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COGORNO Gilda y Pilar ORTIZ DE ZEVALLOS

2018 La Lima que encontró Pizarro. Lima: Taurus.

INTRODUCCIÓN

Francisco Pizarro elige el valle de Lima como capital del virreinato no solo porque tenía una bahía,
sino también porque existía una red de caminos (interconectados entre sí, con la sierra, con la
costa misma), recursos naturales (árboles de la cual extraer leña y frutas), una red de canales (que
convertía el valle en uno fértil), población (grupos étnicos Ichma y Collis, bajo autoridad de los
Incas). [Estas características del espacio geográfico fueron moldeadas por limeños prehispánicos].
También eligieron Lima por su clima “templado y benigno” (cita de autoras). La Lima que los
españoles encontraron era “verde y arbolado”.

La proximidad al mar también fue una razón porque conectaba la capital del naciente virreinato
con la Metrópoli (España), porque facilitaba el transporte de la mercadería procedente de navíos
españoles (no había que movilizarlo largas extensiones) y porque permitía vigilar posibles
amenazas (desembarcos no deseados). Autoras destacan que valle de Lima también tenía virtud
de tener acceso a “varias abras cordilleranas” o “anchas aberturas entre montañas” (caminos a
varias regiones de la sierra).

Autoras destacan el manejo de los habitantes indígenas del medio ambiente, orientado a la
generación de zonas agrícolas (regadas por tres ríos del valle) y labores marinas, con respeto al
equilibrio ecológico.

A la llegada de los españoles, en el valle de Lima existían dos grupos étnicos: los Collis (valle medio
y alto de río Chillón) y los Ichma (valle bajo de río Lurín, valle bajo y medio de río Rímac y litoral).
Ambos estaban bajo el control de los Incas (señores cusqueños), desde los años 1450-1470). Los
Ichma recibieron a los españoles en el valle.

Autoras indican que paisaje (urbano y rural) de Lima cambia con la construcción de la Ciudad de
las Reyes (aumenta densidad poblacional). También la vida de los habitantes indígenas (viven en
reducciones o ‘pueblos de indios’; lo fueron Magdalena, Surco y el Cercado). Se talan árboles y
bosques. Se destruyeron “centros poblados, administrativos y religiosos prehispánicos” para
construir los solares, edificios públicos, iglesias, plazas, etc. de la ciudad. Destrucción ha
continuado en los siglos siguientes (en especial, en siglo XX).

LOS LIMEÑOS QUE ENCONTRÓ PIZARRO

Los Ichma

Los Ichma procedían de etnias1 que habían habitado las actuales provincias de Yauyos y
Huarochirí, en la sierra de Lima. Autoras indican que probablemente que Ichma llegaron a valles
de río Lurín y Rímac (valles de Lima) por una crisis climática. Existe leyenda sobre ocupación de
Lima (liderada por Tutayquire, hijo del dios Pariacaca). Estuvieron en Lima entre 900 dc y
alrededor de 1470 dc. Fueron conquistados por el imperio incaico (anexados al Tahuantinsuyo).
Los Ichma tenían una organización política y social: compuestos por curacazgos “de diferentes
1
Autoras definen etnia como “grupo humano que habita un mismo territorio y comparte su religión, idioma,
costumbres, etc.”.
rangos y que estaban interrelacionados entre sí, tanto política como económicamente”. Los
curacazgos de la etnia Ichma adoraban a los dioses Pachacamac (cuyo santuario estaba en el valle
de Lurín, era respetado por todo el mundo andino) y Pariacaca (“representado en un nevado que
llevaba este nombre, en las alturas entre Yauyos y Huarochirí”).

Significado de la palabra Ichma

Existen varios conceptos, todos con connotación religiosa.

El territorio Ichma y sus dos zonas geográficas

Los Ichma se asentaron en los valles Rímac y Lurín (ver mapa de libro). Estuvieron tanto en el valle
bajo (yunga) como en el valle medio (chaupiyunga). La región yunga comprendía desde el mar
hasta los 800 metros de altura. En esta parte estaban las playas, las caletas de pescadores, las
tierras de cultivo (alimentadas por red de acequias y canales), en las que se cosechaba “ají, maíz,
zapallo, caigua y otros productos”. Por su parte, la región chaupiyunga comprende desde los 800 a
2100 metros de altura. Tiene un clima “más cálido y seco”, en el que se cultivaba coca, “maíz,
frijol, maní y otros productos”.

Una población muy bien organizada

Cada curacazgo de la etnia Ichma tenía parcialidades, integrada por familias o ayllus. Por
parcialidad se entiende “[g]rupo o comunidad de ayllus que no eran dueños de las tierras, sino que
las usaban como recurso para obtener cosechas”. Existían curacazgos de distinto rango: mayores y
menores (“unos más importantes o extensos que otros”). Entre los curacazgos, se distribuían
dispersamente el territorio. La riqueza de cada curacazgo dependía de la cantidad de mano de
obra que tenía a disposición y los productos que obtenía de esa mano de obra. Los curacazgos
estaban gobernados por curacas o jefes locales, encargados de asignar tierras, de administrar el
agua, administrar la mano de obra, etc. También recibían tributos de las personas de su curacazgo,
a quienes, en reciprocidad, repartía “los excedentes de ropa y cosechas”. Se establecían relaciones
de parentesco entre representantes o miembros de distintos curacazgos, a efectos de aumentar la
mano de obra. En los curacazgos había artesanos y especialistas en varias actividades.

Ver mapa de curacazgos (a la altura del área en que se fundó la ciudad, se encontraban los
curacazgos de Huadca y Lima; otros curacazgos del valle del Río Rímac eran, por ejemplo,
Maranga, Sulco, Lati, Piti Piti, etc.). El curacazgo de Sulco tenía el canal más importante de todos
(el canal de Sulco), ya que transportaba 50% más agua (del río Rímac) que otros. Era el que tenía
mayor población. Estaba asentado en centro urbano de Armatambo (hoy Chorrillos). En el valle de
Lurín existía el curacazgo de Pachacamac.

Los curacazgos de la etnia Ichma conformaban una unidad político-territorial. Los unía la devoción
religiosa a dioses Pachacamac y Pariacaca. Intercambiaban productos.

Autoras indican que “residencias y pirámides escalonadas de adobe” de la etnia Ichma fueron
mayormente destruidas durante la República (para dar lugar a tierras de cultivo o áreas urbanas).

Autoras citan un estudio demográfico sobre la población Ichma previa a la llegada de los
españoles. (curacazgo de Surco era el que tenía mayor número de habitantes, seguido por el
curacazgo de Magdalena). Citan otro estudio que calcula que la población de los valles Lurín,
Rímac y Chillón comprendía entre 180,000 y 209,000 habitantes. Monumentos arqueológicos que
existen hasta hoy en día son “muestra de la existencia de una vida urbana y cultural en la que
participaba una considerable población”.

LA LLEGADA DE LOS INCAS

El imperio incaico, durante el gobierno de Pachacútec (1450-1470), conquista los valles de Lima.
Sometieron a los Ichma sin derramamiento de sangre (lo contrario ocurrió con los Collis, que
ofrecieron tenaz resistencia). El inca Túpac Yupanqui (hijo de Pachacútec) incorporó el culto al dios
Pachacamac (divinidad limeña) al imperio incaico. Autoras indican que el prestigio del oráculo de
Pachacamac contribuyó a que los señores cusqueños otorgaran mayor autonomía a los Ichma (sin
desconocer su dominio sobre ellos). Los incas valoraron cómo los Ichma manejaban el territorio
(agricultura y pesca), un “buen uso del medio ambiente”, que debían al aprendizaje adquirido de
culturas antecesoras en el valle de Lima (cultura Lima o Maranga, que existió entre 200 a.C a 600
d.C; o culturas posteriores a la Maranga, de influencia Huari, que existieron entre 600 d.C a 900
d.C). Los Ichma contaban con una red de “caminos y de canales que irrigaban cada rincón del
valle”.

Durante el gobierno de Huayna Cápac, el imperio incaico se reorganizó el valle de Lima. Los
cusqueños impusieron sus autoridades a los curacazgos (las autoridades cusqueñas decidían
cuánta mano de obra correspondía a cada curacazgo; lo hacían respetando las parcialidades de
cada curacazgo, “para no disolver la organización sociopolítica del curacazgo”). Impusieron
curacas. En los curacazgos de Lima y Huadca, la autoridad recayó en la familia Taulichusco.
Pobladores locales tributaron al Inca. El propósito de la reorganización era asegurar uso racional
de recursos (para actuar frente a desastres naturales o emergencias).

El territorio de la etnia Ichma se convirtió en una provincia del Tahuantinsuyo. Los pobladores
Ichma tributaron al Inca. Se adjudicaron tierras de los Ichma “para sus autoridades y para el culto
al Sol”. Los cusqueños trajeron yanacunas, “[p]ersonas que se dedicaban al servicio del
gobernante y su panaca”, que procedían de otras regiones, al valle de Lima para que trabajasen la
tierra del Inca.

EXPERTOS CONSTRUCTORES DE EDIFICIOS Y CAMINOS

El valle más construido de la costa central

Los Ichma construyeron varias edificaciones, en especial, en la zona baja del valle del río Rímac. Se
inspiraron en las construcciones elaboradas por culturas antecesoras (previas al siglo X, fecha en
que Ichma ocupan el territorio). Estas culturas previas convirtieron extensas áreas en zonas
agrarias (tierras productivas). Los Ichma utilizaron la infraestructura anterior (“templos, centros
administrativos-habitacionales y obras viales”) para construir sus propias edificaciones (encima o a
lado de las anteriores). Autoras citan a José Matos Mar, sobre patrones de establecimiento
indígena: i) edificios públicos para la élite local (autoridades políticas y religiosas); ejemplos son
complejo Maranga (San Miguel), Puruchuco (Ate), Armatambo (Chorrillos), etc., ii) edificaciones
para culto (Santuario de Pachacamac); iii) Conjuntos habitacionales para pobladores comunes.

- Los centros poblados de la élite


La élite ejercía poder político-administrativo y religioso. Estaba conformada por curacas y
funcionarios de alto rango. Sus centros poblados “de orden ceremonial, político-administrativ y
residencial” podían estar construidos en diversas partes del territorio (en la falda de los cerros, en
medio de zonas agrarias, a lado de canales, etc.). Su ubicación revelaba su función (supervisar el
acceso al valle, el control y administración del agua, etc.). Tenían una arquitectura especial:
“apariencia maciza”. Eran conjuntos arquitectónicos que “estaban generalmente conformados por
varias pirámides truncas”. Las pirámides mayores tenían patios, habitaciones, plazas interiores,
etc. Los recintos estaban rodeados de muros. Las pirámides pequeñas o menores proveían
servicios complementarios (podían estar ocupadas por autoridades administrativas y religiosas de
menor rango).

El arte de adornar sus construcciones

Las paredes eran cubiertas por capa de barro. Algunos muros se pintaban de colores y se
dibujaban figuras.

Técnicas que han vencido al tiempo

Los pobladores prehispánicos han utilizado tres técnicas de construcción: los adobitos –adobes
rectangulares- (cultura Lima-Maranga, cuya existencia data entre 200 a.C y 600 d.C; los adobitos se
pueden observar en huaca Pucllana); adobe mediano (propio de culturas con influencia Huari,
entre 600 a 900 d.C) [adobes más anchos y largos]; y los tapiales o adobón (técnica que prefirieron
utilizar los Ichma para muros o murallas). Estas tres técnicas revelan el conocimiento en ingeniería.
Ofrecen mayor resistencia frente a temblores o terremotos. Prueba de ello: existen hasta hoy en
día. Si han sido destruidos, ello se debe a “excavadores y otras maquinarias fabricadas y
manejadas por los peruanos de los tiempos modernos”.

Dónde construyeron los Ichma

Autoras identifican los principales centros poblados de las élites Ichma, al norte (Complejos
Maranga y Mateo Salado, ambos del curacazgo de Maranga, entre otros), centro (Conjunto de
pirámides Pucllana, centro administrativo-religioso construido por cultura Lima, luego incorporado
por los Ichma), sur (Armatambo), este (Mangomarca, cercano a lomas; también Catalina Huanca,
etc.), de la ciudad de Lima. Cada complejo arquitectónico tenía varias pirámides (de la lista de las
autoras, hubo algunos que tenían 5; otros, 14 pirámides). Autoras sostienen que debieron albergar
a muchas personas.

Maranga: el curacazgo Ichma más extenso

El complejo arquitectónico de Maranga estaba conformado por más de sesenta pirámides (tanto
mayores como menores). Los Ichma lo construyeron este curacazgo sobre los vestigios de culturas
anteriores (dos razones: riqueza de áreas de cultivo, posición de acceso al río Rímac y al mar).
Citan a viajero Middendorf: templos, fortalezas, lugares de entierro, etc. El Parque de las Leyendas
se ubica en lo que fue parte del “centro nuclear del curacazgo Maranga”. Es considerado “el
centro poblado más importante del valle del río Rímac y de la costa central”. Los Incas realizaron
construcciones en el complejo Maranga.

El aporte de los Incas


Al igual que los Ichma, los Incas realizaron “aprovecharon los centros arquitectónicos de las
culturas anteriores”. Construyeron sus palacios o residencias a lado o encima de construcciones
previas (así ampliaron o modificaron la infraestructura del valle). Las construcciones incas fueron
de una sola planta, que reflejaron “exclusividad en su arquitectura” y estaban ubicados “en lugares
estratégicos”.

- Construcciones para la divinidad

Los Ichma edificaron el santuario al dios Pachacamac en el valle de Lurín porque probablemente
era un lugar considerado sagrado (la cultura Lima-Maranga había construido antes un templo,
conocido como ‘Templo Viejo’) y por su ubicación geográfica (cercana a deidades: camino natural
hacia Huarochirí, donde se encontraba Pariacaca; cerca al mar, donde estaba Mamacocha; frente a
una isla, asociada a Cavillaca). Los Ichma construyeron templos, entre ellos el más conocido:
‘Templo Pintado’.

Pachacamac en tiempo de los Incas

Los Incas respetaron la deidad Ichma de Pachacamac. Mantuvieron el Templo Pintado. Sin
embargo, construyeron un templo en la parte más elevada del santuario para el culto su dios Sol
(principal divinidad de los Incas). Hicieron modificaciones al santuario: construcción de una plaza,
de un acllahuasi (“casa de las mujeres escogidas para el servicio del culto al Sol”, estaban a cargo
de confeccionar el tejido cumbi para las principales autoridades, de elaborar objetos
ceremoniales, bebidas especiales, etc.), de pirámides escalonadas. Los Incas incorporaron el
santuario a su red de caminos, conocida como Qhapaq Ñan, “que iba por la sierra desde Quito al
Cusco”.

- Centros poblados de la gente común

Los ayllus

Existían complejos habitacionales ocupados por pobladores comunes, agrupados en familias (de
“origen común y mítico, venían de un mismo lugar y descendían de un mismo ancestro”). Se
ubicaban a lado de las áreas de trabajo (agricultura, pesca, lomas). [Como vimos en organización
político-social de los Ichma, los ayllus conformaban las parcialidades de los curacazgos]. La técnica
de construcción de estas viviendas era precaria.

Poblados de lomas

Generalmente, la actividad propia de los lomeros era en invierno. No obstante, existieron algunos
centros de ocupación permanente en lomas (dedicados al pastoreo, a la agricultura, a la
recolección, control militar, etc.). Por ejemplo, Pueblo Viejo Pucará en el valle del río Lurín.

Aldeas de pescadores

En el litoral de Lima existían poblados de pescadores de la cultura Ichma. Entre otros, existían en el
curacazgo de Sulco (en Armatambo –hoy Chorrillos-, en Barranco). Asimismo, existían en el
curacazgo de Maranga y en el de Piti Piti (hoy Callao). Gozaban de caminos exclusivos que
conectaban a las distintas playas.

Los caminos que Pizarro encontró en el valle de Lima


Existía una red de caminos que interconectaba los centros poblados de la gente común con los
centros poblados de la élite y los santuarios (“centros urbanos de los curacazgos del valle”).
Existían caminos principales (anchos, amurallados) y menores. Permitían recorrer todo el valle: “el
caminante costeño podía utilizar[la] para transitar por toda la planicie [del valle]”. Iban también a
la sierra y ceja de selva. Conectaban a los curacazgos Ichma entre sí.

El camino de los llanos

Iba por la costa. Tenía dos ramales que conducían a Pachacamac (desde Chancay, pasando por el
Centro de Lima).

Los caminos del valle

Se conectaban con el Qhapac-Ñan (lo que permitía llegar al Cusco). Autoras identifican dos
caminos: i) Camino iba desde el Callao, pasaba por el Centro de Lima (Jirones Quilca y Miró
Quesada) y Barrios Altos (Cinco Esquinas) y alcanzaba el camino a Pachacamac; ii) Camino iba
desde el Callao, pasaba por el Centro de Lima (Jr. Conde de Superunda, Plaza de Armas); en Barrios
Altos, se bifurcaba entre Jirón Áncash y Jirón Junín. Los incas perfeccionaron los caminos que
encontraron en Lima, así como construyeron más.

El Qhapac Ñan en el valle Ichma

Los Incas integraron el valle Ichma a su red de caminos (el Qhapac Ñan).

Las autoras indican que los españoles fundaron la ciudad en el valle de Lima porque existía una red
de caminos que facilitaba el control de los territorios conquistados, la comunicación con otras
zonas de la costa, así como con la sierra y la ceja de selva (aseguraba sobrevivencia). Las múltiples
construcciones o edificios de los pobladores limeños prehispánicos les revelaron “los alcances
culturales, así como (…) la riqueza de los pobladores que aquí habitaban”. Estas fueron razones,
además de que el valle era fértil (por manejo de los pobladores prehispánicos), tenía agua
(canales).

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