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HENRI LEFEBVRE Presenlaié ytadueiénde {ON MARTINEZ LOREA Introduccion de MANUEL DELGADO Capit Saving iu ogra edar sine eps: Pe ele lanai, ore Ry © bet erate Mae 00 © meena etn: api vn bes 1 (fase, 24-2044 Mati ie gsmeoansa: ceratedeanswegcen anes onto vena Fa sexoesoeise9 Depo tae a420n7 Cease 0 eps engi Pred nS ws eso, Me sd indice Preseotcén - rod aren 1 nausea yurbanza: pines aproinaon (02 La fsa yaaa 03.Las lends agents ead bana 04 Flos de dade dela anita 15. spec de cad cad y cra 6, Comino y dsconinudades o 6 1 2 ° 58 6 6 B 07 Nukes ready danas 08, ita ycampo (08 nls ponds del pnt cco 10, Seve foo bane 1 Ends espe 12.Eldeeto ala dudes 19, Respective oprespeca? 18, tarealzadn de flea 15. Tess soe aida fo wbano yl wbarisme ® a 07 15 vs a presenracion Mas alld de la ciudad. Elderecho ala vida urbana lon ating Loves! ‘Sin emborpel wo ye vabe dem estes cbsimdament racemes ofr de Sciaol, Dt,d Cis Humans, Uniriad dLa Rii. ®b behalf gi he cy Nera Yr The ale Pres: are [ic Sieh yt des cds em ER 320082991 Ba ‘apc ply derecho cuales Vt Sr, 2011 39-0 Saat “lt cul Pa 1 envied 2016 As come ear lef inencs cht pefnin de rn ear nl sate ‘co se He ceo se sna ele pec ‘elton este) on ete nr ‘un fc como parm calichaat En es hi cs ce ‘Sua pices enor cmap tbe de Hen cc es come in (Ts 208) spa rho 20). textos constitucionales (Repiblica de Ecuador, 2008).Por supues to, este derecho se ha convertido en motivo de manifiestos y mo: vilizaciones diversas a lo largo de los iltimos fos (blandido en 1a toma de plazas y en las luchas por la vivienda digna, contr la sgentrificaién o conta la privatizacién de a calle) Esta feliz proliferacin de reivindicaciones dela cludad y del derecho ala ciudad nos conduce, sin embargo, a una neceseria pregunta que pretende prevenir del iesgo que acecha a os con- ceptos de moda: za qué nos referimos cuando hablamos de de- ‘echo ala ciudad? ¥ es que, en no pocos casos, estos conceptos acaban significando muchas cosas y, por ende, aaban no signi Ficando nada, estos, plerden su valor como conceptos, Elrelle- jo deestoes que la misma expresién puede movilizar experien- «as politicamente muy ambiciosas y a su vez, utilzarse como ‘una herramienta para ia simple bsqueda de consensos en torno ‘un Gobierno 0 una polities local. Ee decir, puede plantearse ‘como wna apuesta por democratizar la vida urbana y por apun- talar derechos concretos de los habitantes de las cludades 0 como un simple recurso de legitimacién del Gobierno local de turno. En todo caso, la advertencia debe servr, precisamente, para prevenirnos de tales riesgosy, en ningiin modo, para des. ‘cartar una idea enormemente valiosa de cara a interpretar y transformar la realidad urbana presente, Por ello, resulta fundamental rastrear los significados de este fob clr a an fac de einen Pri en 1967 1 cand enn co el etna ea pucsin de Capt de ne hee! hee pen ea mars de 96, or tat dorset se de qu prepara stents ae rnc Coss, ‘fee ag pleat con anid dl nent etn sorigenes» de un concepto que, en realidad, se encuentran macho mds cerca del presente de lo que pusderan hacer pensar los cin- cuenta aos transcurrdos desde su publicacin original En este sentido, viene a decir David Harvey* que resulta fel pensie que las eivindicacionesy experiencia vinculadasal dere- choalla ciudad durante las iltimas dos décadas (desde Porto Ale- igre asta Los Angeles y Nueva York) tuvieran alguna ligazén de fondo con el legado intelectual de Lefebvre. Harvey ve una analo- gia entre los movimientos y movilizciones urbanss y el propio pensamiento de Lefebvre, lo cual ayudaria a explicar,segin él a distancia ya falta de vinculos entre ambos los dos proceden yse rnutren de las experienciasconcretas de las calles ylos barrios, de los malestares urbanos de cada momento y, por ende, las races de la reivindieacin de este derecho contemporineo no aleanza- tian nial Paris de los albores de mayo del 68, nia fa dimensign, Sloséfco-sociol6gica desde los que esribiaLefebve. En algunos «casos esto ha podido ser cierto, ero Harvey patece desdefar su propia figura y la de otros pensadores yactvisas cherederos, Intéxpretes difusores dela obr lefebvrana que en ocasiones han inspirado y en otras aresorada a no pocasexpericncias contem- porineas vinculadas a la reivindicacion del derecho ala ciudad. Iqualmente, parece obviarse la fuerte presencia (aunque no sea ‘mayoritaria) de jévenes con altos niveles educativos (e incluso {nsertas en el Ambito académico) en este tipo de experiencias, ‘quienes, precisamente, hacen referencia expicita alos escrito de David Harvey y del propio Hen Lefebvre. Asi pues, ms que la existencia 0 inexistencia de un vinculo, , como dice Mars, que presiona sobrelossalatios y permite incremento dela plusvalia). demas la ciudad, como el tale, avorece la con- centracin de los medios de produccién (stiles, materia primas, ‘mane de obra) sobre un limitado espacio. Sie implantacin do la industria fuera de las ciudades no esl: tara satsfctoriaparalos sempresarias» estos sempre que les fuera factible se acerearian alos centrosurbanos. Inversamente, a cudad anterior ala industriaizacin acelerael proceso sobre todo en evan tolo permite el ripe ineremento dela productvida. La ciudad hha desemperiad, pues, un important papel en el take-off (Rostow), es decir en el despegue dela industria. Las concentracones urbanas| than acompafado elas concentracones de capitals en el sentido de Marx partir de entonces, la industria prodicira ss propicsce- twos urbanos, es decir, ciudades y aglomeracionesindstiales que poeden ser pequeias (Le Crewsot), medianas (Saint-Etienne) yn ‘ocasiones,ggantescas (Rus, considerado ya tuna «comurbacione), Interesari prestar mayor atencié al dteriro tanto de la central dad como del caricter urbano de estas cudades, El proceso se ofrece ahora al andliss en toda su compleidad, complejidad que el término «industializacions apenas revea, Esta complejidad se manifesta sidejamos de pensar, por una par- te, desde las categorias de la empresa y, por ota, desde las cifras slobales dela produccién (tantastoneladas de carbén, de acer0), esdecir en cuanto Ia reflexién distingue al inductor de lo induc: do, al observa la importancia de los fenémenos inducidos y sa Interaceidn con los inductore. [La industria puede prescindir de la ciudad antigua (preindus- ‘al precaptalisa), pero, par ello debe conforma aglomeraciones * cen las que el caricter urbano se deteriora, No es quid este el ‘caso de Estados Unidos y América del Norte, donde las sciuda ddesv en el sentido que se d a esta palabra en Francia y Europa ‘son poco numerosas: Nueva York, Montreal, San Francisco? Sin ‘embargo, lli donde precxiste una red de antigua ciudades, I in ‘dustrial toma al asalto.Se apodera de esa red y la remodela de acuerdo asus necesidades. Asimismo, ciudad (a cada luda), la combate, la toma, la arrasa. Adueséndose de los a ‘guos nicleos, tiende a rompera. Ello no impide la extensién del fendmeno urbano: ciudades y aglomeraciones, nicleas ‘obreros, barrios suburbanos (con el apéndice de chaboas alla donde laindustralizacién no aleanza a ocupary fijae la mano debra disponible). Nos encontrames asi ante un dable proceso 0, si se prefire, ante un proceso con dos dimensiones: industrializacin y urba nizacién, crecimiento y desarrollo, produccién econémica y vida social. Las dos wdimensioness de este proceso ton insepa rables y conforman una unidad, pero, sin embargo, el proceso no deja de ser confictive. Historicamente, entre la realidad ur ‘bana ya realidad industrial hay un vilento choque. El proceso adquiere, por su parte, una complejidad difcl de caprar ya que Ia industrializacin no solo produce empresas (obreras yjefes deempresa, sino también offcinas diversas, centeos bancarios y financieros, cnicos y politicos Este proceso dialéctco dista de resultarevidentey, paralca mente dista de haber concluido. Todavia hoy provocasituaciones “eproblemticas. Aqui nos contentamos can citar algunos ej plos. En Venecia, la poblacin activa abandona la cudad ys ra Jada sobre el continente a la aglomeracion industrial (Mestre), doblindols en tamafo, Esta wciudad entre ciudadess, una de las -mds hermosas que la época preindastrial nos halegado, esté ame nazada no tant por él deterioro material (debido al mar o al hun «imiento del terreno) cuanto por el éxodo de sus habitants. En ‘Atenas tna industralizaciénrelatvamente considerable ha ara doa la capital a los habitantes de ciudades pequeas, los cam. pesinos. La Atenas moderna no tiene nada en comin com la cu «ad antigua (arrollaa,absorbids), desmesuradamente extendida, ‘Los monumentos y lugares (igora, acr6pois) que permitenreen- ‘contrarla ciudad antigua solo representan ya un gar de pereg nacidn estética y consumo turistic, ¥, sn embargo, el nicleoo Banizativo de la ciudad continGa siendo muy poderoso. Su Periferia de nuevos barrios, emichabolasy pobladas de personas desarraigadas le confiee un poder exorbitant. La gigantesca aglomeraciin casi informe permite a quienes ocupan los centros de decisibn las peores empresas politica, sobre todo porque la «economia de este pals depende estrechamente de est circuit: especulacisn inmobiliara, ecreacin» de capitales por ete sste- ‘ma, inversin de ests capitales en la construccin, asi sucesiv ‘mente, Fs este un circuito frill que en cualquier instante puede romperse y que define un tipo de uebanizacion sin industraliza-

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