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GUIA PARA EL AUTOCUIDADO DE LA SALUD DE LOS ADULTOS MAYORES

A.- Alimentación saludable

DISFRUTEMOS DE UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

Nuestro cuerpo necesita varios nutrientes para que funcione correctamente. Para que
podamos incorporarlos, es fundamental llevar adelante una alimentación saludable. Pero
nutrirnos bien, no sólo depende de qué y cuánto comamos, sino fundamentalmente de
que podamos sentirnos satisfechos y plenos en todos los sentidos.

1. Llevar una dieta variada en nutrientes.


Consumiendo alimentos variados en nuestra dieta diaria, aseguramos el consumo
de los cinco grupos de nutrientes más importantes: proteínas, grasas, hidratos de
carbono, vitaminas y minerales. Para una alimentación saludable se recomiendan cinco
porciones diarias de frutas y verduras., en lo posible cada porción de un color diferente:
verde, amarillo, rojo, naranja, blanco, etc. para asegurar la variedad de nutrientes.

2. Hacer entre cuatro y seis comidas al día.


En la medida de nuestras posibilidades, es conveniente realizar como mínimo
cuatro comidas fuertes al día - desayuno, almuerzo, merienda y cena -, lo que no quiere
decir que sean igual de abundantes. Podemos incluir dos refrigerios a media mañana y a
media tarde -una fruta, un trozo de queso, un puñado de cereales-.

3. Cocinar los alimentos de manera saludable.


Hay modos de cocción de los alimentos que favorecen a que los nutrientes no se
pierdan y que son más saludables. Optemos por cocinar al vapor, al horno o a la
plancha antes que freír o hervir los alimentos. La forma más saludable es la cocción
lenta, sin quemar ni re-cocinar la comida.

4. No abusar del consumo de sal, grasas y azúcares.


Tenemos que estar atentos al consumo de alimentos que contienen mucho
contenido de sal, sodio y azúcares. Para que las comidas no sean insípidas, añadir
especias y hierbas y emplear alternativas al azúcar en infusiones y postres.
Las grasas pueden ser buenas, o malas. Las buenas son los aceites de origen
vegetal – oliva, girasol y maíz - Una reciente opción es el girasol alto oleico, con
propiedades similares al aceite de oliva. También las grasas de pescados de agua fría –
atún, salmón, sardinas -, con alto contenido de Omega 3. Las grasas malas son las
saturadas, en general de origen animal: de las carnes rojas y derivados de la leche como
la manteca, quesos y embutidos. También las grasas trans, que pueden estar presentes
en la margarina, algunas galletitas, productos de copetín y repostería. Las grasas
saturadas y las grasas trans están asociadas al desarrollo de enfermedades cardio y
cerebrovasculares.
5. Optar por alimentos frescos y no demasiado procesados.
Es importante que consumamos la mayor cantidad de productos sin procesar:
carnes, granos y cereales integrales, verduras y frutas, y evitemos productos demasiado
refinados y procesados –como embutidos y fiambres-. La OMS ha advertido que el
consumo excesivo de alimentos procesados aumenta el riesgo de padecer tumores.

6. Planificar y preparar de antemano comidas y refrigerios.


Es una buena idea tener alimentos preparados para que cuando estamos con
cansancio o apuro, no terminemos comiendo alimentos poco saludables, siempre y
cuando estén bien cocinados y refrigerados. También podemos tener al alcance
productos fáciles de preparar como frutas, yogures, quesos, cereales, etc.

7. Evitar la contaminación cruzada cuando preparamos los alimentos.


Recordemos lavar las manos y superficies con frecuencia, no mezclar alimentos
crudos y cocidos y mantener una correcta higiene de utensilios y tablas. La tabla de
cortar verduras no debe utilizarse para cortar carne, y a la inversa tampoco. A los
alimentos congelados debemos descongelarlos en el horno, microondas o en la
heladera: nunca debemos descongelarlos y volverlos a congelar.

8. Consumir abundante agua a lo largo de todo el día.


La ingesta adecuada de líquidos previene la deshidratación, ayuda al buen
funcionamiento de los riñones y de los intestinos. Con el envejecimiento se va
perdiendo la percepción de la sed: necesitamos de seis a ocho vasos diarios de agua.

9. Moderar el consumo de bebidas que pueden resultar nocivas.


Se recomienda no contar el té, el mate y el café como bebidas que nos hidratan
porque son diuréticas –favorecen la producción de orina- y contribuyen a la
deshidratación. No es recomendable la ingesta de alcohol y si lo hace, consuma con
moderación: aumenta el riesgo de accidentes, caídas y lesiones, altera el efecto de los
medicamentos, eleva la presión y favorece la deshidratación.

10. Compartir el momento de la comida siempre que sea posible.


Tomar la comida en un ambiente relajado, armonioso y agradable en compañía de
otras personas, nos permite estimular nuestra mente y disfrutamos más y comemos
mejor. Para ello, además de disfrutar la comida con la persona o personas con quién
convivimos, se puede invitar a alguien a comer de vez en cuando. En todos los casos,
evitar las discusiones, los reproches y las malas noticias antes, durante y después de las
comidas en familia o con amigos. Es sabido el efecto negativo que esto produce en el
aparato digestivo, y en la salud en general.
B.- Prácticas corporales saludables

MANTENGAMOS ACTIVO NUESTRO CUERPO

Realizar prácticas corporales y mantenernos en movimiento y activos es importante


para sentirnos saludables. Estas prácticas nos ayudan a tener más agilidad, a preservar
la autonomía y la movilidad y mejora la confianza con nuestro cuerpo y movimientos.
Además son buenas oportunidades para divertirse junto a otras personas.

1. Asociarse a un centro de jubilados.


Es fundamental que encontremos lugares que ofrezcan actividades para compartir
con nuestros pares.
Podremos hacer nuevas amistades y también compartir momentos con quienes ya
conocemos.

2. Participar de las prácticas corporales saludables que nos ofrecen.


En general los centros de jubilados o clubes ofrecen actividades lúdicas,
recreativas o de ocio y turismo, caminatas y actividades solidarias
Compartir con otros nos ayuda a mantenernos en movimiento mientras pasamos
un grato momento.

3. Conocer los beneficios de realizar prácticas corporales saludables.


Poner en movimiento nuestro cuerpo permite mejorar las funciones
cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y funcional
Mejora también los valores de azúcar en la sangre, de tensión arterial, de
colesterol y disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular
Asimismo, ayuda a combatir la depresión y deterioro cognitivo

4. Consultar con un médico antes de iniciar una rutina.


Si iniciamos nuevas actividades o si aumentamos o cambiamos aquellas que
veníamos realizando, es importante consultarlo con el profesional médico que nos
atiende.

5. Incluir actividades aeróbicas en nuestra rutina de movimiento.


Es recomendable realizar actividades que pongan en marcha nuestro cuerpo, como
andar en bicicleta, bailar distintas danzas o caminar
Es ideal poder incluir entre tres y cinco horas semanales en donde podamos
combinar momentos más vigorosos con algunos más moderados

6. Incluir trabajos de desarrollo y mejora de la fuerza.


Para poder trabajar la pérdida de masa muscular podemos realizar ejercicios que
ayudan a fortalecer los principales grupos de músculos. Estos ejercicios se pueden
practicar en sesiones de -al menos- 10 minutos, dos o más días a la semana
7. Iniciar y terminar las prácticas de manera gradual.
Nuestro cuerpo necesita acostumbrarse al ejercicio por lo que es importante
realizar una entrada en calor progresiva y ejercicios de estiramiento

Antes de finalizar una actividad es recomendable ir disminuyéndola de modo


gradual y elongar a fin de evitar dolores y lesiones

8. Pensar alternativas si tenemos dificultades en el desplazamiento.


Los adultos mayores con movilidad reducida también necesitamos ejercitar
nuestro cuerpo

Actividades como la gimnasia, el yoga, el tai chi chuan o similares, pueden


adaptarse a nuestras aptitudes y nos permitirán mejorar el equilibrio e impedir
caídas.

Pueden realizarse durante tres días o más a la semana

9. No olvidar algunas recomendaciones importantes.


Es muy importante mantener la hidratación durante y una vez que finalizamos
nuestras prácticas

El calzado y la ropa deben resultarnos cómodos y estar adecuados al clima del


momento

El proceso de la digestión es un momento para respetar, por lo que es conveniente


no hacer ejercicios inmediatamente después de comer

10. Elegir las prácticas corporales que nos gusten y diviertan.


Realizar actividades que sean de nuestro agrado y que podamos compartir con
otras personas nos va a permitir sostenerlas en el tiempo y disfrutarlas más

Podemos caminar y bailar con amigas y amigos todas las veces que se pueda. Elija
el baile que más conozca o le guste.

Otra opción es probar el uso de natatorios para hacer gimnasia en el agua,


natación o aprender a nadar si todavía no lo hicimos
C.- Salud bucal

CUIDEMOS LA SALUD DE NUESTRA BOCA

La boca y los dientes son una parte importante de nuestro cuerpo: los necesitamos para
comunicarnos y son parte de nuestro aspecto personal. La salud bucal está relacionada
con nuestra calidad de vida, autoestima y confianza, es por ello que debemos estar
atentos a su higiene y control para favorecer el buen estado de nuestra boca, dientes y
encías.

1. Prevenir y combatir las caries dentales.


Es muy común que las personas tengamos caries dentales. Las caries ocurren
cuando las bacterias crean agujeritos en el esmalte que cubre los dientes.
Cepillarnos los dientes 5 veces al día, y evitar los alimentos dulces que se adhieren
a los dientes, ayudará a prevenirlas.

2. Estar atentos a la salud de nuestras encías.


La enfermedad de las encías –conocida como enfermedad periodontal- comienza
cuando se forma placa a lo largo y bajo la línea de las encías.
Esta placa causa infecciones que afectan a las encías y a los huesos que mantienen
a los dientes en su lugar.

3. Cuidarse para prevenir problemas en dientes y boca.


Para ayudar a prevenir caries y problemas en las encías es recomendable usar
cepillos de cerdas suaves y mango ancho.
El cepillado con pasta dental con flúor y el complemento de la higiene con el uso
del hilo dental, nos protegerá del desgaste del esmalte.

4. Cambiar hábitos perjudiciales para nuestra salud bucal.


Hay hábitos que nos ayudan a disminuir riesgos de contraer problemas en nuestra
boca, dientes y encías.
Se recomienda: llevar una dieta balanceada, baja en hidratos de carbono, dejar de
fumar y visitar regularmente a un profesional odontólogo.

5. Estar alerta ante daños y pérdidas de piezas dentarias.


Si nuestros dientes se dañan o sufrimos la pérdida de los mismos es conveniente
hacer una consulta con un profesional odontólogo.
Se evaluará reemplazarlos por prótesis dentales tan pronto como sea posible.
6. Cuidar atentamente de nuestras prótesis dentales.
Se recomienda lavarlas tres veces al día con agua y jabón y desinfectarlas
semanalmente con productos especiales para ello.
También es conveniente que realicemos una delicada limpieza de la encía después
de cada comida, con un cepillo suave o una gasa, que podemos embeber en
clorhexidina.

7. Adaptar nuestra alimentación cuando comencemos a usar prótesis.


Cuando estamos aprendiendo a comer con la prótesis dental, es recomendable
empezar con alimentos suaves y no pegajosos.
Cortar los alimentos sólidos en pedazos pequeños y masticar despacio utilizando
ambos lados de la boca también nos ayudará en este proceso.

8. Hidratarnos saludablemente para prevenir la boca seca.


Con el paso de los años y con la ingesta de ciertos medicamentos, podemos sentir
nuestra boca un poco seca.
Esto nos puede traer dificultades como comer, tragar, saborear los alimentos,
hablar y favorecer la aparición de caries y otras infecciones.
Hidratándonos con abundante agua, evitando el consumo de alcohol y de tabaco,
ayudamos a prevenirla.

9. Estar alerta ante algunas señales.


Si sentimos dolor dental, aumento de la sensibilidad, cambios en la coloración,
aparición de huecos, encías rojas, dolorosas o que sangran, mal aliento, movilidad
de los dientes o alteración de la mordida, será importante realizar una consulta
con el odontólogo a la brevedad.

10. Visitar a un profesional odontólogo regularmente.


Así como visitamos regularmente a otros médicos, tenemos que visitar al
odontólogo al menos una vez por año.
En caso de que usemos prótesis, controlarnos dos o tres veces por año para
evaluar su uso, estado y funcionamiento y detectar problemas asociados a ellas.
D.- Salud mental

UNA MENTE SANA, EN UN CUERPO SANO


Sentirnos saludables, también tiene que ver con nuestro estado de ánimo, nuestros
pensamientos y sentimientos. Es importante no dejar nunca de hacer lo que nos hace
felices, compartir la vida con seres queridos, amar, aprender a transitar las pérdidas,
duelos y dolores junto a otros y fundamentalmente disfrutar cada vez que tengamos la
oportunidad.

1. Compartir nuestros días con personas e instituciones de confianza.


Para tener buena salud, es muy importante contar con redes de apoyo social,
amigos, vecinos, conocidos y familiares para transitar nuestra vida sin sentir la
soledad y para compartir lo que nos pasa y lo que nos gusta. Participar de grupos o
instituciones de confianza y que compartan nuestras ideas y valores, sobre todo
aquellas que brindan ayuda a otros, nos permite sentirnos útiles y dar mayor
sentido a nuestra vida, sobre todo cuando hemos dejado de trabajar.

2. Dedicarle tiempo de calidad al ocio y la recreación.


Jubilarse nos permite tener más tiempo para descubrir nuevos o viejos intereses,
aquellos que tal vez nunca pudimos desarrollar por nuestra ocupación.
Hacer actividad física, bailar, pasear, jugar, hacer crucigramas, leer, reír, amar y
disfrutar de la naturaleza nos hace vivir con plenitud.

3. Vivir duelos, angustias y enfermedades, apoyándonos en los demás.


Compartir lo que sentimos ayuda a calmar las sensaciones de malestar que
transitamos. Cuando nos sentimos tristes, decaídos o que la soledad invade, es un
buen momento para llamar o visitar a alguien, en especial si es alguien a quién
queremos y nuestra compañía nos puede hacer bien a ambos.
Si el tiempo pasa y lo que sentimos se vuelve difícil de sobrellevar, podemos
consultar a un psicólogo.

4. Permitirse disfrutar de una sexualidad plena y placentera.


La sexualidad compartida con amor favorece nuestra salud. No hay límite de edad
para disfrutar del sexo y del amor. Si no tenemos pareja, siempre podremos volver
a enamorarnos.
Las enfermedades de transmisión sexual no son cuestión de edad: siempre es
preferible tener una pareja estable, pero si tenemos una relación ocasional,
usemos siempre un preservativo.

5. Consultar ante problemas relacionados con la salud sexual.


Las mujeres pueden experimentar dolor durante el coito por cambios en la vagina
y por la pérdida de lubricación.
Los hombres pueden tener problemas para lograr y mantener erecciones.
Muchos inconvenientes de este tipo tienen solución y debemos hablar sin miedos
durante las consultas médicas.

6. Cuidar y ejercitar nuestra memoria.


Para mantenerla activa es importante tener interés y contacto con las cosas de
nuestra casa, nuestros seres queridos y con lo que sucede a nuestro alrededor.
Es recomendable aprender y desarrollar nuevas habilidades.
Si sentimos dificultades para resolver actividades que antes hacíamos sin
dificultad, podemos consultar a un médico.

7. Tener estrategias para no olvidar fechas y horarios importantes.


Para recordar cumpleaños, turnos y horarios de tomas de medicación, es útil tener
un calendario grande y a la vista.
Para organizar la toma de los medicamentos, podemos usar pastilleros divididos
por días y horarios. Algunos cuentan con alarmas.

8. Reconocer la importancia de tener un sueño reparador.


Es recomendable usar la cama sólo para dormir y optar por ver televisión o leer en
otro sector.
Mantenerse en actividad durante el día, dormir en un ambiente con una
temperatura y abrigo acogedores y lejos de ruidos nos ayudará a conciliar el
sueño.

9. Cambiar malos hábitos que pueden perjudicar las horas de descanso.


Dormir demasiada siesta, no ejercitarse durante el día, tomar demasiado líquido,
té, café o mate antes de acostarse, consumir alcohol en exceso y cenar
abundantemente, alteran el buen dormir.
El insomnio genera irritabilidad, problemas de memoria y somnolencia durante el
día, que pueden predisponernos a accidentes y caídas.
Si sufrimos de este problema será conveniente consultar a un especialista y no
automedicarse.

10. Reconocer el maltrato y poder pedir ayuda a tiempo.


Hay situaciones en la vida de los adultos mayores que pueden producirnos daño
físico, psicológico o económico, que muchas veces pueden provenir de nuestro
círculo íntimo o de las personas que nos asisten en nuestros cuidados.
Ante cualquiera de estas situaciones, es importante hablar con alguien de nuestra
confianza o con profesionales de la salud o justicia.
Bajo ninguna circunstancia debemos permitir cualquier forma de violencia o
maltrato por parte de familiares, cuidadores, profesionales de la salud, agentes
públicos o empleados de instituciones de servicios.
D.- Cuidados corporales

CONTROLEMOS Y CUIDEMOS CADA PARTE DE NUESTRO CUERPO

La salud integral de nuestro cuerpo depende de que cada uno de los órganos funcione
adecuadamente y de manera armónica con el conjunto del organismo. Muchas molestias
y problemas de salud que afectan nuestra vida diaria pueden originarse en el mal
funcionamiento de algún órgano de los sentidos o parte del cuerpo a la que no le hemos
prestado suficiente atención. El primer y principal cuidado es el que debemos hacer
nosotros mismos, pero ante la menor duda debe consultarse al médico de confianza.

1. Cuidar nuestra visión.


Como consecuencia del envejecimiento podemos sufrir una disminución de nuestra
visión. Es normal que tengamos dificultades para leer o ver de cerca. Sin embargo, no
debemos utilizar lentes sin indicación médica ni aceptar lentes sugeridos por amistades.
Mantengamos los anteojos limpios y protegidos, evitemos olvidos guardando los anteojos
siempre en un mismo lugar y no nos apliquemos gotas en los ojos sin indicación médica.

2. Realizar controles periódicos con un oculista.


Es importante que consultemos anualmente al especialista oftalmólogo. Las
enfermedades oculares principales a esta edad son las cataratas, el glaucoma -aumento
de la presión ocular- y el daño de la retina del ojo por diabetes o hipertensión arterial mal
controlada y no tratada.

3. Prestar atención a alteraciones en la audición.


Las alteraciones en la audición influyen en nuestra vida social, emocional e intelectual. Si
nuestra agudeza auditiva está disminuida puede ser posible que necesitemos usar un
audífono. Si la disminución de la audición no tiene indicación de audífono o no tiene
tratamiento específico, es útil aprender a leer los labios de la otra persona para mejorar
nuestra comunicación.

4. Controlar nuestra audición con un especialista.


Podemos consultar al especialista - otorrinolaringólogo - de manera anual. Uno de los
problemas más frecuentes es la acumulación de cerumen que nos puede provocar una
disminución de la audición y puede ser necesario extraer el tapón de cera para mejorarla.
La limpieza debe ser realizada por un especialista, no intente limpiarse usted, ni se
introduzca utensilios en el oído ya que puede hacerse daño.

5. Cuidar nuestra piel.


A medida que pasan los años nuestra piel es más frágil, seca y menos elástica y puede ser
menos sensible a estímulos externos. Todo esto facilita la aparición de lesiones e
infecciones. Cualquier lesión que crezca o herida que no cicatrice debe ser motivo de
consulta al médico de confianza o al dermatólogo.
6. Cuidar nuestros pies.
Es frecuente que presentemos problemas en los pies y muchas veces hay dolor que nos
impide la realización de actividades diarias y el caminar.
Los problemas más frecuentes a nuestra edad son las deformaciones de los dedos de los
pies, de las uñas y algunas infecciones.
Si aparece dolor o lesiones de la piel, debemos consultar al médico. Si sufrimos diabetes
es necesario observar diariamente nuestros pies y consultar ante cualquier lesión que
aparezca. La consulta periódica a un podólogo puede ayudar.

7. Disminuir riesgos de incontinencia urinaria.


La incontinencia es la pérdida involuntaria de orina y muchas veces tiene solución. Es
importante que si nos sucede consultemos lo antes posible a nuestro médico de cabecera
o al especialista urólogo o ginecólogo.
Utilizar ropa cómoda y fácil de quitar, disminuir las barreras que obstaculizan la llegada al
baño y consumir más líquido en horas de la mañana si la incontinencia se produce a la
noche, nos puede ayudar a disminuir la incontinencia.

8. Regular la evacuación intestinal.


El ritmo de evacuación intestinal es individual, lo ideal es al menos una vez al día, pero se
considera normal desde 3 veces al día hasta 3 veces por semana.
Establezca una rutina diaria para ir al baño, por ejemplo luego de alguna comida, de
preferencia el desayuno. Evitará así urgencias fuera de su casa.
Si tiene constipación o estreñimiento, no se automedique, evite el uso de laxantes,
aumente la ingesta de frutas y verduras o cereales, beba abundante agua (hasta 2 litros
diarios) y realice actividad física. Ante cualquier cambio en el ritmo, color o consistencia
de las heces, dolor o sangre al evacuar, consulte a su médico.

9. Controlar periódicamente nuestro peso:


El sobrepeso y la obesidad es un factor de riesgo que aumenta la probabilidad de padecer
enfermedades cardiovasculares, ostearticulares, diabetes y tumores. Controle y mantenga
su peso normal con alimentación saludable y actividad física.
La pérdida de peso, sin relación con alguna medida para reducirlo, puede ser síntoma de
alguna enfermedad, por lo que requiere de consulta médica.

10. Evitar la automedicación


No debemos tomar medicamentos por nuestra cuenta ni tomar algo sugerido por un
amigo o familiar, sino solo bajo indicación médica. Debemos pedirle a nuestro médico
que nos dé por escrito las indicaciones, con letra grande y clara, y hasta cuándo lo
debemos tomar. Podemos escribir en la caja la dosis y horario en que debemos tomarlo.
Las vitaminas, hierbas, minerales y los de venta libre también se consideran
medicamentos, por lo tanto hay que tener mucha precaución al ingerirlos.
Debemos evitar la toma de varios medicamentos en forma simultánea, sobre todo si han
sido indicados por problemas distintos y diferentes médicos. La combinación de
medicamentos puede ser muy peligrosa.
F.- Prevención de lesiones por accidentes

MUCHO CUIDADO CON LOS ACCIDENTES

Uno de los problemas más frecuentes que de un momento para otro suelen afectar a
personas mayores hasta entonces perfectamente sanas o sin problemas que alteren su
autonomía, son los accidentes domésticos o en la vía pública, que pueden provocar
graves daños temporales o permanentes, incapacidad parcial o total, e incluso la muerte.
Sin embargo, la mayoría de los accidentes se pueden evitar adoptando una serie de
medidas y precauciones, que pueden resumirse en la recomendación de moverse con
mayor cuidado.

1. Estemos atentos a la iluminación en nuestro hogar


Nuestra vista ya no es como antes. La iluminación de la casa debe ser amplia e
indirecta en todas las habitaciones, pero sobre todo en el dormitorio y el cuarto de
baño. Si es necesario, podemos dejar alguna luz prendida de bajo consumo para
entrar a la casa o durante la noche por si nos tenemos que levantar.

2. Mantener el orden y la disposición de los muebles


Mantener todos los muebles en orden sin obstruir las zonas de paso puede
ayudarnos a prevenir caídas. No permitamos que nadie los cambie de lugar. Es
conveniente retirar alfombras y felpudos que no estén fijados al suelo, para evitar
tropezones y caídas.

3. Haga revisar periódicamente las instalaciones y los artefactos del hogar:


Las instalaciones de gas y electricidad deben ser revisadas periódicamente para
detectar pérdidas o roturas de cañerías o cables. Si notamos olor a gas o sospecha
que hay una pérdida, no debemos encender la luz, porque podría producir una
explosión. No sobrecargar los enchufes y apagar los electrodomésticos una vez
utilizados.

4. Prestar cuidados especiales en la cocina.


No dejemos desatendida una cacerola que esté en el fuego. Cuando terminemos
de usar la cocina tomemos el hábito de cerrar el gas. Aquellos utensilios y
alimentos que usamos regularmente deberán estar al alcance de la mano para que
evitemos subir a bancos o sillas para acceder a cosas que estén altas o en el fondo
de los armarios.

5. Tenga el mayor cuidado en el cuarto de baño


Si todavía tiene bañera, lo mejor es sacarla y reemplazarla por una plataforma para
la ducha, con piso áspero y barras de apoyo o manijas para entrar y salir. Le
ayudarán a evitar los resbalones. De ser posible y necesario, también se pueden
colocar barras de apoyo a los lados del lavatorio y del inodoro.
6. Evitar intoxicaciones.
No es recomendable guardar productos de limpieza ni venenos junto con
comestibles o bebidas. Los medicamentos deberán estar almacenados en su
envase original junto con su prospecto. Antes de consumir un alimento o un
medicamento, es necesario revisar con atención la fecha de vencimiento.

7. Mantener cautela al subir y bajar escaleras.


Al subir y bajar escaleras es conveniente apoyarse en las barandas. El riesgo de
caída disminuye si se baja de manera oblicua y si se adhieren tiras antideslizantes
en los escalones. Lo mejor es adelantar primero la pierna más ágil para subir y la
menos ágil al bajar.

8. Contar con recursos ante situaciones de emergencia


Al salir a la calle es importante llevar siempre encima algún documento o tarjeta
donde esté registrado nuestro nombre, si padecemos alguna enfermedad, alergias
a medicamentos y algún teléfono de contacto para avisar en caso de accidente. En
nuestro hogar, tengamos preparada y de fácil acceso una lista con teléfonos de
emergencia médica, bomberos, policía, defensa civil y de familiares que podrían
asistirnos rápidamente.

9. Tener pautas de cuidado que ayuden a evitar accidentes en la calle


Caminemos despacio, crucemos mirando hacia ambos lados y prestemos atención
a las veredas, raíces de árboles y obstáculos que puedan presentarse en el
camino. De ser posible, elijamos transitar por calles que cuenten con mayor
iluminación y respetando siempre semáforos y líneas peatonales.

10. Tener cuidado al subir o bajar del transporte público.


Al subir o bajar de un colectivo o taxi pidamos ayuda en caso de necesitarlo.
Utilicemos los pasamanos y pidamos que se acerquen a la vereda lo máximo
posible. Si creemos que no llegamos a subir a un transporte, es recomendable
esperar al siguiente a fin de evitar posibles accidentes a causa del apuro.
G.- Enfermedades crónicas no transmisibles

ADOPTEMOS MEDIDAS DE PREVENCION DE LAS ENFERMEDADES CRONICAS


Las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) son patologías de larga duración cuya
evolución es generalmente lenta y sin síntomas al inicio. Las principales son: diabetes,
obesidad, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas y
tumores. Pero podemos controlar los factores que aumentan el riesgo de padecerlas, y
también existen estudios médicos que nos ayudan a detectarlas a tiempo y, de esta
manera, prevenirlas o controlarlas.

El control de los factores de riesgo es parte del autocuidado y por lo tanto es de nuestra
responsabilidad, aunque a veces es necesario algún estudio. Para la detección precoz de
una enfermedad es indispensable la consulta médica.

1. Controlar los factores de riesgo


A partir de los estudios científicos sabemos ahora que existen ciertos factores de
riesgo que aumentan la probabilidad de padecer estas enfermedades crónicas,
muchos de ellos comunes a la mayoría de ellas. Por ejemplo, una alimentación no
saludable, la falta de actividad física, el hábito de fumar y ciertas condiciones
biológicas que no son normales como la hipertensión arterial, el exceso de peso y el
aumento de azúcar y grasas en la sangre. Por lo tanto, es recomendable que llevemos
una vida saludable consumiendo alimentos sanos y realizando actividad física de
manera regular.

2. Realizar controles periódicos de salud.


Es necesario, una vez por año, realizarnos análisis de laboratorio para medir nuestro
nivel de colesterol y de triglicéridos. Así como también controlar nuestro peso y
tomarnos la presión arterial de manera regular.

3. Estar atentos a nuestros valores de glucemia.


Tener conocimiento de nuestros valores de glucemia -azúcar en sangre- es la manera
que tenemos de mantener bajo control nuestra diabetes. Esto lo conseguimos con un
análisis de sangre de manera anual.

4. Reconocer las enfermedades respiratorias crónicas (ERC).


Comprometen al pulmón y/o a las vías respiratorias. Encontramos: el asma, la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la rinitis alérgica, las enfermedades
pulmonares de origen laboral, la hipertensión pulmonar.
5. No fumar y evitar el humo del tabaco en el ambiente.
No fumar y evitar la exposición pasiva al humo de tabaco son las medidas más
efectivas para prevenir el desarrollo de las ERC, así como reducir los síntomas y las
complicaciones una vez que la enfermedad ya está instalada. Por otro lado, deben
tomarse las medidas necesarias para proteger a los trabajadores con riesgo de
exposición a polvo y productos químicos.

6. Conocer los síntomas de las enfermedades respiratorias crónicas.


Las personas que tienen síntomas persistentes de tos, silbidos o ronroneos en el
pecho o falta de aire deben consultar al médico porque el tratamiento puede evitar
que la enfermedad progrese.

7. Controlarse para prevenir enfermedades tumorales femeninas.


El control ginecológico anual, con la realización del Papanicolau, mamografía y
ecografía ginecológica, es la manera indicada para la prevención de tumores
mamarios y ginecológicos.

8. Controlarse para prevenir enfermedades tumorales masculinas.


Se recomienda la medición del Antígeno prostático específico (PSA) para tomar
conocimiento de enfermedades que puedan afectar a la glándula prostática
(prostatitis, hiperplasia prostática benigna, tumores).
A partir de los 50 años debe realizarse de manera anual, y en caso de que presente
antecedentes familiares los controles comienzan más precozmente.

9. Conocer factores que predisponen a los tumores pulmonares.


Si presentamos factores de riesgo para presentar patología pulmonar: fumar,
exposición a polvos o contaminantes ambientales, debemos consultar a un médico
especialista en pulmón para que nos indique los estudios específicos.

10. Realizarse estudios para detectar patologías del colon.


La realización de una colonoscopia a partir de los 50 años de manera anual es el
mejor estudio para la detección precoz de patologías del colon.
Si presentamos familiares cercanos que han presentado afecciones colónicas los
estudios los debemos realizar a partir de los 35 años.
H.- Riesgos ambientales
CONOCER Y EVITAR LOS PELIGROS DEL LUGAR DONDE VIVIMOS O TRANSITAMOS

Los desastres y las emergencias pueden llegar sin aviso y no siempre podemos
predecir su llegada. Prepararse previamente para responder ante una eventualidad, nos
permitirá promover conductas que pueden ayudarnos en caso de desastre a enfrentar
mejor las situaciones y reducir daños.

1. Saber qué puede suceder en nuestro barrio o lugar de residencia.


Es importante que estemos informados acerca de los posibles desastres que pueden
presentarse en la zona en la que vivimos, las razones que pueden generarlos y qué
hacer si suceden.

2. Ayudar a disminuir posibles daños


Podemos encargarnos de difundir medidas de prevención que puedan ayudar a
responder mejor ante una eventualidad.

Es de suma importancia conocer cuáles son las instituciones que podrían brindarnos
ayuda antes, durante y después de un desastre.

3. Reconocer que tenemos necesidades especiales frente a desastres.


El paso de los años va haciendo que los movimientos y reacciones sean cada vez más
lentos frente a determinadas situaciones y a veces necesitamos de ayuda para nuestro
desplazamiento o puede ser que estemos impedidos, temporal o permanentemente.

Muchas veces vivimos solos o pasamos solos la mayor parte del día y esto puede
generar falta de apoyo inmediato al momento de enfrentar una emergencia.

4. Conocer las zonas seguras.


Es importante que conozcamos, sepamos y recordemos cuáles pueden ser las zonas
seguras hacia donde evacuarnos ante una emergencia.

Distribuir ambientes y muebles de modo que se nos facilite la evacuación ayudará a


un mejor desplazamiento y reacción durante un desastre.
5. Contar con personas e instituciones de referencia.
Saber de antemano a quién podemos y debemos llamar en cada caso nos hará sentir
más seguros y podremos buscar ayuda de manera más inmediata y adecuada.
Podemos tener apuntados números de teléfono, nombres y direcciones que pueden
ser muy útiles ante una emergencia.

6. Aprender a transitar nuestros miedos.


El temor a las pérdidas y a la muerte es algo muy común y frecuente, sobre todo en
situaciones de desastre. Si del miedo pasamos al pánico quedan reducidas nuestras
posibilidades de buscar protección y mantenernos a salvo. Podemos disminuir nuestro
miedo sabiendo que no estamos en soledad y que siempre podemos contar con
personas e instituciones con quien compartir lo que nos pasa y recibir aliento.

7. Saber cuáles son los sitios seguros de nuestra vivienda y barrio.


Conocer los puntos seguros de la vivienda, señalizarlos con anterioridad y despejarlos
de todo tipo de obstáculos dará tranquilidad para saber a dónde dirigirse o por dónde
evacuarnos en caso de desastre.

8. Ensayar modos de comunicación y evacuación.


Realizar simulacros periódicos en nuestras viviendas o en las instituciones a las que
acudimos nos mantendrá entrenados y facilitará nuestras respuestas ante una
eventualidad.

9. Aprender de las experiencias vividas.


Los adultos mayores hemos pasado por varias experiencias a lo largo de nuestra vida
y todo lo que vivimos puede ser tomado como aprendizaje. Compartir con nuestros
pares, familiares y comunidad aquello que transitamos puede ser muy útil para dar
mejores respuestas ante las cosas que pueden suceder.

10.Contar con redes de apoyo social y comunitario.


La recuperación, el duelo y la elaboración de las pérdidas siempre será facilitada y
alentará a nuestra recuperación si contamos con espacios y momentos para
desarrollar sistemas de apoyo entre amigos, compañeros, vecinos, familiares, grupos
religiosos, comunitarios o cualquier otro grupo social o programa de gobierno que nos
permita encontrarnos con los demás y recibir y dar afecto, cuidado y cariño.
I.- Seguridad ciudadana

NUESTRA SEGURIDAD ES VITAL


Lamentablemente hoy en día muchas veces las personas estamos expuestas a situaciones que
pueden alterar contra nuestra integridad y seguridad tanto en nuestros hogares como en la vía
pública y en las instituciones a las que acudimos. Prestar atención a ciertos hábitos y conductas
pueden ayudarnos a prevenir situaciones desagradables.

1. El mayor riesgo para nuestra seguridad es el manejo de dinero efectivo.


Los robos, las estafas y el maltrato son los delitos de los que más a menudo son víctimas los
adultos mayores. Hay especial vulnerabilidad a determinados delitos como los robos con
violencia, el hurto en el domicilio y las estafas telefónicas o “secuestros virtuales”.

En la gran mayoría de los casos, los delincuentes buscan solo dinero efectivo, y generalmente
lo buscan en domicilios o siguiendo a personas que saben que lo poseen por cobros recientes.
La información la obtienen muchas veces de personas cercanas a la víctima o por seguimiento.

Como ya es común en otros países, debe evitarse la manipulación, transporte y tenencia en


domicilio de dinero efectivo, usando cada vez más los medios de pago electrónicos, cheques y
cualquier otra forma que asegure nuestro dinero en algún Banco de confianza. Cada vez más
comercios y hasta el transporte público se está comenzando a pagar con tarjetas y pronto lo
será desde el teléfono celular. Hay que creer que no volverá a ocurrir lo del 2001, y en todo
caso es peor perder nuestro dinero o la vida en manos de los delincuentes.

2. Adoptar pautas de seguridad en nuestros domicilios.


Es importante no abrir la puerta o el portero si no se sabe quién es, es recomendable colocar
una mirilla o portero-visor para mirar antes de abrir.

No confiemos cuando llamen a la puerta ofreciéndonos un producto o como representantes


de un organismo o asociación, hasta no comprobar de algún modo su identidad.

Las visitas de los técnicos deben concertarse previamente y aun así, debemos exigir la
identificación. Si no nos sentimos seguros podemos pedirle a un vecino o familiar que nos
acompañe.

3. Estar atentos/as al momento de ingresar a la casa.


Podemos preparar las llaves unas cuadras antes para no perder tiempo en la puerta. Es
importante mirar alrededor para observar actitudes que podrían exponernos a situaciones
delictivas. En ese caso, podemos dar una vuelta e ingresar unos minutos más tarde

4. No brindar información a desconocidos.


Tenemos que tratar de ser lo más reservados posible con nuestra información personal. Es
recomendable no dar datos que puedan posteriormente alimentar situaciones de extorsión
5. Tener especiales cuidados en el banco.
En lo posible, debe evitarse retirar dinero del Banco, pueden utilizarse otros medios como
transferencias, tarjetas de débito o crédito, etc. Conviene habilitar siempre una Caja de Ahorro
personal donde se deposite el sueldo o la jubilación.

Si no queda más remedio que retirar dinero en efectivo, es recomendable ir en compañía de


una persona de nuestra confianza, y cuidar el lugar donde se lleva el dinero.

Si va a utilizar el cajero automático, no llevar, en lo posible, apuntadas las claves. La


memoria es el sitio más seguro para guardarlas.

Se recomienda desconfiar de mensajes en los que les soliciten las claves o los números de sus
tarjetas bancarias, sea en la vía pública, por teléfono o Internet.

6. Prestar cuidados especiales en el transporte público.


Al viajar es mejor colocar el bolso o cartera en el suelo, nunca sobre las piernas o los asientos,
ni cercano a las ventanillas. Debemos intentar llevar solo lo estrictamente necesario y
mantener vigiladas nuestras pertenencias.

No confiemos las valijas ni aceptemos llevar bolsos de personas que no conocemos

7. Tener pautas de alerta de seguridad en la vía pública.


Es preferible caminar por la parte interior de la vereda y colocar el bolso del lado de la pared.

Si sufrimos un tirón de nuestro bolso, tratemos de no oponer resistencia para evitar que nos
arrastren por el suelo y ser lastimados

Si nos han robado las llaves, cambiemos cuanto antes la cerradura y si nos han quitado el
celular, debemos notificarlo urgentemente a la empresa

8. Desconfiar de lo que nos ofrecen en la calle.


No se debe aceptar ninguna propuesta que le ofrezcan por la calle, por ventajosa que
parezca, ya que lo normal es que sea una estafa.

9. Actuar con la mayor calma posible ante un hecho delictivo.


En el caso de estar frente a un acto delictivo hay que mantener la calma.

Si es posible, fijémonos en detalles que puedan ayudar a identificar al delincuente.

10.Compartir nuestros miedos y dudas con conocidos y conocidas.


Mantenernos activos compartiendo experiencias y/o actividades con otros pares nos ayuda a
mantenernos informados y a tomar precauciones frente a posibles situaciones delictivas
J.- Derecho a la atención de la salud
CONOZCAMOS NUESTROS DERECHOS
Como ciudadanos, como adultos mayores, como pacientes, como personas, tenemos
derechos que deben ser garantizados desde los distintos espacios por los que hacemos
nuestras actividades: nuestros médicos, cuidadores y el Estado deberán cumplirlos. Aquí
enumeramos una lista de algunos derechos que tenemos como pacientes y como
personas de la tercera edad.

1. Derecho a la Asistencia.

Como pacientes tenemos derecho a recibir asistencia sin distinción producto de


ideas, creencias religiosas, políticas, condición socioeconómica, raza, sexo,
orientación sexual o cualquier otra condición.
El profesional actuante sólo puede eximirse de su deber cuando se hubiere hecho
cargo efectivamente del paciente otro profesional competente.

2. Derecho al trato digno y respetuoso.

Tenemos derecho a que los agentes del sistema de salud que intervienen nos
brinden un trato digno y respetuoso hacia nuestras convicciones y condiciones
personales, morales, socioculturales y de género.

3. Derecho a la Intimidad.

Toda actividad médico asistencial tendiente a obtener, clasificar, utilizar,


administrar, custodiar y transmitir información y documentación clínica del
paciente debe siempre respetar y resguardar nuestra intimidad.

4. Derecho a la Confidencialidad.

Como pacientes, tenemos derecho a que todo aquel que participe en la


elaboración o manipulación de la documentación clínica, o tenga acceso al
contenido, guarde debida reserva.

5. Derecho a la autonomía de la Voluntad.

Tenemos derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos


médicos o biológicos, con o sin expresión de causa.
También tenemos derecho a revocar en cualquier momento nuestra
manifestación de la voluntad.
6. Derecho a recibir Información Sanitaria.

Tenemos derecho a recibir la información sanitaria necesaria, vinculada a nuestra


salud. El derecho a la información sanitaria incluye también, el de no recibir la
información.

7. Derecho a la Interconsulta Médica.

Tenemos derecho a recibir la información sanitaria por escrito, para que podamos
obtener una segunda opinión de otro profesional que elijamos acerca del
diagnóstico, pronóstico o tratamiento relacionados con nuestro estado de salud.

8. Derecho al consentimiento informado

Tenemos derecho a declarar nuestra voluntad al recibir información sobre


nuestro estado de salud, el tratamiento propuesto, los beneficios esperados; los
riesgos y efectos adversos; los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios
y perjuicios en relación con el propuesto y a las consecuencias previsibles de la no
realización del tratamiento propuesto o de los alternativos.

9. Derecho a recibir protección y asistencia

Además de todos estos derechos en la relación médico-paciente, los adultos


gozamos del derecho a la protección integral por parte de nuestra familia.
El Estado provincial debe garantizarnos tanto el acceso a políticas asistenciales
como a los medicamentos, pues se los considera un bien social.

10. Derecho a la igualdad de oportunidades y trato

Luego de la reforma constitucional del año 1994, la Nación se comprometió a


promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de
oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos
por la Constitución respecto de los ancianos -art. 75 inc. 23 CN-.
La Provincia de Buenos Aires, en la nueva Constitución del año 1994, reconoció
entre otros derechos sociales, la promoción para las personas de la tercera edad
de políticas asistenciales y de revalorización de su rol activo -art. 36, inc. 6º, CP-.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA


Facultad de Ciencias Médicas - Facultad de Odontologìa - Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación - Facultad de Ciencias Jurìdicas y Sociales
Proyecto de extension universitaria “Los Mayores Primero”

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