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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO

Ejercicio físico regular y depresión en el anciano

Ejercicio físico regular y depresión en el anciano

Ejercicio físico regular y depresión en personas mayores

José Augusto Gospel Hernández*


Universidad Estatal de Río de Janeiro - UERJ, Río de Janeiro, Río de Janeiro, Brasil

Rogério da Cunha Voser**


Universidad Federal de Rio Grande do Sul - UFRGS, Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil

RESUMEN
En la vejez, la capacidad aeróbica, la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio, el
tiempo de reacción y movimiento, la agilidad y la coordinación se reducen
gradualmente. Esto puede acarrear numerosas dificultades para la realización de las
tareas diarias y para la independencia funcional de estas personas. Estas personas
mayores a menudo se sienten inútiles, ansiosas, frustradas, malhumoradas, irritadas e
incluso deprimidas. Por otro lado, la práctica de actividades físicas regulares puede
traer mejoras a la salud física y mental de los practicantes. Esta investigación investigó
la relación entre el ejercicio físico regular y la depresión en personas mayores.
Participaron de la investigación 160 personas de 60 a 85 años, 84 practicantes de
variados tipos de actividades físicas regulares y 76 sedentarias. Para evaluar la
depresión se utilizó la Escala de Depresión para el Anciano, compuesta por
dimensiones cognitivo-afectiva y somático-motora. En los resultados, los ancianos
sedentarios presentaron grados medios más elevados sin todas las dimensiones de la
depresión en comparación con los practicantes de ejercicio físico regular. En la
discusión, se abordan hipótesis neurofisiológicas y psicosociales para explicar los
efectos positivos del ejercicio regular en el estado de ánimo de los practicantes.

Palabras clave: ejercicio físico, depresión, adulto mayor, sedentarismo.

ABSTRACTO
El número de personas mayores de 60 años en la población brasileña ronda el 12,5%
del total. La capacidad aeróbica, la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio, el
tiempo de reacción y movimiento, la agilidad y la coordinación se reducen en la vejez.
Esto puede conllevar numerosas dificultades en la realización de las tareas diarias y la
independencia funcional de las personas mayores. A menudo se sienten inútiles,
ansiosos, frustrados, malhumorados, enojados y deprimidos. Por otro lado, la práctica
de actividades físicas regulares puede traer mejoras en su salud física y mental. Esta
investigación investigó la relación entre el ejercicio físico regular y la depresión en
personas mayores. En el estudio participaron un total de 160 personas de 60 a 85 años,
de las cuales 84 eran de diferentes tipos de actividad física regular y 76 eran

ISSN 1808-4281
septiembre a
Estudios e Investigaciones en Psicología Rio de Janeiro v. 19 norte. 3 PAG. 718-734
diciembre 2019
José Augusto Gospel Hernández, Rogerio da Cunha Voser

sedentario. Para evaluar la depresión se utilizó la Escala de Depresión para Ancianos,


que consta de dimensiones cognitivo-afectivas y somático-motoras. La prueba t de
Student reveló que los ancianos sedentarios presentaron grados promedio
significativamente más altos en ambas dimensiones y en depresión total, en
comparación con los ancianos que practican ejercicios físicos regulares. En la discusión,
discutimos las hipótesis neurofisiológicas y psicosociales para explicar los efectos
positivos del ejercicio regular en el estado de ánimo de los practicantes.

Palabras clave: ejercicio físico, depresión, anciano, sedentario.

RESUMEN
El número de personas mayores de 60 años en la población brasileña ronda el 12,5% del total. La capacidad aeróbica,
la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio, el tiempo de reacción y movimiento, la agilidad y la coordinación se
reducen rápidamente. Esto puede ocasionar innumerables dificultades para la realización de las tareas cotidianas y
para la independencia funcional de las personas mayores. A menudo se sienten inútiles, ansiosos, frustrados,
malhumorados, irritables y deprimidos. Por otro lado, la práctica de actividad física regular puede traer mejoras a la
salud física y mental del individuo. Esta investigación investigó la relación entre el ejercicio regular y la depresión en
adultos mayores. En la investigación participaron 160 personas de 60 a 85 años, 84 practicantes de varios tipos de
actividad física regular y 76 sedentarios. Para evaluar la depresión se utilizó la Escala de Depresión para el Anciano,
compuesta por las dimensiones cognitivo-afectiva y somático-motora. La prueba t de Student reveló que los ancianos
sedentarios tenían niveles medios significativamente más altos en ambas dimensiones y depresión total en
comparación con los ancianos que practicaban ejercicios físicos regulares. En la discusión, se abordan hipótesis
neurofisiológicas y psicosociales para explicar los efectos del ejercicio regular en el estado de ánimo de los
practicantes. La prueba t de Student reveló que los ancianos sedentarios tenían niveles medios significativamente más
altos en ambas dimensiones y depresión total en comparación con los ancianos que practicaban ejercicios físicos
regulares. En la discusión, se abordan hipótesis neurofisiológicas y psicosociales para explicar los efectos del ejercicio
regular en el estado de ánimo de los practicantes. La prueba t de Student reveló que los ancianos sedentarios tenían
niveles medios significativamente más altos en ambas dimensiones y depresión total en comparación con los ancianos
que practicaban ejercicios físicos regulares. En la discusión, se abordan hipótesis neurofisiológicas y psicosociales para
explicar los efectos del ejercicio regular en el estado de ánimo de los practicantes.

palabras clave: ejercicio físico, depresión, edad, sedentarismo.

Con los crecientes avances tecnológicos, culturales y médicos, es posible


observar un crecimiento continuo en la esperanza de vida de los brasileños,
que pasó, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE, 2015),
de 69,83 años, en 2000, a 75,44 años, en 2015. Ese cambio, combinado con la
caída de la natalidad, transformó la pirámide de edad en Brasil. El número de
ancianos ahora corresponde al 12,5% de la población total brasileña (IBGE,
2015). Este cuadro sugiere nuevos problemas sociales, ya que no hubo,
simultáneamente, nuevas políticas públicas dirigidas a los ancianos en las
mismas proporciones del crecimiento de este estrato poblacional (Veras &
Oliveira, 2018). El presente estudio buscó contribuir con subsidios para la
prevención y mejora de las condiciones de salud de la población anciana.

El envejecimiento es un proceso de desarrollo natural de todo ser vivo. Cuando


se es joven, la madurez tiene una connotación positiva, ya que existen muchas
perspectivas en la vida, envejecer es sinónimo de evolucionar. Sin embargo,
cuando la vida ya tiene su mayor parte en el

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En el pasado, el envejecimiento puede adquirir un significado más negativo, ya


que la cultura contemporánea tiende a excluir y marginar a los ancianos,
tratándolos como personas con discapacidad. La palabra vejez puede entonces
pasar a significar decadencia (Freitas, Queiroz, & Sousa, 2010; Morando,
Schmitt, Ferreira, & Mármora, 2018).
Así, en esta etapa del desarrollo humano, las personas mayores suelen
sentirse inútiles, ansiosas, frustradas, malhumoradas, irritables y deprimidas.
Estos sentimientos se deben a las transiciones que experimentan, como la
jubilación y la exclusión del mercado laboral, el distanciamiento de los círculos
sociales, la muerte de amigos y seres queridos, entre otros, y pueden llevar a la
falta de sentido de la vida (Silva, et al. otros 2014). Matias, Fonsêca, Gomes y
Matos (2016) observaron una prevalencia relevante de signos depresivos entre
los ancianos, incluso en muestras no clínicas. A menudo, el inicio de la
depresión pasa desapercibido o no se diagnostica con precisión.

Concomitantemente, en la dimensión física, en general, la capacidad aeróbica,


la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio, el tiempo de reacción y
movimiento, la agilidad y la coordinación se reducen en la vejez (Fechine &
Trompieri, 2012). Todo ello puede dar lugar a numerosas dificultades en la
realización de las actividades diarias y en la consecución de la independencia
funcional. Además, las facilidades de la vida moderna pueden acarrear más
consecuencias negativas para las personas mayores. Los mayores pueden
entregarse a la vida facilitada por la tecnología, volviéndose sedentarios, por
ejemplo, pasando muchas horas sentados viendo la televisión. Este fenómeno
puede contribuir a limitar su autonomía y reducir su capacidad funcional, que
ya es naturalmente menor que en individuos más jóvenes. Este estilo de vida
sedentario perjudica la salud de las personas mayores y puede incluso
conducen al desarrollo de enfermedades como la diabetes, la osteoporosis e
incluso enfermedades psicológicas como la depresión (Santos et al., 2015).
García et al. (2017) realizó una revisión sistemática sobre inactividad física y
depresión en ancianos en Brasil. Después de los recortes utilizados para filtrar
la búsqueda, se seleccionaron cinco artículos publicados en los últimos ocho
años. Todos los estudios seleccionados apuntaron a una asociación inversa
entre la actividad física y los síntomas depresivos.

Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014), las principales


características de la depresión son el estado de ánimo triste, vacío o irritable
seguido de cambios cognitivos y somáticos que afectan el funcionamiento
normal de las personas de forma recurrente. En el diagnóstico se debe
discriminar la tristeza y el duelo normales del trastorno depresivo. Una
persona con depresión debe tener cinco de los nueve síntomas enumerados, el
primero o el segundo de los cuales debe estar presente: (1) estado de ánimo
deprimido la mayor parte de los días; (2) interés o placer marcadamente
disminuido en

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casi todas las actividades diarias; (3) pérdida o aumento significativo de peso;
(4) insomnio o sueño excesivo a diario; (5) agitación o enlentecimiento
psicomotor diario; (6) fatiga diaria o pérdida de energía; (7) sentirse inútil o
excesivamente culpable todo el tiempo; (8) capacidad reducida para pensar o
concentrarse la mayor parte del tiempo; (9) Pensamientos recurrentes sobre:
muerte, suicidio sin plan, intento de suicidio o plan de suicidio. Además, estos
síntomas deben tener un impacto social, laboral u otras áreas importantes de
la vida del individuo de manera impactante.

Los adultos mayores deprimidos tienden a tener menos síntomas afectivos y


más cambios cognitivos y somáticos y pérdida de interés que los adultos
jóvenes deprimidos. Aunque las tasas de suicidio en los ancianos están
disminuyendo, siguen siendo más altas que en los adultos jóvenes y están más
asociadas con la depresión (Fernandes-Eloi & Lourenço, 2019;Wang & Blazer,
2015). Las personas mayores pueden afrontar la vejez no sólo como un estado
de pérdida, sino que pueden transformarla a partir de prácticas de
comportamiento positivo. De esta manera, es importante introducir actividad
física regular o ejercicio en su rutina, para traer mejoras no solo a su salud
física, sino también a su salud mental (Santos & Souza, 2015).

La revisión bibliográfica realizada por Catalán-Matamoros, Gómez-Conesa,


Stubbs y Vancampfort (2016) indicó que el ejercicio físico es seguro y eficaz
para reducir los síntomas depresivos en las personas mayores. Dado que el
ejercicio físico tiene muchos otros beneficios para la salud, debe considerarse
como una intervención central en el tratamiento multidisciplinario de las
personas mayores que padecen depresión.
Muchos estudios han producido evidencia empírica sobre la relación entre el
ejercicio físico y la depresión en los ancianos. Branco et al. (2015) examinaron
los niveles de depresión en ancianos antes y después de su participación en el
Programa Nacional de Caminar y Correr en Portugal con un intervalo de seis
meses. Los síntomas depresivos mostraron una mejora significativa desde
antes hasta después de la prueba. Ferreira, Roncada, Tiggemann y Dias (2014)
evaluaron los niveles de depresión de ancianos que practican diferentes tipos
de ejercicios físicos y concluyeron que estas prácticas reducían los niveles de
depresión. Bhamani, Khan, Karim y Mir (2015) encontraron que cuanto mayor
es el tiempo dedicado a las actividades físicas por parte de los ancianos
pakistaníes, menor es el grado de depresión. En el estudio de Melo et al.

Para la depresión leve y moderada, el efecto del ejercicio puede ser


comparable al de la medicación antidepresiva y la psicoterapia; para la
depresión severa, el ejercicio parece ser una valiosa terapia complementaria a
los tratamientos tradicionales (Knapen, Vancampfort,

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Morie y Marchal, 2015). Melo et al. (2014) realizaron un experimento con


adultos mayores diagnosticados con Trastorno de Depresión Mayor, a quienes
se les sometió a ejercicios aeróbicos, de fuerza y generalizados de baja
intensidad. Los grupos de ejercicios aeróbicos y de fuerza mostraron una
reducción significativa en los síntomas de depresión después de tres meses de
intervención. Estas alteraciones pueden deberse a aspectos fisiológicos
generados por el ejercicio ya factores psicosociales.

Es probable que los efectos reductores de la actividad física sobre la depresión


no puedan explicarse por un único mecanismo que actúe de forma aislada.
Más bien, es probable que los efectos se deban a la contribución de múltiples
mecanismos que se manifiestan a nivel neurofisiológico (p. ej., neurogénesis
del hipocampo, regulación del eje suprarrenal hipotálamo-pituitario) y
psicológico (p. ej., estado de ánimo, sentimientos de dominio, autoeficacia),
según a Faulkner y Carless (2006).

Estas dos hipótesis principales tratan de explicar la acción del ejercicio físico
sobre la mejora de la función cognitiva de las personas mayores. Desde una
perspectiva fisiológica, los efectos se explicarían por: aumento del transporte
de oxígeno al cerebro, síntesis y degradación de neurotransmisores, liberación
de serotonina y disminución de la viscosidad sanguínea. Desde una
perspectiva psicológica, los efectos se deberían a una disminución de la
ansiedad, una mejora en la autoestima y la cognición, además de una
reducción del estrés. El ejercicio vigoroso es un factor importante para reducir
la tensión. El ejercicio físico también trae beneficios para los trastornos del
sueño, los trastornos del estado de ánimo y aspectos cognitivos como la
memoria y el aprendizaje (Batista & Oliveira, 2015; Hua, Santos-Galduroz,
Aman, Bagesteiro, & Safons, 2018).

El estudio de Mendes, Carvalho, Silva y Almeida (2017), revisión integradora de


la literatura sobre ejercicio físico y depresión en ancianos, que abarcó el
período de 2010 a 2016, constató que, en general, los grupos de ancianos
activos, cuando en comparación con los grupos que sedentarios, tienen niveles
más bajos de depresión. Los 21 estudios seleccionados fueron clasificados en
tres categorías, según su contenido: (1) relación entre la actividad física y la
depresión en los ancianos, en general; (2) factores biológicos de actividad física
y depresión en ancianos; (3) actividad física grupal y depresión en ancianos. En
la relación general entre actividad física y depresión, los resultados revelaron
que los individuos más activos físicamente tenían menos probabilidades de
desarrollar enfermedades y comprometer la calidad del envejecimiento. Desde
la perspectiva biológica del ejercicio físico, la depresión se ha asociado con
cambios en los niveles de cortisol e hidroepiandrosterona en los ancianos. En
los estudios revisados, aparecieron evidencias de que la práctica de ejercicio
físico regular modula la relación entre depresión y

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niveles de cortisol La explicación de la asociación metabólica de la depresión


en el anciano estaría relacionada con la liberación de hormonas como
epinefrina, norepinefrina, somatotropina, endorfina y cortisol. También hubo
cambios en el flujo sanguíneo y el metabolismo en varias partes del cerebro
correspondientes a la atención, la psicomotricidad, la capacidad ejecutiva y la
toma de decisiones, las ideas tristes y el aprendizaje emocional. Estos
resultados también pueden haber sido atribuidos no solo a los beneficios
fisiológicos, sino a la práctica realizada en grupo, contribuyendo al desarrollo
de habilidades relacionadas con las relaciones sociales (Godoy, 2002; Owaria,
Miyatakeb, & Kataoka, 2018; Werneck, Bara Filho, & Ribeiro, 2005). Para
investigar este problema de investigación en Brasil, Giavoni, Melo, Parente y
Dantas (2008) construyeron una medida para evaluar la depresión en la vejez,
especialmente para ser utilizada como instrumento en la actividad
investigativa. Los investigadores desarrollaron una estructura factorial para el
constructo depresión compuesta por tres factores: cognitivo, anímico y
somático-motor. Los ítems destinados a la representación de los constructos
fueron sometidos a análisis semántico y de expertos y, posteriormente, la
Escala de Depresión para Ancianos (EDI) fue respondida por 340 personas con
una edad media de 66,8 (DP=

4.71) años. Los puntajes fueron sometidos al Análisis Factorial Exploratorio del
cual se extrajeron dos factores: cognitivo-afectivo y somático-motor. Estos
factores mostraron muy buenos índices de consistencia interna, 0,93 y 0,89
respectivamente, y también evidencia de validez de convergencia con el
Inventario de Depresión de Beck (Gorenstein & Andrade, 1998).

La presente investigación, a través de un diseño de investigación entre


participantes, comparó los puntajes de depresión de un grupo de ancianos
que practican ejercicios físicos regulares con los puntajes de un grupo de
ancianos sedentarios. Además, en un diseño entre participantes, se buscó
relacionar las variables edad y tiempo de práctica de ejercicio con las
dimensiones específicas y globales de la depresión en ancianos activos.

Método

Participantes

La muestra seleccionada por conveniencia estuvo constituida por 160 adultos


mayores con edades comprendidas entre 60 y 85 años. Los participantes que
practicaban ejercicio físico regular fueron 84 (52,5%), 70 mujeres y 14
hombres. La edad de los practicantes varió de 61 a 85 años (METRO=70 años;
DP=6 años). Había 76 (47,5%) personas sedentarias, 44 mujeres y 32 hombres
con edades entre 60 y 82 años (METRO=70,9;DP=6.06). Las actividades físicas
practicadas

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por los mayores fueron: gimnasia (norte=30), baile (norte=12), culturismo (


norte = 4), nadar (norte=6), yoga (norte=2), tai chi chuan (norte=2), ciclismo (
norte=4), caminar (norte=12), pilates (norte=8) y juego de rol (norte=4). El
tiempo de práctica de estas actividades físicas regulares osciló entre dos y 780
meses (METRO=7 años y medio;DP=12 años), con una frecuencia media de tres
veces por semana.

Instrumento

Para evaluar la depresión, la Escala de Depresión para Ancianos (EDI) de Giavoni et al. (2008), que tiene dos factores: el Cognitivo-Afectivo (27 ítems) y el Somático-Motor (11 ítems),

totalizando 38 ítems. O fator Cognitivo-Afetivo compreende os sintomas cognitivos e afetivos, tais como: pessimismo recorrente, baixa motivação, baixa autoestima, culpa, sensação

de fracasso, perda da concentração e/ou memória, tristeza, rejeição, apatia, medo, irritabilidade e ansiedade, entre otros. El factor Somático-Motor comprende la parte físico/motora

de la depresión, que incluye síntomas de retraso o agitación psicomotora, cambios en el sueño y el apetito, pérdida de la libido e inmunosupresión. Según Giavoni et al. (2008),

además de los dos factores específicos, el EDI también proporcionaría una medida general de depresión, es decir, tendría un Factor de Depresión General. Giavoni et al. (2008)

mostró evidencia de validez factorial y consistencia interna para los dos factores y el factor general (los alfas de Cronbach oscilaron entre 0,95 y 0,89) y evidencia de validez

convergente entre el EDI y el Inventario de Depresión de Beck (BDI) adaptado por Gorestein y Andrade (1998). ). El EDI se responde mediante una escala tipo Likert de cinco puntos:

(1) “No estoy nada de acuerdo”; (2) “Estoy un poco de acuerdo”; (3) “Estoy más o menos de acuerdo”; (4) “Estoy totalmente de acuerdo”; (5) “Estoy totalmente de acuerdo”. Los autores

del EDI concluyeron que el instrumento está calificado para la investigación con ancianos en el área de actividad física. Su estandarización dependerá de futuros estudios que

verifiquen la validez concurrente y los criterios predictivos, para que pueda ser utilizado con fines diagnósticos. (2008) mostró evidencia de validez factorial y consistencia interna

para los dos factores y el factor general (los alfas de Cronbach oscilaron entre 0,95 y 0,89) y evidencia de validez convergente entre el EDI y el Inventario de Depresión de Beck (BDI)

adaptado por Gorestein y Andrade (1998). ). El EDI se responde mediante una escala tipo Likert de cinco puntos: (1) “No estoy nada de acuerdo”; (2) “Estoy un poco de acuerdo”; (3)

“Estoy más o menos de acuerdo”; (4) “Estoy totalmente de acuerdo”; (5) “Estoy totalmente de acuerdo”. Los autores del EDI concluyeron que el instrumento está calificado para la

investigación con ancianos en el área de actividad física. Su estandarización dependerá de futuros estudios que verifiquen la validez concurrente y los criterios predictivos, para que

pueda ser utilizado con fines diagnósticos. (2008) mostró evidencia de validez factorial y consistencia interna para los dos factores y el factor general (los alfas de Cronbach oscilaron

entre 0,95 y 0,89) y evidencia de validez convergente entre el EDI y el Inventario de Depresión de Beck (BDI) adaptado por Gorestein y Andrade (1998). ). El EDI se responde mediante

una escala tipo Likert de cinco puntos: (1) “No estoy nada de acuerdo”; (2) “Estoy un poco de acuerdo”; (3) “Estoy más o menos de acuerdo”; (4) “Estoy totalmente de acuerdo”; (5)

“Estoy totalmente de acuerdo”. Los autores del EDI concluyeron que el instrumento está calificado para la investigación con ancianos en el área de actividad física. Su estandarización

dependerá de futuros estudios que verifiquen la validez concurrente y los criterios predictivos, para que pueda ser utilizado con fines diagnósticos. 89) y evidencia de validez

convergente entre el EDI y el Inventario de Depresión de Beck (BDI) adaptado por Gorestein y Andrade (1998). El EDI se responde mediante una escala tipo Likert de cinco puntos: (1)

“No estoy nada de acuerdo”; (2) “Estoy un poco de acuerdo”; (3) “Estoy más o menos de acuerdo”; (4) “Estoy totalmente de acuerdo”; (5) “Estoy totalmente de acuerdo”. Los autores del

EDI concluyeron que el instrumento está calificado para la investigación con ancianos en el área de actividad física. Su estandarización dependerá de futuros estudios que verifiquen

la validez concurrente y los criterios predictivos, para que pueda ser utilizado con fines diagnósticos. 89) y evidencia de validez convergente entre el EDI y el Inventario de Depresión

de Beck (BDI) adaptado por Gorestein y Andrade (1998). El EDI se responde mediante una escala tipo Likert de cinco puntos: (1) “No estoy nada de acuerdo”; (2) “Estoy un poco de

acuerdo”; (3) “Estoy más o menos de acuerdo”; (4) “Estoy totalmente de acuerdo”; (5) “Estoy totalmente de acuerdo”. Los autores del EDI concluyeron que el instrumento está

calificado para la investigación con ancianos en el área de actividad física. Su estandarización dependerá de futuros estudios que verifiquen la validez concurrente y los criterios predictivos, para que pueda ser utilizado

Procedimientos de recopilación de datos

El proyecto fue presentado y aprobado por el Comité de Ética en Investigación


de la institución a la que está vinculado mediante dictamen N° 730.038. Todos
los participantes en esta investigación fueron informados del propósito de la
investigación y que sus identidades se mantendrían confidenciales. Después
de estas aclaraciones, se solicitó a los participantes que leyeran el Formulario
de Consentimiento Libre e Informado y, si estaban de acuerdo con sus
términos, se les solicitó que firmaran el documento. Los ancianos practicantes

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de ejercicio regular fueron abordados individualmente y respondieron los


cuestionarios en Gimnasios para la Tercera Edad. Los ancianos sedentarios
respondieron en grupo, en una Universidad de la Tercera Edad, todas ubicadas
en la ciudad de Rio de Janeiro/RJ.

Procedimientos de análisis de datos

Los datos fueron ingresados en el Paquete Estadístico de Ciencias Sociales


(SPSS), versión 23 y analizados mediante estadística descriptiva y el TesttTest
de Student para muestras independientes, comparando puntuaciones de
depresión entre ancianos practicantes de actividad física y ancianos
sedentarios. El coeficiente de correlación derde Pearson para evaluar las
relaciones entre las variables Edad de los participantes, Tiempo de práctica del
ejercicio y las dimensiones del EDI en el grupo de mayores activos.

Resultados

El análisis descriptivo de los puntajes de los participantes en las variables


observadas reveló su anormalidad, según las pruebas univariadas de
Kolmogorov-Smirnov y Shapiro-Wilk. Sin embargo, los valores de asimetría y
curtosis para el factor Cognitivo-Afectivo fueron 1,629 y 2,329, para el
Somático-Motor, 1,136 y 0,403, y para el EDI total, 1,220 y 0,617,
respectivamente, lo que no caracteriza una violación extrema del la
normalidad, < ±2 y curtosis < ± 5 (Finney & DiStefano, 2006). La Prueba de
Levene para igualdad de varianzas reveló que las muestras no presentaban
homogeneidad, lo cual es un supuesto de la Pruebat. Sin embargo, cuando las
varianzas de la muestra son desiguales, SPSS actualmente tiene un método
para calcular el valortque permite superar esta restricción y realizar la prueba.

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La pruebatde Student para muestras independientes mostró diferencias


estadísticamente significativas entre las medias de depresión de los ancianos
practicantes de ejercicios físicos y de los sedentarios. En los factores Cognitivo-
Afectivo y en el EDI total, los niveles medios de los sedentarios en depresión
fueron superiores a los de los practicantes de ejercicio físico regular (Tabla 1 y
Figura 1). Para todas las diferencias encontradas, los tamaños del efecto (d) se
consideraron grandes según la clasificación de Cohen (1988). Odes un valor
estandarizado, es decir, una puntuación estándar. En este estudio, en general,
todos los valoresdcalculados rondaron los 0,80, lo que significa, en todas las
comparaciones, que los promedios se distanciaron entre sí en el equivalente a
casi una desviación estándar.

Figura 1
Gráficos de barras de error de los factores Cognitivo-Afectivo, Somático-Motor y EDI total para
grupos que practican y no practican ejercicio físico regular.

El Coeficiente de Correlación de Pearson no encontró relaciones estadísticas


significativas (PAG< 0,05) entre la Edad de los participantes, el Tiempo de
Práctica de actividad física y los factores Cognitivo-Afectivos,

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Somático-Motor y el EDI total para ancianos practicantes de actividad física


regular. El grupo de practicantes con mayor Tiempo de Práctica (≥100 meses)
tampoco reveló relaciones significativas entre estas mismas variables (Tabla 2).

Discusión

Los resultados del presente estudio demostraron que el ejercicio físico parece
estar asociado con una reducción significativa de las tasas de depresión en los
ancianos. Varias encuestas nacionales e internacionales han encontrado
resultados similares. En la presente investigación, la media de indicativos de
síntomas cognitivos de depresión en el grupo de ancianos activos fue
significativamente menor que en el grupo de ancianos sedentarios. Almeida,
Mourão y Coelho (2018) y Hua et al. (2018) también encontraron resultados
que corroboran que la práctica regular de actividad física tuvo un efecto
significativo en la reducción de la depresión y, concomitantemente, en la
preservación de sus funciones cognitivas.

En el proceso de desarrollo anatomofisiológico en el

envejecimiento, el conocimiento del deterioro de la estructura del sistema


nervioso central es importante para las intervenciones dirigidas a la
promoción, prevención y recuperación de las funciones y la salud (Scianni,
Faria, Silva, Benfica, & Faria, 2019). Según Sugiura (2016), con el aumento de la
edad, existe una tendencia a empeorar la atrofia en las regiones del
hipocampo, corteza frontal, parietal y temporal debido a la pérdida de tejido y
cambios en la mielinización nerviosa y, en consecuencia, reducción de
sustancia blanca. Estas regiones son responsables de funciones como:
memoria, motricidad, planificación motora y asociación de información.

El ejercicio físico puede actuar como factor protector y retrasar esta atrofia en
el sistema nervioso central, aumentando su supervivencia, vascularización,
formación y estimulación neuronal, asegurando un aumento de
neurotransmisores

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(serotonina, dopamina y norepinefrina) en el torrente sanguíneo, que se


reducen considerablemente durante la depresión. Estos cambios neurológicos
positivos pueden contribuir al desarrollo de habilidades para lidiar con las
tensiones y frustraciones y la autoestima (Godoy, 2002; Nóbrega et al., 1999;
Werneck et al., 2005).
Los resultados de esta investigación actual también revelaron que las
puntuaciones medias de los ancianos activos en la dimensión Somato-Motora
de la depresión fueron más bajas que las puntuaciones medias de los ancianos
sedentarios. Esto puede explicarse por otro beneficio de la práctica de ejercicio
físico en la vida de los ancianos, el logro de su independencia y autonomía.
Posiblemente habrá, en la salud física, un aumento en la capacidad de bombeo
del corazón, en la fuerza de los músculos respiratorios, en la masa muscular,
en la densidad ósea y en la resistencia de tendones y ligamentos. Estos
factores contribuyen a la reducción del riesgo de caídas y fracturas (Bento &
Sousa, 2017) y también aumentan la independencia del anciano para realizar
actividades rutinarias simples (Rodrigues, Leitão, Cavalcante, & Aragão,2016),
como saltar en una parada de autobús, subir un tramo de escaleras y caminar
hasta la panadería o el mercado cercano (Nascimento et al., 2015). Estas
habilidades también contribuirían a aumentar la autoconfianza y la autoestima
de las personas mayores y, en consecuencia, a la prevención o reducción de la
depresión.

Desde una perspectiva psicológica, algunas hipótesis intentan explicar la


influencia del ejercicio físico en la depresión de las personas mayores. La
Hipótesis Cognitivo-Conductual, inspirada en el modelo de depresión de Beck,
postula la presencia automática de pensamientos negativos, de errores lógicos
sistemáticos, es decir, el esquema depresogénico. El ejercicio físico, al sustituir
sentimientos y pensamientos negativos por sentimientos y pensamientos
positivos, podría romper la llamada espiral depresiva. La sensación de placer
que surge de la interacción y refuerzo social compartido con el grupo en el
ambiente de ejercicio físico es postulada por la Hipótesis de la Interacción
Social. La Hipótesis de la Distracción de Sachs sostiene que la práctica de
ejercicio físico proporcionaría una distracción de las preocupaciones cotidianas
(Gabriel & Pozzobon, 2013; Godoy, 2002).

A pesar de ello, aún quedan muchas medidas por tomar para sacar a las
personas mayores de la posición estigmatizada en la que se encuentran
(Morando et al., 2018). Es importante señalar que el estudio que aquí se
presenta pretende no solo apoyar investigaciones más avanzadas en el área de
la salud geriátrica, sino también llamar la atención sobre formas simples y
económicas de mejorar la salud de esta porción de la población. Población
brasileña, cada vez más numerosa y, sin embargo, tan desatendida por las
políticas públicas. El uso del ejercicio físico como tratamiento complementario
para la depresión se evidenció en el metaanálisis de Schuch et al. (2016), que

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encontraron mayores efectos para las intervenciones en el Trastorno de


Depresión Mayor usando ejercicio aeróbico intenso y moderado. Estos datos
respaldaron firmemente la posición de que el ejercicio supervisado es un
tratamiento complementario para la depresión basado en la evidencia.

Finalmente, esta investigación resultó ser exitosa, cubriendo la hipótesis


planteada inicialmente. Hubo una diferencia significativa entre los
participantes que practican actividad física y los que no practican actividad
física en términos de las tasas de depresión analizadas y representadas por los
fuertes tamaños del efecto calculados. No hay duda acerca de la relación entre
el ejercicio físico y la depresión en los adultos mayores, dado que está fuerte y
claramente reportada en la literatura de esta línea de investigación, tanto a
nivel nacional como internacional, como lo revelan varias revisiones
sistemáticas y metanálisis abordados en la revisión de este estudio (Garcia et
al., 2017; Mendes et al., 2017; Schuch et al., 2016).

No se encontraron correlaciones significativas entre la edad y el tiempo de


práctica de ejercicio físico de los ancianos participantes y la depresión en el
grupo de practicantes. Melo et al. (2017) tampoco encontraron una relación
significativa entre el tiempo de práctica de la danza y la depresión en los
practicantes con menor tiempo en esta actividad, pero sí entre los que tenían
más de 100 meses de práctica de la danza, que es una actividad física de
intensidad moderada. En la presente investigación, no se encontró correlación
significativa entre estas variables en practicantes con mayor práctica de
ejercicios físicos. La literatura indica que también es importante considerar la
intensidad, duración y frecuencia del ejercicio físico sobre la depresión en el
adulto mayor (Schuch, 2016). Por ejemplo, Chang, Lu, Hu, Wu y Hu (2017)
encontraron que el ejercicio físico de al menos 15 minutos de duración, tres
veces por semana y de intensidades moderadas se asoció significativamente
con un bajo riesgo de síntomas depresivos. En el presente estudio, dadas las
características de la muestra, no fue posible componer grupos de practicantes
según la intensidad, duración y frecuencia de las actividades físicas.

Claramente, este estudio tiene limitaciones. Se sugiere que los nuevos


emprendimientos puedan contar con muestras más grandes, equilibradas
entre hombres y mujeres y representativas de las diferentes regiones
brasileñas. Además, se sugiere que, en estas muestras, se puedan incluir
practicantes de ejercicios físicos de diferentes intensidades, duraciones y
frecuencias. Así, los límites del presente estudio, el efecto identificado entre las
variables investigadas resultó ser muy fuerte, los datos obtenidos
corroboraron la expectativa inicial y señalaron la importancia de la actividad
física como factor que puede interferir activa y positivamente en la promoción
de la la salud mental de las personas y, en este caso, de la población anciana.

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Dirección postal José Augusto Gospel


Hernández
Rua São Francisco Xavier, 524, 10° piso, local 10028D, Maracaná, CEP 20550-900, Rio de Janeiro -
RJ, Brasil
Dirección de correo electrónico:
hernandez.uerj@gmail.com Rogerio da Cunha Voser
Rua Felizardo, 750, Jardim Botânico, CEP 90690-200, Porto Alegre - RS, Brasil Correo
electrónico: rogerio.voser@ufrgs.br

Recibido el: 16/05/2019


Reformulado el: 06/10/2019
Aceptado el: 09/10/2019

Los grados

* Doctora en Psicología del Desarrollo por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y
profesora del Programa de Posgrado en Psicología Social de la UERJ.

* * Doctora en Ciencias de la Salud por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul y
profesora del Programa de Posgrado en Ciencias del Movimiento Humano de la UFRGS.

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