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Libro Poéticas de Liminalidad en El Teatro 2
Libro Poéticas de Liminalidad en El Teatro 2
en el teatro
Poéticas de liminalidad
en el teatro
BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERU
Centro Bibliográfico del Perú.
792.01 Poéticas de liminalidad en el teatro / [Jorge Dubatti, Paula Ansaldo, María
P Fukelman... [et al.].-- 1a ed.-- Lima : Escuela Nacional Superior de Arte Dramático,
2017 (Lima : Servicios Uribe).
429 p. ; 30 cm. (Estudios / Escuela Nacional Superior de Arte Dramático)
Bibliografía: p. [399-429].
D.L. 2017-16755
ISBN 978-612-47160-6-5
1. Teatro - Filosofía - Ensayos, conferencias, etc. 2. Poética 3. Retórica 4. Preceptiva
literaria 5. Emociones en el arte I. Dubatti, Jorge, 1963- II. Ansaldo, Paula III.
Fukelman, María IV. Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (Lima)
BNP: 2017-2999
Autoridades ENSAD
Director General: Jorge Sarmiento
Director Académico: Juan Basauri
Director de Investigación: Percy Encinas
Director de Producción: Gilberto Romero
Secretario General: Santos Cadillo
© De esta edición: Unidad Ejecutora Escuela Nacional Superior de Arte Dramático “Guillermo
Ugarte Chamorro”
Av. Abel Bergasse du Petit Thouars N° 195, Lima
Edición a cargo de la Dirección de Investigación / Área de Ediciones ENSAD
Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro sin autorización expresa de la Unidad
Ejecutora Escuela Nacional Superior de Arte Dramático “Guillermo Ugarte Chamorro”
Teatro
Paula Ansaldo: Una aproximación al café concert a partir del concepto
de liminalidad . ...................................................................................................................... 43
María Fukelman: Teatro aplicado/applied theater y liminalidad . ............... 55
Bettina Girotti: Muñeco con parte viva y mano desnuda: poéticas
de manipulación que revelan la tensión cuerpo-objeto ...................................... 77
Ignacio González: La liminalidad en la danza-teatro. Reflexiones
a partir de las obras de transición de Pina Bausch ............................................... 93
María Natacha Koss: Poéticas de liminalidad entre teatro
y narración oral .................................................................................................................... 117
Ezequiel Obregón: El biodrama. El caso de Maruja enamorada,
de Vivi Tellas .......................................................................................................................... 129
Gisela y Grisby Ogás Puga: Metateatralidad: hacia una praxis
intraliminal ............................................................................................................................. 141
Ariana Pérez Artaso: La toma del espacio para generar obra.
Sobre la especificidad del acontecimiento teatral en experiencias
Site Specifics participativas .............................................................................................. 155
Carla Pessolano: Actuar, el juego del habitar: cuerpo poético y Actriz,
de Bárbara Molinari . .......................................................................................................... 171
Nora Lía Sormani: La liminalidad en el teatro para bebés .............................. 187
Jimena Trombetta: Otra opción de liminalidad: entre lo dramático
y lo no-dramático de un personaje histórico en escena . .................................... 195
Rocío Villar: Teatro ciego: cuerpo sensorial y cuerpo poético ....................... 209
Teatro y teatralidades
Mina Bevacqua: Escenarios liminales: Las (p)deformances a través
de las prácticas de subjetivación del carnaval . ....................................................... 225
María Belén Landini: ¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago?
La magia como arte liminal ............................................................................................. 247
Nara Mansur: La moda como teatro .......................................................................... 265
Gabriela Pérez Cubas: Resubjetivación y corpopolítica.
Prácticas de la resistencia en la teatralidad ............................................................. 281
Federico Picasso: Teatralidad en las performances de los grupos
recreacionistas medievales ............................................................................................. 301
Bibliografía ...............................................................................................................401
PRESENTACIÓN
L
a Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) atravie-
sa una nueva etapa en su vida institucional. Desde el momento
en el que obtuvo el rango universitario y pudo ejercer su autono-
mía administrativa, normativa y presupuestaria, la Escuela se ha pre-
ocupado por tomar decisiones en su ruta hacia la excelencia educativa
en su principal misión: la de formar teatristas profesionales de nivel
universitario para el siglo XXI.
Para poder cumplir con esta misión, la ENSAD entiende que dos de
las principales claves de la formación y del ejercicio profesional del
teatro son la producción y difusión del conocimiento. Bajo estas pre-
misas han sido creados los programas de investigación a través de se-
minarios y encuentros que se organizan a lo largo del año lectivo en
beneficio de sus estudiantes, convocando a maestros y maestras de
prestigio internacional. Junto a estas iniciativas pedagógicas debe ser
incluida la producción de eventos que promueven el intercambio de
conocimiento entre investigadores de jerarquía, noveles investigado-
res y estudiantes que se inician en la investigación teatral.
Presentación | 9
los estudiantes, de toda la comunidad académica de las artes escénicas
del país y de la región, los más recientes hallazgos e innovaciones de su
campo disciplinar, producto de investigaciones actuales que reflexio-
nen sobre el teatro, sus diversos modos de representación, sus límites,
su relación con el mundo. Agradecemos al director del Instituto de Ar-
tes del Espectáculo, Jorge Dubatti, por haber dirigido este volumen, así
como a todos los autores que conforman este libro. Es un honor y un
deber para ENSAD editarlo y ofrecerlo a sus lectores.
L
a intención de este volumen es proponer dos nociones:
teatro-matriz y liminalidad teatral, en tanto herramientas para
un programa de investigación sobre la teoría y la historia del
teatro1. Trabajamos en el marco de la Filosofía del Teatro y la Poética
Comparada aplicada a una Historia del Teatro. ¿Qué historia del teatro
escribir, qué corpus construir en tanto teatro? Creemos en la necesidad
de abrir el corpus de los estudios teatrales, de acuerdo con la comple-
jidad de los fenómenos escénicos a través de la historia, y observar
sus relaciones, su porosidad y convivencia. Debemos problematizar
los términos teatro, teatralidad y transteatralización, para realizar un
ajuste epistemológico de nuestros instrumentos teóricos respecto de
las prácticas en la historia, el presente y el futuro. Con la conciencia,
además, de que esta visión innovadora se transforma en una herra-
mienta para pensar más allá de la teoría y la historia e incidir prácti-
camente en diversas aplicaciones sociales, culturales y educativas: el
trabajo con los espectadores y la formación de audiencias, el diseño de
políticas teatrales públicas y privadas, la legislación, la programación
de salas y festivales, la redacción de planes de enseñanza, el ejercicio
de la crítica, la edición, etc.
1
Programa entendido como un conjunto de proyectos llevados adelante por varios
equipos de investigación.
Prefacio | 11
en un ciclo anual de conferencias en el IAE (2016). Proponemos un
orden interno por ciertas afinidades de las poéticas, orden necesaria-
mente arbitrario, provisorio, uno entre muchos otros posibles, que in-
vita al lector a proponer caleidoscópicamente otros agrupamientos:
Teatro(s), Teatro y teatralidades, Teatro y otros campos artísticos/
literarios. Creemos que estas nociones y prácticas de aplicación servi-
rán a los lectores para trabajar en sus propios proyectos, tanto sobre
cuestiones de la contemporaneidad como del pasado remoto y el más
cercano.
12 | Jorge Dubatti
TEATRO-MATRIZ Y TEATRO LIMINAL.
EL PROBLEMA DE LA LIMINALIDAD
EN EL ACONTECIMIENTO TEATRAL
Y EL CORPUS DE LOS ESTUDIOS
TEATRALES
Jorge Dubatti
UBA, IAE / UBACyT
C
ompartamos desde el inicio una preocupación que surge del dic-
tado de la materia Historia del Teatro Universal2: el problema de
la pertinencia epistemológica de la categoría teatro para pensar
procesos de larga duración, al menos desde el siglo VI a. C. en Grecia
hasta el presente de una escena de globalización/planetarización. Es-
tos procesos de milenios implican cambios en las visiones de mundo,
las concepciones, las poéticas, las prácticas y las teorías: el teatro en la
Antigüedad Grecolatina, en la Edad Media, en el Renacimiento, en los
procesos de la Modernidad y hasta la Postmodernidad o modernidad
crítica. ¿Podemos valernos de un único concepto de teatro? ¿Es ade-
cuado el uso en común del término teatro?
2
Carrera de Artes, Orientación en Artes Combinadas, Facultad de Filosofía y Letras,
UBA.
Introducción | 13
teatral como objeto de estudio y como consecuente herramienta de
gestión (investigación aplicada) es sincrónico con otros fenómenos del
campo teatral de la Argentina, Perú, Latinoamérica y el mundo, en tan-
to en los últimos años se ha acrecentado la percepción de la problema-
ticidad del teatro cuando se intenta responder: ¿qué entendemos por
teatro? En la Post-dictadura argentina (período que se abre a partir de
1983), la definición teórica del teatro deja de tener una definición ce-
rrada, desdibuja sus límites, se torna eminentemente abierta. El teatro
deja de ser solo una de las bellas artes, un edificio o un texto para ser
representado por actores, como en las viejas definiciones de siglos pa-
sados. Se problematiza3. Y es relevante señalar que esta nueva visión
problemática del teatro implica nuevas dinámicas no solo en la teoría,
también en el comportamiento de los espectadores, en la legislación,
en la programación de festivales, en el diseño de planes de estudio, en
las políticas culturales, en la elaboración de los discursos críticos, etc.
3
Hemos desarrollado el tema en Dubatti, 2015a.
14 | Jorge Dubatti
El concepto de teatralidad es de raíz antropológica. Desde una Antro-
pología del Teatro4, la teatralidad es una condición de lo humano que
consiste en la capacidad del hombre de organizar la mirada del otro,
de producir una óptica política o una política de la mirada5. El mun-
do humano se sostiene en una red de mirada. Una red de mirada (de
lo que debe y no debe verse, de lo que puede y no puede verse) ge-
nera acción social y sostiene el poder, el mercado, la totalidad de las
prácticas sociales. Desde una perspectiva antropológica, así como la
especie se define en el Homo sapiens (el hombre que sabe), el homo
faber (el hombre que hace) y el homo ludens (el hombre que juega),
se reconoce un homo theatralis, el “hombre teatral”. La teatralidad es
inseparable de lo humano y acompaña al hombre desde sus orígenes.
Incluso podemos hablar de una teatralidad preconsciente del infante,
por ejemplo, en las dinámicas del llanto. La teatralidad (organizar la
mirada del otro, dejarse organizar la propia mirada por la acción del
otro, establecer un diálogo en ese juego de miradas) está presente en
la esfera completa de las prácticas humanas en sociedad: la organiza-
ción familiar, la cívica, el comercio, el rito, el deporte, la sexualidad, la
construcción de género, la violencia legitimada, la educación, y otras
innumerables formas de lo que podemos llamar la teatralidad social.
También está presente en el teatro, ya que este tardíamente se apropia
de la teatralidad para darle un uso específico.
4
Antropología del Teatro: disciplina científica de la Teatrología que estudia los fenóme-
nos teatrales por su relación con la teatralidad humana, es decir, con la teatralidad como
atributo sin el cual la humanidad sería inconcebible.
5
Partimos para esta formulación de una apropiación, desde una perspectiva antropoló-
gica, de la propuesta de Gustavo Geirola (2000), de base psicoanalítica.
Introducción | 15
un uso singular de la organización de la mirada, que exige reunión,
poiesis corporal y expectación. La Filosofía del Teatro define ese uso
como un acontecimiento en el que artistas, técnicos y espectadores
se reúnen de cuerpo presente (el convivio) para expectar (recorde-
mos que el término teatro, en griego, théatron, podría traducirse como
“mirador”, “observatorio”) la aparición y configuración de una construc-
ción de naturaleza metafórica, mundo paralelo al mundo, con sus pro-
pias reglas, en el cuerpo de los actores (Aristóteles, en su Poética, llama
a esa construcción poiesis y de ese término proviene la palabra poesía).
16 | Jorge Dubatti
Frente al auge social de la transteatralización —término clave para
la comprensión del mundo contemporáneo—, el teatro poiético dia-
loga con esa tendencia: plantea fricciones, reacciones, resistencias
o filiaciones, para poner en evidencia su relación o diferencia con la
transteatralización6. De esta manera, definimos teatro, en un sentido
genérico e incluyente: teatro-matriz, a todos los acontecimientos en
los que se reconoce la presencia conjunta y combinada de convivio,
poesía corporal7 y expectación. El teatro puede incluir elementos tec-
nológicos (como en la llamada escena neotecnológica8, cada vez más
extendida en Buenos Aires), pero no puede renunciar al convivio, a la
presencia aurática corporal productora de poiesis. Oponemos a con-
vivio, entonces, tecnovivio, paradigma existencial de la vida cotidiana
que permite, gracias a recursos tecnológicos, establecer un vínculo
desterritorializado (sin reunión territorial) que permite la sustracción
del cuerpo presente. Las prácticas artísticas que se fundamentan en la
impresión o la transmisión digital y satelital (la literatura impresa, el
cine, la televisión, el video, etc.), son prácticas tecnoviviales. En el con-
vivio, territorialidad y cuerpo presente son condiciones sine qua non.
El teatro-matriz se funda en un acontecimiento de convivio + poíesis +
expectación: es una matriz-acontecimiento.
6
Véase al respecto “Tensión productiva entre teatralidad, teatro y transteatralización:
La máquina idiota (2013) del director Ricardo Bartís y su ‘teatro de estados’” (en Dubatti,
2016b: 83-100).
7
Cuando hablamos de poiesis corporal, no nos referimos a estética de la prosaica corpo-
ral. Para diferenciar poética y prosaica, véase Katya Mandoki (2006a, 2006b y 2007).
8
Llamamos así a la escena de Buenos Aires que incluye en su poética recursos de los
nuevos avances tecnológicos: digitalización, redes ópticas, streaming, proyecciones, esce-
nografía computarizada, etc. Véase Sassone (2005).
Introducción | 17
donde reunirse (convivio), para mirar (percibir, pensar, inteligir, en raíz
compartida con el término theoria), y especialmente para mirar, con un
sentido de transitividad, algo que aparece (ver aparecer: theáomai, véase
Naugrette, 2004). El término “arte escénica” no implica necesariamente ni
territorialidad compartida ni reunión convivial (por ejemplo, son artes
escénicas las aguas danzantes, los espectáculos con hologramas y autóma-
tas, determinados usos de las artes visuales), exige la distinción entre artes
escénicas conviviales y no conviviales. Nuestra propuesta reivindica
un valor teórico de la palabra teatro, desde la contemporaneidad ha-
cia el pasado del derrotero teatral, más allá de los usos históricos que
la palabra tuvo en particular en cada época y contexto. Invocamos un
doble movimiento que persigue un equilibrio de diacronía/sincronia/
anacronía: del origen etimológico ancestral hacia el presente, de la
contemporaneidad hacia el pretérito con una nueva carga semántica.
Teatro-matriz, en tanto genérico, vale para pensar una estructura co-
mún (y a la vez diversa) presente en el aedo de la Antigua Grecia, en
el drama litúrgico medieval, el teatro de bulevar y el teatro realista, la
performance y el happening.
18 | Jorge Dubatti
género, etc)9. Esto implica una (re)ampliación del concepto de teatro,
que pasa a incluir, bajo ese nombre, fenómenos de gran diversidad a
través de las épocas (teatro griego, teatro latino, teatro cristiano, tea-
tro renacentista, etc.). Por la diversidad de sus posibles inclusiones, el
teatro-matriz se propone de esta manera como un genérico implícito
que per-forma los materiales que convoca o absorbe y transforma: po-
demos proponer la fórmula
teatro + de [...]
9
Para el desarrollo de una teoría de la poética como estructura + trabajo + concepción,
véase Dubatti (2009 y 2010).
Introducción | 19
teatro performático y happening, serata (las veladas italianas del
futurismo), varieté, music hall, circo, intervenciones urbanas, acciones
políticas como los escraches, las instalaciones con presencias corpo-
rales vivientes, teatro postdramático, teatro invisible (Augusto Boal),
teatro ambiental, teatro rásico, teatro en los transportes públicos, bio-
drama, etc.
10
Nos referimos como prototipo moderno a la idea de drama absoluto y su representa-
ción. Retomaremos enseguida este tema.
20 | Jorge Dubatti
Este nuevo uso del concepto teatro-matriz no solo vale para pensar
el presente, sino también la historia. En este sentido advertimos en la
idea de teatro-matriz un doble valor temporal: es un concepto de for-
mulación contemporánea para pensar fenómenos contemporáneos;
es un concepto de formulación contemporánea para pensar fenóme-
nos antiquísimos. Por eso nos gusta pensar el concepto de teatro-ma-
triz como una precuela teórica: un concepto formulado después para
nombrar lo que estaba —mucho— antes.
11
Véase al respecto nuestro estudio sobre teatro medieval y liminalidad en Dubatti
(2016b: 29-65).
Introducción | 21
Kaiser: “Tenemos ante nosotros un drama cuando, en un espacio de-
terminado, unos ‘actores’ representan un acontecimiento. Lo que de
este modo se representa está determinado por los tres mismos ele-
mentos fundamentales que determinan el mundo narrado por el poeta
épico: el acontecimiento, el espacio y el personaje” (1968: 489).
12
Entre otros, café-concert, teatro de la poesía, biodrama y nuevo teatro documen-
tal, performance, happening, instalación, museos, teatro de estados, desfiles, moda,
teatro del tango, teatro foro y espect-actor (Boal), intervención urbana, teatro apli-
cado, teatro musical, teatro y rito, teatro-terapia, teatro y psicodrama, constelacio-
nes, teatro comunitario, teatro escolar, teatro para bebés, teatro del relato, magia,
teatro site-specific, teatro físico, clown, circo y nuevo circo, teatro acrobático, teatro
de las artes audiovisuales, teatro ciego, catch, stand-up, kamishibai o teatro de pa-
pel, teatro-danza, teatro de títeres y objetos, teatro del movimiento, teatro leído, tea-
tro semimontado, formas teatrales intermediales o multimediales, strip-tease, nado
sincronizado, patinaje artístico, teatro cultual, fiestas y festividades, recreacionismo,
certámenes de payadores, de raperos, etc. Incluso resulta útil para pensar los aconte-
cimientos teatrales en proceso, el ensayo como “campo crítico” (Ure, 2003: 92-150).
13
Casos: la lectura en voz alta de textos no teatrales, los desfiles de modas, el nado sin-
cronizado, entre otros.
22 | Jorge Dubatti
acontecimiento del teatro-matriz (que incluye, por supuesto, las ma-
nifestaciones del teatro convencionalizado de representación o teatro
dramático). Es decir: la liminalidad es también parte del aconteci-
miento teatral en su definición genérica. No hay teatro sin liminalidad.
Llamamos liminalidad a la tensión de campos ontológicos diversos en el
acontecimiento teatral: arte/vida; ficción/no-ficción; cuerpo natural/
cuerpo poético (en todos los niveles de ese contraste: enunciado/enun-
ciación, constructo poético/construcción poética); representación/
no-representación; presencia/ausencia; teatro/otras artes; teatralidad
social/teatralidad poética; convivio/tecnovivio, etc. En su plano más
abarcador, dramático/no-dramático. Como se desprende de esta defini-
ción general, no seguimos el concepto de liminalidad tal como lo señala
Ileana Diéguez (2007, 2014) en su Escenarios liminales —a partir de
Victor Turner—, sino que, partiendo de su reflexión, y basándonos en
sus investigaciones instauradoras, le damos otra dimensión más am-
plia y abarcadora, ligada a la manifestación de liminalidad en el tea-
tro-matriz.
14
Al respecto, véase el capítulo “El teatro como observatorio ontológico en las poéticas
de la Postdictadura: concepciones y pluralismo” (en Dubatti, 2016b: 101-144).
15
Son valiosas al respecto las reflexiones de Beatriz Rizk (2001, 2007), Pompeyo Au-
divert (2014) o la propuesta de un teatro fronterizo en la producción de José Sanchís
Sinisterra.
Introducción | 23
cruce, puente y prohibición, permanencia o intermitencia, zona de mezcla,
hibridez, transfiguración, periferia, lo ex-céntrico, el dominio borroso o
des-delimitación, lo interrelacional, lo intermedial, incluidos lo inter-
fronterizo y lo trans-fronterizo, etc. De esta manera sintetizamos en
una doble fórmula:
o también:
24 | Jorge Dubatti
Sostenemos que, en la historia del teatro occidental, es la vanguardia
histórica —fundamentalmente futurismo, dadaísmo, surrealismo— la
que introduce en el teatro una auténtica revolución en todos los nive-
les (poético, político, histórico, conceptual, etc.), dentro de la que el
valor de la liminalidad es relevante, tanto en las prácticas como en las
teorías. Si en la vanguardia se busca la fusión del arte con la vida, en la
postvanguardia —como reelaboración del “fracaso” y del “triunfo” de
la vanguardia— se trabaja con la tensión del arte con la vida (Dubatti,
2013a)16. Por otra parte, por la potencia de su gesto revolucionario, la
vanguardia histórica es una “bisagra” hacia adelante y hacia atrás en
la historia teatral: a) hacia adelante, a manera de un descomunal big
bang, la vanguardia genera la postvanguardia —con manifestaciones
hasta hoy—; b) hacia atrás, la vanguardia invita a recuperar la historia
teatral despreciada por la Modernidad y propone redescubrir la limi-
nalidad en el pasado.
16
Véase también el estudio dedicado a la dramaturgia de Alejandro Finzi (en Dubatti,
2016b: 145-166).
17
La traducción es nuestra.
Introducción | 25
El concepto de liminalidad es muy productivo, porque: a) nos permite
reconocer una cantidad ilimitada de fenómenos de tensión liminal en
las prácticas artísticas y no artísticas del presente; b) nos permite re-
conocer una cantidad ilimitada de fenómenos de tensión liminal en el
pasado, incluso en el pasado más remoto. Por ejemplo: las tensiones
entre rito/teatro, las prácticas de los mimos grecolatinos y los histrio-
nes medievales, las tensiones entre épica/drama, etc. En este sentido,
advertimos en la idea de liminalidad un doble valor temporal, como
antes señalamos para el teatro-matriz: es un concepto de formulación
contemporánea para pensar fenómenos contemporáneos; es un con-
cepto de formulación contemporánea para pensar fenómenos antiquí-
simos. Por eso el concepto de liminalidad responde también en tanto
precuela teórica (un concepto formulado después para nombrar lo
que estaba —mucho— antes). Parecería que necesitamos producir
precuelas teóricas porque el teatro va por delante del pensamiento
y siempre pensamos el teatro en pasado, no en presente: hace falta
tiempo para pensar lo que se hace en el acontecimiento teatral.
La liminalidad en el teatro-matriz
y en el teatro liminal
Detengámonos, primero, en la dimensión más abarcadora de la limi-
nalidad, aquella interna al acontecimiento teatral en sí, la liminalidad
en el teatro-matriz. Sin pretender ser exhaustivos, podemos reconocer
la liminalidad dentro del acontecimiento del teatro-matriz en diversos
niveles destacables:
26 | Jorge Dubatti
liminal entre el arte y la vida. En el espesor ontológico de la poiesis tea-
tral confluyen materiales heterogéneos: lo real y la realidad, el proceso
de trabajo y el objeto construido por el trabajo (la doble dimensión de
la construcción poiética), lo presemiótico y lo semiótico, la presencia
y la ausencia.
Introducción | 27
en evidencia, muchas veces discutiéndola o desenmascarándola como
teatralidad18.
18
Un ejemplo es el entrenamiento teatral del mafioso Arturo Ui en la pieza de Bertolt Brecht.
28 | Jorge Dubatti
convencionalizado por la Modernidad, centrémonos en cinco ejes (re-
velación del convivio, convención consciente, hibridez, no-ficción, ca-
pacidad de absorción de materiales no teatrales) de oposición con el
drama absoluto:
Introducción | 29
● si el drama absoluto trabaja con la estructura teatral canónica para
contar una historia, el teatro liminal absorbe, transforma en la ma-
triz del teatro cualquier material no teatral (documentos, tratados
científicos y filosóficos, manuales, novelas, poesía, etc.).
30 | Jorge Dubatti
tiempo, parece emanar de las pasiones y de la voluntad íntima de los
personajes que la desarrollan” (2008, tomo II: 489). Pongamos el
acento en el “como realizándose” y en el “parece”.
Hasta en las formas más cerradas del drama absoluto, el drama se com-
bina en el acontecimiento con los elementos no-dramáticos. En conse-
cuencia, para la consideración del drama en la historia, no debemos
partir de la idea de drama absoluto del teatro moderno hacia atrás
y hacia adelante, no debemos hacer teleología del drama moderno y
salir a buscar desde el siglo XIX antecedentes en la historia y procesos
de configuración. Lo dramático estaría presente en el origen mismo
del teatro en tanto medio imaginista (Eli Rozik, 2014a), y lo estaría
siempre en tensión liminal con lo no dramático. Dice Rozik: “Sostengo
que el teatro es un medio imaginista (imaginistic medium) específico,
es decir, un método de representación o, más bien, un instrumento de
pensamiento y comunicación, y como tal sus raíces yacen en la espon-
tánea facultad del cerebro humano de crear imágenes y utilizarlas en
procesos de pensamiento” (2014a: 13). Rozik distingue orígenes y raí-
ces del teatro: identifica el primer término con la idea de comienzos; el
segundo, con la de principio. En consecuencia, desde una teoría de las
raíces del teatro, debemos comprender como dramática toda práctica
corporal imaginística, completa o fragmentaria, figurativa o abstracta,
a través de la creación de poiesis corporal.
Introducción | 31
raíces, según el término de Rozik, es decir, desde el principio fundante
de lo dramático, el medio imaginístico.
19
Para ampliar estas observaciones, remitimos a nuestra conferencia (Dubatti, 2015b)
en el marco de las I Jornadas (En)clave teatral: reflexiones sobre el drama en el mundo
antiguo. Tema 2015: El personaje (Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
Letras, Instituto de Filología Clásica).
32 | Jorge Dubatti
Creemos que, en consecuencia, no es pertinente, si de fenómenos de
la liminalidad se trata, reducir el corpus a los consabidos “subgéne-
ros teatrales”: comedia, tragedia, drama satírico, mimo. Partamos de
la pregunta por el corpus: abarcaría todas aquellas prácticas en las
que identifiquemos convivio + poiesis corporal + expectación. En tan-
to formas dramáticas premodernas, los subgéneros teatrales como la
tragedia, la comedia, el drama satírico y el mimo ya son, en sí mis-
mas, prácticas de la liminalidad teatral. Pero, además, en tanto formas
conviviales, poiético-corporales y expectatoriales, las prácticas de la
literatura oral (la épica, la lírica) también pueden ser pensadas desde
la liminalidad teatral (Florence Dupont, La invención de la literatura).
¿Cómo se interpreta corporalmente la épica y la lírica? Podemos ima-
ginar que Homero “actúa” voces, personajes, situaciones de manera
fragmentaria (es decir, en liminalidad con fragmentos no actuados).
Podemos asimilarlas, desde esta perspectiva, a dos formas de teatro
liminal (de acuerdo con la fórmula [teatro + de ...]: el teatro del relato
y el teatro de la poesía. El corpus de la teatralidad liminal se ampliaría
con la danza y la música: teatro de la danza y teatro de la música. De-
bemos poner en conexión este conjunto de prácticas de la liminalidad
teatral.
— La relación con las otras artes (la danza, la música, el espacio arqui-
tectónico, la plástica, la escultura).
Introducción | 33
Recordemos las relaciones que Aristóteles establece en Retórica entre
el político, el poeta y el actor. Recordemos además el vínculo entre tea-
tro y retórica estudiado, entre otros, por Aldo Pricco, como de “soste-
ner la inquietud”, de seducir, de organizar la mirada.
34 | Jorge Dubatti
También es fundamental proyectar tanto las continuidades y cambios
de cada subgénero y de los subgéneros entre sí en el eje diacrónico.
La historia del teatro como sucesión de combinatorias de dramático/
no-dramático.
20
Sobre estas distinciones, remitimos a Dubatti, 2013b.
Introducción | 35
de dramático y no-dramático en toda la historia de las manifestacio-
nes del teatro-matriz. Abrir el corpus de los estudios teatrales. Y este
es el programa de investigación que proponemos, valiéndonos de
las nociones de teatro-matriz, liminalidad e imaginística corporal en
relación con las prácticas artísticas desde el mundo antiguo hasta el
presente.
36 | Jorge Dubatti
Teatro
UNA APROXIMACIÓN AL CAFÉ
CONCERT A PARTIR DEL CONCEPTO
DE LIMINALIDAD
Paula Ansaldo
UNA APROXIMACIÓN AL CAFÉ
CONCERT A PARTIR DEL CONCEPTO
DE LIMINALIDAD
Paula Ansaldo
UBA, IAE / CONICET
E
l café chantant surgió en la Francia posterior a la Revolución
Francesa, en los últimos años del siglo XVIII. Los primeros cafés
cantables eran pequeños establecimientos, la mayoría al aire li-
bre, donde la música —por lo general una cantante acompañada de
una guitarra o un violín— entretenía a los clientes. Con el tiempo, es-
tos establecimientos fueron creciendo y comenzaron a incluir núme-
ros de baile y de humor, debido, entre otras razones, a que “los primi-
tivos café-cantantes, en los que cada media hora alguno de los artistas
pedía limosna entre las mesas, fueron sometidos al reglamento de la
Prefectura de Policía y reemplazados por el café-concert, cuyo sistema
consistía en el espectáculo permanente, pero con la obligación de con-
sumir” (Trastoy, 2002: 69-70). De esta forma, en lugar de abonar una
entrada al espectáculo, los consumidores podían ordenar una copa y
adquirir así el derecho a convertirse en espectadores de aquello que se
presentaba en el escenario.
44 | Paula Ansaldo
época—, el café concert es “un bar con variedades”, “un estilo de espa-
cio para presentar espectáculos”21. Por su parte, Enrique Pinti lo define
en el mismo sentido, ya que para él, el café concert en la Argentina “no
fue un género sino un lugar” (cit. en Gorlero, 2013: 178) que funciona-
ba como un espacio alternativo para aquellos que no tenían lugar en la
televisión, ni en el teatro. De esta manera, el café concert resultaba una
suerte de modo de producción diferente que les permitía a los artistas
presentar sus espectáculos con un bajo costo, pudiendo de esta mane-
ra experimentar con nuevas formas y recursos; experimentación que
no era posible en el teatro comercial ni en la revista, ya que implicaba
mayores costos y, por ende, un riesgo más elevado.
Pero aun si partimos de una concepción del café concert que lo concibe
más como un espacio que como un género, debemos tener en cuenta
que su espacialidad delinea una particularidad que le otorga un ras-
go diferente a los espectáculos que allí se presentan. Estos van desde
canciones y bailes hasta pequeñas piezas dramáticas o cómicas y mo-
nólogos, que no necesariamente tienen un hilo conductor o una base
argumental que los una. En este sentido, se comprende que muchas
veces suela vinculárselo con el teatro de variedades, cuya estructura
dramática está basada en el sketch, pero con la diferencia de que las va-
riedades presentan generalmente espectáculos que responden a una
mayor diversidad de disciplinas, muchas de las cuales provienen del
mundo del circo, tales como el clown, el malabarismo o las acrobacias.
21
Entrevista realizada por la autora en octubre de 2015. Publicada en MATEO, http://
leemateo.com.ar/
Los artistas de café concert buscan de esta manera acortar las distan-
cias que los separan del público y, en este sentido, hay una absoluta
conciencia de la presencia del espectador, ya que se apela a su mirada,
a su complicidad y, muchas veces, hasta a su participación directa en
el espectáculo.
Es por esta razón que una de las principales herramientas de las que
se sirven los intérpretes es la improvisación, que les permiten modifi-
car la presentación de acuerdo al intercambio que se produce con los
espectadores concretos que asisten a cada una de las funciones, sin
la exigencia de responder de manera estricta a un texto. La improvi-
sación permite, a su vez, ajustar la interpretación a los códigos de los
asistentes, ya que los espectáculos de café concert se caracterizan por
recurrir al argot del público, tomando frases, expresiones populares y
modos de hablar que provienen de la cotidianidad. Esto provoca que el
espectador se sienta muy cercano al intérprete, generando un espacio
de camaradería y una dinámica de intimidad con el público.
46 | Paula Ansaldo
En este sentido, puede decirse que el café concert es un tipo de espec-
táculo que se centra en la instantaneidad, anclándose en el aquí y aho-
ra, en el espacio y el tiempo reales, en lugar de esforzarse por construir
una ilusión referencial que reenvíe a otro lado. Así, los espectáculos de
café concert no se basan en la configuración de un espacio y un tiempo
otro, sino que se sitúan y evidencian el presente de la representación.
Se juega de esta manera con la tensión liminal existente entre arte y
vida, ficción y no ficción, representación y no representación.
Es por esta razón que para Marinetti, autor del Manifiesto del Futu-
rismo en 1909, “el music-hall, el circo, el café-concert, son formas de
expresión semifuturistas, en tanto carecen de principio de autoridad y,
22
Zeide significa “abuelo” en ídish (el idioma de los judíos provenientes de Rusia y Euro-
pa del Este) y es la manera corriente y cariñosa en que las familias judías argentinas se
refieren a sus abuelos.
48 | Paula Ansaldo
cabaret alemán, y cuyos espectáculos tuvieron un gran desarrollo en
Buenos Aires, especialmente entre los años 1930 y 1950, considerada
la época de oro del teatro ídish. Al presentarse en el Velma Café enton-
ces, Zeide Shike se alinea con esta fuerte tradición.
50 | Paula Ansaldo
en el ensamblado de los diferentes momentos musicales y las escenas
representadas. Cada canción puntúa y profundiza, así, las ideas que
han sido planteadas por medio de los monólogos pronunciados hacia el
público o a través de los diálogos de los personajes que los intérpretes
encarnan.
Lo mismo sucede con el uso del ídish, que le otorga una densidad lin-
güística a la obra, pero que excluye a aquellos que no conocen el idioma
y que, por ende, no pueden comprender el significado de las letras. No
obstante, aún para los espectadores que no logran decodificar las pa-
labras en términos de sentido, la sonoridad del ídish los remite al mun-
do de aquellos inmigrantes, ya que implica una pertenencia étnica. El
ídish se refugia en las letras de las canciones, siendo utilizado como
“un recurso sonoro sin enfatizar su cualidad lingüística” (Rud, 2012:
50), no como un signo verbal que posee un significado, sino como
musicalidad, convirtiéndose, así, en puro significante. Las canciones
incluidas en la obra cobran sentido entonces, no a partir de la lógica,
sino a través de la emoción y el sentimiento, puesto que al espectador
que reconoce las melodías se le despierta una fuerte nostalgia, y al que
las escucha por primera vez, se lo invita —como una manera de poten-
ciar fuertemente el convivio, el aquí y ahora— a aplaudir y cantar las
canciones junto con los intérpretes.
52 | Paula Ansaldo
TEATRO APLICADO/APPLIED THEATER
Y LIMINALIDAD
María Fukelman
TEATRO APLICADO/APPLIED THEATER
Y LIMINALIDAD23
María Fukelman
UBA, IAE / CONICET
E
l término teatro aplicado comenzó a utilizarse en la década de
1990. Helen Nicholson (2005), en su libro Applied Drama (Thea-
tre and Performance Practices), afirma: “It is significant that the
emergence of applied drama as a field of study and praxis coincided
with a period which Baz Kershaw has described as a ‘new world disor-
der’ in the 1990s”24 (11). En este período de cambio social, los teóricos
políticos y críticos culturales fueron renegociando y rearmando tradi-
ciones democráticas occidentales tras el colapso de los dualismos de
la Guerra Fría y la consiguiente fragmentación de la izquierda política.
23
Una primera versión de este trabajo fue publicada en J. Dubatti (Coord.) (2016), Nue-
vas orientaciones en teoría y análisis teatral. Homenaje a Patricio Esteve. Bahía Blanca,
Argentina: Editorial de la Universidad Nacional del Sur, Ediuns.
24
Es significativo que el surgimiento del teatro aplicado como campo de estudio y praxis
haya coincidido con un período que Baz Kershaw ha descrito como un “nuevo desorden
mundial”: la década de 1990.
El teatro aplicado sería, entonces, una variante del teatro ancilar, donde
comunicar (una tesis) está por encima de estimular. Y el espectador ideal
de este tipo de teatro sería el que responde a la comunicación que reci-
be en la obra y actúa, luego de verla, en consonancia con su propuesta.
56 | María Fukelman
drama to improve the lives of individuals and create better societies”25
(3). Por lo tanto, así como un grupo puede usar el teatro con el fin
de suscitar procesos sociales positivos dentro de una comunidad en
particular, otro lo puede utilizar para promover la comprensión de los
problemas de recursos humanos entre los empleados de las empresas.
Las intenciones varían. Podrían ser informar, limpiar, unificar, instruir,
crear conciencia y muchas más. Pero, por supuesto, los que se consi-
deran “procesos sociales positivos” o valores empoderadores cambian
con el tiempo y se interpretan de diversas maneras en los diferentes
contextos locales y globales.
25
Una de las características comunes de las diferentes facetas del drama/teatro aplicado
es, como Judith Ackroyd ha señalado, su intencionalidad, es decir, una aspiración por uti-
lizar el teatro para mejorar la vida de las personas y crear mejores sociedades.
26
La principal distinción es que el drama se puede caracterizar como una práctica orien-
tada por el proceso y que el teatro es una práctica estética caracterizada por el rendimien-
to (en bastardilla en el original).
27
Taylor ha ofrecido una definición esclarecedora sobre la diferencia entre el drama y el
teatro aplicado en relación a su propia práctica, pero yo no he encontrado esta distinción
en el uso común.
28
(…) que los términos drama aplicado y teatro aplicado se utilizan a menudo de manera
bastante flexible e intercambiable.
29
Aunque el título de este artículo parece destacar “drama” en lugar de “teatro”, esto es
porque he estado influida por el argumento de que muchas personas fuera del ámbito del
teatro tienden a asociar “teatro” con edificios especializados, luces, trajes y eso, en lugar
de con las prácticas más diversas y menos vistosas a menudo asociados con el drama/
teatro aplicado. En muchos sentidos soy ambivalente sobre la categorización de cual-
quier trabajo, ya sea como drama aplicado o teatro aplicado, y yo estaría muy preocupada
si la conveniencia de este sustantivo colectivo redujera una rica diversidad de teorías y
prácticas artísticas a un solo discurso homogéneo.
58 | María Fukelman
Nicholson afirma que lo interesante del debate no radica en si las dife-
rentes formas de la práctica interpretativa se etiquetan como “drama”
o “teatro”, ni tampoco en la creación de definiciones estrictas de lo que
podría ser el drama aplicado o el teatro aplicado, sino en plantear in-
terrogantes sobre lo que se entiende por la palabra “aplicado”, a qué o
a quién podrían ser aplicados el drama y el teatro, por qué razones, y
con qué valores la aplicación del teatro sirve y representa. Entendien-
do que la problemática es extensa, que los distintos idiomas presentan
sus complejidades, y que el término “teatro” es más amplio que el de
“drama” (Dubatti, 2015c: 153), unificaremos, en el presente trabajo,
esta dicotomía bajo el concepto “teatro aplicado”.
30
Teatro aplicado, en muy pocas palabras, es una aplicación del teatro en el mundo real
(o fuera de los contextos teatrales tradicionales) que puede ser observada.
31
La mayoría de los profesionales que trabajan en el drama aplicado están motivados
por el cambio individual o social y hay, por lo tanto, un interés similar en los efectos y la
utilidad de la obra.
32
Todas las formas de la práctica dramática y teatral, argumenta él, se basan en el com-
promiso estético para su poder y eficacia, y el drama aplicado no es la excepción. Esto
significa que, independientemente de sus objetivos, la calidad del trabajo en el drama
aplicado tiene que ser alta, y no se debe confiar en un repertorio artístico empobrecido o
limitado.
60 | María Fukelman
Obermueller (2013) también recoge otras voces, como la de James
Thompson, quien sugiere que usar la palabra “aplicado” hace denotar
una desviación de la forma “pura” y crea una división. En matemática,
antropología, física, o el teatro aplicado, la versión aplicada se separa
de la raíz y se convierte en algo más que matemáticas, antropología,
física, o teatro. Para Thompson (citado en Obermueller, 2013), en to-
das esas disciplinas “aplicar” se convierte en una palabra crítica que
condena y al mismo tiempo se declara prima del “no aplicado”:
33
Condena que las disciplinas mencionadas están implícitamente desconectadas de lo
“real”. (…) “aplicado” es añadido para llevar el abrigo de sus confortables edificios —
teatros o salas de conferencia— en el mundo (...) también suplica a las disciplinas “no
aplicadas” legitimar prácticas que se han mantenido fuera de los ambientes académicos
o que han luchado para justificar su lugar en ellos.
34
(…) formas de la actividad dramática que existen principalmente fuera de la corriente
convencional de instituciones de teatro y que están destinadas específicamente a benefi-
ciar a las personas, a las comunidades y a las sociedades.
Por otro lado, aunque la autora reconoce el poder del teatro para cam-
biar la vida de la gente, dice sentirse incómoda con el uso del término
“transformación” para describir el proceso de cambio ofrecido por la
práctica teatral. En principio, porque no le gusta hacer esas grandes
reivindicaciones sobre los efectos y la eficacia de su propio trabajo
como profesional, pero también porque se plantea cuestiones políti-
cas más grandes:
35
Las bastardillas están en el original.
36
Si el teatro aplicado es socialmente transformador, ¿explicita qué tipo de sociedad pre-
vé? Si el motivo es individual o la transformación personal, ¿esto es algo que se hace a los
participantes, con ellos o por ellos? ¿Los valores e intereses de los participantes sirven
a la transformación? Desde esta perspectiva, la idea de intercambio sugiere un mayor
margen para la creatividad y la imprevisibilidad que el de la transformación.
62 | María Fukelman
o teatro dramático, es fácil advertir que el teatro aplicado puede ser
analizado bajo esta línea de pensamiento. Caracterizado como una for-
ma de conceptualizar e interpretar las prácticas teatrales y culturales
que están motivadas por el deseo de hacer una diferencia en la vida
de otros, da cuenta de un proceso de encuentro y participación en el
que los participantes y los profesionales trabajan juntos para explorar
nuevos territorios culturales y las diferentes formas de ser. Sus traba-
jos poseen las características relevantes del teatro-matriz (convivio,
poiesis, expectación), pero a la vez incluyen otras características que
no corresponden al teatro, como el objetivo de modificar algún aspec-
to de la vida cotidiana, extrateatral.
37
El teatro aplicado está, en términos de Turner, siempre contaminado por el contexto, y
se espera que sea lo suficientemente fluido como para abordar las preocupaciones de las
audiencias y los participantes locales.
A su vez, las diversas prácticas que pueden ser incluidas dentro del tea-
tro aplicado (salud, educación, derechos humanos, violencia de género,
desarrollo de la comunidad, etc.) tienen sus propios grados de espe-
cialización. También se pueden conectar con la investigación en dife-
rentes ramas de la filosofía y las ciencias sociales, los estudios cultu-
rales en particular, la geografía cultural, la educación, la psicología, la
sociología y la antropología, y pueden contribuir a la investigación en
los estudios del drama, el teatro y los estudios de actuación. Como sin-
tetiza Nicholson (2005): “In other words, applied drama and theatre
are interdisciplinary and hybrid practices”39 (2).
38
Ninguna de estas obras sería considerada teatro aplicado, pero todas ofrecen una po-
derosa crítica social. Al establecer una agenda para la eficacia política del teatro, el dra-
maturgo Tony Kushner ha argumentado que el arte no tiene que ver simplemente con la
reproducción de forma pasiva los valores culturales, sino que también puede ser activa-
mente comprometido con el cambio cultural y social. El arte no es mera contemplación,
también es acción, y toda acción cambia el mundo, al menos un poco.
39
En otras palabras, drama aplicado y teatro aplicado son prácticas interdisciplinarias e
híbridas.
64 | María Fukelman
The conceptual metaphors associated with social change wi-
thin this new world disorder emphasise the politics of (dis)
location – difference, alterity, mapping, hybridity, liminality,
borders and margins – all of which draw critical attention to
the way place and space articulate diverse cultural and political
meanings40 (11).
40
Las metáforas conceptuales asociadas con el cambio social dentro de este nuevo desorden
mundial destacan las políticas de (des) ubicación —la diferencia, la alteridad, la cartografía,
la hibridez, la liminalidad, los bordes y los márgenes—, todo lo cual llama la atención crítica
a la forma del lugar y el espacio articulada con diversidad cultural y significados políticos.
41
10 de septiembre de 2017.
66 | María Fukelman
Fanego que se estrenó en 2000 y que, por la temática abordada, cau-
só gran conmoción y afluencia de público. Al año siguiente se inició
el ciclo de Teatro x la Identidad con cuarenta obras en escena, pre-
sentadas simultáneamente en catorce salas, utilizando los lunes para
las funciones por ser el día libre de los actores. La comisión directiva
que dio inicio a Teatro x la Identidad estuvo conformada por Valentina
Bassi, Marta Bertoldi, Joaquín Bonet, Susana Cart, Norberto Díaz, Da-
niel Dibiase, Camila Fanego, Daniel Fanego, Marcela Ferradás, Cristina
Fridman, Claudio Gallarou, Diana Lamas, Eugenia Levin, Coni Marino,
Martín Orecchio, Luis Rivera López y Andrea Tenuta.
42
Mariana Eva Pérez es hija de desaparecidos y dramaturga. Su hermano Guillermo recu-
peró la identidad en el año 2000.
68 | María Fukelman
dinámica se entrecruzan los discursos de los apropiadores, los relatos
de los jóvenes que presencian el juicio y los de las abuelas, quienes
avanzan hacia los apropiadores mientras ellos van retrocediendo. Este
movimiento es la representación esperanzada de cómo la verdad va
saliendo a la luz. En este sentido vemos cómo “Zangaro ofrece (…) un
mensaje contundente: la resistencia y la lucha siguen siendo posibles”
(Devesa, 2002: 392).
43
El escrache es otra práctica liminal, muy frecuente en la sociedad argentina cuando los
represores circulaban libres por la calle.
70 | María Fukelman
durante la dictadura cívico-militar que no hubieran sido llamados a
declarar antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de pro-
mulgación de la ley. La Ley 23.521 de Obediencia Debida se sancionó
en 1987 y estableció una presunción de que los delitos cometidos du-
rante el terrorismo de Estado por los miembros de las Fuerzas Arma-
das cuyo grado estuviera por debajo de coronel (en tanto y en cuanto
no se hubiesen apropiado de menores y/o de inmuebles de desapare-
cidos) no eran punibles por haber actuado en virtud de la denominada
“obediencia debida” (concepto militar según el cual los subordinados
se limitan a obedecer las órdenes emanadas de sus superiores). Un par
de años más tarde, entre el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre
de 1990, el presidente Carlos Menem sancionó diez decretos indultan-
do a civiles y militares que cometieron delitos durante la dictadura,
incluyendo a los miembros de las juntas que habían sido condenados
en el notable Juicio a las Juntas de 1985.
44
El Frente para la Victoria, el partido que llevó a Néstor Kirchner a la Presidencia de la
Nación, se mantuvo en el Poder Ejecutivo durante doce años, siendo elegido tres veces
consecutivas por mandato popular. A Kirchner lo sucedió en 2007 su esposa, la entonces
senadora Cristina Fernández de Kirchner, quien continuó en su cargo hasta diciembre de
2015. Durante la campaña presidencial de ese año, en la que se enfrentaban Daniel Scioli,
por el Frente para la Victoria, y el candidato de derecha, Mauricio Macri, por Cambiemos,
distintas personalidades de la cultura y organismos de derechos humanos (entre ellos,
las Abuelas de Plaza de Mayo), respaldaron la continuidad de la gestión del kirchnerismo.
Finalmente, Macri se impuso en un ajustado balotaje ante Daniel Scioli por 678 000 votos.
45
Estos números corresponden a fines del año 2014.
46
Es tan vital como siempre recordar que las organizaciones no gubernamentales de
cualquier formación no son una sustitución de la acción del gobierno o de la responsabi-
lidad del Estado. En el mejor de los casos estas actúan en la interfase entre los individuos
y la sociedad, creando y articulando vínculos que se han roto o fallaron.
72 | María Fukelman
Con obras de temática directa —como fue A propósito de la duda—,
de temática indirecta, de autores noveles y de autores conocidos, con
estrenos y con espectáculos ya lanzados en la cartelera porteña, con
artistas y obras extranjeras, con la incorporación del público infantil,
Teatro x la Identidad se mantuvo firme durante diecisiete años en la
lucha que encabezan las Abuelas de Plaza de Mayo, intentando con-
tribuir, a través del teatro, a la realización de una sociedad más justa,
que conserve la memoria y busque siempre la verdad. Por esto, y por
su clara posición fronteriza, de intercambio entre el arte y la vida, es
que consideramos que este colectivo teatral es un buen ejemplo del
desarrollo del teatro aplicado en la Argentina.
Bettina Girotti
MUÑECO CON PARTE VIVA
Y MANO DESNUDA: POÉTICAS
DE MANIPULACIÓN QUE REVELAN LA
TENSIÓN CUERPO-OBJETO
Bettina Girotti
CONICET / IAE, UBA
M
uchos son los trabajos teóricos que inician con la pregunta:
“¿qué es un títere?”, y, aunque muchas han sido las respuestas
a este interrogante, su dimensión ontológica continúa sien-
do difícil de precisar. Heredero de los revoltosos Pulcinella, Guignol y
Karagöz, el títere de hoy se resiste a ser fijado por el lenguaje. Detrás
de un término tan tradicional como títere se han escondido histórica-
mente una serie de tensiones propias de este arte y que las prácticas
actuales se encargan de resaltar. La noción de liminalidad, definida
por Jorge Dubatti como “la tensión de campos ontológicos diversos en
el acontecimiento teatral” y que nos permite pensar que “en el teatro
hay fenómenos de fronteras” (2015c: 152), ayuda a esclarecer algunas
cuestiones propias del teatro de títeres.
Nos concentraremos aquí en una cuestión que atraviesa las dos prime-
ras formas, aquellas poéticas de manipulación que resaltan la tensión
cuerpo del actor-manipulador/objeto y que, al mismo tiempo, pueden
ser leídas desde el teatro de actores y el de títeres y objetos: el muñeco
con parte viva y la utilización de la mano desnuda.
78 | Bettina Girotti
de abarcar la multiplicidad de prácticas actuales, parecía haber re-
suelto la discordancia nominal, el siglo XXI agitó las aguas nuevamen-
te: la aparición y la utilización de nuevas tecnologías vuelve a poner
en tela de juicio términos que habían sido aceptados y que hoy pa-
recen no alcanzar para dar cuenta del vasto espectro de prácticas
escénicas que se pretende englobar. Proyecciones, mapping o títere
lumínico son algunas de las prácticas que reclaman una nueva defi-
nición capaz de incluirlos. Recientemente, han comenzado a consi-
derarse términos como teatro de figuras o teatro de formas animadas
(expresión utilizada en Brasil) para dar cuenta de una constelación
sumamente variada.
(l)a distancia creciente del objeto significa que el cuerpo del ac-
tor físicamente ya no puede encarnar el personaje. Maquillaje
y vestuario, dispositivos protésicos, pelucas, extensiones cor-
porales ayudan en cierto grado, pero eventualmente el objeto
llega al límite anatómico del cuerpo humano y debe comenzar
a emerger con una presencia física propia (2001: 22).
La máscara —un objeto totalmente externo al actor que, para ser es-
cénicamente efectivo, debe parecer articulado desde el interior por
47
En un juego de palabras, Kaplin propone también el término kayon, una figura en for-
ma de abanico propia del teatro de sombras indonesio a través de la cual se representa el
árbol cósmico.
80 | Bettina Girotti
los impulsos del actor— es el primer estadio de separación. Aquí,
actor-manipulador y objeto comparten aún un mismo centro de grave-
dad. Será recién cuando cada uno posea su propio centro, que el término
títere pueda ser utilizado. Kaplin hace esta afirmación destacando que
las divisiones entre las distintas zonas de contacto no son nítidas. Así,
“existe una zona liminal en la cual un actor con una máscara gigante y un
titiritero con un traje de cuerpo entero se solapan”; una vez que el ob-
jeto logra zafarse de la constricción de la anatomía humana no hay
nada “que le impida mutar en forma o escala” (Kaplin, 2001: 23).
82 | Bettina Girotti
orgánica no se esconde, sino que se presenta en el mismo nivel que la
inorgánica, resaltando un contraste que en escena, paradójicamente,
no es percibido como tal. La idea de la paradoja atraviesa varios traba-
jos que abordan al títere ontológicamente: se trata de un objeto inerte
capaz de expresar vida pero, además, es capaz de hacerlo disponiendo
de menos medios que el actor.
84 | Bettina Girotti
el abdomen pueden transformarse en personajes: el antebrazo de Inés
Pasic se convierte en una bailarina árabe al ponerse una larga falda
dorada o su abdomen en el rostro de una graciosa criatura, gracias a
una nariz postiza que torna en boca el ombligo de Pasic.
86 | Bettina Girotti
que puede aparecer en forma de relato explicativo de la acción, de aco-
taciones circunstanciales o de comentarios o apreciaciones valorativas
de hechos o situaciones. Se trata de un procedimiento tradicional que
no constituye un problema, pues la voz que se escucha remite al hom-
bre situado fuera de la escena. La segunda forma es el diálogo entre
personajes. A diferencia de la glosa, el diálogo plantea la cuestión inso-
luble “de la incompatibilidad esencial entre la naturaleza material del
personaje (muñeco) y la de la voz humana (instrumento vivo)” (Acu-
ña, 2013: 141). Esta idea de incompatibilidad adquiere una dimensión
novedosa al contrastarla con la noción de liminalidad: no se trataría
ya de comprender la oposición entre la materialidad del objeto y la
voz del manipulador en términos de la búsqueda de unidad, sino de
la aceptación de esa tensión como constitutiva de esta forma teatral.
Una tensión que, a lo largo de la historia, se ha tratado de resolver de
diversas formas: la lengüeta, la voz deformada (sea por falsetes, en-
golamientos o amaneramientos estereotipados), la dicción deformada
(procedimiento que no solo altera el sonido natural de la voz, sino que
además modifica la estructura de las palabras o las sustituye por ono-
matopeyas) y, finalmente, la dicción teatral.
Un campo interdisciplinario
Las grandes innovaciones del siglo XX, explica Henryk Jurkowski
(2008), no solo enriquecieron sino que también pusieron en riesgo los
valores esenciales del teatro de títeres. El autor sostiene que, desde las
décadas de 1950 y 1960, estamos frente a un teatro de títeres hetero-
géneo, un teatro en el cual el muñeco no es ya el elemento predomi-
nante, sino un componente entre otros. Jurkowski observa que, desde
el final de la Segunda Guerra Mundial, aparece una nueva generación
de titiriteros que no quiere restringir su campo de creación, rompien-
do así con la poética tradicional, a la cual denomina teatro de títeres
homogéneo. Será esta nueva generación la que permita la entrada de
los actores en el campo de los títeres. Si bien Jurkowski atiende a lo
88 | Bettina Girotti
imágenes, distintas a aquellas que pueden producir actores o baila-
rines y esto es debido a sus cualidades expresivas y a sus cualidades
plásticas y cinéticas, independientemente de los materiales y las téc-
nicas utilizadas. De este modo, la salida del retablo, sea causada por la
integración al teatro de actores o a la danza o por la invención de nue-
vas formas de teatro de figuras, no conduce necesariamente al aban-
dono de sus cualidades originales, sino que contribuye a manifestarlas
más evidentemente y frente a un público más diverso.
Consideraciones finales
Propusimos al comienzo observar las prácticas actuales con tí-
teres y objetos a través de la noción de liminalidad expues-
ta por Dubatti. Esta noción permite entender la serie de ten-
siones propias de este arte, históricamente veladas y que, en la
actualidad, muchas prácticas escénicas se encargan de resaltar. Esbo-
zamos también tres grandes formas, interrelacionadas, en las cuales
la liminalidad se hace evidente, concentrándonos en dos de ellas: de
un lado, la tensión entre un cuerpo vivo y orgánico, el del actor-ma-
nipulador, y otro inanimado e inorgánico, el de objeto manipulado,
y su fusión escénica en una suerte de cuerpo híbrido; y, del otro, el
90 | Bettina Girotti
LA LIMINALIDAD EN
LA DANZA-TEATRO
REFLEXIONES A PARTIR DE LAS OBRAS DE
TRANSICIÓN DE PINA BAUSCH
Ignacio González
LA LIMINALIDAD EN
LA DANZA-TEATRO
REFLEXIONES A PARTIR DE LAS OBRAS DE
TRANSICIÓN DE PINA BAUSCH
Ignacio González
UBA, IAE/IIDAM
Introducción
H
ablar de liminalidad en la danza-teatro plantea un conjunto de
problemas que intentaremos desarrollar a lo largo de este tra-
bajo. Algunas cuestiones saltan a la vista de inmediato y están
vinculadas directamente tanto a la concepción de los términos que el
propio título indica como a lo que puede entenderse a partir de su
articulación mutua. Por ese motivo, intentaremos reflexionar sobre
el concepto de liminalidad, en tanto herramienta teórica para pensar
fenómenos artísticos no tradicionales (o considerados como tales en
algún momento), y así determinar en qué medida este concepto puede
aplicarse a las prácticas que se subsumen bajo la nomenclatura (ya de
por sí problemática) de danza-teatro.
La liminalidad en la danza-teatro | 93
artísticos nos permitirá observar ciertas perforaciones en una línea
epistemológica que usualmente separa de manera tajante la vida
del arte, la representación de la presentación, lo dramático de lo no
dramático, etc.
48
Para un desarrollo más amplio de estas cuestiones, véase: Tambutti, S. (2016).
49
Tatarkiewicz (1990) señala que los griegos comenzaron ejerciendo dos tipos de
arte: uno constructivo (arquitectura, escultura, pintura) y otro expresivo (danza, músi-
ca y poesía: la triúnica choreia). A diferencia de lo apolíneo y dionisíaco niestzscheano,
que se entiende como dos actitudes diferentes hacia el arte, el filósofo polaco dice que
para los griegos se trataba en realidad de dos diferentes tipos de artes. Pueden pen-
sarse en este sentido, en relación a la danza griega colectiva, las danzas coréuticas de
las comunidades utópicas espiritualistas en el Monte Veritá (Ascona) y Hellerau en la
primera década del siglo XX. Por otro lado, es interesante señalar que es en esa triúni-
ca choreia de carácter expresivo donde su producía la katharsis (23), no de los espec-
94 | Ignacio González
Tampoco es una novedad si lo pensamos en relación al inicio de una
historia “oficial” de la danza a partir del año 166150, puesto que el ba-
llet de corte, como menciona Mark Franko, parecía estar más cerca del
performance art del siglo XX que del ballet clásico51. Es más, también
florece en esa época la ópera-ballet, y la comedia-ballet. No sigue sien-
do novedoso incluso si lo entendemos a partir de la división de las Be-
llas Artes en la Ilustración: recordemos que Batteux, en Les Beaux-Arts
réduits à un même príncipe señala que las Bellas Artes son la Música, la
Poesía, la Pintura, la Escultura y “l’Art du geste ou la Danse” (1746: 6)
[el subrayado es nuestro]. No sin razón a mediados del siglo XVIII se
desarrolla el ballet d’action en Francia y el coreodrama en Italia, como
una suerte de pantomimas rítmicas dramatizadas en las que la danza
en sí aparecía en contadas ocasiones (Tambutti, 2014: 100). En el siglo
tadores y oyentes, sino de los participantes de los cultos y misterios: cantantes y bai-
larines purificaban allí sus pasiones. En relación al “arte” en general, el concepto no
existía, el que usaban era mucho más extenso (tékhne: todo producto de la habilidad
técnica). Paradójicamente, y en consecuencia, tenían también un concepto muy restrin-
gido de cada una de las “artes” (tékhnai) en particular (32). Tampoco los griegos dis-
ponían del concepto de “Bellas Artes”, ya que todas podían ser “bellas” (kalón también
tenía un significado más amplio: todo lo que gusta, o despierta admiración) (1990: 31).
50
Siguiendo la “gran narrativa” de la historia de la danza espectacular como disciplina
artística (Tambutti 2008), se considera este año como el momento a partir del cual la
danza recibe su primera legitimación artística, con la creación, a partir del decreto real
de Luis XIV, de la Académie Royale de Danse. Como menciona Susana Tambutti (2014),
a partir de entonces “la danza comenzó a producirse y pensarse como un arte que era
necesario reglamentar, codificar y sistematizar en cuanto a sus formas de producción y
recepción. Esta sistematización estableció un cambio radical en la validez, tanto artística
como social, que la danza tenía respecto de las otras artes”, fue a partir de allí cuando “su
estatuto artístico comenzó a definirse según estrictas consideraciones estéticas” (24).
51
Mark Franko, en el prólogo a su Dance as Text: Ideologies of the Baroque Body, seña-
la: “Court ballet accommodated a potentially chaotic melange of music, decor, costumes,
props, declamation, distributed librettos, and the audience’s active participations as well
as dancing, acting, improvisation, miming, and mumming. Its illusionary universo was
much closer –in material density if not in philosophical outlook- to twentieth-century
performance art than to classical ballet” (Franco 1993: 1).
La liminalidad en la danza-teatro | 95
XIX la pantomima del ballet d’action encuentra su trinchera en el pri-
mer acto de los ballets neoclásicos románticos y así podríamos seguir
preguntándonos cómo se da lo “teatral” en la danza, por ejemplo, y
recorrer al menos tres genealogías-históricas: Les Ballets Russes, los
precursores de la llamada modern dance norteamericana y la Ausdruc-
kstanz alemana, la que nos lleva directamente a la categoría de Tanz-
theater que está presente en Laban en los años veinte, retoma la crítica
para Kurt Joos en los treinta y finalmente consagra Pina Bausch en los
setenta al poner esa palabra en el nombre de su compañía.
52
A lo largo de este trabajo utilizaremos la expresión danza-teatro, ya que es la que se
utiliza con mayor frecuencia.
96 | Ignacio González
Por esta razón, podemos afirmar que ese término misceláneo es efecto
de una transición y síntoma de un momento histórico. De un conflicto
de disciplinas, teorías y prácticas.
53
Limen, del latín: umbral.
54
Algo muy importante para señalar es el carácter ontológico de los ritos de pasaje: “El
conocimiento de lo arcano, la gnosis obtenida durante el período liminar, se considera
que cambia la más íntima naturaleza del neófito, imprimiendo en él, como se imprime
un sello en la cera, las características de su nuevo estado. No se trata de una mera adqui-
sición de conocimientos, sino de un cambio ontológico. La pasividad aparente se revela
como una absorción de poderes, que empezarán a ser activos una vez su status social
haya quedado redefinido en los ritos de agregación” (Turner 1980: 113).
La liminalidad en la danza-teatro | 97
“ente liminar”: indefinición, invisibilidad55, ambigüedad56, carencia
(despojamiento)57 e igualdad entre pares58, entre otras. En From ritual
to theater (1982), Turner desarrolla el concepto de liminoide para dis-
tinguirlo de liminal. Allí señala que lo liminoide es semejante, sin ser
idéntico, a liminal (32), y que se trata de un fenómeno que se despren-
de de lo liminal pero que se seculariza. Es a partir de la Revolución
Industrial cuando aparece el “ocio”, el “tiempo libre”59, y se diferencian
esferas de actividades que en las sociedades tribales, por ejemplo, son
difícilmente perceptibles como tales ya que conforman un continuum.
Por eso menciona que los fenómenos liminales predominan especial-
mente en sociedades tribales y agrarias cuya organización se basa en
la “solidaridad mecánica” (Durkheim). En este sentido, Turner señala
que una de las diferencias más importantes entre lo liminal y lo limi-
noide es el carácter obligatorio que impera en los primeros, ya que
están integrados en el proceso social total e involucran a toda la so-
ciedad, a diferencia de los fenómenos liminoides que se desarrollan en
55
Vemos lo que esperamos ver, estamos condicionados por las clasificaciones y definicio-
nes de nuestra cultura. Se trata de una invisibilidad estructural, aunque físicamente las
personas liminares sean visibles: “La «invisibilidad» estructural de las personas liminares
tiene un doble carácter. Ya no están clasificados y, al mismo tiempo, todavía no están cla-
sificados” (Turner 1980: 106). Por eso, generalmente se los recluye: no se tendría que ver
lo que no debería tener existencia.
56
Los símbolos que rodean al ente liminar, al no ser este ni lo que era antes del ritual ni
tampoco —aún— lo que va a ser al culminar el pasaje, generalmente se modelan a ima-
gen y semejanza de los procesos biológicos de descomposición/muerte y de gestación/
parto.
57
No tienen nada: Ni estatus, derechos, propiedades, insignias, vestimentas normales,
rango, parentesco, etc.
58
Igualdad absoluta y camaradería en la relación entre neófitos (en el caso que sea un
rito colectivo). En El proceso ritual, Turner desprende de esta modalidad de relación so-
cial (no estructurada o estructurada de manera rudimentaria, de individuos iguales) la
voz latina communitas: la communitas, dice Turner, surge allí donde no hay estructura
social.
59
Lo liminoide está marcado por la fuerte división entre labor y leisure.
98 | Ignacio González
los espacios designados para el ocio, en los intersticios y márgenes de
las instituciones, de la política y de la economía centrales y, en tanto
géneros del tiempo libre, no constituyen una obligación ritual. Ya que
en las sociedades modernas el sujeto no convive cotidianamente en
colectividad en el mismo sentido que en las sociedades tribales (don-
de, precisamente por eso, el sujeto-liminal es separado de la colectivi-
dad), es en los fenómenos liminoides (a los que puede o no ir) donde
el individuo moderno encuentra contacto con la colectividad. Pero hay
que señalar que, según este modelo que presenta Turner60, es en lo
liminoide donde puede desarrollarse con mayor facilidad esa poten-
cialidad crítica social que, en el caso de lo liminal, estaría subordinado
a la dinámica conservadora de las culturas tribales (que se transforme
el sujeto-liminal es funcional al sistema establecido: refuerza valores y
normas sin que ello implique una transformación sociocultural) (Lara
Martínez: 120-121).
60
Es necesario tener en cuenta —para no caer fácilmente en un simplismo con tintes “evolu-
cionistas”— que en las sociedades “modernas” fenómenos liminales y liminoides coexisten.
La liminalidad en la danza-teatro | 99
múltiples arquitectónicas, como una zona compleja donde se
cruzan la vida y el arte, la condición ética y la creación estética,
como acción de la presencia en un medio de prácticas repre-
sentacionales (Diéguez, 2014: 24).
Por tal motivo, ¿es pertinente hablar en el título de este trabajo de li-
minalidad en la danza-teatro, desde esta perspectiva? ¿Debemos re-
pensar aquí el término de lo liminoide para pensar la relación entre la
danza-teatro, en su contexto cultural e institucional, y el de hibrida-
ción, para pensar las relaciones entre danza y teatro? ¿Dónde encon-
traríamos lo liminal en la danza-teatro si lo pensamos en ese espacio
entre arte y vida, entre arte y entorno social?
61
De algún modo, Turner marca la diferencia entre ritual y “teatro” como análoga a la
diferencia entre liminal y liminoide. Para la autora, son fundamentales dos nociones de
Turner para pensar la liminalidad y no lo liminoide: la noción de antiestructura y la de
communitas. Por eso, la categoría de liminoide resultaría insuficiente para poder dar
cuenta de la emergencia de cierta communitas efímera, heterárquica, que surge en algu-
nos momentos en determinadas situaciones artísticas (por fuera del “teatro tradicional”)
o en actos simbólicos realizados en la esfera social.
62
Según Norbert Servos ([1984] 2013) en sus primeras obras, entre las que se encuentra La
consagración de la primavera [Das Frühlingsopfer], Pina Bausch creó una síntesis altamente
original entre la tradición alemana (Ausdruckstanz) y la tradición moderna norteamericana.
63
Para un desarrollo más profundo de estas cuestiones, debates sobre los términos y
de los supuestos historiográficos que suponen, véase: Banes, Sally (1987), Terpsichore
in Sneakers. Post-Modern Dance. Connecticut: Wesleyan University Press; y Ramsay, Burt
(2006), Judson Dance Theater: Performative traces. London/New York: Routledge. Ram-
say particularmente desarrolla una interesante crítica a Banes en relación a su concep-
ción progresiva e inmanente de la historia de la danza que entiende como independiente
de su contexto histórico y social. Burt ve en Trisha Brown y Pina Bausch varios puntos
de contacto que desarrolla a lo largo del texto, desbaratando la idea que ubica a cada una
de estas dos coreógrafas como referentes de concepciones estéticas opuestas. También
Susan Manning (1986) desarrolla estas problemáticas.
64
Según Manning, en las décadas de 1960 y 1970 la influencia de la danza de posgue-
rra estadounidense era enorme: en Alemania Occidental los estudios modernos de dan-
za enseñaban las técnicas Graham y Cunningham, y en los ballets se ponía en escena el
Por otro lado, respecto a la genealogía teatral, hay autores que señalan
las relaciones con el teatro épico (Servos, 198465; Birringer, 1986; David
Carson, 2014) e incluso otros que ubican algunas obras de Pina Bausch
como confluencia entre el teatro épico brechtiano y el teatro de la
crueldad artaudiano (Susan Manning, 1986; David Price, 1990). Por
ejemplo, David Price, rechazando las teorías que contraponen Bre-
cht a Artaud, menciona que es lógico referir la obra de Bausch a
Brecht porque llama la atención en los gestos corporales, alienando
esos gestos (a través de actos de descontextualización performa-
tivos), y que es necesario recurrir a Artaud porque Bausch hace del
cuerpo el punto central de su trabajo (1990: 323). La danza-teatro
de Pina Bausch, según este autor, revela el cuerpo como sitio de una
inscripción social (323) y las técnicas brechtianas son usadas para
demostrar que el sujeto es la confluencia de prácticas y códigos cul-
turales que son reforzados socialmente (326), es decir, el cuerpo
aparece como lugar de inscripción de actos de género performativos.
El autor encuentra la afinidad con Artaud en la concepción de la pues-
ta en escena como lenguaje en el espacio y en el movimiento, en el
66
Véase el listado de obras en: <http://www.pina-bausch.de/en/pina_bausch/works.
php>
67
Nótese que realizamos el análisis enfatizando los modos de lectura y los discursos que
han entendido estas producciones como “danza-teatro”.
68
Die sieben Todsünden tenía dos partes: Die sieben Todsünden der Kleinbürger (Los sie-
te pecados capitales de la pequeña burguesía) que originalmente fue un “ballet cantado”
compuesto por Kurt Weill, con libreto de Bertolt Brecht y coreografía de George Balan-
chine (estrenado en el Théâtre des Champs-Élysées de París el 7 de junio de 1933); y Für-
chtet Euch nicht (Songs), que era un trabajo original, un collage, a partir de canciones de
Brecht/Weill de Mahagonny (1927), Die Dreigroschenoper (1928), Das Berliner Requiem
(1928) y Happy End (1929).
69
A pesar de que la alusión a la ópera es directa, Pina Bausch no refiere a ella como una
ópera-ballet, como en Iphigenie auf Tauris (1974) u Orpheus und Eurydike (1975), sino
como „Ein Stück von Pina Bausch“. El propio título de esta obra señala su separación: no
hay orquesta ni cantantes de ópera, sino que la pieza de Béla Bartók se reproduce en un
grabador en escena y es manipulada y pausada (poniendo de manifiesto la artificialidad
de la música). La obra tampoco sigue una narrativa lineal, lo que señala un abandono del
ballet argumental. Véase Carson 2014: 32-42.
70
Para pensar la “ruptura de la cuarta pared” habría que reflexionar primero cómo
tal convención se construye (si es que lo hace) en la danza. Si la cuarta pared está
vinculada a la construcción de cierta ilusión de realidad, como en el drama moder-
no, en la danza tenemos el problema fundamental de la referencia, del vocabulario
del movimiento (e incluso, en los ballets más convencionales, del saludo de los baila-
rines al terminar cada participación, o el aplauso del público luego de proezas fí-
sicas). Otra cosa son las distintas relaciones que una obra establece entre actor/
espectador y platea/espacio escénico: una obra puede hacer participar al espec-
tador sin por ello “romper” una cuarta pared que la obra jamás dio por sentada.
71
Susan Manning también manifiesta que en sus anteriores trabajos Bausch respetó los
límites tradicionales de la coreografía, ajustando la danza a una partitura musical conti-
nua. Manning ve en La consagración de la primavera [Das Frühlingsopfer] y en Los siete
pecados capitales [Die sieben Todsünden] las obras que marcan la transición a la madurez
en el trabajo de Bausch (1986: 65).
72
“Luego del estreno, tuve una crisis terrible. Quería rendirme, no volver a trabajar nun-
ca. Decidí jamás pisar un teatro nuevamente”.
73
Lo “expresionista” de las obras de Pina Bausch puede pensarse en la objetivación de
ciertos contenidos que se plasman como imágenes oníricas del inconsciente, dadas es-
pecialmente por los espacios construidos en escena. Por ejemplo, en el suelo cubierto
con hojas muertas en Blaubart… (1977), inundado de agua en Arien (1979), o repleto de
claveles en Nelken (1982), entre otras.
74
Entendemos por energía real a la fuerza convencionalmente utilizada en la ejecución
de una acción o movimiento, en contraposición del ballet, donde el esfuerzo intenta ocul-
tarse, por ejemplo, detrás de la sonrisa congelada de los/as bailarines/as. La energía que
no coincide con la fuerza “real” utilizada se la conoce como energía aparente.
75
Con teatralismo nos referimos a la exposición de las convenciones teatrales y del dis-
positivo escénico, lo que manifiesta el carácter procesual del espectáculo, es decir, la ex-
posición consciente de los procesos de producción. En la danza-teatro muchas veces se
observa a los performers vestirse, maquillarse, anunciar lo que van a realizar a continua-
ción, etc.
76
Por ejemplo, podemos pensar a Café Müller (1978) como un collage de la arias The
Fairy Queen y Dido and Aeneas de Henry Purcell, el sonido de los cuerpos y los objetos
(mesas y sillas que se corren, chocan, caen) y el silencio.
77
Beatriz Lábatte (2006), retomando lo que señala Michele Febvre en su libro Danse Con-
temporaine et Théâtralite, menciona que “[a]ún cuando los coreógrafos eligen un texto
para producir desde ahí su obra, el tratamiento no se define como directamente ilus-
trativo ni sigue estrictamente una linealidad narrativa. Precisamente esta es una de las
características que diferencia las producciones de teatro-danza de las de ‘danza teatral’ y
de los ‘ballets de argumento’” (36).
78
En el sentido que usa Sally Banes (1987), retomando la acepción de lo moderno de
Clement Greenberg. Desde esta concepción de depuración modernista de la danza en el
camino progresivo de búsqueda de su especificidad (lo que le brindaría autonomía ar-
tística), claramente la danza-teatro se ubicaría en un estadio previo en tanto práctica
contaminada por lo Otro (por otras artes, por la realidad, por el contexto histórico, por la
teoría de la expresión, etc.).
79
Susan Manning ([2006] 2010), para dar cuenta de los solos de Mary Wigman de las
décadas de 1910 y 1920, habla de la estrategia de configuración de la energía en el espacio
(Gestalt im Raum), cuyo principio central era el uso de la máscara, que permitía concep-
tualizar el cuerpo de Mary Wigman como médium y poner en escena su autotransforma-
ción en otro, animando fuerzas sobrenaturales. Al ir más allá de su fisicalidad, al parecer
más una fuerza dinámica que una persona, centraba la atención en la danza más que en
la figura de la bailarina. Lo interesante es que Servos parecería adscribirse también a
una narrativa teleológica, modernista, de la historia de la danza cuando señala que “La
danza-teatro de Wuppertal, al liberarse del yugo del texto y, por ello, dar concreción a la
abstracción de la danza, condujo a esta —por primera vez en su historia— a tomar con-
ciencia de sí misma, a emanciparse y encontrar sus propios medios” ([1984] 2013: 146).
Como hemos visto, voz y cuerpo son aquellos puntos liminales que, en
el caso de la danza-teatro, nos ayudan a ejemplificar lo irrenunciable
de la presencia viva, artística, tanto en el teatro como en la danza. Pero
como la danza en sí misma quedaría incluida dentro de esta definición
de teatro-matriz, hablar de liminalidad en la danza-teatro, además de
todos los problemas que hemos señalado, nos hace volver al inicio y
preguntarnos sobre su pertinencia teórica. ¿Acaso la liminalidad de la
danza-teatro, no sería la liminalidad presente ya en la danza o en el
teatro, como teatro-matriz?
Tal vez estas hojas solo han servido para ver la complejidad del
problema.
Aristóteles, Poética80
H
ace ya bastante tiempo una gran maestra y amiga afirmaba,
mitad en serio y mitad en broma, que toda la filosofía de Occi-
dente no era más que notas al pie a Aristóteles y/o Platón. Lo
mismo (y con el mismo carácter) podría decirse de la teatrología.
80
Esta y todas las citas de la Poética, se corresponden a la traducción de Eduardo Sinnot
que se detalla en la bibliografía.
81
Recordemos que Sófocles se preocupó por la teoría teatral, ya que no solo escribió un
tratado en prosa Sobre el Coro (perdido) en el cual refutaba las ideas de Tespis y Quérilo,
sino que además fundó un “thíasos de las Musas”, donde los entendidos rendían culto a
las Musas (principalmente a la música) y hablaban de arte.
82
Volveremos sobre este punto más adelante, cuando retomemos el concepto de tea-
tro-matriz.
83
Claro que esto no debería asombrarnos. Casi 600 años después de Copérnico, un
27,5% de los españoles cree que el Sol gira alrededor de la Tierra, según los datos de la
VII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, de la FECYT (Fundación Española para la
Ciencia y la Tecnología), 2015.
Por otra parte, cuando un solo actor tiene a su cargo la obra, esta pue-
de ser abierta o cerrada. Vale decir, puede estar integrada por una
84
Incluido en Los secretos del cuentacuentos.
Ezequiel Obregón
EL BIODRAMA. EL CASO DE MARUJA
ENAMORADA, DE VIVI TELLAS
Ezequiel Obregón
UBA, IAE
L
a asociación entre teatro y biografía (por extensión, un capítulo
más entre la proteica relación entre arte y vida) ha tenido un de-
sarrollo importante en los últimos quince años en los escenarios
del mundo. En nuestro rol de espectadores, cada vez nos resulta más
frecuente encontrar una serie de espectáculos que abordan lo biográ-
fico mediante la pronunciación de la liminalidad, definida en términos
de Jorge Dubatti como:
85
Hablaremos indistintamente de Teatro documental o Teatro documento.
86
Docudrama, teatro de lo real y etnoficción son otros términos que refieren a géneros
que se dirigen en la misma línea que señalamos.
87
Rodríguez Herrera, Raúl Ángel Valentín. Op. Cit. P. 25.
La artista argentina Vivi Tellas es una figura central para este tipo de
teatro. Fundadora del famoso ciclo Biodrama88, que invitó a un puñado
de teatristas a revisar la vida de personas reales a través del teatro,
Tellas ha producido un abordaje del teatro biodramático en otras ex-
periencias que la tuvieron no solo como mentora, sino también como
dramaturga y directora89. Para ella, “el biodrama es una dramaturgia
armada a partir de una biografía. Pero no se trata de gente hablando
de su vida. Lo importante es que haya escena, teatralidad. Si no, sería
muy aburrido”90. En esta apreciación, se hace evidente el carácter li-
minal de la propuesta, pues pone en relieve la idea de que es posible
encontrar “teatralidad” en la esfera no teatral. La teatralidad, entendi-
da así, excede al “teatro”; hay una teatralidad estrictamente artística,
pero también una teatralidad social91.
88
Ciclo desarrollado en el Teatro Sarmiento del Complejo Teatral de Buenos Aires, entre
2002 y 2009, con curaduría de Vivi Tellas.
89
Por ejemplo, Cozarinsky y su médico y Mi mamá y mi tía, títulos por demás elocuentes,
pues en su simpleza visibilizan el sentido denotativo de su teatro, la búsqueda de poner
en escena aquello que en la vida se podría señalar como “natural”, “cotidiano”, “cercano”.
90
Tellas, Vivi, en Lingenti, Alejandro. “Yo inventé la palabra biodrama”. En http://www.
losinrocks.com/articulos/escenas/entrevistas.escenas. 20/27/12.
91
Para profundizar esta noción, recomendamos el texto de Jorge Dubatti consignado en
nuestra bibliografía.
92
La obra se estrenó en el teatro El extranjero, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
en la temporada 2013.
La idea de la obra surgió luego del workshop de Vivi Tellas, al que Bus-
tamante asistió. En una entrevista, Tellas comentó:
93
Foster, Hal. En Brownell, Pamela. (.a). P. 76.
94
Brownell, Pamela. (.a) P. 76.
95
Tellas, Vivi. Op. Cit.
D
esde sus orígenes, el teatro ha experimentado la metateatra-
lidad en diversas manifestaciones: como espejo, como juego,
como fiesta, como ritual o ceremonia. Y fundamentalmente,
como generador de mundos internos, de espacios “otros”. No solo se
trata de textos y/o puestas en escena que proponen una obra incluida
en la obra, o una ficción que se cuenta o se vive dentro de la ficción;
también las temáticas de la vida como teatro, en tanto simulación o de
la espectacularidad de la vida cotidiana, conforman una concepción
metateatral del teatro pensado como acontecimiento fractal, recursi-
vo, donde los límites entre realidad y ficción, arte y vida, se transmu-
tan y multiplican.
96
Hornby (1986: 32) ha identificado cinco variedades de metateatralidad: 1. Teatro den-
tro del teatro, 2. Ceremonia dentro del teatro, 3. Juego de papeles dentro del personaje, 4.
100
Entre ellos contamos con aportes considerables como el de Linda Hutcheon (1980),
quien relaciona metaficción con las nociones de narcisismo y parodia, abriendo así el
espectro hacia la intertextualidad; y quien además, resalta la preponderancia del rol del
lector.
101
Para este tema resultan imprescindibles los estudios de Leonor Arfuch, El Espacio
Biográfico: Dilemas de la subjetividad contemporánea, 2002; Susan Bennett, Theatre and
Autobiography: Writing and Performing Lives in Theory and Practice, 2006; y Philippe Le-
jeune and Paul J. Eakin, On Autobiography, 1988.
102
Definida por Patrice Pavis en Analyzing Performance: Theatre, Dance and Film, 2003;
Steve Benford y Gabriella Giannachi, Performing Mixed Reality, 2011; Steve Dixon, Digital
Performance: a History of New Media in Theater, 2015; Rosemary Klich y Edward Scheer,
Multimedia Performance, 2012.
104
En años anteriores, la metateatralidad también fue un recurso elegido por los teatris-
tas sanjuaninos en forma recurrente. En algunos casos constituye el principio constructi-
vo de las obras, como sucede en Los amores de Shakespeare (1998) de Grisby Ogás Puga
y El rey Lear (2013) versión de Ariel Sampaolesi; en otros está presente como un recurso
más. Es el caso de la obra Magdalena (2014) de Mauro Molina con dirección de Ada Val-
dez (elenco Somos las que estamos) y de Violeta viene a nacer (2014) de Rodolfo Braceli
con dirección de Rosa Yunes (elenco Teatro Universitario).
E
n el presente trabajo nos proponemos analizar la línea artísti-
ca denominada Site Specific dentro del campo teatral, haciendo
foco en su modo participativo, con el objetivo de contribuir con
la problematización sobre la especificidad del teatro, sus fronteras y
cruces, así como también con la indagación sobre los aspectos dramá-
ticos y no dramáticos que el mismo contiene.
Los primeros pasos de esta línea expresiva fueron dados en las artes
plásticas. Luego fue adentrándose en la música, la danza y el teatro,
campo que nos convoca.
Uno de los puntos más ricos por los cuales creemos importante el es-
tudio del Site Specific fue señalado por Nick Kaye (2000), profesor de la
Universidad de Exeter y uno de sus principales estudiosos, y se basa en
la frecuente producción de intercambios y/o relaciones entre las artes
que se suceden dentro de las experiencias de esta índole. Dicha cualidad
105
Que puede haber sido construido sin ninguna intención de servir a los propósitos del
teatro (como por ejemplo un hotel, un patio o edificio de viviendas) o ser un espacio tea-
tral no convencional (es el caso de un bosque).
Origen y modificaciones
Según la historiadora y curadora Miwon Kwon106 (2002), el término
Site Specific fue acuñado en los años setenta por la artista conceptual
estadounidense Mary Kelly107, famosa por sus instalaciones narrativas
a gran escala, cuestionadoras de los discursos que buscan explicar lo
cotidiano.
106
Doctora en Historia de la Arquitectura y Teoría por la Universidad de Princeton, do-
cente de la Universidad de California de Historia del Arte Contemporáneo. Sus investiga-
ciones y escritos abordan disciplinas como el arte contemporáneo, la arquitectura, el arte
público y los estudios urbanos.
107
Profesora de Arte en la Universidad de California, Los Ángeles, donde es jefa de Estu-
dios Interdisciplinares, área que creó pensando en los artistas interesados en el arte in
situ, en el trabajo colectivo o en las obras de proyecto. La obra de Kelly se exhibe perma-
nentemente en la galería Postmasters de Nueva York y en la Rosamund Felsen Gallery, en
Los Ángeles.
108
Corriente del arte contemporáneo que utiliza el marco y los materiales de la naturale-
za para generar obra.
En UEA esto es algo que pudo observarse fácilmente, dado que fue
pensado a partir de una vieja casa del barrio porteño de San Telmo,
donde se realizaron funciones a lo largo de un año, para luego formar
parte de la programación de la Ciudad Cultural Konex, espacio cultural
montado sobre una vieja fábrica y depósito de aceite ubicado en la ca-
lle Sarmiento, a pocas cuadras del viejo mercado de Abasto de Buenos
Aires.
Queda claro que dichos espacios no pueden más que ser diferentes,
por lo que la pregunta sobre la destrucción de la obra, a partir de lo
esgrimido por Serrano, sería pertinente. Pero la respuesta en el caso
tomado va más allá: UEA no dejó de existir, no fue destruido al mu-
darse de un espacio a otro, pero sí atravesó un proceso de profunda
reformulación, propiciando nuevas relaciones y diálogos entre el es-
pectáculo y la arquitectura, y entre ellos y los espectadores.
109
Reconocido por sus piezas a gran escala realizadas en acero.
110
“El espectador es «tomado», incorporado por el acontecimiento poético a partir de
determinados mecanismos de participación y trabajo que lo suman al cuerpo poético. A
su vez, puede voluntariamente «entrar» y «salir» del acontecimiento poético” (Dubatti,
Introducción a los estudios teatrales. p. 40).
111
Vale aclarar que “La teatralidad (organizar la mirada del otro, dejarse organizar la pro-
pia mirada por la acción del otro, establecer un diálogo en ese juego de miradas) está
presente en la esfera completa de las prácticas humanas en sociedad: la organización
familiar, la cívica, el comercio, el rito, el deporte, la sexualidad, la violencia legitimada,
la educación, y otras innumerables formas”. Es a esto a lo que llamaremos, junto a Jorge
Dubatti, la teatralidad social.
112
Donde territorialidad y cuerpo presente de actores, técnicos y espectadores son condi-
ciones sine qua non.
Paradigma que propicia —mediante recursos tecnológicos— establecer un vínculo
113
2) Entre arte y vida: Como es el caso de todo arte que posee rasgos
performáticos y de improvisación. Si bien cada recorrido de UEA for-
maba parte de una escena dispuesta de antemano, con una determina-
da ambientación, escenografía, vestuario y personajes que esperaban
la llegada del resto de los actores, esto es, del público, su desarrollo
dependía de la reacción de aquel a la propuesta (la cual era guiada en
pos de la generación de un determinado efecto o afectación) y, a su vez,
de la reacción e interacción de los actores con esta nueva forma.
114
“Nosotras queremos que el público, luego de participar en la obra, pueda sentir que
tiene la posibilidad de elegir otras vidas posibles. En un momento puede estar en una
disco en Nueva York y luego puede ser parte de la planificación de un golpe a un banco”,
detalla Romina Bulacio Sak (Clarín, 2013, p3).
Carla Pessolano
ACTUAR, EL JUEGO DEL HABITAR:
CUERPO POÉTICO Y ACTRIZ,
DE BÁRBARA MOLINARI
Carla Pessolano
UBA, IAE / CONICET
Introducción
P
ara el presente estudio vamos a trabajar la noción de limina-
lidad dentro de un fenómeno eminentemente teatral que es
el de “cuerpo poético”115. A través del mismo, pretendemos
115
El cuerpo poético (2003) es el famoso libro de Jaques Lecoq en el cual expone y desa-
rrolla el trabajo que lleva a cabo en su escuela (y su laboratorio de estudios del movi-
miento) y su recorrido personal dentro de la misma. Cuenta que, desde el origen, en que
se vinculó con el trabajo corporal a partir de la práctica deportiva, detectó la “geometría
del movimiento”, así como el orden abstracto que deriva del movimiento del cuerpo en
el espacio. Esto lo llevó, luego, a analizar y transitar esa poética del deporte que, más
adelante, sería una poética del movimiento y del cuerpo en el espacio. Al constituir el
relato en torno a la poética de su escuela, su línea de trabajo, su indagación y su recorrido,
Lecoq determina la suya propia. En su libro se puede distinguir claramente el credo de
este artista, que define con especificidad, así como su línea pedagógica, temáticas siste-
matizadas de transmisión de información y búsqueda de materialidades concretas que
ha propuesto a sus estudiantes a lo largo de los años (y que, en gran medida, aún hoy
l’Ecole Internationale de Théâtre Jacques Lecoq mantiene), en busca de eso que él llama la
“sabiduría del cuerpo poético”. En el caso del presente artículo, dado que nos interesamos
por las zonas de liminalidad derivadas del hecho teatral, no nos basaremos en la propues-
ta de Lecoq en relación a este término, sino que trabajaremos sobre un procedimiento
que se desprende de las dinámicas de la escena en tanto acontecimiento convivial.
Vemos aquí de qué modo ese vínculo único entre el actor y espectador
se sostiene en esa potencia de acontecimiento permanente. Cuando lo
constitutivo del ente poético (afección-vivencia personal del cuerpo
poético) trasciende para llegar al otro durante el acontecimiento tea-
tral, encontrándose en tanto presencias dentro del mismo espacio físi-
co. Aquí es cuando se activa la otredad como parte de esa construcción
colectiva; podríamos decir, una especie de camino de doble entrada en
la recepción: lo que recibe y afecta al espectador durante la situación
convivial vuelve y afecta a su vez al actor, en un camino doble porque
se retroalimenta constantemente. Y sería realmente allí donde se pro-
duce una especie de credo compartido: donde se relativiza lo subjetivo
en tanto individuación y se potencia lo subjetivo-colectivo gracias al
acto poiético.
116
Alain Badiou habla del sujeto, en tanto ente, en función de la relación que el mismo
establece con una verdad determinada. Podemos hablar entonces de un sujeto del arte,
un sujeto científico, un sujeto político, etc.; es decir, un sujeto de su coyuntura (rol social).
En Entrevista a Alain Badiou por Osvaldo Quiroga en el programa “El refugio de la Cultura”,
http://www.youtube.com/watch?v=9252mkVtdB4.
117
La ficha técnica de la obra cuenta con los siguientes integrantes: Dramaturgia: Bárbara
Molinari, Actriz: Susana Pampín, Vestuario: Gaby Gonzalez, Iluminación: Fernanda Bal-
cells, Operación de luces: Lucas García, Fotografía: Sebastián Arpesella Producción: Ana
Laura Urso, Dirección: Bárbara Molinari
118
Estudiamos la noción de credo poético en tanto respuesta a la cuestión acerca de cómo
se observa el artista y cómo analiza su práctica. La idea de la misma es trabajar sobre los
modos y niveles de reflexión que elabora un artista escénico en su práctica y sobre su
práctica. Esto se daría en relación a su entorno artístico (encuentro con su material de
trabajo, encuentro con sus compañeros), coyuntura (contexto histórico) y convención
teatral (encuentro con el espectador).
Una vez en la escena, esta actriz deja de ser una persona para volverse
una representación de sí misma y eso es lo que aceptamos dentro de
la convención teatral, finalmente en relación con lo que hemos men-
cionado como el cuerpo en estado de afectación trabajado desde la
actuación, desde la disposición espacial-lumínica y desde los objetos
de la puesta en escena de una manera singular, ya que se pueden dife-
renciar claramente esas tres mujeres (dentro del único cuerpo que las
contiene) en registros de actuación diferentes. Por lo tanto, lo que nos
interesa acerca del mecanismo que expone la obra Actriz es justamen-
te esa puesta en foco y exposición de los bordes que, dentro del mismo
cuerpo poético, separan los mundos contenidos dentro del aconteci-
miento teatral. Como en la sinopsis de esta obra, entonces: “Se cons-
truye un juego de máscaras, en donde la actriz habla por Liv, Liv habla
por Nora, Liv y Nora hablan por la actriz, y la actriz habla también por
ella misma. Cada una nos deja ver algo de la otra”.
C
onsideramos que el teatro para bebés responde a la estructura
de teatro-matriz: reconocemos en sus prácticas el convivio (la
reunión de cuerpo presente de los actores, los técnicos, los es-
pectadores adultos y bebés en un espacio territorial compartido), la
poiesis corporal escénica (la construcción de nuevas formas que gene-
ra el trabajo de los actores, sumado a la las luces, la música, los acceso-
rios, la escenografía, etc.) y la expectación (adultos y bebés observan
la nueva construcción y colaboran en su cocreación en la generación
de una poiesis convivial).
Sin embargo, ya aparece aquí una diferencia, una tensión liminal: los
bebés no pueden ser identificados literalmente con la categoría de ex-
pectación válida para los adultos, ya que su definición implica poseer
un grado mayor o menor de conciencia sobre las características del
acontecimiento teatral. Si bien los artistas dirigen hacia los bebés su
producción como teatro, estos no lo reciben como tal (a diferencia de
los adultos) porque aún no han adquirido la convención que les per-
mite distinguir la nueva forma, la poiesis: su dimensión metafórica, su
condición estética, el carácter ficcional, la distinción entre el arte y la
vida, entre presencia y ausencia. En términos filosóficos, los bebés no
han adquirido aún el saber teatral que les permite distinguir el salto
ontológico que marca el reconocimiento de la poiesis y sus atributos. En
términos de acontecimiento, en consecuencia, los bebés se mantienen
en el plano del convivio; si no reconocen poiesis, en términos técnicos
teatrales, no expectan. Paradójicamente, los bebés son espectadores
Por todo esto, podemos sostener que, tanto en los primeros pasos del
bebé en su relación con el teatro como durante el avance progresivo
de adquisición de la convención, se pone en juego, en ambos casos, la
categoría de teatro liminal, aunque de dos diferentes maneras: por la
tensión espectador adulto y pre/proto espectador bebé; y por la ten-
sión interna en el mismo niño, entre el lugar del espectador que reco-
noce la convención con mayor o menor grado de conciencia y el que
voluntaria o involuntariamente olvida la convención o no la reconoce.
Los aportes del teatro en el desarrollo del bebé son, sin dudas, valio-
sísimos. Como afirma la especialista en educación artística Elsa Cha-
pato:
E
l concepto de liminalidad a grandes rasgos ha sido definido por
Víctor Turner como un espacio de indeterminación entre un
status social y otro. Este autor señalaba cómo en determinadas
sociedades, y mediante ritos de pasaje, o de iniciación, el sujeto que es-
taba recibiendo ese ritual se situaba en un lugar de frontera, en tanto
que se encontraba en una situación de pasaje de un status a otro. Como
señala Ileana Diéguez, Turner (2007) lo define como “la relación entre
el fenómeno y su entorno social” (17). A su vez, y basándose en esta
definición, la autora explica lo liminal como “el espacio donde se con-
figuran múltiples arquitectónicas, como una zona compleja donde se
cruzan la vida y el arte, la condición ética y la condición estética, como
acción de la presencia en un medio de prácticas representacionales”
(2007: 17).
119
Una primera versión del trabajo fue publicado en Dubatti, Jorge (coord.), 2016, Nuevas
orientaciones en teoría y análisis teatral, Bahía Blanca: Editorial de la Universidad Nacio-
nal del Sur.
Otro punto es que el historiador viaja del aquí y ahora teatral al tiem-
po pasado donde el Che se encuentra amarrado y con una pierna
herida. Desde este devenir temporal se vislumbra lo dramático y lo
no dramático, que le hace preguntarse al personaje histórico por su
propia muerte. A este tipo de dinámica Feinmann (1999) le incorpo-
ra pequeñas escenas dramáticas entre el Che y los personajes histó-
ricos con los que interactuó, por ejemplo, Gary Prado, Mario Terán,
Además, esta obra también ofrece algunos testimonios que dan cuenta
del impacto que provocaba en el público. Puntualmente, se destacaba
el impacto sobre las generaciones jóvenes que se acercaban por pri-
mera vez a la figura histórica. En este punto, Callau declaraba para la
misma entrevista:
Comentarios finales
Tal como hemos analizado, escenificar un personaje histórico conlle-
va complejizar la idea de historia y, a su vez, el concepto de persona-
je. Dentro del mismo, la tríada en el cuerpo del actor promociona los
imaginarios sociales construidos por una serie de factores, como los
testimonios, las imágenes de archivo y los discursos propuestos por
la historia, con sus modos de decir trasladados, en algunos casos, a la
dramaturgia. Todo a su vez mediado por las ideologías y los saberes
particulares de cada creador (dramaturgo, director, actor). Esta pri-
mera observación, como bien señalamos, incorpora una nueva com-
plejidad en el armado de época de la puesta en escena y, a su vez, un
nuevo desplazamiento del referente que se quiere representar en la
interpretación que el espectador realiza. Un caso específico de esta
dinámica de frontera y de multiplicidad poética se desarrolló en rela-
ción a las posibles interpretaciones que se realizaron en Argentina y
en el resto del mundo sobre Ernesto Che Guevara. Aquí desarrollamos
un breve análisis sobre una obra de José Pablo Feinmann que brinda
Rocío Villar
TEATRO CIEGO: CUERPO SENSORIAL
Y CUERPO POÉTICO
Rocío Villar
UBA, IAE
E
nmarcado dentro de un conjunto más amplio de prácticas tea-
trales ligadas al concepto de liminalidad, el Teatro ciego supone
una forma específica de hacer teatro que plantea la ausencia to-
tal de luz en la sala desde el momento en que el espectador ingresa a
la misma.
Podemos pensar, como sostiene Jorge Dubatti, que el cuerpo del actor
es un cuerpo poético:
La isla desierta
Estrenada en 2001 por Grupo Ojcuro, La isla desierta, de Roberto Arlt,
adaptada y dirigida por José Menchaca, es la obra más conocida del
teatro ciego. Basta mencionar que hoy, dieciséis años más tarde, aún
sigue vigente en la cartelera del Centro Cultural Konex.
Existe en esta obra una metáfora lumínica mediante la cual la luz sería
posibilitadora del conocimiento y el cambio. Es a partir de estar junto
a esos grandes ventanales que los empleados comienzan a pensar que
pueden hacer algo distinto con sus vidas e imaginar otros lugares; por
otro lado, la oscuridad del subsuelo simbolizaría la alienación y la pa-
sividad de sus cuerpos al pensar que algún cambio es posible.
Mina Bevacqua
ESCENARIOS LIMINALES:
LAS (P)DEFORMANCES A TRAVÉS
DE LAS PRÁCTICAS DE
SUBJETIVACIÓN DEL CARNAVAL120
Mina Bevacqua
UBA, FFyL, IAE / UNLP, FBA
L
os estudios de la performance constituyen un campo dinámico
y complejo propio de su interdisciplinaridad (Schechner, 2000).
Si bien “la performance existe desde que existe el ser humano”
(Taylor, 2014), su ingreso a la academia es relativamente reciente. Par-
ticularmente, la entrada de dichos estudios al campo artístico dinami-
zó las reflexiones sobre el campo teatral, sus posibilidades, limitacio-
nes y nuevas adscripciones. Asimismo, en los países no angloparlantes
como los de América Latina, la intraducibilidad del término compleji-
zó el campo de estudio, sus abordajes y nominaciones. Siguiendo los
presupuestos de Schechner, se puede leer como performance un gran
abanico de producciones culturales. De este modo, el objeto se vuelve
amplio y escurridizo: “Algo `es una performance´ cuando en una cultu-
ra particular, la convención, la costumbre y la tradición dicen que lo es”
120
El presente artículo es una revisión y ampliación de trabajos anteriores. Entre ellos:
“Las p(d)eformances de género en el teatro de la pos dictadura”, ponencia presentada en
el II Seminario Internacional Desfazendo Género (septiembre, 2015). Y “El lenguaje no es
inocente y a mí no me interesa tu revolución si no puedo bailar. Reflexiones en torno a la
diversidad y el carnaval”, conferencia dictada en la Clínica del Carnaval organizada por
la Casa de Entre Ríos en Buenos Aires (agosto, 2014). Originalmente fue publicado en
Nuevas orientaciones en teoría y crítica teatral (Dubatti, 2016).
121
Desde la década de 1970, diferentes colectivos feministas analizaron el dispositivo de
la heterosexualidad como una de las claves para deconstruir el patriarcado hegemónico.
En la academia, hacia la década de 1980, el término heterosexualidad cobró mayor cir-
culación con los trabajos de Adrienne Rich, Teresa de Lauretis, Monique Wittig, Judith
Butler, entre otras. El impacto de estos estudios puso de manifiesto cómo el dispositivo
biopolítico de la heterosexualidad no solo implica una práctica sexual establecida entre
dos personas de sexo contrario construido sobre “un modelo de sexualidad femenina
ligado a la reproducción y al deseo del varón” (Yuderkyns Espinosa Miñoso, 2007: 170),
sino a una estrategia de poder determinada por un “régimen político”, nominado por Wi-
ttig como régimen heterosexual.
122
El prefijo cis proviene del latín y significa “de este lado”. Su antónimo es el prefijo trans
y significa “del otro lado”. Tanto uno como el otro señalan el traspaso (o no) del umbral de
la heterosexualidad sexo/genérica asignada al nacer. “(…) alguien que NO ha atravesado
nada y siempre ha permanecido en el `lado´ del espectro que le fue asignado, podría ser
descrito como cisexual o cisgénero” (AsherBauher, 2010).
123
Luego de los años de terror y persecución instaurados por la última dictadura mili-
tar argentina (1976-1983), en la década de 1980 se vivió una apertura moral, afectiva
y creativa conocida como “la primavera democrática”. En ese contexto las expresiones y
manifestaciones culturales minaron el espacio público como modo de reivindicación tras
los años de silencio y ocultamiento. Estas actividades fueron acompañadas por la gestión
cultural gubernamental en general y, en particular, por las gestiones de determinadas ins-
tituciones que volvían a posicionarse como centros de condensación y efervescencia so-
cial, entre ellas, la Universidad de Buenos Aires. En ese marco se fundó el Centro Cultural
Rector Ricardo Rojas, en 1984, bajo la dependencia del Área de Extensión Universitaria
de la UBA, para dar amparo a la gran cantidad de actividades culturales que se desarro-
llaban en la Universidad.
124
En el año 2007, como resultado del taller de crónica periodística coordinado por María
Moreno sobre una idea de Paula Viturro, nació El Teje. Periódico de travestis en Latinoa-
mérica, bajo la iniciativa del Área de Comunicación y del Área de Tecnologías de Género,
en conjunto con la Asociación Futuro Transgenérico y con el respaldo económico del Cen-
tro Cultural de España en Buenos Aires. El equipo de redacción estuvo integrado por Mar-
lene Wayar, Diana Sacayán, Tadeo CC, Mauro Cabral, Daniela Vizgarra, Malva, Alma Cátira
Sánchez, Alyen Bruno Viera, Mayte Amaya, Emma Serna, María José Hernández. Además
han colaborado con ella Lohana Berkins, Fernando Noy, Julia Amore, Pedro Lemebel,
Martha Ferro, Klaudia con K, Yanina de las Tunas, Ana María Cutuni, Naty Menstrual,
Norma internetrava, Mina aymará Quechua Choque Diamante, Katya Romero, Andrea Ce-
peda, Paula Polo, Ariana Cano, Fabiana Cappodicasa, Carla Lacci, Ernesto, Alejandra “Sisi”
Lobato, Solange Bari, Gabriela Bellissa, Jorgenlina Howe, Blas, Aloha Bruno Viera, Valeria
Licciardi, Patricia Schugt, Laura Colipe, Marixa del Gondolín, Maiamar Abrodos y Carla
Morales.
125
Si bien aquí trabajaremos sobre la noción de las deformances desde una perspectiva de
géneros, me encuentro ampliando el dispositivo hacia aquellas propuestas estético-artís-
ticas que desanden modelos corporales hegemónicos, entre ellos, los de diversidad fun-
cional. Desde esta perspectiva se pueden abordar los trabajos de Liz Gibson. Al respecto,
véase www.deformanceart.com.
II
De acuerdo con la actualización de las concepciones sobre liminalidad
realizadas en el campo teatral argentino (Dubatti, 2015c), el corpus
126
Con el fin de desplazar un lenguaje sexo-genérico universalizante (y poco representa-
tivo para el corpus de artista abordado) utilizo la categoría de dramaturgia corporal para
referirme a lo que comúnmente se denomina dramaturgia del actor. Si bien aquí puede
ser un simple reemplazo terminológico, expando estas consideraciones en mi tesis doc-
toral.
III
Desde una perspectiva antropológica, Turner analiza la liminalidad en
situaciones ambiguas, pasajeras o de transición, de límite o frontera
entre dos campos. Esta a su vez es signada por cuatro condiciones.
Aquí, a través del estudio de Diéguez, las recuperaré para aplicarlas al
corpus de artistas de las deformances de género.
127
En 2010 se creó el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, el cual estaba
conformado por diferentes agrupaciones, organizaciones y activistas independientes.
Entre las agrupaciones se encontraban: Asociación de Lucha por la Identidad Traves-
ti y Transexual (ALITT), Comunidad Homosexual Argentina (CHA), Cooperativa Nadia
Echazú, Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Futuro Transgenérico,
Putos Peronistas, Encuentro por la Diversidad - Córdoba, Jóvenes por la Diversidad, An-
troposex, Crisalida Tucumán y ADISTAR Salta. Bajo el expediente N.º 8126, la diputada
nacional Diana Conti presentó el proyecto redactado por la CHA, ALITT, MAL y Futuro
Transgenérico. Considerando este, más los proyectos presentados por Silvana Guidici y
otros/as (expediente 7243-D-2010) y el de Juliana Di Tullio y otras/os (expediente 7644-
D-2010), el 10 de noviembre de 2011, la Honorable Cámara de Diputados de la Nación,
Comisión de Legislación General, aconsejó el tratamiento de la Ley de Identidad de Gé-
nero, la cual fue sancionada el 9 de mayo de 2012. Sus fundamentos de despatologiza-
ción, desjudialización, desestigmatización y descriminalización de las identidades trans,
la convierten en una de las leyes más avanzadas en materia de derechos humanos del
mundo.
128
La distinción realizada entre travestis y andróginos proviene de la percepción de l*s
mism*s performers, de acuerdo a sus declaraciones en la prensa. No me interesa estable-
cer de modo taxativo el juego de las categorías, mas sí intento resaltar el cuestionamiento
a las categorías de género bajo la figura que emerja, sea travestismo o androginia.
IV
La publicación de El Teje centrada en las prácticas del carnaval se tituló:
“Carnaval de la resistencia: De cuando los carnavales dejaron de ser es-
pacio exclusivo de varones y se volvieron territorios libertarios de ma-
chonas, mariquitas y travestis”130. En la editorial de dicha publicación,
Marlene Wayar recordó lo enriquecedora y reparadora que resulta
la alegría carnavalesca. En palabras de la directora de El Teje, las
incursiones de las travestis en las fiestas del carnaval fueron “una es-
trategia plebeya para resistir y transformar el curso de las cosas” (Wa-
yar, 2012: 3).
129
Los edictos policiales fueron figuras jurídicas aplicadas por la policía provincial y fede-
ral con el fin de reprimir actos no previstos por el Código Penal de la Nación. En 1949 se
sancionaron dos contravenciones que apelaban a las travestis directamente. El artículo 2,
inciso F, señalaba que serían reprimidos “los que se exhibieren en la vía pública con ropas
del sexo contrario”. Y el artículo 2, inciso H, a través del cual serían también reprimidas
“las personas de uno u otro sexo que públicamente incitaren o se ofreciesen al acto car-
nal” (Berkins y Fernández, 2005: 40).
El Teje. Primera revista de travesti en América Latina. Nº7. Centro Cultural Rojas, Bue-
130
nos Aires, julio de 2012. Cabe mencionar que la nota de cierre consistió en la crónica de
Diana Sacayán sobre las fiestas de las muxes de Juchitán. Sobre estas, mis primeras apro-
ximaciones fueron publicadas en Bevacqua, 2014b.
131
Mediante un dispositivo ameno de entrevista pública, Malva mantuvo un diálogo es-
cénico con Marlene Wayar en la segunda presentación de El Teje (CCRR, mayo de 2008).
Allí, por primera vez, la historia de vida de Malva (con sus 90 años) conmovió a una sala
llena. Malva no solo había sobrevivido a la persecución sexo-genérica gestada desde los
años cuarenta con el peronismo, bajo la figura de los edictos policiales y al terrorismo de
Estado de la década de 1970, sino que también, siendo un* adolescente, cruzó la Cordille-
ra de los Andes desde su Chile natal caminando sin calzado alguno.
Producto de esta entrevista y de la necesidad de registrar historias de vidas que fueron
sistemáticamente obliteradas, en el año 2011 se publicó Mi recordatorio. Autobiografía de
Malva (Libros del Rojas, UBA).
En mi tesis doctoral aúno los relatos publicados con tres extensas entrevistas realiza-
das a Malva dos meses ante de su fallecimiento. En ellas, Malva reconstruyó, a modo de
anecdotario, todas las fotos publicadas de su material de archivo y profundizó aspectos
señalados en su libro, como la primera organización de personas trans Maricas Unidas
Argentinas (MUA) y la edición de su periódico.
132
Trucaje se refiere a los trucos empleados por las mariconas para devenir en modelos
e representación femenina; Chongada, a un grupo de hombres cuya expectación hacia las
vedettes tenía una fuerte carga libidinal (ver Rapisardi y Modarelli, 2001); y Trava es el
apócope de travesti en la jerga popular travisteril.
133
Tras escuchar mi exposición sobre las deformances de género y la ortopedia teatral
utilizada alguna vez un amigo me transmitió una anécdota de una persona trans sobre
sus salidas en el carnaval. Según el relato oral de esta persona, con el empleo de la orto-
pedia de goma espuma más que formarse el cuerpo se lo deformaban, haciendo alusión a
la dificultad de su manufactura.
134
Se refiere a Salta, su provincia natal, donde también sucedían los carnavales como par-
te del cronograma de las fiestas nacionales.
A partir de los ejes aquí planteados creo oportuno pensar en las prác-
ticas escénicas de la desobediencia sexual, no para reconsiderarlas y
ponerlas en valor (historia correctiva), ni para sumarlas en una histo-
ria del teatro argentino que las marginó bajo la insignificancia de sus
aportes al campo teatral (historia aditiva), sino para indagar sobre sus
procesos de circulación y sus posibilidades de fuga en el campo socio-
cultural.
135
En el copete que acompaña la nota de Fernando Noy en conmemoración a los 25 años
del Rojas en el Suplemento Soy (11 de septiembre de 2009) se describe al Rojas como “un
espacio de idealización, de estudio, una usina, un semillero, un laboratorio de las diferen-
cias, una válvula de escape” (el resaltado es mío).
C
asi como una marca de distinción, muchos magos sostienen que
para ser mago no es necesario estudiar actuación, ser humoris-
ta o recurrir a “agregados” en un show de Magia136, para que
este tenga efecto. “Lo primero fue la Magia”, dicen algunos, para afir-
mar que los hombres primitivos tuvieron la intención de modificar la
realidad mediante acciones artísticas, como, por ejemplo, pintar una
pared. La Magia implica cierta modificación de la realidad en una ca-
dena de causas y efectos.
Utilizaremos “Magia”, con mayúscula, siguiendo al mago argentino Kartis, quien sostie-
136
ne que hay que considerarla como un Arte y entonces escribirla con mayúscula.
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 247
la evasión. Todos protegen sus trucos con el compromiso del secreto
profesional.
137
Nicolás Gentile es un ilusionista, protagonista de distintos espectáculos en numerosos
eventos. Estudiante dedicado de distintas influencias mágicas, buscador incansable de
complementos artísticos que supo encontrar en el clown y en el teatro, con maestros del
clown como Norma Lichtestein, Gabriel Chamé Buendía y Toto Castiñeiras, y cursando
cuarto año de la Licenciatura en Actuación en la Universidad Nacional de las Artes, en
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 249
Si tuviera que hablar de ciertas características muy generales,
propias de la Magia (tampoco las haría propias, considero que
pueden encontrarse en otras artes también), serían: el misterio
de lo imposible, que, a diferencia del Teatro, no es una re-pre-
sentación, es decir, no hace presente su obra nuevamente, sino
que la presenta en ese momento, cobra vida con la gente y el
público en ese instante; y, como sucede en la realidad misma,
en un punto cuestiona las leyes físicas que damos por sentadas
y creo que nos relaciona con las dudas existenciales, pues nos
vuelve a poner en ese lugar de desconocimiento absoluto, ya
que realmente no sabemos nada del mundo en el que vivimos y,
quizá idealmente, la Magia conecte a muchas personas con esos
pensamientos, tal vez en un punto inconscientes.
Cada vez que cojo una baraja para actuar, me propongo cau-
sar una fuerte impresión en los espectadores, de tal forma que,
cuando salga a la luz el tema de los juegos de cartas o de tram-
pas con las cartas en el futuro y realmente cada vez que esas
personas vean una baraja, se acuerden de mí. Y sé que, si hago
bien mi trabajo, eso es exactamente lo que ocurrirá (23-24).
Buenos Aires. Aun a su corta edad, su dedicación y formación constante le permitieron ser
bien reconocido en el ambiente desde muy chico, tal es así que desde 2012 fue solicitado
para actuar como artista en congresos nacionales e internacionales para la agrupación
Nada en esta Mano, la Entidad Mágica Argentina, el Centro Mágico Platense, y contratado
para el congreso ArgenMagia 2016, como reciente ganador del primer puesto en Magia
de cerca en FLASOMA, Congreso Latinoamericano de Magia y contratado en MAGIALDIA,
festival de magia europeo en Vitoria-Gasteiz. Actualmente trabaja como artista y profesor
en la escuela de magia de Adrián Guerra y en distintas salas porteñas.
138
Juan Tamariz es el referente actual de la magia en España, discípulo de Arturo de Ascanio.
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 251
juegos de manos, la Magia es un arte de hacer cosas asombrosas”. Y
continúa:
Otra manera de nombrar al arte escénico que nos ocupa y que hasta
ahora nombramos como “Magia” es “Ilusionismo”, una nomenclatura
ya despojada del misterio y que define a las claras que lo que hace un
Cuando nos ponemos a pensar en el lugar que ocupa la Magia entre las
artes escénicas, vemos que podemos aplicar allí el concepto de teatro
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 253
matriz (Dubatti, 2015c): en un espectáculo de Magia coinciden, como
en el teatro, el convivio, la poiesis y la expectación (los magos llaman
al espectador, “el profano”). Ahora bien: la especificidad de la discipli-
na requiere, además del efecto, la reacción de los que participan de la
expectación. Sin eso, el espectáculo fracasa. Esto la distingue del tea-
tro propiamente dicho. Por otro lado, el mago, como el actor, pone el
cuerpo en escena al servicio de la poiesis, pero este cuerpo no participa
en la creación del mundo poético más que como vehículo o herramien-
ta: es el que ejecuta los pases y los movimientos para que la poiesis
acontezca. El mago es un híbrido entre ejecutante y actor. Hay muchos
magos que, como sucede con los payasos, crean un personaje y con él
transitan toda su vida artística (es el caso de Merpín en la actualidad
y del famoso Fu-Manchú), pero hay otros que solamente se limitan a
perfeccionar sus artificios desde la propia personalidad, como ejecu-
tantes (así lo hacía René Lavand o, actualmente, Pablo Zanatta).
Por otro lado, el teatro propiamente dicho siempre sigue una línea
hacia el futuro: el espectador mira un acontecimiento que avanza y
pasa de una etapa a otra o que, en muchos casos, es narrativo y, como
tal, requiere de un orden en el transcurrir de su fábula. La Magia, en
cambio, vuelve hacia atrás. Apenas el mago termina un juego, la mente
del espectador rebobina, pensando: “¿cómo lo hizo?”. Esto y el efecto
de asombro que, necesariamente, vive durante un breve lapso, hacen
que en la Magia no podamos prescindir de la estructura “sumatoria”,
es decir, un número que se sucede a otro y a otro más y que, todos jun-
tos, conforman el espectáculo. Puede haber relación entre uno y otro,
pero siempre hay en el medio un corte producido por el asombro y la
fascinación.
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 255
También cambia mes a mes. El lugar funciona con reserva completa
todos los sábados, aunque no es mucha la gente que lo conoce.
Así, la Magia posee la matriz del teatro, por un lado, pero, al mismo
tiempo y por lo menos en Buenos Aires, no comparte el mismo circuito
cultural que este.
Por último, existe una arista liminal de la Magia que tiene que ver
con lo sobrenatural, con el ritual religioso, la hechicería, la supers-
tición, la magia negra y blanca, el esoterismo. Los hechiceros de los
pueblos nativos de todos los continentes fueron practicantes de la
magia blanca, aquella que se realizaba para bien de los demás y que
se vinculaba a la religión y a la medicina, porque tiene que ver con
la subordinación o pseudosubordinación de la naturaleza al hom-
bre. Desde los comienzos, el hombre danzaba o dibujaba para atraer
la lluvia, para influir con sus actos en la realidad. Históricamen-
te, en América, al entrar en funcionamiento el Tribunal de la Inqui-
sición, fueron prohibidas las demostraciones de Magia, porque los
hechiceros de los pueblos nativos contaban entre sus saberes y ri-
tuales con destrezas de faquirismo o hipnotismo, muy vinculadas
a las prácticas religiosas o medicinales, distintas de las españolas.
Si nos remitimos a nuestro trabajo anterior (Landini, 2014), podemos
recordar que, tras las primeras exhibiciones de fantasmagorías, el pú-
blico se iba impresionado porque realmente creía que estaba viendo
una aparición y los hacedores de estos “trucos” eran muchas veces de-
nunciados como hechiceros.
(…)
139
Héctor René Lavandera, más conocido como René Lavand (Buenos Aires, 24 de sep-
tiembre de 1928 - Tandil, 7 de febrero de 2015), fue un ilusionista argentino de fama
mundial especializado en cartomagia. Vivió en Tandil desde su infancia hasta su falleci-
miento.
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 257
poco de juego y una gran parte del arte de la narración oral. El cuerpo
del mago en escena es el cuerpo de Héctor Lavandera que, aparente-
mente, solo ha cambiado su nombre por otro artístico, más apto para
la circulación en el espectáculo mundial. No vemos la creación de un
personaje al estilo del clown. En cambio, René Lavand supo crear un
estilo propio, quizá gracias a la fatalidad del destino, que le hizo per-
der su mano derecha en un accidente a los nueve años. Leila Guerriero,
en su libro Frutos extraños. Crónicas reunidas 2001-2008 (Buenos Ai-
res, Aguilar, 2009), lo cuenta maravillosamente:
¿Por qué las cartas? Nicolás Gentile dice: “Las cartas tienen un sim-
bolismo potente relacionado con el control del azar, la suerte; algo,
quizá, del futuro. Quien domina las cartas, domina todo eso”. Y afirma
Lavand: “Las cartas son místicas (…), son rituales antiguos y misterio-
sos”, “La baraja es como un frágil pájaro que si lo aprieto por demás
lo mato y si lo suelto demasiado, se me vuela”. René cita a Homero
Manzi: “Cuarenta cartones pintados/ con palos de ensueño, de engaño
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 259
y de amor./ La vida es un mazo marcado/ baraja las cartas la mano de
Dios”, y a Borges: “Cuarenta pintados talismanes de cartón”.
(…)
Videos utilizados:
www.youtube.com/watch?v=cMq8HQ25KDg
www.youtube.com/watch?v=3KvoSH_aoBk
www.youtube.com/watch?v=q2z-negbCio
www.youtube.com/watch?v=wIm1Th-Lv9A
www.youtube.com/watch?v=-ii9amUJFbU
¿Qué hay que saber hacer para ser un buen mago? | 261
LA MODA COMO TEATRO
Nara Mansur
LA MODA COMO TEATRO
Nara Mansur
IAE, FFyL, UBA/FBA, UNLT
¿
¿Acaso no es la moda escrita una literatura?
Roland Barthes
Desde hace miles de años, el primer lenguaje que han utilizado los se-
res humanos para comunicarse ha sido el de la indumentaria. Balzac
señalaba que para una mujer el vestido es “una manifestación conti-
nua de los pensamientos más íntimos, un lenguaje, un símbolo”.
James Laver afirma que las modas no son sino el reflejo de las costum-
bres de la época: son el espejo, no el original140.
140
Véase “Moda teatral”, en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/traba-
jos/13972_46423.pdf, p. 9.
141
“En el teatro ‘de la convención consciente’ el espectador ‘no olvida ni por un instante
que tiene ante sí un actor que representa, ni el actor que tiene ante él una sala, bajo los
pies un escenario, y a los lados unos decorados. Sucede lo mismo que con un cuadro; mi-
rándolo uno no se olvida ni por un instante que se trata de colores, de telas y de pinceles,
pero al mismo tiempo se tiene una sensación superior, serena, de la vida. Incluso sucede
a menudo que cuanto más grande es el cuadro, más fuerte es la sensación de la vida que
de él emana”. Véase L. Andreiev en carta a Meyerhold, citado por este en “El teatro de la
convención” (Hormigón, 1992: 176).
(…) puesto que las ropas forman parte del esquema corporal,
adquieren la misma significación que las partes del cuerpo, y
pueden tener el mismo sentido simbólico que dichas partes
(…). El símbolo de la vestimenta varía de persona a persona
(sombreros, zapatos, corbatas). Lo que para un sujeto tiene
un significado cambia totalmente en otro (Martelli y Espinosa,
1973: 67-68).
¿Qué sería actuar, hacer la moda, gesticular con ella, qué le pasa al
cuerpo, a la pose, a la colocación de los hombros? ¿Meter el abdomen o
relajarse, arroparse, desnudarse, sumar capas y capas, por ejemplo…?
Vemos un cuerpo que trabaja/representa (el de los modelos) y vemos
la moda (más que a la ropa) representada sobre ese cuerpo (planos
ontológicos). (Dubatti, 2015c: 155)
142
Véase “Moda teatral”, en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/traba-
jos/13972_46423.pdf, 10.
143
Recopilación de definiciones de moda en diccionarios e Internet.
¿Qué hacen entonces los cuerpos en la moda? ¿Todos los cuerpos to-
dos? “El ritual o el comportamiento escenificado siempre tiene una
cualidad estética, y el comportamiento estético siempre tiene una cua-
lidad ritual. Es decir, el comportamiento estético tiene como parte de
su intención el transformar a los seres humanos y el comportamiento
ritual tiene como parte de su escenificación e intención el producir
placer o belleza” (Taylor, 2001).
“En el desfile cobra vida lo que imaginé —dice—, pero más me gusta
cuando una mujer cualquiera va a la tienda y se pone algo y le ves la
144
Así y todo anoto esta reflexión que refiere los límites borrosos entre los dos campos
de trabajo del artista, ese estado de liminalidad, de eterno umbral y de interconexiones:
“Se puede advertir una similitud entre el vestuario de la obra teatral Triste Golondrina
Macho y su colección otoño-invierno 2013, en donde predominan los colores blanco y
negro y los vestidos cerrados con cuello. Por otro lado, el vestuario de la obra de ballet
Zeppelin y la colección cápsula en la que Ramírez colaboró con la marca de indumentaria
adolescente Muaa también son similares en relación a los colores utilizados. En el caso de
Ramírez las similitudes entre sus colecciones de moda y los vestuarios que realizó para
teatro son evidentes, y en algunos casos se puede llegar a decir que son idénticas, como
por ejemplo los vestidos de la colección otoño-invierno y los que utilizan los personajes
de la obra Triste Golondrina Macho”. Véase “Moda teatral”, en http://fido.palermo.edu/
servicios_dyc/blog/docentes/trabajos/13972_46423.pdf, p. 12.
145
Véase “Moda teatral”, en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/traba-
jos/13972_46423.pdf, 11-12.
Véase la entrevista a Pablo Ramírez en el programa Dímelo tú, Grupo Maga tv, 1 de
146
Aquí una breve charla epistolar con Pablo Ramírez como inserto y fi-
nal de este texto:
—El negro en teatro suele ser el color para aforar, el color de los telo-
nes, el del oscuro o apagón total… todos con sus convenciones estable-
cidas. ¿Cómo llegas al negro, protagonista de tu lenguaje cromático?
—Un cuerpo con armonía, pero esto no quiere decir que tenga que
ser bello o armónico para vestirlo. ¡Esa es mi tarea!
—El bueno, con buenos actores e historias que hagan viajar, que me
transporte, que me saque de mi realidad.
L
a noción de cuerpo en la modernidad emerge como un corpus
de saberes hegemónico cuya transmisión se sistematizó a tra-
vés de un doble ejercicio de in-formación e in-culturación de las
corporeidades. Para tal fin, fue necesario entender y explicar a la cor-
poreidad como una “máquina maravillosa”, capaz de insertarse en los
mecanismos de producción y alcanzar el mayor rendimiento al menor
costo. En su evolución, dicho corpus, adquirió el estatuto de políticas,
impartidas y reguladas por la institucionalización de los mismos: la
medicina, la educación, la religión, la economía y el derecho resultaron
eficaces medios de trasmisión y regulación de las normas aplicables a
la corporeidad.
El principio autocobayo
De acuerdo con Mignolo, uno es donde uno piensa y, por lo tanto, para
confrontar con la práctica el proceso que venimos analizando, vamos
a ejemplificar con una experiencia personal como actriz. La noción de
principio autocobayo proviene de Beatriz Preciado (2014), quien abo-
ga por la autoexperimentación, el autocobayismo, como modo de for-
jar una tecnología central del yo (276). La obra protagonizada es Nada
del amor me produce envidia, de Santiago Loza, y cuenta la historia de
una costurera a la que por cuestiones del destino se le solicita confec-
cionar, con un tela exquisita, un vestido para Libertad Lamarque, su
admirada estrella de cine. El problema sobreviene cuando a la misma
Federico Picasso
TEATRALIDAD EN LAS PERFORMANCES
DE LOS GRUPOS RECREACIONISTAS
MEDIEVALES
Federico Picasso
UBA, IAE
E
l presente trabajo intenta abordar algunas prácticas performá-
ticas vistas en los grupos recreacionistas medievales partici-
pantes en las ferias medievales que se realizan a lo largo del año
en Buenos Aires.
Una vez leído el discurso, “el caballero” enrolló la hoja de papel y re-
tornó a su formación junto a sus compañeros de armas. Luego, am-
bos ejércitos avanzaron a marcha regular y manteniendo sus forma-
ciones cerradas. El grupo que representaba al ejército francés, menor
Ludmila Barbero
LIMINALIDAD ENTRE TEATRO
Y POESÍA
Ludmila Barbero
CONICET / UBA, IAE
E
n este trabajo partiremos de una concepción amplia del teatro
como “medio imaginista específico”, esto es, como método de
representación e instrumento de pensamiento cuyas raíces se
encuentran en la capacidad humana de crear imágenes y operar cogni-
tivamente con las mismas (Rozik: 2014a). Asimismo, pensaremos en
una idea de teatralidad no restrictiva, que contemplará el concepto de
teatro matriz, entendiéndolo como precuela teórica que permite en-
contrar puntos de contacto entre acontecimientos teatrales de todos
los tiempos e incluir fenómenos de liminalidad que resultan centrales
en un análisis de la escena teatral contemporánea y, específicamente,
para indagar las vinculaciones entre teatro y poesía (Dubatti, 2015c).
• En las raíces del teatro está la épica, y el recitado oral de los aedas
y bardos en el período clásico (Rozik, 2014a).
o Construcción de personajes.
o Diálogos.
Eli Rozik, por su parte, afirma: “Yo opino que el actor evolucionó di-
rectamente del bardo o el rapsoda” (2014a: 171). De acuerdo con este
autor, es lícito pensar que había elementos teatrales en la interpre-
tación del bardo y que el pasaje a la actuación propiamente dicha se
da cuando los bardos interpretan un diálogo entre personajes, im-
primiendo imágenes sobre sus cuerpos, esto es, sosteniendo la doble
referencialidad propia del teatro: autorreferencia y referencia desvia-
da hacia el personaje construido. Podemos decir, avalando la tesis de
Rozik, que, en un sentido amplio, hay teatralidad en la narración oral
en la medida en que el narrador opera sobre la mirada del auditorio.
La teatralidad es, de acuerdo con Jorge Dubatti, todo fenómeno de óp-
tica política o política de la mirada.
Para pensar el concepto de teatro como medio, véase Eli Rozik: Las raíces del teatro,
148
2014a.
149
Szondi señala, en Teoría del drama moderno, respecto del diálogo: “El dominio absolu-
to del diálogo en tanto coloquio interpersonal refleja hasta qué punto el drama consiste
en el retrato de la relación interpersonal y en qué medida conoce únicamente lo que se
alumbra en dicho ámbito” (Szondi, 1994: 18).
El poema de Goethe titulado “El rey de los Elfos”, al margen de las di-
ferencias semánticas con el poema anterior, opera de modo similar en
cuando al elemento dialógico y a la función narratológica del inter-
cambio150.
150
Se trata de un diálogo en el que una de las partes se ve afectada por una amenaza (en
este caso dirigida directamente hacia su persona) y otra trata de disuadirla del temor
(negando aquí la existencia de la causa de esa amenaza).
151
Véase: Alejandra Pizarnik (2003), Prosa completa. Barcelona, Lumen.
El teatro en verso
Aristóteles descarta la posibilidad de ubicar una pieza en un género
determinado solo por el tipo de versos que utiliza: “(…) Nada tienen
en común Homero y Empédocles, salvo el metro, por lo cual es jus-
to llamar a aquel poeta y a este, más bien, filósofo de la naturaleza
que poeta” (Aristóteles, 2002: 35). No obstante, pensamos que en la
actualidad el verso en sí (más allá de qué tipo de verso en particu-
lar se utilice) tiene un empleo mucho más acotado en la producción
discursiva, y en este sentido se lo puede tomar como un índice que
reenvía o bien a ciertos textos del pasado (en géneros diversos) o
bien lisa y llanamente al ámbito de la poesía. Un ejemplo canónico es
Shakespeare, pero también podemos pensar en piezas contemporá-
neas. La única obra teatral de Alejandra Pizarnik, Los poseídos entre
lilas, tiene versos y diálogos que fueron posteriormente retomados
(algunos sin modificaciones) en su último libro de poemas: El infierno
musical (1971).
Ficha técnica:
La liminalidad que los poemas de Marosa presentan con respecto a la narrativa nos
152
permiten trasladar ciertos conceptos narratológicos a su análisis. Por esta razón conside-
ramos pertinente hablar de diégesis en relación con sus poemas en prosa.
Ya no puedo volver.
Lydia Di Lello
INSTALACIÓN Y TEATRO,
UNA MIRADA LIMINAL
Lydia Di Lello
UBA, IAE /AICA, CCC
L
os inventores de la perspectiva geométrica son creadores de ilu-
siones, diría el estudioso francés Pierre Francastel (Noé, 2007:
242). Un invento renacentista centrado en el hombre que, al es-
tructurar la representación del espacio, además de dar una “visión de
la visión”, según Gérard Wacjman, “desvía” y organiza profundamente
la visión misma. Organiza la mirada y, por tanto, la controla.
Estos son apenas unos pocos ejemplos de la evolución de las artes plás-
ticas en su apertura hacia el espacio. Hay un impulso de expandirse, de
moverse hacia afuera. En este camino se avanzó hacia las obras de arte
que son recorridas por el espectador, las instalaciones. “La instalación
representa una vía de salida al espacio pintado del ilusionismo —dice
Amnon Barzel— y pone en práctica uno de los propósitos fundamen-
tales del modernismo, el de llevar el arte a la realidad” (Larrañaga,
2001: 87).
El artista Luis Felipe Yuyo Noé recuerda la última exposición grupal con los integrantes
153
de la Otra figuración en la Galería Bonino: “Salvo Macció, que desde Europa mandó cua-
dros, los tres restantes habíamos hecho instalaciones. En 1965, la palabra instalaciones
no existía, pero las hacíamos (Noé, 2007: 305).
La mirada teatral
Gastón Breyer destacaba lo fundante del ámbito escénico en el hecho
teatral. El espacio, contenedor de una relación obra-artista-especta-
dor, establece un vínculo vivo y recíprocamente transformador con la
escena. Desde una mirada teatral, observamos que hay una larga tra-
yectoria en la búsqueda de renovar el espacio escénico y el lugar del
espectador, dos elementos, también, fundantes cuando de instalación
se trata.
155
Esta obra fue presentada en una residencia en la XXXI edición de Fira Tàrrega en Cata-
lunya, España. Posteriormente, ganó el Primer Concurso de Proyectos Teatrales de la VIII
edición del FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires) en 2012. En 2013 se presentó
con gran repercusión en la cartelera porteña, así como en giras internacionales.
156
Homenaje a Christian Boltanski, fotógrafo, escultor, cineasta francés y creador de instala-
ciones. Presentó en el histórico Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires la instalación Migrantes.
Las citas de las palabras de Rubio (salvo dos excepciones explicitadas) surgen de una
157
A modo de conclusión
La noción de un cosmos ordenado entró en crisis en la cultura contem-
poránea.
Ricardo Dubatti
LIMINALIDAD ENTRE PERIODISMO
Y TEATRO:
ENTREVISTA/DRAMATURGIA
(EN TORNO DE LA GUERRA
DE MALVINAS)
Ricardo Dubatti
CONICET / UBA, IAE
E
l teatro es una actividad política. Como zona de experiencia or-
ganiza la mirada del espectador. A veces de maneras más abier-
tas y otras de manera más cerrada. Todo sujeto en su vida co-
tidiana construye un personaje social y representa una serie de actos
que se imponen socialmente: la vida cotidiana está atravesada por una
teatralidad antropológica. Es decir, una teatralidad que responde a ne-
cesidades sociales, a ritos y costumbres de la vida cotidiana. El teatro,
como actividad de teatralidad poiética, es una herramienta que permi-
te examinar esa teatralidad como theatron, es decir, como mirador o
espacio para desplegar la mirada. Como territorio político, implica un
recorte del mundo. Puede elegir un momento específico y separarlo
para que el espectador se detenga a examinar uno o varios elementos
que atraviesan una problemática dada.
exhaustiva del periodismo y el teatro, sino una serie de hitos donde podemos pensar y
examinar algunos de estos ejes de liminalidad.
160
Jean-Marie Schaeffer considera a la fotografía como medio “objetivo” debido a que se
trata de un proceso físico-químico. La subjetividad está dada por el enfoque, no por el
proceso de impresión de luz en sí misma.
161
Podemos considerar en este aspecto el valor de “atracción” (Gaudreault, 2007) que
tenía en las ferias el cinematógrafo, ya sea en formato de noticieros, filmaciones de viajes,
travelogues, etc.
Es significativo considerar, por ejemplo, las fuertes controversias que suscitaron algu-
162
Zonas de liminalidad
A modo de breve síntesis, podemos observar que el teatro y el perio-
dismo producen zonas de liminalidad de acuerdo a las siguientes “ac-
ciones” comunes:
163
Cabe pensar en la situación del submarino Superb durante la Guerra de Malvinas.
Lucrecia Escudero realiza un valioso relevamiento de cómo los medios produjeron una
errática cobertura de movimientos tácticos mientras que, finalmente, el submarino ja-
más salió de Escocia. Los efectos de esta información fueron, no obstante, innegables.
Remitimos a nuestro trabajo de próxima publicación titulado “Gurka (un frío como el
164
agua, seco) de Vicente Zito Lema: delirio, confinamiento y represión social institucionali-
zada” (2017), donde realizamos un extenso análisis sobre el texto dramático.
El texto dramático se sugiere como una síntesis de esas voces que apa-
recen delimitadas en la entrevista. Se borran los emisores y queda el
“entre” del entrevistado-entrevistador. El espectador se ve obligado a
sopesar de manera particular esa tensión no resuelta que se produce
ante la desconfianza que genera el testimonio de un loco. Esto genera
que el espectador se aproxime a dos problemáticas que no eran tra-
tadas de manera abierta: por un lado, la Guerra de Malvinas y, por el
otro, las condiciones en las que deben vivir sectores periféricos, ya sea
por su clase o por su salud. Zito Lema le da la palabra a una figura que
aúna todas estas problemáticas y propone así otorgarle una cierta vi-
sibilidad. Al mismo tiempo, se propone una crítica y una denuncia al
sistema social, ya que una vez que queda explicitado en el texto, que-
da documentado. El hecho de que tanto el artículo como la obra sean
de 1988, sugiere una cierta urgencia. A la proximidad de la guerra, se
sumaban el reciente levantamiento carapintada de Pascuas de 1987
—dirigido por el teniente coronel Aldo Rico, quien intervino en la gue-
rra—, así como las leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida
(1987). Cabe también tener en cuenta los procesos de “desmalviniza-
ción” que habían comenzado casi al momento inmediato que termina
la guerra (Lorenz, 2012). Para Zito Lema, la lucha por los derechos de
los marginados es parte de una política de derechos humanos compro-
metida y atenta.
Mariana Gardey
TEATRO LIMINAL CON MÚSICA:
VER A TRAVÉS DE LA MÚSICA,
OÍR A TRAVÉS DEL TEATRO
Mariana Gardey
UBA, IAE / UNICEN
T
omando la distinción de George Fisher y Judy Lochhead entre
“análisis conducido por la teoría” y “análisis conducido por la
pieza”165, iremos de uno a otro con el propósito de reseñar, en
primer término, algunos trabajos relativos a los actos poéticos limina-
les entre el teatro y la música, para tomar de ellos herramientas que
sirvan para analizar obras teatrales que presenten ese cruce especí-
fico de artes. En segundo término, vamos a presentar un caso ejem-
plar: Plural. Una multitud desconcertada, performance de Ariel Farace
165
Estos autores distinguen entre las actividades del investigador analista y las del in-
vestigador teórico. El primero apunta a entender la estructura musical mediante la elu-
cidación y explicación de las relaciones contextuales en una pieza [musical]. Un análisis
conducido por las cuestiones de una pieza específica depende de la teoría, pero el foco
permanece en cómo las distintas partes de la obra funcionan juntas. El segundo apunta
a entender la estructura musical a través de la postulación de modelos por los cuales las
características de una pieza pueden explicarse. Un análisis conducido por una preocupa-
ción teórica pondrá el foco solo en los rasgos a los que atiende el modelo. El analista ex-
plica una obra de arte; el teórico provee el marco que hace posible la explicación (Fisher
G. & Lochhead J., 1993, p. 6).
Teatro y música
El término limen o liminal fue usado por Victor Turner (1990), en su
trabajo sobre antropología y performance, para describir cierto es-
pacio marginal que contiene la posibilidad de formas, estructuras,
conjeturas, fantasías y deseos potenciales. Para Susan Broadhurst,
las características estéticas de lo liminal son, entre otras, la hibri-
dación, la experimentación, la heterogeneidad, la fragmentación,
la indeterminación, la marginalidad y el colapso de la distinción je-
rárquica entre cultura alta y popular. La práctica de actos liminales
supone modos no lingüísticos de significación —visuales, cinéti-
cos, gravitacionales, proxémicos— como los provistos por los gestos
corporales, ciertas performances que se vuelven “una escritura del
cuerpo mismo”167 y producen sensaciones desconcertantes. La pro-
miscuidad estilística de lo liminal favorece el pastiche, la parodia, la
ironía, la inmanencia168, el juego y la deslegitimación de la autoridad
autoral. Rasgos adicionales son la autoconciencia y la reflexividad, el
montaje y el collage, la exploración de la naturaleza paradójica y am-
bigua de la realidad, y el rechazo de la noción de una personalidad
Forte, Allen (1973). The Structure of Atonal Music. New Haven, United States: Yale Uni-
166
versity Press.
Derrida, Jacques (1989). La palabra soplada. La escritura y la diferencia. Barcelona,
167
171
Boyce-Tillman, 2009, pp. 185-89.
172
Leppert, Richard. (1993). The Sight of Sound: Music, Representation and the History of
the Body. Berkeley, United States: University of California Press (pp. xx-xxi).
173
Cesare, 2006, p. 437.
174
Fisher & Lochhead, 2002, pp. 37-45.
175
Ibidem, pp. 47-48.
178
Small, 1998, “Prelude: Music and Musicking” (pp. 1-17 en la edición digital).
179
Johnson, 1987, capítulo 2: “The Emergence of Meaning through Schematic Structure”
(especialmente, pp. 934-1155).
180
Ariel Farace (Buenos Aires, 1982) es dramaturgo, director y actor. Entre sus últimos
trabajos se cuentan las obras Constanza muere, Luisa se estrella contra su casa y Ulises
no sabe contar. Sus incursiones en teatro musical comprenden la creación de Plural. Una
multitud desconcertada; la dirección de escena de las Récitations de Georges Arpeghis
(Espacio de Arte Fundación OSDE, 2013); y la ópera Mentir (sobre Ada Falcón) de Lucas
Fagin (CETC Teatro Colón, 2011), entre otras colaboraciones.
La Bienal contó con el apoyo de los ministerios de Cultura y de Desarrollo Social de la
181
El “plural” del título indica que somos muchos y uno, que todos somos
el mismo. El grupo de performers —más algunos espectadores que,
invitados a musicar, se transformaron por un momento en actores—
conforma un personaje colectivo que representa a la humanidad. De la
“multitud” ha dicho Salman Rushdie en El último suspiro del moro que
“se vive aplastado en medio de una multitud demente (…) nuestra pro-
pia historia tiene que abrirse paso a través de las muchedumbres”185.
Las capas de significación del término “desconcertada” abarcan desde
UNA. Es convocado regularmente para las temporadas del Teatro Colón, el Centro de Ex-
perimentación de ese teatro, el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro General San
Martín, el Teatro Argentino de La Plata, la Biblioteca Nacional y el Centro Nacional de la
Música. Es miembro del quinteto de música contemporánea Sonorama.
Rushdie, Salman. (2012). El último suspiro del moro. Madrid, España: DeBolsillo (p.
185
120) [1995].
186
Farace, Ariel. (2015). Una línea y muchos puntos. Buenos Aires, Argentina, inédita (p. 2).
187
Ortiz, Juan L. (1996). “En la peña del vértice”, conferencia incluida en Juan L. Ortiz. Obra
completa. Santa Fe, Argentina: Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del
Litoral (p. 1047).
Beckett, Samuel. (1987). Palabras y música. Pavesas. Barcelona, España: Tusquets (pp.
188
181-192).
Cage, John (2015). 45 minutos para un orador. Buenos Aires, Argentina: Ediciones del
189
Eugenio Schcolnicov
EL TEATRO FRENTE A LA IMAGEN
AUDIOVISUAL: CONVIVIO,
TECNOVIVIO
E INTERMEDIALIDAD
Eugenio Schcolnicov
UBA, IAE
U
n extenso capítulo de las experiencias liminales en el teatro
lo conforman las relaciones establecidas entre la escena y los
dispositivos tecnológicos. Tal como define la investigadora
Claudia Kozack (2012), podríamos caracterizar bajo la categoría de
tecnopoéticas aquellas apuestas estéticas que apelan a poner de re-
lieve el vínculo entre el arte y la tecnología como regímenes de expe-
rimentación sobre el orden sensible. Frente a este espectro múltiple
y diverso, se reconoce la hibridación y el diálogo que la escena teatral
entabla con los dispositivos audiovisuales, ya sea a partir del cine o de
los nuevos usos que postula su interacción con la imagen digital. Sin
pretender agotar la problemática, nos proponemos elaborar un sin-
tético recorrido que permita introducirnos en la relación que se esta-
blece entre la escena y los medios audiovisuales. Puntualmente, nos
interesa identificar algunas categorías para reconocer cuáles son las
condiciones perceptivas que determinan estas experiencias fronteri-
zas, a medias entre la mediación técnica de la imagen y la condición
aurática que postula el espectáculo teatral.
Esta obra, R. U. R., era mi ocasión para utilizar, por primera vez,
una película de fondo en un teatro en lugar de pinturas, y tam-
bién la televisión, en el sentido de que había usado una gran
ventana-panel que caía, mediante control remoto, en el medio
del escenario. Cuando el factor humano en la obra pulsaba un
botón en su mesa de trabajo, el panel quedaba abierto y la au-
diencia veía dos seres humanos reflejados en un espejo monta-
do entre bastidores. Su tamaño moviéndose de manera fortuita
y hablando a través de un altavoz oculto. Esto era totalmente
una ilusión, porque un minuto más tarde veías a los mismos ac-
tores aparecer sobre el escenario a su tamaño. En ese momento
se producía, inevitablemente, un estallido de aplausos (Kiesler
en Luque Blanco, 2006: 294).
191
(...) la característica eminente de la performance de los beshi era ser autónoma res-
pecto de la película que se proyectaba en la pantalla (...). El virtuosismo de los benshi
dependía en gran parte de las maneras en que usaban sus cuerpos. Interactuando tanto
con la audiencia como con las imágenes en pantalla, los benshi ideaban sus propias poses,
vestuario y texto. Proveer una explicación de la película antes de la proyección era una de
las funciones más importantes en las performances tempranas de los benshi (la traduc-
ción es nuestra).
Convivio y tecnovivio
Las prácticas teatrales en liminalidad con la imagen audiovisual supo-
nen un punto de encuentro entre dos paradigmas existenciales diver-
sos: por un lado, el teatro se afirma en la presencia real de los cuerpos
en la escena y, por otro, su condición convivial, a partir de la “reunión
de técnicos, artistas y espectadores en una encrucijada territorial y
temporal cotidiana (una sala, la calle, un bar, una casa, etc., en el tiem-
po presente), sin intermediación tecnológica que permita la sustrac-
ción territorial de los cuerpos en el encuentro” (Dubatti, 2014a: 123).
Es esta misma condición convivial la que define su absoluta imposibi-
lidad de ser reproducido técnicamente, en tanto todo registro de la ex-
periencia teatral “ya no es el teatro, esa zona de experiencia territorial,
incapturable, imprevisible, efímera, aurática, que constituye el teatro”
(124). Frente a la dimensión convivial, las experiencias liminales in-
troducen otro paradigma, aquel constituido por la reproductibilidad
técnica de la imagen. El principio “tecnovivial” presenta la cultura vi-
viente desterritorializada por intermediación tecnológica: “(...) en el
tecnovivio hay imposiciones en los recortes y en la jerarquización de la
información, no hay existencia de zona vital compartida, hay desterri-
torialización y otras escalas para las posibilidades humanas (...)” (129).
192
“multimedialidad se refiere a la situación en la que diversos medios se encuentran
en un solo y mismo objeto; transmedialidad se refiere al pasaje de un medio a otro me-
dio (cambio de medio); intermedialidad se refiere a la correlación de medios, entendida
como la influencia mutua entre medios. Estos conceptos no son solo usados en diferentes
discursos, sino habitualmente también en el mismo discurso, operando en diferentes ni-
veles” (la traducción es nuestra).
193
Programa de mano de la obra Distancia.
Abril, P. (2011). “Apuntes para una teoría del contar”. En CLIJ. Cuader-
nos de literatura infantil y juvenil, N.° 243, septiembre/octubre, 68-72.
Barcelona: Torre de Papel.
Ansaldo, P. (2015). “El café concert era democrático: una charla con
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