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SEMANA 6

ÉTICA PROFESIONAL
UNIDAD III

“LA ÉTICA PROFESIONAL”


INTRODUCCIÓN
Un tren se dirige sin control a toda velocidad por la vía.
Frente a él, un grupo de cinco trabajadores, completamente imbuidos en su tarea, no
logran darse cuenta de esto y se encuentran en serio riesgo de ser atropellados por el
tranvía.
Sin embargo, un observador de la situación tiene la posibilidad de salvar sus vidas,
accionando una palanca próxima a él.
Al accionarla, los rieles cambiarán y dirigirán al tren por la vía alternativa.
Pero, a pesar de esto, en esa vía hay un hombre, un solitario trabajador, también
absorto en su labor.
Si el individuo jala la palanca logrará salvar la vida de cinco personas, pero teniendo
que sacrificar a aquel que se encuentra en el otro riel.
Si no lo hace cinco sujetos morirán atropellados por el tren. ¿Qué debería hacer el
observador? Resolver dilemas éticos, como el anterior, es un desafío al que los seres
humanos nos enfrentamos, no solo desde la reflexión especulativa, sino, en muchas
ocasiones, en la vida real; en variadas de esas ocasiones, son los trabajadores quienes
enfrentan estas situaciones en su práctica profesional.
Esta realidad insta a que los profesionales, y las personas en general, adquieran
mayores conocimientos éticos que les permitan decidir la mejor de las alternativas
disponibles ante este tipo de circunstancias, y para eso se debe considerar una serie de
elementos implicados en estos dilemas.
Al decidir en torno a una opción u otra, estamos desencadenando un proceso complejo;
generalmente se simplifica este proceso a una mera inclinación por una de las
alternativas sin tomar consciencia en torno a los micro procesos cognitivos que nos han
llevado a tal actuar.

CRISTIAN BASCUÑÁN BÁEZ


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Para quienes han investigado el proceso de razonamiento y comportamiento de orden
moral, el proceso implica una serie de componentes, entre los que se cuenta la
interpretación de la situación en términos de cómo las posibles acciones del sujeto
afectan el bienestar de la gente; el cálculo o representación del curso de acción ideal a
tomar; la selección de una opción; y, finalmente, la ejecución y operación de lo que se
seleccionó.
En el presente material de estudio se revisarán algunos de los aspectos anteriormente
mencionados, haciendo especial hincapié en los dilemas morales y la función que
cumplen dentro del espectro moral.
Con esto estaremos abordando uno de los objetivos generales del curso, que esgrime
la idea de “aplicar los contenidos revisados a lo largo del curso en el análisis de casos y
dilemas éticos, propios de los diversos contextos laborales, donde, mediante el diálogo
y el debate, se propongan caminos de acción regidos por criterios éticos”, además de
trabajar el objetivo específico de esta tercera unidad, que sostiene el interés de “utilizar
adecuadamente el análisis de casos y el debate como instrumentos esenciales en el
planteamiento de los conflictos y dilemas morales y como medio idóneo para estimular
la capacidad argumentativa”

CRISTIAN BASCUÑÁN BÁEZ


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IDEAS FUERZA

En cuanto a las principales ideas a revisar en el presente material, por su parte, se


abordarán los siguientes contenidos:
Los dilemas éticos: ¿Qué son y qué función cumplen en la educación moral?
Tipos de Dilemas Morales: Personales e Impersonales. Dilemas “fáciles” y “difíciles”.
Ejemplos de cada categoría.
Bases neuronales de la cognición moral.
Actividad cerebral, áreas de activación y conducta moral.
El Modelo de Cuatro Componentes de James Rest: Sensibilidad Moral, Juicio
Moral, Motivación Moral y Carácter Moral.
El caso Tarasoff, como ejemplo de dilema moral basado en la vida real. Implicancias
en la práctica profesional

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DESARROLLO

LOS DILEMAS MORALES.


Cada ética profesional genera en su propio campo disciplinario una clasificación de
situaciones, asuntos y conflictos, con sus respectivos modos de abordaje y resolución,
que nos permite analizar lo que está en juego en la toma de decisiones.
Para esta determinación se considera el ethos de la organización, que viene a graficar
los valores y principios que distinguen entre lo que es correcto y lo que no.
Todas las profesiones poseen el deber moral respecto a su práctica: Los médicos
deben responder ante la sociedad por la salud de la población; los abogados por los
derechos y obligaciones de cada ciudadano, etc.
En tal práctica, el profesional enfrenta a diario problemáticas que complejizan la toma
de decisiones.
Para hacer frente a tal dificultosa labor, el profesional pone en juego la gama de
competencias éticas que posee.
Sin embargo, en oportunidades, ese razonamiento no es suficiente ante la dificultad que
ciertas situaciones le plantean, verdaderos callejones sin salida que impulsan la
reflexión a niveles superiores.
Aprovechando tal facultad, diversos investigadores han formulado casos y conflictos de
esta complejidad para favorecer el desarrollo moral de los individuos, especialmente
desde una perspectiva cognitivo evolutiva, pues se parte de la constatación de que no
hay progreso en el juicio moral, sin un previo conflicto cognitivo.
Este estudio de dilemas éticos, como medio para el fortalecimiento del desarrollo moral,
es, desde hace décadas, uno de los temas más relevantes en la esfera de la ética
aplicada, fenómeno especialmente incentivado por el auge de la bioética (ver material
de estudio semana 3).
Como metodología la discusión de dilemas éticos es parte del concepto de educación
moral derivado de los trabajos de Lawrence Kohlberg, quien creó breves narraciones
con conflictos de valor presentes, donde un personaje enfrenta tal ardua situación que
lo empuja a elegir, por lo general, entre dos alternativas equiparables en ciertos
criterios.
Se entiende por dilema ético aquella situación donde la toma de una decisión se lleva a
cabo en condiciones de incertidumbre, provocada por las contradicciones que la
situación presenta en materia de valores o principios.

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Esto implica que de inclinarse por una opción y por tal, inclinarse por un principio
implicado se contraviene paralelamente otro de ellos.
Para Del Río (citado en Guitart, 2007:59), un dilema ético ocurre “cuando entran en
colisión dos deberes de obligado cumplimiento o, dicho de otra manera, cuando la
única forma de cumplir con una obligación sea infringiendo otra”.
Para Carrillo (1992), mediante la discusión de dilemas morales, la persona desarrolla su
capacidad de razonar sobre situaciones que presentan un conflicto de valores.
Cuando esto ocurre en la cotidianidad, distintos sujetos mantienen criterios axiológicos
opuestos o un solo individuo se ve incapaz de acordar consigo mismo cuál sería la
mejor decisión, dado que toda opción implica costos y beneficios.
Algunos modelos distinguen esto de un problema, ya que el dilema moral existe cuando
una situación de decisión tiene en cuenta una o más alternativas de acción de diferente
consistencia; el problema moral, por su parte, no existe si no es percibido como tal:
mientras menor sea la sensibilidad, mayor complejidad genera el reconocimiento de un
conflicto ético. (Nicolas, C., Valenzuela, L., Gutiérrez, A. y Gil, J., 2015)
El trabajo con dilemas resulta sumamente valioso ya que, como se ha mencionado, el
razonamiento moral se pone en marcha ante situaciones problemáticas; la discusión
entre iguales, en un clima de participación, puede favorecer el desarrollo del juicio moral
y la comprensión del punto de vista del otro.
Estos se pueden afrontar de diferente forma, tal como han señalado autores como
Gamba, distinguiendo al menos tres formas, siendo la primera de ellas la ausencia de
reconocimiento del dilema ético, es decir, ignorar la presencia del dilema, producto de la
carencia formativa y el desconocimiento de lo que supone y es un dilema ético.
La segunda modalidad de afrontamiento consistente en la identificación de una
contradicción entre principios normativos, lo que implica la sensibilidad ya mencionada.
Finalmente, un tercer modo implica identificar la existencia del dilema ético y asumir
conductas de cuestionamiento, que movilicen y gatillen la acción a nivel profesional,
deseando que esta acción sea la correcta en función de las características de la
situación dada (Guitart, 2007: 60).
A esta clasificación se le suma aquella división entre dilemas personales e
impersonales. Nos referimos a dilemas de orden personal cuando existe una posibilidad
real de provocar daño a otro como consecuencia de una acción intencional de la cual el
individuo que la ejecuta sería directamente responsable.

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En los dilemas impersonales, por su parte, la posibilidad se encuentra en provocar un
daño de naturaleza colateral, que no es provocado de manera directa por el individuo.
La mejor forma de ejemplificar esta distinción es volver al inicio de este documento, y
revisar el célebre Dilema del Tranvía, quizá el dilema ético más conocido y utilizado en
la disciplina y que fuera formulado por Phillipa Foot.
Un individuo tiene la posibilidad de salvar a cinco personas accionando una palanca
que desvíe el tren fuera de control que se dirige directamente a ellos, pero solo si
sacrifica a la persona que se encuentra en ese segundo conjunto de rieles.
Esta opción representa un caso de dilema de orden impersonal, pues, según
Zavadivker (2014), la muerte puede ser concebida como el efecto colateral de una
acción y la distancia entre la causa el movimiento de la palanca y el efecto la muerte del
trabajador parece atenuar la responsabilidad y la culpa experimentada.
Sin embargo, este clásico dilema ético posee una segunda versión, el llamado Dilema
del Puente, una variante introducida por Judith Jarvis.
El mismo tren se acerca al mismo grupo de trabajadores, pero esta vez no existe
palanca alguna, por el contrario, el observador se encuentra en esta oportunidad en un
puente sobre las líneas férreas.
Pero el observador no está solo: junto a él hay otro hombre.
Se trata de un hombre obeso, con un peso capaz de detener un tren.
En esta versión del dilema, la posibilidad del observador de salvar a ese grupo de
personas se encuentra latente, pero sólo si arroja del puente al sujeto que está a su
lado, cuyo cuerpo al caer sobre los rieles detendría el tranvía.
Esta célebre modificación del dilema original representa un claro ejemplo de dilema
personal.
Si bien las consecuencias derivadas de la acción son idénticas, es decir, en ambos
casos se sacrificaría la vida de una sola persona para salvar a cinco, en esta versión la
muerte es provocada como resultado de una acción directa e intencional por parte del
agente existe un contacto físico con la víctima.
Si bien puede resultar complejo para ciertos observadores avizorar entre cada categoría
de dilema, a la hora de elegir rumbos de acción se presenta una enorme distinción
entre criterios.
En experimentos como el llevado a cabo por Greene en 2004, la mayoría de las
personas reconoció estar dispuesta a jalar la palanca un 90% de los encuestados que
desvía el tren, pese a que significaría la muerte del trabajador en la segunda vía.

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Sin embargo, ante la segunda versión del dilema, la inmediata respuesta de la amplia
mayoría de los interrogados fue la negación a arrojar al hombre desde el puente solo un
10% aceptó como lícito empujar al hombre del puente; incluso quienes propugnan que
la acción correcta es la que conlleva un mayor beneficio social con el fin de evitar un
mal mayor, como es el caso de los postulados utilitaristas, sucumbieron ante la
repugnancia moral que implicaba empujar a este hombre.
Lo interesante del experimento es que, mientras las personas respondían a los dilemas
presentados, eran puestos en un scanner que detectaba aquellas áreas del cerebro
activas en el momento de la deliberación.
Los hallazgos demostraron que, ante el dilema original de jalar la palanca, las personas
presentaban actividad en áreas cerebrales asociadas a procesos cognitivos, de lo que
se desprende la inactividad de los circuitos de orden emocional.
Ante el dilema del puente, en cambio, la actividad era exactamente la contraria: el
centro emocional del cerebro presentaba plena activación.
Ante otras variables, como el tiempo de reacción, nuevos aspectos salieron a la luz que
hablan de activación de zonas cerebrales asociadas al razonamiento abstracto y al
control cognitivo, lo que, en conjunto, llevó a especular a los científicos “sobre los
procesos psicológicos que subyacen a las soluciones deontologistas y utilitaristas”
(Zavadivker, 2014:34)
El tiempo de reacción de los sujetos permite observar una subdivisión entre los dilemas
personales: aquellos “fáciles” y otros “difíciles”.
El dilema del puente sería un fiel representante de un dilema de orden “fácil”,
respondiendo a la inmediata respuesta emocional que tienen los individuos ante él, sin
una previa consideración o reflexión de orden utilitarista de costo o beneficio: Es tal la
potencia del dilema, y lo que ahí se gráfica, que anula totalmente cualquier
consideración o evaluación cognitiva.

LOS DILEMAS PERSONALES DIFÍCILES, POR SU PARTE, POSEEN UNA


NATURALEZA DE MAYOR COMPLEJIDAD Y FUERON EJEMPLIFICADOS POR
DISTINTOS FILÓSOFOS EXPERIMENTALES CON EL SIGUIENTE CASO:
Soldados enemigos llegan a la ciudad con órdenes estrictas de asesinar a todo civil que
encuentren a su paso.
Usted y algunos de sus vecinos han encontrado refugio en un sótano.
Afuera se escuchan las voces de los soldados que han llegado a la casa en búsqueda
de habitantes y cosas de valor.

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En ese instante preciso, su bebé comienza a llorar fuertemente y usted
instantáneamente cubre la boca del bebé con su mano para tapar el ruido.
Si usted retira la mano de la boca del bebé, el llanto llamará la atención de los soldados
que matarán inevitablemente al niño, a usted y a las demás personas escondidas en el
sótano.
Para evitar tal catástrofe usted debe mantener tapada la boca del pequeño, lo que
terminará por ahogarlo hasta la muerte. ¿Es apropiado ahogar a su niño para
salvarse usted y los demás? (Tovar Bohorquez, citado por Zavadivker, 2014:36)
En cuanto a este dilema, Joshua Greene, profesor del departamento de Psicología de
Harvard, detectó, utilizando el mismo tipo de resonancia magnética, que el cerebro ve
activada dos zonas ante la situación del bebé: la asociada con las emociones y otra
relacionada con el razonamiento abstracto y las respuestas cognitivas.
Aquella zona que presentaba mayor actividad tendía a aumentar la predisposición a
tomar la decisión, es decir, a mayor actividad en la zona emocional mayor posibilidad
que la persona decidiera quitar su mano de la boca del bebé, pese al costo que esto
implicaba, y viceversa.
Para Greene, lo que ocurre en el cerebro ante dilemas como éste es una verdadera
batalla moral, donde la parte emocional del cerebro empuja a las personas a obedecer
reglas morales universales, mientras que la parte racional les inclina hacia una meta
utilitarista, es decir, obtener el mayor bienestar posible para un mayor número de
personas.
Estos experimentos permiten identificar bases neuronales para la cognición moral, tesis
que se ve respaldada por una serie de extraños casos donde lesiones tempranas en
ciertas áreas cerebrales genera un deterioro, no solo en términos cognitivos sino que en
la conducta o el sentido moral, algo que Augstein (1996, citado en Zavadivker, 2014)
definió como “perversión de los sentimientos naturales, de los afectos, del
temperamento, de los hábitos, de las disposiciones morales y los impulsos naturales”.
Lesiones en la corteza prefrontal ventromedial, adquiridas en edad temprana del
individuo, conducen a daños o deterioros tanto a nivel de conducta como a nivel del
razonamiento moral, lo que se suma a otras lesiones, de menor frecuencia, en la
corteza prefrontal dorso lateral y en el lóbulo temporal anterior.
Estudios en torno a lesiones tempranas en el lóbulo frontal y reportes neuro quirúrgicos
de lesiones de guerra demuestran relaciones entre el deterioro cerebral y la conducta
moral del individuo, siendo este deterioro similar al que se observa en psicópatas y en
individuos con personalidad antisocial.

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De tipos de dilema como los anteriormente descritos se desprende la interrogante en
torno a qué genera el acuerdo de ciertas personas hacia uno u otro, o a qué se debe la
rapidez demostrada en ciertos casos y al reparo o detención de los sujetos hacia otros.
La respuesta, que experimentadores como el mismo Green han entregado, pone el
foco en un tipo de intuición, lo que sitúa al sentido moral enraizado en el diseño mismo
del cerebro humano, algo que no pasó desapercibido por los cognitivistas y otros
estudiosos del razonamiento humano, como el mismo Lawrence Kohlberg, o de uno
de sus discípulos, James Rest.

JAMES REST Y EL MODELO DE CUATRO COMPONENTES.


James Rest fue un psicólogo norteamericano, que hizo trascender la investigación de
su maestro Lawrence Kohlberg en materia del razonamiento moral.
Rest había conocido a Kohlberg en Chicago, y se había puesto bajo su tutela en la
prestigiosa universidad de Harvard.
Sin embargo, prontamente tomaría un camino propio al alero de la Universidad de
Minnesota, lugar donde, desde 1970, realizaría la mayor parte de su trabajo
investigativo; de su obra y la de sus compañeros se desprendería el denominado
enfoque de Minnesota para la investigación de la moralidad, encarnado en la fundación
del Centro para el Estudio del Desarrollo Ético en 1982.
James Rest (1941-1999) construyó el Defining Issues Test (DIT), un conocido
instrumento para evaluar el desarrollo del juicio moral, y que ha sido objeto de múltiples
estudios no solamente en Estados Unidos, sino también en diferentes países de Europa
y América Latina.
En su primer libro “Development in judging moral issues” (1979), Rest, junto con
postular el DIT, plantea el Modelo de Cuatro Componentes.
La principal contribución de James Rest al razonamiento ético sería la promoción de su
Modelo de Cuatro Componentes del funcionamiento moral, modelo con el cual intenta
explicar la relación entre el juicio y la conducta moral, aspecto que lo diferencia del
trabajo de su mentor al flexibilizar la estructura rígida de los seis estadios de Kohlberg
(Ver material de semana 2), y poniendo mayor atención en la naturaleza social de la
moralidad. Los componentes identificados por Rest permitirán a las personas reconocer
los problemas a los que se enfrentan, hacer juicios correctos, tener la motivación para
actuar y el carácter para mantener una positiva conducta moral.

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James Rest (1941-1999) construyó el Defining Issues Test (DIT), un conocido
instrumento para evaluar el desarrollo del juicio moral, y que ha sido objeto de múltiples
estudios no solamente en Estados Unidos, sino también en diferentes países de Europa
y América Latina.
En su primer libro “Development in judging moral issues” (1979), Rest, junto con
postular el DIT, plantea el Modelo de Cuatro Componentes.
El primero de los componentes del modelo es la Sensibilidad Moral, y consiste en la
interpretación que los individuos hacen de la situación a la que se enfrentan,
reconociendo a los participantes y aquellas acciones que son posibles de realizar,
sopesando las consecuencias que cada acción acarrearía, es decir, determinar cómo
cada curso de acción afecta el bienestar de las partes implicadas en la situación.
Rest define la sensibilidad moral simplemente como una conciencia de cómo las
propias acciones afectan o influyen a otras personas.
El segundo de los componentes es el Juicio Moral e implica imaginar qué se debería
hacer en torno a la problemática, aplicando ideales de orden moral a la situación y así
determinar un curso de acción bajo criterios éticos, es decir, determinar qué curso de
acción realizaría mejor un ideal moral.
Para Rest, esto vendría determinado por las normas sociales, las que definen lo que
debe considerarse como un curso de acción moral; la adquisición de estas normales
sociales sería indicativa del desarrollo moral del individuo.
El tercero de los componentes lo constituye la Motivación Moral y consiste en la
elección que la persona realiza entre valores morales y no morales, en orden a decidir
lo que un individuo se propone hacer.
Dentro de la gama de alternativas que se considera, cada una de ella implica diferentes
valores o principios, siendo algunos de ellos no morales, por lo que se hace necesario
sopesar la validez moral antes de decidir qué se lleva a la práctica.
Finalmente, el cuarto componente, el Carácter Moral, consiste en ejecutar e
implementar lo que el individuo se ha propuesto hacer, posterior a la deliberación y el
análisis, poniendo en juego un plan de acción.
A este componente también se le ha llamado “fuerza del yo”, y vendría a completar el
modelo sin que eso implique una toma de decisión lineal, pese a que resulte ser una
secuencia lógica y que los componentes se encuentren interconectados (Bonilla, 2005)

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Rest continuaría reforzando la validez de su modelo, como respuesta a las críticas
generadas por la comunidad científica, incluyendo apoyo empírico recogido de
Sensibilidad Moral Juicio Moral Motivación Moral Carácter Moral múltiples
evaluaciones resultantes de la aplicación del Defining Issues Test evidencia que
publicaría en su segundo libro Moral development: advances in research and theory
(1986).
El Defining Issues Test, o simplemente DIT como se le conoce comúnmente, consta
de seis casos o historias que ponen al individuo ante un dilema moral y lo obligan a
valorar los posibles cursos de acción. Ante cada relato el individuo debe emitir un juicio
de carácter general sobre lo que cree debería hacerse en la situación, respondiendo
con un “Sí”, un “No” o un “No Sé”, a una pregunta que plantea si se debería tomar o no
determinada decisión.
El test se mantiene como uno de los más utilizados a la hora de medir el razonamiento
moral, pese a las constantes críticas en torno a la presunta obsolescencia de sus
dilemas.
Para Linde (2009), la sensibilidad moral y el peso comparado de los valores morales ha
cambiado mucho en unas décadas, lo que ha convertido en poco menos que obsoletos
los viejos dilemas de Kohlberg, Rest y colaboradores.
Lo que realmente funcionaría, sostiene es la utilización de dilemas basados en hechos
reales, más cercanos al contexto vital o profesional, alejándose de lo ficticio de los
dilemas clásicos.
Es precisamente un dilema con esas características el que se expondrá a continuación,
basado en una historia real.

EL CASO TARASOFF.
La confidencialidad constituye un elemento importante en la ética profesional.
Como parte esencial del principio de Autonomía, ha sido ponderado por un número
extenso de gremios, quienes lo han hecho parte de su actuar profesional.
Uno de esos gremios lo constituyen psiquiatras y psicólogos.
Sin embargo, hay ocasiones en las que el derecho del paciente a la confidencialidad
choca de frente con el deber del profesional que conoce, a través de la terapia, sobre la
comisión de un delito o de intenciones agresivas hacia terceros.
Actualmente, se asume de manera general que el terapeuta podría faltar a la
confidencialidad en aras de un bien mayor como lo es la vida humana, pero esto no
siempre se entendió de tal manera.

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En 1968, dos estudiantes de la Universidad de California en Berkeley, Tatiana Tarasoff
y Prosenjit Poddar, se conocieron y comenzaron a salir de manera casual.
Para él, sin embargo, la realidad era otra pues creía en que el vínculo era realmente
serio, lo que provocó un duro golpe el momento en que Tatiana decidió romper la
relación.
Ese daño emocional generó tal grado de obsesión en Poddar que desencadenó
finalmente un quiebre aún más radical, que lo llevó a buscar ayuda profesional en un
hospital de la zona.
Luego de ser derivado por un psiquiatra previa prescripción de medicamentos Poddar
llegó al despacho del psicólogo Lawrence Moore para iniciar un proceso terapéutico,
proceso que resultaría insuficiente a la hora de borrar la ilusión que Poddar albergaba
por ser aceptado por Tatiana.
En la novena sesión de terapia, llevada a cabo el 18 de agosto de 1969, Poddar
confiesa a Moore su intención de matar a una mujer; Moore cree que la mujer es
Tatiana, quien en ese momento se encontraba en Brasil próxima a retornar.
Este conocimiento lleva a Moore a notificar a la policía las intenciones de Poddar,
emanadas de la reacción esquizofrénica paranoide que lo afectaba.
La policía del campus reaccionó a la denuncia de Moore, reteniendo a Poddar, pero
liberándolo al constatar un presunto cambio de actitud, a lo que se agrega la
intervención del director del centro psiquiátrico, quien no solo pide la devolución de la
denuncia, sino que ordena la destrucción de los registros de la terapia.
Con Poddar en libertad, éste no tuvo obstáculos para acercarse a Tarasoff a su retorno
de Brasil, acosarla y terminar acuchillándola en múltiples ocasiones hasta darle muerte,
el 29 de octubre del mismo año.
La historia no terminaría ahí.
Pese a que la justicia condenó en primera instancia a Poddar por los cargos de
homicidio en segundo grado, los recursos presentados a la Corte de Apelaciones
detectaron vicios en el procedimiento que obligaban a reconducir el juicio y, finalmente,
conmutar la pena de Poddar por su expulsión del país.
Para los padres de Tatiana la determinación causó tal escozor que procedieron a
querellarse en contra de la universidad, el centro y sus psicoterapeutas, por no haber
dado, presuntamente, aviso oportuno a Tatiana, o a ellos como padres, de la amenaza
que Poddar significaba para la vida de su hija.

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Estas demandas no fueron atendidas ni por la Corte del Condado ni la Corte de
Apelaciones quienes, junto con no encontrar razones para condenar, argumentaron la
ausencia de una obligación para informar debido a la inexistencia de una relación
terapéutica entre Tatiana Tarasoff y el profesional.
Sin embargo, la Corte Suprema de California postuló una versión diferente de lo
acontecido.
En 1969, la Corte dictaminó que los terapeutas no pueden escapar a su responsabilidad
por el simple hecho de que la persona bajo amenaza no sea su paciente (Salinas,
2007)
Al detectar un peligro al bienestar de un ser humano, al profesional le asiste la
obligación de ejercer cuidados para proteger a las posibles víctimas de la amenaza que
se cierne en torno a ellas, cuidados que van desde la advertencia directa a la eventual
víctima o indirectamente a través de otros que lo comuniquen, la policía, familiares, etc.
Con esta resolución la corte no solo flexibiliza el principio de confidencialidad,
poniéndolo a criterio de cada circunstancia, sino que, además, sienta un precedente de
actuación ante el dilema moral que le puede significar al profesional romper con algo
tan relevante a su práctica cuando la ocasión lo amerita.
Desde el caso de Tatiana Tarasoff en la foto todos los estados en Estados Unidos
requieren que un profesional de la salud informe a sus pacientes antes de una sesión
que el acuerdo de confidencialidad puede revocarse si se determina que el paciente es
una amenaza a sí mismo o a otros.
Pero los requerimientos varían de estado en estado. Bajo tal precedente actuó Lynne
Fenton, la psiquiatra que trató a James Holmes, el tristemente célebre asesino que,
proveído de cuantioso armamento, irrumpió en un cine de Aurora, el 20 de julio de
2012, emulando ser un personaje del comic Batman.
Con una máscara de gas y su pelo teñido de rojo, Holmes abrió fuego asesinando a 12
personas y dejando heridas a otras 70, antes de ser detenido sin oponer resistencia.
Holmes había recibido asistencia psiquiátrica de al menos tres profesionales en la
Universidad de Colorado.
Una de esas profesionales, Lynne Fenton, preocupada de lo que percibía podía ser una
potencial amenaza, contactó a miembros del comité de evaluación de comportamiento
de la Universidad de Colorado, responsables de evaluar amenazas potenciales.
Desgraciadamente para la comunidad de Aurora, la denuncia se hacía paralelamente al
abandono que Holmes hacía de la escuela, lo que restaba control por parte de la
institución hacia su persona, circunstancia que ha sido cuestionada y puesto bajo
cuestionamiento al comité una vez conocida la tragedia.
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Nuevos análisis psiquiátricos posteriores a la detención confirmaron la inestabilidad
mental de Holmes, inestabilidad que ha sido pieza fundante de la defensa del
inculpado, que ha buscado incapacitarlo para ser juzgado, deseo que no evitó las doce
cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional, y los 3.318 años adicionales,
con los que la justicia condenó a Holmes y que actualmente cumple, pese a los
múltiples intentos de suicidio que ha llevado a cabo en los últimos años dentro de la
prisión.

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CONCLUSIÓN

El empleo de dilemas morales continúa siendo un pilar fundamental de la ética aplicada,


y la ética profesional es uno de sus espacios más fructíferos.
Perfeccionando las metodologías clásicas llevadas a cabo por Kohlberg o Rest, otros
investigadores se han sumado a la tarea de utilizar estas narraciones para fortalecer el
razonamiento y el juicio moral de las personas, a través de la educación moral.
El Modelo de Lind es una de esas propuestas posteriores, donde a través de dos
dilemas, el dilema del trabajador, en donde el sujeto debe juzgar el proceder de dos
trabajadores que irrumpen de noche en su empresa para buscar evidencias favorables
a compañeros injustamente despedidos, y el dilema del médico, en donde el profesional
receta una alta dosis de morfina a petición de una paciente terminal que desea morir,
persiste el deseo original de estos intelectuales de medir y así poder representar los
diversos niveles de razonamiento moral alcanzados por las personas, idea que se
hallaba subyacente en el Modelo de Cuatro Componentes descrito en este documento.
A medida que las personas se enfrentan a dilemas de diversa naturaleza, ya sea
sociales, políticos o culturales, se evocan diferentes conceptos básicos de cooperación
y justicia, que le permiten decidir lo que es moralmente correcto.
Esto nos lleva a concluir que la hipótesis sobre si es posible la formación de la
conciencia moral a través de un proceso de intervención pedagógica haciendo uso de
dilemas morales es efectiva, tal cual corroboran un importante número de estudios,
algunos de ellos graficados en este documento.

CRISTIAN BASCUÑÁN BÁEZ


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ÉTICA PROFESIONAL.
EJERCICIOS SEMANA 6
UNIDAD 3
1. Responda, fundamentadamente, al siguiente ejercicio:
Los aspectos tratados en el material de aprendizaje de esta sexta semana, se centran
en los dilemas morales y su función dentro de la denominada Educación Moral,
elementos que tienen en Lawrence Kohlberg y James Rest a sus principales
representantes.
Por esto, basándonos en el primero de los dilemas sobre los que Kohlberg sustentó su
estudio, deberás analizar tal situación aplicando el Modelo de Cuatro Componentes de
Rest.
Lea el dilema
“Enrique y el medicamento”, presentado a continuación y analícelo considerando los
cuatro componentes, es decir, interprete la situación en términos de cómo las posibles
acciones del sujeto afectan el bienestar de la gente (Sensibilidad Moral); calcule el
curso de acción ideal a tomar entre una gama de posibilidades (Juicio Moral);
seleccione una opción de entre sus alternativas (Motivación Moral); y, finalmente,
grafique como ejecutaría aquello que seleccionó (Carácter Moral).
«Enrique y el medicamento»
Una mujer estaba a punto de morir por un tipo raro de cáncer. Había una medicina que
los médicos pensaban que podría salvarla. La había descubierto recientemente un
farmacéutico de esa misma localidad.
El medicamento era caro de producir, pero el farmacéutico cobraba diez veces lo que le
costaba. Gastaba 50 euros y cobraba 500 por una pequeña dosis del medicamento.
Enrique, el marido de la mujer enferma, se fue a ver a todos sus amigos y conocidos
para pedirles dinero prestado, pero sólo pudo juntar 250 euros, la mitad de lo que le
costaba.
Entonces le dijo al farmacéutico que su mujer se estaba muriendo, y le pidió que le
vendiera la medicina más barato o que le permitiera pagársela más tarde, pero el
farmacéutico le dijo: «No, yo he descubierto el medicamento y quiero sacar dinero de
esto».
Así que Enrique, desesperado, pensó entrar en la farmacia por la noche y robar el
medicamento para su mujer.
Respuesta: La Sensibilidad Moral nos da cuenta del problema que afecta a Enrique:
ante la situación que su esposa y él viven baraja la posibilidad de cometer el delito de
robo, irrumpir en una propiedad comercial y robar un medicamento.
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Enrique cree haber agotado todos los medios restantes y verse imposibilitado de
adquirir el ansiado remedio para la mejora de la salud de su familiar; junto a ello, no ha
conseguido el auxilio necesario por parte de sus amigos ni por parte del farmacéutico
por lo que las opciones parecen agotarse para él.
Junto a ello, una esposa enferma espera por una solución, pero, además, un
farmacéutico pese a cuan cuestionable es la usura que comete con el valor del
medicamento y cuan intransigente se ha mostrado puede sufrir del robo de un material
importante para su negocio.
El juicio moral nos indica que Enrique puede adentrarse en la farmacia, como una
opción, o también intentar mediante otros medios conseguir el dinero necesario.
Desde el punto de vista del farmacéutico, por su parte, podría aceptar el dinero ofrecido
por Enrique o generar un pendiente por la diferencia.
Lógicamente, una opción adicional es que este farmacéutico done el remedio a esta
pareja o, al menos, lo venda al precio por el cual lo adquirió.
Al amparo de los valores morales que esperamos para cada individuo o sociedad, la
motivación moral nos diría que la última opción mencionada es el desenlace ideal para
la situación: una acción donde prime la misma conciencia de beneficencia que debiese
reinar el ámbito de la salud es la alternativa correcta y se la pondera por sobre cualquier
otra posibilidad.
Pero, para Enrique, y su propia voluntad, indistintamente de lo que haga el
farmacéutico, debiese primar en este caso la legalidad pese a disociarse del plano ético
y alejarse de la posibilidad de cometer una acción que lo ponga en peligro y, por
añadidura, ahondase en la situación de su familiar como sería, por ejemplo, el
alejamiento de Enrique, producto de una posible detención o sanción.
Por supuesto que la aflicción de la situación hace de Enrique presa fácil de sus
emociones y sus instintos; ahí es donde es necesaria esa fuerza que implica el Carácter
Moral.
Ante la situación caben dos posibilidades, en conclusión: que Enrique tenga la fuerza
para sobrellevar de la mejor forma la situación sin cometer una acción que pueda
significarle un mayor perjuicio, no solo moral sino cuanto más legal, que acreciente la
negatividad de aquello que aqueja a su familia.
Pero, también, la fuerza y conciencia del farmacéutico para dejar atrás todo tipo de
interés individual y sobreponer la salud y la vida de un otro, cuando más éste lo
necesita.

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SÍNTESIS SEMANA 6
La ética profesional genera en su propio campo disciplinario una clasificación de
situaciones, asuntos y conflictos, con sus respectivos modos de abordaje y resolución,
que nos permite analizar lo que está en juego en la toma de decisiones.
Para esta determinación se considera el ethos de la organización, que viene a graficar
los valores y principios que distinguen entre lo que es correcto y lo que no.
Dilema Ético es aquella situación donde la toma de una decisión se lleva a cabo en
condiciones de incertidumbre, provocada por las contradicciones que la situación
presenta en materia de valores o principios.
Esto implica que de inclinarse por una opción –y por tal, inclinarse por un principio
implicado- se contraviene paralelamente otro de ellos.
Para Del Río (citado en Guitart, 2007:59) un dilema ético ocurre “cuando entran en
colisión dos deberes de obligado cumplimiento o, dicho de otra manera, cuando la única
forma de cumplir con una obligación sea infringiendo otra”.
El estudio de dilemas éticos es parte del concepto de educación moral derivado de los
trabajos de Lawrence Kohlberg, quien creó breves narraciones con conflictos de valor
presentes, donde un personaje enfrenta tal ardua situación que lo empuja a elegir, por
lo general, entre dos alternativas equiparables en ciertos criterios.
Para Carrillo (1992), mediante la discusión de dilemas morales, la persona desarrolla su
capacidad de razonar sobre situaciones que presentan un conflicto de valores.
El Dilema moral existe cuando una situación de decisión tiene en cuenta una o más
alternativas de acción de diferente consistencia.
El problema moral no existe si no es percibido como tal: mientras menor sea la
sensibilidad, mayor complejidad genera el reconocimiento de un conflicto ético.
(Nicolás, C., Valenzuela, L., Gutiérrez, A. y Gil, J., 2015)

Enfrentar un dilema ético: tres formas,


Ausencia de reconocimiento del dilema ético, es decir, ignorar la presencia del dilema,
producto de la carencia formativa y el desconocimiento de lo que supone y es un dilema
ético.
Identificación de una contradicción entre principios normativos, lo que implica la
sensibilidad ya mencionada.
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Identificar la existencia del dilema ético y asumir conductas de cuestionamiento, que
movilicen y gatillen la acción a nivel profesional, deseando que esta acción sea la
correcta en función de las características de la situación dada (Guitart, 2007: 60)
Dilema ético Personal o impersonal:
Es personal cuando existe una posibilidad real de provocar daño a otro como
consecuencia de una acción intencional de la cual el individuo que la ejecuta sería
directamente responsable.
Es impersonales, cuando la posibilidad se encuentra en provocar un daño de
naturaleza colateral, que no es provocado de manera directa por el individuo.
Se demostró que el cerebro funciona de distinta manera según el tipo de dilema al
que es sometido: Los hallazgos demostraron que, ante el dilema original de jalar la
palanca, las personas presentaban actividad en áreas cerebrales asociadas a procesos
cognitivos, de lo que se desprende la inactividad de los circuitos de orden emocional.
Ante el dilema del puente, en cambio, la actividad era exactamente la contraria: el
centro emocional del cerebro presentaba plena activación.
Estos experimentos permiten identificar bases neuronales para la cognición moral,
tesis que se ve respaldada por una serie de extraños casos donde lesiones
tempranas en ciertas áreas cerebrales genera un deterioro, no solo en términos
cognitivos sino que en la conducta o el sentido moral, algo que Augstein (1996, citado
en Zavadivker, 2014) definió como “perversión de los sentimientos naturales, de
los afectos, del temperamento, de los hábitos, de las disposiciones morales y los
impulsos naturales”.
James Rest presenta un Modelo de Cuatro Componentes del funcionamiento moral,
modelo con el cual intenta explicar la relación entre el juicio y la conducta moral,
Sensibilidad Moral, consiste en la interpretación que los individuos hacen de la
situación a la que se enfrentan, reconociendo a los participantes y aquellas acciones
que son posibles de realizar, sopesando las consecuencias que cada acción acarrearía,
es decir, determinar cómo cada curso de acción afecta el bienestar de las partes
implicadas en la situación. Rest define la sensibilidad moral simplemente como una
conciencia de cómo las propias acciones afectan o influyen a otras personas.
Juicio Moral. Implica imaginar qué se debería hacer en torno a la problemática,
aplicando ideales de orden moral a la situación y así determinar un curso de acción bajo
criterios éticos, es decir, determinar qué curso de acción realizaría mejor un ideal moral.

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Para Rest, esto vendría determinado por las normas sociales, las que definen lo que
debe considerarse como un curso de acción moral; la adquisición de estas normales
sociales sería indicativa del desarrollo moral del individuo.
Motivación Moral: Consiste en la elección que la persona realiza entre valores morales
y no morales, en orden a decidir lo que un individuo se propone hacer. Dentro de la
gama de alternativas que se considera, cada una de ella implica diferentes valores o
principios, siendo algunos de ellos no morales, por lo que se hace necesario sopesar la
validez moral antes de decidir qué se lleva a la práctica.
Carácter Moral, consiste en ejecutar e implementar lo que el individuo se ha propuesto
hacer, posterior a la deliberación y el análisis, poniendo en juego un plan de acción.
A este componente también se le ha llamado “fuerza del yo”, y vendría a completar el
modelo sin que eso implique una toma de decisión lineal, pese a que resulte ser una
secuencia lógica y que los componentes se encuentren interconectados (Bonilla, 2005)
Rest propone como instrumento el Defining Issues Test, o simplemente DIT como se
le conoce comúnmente, que consta de seis casos o historias que ponen al individuo
ante un dilema moral y lo obligan a valorar los posibles cursos de acción.

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