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CAPITULO VIII LOS “JINAS* EN ESPANA Las glorias de fos poetan y el mito tradicional, Gustavo Adolfo Béequer y tos /inas.—Las leyendas becquerianas.—La leyenda del gnomo gel Moncayo. Los gnomos de Franz Hartmann.—El Monasterio de Veruela.—Riqueza ml- {oldgica espafiola en el Bierzo y eri Asturias, —E! problema de los Vascos.— Los finas del arroyo de Torote y de Ia vieja Compluto.—Rota y sus tesoros mitolégicos.—Un ocultista olvidado: Don Benito Atlas Montano.—La caver- na de Ronda y tu lago.—Las de Aracena y Aihajar.— El Cerro de Salomén, —Las cuevas de Salteras.—Montoro y la familla Blavatsky.—Las cuevas de Lituergo y La Huesa.—Fantasmas y'délmenes.— Los misterios de las Sal de Gallarda.—Un pajarero misterioso. - El Or de Caravajal y los Penitente Mudos.—2Un guld jina?—Los castillos de las comarcas de Bailén y de An- dijar—Recuerdo ocultista de las batatlas contra los franceses,—Desapa- rece el guia, . La mildlogia es al hecho histérico lo que la. parabola a la moral, ha dicho Blavatsky, por’eso son los mitos, segiin Platén, veh{culos de grandes verdades bien dignas de ser buscadas. Ellos son, a no dudarlo, la vida de Ja intuicidn, facullad que es, segiin Platén, 1a més excelsa de las tres facul- tades de la mente. La fantasfa colectiva ha empequeecido los mitos, des- pojdndolos de su grandéza filosdfica pristina; peto al par los ha conserva- do, como la tierra que, al sepullar las ruinas, las conserva en su seno largos siglos en espera de mejores épocas en que hayan . retornar a Ja luz del dia, », Los poetas, esos grandes intuitivos a quienes por sit propia y poderosa intuicidn Ia lengua latina Hamé vales, es decir, adivinos, son los encarga- dos de restituir a los mitos su poder, depurdndolos de la herrumbre de los + siglos. De aqut que las glorias nds puras de los poelas vayan siempre uni- das a un mito, desde Valmiky y Homtero hasta Goethe y Wagner. Imposible, pues, hablar de los jinas de Espaiia sin evocar la silueta del mds dulce-y mas intuilivo, entre la pléyade de sus glorioslsimos poetas: De ..DE GENTES DEL OTRO MUNDO — 265 Gustavo Adolfo Bécquer, quien dirfase que habla tratado {otimamente con estas gentes semihumianas o superhumanas, para escribir sus inmortales leyendas, leyendas con las que se experiments ege frlo astral chracteristico de lo sublime y lo extrafisico, Bécquer, ademds, en su doble condicién de arlista prodigioso y de enlermo, casi nedium, a quien Ia muerte arrebalé en la edad mds florida, es quizd el espeiol que mds se ha acercado al espl- ritu de la leyende oriental, Si su instruceién hubiera sido mds poligrdfica y hubiera contado con més tiempo para desenvolver sus cualidades de maravilloso intuitivo, nos habria dejady uno de esos monumentos impere. cederos de la épica o de la Ifrica universales. En lodas sus Leyendas admirables palpita'a intuicién, Ia evidencia que Bécquer'tenfa acerca de ese mundo misterioso a que nos venimios refirien+ do en estas paginas, El lector no nos llevaré a mal, por tanto, que recorde- mos de un modo brevisimo las ideas miticas mds capitales de sus Leyen- das, que son un exirafio eco de las de Las Mil y Una Noches, tanto en fondo como en colorido, En La Creacién, poema indio, se aborda ese problema insoluble de las grandezas y pequefieces sin par que forman la trama de nuestra existencia. En Los Ojos Verdes,‘cierto principe se pierde persiguiendo al Hada det * Bosque, es decir, a una mujer jina, por quien concibe un extralumano amor camino seguro en su iniciacién en el mundo de las hadas, En El Rayo de Luna entrevé el secreto de la luz y de Ia magia lunar, que en vano pre- tenden sorprender los hombres. En La Cruz det Diablo, alza la punta del velo dela necromancia y de las dificultades que en el mundo existen para su aniquilamiento, pues que su cabeza, como las de la Hidra mitolégica, renace cada'ver que se la corla, Maese Pérez, el organista, toca por arte diabélica, revestido de su doble etéreo, el érgano de Ia iglesia en a noche de Navidad, como antafio solfa hacerlo en vida, causando al pat el espanto y el arrobamiento de las genles, Tres Fechas, pinta wcabadamente los in- mensos poemas de dolor que ocultarse suelen tras las celosias del conven to. El Cristo de fa Calavera es todo un drama de lo astral con los engafos de las pasiones juveniles, y La Corza Blanca, juna revelacién completa respecto al mundo de los Jinas y sus congéneres etéreos: in del mégleo mundo del ensueao en el que Ig almas viven a diario una segunda vida, vida Ignorada después en Ia vigilia, y duradte la cual habitamos fre- cuenlemente esotro mundo de las entidades etérleas y astrales al hombre tan vecinas. En Creed en. Dios nos natra uno de esos lindos cuentos orien- tales, cuya gscena, transcurrida, al parecer en pocos momentos, absorbe, sin embargo, afios y siglos a un principe, pues que para lo astral no rige 266, _BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS nuestro {nfimo tiempo fisico, y el principe, creyendo volver a su palacio un momento después, se ve sorprendido con que ya no queda de él nl memoria, apareciendo asentado sobre sus viejas ruinas un ya antiguo mo- nasterio, En La Promesa, se ensefia cudn duraderos pueden alcanzar & ser ciertos juramentos de amor, que pueden perdurar y surtir sus, efectos hasta en la otra vida, cosa no igualada por los primitivos druidas y galos, cuando, en otro orden de consideraciones, era cosa corriente entre etlos el contraer deudas pagaderas, ad inferos, es decir, en el otro mundo, se- gin seriamente nos refiere el concienzudo Alexandre Bertrand en su obra Les Druides el le Druidisme. Siguiendo esta sucinta enumeracién de las leyendas primorosas del gran Bécquer, leyendas que debiera el leclor'repasar una por una con el criterio dado por esta nuestra BistioTeca De LAS MARAVILLAS, diremos que en El Monte de las Animas (cual se dice que aconteciese también en los campos de Farsalia quinientos aftios después de aquel tremendo choque en el que murieron las libertades romanas), el poela ve folografiada al vivo en la luz astral de la naturaleza, la lucha de varios cuerpos de guerreros en la Noche de Dituntos, junto a las ruinas romdnicas de San Juan del Duero y del Convento de los Templarios, en esa misteriosa curva que él Duero hace tras el monte Oria de Soria, frente a la Cueva de San Saturio © San Saturno, célebre de antafo, por su leyenda sobre La, Oreja del Diablo, en ta que el Jina 0 jorobadito Domicio realiza odo el argumento de un cuento'de Las Mil y Una Noches, \uchando a brazo pat ido con el diablo mismo. El doble astral del amado, que en la leyenda becqueriana ha- bla sido devorado por los lobos en el monte, aporta a su imprudente y va- nidosa amada la cinta azul, perdida por ella, como prenda de un amor ciego que a entrambos cuesta la vida, En La Cueva de la Mora, el alma de la hija del alcaide de una fortaleza escapa todas las noches a lo largo de la salida secreta del castillo feudal, pard traer a su amado, moribundo, un poco de agua, ni més ni menos que como en aquel triste dia en que am- bos cayeran bajo el cuchillo enemigo. En La Mujer de Piedra, entrevé Bécquer, en su ensuefio de artista, a la Isis inmortal de su alma prodigi sa, toda luz y poesia, y nos revela cudn peligrosas suelen ser las tenories- cas bromas con los muertos. En El Miserere, surge una verdadera crea- cidn wagneriana en prosa que aguarda atin un genio musical espafiol que, - cual el coloso de Beyryth, sepa trasladarla al pentagrama de un drama liri- co, En a leyenda, en fin, de £/ Castillo de Trasmor y de la bruja Tia Cas- ca, se reproduce el espirilu entero de los cuentos orientales y caballeres- cos, con sus caslllos giganles, mAgicamente alzados en lo astral; sus con- DH QENTES DEL OTRO MUNDO 267 Juros, sortilegios y todo el argumento de las creaciones astrales que toman came en Io fisico, Pero donde mds puede Apreciarse ese espiritu, milad intuitivo, mitad quimérico y fanustico de tantas otras leyendas como llevamos transcriptas en el curso de este libro, es en la litulada El Gnomo, Séanos Permitido co- lar algunos parralos de ella. Cuando el Moncayo se cubre de nieve—dice el anciano tio Orego- to a las asustadas muchachas del pueblo que regresan de la fuente de la montaha—, los labos, arrojados de sus guaridas, bajan en rebafos por las laldas del monte vecino; pero no son los lobos los huéspedes mas lerribles del Moncayo: en sus profundas simas, en sus cumbres Solitarias y dsperas, £0 tus huecos senos cavernosos, viven unos espiritus diabdlicos que, du. fante 1a noche, bajan por sus vertientes como un enjambre, y pueblan el vaclo y hormiguean en ta llanura, y saltan de roca en roca, Juegan entre las aguas 0 se mecen perezosos en las ramas desnudas de os Arboles, Ellos son tos que aullan en las grietas de las pefas; ellos'los que forman y empujan esas inmensas bolas de nieve, que bajan rodando desde los altos Picos y arrollan y aplastan cuanto encuentran a su paso; ellos los que lla. ‘man con el granizo « nuestros cristales en las noches tempestuosas, y co- Tren como Hamas azulesy ligeras sobre el haz de los pantanos, Entre estos. esplritus que, arrojados de Hanuras por las bendiciones y exorcismos de {a Iglesia (1), han ido a refugiarse a las crestas inaccesibles de las monta- fas, los hay de diferente naturaleza, y, al aparecer ante nuestros ojos, lo hacen revestidos de las formas mas vai iadas, Los mds peligrosos, sin em bargo, los que se insindan con dulces palabres en el corazdn de las joves nes y las deslumbran con promesas magnificas, son los gnomos. Los gno- mos viven en las entrafias de los montes; conocen sus caminos subterrd- eos, y elernos guardadores de los tesoros que encierran, velan, dia y noche, junto a los veneros de los metales y las piedras preciosas, gVeis esa inmensa mole del Moncayo, coronada atin de nieve?, pues en su seno tie- en su morada esos diabdlicos espiritus. El palacio que habitan es horro roso y magalfico a la vez. Hace muchos aflos que un pastor, siguiendo a luna res exlraviada, penetré por la boca de una de esas cuevas, cuyas en- (1)_La Iglesta, cuando se ha insplrado en el Bien y en la verdadera Doctrl- na Tradicional, de donde toda religién toma su origen, ha podido con exor- clsmos ahuyentar a los malos esplritus; pero ningun exorcisma por dinero ¢s capaz de ahuyentar al benéfico genio de la verdadera Religién de la Nalu- ralexa, tradas cubren espesos matorrales, y cuyo fin noha visto ninguho. Cuando volvid al lugar, estaba pdlido como la muerte; habia sorprendido el secre~ to de los gnomos; habla respirado su envenenada atmésfera, y pags su atrevimiento con Ia vida; pero antes de morir, refirié cosas estupendas. ‘Andando por aquella caverna adelante, habla encontrado, al fin, unas galerfas subterrdneas € inmensas, alumbradas con un resplandor dudoso y fantdstico producido por las fostorescencias de las rocas, semejantes alll « grandes pedazos de cristal cuajado en mil formas caprichosas y extrafias. El suelo, la béveda y las paredes de aquellos extensos salones, obra de Ia Naturaleza, pareclan jaspeados como los mérmoles mas ricos; pero las veles que los cruzaban eran de oro y plata, y entre aquellas vetas brillan- tes se velan, como incrustadas, multitud de piedras preciosas de todos co- lores y tamafios... Ningin ruidd exterior Hegaba al fondo de la fantésticn caverns; s6lo se percibian a intervalos unos gemidos largos y lastimosos del aire que discurrla por aquel laberinto encantado, un rumor confuso de Tuego subterrdneo que hervia comprimido, en su entrafa, y murmullos de aguas cofrientes que pasaban sin saber por dénde. El pastor, solo y perdido en aquella inmensidad, anduvo no sé cuantas horas sin hallar la salida, hasta que, por iiltimo, tropezé con el nacimien- to del manantial, cuyo murmullo habla ofdo. Este brotaba del suelo como una fuente maravillosa, con un salto de agua coronado de espuma, que cafa formando una vistosa cascada, y produciendo un murmullo sonoro al alejarse resbalando por entre las quebraduras de las pefias. A su alrededor crecian unas plantas nunca vistas, con hojas anchas y gruesas las unas, delgadas y largas como cintas flotantes, las otras, Medio escondidos entre aquella hiimeda frondosidad discurrian unos seres extrafios, en parle hom- bres, en parte reptiles, o ambas cosas a la vez, pues, transformandose con- tinuamente, ora pafecian criaturas humanas deformes y pequefuelas, ora. salamandras luminosas 0 llamas fugaces, que danzaban en cireulos sobre la cuspide del surtidor, Alll, agitandose en todas direcciones, corriendo pot el suelo en forma de enanos repugnantes y contrahechos, encaraman- dose por las paredes, babeando y retorciéndose en Ggura de reptiles, 0 bailando con apariencia de fuegos fatuos sobre el haz del agua andaban Jos gnomos, sefiores de aquellos lugares, contando y remaviendo sus fabu- losas riquezas, Ellos saben dénde guardan los avaros esos tesoros que en yano busean después sus herederos; ellos conocen el lugar donde los mo- Tos, antes de huir, ocultaron sus joyas; y las alhajas que se pierden, las monedas que se extravian, todo, en fin, cuanto tiene algiin valor y desapa- rece, ellos son los que lo buscan, lo encuentran, y lo roban, para escon- t.—__--~ er 269 DE GENTES DEL OTRO derlo en sus guatidas, Porque ellos saben andar. todo el mundo por deba- Jo de la tierra y por caminos secretos e ‘gnorados de los hombres...» (1), Bécquer, el gran intuitivo, anduvo lau cerca coma el mejor te6soto .de (1) El famoto y sinceto ocullsta rant Hartmann también ae ocupa de estos Problemas en su precloso articulo Los gnomos en accidn (La Verdad, Revista feossfica de Buenos Aires, af Ill, pdx. 258) De ét coplamos el caso siguiente: “Clerta sefiora, a quien he tratado mas de dex aflos, parecia tener un es: piritu familiar que, accidentalmente, aolla sanitestarse en forma de un enano, Inctinado slempre a divertirsa con inocentes bromas, dando futlles chascos, {ales como eatraviar come que después eran halladas, desordenar muebies, clcétera. Ea tres ocationer de que tengo soticla, una cadena de oro rots, dee Jada con el relo} sobre Ia mesa de noche al aco! fué hallada por su due- fa, & la magana siguiente, compuesta y aoldada, ain que nadie hublexe pene. trado eo su dormaitorio, sPerlenece dicha sefora a una noble familia muy conocida en Alemania, Doseedora de un célebre tallemdn familiar desde hace varios siglos, Entre us aslepasados parece ser, en electo, que se contd una seiora de alta alcurnia, 9 Qulen se la aparecié clerto dia al anochecer un pequefio enano, quien la rogé {e acompahase a prestar clerlo servicio a su enposa, Ella ia atendlé y ayudd; recompensa, el enano, que habla llevado una como haldada de virutas, las vaclé en ua tincda de la estancia junto a la chinienea, diclendo a Ia séfora que Pronto to hallarla convertido en oro, con el cual haria un pececillo, una ruecs 7 clerto numero de medallas o monedas. En efecto, a Ia mafiana siguiente vid fon sorpresa Ia seflora que las tales virutas se hablan transformado en oro, Con el que procedié de Ia manera que se le habla dicho. El enano habla afta. dido que todo el tlempo que repetido tesoru permanectese en poder de la la. milla, reinaria en ella la abundancia; pero que a una pérdida de los talismanes sobrevendrla tind desgracla. . : *Asl acaecid al cabo de tos tlempos. Durante sigios enteros los tallsmanes Dermanecleron en {a familia; pero mas tarde salleron de ella, y poco después, de los blenes y castillos de 1a misma se incautd el rey de Dinamarca. Parece ser Gue los tallsmanes existen ain: el pez esta en un museo de Dunkerque, y los Giles o medallas en un castillo del Schlewig Holgtein, que atin perttieck ala familia... No tengo otra expiicacién para el hecho, sino la de admittr la Inter~ venclén de los elementales de la tlerra iamados gnomos, que tucron descri. tos por Teofrasto Paracelso y otros, y sobre los que me he ocupado en ml Mbrq Los gnomos del Unstersberg. »La montana de Unstersberg se alza cerca de Salzburgo, eh Austrla, y se ha hecho célebre por estar toda ella habitad1 por gnomos, Yo mismo he visto en clertas noches obscuras vagar sus luces por sitlos Inaccesibles; nor taludes verticales de rocas enormes, donde ni ain prdian posarse los pdjaros, Dichas focat parecian, sin embargo, tan permeables para eling como lo es el sire para nosotros. Mas atin; hay mucha gente rustica que vive en las proximidades de {a montana que han visto a los gnomos de ella, no sélo alslados, sino en gran- 210 BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS tropezar con los jinas,*que tenemos que ceder la palabra a un buen escri- tor, pare que, sin afiadido alguno, por nuestra parte, pueda apreciarlo buenamente el Jector: . «Hubo un momento en la existencia alormentada de Qustavo A. Béc- quer—dice Juan Lopez Niihez—, en que le sonrié una esperanza halagde- fia de prosperidad y riqueza. El ¢isne podria tal vez, auxiliado por la suer- {e veleidosa, dorar sus plumas y emanciparse de aquella miseria perdura- ble y aflictiva, La novela de su vida, llena de capitulos dolorosos, gno le ofreceria una gratfsima sorpresa como risuefia fe de erratas que corrigle- se, atenuase y dulcificara errores y contratiempos pasados?... Fué ulld en el Monasterio de Vezuela, silencioso y magno en aquellas tierras a trechos desoladas y feracisimas en otros, donde Bécquer abrid Jas puertas de su espiritu con placentero regocijo, a una promesa de reden- cién. Habla ya publicado El Contempgrdneo sus famosas «Cartas desde mi celda», que, dicho sea entre paréntesis, insertéronse sin firma, como ta ma- yorla de sus trabajos. Las gentes conocfan su nombre con el imperfecto conocimiento que de estas omisiones se engendraba. Y aunque sus com- pafteros hablan procurado darle cierta popularidad y revestirlo con una aureola simpdtica y romantica de martirio y desventura, al darse a luz en El Contempordneo la tercera de las mencionadas epistolas—la mas hermo- sa, sin duda alguna—, y a cuyo frente pusieron un expresivo y encomids- tico suelto; 1a multitud, el publico, los lectores, apenas si tenfan otras no- ticias del poeta que las sugeridas por las fugitivas indicaciones que acerca de Gustavo A. Bécquer se le habian hecho. Nada més triste que la existencia de] hombre no comprendido ni escu- chado. Es algo ast como un error siniestro y perjudicial. Las ambiciones tienen que ser devoradas en silencio, las rebeldias sofocadas como si fue- sen delictuosos alrevimientos, y el que a solas consigo miso siéntese ca- des conjuntos y procesiones, pues parece que tampoco ellos son ajenos a un clerto sentimiento religioao, y hasta en determinados das van en procesion & Jas iglestas y caplilas en la vecindad para celebrar sus oficlos divinos, En tales ocasiones las ventanas de la iglesia se iluminan brillantemente, y hasta se oye musica dentro; pero si algin Indiscreto se aproxima a la puerta, la misica esa y la luz desaparece, Los campesinos del pais son muy reservados para excusarse de hablar sobre tales asuntos con los extranjeros, por temor al et cepticismo y al ridiculy; mas al alguno de ellos gana ou confianza, te cuentan, al fin, tos mds curlosos relatos. En todo caso, semejantes extraordinarios ‘cesos merecen ser Investigados, pues que acaso podrian hasta llevar a nuestra Historia Natural semejante reino Ignoto de Los elementales de fa Naturaleza.» Da OANTES DEL OTRO MUNDO mL {pea de treealormar al mundo y dominarlo y modificarlo, vese precisado a A * eemodocer y 0 be mendigundo risibles y humillantes didivas de algun feliz eocrnbreda y paderves, st OuetPva de reterir d aublime Bécquer las incidencias de su estancia a8 rel Mommterio. Ls cartes que menclonamos Ilenas estin con los relatos "da a prone wetrevequates y las andanzag ain tuimbo emprendidas pot el jOreterrerin, A wacen eran les rulnas de alguna fortaleza arcaica, ‘olras un * orwenteria hurslide, low lugares adonde iba el poeta, Y aquellas rulnas y a * pqyeation sepatturee, anGalmas y toscas, desperiaban en su corazén senti- ii whemon-conmovedoren y en su Imaginacidn ideas solemnes, sugiri¢ndole Eendales Insplractooes y conceplos como aquellos de: «Dios mio, qué so hoa ne quedan los muertosl...» La par augusu e infinite de ta Naturaleza--un crepisculo sereno, un cantar remoto, una esquita trémula, la voz de plata de 1a campana de algu- aa ermila—, Iba apoderdndose de su espiritu, alld en manso sosiego y en caleoa plicida, Lejos del tumulto y de la vanidad halldbase en compuiia de sf mismo—jcosa tan preciadal—, y en pleno dominio de su voluntad, Por- “y que questra voluntad nos es fiel siempre, en un ambiente sano que no esté * envenenado con el deleléreo tdxico de las bajas codicias y tas inquietudes de la icrpe envidia... ¥ un dia. Caminaba ue dla Qustava A. Bécquer, como de costumbre, por los alrededores del Monasterio sin plan y rumbo fijos. Dondequiera que no haya calles, el hombre es libre, porque no sufre apresuramientos ni expe- timenta impaciencias, Cuando hubo andado un corto trecho, una mal disi- mulada abertura, entrada quizds de algiin desconocido subterrdneo, land tu atencidn, Detivose afanoso ¢ intrigado, y descubrié los vestigios de algo que podria ser valiosisimo, Al dla siguiente volvid, y con inteligentes y mi- -nuciosas pesquisas estuvo examinando el terreno: allf era probable que se encerrase un fabuloso y apelecido tesoro... Con singular regocijo hizo partlcipe del secreto Gustavo Adolfo a su hermano Valeriano, Discutieron y estudiaron «! asunto, para deducir de sus conversaciones la consecuencia tristisima ve que, aun siendo cierta la presencia del {esoro allf, en aquella béveda, gedino extraerlo y luego cémo transportalo?... Para tales faenas hacia falta dinero — jdinerol — y en can- tidad crecida, y Ia Literatura suya, y los pinceles de Valeriano sélo daban para comer mal y no siempre diariamente... Habia que desistir del proyec- to 0, por fo menos, aplazarlo... Toda su vida sofd Gustavo A, Bécquer con aquel tesoro con tal cruel. dad guardado por la tierra. Y cuando murié su hermano, el joven pintor mo. BIBLIOTECA DE MARAVILLAS que con sus dibujos de costumbres habla ilusirado muchas paginas de aquella grande e inolvidable revista que se llamé El Museo Universal, co- municd el inquielante secreto a otro artista desgraciado y pobre, al dibu- jante Bernardo Rito que, al conocerlo, se limits « sonreir con ironia des- alentada, y a exclamar: —|Tesoros... ;Tesorost... Htabré que comptar primeramente el terreno. Y dime ti, geusndo dié el arte en Espata el dinero necesario para com~ prar no ya una posesiéa de valor, sino uh reducido huerto?... aFut ilusi6n, fué realidad Ja existencia de aquella boveds?... |Quién sa- bel... Bécquer vivié siempre sofiando, Su vida enters fué un continuo sue- fo, del que no desperté hasta que le redimié Ia riuerte, pero, a pesar de aquellas fantésticas cualidades de su imaginacién delicada y exquisita, gpor qué no admitir la verncidad de su descubrimiento o de sus indicios? También Balzac se propuso tna vez explotar las ruinas de una antiqui- sima fundicién de plata, y se le tuvo por loco. Y, sin embargo, unos nego- clantes, andando el tiempo, intentaron la thisma empresa y obtuvieron provecho y utilidad...» Nada de extrafiar tendria un tesoro mds en las criptas del Monasterio de Vezuela—afiadiremos nosotros—, y acaso pueda dar razén de ello la Institucién més rica y mds reprensiblemente magica del mundo... la Mint~ ma Compania de Jesis, que, bajo aquellos velustos muros monacales, tiene establecido el ms o¢ultista de los noviciados para sus adeptos .. Pero el que quiera, en verdad, apurar cuanto en la Peninsula Ibérica pueda haber acerea del tesoro espiritual de las leyendas de los finas y aun de sus tesoros electivos, contantes y sondntes, que estucie detenidamente todo Io relativo a la Mitologia de los palses occidentales y boreales de aquélla, es « saber: el riorte de Portugal en la regién de Briletros, Ancona y demds de la comarca montafiosa de Braga, tan admirablemente estudia- da, aunque en positivista, por los arqueslogos lusitanos, con Leite de Vasconcelos a la cabeza; toda la regidn galaico-asturiana, en fin, y muy en especial ¢l maravilloso anfiteatro del Bierzo leonés, al que hemos consa- grado toda la primera parte del tomo I de esta Bistroteca. : Nada digamos de la prodigios{sima riqueza mitolégica y ocultista de ese mislerioso pals vasco, pats que, por conservario todo, ha sabido con- servar su Inestudiada lengua, pese a las innumersbles vicisitudes por las que, Hesde los tiempos prehistéricos hasta el dia, ha pasado nuestra que- rida Peninsula, Si un solo pasaje de este capitulo me dié margen para es- escribir El fesoro de los lagos de Somiedo, como tomo preliminar de esta Bipuioreca De LAS MaRAviLtas, para otro tomo u otros dos mds nos darla, ae antes pero ee _ 1fle dede, ene pale de magos blancos y negrot de todo tiempo que se llama la Veeconla. Aigo de ello ya dibuja nuestro cullisimo prologuista D, Fer- , wanda da bo Quadra Salcedo, y mucho mds nos habrd de descubrir y ensoher tn dia este joven de laniss esperanzat, 0 mucho me equivoco. Pere, gnped diza de Vesconia? [De Espats entera, rincdn tras rinedn, Prxdetoe obtemeree datos milolégicos para gscribir clen Tesoros de los la- ‘i 1, gee de Socniede, y ellos, por unos o por otros, babrin de ser escrifos en $7 we bebaso din} La querra mundial et, en electo, el prdlogo para grandes ; eacobrimiestos ocultistas, porque, como ha dicho Blavalsky, el tigio XX! hnabré de ser el sigio dei Oculiismo. El actual resurgimiento de todos los millos y kyendas, y La vuelta del mundo 4 un espiritu de religiosidad mds i slncers, limpla de esct pticos posltivismos, harto lo esld ya proclamando en fo, Questroe dina, » En los momentos mismos en que escribimos estas lineas, alguien nos habla de squelia celebérrima Cueva de Héreules en ta margen del Tajo, 7. : Junto @ ese emporio ocultista que se llama Toledo, cueva que en el si- ' glo XVI alboroté tanto con sus fendmenos portentosos, que el cardenal Si- Vee Miceo, ese gran rival de la entonces naciente Corpania de Jests, decretd una Informacién minuciosa de la que no tienen idea nuestros eruditos a como tampoco Ia tienen del verdadero significado de los origenes del teatro + toledano en aque! boluli (buey-tuli)-representado de pueblo en pueblo por un solitario burdo, y en aquellas box/gangas tepresentadas por cuatrd per- sonas por lo menos, a guisa de euartelo poético, tan ocultista eh sus origenes, como los Autos sacramentales, 0 como !a propia tragedia grie-. . gt. Con cargo & la inmottal Compluto también se nos habla por alguien del arroyo del Torofe (del Toro, Vaca o becerro consabidos) entre Al- cald de Henares y Torrején-de Ardoz, célebre sitio donde yace encan- tada cierta reind mora, con multitud de tesoros y la consabida piedra blanca de los jinas, Los jinas, en efecto, campan hoy por sus reépetos, \ como én tanias otras parles, en las inacabables cuevas de alabastro yesoso que agujerean toda Ia zona lzqulerda del Henares, alguna de cuyas éuevas, casi cegada @ trechos mds que por desprendimientos por las toneladas de guano que alll han sedimentado desde hace siglos mirtadas de murcié- _ lagos vampiros, es fama que llega rlo arribs hasta Guadalajara, que dista 33 kilémetros, Con dificultad puede encontrarse en efecto, una regién mds curiosa que ésta para vivlenda de los consabidos /inas, porque la alta mese- tu del Ecce-Fomo (en el botde de la gran formacién terclaria que el poético rlo Henares lame y desnuda, y sus otros cerros derivados, tales como ef del Castro, donde se dice se asenté la verdadern Compluto o Alcal4 Ia Vieja el ‘Toxo T—19 ma BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS del Conde y el del Mal Vecino) parece albergar en su seno centenares de alabasirinos palacios cual el visto por Don Quijote dentro de la Cueva de , Monlesinos, ya que no en vano, si la capital de los jinas 0 tuatha Irlane deses se llamé Tara (le palabra bustréfeda correspondiente a Arat), ¢s8 capital-un tiempo del mundo de las letras, émula de Cérdoba, Salamanca, Paris y Bolonia, siempre tuvg’ en frente, domindndola, e! cflebre monte de Tara o Tarac, de Plinio, Plolomeo y Flavio Dextro, no lejos del Hamado, acaso por eso mismo, Campo Loable,y de la celtibérica /placea. ‘Al ocuparnos tanto en trabajos anteriores acerca del Ocultismo del Norte de Espafia y de sus /inas, alguien pudiera creer que el mediodia de Espafia estaba huérfano de semejantes riquezas pretéritas, pero no. es ast, Para demostrarlo, cedamos la palabra a un gran amigo nuestro, sablo émulo del D. Antonin de Miranda, ssturiano, quien en largo cuanto sa- broso comunicado, nos dice: Como ciertamente la realidad supera a la fantasia, en esta misma An- daluela, tan apartada de Asturias, he tenido la dicha de tropezar con no ppocos problemas ocultistes que hacen buenos los prelendidos fantaseos de su Tesoro. Véalos, narrados sin ambajes ni literaturas, como corresponde a mi seriedad de honrado investigador, Hallandome en las playas de Rota, Intrigado con el nombre magico de ~ esta poblacién merced a las variantes de Ix palabra Tara que he visto en sus escritos de usted, se me ocurrié pensar que no puede haber una clu- dad llamada Rota, sin que los Templarios anden cerca, Quiado por extra- fho impulso, fulme a Ia iglesia de la poblacién, y alll encontreme con un precioso z6calo de azulejos, de lo mejor que en Espaia he visto, Era al modo de un complicado paisaje de castillos y signos como cabalisticos que, por curiosa coincidencia, me trajo a las mientes aquelio del cinco de orosy del cuatro de copas de la talla de Ia Quinta Angustia en Cacabelos det Bierzo, a que se refiere usted en su Tesoro de los lagos de Somie- do, y cuya talla veo hoy reproducida en La Esfera del 11 de Noviembre tiltimo (1). {Son tales simbolismos cosas de rosa-cruces, de Caballeros del Real (1) Entos esquemas y disefion remitidos por nuestro sablo comunicante, cteemos ver algo asl como Ia barca egipcla de Nu-pet o la mexicana de Que- tzalcoatl con el Arbol de Ia Vida o de la Atlantida, de que nos habla Verda- guer y, por descontalo, otra porcién de signos a {a manera de tos Jerogitficos fupestres a los que habremos de consagrar el correspondiente estudio en Stros tomos de esta BIBLIOTECA. Me propongo vieltar en breve cuantos sitlos indica nuestro comuntcante en au curlostsimo relato, Oe Gentes DEL OTRO MUNDO “Arco, de genles rinicas? No sabria decirlo; pero sf consignaré que me quedt maravillado contemplando aquella Joya que en la pared de enfrente tenla otro anulejo semejante haciendo con él Juego, y en el que cref ver el erenda blanco y negro templario a cuatro cuarteles y con cinco Ilagas dis- Pucains al modo de un cinco de oros, Tuve que Interrumpit mi estudio, Prometindome retornar con us foldgrafo? “Aqyortio hut para mi un verdadero hilo de Arladna, por cuanto de Ia lnleste past Al coavento en rulnes, donde ead ee! Pozo de los Rosacru- Cease, en donde se dice se halld antaho gran cantidad de mercurio, y, por ts— que despertaron en mi "meng ef reeverdo de equeila Frateraldad de los Invisibles, que Christian Roosebreuze fundd en Hea. En unién de mi compafero A. A., tralé entonces de oubie hanta la entrada de le cueva, halldndola obstrulda por finisima Uerra (1) y protegida contra los profanos por un verdadero {rio astral que hucla retroceder aterrados a los superaticiosos obreros que levamos para {ua exeavaciones... Renuncio a narrar, con tal molivo, Ia serie de leyendas {acerca de las barras de oro y plata que se dicen extraldas de esia cueva y $ de tantas otras de Ia vasta red de Andalucia, Por interesantes que sean estos extremos, lo son infinitamente mds para mi, los relativos a los grandes ascelas que, segiin la tradicién, han. habitado estos verdaderos hipogeos bélicos, entre olfos muchos ese don Roberto Frassinelii andaluz que se llamé D. Benito Arias Montano, y cuyas obras pienso sacar mafana a la luz, de la biblioteca en que yacen, Ain ser jamds consultadas por nadie, segiin me dice el archivero (2). Cuando usted venga por Andalucia, visitaremos éstas y otras muchas cosas, tales como el lago sublerrdneo que s# dice existe a 50 metros de + profundidad en cierta caverna de Ronda; el Cerro de Salomén; la gruta maravillosa de Aracena, y la tan nombrada de Alhajar, retiro de Arias (1) Cuevas semejantes estdn estudiadas, en au sentido ocultista, en la pre- closa obra de Blavatsky, Por las Cuevas y Selvas del Indostdn, (2) Nuestro querldo corresponsal nos reset'a, como vistas por él en dicha biblioteca, las siguientes obras de! poligrafo fraxinense Arias Montano? Comentarios en Isala (en tatin)—La Gran Biblia Poligiota (a cuatro colum- nag, en latin, grlego, hebreo y drabe).—Monumento de fa humana salvacidn. Interpretactén thtina del Nuevo Testamento griego. (De esta obra existen otros tres ejemptares, linpresos, respecilvamente, en Lyon, Génova y Colonia). — Leccldn eristiana 0 tratado de lo que fos disciputos de Cristo deben de saber (del mds puro gnosticlemo).—Dictatum christlanum, (Acaso version latina de la an- terlor.)}~De varia repubiica, (Comentario a los Libros de los Jueces.)—Cantares Montano después que la Inquisicién (ratara en vano de alraparle entre sus. garras. Alli, sobre un ristico silldn tallado en Ia piedra, al mismo borde casi del precipicio, y no lejos de la Piedra de los Angeles o los Devas, me-r ditaba el [niciado-poligrato—el Ario del Monte, como usted le Nama—, acerca de lo humano y lo divino, brotando a0 lejos de aquel sitio un ma- nantial de agua purisima, aungte no tanto como el raudal de inspiracién que de sus obras fluye... Veremos, en fin, el casiillo templario de Santa Olaliay el camino quiz que se dice conduce desde esle castillo a los de Cortegana y-Cartaya, sin dejar de lado esos pueblos de nombre jina 0 Jaina que se Waman Ginés, Gerena, Guillena, Jinojo (Hinojo), etc., ete. Pienso visilar en breve asimismo las célebres Cuevas de Salleras, ému- las de ciertss excavaciones que se ven en él Transvaal junto a las minas de diamantes. Se cuenta que un sefor de la vecina poblactén de Villanueva del Ariscal, practicé excavaciones en ella, hallando varias piedras precio ans, y en especial un grueso diamante, que, no obstante el cuidado con que le guardase, desaparecié como por encanto, al punto de ir a ven= derle, y es fama también que en la iglesia de Salteras se halld, no ha mu- cho, un histérico arcén de madera de cedro coh numerosos libros y per- gaminos, extraido de aquel sublerrdneo, El imbécil que lo hallara, exaspe- rado al ver que el arcén no contenta riquezas contantes y sonantes, quemd todos los papeles ¢ hizo pedazos el mueble, cuyo$ restos aiin existen. Por all{ ha aparecido un sillar con caracteres indescifrados hasta el dia. Algo muy grato tengo que comunicarle también como fruto de mis pesquisas arqueoldgico-teosdficas, y es que habiendo llegado a mis olds vagas noticias respeclo a un o una Blavatsky, én la vecina Montoro, he removidd lo que no es decible por depurar lo que haber pueda de cierto en aquéllas, encontréndome con lo siguiente: Un libiito mas6nico muy antiguo, y cuyo nombre, autor, fecha y lugar de la publicacién no se puede precisar, por carecer de las primeras y il- timas paginas, al habldr de las iniciaciones indas, egipcias y de otros palses, Indica que en la Peninsula Ibérica exislieron antafio numerosas So- ciedaded inicidticas, siendo las dos ullimas en desaparecer las de Mérida y de Salomén (en castellano).—P8alml ex-hebraled vertiat! in tatinum carmen.— * Antiquitates tudatces.—Liber generationis et regentrationis Adam.—Elucidationem in quator Evangella,—Hipnni & secula.—Rhetorica, (Fantoso tratada, conside- _tado como modelo en sy género.)—Aforisnios stdadot de la Mistorla de Publio Cornelio Tacito (en castellano).—Historia Naturae. (Obra en ta que, con ante- rlotidad al proplo Linneo, nos da una clasificacion de los seres de la Natu- raleza,) aT | + , Andijer, 0 ven de les lamediaciones de diches dos poblaciones, y afhade fe ere fea bisterios que on elles se estudisban pasaron a poder de la fami- ‘Ma Btwwatshy (1). "Me pada dar mie detalles, porque no 44 mis. El libro, en cuestisn, es *, * prepledad de ml anizo D. EO, quien Jeyd el tal pirralo sin concederle Iaparinacia y qua exis dispuesio a ratificarte en ello. Conviene, por otro lado, ma olvidar que Montoro esta muy préxima a Andijar y a Arjona o Arfoana, wicien de genies solares y lunar, arias como usted dirfa, En (Cunate encomiresvog dicho libro, le pondremos 8 au disposicién... Dine pesados A. A. y yo marchamos hacia Andijar, la intigue Hitur- "gy, donde bo primero que se nos presentd ala vista fué In histérlen Casa je bos Nifos da Don Gome, de ln qne le naré deseripcién especial. Pre- + gualamos luego por la capilla de Santa Potenciana, a que se alude en di- ‘vernas libros, pero de ella no quedaban ni cimientos, y en cuanto a las * monas Coevas de Lituergo, nadie nos did razdn. Caminamos, pues, hasta *1 Wegar a las ruinas de Is que yo creo fuera Ia antigua Hiturgis, hoy Namado de La Huesa, y por donde parece haber cruzado toda una catis- : yore geoldgica. Entre aquellos ciclépeos sillares todo es ruina, desolacién - +11 y muerte. Un dolmen parecin mostrarse a lo lejos con soberbia aparien- (cla; pero jno acierto a explicérmelol, momentos después nos fue imposible " \ verle a ninguno de los dos, por mds que buscamos y rebuscattios por aquellos sitios... gSerla una maya, al estilo de tantas oltas frecuentes en Ocultismo? 8 , _ Algo amostazados con la peripecia, continuamos por un terreno move- : : (1) Esta curlosa noticia no esta desprovista de realidad histérica,.Parece ser que en la terrible guerra civil de Las Dos Rosas (ia blanea, de la Casa de York, y la encarnada, de la Casa de Lankaster), medié clerto personaje cen el nombre de Blavat, que, unido a Ia desinencia sky o skal, qué en ruso significa «clelos constituyé ef apellido familiar del consejero Imperial Nicéforo Bla- vataky, que did su nombre como esposa a nuestra Maestra Helena Petrowna Anh Fadeett, tantas veces citada en esta BIBLIOTECA, Dicha guerra de Las Dos Rosas, que duré toda la segunda mitad del allo XV, contribuy a consolldar las tradiclones liberales britanicas, y echar con Wiclelf y tantos otron las ba- sea de Ia moderna libertad del pensamiento, nacida al ealor de la Reforma tu- terana. . Nosotros, sin que podamos demostrarlo hoy seniejante idea meramente Intuitiva; tenemos Ia firme conviccién de que Heleda Petrowna Blavatsky visitd, como tantds otros, los centros ocultistas Ibéritos, y aun ae sospecha por mas de un tedsofo que Iléxé a verilicar revelacionés muy gratas para todo ocullista Ibérico respecto al pasado y al porvenir de nuestra Peninsula, m8 BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS . dizo y peligroso, con Ia tajada roca a un lado y al otro un abismo con el rlo Guadalquivir en el fondo, De repente sent{ como si saliese de Ia roca una forma blanca y vaporosa que giré a mi alrededor y tiré de mf hacia el rlo, Quedé suspenso un imomento, temiendo que se tratase de un vérti- g0; pero dime pronto cuenta de que se tralaba de algo ajeno a mi, que re chacé con firmeza aligerando mi subida. A todo esto, comenzaba a cerrar la noche y el lugar aquel tomaba un aspecto pavoroso; subimos en nues- tras cabalgaduras, contrariados por el resultado negativo de nuestra excur- . sidn, cuando vi bajo los drboles otra tenue y blanca figura que hizo excla- mar a mi compafero: —¢Te acuerdas de aquello de «por encima de artos y por bajo de car- bayoss?—aludiendo a la célebre frase brujesca de Asturias~. Pues he vis to algo de eso junto al tronco de aque! drboll—. No ‘bien Ilegébamos, en efecto, a dicho arbol, mi cabalgadura did un tropezdn donde menos podia pensarse y mi compafiero salié rodando por el suelo, sin recibir el menor dato... Los tres incidentes relatados me hicieron temer que aquellos parajes no estuviesen demasiado bien frecuentados por gentes del astral, y a paso map que ligero regresamos al pueblo en unidn de varios labriegos y cazadores, Aquienes pedimos informes acerca de repetidas Cuevas de Lituergo (1), que, por lo vislo, eran completamente desconocidas en la comarca. En cambio, nos hablaron con cierto misterio de las llamadas Salas de «Ga- liarda». Por lo que nos manifestaron nuestros acompafantes, parece ser que en plena Sierra Morena, a siete leguas de Andiijar, existe el palacto encantado de un rey en Ia cima de la montafla, Initiles han sido siempre las tentati- vas hechas por algunos atrevidos para penetrar en las «Salas de Caliarda» © del Palacio dicho, pues, aunque hay escaleras para bajar, sobreviene de improviso un vientecillo traidor que hiela !a sangre y apaga cuantas ldm- paras se leven, incluso fas eléctricasl; tan es asi, que uno de nuestros in- formantes dijo habla bajado seis tramos de escaleras. EI hostelero, que era un guardia civil retirado y persona muy bonrada, no pudo bajar mas de dos ramos por la causa dicha, Otros dos circunstantes, en cambio, nos manifestaron que se puede entrar; pero que hay un lago sublerrdneo que (1) Por anatogia sb nos viene ala memorla la cretense Cueva de Licurgo, donde el gran leglslador espartano recibld aqueltas leyes draconianas (ade dra ones miticos?), que durante tanto tlempo hicieron de Esparta un pueblo vigo~ roso y temido. . DR GANTES DAL OTRO MUNDO Looe 219 paso, aunque todavia deja ver del otro lado una puerta de hierro meme perece ocular algo deirds, Tlénese por todos como empresa de locos 1 Wraine de formas el paso, y no lalla tampoco por alll la consablda galll- ta de loa bmevon de oro, con sus polluelos, : «nu Ne bey que ahadir ol s¢ noe pondrian foe dientes largos al escuchar tales vearavitins. Partimos, pues, en el primer tren al otro dia, a las tres de be madrngnda, com avesiro arsenal de méquinas fologrificas, brijula, ge ., maton, bone, acemuladores y reflectores eléciricos, etc., etc, dvidos de vi- otter wn palacio encantado en pleno siglo XX. Era aquella la Noche de Di- fenton, en la que el triste y drido palsaje parecia estar a tono eon las 20z0- : tequietudes de auestro Animo... : . Joa 12 kdidmetros de carretera entramos por una vereda imposible: sade bee wa torrente, Por terreno granitico, cada vez mds abrupto, termi- mason de recorrer los 35 kildmelros que separan a Andujar de aquella ‘Slerra, hasta topar ton Ia «Casa de Ia Navas, en plena montana, All nos talleroo al paso un hombre y una mujer, al parecer labriegos, Esta desapa- recié proato, y aquél se presié a servirnos de gula, Dijonos que estaba por y+ @quellos sitios porque habla venido desde Bailén para cazar pajarilios, cosa £eatupenda dado lo desierios y desolados que eran semejantes parajes y la distancia a que Bailén se encuentra. A més no le pudimos ver escopeta, trampas ni redes de clase alguna. Erase nuestro gula, el pajarero, un anclano como de sesenta afios, enju- o, nervudo y de larga cabellera plateada (1). Anenas comenzamos a interra- garle, nos dejé estupefactos por fo sensacianal de sus revelaciones. Procu: . raré reproducir ou larga perorata, jurdndole, por lo mas sagrado, que mi fantas{a no afade a Ja realidad ni un solo concepto, antes bien olvidaré quiz no pocos. a «Estas montafias que aquf véis son el Or de Caravajal, y en. todas ellas han existido castillos de los Penitentes Mudos. Ellos son anterlores a moros y a romanos, y todo cuanto digan de que las cosas que aqui existen fueron obra de estas razas, es una completa falsedad, Los Penitentes Mu- dos construyeron numerosos castillos en época anterior al Diluvio, y como éste no fué universal, como creen las gentes, hubo parte de fos habitantes (1) Semejante «anclano de blanca barba» nos recuerda el cons: no jing de |a narracién andina que va al principio de este IIb: que hizo fas revelacloneg estampadas en e! capitulo de los Tuatha de Danand, acerca de los galos, y tantos otros, en fin, como tienen slempre las leyendas de todos los paises. 7 20, de In regién que se Inundé, que sobrevivieron, entre ellos Jos que emigea- ron hacia Castilla y los que permanecieron en las moniafias de Marruecos y otras de Africa... Yo sé de estas cosas mucho més que ustedes! =No lo dudo—exclamamos maravillados. Yo st bien—coritinué el extrafio gula—que Nazareth est muy cerca de aqui y que Bein es el pueblo donde vivo, y que por corrupclén se Mama Bailén, como Linares es Liftares y Jaén es otra cosa. No hay que buscar muy lejos el origen de los gi-(/a)-nos, pues son los que mejor han conservado el aspecto de la raza que primeramente vivid en estas mon- tafias... —Pero—exclamé—, gedmo sabe usted estas cosas, ni quién ha pgdido ensefidrselas? : —Yo he aprendido mucho rodando por el mundo. He estado en mule chos hospitales y he aprendido la Biblia de memoria, Ademis, los seflores que aqui residian, los Penitentes Mudos, me ensefaron que & Cristo se le crucifica todos los dias, y que tanto él como Pilatos podria decirse en cierto sentido que tamblén vivieron en Andalucta; Jesis fué nazareno, es decir, de Ja hermandad de los Penitentes Mudos, que desde entonces se llamarone Nazarenos y residlan en estas montafias. Por las enseiianzas suyas sé que no existe gloria ni infierno, sino que el que aqui la hace aqut la paga; pero el alma es.inmiortal y va pasando de un cuerpo 4 otro para tmejorarse. Al oir todo aquello, mi compafero y yo nos miramos, sin saber a qué alenerios respectd 8 nuestro guia, gEra él un hombre vilgar que sdlo re- petia lo ofdo a otros, o algin emisario de los Sefores aquellos de Sierra Morena, un jing, un esplritu de las montafas aquellas? El guia continud, tras breve descanso: —Desputs del Diluvio, los Nazarenos:viven en el interior de las mon- “tafias, dejando que sus antiguos casfillos, cuyos restos atin se ven, cayesen en ruinas, Ya vivian ocultos durante la dominacién romaria y drabe, pero dejaron entrar a Isabel la Catélica, quien para ello tuvo que dejar toda su hueste en el llano y penetrar sola en aquellas profundidades, Desde enton- ces quedé asegurada la Reconquista. . Mientras ast hablaba el extraflo personaje, ‘vind inopinadamente « mi memoria el recuerdo de la batalla de Bailén contra los franceses invasores, en la que se cuenta de que unos piqueros descbnocidos—alll donde nunca _ hubo piqueros—dieron aquella célebre carga que decidié el éxito de ta batalla y con ella puso'fin a la domindcién napolednica en Espaita (1). (1) Del mismo modo, mientras esto escribo copidndolo de ta carta de mt <4 rc 4---— dexisten todavia por estas monta . has los Nazarenos, 0, al menos, conoce usted en estos alrededores algunas personas que se dediquen a hacer el bien por el bien entre sus semejantes, ya relirados, ya viviendo:en Fraternidad 9 comunidad mondstica? —INo s€ nadal—me respondié secamente el gula, cortando de plano sablo amigo, viene a mis mientes el recuerdo de otro acontecimlento patrio, no menos extrato y de le misma época, Ei de! alzamlento de Mostoles, o primer sito contra el invasor france: En efecto, revisando ua dia el archivo suunicipal de Logrosdn (ai pueblo), tropecé con el ofcio original pusel que, desde Méstoles, au alcalde ordinario, AndréoTorre}oa, dab la soticia de los snceson del 2 de Mayo en Madrid, ¥ excitabs a} alzamiento general. Pero es el cato que al oficlo segula una note Gel expediente de Defensa Nactonal, por ls que ve decia que él fuese traido pot we spoa}e descalzo que desaparecié eo seguida, José Nogales, el llorado froaieta de FI Liberal, el narrador insuperable de Lds tres cosas del tlo Juan, al ecuparse del anasto, coa motivo del centenarlo, nos demostré en uno de sus articules que conservo, quo el consabido fralle pasd en la madrugada del 4 de ‘Mayo por Cueea def Puerto de Miravete y por otros pueblos... Como pudo en Stheslice tempos un frovie fisico, aparecer al par en Logrosds, venido en un in deede I distancts de més de 50 leguan que hay en linea recta desde Més- + foles, af qué camino podia ser para el alzamlento el ocuparse de tan Infima " poblocién rodeada por las slerrae de Guadalupe? Este punto, puen, mereceria dlerta computsa con euantos datos relativos al alzamlento puedan hallarse reepecto de este espectro de fraile, que ios recuerda, por vere en tantas par- tes, ta famosa leyenda de ta Cueva de ld Zampofia o de San Saturio, en Ia curva del Duero, junto al monte Orla, trad donde se asienta 1a Soria actual, Como ve rata de una de las mds hermonas leyendas expafiolae, daremos aqul un extracto de dicha leyenda tItulada Le Orefa del Diablo, que es el me- Jor compiemento que podemos dar a este cApitulo, «Vivian Almazdn, hace muchisimos atts, un Infellz muchacho, huértano de todo. Carecia de parlentes, de hogar y de medios de vida, y era, ademas, Jorobado, contrahecho, cetrino y raquitico. Su joroba le Impedia tos trabajos de carga; su mala Ggura le Imposibilltaba para otros oficlos, y asl vivia refu- glado en ia Iglesia, a cuyas puertas vendia rosarios, estampas y bulerlas, Acaeclé que a ux herrero de la-viila de Barahona le acometleron, sin saber dmo, ensuefion extraordinarios y espantotos. El desgraciado se sentla morir, cual al entuviese Influenclado por eapiritus thallgnos; pero clerta noche le vi- std en auefios una visién Indicdndole tox medios de vencer al enemigo, a saber: que un sAbado por la noche, después de las fiestas de Santo Polo, en Sorla, se fuese en compatia de Domicio~ast se Hadiaba el Jorobadito—a Ia Cueva de la Zamponta, al ple del Duero, bajo el ermitorlo de San Saturlo, y en ella penetrase Domiclo a tuchar con Satdn y vencerle en el propio antro de sus: lechorlas, 1 By herrero bused al Jorobadito, le explicd su revelacién, y aunque éste se DE LAS MARAVILLAS, su anterior peroractén, cual si no le hubiese agradado poco ni mucho ta pregunta. Disimulé, pues, y después de varios: cireunloquios pregunté de nuevo al guia acerca de tas «Salas de Qallarda». —Existe—respondiéme—una famosa piedra que se Nama la piedra resistiese a servirle de Instrumento curativo, acepté al fin, movido de sus.sen- timienion compasivos oculton bajo au miserable encanijamlento. ~" Aquella noche era sdbado, y después de los oficios divinos en tos templa- rlos de Santo Polo, entrambos se constituyeron en ta cueva, y despidiéndose con lagrimas en ton ojos, Domiclo se internd en ta sima por una escala que desde arriba sostenla el herrero; mas con tal desgracia, que éata ge encapd de las manos del de Barahona, y el cultado Domiclo desapareclé, sumiendo en a desesperacién al herrero, qulen en vano te esperd fuera tres dias, orando al santo anacoreta por la aalvacién del generoso chiquillo, ‘Al volver en al Domiclo, después de la calda, se alntié asldo por una mano Invisible que, a través de un bosque amenisimo, te condujo hacia un palaclo de jaspe, tan extrafio, que la pluma 00 le puede describir, Deliciosa miisica re= clbid al joven y hasta creyé ¢1 notar en su cara el roce de contactos finislmos ue esparclan en torno suyo nubes de aromas. Entre el concierto descallaba una vor lastlmera cantando aquelta mansién como cércel en la que gemian tres hermanas por el delito de haber abandonada en el mundo a un muchacho bueno € intetigente, Hamado Domiclo, digno de suerte mejor, sin duda. * ~~ “Asombrado Domiclo, se did a conocer a tas invisibles cantoras y al instante se sintié abrazar por ellas, clamando porque las libertase de au encantamlen- to, Tan maravillado quedé el Joven con semejantes transportes y razonamlen+ tos, que Juré luchar hasta con ef Demonto en persona, a trueque de redimirias: No bien lo hubo asl jurado, cuando se le present delante una mesa servi- da con manjares y vinos exquisitos, de fos que se puso a gozar Domiclo, no- tando que en los otros tres costados de la mesa maros admirables de tres mu- Jeres Invisibtes se servian también, comiendo en su compafila. Luego una de llas le condujo a espléndido lecho de gasas, donde se acoaté él mancebo, quien, al beear agradecido aquella mano protectora, vid aparecer una joven Incomparable, de voluptuosas tormas y luenga cabellera, dama que, amoro! se extaslaba mirdndole, con lo que no hay que decir que el mozo cay6 presa de ardiente pasion. : wDomicio—le dijo la hermosa, ti eres bueno y puro, y yo te amo, Ve~ leldoaa te abandoné en el mundo; pero es preciso que me libres del maletico poder que me encadena aqul, Impldigndome derramar por la tlerra todos mls beneficlos, Bl se te mostrara en forma de toro, y es preciso que te mates; gten- drds valor? 7 Domiclo, clego fe amor, armado de un pufalito que le dé ta bella, se aposté en sitio adecuado, esperd a ta misterlosa tlera y le clavé el pufial en su featur, En segulda se fud a buscar a au aniada a tiempo en que ésta, con gal de relna, subla en un carro triuntal tlrado por alazarres soberbios. Le he ed a 1 cmnuea DE GENTES DBL OTRO MUNDO 283 {etrera, con escritura que nadie ha podido entender, Quien Ia levante, se dice que hallard el tesoro. Yo vi la piedra cuando era joven, pero cuando volvi para tevantarla ya no pude dar con ella Yes que esa pledra encans lads, cuando se encuentra, no se encuentra mds que une vez, Por eso, por we cabeza de toro que alll verd en la pledra, se dice «quien corte la cabeza Al toro, éste hallard el tesoro.» —Me voy—le dijo, ° uo : i —iLlévame contigo!—clamé el mancebo. - i =iDime al menos cémo te Hamas, oh cruel, que asl me abandonast Y ella, agitando su manto de purpura, exclamé: —iSoy Ia Fortunal Abatido por demds quedé Domiclo ante aquella ingratitud; pero cuando més Horaba su desventura, una vor de mujer Invisible vino a decirle: —10h, Domiclo, el mas grande de tos mortates, tu poder es extraordinario! Serds {uerte y tellz, tendrds esclavos, poseerda Incalculables riquezas y todo humano obstdculo sera arrollado por tu estuerzo. Yo soy la hermana de Ia Fortuna, te aino y quiero ser correspondida. Dicho esto, le cogié suavemente, Ilevancole por su mano a una fuente ma- tavillosa, en medio de pérfumado bosquecilio, Alll le lavé manos y ples, con to que el deforme muchacho vié transfigurarse su misero cuerpeciilo en el del Adonis mas Irresistible, Después el hada le peind con sus proplos dedos y le {afundié tat tucidez mental, que alcanzé a ver su propla y verdadera naturale- 2a hasta entonces aprisionada bajo cdscara grosera. Luego se Internaron en el bosquecitlo, Alll le Informé acerca de 1a batalla que tenla que reflr con au se- cueatrador, el hombre de un solo ofo, para el que nada habla oculto, Domicto esperd el paso del gigantazo y, cejindose caer sobre sus hombrus, le vacié el ojo con au puftalito, corténdole luego la cabeza. Cuando Domicto quiso buscar en brazos de su compafera e! premio pro- metido, vid con espanto que,.Ingrata también, emprendia fugaz su retorno al mundo de los vivo: —iAguarda, aguatda, dulce vielén!—Imptord desesperadamente el mance- bo—. |Quiero volar contigot —Imposible—le opuso la Ingrata dlosa—. Adin no has cumplido tu misidn Nbectadora, Y deaapareciendo en tas nubee, afadié: =iSoy la Hermosura! Por segunda vex yacld burlado el Inféllz Domiclo. Errd a ta ventura hasta tropezar con una nueva aparicién, mds exttafa ain que {as anteriores y que gemla bajo acerbo dolor, Domiclo, siempre mas condolido de fa desdicha ajena que de la ptopla, s¢ ofreclé a consolaria.en su desgracia, que resulté datar tamblén de que habla abandonado en el mundo a un sér bueno € Inteligente llamado Domiclo. BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS: —iVamos!—exclamé ya fuera de ml, de pura curiosidad como me do- minaba, y, sin pérdida de tiempo, comenzamos a andar las dos buenas Teguas que aiin nos separaban de Ia enhiesta montafia en cuya cumbre es- peraba encontrar [a solucién del enigma, Para reponer nuestras fuerzas hicimos un allo en la marcha en un pra~ dezuelo rodeado de pelados picachos, en los que vi verdaderas obras de Yo soy ene que decis—replicé 1 con gallardia—. Quiero redimiros aunque tenga que vérmelas con el Diablo mismo. Con él en persona os tenéis que batirl—respondié aolemnemente la her- mora-—, sl queréls tornarme a ml sér. Otras o8 han prometido en premio fortus nay hermosura, Yo os daré algo mucho mejor y que Jamas se marchit La dulce sugestidn de aquellz deidad extraordinaria pudo mas que sus re celos en el corazén de Domicio, quien sintié el fuego de una pasién como no fa habla sentido nunca. Los dos jévenes quedaron unldos en dulces deliquios de aovor, y ante tan poético momento quedé suspensa la Naturaleza toda; el eéfiro confundid she cabelleras, se estremecieron de placer las hojas de los Arboles, entonaron sus mejores gorjeos los pajarilios, y el mas augusto de los silencios reind luego sobre aquel indescriptible cuadro de ceteste poesla, Jamas Imaginada sobre la Tierra. No duré muchb, sin embargo, eb dulce idilio. Satén, el enemigo de la felicl- dad humana, se mostrd en encendida nube. —jDesventurado, cual débil gusanillo te apiastaré! - dijo furloso a Domicio, No te temo, precito—le contesté el valeroso mancebo. Y entrambos se fueron a una sala de armas, donde el Diablo le did a elegit ‘entre infinitas, pero él, lejos de coger las mas preciadas y damasquinas, luése hacia la espada mds vieja que arrinconada yacla, Ilena de orin, La lucha fué trenienda; pero Domiclo era tan Invencible como el Diablo mismo. Infinitos fueron los encuentros, los tajos y las acometidas. En una de datas, en que Satan se arrojé confiado, Domiclo ie dié un corte feroz que, con estrépito, le derribé una oreja, El enemigo desaparecié avergonzado, dejando te sobre el suelo el singular trofeo. : Cvando Domicio volvié hacia su compafera, apenas sl pudo verlade lejos, volando hacia e! mundo de los vivos, sin Hlevarle, a pesar de sus sdplica “-No me puedes acompafiar aun, Domicio—le dijo—; pero al menos toma en prenda ml aniilo, que en mas dichoso dia nos permitird reconocernos... ‘—1Soy la Dosa del Amorl—anadié cuando desaparecia. Domicto alzé del suelo la satdnica oreja j se le aparecié un hombrecilio de tres pulgadas escasas, un gnomo, quien pasedndost por la palma de la mano del héroe, le dijo que pidiese lo que quisiera, porque Satén.vencido era ya éaclavo suyo, Pidid el joven retornar entre 1o8 vivos, y al punto se vid trasias dado al camino de Almazdn a Sorla. Buscé al herrero de marras, que, perreguldo por el vulgo que le achacara 1a muerte del jorobadito para hacer untos de brujeria con su cuerpo, habla desaparecido. La puerta de la fragua no se habla vuelto a abrir desde enton~ ~ Se ey” ee _._DE OENTES DEL OTRO ‘MUNDO 285 clelopes y pronte tropezamos con un admirable dolmen, del que hicimos fotograflas, Crozamos luego por un Petigroso lugar, guarida de jaballes. Todos, bajo aquel sol de justici, apenas si podlamos ya caminar, pero nuestro anciano gula sallat le perdimos de vista, Ascendimos, no sé cémo, a un derruldo recinto, especie de fortaleza de risco en risco como una cabra, hasta que €e8, cosa que hizo Domiclo entre el terror y Ins maldiclones de las gentes de Barabona, las que le (enlan en rozobra continua; pero tales cosas le debleron acaecer all deniro, gue ¢] mancebo decidié romper todo lazo con ef Diablo, clavando en la puerta La fatidica oreja, con lo cual volvié el Infellz Domicio a a triste deformidad pristiag, cosa que le Infundié menos pesar que la compa la de la presen maidita, Pera poder comer, entrd el cultado de oficial de escultor, y tales progresos Feallsd en ou arte, que coa el pudallto dela Fortuna modelé una estatua pro- digloas 64 la diosa Diaas, que lend de asombro al rey Osmin, quien adivi- Anade los ouperiores destinos del pobrete, se le lewd por favorito. La talicided mds completa sonrié desde aque! punto en el reino. La Fortu- a, 14 Hermoeara y el Amor parecieron verter sobre el Imperio el cuerno dela oduadancta, Todo fud a maravilla, despertando Ia envidia de los Estados ve- Cinoa, quienes, ansiosos de compartir aquellos divinos tesoros, Invadieron el Felno a le muérte do Osmén, que habla legado Ia corona al feo Domiicio, EI Diablo, ola ou apéndice, estaba entretanto reducido a la Inaccién; pero, como él decia, bastabs la ingénita malicla humans, para, sin necesidad de ¢!, Henar el Averao y hater olro no mejor de la propia Tierra. Domicio, acaso compadeeido hasta del Diablo mlamo, fué a Barahona, y desclavando la oreja, Ws restituyé a tu duého. Con tamafia generosidad, sin reciprocidaden peligro. as, atin quedé mas\y més humillado el Diablo por Domicio, quien ni siquiera consintlé en recibir de 41 el retorno de su belleza. A esto, en au ausentla, se amotind todo el relno, gulado por clerto monje con negro sayal y cara slempre cublerta por su capucha, que surgié no se sabe de dénde, La guerra clvil era inminente, pero Domicio Ia hizo imposible, lla- mando al monje negro a loa supremos consejos del reino. El tal monje no era sino Satdn con los mad protérvos designios, Pero el poder de Domiclo, bara do sdlo en la virtud, en la paz, en el amor y en Ia mente vigorosa e-llustrada, era superior al suyo, y aquel piimer ministro Jamas pudo hacer cosa que bue- ‘na no fuese, : Domicio arrollé fAciimente %. sus enemigos. AI volver victorloso, bu caba- Ho le dejé caer en lan lagunas de Urbién, con lo que contrajo unas Kebres ma- lignas que le pusieron al borde del sepulcro, EX monje negro no se separaba de él un pusto, Le arropé bien, y clerta noche le dié un bebedizo que le hizo sudnr un audor negro y apestoso. Lo mas maraviliono del caso Tué que el enfermo quedé buéns por encanto y totalmen- te hermoso, sin deformldades, como el dia que sallese de la fuente milagro- #8, La nueva del prodigio arrebaté a todos, y desde entonces data la romeria 286. . BIBLIOTECA DE LAS MARAVILLAS. ciclépea, y alll tratamos de buscar la entrada de las dichosas Salas de Ga- Harda, pero era imposible hallar hueco alguno practicable, y, para mayor contrariedad, nuestro extrafo guia habla desaparecido, Por fin, pudimos volverle a encontrar é otro picaeho de mds arriba, entre grandes sillares de granito asentados unos sobre otros sin argamasa alguna, Vimos all tam~ bién arcos dibujarido entradas de galerias y pozos cegados ¢ impracticables, anual a las milagrosas aguas de las lagunas de Urbidn, que dan nacimiento al rio Duero. Transformado asl el rey en el mds gallirdo mancebo, {08 sibditos le obll- garon a tomar esposa entre Jas infinitas beldades que acudieron a las fiestas. Domiclo, Ignorante de aulté sobre tan arduo que el monje negro fuese e! Diablo en persona, 1¢ con- negocto, y de él obtuvo una categdrica afirmativa, tal vex porque en los matrimonios suelen tener mAs cablda las tretas de Satand Pero éste no conta. taron tres singulares doncell mas que criaturas terrestr a con que entre las hermosas del concurso s¢ presen- , dotadas de prendas tan sobrehumanas, que, as Tres Gracias parecian, ‘Al verlas el monje negro palidecté. No se ocultaba a su despecho que aque- Nas tres crlaturas no er ‘an sino Ia Fortuna, la Hermosura y la Diosa del Amor, antafio libertadas por el heroismo de Domiclo. El rey vactié un punto en la dificllisima eleccién: ef pueblo comenzaba murmutar por la tardanza, y, al fia, contra lo que pudiera esperarse, ellgié Ia mAs modesta y mde arrabatadora por la dulce eeducclon de aus castog atrace tlvon, El Hada del Amoy fué coronada rena, Renunelamos a describir la magnificencia de aquella boda, Sélo aftadire- ‘mos que, enojadas la Fortuna y la Hermosur Diablo para tomar venganz se pusigron de acuerdo con el Este, con el propésito de esclavizarlas de nuevo ‘en dato de la Humanided, acepté el pacto, y comenzaron a lover desdrdenes y desgraclas sobre todo el Imperio, : ‘Alecclonado Domiclo por su esposa acerca de! misterio de todo aquello, se apresté una ver mag a des! tué destituldo y marché a casa del herrero de Barahona a madurar vos designios. Toda la ratar los planes del Averno.: El Monje Negro cludad se alz6 en armas por sus excitaclones, y Dom!- do {ué destronado. Para colmo de su desventura, su ideal consorte murlé de unas fiebres malignas, Domlclo sepulté su dolor en la soledad, la meditacién y el silencio, retlran- dose a ta ermita del Santo Cristo de Olmedillo, cerca de Renleblas, donde, en olor de santidad, acabé aus dlai El andnimo historiador de este relato fantastico, anade, en descargo de su conclencla, que lo referido no fué real, ‘sino mero ensuefio de color de rosa det pobre jorobadito de Almazdn, clerta noche en que. dormia en un palar, a caloreiilo del heno, y a costumbre, a la puerta ue, antes bien, a la mafiana siguiente tornd, como de det templo a vender rosarlos, estampas y bujerlas, Domicto, con sus deformidades flsicas, representa a esos humildes que el Evangelio coloca a au diestra en el Gran Dia; los compasivos, los abnegados UNDO _ ota encontrar Ia entrada de las Salas?—pregunté al gufa... Hu- sinte secesario una cuadrilla de hombres trabajando varios dias, para 1) ‘we wero donde cupiese un hombre, Naufrapdbamos, pues, ala en- i del puerto... y dejamos, contrariados, nuestra empresa para mejorés a! den, regresando al caserlo de la Nava, donde, un cabrero, amiga del guia, a contd Io que sigue: 4 ea hermosos de expititu, o como un buddhista diria: «los renuaciadoress, «los jwedemtaress, lox superhombres bajo pobres aspectos ocultos, quienes, yendo a sno alld ade del brecepto de Cristo, aman a su projimo y ala Humanidad nde Ag qa eel mlamos... «£1 Verbo habité entre los hombres, pero los hombres no reanaclerone, que dice San Juan; «Dloses sols y lo habs olvidadoe, que ‘) Plaite dijo, ;Git+ Ne por codicla al por curlosidad, sino por remediar tos males de un Inte ;;* Waa quien ao conocia, se presta a bajar a la sima, donde traba con el Genlo 2) det Mal desigualen batallas, al modo de tos caballeros andantes o de los r demas héroea mitologicos, en pro del Ideal y sin otra arma que Ia sencillez, i ie r ‘ple virtud y ta generosidad altrulata'de sus motivo, nada comunes en la Tlerra. “1 Bm ealuerzo rescata del poder Infernal cuanto hay de hermoso y de bueno i ugar de loa mortales: fortuna, hermosura, pasidn, Ingratas ellas empero te amesdoase, porque es ley de las renunclaclones redentoras Ia de 00 guar- 4 dasee el redentor nada de 10s tesoros que para los demas conquista, + £1 wancimiento de! Genio del Mal concede al héroe el magica poder sobre’ tedan las cosas, pero Domiclo no cae en la tentaclén, como no cayera en ella pada en medio del Deslerto, que es nota diferencia! entre las dos Magias, 1a a que oa arcanos del Cosmos y sus Inniimeros prodigios pueden abrirse Bae que @ {a larga acarrean Ia , folnn da tales prolasadares del Templo, : \ Hay en la Tierra lugares favoritos del misterio, de la honda poesia, de eso (get boy llaman superiiminal o hiperfisico tos Investigadores, y fantastico, Ideal, aiclsimo, todus los poetas, y uno'de tales sitios. de Walpurgi ‘eveva del Duero en Soria, Aquellas aguas lamen los muros del romdnico San 4, Jana det Duero, el de 198 capiteles fantdsticos come agua fuerte de Goya o catentura; se destizan entre sauces y pimentates, Ilenos de topos, ‘100 trogloditicos fildsotoa del mundo animal; parecen detenerse Intrigadas frente al secreto masénico-templarlo de Santo Polo; contornean toda la falda nombre que recuerda e! Morlah, del Calvarlo, ef Orlo u Orién de la gran djnastia aolaz del “Tibet, y viene a romper ous Vs’ aguas frente a tas cuevas santificadas por las penitencias de San Saturlo, que + algia mal creyente querria Slevar al mito de Saturio o Saturno como prueba da wa abolengo Judalco de adoradores de leovah, Saturno, Sabaoth y Jano, Aatre sus mundiates leJanias, envuelto en el mégico efluvio de aquella sin igual grtadexa, ene hombre exquisito que se Hlamara Bécouer encuadr6, ino podia menoal, Ia espeluznante leyenda de +Noche de Animese, pues sus ojos de vate oe oe #5 = —

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