LABORAL
José de la Fuente Mejía
Para su práctica:
Seguridad en el trabajo
1a. parte
L
a seguridad e higiene en el trabajo pretende asegurar la salud e
integridad física de los trabajadores y promover niveles de ca-
lidad de vida, constituye un factor indispensable para mejorar
la productividad a través de condiciones físicas y ambientales
necesarias para desarrollar un trabajo de calidad.
Aspecto humano
Si todos los problemas de la vida han
de tener indefectiblemente un profundo
sentido humano, el de la seguridad pre-
cisa fundamentalmente tenerlo; en efec-
to, el hombre tiene en la vida, aparte de
una misión espiritual que a este tema
no corresponde, una de trabajo a de-
sarrollar, que día a día ha de cumplir du-
rante todo el transcurso de su existencia,
de la que consumirá cuando menos una
tercera parte.
Para el cumplimiento de esta misión,
de ganarse el sustento con su trabajo, el
hombre dispone de esa maravillosa máqui-
na que es su cuerpo, que ha de poner a
contribución ya empleando sus fuerzas fí-
sicas, ya su capacidad mental, ya, como es
lo corriente, usando conjuntamente am-
bas, cada una en mayor o menor propor-
ción, para la realización de su diaria tarea.
Es, pues, imperativa la conservación
de ese maravilloso instrumento en perfec-
tas condiciones de integridad y correcto
funcionamiento, alejando del hombre tan-
to como sea posible la probabilidad de un
accidente. Vemos, por tanto, que este sen-
tido humano ha de estar presente en pri-
mer plano en la mente de quien conside-
re la seguridad en el trabajo; ha de ver al
hombre en el trabajo con visión completa,
con todas sus virtudes, defectos y vicios;
ha de considerar sus descuidos, su des-
preocupación, su temeridad, sus rebel-
días, sus desobediencias, sus aptitudes y
posibilidades, sus pasiones, su fortaleza o
su debilidad, su salud, su agudeza visual,
44 REVISTA AH
“El patrón estará obligado a observar,
de acuerdo con la naturaleza de su
negociación, los preceptos legales sobre
higiene y seguridad en las instalaciones
de su establecimiento, y a adoptar
las medidas adecuadas para prevenir
accidentes en el uso de las máquinas,
instrumentos y materiales de trabajo,
así como a organizar de tal manera éste,
que resulte la mayor garantía para la
salud y la vida de los trabajadores”...
Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos,
artículo 123, fracción XV.
El patrón está obligado a “Instalar, de
acuerdo con los principios de seguridad e
higiene, las fábricas, talleres, oficinas y
demás lugares en que deban ejecutarse las
labores, para prevenir riesgos de trabajo y
perjuicios al trabajador, así como adoptar
las medidas necesarias para evitar que
los contaminantes excedan los máximos
permitidos en los reglamentos e instructivos
que expidan las autoridades competentes.
Para estos efectos deberán modificar, en
su caso, las instalaciones en los términos
que señalen las propias autoridades”...
Ley Federal del Trabajo,
artículo 132, fracción XV.
auditiva o mental; la rapidez o lentitud de
ese complejo cuerpo-espíritu tienen una di-
recta influencia, beneficiosa en unos casos
y nefasta en otros, en la forma de realizar
el hombre su trabajo, en los peligros de su
ejecución y, en consecuencia, en la mayor
o menor probabilidad de que sufra un ac-
cidente. La seguridad implica considerar el
trabajo y sus riesgos y ni aquél ni éstos ten-
drían sentido sin la presencia del hombre.
Aspecto social
Cualesquiera que sean las circunstancias
y condiciones del ser humano y del am-
biente en que desarrolle sus actividades
jamás aparece como un elemento aislado y
solitario, sino que lo hace en asociación,
relación y dependencia más o menos
directa o importante, pero siempre po-
sitiva, con otros seres humanos, no vive
y trabaja el hombre solo, sino dentro de
la sociedad.
De este hecho real de la agrupación so-
cial del hombre deriva una importante con-
secuencia; que el accidente no puede en
modo alguno individualizarse en la persona
que lo sufre, además afecta a toda la socie-
dad en que la víctima esté integrada.
Un accidente laboral, créase o no,
no sólo afecta a quien lo sufre, sino que
sus secuelas alcanzan a su familia, a la
empresa, a las entidades aseguradoras y
asociaciones para la prevención de acci-
dentes, a los organismos oficiales en ge-
neral y a la nación y la sociedad toda.
Cuando un trabajador sufre un acci-
dente, éste repercute de modo directo y
automático sobre su familia; se trate de
una lesión con pocos días de duración
o de un percance causante de graves in-
capacidades y aun la incapacidad total
o la muerte; en todo caso, sin excepción,
la familia de la víctima acusa y sufre las
consecuencias de aquél en mayor o me-
nor grado; podrá ser una pequeña y pasa-
jera dificultad o será acaso un gravísimo
problema de una familia rota, de dificilí-
sima reparación, no ya tan sólo económi-
co, también en lo moral y en lo social.

El impacto del accidente recae tam-
bién sobre la empresa en que el lesio-
nado trabaja; pueden ser pequeñas las
consecuencias, como es el caso de un leve
percance con tan sólo un par de días de
incapacidad, pero pueden ser de enormes
La seguridad implica considerar
el trabajo y sus riesgos y ni aquél ni éstos
tendrían sentido sin la presencia
del hombre
efectos, cuando los accidentes sufridos legales de la empresa en que el trabaja-
por su personal son muy graves, muy nu- dor labora al sufrirlo.
merosos o de carácter catastrófico.
El accidente de un trabajador inci- Aspecto económico
de sobre la producción y la productividad, El gran problema de la seguridad e higie-
sobre la economía y las responsabilidades ne en el trabajo ofrece un aspecto que si

Constitución
Política de los
Estados Unidos
Mexicanos, artículo 123

Tratados
internacionales

Ley del Federal del Trabajo

Ley del Seguro Social

Ley del Instituto de Seguridad Social y Servicios

Sociales para los Trabajadores del Estado

Ley General de Salud

Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente

Ley Federal sobre Metrología y Normalización

Reglamento para la Clasificación de Empresas

y Determinación de la Prima en el Seguro de Riesgos de Trabajo (LSS)

Reglamento Federal de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente de Trabajo (LFT)

Normas Oficiales Mexicanas (LFMN)

REVISTA AH 45
 El accidente no puede, en modo alguno,
individualizarse en la persona que lo sufre,
además afecta a toda la sociedad
en que la víctima esté integrada
bien no está en directo nexo con la le-
sión accidental en sí misma, no por ello
deja de tener gran interés, nos referimos
al problema económico de la accidenta-
bilidad laboral.
Preciso es, ante todo, recordar que
todo problema humano por elevado,
noble, recto, desinteresado que sea, no
puede eludir la faceta económica, vital
en todos sin excepción; todo ello informa
la tarea del misionero, por ejemplo, pero
éste ha de estudiar, de recibir una pre-
paración, de desplazarse, de comer;
precisa cuando menos unos vestidos y
un calzado decentes, y siempre precisará
medicinas, objetos, libros, quizás una
moto, acaso precise ladrillos y tablas
para levantar una pequeña iglesia, hos-
pital y escuela.
Todo ello exige dinero, mucho o
poco, pero dinero. Análogamente, el fac-
tor económico acompaña, quiérase o no,
al accidente y a la prevención.
Conviene recordar, en primer lu-
gar, que existe un tipo de accidente en el
que el aspecto económico es el realmen-
te importante. Que nadie se escandali-
ce de esta categórica afirmación; veamos
un caso real: un operario, prudente has-
ta entonces, comete la imprudencia de
estar fumando un cigarrillo mientras ma-
nipulaba un bote con gasolina; se le in-
flama, la llamarada le produce sólo le-
ves quemaduras en la mano, de las que se
cura en 24 horas, pero al tirar el bote
se produce un incendio en el almacén en
que esto ocurría, del que luego de apa-
gado resultan daños materiales por valor
de varios cientos de miles de pesos. Nos
hallamos ante un claro caso de accidente
laboral en que la lesión del trabajador es
mínima y sin ninguna importancia, mien-
tras que los daños materiales resultantes
son importantes. Este ejemplo justifica
plenamente la rotunda afirmación hecha
al comienzo de este párrafo, y es muy ins-
tructivo pensar que quizás el sereno y rá-
pido empleo de extintores que existían en
el almacén pudiera seguramente evitar el
siniestro y las pérdidas consiguientes.
Finalicemos esta parte del aspecto eco-
nómico de los accidentes, considerando
46 REVISTA AH
someramente el aspecto del costo de
las medidas preventivas. En unos casos,
con muy pequeño costo (el de unas ga-
fas o botas de seguridad) puede evitarse
un gran número de accidentes; en otros,
para obtener unos mínimos efectos pre-
ventivos, sería preciso gastar una eleva-
da suma.
En todo caso, el estudio económico
es aconsejable y conviene señalar que,
por lo general, está probada la rápida
amortización de las inversiones reali-
zadas en la protección y la prevención
de accidentes; el dinero invertido en
prevención es rentable. En Norteamérica
se ha divulgado el slogan que se ha popu-
larizado en todo el mundo por su realis-
mo: “la seguridad paga dividendos“.
Orientación técnica
Examinaremos ahora la interconexión
entre la seguridad e higiene en el tra-
bajo y la técnica. La relación que entre
ambas existe es aún algo oscura para al-
gunos por creer (desde luego errónea-
mente, por deficiente información al
respecto) que la última poco tiene que
hacer en el campo de aquélla. La técni-
ca de la seguridad estará presente allí
donde una industria desarrolle su acti-
vidad, desde la más pesada a la más
reducida. La técnica de seguridad acu-
de a prevenir el riesgo de explosiones,
intoxicaciones, incendios, quemaduras,
heridas, etcétera, evolucionando con el
tiempo para adaptarse a las nuevas mo-
dalidades del trabajo. Como ejemplo po-
demos citar el caso de la técnica pre-
ventiva relativa a las transmisiones por
correas planas de cuero, que –tan básica
hace pocos decenios– tiene hoy casi nula
importancia. Como ejemplo opuesto al
anterior citamos el riesgo de las radiacio-
nes que, desconocido por prácticamente
inexistente hace pocos lustros, tiene hoy
un valor real que aumenta día tras día
con las nuevas aplicaciones técnicas de
la gammagrafía y de la energía nuclear,
pongamos por caso.
La aplicación de las técnicas de la
seguridad y la prevención de acciden-
tes a la industria se proyecta sobre la

producción a través de las siguientes fa-
cetas:
a) Aumento de las horas productivas por
la reducción del ausentismo por acci-
dente o enfermedad;
b) Aumento de los beneficios por menor
costo de los accidentes y mayor pro-
ducción anual realizada;
c) Aumento de ingresos del personal a
causa del mayor número de horas tra-
bajadas al cabo del año;
d) Disminución de los gastos generales
de la empresa y, por tanto, de los cos-
tos de producción;
e) Mejor ambiente social y ventajas de
ello derivadas tanto para la empresa
como para sus trabajadores;
f) Mejor clima moral del personal,
que agradecerá, salvo deformación, la
El gran problema de la seguridad e higiene en
el trabajo ofrece un aspecto que si bien no está
en directo nexo con la lesión accidental
no deja de tener gran interés
preocupación de la empresa por la se-
guridad de sus trabajadores;
g) Mejor consideración exterior de la
empresa, especialmente en sus rela-
ciones con otras empresas, entidades
u organismos oficiales, y
h) Mayor apoyo oficial en los problemas
sociales que a la empresa pueden
planteársele.
Las anteriores consideraciones con-
ducen de la mano a la convicción de que
la influencia de la seguridad sobre la in-
dustria es real y tangible y con impacto
más o menos acusado, pero siempre po-
sitivo.
Se mencionarán los más usuales
problemas técnicos ambientales (tempe-
ratura, luz, ruido, humos, gases, vapo-
res, etcétera) que serán someramente
considerados en cuanto a su relación con
la seguridad en el trabajo y como orienta-
ción informativa, toda vez que los detalles
técnicos de ampliación deberán remitirse
a obras especiales dada la gran extensión
que cada tema, de por sí implica.
Calefacción y refrigeración
El problema de la temperatura es uno de
los problemas técnicos relacionados con
la seguridad que más frecuentemente
se presenta en la industria. El excesivo
calor o frío en los locales y puestos de
trabajo, la conducción de hornos y calde-
ras, el trabajo a la intemperie o en cabi-
nas o locales de reducidas dimensiones
son problemas comunes en el trabajo
industrial. Sin embargo, las sensacio-
nes de caliente o frío, son naturales e
innatas en el ser humano, pero en la
REVISTA AH 47
Las sensaciones de caliente o frío son
naturales e innatas en el ser humano, pero
la respuesta fisiológica a la temperatura
exterior engaña frecuentemente al sujeto
realidad ocurre que la respuesta fisio-
lógica a la temperatura exterior enga-
ña frecuentemente al sujeto, es preciso
considerar dos condiciones ambien-
tales opuestas: 1. Ambientes fríos, y
2. Ambientes calurosos.
1. Ambientes fríos. Un ambiente de tra-
bajo excesivamente frío es favorable al
accidente de trabajo y la enfermedad
profesional; el frío excesivo produ-
ce entumecimiento y una tendencia
al retardo de la capacidad y rapidez
reactiva del trabajador ante las cir-
cunstancias operativas exteriores;
el entumecimiento de las manos del
operario puede aproximar notable-
mente el accidente.
Si bien en épocas anteriores fue
proverbial el erróneo criterio de que
“el trabajo calienta”, en los tiempos
modernos con mentalidad más huma-
na y realista se considera necesaria
la calefacción de las dependencias la-
borales.
Debe recordarse que la calefacción
puede ser, en cuanto a su sistema, lo-
calizada o centralizada, según existan
focos independientes distribuidos en
la fábrica, o el calor se produzca en una
central de la que se distribuye por ca-
nalizaciones a un número más o me-
nos grande de elementos radiadores
distribuidos en los puntos convenien-
tes de los locales a calentar.
Por lo que hace a las fuentes de ca-
lor, los combustibles pueden ser só-
lidos (leña, carbón, etcétera, que ge-
neralmente producen humos, hollín,
gases, cenizas, etcétera); líquidos
(gasolina, petróleo y análogos), que
son origen de gran cantidad de hu-
mos y gases tóxicos que contaminan
el ambiente; y, finalmente, gaseosos
(gas del alumbrado, gas natural, bu-
tano, propano, etcétera), que ofrecen
riesgos de explosión, incendio e in-
toxicación. Cabe aquí citar también la
energía eléctrica (cara, pero cómoda,
fácilmente regulable y limpia), que
presenta los peligros de electrocuta-
ción, explosión e incendio.
48 REVISTA AH
En los locales industriales los sis-
temas más usuales son el aire ca-
liente, el agua caliente y el vapor de
agua. Como elemento de juicio con-
viene recordar que el sistema de ca-
lefacción de un local de trabajo es
más bien un problema económico;
como orientación informativa debe
señalarse que los costos de calefac-
ción son función de los cinco factores
siguientes:
i. Costo total de la instalación e
interés del capital invertido en
ella.
ii. Amortización anual que corres-
ponde al natural desgaste de la
instalación.
iii. Gastos generales de conserva-
ción y reparación.
iv. Gastos de servicio (combustible
y remuneración del personal en-
cargado).
v. Variabilidad de los gastos según
los periodos de funcionamiento
de instalación.
Conviene no olvidar que los siste-
mas de calefacción pueden constituir un
grave problema de contaminación at-
mosférica, especialmente en estas
grandes ciudades, por la emisión
de grandes cantidades de humos y
gases tóxicos (óxido de carbono, an-
hídrico carbónico, gas sulfuroso, et-
cétera).
2. Ambientes calurosos. El problema en
este caso es el de hacer descender la
temperatura al grado necesario para
conseguir un ambiente sano y saluda-
ble, es decir, se trata de un problema
de refrigeración.
Un ambiente laboral demasiado
caliente aumenta la probabilidad de
accidente; el exceso de calor es causa
de sudoración, con deshidratación
y pérdida de sales orgánicas, cuya
inmediata consecuencia es un exce-
sivo incremento de la fatiga, dismi-
nución del rendimiento y aproxima-
ción de la probabilidad de sufrir un
accidente.
En la realidad práctica, el problema
de refrigeración de las dependencias
laborales queda reducido al de la venti-
lación. Modernamente se han perfec-
cionado extraordinariamente los siste-
mas de climatización que, aparte de la
estabilización automática de la tempe-
ratura del local entre límites regulares
a voluntad, incluye, en ocasiones, la re-
gulación del grado de humedad del am-
biente. Los sistemas actuales son, ge-
neralmente, eficaces y perfectos, pero
por el momento sólo son aplicables a
ciertos locales cerrados (oficinas, sa-
las de espectáculos, galerías o grandes
almacenes, etcétera), pues las grandes
naves industriales por sus especiales ca-
racterísticas (enormes volúmenes, ne-
cesidad de aberturas de evacuación de
humos, grandes puestas, a veces colosa-
les, etcétera), son de muy difícil y qui-
zás imposible climatización, que en todo
caso, es muy onerosa.
Ventilación
Siendo el aire el elemento vital por
excelencia, sus condiciones en los lo-
cales de trabajo son de primordial inte-
rés para la seguridad del trabajo, pues
si su pureza es siempre una necesidad
fisiológica, ésta se hace imperiosa en los
ambientes de trabajo viciados por hu-
mos, gases, vapores, polvos, etcétera; el
aire puro aumenta el apetito, favorece la
tranquilidad del sueño, aumenta la ca-
pacidad de trabajo y la actividad general
del organismo, proporciona bienestar
y da mayor equilibrio mental; en estas
condiciones la probabilidad de acciden-
te se aleja.
Las principales causas de impurifi-
cación del aire de un ambiente industrial
son:
1. Anhídrido carbónico. Su proporción
en un taller no deberá pasar de uno
por 1,000, o sea, un litro de CO2, por
metro cúbico de aire.
Debe recordarse que en algunos
procesos industriales pueden produ-
cirse grandes cantidades de anhídrido
carbónico.

2. Gases tóxicos varios. En las at-
mósferas industriales pueden estar
presentes diversos gases nocivos,
como el óxido de carbono, sulhídrico,
cloro, vapores amoniacales, gas sul-
furoso, gas del alumbrado, vapores
de gasolina, benzol, alcohol metíli-
co y muchos otros; las concentracio-
nes máximas permisibles deben con-
sultarse en obras especiales, donde
se dan las dosis tolerables y las mor-
tales.
3. Humos y hollín. Ambos son muy
frecuentes en los talleres industria-
les en que existen hornos, calderas,
fraguas, estufas, etcétera, como resul-
tado de combustiones incompletas de
los combustibles empleados.
El riesgo que representa es de
dos clases: por sus efectos directos
Humos y hollín. Ambos son muy frecuentes
en los talleres industriales como resultado de
combustiones incompletas de
los combustibles empleados
sobre el organismo humano y en
cuanto al riesgo de incendios y
explosiones.
4. Polvo. Todo ambiente industrial es
pulvígeno por sí mismo en mayor o
menor grado; operaciones como el
esmerilado, pulido, molienda, graba-
do, limpieza de piezas de fundición,
polvos propios de minas y canteras,
fábricas de cemento, etcétera, lo pro-
ducen en grandes cantidades y con
características de peligrosidad muy
diversas.
5. Vapor de agua. La humedad del aire,
representada por el porcentaje de
vapor de agua existente en él, es fac-
tor sumamente importante desde el
punto de vista de la seguridad del tra-
bajo; cuando el aire contiene entre 30
y 70% se experimenta un malestar
que aproxima al trabajador al acci-
dente, por debajo de 30% se nota una
molesta sensación de sequedad que
igualmente aproxima la probabilidad
del percance.
Examinadas las condiciones genera-
les del aire, veremos los diferentes siste-
mas de ventilación de los locales de tra-
bajo.
En primer lugar se ofrece a nuestra
consideración la ventilación natural por
puertas y ventanas, que cuando el local
esté más caliente que el exterior (caso
del invierno) el aire frío de fuera entra-
rá por las partes bajas y el más calien-
te del interior saldrá por las partes al-
tas, produciéndose el efecto contrario
cuando la temperatura exterior es más
alta que la del local (caso de verano),
REVISTA AH 49
circunstancias a tener en cuenta por la
seguridad a efectos del establecimiento
de corrientes que puedan ser perjudi-
ciales para el personal; la disposición de
puertas y ventanas, su tamaño y sentido
de apertura, su número y otras condicio-
nes son importantes para la ventilación
natural.
En nuestros días, registros adiciona-
les en muros y tabiques facilitan el in-
tercambio de aire entre el exterior y el
interior y entre dependencias contiguas
de una misma edificación. Importantes
también para la ventilación son otros ele-
mentos constructivos, como cristaleras,
lucernarios, ventiladores eólicos girato-
rios de tipo veleta, etcétera.
Antes de continuar creemos de inte-
rés recordar que la renovación del aire
de un local depende básicamente de los
siguientes factores:
a) Diferencia de temperatura entre el in-
terior y el exterior;
b) Espesor de muros, tabiques, cubierta
y suelo;
c) Naturaleza y tipo de edificación (hor-
migón, ladrillo, etcétera);
d) Características de los parámetros (en-
lucidos, pintados, etcétera);
e) Dirección de los vientos dominan-
tes, y
f) Situación y condiciones del edificio
con relación a las edificaciones próxi-
mas (libre, en patio, entre altos edi-
ficios, proximidad de elementos con-
taminantes; otras industrias, letrinas,
muladares, etcétera).
Hechas estas consideraciones, el inter-
cambio artificial de aire entre el exterior
y el interior de un local industrial puede
ser realizado por los siguientes tres me-
dios principales:
1. Ventilación impelente, en la que se
fuerza al aire puro exterior a penetrar
en el interior del local.
2. Ventilación aspirante, en la que, por
el contrario, se extrae el aire viciado
del local, obligándole a salir al exte-
rior.
3. Ventilación mixta, en la que, como
su nombre indica, se combinan los
dos sistemas anteriores.
Para la ventilación artificial la técnica
utiliza cuatro medios fundamentales ba-
sados en las propiedades físicas del aire,
en las condiciones meteorológicas, en el
aprovechamiento de la presión de agua
50 REVISTA AH
y en la utilización de la energía, y que a
continuación se mencionan:
1. Aprovechamiento de diferencias
de temperatura. En buen número de
instalaciones industriales se lanzan al
exterior productos de escape o dese-
cho calientes, cuya temperatura pue-
de ser aprovechada, y muy económi-
camente, por cierto, para obtener una
ventilación forzada; el calor de las chi-
meneas de hornos, estufas o calderas
puede ser ventajosamente utilizado
para establecer, mediante cámaras de
dobles paredes, corrientes ascensio-
nales continuas que renuevan la del
local.
2. Aprovechamiento del viento. Si en
una región es frecuente la existen-
cia de viento, la velocidad de éste
puede ser fácil y económicamente
aprovechable para obtener una buena
y eficaz ventilación de los locales de
trabajo; en unos casos se colocan en
las cubiertas de las naves industriales
“trompas“ que, dispuestas de cara al
viento, hacen que éste penetre en el
local (caso de los barcos, como ejem-
plo), constituyendo una ventilación
de tipo impelente; en otros casos, la
velocidad del viento orienta caperu-
zas giratorias dispuestas en la cubier-
ta, con lo que se provoca una aspi-
ración que extrae el aire viciado del
interior, creando una ventilación de
tipo aspirante.
3. Aprovechamiento de la presión hi-
dráulica. En algunos casos en que
existe agua a presión abundante y
barata, ésta puede ser utilizada para
obtener, fácil y económicamente, una
eficaz ventilación, obligando al agua a
salir a través de una tobera concéntri-
ca al tubo de aspiración del aire vicia-
do del local.
4. Utilización de la energía eléctri-
ca. Este sistema, el más generaliza-
do y usual, consiste en el empleo de
electroventiladores rotativos, si bien
es caro el costo propio de las máqui-
nas, su conservación y el consumo
de energía eléctrica es barata; sus
muchas ventajas (puesta en servicio
inmediato, posibilidad de moviliza-
ción de grandes volúmenes de aire a
grandes velocidades y presiones) han
hecho su empleo muy usual en la in-
dustria.
Veamos ahora algo sobre las con-
diciones técnicas de la renovación del
aire; en general, se considera necesaria
una renovación de unos 20 m3 por hora
y por persona, pero pueden precisarse
hasta 60 m3 por hora y aún más (salas
de hospitales, por ejemplo).
El aire admitido debe reunir las
cuatro condiciones fundamentales si-
guientes para ser admisible:
1. Su pureza deberá ser máxima; su cap-
tación, pues, habrá de ser hecha en
puntos alejados de toda contamina-
ción; si es posible, se tomará direc-
tamente del campo libre, jardines,
grandes patios, etcétera, y nunca
cerca del suelo, sino a una altura mí-
nima de cuatro metros.
2. La temperatura deberá ser la conve-
niente, ni demasiado fría ni excesiva-
mente caliente; dicha temperatura,
naturalmente, variará según los casos
y circunstancias.
3. El aire deberá estar exento de todo
elemento nocivo; polvo, humos, hollín,
bacterias, gases o vapores perjudicia-
les, etcétera, no deberán estar pre-
sentes en proporciones peligrosas en
el aire de ventilación.
4. El grado de humedad será el necesa-
rio; en cada caso el aire tendrá la hu-
medad adecuada para las necesidades
de los trabajos que se realicen en el
local a ventilar.
Las principales causas de impurificación
del aire de un ambiente industrial son:
Anhídrido carbónico. Su proporción
en un taller no deberá pasar de
uno por 1,000, o sea, un litro de
CO2, por metro cúbico de aire.
Gases tóxicos varios. En las
atmósferas industriales pueden estar
presentes diversos gases nocivos,
como el óxido de carbono, sulhídrico,
cloro, vapores amoniacales, gas
sulfuroso, gas del alumbrado, vapores
de gasolina, benzol, alcohol metílico
y muchos otros; las concentraciones
máximas permisibles deben consultarse
en obras especiales, donde se dan
las dosis tolerables y las mortales.
Nuestro autor:
José de la Fuente Mejía es contador público por la UNAM.
Catedrático de la División de Posgrado de la FCA de la UNAM, en
el área fiscal y en áreas básicas. Expositor oficial de la Jefatura de
Orientación y Quejas del IMSS. Asesor externo en el área de Seguro
Social en diversas empresas del sector privado. Director general del
despacho “De la Fuente Mejía y Asociados, S.C.”