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LENGUAJE

Utilidad clínica de las clasificaciones de los trastornos


del desarrollo del lenguaje
Isabelle Monfort, Marc Monfort

Resumen. Se han presentados varias propuestas de clasificación de los trastornos del lenguaje en los niños: unas, basa- Centro Entender y Hablar / Colegio
Tres Olivos. Madrid, España.
das en el deseo de diferenciarlos en función de su posible causa, y otras, en el criterio de formar agrupaciones de sínto-
mas (‘síndromes’) de cara a facilitar el proceso de diagnóstico y orientar los programas de intervención. En una primera Correspondencia:
parte, se analizan las ventajas y limitaciones de las clasificaciones más utilizadas, insistiendo en la imprecisión de las Dña. Isabelle Monfort Juárez. Centro
Entender y Hablar. Pez Austral, 15,
descripciones y de los criterios para diferenciar distintos subgrupos. En una segunda parte, se analiza la utilidad clínica del bajo C. E-28007 Madrid.
uso de estas nomenclaturas. Se propone finalmente una herramienta clínica dirigida a introducir el criterio de gravedad
E-mail:
de los síntomas en el diagnóstico diferencial. isabellemonfort@hotmail.com
Palabras clave. Diagnóstico diferencial. Síndromes. Síntomas. Trastornos del lenguaje. Declaración de intereses:
Los autores manifiestan
la inexistencia de conflictos
de interés en relación con
este artículo.

Introducción ‘ser’ la realidad, sino sólo un instrumento para ayu- Aceptado tras revisión externa:
darnos a comprender y transmitir la información. 01.02.12.
Los trastornos del desarrollo en los niños presentan Por ello debemos juzgarlas a dos niveles: el pri- Cómo citar este artículo:
una extraordinaria heterogeneidad derivada funda- mero, por su validez empírica (¿pueden ser repro- Monfort I, Monfort M. Utilidad
mentalmente de la enorme complejidad del lengua- ducidas por distintas personas con una satisfacción clínica de las clasificaciones de
los trastornos del desarrollo del
je por un lado y, por otro, del carácter evolutivo de suficiente?), y el segundo, por su utilidad clínica lenguaje. Rev Neurol 2012; 54
dichas dificultades que los diferencia radicalmente (¿sirven para mejorar nuestra práctica clínica?). (Supl 1): S147-54.

de los trastornos adquiridos. © 2012 Revista de Neurología


Un acto de lenguaje pone en marcha el conjunto
de funciones cerebrales superiores, se realiza en un Nosología y patogénesis
contexto social y depende de la integridad de las
funciones auditivas y motoras: las posibilidades de Rapin y Allen [2] definen la nosología como una
‘error’ a lo largo de esta larga cadena de aconteci- rama de la clasificación. Sería la etapa descriptiva en
mientos son por tanto muy elevadas. la que intentamos identificar los síntomas y reagru-
El lenguaje se construye sobre ciertas habilida- parlos: formamos de esta manera grupos de sujetos
des innatas, cuyo carácter específico es objeto de que presentarían un perfil más o menos homogé-
debate [1], pero siguen una dinámica de desarrollo neo, partiendo de la hipótesis –‘no siempre correcta’,
para cada de uno de sus aspectos, con sus ritmos, según las propias autoras– de que los sujetos son
sus periodos ‘críticos’ y sus diferencias individuales; susceptibles de tener la misma ‘alteración’, diferente
además, en el desarrollo del lenguaje se ven impli- de la de otros grupos. La patogenia, por el contrario,
cadas también habilidades más generales donde al- busca de manera concreta la causa de síntomas par-
teraciones no específicas pueden retrasar o alterar ticulares más que la causa del cuadro general.
todo el proceso. Los numerosos estudios que han intentado rela-
Nuestra mente tiene una enorme dificultad para cionar ciertas dificultades de lenguaje con habilida-
imaginar la infinita variedad de las cosas. Para recor- des modulares o con trastornos neurológicos res-
dar, analizar y entender, nuestro cerebro necesita in- ponden a iniciativas de tipo patogénico; los intentos
troducir un cierto orden, lo que le obliga a privilegiar de clasificación, por el contrario, se inscriben esen-
ciertos datos respecto a otros: aplicará un marco so- cialmente en el marco de la nosología.
bre la realidad, más o menos a priori, con el fin de
poder procesarla mejor. Las clasificaciones de los
trastornos del lenguaje responden por tanto a un Comentarios a los intentos de clasificación
proceso universal de apropiación de una realidad de-
masiado compleja y cambiante: no pueden pretender Existe un gran número de propuestas de clasificación

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I. Monfort, et al

te aquellas clasificaciones tan simples que sólo pue-


Tabla I. Clasificaciones comentadas en el texto. den presentar un defecto: su evidencia o trivialidad.
Veamos un ejemplo: Chevrier-Muller y Narbona
De Ajuriaguerra [24] [4] presentaron una tabla recapitulativa en paralelo
Audio-mudez con forma dispráxica con las nomenclaturas oficiales del CIE-10 y del
DSM-IV. A partir de allí, proponen tres categorías:
Audio-mudez con trastornos predominantes de la organización
temporal – Trastornos secundarios a déficits instrumentales:
deficiencia auditiva o de la ‘mecánica’ articulatoria.
Audio-mudez con trastornos complejos de percepción auditiva
– Trastornos neurolingüísticos: trastornos del ha-
Disfasias bla, disfasia, afasia adquirida, dislexia, trastornos
de la expresión escrita, trastornos del ritmo.
Aram y Nation [25] – Trastornos lingüísticos en psicopatología: trastor-
Predominio de la repetición nos del lenguaje secundarios a carencias socio-
afectivas, mutismo selectivo y trastornos gene-
Déficit no específico de formulación-repetición
ralizados del desarrollo (TGD).
Bajo rendimiento generalizado

Déficit fonológico de comprensión-formulación-repetición Dicha tabla parte de los niveles donde se situarían
los trastornos a lo largo de todo el proceso comple-
Déficit de comprensión
jo que rige la recepción y expresión del lenguaje, en
Déficit de formulación-repetición una perspectiva que parece heredada del estructu-
ralismo; se puede considerar como una clasificación
Korkman y Häkkinen-Rihu [8] implícitamente etiológica porque trata de situar el
Subtipo global locus de la causa del trastorno, por lo menos desde
el punto de vista funcional.
Subtipo específico de dispraxia verbal
Siendo así, se entiende bien la diferencia entre las
Subtipo específico de comprensión dos primeras categorías, pero la tercera llama la
Subtipo específico de disnomia atención al agrupar trastornos de origen ‘exógeno’
(por carencias del entorno) con los TGD sobre los
Rapin [18] que la gran mayoría de autores actuales no contem-
Trastornos mixtos receptivos-expresivos
pla causas ‘externas’ como posible origen del cuadro.
Es posible que esta decisión provenga de una in-
Agnosia auditiva verbal terpretación del carácter más ‘específico’ de los
Déficit fonológico-sintáctico trastornos del lenguaje de la segunda categoría res-
Trastornos expresivos
pecto a la tercera (cuyos sujetos pueden presentar
grados diferentes de alteraciones en la interacción
Dispraxia verbal social y no sólo en el lenguaje), pero eso no evita, en
Déficit de programación fonológica nuestra opinión, cierta contradicción en la aplica-
ción de un criterio nosológico general.
Trastornos del tratamiento de alto nivel
Un segundo ejemplo, en este caso a propósito de
Déficit léxico-sintáctico la imprecisión, lo encontramos en Bishop y Rosen-
Déficit semántico-pragmático bloom [5], quienes incluyen en sus clasificaciones
de trastornos del lenguaje (en el sentido específico
Friedmann y Novogrodsky [12] del término) el subgrupo ‘semántico-pramático’;
Trastorno específico del lenguaje sintáctico
Rapin y Allen [2] utilizaban esta etiqueta igualmen-
te, pero como síndrome que podía aparecer en dife-
Trastorno específico del lenguaje fonológico rentes patologías (hidrocefalia, autismo…).
Trastorno específico del lenguaje léxico No hizo falta mucho tiempo para que tanto los
Trastorno específico del lenguaje pragmático
investigadores como los clínicos subrayaran que les
resultaba difícil observar el conjunto de síntomas
lingüísticos atribuidos a dicho grupo en niños que
no tuvieran alteraciones, limitaciones o retraso en
de los trastornos del lenguaje en el niño [3] (Tabla I). sus habilidades sociales. Son niños que se encuen-
Por las razones mencionadas, ninguna evita ciertas tran probablemente en una zona fronteriza del con-
contradicciones e imprecisiones, salvo evidentemen- tinuo formado por el conjunto de trastornos del de-

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Lenguaje

sarrollo (concepto descrito por Thal et al [6]). Las ne sin embargo implicaciones consistentes sobre la
propuestas posteriores de Bishop [7] de un ‘trastorno intervención: distingue entre trastornos primarios
pragmático del lenguaje’ o de un ‘social communi- (o específicos) y secundarios.
cation disorder’ en el próximo DSM 5 (www.dsm5.org), Un trastorno se juzga como secundario cuando
donde una combinación de dificultades de lenguaje las dificultades de lenguaje derivan de alteraciones
y de habilidades sociales formaría un síndrome in- que no le son propias: es el caso de una discapaci-
termedio, se acercan más a la realidad clínica pero dad intelectual, auditiva y motórica, de las malfor-
no resuelven el problema de la clasificación: ¿dónde maciones anatómicas o del TGD; un trastorno sería
termina el espacio específico de la pragmática del específico en el caso contrario.
‘lenguaje’ y dónde empieza el espacio de la pragmá- Frente a las críticas acerca del término ‘específi-
tica de la ‘comunicación social’? co’ (los niños con TEL presentan en su mayoría di-
Tercer ejemplo acerca de la fiabilidad de los ins- ficultades en otros dominios, aunque más leves) Tom-
trumentos: Korman y Häkkinen-Rihu [8] intentaron blin [13] propuso recuperar la etiqueta ‘primary
reproducir las seis categorías de Rapin y Allen en un language impairment’ que subraya la mayor impor-
grupo de niños bastante extenso a partir de un análi- tancia de los trastornos lingüísticos en el perfil de
sis estadístico y su conclusión fue que no pudieron desarrollo del niño, pero sin caer en la simplifica-
distinguir más que cuatro grupos. Verhoeven y van ción de pensar que un niño solamente puede tener
Balkom [9], en una población neerlandófona de 110 un TEL si obtiene resultados normales en todos los
niños de 4 años de edad encontraron igualmente demás dominios en el que es evaluado.
una distribución parecida a la de Rapin y Allen, que Las diferencias en cuanto a aproximación tera-
dividieron también en cuatro categorías. péutica son aparentemente claras: en el caso de un
Por el contrario, en un estudio longitudinal de niño con un trastorno secundario, el terapeuta pue-
una muestra de más de 200 niños ingleses diagnos- de pensar que el niño dispone de una buena capaci-
ticados de trastorno específico de lenguaje (TEL), dad lingüística de base (o una buena competencia)
Conti-Ramsden y Botting [10] aseguran que dichas y se podrá apoyar sobre ella buscando los medios
categorías son bastante estables (con dudas acerca para compensar los obstáculos planteados por las
de la permanencia de la subcategoría de ‘agnosia otras discapacidades. Por el contrario, en el caso de
auditiva-verbal’), incluso cuando la inclusión de un un niño que presenta trastornos primarios, las pro-
sujeto determinado a una de las categorías puede pias capacidades de percepción, análisis, compren-
cambiar con la edad [11]; su equipo ha publicado sión, memoria, evocación, elaboración y produc-
un gran número de trabajos longitudinales sin sen- ción material del lenguaje son deficitarias: habrá
tir la necesidad de cambiar de referencia. que prever modificaciones importantes en las con-
La clasificación de Rapin y Allen sigue siendo un tingencias y estrategias para permitir al niño el de-
referente actual, incluso cuando los autores obser- sarrollo del mejor funcionamiento lingüístico posi-
van diferencias: recientemente, Friedmann y Novo- ble a pesar de competencias inferiores a la media o
grodsky [12], utilizando pruebas sintácticas, léxicas radicalmente deficitarias, en los casos más graves.
y fonológicas, además de escalas pragmáticas, sólo No es tan sencillo: sería olvidar el carácter evo-
han identificado cuatro subtipos independientes de lutivo y adquisitivo del lenguaje. Efectivamente, exis-
trastornos del lenguaje, aunque con ciertas áreas de ten niños que presentan una discapacidad congéni-
solapamiento, igual que otros autores citados. ta identificable: es sin duda la causa de todas las di-
No hemos seleccionado más que tres ejemplos ficultades de aprendizaje que derivan de ella. Ima-
porque nuestra intención se limita a subrayar que ginemos, sin embargo, lo que ocurre en el cerebro
todo intento de clasificación se enfrenta a proble- de este niño que no puede tener acceso al lenguaje
mas similares: son inherentes a su carácter a poste- o no lo puede hacer fácilmente en los primeros años
riori. Mientras no dispongamos de marcadores bio- de su vida; la intervención precoz, desgraciadamen-
lógicos incontestables, la imperfección de la no- te, no lo es tanto como sería deseable. Se van a pro-
menclatura será la norma. ducir alteraciones estructurales muy significativas
en la organización del cerebro que vendrán a aña-
dirse a la discapacidad inicial y que se van a parecer
Tipos de clasificaciones bastante a las que se describen en un niño al que
hemos diagnosticado un TEL.
Clasificaciones basadas en la ‘naturaleza’ del trastorno En otras palabras, un trastorno de lenguaje se-
cundario adquiere casi siempre una dimensión ‘pri-
Una clasificación muy sencilla de tipo etiológico tie- maria’ sobre todo si sus consecuencias son graves

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I. Monfort, et al

en las primeras etapas del desarrollo: tenemos un sología muy elemental haya sido elegida a menudo
buen ejemplo de un fenómeno parecido en las res- por los investigadores porque les planteaba menos
puestas muy diferentes al implante coclear en niños problemas para formar grupos aparentemente ho-
con sordera en función de la edad de implantación. mogéneos, otros, más atentos o más exigentes, han
Esta doble dimensión explica el fracaso relativo o señalado la imprecisión incluso de esta ‘simple’
total de propuestas terapéuticas que se basan en frontera entre trastornos expresivos y mixtos. Evans
datos empíricos, pero pecan de reduccionismo: se [17], por ejemplo, insiste en la dificultad de identifi-
centran en una habilidad cuya deficiencia se ha de- carla cuando introduce también el análisis del dis-
mostrado, pero que se ha interpretado como única curso en el estudio de las deficiencias morfosintác-
responsable de los síntomas. Fue el caso del progra- ticas en grupos de niños clasificados en función del
ma muy mediático ‘Fast For Word’ [14], diseñado a criterio del DSM-IV.
partir de las investigaciones de Tallal. Entre las clasificaciones sintomatológicas, la más
Finalmente podríamos incluir en este grupo de divulgada es sin duda la de Rapin y Allen [2], revisa-
clasificaciones –porque lleva implícita una diferen- da por Rapin [18]. Tomblin [13] la tildaba de ‘exce-
cia de ‘naturaleza’– la distinción clásica entre ‘re- sivamente médica’; según él, el diagnóstico médico
traso’ y ‘trastorno’; responde a una intuición clínica asume que la realidad es ordenada, predecible y
que deriva de la observación de que algunos niños puede ser explicada, lo que no es necesariamente
parecen ‘recuperar’ sus dificultades iniciales mien- cierto. Para Tomblin, da demasiada importancia a
tras que otros mantienen a largo plazo alteraciones la etiología y a la necesidad de colocar etiquetas y
evidentes, incluso para un observador no especiali- de agrupar a los niños. A partir de un abordaje más
zado [15]. educativo, defiende un enfoque más individual, con
Sin embargo, no ha sido posible hasta ahora su- una fuerte base psicométrica, que tenga en cuenta
perar el criterio de ‘normalización ilusoria’ [16] y también el aspecto dinámico de la evaluación, es
fijar criterios cualitativos o cuantitativos precisos decir, la tendencia o la resistencia al cambio [19].
(marcadores de desviación [4]) entre ambos gru-
pos: la mayor parte de los autores consideran ac-
tualmente que sólo existen variaciones de gravedad Utilidad clínica de las
dentro de un solo continuo. clasificaciones sintomatológicas

Clasificaciones sintomatológicas En realidad, los distintos subgrupos de las clasifica-


ciones no determinan un tipo de terapia ni una po-
Otros trabajos adoptan una perspectiva esencial- sible programación. La afirmación de Friedman y
mente descriptiva: a partir de grupos de niños que Novogordsky [12] de que ‘los resultados sugieren
presentan resultados inferiores a la media en tests que es importante evaluar los diferentes módulos
de lenguaje, han intentado agrupar los síntomas en lingüísticos para identificar el lugar exacto de la de-
función de la frecuencia con la que se asociaban, ficiencia que presenta cada niño con un TEL, con el
formando así ‘síndromes’, con el fin de ir más allá de fin de aplicar programas específicos de interven-
la distinción obvia entre trastornos ‘expresivos’ y ción’ parece correcta, pero exagerada. Los datos
‘trastornos’ mixtos’. que proporcionan señalan a lo sumo objetivos y, en
El objetivo consiste en elaborar un instrumento parte, algunos posibles contenidos, pero ya es más
clínico, tanto de cara a las necesidades de nomen- dudoso lo que pueden aportar metodológicamente:
clatura inherentes a toda práctica médica, como para señalan ‘a dónde’ ir, pero no ‘cómo’ llegar allí.
las necesidades de los terapeutas de disponer de Por supuesto, las clasificaciones subrayan la im-
una primera base para el diseño de sus programas portancia relativa de cada uno de los aspectos afec-
de intervención. tados, lo que precisa las conclusiones de la evalua-
Una de las dificultades de estos intentos reside ción logopédica.
en la necesidad de limitar el número de subgrupos Pueden también dirigir nuestra reflexión meto-
dentro del continuo: un número excesivo sería con- dológica: una pobreza de vocabulario expresivo no
trario a los objetivos mismos de estas clasificacio- tiene el mismo significado en un trastorno de défi-
nes. Un número muy restringido, por el contrario, cit léxico que en un trastorno fonológico-sintáctico
es simplemente inútil: la clasificación actual del y, por tanto, no se enfocará de la misma manera:
DSM-IV (trastornos expresivos, trastornos mixtos mientras que, en el segundo caso, un programa sis-
y trastornos fonológicos) es evidentemente fácil de temático de enriquecimiento del vocabulario pare-
aplicar, pero aporta poco al clínico. Aunque esta no- ce justificado (para compensar las limitaciones de

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Lenguaje

la capacidad de almacenamiento del niño derivadas Sugerencias


probablemente de un tratamiento fonológico defi-
citario y, por tanto, de la memoria a corto plazo), en Criterio de gravedad de los síntomas:
el primer caso es la organización interna del léxico una propuesta clínica
la que está en juego y se podrá entonces plantear,
quizás paralelamente a un programa de enriqueci- Uno de los principales defectos de las clasificacio-
miento parecido al anterior, ejercicios y juegos que nes propuestas es la ausencia de referencia a la gra-
intenten mejorar la estructura del léxico ya conoci- vedad de los síntomas. En una misma categoría po-
do, así como las estrategias y la velocidad de evoca- demos encontrar niños que disponen de muy poco
ción. Nos quedaría entonces concretar estas indica- lenguaje, totalmente insuficiente para sus necesida-
ciones generales en ejercicios, juegos, situaciones des comunicativas y de interacción social, y niños
de entrenamiento, etc., y para ello necesitaremos cuya comprensión y expresión son relativamente
recurrir a otras fuentes. eficaces pero con déficits receptivos cuando no pue-
Por otro lado, los estudios longitudinales que se den contar con el contexto y con errores formales
basan en estas clasificaciones tienen una utilidad importantes en la expresión: es el caso de la catego-
concreta innegable: pueden ayudar de cara al pro- ría ‘síndrome fonológico-sintáctico’, por ejemplo.
nóstico, aunque siempre tengan un valor provisio- Se podrían ofrecer propuestas para la incorpo-
nal. Los distintos autores de las investigaciones de ración de este criterio, reconociendo siempre que
seguimiento coinciden en señalar una alta persis- las fronteras serán imprecisas, pero quizá con un
tencia de síntomas a medio y largo plazo en los mayor consenso que los adjetivos ‘ligero’, ‘modera-
trastornos mixtos, al igual que una mayor probabi- do’ y ‘grave’. Los criterios que proponemos a con-
lidad de evolución hacia otras patologías ‘cercanas’ tinuación se basan en nuestra experiencia clínica y
(déficit intelectual ligero o TGD). podrían aplicarse a partir de los 30-36 meses.
Ocurre algo parecido con la distinción entre re- La elección de tres categorías (la gravedad au-
traso y trastorno. El concepto de retraso implica, en menta del nivel 1 al nivel 3) es evidentemente arbi-
nuestra práctica diaria, un pronóstico ligeramente traria: responde a una necesidad clínica de disponer
más favorable: se trata de niños cuyo lenguaje coti- de una sensibilidad suficiente pero también de un
diano se juzgará como ‘normal’ por parte de su en- límite en el número de combinaciones. Esta ‘trini-
torno al iniciar la escuela primaria o un poco más dad’ es de hecho bastante frecuente en las escalas
tarde. Se trata de una diferenciación que solemos de evaluación (CCC y PTL, por ejemplo) y también
tener en cuenta especialmente de cara a la toma de aparece en la propuesta de clasificaciones diagnós-
decisión sobre el proyecto escolar: orientar a la fa- ticas del DSM-V para los trastornos del espectro
milia hacia una modalidad escolar ordinaria con autista. Cada nivel de gravedad incluye, evidente-
apoyo logopédico externo o informarla de otras mo- mente, los síntomas del nivel anterior (Tabla II).
dalidades.
Sin duda, sería necesario disponer de un criterio Otras propuestas de incorporación
uniforme para situar el ‘punto de corte’ entre estas del concepto de gravedad
dos entidades: el criterio ‘subjetivo’ del entorno (no
solamente la familia, pero sobre todos los amigos, La incorporación de criterios de gravedad dentro
profesores o vecinos) no debe excluirse porque la de un síndrome tiene una utilidad clínica práctica:
‘normalidad social’ del lenguaje es un factor más proporciona una referencia para decisiones tera-
importante para la persona que la ‘normalidad lo- péuticas y educativas, para el pronóstico y para la
gométrica’ de los tests de lenguaje. Sin embargo, no evaluación de los progresos de un niño, y permite
debemos olvidar la realidad subyacente a las limita- una mayor individualización del proceso de ‘etique-
ciones lingüísticas de los niños del grupo ‘retraso’. taje’ inherente al establecimiento de un diagnóstico
Rescorla [20] ha recuperado recientemente una o de las conclusiones de una evaluación.
muestra de niños que evaluó precozmente y que Este proceso de descripción individual objetiva
habían presentado formas leves de dificultad en la es la que encontramos en la propuesta actual de
adquisición del lenguaje (late-talkers): observó que, clasificación del DSM-V para el trastorno del espe-
a los 17 años, estos adolescentes presentaban pun- ctro autista: parte de la eliminación de los subgru-
tuaciones en lenguaje oral y escrito que se situaban pos actuales, pero introduce tres niveles de grave-
dentro de la normalidad, pero en los límites inferio- dad para cada uno de los tres criterios diagnósticos
res de la media que obtenían sus compañeros que (socialización, comunicación y comportamientos
habían tenido un inicio típico del lenguaje. atípicos). En lo que se refiere a los trastornos del len-

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I. Monfort, et al

Tabla II. Criterios de gravedad de los síntomas, según subtipos de Rapin y Allen [2].

Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3

Agnosia Comprensión léxica pero muy limitada (> 2 DE) Comprensión de consignas en contexto, Comprensión verbal nula o casi nula
auditiva Expresión limitada a un centenar de palabras escasa comprensión léxica independiente Expresión verbal nula o casi nula
verbal aisladas En expresión, algunas palabras aisladas
y onomatopeyas

Dispraxia Velocidad de emisión lenta y prosodia forzada Reducción de las palabras a una o dos sílabas Producción verbal limitada a onomatopeyas
verbal Inteligibilidad limitada (nivel 4 de la escala NTID) Inteligibilidad muy baja y palabras reducidas a una sílaba
Distorsión de ciertos fonemas, (nivel 2/3 de la escala NTID) Número de fonemas disponibles < 10
pero que se diferencian de los otros Distorsión de ciertos fonemas Distorsión de fonemas sencillos (vocales, bilabiales, dentales)
Enunciados muy simples Mejoría en repetición aislada, Disociación automática-voluntaria anómala (muy poca
(no más de tres o cuatro palabras) pero no en repetición de palabras o ninguna mejora en repetición e incluso empeoramiento)
Hipoespontaneidad Muchas dificultades para formar enunciados

Trastorno Resultados inferiores a la media en Resultados muy por debajo de la media en Resultados muy por debajo de la media en pruebas
fonológico- comprensión sintáctica (> 1,25 DE) las pruebas de comprensión sintáctica (> 2 DE) de comprensión sintáctica (> 2 DE)
sintáctico Errores frecuentes de omisión de palabras- Alteraciones sintácticas manifiestas Agramatismo total en expresión (ausencia de palabras
función y de concordancia en enunciados (presencia de marcadores morfosintácticos, función, de morfemas, y alteración del orden de las palabras)
espontáneos que contrastan con la corrección pero con muchos errores)
formal de enunciados automatizados

Trastorno de la Contraste articulatorio muy marcado Contraste muy marcado entre la producción Contraste muy marcado entre la producción espontánea
programación entre la producción aislada de las palabras aislada de sílabas y de palabras plurisilábicas (muy mala) y la repetición aislada de sílabas (buena)
fonológica y la producción de enunciados Nivel de inteligibilidad bajo Nivel de inteligibilidad muy bajo
Desorganización del discurso complejo (nivel 4 de las escala NTID) (entre los niveles 2 y 3 de la escala NTID)
Desorganización del discurso

Trastorno Resultados inferiores a la media en tests Resultados inferiores a la media en tests de Resultados muy inferiores a la media en tests de comprensión
léxico- de comprensión de palabras (> 1,25 DE) comprensión de palabras y de comprensión de palabras y de comprensión de enunciados (> 2 DE)
sintáctico Vacilaciones y reformulaciones frecuentes de enunciados (> 2 DE) Resultados muy inferiores a la media en tests
en el discurso Resultados inferiores a la media en tests de definiciones (> 2 DE)
Tendencia a usar palabras comodín de definiciones (> 1,25 DE) Importantes dificultades de evocación (interrupciones
o fórmulas hechas Dificultades de evocación (interrupciones, muy frecuentes, respuesta muy exagerada a la inducción c)
respuesta exagerada a la inducción) Parafasias frecuentes, sobre todo dentro de una misma
Dificultades importantes en la estructuración familia semántica
del relato Neologismos más frecuentes de lo habitual a su edad
Confusiones entre palabras de una Contraste formal muy evidente entre la sintaxis del diálogo
misma familia, aunque suelen corregirse y la del discurso propio (relato…)
espontáneamente Discurso considerado a veces como incoherente
por los interlocutores

Trastorno Comprensión a menudo literal Dificultad para entender determinadas preguntas Dificultad importante para entender las preguntas
semántico- Expresión ‘pedante’ Dificultad específica para comprender Heterogeneidad léxica manifiesta con déficits
pragmático Falta de flexibilidad en los registros expresivos ciertos términos mentalistas para términos mentalistas
Tendencia a los intereses restrictivos Falta de iniciativa conversacional Dificultad para entender los pronombres personales
Dificultad para respetar las reglas Dificultad en la comprensión y el manejo e inversión sistemática en expresión
conversacionales de cooperación de pronombres personales y determinantes Fuerte limitación funcional
Posible tendencia a la verborrea posesivos (únicamente las funciones instrumental y regulatoria)
Pobreza de la expresión no verbal Trastornos de la prosodia
Síntomas ‘por exceso’ (ecolalias inmediatas o diferidas,
perseveraciones, neologismos frecuentes)
Alteraciones de la expresión no verbal

DE: desviaciones estándares. a Capacidad de señalar un ítem únicamente a partir de una petición verbal, como en los tests clásicos de comprensión de palabras. b Escala con cinco niveles: la
inteligibilidad se evalúa en situación natural cuando el interlocutor no dispone de información previa ni contextual (1, el niño no habla; 2, el niño es comprendido algunas veces por su entorno
pero nunca por extraños; 3, el niño es comprendido con dificultad por su entorno y algunas veces por extraños; 4, el niño es comprendido por su entorno pero con dificultad por extraños; 5, el
niño es siempre inteligible). c Capacidad de completar una palabra cuando se da la primera sílaba.

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Lenguaje

guaje, las propuestas para el DSM-V suponen un el establecimiento de tipologías más precisas y so-
cambio de concepto: frente al criterio que distingue bre las cuales se pueda llegar a un consenso general.
procesos (expresión, comprensión, habla), asumen la La alternativa consistiría entonces en aplicar térmi-
complejidad de los trastornos evolutivos. Habría un nos de ‘dimensiones’ y de ‘niveles de gravedad’ en
único gran grupo de trastornos del lenguaje cuya vez de hablar de síndromes, siempre difíciles de
extensión y gravedad se describirían para cada su- identificar y de diferenciar entre sí.
jeto y dentro del cual se podría distinguir, normal- Para seguir adelante, quizá haya que volver a
mente a partir de la evolución de cada niño, entre plantear el problema bajo otro enfoque, como pro-
trastornos y retrasos. ponía recientemente Bishop [23] cuando comenta-
Esta propuesta incluye la noción de ‘developmen- ba que los clínicos siempre se sorprenden del hecho
tal trajectories’, que recoge los datos pronósticos de de que los investigadores se centren sobre todo en
los niños que presentan un trastorno del lenguaje los síntomas y no presten casi ninguna atención a
pero en los cuales, con el tiempo, aparecen también los procesos de aprendizaje: ‘creo que un abordaje
dificultades de aprendizaje: indica explícitamente directo de la propia función de aprendizaje podría
que se trata de categorías basadas no en el origen, ser más eficaz para señalar nuevas enfoques para la
sino en las consecuencias, es decir, son estrictamente intervención’.
sintomatológicas. También incorpora un criterio de
evolución, relacionado con el concepto de evalu-
ación dinámica: algunas nuevas dificultades pueden Bibliografía
aparecer por culpa del ‘incremento de la exigencia’ 1. Karmiloff-Smith A. Nativism versus neuroconstructivism:
con el tiempo y con la edad del sujeto; como indica rethinking the study of developmental disorders. Dev Psychol
2009; 45: 56-63.
Rice [21], la inclusión de indicadores de gravedad 2. Rapin I, Allen D. Developmental language disorders: nosologic
en el fenotipo de los trastornos de lenguaje podría consideration. In Kirk U, ed. Neuropsychology of language,
ser útil no sólo en el diagnóstico, sino incluso en el reading and spelling. New York: Academic Press; 1983.
p. 155-84.
establecimiento de posibles correlaciones genéticas. 3. Simms M. Language disorders in children: classification and
A pesar del progreso que estas nuevas propues- clinical syndromes. Pediatr Clin North Am 2007; 54: 437-67.
4. Chevrie-Muller CL, Narbona J. Le langage de l’enfant. 3 ed.
tas supondrían frente a las limitaciones de la actual Paris: Elsevier-Masson; 2007.
clasificación del DSM-IV, ya que ofrecen una visión 5. Bishop DVM, Rosenbloom L. Childhood language disorders:
más cercana a la realidad y más compleja, no podrán classification and overview. In Yule W, Rutter M, eds.
Language development and disorders. London: MacKeith
evitar los problemas de imprecisión que hemos Press; 1987. p. 16-41.
mencionado y tampoco podrán satisfacer a aquellos 6. Thal DJ, Bates E, Goodman J, Jahn-Samilo J. Continuity of
que piden a una clasificación elementos explicati- language abilities: an exploratory study of late- and early-
talking toddlers. Dev Neuropsychol 1997; 13: 239-73.
vos de los fenómenos observados. 7. Bishop DVM. Pragmatic language impairment: a correlate
La utilidad de estas propuestas parece evidente of SLI, a distinct subgroup or part of the continuum?
para la evaluación: permitiría resumir en unas pocas In Bishop DVM, Leonard LB, eds. Speech and language
impairments in children: causes. characteristics, intervention
palabras el conjunto de los datos obtenidos y de and outcome. Hove, UK: Psychology Press; 2000. p. 99-114.
compararlos con otras medidas posteriores; por el 8. Korkman M, Häkkinen-Rihu P. A new classification of
contrario, no tendría casi implicación para la inter- developmental language disorders. Brain Lang 1994; 47:
97-116.
vención terapéutica, que deberá seguir buscando 9. Verhoeven L, Van Balkom H. Classification of developmental
fuentes de inspiración en otros lugares, sea en el language disorder. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum; 2004.
desarrollo típico del lenguaje, sea en modelos teóri- 10. Conti-Ramsden G, Botting N. Classification of children with
SLI: longitudinal considerations. J Speech Lang Hear Res 1999;
cos de la intervención sobre el lenguaje [22]. 42: 1195-204.
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of autistic spectrum disorders in adolescents with a history
of SLI. J Child Psychol Psychiatry 2006; 47: 621-8.
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años noventa y ochenta, a pesar de su utilidad para 13. Tomblin B. An Outcomes approach to the diagnosis
la comunicación científica y profesional, se ha en- and treatment of SLI. Childhood Aphasia Conference.
Trois Rivières, Québec, 2002.
frentado a serias dificultades metodológicas que han 14. Cohen W, Hodson A, O’Hare A, Boyle J, Durrani T,
frenado la generalización de su aplicación al ámbito McCartney E, et al. Effects of computer-based intervention
clínico y científico. Es posible que la enorme com- through acoustically modified speech (Fast For Word) in
severe mixed receptive-expressive language impairments.
plejidad de los trastornos del lenguaje, sobre todo J Speech Lang Hear Res 2005; 48: 715-29.
aquellos que llamamos ‘evolutivos’, haga imposible 15. Aguado G. Trastorno específico de lenguaje: diversidad y

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Clinical usefulness of the classifications of developmental language disorders

Summary. There have been several proposals for the classification of language disorders in children; some of them are
based on the desire to differentiate in terms of its possible cause, while others are based on the criteria for symptoms
grouping (‘syndromes’), in order to facilitate the diagnostic process and orientate some intervention programs. In the first
part, there is an analysis of the advantages and limitations of the most popular classifications, pointing to the inaccuracy
on description basis and to the inability to distinguish between several subgroups. In the second part, it is analysed the
clinical purpose of using these nomenclatures. Finally, the idea of using a clinical tool is proposed, in order to include
the severity criteria of symptoms in the differential diagnosis.
Key words. Differential diagnosis. Language disorders. Symptoms. Syndromes.

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