamá s aceptes la realidad como algo a lo
que debes resignarte. Lleva tus pensamientos má s allá de lo que está frente a tu nariz, má s
allá de lo que no te guste, y coló calos exactamente en lo que te gustaría que sucediera. Si no
lo haces así, eso que tú llamas realidad no cambiará nunca. Cierto, habrá algunas cosas
desagradables que está n claramente frente a ti en este momento, o que te está n
amenazando, o que parecen no tener solució n, pero recuerda que no están grabadas en
piedra. No deben tolerarse, ni siquiera un poco. La realidad desagradable no es más que
un efecto causado por flujo de energía negativa. Podemos vivir con esos efectos y sufrir
con ellos, o evadirlos y tratar de que no nos afecten.
CONSEJOS PARA CAMBIAR EL ENFOQUE.

Cuando eras pequeñ o, ¿nunca saltaste en la alberca de un trampolín muy alto? ¿Recuerdas
esa vez en que subías a lo alto..., y má s alto..., y má s alto? Cada paso parecía llevarte má s
lejos del sitio seguro; pero, aunque estabas un poco asustado, seguiste subiendo.
Finalmente, llegaste hasta lo alto de la escalera y caminaste lentamente hasta la orilla del
trampolín. El corazó n te latía con tanta fuerza que apenas podías escuchar los gritos de los
niñ os que estaban abajo, animá ndote a que te lanzaras. El agua te parecía estar a
kiló metros de distancia. Tú no querías lanzarte en realidad, pero, al mismo tiempo,
ansiabas hacerlo. Algo en ti sabía que esa era una hazañ a, el momento má s genial que
vivirías, pues si lo lograbas, si lograbas lanzarte al agua, nunca volverías a ser el mismo.
Saltaste. Que emoció n. Lo hiciste. Y realmente, tu vida cambió para siempre. La parte má s
difícil de lanzarse en un clavado así, es saltar. Lo mismo sucede con el há bito de enfrentarse
a un problema tras otro (porque eso es lo que son realmente los problemas...: há bitos).
Enfrentar los problemas es obligamos a liberar la preocupació n que nos produce. He aquí
de qué manera: Tú no tienes que cambiarlo. Sólo tienes que dejar de enfocarte en ello. ¿Es
difícil hacerlo? Sí. ¿Puede hacerse? Claro que sí. Pero tienes que empezar en algú n lugar y
ese "algú n lugar" es una decisió n que, de algú n modo, va a cambiar tu enfoque. Só lo
entonces empezará s realmente a hacerlo; y el cambiar tu enfoque hacia algo má s agradable
hará cambiar también tu energía. Es imposible resolver un problema en la misma
frecuencia en la cual fue creado. Así que tienes que tomar una decisión en tanto el problema
continúe contigo, y es la de cambiar la frecuencia. Cuando eso suceda, ese problema dejará
de ser el punto central de tu vida, como una cortada en el dedo, que sabes que está ahí
porque te duele cuando piensas en ella, pero no permites que ese pequeñ o dolor controle
tu vida diaria. Tú sabes que la herida sanará y que desaparecerá , y así ocurrirá aú n sin que
hagas nada por que cierre la herida. Só lo recuerda que la parte má s importante para
cambiar las condiciones no deseadas es simplemente: no tienes que cambiar nada, lo que
tienes que hacer es dejar de pensar en ello. Todo lo que se necesita es que estés dispuesto a
dar el salto.

CONSEJO 1: Cambia el enfoque. Ahora. En el momento en el que reconozcas que te está s


enfocando en la direcció n que echa a andar tu motordelapreocupació n (o de la culpa, o de
la vergü enza), busca algo má s, cualquier otra cosa en la cual pensar, algo que te haga sentir,
aunque sea ligeramente, mejor de lo que te está s sintiendo ahora. Y encuéntralo ahora
mismo. Cambia tus pensamientos y dirígelos hacia tu pareja (si tienes una relació n buena),
hacia tu casa, hacia una canció n, hacia tu perro, hacia tu nueva camisa, hacia un helado de
chocolate, hacia hacer el amor, hacia tus pró ximas vacaciones, tus ú ltimas vacaciones, un
restaurante especial, tu hijito dormido, hacia CUALQUIER COSA. Oblígate a hacerlo; y
quédate ahí hasta que puedas sentir que tu estado de á nimo empieza a modificarse lo que
significa que la vibració n de tu energía ha cambiado, sin importar qué tan lentamente lo
hagas. . Una vez que cambies tu forma de sentir, empieza a hablar de lo que quieres, en la
medida en que te sea posible (pero fíjate que sea un "quiero", y no un "no quiero") en lugar
de pensar en lo que no deseas. En cuanto lo consigas, tu enfoque dejará de estar centrado
en la situació n adversa, en su lugar empezará a funcionar tu motor de propó sitos y habrá s
abierto tu vá lvula lo suficiente como para que funcione. Y; por favor, no te preocupes de
que el "quiero" que utilizaste como sustituto parezca imposible de realizar. Só lo
concéntrate en él y olvídate del "có mo lograrlo". Si por alguna razó n no puedes adentrarte
en el sentimiento propositivo del "quiero", no te preocupes. Só lo mantén tu enfoque en el
sentimiento de algo agradable tanto tiempo como te sea posible. Cuanto má s tiempo (y má s
frecuentemente) puedas mantenerte en la frecuencia má s alta, con mayor rapidez
empezará a disiparse lo que no deseas. Por el contrario, cuanto má s retengas tu enfoque en
lo que te molesta, má s tarde logrará s permanecer en la frecuencia adecuada. CONSEJO 2:
Elimínalo hablando con suavidad. Ahora. Si piensas que no puedes dejar de enfocarte en
algo negativo, intenta hablar con suavidad contigo mismo, en voz alta si es posible, como lo
haría una madre o un padre amoroso al consolar a un niñ o. Dite a ti mismo todas las cosas
reconfortantes que un pequeñ o quisiera oír: que todo va a salir bien, que las rosas está n en
proceso de cambiar, que tú siempre has estado a salvo y seguirá s está ndolo, que tú no
tienes nada que temer. Continú a hablá ndote cariñ osamente todo el tiempo que sea
necesario, para que sientas ese sutil pequeñ o cambio y percibas có mo tu resistencia a
adentrarte en las energías má s elevadas empieza a disminuir. Te está s relajando hacia el
bienestar; se reduce tu resistencia a la energía de la fuente original de la vida, y está s
eliminando tus inquietudes. Permanece así tanto tiempo como puedas, con el enfoque fuera
de aquello que te perturba. CONSEJO 3: Habla con firmeza. Ahora. Esta es una poderosa, y
a la vez amorosa, forma de hablar... (En voz alta)..., a ti mismo, lentamente. Pero he aquí el
secreto: tienes que ser convincente, y no juzgar. Jamás, nunca, nunca te juzgues cuando
descubras que está s enfocá ndote en una situació n que no deseas. Lo que necesitas es
empezar con un razonamiento enérgico en el que te señ ales a ti mismo, con determinació n,
lo que sucederá si continú as enfocá ndote y enfureciéndote por ello en lo que no quieres.
Entonces, repítete a ti mismo también, sabiendoqueesunhecho, lo que sucederá cuando
cambies tu enfoque y tu vibració n. . "Mira, Charly, tú te metiste en este lío y tú vas a tener
que encontrar una forma de salir de él. Pero si vas a quedarte en este estado de á nimo y a
seguir renegando todo el día, la situació n só lo va a empeorar. Así que deja de compadecerte
y encuentra alguna forma, aunque sea tonta, de sentirte bien. Demonios., sí, ya sé que no
tienes ganas de sentirte bien en este momento, pero...". ¿A quién le importa si tú crees eso
o no? Disimula hasta que logres sentir el cambio en el lugar del sentimiento, ese cambio
sutil en tu energía. É sta es una estrategia de ló gica pura. Aunque yo la uso a menudo y
siempre me hace sentir mejor, me he dado cuenta de que generalmente tengo que dar un
salto hacia atrá s y emplear otra técnica para lograr echar a andar a toda velocidad el motor
de "sentirte bien" y conseguir calmarme. Eso es lo que yo hago. Tú haz lo que necesites para
llegar al mismo estado. CONSEJO 4: Haz algo divertido. Ahora. Usa tu cuerpo físico. Ponte
a caminar, encera tu automó vil, cepilla a tu gato, có mprate un traje nuevo, hornea un pastel,
juega poker, arregla tus flores, ve al cine, cualquier cosa que te permita desviar tu enfoque
de la condició n adversa, y suavizar tu estado de á nimo para producir esa energía má s
elevada. Una vez que sientes que el cambio se ha producido, comienza a hablar en voz alta,
suavemente al principio, sobre lo que quieres que suceda, en lugar de lo que no deseas que
ocurra. Con cualquiera de estos consejos, ten siempre en cuenta la vieja expresió n:
"Simúlalo, hasta que se vuelva real". Enfó cate en algo má s, habla cariñ osamente, habla con
firmeza, diviértete, disimula, pero el asunto es que debes hacerlo en el momento mismo en
el que te percates de que tu atenció n está concentrada en algo que no deseas, y permanece
ahí hasta que tu sentir cambie totalmente. Y cambiará.

LAS CONDICIONES NO SIGNIFICAN NADA.

Una vez que hayas modificado tu enfoque y que hayas empezado a abrir, aunque sea un
poco, esa vá lvula oxidada, estará s preparado realmente para sacar a la luz tus "quiero" y
para sentirte feliz por ello. El cambio de enfoque significa que está s lejos de lo
desagradable. Ahora estás concentrado en el agradable "quiero". Si al principio lo ú nico que
puedes lograr es sentir só lo un ligero bienestar respecto a tu "quiero", está bien. Cuando
logres tener abierta tu vá lvula el 20 por ciento del tiempo enfocá ndote en tu "quiero",
podrá s celebrarlo. Ya está s en la direcció n correcta, lo cual significa que has logrado evitar
vibrar el 100 por ciento del tiempo sobre la cuestió n adversa, sea la que sea. Poquito a poco
esa gran carga de energía que creó la situació n negativa estará siendo desplazada y
sustituida por vibraciones de energía positiva, porque se ha abierto la vá lvula. Muy pronto
podrá s vibrar algo así como el 50 por ciento respecto de lo negativo y el 50 por ciento en
algo má s agradable. Ahora realmente estará s tomando el control de tu vida, lo que deseas
cambiar comenzará a aparecer por todas partes. Ah., pero la verdadera diversió n empieza
cuando llegas al punto de cambiar energías instantá neamente en cuanto te das cuenta de
que éstas se han vuelto negativas. Entonces habrá s logrado saltar al 6040 (60 por ciento
con altas frecuencias y 40 por ciento en forma "normal") y finalmente llegar al 7030, o
hasta el 8020. En ese momento, exactamente frente a tus ojos, empezará s a notar nuevos
acontecimientos, personas y circunstancias que aparecerá n en tu vida como por arte de
magia, una tras otra, para crear los nuevos acontecimientos que tan profundamente
deseabas. No está mal, para haberlo logrado con só lo sentirte bien. Só lo recuerda que la
rapidez con que tu "quiero" se haga realidad dependerá directamente de la rapidez (y la
constancia) con la que puedas DESCONECTAR tu enfoque en lo que te está manteniendo en
una vibració n negativa, y CONECTARLO en donde quieres estar. Sin importar lo terrible
que pueda parecerte tu situació n por el momento, no es permanente ni está pegada a ti.
Só lo tienes que decidir lo que quieres en su lugar, y adentrarte en la frecuencia de "sentirte
bien", que favorecerá la creació n de cosas má s positivas. Y por favor, no te martirices
porque tienes muchos problemas, ni trates de resolverlos todos a la vez, intentando
proyectar una variedad de "quiero" increíbles. Todos nos hemos involucrado en mú ltiples
desastres personales; con un poco de prá ctica sobre có mo controlar nuestro flujo de
energía, podemos salir de ellos. Te lo garantizo. Insiste en que hará s todo lo que sea, todo
lo que puedas, para encontrar y conservar toda la energía necesaria para "sentirte bien". Y
recuerda, el ú nico poder que tienen las circunstancias negativas sobre nosotros es el que
nosotros mismos les demos. Es entonces cuando nos sentimos atrapados y, francamente, lo
estamos. Pero ninguna circunstancia está fuera de tu control. Lo que está sucediendo en tu
mundo en este momento, no significa nada. Es só lo un resultado, eso es todo lo que es. Sin
importar lo terrible que te parezcan las circunstancias, siempre podrá s producir y dejar
fluir energía de "sentirte bien" y hasta de "sentirte mejor" en torno a ellas, para cambiarlas.
Si aceptas eso desde lo má s profundo de tu ser, el resto de esta creació n reflexiva será real.

EL SÍNDROME DEL LLANERO, SOLITARIO.

Me ha tomado má s tiempo del que hubiera querido llegar a darme cuenta de que no es
"hagohagohago", lo que ha marcado alguna diferencia en mi vida, sino que es la forma en
que fluye mi energía. Siempre había creído que la acció n era la palabra má gica, y que nada
me llegaría sin esfuerzo y empeñ o de mi parte. La verdad es que, sin importar lo que
pretendamos corregir, todas las cosas desesperadas que creemos poder llevar a cabo
incidirá n muy poco en nuestras experiencias. Y no importa lo que hagamos, ni cómo, ni
cuánto hagamos, ni con cuá nta frecuencia, pues la mayor parte de lo que hacemos se inicia
con energía negativa y caprichosa, y no como una actividad creativa, con energía positiva.
Cuando enfrentamos una situació n que no nos gusta, de acuerdo con nuestra naturaleza,
hacemos cualquiera de estas dos cosas: "levantamos las manos" con frustrada resignació n,
aceptando nuestro destino, o saltamos en nuestro hermoso caballo blanco, como el Llanero
Solitario, y nos lanzamos al galope con los ojos vendados (si no es que con un antifaz) por el
camino, gritando: " Venga, Silver, vamos adelante.", en busca de alguna acció n heroica que
nos permita sobreponemos a la enorme injusticia que ha caído sobre nosotros. De
cualquier modo, lo ú nico que estamos haciendo es amplificar lo que nos gustaría eliminar
de nuestra realidad. Así, pues, analicemos esta acció n. A las acciones desesperadas yo las
llamo el síndrome del Llanero Solitario, pues no son má s que la necesidad compulsiva de
hacer muchas cosas a la vez para pretender solucionarlas todas. Y ésas son, precisamente,
las actividades que realizamos con la vá lvula cerrada. Casi todo el mundo estaría de
acuerdo en que só lo al "hacer" suceden las cosas. Cuando estamos frente a un problema,
enseguida manifestamos el síndrome del Llanero Solitario y buscamos con desesperació n
las mejores formas de vender má s, de ganar má s, de realizar má s, de arreglar má s cosas.
Arreglar, arreglar y arreglar. 'Y, sin embargo, la creació n reflexiva requiere de que
produzcamos y dejemos fluir energía para atraer, en lugar de ir contra la corriente, lo cual
corresponde al síndrome del Llanero Solitario. Actuar bajo la influencia de este síndrome
nunca funciona. No es posible que emplees tus energías para fluir en las acciones de otras
personas, a menos que tus vibraciones reciban una invitació n previa; y, al contrario, nadie
puede introducirse en tu mundo, a menos que lo hayas invitado con tus vibraciones. No
puedes arrastrar algo sin importar hacia dó nde, y esperar obtener los resultados que
realmente deseas, sin importar qué tan fuerte lo arrastres. ¿Eso significa que dejemos de
intentarlo? Por supuesto que no. Só lo debemos sustituir, con cierto grado de inspiració n,
unas vibraciones por otras para evitar hacer cosas inú tiles y dejar de reaccionar ante
cualquier circunstancia con angustia. De ese modo, con nuestra atenció n enfocada con
entusiasmo en lo que preferimos en la vida, podremos movemos hacia el sitio correcto para
que llegue a nosotros la inspiració n de la vá lvula abierta. La acció n se convierte, entonces,
en algo alegre, en lugar de un "tener que...". Las ideas abundan. Nos abrimos a la fuerza de
la vida creativa y encontramos, paso a paso, fá cilmente y sin obstá culos, hacia dó nde
queremos ir. El milagro ha sucedido. Ya no somos simples receptores. Somos creadores
reflexivos.

BENDÍCELOS A TODOS.

Reconozcamos y enfrentemos esto: siempre habrá contrastes, lo cual implica que siempre
habrá cosas que no nos gusten. Eso fue lo que aceptamos y, francamente, es lo que má s
disfrutamos. Pero si es Godzila el que viene hacia nosotros, o el piquete de una pulga, sin
importar qué tan mala o molesta pueda parecemos la situació n, no merece má s que la
atenció n suficiente para advertirnos que estamos produciendo energía negativa. Eso es
todo. No es el fin del mundo. Cuando una sensació n de alarma te invade como respuesta a
una situació n específica, y sientes que te tiemblan las rodillas como respuesta al síndrome
del Llanero Solitario, só lo tranquilízate y relá jate. Eso cambiará tu pensamiento y
modificará tu sentir, y éste a la vez a tu vibració n, y todo ello permitirá que el universo y tu
Ser expandido se hagan cargo de la situació n. Y así, contrariamente a la creencia popular,
no tendrá s por qué recibir un golpe tras otro, antes de que te permitas a ti mismo sentirte
bien. Lo ú nico que tienes que hacer respecto de cualquier situació n negativa es dejar de
pensar en ella (después de todo, no es má s que una tontería), dejar de responder a ella, y
encontrar alguna forma de sentirte mejor. Los há bitos de toda una vida y siglos de
heredarlos no se vencen con facilidad. Será mejor que recuerdes, simplemente, que lo que
está s viviendo ahora es só lo resultado del fluido de energía del pasado. Así pues, da un
paso atrá s y aléjate de la situació n, para que puedas contemplarla desde una perspectiva
má s amplia. Recuerda que si "necesitas" que algo cambie, siempre fluirá energía negativa
de ti, lo que provocará que ese "algo" se aferre a ti. Encontrar una forma de entusiasmarte
por lo que realmente quieres cambiar, traerá consigo un flujo de energía positiva y hará
que se inicien los cambios que deseas. Deja de sentirte tenso y presionado por todo. En
lugar de ello, repítete a ti mismo, con toda delicadeza, que sin importar lo desagradables
que puedan parecerte las condiciones en estos momentos, no van a controlarte, y que
puedes encontrar formas de abrir tu vá lvula, sin importar lo que esté sucediendo. Y lo
hará s. Entonces llegará n tus respuestas. Llegará n las oportunidades, y pronto encontrará s
má s formas para cambiar tu situació n de las que te imaginas. Así que bendice a todas esas
situaciones adversas, si es que puedes, porque sin ellas no habrías podido detectar lo que
no quieres. Dirige tu pensamiento hacia lo que puede ser, en lugar de hacerlo a lo que es, y
lá nzate de lleno a todos los maravillosos sentimientos no a los anhelos de lo fantá stico que
será llegar hasta ahí. De esa forma, lo que está ahí vendrá desde aquí.

CONTROLAR EL SENTIR. PASO 3 LEY DE ATRACCIÓN.

Sorpresa, admiració n, asombro, apreciació n, gratitud, excitació n, reverencia, admiració n.


¿Puedes evocar esa variedad de sentimientos cada vez que quieras? ¿Puedes provocar
"asombro", en un abrir y cerrar de ojos, o "excitació n" (y no nos referimos al sexo)? ¿Qué tal
"reverencia"? ¿Puedes mirar cualquier cosa aunque sea una piedra e instantá neamente
obligarte a sentir respeto hacia ese objeto inanimado? "Provocar" se interpreta,
generalmente, como el hecho de prepararse para atacar a alguien; pero no es eso de lo que
hablamos aquí. Nuestro nuevo tipo de provocació n es un esfuerzo consciente e intencional
para cambiar a frecuencias má s altas, para hacernos vibrar a una velocidad má s rá pida,
como ahora mismo...., en cualquier momento que queramos hacerlo..., cada vez que
recordemos hacerlo..., todo el tiempo..., con tanta frecuencia como sea posible..., cada hora,
todas las horas..., o cada vez que veas un auto rojo, un perro extraviado, o una mamá con un
bebé. Cuando sea. No estoy bromeando. Si no aprendemos có mo lograr que nuestras
frecuencias se eleven no tendremos ni la má s mínima oportunidad de volvernos creadores
reflexivos. Lo que significa, desafortunadamente, que siempre seremos creadores
rezagados y, por tanto..., víctimas. Puesto que "cambiar frecuencias 101" nunca fue un
curso que se impartiera en la escuela, es una habilidad que debemos de aprender solos, por
nosotros mismos. Pero con unos cuantos trucos má s bajo la manga, esto puede suceder con
facilidad.

HUUUYYY. Yo empecé a manipular el flujo de energía aproximadamente un añ o antes de


descubrir las enseñ anzas de la Ley de la Atracció n. No tenía ni la menor idea de lo que
estaba haciendo, pero era divertido y me ayudaba a pasar el tiempo mientras conducía mi
auto. El mercado de financiamiento de hipotecas estaba en pleno auge y yo, como agente,
estaba dentro de él, con mi propio negocio de una sola persona, manejá ndolo desde mi
casa. Así que cuando recibía una solicitud de alguien que buscaba algú n tipo de
financiamiento para su casa, acudía a visitarlo en lugar de la usual rutina de que me
vinieran a ver. De esa manera resultaba divertido. Salía de casa, resolvía mis asuntos
pendientes al mismo tiempo y conocía ciertas partes de mi ciudad que ni siquiera sabía que
existían. Para pasar el tiempo, mientras conducía de un lado a otro en mi auto para acudir
a mis citas, empecé a manipular mi energía: Para entonces ya sabía có mo entrar
rá pidamente en un estado de á nimo intenso de "sentirse bien", algo breve y divertido que
yo llamaba "manejar mi energía". Sencillamente, provocaba en mí cualquier sentimiento
positivo, y casi inmediatamente mi cuerpo empezaba a vibrar como respuesta a esa
frecuencia, también sabía que si envolvía un deseo en esos sentimientos elevados (es decir,
pensar en el deseo mientras me sentía tan animada), abría una buena posibilidad de que el
deseo se hiciera realidad. Pero eso era todo lo que sabía. Frecuencias, vibraciones, flujo de
energía negativa/positiva, Ley de la Atracció n, só lo entendía un poco de esas cosas. Cuanto
má s manipulaba mi energía, má s cuenta me daba de ese fenó meno extrañ o que solía
ocurrir en cuanto empezaba a sentirme con el á nimo en alto, o con un estremecimiento,
como yo lo llamaba. Exactamente en la boca del estó mago, en ese lugar donde se pierde el
aliento cuando recibes un golpe, percibía un sentimiento de HUUUYYY., como si fuera de
bajada en la montañ a rusa a una velocidad capaz de romperme el cuello. En ocasiones, esa
sensació n duraba só lo una fracció n de segundo; pero en otras, si me concentraba en ello
con extremo cuidado, podía prolongarla durante varios minutos. Entonces comprendí que
este HUUUYYY. era del mismo tipo del sentimiento de UFFFF. Que se siente cuando tienes
que virar bruscamente para evitar chocar contra otro auto. O como la sensació n que tuve
hace muchos añ os en el preciso momento en el que mi jefe me dijo que estaba despedida.
HUUUYYY., exactamente en la boca del estó mago. Al principio no sabía qué hacer con ello, o
có mo relacionarlo. Eran situaciones totalmente diferentes, que provocaban las má s
diversas reacciones, igualmente poderosas; sin embargo, todas parecían terminar
físicamente en el mismo lugar: la boca de mi estó mago. De repente, se hizo la luz en mí.
Nuestras emociones se registran primero en nuestras glá ndulas suprarrenales, por lo cual
cuando nos sobresaltamos o nos asustamos, experimentamos algo parecido a un golpe en la
boca del estó mago, o en el plexo solar, precisamente donde está n localizadas estas
glá ndulas. Cuando el miedo nos invade, las glá ndulas suprarrenales son sacudidas por un
repentino estallido de energía electromagnética, lo que causa la inmediata liberació n de
adrenalina que experimentamos en forma de HUUUYYY. Así que, ¿por qué no iban las
glá ndulas suprarrenales a responder de la misma forma ante una intensa producció n de
energía proveniente de la alegría? Después de todo, la energía es energía, sin importar lo
que la haya provocado. Sea que sintamos la embestida de pá nico extremo, o de sublime
alegría, la energía fluye a través de nuestro plexo solar, estimula las glá ndulas
suprarrenales y hace que experimentemos una sensació n física muy notoria: HUUUYYY.
Este asunto me tenía realmente intrigada, por lo que empecé a experimentar todavía má s.
Por supuesto, descubrí que podía controlar qué tan intensas podían ser mis vibraciones de
"sentirme bien", de acuerdo con la intensidad del HUUUYYY. que sentía en la boca del
estó mago, y viceversa: podía controlar la intensidad y la duració n del HUUUYYY,
dependiendo de cuá nta vibració n de "sentirme bien" podía generar. Era fantá stico. Menos
HUUUYYY. Significaba "sentirse bien " con menor intensidad, aunque no había demasiado
cambio en las vibraciones. Pero un gran HUUUYYY, o un golpe en mi plexo solar,
significaba que realmente mis vibraciones habían cambiado a algú n tipo de sentimiento
positivo: excitació n, deleite, profundo aprecio, o lo que fuera. Significaba que volaba alto,
sin estimulantes químicos, y lo comprobaba en cada ocasió n. El golpe nunca aparecía sin
que sintiera algú n tipo de alegría. Y nunca, jamá s, llegaba esa sensació n mientras me sentía
"apagada", esto es, ni bien ni mal, sino simplemente sobreviviendo. Estaba tan
entusiasmado, que pensé que había descubierto el secreto de la vida. Tal vez lo había
hecho, pero só lo en parte. Todavía no sabía có mo dirigir la energía o enfocarme en los
"quiero" o "no quiero". Todo lo que sabía hasta entonces era que cuanto má s dirigía el
"sentirme bien" hacia una sacudida corporal, má s atraía mis deseos. Era en comienzo
sensacional, pero, oh., có mo desearía haber sabido "el resto de la historia". Al principio era
yo como Mickey Mouse en la película de Disney Fantasía, que jugaba con el sombrero
má gico del brujo sin conocer sus poderes. Me estaba volviendo una experta en fabricar
sentimientos positivos y en lograr un HUUUYYY. Podía hacerlo en un abrir y cerrar de ojos,
incluso mientras escuchaba alguna desastrosa noticia, anunciando la muerte de alguna
encantadora ancianita. HUUUYYY. Llegaba ese sentimiento a mi estó mago mientras yo
mismo provocaba la alegría, seguida en momentos por una especie de un sentimiento
suave y acogedor, o de estremecimiento en todo mi cuerpo. Cuanto má s me estremecía,
má s negocios conseguía, así que me estremecía todavía má s. Era má gico. El dinero fluía tan
rá pidamente, que hasta dejé de contarlo. Hacer fluir mi energía se convirtió en tal
pasatiempo de rutina, que casi podía predecir cuá ntos negocios llegarían, por la intensidad
y frecuencia de mi estremecimiento. Aunque tenía razó n al pensar que las altas frecuencias
que estaba originando atraían mis deseos, equivocadamente pensé que eso era todo. "No
hay problema, só lo elevo mis frecuencias lo má s alto posible, hago fluir mi energía y me
como al mundo. " En lo absoluto. Lo que no sabía entonces era que aun el má s ligero
cambio de enfoque, dirigido hacia cualquier cosa desagradable, no só lo arrastraba consigo
consecuencias no deseadas, sino que instantá neamente ponía una barrera entre el flujo de
cosas buenas y yo, incluyendo el dinero. Una pequeñ a lecció n que no tardaría en aprender.
Durante varios meses, sin embargo, no hubo una sola situació n negativa a mí alrededor.
Estaba de maravilla. Hacia donde quiera que volviera la vista, las cosas estaban a mi favor.
Mi negocio de intermediario hipotecario estaba de maravilla, del cual obtenía altos
ingresos. Só lo me mantenía observando de manera inconsciente las cosas buenas que me
rodeaban, haciendo correr mi energía y atrayendo má s. ¿Qué má s podía pedir? Entonces,
las cosas empezaron a salir mal. El mercado cambió y junto con él mi enfoque. Cuando
empezaron a subir las tasas de interés, el negocio comenzó a bajar. Ahora toda mi atenció n
estaba concentrada en: "No, no, por favor, no dejen que suban las tasas de interés. No dejen
que se hunda el mercado. No dejen que este increíble tren se estrelle". Si alguien me
hubiera dicho en ese momento que "lo que es" es só lo la plataforma desde la cual lanzas tu
siguiente creació n, le habría roto la nariz con gusto. Estaba verdaderamente preocupado,
así que, desde luego, el problema continuó empeorando. Debido a que estaba tan
preocupada con el giro negativo de los acontecimientos, había dejado de sentirme
emocionado. En cambio, había modificado mi enfoque completamente hacia lo que no
quería (que el mercado empeorara aú n má s), en lugar de pensar que se podían establecer
otras relaciones (muchos negocios, a pesar del mercado). Pero eso no lo sabía. Cuanto má s
empeoraba el mercado, peor me sentía. Y cuanto má s mal me sentía, peor marchaba mi
negocio. En lugar de escribir otro argumento para mi historia, y encontrar el sentimiento
feliz de có mo quería que sucedieran las cosas, mi temor estaba produciendo aú n má s
temor. El problema me estallaba en la cara en proporciones mayú sculas. El mercado
andaba por los suelos, no tenía ningú n nuevo préstamo en perspectiva y todavía tenía
deudas que pagar, que había contraído al lanzar la nueva empresa. ¿Necesito decir má s?
Las condiciones en las que estaba enfocando mi atenció n se encontraban lejos, lejísimos de
ser de mi gusto..., y el creciente temor que había detrá s de ese enfoque hacía que las cosas
empeoraran en todos los sentidos. Pedí dinero prestado para sobrevivir. Me lancé a cuanta
acció n desesperada se me ocurrió , como contratar a un vendedor que estaba en un estado
de carencia peor que el mío (naturalmente, en mi situació n eso fue todo lo que pude
atraer), envié volantes fuera de mis puntos de venta tradicionales, a poblaciones cercanas
y, en términos generales, me moví con desesperació n de un lado a otro buscando nuevos
negocios. Los negocios no llegaron. Me había echado de cabeza en la creació n negativa
mediante un enfoque del mismo tipo, concentrando el 100 por ciento de mi tiempo en todo
lo que no quería. Había atrincherado tanto esos "no quiero" en mis vibraciones, y los había
convertido en una parte tan predominante en mí, que lo ú nico que logré con ello fue abrir
la puerta a cosas todavía má s desagradables. No fue una buena época. Pensando que
todavía tenía el secreto, traté de estremecerme de nuevo. Inú til. Con tan apasionado
enfoque negativo, en todas las situaciones sombrías que me rodeaban no había podido
provocarlo aunque de ello dependiera mi vida (lo real, a esas alturas, era casi así). Mi pobre
Ser expandido probablemente estaba diciendo: " Olvídalo.", mientras partía a unas largas
vacaciones a otro universo, hasta que yo recuperara la razó n. Mi vibració n predominante
era negativa, e igual de negativo era todo lo que estaba recibiendo por montones. Fue en
algú n momento, en medio de ese flujo emocional, cuando un grupo de mis entusiastas
amigos empezó a insistir en que leyera todo el material que habían recopilado acerca de la
Ley de la Atracció n. Yo estaba tan hundido en mi tristeza, que realmente no me importaba
si habían descubierto un cargamento repleto de lá mparas de Aladino, pero para
"quitá rmelos de encima" y poder volver a mi solitaria desventura, accedí. Cinco minutos
fue todo lo que necesité para percatarme de por qué estaban tan entusiasmados. Por fin
aquí estaba "el resto de la historia", todas las piezas que durante tantos añ os no me había
dado cuenta siquiera de que faltaban. En ese momento, mi entusiasmo no habría sido
mayor si alguien me hubiera regalado 50 millones de dó lares. En un día diseñ é e inicié con
profunda emoció n mi programa de 30 días, descrito el capítulo 103, el ú ltimo capítulo de la
serie de la Ley de Atracció n. La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo.
H. W. Arnold Sin embargo, las cosas no empezaron a cambiar de la noche a la mañ ana; me
había convertido en un verdadero "adicto a identificar lo negativo. El cambio financiero
favorable fue lento, pero absolutamente firme, y un torrente de ideas empezó a invadir mi
cerebro con las má s fabulosas maneras de aumentar los negocios de una forma fá cil y
divertida. Lo que má s me alentaba, sin embargo, era darme cuenta de la, ventaja con que
contaba al tener conocimientos sobre el flujo de energía, sobre el correr de la energía. Ya
sabía có mo provocar, có mo fabricar sentimientos positivos y conservarlos durante largo
tiempo; incluso sabía có mo engañ arme a mí misma para pensar que me estaba sintiendo
bien, hasta que realmente lo conseguía. Lo que con toda seguridad ignoraba antes, era la
regla bá sica de la Ley de la Atracció n que dice: " En lo que te enfocas, por supuesto, es lo
que recibes.". Todo lo que tenía que hacer era desviar mi enfoque del derrumbe del
mercado, de mi carencia de dinero en el banco, de que no tenía préstamos en perspectiva,
de mis deudas y, en cambio, tomar el control exacto de mi enfoque y zarpar hacia la lejanía
al atardecer. Sí, claro. Me tomó algo má s que un poco de tiempo, pero finalmente funcionó .
Me convertí en uno de los pocos agentes locales que no cerró el negocio, y continué
ganando buen dinero en un mercado en ruinas. Qué alegría. Y en el curso del tiempo,
gracias a mi persistente atenció n en mi enfoque, pude convertir mi negocio de una sola
persona en una empresa de éxito, con operaciones en tres Estados del país.
ESTREMECIMIENTO POR COMANDO.

El arte de sentirse bien no es exactamente algo en lo que hayamos avanzado mucho, así
que la meta es aprender a hacerla sobre la marcha. En ocasiones, ese cambio requiere de
un poco (o mucho) de esfuerzo, otras veces descubrirá s que puedes hacerla en un abrir y
cerrar de ojos. Pero, sin importar lo que se necesite hacer, es fundamental hacerla, cambiar,
subir, aunque sea un poco, del lugar donde te encuentras. ¿Có mo? Volvamos a nuestro
costal de los trucos má gicos. Hay tres formas bá sicas para empezar a sentirse bien, y ya
hemos hablado de dos de ellas. Una es buscar, mirar o pensar en algo, en cualquier cosa que
nos produzca placer. La otra es hablar con uno mismo hasta lograr un cambio de vibració n.
La tercera, que es la que exploraremos ahora, se llama "estremecimiento", el cual provocará
en ti un cambio de vibració n EN ESTE MOMENTO. Estremecerse es una de las formas má s
fá ciles y rá pidas que existen para elevar tus vibraciones. Naturalmente, diferentes
ocasiones requieren de diferentes técnicas. En ocasiones cierta actitud lo produce; otras, se
requiere de dos o tres métodos para abandonar nuestra adicció n a las emociones negativas.
Estremecerse es só lo una manera de hacerlo, pero es una técnica. He encontrado que puede
ser dinamita pura; la uso casi todos los días de mi vida, aunque só lo sea por un momento o
dos. Una de las razones por las cuales aprender a estremecerse es tan fá cil, es porque se
puede emplear un impulso para lograrlo. Lo que anhelamos, parte de un sentimiento que
emana de las profundidades mismas de tu ser. Una vez que está activada (una sensació n
que puedes lograr en menos de un segundo), todo tu cuerpo habrá encendido motores para
vibrar en una frecuencia mucho má s alta. Tu vá lvula está completamente abierta, la fuerza
de la vida creativa a la que estaba conectado só lo por un hilo apenas para mantenerla
funcionando ahora fluye a través de ti. Está en absoluta alineació n con tu Ser interno/Ser
expandido..., y..., puedes sentir la sensació n, precisamente en la boca de tu estó mago. Eso
es lo que hace tan divertido al estremecimiento. A través de la emoció n, está s creando una
innegable sensació n física para usarla como un indicador del cambio de vibraciones en tu
cuerpo. El proceso completo no es má s que un rá pido uno dos y, LOTERÍA., lo has
conseguido. EL IMPULSO PARA ARRANCAR. Puesto que somos una especie de batería
que permanece inerte hasta que nos cargamos, descubrí que la manera má s fá cil de
provocar el estremecimiento era haciendo algo físico que me impulsara hacia un
sentimiento agradable. Así que, a falta de cables, recurrí a una sonrisa. Así es, una pequeñ a
y significativa sonrisa del tipo que nos hace derretimos como la mantequilla en un bollo
caliente; la clase de sonrisa que uno no puede evitar al ver a un grupo de gatitos recién
nacidos que se revuelcan uno sobre otro, o a un bebé que se ríe só lo por reírse. No una
sonrisa fingida, sino una tierna y amorosa, como cuando un niñ o te enseñ a su te soro má s
preciado. Es una sonrisa externa, sí, pero que se origina en un valioso sentimiento de cariñ o
e interés que está en nuestro interior. Mientras experimentas ese sentimiento y lo atraes
desde tu interior, podrá s sentir có mo sonríes desde lo má s profundo de tu ser. Ahora tienes
la que yo llamo la "gentil sonrisa interna", una sensació n cá lida, encantadora, que se
percibe como un suave estremecimiento, o como un delicado remolino. Tal vez percibas un
leve cosquilleo aquí y allá . Vamos, por favor. No intentes encontrar una explosió n de gozo.
El sentimiento va a ser muy sutil al principio. No esperes un huracá n que te sacuda y te
haga dar vueltas, só lo un delicado pero notorio cambio. Sentirá s que ese cambio procede de
tu interior. Algunas veces sentirá s que te sale de atrá s de las orejas, otras de tu corazó n,
otras, de tu plexo solar, otras má s de lo alto de tu cabeza, y algunas má s de todo tu cuerpo.
Si no lo sientes inmediatamente..., mantente relajado y no te preocupes. Só lo declara tu
deseo al universo (para sentir el estremecimiento) como un "quiero", o como un propó sito.
Te garantizo que llegará . Así que, aproximadamente en uno o dos segundos, habrá s
logrado que el estremecimiento siga a la "gentil sonrisa interna" (créeme, lo sabrá s cuando
la tengas) y que tu energía cambie radicalmente. Es un "sentirte bien" instantá neo y
también una instantá nea elevació n de tu frecuencia, que inicia con una cá lida sonrisa
externa que proviene de esa también cá lida y suave "gentil sonrisa interna".

DESPUÉS, EL SENTIMIENTO SUSTITUTO.

El sentimiento de alta frecuencia de la "gentil sonrisa interna" es magnífico, pero difícil de


sostener o de intensificar, a menos que exista algú n otro sentimiento má s familiar para
sustituirlo. Así que elije otro, como aprecio, gratitud, asombro, etcétera, y trata de
conservarlo como tu vibració n predominante siguiendo los pasos que se presentan a
continuació n: 1. Inicia e irradia una sonrisa facial, tan cá lida y tierna como te sea posible. 2.
Inmediatamente, y con tu sonrisa aú n dibujada en la cara, alcanza tu propio interior e
inú ndalo del tierno sentimiento que viene de esa sonrisa, hasta que la cá lida sacudida de tu
"gentil sonrisa interna" se vuelva mantequilla derretida, y puedas sentir un suave y leve
estremecimiento, en alguna parte de ti, sin importar qué tan ligero sea. 3. Una vez que
hayas logrado que esa "gentil sonrisa interna" funcione, sustituye el leve estremecimiento
por el gusto especial de tu predilecció n, como el afecto, la euforia o la simple y vieja
sensació n de un leve cosquilleo (una de mis favoritas). Selecciona el sentimiento de
satisfacció n que te resulte má s fá cil de evocar, a voluntad, y aférrate a él tanto tiempo como
te sea posible. 4. ( Opcional.) Si lo deseas, éste es un buen momento, con tu energía en alta
frecuencia, para lograr un "quiero" específico, pero no lo hagas hasta que te hayas
acostumbrado a experimentar la emoció n sustituta del paso anterior durante algú n tiempo.
Eso es todo: te sentías apagado y angustiado. Y ahora, en cambio, te impulsaste con una
"gentil sonrisa interna" para poner a funcionar tu motor; inmediatamente después,
cargaste suficiente energía para mantenerlo funcionando y sustituiste el impulso con la
emoció n positiva que elegiste. Supongamos que elegiste la ternura como sentimiento
sustituto. Muy bien, una vez que logres tu "gentil sonrisa interna" y permanezca en tu
rostro, simplemente tienes que conjurar lo necesario para poner en marcha el sentimiento
de ternura. Tal vez la sensació n sea la misma que al frotar una preciosa rosa contra la
mejilla, acariciar dulcemente a un ser amado o atender cariñ osamente a un animal herido.
Tu siguiente paso será desear intensificar ese sentimiento tanto como te sea posible hasta
que puedas sentir el rayo físico de energía en tu cuerpo, no importa cuá n sutil sea. Lo que
está s experimentando es simplemente energía en movimiento, que se vuelve má s notoria
por tu cambio de frecuencias. Al principio, es posible que notes la energía circulando por el
plexo solar, de manera similar a la sensació n de que se te hunde el estó mago cuando
desciendes por la montañ a rusa. El sentimiento puede irradiar desde el plexo solar,
pasando por la nuca, hasta llegar a la cabeza, y es posible que percibas también un leve
cosquilleo en todo el crá neo. Después de un rato, quizá sientas có mo fluye esa energía
simultá neamente hacia tu cabeza y las ingles. De hecho, es probable que sientas un poco de
excitació n sexual. Eso no debe preocuparte porque dura só lo un momento, pero es una
prueba positiva de que tu energía finalmente se ha liberado y de que ha empezado a fluir y
a moverse a tu alrededor. Cuanto má s lo practiques, má s pronto será s capaz de
"encenderte" a voluntad, y de hacer que las energías aumenten, disminuyan o se
mantengan estables durante un largo periodo. Yo me he impulsado hacia arriba al ir
conduciendo mi auto, al estar en la ducha o en el supermercado, durante tanto tiempo que
he sentido que no estoy en este mundo (algo no muy recomendable cuando se está
conduciendo). Pero lo importante es que definitivamente puedes aprender a manejar tu
energía, y ese es, precisamente, el momento en el que empieza la parte divertida. Si alguna
vez deseas verificar si está s abriendo tu vá lvula, y con ello iniciando el flujo de energía de
alta frecuencia, só lo saca las varitas má gicas descritas s continuació n y recurre a la "gentil
sonrisa interna". Eso es todo lo que necesitará s. Enseguida observa có mo tus varitas se
disparan en respuesta a tu cambio de energía.

VARITAS MÁGICAS.
Mucho de lo que está escrito en taller de autoestima pondrá a prueba la ló gica y el
intelecto de má s de uno. "¿Magnetizar sucesos? Tonterías.". "¿Evitar las épocas buenas y
crear épocas malas? No es cierto.". Para quienes se sientan desafiados a ese respecto, como
yo me sentí alguna vez, podrían encontrar ú til este divertido paquete de có mo producir
energía, o de há galo usted mismo. Consigue un par de ganchos de alambre para ropa y
corta una "L' de cada uno de ellos, como de 30 centímetros del lado largo y 13 del corto.
Corta un popote de plá stico en dos, e introduce en ellos los ganchos cortos. Coló calos de tal
forma que puedan girar fá cilmente. Dobla las puntas de los ganchos hacia arriba para
mantener los popotes en su lugar. Los ganchos podrían girar sin el popote, pero no lo
harían tan libremente. Ahora, tienes un par de lo que yo llamo "varitas má gicas". Sostén las
varitas sin apretar, con los popotes frente a ti como si estuvieras apuntando con una
pistola. Sostenlas a la altura del pecho y como a unos 25 centímetros de tu cuerpo. Los
popotes se mueven hacia todos lados, en respuesta a tu energía, así que espera un poco
para que se aquieten y dejen de moverse. Una vez quietos, estará s listo para jugar. Con la
mirada hacia delante, recuerda con sentimiento algú n suceso desagradable de tu pasado.
Dependiendo de la intensidad de las emociones que rodean dicho suceso, las varitas
permanecerá n apuntando hacia delante (intensidad débil) o apuntará n al centro, punta con
punta (intensidad fuerte). Las varitas está n siguiendo las bandas electromagnéticas
alrededor de tu cuerpo, las cuales se han ajustado como resultado de la frecuencia negativa
generada por tus pensamientos y emociones desagradables. Ahora, haz que tus frecuencias
se vuelvan positivas al pensar en algo increíblemente maravilloso, amable o alegre. O
enfó cate en uno de tus hijos o en tu mascota, e inú ndalos enteramente de tu amor. Las
varitas se abrirá n rá pidamente hacia fuera, ya que tu campo de energía se expande en
respuesta a tu flujo de energía positiva. Para demostrar có mo la energía sigue a tu
pensamiento, enfoca tu atenció n en un objeto lejano a tu derecha o izquierda, y observa a
las varitas seguir tu pensamiento. O empieza a enfocarte en tu ser expandido, tu guía, y
obsérvalas separarse como reacció n al enorme aumento en energía que tal pensamiento
emocional crea. . Cuanto má s juegues con esto, má s aficionado te volverá s a sentir el
cambio de vibraciones que tiene lugar en tu interior, conforme vas de una frecuencia a otra.

LOS ASPECTOS POSITIVOS ( PUAFF.).

De lo que se trata todo este asunto es de có mo sentirse bien, puesto que nada es má s
importante, nada. Nada es má s importante que sentirse bien, y no importa có mo lo
consigas. Si con pararte de cabeza lo logras, magnífico. Si con oler un pedazo de madera
recién cortada lo consigues, sensacional. Haz lo que sea necesario para llegar a ese lugar en
el que te sientas mejor que cuando empezaste. Sabrá s cuando hayas llegado a él, no lo
podrá s pasar por alto. Lo mismo si se trata simplemente de la decisió n de sentirte bien en
un momento dado (o incluso de sentirte un poco mejor) que si está s tratando de hallar una
nueva forma de "sentirte bien" en torno a un "quiero" en particular. Generalmente puedes
encontrar docenas de maneras distintas y extrañ as de lograrlo..., si realmente quieres
hacerlo. Pero hay una forma que me reservo para "cuando todo lo demá s falla", porque
parece que siempre me ha resultado difícil tener que ponerme en la condició n correcta. Ese
ú ltimo recurso, para mí, es encontrar algo positivo precisamente en lo que me provoca
enojo; es decir, lo que cerró mi vá lvula. Por ejemplo, supongamos que está s atorado en el
trá fico debido a un accidente, y que te permites disgustarte de verdad. Daremos por hecho
que, bajo la circunstancia de tu vá lvula cerrada, no só lo el trá fico no mejorará pronto, sino
que la energía negativa estará , en ese mismo momento, afectando todos los otros aspectos
de tu vida. Tu trabajo consiste en abrir esa vá lvula de la forma en que puedas hacerlo. Pero
digamos que has "tratado" (una palabra que debes eliminar de tu vocabulario) y nada te ha
funcionado, ni la mú sica, ni el estremecimiento, ni el hablar contigo mismo. Bueno, cuando
todo lo demá s falla, só lo queda una alternativa. Mira a tu alrededor cualquier aspecto, de la
situació n en la que está s, o de su entorno inmediato, que valores y que te haga sentir bien.
Tal vez el simple hecho de que tu auto está funcionando, o que no necesitas ir al bañ o, o la
empatía que está s sintiendo por todos esos otros pobres diablos que está n tan atrapados
como tú en el atasco, o tu aprecio por el grupo médico listo para entrar en acció n.
Encuentra algo..., cualquier cosa. Empieza por hablar contigo mismo sobre ello. Disimú lalo,
engá ñ ate a ti mismo; muy pronto comenzará s a sentir ese sutil click con la energía de
"sentirte bien" (o, cuando menos, de "sentirte mejor"), y tu vá lvula se abrirá lentamente
(puesto que cientos de otros conductores está n fluyendo la energía negativa de la furia a tu
alrededor; el congestionamiento de trá fico tal vez no se resuelva pronto, pero al menos no
estará s arruinando otras á reas de tu vida al fluir ese tipo de basura energética). Ahora, con
franqueza, cuando estoy de malhumor, no hay nada que disfrute tanto como permanecer
así. Todavía me encanta renegar y enfurecerme, porque se siente muy bien hacerlo. La
parte triste del asunto es que también sé que cada vez que hago eso, afecto negativamente
todo mi mundo, sin mencionar que estoy atrayendo má s de lo que me tiene furioso, y que
simplemente no estoy dispuesto a dejar que eso suceda nunca má s. Así que, refunfuñ ando,
encontraré alguna cosa tonta, intrascendente, insignificante, sin importar lo que sea, que
me esté enojando y que podría empezar a considerar probablemente como un aspecto
positivo de esa situació n o de alguna persona; algo que tal vez pudiera apreciar. Entonces,
como un chiquillo malcriado y retador a quien acaban de reprender, pensaré en alguna
forma de empezar a hablar conmigo misma (casi siempre con un gesto de enojo) para sacar
a la luz el aspecto positivo que logré encontrar. Lo que má s me molesta cuando estoy con
ese estado de á nimo, es que siempre funciona. Encuentro algo que halagar, apreciar o
admirar en el sujeto o en el asunto que me ha hecho enojar, y antes de que me dé cuenta de
lo que me golpeó , percibo una corriente que empieza a fluir, puedo sentir realmente el
momento en el que sucede la conexió n. Vá lvula abierta, misió n cumplida. Ahora puedo
dejarlo ir, y permitir que el universo se encargue de hacer su parte.

MOLESTA POR LA LUZ DE LA ENTRADA.


Durante varios añ os renté una casita que había en la parte posterior de mi propiedad. El
trato era que los inquilinos pagaran el gas de la calefacció n, y yo me encargara de la
electricidad. Bueno, la rentaba a una joven pareja que insistía en tener encendida la luz del
entrada delantero día y noche. Hablé con ellos sobre el asunto varias veces. Sin importar lo
que yo dijera, ellos siguieron dejando encendida esa luz, hasta que empecé a "ver las
estrellas". Finalmente, recordé que estaba tratando con alguien a quien le encantaba cerrar
vá lvulas: yo mismo. Cada vez que miraba la maldita luz, mi vá lvula se cerraba bruscamente,
mi cena se quemaba, mi perro se ponía insoportable, me cortaba en un dedo, me
cancelaban una cita de negocios, mi chimenea chisporroteaba en exceso, se quemaba mi
alfombra, y así sucesivamente. Y todo aquello pasaba mientras yo estaba estudiando la Ley
de Atracció n, ni má s ni menos. ¿Has oído hablar de quien no hace lo que predica? Así que
un día, de mala gana, dije: "Muy bien, encontraré alguna condenada cosa que me agrade de
esos dos, y lograré que se abra mi vá lvula". No pude. O, para decirlo má s correctamente, no
lo intenté. Y la luz continuó encendida, día y noche, día tras día, mientras yo "echaba
humo". Para entonces, comprendí que aquello era serio y que iba a extenderse como un
virus maligno; así que, con cierta renuencia, decidí buscar una bendita cosa en la que yo
pudiera pensar que algo había de bueno en tenerlos ahí. "Bueno..., está bien, me ayudan a
cuidar el patio y eso es lo primero. Son personas decentes, vale la pena tenerlos cerca..., tan
tranquilos..., bla, bla, bla". Parecía como buscar una aguja en un pajar, a medianoche, pero
pronto noté que mi resistencia se suavizaba un poco, y me aferré a lo que se iba salvando.
Casi imperceptiblemente, y no siempre de buen modo, fui expandiendo el sentimiento y en
poco tiempo pude sentir el movimiento del flujo de energía de "sentirme mejor" (no de
sentirme bien") a través de mí. LA LUZ SE APAGÓ ESA NOCHE.

Y de ahí en adelante no volvió a encenderse má s que brevemente, cuando llegaban visitas o


pedidos de la tienda. Estaba ató nito. Estaba asombrado y emocionado ante la continua
evidencia de que esta cosa realmente funciona, incluso con las luces de la entrada. ¿Estaba
justificada mi reacció n de enojo? Por supuesto; pero, ¿y eso qué? No valía la pena arruinar
mi mundo por ello, má s de lo que ya lo había hecho. Só lo recuerda: cuando permitas que
fluyan sentimientos negativos de cualquier tipo (aunque se trate de la luz de un Entrada),
está s haciendo algo mucho má s que amplificar esa situació n. Está s actuando como la línea
defensiva delantera de los Vaqueros de Dallas, impidiendo que todos tus" quiero" crucen
má s allá de la línea de la energía negativa. Al mismo tiempo, esos sentimientos negativos
está n atrayendo todo tipo de situaciones desagradables, en el proceso. Lo que es peor: si la
persona por quien está s molesto es negativa, estará s atrayendo directamente sus
vibraciones hacia ti. ¿Có mo va a valer la pena una cosa así? De cualquier forma que lo veas,
y sin importar cuá les sean las razones del pensamiento negativo, lo importante es que ante
ellos tu vá lvula permanece cerrada. Así que, á brela.

EL TESORO DE LAS PIEDRAS MÁGICAS.


Habrá ocasiones en que un "quiero" /intento en particular nos resulte tan ajeno, que no
sepamos có mo nos sentiríamos con él, sobre todo si es de naturaleza emocional o si se
refiere a cuestiones espirituales, tales como una comunicació n má s cercana con nuestro
concepto de Dios. ¿Có mo encontrar el lugar que ocupa en el sentimiento algo que tan pocas
veces o tal vez ninguna experimentamos? O podría haber ocasiones en las que todo lo que
queremos es salir de, o alejarnos de lo que sea que tengamos en ese momento, aun cuando
no estemos seguros de qué es lo que queremos obtener, excepto que queremos sentimos
mejor de lo que nos estamos sintiendo. ¿Có mo encontramos el lugar del sentimiento en
medio de esa confusió n? Existe un par de formas para hacerlo, y tú ya conoces la primera
de ellas. Simula el sentimiento de lo que te gustaría tener, de tu deseo, y habla de él con
emociones imaginadas, hasta que se te haga agua la boca y, click, ésa es la forma directa. La
otra forma es indirecta, y suelo utilizarla con mucho respeto porque por lo general los
sentimientos que estoy evocando provienen de recuerdos íntimos, profundamente
queridos. Todos hemos tenido esos momentos especiales de la vida que no podemos
olvidar, ni describir; momentos que podríamos llamar de renacimiento. Son piedras
má gicas encerradas para siempre en nuestro cofre del tesoro. Se trata de los momentos de
la vida má s valiosos y significativos. En una noche tranquila, quizá cuando las estrellas
parezcan má s brillantes que nunca, y el aire esté lleno de fragancias nocturnas, elige un
lugar có modo, relá jate, disfruta de la belleza del momento, y retrocede hasta que tu
memoria evoque aquel tiempo tan especial. O siéntate junto a la ventana, muy temprano
por la mañ ana, y observa có mo empieza a asomar el sol del otro lado del cielo, dirígete
hacia esa piedra má gica que tienes en tu memoria. Busca ese momento de tu vida que no
vas a olvidar nunca, y permítete experimentarlo como un recuerdo amoroso que te
envuelve por completo. ¿Qué sabor dejó en ti aquella piedra má gica? ¿Fue amor
indescriptible, o una revelació n espiritual? Quizá s fue satisfacció n suprema, alegría
desmedida, o absurda frivolidad. No necesitas ponerle una etiqueta al sentimiento, só lo
reconocerlo como un tesoro de tu propio ser. Así pues, cuando no puedas encontrar otra
forma de evocar el sentimiento de tu deseo, o en momentos de desesperació n en los que no
logres hallar nada que aminore tu dolor, cuando no tengas a mano los medios que
requieres para cambiar los sentimientos que tienes en esos momentos, recurre a tu piedra
má gica porque en ella encontrará s el consuelo del amor incondicional, procedente de tu
"Yo interno/Ser expandido". Cuando aquella experiencia y tu percepció n se encuentren en
el lugar del sentimiento, tú y tu "Ser expandido" será n uno solo, y dejará s de enfocarte en tu
bloqueo emocional o en tu dolor. Trae ahora el deseo de tu corazó n como ofrenda a este
sentimiento e introduce ese deseo, de manera respetuosa, en las energías curativas del
sentimiento recordado. O no hagas sino disfrutar de la emoció n que evoca en ti ese
momento querido. Descansa con él y ten la seguridad de que todo estará bien.

LA MAGIA DE LA APRECIACIÓN.
Existen só lo tres estados del ser, en torno a los cuales todos giramos, a lo largo del día. Si
pudiéramos percibir, aunque fuera una pequeñ a fracció n de tiempo, lo que estamos
sintiendo cada momento del día, tendríamos una gran oportunidad de cambiar nuestras
vibraciones.

MODALIDAD DE VÍCTIMA.

Es el marco mental de: " Oh Dios me lo está n haciendo de nuevo y no hay nada que yo
pueda hacer."; en este caso no vamos a ninguna parte, só lo damos vueltas en círculos
negativos, atrayendo siempre lo mismo del pasado. .

MODALIDAD DE TÉRMINO MEDIO.

En esta modalidad no estamos ni arriba, ni abajo; só lo funcionamos con combustible de


segunda categoría. No emitimos energía de ningú n tipo, y seguramente no estamos
atrayendo cosa alguna. En término medio, no só lo estamos viviendo los resultados de
nuestra errá tica producció n de energía, sino de la de todos los demá s (lo semejante atrae lo
semejante, ¿recuerdas?). Muy desagradable. Y eso es lo que la mayoría de nosotros
hacemos, la mayor parte del tiempo.

MODALIDAD DE CONECTADO.

Ahora está s motivado. Prendido. Tus altas frecuencias ya no atraen las vibraciones
negativas de otros. Está s abastecido con la energía pura y positiva del bienestar, vibrando
en armonía con tu "ser expandido", fluyes energía positiva y atraes eventos positivos.
Mientras está s a salvo te rodeas de seguridad. Modalidad de víctima, modalidad de término
medio o modalidad de conectado, siempre nos encontraremos en una de las tres. Nuestra
meta, desde luego, es llegar a la modalidad de conectado con tanta frecuencia y por tanto
tiempo como podamos, por lo cual debemos tender hacia la energía positiva y muy alta de
la sensibilidad. La vibració n de sensibilidad es la frecuencia má s profundamente
importante que podemos sostener, porque es la má s cercana al amor có smico que existe.
Cuando algo nos vuelve sensibles, estamos en perfecta armonía de vibració n con nuestra
fuente de energía, o energía de Dios. Llá mala como quieras. Puedes impulsarte o ir
directamente al sentimiento; no existe diferencia alguna. Lo importante es saber que un
minuto de fluir la intensa energía de sensibilidad, contrarresta miles de horas pasadas en la
modalidad de víctima o de término medio. Pero, cuidado. No basta só lo con pensar en la
sensibilidad. Eso no borra todo. El pensamiento es hacia afuera, el sentimiento es hacia
adentro. No puedes tomar la decisió n de ser sensible ante algo, y dejarlo ahí. Tiene que
existir esa necesidad emocional que fluye de las profundidades de tu ser, para que
funcione. No obstante, ninguna de esas cosas significa que tienes que ser salvado de un
accidente que ha puesto en riesgo tu vida por un grupo de rescatistas, para sentirte
sensible. De hecho, fluir sensibilidad no es realmente tan difícil. Puedes emitirla con
intensidad ante un anuncio que veas por la calle, si quieres. No te rías, yo lo hago todo el
tiempo para mantenerme en forma. Como cualquier otra habilidad, emitir energía requiere
de una prá ctica constante y hay algo absurdamente satisfactorio en producir toneladas de
amor, adoració n y sensibilidad ante un anuncio que señ ala: " Cuidado.: hombres
trabajando". Yo la dejo fluir frente a las luces rojas del semá foro, los anuncios
espectaculares, los pá jaros que pasan volando, lo que queda de un á rbol que han cortado,
un animal muerto, una tormenta invernal y, desde luego, ante la gente. Ocasionalmente, en
el supermercado, selecciono la persona de peor aspecto má s cercana a mí, para poder
encontrar algo que admirar en ella, y producir la vibració n má s alta que me sea posible. Tal
vez sea sensibilidad, o quizá un sincero amor a Dios. En una ocasió n hice esto con una
viejecita cascarrabias, que parecía dispuesta a comerme antes que a dejarme pasar. La
empujé, y en ese momento se dio la vuelta buscando furiosa lo que sintió que la golpeaba,
mientras yo le sonreía con inocencia. É se es mi juego de “abrazaaunvagabundo", en el que
me imagino a un perfecto desconocido en la calle (o donde sea) y yo corro a abrazarnos
como si fuéramos viejos amigos que no se han visto en añ os. De ser necesario, empieza con
gente de tu agrado, con alguien que no te importaría que se sentara junto a ti en la barra de
un restaurante. Poco a poco, aumenta el grado de dificultad de tu selecció n en el aspecto
social, hasta que finalmente no marques ninguna diferencia en la clase de vagabundos que
sean. Limítate a ver ya sentir profundamente có mo ambos se reconocen alegremente, y se
lanzan felices a ese gigantesco abrazo de oso, mientras surge entre todos un amor
profundo. No sé con cuá ntas personas he hecho eso mientras camino por la calle, y los he
visto darse vuelta buscando qué ha producido lo que sintieron. La vibració n de
sensibilidad es también la vibració n má s elevada y má s rá pida que podemos usar para
atraer algo. Si pudiéramos dirigirla a cualquier cosa y a todo..., todo el día..., tendríamos
garantizado el cielo en la Tierra en cualquier momento; viviríamos felizmente y para
siempre con má s amigos, má s dinero, má s relaciones placenteras, en total seguridad y má s
cercanos al Dios de nuestro ser, de lo que es posible imaginar.

ENAMÓRATE.

Ah., "el ú nico" ha llegado finalmente a tu vida. Flotas por el aire, con la cabeza en las
nubes, consumido por un sentimiento eufó rico que desafía cualquier descripció n. Está s
enamorado. Nada te molesta. El mundo es dulce, el día es glorioso, es primavera a la mitad
del invierno. Incluso los desconocidos son hermosos. Flotas en el aire, está s enamorado.
¿Sabías que puedes provocar ese sentimiento a voluntad? no me refiero a las intensas
sensaciones sexuales, sino al estremecimiento emocional, a la sensació n de mareo. Puedo
asegurarte que si está s enamorado, nada, absolutamente nada, te hará sentir tan bien como
eso, ni nada elevará tus vibraciones tan rá pidamente como eso. De ese modo puedes
permanecer en esa vibració n todo el día, con la convicció n de que está s atrayendo tus
"quiero", o de que puedes Colocar un "quiero" específico exactamente en el centro de ese
sentimiento que te hace estar en las nubes. En este caso tu energía renovada hará que se
realicen tus deseos. ¿Recuerdas tu primer amor, y có mo hacía que te pareciera que todo
estaba en su lugar? Los problemas resultaban triviales, comparados con el mundo lleno de
novedad en el que sentías que tocabas el cielo. Ve ahí de nuevo. Enamó rate, y te sentirá s
intensamente vivo. Lo ú nico que te faltará será el aspecto sexual; fuera de eso, todo lo
demá s será una réplica de las cosas reales, porque se trata de una cosa real. Eso es lo que tú
eres, todo lo que está s haciendo es conectarte de nuevo. Ademá s de eso, es muy divertido
soñ ar. Y mientras está s metido en ello, disfruta del estremecimiento que sacude todo tu
cuerpo y de ese suave aletear en la boca de tu estó mago.

SIEMPRE LA DULZURA.

Cuando todo falla, cuando has intentado todo, sin éxito, para sentirte aunque sea un poco
mejor, he aquí algo que debes recordar. Seas hombre o mujer, dentro de ti existe una dosis
de ternura, una gentileza, una dulzura tan sublime, que si pudieras tocarla llorarías
conmovido. Agresivos o tiernos, mendigos o millonarios, todos la tenemos porque eso es lo
que somos. Esa dulzura no tiene nada que ver con la personalidad. No se trata de ser débil,
o fuerte; de ser un inú til cualquiera en lugar de un poderoso líder. Tiene que ver contigo, se
trata de lo que tú eres. Para despertar esa presencia (generalmente oculta), só lo necesitas
pedirla. Conviértela en un "quiero", o en un intento, y después espera, escucha, percibe y
permítete tener la experiencia. Una vez que hayas sentido esa dulzura, ese precioso don
dentro de ti, podrá s evocar esa misma sensació n en cualquier momento, donde quiera que
lo desees. Sin embargo, se necesita mucho valor para que tú mismo te permitas vivirla,
porque en ese agradable lugar se encuentra la vibració n má s elevada de todo lo que tú eres.
Una vez que hayas encontrado ese estado natural, habrá s llegado a casa, a ti mismo. Tu
mundo nunca volverá a ser el mismo, porque tú nunca volverá s a ser el mismo. Y tampoco
tus vibraciones. EN LOS DÍAS MÁS BAJOS.

Mientras vivamos en estos cuerpos, vamos a tener días bajos. En esos días en que todo
marcha bien (y que eso podría importarte menos) só lo recuerda que un día malo no es
nada má s que una vá lvula cerrada. Tu energía negativa está aumentando. No es gran cosa,
así que, adelante. Permítete experimentar esa endemoniada carga de baja de energía, de tal
modo que te hartes de tener sentimientos negativos. Pero si realmente pretendes salir de
esas sombrías vibraciones, una buena forma de hacerlo es dejar que tus ojos se detengan en
la cosa má s pequeñ a e insignificante que puedas encontrar. Impú lsate con tu sonrisa física,
alcanza la "gentil sonrisa interna" y ofrece tu amor a esa cosa insignificante de la forma en
la que desees. Tal vez sea só lo una brizna de polvo, una revista, o un pedazo de cable. Trata
de apreciar esa pequeñ a cosa, envuélvela en amor como si fuera el tesoro má s preciado de
tu vida, algo que hubieras perdido durante mucho tiempo y que ahora recuperas. Te
asombrará ver con qué facilidad cambiará n tus vibraciones. Ese enfoque que no requiere
de gran esfuerzo, generalmente funciona para mí; pero si no lo hace, recurro a una técnica
que nunca me falla en la que. Empiezo bailando por toda la casa y cantando alguna
cancioncita tonta, como Los días felices han vuelto (cuando de lo que tengo ganas es de
gritarle a mi pobre perro), o Qué hermosa mañana. (cuando de lo que tengo ganas es de
dejarme caer en una silla y ponerme a llorar), o alguna otra pequeñ a tontería que invento,
que me obliga a ponerme en movimiento. Utilizo ese recurso cuando estoy completamente
deprimida, pero decidida a no quedarme así. Sin embargo, cuando me siento tan decaída,
generalmente 'necesito varias horas para que algo me funcione, de tal forma que esa danza
alocada se convierte en el principio de algo real. Literalmente libera la energía que se había
estancado, hasta que logro conectarme ron "sentirme mucho mejor". Entonces, en cuestió n
de horas, el teléfono empieza a sonar, surgen negocios, recibo invitaciones de mis amigos y
se me ocurren ideas para volver a ganar dinero. Siempre me ha funcionado. La clave es: haz
cualquier cosa que creas que puede ayudar a sentirte mejor. Asimismo, cuando está s
completamente deprimido, hablarte a ti mismo por tu nombre, en forma tierna y
tranquilizante, logra maravillas. "Todo va a salir bien, Paco, lo prometo, todo va a estar
bien. Vas a salir de ésta". Limítate a hablar..., sobre cualquier cosa que te tranquilice..., hasta
que te sientas mejor. Un paso pequeñ o y ligero a la vez, cuando se está con el á nimo por los
suelos; un poco de aquí, un poco de allá , sirve de mucho. Puede llevarte un par de horas, o
un par de días, pero finalmente sentirá s que tu resistencia disminuye, y que se produce ese
maravilloso click, que indica que te has conectado y que has abierto tu vá lvula.

CONÉCTATE, CONÉCTATE, CONÉCTATE.

Sin importar dó nde estés, siempre podrá s conectarte con algú n tipo de sentimiento
positivo si en verdad lo deseas. Conéctate mientras miras hacia afuera por la ventana de tu
cocina. Conéctate al salir de la puerta de tu casa por la mañ ana. Conéctate mientras te
deslizas hacia tu silla de ruedas (si la precisas). Conéctate cuando abordes el metro.
Conéctate mientras está s barriendo el patio. Conéctate al sacar fotocopias. Conéctate
mientras caminas por la calle. Conéctate mientras das de comer a tus mascotas. Hasta que
puedas sentir ese estremecimiento de alegría, ese estremecimiento de sensibilidad, de
estar enamorado o de sentir gratitud, incluso cuando el sentido comú n te diga que no
tienes nada que agradecer, que no está s fluyendo energía para llegar a algú n lado en
especial. Si tu deseo es lanzarte a una nueva vida, aprende a conectarte y a dirigirte hacia
donde quieras, sin importar lo que esté sucediendo a tu alrededor. NO IMPORTA QUÉ. Si
quieres cambiar algo, si quieres mejorar la situació n en la que está s, si quieres gozar de ese
magnífico sentimiento de realizació n, o de una profunda felicidad que no hayas
experimentado antes, si quieres tener cualquier cosa que no tengas ahora, entonces
aprende a encender tu motor, y conéctate.

LA FUERZA TE ACOMPAÑA. PASO 4. LEY DE ATRACCIÓN.


Hace unos cuantos añ os, cuando era yo mucho má s joven y acababa de llegar a California,
conducía mi auto todos los días del Valle de San Fernando, a lo largo del hermoso Cañ ó n
Coldwater, hasta Beverly Hills, donde tenía un detestable empleo en las oficinas
corporativas de una importante empresa aeroespacial. Me gustaba el recorrido, pero no el
trabajo. Sin embargo, no era el momento adecuado en mi vida para "quemar las naves".
Durante dos añ os conduje por el Cañ ó n, busqué cosas que hacer en mi trabajo hasta que me
aburrí. Una hermosa tarde, mientras disfrutaba del recorrido, de vuelta al Valle de San
Fernando, al pasar frente a las preciosas casas de Beverly Hills, dije en voz alta,
dirigiéndome al poder que yo entonces pensaba que estaba fuera de mí: "Muy bien, Poder
Superior, veamos qué tan bien funcionas. Estoy aburrida con este trabajo y quiero hacer
otra cosa. Dame una idea. De hecho, si só lo dame las semillas, yo me encargaré de
plantarlas". Sin darme cuenta, estaba en ese lugar perfecto del sentimiento, donde mi
frecuencia era tan alta como una cometa en el aire. Me encantaba el recorrido, disfrutaba
del panorama, me sentía en paz con el mundo, aunque un poco impaciente con mi bá sico
concepto de aquellos días que llamamos el Poder Superior. Mi afirmació n era sincera y se
lanzó como cohete a las alturas, magnetizada por las elevadas vibraciones de un incipiente
"sentirse bien". Al otro día, camino a mi trabajo, realicé la misma rutina: "Só lo dame las
semillas, yo las sembraré". Hice lo mismo durante el regreso a casa. En ese momento no
sabía nada sobre vibraciones ni flujo de energía, y desgraciadamente, tampoco sobre mi
propio poder, tenía la vieja concepció n de que el poder de "allá arriba" y yo aquí abajo, ni
pensar que éramos una misma cosa. En lo que a mí se refiere, suponía que ese "jefe de
jefes" estaba separado de mí; esa sabia fuerza de Dios, estaba segura, era lo que conducía
mi vida. Todo lo que estaba haciendo era, sin saberlo, enfocá ndome poderosamente en un
"quiero" y poniendo a prueba a mi Poder Superior para ver si estaba ahí en realidad, con su
mano extendida para ayudar. Así pues, un día, mientras me dirigía a casa, cuando subía la
cuesta que conducía a lo alto de la colina, donde la vista se extasiaba ante la contemplació n
de un espléndido panorama que parecía perderse en el infinito, la idea me golpea y lo digo
literalmente: me golpeó . Sentí como si el cosmos me hubiera dado un latigazo. La idea era
formar una compañ ía editorial de tipo educativo, usando la innovació n verdaderamente
revolucionaria de producir cintas de audio. Era 1965. La mayoría de la gente no había oído
hablar de cintas grabadas, y yo no tenía la menor idea de có mo formar una compañ ía o
hacer que las cosas se echaran a andar. No importaba. Todos los días, al volver a casa y
subir la colina, me repetía: "Muy bien, Poder Superior, tú sigue dá ndome las semillas y yo
encontraré la forma de sembrarlas." Y por supuesto, todos los días sin falta, al subir la
colina para ir a trabajar, saltaban ideas de mi cabeza, como palomitas de maíz tostadas.
Imaginé guías turísticas grabadas en cinta para escuchar en el automó vil mientras se
recorrían los parques nacionales, programas de capacitació n para vendedores y programas
para estudiantes. Mientras seguía haciéndolo, las ideas parecían envolverme, porque en
tanto siguiera ahí y permaneciera en un lugar de "sentirme bien", mi vá lvula estaba abierta
y era fá cil alcanzar la inspiració n. La espiral se había iniciado. Cuantas má s ideas se me
ocurrían, má s entusiasmado me sentía; y cuanto má s emocionado me sentía, má s ideas se
me ocurrían. Sin saberlo, estaba en un continuo estremecimiento. De repente, personas
que estaban empapadas en el arte de grabar cintas de audio y formar compañ ías
empezaron aparecer de la nada: los que sabían de finanzas, los que sabían de leyes,
técnicos, mercadó logos, todos levantando sus cabezas de la nada. Era increíble. Finalmente,
dejé la compañ ía aeroespacial para formar "Listener Corporation", y nos convertimos en
una de las empresas pioneras en proporcionar informació n por medio de las muy
novedosas cintas de audio. Pero pronto se me pasó la emoció n, se apoderó de mí el temor
de no poder salir adelante sola, y mi manantial de inspiració n se secó como un desierto
después de una inundació n relá mpago. A pesar del creciente renombre que habíamos
adquirido se había iniciado la larga espiral del descenso. É ramos la primera compañ ía que
producía cintas de audio para recorrer en auto los parques nacionales, y todo ello resultó
un fiasco. Fuimos la primera compañ ía en producir una revista mensual de negocios, para
escucharse en cinta grabada. Fracasaron todos los proyectos en só lo un añ o. Fuimos la
primera compañ ía en ofrecer cintas con informació n de negocios para escuchar con
audífonos durante los vuelos transcontinentales, y también fracasamos. Fuimos también
uno de los primeros negocios en ofrecer capacitació n de motivació n para lograr la
excelencia para vendedores, en forma de paquete, a varias industrias. Otro fiasco. La
fó rmula era sencilla: siempre estuvo presente el temor dentro de mí de que esos
negocios no funcionaran, y así fue. Finalmente, encontramos nuestro nicho en el
mercado, con un programa mucho má s específico (y mucho menos agresivo): capacitació n
para profesores de primaria, así como materiales audiovisuales educativos también para
educació n primaria. Nos volvimos muy conocidos, en verdad respetados, con
representantes de ventas que se sentían felices y clientes complacidos. Pero con todo eso,
apenas lograba ganar lo suficiente para pagar mi hipoteca. Luchaba, golpeaba, me
esforzaba cuanto podía, aplicaba cuantas ideas se me ocurrían. Esparcía por todas partes
mis gritos de reto al estilo del Llanero Solitario, y, sin embargo, cuantos má s esfuerzos
hacía para resolver mi problema, má s lento se volvía mi avance. Nuestros nuevos
programas estaban recibiendo críticas extraordinarias, de costa a costa, y con buena razó n,
porque eran increíblemente buenos, ya que habíamos integrado en nuestro equipo a los
especialistas má s brillantes del momento y contá bamos con las teorías má s innovadoras en
cuanto al aprendizaje; pero, a pesar de los magníficos comentarios que provocaban,
ninguno de ellos logró tener las ventas necesarias como para generar buenas ganancias.
Todo lo que yo podía pensar era: "¿Qué má s puedo hacerhacerhacer para que las cosas
sucedan?". Cuanto más arduamente trabajaba, más temerosa me volvía. Y; desde luego,
cuanto mayor era mi temor, más resistencia ponía a la energía del bienestar, por lo que
atraía ventas cada vez má s bajas. La guía intuitiva había salido volando por la ventana. No
había ni el má s pequeñ o resquicio por el que pudiera saltar mi Ser expandido con los
fantá sticos e incesantes tips que alguna vez había recibido. Le reclamaba constantemente a
ese llamado Poder Superior diciéndole a dó nde podía irse, y vibraba tan lejos de mi
conexió n con É l, que parecía que no existía. Por mi parte, mi persona era la representació n
fiel de aquella vieja expresió n de "ir de mal en peor". Cuá n cierto era esto en mi caso. Las
cosas continuaron así durante trece añ os, hasta que, exhausta y desconectada en absoluto
de cualquier cosa remotamente parecida a una fuente de bienestar, vendí la compañ ía y
traté de huir a algú n lugar solitario y lejano de la costa, junto al mar. En lugar de ello, llegué
directamente a la etapa má s triste, má s dolorosamente desconectada, de mi vida. Desde ese
lugar oscuro me llegó el fuerte deseo de lo que ya no quería y a partir de ese momento
empezaron a florecer los añ os que habrían de convertirse en los má s fantá sticamente
bellos de mi vida, mientras empezaba a descubrir a mi Ser expandido. La ú nica razó n por la
que estoy narrando esta historia de lagrandezaalamiseria, es porque resulta un ejemplo
clá sico de lo sumamente distintos que son los resultados que se logran con la acción
inspirada, de los que se obtienen con la acción basada en el temor. Con la primera,
zarpamos hacia Felicilandia con muy poco esfuerzo, como lo hice cuando inicié la compañ ía.
Con la segunda, podemos luchar, esforzarnos y trabajar hasta el cansancio, só lo para no
llegar a ninguna parte, o quizá aú n má s abajo. INSPIRACIÓN VS. ESFUERZO.

La mayoría de nosotros siempre hemos tenido la idea, bueno, es algo má s que una idea,
fue la forma en la que nos educaron de que para obtener las cosas que deseamos, debemos
igualar el nivel de esos deseos con el esfuerzo personal. Con otras palabras, si lo ú nico que
queremos es un cono de helado, obtenerlo requerirá de un mínimo esfuerzo de nuestra
parte. En cambio, si queremos ser el Director de una Empresa, tendremos que llegar a un
nivel de esfuerzo personal completamente diferente, que requerirá de luchar y esforzarse
arduamente, muchas, muchas horas de trabajo, olvidarnos de vacaciones y amigos, etc…. De
hecho, siempre hemos creído que acercarnos siquiera a la posibilidad de obtener las cosas
má s importantes que deseamos, algo má s que los conos de helado, implica tener que
"exprimirse el cerebro" y estar dispuestos a dar todo nuestro esfuerzo físico hasta
conseguirlo, o simplemente olvidarse del asunto. Pero "exprimir nuestro cerebro" significa
que estamos usando técnicas dignas del Llanero Solitario, con acciones intrépidas y sin
inspiració n alguna. Significa que estamos funcionando desde una posició n estrictamente
física, que presiona. Significa que estamos atorados en los "tienes que" y en los "deberías".
Significa, en concreto, que estamos tratando de navegar contra corriente, a ciegas, y sin la
guía de nuestro propio guía superior. Significa que estamos funcionando con vá lvulas muy
cerradas, lo que provoca el tipo de tensió n interna y el flujo de energía negativa que no
produce, en lo absoluto, los resultados que deseamos. Pareciera entonces que la forma
ló gica de dirigirnos hacia donde queremos llegar, o hacer que las cosas sucedan como
queremos, es funcionar con inspiració n guiada, en lugar de hacerlo con las vibraciones
negativas del estrés procedente de la conciencia social. ¿Có mo lo podemos hacer? ¿Por
dó nde empezamos? ¿Có mo podemos dejar de lamentarnos? Bueno, primero viene la
inspiració n, las ideas. Surgen cuando logras pasar má s tiempo en esas altas frecuencias de
"sentirte bien" (o de "sentirte mejor"), estremeciéndote y conectá ndote. A continuació n,
después de fluir cantidades considerables de energía de "sentirte bien" hacia una o má s de
esas grandes atrevas ideas, comenzará s a actuar conforme a ellas, pero ahora desde un
lugar de bendita inspiració n, en lugar de hacerlo a partir de la presió n negativa. De esa
forma, tus acciones está n inspiradas por tus ideas, y todo lo que te llegue procederá de un
lugar de alta frecuencia. Precisamente la inspiració n de los grandes artistas, sabios y
científicos ha provenido de creer en sí mismos y en una conexió n a algo superior, es
fundirse en uno só lo y acceder a la Inteligencia Infinita, que no está fuera de nosotros,
Somos parte de ella. Así que, guau., algo sensacional empezará a ocurrir si crees en esto y
logras la conexió n interior que hablamos en el capítulo 91. Sin importar qué tan
complicadas te hayan parecido las ideas, descubrirá s que todas está n insertadas en su lugar
exacto y que está n avanzando con la facilidad y la tranquilidad con fa que corren las aguas
de un arroyo. ¿Y por qué no? Tus ideas fueron inspiradas, y ahora también lo está n tus
acciones, para traerlas a la realidad; todo procedente de tu flujo de energía de alta
frecuencia. Digamos que un día está s saltando de alegría, sintiéndote sensacional porque
tienes una idea. Es una idea fantá stica, del tipo exacto de las que sabes que funcionarían, si
só lo supieras có mo concretarla, o si tuvieras suficiente dinero, suficiente educació n...,
suficiente apoyo..., o suficiente... Só lo hay dos caminos que podrías tomar cuando te caigan
encima las toneladas de ideas que te envía tu guía. Puedes decir: "Oh, esto es una locura...,
tal vez sea una buena idea, pero...", y cerrar inmediatamente la vá lvula. O puedes decidir
callarte, escuchar y confiar en lo que está s logrando. Si has estado declarando
regularmente algunos "quiero" y tu vá lvula ha estado má s abierta que de costumbre,
puedes apostar que pronto empezará s a recibir a tu guía, en forma de ideas que te
ayudará n a llegar directamente a esos "quiero". Si decides seguir adelante con una de esas
ideas, y sigues el curso de las actividades que continuará n fluyendo hacia ti como
corazonadas o como concepto, te pondrá s en acció n, pero ahora estamos hablando de
acciones inspiradas en lugar de acciones precipitadas como las del Llanero Solitario;
actividades inspiradas que será n divertidas, de técnicas y métodos inspirados que te
encontrará s realizando con la mayor facilidad, en lugar de luchar y tratar de empujar todo
contracorriente y, ademá s, contra una corriente que es imposible controlar o desviar. Así
que cuando te llegue la inspiració n, o una idea para hacer avanzar tu "quiero", empieza a
pensar en: "Lo puedo hacer", en lugar de: "Sí, pero..."; y no te preocupes de có mo lograrlo:
se te ocurrirá una vez que te relajes y entres en una frecuencia má s alta. Recuerda que los
instructivos siempre acompañ an a la inspiració n. Ahora empezará a fluir tu energía
positiva. Lo que tomaría años a una persona desconectada, tú lo realizarás en unos cuantos
meses, orientado por tu completamente jubiloso Ser expandido hacia las actividades más
productivas.

EL TRINEO BIEN LUBRICADO.


Justo a la mitad de ese añ o, después de mucho tiempo en que el negocio de las hipotecas y
mi ingreso personal fluían con tal abundancia que casi era cosa de risa, se me ocurrió una
idea. Realmente no necesitaba ideas en ese momento, ya que mis "quiero" se estaban
realizando con tanta rapidez que casi no tenía tiempo de disfrutarlos. De cualquier modo,
tuve una idea que me dejó perpleja. Se me ocurrió cuando estaba en la regadera, una noche
en la que, por alguna razó n que no recuerdo, me sentía llena de entusiasmo. Y tengo que
confesarles que mi primera reacció n fue exclamar en voz alta: " Dame un respiro. Debes
estar bromeando.". La idea era hacer un infomercial (un comercial de media hora para
televisió n), para un producto de autoayuda, sumamente extenso y complejo, que todavía no
había creado, en el que nunca jamá s había siquiera pensado, y acerca del cual no tenía ni la
má s remota idea de có mo y dó nde empezar. Todo el concepto era completamente
descabellado e iló gico. En esos momentos yo estaba involucrada en el negocio de las
hipotecas hasta el má ximo de mi capacidad, a la mitad del añ o de mayor prosperidad que
había tenido en mi vida y, de pronto, me sentía invadida de ideas para producir un
programa de televisió n del que no sabía absolutamente nada. Qué locura. Sin mencionar
que costaría muchísimo dinero llevarlo a cabo, que requeriría de un enorme talento para
coordinarlo, que sería un trabajo de tiempo completo para quien supiera qué demonios
había que hacer, de lo cual por supuesto yo no tenía ni la menor idea (no importaba que ni
siquiera hubiera sacado el producto). Pero mi vá lvula estaba abierta; aunque yo no lo
entendiera, mi frecuencia estaba má s alta que nunca. Y hacia donde quiera que mirara, só lo
encontraba condiciones positivas, así que las ideas para divertirme seguían llegando, las
quisiera yo o no. A los cuatro meses cuatro meses. después de que se me ocurrió la idea...,
obtuve una cuantiosa cantidad de dinero para pagar la lujosa producció n del producto..., y
las sumas requeridas para la producció n del programa de televisió n de gran categoría..., los
suficientes dó lares que se necesitaban para comprar el extenso tiempo de televisió n de
costa a costa..., al tiempo que yo misma escribía, narraba, actuaba y producía todo, filmando
en locació n con un gran equipo profesional. Só lo se necesitaron cuatro meses. Para marzo
del añ o siguiente, ya estaba en el aire promoviendo Curso de vida 101, el monumental
audiovisual que ofrecía un curso para tomar en casa sobre crecimiento interno, del cual yo
era la autora. Asombroso.. Realizaba el trabajo de una docena de personas: manejaba una
empresa y creaba otra, mientras escribía y producía un nuevo programa para televisió n
muy complicado..., yo sola..., y a una edad má s que madura. Para ser franca, la mayor parte
de mis amigos pensaban que me había vuelto loca. Ah., pero lo que ellos no sabían era con
qué poco esfuerzo estaba materializando todo aquello. No había acciones desesperadas, ni
esfuerzos titá nicos, ni lucha constante. Esta vez estaba .conectada. Todo se deslizaba como
si fuera arrastrado por un trineo bien lubricado. Las piezas caían en su lugar como por arte
de magia. En cuanto me preguntaba có mo haría alguna cosa, las respuestas me llegaban de
la nada. Realizaba fá cilmente lo que tenía que hacer. Sin fricciones, sin preocupaciones y sin
la menor duda en el mundo. En realidad, la estaba pasando muy bien. Desde luego, tenía
mucho trabajo, pero era trabajo fá cil de hacer porque recibía ayuda constante e inesperada
de mi guía. Cualquier problema que surgía se resolvía casi tan pronto como aparecía. Todo
en ambas compañ ías marchaba a la perfecció n, y yo estaba en la corriente misma de la vida.
Nunca cuestionaba una nueva idea o una nueva direcció n, pues las indicaciones de có mo
hacer las cosas me llegaban siempre inmediatamente después de la idea. Y en ningú n
momento me sentí agobiado, ni deprimido. Espontaneidad se convirtió en mi primer
apellido. Dejé de preocuparme por el tiempo. La alta frecuencia magnética que emanaba de
mí era tan poderosa, que movilizaba los siguientes eventos y circunstancias para que yo
pudiera salvar todos los obstá culos de una situació n, antes de llegar a la siguiente. Estaba
asombrada por lo que estaba sucediendo; sin embargo, todo lo que estaba haciendo sin
saberlo siquiera era fluir la energía positiva de "sentirse bien", y llevar a cabo las ideas
inspiradas que me llegaban, como una corriente continua. No se requiere nada má s
excitante que eso.

SEÑALES, SEÑALES, SEÑALES.

¿Cuá ntas veces te has dicho a ti mismo: "Tengo un deseo repentino (o una corazonada o
una sensació n en las entrañ as) de ir a ese lugar?". Y eso hiciste: fuiste y encontraste que
había estado bien hacerlo. Estabas siguiendo a tu guía. O se te ocurrió la loca idea de probar
determinada cosa. Y lo hiciste. Y fue un éxito porque resultó divertido. Estabas siguiendo a
tu guía. Pero no necesitas estar iniciando un nuevo negocio para tener ideas, corazonadas
o presentimientos. Así, tu "quiero" puede ser sortear el trá fico del centro de la ciudad para
llegar a tiempo a tu oficina, lo mismo que encontrar una nueva pareja. Todo lo que tienes
que hacer es prestar atenció n a las señ ales que hará n que eso suceda..., y aprender a confiar
en ellas. Una llamada telefó nica inesperada de un viejo amigo, un programa de televisió n
que normalmente no ves, el deseo repentino de leer algo, o de llamar por teléfono a alguien,
o de tomar una ruta diferente..., todos son pequeñ os empujones que te da tu Yo expandido,
tu guía interna/externa, para ayudarte a mantener tu curso en el camino que te llevará a la
alegría, aunque só lo se trate de encontrar un buen lugar para estacionarte cuando está
lloviendo. Has producido energía de "sentirte bien", combinada con varios "quiero", que a
la vez han creado corredores de energía que fluyen hacia un sinnú mero de remolinos y
ahora, cuando entres en ellos acude a tu Guía. Tus impulsos para actuar para hacer esto, ir a
ese lugar, llamar por teléfono proceden de la actividad magnética iniciada por tu energía
bien enfocada. Poco después de que me embarqué en este nuevo camino de creació n
deliberada, iba rumbo a Pó rtland en mi viejo y querido Mercury Monarca modelo 77, un
auto que había sido reparado muchas veces, porque era un modelo que me encantaba. Un
nuevo motor, nuevo esto, nuevo aquello. Pero, debido a su edad, mi mecá nico me había
recomendado que usara aceite sintético para reducir el desgaste de sus piezas. Eso estaba
muy bien, excepto que en ese tiempo los aceites sintéticos no eran nada comunes, y la
marca que yo usaba tenía que pedirse expresamente para que la enviaran a la població n
donde yo vivía. Durante mucho tiempo yo no había salido de casa má s allá de la tienda de
abarrotes, así que el recorrido de dos horas que tenía que hacer para llegar a Pó rtland, me
resultaba muy atractivo. Puse la mú sica que elevaba mi estado de á nimo y estaba en la cima
misma de la alta frecuencia que produce la felicidad, una hora má s tarde, fluyendo energía
positiva, cuando recordé que no había puesto al auto el aceite que tanto necesitaba.
Generalmente cargo con dos litros del extrañ o aceite en mi auto; pero eso se me había
olvidado también y la posibilidad de encontrar el aceite que ademá s tenía que mezclarse
con cualquier otro en ese trecho de tierras de cultivo, en la autopista del sur de
Washington, no só lo era remota, sino absolutamente impensable. Avancé unos cuantos
kiló metros má s, preguntá ndome qué podría hacer, cuando sentí el impulso repentino de
desviarme en la siguiente salida. Puesto que en esa época seguía mis corazonadas sin
vacilació n, me encogí de hombros y me salí de la autopista en cuanto pude para tomar un
desolado camino local, a no má s de un cuarto de kiló metro ge la autopista. Lo que encontré
parecía un viejo pueblo minero abandonado, un pueblo fantasma, lleno de construcciones
ruinosas o semiderruidas y en condiciones deplorables. Todas estaban tapiadas, y tan
deterioradas que se veían ladeadas. No se veían señ ales de vida por ninguna parte, pero,
por alguna razó n, detuve el automó vil y bajé de él, extrañ amente consciente de que no
estaba cuestionando mi decisió n o pensando en cosas como: "¿Qué diablos hago aquí?",
sino só lo siguiendo mi corazonada. Entonces lo ví, y mis ojos no podían creerlo. A unos
veinte metros frente a mi auto había otro deteriorado edificio con un letrero
apresuradamente pintado a mano, que decía: "Refacciones para auto". No sé có mo no me
había fijado en él al detenerme; pero ahí estaba, exactamente frente a mí. Atolondrada,
entré y pregunté si tenían aceite sintético. Sí, lo tenían, pero sentían mucho que só lo tenían
de la marca Blurp, que era exactamente la marca que yo necesitaba. " Sí, señ or, nos quedan
los dos ú ltimos litros.". La cabeza me daba vueltas cuando volví al automó vil. Seguramente,
estaba má s emocionada y excitada de lo que pueden describir las palabras. Seguro que
estaba má s que feliz de ver có mo funcionaba la Ley de la Atracció n, pero, a decir verdad, me
sentía atontada. Todo era tan abrumadamente evidente, que era imposible negarlo. Mis
vibraciones habían estado en lo má s alto. Entonces apareció una necesidad apremiante,
pero sin un á pice de resistencia, nada de: "Estoy en 'problemas. Nunca encontraré por aquí
ese aceite, ¿qué voy a hacer?". Con mis vibraciones tan aceleradas, yo había atraído en
forma instantá nea la solució n; había recibido instrucciones muy claras de mi Yo expandido,
en forma de una fuerte corazonada que decidí seguir obedientemente. Pero, caramba,
¿hasta qué punto se puede uno volver adivino? ¿Có mo sucedió ? Quién sabe. y, después de
todo, ¿a quién le importa? Basta con confiar, con actuar de acuerdo con lo que sientes, y las
cosas saldrá n bien. Lo importante es tratar de funcionar como un avió n al que se le pone el
piloto automá tico, y prestar atenció n a los impulsos. Escucha. Mantente alerta a esas
pequeñ as sacudidas que llamamos corazonadas, estate pendiente de las señ ales, observa y
sigue tus impulsos. Si te sientes bien con lo que haces, es que está s obedeciendo a tu guía.
La mayoría de nosotros nos resistimos a creer que las cosas pueden suceder, a menos que
podamos ver de antemano có mo encajará n las piezas. Así que empieza a observar las pistas
que se te ofrecen. Observa la forma maravillosa en que las cosas se unen, y verá s có mo las
partes que faltan toman forma y empiezan a colocarse en su lugar como por arte de magia.
Ahora has entrado al extrañ o mundo de la sincronía; está s conectado a tu fuente original de
energía y te dejas llevar por el flujo de ella. Pero nunca lo verá s, ni aprenderá s de ello, si no
te vuelves observador. SIN VACILACIONES.

Con la posible excepció n de la oració n, que es con mucha frecuencia una sú plica que
procede de una vá lvula má s cerrada que abierta, pocos de nosotros aprendimos a
introducirnos en lo má s profundo de nuestro interior, ya no digamos siquiera a escuchar lo
que esconde, y mucho menos seguirlo. Pero, ¿seguir qué? Escuchar, ¿a quién? Tonterías.
Mejor toma una pastilla. Todo eso es mera imaginació n. No tiene sentido. No existen datos
intelectuales o empíricos para apoyarlo. Me encanta có mo afirmamos que algo no existe, le
damos la vuelta y le ponemos nombre. Nos mostramos despectivos ante la "guía divina",
pero, de manera curiosa, le damos una amplia gama de nombres, como: corazonada,
motivació n, presentimiento, intuició n, inspiració n, impulso, urgencia, premonició n, deseo o
imaginació n. Todo esto es resultado de lo que nos indica la guía, el tú real que te está
enviando mensajes desde la inteligencia infinita. Tú está s haciendo todo lo que te ofrece
este poder, en forma de ideas o direcciones que debes seguir antes de cerrar otra vez la
vá lvula. La guía es tu alma que habla, Dios que habla, tu ser interno que habla, tu Yo
expandido que habla, tu acompañ ante có smico que habla. Tu guía hace lo necesario para
atraer tu atenció n, y para ayudarte a entrar en tus "quiero", de la misma manera si se trata
de un nuevo automó vil que de un nuevo peinado, o de un cabello radiante. Pero para hacer
que esto funcione, debes aprender a confiar en lo que está s eligiendo en esa situació n. Una
pareja que eran mis clientes en el negocio de las hipotecas, y a quienes llamaré George y
Sally, se mostraban un poco confundidos cuando llegué a su casa una noche para recoger su
solicitud de préstamo. Cuando les pregunté qué les pasaba, George dijo que él y su esposa
acababan de salvarse de una grave carambola de ocho automó viles en la autopista, y que
todavía se sentían realmente alterados por la impresió n, segú n lo expresó él. Trabajaban
en lugares diferentes, pero se transportaban a sus trabajos juntos. Parece ser que volvían a
casa por la autopista, como de costumbre, y George empezaba a mostrarse molesto porque
tenían que avanzar con lentitud, detrá s de un camió n muy grande, de color rojo y
desvencijado; así que decidió cambiar de carril. En forma repentina, y sin saber por qué lo
hacía, Sally dijo en ese momento: " Mi amor, no hagas eso. Tenemos que salir de la
autopista ahora mismo.". Hubo la acostumbrada explosió n por parte de George acerca de
que aquello era una tontería. Entonces, finalmente, para mantener las cosas en paz, George
se desvió hacia la siguiente salida y tomó varios caminos alternos, en direcció n a su casa.
Cuando llegaron, George conectó el noticiario local de la televisió n, como lo hacía siempre,
y vio el desvencijado camió n rojo arriba de una pila de autos chocados, aplastado entre dos
automó viles. El accidente había ocurrido en la autopista, a poca distancia del lugar de
donde George y Sally se habían desviado. Dos personas habían fallecido en la carambola.
Sally era una mujer bien conectada, que había seguido sin vacilació n las instrucciones de su
guía. ¿Cuá ntos de nosotros hubiéramos escuchado, ya no digamos seguido, las
instrucciones que nos estaba dando esa voz de salirnos del camino? Es una gran broma
có smica el hecho de que hayamos sido diseñ ados para ser precisamente eso: para vivir de
acuerdo con nuestros sentidos, y no con nuestros cerebros. Sin embargo, a lo largo de los
siglos hemos aprendido a pensar nuestras reacciones, en lugar de asentirlas, exactamente al
contrario de la forma en la que vive el resto de la naturaleza. Los animales y las plantas lo
hacen (vivir de acuerdo con sus sentidos), mientras que nosotros, los cerrados y
desconectados seres humanos, nos burlamos de ello. Pero cuando realmente empieces a
jugar el juego de "sentirte bien", te aseguro que será todavía mejor que pasar un día
completo en Disneylandia. Escucha, y sigue escuchando, y actú a obedeciendo a tu guía sin
vacilació n. Así que si tienes docenas de amigos y familiares que te dicen que tienes que
hacer "esto", pero en el fondo de tu ser sientes un profundo impulso de hacer "aquello",
siempre, sigue tu impulso ( si hacerlo te hace sentir bien.). ¿Por qué? Só lo inténtalo unas
cuantas veces y verá s por qué. El sistema aplicado por tu guía lo está haciendo todo, sabe
có mo llevarte a dó nde quieres ir, para seguir tu intuició n original. Así que date la
oportunidad. Conéctate bien y escucha, pues ese Yo expandido sabe lo que está haciendo.
EL PASO FINAL.

Este es el cuarto y ú ltimo paso en el proceso de diseñ o creativo. El primero, como bien
recordará s, es identificar lo que No queremos. El segundo es aclarar y declarar lo que SÍ
queremos. El tercero es colocarse en el lugar del sentimiento donde se encuentran
nuestros "quiero". Y ahora, el cuarto es: Paso cuatro: espera, escucha, y permite que el
universo te lo proporcione. Eso significa que no es necesario golpear algo para ponerlo en
su lugar, y hacer que suceda. Significa, por el contrario, que debemos sintonizarnos y
escuchar a nuestro guía. Asimismo, significa que debemos seguir las instrucciones que
recibimos, sin vacilació n. Significa que debemos dejar de averiguar có mo podríamos hacer
que nuestro "quiero" se realice, porque no somos quienes debemos saber có mo lograrlo.
Todo lo que tenemos que hacer es actuar de acuerdo con la inspiración que nos llega de
nuestro Yo expandido, mantener abierta nuestra válvula, esperar lo que nuestro "quiero" nos
traiga, hacernos a un lado y dejar que el universo haga lo que le corresponde,
manteniéndonos al margen de todo, sin impaciencia, guardando la calma tanto como sea
posible. (En ese sentido, trata de conservar la paciencia, porque perderla significa cerrar la
vá lvula, y en el caso de que esté abierta, nuestra energía se enfocará en lo que no ha
sucedido.) El universo es un organizador mejor de lo que tú soñ arías serlo nunca, así que
dale la oportunidad de que te lo muestre y trata de no estorbar. Tú le has dado una tarea: le
has enviado tu energía magnética; ahora, hazte a un lado y permite que se produzca la
manifestació n.
PERO, ¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ?

Muy bien, está s manteniendo en alto tus frecuencias, te conservas sintonizado con la
estació n de tu guía, está s escuchando, recibiendo tus corazonadas, observando la sincronía
de los acontecimientos; pero ¿dó nde diablos está ese sensacional "quiero"? "¿Có mo puedo
mantenerme contento y entusiasmado respecto de algo, si sigo hablando, sintiendo y
fluyendo energía, hasta ponerme morado en el intento, sin que nada suceda?". Si tu
"quiero" no ha aparecido en ninguna forma, y en un periodo de tiempo que consideres
razonable, simplemente significa que has estado má s en el sentimiento de no tener que en
el de tener. De todos modos, no lo está s haciendo mal; tampoco has perdido el instructivo.
El flujo deliberado de energía positiva nos es tan extrañ o, que con frecuencia parece una
tarea imposible, mientras que los sentimientos de resistencia a los que estamos
acostumbrados y que, por tanto, nunca notamos continú an dominando nuestra vida. Es
entonces cuando ha llegado el momento de dejar que las cosas marchen bien deja que lo
hagan cuando tu "quiero" no se ha presentado todavía. Tú sabes que lo hará , pero es
perfectamente normal que no lo haya hecho..., por el momento. La meta final, desde luego,
es dejar de estar en un sube y baja, con las vá lvulas abiertas; es decir; cerrar vá lvulas, abrir
vá lvulas, volverlas a cerrar. Es como decirle a un perro que se vaya y que se quede al mismo
tiempo. Todo se atasca y acaba por detenerse. ¿Có mo, entonces, puedes controlar tu gran
deseo de obtener algo que no se ha presentado aú n, o que no ha sucedido? Ante todo,
verifica hacia dó nde va tu flujo de energía. N o tiene mucho caso que hagas fluir tu energía
hacia alguno de tus "no quiero" y dejes que se manifieste todavía má s. Luego, verifica la
intensidad de tu flujo de energía. Cuanto mayor sea tu excitació n, cuanto má s ardiente sea
tu pasió n, má s rá pida será la manifestació n. (Pide ayuda a tu guía con esa misma intensidad
y la recibirá s). Después, verifica tus repeticiones. ¿Con qué frecuencia te sientes impulsado
por tus "quiero"? Si tienes un gran comienzo y lo mantienes funcionando durante varios
minutos, pero después no vuelves a pensar en ello durante mucho tiempo, tal vez logres
que suceda algú n día (lo cual es muy dudoso). Pero si te muestras constante al pensar y
hablar sobre lo que quieres durante todo un día, aunque só lo lo hagas para ti mismo, si
repites y embelleces la historia constantemente, no só lo estará s manteniendo la fuerza del
impulso, sino aumentá ndola. Aunque dieciséis segundos son todo lo que se necesita para
impulsar ese tornado que se está formando, si te mantienes bien enfocado y entusiasta
sobre tu deseo durante diez o quince minutos todos los días, se realizará ante tus ojos antes
de que te des cuenta, siempre y cuando conserves tu enfoque verdaderamente apartado de
la idea de carencia. Hay otro factor presente que puede intervenir para que lo que deseas
se haga realidad o no, pero que he dudado en mencionarlo porque puede convertirse en la
excusa perfecta de por qué algo no ha sucedido o no se ha presentado: la oportunidad.
Puedes haber estado haciendo fluir energía en grandes cantidades hacia un tema en
particular, con una vá lvula completamente abierta, llevando a cabo todo lo que tu guía te
dice que debes hacer para fluir con la fuerza de una nave espacial, y aun así no tener nada
en las manos. Hazlo con oportunidad. Quizá lo que ocurre es que no se ha presentado el
mejor momento para que se realice ese "quiero", y eso te esté distrayendo de todo lo demá s
que deseas. Como ése podría ser el caso, entonces es mejor que retrocedas un poco, te
relajes y dejes que el universo y tu guía hagan las cosas. La Ley de la Atracción no es
inconsistente. El universo te dará lo que quieres en el momento oportuno. La clave es
siempre el enfoque.

¿QUÉ ME HA ESTADO MOLESTANDO?

Ya sabemos que lo único que altera nuestras experiencias es resistirnos a nuestras propias
energías elevadas; pero algunas veces el mantenernos en esas energías elevadas puede
hacer que sucedan cosas que no siempre son agradables. Lanzarse a una frecuencia má s
alta es similar a dirigir una manguera hacia una vieja banqueta llena de lodo. El pesado
chorro de agua arrastra el lodo, y al hacerlo quedan a la vista algunas desagradables grietas
de la acera. Si no tienes cuidado al lavar la acera con la manguera, es posible que dejes al
descubierto algunas grietas que habían estado ocultas. Esas grietas son nuestra resistencia,
nuestra crítica interna o nuestros prejuicios, nuestras viejas ideas de lo que es correcto e
incorrecto en el á mbito social, nuestra antigua frecuencia baja, que nos dejan sin protecció n
cuando quedan al descubierto por frecuencias má s altas. Cuanto má s grande es nuestro
deseo, mayor es la energía que estamos dirigiendo hacia él, como si fuera el poderoso
chorro de agua de la manguera, que descubre un mayor nú mero de grietas. De repente, nos
sentimos inseguros, vulnerables, expuestos a los elementos sin protecció n, como si lo que
había estado oculto hasta entonces surgiera y luchara por sobrevivir. A final de cuentas, lo
que había estado oculto morirá , desaparecerá , pero no se dará por vencido fá cilmente. Eso
puede hacer que algunos tengamos trayectos emocionales llenos de baches. Pero no te
preocupes, hay un camino rá pido para salir. En el momento, en que te des cuenta de que te
está s sintiendo un poco tembloroso o desubicado, pregú ntate a ti mismo: ¿Qué me ha
estado molestando?, Y sigue insistiendo hasta hallar la respuesta. La encontrará s. Mientras
lo discutes contigo mismo, cualquiera que haya sido la causa descubierta para que
resurgieran esos desagradables sentimientos, se mostrará a sí misma en la forma de una
vieja creencia, de un viejo temor, de un antiguo "no quiero". Una vez que descubras lo que
es, te tomará só lo tres minutos al día hablar contigo mismo para convencerte de có mo salir
del asunto o có mo reducir el problema al mínimo (recuerda hablar con ternura), habla,
habla y habla, hasta lograr que se disipe ese temor, dentro de los siguientes treinta días,
junto con la resistencia inconsciente que ha estado impidiendo que se realice tu "quiero".

PASIÓN ES CREACIÓN.

Pasió n. Hemos hablado mucho de ella. Es una de esas palabras que suenan sensacionales,
pero, ¿qué significa?, ¿có mo la obtenemos?, y ¿realmente la necesitamos? He aquí la clave:
pasión es creación. La satisfacció n está muy bien, pero la pasión hace que las cosas
sucedan. La satisfacció n es una vá lvula abierta, un agradable y seguro refugio sin enfoques
negativos, un lugar de descanso. La pasión hace que las cosas sucedan. La pasión es vida. La
pasión es creación. La pasión tiene que ver con sentir tu poder. Cuando aparecen condiciones
negativas, por la razón que sea (ya que siempre surgirán porque necesitamos el contraste), en
lugar de hablar sobre lo difíciles que son las cosas, ahonda un poco más y siente tu poder. No
sólo estás conectado a la fuerza del bienestar: eres esa fuerza. Esa fuerza es vida, esa fuerza es
pasión, y la pasión es creación. La pasió n proviene de la emoció n que provoca tener algo en
proceso. La satisfacció n, por otra parte, es el resultado de mirar algo que ya se realizó . La
satisfacció n es energía positiva, cierto, pero no es un combustible y no te llevará a ninguna
parte. No es la energía de la creació n. Si piensas que te falta el má s sublime de los
sentimientos, la pasió n, analiza si todavía está s hablando de un "no quiero", o enfocá ndote
en él. No existe algún "no quiero" en el universo que pueda evocar pasión, porque todos los
"no quiero" provocan energía negativa, válvulas cerradas, gran resistencia y más "no quiero".
Así que esa es otra razó n para dedicar má s tiempo a tus "quiero", pues cuanto má s tiempo
les dediquen, má s apasionado te volverá s. Y la pasió n es creació n. La pasió n no significa
gritar hurras. como una porrista, o saltar muros como loco. Por supuesto, la pasió n tiene
diversos grados de excitació n y entusiasmo, pero lo má s importante es que es una fuente de
conocimiento interno. Es la confianza absoluta de que la vida ya no tiene que traerte de las
orejas, y de que el tigre que está s deteniendo por la cola en realidad eres tú mismo.
¿Quieres má s pasió n? Entonces, déjate llevar por tu alegría. Huele má s rosas, observa má s
atardeceres, encuentra má s campos que puedas recorrer descalzo, visita má s seguido tus
restaurantes favoritos, ríe má s, encuentra má s lugares que explorar, má s juegos de pelota
que ver, má s obras de teatro que disfrutar, practica má s pasatiempos que te diviertan, sé
má s espontá neo, juega má s golf, escucha má s mú sica, encuentra má s lugares para
divertirte, sonríe má s y diviértete. Ahora está s vibrando con la vá lvula abierta de la pasió n.
Y la pasió n es creació n. DÉJALO LLEGAR Yaya, no vas a lograr que me enfrasque en una
discusió n contigo. Todo este asunto de la energía entrañ a un cambio total de có mo estamos
acostumbrados a vivir y a ser, así que hay que darle tiempo. No te impacientes. Si has leído
hasta aquí, hay cambios importantes que está n ya en camino. Algunas veces resultará fá cil.
La mayor parte del tiempo al principio no lo será , y ésa es la razó n por la cual es esencial
observar eso que llamamos coincidencias. Son la comprobació n de que algo está realmente
sucediendo, lo que te mantiene en actividad. Principalmente, solo ilumina tu vida. Sé
natural. No te dejes abrumar por el hecho de no ser perfecto. Date golpecitos en la espalda
por el esfuerzo. Date crédito por desear tomar el control de tu vida lo má s pronto de lo que
te imaginas, lo hará s. Si inviertes un poco de tiempo todos los días hablando sobre cada
uno de tus "quiero", sin preocuparte de si se cumplirá n o cuá ndo lo hará n, sin tratar de
forzar los có mo de su realizació n, y permaneces conectado con tu guía y lo obedeces sin
vacilació n, esos "quiero" vendrá n. Debido al poder que tienes, lo hará n. No está s separado
del poder del bienestar infinito. No está s separado del poder y de la fuerza de la vida
creativa. N o está s separado del poder universal de Todo lo que Es. Ese poder es tuyo,
porque el poder eres tú y tu poder, como las leyes divinas que lo gobiernan, es absoluto.

DINERO, DINERO, DINERO.

LEY DE ATRACCIÓN.

Por lo regular los buscadores de temas de autoayuda buscan mejorar un aspecto de su


vida, algo que sienten que no camina bien: amor, trabajo, familia, salud, espiritualidad y/o
principalmente dinero. Este capítulo está dedicado a la conexió n de Dinero con la Ley de
Atracció n, muy bien, vayamos a eso... DINERO. Dinero, dinero, dinero. Suena bien, El título
del capítulo atrae ¿verdad? ¿O no? Pongá moslo de otro modo. ¿Có mo te hace sentir esa
palabra, este tema? Sinceramente. Cada palabra que pronunciamos, lleva consigo su
propio sello de vibració n peculiar acerca de lo que estamos hablando. Dependiendo de
có mo nos educaron, y de la perspectiva de la vida que hayamos adquirido individualmente,
cargamos cada palabra que decimos con una vibració n exclusiva y personal. La palabra
"Dios", por ejemplo, puede provocar una respuesta de vibraciones intensamente positivas o
profundamente negativas, dependiendo de quién la diga y quién la escuche, del ambiente
en el que se diga y de aquello con lo que la asociemos. Tenemos una enorme carga de esas
asociaciones de palabras en nuestro lenguaje, pero só lo hay una palabra que puede
reclamar el derecho de ser consistentemente merecedora del Premio a la Palabra má s
Negativa del Mundo. Esa palabra es "dinero". La palabra dinero es la má s cargada de
emoció n, en cualquier idioma que se utilice. De verdad ya no sé qué es má s un tabú en
nuestra sociedad: El sexo o el dinero. Para la mayoría de nosotros, las creencias
relacionadas con la palabra dinero son tan increíblemente intensas, que en el momento en
que la decimos, pensamos o escuchamos, enviamos un cú mulo de vibraciones negativas por
todo el lugar. Desde luego, lo ú nico que logramos con ello es crear un muro impenetrable a
nuestro alrededor, que garantiza que bloqueemos la má s buscada comodidad que con tanto
ahínco hemos querido tener en nuestra vida. Tan só lo al pronunciar ese tonto conjunto de
sonidos, estamos alejando la cosa que má s deseamos. Pero, ¿có mo es eso? Después de todo,
es un asunto muy claro, ¿no? Oro, plata, monedas, billetes, documentos, ¿a qué suenan,
entonces? Má s que a otra cosa, a algo como a "toda esa miseria". Desde que éramos niñ os, la
mayoría de nosotros aprendimos que la palabra dinero equivale a lucha: "deberías", "tienes
que", "tengo que", "debo". Aprendimos lo importante que era el tema para mamá y papá ,
los tíos y las tías, así como para los amigos adultos de la familia. Aprendimos también a
sentir la ansiedad que rodea a la palabra, así como la angustia que provoca. Aprendimos, la
mayoría de nosotros, que era el principio y el fin de lo que creemos que es la vida; así que lo
mejor era asegurarnos de tenerlo, ¿o no? En realidad, ese aprendizaje comenzó antes de
que siquiera empezá remos a caminar, desde los días en los que nos encontrá bamos en el
ú tero materno, desde donde absorbimos todas las vibraciones que producían las luchas y
los temores de nuestros padres. Así, fuimos arrojados a este mundo, como Don Quijote, con
esa descabellada programació n innata que dice que el má s poderoso adversario al que nos
enfrentaremos en la vida es eso que llamamos dinero, el dragó n contra el cual tenemos que
luchar hasta la muerte. Y la mayor parte de nosotros lo hace. Debido a que nunca
aprendimos acerca del flujo de energía y del tener vibraciones negativas, pasamos la vida
con vá lvulas herméticamente cerradas sobre ese tema, sosteniendo una batalla que nunca
podemos ganar, hasta que nos sentimos tan cansados, tan desalentados, tan deprimidos,
que nuestro cuerpo finalmente responde al eterno negativismo y morimos. Vaya dulce
vida.

VIEJAS CREENCIAS TERGIVERSADAS.

Desde que se creó el primer dinero legal, nadie ha tenido suficiente de él. Así es que
cuando pensamos en dinero, inmediatamente agregamos "no hay suficiente", ¿empiezas a
tener una idea clara del problema? Dinero equivale a no suficiente..., lo que equivale, a la
vez, a carencia..., lo cual significa vibraciones de "sentirte mal", lo que, por supuesto, nos
proporciona una buena cantidad de lo que menos queremos: carencia. La buena noticia es
que no tenemos que quedarnos ahí, y que podemos desenterrar todas esas viejas creencias,
ya caducas, para permitimos que fluya la abundancia; por fortuna, simplemente tenemos
que contrarrestar el cú mulo de ideas negativas acerca del dinero que durante décadas la
sociedad ha creado y respaldado; creencias tan injustas como: "Necesitas trabajar
arduamente para conseguirlo". "El dinero debe ganarse." "No obtienes algo por nada." "El
dinero llega con dificultad." "Es difícil ahorrar dinero." "Nunca tengo lo suficiente." "Sale
con má s rapidez que con la que entra." "El dinero es la raíz de todos los males."
"Necesitamos ahorrar para el retiro." "Seré feliz cuando lo tenga" (lo que sigi1ifica: "No
puedo ser feliz ahora"). "Uno debe trabajar duro para obtener verdaderas recompensas. "
"El dinero no crece en los á rboles." Repite cualquiera de estas frases en voz alta, y observa
có mo te sientes. Nada bien. y; sin embargo, ésas son las ideas que nos enseñ aron, con las
que crecimos, con vibraciones tan arraigadas en nosotros, que hemos llegado a creer que el
dinero es nuestra ú nica llave hacia la libertad. Y; bueno, no quiero decir nada má s acerca de
eso. Lo que nos confunde es que pensamos que el dinero tiene que ganarse, que se tiene
que luchar por él y que se tiene que trabajar arduamente para obtenerlo. Y; sin embargo, el
dinero, como todo lo demá s, no es má s que energía. Y atraerlo, como sucede con todo lo
demá s, só lo requiere de un proceso de flujo de energía. Ha llegado el momento de escribir
un nuevo guión.

ESCRIBIR UN NUEVO GUIÓN.

Digamos que quisieras construir un nuevo patio en tu casa, que te costaría alrededor de
25000 dó lares, y digamos que piensas en ese costo de 25000 dó lares, una y otra vez, sin la
má s remota idea de có mo conseguirlos. Finalmente, deprimido y frustrado, exclamas: " Oh,
al diablo, olvídalo.". Está s actuando como el resto de nosotros, batallando contra esas
viejas creencias limitantes que han estado cerrando tus vá lvulas toda la vida, que te
desesperan, y que acabas de cerrar definitivamente. Tu deseo de tener dinero para
construir el patio te hace sentir tan mal, que dejas de pensar en el asunto. No necesito
decirlo, esto fue antes de que supieras acerca del flujo de energía. Así que digamos qué
piensas en ese nuevo patio, ahora. Con seguridad, todavía te quedan algunos sentimientos
de energía negativa de los de antes; só lo que en este momento puedes detectarlos porque
está s prestando atenció n a có mo te hacen sentir tus pensamientos. Esta vez, en lugar de
estancarte en ese viejo pensamiento de " olvídalo.", crea un nuevo guió n con vibraciones
renovadas y positivas para suplir el anterior. Crear un nuevo guió n no es sino hacer
realidad un pequeñ o "sueñ o", que a la vez es grandioso, e introducirse en él
emocionalmente. Sin embargo, lo importante es que emocionalmente te induzca en tu
sueñ o, o só lo estará s perdiendo el tiempo. Está s confeccionando en tiempo presente una
narració n enigmá tica acerca de lo que quieres, expresada en voz alta (y después por
escrito) como si charlaras con un amigo. Nunca, jamá s, debe ser sobre lo que va a suceder...,
só lo sobre lo que ha ocurrido o está ocurriendo ahora. Y haz tu historia lo suficientemente
real como para que puedas probar la satisfacció n, el placer, la plenitud y la alegría en todos
y cada uno de sus matices mientras la relatas. Só lo recuerda que debes sentir la pasió n que
hay detrá s de cada palabra. Si no la sientes, no obtendrás lo que deseas porque sin esos
nuevos sentimientos, no habrá un cambio en tus vibraciones. Son esas enriquecedoras,
excitantes, embriagantes emociones que hay detrá s de tus palabras, las que causan las
vibraciones positivas, necesarias para permitirte lograr lo que anhelas. Aunquetú nolocreas,
está s creando un nuevo remolino magnético dentro de ti, con nuevas imá genes y
sentimientos apasionados. Simplemente, no escribas tu guió n de forma tan rebuscada que
no seas capaz de sentirlo, o le habrá s dado al traste a tu propó sito. Cuando el tornado
empieza a crecer después de los dieciséis segundos de feliz relato, de los siguientes
dieciséis segundos y de los que siguen, las vibraciones elevadas que fluyan de ti,
comenzará n a eliminar las vibraciones negativas que han estado fluyendo, para
contrarrestar completamente tus actuales "qué es". Cuando se realice ese cambio a una
frecuencia má s alta, que es todo lo que necesitas para traer a la realidad ese pequeñ o sueñ o
que habías estado contando incluso a ti mismo éste será atraído entonces hacia el nuevo
tornado. Por supuesto, al principio tal vez te sientas un poco loco al hablar en voz alta con
una persona imaginaria contigo mismo sobre la fantasía que está s viviendo, pero ése es
só lo un pequeñ o precio que tienes que pagar por los grandes dividendos que recibirá s.
Só lo empieza a hablar, y describe todas las satisfacciones y alegrías que te han traído esos
25,000 dó lares. Hazlo con lentitud, dá ndote el tiempo suficiente para sentir las palabras y
las imá genes conforme vayas avanzando, y date tiempo, también, para permitir que surjan
má s ideas sobre có mo aprovechar el dinero. Aunque todo esto es "pretendecomosi" por el
momento, si tu narració n es tan real como para saborearla, olerla, sentirla, tocarla y vivirla,
muy pronto será una realidad. Hay dos formas para hablar de tu enorme fantasía. La
primera es similar a conversar con un amigo, y la segunda es una suerte de susurro para ti
mismo. Así, una conversació n sobre los 25,000 dó lares podría parecerse a una plá tica con
un amigo mientras toman una taza de café (en voz alta, pero suave). "Tú sabes, mi esposa y
yo estamos encantados con el patio que acabamos de terminar. Teníamos añ os de estarlo
deseando, aunque nunca habíamos considerado que debíamos gastar ese dinero. Pero,
bueno, decidimos que ya era tiempo de darnos ese gusto, y tan pronto como tomamos esa
decisió n, el dinero llegó como por arte de magia." "Ya está completamente construido y,
oh., de verdad que nos fascina. Nos encanta disfrutarlo después de cenar. Nos sentamos ahí
afuera los dos solos (tú está s... sintiendo cada frase..., saboreando cada detalle, mientras...
lo... vas... diciendo...) bajo las estrellas. ¿Y sabes que esto nos ha hecho sentir má s cerca uno
al otro? Oh., fue un desastre al principio, pero ahora hasta los niñ os lo está n usando
después de la escuela. Les compramos su propia mesa y sus sillas, así que se sientan afuera
a hacer su tarea. Te aseguro que ese patio es lo mejor que hemos hecho en muchos añ os". Y
así..., una y otra vez, sintiendo lentamente cada nuevo detalle del mismo tema, que revele
cada delicioso momento de tus descripciones. Si quieres cambiar el guió n, aunque no el
enfoque, di en voz alta, para ti mismo: "Estoy ansioso de que llegar a casa esta noche. Mi
esposa tendrá lista su cena favorita para que comamos en el nuevo patio. Vaya., estoy tan
feliz de có mo disfrutamos convivir en familia o con amigos reuniones en el patio. Adoro en
especial las magníficas losetas que encontramos para el piso. Y mañ ana, por fin, voy a salir
a buscar las nuevas plantas... Creo que iré a..." (Sí, está s describiendo algo nuevo que vas a
hacer, pero que está dentro y forma parte de tu fantasía completa el patio terminado que
está s viendo ahora, en este momento). Tienes que dirigir ese dinero a algún lugar hacia
donde fluir, así que mañ ana habla sobre có mo te sientes cuando está s sumergida en la
bañ era, y al día siguiente, habla sobre las nuevas plantas que acabas de comprar, etcétera.
Deléitate y disfruta de cada nuevo detalle del que hablas y siente, habla y siente Has tomado
el antiguo guió n de "sentirte mal", los 25,000 dó lares requeridos para tu patio, y has creado
una flamante y nueva historia acerca de dó nde colocarlos, una auténticamente inundada
con toda clase de creencias de "sentirte bien", aun cuando todavía sea só lo una fantasía. Sí,
puedes jugar este juego con tu pareja, siempre y cuando ambos estén sintonizados en la
misma frecuencia, deseando el mismo tipo de cosas. El que ambos estén haciendo eso,
multiplicará diez veces la energía y hará brotar muchas nuevas ideas de las cuales hablar,
en todas las formas posibles, para lograr tus propó sitos. Desde luego, elaborar guiones no
se limita a escribir de cosas materiales. Tú puedes crear una historia acerca de cualquier
cosa, desde una relació n amorosa que necesita mejorarse, hasta có mo deshacerse de una
plaga que ha invadido tu jardín. Mi perra Lucy me estaba volviendo loca, subía y bajaba a
todo correr la larga barda del frente y ladraba a cuanta cosa se movía. Era irritante para mí,
molesto para las personas que pasaban junto a mi casa y crispante para mis vecinos. Probé
cuanta maniobra sugería el instructivo para educar perros, pero nada parecía funcionar.
Finalmente, cansada y realmente preocupada (lo cual só lo causaba má s ladridos) decidí
cambiar mi forma de hablar al respecto: “Me encanta ver la libertad de espíritu con la que
esa perra corre, desenfrenada como el viento, có mo sube y baja por la cerca del frente. Y
casi no puedo creer cuando parece que pisa el freno y se sienta en la orilla de la barda, muy
quietecita, viendo pasar a la gente, callada, atenta, bien portada. Francamente, me asombra,
después de la forma en que solía actuar. Lo mejor del asunto es que puedo ver que Lucy
todavía se encarga de cuidar la casa, y eso es lo que hace ahora, sentada, vigilando todo en
silencio. Caramba, có mo me gusta eso.". Repetir eso se convirtió en mi rutina de todos los
días, me sentía alabando realmente a Lucy por subir y bajar corriendo por la barda para
detenerse bruscamente cuando veía algo en la calle, y después sentarse para contemplar en
silencio lo que ocurría. Transcurrieron cinco semanas antes de que viera la primera señ al.
Lucy no corría. Estaba sentada en el sendero de la entrada, contemplando en silencio a una
persona que pasaba trotando. Se quedó sentada ahí, sin moverse. En total, el proceso tomó
aproximadamente tres meses, lo que demuestra lo arraigadas que estaban mis viejas
creencias de que no podría reeducar a aquella perrita testaruda. Pero no me di por vencida,
insistí, y hasta este momento al menos, somos dos seres muy felices. Sin embargo, en lo
que se refiere al dinero, mis primeros intentos por reescribir el guió n no tuvieron, ni
remotamente, ese éxito. Intentaba con tal intensidad obtenerlo a través de imá genes
surrealistas acerca de proyectos que producirían muchísimos dó lares, que me encontraba
hundida bajo una montañ a de historias totalmente increíbles. Podía sentir a mis viejos
sistemas de creencias asomar sus vacilantes cabezas con argumentos como: "¿Me puedes
decir có mo vas a lograr eso? ¿De dó nde vas a sacar el tiempo que se necesita? Ni en sueñ os,
olvídalo.". Dudas y má s dudas, dudas. Gradualmente me di cuenta de que no necesitaba
crear una sú per producció n multimillonaria, al estilo de Steven Spielberg, sino só lo una
pequeñ a historia, moderadamente creíble, de la que pudiera hablar conmigo misma, o
quizá con algú n "amigo". Así que empecé de nuevo, con una narració n mucho má s modesta,
menos ambiciosa y mucho má s creíble para mí. En lugar de hablar del dinero que debía
llegar, lo coloqué en un sitio hacia el cual fluyera. Hablé sobre lo fá cil que era para mí pagar
mis cuentas, lo maravillosamente bien que estaban marchando mis proyectos y la excelente
acogida que habían tenido mis programas de hipotecas en el mercado. Eso sí que me hacía
sentir bien. Me conté a mí misma nuevos giros de las mismas historias, durante semanas
enteras, creando nuevos personajes y nuevas circunstancias para mantener vivos los
relatos. Cuando nada de lo que deseaba parecía estar sucediendo, me sentí desalentada...,
me pregunté qué era lo que me había ocurrido..., comprendí que estaba de regreso a lo
negativo..., suspiré profundamente..., y comencé a escribir una nueva historia. De repente
irrumpieron algunas asombrosas de hecho, revolucionarias nuevas ideas para cuadruplicar
mi negocio, con la mitad del esfuerzo acostumbrado. Surgieron nuevas personas para
ayudarme, y en aproximadamente seis meses estaba de nuevo en el buen camino, ganando
una cantidad razonable de dinero. En añ o y medio, mi ingreso pasó de có modo a
estratosférico, aumentando un increíble 830 por ciento. Los viejos sentimientos habituales
son difíciles de eliminar, pero, oh, día feliz., los liquidé. Así que si tienes la inquietud de
viajar, no te preocupes sobre có mo vas a obtener el dinero para hacerlo; só lo empieza a
hablar (o a escribir) sobre tu fantasía y a lanzar corrientes de energía de "sentirte bien"
hacia el lugar al que quieres ir, como si ya estuvieras ahí ahora. Siente la brisa, saborea la
comida, siente tu nuevo bronceado. Si siempre deseaste tener un caballo de carreras, no te
preocupes de có mo vas a conseguir el dinero para comprarlo. Empieza a hablar en voz alta
de tu historia (la del caballo) y a fluir energía de "sentirte bien" hacia el tipo de caballo que
quieres..., como si ya lo tuvieras ahora, junto con el entrenador, el lugar donde vas a tenerlo
y los aplausos del pú blico que te verá correr. Siente su crin, el olor del caballo mismo, ponte
la corona de laureles. Si tú y tu có nyuge siempre han deseado llevar una vida má s sencilla,
administrando un hotelito de "cama y desayuno" en el campo, entonces sueñ a con el lugar
perfecto, recorre los caminos vecinales, maravíllate del aire fresco, habla con el contratista
que los está ayudando a remodelar la casa, selecciona el lindo papel tapiz, busca
antigü edades, disfruta a tus felices huéspedes, prepara para todos un regio almuerzo. Eso
es todo lo que tienes que hacer. Sustituye las viejas vibraciones negativas de tu guió n de:
"No puedo, no sé có mo, estoy en la ruina", con las de una nueva y positiva historia que te
lance al disfrute de tenerla ya. Ahora. Habla de ello y siéntelo, tal como quisieras que
sucediera si estuvieras viviendo tu fantasía en este mismo momento, desarrollando una
aú n má s amplia variedad de la historia, saboreando nuevas descripciones hasta que sientas
que todo el asunto hace una especie de click y se vuelve real. Te has involucrado tanto en tu
fantasía, en tu ensueñ o, que es como si lo estuvieras viviendo ya, en este momento. Has
dejado de reaccionar só lo a las condiciones que se te presentan; te has convertido en
creador de condiciones.

DE NO HACER NEGOCIOS, A CREAR GRANDES NEGOCIOS.

Un buen amigo mío es dueñ o de una compañ ía independiente de bienes raíces, bastante
grande, en el Estado de Washington. Siempre ha sido un hombre muy trabajador, trata en
forma justa a sus empleados y apoya a sus agentes, pero estaba teniendo problemas
financieros y no parecía encontrar la salida para ellos. Mientras está bamos almorzando un
día, Chuck empezó a hablar. Todo el mercado se encontraba en una prolongada etapa de
crisis y las ventas de toda su gente andaban por los suelos. Hasta sus mejores agentes
estaban hablando de dejar los bienes raíces para buscar mejor suerte en otros campos de
los negocios. Todos sabían que el mercado mejoraría, tarde o temprano, pero en tanto eso
sucedía, había bocas que alimentar. Mi amigo no buscaba soluciones porque le parecía que
no había ninguna. De acuerdo con su modo de pensar, había sido víctima de las
circunstancias econó micas. É l y su equipo habían agotado todos los recursos
promoció nales conocidos y habían recorrido asimismo todos los caminos posibles, só lo
para encontrarse con que las ventas seguían cuesta abajo. Aunque nunca había hablado con
Chuck de la Ley de la Atracció n, decidí que aquella era una buena oportunidad para hacerlo,
tan buena como cualquier otra. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber que,
cuando menos, me escucharía con amabilidad y atenció n, aunque só lo lo hiciera por buena
educació n. Al parecer, el principal problema no era tanto que no estuvieran funcionando
las ventas, sino que sus vendedores tampoco parecían estar funcionando. Estaban sumidos
en una coladera en algú n lugar, con las vá lvulas completamente cerradas, sintiendo
profunda compasió n por ellos mismos. Culpaban a la economía de lo que sucedía y creaban
enormes agujeros negros grupales de carencia, lo que significaba una garantía absoluta de
que la compañ ía seguiría su descenso hacia la ruina, hasta que llegara a su total
desaparició n. Así que sugerí a Chuck que volviera a reunir a su gente para hacerles notar
que, puesto que nada hasta entonces les había funcionado, no tenían mucho que perder si
probaban este nuevo proyecto que se les iba a sugerir. Tocando só lo superficialmente el
aspecto físico de la Ley de la Atracció n, lo miré directamente a los ojos y le hablé desde el
fondo de mi alma, con la esperanza de que la seriedad con que lo hacía, nada característica
en mí, atrajera su atenció n. "Chuck, si só lo logras que tu gente haga esto, tu negocio dará
un giro completo." Funcionó . Debo admitir que me sentí un poco inflada mi vanidad
mientras lo escuchaba responder anhelante: "Continú a...". Le sugerí que hiciera que cada
uno de sus vendedores eligiera la cantidad de dó lares que le gustaría ganar en los
siguientes tres meses, y que después la triplicara. (Chuck gimió : " Oh, Dios, vamos a lo
mismo otra vez.", pero yo no hice caso). Entonces, le recomendé que cuando ya todos
tuvieran esa cifra en la mente, preguntara a cada uno por qué quería el dinero. Debía
hacerlo de uno en uno, trabajar con una sola persona a la vez hasta terminar el proceso,
porque una vez que el primer vendedor aprendiera la rutina, el resto sabría có mo
continuarla. (Su expresió n de dolor cambió a un gesto a má s suave que parecía decir: "
Humm, suena interesante."). Sin entrar en detalles, le expliqué que la primera respuesta de
sus vendedores probablemente sería de varios "no quiero", procedentes de su sentido de
carencia, y que declaraciones como: "Quiero el dinero para poder pagar mis cuentas", só lo
lograrían atraer má s de lo mismo: falta de dinero y má s deudas. Chuck no estaba
entendiendo muy bien la idea, así que lo hice hablar preguntá ndole el porqué. Muy bien,
amigo mío, ¿dime qué quieres, en este momento? Quiero pagar mis cuentas. ¿Por qué?
Para sentirme mejor. ¿Por qué? Porque detesto estar "apretado" de dinero., ¿Por qué?
Porque eso me hace sentir mal (nos estamos acercando). ¿Y có mo preferirías sentirte?
Libre. Quiero sentirme libre. EUREKA. Ya lo tenemos. Muy bien. Afírmalo así. Quiero
tener 60,000 dó lares para poder sentirme libre. Maravilloso. Ahora, ¿có mo te sientes? Oh.,
muy bien por un momento, pero, cielos. ¿De dó nde vaya sacar ese dinero, con la situació n
có mo está ? Olvida el dinero. Es só lo un sucio montó n de papeles. Há blame de lo que hará s
con el dinero, una vez que hayas pagado las cuentas. Poco a poco una colecció n de sueñ os,
por largo tiempo escondidos, salió a relucir: él y su esposa, Sara, deseaban ir a las
Bermudas, donde siempre habían querido investigar la posibilidad de establecerse cuando
se jubilaran. Llevarían a sus nietos en un crucero, a alguna parte. Convertirían el só tano de
su casa en un saló n para oír mú sica estereofó nica. Y así, una cosa tras otra. Pero noté que
lo que má s le entusiasmaba era pensar en las Bermudas, así que le pedí que se concentrara
en eso. Puse la cara má s seria que pude, me incliné a lo largo de la mesa y dije: "Cuéntame
detalladamente lo que piensas de eso, Chuck. Cuéntame cualquier detalle por pequeñ o que
sea sobre los sueñ os que Sara y tú tienen de irse a las Bermudas." Fue impresionante. La
habitació n entera pareció iluminarse mientras la energía de Chuck subía hasta el cielo. Era
como si nunca antes se hubiera atrevido a abrir su corazó n sobre el tema, así que cuantas
má s palabras y sentimientos salían a la superficie, má s se abría su vá lvula. Chuck no só lo
estaba haciendo fluir su energía hacia este "quiero", sino que parecía a punto de explotar
con ella. Exactamente en medio de esa fantasía, le dije: " Espera. Precisamente a ese lugar
del sentimiento donde está s ahora es al que quiero que lleves a cada uno de tus
vendedores. Diles que se olviden de los billetes de papel que han especificado, y que en
cambio, empiecen a enfocarse en las cosas que esos dó lares les proporcionarían. Enseguida,
sugiéreles que dejen que su energía fluya hacia esas cosas, hasta que lleguen al estado de
pasió n que tú está s experimentando. De esta forma los estará s ayudando a escabullirse por
la puerta trasera, para llegar a 'sentirse bien'. Al evitar cualquiera de las connotaciones
negativas usualmente asociadas con el dinero (especialmente cuando no lo tienen)
inconscientemente permitirá n que las ganancias sean atraídas hacia ellos. "Tu gente quiere
lo que todos queremos, Chuck: no los tontos pedazos de papel que llamamos dinero, sino
las experiencias que trae consigo tenerlo. Hazlos prometerte que pensará n en esto durante
treinta días, cuando menos una vez al día, todos los días, de diez a quince minutos." Para
mi total agrado, Chuck me llamó unas seis semanas después con las primeras buenas
noticias. Su gente estaba tan desesperada, que no tuvo ningú n problema en convencerlos
de que participaran en su pequeñ o experimento. Pero eso no me sorprendió demasiado,
porque le había enseñ ado a Chuck có mo preparar bien el terreno. Le dije que visualizara
esa junta inicial con sus vendedores, primero en su mente, tal como quería que fuera
incluyendo que todos estuvieran abiertos y bien dispuestos y que hiciera fluir esa energía
elevada hacia la reunió n. Así lo hizo y cuando por fin se realizó la junta, no se mostraron tan
resistentes a la idea como lo hubieran estado si Chuck no los hubiera ayudado con
vibraciones. Todos, excepto uno, cumplieron fielmente su promesa e hicieron fluir energía
de "sentirse bien" hacia sus "quiero", mientras escribían nuevas historias para su vida. Se
entregaron realmente al ritmo de ese ejercicio y empezaron a sentir mucho má s
entusiasmo por la vida, aunque sin saber todavía por qué. Se sentían mejor, así que a quién
le importaba la razó n. Aproximadamente diez semanas después de iniciada la aventura,
empezaron a realizarse ventas, aunque de nuevas fuentes totalmente inesperadas. Una
muchacha tenía una tía en Illinois que de pronto había decidido cambiarse a Washington.
Otro vendedor tenía un hijo en el ejército y sus amigos, que habían sido transferidos a la
base local de Fort Lewis, habían pedido a sus madres que les buscaran casa en el á rea. Otro
recibió dos recomendados de una persona que creía que no volvería a hablarle. Y todavía
uno má s había tenido gran éxito con una idea de mercadeo que le había permitido ponerse
en contacto con un grupo selecto de compradores. Todos habían tenido algú n tipo de
cambio, suficiente como para que no hubiera modo de pensar que se trataba de meras
coincidencias. En medio de una de las peores crisis que el negocio de bienes raíces había
experimentado en su historia, estos vendedores encontraron que podían sortear las
condiciones y responsabilizarse de su propio destino. Todos los días, este grupo se había
conectado con su Ser interno/Ser expandido y se habían sentido inspirados por primera
vez después de muchos meses. Estaban enviando oleadas bien cargadas de energía positiva
al universo con sus listas individuales de pedidos, y el universo les había respondido con
circunstancias, incidentes, ideas y motivaciones que estaban de acuerdo con sus grados de
intensidad. Lo mejor de todo es que eso se volvió contagioso, y al parecer todavía lo es. (La
persona a la que no le interesó participar en el experimento terminó por retirarse del
negoció . Lo ú ltimo que supimos de él era que vivía de la pensió n de jubilació n de su
esposa).

EL TRUCO DE LOS CIEN DÓLARES.

Una vieja creencia o cualquier creencia no es otra cosa que un há bito de vibraciones al que
respondemos como focas amaestradas. Dicho de otro modo, nuestros encantadores y
fuertes apegos (creencias) nos fueron transmitidos y son má s fuertes de lo que nos
imaginamos. Sin embargo, estas viejas creencias a las que tanto nos aferramos, y a las que
respondemos con tanta facilidad, no son má s que la forma en la que estamos
acostumbrados a pensar que funciona la vida como, por ejemplo, el tener que luchar. Por
ejemplo, algo surge en nuestro mundo, evoca una vieja creencia, y empezamos a vibrar
negativamente sobre lo sucedido por simple há bito. Só lo por há bito. Así que nuestra meta
debe ser encontrar cualquier cosa que nos permita romper esos viejos patrones de
pensamiento, los cuales se convierten en vibraciones habituales. He aquí una pista: se
agrupa en la misma categoría de necesitar un buen nú mero de salidas por las que fluya el
dinero, lo que significa que debemos dar a la energía del dinero diversas salidas por las
cuales fluya, antes de que pueda empezar a fluir a nuestro alrededor. A juzgar por mi
propia experiencia, así como la de mis amigos, ésta es una forma segura de ganar. Consigue
un billete de cien dó lares o el billete de mayor denominació n que puedas (no escatimes) y
pégalo en tu cartera. Ahora, vete de compras. Si puedes ingeniá rtelas para pasar el día
completo, maravilloso. Si no, ve a almorzar en el centro comercial má s cercano, o en algú n
lugar donde haya muchas tiendas. Está s en busca de todo lo que quisieras comprar con
esos cien dó lares. Puede ser un walkman, unos pantalones, un baló n de fú tbol, un nuevo
vestido, algunas herramientas, o una colcha; cualquier cosa que se te ocurra que te gustaría
poseer. Todavía tienes esos cien dó lares en el bolsillo, así que repítete a ti mismo (mientras
sientes ese deleite): " Guau, podría comprarme eso con mis cien dó lares, sin problema.". "
Oh, sensacional, podría comprar esto otro.". " Caramba, eso es justo lo que siempre he
deseado y tengo el dinero para comprarlo.". No tienes que buscar cosas y sumarlas hasta
hacer el total de los cien dó lares. Debes buscar cosas individuales que cuesten esa cantidad
y que a ti te gustaría tener, si lo quisieras. Para cuando hayas encontrado alrededor de mil
cosas que podrías comprar, observa lo que ha pasado. Has gastado emocionalmente cien
mil dó lares que recorrerá n un largo camino para ayudarte a sentir pró spero,
contrarrestando un montó n de esos viejos modelos de pensamiento en los que existen
vibraciones de carencia. Mi amiga Joselyn estaba peligrosamente al borde de la bancarrota,
se encontraba en serios problemas financieros y estaba pasando por uno de esos
frustrantes periodos de "no sucede con suficiente rapidez". Aun cuando sabía
perfectamente bien que esa actitud estaba contribuyendo a que continuara el patró n de
vibraciones negativas en el que se había hundido, no podía hacer nada. Entonces, un buen
día, recordó el truco de los cien dó lares. Casi en ese mismo instante, subió a su automó vil, y
se dirigió al centro comercial má s grande del á rea, que por cierto estaba muy alejado de su
propia casa. Joselyn pasó casi todo el día entusiasmadísima con este simple juego. Se obligó
a sí misma a enfrascarse realmente en él, a relajarse, a divertirse ya" gastar, gastar, gastar"
emocionalmente. Finalmente, exhausta pero llena de las vibraciones de una vá lvula abierta
por la emoció n de buscar cosas que comprar, al volver a casa se encontró con ( lo juro..., es
una historia real.) un mensaje de su hermano ofreciéndole ayuda financiera; otro mensaje
de una amiga ofreciéndole lo mismo, y uno má s en el que le avisaban que el préstamo que
había pedido sobre su casa y que le habían negado dos veces por el tipo de casa poco
comú n en que vivía ya había sido aprobado y recibiría el dinero en unos cuantos días.
Ademá s, mientras volvía a casa había tenido una idea para dar un nuevo enfoque a su
negocio, y hacer que empezara a dar dinero. No era un mal resultado para las horas de
juego que había invertido.

PREPAVIMENTAR (EL CAMINO CORTO).

Si realmente deseas un camino menos accidentado en tu vida diaria, tienes que


proporcionar má s salidas a tu energía, má s vías hacia donde pueda fluir para mantenerla
en movimiento. Una manera sensacional de hacer esto es acondicioná ndola. Con
acondicionamiento no estoy haciendo referencia alguna a cruceros, castillos, autos de lujo,
sino a cosas tangibles y cotidianas que permitan crear un ambiente o una atmó sfera
adecuada para que el evento, o el suceso en particular que estamos esperando, se
manifieste. Es má s una energía de: "ésta es la forma en la que quiero que suceda" que fluye
hacia una corriente de decisiones y acontecimientos cotidianos, como: "Me propongo
encontrar un lugar cerca para estacionar el auto cuando vaya al concierto de esta noche."
"Me propongo terminar el informe que tengo que hacer, con facilidad y a tiempo." "Me
propongo disfrutar de este día." "Me propongo que la junta que vamos a tener sea favorable
para ambas partes. Y agradable." "Me propongo que la desavenencia entre nosotros se
resuelva y muy pronto." Esto es acondicionar, enviar la intenció n de tus vibraciones por
adelantado (con sentimiento) para arreglar tu día y tus circunstancias como deseas que
sean. Este sistema es muy similar al de escribir un nuevo guió n, só lo que menos
complicado. Es una estrategia breve y rá pida. Cuando te acostumbres a "acondicionar"
detalles pequeñ os o de manera cotidiana, comenzará s a aplicar las técnicas en asuntos má s
importantes en tu trabajo (como con un cliente con el que tengas dificultades, o con una
venta que no logre realizarse). Invierte un poco de tiempo visualizando y sintiendo la forma
en la que quieres que se desarrolle la junta o se firme el contrato; visualizando y sintiendo,
visualizando y sintiendo, en una serie de rá pidos chispazos a lo largo del día. Un amigo mío
puso a prueba la técnica con un caso judicial al que se estaba enfrentando, y el cual estaba
seguro de que perdería. En lugar de verse a sí mismo ganando el caso, cosa que no podía
imaginar (con mucha razó n), vio y sintió a todos convirtiéndose en ganadores,
estrechá ndose las manos, dá ndose palmaditas en la espalda, etcétera. Por supuesto, el
asunto se arregló a satisfacció n de todos unos días antes de que se presentara ante el
tribunal. Otra amiga muy joven por cierto tenía un jefe que la criticaba mucho por su modo
de vestir. Aparentemente al jefe no le gustaban las minifaldas y mi amiga tuvo la "mala
pata" de ser una de las primeras en usarlas. Realmente fastidiada por la actitud de su jefe,
finalmente usó la técnica de acondicionar, y obtuvo un resultado muy gracioso. En lugar de
que su jefe dejara de observar su atuendo, tal como mi joven amiga estaba visualizando y
sintiendo, él cambió por completo su actitud acerca de la indumentaria cuando otras tres
jó venes de la misma empresa llegaron con atuendos similares. Vaya., de cualquier modo,
resultó . ¿Tienes un escritorio lleno de trabajo pendiente? ¿O está s abrumado por pequeñ os
detalles? Prepá rate un día tranquilo antes de llegar ahí. Mírate a ti mismo disfrutando con
tranquilidad de tu trabajo. Habla con tu interior y dile al universo lo que quieres. Pero, no te
atrevas a levantar un solo pedazo de papel hasta que fluyan carretadas de energía positiva,
hasta que se abra tu vá lvula; de no hacerlo así, te dirigirá s directamente a una "zona de
desastre". Acondicionar es, simplemente, enviar tu energía por adelantado, estando ésta
programada con la frecuencia de tu deseo. Algunas veces la enviará s a un lugar específico;
otras, la esparcirá s a tu alrededor, y en otros casos la mandará s a otra persona. Cierto, no
puedes cambiar la mente de nadie, ni obligar a nadie a actuar contra su voluntad o a hacer
algo que va contra su naturaleza. Pero en las situaciones de tensió n puedes prepararte para
crear una atmó sfera de confianza y apertura, que facilitará mucho las cosas. La
visualizació n está hecha; el resto depende de ti y de tu guía cuando llegues ahí. Dile al
universo lo que quieres, derrama auténtico estremecimiento positivo, siente lo que te
gustaría que llegara; entonces, sabrá s lo que va a suceder. Eso es acondicionar.

EL UNIVERSO COMO GERENTE DE VENTAS.

Los negocios van lentos y te gustaría generar má s ganancias. Tal vez está s pensando en
que deberías aumentar las ventas, asociarte con otra empresa, conseguir un mayor
presupuesto para publicidad, y todas las otras viejas alternativas de siempre para resolver
el mismo viejo problema: có mo generar má s dinero. Aquí está una sugerencia: obtén un
poco de energía de grupo y ponla a funcionar. A diferencia de los vendedores de Chuck que
se enfocaron en resultados individuales, tu grupo deberá elaborar un guió n, o una historia,
acerca de tus deseos para la compañ ía (los cuales finalmente también será n para ellos
mismos). Lo que pretendes conseguir es magnetismo grupal. La energía enfocada de
cualquier grupo se multiplica a sí misma en energía, ya sea positiva o negativa; así que en
este caso se podría hablar de una diná mica increíble de sinergia. Si tienes só lo dos personas
con su energía enfocada en una meta, esa energía se multiplicará por dos, así es que se
vuelve el equivalente a cuatro. Por tanto, si tienes a un grupo de personas concentradas en
una sola meta, tendrá s también una gran fuerza magnética y un enorme potencial para el
cambio, siempre y cuando la mayoría no vuelva al viejo modo de pensar de: "no se puede
hacer". Contrariamente a la muy extendida creencia surgida de la Revolució n Industrial,
generar má s dó lares que el promedio no requiere de contratar má s vendedores; se trata de
lograr que los vendedores con los que cuentas adquieran el há bito de tener expectativas
má s elevadas, mental y emocionalmente, escribiendo nuevos guiones para la empresa.
Toda compañ ía de éxito ha hecho precisamente eso, sin importar có mo lo hayan llamado en
cada caso: contratos brillantes, sensacional campañ a de publicidad, buenos precios,
producto extraordinario, personal de ventas bien motivado. Si la mayoría de los empleados
no espera que suceda, no sucederá . Así, pues, si puedes lograr que todos y cada uno de los
miembros de tu grupo sientan el deseo de obtener un buen contrato, que se sientan
orgullosos por haber conseguido una firma, que vean/sientan a un nú mero considerable de
clientes en la tienda, que vean có mo llega el éxito mientras sienten el valor que ha
significado su propia contribució n a ese éxito, la fuerza expuesta a este tipo de magnetismo
será colosal. Cambiará para siempre la forma en la que hagas negocios.

SÓLO RECUERDA...

1. No se trata de dinero, sino de ver có mo está s haciendo fluir tu energía. El dinero llegará
cuando dejes de pensar en lo que te falta. No puedes pensar en: "no tengo dinero
suficiente" y sentir otra cosa que no sea una emoció n negativa que interrumpe el flujo.
Así que busca má s maneras de abrir tu vá lvula. 2, Los instructivos siempre acompañ an
a la inspiració n. Así que olvídate de pensar en có mo hacer las cosas. Las instrucciones
para hacerlas aparecerá n de algú n modo. 3. Gasta emocionalmente todo el dinero que
quieras, una y otra vez, para dar a tu energía nuevas salidas. No puedes decir: "Denme
una cantidad de dinero y entonces decidiré qué hacer con él". Decide primero lo que vas
a hacer con él; esto ú ltimo es lo que permite que la energía se mueva. La energía del
dinero necesita salidas. Si no hay salidas, no hay dinero. 4. Créate el há bito de gastar
dinero emocionalmente. Observa todas las cosas que se ofrecen en los aparadores y di:
" Me gustaría eso." " Oh, me gustaría eso, también." " Oh, miren eso, es ideal para mí."...
y así sucesivamente, mientras te introduces en el sentimiento de tenerlo. De esa
manera, tendrá s funcionando a toda velocidad el impulso de "quiero". Te encontrará s
inmerso en circunstancias que atraerá n el má s intenso de esos deseos a tu realidad, o
que abrirá n las puertas a nuevas posibilidades. 5. Á brete para recibir. Coloca letreros
como éste en toda tu casa: " ABIERTO PARA RECIBIR." Coloca tu intenció n de que vas a
eliminar todos los "deberías" y "no deberías" y de que vas a aprender có mo recibir.
Conviértelo en un "quiero". "Quiero aprender a recibir". Entonces sobreponte al
sentimiento de culpa y al de ser víctima, que dicen que tú só lo eres buena persona
cuando das, y descá rtalos como la basura dogmá tica que son. 6. No evalú es los
resultados demasiado pronto. No se puede escribir un guió n o una historia el día de
hoy, y preguntar mañ ana: "¿Dó nde está n?". Analiza tus disculpas. Jamá s atraerá s el
dinero si cierras tus vá lvulas con disculpas como: "No tengo suficiente preparació n" o
"Só lo contratan a los parientes de los propios empleados", "Me entrevistó un inepto",
"Llegué en un momento inoportuno", etcétera. Aun cuando hayas "acondicionado" o
visualizado perfectamente la situació n y cuentes con todos los requisitos necesarios,
nada de eso te servirá si permites que las disculpas se interpongan en tu camino. 7. Si
tienes demasiada gente negativa en tu vida que en estos momentos está hundida
profundamente en el sentido de carencia, eso indica claramente en qué frecuencia está s
aú n sintonizado. Será mejor que revises tu situació n. 8. ¿Quieres evaluar cuá nta
negatividad hay en tu vida? Verifica cuá nto dinero está s recibiendo. Para aquellos de
nosotros que hemos tenido que luchar por el dinero la mayor parte de nuestra vida, la
salida de tan considerable cantidad de energía negativa significa la entrada de muy
pocos dó lares. Para nosotros, el dinero viene, o se mantiene lejos en proporció n directa
a la energía negativa que estamos o no emitiendo. 9. Y; finalmente, recuerda siempre
que lo que has sido hasta ahora no tiene nada que ver con lo que puedes ser. Si has
tenido tiempos difíciles toda tu vida, ahora tienes las herramientas para transformar
por completo la situació n. Si no has logrado cerrar las ventas que querías, si no has
recibido salario, el reconocimiento, el éxito, la paz, la felicidad y la prosperidad total
que te hubiera gustado tener, todo está listo para que lo cambies. ¿Qué tan rá pido? Só lo
tienes que empezar a fluir de manera diferente y con regularidad, y un nuevo mundo te
seguirá tan certeramente como la noche sigue al día. Tienes que hacerlo. Es una ley
có smica, la física del universo.
RELACIONES Y OTROS TESOROS.
LEY DE ATRACCION.
Mi experiencia y conocimiento de relaciones en la primera mitad de mi vida, proviene
de la época anterior a cuando oí hablar del flujo de energía..., y se nota. Era una víctima
perfecta, una romá ntica idealista, un codependiente de primera, un resentido perfecto
Sea como sea, a continuació n presento las reglas bá sicas para crear relaciones
importantes mediante el flujo de energía, ya que el proceso no difiere del de crear
cualquier otra cosa en cualquier momento en el que tenemos una alianza, sin importar
qué tan estrecha sea, con alguien o con algo. Eso constituye una relació n. Así que aquí
vamos. NO SON LOS MALOS HÁBITOS.
Las relaciones de cualquier tipo, con amigos, la pareja, có nyuge o socio de negocio, han
sido, como todo lo demá s en este mundo de acuerdo a como estemos vibrando.
Proviene de có mo nos estemos sintiendo. Punto. Esto es así, y no se necesita ser un
genio para descubrir que si estamos sintiendo cualquier cosa que no sea paz con
nosotros mismos, así como absoluta aceptació n y aprecio por nuestra pareja ( buena
suerte.), nuestras vibraciones van a empezar a destruir esa relació n, aunque estemos
absolutamente convencidos de que, puesto que no hay nada malo en nosotros, la culpa
debe ser de la otra parte. Si estamos, verbal o mentalmente, acusando, menospreciando
o desaprobando cualquier cosa, estamos vibrando de forma negativa. Si nos sentimos
atrapados, ignorados o descuidados, inseguros, incomprendidos o defraudados,
estamos vibrando negativamente. Si nos apresuramos a complacer, rescatar, o aplacar,
estamos vibrando negativamente. Y casi puedo oír los “Sí, pero…” “ Sí pero…., no
conoces a mi pareja.”. “Si pero, ¿có mo te sentirías si tuvieras que vivir con éste o
trabajar con aquél?”. Dalo por hecho. Cuando dos personas está n involucradas ambas
está n vibrando, y pocas veces éstas coinciden. De todas maneras, nosotros somos
ú nicos y exclusivos creadores de nuestras experiencias; no lo son nuestra pareja, ni
nuestros padres, ni siquiera el jefe que acaba de despedirnos. Así que, aunque parezca
muy difícil de asimilar, estamos hablando de que se trata de un asunto de mirar hacia
nuestra propia vá lvula, nuestras propias reacciones, nuestro propio enfoque, nuestro
flujo de energía, porque mientras estemos mirando insistentemente hacia alguna otra
parte, sea del pasado o presente, sobre todo lo que no nos gusta, no só lo recibiremos
má s de lo mismo, sino que estaremos bloqueando todas las cosas buenas que nos
gustaría ver en su lugar. El asunto es que si nuestra pareja o cualquier otra persona con
la que tengamos una relació n, tiene ciertos há bitos que nos disgustan ("no quiero") y
nos enfocamos en ellos, incluso con vá lvulas moderadamente cerradas, todo lo que
estamos haciendo es perpetuar esos há bitos que nos gustaría borrar, porque los
estamos reteniendo en nuestra vibració n. Por tanto, la causa de toda la espiral
descendente que se produce en cualquier relació n que haya existido y que se haya
deteriorado, es la insistente atenció n aunque seguramente inocente que prestamos a
las situaciones desagradables, sin importar lo insignificantes que éstas puedan parecer.
Así es como cualquier agravio pequeñ o, sin importancia, empieza a rodar como una
bola de nieve y poco a poco se convierte en algo mucho má s importante, debido a
nuestro enfoque persistente y al flujo de energía negativa lanzado hacia él; el resultado
es que comenzamos a atraer otras cosas negativas en esa misma direcció n, ademá s de
agrandar el pequeñ o problema original del que nos está bamos quejando. Eso significa
no só lo que esa infame tapa de la pasta dental nunca volverá a quedarle al tubo, sino
que el enojo tiene el potencial suficiente, debido a nuestro constante enfoque negativo,
para aumentar hasta convertirse en un indeseable romance extra marital, una defensa
abollada, un despido o hasta un divorcio. "Cuanto peor es, peor se vuelve”, ¿recuerdas?
Un constante flujo de disgusto acerca de cualquier cosa, tarde o temprano se volverá
muy desagradable. Y tiene que ser así, porque lo semejante atrae a lo semejante. Con
toda seguridad, cuando alguien "aprieta nuestras tuercas", cada gramo de nosotros
desea apretar las suyas como revancha. Pero no se trata de que lo que hacemos en una
relació n equivalga a lo que recibimos. Nunca. Ni siquiera de có mo está fluyendo la
energía de nuestra pareja. Como todo lo demá s en nuestro mundo, sea lo que sea que
tengamos frente a nosotros, ha llegado directamente de có mo nosotros mismos hemos
estado sintiendo, fluyendo y vibrando. No hay otra forma de decirlo: si quieres cambiar
las condiciones de tu relació n, vas a tener que cambiar tus vibraciones.
EL ACUSADO ES EL CULPABLE.
La mayoría de nosotros pensamos en la culpabilidad como un largo y retorcido dedo
que apunta en forma melodramá tica hacia alguien que ha cometido un error
descomunal. Sin embargo, estamos realmente sumergidos en la culpabilidad casi en
todo momento del día que pasamos despiertos. Del clima, a los conductores groseros o
la tapa del dentífrico, estamos echando la culpa a otros desde que amanece hasta que
anochece y nunca nos detenemos a pensar en lo que estamos haciendo. Oh, seguro, la
mayor parte de las veces probablemente nuestras acusaciones estén justificadas. ¿Y
qué? No hay un á pice de bienestar que pueda introducirse a través de la baja y gruesa
vibració n de la culpabilidad, lo mismo si está justificada o no. De hecho, la energía
electromagnética de la culpabilidad está cargada en forma tan potente, que fluye de
nosotros hacia otras personas, de modo que puede hacer que quienes suelen ser
generalmente muy seguros, se confundan, lo revuelvan todo y lo pongan de cabeza. Y;
desde luego, enviar energía de culpabilidad a alguien que está siendo grosero, tonto,
abusivo o borracho, só lo aumenta la condició n que a ti te gustaría cambiar. Unos
amigos, cuyo equipaje se envió en un vuelo equivocado, estuvieron renegando furiosos
durante horas enteras en su hotel por la ineficiencia de la línea aérea. Su importante
equipaje, el cual había sido registrado, pero se hallaba desaparecido, estaba tan
completamente perdido que nadie sabía siquiera por dó nde empezar a buscar.
Finalmente, mis amigos se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y cambiaron de
actitud. Reivindicaron a los empleados, usualmente competentes, a los que habían
estado criticando. En cuestió n de minutos minutos. recibieron una llamada telefó nica
diciéndoles que el equipaje había sido localizado, y que les sería entregado en el lapso
de una hora. Antes de su cambio de actitud, las cantidades de energía violenta, llena de
culpabilidad, que estaban enviando, habían causado que los trabajadores de la línea
aérea convirtieran un incidente menor en un tremendo lío. Un prestamista, al que yo
había enviado una solicitud de préstamo, me llamó para decirme que no podían
encontrar un importante documento original que yo sabía que les había enviado.
Mientras yo protestaba por la incompetencia de su personal, empezaron a llegar
llamadas telefó nicas que empeoraron las cosas. Había má s documentos desaparecidos,
má s hechos que no se habían documentado adecuadamente, problemas y má s
problemas. Mientras má s entrechocaba las rodillas con llameante furia, má s cosas se
desmoronaban ante mis ojos. Entonces, comprendí lo que estaba haciendo y cambié mi
actitud hasta sentir aprecio por el personal normalmente eficiente con el que estaba
tratando, y en menos de quince minutos. me llamaron para pedirme disculpas. Todo
estaba ahí; el préstamo había sido aprobado. Una amiga que conozco, no podía dejar de
culpar a su esposo por lo que ella percibía como la causa de que sus gemelas
tartamudearan. Después de que aceptó de mala gana asistir a un programa sobre
'”aprecio al marido" que se impartía diariamente durante unas horas. Me llamó
aproximadamente seis meses má s tarde para contarme lo difícil que había sido para
ella al principio, y có mo poco a poco empezó a incorporarse al espíritu del programa y
aprendió a detenerse cuando se iniciaba dentro de ella un ataque de culpabilidad, y a
abrir su vá lvula lo suficientemente para que fluyera algo de aprecio tanto hacia las
niñ as, como hacia el marido. En su ú ltima llamada, me comentó que las niñ as ya casi
habían vuelto a hablar normalmente, pero nunca supe qué pasó con el pobre marido. El
asunto es que la energía de la culpa siempre provoca que una mala situación
empeore. Siempre. Digamos que hay una serie de cosas en la relació n de pareja que
no nos gustan; algunas de ellas son graves y otras má s son pequeñ eces, trivialidades
que tal vez pensemos que estamos pasando por alto. Pero las "pequeñ eces" no existen,
y muchas veces constituyen los problemas má s grandes. Lo mismo si alguna cosa es lo
bastante grande como para que la etiquetemos como tal, que si la calificamos como una
pequeñ ez, sin haber forma de decir si la estamos "pasando por alto" o la estamos
aceptando, nos enfocamos en esa maldita cosa de manera tan evidente, que hacemos
fluir energía hacia ella y la agrandamos. La cuestió n principal es que si algo nos está
molestando, tanto si esa molestia es justificada como si no, estamos vibrando
negativamente, así son las cosas. Puede parecer só lo un leve desacuerdo sobre la forma
de colgar la ropa. O puede ser algo tan terrible como el temor al maltrato. Pero sin
importar la intensidad emocional que tenga, esa atenció n negativa a "lo que sea",
siempre causará problemas má s grandes, porque así es el guió no la historia que
estamos escribiendo. Cierto, no podemos pintar en el lienzo de otra persona si ella no
quiere que lo hagamos. Si alguien no quiere cambiar, escribir un nuevo guió n o apreciar
algo, probablemente no lograremos demasiado, a menos que nuestra propia vá lvula se
abra. De hecho, una vez que emitimos energía positiva, existe una enorme posibilidad
de que la otra persona reaccione como un potrillo enojado y no quiera tomar parte en
lo que le ofrecemos, lo cual podría muy bien significar que estamos buscando una
forma de separarnos. Eso es magnetismo. Si está s con alguien que no está dispuesto a
cambiar, y tú sí deseas hacerlo, probablemente la física universal los separará y los
mantendrá así. Sí, eso puede parecer terrible, pero pregú ntate a ti mismo por qué ibas a
querer permanecer con alguien que crea su vida a través de un flujo de energía
negativa. Así que no te preocupes por la vá lvula de tu pareja. De hecho, nunca te
preocupes por tu pareja. Dirige tu enfoque hacia lo que está ocurriendo a tu alrededor,
e insiste contigo mismo en que logrará s abrir tu propia vá lvula, de cualquier forma que
puedas, sin importar có mo. SIN IMPORTAR CÓ MO. La ú nica forma en la que puedes
tener una relació n como a ti te gustaría que fuera, es escribiendo tu historia o guió n de
ese modo y cumplirlo fielmente, hasta que se desarrolle tal como lo quieres, ya sea con
tu pareja actual o con otra con la que tengas mayor armonía de vibraciones (lo que
significa, si es que todavía no lo adivinas, ser mucho má s feliz).
HAY QUE ESCOGER.
Si eres alguien que sufre en silencio, como lo era yo, buena suerte. Sin importar cuá l
sea la razó n por la que está s sufriendo, ésta crecerá como una mala hierba bien
alimentada. Lo mismo ocurrirá si eres una persona controladora, regañ ona,
preocupona o alguien que disfruta complaciendo a la gente. Tienes que desconectar tu
enfoque destructor de la relació n, sea lo que sea que esté cerrando tu vá lvula, y
conectarlo a lo que deseas en la vida. En otras palabras, desvía la atenció n de tus "no
quiero", ponla en tus "quiero" y mantente ahí. Si tienes un borracho a tu lado, abre tu
válvula y escribe tu nuevo libreto. Si tienes una pareja desempleada a tu lado, abre tu
vá lvula y escribe una nueva historia. Si tu pareja y tú pelean por dinero, abre tu vá lvula
y escribe una nueva historia. Empieza hablando con tu pareja sobre lo que quieres y
por qué, no de lo que no quieres y por qué. Ya sé, estoy sonando muy condescendiente
al respecto, como si fuera cualquier cosa este asunto de ignorar las acciones de un
necio, el cual tú está s convencida de que es el responsable de tu vida miserable. La
culpabilidad es nuestro juego, y señ alar con dedo acusador a alguien, o a nosotros
mismos, siempre ha resultado inú til. Cuando iba a la mitad de la redacció n de este
capítulo, decidí tomarme un descanso para hacer algunas compras de comestibles y tal
vez ir al sauna para aclarar mis ideas. Quería olvidarme del tema durante un tiempo
para asegurarme de que estaba hablando de lo má s esencial ¿Olvidarlo? Sí, claro.
Mientras me dirigía en mi automó vil hacia la tienda, empecé un monó logo interior muy
desagradable con la gente a la que rentaba la casita que había dentro de mi propiedad.
No habían podido pagarme la renta en los ú ltimos dos meses, y mi atenció n estaba
centrada en esa falta de pago. Era un pensamiento recurrente que en el mejor de los
casos se estaba volviendo abrumador. De cualquier modo, el automó vil era un lugar
ideal para enfurecerme, así que eso estaba haciendo con todos los falsos tonos de
compasió n y comprensió n acostumbrados. Con franqueza, hervía de coraje, olvidando
por completo lo que estaba provocando con mis vibraciones, y que estaba escribiendo
precisamente sobre eso, por amor a Dios. Afortunadamente, fue mi mal estado de
á nimo, ya en el supermercado, lo que me hizo reaccionar. Mientras trataba de alcanzar
la comida de mi perra, me percate de lo molesta que me sentía. Me pregunté a mí
misma: "¿Qué es lo que me está molestando?" y me di cuenta, en forma instantá nea,
que me estaba enfocando en las circunstancias desfavorables de mis inquilinos. Al
principio me sentí molesta conmigo misma, entonces me enojé todavía má s porque no
lograba salir de mi mal estado de á nimo. Terminé mis compras y me dirigí hacia el bañ o
de vapor con la esperanza de que eso mejorara mi estado de á nimo. Mientras seguía
conduciendo mi auto, me sentí lista para escribir un nuevo guió n. Lo primero que hice
fue sentir un poco de aprecio por ellos: "Son buenos muchachos y es agradable
tenerlos, cerca". No era exactamente un hurra., pero eso era mejor que nada. Podía
sentir có mo mi resistencia se iba reduciendo... un poco. "Gracias a Dios, estaban ahí
para cuidar de los perros, mientras yo me ausentaba. Ninguno de mis otros inquilinos
había hecho eso nunca. Y ninguno de 'mis otros inquilinos me había ofrecido ayuda
para darle la retocada anual a la pintura de mi casa, como ellos lo habían hecho." Eso se
sentía mejor. "Y realmente adoran su hogar, y yo lo he arreglado lo mejor posible."
Para entonces, mi vá lvula estaba lo bastante abierta como para iniciar el nuevo guió n,
así que me dirigí a la alberca vacía, donde podía hablar en voz alta, tranquilamente, sin
que nadie me sorprendiera. "¿Ambos consiguieron nuevos empleos? Guau. Eso es
fantá stico. Me siento realmente feliz por ustedes. Yo sé que han deseado comprar
algunos muebles, así que ahora podrá n hacerlo”. Continué así, visualizando la imagen
que quería, apoyando mi idea tan lejos como pude y hasta donde me sentí có moda.
Presionaba y avanzaba conforme me iba sintiendo bien. No habían pasado má s de diez
minutos de haber llegado a casa cuando los muchachos se acercaron a mí, sonriendo de
oreja a oreja. No tenían todavía un nuevo empleo permanente, pero habían encontrado
una forma de pagarme e iban a empezar a hacerlo inmediatamente. Acció n rá pida, por
decir lo menos. Aun cuando estaban conscientes de su incapacidad para pagarme, su
enfoque principal estaba centrado en lo mucho que les gustaba el lugar, y todo lo que
intentaban hacer para arreglarlo, no en su falta de dinero, así que habíamos coincidido
en nuestras vibraciones. Si se hubieran enfocado en su temor, ni todo el aprecio del
mundo habría logrado el menor cambio.
EL PINGPONG VIBRATORIO.
Uno de mis primeros empleos después de que salí de la universidad fue en trabajando
en una grande empresa del mundo de fotografías para catá logos. Ahí se tomaban todas
las fotos del mundo de la moda y la mayoría de las fotos fijas para tiendas importantes
de ropa y departamentales. La mejor parte de mi trabajo era con las estilistas, las
muchachas que tenían que asegurarse de que la ropa quedara perfectamente, de
arreglar todo, desde los pasadores para el cabello hasta las latas de cerveza, y que todo
quedara en su lugar. Día tras día, los modelos má s famosos del momento, hombres y
mujeres, pasaban por nuestros estudios. Yo no les prestaba mucha atenció n, pero había
una pelirroja, extraordinariamente alta y delgada, que parecía ser el blanco constante
de los chistes y bromas de todos los demá s. Cada vez que llegaba, desde que entraba
hasta que estaba lista para irse, una nueva tanda de chistes circulaba por la oficina,
antes de que ella cruzara siquiera la puerta. Parece que esta chica cambiaba de novio
constantemente, tanto que cada vez que se presentaba a una sesió n de fotos, cosa que
sucedía varias veces a la semana, se lamentaba del ú ltimo que había tenido, o hablaba
maravillas del nuevo. Era como una pelota de pingpong que quedaba en cada ocasió n
en diferente lado de la red. " Ese infeliz. No ha devuelto ninguna de mis llamadas
telefó nicas. Es como todos los demá s, tan enfrascado en su mundito, que no tiene
tiempo para el mío. Eso sí, siempre tiene tiempo para sus otras chicas." Todo lo que
sabía hacer era culpar, culpar, culpar, y atraer así mucho má s clones tan rá pidamente,
que se convirtió en el chiste permanente de toda la compañ ía. Alguna que otra vez,
alguien sentía una leve compasió n y decía algo así como: "¿Có mo es posible que una
chica tan hermosa como ella tenga una cadena tan larga de mala suerte? Con todo lo
que ella tiene que ofrecer, ¿có mo es posible que eso suceda?". ¿Larga cadena de mala
suerte? No. La muchacha, joven y hermosa, estaba atrayendo, a partir de su antiguo
guió n vibratorio, su vieja forma habitual de ver a los hombres. Su libreto nunca cambió .
Ella sabía que podía atraerlos como la miel a las abejas, y lo hacía, pero todos
terminaban siendo de la misma clase: hombres seducidos por las vibraciones que ella
emitía continuamente. Ninguno de estos pobres clones tardaba mucho tiempo en
extinguirse, mientras ella atraía a otro, como si fuera una letanía de negativos "no
quiero" que atrapaban al siguiente. Puesto que su vibració n dominante respecto de sus
ex novios era siempre de ese "tipo podrido", todo lo que atraía era otra réplica de un
"tipo podrido". La culpabilidad que ella mantenía en sus recuerdos enviaba vibraciones
tan poderosamente imantadas, que nunca había una oportunidad de activar un tipo
diferente de relació n. Perdonar es... ¿qué? Primero viene la culpabilidad y después
viene ¿qué?... ¿El perdó n? Tal vez sí, tal vez no. No se necesita decir que la elegante
actitud del perdó n só lo se produce después de haber culpado a alguien o a algo. Lo cual
significa que la forma en que la vemos al perdó n no es muy diferente de la forma en que
vemos a la culpabilidad. Por tanto, muy raras veces perdonamos sinceramente. Algo
sucede, alguien dice algo y entonces, como las focas entrenadas que somos,
respondemos agresivamente con vibraciones. Si dejá ramos las cosas en ese punto,
estaríamos en paz. Pero continuamos permitiendo que nuestras emociones se esparzan
por todas partes y PUM., nuevamente caemos en el sentimiento de culpabilidad.
Ahora, digamos que hemos decidido perdonar a alguien. Muy bien. Esto es lo que
ocurrirá : el perdó n significa liberar nuestra resistencia a la energía positiva, no a la del
trasgresor a quien estamos dirigiendo tan benevolentemente nuestra sonrisa de
perdó n. El perdó n consiste en olvidar lo que sucedió en aquel fatídico lugar. Jaja. Por lo
general, cuando perdonamos, reconocemos que la persona a la que estamos
perdonando ha hecho algo malo, lo cual probablemente es cierto. Entonces, aunque
digamos que perdonamos, secretamente conservamos el nefasto recuerdo de la ofensa.
Por tanto, el verdadero perdó n significa ya no estar má s enojado (no enfocarse en ello),
porque, para empezar, aquello que nos enfureció se ha olvidado ya. Y esto es cierto lo
mismo si lo sucedido ha tenido lugar hace cinco minutos o cincuenta añ os. ¿Por qué?
Porque a menos que lo dejemos ir, estaremos recibiendo má s de ello, lo que explica por
qué sucede así. Si nos aferramos a ello, se introduce en nuestra vibració n. Y si está en
nuestra vibració n, vamos a atraerlo o a atraer algo de vibració n similar. Una y otra y
otra vez. Si hay necesidad de perdonar, tiene que haber' un juicio o una culpabilidad
que preceda a esa necesidad, porque de otra manera no habría razó n para perdonar. Y
el juicio o la culpabilidad significan que estamos enfocá ndonos en un "no quiero". Así
que el primer paso para el perdó n (y esto probablemente no te va a gustar) es exonerar
el sentimiento de culpa, lo que significa la capacidad para decir... y decido con
sinceridad: "¿A quién le importa? ¿A quién le importa un bledo? Tal vez el idiota hizo
algo terrible, algo realmente de mal gusto. ¿Y qué?". De lo que estamos hablando es de
un amor incondicional, totalmente sincero, algo de lo que, estoy segura, nadie de
nosotros ha entendido nunca. Yo no lo entendí. Siempre pensé que el amor
incondicional equivalía a amar a alguien por má s degenerado que fuera, lo cual
significaba, desde luego, que me estaba enfocando en su degeneració n y llevá ndola a
mis propias vibraciones. Lo que el amor incondicional realmente significa es:
"Mantendré mi vá lvula abierta al bienestar, sin importar las cosas descabelladas que
hayas hecho". (Recuerda: no tienes que cambiar eso, ni siquiera tiene que gustarte; lo
ú nico que tienes que hacer es... no enfocarte en ello.). Significa: "No necesito
condiciones para ser feliz. No voy a prestar atenció n a tus malos há bitos, porque no
necesito que todo sea perfecto para que fluya má s amor hacia ti". "Puedes ser grosero,
puedes decir cosas horribles que lastiman mucho, pero tu elecció n no afecta mi
elecció n, la cual es mantener mi vá lvula abierta y sentirme bien. Ya no culpo a ninguna
circunstancia negativa, ni a tus há bitos negativos por la forma en que me siento".
Seguro, yo sé que eso suena casi imposible, pero ¿y qué, si eso es precisamente lo que
nos va a llevar a permitirnos ser felices? Lo mejor de alcanzar ese espacio de: "Me
importa un bledo lo que haces o lo que hiciste, mi vá lvula permanece abierta de
cualquier modo", es que automá ticamente permites que llegue la clase de
circunstancias que tú quieres (definitivamente, el objetivo del juego) y dejas de
experimentar la vida en funció n de las acciones de los demá s. ¿Estoy diciendo que debe
perdonarse a una persona que maltrata? No, no en el antiguo sentido, nunca. Perdonar
como antes lo hacías significa que está s todavía reteniendo la ofensa en tu vibració n, e
invitando a tener má s de lo mismo. Estoy diciendo que lo olvides, que tengas abierta tu
propia vá lvula, que escribas un nuevo guió n y que vibres de tal modo que puedas
salirte de ese lío. ¿Estoy diciendo que debe perdonarse a un adú ltero? No, no como
antes. Si el acuerdo entre ustedes dos fue de monogamia, estoy diciendo que lo olvides
y abras tu vá lvula si no quieres que el problema se repita en esta relació n, no en la
siguiente. Tú tienes que atraer las vibraciones de tu deseo, en armonía, o en una nueva
pareja. ¿Así que estoy diciendo: "no perdones"? Por supuesto que no, al contrario,
estoy señ alando que perdones lo antes que puedas. "¿Lo perdono? Por supuesto, ¿ahora
qué sigue?". Eso está muy, muy lejos de: "Bueno, no sé, cariñ o, eso que hiciste fue una
cosa horrible". Incluso un pequeñ o grado de perdó n funcionará en cierto momento;
luego un poco má s y un poco má s todavía, si es la ú nica forma como puedes hacerlo.
Pero de una cosa estoy segura: a menos de que quieras má s de lo mismo, perdonar, a
fin de cuentas, significa olvidar. El hecho cierto es que si te enfocas en lo que no quieres
que suceda en una relació n, nunca vas a lograr lo que sí quieres. Nunca, ni en un milló n
de añ os, porque para que una relació n cambie a tu gusto, necesitas: Enfocarte fuera de
la situació n. Enfocarte en abrir la vá lvula, la tuya. É sa es la ú nica forma como las
circunstancias no deseadas cambiará n, y la ú nica forma como tu relació n sobrevivirá .
"¿Có mo puedo ayudar?" "Tengo una pareja discapacitada. ¿Có mo puedo ayudarle?".
"Tengo una pareja sin trabajo. ¿Qué puedo hacer para ayudarle? "Tengo un hermano
que está enojado con el mundo. ¿Hay algo que yo pueda hacer?". “Todos deseamos
ayudar. Queremos dar, hacer o decir algo que haga sentir mejor a alguien. Pero ten
cuidado: una mano que ayuda no siempre es lo que parece ser. Si reflexionas en esas
preguntas durante un minuto, verá s que el enfoque está directamente puesto en la otra
persona. Y cuando el enfoque es en el dolor de otro, automá ticamente te unes a esa
vibració n, que se unirá a la tuya hasta que tu vá lvula se cierre tanto como está cerrada
la del otro. Tu enfoque está en situació n negativa, lo cual producirá má s sentimientos
negativos de los que tenías al principio. Y; lo que es peor, está s contribuyendo a que tu
amigo tenga mayor cantidad de negatividad de la que tenías antes de que te unieras a él
con tus vibraciones. Así que, ¿có mo ayudar? El primer paso es colocarte en un sitio que
te haga sentir bien, y lograr así que tu propia vá lvula se abra antes de poder pensar
siquiera en la otra persona. Entonces, puedes inspirar no asegures, só lo inspira esa
misma apertura de tu vá lvula en la persona en la que está s pensando. Ya no está s
intentando pintar en el lienzo del otro, sino que sinceramente está s ofreciéndole
pinturas y pinceles. Por otra parte, si sigues pensando en lo terrible que es que alguno
de tus conocidos tenga cá ncer, esté sin trabajo o que su casa se haya incendiado, esa
terrible vibració n permanecerá para reforzar las malas vibraciones en las que él se
encontraba. En lugar de eso, mientras piensas en ellos, visualízalos en la forma en que
desearías que estuvieran. Si hay algo dentro de su ser que desea ir a hacia delante, tus
impulsos de energía positiva, amorosa, tendrá n una poderosa influencia en su pensar,
sentir y ser. Es por eso que las oraciones para los enfermos raramente funcionan.
Cuando vemos a aquel por quien se ofrece la oració n como a alguien necesitado en
alguna forma, partimos de un estado de carencia. Estamos viendo a esas personas como
discapacitadas, cuando de hecho tienen tanto poder como cualquier ser en el universo.
Simplemente lo han olvidado temporalmente, igual que los que está n rezando por ellos.
Tengo una amiga cuyo padre estaba muriéndose completamente solo, a 3,000
kiló metros de distancia, en la costa opuesta. Todas las noches, cuando se iba a dormir,
ella enviaba a su padre pensamientos de sanació n con la esperanza de ayudarlo a
reaccionar. Pero en su propio estado de tristeza, le enviaba la propia soledad de él, la
imagen patética de un hombre sin amigos, sin familiares, sin voluntad de vivir, y el
hombre seguía empeorando. Entonces ella recordó la Ley de la Atracció n y comprendió
que estaba haciendo exactamente lo contrario de lo que deseaba lograr. Después de
eso, antes de acostarse por las noches, visualizaba a su padre como solía ser: un
hombre vital, divertido, entusiasta y sociable. Volvía a sentir los maravillosos
momentos que pasaron juntos jugando tenis, y la alegría de toda la familia cuando iban
a patinar sobre hielo en el estanque del pueblo. Podía sentir có mo se fundía dentro de
la alegría de esos sentimientos y de esos momentos. En cuestió n de tres días tres días.
su padre la llamó por teléfono para decirle que se sentía mejor de lo que se había
sentido en añ os, y que si estaría bien que fuera a visitarla. ¿Ella era responsable de ese
cambio? Só lo de proporcionar a su padre la oportunidad de recoger esas nuevas
pinturas y pinceles. Le dio un impulso vibrá til, semejante al de arrojar un salvavidas a
alguien que puede tomado o no, pero cuya decisió n es suya y só lo suya. El rompimiento
"¿Deberíano debería?", "¿deberíano debería?". Todos hemos pasado por eso. Por ese
perturbador periodo cuando sabemos que es tiempo de hacer algo, pero las respuestas
simplemente parecen no llegar. O no queremos aceptarlas. Si tú has explorado los
"dentro" y "fuera" de la creació n reflexiva con la Ley de la Atracció n, y tu pareja no, tal
vez se aparten un poco, a menos que tu buena y vieja pareja se encarrile. Si le has
ofrecido pinturas y pinceles hasta ponerte morado, sin obtener respuesta, entonces
podría estar queriendo separarse un poco. O tal vez está n listos para separarse
totalmente. En una u otra manera, demos una mirada a algunas nuevas formas de
considerar ese tipo de rompimiento. Primero que nada, tenemos aquí una má s de esas
palabras emocionalmente cargadas con la que es preciso lidiar. Esta vez es "relació n".
Sin duda, no ocupa uno de los primeros lugares en la lista de "sentirse bien" para la
mayor parte de la gente. Só lo piensa que esa palabra ejerce casi tanta fuerza negativa
como "dinero". Tal vez se inició con nuestra propia familia, o quizá lo hizo con nuestra
conflictiva relació n de pareja, o con ambas cosas. No importa. La misma palabra
"relació n" evoca un puñ ado de anhelos y estremecimientos mezclados en el mismo
suspiro. Así que es razonable (antes de volvemos creadores reflexivos) que cuando
tenemos un rompimiento, nos enfrentemos a esa posibilidad, o incluso si ya hemos
pasado por una, la idea de involucrarnos en otra nueva enredada telarañ a no siempre
nos resulte atractiva. Y sin embargo, eso es lo que hacemos, nos lanzamos de nuevo a
formar otro dueto con el mismo patró n, u otro peor. Só lo cambian los actores.
Tenemos que transformar el libreto. Si queremos que sea diferente, lo mismo ahora que
con la pró xima relació n, tenemos que verlo y sentirlo de manera diferente. Si queremos
algo diferente, tenemos que cambiar el libreto. Digamos que tú te has salido de eso y
ahora está s viviendo solo. Está s disfrutando de esa rutina que creaste deliberadamente
y, por tanto, has decidido que está s listo para una nueva aventura, con una nueva
pareja. Pero, ¿qué es en lo primero que piensas? En la anterior. Y nueve de cada diez
veces, ese pensamiento viene saturado de pesadas vibraciones negativas. Igual que la
atractiva modelo que no podía conseguir el tipo de pareja que quería, quedas atrapado
de nuevo al estar atrayendo un clon de tu relació n anterior, o algo peor. Tienes que
cambiar el libreto y enviar esas vibraciones a las que te has aferrado... Fuera. Tienes
que fabricar, de algú n modo, un sentimiento distinto acerca de tu ex. Si no lo haces, si
sigues aferrado, como si en ello te fuera la vida, a los resentimientos, las furias y los
enojos, tu pró xima relació n no podrá ayudarte, sino que será del mismo tipo que las
anteriores o incluso peor, porque ésa es la vibració n que está s produciendo:
resentimientos, furias y enojos. Lo que tú vibras es lo que recibes. No puedes vibrar con
pensamientos de regreso a "otra vez lo mismo" y esperar obtener algo totalmente
diferente, "mucho mejor". Esto podría no ser una buena noticia para ti; pero las
relaciones nunca mueren. Nunca cesan. En virtud de que los dos (o los tres, o los veinte)
han estado juntos en una casa, en una oficina, en un club, tienen una conexió n vibrá til
que nunca cesa. Así que si dejas que uno de esos lazos siga siendo negativo... bueno, ya
sabes el resto. Esa vibració n irradiará por siempre de ti buscando otras semejantes. Tal
vez viviste con un golpeador, o con un simple chiflado; si no quieres má s de lo mismo,
tienes que encontrar algo que te guste de ese tipo, algo que puedas apreciar, para que
rompas la conexió n con sus vibraciones negativas. De otro modo, sin importar qué
tanto esperes entre una pareja y otra, sin importar qué grado de "curació n" pienses que
has logrado, atraerá s las mismas cosas desagradables que no te gustaban de tu ex,
porque sigues enfocado en ellas, protestando por ellas, hablando con tus amigas de
cuá nto te alegra haberte liberado de ellas, sin mencionar el hecho de que todavía está s
furioso contigo mismo por haberlas soportado tanto tiempo. Si está s pensando en eso, y
sintiéndolo, está s vibrando todavía con ello, así que eso es lo que vas a atraer. Lo
mismo sucede cuando nos concentramos en culpar a nuestros padres. Obtenemos
aquello en lo que nos enfocamos, así de sencillo. Por tanto, es un hecho que si la pasaste
mal en tu infancia y sigues aferrado a esos recuerdos, atraerá s algo similar en algú n
tipo de relació n: en el matrimonio, con tus vecinos o en el trabajo. Pero, volvamos a tu
actual situació n, digamos que está s todavía involucrado en la relació n, que sigues
viviendo o trabajando con un interrogante: si debes seguir ahí o no. Ahora es el
momento de desviar tu enfoque de las condiciones, preguntarte a ti mismo qué te ha
estado molestando y empezar a revertir esas vibraciones negativas. Eso puede o no
modificar tu actual relació n, pero definitivamente desviará tu Enfoque del problema, de
modo que podrá s obtener algunas respuestas, porque só lo puedes obtener respuestas
(inspiració n, ideas, etcétera) cuando desvíes tu enfoque del problema y te muevas hacia
una frecuencia má s alta. Así que á malas, lo mismo si merecen tu amor o no; aprécialas,
sin importar qué tan justificado pueda estar .clavar alfileres en la muñ eca de vudú que
las representa. Rompe la cadena de atracció n negativa, y entonces podrá s encontrar tus
respuestas a si debes irte o quedarte así. Y si te vas, no atraerá s un clon en la misma
frecuencia negativa.
CADENA DE DOLOR.
Tenía una amiga que solía hablarme, má s o menos un mes sí y otro 110, desde
diferentes Estados del país, para descargar en mí sus problemas, que eran muy graves.
La mayor parte de esto sucedió antes de que supiera algo sobre absorber y ser atraído
porlas vibraciones negativas de otra persona. Esta rutina continuó durante añ os, una
interminable sucesió n de los mismos viejos problemas que se hacían cada vez má s
grandes a medida que pasaba el tiempo. Con cada llamada telefó nica me apresuraba a
unirme a sus sentimientos negativos, pensando que con eso la estaba ayudando. Le
mostraba mi empatía, mi conmiseració n, simpatizaba con ella, hasta que me sentía tan
mal, que tenía que salir a caminar y ponerme en contacto con la naturaleza, para
equilibrarme un poco después de colgar. Sin saberlo, no só lo estaba fomentando su
negatividad, sino que la estaba enganchando energéticamente alrededor de mí. Era
horrible y no sabía có mo detenerla; mucho menos decirle que ya no me llamara má s,
pues no tenía el corazó n para hacerlo. Para empeorar las cosas, incluso cuando no
estaba hablando con ella por teléfono, la imaginaba en medio de sus desastres, rodeada
de carencias, una bomba de tiempo caminando en espera de explotar en otro enredado
predicamento. Cuando finalmente tuve la imagen de lo que estaba haciendo en el
á mbito de las vibraciones para las dos, empecé a enviarle pensamientos diferentes,
imaginá ndola con prosperidad, felicidad, alegría, etcétera, aunque, con franqueza, no
fue fá cil. Ella no quería salir de su desventura y, seguramente, no quería tener nada que
ver con mis pinturas y mis pinceles. Finalmente, un día me llamó , me saltó un rosario
de quejas por estar en desacuerdo con ella, me llamó cruel, despiadada, egoísta y unas
cuantas coloridas joyitas má s, que no me molestaré en repetir. En cierta manera, tenía
razó n, ya que yo no estaba dispuesta a unirme má s a su cadena de dolor. Tenía que
dejar que se hundiera o me hundiría con ella de nuevo, algo que yo ya no estaba
dispuesta a hacer. No he vuelto a saber de ella desde entonces, pero continú o viéndola
dentro del mejor libreto que puedo imaginar. Tal vez algú n día. Por má s que lo
intentemos, los paquetes de "arréglalo" no funcionan. Cuando decidimos que alguien
necesita "arreglo" (como lo. estaba haciendo con mi amiga), todo lo que estamos
haciendo es verlos como "mal", transmitiéndoles má s energía negativa. En cambio, si
podemos encontrar algo cualquier cosa que apreciar en ellos y plantamos las semillas
para que germine en ellos un nuevo y potencial crecimiento con nuestras vibraciones
positivas, abriremos la posibilidad de un cambio. Si quieres ayudar a alguien a salir de
su sufrimiento, enviarle un sencillo: "Todo va a estar bien", generalmente lo
tranquilizará y le dará la posibilidad de "sentirse bien" un momento. Aunque suene
excesivamente optimista, es un alivio para ellos y a ti te da un respiro. Ahora está n en
un lugar donde puede no aceptar tus pinturas y pinceles. Si eligen no hacerlo, que así
sea. Pero unirse a ellos, incluso con compasió n y de todo corazó n, só lo contribuirá a su
desdicha al magnificar las vibraciones negativas: las de ellos y las tuyas. Toda persona
en este planeta tiene en su interior su propia guía para encontrar su propio camino, si
así lo elige. Pero algunas veces tenemos que dejar que se hundan si ésa es su decisió n, o
nos hundiremos con ellos también, conectados por medio de vibraciones a su cadena de
dolor.
¿FAMILIA Y ARMONÍA?
Si alguien de tu familia te está volviendo loco, tu enfoque no só lo está empeorando el
asunto, sino que está afectando todas y cada una de las demá s á reas de tu vida. Una
vá lvula cerrada por un problema con un jovencito es una vá lvula cerrada a todo en la
vida. Una vá lvula cerrada por una pareja es una vá lvula cerrada a la vida. Así que,
¿có mo podemos conseguir que la gente que vive bajo un mismo techo vaya en la misma
direcció n, incluso por caminos diferentes? He aquí lo que una amiga cercana hizo con
asombroso éxito. Sin entrar en detalles, su adolescente actuaba como catalizador de los
sentimientos negativos de todos los demá s. La familia entera se estaba desintegrando
dolorosamente, por sus problemas relacionados con las drogas. Conforme Peg, su
madre y amiga mía, empezó a involucrarse má s en la Ley de la Atracció n, intentó que
todos unieran su intenció n individual hacia una direcció n má s enfocada, en lugar de
esparcirla por todos lados. Al principio, a todos les resultó muy difícil porque
mantenían sus "no quiero" enfocados en el hijo, en lugar de en su propia vá lvula. De
todos modos, empezaron a realizar reuniones familiares para hablar de sus "quiero".
Como era de esperarse, muchos de los primeros intentos emergieron como una larga
lista de "no quiero" de todos, especialmente del hijo. Pero después mucho tiempo
después todos empezaron a contestar sus "quiero" abierta y entusiastamente. El
siguiente paso era llegar a los "por qué". Bravo. En cuanto lo hicieron, los verdaderos
colores del deseo empezaron a volar. Todos querían sentirse mejor de lo que se estaban
sintiendo, así que eso se convirtió en su intento conjunto. A partir de ahí, los milagros
empezaron a brotar. Por primera vez, como nunca antes, todos querían realmente
estar juntos, hacer cosas juntos, ir a lugares juntos, que sé que cualquier cosa que pase
será buena". Si alguna vez hubo un tiempo y un lugar para trabajar en aspectos
positivos, es con la familia. Y hay otra ganancia extra en valorar a los familiares: una
vez que tu vá lvula se haya abierto, permanecerá abierta a todo, no só lo a la familia.
Puedes estar con tu pareja, presente o pasada y, de pronto, obtienes un nuevo empleo.
Puedes ser un padre soltero que valora a sus hijos, y de repente, una nueva pareja,
aparece., puedes estar valorando tu hogar, tus hijos problemá ticos cambian su actitud.
Todo es energía, todo es vibració n que parte de có mo te está s sintiendo. Así que escribe
tu nuevo guió n, no te preocupes de los “cuá ndo” o los “có mo”, no importa si todavía no
ha sucedido, mantén tus ojos lejos de la vá lvula cerrada ajena, y encuentra formas de
abrir la tuya. Antes de que lo sepas, sin importar qué esté haciendo cualquiera en su
casa o en el planeta, tú ya no responderá s. Ahora será s un creador consciente. Só lo
abre tu vá lvula, NO IMPORTA A QUÉ . El resto vendrá por sí solo. Te lo garantizo.
TU CUERPO, VIDA Y LA LEY DE ATRACCIÓN.
Espero haber dejado muy claro, a estas alturas, que no camino sobre el agua, que no
tengo dinero a manos llenas, ni poseo media docena de villas de descanso con vista al
mar Caribe, a las que huyo en uno de mis cuatro Lamborghinis, cuando me canso de mis
propiedades llenas de sirvientes. ¿Ha cambiado mi vida desde que aprendí a dirigir mi
flujo de energía? Completamente. Por supuesto que todavía tengo una gran cantidad de
viejas creencias que hacen que mis tambaleante balanza se incline hacia un enfoque
negativo, sentimientos negativos, una vá lvula cerrada y malos estados de á nimo..., hasta
que los descubro y les doy la vuelta. Algunas veces el proceso es rá pido y electrizante;
en otras ocasiones es tan lento, que parece que pasa una vida entera antes de que logre
hablar conmigo misma lo suficiente como para salir de algo que me deprime. Hay, sin
embargo, un á rea de mi reciente fluido vital de energía que mejoro
extraordinariamente aplicando los principios de la Ley de Atracció n que me ha
proporcionado un placer mayor que la libertad del dinero, o las otras mejoras de mi
bienestar, y que es mi cuerpo. Antes de conocer todo lo expuesto en estos capítulos, me
encontraba en mi peor etapa de sentirme víctima, tenía la espalda terriblemente mal.
Algunas veces no podía levantarme de la cama en toda una semana. Otras ocasiones los
espasmos que me daban eran tan intensamente dolorosos, que lanzaba gritos que se
podían escuchar en el Estado vecino. Aunque lograba meterme en el auto y llegar de
algú n modo al trabajo, pasaba el día de pie, o arrodillada ante mi escritorio, porque
sentarme resultaba demasiado doloroso. Tan pronto como empecé a tener bajo control
ese desastre, mediante una estricta rutina de ejercicios, me lancé a visitar a
innumerables doctores para averiguar por qué mi corazó n bailaba la rumba todo el día,
en lugar de bailar un tranquilo vals. Un doctor, especialista en medicina, holística,
finalmente me diagnosticó un severo caso de hipoglucemia (bajo contenido de azú car
en la sangre) "probablemente producido por estrés". Un diagnó stico ligeramente
limitado en comparació n con la verdad. No me encontraba en buena condició n física,
emocional, mental, ni espiritual. Nada estaba funcionando excepto el hecho de que me
mantenía sobria, no podía encontrar direcció n espiritual, aunque en ello me fuera la
vida. Y eso era lo que casi me estaba matando. Estaba en serios problemas. Después,
eran mis articulaciones las que no querían moverse; tenía exceso de peso, falta de
energía, mala vista, mala dentadura y mi cabello me estaba diciendo adió s; todas eran
señ ales de..., ¿de qué? ¿Del envejecimiento normal? No, todo eran signos seguros de una
vida que se estaba viviendo con una vá lvula mucho má s cerrada que abierta, que estaba
má s desconectada que conectada a mi Fuente de energía; una vida que proyectaba
mucho má s vibraciones negativas que positivas, aunque, no obstante, también eran
señ ales de envejecimiento. Pero, ¿por qué me había cerrado de ese modo? ¿De dó nde
venía toda esa negatividad que se había vuelto tan destructiva para mi cuerpo? Yo no
era un ogro odioso, ni una persona cruel y malvada que llevaba mi negatividad pegada
a mí. En realidad, había crecido en un ambiente comú n de una familia disfuncional de
clase media alta. Había hecho todas las cosas correctas, había ido a los colegios
correctos, había usado la ropa correcta, había tenido los empleos correctos, y vivido en
los lugares correctos, todo ello con infalible actitud agradable y las sonrisas oportunas
en mi rostro. Sin embargo, ese tono bá sico de negatividad "normal" era mi compañ ero
constante y cuanto má s pasaban los añ os, má s florecía. ¿Algunas veces me había
divertido? ¿Algunas veces había sido feliz? Nunca., ni en un milló n de añ os; sin
embargo, no me hubiera considerado una persona negativa, como tampoco lo hacían
mis amigos. Por el contrario, me consideraban como la personificació n misma del
optimismo y la alegría. Y sin embargo, siempre estaba preocupada por todo. Con una
sonrisa forzada en el rostro y una palabra amable siempre en mis labios, mi enfoque
constante era en las carencias, tanto en las propias como en las ajenas. Al igual que
sucedía con todas las personas que conocía. Ahora, después de varios añ os de trabajar
con la Ley de la Atracció n, nunca me he visto mejor, me he sentido mejor, me he movido
mejor o he estado mejor. Ni siquiera cuando era adolescente tenía esta fortaleza, y
tendría yo que retroceder hasta otra vida, en la que no estoy segura de querer hurgar,
para encontrar este tipo de pasió n por la existencia y por vivir. El temor rara vez visita
mi mundo. Ni siquiera lo hacen la preocupació n y la angustia. El dinero llega fá cilmente
la mayor parte del tiempo. (¿Pensaste que yo era una profesional en esto? Debes estar
bromeando.). Las nuevas ideas abundan. El trabajo se realiza con alegría y facilidad.
Estoy haciendo lo que quiero hacer, cuando quiero hacerlo..., en su mayor parte. Los
ataques de enfoque negativo son breves o duran el tiempo que quiero tenerlos. Una
sucesió n continua de días extraordinariamente felices ha sido diseñ ada por mí. Y ¿qué
se deriva de todo esto? Ah, mi asombrosa buena salud.
NUESTRA DECISIVA LÍNEA DE LA VIDA.
En estos tiempos, casi todo el mundo sabe que el estado de salud física está
íntimamente relacionado con el estado de salud mental. Hasta los médicos
empiezan a afirmarlo. Los científicos someten a ratones a un exceso de estrés y después
observan có mo, se desarrollan en ellos células cancerosas. Privan a un chimpancé bebé
del pecho de su madre y observan có mo su cuerpo genera diabetes. Toda la comunidad
científica/médica sabe perfectamente que hay algú n tipo de unió n entre la mente y el
cuerpo, só lo que no está n seguros de cuá l es..., todavía. Y vaya que se van a llevar una
sorpresa cuando descubran que no es otra cosa má s que nuestra propia energía. La
enfermedad, en cualquiera de sus formas, no es más que nuestra energía negativa que
sofoca buena parte de nuestro flujo de vida esas altas frecuencias que son nuestro estado
natural lo cual se convierte en daño celular. Las culturas orientales afirman que los
desbalanceos de energía (el Ky) son la causa de la mayoría de las enfermedades, siendo
provocado este desbalanceo por nosotros mismos por nuestros estilos de pensar, sentir
y de vivir. Oh., por supuesto, siempre estamos unidos energéticamente, cuando menos
por un hilo, a esa fuerza de vida, o no estaríamos ya aquí. Pero una cuerda muy tensa
(vá lvula cerrada) y otra vá lvula abierta que nos hace sentir bien porque permite que la
energía de la fuerza vital fluya libremente a través de nosotros, son dos cosas muy
diferentes. Una mantiene al cuerpo hambriento de su natural fuerza vital y de la energía
que da vida, mientras que la otra lo alimenta. Se deduce, entonces, que si se mantiene un
estado de vibración más alto que el usual, y de forma regular, la enfermedad simplemente
no se puede presentar ni se puede mantener. Sería imposible. Después de todo, el cuerpo
no está separado del universo, así que cuando tenemos un pensamiento, las vibraciones
corren por todo el cuerpo, al igual que por todo lo demá s. Esto lo afirma Deepak Chopra
quién afirma que el cerebro no es la ú nica parte del cuerpo que guarda informació n,
cada una de nuestras celular sabe có mo nos sentimos, que nos sucede y han aprendió a
có mo reaccionar a eventos externos. Si esas vibraciones está n en armonía con la
programació n intrínseca de tu cuerpo, que incluye el bienestar (la vá lvula abierta de
"sentirte bien"), entonces las células sobreviven. Pero si estamos produciendo energía
negativa, las células no pueden permanecer lo suficientemente fuertes como para
realizar su trabajo. Todo lo que tienen para nutrirse son los alimentos físicos que
ingerimos, y eso no es suficiente para mantenerlas funcionando. Sin la fuerza vital de la
energía de alta frecuencia que necesitan para sobrevivir, en el curso del tiempo se
debilitará n y morirá n antes de tiempo, porque ya no podrá n renovarse normalmente,
ni sostener una vida saludable. La enfermedad existe sólo por una razón: alguien ha
emitido más energía de baja frecuencia que de alta. Lo cual, desde luego, es la razó n
de que exista tanta enfermedad. Busca a una persona que generalmente sea feliz, que
continuamente esté motivando un estado de á nimo elevado y liberá ndose de
emociones negativas, y encontrará s a una persona saludable. Siempre. La gente que
está enferma se ha aislado de algún modo de su línea de la vida. Esto puede no resultar
muy evidente al exterior, pero de una manera u otra, han cerrado su válvula a la
fuente de energía, mediante la preocupación, la culpabilidad o cualquier otra cosa.
La gente enferma está mal informada, como todos nosotros. Pueden ser ciudadanos
devotamente religiosos, honestos y valiosos, pueden ser amigos queridos y dignos de
confianza, pero si no están permitiendo que fluya suficiente cantidad de su propia energía
positiva hacia sus vidas, no están dando paso a la vida. De hecho, sin excepción, la
enfermedad es el rechazo de esa energía más elevada y la manifestación final de
una emoción negativa interminable de uno mismo.
SI ESTÁS ENFERMO.
Si actualmente padeces una enfermedad, entonces yo te recomendaría que sigas con tu
doctor, que continú es con tu tratamiento, y con todo lo que indica tu programa de
recuperació n, ya que hay una manifestació n de enfermedad en el plano físico que hay
que curar también en el plano físico. La tarea pendiente ya que, sin duda alguna, ahí
comenzó tu enfermedad, es donde está n tus creencias. Pero no tiene sentido revolver
las aguas hasta que nuevas creencias y nuevos cambios de vibració n se encuentren
ocupando con fuerza su lugar. Por siglos nos hemos aferrado a la doctrina de que causa
y origen de TODO está fuera de nosotros, para que se entienda claro todo es que
pensamos que la oportunidades, la riqueza, la felicidad, el amor, ganar dinero, bueno
hasta Dios esta fuera, esta estructura de pensamiento de estar enfocados hacia el
exterior, es la causa de tan pobre valoració n nuestra como seres humanos, carentes del
poder para cambiar lo que vivimos en el exterior, dependientes só lo de algo que está
fuera de nosotros mismos puede mejorarnos, así que hasta que aprendamos a
sobreponernos a esta arcaica y tonta creencia limitante, no só lo mejorará nuestra
autoestima, sino que encontremos la conexió n a nuestro guía interior a Dios dentro de
ti. Esto por si só lo desde luego que provoca transformaciones en la vida de cualquiera
que lo acepte. La ley de atracció n es parte de este mecanismo que no tiene que ver con
religió n, sino con la energía con la que funciona tan perfectamente el Universo, y Tú
eres parte de él, si no lo sabes en tu cuerpo hay polvo de estrellas, eres parte de esta
má gica creació n No está s aquí por casualidad, ni para sufrir, sí crees eso adelante, nada
lo impide que lo logres, pero si está s leyendo este material es porque algo dentro de ti
te ha atraído a leer esto, evita pensar en la suerte la coincidencia, somos seres
creadores reflexivos y este material pretende que entendamos có mo usarlo.
Regresando específicamente al tema de salud nuestra vieja forma de pensar en
exteriores, te indica que vayas a buscar asistencia médica, y después que una medicina
te cure; esto puede ofrecer posiblemente una cierta medida de recuperació n. Esa
recuperació n puede ser mínima o inestable, en el mejor de los casos, porque si los
pensamientos y el flujo de energía no cambian, la enfermedad original, o algo peor,
regresará . Le doy gracias a Dios de ser testigo de recuperaciones de personas que yo he
visto que trascendieron a los má s pesimistas diagnó sticos médicos, o dejar de usar
lentes por propia voluntad después de 30 añ os de usarlos, me consta. Si quieres
ahondar en el tema te recomiendo “Curació n Cuá ntica de Deepak Chopra, o “Mente sin
tiempo, cuerpos sin edad” del mismo autor y también el célebre libro de Louise H. Hay
“Tu puedes cambiar tu vida”. Pero por ahora, sigue con tu doctor. Grábatelo por favor.
No nacimos para enfermarnos no se infelices, esto es otra vieja creencia limitante;
estamos diseñ ados para vivir 106 añ os en condiciones de funcionalidad aceptables,
envejeciendo 1% a partir de los 30 añ os como lo expone Deepak Chopra. Pero las
estadísticas demuestran que el mayor nú mero de infartos ocurre entre los 50 y 54 añ os
esto es media vida del diseñ o. Ni siquiera es en las etapas altas de vejez. Ya te
imaginaras la respuesta: Algo tiene que ver con la satisfacció n y logros de media vida.
Es resultado de lo que hemos hecho con nuestra libre decisió n de vida y desde luego la
baja energía vibracional. Si durante la primera parte de nuestras vidas hemos vivido
como nuestro exterior nos dijo, (familia, escuela, religió n, amigos, vecinos, sociedad,
etc...) ¿No crees que ahora tenemos la oportunidad consciente y el derecho de vivir
como queramos para lograr una vida má s plena? No lo tomes como un dogma de mi
parte, pero……. ¿y qué tal si la promesa de un cambio interno te trae otra vida?, al
menos yo en tú lugar lo intentaría, porque no hay nada que perder, má s que cosas
viejas y sí mucho por ganar, demasiadas. La razón más poderosa de no lograrlo, no es
por lo que nos falta saber, sino por nuestras viejas creencias que no podemos dejar. Sin
embargo si está s enfermo, te pido que trates de aceptar desde de lo má s profundo de tu
ser que toda enfermedad es reversible. Aunque probablemente no hay tarea má s difícil
en este mundo que tratar de sentirte con el á nimo elevado cuando está s físicamente
mal, no só lo es posible, si no que se ha hecho muchas, muchas veces. Norman Cousins
lo hizo. El un famoso editor de libros americano, que estaba muriendo de cá ncer,
declaró : "No puedo negar que me estoy yendo", y decidió pasar el tiempo riendo
constantemente. Sabía instintivamente que si lograba revertir las frecuencias en su
cuerpo, éste se curaría por sí mismo. Así que, desde su cama de hospital, vio só lo
películas divertidas, só lo leyó libros graciosos, pidió a sus amigos que le contaran
chistes y así se curó solo, completamente, del cá ncer que había invadido a su cuerpo.
Entonces escribió un libro acerca de ello. Tengo que reconocérselo. Es un alma
comprometida... y un maestro. La recuperació n de Cousins es un ejemplo de primer
orden de lo que estamos hablando aquí: que no son nuestros genes, nuestros há bitos
sexuales, ni de la ingesta de carnes malas, ni siquiera de nuestra exposició n a la
infecció n, la raíz de nuestra enfermedad. Una persona conectada, que fluye energía de
fuerza vital a través de su cuerpo, nunca, jamá s, puede ser afectada por esas cosas. Lo
que causa la enfermedad es el cuerpo exá nime, el rechazo a la Fuente de la energía vital,
tan decisiva para la salud y el bienestar. Ahora, obviamente, la cosa má s espontá nea
que hacemos cuando nos ataca una enfermedad, sobre todo alguna que consideramos
grave, es lanzarnos a la acció n, correr a un doctor y no apartar en ningú n momento
nuestro pensamiento de esa condició n. Estamos asustados y, desde luego, así es como
reaccionamos. Y sin embargo, con nuestro constante enfoque negativo en la enfermedad,
nos estamos alejando del ingrediente más importante de que disponemos para invertir la
mala condición: el poder curativo de nuestras frecuencias más elevadas.
COCINAR LIGERO/COCINAR PESADO.
Ninguna enfermedad o accidente sucede de la noche a la mañana. Si ya sé que tu
costumbre de ver todo como fortuito o coincidencia no te permite ver de entrada que
las adversidades toman algú n tiempo para "cocinarse", usualmente varios añ os, en los
que tu energía, má s baja que alta, es sin duda la causa má s difícil de asimilar de lo que
está s viviendo ahora, no existe otra explicación en este mundo para lo que te ocurre.
Si, por ejemplo, has tenido un serio accidente, no sucedió de pronto, ni salió de la nada.
Si analizas los añ os anteriores, ¿podrías decir que tu patró n de pensamiento ha ido
siempre hacia las bajas frecuencias: enojo con la familia, circunstancias desagradables,
deseo doloroso de ser aceptado, temor al fracaso, culpabilidad, preocupació n por las
finanzas, culpa oculta sobre lo que sea? Tuvo que ser así, o de otra manera no habrías
tenido el accidente. Ese impulso negativo se construye a lo largo del tiempo hasta
que finalmente entras en el tornado creado por ti mismo, con alguien más que ha
afinado su diapasón en la misma forma que tú. Y los dos se atraen, hasta que
chocan. La energía de baja frecuencia es la causa; el daño al cuerpo ya sea por
accidente o por enfermedad es la consecuencia, lo mismo si se ha estado forjando durante
unas cuantas semanas, que durante varias décadas. Y entonces, está el asunto de la
intensidad. La gente que conoce de magnetismo lo explica de esta manera: Tiene el
mismo efecto un baja intensidad de energía por largo tiempo que una alta en un corto
período es simplemente jugar con las dos variables: tiempo e intensidad. Así es que un
mal cará cter, una inconformidad continua, tibia, una negatividad durante un periodo de
añ os sigue siendo una vibració n negativa, que tu cuerpo responde a ella en la misma
forma, con un problema benigno, tibio, sin grandes tragedias pero no logras tener el
ingreso que desearías, las vacaciones que quieres o necesitas no las puedes tener o
pagar, el puesto que deseas se lo dan a otra persona, maltrataron tu á rbol a la entrada
de tu propiedad, etc…. Pero por la misma razó n, un gran fluido negativo de tu energía,
al paso de los añ os (o de los meses) un día producirá una grave enfermedad o un
accidente de tamañ o considerable. Pero, sin importar cuá l pueda ser el problema físico,
sino que es el resultado de un exceso de vibraciones del cuerpo, un resultado que puede
deshacerse mucho má s rá pidamente de lo que se tardó en crearlo.
ENGAÑA AL ADULTO.
Para eliminar la enfermedad, una vez má s nos inclinamos hacia formas ingeniosas de
convencer a la mente de que cree las vibraciones má s altas que se requieren, para que
las células empiecen su proceso de regeneració n. Esto no es un cú ralo todo, nada lo es,
porque só lo un cambio total en la energía traerá esa transformació n. É sta es só lo una
técnica que puede llegar a hacer maravillas. Esta estrategia se parece mucho a la de
escribir un nuevo libreto; pero con algunos cambios importantes que deben añ adirse
para deshacernos de viejas creencias ya caducas. Vamos a jugar un juego de niñ os
llamado "Pretendamos" y yo te prometo que si te entregas a él de corazó n y juegas de
principio a fin, tu vá lvula se abrirá . Muy bien; aquí está la primera parte. Pretendamos,
primera parte: "Qué tal si..." Ante todo, pon en tu rostro la sonrisa de listoparaempezar;
de ahí, debes pasar a tu sonrisa gentil interna. Una vez que hayas logrado eso, trata de
llegar a la parte de ti que sigue siendo niñ o, porque el juego que vamos a realizar es el
de "qué tal si". "¿Qué tal si hiciera esto...?". "¿Qué tal me iría si...?". "¿Có mo jugaría yo
sí...?". ¿Si qué? ...si estuviera tan sano como un caballo. ...si fuera joven y muy
apuesto. .. .si fuera el joven travieso y bullanguero que solía ser, o que quisiera ser. ...si
tuviera tres deseos y pudiera hacer lo que quisiera y tener cualquier cosa que quisiera.
Métete de lleno en el juego y vívelo tanto como puedas, hasta sentir que la diversió n y
el entusiasmo fluyen a través de ti. (Si te está s sintiendo como un tonto, es un buen
indicio de que está s atorado en una rígida imagen adulta, lo que significa generalmente
vibraciones negativas). Pretendamos, segunda parte: "Volvamos a cuando..." Ahora,
vuelve en tu mente (y en tus sentimientos), a alguna época real en la que, sinceramente,
estabas vibrando saludablemente y feliz, y a los sentimientos positivos que la
caracterizaban. Tal vez sea jugar fú tbol después de la escuela, o pertenecer a la porra
de la escuela secundaria. Quizá sea vagabundear en el verano, junto a un tranquilo
arroyuelo, recolectando berros, paseando en bicicleta con los amigos por tu colonia, o
jugueteando en la paja con tu primer amor, bajo la luna, en tiempo de cosecha. Lo que
sea, son tiempos a los que puedes volver hacia los sentimientos felices que tenías
entonces. Pretendamos, tercera parte: "Mezclándose juntos” Y ahora, pongamos juntas
ambas cosas. Salta de un lado a otro entre los dos sentimientos; de manera gradual,
alterna tu "Qué tal si" y tu: "Volvamos a cuando", en un solo sentimiento. Déjalos fluir
juntos en una agradable sinfonía de vibraciones, hasta que los luminosos sentimientos
de "Volvamos a cuando" se mezclen a los resultados deseados de "Qué tal si" y se
conviertan en un solo sentimiento de felicidad, de recuerdos placenteros. Lo que es má s
importante: ahora son un resultado. No puedes estar pensando que no deseas tu
enfermedad y esperar abrir tu vá lvula hacia el bienestar al mismo tiempo; como
tampoco puedes ver que no tienes suficiente dinero y sentirte bien al respecto. Tiene
que ser una u otra: vá lvula abierta o vá lvula cerrada. Sentirte bien y permitir que la
fuerza de vida fluya a través de ti para llevarte al alivio, o continuar con la fuerza
disminuida de vida y perpetuar la enfermedad. El cá ncer nunca ha sido causa de muerte
para el cuerpo; pero cortar la fuerza de vida por medio del temor, la furia, la
culpabilidad o cualquier otra vibració n negativa, lo hará todo el tiempo. Si te lo
permites a ti mismo, juega realmente a: "Qué tal si" y "Volvamos a cuando" y deja de ser
ese solemne y estirado adulto, y alcanzará s los sentimientos necesarios para iniciar
cambios en tu cuerpo. En el momento en que lo hagas, en el momento en que te sientas
tan saludable como solías ser, o có mo quieres ser, y lo sientas hasta la profundidad de
tu ser, lanza toda una nueva creació n de ti hacia ese tiempo que existe ahora en un
remolino de pensamientos, tan cierto como un á rbol que se yergue en el bosque. Quizá
no estés en el bosque para verlo, pero el á rbol está ahí. Sabes que está s ahí, ahora ya no
lo ignoras. Ve con frecuencia a ese lugar de pensamiento para verificar el aspecto de
ese nuevo cuerpo que has creado. Lleva contigo los sentimientos surgidos de tus juegos.
Con esos resplandecientes sentimientos en su lugar, deslízate hacia tu nuevo cuerpo
para verificar su forma, có mo funciona, có mo se siente, có mo trabaja, hasta có mo huele.
Intenta y siente. Si padeces algú n dolor, espera el momento en que el dolor haya
disminuido y después entra al mundo curativo de "Pretendamos". Ve a él con tanta
frecuencia como puedas. Entonces, sal de tu propio camino, lo que significa que habrá s
de mantener tu enfoque lejos de lo que no ha sucedido toda vía, y deja que el universo
haga su parte.
CAMBIA TU APARIENCIA.
Unos amigos me preguntaron (como sucede casi siempre) có mo llegar a ese lugar del
sentimiento de "estar delgado", cuando puedes ver claramente que está s gordo. Fue
otro caso de "pretendamos", sabiendo que no puedes pensarte delgado mucho menos
llegar ahícuando te está s sintiendo gordo. Una amiga había querido perder demasiados
kilos, hizo todas las acostumbradas dietas y bajó , pero volvió a recuperar su antiguo
peso varias veces, como nos ha pasado a todos los que hacemos dietas. Finalmente,
entró en un programa de visualizació n, pues le pareció una buena idea; pero no llegó a
ninguna parte, hasta que decidió poner algo de emoció n detrá s de las imá genes.
Entonces empezaron a suceder todo tipo de cosas. Ante todo, se le ocurrió la idea de
realizar ejercicios en el gimnasio. Fue un buen comienzo, pero le asombró descubrir
que no podía siquiera fingir el deseo de ir al gimnasio en tanto se permitiera a sí misma
sentirse gorda. Lo que era má s importante, descubrió , que en tanto se enfocaba en su
peso, cualquier idea de ceñ irse a una dieta, después de perder los primeros kilos, era
desechada. Así que volvió a las visualizaciones y a los juegos de "pretender". Al
principio, casi se había obligado a sí misma en forma agresiva a sentir el peso en el que
quería estar. Funcionó . En tanto continuó pretendiendo que era delgada, y se sintió
delgada y mantuvo alejado su enfoque del sentimiento de gordura, pudo seguir con su
dieta, no demasiado estricta, con relativa facilidad y dejó de luchar consigo misma para
ir al gimnasio. No sé cuá l era su peso antes, pero esta encantadora jovencita era la
imagen perfecta de una talla 12 cuando la conocí. Este no es un simple" querer" estar
delgada o bien. No se puede simplemente querer y esperar que suceda. Se trata de
volver a enfocar, y volver a sentir constantemente. Tu cuerpo responderá a la imagen
que le des, siempre y cuando vaya acompañ ada del sentimiento adecuado: gordo o
delgado, enfermo o saludable. El secreto para revertir cualquier cosa dentro del cuerpo
es desviar tu enfoque de lo que no quieres, encontrar la forma de poder introducirte en
el sentimiento de lo que quieres, y saber con certeza que las leyes del universo está n
funcionando, y que deben llevar la visió n sentida a la realidad, siempre y cuando tú no
la aplastes.
LO QUE ESTÁ MAL, NUNCA ESTÁ BIEN.
No tiene sentido realmente mantenerte alejado de los médicos, si tus creencias dicen
que los médicos funcionan. Aunque yo le he dado un giro completo de manera drá stica
a la salud y a la forma de mi cuerpo, sé lo que mi mente permite o no en este momento;
así que todavía hago visitas ocasionales a un médico, o a un dentista. Pero piensa en
esto un minuto: ¿para qué se preparan los médicos? ¿Para curarte? Por supuesto, ése es
el objetivo, tan pronto como descubren lo que está mal en ti. "Lo que está mal" es su
negocio, su razón de ser. Sí, quieren ayudar, pero si no encuentran algo malo, ¿cómo
pueden, ayudarte? Puesto que lo que está n buscando es "lo que está mal" y es lo que tú
esperas que encuentren eso es precisamente lo que ellos y tú van a atraer: algo que está
mal. ¿No has notado que con los médicos siempre estamos a punto de contraer algo, o
tenemos ya un pie en la tumba? Somos o precancerosos, o no tenemos la menor
posibilidad de salvació n. No estoy atacando a la profesió n médica; son un enorme y
formidable grupo, que precisamente ahora está empezando a entender el proceso de la
manera adecuada, muy lentamente por desgracia. Pero no debemos unirnos a ellos en
atraer más de lo que queremos deshacernos, y, sin duda, no tenemos que visitarlos con
ese temor que cierra nuestras vá lvulas. Si a ti te han dicho que está s en algú n tipo de
"pre" condició n, y eso te ha asustado mucho, tranquilízate y echa una mirada a lo que
está s creando. Has cerrado tu vá lvula al volverte temeroso; está s atrayendo cosas en
forma negativa y ahora vas directamente hacia el inevitable cumplimiento del dictamen
del médico. Todo médico que se encuentra en la faz de este planeta sabe que la
enfermedad remonta, una vez que se da 'el diagnó stico. Imagínate. De todas maneras,
acude a tu médico, pero vigila tus reacciones, tus temores, tus creencias, tu negativa, lo
que significa que vigiles tu válvula. Haz a un lado el diagnóstico de las enfermedades
llamadas incurables, junto con todas las otras estadísticas lúgubres que existen sobre la
enfermedad. De esta forma, puedes recurrir a tu médico como un medio para llegar al fin
que deseas, en lugar de hacerlo la causa de que tus temores se agudicen.
LA MUERTE ES UNA BROMA.
Hemos estado hablando mucho acerca de la auténtica energía positiva que crea
universos, la energía a la cual siempre estamos conectados, pero que rara vez está
abierta. Si nuestro cuerpo es una extensió n de esa fuerza de vida bá sica, entonces, ¿por
qué morimos? Supongamos que eres un actor y que está s en el escenario, vestido para
el papel que vas a representar, y experimentas la diversió n de ser un personaje en la
obra. Cuando ésta termina, dejas el atuendo y el personaje a un lado, pero sigues siendo
tú . Lo mismo sucede con tu Yo expandido. Está aquí, actuando con un cuerpo (el tuyo)
por la mera experiencia de hacerlo, por aprendizaje, por diversió n. Cuando se canse,
hará otra cosa; pero no se extinguirá como una vela. No puede. Es energía pura y la
energía no se apaga de un soplido. Ah. pero la energía má s negativa tampoco puede
ser aplastada, aun cuando nuestras vibraciones negativas sí pueden aplastar a las
células físicas, una prá ctica que permitimos con asombrosa vitalidad. Enfocar con
temor una condició n del cuerpo que no queremos, reduce tan drá sticamente nuestra
unió n con esa energía má s grande que realmente somos y la comprime a tal punto, que
las células empiezan a encogerse por falta de energía de vida. El cuerpo se reduce
entonces a condiciones de escasa supervivencia, hasta que por fin muere debido a la
sofocació n implacable de sus células. Pero só lo el cuerpo muere, no la fuerza de vida
que eres tú . En ese estado de sofocació n, las pobres células, que deben recibir un
constante abastecimiento de fuerza de vida, se ven obligadas a responder de manera
diferente a las vibraciones negativas que recorren todo el cuerpo. Como su propio
bienestar ha sido comprometido por la falta de esa energía fundamental, tus células no
tienen otra alternativa que dar paso a la enfermedad. Si continú a la reducció n de la
fuerza de vida, las células ya no pueden reproducirse a sí mismas. En ese momento
termina su existencia física, y simplemente se reciclan para convertirse de nuevo en la
energía positiva pura, de bienestar, de donde provienen. Tú haces lo mismo. A eso es a
lo que llamamos muerte, pero lo ú nico que deja de existir es tu presencia. No tú . En la
actualidad, los científicos saben que el cuerpo puede continuar con vida muchos má s
añ os de los que vive ahora. Sin embargo, a pesar de los increíbles instrumentos que
existen para lograrlo, ninguno de ellos tendrá éxito si no hay combustible: así que si
alguien ha perdido el entusiasmo por la vida, y la energía deja de fluir a través de él,
ocurrirá lo que llamamos muerte. Pero só lo se morirá tu cuerpo físico. No es el humo
contaminado de los cigarrillos lo que te mata, sino el rechazo a la línea de la vida. No es
el ataque al corazón lo que te mata; es el rechazo de vida que causó el ataque. Deja que
esa fuerza de vida fluya a través de todas tus células, de manera libre y constante, sin
restricciones ni limitaciones, y podrá s beber cianuro todos los días en el desayuno sin
que siquiera te dé hipo. Así que, ¿no es interesante que el mayor temor con el que
continuamos vibrando, y que reservamos para seguir vibrando todavía má s, sea el
temor a la muerte? El temor a la muerte es una deplorable respuesta aprendida, que
adquirimos hace mucho tiempo de un puñ ado de faná ticos hambrientos de poder,
religiosos y no religiosos, que querían jugar el juego de "controlemos a las masas", y lo
hicieron en forma brillante. Haz que un puñ ado de gente tema algo, como la muerte, y
las tendrá s comiendo de la palma de tu mano donde tú quieras. Así es como surgieron
todos esos mitos sobre los demonios, el mal, el infierno y un gran juez en lo alto del cielo,
que se vale del temor como un medio de control. Pero, puesto que la energía no puede
morir y, sin duda alguna, todos nosotros estamos hechos de energía, el temor a la
muerte no es má s que un monumental desperdicio de tiempo, que só lo evoca energía
negativa. Lo triste del caso es que nos han enseñ ado con tanta habilidad a temer a la
muerte, que hemos olvidado por completo có mo vivir. Sin embargo, aun cuando al
morir cambias de há bitos, lo que sucede no es má s que el abandono del ser físico, una
desconexió n del cuerpo; el "Tú " que eres, nunca se retira. Esa parte de ti está conectada
por siempre y para siempre a la percepció n consciente, eterna: Tú . Así que eso que
llamamos erróneamente muerte, es un simple cambio de enfoque, un bip que indica
un cambio de una frecuencia a otra. ¿Volveré a ser Juan Pérez otra vez? No, ¿y te
gustaría serlo?; pero no cesas de existir. No puedes hacerlo. Tú eres la energía continua
de vida que anda saltando por aquí ahora, en este particular campo de juego. Tú eres la
energía positiva pura del bienestar y no puedes matar la energía. La importancia de
que te deshagas de este temor no es poca, porque aun si logramos cambiar todos los
"no quiero" por "quiero", pero dejamos esa sola espina llamada muerte clavada en
nuestro costado, tendremos todavía una vibració n de temor que afecta todo, lo que
traerá consigo un pesado ascenso, cuesta arriba, hacia una salud ó ptima. La forma
más fácil de obtener esa salud es dejar de temer a ese mito atroz creado por el
hombre, y concentrarnos totalmente en elevar nuestras frecuencias hacia la parte
más grande de nuestro ser, que es la esencia misma de todo lo que existe. Entonces
aquí, en nuestro pequeñ o mundo, tendríamos todo lo que pudiéramos anhelar del cielo,
precisamente como era la intenció n original.
TODO ES UNA COCREACIÓN.
Hace muchos añ os, la madre de una de mis má s íntimas amigas se mató en un absurdo
accidente automovilístico. Cuando se dirigía junto con su esposo hacia un puente que
había en la autopista, algú n muchacho irresponsable arrojó una enorme piedra desde
lo alto del puente. La piedra chocó contra el parabrisas y cayó sobre el asiento del
pasajero, matando en forma instantá nea a la señ ora T. Parece una de esas terribles
coincidencias, ¿no es así? Mala suerte. Un mal tiro de dados. No, nada de eso. Fue una
cocreación. En primer lugar, si la señ ora T o su esposo hubieran estado mejor
conectados con su guía, habrían tomado otra ruta, se habrían ido má s tarde o no
habrían hecho el viaje. En segundo lugar, y lo má s importante, es que no fue un suceso
instantá neo. Como cualquier otro accidente, enfermedad o calamidad, las vibraciones
se habían estado preparando desde largo tiempo atrá s. La señ ora T había estado
funcionando con una vá lvula cerrada durante muchos añ os, sonriendo dulcemente y
hablando en forma agradable, y sin embargo, estaba profundamente resentida con lo
que le había tocado en la vida. Era una víctima ejemplar con una fuerte resistencia al
flujo de bienestar, durante mucho tiempo, de igual manera que su joven verdugo. ¿De
quién era la vibració n responsable de lo sucedido? ¿Era de los muchos añ os de
pesimismo oculto de la señ ora T? ¿O era del muchacho? Como siempre, en cualquier
accidente, fueron las vibraciones de la señ ora T las que acabaron con ella, pero aun así,
fue una cocreació n. Ella estaba sintonizada en una frecuencia en particular y atrayendo
todo lo que tenía una vibración similar, que, en este caso, no le fue muy favorable. Es
física elemental; tú tocas un diapasó n y todos los demá s diapasones que estén en el
mismo tono responden. Digamos que en una escala del uno al diez con el diez para una
vá lvula completamente abiertala vida de preocupació n de la señ ora T le había causado
vibrar emocionalmente en un destructivo cuatro durante algú n tiempo. Por otra parte,
el chico, como joven que era, tenía só lo unos cuantos añ os de sentirse inferior a sus
compañ eros y estaba enojado con la vida. Sin embargo, eran tan fuertes sus
sentimientos y, por tanto, su atracció n magnética que él también había alcanzado el
destructivo nivel cuatro. Su ruta estaba trazada. Tarde o temprano iba a encontrarse
con otra persona que vibrara en la misma escala, aderezada con las mismas vibraciones
de poca valía. Para la señ ora T, si no hubiera sido la piedra, habría sido cualquier otra
cosa igualmente devastadora, procedente de otra persona en su misma escala de
vibraciones. Como un buzo cuyo cable de oxígeno se ha cortado, este desesperado
chiquillo estaba buscando có mo dar salida al dolor ya la furia de estar desconectado de
su fuente energética. A su manera, la señ ora T se sentía igual. Finalmente, cada uno en
medio de su propia corriente de dolor, habían sido absorbidos, uno en el otro, en un
ejemplo perfecto de cocreació n. Ella había atraído su destino; él había atraído el suyo.
Si algo o alguien coinciden contigo en frecuencia, se atraerán. ¿Qué (suceso,
persona, o circunstancia) llegará a ti primero? El que tenga la mayor intensidad. Y tú
continuará s atrayendo y mezclando interminablemente, hasta que te canses de ese
sombrío juego y te retires de él, como lo hizo la señ ora T. O cuando cambies de
frecuencia. Si en un accidente está n involucradas dos o má s personas, significa que fue
un ejercicio conjunto de atracció n negativa. Si fue un accidente que involucró a niñ os
demasiado pequeñ os para desarrollar su propia emoció n negativa, entonces significa
que esos niñ os captaron las vibraciones de su medio ambiente. Si se trata de un avió n
que se estrelló , quienes iban a bordo, de todas las edades, se magnetizaron a sí mismos
hacia el suceso. Desastre, cataclismo, accidente o enfermedad. El brebaje de emoció n
negativa que se ha venido forjando a lo largo del tiempo para causar estos
acontecimientos, viene de una amalgama de imponentes tornados negativos que unen
sus fuerzas para formar una atracció n electromagnética, tan fuerte, que se forma hielo
en las alas del avió n hasta derribarlo, o fallan los frenos de un autobú s que cae al
precipicio, o una feroz tormenta arranca la vida a quienes parecían estar
completamente felices. Si estamos viviendo aisladamente de nuestra conexió n a la
fuerza de vida, algo va a golpearnos, como un automó vil, una inundació n, un tren o un
tornado (¿te has preguntado alguna vez por qué un tornado le pega a una casa y no toca
a la de junto? Ahora ya lo sabes.). Si se trata de un pequeñ o golpe a tu auto, significa
que tu vá lvula ha estado parcialmente abierta. Pero si tanto tu auto Como tú resultan
dañ ados, quiere decir que tu vá lvula ha estado totalmente cerrada. Si te rompes una
pierna en las montañ as, es porque tu vá lvula ha estado parcialmente abierta; pero si
sufres fracturas en todo tu cuerpo, indiscutiblemente tu vá lvula ha estado totalmente
cerrada. Podría continuar con má s ejemplos, pero insistir en todo esto equivale a
cerrar la vá lvula. En lo que quiero insistir es en que nada, nos sucede por casualidad.
NADA..
Lo que ganamos en la lotería, nuestros nuevos amores, nuestras enfermedades, un
fenó meno de la naturaleza, un accidente, todos estos sucesos han sido atraídos
electromagnéticamente a nosotros, por nuestros sentimientos y nuestras vibraciones.
Nada en este mundo nos ha llegado nunca, ni nos llegará, excepto por nuestra invitación
vibrátil. Ahora bien, no te dejes arrastrar por el pánico si has vivido toda tu vida como
una canasta agujereada. Ése no es un pase automático al cáncer. Podría serlo, pero no es
automático. Sólo tienes que encontrar tu alegría, y esa vibración de válvula abierta
contrarrestará años de desaliento y pesimismo. Lo que hace falta es simplemente un
instante de decisión y no años de meditación. Tal vez tengas algunos incidentes de
abolladuras pequeñ as en tu auto, pero eso será todo. Nada grave. O tal vez sufras un
leve resfriado. Nada grave. Só lo pequeñ os recordatorios de que todavía te está s
resistiendo a la frecuencia del bienestar. Por tanto, ¿quiénes son los principales
imanes? Nosotros, siempre. Son nuestros sentimientos, nuestra válvula, nuestra
resistencia. Nadie nos está provocando nada. Si estamos atrayendo en forma
negativa, es porque estamos vibrando negativamente, atrayendo algunas cosas, o
algunas otras, a nuestro espacio en la danza eterna de la cocreación.
NUESTRO INTERRUPTOR DE BIENESTAR.
La conclusió n de todo esto es que, después de todo, no tenemos por qué demonios
estar enfermos, tener accidentes, envejecer, ni siquiera morir; pero mientras
continuemos apagando nuestro interruptor de bienestar e impidamos que
nuestras células reciban su abastecimiento vital, debido a nuestras emociones
negativas, siempre ocurrirá algo. Y lo más grave es que hay gente, mucha gente.
Qué piensa que esto en la vida es normal que suceda. Así que tal vez quieras analizar
có mo te está s expresando de ti mismo. Si está s diciendo: "Quiero estar bien", pero tu
vibració n predominante está diciendo: " Socorro. No quiero estar enfermo", ¿qué es lo
que está s atrayendo? Si está s enfermo y dices: " Por Dios., voy a vencer esta
enfermedad, voy a ganar esta batalla" desde una posició n defensiva, ¿en qué crees que
te está s enfocando? Sin importar cuántas personas te amen, sin importar cuánto dinero
des a los pobres, sin importar qué tan bien manejes tu negocio, ni lo encantador y
agradable que seas como persona, ni que te sientas merecedor, ni lo que hayas sufrido, si
tienes vibraciones negativas de cualquier tipo, incluso en tu modo de hablar,
irremediablemente vas a atraer algún tipo de problema. Por má s que las vibraciones
fundamentales de la conciencia masiva está n alrededor de nosotros, y son una fuente
interminable de poderosa energía negativa que permitimos que nos gobierne, que nos
golpee como una tormenta a un barco sin timó n y que haga difícil la navegació n, eso no
tiene por qué ser" así. Tú no tienes por qué ser una víctima de la conciencia de las
masas o de la energía negativa de otra persona, ni la de tu médico, tu familia, tus
amigos, tu pareja o los grupos que te rodean. Limítate a declarar tus "quiero" todos los
días, escribe (y después habla) nuevos guiones o historias acerca de tu cuerpo, tu salud,
tu apariencia, tu vida. Y desea. Introdú cete en el lugar del sentimiento de lo que está s
deseando, y vuélvete decididamente uno solo con quien está s deseando ser, haciendo
fluir tu propia energía y vibrando en la frecuencia de la alegría, de tal modo que puedas
vencer lo que tú y cualquier otro pueda haber estado fluyendo antes. No só lo tu cuerpo
responderá gozosamente, sino que no habrá má s accidentes. ¿Es fá cil? No, no es nada
fá cil cambiar de enfoque, alejarnos de la enfermedad que estamos padeciendo, o de un
dolor, o de un peso indeseado, de las viejas creencias de una vida. Pero puedes hablar
contigo mismo para convencerte un poco cada vez. Puedes abrir esa vá lvula un poco
cada vez, e invertir la direcció n de tu cuerpo. Tú eres mucho má s poderoso que tu
cuerpo, así que nunca dudes de que puedas hacer eso. Ríete má s por cualquier cosa y sé
menos solemne. Hay una sola cosa que necesitas hacer para tener el cuerpo que deseas:
encontrar formas de ser feliz; al principio, será poco a poco, hasta que no importe nada
má s en tu mundo ni tu cuerpo, ni tu familia, ni tus viejas dudas, só lo tu enfoque en ser
feliz. En eso, en ú ltima instancia, es en lo que consisten la salud y el bienestar.
TU BIENESTAR Y LA LEY DE ATRACCIÓN.
Washington es un Estado con muchos á rboles, para decir lo menos. Debe haber má s
á rboles que conservan su verdor todo el añ o que insectos. Aunque soy má s partidaria
de los á rboles que pierden sus hojas en otoñ o, y cambian su ropaje en cada estació n que
de los que está n siempre verdes, me he encariñ ado mucho con estos magníficos seres
vivos que adornan mis cinco acres. Cuando vienen personas que nunca habían estado
en mi propiedad, sus primeros comentarios son siempre acerca de lo maravilloso que
se siente el lugar y lo excepcional que son mis á rboles gigantescos, diferentes a todos
los que hay en muchos kiló metros a la redonda, con fascinantes grupos de la misma
especie, o de especies mezcladas que crecen del mismo tronco. Hasta los pocos á rboles
de las especies comunes que pierden las hojas en otoñ o, y que bendicen el lugar, son
impresionantes por su altura y su diseñ o. Pero mis amigos especiales, muy especiales,
eran unos á rboles pequeñ itos que estaban del lado exterior de mi barda, pró ximos al
camino. A lo largo de todas las carreteras y caminos de Washington hay interminables
agrupamientos de nuevos y pequeñ os brotes que hacen todo lo posible por prender y
crecer, y yo tenía una fabulosa larga hilera de ellos. Crecieron rá pidamente y después
de unos tres añ os aproximadamente de haber llegado yo a ese sitio, los á rboles habían
crecido lo suficiente como para crear una considerable barrera contra el ruido del
trá fico. Me encantaban. No sé realmente por qué. Tal vez era por su persistencia, por su
firme determinació n de crecer casi a un lado de la tierra elevada o de sobrevivir en un
suelo que se encontraba en las peores condiciones. No sé por qué, pero yo los adoraba.
Mientras estaba yo siguiendo algo similar a un camino espiritual en esos primeros añ os
en Washington, me encontraba aú n muy lejos de tener abierta mi vá lvula. Culpaba al
clima de casi todos mis estados de á nimo. Me preocupaba lo remoto del lugar en el que
se encontraba mi propiedad. Echaba de menos a mis amigos de California. Y aunque
estaba disfrutando al escribir mi primer libro, me enfocaba constantemente en mi falta
de dinero, inclinando la balanza considerablemente má s hacia las vibraciones negativas
que hacia las positivas, y creando una invitació n abierta a alguna forma de desastre.
Entonces un día, un memorable día soleado que nunca olvidaré, oí los ruidos de equipo
pesado afuera. Me asomé por la ventana y me topé con una enorme má quina taladora
que avanzaba hacia los á rboles de mi calle. Como impulsada por un resorte, me levanté
y salí gritando a la calle, pero era demasiado tarde. El ú ltimo de los hermosos á rboles
que yo había visto crecer desde bebés hasta que habían alcanzado dos metros de altura
o má s, había caído. No recuerdo nunca haber gritado con tanta angustia. Acababan de
destruir a mi bien amada familia y yo me sentía desolada. Durante los siguientes dos
veranos, má s á rboles prendieron y crecieron. Por má s que traté de no encariñ arme con
ellos, lo hice. Estaba muy orgullosa de su energía, así como asombrada de su tozudez. N
o habían crecido lo suficiente como para que fueran una preocupació n para la ciudad
todavía, así que sentí que estarían seguros algunos añ os má s. Cuando los á rboles
alcanzaron una altura de casi dos metros, comprendí que nos está bamos acercando de
nuevo a la época en que los tirarían. Pero ahora yo ya tenía conocimiento de la Ley de la
Atracció n y mantenía una vá lvula abierta lo mejor que me era posible. Había muy poco
temor en mi mundo, ninguna aprehensió n sobre la seguridad, una nueva apreciació n y
un cariñ o recién descubierto por el clima hú medo, frío y pegajoso de Washington. Mi
balanza de vibraciones se había inclinado hacia lo positivo. Yo me sentía feliz, mi
vá lvula estaba má s abierta que cerrada y yo sabía sencillamente sabía que mis jó venes
y resistentes amigos estarían a salvo mientras yo viviera ahí. Por supuesto, un día de
verano oí de nuevo el ruido del equipo pesado, y salí. No había pá nico en mí; só lo salí.
Los taladores acababan de terminar de echar abajo la larga fila de á rboles que mi
vecino tenía junto al camino. Entonces dieron la vuelta alrededor de mi propiedad, la
pasaron sin tocarla, y empezaron a cortar los á rboles de la propiedad que seguía. Yo me
dirigí hacia el conductor y le pregunté por qué no habían tocado mis á rboles: "Oh, no sé,
señ ora, pero se ven muy bonitos aquí. Pensé que tal vez usted quisiera quedarse con
ellos. ¿Quiere que los corte?". TAN A SALVO, TAN SEGUROS, TAN FELICES.
Nuestro Yo expandido vibra en una frecuencia que llamaríamos si pudiéramos sentirla
pura, no adulterada, de verdadero éxtasis ( debe ser maravillosa.). Ojalá pudiésemos
entender esto: la mayor parte de nuestro ser está operando en una frecuencia, o en un
ritmo de vibració n desconocido para nosotros en esta época, lo que podríamos llamar
realmente Feliz. Puesto que la felicidad y el bienestar son sinó nimos, eso significa que
hay una parte de nosotros la má s grande que no conoce otra cosa má s que el bienestar
eterno e incondicional, porque si tienes una (alegría de alta frecuencia) por las leyes de
la física debes tener la otra (bienestar). Por tanto, cuando estamos vibrando
positivamente y sintiéndonos bien, o entusiasmados, o apreciando algo; cuando
estamos bien conectados, enfocados só lo en el placer de nuestros "quiero", en lugar de
pensar en las frustraciones de nuestros "no quiero"; cuando nos encontramos en unos
rangos que van de la simple satisfacció n a la euforia; cuando nuestra vá lvula está
abierta y estamos permitiendo que nuestra energía primaria fluya a través de
nosotros..., no hay una bendita cosa en este mundo que pueda hacemos daño. Nada. Ni en
los negocios, ni en el hogar, ni en la autopista, ni en el cuerpo, y ni siquiera en nuestros
queridos á rboles, o en nuestros terrenos. No puede suceder absolutamente nada,
porque cuando estamos en esa energía, estamos viviendo y fluyendola energía de
nuestro propio ser omnipotente, que só lo conoce el puro e inmaculado bienestar, y no
sabe nada de vibraciones negativas. Lo ú nico que esa parte má s grande de nosotros
conoce es la alegría inexplicable, el poder, la despreocupació n, la ligereza y la seguridad
infinita, porque lo que realmente es, es el bienestar infinito. Y eso es lo que somos
realmente como su expresió n física: el bienestar puro e interminable. Todo lo que
tenemos que hacer es damos a nosotros mismos una oportunidad de que sea así. Si
crees que estoy insistiendo mucho en eso, tienes razó n, porque aquí estamos hablando
de "la buena vida". Cuando estamos conectados con esa energía de alta frecuencia,
libres de temor y basados en la felicidad; cuando no estamos produciendo emociones
negativas de preocupació n, amargura, duda o culpabilidad, nos conectamos
automá ticamente con la buena vida del bienestar, donde nada puede nunca hacemos
dañ o físicamente. Así es. Nada puede hacernos daño nunca. Ni siquiera el asaltante
local, ni nuestro viejo auto, el borracho tonto de la autopista, ni siquiera la Madre
Naturaleza. ¿Un terremoto? Tal vez tu hogar podría sufrir dañ os, pero si só lo hubiera
una ligera inclinació n en la balanza hacia lo positivo, tú estará s a salvo. Si no lo está s,
será mejor que verifiques tu vá lvula (cuando te recuperes). Siempre puedes evaluar el
grado de tu conexió n con la Fuente de energía, y la apertura de tu vá lvula por el grado
de destrucció n de tu hogar, tu cuerpo, tu auto o tu empleo..., con lo que sea. ¿Un robo en
tu casa? ¿Una enfermedad grave? ¿La destrucció n que provoca un gran tornado? Es
que la vá lvula está muy cerrada. Y; por favor, "vá lvula cerrada" no significa grosero o
perverso. Só lo porque alguien murió en un huracá n o en un atentado terrorista, eso no
implica en modo alguno que no fueran personas cá lidas y amorosas; simplemente
significa que se habían envuelto ellas mismas, inconscientemente, en vibraciones
negativas de la conciencia masiva que hacen que nuestra, vida sea tan difícil. Pero
cuando la vá lvula está abierta y nuestra balanza de vibraciones se inclina incluso con el
peso de un cabello hacia lo positivo má s que hacia lo negativo, literalmente nos
cubrimos con un traje, con una armadura divina. Así que cuando estamos conectados,
entusiasmados, y el flujo de energía de alta frecuencia está circulando libremente, no
podemos siquiera estar preocupados por aquello que habitualmente nos preocupa, lo
cual, desde luego, só lo servía para atraer má s de lo mismo. Cuando tu válvula está
abierta, cuando tomas la decisión de estar contento con la vida, sin importar cómo,
automáticamente te pones el atuendo de un bienestar absolutamente impenetrable, en el
cual nada malo puede sucederte nunca. Es simplemente una imposibilidad de emitir
vibraciones de que "algo malo" pueda sucederte en esa alta frecuencia. Pero,
independiente de las grandes cosas terribles de las que nos protegemos al vibrar en
nuestras altas frecuencias, hay toda clase de pequeños detalles que empiezan a suceder,
como el de que se hayan salvado mis preciosos á rboles. Por ejemplo, si tienes topos
bajo la tierra, só lo saldrá n de ella cuando nadie pueda verlos, o no saldrá n, pero nunca
lo hará n en el jardín que adorna el frente de tu casa. Las ardillas se irá n tras la comida
para pá jaros de algú n otro, pero no tras la tuya. En tu casa puede haber cucarachas,
pero pronto se irá n a otra parte. Una intensa tormenta puede tirar los á rboles en la
casa de tu vecino, pero en la tuya permanecerá n intactos. Algunos perros sueltos
pueden aparecer en el patio de tu vecino, pero no en el tuyo. Tus amigos pueden ser
sorprendidos por una tormenta de nieve, pero tú llegará s a casa a salvo. Tu zona puede
ser blanco de robos a buzones, pero al tuyo no lo tocará n. Si tu auto se queda sin
gasolina a cientos de kiló metros de algú n lugar habitado, alguien llegará a rescatarte. Si
el virus de la gripe está atacando a todos, a ti no te tocará . Y siempre perderá s el avió n
que va a estrellarse. Todo esto y mucho má s es fruto de estar arropado dentro de tu
propia energía de "sentirte bien", la frecuencia que garantiza nuestro bienestar.
LO MALO.
Cada vez que hablo ante un grupo acerca del flujo de energía, salen a la superficie,
siempre, preguntas acerca de los conflictos mundiales y todas las cosas terribles que
está n sucediendo o que han sucedido. "¿Có mo es que hay tanta gente muriéndose de
hambre?", "¿qué me dice de Hitler?", "¿qué decir sobre los indios?", etcétera. No quiero
entretenerme demasiado tiempo insistiendo en estas cosas, porque en cierto sentido ya
hemos hablado de ellas. Pero echemos un vistazo rá pidamente a algunas de las
preguntas má s comunes para ver si podemos llegar al entendimiento, de una vez por
todas, de que desde el principio de los tiempos cualquier experiencia, en cualquier vida,
ha sido atraída por el flujo de energía individual y/o de grupo. Y vaya., no es que yo
sea una sá dica de sangre fría que sugiere en los siguientes pá rrafos que es posible ver a
alguien apalear a otro y sentirse ajeno a ello, como diciendo: " Caramba, qué
barbaridad.", ante las atrocidades que suceden alrededor del mundo de hoy. Todo lo
que estoy tratando de decir aquí es có mo es que esto surge. Porque cualquier cosa que
esté ocurriendo siempre regresa por la misma ruta: cuando nos sentimos bien (felices,
complacidos, entusiastas o amorosos) como individuos o como grupo, estamos
invitando a nuestra vida buenas experiencias. Cuando nos sentimos mal (amargados,
culpables, resentidos o agobiados) como individuos o como grupo, estamos invitando a
las malas experiencias. Así es el asunto en todas partes y para todos.
LA VIOLACIÓN.
Una persona está pensando temerosa sobre lo que no quiere. En alguna otra parte,
otra persona está vibrando en la misma frecuencia negativa, pero con hostilidad, má s
que con temor. La segunda persona piensa acerca de lo que cree que apaciguará su
furia y llenará su vacío. Una persona emite vibraciones de temor; la otra emite
vibraciones de furia interna. Por sus propias frecuencias similares se convierten en
cocreadoras de un evento desafortunado. Si tú no le prestas atenció n a las cosas que no
quieres, no podrá n volverse parte de tu experiencia, porque no estará n incluidas en tus
vibraciones. Só lo puedes atraer al violador, al asesino o al ladró n, pensando
emocionalmente en ser esa víctima, o {) vibrando con otras emociones negativas que
resulta que coinciden con la frecuencia del atacante. Todas y cada una de tus emociones
crean las experiencias de tu vida.
EL PREJUICIO.
No necesito decir que hay muchas clases de prejuicios: de raza, religió n, color, sexo,
peso corporal, educació n, etcétera. Sin embargo, el que siente el prejuicio en su contra
es el má s poderoso en esta cocreació n, al emitir vibraciones negativas de persecució n,
de no gustarle a los demá s, de ser ofendido o de ser víctima. Por favor, fíjate: no estoy
discutiendo lo correcto o equivocado de las quejas de cualquier grupo, simplemente
digo que es la persistente atenció n a las injusticias lo que atrae má s de lo mismo. La
creació n proviene de los sentimientos. LOS NIÑOS.
¿Qué decir de los niñ os que son violados, que nacen con malformaciones, que se está n
muriendo de hambre en Á frica o que perecen en las guerras religiosas? Es muy triste
decir que generalmente han captado las vibraciones negativas de su gente, antes
siquiera de nacer. Esas vibraciones se quedan en ellos y crecen en relació n directa con
las vibraciones de los adultos que los está n criando, hasta que ellos crecen lo suficiente
para decidir que no quieren experiencias desagradables en sus vidas. Estos niñ os,
automá ticamente, se han convertido en víctimas. ¿Có mo ayudar aunque sea un poco a
un pequeñ o que está muriéndose de hambre al otro lado del mundo, o a un pequeñ o en
la casa que ni siquiera entiende todavía las palabras? Sostenlos, ya sea físicamente o en
tus pensamientos, con vibraciones tranquilizantes, tales como: "Todo está realmente
bien, va a pasar, eres muy amado, etcétera", cuidá ndote de no culpar a nadie o a algú n
grupo, lo cual só lo contribuye a generar má s energía negativa para el abusador (o la
situació n), así como para la víctima. El mayor problema proviene de las personas que
llegan a la edad adulta y continú an reviviendo las vibraciones de sus traumas infantiles,
por ejemplo, el maltrato de sus padres, de su medio ambiente, etcétera. Só lo
sobreponiéndose a esas viejas reacciones moldeadas con odio y desconfianza, una
persona puede tener alguna esperanza de no repetir en sus añ os adultos lo que vivió de
niñ o. Obtenemos aquello en lo que enfocamos. Enfó cate en un pasado triste, y ese
pasado será atraído al presente y al futuro. '.
LOS ADOLESCENTES.
Suicidios, accidentes automovilísticos, embarazos, drogas, armas de fuego. Cuando los
adolescentes son educados con energía negativa (que rara vez se muestra en la
superficie) y aprenden só lo a ser cautelosos, desde que nacen funcionan
principalmente en un estado de temerosa vulnerabilidad. Se sienten fuera de control, y
viven a base de querer lo negativo, mientras buscan maneras de reconectarse con la
energía positiva de su vida. Optan por las drogas, el sexo y otros tabú es para llenar el
vacío que sienten, procedente de una vida vivida con poca o ninguna conexió n con su
Fuente de energía. Los aparentemente inocentes muertos en accidentes de auto, que
parecen prevalecer tanto en el mundo actual, pueden o no ser producto de esa
vulnerabilidad desconectada, pero su causa nunca es accidental. La efervescente joven
que vuelve a casa, el popular jugador estrella de fú tbol americano, los muchachos que
só lo iban de paseo en el asiento de atrá s. Una vida de temores ocultos, presiones y
ansiedades de algú n tipo, finalmente se manifestó al atraer esas cocreaciones tan
dolorosas. LA ECONOMÍA.
En los malos tiempos, la gente habla de ello, dondequiera que esté, y todo es
malomalomalo. Sin embargo, aun en los buenos tiempos parecemos impulsados a
atacar algo: los precios de las cosas son demasiado altos, las empresas son demasiado
codiciosas, los empleos demasiado especializados, el presidente no juega todas las
cartas, el gobierno no cumple con su trabajo y es corrupto hasta la médula. El señ alar
algo cualquier cosa con esa vibració n negativa de culpa, o de: "¿No es terrible...?", hace
fluir esa misma energía hacia el tema de atenció n, haciéndolo má s grande, má s fuerte y
má s peligroso de lo que era antes de que tú empezaras a expresarte mal de ello. Si
quieres que la economía, el gobierno o cualquier otra cosa cambie, antes de poder ser
feliz, podría pasar un largo tiempo de espera. Pero no tienes que unirte a la queja, lo
cual no solamente aumenta el problema, ya grande en sí mismo, sino que, como sabes,
tú tienes la opció n de cerrar tu vá lvula completamente. Cuando te involucras en ese
tipo de sombría y negativa charla social, puedes elegir, ya sea entrar en la conversació n
con tu enfoque fuera de eso y cambiar el tema, o alejarte. Cuando ya estés solo y quieras
realmente provocar un cambio, emite un poco de energía de "sentirte bien" hacia el
gobierno, visualiza có mo te gustaría que fuera: hacia la presidencia, e imagina también
có mo te gustaría que funcionara; hacia las grandes empresas, en la forma en la que
gustaría que trabajaran. No podemos separarnos del fluido de conciencia social. N o
podemos decir: "Bueno, no fue MI culpa que esto sucediera". Oh, sí lo fue. Fue y esla
culpa de todos y cada uno de nosotros. Somos parte de ese fluido de conciencia, y nuestra
energía afecta a todos con tanta fuerza como unas gotas de tinta roja tiñen un vasito de
agua; el cambio es claramente evidente. No estamos aislados de la totalidad. Todo lo
que pensamos y sentimos tiene una repercusión monumental en la vibración total de la
conciencia social. Así que observa y siente las cosas en la forma en la que te gustaría
que fueran. Con tan só lo unos cuantos de nosotros haciendo esto en forma regular, es
posible iniciar los cambios deseados. Un propó sito noble, y que a la vez impide que las
cosas estén peor de como está n, es omitir la expresió n: " Qué terrible." respecto de la
situació n que quieres cambiar.
CONFLICTOS GLOBALES, GUERRAS DE PANDILLAS.
Dondequiera que veas un grupo de cualquier tipo expresando odio o furia, estará s
viendo a un grupo muy desconectado de su flujo de bienestar, y completamente fuera
de armonía con su Ser expandido. Vivir con amargura y enojo es estar viviendo con un
gran cú mulo de emociones negativas, y una vá lvula fuertemente cerrada. Cuando las
vá lvulas está n abiertas, ninguna ley de pandilla, ningú n ultimá tum gubernamental ni
alguna otra cosa negativa será suficientemente fuerte para poner a nadie en contra de
su hermano, incluso dentro del contexto del antiquísimo conflicto de Oriente Medio.
CUESTIONES MORALES.
El aborto, la matanza de delfines, la deforestació n de los bosques, la capa de ozono, los
derechos de los animales, el engañ o para obtener dinero a expensas de la religió n, las
especies en peligro, etcétera, etcétera... Si continú as prestando atenció n a ello, viendo
só lo el horror, sintiendo las transgresiones, sobrecogido por la alarma y uniéndote a
todos los demá s en el síndrome de: " Qué terrible.", simplemente estará s haciendo má s
grande el problema. Si quieres cambiar algo, tienes que modificar la forma en la que
está s pensando acerca de ello. Eso es todo. La razó n de que todas estas cosas se estén
saliendo de nuestro control, es que los medios de comunicació n se enfocan en ellas con
voracidad y, por tanto, también lo hacemos nosotros. " Oh, cielos." " Oh, Dios, no." " No
lo puedo creer." " Qué terrible." "¿Qué vamos a hacer?" "¿Có mo pudieron?" "
Espantoso." " impresionante.". Y cuanto má s nos involucramos todos en ello, má s
grande se vuelve. Estar en contra de algo no lo va a mejorar. De hecho, le empeora,
porque al hacerlo está s incluyéndolo en tu vibració n, fluyendo má s: " Qué terrible."
para que se una a otras formas de pensamiento que vibran en la misma frecuencia. Si
todavía piensas que para estar a favor de alguna cosa tienes que estar forzosamente en
contra de otra, modifica ~ modo de pensar. En lugar de ello, ve y siente cualquier cosa
que desees de la manera en que quieres que se realice. Habla de ello en esa forma,
escríbelo, represéntalo, aleja tu destructivo enfoque, con tu poderosa energía
destructiva, de lo que percibes como una condició n negativa, y encuentra diversas
maneras de abrir tu vá lvula cuando pienses en ello. En otras palabras, renuncia a los
"no quiero" y concéntrate en tus "quiero". En el momento en que lo hagas, en el
momento en que dejes de quejarte con el resto del mundo de tu incesante descontento,
te convertirá s en alguien que vive momentos diferentes mediante el fluir de sus má s
altas vibraciones.
ASESINATOS EN MASA.
Está bien, deprimá monos un poco. Genocidios, bañ os de sangre, holocaustos,
masacres: llá malos como quieras, los humanos han estado azuzando a los humanos
desde el principio de los tiempos. ¿Cesará eso alguna vez? N o, no hasta que dejemos ir
nuestros sentimientos internos de persecució n, los cuales cargamos como si fueran una
noble tradició n familiar. Si en verdad queremos poner un alto a estos atroces eventos,
debemos ser lo suficientemente sabios como para desviar nuestro enfoque de los
só rdidos sucesos del pasado y voltear nuestra atenció n a asuntos que nos conduzcan al
bienestar, en lugar de al odio. Es precisamente esa energía, ese odio y ese amargo
resentimiento por las injusticias del ayer, lo que ayuda a perpetuar las sombrías
matanzas de hoy en todo nuestro planeta. Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos.
La Ley de la Atracció n no escoge ni elige. Lo que asigna al individuo, asigna a un grupo,
sin importar cultura, religió n, raza o secta. Un enfoque negativo atrae sucesos
negativos, para nosotros y para el planeta. Lo semejante atrae a lo semejante y
atraemos segú n vibramos, no segú n decidimos. Nuestro espejo, el planeta No se trata
de que lo correcto esté contra lo no correcto, ni el bien contra el mal. Es la vá lvula
abierta contra la vá lvula cerrada, conectado contra desconectado, feliz contra infeliz.
La gente má s miserable y codiciosa del mundo es la que en realidad quiere sentirse
bien, pero no sabe có mo. Viven en un infierno, pero no tienen ni la má s remota idea de
có mo salir de él, pues ni siquiera está n enterados de que tienen esa opció n. Una cosa es
segura: nuestro odio contra ellos sin importar lo que puedan haber hecho o estén
haciendo só lo va a empeorar el asunto para todos. Pero, ¿có mo podemos olvidarnos y
vivir felices para siempre, si sabemos que en todo el mundo se llevan a cabo tantos
actos detestables? ¿Có mo podemos permitir que continú en las injusticias? ¿Có mo
podemos ser felices cuando hay tanto sufrimiento? ¿Có mo podemos darles la espalda y
pretender que no nos importan? Esto quizá provoque cierto resquemor, pero la
respuesta es que cada uno de nosotros está aquí para tener las experiencias necesarias
que nos lleven a aprender nuestras diversas lecciones, sea que estemos desempeñ ando
el papel del muchacho bueno, o del malo. Una injusticia de cualquier tipo
siempresiempre es una lecció n para las partes involucradas. De alguna manera, por
algo, no importa qué devastació n o pérdida pueda llegar a nuestros hermanas y
hermanos de todo el mundo, es esencial que lleguemos a aceptar que las cocreaciones
suceden en todas partes para que los seres humanos aprendamos lo que necesitamos
aprender, es decir, todo aquello que está relacionado con la forma en la que está
vibrando nuestra energía. Por apabullantes que puedan parecernos sus circunstancias,
si nos unimos a su dolor lo estaremos reforzando, junto con las causas que lo
provocaron; ademá s de que con ello nos estamos preparando nosotros mismos para
algo muy desagradable. Puedes estar pensando cuá n detestable es que permitamos
que la gente muera de hambre, y ese cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote hacia
un accidente de auto, y mientras tanto, la desnutrició n va en aumento. Puedes estar
pensando qué horrible es que todavía tengamos pruebas nucleares en el mundo, y ese
cerrar de tu vá lvula podría estar llevá ndote a que te constipes. Puedes estar
sintiéndote horrorizado por el despiadado trato de un país hacia otro, y ese cerrar de tu
vá lvula podría estar llevá ndote hacia una ponchadura de la llanta de tu auto. En
cambio, podrías estar visualizando y sintiendo a esa gente que muere de hambre como
los seres saludables y felices que sabes que tienen derecho a ser, y en ese momento
abrir tu vá lvula, lo cual podría ayudar a que tu nuevo empleo llegue má s rá pidamente,
mientras está s ofreciendo a quienes cobijas en altas frecuencias las indispensables
pinturas y pinceles. (Nunca podremos pintar sus cuadros por ellos: só lo podemos
ofrecerles nuestra ayuda energética.) Podrías estar visualizando y sintiendo al planeta
completamente restaurado de las pruebas ató micas, y ese abrir de tu vá lvula podría
ayudar a que tu cosecha madure, mientras está s ayudando a cuidar el mundo. Podrías
estar visualizando y sintiendo a dos países en disputa, disfrutando de un excelente
nuevo acuerdo, y ese abrir' de tu vá lvula podría mejorar tu matrimonio mientras está s
ayudando a crear nuevas relaciones internacionales. Pero, por supuesto, está de moda
hablar de todo lo que está mal en lugar de lo que está bien, así que nos enfocamos con
má s facilidad hacia vibraciones negativas que positivas, enfrascá ndonos
inadvertidamente en conversaciones del tipo de: " Qué horror.", o iniciá ndolas nosotros
mismos por el há bito que hemos adquirido de no tener nada mejor de qué hablar. Esas
vibraciones, unidas con las vibraciones incontables de toda la humanidad, finalmente se
traducen en devastació n y caos mundiales. Sí, son el resultado de la amalgama de todas
las pequeñ as vibraciones de " qué horror." lo que causa las guerras, los motines, el
terrorismo, la anarquía. Esas vibraciones provienen de ti y de mí. No podemos eludir
nuestra responsabilidad por lo que sucede hoy alrededor del mundo, porque el planeta
refleja la vibració n predominante que lo rodea. No podemos decir que lo terrible es
simplemente resultado de la maldad, de los errores, ni siquiera de la ignorancia de
otros. Lo que le sucede a nuestro planeta y a la gente que habita en él ha sido causado
só lo por una cosa: las vibraciones de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
Las de todos. No só lo las de los Hitler, los Custer, los Hussein o los Kahn (todos los
cuales han sido aberraciones creadas por la energía en, masa). Se trata de las
vibraciones de todos. Así que en lugar de: " Qué horror.", cuando finalmente
empecemos a decirnos: "Nada es má s importante para mí que sentirme bien",
podremos empezar a romper esos destructivos patrones negativos de conversació n.
Entonces, gracias a Dios. verdaderamente comenzaremos a lograr un cambio en lo que
sucede alrededor del mundo. Por ejemplo, pensemos en la tala inmoderada de los
bosques o en lugar de coincidir con todos acerca de lo lamentable que es su
destrucció n, y fluir má s animosidad hacia quienes llevan a cabo dicha tala, ama la
belleza de los bosques que permanecen. Expresa tu aprecio por la vida que alimentan,
por el oxígeno con el que todavía está n contribuyendo en el planeta y permanece fuera
de la energía de: " Qué horror. que se engullirá nuestro suministro de oxígeno má s
rá pidamente de lo que miles de termitas podrían hacerlo con á rboles. Si tan só lo unos
cuantos de nosotros lo hiciéramos, pronto cesaría la tala. y luego, está nuestra
creciente escasez de recursos de energía, por la cual todos está n muy preocupados, y la
disminució n de abastecimiento de agua, de madera, de aire puro y de Dios sabe qué
má s.. Con toda razó n deberíamos estar preocupados, porque enfocamos esas cosas de
la misma forma en la que lo hacemos con el dinero. " Oh, Dios., se nos está acabando". "
Oh, Dios., no hay suficiente circulando". " Oh, Dios., ¿có mo conseguiremos má s cuando
se acabe?". ¿Adivinas quién está creando la escasez? Nosotros. Es justamente la
preocupació n misma, que todos proyectamos, de no tener lo suficiente lo que está
disminuyendo nuestros recursos. Todos y cada uno de nosotros somos responsables
de fabricar la escasez cuando, de hecho, no hay carencia de ninguna cosa: empleos,
bosques, agua, oro o amantes. No puede haberla, porque el universo no opera con el
principio de carencia; la carencia es estrictamente un fenó meno hecho por el hombre.
Si empezá ramos a vibrar energía positiva, y valorá ramos, y fuéramos conscientes de la
enorme abundancia de este perfectamente equilibrado planeta, en lugar de enfocarnos
en la disminució n de sus recursos, o en la codicia de sus saqueadores, volvería la
abundancia para crear ese maravilloso campo de juegos al que llegamos para gozar. Si
es la gente lo que te preocupa, abre tu vá lvula al mayor amor que puedas reunir, y
espá rcelo entre todos aquellos seres que te preocupan. Visualízalos en sus estados de
perfecció n, má s que de carencia. Visualízalos felices y satisfechos, sin estar sufriendo
má s por la guerra, la peste o la hambruna. Esto contribuirá mucho má s a socorrer a los
má s necesitados, que todos los aviones repletos de artículos que siempre parecen ir en
otro rumbo, porque ayudará a esa gente a salir de su papel de víctima (si ése es su má s
profundo anhelo) hacia sus propios primeros pasos de atraer bienestar. Les ofrecerá
"pintura y pinceles"; Una vez que se ofrece realmente esa invitació n de vibraciones, si
todos los que participan desean sinciertamente un cambio, sucederá . Entonces caerá n
los muros, los países hará n las paces, disminuirá n las pandillas, los terroristas
desaparecerá n y los terrenos desaprovechados prosperará n con alimentos para todos.
Si son los desastres del planeta lo que te preocupa, visualiza a éste saludable, no
enfermo, pues ha estado cubierto de enormes capas de energía negativa, y eso ya ha
sido demasiado como para añ adirle má s, por estar hablando de todas esas terribles
cosas que hacemos para empeorarlo. Habla acerca de lo que está bien en él, no de lo
que está mal. Renuncia a la energía del: " Qué horror.". De esta forma, los delfines se
multiplicará n, los bosques crecerá n, la capa de ozono se recompondrá , las aguas se
aclarará n y los océanos sanará n. Visualiza a tu mundo, y a todos los que viven en él,
como abundante y sano, y lo ayudará s a llegar ahí. Velo en paz, y ayudará s a producir la
paz. La ú nica cosa que impide que nuestros deseos globales florezcan en este planeta,
es la gran masa permanente de fuerza vibrá til negativa, la cual nos desconecta a todos
de la original fuerza de vida y de bienestar. Esa fuerza de energía es tan completa, tan
absoluta, que si só lo unos pocos mantuviéramos esta visió n, respaldada con la alegría
vibratoria suficiente como para convertirla en realidad, esa fuerza suprema y positiva
contrarrestaría las terribles vibraciones de millones, y este planeta presentaría su
mejor cara rá pidamente.
ESTÁ EN TODAS PARTES: ES LO QUE TÚ ERES.
Realmente, a la mayoría de las personas les va muy bien. Só lo echa una mirada a tus
compañ eros de trabajo, vecinos, amigos de la escuela y miembros de tu club. La
mayoría no han sido asaltados en la calle recientemente. La mayoría tiene empleos y
hogares aceptables. La mayoría está n sanos y, si observas lo suficiente, probablemente
incluso encontrará s algunos que podrían ser clasificados como moderadamente felices'.
Lo mismo sucede en casi todos los países del mundo. Sin embargo, son miles las
estadísticas que nos dicen lo contrario. Nuestros medios de comunicació n nos
bombardean diariamente con atemorizantes cifras de desastres para mantenernos
nerviosamente enfocados y sintonizados enlas horribles condiciones que existen a lo
largo del mundo. "Un x porcentaje de la economía mundial se está colapsando." "Un x
porcentaje de la població n mundial ya tiene Dios sabe qué, y está aumentando un x
porcentaje mensualmente." "Un x porcentaje de adolescentes abortan y se suicidan."
"Un x porcentaje de niñ os portan armas en la escuela." "Un x porcentaje de nuevas
enfermedades son incurables." " Terrible. Espantoso." Olvida las malditas estadísticas.,
son simplemente el resultado de muchas de nuestras energías, las cuales fluyen
temerosas ante lo que vemos y escuchamos. Si no quieres ser otra estadística má s,
olvídate de ellas. Mientras estés dentro de la energía de "sentirte bien", ninguna
economía, ningú n bicho, ningú n arma, ninguna inundació n, ningú n avió n va a caerte
encima. No, a menos que tú emitas vibraciones invitá ndolo a que lo haga. No hay forma
de librarse de ello; el abrumador equilibrio de poder en el mundo, está en el lado del
bienestar, porque ése es el estado natural omnipotente de todo lo que es, incluyéndote a
ti y a mí. Por increíble que pueda parecer, el sufrimiento que vemos y del que oímos
hablar es una parte infinitesimal del bienestar completo; simplemente es el resultado
magnético de alguien, o de algú n grupo, que está entorpeciendo las vibraciones hacia el
bien, que podría pertenecerles si só lo supieran có mo conectar el canal de bienestar. El
mensaje es claro: si cerramos nuestra vá lvula a alguna cosa, la cerramos también para
lo que nosotros mismos queremos. Si cerramos nuestra vá lvula de bienestar por
cualquier cosa, sean niñ os muriendo de hambre o especies extinguidas, cerraremos
nuestro bienestar completo en todos los aspectos de nuestra vida. O quizá cierres tu
vá lvula porque está s cansado de estar esperando algo, porque te entregaron la pizza
equivocada, o porque tus antepasados perdieron la vida en el Holocausto. No importa.
Cerrarla es cerrarla, y dejar automá ticamente afuera todo aquello que trae consigo esa
energía má s alta, de abundancia de salud, de felicidad fuera de lo comú n. De veras,
¿realmente vale la pena sufrir tan enorme privació n por una molestia estú pida, o por
algú n viejo resentimiento de toda la vida? En medio de un divorcio, al perder a alguien
a quien amas, o al enfrentar alguna tragedia, tuya o de otros, te sentirá s mal. Pero toma
la decisió n de sentirte mal só lo durante un periodo corto. Luego, repítete a ti mismo
que con eso es suficiente. Es momento de dejar fluir sobre ti, y sobre cualquier otro
afectado por los sucesos, mensajes de amor y aprecio. Es hora también de encontrar
razones por las cuales sentirse bien y seguir adelante. En cuanto tomes de verdad la
decisió n de cambiar tu energía, sea de tristeza por un divorcio o de enojo por la
contaminació n de los lagos, el universo entero se unirá en ese instante, como en una
cascada de bienestar sobre tu existencia física hasta el lugar má s apartado. Cae sobre ti,
alrededor de ti y a través de ti. La ú nica cosa que tienes que hacer es decir SÍÍI. a todo
eso, y a la vida, y verá s lo bien que se siente sentirse bien. Entonces sabrá s, desde lo
má s profundo de tu ser, que todo está realmente muy bien. No importa có mo pueda
verse; no importa có mo parezca; no importa lo que los medios puedan reportar en
contra, tú y este valioso planeta y la mayoría de los que estamos en él, siempre estaremos
muy bien.
30 DÍAS PARA IMPLEMENTAR, LA LEY DE ATRACCIÓN.
Cuando encuentro una cura milagrosa en treinta días en alguno de los libros que suelo
comprar, generalmente lo descarto en ese mismo instante. No soy partidaria de los
planes de treinta días. Sin embargo con el éxtasis del maravilloso poder de la Ley de
Atracció n, era evidente que necesitaba un plan para realizar tantos cambios que debía
hacer en mi vida, pensé que si lo dejaba sin un objetivo límite de tiempo, pasarían
semanas y quizá meses envuelto en el querer cambiar. Dicho esto, tengo que confesar,
que aunque esos treinta días increíbles dieron un giro completo a mi vida al comprobar
que el cambio es posible, los primeros diez fueron una pesadilla. De hecho, trabajar
durante esos días fue ", la cosa má s difícil que he llevado a cabo, desde dejar de beber,
dejar de fumar, hasta terminar con alguien, pero los resultados fueron asombrosos y
aú n má s que asombros, o de lo contrario no habría continuado. Nunca había imaginado
siquiera la posibilidad de vivir una vida sin algú n grado de preocupació n, para no
mencionar un estrés excesivo, o un verdadero pá nico. Y sin embargo, eso era
precisamente lo que estaba sucediendo. Estaba aprendiendo a vivir sin preocupaciones.
Era maravilloso. Parecía haber encontrado una forma de vivir en un estado
completamente opuesto al que yo creía que era el normal. Aunque ahora pongo en
prá ctica los cuatro pasos de la creació n reflexiva casi todos los días, para cosas tan
simples como pedir encontrar un lugar de estacionamiento cerca de la puerta, si no
hubiera sido por este programa de introducció n de treinta días que yo mismo diseñ é,
dudo que hubiera continuado, el problema no es el concepto de la Ley de Atracción, el
problema somos nosotros acostumbrados a vivir con nuestras viejas creencias, aunque
nos hagan sufrir. Mi adicció n a la emoció n negativa estaba demasiado interiorizada en
mí, era ya una forma de vida como para renunciar a ella en un abrir y cerrar de ojos. No
habría sabido có mo empezar o có mo seguir, sin importar qué tan grandiosa
considerara esta enseñ anza. Esos primeros treinta días me proporcionaron un
comienzo tan importante para aprender a asumir y a controlar mi flujo de energía, que
habría podido destruir cualquier temor que hubiera tenido alguna vez conocido o
desconocido y hacerlo desaparecer de mi vida. Por supuesto, no busco lograr una vida
de sú per héroe de los comics, simplemente disfrutar de la vida y dar gracias por ello.
Todavía se me complica un poco hablar a mi favor en situaciones íntimas, así que só lo
lo hago cuando sé que mi vá lvula está abierta y entonces me resulta muy fá cil. Algunas
veces cierro mis puertas con llave, si eso me hace sentir mejor en días en los que mi
á nimo anda bajo. Pero el temor de que vayan a entrar en mi casa a robarme no existe.
¿Y el dinero? Ahora está cayendo en cascada, con facilidad, y desde hace algú n tiempo;
pero aprendí, al principio de mi programa, que el dinero vendría y se quedaría, o se iría,
en proporció n directa a mi flujo de energía. Si no había estado entrando dinero, yo
sabría que mi vá lvula estaba cerrada por la preocupació n y el temor. Cuando el dinero
era má s abundante, sabía que mi vá lvula se había abierto un poco. Cuando el dinero no
llegaba, tenía que trabajar mucho má s en lo que yo llamo "cambio rá pido", que consiste
en alterar con rapidez nuestra energía y transformarla de negativa a positiva. Pasar
rá pido de sentirme mal (energía de baja frecuencia) a sentirme bien (energía de alta
frecuencia). Tenía que encontrar formas de salir del há bito de preocupació n en el que
me hallaba inmersa y abrir esa vá lvula. Así, pues, mientras mantuviera mi vá lvula
aunque fuera un poco má s abierta que cerrada, el dinero llegaría, pero só lo en
proporció n a cuá nta energía de "sentirme bien" fuera capaz de generar. Obviamente,
de cuando en cuando caigo en el enfoque negativo, pero só lo por poco tiempo: unos
pocos minutos, un par de horas, algunas veces hasta un día o dos si realmente quiero
sentirme como en los viejos tiempos. Pero entonces, cuando he tenido suficiente, doy
un giro completo yo misma. Ya no estoy dispuesta a sacrificar todos mis "quiero", mis
sueñ os y mi bienestar por la aceptació n de los sentimientos negativos sobre algú n
estú pido suceso negativo. Y ya no me lanzo, como el Llanero Solitario, contra
condiciones no deseadas, para tratar de arreglarlas. En verdad, los perros viejos
seguramente pueden aprender nuevos trucos. Pero, perro viejo, perro joven, o algo de
los dos, no hay una sola razó n bajo el sol, ni una sola excusa en todo el universo, por la
que tú no puedas hacer eso también, si quieres. Una vida llena de libertad te está
esperando, má s allá de cualquier capacidad que yo pueda describir; una libertad
enorme, que só lo puedes conocer dentro del propio placer de vivirla. Estoy hablando
de la total libertad personal: libre de aburrimiento o monotonía, libre de la necesidad
de probarte o justificarte, libre de la necesidad de necesitar, libre también de la
ansiedad y de todo aquello que te aprisiona, así como de los "deberías" de la vida que
tan tercamente hemos colocado sobre nosotros. Hablo de la libertad de existir tal como
deseamos, de la libertad de adquirir, de ser audaz, de prosperar y hasta de mayor
libertad aú n, si eso es nuestro un deseo. Estoy hablando de crear tu propia utopía, no el
añ o pró ximo, no la pró xima década, sino ahora. Ahí es a donde me llevaron esos
primeros treinta días, aunque no de un solo golpe. Este proceso siempre está en
progreso, y lo estará , mientras yo esté en este cuerpo. Algunos días son mejores que
otros, pero todos los días tienen má s alegría permanente de la que nunca pensé que
fuera posible, porque tengo las claves para que así sea. Usarlas o no, es mi elecció n,
pero una cosa es cierta: ya no tengo má s excusas en las cuales apoyarme. No obstante,
debo advertirte que si te decides a entregarte plenamente a este cambio de treinta días,
tal vez tengas que enfrentarte a una batalla mayor con tus temores. Los viejos há bitos
son difíciles de vencer, y a tus temores no les gustará que estés pensando en cortarlos y
desecharlos. Francamente, a ti tampoco. Sin embargo, toda nuestra batalla es en contra
de los há bitos. Eso es todo, con nuestros có modos viejos há bitos.
NUESTRA NECESIDAD DE NECESITAR.
Este incansable há bito que tenemos de pensar negativamente constituye una parte tan
importante de lo que definimos como "normal", que la mayoría de nosotros no
sabríamos quiénes somos, sin él. Perderíamos nuestro apoyo, porque vivir en esa
vibració n es lo mismo que estar enganchados en las drogas: una vez que se cae en ellas,
la vida no puede continuar sin arreglarla. Hace poco, hablando sobre la Ley de la
Atracció n y la creació n reflexiva ante un grupo muy numeroso de integrantes de
Alcohó licos Anó nimos, encontré una fascinante contradicció n. Por una parte estaba una
fá cil aceptació n de los principios de la Ley de Atracció n, hasta un grado de excitació n.
Sin embargo, por la otra había un evidente temor de "soltar" la necesidad de necesitar.
Una muchacha dijo: "Creo que lo que dice es maravilloso, pero ha pasado por alto una
cosa: yo necesito seguir viniendo a estas reuniones para mi propio crecimiento.
Necesito a esta gente, o me hundiría otra vez. Yo no tenía mi vá lvula abierta cuando
llegué aquí hace seis añ os, y estas personas me ayudaron a abrirla. Si me fuera ahora...,
bueno, me daría miedo hacerlo. Me daría miedo quedar ú nicamente a mis expensas de
ese modo". Su vá lvula no estaba abierta. La adicció n de esta muchacha al temor se
había convertido en una necesidad. Largo tiempo atrá s, ese mismo temor se había
convertido en su "propia curació n". Sentía que se quedaría sin las muletas en las que se
apoyaba, si alguien se atrevía siquiera a sugerir que podía enterrar sus temores para
siempre, si só lo encontraba formas de sentirse mejor. Incluso abordar el tema le
resultaba francamente aterrador. El temor era su identidad, su "cobijita" de seguridad,
y no estaba sola, esa reacció n era idéntica en muchos otros miembros: "Déme las claves
de la felicidad, pero no se atreva a quitarme mis inseguridades, o me sentiré desnuda y
vulnerable." Nuestra siempre presente necesidad de necesitar. Por otra parte, existe de
manera generalizada el concepto erró neo que tenemos muchos de nosotros de que,
antes de que pueda haber una recuperació n confiable de cualquier adicció n o desorden
emocional, debemos desenterrar toda la dolorosa basura que alojamos en nuestro
interior durante nuestros primeros añ os de vida. Otra persona dijo: "No veo có mo se
puede usted sentir mejor sin regurgitar ( sus palabras exactas.). (Alusió n al regreso a la
boca de alimentos ya deglutidos pero no digeridos provenientes del esó fago). Todo ese
horror por el que tuvimos que pasar mientras crecíamos". Un há bito de pensamiento
negativo, convertido en necesidad. Nuestra necesidad de dolor emocional para
sentirnos vivos, o cuando menos levemente incó modos, es la mayor adicció n que ha
conocido nunca la humanidad. Desde luego, muy probablemente jamá s dejaremos de
tener reacciones negativas, porque el contraste es precisamente lo que significa ser
criaturas físicas; pero, sin duda, podemos aprender a permitir en nuestras vidas el
contraste, nuestros gustos y aversiones, sin tener que sentir y fluir con tanta
negatividad.
TRES MESES DELIRANTES.
Pero yo no había aprendido nada de eso todavía. Así que cuando las tasas de interés
subieron, y mi negocio de las hipotecas prá cticamente desapareció , me volví totalmente
loco. Los préstamos fueron suspendidos de la noche a la mañ ana. Y de la noche a la
mañ ana también, yo cambié de positivo a negativo, culpando a las situaciones externas
el maldito mercado de mi estado de á nimo y de mi condició n mental. Pasé de: "
Hombre, esto está sensacional." a: "Dios, ¿qué hago ahora?". Con mi enfoque puesto en
el mercado en declive y mi cuenta de banco que también declinaba rá pidamente, volví
ansiosamente la mirada a mi infomercial, que estaba casi listo para entrar al aire.
Seguramente me sacaría de mi lío financiero. Seguramente me salvaría. Seguramente
este notable programa tendría la suficiente demanda, como para garantizar que esta
aventura y yo prosperá ramos. Como había sucedido la mayor parte de mi vida, mi
adicció n a los problemas una vez má s se convirtió en mi "cobijita" de seguridad. El
ú nico lugar en el que me sentía seguro era envuelto en las familiares vibraciones
negativas. Traté de regresar al estado de estremecimiento que había aprendido a
manejar, pero estaba demasiado inquieto y éste se apagó rá pidamente. Ni una sola vez
escribí otro guió n; no sabía que podía hacerlo. Todo lo que hice fue perder horas de
sueñ o, beber mucho café, gritar a los perros y sentirme má s y má s aterrada por las
impresionantes cantidades de dinero que había gastado, junto con las no menos
considerables sumas de dinero que no estaban llegando. Entonces, llegaron los:" ¿Qué
tal si...?" ¿Qué tal si el infomercial no funcionaba? ¿Qué tal si había gastado el
equivalente al ingreso de cinco añ os y no recibía suficientes pedidos para con vez
estaba creando una espiral poderosamente cargada, muy magnética y muy negativa,
que crecía con cada segundo que pasaba, con cada pensamiento temeroso que
proyectaba. Seguía tratando de creer que las cosas no habrían marchado tan bien como
el añ o anterior, en el que había ganado tanto dinero mientras producía el programa y la
serie, si el programa no hubiera estado "destinado a" ser un éxito. Sí, si.... El comercial
de media hora salió al aire durante un largo fin de semana en veinte diferentes
mercados, de Hawaii a Nueva York y todos los puntos intermedios. No tengo que decir
lo que pasó . No había un "quiero" en el Universo que hubiera podido atravesar las
gruesas vibraciones de mis "no quiero''', que suplicaban: "No quiero que esto falle; oh,
por favor, no quiero que esto también falle.". Mi vá lvula estaba completamente cerrada.
La puerta a mi juguetería estaba cerrada, con candados, y mi resistencia a lo que se
pareciera siquiera remotamente al bienestar, era má s grande que la Vía Lá ctea. Las
proporciones del desastre me sumieron má s profundamente que nunca en la
inseguridad y el temor. Durante tres desesperados meses, di vueltas corriendo de un
lado a otro como un pollo al que le hubieran cortado la cabeza, actuando al estilo del
Llanero Solitario, con mi vá lvula completamente cerrada, tratando desesperadamente
de generar algo de dinero, mientras seguía enfocada constantemente en un largo tren
de cosas indeseadas. Ni una sola vez dejé de culpar a (y de sentir ansiedad por) las
condiciones de la economía. A todas ellas.: al mercado, a la falta de ahorros, a la falta de
ingresos, al desastre de la televisió n y a las deudas de producció n pendientes. No me
gustaba lo que veía. N o necesito decir que cuanto má s atenció n ponía en lo que
miraba, má s recibía de lo mismo. Finalmente, en respuesta a mis gritos de angustia
pidiendo socorro, supongo que el universo se compadeció y envió un poco de ayuda
sobre la base de: " Tó malo o déjalo.". No fueron grandes cantidades de dinero (ni un
solo centavo), no fueron nuevas ideas, ni siquiera gente que me ayudara, só lo algunas
enseñ anzas. Fue cuando Los principios de la Ley de la Atracció n llegaron a mí, sin
ceremonia alguna y en la peor de mis circunstancias.
INTRODUCCIÓN A LOS COMIENZOS.
Aunque estaba muy entusiasmada con las nuevas enseñ anzas, lanzarme de lleno a los
cuatro pasos de la Ley de la Atracció n, al principio me habría sido imposible. Estaba
demasiado sumergida en el temor. Con dieciocho horas al día de ansiedad siempre
creciente, estaba tan inmersa en un enfoque, pensamientos y vibraciones negativos,
que sin un programa de impulso, sé que me habría dado por vencida antes de empezar.
Así que me dije: "Muy bien, esto no debe ser tan difícil, só lo tengo que encontrar la
forma de dejar de pensar en lo que me pone tensa. No es gran cosa. Dejo de pensar en
ello durante treinta días, y entonces sí, puedo ocuparme del resto de los cuatro pasos".
Iluso. La mía era una meta muy grande. Pero con una motivació n que provenía de
querer estar en la cumbre de nuevo, y no tener nada má s hacia dó nde volverme, me
lancé y me negué a darme por vencido. Si realmente deseas embarcarte en este
maravilloso viaje de convertirte en un creador reflexivo, que fue a lo que viniste a este
mundo, te invito a que, con fuerza y urgencia, te lances a experimentar esos treinta días
antes de probar cualquier otra cosa. Si te decides, esos treinta días te permitirá n
identificar qué tan profundos son tus há bitos negativos y te dará n un valioso punto de
partida desde el cual volar. Cuando menos, así fue para mí. Tenía que establecer dó nde
estaba, antes de planear el camino a seguir. Oh, y vaya que encontré dó nde estaba. Así
que ese fue mi inicio. Mi propio afá n aunque totalmente ingenuo empezó a sacudir los
grilletes de vibraciones negativas a los que había estado encadenada durante tantas
décadas, sin siquiera saberlo. Este es el programa de treinta días que diseñ é,
precisamente el mismo día que recibí el material de la Ley de la Atracció n. Te voy a
explicar, tomá ndolo directamente de mi diario, có mo funcionó para mí y qué podrías
esperar si decides seguirlo. Existen só lo dos pasos en mi programa de introducció n: 1.
Retira tu enfoque de cualquier cosa importante que en estos momentos te esté causando
algún temor serio (preocupación, inquietud, ansiedad, estrés, etcétera) y MANTÉNLO
FUERA. Ten en cuenta que no dije que quitaras tu enfoque de todas las cosas negativas,
sino só lo de las cosas apremiantes del momento, porque son má s fá ciles de descubrir y
de sentir. Son cosas siempre importantes; se trata de "no quiero" de algú n tipo, que te
está n provocando tensió n. Si pensar en tu cuenta de banco yacía te pone tenso, deja de
pensar en ella ahora mismo y continú a con el paso nú mero dos inmediatamente. Si
pensar en tu divorcio genera esa sensació n de hundimiento en la boca del estó mago,
deja de pensar en eso ahora mismo y cambia de conexió n tan rá pidamente como te sea
posible. Si pensar en que ya se acerca tu examen profesional te pone nervioso, deja de
pensar en eso ahora mismo y cambia tan rá pidamente como puedas. En mis primeros
treinta días no hablé conmigo misma, ni escribí nuevos libretos; eso me resultaba muy
complicado al principio. Sin embargo, si quieres, tranquilízate a ti mismo en voz alta, o
escribe un nuevo guió n y realízalo. Só lo recuerda que en esos primeros treinta días es
muy importante tener un tema a tu disposició n inmediata hacia el cual puedas cambiar
tus vibraciones rá pidamente. É sa fue la ú nica forma que encontré de empezar a vencer
a mi insidioso há bito de lo "negativo”. 2. Establece un tema de cambio rápido para cada
día, y encuentra algo nuevo que apreciar en ti mismo. El tema para cambio rá pido lo
puedes elegir día con día. Tenlo listo de antemano para que lo uses en cuanto descubras
que te sientes ansioso, un poco decaído o má s o menos desalentado. Es un tema que
habrá s elegido previamente para tenerlo a la mano, y para que no tengas que buscar
desesperadamente en qué pensar para abrir tu vá lvula. No pienses que encontrar algo
que puedas apreciar por ti mismo es "coser y cantar". Créeme que es difícil. Sin
importar cuá l pueda ser nuestra posició n en la vida, la mayor parte de nosotros
sentimos tanta aversió n a reconocer nuestros propios atributos y talentos, que só lo
pensar que tenemos que encontrar uno distinto para cada uno de los treinta días puede
ser realmente inquietante. Afortunadamente, es justo esa aversió n lo que hace tan
valioso este ejercicio porque el proceso de sacar a la superficie un nuevo tema cada día,
junto con el considerable esfuerzo necesario para mantenernos enfocados en ese
asunto, o nos absorbe de tal modo mientras refunfuñ amos por eso, que a final de
cuentas nos olvidamos de nuestras preocupaciones externas. Así que, ¿qué es lo que
hay que apreciar? Bueno, ¿qué te parece tu cabello, lo limpio de tus uñ as, tu voz para
cantar, tu habilidad con los nú meros, tu amor a los pá jaros, o tu cuerpo sensacional, tu
capacidad como líder, tu talento para la actuació n, tus fuertes manos, lo fantá stico que
eres con tus hijos, tu eficiencia para un deporte, tu puesto de trabajo en la compañ ía, o
tu habilidad como vendedor? Aun cuando creas que no puedes encontrar treinta cosas
que puedas apreciar de ti mismo, encuéntralas, de cualquier manera. Entonces, cuando
alguna preocupació n habitual se entrometa en tu día y te sorprendas a ti mismo en ese
hipnó tico estado de enfocarte al parecer irremediablemente en lo que te preocupa,
tendrá s algo aleteando en espera, para contrarrestarlo de inmediato. Cambia la
conexió n instantáneamente a tu tema del día. Ahora bien, esto es importante:
permanece con el tema de apreciació n que hayas seleccionado para ese día, sin
importar lo absurdo que pueda parecerte. En otras palabras, no saltes de un lado a otro
con tu tema diario de autovaloració n, só lo porque te hace sentir tonto, o porque te
gustaría haber encontrado algo mejor. Con la ayuda siempre presente de tu guía, o. lo
escogiste por alguna razó n, así que será tuyo durante veinticuatro horas. Consérvalo.
Así, pues, piensa en tu tema de valoració n del día, cuando no sientas temor. Piensa en él
cualquier minuto del día en el que recuerdes hacerlo. Ese tipo de enfoque de vibració n
alta y concentrada, contribuirá a romper tu vibració n de preocupació n má s
rá pidamente de lo que te puedas imaginar.
LOS PRIMEROS DIEZ DÍAS.
A continuació n presento todo lo que era mi programa: 1. mantener mi atención alejada
de cualquier cosa que me causara preocupación (lo cual se refería en su mayor parte a las
finanzas) y, 2. en su lugar, situar al instante cambio rápidolo que tenía preparado para
apreciar de mí mismo ese día. Sin embargo, durante los primeros tres días no había
desarrollado el proceso de cambio rá pido y fueron terriblemente difíciles. Estaba
atrapado en la profundidad y duració n de mis periodos de atenció n negativa. Encontré
que caía en la preocupació n en un abrir y cerrar de ojos. Estaba constantemente tenso.
No entraba dinero y, en cambio, salía mucho. Son momentos que te pasa por la mente
pensamientos que te dicen ¿será verdad todo esto?, y ¿si son puras palabrerías? Me
parece crítico el proceso de tener fe en estas circunstancias ya que tienes mucho por
ganar y nada por perder, es má s si tiras la toalla simplemente es como empezar a cavar
el hoyo de tu sepulcro. Tú decides si lo mejor de tu vida ya paso o está por venir. Mis
anuncios no funcionaban, como tampoco mi nuevo vendedor, a quien había contratado
por pá nico y que tenía má s carencias que yo mismo (obvio). Traté de imaginar lo que
quería, pero continuaron llegando los "no quiero", así que no cambié esa rutina hasta
que fui má s consciente de lo que estaba haciendo. Parecía que ese constante tono de
preocupació n nunca se iría, ni siquiera cuando sonreía a la gente o hablaba
alegremente por teléfono. Colgaba el teléfono e inmediatamente me preguntaba de
dó nde llegaría el siguiente préstamo; entonces comprendía lo que estaba haciendo y
trataba desesperadamente de encontrar algo cualquier cosa en la cual pensar. Como
eso no funcionaba, me sentía realmente abatido. Las horas pasaron muy lentamente
durante esos primeros tres días. Me sorprende cuá ntas veces en el día me enfocaba en
mis carencias, un há bito del cual me era muy difícil liberarme puesto que apenas unos
meses antes el dinero caía sobre mí como si fueran las Cataratas del Niá gara. Pero
ahora tenía la clave, así que, de algú n modo, encontraría la manera de usarla
adecuadamente. Para el día tres, había descubierto que probablemente el 97 por ciento
de mis días estaban dedicados a la preocupació n, la angustia, la ansiedad y el temor.
Tomar conciencia de eso me deprimió completamente y después me enfureció , lo cual
seguramente no me ayudó . No tenía idea de que me había estado preocupando en
forma tan rutinaria, y sin darme cuenta. Hablar conmigo mismo era inú til y escribir un
nuevo guió n era imposible, dado mi esquema mental. Fue entonces cuando supe que
tenía que encontrar algo que estuviera ya listo para conectarme con un enfoque fá cil y
agradable, con una buena y alta vibració n. Gracias a mi guía seleccioné la
autovaloració n, pensando que con esa herramienta me sería muy fá cil alcanzar lo que
me proponía. Oh, claro. No só lo fue má s difícil de lo que había anticipado, sino que
descubrí que la parte má s complicada era permanecer ahí una vez que había llegado.
Sin embargo, todo ello me llevó a que decidiera continuar. De cualquier modo, la
autovaloració n fue lo que escogí e instantá neamente encontré que cambiar de negativo
a positivo me resultaba má s fá cil así. Ahora tenía algo concreto en que enfocarme,
aunque estaba encontrando difícil sentir dicha valoració n, en comparació n con
simplemente pensar en ella..., sentirla con una intensidad que despertara en mí el
estremecimiento, aunque el tema del día no fuera nada má s que mi mascota. Algunas
veces tenía que salir a caminar, alejarme del ambiente de la oficina, y ponerme de pie
bajo un á rbol, hasta que podía conseguir de repente una sonrisa exterior que me llevara
a esa gentil sonrisa interior, donde podía imponer con sentimiento el tipo de
apreciació n que correspondía a ese día. Para el día cinco, comprendí que las cosas
empezaban a cambiar. Algo estaba funcionando lentamente, pero sí funcionando.
Aunque só lo podía llegar a un lugar de sentimiento realmente elevado durante una
cuarta parte del día, el resto de éste transcurría con facilidad, sin ese incesante y
sombrío enfoque en la carencia. Durante los primeros diez días, no creí que fuera a
lograrlo, pues cuanto má s cambios rá pidos hacía, má s deprimida me sentía de que esta
persona llena de vitalidad (yo) a la que la gente siempre había considerado tan positiva
y tan feliz, no fuera má s que una aprensiva comú n y corriente, exactamente el tipo de
persona que yo mismo solía recomendar a la gente que dejara de ser. A medida que los
días transcurrían, empecé a dudar de poder llegar alguna vez al momento anhelado, de
realmente pasar de dieciséis a dieciocho horas sin ningú n asomo de ansiedad. Algunas
veces me llegué a sentir tan desalentada que habría gritado al universo; me echaba a
llorar y metía las manos en los bolsillos para salir malhumorada a caminar, llena de
autocompasió n. De hecho, muchas veces durante esos primeros días, la posibilidad de
aprender a vivir sin esa familiar y hasta reconfortante vibració n de angustia, que había
sido mi aliada la mayor parte de mi vida, parecía má s allá de toda esperanza. Lo que me
causaba todavía má s angustia era descubrir con desconsuelo que, para empezar, había
dentro de mí un gran miedo. Bueno, había vencido otras adicciones y, maldita sea.,
vencería esto, sin importar lo que requiriera para ello. El sexto día (no, no voy a
recorrer los treinta), sin razó n aparente, me hundí en una profunda depresió n y me
eché a llorar. Me sentía frustrado y enojado y no sabía siquiera por qué.
(Posteriormente descubrí que se debía a un cambio químico en mi cuerpo.) Finalmente,
salí y fui a sentarme bajo uno de mis á rboles favoritos durante un rato, para calmarme,
de modo que pudiera cambiar mi conexió n a la valoració n del día. Pasaron unos
cuarenta y cinco minutos antes de que pudiera conectarme, pero lo logré, y para mi
deleite, no hubo má s sentimientos perturbadores el resto del día. En la actualidad, si
me siento emocionalmente afectado como en esa ocasió n, enseguida me pregunto en
qué "no quiero" me estoy enfocando, o qué me está molestando, y casi siempre
encuentro la respuesta con rapidez; hablo conmigo mismo para sacarla, para
minimizarla y dejo ir las cosas. Pero al comenzar con esa primera "entrada", a menos
que se tratara de algo muy evidente, só lo intentaba cambiar el sentimiento. Cuando
pasaron aquellos primeros diez días, comencé a darme cuenta de que empezaban a
tener lugar cambios drá sticos. Aquellas sensaciones de presentimiento surgidas de no
sé dó nde que caían sobre mí sin razó n aparente a lo largo del día, se redujeron de
varias docenas a má s o menos dos. La abrumadora preponderancia de vibraciones
negativas había cesado, y al descubrirlo sentí como si acabara de conquistar el Monte
Everest desnudo. Estaba eufó rico. Asimismo, durante esos primeros diez días me
percaté de cuá n difícil era para mí tener fantasías, querer, desear. Por supuesto, pensé
en las cosas usuales como tener má s dinero, disfrutar má s al hacer mi trabajo y cosas
así, pero raras veces si es que alguna me permitía el placer de acariciar mis má s
profundos sueñ os. Si una fantasía cruzaba por mi mente, como mi deseo de toda la vida
de tener una segunda casa alejada de la ciudad, a la orilla de un hermoso lago,
simplemente suspiraba y la empujaba hacia lo má s profundo de mi interior, para
convertirla en un anhelo olvidado. Decidí terminar con esa estupidez y el octavo día salí
a cortar leñ a, una pasió n mía muy personal, y empecé a decir en voz alta que: " Al diablo
con todo."; que ya era tiempo de sacar del cló set todas esas viejas añ oranzas y cualquier
otra cosa que encontrara ahí, para convertirlas todas en un "quiero" declarado y
permitirme sentir la emoció n de ello, sin importar có mo. Y lo hice. Durante una
espléndida hora, después de conseguir estremecerme y entrar un poco en el "sentirme
bien", corté leñ a, hablé con mis perros y conmigo mismo acerca de mi cabañ a en el
bosque junto al lago. Describí los olores, los á rboles, el muelle, la decoració n de la
cabañ a, el brillo del agua en el crepú sculo. La hora se convirtió en segundos. Había
cruzado una barrera completamente impenetrable hasta entonces: la barrera de darme
a mí mismo. Me había permitido el placer de sumergirme en una fantasía y de
convertirla en un "quiero". Había dado vuelta a la pá gina y lo sabía. Desde luego, esa
semana había empezado la sincronizació n. Yo vi "mi lago" en la televisió n exactamente
al día siguiente. Lo encontré en un calendario. Lo vi en el anuncio de una revista, como
si el universo estuviera diciendo: " Te oímos, mujer, sigue..., y será tuyo.". ( Al escribir
esto, ya casi lo es.). Una vez má s, estaba emocionado. El noveno día era otra vez tiempo
de pagar cuentas y estaba inquieto. ¿Có mo debería sentirme? ¿Podría mantenerme sin
temor y alejada del sentimiento de carencia? ¿Podría cambiar rá pidamente mi enfoque?
Con la firme decisió n de prestar atenció n a mis sentimientos, me dirigí a mí escritorio.
Por fortuna, el proceso mensual de pagos fue má s fá cil que de costumbre, aunque aun
así, encontré difícil saltar a y mantenerlo así un enfoque de apreciació n. Así que me
puse a cantar. ¿Por qué no? Cualquier cosa era vá lida para romper ese viejo há bito,
duro de vencer, de temer el décimo día del mes. Funcionó muy bien, pero terminé
saliendo al campo a disfrutar de la tranquilidad del ocaso y poner a funcionar mi
estremecimiento. No hubo má s sentimientos negativos el resto de la tarde y en la
noche. En mi diario, esta ú ltima frase está subrayada. Sabía que estaba donde debía
estar. Las ideas brotaban por todas partes. En forma deliberada, traté de empujarme yo
misma hacia un sentimiento negativo y encontré que no podía hacerlo. Pero cuando
alguno trataba de introducirse furtivamente, sonreía para mí misma como el gato de
Cheshire de la película de Alicia en el país de las Maravillas, y me daba una palmadita
en la espalda por reconocer el sentimiento, y con un cambio rá pido de velocidades
ponía el freno de vibraciones. Finalmente llegó el día, ese día tan largamente esperado,
en el que supe que estaba completamente tranquilo en relació n a los ingresos (aunque
todavía no tenía ninguno), hasta el grado de estar sinceramente despreocupada. Dios
mío, qué maravilloso sentimiento era ése. Después de añ os de há bito, como es de
suponer, encontré que todavía tenía que cortar amarras de declaraciones negativas
como: "No, lo siento, no puedo ir contigo, estoy pasando por una mala racha, y no tengo
suficientes ingresos". Desde luego, me sentía deprimido en cuanto algo así salía de mi
boca, pero a partir de ahí, no me tomaba mucho tiempo descubrir lo que había causado
el sentimiento (siempre un "no quiero") y hacía el cambio rá pido para salir de él. Día a
día, todos difíciles, observaba có mo se iba disolviendo toda una vida de pensamientos
negativos inconscientes y de emoció n negativa. Estaba venciendo una adicció n tan
honda, tan arraigada, que ni siquiera sabía que la tenía. Sin duda, cambiar mi enfoque y
mis sentimientos no só lo no era imposible, sino que estaba sucediendo. Esperé
impacientemente a ver los resultados, algo realmente tonto.
DE LOS DIEZ A LOS TREINTA DÍAS.
Los siguientes veinte días fueron una montañ a rusa. En los días de optimismo, de fá cil
estremecimiento, se me ocurrían ideas fantá sticas para aumentar sustancialmente mis
ingresos. Pero en los días de pesimismo, no só lo me deprimía un poco, sino que eran
días en que parecía estar en el fondo del Gran Cañ ó n, con un nuevo, extrañ o y
exagerado estado de malhumor. Nadie me había hablado y tampoco a nadie de los que
tratá bamos de controlar nuestras energías de esta desagradable, aunque al parecer
muy frecuente, situació n que parece presentarse cuando empezamos a atraer má s
energía de alta frecuencia a nuestro cuerpo. (Ahora sabemos que estos cambios
ocurren porque el cuerpo tiene que adaptarse a los prolongados periodos de
vibraciones má s altas, que a su vez causan un drá stico cambio en la constitució n
química del organismo. Puesto que la emoció n que es negativa y física, a diferencia del
sentimiento, que es positivo y etéreo es inducida químicamente, los cambios en el
estado de á nimo son solamente ajustes químicos que se está n presentando. Algunas
personas han experimentado estos cambios de humor con bastante profundidad; otras,
en cambio, lo han hecho só lo moderadamente; pero todas parecen tener algo que decir
al respecto. Por fortuna, esto es pasajero. De hecho, puedes sentir que el problema
disminuye al cabo de aproximadamente seis semanas y que, casi siempre, desaparece
por completo en tres meses.) Esta clase de cambios de humor suele aparecer de la nada
y darte un golpe en el estó mago cuando menos te lo esperas. Francamente, hubo días
que fueron tan malos, que yo só lo decía: " Al diablo con esto.", y ni siquiera intentaba
"dar un salto". Pero al siguiente día, o dos días después, la nube negra se había alejado y
regresaba al programa a todo vapor. Pero, sin importar en qué estado de á nimo me
hubiera quedado el día anterior, había un ritual matutino que creé, que me encantaba y
que no dejaba de hacer nunca. Era empezar cada mañ ana con una amorosa
conversació n con mi Ser interno/Ser expandido: de rodillas, a modo de reverencia ante
la vida que soy (y para mantenerme sujeta a un lugar mientras lo hacía), bosquejaba
mis "quiero" para el día la semana, o la década; só lo me detenía lo suficiente en cada
“quiero" como para permitir que su tono de sentimiento me reconfortara. Eran
momentos reverentes, humorísticos y agudos, y los atesoraba como parte de mi
programa diseñ ado. (Noto un vacío, y una falta de direcció n, cada vez que dejo ese
ritual a un lado, lo cual hago algunas veces con mucha frecuencia.) En los días elevados,
podía conectarme en alta frecuencia en un abrir y cerrar de ojos, y deslizarme con
facilidad en el lugar del sentimiento de apreciació n que había elegido para ese día. En
los días negativos, hacerlo me llevaba un poco má s de tiempo; pero lo que má s me
entusiasmaba era que estuviera yo en alta o en baja frecuencia el temor de cualquier
tipo lo estaba dejando cada vez má s atrá s. Los días bajos no tenían un enfoque
específico en un "no quiero", o en el estrés, sino só lo en la monotonía. Había un impulso
renovado en mi modo de caminar, una canció n en mi corazó n y en mis labios, una
sonrisa casi constante en mi rostro, una emoció n y un asombro ante la vida y la
creació n, que no había experimentado desde..., desde quién sabe cuá ndo. Aunque me
había enseñ ado a mí mismo desde el añ o anterior a sentir estremecimientos sin saber
en realidad lo que estaba haciendo, con la caída del mercado había conservado tanto
enfoque negativo en las condiciones externas, que desde entonces me había olvidado
de los estremecimientos. Pero los estaba reviviendo de nuevo y me sentía tan
emocionado como un jugador novato de fú tbol cuando inicia el entrenamiento. Ahora
entendía que "conectarme" significaba, primero que nada, quitar mi atenció n de los "no
quiero". Ya sea que fluyera hacia verdaderos "quiero", hacia el objeto de mi apreciació n
de ese día, o por la simple diversió n de hacerlo, comprendí que por fin estaba dejando
de producir el flujo de atracció n automá tica. Me estremecía, sentía amor (todavía uno
de mis sentimientos elevados favoritos), estaba encantada con la vida y sentía la
energía de un gran gozo extenderse por todo mi cuerpo. En ese momento, ya podía
hacer el cambio hacia un "quiero" en particular, o hacia mi objetivo del día. Si me
descubría pensando sobre de dó nde iba a venir el siguiente préstamo, enseguida sentía
que me rodeaba esa nube hú meda y pegajosa. Comprendía que me estaba enfocando de
nuevo en la carencia y me salía lentamente de ella, como si estuviera bailando un vals.
Era maravilloso. Y mi nuevo juego de observar esas impetuosas sincronías que
empezaban a surgir una vez que formulaba un "quiero", resultaba tan entretenido que
se convirtió casi en una obsesió n. Podía decidir, durante un gran estremecimiento, que
quería encontrar un nuevo restaurante con vista especial, comida exquisita y
camareros encantadores, y en un día o dos, una amiga me llamaba por teléfono, de la
"nada", con la sugerencia de que fuéramos a un lugar así, para conocerlo. Añ adí a mi
lista de "quiero" una clase especial de chamarra deportiva para uso rudo que las
tiendas aparentemente habían descontinuado, y tres semanas má s tarde tuve la idea de
ir a una tienda de descuentos muy alejada de mi casa, para comprar papel de fax.
Lotería. Mi chamarra estaba colgada sola, en exhibició n, y era la única que había en la
tienda. Aunque yo no como mucha carne, un día sentí un deseo intenso de comer una
jugosa hamburguesa; de repente, se me ocurrió ir a una nueva tienda de có mputo y
encontré que un nuevo mercado, flamante, acababa de abrirse en la puerta de al lado
con la má s deliciosa y fresca carne molida que jamá s había probado. Una y otra vez
constaté que vivir en frecuencias má s altas realmente estaba funcionando. Era como si
el Universo me complaciera con la canció n que quería. Mi promedio mensual, que solía
ser de 30/30 (treinta días de cada treinta días con preocupació n), se había vuelto ahora
má s como 17/0/13 (diecisiete arriba, cero con temor o ansiedad real y trece en un
extrañ o á nimo bajo), un gran adelanto de todos modos. Pero mi ansiedad por obtener
rá pidamente las recompensas me estaba agotando. Cuando vuelvo la vista atrá s, puedo
ver que en la etapa inicial de dos semanas estaba buscando los resultados en forma de
dó lares, lo cual era algo realmente tonto, puesto que todo lo que mi actitud lograba era
mantener mi enfoque en lo que no había. Finalmente llegó el Día Treinta. ¿Dó nde
estaba mi desbordante cuenta bancaria? ¿Por qué no recibía incesantes llamadas
telefó nicas para comunicarme que tenía algú n préstamo que me sacaría de apuros?
¿Por qué tomaba tanto tiempo llevar a cabo mis nuevas ideas? Ahí estaba yo otra vez,
sintiéndome desilusionada por lo que no había pasado. Mis continuos: "¿Dó nde está ?"
"¿Dó nde está ?", eran el mismo gastado enfoque negativo, só lo que vestido con un traje
diferente. En realidad, el dinero estaba empezando a llegar, aunque lo hacía a
cuentagotas. Yo observaba fascinada. Esta extrañ a corriente constante de un poco aquí,
un poco allá , estaba de manera evidente en proporció n directa con mi enfoque de
vibraciones. Cuando menos, con mi vá lvula un poco má s abierta que cerrada, no iba
para atrá s. Mi cuenta de cheques se mantenía en el mismo estado (no sé có mo) o crecía
ligeramente. N o había vuelto a retroceder. Todo esto en sí ya era un milagro. Me tomó
varios meses poder permitir que se abrieran las compuertas una vez má s, pero lo
conseguí. No todas al mismo tiempo, pero sí gradualmente. Un "quiero" tras otro
encontraba el camino a mi puerta, algunos de ellos muy grandes y muchos otros,
pequeñ os y divertidos. Y; sin ayuda alguna de mi parte, excepto la profunda
apreciació n por ese sensacional producto que yo había logrado producir de algú n
modo, Curso de Vida 101 el programa audiovisual al que había creado en un momento
de inspiració n antes de conocer la Ley de la Atracció n empezó a despegar, como fuegos
artificiales, en diferentes partes del mundo. Me encantaría decir que todos mis viejos
há bitos desaparecieron en treinta días, pero, francamente, no fue así. Aú n ahora, con el
dinero fluyendo en abundancia, requiere de toda mi concentració n recordar que lo que
logro no es debido a mi arduo trabajo, ni a lo lista que soy, sino a có mo fluye mi energía.
Así que sigo escribiendo libretos, hablando constantemente conmigo mismo y
cambiando de conexió n. Ahora, en lugar del tema de "apreciació ndeldía", tengo un
"quierodelmes" en el cual apoyarme y que sirve a dos propó sitos: crea un tiempo
mucho má s prolongado de vibraciones por tanto, má s pasió n para que el flujo de
energía se dirija a un deseo específico, y me da esa red de seguridad de tener siempre
algo listo volando, en espera de fluir cuando má s lo necesito.
EN ENTRENAMIENTO CONSTANTE
¿Resulta má s fá cil? Claro que sí. Pero, si te decides a tomar el control de tu vida y a
tener las cosas que quieres, a hacer las cosas que quieres, a ser la persona que quieres
ser ya vivir como quieres, con la gente que quieres, hay algo que má s te vale aceptar:
estará s en entrenamiento siempre. Tendrá s días elevados, días bajos, días fantá sticos,
días escabrosos, días profundamente emocionales y días en los que te sentirá s listo
para "tirar la toalla". Sin embargo, apostaría que no lo hará s, no ahora; no al saber lo
que ya sabes. Te guste o no, dudo que nunca má s puedas sentir siquiera una leve
emoció n negativa, sin saber que has cerrado todas las puertas a todas las cosas que has
deseado en la vida, sean materiales, físicas, emocionales, espirituales o todo lo anterior
junto. Así que, en efecto, ésta es una empresa para toda la vida y no vas a aprender
todo lo que tienes que hacer en esos treinta días. Puedes liberarte del temor y la
preocupació n durante ese primer mes, definitivamente. Pero después, prepá rate y
lá nzate en cuerpo y alma, conscientemente, a todos los vericueto s de los cuatro pasos
hacia la creació n reflexiva, esto es, si lo quieres todo: prosperidad, seguridad, salud,
libertad, alegría, vivacidad, independencia, realizació n; es decir, si quieres volver a tu
natural estado de ser, a lo que estabas destinado a ser, a la forma en la que puedes ser
de aquí en adelante; si está s dispuesto, en fin, a dedicarle el esfuerzo que requiere.
ES TU TURNO.
Este asunto no es de nadie, sino tuyo; siempre lo ha sido, siempre lo será . Nadie te ha
obligado. Nadie ha provocado nunca que tu vida sea de una manera o de otra. Ha sido tu
asunto desde el principio, ha estado diseñ ado por la forma en la que estaba fluyendo tu
energía, y ha estado diseñ ado en todo momento, todos los días, conforme a có mo te
estabas sintiendo. Ahora, habrá s de concretarte a lo que quieres hacer durante el resto
de tu vida y a saber qué tan dispuesto está s a echar a andar el esfuerzosentimiento para
conseguirlo. Así que a continuació n te presento algunas estrategias, una forma rá pida
de hacer resaltar los puntos sobresalientes que debes tener en cuenta mientras entras a
este nuevo y excitante mundo de la creació n reflexiva. Primero, los pasos principales:
Paso 1. Identifica qué es lo que no quieres. Paso 2. Identifica lo que quieres. Paso 3.
Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero". Paso 4. Espera, escucha, y permite que
el universo haga su parte y (paso cuatro: Mantén tú floreciente enfoqué fuera de esas
condiciones enblanco.).
LOS "NO" MÁS IMPORTANTES.

No hagas una evaluació n demasiado pronto. Si tus "quiero" no han empezado a aparecer
todavía, tranquilízate y mantén tu vá lvula abierta. Cesa de tratar de mejorar a alguien
má s; eso equivale a cerrar la vá lvula. No tienes que mejorar algo; só lo tienes que dejar de
pensar en ello. Deja de pensar que el mundo tiene que cambiar antes de que puedas estar
seguro o ser feliz. Tú creas tu propia seguridad a través del fluido de tu energía. No des por
sentado nada de lo que ocurre en tu vida, bueno o malo, grande o pequeñ o. Llegó a tu vida
porque lo atrajiste como con imá n, así que presta atenció n a lo que está s creando. Deja de
enfocarte en responder a, o preocuparte por, có mo controlar condiciones que todavía no
cambian. Eso só lo te hará atraer má s de lo mismo. No trates de "etiquetar" tus
sentimientos cuando estés deprimido. Deja de llamarlo culpa, frustració n, o lo que sea. Só lo
sé consciente de que está s fuera de sincronía y encuentra la forma de volver a ella. Deja de
quejarte. Desea en grande, en calidad y en cantidad. Y nunca dejes de crear nuevos"
quiero". La energía má s alta necesita salidas por las cuales fluir. Créalas. Deja de pensar
que no puede suceder. Esa vibració n te garantizará que no sucederá . No esperes a
sentirte bien antes de sintonizarte. Sintonízate a todo lo largo del día. Conviértelo en un
há bito. Estremécete, aunque lo hagas só lo para mantener tus frecuencias en alto, tu vá lvula
abierta y lo má s bajo posible tu resistencia a la energía de alta frecuencia.No tomes esto
tan en serio como para que se cierre tu vá lvula. Aligérate, diviértete con esto, y lo que
esperas ocurrirá má s pronto.Nunca jamá s, realices una acció n no inspirada mientras tu
vá lvula esté cerrada, o te encuentres en medio de un problema. Primero consigue que se
abra tu vá lvula y después escucha a tu "guía", antes de actuar. No trates de buscar las
causas feas, oscuras y desagradables de lo que piensas que hay de malo en ti.
Detente.Con eso lo que está s haciendo es prestar má s atenció n a lo que no quieres.No
vivas para el resultado final, diciendo: "No me puedo sentir mejor hasta que suceda". No te
golpees a ti mismo cuando te sientas mal o con la vá lvula cerrada. Te sientes mal só lo en un
"no quiero". Así que felicítate por haberlo reconocido. Si no sabes lo \ que no quieres,
¿có mo descubrirá s lo que quieres? Deja de pensar acerca de cualquier cosa que cierre
tu vá lvula, cualquier cosa, cualquier persona, cualquier situació n, cualquier evento,
cualquier circunstancia, cualquier lugar, cualquier película, cualquier comida, cualquier
conductor, cualquier jefe, cualquier escena, sin importar qué, SIN IMPORTAR QUÉ. Deja de
unirte a la carreta de quejas, cargada con seres desconectados, de vá lvulas cerradas. Fluye
o derrama tu energía hacia lo que quieres, e influye en ello. Deja de hablar de tu
enfermedad y de causar que tu cuerpo se degenere todavía má s. Empieza a hablar de có mo
tu cuerpo se está recuperando, y abre tu vá lvula para permitirlo. Deja de participar en el
juego de los "problemas". Tener problemas no es má s que una excusa para permanecer en
las vibraciones negativas.
No anheles algo con desesperación. Eso es una percepción negativa de que no tienes algo. Deja
de pensar que hay algo fuera de ti que hace o puede lograr un cambio. No tengas miedo de
mirar algo que no quieres. Obsérvalo desde todos los á ngulos. Entonces, renueva tus
"quiero" o tus intentos.No justifiques tus sentimientos con un: "Yo tengo razó n; tú está s
equivocado", aunque pueda ser el caso. Eso cierra tu vá lvula, y tapa el flujo de energía de
frecuencias má s altas a todas las otras á reas de tu vida. Recuerda, si activas una cosa,
activas todas. No lamentes nada; eso es un flujo negativo, excepcionalmente
pesado.Nunca, jamá s, inicies un nuevo proyecto, negocio, aventura, empresa, actividad,
relació n, ni nada má s, antes de escribir el guió n de ello y de fluir energía apasionada hacia
él durante un largo tiempo. No lo pienses, siéntelo. No pienses tus reacciones, siéntelas. Salte
de tu problema. Si hiciste una tontería, ¿eso qué? Sólo decídete a cambiarlo. Deja de tratar de
encontrarte a ti mismo. Empieza, en cambio, a complacerte. Una vida grandiosa es tu
derecho. Tú eres tu vida; por tanto, tú eres grandioso.No se te olvide nunca que tú no
eres Pepe ni Juana, no eres carpintero, ni secretaria, tú eres una fuerza de vida. Actú a como
tal. Transfó rmate en eso.
No te des por vencido, nunca te des por vencido.
LOS "SÍ" MÁS IMPORTANTES.
Concédete tiempo todos los días para soñ ar, desear, imaginar, intentar, querer, y tiempo
para fluir energía hacia todo ello, hacia todo eso. Siempre que te sientas menos que bien,
detente, recobra el equilibrio y encuentra una forma de sentirte un poco mejor cada día.
Cada "sentirte mejor" eleva en verdad tus vibraciones. Usa todo lo que conozcas para
"apagar" el enfoque negativo y volver a sentirte cá lido y protegido. Haz má s afirmaciones
todos los días acerca de lo que quieres y por qué: cosas grandes, cosas pequeñ as, cosas
tontas. Cuanto má s "quiero" tengas y má s te emociones con ello, má s rá pidamente fluirá tu
energía. Toma decisiones todos los días, sobre tu estado de á nimo, tu seguridad, tu trabajo,
tus relaciones, tu lugar de estacionamiento, tus compras. Al igual que ocurre con los
"quiero", las decisiones llaman a la energía y proporcionan salidas. Pregú ntate a ti
mismo constantemente: "¿Có mo estoy fluyendo mi energía?", "¿có mo estoy fluyendo mi
energía?"
Da má s tiempo a lo que quieres que mejore, y aléjate del hecho de que no ha sucedido
todavía. Está formá ndose, está ocurriendo, viene en camino. Créelo.
Háblate tiernamente todos los días. En voz alta. Observa las pistas de que las cosas está n
sucediendo por sucesos concurrentes, o por sincronía. Sigue escribiendo nuevos y
sensacionales guiones o historias. . Presta atenció n a có mo te está s sintiendo. Sustituye tus
listas de "qué hacer", por listas de "qué sentir”. Encuentra nuevas formas de sentirte mejor
todos los días. Sé creativo, imaginativo y atrevido. Date palmaditas en la espalda por cada
obstá culo que percibas que has creado. Sin ellos, no puedes saber qué es lo que quieres.
Piensa solamente en lo que quieres, en lugar de en la carencia o la falta de ello. Acepta de una
vez por todas que tú eres el creador de tu experiencia. Empieza tu día con la intenció n de
buscar los aspectos positivos en todo y en todos. Enseguida, intenta encontrarlos. No te
fijes en có mo otra persona está derramando su energía. Presta atenció n só lo a la tuya.
Recuerda que nada nada es má s importante que sentirte bien, aunque só lo sea sentirte
mejor. . Usa tu "quierodelmes" como un salvavidas. Lo es. Empieza por pequeñ os cambios
rá pidos de conexió n de vibraciones negativas a positivas. Pronto, ese pequeñ o pensamiento
alcanzará el impulso necesario para lanzarte a un mayor "sentirte bien".
Espera tus "quiero". Espéralos. Aprende a encender, a voluntad, sin importar có mo, lo que
hayas elegido hacer. Cuando enciendes tu vá lvula, bajas tu resistencia, vibras
positivamente, atraes positivamente. Mantente alerta a có mo está s sintiendo y el resto será
fá cil.
Mantente fuera del pasado; no existe. Toma conciencia del tono de los sentimientos con los
que permaneces durante el día, desde que amanece hasta que se apagan las luces. Mantente
perceptivo. Toma conciencia..
Vive en el lugar del sentimiento de tus "quiero" todos los días.
O vive en el "sentirte bien" y observa la rapidez con que llegan tus "quiero". Si despiertas
sintiéndote sensacional, aliéntalo. Si despiertas sintiéndote con el á nimo decaído, cá mbialo.
Cálmate, relájate, suavízate, vuélvete natural, acércate a ti mismo.
Saca a la luz esa hermosa dulzura que hay en lo profundo de ti. Encuéntrala, aliméntala,
permítele ser y espá rcela. Hombres y mujeres, todos la tenemos. Escucha a tu guía y
entonces actú a; nunca actú es antes. . Sigue tus impulsos, eso es tu guía. Aprende a
mirar el contraste sin tener que cruzar la línea hacia la resistencia negativa. Practica fluir
la apreciació n por las señ ales de trá nsito, las señ ales de la calle, las construcciones de
ladrillo, los semá foros u otros objetos del exterior mientras conduces. Adquiere conciencia
de los obstá culos muy reales que con tu resistencia está s creando a tu fuente de energía. Si
todo lo demá s falla, haz el gesto de sonreír. El só lo mover tu rostro eleva tus vibraciones.
Si algo te molesta, pasa sobre ello.

ES TU BARCO.
No puedes arruinarlo. No puedes cometer un error ni tomar una decisió n equivocada. Es
imposible. De hecho, nunca has cometido un error; lo que ocurrió só lo contribuyó para que
aprendieras a dejar de vibrar negativamente. Ahora ya lo sabes. Todo este asunto de crear
nuestras vidas mediante el flujo de energías de má s alta frecuencia que en la que hemos
estado vibrando, es increíblemente nuevo para nosotros. Es un gran reto, una monumental
nueva orientació n en la vida. Así que sé amable contigo mismo, tó malo con calma, juega con
las energías, vuélvete curioso, ríe má s, sonríe má s, experimenta. Ve cuá nto puedes sostener
un estremecimiento o cuá n rá pido puedes activar tu energía. Descubre qué te da alegría; y,
entonces, déjala fluir. Juega con tus "quiero". Juega con todo ello; pero recuerda: todo esto
es muy nuevo; así que, por favor, no te desanimes. Somos como bebés en andadera que
aprendemos a maniobrar en nuestro nuevo mundo. Todo en ese bebé dice: "Levá ntate y
camina" . Así que lo hace, una y otra vez, sin importar cuá ntas veces se pueda caer. A eso se
le llama pasió n..., y prá ctica. La prá ctica consiste en esta nueva forma de pensar y de ser.
Tiene que ser así; es tan nueva, tan extrañ a... Exactamente ahora, este concepto no es sino
un montó n de palabras en papel que pueden sonar interesantes, pero el sabor está en la
prueba. Y eso significa prá ctica. Practica có mo hacer fluir la energía. Practica hacerlo con
tus "quiero" o practica solamente para hacerla fluir. Aprende a activarla a voluntad..., en
cualquier situació n... dondequiera que estés..., con quienquiera que estés..., suceda lo que
suceda. Controla tu vida, al controlar tus reacciones ante ella. Así que... practica. Después
de que recorras tus treinta días, diseñ a tu propio programa para mantener en alto el
interés. Tal vez una semana de sentimiento de gratitud, una semana de sentimiento de
asombro por todo, de reverencia, de admiració n, de entusiasmo. Quizá una semana de
sentimiento de diversió n, una semana de optimismo, una semana de estar enamorado, de
sentimiento de: "Dios, es bueno estar vivo", sin importar lo que sucede a tu alrededor.
Practica en momentos casuales, en el bañ o, cuando estés atendiendo a tus niñ os o haciendo
tu declaració n de impuestos, al asistir a una junta o cuando estés trabajando en la línea de
producció n de la fá brica. Lo que es má s nuevo para nosotros, es aferrarnos a estos
conceptos aparentemente obsoletos de que la vida real se trata, primero, de sentir y, luego,
de actuar. Eso es justa y completamente obsoleto para nosotros. Só lo la prá ctica traerá los
frutos de ese audaz nuevo concepto. Puedes pensarlo, tienes que sentirlo. Así que practica
para convertirte en amante. Si es algo que quieres con pasió n, á malo con todas tus fuerzas.
Acarícialo con emoció n con las má s tiernas y ardientes vibraciones. Abrá zalo con ferviente
devoció n. Arrú llalo en tu regazo. Envuélvelo con un amor tan profundo, tan deslumbrante,
tan fogoso, tan bello que te quite el aliento. Practica có mo derramar amor apasionado. Eso
es estar en un gran momento de cá lido y suave cobijo. Sí, la vida puede volverse má s
compleja durante un tiempo porque has incrementado tu deseo, porque has aumentado tus
energías magnéticas. Pero con ese deseo viene la vida auténtica. Así que aprende a sentir,
sentir, sentir..., bien o mal..., positiva o negativamente. Si un sentimiento finalmente abre las
puertas a los tesoros del universo, ¿qué tan malo puede ser? Si lo quieres suficientemente,
aprenderá s a sentirlo. Entonces, aprende a sentirte bien, sin importar cómo. Este punto
de vista tiene que ser totalmente consciente y deliberado. Las respuestas que te pongan de
rodillas tienes que mandarlas a volar. Si deseas cambiar las condiciones de tu vida, tienes
que cambiar también tus vibraciones, así que practica hasta que puedas transformarlas en
un simple abrir y cerrar de ojos. Si no logras sentir cá lidos estremecimientos, significa que
está s por los suelos o que te sientes muy mal. De cualquier manera, está s enviando
vibraciones negativas. Si tienes algún problema, sácalo de tu vida hablando de él contigo
mismo durante diez o quince minutos cada día. Analízalo en voz alta hasta que hayas
encontrado lo que te inquieta, y verá s có mo disminuye al hablarlo. Cada vez que hagas eso,
estará s dejando un poco má s de resistencia detrá s de ti hasta que finalmente descargues lo
suficiente como para permitir que tus vibraciones y tu experiencia. cambien. Só lo
recuerda que la forma en la que pienses es la forma en la que sientes; la forma en la que
sientas es la forma en la que vibras; la forma en la que vibres es la forma en la que atraes.
Así que lo que quieras, siéntelo, siéntelo hasta que se convierta en un cá lido
estremecimiento. Si puedes sentirlo, puedes tenerlo. Puedes tener cualquier cosa que
quieras, siempre y cuando primero puedas sentirlo. Te puedes comer al mundo de un
bocado. Só lo tienes que prestar atenció n para descubrir qué viene, en lugar de qué es lo
que no está aquí. Una vez que estés có modo haciendo eso, por los poderes que son y por el
poder que eres tú , empezará s a vivir la vida que viniste a vivir aquí. Estará s haciendo
realidad tu razó n de ser. Todo es energía. Eso es todo lo que este mundo y el universo son.
Puedes ser su dueño o su víctima. Al aprender a controlar el tono y el flujo de tu energía
electromagnética, estará s aprendiendo a tomar el control de tu propio destino, dirigiendo
tu barco a donde desees. Cuando lleguen las tormentas, sabrá s qué las creó y qué hacer.
Está el control absolutamente dirigido hacia recargar las maravillosas recompensas de una
vida que está en toda la extensió n de tus posibilidades finalmente siendo vivida.

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