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Enfoques epistemológicos en algunos

paradigmas de la sociología clásica:

EL POSITIVISMO

El positivismo es un enfoque en la sociología que fue promovido por varios pensadores, como Augusto
Comte, Gerber Spencer, Gabriel Tarde, Vilfredo Pareto, Franklin Giddings, Albios Small y Emile
Durkheim. Estos pensadores compartían concepciones comunes sobre la organización de la sociedad, el
objeto de estudio de la sociología y el método sociológico. Aunque tenían diferentes vertientes, como el
positivismo naturalista mecanicista, el positivismo psicologista y el positivismo europeo, todos se
identifican con la corriente positivista.

En el positivismo, la sociedad se ve objetivamente como un fenómeno externo a la voluntad individual,


resultado de prácticas colectivas y relaciones sociales necesarias. Esta concepción objetivista considera
que la realidad social existe independientemente de la voluntad humana y sigue leyes universales e
invariables. Aunque algunos positivistas psicologistas, como Gabriel Tarde y Franklin Giddings,
reconocen una dimensión subjetiva en los hechos sociales, la mayoría mantiene una visión objetivista.

El positivismo también adopta una perspectiva evolucionista del desarrollo histórico, donde las
sociedades evolucionan de estados de homogeneidad a estados de mayor complejidad estructural. Esta
idea se refleja en la ley de los tres estadios de Comte y en las tipologías de sociedades de Durkheim
basadas en la solidaridad mecánica y orgánica.

En términos de método, el positivismo se basa en el patrón gnoseológico de las ciencias naturales para
entender la realidad social y descubrir leyes universales que rigen su evolución. El método científico, que
incluye observación, experimentación y comparación, se utiliza para estudiar los hechos sociales de
manera objetiva. La neutralidad valorativa del investigador es crucial para garantizar la cientificidad del
método.

Aunque algunos positivistas psicologistas proponen métodos adicionales, como la arqueología y la


estadística, para abordar aspectos específicos de la sociedad, el principio general es observar los hechos
sociales tal como se manifiestan en la realidad. En resumen, el positivismo busca un conocimiento
científico de la realidad social a través de un enfoque objetivo y basado en leyes universales.

ESTRUCTURAL FUNCIONALISMO

El estructural funcionalismo es otra corriente teórica clásica en sociología que se centra en las grandes
estructuras e instituciones sociales, sus interrelaciones y su influencia sobre los actores sociales. A
diferencia del positivismo, el estructural funcionalismo se preocupa más por el funcionamiento y
desarrollo de la sociedad en su conjunto.

En esta corriente, se destaca la importancia de estudiar la sociedad como un todo, centrándose en las
funciones que desempeñan las estructuras sociales en el funcionamiento general y desarrollo de la
sociedad. Para los funcionalistas estructurales, la sociedad se ve como un sistema social formado por
fenómenos interrelacionados e interdependientes, donde se cumplen funciones necesarias para la
subsistencia humana.

Según este paradigma, fenómenos como la economía, la educación, la política e instituciones diversas
son necesarios y contribuyen a preservar la existencia del sistema social. Este sistema social, a su vez, se
compone de subsistemas que difieren en su estructura y función, y las relaciones entre actores
individuales y el contexto social están mediadas por un sistema de símbolos culturalmente
estructurados y compartidos.

Los principales representantes del estructural funcionalismo, como Talcott Parsons y Robert Merton,
coinciden en un enfoque macroscópico para el estudio de los fenómenos sociales. Proponen estudiar el
sistema social en su totalidad, considerando diversas partes como estructuras e instituciones sociales,
conductas, roles sociales, mecanismos de control social, organizaciones y valores. La sociología, desde
esta perspectiva, se ocupa de investigar los sistemas de acción social, que involucran a actores
orientados hacia la acción recíproca.

El método utilizado por el estructural funcionalismo para explicar la sociedad y sus procesos de
interrelación social continúa la tradición de las ciencias naturales. Aunque también adopta una
concepción empirista y contemplativa, la corriente busca entender la sociedad como un sistema
integrado y funcional.

PARADIGMA COMPRENSIVO

El paradigma comprensivo, encabezado principalmente por Max Weber, difiere en ciertos aspectos
fundamentales de otras corrientes de pensamiento sociológico. A diferencia de la búsqueda de leyes
universales e invariables, propia de corrientes como el positivismo, el paradigma comprensivo defiende
la idea de que la realidad social solo puede ser comprendida e interpretada al captar la función de cada
parte en el desarrollo del todo y el sentido atribuido por los actores sociales en sus interacciones.

En este enfoque, la realidad social se entiende con una connotación tanto objetiva como subjetiva,
destacando la importancia de la interpretación del sentido dado por los actores sociales en sus acciones.
La noción de acción social, según Weber, abarca toda conducta humana orientada hacia otros en el
proceso de interacción social, basándose en el sentido atribuido por los actores en un contexto
específico.

Así, la sociedad se concibe como un entrelazamiento y desarrollo de acciones específicas de individuos,


orientadas por el sentido. El objeto de estudio de la sociología, bajo este paradigma, se basa en captar e
interpretar el sentido que guía las relaciones sociales y las acciones sociales particulares, todas ellas
movidas por una finalidad.

Para dilucidar este sentido en la acción social, Weber propone el método comprensivo, que se
fundamenta en una operación interpretativa al ponerse en el lugar de los actores sociales. Este método
busca establecer posibles inferencias causales y modelos tipológicos, considerando la multicausalidad de
los fenómenos sociales y la necesaria neutralidad valorativa por parte del investigador.

Aunque Weber reconoce la utilidad del método estadístico para representar regularidades en el
desarrollo de hechos objetivos y subjetivos, así como para comprobar la correlación entre tipos ideales
de acción social construidos y la realidad empírica, destaca la importancia del método comprensivo en la
interpretación del sentido de las acciones sociales. Este enfoque reconoce la complejidad y pluralidad
causal de la acción social, buscando comprenderla desde la perspectiva de los propios actores
involucrados.

MARXISMO

La teoría marxista presenta una perspectiva alternativa a las corrientes de pensamiento previamente
mencionadas, destacándose por su enfoque basado en el principio dialéctico de la realidad social. En
contraste con otras corrientes, el marxismo reconoce la mutua determinación de los aspectos objetivos
y subjetivos de la sociedad. Karl Marx entiende la sociedad como un sistema de interacción social en el
proceso de producción objetiva de la realidad, donde las estructuras materiales y objetivas, así como las
instituciones y significados producidos, condicionan la conciencia de los individuos involucrados en este
proceso.

En esencia, los sujetos, al participar en la producción de una realidad objetiva (estructuras, instituciones,
mercancías, comportamientos, significados, etc.), se ven condicionados por esta realidad en las
relaciones sociales. En otras palabras, los sujetos se producen y reproducen a sí mismos al formar parte
de un mundo de construcción de objetos.
La teoría marxista adopta un enfoque conceptual totalizador de la realidad social, reconociendo en el
proceso dialéctico de interacción social entre lo subjetivo y lo objetivo el objeto mismo de las ciencias
sociales. Para el marxismo, la ciencia debe descubrir e interpretar no solo la lógica interna de las
estructuras sociales que determinan las relaciones entre los sujetos, sino también el efecto que estas
estructuras tienen sobre el funcionamiento de determinada formación socioeconómica, y viceversa.

El método dialéctico materialista se destaca como el enfoque científico predominante en el marxismo


para abordar la realidad social. Este método enfatiza el principio de la objetividad, no asociado a la
neutralidad valorativa, sino vinculado al análisis multilateral de los fenómenos y procesos sociales en su
estrecha relación e interdependencia. Según la teoría marxista leninista, el conocimiento adquirido a
través de este método es un proceso continuo que va de lo conocido a lo desconocido, destacando la
importancia del análisis histórico concreto para comprender los hechos sociales en su contexto histórico
y considerar los momentos de surgimiento y desarrollo de dichos hechos.

ESCUELA DE FRANKFURT

La Escuela de Frankfurt, conocida por desarrollar la teoría crítica, representa una alternativa a las
corrientes de pensamiento del siglo XX, desafiando las ideas naturalistas del positivismo y buscando
integrar la teoría de Karl Marx con las concepciones sociológicas de Max Weber. Destacados
representantes de esta escuela, como Herbert Marcuse, Max Horkheimer, Theodor Adorno y Jürgen
Habermas, se oponen a la construcción teórica no fundamentada en la base empírica, propia del
positivismo, y buscan una síntesis crítica.

En términos generales, la teoría crítica cuestiona la construcción teórica no fundamentada y sostiene


que los conceptos y la teoría en general deben ser vistos como susceptibles de transformación gradual a
través de reflexiones derivadas de la labor empírica. Este enfoque aboga por la cientificidad y
objetividad de los supuestos teóricos, en contraste con la fe ciega en el patrón gnoseológico de las
ciencias naturales.

La sociedad, según la teoría crítica, se representa como un sistema global de interacción social entre
estructuras, instituciones e ideologías, con características diferentes entre las diversas partes. Es un
proceso total de relación dialéctica donde constantemente surgen y se reproducen contradicciones.

El objeto de estudio de las ciencias sociales y de la sociología en particular, según la teoría crítica, se
manifiesta en la génesis de las formas de reacción e interacción social en la sociedad y su relación con el
sentido de las interacciones experimentadas, compartiendo puntos de contacto con la sociología
comprensiva de Max Weber.

A pesar de cuestionar la primacía de los métodos empíricos en la investigación social, la teoría crítica
reconoce su valor como método complementario. Se destaca la importancia de informes elaborados con
datos estadísticos censitarios para inferir generalidades, pero se argumenta que estos métodos han
pasado por alto la suma de instituciones y relaciones sociales, que son esenciales para la sociología.

En resumen, la teoría crítica adopta una postura crítica hacia la concepción de que el rendimiento
científico social está directamente relacionado con el método de investigación. Se enfoca en la
importancia social del objeto investigado, así como en la audacia y singularidad de los aspectos
comprensibles del fenómeno social, producidos a través del proceso de investigación.

Consideraciones Finales:

Al revisar los principales argumentos epistemológicos hasta ahora expuestos, se observa una evolución
desde propuestas extremas hacia un intento válido de integrar estos enfoques en la construcción del
conocimiento sobre la realidad social desde una perspectiva sociológica. En los inicios de la sociología
como ciencia independiente, se destacaban dos enfoques distintos: uno normativo-estructuralista y otro
nominal-intersubjetivo. El primero enfatizaba la cohesión estructural y la búsqueda de vínculos
abstractos entre estructuras, instituciones y funciones sociales, mientras que el segundo privilegiaba la
actividad intersubjetiva y el acervo cultural como elementos explicativos de la sociedad.

Estos enfoques reflejaban propuestas antagónicas, centradas en aspectos objetivos o subjetivos de la


realidad social. Sin embargo, a medida que avanzamos en el tiempo, la corriente marxista y la teoría
crítica han contribuido a una visión más holística, reconociendo la importancia tanto de los aspectos
objetivos como subjetivos para comprender y explicar la realidad. Esta perspectiva holística ha influido
en muchas producciones sociológicas contemporáneas, como las teorías de la complejidad y el
constructivismo estructural.

En última instancia, la sociología contemporánea tiende a integrar y equilibrar las dimensiones objetivas
y subjetivas en el estudio de la realidad social. La riqueza de la disciplina radica en su capacidad para
abordar la complejidad de la sociedad desde diversas perspectivas, reconociendo la interacción
dinámica entre estructuras, instituciones, acciones individuales, valores y significados culturales.

Notas:

La vertiente normativo-estructuralista incluye a Augusto Comte y Herbert Spencer, quienes hacen


analogía entre el comportamiento social y el de la naturaleza, concebiéndolos como sujetos a leyes
cósmicas y universales.

La tendencia nominal-intersubjetiva surge como oposición al mecanicismo, destacando los procesos


psicológicos como trasfondo de los procesos sociales. Gabriel Tarde, Vilfredo Pareto y los primeros
sociólogos norteamericanos, como Albion Small, contribuyen a esta corriente.

El estructural funcionalismo y la corriente positivista son parte de la vertiente normativo-estructuralista.

Emile Durkheim, como representante del positivismo, se interesa por inferir leyes universales a partir de
sociedades tribales y no occidentales.

Los subsistemas según Parsons son: sistema conductual, sistema social, sistema cultural y sistema de la
personalidad.

La corriente marxista y la teoría crítica identifican aspectos objetivos y subjetivos de manera

equitativa para comprender la realidad social.

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