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Lake
CODY
Boys of Djinn MC 02
Sinopsis:
Cody
Como vicepresidente del Boys of Djinn MC y mujeriego, me he
hecho un gran nombre. Estoy bien con eso. No me importa ser
exactamente de lo que todas las mujeres nunca se cansan. Entonces,
cuando Wyatt me dice que necesito usar mis habilidades para
conseguir que un objetivo se sincere, no le doy mucha importancia.
Es molesto, pero me he metido con mujeres molestas antes.
Lo que no esperaba es que este trabajo me catapultara
directamente a Honee y al punto de mira de alguien que busca
venganza.
Honee
No soy la chica bonita, siempre he sido la que está en el fondo,
unos diez centímetros más alta y veinte kilos más pesada. Estoy
acostumbrada al bullying y a la decepción. La única verdadera
alegría que tengo es mi cueva de libros hecha a medida y mi única
amiga Margot.
Estaba lista para pasar mi vida sola hasta que Cody decidió que
yo era con quien él quería estar. Solo pensarlo me confunde, ¿qué
quiere un Adonis de carne y hueso de mí?
Espero que me rompa el corazón, espero que se convierta en un
idiota, lo que no espero es que arriesgue su vida para mantenerme a
salvo de un enemigo que nunca supe que tenía.
☠️ Descargo de Responsabilidad☠️
Este libro incluye varios acontecimientos gráficos traumáticos que
pueden ser preocupantes/desencadenantes para algunos lectores. Se
aconseja prudencia.
Capítulo 1
Cody
H
—¡ IJO DE PUTA! Prometiste que iríamos a cenar. Dijiste que
ibas a cambiar. ¡Me dijiste que yo era especial! —Otra botella pasa
zumbando junto a mi cabeza y tengo que volver a agacharme para
eludirla. Se estrella contra el ruidoso refrigerador y una masa roja
explota en el suelo.
—¡Señora, si no deja de tirar cosas en mi tienda, voy a tener que
llamar a la policía!—amenaza Manny, el dueño de la tienda, una vez
más.
—¡No, no hagas eso, Manny!—le digo. Ya me siento como medio
imbécil por no recordar esta mierda en primer lugar.
El problema es que en realidad no sé lo que está pasando. Esta
chica jura que la follé y le hice todas estas elaboradas promesas.
No puedo recordar un maldito cabello de su cabeza.
—Escucha, eh, eh... —Busco en los rincones de mi cerebro una
pista sobre su nombre, pero no encuentro nada.
—¡Lisa!—chilla ella y lanza una barra de chocolate gigante a mi
cabeza—. ¡Ni siquiera recuerdas mi maldito nombre! ¡Qué carajo,
Cody! ¡Eres un jodido idiota! —Me lanza otra cosa, pero esta conecta
con mi cabeza.
—¡Ahh! ¡Oh Dios, no puedo respirar! ¡Por favor, déjame morir
ahora! ¡Este es el mejor día de mi vida! —Spark, mi hermano,
generalmente el estoico de nosotros, está en el suelo a punto de
orinarse en los pantalones, porque se está riendo muy fuerte de mí.
—Hijo de puta, ¿quizás quieras venir aquí y ayudarme?—le
gruño.
—¿Para qué carajo? No, lo que tengo que hacer es grabar esta
mierda. ¿Siguen existiendo los videos caseros más divertidos? Tú
ganarías seguro. —Se ríe más fuerte y pongo los ojos en blanco.
—Sabes que Manny va a llamar a la maldita policía en cualquier
momento, Spark. De verdad crees que esta chica debería ir a la cárcel
por algo como esto. Vamos, hombre, se supone que eres el
responsable. —Lo miro y espero a que se recomponga. Se ríe unos
segundos más. Solo cuando una botella de vidrio pasa zumbando y
ambos tenemos que agacharnos y cubrirnos, su expresión cambia.
—¡Lisa! ¡Tienes que parar! Por el amor de Dios, ¿cómo puedo
salir y hablar contigo si me estás tirando mierdas a la cabeza? Quiero
decir, ¿qué crees que vas a lograr con eso además de conseguirte una
noche en la cárcel?—grito y espero que sea algo que la haga
calmarse.
—¿Estás bromeando, una noche en la cárcel, esa es tu amenaza?
Si una noche en la cárcel es el precio que tengo que pagar por
golpearte en la cabeza, ¡vale la pena! —me responde a gritos.
—Está bien, eso es todo. Ya tuve suficiente—grita Manny.
—¡Joder! Tenemos que hacer que se detenga ahora, Spark—le
siseo a mi hermano.
—Sí. ¿Qué quieres que haga?
—Saldré y la distraeré, tú ve por la parte de atrás y la sometes. —
Asiento con la cabeza hacia él y Spark me devuelve el gesto.
En un segundo, él se mueve sigilosamente hacia el lado opuesto
de la pequeña tienda. Ahora es el momento de dar un paso adelante,
digo una pequeña oración para que su puntería no sea tan buena
como creo que es.
—Lisa, escucha, voy a salir. Solo deja de tirar cosas, ¿de acuerdo?
Quiero hablar contigo sobre esto—digo con una voz dulce.
—¡Cuando vengas aquí te tiro una botella a la cabeza! ¡Te odio!—
grita ella.
Doy un paso y cuando me asomo poco a poco de detrás del
estante, una botella pasa zumbando junto a mi cabeza.
No dejo que eso me haga retroceder, sino que sigo avanzando.
Observo bien a la mujer y espero que haga algo en mi memoria para
ayudarme a recordar quién es. Solo que no entiendo nada, es como si
ella no fuera más que un espacio en blanco en mi mente. Tan jodido
como eso es, la mayoría de mis aventuras de una noche son así.
Alguien cuyo nombre no recordaré por la mañana. El problema está
en este pequeño pueblo; todos parecen recordar mi nombre.
—¿Cómo diablos pudiste hacer algo como esto? ¡Realmente
pensé que te preocupabas por mí! —Ella llora y toma una bolsa de
patatas fritas para tirarme. La dejo.
—No sé qué decir sobre eso. Es decir, mírame, soy un maldito
idiota. Puedes hacerlo mucho mejor que yo. Te lo prometo. No voy a
insultar tu inteligencia mintiéndote, pero diré que solo por ver lo
apasionada que eres en este momento soy un jodido idiota por dejar
que alguien como tú se me escape. No te merezco.
Me acerco un poco más, lo suficiente para ver su labio inferior
temblando. Realmente soy un pedazo de mierda.
—Estoy segura que no me mereces. Pero... pero creo que te amo.
No puedo dejar de pensar en esa noche... fue... un cambio en mi
vida. —Sus palabras salen más suaves y estoy feliz de que ya no me
arroje cosas, pero mis banderas rojas comienzan a balancearse
violentamente en el aire. ¿Ella me ama? ¿Cambio en su vida?
Después de toda la mierda que pasó con Dela, desconfío mucho
de las sectas y los acosadores. Me asustan muchísimo y, por lo que
parece, Lisa tiene los ingredientes para convertirse en una acosadora
de primer nivel.
—No merezco ese amor, hermosa. Necesitas estar con alguien
que pueda apreciarte. Estoy demasiado jodido para hacer eso. —Me
encojo de hombros sabiendo que no estoy mintiendo en lo más
mínimo.
—Tú no eres… —Sus palabras se interrumpen cuando Spark la
agarra abruptamente por detrás y comienza a sacarla.
Dejo escapar un suspiro y me paso los dedos por el cabello. Éste
va a ser un día jodido, ya puedo decirlo. Me acerco a Manny, que
todavía está furioso, con la mano en el teléfono listo para llamar a la
policía.
—Oye, Manny, lo siento mucho. Pagaré por todos los daños.
—Por supuesto que lo harás, Cody. Por el amor de Dios, tienes
que controlar esa polla tuya. —Sacude la cabeza y sale de detrás del
mostrador para empezar a limpiar el desorden.
—Tienes razón. —Me encojo de hombros y lo dejo.
—Déjame en paz. No te estoy molestando. ¡Solo quiero que Cody
escuche lo que tengo que decirle!
Puedo oírla gritar en el momento en que salgo por la puerta.
Ahora que estoy afuera y ella ya no tiene un arma que podría usar
para lastimarme, puedo mostrarle lo que realmente siento por su
maldito arrebato.
—¡Hola, Lisa! —Irrumpo en su dirección y observo cómo sus
hombros se elevan con tensión. Estoy seguro de que no esperaba que
fuera tan agresivo—. ¿Quieres ir a la cárcel? ¿Eso es todo?—le ladro
y me acerco lo suficiente para ver el brillo de las lágrimas en sus ojos.
—¿Qué?... No... quiero decir...
—¿Qué? ¿Dime a qué te refieres? Porque jodidamente no lo sé. Si
pensabas que actuar como una loca es la forma de conquistarme, no
podías haber estado más equivocada. Soy un jodido imbécil. No te
recuerdo y eso es mi culpa. Pero cualquier simpatía que pudiera
haber tenido por ti, se fue por la maldita ventana en el segundo en
que intentaste lastimarme. No acepto ningún tipo de violencia de mi
mujer, ninguno, y tú ni siquiera eres mi mujer. Follamos. Eso es
todo, fin de la relación. Si no puedes manejar una follada y nada
más, nunca debiste acostarte conmigo—le grito y ella se encoge.
Ahora, en lugar de que Spark la detuviera, él me detenía a mí.
—Tranquilo, hermano—me susurra, sabiendo lo intensa que
puede ser la mierda cuando estoy cabreado.
—¿No te preocupas por mí en absoluto? —Su voz era solo un
suave gemido, toda la ira se había ido.
Suspiro en derrota.
—¿Me vas a pegar si me acerco a ti?—le pregunto y doy unos
pasos más hacia adelante cuando ella niega con la cabeza.
—Lo siento, no recuerdo nuestra noche. Estoy seguro de que fue
divertida y lo pasamos muy bien, pero no voy a mentir y decir que
sí. Pareces una chica muy agradable y eres sexy como la mierda.
El cumplido tiene el efecto deseado, porque me lanza una gran
sonrisa.
— Dijiste eso antes.
—Estoy seguro de que lo hice, es la verdad. —Pongo una mano
sobre la suya y llevo su mano a los labios. Le beso la palma y sus
ojos se abren como platos—. No sé qué hizo mi idiotez en el pasado,
pero quiero compensarte si me dejas. Quiero decir, si me dices que
me vaya al infierno, me lo merezco por completo. Pero si me das una
oportunidad, estoy seguro de que podemos resolver esto.
—¡Hablas malditamente en serio! ¡Qué tipo de brujería es ésta!—
grita Spark sacando a Lisa de mi hechizo por un segundo. Hago mi
mejor esfuerzo para mantener una cara seria. He lidiado con mi
parte de mujeres cabreadas. Mi juego es de primera categoría, nunca
se enojan por mucho tiempo.
—Te olvidarás de mí otra vez. —Ella se enfoca de nuevo en mí.
—¿Después de esta exhibición? Vamos, no creo que nadie pueda
olvidar algo así. —Le sonrío y me muevo un poco más cerca.
Cuando suspira y se derrite en mi toque, sé que la tengo.
—¿No vas a ser un idiota?
—¿No vas a tratar de matarme?—pregunto con una sonrisa, pero
estoy tan serio como la mierda. Necesito saber que ella no es una
loca, o más loca que esto.
—Lo siento por eso, me enojé mucho. Lo sabes. No podía creer
que después de todo lo que hicimos, no pudieras recordarme.
Quiero decir, no todos los días me encuentro con alguien en una
parada de camiones. —Ella se ríe.
¡Parada de camiones!
Me alejo de ella.
—¡Oh, mierda! ¡Lisa! —Ahora, recuerdo. Ella no es de la ciudad.
Al menos no creo que sea de la ciudad. La conocí en un club a las
afueras de Vermont. Estábamos en el mismo restaurante y ella era
camionera. Un poco sucia, pero sexy como la mierda—. Joder, te
recuerdo. ¿Dónde está la gorra de camionera?
Sus ojos brillan y lanza sus brazos alrededor de mi cuello.
—Esto es una tontería. Una tontería absoluta—escucho a Spark
alejarse.
Beso y toco a Lisa, y pienso en el lugar más cercano al que
podríamos ir para poder darle otro buen momento que cambie su
vida.
Capítulo 2
Cody
Honee
L
— o siento, no hay nada que pueda hacer No lo tenemos en
stock.
Mantengo las manos colocadas firmemente sobre el mostrador.
Estoy bien, sé que estoy bien. Ella no me va a hacer nada en la tienda,
eso sería ridículo.
—¿Qué quieres decir con que no lo tienes en stock? Revisé el sitio
web y dice que sí. ¡Mira! —La mujer delgada empuja su teléfono en
mi cara y tengo que retroceder para evitar que me golpee en la nariz.
—Lo entiendo, pero a veces el sitio web tarda unos días en
actualizarse con lo que tenemos disponible físicamente. —Intento
sonreír, pero sale más como una mueca.
—Consígueme un supervisor, eres tan grosera—dice
chasqueando la lengua y apoyando todo su peso sobre un pie.
—Lo siento si…
—¡Ahora! ¡Consígueme al supervisor ahora! De todos modos, ni
siquiera sé qué está haciendo alguien como tú aquí. Es imposible que
sepas qué carajo estás haciendo. —Recoge sus gafas de sol y las
desliza sobre su rostro.
Asiento con la cabeza y levanto el teléfono para llamar a mi
supervisora antes de gemir de frustración. Había olvidado que
nuestro sistema de intercomunicación no funcionaba. Eso significa
que voy a tener que ir a la trastienda y buscarla yo mismo.
Pasa por el lado de esta señora.
Ella me verá.
Tomo una respiración profunda y tiro mis hombros hacia atrás.
Salgo de detrás del alto mostrador y empiezo a caminar hacia la
parte de atrás.
—Oh, Dios mío. No lo creo, eso es repugnante. —La
desagradable mujer en el mostrador se ríe y si no lo supiera mejor,
habría pensado que escuché el sonido del obturador de una cámara.
Me giro para mirarla y efectivamente, el teléfono está en sus manos.
—¿Acabas de tomarme una foto? —Me giro para mirarla,
haciendo todo lo posible por no parecer tan débil como me siento en
este momento.
—¿Qué, por qué haría algo así? Simplemente estropearías todas
las bellas imágenes en el carrete de mi cámara. Ahora, no veo a un
supervisor. ¿Necesito llamar a la oficina corporativa? Juro que al
final del día vas a ser despedida. —Ella sigue yendo por la tangente.
No voy a pararme y escucharla. Me dirijo a la parte de atrás y
encuentro a mi supervisora que está metiéndose un sándwich en la
boca. Una parte de mí tiene tanta envidia de ella, la mujer come de
todo y nunca aumenta un gramo. Yo incluso pienso en algo con más
de cien calorías y juro que aparece un nuevo rollo de grasa en mi
cuerpo.
—¿Tienes un segundo, Margot? Lamento interrumpir tu
almuerzo.
—¿Qué pasa? —Ella deja el sándwich y me mira.
—Tengo una cliente bastante enojada que está molesta porque no
tenemos algo en stock, aunque dice que en el sitio sí. Exige hablar
contigo. —Me muerdo el labio y entrelazo los dedos. No sé por qué
estoy tan nerviosa, no hice nada malo. Simplemente no lo tenemos.
Algunas personas no entienden que no siempre pueden tener lo que
quieren.
q
—Uf, no creo que tenga paciencia para esto hoy. —Margot se
limpia la boca y se endereza el vestido.
Ella se ve completamente arreglada como siempre.
—Lo lamento. —Me froto la nuca avergonzada.
—¿Qué lamentas? No hiciste nada malo. No es tu culpa que
nunca consigamos nada de lo que se supone que debemos tener a
tiempo. —Margot se encoge de hombros y sale de la habitación para
atender a la cliente.
Tomo un respiro y la sigo. Ahora que tengo algo de respaldo, tal
vez no sea tan malo.
—Al fin, ¿crees que tengo todo el día para lidiar con esto? ¿Quién
eres? —La mujer dirige su atención a mi jefe.
—Mi nombre es Margot y soy la supervisora aquí. ¿Cómo puedo
ayudarla? —La voz de servicio al cliente de Margot es insuperable.
—Puedes ayudarme consiguiéndome el nuevo vestido midi de
Sylvia Roux, lo veo en el sitio web como disponible y esta vendedora
no quiere mover su culo perezoso para ir a buscarlo.
Me eriza y me inclino hacia adelante, ¿cómo se atreve a llamarme
perezosa?
—Señora, ya le dije que ese vestido ha tenido una gran demanda.
Revisé antes si había alguno y no hay más. —Hago lo mejor que
puedo para mantener mi voz tranquila, pero mi ritmo cardíaco ya
está fuera de control. Necesito arreglar esto y rápido o voy a tener un
colapso mayúsculo.
—Por favor, no quiero oírlo. ¿Sabes qué talla soy? Un 2. Ya sabes
talla de modelo. No muchas personas tienen el privilegio de
parecerse a mí, así que sé que debe haber un vestido de esa talla en
la parte de atrás. ¡Ahora ve a comprobarlo! —Ella da un pisotón
como una niña.
Margot se coloca frente a mí como si fuera a protegerme con su
cuerpo y la dejo.
—Lamento que esté decepcionada, señorita, pero lo que dice mi
representante aquí es correcto. Nos quedamos sin ese vestido hace
dos días y está pendiente. Si me deja su número, podría llamarla
cuando recibamos el envío. ¿Sería eso satisfactorio?
—Uf, debería haber sabido que nadie en este miserable pueblo
podría ayudarme. —La mujer mira a Margot y pone los ojos en
blanco antes de agarrar su bolso y girar sobre sus talones para salir
hacia la puerta. Antes de irse, se vuelve hacia nosotros—. Por cierto,
soy muy conocida en la mayoría de los círculos de la moda y sé un
par de cosas sobre el comercio minorista. Cuando tienes tu negocio,
realmente quieres asegurarte de que a tu cliente se le muestre el
estándar de lo que estás vendiendo. Quieres mostrar lo mejor. ¿Qué
clase de clientes crees que vas a tener aquí con esa vaca parada
detrás del mostrador? No puede caber nada aquí, en todo caso,
debería estar en la parte de atrás, apilando cajas, haciendo algo de
ejercicio...
—¡Es suficiente! ¡Sal de mi tienda ahora mismo! ¡No eres
bienvenida aquí! ¡Cómo te atreves! —Margot intenta rodear el
mostrador y caminar hacia la dama, pero ya sujeto del brazo. No
quiero que se meta en un altercado con esa mujer. No por mí.
—Por favor, como si alguna vez fuese a volver aquí. Este lugar
está agotado y me aseguraré de decirles a todos los que conozco en
esta ciudad que si quieren ver un gorila no tienen que ir al zoológico,
tienes uno en exhibición aquí mismo. —La mujer se ríe y sale con
Margot gritándole que le largue.
Margot golpea la mano contra el mostrador antes de mirarme.
—No escuches a esa mujer. Eres jodidamente hermosa, Honee.
—Mmmjá. —Asiento con la cabeza, pero siento que se me
calientan las mejillas y las orejas. Voy a llorar. Siempre lo hago. No
puedo evitarlo, no importa cuántas veces lo escuche, o cuántas veces
trate de mantenerme fuerte, siempre duele—. Solo voy a ir al baño
por un segundo, ¿de acuerdo? —Mi voz se quiebra y me alejo de
Margot.
—Cariño... lo siento. —Me frota el hombro y le hago un gesto de
que no tiene importancia.
—Oh, eso no es nada. Solo necesito calmarme. ¿Miras el
mostrador por un segundo? ¿Por favor?
—Por supuesto, ve. —Margot me sonríe y le devuelvo el gesto.
Camino rápidamente hacia la parte de atrás, odiándome más y más
cada vez que tengo que pasar por los estantes. Finalmente llego al
baño y antes de que la puerta tenga la oportunidad de cerrarse por
completo detrás de mí, me tapo la boca con el puño y lloro. Ser
anormal en un mundo perfecto es difícil, especialmente cuando todo
lo que siempre he querido es ser como los demás.
—Uf, hoy fue un infierno. ¿Sentiste que las horas se movían muy
lentamente? —Margot traba la cerradura de la puerta de la tienda y
yo me quedo mirando.
—Sí, fue un día difícil. —Después de que la infernal cliente se fue
y tuve mi mini quiebre en el baño, las cosas mejoraron en el sentido
de que nadie más me gritó.
—Bueno, al menos saldremos de aquí a una buena hora. ¿Cuáles
son tus planes para esta noche? —Ella recoge el bolso y comenzamos
a caminar hacia el estacionamiento.
—Me voy a quedar en casa. Relajándome. —Hoy es el día que
cerramos temprano, así que tengo muchas ganas de ir a casa y
acurrucarme en mi cama para leer un buen libro. Finalmente
conseguí el nuevo libro de fantasía romántica de Sheree Moon que
me moría por leer durante años.
—¿Otra vez? Cariño, sabes que a veces me olvido de que eres una
mujer de veintitrés años. ¡Actúas como si tuvieras setenta! A veces
tienes que salir. Ya sabes, divertirte. —Ella empieza a bailar en el
lugar y me río.
—Quedarse en casa es divertido. Salir es un infierno. —Pongo los
ojos en blanco.
—Oh no, es genial. Solo tienes que ir a los lugares correctos. —
Ella asiente con la cabeza de acuerdo con su argumento.
—No dejan que las personas como yo entren en los lugares
correctos. —Me encojo de hombros y ella se detiene en seco.
Me agarra del brazo y me vuelve hacia ella.
—Honee Wilcox, no te atrevas. No quiero escuchar ese tipo de
conversación de tu boca. Eres perfecta tal como eres y si alguien no
puede verte, entonces a la mierda con ellos.
Me encanta lo protectora que es conmigo. Margot es S, la talla
perfecta, mide un metro sesenta y ocho, cabello largo y castaño y
brillantes ojos grises. Yo, por otro lado, no soy lo que la mayoría de
las personas considerarían un partido. Con una talla L, peso más de
noventa kilos, tengo el pelo enmarañado, mi cara es sosa y no soy la
mejor conversadora del mundo. Nunca he sido la chica bonita o
incluso la chica un poco atractiva. Siempre he sido la gorda
marginada con la que nadie quería ser atrapado pasando el rato.
Claro que me duele ver que la mentalidad de matón me siguió fuera
de la escuela secundaria, pero en su mayor parte estoy
acostumbrada. Margot no lo está. Por lo general, le sigo la corriente a
lo que dice para no molestarla.
—Sí, tienes razón. —Asiento con la cabeza.
—Bien, me alegro de que pienses eso, porque te voy a invitar a
una fiesta este fin de semana y no vas a decir que no.
Las alarmas a todo volumen empiezan a sonar en mi cabeza.
¿Fiesta? No voy a fiestas, por pequeñas que sean. Siempre termino
sintiéndome como un pedazo de mierda. La gente no es agradable y,
en su mayor parte, empeora después de unos tragos. No quiero ser
el hazmerreír de la fiesta a la que vaya. Solo pensar en eso hace que
mi corazón se acelere.
—No creo que sea una buena idea, Margot. No soy buena en las
fiestas. —Niego con la cabeza y empiezo a caminar más rápido.
Ella me alcanza fácilmente.
—¿Qué acabo de decir? No voy a aceptar un no por respuesta.
Vienes a esta fiesta, o voy a pensar que no quieres ser mi amiga.
Ahora es mi turno de detenerme en seco.
—¡Eso no es justo, Margot! —Estoy un poco sorprendida de que
trate de manipularme así.
—Tienes razón. No lo digo en serio, pero realmente quiero que
vengas conmigo. Necesitas divertirte. Odio que te mantengas
encerrada todo el tiempo. ¡Por favor, por favor, por favor!—ruega
ella y hace como si fuera a arrodillarse frente a mí. Eso sería tan
vergonzoso.
—Oh, cielos, detente. Está bien. Iré. Aunque no me quedaré
mucho tiempo. Obtendrás dos horas de mí, como máximo.
Margot pasa su brazo por el mío y caminamos una al lado de la
otra.
—Está bien. Un poco es mejor que nada. Hay más, pero no te
asustes, está bien. No tienes que hacer nada que no quieras hacer
mientras estés allí.
—Eso suena siniestro como la mierda. —La miro con los ojos
entrecerrados esperando que suelte cualquier bomba que esté
escondiendo sobre la fiesta.
—Bueno, es una fiesta en el lago. —Ella se encoge un poco y casi
pierdo mis globos oculares cuando abro los ojos.
—¡Margot! ¿Estás loca? ¡Sabes que no pertenezco a ningún lago!
Soy demasiado grande para eso.
—¡Qué acabamos de hablar! ¡Deja de decir Soy una mierda
demasiado grande! ¡Eres sexy! Esas curvas son para morirse. Y eres
igual de hermosa por dentro.
—Sí, tengo una personalidad tan brillante. —Pongo los ojos en
blanco para sumarme al sarcasmo.
—Será de noche, cariño. Es como una especie de fogata. Solo un
par de amigos de la ciudad y la universidad. No es gran cosa. El
agua va a ser increíble si quieres entrar y si no, puedes recostarte
g q y p
cerca del fuego y mirar las estrellas. Demonios, eso es lo que la
mayoría de las mujeres van a hacer de todos modos.
—Margot. Realmente no sé nada de esto. Conozco a algunas de
las personas en la ciudad que estoy segura de que irán a la fiesta,
pero no estoy segura de que alguien se tome el tiempo de hablar
conmigo. Sólo voy a estar incómoda.
—Cariño, estás dejando que tu vida pase de largo. No vas a
empezar a vivir realmente hasta que te arriesgues, ven por favor. —
Ella pone la mano en mi hombro y me mira profundamente a los
ojos. Su labio inferior sobresale ligeramente en un puchero.
—Oh, por el amor de Dios. De acuerdo. —Levanto la mano y
cedo.
—¡Impresionante! Puede que incluso cierre la tienda antes de
tiempo.
Ella sigue y sigue sobre lo que va a pasar en la fiesta. Está
animada y emocionada, pero lo único que puedo pensar es si voy a
tener que usar traje de baño o no, y qué ropa tengo para ocultar mi
gordura.
Capítulo 4
Cody
Honee
Sabía que esto iba a ser una mala idea. Ni siquiera sé por qué
dejé que Margot me convenciera de venir aquí. Incluso me convenció
de que me pusiera un traje de baño. Lo usé debajo de mis vaqueros,
pero aun así es mucho más revelador de lo que estoy acostumbrada
a usar.
Al principio nadie me dijo nada descarado mientras Margot y yo
nadábamos, pero al segundo que ella vio a sus otros amigos y fue a
saludarlos los imbéciles habían salido a jugar.
Me encanta el agua, por lo general es muy tranquila. También
tengo que admitir que, aunque hay mucha gente alrededor, estar en
el lago y mirar las estrellas es una vista impresionante. El cielo está
despejado y las estrellas brillan. Le había dicho que flotaría en el
lago hasta que ella regresara. De ninguna manera iba a sentarme y
charlar con sus amigos. No esta noche.
—Oh, mira esto, no sabía que Sea World nos prestó a Shamu para
pasar la noche. —Una ronda de risas rompe mi serenidad y me doy
cuenta de que estoy rodeado por un grupo que no conozco.
—Vete a la mierda. No te estoy molestando. —Pataleo en el agua
para ponerme vertical, protegiendo más mi cuerpo.
—Sí, chicos, vamos, ella tiene razón. Solo está disfrutando del
agua—dice una de las mujeres que está con ellos.
Espero el remate. Me han hecho bullying lo suficiente como para
saber que siempre hay un chiste después de que la chica mala finge
ser amable contigo.
—Quiero decir, solo porque es lo suficientemente gorda como
para ocupar la mayor parte del espacio no significa que debamos
molestarla. —Todos se ríen y me señalan.
Pongo los ojos en blanco y trato de pasar nadando, no hay razón
para pelear con ellos. No se detendrán y no tengo la paciencia para
lidiar con eso en este momento.
—Oh, vamos, no te vayas. Solo estamos jugando. Queremos ser
tus amigos—dice uno de los hombres y lo empujo para pasar. Se
estira y me agarra del brazo. Sé que no soy rival para ellos, pero
puedo defenderme. Tiro mi brazo hacia atrás y golpeo al hombre
que sostiene mi brazo directamente en la cara. Es obvio que él no lo
esperaba, porque ni siquiera intentó quitarse del camino. En cambio,
su cara rebota con fuerza en mi puño y una pequeña fuente de
sangre comienza a brotar de su nariz.
—¡Oh, Dios mío, perra loca! ¿Qué carajo te pasa? —El resto de su
pequeña compañía nada hacia él tratando de ayudarlo mientras me
maldicen.
Me alejo de ellos y nado hacia la orilla. Necesito salir de aquí.
Esto es lo que obtengo por tratar de ser una amiga y socializar.
Debería haberme quedado en casa con mis libros.
Llego a la orilla rocosa y busco a Margot. No la encuentro de
inmediato, pero veo mis vaqueros. No me seco, solo meto las piernas
en la mezclilla para poder cubrirme.
—Hay una maldita carpa de circo—dice alguien al costado.
Giro en esa dirección y veo a dos hombres con botellas de cerveza
en las manos riéndose disimuladamente en mi dirección.
Es tan jodidamente vergonzoso. Estoy tan jodidamente
avergonzada todo el tiempo. Odio esto. Odio como soy.
Rápidamente abrocho los vaqueros y deslizo mis pies en mis
chanclas deportivas. Quiero salir de aquí ahora.
p q
Irrumpo en la corta costa y empiezo a buscar a Margot.
Finalmente me doy cuenta de que mientras estaba flotando debo
haberme dirigido hacia el extremo opuesto del lago. Camino a lo
largo del grupo de personas asegurándome de mantener las manos
en los bolsillos y meter mi tripa tanto como puedo mientras me dirijo
a Margot y sus amigos.
—¡Honee! ¡Ahí estás! ¡Me estaba preocupando tanto! —Margot
corre hacia mí cuando me acerco a ella y me rodea con sus brazos.
Ella está feliz
—¿Estás borracha?—le pregunto ahora preocupada, porque es mi
viaje a casa.
—No, no he tomado ni una cerveza. Por Dios, ¿no puedo estar
feliz? —Se aleja de mí y veo que la he molestado.
—Sí, quiero decir, lo siento, solo me estaba asegurando. Me
alegro de que lo estés pasando bien.
—De lo mejor, no he visto a algunos de estos amigos en años.
Muchas gracias por venir conmigo. ¡Eres un salvavidas!—chilla ella
y me abraza de nuevo—. Vamos, puedes sentarte con nosotros.
Eso es absolutamente lo último que quiero hacer en este
momento, pero no voy a quitarle su felicidad exigiendo que me lleve
a casa. Podría aguantar un poco más y dejarla ver a sus amigos.
—En realidad, creo que voy a dar un pequeño paseo. Volveré en
unos minutos, ¿de acuerdo? —Le sonrío y le aprieto la mano.
—Oh, quieres que te acompañe. Está muy oscuro ahí afuera.
—No, quédate aquí con ellos. Estaré bien, este fuego es lo
suficientemente grande como para poder ver sin importar cuánto
camine. Solo necesito descomprimirme un poco, ¿sabes? —La miro
entrecerrando los ojos. Sé que ella entiende.
—Ok, bueno, no te vayas por mucho tiempo. Enviaré a la
caballería. —Ella aprieta mi mano y yo asiento.
Me largo y camino hacia la línea de árboles opuesta. Solo necesito
calmarme. Puedo sentir mi corazón, aun latiendo como loco en mi
pecho. Necesito alejarme de todos.
En el momento en que llego a los árboles, empiezo a sentirme un
poco mejor, especialmente cuando el sonido de las personas
hablando comienza a atenuarse. Apenas puedo ver frente a mí, pero
sigo avanzando. Poco a poco en vez de sentirme mejor es como si mi
subconsciente se volviera en mi contra. Puedo escuchar vívidamente
a esos bastardos burlándose de mí. Mi cerebro comienza a repasar
las cosas que habían dicho mientras estaba en el lago. Odio que
todavía me afecte, pero sé que lo que dijeron es verdad. Ojalá
pudiera perder un poco de peso, pero cada vez que lo intento no
pasa nada. Los escucho reírse en mi cabeza y antes de que pueda
detenerme, empiezo a llorar como un bebé. Odio sentirme así.
Debería haber sabido que esto sucedería. Ni siquiera sé por qué
pensaría en meterme en el lago, no con toda esta gente alrededor.
Soy tan inconsciente.
Después de unos cinco minutos de abrirme paso a ciegas entre los
árboles mientras lloro, me detengo y me recompongo. No me gusta
llorar, pero puede ser un poco catártico. Me limpio la cara y miro por
encima de mis hombros para tratar de encontrar las grandes llamas.
Me equivoqué. Podría perderlas.
No veo nada. Doy la vuelta por donde creo que entré y empiezo a
caminar.
—Oh, eres tan estúpida. ¡No me digas que te perdiste en el
maldito bosque, porque necesitabas un buen llanto!—me reprendo a
mí misma y mantengo los ojos bien abiertos mientras busco la
fogata. Después de caminar rápido durante otros diez minutos,
finalmente la veo. Dejo escapar un suspiro de alivio, al menos sé que
no tendré que pasar la noche aquí. Me abro paso a través de un
pequeño grupo de árboles y salgo por una pequeña abertura.
Mi corazón se salta un latido hasta detenerse cuando me
encuentro con un hombre y una mujer acurrucados contra uno de
los árboles. Ella tiene hojas y palos en su cabello. Es obvio que estoy
irrumpiendo en un encuentro íntimo. La miro una vez antes de
mirarlo a él.
Él parece un maldito supermodelo. No puedo ver su cuerpo, pero
juro que podría ponerlo en el papel principal de cualquiera de mis
libros de antihéroes y encajaría perfectamente. Puedo decir por el
cigarrillo colgando de su labio que no es uno de esos hombres
gentiles. No, éste es lo suficientemente malo como para ser
interesante. También demasiado caliente para siquiera mirar en mi
dirección. Dejo caer la cabeza y camino de regreso por donde vine,
dejándolos con lo que estaban haciendo sin decir una palabra. Solo
retrocedo unos pasos para no perder de vista la fogata. Giro y hago
un amplio arco para volver allí.
—Te he estado buscando, Shamu.
Salto ante el repentino sonido de alguien hablándome.
—¡Qué carajo! —Me agarro del pecho y giro para ver que el
grupo de personas que había dejado en el lago de alguna manera me
habían seguido hasta los árboles y me rodeaban una vez más.
—Creo que necesitas pedir perdón. Me rompiste la nariz. —El
hombre que me había agarrado avanza y puedo ver los moretones
negros que ya comienzan a formarse debajo de ambos ojos.
—Oh, no te gusta, es una lástima. Creo que es una gran mejora.
—Me encojo de hombros, pero no quito los ojos de ninguno de ellos.
—¿Crees que eres graciosa, vaca?—dice la mujer que estoy
pensando es su novia.
—No, en absoluto. No les hice nada a ninguno de vosotros, pero
si me tocáis, me voy a defender. —Desearía tener mi bolso, pero lo
dejé en el coche. Mi botella de gas pimienta sería genial ahora
mismo.
—¿Defenderte? ¿Qué crees que vas a hacer? ¿Huir? Quiero decir
que pagaría dinero para verte hacer esa mierda. —Todos empiezan a
reírse de mí otra vez y pienso en darme la vuelta y salir corriendo,
pero la vergüenza de que me vean hacer eso me mantiene pegada al
suelo.
—Solo dejadme en paz. No quiero ningún problema.
—No, no lo creo. Creo que debes enmendar el haberme golpeado
en la cara.
Escucho más crujidos detrás de mí y me agarro del árbol detrás
de mí para mantenerme erguida. Iba a tener que luchar para salir de
esto o dejar que hicieran lo que quisieran conmigo. No tengo
ninguna duda de que sería humillante como la mierda.
—Lo compensaré por ella. Parece que se olvidó romperte el resto
de la cara. —Una voz profunda resuena en el área y un hombre alto
se para directamente frente a mí. Salto hacia atrás raspándome las
palmas de las manos contra la corteza del árbol ante la repentina
intrusión en mi espacio.
—¿Qué carajo, hombre? ¿Ella está aquí contigo o algo así? Solo
nos estábamos divirtiendo un poco con ella. De todos modos, ella
comenzó—oigo decir a uno de los otros tipos. Solo que no puedo ver
quién, porque el hombre alto está bloqueando mi camino.
—Me importa un carajo quién comenzó qué. Ella dijo que la
dejarais en paz y solo os daré una maldita oportunidad para hacerlo.
—El hombre frente a mí se da la vuelta y me mira.
Es el mismo de antes, el antihéroe supermodelo de todos mis
sueños literarios hecho realidad. Me está mirando desde lo alto…
estoy sudando como un cerdo, con el ajustado sostén de mi traje de
baño y unos enormes vaqueros.
—¿Estás bien?—me pregunta y el sonido de su voz de repente me
quita la capacidad de hablar. Esto es tan jodidamente vergonzoso.
Asiento con la cabeza y hago lo mejor que puedo para hundirme en
el suelo. En lugar de dejar que me esconda, él me pone un dedo
debajo de la barbilla y me levanta la cabeza—. ¿Segura?
—Sí—chillo.
Se da la vuelta para dirigirse a los matones detrás de él.
—Idos a la mierda. ¡Ahora!—gruñe y todos comienzan a moverse
en la dirección opuesta.
Respiro y me giro para volver con Margot. Es hora de que me
vaya de aquí.
—Oye, espera. Déjame hablar contigo—lo escucho decir detrás de
mí, pero no quiero darme la vuelta. Odio cuando las personas me
compadecen más de lo que odio cuando me intimidan.
—Estoy bien, gracias por tu ayuda. Vuelve con tu novia, por
favor—le digo por encima del hombro e incluso mientras lo hago,
puedo sentir lo grosero que es. Solo quiero irme y todos parecen
felices de hacer que me quede aquí más tiempo del necesario.
—¡Oye, Dios, espera! —Me agarra del brazo y me gira hacia él.
¿No he sufrido bastante esta noche? ¿Por qué siempre debo ser humillada?
—¡Qué! ¿Qué es lo que quieres?—le grito. Puedo sentir mis ojos
llenarse de lágrimas. No quiero llorar delante de él, pero no voy a
poder evitarlo.
Retrocede solo un poco y en lugar de mirar hacia otro lado como
pensé que haría, me mira fijamente.
Cuando abre la boca, las palabras que salen no son las que
esperaba.
—Le daría una paliza a cada uno de esos bastardos por cada
lágrima que cae por ese hermoso rostro.
Me tiro hacia atrás y mi boca se abre. Ni siquiera sé qué decir ante
algo así. Sacudo la cabeza, cierro los ojos y los abro de nuevo. Tal vez
él realmente es un personaje de uno de mis libros. Finalmente he
enloquecido.
—¿Qué dijiste?—le pregunto, solo tratando de asegurarme de
que realmente está parado frente a mí.
Carraspea y da un paso atrás.
—Lo siento, nada. ¿Estás segura de que estás bien?
—Sí, estoy bien. De verdad, gracias por ayudarme con esos
idiotas. —Le doy una sonrisa forzada, agradecida de que él no sea
un imbécil incluso si lo parece.
—De nada. —Extiende su mano—. Soy Cody.
Miro la mano extendida un segundo, antes de estrecharla.
—Honee.
—¿Honey? ¿Ese es tu nombre? —Sus cejas se levantan
bruscamente y aparto mi mano.
—Sí, ese es mi nombre. Con dos E—le confirmo, algo que siempre
tengo que hacer.
—Lo siento, no quise ofender. Es único. Me gusta. Es dulce, estoy
seguro de que es como tú. —Su voz me está haciendo cosas por
dentro. Eso acompañado con la intensa experiencia que acabo de
tener está haciendo que mis hormonas enloquezcan. Por supuesto, se
refería a dulce como mi personalidad, no dulce como que yo sabría
dulce.
Solo le sonrío y él se pasa una mano por la cara.
—Bueno, Honee, ¿estás aquí con alguien? Puedo acompañarte.
Miro por encima de su hombro para ver a la mujer a la que estaba
besando antes de pie en el borde de la línea de árboles. Es hermosa,
delgada y está enojada.
—No, puedo ir sola, además parece que tienes algo más que
atender. —Señalo por encima de su hombro y se da la vuelta para
ver a su novia mirándonos furiosa a los dos.
—Uf—gime como si estuviera temiendo volver allí.
Le facilito la decisión.
—Adelante, gracias por la ayuda Cody—le digo y camino
rápidamente en dirección a Margot, sin mirar atrás al Adonis que
acaba de salvarme en el bosque.
Capítulo 6
Cody
Q
¿ ué carajo está mal conmigo? Nunca he tenido que perseguir a
una mujer antes, pero a esa, Honee, la perseguiría hasta los confines
del puto mundo. Desafortunadamente, tenía asuntos del club que
atender y no estoy realmente en condiciones de pedirle su número.
¿Cómo diablos se supone que voy a encontrarla? Ahora me siento
como un maldito idiota por aceptar esto. Si no hubiera estado aquí
con Kim, podría haber encontrado fácilmente una manera de hacer
que Honee me diera su número. Me encojo de hombros, supongo
que no está destinado a ser.
—¿Estás bromeando? ¿Qué carajo estabas haciendo con ella?—
me pregunta Kim.
—¿Qué? La estaba ayudando.
—¿Por qué? —Ella me da una mirada estúpida y solo quiero
decirle que se arregle la maldita cara.
—Porque necesitaba ayuda y estaba siendo atacada por un grupo
de personas—digo un poco más contundente de lo que necesito ser.
—Así que eso es lo que haces, ¿saltas de un coño y vas a buscar el
siguiente? Vi cómo la estabas mirando. Dime la verdad, ¿quieres
follarte a esa desagradable masa informe?
Mis manos se sacuden un poco. ¿Cómo se atreve a hablar así de
esa mujer? Especialmente cuando no sabe nada de ella. Me doy
cuenta de que la necesito para continuar con lo de mañana y
mantenerme informado, así que me calmo.
—No estaba tratando de follarla y si me vuelves a preguntar
sobre una mierda como esa, vamos a tener un maldito problema,
Kim. Voy a necesitar que pienses, nena. Si algo le pasara a ella esta
noche y llamaran a la policía, necesitarían hablar con nosotros.
Querrían saber quiénes eran las personas en el bosque. ¿Quieres ir a
hablar con los tipos después de que terminemos este trabajo
mañana?
Su boca se abre ligeramente.
—Mierda, ni siquiera pensé en eso. Tienes razón. Lo siento.
Confío en ti. Vamos, salgamos de aquí.
Pongo mi brazo alrededor de su hombro y camino de regreso a la
hoguera como si fuera a disfrutar pasar el resto de la noche con ella.
No puedo esperar a
Honee
Cody
Cody
Cody
Cody
Cody
Honee
N
— o puedo creer que realmente me convencieras de comprar
esta cosa. No va a servir—me quejo por el altavoz del teléfono de mi
coche.
—Oh, cállate, esa pieza fue hecha para ti. Te prometo que Cody se
va a volver loco. —Después de contarle a Margot que Cody me
atrapó con los juguetes anoche, está decidida a que él tenga sexo
conmigo. Incluso cerramos la tienda temprano, fuimos a una de las
pocas tiendas de lencería en la ciudad y recogimos lo que solo puedo
calificar como absolutamente atrevido. Es hermoso y Margot me
había asegurado que sería favorecedor para mi figura.
Cuando salí de la tienda, estaba emocionada de ponérmelo para
él, pero ahora que estoy casi en casa y sola, la idea de ponérmelo me
da ganas de esconderme debajo de la cama. Ésta no soy yo en
absoluto.
—No creo que pueda hacerlo, Margot. Quiero decir, no soy sexy.
No sé qué hacer con la lencería, solo me veré fuera de lugar.
—No te preocupes, yo también me sentí así. Solo necesitas
practicar un poco. —Ella habla como si esto fuera lo más normal del
mundo.
—Practicar, ¿cómo diablos se supone que voy a practicar? Él no
está aquí y no creo que me vaya a dar consejos—digo y me río de
ella.
—No, usa tu teléfono. Ponte tu body2 y enciende la cámara.
Grábate moviéndote en él, posa, péinate el cabello como quieras.
Primero, verás que es una hermosa pieza de lencería, y segundo si
quieres sugerencias, sabes que siempre puedes enviarme la
grabación. O incluso mejor, podrías enviársela a Cody. Apuesto a
que estaría allí en un santiamén. —Se ríe a carcajadas mientras
estaciono el coche frente a mi casa.
Saco el altavoz del teléfono y me lo pongo en la oreja mientras
saco las bolsas del coche.
—Quiero decir, yo quiero, pero no sé si ésta es la forma
correcta…— Pienso en lo que estoy diciendo e incluso mientras las
palabras salen, sé que no estoy siendo honesta conmigo misma. Lo
deseo y quiero que él sepa que estoy más que lista. Si esta lencería lo
va a ayudar a hacerse a la idea, a la mierda con esto. Es lo que haré.
—No te atrevas a disuadirte de hacer esto. Siento que he estado
esperando esto tanto tiempo como tú—dice Margot y se ríe. Me uno
a ella.
—Eres ridícula. —Abro la puerta tratando de hacer malabares
con las bolsas, las llaves y el teléfono. Cierro la puerta de una patada
con el pie antes de tirar todas las bolsas al suelo.
Instantáneamente, se me pone la piel de gallina en los brazos.
Algo está mal. No se siente bien.
—¿Me escuchas, cariño?—dice Margot en la línea.
Me sacudo la sensación y me concentro en ella.
—Sí, ¿qué fue lo que dijiste?
Ella deja de hablar por un segundo al notar mi cambio de humor.
—¿Qué ocurre?
Miro hacia abajo para ver algunos libros fuera de la estantería,
eso es todo, lo había dejado hecho un desastre. Nunca dejo un
desastre.
—Nada, solo dejé algunas cosas fuera de lugar. —Me encojo de
hombros y recojo la bolsa con la ropa interior.
—Oh, está bien, ve al baño y ponte esa prenda. —El vértigo
vuelve a su voz.
—Está bien, voy. —Me río y voy al baño.
—No olvides enviarme el video si quieres y mantén la cámara en
alto y sonríe como si estuvieras hablando con él. Hazlo real—dice
hablando rápido, tratando de decir todo antes de que cuelgue.
—Está bien, Margot. ¡Dios! —Suspiro y camino por el pasillo
hacia el cuarto de baño—. Te llamaré después de que termine.
—Voy a estar esperando.
Cuelgo el teléfono y empiezo el proceso. Ya me había afeitado las
piernas e incluso me había depilado el coño, pero siento que estar
recién duchada me pondrá de más humor, que ponérmelo después
de correr a lo loco. Me meto en la ducha y me lavo rápidamente. Me
seco, me aceito el cuerpo y me pongo el body.
Cierro los ojos por un segundo, segura de que debería haber
algún rollo sobresaliendo o algo cortando mi piel, pero cuando lo
siento a lo largo de mi cuerpo todo se siente suave y apretado. La
parte inferior es como un bóxer masculino, el resto como un corsé y
un corpiño balconette. Es de un color rojo intenso que realmente
resalta mi tono de piel y tan perfecto como Margot dijo que sería.
Pensé que me sentiría muy incómoda al usarlo, pero en realidad me
siento sexy.
Levanto el teléfono, mi ropa y entro a mi habitación. Agarro mi
Beats Pill (NdelT: es la marca comercial de un altavoz) portátil y lo
pongo en la mesa auxiliar. ¿Quién sabe, tal vez incluso sería lo
suficientemente valiente como para darle un pequeño baile? Niego
con la cabeza y me río ante el ridículo pensamiento. Tengo que
trabajar primero en perder mi virginidad. Entonces tal vez la
próxima vez me preocuparía por un hacer un striptease.
—Está bien, es hora de hacer el video. —Dejo la ropa en el sillón y
empiezo a grabar el video como me había dicho Margot. Sonrío y
p g g y
empujo mi cadera hacia un lado para pasar la mano sobre el cuerpo.
Es más fácil de lo que pensé que sería.
Justo cuando estoy a punto de empezar a hablar, veo algo por el
rabillo del ojo.
—¿Todo esto por mí?
Jadeo por la sorpresa. Hay alguien en mi casa. Un jodido extraño
y me ha estado observando con este diminuto atuendo. Abro la boca
para gritar y él toma un arma.
—No, no, no. No me hagas matarte. No quiero eso para ti. Solo
quiero enviarle un mensaje a nuestro amigo. Me debe mucho dinero.
—¿D-de qué estás hablando?—tartamudeo incapaz de evitar que
mi voz tiemble.
—Trabajamos durante meses en un plan para acabar con estos
bancos. Entrené a Kim para que fuera una chica inteligente.
Entonces, cuando me dijo que quería traer a alguien más, me mostré
escéptico, pero confié en sus instintos. Él se había metido debajo de
su piel. Le dije que le daríamos una prueba solo para descubrir que
él le había tendido una trampa. —El hombre camina más cerca de mí
hasta que su frente se presiona contra mi pecho apenas vestido.
Intento alejarme, pero él me ha hecho retroceder hasta el final.
—Por favor, yo... yo no sé nada—susurro.
—Kim tampoco sabía nada. Cuando la conocí, era tan dulce e
inocente como tú. No haría daño a una mosca. ¡Tuve la oportunidad
de moldearla, convertirla en lo que yo quería, volverla la mejor y tu
jodido novio de mierda la delató! ¡Maldito soplón!— Golpea su
mano justo encima de mi cabeza contra la pared y salto con el
sonido.
Mi respuesta de luchar o huir se activa y lo empujo tan fuerte
como puedo. Tropieza un poco y trato de correr hacia la puerta. No
llego lejos. Siento algo fuerte tirando de mi cabello y mi cabeza es
tirada hacia atrás lo suficientemente fuerte como para causarme un
dolor de cabeza instantáneo. Me empuja sobre la cama y
rápidamente trepa sobre mí. Todo se está moviendo tan rápido. No
puedo empujarlo y mi cabeza está palpitando.
—¡Suéltate! ¡Suéltame! ¡Ayuda!—grito a pesar de que él me había
advertido contra eso.
—¡Cállate! ¡Cállate de una puta vez! —Me golpea con fuerza en el
estómago y pierdo el aliento junto con mi capacidad de gritar.
—La próxima vez que abras tu puta boca, te prometo que te
dispararé. Así es como comencé con Kim. Primero, la entrené con mi
polla, luego con mi puño. Será lo mismo para ti. Ese maldito soplón
de Cody se llevó a mi mujer, así que ahora voy a tomar la suya.
Cuando termine contigo ya no le servirás. Voy a hacer que esto sea
agradable y doloroso para ti. ¿Qué tal un poco de música para
ponernos de humor? No me gustaría que nadie me escuchara
destrozando tus entrañas. —Él se acerca y conecta el altavoz Beats
que puse en la mesa auxiliar. Dorothy aparece cantando sobre
pistolas en su mano y este hombre sube el volumen tan fuerte como
puede. Puede que no sea muy grande, pero es muy fuerte. El sonido
de la música a todo volumen solo empeora mi dolor de cabeza.
Me acuesto en la cama gimiendo y llorando mientras este hombre
pasa el arma por un lado de mi cara y me dice cuánto daño me va a
hacer. Me promete que, si me quedo quieta, se asegurará de que
pueda irme. Me dice que me quede callada.
Siento como que me expulsan de mi cuerpo y solo soy una
espectadora en este horrible desastre que está a punto de suceder.
No puedo apartar la mirada, pero al menos no tengo que sentir que
me toca. Mi mente ya está haciendo un gran trabajo al protegerme de
este dolor.
—Este es un bonito y diminuto ejemplar, pero ¿cómo coño lo
sacas?—gruñe el tipo encima de mí y empuja la pelvis contra la mía
con fuerza. Él tira de las correas y finalmente baja una.
Empuja mi cabeza hacia el otro lado para poder agarrar la otra
correa y estoy mirando por la ventana.
Mi mente vuelve a la vida cuando miro por la ventana de mi
habitación y veo la última cara que esperaba ver, pero la que quería.
Cody está ahí. Él me está mirando. Está herido. Luego, como en la
escena de una película realmente jodida, niega con la cabeza y se
aleja.
—¡No! ¡No!—trato de gritar por él, pero el bastardo pone una
mano sobre mi boca.
¿Simplemente se alejó? ¿Me dejó aquí para que este hombre me
violara y posiblemente me matara? Me prometió que me cuidaría y
que podía confiar en él, entonces, ¿cómo podía hacer algo así?
Lucho con más fuerza y trato de gritar por encima de la música y
el hombre que presiona su mano contra mi boca. Esto no puede estar
pasando. El sonido muy lejano de una moto arrancando confirma
que sí.
Capítulo 14
Cody
Cody
Cody
Cody
Cody
Cody
Honee
Cody
Cody
Cody
H
— ermano, sabes que tienes que ir. No te rindas con esto—dice
Wyatt desde la puerta de mi habitación.
—Para qué. Básicamente he destruido su vida. Ella no me quiere
allí.
—Cody, sabes...
Lo escucho gruñir, y cuando me doy la vuelta, veo a Dela
abriéndose paso a empujones.
—¿La amas, Cody?
Suspiro y pongo los ojos en blanco.
—No es tan simple, Dela.
—No, es exactamente así de simple. La amas y ella te ama. Por
supuesto, tu vida nunca será tan simple como la de un trabajador de
cuello blanco, pero ella no se enamoró de alguien que trabaja de
nueve a cinco. Se enamoró de ti. No puedes renunciar a ella ahora,
Cody. —Dela se para frente a mí, con las manos en las caderas y una
mirada de enojo en su rostro.
—No me rendiré, Dela, pero no puedo seguir lastimándola. No
quiero hacer eso. —Miro a Dela. Ella debe ver, tiene que saber que
prefiero estar solo y ser miserable que lastimar a Honee.
—Deja que ella tome esa decisión, Cody. Va a enterrar a su mejor
amiga hoy. Está sola. No la hagas pasar por esto sin ti. Si no te quiere
allí, deja que te lo diga. —Me frota la cabeza antes de tirar de mí en
un abrazo. Dejé que parte de mi incertidumbre fluyera hacia ella. Sé
que tiene razón y por más difícil que me resulte escuchar a Honee
decirme que no me quiere; tengo que dejarla hacer eso.
Me levanto de la cama y camino hacia mi armario para sacar mi
conjunto
Spark
Dolor.
No siento nada más que un dolor en carne viva cuando la
enfermera me pone de costado. No puedo abrir los ojos. No importa
cuánto lo intente, no pasa nada. Soy un prisionero en mi propio
cuerpo. No puedo responder, ni moverme, pero puedo sentir el
dolor.
Escucho gente hablando, pero nadie me habla.
¿Qué carajo está pasando y cómo puedo salir de mi miseria? Solo
quiero que esto termine.
El fuego me come la piel. ¿Todavía estoy atrapado en el edificio?
¿No lo logré? Tal vez esto es el infierno. Tal vez esto es lo que
merezco. Después de toda la mierda que he hecho. El infierno es una
misericordia.
La enfermera deja que mi cuerpo se desplome sobre la cama y
rujo de dolor. Estoy gritando a pleno pulmón en mi cabeza, pero mi
boca no se mueve. Me pregunto cuánto tardarán en darse cuenta de
que todavía estoy aquí.
Fin
EL CONO del SILENCIO
Traducción
Colmillo
Corrección
La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max
Notas
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