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4 T. M. Frazier Soulless
4 T. M. Frazier Soulless
Traducción: misbooksenpdf.blogspost.mx
Nanistvd@gmail.com
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El final de la épica historia de amor de Bear y Thia.
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Prólogo
Bear
ESTABA ENOJADO con el mundo, con el whiskey por no ser lo
suficientemente fuerte, con las drogas por no durar lo suficiente, con las
malditas putas a las que monté por no excitarme cuando era mi culpa que
mi pene estuviera jodidamente inservible después de un cubo de puta coca.
Fui demasiado lejos al estar enojado con personas al azar en la calle por
reírse o sonreír cuando sentí que nunca sería capaz de sonreír o reír otra
vez.
Entonces, la chica del cabello rosa del pasado llegó corriendo a mi vida y
fue como si por primera vez, hubiera encontrado un propósito. Un
verdadero propósito y no sólo alguna mierda que Chop escupía como
órdenes que yo y cada otro miembro de los Beach Bastard tomábamos
como una biblia, sino una verdadera razón para vivir otra vez.
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antes de ella. Los únicos atisbos de genuina felicidad que alguna vez había
tenido llegó por cortesía de Preppy, King, y por supuesto Grace. Como
cuando King nos tatuó por primera vez y nos encantaron los tatuajes,
incluso aunque estaban torcidos y completamente horribles. Como cuando
Grace me hizo mi primer pastel de cumpleaños. Como cuando aquella vez
que King, Prep y yo nos sentamos arriba de la torre de agua y pensamos
que el mundo era nuestro para tomarlo.
Porque eso era ella. Eso era lo que ella siempre sería. Y mataré a cada
hijo de puta que se atreva a intentar quitármela.
Mía.
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Capítulo 1
Bear
Trece años de edad…
FUI A LA oficina de mi viejo para hacerle saber que el envío que él había
estado preguntando por los últimos meses finalmente había llegado. Al
segundo que abrí la puerta, al instante me arrepentí de olvidar tocar. Chop
estaba recargado en la descolorida silla verde en la esquina de la
habitación con sus pantalones abajo alrededor de sus tobillos, una cerveza
en la mano una BBB pelirroja llamada Millie, o Mallie o Jenni, estaba de
rodillas entre las piernas de él, su cabeza moviéndose de arriba abajo sobre
su pene—. Mierda —murmuré, recordando cuanta mierda me soltó la
última vez que lo interrumpí con una chica. El ojo negro tardó dos semanas
en desaparecer, y después de eso, él me había puesto de trabajo la puerta
por un puto mes entero.
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—Lo siento, Pa’ —dije, un desliz de lengua y algo más que era seguro
para encenderlo.
—Así es. Prez. La mierda del Papi y Pa’ era cuando eras un niño, y tú
ya no eres un niño —dijo él—. ¿Por qué quiero que me llames Prez? —él
preguntó, picándome en el pecho.
—Así es, novato. Yo. Soy tu puto Prez. No soy tu papá, o tu pa’ o tu puto
viejo —Chop me agarró de mi chaleco vacío y me haló por el pasillo y luego
por las escaleras hacia la sala común. Unos cuantos de los hermanos
estaban sentados en taburetes en la barra. La otra mayoría estaba jugando
billar, sus apuestas colocadas en una pila alta en el borde de la mesa,
indicando las altas apuestas del juego.
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—Diles. Diles a tus futuros hermanos quien soy yo, novato —Chop
ordenó, burlándose de mí como si estuviera esperando a que yo estallara.
Estaba enojado, pero no era un puto estúpido. Todo lo que tenía que hacer
era soportar mi tiempo como un novato porque una vez que fuera parchado
como miembro él tendría que mostrarme algo de respeto.
Eso esperaba.
—¿Qué hay del resto? —Chop pidió y mis manos temblaron, mi miedo
lentamente volviéndose ira. Tomé un par de respiraciones profundas para
intentar suprimirla. Nada bueno saldría de mí arremetiendo.
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Levanté la mirada a los hombres quienes todos parecían estar
entretenidos, sonriendo y codeándose el uno al otro como si estuvieran
viendo algún tipo de espectáculo de comedia, todos, excepto por uno. Un
hombre con cabello plateado en la parte de atrás del grupo de pie con una
expresión seria, mostrando una emoción que podía haber fácilmente
confundido con simpatía si es que pensaba que un hermano podría tener
simpatía por un novato.
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—¿Lo hace? —pregunté, y genuinamente quería saber. Necesitaba
saber. Veía lo que los hermanos tenían, y era lo que yo quería. Las fiestas.
Las chicas. Las asombrosas motos.
—Claro que lo hace, niño. Soy Joker —dijo él, llevándome a la barra.
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—Joder, sí, lo hacemos —dijo él con una risa, tomando un trago de su
cerveza. Él se inclinó cerca y bajó la voz—. Pero nosotros no tratamos a
nuestros hijos como mierda. La familia lo es todo, niño. Recuerda eso. La
familia es todo el punto de toda esta puta mierda —dijo Joker, ondeado su
botella de cerveza alrededor de nosotros.
Arrugué mi nariz—. Otra vez, ¿quién eres? —le pregunté al extraño que
parecía saber no sólo quien era yo, sino a lo que yo estaba destinado.
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Capítulo 2
Bear
ECOS DE LLANTOS de los internos flotaban a través de la celda de
concreto en la noche. La mayoría de estos sujetos eran duros gansters en el
día y charcos de inútil miseria en la noche. Parecía que con las luces fuera
era el único momento aceptable para revolcarse en la mierda en la que has
estado tratando.
Yo no.
Especialmente Ti.
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Sus suaves gemidos.
Lo que pasó fue que recordaba todo, y con brillante y vivido detalle.
Entre más pensaba en ella más recordaba.
Con tanto tiempo en mis manos, era posible recordarla en incluso más
detalle del que tenía cuando ella estaba de pie justo enfrente de mí. Como
la forma en que ella cambiaba de pie cuando estaba incómoda. La forma en
que ella mordía el lado de su pulgar cuando estaba nerviosa. Nunca había
tenido la necesidad de reclamar a una perra en mi vida entera. Pero
entonces la probé en la fogata y supe ahí que no había retorno. No para mí.
No algún día. La primera vez con ella en la camioneta, juro que yo estaba
cantando MÍA en mi cabeza mientras empujaba dentro y fuera de su
increíble coño.
Joder.
* * *
Tan fácil como era perderse en los pensamientos sobre ella, no era fácil
olvidar la inmediata amenaza que podía estar avecinándose cada turno.
Ninguna celda era segura. Ningún pasillo. Ningún baño. Ni siquiera el
patio.
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Cuando Bethany me dijo que tenían suficiente evidencia para arrestar a
Ti, no había manera que fuera a dejarlos tomarla y no escatimé un puto
segundo al pensar en tomar su lugar. Lo cual era más que una razón para
asegurarme de que mi guardia está puesta y enseñarle a cada Bastard,
que pensó que podía llegar a mí a la cárcel, que terminaría estropeado o
muerto. Realmente no importaba la forma, no sería Ti.
Si alguna vez.
La D.A. anunció poco después de que había sido arrestado que estaban
buscando por la pena de muerte.
Por ahora.
Los Beach Bastards solían ser más que sólo un club de motociclistas,
incluso más que mi hogar. Ellos eran una hermandad, unida por la lealtad.
En ese tiempo nada comparado con el sentimiento de pertenecer a algo
más grande y más importante que yo mismo.
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Cuando dejé el MC, nunca pensé que tendría eso otra vez, pero estaba
equivocado. Aunque el paquete era un poco diferente. En lugar de cueros y
tatuajes, fue una lista boca y un cuerpo en el que quería montar mi rostro
cada puto segundo del día.
MI Thia.
Los Bastards eran ahora más como una organización terrorista, unida
no por lealtad, sino por las órdenes escupidas de la boca de un tirano
hambriento de poder sin alma. Mis hermanos solían ser soldados, pero en
algún lugar a lo largo de la línea ellos se volvieron en nada más que
obedientes perros atados a las cortas correas de Chop. El tipo de matones
que hacen el trabajo sucio, rayan celdas mientras ellos están dentro, y
contribuyen al bien general del club.
Hasta Ti.
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Ella me hizo darme cuenta de que yo no necesitaba el club para ser un
motorista.
Era una buena puta cosa que yo ya no fuera un Bastard porque si salía
y cuando estuviera libre de estas barras, el dolor que planeaba infligir
sobre mi viejo haría que lo que Eli y sus maricones hombres me hicieron
pareciese una puta domesticación en comparación.
Sadie.
No confiaba en eso.
No confiaba en ella.
Tenía suficiente mierda yendo sin tener que pensar en la mujer que me
dio a luz escapando del puto hoyo, sólo para arrastrarse de vuelta a la
tierra de los vivos.
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que yo creí que ella era una traidora. Las ratas no tenían un lugar en el
club o un lugar entre los vivos. —Nosotros no le damos a las ratas un
segundo pensamiento después de haberlas eliminado. Las ratas son plagas
y la única buena rata es una rata muerta —él había dicho eso la misma
noche que él había atrapado a Sadie tratando de escapar de Logan’s Beach
conmigo en el asiento del copiloto. Horas después, la arrastró dentro del
bosque y la mató como a un puto perro rabioso.
Ella estaba viva y respirando, pero había algo en ella. Tal vez eran sus
hundidas mejillas o su cetrina complexión. O tal vez era la vibra de derrota
que ella estaba desprendiendo que me hizo preguntarme si tal vez mi viejo
había tenido éxito en matarla después de todo.
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Sadie y Chop se habían juntado cuando Sadie sólo tenía dieciséis años.
Ella era una fugitiva que se convirtió en puta de club. Cinco cortos años
después de que nací ella se había ido y eso era eso.
Entonces allí estaba ella. Casi veinte años después, sentada al otro lado de
mí, mirándome con su boca abierta como si yo fuera el puto fantasma en la
mesa.
—¿Por qué estás aquí? —había preguntado, no seguro por donde más
comenzar la conversación o incluso si quería tener una.
Ella asintió. —Yo también pensé que lo estaba. Resulta que, estaba
equivocada.
—Significa que cuando tu padre jaló el gatillo pensé que estaba muerta,
pero desperté y estaba sorprendida entonces de que estaba viva como tú
ahora, pero no era libre. Estaba encerrada en algún lado —ella pinchó en
puente de su nariz—. Pero los detalles están borrosos. Escapé, pero
honestamente ni siquiera recuerdo cómo. Tan pronto como mi mente
comenzó a aclararse, te busqué.
—¿Tú crees que Chop te mantenía en algún lado todo este tiempo?
—¿Cómo coño no sabías donde estuviste por veinte putos años? ¿No
crees que eso suena un poco loco?
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cicatrización de rosa a blanco—. Sé que suena loco. —dijo ella, sus ojos
finalmente encontrando los míos—. Pero esa es la verdad.
Ding-dong hijo de puta. Chop le disparó. Salió. Les dijo a todos que ella
estaba muerta. La perra luce viva para mí así que incluso si su historia no
es la verdad tu viejo está hundido hasta las bolas en lo que sea que pasó. El
fantasma de Preppy intervino. Había estado escuchándolo mucho menos
desde que conocí a Ti y estaba contento de que el pequeño cabrón estuviera
todavía alrededor. Coloqué mis codos sobre la mesa y cubrí mi boca con mis
manos para tapar mi sonrisa.
Preppy tenía razón, pero no había forma de que algún día supiera si ella
estaba diciendo la verdad. No pondría una larga y prolongada tortura a
Chop, pero, ¿por qué él les mentiría a todos sobre ello? no había más que la
historia, y no sabía si Sadie estaba mintiendo o si ella de verdad no
recordaba.
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Ella se aclaró su garganta y mis ojos cayeron a su largo cabello el cual
ella estaba retorciendo en su mano. Estaba mucho más largo de lo que lo
estaba en mi memoria, tocando su cintura, y el casi negro ahora estaba
rayado con blanco.
Las arrugas alrededor de sus ojos estaban más prominentes, su sello del
labial rojo se había ido, sus labios estaban desmaquillados al igual que el
resto de su cara.
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empujó la silla hacia atrás de la mesa, raspando a lo largo el linóleo, pero
permaneció sentada—. Porque algo me dice que no hay nada de lo que me
hizo que yo quisiera recordar —ella se limpió la mejilla con el dorso de su
mano y de pronto el evitar mirar de antes volvió. El sorber se detuvo.
—Es por una chica —dijo ella. No era una pregunta. La esquina de su
labio se volvió en una sonrisa a medias.
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—¿Familia? —pregunté, tosiendo ante su uso casual de una palabra de
la que ella no sabía nada.
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—el oficial tiró de las cadenas conectados mis esposas, arrastrándome lejos
de Sadie.
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Capítulo 3
Bear
Treinta minutos después de la visita con Sadie, estaba afuera en el patio
pensando sobre nuestra conversación sobe la familia cuando se me ocurrió.
Pero ellos estaban viniendo. Sabía eso también tanto como sabía mi
propio nombre. Podía prácticamente olerlo en el aire.
—Parece como que podrías usar uno de estos —una voz dijo. Me
desperté de mis inducidos pensamientos de Ti para encontrar a un sujeto
negro alrededor de mi estatura, pero el doble del peso mi cuerpo, su traje
rasgado en el cuello y brazos para hacerle espacio para sus prominentes
músculos.
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alrededor de la flama, encendiendo mi cigarro y después el suyo antes de
apagar el cerillo en el aire y arrojándolo al césped. Él colocó el paquete en
la mesa—. Quédatelos —dijo él.
—Ya no creo que tenga que adivinar quién es este amigo nuestro —dije,
tomando una última calada de mi cigarro y poniéndolo arriba de mesa,
King había hecho sus tres años en el estado de Georgia. El sujeto se
levantó y la banca mantuvo la forma de Miller hundida.
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Miller cubrió sus ojos del sol. —Él dijo que no consigas que te maten y
que la chica está segura.
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Capítulo 4
Thia
Diez años de edad…
Me llevó dos horas enteras convencer a Bucky que me acompañara en bici
los diecinueve kilómetros a la casa de empeño. Después de patear piedras
alrededor con su zapato por cinco minutos, le dije que le daría mi mejor
caña y carrete y él por fin aceptó.
—¿Cuánto me darías por este? —le pregunté al peludo hombre alto con
orejas que sobresalían a los lados. Me paré de puntas así podía inclinarme
sobre la rayada vitrina de vidrio que se doblaba como un mostrador y le di
al hombre mi mejor cara de ‘me refiero a negocios serios’. El hombre detrás
de la reja arriba del mostrador usaba una etiqueta de su hombre que decía
TROY. Troy bajó la vista hacia mí con una ceja levantada como si él nunca
hubiera visto antes a una niña de diez años entrar en una casa de empeño
y tratar de negociar.
—Es mía, así que puedo hacer lo que quiera con ella —alegué. Había
ganado la hebilla cuando había ido al rodeo en La Belle con Bucky y su
papá el año pasado. Bueno, no tanto como que GANÉ, viendo que yo era la
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única niña de ocho años dispuesta a intentar montar una oveja, pero me
dieron un premio de todos modos.
—¿Entonces? —me giré otra vez a Troy quien sostenía la hebilla en sus
manos. Él la giró y la estampó contra el mostrador.
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—No puedo decirte eso —dije, considerando sacarle la lengua—. Vamos,
Bucky —lo agarré de su brazo y nos dimos la vuelta para irnos.
Troy asintió tan fuerte que pensé que su cabeza podría caerse—. Bien.
Ahora váyanse —. Nos despidió con la mano, metiéndose a través de la
ventanilla en la reja, cerrándola de golpe.
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—Ese es mi secreto —dije con una sonrisa maliciosa. La verdad era que
me había estado muriendo por contarle a Bucky desde que Bear y sus
amigos motoristas visitaron la Stop-n-Go, pero quería esperar hasta que
estuviera segura de que estábamos fuera del rango de los oídos de los
chismosos del pequeño pueblo.
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No nos subimos a nuestras bicicletas cuando llegamos al camino. En su
lugar, las empujamos de los manubrios y continuamos caminando uno
junto al otro. Saqué el anillo de mi camiseta así Bucky podía verlo,
girándolo para que pudiera obtener un mejor vistazo de la escalera.
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sidecar. Dispersamos el polvo de nuestras caras, y mientras Bucky estaba
ocupado tosiendo, yo miré a la moto marcharse completamente fascinada y
en admiración del sonido que hizo, cuán rápido estaba yendo, y como la
señora parecía tan cómoda en su pequeño asiento, ella podía haber estado
tejiendo en lugar de viajar a toda velocidad. Miré detrás de la moto hasta
tiempo después de que había desaparecido alrededor de la curva.
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Capítulo 5
Thia
NO HAY MUCHO allá afuera en el mundo que me asuste. La vida es
demasiado aterradora para desperdiciar tiempo en estar asustado de lo
desconocido cuando lo conocido es lo suficientemente espantoso. Nunca
estuve asustada del coco o de algo acechando debajo de mi cama o en mi
armario en la noche cuando era una niña.
La única cosa de la que estaba asustada era de las cosas que realmente
suceden.
Y todavía de alguna manera, todas mis pesadillas desde que Bear se fue
se han revuelto alrededor de espirales descendentes de perdición.
Arrasando con edificios, granjas, pueblos…
Vidas.
Las nubes estaban en guerra con el cielo, justo como yo me sentía, como
si estuviera en una guerra conmigo misma. Amor y dolor, ambos existiendo
en medidas iguales dentro de mí. Se volvió físico y después de unos días se
había desarrollado en un completo dolor corporal devastador.
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Una oscura línea de nubes se aproximó, invadiendo en el cielo azul
mientras la inminente tormenta de la tarde se dio a conocer. Circulando y
ondulando hacia mí, mi pesadilla cobrando vida.
Y la suya.
Bear.
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iluminando sus húmedos ojos mientras él miraba hacia arriba a los árboles
como si ellos fueran más que sólo fruta o ramas.
Fue la noche que me di cuenta que todos los recordatorios de ‘todo está
bien, cariño’ que mi padre me dio cada noche en el comedor era la mentira
que siempre había sospechado que era.
Excepto que esa era otra mentira, incluso si ella no lo sabía en ese
tiempo.
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Porque ese tipo de amor si existía.
Confía en mí.
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temblorosas y girándola una y otra vez preguntándome dónde estaba el
resto de ella.
—Thia —dijo Ray, llegando a parase junto a mí—. ¿No lo ves? Iban a
arrestarte. Bear al menos tiene una oportunidad de pelear donde tú no
tendrías. Él creció en el club. Sabe cómo controlarlo por sí solo. Sabe lo que
está haciendo. Bethany tiene razón. Tan difícil como sea, tienes que confiar
en él, y mientras tanto ella va hacer todo lo que puede para traerlo a casa.
Todos lo haremos.
Sacudí mi cabeza—. Debí ser yo. Él no hizo nada. ¡Yo lo hice! —me giré
hacia Bethany—. Soy la que le disparó a mi madre. Soy yo la que la mató.
¡Debería ser yo! Por favor no podemos dejarlo…
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¿Confiar?
Con cada trago, juraba que podía todavía saborear los labios de Bear en
la botella.
Era tarde. El aire estaba estancado. La humedad tan alta que pequeñas
gotas de agua se moldeaban en mis brazos y se derramaban en el doblez de
mis codos.
Todo pasó demasiado rápido, aun así, era como si el tiempo no hubiera
pasado en absoluto.
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¿Cómo era eso incluso posible?
Había estirado mi mano por el anillo de Bear cada vez que Erin
Flemming me molestaba en quinto grado y extraje fuerza de él en el día
que finalmente había tenido la suficiente y le pegué en el estómago. Fui
mandada a casa de la escuela y ni siquiera parpadeé cuando mi madre me
castigó por un mes.
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Incluso después de descubrir que la promesa que había estado usando
alrededor de mi cuello por ocho años era una promesa vacía, no estaba
menos emocionada cuando Bear me lo había dado de nuevo.
Entre más tiempo se quedara Bear en prisión era más seguro que él no
iba a salir nunca, sin embargo, nadie me diría exactamente cuánto tiempo
se suponía tenía que esperar.
Puta espera.
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Capítulo 6
Thia
ESTOY EN EL APARTAMENTO DE BEAR. Es tarde. Tan tarde para que
el teléfono desechable en la mesita de la noche esté sonando. Me giro y lo
contesto—. Hola —digo, mi voz ronca y rasposa por el sueño. Aclaro mi
garganta y la voz en el otro extremo se ríe.
—Nena, soy yo. No digas ni una puta cosa. Sólo déjame hablar. Hay
mucho que necesito decirte, pero no sé por dónde jodidamente empezar.
Simplemente comenzaré con esto. Pienso en ti. Incluso aunque sólo han
sido horas te extraño más de lo que alguna vez he extrañado algo. Nunca
supe siquiera lo que significaba extrañar algo hasta ahora. No sé cuándo
vayamos a ser capaz de hablar otra vez, así que quería decirte todo esto
ahora mientras todavía puedo. ¿Todavía estás ahí, Ti?
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para mí, pero planeo recompensártelo con cuan bueno voy a ser para ti.
Contigo. Por ti.
—Tengo una confesión que hacer. Cada vez que follamos, me he venido
dentro de ti. He estado aquí por meses, más tiempo de lo que tú y yo hemos
sido… bueno, lo que sea que hayamos sido. Estaré realmente decepcionado
si tú no estás embarazada. Si salgo, y cuando lo haga, planeo arreglar eso.
Planeo llenarte con tanto de mí que no tienes puta opción más que cargar
con mi hijo. Puede que no vaya a ser nunca un buen hombre, nena, pero a
diferencia del pedazo de mierda de mi viejo, creo que sería un buen papá.
Quiero una niña. Con cabello rosa, justo como tú.
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tiempo. Confía en mí. Confía en nosotros. ¿Puedes hacer eso por mí, nena?
¿Puedes confiar en mí?
—Sí. Sí puedo.
—Ya podemos hablar, dime algo de ti. Algo que no sepa. Algo que no sea
depresivo porque aquí no hay mucha mierda para sonreírle.
—Te conseguiré uno, nena. El más grande que tengan. Al segundo que
salga.
—¿De verdad crees que vas a venir a casa? —la pregunta es doble. ¿De
verdad él va salir? ¿Y él será capaz de sobrevivir esto?
—Significa que ahora que tengo algo por lo cual vivir, van a tener que
venir por mí con un arma nuclear atado a su pecho con el fin de
aniquilarme porque no voy a irme a ningún lado, Ti. No voy a dejarte. No
ahora. No nunca. Lo prometo.
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—¿Bragas y una camiseta sin mangas? —él pregunta, citando mi
atuendo preferido para dormir.
—Sí —digo.
—Sí, lo estoy.
Cerrando mis ojos, rodeo mi clítoris con dos dedos recordando con vívido
detalle cada cosa que Bear está mencionado. Su cálida lengua húmeda, el
apriete en mi vientre cuando él implacablemente me folló con ella. Más y
más rápido lo rodeé hasta que ya estaba cerca del borde—. Sí —digo.
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—No puedo esperar a hacer eso otra vez. Pero no voy a dejar que te
vengas en mi lengua la siguiente vez —dice Bear, y de pronto estoy
decepcionada.
Esperanzada.
Es así como supe que la llamada completa fue nada más que un sueño.
La realidad era que Bear había emitido la regla de no contacto. No iba a
alcanzarlo y él no iba a alcanzarme a mí. No llamadas. No visitas. King
explicó que visitar al hombre en prisión que estaba acusado de asesinar a
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mis padres no me hace parecer la inocente que Bear estaba tratando de
hacerme parecer.
Cuando abrí mis ojos, realmente era King quien estaba parado junto a
mí, su descomunal cuerpo fundido en oscuras sombras, sin evidencia de
que él hubiera ingerido algún aparato electrónico. Por suerte, a diferencia
de mi sueño, estaba completamente vestida en una camiseta y sudor,
aunque todavía estaba respirando fuerte, todavía no recuperada
completamente del orgasmo que casi había tenido en mi sueño—. Hora de
ir a casa.
¿Casa? Me senté y froté mis ojos. King me indicó que me reuniera con él
afuera en diez minutos y dejó la habitación. Aventé las cobijas e hice mi
camino al baño y tomé una ducha.
Casa.
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Capítulo 7
Bear
Una campana sonó por lo alto, anunciado que el tiempo en el patio terminó
y no un momento demasiado pronto. Miller y yo fuimos a la salida más
cercana, nunca quitando nuestros ojos de nuestra nueva compañía—. Tú
no, McAdams —dijo el guardia cuidando la puerta, empujándome de
vuelta al patio después de que Miller ya había entrado.
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darme un paquete de cigarros, cuando divisé un paquete en el bolsillo de
enfrente del traje de Wolf, estiré mi mano y lo saqué junto con una caja de
cerillos—. Gracias por el tabaco —dije, encendiendo uno y arrojando la
cara de cerillos sobre la mesa—. ¿Ustedes chicas están listas para intentar
y hacer esto o qué?
Agitado.
Algo.
—¿Entonces para qué coño los mandó aquí? ¿A una puta pelea de
cosquillas? —expulsé el humo a través de mi nariz, y aunque no tenía idea
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de cómo se iban a jugar los siguientes minutos, me sentí relajado entre la
riña familiar.
En paz.
En casa.
—No, él nos mandó aquí para eliminarte, pero eso no es lo que vamos a
hacer —dijo Munch, poniéndose de pie y ayudando a Wolf a levantarse del
piso.
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Él sacudió su cabeza mientras Munch y Stone revelaban sus propios
tatuajes recientemente quemados—. No, él no lo hizo. Nosotros lo hicimos.
Todos lo hicimos.
—Las BBB, ellas son sólo putas —dijo Stone como si estuviera
recordándose a él mismo ese hecho.
—¿En serio? ¿Eso era Em para ti? ¿Sólo una puta? —Wolf soltó,
pateando su pie en la banca, descansando su codo en su rodilla.
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jodidamente sabemos eso —Stone se paseó de atrás hacia delante mientras
hablaba, retorciendo sus manos y mirando entre el césped y yo—. Ellas
están ahí para chupar y montar verga sin cuestionar. Si ellas cuestionan,
están fuera. No pueden decir que no. No puedes despreciar a un hermano.
Esas chicas viven para la fiesta. Para la aventura del club.
Stone me miró con un rostro inexpresivo, pero había más dolor en sus
ojos, más emoción de la que alguna vez había visto en él y lo había
conocido durante diez años—. A lo que quiero llegar es a Em.
—Sí. Tenía cabello negro azabache y raros ojos grises púrpuras. Ella
llegó al club después de que te fuiste. Ella no tenía a donde más ir, su
mamá murió en una clase de accidente. En fin, después de las fiestas
cuando todos estaban inconscientes, hablamos. Ella no era como las otras.
Ella escuchaba. Ella de verdad me gustaba. Nos hicimos un poco cercanos
—dejó salir un suspiro—. Demasiado cercanos. Ella era mi chica. A pesar
de lo que ella jodidamente hizo con los otros hermanos antes de que ella
viniera a mi habitación esa noche, ella todavía era mi puta chica.
—¿Entonces qué coño pasó? —no era la cosa más extraña que había
escuchado. A lo largo de los años había visto a unas cuantas BBB
convertirse en señoras. No era un secreto que Sadie era una de ellas.
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o quitando para adaptar sus malditos estados de ánimo, de repente un club
de putas como señoras fue olvidado.
—Me devanaba los sesos pensando en que pude haber hecho para pedir
por este tipo de castigo, pero quedé en blanco —dijo Stone. Él se sentó otra
vez en la banca, dejando caer su cabeza en la mesa y habló hacia el piso—.
Yo era un buen soldado. Era el mejor soldado. Nunca hice preguntas. Hice
lo que me decían.
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porque dejé mi arma en mi recámara, pero nunca me imaginé que alguna
vez la necesitaría en contra de mi propia vida con Prez porque yo era un
buen soldado —él repitió—. Jodidamente bueno.
—Salta al final —dije, odié que tuviera que esperar por lo que ya sabía
que iba a venir.
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—‘Porque las putas no son tu familia’, dijo Chop. ‘Tus hermanos son tu
única familia. Las putas son jodidamente desechables.’ No me había dado
cuenta que tenía una pistola en su regazo hasta que él la sostuvo en su
cabeza ‘¿ves? Me acabo de venir en su garganta’ dijo él, ‘y esta puta me
agradece por sangrar en mí’. Entonces el jaló el puto gatillo.
—¿Cómo que eso no es todo? Ese hijo de puta mató a la mujer de Stone
justo frente a sus ojos para enseñarle un tipo de lección enferma sobre sus
perspectivas de la familia.
—Él no sólo mató a Em —dijo Wolf, mirando atrás a Stone quien tenía
su cabeza entre sus codos.
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las personas que tú piensas son tu familia y esa mierda no está bien —él
sacudió su cabeza—. No está jodidamente bien.
—No tenemos idea. Todo lo que sabemos es que él las llamó al patio y
puso una bala en sus cabezas. Él continuó gritándoles, preguntándoles
dónde estaba ella, y cuando ellas le preguntaban de quién estaba hablando
o le decían que no sabían, él las mataría y patearía sus ensangrentados
cuerpos a la piscina.
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sangriento desastre que Gus había dejado en la puerta de King que era Ti,
me hizo apretar mis dientes hasta que pensé que habían tronado.
—Primero que nada, estoy sorprendido como la mierda que tú, de todas
las putas personas, tenga una mujer, pero hablaremos de esa mierda
cuando tengamos menos asuntos urgentes golpeando nuestras putas
puertas —dijo Wolf, con una pequeña sonrisa que me recordó cuán
cercanos solíamos ser. La familiaridad de nosotros sentados en una mesa,
no importa cuán jodido fuera el tema que estábamos discutiendo, era un
sentimiento bienvenido.
—Lo aprecio, pero si esa guerra alguna vez sucede podría ser aquí
porque tengo algo trabajando para que me saquen, pero si no pasa voy a
tener un puto momento difícil —dije, limpiando el sudor de mi frente.
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—Sí —inhalé profundamente, necesitando la nicotina más que nunca—.
Mejor yo que ella. Lo haría otra vez en un parpadeo. Firmé una confesión,
así que no veo que vaya a salir en ningún momento cercano.
—Tú déjanos eso a nosotros —dijo Munch con una sonrisa maliciosa. El
chico siempre resolvía sus asuntos alrededor de la mierda, así que no
pasaría de él al ser capaz de alguna manera de sacarme—. Ya tenemos
algo trabajando.
—Lo que Munch quiere decir es que, es una chica a la que él solía
cogerse, se consiguió un trabajo clasificando evidencia para la cárcel —dijo
Wolf.
—¿Es cierto?
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aprecio la manera en que ella luce en esas apretadas faldas follando su
experimentado culo de lado. Ella procesó un par de casos donde yo acabé
del lado equivocado de la sala de justicia y juro que no me importaba
cuanto tiempo consiguiera tanto como ella mantuviera flexionando ese
perfecto culo sobre la mesa para ordenar sus papeles.
Los tres de nosotros nos reímos e incluso Stone sonrió brevemente. Todo
se sintió normal.
—Creo que sé cómo llegar a mi viejo —dije, tomando una larga y lenta
calada a mi tabaco, mis pensamientos firmemente en mi sorpresivo
visitante de esa misma mañana.
—Dijiste que Chop estaba preguntándole a las BBB donde estaba ELLA
— apagué mi cigarro y jalé de mi barba—. Creo que sé quién es ELLA.
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Troné mis nudillos—. No voy a ponerme un puto chaleco otra vez. Esa
parte de mí está jodidamente muerta. No seré su líder. No seré su Prez,
pero seré un soldado con ustedes. Iremos a la guerra juntos y vamos a
derrotar a ese hijo de puta.
59
Capítulo 8
Thia
—PENSÉ QUE TÚ estabas llevándome al huerto —dije mientras King
aparcaba en un motel de la carretera, a mitad de camino entre Jessep y
Logan’s Beach.
—Lo estoy, pero Bear no quería que tú estuvieras sola ahí. Él le llamó a
alguien para que te cuide. Vamos a encontrarnos aquí.
Lo que estaba esperando era otro motorista más. Alguien que luciera
malvado y estuviera adornado en tatuajes de calaveras. Lo que no
esperaba era a la pequeña cosa rubia parada frente a mí.
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—¿Alguna posibilidad de que fueras seguida? —King preguntó. Ella lo
ignoró, revoloteando en la habitación como una mosca tratando de
encontrar una ventana abierta.
País lento era un término que estaba segura fue inventado en Jessep,
donde la vida se movía más lento que un tractor moviéndose en la
carretera principal. Esta chica estaba transitando la habitación a tan alta
tasa de velocidad que ella se miraba y sonaba como si estuviera atascada
en avance rápido.
61
—¡Rage! —espetó King. La chica se volteó de donde estaba
inspeccionando el marco de la puerta del baño—. ¿Crees que fuiste
seguida? —repitió él.
3 Marca de tenis. Son similares a los tenis de Vans tipo flats de agujetas.
62
nuevo y volverse otra vez hacia nosotros—. Sí, mi nombre es Rage y no soy
amiga de Bear. Soy amiga de quien sea que me pague más, los cuales
ahora son King y Bear —ella apuntó con su pulgar a King—. Y, por cierto,
Rage es diminutivo de Regina.
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—La explosión del almacén en Ocala, ¿fuiste tú? —King preguntó,
imperturbable ante el apuro de Rage.
Rage dejó caer sus manos y golpeó su pie. Ella sostuvo su maleta
apretadamente a su pecho—. No te conozco, pero desafortunadamente si
vamos a estar aquí más tiempo, voy a hacer explotar este puto motel y tú
podrías ser un daño colateral si eso pasa, y me súper encanta tu cabello así
que eso sería una lástima, ya que me he sido puesta en el cargo de
mantenerte segura y todo.
—¿Ella? —le pregunté a King, sin importarme si ella podía oírme. Los
nudillos de King estaban blancos y parecía como si le doliera no poner a la
chica en su lugar después de que ella lo había insultado.
—Oh. Mi. Mierda —Rage exclamó—. Creo que algo del moho en la
esquina acaba de moverse. Vayamos antes de que decida que cuidar a esta
joya aquí sea realmente una puta mala idea.
64
—¡Esto va a ser divertido! —ella anunció sarcásticamente, mientras
ella entraba a la camioneta y le lanzó su maleta a King quien la puso en la
caja de la camioneta. Ella se acomodó en medio mientras yo me colocaba a
su lado y nos dirigimos a Jessep.
Quiero decir, no podía ser así de largo porque Bear iba a salir pronto y
todo estaría bien. Comencé a decirlo una y otra vez. Para el momento que
entramos a Jessep casi sonaba creíble.
Casi.
65
Capítulo 9
Thia
FUE HACE OTRA vida cuando estuve por última vez en Jessep. Al menos
así es como parecía, aunque en realidad no había sido muy largo en
absoluto.
Aun así, el hedor de las naranjas podridas era más punzante de lo que
recordaba, tan fuerte que Rage se cubrió la boca también justo cuando
pasamos el letrero de BIENVENIDOS A JESSEP. Como si fuera posible,
los caminos de tierra se habían vuelto incluso más difíciles de conducir,
mientras se demostraba con la camioneta balanceándose de lado a lado
mientras yo trataba—y fallé—de esquivar baches tipo cráteres y grandes
rocas.
Casa.
¿Todavía era eso lo que era este lugar? No se sentía de esa manera.
El cruce solía ser la primera señal de que estaba llegando a casa. Era la
primera cosa en darme la calidez y la extraña sensación de familiaridad
siempre que salía de la carretera principal para el primer camino de tierra
que conducía a Jessep.
66
Llegar al pueblo esta vez era diferente.
No sé cuándo eso pasó. ¿Fue cuando mis padres murieron y salí del
pueblo? ¿Fue antes de eso y yo simplemente no lo había notado?
Había fallado.
* * *
—NO QUIERO entrar ahí —dije, mirando el porche.
67
—Huele aquí adentro —gritó ella, haciendo un largo y ruidoso sonido de
atraganto.
—No dejes que el rosa te engañe —dijo él, su voz profunda y dura—.
Esa diminuta loca misofóbica ahí dentro es la puta persona más letal,
bueno, tal vez la segunda más letal que alguna vez he conocido y es porque
ella no toma bandos. No tiene conciencia. Es bueno que la consiguiéramos
antes de que Chop lo hiciera o tú estarías conociendo otro lado de Rage. En
el que terminas sin respirar.
—Oh —murmuré, sin estar segura si debería estar feliz o triste sobre
Bear escogiendo dejarme bajo el cuidado de Rambo edición reina de
graduación. King se encaminó al porche y le gritó algo a Rage quien
apareció otra vez en la entrada, dándole vueltas a su cola de caballo.
Miré a Rage quien presionó sus labios juntos y frunció el ceño. No pude
evitar desear que todavía estuviera en la camioneta con él.
Arrastré los pies hasta la casa, pero me detuve justo antes de los
deteriorados escalones.
68
—Sí, un poco.
—Está bien —dije, señalando detrás de ella—. Hay una valla atrás de
la propiedad. Podría todavía estar ahí algunos de mis viejos objetivos—.
Rage estrechó sus ojos hacia mí—. Supuse eso cuando vi la mirada en
tu cara cuando aparcamos, pero tengo una idea. Al menos sube los
escalones.
—Todo —admití.
69
—Qué bueno saberlo.
—Continúa —dijo Rage—. Cierra tus ojos —lo hice como ella dijo y las
imágenes de todo lo que estaba mal con ese lugar inundaron mi mente—oí
el chirrido de la puerta de tela metálica al abrirse y comencé abrir mis ojos
otra vez—. Mantenlos cerrados —ordenó ella.
Siento otro tirón más y doy otro paso—. Está bien. Ahora abre tus ojos
—lo hice.
70
—Guao —dije. Estaba parada en medio de la sala—. ¿Cómo hiciste eso?
—pregunté, notando que la sensación de pánico se había ido.
—¿Tú?
71
Ambas estábamos calladas después de eso mientras yo limpiaba el
desastre y Rage limpiaba sus pistolas. Ella había tenido razón. Con el fin
de sobrellevar mi miedo había tomado el poder de vuelta, el cual
significaba que no podía simplemente sentarme y hacer nada cuando se
trataba de mi miedo a perder a Bear.
Lo cual me di cuenta rápidamente que iba a ser muy difícil cuando ella
no se apartaba de mí. Cuando me bañé, ella se sentó en el escusado y se
limó las uñas. Cuando limpié el refrigerador, ella hizo una serie de
bizarros estiramientos en medio de la cocina. Cuando fui afuera a tirar la
basura, ella mantuvo el paso junto a mí y se quejó del calor.
72
vieja habitación de mis padres. O en el sofá. Se expande. Las sabanas
extras deberían estar en el ropero del pasillo —no mencioné nada de la
habitación de mis padres, prefiriendo en su lugar fingir que la habitación
donde había encontrado el cuerpo sangriento de mi padre no existía.
—¿Cómo sobrevives?
—Tengo que ayudar a Bear —admití. Tentando las aguas para ver si
había cualquier forma de que pudiera llegar a ella para ayudarme en lugar
de estorbarme.
73
Rage se rió como una colegiala con un secreto, ella rodó sobre su
espalda, de nuevo girando su atención al techo—. Thia, Thia, depende
completamente de ti.
74
Capítulo 10
Thia
TENÍA UN PERRO.
Noche tras noche pasó de la misma forma, excepto que había cambiado
a alimentarlo con verdadera comida para perro que Rage había traído del
mercado. Todo lo demás que necesitábamos estaba mágicamente apilado
en el refrigerador y en la despensa, incluso en el congelador grande en el
75
garaje. No sólo nos estábamos escondiendo. Nos estábamos preparando
para un apocalipsis zombie.
Panqueques.
76
responderme. Las primeras veces me espantó como el carajo, una vez me
caí del porche.
Estaba equivocada.
Demasiado peludo.
Demasiado delgado.
Sin tatuajes.
77
Capítulo 11
Thia
SEIS MESES.
Me pidió ESPERAR.
78
—¿Cuántos entraron? —escuché preguntar a Rage en un susurro. Me
detuve en el pasillo y presioné mi oreja en la puerta de mi habitación—.
¿Cuatro? Mierda, ¿sabes de alguien adentro que pueda protegerlo? Conozco
a ese tipo, pero, ¿alguien más? Sí, es mi puto asunto porque estoy aquí de
niñera de su mujer en una casita en la puta pradera, así que si quieres que
la proteja, me dirás qué coño está pasando —hubo una pausa—. ¿De
verdad? Bueno, eso es algo que no sabía. No, por supuesto que no le diré.
Ella va jodidamente a enojarse. Sí. Está bien, lo tengo —ella terminó la
llamada y me lancé a la cocina con mi corazón en la garganta, abrí un
pequeño cajón encima del refrigerador y busqué en las prescripciones de
mi madre hasta que encontré la que estaba buscando. Llené dos vasos con
gaseosa y cuando Rage regresó yo estaba recargada en la barra, fingiendo
estar interesada en el libro de cocina que acababa de abrir. Le tendí uno de
los vasos.
Por lo cual casi me sentí mal cuando trituré tres ambien7 dentro de su
Dr. Pepper.
Casi.
79
ligeramente. Rápidamente me puse mi mejor vestido. Uno corto, azul claro,
escotado con pequeñas flores que hacían a mis piernas parecer más largas
de lo que ellas eran y mi pecho más grande de lo que era.
Tomé una bici del almacén que probablemente no había sido montada
desde los setenta, le bombeé un poco de aire a las llantas las cuales
estaban seriamente agrietadas, y pedaleé al pueblo con mi constante
compañía, Panqueques, corriendo cerca detrás de mi llanta trasera
durante el primer kilómetro antes de aburrirse y correr detrás de algunos
árboles en busca de un mejor entretenimiento.
80
Capítulo 12
Thia
TIRÉ MI bici en frente de la ferretería y miré alrededor por la patrulla de
Buck. Cuando no la miré, entré donde estaba Ted parado detrás del
mostrador en su usual vestuario de overol y sin nada más cubriendo su
enorme panza. Él estaba puliendo algo con un trapo sucio. Cuando escuchó
la puerta sonar, él puso lo que sea que era eso en el mostrador y salió del
él—. Thia —dijo, con una sonrisa simpática—. Lamentaba mucho escuchar
lo de tus padres. ¿Cómo lo llevas?
O a mi ex amigo.
Ted sacudió su cabeza—. Hoy todavía no, pero a veces lo veo aparcado
detrás del comensal a esta hora. Podrías checar ahí.
—Sabes, conocí a tu Bear la última vez que él estuvo aquí —dijo Ted—.
Él es bueno. Puedo decirlo. Nos unió las partes de moto y ser motoristas
proscritos —Ted sonrió y podía decir que significaba un montón para él
conocer a uno como él. Bear me había contado sobre su conversación y me
había sorprendido. Había conocido a Ted toda mi vida y en nuestro
81
pequeño pueblo nunca había oído a un alma pronunciar una sola palabra
sobre él siendo un ex miembro del MC de los Wolf Warriors.
—Te diré la misma cosa que le dije a él cuando vino aquí. Puede que sea
un hombre viejo retirado, pero mi club sabe que todavía estoy aquí,
simplemente inactivo, y todavía tengo amigos con vida. Si Buck no puede
darte el tipo de ayuda que tú estás buscando, entonces ven a verme —Ted
caminó hacia la resgistradora detrás del mostrador. Sacó una pistola,
recargándola en su hombro como si él fuera un soldado yendo a una
guerra—. Todavía puedo ser muy persuasivo cuando necesito serlo —dijo
él. El brillo malvado en sus ojos me hizo creerle al instante. Era como si
estuviera viendo a Ted por primera vez y me hizo darme cuenta de algo, si
era honesta.
—Dile que digo hola— agregó, como si yo sólo hubiera venido a comprar
un cuarto de aceite.
82
Había sólo una persona que conocía que sabía podía ayudarme. Con un
último despido a Ted, salí por la puerta en busca de la única persona en
Jessep que tenía tal conexión.
* * *
83
que él lo hiciera se puso su ridículo sombrero de alguacil que lo hizo lucir
como el perro Comisario de la caricatura que solíamos ver de niños.
—Así que, la hija prodigio vuelve —dijo Buck en su más lento y más
tosco acento sureño. Colgó sus lentes en el cuello de su camisa y asumió
una postura muy amplia de ‘soy un oficial de policía’, metiendo sus
pulgares en el cinturón de su pistola—. Sabes, la última vez que te fuiste
pensé que no volvería a verte otra vez, especialmente después de que tu
novio tratara de matarme —él dijo la palabra ‘novio’ como si estuviera
esperando a que lo corrigiera y aunque no pensaba que esa palabra era lo
suficiente precisa para describir lo que teníamos, no tenía el tiempo para ir
sobre los detalles de nuestra relación.
—Oh, ¿ahora necesitas mi ayuda? Solíamos ser amigos, pero hace seis
meses recibí una llamada de que tus padres estaban muertos y que tú
estás corriendo, pero no escuché eso de ti. Tuve que escucharlo del alguacil.
Entonces descubrí que ese sujeto con el que corriste la última vez está
ahora en prisión por asesinato y aun así nunca viniste conmigo. Así que,
dime Thia, por qué debería ayudarte ahora cuando mi vieja amiga no pudo
molestarse en venir a mí en primer lugar —esta vez él no parecía enojado.
El sarcasmo que él había puesto cuando golpeé el techo se había
desvanecido. Sus hombros cayeron. La fachada que intentó poner en su
lugar con esfuerzo estaba rompiéndose.
Él estaba herido.
84
despedazarse y el pueblo completo comenzó a llamarme la Loca Thia
Andrews, fue como si ya no existiera para ti.
—Puede que sea la ley, pero tú pudiste haber venido a mí —Buck tiró
su postura de oficial, mirándome e inclinándose contra la patrulla—. Tú
tienes que haber sabido que podías haber venido a mí, Thia—Buck y yo
solíamos compartir todo, y no ir a él cuando mis padres murieron era por
una simple y mera razón. Nunca pensé en ello. Pensé en Bear, llegar a él y
nada más.
—Estoy aquí ahora —dije— Y prometo, que te diré todo lo que quieras
saber.
—Podría ser muy tarde ahora para eso —dijo Buck, rascándose la
cabeza y mirando a sus pies.
—Entra —dijo Buck, abriendo la puerta del lado del conductor. Rodeé la
patrulla, apenas capaz de contener mi emoción. Me metí en el asiento del
copiloto mientras él se quitaba su sombrero y lo puso en el asiento del
conductor. Abrí mi boca para comenzar a decirle la verdad, con esperanza
de que él me devolviera el favor cuando levantó su mano para detenerme—
. Primero algo antes de que salgamos del camino —dijo él con cara seria.
Mi estómago se hundió. Cada segundo que pasaba era otro segundo
desperdiciado.
85
—Primero, tenemos que jurar con el meñique —Buck dijo, levantando
su meñique. Lo tomé en el mío y ambos besamos la parte trasera de
nuestras manos, como lo habíamos hecho miles de veces antes.
86
—Lo siento —dije, acomodándome de vuelta en el asiento.
87
—Buck —comencé tan calmada como podía, tratando de ignorar lo que
había dicho de Bear sobre ser algún tipo de rebelión post muerte—. Puedes
preguntarme todo esto y puedo contestarte, pero, ¿podemos hacerlo
mientras vamos a la oficina del Dr. Hurley? Por favor. Estoy suplicándote.
88
Hice un movimiento para salir del auto, pero Buck se estiró y me agarró
del brazo—. Quiero ser tuyo —dijo él, tomándome completamente por
sorpresa—. Es todo lo que siempre he querido.
—¿Qué?
No podía creer lo que estaba escuchando—. Oh, tú sabías muy bien que
hacer. Me abandonaste durante el momento más difícil de mi vida porque
tenías un flechazo. Que noble de tu parte —rodé mis ojos e hice otro
movimiento para salir, pero la mano de Buck se apretó alrededor de mi
89
brazo—. Si no vas a ayudarme a sacarlo entonces simplemente lo haré yo
misma. Él está en problemas, Buck, tengo que ir así que deja—.
—¿Saber qué?
90
donde estaba involucrada en el mágica desaparición de evidencia y no es
como…
Él estaba bien.
Respiré hondo.
Mi pecho se apretó.
91
camisa, muy musculoso, muy tatuado y un MUY enojado hombre estaba
unido a esa pistola.
Bear.
92
Capítulo 13
Thia
MI CORAZÓN SALTÓ y se hundió, todo al mismo tiempo.
Estaba en las pecas que marcaban la bronceada piel bajo sus hermosos
ojos. Estaba en la forma en que su pecho subia y bajaba, recordándome no
sólo que él estaba vivo y respirando, si no que estaba justo en frente de mí.
Él estaba libre.
Mierda.
93
estado a solas. Desnudos. Tuve que morder mi labio inferior para
detenerme a mí misma de retorcerme en el asiento.
Mi Bear.
Bear se acuclilló, mirando a Buck con puro odio en sus ojos—. Te dije
que no pusieras tus manos en mi puta chica otra vez o acabaría contigo —
Bear sentenció, fuego danzando en sus ojos. Ladeó su arma y apuntó
directo al pecho de Buck quien estaba visiblemente temblando, su boca
abierta, arrastrándose de espaldas en el camino de tierra. Un punto
húmedo se formó enfrente de sus pantalones.
94
entregué a Bear. Sostuve mi mano para ayudar a Buck a levantarse, pero
él me despidió con la mano.
Bear dio medio paso al frente, haciendo a Buck saltar hacia atrás—. La
única cosa que tú no deberías ser capaz justo ahora es de que aún estés
jodidamente respirando. Estoy teniendo un muy difícil momento con eso yo
mismo. Así que, VETE antes de que cambie mi puta opinión —dijo Bear,
su mandíbula apretándose y desapretándose. Las venas de su cuello
tensándose mientras él trataba de mantener el control.
Miré de vuelta a Bear, y aunque sus ojos gritaban ira y homicidio y cada
otra aterradora emoción que una persona podía poseer, vi otra cosa. Algo
más. Algo que me dijo que lo que Buck estaba diciendo era completa y
absolutamente una mierda.
95
Porque donde Buck probablemente veía un criminal con problemas de
ira y tendencias de violencia.
Yo veía amor.
—Creo que hay algo que no estás realmente entendiendo de todo esto —
le dije a Buck, inclinándome a través de la ventana de la patrulla. Podía
sentir la desaprobación de Bear en mi espalda.
Buck abrió su boca, pero no había nada que él pudiera decir que yo
quisiera escuchar—. Adiós, Bucky —dije efectivamente cortándolo.
96
aceleraba lejos, coleando a lo largo de la tierra y desapareciendo en una
nube de polvo.
—No tenías que hacer eso —dije, volteándome para encontrar la mirada
de Bear. Y su sudoroso pecho. Y sus ojos que aunque estaban oscuros y
enojados, parecían como si ellos pudieran ver justo a través de mí.
Estaba asustada.
Estaba excitada.
97
—¿Un poco? —admití, aunque salió como una pregunta—. ¿Por qué
coño te importa? Has estado fuera de la cárcel por dos semanas mientras
yo he estado sentada ahí esperando y preocupándome como una idiota
enamorada. Hay un montón de cosas que puedes hacerme, Bear, pero no
dejaré que me veas la puta cara de idiota. No lo haré —Tan fuerte como
estaba tratando de serlo, mi voz se quebró.
Hambriento.
Cuando él lamió sus labios pude haber jurado que estaba a punto de
comerme viva. Sentí un hormigueo. El conocimiento de él en tal cercana
proximidad después de tanto tiempo se apoderó de mí. Enojado o no, a mi
cuerpo no le importaba. No me importaba. Quería alcanzar y tocar su
rostro, reasegurarle que él no tenía razón para estar enojado, pero una
parte de mí le gustaba que podía sacar ese tipo de reacción en él. Volvía a
la vida cuando él estaba enojado, y algo dentro de mí amaba que él se
convirtiera en esta primitiva bestia posesiva que me recordaba a quien le
pertenecía yo.
98
Bear apretó su mandíbula y los músculos en su cuello se tensaron y se
torcieron. Lucía como si estuviera listo para matar o para follar. Todo lo
que yo sabía era que, de una manera u otra, estaba a punto de ser
devorada.
Estrafalario.
99
Estaba tan enojada.
Hijo de puta.
100
Capítulo 14
Bear
MANTUVE MI boca cerrada durante los cinco minutos completos del viaje
de regreso al huerto. Estaba tan jodidamente enojado para hablar. La
abrumadora necesidad de follarla y castigarla ocupaba cada centímetro de
mi ser. Troné las articulaciones de mi cuello y hombros, tratando de
encontrar algún tipo de alivio de mi agonía tanto de mi mente como de mi
verga adolorida antes de que fuera demasiado tarde y la desquitara en
Ti… y su coño.
—¿Mañana? —Ti preguntó desde la entrada, otra vez sin hacer lo que le
había dicho.
101
quedarte quieta? —me di la vuelta, pero Rage se había ido. La puerta
trasera aleteó contra el marco.
—No te molestes, Bear —dijo Ti, me giré a tiempo para ver sus labios en
una línea recta mientras ella hacía su camino de regreso por los escalones.
—¿Por qué has estado fuera por dos putas semanas y no te has
molestado en contactarme? ¿En venir por mí? —Ti me interrumpió. Sus
cejas se estrecharon, las líneas de su frente estropeando su perfecta piel
blanca. Me detuve, sin darme cuenta que ella había sabido sobre mi
liberación de estar aislado dentro de las rejas.
Ella asintió—. ¿Por qué más tú—la corté y aunque sabía que ella estaba
enojada, por alguna razón eso sólo me enfureció más.
102
—No lo sé, Ti. Quizás porque estoy a punto de ir a guerra con mi viejo y
tenía que reunirme con algunos de mis viejos hermanos que quieren pelear
en mi puto lado. Quizás porque pienso que la clave para ganar la guerra
podría ser mi puta madre muerta quien por cierto se apareció para
visitarme en la cárcel. Quizás porque no se habría visto bien si mi primer
cosa que hiciera cuando saliera era ir y ver a mi chica cuyos padres yo
confesé asesinar, así que pensé que una o dos semanas para dejar que esa
mierda se calmara era la mejor acción. ¡Quizás sentí que mantenerte fuera
de las barras y de mi vista en donde podía protegerte era un poco más
jodidamente importante que mi insistente furia y mi puta abrumadora
necesidad de estar contigo! —grité. Consideré seriamente sacudir algo de
sentido en mi chica. Ti mordió el lado de su pulgar.
—¿No piensas que fue jodidamente doloroso para mí ahí dentro? ¿No
escuchar de ti? ¿No verte? Casi cedí y te llamé un millón de veces, pero
cuando pensaba sobre el daño que podía causarte… no pude —terminé,
buscando su rostro, esperando por algún tipo de reacción.
Ella torció su boca de la forma que ella lo hace cuando está pensando.
La rojez de sus mejillas se decoloraron a rosa. Sus tensados músculos se
relajaron debajo de mi agarre—. Bueno, cuando lo pones de esa manera —
ella murmuró, mirando al huerto y luego a mí —. ¿Tu madre de verdad te
visito en prisión?
103
drogada todo esto tiempo y como Sadie dijo que ella no estaba clara en
ninguno de los detalles.
—¿Es por ella que tienes que irte otra vez? —Ti preguntó, inclinándose
a mí en lugar de alejarse como ella lo había estado haciendo. Mi verga
saltó.
—¿Tienes un perro?
104
—Su nombre es Panqueques. Rage lo nombró aunque yo quería
llamarlo Muffin, o tal vez Dona —dijo ella, mirando al lugar donde él justo
había desaparecido.
Sus ojos encontraron los míos de golpe—. Sí, y si confié en ti. Estoy aquí,
¿no lo estoy? —ella preguntó. Su defensiva sólo me incitó más.
—Bear, ¡suéltame!
Ti se jaló de nuevo y esta vez la solté—. ¡Fui ahí para ayudarte! Bucky
me besó, pero yo no lo besé de vuelta. ¡Lidia con eso! Si no puedes
manejarlo o si no me crees tú… ¡tú, jódete! —dijo ella mirándome.
Retándome. Tentándome.
Fue con esas palabras que mi enojo y lujuria por fin se liberaron.
Cualquier tipo de control que pensé que tenía se rompió en un instante.
MÍA.
105
Capítulo 15
Thia
BESAR A BEAR ERA como conseguir una probada de una droga que
necesitaba para sobrevivir, una droga sin la cual no duraría mucho tiempo.
Me volvería débil sin ella. Desesperada. Con una presión de sus labios en
los míos fui de ser drogadicta en las calles a ser una estrella de rock, con el
subidón de una droga que nunca planearía en renunciar en primer lugar.
106
que por qué simplemente no dejaba ir esto y se lo daba? —. Puede que te
ame, Abel McAdams —dije sin respiración, usando su verdadero nombre
por primera vez—. Pero no soy una puta persona fácil de convencer. Así
que no tientes esa mierda otra vez. No seré capaz de tomarla. No seré
capaz de—.
107
—Me escuchaste. Sé que lo hiciste —dijo Bear, lentamente,
seductoramente. Él metió un mechón rebelde de cabello detrás de mi
oreja—. Pero en caso de que no, no me molesta decirlo otra vez —se inclinó
más cerca, sus labios rozando contra los míos cuando dijo—, fóllame —otra
vez.
Bear continuó follándome con sus palabras—. Ese vestido que estás
usando me hace querer empujar mi verga entre tus tetas —su errática
respiración volviéndose más fuerte y más rápida—. Puedo ver tus duros
pezones —él lamió sus labios—. ¿Estás pensando en mí saboreándolos? —
corrió la punta de sus dedos sobre los redondos montículos de mis pechos,
108
entonces deslizó su dedo dentro de mi vestido, rozando su áspera punta a
milímetros de mi pezón.
Provocador.
109
Había perdido la batalla de palabras mientras Bear había claramente
ganado la batalla sobre mi cuerpo. Se hizo hacia atrás sólo lo suficiente
para hablar, pero no lo suficiente para cortar la conexión de nuestros
labios. Su lengua todavía lamiéndome y saboreándome entre sus
palabras—. Todavía podemos pelear si tú quieres, como el carajo que
todavía estoy enojado, pero si lo hacemos, vamos hacerlo con mi verga
dentro de tu coño. Mientras esté llenándote. Estirándote. Sintiendo lo que
es mío.
Bear era tan hermoso como lo difícil que era. Él era tan complicado
como simple. Era la tormenta y la calma. El miedo y el consuelo. La ira y
la paz.
110
Mi vida y mi amor.
Bear bajó su voz—. Estaba pensando que las chicas malas que no
escuchan deberían ser castigadas, y eso quizás debería de hacerte, esperar
por lo que quieres.
111
En un movimiento audaz estiré mi mano y palmeé su erección a través
de sus pantalones. Inmediatamente él tiró su cabeza hacia atrás y siseó
mientras inhalaba fuertemente entre dientes apretados—. Joder —él
gimió, meciéndose en mi palma.
O tal vez fue simplemente que ya estaba lista para tomar lo que era mío
y estaba cansada de esperar.
Rodé mis pezones entre mis dedos y la boca de Bear se abrió—. Extrañé
tus perfectas tetas —dijo él, sus fosas nasales llameando. Otra vez se puso
de rodillas, esta vez para tomar un pezón dentro de su boca y succionar.
Gentilmente al principio y después más fuerte haciéndome jadear. Él rodó
su lengua sobre éste lentamente y después más y más rápido, de la misma
forma que él lo haría cuando estuviera lamiendo mi clítoris. Me sostuve de
los lados de su cabeza por apoyo, enredando mis manos en su largo cabello
mientras él se movía de un pezón a otro, dejando el sensible pico sólo por el
tiempo suficiente para que ellos se volvieran fríos en el cálido aire
nocturno.
112
apretado. No era sólo un beso apasionado. Era un mensaje. Este era Bear
diciéndome que yo todavía era suya. Que él no iba a dejarme ir.
Fui forzada a remover mis manos de mis bragas cuando Bear las
empujó hacia mis tobillos. Estaba completamente desnuda—. Tan hermosa
—Bear murmuró, desabrochándose su cinturón. Bajé sus pantalones hacia
debajo de su perfecto culo y éstos cayeron al suelo. Él me alcanzó y me
levantó en sus brazos con una mano, inmovilizándome contra la pared.
113
No había nada lento en él entrando en mí. La provocación que él había
comenzado antes había terminado. No había nada más que necesidad
animal pura. En una rápida y muy fuerte embestida, se enterró a sí mismo
dentro de mí, el placer tan bueno que se acercó en un bienvenido dolor—.
Esto es mío. Esto siempre ha sido mío. Tomé tu coño virgen y lo reclamé,
ahora me pertenece —él gruño mientras me follaba fuerte y profundo.
Bajé de mi orgasmo justo a tiempo para sentir cada parte del suyo
mientras él se vaciaba. Me folló con pequeñas embestidas menos profundas
mientras cabalgaba su propio orgasmo.
—Sí —fue todo lo que pude manejar para decir. Tenía suerte de que
todavía pudiera respirar después de eso.
Nos quedamos así, tendidos en el césped en los brazos del otro por lo
que pareció una eternidad, aun así nunca parecería lo suficientemente
eterno. Cuando él se sentó, me llevó consigo.
114
Bear levantó mi barbilla, así yo podía verlo. La sonrisa en su rostro
alcanzaba sus ojos, la cual era más iluminada y de vuelta a su usual azul—
. Ahora podemos entrar —dijo él, poniéndose de piel. Alcancé mis bragas,
pero él alejó mi mano. Bear me sorprendió levantándome sobre su hombro
y caminando de nuevo hacia el frente de la casa.
—¡Auch! —lloriqueé.
—No seas una llorona, Ti. Planeo hacerte más esta noche que sólo unas
cuantas nalgadas —él me cargó subiendo los escalones y adentro de la
casa.
—Ah, sí, sí lo es. No te dan miedo los perros, ¿o sí? —pregunté, dando
un paso dentro de la casa. Bear agarró mi brazo.
—No me dan miedo los perros —dijo él, nunca quitando sus ojos de
Panqueques quien continuaba meneando su cola y corriendo de un lado del
sofá al otro.
115
—Pero, ese no es un perro —dijo Bear.
—¿Decirme qué?
116
Capítulo 16
Bear
DESPUÉS DE FOLLAR a mi chica un montón de veces más, nos
quedamos dormidos en un manojo de extremidades en el sofá de la sala.
Aprendí dos cosas en esas primeras horas de nuestra pequeña reunión. La
número uno era que aunque follar a Ti siempre había sido fuera de serie,
follar enojado con Ti era más allá de una experiencia del cuerpo. La
número dos era que Panqueques, el coyote, le gustaba mirar.
La otra parte de buenas noticias era que estaba seguro que habría
muchas más razones en muchas más ocasiones para Ti de estar enojada
conmigo en el futuro.
Mi pequeño volcán.
—Me tengo que ir, nena —le recordé. Ella contestó de vuelta con un
gemido seguido de suaves ronquidos. Me reí en su cabello—. Stone tiene
una pista de donde Sadie podría estar. Un aviso de una vivienda de
mujeres a unas cuantas horas al norte. Gus y Wolf van a venir conmigo.
No debería tomar mucho tiempo dar con ella.
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trayéndolo a la vida como si no hubiera disparado múltiples rondas dentro
de mi desnuda chica tendida arriba de mí sólo unas cuantas horas antes.
MI chica desnuda.
—Quizás, pero lo que sea que ella quiera, algo se siente fuera de lugar,
y no sólo por el hecho de que ella está realmente viva. Es sólo que no se
siente bien para mí, nada de esto —dije.
—Sí, en una forma de ‘me gustaría que montaras mi verga otra vez’ —le
informé, frotando mi palma sobre mi ya dura erección para mostrarle lo
que ella me estaba haciendo. Lo que ella me hizo. Su mirada cayó en mi
mano, su lengua saliendo para humedecer sus labios y eso fue todo lo que
pude tomar. Me senté y jalé a Ti de nuevo arriba de mí por un beso. Me
tenía que ir. Pero tenía unos minutos. Tal vez diez minutos.
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Ti se acurrucó más cerca, presionando sus tetas contra mí para
protegerse a sí misma de nuestra visita, aun así Rage sólo parecía
aburrida por nuestra desnudez. Ella corrió a Panqueques del sofá y tomó
su lugar. Él se quejó, pero sólo se movió hasta sus pies y luego se echó en el
piso. Puso su hocico arriba de sus patas, continuando su espeluznante
voyerismo de coyote. Volví mi atención de Panqueques a Rage—. ¿Vas a
irte para que podamos vestirnos o vas a unírtenos? —pregunté
sarcásticamente, lo cual me consiguió un codo en mis costillas por Ti.
—Puedo ir a traerla si quieres que ella mire —meneé mis cejas. Claro
que estaba bromeando. No es que Rage no fuera sexy porque sí lo era.
Simplemente yo no era atraído por las chicas que lucían como porristas de
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secundarias, pero que empacaba los explosivos suficientes para volar
vecindarios. Realmente no era mi estilo.
Bajé la vista al brillante coño de Ti. Lo que era mi estilo estaba húmedo
y justo en frente de mí.
—Agárrate del tocador —ordené y por una vez ella hizo lo que le dije y
se agarró del borde, usándolo como una palanca para empujarse de vuelta
contra mí cuando yo empujaba dentro de ella.
—Tendrás que contarme sobre eso —dijo ella, lentamente rotando sus
caderas para permitirme un acceso más profundo.
—Carajo, eso está bien, nena —dije. Aprendí rápidamente que cuando
yo alababa a Ti mientras follábamos, ella tomaba lo que sea por lo que yo
la estaba alabando y llevaba esa mierda al siguiente nivel. Lo cual fue
exactamente lo que ella hizo cuando ella se empujó con las manos, levantó
su culo del tocador y rotó su coño alrededor de mi verga.
Así lo hice.
Duro.
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La follé hasta que su cabeza se estampó tan fuerte contra el espejo que
éste se rompió y las piezas cayeron alrededor de nosotros, pero
continuamos follando. Ella clavó sus dientes en la carne de mi hombro y
me sacó puta sangre, probablemente para regresarme lo de la noche
anterior. Sus labios rojos manchados de sangre cuando ella me sonrió sólo
me hizo agarrarla más apretadamente. Embestir más profundo. Más
fuerte. Más rápido. Ella se meció contra mi verga hasta que estaba
gritando mi nombre y su coño estaba apretándose alrededor de mí como un
puto tornillo. Me contuve hasta que estaba seguro que estaba
recuperándose de venirse y entonces exploté dentro de ella tan fuerte que
brevemente me quedé jodidamente ciego.
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Rage era completamente lo contrario a la única persona que yo conocía
que siempre quería mirar. Además de Panqueques.
Preppy.
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Capítulo 17
Bear
Dieciocho años de edad…
HABÍA UNA FIESTA.
—Hola, chica linda —le dije a una chica a la que nunca antes había
visto con largo cabello castaño y oscuros, casi oscuros, ojos. Ella estaba
vestida conservadoramente para una de nuestras fiestas, y a lo que me
refiero por conservativo es que ella no estaba en topless o en la mitad de
un juego de finger-cuffs8 con los chicos en la fogata. Ella era
probablemente una spring breaker9. Su piel bronceada fue el primer
indicio. La mayoría de las chicas locales, incluso aunque trabajaran en el
exterior no eran bronceadas, a menos que nacieras con ello. La chica tenía
un brillo en ella que decía que había estado tendida en el sol todo el día, la
punta de su nariz estaba ligeramente enrojecida. Sip, visitante. Lo cual era
genial para mí porque eso significaba que ella estaría haciendo mi segunda
cosa favorita, una perra que lo hace sin mucho alegato o lío.
Irse.
8 Se refiere a cuando una mujer le hace sexo oral a un hombre mientras otro la penetra.
9 Chicas que en las vacaciones de primavera se dedican a estar desnudas y tener sexo en
fiestas.
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Ella definitivamente estaba aventurándose del lado equivocado de la
calzada, pero no importaba porque su falta era corta, sus piernas largas, y
con toda honestidad, mi lista de comprobación para en quien metía mi
pene durante estos días no era mucho más larga que eso.
De hecho, lo era.
—Hola —dijo ella, dándole un trago a lo que sea que estaba en su vaso
rojo de plástico. Esperaba que ella no lo obtuviera de Prep, porque si era
así, no había manera de decir qué coño había allí.
—Tengo una habitación aquí —le dije, cortando el rollo y porque nunca
había tenido que poner algún esfuerzo real en una chica para follar—.
¿Quieres verla?
—Lo tengo, está ahí —dije señalando a la puerta que estaba tan cerca
que si me estiraba podía tocar la manija—. Pero no podía esperar, nena —
mentí, diciendo la misma cosa que les había dicho a incontables chicas que
se preguntaban por qué estaban siendo folladas encima de un montón de
grasosos trapos en el oscuro garaje que olía a aceite y oxidación.
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requeridos para no hacer enojar a la chica antes de enfundar mi pene y
empujarlo.
Sin embargo para esos días, ella era tan buena como lo tenía yo, aunque
ella había tratado besarme lo cual no era lo mío. Lo de besarse
apasionadamente era para los putos adolescentes. Yo tenía dieciocho y
bien puesto en la etapa de ‘enterrar mi pene o nada’.
Esa noche no era la primera noche que sentía que estaba siendo
observado mientras estaba con una chica. Miré afuera de la ventana del
garaje hacia los asistentes de la fiesta y sabía a ciencia cierta que la gente
en la fogata no podía ver. Siempre hice la señalización de no encender las
luces, pero aún, la sensación no se iría.
—Nada —mentí. Estaba buscando algo, de acuerdo, pero era más como
a alguien. Cerré mis ojos y empujé fuerte en ella, tratando de
concentrarme. Ella gimió y montó un buen espectáculo, pero yo todavía
estaba distraído por la inquieta sensación de que alguien estaba ahí.
Estaba poniéndome aburrido de la chica y cansado de mi intento de
follarla. Aceleré el paso así podía simplemente venirme y terminar con
ello.
Ahí fue cuando aprendí que la chica Spring Break era una gritona.
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—¿Vas a correrte, chica linda? —pregunté, no porque yo pensara que
ella de verdad era linda, sino porque no tenía ni puta idea que cual era su
nombre.
Nunca lo sabía.
—Sí. ¡SÍ! —ella gritó. Ella agarró mi cuello y enterró sus uñas en mi
piel mientras empujaba en ella. Fue entonces cuando lo vi. Primero fue
sólo por la esquina de mi ojo. Un destello de movimiento. Pero mientras las
sombras en el garaje se movieron me di cuenta de que eso era un él.
Preppy.
Continué.
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Otra vez la chica Spring Break comenzó a gemir, retorciéndose contra
mí, arañando sus uñas en mi espalda. Preppy era uno de mis amigos más
cercanos y no era extraño compartir perras con mis hermanos en el club,
aunque era más como las BBB saltando de habitación a habitación sin
estar todos en la misma habitación al mismo tiempo.
Tenía la más extraña sensación mientras Preppy estaba de pie ahí, sin
hacer ningún ruido. Casi como si él necesitara esto por alguna razón. Como
si necesitara ver como lucía una follada normal.
Fue lo más callado que alguna vez había sido. Desde el día que nos
habíamos conocido, nunca lo había visto más de unos segundos sin hablar,
pero mientras yo empujaba mi pene más y más fuerte en la chica, él estaba
casi estoico. Cuando noté que él estaba viéndole las tetas, tiré de su disque
camiseta—un pequeño trapo de seda—arriba de su cuello, así él podía
tener un buen vistazo de ellas rebotando mientras la follaba.
Nunca.
Él conseguía chicas.
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No era tan alto como yo o King, pero él todavía era alto. Estaba
definido, lo cual fue mucho más fácil para él de lo que lo fue para mí
porque él comenzó como un niño flaco, pero cuando comenzó a hacer
ejercicio, se puso definido y tonificado. Además de unos cuantos
centímetros y unos cuantos kilos de músculo él tenía algo más que, tanto
King como yo estábamos seriamente ausente algunos días.
Humor.
Personalidad.
Ingenio.
Encanto.
—Eso fue… guao —dijo la chica, sentándose. Salí de ella y tiré del
condón, arrojándolo en el basurero cercano—. ¿Quieres hacerlo otra vez? —
ella preguntó, envolviendo sus largas piernas alrededor de mi cintura y
enterrando sus tacones en mi espalda, jalándome hacia delante.
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—¿Quieres más? —pregunté, sosteniendo su cara en mis manos. Ella
alcanzó y lamió uno de mis dedos.
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—¡Acaba de apuñalarme! —ella gritó, agarrando su muslo el cual
todavía tenía unas tijeras plateadas pegadas encima, brotando sangre con
cada movimiento. Preppy miraba con ojos ensanchados al rastro de sangre
y a la sangre en sus dedos, pero no hizo ningún movimiento para ayudar o
incluso para huir.
Levanté a la chica y la cargué fuera del garaje. Una de las BBB suturó
su pierna y le llamó un taxi. Le di unos cien dólares para que mantuviera
la boca cerrada y Preppy y yo nunca hablamos sobre ello otra vez.
—Ven aquí, cariño —la chica dijo, separando sus piernas. Me senté en
la caja de herramientas junto a ella y le levanté su camiseta. Jugué con
sus pezones mientras Preppy se colocaba y empujaba dentro.
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susurró. La chica tan envuelta en el pene de Preppy, gracias al carajo, ella
no lo había escuchado.
Sacudí mi cabeza, no habría más juego de las tijeras si yo tenía algo que
ver—. Observa, yo lo haré por ti —dije. Agarré la garganta de la chica en
mis manos y apreté sólo lo suficiente para hacerlo incómodo para ella, pero
no lo suficiente para de verdad causarle dolor. Ella gimió y se atragantó al
mismo tiempo.
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Capítulo 18
Thia
—LO HE ESTADO pensando y creo que hay algo malo con tu perro —dijo
Rage. Ella estaba sentada en un taburete de la barra de la cocina,
pintándose sus uñas. Panqueques inmediatamente tomó de vuelta su lugar
en el sofá al segundo que Rage se había levantado, acostándose sobre su
espalda con sus patas abiertas y su lengua colgando del lado de su hocico.
Ella arrugó su nariz—. Bueno, eso sería lo que está mal con tu perro
entonces. ¿Sabes qué tipos de enfermedades cargan los perros? Ni que
decir de los coyotes. Una vez escuché que algunos perros pueden llevar
ETS10 en sus lenguas y con un pequeño lengüetazo en la boca… —Rage
hizo un gesto de explosión con su mano que acababa de pintar—. Boom.
Herpes.
—No lo sé, tal vez era los periquitos. ¿No crees que esa cosa puede ser
agresiva? Sabes que un coyote no es la misma cosa que un perro.
—Rage, te he escuchado decir la misma cosa cada día por seis meses —
señalé a Panqueques quien rápidamente se quedó dormido al revés,
aunque ahora él estaba casi fuera del sofá, moviéndose más y más hacia el
piso con cada pequeño ronquido—. ¿Eso luce agresivo para ti?
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—Buen punto.
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me senté junto a Panqueques cuyas patas estaban moviéndose como si él
estuviera persiguiendo algo en su sueño.
—Y te… ¿te gusta el sexo con él? —ella preguntó, saltando sus labios y
doblando sus manos detrás de su espalda. Ella había puesto su sándwich
en la mesa sin darle un mordisco.
—Sí, lo he tenido. Y pienso que es por eso que estoy tan confundida —
ella admitió—. Y en mi línea de trabajo, no llego a hablar con muchas
chicas de mi edad.
Ella tosió—. No sé qué tan buena sea —ella miró hacia la ventana y
después a mí—. Pero tal vez regrese algún día y te la cuente un día.
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suficientemente alto para que el Sr. Coleman escuchara mientras él hacía
su camino, deteniéndose justo antes de los escalones.
Crucé mis brazos sobre mi pecho. Rage se quedó detrás de mí, sólo
afuera de la entrada—. Sr. Coleman, puede tomar su folder, regresar a su
carro e irse, o, esto va a terminar de la misma manera que la última vez.
—Usted de oye amarga, Srita. Andrews. Déjeme hacer esto mejor —dijo
el sr. Coleman—. Sunnlandio Corporation no quiere esperar los seis meses.
El tiempo es dinero y todo como eso. Así que vamos a hacerle una oferta
mucho mejor. Nos gustaría que firmara sobre la propiedad ahora y
nosotros manejaremos las deudas y pondremos una gran cantidad de
efectivo en su bolsillo. Confié en mí, valdrá la pena su tiempo —otra vez él
levantó el folder—. Los números incluso me sorprendieron —sólo por la
pura frustración y el abrumador deseo de que el sr. Coleman se fuera, hice
un movimiento para bajar los escalones y agarrar el archivo.
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Rage me detuvo agarrándome del brazo—. Yo iré por él —dijo ella. Bajó
los escalones lentamente, tomando el archivo de la mano del sr. Coleman.
Los ojos de Rage persistieron ahí, en su mano, sólo por una fracción de
segundo.
Ahí es cuando lo vi. La muy pequeña, muy sutil mirada que ella me
lanzó. La habría perdido en un nanosegundo, pero por suerte no lo había
hecho. Ella miró entre mí y los cuchillos en el porta cuchillos sobre la barra
y entonces finalmente al sr. Coleman. La sonrisa nunca dejó su rostro y su
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atención nunca dejó a nuestro invitado, pero él mensaje no pudo haber sido
más claro.
Él gritó y estiró su mano dentro de su saco, pero Rage era más rápida.
Ella empujó su saco fuera de sus hombros, bloqueando sus brazos a sus
lados y previniendo que él agarrara lo que sea por lo que había estirado su
mano. Ella señaló a los cuchillos y le arrojé otro e hizo lo mismo con su otra
mano. El grito se intensificó.
—Tú, BASTARD —dijo Rage. Ella se estiró y tiró hacia arriba la manga
de su saco, revelando el emblema de los Beach Bastards en su antebrazo.
—¿Qué? —pregunté, poniendo una mano sobre mi boca, sin creer lo que
estaba viendo.
—Thia, ¿por qué no eres una muñeca y nos consigues alguna soga? —
instruyó Rage.
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—¿Soga? —pregunté—. ¿Para qué? —el sr. Coleman trató de mover sus
manos, pero sólo consiguió heridas más grandes y que la sangre brotara
más rápido.
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Capítulo 19
Thia
YO NO SABÍA si ella de verdad iba a colgar al sr. Coleman, y no porque no
pensara que ella era capaz, sino porque el huerto—y en Jessep en
general—carecía de cualquier tipo de árbol con ramas lo suficientemente
fuertes. Los naranjos no harían exactamente el trabajo. Sin embargo,
había ido al almacén y encontré lo que Rage había pedido. Había acabado
de pararme de vuelta en la casa cuando algo zumbó.
—¿Qué está pasando? —pregunté, esperando que lo que sea que fuera
no tuviera nada que ver con Bear.
Era una selfie de un chico un poco más grande que nosotras. Guapo.
Casi hermoso. Él estaba sonriendo a la cámara haciendo una cara tonta
con su mano en su barbilla.
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—¿Es lindo? —dije, pero salió como una pregunta. Le pasé su teléfono
de regreso.
—Lo es, pero también está en problemas —dijo Rage, mirando a la foto
y corriendo sus dedos a lo largo de la pantalla.
—¿Sacaste eso de una selfie? Parece feliz para mí —me incliné para
mirar otra vez sólo para asegurarme de que no me perdí de nada, pero otra
vez nada resaltó para mí fuera de lo ordinario.
—¿Su qué?
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* * *
BEAR ESTARÍA de regreso y entonces yo estaría dejando esa casa y ese
pueblo para siempre. Miré desde el pasillo a la puerta cerrada de la
habitación de mis padres. Ni Rage ni yo habíamos abierto la puerta en
todo el tiempo que habíamos estado aquí. Y aunque había conseguido algo
del poder que la casa había tenido sobre mí, no lo había reclamado
completamente. Tenía miedo de que si me iba sin hacer las paces, eso
podría perseguirme para siempre.
Corrí mis dedos sobre el marco dorado del espejo que colgaba sobre el
tocador de mis padres. Uno de las cosas favoritas de mi madre del mercado
de segunda. Levanté un frasco de colonia de mi padre y lo rocié en el aire.
Inhalando profundamente, sonreí, recordando mejores tiempos. Peiné mi
cabello con uno de los cepillos de mi madre y miré mi reflejo en el espejo
141
hasta que estaba segura de que mi reflejo había comenzado hablarme—.
Sal de aquí —me vi a mí misma decirme—. No es seguro —y entonces
finalmente—. Mira detrás de ti.
La última cosa que vi fue al sr. Coleman riendo, de pie junto a mí,
mientras él se desvanecía más y más lejos hasta que él se había ido y la
única cosa que me quedé mirando era el aspa roto del ventilador en el
techo. Una especie de conmoción estaba tomando lugar por la esquina de
mi ojo.
Alguien gritó.
Todo se fue.
Todo.
Yo estaba muerta.
142
Capítulo 20
Thia
LUCES. SONIDOS.
¿Ladridos?
Hubo un estrépito.
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suficientemente lejos para ver alrededor de la cama, mis ojos aterrizaron
en la escena que estaba sucediendo frente de mí.
* * *
LOS GIROS DE LA HABITACIÓN comenzaron a disminuir hasta que por
suerte llegaron a detenerse. Cuando finalmente fui capaz de respirar
hondo y tosí al exhalar, atrayendo la atención del sr. Coleman, quien
estaba de rodillas a un lado de la cama. Su camisa blanca rasgada en su
brazo derecho, revelando una abierta y ensangrentada hendedura a lo
largo de su bíceps. Frunció los labios y aunque él era quien estaba de
rodillas, lucía presumido, como si de alguna manera él todavía hubiera
ganado.
El Bear de esta mañana no era el mismo Bear que estaba ahora en esa
habitación, parado detrás del sr. Coleman con un arma detrás de su
cabeza.
—Estoy bien —dije, mi voz ronca y rasposa. Dolía hablar, pero no era ni
de cerca el dolor que había sentido sólo unos minutos antes. Me agarré a la
columna de la cama, levantándome en una posición derecha—. ¿Sabes
quién es él? —pregunté, mirando al hombre sobre sus rodillas.
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Bear asintió, empujando el cañón de su pistola contra la parte trasera
de la cabeza del hombre—. Su nombre es Tretch. Es un nómada que Chop
usa en ocasiones para llevar a cabo su trabajo sucio. Él es menos conocido
que la pandilla en Logan’s Beach y cuando no está usando un chaleco él
parece como un puto marica, así que es creíble como un civil.
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podía estar más cerca de Bear y mirar al pedazo de mierda que casi me
mató.
Estaba maniática.
Estaba loca.
Él me necesitaba a mí.
Asentí, y no sólo porque yo pensara que Bear quería eso de mí, sino
porque nunca había estado tan segura de nada antes.
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Tretch. Bear envolvió sus fuertes manos alrededor de la garganta de
Tretch y comenzó a apretar, justo como Tretch me lo había hecho a mí.
Tretch luchó, sus piernas pateaban debajo de él. Los músculos en los
antebrazos de Bear flexionados y tensados mientras él sostenía apretado al
hombre muriendo entre sus manos. Mis propias manos automáticamente
fueron a mi cuello, trazando las hinchadas marcas que Tretch había
dejado.
Tretch me miró con abultados ojos, una última suplica por su vida,
sabiendo que yo era la única que podía otorgársela.
No quería hacerlo.
ERA humano.
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Las botas de Bear crujieron sobre pedazos de cerámica de un jarrón roto
en su pelea. Él hizo su camino hacia el ahora vacío lugar del jarrón y
levantó un tapetito de encaje. Limpió el oscuro rojo de su cuchillo antes de
guardarlo otra vez en su bolsillo y arrojó el ensangrentado trozo a los pies
de Tretch.
Tretch podría haber estado muerto, pero la ira de Bear estaba viva e
intacta.
De pronto el aire cambió y ya no estaba tenso con ira, sino con algo más.
Lujuria. Necesidad.
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El pecho de Bear estaba húmedo de sudor. Él olía a hombre puro y lucía
como a puro músculo. Cada parte de él invadió mis sentidos.
Su bragueta.
Bear agarró la pretina de mis shorts, tirando de ellos por mis pies,
arrojándolos sobre el cuerpo de Tretch, el cual yacía atravesado en la
entrada. Me quitó las bragas con una mano y se arrastró sobre mí,
empujando sus pantalones debajo de su culo hasta que pude sentirlo.
Grande, caliente, duro, presionado justo contra mi centro. Cerré mis ojos y
gemí, el contacto siendo demasiado y aun así para nada suficiente.
Necesitaba más.
Mucho más.
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Bear besó el lugar donde mi cuello se encontraba con mi hombro, sobre
la marca de mordedura que él había hecho la noche anterior y miré
estrellas. Quizás estaba muriendo otra vez. Excepto que esta muerte no la
pelearía. Esa era una muerte en la que me iría felizmente.
—Fuiste hecha para mí —dijo Bear antes de que sus labios encontraran
los míos, y yo estaba perdida en la sensación de su lengua danzando con la
mía. Enredándose una con la otra.
Suplicando.
Unos minutos antes había pensado que estaba muerta, y ahora, nunca
me había sentido tan viva.
Porque no podía.
No quería.
No ahí.
No nunca.
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El estiró su mano entre nosotros y corrió su dedo sobre mi clítoris. Él no
era gentil. Ni siquiera era amable. Él era completamente rudo. Empujando
fuerte y rodeándolo como si él estuviera castigándolo. Castigándome.
Todo de él.
Él empujó otra vez y otra vez hasta que él estaba más allá dentro de mí,
cuerpo, corazón y alma, que estaba casi asustada de cuan profunda era
nuestra conexión. Era más que sexo. Era sobre nosotros, y éramos de una
forma muy parecidos a nuestro sexo. Dolía. Se sentía increíble.
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cabello cayendo en su cara otra vez. Los músculos en sus antebrazos y
hombros flexionados mientras él se sostenía sobre mí, apoyándose en el
colchón con ambos codos a lado de mi cabeza.
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—ABRE —Bear ordenó otra vez. Él agarró mi cara, forzándome a mirar
las profundas piscinas azules.
Él empujó una vez, dos veces, tres más hasta que me estaba viniendo
tan fuerte que lo sentí hasta en mis pies. Una y otra vez yo pulsaba
alrededor de él en olas de placer puro, el cual se asentó en él porque agarró
la parte trasera de mis muslos, y con sus ojos abiertos, su nariz tocando la
mía, mirándonos dentro del alma el uno al otro, Bear se vino.
Fuerte.
Encima de mí.
En mi corazón.
Por Bear.
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fuerte. Cuando él se retiró y vio que yo todavía estaba confundida, él
preguntó—, ¿parece como que estoy bromeando?
No. No lo parecía.
Santa mierda.
Bear rió y mandó una ola de hormigueo sobre mi piel. Hice una nota
para mí misma de hacerlo reír más. Él agarró mis muñecas y mantuvo mis
brazos arriba de mi cabeza—. Nena, acabamos de follar, la mejor cogida de
toda mi vida, con un cuerpo muerto a menos de un metro de distancia, si
eso no te da material de señora, entonces no sé qué coño lo hace.
Solamente sí.
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Solamente Bear.
Solamente yo.
Yo ERA su mundo.
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Capítulo 21
Bear
—¿CÓMO RESULTÓ que no estoy muerta? —preguntó Thia, levantando
su adormilada cabeza de mi pecho.
Al segundo que supe que ella estaba viva, sabía que después de que
eliminara a Tretch, iba a follarla. Era una jodida parte de mí que
necesitaba un recordatorio de que ambos estábamos vivos.
Fue en serio cuando le dije que había sido la mejor cogida de mi vida.
Me vine más fuerte y más duradero de lo que alguna vez me había venido
antes, y por la forma en que Ti estaba moviéndose debajo de mí cuando se
vino, la forma en que ella se apretó alrededor de mí, estoy bastante seguro
que ella tampoco tenía ninguna queja.
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Jodidamente amaba eso de nosotros.
—¿Ah?
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embargo, tenemos tiempo para formular otro plan. Chop y el MC están
fuera en un viaje. Parece que ellos no regresaran por un par de semanas
más o menos.
Sacudí mi cabeza—. Jake es… Jake nos ayudó cuando Ray estuvo en
problemas.
—Eso no suena tan jodido —dijo ella, trazando suaves besos por todo mi
pecho.
—No, pero es por eso que es la persona más jodida que conozco. Tú
nunca sabes de qué lado está. También, no ayuda que él luzca como un sol.
Cabello rubio y ojos azules. El tipo de apariencia que tú verías en uno de
esos programas de televisión que le gustan a todos los adolescentes estos
días. Pero ese chico tiene el diablo en él. Las únicas vidas humanas que el
valora son la de su esposa Abby y ahora su hija. Jake es la única persona
en el mundo que me asusta como la mierda. Sabes, además de ti.
158
Ella iba a ser una gran señora.
Además, no tenía uso para los sueños cuando el mío ya estaba acostado
encima de mí, profundamente dormida.
159
Capítulo 22
Thia
RAGE APARECIÓ para recoger algunas de sus cosas y cuando le dije adiós
ella sólo se encogió de hombros y caminó fuera del huerto—. ¿A dónde va?
—le pregunté a Bear. Quien terminó su llamada con Wolf y guardó su
teléfono en su bolsillo. Wolf iba a ser el que hiciera la limpieza del cuerpo
de Tretch.
—Dispara —dijo Bear, subiéndose. Me metí del lado del pasajero y cerré
la puerta. Panqueques, sin decirle, se subió en la caja de la camioneta.
—¿Por qué ella? ¿Por qué Rage? ¿Por qué no tener un tipo grande de
seguridad o un tipo grande con apariencia de bravucón detrás de mí
cuando no estabas? —hice la pregunta que había estado persistiendo en mí
desde el día que había conocido a Rage.
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—¿Qué? —repetí, demandando saber qué tenía su cara contorsionada
en una forma que me hacía pensar que él estaba tratando de no reír.
Debió haber sido la semana de la gente que entra con nosotros porque
justo después de que me había calmado de otro exorbitante orgasmo, abrí
mis ojos para encontrar a King y Ray de pie en la sala del otro lado de la
mesita de café. Bear se puso de pie, completamente a gusto con el hecho de
que él todavía estaba desnudo, aunque no SÓLO estaba desnudo. Él estaba
desnudo y muy, muy duro. Su boca todavía brillando de lamer cada última
gota de mi orgasmo.
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La mirada solemne en ambos rostros me hizo darme cuenta que ellos
estaban aquí por una mucha más grande y más seria razón que tratar de
atraparnos en el acto.
—Puede que quieran ponerse algo de ropa para esto —dijo King, y de
repente estaba muy consciente de mi desnudez. Bear me condujo a la
habitación y yo todavía estaba cambiándome cuando él dejó la habitación
después de ponerse unos boxers, dejando la puerta de la habitación abierta
en su camino.
—¿Qué coño está mal con Grace? —Bear ladró, una enojada ráfaga de
gritos que sentí en lo profundo de mi pecho.
Salí a la sala justo a tiempo para ver a King besar a Ray arriba de su
cabeza. Volvió a levantar la vista a Bear cuando él habló otra vez—. Ella
está en mal estado, hombre
162
Capítulo 23
Bear
ODIO LOS PUTOS hospitales.
Siempre lo he hecho.
Por una buena razón, también. Nada bueno sale nunca de poner un pie
en ellos. No para mí, de todos modos. De hecho, lo peor siempre pasó. Una
ola de mala mierda junto con el olor de antisépticos y decepción me
golpeaba en la puta cara cada vez que esas puertas de cristal automáticas
se abrían, seguida por mi frenético cuestionamiento a millones de cabrones
en bata blanca sobre donde estaba el hermano al que yo estaba buscando.
La última vez que estuve allí fue cuando traje a Ray, quien estaba en
muy mal estado después de ser golpeada hasta la mierda por su puto ex
esposo, y a King, quien estaba baleado, a la sala de emergencia que olía a
heridas sin sanar y miseria. Mi reacción inmediata siempre que iba a un
hospital ha sido ir por mi moto y conducir tan lejos como pudiera.
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King y Ray iban delante de nosotros con Thia y yo yendo atrás por unos
cuantos pasos.
Sabíamos que Grace tenía cáncer. Ella lo había tenido por años. Más de
una década, creo. En un punto, su dolor se puso realmente mal y King le
dio algo de mariguana y le enseñó como fumarla, así ella podría manejarlo
mejor. Por un tiempo pareció funcionar. Después de ella nos dijo que él
cáncer no la podía dominar y decía que ella no iba a morir.
Algo loco sobre Grace era que todos le creímos. Cuando ella decía que
iba a hacer algo, ella lo hacía.
Muy diferente.
Lo cual era por lo que verla en esa habitación de hospital con tubos
saliendo de sus brazos y una máscara respiratoria sobre su rostro, mirando
cada parte de la mujer frágil que ella nunca quiso ser con mejillas
hundidas y profundos círculos bajo sus ojos, provocó que me detuviera en
la puerta.
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podía hacer que el más grande, más rudo hijo de puta por ahí dijera,
‘gracias, señora’, y limpiar sus botas en la puerta.
—Ahí están —dijo Grace con una voz baja y rasposa, su pecho se
contrajo y ella jadeó—. He estado esperando por mis chicos. ¿Dónde está
mi Abel? —ella preguntó, tomando la mano de King.
—Tal vez deberían tomar turnos para hablar con ella —él doctor
ordenó, sin quitar sus ojos de su portapapeles—. No queremos abrumarla.
—¿Quién coño eres tú? —King preguntó, una vena en su cuello pulsó y
lo que sea que el doctor dijera a continuación determinaría si él todavía
terminaría como doctor al final del día, o como un paciente. El doctor abrió
su boca, pero rápidamente la cerró. Hombre listo. Él escaneó el código en el
brazalete en la muñeca de Grace con una herramienta conectada a su iPad
y se hizo el ocupado al checar números en las máquinas y metiéndolos en
su tableta.
165
El doctor nos siguió afuera, todavía tecleando la pantalla de su tableta.
Sus tenis chirriaron contra el apagado linóleo.
—Somos tan familia como ella la tiene —dije—. ¿Vas a decirme lo que
yo y mi chica necesitamos saber o qué?
—Él es Abel —Ti intervino. Ella se paró junto a mí y otra vez me estiré
por su mano y estuve feliz cuando sentí la suya deslizarse en la mía.
166
—Sí —dije, sin vacilación. Ella era la puta cosa más cerca que alguna
vez había tenido y si este hijo de puta se tardaba un segundo más, yo
pateando su culo acabaría siendo mi primer historia positiva del hospital.
Nos sentamos otra vez en las mismas sillas, sólo para ponernos de
nuevo de pie unos segundos después cuando King y Ray salieron de la
167
habitación. Para la mayoría de la gente, podía ver cuán difícil era King de
leer. Especialmente porque él nunca sintió la necesidad de llenar el
silencio con palabras como Preppy siempre lo había hecho. Viendo la
solemne mirada en su rostro me hizo sentir como si yo no necesitara
hablar. Quizás un poco de King se me había pegado.
Ti abrazó a una Ray llorando. King se acercó y bajó la voz—. Ella sigue
desmayándose. Su respiración suena como si ella hubiera estado fumando
una cajetilla diaria por los últimos cincuenta años —él hizo una pausa,
corriendo su mano sobre su cara—. Es la hora, hombre. Necesitas entrar
ahí.
King y yo habíamos sido amigos desde que teníamos quince años. Esa
fue la primera vez que él se había estirado para abrazarme más que sólo
una palmadita en el hombro, un abrazo real. Fue breve, pero él era mi
hermano. De sangre o no, él tenía mi espalda y yo la suya. Incluso en el
hospital mientras nuestra pseudo madre moría del otro lado de la pared—.
Ella de verdad quiere hablar contigo —agregó.
Asentí y estiré mi mano para Ti quien tenía sus manos llenas con una
Ray en llanto contra su pecho—. Ve tú primero —dijo Ti—. Te veré en un
minuto —no quería entrar solo, pero al mismo tiempo sentía que tenía que
hacerlo. Había mucho que decirle a Grace, pero, ¿por dónde demonios
empezaría?
—Abel —dijo Grace, otra vez bajando su máscara y estirando sus dedos
por mí. Me senté junto a ella en la silla y tomé su mano en las mías.
168
Me reí porque Grace me conocía mejor que cualquiera. Ella estaba
tocando la puerta de la muerte y aun así ella quería asegurarse de que yo
estaba bien porque odiaba los hospitales—. No creo que bien sea realmente
la palabra que yo usaría —dije.
—Estoy muriendo, Abel. Pero te juro por el puto Cristo que no estoy
dejándote. Necesitas saber que yo no haría eso. Cuando hagas a Thia tu
esposa, lo cual sé que harás sólo por la forma en que ambos lucen cuando
hablan del otro, estaré aquí contigo —ella acarició mi mano, otra vez
confortándome cuando era ella la que estaba en la cama de hospital—.
Cuando recibas a tu primer, segundo, tercer hijo en este mundo, estaré
aquí. Cuando no sepas qué hacer o no sepas para dónde mirar, te
susurraré en tu oído hasta que llegue a tu mente. Sólo prométeme una
cosa.
169
Grace me lanzó una débil sonrisa, su pecho subió y cayó rápidamente.
Las máquinas pitando y parpadeando con cada ingesta de aire—. Cuando
se trate de la chica de allá afuera.
—¿Sí?
—Por ser el hijo que siempre deseé. Tú, Samuel y Brantley. Recé por
hijos cada día desde el día que me casé con Edmund y pasó mucho tiempo,
y ustedes chicos llegaron a mí en una manera que nunca había esperado,
pero de pronto estaban ahí, y me hicieron la mamá que siempre había
querido ser —las máquinas pitaron y parpadearon otra vez. Alguna especie
de alarma se activó en la pared. La habitación parpadeaba en luz roja.
—Hay mucho que necesito decirte —dije, sosteniéndola más fuerte como
si ella fuera a deslizarse de mi agarre en cualquier segundo y físicamente
caer a su muerte.
—Lo sé, y hay mucho que yo necesito decirte —Grace miró al techo y
después otra vez a mí—. Necesito disculparme.
170
—No importa. Nada importa —dije justo cuando Grace comenzó a
atragantarse. Ella se aclaró la garganta varias veces antes de que ella
pudiera hablar otra vez.
—Todo está ahí para que lo descubras —dijo ella, y no sabía si todavía
estaba hablando de la misma cosa o si ella tenía algún antibiótico que
podría haber provocado algo—. Como dije, estoy muriendo, pero no me voy
a ningún lado. Ni siquiera la muerte podría separarme de mis chicos.
—Él era un buen chico, mi Samuel. Nunca pudo dejar que nadie tuviera
la palabra cuando él podía decirlo más fuerte, más rudo y mucho más
inapropiado —Grace rió y después tosió. Me estiré sobre ella y la senté,
sintiendo el contorno de los huesos en su espina y el contorno de sus
costillas mientras lo hacía.
171
—Ahí estás —ella dijo, estirando su otra mano. Ti se acercó y la tomó en
su mano, parándose del otro lado de la cama de Grace.
—Thia, querida, recuerda lo que te dije —Grace dijo, sin soltar mis
manos. Thia se inclinó y sostuvo el antebrazo de Grace—. Se buena con mi
chico.
—Esa es mi chica —dijo Grace, seguido por otro ataque de tos, este fue
dos veces más largo que el último. Más alarmas zumbaron y sonaron, aun
así ninguna enfermera o doctor llegó irrumpiendo la habitación.
172
Grace sacudió su cabeza y ella cubrió otra vez su boca con la máscara de
oxígeno. Entonces ella tomó mi mano y la puso en su pecho y lo mismo hizo
con la de Ti. Grace se aferró a los dos cuando para mi sorpresa, mi chica se
aclaró su garganta y comenzó a cantar—. Llévame a la luna y déjame
jugar en medio de las estrellas… —su voz era ronca y rasposa, aun así,
clara y perfecta. Grace se relajó en las almohadas y sostuvo nuestras
manos apretadas mientras las máquinas se alocaban una vez más.
173
Capítulo 24
Thia
—TODAVÍA NO PUEDO creer que ella se haya ido —dijo Bear,
quitándose la camisa abotonada negra que había usado para el funeral y
arrojándola a la cama. La levanté y doble el cuello en una forma que
mantendría su forma, de la misma manera que mi madre solía hacer con
las camisas para la iglesia de mi padre.
—Sé que estás dolido, pero tú la oíste. Grace hizo muy claro que tú y
King eran lo más importante en su vida —me puse de pie y caminé hacia
él, envolviendo mis brazos alrededor de él desde atrás y descansando mi
mejilla en su espalda mientras él se recargaba contra la barra—. Ella te
amaba. Ella quería lo mejor para ti. Estás dolido y eso es normal, pero
cuando duela mucho recuerda todo lo bueno que ella trajo a tu vida.
174
duele recordar, pero lo bueno no es fácil de conseguir cuando está en una
enorme nube de lo malo —dije, envolviendo mis brazos en mi sección
media y meciéndome sobre mis talones—. Pero sé que no fue así contigo y
Grace. Sé que hubo mucho más de lo bueno.
—Ella me compró condones una vez —dijo Bear con una risa.
175
volteando la marcación hacia ella. Cuando había terminado, ella despegó
la etiqueta y la pegó en la caja y me la entregó.
—¿Qué decía?
—Me dijo que ella no fue una inocente, sino que ella fue osada en sus
días y que sabía que sucedía en ‘ese club tuyo’ —dijo Bear, intentando
imitar la voz de Grace y fallando miserablemente. Le volví a pasar la
botella.
176
—No hay nada de qué hablar. La mierda apesta ahora mismo porque
las cosas con los Bastards son inciertas, pero Ti, tú tienes que saber que, tú
cargando a mi hijo no va hacer que corra. Soy un hombre adulto. No es
como que no sepa que puede pasar. Lo que pasará si seguimos así —
levantó mi barbilla hacia él—. Quiero que sigamos así. Me gusta la idea de
ti toda gorda con mi hijo.
—Creo que podrías tener razón en eso —dijo Bear, plantando un beso
en mi mandíbula.
177
pasaría algún día. Pero si algo te pasara a ti… —Bear pausó—. No sé si
podría… no, yo sé que no podría.
178
Capítulo 25
Thia
NUBES COLOR GRIS interferían con implacables rayos del sol. Con las
nubes llegaron unos cuantos momentos de alivio del sofocante calor
constante. Una ligera brisa fluyo a través de las ventanas abiertas de la
camioneta de King mientras Ray y yo hacíamos nuestro camino a la casa
de Grace para empacar su vida entera en cajas que habíamos conseguido
del callejón trasero de la Quick Stop—. ¿Qué demonios están haciendo ellos
ahí? —pregunté. Habían sido casi veinticuatro horas desde que King y
Bear se encerraron en el estudio de tatuajes. Estruendos de carcajadas,
azotes, golpes, roturas y todo tipo de música ruidosa podía ser escuchada
desde la habitación. El olor a mariguana y licor impregnaba por debajo de
la puerta.
—Nada bueno para ellos. Estoy bastante segura que ellos tienen
suficiente alcohol y otras mierdas ahí dentro para durarles una semana.
—Sí, pero ellos obviamente no tienen una semana —Ray tenía razón.
Chop y los Bastards estarían de regreso sólo en un par de días. Gus nos
había llamado para hacernos saber que el MC había comenzado su
migración de vuelta a las Carolinas. La guerra estaba en su camino—. Al
menos ellos se tienen el uno al otro.
179
pausa—. Le conté a los niños de Grace —agregó Ray, tomando una afilada
curva sin molestarse en usar los frenos. Me sostuve de la manija de arriba
de la ventana con miedo de que podría caerme, de pronto muy alegre
recordé que usaba mi cinturón de seguridad—. Lo siento —dijo ella
después de notar ya sea mis nudillos blancos o mi mirada de miedo en mis
ojos—. Acabo de obtener mi licencia.
—King y yo hablamos con ellos por un rato —dijo Ray, manteniendo sus
manos a las diez y dos12—. Pero a todos les dijimos que la abuela Grace ya
no estará cerca para jugar con ellos —sus ojos nunca dejaron el camino—.
Sólo eso fue suficiente para ponerlos a llorar. Nos tomó tres horas hacer
que Max se calmara. Los dos, ella y Sammy acabaron durmiendo en la
cama con nosotros.
—Lo siento mucho —dije, sabiendo que no había mucho más que decir
que hiciera la situación mejor para ella—. No sé cómo lo haces. Manejar
tres niños. Es como si ni siquiera fueras humana.
180
Pasamos toda la tarde en la casa de Grace yendo a través de sus cosas
de toda la vida y empacándolas en cajas que se almacenarán o donarán.
Nunca había estado en su casa antes, así que ver miles y miles de conejos
puesto en cada estante o superficie era un buen susto—. Eran de su esposo
—explicó Ray, lo cual era la explicación menos loca para tener demasiados
ojos de vidrio mirándote todo el día.
Cuando saqué el último plato del fondo del gabinete, algo con cinta
atrapó mi atención. Volteé el plato y encontré que era una foto de un bebé.
—Sí, estoy bien —agarré la escoba que había estado recargada contra la
pared en el pasillo y barrí las piezas rotas de la vajilla en un recogedor y lo
coloqué en la mesa. Removí y levanté la pieza que aún tenía pegada la foto
en la parte posterior y sacudí el polvo. Quizás lo había captado mal. Quizás
no decía lo que había pensado que decía.
181
Bear me la había contado. Él pudo haber estado muy distraído. No estaría
sorprendida si hubiera entendido mal los detalles.
—¿Sí? —gritó Ray de vuelta desde el final del pasillo donde ella estaba
ordenando un armario de ropa.
—Él era un adolescente —dijo ella, llegando a la cocina con otra caja en
sus brazos. Ella la puso en la mesa de la cocina y agarró el marcador negro
de la barra. Ray etiquetó la caja CONEJOS PARTE SIETE y la puso
encima de las otras cajas enumeradas de conejos apiladas en frente del
refrigerador—. King y Preppy conocieron a Bear cuando estaban peleando
sobre una mierda estúpida de niños. Todos ellos se metieron en algún tipo
de riña o algo y entonces poco después King presentó a Bear a Grace.
Preppy me contó la historia, aunque estoy bastante segura que él la
embelleció un poco porque en la forma en que me la contó fue que después
de que él les pateara el culo, los hizo disculparse y comprarle un nuevo
pantalón. No sé tú, pero no creo que Bear o King sean mucho del tipo que
se disculpa.
182
rompió en el linóleo, pero ninguna de las dos reaccionó al sonido de la
segunda pieza de la vida de Grace que había sido quebrada.
Ray rodó sus ojos—. ¿Otro Abel con cabello rubio arenoso y ojos azules
que acaba de pasar a estar acostado en la casa de Grace?
—Ti, ¿qué crees que esto podría significar? —preguntó Ray. Ella había
estado usando el apodo de Bear para mí últimamente un montón, y a pesar
del hecho de que cuando era niña cada apodo que alguna vez tuve me
ponía nerviosa, no me molestaba en absoluto viniendo de ella o Bear.
—Tal vez Bear se la dio, pero, ¿entonces por qué estaría en su gabinete
pegada atrás de un plato? —pregunté.
—No hay forma. Grace no tendría razón para esconderla. Ella amaba
las fotografías casi tanto como ella amaba a sus conejos. Si esta fuera una
foto que él le hubiera dado, habría estado en un marco puesta junto a un
conejo en algún lado —dijo Ray, dándole vuelta a la foto en sus manos.
Ray sacudió su cabeza—. No tengo idea, pero lo que sea que es esto,
está haciendo que me duela el cerebro —dijo ella, frotándose las sienes.
Ella estiró su mano al bolsillo trasero de sus shorts y sacó su teléfono,
tomándole una foto a la fotografía—. Pon esto en tu bolsillo —dijo ella,
entregándome de nuevo la fotografía—. Tengo la sensación de que los
chicos tampoco saben nada sobre esto. No voy a llamar ahora y sacarlos de
su encierro, así que tendremos que esperar hasta esta noche para
183
mostrársela. Grace no era de las que guardaba secretos. Su principio fue
siempre la honestidad, lo cual es por lo que esto es todo tan confuso.
—Sí, yo pienso también eso, pero me duele tener que esperar hasta
tarde. Mi curiosidad está en el nivel diez ahora mismo —admití. La
paciencia nunca fue una de mis fuertes virtudes. Seis meses esperando por
Bear no ayudaron.
—La mía también —Ray se puso de pie, agarrando otra caja vacía de la
pila frente a la puerta—. Aunque pienso que puede que tenga que esperar
incluso más tiempo para hablar con King porque últimamente no me
dejará tener una palabra antes de intentar embarazarme otra vez. Las
posibilidades están reducidas a ninguna para una significativa
conversación antes de que cumpla esa misión. Ha estado hasta las rodillas
en la fiebre de bebés desde que Nicole Grace nació —había un ligero
fastidio en su tono, pero sonó forzado—. Es como que él no va a estar feliz
hasta que tengamos que construir otra casa para todos estos niños, y de
verdad me gustaría al menos tener una boda antes de que vaya con su plan
de usar mi útero como un coche de payaso. O mejor aún, cumplir veintiuno.
Eso sería genial.
184
camiseta, tendría menos de una oportunidad de lo que ya tengo. Estaría en
esa casa dando a luz como la señora que vivía en un zapato —dijo ella,
abanicándose con su mano—. Con ello, creo que regresaré y empacaré otra
caja de conejitos —ella desapareció por el pasillo.
Secretos.
185
Capítulo 26
Bear
LA ÚLTIMA VEZ que King y yo nos encerramos en una habitación y nos
pusimos hasta la mierda durante días, fue cuando Preppy murió.
Esta vez puede haber sido por Grace, pero teníamos cada intención de
seguir con la parte de ponernos hasta la mierda otra vez.
—No sé cómo coño esperas que yo cubra toda esa cosa —dijo King,
expulsando el humo que estaba reteniendo y me pasó el porro. Él corrió la
punta de sus dedos sobre mi enorme tatuaje de Bastard en mi hombro y se
rascó su cabeza.
Rodé mis ojos—. Eres bueno en esta mierda. Cubriste la cicatriz de Ray
e hiciste esa pieza en la espalda de Abby. Hazlo, hombre. No me
decepciones —dije, dándole un golpe al porro.
King asintió, inclinándose más cerca para otra vez examinar el largo de
mi tatuaje de Beach Bastard en mi hombro.
—Bien, ahora haz esto —señalé al bosquejo mucho más pequeño que lo
había hecho dibujar.
—¿Parezco tu perra?
186
—Llámame así de nuevo y podrías tener ese dildo después de todo —
King abrió cajones en su caja de herramientas y comenzó a sacar sus
guantes, tinta, y demás equipo.
187
—Lo que sea —dijo King, presionando en el pedal que trajo a la vida su
máquina, zumbando más y más fuerte mientras él la atraía al lugar detrás
de mi oreja derecha.
—Lo prometo. Ella estará protegida —dijo King—. Pero tú hablas como
si no voy a ir contigo.
—Cabrón —dije—. Sólo digo que necesito que te quedes atrás un poco.
Ambos no podemos estar tres metros bajo tierra.
188
—Todavía no puedo creer que ella se haya jodidamente ido —dije,
diciéndole la misma cosa a King que le había dicho a Ti después del
funeral.
189
Capítulo 27
Bear
Dieciocho años de edad…
—SABES, TÚ deberías simplemente renunciar a tu nombre ahora. Sólo
entrégalo. Porque con un nombre como Bear, deberías estar jodidamente
feliz de estar en el bosque. Deberías estar frotando su verga contra un puto
árbol o algo. Follando la tierra. Viniéndote en el desierto o alguna mierda,
y sólo terminar con ello. Abrazar a tu vagina interna —dijo Preppy,
ondeando su mano alrededor despectivamente antes de acostarse en el
suelo con su oreja en la tierra como él probablemente vio a alguien hacerlo
en una película.
O en YouTube.
190
—¿Tú sabes? —Preppy le preguntó a King quien ignoró su pregunta y
gruñó mientras sacudía la tierra de su camiseta.
—No quieres saber —dije con un suspiro, haciéndolo sonar como que la
razón detrás de mi nombre era mucho más siniestra que la historia real, la
cual era tan simple como la señora de limpieza en el club llamándome Abel
Bear cada vez que ella iba, lo cual se convirtió en todos llamándome Bear.
Gracias a dios ella no me llamó Abel Amor o Abel Muñeco.
Estaría jodido.
—Lo que sea, RALPH —dijo Preppy, en cualquier otro día lo abofetearía
hasta el mañana.
Preppy estaba tan amplificado que por un minuto pensé que su emoción
iba a estallar justo a través de su piel. Desafortunadamente, a esa hora, su
emoción no era contagiosa.
191
Un palo puntiagudo llamó mi atención a donde otro montón de sand-
spurs13 se habían adherido al final de mis pantalones. Los arranqué y los
arrojé al arbusto más cercano, siseando entre dientes mientras una de sus
estúpidas puntiagudas espinas me pinchaba. Una gota de sangre se
acumuló en mi dedo índice—. Coño —murmuré, chupando la sangre de mi
piel y ondeándolo en el aire para secarlo.
—Dime otra vez, ¿por qué coño estamos aquí afuera? —preguntó King
en un bostezo mientras Preppy nos conducía a través de hierba alta y
profunda en el bosque. En Logan’s Beach, los bosques era húmedos y
pantanosos con follaje verde oscuro y suave moho, donde mientras que el
área alrededor de Charles Harbor era seco con quebradiza hierba y dura
tierra apisonada que se agrietaba en piezas bajo el peso de nuestras botas.
Nunca lo fuimos.
13 Son como unas bolitas con muchos picos que se adhieren a todo.
192
matar algunos putos cerdos salvajes —dijo Preppy, antes de darnos su
mejor impresión nasal de un ‘oink’ de un cerdo salvaje.
—¿Qué coño fue eso? —pregunté, frotándome los ojos. Me estiré por mis
cigarros. A diferencia de Preppy, quien estaba vestido para la ocasión con
sus pantalones cargo, chaleco naranja brillante y un sombrero de
camuflaje que decía CAZADOR DE COÑOS en letras de color verde neón,
yo opté por mi uniforme usual, mi chaleco, sin camisa y pantalones negros.
Sostuve mi pistola en la curva de mi brazo con mi barbilla a lo largo del
cañón mientras pescaba un encendedor de mi bolsillo trasero. No estaba
exactamente siguiendo la etiqueta adecuada de sujeción de arma. Diablos,
no me importaba si me volaba la mitad de mi cara en el proceso, porque la
nicotina iba a ser la única cosa capaz que me mantuviera de saltar al
puerto y nadar de vuelta a Logan’s Beach.
Había sólo una razón en la puta tierra por la que King o yo mismo
estaríamos levantados antes del sol y en medio del puto bosque, y gracias
al carajo la razón sólo llegaba una vez al año.
193
El cumpleaños de Preppy.
En los tres años o algo que había conocido a King y Prep, había sido
atado a su no hablada tradición, donde por un día, Preppy manda—. Debí
haberme ido del pueblo cuando los vi buscando estas bestias en mi
computadora —dije, parándome sobre un pino derribado.
—De hecho, hijos de punta, ustedes deben saber, estaba buscando porno
—dijo Preppy con un encogimiento de hombros. Hubo un susurro en el
arbusto de enfrente. Un enorme cerdo café con pelo tieso y con un colmillo
roto salió de su escondite a la claridad, haciendo una huida por su vida a
través de los árboles. Preppy levantó su arma y jaló el gatillo. Falló al
rápido cerdo y la bala hizo un enorme agujero en el troco de un árbol—.
Pero ustedes estarían sorprendidos de cuanto una falta de ortografía en la
palabra BESTIALIDAD puede cambiar todo el puto objetivo de una
búsqueda —King y yo nos miramos el uno al otro y seguimos a Preppy,
quien comenzó a recitar líneas de Braveheart14 mientras él corría a toda
velocidad detrás del cerdo, no había forma de que fuera a alcanzarlo.
194
—Pudiste haber decidido eso mucho más jodidamente temprano —
murmuró King.
—Este es el hijo de puta que me apuntó con una pistola anoche cuando
yo estaba corriendo —anunció Preppy, apuntando al cadáver con el mango
de la pala.
195
Capítulo 28
Thia
ENVOLVÍ MIS brazos alrededor de mis piernas y las sostuve cerca de mi
pecho, descansando mi barbilla arriba de mis rodillas. Cerré mis ojos y
lentamente inhale a través de mi nariz, respirando en el húmedo aire y el
olor de las rosas de Grace.
Habíamos terminado con todas las cajas justo cuando el sol se puso. Ray
estaba adentro haciendo una llamada a la niñera para revisar a los niños
mientras yo me sentaba afuera en la cubierta en el patio de Grace y me
pregunté qué demonios el futuro tenía en espera.
Sólo el tiempo lo diría, pero el tiempo que más me preocupaba era los
siguientes días, y si Bear saldría de ellos con vida.
Los grillos cantaban fuerte más allá de la cerca. Froté los talones de mis
pies descalzos sobre la cálida tela de la silla. Había tantas preguntas en mi
cabeza que sólo quería meter mi mano y sacarlas por mi oreja.
¿Y después qué?
196
luchando con algo en su cabeza también—. Mi mejor amiga de cuando era
niña. Bueno, supongo que mis mejores amigos, aunque uno fue como mi
esposo por un minuto. Una mujer quien fue más como una madre para mí
que mi verdadera madre y alguien que conocí sólo por un corto período,
pero que estuve más conectada que a cualquier otro, además de King —sus
ojos parpadeo de la casa a los árboles y finalmente de vuelta a mí.
—Sí, Preppy. Estaba enamorada de él, sabes —dijo ella con un sorbo.
Si algo le pasaba a King, dejaría a sus tres hijos sin su padre y ella
perdería a otra persona más que ama—. Sé cómo se siente —agregué,
recordándole que no estaba sola.
197
Ray negó con la cabeza—. No, no tengo miedo. Si algo he aprendido
durante el año pasado, es que ir a batear por el uno al otro es lo que la
familia hace, independientemente de la causa. Esta es la lucha de King
porque es la lucha de Bear —Ray distraídamente agarró uno de los hilos
del deshilachado cojín—. Crecí en una casa con dos padres y todavía me
tomó venir aquí para aprender eso yo misma. Además, no fue como si
cuando conocí a King él era un contador o algo quien repentinamente
decidió aventurarse en otra cuestionable y peligrosa línea de trabajo. Yo
sabía en lo que me estaba metiendo desde el día uno —Ray dejó salir una
rápida carcajada—. Lo. Hice. Alguna vez.
Ray empujó mi hombro otra vez— La primera vez que conocí a Bear era
un poco diferente del Bear que conozco ahora —dijo ella, mirando hacia el
agua—. Lo conocí en una fiesta, justo antes de conocer a King. Todo un
encantador con su profunda voz. Él era fuerte. Seguro. Luego después de
que Preppy murió todo eso cambió. Él se convirtió en una coraza, después
sólo se levantó y se fue —la sonrisa brevemente dejó su rostro, pero regresó
cuando ella añadió—. Pero él es Bear 3.0, mejor que antes… y es todo
gracias a ti.
—No puedo tomar todo el crédito. Hubo este sujeto que me dio una vez
un anillo —dije, frotando el anillo de King entre mis dedos—. Él me hizo
mejor, también.
198
aprendiendo más de la familia que de la que alguna vez tuve antes—.
¿Entonces de verdad no estas asustada? Porque honestamente —dije, un
bulto formándose en mi garganta—. No sé qué haría si algo le pasara a
B… —me detuve y apreté mis ojos cerrados, intentando alejar el
pensamiento no deseado.
Ray puso su mano en mi hombro y abrí mis ojos, escrudiñando sus ojos
azules de muñeca que proyectaban nada más que sinceridad y simpatía—.
No —dijo Ray—. No lo estoy.
—Estás loca —dije. Ella había perdido a muchas personas que ella
había amado, entonces, ¿por qué ella no tiene miedo de perder a King
también? —. ¿Por qué? —pregunté.
Quería lo mismo para ser verdad por Bear, que me prometa que él va a
estar bien y me jure que va a salir de esto vivo. Tanto como amaba la rota
promesa que nos había traído a estar juntos, era una que realmente quería
que él mantuviera.
—Simplemente deseo que hubiera algo que pudiera hacer para ayudar
—admití.
199
—Quédate aquí, voy por mi teléfono. ¡Ya regreso! —grité.
—Un ejército.
Alguien.
No tuve oportunidad de ver quien era ese alguien antes de que yo fuera
golpeada por un rayo de luz azul. Flotando en algún lugar entre el
conocimiento y la inconsciencia, todavía podía escuchar los grillos
cantando y a Ray llamándome mientras era cargada lejos, bombardeada
por las sensaciones de familiaridad y terror.
200
Capítulo 29
Bear
LA ÚNICA COSA que mi viejo alguna vez me dio fue la promesa del mazo
y su puto temperamento.
Chupa vergas.
Por comparación, la ira que sentí cuando Prep murió fue un mero puto
en un radar comparado con la rabia que experimenté cuando Ray llamó
para decir que se habían llevado a mi chica.
Ray no había visto quien era, tampoco Wolf o Munch quienes estaban
en el patio vigilando a las chicas. Cuando Munch vio a Ti entrar él no sabía
que ella iba a salir de la casa. Ellos salieron justo a tiempo para ver una
camioneta alejándose.
Ellos pudieron no haber visto quien se la llevó, pero ellos no tenían que
verlo para que yo supiera quien estaba detrás de ello. Si él pensó incluso
por un puto segundo que al llevarse a mi chica tomaría de alguna manera
el sartén por el mando, estaba completamente equivocado. Todo lo que hizo
fue acelerar la guerra, su inminente muerte y la probabilidad de tortura
como nunca antes él la conoció.
201
La voz del Preppy fantasma estaba más seria de lo que alguna vez lo
había escuchado, y eso me llenó con incluso mucho más rabia y algo más
con lo que nunca estuve familiarizado.
Terror.
El plan siempre había sido asaltar el MC. Tomar de vuelta lo que Chop
había tomado de nosotros. Tomar de vuelta el club. Ni una vez haciendo
esos planes había temido por mi propia vida, pero ahora que la vida de Ti
estaba en las manos del hombre quien ya le había causado mucho daño y
que era capaz de infligir muchísimo más, el miedo dentro de mí estaba
malditamente cerca se der abrumante.
La vida y la muerte siempre habían sido muy objetivos para mí. Todos
vivimos y todos morimos, y estaba completamente preparado para tomar
una bala cuando mi tiempo llegara. Estaba bien con mi muerte,
independientemente de cuando llegara.
202
No era estúpido. Yo sabía que todo era una trampa para atraerme—sin
puta duda alguna. Incluso pienso que Gus dio información falsa a
propósito sobre el club estando fuera en un viaje, pero trampa o no, Chop
había traído la guerra a su puerta y yo estaba a punto de dominar un
infierno en él como nunca imaginó que fuera posible. Si había alguna parte
de mi viejo que pensara que yo podría ser incapaz de disponer de él porque
es sangre, él estaba a punto de aprender justo cuan equivocado estaba.
Jodidamente equivocado.
Como que extrañé mi parte psicópata que había estado enterrada desde
que Preppy murió y le dio la bienvenida al pensamiento de montar la
cabeza de Chop en el puto techo del MC como una advertencia para
cualquier otro pedazo de mierda que piensa que puede meterse conmigo y
salirse con la suya.
Él no era su presidente.
Ellos no existían.
203
Ti puede que me haya enseñado cómo ser un hombre otra vez, pero
empujé el hombre a un lado, porque justo entonces yo necesitaba al
motorista, el diablo, el puto demonio que dispararía sin cuestionar ni
vacilación. Cortar sin sentir. Lastimar sin herir.
204
Capítulo 30
Thia
—¡NO! ¡NO PONGAS esa cosa en mi brazo! No lo necesito. Lo juro. Me
portaré bien. Estaré tranquila. Por favor. ¡No! Lo prometo. Estaré
tranquila. ¡Lo prometo! —grité y luché contra los varios hombres y mujeres
vestidos en batas grises mientras me sostenían los brazos y las piernas en
una camilla. Una mujer bajita con corto cabello negro sostuvo en alto una
jeringa en la luz y le dio golpecitos varias veces antes de insertarla en la
vía intravenosa de mi brazo. Ella mi miró sin complejos antes de empujar
el émbolo.
Todo.
Incluyendo la habitación.
205
de la luna hasta que se descruza y comienza a caminar hacia mí. Conforme
él se mueve, las sombras lo hacen también y puedo distinguir sus
características. Él es alto, sin embargo, no tan alto como Bear. Es
musculoso, pero delgado. Está usando una camisa blanca de mangas cortas
y pantalones caquis, con una corbata de moño anaranjada y tirantes
negros. Sus brazos y manos están decoradas con tatuajes y su cabello rubio
arenoso está atado en una desordenada cola de caballo, pero esa es la
única cosa sobre su apariencia que esta remotamente desordenada. Su
camisa está bien planchada y sus pantalones tienen un pliegue en cada
pierna que corre recta por enfrente. Su barba es más corta que la de Bear,
en algún punto entre una barba de tres días y una barba, pero
inmaculadamente cuidada.
—¿Ah? ¿Qué?
—Pero desde que Bear es mi amigo, sin lengua. Está bien, quizás un
poco de lengua, pero sólo porque tú lo pediste. Sin embargo, pene no.
Dibujo la línea ahí. Bueno, sólo sexo, pero sólo por cómo una hora o dos.
¿Suena bien?
206
—¿Qué? —pregunto, frotando mis sienes y tratando de aclarar mi
mente así puedo obtener una compresión de qué exactamente está pasando
aquí.
—Bueno, bueno, sólo hasta que ambos nos corramos. O sólo yo. O lo que
sea. Las reglas del juego son importantes cuando se empieza una nueva
relación. Vi eso en Oprah16 y esa perra sabe su mierda. Si no sigues su club
del libro, deberías.
—Soy Preppy.
—Mierda haces más preguntas que Doe. No pensé que eso era posible.
—¿Doe?
—Por favor sólo dime por qué estás aquí. Por qué yo estoy aquí.
207
—Tú estás aquí porque la gente apesta y yo estoy aquí porque tú me
necesitas y porque no sabía cuándo iba a tener otra oportunidad de
presentarme a mí mismo a la chica de Bear.
—Pero tú estás…
—No, ¿por qué pensarías eso? ¿Estás loca? ¿Bear atrapó a una loca? Se
supone que debe deshacerse de las locas. ¿Le enseñé algo a esa perra? —
Perry pregunta con un jadeo.
—No sé por qué pienso que estoy en un hospital mental, ¿quizás porque
estoy sentada en una camilla hablando con el mejor amigo de Bear que
está muerto?
208
que no sea golpeada en el patio de recreo y créeme, esa mierda no es
jodidamente divertida. Yo solía meterme en peleas e incluso aunque gané
cada una de ellas con mi fuerza muscular e ingenio, no quiero eso para la
pequeña Preppina.
209
Preppy cepilla mi cabello fuera de mi frente y otra vez me mira de
arriba abajo, su mirada fija por un largo rato en mi sección media—. Pero
con toda seriedad, hay una sola cosa que necesito que recuerdes, Ti, nena.
Prométeme que cuando tengas la oportunidad, harás una cosa por mí y no
puedes olvidarlo.
—¿Qué es?
—Correr.
210
Capítulo 31
Thia
PLOC. PLOC. PLOC.
Esterilizado.
211
Gus me miró mientras yo colgaba del techo, como si fuera un filete y él
fuera un león hambriento que no había comido en meses.
—Yo no pregunto por qué. Hago lo que me dicen. Preguntar por qué no
es mi trabajo.
Gus dio un paso atrás y tomó un último vistazo lujurioso de mí—. Vaya
lástima, pequeña —antes de dejar la habitación, él ajustó la cámara que no
212
había notado junto a la puerta. Una luz roja se encendió—. Tal vez, me
quede. Sólo por la primera parte —dijo él, abriendo la puerta—. Estamos
listos —él llamó y un hombre rubio apareció en la habitación, cerrando la
puerta detrás de él. No tenía camiseta, era musculoso, tatuajes en blanco y
negro cubrían sus brazos y todo su pecho.
Pero este chico, con su clásica apariencia buena, era el puto diablo.
Poseído.
213
cayendo del lado de mis ojos. Él me llevó a la lona y me acostó en ella,
uniendo mis tobillos con cinta.
—¿Por qué sigues aquí? —el diablo preguntó. Estaba temblando tan
fuerte que podía escuchar mi mandíbula traqueteando.
El diablo rubio dio un paso atrás y nos miraba con una expresión de
exasperación en su rostro. Él estaba obviamente enojado de que Gus
estuviera quitándole su enfermo trabajo—. Tengo mierda que hacer,
apresúrate, carajo —él soltó.
214
Gus se sentó, su pecho subiendo y bajando. Mi ensangrentado molar
entre las tenazas de su llave—. Eso fue jodidamente fantástico.
¿Cómo podía alguien tan hermoso ser tan malvado?, pensé, pero luego
recordé algo que Bear había dicho.
Era mi única oportunidad. Tenía que ser él. Uno de sus tatuajes en su
pecho tenía el nombre de Bee. ¿Tal vez el diminutivo de Abby? —. Jake —
dije, pero estaba cansada, muy cansada y con el separador en mi boca sonó
como ‘Gggggech’.
Yo iba a morir.
Te amo, Bear.
215
Capítulo 32
Thia
CUANDO JAKE SE DIO la vuelta él estaba sosteniendo un cortador de
cajas. Él miró de mí al instrumento en sus manos. Él deslizó su pulgar de
arriba abajo en el mango y miraba la navaja mientras se retraía una y otra
vez, como si él estuviera en alguna especie de trance.
Un coche sacó fuego de su escape en algún lugar afuera o tal vez una
motocicleta. Lo que sea que era, atrajo la atención de Jake. Las arrugas de
su frente se relajaron y sus ojos se enfocaron. Él tiró el cortador al piso.
Con un enojado rugido sacó la pistola de sus pantalones y apuntó.
No lo había.
Nunca llegó.
216
Él se agachó junto a mí, su boca cerca contra mi oreja y traté de
girarme—. Haz lo que digo.
¿Qué carajo?
—Entre más fuerte grites, más satisfecho él estará y más pronto se irá
—Jake empujó la llave dentro de mí boca y la apretó alrededor de otro
molar. Lágrimas corrieron por mi rostro en anticipación de dolor.
217
—Estaba a punto de irme, pero quería asegurarme de que estuvieras
haciendo tu trabajo. Quería asegurarme de que los rumores no fueran
verdad sobre tú haciéndolo blando —dijo Gus, provocando a Jake.
Jake separó la cadena de mis esposas con una cizalla—. No tengo las
llaves —explicó él.
218
—No puedo mover mis hombros —dije—. Creo que están dislocados. No
sé cuánto tiempo estuve colgada allí.
—No hay tiempo para preguntas. Ten —dijo él, entregándome una
botella de vodka—. Enjuaga esto en tu boca.
Una minivan.
219
—Estaba hablando conmigo —dijo una voz femenina. Una chica se giró
en el asiento del conductor. Largo, lacio y rojo cabello enmarcaban su
perfecto redondo pálido rostro. Sus dos brazos estaban pesadamente
tatuados con femeninos colores, uno de sus brazos descansaba sobre una
enorme panza de embarazada—. Soy Abby.
No podía estarlo.
220
Ambos habíamos pasado por mucho.
Demasiado.
Y era la nuestra.
No iba a detenerme ante nada hasta que tuviéramos nuestro final feliz.
Usé el celular en la consola central para llamar a Bear, pero justo como
cuando Jake trató antes, no hubo respuesta. Terminé la llamada e hice
una más mientras conducía al MC a toda velocidad. No había nada ni
nadie en este mundo que fuera a separarnos, incluyendo la puerta
encadenada en la entrada del MC, la cual es por la que estampé mi pie en
el acelerador… y conduje justo a través de ella.
Era libre.
221
Capítulo 33
Bear
EL PLAN ERA simple. Saltaríamos la cerca trasera y una vez dentro, no
separaríamos y buscaríamos a Ti—. Si alguien trata de evitar que llegues
a ella, jala el puto gatillo, no tenemos tiempo para vacilar —ordené. Munch
estaría de guardia en la escalera mientras que Stone y Wolf revisaban el
primer piso, dejando a King y a mí examinar el segundo.
—Ojalá pudiera decir que es bueno verte, hijo —dijo Chop después de
que pateara la puerta de su oficina.
—No me digas hijo, chupa vergas —le advertí—. ¿Dónde coño está? —
levanté mi pistola hacia él y rodeé el escritorio, sacando la pistola que él
mantenía escondida debajo de éste, lanzándola al sofá al otro lado de la
habitación.
—Tienes que ser más específico que eso —cantó, girándose en su silla
para enfrentarme. Había pasado un largo tiempo desde que lo había visto
y la única cosa que había cambiado era que su panza había crecido un poco
más y las bolsas bajo sus ojos estaban tan oscuras que parecía como si se
hubiera metido en una pelea y tuviera los dos ojos negros—. Porque, como
tú sabes, hemos tenido un montón de perras por aquí —él se rió—. Bueno,
teníamos.
222
la culata de la pistola—. ¡Cabrón enfermo! No jodas conmigo, viejo. La
única forma de que prolongues tu jodida vida es que me digas dónde carajo
está ella ahora mismo o se acaba jodidamente ahora.
Gus había hecho eso por cuenta propia, pero no iba a corregirlo, no
había tiempo. Presioné el cañón de mi pistola en su frente y gruñí—.
¿Dónde carajo está?
223
Bastard, pero no fue suficiente para ti. Tus hermanos no fueron suficientes
para ti. —se señaló a él mismo—. Yo no fui lo suficiente para ti.
Rodé mis ojos sobre cualquiera que fuera el juego que él estaba
jugando—. Basura. Tú sólo estabas enojado de que ella estaba—.
Me burlé—. Probablemente has dicho la misma línea una y otra vez que
realmente pienso que crees tus putas mentiras, viejo. Pero aquí está el
problema con tus mentiras. Ambos sabemos que mi madre no era una rata
—hice una pausa y me aseguré de que sus ojos estuvieran en los míos
cuando agregué—. Y ambos sabemos que ella está viva.
224
—Tranquilo, viejo —dije, empujándolo de vuelta a su silla con mi pie en
su pecho. Su máscara cayo brevemente de su cara y por un segundo, pude
haber jurado que él parecía, ¿preocupado? ¿Triste? Sea lo que fuera, era
algo que nunca había visto antes en él—. No necesito escuchar más de tu
mierda de todos modos. No vine por una pura reunión o una linda charla
con papi —apunté el arma—. Sólo dime dónde está la chica —dije entre
dientes.
Chop jugó con sus pulgares—. Hijo, si yo la tuviera, ¿no crees que te
habría mandado sus dedos y orejas en una caja para ahora? —el tiroteo
afuera de la oficina se hizo más estridente.
Más cerca.
Ni una vez.
225
Chop descansó sus manos en su escritorio y miró ausente a la puerta—.
Gus comenzó a bajar por mierda que nosotros nunca habíamos tenido
relación antes. Le debíamos a la puta ley, pero el comisario de pronto
estaba sobre nuestros culos. Dejé de hacerme idiota. Dolía como el puto
infierno, pero la puse aprueba. Hice algo para ella, algo que inventé. Le
dije que estábamos haciendo una entrega de armas. Le dije cuando y donde
y que ruta íbamos a tomar. Fui con Tank y unos cuantos de los otros chicos
que no estaban en libertad condicional. Cuando llegamos ahí, nadie estaba
ahí. No FBI, No ATF.17 Estaba tan aliviado y tan jodidamente feliz. Esperé
una hora completa para asegurarme —se sirvió otro vaso, vaciando la
botella y tomándoselo más rápido que el primero—. Llegué a la conclusión
de que todo estaba en mi cabeza. Me convencí a mí mismo de que no
habíamos tenido suerte —Chop estampó su puño en el escritorio—. No fue
hasta que estábamos arrancando que la ATF rodeó la van.
Chop se rió, pero en una manera que me dijo que él no encontraba nada
gracioso en lo que estaba diciendo. Se tronó sus nudillos—. La única cosa
buena de esa noche fue la mirada en las caras de la ATF cuando abrieron
las puertas y sólo encontraron un montón de bicicletas que habíamos
arreglado para donarlas al Y18.
226
bebida —sacó un cigarro de un paquete abierto en su escritorio y encendió
uno—. Y un cigarro.
—Has tenido tres putos segundos antes de que las lucen se apaguen.
Estoy harto de jugar tus juegos. Hagamos esto a mi manera. Dime dónde
está Thia o voy a jalar el puto gatillo —mi mandíbula estaba tan apretada
que dolía. Mi ira solamente enfocada en Chop.
Chop tiró sus manos al aire—. ¿Sabes qué? Deseo que la tuviera, pero
no la tengo. Deseo poder haber terminado lo que empecé y mostrarte lo que
el verdadero sufrimiento es. Traición. Me rompió el corazón cuando
descubrí que tu madre era una rata, pero no tanto como cuando descubrí
que tú eras justo como ella. De tal madre tal hijo. Sucias. Putas. Ratas —
siseó él.
227
buscando a este día a la rata. Pero miren aquí —dijo él, mirándome—. Ya
no tengo que buscar. Porque la rata está justo frente a mí.
Una voz retumbó desde la puerta—. Es tan lindo que los dos estén
hablando de mí —me miró, su arma en mi cabeza—. Baja el puto arma —
228
renuentemente lancé mi arma al piso, medio salto y estaría matando a ese
hijo de puta, pero no hubo suerte.
Mi madre.
229
—Sadie —dijo Chop, tirando su ya roto vaso. Se rompió en el piso,
cortando el silencioso momento mientras Chop y yo mirábamos a la mujer
en la entrada—. Tú puta perra malvada.
Ella rodó sus ojos y despidió a Chop despectivamente. Una sonrisa seca
en sus, otra vez, labios rojos—. Tengan —dijo ella, aventando unas esposas
en el piso y pateándolas hacia nosotros—. Espósense juntos.
Recogí las esposas del piso e hice lo que ella pidió, esposar mi mano a la
de mi viejo, cuya mirada estaba todavía fija en Sadie.
230
* * *
—¿QUÉ CARAJOS? —pregunté mientras el cerebro de Gus se deslizaba
del vidrio y caía arriba de lo que quedaba de su frente. Sadie sacó su
propia pistola de una funda en su muslo y sostuvo una en cada uno de
nosotros.
231
un lado de la puta carretera por horas antes de que regresaras por mí, pero
sólo para que pudieras mantenerme prisionera, enfermo, ¡CABRÓN
ENFERMO! —sus manos visiblemente temblaron. Igual que su labio
inferior—. ¡Lo más humano hubiera sido matarme! La única interacción
humana que había tenido en décadas fue ese pedazo de mierda —dijo ella,
señalando con la punta de su zapato a Gus, el charco de sangre creciendo
debajo de su cuerpo—. Y los lamentos de quienquiera que decidieras
torturar también.
Miré a Sadie mientras todo caía en su lugar—. Chop tenía razón. Fuiste
tú. Tú eras la rata —dije, pausando únicamente para mirar como la sangre
de Gus alcanzaba la punta de mi bota. Mis ojos volvieron a ella—. Bueno,
tú y ese marica —dije—. Fuiste tú todo el tiempo —todavía sin creer que lo
que sabía antes es verdad.
232
nosotros—. Y no me arrepiento de nada. He estado poniéndolos a ustedes
dos en contra del otro desde el primer día que conocí Gus y parece que
funcionó —ella me miró—. Tú pensaste que Chop era la rata, y Chop… —
dijo ella, volteándose a mi viejo—… pensó que eras tú. Realmente fue
brillante.
233
cabeza a mi madre—. ¿Ves? —preguntó Sadie, señalándome—. Justo como
él —ella suspiró—. Todo lo que alguna vez hice fue amarte y tratar de
darte una mejor vida, y luego, ¡él me lo quitó todo! —Sadie pausó, sus ojos
poniéndose vidriosos—. ¡Te amaba! —ella lloró, sus manos temblando otra
vez. Para mi sorpresa ella no estaba mirando hacia mí cuando ella lo dijo.
Ella estaba mirando a Chop—. Te amo y te di un hijo y lo arruinaste.
¡Arruinaste todo! Todo lo que yo quería era que dejaras el club, esa vida.
Quería ser una familia. Estar juntos.
—Así que es por eso que te volviste una rata en primer lugar.
—Te amo a ti también, sabes —dijo ella, esta vez a mí—. Yo—.
234
Estabas esnifando esa mierda de sus piernas. Ese fue el momento exacto
en que supe que era muy tarde —ella buscó mi cara—. Lucías justo como él
sentado ahí. La viva imagen. Supe entonces que no había qué salvar. Pude
haberme simplemente ido. Desaparecer. Pero no lo hice. Tenía que
asegurarme de que ustedes dos fueran derribados y la mejor manera para
hacerlo era desde adentro. Así que regresé a mi agujero antes de que Chop
siquiera notara que me había ido y yo aguanté su abuso cada día sabiendo
que no me detendría hasta derribar cada uno de ustedes psicópatas en
cuero —ella torció su nariz hacia nosotros—. Especialmente a ustedes dos.
Rodé mis ojos—. Buen discurso. Ahora, ¡dónde coño está mi chica!
—De rodillas —ordenó Sadie. Me bajé al piso, pero sólo porque ella
todavía no había contestado mi pregunta sobre Ti, y Chop hizo lo mismo
porque estábamos esposado y él no tenía puta opción—. Estoy sobre mis
putas rodillas, perra, ahora dime dónde coño está mi chica.
235
contrató ayuda ajena para hacer la mierda enferma que él le quería hacer
a ella y grabarlo. Te mostraría la cinta, pero algo me dice que no estarás
por aquí el tiempo suficiente para verla.
Sadie se giró hacia él, sus ojos enrojecidos como si estuviera al borde de
las lágrimas—. Hice lo que pensé que podía sacarnos de tu mierda —ella
escupió.
236
jodidamente manejarlo, así que corriste hacia la ley con tu cola entre tu
puto coño como la perra que eres.
Sadie estaba callada y mi cabeza no estalló, pero no podía creer que ella
siquiera estuviera considerando lo que él estaba ofreciéndole, e incluso
después de toda la mierda que Chop había hecho, estaba enojado conmigo
mismo por estar sorprendido ante la oferta.
237
Capítulo 34
Bear
EL PATIO ENTERO temblaba como si un cañón hubiera sido disparado.
Así también lo hizo el interior de mi cabeza. Húmedo y cálido líquido caía
pesadamente sobre mi cabeza y hombros. La pesadez que era del cuerpo
sin vida de Chop que descendió sobre mí, forzando mi cara contra la
oxidada barandilla.
Ti.
238
—Gracias puto Cristo —murmuré.
—Lo mismo que estoy a punto de hacerte si no bajas esa puta pistola.
Pensé que King había disparado la bala a Chop, pero había estado
equivocado. Fue mi chica quien me había salvado.
Completo.
Sadie miró al cuerpo sin mano de Chop—. ¿De verdad se ha ido? —lloró
Sadie, cubriendo su boca con su mano que no estaba sosteniendo el arma.
Una lágrima cayó de su ojo y corrió por su mejilla—. Quiero decir, eso es lo
que yo quería. A él. Muerto. Pero ahora… él realmente lo está.
239
Entonces ella hizo lo que Chop fue demasiado cobarde de hacer todos
esos años antes, y ella lo terminó todo.
240
Capítulo 35
Thia
BEAR COJEÓ SOBRE el cuerpo muerto de su madre y agarró mi cara
bruscamente en sus manos—. Hola, hermosa —él giró mi barbilla de lado a
lado y me miró como si estuviera inspeccionándome por daños físicos.
241
—Carajo —dijo Bear, presionando su frente con la mía, agarrando la
parte trasera de mi cuello—. Eso pudo haber terminado de otra manera.
Vivos.
242
Capítulo 36
Bear
—BEAR, VEN A VER esto —dijo King, poniendo fin a nuestro momento.
Sin soltar la mano de Ti, caminé hacia el balcón, arrastrándola conmigo, y
miré abajo a lo que King estaba señalando. Estaba asombrado ante la vista
frente a mí. Rodeando la piscina había Bastards. Mis ex hermanos, al
menos veinte de ellos, y estaban de rodillas con sus manos detrás de sus
cabezas mientras Munch, Wolf, Stone y varios hombres mayores que no
reconocí estaban parados alrededor de ellos, pistolas listas.
243
Ted me saludó—. Tuve más diversión esta noche de lo que he tenido en
años —él me llamó otra vez, guardando una de sus pistolas en el bolsillo
frontal de su overol así él podía ajustar su gorra de camionero—. Fue como
acorralar cerdos en la feria.
—¿Qué vas hacer con ellos? —preguntó King, asintiendo hacia los
hombres de rodillas y supe enseguida lo que realmente él estaba
preguntando.
* * *
Thia
—ELLOS TE NECESITAN —dije, alejándome de Bear. Estaba aliviada de
que él estaba bien, pero no estaba lista para dejarlo todavía. Sin embargo,
sabía que tenía que hacerlo porque los hombres abajo lo necesitaban tanto
como yo.
Bear se volteó hacia sus hermanos, tanto los actuales como los antiguos.
Desde donde nos paramos en la parte superior de los escalones podía ver
tanto a Bear en lo alto de su posición como un águila acechando a su presa
y a los hombres abajo, todos en varios estados de desaliño diferentes, todos
probablemente preguntándose qué les deparará el destino.
244
Bear miró al cuerpo sin vida de Chop como si estuviera ofendiéndolo por
incluso sangrar.
245
está haciéndonos bien —él miró hacia mí otra vez y la interacción entre
nosotros fue nada menos que eléctrica.
—Santa mierda, no puedo creer que él realmente les está dando un pase
—murmuró King.
246
—¿De verdad pensaste que él iba a matarlos a todos? —pregunté por un
lado de mi boca.
—Sip.
—¿Siquiera saben lo que está pasando con sus hermanos afuera de este
lugar? —continuó Bear—. ¿Saben si está pagando sus cuentas este mes?
¿Saben si su hijo estropeó el carro la semana pasada o si su señora sale a
escondidas cuando él no está en casa para follar con el entrenador de la
liga? Porque deberían. Y si su hermano está pasando por alguna de esas
cosas, es su trabajo ayudar, y es mi trabajo ayudar porque ayudar no
significa sólo cuando las personas necesitan matar. Ayudar significa
jodidamente ayudar en cualquier forma que puedas ponerla en una puta
oración.
247
ida al infierno. Eso va para todas nuestras familias. Sus mujeres, sus hijos,
sus amigos fuera del club —él se inclinó sobre la barandilla tanto como
pudo hasta que estaba prácticamente doblado por la cintura—. Los
negocios solían ser buenos porque como un club, solíamos ser buenos para
los negocios, hasta que la gente comenzó a mirarnos como un montón de
delincuentes. Esa mierda cambiara ahora. Todo cambia ahora. Voy a tirar
esta mierda y poner de vuelta lo que solíamos ser, lo que se supone que
debía ser desde el puto principio.
—Mi viejo chaleco —dijo Bear, mirándolo con una mezcla de odio y
aprecio.
248
Era oficial.
Y yo era su mujer.
249
Capítulo 37
Thia
USANDO LA PALMA de mi mano limpié una de las sillas de plástico
alrededor del pozo y tomé asiento. Con mis tobillos cruzados sobre los
bloques me recargué, elevando la silla sobre dos patas. Cerré mis ojos,
mojándome en el último calor del sol mientras desaparecía detrás de los
altos arboles a lo largo de la bahía.
Fue en ese mismo lugar donde Bear me reclamó primero como suya. No
sabía que eso es lo que estaba haciendo cuando él besó y lamió su camino
alrededor de cada herida y lesión en su intento por curarme con su
hermosa boca, pero lo sabía ahora.
Abrí mis ojos para encontrar a Bear mirándome. Sus piscinas azul
zafiro hipnotizándome mientras él me miraba de pies a cabeza. Tal vez yo
y mis partes femeninas no éramos las únicas haciendo un viaje al mundo
de los recuerdos.
—Luce fantástico por allá, Sr. McAdams —dije, con un silbido bajo.
Bear estaba usando algo que nunca lo había visto usar antes. Su nuevo
chaleco, el cual era de hecho su viejo chaleco, porque como él había dicho
‘me tomó una eternidad usar el cuero’. Los parches sobre su pecho derecho
decía PRESIDENTE, THE LAWLESS, LOGAN’S BEACH, FLORIDA en
su brillante color negro y carente de manchas gritaba su novedad, rígido
con gruesos bordados negros.
250
—¿Estás lista, nena? —él preguntó, meneando sus cejas.
—Sí, pero primero esto, llegó para ti —le entregué el sobre blanco sin
remitente.
—¿Qué es?
—No lo sé. Está dirigido a ti. El chico de The Mail America lo dejó hace
unos cuantos minutos. Había uno para King también. Se lo di a Ray. No lo
abrí. No sé qué clase de código para las mujeres de motoristas tienen
ustedes contra el fraude postal. Además, podría ser ántrax.
Bear desdobló lo que parecía como una carta de dos hojas o algo
parecido y mientras él leía sus ojos cambiaron de entrecerrados a
ensanchados. Sus labios moviéndose silenciosamente conforme leía. Se
puso de pie, caminando unos cuantos pasos y luego se estiró detrás de él.
Cuando encontró una silla, se dejó caer en ella, nunca quitando sus ojos de
la carta.
—Es de… —Bear levantó las hojas. Me paré y las agarré. Descansando
sus codos en sus muslos él tiró su cabeza en sus manos—. Es de Grace.
251
Mi Querido Abel,
Es tiempo de contarte una historia, una que debí haberte contado hace
mucho, mucho tiempo.
Quería aventurarme.
Rebelde como el infierno también, aunque no creo que eso se haya ido.
La edad simplemente tiene una manera graciosa de meter la rebelión bajo
suelta y arrugada piel.
Una hija.
La nombramos Sadie.
Joker estaba casado en ese tiempo, y aunque él nunca fue odioso, nunca
reconoció a Sadie como suya. Dejé la vida del club justo después de que ella
nació, así podía criarla. Me casé con Edmund después de todo, porque
252
pensé que era lo mejor para Sadie y por suerte él aceptó porque aunque al
principio fue duro, nos enamoramos locamente como dos personas
posiblemente pudieran estarlo.
Pero al momento en que ella cumplió quince, ella estaba hasta el cuello
en las drogas. Las más fuertes. Ella había huido una vez al mes hasta que
el dinero se acababa de lo que sea que ella nos había robado y vendido.
Una vez, ella nunca regresó. La rastreé y no fue una sorpresa donde la
encontré. Ella había sido tomada por los Bastards, quienes la habían
mantenido cómoda y hasta el cuello en su vida de drogas y fiestas. Irrumpí
ahí muchas veces, pero nunca llegué más allá de la puerta. Llamé a los
policías, pero nunca pasó nada porque, como tú sabes, los policías en
Logan’s Beach usaban insignias durante el día y chalecos en la noche.
Incluso llamé a Joker y le supliqué que me ayudara, pero la épica ‘si y no’
guerra entre Bastards y Warriors estaba activa y entonces no había nada
que él pudiera hacer.
Meses después una foto apareció en mi correo sin remitente. Una foto de
un bebé. Eras tú. No sé si Sadie la había mandado o si Joker de alguna
manera la había conseguido y me la mandó. De cualquier manera esa foto
era la primera vez que había puesto los ojos en ti y te amé enseguida.
253
conduje mi carro a través de las puertas del recinto Bastard y demandé
verte, pero la única cosa que conseguí fue ser sacada a punta de pistola.
Chop dijo que si alguna vez regresaba él no sólo me mataría, sino que a ti
también. No sabía que él era el padre hasta que me lo dijo a punta de
pistola. Y cuando lo acusé de matar a Sadie, él ni siquiera tuvo la cortesía
de negarlo.
Hasta Brantley.
Quería decirte entonces. Traté muchas veces después de ese día también.
Pero mi abrumador miedo de que Chop te alejara de mí… no podía
perderte.
254
No otra vez.
No nunca.
—Podrías también quedarte, así no tendrás que hacer otro viaje para
dispararme porque no dejaré de verlo. No lo haré. Si vas a matarme por
ello entonces simplemente hazlo ahora porque no renunciaré a él.
Uno del cual no estoy orgullosa, pero uno donde yo no te diría quien era
realmente yo y él no te prohibiría venir.
255
Eres muy diferente a él. Tú eres un buen hombre. Me llenaste el corazón
y la vida, y pasaría por todos los momentos difíciles otra vez siempre y
cuando todo terminara de la misma forma.
Con familia.
Abuela Grace.
—Joker —rió Bear—. Sabes, lo conocí antes. Hace mucho tiempo. Había
algo sobre él. Nadie quería hablar con un novato, pero él se tomó el tiempo.
Él fue amable también, nadie es amable con los novatos. Dijo una mierda
que se adhirió durante los años.
256
—Depende. ¿A dónde vamos? —pregunté, parándome y tomando su
mano. Bear me llevó hacia la entrada de coches.
—Joder, Ti, siempre con las preguntas —dijo Bear y aunque sus
palabras eran de enojo, podría decir que él estaba tratando de ocultar una
sonrisa—. ¿Puedes hacer simplemente lo que se te dice por una puta vez?
—Justo aquí —Bear levantó un pequeño casco negro que parecía más
como un suspensorio20 de plástico y lo puso en su cabeza. Su cabello se
asomó de lado cuando él aseguró la correa.
257
derretirme como una idiota y quería ofrecerle cualquier cosa que tenía con
el fin de escucharlo otra vez.
Maldito.
—Nena, créeme, nadie ha usado eso antes —dijo él con una risa—. Hice
que Wolf lo recogiera esta mañana para ti —él guiñó porque sabía
exactamente lo que estaba haciendo conmigo y me derretí como la chica
que yo era ante el pensamiento de él mandando a su nuevo VP sólo para
conseguirme un casco para nuestro paseo.
Victoria.
258
—Agárrate de mí, nena —sus palabras goteando con insinuación me
hicieron querer bajarme de la moto y saltar en la cama. Incluso sobre el
sonido del motor, no había equivocación en las maliciosas intenciones de su
voz y no pude evitar pensar lo largo que el viaje iba a ser.
Terminó tan rápido como comenzó tan pronto reconocí la ruta que Bear
estaba tomando. Había esperado que fuera sólo una coincidencia y que en
ningún momento él fuera a tomar la siguiente salida. Pero cuando él pasó
el cruce familiar al lado de la carretera y el letrero de BIENVENIDOS A
JESSEP, el terror se asentó.
Era el último lugar en el que alguna vez había pensado que Bear me
llevaría. Mientras acelerábamos por el camino de tierra que dirigía al
incluso más pequeño camino de tierra donde el letrero de Camino de la
259
Granja Andrews había sido tapado completamente por el naranjo detrás de
él, mi estómago comenzó a retorcerse. Me apreté más sobre el estómago de
Bear, enterrando mis uñas en sus abdominales así él podía sentir cuanto
me estaba afectado su elección de excursión. Fue en este camino donde a
Bear le habían disparado y donde él había chocado su moto y había matado
a dos de sus ex hermanos.
—¿Por qué estamos aquí… otra vez? —pregunté, lista para avanzar y
tan cansada de estar atascada en toda la basura que esa casa representaba
para mí. No quería estar ahí.
260
pobre excusa de casa, la cual sostenía nada más que apilado mal arriba del
mal, era una de ellas.
No había ninguno.
261
media y que un hombre quien nunca llega tarde para cenar y siempre pone
su servilleta en su regazo.
262
—Sí señora —dijo él, su profunda voz resonando contra mi garganta
mientras él usaba cada trozo de su acento sureño para hacer esa cosa que
él hace cuando dice algo y mi punto sale por la ventana.
—Oh, nena —dijo él, con una sonrisa torcida—. No tengo idea de qué
coño estás hablando —sus labios llegaron a los míos en un beso que no
estaba destinado a ser nada más que un beso, pero todavía me tenía
estremeciéndome y los vellos de mis brazos erizándose. Encajaba
perfectamente en sus brazos.
Rodeada.
Segura.
Amada.
263
—Ah —dije, mi corazón hundiéndose, mi agarre en su cuello
aflojándose.
—No —Bear rodó sus ojos—. Me refiero a que nada cambia. Todavía
somos tú y yo, nena.
No dije nada. Sabía que aprendería de lo que se trataba ser una señora,
pero no quería decepcionar a Bear en el proceso—. Simplemente no sé
mucho sobre ese estilo de vida. O acerca de mi lugar en ella.
264
—Y tú eres mío —dije. Bear cerró sus ojos como si lo acabara de golpear
con algo duro y cuando los abrió de nuevo, estaban del color del cielo
despejado sobre nosotros.
Pero viviría.
Porque si algo había aprendido en el último año era que yo era una
sobreviviente.
—¿Ver qué?
265
—¿Casa? —preguntó él, golpeando en su pecho con su puño—. Esto —
dijo él—. Esto es tu casa —él levantó mis manos de las muñecas y presionó
mis palmas en su pecho—. Esto es tu casa.
—No —discutí.
266
Capítulo 38
Thia
APENAS ESTAMOS DESVESTIDOS, simplemente movimos la ropa de
las partes importantes. Bear empujó mis shorts y mis bragas a un lado,
desabroché su cinturón y su bragueta sin bajar sus pantalones. Él se sentó
en su moto y me jaló sobre él, follándome como si él estuviera solidificando
todo lo que me acababa de decir.
Él era mío.
Él me amaba.
267
Nunca me había sentido más libre.
Más viva.
Nunca había sabido lo que un verdadero hogar era y ahora que lo había
descubierto, nunca iba a dejarlo ir.
268
Comenzamos como una promesa rota, una que nunca se pretendió
cumplir.
Fin.
269
Epílogo
Bear
HAN PASADO dos días desde que había llevado Ti de paseo y quemado la
puta mierda de casa que le había traído mucho dolor.
Incluso tranquilo.
No sólo porque mi mujer parecía como si el peso del mundo había sido
levantado de sus hombros, y yo había ayudado a aliviar un poco de ese
peso, sino porque las cosas estaban volviendo a los negocios como siempre.
270
Los cuerpos fueron removidos. La sangre fue limpiada.
Para el final del segundo día, Munch incluso tenía la piscina convertida
de un pozo a una verdadera piscina.
271
dos veces más de lo que le tomaría a él, pero lo tenía hecho y pienso que él
estaría orgulloso.
—Terminé por esta noche —llamé a Wolf que estaba ayudando a Stone
a cargar un colchón manchado de sangre de una de las habitaciones del
segundo piso. La arrojaron del balcón, una nube de polvo se elevó en el aire
cuando el colchón aterrizó arriba de una silla rota, mandando una de las
patas patinando a través del pavimento.
Quería llegar a casa con Ti, pero también quería hablar con King sobre
lo que él había diseñado para cubrir mis tatuajes de Bastard. Ti también le
había pedido a Ray que le dibujara algo para su primer tatuaje y no podía
esperar a ver lo que era.
272
—Diez cuatro, Prez —dijo Wolf, limpiándose las manos en la parte de
enfrente de su pantalón.
La puerta del conductor se abrió—. ¡Soy sólo yo, jefe! —Wolf llamó,
saltando alrededor del asiento del pasajero. Él deslizó la puerta lateral y
Munch saltó, chocando con Wolf quien lo empujó atrás y lo sostuvo del
brazo.
273
—¿Lance? —pregunté. Lance era el hermano que Chop había declarado
como un traidor al menos cinco años antes y quien él clamaba haber
matado en un viaje.
—Tiene que ser donde Chop estaba manteniendo a tu mamá todos esos
años —dijo Munch, ondeando sus manos alrededor del aire como si
estuviera dibujándonos una imagen—. El tipo estaba enfermo y
jodidamente retorcido, pero ninguno de nosotros sabía que él estaba
manejando su propia cárcel Bastard.
—Oh sí, él está vivo, todo bien —confirmó Stone, caminado hacia
nosotros con la cabeza del hombre balanceándose alrededor flojamente con
sus movimientos. Ellos tenían que estar mintiendo. He visto mi propia
parte de cadáveres y ese parecía bastante como uno de ellos. Quizás un
poco peor. No había manera de que un hombre en ese tipo de condición
pudiera estar todavía respirando, pero bastante seguro escuché un tenso
jadeo por respirar mientras se aproximaban.
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—King miró hacia mí—. ¿Por qué Chop habría… —comenzó, pero sabía
lo que él estaba preguntando y no esperamos mucho por una respuesta,
porque la cabeza de Lance se levantó y de pronto estábamos cara a cara…
con un fantasma.
—Como dije, había docenas de ellos ahí abajo —dijo Wolf—. Sin
embargo, sólo cinco o seis vivos.
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Escena extra
Thia
Cuatro años después…
—MAMÁ, CUÉNTAME una histodia —dijo Trey, bostezando y frotándose
su ojo con el dorso de su manita.
—Sí, así es, era papi. Él era tan alto y tan fuerte. Caminó justo adentro
de la tienda donde mami estaba y al segundo que él le sonrió, ella
simplemente supo… —mi voz se apagó cuando Bear me disparó la misma
sonrisa, trayendo de vuelta todos los sentimientos a flote en un segundo.
Bear y yo nos miramos a los ojos—. Ella sabía que él era su por
siempre.
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Terminé la historia y metí a Trey en su cama. Apagué la lámpara y le di
un último beso—. Mamá, ¿puedes cantadme? —miré a Bear quien tenía
que cubrir su boca para evitar reírse en voz alta. Así es como iba cada
noche. Justo cuando pensaba que Trey estaba listo, él me pedía una cosa
más y justo como su padre, encontraba muy difícil decirle que no.
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