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wat sis. lista: proclama que la radn individual esté por encima de cualquier autoridad, La teologia se arrincona, pues la razén no aleanza a comprender a Dios. Crefa en Dios, pero rechazaba los argumentos escolisticos y resueitaba, con pequefias variantes, el argumento ontolégico de San Agustin, Necesitaba demostrar la existencia de Dios en la base de su me- tafisica, y é habia de dar a la metaft- sica un impulso desconocido desde el si- leolis Malebranche, Grabato de. Ksdetinek, Uitilotcea' Naclonaly Parl) slo X11. La metafisica cartesiana distin- gue entre dos sustancias que componen el mundo: la res cogitans, sustancia pen- sante, y la res extensa, 0 sea la materia, Dios, res infinita, es el fundamento de las otras dos sustancias. ,Cémo se co- munican entre sf? Descartes dejaba plan- teado el problema de Ia comunicacién de las sustancias, que habla de ser el prin- cipal objeto de la metafisica poscarte- siana, El éxito del racionalismo filoséfico hay que atribuirlo a la autolimitacién que se imponfa de explicar las cosas sélo Por eausas accesibles a la razon humae | DAD MODAINA nn. £COmo resistir a ln tentucién de uy método tin sugestivo a nuestra inteli. xencia, que renuncinba a la oscuridad suprarracional para iluminarlo todo con claridad inteligible? Pronto aleanz6 gran difusién cl cartesianismo, no obstante Ins prohibiciones que pesaron sobre é en universidades y centros de estudio fué en Francia donde In lucha del aris. totelismo escolfistico contra el cartesia- nismo aleanz6 mayor violencia. Luis XIV prohibe en 1672 ln ensefianza de Des- cartes. La Sorbona le cierra sus puer- tas. Los jesuitas dirigen la ofensiva, y los padres del Oratorio, adeptos del car- tesianismo, tienen que someterse y acep- tar en 1678 la ensefianza ‘iniea de Aris- tételes. A pesar de las prohibieiones, el cartesianismo se extiende. La metafisica poscartesiana.—Descar- tes habia planteado Ia cuestién’ capital de la comunicacién de las sustaneias, que 41 resuelve diciendo que esta comunica- cién se establece en Dios. La metafisica poseartesiana ensayaré las tres solucio- nes posibles a este problema. Espinosa entiende que sélo hay una sustan aunque con dos atributos: cogitatio y extensio. Esta sustancia tnica es preci- samente la sustancia divina (pantefsmo). Malebranche, mis rigurosamente ficl ® la doctrina del maestro, la aclaraba di- ciendo que conocemos las cosas reales porque Dios actia en cada momento para hacer posible esa comunicacién de Iss sustancias (ocasionalismo). Toda In obra de Malebranche es un esfuerzo conti- nuado para mantener el cartesianismo ¢” armonia con los principios cristianos por replicar a In metafisicn de Espinos Por fin, In torcera solueién Ia proven’ Leibniz: In armonta preestablecida, gin el orden divino, explica que todss las ménadas, 0 fitomos invisibles ¢” ee que radiea In unidad de todas Ins "5 taneias, actéen arménicamente. — Escaneado con CamScanner EL SIGLO DE LUIS XIV La Iglesia catolica. Galicanismo y jan- senismo.—Después de la poderosa obra de reconstruccién Ievada a cabo por la Iglesia catéliea postridentina, se habia NI ASAIN ASS Jansenfo, Grabado por Morin llegado a una situacién estable. Pero en la segunda mitad del siglo xviI tuvo que hacer frente Roma a las pretensio- nes de la monarquia francesa, ansiosa de aumentar su intervencién en la ad- ministraci6n eclesifstica, para lo que fo- mentaba las tendencias “galicanas”, que exaltaban la autoridad episcopal a ex- pensas de la pontificia y propendian a un autonomismo religioso de tipo nacio- nalista, Con el galicanismo vino a complicarse el jansenismo, que arraigé en Francia principalmente, después de muerto Jan- senio, bajo la proteccién de una familia Poderosa de origen calvinista, los Ar- nauld, que ampararon a Du Verger de Hauranne, principal apéstol del jansenis- mo, y a los monasterios de Port-Royal, donde habfan de ser educadas las promo- ciones jévenes. Los jesuftas atacan el jan- senismo: obtienen la condenaci6n del Au- 519 gustinus y entablan una polémica en la que sobresaldré el joven Pascal con sus Provinciales projansenistas. Esta lucha contra los jansenistas, mantenida con tesén por los jesuitas, se prolonga a lo largo del siglo xvimt e intervendran en ella las pasiones de las oligarquias pro- vineiales, reflejadas en los Parlamentos. El racionalismo religioso. Los soci nos. Espinosa, El deismo: Toland.—Du- rante este tiempo comienzan a precisarse en los paises cristianos algunas mino- rias de “libertinos” que alardean de im- Piedad y ateismo, verdaderos raciona- listas arreligiosos, no muy numerosos, es cierto, pero con definiciones brillantes, como Gassendi, Guillermo Temple o Saint Evremont. Cyran, Du Verger de Hane ‘anne, propagador del jansenisiso, Grabado par Moria, Pero mas grave fué entonces el asalto que a la religién cristiana sobrevino del estilo mental racionalista, extendido a la critica religiosa. Paralelo al racionalis- Escaneado con Ci amScanner LA HAJA EDAD MODRINA 520 cuadro pintado por Felipe de Champaigne, como exvoto, en 1062, GotaunE itsand tue aparece acostada por causa de au enfermed ide In famosa abadia de Port-Royal, Inés de Arn ‘de Santa Susana, que a mo filoséfico hay, pues, un racionalismo filoséficorreligioso que, siguiendo Ia linea de Occam y Calvino, habia de legar a los socinianos, a Espinosa y finalmente al deismo’de Toland. Fabio y Lelio Socino hicieron adeptos, sobre todo en Polonia, después de Ile- var una vida errante por Europa: sos- tenfan que no estamos obligados a creer aquello que no conocemos con claridad por la raz6n; la fe y la verdad revelada quedan sometidas a la raz6n. Los soci- nianos carecfan de sentido religioso, pues negaban el misterio; pero todavia se Ila- maban cristianos, aunque ponian en duda la divinidad de Jesucristo, La eritiea racionalista religiosa des- embocaba en posturas cada vex m&s ex- tremas, basadas en dos afirmaciones fun- damentales: primera: los libros sagrados son obra humana y, por lo tanto, la reve- a conmemorar la curacidn de su hia, C \injentras a su lado esta rezando 1a 0 ja (Museo ‘del Louvre, Paris) lacién es un mito; segunda: no existe el misterio, porque repugna a la raz6n. En 1670 publica Espinosa el Tractatus theo- logicus-politicus, donde dice que el cris tianismo es mero fenémeno histérico ¥ ereacién humana, ya que la Biblia simple obra poética, llena de errores, V#" cilaciones, incluso contradiceiones; por !@ demés, si el milagro existiera, no probe. ria la existencia de Dios, sino que seria au negacién, por alterar el orden que &! ha creado. Baséndose en. especulaciones racionales, llegaba Espinosa al pantels mo: todo existe en Dios, Jo cual era tant? como decir que'Dios no existe, Este espiritu de la erfticn racionalist® lo recoge el defsmo inglés con State bury, Collins y sobre todo con Jus? land, que en 1696 escribe BU eristion'®, mo sin misterios, en et que sienla dilema de que o el cristianismo ¢s 102°" — Escaneado con CamScanner Wh MELO DH KUN ty en ote nso Mad obo haber on él on eH Y Mistortov, o-NO on HAKONUbIO, entonees no sora vordadora, Lan dotita, inflamados de fuor antinaero, atnowban todos los ritos erivthanos, a lon que eon sidoraban como moras aporatte Wingy alo tn aban do Portslto ca i" Hatlne "as" Shnnpangns Cteia he Ck, "Pranola) ‘Tendenclas celdetleas en ef campo pro festante, Leibniz. y la anton de tas Igle- slas—Lax conagcuenclas do In lucha re- Higiosa en el campo protestante fueron dos principalmento: In Iden de toloran- cin y In aparieién do tondenelun celée- ticas. La iden do tolorancia relllosw nicl da on el protestantiamo nada tenfa que ver con In toleranela catélien practleada en la Edad Media, La tolorancin protes- tanto era una mera consectencla del nygo- tamionto Impuesto por las Iuchaw rellylo- sas, y tal y como habia bratado en In Francia do las guerras do relliln, Lies x0, Milton y Goodwin In sotuvieron on Iw Inglaterra rovoluctonarin, 1 eelecticlmo ox unn rencelén contra Jn ntomiziclén do lan vectas, que ames nazaba dispersar deflnitivamente las fyle- alan protentantes, y por exo bunen In has unlén do tie Hidenhun Campedn de esta tondoneln fad Latbnt, noxin ol oul dow nulow no an derivado de tn revolueton vollilonn: une polftteo, que culmina en Tae iuorrn de rellyclén; abr moral, pues fw Ie debliitudo eb enphrlia religowo en I alninn, Lotbnty, thst de tn aemontn cue bunen In continuldad on to discon Uwe, no preyuntn at no wort pontble volver a ln anidad rellyown Ineluko con Roma, Dende 1676 tabifa en ene aon Udo: advlorte que tas diferenclus exane elalon pueden nnlvarie, que en mhs Jo (que une que to que neparay reconoee que In baw de tn unl6n word In glean lo Roma, pero exige en cunnto al dogma Aliunan reetitieaclonen sobre lon decketon do Trento, También el oblypo enpa Rojan Sptnoln y el doctor Molano hae Mian wontontdo Interenunten eumblon de entto a 1 raha do In dynen Improslonen entre 1679 y 1696, con vine lan a In unién de protentanten y ento- Heon, Por aquellos wfow hay una gran en. peranza en Alemania sobre Ja poutble rounl6n erintlann, Leibniz defiende us Escaneado con CamScanner Mh Mao DH Ordenes religiosas y el culto catélico, y habla con veneracién del papa. En 1689 vinja a Roma, donde le ofrecen la direc- cién de la biblioteca vaticana. Para ne- gociar con los catélicos se dirige a Bos- suet, que en 1671 habla escrito una Bx- posicién de la doctrina eristiana en la que insistia sobre los puntos comune Govtofreto Guillermo, barn de Lelbnix Pero Bossuet, como catdlico seguro de la verdad, no acepta ninguna reetificacién dogmética. Leibniz proponia la celebra- cién de un concilio en el que los pro- testantes se someterian a Roma, pero sin obligarlos a la aceptacién total de Trento. Bossuet no admite que el Con- cilio de Trento pueda ser discutide, LIN XIV 526 invila a Leibniz a que se convierta plemente, si eree que la verdad Ia posee Roma. Leibniz declara que es un nego- ciador, no un trénsfuga, y que no pre: tende que los protestantes capitulen, sino que se reGinan, Asi las cosas, los intentos de Leibniz no estén lamados a prospe- rar. Més tarde renueva sus tentativas, y en 1696 publica un Proyecto para fa- cilitar la reunién de los protestantes con los catdlicos, pero sin éxito. La tenta- tiva Leibniz-Bossuet se cancela definiti- vamente en 1702, La reconciliacién se habia frustrado. BIBLIOGRAFIA Para un examen general de la historia religiosa de la Iglesia catélica en este pe- rfodo, véase la obra de E. PRECLIN y E. JAR- RY, Les luttes politiques et doctrinales aux XVIle et XVIe siécles, en 2 vols. 1956, que forman parte de la Histoire de’ Bgl se, de FLIcHE y Martin, en los cuales. se retine una importantfsima informaeién bi- bliogréfica Una visién de conjunto sobre la biblio- grafia reciente, aparecida entre 1939 y 1952, relativa a la historia de las diversas seetas protestantes durante los siglos xvit y Xvi, ha sido publieada por E.G. Léo- Nanb, Histoire du protestantisme, tercera parte, en la Revue Historique, CCXII, 1954.'Importante para el siglo xvit y tiem- pos posteriores es el libro de A. L. Drum- MoND, German protestantism since Luther, 1951, E. W. ZEEDEN, Martin Luther und die Reformation im Urteit des deutschen Luthertums, Friburgo de Brisgovia, 2 vols., 1950-1952, examina las variaciones en interpretacién de Lutero por los iismos Tuteranos; esta historia de la fama de Lu- tero le permite articular Ja evolucién del yrotestantismo. posterior. rattle Pale seman Triumph. of Science and Reason, publica- do en 1953. Escaneado con CamScanner cariruLo XXxXxvi EL CLASICISMO ‘honnéte homme". — Bl teatro eldésico francés. — Las reglas del arte. Boileau. — La ausencia del sentimiento y de la poesia lirica. — Hl arte cortesano de Luis XIV. — La ‘mtisica: el predominio italiano. — La crisis de la conciencia europea. El_Renacimiento habia sido una épo- ca exuberante de inquietudes culturales. Pero su normal desenvolvimiento fué in- terferido por la revolucién religiosa y las luchas consiguientes, que lo condujeron a un prematuro agotamiento. La frus- tracién del Renacimiento fué causa de un movimiento de desengafio, expresado en dos direcciones distintas: una es la corriente resignada del barroco; otra, representada por el clasicismo de cufio francés, que prospera en la segunda mi- tad del siglo xvi y que pervive ain en las primeras décadas del XVitl, hasta en- lazar con la Iustracién. ‘No es, como la del barroco, una cul- tura-inspirada por un sentimiento de re- signacién nacido de las limitaciones. hu- manas, pero que se propone un alto ideal para la vida del hombre. La cultura del clasicismo esté forjada con términos me- dios y h&biles compromisos para buscar un justo medio tolerable. El clasicismo del siglo de Luis XIV es una calma en- tre dos tempestades, el Renacimiento y la Mustracién, provocadas las dos por la confianza ilimitada del hombre en la razén y en la naturaleza. El clasicismo se nos aparece asi como algo esencial- mente efimero y transitorio. Se acepta €l orden y la jerarquia antiguos, pero no porque se los restablezea sobre prin- cipios s6lidos, como acontece en la cultu- ra barroca, sino por la e6méda solucién de momento que proporcionan. Es una época de estabilidad aparente. Dice Pablo Hazard: “El espiritu clasico gusta de la estabilidad, es Ia estabilidad misma. Después del Renacimiento y la Reforma, grandes aventuras, ha venido la época del recogimiento, Se han sustraido la politi- ca, la religién, Ia sociedad y el arte a las discusiones interminables, a la critica in- satisfecha... Los problemas que habfan atormentado tanto tiempo a los hombres se consideraban resueltos... Se volverfa al celo hacia las puras creaciones del espiritu: se gozaria de los placeres de la sociedad, y ya sociables, los hombres, si no serian enteramente felices, al me nos estarian contentos.” El “honnéte homme”.—Cada época cu!~ tural con personalidad y contenido Pro” pios propugna un tipo humano represen” tativo de su ideal, El Alto Renacimente italiano paganizante se representé en |8 figura del héroe clésico, ambicioso ¥ si" escriipulos, en el “principe” de Maqui” velo; el Bajo Renacimiento, por !a8 ir fluencias italianas y espafiolas, ex?! su tipo en el “cortesano”, cuyo c6dis? — Escaneado con CamScanner Vista parelal do Path, SOLO Dn LIK xiV se puede ver el Louver, el palacto real, Ia plaza del Carrousel, ol palacto de las Tullerins y'ei"rin ena, con el puente Real. Grntado de In Cpoea hizo Castiglione; el barroco también tuvo su hombre ideal, el “caballero cristia- no”, el “héroe”, a la manera espafiola de Gracin. La posterior cultura de la Hustracién haré triunfar un hombre nuevo, el “buen burgués” de estirpe inglesa, acufiado por Steele y Addison. Pues bien: el clasicismo también pola- riz6 sus ideales alrededor de un tipo ideal: el honnéte homme. Era fiel reflejo del sentido que inspiraba a la cultura clasicista, y hecho, por consiguiente, de componendas: era catélico en Ia iglesia, pero mundano fuera de ella; se proponia ganar el cielo, pero con poco esfuerzo y sin renunciar a Ja felicidad en Ia tierra; cortés, agradable de trato, rehuye los excesos en todo; busea un equilibrio que consiste en no arriesgar nada, en no ahondar nada, en quedarse siempre en Jn superficie, en contentarse s6lo con In Armonia de los compromisos faciles. El teatro clisico francés.—La cultura del clasicismo se manifestari muy es- pecialmente y de una manera rotunda y esplendorosa en dos grandes campos: en el teatro y en las artes plasti Vanleco de Matern, Metra dp Danlel Du Mouser. {inbiioveca:Naclonal, Escaneado con CamScanner LA MAJA EDAD MODERNA mitad del sie la elie, eriticndo por Molidre, a ta vez ve yay en Francia una resurree- que se establecian contactos con ciertas Slo AN a ceatura tras el eclipse de formas del barroco espaiiol: la novela cae de reli ‘én El perfodo 1600- _pastoril de Honorato de Urfé, influencias —— del Amadis y de Géngora, realismo y pi- caresea del ronan comique de Pablo Sear- ron. Es el tiempo también de In “pro- sa de ideas”, que cultivartin dos maestros insignes: Descartes (1596-1650, Discurso del método, Meditaciones metafisicas, Tratado de las pasiones) y Blas Pascal (1623-1663, Provinciales, Pensamientos). La Academia francesa, fundada en 1634, se eneargaria de legislar sobre el idio- ma para hacer de él un vehiculo de ex- presién perfecto. Durante la primera Molidre, por Mignard. (Museo dle Chartres) 1650 prepara el advenimiento del cla- sicismo: Malherbe (1555-1628) es el hom- bre de aquella época: él lucha a muerte contra la imaginacién y la sensibilidad, se empefia en matar la lirica, que tan brillantes figuras tuvo en el Renacimien- to franeés con Ronsard y Rabelais, ¢ impone la dietadura de la claridad, el orden, la raz6n. Si Malherbe es un ade- Jantado del clasicismo, madama Ram- bouillet es el aglutinante que reine a to- 4 #7 dos los literatos refinados, los précieux, ORNELIVS Y su hétel es el primero de los “salones”, Mt ¥ cuya influeneia en el desarrollo literario | resultaria de importancia capital, tanto tos salones aristocraticos de los siglos xvtt ¥ XVIII, como las tertulias mis populares de los cafés, que se generalizan ya en el GENSIS Pedro Comelile, Grabado por Lasne A A by de i ra Pero el transito hacia Ia época eran oe EI preciosismo encontré en del clasicismo francés se personifica em ey a madama Rambouillet, desde Pedro Corneille (1606-1684), con Bt C! 416 culto » Su verdadero hogar: alli se tragedia estrenada en 1636, escrita 80° sl refinamiento introvertido de bre el modelo de Guillén de Castro, aU Escaneado con CamScanner EL SIGLO DE LUIS XIV Provocé fuertes discusiones. La tragedia serd en adelante el género preferido por el teatro del clasicismo, pues encauza las expresiones del sentimiento por los justos limites de la razén. El héroe de Corneille seré un hombre intelectuali- zado, todo razén, que le guia, y vo- luntad, que le permite dominar las pa- siones no gobernadas por la raz6n. El éxito de Corneille se debe a su peculiar manera de concebir la tragedia y no a su_inspiracién, pues-entré a saco en la tematica espafiola y en la de la antigtie- dad (Horacio, Cinna, Polieucto). Desde el adyenimiento de Luis XIV al gobierno personal se aleanza el momento culminante del clasicismo (1660-1685), para declinar después, mientras declina también ‘el Rey Sol (1685-1715), e irse extinguiendo luego lentamente. La “polé- mica de los antiguos y los modernos” Mena toda esta época de declinacién del clasicismo en el filo de un siglo a otro: planteada en la Academia francesa, tras- cendié a todo el mundo literario, con los ‘opuestos puntos de vista sostenidos por Ferrault, quien afirmaba que los anti- guos clisicos pueden ser superados y de hecho ya lo han sido por los modernos, y por Boileau, que sostenia la prima- cia de la antigiiedad, en la que suponia aleanzada una perfecei6n insuperable. En Ja época grande del clasicismo escriben todavia tragedias Pedro Corneille, Qui- nault, Rotrou, Tomas Corneille; pero sobre todo es la época de Racine (1639- 1699), que debe a su educacién janse- nista en Port-Royal la vena Iiricosen- timental que algunas veces aflora en los trozos declamatorios de sus trage- dias, escritas sobre temas grecorroma- nos (Andrémaca, Fedra), 0 biblicohist6- ricos (Ester). . ‘Aunque la tragedia leva la primacia en Jas letras del clasicismo, también la comedia comparte el éxito del teatro, de- bido al genio de Molidre (1622-1673). El mismo Pedro Corneille cultivé 1a come- MANEAL DHL HISTORIA UNIVERSAL. 11 520 dia brillantemente (Le menteur, 1643, sobre un tema de Ruiz de Alarcén) ¢ igualmente Racine (Les plaideurs, 1688), Pero Moliére, autor, actor y empresario, fué maestro en describir la psicologia de los personajes, que aleanzaron rango uni- versal y perdurable (El miséntropo, El avaro, Tartufo, Don Juan, escrito éste sobre el modelo de Tirso de Molina), y fué ademas maestro en la satira social Moliére. Grabado de ts época (Las preciosas ridiculas, Las mujeres sabias, El burgués gentilhombre). Con Corneille, Racine y Moliére, el tea- tro clasicista, por muy artificiosas que sean sus formas, y por muy forzadas que resulten dentro del canon de las tres unidades (lugar, tiempo, 'aceién), alean- za una perfeccién que supera todas las limitaciones. La influencia del clasicismo francés Wega a la Inglaterra de la res- tauracién, y a Espafia y Alemania a los ‘comienzos del siglo xvii. Allf donde llega se secan todas las fuentes de inspiracién originales, hasta que se produce una reaceién preludio del romanticismo. En el teatro inglés se abandonaria la tra- u __ an La Escaneado con CamScanner 530 sélo el genio de r la estre- a, muerto dicién sespiriana, y Dryden sera capaz de remont chez del clasicismo, En Espai Calderdn, nada se produce de valor has- Juan Racine, Grabado de Ia épora ta la segunda mitad del siglo xvi. En Alemania todo consiste en malas imita- ciones de modelos franceses, en traduc- ciones o lecturas directas. del francés, con lo que el vocabulario aleman, como el de los otros pueblos europeos, se plaga entonces de galicismos; la vena de inspi- racién alemana se refleja s6lo en la lite- ratura popular, de la que el Simplicissi- mus (1669) es la mejor muestra. Las reglas del arte. Boileau.—Como el arte, para los hombres del clasicis- mo, no consiste en la expresién libre del sentimiento humano, sino que es algo razonable, debe ser cuidadosamente vi- gilado por la razén, que dard las reglas convenientes. La estética clasicista tenia preceden- tes antiguos en las letras grecorromanas, En el Renacimiento, como es natural, se habian preconizado otra vex sus formu- LA MAJA RDAD MODERNA las, Luego, Malherbe y Pedro Corneille (Bedmenes y Discursos, 1660) ensayaron cada uno por su parte ln imposicién de reglas. Pero el gran codificador de las re. glas del clasicismo literario sera Boileau, En 1674 publica éste el Art poétique, que al difundirse por Europa tendr& imi. tadores: asi, Pope, en Inglaterra, con ef Essay on criticism (1711) ; Gottsched, en ‘Alemania, que en 1729 publica su Ver- such einer Kritische Dichtkunst; y to- davia més tarde aparece la Poética de Luzfn en Espafia (1737), y en Portugal, el Arte poética de Freira (1748). Las reglas de las tres unidades aris- totélicas ya estaban impuestas. Los otros requisitos que Boileau exigiré a la obra literaria seran la inspiracién neutrali- zada por la razén, y Ia naturalidad do- mestieada por las normas estilisticas de Madama do Sévigné, por Miwent la antigtiednd; vigor formal y adios” miento téenico que obligaban & Wray dado vigilante para rec! iear a de la espontaneidad en Jos autores: fl Escaneado con CamScanner La ausencia del sentimiento y de la Poesia lirica—Pero todo esto es dema- siado seco, sin vida. La poesia encerr: da en reglas es una poesia encarcelada, que caer en el amaneramiento. La liri- ca, invadida por el clasicismo, queda atrofiada. Las Odas, Estancias y Cancio- nes de Malherbe imponen una poesia ce monétona regularidad, insustancial, de una frialdad pomposa y mayestatica. La prosa y la oratoria son los géneros pre- feridos. La prosa se depura y afina, pier- de colorido y entusiasmo, pero se hace vehiculo indispensable y refinado para In exposicién de las ideas. El ensayo sera el género por excelencia de la prosa de ideas, que encontraré en La Bruyére (Los earacteres, 1688) un habil conti- nuador de los grandes maestros prece- dentes. También es la época del periodis- mo incipiente, euyo papel en Ia litera- tura, en la politica, en la informacién general del pablico, le prepararian un futuro esplendoroso en los medios lite- rarios. LO DE LUIS XIV 531 Es también la prosa cuidada el ve- hiculo de la comunieacién epistolar, como las cartas de madama de Sévigné, aun- que este género de cartas, escritas para ser leidas en pablico, carecen de intimi- dad y hay en ellas, en cambio, preocupa- ciones moralistas y educativas. La prosa didactica tiene un representante ain mis eminente en Fenelén (Telémaco, Tratado sobre la educacién de las mujeres), que preconiza ya una vuelta a la naturalidad literaria, sin coaceiones. La novela fija su atencién en los motivos psicolégicos, como lo hace la condesa de La Fayette. La preocupacién didéctica es tan gran- de que alcanza a la poesia, con La Fon- taine y sus Fabulas, género de ascenden- cia clasica antigua, naturalmente, pero también de sabor medieval (Fabliauz, Roman de Renart). La oratoria no.deja paso al arrebato, sino que se somete Retrato de La Fontaine, por Rigaud siempre a proporeién y medida: el dis- curso se descompone en partes y cada parte tiene su metro. Asi, Bour Bossuet o Fenelén. ~~ Escaneado con CamScanner - La NAIA DAW ADRENA vate amanoramtonto obvens dv tn gorte dol Rey Sol, De ente arte, See AaTR hel Vornon wor ef contra y ef anixio exe aoe dat ravtonatiamo, —— ponents, AIK lox arquttecton —lon don tn dace eaplondioroen Manmard, Le Van y Curlon Perrault Icon wun sermndon doton: sun edifietog lwon tw Hneas eltnlews sereeorromanan on lux fuchadan y extorlores, y el int vir we decorn minuglonamente, pero eon novoridnd. BL affin de un arte racional se mante flonta incluso on Jon Jurdines; euyo genio crendor ex Le Notre, y en los que se protonde ofrecer, sein los modelos ver- sulleveos, una naburaleza amnestrada, do- minnda por Inn proporciones racionales. Kin estos Jurdines se exhibirén las me joves obray escullérieas de In época, sobre tomas elfixicos, mitoldgicos, que avdornan fuentes y paseos, La decoracién do jurdines se hace, pues, un arte im portante, y en él deseuellan especialmen- te Le Brun, Puget o Blondel, Colbert, ete en © nilalstra de ke XY or Feltvo de Chawpa Praneta EL arte cortesano de Luls XIV.—In las artes plisticas, como en In literatura, el clasieismo francés aleanza valides uni- versal. Este estilo ncadémico, todo regla y medida, cuenta con un mecenas que le asegura el triunfo: Luis XIV. Las mejores realiztciones son debidas al patrocinio del rey, que es el gran cons- truetor de la época. El clasicismo ern estilo adecundo a la arquitectura, arte de Ja regla y el compiis, En vex do tn suntuosidad del barroco, reeargadn mu chas veces en o ornamental, se trazaban ahora las composiciones sexiin Hneas pie rs, raeionales. Hay una arquitecturn Prana Mansat cortesana france 1 arqutecto de bale IY {exlenann franeena que hex sere im ‘da'en toda Europa, porque todos ear Laer roberinog, dente ee EozaUe todos Tow A ta pintura Megarén también eé de las gran- pos ; eademia da inane ‘ones del estilo nuevo. Lat Academia cipey alerts haala ton pequefios prin de Paris, bajo In proteceién real, pensl es auleren copia el brillo na a los artistas para que vayan & Ron _—— Escaneado con CamScanner Ab SIaLO DE LUI XIV. Se pintan grandes lienzos de temas his- toricos 0 mitolégicos, y el arte que resulta de ellos carece de ambiente popu- lar, para redueirse a los cireulos corte sanos, donde brillan sobre todo los pin- tores de Luis XIV. La misica: el predominio italiano.— Francia ha detentado la capitalidad de las letras y de las artes plasticas durante “el siglo de Luis XIV". Pero en el si- glo xvit el esplendor de Ia misica co- rresponde a Italia, que dictara sus gus- tos a Europa, hasta el advenimiento de la msica alemana en el siglo XVIII. En la épera, acogida eon éxito pibli- co desde el tiempo de Monteverde, conti- nuar& Scarlati esta escuela, mientras Lulli impone una direccién nueva en Ia que se hacen concesiones al gusto clasi- cista: el estreno de Cadmo y Hermiona, en 1673, sefiala el éxito de Luli. También la masica instrumental reco- noce la preemineneia italiana, con las sinfonias de Bassani o las diversas com- Posiciones de Corelli. Pero ya en Alema- nia destacaban Froberger y Bebel, como anuneio del futuro brillante de la msi: ca sinfénica alemana. La crisis de la conciencia europea.—Al finalizar el siglo xvi, el remanso del cla- sicismo esté a punto de acabar. Las for- mas exteriores de las artes y las letras siguen siendo clasicistas, pero la revolu- cién ideolégica moderna continda su cur- so de manera subterrdnea, y de nuevo saldré a la luz en los Gltimos veinte afios de aquella centuria y primeros lustros de la siguiente: la época en que Pablo Hazard ha centrado la “crisis de la con- ciencia europea” Cuando el clasicismo empieza se acep- ta, por pura conveniencia, el orden, la Jerarquia, la autoridad antigua. A fines del siglo XVII se desata de nuevo In guc~ rra contra ese orden, esa jerarquia, esa autoridad. Los relatos de los viajeros, que se publican con éxito creciente, despier- tan las inquietudes por la erftien social, «a Escaneado con CamScanner LA HAMA RDAD MODENA aay Rn las narraciones de paises lejanos, de pueblos primitives, se hace la erfticn comparada de la sociedad europea y ka de esos otros mundos exdticos, EL barin de Lahontan regresa de América y relate sus experiencias del Canadi: su pro- tagonista es un hurdn, prototipo del “puen salvaje”, figura grata a la litera tura del siglo, De la comparacién entre Jouatin Swift los mundos y culturas diferentes se de- duce un relativismo que mina la sélida estabilidad clisica. Los novelistas que describen viajes imaginarios —género de moda que consagrara definitivamente Jo- hatan Swift, con sus Viajes de Gulliver— hacen la obra més abiertamente demo- ledora. Contra la estabilidad del orden anti- Suo se desata también la critica histé- rica. El arma de la critica fué la cro- nologia. De la historia Profana se pas6é a la sagrada: y como la cronologia tra- icional de la Biblia no se compaginaba bien con ciertos descubrimientos sobre {a antigtiedad de los egipcios 0 de los babilonios, se ponia en duda la veraci- dad de las Sagradas Escrituras. Hay in. eluso algunas xentes en el campo catéli- co cuya fe en la Biblia vacila y quieren salvarla admitiondo que los textos sagra- dos han sufrido alteraciones con el tiem- po, Porque los hombres que recibieron el poder de escribirlos tuvieron también autoridad para reformarlos: tal es Ricar- do Simén, sacerdote del Oratorio, filélogo consumado, autor de una Historia critica det Antiguo Testamento, que aparece en 1678, La fe en la Biblia se debilita, se niega In posibilidad de! milagro: los fun- damentos de la religién tradicional son asi socavados. Los heterodoxos de todos los matices tomaban In ofensiva. Después de la re- vocacién del edicto de Nantes (1685) los refugindos protestantes y calvinistas re- avivan, desde Holanda sobre todo, la polémica religiosa. Pedro Bayle, el cam- peén de esta polémica, somete todo co- nocimiento y aun todo sentimiento re- ligioso a una acerada critica racional, ¥ camina de este modo hacia un integral escepticismo. Es el maestro de la duda. Se socava, pues, el orden antiguo, ¥ prineipalmente los pilares religiosos y sociales de ese orden, Pero habia que construir algo que viniera a lenar él hueco. La fe y los valores antiguos no podian sustituirse simplemente por la duda, sino por otra fe y otros valores nuevos. La crisis de la conciencia eu- ropea hacia necesario el advenimiento de la Tlustracién, BIBLIOGRAFIA La obra de conjunto mis importante $2 bre la cultura de los altimos lustros 47° siglo Xvit_y comienzos del xvui_es Ja {° P. Hazarb, La crisis de la conciencia © ropea, trad. esp., Madrid, 1941. Para el cepto de clasicismo es interesante H. Fry” RE, EQué es el clasicismo?, trad. Jico, 1952 (en esta segunda edi Se contiene una notable seleccién bibliog: fica, aumentada con un. suplemento PAT), obras mis recientes; en total, 359 Uy Entre las obras no resefiadas €" 4 ince de Pevre merece recordarse 1a intel sintesis interpretativa de A. DE M&e coup de force de 1660, Bruselas, 1935 Escaneado con CamScanner Pr B) EL SIGLO DE LAS REFORMAS 1) EQUILIBRIO EUROPEO Y GUERRAS EN EL SIGLO XVIII CAPITULO XXXVI EUROPA DESPUKS DE LA PAZ DE UTRECHT La dinastia Hanndver en Inglaterra, — Law monarqutan borbinicus. — Auatria vacila entre Oriente y Occidente. — Prusia bajo Federico Guillermo 1: el mititarismo pruxiano, — La obra ie Pedro I y aus auccaoren, Lat occidentalizacién de Rusia. El sistema de Utrecht estaba fundado en el principio de equilibrio entre po- tencias. Las relaciones del equilibrio se basaban en dos ejes europeos, Paris y Viena, y en una potencia —Inglaterra- que desde fuera dirigiria y adminis- traria el equilibrio en su propio pro- vecho. ‘Tal sistema, jestaba llamado a procu- rar paz duradera? Hasta 1740 se vive en una relativa calma, s6lo alterada Por ineidentes locales 0 localizados. Ahora bien: esa calma relativa, més que fruto de Utrecht, lo es de otra serie de cireuns- taneias que aproximan a Paris y Londr« En todo caso, Ja crisis de la sucesién austriaca inaugura el perfodo de guerras europeas o grades conflagraciones del glo Xvi11, Bl equilibrio bipolar de Utrecht cae por tierra y se derrumba definitiva- mente en 1766, con Ja reversién de las ianzas. Paris y Viena, los antiguos ri- vales, se unen, y deponen caducas ene- mistades. El sistema de contrapeso de los dos bloques continentales (Austria y Franeia) desaparece. El equilibrio no sera ya recompuesto hasta que, pasadas las guerras napoleénicas, Europa redna de nuevo un congreso general para liqui- dar tantos afios de guerra. En el cuadro europeo de Utrecht- Nystad aparecen junto a las viejas po- tencias, otras nuevas con poder creciente. Inglaterra es el 4rbitro del sistema, pero al morir la reina Ana (1714), as- ciende al trono britnico Jorge de Han- néver, ,No complicardn a Inglaterra los intereses hannoverianos en una politica continental, en perjuicio del equilibrio que respaldaba la expansién maritima inglesa? En Francia, una crisis dinéstica pre- sumible enfrenta al duque de Orleéns con Felipe V. Este, a su vez, se halla me- diatizado por Isabel de Farnesio. De este modo, Paris como eje de equilibrio es un punto débil que no recobraré su for- taleza hasta los tiempos de Fleury. El otro punto clave, Austria, se anuncia como una nueva potencia oriental. Y entre los poderes en alza, Prusia y Rusia se perfilan como elementos que, a Escaneado con CamScanner 540 La HI eardenal Px i Fleury, primer minsteo francés, Cuadts or iigaud MAJA EDAD MoDIERNA por el momento, no presentan dificulta- des para su integracién en el sistema europeo, pero que con el transcurso de los afios creardn nuevos problemas y di- ficultades, La dinastia Hannéver en Inglaterra— El Covenant de 1707 habia unido in- disolublemente a Inglaterra y Escocia. olan. np bise Firma del cardenal Fleury La antigua unién personal de las coro- nas se transforma en una unidad de los reinos. Factores de esta unién fueron Ia Iglesia presbiteriana escocesa y la Igle- sia anglicana, pues, temerosas ambas de la sucesién catélica de Jacobo IIT, pre~ sionaron para garantizar una sucesion protestante. Escaneado con CamScanner RL AIOLO DE LAM IRvORMAR LOS HOHENZOLLERN DE BRANDEBURGO Allverta Aquiles, or dhe Bandeburga, T1180 bal Y PRUSIA Juan de Brandebungo Jonquln 1 Joaquin 1 Suan Jorge Joaquin Federico Juan Segisn Jorge Gulllermo, 1610-1640 Pedetlon + Sota Inguellin ‘+ Marla de Cléverts | + Ava Leonor + Gustavo Adolfo de Suceta Federico Gulllermo, el Gran sector, 1640-1080 Federleo TIT (rey Federico I, desde 1701) | Federleo Guillermo I, 1713-1740 “ Bofla de Hanndver | Federico TH; 1740-1780 Augusto Gul | Federico Guillermo 11, 1780-1797 i ederico Gulllermo U1, 1797-1840 Carlota + Yar Nioolds 1 Guillermo T, KAlser de Alemania desde 1871 Los jacobitas segufan teniendo proba- bilidades, y las intrigas de Bolingbroke ¥ de los tories desde el gobierno, entre 1711 y 1714, pretendian anular el Acta de Establecimiento y el Acta de Regen- ia con que los whiga hablan asegurado la sucesién hannoveriana, Sin embargo, al morir Ana (1 de agosto de 1714), los regentes Namaron a Jorge 1, La suble- vaeién facobita, alentada con In presen- ia de Jacobo IIT en Bacocin (1716), fra- cas6 por falta de apoyo popular y po suspicacias religiosas, : No obstante, los reyes hannoverianos tampoco son recibidos sin’ recelo, Tan- to Jorge I (1714-1728) como Jorge I (1728-1760) se sienten mAs alemanes que Ingleses, 4Cambiar& Inglaterra Ia_polf- tien maritima, en Ia que funda su pros- peridad, por una polftien continental mas comploja? Bata es Ia cuestién dominan- te. Lon forcejeos hannoverlanos por Iigar . Escaneado con CamScanner cred Jos intereses del reine a Inglaterra con I nde los aleman provocan una esci whigs y una crisis gubernamental en 1717: Walpole y Towshend, mantenedo- Jonge 1 de Inglaterra res de la no asociacién de los intereses hannoverianos, son apartados del gobier- no; como Arbitro de éste queda Stanho- pe, que defendia el compromiso entre los intereses britdnicos y los deseos del rey, pero en 1721 triunfan Towshend y Walpole. Las complicaciones continenta- les no sacrificardn la politica maritima. Las monarquias borbénicas.—Con la instauracién de la dinastia francesa en Espafia se descontaba el mutuo apoyo internacional de Paris y Madrid. Pero en vez de alianza borbénica nos encon- tramos, tras la muerte de Luis XIV, ocu- rrida el 1 de septiembre de 1715, con una oposicién entre el regente, duque de Or- leans, y Felipe V. El “secreto del re- gente” consistia en sus aspiraciones a LA MAJA RDAD MODENA ln sucesién en el trono del enfermizo Luis XV. Orleans habia incumplido las disposi- ciones testamentarias de Luis XIV: anu- 16 el Consejo de Regencin y se declaré regente tinico. Mediante reformas adm nistrativas (creacién de Consejos centra- les al estilo espaiiol, restablecimiento de Parlamentos anulados tras la Fronda), buscaba una clientela personal. Pero Felipe V no habia renunciado sinceramente a sus deseos de sucesién en Franeia, y el duque de Maine defen- dia piblicamente su candidatura. Asi, por recelo hacia el monarea espaiiol y con el fin de asegurar para st la corona, one 11 de Tnglaterra, Cundro por Hud el en el caso de que quedase vacanter © el mi- duque de Orleans, secundado por ¢! ey nistro Dubois, echaria a Francit en nos de Inglaterra — Escaneado con CamScanner Bh staL0 Felipe V, en Espaiia, una politien de reforma de tipo adminis- trativo, cuyo objeto era reforzar la cen- tralizacién y el poder real. Pero le falta ia. acometido Roberto Walpole, conde de Oxford dar un sentido nacional a su politica. Dominado por su segunda mujer, Isabel de Farnesio, que aspira a secundar el “secreto de los Farnesios”, o sea las am- biciones italianas de aquella casa, todas las direcciones que se imprimen a la po- litica espafiola estén media- tizadas por la reina. Asi, en los umbrales del siglo en que se va a ventilar la suerte de América ante los apetitos im- perialistas britdnicos, Espa- fia desaprovecha una gran oportunidad de hacer politica americana, de fortalecer sus provincia de ultramar. Austria vacila entre Orien- te y Occidente.—Desde Sitva- ‘Térok la calma del frente danubiano, salvo el incidente de 1664, habia per- mitido a Austria desentenderse de las preocupaciones orientales. Pero el ataque LAS WHORMAS. baa tureo en 1683 despierta a Austria, In- corporada Hungria a la monarqufn aus- triaca (Dietn de Presburgo, 1687), un nuevo horizonte balefnico se abre ante Viena, Las paces de Carlowitz y Passa- rowitz confirman este destino oriental. Para realizarlo, Austria cuenta, como poteneia oriental, con recursos propios fuera del imperio: Hungrfa le propor- ciona soldados y dinero. Aquella es épo- ca de grandes generales al. servicio de Austria, como Carlos de Lorena, Luis de Baden y el principe Eugenio de Saboya. Passarowitz marea dos direcefones a la posible politica baleéniea de Austria: una linea expansiva hacia el Sur: Se via-Grecia; otra hacia el Sudeste: Ru- mania. En todo caso se trata de sustituir el poderio tures, Es cierto que en Ru- sia se adivina una posible competidora. Pero {qué significa todavia el peso de Rusia en aquellas latitudes? No es la inicial competencia rusa la que pondra un freno a la politica baleé- niea de Austria, sino sus propias vacila- ciones. No se resignara Viena a pospo- ner sus tradicionales intereses occiden- tales en beneficio de la politica oriental, de la que era un insigne propugnador el principe Eugenio. Las cuestiones in- ternas del imperio alemén tienen todavia Sello del emperador Carlos VI do Austria la primacia. Ademfs est vivo el pleito italiano con Espafia, que en vano inten- tarfin saldar los tratados de 1725, La incorporacién de los antiguos Paises Ba- li << Escaneado con CamScanner LA MATA ROAD. M as WA MAJA DAT jos espafioles ha echado también sobre ‘Austria nuevos intereses en Oceidente; y el intento de formacién de una Com- paiifa de comercio en Ostende distraerf Federico 1, rey de Prusia durante algunos afios la atencién y la fuerza de Carlos VI. Precisamente las cuestiones del comer- cio maritimo solicitaban ahora en grado inusitado al emperador. La Compafia de Ostende podia ser la base del comereio atlintico; el comercio mediterréneo po- ia apoyarse en los puertos adridticos de Trieste y Fiume, si se los acondicionaba al efecto, Después de Passarowitz, Car- los VI apoya con gran empuje esta po- Mitica mercantil y maritima: firma en 1718 un tratado de comercio con el sul- t4n, declara en 1719 puertos francos law dos plazas del Adriftico, ofrece protec- ci6n a las villas maritimocomerciales itn- Nanas, pacta con lus regeneias de Tri. Poli.y Tanex para evitar los estorbos de Ja pirateria, Pero todo ello fu6 un empe fio Indtil: Inv dificultaden finanelerayy la oposicion de Inglaterra y Holanda die ron al traste con In Compaiiia de On- tende, que se disuelve en 1730; In ineapae cidad de Trieste para desnrrollarne hag. ta la segunda mitad del siglo, condena al fracaso el proyecto mediterrineo, Austria no siguié con decision una po- Itica oriental, por las disensiones ocasio- nadas por la politica occidental. Su vaci- lacién tuvo una consecuencia inmediata: el fracaso de la paz de Belgrado, en 1739, que era un retroceso importante. Y asi la indecisin austriaca en el siglo xvutt fué causa de que se retardara durante mucho tiempo el encauzamiento definiti- vo de la cuestién de Oriente, que daria lugar en el siglo x1X a una de Ins mis complejas crisis de la historia moderna. Prusia bajo Federico Guillermo I: el militarismo prusiano.—Federico Guiller- Federtea (Guillermo T de Peusta en au juventa mo, el Gran Elector, y Federico HT Mt bfan hecho de Prusia, en la segunda ™) tad del siglo xvi, una gran potenelt Y poder se basaba en el ejéreito, ¥ PAY Escaneado con CamScanner WMT AE TAM MNROHEALAN ann oer WH bien efdnvto we neottaban Wie Thane aaneadans de alt el ompes AN Ao y conataneta eon que amboa elootorns | Fe Vhellaron ot hue orden admtutatrattvo, | NE-Cran tector ponid Inclune tntotar | « Aw nmwrtnn yuna extablectmtenton hy witramarinos en Afrlon (Compania do a s . eandoburto, L081), proyectoa frustins | Saye low por tn apotetdn de Holanda, Hn now | % " patwow tan pobrew yr tan pow poblados ' como eran law terran de Brandeburxo: | Y do Ta Maren Orlontal xe hike necesurlo At ‘ob atraer timigrantes, sobre todo maces | a tie artoatmox y comorelantes, Ant, ol bal pale xe puebla y enriquece al miamo, | Hlompo, Con la partiolweldn en las xuerras del Compo ite Lute XIV lox Bxtados dot lee tor se inerementan, Ku 1701 el elector Federico HHL obtione of {tuto real (Foe devien 1). Hu 1718 aueode Federico Guillermo au padre Pedertco 1, Utrecht y Nystad dawen amptiando In extonsién territortal de Prusia, La polftion internacional do Federico Guillermo despugs de Utrecht serd poco clara de 1720 a 1725. ge apor yalen tna endeble aliamar con Tulate- rea y Franela, lego busea et neorens miento de Austria y Rusia, pero al tras easat suis asplraciones sobre Mecklem: aH burgo y Polonia (1738) volverd a una ESTED atiomea trancesa. Su politica interior es, en cambio, un ejemplo de tenacidad, Todo su eatuerzo se enderezard a poseer un fuerte ejér- cito, Ast, para unos Estados poblados por dos millones de habitantes, logra tener un eféreito desproporeionado: ochenta mil soldados en tiempo de par, Se trata de un Bstado-campamento sobre el que mans da un Rey Sargento, En efecto, el Esta. do se organiza con un estilo militar: cada distrito posee un regimiento, In Acade- mia de Cadetes de Berlin es el contro de la formacién aristocratica, Incluso tos sorvicios burverdticos se desempefian con, Aisciplina militar, mientras que el ‘rey - Escaneado con CamScanner Caten N= Rareeen te Weil jut DE LOS ESTUARDOS A LOS HANNOVER. EN INGLATERRA he monn Gnome WL + Maren Moamenthe 9 em tien La nian MOD sas forzar el tone moral, fa- voreciendo el pietismo de Spener, a quien apoya frente al racfonalismo de Wolf, expulsado del centro intelectual prusia- no, la Universidad de Halle. También, como sus predecesores, Fe- Gerico Guillermo 1 fomenta afanosamen- te las fuentes de riqueza: desecacién de pantanos, transformacién de arenales en tierras de cultivo y admisién de extran- jeros, sobre todo judios y técnicos que se ecu de et La obra de Pedro 1 y sus sucesores, La oceldentalizacion de Rusia.£1 rej. nado de Pedro 1 (1689-1729) sefiata una época decisiva para el futuro de Rusia, En lo externo prosigue el ensanchamien. to territorial, que se proyecta en cuatro direceiones: Siberia, el Chucaso, el mar Negro y el Baltico. En la politica interior, el ejemplo de Luis XIV esté siempre invitando al rey para que refuerce Ia autoridad monér- fomentan el comercio y las artes. En Fe- derico Guillermo I se remata una politica caracterizada por la continuidad a través de los tiempos y a pesar de los caracteres disimiles de los soberanos. Con su propio hijo, que luego seria fiel continuador de la obra paterna, habia mantenido difiei- les'relaciones hasta el 1730, La rigidez y el sentido de la disciplina fueron’ tam- bién aplicados al heredero de la corona, que hubo de sufrir un largo castigo, des. terrado en Custrin como simple funcio- nario, de 1730 a 1734, Al morir, en 1740, el Rey dejaba a Federico 1 como feasts une mAquina para hacer la guerra y unos Es- tados dislocados en el este y oeste de Ale. ee (Rin), con el incentivo de procurar undiéndolos en una sélida unidad. quica. Pedro I conservaré las viejas ins- tituciones: Duma de los boyardos, pri- kaces multiformes, complejisima trama administrativa que imposibilita la ins- peccién real. Pero junto a ellas el zar le" vanta institueiones nuevas bajo su inme diata inspecién, gracias a las cuales ¢ poder central se afirma: Senado, colesio# © Consejos centrales para las diversas ramas de la administracién; division te rritorial de provineias y distrites, meet mismo burocratico nuevo. 1 Pedro T suefia con occidentalizar © pas, Aunque provenia, por su madre, de una familia de “viejos rusos” abandons la tradieién familiar y seri el mis deel ido campedn de In oecidentalizacion, a" por Jo que hace a Ins instituelones 6 siste slo en un trasplante precipitn’s Escaneado con CamScanner LA MAJA BDAD MODEINA Pedro I de Rusa interroga a su hijo antes de ser 6ste condenaddo a muerte, Cuadro por Cay. (Museo de Mosel) obra artificiosa de dificil asimilacién. La resistencia a las reformas son muchas: provienen unas veces de los intereses de la vieja aristocracia, a cuyo frente se pone el hijo del zar, Alejo, castigado y muerto en 1718; otras veces fué la Igle- sia: prelados y popes excitan la xeno- fobia popular y dan un impulso al mist cismo antioceidentalizante, y ast el bajo Pueblo, conmovido por la radicalidad de la reforma, que aleanza a los peinados, al modo de vestir, al calendario, se suma a la protesta. Pero el zar triunfa de todas las resis- tencias. Acomete la reforma eclesidsti- ca: suprime el Patriarca en 1700, susti- tuido en 1721 por el Santo Sinodo y el Procurador general, especie de ministro de los asuntos eclesiasticos; con ello, la Iglesia queda convertida en una rama de 1a administracién. La: burocracia adieta adquiere rango de nobleza: una aristo- cracia de funcionarios —chin— recibe tierras, riquezas y honores por sus ser vieios al Estado y alza su fuerza nueva frente a la vieja aristocracia de Ia san- gre. La nueva aristocracia encabezari el movimiento occidentalizante mientras que los antiguos boyardos se anclan e la tradicién, Asi se consuma la escisién Tusa: porque junto a la Rusia oficial o¥” vopea perdura la Rusia popular, a la av® no aleanza el espiritu europeizante. ArT bas Rusias viven, sin embargo, wee puestas: durante dos siglos, el mut de los zares se nutriré sélo de Ia cori artificial oceidentalizante, desprovisia Ja savia natural rusa. Pedro I se ata Propuesto otro empefio artificial: MT, de un pueblo: sin costas practical a navegantes, una potencia naval, Cov f empefio hizo levantar sobre 14s Escaneado con CamScanner EL SIQLO DE LAS REFORMAS mas finlandesas la ciudad de San Peters burgo, y en 1716 trasladé alli su capital. Viaj6 de incégnito por Holanda e In- glaterra, para conocer personalmente las téenicas de construccién naval, y compré en Europa bareos para iniciar la mari- na rusa. Pero esta experiencia marinera coneluy6 en un completo fracaso, Pedro I quiso initilmente arrancar a Rusia de su destino continental, impuesto por el medio geogréfico que le da vida y del que es, al mismo tiempo, prisionera. Des de entonces hasta nuestros dias Rusia se ha debatido en este mismo dramftico esfuerzo, La obra de Pedro I no sera continuada por sus inmediatos sucesores. Tras la rebeldia del zarevitz, Alejo, se hizo una reforma sucesoria, en 1721, por In que se abandonaba el principio de la primo- genitura en la transmisién hereditaria: el zar podia elegir libremente sucesor en- tre sus hijos o parientes préximos. Ast las intrigas de las camarillas y Ins con- juras menudean durante los afios 1725 a 1741, en que reinan sucesivamente Cata- lina I, Pedro II, Ana I e Ivan VI. Un diplomético del siglo xvi dijo que el trono de los zares no era hereditario ni electivo, sino ocupativo. Es ésta una grave crisis que afecta a la monarquia por la resurreccién de las oligarquias nobiliarias, a las que se su- man los poderosos extranjeros avecinda- dos recientemente (Ostermann, Munich, Byron) que proyectan limitar constitu- cionalmente el poder real. Cuando sube al trono por Ia. violencia Isabel I, hija de Pedro I, el & de diciembre de 1741 651 la crisis ser& salvada: elimina In media- tizacién de los extranjeros, se rodea de rusos inteligentes (Suvarof, Bestuzef) y salva la obra de su padre, preparando el camino para que més tarde pueda Cata- lina IT Hevar adelante su politica. BIBLIOGRAFIA Un examen de conjunto, bien construido, para In-Inglaterra do los primeros Hanné- ver, en J. H. Puums, England in tho oight- conth contury, 1950, Buen, repertorio. bi- Ddliogréfico moderno para la historia inglesa del setecientos se encontraré en S. PARGELIS Ydy de, MEDLEY, Bibliography of British story; Tho 18th century (1714-1789), en In edicién de 1951. El desarollo de la potencin prusiana puc- do estudiarse en F. VON OFPELN-BRONIKOWS- Xt, Der Baumeister des preussischen Staa- tes, Leben und Wirken des Soldatenki Friedrich Withelms 1, Jena, 1931. Oswatp REDLICH consiguié un gran éxito (tres ediciones en cuatro afios) con su es- pléndido y documentado libro: Das Werden einer Grossmacht. Osterreich (1700-1740), Briinn-Munich-Viena, 1942. Estos aspectos nuevos de ln Austria renacida pueden com~ pletarse con la importante y reciente bio- graffa del principe Eugenio eserita por el conocido historiador M. Braubach, Para el desarrollo cconémico de Rusia, véase In comunicacién de R. PortAL, Le dé= veloppement dune industria moderne en Russio au XVIHe sidete, en el tomo 1V de las Relazioni del X Congreso Internacional de Ciencias Histérieas, celebrado en Roma, 1955, en donde se_contienen importantes referencias bibliogréficas de la reciente in- igacién histériea rusa. Afiddase la bio- grafia en alemin de Pedro el Grande por TR. Werramt, 1954. ‘Para la politica espafiola en este tiempo, es recomendable el sdlido estudio de A. BE ‘THENCOURT, Patifio en la politica internacio- nal de Felipe V, Valladolid, 1954, Ademas, el estudio de G, MecenserrY, Karis VI spa- nische Bundnispoltiik: (1785-1729), Tnns- bruck, 1934, Escaneado con CamScanner OAPITULO X IX LA EPOCA DE PAZ Y EQUILIBRLO. LOS INTERESES COMERCIALES Y COLONIALES La amistad francobriténica. Ll con| de los Gongresos de Oambrat y Solssone Ho de Ltalia; Alberons y lon Farneeion, Ine La época La auce- Politica de Walpole y de Fleury. — Elespacio oriental. — Los intereses comerciales y coloniales. — La guerra ‘ de la Oreja de Jenkins. Después de Utrecht hay un largo pe- riodo de paz, desde 1714 a 1739, apenas quebrantado por incidentes secundarios, como el conflicto de Italia provoeado por Alberoni, la guerra hispanoinglesa de 1727 y la guerra de Sucesi6n de Poloni Pero la paz, més que un fruto del “equi- librio”, es una consecuencia de la amis- tad francobritanica, que no nace de Utrecht, sino de la politica personal del regente Orledns, primero, y luego de las coincidencias pacifistas de Walpole y Fleury. En este periodo los intereses del co- mereio saltan al primer plano de la po- litiea de los Estados. Se debe a los de- seos de la monarquia de enriquecer el pais con las nuevas fuentes de riqueza que ofrece el comercio, para tener de este modo un Estado rico, capaz de fi- nanciar la politiea de gran potencia, més costosa cada dia. Ademés, las oligarquins burguesas van teniendo un cierto acceso al poder en el siglo xvi, La debilidad financiera de los Estados, tras las gue- tras de Luis XIV, obligé a los soberanos @ recabar el coneurso de hacendistas y hombres de negocios para salir de apit- ros. Asf, los burgueses, eunndo tienen en sus manos una cierta intervencién en los negocios pablicos, imprimen a Ia politica interior y exterior una direecién filobur- guesa. Precisamente son los intereses co- merciales en pugna los que provocarén la crisis bélica hispanobritanica de 1739, con que se pone fin a la 6poca de paz posterior a Utrecht. flicto de Italia: Alberoni y los Farnesios. Para consumar Ia paz europea, después de Utrecht, se requeria apaciguar dos focos de discordia: el del Norte, con la guerra suecorrusa, que aleanzard su final en 1721, y el del Mediterraneo, alterado por la rivalidad entre Felipe V y Car los VI. Era ésta una rivalidad personal, entre los antiguos aspirantes a Ia co rona de Espafia, pero se trataba tam: bién de una oposicién de intereses italla- nos entre el emperador y los Farnestos. f cuya cnsa perteneefa In nueva rein de Espafia, Isabel, EI “secroto de low Farnesios” consis ta en aspirar a la formacién de wn vaste Estado centroitaliano, con Parma, Tos cana y clertas plazas pontifieias. Peres ademfis, Tanbel de Farnesio tenfa su Escaneado con CamScanner

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