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NEOL{TICO, Las civilizaciones urbanas y estatales del Préximo Oriente tuvieron sus antecedentes en un Neolitico en el que fueron desarrolldndose unas técnicas agricolas que posibilitaron la mejor explotaciéa del entomo y ja obtencién de unos excedentes agricolas que permitieron a una parte de la poblacién dedicarse a otras actividades y, lentamente, ir ponién- dose las bascs de una diferenciacién social. Un Neolitico que fue muy prolongado en el tiempo y que se divide en dos grandes fases que se di- Ferencian por la existencia 0 no de cerémica, que apareci6 en el VIT mi- Jenio. Con posterioridad existieron diferentes culturas que con sus vances fueron ponicndo las bases de una sociedad urbana y estatal que también desarrollaria una escritura, en el TV milenio en el caso de Me- sopotamia y a finales del mismo milenio en Egipto, al tiempo que apa- recen as primeras redes comerciales que responden al interés y Ia de- manda por unos objetos procedentes de tierras Jejanas que se utilizaron ‘como simbolos de poder y en la realizaciGn de objctos para los rituales. BL NEoLtrico EN BL PROXIMO ORIENTE La principal raz6n por la que la Hamada «revolucién neolitica» por Gordon Childe tuvo lugar en el Oriente Proximo es que esta regidn se vio menos afectada por los cambios climiticos que tuvieron lugar con el final de la ditima glaciacion. Las razones y explicaciones de esta re- voluci6n contintan siendo debatidas, aunque explicaciones como et de una presién demografiea se han abandonado, Por otra parte, Ia apa: riciGn del Neolitico no implica el abandono de précticas recolectoras © cazadoras, surgiendo precisamente los primeros centros cn marcos ecolégicos que permitian la realizacién de diferentes actividades eco- 59 ( PEREZ LARGACHA, Antonio, Historia Antigua de Egipto y del Proximo Oriente. Madrid. Akal. 2007. pp.59-69. del Neots en el Présima Oriente, Barcelosa, 2003, $5800, Frente: O. Aurenche y S. K, Zoalowski, Fl arigon El Proximo Oriente entre 6900 y 0 nomicas, ni tampoco la existencia de cerdmica. existiendo un Neoliti- co aceramico que tiene sus principales centros en e] Levante y Pales- tina, siendo con posterioridad cuando la Hlanura mesopotdmica lidera- 14 los avances, aunque debemos esperar al IV milenio para que el Neolitico se irradie plenamente en Mesopotamia meridional Los avances que se producen en los siglos anteriores al VI mitenio se manifiestan principalmente a los pies del Tauro y del Mediterréneo, ten regiones donde las precipitaciones anuales estén por encima de los 250 mm y que permiten el desarrollo de una agricultura sin necesidad de una ittigaciOn artificial, desarrollindose yacimientos como Catal Hyuk, Jeric6 © Muraybet en los que se constatan las primeras evi- dencias de un cultivo intencionado de cereales, junto a la domestica- cin de animales como la cabra y la oveja. Ceniros que cada vez, son mas grandes, en los que se prodiicen avances en la explotacién de los recursos gracias a un desarrollo tecnol6gico y se constata un interés por acceder a productos exéticos como las conchas marinas y, espe cialmente, la obsidiana, cuyo comercio pudo contribuir a la prosperi- dad de Catal Hyuk (6500-5000), evidenciindose también una ere ciente complejidad religiosa y so Entre el VIyy el IV milenio existieron diferentes culturas neoliticas que reciben su nombre de los yacimientos epénimos en que su cultura material fue descubierta por primera vez, penséndose en un principio que se sucedian arqueoiégica y culturalmente, siguiendo el pensa- miento de que toda nueva manifestacién cultural conllevaba el aban- dono de lo existente con anterioridad, cuando no la Hegada de nuevas poblaciones. Sin embargo, las investigaciones han permitido compro- bar que la mayorfa de estas culturas convivieron en el tiempo. La primera de ellas es Ia de Hassuna (5500-5000), en la que ya se practica una irrigacién mediante la construcci6n de canales, asf como a utilizacién de sellos de estampar que, sin embargo, todavia no pa- rece que se utilizaran para realizar impresiones sobre la arcilla. La cultura de Samarra (5600-4800), se desarrollé en Mesopotamia central, destacando yacimientos como Baghouz, en el Eufrates sitio, que pudieron actuar como un centro colonial en el comercio de Ia ob- sidiana procedente de Anatolia. También destacan yacimientos como ‘Tell es-Sawwan (Ia actual Samarra), donde se constata un plano urba- no, con varias construcciones aisladas del mismo tamafio y estilo que parecen responder a casas de clanes, revelando en cualquier caso un avance en Ia organizacién de la comunidad, como confirma la exis- tencia de fos0s ¥ muros que protegian el asentamiento, También es importante el asentamiento de Choga Mami, a los pies de los Zagros, donde se han encontrado grandes casas en forma de’, asf como ente- rramientos infantiles bajo la superficie, siendo la ceramica dominante pintada con motives complicados. 61 Los avances en la irtigacién que se producen con la cultura de Hassuna y de Samarra, con asentamientos como Tell es-Sawwan que se encucritra én una regi6n que ya no puede depender tnicamente del agua proporcionada por las lluvias, se manifiestan en Ia disponibili- dad de unos canales de agua y el grado de organizacién social que los inismos implican, y nos estan transmitiendo la necesidad de aumentar la produccidn de alimentos por un crecimiento demogrifico natural y tuna concentracién del habitat, como la necesidad de unos excedentes que dedicar al comercio o la artesania, poniéndose las bases de una es- tratificacién social y unas formas de organlgaci6n social que van a manifestarse en la signiente cultura neolitica. La cultura de Halaf (5500-4500), interpretada en un principio como 1 reflojo de una migracién de gentes procedentes del norte, se extendis por toda la Alta Mesopotamia, raz6n por la que se habla del «fenémeno Halaf». Una cultura material presente en regiones geogréficas muy le- Janas y diferentes entre si, y con «fésiles» culturales como una cerfimi: ca pintada en la que son dominantes los motivos geométricas pero tam- bign tos animales, y los sellos estampados. En su arquitectura destacan los tholos, de plania circular pero con evidencias de construcciones en us alrededores, y que aparentemente pueden representar un retroceso en la organizacién espacial de los asentamientos, al vincularse la planta circular con poblaciones todavia no plenamente sedentarizadas, razén por la que sc han buscado otras interpretaciones, como que servian para el almaconamiento de cereales 0 que se trataba de lugares donde las mu- Jeres trabajarian en actividades relacionadas con Ia industria textil y la elaboraciGn de alimentos; sin embargo, su utilizaci6n como viviendas sigue siendo la interpretacién dominante y mas probable. La amplitud geogréfica de tos asentamientos Halaf, junto ala uni- formidad en la cultura material que presentan, se ha querido interpze- tar en ocasiones como el reflejo de una cultura que ejercié el control sobre el comercio y en la que comenz6 a utilizarse el cobre, una hi- POtesis que no es aceptada por todos al ser las cantidades de cobre hi Hadas en Jos yacimientos muy poco representativas, pero que sin duda contribuy6 a su desarrollo. Esta cultura fue extendiéndose hacia el sur ¥ entré en contacto con la cultura Ubaid. La titima de tas eulturas neoliticas es la de Ubaid (5000-4000), 1a primera que tuvo sus orfgenes en el sur mesopotimico, extendiéndo- se en su segunda fase por gran parte de Mesopotamia. Se encuentran, manifestaciones de esta cultura en algunas de las que seran las princi pales ciudades mesopotamicas, como Ur y Uruk, pero especialmente on Eridu, que en ia memoria histérica mesopotémica se convertirfa en la primera ciudad creada por los dioses. En estos centros se encuentran las primeras estructuras, de planta tripartita (una nave central flanqueada por dos series de habitacio- 62 militud con los de tiempos postcriores como por sencia de un formas, origen de Los futuros zigurat, que se interpretan muchas ve~ ces como un deseo de proteger a estas construcciones, que ya serfan jas mas importantes, de los posibles efectos devastadores de unas mo de los asentamientos, unido a la tradicional canecpciea de un undo mesons ome ac Comes Usa de tra eco aan te ich poltcay econtinica, Us temples due ‘Las casas también adoptan la planta tripartita, que sera dominante en el Préximo Oriente, con un espacio central en toro: al que se or- oer co nods tos vances mss importantes sanizan las habia Pe emia, une euaniecion a Er vc want esha ue eran encerralas en bolas de arcilla, bulae, que luego se recubrfan con improntas de se- namiento de productos y excedentes, todo ello en una sociedad més aa erode icaments on la que se observa une ciferen Ce sempolguc comtntan ls obras dost SI ee ee canon se constata la presencia de = aa ie oes catiaa ae Teka 0 Afganistan, Por elo Ia Fi ee que In clture Ubud fe altima dea a eee ae eaten contaticcin con la evisencia UeOTSE bios que no implican un abandono dela pesca ol ee rs os sponte on um marco peograico pan aa na enitcn los eomplos de ido, Ua ea aa a ieee Pe rmanue tecsoperttn 9 de exe 090,108 ont ersacie uopontble 9 as diferentes formas de interpretar la misma. Un ejemplo es la interpretacién que 63 los excedentes para proceder a su reparto en periodos de escasez y ne- cesidad entre la poblacién {a amplitud geogrética de esta cultura y la existencia de diferen: Ss on I famaiio de los yacimientos ha favorecido que se defient Iq Gxistonsia de una estructura de chiefdoms (sociedades de jefatura), sia ie de la misma deba desprenderse la existencia de conflictos. uns ae Tas catacteristicas de este tipo de organizacin, pudiendo actuar algae gos contros como lugares centrales de su entorno més proximo, deve de se realizarian los intercambios, se almacenarign lox excedenie, y GSsnrroliaria cu trabajo una incipiente administradton que fue ponies, ‘ic Ias bases de la contabilidad. De esta cultura se han eneontealo nae pulestaciones en Sia ¢ Iran, asf como en el golfo Persico, Io que pac, Ge interpretarse como un deseo de controlar las principales terse ee cines que permitéan Ja obtencidn de todos aquellos productos de los que carecia Mesopotamia meridiénal Ea los ditimos momentos de la cultura Ubaid algunos asentamien- ce det eetimentan un declive y otros son abandonados, pero ello pues ‘sos necesarios para la apariciGn de unas estructura: materializarse con el mundo Uruk. EL NeoLtnico gn Eairo. Jp unificacién cultural y politica de Egipto tayo lugar entre 3200 y 2190, con Ja Hanada Dinastia 0, unos reyes anteriores al mitico wrk Gitlor del Alto y Bajo Egipto y fundador de la I dinastia, Mence, iden tificado normaimente eon Naimer, Una unificacién, politica » caltacal i6n del Sahara. Con anterioridad, los ssentainientos se habian localizado en torno a los uadis y al desierto oa r YYacimientos Predins 65 gracias 4 un clima mas hiimedo, que a sut vez imposibilitaba a explo- {aci6n del valle del Nilo, Asentamientos como el de Nabta, en el de- sierto occidental y vinculado a a tradicion de la Baja Nubia, cuya principal actividad era la ganaderia y que pudo actuar como un centro regional al que acudian las poblaciones para intercambiar, obtener productos y disponer de un lugar de culto comtin, en el que se han en. contrado las primeras estatuas monumentales de vacas conocidas, ¢s tun ejemplo de las condiciones existentes con anterioridad al V-TV mi- Ienio. En los iitimos afios el interés por conocer Is estadios previos al Bstado ha favorecido ef conocimiento de las inscripeiones rupes- tres conservadas en tos uadis, Uegando ‘T. Wilkinson a expresar que Egipto fue en realidad un don del desierto. Gradualmente estas po- blaciones se vieron empujadas hacia la fértil Hlanura del Nilo debien- do proceder a su conquista y, con ta misma, a poner las bases de la ci- vilizacién faraénica, Asi, en el Alto Egipto se desarrollé la cultura de Badari (5300- 4000), ex la que la pesca y la caza contintian siendo las principales ac- tividades econémicas, no estando la poblaciGn plenamente sedentari- zada como refleja la planta oval o circular de casas y tumbas, cuyo ajuar nos informa de la creencia en una vida futura y de que todavia no existe una estratificaciGn social importante, pero en la que se detecta un interés por obtener turquesa y cuentas del mar Rojo, utilizando para ello los uadis, cursos de rio secos que siguieron utilizandose a lo largo de la historia de Bgipto como rutas ganaderas y de comunicacién. Paralclamente en el Bajo Egipto se desarroll6 la cultura de Me- timdé, donde la agricultura sf constituye 1a principal actividad econd- mica, posiblemente debido a influencias ilegadas de Palestina, se cons- tata una ordenacién del espacio de los asentamicntos y, al igual que en. posteriores culturas del Bajo Egipto, se desprende una menor preoca- pacién por las costumbres funcrarias. La siguiente cultura del Alto Fgipto es la de Nagada (4000-3200), dividlida en tres fases (I-TID). En Nagada I se observa un desarrollo de Ja agricultura realizdndose Jas primeras obras de ittigacién, reflejo de una sociedad plenamente sedentarizada en Ia que se constata una gradual estratificacién social en sus tumbas, hallindose en Armant un fragmento cerdmico con la primera representacién de la corona roja, el posterior simbolo de poder del Bajo Egipto. Las escenas de su ce mica reflejan la lucha con un entorno geografico que todavia 10 std plenamente dominado, conviviendo a sociedad con un entorno hostil dominado por cocodrilos ¢ hipopstamos. En Nagada IT los avances continuan y aparecen los primeros cen- ‘ros politicos y unos lideres que, en sus actitudes ¢ iconograffa, antici- pan simbolos de poder que serdn caracteristicos del Egipto fa Su cultura material es mucho mis variada, encontrando en 66 r ie ue el final de Nagada II coincidia con el comienzo de la ot ndstica cuyo ofigen estaria en Mesopotamia y que aportarfa los tilizados por los Iideres egipcios para unificar Egipto y establecer as rasp Se agin li Sellos o el motivo de Ia fachada de palacio, influencias que pl ese Bey lai Sah nian pes ‘explotadas debido a las dificultades que originaban unas cre- hostil para fa actividad humana, Este proceso de conv demand Ce a erat dds ba 100 de Hierakémpolis. ra. 100 de Hieraksmpols rn aus paredes se epevntm na sored eee en 18 6 8 = seca propor che eps venenatis snag, 0 clo Siiscesy In posible realiacin de wn festival Sed, queen époce fa Sutter Ta aera, Un proses de ears y coe wen ene Tosceivos enclave hy qe bse et crge de a eacepen areas inci ome dominator y gaan de a proper del enton sence Econ protector de la comunidad ate os pears del exo» gue co Eeabon al hombre egipelo or Tumba 100 de Hierakémpois. 68. En el transito a Nagada III se observa una expansién de Ja cultura material del Alto Egipto hacia el Bajo Egipto, donde hasta estos mo- mentos se habfan desarrollado las culturas de El Omari y, especial- mente, la de Maadi, esta dltima el punto de llegada a Egipto del cobre y Ia turquesa de ta peninsula del Sinaf y Palestina meridional, pero iambién la ciudad de Buto, por donde pudieron llegar a Egipto fas in- fluencias mesopotéimicas como la fachada de palacio, los cilindros se~ tos y los Hamados conos Uruk, sicndo el punto de origen de las mis- mas las colonias Uruk que se desarrollaron en el norte de Siria. En relaci6n con estas influencias mesopotémicas también se ha apuntado In posibilidad de que llegara la idea de una escritura, pero los proce- sos que Hlcvaron a ambos mundos a desarrollar un sistema de escritu- 1a fueron independientes, La expansién del Alto Pgipto provocé el final de Maadi pero no el de Buto, apareciendo en el Delta oriental unos asentamientos que an- ticipan el posterior camino de Horus que unia al Delta oriental con Palestina y que revelan el temprano interés de Egipto por tener una presencia én Palestina meridional que le permitiera controlar 0 acceder fa jas mutas que conducfan a las minas de cobre y turquesa del Sina‘, ‘Una expansion que también tuvo lugar hacia el sur y que provocé el final de 1a cultura nubia del Grupo A, y con él un vacio poblacional en Nubia que duraré hasta la V Dinastia. Se inicia asf la lamada Di- nastfa 0. Las razones de este expansionismo, unificacién de Bgipto y estable- cimiento de un incipiente Estado, han sido muy debatidas. Actualmen- te se piensa que no puede aducirse un iinico factor (comercial, demo- grafico, militar, econémico...), aunque ¢l deseo de controlar las rutas comerciales y la necesidad de ir construyendo una ideologia en torno a unos lideres son factores que parecen tener especial incidencia. Un pro- ceso analizado durante décadas desde la Gptica de la Paleta de Nanmer, interpretada como la expresién artistica de la conguista del Bajo Egip- to por el Alto Egipto, pero Egipto estaba unificado con anterioridad a Narmer, conociéndose las tumbas de reyes anteriores en Abidos, ciudad donde se entierran a pesar de que el impulso unificador partié de Hic- rakémpolis, reflejando la Paleta de Narmer Ia reafirmacién de unas con- quistas o la victoria sobre poblaciones que no habfan aceptado el pro- ‘ceso unificador. En Nagada III se constata una misma cultura material, Buto sigue desarrollando su actividad y los centros del Delta oriental in- ‘ctementan sus actividades, al tiempo que en Palestina se detecta una creciente presencia, material y humana, egipcia, lo que no hubiera sido posible si en verdad hubiera sido Narmer el unificador del pats. En definitiva, un proceso en el que el medio geogréfico condicio- 6 ¥ maxes el ritmo de los acontecimientos, produeiéndose de forma paralcla al desarrollo de la primera gran cultura mesopotamica, Uruk.

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