Professional Documents
Culture Documents
EL HECHO MORAL El Mundo No Está Hecho de Cosas
EL HECHO MORAL El Mundo No Está Hecho de Cosas
tesis de Nietzsche: «No hay hechos, hay interpretaciones», para decir que el poder
crea la verdad, es decir, ante un hecho, cada individuo crea su interpretación del
hecho, su verdad, pero el poder es el que dispone de los medios para imponer su
interpretación a los demás. La interpretación no se puede acabar jamás, esto quiere
decir simplemente que no hay nada que interpretar porque en el fondo toda
percepción es interpretación subjetiva.
“No hay hechos, sólo interpretaciones”. Nietzsche escribió este fragmento en 1886.
Dentro de la historia de la filosofía se trata de uno de los más citados, más
reconocidos, más utilizados, pero quizá, igualmente, uno de los más
incomprendidos. Se ha vuelto casi un cliché desgastado, una frase de cajón para
justificar el todo vale. Hace parte de los muchos fragmentos que escribió, a partir de
los cuales intentaba concebir una apreciación mayor que lograra esbozar una
filosofía de la voluntad de posibilidad (Wille zur Macht)[1]. Se rechaza aquí el
término poder; no es una traducción errada, pero posibilidad o potencia logra
concretar de manera mucho más amplia lo que subyace en la constitución del
pensamiento de Nietzsche en este aspecto. Así pues, la frase citada en el título de
este texto se expone desde un espacio muy concreto en el que se intenta, contra el
positivismo, pero también contra el subjetivismo, y en realidad contra todo
sustancialismo, definir un pensamiento que se margine de dichos obstáculos.
Sin embargo, los alcances de lo expresado por Nietzsche apuntan en otra dirección,
o al menos, en una que justamente desarticula la pretensión de afianzar el
subjetivismo. Es claro que la primera intención contrasta la ingenuidad objetivista
de un dato que pueda presentarse y asimilarse como un hecho bruto y mensurable.
Centrarse en esta particularidad es la ruta sobre la cual se gesta el afianzamiento del
subjetivismo, el cual, al negar la posibilidad de registrar una verdad objetiva, se
amplifica en un relativismo desde el que todo es interpretación y nada más. Tal es el
sitio en el que se encuentra la recepción común de la frase. Pero lo que Nietzsche
expone da pie a otras consideraciones. Necesariamente hay que reproducirlo en su
totalidad.
Contra el positivismo, que se queda en el fenómeno “sólo hay hechos”, yo diría, no,
precisamente no hay hechos, sólo interpretaciones. No podemos constatar
ningún factum “en sí”: quizá sea un absurdo querer algo así. “Todo es subjetivo”,
decís vosotros: pero ya eso es interpretación (Auslegung), el “sujeto” no es algo
dado sino algo inventado y añadido, algo puesto por detrás. ¿Es en última instancia
necesario poner aún al intérprete detrás de la interpretación? Ya eso es invención,
hipótesis.
Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo: nuestros impulsos y sus
pros y sus contras. Cada impulso es una especie de ansia de dominio
(Herrschsucht), cada uno tiene su perspectiva, que quisiera imponer como norma a
todos los demás impulsos.