You are on page 1of 15

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
DIRECCIÓN GENERAL DE PRODUCCIÓN Y RECREACION DE SABERES
MAESTRIA EN DERECHOS HUMANOS- TÁCHIRA

DERECHO DE LOS MIGRANTES Y REFUGIADOS EN AMERICA LATINA

Participante: Diorela Marrero


John Jairo Neiva
Docente: Eduardo Marapacuto
SECCION 02
DEFINICIÓN DE REFUGIADOS

De conformidad con la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados,


un refugiado es una persona que:

- Tiene fundados temores de ser perseguida por motivos de - raza, - religión, -


nacionalidad, - pertenencia a determinado grupo social, u - opiniones políticas;

- Se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o no quiere acogerse


a la protección de ese país, o regresar a él a causa de dichos temores.

La Convención de la OUA por la que se regulan los aspectos específicos de


problemas de los refugiados en África, tratado regional aprobado en 1969, amplía
la definición de la Convención de 1951 a una consideración fundada más
objetivamente, a saber:

Toda persona que “debido a agresiones externas, ocupación, dominación


extranjera u otros eventos que alteren gravemente el orden público en una parte o
en la totalidad del territorio del país de su origen o nacionalidad”, se vea obligada a
huir del lugar donde habitualmente reside.

En 1984, un coloquio de representantes de los gobiernos de América Latina y de


eminentes juristas adoptaron la Declaración de Cartagena. Al igual que la
Convención de la OUA, la Declaración extiende el ámbito de la definición
consignada en la Convención de 1951 a: Las personas que han huido de sus
países “porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de
los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el
orden público”.
DEFINICIONES MIGRACION, MIGRAR Y MIGRANTE

En términos generales, se entiende por migración el proceso de trasladarse de


un lugar a otro. Migrar es trasladarse, ya sea de una zona rural a una ciudad, de
un distrito o provincia de un determinado país a otro del mismo país, o de un país
a otro. Es una acción. En cambio, un migrante es una persona, descrita como tal
por una o varias razones, según el contexto.

Aunque en muchos casos los “migrantes” realizan efectivamente alguna forma de


migración, no siempre es así. En algunas situaciones, se consideran migrantes
personas que nunca han migrado, como los hijos de padres nacidos en el
extranjero, que suelen ser denominados migrantes de segunda o tercera
generación. Esto puede llegar al extremo de crear situaciones de apatridia, en que
grupos enteros de personas se ven privadas del acceso a la ciudadanía, a pesar
de haber nacido y crecido en un país. A veces, las autoridades pueden incluso
calificar a estas personas de migrantes irregulares

Refugiados y migrantes: ¿cuál es la diferencia?

Contrariamente a los migrantes, los refugiados no eligen dejar su país, sino que se
han visto obligados a hacerlo. Los migrantes económicos son personas que
abandonan su país de origen únicamente por razones económicas, para mejorar
sus condiciones de vida. La diferencia fundamental entre migrantes económicos y
refugiados es que los primeros disfrutan de la protección de su país de origen,
mientras que los refugiados no. Los migrantes económicos no cumplen con los
criterios que determinan la condición de refugiado y, por lo tanto, no pueden
beneficiarse de la protección internacional como refugiados.
MARCO LEGAL

Normas e instrumentos internacionales

Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados

La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados es el fundamento del derecho


internacional de los refugiados. En ella se define el término “refugiado” y se
establecen normas mínimas relativas al trato debido a las personas reconocidas
como refugiadas. La Convención, al haber sido elaborada tras la Segunda Guerra
Mundial, da una definición de refugiado centrada en las personas que se
encuentran fuera del país de su nacionalidad y que son refugiados como resultado
de acontecimientos ocurridos antes del 1º de enero de 1951 en Europa o en otro
lugar. Sin embargo, dadas las nuevas situaciones de refugiados que se produjeron
a fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, fue necesario ampliar el
ámbito temporal y geográfico de la Convención. Se elaboró y se aprobó así el
Protocolo de la Convención.

Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados

El Protocolo de 1967 es un instrumento independiente de la Convención de 1951,


aunque íntegramente relacionado con ella. El Protocolo anula los límites
geográficos y temporales contenidos en la definición de refugiado de la
Convención. La Convención y el Protocolo cubren conjuntamente tres grandes
temas:

- La definición del término refugiado, así como las condiciones de cesación y


exclusión de la condición de refugiado.

- El estatuto jurídico de los refugiados en su país de asilo, sus derechos y


obligaciones, incluido el derecho de ser protegido contra una expulsión o
devolución a un territorio donde su vida o su libertad peligre.
-Las obligaciones de los Estados, incluida la de cooperar con el ACNUR en el
ejercicio de sus funciones y facilitar su tarea de supervisar la aplicación de la
Convención. Al adherirse al Protocolo, los Estados aceptan aplicar la mayoría de
los artículos de la Convención sobre los Refugiados (artículos 2 a 34) a todas las
personas comprendidas en la definición de refugiado de la Convención. No
obstante, los más de los Estados prefirieron adherirse tanto a la Convención como
al Protocolo, pues así reafirman que ambos tratados son el núcleo del sistema
internacional para la protección de los refugiados

La Declaración de Cartagena

En 1984, tuvo lugar en Cartagena (Colombia) un coloquio de representantes


gubernamentales y eminentes juristas latinoamericanos para debatir sobre la
protección internacional de los refugiados en la región. Esta reunión aprobó un
documento conocido como la Declaración de Cartagena. La Declaración
recomienda que la definición de refugiado utilizada en toda la región
latinoamericana englobe no sólo los elementos de la Convención de 1951 sino
también a las personas que han huido de sus países "porque su vidas, seguridad
o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión
extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u
otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público". Aunque
la Declaración no es jurídicamente vinculante para los Estados, la mayoría de ellos
la aplica en la práctica y algunos la han incorporado en su legislación nacional. La
Declaración fue apoyada por la Organización de los Estados Americanos, la
Asamblea General de las Naciones Unidas y el Comité Ejecutivo del ACNUR.

Principio de no devolución

La Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados consagra el derecho


de un refugiado a ser protegido de un regreso forzoso, o devolución: "Ningún
Estado Contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un
refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por
causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o
de sus opiniones políticas." Artículo 33(1).

En aplicación de la Convención de 1951 y del derecho internacional


consuetudinario, los Estados tienen la obligación de respetar el principio de no
devolución. Cuando este principio es violado o podría serlo, el ACNUR interviene
ante las autoridades competentes y, si lo juzga conveniente, informa al público al
respecto. En algunos casos, las personas confrontadas con una medida de
devolución pueden recurrir a los mecanismos competentes de derechos humanos,
como el Comité contra la Tortura

El asilo

“En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar
de él, en cualquier país”. Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo
14.1 Tal como se reconoce en la Convención de la OUA, la Declaración de
Cartagena y la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Asilo Territorial, el
otorgamiento de asilo es un acto pacífico y humanitario. El derecho internacional
no contiene una definición del término “asilo”; sin embargo, éste se ha convertido
en un término general que abarca toda la protección que un país brinda a los
refugiados en su territorio. Asilo significa, cuando menos, una protección básica -
es decir, un refugiado no puede, por expulsión o devolución, ser puesto en las
fronteras de los territorios donde su vida o su libertad sea amenazada - durante un
período temporal, con la posibilidad de permanecer en el país de acogida hasta
que pueda encontrarse una solución fuera del país. En varios países, esta
protección es mucho más amplia puesto que va más allá de los derechos
consignados en la Convención de 1951.
Derechos esenciales para la protección de los refugiados

La mayoría de los derechos esenciales para la protección de los refugiados


coincide con los derechos fundamentales consagrados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos de 1948:

- Derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona

- Derecho a buscar asilo y a disfrutar de él

- Garantía contra la tortura, las penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes

- Garantía contra la esclavitud y la servidumbre

- Reconocimiento de la personalidad jurídica

- Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión

- Garantía contra las detenciones y los arrestos arbitrarios

- Garantía contra las injerencias arbitrarias en la vida privada, la familia y el


domicilio

- Libertad de opinión y de expresión

- Derecho a la educación

- Derecho a tomar parte en la vida cultural de la comunidad


Los instrumentos jurídicos existentes ofrecen un marco legal exhaustivo para la
gobernanza de la migración internacional. Hay reglas bien definidas que abordan
el trato que deben recibir las diversas categorías de migrantes, entre otras las
mujeres, los hombres, los niños, los refugiados, los apátridas, los trabajadores
migrantes y quienes son víctimas de la trata de seres humanos.

Entre los órganos de derecho internacional que proporcionan los fundamentos


para las leyes nacionales, las políticas y las prácticas de migración, figuran los
siguientes:

- El derecho internacional de los derechos humanos,


- El derecho y la normativa laboral internacional,
- Las leyes internacionales relativas a los refugiados,
- El derecho penal internacional,
- El derecho humanitario internacional,
- El derecho consular internacional
- y el derecho marítimo internacional.

PRINCIPIOS JURIDICOS

La observación de los derechos humanos en la política migratoria también entraña


la incorporación a ella de determinados principios jurídicos transversales, entre
otros:

- La igualdad y la no discriminación: El principio de no discriminación


prohíbe la distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en una lista
no exhaustiva de posibles motivos de discriminación, tales como la raza, el
color de la piel, la ascendencia, el origen étnico, el sexo, la edad, el género,
la orientación sexual, la identidad de género, la discapacidad, la religión o la
creencia, la nacionalidad, la situación migratoria o de residencia, o cualquier
otra condición. Los Estados deben hacer frente a la discriminación directa e
indirecta y al trato desigual a las personas que puedan derivarse de leyes,
políticas y prácticas, incluso otorgando especial atención a las necesidades
de los migrantes que están en situación de vulnerabilidad.
- Participación e integración: Toda persona tiene derecho a participar de
manera activa, libre y significativa en las decisiones que afectan al disfrute
de sus derechos. Todas las personas tienen derecho a acceder a la
información, en un idioma y un formato que le sean accesibles, sobre los
procesos de toma de decisiones que influyen sobre su vida y su bienestar.
Esto quiere decir que a los migrantes debe consultárseles e incluírseles en
la elaboración de las políticas públicas pertinentes.
- Rendición de cuentas y Estado de derecho: Todo el mundo tiene
derecho a exigir y ejercer sus derechos. Los Estados deben velar por la
transparencia en la elaboración y aplicación de sus políticas y deben
garantizar que los derechohabientes tengan acceso a los mecanismos de
reparación y que puedan disfrutar de remedios eficaces cuando sus
derechos humanos sean vulnerados. El sistema que rige la migración debe
permitir que los migrantes dispongan de acceso pleno a la justicia, incluidos
los mecanismos de reparación y compensación, cuando sean víctimas de
vulneraciones de derechos humanos.

A todos los migrantes les corresponde el goce de todos los derechos humanos. En
la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, los Estados
miembros reiteraron que todos los migrantes son titulares de derechos,
reafirmaron inequívocamente los derechos humanos de todos los migrantes —
independientemente de su condición— y se comprometieron con total claridad a
proteger plenamente tales derechos (párr. 5).

CAUSAS DE LA MIGRACIÓN
En el párrafo 1 de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los
Migrantes, la Asamblea General reconoció que las causas de la migración
contemporánea son múltiples y con frecuencia están relacionadas entre sí. Si bien
muchos migrantes se trasladan voluntariamente y en condiciones de seguridad
para buscar nuevas oportunidades y están en condiciones de desplazarse, vivir y
trabajar con seguridad y dignidad, muchos otros se ven forzados a desplazarse.
Además de las persecuciones y conflictos, entre los motivos que pueden empujar
a los migrantes a abandonar su país de origen se cuentan la pobreza; la falta de
acceso a derechos humanos fundamentales como la educación, la salud, la
alimentación, el agua y trabajo decente; la violencia; la desigualdad de género; la
separación de la familia, y las amplias consecuencias de los desastres naturales,
el cambio climático y la degradación ambiental.

Cabe recordar que la pobreza no es únicamente un problema económico, sino que


se trata de un fenómeno multidimensional que abarca la falta de ingresos y
también de las capacidades básicas para vivir dignamente, lo que se suma a la
exclusión social; todo ello atenta contra las posibilidades de ejercer o recuperar los
derechos en el futuro previsible. Las estructuras subyacentes de discriminación,
exclusión y desigualdad, además de problemas como la prevalencia de la
violencia en la sociedad, son importantes causas de la migración, en particular de
la migración poco segura y precaria.

La migración también puede vincularse con desastres naturales repentinos, como


inundaciones y huracanes, así como con fenómenos de evolución lenta
progresivos, como la elevación del nivel del mar, la degradación de las tierras y los
bosques, la pérdida de la biodiversidad, y la desertificación15, situaciones que a
menudo están relacionadas con la pobreza, la discriminación y la mala gestión.
Debe prestarse especial atención a las causas de la migración en el contexto de
personas o grupos que estén expuestos a modalidades de discriminación
concomitantes y persistentes.

En el párrafo 43 de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los


Migrantes, los Estados Miembros afirmaron que la migración debía ser una opción
y no una necesidad. Los migrantes que se ven forzados a desplazarse por
necesidad y no por su libre elección están más expuestos a sufrir otras violaciones
de sus derechos humanos durante su desplazamiento y al llegar a su destino. Las
probabilidades de poder acceder a otras opciones cuando la migración no se
concreta según lo previsto son menores y, por tanto, es más probable que se
desplacen en condiciones que no respeten la dignidad del ser humano.

AMÉRICA LATINA

La pandemia mundial trastornó la migración en América del Sur, con efectos en la


migración de retorno y en los desplazamientos. El primer caso confirmado de
COVID-19 en América del Sur se registró en el Brasil en febrero de 2020, y a
finales de julio la subregión tenía el mayor número de casos confirmados del
mundo entero. En abril de 2020, el 92% de los países de las Américas habían
cerrado sus fronteras para frenar la propagación del virus de la COVID-19321.
Varios establecieron también períodos de confinamiento y medidas de cuarentena.
Países como el Estado Plurinacional de Bolivia, Colombia, el Ecuador y el Perú
impusieron confinamientos que fueron de los más largos y estrictos del mundo.
Estas medidas de salud pública impidieron la migración y la movilidad, dejando a
muchos migrantes en condiciones precarias. Algunos que residían en países en
que se iban deteriorando las condiciones socioeconómicas y que habían perdido
el trabajo debido a la pandemia tomaron la difícil decisión de regresar a sus países
de origen. Entre otros, emprendieron el retorno migrantes bolivianos y peruanos
que vivían en Chile y migrantes paraguayos residentes en el Brasil. La conjunción
de estos retornos masivos, en muchos casos a pie, con las restricciones de la
movilidad dejó a muchos migrantes varados en ciudades fronterizas, en
condiciones insalubres. Los migrantes que pudieron llegar a sus países se vieron
enfrentados también a problemas jurídicos y socioeconómicos, como la búsqueda
de un empleo, la legalización de su situación y las reacciones xenófobas.

Desde 2010, el número de migrantes intrarregionales de América del Sur ha


aumentado, hasta casi igualar el número de sudamericanos que viven fuera de la
subregión. Este crecimiento es el resultado de varios factores, entre ellos el
descenso de la inmigración en Europa, el endurecimiento de las políticas de
inmigración en el extranjero, la evolución positiva de las políticas migratorias a
nivel regional y nacional, las mayores oportunidades de empleo en América del
Sur, el aumento de los medios para comunicarse y la reducción de los costos de
transporte, y el desplazamiento transfronterizo desde la República Bolivariana de
Venezuela. Un dato importante es que, en los mayores países de destino, la
Argentina y Chile, las mujeres superan a los hombres entre los migrantes
sudamericanos. Las inmigrantes trabajan predominantemente en el servicio
doméstico y el cuidado de personas, dos sectores de empleo que han crecido
debido al envejecimiento de la población y a la mayor participación de las mujeres
de clase media en la fuerza laboral.

La violencia, los conflictos y los desastres son importantes causas de


desplazamiento interno en la subregión. La violencia desencadenada por las crisis
políticas y de seguridad sigue causando desplazamientos internos a gran escala.
En Colombia, la violencia, alimentada en parte por el control territorial ejercido por
grupos paramilitares, dio lugar a más de 100.000 nuevos desplazamientos en
2020. Y en 2021 se intensificó esta tendencia, con más de 27.000 personas
desplazadas a raíz de los conflictos y la violencia en el primer trimestre, un
aumento del 177% respecto del mismo período de 2020. La subregión, expuesta a
graves desastres naturales que generan movilidad y desplazamiento, también se
vio afectada por fenómenos repentinos y de evolución lenta como inundaciones,
corrimientos de tierras y sequías. A título de ejemplo, la extrema intensidad de la
temporada de lluvias del Brasil, entre enero y marzo, causó alrededor de las tres
cuartas partes de los 358.000 desplazamientos por desastres de 2020

CASO VENEZUELA

La regularización de los venezolanos desplazados sigue siendo un reto para los


países de América del Sur, y la región está afrontando una de las mayores crisis
humanitarias de su historia reciente. Desde 2015, más de 5 millones de personas
han abandonado la República Bolivariana de Venezuela debido a la persistente
inestabilidad económica y política del país. Más de 4 millones se han trasladado a
otros países de América del Sur. Colombia tiene la cifra más alta de inmigrantes
venezolanos, que a julio de 2021 superaban los 1,7 millones. En ese momento, los
otros principales países sudamericanos de acogida de venezolanos eran el Perú
(más de 1 millón), Chile (cerca de 460.000) y el Ecuador (más de 360.000). Se
han implementado iniciativas de regularización masiva para apoyar a los
venezolanos, de los que más de la mitad está en situación irregular. En febrero de
2021, Colombia aplicó una política que ofrecía a los venezolanos desplazados una
protección temporal por los próximos 10 años.

La regularización tendrá efectos positivos duraderos, ya que promueve la inclusión


social y las contribuciones económicas a través de la integración en el mercado
laboral y el acceso a la atención de salud, la vivienda, la educación y otras formas
de protección necesarias. Debido a que muchos países no habían experimentado
nunca un flujo de entrada de inmigrantes de esa escala, la expedición de visados y
la concesión del asilo han sido un reto. Un estudio realizado en agosto de 2020
reveló que países como el Brasil y el Perú estaban concediendo visados
humanitarios a una proporción sustancial de los venezolanos. Pero, aunque un
número considerable de venezolanos han obtenido permisos de residencia en
varios países, muchos siguen en situación irregular. La migración intrarregional ha
crecido con rapidez en América del Sur, y las mujeres migrantes han contribuido a
ese crecimiento. Aproximadamente el 80% de los migrantes de América del Sur
son migrantes intrarregionales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Guía sobre el derecho internacional de los refugiados (2001). Alto


comisionado de las naciones Unidas (ACNUR). Número 2.

Informe sobre el compendio de principios, buenas prácticas y políticas sobre


una migración segura, ordenada y regular de conformidad con el
derecho internacional de los derechos humanos (2017). Asamblea
general de las Naciones Unidas

You might also like