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Isabel Colón Calderón

La novela corta en el siglo XVII

Espacios y tiempos en las novelas


1. Espacios: predomina la ambientación urbana donde habitan la mayor parte de los personajes. Incorporan
alabanzas a las ciudades y caracterizaciones. Las ciudades, adquieren caracterización conjunta.
Se concretan los espacios de la ciudad que no necesitan caracterización por ser conocidos. Se hace
énfasis en las casas como lugares privilegiados y, dentro de ellas las habitaciones de las damas, los jardines.
Se insiste en el lujo y cierta repetición de objetos de valor. Puede adquirir valor simbólico, por ejemplo, cuando
una dama es perseguida por un hombre, puede sentirse en peligro hasta dentro de su propia morada. Las
iglesias, conventos, cárceles y paseos son zonas transitadas dentro de la ciudad mientras que las ventas y
caminos se encuentran fuera. La naturaleza también se presenta idealizada, con caracteres propios de la
literatura pastoril y otros de índole agreste donde pueden suceder actos de violencia. Los lugares reales se
entremezclan con los inventados por el autor, de este modo, la ubicación real alcanza gran relevancia en
algunos casos (se busca explicar la elección, por ideología). Zayas, sitúa varias de sus historias fuera de
España, para insistir lo mal que los extranjeros tratan a los españoles (mujeres).
2. Sociedad: no es un claro calco de la misma, pero puede reflejar ciertas tensiones del momento. La
estratificación social, no es la misma en protagonistas o personajes secundarios. La nobleza suele pertenecer
al primer grupo, pero es criticado cuando no actúa según su papel asignado o trata mal a la mujer. A los nobles
les importa el honor y dan gran importancia a las riquezas, aspecto a tener en cuenta por padres aristócratas
que casan a sus hijas (así también a las joyas, gustos, casas).
Hay personajes adscriptos a la baja nobleza o burguesía. Mientras que los mercaderes suelen ser
dejados de lado por los autores y, a menudo se les critica. Los clérigos, por otra parte, no siempre
desempeñaron un buen papel en las novelas cortesanas, son los que acuden a las mujeres que serán asesinadas
para confesarlas, sin oponerse y sin obtener criticas ni elogios del narrador. Otras veces no logran aliviar los
sobresaltos de una dama ni dar cuenta que esta embrujada; el comportamiento del clérigo suele ser rechazado
abiertamente. Aparece también un hombre que tiene amores con una dama que oculta entre mujeres de malas
costumbres hasta que la abandona para hacerse clérigo. Fuera de la nobleza y burguesía (sin llegar a las
bajezas), aparecen muchos personajes secundarios: ministros de justicia, médicos, criados, ayos, etc. Frente a
algunos de ellos puede haber una descalificación global, como ser en contra de los criados, que suelen ser
censurados y, cuando son protagonistas, suelen ser descalificados moralmente y tener un final desgraciado.
Sin embargo, en el marco de las novelas, los criados suelen desempeñar un papel positivo.
Grupos marginados: bandoleros, prostitutas, picaros. Estos últimos inclusive han sido protagonistas.
Los autores suelen no dar tanta importancia o no tocar temas como son el linaje, o situaciones de cristianos
nuevos, viejos, judíos o moriscos. Hay algunos esclavos moros que son criticados, no por criados ni por origen,
sino por noble ascendencia. En Zayas se advierte en la misma novela a dos perspectivas, la de la narradora
(habla de cristianos viejos, considera que no importa la labor de los padres siempre que sean cristianos viejos
y tengan dinero, limpieza de sangre) y de los personajes (no es lo mismo, se puede matar a los enamorados,
por evitar una contaminación en la sangre).
La sociedad de las novelas es un mundo violento, abundan muertes duelos y violaciones. Las mujeres
son sometidas a vejaciones (ofensas, humillaciones). Las luchas de clases sociales y cuestiones de dinero son
enmascaradas (ej., final feliz, o bajo intrigas amorosas).
3. Localización temporal: rara vez se explicita el año en el que transcurren los hechos, más frecuentes son las
referencias históricas o se nombre al rey. Se citan batallas, o luchas contra turcos. Hay personajes o episodios
que se novelizan. Menciones de nombres concretos, es una manera de fijar el tiempo u homenajear a una
persona y así trazar un entramado de realidad-ficción. En Zayas se destacan los numerosos momentos
históricos mencionados. Ficción e historia aparecen unidas en las novelas de la autora. El marco siempre tiene
lugar en el siglo XVII, aunque algunas historias pueden situarse en momentos no determinados (que pueden
suponerse).
Los comentarios sobre la historización de los relatos pueden dividirse en dos grupos: por un lado,
algunos se muestran contrarios a una localización contemporánea. En otros, se advierte una postura favorable
a los asuntos modernos. El tiempo se impulsa a partir de circunstancias de la vida cotidiana (festividades,
embarazos, etc.). Los personajes son conscientes del paso del tiempo por el uso del reloj. No se suele precisar
de fechas como días, meses exactos, pero en algunas novelas se da su conocimiento. Se marca el tiempo
mediante metáforas o comparaciones mitológicas. La noche, es uno de los momentos en los que mas reparan
los autores, ya sea llena de peligros o adecuada para los encuentros amorosos.

Miguel Ángel Teijeiro Fuentes


La novela cortesana o el proceso de degeneración de la narrativa áurea
Definición: novela cortesana, o Novela Corta Romántica es un género que aparece y se desarrolla en
el siglo XVII coincidiendo con el traslado definitivo de la corte a Madrid y con el descubrimiento de la ciudad
como universo de vida en común y escenario de la existencia humana y de sus pasiones. En estas novelas, las
ciudades o cortes constituyen un marco en el que los más variados personajes transitan. Se destaca el flechazo
amoroso de un noble caballero y una hermosa dama, a la que se galantea con promesas y artificios en búsqueda
del amor correspondido. El amor, junto a la honra y los celos, constituyen los ejes fundamentales de una intriga
que permite sucesos inesperados y sorprendentes protagonizados por otros tipos. Por último, el desenlace
puede ser idílicamente alegre (Cervantes) o trágico y desolador (Zayas).
Antecedentes: el término “novella” (Italia) adquirió sentido para llamar a aquellas narraciones cortas
que refieren a los amores cortesanos. Breves historias sobre lances amorosos, a veces eróticos, protagonizados
por jóvenes caballeros y damas. Los “novellieri” italianos y las “nouvelles” de Francia ostentaron el honor
para enriquecer el panorama literario de Europa con estos relatos. Cervantes se postula como pionero de una
tradición peninsular, retomada de la EM, que fue capaz de fundir el contenido didáctico de los “exempla” con
la forma breve de estos relatos. Lope reconoce una gran novedad de estos relatos y reconoce su importancia
gracias a la labor de franceses e italianos. Solórzano (1649) mantiene el marco estructural italiano, pero incluye
contenidos mas cercanos al lector.
Los narradores españoles se habían apartado de sus modelos pretendiendo desdeñar sus formas poco
ortodoxas (la novella), bajo un remiendo tan poco original como efectista y recurrente. Zayas se decanta por
el adoctrinador termino de “desengaños”. La gran variedad de relatos cortos que encontramos en España del
s. XVII responden a tradiciones diversas. Influjo de la cuentista oriental, bizantinismo clásico, corriente
medieval, literatura renacentista y otros no tan inmediatos como los libros de caballería, relatos de aventuras,
pastores y cautivos, tratados amorosos de la metafísica neoplatónica. También la tradición peninsular: cuentos,
facecias, chistes, anécdotas, relatos breves. Variedad de temas y personajes, referencias al mundo clásico,
gusto por el folclore. No solo la prosa, sino también se refleja el universo dramático (celestina) del teatro que
derivara en la comedia de capa y espada, de enredo barroco, mezcla del amor y honor.
Génesis: para algunos el origen de la novela cortesana hay que buscarlo en las condiciones sociales
de España en la época: asiento definitivo de la corte en Madrid, reorganización de las diferentes clases sociales,
desaparición de reinos feudales y sustitución del caballero guerrero por el caballero cortesano que ya no
necesita alardes caballerescos ni aventuras inverosímiles, solo el disfrute de la vida cotidiana.
Van dirigidas a un publico muy amplio, es literatura de consumo en una sociedad en la que el dinero
es cada vez mas importante, ya sea para ser leídas u oídos para llegar a aquellas capas de la sociedad iletrada.
El genero cortesano refleja la España de su época en sus páginas, como expresión evidente de la realidad
cotidiana. No es ni novela realista, ni costumbrista ni histórica, pero es una mezcla de todas ellas, ya que
podemos ver como lectores modernos, un pantallazo de la sociedad de la época. Desde el punto de vista
literario, la lit Cortesana, supone la desintegración de todos los géneros narrativos que habían culminado uno
de los siglos mas ricos de la literatura española. Es una mezcla y fusión de todos los géneros en búsqueda de
un nuevo y definitivo modelo narrativo.
Constituyentes:
Las novelas cortesanas suelen ser relatos de corta duración…: de allí viene la posibilidad de insertar
varios de ellos dentro de un mismo marco narrativo, en algunos casos se dividen en capítulos, en otros en
espacio de tiempo (30 min), que son interrumpidas para seguir al día siguiente. Esta breve extensión explica
también la simpleza argumental y escasa intriga (en consonancia con el limitado ingenio del autor). Se
simplifica la caracterización de los personajes y su comportamiento moral, agiliza el enredo que lleva al lector
a una expectación por el desenlace. También vemos una preocupación del autor por una economía narrativa
que le permita dar por sentado el conocimiento de sucesos sucedidos o por suceder, de esta manera se utiliza
a los personajes como medio para acelerar la acción dando a conocer y resumir acontecimientos desconocidos
por el lector.
…permitiendo la constante intervención del autor…: el uso de la 3ra persona introduce la presencia
del autor omnisciente, quien interrumpe la lectura a través de paréntesis, retoricas, interrogaciones, frases
gnómicas, que conforman especies de apartes que permiten al autor informarnos su versión de los hechos.
También esta intervención puede querer significar cierta ejemplaridad que busca el autor al diferenciarse y
tomar distancia de hechos de sus personajes y, en casos excepcionales, los apartes del autor responden a un
deseo del mismo de abordar situaciones concretas. Zayas, por ejemplo, con su deseo de abordar la necesidad
de la educación de las mujeres y su papel en la sociedad.
…que utiliza un estilo afectado, repleto de tópicos…: el lenguaje y el estilo utilizado en las novelas
cortesanas, es un reflejo de las modas literarias del siglo XVII. Narradas con una agilidad que obliga la corta
extensión y permite desprenderse de lo artificial e innecesario. No faltan tampoco las breves digresiones
(reflexiones y comentarios acerca de los asuntos más variados) o descripciones (lujo de detalle que nos
permute conocer la Soc. de la época) que van con el gusto del autor de la época. Algunos escritores también
emplean juegos lingüísticos mas novedosos, por ejemplo, lipogramas (escribir una composición prescindiendo
de una letra). Otros ofrecen un discurso tan extenso como denso de contenido. Todo parece estar mas al
servicio de la forma que del contenido: amaneramiento y pesadez, lenguaje conceptuoso y recargado, figuras
retoricas, citas clásicas que retrasan y dejan en segundo plano el desarrollo de la intriga. Otros nos regalan
joyas estilísticas, mientras otros como Cervantes, muestran su deseo de verosimilitud adecuando el lenguaje
al personaje.
…relatos que precisan en ocasiones de marco, en otras no…: se presento en dos envoltorios bien
diferentes que explicaban su concepción del género y las fuentes de las que procedían.
a. La imbricación (integración) entre el plano del marco y de la narración permitió que el primero no se
convirtiera en una mera excusa estructural, sino que adquiriera interés narrativo por si mismo. Zayas reúne en
la casa de Lisis a un grupo de amigos, entre ellos, don Juan (antiguo pretendiente), don Diego (con quien va a
casarse). Las historias llevan a la joven a decantarse por un destino muy parecido al que corren la mayoría de
los personajes de las historias narradas, por la mala reputación de los hombres.
b. En cuanto a las novelas sin marco, requieren de explicación menos detenida. Sucesión de relatos que le
autor organiza a su antojo, de manera independiente, sin un nexo o unión entre ellos.
c. Tercer grupo que están a caballo entre las dos opciones, aquel conjunto de relatos que, sin tener un marco
estructural, ofrecen un esquema de composición recurrente que los agrupa, que les confiere rango de marco
muy difuminado. Tópico procedente de la ant clásica que consistía en escribir a petición de otra persona, que
se convierte en destinatario de una o todas las historias.
…y que atiendan a una estructura tripartita…
Planteamiento, nudo y desenlace: comenzar la historia a modo de la novela picaresca, desde el principio con
su planteamiento, nudo y desenlace. El autor nos facilita la pre historia de los personajes, remontando a sus
orígenes, sus padres, o aquel encuentro que ha dado lugar al nudo de la historia. La explicación de este pasado
no es solo como excusa para dar comienzo al relato, sino que también aporta datos imprescindibles para la
comprensión e interpretación de la historia. Es una técnica muy plana, pero efectiva y simple, sin concesiones
ni complicaciones. A veces se trata de pinceladas para situarnos en el punto de partida deseado: otros apuntan
a un proceso más complejo y pormenorizado
Perturbación, peripecia y anagnórisis: este esquema se aproxima al modelo bizantino. Es semejante al anterior,
pero se diferencia en su comienzo trepidante y sorprendente, utilización de comienzo in medias res que
condiciona el resto del relato. En muchos casos, la expectación inicial tiene que ver con situaciones extremas,
muertes inesperadas, quejas enamoradas, guerras cruentas.
…cuyo enredo esta protagonizado por una galería de personajes funcionales, entre los que destacan la
dama, el galán, los padres, los criados, el confidente, el hechicero, el bandolero o el vulgo…: los personajes,
convertidos muchas veces en “tipos” acartonados y funcionales, que aparecen en las novelas para reflejar la
sociedad de la época. El protagonismo recae sobre los más poderosos, pero, no se excluye de caracterización
a otros personajes de distintos grupos. Reyes, príncipes, condes, duques, mariscales, comparten argumento o
forman parte de una nómina cortesana, pero sin faltar aldeanos o pastores, cómicos, gitanas y fregonas o el
mismo vulgo. Teje una maraña de temas que reflejan la preocupación cotidiana y el gusto popular. La
caracterización física y moral de los personajes están en perfecta simbiosis, porque el que es bello es bueno
representa la ejemplaridad del relato. Por eso hay autores que resumen en una palabra o frase el titulo de su
obra para generar curiosidad en el lector.
Los personajes, aparecen caracterizados de manera rápida y precisa y ya no suelen variar su
comportamiento a menos que lo exija el interés moralizador del caso. Seres sin vida propia que apenas que
evolucionan y su comportamiento refleja un modo de ser. La inconveniencia del ser del personaje es un
llamado de atención que nos pone sobre la pista de lo que sucederá más adelante y será consecuencia inevitable
del destino final de los personajes o su enfrentamiento con otro por triangulo amoroso. La caracterización se
agota en el uso de una adjetivación muy común y tópico, mas aun en las damas (belleza) que en los caballeros
(nobleza). Los personajes aparecen o desaparecen según las necesidades de la intriga. Cuantos más personajes
aparezcan menos verosímiles resulta el plan trazado por el autor y mas se resiente la estructura formal y el
sentido último del relato. Los personajes pueden desempeñar dos funciones distintas: personaje-ayuda, que
interviene propiciando la unión de los protagonistas y el desenlace feliz, personaje desinteresado desde la
autoridad social, moral, familiar y al que todos respetan. Por otro lado, el personaje-obstáculo, que es quien
interviene complicando el feliz desarrollo de los amores, ya sea por interés, venganza, celos o enemistad; para
separar a los enamorados, demorar el desenlace, crear tensión y dar pie a nuevos recursos narrativos (bandidos,
hechiceras), valiosos desde el punto de vista funcional. La caracterización de los personajes varía en función
de los intereses narrativos del autor, en su capacidad para complicar la trama y situarnos, de golpe, en un
escenario opuesto. Esta sorpresa, expectación del lector por las pasiones de los personajes son características
valiosas en los relatos de corta extensión. Todo vale porque todo esta en juego, el éxito o el fracaso de los
personajes, la moraleja, el aplauso del público. Otra propuesta narrativa que es capaz de cambiar el normal
desarrollo de los acontecimientos es aquella donde se afirma cuando se debe negar o, al contrario. Empujan
al personaje a decidirse a aparentar lo que no es. Los personajes de las novelas cortesanas responden a una
caracterización tan precisa como obligada de acuerdo a las necesidades del relato y las intenciones del autor.
La intriga esta por encima de su caracterización, no tiene evolución, responden a estereotipos, sin vida propia.
La pareja de enamorados formada por el galán y la dama, suelen ser cortesanos con hábito, de ilustre
linaje, adinerados y poderosos, de relevancia social, o burgueses que han hecho fortuna. Casos extremos de
personajes de sectores sociales menos acomodados, producto de un malentendido por un suceso inesperado.
Las relaciones que la pareja mantiene son de tema amoroso, la caracterización y las funciones están
justificadas por este tema central. Ambos se aman, otras, se odian y engañan, episodio amoroso que marcara
su destino y los obliga a tomar decisiones por sus propósitos. Amor como elemento de unión. No siempre se
encuentra la inclinación sentimental, hay casos de entrega a la guerra, caza (preferido para sustituir el amor),
estudios más que al amor, pero al que acabaran adorando como a un dios poderoso. El estatus de los personajes
les obliga a mantener normas de comportamiento que si se quiebran ponen en entredicho su condición.
Los enamorados suelen ser excesivamente joven pero preparados para enfrentarse al mundo hostil (16
de ellas y 20 de ellos y casos de 11 y 13). Su caracterización se compara con personajes de la ant. clásica. Se
incorporan a la acción otros personajes de su condición social y las mismas pretensiones (triángulos
amorosos). La simplicidad y complejidad de la acción radica en el numero de personajes que participan. A
pesar de la corta extensión, complican la intriga con la aparición de nuevos protagonistas que duplican
acciones y enredan los cuadrados amorosos o historias secundarias dependientes de la principal.
La dama, representación viva del amor y depositaria del honor de la familia bajo cuya potestad se
encuentra. También participa de manera activa, llegando a alcanzar un protagonismo destaco. La
caracterización del personaje incide una y otra vez en su extremada belleza. Como objeto amoroso, muestra
todos los atributos femeninos capaces de enamorar al caballero a través de sus ojos. Perfecciones exageradas,
los autores compiten por alcanzar la belleza a través de las descripciones. Buscan en la naturaleza el objeto de
competencia con los rasgos de la dama que siempre los supera. Tópico literario en todas las manifestaciones
literarias de la época y alcanza hasta nuestros días. Exagerada preponderancia del aspecto físico del personaje
se puede explicar de distintas perspectivas. Imagen externa confirma las intenciones morales de la
protagonista, rostro reflejo del alma. Es consecuencia de la belleza moral. Por otro lado, el atractivo físico se
revela como componente fundamental que da origen a la pasión amorosa. La imagen de la mujer como dama
en la novela oscila entre los dos tópicos de la literatura de la época. En algunos relatos se impone cierta
misoginia a partir de la cual se critica el papel de la mujer y su actuación. Representa en estos relatos el
resumen y compendio de todas las maldades. En otros relatos, vemos una defensa a la ultranza de la mujer y
el papel que debe desempeñar en la sociedad. Sin dudas la gran defensora de la mujer y el papel que debía
desempeñar en la sociedad es Zayas. Su obra es un ejemplo de la virtud de la dama frente al vicio del galán
que encierra su tesis ejemplarizante de sus desengaños. Las mujeres sometidas por los hombres a un destino
cruel se rebelan contra el cometido y dejan traslucir las quejas y opiniones de la autora. Las damas de Zayas
no han sido solo educadas para labrar y bordar, sino que han aprendido a leer, escribir, cantar a un arpa, se
sienten iguales a los hombres en el fondo, pero no pueden demostrarlo.
El galán es la representación del éxito social y el triunfo amoroso que le reivindica ante los demás a
través del matrimonio. Su caracterización hace hincapié en aspectos relacionados a su importancia social y
reputación pública. No se detiene en aspectos físicos sino en su relevancia en la sociedad. La función del galán
tiene que ver con la introducción del tema amoroso y todos los que deriven de él. No faltan galanteos
nocturnos, cartas de amor, desafíos, encarcelamientos, defensa del honor, matrimonio con la dama elegida
cuando corresponda. Los galanes actuaran de manera adecuada o fatal, empeñaran su palabra o incumplirán
la promesa del amor eterno. El galán es un tipo positivo en quien recae el peso de la acción. En Zayas,
encontramos conductas masculinas que lo dejan en mal lugar y demuestran sus mentiras para gozar de las
mujeres y abandonarlas a su suerte.
Los padres, representan la autoridad familiar y sobre ellos recae la defensa del honor. Suelen aparecer
mas padres que madres, o, esta sustituido por una imagen masculina. Introduce el tema de las relaciones
paternofiliales. De los padres comprensivos y tolerantes se espera la bendición de un desenlace feliz, de los
padres intransigentes, mas preocupados por el interés social podemos intuir sucesos desgraciados que
conducen a un trágico final. Enemistades familiares predisponen la tragedia.
Los criados, representan el mundo bajo que acompaña a la nobleza cortesana. Están unidos a sus
señores por una relación de servicio que les convierte en piezas claves del entramado amoroso y social en el
que viven. Se mueven por interés y recurre a todo tipo de trazas para sacar beneficio económico del tema
amoroso. No dudan sacar tajada de una situación favorable. Los escasos criados fieles son los que disuaden a
sus amos de la locura amorosa y acaban desistiendo de sus propósitos. Son personajes de compañía y dialogo,
sus funciones consisten en estar al servicio de sus señores en todo lo que se les ordene. Son víctimas de los
estragos que causa su comportamiento y la ejemplaridad que esconden los relatos. Los criados pueden alcanzar
tal protagonismo que son determinantes para el desarrollo de la acción, causantes de malentendidos y engaños.
El secretismo y la discreción obligan a confiar la pasión del galán a un confidente que desempeña las
mismas funciones que un criado, pero suele tener una caracterización diferente en ocasiones, como hermano
o hermana o profesional de la tercería.
Otra presencia en la figura del hechicero. Sigue presente en la superstición de las gentes del s. XVII,
puede tener un arte de magia mas antigua y sobrenatural que practican sin recurrir a una fuerza oculta o
diabólica. En otros, la pervivencia del estilo celestinesco, viejas alcahuetas, endemoniadas, hechiceras falsas
y taimadas. Otras veces son nigromantes diabólicos que representan la maldad mas absoluta y su magia
procede del mismo Demonio.

Claudia Gronemann
Liminidad y transgresión: una reflexión sobre el concepto de autoría de Zayas y Sotomayor

Zayas forma parte de las autoras del siglo de oro que comparte carencia bibliográfica con autoras/es
de su época. Su cultura literaria y erudición se manifiestan en su obra, pero parecen excesivamente
extraordinarias para una mujer de la temprana E. Moderna, la cual quedo normalmente excluida del sector de
la educación y de los círculos literarios, del publico y del mercado del libro. Lo que caracteriza su presencia
oscura. Hay quienes propagan su no existencia; tres referencias importantes que datan de su autoría:
1. Una obra compuesta por dos colecciones de novela, firmadas de manera ostensiva, muy significativo
y, tratándose de la escritura de mujeres, partes no publicadas indicio de la problemática de publicar bajo un
nombre femenino.
2. el enorme éxito, también económico, de ambas novelas, lo que implica una manifestación temprana
del autor moderno: se sirve conscientemente del mercado, de sus mecanismos a pesar que el proceso de la
institucionalización de la literatura, mas tarde, dejo fuera a las mujeres que escribían, relegándolas a la esfera
doméstica.
3. las declaraciones ajenas sobre la autora y los panegíricos en la que aparece constantemente
mencionada por autores famosos.
Nos estamos enfrentando justamente al umbral de la posición del autor entre texto y fuera de texto. Liminidad
de la posición del autor para poder analizar las transgresiones permanentes del límite heurístico entre el autor
empírico y su inscripción textual. Dos puntos de referencia histórica: la base hermenéutica del concepto de la
intención, que entendió el trabajo del autor como voluntad de una persona en su contexto sociohistórico y la
critica estructuralista, en favor de una exclusión del sujeto del autor del análisis. Fenómeno de la autoría
femenina basando en la teoría de Foucault (autor como principio fundacional del texto y movimiento oscilante,
imposible de detener): problematizar la base epistemológica para describir la posición del autor por los
procedimientos narrativos y retóricos en relación con los factores extratextuales históricos y socioeconómicos
como la producción y la recepción.
Ambigüedad textual vs reconstrucción de una autora: Se atribuye a la literatura zayesca un temple
afectivo personal. En esta perspectiva se crea una autora como ideologema, a la que se dejan subsumir de
manera jerárquica los aspectos textuales polifacéticos. Tanto la perspectiva del feminismo como la del
realismo, que funciona de la misma manera, produce un paréntesis para poder vencer o dominar la ambigüedad
del texto literario hasta llegar a deshacerse completamente de su polifonía. Otro problema consiste en la
construcción de una diferencia sexual de la creación literaria y la reducción de la capacidad femenina de dar
una imagen fiel de la realidad social de las mujeres de la época o representar un ejemplo de las condiciones
sociales bajo las cuales viven. Conceder a la mujer per se, el privilegio de poder describir de manera favorecida
esta realidad desemboca en su exclusión del mundo literario privándola de toda capacidad estética. La
competencia femenina se encuentra fundamentalmente cortada de originalidad literaria. Sexualización y
especialización de la función-autor. La intención del autor como categoría dirigente de la interpretación del
texto literario se establece solo con el concepto socioeconómico del autor en el horizonte de una literatura
institucionalizada. En el caso de la existencia de informaciones biográficas sobre Zayas, un anacronismo
analizar su discurso de manera referencial como reflejo empírico de la mujer del siglo de oro y las condiciones
sociohistóricas bajo las cuales escribió.
Resulta problemático afirmar a la autora en primer lugar por el nombre propio en base al principio
patriarcal del nombre del padre, del hombre de letras y, más tarde, sus derechos de autor, de las que quedaron
excluidas la mayoría de las mujeres. El estatus histórico de la mujer como autora-sin-nombre se consolido aún
más en el contexto de la ascensión del autor moderno y su derecho de propiedad en las condiciones
socioeconómicas específicas del momento. Se concibe cada vez mas como un ser con naturaleza y con cuerpo
propio y diferenciada por su sexo, no tenia acceso a la concepción idealista del sujeto, a la que se refiere el
nombre propio del autor. En ambas fases (pre y post barroco), las especificidades sexuales y textuales tienen
un efecto importante en la literatura, pero se efectúan de manera diferente con respecto a la epistemología.
La referencia del autor, en el caso de Zayas, se hace a través de las múltiples voces de creadoras/es, de
las mascaras discursivas y las técnicas literarias. En este contexto se puede hablar, de una estrategia trasmedial
en la medida en que la autora se revela a través de los cuerpos femeninos, las voces tanto femeninas como
masculinas, y una oralidad fingida literariamente.
La puesta en escena y la construcción de la autoría en María de Zayas: tanto el precepto del silencio,
válido para las mujeres en la historia cristiana, como la exclusión de toda manifestación autorizada caracterizo
de manera fundamental su relación con la escritura y con la cultura del libro. En el momento de escribir y
publicar, es decir de situarse en posición despreciada de una mujer pública, ruptura de tabú, de manera que se
desarrollaron técnicas sexualmente especificas de justificar la escritura. De esto se sirve Zayas para escenificar
su autoría a través de una escritura que procede a la recodificación de diferentes discursos y tópicos.
a. que una mujer tenga despejo, la ionización del topos humilitatis: En el prólogo Zayas se sirve del tópico de
la humildad, indispensable para cumplir el precepto del decorum y justificar un texto de pluma femenina. Al
mismo tiempo ironiza con el tópico mediante la proclamación del ingenio y no solo introduce una ambigüedad,
sino que pone al descubierto el procedimiento de hacer prólogos por medio de un discurso hipócrita. Utiliza
su sexo al servicio de la debida captatio benevolentiae (acción de buscar algo, benevolencia), pero rechaza su
fundamento, el discurso tradicional de una inferioridad femenina. Habla en tercera persona para marcar el
recato, pero su recurso al ingenio tanto masculino como femenino deja reconocer una incompatibilidad de lo
enunciado.
b. darle la estampa; el nacimiento del autor moderno: con la intención de publicar su texto, su transgresión
como mujer del umbral público, pero cubre su deseo de participar en la competición literaria y su conciencia
de la mercancía del libro con el postulado de autenticidad. Seria erróneo interpretar las figuras femeninas del
sarao como representantes de la cultura femenina bajo la perspectiva de una supuesta realidad sociocultural.
Las figuras femeninas se revelan mas bien mascaras discursivas de la autora. De este modo, podemos situar
la temática del engaño-desengaño al nivel de la novela y como reflejo de la puesta en escena del discurso en
la medida en que la historia del marco descubre el carácter ilusorio de toda ficción. El lenguaje falso tiene
también una función clave para la estructura de las novelas en la medida en que palabras, cartas, y poemas
transmiten sentimientos falsos y mentiras que dan lugar al engaño que cambiara luego la situación de los
protagonistas.
c. el argumento del ingenio: en el prólogo emprende una recodificación del concepto de ingenio, que se refiere
a la condición literaria de producir a partir del talento y de un don natural a diferencia de la noción de arte, el
cual concibe la producción poética por medio del conocimiento de preceptos y normas tanto lingüísticas como
literarias. Zayas retoma este argumento del genero renacentista de la apología del sexo femenino que defiende
su excelencia frente al hombre. Por un lado, recurren al concepto del alma como sustancia divina, justificado
la creación como reflejo del creador de la obra divina. Por otro lado, recurren al discurso científico de la
antigüedad, la teoría de los temperamentos y humores corporales de Aristóteles y Galeno, para invertir sus
conclusiones y justificar la capacidad intelectual femenina. Zayas se refiere al humanista Huarte de San Juan
en el que discute las diferencias en el ingenio humano y priva a las mujeres de la condición fisiológica para el
entendimiento con el argumento de la patología humoral: la compostura del cerebro de la mujer, no la hace
capaz de mucho ingenio ni de mucha sabiduría. La autora rechaza el argumento y remite a la educación
sexualmente especifica como causa de la diferencia: si dieran libros podrían ser tan aptas para los puestos y
para las cátedras como los hombres. Y usa los preceptos de Huarte diciendo que por ser de natural más frías
son más agudas por consistir en humedad el entendimiento. La afirmación del intelecto femenino y la
necesidad de que la mujer sea discreta en relación con la protección del honor se encuentra ilustrada por
diferentes novelas en las cuales solo el saber de las normas vuelve a la mujer en garante del honor masculino.
d. El catalogo de mujeres: Para justificarse como mujer culta y autora, enumera los ejemplos de mujeres
conocidas que escribieron en la Antigüedad y crea una línea de tradición femenina en la que inscribe su propia
actividad literaria. Vemos significativa la ausencia de un discurso religioso del cual la autora no se sirve por
temor a la censura. Esos ejemplos, ilustran el procedimiento de una reescritura de diferentes componentes
discursivos, ilustran como se manifiesta la autora y constituye su autoridad femenina: no recurre a referencias
extratextuales, sino que se justifica únicamente por la vía indirecta de diferentes modelos de argumentación,
que retoma para recodificarlos.
Como autora que no tenia acceso a los géneros mas prestigiosos, se sirve del genero de la novela como
forma codificada de manera diferente, incluso despreciada, para poder presentar un tema en publico y justificar
al mismo tiempo su posición de autora, Efectúa una escritura entrecruzada, pero transmite por medio de esa
forma, y causa efecto en el público, sus pretensiones literarias. El combate de los sexos como núcleo de sus
novelas se puede interpretar en relación con el concepto de autoría femenina como pretexto en la medida en
que María de Zayas utiliza un tema moral para justificar su intervención en el circulo literario, para camuflar
un homenaje al entretenimiento del publico parecido al de Lope, para competir con los colegas masculinos,
para participar de manera desapercibida en el mercado del libro y dejar circular sus ficciones novelísticas.

Yolanda Gamboa Tusquets


Cartografía social en la narrativa de María de Zayas

Cuerpos impropios: Algunos de los críticos de Zayas, consideran su obra como precursora de la novela gótica.
Marcia Welles observa que, a diferencia de las Novelas, lo grotesco se intensifica en los Desengaños donde
aparecen descripciones de cuerpos femeninos mutilados o desintegrados. Se pone énfasis en la creación de la
norma a partir de la corporalidad e impulsada por los tratados del comportamiento. Elaboro la idea del “cuerpo
impropio” a partir de las ideas de polución y peligro como trasgresión del orden propuestas por la antropóloga
Mary Douglas. Aunque este cuerpo impropio, pareciera compartir elementos del cuerpo grotesco de Bajtín,
los cuerpos que aparecen en las novelas de Zayas carecen de la exuberancia, de la risa paródica y de la
exageración del cuerpo grotesco rabelesiano. Pero responden a la interpretación de cuerpo grotesco en
oposición del cuerpo clásico, constituyen necesariamente una referencia al cuerpo normativo, a modo de
transgresión. Se trata de cuerpos impropios porque no corresponden a las normas de lo apropiado de acuerdo
con los manuales del comportamiento social adscrito a la mujer, pero, además, como cuerpo femenino en una
sociedad que tiene como norma al hombre, están destinados a la impropiedad, a no corresponder nunca al
modelo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la tendencia del Barroco a lo grotesco, o como mínimo a
la descripción grafica de la realidad tiene su inspiración en la novela hagiográfica. Zayas incorporara en su
obra alusiones relativas a las lecturas de sus lectores. Lo grotesco no es solo un efecto estilístico, sino que
supone y requiere la transgresión del código moral. Las fuerzas transgresoras de la obra de Zayas responden
no solo a otras obras literarias sino también a instituciones dominantes y la ideología de la realidad política e
histórica.
Si observamos el cuerpo desde la perspectiva del proceso civilizador descrito en la introducción, hay
que notar que, en una época en que el cambio de actitud respecto al cuerpo y la desnudez creaba una actitud
de extremo pudor respecto al cuerpo, la normalización, la homogeneización. De este modo, si la ironía que
caracterizaba a las novelas de Zayas consiste en un proceso de desmitificación y de manipulación de
definiciones culturales de la mujer tanto a nivel estético e intelectual como ético, el cuerpo grotesco en Zayas
es un cuerpo impropio que debe entenderse en relación con la norma y el riesgo que supone el excederla.
La mujer normativa: al tiempo que se publicaban los manuales de conducta que pretendían regular el cuerpo
social, se fue regulando el cuerpo femenino. Las obras de Zayas pueden leerse como una respuesta critica a
las prescripciones. Sin duda, el control del cuerpo femenino en España se elabora a lo largo de los siglos XVI
y XVII por medio de la creación de la mujer normativa, modelo de comportamiento de genero que se divulga
por medio de los tratados en defensa de la mujer y el matrimonio. En la creación del estado moderno, se
precisa articular una estructura social de modo estricto que regule todas las relaciones, especialmente las
relaciones entre los sexos, y donde el poder social este en manos de los hombres y de ahí que se cree la mujer
normativa. Cristina Enríquez de Salamanca resalta la base cristiana de este desequilibrio social que concede
al hombre autoridad divina mientras que la mujer queda en un rol fijo: falta de equilibrio entre los sexos. A
medida que vaya progresando la sociedad, o sea, no vaya avanzando el proceso civilizador propuesto, a medida
que las normas de comportamiento vayan introduciendo la idea de vergüenza y que los seres humanos a su
vez sean capaces de auto disciplinarse en las relaciones con sus semejantes, se ira equilibrando el poder social
entre los sexos. Se teme la emergente independencia femenina que se concibe como polución o peligro y por
ello se insiste en su regulación. El cuerpo impropio e incontrolable elaborado por Zayas en sus novelas es
transgresor, si se tiene presente la homogeneidad que pretende el intento de normalización de la mujer en la
época. (ejemplo, La más infame venganza cuando Carlos envenena a camila porque ha sido violada: Zayas
recalca la posibilidad de subjetividad femenina independientemente de las condiciones corporales).
El cuerpo de la mujer paso a representar el prototipo de la sociedad, el Estado moderno y la ciudad. La
mujer normativa, podía legar a convertirse en el emblema del contenedor perfecto e impermeable y, en el
mapa de la integridad del estado. La pureza de la mujer (integridad), falta de artificiosidad y el deseo de honrar
la obra del creador, pasaría a representar la pureza del Estado español de la contrarreforma. El cuerpo impropio
de Camila resultaría ineficaz como modelo de una pureza e integridad que debía reflejarse en la apariencia
externa. La preocupación por los orificios del cuerpo femenino, y la consiguiente asociación a puertas y
ventanas abiertas, es simbólica de la preocupación social por las entradas y salidas, dado que la transgresión
de las fronteras esta ligada a la transformación social, los márgenes son peligrosos y los orificios especialmente
vulnerables.
A la normativización femenina contribuye la Iglesia que en la edad media desacreditaba el matrimonio
y promovía la castidad y la vida célibe como modo de adquirir santidad, comienza a interesarse por la mujer
casada y a escribir tratados sobre la formación de la mujer dentro del matrimonio. La iglesia se va adentrando
en la regulación del ámbito civil contribuyendo a la divinización del monarca doméstico. Fray Luis de León
señala el estado matrimonial como realidad santificada por Dios, capaz de llevar a la santidad a quien la vive
con perfección. La perfecta casada, puede resultar útil como norma de la subjetividad femenina por ser
eclécticas. Coincidiendo con los tratados del comportamiento, señalan el rol de la virtud como medio de
superar la naturaleza y hay que recordar que, por difícil que sea alcanzar la virtud, es mas alcanzable que el
ideal de mujer como María. La perfecta alcanza la categoría de obra clásica en la expresión del ideal de mujer
dentro del matrimonio. Fray Luis ejemplifica y transmite como ninguno el ideal de mujer propio de la época
que le corresponde vivir, intenta regular todas las esferas de la vida de la mujer, la mujer que se entiende como
normativa y que Zayas se ocupa de cuestionar. La mujer normativa, escomo el cuerpo clásico de Bajtín, con
el cuerpo cerrado, la boca cerrada y encerrada en casa. El cuerpo cerrado para Fray Luis es sinónimo de
castidad y es indesligable de la idea de casa cerrada. Y relacionada esta la idea de medida, necesidad de
controlar lo incontrolable, porque el cuerpo femenino es por naturaleza, grotesco y necesita una constante
vigilancia dado que puede salirse de si mismo y transgredir sus propios límites. Carecen de autocontrol, al
contrario que los hombres, quienes son la norma de comportamiento.
La idea de la boca cerrada, aparece representada como la necesidad de que la mujer esté callada, lo
cual es también signo de castidad. Fray Luis justifica este argumento de acuerdo a la “naturaleza”, ya que no
se la hizo para el estudio de ciencias ni para negocios de dificultades, solo para oficio simple y doméstico.
Estos tratados señalan la importancia del habla como reflejo del comportamiento, de la delicadeza y
refinamiento del ser discreto. Por consiguiente, si la perfecta mujer propuesta se caracteriza por su falta de
habla, no tiene como objeto dirigirse a la mujer sino al hombre, quien participa de la vida pública. El hecho
de hacerlos sujeto de discurso en la novela, responde contra la prescripción del silencio, el marco narrativo de
Zayas es concebido como un espacio utópico en el que la mujer es dotada de voz t presencia que se le niega
en la sociedad patriarcal. La voz es liberadora en las novelas mismas y signo de la afirmación de la identidad
femenina.

Salvador Montesa
Los personajes, la caracterización y su contexto ideológico-social

Individualidad y tipificación: La creación de personajes en las Novelas y los Desengaños es, desde el punto
de vista del análisis psicológico, realmente pobre. Muestra más interés por el mundo interior y gusta dar las
motivaciones que mueven a sus protagonistas. Incluso abundan los monólogos en voz alta para describirnos
sus procedimientos internos, miedos, incertidumbres, esperanzas y deseos. Cuando se detiene sobre este punto
cierta critica elabora sus conclusiones. Serian necesario matizar con mayor precisión en que consiste esa
tendencia al análisis psicológico de sus personajes y no dejarse influir por una mal disimulada admiración que
nos lleve a exagerar méritos inexistentes. Si analizamos las novelas en su conjunto, sorprende efectivamente
la penetración con que ha sabido descubrir y describir ciertos procesos anímicos. No se pueden negar esos
atisbos psicológicos. En esta confusión creo que reside el antagonismo entre dos corrientes de crítica: los que
están dentro de la línea sicologista y los que defienden una línea tipologista. El análisis anímico gira única y
exclusivamente en torno al mundo erótico-amoroso. Van siendo tratados los contrapuestos sentimientos y
actitudes que el amor provoca. El inicio del amor, la duda, la esperanza, los celos, la angustia del abandono,
la pasión carnal, etc. Son como ella los describe. Nos ofrece mas el panorama interno de la autora que el de
ninguno de los personajes. La descripción de un universo interior dividido a lo largo de las 20 narraciones, los
aciertos que alcanza al desnudar ante nuestros ojos las inclinaciones y apetencias de las almas, no
forzosamente deben conducirnos a afirmar que haya conseguido unos caracteres particulares.
Aunque en ocasiones nos deslumbre con la veracidad de las complejas experiencias psíquicas de
determinado personaje, le falta luego una razonable continuidad al tratar del comportamiento que tales
motivaciones provocarían. Las criaturas pierden su coherencia interna al romperse el principio de causalidad,
se separan del mundo de los entes posibles y quedan reducidos a tipos y carecen de esa fuerza intima que los
haría desenvolverse por derroteros independientes de la voluntad de la autora. Las inquietudes, inhibiciones o
pulsiones definen única y exclusivamente el alma de la autora y no, el mundo particular del personaje y por
ello caen en una insalvable monotonía que resta verosimilitud al relato y perfección artística a la composición.
Le falto capacidad o decisión para romper con los moldes tradicionales, que no supo crear
individualidades y que se mantuvo cómoda en la línea tipificadora, más manejable y más funcional cuando lo
que se pretende es desarrollar una tesis ideológica previa (esto se diría si ella hubiera visto la posibilidad de
una novela de corte psicológico). Al carecer de vida propia, los personajes se mueven siempre por caminos
prefijados independientemente de las acciones en que se vean involucrados. Las criaturas zayescas carecen de
memoria, son monolíticas desde el primer momento e incapaces de ser afectadas por los sucesos, positivos o
negativos que puedan sufrir, son así porque encarnan la verdad más que la realidad.
Desde otra perspectiva, es importante repetir que los personajes, carentes de entidad propia, funcionan
como elementos sustentantes de una teoría. Sirven en tanto y cuanto a través de ellos la tesis definida pueda
llegar a los destinatarios. Complicar su mundo interno haría que el lector quedara excesivamente prendido sin
trascenderlo a lo que es lo fundamental. El personaje no debe ser un obstáculo, ha de ser un escalón por el que
se pasa sin prestarle atención, sin percibir que es necesario para llegar arriba. La manera de lograrlo es
despersonificándolos, homogeneizándolos al máximo con todos los que tienen la misma función para crear
una categoría. El lector no se ve forzado a un esfuerzo intelectual para situarlo en un contexto. Volvemos al
problema de la alienación y la masificación cultural, a través de los personajes se destruyen las defensas
criticas del individuo receptor y se le obliga a vivir y a aceptar como propias experiencias presentadas.
Podríamos objetar la dificultad que entraña una identificación de los lectores con los personajes si
tenemos en cuenta que muchos de los receptores no pertenecían al status socioeconómico de los protagonistas
de las novelas. La identificación se da siempre, la necesidad de proyectar las propias necesidades de potencia
que no encuentran realización en la vida ordinaria hacia un héroe que posea en grado superior las posibilidades
que a el se le niegan. Si el lector encuentra en los ejemplos concretos de comportamiento y se siente impulsado
a copiarlo en los limites de su realidad personal, es porque previamente ese héroe ha encarnado los valores
con los que comulga, a los que aspira. Para un lector/a vulgar del siglo XVII debía ser altamente gratificante
el contemplar las aventuras y desventuras de las nobles heroínas de las novelas, porque incluso los
desgraciados desenlaces tenían su poder estimulante, no precisamente de origen catártico.
Por un lado, el aspecto positivo de los relatos, con la presentación de un mundo de lujos y riquezas,
lejos de provocar envidia y despecho, les hacia vivir en un ambiente deseado, pues siempre las clases elevadas
y su entorno son el espejo donde se miran las sociedades culturalmente inferiores. Mas importancia tiene el
aspecto negativo, ya que el hecho de ver sufrir atrozmente a las mujeres nobles ofrece a las lectoras una
compensación fuertemente inhibidora.
Los protagonistas: se atiende a las formulas rituales empleadas desde antiguo. El esquema convencional
seguido con machacante uniformidad siempre que desea ensalzar a un personaje es atribuirle las tres notas
caracterizadoras especificas de contenido: hermosura, nobleza, virtud viril y riqueza. Los seres adornados con
estas normas son raros caprichos de la naturaleza que se esmera conformándolos con especial cuidado. En el
mundo de los protagonistas serán presentados enumerando estos rasgos: hermosura, nobleza, hacienda, virtud,
discreción. La carencia de uno de ellos es generalmente la causa de la desgracia. Y cuando quiera rebajar a
alguien bastara con presentarnos el negativo de este retrato. No son sus acciones las que lo van a definir ante
los ojos del lector, la acción se ira acomodando a los moldes previamente establecidos: le resta causalidad y
realismo. Si fueran seres de carne y hueso, si entremezclaran en su vida el bien y el mal, si fueran capaces de
evolución y perdieran el carácter monolítico, difícilmente serian reconocibles como símbolos y su
funcionalidad. El alcance e intención de las novelas no puede permitir esa flexibilidad constructiva o correrían
el riesgo de perder su sentido. Lo que llama la atención de ellos es que nunca aparecen como seres aislados,
es fundamental el entorno familiar. Se fija la atención en el origen, el linaje, los apellidos. La primera y más
importante nota es la nobleza, porque en el fondo, y según ideas de época, es la fuente de los otros dones. El
noble es el único capaz de acciones elevadas y el amor. Podrá luego ser presentado como inconstante o cruel,
pero su sangre le capacita para vivir la plenitud de ese sentimiento. Utiliza todos los ardides para lograr el
amor de una dama, pero su único fin es poseerla. Junto a la nobleza, la riqueza es el primer atributo que la
acompaña. Destacar la fundamental importancia que tiene a lo largo de las novelas el tema económico como
caracterizador de los personajes.
En una sociedad de crisis económica que se atienda primordialmente a lo que cuestan las cosas, su
valor en dinero. Desde la perspectiva de la autora, también ella encarna los anhelos de la riqueza. Los nobles
de las novelas aparecen continuamente en necesidad del dinero porque representa la única posibilidad de
destacar en las urbes populosas. El ansia de riqueza es común a todas las clases sociales. La diferencia entre
nobles y plebeyos es que estos la buscan como un fin en si misma, como algo que les de seguridad en el
inestable momento que les ha tocado vivir. Para aquellos, la riqueza es un medio. Los seres elevados aprecian
el dinero en cuanto que poseyéndolo pueden gastarlo, pueden regalar, puede comprar y ser generosos. Un
noble no magnánimo es una contradicción, solo puede ser magnánimo el rico. La preocupación por la fortuna
aparece reiteradamente. Es la primera preocupación de la dama que huye de la casa paterna o del caballero
que emprende un viaje: recoger joyas y dinero. En la hora de la muerte la preocupación por el dinero es
paralela a la religiosa, después de hablar de los auxilios espirituales nos detalla a quien ira la herencia.
Tercer rasgo definidor que se refiere al físico. Ellos y ellas están dotados de una belleza superior. No
se nos va a dar ninguna nota concreta que nos permita trazar un ideal masculino o femenino. Rarísima vez
aparece un rasgo distintivo que nos acerque a la individualidad del personaje. Pura y simplemente porque esta
individualidad no interesa. Ni desglosa la tópica belleza en los tópicos componentes que para un barroco
constituían la perfección formal, esto porque en lo particular no es significativo, no tiene valor funcional el
que los ojos sean de una u otra manera o que el cabello tenga tal o cual color y textura, la hermosura es genérica
y funciona en si misma. Despersonalizar y estandarizar a los personajes. La hermosura es una cualidad
connatural de la nobleza. Tanto o mas que la riqueza. En sus aspectos mas externos, todos gozan de nobleza,
riqueza y belleza y Zayas penetra en la descripción de sus cualidades internas que afectan al espíritu en sus
aspectos moral e intelectual: virtud y discreción. Estos son los rasgos que permiten las variantes, la división
del mundo novelesco en buenos y malos y la conflictividad consiguiente al enfrentarse ambos bandos. La
virtud (castidad) es don particular de la mujer y el varón carece de ella. El hombre debe vencer la castidad y
de ello vendrá la tragedia. Las heroínas son presentadas como modelos, pero solo de forma parcial, nos muestra
el fallo de cada una para que sirva de enseñanza. La autora tiene cuidado de evitar que la derrota de la mujer
dignifique al varón. El clamor de Zayas se eleva siempre reclamando que el comportamiento masculino
responda, al igual que la riqueza y la hermosura, a la exigencia interna de su nobleza. En la descripción de la
dama se mienta la virtud, mientras que en las de los caballeros o se elude o se niega.

Íñigo Sánchez Llama


La lente deformante: la visión de la mujer en la literatura de los Siglos de Oro

Situación social de la mujer en los siglos de oro: aunque en el siglo XVI se produjo cierto avance en la
consideración social de la mujer, el concilio de Trento se encargo de sistematizar todo un entramado jurídico-
teológico que consagraba el matrimonio, junto con la reclusión en el convento, como la única salida admisible
para la mujer. Se considero la institución matrimonial como un contrato y una obligación por el que cada
conyugue debía y pagaba con su cuerpo al otro siempre que fuera un empleo legitimo y no contra natura.
Incluso los erasmistas más avanzados defendieron la obediencia y sujeción de la esposa hacia el marido.
Proponían que se la respetase y a la vez pedía paciencia si el marido no se comportaba de manera adecuada.
Nunca quite la razón al marido delante de la esposa. La situación del otro lado era algo así: promover a la
mujer repugna la naturaleza, fue hecha para servir y obedecer al hombre; ella es del hombre mientras que él
no es de ella.
Durante el siglo XVI se construyó un sistema ideológico que contribuyo a subordinar, enclaustrar y
mediatizar todo tipo de actividad que pudiera desarrollar una mujer. También se observa en el mundo del
trabajo, el cual se penaliza siendo considerado deshonesto e infame; solo se enseñaba costura en los
pensionados de las jóvenes aristócratas. Son pertenecientes a un sexo socialmente inferior y devaluado, la
mujer, sin embargo, debía seguir trabajando en su entorno doméstico. Únicamente se le concedía derecho a
cierta instrucción que le permitiese encargarse personalmente de la educación de sus hijos. Estas limitaciones
anulaban todo estibo de independencia y asfixiaban cualquier iniciativa personal que intentase liberar a la
mujer de la dominación. Pero, a pesar de los obstáculos, hubo mujeres en los siglos XVI y XVII que no se
conformaron e intentaron corregir y superar estas limitaciones.
La mujer y el amor cortés: la visión de los poetas del siglo de oro de la mujer estaba condicionada. Es una
concordancia con la mentalidad de la época expuesta. Las mujeres eran percibidas diferentes y no del todo
comprensibles, no del todo previsibles y no del todo controlables. El amor cortes, es un amor convencional
que lleva implícito el fracaso de la pasión, el tormento y la separación de los amantes. Los poetas ven en su
amada la encarnación de las supremas virtudes, la exaltan hasta limiten inimaginables y se consagran a ella,
aunque los rechace, hasta el fin de sus días. La imagen que se nos presenta de la mujer amada, la cual
inevitablemente debe rechazar al que la pretende, genera un problema, que, si muestra interés y accede, este
la despreciará. Un caso es el de Lope de Vega quien ha tenido una vida amorosa bastante intensa hecho que
desmiente su petrarquismo, increpa en varias ocasiones a su amada de turno por el olvido, llegando a afirmar
que ésta es la actitud esperable de un ser de doble naturaleza: a veces ángel, a veces arpía. Sorprende advertir
que ninguno de nuestros poetas mostro interés por reflejar los sentimientos de la persona amada. Da la
impresión de que la utilizan como referente al que le atribuyen serie de virtudes, luego nos cuentan lo tristes
que están y lo mal que lo pasan ante un ser gélido y distante.
Las voces de la resistencia: Nelkel se refiere a un grupo privilegiado y minoritario al que se le señala como
características fundamentales el estudio de lenguas clásicas y el afán de escribir que las llevo a expresar en
verso los pensamientos y sensaciones refinados por la cultura. En algunos casos solo pudieron realizar esta
aspiración recurriendo a la solución conventual que significaba la independencia intelectual que a veces no
les era posible alcanzar en otras esferas sociales. Sor Juana, sistematiza un manifiesto de rebeldía intelectual
ante una situación injusta: reivindica el derecho de las mujeres a la cultura, ironiza sobre los que creen que
solo pueden realizar filosofías de cocina y señala como única aspiración su afán por el conocimiento. María
de Zayas, reivindico también el derecho de la mujer a la cultura; no fue tan avanzada en cuestiones como la
libertad para escoger marido hecho por el cual se le considera feminista conservadora. Llaman la atención las
distintas categorizaciones que hace la autora de los hombres, que los presenta como ingratos inconstantes e
inestables que desprecian a su amada una vez poseída. En el desengaño cuarto, cuando nos muestra el sadismo
conyugal: el marido sospechando por unos chismes, la esclaviza sometiéndola a todo tipo de vejaciones, solo
al final descubre su error y la mujer ya ha muerto, esto muestra la crueldad e inconsciencia de los hombres.
Algunos de los principios configuradores de su teoría feminista, condena ciertos arrebatos por
consecuencias sociales. Advierte a su auditorio de los peligros de estas situaciones. La alternativa que propone
para controlar el deseo sexual que hace perder el entendimiento y la razón, se apoya en una modificación de
las costumbres de la época. Los maridos deben prestar mas atención a sus esposas y deben ser comprensivos,
de esta manera es innecesaria la infidelidad al disminuir la oferta y la demanda. Estas propuestas tienen mas
efectividad cuando las mujeres españolas no se casen con extranjeros. Si bien es cierto que la ideología
conservadora de Zayas apoyada en una mentalidad aristocrática, no le permitió llegar tan lejos como Sor
Juana, no podemos dejar de lado la rebeldía de una mujer que disculpaba con gracejo la posible mediocridad
de su producción novelística, aludiendo a su condición femenina.
Conclusión: no se puede destacar la absoluta coherencia entre la mentalidad de la épica y la visión deformante
que la mayoría de los poetas tuvieron de sus respectivas amadas a las que solo concedieron la igualdad en el
plano sentimental, considerando que en el resto de los casos debían quedar subordinadas. Algunas voces
disidentes denunciaron la contradicción del amor cortes y la profunda hipocresía de una sociedad que
idealizaba, deificaba y a su vez marginaba a un sector bastante importante de la población.

Eukene Lacarra Lanz


Representaciones de mujeres en la literatura española de la Edad Media

La representación de las mujeres en los discursos eclesiásticos, jurídico y científico: los hitos mas
significativos de la construcción del genero sexual que proviene de los discursos eclesiástico, jurídico y
científico los analizamos dada la influencia que los discursos tuvieron sobre la literatura de la época. La
premisa de la supuesta superioridad de los varones respecto de las mujeres se mantiene inalterable, pues sirve
de base y fundamento a todas las demás, de tal manera que las demás proposiciones se presentan como sus
corolarios naturales y como tales no necesitan de demostración ulterior. Una vez aceptada la superioridad
masculina, el dominio de los varones sobre las mujeres no necesita justificación, ya que entra dentro del orden
natural y divino que los seres superiores manden y los inferiores obedezcan. En el discurso eclesiástico, la
superioridad del varón se remonta a la interpretación de la historia de la creación divina de la raza humana: el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, y la mujer solo fue creada a imagen del hombre y para su
ayuda. Consecuencia ineludible es la inferioridad espiritual de la mujer, siempre mas tendente a las flaquezas
y debilidades de la carne y por ello también mas lujuriosa. Es incumbencia del marido dominar a su mujer,
aconsejarla y guiarla y obligación de esta obedecerle y serle sumisa. De ahí que la maternidad dentro del
matrimonio sea a su juicio la principal función de la mujer, salvo que haya optado por guardar la virginidad,
estado considerado superior, pues el matrimonio es un remedio a la concupiscencia de quienes no pueden
contenerse. El matrimonio es una institución fundamental para el control de la mujer, pues gracias a ella el
marido puede ejercer dominio sobre ella y protegerla mediante su guía de sí misma y de sus bajas tendencias.
Mientras a los varones se les relaciona con la razón (mens) y se les otorga la primacía del entendimiento y de
la palabra, por lo que su actividad se extiende a los ámbitos publico y privado, a las mujeres se les relaciona
con la sensualidad (sensus) y se les limita el espacio de acción al ámbito doméstico, más reducido, aunque sin
parangón con lo que hoy entendemos por tal. Las mujeres deberán depender de los varones. Los primeros se
agrupan de acuerdo a principios sociales, económicos y profesionales, las mujeres se agrupan en términos de
su relación con los hombres y se dividen en doncellas, casadas o viudas, por una parte, y religiosas por otra.
El objetivo de los fieles cristianos, hombres y mujeres es la salvación por lo que su comportamiento debe
ajustarse y ser armónico con su presunta naturaleza y quienes cometan pecados, se arriesgan a la condenación
eterna en la vida y a la marginación social en la presente. A través de la predicación, de la administración de
los sacramentos y de la producción cultural, artística y literaria, los eclesiásticos intentan inculcar en los fieles
el temor de Dios y la obligación de seguir sus mandamientos. La persuasión se procura unas veces con
promesas de felicidad eterna y otras con amenazas de eternas torturas. La iglesia intenta implementar su misión
de guía y maestra en el camino de la salvación, camino que pasa por la aceptación de las premisas que
constituyen los paradigmas genéricos de hombres y mujeres. No deja de ser instructivo el hecho de que nunca
este discurso llego a tener un éxito completo. Observamos la resistencia, especialmente de las mujeres a creer
y a actuar en consonancia a ellos. Gran numero de mujeres que integran movimientos heréticos y contestatarios
medievales en la insistencia machacona del discurso ortodoxo, reacio a dejar cualquier cabo suelto que pinga
en peligro sus premisas. El monopolio del discurso eclesiástico siguió en manos de una minoría de varones
que mantenía su situación de privilegio y a la vez cementaban la complicidad implícita de muchos otros, pues
estos obtenían así una confirmación de su superioridad sobre las mujeres.
Los discursos jurídico y científico construcción de los géneros masculino y femenino ya mencionados
e intentan minimizar las diferencias que surgen en otros aspectos debido a la necesidad de permanecer en la
ortodoxia cristiana. Así, el discurso jurídico complementa y refuerza la supuesta superioridad del genero
masculino mediante unas disposiciones legales que limitan la capacidad de acción de las mujeres y las someten
a la autoridad legal de los varones. En este discurso se prima la importancia de la mujer casada sobre la
doncella, de tal manera que los fueros le confieren mayores privilegios. El énfasis de la importancia del
matrimonio se pone en alianzas políticas y en las ventajas económicas que procura, por lo que se concibe
como un contrato entre familias en el que las mujeres son meros objetos de intercambio entre los varones. Se
distingue del discurso eclesiástico en el hecho de que la guarda de la castidad se exige solo de la mujer y
únicamente como medio para asegurar la legitimidad del linaje del varón, por lo que esta institución no tiene
la meta de evitar la fornicación. Igualmente, la sexualidad femenina fuera del matrimonio solamente se castiga
cuando contraviene los intereses de los padres, mientras que la soltera que se casa sin permiso paterno es
marginada socialmente y castigada con la perdida de la herencia, su unión no marital con un hombre que
conviene a los planes paternos es alentada por la familia y admitida por su comunidad en todos los niveles
sociales, incluso en los mas altos, como atestiguan las uniones legitimas de reyes y nobles y la alta posición
que alcanzan sus bastardos y bastardas. La supeditación de la castidad de la mujer a otros valores se ve también
claramente en la legislación que pertiene a las viudas. Por lo que una conducta tachada de deshonesta les hace
perder la custodia de los hijos, y también la pierden al contraer segundas nupcias. Esto no ocurre en el caso
de los viudos, pues como varones conservan siempre el derecho de administrar los bienes de sus hijos.
El discurso científico, a veces diciente del resto. Da la superioridad del varón y lo toma como norma
de perfección, y da como consecuencia la declaración mas o menos irónica de la imperfección física de la
mujer, su inferioridad humoral (más fría y húmeda) e intelectual, sino que también manifiesta en la afirmación
de que las mujeres contribuyen en menor medida que los varones a la creación de las criaturas. Los hombres
engendran a sus hijos y las mujeres solo los paren. Esto justifica que las madres tengan menos derechos sobre
los hijos que los padres. Además, el temperamento de las mujeres lleva a los médicos a concluir que son mas
proclives a la unión carnal, mas libidinosas, puesto que buscan naturalmente en el varón el calor que les falta
y por tanto siempre desean unirse a él. Consideran la sexualidad como parte de la higiene corporal y
recomiendan su ejercicio atemperado a hombres y mujeres. El coito se debe practicar preferentemente dentro
del matrimonio. Enumera distintas posturas coitales para condenarlas como antinaturales.
Hay bastantes elementos comunes en los discursos eclesiásticos, jurídico y científico. Las
coincidencias esenciales se deben a que los autores, promotores y difusores de estos discursos a lo largo de
todo el periodo medieval son fundamentalmente clérigos, es decir, hombres letrados que bien se integran en
los estamentos nobiliario y eclesiástico. El silencio de las mujeres es igualmente clamoroso. El monopolio del
varón en la plasmación de estos discursos es esencial, no así su difusión. Necesitan de la colaboración de las
propias mujeres, por medio de la persuasión. Rodos los discursos y disposiciones legales están encaminados
a prohibir y castigar cualquier atisbo de independencia femenina. En la institución del matrimonio es donde
se establece el aprendizaje y reparto de papeles y funciones entre hombres y mujeres y por tanto la casa es el
lugar donde se origina el sometimiento de éstas.
Al examinar una literatura fundamentalmente culta y letrada, los paradigmas femeninos, y también los
masculinos, serán perfectamente homologables a los ya mencionados. Otras variables pueden resultar del
examen de la literatura llamada de tipo tradicional, como son la lirica no cortesana y el romancero, aparecen
elementos que discrepan de los discursos arriba señalados.
Representaciones femeninas en la narrativa medieval de los siglos XII y XIV: escasos son los textos literarios
medievales en los que los personajes femeninos tengan el papel protagonista, salvo en el género hagiográfico
cuando se narra la vida de una santa. Ello no quiere decir que las mujeres estén ausentes de otros géneros
literarios o que su función en ellos sea desdeñable. Las mujeres tienen un papel importante en las crónicas, en
la épico-legendaria y en la cuentística, en la narrativa sentimental e incluso en la poesía lirica cancioneril,
genero este en el que su presencia es evocada por el poeta, pero sin concederle la palabra. Las mujeres de la
clase nobiliaria poseían libros, a veces bibliotecas e incluso escribían. Sobre su papel de lectoras encontramos
testimonios en los mismos textos literarios, especialmente en la ficción sentimental. Las ausencias son
significativas; los silencios o fugaces menciones tienen interés especial en la historiografía porque nos indican
de manera clara la concepción que los historiadores tenían de las mujeres y la función a la que se las destinaba
en sus crónicas.

Carmen Solana Segura


Las heroínas de las Novelas amorosas y ejemplares de Zayas frente al modelo femenino
humanista.

María de Zayas desde sus Novelas amorosas y ejemplares muestra al lector barroco un tipo de mujer
emancipada que poco tiene en común con el que se propugna desde el humanismo. La libertad de acción, el
componente erótico explicito y la impunidad de las mismas ante el adulterio o el asesinato que cometen,
podrían considerarse como una transgresión en la jerarquía tradicional entre esposo y esposa, y en general el
patriarcado que marca su época.
La autora combate las posturas misóginas que aumentaron con la contrarreforma. Para conseguir
mayor libertad de acción no dudan en disfrazarse, pues desde su interpretación de varón pueden correr
múltiples aventuras y penalidades. Zayas no duda en mostrar una sexualidad explicita. Alude a una dudosa
ejemplaridad si tenemos en cuenta la ética con la que actúan algunas protagonistas y los finales felices que la
autora les otorga. Sus novelas son advertencias, pero ahora sobre todo dirigidas a las mujeres. Sus novelas
contienen enseñanzas, no ya religiosas o morales, sino sociales y profanas. La originalidad de Zayas radica en
mostrar el erotismo femenino. La viuda (prevenido engañado) subvierte el papel activo del hombre en la
sexualidad. También hallamos mujeres que declaran abiertamente su pasión como la hechicera lucrecia, que
se disputa los favores sexuales con su oponente femenina. Las protagonistas autónomas de las Novelas
manifiestan sus inquietudes y deseos, algo que estaba excluido en la novela tradicional. El hecho de encontrar
felicidad en el segundo matrimonio supone en cierta forma un descrédito de este sacramento y que el ultimo
parece destinado a borrar la huella de las imperfecciones del primero. El marco que ofrecen las Novelas al
estar alejado de la realidad política y social de la España del momento permite esas licencias en sus
protagonistas. El papel de la mujer quedaba relegado al plano domestico y esto conlleva la anulación cultural.
Zayas luchara para que su obra literaria no caiga en el menosprecio por el hecho de ser la autora una mujer.
La mujer se concibe como objeto portador de la honra destinado al matrimonio. No obstante, la apología del
matrimonio que llevan a cabo los humanistas parece parodiada en ciertas protagonistas de las Novelas porque
en la mayoría de los casos el vinculo matrimonial no las hace inmunes a las traiciones y a la inestabilidad
socioeconómica. Muchas veces es en el segundo matrimonio donde se cumplen las expectativas. En la burlada
Aminta tras haber sido abandonada y deshonrada decide vengarse porque piensa que con la muerte de una
sola mujer se restauran las honras de tantos hombres. Pero es ella misma la que impartirá la justicia,
renunciando así al recurso de la restauración de la honra mediante la figura masculina.
La conducta que desde los textos humanistas se pregonaba para la mujer casada distaba mucho del
comportamiento de las heroínas de Zayas. Pedro Lujan explica en voz de Doroctea las virtudes y actitudes
que deben tener las doncellas que van a casarse y parece que la práctica de la conversación no esta descartada
dentro de lo que se suponía correcto: no debe ninguna mujer tener estrecha conversación con el extraño, mas
aun ni con el primo ni pariente muy cercano. Si la dama ya se ha casado, puede visitar a otras mujeres, pero
nunca a hombres. En la fuerza del amor, la hermosura de Laura le sirve de reclamo para atraer a don Diego y
con el tendrá relaciones sexuales antes del matrimonio. Mas tarde éste se olvida de esta porque se enamora de
Nise y ella reflexionara sobre la condición de ser mujer y la necesidad de casarse. Las discusiones entre los
conyugues eran otro punto que preocupaba en la literatura de la época. No hay un arma mejor para evitar las
discusiones que la obediencia ciega, por ello que una mujer ha de hacer es ser obediente a su marido, hacer
todo lo que él mandare porque muy justo cosa es que la mujer obedezca a sus maridos.
Fray Antonio de Guevara advierte sobre los prejuicios acerca de las mujeres con carácter y dignidad:
el hombre maldecirá el día que con ella se caso y blasfemara el primero en el que le habló. Juan Luis Vives
acota la libertad femenina apelando a las leyes: los maridos deben atender a muchos negocios; la mujer no
mas que a uno: su castidad. El exilio de la mujer del discurso cultural y de la responsabilidad pedagógica, un
exilio que será definido con mayor claridad después del Concilio de Trento. Zayas responde a estas injusticias
del patriarcado mostrándonos en la fuerza del amor una escena del maltrato con la que se eleva el cuerpo
femenino a una dimensión hagiográfico. El cuerpo femenino, golpeado, mutilado y sangriento, se convierte
en tropo de la resistencia al patriarcado. En un ámbito que preconiza la sumisión, el recato y la guarda de la
honra por parte de las mujeres era imprescindible mantener las apariencias. Así la honra de todos ellos depende
de sola la mujer, por manera que no hay mas honra dentro de una cada en cuanto es la mujer honrada, la que
es muy honesta en el vivir y muy recatada en el hablar. Las protagonistas zayescas presentan transgresiones
en clave de reescritura de algunos motivos y tópicos como sostiene Albers, pero lo cierto es que en el ámbito
patriarcal en el que ven la luz destacar por sus actuaciones autónomas, la libre expresión de sus deseos y ciertas
conductas varoniles. Sin embargo, en lugar de quedar ensombrecidas por los adulterios o vicisitudes amorosas
salen engrandecidas por su capacidad de determinación y la restauración del honor por si mismas.

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