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ANUARIO
DE

MEDICINA HOMEOPÁTICA.
D. mil mmi n mm \ GVÍLLÍB.

AHO I.
CONTIENE:
1 . ' Prólogo d«I autor. O." Objeelones que vulgarmente se ha-
a . ° Kechat que recuerdan sucaiot im- cen a la Homeopatía, y su refuta-
portantes en la vida y trabi^oa cien- ción.
tíficog de HáiHUHAnii. l O . El roneni de la acción de los
3 . ° Higpiane urbana de Madrid. medicamentos homeopáticos, y el
4 . ° La vida del campo, comparada dmo f<sicamente se demuestran.
con la de laa grrandn poblaelonei, 1 . 1 . ALOVKAS coHSioiaAcioiiis Boaai
M o el punto de vlata higiénico. XI vAioa canACTutsnco DI ios sls-
S.* Longevidad humana. TOKAs,—por BoemttHgiaiuten.
e . " Apuntes para la hhtoria da la Ho- l ü . MAKVAL Si MATMIA HÍOICA , ó
meopatía en Espafia. sea resumen d* loa principales efec-
T.° Alrunai noticias sobre el estado tos patogénicos de 45 medicameotns
de la Homeopatía fuera ¿e EsuaSa. (nuevos) con las indicaciones cl(>
8 . ' Ex.p(«lci«n aforlttict d« I» doclrlna nicas.
mjtnékda Hain>Am^

--<m!^'
MADRID:
IMPRENTA DK A . VIGENTE, PRECIADOS, 7 4 .
ANUARIO
DE

MEDICINA HOMEOPÁTICA.

ANO 1—1862.
EL PRESENTE ANO DE 1862 ES:

Del nacimiento de Samuel Halinemann, el 107


Del doctorado de Hahnemann, el 83
Del origen de la Medicina Homeopática, el 72
De la publicación del Organon de la medicina raciona!, el . S2
De la publicación de la materia médica pura, el SI
De la introducción de la Homeopatía en España, el 33
De la muerte de Hahnemann, el 19
Do la fundación de la Sociedad Halmemanniana Matritense, el • 17
De la erección en Leipzig de la estatua de Halinemann, el . H
ANUARIO
DE

MEDICINA HOMEOPÁTICA.
Pon
D. AI^GEL ALVAREZ DE ARACJO Y GUELIAR.

AÑO I.

CONTIENE:
l." Prólog-o del autor. O.** Objeciones que vulgarmente se ha-
Sí." Fechas que recuerdan sucesos im- cen a la Homeopatía, y su refuta-
portantes en la vida y trabajos cien- ción.
tíficos de HAHXSMÁNN. 1 0 . El PORQUÉ de la acción de los
^•° Hig;iene urbana de Madrid. medicamentos homeopáticos, y el
'*.'* La vida dol campo , comparada cómo fínicamente se demuestran.
con la do las grandes poblaciones, 11. ALGUNAS consiDiRAcioms SOBRB
bajo el punto de vista hig-iénico. EL VALOn CARACTKRtSTICO DK LOS SÍN-
^•*' I'Ongevidad humana. TOMAS,—pOf Boenninghaussen:
6 . ° Apuntes para la historia de la Ho- l;£2. MANUAL DC MATERIA MÍDICA, Ó
meopatía en España. sea resumen de los principales efec-
^•** Algunas noticias sobre el estado tos patogénicos de 45 medicamentos
de la Homeopatía fuera de España. ( nuevos) con las indicaciones clí-
**' Exposición aforística de la doctrina nicas.
médica de HAHHIMANN.

'/íiV

MADRID:
IMPRENTA DE A . VICENTE, PRECIADOS, 7 4 .

1862.
ADVERTENCIA.

Esta obra y publicación es propiedad del autor, eí que usará


del derecho que las leyes le conceden contra aquellos que la reim-
priman, traduzcan, etc. sin su consentimiento.
AL DOCTOR D. JOSÉ PASSAMAN,
MÉDICO HOMEÓPATA EN SAN SEBASTIAN DE GUIPÚZCOA.

Mi querido amigo: A Vd. debo, no solo una constante


y solícita amistad, sino muchos consejos médicos que, vi-
niendo de un hombre de gran práctica y ciencia, no pue-
den menos de producir opimos frutos. Escasísimo es mi
saber medico, pero en su pequenez mucho le debe á Vd.,
y esto podrá á Vd. explicar porqué coloco su nombre al
frente del primer tomo de esta publicación; creo firme-
mente que será su egida; y al dedicársela cumple además
con un deber de gratitud este su leal y afectísimo amigo
q. b. s. m.

Ltiurcl CÜ/VAtc.1 Oc- ÜLtíiiiio 11. IL-itclLat-.


PRÓLOGO.

Bajo el título de ANUARIO se publican en todos los paí-


ses los más importantes descubrimientos del dia, los pro-
blemas más curiosos de las ciencias, y en fin, todos aquellos
teoremas y principios cientiñcos, cuyo conocimiento im-
porta á los hombres todos, y que los dedicados al estudio
de las ciencias no deben jamás tener olvidados: si de esto
que decimos se quiere una prueba, no hay mas que recor-.
dar el nombre de Arago, que por medio de sus interesan-
tísimos anuarios ha sabido difundir los más bellos princi-
pios de la ciencia á cuyo estudio y progresos dedicó toda
su vida, la astronomía: si á la medicina nos dirigimos,
también encontraremos al célebre Bouchardat, profesor
de la facultad de París, que lleva publicados veintiún
anuarios de terapéutica, materia médica, farmacia y toxi-
cologia, y en ellos ha dejado consignado lo más intere-
sante de cada uno de estos ramos del arte de curar; y si
VIII

de la Francia pasamos á otros países, podi'einos igualmen-


te demostrar la verdad de lo que llevamos dicho: así es,
que consagrando como lo hacemos el poco tiempo de que
disponemos al estudio y propagación de la Homeopatía,
hemos juzgado que si bien son cortas nuestras fuerzas,
nuestra voluntad es grande, y que con la ayuda do otros
talentos de mayor valía, podremos llevar á, cabo nuestro
pensamiento de publicar anualmente un tomo que, bajo el
título de ANUARIO DE MEDICINA HOMEOPÁTICA, encierro cuanto
sea de utilidad al práctico y al teórico, al módico como al
aficionado al estudio de la Homeopatía, y aun á aquellas
otras personas que sin creencias homeopáticas, son amigas
do saber, y no desdeñan el conocimiento de todo lo bello,
do todo lo ütil, y bajo este último punto do vista, nada más
admirable, nada más ütil que el conocimiento de la obra
del inmortal sajón Samuel Ilahnemann, hombre tan gran-
. de que apenas se le concibe: ¡ochenta años de los de su vida
los consagró al estudio! y cincuenta y tres al de la creación
de un nuevo sistema médico, sin rival posible; este hombro,
que desde muy corta edad poseia con suma perfección,
además del alemán, su idioma nativo, el latin, el griego,
el francés, el italiano, el inglés, y que en el curso de su
brillante carrera publicó setenta obras originales, algunas
sumamente importantes y compuestas de varios volúmenes,
(i las que hay que añadir la traducción al alemán de más
de veinte obras francesas, inglesas ó italianas, y la publi-
IX

caciou de un gran numero de artículos insertos en varios


periódicos, este hombre eminentísimo es tratado por aque-
llos que no conocen do todas sus obras más que la creación
de los glóbulos, de mentecato, de visionario, de loco, de
impostor: bien os verdad que como os posible que estos ta-
les, que apenas conocen una rutina ciega de su mal llama-
da ciencia, aprendida de mal modo y mala manera, sean
capaces de juzgar á un hombre colocado, respecto á ellos,
á, una altura tal, que no solo no le distinguen, sino que ni
aun pueden concebirle; en cambio de los que así piensan
tenemos á hombres doctos, que & pesar de sus años, de su
posición y de su bien sentada reputación, han tenido il
mucha honra el descender de sus altos puestos al de discí-
pulos de Ilahneman, y do ello, no solo no se han arrepen-
tido, sino que se han gloriado con justo motivo, porque
han aprendido lo quo aun no sabían, á curar bien y pronto.
Emprendemos hoy una publicación quo no nos es po-
sible fijar cuál será el papel que llegará á desempeñar en
el vastísimo campo do la propagación y enseñanza do la
Homeopatía, aunque sí podemos asegurar que si tenemos
la fortuna de que llegue á corresponder á nuestros deseos,
no ocupará mal lugar; este primer tomo reasume en afo-
rismos la doctrina de Ilahnemann, refuta las objeciones
vulgares que se la dirigen, demuestra físicamente la acción
•le los medicamentos homeopáticos, fija el valor caracterís-
tico de los síntomas, y ñnalmente, expone sencilla y clara-
X

mente los principales efectos patogenésicos de cuarenta y .


cinco medicamentos que por vez primera figuran en los li-
bros que de esta ciencia se han publicado en Europa, pues
no tenemos noticia de que se encuentren en otro libro que
en el publicado en portugués en la ciudad de Riojaneiro,
capital del Brasil, por el médico homeópata Pedro Ernesto
Alburquerque de Oliveira, habiendo hecho las experien-
cias puras en sí mismo y en personas sometidas volunta-
riamente á su dirección y cuidado; la clínica ha venido
después á corroborar y sancionar la legitimidad de los sín-
tomas observados, y nosotros á nuestra vez, traduciéndolos
del portugués y haciéndolos figurar en el ANUARIO, cree-
mos hacer un verdadero servicio á la humanidad y á los
médicos homeópatas *.
A esta parte de verdadera ciencia y utilidad de
nuestro libro hemos agregado otra, que la tiene relativa:
• en ella figxiran:—Las fechas que recuerdan los sucesos
importantes en la vida y trabajos científicos de Hahne-
mann, y que en cierto modo daguerreotipan á este sa-
bio.—La higiene urbana de Madrid, cuyas fallas todos la-
mentamos y quisiéramos ver corregidas.—La vida del
campo comparada con la de las grandes poblaciones bajo

* Aprovechamos esta ocasión para hacer público nuestro agra-


ilecitnientü al Sr. D. Manuel Carrion y Muñoz, antiguo y acredi-
tado farmacéutico homeópata, que nos ha facilitado con suma ama-
bilidad el original, que no so encuentra ni aun en Portugal.
XI

el punto de vista higiénico, que consuela á aquellos que


se creen desgraciados porque se ven obligados á vivir en
grandes poblaciones.—Lo que se dice bajo el epígrafe
Longevidad humana, no puede menos de hacer reflexio-
nar & todos, y ¡ojalá, contribuyera á mejorar nuestras con-
diciones sociales, y á extirpar nuestros vicios y errores!—
Los apuntes para la historia de la Homeopatía en España
no pueden menos de excitar vivo interés en todos los
amantes de la Homeopatía, y de llamar la atención á los
indiferentes, y aun hacer {tensar á sus enemigos encar-
nizados. Nosotros hubiéramos querido terminar esta parto
con noticias estadísticas exactas y completas; pero á la
realización de nuestro pensamiento hemos encontrado obs-
táculos de todo género, entre otros, el que origina la
fuerza de inercia de muchos, tan fatal y tan generalizada
en nuestro país: así que, cabe mayor gloria á aquellos
que han correspondido á nuestro llamamiento, y expre-
sando aquí nuestra gratitud hacia ellos, cumplimos con
un justo y grato deber,—Las noticias sobre el estado de
la Homeopatía fuera de España, siendo en extremo con-
soladoras , no pueden menos de dar ahento á aquellos que
en un rincón de nuestro país, trabajan con laudable celo
y constante solicitud en propagar y enseñar la doctrina
hahnemanniana, sin otro apoyo, sin otra ayuda, que su
conciencia, que les dice que obran bien.
Concluiremos este prólogo suplicando á todos que
xn
nos ayuden en nuestra empresa; que somos muy débiles
para llevarla adelante como se debe, y que nos remitan
trabajos propios A hacer prograsar la Homeopatía en nues-
tro suelo; y finalmente, que nos suministren todas aque-
llas noticias que conti'ibuyan & conocerse entre sf todos
los homeópatas de España, formando de este modo una
fuerte y robusta parte de la gran familia que deben for-
mar los homeópatas todos de las diferentes regiones de
nuestro planeta.
Madrid 14 de noviembre de 1861.

ÁNGEL ÁIVAIIEZ SE ARAUJO Y CIELLAH.


AWUARIO

MEDICINA HOMEOPÁTICA

CAPÍTULO PRIMERO.

Fecha» que recuerdan «uoeaot importantes en la vida


y trabajos oientificoa de Hahnemann.

1755.—Nace Samuel Hahnemann enMeissen (Sajonia)


el dia 10 de abril.
1767 á 1775.— Hace'Hahnemann nipidos progresos
en los estudios clásicos, en la filología y en las ciencias
naturales: no pudiendo su padre pagar sus estudios, y
viendo en él sus profesores una futura ilustración del país,
lo dispensan del pago de honorarios, y le abren gratuita-
mente la entrada en todos los cursos.
1775.—Hahnemann tuvo que abandonar á Meissen y
trasladarse á Leipzig para estudiar la medicina: aun cuan-
do aquí también logró seguir algunos cursos gratuita-
mente, tuvo que ayudarse enseñando á un griego llamado
Jassy el francés y alemán, y traduciendo á este idioma
obras inglesas de medicina.
1777.—Hahnemann se trasladó á Viena, á fin decom-
2
pletar sus estudios médicos; siguió la clínica del Dr. Qua-
wn; este al cabo de un año le recomendó ál gobernador
de Siebenburgen, que buscaba un médico hábil, como su
mejor discípulo.
1778.—Hahnemann partió para Hermanstadt; se ins-
tala en casa del gobernador, que le confia, además de su
persona, su biblioteca y museo de medallas, y llega en
_esta ciudad á reunir una clientela numerosa.
1779.—Hahnemann pasa á la universidad de Erlangen,
sigue los estudios del doctorado, y se doctora el 10 de
agosto, sosteniendo públicamente su tesis titulada: Com-
peclus affectmm spasmodicorum oetiologicus et thera-
peuticus.
1780.—Hahnemann vuelve á su ciudad natal.
1785.—Después de haber estado en Hettstadt pasa á
Dessau, donde se casa con Henriette Kuchler, y luego se
traslada á Gommern, donde se fija y ejerce el cargo de
médico oficial.
1787.—Hahnemann va á Drésde, donde Wagner, jefe
del cuerpo médico, le confia el cargo de médico en jefe del
hospital, cuyo empleo desempeña durante un año.
1789.—Hahnemann renuncia absolutamente á la prác-
tica de la medicina alopática, y se dedica á estudios quí-
micos.
1790.—Hahnemann publica la exposición completa de
la manera de preparar el mercurio soluble, y EMPIEZA
s u s ESTUDIOS HOMEOPÁTICOS.
1791.—La Sociedad Económica de Leipzig y la Acade-
mia de Ciencias de Mayence llaman á Hahnemann y le
admiten en su seno. En este mismo año deja á Dresde y
vuelve por segunda vez á Leipzig.
3
1792 á 1794.— Hahnemann acepta la dirección del
hospital de dementes de Georgenthal, que le ofrece el du-
que Ernesto de Gotha, y en él, durante este tiempo, trata
á los enfermos según los principios de su nueva doctrina
(la Homeopatía).
1795.—Habiendo dejado voluntariamente la dirección
del hospital de dementes, se traslada á Kónigslutter, donde
obtiene numerosas y brillantes curaciones, que efectúa por
su nuevo método, llamando la atención del mundo médi-
co ; pero la dispensación de los remedios provoca las iras
de los farmacéuticos, y tiene que trasladarse d Albona y
luego á Hambourg, donde publica un escrito sobre las
propiedades antiesoarlatinosas y preservativas de la bella-
donna, de las que él mismo se habia convencido en una
violenta epidemia de escarlatina que habia hecho estragos
en Helmstadl, cerca de Konigslutter.
1796.—Hahnemann publica un Ensayo sobre el nuevo
nodo de llegar al conocimiento de las propiedades medi-
camentosas.
1800 .—En una nueva epidemia de escarlatina que in-
vade la Alemania, se obtienen brillantes triunfos con el
empleo de la belladonna, aconsejado por Hahnemann.
1801. —Hahnemann publica un pequeño tratado ti-
tulado : Método curativo y preservativo de la escarr
latina, y un folleto con el nombre de Consideracionei
sobre la confraternidad médica o/ principio del nuevo
siglo.
1802.—Hahnemann vuelve á, Dessau y renuncia por
segunda vez á la práctica de la medicina; pero es para
dedicarse con asiduidad á la confección de su nuevo siste-
jna médico.
4
1805.—Hahnemann escribe y publica un opúsculo ti-
tulado : El café y sus efectos.
1804.—Hahnemann hace imprimir en Leipzig dos vo-
lúmenes con el titulo: Fragmenta de viribus medica-
mentorum posifms, sive in sano corpore humano obser-
vatis.
1805.—Hahnemann hace imprimir en Berlín y publica
un libro titulado: La medicina de la experiencia, obra
muy importante, y de la que el Organon no es mas que
ol desarrollo.
1806.—Hahnemann vuelve á practicar la medicina.
1808.—Hahnemann, establecido en Torgan, publica un
tratado titulado: Del valor de los sistemas especulativos
en terapia, y de su influencia en el tratamiento, y otros
varios escritos encaminados <^ llevar á efecto su reforma
módica.
1810.—Hahnemann publica en Dresde la primera edi-
ción de su Organon de la medicina racional.
1811 á 1821.—Hahnemann vuelve «1 Leipzig por ter-
cera y última vez con la intención de propagar sú doc-
trina, y en este espacio de tiempo hizo imprimir en Dres-
de y publicó los seis tomos que forman su Materia mé-
dica pura.
1812.—Hahnemann sostiene públicamente en la uni-
versidad de Leipzig la tesis Dissertatio historico-medica
de Itelleborismo veterum. Da lecciones orales de Homeo-
patía dos veces á la semana, y cuenta entro sus numerosos
discípulos á Hartmann, Gross, Hornburg, Franz, y otros
que como estos se han hecho notables en la práctica de la
Homeopatía; hicieron muchas experiencias puras, para lo
cual tornaban los remedios en sustancia y en tintura,
5
porque aun Halmemann no tenia idea exacta del dinamis-
mo medicamentoso.
1813.—El tifus contagioso nosocomial y el de los cam-
pamentos reina con gran violencia en toda la .Alemania;
Hanhnemann lo combate con suceso tal, que las criticas
enmudecen en vista de la brillante superioridad del nuevo
método 1.
1814.—Hahnemann publica el nuevo método para com-
batir la epidemia reinante del tifus.
1816.—Hahnemann sostiene por escrito una polémica
con el profesor Dzondi, de Halle, sobre el mejor tratamien-
to de las quemaduras, y toman parte en ella muchos mé-
dicos de Halle y Leipzig. Esto mismo año publica la Me-
moria sobre la sífilis y los vicios del tratamiento ordina-
rio de esta enfermedad.
1820.—El 9 de enero de este año Hahnemann es citado
ante los tribunales por administrar los medicamentos: la
defensa que hizo fué publicada por Hartmann en La Gace-
ta general Itomeopática, tom. 26, pág. 199; es tan nota-
ble, que puede servir de modelo en casos análogos.
1821.—Por Real orden de 30 do noviembre se auto-
riza á Hahnemann y demás homeópatas á administrar
gratuitamente sus remedios, tanto en Leipzig como en
los demás puntos del Estado.
1822.—Hahnemann acepta el c^irgo de médico particu-
lar del duque de Anhalt-Coethen, y se traslada á esta ciu-
dad. Desde esta época empieza Hahnemann á disfrutar de
tranquilidad.
* El tifus desarrollado entre los militares que regresaron de
Moscow cede á nux y pulsatiUa. Después cambió de forma, y r e -
clamó el empleo de rhus y hryonia.
6
1825.—Uahnemann publica una Jnslruccionpara aque-
llos que buscan la verdad, y otro escrito titulado El mejor
medio jie luxcer desaparecer el método homeopáíico.
1827.—Hahnemann queda viudo.
1828 á 1830.—Hahnemana hace imprimir en Dresde
y publica cuatro volúmenes con el titulo Doctrina y tra-
tamiento homeopático de las enfermedades crónicas.
1829.—Hahnemann publica un escrito titulado De la
manera de obrar los medicamentos homeopáticos. Por
esta época empezó á comprender el dinamismo medica-
mentoso. El 10 de agosto de este mismo año fué un dia
memorable, pues -en él se verificó la primera reunión de
homeópatas de diversos lugares y países para celebrar el
aniversario del doctorado de Hahnemann, haciendo ver
al mundo todo que los médicos homeópatas de todos los
países son miembros de una misma familia, celosa de la
honra médica, y muy afecta al cuidado de la humanidad
doliente. El duque y la duquesa de Coethen contribuyeron
para la fiesta con ricos presentes.
1830.—El cólera invade la Europa, y ningún remedio
se muestra eficaz contra él más que los homeopáticos que
Hahnemann aconseja desde luego, publicando las indica-
ciones necesarias para su debido empleo; esta epidemia
proporciona un triunfo bj-illante á la nueva escuela mé-
dica.
1835.—Hahnemann se casa en segundas nupcias el 18
de enero con Melanie d'Hervilly-Gohier. El 25 de junio de
este mismo año llegan los recien casados á París, donde
se establecen definitivamente.
1843.—Hahnemann muere en París el 2 de julio, y
fué enterrado en el cementerio de Moñtmartre; su sepul-
tura está siluada ú la izquierda de la euLrada, juulo á la
pared, núm. 690.
1851.—Se erige en Leipzig el 10 de agosto, aniver-
sario del doctorado de Hahneimnn, una estatua que le re-
presenta sentado escribiendo el Organon: á esta solemni-
dad asistió un inmenso pueblo y más de seiscientos médicos
homeópatas de todos los países del mundo, y en nombre
de los cuales depositaron una corona al pié del monumento
los doctores Stahaph, Boeninghaussen y Nuñez. Con este
justo tributo pagó la ciudad de Leipzig la deuda de grati-
tud que debia á tan sabio reformador de la medicina.
CAPÍTULO II.

Higiene urbana de Madrid.

De nada sirve que el hombre ó las familias traten de


observar los preceptos de la higiene en sus casas y perso-
nas, si las autoridades üncargadas de la higiene publica
descuidan tan importante asunto. No es nuestro ánimo en-
trar aqui en los deberes que & dichas autoridades les im-
pone su cargo, y si solo decir algo sobre el descuido que
en esta parte se observa en Madrid, capital de la monar-
quía española.
Madrid parece destinado á que nunca se observen en
él los preceptos de la higiene urbana; lodos pueden aun
recordar los antiguos portales, focos de infección para los
habitantes de cada casa, pues en ellos habla un lugar des-
tinado á las necesidades apremiantes de los transeúntes, y
otro para que los vecinos depositasen en 61 la basura de
sus habitaciones, que tan solo los sábados la recogían los
cabros destinados á trasportarla fuera de la coronada vi-
lla: únase á esto los muladares que habia dentro de la
población y la mala construcción de las casas, faltas de
ventilación, la suciedad de los barrios bajos y de sus casas
y habitantes, y se admira uno el que no hubiese una epi-
demia constante que diezmara á los poco afortunados ha-
9
bitaates de aquel Madrid. ¿Pero acaso ha cambiado en
mucho la corle sus condiciones higiénicas? ¡Triste es con-
fesarlo! pero hay que convenir que no ha ganado gran
cosa: la construcción de sus casas es mejor; ha desapare-
cido la infección de los portales, que ahora son hasta ele-
gantes; la basura se recoge diariamente; sus calles se bar-
ren y también se riegan en el verano; los muladares han
desaparecido; pero las casas de los barrios bajos se con-
servan bajo el mismo pié que antes; cada casa es un foco
do infección; y en estos últimos años cada calle es un mu-
ladar; las gentes no pueden transitar por gran parte de las
aceras, porque estas están cubiertas de inmundicia; y hay
calles, y céntricas, que todas ellas lo están, y su atmósfera,
impregnada de malos olores, es insoportable á los vecinos
y transeúntes, y perjudicial en sumo grado á la salud pu-
blica: de nada sirve que se hayan construido columnas uri-
narias, si no se encarga á los dependientes de la autoridad
municipal que cuiden sea en ellas, y no en otro lado, don-
de se cometan suciedades; nosotros aconsejariamos á la
^•utoridad que para castigar estas y otras infracciones de
sus disposiciones, se proveyese á sus dependientes de pa-
peletas de multa, que cada una de ellas valiese 4 rs., por
ejemplo, y se entregase una á cada infractor recogiendo su
importe; de este modo los dependientes podrían dar cuenta
á sus jefes devolviendo semanal ó mensualmente las pape-
letas que aún conservasen en su poder y el importe de las
repartidas: este sencillo procedimiento evitarla los males
^^ que ahora nos quejamos, y produciría entradas de me-
tálico en las casas de beneficencia, si á ellas se destinaba
el producto de las multas.
Por lo que hace al riego de las calles en el verano,
10
aplaudimos esta disposición; no asi la de regar el salón
del Prado, que ha producido muchos males y el que mu-
cha gente abandone el único paseo con que cuenta para
pasar las calorosas noches del verano; en buena hora que
se riegue el paseo de los coches, y también puede tener su
utilidad el regar el salón y paseos adyacentes, pero mucho
antes de que se ponga el sol, de modo que»este los seque,
y que la gente los encuentre frescqs, sin polvo, pero tam-
bién sin humedad.
La limpieza de las calles no se hace tampoco de un mo-
do conveniente; y como no se evita que ciertas gentes las
ensucien y echen en ellas la basura que les acomoda, resul-
ta que aparecen como si no se barriesen.
Los mercados públicos, no solo presentan mal aspecto,
sino que no reúnen ninguna de las buenas condiciones hi-
giénicas que exigen; si A esto agregamos la poca solicitud
• que se muestra por los agentes de la autoridad en que los
manjares se tengan con limpieza y con el orden que deben
estar, así como que no se vendan los que sean perjudicia-
les á la salud, ya por sí mismos, ya por su estado, tendre-
mos que este ramo de higiene urbana, descuidado como se
halla, puede ser origen de gravísimos males para la po-
blación.
También debemos hacer aquí mención de la mala si-
tuación de los campos santos, y de lo perjudicial que pue-
de ser á la salud pública la manera de enterrar que en ellos
se observa: hacemos referencia d. los nichos, que además
de presentar un aspecto triste y monótono, no llenan nin-
guna de las condiciones que la higiene reclama para los
enterramientos.
Finalmente, el permitir dentro de la población, ó muy
11
cerca de ella, cierta clase do industrias, es también perju-
dicial á la salud y hasta á la seguridad de sus habitantes.
Por fortuna de los madrileños, los aires purísimos que
constantemente reinan en la villa, neutralizan en grandísi-
ma parte los malos efectos producidos por las graves faltas
de higiene urbana que acabamos de mencionar: así es que
á pesar de todo, es la capital más sana de Europa, como lo
prueba la estadística comparada.
Concluiremos la parte relativa á Madrid trascribien-
do á continuación ciertas observaciones de interés verifi-
cadas por D. Ramón Torres Muñoz de Luna, y tomadas de
sus Estudios químicos sobre el aire atmosférico de Ma-
drid. Según sus experiencias, resulta: Que los sitios extra-
muros de la población que poseen el aire en mejores con-
diciones de composición normal, son por su urden los
siguientes:

1." Observatorio astronómico.


2." Fuente Castellana.
3." Campo de Guardias.
4." Cuesta de Areneros.
5.° Portillo de Gilimon.
6." Chamberí.

Los que más se alejan do estas condiciones son:


1." Embarcadero del Canal.
2." Lavadero del puente de Segovia.
3." Casa de Campo.
4.° Frente al Casino.
5." Camino de Fuencarral.
Los sitios intramuros de Madrid en que la composi-
12
cion del aire se aproxima mas á la normal, son por su
orden los siguientes:
1." Plazoleta de las'Salesas Reales.
2_o Plaza del Rey.
3." Plaza de Bilbao.
4." Plaza del Progreso.
0° Puerta Cerrada.
6.° Plazuela do Anión Martin.
7." Puerta del Sol.
8.° Calle de Leganitos.
Y por el contrario, los sitios cuya atmósfera dista mas
del aire normal, son por su orden:
1.° Calle Ancha de Lavapiés.
2." Plazuela de la Cebada.
3." Plazoleta de las Vistillas.
Experiencias hechas por el mismo señor respecto al
aire encerrado en las salas de los hospitales, han demos-
trado que las del Hospital de la Princesa encierran una
atmósfera más saludable que las del Hospital General.
Sometido al análisis químico el aire recogido en los
cementerios, ha producido un precipitado negro, sensi-
ble, con las sales de plata y de plomo; ha precipitado el
agua de cal; y por último, ha decolorado una notable por-
ción del permanganato de potasa; lo cual induce á creer
que en él residen, por lo menos, dos cuerpos, cuya exis-
tencia no es habitual en ninguna atmósfera pura; uno que
podemos considerar como fermento miasmático, y otro
como análogo al hidrógeno sulfurado ó snlfhidrato amóni-
co. Por lo que hace á los demás componentes ordinarios
13
del aire atmosférico, resulta que el aire que más dista del
normal es el recogido en el campo santo general de la
puerta de Bilbao, al que sigue el de San Luis, y á este el
de San Martin, y luego el de la Patriarcal, que es el mas
puro comparado con el de los otros.
Estos análisis demuestran lo que ya hemos dicho, de
que los. campos sanios pueden ser un gran foco de insalu-
bridad para la población, y que á ello contribuye en gran
parte oí sistema de enterramiento.

Y
CAPÍTULO III.

La vida del campo^oomparada con la de lai grandei poblacíonea,


bigo el punto de v»ta higiénico.

Los trabajos agrícolas son á los que se dedican la


mayor parte do los españoles que no habitan las grandes
poblaciones; es por lo tanto de utilidad estudiar las con-
diciones higiénicas de los individuos expuestos constante-
mente á las influencias atmosféricas, y darles consejos
útiles que puedan evitarles las enfermedades que la incu-
ria, las emanaciones perniciosas ó la falta de precaucio-
nes etc. puedan ocasionarles.
Desde luego se echa de ver que la población agrícola,
trabajando al aire libre y puro, y fuera de la corrupción fí-
sica y moral de las grandes- poblaciones, se encuentra en
mejores condiciones higiénicas que los habitantes de estas
últimas.
La estadística viene en corroboración de lo que acaba-
mos de decir: asi, en los distritos manufactureros de
Inglaterra la mortalidad es de 1 por cada 53 individuos,
en tanto que en los distritos agrícolas es de 1 por cada 67.
En los departamentos esencialmente agrícolas de la
Francia, como Aisne, Calvados, Indre-et-Loire, Sarthe,
Seine-et-Marne, Yonne, la mortalidad es menor que la
15
de los departamentos especialmente industriales, como son
Seine, Nord, Rhone, Haut-Rhin.
En Francia, por cada 3.500,000 habitantes de las
ciudades, mueren por término medio 47,953 por año, en
tanto que los que habitan en el campo, en igual número,
mueren 29,693 por año; de estos, mueren do fiebres ti-
foideas 1,564 en el campo y 3,456 en las ciudades, y de
tisis 5,857 en el campo y 8,125 en los grandes centros
<le población.
Y sin embargo, la gente del campo no vive exenta de
peligros; los tiene, y grandes: en primer lugar, hay que
contar con que el hombre que cultiva una tierra está co-
mo ligado á la naturaleza del cultivo, y este le puede ser
perjudicial en sumo grado; ejemplo, el cultivo del arroz
en Valencia: en segundo lugar, los cambios bruscos at-
mosféricos, que no los puede dulcificar artificialmente, co-
mo el hombre que vive en la ciudad; y finalmente, tiene
que sufrir constantemente las inclemencias de esa misma
atmósfera que le da la vida, pero que también le puede
ocasionar una muerte instantánea. [Cuántos no han muerto
efecto de un frió intenso! \Y cuántos otros no han sido
victimas de una insolación, ó sofocados por un calor inten-
so! Y la humedad ¿cuántos males no puede originar?
Si el hombre que vive en la ciudad necesita tomar
precauciones, las necesita, y mayores, el que vive en el
campo; solo que á este no le es dado evitar las causas,
como en general sucede al que cuenta con medios para
satisfacer las exigencias de una vida cómoda.
¿Y qué diremos de la alimentación? Es verdad que la
variedad de manjares y sus condimentos no destruyen sus
fuerzas digestivas; ¿pero acaso pueden sostener las cor-
16
porales alimentos escasos y poco nutritivos, como son en
general los que usa la gente entregada 4 las faenas del
campo? Convengamos en que si el hombre que habita en
la ciudad vive en medio de grandes peligros para su sa-
lud , en su mano está el evitarlos; en tanto que no sucede
lo mismo al labrador, que se ve forzado á vivir la mayor
parte del año á la inclemencia del tiempo, y sujeto á todo
género de privaciones; no tiene mas ventaja que respira
aire más puro y no conoce en general las causas morales
de enfermedad; en esto tan solo puede estribar la diferen-
cia que se nota en la comparación de estadísticas de mor-
talidad.

-t: 5ü(2y fStJB»-


t^T'
CAPITULO IV.

Longevidad humana.

El hombre quiere lo primero la salud, y después una


vida larga. Estos dos bienes dependen de él.
Con nuestras costumbres, nuestras pasiones, nuestras
miserias, coa nuestro género de vida, todo ficticio y con-
vencional, el hombre no muere, se suicida.
Haller, Buffon, Ilufeland, etc., demuestran histórica-
mente, es decir, por la enumeración y la comparación de
los hechos, que la vida natural, ordinaria ó normal del
hombre que no muere de enfermedad, es de noventa á cien
años. Haller va más allá, y señala como término extremo
la edad de doscientos años.
Mr. Flourens demuestra por pruebas fisiológicas que la
duración normal de la vida humana es de un siglo *.
Haller cuenta más de mil ejemplos de hombres que
han vivido de ciento á ciento diez años; cuenta también se-
senta de ciento diez á ciento veinte; veintinueve de ciento
veinte á ciento treinta; quince de ciento treinta á ciento cua-

* Véase el interesante libro que ha publicado Mr. Flourens, de


la Academia francesa, secretario perpetuo de la Academia de
Ciencias, etc., bajo el nombre De la longevUé humaine ct de la
quantité de vie sur le globe.
18
renta; seis de ciento cuarenta á ciento cincuenta; uno de
ciento sesenta y nueve.
Harvey ha conocido á Tomás Parse, que vivió ciento
cincuenta y dos años. El rey Carlos I deseó conocerle, y le
hizo venir á su palacio, en donde para festejarle le obligó á
comer demasiado, y murióde indigestión. Harvey le disecó;
todas sus visceras estaban perfectamente sanas; los cartí-
lagos de sus huesos no estaban osificados; hubiera podido
vivir aún muchos años; murió pues, no de vejez, sino de
enfermedad.
Lo que sucede en un hombre puede verificarse en
muchos.
Las pruebasfisiológicasde Mr. Flourens son estas:
Todo en la economía animal está sometido á leyes
fijas.
Cada especie tiene su talla distinta; aunque el gato y
el tigre sean dos especies muy próximas, el gato conserva
siempre su tamaño de gato, y el tigre el suyo de tigre.
Cada especie tiene su duración de gestación. En la espe-
cie del conejo la gestación dura treinta dias, en la del puerco
de la India sesenta, en la gata cincuenta y seis, en la per-
ra sesenta y cuatro, en la leona ciento ocho, etc.
Cada especie tiene también su duración particular de
crecimiento.
Si la talla, la gestación y el crecimiento tienen su du-
ración reglada y marcada, ¿por qué la vida natural no ha
de tener la suya?.
La duración total de la vida de un ser puede medirse,
dice Buffon, por la de su crecimiento. Un ser vive en ge-
neral seis ó siete veces otro tanto de tiempo del que empleó
en crecer. Pero cuál es el signo cierto que señala el térmi-
19
no del crecimiento, es lo que Bufibn no ha dicho, y lo que
Mr. Flourens ha descubierto.
El crecimiento de un aniípal cesa con la reunión de los
huesos á sus epífisis *.
En el hombre esta reunión de los huesos y epífisis se
opera á los veinte años.
Puesto que el hombre vive normalmente cien años, es
decir, cinco veces veinte años, la relación real de la dura-
don de su vida con la de su crecimiento es cinco, y no
seis ó siete.
La regla es general. Así el camello tarda ocho años en
crecei;, vive cinco veces ocho, es decir, cuarenta años; el
caballo crece durante sus primeros cinco años, y vive cinco
veces cinco años, es decir, veinticinco años, etc., etc.
Todos los fenómenos do la vida están unidos los unos
á los otros por una cadena de relaciones sucesivas. La du-
ración de la vida está dada por la del crecimiento; la del
crecimiento por la de la gestación; la de la gestación por la
magnitud de la talla, etc., etc. Mayor es el animal, más
la gestación se prolonga; la del conejo es de treinta dias, la
del hombre nueve meses, la del elefante cerca de dos
años, etc.
Lo mismo que la duración del crecimiento multiplica-
da por cinco da la duración ordinaria de la vida, asi esta
multiplicada por dos da la extrema.
Un primer siglo de vida ordinaria es casi un segundo,
ó al menos un medio siglo de vida extraordinaria; tal es la
perspectiva que la ciencia ofrece al hombre.
* Eminencia huesosa unida al cuerpo de un hueso por medio
de un cartílago, y que se cambia eu apófisis por los progresos de
la osificación.
20
El hombre pues no tiene por qué quejarse de la breve-
dad de su vida; es una de las especies que viven natural-
mente más largo tiempo; cuando no vive todo lo que debe
y puede vivir, no es de la natui-aleza ni del Hacedor del que
debe quejarse, sino de sí mismo.
Para el hombre que ía6e vivir, la vejez no principia
sino á la edad de setenta años, ó más bien para este hom-
bre, según Buffon, la vejez no existe, no es más que una
preocupación. Los animales, que no conocen la aritmética,
no conocen tampoco la vejez.
Mr. Flourens nos da cuatro reglas fundaméntales de
saber vivir, que son las siguientes:
1." Saber no ser joven.
2." Conocerse bien á si mismo.
3.° Disponer convenientemente la vida habitual.
4.° Combatir toda enfermedad en su origen.
A las que el Dr. Alexandre añade:
Prevenir por la profilaxis homeopática el desarrollo
de las enfermedades hereditarias, epidémicas ó contagio-
sas, y combatir también las enfermedades en su naci-
miento por Iq terapéutica homeopática.
Mr. Flourens estudia la vejez bajo los cuatro puntos de
vista que ofrece la fisiología, la psicología, la patología y
la higiene.
Fisiológicamente, la vida humana se divide en dos mi-
tades, poco más ó menos, iguales: la una de crecimiento,
la otra de decrecimiento.
Cada una de estas mitades se subdivide en otras dos:
de aquí las cuatro edades de la vida: INFANCIA, JUVENTUD,
EDAD VIRIL y VEJEZ.
Cada una de estas mitades se divide en otras dos: la
21
primera en infancia y adolescencia, la segunda en primera
y segunda edad juvenil, la tercera en primera y segunda
edad viril, la cuarta en primera y segunda edad de la
vejez.
Aunque no es fácil señalar la precisa duración de cada
una de estas edades, Mr. Flourens establécelas siguientes:
Para la primera infancia, desde el nacimiento á los diez
años; es la infancia propiamente dicha; para la segunda, de
diez á veinte; es la adolescencia, en la que la pubertad es
el fenómeno más importante.
Para la primera juventud, de veinte á treinta años, y
para la segunda de treinta & cuai-enta.
Para la primera edad viril, de cuarenta & cincuenta y
cinco, y de cincuenta y cinco á setenta años para la se-
gunda.
La edad viril, tomada en su conjunto, es la época fuerte
de la vida del hombre.
A los setenta años empieza la primera vejez, que se ex-
tiende hasta los ochenta y cinco años; á los ochenta y
cmco años empieza la segunda y última vejez, que puede
ir normalmente hasta los noventa y cien años, y por excep-
ción mucho más allá.
El docto académico Mr. Flourens prolonga la infancia
hasta los diez años, porque en esta edad termina la segun-
da dentición; la adolescencia hasta los veinte años, porque
entonces se termina el desarrollo del cuerpo en longitud;
en tanto que los huesos no se han unido á sus epífisis, el
cuerpo crece, y ya hemos dicho que esto se verifica sobre
los vemte años; en fln, prolonga la juventud hasta los cua-
renta años, porque á esta edad se termina el crecimiento
del cuerpo en grosor: pasados los cuarenta años, el au-
3
22
mentó de volumen no es un verdader'o desarrollo orgánico,
sino más bien una simple acumulación de grasa.
Después de este doble desarrollo en longitud y grosor,
M. Flourens encuentra un tercero que aún no ha sido se-
ñalado por los üsiologistas, pero que no le parece menos
real; este es el de la imigoracion, es decir, el trabajo in-
terior, profundo, que obra en el tejido el más íntimo de
nuestras partes, el que las hace más acabadas y firmes,
las funciones todas más seguras, y el organismo entero
más completo. Este trabajo se opera de cuarenta á cin-
cuenta años, y una vez hecho, se mantiene más ó menos
hasta los sesenta y cinco ó setenta años.
Entonces comienza la vejez; ¿pero por qué signo fisio-
lógico puede reconocérsela?
Los antiguos flsiologistas distinguen con razón en el
cuerpo humano dos especies de fuerzas; las fuerzas en MÍO
y las fuerzas en reserva. En la juventud hay muchas fuer-
zas en reserva; es la disminución progresiva de estos fon-
dos disponibles lo que constituye el carácter fisiológico de
la vejez.
En tanto que el viejo no emplee sino sus fuerzas usuales,
no se apercibirá de haber perdido nada; pero por poco
que traspase el límite de sus fuerzas, se sentirá cansado,
agobiado, echará de ver que le faltan las fuerzas reser-
vadas de la juventud.
Mr. Flourens no cree que la vejez comience por un
órgano más bien que por otro, sino que empieza á la vez
por todo el organismo ¿Pero de qué modo, por qué meca-
nismo la vejez se opera?
«La vida es un movimiento, continua el autor; el prin-
cipio de la vida, cualquiera que sea la naturaleza, es emi-
23
nente y visiblemente un principio de excitación, de impul-
sión, una fuerza que mueve, trasporta, trasmuta y renueva
sin cesar todas las moléculas de que el cuerpo se compone;
de suerte que los cuerpos vivos y organizados no tienen
otra identidad, otro igual, que el de la forma ó el de la
fuerza; es decir, que hay en ellos invariabilidad ó poco
menos. La materia cambia continuamente, pero es depo-
sitarla de la fuerza que las moléculas se trasmiten las unas
á las otras en su paso á través del organismo, para conser-
var el ser del cuerpo vivo.
"Todas las partes aparecen y desaparecen continuamen-
te, todas son sucesivamente formadas y reabsorbidas; pero
cada una contiene, en tanto que existe, la fuerza que com-
pelerá á la que la suceda, y que obligará á marchar en el
mismo sentido que ella, y á revestir su forma.»
Esta idea de la mutación incesante de la materia ha
existido siempre en la ciencia; pero Mr. Fleurens la prueba
directamente: por sus experiencias sobre los huesos, la ha
convertido en un hecho material y de una evidencia pa-
tente.
«Si yo examino, dice él, el crecimiento en grosor de
un hueso de un animal joven, que después de haberle so-
metido á un régimen de rubia durante un mes , ha vuelto
á la alimentación ordinaria durante algunos meses, ad-
vierto en su interior una capa roja; pero antes que esta
capa se hubiese formado existia otra, que era blanca, y
que ha desaparecido. Esta capa roja, que es ahora la mas
antigua, era sin embargo hace poco la mas nueva, y bien
pronto no existirá, y todas las capas blancas que se for-
marán después aún no existen.»
Psicológicamente. El lado moral es el más bello de la
24
vejez. No podemos envejecer sin que nuestro flsico pierda;
pero tampoco sin que nuestra moral gane; es una noble
compensación.
Según M. Réveillé Parise, la edad de sesenta y cinco á
setenta y cinco años es la edad en que el hombre alcanza
con verdad toda la altura de sus facultades. Se pueden citar
bien de hechos en apoyo de esta aserción. Buffon tenia mas
de setenta años cuando hizo la mejor de sus obras, sus
Epoques de la nature. Voltaire y La Fontaine, el primero
á la edad de setenta y ocho años y el segundo á la de se-
tenta y tres, escribían versos que revelaban una imagina-
ción aun joven. Fontenelle, á la edad de noventa y cinco
años, decia que el tiempo más feliz de su vida habia sido
el de cincuenta y cinco á, setenta y cinco años de edad.
No son estas de modo alguno excepciones, sino re-
velaciones , en que una observación atenta y continuada
daria la psicología de la vejez.
El talento tiene dos grandes recursos de acción, que
son la atención y la reflexión, y estas no faltan en la vejez.
No entraremos en el estudio patológico é higiénico de
la vejez ni de las otras edades, porque esto nos llevaría
demasiado lejos, y seria impropio de un libro de la natu-
raleza que este lo es: asi que, con lo expuesto daremos por
terminada esta parte de nuestro ANUARIO.

—/5^(3jrts
CA.PÍTULO V.

Apunt» para la historia de la Homeopatía en España,

La Homeopatía entre nosotros es más antigua de lo


que vulgarmente se cree, y cuenta treinta y dos años,
pues el primero que habló de ella en España, y que trató
y curó por este método algunos enfermos, llamando así la '
atención de muchos hacia la nueva doctrina médica, fué
un médico homeópata italiano * que vino á nuestra pe-
nínsula en 1829 formando parte de la comitiva de S. M.
el Rey de Ñápeles, cuando este soberano visitó á nuestro
país con motivo de acompañar á su excelsa hija doña
María Cristina de Borbon, que vino á casarse con S. M.
el Rey D. Fernando, padre de nuestra augusta soberana
S. M. la Reina doña Isabel 11.
Pero esta introducción de la Homeopatía en España no
fué mas que un brillante meteoro que precedió en muy
poco á los interesantes trabajos de propaganda de los
doctores López Pinciano, Querol, Caldas, Riño y Hurtado,

* Sentimos que'las personas, amigas nuestras, que le han tra-


tado personalmente, tanto en Madrid como en Valencia, no recuer-
den el nombre de este profesor; pero tal vez será fácil averiguar-
lo, atendiendo á las circunstancias especiales que le condujeron á
España.
26
Gírela, Coll y algún olro, los cuales tuvieron la fortuna
de sentar bajo bases sólidas,el ^ercicio y práctica de la
Homeopatía en España.
El Dr. D. Ramón Isaac López Pinoiano, del gremio y
claustro de la universidad de Monlpellier, tesorero que fué
y archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de di-
cha ciudad, miembro déla Real Academia del departa-
mento del Gard, de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía
y Farmacia de Tolosa de Francia, del Circulo Médico, del
Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Mont-
pellier, corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Tu-
rin, de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelo-
na, etc., etc., cuando vino á España, su patria, fué nom-
brado médico en jefe del Real Canal de Castilla: su destino
le permitió emplear los medicamentos homeopáticos en el
tratamiento de los enfermos puestos á su cuidado, y demos-
trar prácticamente lo que era el sistema hahnemanniano
que habia abrazado con entusiasmo: nos honramos con la
amistad del que entonces era director del canal, é in-
terrogado por nosotros respecto al Dr. López Pinciano,
nos tiene manifestado que era hombre de gran talento
y vastos conocimientos y muy feliz en su práctica mé-
dica; que con arreglo á los principios de Hahnemann,
obtuvo grandes ventajas en el tratamiento de las fiebres
que diezmaban á los presidiarios empleados en los tra-
bajos del canal de Castilla antes de estar á su cuidado.
Poseedor de la verdad en medicina, creyó de su deber
el propagarla, y con ese fin dejó su empleo y se tras-
ladó en 1834 á Madrid, en donde tuvo ocasión de tratar
homeopáticamente algunos coléricos: durante su perma-
nencia en la corte trabajó lo que (parece increíble, pues.
27
no solo se ocupaba de la práctica civil, sino que fundó un
periódico para propagar la Homeopatía, titulado El Moni-
tor médico-quirúrgico, del que fué exclusivo redactor y
colaborador, y tradujo al español y vieron la luz pública,
en solo el año 1855, las obras siguientes:
Organon del arte de curar, ó exposición de la doctri-
na médica homeopática.
Carta sobre la Homeopatía, por el conde Dr. S. Des-
guidé.
Manual dietético de la Homeopatía, por el catedrático
Bigel, de Varsovia.
Farmacopea homeopática, por el Dr. F. Hartraann.
Memorial del médico komeopatista, por S. L. Haas.
Manual de los medicamentos homeopáticos, por G. H. G.
Jahr.
Terapéutica homeopática de las fiebres intermitentes,
por Boenninghausen.
Exposición sistemática de los efectos patogenéticos
puros de los remedios, por el Dr. Weber.
Examen teórica-práctico de la doctrina médica ho-
meopática, por Gueyrard.
Tratado de materia médica homeopática, ó de la ac-
ción pura de los medicamentos, por el consejero Dr; Sa-
muel Hahnemann (de esta obra solo se publicaron los dos
primeros tomos), y algunas otras; además preparó por si
mismo varios medicamentos homeopáticos, y dotó á la
corte de una krmacia homeopática.
' Este mismo año (1835) vieron en Cádiz la luz publica
los Archivos de medicina homeopática, traducidos del
francés.
El Dr. D. Prudencio Querol, que ejercía su noble
28
profesión en la ciudad de Sevilla, fué uno de los primeros
que abrazaron y.defendieron la Homeopatía en España, y
con la fé que demuestra el siguiente caso: sabedor de que
el cólera morbo reinaba epidémicamente en Madrid en
1834, se trasladó inmediatamente á esta corte con el solo
y exclusivo objeto de prestar sus auxilios módicos y em-
plear sus conocimiantos homeopáticos en el tratamiento de
los infelices coléricos; acción que debe quedar perpetuada
en los anales de la Homeopatía española para honra suya
y de la nueva doctrina.
La primera traducción española del Organon de Hah-
nemann se debe al Dr. Querol, que emprendió también la
traducción de la clínica homeopática de Beavais de Saint-
gratien, y que no terminó por falta de fondos y suscritores:
su celo por la nueva doctrina le ocasionó notables pérdidas
de fortuna, persecuciones y trabajos de toda especie, sin
que este anciano flaquease un solo momento en su filantró-
pico propósito.
A este distinguido médico siguieron en la práctica de
la Homeopatía en Sevilla los doctores López del Baño, Ro-
mero y Velez, quien tradujo al español las Lecciones de la
Homeopatía del Dr. León Simón, homeópata en París.
El Dr. D. Francisco de Paula Caldas, que ejercía en
Alcalá la Real, fué también de los primeros médicos espa-
ñoles iniciados en la nueva doctrina médica, y uno de sus
más diestros cultivadores; convirtió á la Homeopatía á don
Guillermo García y á D. José Lechuga, que fueron sus dis-
cípulos en Jaén; á D. José Marios, que después practicó la
Homeopatía en Baeza; á D. José Martínez Choca y á don
Francisco de Paula Navarro, módicos en Alicante; á don
Francisco Palomares, módico en Alcalá la Real, y á don
29
José Zorrilla, médico titular de la villa do Frailes cuando
su conversión, y después del ejército. No se limitó á, esto
solo el celo del Dr. Caldas por la Homeopatía, sino que
abasteció á sus expensas de modicamentos homeopáticos
las farmacias de los señores D. José de León, D. Benito Ca-
racuel y D. Miguel Martin, que tenian sus oficinas esta-
blecidas en Alcalá la Real, y que después han repuesto y
sostenido por su cuenta de medicamentos homeopáticos.
D. Pedro Riño y Hurtado, doctor en medicina y ciru-
gía, empezó á practicar la Homeopatía en 1833 en la ciu-
dad de Badajoz, y á él se debe el que D. Juan Rubiales,
celoso farmacéutico de la misma, anunciase aquel propio
año la venta en su botica de los preparados homeopáticos
que se aconsejaban para combatir el cólera morbo, que
por aquel entonces reinaba epidémicamente en España.
El Dr. Riño y Hurtado vive aun, y es primer médico
del hospital provincial de Badajoz: en su larga práctica
varias sociedades científlcas y literarias le han admitido en
su seno, y se ha visto honrado con el cargo de vicedirector
de la Sociedad Económica de Amigos del País de dicha
oiudad, con el de vocal de la Junta provincial de Sanidad,
di> Beneficencia, ó Inspectora del instituto de segunda en-
señanza, y también con el de médico del seminario conci-
liar de San Antón. S. M. le ha distinguido concediéndole
la crui de caballero de la Real orden americana de Isabel
la Católiba, la de epidemias, la de tercera clase de la orden
civil de Beneficencia, y con repetidas menciones honorí-
ficas: ha merecido bien de la ciencia, porque constante-
mente ha tratado de labrar el bien de los demás con ruina
de sus propios bienes. Varios han sido los artículos que ha
publicado en diferentes periódicos, y desde 1840 á Junio
30
de 1842 publicó á su costa los Archivos de la medicina
homeopática, por cuyo medio trató de propagar y defender
la doctrina módica del inmortal sajón. Finalmente, convirtió
á la Homeopatía á D. Florencio Gómez, subinspector de
medicina, enemigo declarado do ella en un principio, pero
que su lealtad y buena fó le condujeron al campo enemigo,
donde luego militó, defendiendo una terapéutica á la que
debió la salud y la vida.
El Dr. D. Manuel Gírela, apóstol de la nueva doctrina
en la ciudad de Granada, fué procesado criminalmente por
su ejercicio por aquella audiencia territorial, y absuelto
por la misma de las acusaciones que contra él se hablan
fraguado: uno de sus contrarios, el Dr. D. José López,
debió poco tiempo después á la Homeopatía el recuperar
su perdida razón, la que empleó después en practicar, pro-
pagar y defender la doctrina de Hahnemann: recobró la
salud bajo la dirección del Dr. D.Felipe Gil y Romaguera,
que practicaba la Homeopatía en Zubia.
Discípulo del Dr. Gírela fué D. Miguel López Béjar,
que ejerció Iji Homeopatía en el Padul. En Granada se es-
tablecieron tres boticas homeopáticas: la de D. Pedro
del Campo, D. Yictoriano Céspedes y D. Bernardo de la
Roca.
Por la misma época ejercía publicamente la Homeopa-
tía en la provincia de Granada D. José Carrera, el cual,
siendo estudiante do medicina, desde los bancos de la es-
cuela hacia frente á sus maestros en defensa de la Homeo-
patía, y habiendo caido gravemente enfermo, no permitió
que le trataran alopáticamente.
En Albuñol practicaba la Homeopatía D. José Esquem-
br¡. En la provincia de Málaga D. José Noceda, y D. Fran-
31
cisco Calatayud en Nerja, y D. José Eugenio Ripó en
Torres.
Para completar el cuadro fiel de los progresos de la
Homeopatía en España desde su introducción liasta 1840,
nos falta relatar los servicios que á, la misma prestó el dis-
tinguido médico D. José Sebastian Coll; y ya que de este
práctico vamos á tratar, cumple á nuestro propósito el
ocuparnos de su obra titulada Examen crítico filosófico de
las doctrinas médicas homeopática y alopática, que publicó
en 1843, á fm de rectificar los hechos que figuran en ella
relativos á López Pinciano, respecto al cual se espresa en
la página 545 del modo siguiente:
«Pero España carecía de obras traducidas á nuestro
idioma, que enseñasen aquella doctrina escrita en alemán,
y después traducida al francés. A. esta necesidad quiso
ocurrir en 1836 el joven Dr. D. Ramón Isaac López Pin-
ciano , que decia haber estudiado en Francia la medicina
y doctorádose alli mismo. No favorecía mucho á los pro-
gresos de una ciencia nueva el crédito que pudiera adqui-
rirle la circunstancia de ser su apóstol un muchacho ape-
nas conocido en nuestra Península: con todo, él se vino á
Madrid, donde tradujo al español y publicó la carta del
conde Saint Des-guide, dirigida á los médicos franceses; y
algunas otras obras de Homeopatía cuya traducción no
concluyó.}).
En la página 346 del mismo libro se lee:
«El año 1835, «» año antes que Pinciano comenzase
sus publicaciones dichas, se verificó en Cádiz la de los Ar-
chivos de medicina homeopática, traducidos del francés,
de que se dieron á luz cuarenta ó cincuenta números, y
cesó.
32
«Antes que el Dr. Pinciano de su redacción periodís-
tica, me hallaba yo ocupado seriamente del estudio de la
Homeopatía, etc.»
Mora bien: ¿por qué sentar que en 1836 empezó á
publicar Pinciano algunas traducciones, dejándolas sin
concluir, cuando lo cierto és que en 1835 publicó todas
las que van anotadas y que nosotros tenemos en nuestra
pequeña biblioteca, sin haber dejado por concluir mas que
la materia médica de Hahnemann? ¿Y por qué el decir que
un año antes de las publicaciones homeopáticas de Pin-
ciano se habian hecho otras en Cádiz, cuando estas se hi-
cieron en 1835, que fué el mismo en que vieron la luz pu-
blica los trabajos de Pinciano, con la particularidad que
algunos de este antes que los publicados en Cádiz?
¿Y á qué, en fin, escribir que Pinciano decia haber es-
tudiado la medicina, y luego añadir que era un muchacho
apenas conocido, cuando hemos visto los títulos que con-
taba ya aun siendo joven, y que al recibirlo su patria le
habia honrado con un cargo envidiado por otros muchos
más viejos que él?
Y por último, ¿qué significa el anunciar que cuando
Pinciano propagaba eficazmente la nueva doctrina, de su es-
tudio privado se ocupaba el autor?
Lo que todo esto quiere decir y significa no tenemos
necesidad de decirlo, pues el lector lo habrá comprendido,
y Coll ha quedado castigado desconociendo sus servicios por
la Homeopatía los demás que le han sucedido en el apos-
tolado, así co)no él trató de desconocer los de López Pin-
ciano: tan cierto es aquello de quien á cuchillo mata á cu-
chillo muere.
Más justos nosotros con el Sr. Coll que este lo ha sido
33
con el Dr. López Pinciaao, diremos que en 1838, apro-
vechando la oportunidad de ser médico titular de la ciudad
de Toro y sus hospitales, estableció en el general de la
misma ciudad una sección de clínica homeopática, en la
que solo tenian cabida los enfermos declarados incurables
ó de más difícil curación por la doctrina de la escuela mé-
dica ordinaria; siendo de notar que cuantos enfermos en-
traron en dicha clínica, ninguno feneció; unos salieron de
ella curados, y ios demás se encontraban considerablemen-
te aliviados el dia que la junta de beneficencia, efecto de
un celo mal entendido y perversas sugestiones, la mandó
cerrar.
Poco después de este acontecimiento publicó un opús-
culo titulado Aviso á los amigos y enemigos de la Homeo-
patía: la lectura de este y otros escritos del mismo autor
produjeron el que este recibiera con fecha 22 de enero de
1840 una invitación para pasar á Yalladolid, y defender en
aquella universidad las doctrinas médicas que proclamaba,
respondiendo á las objeciones que pudieran hacerle los doc-
tores de la facultad.
La contestación del Sr. Coll & tan honorífica propuesta
fué la de presentarse al dia siguiente en Yalladolid, cosa
que sorprendió á los doctores alópatas, que no contaban
con la admisión del reto: atónita la facultad, no sabia qué
partido tomar, y decidió que uno de sus miembros, D. Sa-
bino de Ara, quien no era desconocido para el Sr. Coll, tu-
viera con este varias conferencias á fin do ver qué cosa
era la Homeopatía, á quien,habiaa desafiado: el resultado
fué la conversión á la nueva doctrina del Dr. D. Sabino de
A.ra, que á los pocos meses de esto quedó hecho un ho-
meópata celoso. Este resultado inesperado puso en mayor
34
confusión á los señores que componían la Academia Médi-
co-Quirúrgica, y trataron de eludir lo mejor posible la dis-
cusión pública que ellos desatentadamente liabian provoca-
do, y teniendo que contestar al Sr. Coll, que se habia di-
rigido al señor rector de la universidad literaria solicitan-
do por escrito señalamiento de dia y hora para sostener en
aquel santuario de las ciencias un acto público literario de
medicina á que habia sido invitado, se le contestó por ter-
cera persona y verbalmente: «Que no hablando el regla-
mento de la universidad más que de tres especies de actos
públicos literarios, cuales son los de cargo de cátedra,
los de oposición á estas, y los de doctorado; y no pertene-
ciendo el que él pretendía á ninguna de dichas tres clases,
creia que no debia permitirlo.» Con lo que creyeron haber
terminado convenientemente asunto tan enredoso y com-
prometido para ellos; pero el Dr. Coll no era hombre que,
una vez comprometido á una cosa, desistiese fácilmente, y
se dirigió á la autoridad superior civil de Valladolid, rogán-
dola que, en desempeño de su misión de proteger las cien-
cias y la salud de los pueblos, se sirviese designar lugar
capaz y decente donde celebrar bajo su presidencia el acto
repelido por el señor rector de la universidad, y después
por la Academia Médica, á la que en segundo lugar habia
acudido inütihnente el Sr. Coll.
El primer jefe superior político accedió á la pretensión,
y señaló el 25 de febrero y hora de las diez de la mañana
para la celebración del acto solicitado, remitiendo & la re-
dacción del Boletín oficial el anuncio consiguiente, que no
vio la luz pública, pero sí en su lugar apareció una hoja
volante, suscrita por M. L., atestada de indecentes perso-
nalidades y mentirosas aserciones.
35
Difícil era á la corporación médica salir del compro-
miso grave en que se encontraba; pero la suerte la favo-
reció, y salió lo mejor que pudo, si bien sacrificando su
dignidad, y sucedió del modo siguiente:
Se presentó dicha corporación en la jefatura política
reclamando el derecho que tiene á que toda clase de ejer-
cicios médicos literarios se hagan en su seno, á lo que ac-
cede la autoridad: esto conseguido, oficia al Sr. Coll no-
ticiándole que el acto se celebrarla el 24 de febrero á las
cuatro de la tarde en la sala de sesiones de la Academia;
acepta el Sr. Coll, sin mas condición de que el acto sea
publico, y como en la sala apenas cogian los médicos, exi-
gía que se abrieran las puertas para que al menos ~ cierta
parte del publico pudiera oir algo; esta era la piedra de
toque, y á esto no se accedió, y se le dijo que al acto no
asistirían sino los miembros de la Academia: conociendo
el Dr. Coll la intención de esta, renunció á su proyecto,
y abandonó Yalladolid para volverse á Toro, noticiándo-
selo así al señor vicepresidente de la Academia el diá 2 3 ,
víspera del certamen.
Gozosos los académicos con la determinación del señor
Coll, representaron la comedia siguiente: se reunieron el
dia 24 á las cuatro de la tarde como si nada supieran
de la ida de su antagonista; y no solo se reunieron ellos,
sino que reunieron al pueblo con la esperanza de presen-
ciar un acto que ellos habían hecho imposible, y que es-
taban seguros no podía tener lugar; pero fingieron esperar
la llegada del Dr. Coll, y cuando el pueblo, inquieto de
tanto aguardar, mostró su impaciencia, salió al balcón del
edificio académico el señor vicepresidente, para decir con
ademan candoroso: «Señores, nosotros no tenemos la
36
culpa del chasco que Yds. sufren con tanto esperar: al
Sr. Coll se le ha convocado, y no concurre;» con lo que
dieron por terminada la comedia. Pero ya hemos dicho
que el Dr. Coll no era hombre que retrocediese ante ma-
nejos tan miserables, y el 6 de abril de 1840 publicó
un manifiesto en el que contaba lo sucedido, y explicaba
lo que era la doctrina de Hahnemann y cuál era su estado
en Europa.
Este suceso no quedó infructuoso, pues á él se debe
la conversión á la Homeopatía de D. Pío Hernández, sus-
tituto de la cátedra de anatomía de aquella universidad,
que fué uno de los que firmaron el reto lanzado al após-
tol hahnemanniano: este hecho, y el ya referido del doc-
tor D. Sabino de Ara, constituyen el triunfo del Dr. Coll en
aquella ocasión.
No solo difundió el celoso homeópata de Toro los prin-
cipios de la Homeopatía, sino que previno á la necesidad
de medicamentos, pues hizo que el farmacéutico de dicha
ciudad de Toro, D. Alejandro Rodríguez y Tejedor, esta-
bleciese una farmacia homeopática completa, como no se
conocia entonces en España.
La guerra civil, que felizmente terminó en este año
de 1840, habla sido un grande obstáculo á la propagación
de la Homeopatía: así que, de esta doctrina puede decirse
que no empezó á ser conocida de la generalidad de las
poblaciones de España, sino á partir de esta época, en la
que el Dr. Coll determinó trasladarse á Madrid, adonde
efectivamente vino aquel mismo año de 1840, y encontró
establecida en la Puerta del Sol la farmacia homeopática
de D. Luis Lletget, de la que se servia en su práctica
médica el antiguo y acreditado profesor de medicina don
37
Manuel Rollan, discípulo de Hahnemann, que por aquel
tiempo era el ünico que profesaba publicamente la Homeo-
patía en esta corte.
El Dr. CoU no permaneció ocioso en su nueva situa-
ción, y no solo se dedicó á la práctica de la Homeopatía,
sino que tuvo la grata satisfacción de encontrar jóvenes
que le oyeran, y que admitieron gustosos el ser discípulos
suyos; de este número fueron D. Román Fernandez del
Rio, Ü. Juan Suarez, D. Rafael Pardo, D. Francisco Te-
jero, D. Pedro López Simarro, D. Ricardo López Arcilla,
D. Juan Alonso Mendoza, que hoy practica en Yillanueva
de los Castillejos, el Dr. D. Ignacio Cifró Picó, que ejerce
su facultad en Valencia, y algún otro: si á los que lleva-
mos citados unimos D. Pió Hernández, D. Andrés Merino
y D. Joaquín Lario, que vino á esta corte en 1844 des-
pués de haber practicado la Homeopatía en Francia, tene-
mos el cuadro fiel de los profesores homeópatas puros
con que contaba Madrid desde 1840 á 1845, en cuya épo-
ca se estableció una botica homeopática más, que fué la de
D. Ramón Castillo, calle de Preciados.
No debemos pasar en silencio que por estos mismos
años los distinguidos é ilustrados catedráticos de la facul-
tad, D. Joaquín Hysern, D. Melchor Toca y D. Diego Ar-
gumosa no cesaban de inculcar á sus discípulos la impor-
tancia de la Homeopatía, y de recomendarles su estudio:
al presente el sabio Dr. Hysern es uno de sus más ¡lustres
defensores y propagadores, el cual ya en aquel tiempo
empleaba algunas veces el tratamiento homeopático.
Son también dignos de mención D. Bartolomé Obra-
dor, catedrático de historia natural con aplicación á las
• ciencias médicas en la Universidad Central, y D. Félix Ja-
38
ner y Bertrán, instruido y concienzudo catedrático de clí-
nica de la facultad de Barcelona por aquella época, y hoy
de la de Madrid, que cuenta cincuenta y seis años de pro-
fesorado, y que en la capital de Cataluña propagó la Ho-
meopatía entre los estudiantes, con los brillantes resulta-
dos que obtenía en las clínicas de la escuela empleando
el método hahnemanniano.
En el invierno de 1844 á 1845 la Academia de Es-
culapio, dignamente presidida por el Dr. Hysem, á causa
de haberse leido en su seno por el joven Sr. Cubas una
Memoria sobre la Homeopatía, puso á discusión esta nue-
va doctrina médica, y tuvieron la gloria de defenderla
los Sres. Fernandez del Rio, y Hernández (D. Pió), pro-
nunciando dos buenos discursos que ocuparon algunas
sesiones, y que tal vez fueron los que provocaron la guerra
que á la Homeopatía declaró el Instituto Médico de Emu-
lación. Empezó esta en la sesión inaugural celebrada el 7
de febrero de 1845 con la lectura de una Memoria del
Dr. D. Tomás Santero titulada Examen crítico del sistema
homeopático, la cual, después de impresa, se repartió pro-
fusamente y se puso á la venta: á esta publicación siguió
la de un maniflesto que lanzaba excomuniones, conjuros,
y pedia castigos contra los homeópatas: á tan bruscos ata-
ques respondieron los celosos propagadores de la verdad
en medicina, fundando el periódico Gaceta homeopática,
cuyo primer numero vio la luz publica el 10 de abril de
1845, costeado por los Sres. CoU, Pardo y Castillo, y re-
dactado por los mismos y Fernandez del Rio, y Hernández:
á estos se unieron los Sres. Suarez Mongó, Tejero, López
Simarro y López Arcilla, todos los cuales trabajaron bra-
vamente en pro de su doctrina, y con tal acierto y ventura.
39
que obligaron á sus enemigos á abandonar el campo que
ellos mismos habían escogido: la publicación de la Gaceta
homeopática duró dos años, y forma dos tomos.
En este estado de cosas llegó á Madrid el célebre ho-
meópata D. José Nuñez, procedente do Burdeos, en donde
habia practicado con buen éxito la Homeopatía: de acuerdo
con él y en unión suya se fundó la Sociedad Hahnemannia-
na Matritense, que quedó definitivamente instalada en esta
corte en la noche del 1." de noviembre de 1845 bajo la
presidencia.delSr. Coll.
Habiendo esta Sociedad procedido á la elección de car-
gos, resultaron elegidos los señores: Nuñez, presidente;
Rollan, primer vicepresidente; Coll, segundo vicepresiden-
te; Fernandez del Rio, secretario de gobierno; Pardo, secre-
tario de correspondencia; Lletget (farmacéutico), tesorero;
Castillo (farmacéutico), contador.
Desgraciadamente á muy poco empezaron las discor-
*^as, tan frecuentes en esta clase de sociedades, y en la
sesión del 22 de febrero de 1846 se dio cuenta de los ofi-
cios remitidos por los Sres. Coll, López Arcilla y Hernán-
dez despidiéndose de la Sociedad, & los que siguieron los
Sres. López (D. Pedro) y Castillo; efecto de lo cual se eli-
gió para segundo vicepresidente á D. Joaquín Lario, y
para contador á D. José Eduardo García, el cual, habiendo
^jado de pertenecer á ella, le reemplazó en su cargo don
Victoriano Torrecilla.
Los profesores que llevamos nombrados, unidos á los
médicos homeópatas D. Juan Suarez y Monge, D, Maxi-
.miano González y D. Francisco Tejero, constituían la So-
ciedad en su creación.
En 23 de abril de 1846, siendo ministro de la Gober-
40
nación del reino el Sr. Pida!, se autorizó de Real orden la
continuación de la Sociedad Hahnemanniana Matritense.
Algunos de los profesores que hablan abandonado la
Sociedad Hahnemanniana, apenas naciente, fundaron un
periódico titulado La Homeopatía, del que fué editor don
Ramón Castillo, y que puede mirarse como una continua-
ción de la Gaceta homeopática, que al año volvió á apare-
cer, y siguió publicándose en esta segunda época, hasta fin
de 1849. D. Pió Hernández, que era uno de los redactores
de la Gaceta, fué durante algunos años profesor del Insti-
tuto Español, y aprovechó esta favorable circunstancia
para explicar en su cátedra el sistema hahnemanniano: es-
tos cursos de Homeopatía duraron desde i 8 4 5 á 1849, y
puede decirse que luego se trasladaron al Ateneo, puesto
que en una de sus cátedras explicó la Homeopatía el señor
Hernández durante el invierno de 1850 á 1831.
A su vez la Sociedad Hahnemanniana Matritense de-
terminó tener su periódico, y efectivamente con el titulo
de Boletín oficial de la Sociedad Hahnemanniana Matri-
tense empezó á ver la luz publica en mayo de 1846. Esta
publicación era mensual, y la Sociedad nombró para que
la redactaran á los Sres. Nuñez, Rollan, Fernandez del
Rio, Suarez Monge, Tejero y Cano. Este periódico dejó de
publicarse en junio de 1850, efecto de nuevas disidencias
ocurridas en el seno de la Sociedad; sus números forman
cinco tomos, sin contai' las entregas de junio y julio de
1850, que eran correspondientes al tomo YI, que no llegó
á publicarse.
La Sociedad Hahnemanniana acordó dividirse en siete
secciones para despachar consultas diarias y gratuitas en
su Dispensario público, calle de la Flora, nüm. 3, cuarto
4t
principal, lo cual tuvo efecto acontar del 1." Ue enero
de 1847.
Todos éstos grandes medios de propagación que ofre-
ció desde un principio la Sociedad Hahnemanniana no po-
dían resultar estériles para la ciencia, y así tuvo la satis-
facción de ver aumentar todos los años el numero de sus
socios nacionales, como lo demuestran los datos siguientes:
En 1846 ingresaron en la Sociedad:
El licenciado en medicina D. Ciríaco Tejedor, como
socio adjunto; en 20 de diciembre de 1849, socio super-
numerario, y de número en 27 de febrero de 1850.
El doctor en medicina y cirugía D. Anastasio Alva-
rez y González, como socio supernumer^irio, y de numero
en 1850 (27 de febrero).
El licenciado en medicina y cirugía D. José Sánchez
Moreno, médico de Infantes, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Matíaí Pérez Mo-
reno, como socio supernumerario.
El profesor de medicina y cirugía de Alicante D. Pas-
cual Vallcatiera, como socio corresponsal.
El cirujano de Toro D. Manuel Alonso de Isla, como
socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. José del Olmo y He-
ras, médico de Portugalete, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Víctor Leandro de
Iturralde, médico en la provincia de Segovia, como socio
corresponsal, y de numero en 7 de agosto de 1850.
El doctor en medicina y cirugía D. Marcos Rollan, mé-
dico de la Nava del Rey, como socio corresponsal.
El.doctor en medicina y cirugía D. Francisco Guas,
como socio supernumerario.
42
El doctor en medicina y cirugía D. Ramón Plana, mé-
dico en Barcelona, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Cayetano Cruxent,
médico en Puerto-Rico, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Joaquín Bramen,
médico en la Habana, como socio corresponsal, el cual da
conocimiento á la Sociedad de haber logrado fundar en
aquella ciudad ima botica homeopática especial.
El doctor en medicina y ciragia D. Manuel Gírela, mé-
dico en Granada, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina D. Julián García del Real y
Villanueva, como socio supernumerario.
{¡I bachiller eo medicina D. Esteban Barbera y Ortiz,
como socio adjunto en 10 de enero de 1848, corresponsal.
En 1847 ingresaron:
El doctor en medicina y cirugía D. Francisco de Paula
Escofet, médico en la Habana, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Antonio Rojas,
médico en Marchena, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. Juan Lartiga y
Cors, como socio supernumerario, y en 20 de diciembre
de 1847 como de numero.
El licenciado en medicina y cirugía D. Antonio Ramón
Almodóvar, como socio supernumerario.
El doctor en medicina y cirugía D. Francisco de Paula
Caldas, médico de Alcalá la Real, como socio correspon-
sal, el cual manifestó á la Sociedad personalmente en 15
de abril de 1847 que en los años que llevaba de práctica
había tratado unos siete mil enfermos de enfermedades
agudas, y contaba próximamente un 96 por 100 de cura-
ciones.
43
El doctor en medicina y cirugía D. Mateo Tous, mé-
dico en Palma (Mallorca), como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Leandro González,
médico en laComña, como socio corresponsal.
El profesor de cirugía D. Cipriano Martínez Tello, como
socio corresponsal.
El licenciado en medicina D. Manuel Pascual Berzosa,
como sbcio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Juan José de Hevia,
segundo ayudante del cuerpo do Sanidad militar, en la
Habana.
En 1848 ingresaron:
El doctor en medicina y cirugía D. Juan Meyniel, como
socio supernumerario.
El doctor en medicina y círugia D. Juan Sanllehi, mé-
dico en Barcelona, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Cristóbal Sirarol,
médico en Barcelona, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. José Pérez y
Valls, médico en Zaragoza, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. Benedicto Pari-
cio y Tello, médico en Zaragoza, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Pedro Carcova Gó-
mez, como socio supernumerario.
En 1849 ingresaron;
El licenciado en medicina y cirugía D. José de Abades
y Rezano, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. José María Ayüs
y Puyol, como socio supernumerario.
El licenciado en medicina y cirugía D. Tomás Pellioer
y Frutos, como socio corresponsal.
44
El doctor en medicina y cirugía D. Justo Juez, médico
de Valencia, como socio corresponsal.
D. Yaientin Caíala, farmacéutico homeópata de la Ha-
bana, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina residente en Onda, D. Ma-
nuel Pastor, como socio corresponsal.
En 1850 ingresaron:
El licenciado'en medicina y cirugía D. Francisco de
Felipe y Merino, como socio supernumerario.
El licenciado en medicina y cirugía D. Antonio Alvarez
Alcalá, como socio supernumerario.
El licenciado en medicina y cirugía residente en Mur-
cia, D. Mariano Marin y Monsarrat, como socio corres-
ponsal.
D. José María Martin, fermacéutico en Cantalapiedra,
como socio corresponsal.
El lioQnciado en medicina y cirugía D. Gabriel Martí-
nez Tortosa, como socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía D. Silverio Rodríguez,
como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. Miguel Domin-
go Valero, como socio adjunto,
Y\ licenciado en medicina y cirugía D. José Lassala y
Mercader, como socio corresponsal.
El licenciado en medicina y cirugía D. Lope Esquiroz,
como socio de número.
El licenciado en medicina Sr. Zapata y Ortega, como
socio corresponsal.
El doctor en medicina y cirugía residente en Pallafru-
gell D. Francisco Sagrera, como socio corresponsal.
Esta corporación correspondía al crédito que alcanzó
45
en el periodo de 1846 á 50 entre las clases médicas ó ilus-
tradas de la sociedad, trabajando constantemente en la en-
señanza de la nueva doctrina, ya por las reuniones litera-
rias que celebraba con frecuencia, ya por medio de las
publicaciones que hizo.
Entre sus trabajos en favor de la Homeopatía merece
especial mención la exposición que elevó á S. M. la Reina
(Q. D. G.) en 6 de febrero de 1848, firmada por los doc-
tores Nuñez, y Fernandez del Rio, como presidente aquel,
y secretario de gobierno este, de la Sociedad Hahneman-
niana Matritense," y por la cual se solicitaba una clínica de
veinticuatro camas para el tratamiento homeopático de las
enfermedades agudas.
Pasada á informe del Consejo de Instrucción pública
en 4 de abril 1848, informaron en contra los consejeros
D. Pedro María Rubio, D. Mateo Seoane, D. José Camps y
Camps, D. Antonio Moreno, D. Ramón Frau: su informo
se limitó á sentar que era un privilegio lo que se pedia con-
trario & la libertad que deben tener los profesores del arte
de curar en su noble profesión, y sentaban la proposición
de que «en virtud de estos inconcusos principios, los ca-
tedráticos de nuestras escuelas enseñan la doctrina en que
creen i, y practican la clínica en que tienen fé ^. Asi, di-
ferentes sistemas médicos encuentran en ellos ilustrados

' ¿Y acaso no deben estudiar cuantas nuevas se presentan


para llegar á creerT Porque sin estudiar una cosa no es fácil creer
en ella.
* Es decir, laque saben, efecto de lo estudiado; pero esto no
quiere decir que no sea mejor otra que ellos ignoran, y que si la
supieran tendrían en ella quizás más fé que en la que prac-
tican.
46
intérpretes, y distintas prácticas prudentes ensayadores *.
La Homeopatía misma cuenta entre ellos con algunos adep-
tos, y nadie como ellos está en posición, y aun tienen el
deber de observar y comparar sus efectos *. Y estas com-
paraciones, hechas allí con tino é imparcialidad, son las
útiles y fructuosas ' , que no las independientes y apasio-
nadas.
»Tenemos pues en nuestras actuales facultades una en-
señanza libre, general, y tan completa, que abraza desde
el hipooratismo hasta la Homeopatía *.»
En otro paraje del informe, al juzgar la nueva doctrina,
se expresan así:
«La Homeopatía no es una medicina enteramente
opuesta & la antigua ^, y con leyes constantes y fijas ^: no

* Por eso los que llegan á arriesgarse á hacer osos prudentes


ensayos se convierten á la Homeopatía; ejemplo, ios doctores y ca-
tedráticos Janer é Hysern, ya en aquella época decididos de-
fensores de la nueva doctrina, y años antes prudentes ensaya-
dores.
* Este deber, generalmente olvidado; no lo fué por los ilustra-
dos catedráticos Jancr é Hysern; por eso, como dicen muy bien los
informantes, nadie como ellos podia observar y comparar, y por
eso el Gobierno obró sabiamente adhiriéndose á la opinión de los
únicos que podian informarle con fundamento, y desechando la de
aquellos que mal podian informar sobre cosa que ignoraban.
' Y tanto como lo son; por eso los que han seguido la clínica
homeopática del Dr. Janer en Barcelona, son homeópatas.
* Pues si es así, que se enseñe la Homeopatía en las cátedras
de la facultad; no pedimos ni deseamos otra cosa.
" Claro que no; pero sí opuestisima á la que hoy se ejerce bajo
el nombre de alopatía.
' Sentiqaos tener que decir á eitos señores que en este parti-
cular están muy equivocados.
47
es tampoco, á nuestros ojos, un absurdo ni una ilusión ':
es sí un sistema cuyos principios no bastan para constituir
una doctrina médica completa *, que encierra útiles ver-
dades ', y aconseja para ciertos casos * provechosos pro-
cedimientos, aunque de muy dificil aplicacacion ^.»
Por supuesto que en el informe no se olvidan de decir
que la Homeopatía ya ha sido juzgada en el terreno prác-
tico en todos los países de Europa; y añaden: «En España
mismo, en Madrid en diferentes hospitales ^, y señalada-
mente en el militar, ha habido una sala donde con todo
esmero é inteligencia se ha medicinado homeopáticamente
á cierto número de enfermos por algún tiempo, abando-
nando después estos ensayos''.»
En este informe se encuentra la clave del porqué la
Homeopatía no ha sido aceptada ya por la facultad, en las
siguientes frases: <( Renuncie pues la Homeopatía á esas
pretensiones de rivalidad con la medicina de los siglos, á

* Por fin, alguna verdad se habla de decir al hablar de la Ho-


meopatía.
* Quien no la ha estudiado, ¿de qué podrá deducirlo?
' Muy ignoradas~por los que tienen obligación do saberlas.
* ¿Y por qué no para todos?
" Ahí está el quid de no estudiarla y practicarla mayor número
de médicos.
" Ignoramos cuáles fueran en aquella época, pues lo que es
hoy dia ya sabemos que en algunos andan los glóbulos, y con mu-
cho contentamiento de médicos y enfermos.
' Suponemos que esto hace relación á que Qn 24 de octubre
de 1843 se mandó de real orden al entonces consultor de medicina
del ejército D. Nicolás Briz, establecer y dirigir una sección de
clínica homeopática en el hospital militar de esta corte, con en-
cargo de dar cuenta de los resultados, para por ellos juzgar del
valor de la nueva doctrina, y determinar lo conveniente: con de-
48
ese exclusivismo é intolerancia que afectan todos los que
no se sienten bastante fuertes, y nos encontrarán dispues-
tos á aceptarla por lo que es y por lo que vale.»
No solo el informe no alegaba razones en contra que
fueran atendibles, sino que á él seguía el voto particular
formulado y suscrito el 11 de abril del mismo año de 1848
por los Sres^ D. Félix Janer y D. Joaquín de Hysern y
Molleras, vocal secretario; voto que revela el estudio con-
cienzudo, teórico y práctico, que de la Homeopatía han he-
cho sus autores, y demuestran con tal copia de datos es-
tadísticos los triunfos de la nueva medicina en Europa,
que es necesario cerrar los ojos para no ver, ó bien, como
dicen tan ilustrados profesores, ((juzgar de la Europa por
la Francia, de la Francia por París, y de París por los
escritos- de un cortísimo numero de autores, adversarios
de la Homeopatía.»
Así es que el gobierno de S. M., viendo por una parte
el informe de los cinco consejeros, en que dos de ellos,
los Sres. Camps y Moreno, farmacéuticos, y por lo tanto
jueces incompetentes en la materia, y los otros tres, si
bien entendidos é ilustrados profesores de medicina, no lo
eran tanto respecto á la doctrina hahnemanniana; mien-

cir que el Sr. Briz, lioy director general del Cuerpo de Sanidad
Militar, figura entre los profesores que en su práctica emplean la
Homeopatía, y que á una Iiija suya, gravemente enferma, la lia
puesto este mismo año bajo ios cuidados del liomeópata Sr. Larti-
ga, la cual ha recobrado la salud, merced á la terapéutica liahne-
manniana, está diclio que el Sr. Briz no debió quedar muy con-
vencido de la ineficacia del empleo de los medicamentos liomeo-
páticos en el tratamiento de los enfermos militares puestos á su
cuidado en 1843.
49
tras quo por la otra tenia 4 los Sres. Hysern y Janer, mé-
dicos de la antigua escuela, de conocida y general reputa-
ción, escritores acreditados, el primero profesor de fisio-
logía en la facultad de Madrid, el segundo antiguo decano
de la de Barcelona y profesor de clínica hacia mas de
cuarenta años, cuyos títulos no ceden, sino que igualan á
los más honrosos que pueden presentarse, y que á esto
unían estudio teórico y práctico de la Homeopatía; es de-
cir, que el gobierno de S. M. veia que de los cinco profe-
sores médicos, dos eran los únicos competentes en la ma-
teria ; el resultado no era por lo tanto dudoso, y fué el
que espresan las dos Reales órdenes que á continuación
trascribimos literalmente:

Real orden relativa al ettableoimiento proviñonal de dot cáte-


dras, una de medicina homeopática, y otra de clinioa, también
homeopática, en etta corte.

Excmo, Señor:—He dado cuenta á S. M. del expe-


diente instruido en este ministerio de mi cargo con motivo
de la exposición que en 6 de febrero de 1848 presentaron
D. José Nuñez y D. Román Fernandez del Rio, presidente
y secretario que eran de la Sociedad Hahnemanniana Ma-
tritense, en que pedian por si y á nombre de la expresada
Sociedad, que se establezca una clínica donde los enfermos
sean asistidos por el sistema homeopático, á Ün de demos-
trar por este medio las ventajas que la humanidad debe
* reportar de la adopción de este sistema curativo. Con este
motivo se ha enterado S. M. de los dictámenes que la ma-
yoría y minoría de la sección quinta del Real Consejo de
Instrucción publica extendieron acerca de la expresada pe-
tición con fecha 4 y H de abril del referido año de 1848,
y del informe dado por el Consejo pleno en 8 de junio del
mismo año adhiriéndose al dictamen de la mayoría; y por
50
último, de una exposición suscrita por considerable nú-
mero de personas respetables de esta corte, con fecha 31
de julio de 1849, en la cual se pedia que el Gobierno to-
me todas las medidas que crea necesarias para regulari-
zar el ejercicio de la nueva doctrina médica, para asegu-
rarse do su verdad, para su propagación y enseñanza, y
sobre todo, para que so eviten los abusos consiguientes á
la ignorancia de los que la apliquen. Hecha cargo S. M. de
todos estos antecedentes, y considerando que ai pueden
ser desoídas las reclamaciones que en favor de la doctrina
homeopática se han elevado, ni tampoco concederla desde
luego un lugar entre las reconocidas en las escuelas pú-
blicas , si bien parece justo que se adopten laá disposicio-
nes convenientes para asegurarse de su bondad, se ha ser-
vido disponer que V. E. convoque á los facultativos compo-
nentes de la Sociedad Háhnemanniana Matritense, para sa-
ber de ellos si están prontos á desempeñar en la facul-
tad de medicina de esa escuela una cátedra de medicina
homeopática, y otra de clínica, también homeopática, en
un hospital que designará el jefe político de la provincia,
á cuyo fin deberá ponerse V. E. de acuerdo con esta auto-
ridad, entendiéndose que estos servicios han de desempe-
ñarse gratuitamente por los profesores que nombre el go-
bierno entre los que se ofrezcan á prestarle, y que todo
tendrá el carácter de provisional, como destinada á un en-
sayo, á fin de que, vistos los resultados, pueda resolverse
definitivamente lo que convenga en el plan de estudios.
De quedar todo ejecutado dará V. E. cuenta á esta su-
perioridad para los fines convenientes. De real orden lo
digo á V. E, Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 18
de enero de 1850.=Seijas.=Sr. Rector de la Universidad
de esta corte.
51

Beal orden diotando variai dUponoionei para el oumplimiento de


la de 18 de enero último, lobre el ettableoSmiento proviúonal
de dot catedral de medicina y de olinica homeopitioa en erta
oórte.

He dado cuenta á S. M. de la comunicación del ante-


cesor de V. S., de fecha 8 de febrero último, en que se
designa los profesores de medicina que espontáneamente
se han ofrecido á desempeñar una cátedra y una clínica ho-
meopática, según se dispuso en real orden de 18 de enero
de este año, y enterada S. M. de lo expuesto por los ex-
presados profesores y por el antecesor de Y. S. acerca de
los inconvenientes que podrían nacer de que se estableciese
en el mismo edificio que ocupa la facultad dé medicina la
enseñanza homeopática, y hecha cargo de todo lo que re-
sulta en el expediente formado con este motivo, se ha ser-
vido resolver lo siguiente:
1." Se establecerá la cátedra de instituciones homeo-
páticas en el mismo hospital donde se constituya la sala de
clínica, no obstante lo que se dispuso en la real orden de
18 de enero último.,
. 2 . " Se nombra catedrático de instituciones homeopá-
ticas á D. Román Fernandez del Rio, y de clínica á D. José
Nuñez. Cada uno de estos catedráticos nombrará un susti-
tuto que reúna las circunstancias necesarias para desem-
peñar dignamente las funciones de aquellos cuando fuese
necesario. En virtud de lo que se previno en la citada real
orden de 18 de enero último, serán gratuitos los servicios
que presten los catedráticos y sustitutos.
3." Para que el gobierno pueda ilustrarse sobre los
efectos de esta nueva doctrina, se nombra una comisión
mspectora, compuesta de cinco individuos, que lo serán:
D. Bonifacio Gutiérrez, que tendrá la calidad de presiden-
te, p . Tomás Corral, D. Robustiano Torres Yilianueva,
^- Joaquín Lario y D. Juan Pou y Camps. Hará de secre-
tarlo el vocal de menos edad.
52
4." Esta comisión inspeccionará cuidadosamente la en-
señanza de la doctrina homeopática, y con especialidad su
clínica, sin embarazar la acción de sus encargados; lle-
vará un registro de sus observaciones, informando al Go-
bierno de sus resultados de dos en dos meses y siempre
que lo estime conveniente; consultará cuanto crea opor-
tuno y útil á la ciencia y á la humanidad, y expondrá,
luego que se crea bastantemente ilustrada por- la observa-
ción, cuanto se le ofrezca y parezca sobre esta importante
materia.
De real orden lo digo á V. S. para su inteligencia, y
para que llevando á efecto cuanto en los precedentes artícu-
los se manda, se ponga de acuerdo con el jefe político de
la provincia para la designación del local donde hayan de
constituirse la cátedra y sala de clínica, convoque los indi-
viduos de la comisión, la deje instalada, y practique cuanto
sea necesario á su cumplimiento, dando noticia á este mi-
nisterio cuando quede todo ejecutado. Dios guarde á V. S.
muchos años. Madrid 14 demayode 1850.=Seijas.=Se-
ñor Rector de la Universidad de esta corte.

Si el actual gobernador civil de esta provincia, señor


marqués de la Vega de Armijo, querían celoso y entendido
se ha manifestado en el gobierno de los establecimientos
públicos de caridad, y que tan grata é imperecedera me-
moria ha de dejar su caritativa é ilustrada administración,
procurase el cumplimiento de las citadas reales órdenes y
que se estableciese una enseñanza oficial teórica y práctica
de la Homeopatía, por medio de una cátedra y de una clí-
nica, esté segurísimo que alcanzaría un nombre sobre todo
nombre en los anales de la beneficencia pública; nombre
glorioso de eterna memoria y gratitud.
Volviendo á nuestro interrumpido relato, tenemos, que
en 29 de abril de 1849 se instaló el Instituto Ilomeopá-
53
tico Español, celebrando junta general preparatoria en
casa del Sr. Hysern, bajo la presidencia de D. Victoriano
Torrecilla, como de mayor edad. Aprobadas las bases cons-
titutivas de la nueva sociedad, so procedió á la elección
de cargos, y resultaron: Presidente, Sr. Hysern; primer
vicepresidente, Sr. Torrecilla; segundo, Sr. Torres'Villa-
nueva; tesorero, Sr. Castillo; contador, Sr. Merino; secre-
tario de gobierno, Sr. Hernández; secretario de correspon-
dencia, Sr. Lartiga; bibliotecario, Sr. Sacristán.
En sesión de 29 de mayo se acordó que la Gaceta Ho-
meopática fuese el periódico oficial de la nueva Sociedad,
y en él figuran las actas de las sesiones celebradas por la
misma. Formaban el Instituto, además de los que figuran
con cargos, los siguientes:

SOCIOS FUNDADORES RESIDENTES.

D. Juan Pou y Caraps. D. Zacarías Font.


Sr. Ruiz. D. Manuel Janeiro.
D. Melchor Ibarrondo. Sr. López del Baño.
D. Felipe González. D. Rosendo Bustos.
D. Pedro Aróstegui. D. Francisco Uelgado.
O. Segundo Blanco. D. Saturnino Villalba.

SOCIOS FUNDADORES NO RESIDENTES.

D. Antonio Rojas, en Marchena. D. Cristóbal Boyra y Romero,


D. Justo Juez, en Valencia. en Belchite.
D. Hilarión Ibiricu, en Tudela de D. Paulino Molina, en Porcuna.
Navarra. D. Ignacio Rico, en Vinaroz.
l>. Juan Regnor, en Lux. D. Felipe Sánchez de las Matas,
D. Emeterio Soto, en Logroño. en Valdeverdeja.
D. José Aguirre y Atienza, en D. Francisco Carbonell y Gar-
Tudela. cía, en Gijona.
5
54
D. Remigio Cárcamo, en Haro. D. Francisco Javier Serró, en
Dr. D. Pedro Bino, en Badajoz. Barcelona.
Dr. D. Manuel Ausó, catedrático D. José María Gil, en San-
de historia natural, en Ali- tiago.
cante. D. Antonio Verastegui, en San-
D. Gaspar Rivas Zarate, en San- tander.
tander. D. Pedro de la Carcoba y Gó-
D. Pascual Vallcanera, en Ali- mez, en id.
cante. D. Feliz Ordax, en Villalobos.
D. Andrés Antonio Garay, en ü. Pablo José Rodríguez y Fer-
Marugan. nandez, en Osuna.
D. Nicolás García Martin, en D. Carlos Somoza, en Ponte-
Benavente. vedra.
D. José Sánchez Moreno, en In- D. Ulpiano Fernandez, en Al-
fantes. cañiz.
D. Gaspar Manuz Cordero, en D. Felipe Ibañez, en id.
Gajano (prov. de Santander). D. Luis Delhou, en id.
D. Félix Bassas, en Málaga. D. José Pérez y Walls, en Zara-
D. Luis Patina y Berceta, en goza.
Pontevedra. D. Benedicto Aparici, en id.
D. Cipriano Domínguez Herve- D. Eugenio Escartin, en id.
llá, en Pontevedra. Dr. D. José Sebastian Coll, en
D. Joaquín Pou, en Calig. Toro.
D. Pedro Isach, en Ondara. D. Vicente Caballero, en Fuen-
D. Joaquín González, en Alcoy. tidueña.

A la Gaceta Homeopática sucedió El Propagador, que


empezó á publicarse en i.° de enero de 1850 como órgano
oficial de la Sociedad; y aunque esta dejó de existir antes
de concluir el año, El Propagador siguió hasta el fin de
él, y luego el Sr. Hernández le sustituyó con la Reforma
médica, que se publicó durante los nueve primeros meses
delañode 18S1.
Los que son enemigos de la Homeopatía no podían ver
con indiferencia los brillantes triunfos de esta, y formaron
55
contra ella nueva cruzada: en la cátedra, en la prensa y
en todas partes se hablaba contra el nuevo sistema médico;
pero su terrible saña quedó impotente, rompiéndose sus
armas contra la indestructible verdad de la Homeopalía.
^ Nulo ha sido el resultado de las lecciones que contra la
Homeopatía dio y publicó en 1850 el catedrático de tera-
péutica general D. Vicente Asnero y Cortázar; y el de las
de refutación de la doctrina de Hahnemann, explicadas y
publicadas el mismo año por el catedrático de obstetricia
D. Tomás Corral y Oña; y el de las dadas y publicadas
bajo el nombro de la Homeopatia juzgada en el terreno
de los hechos, por el catedrático de patología quirúrgica
D. Ramón Frau, y que continuó al año siguiente, y el de
las que en el Ateneo explicó el Dr. Mata.
Las brillantes curaciones que por medio de la Homeo-
patía se operaban, se repetían de boca en boca, y hacían
olvidar las vanas declamaciones de sus encarnizados ene-
migos, que en la prensa esgrimían toda clase de armas, y
cuya Linterna médica, periódico satírico de medicina,
obligó á los homeópatas á publicar El Duende homeopá-
tico , periódico de igual género, suprimido de Real orden
al cuarto número, y al que sustituyó El Centinela de la Ho-
meopatía, cuyo primer número salió el 10 de diciembre
de 1850, repitiéndose cada diez dias, hasta el 6 de octubre
de i 851 que vio la luz pública el número 28 y último de
esta publicación, que cesó porque no tenía enemigos que
combatir, habiendo muerto á su contrario La Linterna
médica. En provincias combatían en favor de la Homeopa-
tía los periódicos quincenales El Castellano homeopático
(euValladoUd), El Progreso médico (en Alcoy), El Pro-
pagador balear (de Palma), y algunos otros.
56
En 1852 sucedió al Boletín oficial de la Sociedad
nahnemanniam la publicación de los Anales de la medi-
cina homeopática, órgano oficial de la misma Sociedad,
que por resultas de haberse separado varios de sus socios
quedó reducida á los siguientes:
Excmo. Sr. Nuñez, presidente.
Sr. Lario, vicepresidente.
Sr. Suarez Monge, secretario de gobierno.
Sr. Alvarez y González, secretario de correspondencia.
Sr. Tejedor, contador.
Sr. Lletget (farmacéutico), tesorero.
Illmo. Sr. Janer, socio de honor y mérito.
Exorno. Sr. Hysern, id.
Sr. Tejero, socio de número.
Sr. Iturralde, id.
Sr. Esquiroz, id.
Sr. Alvarez Alcalá, socio supernumerario.
Sr. de Felipe y Marino, id.
• En esta publicación se echa de menos la inserción de
las actas de las sesiones literarias.
Las disidencias entre los homeópatas establecidos en
Madrid continuaron y dieron origen á la formación de
una nueva sociedad titulada La Academia homeopática
española, que con la autorización correspondiente quedó
instalada oficialmente el 31 de mayo de 1853 bajo la pre-
sidencia de D. Andrés Merino y Torija, como de mayor
edad. Procediendo á la elección de cargos, resultaron nom-
brados los siguientes:
El Sr. Pardo, presidente; el Sr. Aróstegui, vicepresi-
dente; el Sr. Lartiga, secretario; el Sr. Merino, bibhote-
cario; elSr. Fernandez del Rio,'tesorero; el Sr. Alvarez
57
Alcalá, contador. Además de estos señores formaron la
sociedad los Sres. Torrecilla, Esquiroz, Suarez Monge,
Sacristán (D. Bernardo), Cosas (D. Juan), Hernández (se
retiró en enero de 1854), Tejero, Yalero.
Como se ve, todos los nuevos académicos habían for-
mado parte de las sociedades Hahnemanniana é Instituto,
y sus nombres eran bien conocidos en las lides litera-
rias 1.
La Década homeopática, periódico oflcial de la Aca-
demia, vio la luz publica el 10 de enero de 1854, y luego
un número cada diez dias hasta el 28 de febrero de 1857
que terminó la publicación.
Fueron individuos de la Academia, además de los
fundadores, los siguientes profesores de medicina y cirugía:
D. José María Gil, académico corresponsal en Santiago,
y que falleció á muy poco tiempo de nombrado.

' En la sesión del 7 de julio fuimos propuesto por nuestro


malogrado amigo Fernandez del Rio, y admitido por unanimidad
como académico honorario, á cuyo título creímos de nuestro deber
corresponder tomando alguna pequeñísima parte en los trabajos
periodísticos de la Academia.
Los artículos que publicamos en su periódico oficial La Déca-
^ , fueron los siguientes:
Traducción de demostración clínica do la acción do las dosis
infinitesimales, del Dr. Escallier.
Ligero examen de la Memoria del Dr. Perrusel sobre el cólera
y la suette.
Noticia sobre la instrucción del Dr. Laplaigne para el trata-
miento del cólera,
De la rabia y su tratamiento, por el Dr. Laplaigne.
El diluidor.
Dos causas que impiden la generalización de la Homeopatía.
La Homeopatía ha muerto, contestación al Dr. Manee.
58
D. José Barrancos, residente en Pacheco , como aca-
démico corresponsal.
D. Mariano Marín y Monserrat, id.
D. Hilarión Rugarna, como académico supernumera-
rio y luego corresponsal.
D. Juan Todo y Oltra (de Amposta), como académico
corresponsal.
D. Ignacio Rico (de Vinaroz), id.
D. Pedro Clemente (de Valdepeñas), id.
D. Joaquín Pou (de Calig), id.
D. José Vela y Ebri (de Alcalá, de Chivert), id.
D. Tomás Cervera (de Daimiel), id.
D. Fermín Ozamiz, id.
D. Jaime Bellver, id.
D. Fernando Gil (Onda), id.
D. Miguel Fornes y Lorente, id.
D. Francisco Bellet y Domingo (de Lérida), id.
D. Salvador Carrion (en Albacete), id.
D. Leandro González (en la Coruña), id.
D. Eduardo Gómez, como académico adjunto.
La muerte del celoso ó ilustrado D. Román Fernan-
dez del Rio 1 fué una pérdida lamentable para la Homeo-
patía, y mucho mayor para la Academia Homeopática, de
la que era su digno presidente, y esta y otras causas de-
terminaron la desaparición de esta sociedad. £a Década,
redactada en su principio por los Sres. Lartiga, Aróstegui,

* Acaecida el 7 de setiembre de 1855, y hallándonos á la sazón


en París, escribimos y publicarnos su necrología en el Journal de
la Societé Gallicane de medecine homeopatique, tom. VI. página
766 y 767, como testimonio del cariño que profesábamos á nues-
tro querido 6 inolvidable amigo,
59
Merino, Pardo, Fernandez del Rio, y en su ultimo año
por los Sres. Lartiga, Merino, Sacristán y Hernández, DO
tuvo mas larga vida que la Academia, y dejó de publicarse
en marzo de 1857.
Cáncer igual al de la Academia y su periódico oficial
devoraba á la Sociedad Hahnemanniana y á los Anales,
que también-en 1857 dejaron de publicarse: este estado
de cosas no podia durar sin gravo daño de la ciencia que
con tanto denuedo se habia defendido y propagado; y así
fué que el 1." de abril de 1859 se reunieron en casa del
Exorno. Sr. D. Joaquin Hysern hasta treinta y cinco pro-
fesores, la mayor parte de los que componían las dos so-
ciedades homeopáticas de esta corte, con ánimo decidido
de dar nueva vida á la Sociedad Hahnemanniana, la más
antigua y la ünica reconocida oficialmente por el gobierno
de S. M., y á la cual se tienen hechas concesiones de gran
trascendencia el dia que se lleven á cabo: se reorganizó
su personal y se reformaron sus estatutos, procediéndose á
nombrar la Junta Directiva, que resultó ser la siguiente:
Excino. Sr. D. Joaquin Hysern, presidente; D. Andrés Me-
rino, vicepresidente; D. Pedro Aróstegui, segundo vice-
presidente; D. Tomás Pellicer, secretario general; D. Ber-
nardo Sacristán, contador; D. Luis Lletget, tesorero."
La Sociedad reanudó sus interrumpidos trabajos litera-
rios y periodísticos, y á contar del i." de enero de 1860
publica El Criterio médico, periódico quincenal de Homeo-
patía, y ofloial de la Sociedad; también acordó y ha llevado
á efecto el solemnizar los aniversarios del natalicio de
Hahnemann con sesiones publicas; la primera tuvo lugar
el 10 de abril de 1860 en medio de un concurso nume-
roso y escogido: en ella se leyeron dos discursos, el de la
60
presidencia, ocupada por el Excmo. Sr. D. Joaquín Hysern,
que versó sobre los dogmas fundamentales de la Homeopa-
tía, sus criterios, su propagación, su estado actual en to-
das partes del mundo, su porvenir; al que siguió el segun-
do, del Excmo. Sr. D. José Nuñez, referente al método en
medicina: ambos discursos fueron justamente aplaudidos,
y se repartieron impresos 'á los concurrentes.
En el nuevo periódico oficial volvieron á tener cabida
los trabajos leídos en las sesiones literai'ias, en las que se
pronunciaron y leyeron muy buenos discursos, y en ellas
se trajo á discusión si la ley de los semejantes era ó no la
base fundamental de la Homeopatía: hubo algunos socios,
aunque en corto número, que sostuvieron que sí; pero la
gran mayoría de ellos trataron de demostrar lo contrario, y
como dijo muy bien el Sr. Merino, «si á la Homeopatía se
la despoja del verdadero y puro dinamismo vital y medica-
mentoso ; si se la quita la sublime teoría de las enfermeda-
des crónicas; si no se admite la acción de las altas dilu-
ciones, ¿qué le queda?» A lo que añadiremos nosotros,
que la ley de los semejantes es solo el principio terapéu-
tico de la nueva doctrina, en tanto que el principio del
dinamismo vital domina enflsiologia,en patología, en te-
rapéutica y en todos los ramos de la ciencia médica; es por
lo tanto el principio general, base de la Homeopatía, y sin
el cual mal se aplicaría en terapéutica el principio similia
similibus curantur.
Ignoramos las causas que obligaron á los socios seño-
res Hernández, Pérez y Urdapilleta á separarse de la So-
ciedad áfinesde 1860 y á fundar un nuevo periódico quin-
cenal titulado El Debate médico. Antes que estos señores
se despidió de }a Sociedad D. Pedro Aróstegui.
61
Ingresaron en la Sociedad en 1860 los profesores do
medicina y cirugía D, Bernardino Dubost, B. Anastasio
García López, el Dr. D. Benigno Villafranca y algún otro
que no recordamos.
El 10 de enero de 1861 El Criterio médico apa-
reció bajo forma distinta del año anterior, é igual á la que
siempre habia tenido el órgano otioial de la Sociedad,
siendo sus redactores los señores
Alvarez y González (D. Anas- Oliver (D. Ignacio),
tasio). Pellicer (D. Tomás).
Esquiroz (D. Lope). Villafranca (D. Benigno).
García López (D. Anastasio).

Y colaboradores los señores siguientes:


Alvarez de Araujo y Cuéllar Lartiga (D. Juan).
(D. Ángel)'. Malvehy y Plana (D. Antonio).
Alvarez de Peralta (D. José). Merino (D. Andrés).
Bendicho (D. Antonio). Excmo. Sr. Nufiez (D. José).
lUmo.Sr.Castroverde(D.José). Rodríguez López (D. Silverio).
Dubost (D. Bernardino). Sacristán (D. Bernardo).
Gargallo (D. Sebastian). Tejedor (D. Cipriano).
Excmo. Sr. Hysern (D. Joa- Vilardell (D. Gerardo).
quin de).
En su primer número se anunciaba la apertura del dis-
pensario Jiomeopático de la Sociedad, en el que diaria y
gratuitamente se recibirian consultas.

' En El Crüerio médico llevamos publicados los artículos si-


guientes:
Patogenesia de la nyraphsea lútea.
Noticias sobre la emilia rigídula.
Curación de fiebres intermitentes por el solo y exclusivo uso
del plantago, á la 8." dilución.
Patogenesia del nitroglycerinum ó glonoinum.
62
Conforme á lo ya acordado el año anterior, se celebró
el 10 de abril de 1861 el aniversario del natalicio de Hah-
nemann con una sesión pública, en la que su presidente el
Excmo. Sr. D. José Nuñez leyó un discurso sobre la vida
y persecuciones del patriarca de la Homeopatía, y el exce-
lentísimo Sr. D. Joaquín Hysern otro sobre la certidum-
bre de la Homeopatía en sus fundamentos empírico-racio-
nales, finalizando la sesión con la lectura de una poesía
alusiva á, la Ilomeopatla y su fundador, hecha por D. An-
tonio Bendicho: el numeroso publico que asistió á tan so-
lemne anto aplaudió sinceramente dichas lecturas, y reci-
bió con agradecimiento los ejemplares impresos que de
ellas se repartieron.
En este año de 1861 la Academia Médico-Quirúrgica
de esta curte suscitó públicas discusiones sobre el valor é
importancia de la Homeopatía, y cupo la gloria de defen-
der esta doctrina ¡i los Sres. Hernández, García López y
Alvarez Peralta: -este último creemos que continuará sus
comenzadas disertaciones.
También la corte ha presenciado en el mismo año su-
cesos de otra importancia, de los que no solo se han hecho
mil comentarios, sino que se han llevado al terreno de la
prensa y al de la cátedra; por eso creemos no estará demás
el mencionarlos aquí, si bien muy ligeramente.
La penosa y grave enfermedad que de largo tiempo
venia padeciendo la desgraciada infanta doña María de la
Concepción hizo que S. M. la Reina, deseosa de salvar á
su augusta hija, acudiese á la Homeopatía y á su médico
honorario el Excmo. Sr. D. Joaquín Hysern, al cual, en
unión del médico homeópata D. Juan Rivas, encomendó la
salud de su hija. Este liecho tan natural fué malamente
63
interpretado por aquellos que profesan un odio eterno á la
Homeopatía, ignorando sin duda que casi todos los sobe-
ranos de la tierra tienen médicos do cámara homeópatas,
4 los que conflan su salud y la de sus excelsos hijos, y ol-
vidando también que esta no ha sido la primera vez que
la Homeopatía ha entrado en el palacio de nuestros reyes;
pues hace ya muchos años que el Excmo. Sr. D. José Nu-
ñez asistió á S. M. la Reina, y á esto creemos debe el ser
hoy su médico de cámara honorario: también el Dr. Hy-
sern ha tratado homeopáticamente á S. M. el Rey. por lo
tanto es la tercera vez que nuestros augustos monarcas
acuden á la Homeopatía, y debemos abrigar esperanzas
de que no será la ultima, á pesar de la inevitable desgra-
cia de S. k. R. la tierna infanta doña María de la Con-
cepción.
Finalizaremos estos apuntes históricos exponiendo á
continuación aquellos datos estadísticos que dan idea clara
del estado actual de la Homeopatía en España, en cuyo
suelo se cuentan muy cerca de seiscientos médicos homeó-
patas, según nos ha informado el infatigable farmacéutico
Sr. Somolínos, que se halla en correspondencia con ellos:
por nuestra parte, á pesar de los esfuerzos hechos, no po-
demos dar á nuestros lectores más que las siguientes no-
ticias estadísticas:

PROFESORES DE MEDICINA Y ClROGlü


que emplean constantemente el método homeopá-
tico en el tratamiento de los enfermos puestos é,
BU cuidado.
MADRID.
Adaro (D. Manuel), cirujano, calle de la Aduana, 13, segundo iz-
quierda.
64
Almanta (D. Juan), médico del hospital del Carmen: horas de con-
sulta, de once á una. Postigo de San Martin, 17, principal
izquierda.
Dr. Alvarez y González (D. Anastasio), caballero de la real y dis-
tinguida orden española de Carlos III: horas de consulta, de
una y media á tres en invierno, y en verano de cinco y media
á siete. Pontejos, i, principal derecha.
Dr. Alvarez de Peralta (D. José). Postigo de San Martin, 20.
Alvarez (D. Julián), cirujano. Ruda, 19, tercero centro.
Arottegui (ü. Pedro): horas de consulta, de nueve á once en vera-
no, y de una á tres en invierno. Horno de la Mata, 16,
segundo.
BaiKiro (D. Cayetano). Abada, 3, segundo derecha.
Brun (D. íosé), primor médico graduado de sanidad militar, socio
de varias corporaciones médicas, condecorado con tres cru-
ces: horas de consulta, de once á doce y media. Mesón de Pa-
redes, 2, segundo izquierda.
Bustos (D. Rosendo), subdelegado de medicina y cirugía del dis-
trito de Maravillas, socio de varias corporaciones científicas:
horas de consulta, de una á tres. Barco, 9, segundo izquierda.
Dubost (D. Bernardino), caballero de la ínclita orden de San Juan:
horas de consulta, de una y media á tres en invierno, de ocho
á diez en verano. Barquillo, 9, bajo derecha.
Egea (D. Bruno). Escalinata, 8 y 10, segundo izquierda.
Esquiroz (D. Lope): horas de consulta, de una á tres en invierno,
de cuatro á seis en verano. Jacoraetrezo, 23, principal de-
recha.
Garcia López (D. Anastasio), director de las aguas minerales de
Cestona.- horas de consulta, de una á tres. Abada, 3, tercero
izquierda.
García Real (D. José). Plazuela del Ángel, 12, tercero derecha.
Gargallo Valero (D. Sebastian): horas de consulta, en invierno do
doce á cinco; en verano, hasta las seis. Colegiata, 2, segundo
derecha.
Dr. Giménez (D. Salvador), jefe honorario de administración civil;
ha sido director do baños y aguas minerales, juez consultor
de oposiciones á dichas plazas, médico del cuerpo de sanidad
65
militar, vocal de la junta de sanidad de la provincia de Ma-
drid, y presidente de la comisión de negocios médicos: horas
do consulta, de nueve á once en verano, de una & tres en in-
vierno. Ramales, 4,'bajo izquierda.
Guerrero (D. José). Espoz y Mina, 3, tercero derecha.
Hernández (D. Pio): horas de consulta, de doce á tres. Carmen,
22, segundo izquierda.
Dr. Hyiem (Excmo. é lllmo. Sr. D. Joaquín), presidente de ho-
nor de la Sociedad Hahnemanniana Matritense, caballero gran
cruz de la real orden americana da Isabel la Católica, co-
mendador de número de la real y distinguida de Carlos III,
oficial de la orden imperial de la Legión de honor de Francia,
condecorado con la cruz de distinción de epidemias, y con
la medalla regia de oro de primera clase de los reales cole-
gios de medicina y cirugía de España, consejero real, ins-
pector general de Instrucción pública, antiguo catedrático de
término de la Universidad Central, médico honorario de Cá-
mara de S. M. la Reina, socio de varias academias nacionales
y extranjeras, autorizado por decreto real para ejercer la
medicina en Francia, etc., etc.: horas de consulta, de unaá
tres^ Callo del Prado, 20, bajo izquierda.
Ilwrrondo (D. Melchor), cirujano dentista de S. M. la Reina. Pre-
ciados, 24, segundo.
Dr. Janer y Bertrán (lllmo. Sr. D. Félix), catedrático de clínica
médica de la facultad de medicina de Madrid, ex-consejero
de Instrucción pública y ex-decano de la facultad de medicina
y cirugía de Barcelona, decano del profesorado español (cuen-
ta cincwnta y seis años de profesor), autor de varias obras
de medicina, etc., etc.
Lario (D. Joaquín), comendador de la real y distinguida orden
española de Carlos lll: horas de consulta, de una á tres. Car-
retas, 4, principal.
Lartiga (D. Juan), comendador déla real y distinguida orden es-
pañola de Carlos III: horas de consulta, do una á tres. Huer-
tas, 16, principal.
tMpm (D. PedroV Bola, SJ duplicado, entresuelo.
Lopex Ariaf (D. Florentino). Imperial, 6, principal.
66
Malvehy (D. Antonio): horas de consulta, de diez á doce en vera-
no, y de doce á dos en invierno. Calle de Barcelona, 14, prin-
cipal derecha.
merino (D. Andrés): horas de consulta, de doce á una. Mayor, 43,
principal.
Montero (D. EuIogio), cirujano. Paz, i.
Moraleí (D. Juan). Infantas, i, tercero.
Dr. Nuñei (Exctíio. Sf. D. José), caballero gran cruz de la real y
distinguida orden española de Carlos III, oficial de la orden
imperial de la Legión de Honor de Francia, autorizado por
ordenanza real para ejercer la medicina en el imperio fran-
cés, médico supernumerario de S. M. la Reina, presidente de
la Sociedad Hahnemanniana Matritense, etc., etc.: horas de
consulta, de nueve á doce en verano, y de dos á cuatro en in-
vierno. Atocha, 16, entresuelo derecha.
Dr. Obrador (Ilnio. Sr. D. Bartolomé), director que ha sido de
sanidad militar, y catedrático de historia natural con aplica-
ción á las ciencias médicas en la universidad central de Ma-
drid, individuo del Real Consejo de Agricultura, Industria y
Comercio, etc., etc. Plaza de Bilbao, 13, segundo derecha.
Oliver(D. Ignacio). Preciados, S2, segundo.
Pellioer (D. Tomás): lloras de consulta, de una á tres. Plazuela del
Ángel, 16, segundo.
Pereí (D. Zoilo): horas de consulta, de una á tres. Concepción
Gerónima, 39, principal.
Rival (D. Juan), comendador de la real orden americana de Isa-
bel la Católica; horas de consulta, de ocho á diez. Preciados,
7, segundo derecha.
Rodríguez Lopex (O. Silvei'io). Plazuela del Duque de Alba, 1,
principal.
Saoríatan (D. Bernardo). Magdalena, 7, principal.
Suarez Monje (U. Juan): liorasde consulta, do siete á nueve en vera-
no, y do una á cuatro en invierno. Clavel, 6, principal derecha.
T^edor (D. Ciriaco): horas de consulta, de doce á dos. Huertas,
IS, principal dereclia.
T^ero (D. Francisco): horas de consulta, do tresá cinco. Carmen,
42, principal.
67
Drdapilleta (D. Fermiii): lioras do consulta, de doce á dos. Olivo,
9, entresuelo derecha.
Vilardell (D. Gerardo). Huertas, 15, principal izquierda.
Dr. VilUfranoa (D. Benigno), directo^ de baños y aguas minerales.
Costanilla de San Pedro, 8, principal.

PROFESORES DE MEDICINA ¥ CIRUGÍA


q u e e m p l e a n el m é t o d o h o m e o p á t i c o , c u a n d o le
j u z g a n c o n v e n i e n t e , e n e l t r a t a m i e n t o d e los
e n f e r m o s p u e s t o s á. su c u i d a d o .
Aroe (D. José). Plaza de las Cortes, casa del Duque de Medinaceli.
8r. Beanon,
Blanco (D. Bonifacio), médico del hospital general.
Brii (Excino. Sr. D. Nicolás), director general del cuerpo de sa-
nidad militar. Sania Clara, 2, principal.
Sr. Carmona.
Cortón (D. José María). Caballero de Gracia, 25, segundo iz-
quierda.
Sr. Fernandez.
Ferrer (D. Antonio). Jardines, 13, tercero.
Pont (D. Juan), medico del hospital de la Latina.
8r. Foiut.
Sr. Jaramillo.
M«gan (D. José Pastor y). Concepción Gerónima, 7, segundo iz-
quierda.
Sr, Marquina,
Martienzu (D. Juan). Ballesta, 17, tercero derecha.
Martiuei (D. Serafín). Tudescos, 39.
Sr. Mendoza.
Oppell (D. José), Carrera de San Gerónimo, 7, tercero derecha.
Sr. Ortiz.
Sr. Palau.
Palomar (D. Seralin). Esgrima, b, principal.
Pérez Flor (D. José), Subdelegado do medicina del distrito del
Barquillo. Reina, 25, principal.
68
Prada (D. José), médico del hospital del Carmen. Lobo, 16, se-
gundo.
Sánchez Toca (Illmo. Sr. D. Melchor), catedrático de la facultad
de medicina de Madrid, etc.; horas de consulta, de doce á
tres. Calle de la Victoria, 2, principal.
Sr. Serra y Borrái.
Sr. Serrano.
Somovilla (D. lulian). Vergara, 8, principal.
Sunui (D. José). Corredera, 12, principal.

PROFESORES DE VETERINARIA
que emplean el tratamiento homeopático.
Calabria (0. Agustín). Barco, 6.
Mano (D. Miguel). Caballerizas Reales.
Montoya (D. Genaro). Jardines, 20.
Pardo (D. Anselmo). San Miguel, 16, principal.

PROVINCIAS DE LA PENÍNSULA ESPAÑOLA.

Profesores de medicina y cirugía que emplean el


método homeopático en el tratamiento de las en-
fermedades.
PROVINCIA DE ÁLAVA.

Ignoramos los nombres de los homeópatas de esta prwirwia,

PROVINCIA DE ALBACETE.

Albacete.... Corbalan y Sevilla (D. José).

PROVINCIA DE ALICANTE.

Alicante.... Dr. Ausó(D. Manuel), catedrático de historia natural.


— Vallcanera (D. Pascual), subdelegado de sanidad del
69
partido. Plaza de Quijano, antes Sun Agustín, 8,
cuarto principal: horas de consulta, de seis á once
de la mañana en verano, y de ocho á doce en in-
vierno.
Chiardamar (Ntra. Sra. de los Dolores). Mojica (D. Vicente), ciru-
jano titular: ha practicado en Elche desde 18S3 á
febrero de 1861, en cuyo punto ha tenido dispen-
sario, en el cual ha recibido 1,762 enfermos de
pago, y 2,528 gratuitamente.
OrihueU.... Miralles (D. Vicente).

PROVINCIA DE ALMERÍA.
Almería Castroverde (D. José).
PROVltíCIA DK AVILA.
Ignoramos los nombres de los homeópatas de esta provincia.

PROVINCIA DE BADAJOZ.
Badijoz Dr. Rico y Hurtado (D. Pedro), primer médico-ciru-
jano del hospital de Caridad de la provincia, caba-
llero de la real orden americana de Isabel la Cató-
lica y de la orden civil de beneficencia (de tercera
clase), condecorado con la cruz de epidemias, y
honrado por S. M. con menciones honoríficas, in-
dividuo de varias corporaciones científicas.

PROVINCIA DE BARCELONA.
Bareelona.. Dr. Argelich.
— Benabent (D. Francisco). Calle de Ataúlfo, 19, se-
gundo.
— Dr. Campaner, secretario de la Academia Médico-
! Quirúrgica.
[ — Dr. Cruxent (D. Cayetano). Calle de la Fuente San
Miguel, 4.
— Cusachs (O. Federico). Calle de los Baños de San
Francisco.
— Domenech (D. Ignacio).
70
Barcelona.. Draper (D. Pablo). Calle de la Rosa.
•^ Parando (D. Gerónimo). Calle del Condal.
— Fo'ch (D. Francisco), ex-decano de la facultad do
Barcelona y catedrático de patología general. Ca-
lle de la Union.
— Giberga (D. Antonio). Rambla de Canaletas, 9.
— Miguel (D. Ramón). Plaza del Pino, b.
— Moragas y Aguatera (D. Manuel). Galle Botiers, 12,
principal.
— Dr. Oller.
— Ortiz (D. Francisco). Plaza de San Pedro, b, tercero.
— Ricart (D. José). Travesía San Ramón, 30.
— Dr. Rovira.
— Sanllehy (D. Juan). Bajada de Santa Eulalia, i.
— Sirarol (D- Cristóbal). Calle Templarios, 3.
— Dr. Terrats (D. José). Galle Avino, 12.
Igualada.... Prat(D. Juan).
Mataró Bellet.
— Malgá (D. Antonio).
San Andréi de Llavanera {Matará). Aymerich (D. José).
PROVINCIA DE BURGOS.

Ignoramos los rwmbres de los homeópatas de esta provincia.


PROVINCIA DE CACERES.

Cáoerei Vera (D. Ignacio).


— Caldera (D. Juan).
PROVINCIA DE CÁDIZ.

Cid» Bartorelo y Quintana (D. José). Plaza de Viudas, 1.


— Ceballos (D. Juan), catedrático de patología qui-
rúrgica.
— Lecler (D. Manuel).
— Martínez de Morales (D. Marcelino). Calle del E m -
perador.
— Rodríguez Izquierdo (D. José).
Jerez de la Frontera. Dr. Coloma (D. Ramon de).
7t
Jerez 'd« U Frontera. Lomon (D. Antonio).
— María (D. José de).
— Mateos y Fuentes (D. Cristóbal).
— Torres (D, Joaquín).
PROVINCIA DE CASTELLÓN DE LA PLANA.
Oalig Pon (D. Joaquín).
Onda {Vülareal). Gil (D. Fernando).
Vinaroz Rico (D. Ignacío).
PROVINCIA DE CIUDAD-REAL.
Pozuelo de CaUtrava {Almagró). Carrion (D. Salvador).
Valdepeñas. Clemente (D. Pedro).
PROVINCIA DE CÓRDOBA.
Córdoba Fernandez (D. Gabriel).
— Maraber (D. Luis).
PROVINCIA DE LA CORUÑA.

ConiSa Dr. González (D. Leandro), caballero de la real y


distinguida orden española de Carlos III, etc., etc.
— Ibarra (D. Enrique Fernandei de).
— López de la Vega (D. José).
«arrio de Sanu Luaia. Gayoco (D. Francisco), cirujano.
Santíago.... Fraiz (D. Acasio).
— García (D. Valentín).
— Rouquete (D. Cesáreo).
PROVINCIA DE CUENCA.

'Cuenca Dr. Gasó,

PROVINCIA DE GERONA.

No íabemos los mmbres de los homeópatas de esta provincia.


PROVINCIA DE GRANADA.

«'•nada.,.. Dr. Lopez Flores (D. José), vocal de la Junta de Sa-


nidad de la provincia y de la de cárceles, conde-
72
corado con la cruz de epidemias, comendador de
la orden civil de beneficencia, jefe honorario de
Hacienda, etc.
Zuvia Gil (D. Felipe).

PROVINCIA DE GÜADALAJARA.

Guadal^jara. Lopez (D. Cirilo).


— Mayoral y Medina (D. Miguel).
— Plana y Cunill (Ü. Ramón).

PROVINCIA DE GUIPÚZCOA.
San Sebastian. Dr. Passaman (D. José).

PROVINCIA DE HUELVA.
Villanueva de los Castillejos {Ayamonte). Dr. Alonso Mendoza
(D. Juan).

PROVINCIA DE HUESCA.

Ettadilla {Tamarite de Litera). Filial (D. Sebastian).

PROVINCIA DE JAÉN.

Jaén Albert y Soler (D. José).


— Gómez Algarra(D. Vicente).
Porcuna {Martos y Fuensanta). Molina (D. Paulino).

PROVINCIA DE LEÓN.
León Aguado (D. Cándido).

PROVINCIA DE LÉRIDA.

Lirida Ramon (D. Miguel).

PROVINCIA DE LOGROÑO.
Logroño.... Saenz (D. Cayetano), cirujano,
Grávalos {Cervera del rio Alama). Martínez (D. José).

PROVINCIA DE LUGO.
Lugo Caballero Gómez (D. Luis).
73

PROVIKaA DE MÁLAGA.
Málaga... . Moya (D. Francisco).
— Soler (D. Ramón).

PROVINCIA DE MURCIA.
Murcia Marin y Monserrat (D. Mariano).
— Martínez Masegosa (D, Pedro).
Tone-Paobeoo. Barranco (D. José).

PRO^aKCIA DE NAVARRA.
Pamplona.. Dr. Lizarraga (O. Saturnino), catedrático de anato-
mia que fué del extinguido colegio de medicina
de dicha ciudad.
Viana (Estella). Manso y Leonardo (D. Mariano).

PROVINCIA DE ORENSE.

Órente Cañizo (D. Juan).


— González (D. Manuel).
Cartrooaldelai. D, José. ( ).
Oinao de Limia. Dr. Calvou (D. Juan Antonio).

PROVINCIA DE OVIEDO.

O"'»'*'» Hevia (D. Juan José).

PROVINCIA DE PAI.ENC1A.
Palenoia.... Fernandez de Cros (D. Ulpiano), cirujano de segunda
clase, caballero de la orden civil de beneficencia
(cruz de tercera clase): horas de consulta, de once
á una de la tarde, todos los días.
Torquemada {Astudülo). ValdeolmiUos (D. Salvador).
Fromirta {Carrion de los Condes). Marcos (D. Tomás).

PROVINCIA DE PONTEVEDRA.
Pontevedra. García Rebordinos (D. Pedro).
— Somoza (D. Carlos).
^^ Coblan (D. Florencio).
74
PROVmaA DE SALAMAKCA.
Cantalapiedra {Peñaranda de Bracamonte). Martin (O. José
María).
PROVINCIA DE SANTANDER.

SanUnder.. Berastegui (D. Antonio).


— Carcoba y Gómez (D. Pedro).
— Rivas Zarate (D. Gaspar).
PROVINCIA DE SEGOVIA.
Segovia Agnirre (D. José), catedrático de historia natural.
— Fernandez (D. José), cirujano.
MwugAn (Sonto María de Nieva). Garay (D. Andrés Antonio).

PROVINCIA DE SEVILLA.

Sevilla Ángel (D. Francisco), socio numerario del colegio


médico de Sevilla, médico de beneflcencia domi-
ciliaria. Calle Santa María la Blanca, núm. 18.
—• Ariza (D. Rafael).
— Fernandez (D. Gabriel).
^ González Español (D. Roberto).
— Martínez (D. Prudencio).
— Nosten (D. José).
— Salas (D. Armengol de).
Montellano {Morón de la Frontera). Firmat (D. Francisco).

PROVINCIA DE SORIA.

JVo sabemos los nombres de los homeópatas de esta provincia.

PROVINCIA DE TARRAGONA.

Gratallopí {Falcet). Dr. Guiamet (D. Andrés).


Tortoia Todo y Oltra (D. Juan).

PROVINCIA DE TERUEL.

Aloañix Delhon (D. Luis).


75

MtOVIHGlA DE TOLEDO.
Toledo Soto (D. Emeterio).
PROVINCIA DE VALENCU.
Valencia.... Agustín (D. José Vicente), director de un dispensario
de 200 enfermos. Calle del Barón de Petrés, 2,
entresuelo.
— Alcacer (D. Manuel).
— Dr. Cifré y Picó (D. Ignacio).
— Gaseó (D. Agustín), cirujano.
— Dr. Juez (D. Justo).
— Martínez (D. Gabriel).
— Mateu Garsin (D. José). Calle de San Cristóbal, 3,
principal.
— Ors (D. Vicente).
— Pastor (D. Manuel).
— Ruiz (D. José).

PROVINCIA DE VALLADOLID.

Vaiíadolid.. Berzosa (D. Manuel Pascual), corresponsal de la So-


ciedad Médica Homeopática de Francia, etc.
— Cuesta (D. Salvador).
— García González (D. José), cirujano.
— Iñigo (D. Emeterio).
— Mata (D. Manuel), cirujano oculista.
— Moya (O. Manuel).
— Quíjano (D. Carlos).
— Rodrigi^ez Monroy (D. Teodoro).
— Valcárcel (D. Aniceto).
Nava del Rey. Rollan (D. Marcos).
San Pedro del Altaroe {Mota del Marqués). Manzaneque (Don
Aquilino).
PROVtNCU DE VIZCAYA.
ignoramos los nombres de los homeópatas de esta provincia.
76

PROVINCIA DE ZAMORA.
VilUIoboi (Bemvente). Ordax (D. Feliz).
PROVINCIA DE ZARAGOZA.
Zwragosa... Almodóvar (O. Antonio).
— Escartini (D. Eugenio).
— Lasala y Mercader (D. José).
— Paricio (D. Benedicto). Paso de Urríes, 198.

ISLAS E S P A Ñ O L A S .

ISLAS BALEARES.
Palma de Mallorca. Dr. Tous (D. Mateo).

ISLAS CANARIAS.
Santa Crac de Tenerife. Brangulez (D. José), jefe de sanidad
militar.
— Izquierdo (D. Ángel María).

ISLA DE CUBA.
Habana Cátala (D. Vicente).
— Dr. Fontanals.
— Dr. Pina (D. Ramón), jefe do sanidad militar.
Cardenal.... Dr. Gresa.
MaUnnt... Alvarez Alcalá (D. Antonino).
— Bramón (D. Joaquín).
— Dr. Sosvilia.
Puerto-Prinoipe. Dr. Herrera.
Santiago.... Cabanellas (D. Antonio María).
— Iturraldo (D. Víctor).
Santa Iiabel de las Li^o*- P'ana y Cunill (D. Joaquín).
ISLA DE PUERTO-RICO.

. San Juan de Puerto-Bioo, Dr. Arroyo.


77
MayagAex.. Orenga (D. Francisco).
Ponoe Dr. Goico{D. Pedro Gerónimo).
ISLAS FILIPINAS.

Illa de Luzon. Dr. Gironiere.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.
MADRID.

Calle del Lobo y Visitación, Blesa (D. Juan Pedro).


Calle de la Abada, 4 y 6. Carrion (D. Manuel).
Calle del León y de Lope de Vega. Juana (D. José Raimundo).
Calle de las Infantas, 26. Somolinos (D. Cesáreo).
BARCELONA.

Plaza Real. Dr. Padró (D. Tomás).

Hay en nuestro país un gran número de farmacias en


las cuales se encuentran preparados hahnemannianos; pero
en ellas la Homeopatía ocupa un lugar muy secundario para
ser citadas.
Ya que nos ocupamos de estas oficinas, creemos deber
expresar aquí nuestro sentimiento de que las leyes actuales
dificulten el establecimiento de boticas consagradas exclusi-
mmente á la Homeopatía como esta ciencia lo exige; hasta
ahora todo lo más que se ha conseguido ha sido el adosar
una farmacia homeopática á la alopática, y esto gracias ala
perseverancia y buen deseo del Sr. Somolinos, que fué el
primero que la estableció en Madrid de esta manera, y á
imitación suya los demás profesores de farmacia que que-
dan anotados, y que ya do tiempo atrás se ocupaban de la
elaboración de medicamentos homeopáticos, especialmente
el Sr, Carrion.
78

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS
PÚBLICOS Y GBATUITOS *.

MADRID.

Diipeniario de la Sociedad Hcüuieinaaiiíaaa Matritente,


oalle de la Cruz, núm. 9, cuarto legundo.

Días y horas de consulta. Médicos que reciben.

Domingos, de dos á cuatro. Sres. Esquiroz.


Oliver.
Suarez.
Lunes, de diez á doce. . .'. Gargallo.
Dr. Nuñez.
Tejedor.
Martes, de cinco á siete. . . Rodríguez.
Merino.
Tejero.
Miércoles, de cinco á tres. . Dubost.
Lartiga.
López.
Jueves,dedos á cuatro. . . Dr. Hysern.
Malvehy.
Viernes, de nueve á once. . Dr. Alvarez González.
Pellicer.
'Dr. Villafranca.
Sábados, de ctMtro á seis. . Sacristán.
Vilardeli.
DSipensario de la oalle del Barco, núm. 8, cuarto bijo.
En esto dispen^^ario reciben enfermos pobres á consulta los
martes y viernes, de tres á cinco de la tarde, los médicos homeó-

* Se da este nombre á aquellos locales en que uno ó varios


médicos homeópatas reciben enfermos á consulta, dándoles gra-
tuitamente los medicamentos homeopáticos que les recetan.
79,
patas D, Pedro Aróstegui, D. Rosendo Bustos y D. Salvador Gi-
ménez.
Diipentaño del Dr. D. AiuutMiio Alvares y GonuJez.

En su casaí calle de Pontejos, núm. i, cuarto principal dere-


cha, reqibe los enfermos pobres á consulta los domingos, de doce
á dos de la tarde.
Diip«nuurio de D. Juan Almania.
En su casa, calle del Postigo de San Martin, núm. 17, cuarto
principal izquierda, recibe los enfermos pobre» á consúltalos lu-
nes, jueves y sábados, de una á dos.
Ditpeniaño de D. Jofi Brun.

En su casa, calle del Mesón de Paredes, núm. 2, cuarto se-


gundo izquierda, recibe los enfermos pobres á consulta los jueves,
de once á doce y media de la mañana.
Diapeniario de D, Rosendo Btutot.
En su casa, calle del Barco, núm. 9, cuarto segundo izquierda,
recibe los enfermos pobres á consulta los jueves y domingos, de
una á tres.

Díipeniario de D. Bemardino Dubost.


En su casa, calle del Barquillo, núm. 9, cuarto bajo derecha,
recibe los enfermos pobres á consulta los jueves y domingos, en
invierno de una y media á tres, y en verano de ocho á diez de la
mañana.

Dispeniario de D. Sebattian Gargallo ; Valero.


En su casa, calle de la Colegiata, núm. 2, cuarto segundo de-
recha, recibe los enfermos pobres á consulta los domingos, do
doce á dos.

Diipeniarío del D». D. Salvador Giménez.


Ea BU casa, calle de Ramales, núm. 4, cuarto bajo izquierda,
recibe los enfermos pobres á consulta los domingos, de nueve á
80
once de la mañana en verano, y de una á tres de la tarde en in-
vierno.
Oúpeiuarío da D. Joaquín Lario.
En su casa, calle de Carretas, núm. 4, cuarto principal, recibe
á los enfermos pobres á consulta los viernes, de una á tres.

Dupentario de D. Juan Rivaí,


En su casa, calle de Preciados, núm. 7, cuarto segundo dere-
cha , recibe á los enfermos pobres á consulta los jueves y domin-
gos, de ocho á diez de la mañana.

CÁDIZ.

DitpenMrio de los Sreí, Bartorelo, Rodrigues y Martinec.


Recibe á los enfermos á consulta diariamente.

PROVINCIA DE CIUDAD-REAL.

DiipentarSo del 8r. Carrion, en Pozuelo de Calatrava.


Recibe los enfermos pobres á consulta los jueves y domingos,
de diez á doce.' lleva consultados 1.010.

JEREZ DE LA FRONTERA.

Díipeniarío de Io> Srei. Loinon, Mateof y Coloma.


Reciben enfermos pobres á consulta todos los dias.

FALENCIA.

Diipeniarío del Sr. Fernandez de Cros.


Recibe enfermos pobres á consulta los domingos, de diez á dos.

VALENCIA.

Dúpeniario del Sr. Mateu Garin.


En su casa, calle de San Cristóbal, núm. 3, cuarto principal,
recibe los enfermos pobres á consulta todos los dias no festivos,
de doce á dos. '
:8i
VALLADOLID.

Ditpeiiiario del 8r. Paicual j Berzoia.


Recibe enfermos pobres á consulta los domingos, martes y
viernes de doce á dos; en 25 de octubre de 1861 llegaban á 4,373
los enfermos pobres recibidos, y á 1063 los no pobres.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.
MADRID.
Sociedad Habnemanniana Matrítense, calle de la Cruz,
núm, 9, segundo.
Esta Sociedad se constituyó en 1." de noviembre de 1845, y
se autoriió por real orden de 23 de abril de 1846. Su objeto es la
propagación y enseñanza de la Homeopatía, para lo cual tiene e s -
tablecido un dispensario gratuito y un i^eriódico quincenal. Cele-
bra sesiones literarias, en las que se discuten asuntos teóricos y
prácticos de la doctrina hahnemanniana. Su presidente el Dr. Nu-
ñez, y de honor el Dr. Hysern.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.
El Criterio médico, publicación quincenal, á cargo de la So-
ciedad Hahnemanniana Matritense, de la que es órgano oficial, y
la cual nombra todos los años los socios que han de redactarle.
El Debate médico, publicación quincenal, por los Sres. Her-
nández, Pérez y Urdapilleta, médicos homeópatas.

Como nuestros lectores pueden juzgar, son muy in-


completas las noticias estadísticas que acabamos de expo-
ner, y tal vez contengan alguna inexactitud; pero solo
los interesados pueden hacer que aparezcan completísimas
y exactas en el segundo tomo de nuestra publicación, si
en tiempo oportuno tienen la buena voluntad de noticiar-
nos cuanto sepan y les conste sobre esta estadística ho-
meopática.
CAPÍTULO VI.

Alguna* notioiat lobre el eitado de la Homeopatía fuera


de España.

Es biea sabido que diariamente se trata de inculcar en


el ánimo de los españoles, por medio de los periódicos de
medicina alopíltioa, la idea de que la Homeopatía se ve des-
preciada y abandonada en los demás países, y que solo en
nuestro suelo se la da importancia, merced á la buena fé
con que el pueblo oye á los médicos homeópatas alabar
las excelencias de su método; lo que equivale á decir que
el pueblo es un tonto y los homeópatas unos especuladores
sin conciencia; y justamente nosotros creemos, por el con-
trario, que si el pueblo tuviera solo idea de lo que es y ha
sido la medicina conocida hoy bajo el nombre de alopatía ' ,
difícilmente encomendaría su vida á sus cuidados, pues
cuando menos creería firmemente en que nada racional
y acertado podría hacer para devolverle la salud perdida,
en tanto que, con más fó que la que actualmente tiene, se
entregaría al tratamiento homeopático.
Pero si bien la muerte de la Homeopatía hace más de
< Para que llegue á tenerla liemos añadido algunos capítulos
á nuestra traducción de la medicina homeopática doméstica del
Dr. Bering.
83
veinte años que se viene diciendo y asegurando, el estado
que hoy presenta fuera de España demuestra con toda
evidencia que cada vez tiene mayor vida y brio, y bien
puede asegurarse que antes de un siglo será la dueña ab-
soluta del campo, y entonces nuestros nietos no podrán
menos de admirar la sencillez de sus abuelos, que tan de
buena fé se entregaban á todo género de tormentos para
recuperar la salud, no creyendo poder conseguirlo sino
por medios repugnantes y martirizadores.
¿Y qué diremos de la candidez con que algunos ase-
guran ser un método que debe sujetarse al crisol de la ex-
periencia, y que hasta ahora no se han hecho más que en-
sayos, que no han llegado á fijar el valor terapéutico del
nuevo sistema, y creen conceder mucho no oponiéndose á
que estos ensayos se repitan en nuestra España? Cierta-
mente que se necesita ser muy candido, ó hablar á quien
lo sea, para expresarse así de una doctrina médica que
lleva setenta y dos años de vida, durante cuyo tiempo ha.
visto nacer y morir varios sistemas médicos en el campo
enemigo; que cuenta por millones los enfermos curados,
y por miles los médicos que la profesan en todos los paí-
ses del mundo; doctrina que ha sabido llamar justamente
la atención de personas doctas, no médicas, aficionándose
al estudio de la medicina individuos pertenecientes á todas
las carreras cientifioas, cuando hasta ahora no habia me-
recido el arle de curar de parte de estos otra cosa que la
más completa indiferencia; hoy, ingenieros, jurisconsul-
tos, eclesiásticos, etc., etc., estudian con afán la medicina
homeopáüca, y hasta llegan á practicarla á falta de médi-
cos. Estos hechos ¿no pueden significar nada á los ojos
de los módicos alópatas? ¿Por qué han desdeñado el estu-
84
dio de la medicina hasta ahora hombres amigos de cono-
cer los diferentes ramos del saber humano ? ¿Y por qué la
Homeopatía ha despertado este deseo, y encuentra en las
clases ilustradas acérrimos defensores y propagadores?
¿Por qué? Porque la verdad de la Homeopatía resalta en
todas sus obras, tanto teóricas como prácticas, en tanto
que en las alopáticas rebosa el absurdo y la preocupación,
no pudiendo ilusionar más que al que no conoce otra
cosa.
No repetiremos aquí hechos conocidos de todos los que
han seguido con interés la marcha y progresos de la Ho-
meopatía fuera de España, y nos limitaremos tan solo á
presentarles un cuadro estadístico de su estado actual, tal
cual han podido reasumirlo los Sres. Gatellan en su Alma-
naque homeopático de 1860, y al que añadimos nosotros
algo de lo que nos consta con toda certeza.

EUROPA.

ALEMANIA.

Justo es empezar por el país que vio germinar la ver-


dad en medicina. A quinientos sesenta y seis llega el nú-
mero de los médicos que hoy practican y propagan la Ho-
meopatía en los diferentes Estados que forman la Alema-
nia: no es esto fijar el numero de ellos, pues es impo-
sible ; es solo decir los que son conocidos en el resto de
Europa, y claro es que tienen que contarse muchísimos
más, cuyos nombres, si bien respetables por circunstan-
cias dadas, no les es dado salir de la localidad en que fi-
guran: aunque nos constan los nombres de todos, creemos
85
inülil su ¡nsercign en el ANUARIO, y si solo citaremos los
siguientes:
Kramer, médico del gran duque de Badén.—Lands-
mann, médico de las aguas minerales de ^orfen.—Hoff-
mann, consejero médico, en Balleustadt.—Bicking, conse-
jero íntimo, en Berlín.—Vehsemeyer, consejero médico,
en Berlin.—Wílrzler, consejero médico, mBernbourg.—
Sténs, módico particular del principe Alberto ¿le Frusta.—
Lackner, miembro de la Academia de Medicina de Yie-
na.—Walmam, médico en jefe en Brilnn (Moravia).—
Fielltz, profesor del colegio de cirugía y anatomía, médico
de la corte, en Brunswick.—Siegel, médico del hospital
civil de Brüx (Bohemia).—Porges, médico de las aguas
minerales de Carlsbad (Bohemia). En invierno reside en
Praga.— AltmüUer, cirujano del gran duque de Ilesse
(Cassel).—Eulenburg, consejero médico, en Cobknza.—
Lehmann, consejero de la corte, médico de S. A. R. el
Duque de Anhalt-Coéthen (Desseau).—Zweybrück, mé-
dico en jefe, en Cracovia.—Ammán, cirujano mayor en
jefe del estado mayor.—Hügel, consejero Intimo en Darms-
tadt.—Mayer, médico en jefe en la misma localidad.—
Kurtz,consejero médico íntimo,médicoparticulardelduque
de Dessau.—Prietzsch, cirujano de la corte, en Bessau.—
Schwarze (el mayor de los hermanos), consejero de la
corte, médico del principe Enrique de Sajonia, en Dresde.—
Tinks, consejero médico, en Z)mrfe.—Wippler Wolf (Pa-
blo), consejero de la corte, en i?mí/e.—Leupoldt, profe-
sor de la universidad, en Erlangen (Baviera).—Aegidi,
consejero médico y consejero de "la corte, médico de
S. A. R. la princesa Wilhelmina, de Pritm.—Wagner
(J.), cirujano mayor en jefe, en Fünfkircken (Hun-
86
grla).—Waltera, médico de las aguas de Gleichenberg.—
Próll, médico de las aguas minerales de Gastein.—Blau,
coasejero médico, en ^otha.—Bartl, médico en jefe del
estado mayor.—Benninger, médico particular de S. A. R.
Carlos III, duque de/'arma.—Mally, profesor de la univer-
sidad de Gratz.—Taubes, médico en jefe del estado ma-
yor, médico particular del archiduque Juan.—Baerhr El-
wert, consejero médico, en Hanovre.—Weber (J.), mé-
dico de S. M. el Rey de Hanovre.—Martin Starke, pro-
fesor de la universidad de Jena.—WoUypka, médico de
estado mayor.—Stapfe, médico de las aguas minerales de
Roesen (Prusia), consejero médico, módico del duque de
Sajonia, Meiniagen.—Katzkowsky, médico de la casa de
huérfanos de Lenberg.—Schmieder, consejero de la corte
de Prusia.—^Bolle^ médico de las aguas minerales de
' Lippspringe, en invierno reside en Paderborn.—Buch-
ner (J.), profesor de la universidad de Munich, doctor en
medicina, derecho y teología.—Reichel, consejero médico
en Naila, médico de las aguas de Steben.—Mazegger,
médico de las aguas minerales de Obermais.—Lorenz (pa-
dre), consejero de la corte de Hesse-Darmstadt.—Bolle,
médico de las aguas de Lippspringe.—^Porges, médico de
las aguas minerales de Carsbad.—Beck, profesor de la uni-
versidad de Prsemysl.—Góhricke, médico del hospital de-
partamental de Mnis (Prusia).—Schuman, consejero de
sanidad en Reichenbach.—FrohUch, médico de las aguas
minerales de Rohitsch.—Braun, consejero médico de Jíes-
se-Darmstadt.—Bloedan, consejero médico en Sonders-
hausen.—Lunzer, módico del hospital de la casa de cor-
rección de Stein, sobre el Danubio.—Perutz, médico de
las aguas minerales de Teplitz.—Zlatarowich, profesor de
87
la universidad de Trieste, ex-profesor de la Academia JQ-
sefina de Viena.—Arnitdi, profesor del hospital general
de Yiena.—Hampe, médico particular del príncipe reinante
de Lichtenstein.—^Lederer (padre), médico de la familia
Metternich, en Viena.—Marenzeller, médico general de
los ejércitos austríacos, médico de S. A. D. el archiduque
Juan de Austria.—Schmid (A. de), consejero de la corte
de Viena.—Yeitch, profesor de la universidad de Viena.—
Zeiner, médico de la enfermería establecida en la casa de
corrección de Neudorf, cerca de Viena.—Goullon, conse-
jero médico en Weimar, módico de S. A. R. el gran du-
que de Weimar.—Kirsch, médico de las aguas minerales
de Wiesbaden.
Hay además otros muchos homeópatas que desempe-
ñan cargos honoríficos, como el de médicos judiciarios, y
en el ejército figuran también muchos otros.

FARUACIAS HOMEOPÁTICAS.

Las principales de Alemania son las siguientes;


Aiz-U-ChapeUe Hirsch.
AKhbaoh {Austria). . . . . Hurzwernhard (T.)
"•'•í» Günlher.
CUngen {Schwarzbourg-
son-derihausen). . . . Guido Doerre.
*>«••"• • • • Peter».
*'~»d« Grüner.
Franofortt Sur-le-Mein. , Post.
Hambourg Mattieidos.
•YuMbruok (TVroí) Schoepfer (A).
L«ngeui«ha(Sa;onta).. . Günther (F.—A.)
88
Leipzig Farmacia central.
ICendiotendorf. Lappe.
Pe»th (Hungría) Lehrmann.
Schoeningen (cerca de
Brunswick) Jarmay.

HOSPITALES HOMEOPÁTICOS.

Se tiene noticia exacta de los siguientes:

Hospital de Qumpendorf (cerca de Viena).

Ftié fundado en 1832, y tiene ochenta camas.

Médico en jefe Dr. Fleischmann.


Segundo El joven Dr. Rothlmnsel.

Hospital de Leopoldstadt (en Viena).

Fué fundado en 1880, y tiene cnarenta camas.

Médico en jefe Dr. Wurmb, profesor de la uni-


versidad de Viena.
Segundo Dr. Eitherr.

Hospital de Sechshaus (cerca de Viena).

Este hospital tiene ciento sesenta camas.

Médico en jefe Dr. Muller (J. O.).


Segundo Dr. Jachimovlts.
89

Hospital de Iiínz (Austria).

Fue fundado en 1842, y tiene cuarenta camas.

Médico Dr. Reiss.

Hospital de Linz (Austria),


TARA LOS NIÑOS EtrECrALMENTE.

Fué fundado en 1850, y tiene doce camas.

Médico Dr. Reiss.

Hospital de Steyer (cerca de Iiinz).

Fué fundado en 1850, y tiene treinta camas.

Médico Lo era el Dr. Haber, que lia


muerto, y no sabemos quién
le ha reemplazado.

Hospital de Oüns (Hungría).

Médico en jefe Dr. Gcrstel (D.)

Hospital de Oyongyos (Hungría).

Fué fundado en 1830, y tiene veinticuatro camas.


Médico Dr. Horner.
90
Se ha unido á este establecimiento un hospicio para los viejos
y los incurables.

Hospital de Kremsier (Moravia).

Tiene treinta camas.

Médico Dr. Schweitzer.

Hospital de Nechanitz (Bohemia).

Médico Dr. Feltl.

Hospital de Cauban (Silesia prusiana).

Este establecimiento cuenta doscientas camas.

Médico , Dr. Leder.

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

Están unidos á los diversos hospitales que acabamos do men-


cionar.

CLÍNICAS HOMKOPXTICAS.

Olinica de Iieipzig.
Módicos en jefe Dr. Muller(Cl.) y Dr. Meyer(v.)
Segundo Dr. Kle'inort.
91

Clinica de Fraga.
Médico en jefe Dr. Altschul, profesor de medi-
cina homeopática de la uni-
versidad.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Dannttadt. Sociedad homeopática.


LuMoe Sociedad para la práctica homeopática.
Leipiig Sociedad homeopática central.
— Sociedad independiente de médicos homeópatas.
Munioh Sociedad de materia médica fisiológica.
— Sociedad de médicos homeópatas de la Baviera, para
la propagación de la doctrina.
Reiohenan.. Sociedad de médicos homeópatas de la Alemania
para la experimentación pura de medicamentos,
bajo la dirección del Dr. Hartlaub.
*>••> Sociedad homeopática de la provincia del Bajo Rhin.
— Sociedad homeopática Westphaliana del Bajo Rhin.
S^onia Sociedad homeopática de la Sajonia.
^'•"« Sociedad de médicos homeópatas del Austria para la
experimentación fisiológica de medicamentos.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

**'***« Diaria de clinica homeopática, dirigido por el doctor


B. Hirschel: dos números por semana.
— Diario homeopático hebdomadario.
^'V"S Diario homeopático trimestral, publicado por el doc-
tor Clotario Muller.
— Gaceta general homeopática, dirigida por el doctor
V. Meyer: un número por semana: veintiséis nú-
92
meros forman un volumen. Van publicados sesenta
volúmenes.
Langentalza. La homeopatía, hojas populares, por el Dr. Gün-
ther: publicación quincenal consagrada especial-
mente á la veterinaria.
Paderborn, Gaceta homeopática popular, dirigida por el doctor
Bolle, publicación mensual.
Praga Diario merisual, dirigido por el Dr. Altscliul, y con-
sagrado á la Homeopatía, á la balneoterapia, é hy-
dropatía.

nusiA,

En este imperio la Homeopatía goza de gran favor,


pero las noticias estadísticas que de él tenemos son muy
incompletas; sin embargo llega á sesenta y ocho el nú-
mero de médicos homeópatas rusos conocidos en el resto
de Europa, y entre los cuales figuran Gastfreund, médico
de la marina imperial; Juvenel, condecorado con todas
las cruces de Rusia; el Excmo. Sr. Dr. Schering, conse-
jero de estado y jefe de los hospitales de la guardia impe-
rial en San Petersburgo; Wedrinsky, consejero de Estado,
médico militar; y otros varios que ocupan lugares distin-
guidos en los diversos cuerpos del Estado.

FAIIMACIAS HOMEOPÁTICAS.

MoMow Forbriecher (H.)


— Bremer (V.)
Nijnii-Novogorod Hantemann.
Riga Niederlau (F.)
San Petenburgo Fleimming (F.)
93
Las farmacias de Moscowy San Petersburgo han sido
fundadas por decretos del emperador, y están consagra-
das esclusivamenle á las preparaciones homeopáticas.

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

Hospital de Moscow.
Este hospital ha sido fundado por eí principe Michailowitsch
Golyzoin.
Médico Dr. Goldenberg.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Moioow El Espigador homeopático.

PAISES-BAJOS.

Son muy incompletas las noticias que tenemos de es-


tos países; no conocemos más que catorce médicos ho-
meópatas de los muchos que la ejercen en ellos: entre los
conocidos figuran Everard, médico de SS. MM. y de S. M.
la reina madre; Yander Gryp, médico militar; Yinkhuizen,
médico de la corte (Haya).

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

Beerta • • •
H«y« Montou.
94
Hay» Hepp.
Onde-Pekel A. Bakker.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Sociedad norlandesa de medicina homeopática.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Potterdam De Homoiopathische Genees-


wzy, publicación dirigida por
los doctores Gruber, Kallen-
bach y Van Royen.

BÉLGICA.

La Bélgica cuenta en su seno treinta y dos médicos


homeópatas puros, cuyos nombres se han hecho bien co-
nocidos en los demás Estados de Europa; entre ellos figu-
ran €arlier, Dugniolle, Varlez, miembros de la Academia
Real de Medicina.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

Brugei Veys-Parot.
—- Schloger.
Bruzelat Dam.
— Delchevalerie.
— Laute (De).
— Sewtin.
— Van Berckelaer.
95

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

Dispensario Hahnemann,
calle Pacheco, DÚm. 9, en Braxelas.

Médico director del estableciraiento. Or. Mouremans.


Médico secretario Dr. Molinari.
Médicos Dr. Hannon, Dr. Saint-Molin.
Este dispensario se fundó en 1856, y recibe diariamente de 8U
á 100 enfermos.

Dispensario de Bruges.
Médico Mouremans.
Farniacéuticos Weys Parat, S. Anloger.
Se fundó por el Dr. Mouremans, director del DUpensario
Hahnemann, el año de 1858.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Sociedad belga de medicina homeopática.

Sociedad de medicina y de farmacodinamia ho-


meopáticas.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.
Buxelai Revista internacional de la ace-
trino homeopático; publica-
ción mensual bajo la direc-
ción del Dr. lorez.
~ El Homeópata belga; publica-
ción mensual dirigida por una
sociedad de médicos,
96

FRANCIA.

Este imperio cuenta en su capital, París, ciento


trece médicos homeópatas puros, y otros muchos que em-
plean el método hahnemanniano en varios casos de su
práctica. En los departamentos se cuentan trescientos
veintidós médicos homeópatas puros, y muchos más que
no la ejercen con tanta pureza, y otros en fln que circuns-
tancias particulares les obligan á guai'dar el incógnito.
Entre los homeópatas puros de la capital figuran An-
dry, ex-jefe de clínica del hospital de la Caridad.—Cham-
peaux, ex-interno de los hospitales de París, médico de
beneficencia del sexto distrito.—Davasse, ex-interno de los
hospitales de París, médico de beneficencia del tercer dis-
trito, caballero de la legión de honor.—Davet de Benne-
ry, médico de la embajada de Cerdeña.—Dezauche, mé-
dico del Ministerio de Justicia y Cultos.—Escallier y Fré-
dault, éx-internos de los hospitales de París, laureados de
los mismos y de la escuela práctica.—Gabalda, Milcen,
ex-internos de los hospitales de París y laureados de los
mismos.—Jousset, ex-interno de los hospitales de París,
laureado de la escuela práctica.—Ozanam, YioUet, ex-
internos de los hospitales de París.— Mailliot, ex-vicepre-
sidente de la Sociedad Anatómica de París.-r-Patin, médico
de beneficencia del quinto distrito, inspector de las aguas
minerales.—Pitet, ex-interno de los hospitales de París,
dos veces condecorado por los buenos servicios prestados
en epidemias de cólera.—Tessier, médico del hospital
97
de niños.—Davet, médico de S. M. el emperador Napo-
león ni.
En los Departamentos figuran, entre los trescientos
veintidós, Dupuy, que después de treinta años de práctica
alopática ha comenzado la Homeopatía.—Cronigneau,
profesor de la escuela de medicina de Dijon.—Renaud,
médico de beneficencia y de las cárceles de Perigneux, ca-
ballero de la legión de honor, empezó la práctica de la Ho-
meopatía á los setenta y seis años.—Marchant, miembro
de la Academia de Burdeos, y ex-médico del hospital de
San Andrés.—Parlier, profesor de la facultad de Montpe-
Uier, caballero de la legión de honor.—Chauvet, ex-médico
deHiospital de Bourgueil.—Perrussel, ex-cirujano inter-
no de los hospitales de Lyon, condecorado por sus buenos
servicios en epidemias de cólera.— El conde Des Guidé,
doctor en letras, ciencias y medicina, antiguo inspector de
la universidad de Lyon, caballero de la legión de honor,
comendador de la orden de San José, etc., etc., introduc-
tor de la Homeopatía en Francia en 1830.—Lember, pro-
fesor de química de la Martiniere, en Lyon.—Lecoupeur,
médico en jefe de las oficinas de derechos municipales de
Rouen, miembro del Consejo central de Higiene publica
y de Sanidad del Sena inferior.—Deprez, ex-médico del
hospital de Tonnerre.—Dr. Espanet, fraile de la Trapa,
residente en Montelimar, ha sido jefe del hospital de
Staoueli (en Argel), autor, entre otras obras, de un Tra-
tado de materia médica y terapéutica, basadas en la ley
de los semejantes, obra notable, destinada, según nuestro
juicio, á propagarla Homeopatía entre los médicos alópatas.
98

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

p\nís.
Farmacias especiales y esclusivamente
homeopáticas.
15, ruedeHelder (Chausséed'Antin). . . . Catellan, hermanos.
41, ruG de Lille (Faubourg Saint-Germain). Id.
Ídem, boulevart Saint-Marlin Id.
112, rué Richelieu, cerca del boulevarl. . Id.
8, rué Neuve-des-Capucines Weber.
Farmacias mistas, liay varias en París.

DEPARTAMENTOS.

Avignon Brun (mista).


— Garre (id.)
Bayonne Darraq.
Boraeauz Atexandre.
Lyon Borrelly.
— Pelletier (mista).
lUanella Trichoil.

Hay cri Francia un gran número de farmacias, en las cuales se


encuentran preparados homeopáticos, pero en cuyos estableci-
mientos la Homeopatía juega un papel muy secundario para que
merezcan mencionarse.

HOSPITALES HOMEOPÁTICOS.

El Dr. Tesier ha ido convirtiendo sucesivamente en liospitales


homeopáticos aquellos que la dirección confió á su cuidado; el pri-
99
mero lo fué el de Santa Margarita, luego el de Beaujon, hospital
de cien camas, y últimamente el

Hospital de niños, en Faris.


Rué de Sévres.

Médico en jefe Dr. Tessier.

DEPARTAMENTOS.

Ha sido introducido recientemente el método homeopático en


los hospitales siguientes:

Hospital de Bourgueil (Indre-et-lioire).

Médico Dr. Cerard.

Hospital de Carentan (Manche).

Médico Dr. Scelle-Mondezertd, médico


de beneficencia.

Hospital de Sens (Yonne).

Médico Dr. Lambert.

Hospital de les Andelys (Eure).

Médico Dr. Motte.


100

Hospital de Bar-sur-Aube (Aube).


Médico Dr. Mnngeot.

Hospital de Olermont-Serrand (Fuy-de-Dome).


Médico Dr. Imbert-Gourbeyre, profesor
de la escuela de medicina de
Clermont, laureado de la Aca-
demia de Medicina de París.

Hospital de l'Hotel Dieu de Bouen


(Seine-inférieure).
Cirujano Hélot, profesor de la escuela de
medicina.

Hospital de l'Hotel Dieu de Blois (Loir-et-Cher).


Cirujano . Egasse.

Hospicio civil de Harcourt (Eure).


Médico ür. Dupont de Mézilliac.

Hospicio de Yalence (Dróme).


Médico Dupré-Deloire.
101

. DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

PARÍS.

Bispensario de la rué Ijamartine, núm. 64.

Fué fundado por los hermanos Catellan en 1838, y recibe gra-


tuitamente sobro unos 10,000 enfermos por año.

Médicos:
Brasier. Godier.
Carrier. Hermel.
Chanet. Huvet.
Davet de Bennery. Babel.
Dezermaux. Teste. Ji / '
Gabalda.
La consulta tiene lugar por la mañana, tardo y noche.

Dispensario de la míe du Faubourg du Temple,


núm. 16.
Fué fundado por los hermanos Catellan en 1850, y recibe
gratuitamente sobre 20,000 enfermos por año.

Médicos:
Ghampeaux. Jonnin.
Cramoisy. Mailhiot.
Dervillez. Milcent.
Dumontier. Patin.
Las consultas tienen lugar por la mañana y larde. En este dis-
pensario recibe consultas todas las noches, de ocho á diez, el doc-
tor Cramoisy.
102

Dispensario de la rué de Verneuii, núm. 41.


Fué fundado por los hermanos Catollan en 1854, y recibe gra-
tuitamente sojjre 6,000 enfermos por año.

Médicos:
Dumontier. Jousset.
Frédault. Love.
Hermel. Viollet.
Las consultas tienen lugar por la mañana, tarde y noche.

Dispensario de la parroquia de San Iiorenzo.


Este dispensario fué fundado en febrero do i 8S8 por el señor
cura de San Lorenzo.
Médicos:
Chargé. Patin.
Escallier. Serrand.
Las consultas tienen lugar los miércoles, de una á cinco do la
tarde.
En la misma época y en ol mismo establecimiento se fundó
un dispensario alopático; los enfermos eran libres en la elección;
pues bien; durante los nueve primeros meses so hablan presen-
tado quinientos cinco enfermos en el dispensario homeopático, y
veintiocho en el alopático; este resultado pareció tan concluyente
al fundador, que suprimió el dispensario alopático, y conserva el
homeopático.

DEPARTAMENTOS.

Dispensario de Burdeos.
La mayor parte de los médicos de esta ciudad reciben enfer-
mos á consulta en este dispensario.
103

Dispensario de Lyon.
Gran parto de los médicos homeópatas de esta ciudad reciben
en consulta á los enfermos que se presentan en este dispensario.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Sociedad Médica Homeopática de Francia *.

Esta sociedad está establecida en París, y se reúne cada dos


meses.
Presidente Davet.
Vicepresidentes León Simón (padre) y Teste.
Secretario general Molin.
Segundo secretario Escallier.
Tesorero Love.
Arcllivero Hurea».

COMlálON CENTRAL HOMEOPÁTICA DE PARÍS.

^ Fundada por el congreso homeopático celebrado en París ol


año de 1858, tiene por objeto la propagación do la doctrina de
Hahneraann, y representar á los módicos homeópatas ante la opi-
nión pública y la administración.

PERIÓDICOS. HOMEOPÁTICOS.

**•"• Boktiñde la Sociedad Medica Homeopática de Fran-


cia; publicación mensual á cargo de la sociedad.

socied'ad'' '^°"'''""°^ *^°" ®' *'*"'•' "^e miembro honorario de esta


104
P«ri« El Arte médico; publicación consagrada á la medicina
en general, pero más especialmente á la Homeo-
patía; su fundador el Dr. Tesier.
— Boletín del arte de curar por remedios específicos
raciorialmeníe indicados; publicación quincenal,
por el Dr. G. H. G. Jhar.

SUIZA.

Son escasas las noticias que tenennos de la República


Helvética; sabemos de treinta y siete médicos liomeópatas
puros, cuyos nombres han llegado á ser conocidos en los
demás países; entre ellos figura el Dr. Dufresne (Eduardo),
ex-interno de los hospitales de París, médico del hospital
de Plainpalais.

ITALIA.

En este bello país la Homeopatía ha hecho rápidos


progresos y brillantes conquistas; se cuentan ciento sesenta
y ocho médicos homeópatas conocidos en el resto de Eu-
ropa; entre ellos figuran el Dr, Taglianini, profesor de
materia médica en la universidad de Bolonia; el Dr. Non-
nis, decano de la facultad de Cagliari; el Dr. Soleri, pro-
fesor de patología en la universidad de Genova; el doctor
Vilschenthal, médico militar; el Dr. Wank, médico del
estado mayor y del general Giulay; el Dr. Granetti, mé-
dico de S. M. el rey Víctor Manuel II, y médico de las
aguas áe Aquí; el Dr. Sonnenberg, médico en jefe del
hospital militar de Pádua; el Dr. Strassnicki, médico del
105
estado mayor; el Dr. Fioretta (padre), médico de la du-
quesa reinante de Parma; el Dr. Ladelci, profesor de bo-
tánica en Roma, médico de la guardia del palacio do Su
Santidad; el Dr. Liuzzi, médico de Su Santidad Pió IX; el
Dr. Ilirs, médico del estado mayor; elDr. Taubes, médico
particular del archiduque Juan.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

Bolonia « • • (mista).
Florencia. Farmacia francesa.
— Farmacia italiana.
Milán Corbetta (mista).
— Garofolelti (id.)
— Zappa-Franzini (id.)
Ñápeles Farmacia italiana.
— Farmacia alemana (mista).
Roma Siniberghi (id.)
Turin Cerutti (id.)
— Dragono (id.)
— Tacconis (id.)
— Vernetti.

HOSPITALES HOMEOPÁTICOS.

Hospital del Espíritu Santo.

Fujiilado en Niza bajo la protección del rey Víctor Manuel, do


la familia imperial de Rusia, y de S. A. R. el principe de Luca,
duque de Parma.
Médico en jefe> El caballero Granetti, médico
del rey Víctor Manuel.
106
El principal objeto de este ostablecimioiito es el do socorrer
los enfermos pobres, sean ó no del país, sin distinción de culto ni
do nacionalidad, empleando para su tratamiento el método homeo-
pático.

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

Dispensario de Genova.
Módico director El Dr. Galti,

Dispensario en Niza.
Calle del Canal, núiii. 12.

Médico en jefe El Dr. Granotti.


Segundo PODS.
Médico consultor Blest.
El entretenimiento de este dispensario estA á cargo del señor
• Arnulphy, director general de la Casa de salud homeopática.

Dispensario de Turin.
Módico director El Dr. Fiorétla (liijo).

SOCIEDADES HOMUOPÁTICAS.

Instituto homeopático de Genova.

Academia homeopática de Falermo.


Cuenta diez y siete años do existencia, y fué fundada por el
Dr. Mure, célebre propagador de la Homeopatía en el Brasil,
Sicilia, Asia y otros muchos puntos.
107

Academia homeopática de Turin.


Existo desdo haco quince años; tiene sesiones cada dos meses.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Nápolei L'Anemanno, diario de medicina homeopática, r e -


dactado bajo la dirección del Dr. Pelillo; se pu-
blica mensualraente desde noviembre de 1856.
Spoleto Rivista omiopática, redactada bajo la dirección del
Dr. Pompill; sale dos veces rd mes.
Turin Giornale omiopático di Tórino, publicación dirigida
por los doctores Aymini, Dadea y Fioretta (hijo).

POKTUGAL.

Son incompletas las noticias que sobre la Ilonaeopatia


tenemos de este reino; sin embargo, asciende á cuarenta
y siete el número de módicos homeópatas, cuyos nombres
nos son conocidos; entre estos figura Florencio Peres Fur-
tado Galváo, profesor de materia médica en la universidad
de Coimbra; Felipe Joze Rodrigues, o-t-profesor de quími-
ca, ex-cirjijano del hospital de San Joze, y Luis José Cor-
rea, cirujano del dicho hospital.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

*'P°'*° Amorim (mista).


108

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

Dispensario de Lisboa.
Presidente lionorario Exorno. Sr. Duque de Saldanlia.
Presidente : . . Bernardino Egydio da Silveira
é Castro, médico homeópata.
Vicepresidente Antonio María dos Santos Bril-
hante, médico liomcópata.
Secretario Ignacio Manoel de Leimos, mé-
dico homeópata.
Tesorero Antonio Ferreira Montinho, mé-
dico homeópata.

Bispensario de Oporto.

Fué fundado el K de abril de 1852.

MÉDICOS:

Luiz Estoves da Costa. Arnaldo Anselmo Ferreira Braga.


Jao Antonio Gomes de Souza.
La conversión á la Homeopatía de casi todos los que actual-
mente la ejercen en Portugal, es debida á los escritos y esfuerzos
perseverantes de los médicos de este dispensario, y del cual ha
sido presidente durante muchos años Antonio Ferreira Montinho,
que hoy reside en Oporto.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Lisboa Gaceta homceopathica lisbonense; publicación se-


manal redactada por los médicos del dispensario
de esta capital.
109
Oporto Gazela homoeopathica; redactada por los médicos del
dispensario de esta ciudad.

INGLATEHHA.

En las islas que forman hoy el reino do Inglaterra, la


Homeopatía se halla perfectamente organizada, razón por
la que los alópatas ingleses la tienen declarada una guerra
implacable y tenaz, que sin embargo hasta ahora ha sido
impotente, no solo para destruirla, sino también para de-
tener sus progresos.; los alópatas españoles, suponiendo, ó
ignorando efectivamente el verdadero estado de la Homeo-
patía en dichas islas, dan gran importancia á cualquier
noticia agresiva á los médicos homeópatas ingleses que se
publique en los periódicos, siendo así que no manifiestan
otra cosa que manejos, no siempre honrosos para sus auto-
res, los alópatas ingleses, que en definitiva contribuyen á
elevar el crédito de la Homeopatía; para que cada cual se
convenza del brillante estado de la Homeopatía en Inglater-
ra, le bastai'á hacerse cargo de los siguientes datos esta-
dísticos.
Se cuentan hasta doscientos seis médicos homeópatas
ingleses, cuyos nombres figuran en todas las asociaciones y
publicaciones que en pro do la doctrina hahncmanniana hay
en esto país ; llega por lo tanto á mucho más la cifra de los
que practican la Homeopatía sin ser tan conocidos.
110

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

Briitol Charles Guest.


Near the Brístol terminua. John Boon's.
Cherter Edward Thomas.
Dublin.. • Bewley.
Edimburgo Billing (w. H.)
Hud der>field Exton (n.)
Huí John L. Seaton.
Liverpool Thompson et Cappor.
Lóndreí James Epps.
— Headland.
— Leath (Jacques).
—• Powoll ( A . 1.)
— Walker.
Manoheiter Henry Turner.
Nortbampton John Parten Berry.

HOSPITALES HOMEOPÁTICOS.

Hospital homeopático de Londres.


52 Gtormond stroot, queea squaro wo.

Fundado por la Asociación homeopática británica el iO de


octubre de 1849.

Patrona S. A. R. la duquesa de Cam-


bridge.
Vice-patron El duque de Beaufort.
Presidente El conde de Wiiton.
Vicepresidentes Monseñor el arzobispo de Du-
blin.
111
Vicopresidonles El conde do Albernadc.
— El conde de Essex.
— Lord Gray.
— ' Lord Rob.Grosvcnor, etc., ote.
Médico consultor Quin (r. F.)

Médicos ordinarios:
Hamilton. . Russell (R.)
Hill. Wylde. Wielobycki.

Cirujanos:
Cameroii. Smith.
Edwards. Yeldham.

Médico do partos Pantridgc.


Médico agregado Beckie.
Cirujano comadrón ,. Leadam.
Cirujano agregado Morgan.

Hospital homeopático metropolitano,


PARA t o s HIÑOS ENFERMOS Y SU VACUNACIÓN.

New-road.

Médicos;
Luthet(E. w.) Drury (w. v.)
Wilson (D.) Ayerst (w. E )

Hospital homeopático de San James,


en Doncastar.

Este hospital se abrió en 1853.


Médico , Drunn.
112

Hospital homeopático de MancbSster.


Blooin itrect, piccadilly.

Este hospital se abrió en 1850.

Médico Philips (c.)


Cirujanos Philips (E.), MoUoy.

Institución homeopática de N^orwicli:.


Saint-slephen'a road.

Esta institución comprende seis salas.

MóJicos Bell (w.), Hartmann (F. A.)

Institución médica Hahnemanniana.


Wolbock Btreot, Manchoster squaro.

Módico consultor Laurie.


Módico ordinario Henriques (A.)
Cirujano Leadam.
113

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

I.
LONDRES.

Dispensario de Camberwell.
14, WindmiU place.

Fundado en 1853.
Médico Wielobycki (s.'

Dispensario de Chelsea.
Commercial, Hall, King's Road, Chelsea.

Fundado en 1852.
Médico Wood (N.)
Cirujano Smith.

Dispensario de Clapham.
7, manor, street, Clapham.

Médico Anderson (J.)

Dispensario de East-London.
9, Artillor y placo.

Fundado en 1843.
Médico Barry.
114

Succursal de Witechapel.

34, Gloncester terrace, commercial Road Gast,

Fundado en 1850.
Médico Barry.

Dispensario de la Institución médica de


Hahaemann.
Esto dispensario está agregado & la institución médica de
Hahnemann, de quo ya hemos hablado: los médicos son los mis-
mos allí mencionados.

Dispensario homeopático.
18, A,, Den niark street,Sohe.

Fundado en 1882.

Médico Jones Griffitlis.

Dispensario de Islington.

20, cluremonl |)lace, New Road.

Fundado en 1843.

Médico Chcpmell.
115

Dispensarlo de Marylebone y Faddington.

05, CailUle slreet, EdgcYvare-Road.^

Fundado en 1853.

Médico Morgan.

Dispensario de North-Londou.
10, Chadwel stroct.

Médico Wiettinghoff.

Dispensario de Fentonville.
25, Percycircus, Pontonvillo.

Fundado en 1846.

Médico Miilard.

D i s p e n s a r i o de Southwark.
15, Alfred Placo, Newinglon Cauíeway.

Fundado en 1850.

Módico Anderson.
116

Dispensario de West-Iiondon.
Diffor-street, 13ond-street.

Fundado en 1848.

Médico Broackes.

Dispensario de Westminster y de Saint Oeorges.


22, Davics Mews,

Fundado en 1849.

Médico. Wilson.
Este dispensario está consagrado especialmente al tratamiento
de la tisis y do otras enfermedades del pecho.

DISPENSARIOS DE PROVINCIAS.

Dispensario de Ashton, Staleybridge y Dukinfleld.


241, Slamford-atreet, en Ashton.

Fundado en 1854,

Médico Patrick.
117

Dispensario de Bath.
52, New King stroet.

Médico Hewitt.
Cirujano Newman.

Dispensario de Bedford.
11, Prlory Terroce.

Médico Viettinghoff.

Dispensario d e Bideford.
Hlgh Street.

fundado en 1852.

Médico Prince.

Dispensario de Birmingham.

13, Oíd square.

Fundado en 1847.

Médicos:
Mearon. Galloway. Laurence.
9
118

Dispensario de Bishop Ancland.


Soutli Road.

Fundado en 1854.

Médico Galloway.

Dispensario de Blackburn.
Clayton stroet.

fundado en 1834.

Médico Scholefield.

Dispensario de Bolton,
8, Ward stroet, creat moor strast.

Fundado m 1851.

Médico Scholefiold.

Dispensarlos de Bristol y de Clifton.


üpper Berkley Placo, en Bristol.

Fundado en 1832.

Médicos:
Black. Trotman.
Gillow. Wilkins.
119

Dispensario de Brighton.
o, Prince-Alboil slieol.

Fundado en 1854.

Médicos:
Madden. üe Michete.

Dispensario de Cantorbery.
Saint Georg't Lañe.

Fundado en 18S3.

Médico Tuckey.

Dispensario de Cheltenham.

Fundado en 1844.

Médico Keri

Dispensario de Chester.
Bridge street.

Fundado en 1851.

Médico Norton.
Cirujano Joce.
120

Dispensario de Croydon.

Médico. . Hill.

Dispensario de Darlington.
Skinner Gato.

Fundado en i 854.

Médico Galloway.

Dispensario de Derb;fshire.
17, Wnrdwck, Derby.

Fundado en 1853.

Médico Pope.

Dispensario de Durham.
48, Sadler Street.

Fundado en 1854,

Médico Hayle.
Cirujano Gray.
121

Dispensario de Exeter.

Fundado en 1849.

Médicos:
Guinness. Kingdon.

Dispensario de Halifax.

13, Square Road.

Fundado en 18SO.
Médicos:
Rambsbothan. Uright.

Dispensario de Hastings.
i, HUÍ Street.

Fundado en 1853.

Médico. Hale.

D i s p e n s a r i o de HuU.
51, Waterworks atrcet.

Fundado en 1849.

Médico Atkin.
122

Dispensarlo de Hulme.
Great Jackson stroet.

Fundado en 1852.

Médico Matthews.

Dispensario de Hulme.

Fundado en 1884 para las enfermedades de ojos y oidos.

Médico Patriclt.

Dispensario de Kidderminster.

Fundado en 1847.

Médico Massy.

Dispensai^io de Leamington.

Fundado en 1883.

Médico Russel (j. R.)

Este dispensario es sucursal del hospital homeopático de


Londres.
123

D i s p e n s a r i o de Iieeds.
27, Orford Street.

Fundado en 1844.

Médicos:
Irvine. Craig.

Sispensctrio de Iieicester.
London Road.

Fundado en 1853.

Dispensario de Iiiverpool.
2, Harford Street.

Fundado en 1841.

Médicos:
Drysdale. Wright.
Stokes. Wilkin,

Cirujanos:

Moore. Hitchman. Roche

Dispensario de Liverpool.

Médico Roclie.
124

Dispensario de Maidstoiie.
Bank streot.

Fundado en 1833.

Médico Watters.

Dispensario de Manchester.
Blon stroít, Piccndilly.

fundado en 1842.

Médico Philips (E.)

Cirujanos:
Philips (E.) MoUoy.

Este dispensario está establecido en el hospital de Manchester,


de que ya hemos hablado.

Dispensario de Manchester y de Salford.

Dale Street, lever atreat.

Fundado e» 18S4.

Médicos:

Walker. Macdonald. Harrison.

Cirujano Thompson (c.)


125

Dispensario de Norfolk y Norwich.


Surreí itreet.

Fundado en 1852.

Médico Hartmann.

Dispensario de ^Northampton.

Parado.

Fundado en 1851.

Médicos:
Pearce. Rigg-

Dispensario de Northumberland y de Newoastle.


4, Hood Street, en NewcaBl!e.

Médicos:
Elliot. Hayle.

Dispensario de Norwich.
Saint-Stepenhen's Road.

Dispensario de Bocliester y Chatam.

Fundado en 1853.
Médico Watters.
126

Dispensario de Boss.

Médico Strong.
Este dispensario no es público.

Dispensario de Soathampton.

Médico Wilmont.

Dispensario de Sunderlaud.
00, Faucett street.

Fundado en 1849,

Médicos:
Tate (R. S.) Gray (j. s.)

Dispensarlo de Torquay.
6, Cary Parado.

Fundado en 1848.

.Médico Mackintosch.

Dispensario de Tunbridge Wells.


Tranquilla Torrace.

Fundado en 1884.

Médico Hauson (c.)


127

Dispensario de Weston-sur-Mer.

Fundado en 1852.

Médico Cochran,

Dispensario de Wigan.
Weligate.

Fundado en 1854.

Médico Scholefield.

Dispensario de Windsor.
4, Chnrch >treet.

Fundado en 1852.

Médico;. Boddy.

Dispensario de Wolverhampton.
WorcMter stroel.

Fundado en 1853.

Médico Knowles,
128

Dispensario de Worcester.
Ángel Place.

Fundado en 1851.
Médico.

Dispensario de Yorck.
22, Bootbam.

Fundado en 1851.

Médico Rausfort.

111.

DISPENSARIOS DE LA ESCOCIA.

Dispensario de Dundee.
14, New inn entry.

Fundado en 1849.
Médico. Cockburn.

Dispensario de Edimburgo.
5, Snint James'aq.

Fundado en 1841.
Médicos:
Lyschinski. Wielobycki.
129

Dispensario del Sur.


Woit Richmond ttreet, on Edimburgo.

Fundado en 18S2 para las enfermedades de las mujeres


y de los niños.

Médicos:
Laurie. Allshorn.

Dispeasario de Qlasgow.
16, Bath atraet.

Futtdado en 1849.

Médico Thomson.

IV.
DISPENSARIOS DE LA IRLANDA.

Dispensario de la Sociedad Homeopática Irlandesa.


31, Souht-Anin atraat.

Médicos:
Luther Walter. Scriven.

Dispensario de Dublin.
122, Uppar Abbay atteat.

Fundado en 1844.
Médico . ." Blyth.
130

V.

DISPENSARIOS DE LAS ISLAS DE LA MANCHA.

Dispensario de Jersey.

Fundado en 1849.

Médico Harris.

Dispensario de Guernesey.
2, clirton newlowD.

Fundado en 1849.

Médico Ozanne.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Sociedad Homeopática Británica,


32, Goldeu Square, en landres.

Fundada en 1844.

Sesiones mensuales. Esta sociedad cuenta unos cuarenta y


cinco miembros residentes; su presidente el Dr. Quin.

Sociedad Médica de Hahnemann.


16, Bulstrodo street, mtnche>ter squitre, en Londres.

Fundada en 1850.
131

Oongreso homeopático.

Esta sociedad fué fundada en 18S0.

Se reúne todos los anos en Londres, ó cualquier otra ciudad


del reino.

Sociedad Hahnemann de publicaciones.

Fundada en 1848.
Tiene por objeto la publicación Je buenas obras prácticas do
Homeopatía: se ocupa, sobre todo, de una Enciclopedia patogé-
nica, y de una nueva Materia médica.

Asociación homeopática inglesa,


COMFVISTiy DE MÉDICOS Y LEGOS.

Fundada en 1845.
Presidente Lord Rob-Grosvenor.

Asociación protectora de médicos y estudiantes


homeópatas.

Fundada en 1881.
Esta sociedad tiene por objeto el proteger á los homeópatas
contra los actos hostiles de que suelen ser objeto, y que con tanta
íruicion nos dan cuenta los periódicos alópatas de Inglaterra, Es-
paña, etc., etc.; esta sociedad-no tiene reuniones periódicas, pero
siempre está pronta á obrar cuando las circunstancias lo exigen;
como prueba de ello citaremos el caso siguiente: La facultad de
132
medicina de Edimburgo osó negar el diploma de Dr. á M. Pope, á
causa de sus creencias homeopáticas; la asociación presentó á los
jefes de la universidad una petición firmada de un gran número
de personas, y en su virtud M. Pope obtuvo el diploma de doctor
que antes le habian negado.

Instituto homeopático Británico.

"Fundado en 1853.

Esta sociedad tiene por objeto:


i." Proteger al público, contra las personas que ejercen la
medicina sin diploma.
2." Mantener y propagar en toda su pureza, con la ayuda de
diversas publicaciones, los principios y reglas del Organon de
Hahnemann.
3.° Proteger la Homeopatía de los ataques que pudieran diri-
girse contra ella.

Asociación homeopática del Norte.

Esta sociedad se reúne todos los meses en una de las ciudades


de Lancashire ó de Yorkshire.

Sociedad homeopática del Korte.

Fundada en 1845.

Esta sociedad, que so compone casi enteramente de personas


extrañas á la profesión médica, tiene por misión asegurar á los
indigentes las ventajas del tratamiento homeopático, y también de
contribuir á la propagación de las doctrinas de Hahnemann. En la
133
actualidad publica algunas obras de Homeopatía, y trata de fundar
muy pronto un hospital para el tratamiento de las enfermedades
agudas.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Lóndre* The British, journal of honusopathy, redactado por


los doctores Drysdale, Russell y Dudgeon.—Se
publica por trimestres.
— The Monthly, homoeopathic review, publicación
mensual bajo la dirección del Dr. John Ryan.

Para concluir de relatar las noticias estadísticas que


sabemos del estado de la Homeopatía en Europa, añadire-
mos á las ya escritas, que en Dinamarca existen cinco mó-
dicos homeófiatas conocidos en el resto de Europa; en No-
ruega otros cinco; entre ellos figura el Dr. Boeck, profe-
sor de la universidad de Cristianía; en Suecia cuatro, en-
tre ellos Liedbeck, director de un periódico homeopático
que se publica en Stokohno; en Polonia otros cuatro; en
Turquía sabemos de seis, entre estos Yérolot, módico en
jefe del hospital francés en Constantinopla; Ucciani, ex-
médico mayor del ejército francés en Crimea; Spech (Ed.),
en Bukarest, capital del principado de Yalaquia; Rettig,
en Jassy, capital del principado de Moldavia.

ASIA.

Si difícil es el que sepamos el estado de la Homeopa-


tía en algunos países de Europa, esta dificultad crece en
gran manera tratándose del A^ia; así que, con verdadero
10
134
sealimiento confesamos no saber de esta parte de nuestro
globo más, sino que en Smirna (Turquía del Asia) residen
Cricca (A..) y Ma?oni, médicos homeópatas; y en Tiflis
(Rusia del A.sia), Kirsten (T. F.) y Pribill, también ho-
meópatas. Esto no quiere decir de modo alguno que á es-
tos se limite el numero de los que practican el sistema de
Hahnemann en esta parte del mundo.

ÁifRICA..
No solo por razón de dificultad, sino también por el
estado de atraso en que se encuentra esta parte del pla-
neta que habitamos, las noticias que sobre el estado de la
Homeopatía en ella podamos dar á nuestros lectores, se
reducen á las siguientes:

ARGEL,

Médicos homeópatas:
Agnelis, director de vacunación.
Duchanrbon.
Feuillet, ex-médico militar.
Frey, médico mayor.
Martínez.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

Defrance Martinet.

ALEJANDRÍA (EN EGIPTO).

Médico» homeópatas:
Alasia. Poly (c.)
135

OCCEANÍA.

También en esta parte del mundo ha penetrado la ver-


dad en medicina; sus más fervientes propagadores lo han
sido y son aquellos santos varones que predican el Evan-
gelio de Jesucristo, es decir, la santa verdad en religión;
así proporcionan á la vez la salud del alma y la del cuer-
po: aún se recuerda en Madrid la estancia del obispo de
Puerto Vitoria (AustraUa): pues bien: este varón insigne
ha sido el médico de sus hermanos en Jesucristo en aque-
llas apartadas regiones; conoce y practica la Homeopatía, y
á imitación suya oíros muchos misioneros de todos los
países: en nuestras islas Filipinas sucede lo mismo; nues-
tros misioneros difunden la luz y la verdad en religión y
medicina por todas partes con brillantes resultados: aparte
de estos celosos y entendidos propagadores de la fé y la
Homeopatía, sabemos que en la isla de Luzon (islas Filipi-
nas) reside Gironniére, médico homeópata; y en la gran
isla Australia ó Nueva Holanda Thiennent-Bórigny, tam-
bién médico homeópata.

AMÉRICA.

En el Nuevo Mundo la Homeopatía presenta un estado


brillantísimo, igual, si no superior, al del antiguo, como
fácilmente se convencerá el que se haga cargo de los si-
guientes datos estadísticos, que son fidedignos.
136

AMÉRICA DEL NORTE.

ESTADOS-UNIDOS.

En estos Estados se cuentan hasta mil seiscientos cin- .


cuenta médicos homeópatas, sin que esto sea limitar su nú-
mero, que es mucho mayor, sino tan solo señalar el de aque-
llos cuyos nombres han llegado á ser conocidos en Europa.-
De estos existen: nueve en el Estado de Alabama; tres en
el de Arkansas; seis en el de California; cinco en el
áe Columbio; cuarenta y siete en el de Connecticut; cinoo
en el de Delaware; tres en el de la Florida; catorce en el
de la Georgia; ciento diez y siete en el de lllines, de estos
hay catorce en Chicago; veintiuno en el de la Indiana; diez
y nueve en el de lowa; quince en el de Kentuckey; veinti-
cuatro en el de la Luisiana, de los cuales quince en Nueva
Orleans; treinta y tres en el de Maine; veintiséis en el de
Maryland, de estos hay diez y ni^eve en Baltimore; ciento
treinta y ocho en el de Massachuseíts, de los cuales hay
veintiuno en Boston; cincuenta y ocho en Michigan, de es-
tos hay once en Detroit; cuatro en el de Minnesota; diez en
el de Mississipi; veinte en el de Missouri, de los cuales hay
diez y seis en San Luis; treinta y cinco en el de Nueva Hamp-
shire; cuarenta y nueve en el de Nueva Jersey; cuatrocien-
tos sesenta y ocho en el de Nueva-Yorck, de los cuales hay
treinta y nueve en "Brooklyn, y ciento tres en la ciudad de
Nueva-Yorck; dos en el de Carolina del Norte; ciento
treinta en el de Ohio, de estos hay veinte en Cincinnati, y
veintisiete en Cleveland; doscientos treinta y uno en el de
137
Pensykania, de los cuales hay noventa y cuatro en Flla-
delfla; treinta y seis en el de Rhode Island, de estos hay
diez y ocho en la Providencia; dos en el de Carolina del Sur;
tres en el de Teunessea; seis en el de Tejas; treinta y cinco
en el de Vermont; diez y nueve en el de la Virginia; treinta
y dos en el de Wi^consin; veinticinco en el Canadá.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

BoAon (Massachusetts). . . Otis Clapp.


Broaklya {Nueva-Yorck). . Peabody (N. c.)
— Stnith(j.T.p.)
Chicago (Yllines) Cowell yHalsey.
Cinoiniuiti (0/ito) Parks (j. M.)
Oeveland {Ohio) Hall (j.)
Detroit {Michigan) Drake y Frinster.
Dobuqúe {lowa) Franklin y Lillis.
Hamilton {Canadá) Greeiileaf (w. A.)
— Wolverton (A. N.)
Hortford (Connecficut). . . Browne (o. s.)
Milwaukie {Wisconsin). . . Douglass y Greves.
Nueva Orleaní {Luisiana). Angelí (a.)
— • Delcroix y d' Hémécourt.
íIueva-Yor«k(iVucua-ybrcfc) Hurlburt(c. T.)
— Radde (u.)
*- Smith (s. T. s.)
Filadelfia (Perwi/ívama).. . BcBricke (F. E.)
— Matthew y Houard.
— Rademacher y Sheok.
Providencia (ilftodc-/í/an(í). Hamlin (w. E.)
Soobeater (Nueva-Yorck). . Farringlon (E. W.)
San Luii (ifijíoun) White (D.)
Toronto (Canadá) Smith (R.J.)
138

COLEGIOS DE MEDICINA HOMEOrÁTICA.

Colegio médico homeopático de Fensylvanis,


ESTABLECIDO EN FILASELFIA.

Incorporado á las instituciones del Estado en 1848.

Profesores:

Beakley.. . De cirugía.
Couch (A. s.) De demostraciones anatómicas.
Dake(j. p.) De materia médica y terapéu-
tica.
Heimuth (w. T.) De anatomía.
Reed (w. A.) De fisiologia.
Small (A. E.) De homeopatia.
— Patologia y medicina práctica.
Ward (T. M.) De obstetricia y jurisprudencia
médica.
Willlamson (w.) Clínica médica.
Decano de la facultad Dr. Williamson (w.)
Esta institución de medicina está autorizada para expedir tí-
tulos.

Oolegio homeopático del Oeste,


ESTABIECIOO EN CLEVELAND (OHIO).

Profesores:

Beckwith De cirugía y enfermedades qui-


rúrgicas.
Bissell (A. F.) De anatomía general y especial.
Brainard (p.) De química animal y toxicologia.
Douglass (F. s.) De materia médica y sintoma-
tologia.
139
Douglass De patología especial y diagnós-
tico.
EUis (j.) De terapéutica especial y clínica
práctica.
Gatchell (H. P.). De fisiología é higiene.
Gatchell (H p.) . De patología general y princi-
pios de terapéutica.
Gilbert (E. A.) De obstetricia y enfermedades
de las mujeres y niños.
Hill. (B. L.) De anatomía quirúrgica y pato-
lógiica.
Honorable John Crowel De jurisprudencia médica.
Decano de la facultad Dr. Gatchell (H! p.)
Esta institución de medicina está autorizada, como la anterior,
para expedir títulos.

Estos colegios de medicina demuestran palpablemente


que los homeópatas no descuidan ninguno de los ramos de
la ciencia médica, y prueban lo infundado de las asevera-
ciones que todos los dias se permiten los médicos alópatas,
sobre que los médicos homeópatas no necesitan saber, y aun
desdeñan el estudio de la anatomía, patología, etc.,.etc.

HOSPITALES HOMEOPÁTICOS.

Hospital homeopático de Fensylvania,


ESTABLECIDO ER riLADELFIA.

Autoriíado por decreto dado en 1880.

Médicos:
Gradiner (R.) Kltehen (J.) '
Helmuth (w. T.) Small (A. E.)
140

Cirujanos:
Gardiner (w. A.) Sims (F.)

Comadrones;
Dubs (s. B.) Williamson (w.)

Hospital homeopático de Chicago (lUiues).

Fundado en Chicago el año 1854.

Médicos:
Boordman (H. K. W.) Douglass (L. A.)
Colton (D. A.) Ludlow (a.)
Cooke (N. F.) Shipraan (G. E.)

Hospital homeopático de Massachuaetts,


ESTABLECIDO EN BOSTON.

Incorporado á las instituciones del Estado en 18S5.

No conocemos los nombres de los médicos de esle hospital.

Instituto homeopático de niños abandonados.

Fundado en Füadelfia el año 1857.

Médicos residentes:

James (B. W.) James (D.) Raue (c.)


141

Médicos consultores:
Hering (c.) Lippe (AB.)

Este establecimiento recibe todos los niños abandonados en


las calles de la populosa ciudad de Filadelfia. Se les cuida hasta
que llega el momento de que aprendan un oficio. Este instituto
encierra ordinariamente ciento cincuenta niños, pero pone cada
año un número mucho mayor en aprendizaje.

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS,

Dispensario homeopático de Boston,


EN BOSTOS (MASSACHÜSETTS).

Incorporado d las instituciones del Estado en 18S6.

Dispensario homeopático de Detroit,


EN DETROIT (MICBIOAN).

Médicos:

Drake (E. H.) Fnister (P.) Ellis (J.)

Dispensario homeopático central de ITueva-Yorck,


EN LA CIUDA» DE MUEVA-YORCS.

Médicos ordinarios:
íoslin (B. F.) Kellogg (K. M.)
Perkins (R. G.)
142

Médicos consultores:
Bayard (E.) joslin (B. F.)
Bowers (B. r.) Kirby (s. R.)
Bowers (J.) Quin (j. M.)
Wright (c.)

Dispensario homeopático del Dr. Fullgraff,


EK LA CIDDAI) SE HVEVA-TORCK.

Médicos ordinarios:
Banks (w.) Fullgraft (o.)

Médicos consultores:
Bal,(A. 8.) Freligh (M.)
Bolles (R. M.) Guernsey (E.)
Beakley (G.) Hallock (L.)
Balow (s.) Marcy (E. E.)
Belcher (c. E.) Peters (j. c )
Freeman (A.) Warner (L. T.)

Dispensario homeopático de la Asociación


de Kueva Torclc,
EK l \ CIUDAD SE NVIVA-TORCK.

Fundado en 1845.

Dispensario homeopático de Brooklyn,


El» BROOKIYI», BARRIO DE HÜEVA-TORCK.

Fundado en 1852.

Médicos:
Barker (j.) EllioU (j. B.)
Burke(A.c.) Fincko (B.)
143
Doty (s. B.) Guy (s. s.)
Dufíin (j.) Macy (B. E.)
Dunham (c.) Macy (».)
Morrill (H. IÍ.) Perrine (w. L. R.)
Minton (H.) Richardson (E. T.)
Mofíat (R. c.) Rosman fj. G.)
Newcorab (c. u.) Watson (j. L.)

Dispensario del colegio de Fensylvania,


EN rlLADElriA.

Dispensario de San Luis,


EH SAN IDIS (HISSOVW).

No conocemos los nombres de los médicos de estos dos últimos


dispensarios, como tampoco el de los de Boston, y de la Asocia-
ción de Nueva-Yorck.

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Instituto homeopático americano.

Fundado en 1843.

Union americana de esperlmentadores.

Academia Hahnemann.

Sociedad homeop&tioa del listado de Nueva-Yorck.


144

Sociedad homeopática de Nueva-Yorck.


Fundada en 1846.

Asamblea de médicos homeópatas de Brooklyn,


(nUSVA-TOIlK).

Sociedad homeopática de Bhode-Island.

fundada en 18S0.

Sociedad hahnemanniana de Bbode-Island,


Elf PROVIDENCIA.

Sociedad médica homeopática de Filadelfla.


Fundada en i8S2.

Anejo del Instituto homeopático americano,


• n FILADELFIA.

Fundado en 1846.

Asociación médica homeopática del Estado


de Illines.
Fundada en 1855. •
145

Asociación médica homeopática de Illines


del Korte.

Sociedad homeopática del Canadá.

Fundada en 18KS.

Sociedad Hahnemaim de Oiacinnati <Obio).

Fundada en 185b.

Sociedad homeopática del Connecticut.


Fundada en 1851.

Sociedad médica homeopática de UasBachusettá.


Fundada en 1841.
Incorporada á las instituciones del Estado en 1856.

Instituto homeopático de Michigan.

Sociedad homeopática de Nueva-Hampahire.

Áutorísada por decreto dado en 18S2.

Organizada en 1.° de Junio de 1853.


146

Sociedad médica homeopática de Nueva-Jersey.

Fundada en 1854.

Sociedad homeopática de Naera-Orleans.

Union de médicos homeópatas del Ohio.

PERIÓDICOS HOMEOPÁTICOS.

Cleveland {Ohio). American Magazin, devoted to homceopathy,


publicado por los doctores Pulte y Gatclieli.
Can«di Canadian journal of homxopalhy, dirigido por los
doctores Bul! (A. T.) y Greenleaf: publicación
mensual.
Chiom^ (¡llines). Chicago homceopath, dirigido por los doctores
Ludlam y Colton: publicación quincenal.'
FiUdelfia. Philadelphia journal of homoebpathy: publicación
mensual.
Nueva-Yorok. The North American homoíopathic journal, diri-
gido por los doctores Marcy, Peters, Holcombe,
Presión: publicación trimestral.
~ The American hcmceopáthic revieio, revista publi-
cada por los Sres. Perkins y Sraith: sale todos los
meses.
Nueva-Orleaof. L'Homoion {El Análogo), diario dirigido por el
Dr. Taxil: publicación mensual.
147

BRASIL.

En este Estado de la América del Sur, la Homeopatía


ha hecho progresos rápidos, y en la actualidad se encuen-
tra en un estado brillante, como desde luego puede cual-
quiera convencerse por los datos estadísticos siguientes:
sabemos de un médico homeópata en Alagoa; de nueve en
Bahía; de uno en Bttenos-Aires; de otro en Campiñas; de
tres en Campos; de uno en Ceara; de otro en Turner, y
de otro en Marica; de cuatro en Maranhao: entre estos
figura BARRETO, cirujano honorario de cámara de S. M. el
emperador del Brasil, y médico al propio tiempo del hospi-
tal de la Caridad, y Regó (A.) inspector del mismo hospi-
tal: sabemos de dos médicos homeópatas en Montevideo;
de once en Nictheroy (bahía de Riojaneiro); de uno en
Nueva Granada; de dos en Para; de uno en Lemos; de
ocho en Pernambone; de uno en Puerto-Alegre; de dos en
Riogrande del Sur; de sesenta y cinco en Riojaneiro, capi-
tal del Brasil: entre estosfiguranJacinto Rodrigues Pereira
Reís, miembro de la Comisión Central de Higiene pública,
director del Instituto Imperial de Vacunación; miembro de
la Academia Imperial de Medicina, cirujano de cámara
de S. M. el emperador del Brasil. También sabemos
de dos módicos homeópatas en San Pablo; de uno en San
Francisco; de otro en Santa Catalina; de otro en Santiago
de Chile, que lo es D. Benito García Fernandez, compa-
triota nuestro, procedente del colegio de San Carlos de Ma-
drid; pasó hace quince años al país en que actualmente se
encuentra, y en el que lleva tratados homeopáticamente
148
unos quinientos mil enfermos; acaba de retar cientlflca-
camente al Dr. Mata, como pueden ver nuestros lectores
en la pág. 477 y siguientes de El Criterio Médico del
año de 1861; aun tenemos noticia de cinco médicos ho-
meópatas en San Pablo; de dos en Surinam; de uno en
Taubate, y de tres en Valparaíso; lo cual forma un total
de ciento treinta y un médicos que practican la Homeopatía
en el imperio del Brasil.

FARMACIAS HOMEOPÁTICAS.

aio-Janeiro. Magalhaes Bastos (j. p.), callo San José, S8.


— Lima (j. M.), calle San José, 59.
— X calle Quitanda, 14.
— Arriera (j. K.), calle Quitanda, 41.
— De Souza (J. M.), calle Quitanda, 61.
— Ferreira de Pinheiro, calle de Ajuda, 61.

Instituto homeopático del Brasil.

Fundado en 1843 por ci Dr. Mure, en Rio-Janeiro.

Escuela homeopática del Brasil.


Fundada en 1845 por el Instituto homeopático, y autm-isada
para dar titulos de médicos.
Director Maximiano, marqués de Car-
valho.
Director honorario Manoel Duarte Moreira.
Secretario Carlos Cliidloe.
149

Profesores:
Martina (j. v.) Vieira (L. A.)
Alves de Souza (F.) Duarte Moreira (M.)
Victorino dos Sanios (J.) Duque Estrada.
Leboiteux. Lisboa (v. G.)
Ildefonso Gómez. Antonio de Leinus (M.)
Martina (o. J.) Costa,
üuedes. Cochrane (T.)

SOCIEDADES HOMEOPÁTICAS.

Academia médica homeopática del Brasil.

Fundada en Bio-Janeiro eli de octubre de i 847.

Academia homeopática de Bio-Janeiro.

Fundada el 28 de Marzo de 18S1.

DISPENSARIOS HOMEOPÁTICOS.

SEÑAS
d« lo» Dispeiuarios ntableciiioa NOMBRES
en Rio-Janeiro, de los médicos directores.

Calle de Ajuda, 61 Cochrane.


Calle de Alfandega, H8 Barbosa de Almeida.
Calle de Aljube, 57 Marqués de Plnheiro.
Calle de los Arcos, 37 Castro Lopo?,.
11
150
Calle de Cadea, 30 Valde Cadre é Fiao.
Plaza de Capin, 79 Menezes.
Calle de Catete, 125 Lisboa.
Calle de Caao, 43 Carlos Chidloe.
ídem 16 Santos Gomes.
ídem 34 Olivelra Seilbitro.
Calle de Ciganos, 3 Duque Estrada.
Calle de Bugenho Velho, 92. . Pinto Quedes.
Calle nueva de Conde, 131. . . Fernandez Coelho.
Calle de Duribes, 82 Emilio Germon.
Calle de Duvidor, 30 Pereira de Figueredo.
Calle de Prainha, 48 Pereira de Araujo.
Calle de Quitanda, 21 Silva Pinto.
Jdem 10 Marqués de Carvaiho.
ídem 61 Martinsy Medeiros. *
ídem 85. Ildefonso Gómez.
Calle del Rosario, 79 Anlunes de Abreu.

• La estadística del cólera se ha publicado en muchas de las


obras de Homeopatía, no así la de la fiebre amarilla, razón por la
que juzgamos conveniente repetir aquí lo que hemos puesto en
nuestra traducción de la medicina homeopática do:t.éstica del doc-
tor Hering, y que espres^a iielmento el resultado de los enfermos
tratados homeopáticamente en este dispensario desde el 25 de
febrero hasta fín de abril de 18SI, por los doctores Martins,
Azambuja, Cesarlo y Silva Pinto, médicos homeópatas en Rio-
Janeiro.
Individuos muertos pocas horas después de la pri-
mora visita S6
Muertos antes de las cuarenta y ocho horas de tra-
tamiento 32
-Enfermos que han espirado entre el 1." y 9.° día. . 139
Número de muertos 227
Número de los que han sido curados 3,029
Total de enfermoi entrados en el dispensario. 3,256

Es decir, que el tratamiento homeopático presenta una morta-


lidad de 7 por 100; y el Dr. Martins asegura, que no hubiera lle-
gado al 5 por 100 si muchos de los enfermos no hubieran recur-
rido á remedios alopáticos antes de entrar en el hospital.
151
Calle de San José, 58 Pereira de Reis.
ídem 31 Alves de Moura.
ídem 36 Vieira da Costa.
Calle de San José, 59 Este dispensario fué fundado por
el Dr. Joaó Vicente Marlins
el año 1843 <.
Calle de Santa Teresa, 19. . . , Duarte Moreira.
Calle de Velha, 33- . Gome» de Araujo.
Calle de Violas, 39 Mello Moraes.
ídem 25 López Pereira.
ídem Ídem Travassos.

' Según un mapa estadístico impreso que tenemos á la vista,


resulta que desde su fundación hasta fin de 1886 han sido admiti-
dos en él 46,906 hombres libres^ de los que curaron 44,028, de-
jaron el tratamiento 1,204, fallecieron 1,S21, y quedaron existen-
tes 156; y 20,454 mujeres librtis, de las cuales fueron curadas
18,727, dejaron el tratamiento 943, fallecieron 066, y quedaron
existentes 118.
Han sido igualmente admitidos 9,096 hombres esclavos, de los
que curaron 7,938, dejaron el tratamiento 615, fallecieron 481,
quedaron existentes 62; y 5,337 mujeres esclavas, de las cuales
curaron 4,346, dejaron el tratamiento 289, fallecieron 475, que-
dando existentes 27.
Todo lo cual da^in total de 81,703 enfermos admitidos en el
dispensario, de les cuales curaron 75,236, fallecieron 3,143, y
dejaron el tratamiento 3,051, quedando una existencia de 363
enfermos.
Es de advertir que en este estado van incluidos los enfermos
tratados en el estaolecimiento, en las dos epidemias de fiebre
amarilla y cólera morbo.
También es digno de notar que en dicho mapa estadístico, en
el que todo está muy bien detallado y clasitícaSo, figuran 20,419
afecciones febriles y 14,037 del pecho y corazón y 5,318 sifilíti-
cas; de estas últimas corresponden 3,708 á los hombres libres,
578 á las mujeres libres, 662 á los hombres esclavos, y 370 &
las mujeres esclavas,
152

Enfermería de coléricos de Nuestra Señora


de la OoncepcioD,
EH niO-/ANCIRO, CALLE DE QUITANDA, HÚM. 4 0 .

Médicos:
Marqués de Carvalho. Pinto.
Medeiros. Lemos,
Carlos Chidloe. Moura
Según los registros de este establecimiento, so han tratado en
él durante la última epidemia quinientos dos coléricos, de los cua-
les curaron cuatrocientos.

Son tan incompletas las noticias que tenemos de los


demás Estados de América, que no merecen ocupar un lu-
gar en el presente ANUARIO; trataremos de llenar este vacio
en el próximo de 1863.

-N>%<^©%<^
CAPÍTULO VII.

poiioion •foriftíoa de U doetrina midioa de


HahnemaDn,

1." La vida es el resultado de la acción incesante de


un principio inmaterial, de una fuerza única, llamada fuer-
za vital. La armonía de las funciones de esta fuerza cons-
tituye la salud, y la desarmonla de estas mismas funciones
la enfermedad.
2.° Para conservar la armonía orgánica, la fuerza vital
se rehace constantemente contra toda modiflcacion que
tienda á alterar esta armoiiia: esta reacción, especial á solo
los seres vivientes, se llama reacción vital.
3." La enfermedad, no siendo más que una modiflca-
cion de nuestra manera normal de sentir y obrar, debe ne-
cesariamente, como la salud, manifestarse por una serie
de síntomas. Estos síntomas, unidos á las causas ocasiona-
les y predisponentes, son la sola base posible y racional
del diagnóstico, es decir, del arte de conocer las enferme-
dades.
4." La fuerza vital, siendo esencialmente una, y ani-
mando al organismo entero, no puede haber alteración
parcial de esta fuerza, ni por consecuencia enfermedades
locales. Toda enfermedad afecta siempre al organismo en-
tero.
154
5." La Homeopatía no estima de las sustancias medi-
cinales más que su dinamismo medicamentoso; no nece-
sita las propiedades físicas y químicas de su materia sino
en circunstancias especiales; por eso emplea los medica-
mentos de la manera conveniente á su objeto.
6." Su materia médica la constituye el estudio de los
fenómenos que producen en el organismo del hombre sano
las reacciones de la fuerza vital, producidas por la acción
dinámica de los medicamentos ensayados.
7." En la terapéutica homeopática rige el principio si-
milia simüibus curantur; es decir, que solo puede curar
una enfermedad la aplicación conveniente de un remedio
que, ensayado antes en el hombre sano, ha producido fe-
nómenos en un todo semejantes á los que se observan en
la enfermedad que se va á combatir.
8." La Homeopatía no reconoce la clasificación de en-
fermedades, puesto que cada enfermedad es un caso parti-
cular, no igual í los observados antes y después de él.

•-'jlSeX'ív
CAPÍTULO VIII.

Objeoione* que vulgarmente K kaoen á la Homeopatía,


f >u tdutacion.

Cest parce qut pertonne


n'etudieque tout le monde
diicitk.
Et porque nadie estudia,
por lo qu» todo* diteuim.

Objeciones serias no se han hecho á la Homeopatía, ni


realmente pueden hacerse por personas que la ignoran teó-
rica y prácticamente, que son cabalmente las únicas que
las hacen; pues el que llega á estudiar la doctrina de
Hahnemann, y se aiTÍesga á someterle^ al crisol de la expe-
riencia, concluye por ser partidario acérrimo de ella, y
por lo tanto está, muy lejos de hacer objeciones contra una
doctrina que admira y practica,
A tres pueden reducirse las objeciones que en general
encuentran eco entre el vulgo; y téngase presente que en
este caso hasta los médicos alópatas son vulgo.

I.

¿Por qué, si la Homeopatía es una ciencia verdadera,


ios academias y escuelas de medicina la rechazan?
¿Por qué? Porque las preocupaciones de los que se
156
creen sabios en una materia son muy difíciles de vencer,
y en el oaso presente se concibe muy bien la terquedad con
que rechazan de su seno una doctrina que bruscamente
viene á echar por tierra todo el edificio del arte de curar,
tan cuidadosamente conservado en las escuelas, alli donde
la práctica no viene á desmentir la teoría; entra también en
ello el amor propio de los profesores del arte.
Además hay que no olvidar que las academias no son
cuerpos destinados al progreso de las ciencias, sino á su
conservación; sus individuos, cuando ingresan en ellas, de-
ben haber envejecido en el estudio y práctica de las cien-
cias; una vez académicos, no les toca otra cosa que regula-
rizar el movimiento.de progreso de las mismas, pero no
promoverlo.
Hay también que tener en cuenta que á la alopatía le
basta estudiar un grupo de síntomas, y acomodarlo á un
cuadro escolástico de nosología, para en su virtud atacarlo
según los preceptos del maestro, y que esto es mucho más
fácil que no tener que hacer un estudio más serio y dete-
nido de los síntomas morbosos y sus causas, para luego
examinar más de trescientas patogenesias de medicamen-
tos, á íin de formar el cuadro sintomático análogo ó seme-
jante al observado, y tener que repetir esta operación tan-
tas veces cuantos enfermos se presenten: en una palabra,
es más fácil tratar una enfermedad por el nombre, que
por lo que ella es en si sin atender al nombre; solo que el
resultado tiene que corresponder á los medios, y por lo
tanto la ventaja está á favor de la Homeopatía.
No olvidemos tampoco que á veces se trata de profeso-
res encanecidos en la práctica de la medicina, por consi-
guiente desoonflados y descreídos, y muy poco dispuestos
157
é. volver & empezar á estudiar de nuevo, y no así como se
quiera, sino asiduamente y por mucho tiempo, pues según
el parecer de personas competentes en la materia, no puede
decirse que un médico es homeópata antes de los diex años
de estudio y práctica.
También & nuestra vez podriamos preguntar:
¿Por qué las academias cientiñcas y escuelas de casi
todos los países han rechazado y anatematizado la imprenta,
el movimiento de la tierra, la quinina, la vacuna, la patata,
el vapor, etc., sin que en cambio hayan jamás hecho pro-
gresar ningún ramo del saber humano, sino que por el con-
trario, han sido constante obstáculo á todo verdadero y
útil progreso?
^ ¿Por qué la verdad no penetra jamás en este mundo sin
antes combatir rudamente?
¿Por qué, en Qn, casi todos los bienhechores de la hu-
manidad han pagado con su reposo, su fortuna ó su vida
el bien que han hecho á los demás hombres?
El secreto de esto está en que, como dice Locke,
«¿quién es aquel que por los mejores razonamientos del
mundo se dejará despojar por completo de sus antiguas
opiniones, de lodos sus conocimientos, y de todo el saber
que ha adquirido á fuerza de pena y trabajos constantes de
toda su vida, y resolverse á adoptar ideas enteramente nue-
vas? Los razonamientos más exactos, los más concluyentes,
no podrán conseguirlo.»
Alibert ha dicho: -«(La rutina es una maestra ciega que
conduce á todos los hombres, y particularmente á los mé-
dicos.»
En fln, no es menester esforzarse para que todos con-
vengan con nosotros que cuanto más una reformaos grande
158
y fundamenlal, mayores son los intereses y opiniones que
tiene que quebrantar, inmensos por lo tanto los obstáculos
de todo género que tiene que vencer, y gran verdad ha de
ser para que no perezca'en el combate. Es asi que la Ho-
meopatía cuenta setenta y dos años de combates y victorias:
luego no hay razón para sospechar que sea una falsedad,
ni temer por su definitivo triunfo..

II.

¿No serán efecto de la expectación y buen régimen hi-


giénico las curaciones que la Homeopatía anuncia todos los
dias? ¿No podría entrar por algo el satisfacer la imagi-
nación del enfermo los glóbulos y cucharadas de agua?
A nuestra vez preguntaremos nosotros: ¿Acaso la me-
dicina expectante y el buen régimen han abreviado nunca el
curso de enfermedades, como por ejemplo el sarampión, la
erisipela, etc., como lo verifica la Homeopatía? Las enfer-
medades siílliticas ¿las ha curado en pocos dias la naturaleza
ayudada de un buen régimen, como lo hace diariamente la
Homeopatía?
Si cuando un enfermo toma glóbulos sucede que el ré-
gimen y la expectación son los que verifican la cura, hay
que convenir que la naturaleza usa para con ellos de una
bondad que no tiene ejemplo en los demás casos.
Si se invoca la imaginación del enfermo para explicar
las brillantes curas de la Homeopatía, se tropieza con que
en los niños de pecho y de corta edad, y en los animales
que también recuperan la salud perdida por medio de los
159
medicamentos homoopáticos, su imaginación no puede en-
trar por nada en el asunto de su curación. ¿Ni quién puede
sentar la proposición que la imaginación cura el croup, las
flebres perniciosas, las enajenaciones mentales, las fiebres
cerebrales, etc.?
Y por ultimo, la mayor parte de los médicos, cuando
han hecho sus primeros ensayos, se han guardado muy bien
de habUr á sus enfermos de medicamentos homeopáticos,
en los que ellos mismos no creian, y sin embargo los resul-
tados que han obtenido son los que les han dado la,fé que
les faltaba, y los que les han convertido á la Homeopatía:
estos hechos se repiten todos los dias, y no son para nadie
un naisterio.

m.
La mayor parte de las diluciones de los medicamentos
que emplea la Homeopatía, sometidos á los análisis quími-
cos más e^cquisitos, no ha sido posible hallar en ellas tra-
zas de las sustancias que llevan el nombre; es así que no '
luxy efecto sin causa, luego el empleo de dichos medica-
mentos no puede producir resultado de ninguna especie.
Esta objeción se cree vulgarmente hasta por los hom-
bres científicos que es la más fuerte, y que no admite con-
testación; y sin embargo es lo más fácil del mundo el des-
truirla por completo, como vamos á hacer ver.
Que no hay efecto sin causa, es evidente, y somos los
primeros á sentar esta proposición; ¿pero tiene aplicación
al caso actual? Eso es lo que falta saber.
Si la Homeopatía tratase de emplear las propiedades
160
fisioas y químicas de las sustancias medicamealosas para
combatir las enfermedades, la objeción estaría en su lugar;
pero como esto no es así, sino en muy raro.caso, como
por ejemplo, cuando se trata de envenenamientos, y en este
caso se emplea la materia de un modo tangible, nada hay
que decir.
Es menester que los adversarios de la Homeopatía se-
pan, y no lo olviden, que las sustancias medicamentosas
tienen otras propiedades curativas que lasfísicasy quími-
cas de su materia, y que á la nueva doctrina debe la cien-
cia médica y la humanidad entera eterno reconocimiento,
por descubrimiento tan importante para el arte de curar:
dichas propiedades, que son dinámicas, se escapan á los
para ellas groseros procedimientos de la química, y ni nues-
tra vista ni nuestro olfato llegan á percibirlas, pero sí nues-
tro dinamismo vital, y esto es lo esencial, porque á este
«s al que de derecho corresponde volver al organismo á su
estado normal, en una palabra, dar la salud al enfermo; y
que la fuerza vital percibe la acción de los medicamentos
homeopáticos, lo demuestra la clínica homeopática, y físi-
camente el dinametroscopio': queda por lo tanto completa-
mente destruida la tercera objeción.
Por lo que hace á la pequenez de las dosis, digamos á
nuestros adversarios con el ilustrado M. d'Araador, célebre
profesor de la escuela de medicina de Montpellier: «Cuando
los átomos puedan engendrar un ser todo entero, ¿con qué
derecho podemos nosotros calificarlos de impotentes; y
eso cuando no se trata sino deraodiflcarle?Si un átomo
da la vida, ¿es más difícil de concebir que pueda cambiar

* Véase el capítulo IX.


161
m manera de ser? Cuando el más existe, y aos salta á los
ojos en los procedimientos de la naturaleza, ¿por qué el
mews se le ha de declarar imposible?» ^
iHombres todos, sed crédulos y no incrédulos; inclinad
la cabeza ante la verdad en medicina, que os brinda con el
alivio y curación de vuestros males!!

* Action des agents imperceptibleí sttr le corps vivant, pá-


gina 27.

-'«^ASimr-
CAPÍTULO IX.

El PORQUE de la aooion de lo» medSoamentoi homeopático»,


y el CÓMO fi|ÍMin«nte le denmeitra.

No se puede tener noción exacta


de lo que no se ha experimentado-
Voi.T4inE.

No faltan personas que atribuyen todo el mérito del


favor que en todas las clases de la sociedad goza la Ho-
meopatía, á la forma de la administración de sus medica-
mentos , en una palabra, á los glóbulos: nosotros tene-
mos la opinión contraria, y á nuestro pobre entender son
la causa única, ó al menos la más poderosa, que se opo-
ne á la rápida y feliz propagación de la doctrina hahne-
raanniána, porque generalmente nadie ve en la Homeopa-
tía otra cosa que los glóbulos; en ellos se apoya-la befa, el
ridículo y la mala fó con que se combate á la nueva doc-
trina, unos asegurando candidamente que los homeópatas
emplean venenos activísimos, con lo que logran aterrori-
zar al vulgo; otros, y son los más, no dudan en afirmar
que lo? médicos que ejercen la Homeopatía son unos char-
latanes, hombres sin fó ni creencias, que especulan con la
credulidad pública, etc., etc., que no dan sino agua clara
y azúcar de leche, que la higiene es el único medio útil
que emplean contra las enfermedades, y que cada uno
163
puede curarse á sí propio homeopáticamente sin necesidad
de médioo, con solo adietarse, sudar, etc.
Unos y otros olvidan que los médicos homeópatas han
estudiado las ciencias médicas eo las mismas aulas que ellos;
que han sido sus coadiscípulos, y algunos más aprove-
chados, como lo demuestra el haber ganado oposiciones á
cátedras, á plazas en el cuerpo de sanidad militar, f ^
direcciones de baños y aguas minerales; y que no conten-
tos con los estudios hechos, han aumentado sus conoci-
mientos estudiando la Homeopatía, con lo que logran co-
nocer una terapéutica más y una materia médica, que los
otros ignoran. Ahora bien, ¿puede nadie convenir en que
estos médicos, por el hecho de ampliar sus conocimientos
en ciencias médicas, y muy especialmente en el ai te de
curar, hayan de resultar estúpidos, charlatanes, etc., y
que aquellos otros que se han contentado con saber lo que
en las cátedi'as se les enseñó hayan de ser los sabios ? Posi-
tivamente que no hay nadie que pueda convenir en seme-
jante absurdo. Pero dejemos esta materia, que mucho po-
dría decirse en contra de las infundadas pretensiones de
los médicos alópatas, y vengamos á nuestro objeto.
Estamos firmemente persuadidos ^ue ha sido un mal
para la causa de la Homeopatía, el no haber encontrado
medios para demostrar ílsicamenle la acción de los medi-
camentos homeopáticos; este mal se ha aumentado por los
homeópatas, por querer fundar dicha acoion sobre la divi-
sibilidad de la materia. Lejos de nosotros la idea de com-
batirla; pero en la cuestión presente no es esta la que ha
de resolver por sí sola la cuestión, y nunca hemos sabido
explicarnos cómo hombres de reconocido saber, se han em-
peñado en averiguaciones químicas y microscópicas sobre la
164
existencia de la materia primitiva en las diferentes dilucio-
nes que emplea la Homeopatía, y mucho menos compren-
demos que cuando creían hallar una partícula de materia,
se llenasen de satisfacción creyendo que podían decir ¿ sus
contraríos, ¿no decís que no hay efecto sin causa? Pues
aquí tenéis la materia primitiva. ¡Tristísima seria la suerte
que aguardase á los medicamentos homeopáticos, si hu-
biese de estribar en poder hallar ó no en ellos una molé-
cula de materia, inapreciable de otro modo qiie con el mi-
croscopio! Así es que han sido pobres y faltas de funda-
mento todas las consecuencias que de estos hechos han
querido sacarse para la demostración de la acción real de
las ddsís mal llamadas infinitesimales: francamente, jamás
han podido convencernos semejantes razonamientos, y
nunca pudimos comprender cómo personas que creen en el
dinamismo vital, en el morboso y medicamentoso, vayan
. luego á buscar la sustancia primitiva, sin la cual no pue-
den explicar la acción curativa de sus medicamentos; re-
sultando de esta lógica verse en una tristísima posición,
cuando se les pruebe que á la 100." dilución ño hay tal
materia, ni perceptible siquiera con los medios mas exqui-
sitos que para averiguar su presencia pueda crear el
hombre.
Nosotros hace tiempo que hemos llegado á compren-
der que los cuerpos de los tres reinos, vegetal, ani-
mal y mineral, encierran en su materia virtudes medici-
nales, según su distinta naturaleza, ó bien que siendo la
materia una, como tdgunos creen, esta se modifica y va-
ría en razan de las virtudes de todo género que encierra;
pues para nuestra explicación lo mismo da un supuesto
que otro; y que puestos estos cuerpos por cualquier medio
165
en intimo contacto, mesóla óconéinadon con otros iner-
tes para poder variar las virtudes de aquellos, y no en
otro sentido, las virtudes medicinales pasan á ser comu-
nes en ambos cuerpos con cierta intensidad.
Sentado esto, ¿para qué necesitamos después la mate-
ria de la sustaaoia primitiva? Para nada absolutamente:
asi que, poco nos importa que en la segunda dilución ó
trituración no se encuentre, ni hubiese efectivamente la
mas mfaima molécula de-ella, si toda la dilución ó trítu>
radon está saturada de la virtud, medicinal del cuerpo con
el que se hizo la iQezola ó combinación; mas aún, la sus*
tanda primitiva puede ser inaplioaMe como medicamento,
en razón de otras propiedades ó de su misma materia: ejem-
plo las sustancias venenosas y las consideradas como iner-
tes, como son el sílice , licopodio, etc., y aun las de dis-
tinta especie, como la quina, carbón vegetal, y otras mu-
chas que obrando en la economía animal como cuerpos ex-
traños sin asimilación alguna, es en extremo peiiudioial
su uso; en tanto que por el procedimiento de Hahnemann
se trasladan las virtudes medicinales al agua común, y el
hombre puede gozar impunemente, y con gran provecho
suyo, de las que aquellas materias indigestas contenían.
Todo esto es muy bueno, se nos dirá; pero ¿dónde está
la prueba de ello? Acostumbrados á la lógica matemática,
pueden comprender nuestros lectores que no sabemos sen-
tar proposiciones sin fundamento, y vamos á exponer los
hedios en que fundamos nuestra opinión.
Si ni nuestros sentidos ni los conocimientos químicos
pueden conducirnos á encontrar la presencia de los fluidos
imlíonderables y medicinales encerrados en las sustancias
reputadas por medicamentosas, la Qsica nos los propor-
11
166
Giooa de un modo satisfactorio por medio del péndulo di-
namometroscopio: oonsiste este en un trozo de cono recto,
su mitad inferior de cristal, su mitad superior de cobre,
terminaado por una esfera del mismo metal, de la que
pende un estílete también de cobre, del que cuelga un hilo
de cáñamo, y ea la extremidad de este ua pequeño elip-
soide de lacre; sigue el-estilete y el hilo la dirección del
qje del cono, y llega la extremidad inferior del elipsoide de
lacre, sin tocarla, á la base de madera en que se apoya el
aparato: en esta base de madera hay trazada una ciroun-
ferenoia, en la que engrana ó enc^a la, de la base inferior
del trozo de cono, y varias otras concéntricas y equidistan-
tes; asi como la rosa de los vientos, dos niveles de aire per-
pendiculares entre si y una br(gula, colocado todo en el
tablero de madera cerca del aparato, sirve para nivelarle y
orientarle: lo primero se logra por medio de cuatro torni-
llos de madera colocados en los cuatro ángulos del tablero,
y que le sirven de pies para colocarlo sobre una mesa: lo
segundo, lo está cuando la aguja magnética está paralela
á la linea N. S. de la rosa de los vientos, y en esta posi-
ción la extremidad del péndulo viene á caer en el centro oo"
mun de las circmiferencias y rosa de los vientos; en la unión
de los dos trozos de cono, el de cristal y el de cobre, for-
mando parte de este y,del mismo metal, hay una corona
horizontal ó disco.
Puesto este aparato sobre una mesa, nivelado y orien-
tado, y cuidando que no tenga movimiento alguno, puede
el experimentador colocar su dedo del medio de la mano
derecha sobre el disco ó corona horizontal, en un punto
que corresponda al Este de la rosa de los vientos; la mano
izquierda debe estar libre y abierta; entonces percibirá que
167
el péndnío se maeve,'trazando so extremidad inferior una
oirounferenoia en el mismo sentido qae el horario ó minn-
tero de un reloj, es decir, de izquierda & derecha: á, este
movimiento se le llama rotación normal; si en lugar del
dedo indicado se usa el pulgar ó meñique de la misma ma-
no, veremos el mismo movimiento del péndulo, pero en
escala menor : si se sustituye & cualquiera de estos dedos el
indioe ó el anular, la moción del péndulo en este caso es
en sentido contrario, es decii*, de derecha á izquierda, y se
llama rotación inversa. Si usáramos los dedos de la mano
izquierda, las mociones serian inversas; es dedr, que el
pulgar, dedo del medio y meñique de la mano izquierda,
producen rotación imiersa, y el índice y anular rotación
nomuü: las circunferencias concéntricas sirven para medir
las amplitudes trazadas por el péndulo, y la rosa de los
vientas para apreciarlas direcciones desús oscilaciones.
Ahora bien: concretándonos á solo el uso del dedo áek-
medio de la mano derecha, aplicado en el punto del instru-
mento que hemos marcado, veremos que empezando la
rotación normal, esta será cada vez más pronunciada, tanto
en velocidad cuanto en amplitud, hasta llegar á un cierto
límite del cual no pasa; entonces es la ocasión de empezar
los experimentos, colocando en la mano izquierda del expe-
rtmentador el oro, por ejemplo, y se verá que continua la
rotación normal, pero de diferente amplitud: el radio de la
circunferencia máxima, trazada por la extremidad del pén-
dulo, será próximamenVí los tres quintos del de la rotación
normal también en su máximo; quítese el oro de la mano
izquierda del experimentador y póngasele p/ato; el péndulo
empezará á disminuir sus rotaciones, hasta que concluye
por pararse un momento para volver de nuevo á verificar-
168
las, pero en sentido inverso, aumentando en celeridad y
amplitud hasta un máximo que es igual al del oro, y no
pasando de él, sea cualquiera el tiempo que se continúe el
experimento. Quitada la plata, y puesta en su lugar \&pla-
tina, vuelve el péndulo á disminuir sus rotaciones, hasta el
punto de no trazar ninguna, y permanecer un momento en
reposo, volviendo á moverse en seguida, pero no en sentido
rotatorio, sino trazando una oscilación de Este á Oeste, y
de una amplitud como los cuatro quintos de lo observado
ea la rotación normal, ambas en su máximo; quítese la pla-
tina, póngase eiplumbago eu su lugar, y se verá el mismo
fenómeno de pararse el péndulo para trazar nuevas oscila-
ciones de Norte a Sur, y de una amplitud máxima como los
tres quintos de la máxima normal; sustituyase el plumbago
por el zinc, se reproducirán fenómenos semejantes, tra-
zando el péndulo por la acción de esta ultima sustancia os-
cilaciones de amplitud igual á las de la platina, pero de
dirección de Nordeste á Sudoeste: y si el zinc se reemplaza
por el sodio, las oscilaciones del péndulo serán de Sudeste
á Nordeste; y si el arí^wco viene á sustjtuir las sustancias
anteriores, el péndulo no verifica movimiento alguno, que-
dando paralizado en el acto.
Enciérrense los mismos metales en una caja de made-
ra, ó envuélvanse en un papel, y coloqúense en la mano del
operador sin que este sepa el contenido, las mociones del
péndulo disminuirán considerablemente, y con dificultad se
extenderán más allá del quinto de la moción normal; pero
sei-án bien visibles y manifiestas, y conformes en sus movi-
mientos á la naturaleza de la sustancia desconocida por el
operador, y conocida de antemano por sus efectos en el
péndulo, según hemos manifestado. Sustituyanse á las sus-
169
tandas mencionadas glóbulos de las diferentes diluciones,
y veremos que estos se conducen en sus manifestaciones
por el péndulo del mismo modo que las sustancias primiti-
vas de que se derivan; disminuyase ó auméntese la canti-
dad de estas, ó de glóbulos, el péndulo no da á conocer ni
la disminución ni el aumento de materia hecho en la mano
izquierda del operador.
No fallarán lectores que al leer esto exclamarán: son
movimientos mecánicos producidos con ó sin intención por
el operador: hemos visto que pudiendo hacer las oberva-
oiones, ignorando el operador las sustancias que se le co-
locan en la mano, su voluntad no puede entrar para nada
en el resultado de la operación; y por lo que hace á los
movimientos mecánicos, somos los primeros en aconsejar
A los que traten de hacer estas experiencias, que sobre lá
misma base del aparato haya dos iguales, unidos sus pén-
dulos por una pequeña palanca, y con solo la diferencia de
que uno de los péndulos, en lugar de ser el estilete de co-
bre, sea formado de una púa de puerco espin, el cual por
su naturaleza no debe verificar movimiento alguno durante
todas las experimentaciones: á este péndulo se le llama re-
velador, porque estando unido sólidamente al otro, los mo-
vimientos mecánicos que á este se comunicasen, no podría
menos de manifestarlos el otro con igual intensidad: es así
que el uno se,mueve, mientras el otro está quieto; luego
no puede abrigarse la menor idea de movimientos mecá-
nicos *.

* Haco unos diez años que Rutter, el Dr. Leger y otros mag-
nefizadores ingleses se han dedicado & experiencias de este gé-
nero con un aparato análogo, que llaman péndulo magnetéscopo,
con el nii de demostrar, según su doctrina, las corrientes eléctri-
170

Fáltanos advertir una cosa, y es, que tan. fácil como


aparece el manejo de este instrumento, tan difícil lo es á
los principiantes, y mucho más si el aparato es nuevo: el
Dr. Philips refiere que habiendo él ya hecho con aparatos
usados experiencias de este génenero, no pudo conseguirlo
con uno nuevo sino al cabo de quince dias de trabajos con-
tinuados: el Dr. Leger dice en su obra titulada ElMagne-
tescopio, que tal vez no hay instrumento más diflcil de ma-
nejar con propiedad, y que requiera más atención y cuida-
do : el experimentador debe tener especial cuidado en no
tener sobre si ni sustancias vegetales, ni metálicas, ni ta-
baco, ni aromas, ni estar en contacto con persona ú ob-
jeto alguno, asi como tampoco conviene hacerlas inmedia-
tamente después de las comidas, etc.
Estos hechos, sobre los cuales no puede abrigarse la
menor duda, pruebanfisicamentela doctrina de Hahne-
mann respecto al dinamismo, porque la fuerza que hace
mover al péndulo, no puede ser otra que la resultante de la
combinación del dinamismo vital con elfluidoimpondera-
ble medicamentoso que las sustancias primitivas encierran
ó contienen en su materia; luego las sustancias medicamen-
tosas obran en nuestro organismo por su dinamismo, y di-
rectamente sobre el dinamismo vital.
Demuestran igualmente y con toda evidencia que lodos

cas y magnéticas que á su parecer atraviesan el cuerpo humano;


de todos modos, recomendamos á nuestros lectores la lectura de
sus obras y folletos, mucho más cuando los hechos y experiencias
que en ellas se relatan, aunque verificadas bajo el punto de vista
de la doctrina de Mesmer, nos han servido de fundamento á los
principios sentados por nosotros en este capitulo, y que por vez
primerafiguranen los libros de Homeopatía.
171
las sustancias encierran un fluido imponderable, capas de-
alojarse en otros cuerpos distintos del que le produjo, y que
le pueden conservar ó no en toda su pureza, según sean
inertes ó no, para cdlerar sus propiedades; que este fluido
puede ser salutífero ó mórbido para los seres vivientes, y
que le percibe su dinamismo vital, sobre el que obra direc-
lamente, determinando una resultante que puede hacerse fí-
sicamente sens^le en el péndulo que acabamos de describir;
que la intensidad de esta fuerza no varia por la mayor ó
menor cantidad de materia, como puede verse ewperimen-
talmente, asi como también se ha visto que su fuerza diná-
mica pasa á través de cuerpos inertes para ellas.
El discípulo de Hahnemann cuenta pues con un apara-
to, con el cual puede demostrar físicamente que los medi-
camentos homeopáticos sonfluidosimponderables tan va-
riados como son varios los cuerpos de que los extrae, y tan
poderosos, si no lo son más, como los que los mismos en-
cierra»; que la manipulación empleada para su prepara^
cion no es otra cosa que hacer común la virtud medicinal
entre el cuerpo primitivo que la encierra, y otro capot de
recibirla sin alterarla, y que esto lo va haciendo paulati-
namente, desprendiéndose poco apoco de la materia pri-
mitiva hasta dejarla por completo, y continuando después
desarrollando ó excitando las propiedades delfluidome-
dicinal por medio de la trituración ó sucusion.
Es pues de todo interés, y sobre ello llamamos muy
particularmente la atención de todos, el proceder á, repeti-
das y bien estudiadas experiencias para ver si la fuerxa
resultante que determinan todas las sustancias al combi-
narse su dinamismo medicamentoso con el vital, es capaz
de manifestar su acción físicamente por medio del péndu-
172
h;siesta resultante es la misma para todas las difereti'
tes diluciones de una misma sustancia, ó bien indica ma-
yor ó menor intensidad á medida que se eleva la diktcion
delmedicamenb; si hay sustancias que reconozcan límite
en la escala de diluciones; si las hay también que obren con
diferencia en el hombre, la mujer y el niño, y también en
razón de las diferentes edades.
Para ver de resolver todas estas cuestiones, es necesa-
rio ensayar cada medicamento, io menos á la 6.% 18/,
30.', 100.*, 200.*, 1000." dilución, y además en el niño,
la mujer y el hombre, y en el viejo y en el joven, á fln de
asegurarse si el efecto en cada uno de estos seres se hace
mea ó menos sensible en el péndulo dinamometroscopio;
es decir, si este oscila ó gira más ó menos veloz en mayor
ó menor extensión, asi como la diferente acción en cuanto
á su intensidad, de las diferentes diluciones mencionadas:
los resultados deben apuntarse en un registro compuesto
de catorce casillas : en la primera se apunta el nombre del
medicamento; en I» segunda, el numero de la dilución; en
la tercera, el déla trituración; en la cuarta, el efecto de-
finitivo sobre el péndulo, si este es de rotación; en la quin-
ta, si es de oscilación; en la sexta, la temperatura; obser-
vada durante la operación; en la sétima, el estado atmosfé-
rico; en la octava, la presión atmosférica; en la novena, el
sexo del experimentador; en la décima, su edad; en la un-
décima, su temperamento; en la duodécima, el aumento ó
disminución del numero de oscilaciones ó rotaciones de mi-
nuto en minuto, que se han observado á medida que se sube
en la escala de diluciones; en la décimatercera, el número
de oscilaciones ó rotaciones verificadas por el péndulo en
un minuto, una vez llegado á su límite; y en la décima-
173
cuarta, las observaciones que se crean conducentes á ex-
clarecer los hechos observados; sobre todo debe anotarse
y decirse si las rotaciones ü oscilaciones aumentan en ra-
dio y numero, ó disminuyen á medida que se eleva la escala
de diluciones de la sustancia, objeto de la experimentación.
Este es en nuestro concepto el ünico camino posible
que puede conducir á la resolución del problema délas do-
sis en Homeopatía: todos pueden trabajar en su resolución,
y por eso repetimos en este capítulo lo mismo que hemos
escrito en el segundo de la parte preliminar de nuestra tra-
ducción de la medicina homeopática doméstica del Dr. He-
ring.

—í'tW'^tv
CAPÍTULO X.

Alguna! oomideraoionet lobre el valor oaraoterirtioo de lo*


tintoniM.

Medítense bien estos consejos del


práctico mas eminente que tenemos:
este simple bosquejo hará ver uno
de \oi puntos más difíciles de nues-
tra ciencia, y cuánto se engañan los
que se figuran que la práctica de
nuestro arte es cosa fácil y al alcan-
ce del primero que se presente.
D n . F . PKKRUSEI,.

Ea el mes de setiembre del año de 1856 tuvo lugar


en Bruxelas el grao congreso homeopático, en el que so
hicieron varias proposiciones que fueron desechadas, y ad-
mitida solamente la que presentó el Dr. Boenninghausen,
solicitando que en el término de dos años se presentase un
tratado sobre el valor característico mayor ó menor de
los síntomas que acompañan las enfermedades, que sir-
viese de regla para la elección de medicamentos.
Que la cosa no era fácil, lo demuestra el silencio de
los homeópatas de todos los países durante, no solo los dos
años, sino hasta el presente: asi que, viendo esto el doctor
Boenninghausen, se creyó en el deber de publicar en 1."
de noviembre de 1839 las consideraciones que nuestros
lectores van á ver bajo el exámetro
Quií? Quid? Ubi? Quibus auxüiisP Curf Quomodo? Quando?
175
1 .* QuisP —^.Se comprende que la personalidad, la in-
dividualidad del enfermo, debe encontrarse á la cabeza en
el cuadro de la enfermedad, porque ella es la que indica
la disposición natural.
Es preciso hacer constar desde luego el sexo y la edad,
la conformación del cuerpo y el temperamento, lo mismo
en el estado de salud que en el de enfermedad, si esta ha
producido un cambio notable. Lo que no difiere del estado
natural en todas estas particularidades, no merece gran
atención; pero todo lo que diñere de una manera evidente
ó singular, debe anotarse con gran cuidado.
Las diferencias mayores y más evidentes serán las
relativas al estado del espíritu y del alma. Deben estas to-
marse en consideración con tanto mas cuidado, cuanto
que no resaltan mucho; pero también se presentan más
raramente, y por consiguiente no corresponden sino á
muy pocos remedios.
En todos estos últimos casos hay tanta más razón en
averiguar estos estados con la mayor exactitud y claridad
posible, cuanto que frecuentemente los padecimientos cor-
porales pasan á segundo término, y por esta razón ofre-
cen pocos puntos de partida para hacer una elección
exacta entre los medicamentos concordantes.
En el párrafo 104 el Organan impone á todo homeópa-
ta la obligación de formar y escribir un cuadro completo de
cada enfermedad. Los que han adquirido en esto cierta cos-
tumbre , les es bien fácil cumplir este mandato, y adquiere»
poco á poco una penetración médica tan grande, que en
un golpe de ojo reconocen todos los síntomas de la enfer-
medad; este don cada vez le es mas útil, porque como
todo hombre representa un ser individual diferente de
176
los demás, cada remedio debe corresponderles exactamen-
te, según la importancia de los efectos que en ellos ha
producido en estado de salud. A.sl, ya en este primer exa-
men relativo al Quis ? un gran número de medicamentos
son desechados, porque no corresponden á la personali-
dad del enfermo.
La individualidad intelectual y moral del enfermo da la
mas justa, casi la sola indicación, para la elección del re-
medio , cuando se trata de afecciones de espíritu y de ca-
rácter, y las más veces los desarreglos en estos dos están
tan íntimamente ligados, que los síntomas del uno no re-
ciben su carácter completo y decisivo sino por los sínto-
mas del otro. Aunque desde el principio Hahnemann haya
reconocido la importancia de estos dos puntos, no ha
comprendido en toda su extensión la necesidad de poner-
los en concordancia hasta mucho más tarde; entonces
reunió los signos pertenecientes al uno y al otro. Cuando
sus primeros ensayos para su Tratado de las enfermeda-
des crónicas, los unos formaban el principio, los otros el
flo de la línea de síntomas. El nuevo arreglo es indudable-
mente mejor, y le encontramos también en las mejores
obras de materia médica. •
Bien de cosas pertenecen al Quis? pero que, concer-
nientes á la individualidad corporal, y representando en
cierto modo el retrato del enfermo, han sido olasiflcadas
en los escritos ya mencionados bajo la designación de
generalidades. Será de desear, y facilitará mucho la apli-
cación, que se descarte todo lo que no pertenece á este
punto, para reunirlo en una categoría especial, tal vez con
la designación Cosas individuales ó personales, de manera
que las indicaciones corporales presenten un cuadro sepa-
177
rado, como se ha hecho ya con relación át la inteligencia
y carácter.
2." Quid?—Se entiende que esta pregunta hace re-
lación á la enfermedad, es decir, á su naturaleza y par-
ticularidades.
Hay una regla, un axioma imposible de combatir, y es,
que es preciso conocer un mal á fondo para poder afáicar
un remedio eficaz. Que se llega algunas veces & curar un
mal sin haberle conocido, contradice en tan poco esta má-
xima, como la verdad de que puede presentarse tal suceso
fuera de toda previsión que conduzca al bien ó al mal, cosa
en que la buena voluntad ó el saber del médico no tiene la
menor parte. Pero al axioma antes sentado es necesario
oponer otro cuando se trata de la aplicación, y esta nueva
máxima no es ni menos justa ni menos verdadera, y es, que
es preciso conocer y poseer los remedios que tengan las vir-
tudes necesarias para combatir el mal conocido. Cuando
falten, el primer estudio no sirve para nada.
Desde Hipócrates, es decir, desde hace mas de 2,000
años, ha habido grandes adelantos por lo que hace al pri-
mer punto, especialmente en el ultimo siglo, y aun en
nuestros dias podemos gloriarnos de haber hecho inmen-
sos progresos. El padre de la ciencia módica habia reunido
sus preciosos materiales por la via de la observación y de la
experiencia; después de él se abandonó este camino; pero
en los tiempos modernos se ha vuelto á él. Nuestros con-
temporáneos tienen una inmensa ventaja sobre sus ante-
cesores. Los trabajos de estos han ensanchado su horizonte:
otro beneflcio les resulla de los pasos enormes que las
ciencias auxiliares de la medicina, la química, la anato-
mía y la fabricación de instrumentos de física, han hecho;
178
todos estos conocimieatos han sido explorados con cuidado
y con asiduidad. También la escuelaflsiológicay la diag>
nóstica de las enfermedades han logrado una perfección
desconocida en los siglos precedentes,
. El solo obstáculo con que tropieza todo homeópata
es que, según su método, todas estas ciencias se han tratado
de una manera demasiado vaga, y que casi siempre se des-
cribe y explica bajo un mismo nombre afecciones que di-
fieren mucho entre sí, y que exigen para su curación re-
medios enteramente diferentes.
Una consecuencia inmediata de este hecho es que el
homeópata no puede hacer sino un uso muy restringido
con relación al diagnóstico del perfeccionamiento del método
curativo reinante, porque la manía de generalizar excluye
toda indicación precisa que enseñe el medicamento más
apropiado. Como la materia médica antigua, así que la
nueva de la alopatía, no encierra sino generalidades, se
sigue de aquí iaovitablemente que el alópata más instruido
encuentre agotada su ciencia cuando se trate de escoger
remedio; de suerte que cada uno de ellos ordena cosas di-
ferentes, y se ve casi continuamente forzado á mezclar
diferentes ingredientes para atacar á los diferentes sín-
tomas.
Los detalles respecto á esto irán encontrando lugar
más conveniente en este corto ensayo, k medida que se
diluciden las demás cuestiones. No puedo mencionar aquí
en respuesta á la pregunta que nos ocupa, más que lo que
sigue:
Primero. Que el diagnóstico, el más escrupuloso, el
más severo de la especie de enfermedad, dado por los me-
jores tratados de patología alopática, no puede jamás bas-
179
tar al homeópata para hacer la elecoion del medioamento
con seguridad para el caso presente.
Segundo. Que á lo sumo puede servir, y no siempre, &
excluir de la concurrencia todo ingrediente que se juzgue
no corresponder al carácter de la enfermedad, y que más
bien parezca ejercer su influencia sobre otras partes del
organismo viviente.
3." Ubi?—El sitio de la enfermedad forma en cierto
modo la cuestión precedente; merece sin embargo tomarse
en consideración separadamente: fi'ecuentemente se da una
indicación característica, porque cada medicamento obra
más directamente y con más fuerza sobre ciertas partes
del organismo.
Estas diferencias se observan, no solamente en las
afecciones indicadas bajo el nombre de locales, sino tam-
bién en las comprendidas bajo un nombre genérico y que
afectan todo el cuerpo, como por egemplo, las afecciones
gotosas ó reumáticas. Es muy raro, y aun diré que no su-
cede nunca, que todas las partes del cuerpo sean igual-
mente afectadas^ aunque no haya más diferendaque ser, ya
el lado derecho, ya el izquierdo, el que sufra más, 6 que los
dolores se presenten en cruz. La atención que hay que fi-
jar en cuáles sean las partes afectas, es tanto más necesa-
ria é indispensable, cuanto mayor sea el conjunto á que
pertenezcan, y que no es indicado por los alópatas más que
con generalidades, de que tanto gustan. Las indicaciones,
tales como dolor de cabeza, mal de ojos, de muelas, ó
vientre, etc., no pueden contribuir en nada á la elecoion
del remedio, no lo pueden, ni aun cuando se indique la na-
turaleza de los dolores.
Se comprende que en las afecciones locales, sobre
180
lodo, es urgente el individualizar el Ubi con exactitud. Todo
homeópata sabe por experiencia cuánto trabajo cuesta, por
ejemplo para la curación de los dolores de dientes, escoger
el remedio que según los ensayos en personas sanas ha
probado su acción sobre el diente que sufre. Entre los he-
chos más extraordinarios y más concluyentes respecto á
esto, debemos citar con particularidad los accesos en las
articulaciones de los dedos de la mano y del pié, que son
frecuentemente muy rebeldes bajo el tratamiento alopáti-
co, y aun con frecuencia se hacen peligrosos á piinto de
hacer necesaria la amputación; algunas veces esta no sirve
de nada: tengo conocimiento de dos casos en que esta afec-
ción trajo un resultado fatal. Los abscesos de las articula-
ciones no se diferencian en nada de los demás abscesos
que por el sitio en que se producen. Todos los homeópatas
conocen la virtud especíílca de la sepia tomada interior-
mente , sin tratamiento exterior, cuando todos los demás
ramelios, correspondiendo mucho mejor á los abscesos en
cualquiera otra parte del cuerpo, quedan sin efecto.
Si Hahnemann y sus primeros discípulos hubiesen co-
nocido tan bien como los médicos de hoy dia las leyes de
la auscultación y de la percusión, así que el uso del este-
tóscopo y del plexímetro, hubiesen hecho uso de ellos con
frecuencia en personas de buena salud, para apreciar, por
medio de remedios dados, los límites de las afecciones in-
ternas. En las enfermedades de los pulmones, por ejemplo,
hubieran encontrado las indicaciones para ciertos remedios,
y no se habrían limitado á estas designaciones vagas de
arriba, abajo, á derecha, á izquierda. Será ana noble ta-
rea para nuestros contemporáneos la de llenar éste vacío
con sus concienzudos ensayos, contribuyendo así podero-
181
sámente á enriquecer y ensanchar nuestra materia médica,
Esto valdrá infioitameiite más que el estar compro-
bando todos los dias síntomas ya conocidos, y descubrir
otros que casi siempre carecen de importancia.
Después de todo .ello, los alópatas se ven obligados á
admitir que la delimitación exacta de la parte enferma,
por muy importante que sea bajo el punto de vista del
diagnóstico, no es de uso alguno para la terapéutica alo-
pática, porque esta escuela no conoce respecto á esto la
virtud especial de cada medicamento. Ninguna materia mé-
dica alopática nos da la explicación de que tal medicamento
afecte más bien el lóbulo anterior ó posterior del hígado,
ó la parte inferior, ó superior de los pulmones, y que por
ello haya que aplicar tal remedio. Si los homeópatas igno-
ramos aüa la esfera de acción de muchas sustancias medi-
cinales, conocemos la de muchas otras; y por lo que nos
fa,lta, encontramos una compensación en otros síntomas,
que todos deben corresponder al remedio, ó al menos no
pueden presentar signos contradictorios. Según esto, y re-
conociendo todo el valor de las invenciones modernas, en-
contramos que este es menor con relación á la terapéutica
que al pronóstico, para reconocer la extensión y gravedad
de la enfermedad.
En fin, en esta cuestión hay aún que considerar el
punto siguiente; que las indicaciones que se pueden des-
cubrir por los medios mecánicos mencionados antes, asi
como por los cambios materiales que de ellos se presentan
á la observación, no representan jamás la enfermedad di-
námica; ellos no son más que el producto, y se desarrollan
en proporción de los progresos de la enfermedad. Si pues,
y ello es posible muy frecuentemente, los primeros sínto-
13
182
mas soa combatidos con suceso por la ayuda de remedios
bien escogidos, estas especies de desorganizaciones no pue-
den producirse, y es imperdonable dejar que el mal se
agrave á tal punto que los destrozos materiales sean apre-
ciables con ayuda de instrumentos artiñciales. Era necesa-
rio mencionar esto asi al paso, para demostrar la manera
con que obra la Homeopatía, y para probar que puede re*
chazar con indignación el supuesto con tanta frecuencia
repetido contra ella, de que su acción es puramente espec*
tativa, dejando aumentar el mal hasta el punto de que los
socorros son tardíos. En las enfermedades epidémicas, la
Homeopatía emplea remedios profllácticos de ella conoci-
dos, los solos que tienen el poder de curar el mal en cues-
tión, no descuidando jamás de ordenar aquello de que oon-^
viene rodear al enfermo para garantirle.
4." Quibus aiuciliis?—Si el exámetro en cuestión
hubiese sido escrito para nuestra doctrina, es probable que
se hubiese escogido una expresión más apropiada; tal vez
quibus sociis? 6 bien, qttibus comitihm? Por lo demás, el
nombre no hace nada á la cosa, y está fuera de duda que
esta cuestión comprende los síntomas concomitantes.
Como en Homeopatía el primer deber de la terapéutica
es descubrir el remedio que corresponde de la manera más
perfecta al cuadro de síntomas, es evidente que este punto es
de la mayor importancia, y merece el examen más profundo.
Cada caso de enfermedad ofrece en los signos sensibles
que presenta un grupo más ó menos numeroso de sínto-
mas, cuyo solo conjunto da el cuadro completo; este puede
compararse á un retrato, el cual no tiene derecho al epíteto
de semejanza perfecta, sino en tanto que todas las partes
del original se vean en él reproducidas con Qdelidad.
183
Es bajo este punto de vista como es preciso mirar Ids
males accesorios cuando se trata de designar el remedio
según el precepto similia similibus, y es evidente por con-
siguiente que los síntomas extraños, raros y singulai'es
que se señalen, merecen ser examinados con gran cuidado
y preferencia á los otros más ordinarios, porque de ellos
justamente depende la semejanza del cuadro.
•De aquí se sigue naturalmente que el valor de los ma-^
les accesorios es muy diferente respecto al fln propuesto.
Pasaría demasiado los limites que me he propuesto en este
ensayo, si fuera & enumerar y explicar respecto á esto la
masa de categorías, á las cuales podría asignarse diferentes
grados de valor. Me limitaré pues á no citar sino en pocad
palabras algunas medicaciones de las más importantes.
Prímeramente se podrá también en este caso, como
ya se ha dicho en otra parte, pasar en silencio todos los
síntomas aodesoríos que se encuentran en casi todas las en^
fermedades, á menos, sin embargo, que no se presenten en
un grado do intensidad enteramente extraordinario.
Lo mismo puede decirse de toda incomodidad que eh
el caso particular de enfermedad de que sé traté la acom-
pañe siempre constantemente, á menos que no se produzcan
de una manera singular, y ofreciendo algo de característico.
Por el contrarío, es preciso examinar con cuidado to^
dos los síntomas accesorios que
1.' A]j>arézoan raramente en unión con la enfermedad
principal, y por consiguiente sean también rwos en estas
Condiciones, y en los ensayos de medicamentos;
2." Aquellos que pertenezcan á otra esfera de enféi^
medad que la de la afección principal;
Y 3." en fin, los que en sí llevan los signos distintivos
184
de un medicamento, aun cuando no hubiesen sido aun ob-
servados en las relaciones presentes.
Si además, entre estas últimas incomodidades, se en-
cuentra alguna de tal especie que la naturaleza del reme-
dio se refleje en ella clara y distintamente, y por consi-
guiente resulta decididamente indicado, adquiere por esto
una importancia que sobrepuja á la del síntoma de la en-
fermedad principal, y puede considerarse indudablemente
como el que mejor conviene. Estos síntomas pertenecen
antes que los otros á los que Hahnemann designa por sig-
nos evidentes , extraordinarios, bizarios y particulares, y
que casi son los solos á tener en cuenta, porque son ellos
los que principalmente dan á una enfermedad su carácter
individual, particular.
También merece citarse aquí una circunstancia que
evidencia el valor y la importancia de los padecimientos ac-
cesorios, y es, que el descubrimiento de muchos remedios
muy eficaces y aun específicos contra diversas especies de
alteraciones de la salud, se ha hecho sin que los otros sín-
tomas concernientes solo al género de enfermedad hayan
contribuidoá ello, ni aun hubieran podido ayudar, por-
que los signos evidentes, perceptibles, no podían suficien-
temente indicar las particularidades , el carácter de la en-
fermedad. De la misma manera, el síntoma de las incomo-
didades accesorias, ofrece bajo otra relación más seguridad
en el tratamiento de las enfermedades á la Homeopatía,
comparativamente á la alopatía, la que comienza siempre
por construirse un diagnóstico frecuentemente engañoso de
la enfermedad, que en las circunstancias las más favora-
bles no determina más que la especie, y trata de combatir
padecimientos accesorios importantes, mezclando con el
185
medicamento principal elegido por la naturaleza de la en-
fermedad, tal ó cual ingrediente, á fin, según dice, de sa-
tisfacer todas las indicaciones.
5.* 0\al'-^¿Por qué? Las oausasde enfermedades jue-
gan un gran papel en los libros de patología, y con razón.
En gran parle no son sino ensayos de explicaciones espec-
tativas, que para la verdadera terapéutica y la curación de
enfermedades tienen poco ó ningún valor, y son descartadas
de nuestras doctrinas, buscando el lado práctico de las cosas.
Se dividen las causas de enfermedades en internas y
externas, y esta división me parece la más lógica.
Lias causas internas tienen particularmente su origen
en la disposición general natural, que en ciertos casos se
sobreexcita hasta el más alto grado de susceptibilidad {idio-
sincrasia).
k las causas exteriores ó causas accidentales pertene-
ce todo lo que puede producir una enfermedad, cuando
existe una disposición natural á este efecto.
La disposición general natural, llamada también causa
primera {causa próxima), pertenece á la primera cuestión
{quis?) teniendo en cuenta la individualidad del enfermo.
No es sino en tanto que sea la consecuencia de otras en-
fermedades, ó mas bien una modificación de la disposición
natural originaria, como puede figurar en este capítulo,
y merezca algunas palabras de explicación.
La causa accidental es la que debe ocupamos más ex-
clusivamente, y la que es de bastante importancia para ser
discutida.
Por lo que concierne á la disposición natural modifi-
cada por las enfermedades, depende de la naturaleza mias-
mática y crónica de estas enfermedades aun no extinguí-
186
das, entre las cuales, según las ¡deas de Hahnemann, mu-
chos homeópatas de nuestros dias cuentan todavía la psora,
la sífilis y la sicosis, ó restos y consecuencias de enferme-
dades agudas, que sí bien con frecuencia no pertenecen al
circulo de las mencionadas, forman la numerosa clase de
enfermedades medicinales ó envenenamientos, donde las dos
circunstancias se han unido para ruina de la salud, y for-
mar una enfermedad monstruosa muy diflcil de combatir.
, Para el conocimiento y tratamiento de las enfermedades
miasmáticas y sus complicaciones, Hahnemann nos ha de-
jado la indicación más completa, fundada en la experiencia
de largos años, en su obra maestra de las enfermedades
crónicas.
La doctrina tan controvertida de la división de loa me-
dicamentos en psórioos y antipsóricos no debe ocupamos
más: baste saber que, según todos los que han hecho la
experiencia, los primeros sobrepasan mucho en eficacia á
los segundos en esta especie de afecciones, y que Hahne-
mann no ha excluido en ninguna parte su uso en las enfer-
medades agudas. Experiencias recientes nos han enseñado
que no contamos con otras riquezas medicinales que las que
Hahnemann señala como tal^ en su excelente obra. Ea de
sentir que Hahnemann no haya podido cumplir la promesa
que me habia hecho, hasta por escrito, de hacerlos cuadros
de la sífilis y de la sicosis con la exactitud y profundidad que
ha desplegado al formar los de la psora latente y manifiesta.
Que se orea, ó no, en la teoría psórica de Habaemann,
llamada así tal vez irónicamente, el práctico atento se ha-
brá encontrado con casos en que un remedio perfectamente
escogklo no produjo el efecto real y decidido que de ól ae
esperaba, hasta que no le precedió uno da los aAtipsórioos
187
tan bien descritos, sobre todo $ulfur, cuando habia habido
paora, ó un antisiflUtioo ó antisicósico, si anteriormente ha-
bia existido sífilis ó sicosis y aun no estaba completamente
curada. Por lo demás, es preciso confesar que es una tarea
de las más diñoiles del médico la de escoger un remedio
enteramente conveniente éntrelos antipsóricos, porque casi
todos presentan los mismos signos, y no los diferencia
sino muy pocas indicaciones verdaderamente característi-
cas. Es un motivo más para el homeópata de estudiar y
comparar las series de síntomas con la mayor paciencia
para entresacar los granos de oro, y formar su teoría para
cuando llegue la ocasión de su empleo.
Los envenenamientos y las enfermedades medicinales
se eocuentran enteramente en la misma línea, y en ambos
casos la salud se ha perdido por medio de una sustancia
dañosa al organismo: naturalmente es de la mayor impor-
tancia conocer en todos los casos los medicamentos y ve-
nenos que se han empleado, á fln de poderlos combatir oón
la ayuda de antídotos conocidos.
' Los venenos simples son fáciles en reconocer con cer-
teza por sus efectos. Para un buen homeópata, una sola
muerte por envenenamiento le bastará para reconocer á
primera vista la acción del veneno del arsénico, por ejem-
plo, en tanto que más de treinta envenenamientos por la
misma sustancia hechos por Gerina Timme, de Brema, no
fueron ni sospechados por los médicos alópatas, hasta que
no se le cogió en fragante delito. Es mucho más difícil
de poder formar juicio exacto de las enfermedades medi-
cinales, porque rara vez ó nunca se da un medicamento
solo, oasi siempre se le administra mezclado con otros, y
por consecuencia no puede en sus efectos refleyar una
188
imagen clara y bien definida. Si en el primer caso, en el
de envenenamiento, es de utilidad el saber la sustancia que
se ha empleado, en el segundo es de toda necesidad el
enterarse de los medicamentos que el enfermo ha tomado,
examinando las recetas, y se debe conservar apuntes de
ellos para tenerlos presentes.
Como puntos de alta gravedad deben ser considerados
y puestos en relieve en osla cuestión, los accidentes desig-
nados por síntomas anéticos, tomados en el sentido rigu-
roso de la palabra. Si las consecuencias naturales de estos
accidentes y envenenamientos que experimentan los enfer-
mos, están contenidas en los cuadros de síntomas de me-
dicamentos ensayados en personas sanas, la práctica ho-
meopática ha encontrado medio de acortar y asegurar la
via larga y difícil de buscar el remedio, y ha logrado poder
indicar desde luego, en la mayor parte de los casos, los
medicamentos convenientes. Por este medio queda la cues-
tión reducida, desde el principio, á elegir entre un corto
número de.ingredientes, y basta ya en este caso tener en
cuenta algunos síntomas raros, propios á cada uno de ellos,
para que la elección sea definitiva y exacta. Es muy fácil
en los casos de torceduras, contusiones, quemaduras, etc.
En otros casos, por ejemplo, cuando se trata de enfria-
mientos, la cosa es más complicada, porque el modo de
haberse verificado el enfriamiento, y la parte del cuerpo
afecta, ofrecen diversidades que indican remedios diferen-
tes. Así, hay una gran diferencia si uno se ha expuesto
simplemente al frió, ó si esto ha tenido lugar estando el
cuerpo en traspiración, ó si ha sido por mojarse parcial ó
totalmente. También están indicados medios diferentes si
las partes interiores, tales como el estómago, el vientre, el
189
pecho, han sido las que han experimentado el enfriamiento,
ó si fuesen parles exteriores, como la cabeza, los pies, el
dorso, etc., puntos son estos que merecen ser examinados
con cuidado. Todos estos datos se encuentran en la mate-
ria médica: asi, por ejemplo, un enfriamiento de cabeza
por un aire frió, después* de la estancia en habitaciones
muy calientes, ó después de haberse cortado el pelo, re-
dama el uso de belladonnaó sepia; si hubiese sido por un
enfriamiento de pies, será barita 6 silícea el medicamento
indicado; y si el enfermo se hubiera mojado, todavía so
podría recurrir & otros remedios; se principiará pues por
hacerse cargo de los medicamentos que pueden convenir
por razón deftstas.Causas, y caso de resultar insuficientes,
se pasará al examen de otros, indicados también algunas
veces para estas especies de indisposiciones.
En fin, es preciso, en respuesta á la pregunta que nos
ocupa, decir aún algunas palabras sobre las enfermedades
contagiosas > respecto á las cuales leemos tantas cosas con-
tradictorias y faltas de fundamento, en los libros de pato-
logia, pero cuya influencia, si queremos apreciarla sin
preocupación, está mas difundida do lo que generalmente
se cree. Contra estas enfermedades, que reinan algunas
veces con tanta intensidad que concluyen por ser una ver-
dadera calamidad, la Homeopatía posee remedios profilác-
ticos los más seguros y los más experimentados, y esto
justamente en aquellos mismos casos que tienen el poder
de curar la enfermedad desarrollada. Si pues en una fa-
milia una fiebre nerviosa y contagiosa se ha manifestado,
el mismo remedio que, según los síntomas, debe adminis-
trarse ai enfermo, preserva á los demás del contagio,
destruyendo las disposiciones naturales á la infección, y
190
restablece á aquellos que tienen ya el germen de la enfer-
medad. Esta última oircunstancia es tanto mas importante,
cuanto que las enfermedades, en un principio, son frecuen-
temente escasas de sintomas característicos, lo que dificulta
la elección de medicamento; pero el conocimiento de la
causa accidental reemplaza en estas circunstancias la falta
dicha. En semejantes casos el resultado no es tan brillante
como cuando al enfermo se le saca de las puertas de la
muerte; pero la ventaja que resulta á este y la concienoia
del médico son una recompensa suficiente.
6.* QuomodoP—Según la etimología de esta pala-
hn, este adverbio es particularmente apto á indicar la es*
pecie y la extensión de la cuestión en suspenso. La palabra
modas no significa solamente en los clásicos antiguos la
naturaleza y la manera del ser general de una cosa, sino
también todas las modificaciones particulares que pueden
producirse en ella, como la medida, la regla, el fin, las
circunstancias, los cambios, etc.; todo lo que, á, excepción
del tiempo, que concierne á la última cuestión (Qmndo?),
tiene el poder de producir una modificación (agravación ó
mejoría) en los síntomas patológicos dBl enfermo, pwte-
neoe naturalmente & la pregunta que nos ocupa.
Esta tiene una doble importancia para la Homeopatía;
primero, porque ha sido descubierta y desarrollada por ella,
es pues de su incontestable y exclusiva propiedad; y segun-
do, porque todos los resultados de experiencia y examen,
perteneciendo á este capitulo, conqurren sin excepción á,
los signos más ó nfenos característicos, de los que ninguno
es indiferente, inclusos los negativos.
La alopatía jamás ha prestado una atención sostenida
y útil & la terapéutica, á las medicacioaes que pertenecen
191
á la cuestión actual; a\ noenos sus libros sobre la patología,
la terapéutica, y la medicación, no contienen nada de gran
importancia sobre el asunto.
La Homeopatía, por el contrario, manifiesta desde au
origen gran valor terapéutico, y vemos distintamente la^
primeras señales de ello en la obra de Hahnemann: Frag--
menta de viríbus medieamentorumpositms en el año 1805.
En los progresos que hizo poco & poco nuestra ciencia,
esta impórtatela se prueba cada vez más, y al cabo de muy
poco tiempo fué proclamada indispensable; de modo que en
las pruebas hechas más tarde se puso particular atención
en ello. Hé aquí por qué las últiioas expndenoias son bajo
este punto de vista más completas, á ejemplo de las que
Hahnemann ha redactado con gran cuidado en la materia
médica, y á causa de su gran utilidad y su diversidad, las ha
acompañado de una nxiUitud de notas del más alto interés.
Si comparamos superfldalmente los cuadros de sinto-
nías de medicamentos casi completamente ensayados, en-
contramos poco masó menos en cada uno de ellos las in-
dicaciones de casi todas las enfermedades: dolor de cabeza,
dolor de vientre, diarrea, oonstipacion, asi que falta de res-
piración , dolOT en los miembros, fiebres, erupciones en la
piel, etc., no faltan en ninguno de ellos. Si estos 8iat(»nas
se les examina con más cuidado con relación á las partes
e^;»eciales del cuerpo y á las sensaciones, se estableoen en
^ecto diferenda», y se descubren con frecuencia sint(»naa
que en un remedio ae producen más veces, ó más raramen-
te, y en otros que faltan por cdmpleto. Pero el número de
medicamentos es aun muy grande para la seguridad en la
elección del remedio, y para producir una absoluta oon-
Qanza, y bien pronto se experimenta la necesidad de estu-
192
diar otros puntos de partida para poder encontrar entre
los remedios elegidos primeramente, la similitud real y
concluyente. Pero aquí el qtumodo en relación cop el
guando resuelve ordinariamente el problema de la manera
la más satisfactoria, y no solamente quita las dudas, sino que
aun en cierto modo se sospecha de antemano el resultado.
Se entiende que estos estudios y todas estas compara-
ciones se han de hacer bajo un punto de vista especial. No
basta, por ejemplo, comparar el movimiento en general
con el reposo del cuerpo ó de la parte que padece; es nece-
sario tomar también en consideración el movimiento que
• principia ó continúa, así que los diversos grados ó especies
de movimientos (modi). Lo mismo sucede por el modo de
estar echado, en que no "solamente la posición (sobre el
dorso, el costado, horizontalmente, etc.), sino también la
agravación ó mejoría de las partes enfermas, por ejemplo,
estando acostado sobre la parte dolorosa ó la parte sana,
debe ser cuidadosamente examinada y adaptada al remedio.
La influencia de los alimentos y de las bebidas ocupa
un lugar importante en la cuestión, no solamente en las
enfermedades de los órganos digestivos, sino también en
lasfiebresy demás afecciones tanto internas como externas.
No es tanto la medida del apetito ó de la sed, á la cual aun
los alópatas dan en ciertos casos gran valor, y con razón,
sino más bien la repulsión ó el deseo con relación á ciertos
alimentos ó bebidas, y particularmente los cambios en el
estado del enfermo después que ha tomado tal ó cual cosa,
lo que da frecuentemente sfgnos los más importantes para
la elección del remedio. Todos los homeópatas experimen-
tados tienen por consiguiente sobre este punto gran cuida-
do, y sería de desear que lo que cada uno ha descubierto
193
y tiene observado y experimentado, lo publicase para noti-
cia de los demás.
Ya se ha dicho que aun los síntomas negativos, en
tanto que pertenecen á esta categoría, no deben descuidar-
se. Un ejemplo explicará mucho mejor lo que yo entiendo
sobre esto. Si un enfermo para cuyo estado, según las
respuestas á las cinco preguntas anteriores, se cree que
pulsatílla es el remedio que le conviene, lo será si siente
mejoría estando en reposo en un cuarto abrigado; pero si
por el contrario experimenta malestar al aire libre, si co-
me con ganas alimentos grasos y los digiere bien, ó pre-
senta otras particularidades que están en contradicción con
los signos característicos de la pulsatilla, hay razón y fun-
dada para dudar del buen resultado del remedio, y buscar
otro que corresponda también á esta indicación de sín-
tomas.
Siento que los limites de este ensayo (y mucho temo
que para algunos los haya ya traspasado) no me permitan
entrar aun en otros detalles sobre la una y otra particula-
ridad, porque hablando francamente, yo considero los sig-
nos relativos á esta cuestión y á la que sigue como los más
importantes, los más seguros, y por lo tanto los más deci-
sivos en cuanto alflnterapéutico.
Aun la numerosa clase de efectos alternativos, que casi
todos están comprendidos en dichas dos cuestiones por sus
contradicciones interiores, no disminuyen mucho su im-
portancia, tan pronto como se conoce su valor mutuo y
que se está en estado de apreciar en su justo valor la impor-
tancia de cada uno de ellos.
7.* QuandoP—Esta última cuestión concerniente ai
tiempo de la aparición, de la agravación ó mejoría de las
194
afecciones según el orden natural, sigue inmediatamente á,
la otra, y "no es de menor importancia parala terapéutica.
Desde ios tiempos de Hipócrates y de sus comentadores
se ha acordado gran importancia a los períodos, en las dife-
rentes fases de las enfermedades. Se ha tratado de Qjar la
época y duración del principio, de la aumefitaraon, de los
puntos culminantes, etc., de la disminución y del fln de al-
gunas enfermedades. Ciertamente esto sería muy útil para
reconocer una enfermedad y para caracterizarla, pero tan
solo si estuviese entregada & si misma, y bo deaflgurada
por ínflueocias medicinales. Por el contrario, no es posible
negar que todo ello no puede dar el menor auxilio para la
elección del remedio, au&que tío fuese más que por la razón
de que los remedios producen con frecuencia en el curso
natural de la enfermedad desarreglos que están fuera de
toda previsión. Pero estas especies de épocas no pueden
ser útiles en nada á la terapéutica alopática, porque esta
no posee ningún criterio. Espero que no se nos objetará,
por ejemplo, que la repetición periódica de una Qebre indica
una fiebre intermitente, y por consiguiente el empleo d6 la
quinina en sus diferentes preparaciones, porque creo que
no puede haber un solo homeópata que no haya tenido
que tratar diferentes víctimas de este eríor.
La Homeopatía lleva otrofinalestablecer esta cuestión,
que ntuia tiene de común con la que precede, pero que en-
cierra dos puntos que ejercen una acción decisiva en la
elección del remedio; estos son:
i." La aparición periódica de síntomas morbosos, des-
pués de un estado de bienestar más ó menos grande,
2.° Las agravaciones ó mejorías que dependen de la
hora del dia.
195
El uno y el otro punto no exigen sino algunas palabras.
La vuelta periódica de las apariciones de enfermedades,
coincide frecuentemente con épocas que llevan consigo
causas accidentales especiales, y según esto pertenecen á,
la cuestión precedente. Entre ellas es necesario contar, por
ejemplo, las indisposiciones de la menstruación, asi como
todas las demás cuyas condiciones son modificadas por la
época del año, la temperatura, etc. Cuando es imposible
descubrir astas razones de ser, secundarías, y al mismo tiem-
po los accesos no vuelven en épocas bien determinadas (lo
que casi siempre se Terifloa), no tienen ningún valor para
la Homeopatía bajo el punto de vista terapéutico, porque
les falta la cualidad de precisa iulioacion. Las agravado^
nes ó mejorías según la hora deldia, asi como las que
tienen relación con síntomas aislados, ó que conciemen al
conjunto de ellos, son de mayor importancia. Sobre este
punto, la Homeopatía posee un rico y precioso tesoro de
experiencias, confirmadas y aumentadas todos los dias por
minuciosas investigaciones, porque apenas hay molestia,
desde las ñebres interiores malignas, hasta los males exte-
rieres y locales, en los que no se verifique agravación ó me-
joría sensible, según las horas del dia. Como los homeó-
patas, por ensayos hechos en personas de buena salud, han
descubierto estas mismas particularidades en los medica-
mentos, pueden hacer una aplicación terapéutica de ello
más extensa y ventajosa, y deben también hacerlo así para
satisfacer el principio similia simüibus.
Para apoyar lo que precede en algunos hechos particu-
lares, no citaré como ejemplo más que la grave influencia
que ejerce la hora del dia en los cambios de una tos res-
pecto las expectoraciones, que varían en consistencia, gusto
196
y facilidad de ser arrojadas. También haremos notar algo
de análogo tocante á las evacuaciones, y si la mayor parte
de los medicamentos tienen como uno de sus síntomas pato-
génicos la diarrea, no conocemos sino dos que la tengan
solamente por el dia y no por la noche, que son cocculus
y kaltcarbonicum.
Respecto á los achaques que independientes de toda
otra causa se reproducen de una manera típica, poseemos
una larga lista de remedios que les corresponden, sin ex-
cluir otros cuando estos claramente resultan indicados por
sus síntomas. Solo cuando la repetición periódica se pro-
duce clara y decididamente, como por ejemplo, por la
tarde de cuatro á. ocho (helleborus y hjcopodium), ó siem-
pre exactamente á la misma hora {anlimonium crudum,
igmtía, ysabadilla), es preciso darla una importancia par-
ticular, sin inquietarse de que se olvide alguna contraindi-
cación.
Doy por terminado este ensayo, hecho á la ligera, y
con el fm de presentar bajo su verdadero punto de vista la
diferencia que existe entre la alopatía y Homeopatía. Ce-
lebraré que mis colegas traten á. su vez y con más ex-
tensión este tema importante, aun cuando no sea más que
respecto á una ü otra de las cuestiones que he presentado.

C. de Boenninghausen,

Munster, junio da 1839.


MANUAL

MATERIA MEDICA,
ó SEA

RESUMEN DE LOS PRINCIPALES EFECTOS PATOGÉNICOS


DE CUAMMi Y CINCO MEDICAMENTOS,
CON L A S I N D I C A C I O N E S CLÍNICAS.

U
Con objeto de que se sepa con toda certeza, cuál es el medi-
camento empleado en las experiencias puras, conservamos los
nombres portugueses de las sustancias ensayadas.

Los medicamentos contenidos en este Manual se hallan de


venta en la Farmacia homeopática del Sr. Somolinos, calle de las
Infantas, núm. 26, Madrid.
MANUAL

DE

MATERIA MEDICA

ABSINTHIUM.

Abs. — Losna.— Albuquerque.— Diluciones usadas:


desde la 3." á la30.*—Duración de acción: desde uno ü.
veinticinco dias.
Antídotos: Chin.—Graph.—Ign.
Compárese con Ars.—Atrip.—Bary.—Acet.—Bell.
—Bry. alb.— Cale. carb. — Carb. veget.— Cocc—
Coff.—Cham.'—N. vom.—Puls.—Sulf, etc., etc.
CLÍMCA. Cardialgía.—Dispepsia.—Gastritis.—Gastral-
gia.—Pirosis,
SÍNTOMAS GENERALES. Ansiedad.—Desasosiego.—Cefa-
lalgias agudas.—Desmayos.—Soñolencia y peso en todo
el cuerpo sin inclinación al trabajo.—Calosfríos aun estan-
do abrigado.—Crispacion y calambres en los miembros.—
Estremecimiento de miembros con salto de tendones.—In-
quietud y desasosiego moral y físico.—Quebrantamiento de
miembros con gran fatiga, como si se hubiese hecho un
largo viaje á pié.—Gran pereza con horror al trabajo.—
Salto de tendones, punzadas y tracciones en los miembros.
200 ABSINTHIUM.

PIEL. Seca y árida.—Ligera erupción semejante al


sarampión, principalmente en el estómago.
SUESO. Insomnio de algunas horas.—Sueño agitado
por continuos ensueños de objetos de que uno se ha ocu-
pado durante el dia.
FIEBRE. Pulso lleno y ligero, ó grueso é intermiten-
te.—Calor ardiente con ansiedad.
MORAL. Un pensamiento de temor de una molestia
que se cree sentir, sin poderla definir, domina la moral.
CABEZA. Dolor y pesadez.—Dolor mortificante en todo
el lado derecho.—Punzadas en las sienes como causadas
por agujas.—Dolor gravativo en la nuca.—Vértigos.
OJOS. Rojos y entumecidos por la mañana al levantarse
de la cama.—Ligero ardor con lagrimeo al mirar la luz.
OÍDOS. Rumor de muchos sones confusos, que no se
distinguen bien los unos de los otros; esto cuando el estó-
mago está lleno.
NARIZ. Prurito en las fosas nasales, con continuos es-
tornudos, y flujo de mucosidades amarillas.
CARA. Fisonomía abatida como expresando el sufri-
miento de un dolor.—Cara alternativamente roja y páli-
da, con descamación de la epidermis, aumentada alrededor
de la nariz.
DIENTES. Dolores en los,dientes cariados, con punza-
das vagas en algunos dientes sanos, y en los músculos y
nervios faciales.
BOCA. Lengua saburrosa, blanco-amarillenta, los bor-
des limpios.—Lengua aguda con punta roja y centro ber-
mejo.—Escoriación de los labios, principalmente sus comi-
suras.
GARGANTA. Constricción ligera.—Ardor que proviene
ABSTNTHIUM. 201
del estómago después de comer.—Irritación de las araigda-
las, con fuertes punciones.
APETITO. Falta de apetito en unos casos, y en otros
apetito excesivo.—Repugnancia por varios alimentos.—
Deseo de ácidos y bebidas frías, aun de las que se conozca
ser nocivas.
ESTÓMAGO. Ardor de estómago como por el contacto
de ortigas en la piel.—Eructos ácidos, acres, que causan
gran incomodidad.—Dolor ardiente, violento, continuo,
punzante, con peso y opresión.—Tensión timpánica.—
Náuseas.—Vómitos biliosos de alimentos, de mucosidades,
de serosidad, algunas veces con estrias de sangre.—Sen-
saoion de vacuidad con flaqueza, dolor profundo, punzante ^AT;,J¡\
ó mortificante.—Presión dolorosa en el epigastrio, car- WÍ\M'^
gando sobre el hígado é impidiendo respirar libremente y j^ ik-J'}
andar con desembarazo.—Eructación pútrida, aun con el K'*;7Íf.'
estómago vacío!—Malas digestiones.—Flatulencia.—Pi-
tuitas acumuladas en las vias digestivas.—Prurito y punza-
das en el epigastrio que se extienden á la región precordial.
—Gran embarazo de estómago, con pellizqueoy náuseas.
VIENTRE. Dolor agudo por todo el vientre, con intermi-
tencia de minutos.—Constipación obstinada de dia.—Au-
mento de volumen del bazo é hígado, que se extienden por
el estómago.—Abultamiento, timpanizacion y sensibilidad
dolorosa del vientre.
DEYECCIONES Y ANO. Deyecciones raras y duras, que se
expelen con dificultad y con muchos dolores en el ano.—
Diarrea acuosa, amarillenta, abundante, con olor agrio.—
Peso, dolor y ardor en el ano.
ORINAS. Abundantes, un poco bermejas, dejando sedi-
mento claro.
202 ALLIUM SATIVÜM.
PARTES VIRILES. Poluciones nocturnas sin placer.—
Erecciones violentas sin deseos venéreos.
REGLAS. Menstruación retardada.—Picazones en el úte-
ro.—La menstruación aparece clara y abundante, siendo
de corta duración.
LARINGE . Tos sofocante con expectoración difícil.—Tos
conmovente de corta duración.
PECHO. Dolor y peso sobre el esternón, con punzadas
hacia la región precordial.—Opresión de la respiración,
como por un peso que es preciso quitar.
TRONCO. Dolores vagos por la columna vertebral y re-
gión lumbar.—Punzadas sobre las costillas hasta la nuca.
MIEMBROS. Extremidades frias.—Sensación de flaqueza
en las piernas.—Falta de fuerza en los brazos.—Peso y
sensación de hinchazón en las piernas.—^Entorpecimiento
de los brazos.—Adormecimiento do piós.

ALLIUM SATiVUM.

Ail. sat.—Alho.—Albuquerque.— Diluciones usadas:


5.*, 12.', 13.", 50."—Duración de acción: hasta diez y
ocho dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.?
Compárese con Amm. carb.—Amm. mur.—Ant. cr.
—Amph.—Anis.—Cale.carb.—Cerv.—dJrot.—Cidvir.
—Chenop. amh.—Lyc.—Mel.—Mim.—N. vom.—Ocim.
—Polyg. hydr.—Trad.—Zinc.
CLÍNICA. Afecciones hemorroidales.—Afecciones ver-
minosas.—Cefalalgias.—Flatulencias.—Orinas acres.
AUIUM SATIVUM. 203
SÍNTOMAS GENERALES . Ansiedad.—Calor.— Desanima-
ción.—Dolores quemantes en los huesos.—Falta de fuer-
zas corporales.—Cansancio de todo el cuerpo.—Adelga-
zamiento de la cara y aire abatido.—Falta de fuerzas,
y muchas veces desfallecimiento.— Disposición á, res-
friarse.
PIEL. Sensación ardorosa y prurito en toda la piel.—
Comezón insufrible así que se entra en la cama.—Erup-
ciones urticarias.—Manchas lívidas, rojas ó pardas.—A
la menor exfoliación sale la sangre.
SÜESO. Soñolencia comatosa.—Sueño de dia, é insom-
nio de noche.—Sueño con sobresaltos, por ensueños ex-
travagantes.
FIEBRE. Calofrío febril por la tarde ó por la noche.—
Accesos febriles, frecuentes, con calor y sudor.—^Fiebre
continua.—Pulso profundo y ligero.
MORAL. Timidez é irresolución.—Irascibilidad.—Hu-
mor llorón.—Disposición á enfadarse por la menor cosa.
—Flaqueza de memoria.
CABEZA. Vérligos y aturdimientos á punto de hacer
caer.—Dolor y peso de cabeza.—Punzadas en las sienes y
en lo alto de la cabeza.—Sensibilidad dolorosa del cuero
cabelludo.
OJOS. Oscurecimiento de la vista, ocasionando aturdi-
miento y vértigos —Chispas delante de los ojos que impi-
den ver.—Ojos hundidos y ojeras rojas.
OÍDOS. Dolor en el conducto auditivo, con lirón y
punzada.
NARIZ. Coriza y dolor en la nariz, con flujo de muco-
sidades espesas y amarillas.
CARA. Palidez del rostro.—La fisonomía expresa tris-
204 ALLIUM SATIVUM.
teza y sufrimiento.—Círculos azulados alrededor de los la-
bios y de los ojos.
DIENTES. Rechinamiento continuo de los dientes duran-
te la noche.—Dientes vacilantes, dolorosos y como creci-
dos.—Dolor en los dientes cariados.
BOCA. Lengua seca, cubierta de una capa blanca.—
Lengua plana saburrosa, con la señal de los dientes im-
presa en los bordes.—Encías sanguinolentas.—Dolor en
las encías.
GARGANTA. Titilación en la garganta.—Cosquilleo co-
mo si fuese causado por el polvo, con esfuerzos para lan-
zar fuera los esputos sin poder verificarlo.—Dolor ligero
como de pequeña inflamación.
APETITO. Poco apetito.—Sed.—Deseos de comer fru-
tas acidas.
ESTÓMAGO. Náuseas.—Vómitos.—Vómitos de alimen-
tos.—Vómitos biliosos.—Dolor, calor y presión en el es-
tómago.—Plenitud y tensión en el epigastrio.—Sensibili-
dad dolorosa en la boca del estómago.
VIENTRE. Constipación de vientre.—Dolores por todo
el vientre.—Borborigmos, flatulencias y desarrollo de ga-
ses en el vientre.—Doloi-es en el vientre con convulsiones.
—Hinchazón y sensibilidad del vientre.—^Vientre timpa-
nizado.
DEYECCIONES Y ANO. Emisión de vientos en mayor ó
menor cantidad.—Comezón y ardor en el ano.—Flujo de
sangre por el ano.—Peso en el recto.—Frecuentes ganas
de deponer.—Deyecciones de consistencia usual, con lom-
brices.—Diarrea de color ^pajizo, con lombrices pequeñas.
—^Pequeños tumores fuera del ano.
ORINAS. Pocas, descoloridas, y con ardor en la uretra
ARCBANGELICA. 205
durante su emisión.—Orinas claras, con pequeño dolor de
la vejiga.—Peso al orinar.
PARTES VIRILES. Peso en los testículos.—Dolor en la
uretra.—Flujo blanco ó amarillo, mas ó menos consistente
por el pene.
REGLAS. Ardor en la menstruación.—Flores blancas
corrosivas.
LARINGE. Ligera ronquera.—Tos.
PECHO. Dolores vagos, lancinantes, con temblores de
los músculos del pecho, con palpitación.
TRONCO. Dolores de ríñones y de los costados.—Es-
tremecimientos nerviosos en la religión lumbar.
MIEMBROS. Dolores y punzadas en las piernas, articula-
ciones y músculos.—^Piés dormidos.

ARCHAH6EUCA.

Arohan. angélica.—Albuquerque.—Diluciones usa-


das: de la 3.° á la 30."—Duración de acción: hasta vein-
ticinco dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Puls.
Compárese con Arn.—Aur. fol.—Bell.—Cale.—
Cham. — Coco.—Croe. sal.—Crotd.—Fer.—Hip]p.—
Hyosc.—Ign. am.—N. votn.—Op.—Perianth.—Plat.—
Puls.—Sabin.—Sep.—Sec. eorn.—Stram.—Valer.
CLINIC A . Aborto.—Cefalalgia.—Clorosis.—Convulsio-
nes.—Histerismo.—Neuralgias.—Tétanos.—Vómitos.
SÍNTOMAS GENERALES. Ansiedad indefinible.—Languidez
en todos los movimientos.—Grande susceptibilidad nervio-
206 ARCHANOBtlCA.
sa, con sobresaltos y movimientos convulsivos, al menor
ruido ó suceso inesperado.—Opresión de pecho con an-
gustia , á la que siguen convulsiones generales con pérdida
de los sentidos.—Tristeza y debilidad después de los acce-
sos.—Contracciones nerviosas con dolores y gritos.—Que-
brantamiento después de las convulsiones.—Espasmos,
convulsiones y movimientos involuntarios.—Tracciones y
pulsaciones en diferentes partes del cuerpo.—Gestos auto-
máticos.—Rigidez tetánica del tronco y miembros, con sa-
cudidas violentas.
PIEL. Seca y rugosa, con pequeñas manchas rojas ó
amarillentas que se disipan en poco tiempo.—Decoloración
general.
SÜESO. Insomnio.—Sueño sobresaltado por temblores
y estremecimientos de los nervios.—Sueños desagradables
y fantásticos.
FIEBRE. Pulso con más de cien pulsaciones al minuto,
bajándose y elevándose algunas veces durante el dia.—
Pulso lleno, lento y desigual. —Pulsodébil, algunas veces
frecuente.—Pulsaciones precipitadas de las arterias.—La
traspiración disminuye considerablemente.
MORAL. Espíritu agitado y siempre impresionado por
las descripciones que ha oido.—Temor religioso.—Piensa
en la muerte.—Desespera curar.
CABEZA. Dolor en la parietal izquierda que se mani-
fiesta al menor tacto.—Dolores atroces que descienden de
lo alto de la cabeza hasta los oidos.—Dolor agudo en un
pequeño espacio de la cabeza como producido por la intro-
ducción de un instrumento puntiagudo.—Dolor que em-
pieza por la mañana en la frente, y que durante el dia se
extiende á toda la cabeza.—Dolor vivo en lo alto de la ca-
ARCHANGEilCA. 207

beza que llega á una violencia insoportable.—Dolor pul-


sativo y punzante en el lado izquierdo de la frente.—Peso
y vértigos.
OJOS. Mirar lánguido y abatido.—Ojeras.—Debilidad
de la vista.—Lágrimas involuntarias.
OÍDOS. Audición torpe.—Murmullo continuo como el
ruido de las olas del mar.—Zumbido que incomoda, de
poca duración.
ROSTRO. Cara pálida.—Color blanco mate, tirando á
verde, principalmente alrededor de los labios.—Párpados
azulados.
DIENTES. Dolores lancinantes en los grandes molares,
extendiéndose á los huesos maxilares.
BOCA. Lengua roja con capa blanca en el centro.—
Heridas en la lengua y en las mejillas á consecuencia de las
convulsiones.—Boca hinchada y con gusto amargo.
GARGANTA. Constricción en la garganta y sensación de
un cuerpo extraño que existe adherido y que provoca á
toser.
APETITO. Sed excesiva, principalmente después de un
exceso.—Apetito disminuido y casi extinguido.
ESTÓMAGO. Vómitos acuosos ó mucosos.—^Vómitos de
alimentos.—Vómitos con dolor'agudo en el vientre.—Vó-
mitos biliosos.—^Eructos y regurgitación de líquidos.
VIENTRE. Dolores en el bajo vientre, en toda la región
hipogástrica.—Vientre abultado.—Meteorizacion y consti-
pación.—Peso en el vientre como por un cuerpo interno
de gran volumen y peso, que tiende á sofocar.—Cólicos
sin poder expedir los gases.
DEYECCIONES Y ANO. Dolores en el vientre con presión
al recto.—Deseos inútiles de deponer.—Peso en el ano,
208 ARCHANGEUCA.
con seosacion como si un cuerpo embarazase la salida de
las feces.
VÍAS URINARIAS. Ligero ardor en la uretra.—Orinas
un poco bermejas con sedimento anaranjado.—^Durante la
emisión de la orina, un dolor finísimo se extiende hasta el
periné.—Orinas claras.
ÓRGANOS GENITALES. Erección del pene sin deseo ve-
néreo.—Retardo en la eyaoulacion del semen.—Apetito
venéreo desarrollado, en la mujer, á un grado casi de
ninfomanía.
REGLAS. Derrame mucoso y sanguíneo por la vagi-
na.—Menstruo rojo, violado y con coágulos.—Supresión
de los menstruos, que son sustituidos por derrame mucoso
ó puriforme.
LARINGE. Sofocación, ronquera y pérdida de la voz,
producida por la constricción del conducto aéreo, que pa-
rece obstruido por un cuerpo esférico.—Tos seca ó con
expectoración difícil.
PECHO. Dolor con opresión de pecho.—Palpitaciones
nerviosas del corazón.—Ansiedad y sofocación.
TRONCO. Espasmos, temblores y agitaciones en toda la
columna vertebral.—Contracciones de los músculos con
temblores convulsivos.—Contorsiones involuntarias.—Con-
vulsiones que agitan todos los músculos del dorso hasta la
cabeza.—Convulsiones fuertísimas que fuerzan á, doblar la
columna vertebral para atrás y para adelante.
BRAZOS. Movimientos convulsivos en los brazos y ante-
brazos.—Convulsiones y oscilaciones de los brazos.—Pu-
ños cerrados durante la convulsión, contrayendo los pulga-
res á punto d ^ e r i r la palma de la mano. Estremecimientos
como por choques eléctricos.
ARMORACIA. 209
PIERNAS. Sobresaltos nerviosos y calambres en los mus-
los y piernas.—Contorsiones de las piernas.—Estreipeci-
mientos convulsivos en las piernas.—Envaramiento y ri-
gidez de las piernas.—Espasmos en la pierna y pió, que
provocan gritos y lloros.

ARMORACIA.
Armor.—Coohlearla. — Mbuquerque,— Diluciones
usadas: 5.', 15.*, 30."—Duración de acción: hasta ocho
dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.
Compárese con Abs.—Aur. fol.—Aur. mur.—
Bary. carb.—Bell.—Cale. carb.—Caust.—Chim.—Con.
mac.—Crot.—Guac.—Jac. bras.—Jac. pet.—Mir.—
Jal.—Nicot. sp.—Tanac.—Sulf. y otros.
CüNicA. Afecciones escorbúticas.—Dispepsia.—Es-
crófulas.—Gastralgia.—^Hemorragias.—Odontalgia.—Ra-
quitismo.—Reumatismo.
SÍNTOMAS GENERALES. Aparición de nudosidades en el
pescuezo y seno.—Incomodidad general ó indefinible que
empieza en el estómago.—Movimientos comprimidos como
por una fuerza interna que paraliza la acción flsica.—Dolo-
res vagos en todo el cuerpo.
PIEL. Ardorosa la piel por el menor contacto ó roza-
dura con cualquier objeto.—Ligera erupción de manchas
violadas. —^Prurito en las mejillas hasta el pescuezo.
SÜESO. Sueño tranquilo, pero de corta duración,
con sueños que se olvidan en dispertando.—Hay dificul-
210 ARMORACIA.
Had de conservarse mucho tiempo echado de espaldas.
FiEBBE. Pulso lleno, ligero y un tanto trémulo, algu-
nas veces intermitente y blando.—Horripilaciones pasaje-
ras, y después sudor.
MORAL. Grande imposibilidad de ligar las ideas.—La
menor contrariedad irrita.—Antipatía y genio gruñón.—
Las noticias de muertes hacen mucha impresión.
CABEZA. Peso y dolor en la nuca, que dificulta la posi-
ción vertical.—Peso en la frente que obliga á cerrar los
ojos.—Dolores en lo alto de la cabeza como si el cerebro
saliese por allí.
OJOS . Hinchazón y peso de los párpados.—Dolor en los
ojos con rubicundez y lagrimeo.
OÍDOS. Ligeras punzadas y hormigueo en el conducto
auditivo, que causa aflicción.
NAUIZ. Ligera erupción de granos en la nariz.—Des-
camación de la epidermis de las alas nasales.
DIENTES. Dolores lancinantes en los dientes cariados.
—Dolores en los grandes molares del lado derecho, exten-
diéndose á los nervios de la cara, con hinchazón y dure-
za.—Sensación dolorosa de los dientes por el contacto con
agua fria.—Embotamiento y adormecimiento de los dientes,
como después de haber tomado una bebida acida.—Dien-
tes crecidos, y dolores en los incisivos.
BOCA. Lengua cubierta de saburra blanca gruesa, ex-
tendiéndose más por la base de la lengua.—Los bordes do
la lengua bastante rubicundos.—Ardor, picazón y sangre
de las encías, que algunas veces toma un color lívido.
GABGANTA. Dolor, ardor é inflamación de la garganta,
con hinchazón exlerna.
APETITO. Sed con pequeña dificultad en la deglución
ARMORACIA. 211
de líquidos.—Apetito bastante desarrollado, pero que dis-
minuye á la vista de los alimentos.
ESTÓMAGO. Ardor y dolor en el cardias, que obliga á
encorvarse para encontrar alivio,—Dolor sordo en el estó-
mago con vómitos.—Dolor ó hipo.—Punzadas en el epi-
gastrio como por pellizcos.—Náuseas, repugnancia y vó-
mitos de sangre roja espumes^
VIENTRE. Dolores alrededor del ombligo, extendién-
dose hasta los ríñones, y que pasan después de ruidosos
borborigmos.
DEYECCIONES Y ANO. Falta de deyecciones con peso en
el ano.—Ardor alrededor del ano, con aparición de almor-
ranas, que desaparecen antes de las veinticuatro horas.—
Deyecciones duras, y de tres en tres dias.
ORINAS. En algunos dias por la mañana, la orina es
algo lechosa.—Orina de sangre, poco abundante, y á chor-
ros pequeñps.
PARTES VIRILES. Peso en los testículos, que toman por
algunos dias un volumen mayor del natural.
REGLAS. Metrorragia de color vivo ó denegrida, for-
mando pequeños coágulos denegridos.—Dolores en el
útero y vagina durante la regla.
LARINGE. TOS con expectoración estriada de sangre.—
Tos violenta que deja tras si ronquera.
PECHO. Opresión y ansiedad con ligera palpitación de
los senos.—Dolor entre la tercera y cuarta costilla del lado
derecho que impide la respiración.
TRONCO. Dolor agudo en la columna vertebral, obli-
gando á encorvar el tronco para poder andar, ó á indi-'
narse para el lado derecho.—Estremecimientos nerviosos,
y punzadas en toda la región lumbar. •
212 ASCLEPU ACURASSAVICA.

MIEMBROS. Dolor en los nervios de la pierna derecha,


impidiendo caminar y provocando fuertes gritos.—Dolor é
hinchazón de las rodillas, que no se pueden mover.—Do-
lor en el brazo izquierdo y en la pierna izquierda; cuando
este se alivia, pasa al lado derecho.—Calambres ligeros en
las pantorrillas durante la noche.

ASCLEPIA ACURASSAVICA.

Asclep. acur.—Herva do Bato.—Albuquerque.—


Diluciones usadas: 5.", 15.', SO."—Duración de acción:
incierta aún.
Antídotos: se ignoran.
Compárese con Ars.—Ant. cr.—Cak. acet.—Con.
—Cupr. mef.—Ipec.—Jal.—Mir. jal.—N. vom.—Pe-
rianth.—Tart. emet.— Verat. y otros. •
CLÍNICA. Diarrea violenta.—^Vómitos violentos.
SÍNTOMAS GENERALES. Ansiedad.—Palidez casi verdo-
sa.—^Hinchazón de algunas partes del cuerpo.—Insomnio
y agitación continua.—Fiebre y calor ardiente.
CABEZA. Peso y dolor de cabeza intensísimo, con vérti-
gos capaces de hacer caer.
OJOS.—NARIZ. Ojos inyectados, y como saliéndose de
sus órbitas.—Sordera y dolor de oídos.
CARA Y BOCA. Rostro angustiado, con expresión de do-
lor.—Lengua seca, ardiente y saburrosa.
ESTÓMAGO. Dolor, peso, ansiedad, hinchazón del estó-
mago , con repugnancia y náuseas.—^Vómitos de alimen-
tos.—Vómitos biliosos.—Vómitos de agüilla espumosa.—
BILIS CORVI. 213
Vómitos acuosos, claro-sanguinolentos, oscuros y negros.
VIENTRE. Dolores por todo el vientre, que se pone co-
mo hinchado, impidiendo los movimientos.
DEYECCIONES. Deyecciones corrosivas con ardor en el
ano.—Diarrea abundante, clara, espumosa.—Diarrea de
alimentos no digeridos.—Diarrea violenta amai'illa, verde,
oscura, espumosa, acuosa, y negra como tinta de escribir.
ORINAS. Regulares, claras, con sedimento.—^Emisión
involuntaria de orina durante el vómito.
REGLAS. Falta de menstruación, dolores agudos en el
ütero y vagina.
PECHO. Dolor y opresión, con ansia y dificultad de
respirar.—Dolores vagos en todo el pecho, y sensación de
líquidos cuando se está echado.
MIEMBROS. Doloresraortiflcantes en los brazos y piernas.

BILIS CORVI.
Bii. cor.—Peí de Corvo. — Albuquerque.—Dilucio-
nes usadas: 5.*, 15.*, 30.*—Duración de acción: incier-
ta aun.
Antídotos: Camphora?—Naph. vitr.?
Compárese con Al.—Arist. cy.—Armor.—Ars.—
Chin.—Dermoph.—rJac. br.—Jac. pet.-^Janiph.—Mere.
m.—Pen. quin.—Poly. hydr.—Sulf. y otros.
CLÍNICA . Dolores osteocopos.—Hemorroides. —Hepa-
titis.—Esplenitis.
SÍNTOMAS GENERALES. Dolores en los miembros y arti-
culaciones.—Abatimiento moral y fisico.—^Erupciones.—
15
214 BILIS CORVI.
Hinchazones.—Grande ansiedad.—Temblor de frió.—
Sobresaltos.—Fiebre.—Calofríos.
CABEZA. Dolores de cabeza que impiden el menor mo.
vimiento,—Sensación de plenitud en la cabeza, como si
el cráneo fuese á estallar.—Calor y ardor en lo alto de
la cabeza.—Palpitación en las sienes.
OJOS Y 0ID09. Ardor en los ojos, lágrimas y sensa-
ción como si una película cubriese la vista.—Dolor palpi-
tante en los oidos.
DIENTES Y BOCA. Dolor en los dientes caninos y mola,
res.—Dolor en las encías.—^Lengua saburrosa.—Entu-
mescencia de la lengua.—Punzadas en la parte interna de
las mejillas.—Ardor y calor en las mejillas.—Prurito en la
cara con descamación.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Dolor y peso en el estómago.—
Malas digestiones.—Ansiedad.—Vientre muy elevado y
timpanizado.—Dolor agudo en el bazo, en el que hay
gran sensibilidad que no permite el menor contacto.—To-
da la región esplénica está como entumecida, con sensibi-
lidad dolorosa y ardor.—El bazo aumenta de volumen
considerablemente, y se extiende hasta el vientre, lo que
impide el menor movimiento, y produce gran fatiga.—
El hígado está poco extendido, pero voluminoso, y con
algunos dolores, que se alivian por la compresión.—El
estómago sufre y lo mismo los intestinos.—En el vientre
hay ardor y borborigmos.
DEYECCIONES Y PARTES GENITALES. Dificultad en las de-
yecciones, siendo el excremento como de cabra.—Dolor
depresivo del vientre al recto con ardor en el ano.—De-
yecciones misturadas de sangre.—Comezón y exfoliación
del escroto.—Orina poco abundante y con ardor.
BOMBYX ANELLUM. 215
LARINGE Y PECHO. TOS con expectoración verdosa.—
Titilación en la laringe que provoca la tos.—Voz un poco
ronca.—Ansiedad.—Dolor en el esternón, que se extiende
hasta el corazón.—Peso y opresión en el pecho que impi-
de el hablar.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores reumáticos en los bra-
zos y en las piernas.—Dolor en el pecho que pasa á la
espalda.—Dolor dorsal.—Embarazo para andar á causa
de los dolores en los huesos de las piernas.—Dolores en
el sacro, que no dejan enderezar el cuerpo.

BOMBYX ANELLUM.

Bomb. an.—Urna larra.—Albuquerque,—Diluciones


usadas: de la 5.* á la 30.*—^Duración de acción: de dos &
veinte dias.
Antídotos: Camph.?—Naph. vitr.?
Compárese con Árs.—Cupr. carb.—Ipec.—Samh.'—'
Stann.—Stratn.—Zim. y otros.
CLÍNICA. Asma.
SÍNTOMAS GENERALES. Exacerbación del sistema nervio-
so , con sobresaltos, temblores y ligeras convulsiones.—
Parálisis y contracción de los miembros.—^Espasmos y
tracciones-nerviosas.—Incapacidad para el menor ejerci-
cio.—Pequeña erupción miliar en el pecho.—Soñolencia,
despertando con opresión de pecho.—Accesos febriles in-
termitentes.—Se desespera de la curación.
CABEZA. Peso y dolor en la frente, que obliga á apo-
yar la cabeza para hallar algún alivio.
OJOS Y OÍDOS. Ardor en los ojos, y ligera inflamación
216 BOMBYX ANELLUM.
en los bordes de los párpados.— Zumbido y dolor en los
oidos durante el acceso asmálico.
NARIZ Y CARA. Coriza, con irritación y rubicundez de
las alas nasales.—Facciones angustiadas, expresando un
profundo pesar.
BOCA Y GARGANTA. Sequedad excesiva.—Lengua sa-
burrosa orlada de rojo.—Dolor y prurito en la garganta,
con ligera hinchazón.—Irritación délas amígdalas.—Bos-
tezos. >
APETITO T ESTÓMAGO. Sed insaciable.—^Ligeradisnea.
—Eructos gaseosos y ácidos.—Algunos dolores en el epi-
gastrio.
DEYECCIONES Y ORINAS. Falta de deyecciones por cons-
tipación obstinada, que dura algunos dias.—Orinas claras
y pocas.—Prurito en el ano.
REGLAS. Irregularidad en el menstruo, que aparece
con un color un poco oscuro.—Ardor en la vagina y pun-
zadas en el útero.
LARINGE. TOS seca y convulsa.—Tos ronca, sibilan-
te, con expectoración clara y espumosa.—Expectoración
amarillenta y viscosa.
PECHO. Embarazo en la respiración, con el pecho cer-
rado.—Opresión y dificultad de respirar, que obliga á en-
corvarse para adelante, ó á estar de pió, para hacer largas
aspimciones que no satisfacen.—Irregularidad en los lati-
dos del corazón.—Pecho cerrado y presión en el esternón.
—Respiración anhelante, sibilante y ansiosa.
TRONCO. Contracción y dolor en los músculos inter-
costales, y en los grandes pectoral y dorsal.—Calor ar-
diente en todo el tronco.—Dolores lancinantes entre las
espaldas.
BRYONIA COBDATIFOLIA. 217
MIEMBROS. Extremidades frias.— Quebrantamiento en
los dedos, principalmente en los pulgares.—Ligeras con-
tracciones nerviosas.

BRYONIA COBDATIFOLIA.

Bry. cord.—Tayuiá de pimenta.—Albuquerque.—


Diluciones usadas: 5.*, 12.", 15.*, 30.*—Duración de
acción: hasta quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Mere.—Sulf.
Compárese con Árs.—Cale. carb.—Cham.—Der~
moph.—Dulc.—Fer.—Jac. br.—Jac. pet.— Mere.—
Mir. jal.—N. vom.—Pen. quin.—Periauth. e¿p. y otros.
CLÍNICA. Diarrea.—Disenteria.—Enfermedades cutá-
neas.—Sifllis.
SÍNTOMAS GENERALES. Dolores nocturnos insoportables,
y que no dejan conciliar el sueño.—Temblor délos miem-
bros.—Caida rápida de las fuerzas.—Accesos de fiebre in-
termitente.—^Punzadas en los huesos que no dejan sose-
gar.—No hay ganas de trabajar.—Sensación de calor y
frió simultáneamente.
PIEL. Manchas rojas por todo el cuerpo.—Erupción
dartrosa que segrega humor.—Dartros farináceos.—Dar-
tros ulcerosos que se extienden por todo el cuerpo.
SUEÑO. POCO sueño, interrumpido por continuos so-
bresaltos y sueños extravagantes.—Soñolencia por la tarde
con imposibilidad de dormir por la noche.
FIEBRE. Frios, horripilaciones y fiebre.—Pulso lleno,
grueso y ligero.—Accesos de fiebre intermitente, que du-
218 BRYONIA CORDATIFOMA.
ran poco tiempo.—Pulso hasta de ciento diez y siete pul:
saciones por minuto.
MORAL. Miedo y recelos de morir.—Recelos por las
consecuencias de la enfermedad.
CABEZA. Dolor, atolondramiento, vértigos que casi ha-
cen caer, y que aumentan, asi con el dolor como al aire
libre.—Punzadas en las sienes, que disminuyen de inten-
sidad lavando las sienes con espíritus.
OJOS. Ardor y dolor en los ojos, con oftalmía puru-
lenta.—Temblor de los párpados.—Pestañeo continuo.
OÍDOS. Zumbido de oidos, figurándose oir una raüsioa
lejana.
NARIZ. Dolores en los huesos propios de la nariz.—
Erupción dartrosa.—Descamación de la epidermis.
CARA. Palidez de la cara.—Temblor de los músculos
de la cara hasta el pescuezo.—Los dar tros atacan á la cara
y á las orejas.
BOCA. Lengua cubierta de saburra amarilla, con los
bordes color de escarlata.—Encías dolorosas y que san-
gran.—^Hinchazón de la bóveda del paladar.
GARGANTA. Ligera inflamación y ulceración de la gar-
ganta.—Angina sifilítica.
ESTÓMAGO. Infarto del estómago á la menor porción de
alimento.—Dolor y peso en el estómago á cualquier hora,
antes y después de comer.—Prurito en el epigastrio.
VIENTRE. Dolores y timpanismo.—Punzadas en todo
el vientre.—Ardor alrededor del ombligo.—Punzadas en
el hipocondrio' izquierdo.
DEYECCIONES. Diarrea acuosa, blanca, amarilla ú os-
cura color de café.— Dolor y peso en el recto, como por
una bola de plomo que tiende á salir por el ano.—Tenes-
BRYOmA CORDATIFOLU. 219
mo y dolores para deponer, sin resultado.—Después de
muchos esfuerzos sale una diminuta cantidad de feces, con
mucosidad blanca, y estrías de sangre.—Disenteria de
sangre, abundante, y que obliga ir á deponer sin resultado
alguno.—Dolores en la cara interna, que embarazan la
salida de las feces.—Emisiones sanguinolentas por el recto
en gran cantidad.
OaiNAS Y PARTES VIRILES. Orinas bermejas con sedi-
mento.—Ardor en la uretra durante la emisión de la ori-
na.—Inflamación del prepucio y del glande, en donde em-
piezan á aparecer algunas esfoliaoiones.—^Los testículos
aumentan de volumen, y se ponen duros.
LARINGE. Tos seca, profunda, sibilante, con dolor en
los pulmones durante el acceso.—Tos con expectoración
purulenta.
PECHO. Dolores, ansiedad, sofocación, y palpitación en
el corazón.—Respiración oprimida y sibilante.
TRONCO. Dolores en los huesos del sacro y en los ilia-
cos que impiden andar.—Erupción dartrosa en el pecho y
espaldas, con fuerte prurito.—Descamación de la epider-
mis.—Dartros hümedos con derrame seroso.
BRAZOS Y PIERNAS. Dolores en los brazos , que impi
den levantarlos.—Erupción dartrosa en los brazos y pier-
nas, con prurito insaciable, ardor, y esfoliacion.—^Falta de
fuerzas en las piernas.—Estremecimientos musculares con
dolores vagos por toda la pierna.—Dolor mortificante é
hinchazón de los pies.—Hinchazón de las manos sin do-
lor.;— Dificultad en doblar las rodillas.—Dolores en las
puntas de los dedos, como si en ellos clavasen alfileres.
—Hormigueo en los pies*
220 CACTUS OFUNTIA.

CACTUS OPUNTIA.

Oact. op.— G-erumbeba.— Albuquerque. — Dilucio-


nes usadas: 3.", 5.", 15.% 30.—Duración de acción: hasta
ocho dias en los casos crónicos.
Antídotos: Acet.—Camph.—Coff.?
Compárese con Árg. nit.— Ars.— Cauth.— Carh.
veg.— Chin.—Cu. vir.—Dulc.— Ipec.—Jalap.—Mere.
Mir. jal.—N. vom.—Periauth. sp.—Puls.—Sulf.—
Tann. y otros.
CLÍNICA. Diarrea.—Orinas de sangre.—^Vómitos ne-
gros.
SÍNTOMAS GENERALES. Abatimiento y falta de fuerzas.
—Dolores vagos en todo el cuerpo, que no dejan guardar
la misma posición por mucho tiempo.—Ansiedad.—Piel
ardorosa.—Sudores viscosos.—Accesos febriles de gran
intensidad.—Abatimiento monal.
CABEZA. Dolores despedazadores; parece que el cráneo
va á romperse; duran, con esta violencia, poco tiempo, y
queda después un dolor mortificante, que dura un dia
ó más.
BOCA. Lengua saburrosa y áspera.—Boca seca y pas-
tosa.—Encías pálidas.
ESTÓMAGO. Ansiedad y dolor en el estómago.—Abul-
tamiento del estómago.—Regurgitación de los alimentos.
—^Vómitos acuosos denegridos.—^Vómitos color de café
con mistura de alimentos mal digeridos.—Ansiedad con
sudores abundantes, á que siguen vómitos negros.—Yómi-
tos color de tinta de escribir, con pequeños granos duros.
CALADIUM PENDUUNUH. 221
VIENTRE. Ansiedad y peso en el vientre.—Ligeros do-
lores alrededor del ombligo, con borborigmos y encarce-
lamiento de flatuosidades.—Peso en el vientre, con gran
sensibilidad al menor contacto.—Sensación de frió en el
vientre, al mismo tiempo que no se pueden soportar las
ropas.
DEYECCIONES. Peso y ardor en el ano.—Punzadas en
el recto.—Diarrea acuosa con espuma como agua de ja-
bón.—Diarrea biliosa, verdosa ó amarilla.—Diarrea acuo-
sa, oscura, con dolores y ardor en el ano.
ORINAS. Peso en la vejiga y en los ríñones.—Ardor y
prurito en la uretra.—Emisión de orinas en pequeñas emi-
siones-, turbias y un poco espesas.—Orinas espesas, muy
bermejas.—Orinas de color perfecto de escarlata.—Orinas
sanguinolentas.
LARINGE Y PECHO. Expectoración salada, y con sabor
de sangre.—Opresión de pecho, que dificulta la respira-
ción.—Dolores en el esternón.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores más ó menos fuertes en
la región sacro-lumbar.—Punzadas en las articulaciones
de los brazos y piernas.—Pies dormidos.

CALADIUM PENDULINUM.

Cal. pend.—Guaimbé.—Albuquerque.—Diluciones
usadas: 3.*, 12.*, 13.", 30."—Duración de acción: hasta
quince dias y más, en los casos crónicos.
Antídotos: Ars.—Bell.—Camph.—Coff.
222 CAI-ADIUM PENDUUNUM.

Compárese con Buf.—Con. mac.— Colch.—Digit.—


Duk.—Ter.—Hell.—Kal. car.—Led.—Lach.—Mere.
—Sol. nig.—Squel.—Sulf. y otros.
CLÍNICA. Hidropesías en general, y principalmente.—
Ascitis.—Hidrotorax.
SÍNTOMAS GENERALES. Dolores por todo el cuerpo, con
sufrimientos como por enfriamiento de las partes que pa-
decen.—Hinchazones repentinas é hidrópicas de todo el
cuerpo en general, ó en diferentes partes.—Abatimiento y
falta de fuerzas.—Ansiedad continua.—Temblor y paráli-
sis de los miembros.—'Adormecimiento de los miembros,
debido á la hinchazón,—Cuando la hinchazón es grande,
esfoliaoiones y derrame de serosidades.
PIEL. Fria y seca, con gran distensión.—Piel abul-
tada en varios lugares, donde va á empezar á desenvolver-
se la hinchazón.—Erupción de pequeños dartros, en el
lugar donde existe la piel ardorosa y seca.—Erupción pus-
tulosa de carácter benigno, y que desaparece al tercer ó
cuarto dia.
SUEÑO. Gran soñolencia, con imposibilidad de dormir
en la cama.—El sueño es agitado por ensueños medrosos,
y solo puede concillarse sentado en una silla, ó echado en
un tablado ó cama muy dura.
FIEBRE. Pulso lento y profundo, con pequeñas inter-
cadencias.—Accesos febriles, con sudores y ansiedad por
poco tiempo.
MORAL. Miedo á la muerte.—Pensamientos religiosos.
—Desespera de curar.—Continuo susto al menor ruido.
CABEZA. Peso, dolor y vértigos.—Congestión á la ca-
beza, con ruido y sensación en los oídos, como si por el
conducto auditivo estuviese entrando gran porción de agua.
CALADirM PKOTTJUNUM. 223
—Dolor en lo alto de la cabeza, como sí estuviesen cla-
vando un clavo.—Entorpecimiento y sensación desagrada-
ble en la cabeza, como si estuviese llena de aire.
OJOS. Engordamiento é hinchazón de los párpados.-r-
Estorbo en la vista como por una tela que estuviese delante
de los ojos.
CARA. Mejillas hinchadas y abultadas, que toman un
color verdoso.—Entumescencia de la cara, que permanece
como inflada.
BOCA. Lengua blanca y agrietada.—Encías pálidas, y
un poco hinchadas.—Salivación espesa y espumes^.
APETITO. Falta de apetito.—Deseos extravagantes.—
Placer por las bebidas acidas.
ESTÓMAGO. Dolor y ardor en el estómago, el que au-
menta de volumen.—Calambre ligero en las paredes del
estómago.
VIENTRE. Tumefacción y distensión informe de las pa-
redes del abdomen.—^Las paredes del vientre parecen caer
por'bajo del ombligo.—Gran peso en el vientre, que causa
ansiedad y cansancio andando.
DEYECCIONES Y ORINAS. Disminución de las deyecciones,
que son amarillas y consistentes.—Dificultad en la expul-
sión de las feces.—Orinas raras y cargadas de color ama-
rillo subido, ó bermejo anaranjado, algunas veces con se-
dimento del mismo color, ó más oscuro.
REGLAS. Falta de reglas, y cuando aparece el mens-
truo, es oscuro y seroso.
LARINGE. Tos corta, conmovente, y produciendo ardor
en la garganta.
PECHO.' Respiración oprimida, con dificultad de hablar.
—Opresión de pecho, con angustia y cansancio.—Sensa-
224 CHENOPOMüM AMBROSIOIDES.
don como de fluctuación de un líquido, echándose sobre
el lado derecho ó el izquierdo.
TRONCO. Dolores en el dorso entre las espaldas, con
hinchazón y peso.—Hinchazón de los ríñones, y sobre el
sacro.
MIEMBROS. Hinchazón de las manos y los pies.—Ardor
en las plantas de los pies.—Hinchazón y envaramiento de
los brazos.—Aumento de volumen de las piernas, sin que
parezcan estar hinchadas.

CHENOPODIUM AMBROSIOIDES.

Chenop. amb.—Erva de Santa María. — Albuquer-


que.—Diluciones usadas: 5.% 15.*, 30."—Duración de
acción: hasta ocho dias^n los casos crónicos.
Antídotos: Art.—Chin.—Cnff.
Compárese con Acm.—Cale. carb.—Cic.—Gin.—
FU. m.—Frag.— Granat.—Mir. jal.—N. vom.—01.
ther.—Sab. y otros.
CLÍNICA . Fiebre verminosa.—Helmintiasis.—Tenia—
Lombrices.
SÍNTOMAS GENERALES. Dolores y calambres, con estiro-
nes y contracciones nerviosas en diferentes partes del cuer-
po.—Convulsiones y distensiones de los miembros.—Sen-
sibilidad dolorosa en todos los miembros.
PIEL. Palidez general en todo el cuerpo.—La piel en
algunas partes toma un aspecto de trasparencia.
SÜESO. Sueño agitado con rechinamiento de dientes.—
Sonambulismo con paseo nocturno.
CHENOPODIVM AMBROBIOIDSS. 225
FIEBRE. Pulso elevado hasta ciento diez y siete pul.
saciónos por minuto.—Accesos de fiebre.—Fiebre con-
tinua.
MORAL. Ideas tristes con deseo de llorar.—Miedo de
morirse.
CABEZA. Dolores de cabeza, atolondramiento, y vérti-
gos.—Peso en la frente y en la nuca.
OJOS. Pupilas dilatadas.—Temblor de la vista.—Ardor
en los ojos.
OÍDOS. Dolor, zumbido en los oídos.—Ruido como de
loza rota.
NARIZ. Prurito en la nariz, con salida de sangre que
se repite casi todos los dias.
CARA. Cara pálida y como inflada.—Entumescencia de
las mejillas.—Hinchazón ligera.
DIENTES. Rechinamiento y dolor; hormigueo en las
encías.—Ligera inflamación de la encía.
BOCA. Lengua saburrosa.—Aliento fétido.—Acumu-
lación de saliva.—Gusto terroso.
GARGANTA. Secura después de haber bebido.—Prurito
como por un cuerpo extraño que no se puede expeler, con
la tos más violenta.
APETITO. Mucha voracidad ó insaciabilidad, ó falta de
apetito para las cosas comunes, y deseos extravagantes.
ESTÓMAGO. Indisposición, náuseas, ansiedad, dolor, vó-
mitos de alimentos.—Yómitos de lombrices.
"VIENTRE. Dolores.—Hinchazón de vientre.—Vientre
abultado sin dureza.—Dolores en la región umbilical.
DEYECCIONES. Diarreas acuosas, verdosas ó amarillas,
con lombrices pequeñas ó ascárides.—Deyecciones natura-
les con lombrices enteras.
226 CHIOCOCA ANGVICIDA.
ORINAS. A.buadantes, bermejas, que dejan sedimento en
el fondo del orinal.
REGLAS. Menstruación tardía.—Dolores en el útero
durante las reglas.—Metrorragia.
LARINGE. Tos sofocante con titilación en la garganta.
—Cosquillas como por un cuerpo que existiese alli.
PECHO. Opresión en el pecho con sofocación.—Dolor
en el pecho.—Palpitaciones irregulares del corazón.
MIEMBROS. Dolor y calambres en los brazos y piernas.
—Falta de fuerzas en las piernas.

CHiOCOCA ANOUICIDA.

Chioo. ang.—Oipó. Cruz.—Albuquerque.—Dilucio-


nes usadas: 3.", 5.", 15.", 30."—Duración de acción:
hasta diez dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Mr. jcd.?—Sulf.?
Compárese con Aur. fol.—Bry.—Cann.—Dermoph.
—Mere.— Guate.— Jac. br.—J(w. pet.—Mere.— Mir.
jal.—Nicot. sp.—Pen. quin.—Petros.—Pip. odor.—
Sulf. y otros.
CLÍNICA. Dolores osteocopos. — Enfermedades cutá-
neas .—Gonorreas.—Reumatismo.—Sífilis.
SÍNTOMAS GENERALES. Malestar indefinible, con flojedad
y pérdida de fuerzas,—Ineptitud para el trabajo.—Amor á
la soledad, que se deja con repugnancia.—Cuerpo pesado,
que hace los movimientos difíciles y sin gracia.—Vivacidad
CBIOCOCA AKGUICIDA. 227
en la conversación, pasando repentinamente al silencio.—
Accesos de melancolía sin causa apreciable.
• PIEL. Prurito general con descamación de epidermis.
—^Erupción de manchas oscuras alrededor del pescuezo.—
Manchas amarillas en los senos.—Aparición de pequeños
forúnculos en varias partes del cuerpo.
SUESO. Tranquilo, pero siempre con sudor copioso, sin
que haya el calor correspondiente.
FIEBRE. Pulso agitado, intermitente, irregular y un
poco trémulo.
MORAL. Predominio de las ideas religiosas sobre cua-
lesquiera otras.
CABEZA. Dolores vagos, más ó menos intensos, y de
corta duración.—^Vértigos ligeros.
OJOS. Ojosencendidos, dolorosos; reciben con dificultad
la claridad de la luz.
OÍDOS. Ligera secreción en el oido derecho, con dolor
en el conducto auditivo.
BOCA. Lengua poco saburrosa en el centro.—Seque-
dad.—Gusto ferruginoso.—Salivación abundante.
ESTÓMAGO. Ansiedad y ardor.—Repugnancia y náu-
seas.—Eructos ácidos y amargos.
VIENTRE. Aumento de volumen del hígado, con dolo-
res que se extienden ó todo el vientre.
DEYECCIONES. Falta de deyecciones, y cuando tienen
lugar, salen feces duras y corrosivas.
PARTES VIRILES. Erección involuntaria y continua, con
dolores.—Erupción de pequeñas pústulas en el pene, so-
bre el prepucio y alrededor del glande, que toman un ca-
rácter canceroso.—Derrame de serosidad blanquecina y
acuosa, sin dolores, volviéndose al poco tiempo espesa y
228 • CHIOCOCA RACEMOSA.
amarilla, coa todo el carácter gonorróico.—Ligero ardor
en la uretra.—Dolor que se extiende desde la parte inferior
del miembro viril hasta el periné.
REGLAS. Menstruación tardía, interrumpida por peque-
ños intervalos.
PECHO. Cansancio al menor exceso.—Opresión de pe-
cho como causada por un gran peso sobre el esternón.—
Ligeras punzadas.
TRONCO. Dolores agudos en la columna vertebral, obli-
gando ¿encorvarse para adelante á fin de tener alivio.—
Dolores en la región lumbar, que se extienden á los müscu-
los del pescuezo.—Dolores lancinantes intermitentes en la
región sacro-lumbar, extendiéndose á los iliacos.
MIEMBROS. Dolores más ó menos intensos en las ar-
ticulaciones de los codos, puños y rodillas.—Dolor en el
talón que no deja sentar el pié.—Dolor volante en los hue-
sos de los pies y las manos, con ligeras hinchazones, que
acompañan á los dolores.

CHIOCOCA RACEMOSA.

Chioc. rae—Cahlnca.—Albuquerque.—Diluciones
usadas: de la 5 . ' á la 30."—Duración de acción; hasta
quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Arn.—Camph.?—Naph. nitr.?
Compárese con Acón.—Arn.—An.— Bar. y mur.
—Bell.—Bry. al.—Cale.—Canth.—Dros.—Eug. jam.
—fíyos.—Ipec.—Lach.—Mere.—Nitr. aeid.—N. vom.
—Pkosph.—Stann.—Stram. y otros.
CHIOCOCA RACEMOSA. 229
CLÍNICA . Bronquitis.—Angina.—Expectoración.—Fie-
bre catarral.—Hidrofobia.—Laringitis.—Mordedura de
anímales venenosos.
SÍNTOMAS GENEHALES. Melancolía.—Terror sin causa
justificada.—-Accesos convulsivos.—Impresión desagrada-
ble por el menor ruido.—Humor irascible y pronto á en- .
fadarse por la causa más insignificante.—Languidez.—De-
seo de aislamiento.—Habla balbuciente.—Convulsiones.
PIEL. Palidez.—Piel seca y ardorosa.—Erupción urti-
caria que en breve desaparece.—Pequeños dartros crus-
táceos que desaparecen en pocos dias.—Ardor en la piel
por la impresión de una corriente de aire.
SUEÑO. Sueño corto y agitado por continuos ensueños.
—Insomnio completo.—Sonambulismo.
FIEBRE.—Pulso elevado hasta ciento diez y ocho pulsa-
ciones por minuto.—Calofríos con sudores copiosos.—Ca-
lor ardoroso, alternando con frió glacial.
MORAL. Ideas inciertas.—Temor de la eternidad.—
Recuerdos exóticos.—Penosos recuerdos de lo pasado.
CABEZA. Cefalalgia intensa, y á veces aun violenta.—
Vértigos.—Peso en la cabeza.—Delirios.—Sensibilidad
dolorosa del cuero cabelludo.
OJOS. Vista f^ilgente con ojos muy brillantes.—Mirar
fijo ó muy agitado.—Miradas inciertas sobre los objetos
que le cercan, como si dispertase de un largo sueño.—In-
flamación y entumescencia de los párpados.
NARIZ. La nariz se pone afilada, toma un color casi de
cera, y parece trasparente.
OÍDOS. Zumbido de oídos, é impresión como si una
mosca parase en ellos á cada momento.—Sones continuos
como de redoble de tambores.
16
230 CHIOCOCA BACEMOSA.
CARA. Labios pálidos.—Cara cadavérica y angustiosa.
Fisonotnia descompuesta y abatida.—^Fisonomía expresan-
do miedo.
DIENTES. Rechinamiento de dientes y temblor de la
mandíbula á, punto de morderse la lengua y los labios.
BOCA. Sequedad ardorosa.—Lengua saburrosa, estre-
cha, puntiaguda y áspera.—Corre la baba insensiblemente.
GARGANTA. Inflamación con dificultad de la deglución.
—Hinchazón de las amígdalas.—Aspereza en la garganta.
—La garganta parece cerrarse á la vista de los alimentos
y bebidas.—Hinchazón de la campanilla.—Hinchazón y
ulceración de la garganta.
APETITO. Deseo vivo de frutas y otros alimentos que
luego se repugnan.—Sed y repugnancia para el agua fría.
ESTÓMAGO. Ansiedad en el estómago qua parece que-
rer reventar.—Peso y calor en el epigastrio, con sensibi-
lidad dolorosa al menor contacto.—Dolores y punzadas
en los intestinos. —Borborigmos.
DETECCIONES. Dificultad en las operaciones albinas.—
Peso en el recto.—Diarrea sanguinolenta y denegrida,
con ardor fuerte en el ano.—Materias fecales de olor sul-
fúreo.
ORINAS. Pocas y descoloridas.—Algunos copos albu-
minosos suspensos en las orinas.—La orina sale á peque-
ños chorros y saltando.
PARTES VIRILES. Erección involuntaria del pene, con
dolores.—Poluciones nocturnas.—Eyaculacion del semen
sin placer.—Derrame de pus por la uretra.
REGUS. Metrorragia de una sangre denegrida, espu-
mosa, y en grumos.—Salida de porciones de sangre coa-
gulada.
COI-ICYKTHIS PAULSTAKI. 231
VÍAS AÉREAS. Ronquera.—Dificultad de respirar.—Tos
con expectoración mucosa.—La respiración pai'ece pasar
á través de un líquido que estorba.—Tos corta y seca.—
Tos con titilación en la laringe.—Expectoración difícil de
mucosidades de la laringe y bronquios.—Tos seca, fati-
gante y violenta.—Voz trémula.—Voz alterada y ronca.
—Respiración sibilante.
PECHO. Palpitación, dolor, y opresión.—Cansancio y
dolor en el pecho sin hacer cosa alguna.—Fatiga apenas
se empieza á andar.—Estertor en el pecho después de una
tos larga.
TRONCO. Dolores en el dorso y pecho.—Dolores lanci-
nantes en los ríñones que aumentan con la tos.—Dolores
mortificadores en los músculos del pecho.
MIEMBROS. Dolores mortiílcadores en los brazos y pier-
nas, como después de una larga caminata.—Dolor y ar-
dor en las plantas de los pies.—Calambres en las piernas.

COLICYNTHIS PAULSTANi.

Ooloo. Paul.—Larangiuhs do matto.—Albuquer-


que.—Diluciones usadas: 3." á 30.*—Duración de acción:
hasta cinco días.
Antídotos: Camph.— Coff.
Compárese con Cham.—Cocc.—Coff.—Coloc.—Con.
m—Contray. — Elaps.—Mer. —Mir. jal.— Plumb.—
Puls.—Sec. corn.—Sep. y otros.
CLINICA. Cólicos abdominales.—Cólicos menstruales.—
Enteralgia.
232 COLOCYNTHIS PAULSTANI.
SÍNTOMAS GENERALES. Ansiedad.—Desasosiego.—A.bul-
tamiento del vientre con aflicción y entorpecimiento de las
extremidades inferiores.—Insomnio.—Accesos de fiebre.
—Sudores fríos.
CABEZA. Dolor fuerte sobre la frente, cuando el dolor
de vientre es fuerte.—Peso y sensación de fluctuación en
la nuca.
BOCA. Lengua seca y cubierta de saburra amarilla.—
Salivación albuminosa.
ESTÓMAGO. Ansiedad y dolores en el estómago.—Sen-
sibilidad dolorosa en todo el epigastrio, donde no se puede
tocar.—Repugnancia.—Náuseas.—Vómitos de alimentos
con la violencia de los dolores de vientre.~Vómitos bilio-
sos y acuosos.
VIENTRE. Dolores lancinantes, vagos, en todo el vien-
tre, con pequeña interrupción.—Dolores violentos en los
intestinos, que obligan á dar vueltas por la cama ó por
el suelo.—Dolores atroces alrededor del ombligo, en los
lados del vientre y en el recto.—Opresión en el vientre.—
Borborigmos y encarcelamiento de flatuosidades.
DEYECCIONES. Tenesmo y dolores, sin expulsión de
feces.—Diarreas biliosas.
REGLAS. Irregularidad en las reglas, con muchos do-
lores en el útero.—Dolores en el ütero que obligan 4
echarse de bruces, arrastrando el vientre.
PECHO. Dolor y respiración oprimida, sibilante y an-
gustiosa.
TRONCO Y MIEMBROS. Movimiento y cansancio después
de los accesos de dolores.
CONTRAYERVA. 233

CONTRAYERVA.

Oontray.—Oayapiá.—Albuquerque.—Diluciones usa-
das: 5.*, 12.*, 1 8 . ' , 30.*.—Duración de acción: hasta
cinco dias en los casos crónicos.
Antídotos: Acel.—Camph.
Compárese con Acón.— Ahs.— Bell.— Bry.—Cal.
carb.—Carb. veg.— Chin.— Coc.— Coloc.—Coloc. paúl.
—Con. mac.—Ipec.—N. vom.—Plat.—Phosph.—Puls.
—Sab. y otros.
- CLÍNICA. Afecciones gástricas.— Cólicos.—Desarreglos
uterinos.—Fiebres tifoideas.—Supresión de reglas.
SÍNTOMAS GENERALES. Actividad febril para los trabajos
diarios, con regaños y enfados con los criados por el me-
nor descuido, y aun sin motivo, pasando repentinamente
á una indolencia y abatimiento excesivo, profundo.—Mal-
estar general é indefinible; nada hay que agrade, no en-
contrándose cómodo en parte alguna, siempre con ayes y
suspiros, sin poder explicar por qué.
PIEL. Ardor y prurito en la piel, con ligeras manchas
como pecas.—Piel seca.
SuBfio. Soñolencia de dia^ sin poder conciliar un sue-
ño perfecto.
FIEBRE. Pulso lleno, fuerte, con horripilaciones alter-
nadas de calor y debilitación considerable.—Pulso lento,
débil, intermitente, con rubicundez de la cara, que algu-
nas veces se vuelve vibláoea.—Fiebre con delirio, sed y
respiración frecuente.—Pulso acelerado, poco desenvuel-
to , trémulo, coa calor, cara amarilla, sudores viscosos.
234 CROTÓN CAMPESTRE.
CABEZA. Dolor intenso con palpitación en las sienes.—
Peso y vértigos después de comer.
BOCA. Lengua saburrosa en el centro, orlada de rojo.
—Lengua roja, seca y áspera.
EsTÓMAfio. Eructaciones acidas ó acedía.—Eructacio-
nes sin gusto.—Dolor ardiente en el estómago por la ma-
ñana al levantarse de la cama, con hipos.—Náuseas des-
pués de cualquier bebida caliente.
VIENTRE. Dolor agudo alrededor del ombligo y que
después se extiende á todo el vientre.—Dolor en el hígado,
que no deja conservarla posición horizontal .—Punzadas y
tracciones en los intestinos.
DEYECCIONES. Dificultad de deponer, con peso y dolor
en el recto.—Ligera diarrea que luego desaparece.
ORINAS. Abundantes, claras, con ardor en la uretra.
REGLAS. Dolores uterinos cuando la menstruación.—
Excesivos cólicos uterinos, que se hacen insoportables.—
Ileglas imperfectas y descoloridas.—Reglas tardías, de co-
lor oscuro y poco abundantes.
PECHO. Ligeros dolores debajo del esternón.—Punza-
das vagas en los costados del pecho.
TRONCO Y MIEMBROS. Dificultad de mover las piernas,
que están como cansadas de un largo viaje.—Dolor en el
dorso, como por estar mucho tiempo encorvado,—Brazos
dormidos.

CROTÓN CAMPESTRE.
Crot. camp.—Vellame do campo.— Albuquerque.
—Diluciones usadas: 3." á 30.*—Duración de acción:
hasta quince dias en los casos crónicos.
CROTÓN CAMPESTRE. 235
Antídotos: Camph.—Coff.
Compárese con Arwí. cy.—Armor.—Asclep. acur.—
Bry.cord.~ C. ang.—Chioc. ang.—Crotal.—Crol, «leu-
—Elaps.—Jac. br.—Per. quin.—Pet. tet.—Plum.lit.
—Sol. tttb. y otros.
CLÍNICA. Diarrea.—Dolores osteocopos.—Epilepsia.—
Gota ártrica.—Reumatismo.—Sífilis.
SÍNTOMAS GENERALES. Postración y fatiga general, algu-
nas veces con vértigos y atolondramientos.—Estremeci-
mientos de los músculos.—Soñolencia y ganas de dormir,
sin poder conciliar el sueño.—Movimiento febril, con hor-
ripilaciones, seguido de abatimiento moral.—Más calor que
el natural.—Sudores algún tanto viscosos.—Mal humor, y
siempre gruñón.—Coifvulsiones violentas.
CABEZA. Dolor y peso en la frente, con punzadas en las
sienes y nuca.—Calor en lo alto de la cabeza, como por
la aplicación de agua caliente.
OJOS. Oftalmía purulenta, con dolores y prurito insa-
ciable.
BOCA T GARGANTA. Lengua saburrosa, con la punta
muy bermeja.—Dolor de escoriación en la base de la len-
gua.—Inflamación de la garganta con dolor.—Durante las
convulsiones, rechinamiento de dientes, y salida de espuma
blanca ó sanguinolenta por la boca.
ESTÓMAGO. Dolor y grande angustia, como por un peso
que cargara sobre el estómago.—Sensación de plenitud en
el estómago.
VIENTRE T DEYECCIONES.—Dolor vago por el vientre con
borborigmos.—Flattiosidades que se oyen exteriormente.
—Diarrea acuosa, blanca, de olor cadavérico.—Diarrea
con ardor en el recto.
236 CROTÓN ELEUTHERIA.

ORINAS. Peso en la vegiga.—Orinas rojizas y escasas,


con ardor en la uretra.
REGLAS. POCO abundantes y de poca duración, mani-
festándose irregularmente.
LARINGE. Ligera tos con expectoración mucosa.—Titi-
lación en la laringe que provoca á toser.
PECHO. Dolores vagos, con opresión y dificultad de res-
pirar.—Sensación de ahogo en el pecho.
TnoNco. Dolores mortificadores en la columna verte-
bral, que impiden enderezar el cuerpo.—Dolores agudos en
las caderas que dificultan los movimientos, principalmente
el sentarse y levantarse.—Punzadas en los omoplatos y en
el pescuezo, que aumentan con el calor de la cama.—Pun-
zadas en los ríñones, como por agujas que se clavasen.
BRAZOS. Dolores en las articulaciones de los brazos
hasta el puño.—Fuerte dolor é hinchazón en el hombro iz-
quierdo, con imposibilidad de movimiento.—Dolor ó.hin-
chazon en la mano derecha, extendiéndose hasta los dedos.
PIERNAS. Dolores reumáticos en la cadera izquierda y
en el lado exterior del muslo.—Dolor é hinchazón en la
rodilla izquierda, apareciendo y desapareciendo con inter-
valo de dias.—Dolores, como si las pantorrillas fuesen
despedazadas per un hierro agudo.—Frió en los pies, con
hinchazón hasta los dedos.—Ardor en los dedos.—Dolores
en los huesos del muslo y cadera, como si estuviesen rotos.

CROTÓN ELEUTHERIA.
Crot. eleu.—Cascarilla.—Albuquerque.—Diluciones
usadas: de la 5." á la 30."—Duración de acción: hasta
veinte dias.
CROTÓN EIÍÜTHERIA. 237
Antídotos; Catnphora.
Compárese con Al. sat.—Ars.—Bry. cord.—Cann.
ind.—Chioc. rae. — Coloc. paúl.—Ipec.—Mir. jal.—
Mere.—Op.—N. vom.—Polyg. hydrop.—Sab. y otros.
CLÍNICA . Cólicos ventosos.—Diarreas.—Disenterias.—
Fiebres .intermitentes.—^Falta de evacuaciones albinas.—
Inflamación de la boca y garganta.—Afecciones gástricas,
hemorroidales y urinarias.—Sudores excesivos.
SÍNTOMAS GENERALES. Excitación nerviosa, con sobre-
saltos y contracciones al menor susto ó emoción.—Acce-
sos de entorpecimiento con frió y adormecimiento de las
extremidades.—Grande abatimiento y cansancio.—Sensa-
ciones de frió y horripilaciones á varias horas del dia.—
Ineptitud para el trabajo por la mañana.—Tristeza y me-
lancolía por la noche.
PIEL. Aridez y secura de la piel, pasando de repente
á sudores excesivos.—Aparición de manchas rojas en va-
rios puntos del cuerpo, que en breve vuelven á desaparecer.
SÜESO. Sueño comatoso con diflcultad de dispertar.—
Durante el sueño continua agitación de los brazos.
FIEBRE. Pulso irregular é intercadente.—Pulso lleno
é intermitente.—Fiebre intermitente cuotidiana, á una
hora íija, terminando por sudores abundantes.—Sudores
copiosos que debilitan.
CABEZA. Cefalalgia intensa antes del acceso febril, y
que desaparece con los sudores.—Dolor semilateral de-
recho. .
OJOS. Rubicundez é irritación de los bordes de los pár-
pados.—Dolor en el ojo derecho, aumentado por la luz.
OÍDOS. Zumbido de oidos.—Calor interno y externo.
—Dolor en el conducto auditivo, y ligero derrame seroso.
238 CROTÓN ELRUTHERU.

BOCA. Lengua saburrosa y áspera.—Gusto amargo.


—Inflamación y ulceración de las paredes internas de la
boca.—Ligero entorpecimiento de la lengua.
GARGANTA. Inflamación de la garganta con dolores con-
tinuos.—Hinchazón interna que estorba á la deglución,
aun de los líquidos.
APETITO. Sed ardiente y deseo de bebidas calientes y
acidas.—Repugnancia por los alimentos salados.
ESTÓMAGO. Peso y presión en el estómago como por
plenitud de él.—Eructación éioida ó con gusto sulfuroso.—
Dolor y calor ardoroso en el estómago con gran angustia.
Dolor agudo en el epigastrio, como por un instrumento
puntiagudo que se clavase.—Náuseas y regurgitación de
alimentos.
VIENTRE. Borborigmos y flatulencias. — Fluctuación
como por un liquido interno.—Cólicos alrededor del om-
bligo.—Cólicos ventosos con gran movimiento de gases en
los intestinos.—Dolor violentísimo en todo el vientre.—
Presión y dolor en el hígado y estómago.—Peso y tensión
en los hipocondrios.—Constipación de vientre.
DEYECCIONES Y ANO. Dificultad en las deyecciones.—
Presión y dolor en el recto, que termina por la expulsión
abundante de gases de olor sulfuroso.—Deyecciones de
mucosidades blancas, misturadas con sangre clara.—Diar-
rea acuosa, verdosa ó sanguinolenta.—Disenteria de san-
gre envuelta con mucosidad.—Artlor en el ano, con for-
mación de hemorroides.—Derrame abundante de sangre
algo espumosa durante las deyecciones.
VÍAS URINARIAS. Dolor en la vejiga, con dificultad de
orinar.—Dolores agudos en la próstata durante la emisión
de la orina.—^Emisión continua de orina clara, durante la
CROTÓN FULVDM. 239
noche, á chorros pequeños.—Dolor de escoriación en el
glande y en toda la uretra después de orinar, no siempre.
REGLAS. Supresión de la menstruación por sucesión
de momentos, con dolores en el útero é ingles.
LARINGE. Tos con titilación en la laringe.—Ronque
ra afónica.
PECHO. Ligero dolor en el esternón, con punzada en
el lado derecho.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores en toda la columna ver-
tebral y región lumbar hasta el sacro, dificultando el an-
dar.—Dolores en los ríñones que no dejan conservar una
posición recta.—Dolores en las piernas, como por reuma-
tismo.—Contracciones y estirones en los nervios de los
brazos y piernas.

CROTÓN FULVUM.

Crot. ful.—Vellame do matto. — A.lbuquerque.—


Diluciones usadas: de la 5.*á la 15."—Duración de
acción: hasta quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Coff.
Compárese con Armor.—Bry. cord.—Chioc. ang.~
Jac. br.—Janiph.—Mere.—Nitr. acid.—Pen. quin.~
Pet. tet.—Plum. lit.—Sol. tub.—Sulf. y otros.
CLÍNICA. Cancros venéreos.—Dolores reumáticos.—
Reumatismo crónico.—Sífilis constitucional.
SÍNTOMAS GENERALES. Indisposición general inesplica-
ble.—Dolores vagos por todo el cuerpo, con relajación de
240 CROTÓN FÜLVUM.
las fuerzas musculares.—Movimiento en todo el cuerpo co-
mo después de haber viajado mucho á pié.—Agravación
de algunas heridas antiguas en diferentes puntos y en el
pene.—Estremecimientos musculares con ligeros dolores.
—Tracciones de los nervios con hormigueo.
PIEL. Erupción de pequeños dartros secos, de breve
duración.
SÜESO. Sueño corto y agitado, despertando con mu-
cha fatiga.
FIEBRE. Pulso febril, horripilaciones y temblores, á
,que sigue ligero sudor en la frente.
CABEZA. Dolores frontales hasta la mejilla izquierda.
—Dolor gravativo en las sienes, extendiéndose hasta las
cejas, con lagrimeo.
DIENTES Y BOCA. Dolor y tracción en los grandes mo-
lares.—Lengua saburrosa, con ardor.—Inflamación de
las encías.
ESTÓMAGO. A.rdor de estómago.—Acedos.—Dolor en
el cardias.—Eructos de gusto sulfuroso.
VIENTRE. Dolores vagos en la región hipogástrica.—
Ahogo y tensión á través del vientre.—Borborigmos.
DEYECCIONES. Cámaras secas, difíciles, y con gran
peso en el recto.—Ardor en el recto y punzadas durante
las cámaras.
PAUTES GENITALES. Apetito venéreo desarrollado.—Es-
foliacion del miembro, y pequeñas úlceras alrededor del
glande.—Esfoliacion en la parte interna de los labios de
la vulva.
PECHO. Presión en la parte anterior del pecho, con
sensación de secura en la garganta.
TRONCO. Dolores en las caderas que obligan á quedar
DERMOPHYLLA PENPALINA. 241
en, la cama.—Dolor continuo en el dorso.—Tracciones y
punzadas en las espaldas y pescuezo.
BRAZOS. Dolores violentos desde el codo hasta el hu-
mero.—Dolor en el puño y mano izquierda.—Secura ar-
dorosa y punzadas en las palmas de las manos.
PIERNAS. Dolor agudo en la cadera y rodilla derecha
con calor interno.—Dolor interno en los muslos, como si
el fémur se quebrase.—Dolor lancinante, circunscrito so-
lamente á la rodilla, con mucho calor y ardor.—Dolor y
tracción en las pantorrillas, extendiéndose por los nervios
hasta el talón, ó impidiendo andar.

DERMOPHYLLA PENDALINA.

Derm. pend.—Tayuia de abobrlnhá.—Albuquér-


que.—Diluciones usadas: de la 3 . ' ala 30."—Duración de
acción: hasta quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph. Coff.—Mere.
Compárese con A.rmor.—Bry. cord.—Buf. sahy.—
C. ang.—Cerv.—Chioe. ang.—Conv. dmrt.—Jac. br.~-
Janiph.— Lep. bon.— Ped.—Pen. quin.— Pet. tet.—
Plutn. lit.^Sed.—Sol. ol.—Sol. tub. y otros.
CLÍNICA . Enfermedades cutáneas.—Reumatismo.—Sí-
filis.
SÍNTOMAS GENERALES . Sensibilidad dolorosa en los miem-
bros, que no pueden sufrir el menor contacto.—^Hinchazón
de las glándulas, con dolores punzantes.—^Edemacias rá-
pidas de carácter hidrópico.—^Encorvamiento de todo el
cuerpo.
242 DEnMOPHYLLA PENDALTNA.
PIEL. Secura, ardor y calor en la piel.—Erucpionos ur-
ticarias y pustulosas.—Erupciones impetiginosas de diferen-
tes caracteres, húmedas, costrosas, sanguinolentas, y fur-
furáceas.—Erupoioa herpótioa con desarrollo edemátioo de
los miembros y glándulas.—Püstulas pruriginosas, sangui-
nolentas ó no, que se cubren de una costra repugnante,
debajo de la cual filtra un pus verdoso.
SÜENO. Sueño agitado, inquieto, despertando sobre-
saltado.
FIEBRE. Temblores de frió, calor seco y fiebre ardien-
te.—Pulso duro y lleno, con sudores de olor ácido.
MORXL. Gran impaciencia sin ninguna esperanza de
curar.—Impertinencia continua hasta por las menores
causas.
CABEZA. Dolores aturdidores oon sensación de peso en
la cabeza.—Dolor y calor ardoroso con coloración erisipe-
latosa en toda la cabeza.
OJOS T OÍDOS. Ardor en los ojos, con ulceración de los
bordes de los párpados.—Dolor y secreción en los oidos.
CARA. Erupción de pupas que se vuelven ulcerosas y
costrosas, con grandes dolores.
BOCA . Lengua saburrosa y cubierta de mucosidades es-
pesas.—Secura de boca, con ulceración de las encías.
ESTÓMAGO. Presión y dolor de estómago.—Prurito en
el epigastrio con ardor interno, como si fuese por derra-
mar agua caliente.
VIENTRE. Constipación de vientre.—Dolor y punzadas
en el vientre, á que sigue diarrea abundante y amarilla.—
Diarrea sanguinolenta.
ORINAS. Orinas bermejas y ardorosas, oon derrame de
mucosidades por la uretra.
DRUPARIA RA.CEMOSA. 243
REGLAS. Reglas retardadas y en pequeña cantidad, con
dolores y erupciones en los pechos.
PECHO. Punzadas en los costados de los pulmones, con
opresión de pecho durante la espiración.
TRONCO. Dolores violentísimos en las caderas, con pal-
pitaciones en el sacro y en la vejiga.—Tensión y rigidez
desde la región lumbar hasta la nuca.—Dolores lancinan-
tes y tractivos en los ríñones.
BRAZOS. Dolores paralíticos en los brazos, con emba-
razo del movimiento ó inflexión de los miembros,—Erup-
ción dartrosa de los brazos, con ulceramiento, y derrame
• después.—Las manos se cubren de costras que impiden el
movimiento.—Impétigo en todo el brazo y mano.
PIERNAS. Hinchazón de la rodilla, del talón y del em-
peine del pió.—Impétigo en la pierna y pié.—Descamación
erisipelatosa en la pierna desde la rodilla hasta el pié.—
Dolores en las articulaciones.

DRUPARIA RACEMOSA.

Druprrac—Abobreira do matto.—Albuquerque.—
Diluciones usadas: 3 . ' á 50.'—Duración de acción: hasta
quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Coff.—Merc.
Compárese con Aur, — Cale. carb.—Cocc. — Cocc.
cact.—Col. paúl.—Contray.—Crotal.—Mill. fd.—Ped.
—Plat.—Puls.—Sol. tub.—Sulf y otros.
CLÍNICA. Afecciones uterinas.—Desarreglo de la mens-
truación.—Leucorrea.
244 DBtJPARIA RACEMOSA.

SÍNTOMAS GENERALES. Indisposición y agitación continua


de todo el cuerpo con imposibilidad de dormir y descan-
sar, y al mismo tiempo se siente continua fatiga.—Acce-
sos nerviosos con desmayos.—Sincopes por la menor
emoción, con pérdida de colores y palidez marmórea.—
Convulsiones con movimientos violentos de todos los miem-
bros,—Padecimientos histéi*icos.—Temblor de miembros
con gran sensibilidad á la menor corriente de aire.
PIEL. Prurito abrasador que obliga á rascarse conti-
nuamente.—Diviesos.—Manchas rojas como sarampión.
SUEÑO. Sueño de dia y continuo bostezar.—Sueño por
la noche, difícil de conciliar, dispertando frecuentemente.
FIEBRE. Frió y temblores con pulso débil ó casi supri-
mido,—Calofríos con calor en las mejillas, sin sed.—Sín-
tomas febriles con-delirios.—Pulso acelerado y pequeño,
con sudores y delirio.
MORAL. Humor taciturno.—Melancolía y tristeza con
suspiros y lloros sin causa.—Inquietud sobre el estado de
negocios y de la salud.—Recelo de una muerte pronta,—
Aprensiones continuas.
CABEZA. Vértigos rotatorios que hacen perder el equi-
librio del cuerpo.—Dolor en el cerebro como si hubiese
recibido un golpe en lo alto de la cabeza.—Peso y calor
en lo alto de la cabeza.—Sensación como si el cerebro
quisiera salir por los ojos.
OJOS. Inflamación de los ojos con ardor de los párpa-
dos y lagrimeo ardiente. —Secreción abundante por los.
ángulos de los ojos.
OÍDOS. Otalgia.—Dolor y prurito en el oido con ligero
derrame purulento.
NARIZ. Ulceración de la parte interna de la nariz.—
SRtlPARIA RACEMÓSA. 245
Derrame de mucosidades coa ardor.—Ligera hemorragia
nasal, de sangre roja.
CARA. Hinchazón erisipelatosa de la mejilla derecha,
extendiéndose hasta la oreja.
BOCA Y GARGANTA. Secura de boca, sin sed.—Saliva-
ción tenue y abundante.—Lengua blanquecina y algo ás-
pera.—Irritación de garganta, que embaraza la deglu-
ción.—Dolor en las amígdalas.
ESTÓMAGO. Repugnancia, náuseas, y continuos eructos
de gusto rancio y graso.—Hipos frecuentes, principal-
mente por la mañana al levantarse de la cama.—Ahogo
y angustia en el estómago, como partiendo del vientre.—
Irritación de estómago.
VIENTRE. Aumento de volumen del hígado.—Ansie-
dad y peso en el hipogastrio.—Dolores y borborigmos
en todo el vientre.—"Vientre endurecido, con muchos do-
lores.
DEYECCIONES. Deseo urgente de ir á deponer, con pru-
rito en el recto.—Constipación en el vientre.—Tenesmo y
dolores con insignificante resultado cada vez que se va á
deponer.
ORINAS. Pocas y bermejas, con sedimento. — Ardor
en la uretra.
REGLAS. Cólicos uterinos en todas las épocas que cor-
responde el período menstrual.—Reglas tardías y de poca
duración. — Metrorragia. — Irregularidades del mens-
truo.—O la sangre de las reglas es de color oscuro, ó bien
coagulada en pequeños fragmentos, ó sale en porciones
descoloridas y serosas.—Derrame de una sangre como
agua de lavar carne, con muchos dolores.—Flores blan-
cas abundantes, líquidas como una fuerte solución de go-
u
246 ERITHROXIION SATIVA.
ma, ó de consisteacia de clara de huevo.—Flores blancas
espesas, purulentas, abundantes, y con mal olor.
LARINGE. Ligera tos, con expectoración clara, con ar-
dor en la laringe.
PECHO. Palpitación de corazón y dolor punzante en el
lado derecho, con algún embarazo en la respiración.
TRONCO. Dolores en los ríñones y en el espinazo, como
si se hubiese estado sosteniendo por mucho tiempo un gran
peso, en una posición encorvada.
MIEMBROS. Tracciones en los nervios de los brazos,
durante los dolores uterinos.—Dormicion, dolor, y debili-
dad en las piernas, constantemente, pero aumentando en
la época de la menstruación.

ERITHROXILON SATIVA.

Erith. Bat.—Herva santa.—A.lbuquerque.—Dilucio-


nes usadas; de la 5." a. la 15.'—Duración de acción: hasta
doce dias en los casos crónicos.
Antídotos: Chin.—Coff.—Yin.
Compárese con Armor.—Ars.—Crot.—Dermoph.—
Elaps.— Graph.—Guan.—Hipp.—Jac. br.—Jac. pet.
—Lyc.—Mere.—Mü. fol.—Mur, lei.—Myr.—Phosph.
—Sed.—Sil.—Sulf.—Tam. y otros.
CLINIC A. Dartros.—Epistasis.—Hematemesis.—Úlce-
ras atónicas y esponjosas.
SÍNTOMAS GENERALES. Prurito general en todo el cuer-
po, con ardor después de rascarse.—Soñolencia, sin po-
der lograr un sueño seguido.— Preocupación sobre el es-
ERITHROXILON SATIVA. 247

tado de la salud.—Pulso ligeramente febril.—Palpitación


y punzadas en lo alto de la cabeza con caída de los cabe-
llos.—Ligera inflamación de los párpados con lagrimeo.—
Zumbido de oidos, con pequeña otalgia.—Fisonomía con
expresión aflictiva.
PIEL. Descamación de la epidermis.—Erupción de pe-
queñas manchas pardas y amarillas, que se extienden poco
á poco, mudando de color la piel, en pardo oscuro en las
personas blancas, y eu blanco mate en las negras ó mula-
tas.—Erupción dartrosa en general, volviéndose los dar-
tros pústulas crustáceas, serosas.
NARIZ. Dolor en los huesos propios de la nariz, y der-
rame de sangre oscura y un poco espumosa.
BOCA. Lengua roja y punta aguda, por la mañana cu-
bierta de saburra amarilla.
ESTÓMAGO. Dolor lento y mortificante en el estómago,
, que se aumenta más durante la digestión.—Ansiedad in-
mediatamente después de levantarse de la cama, como si
el estómago estuviese lleno.—Vómitos de alimentos mistu-
rados de sangre.—Vómitos de sangre color vivo, claro,
con alguna parte de alimentos.—Vómitos de sangre espu-
mosa, revuelta con alguna bilis.
VIENTRE. Dolores de vientre antes de los vómitos, y
abultamlento doloroso, con peso y ansiedad, durante los
vómitos.
DEYECCIONES. Dificultad en la expulsión de materias
fecales, que se expelen con dolores, y misturadas de
sangre.
ORINAS. Peso en la vejiga, y orinas bermejas y ar-
dientes.
PECHO Y TRONCO. Respiración oprimida, con ligero
248 GEOFFROYA VERMÍFUGA.
dolor de pecho.—Dolores vagos por el cuerpo, que ata-
can más á, los ríñones y columna vertebral.
BRAZOS y PIERNAS. Dolores y tracciones musculares.—
Los dartros de los brazos se vuelven ulcerosos con gran-
des dolores, y sangran al menor tacto.—Los dartros de
las piernas toman el mismo carácter que los dartros de los
brazos, volviéndose ulceras esponjosas y atónicas.

GEOFFROYA VERMÍFUGA.

Qeof.—Angelim.—Martins.— Albuquerque.— Dilu-


ciones usadas: de la 3." 4 la 20."—Duración de acción:
hasta quince dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Nitr. acid.—Zinc.
Compárese con Al. sat.—Chenop.—Cic.—Cin.—FU.
m.—Frag.—Sobad, y otros.
CLÍNICA. Afecciones verminosas.
SÍNTOMAS GENERALES. Malestar indefinible, con aba-
timiento físico y moral.—Convulsiones y distensión de los
miembros con rigidez tetánica.—Sensibilidad dolorosa de
todos los miembros al menor contacto.—Ardor en la piel
con manchas pequeñas.—Soñolencia continua con langui-
dez en todos los movimientos.—Sueño sobresaltado con
ojos medio abiertos.—Accesos febriles con intermitencia
por la tarde.—Impertinencia continua, y ganas de rega-
ñar.—Cefalalgia intensa, pero violenta después de co-
mer.—Palidez de la cara que toma un color verdoso.—Do-
lor de dientes, agravándose con el calor de la cama.
GYNAKDHIA JACUTINICA. 249
BOCA Y APETITO. Lengua pastosa, blanquecina.—De-
seos de comer cosas extravagantes.—Apetito desordena-
do.—Voracidad. — Repugnancia por los alimentos co-
cidos.
ESTÓMAGO. Dolor, angustia, náuseas y vómitos.—Re-
gurgitación de alimentos.—^Vómitos de alimentos con mis-
tura de lombrices.—Abultamiento del estómago.
VIENTRE. Dolores vagos por todo el vientre, con pun-
zadas en el ombligo.—Gran desarrollo del vientre, que se
pone timpanizado, principalmente de noche.
DEYECCIONES. Evacuaciones diarréioas do consistencia
de caldo.—Salida de ascárides por el ano.—Prurito en el
ano, que aumenta durante las deyecciones.
ORINAS. Abundantes.—Claras y albuminosas.—Orinas
un poco turbias con sedimento blanquecino.
LARINGE Y PECHO. Ronquera y tos.—Tos con expecto-
ración espesa y espumosa.—Cosquilleo en la laringe que
provócala tos.—Respiración oprimida.—Cansancio al me-
nor exceso.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores en los ríñones y en el sa-
cro.—Dolores en las piernas como por una.larga cami-
nata.

6YNANDRIA JACUTINICA.
Qyn. jac—auaco.—Albuquerque.—Diluciones usa-
das: de la 3 . ' á la 15.*—Duración de acción: hasta de ocho
dias en los casos crónicos.
Antídotos: Plutn. cel.—Stetn. ar.
Compárese con Armor.—Croí.camp.—Crot. fulv.—
250 GYNANDRIA JACUTINICA.
üermoph.—Jac. br.—Janiph.—Lep. bon.—Pen. quin.
—Pet. tet.—Plum. lií.—Sol. íub. y otros.
CLÍNICA, Afecciones reumáticas.—Dolores reumáticos.
—Reumatismo crónico.
SÍNTOMAS GGNERALES. Indisposición genérale indefinible,
con cansancio y sueño.—Quebrantamiento de fuerzas.—
Sensación y dormicion de los miembros.—^Piel ardorosa
con mucha sensibilidad.—Sueño corto ó interrumpido por
ensueños medrosos, ó por la violencia del padecimiento.
—Fiebre con exacerbación por la tarde, ó durante -el ac-
ceso de los dolores.
CABEZA. Dolor violento que ocupa todo el'lado derecho
hasta la nuca,—Dolor gravativo y pulsativo en lo alto de
la cabeza.
CARA Y DIENTES. Palidez excesiva después del acceso
de dolores.—^Dolor reumático en la mejilla izquierda, ata-
cando al maxilar superior y á todos los dientes del mismo
lado.—El mismo dolor ataca ai lado derecho, sin abando-
nar del todo el lado izquierdo.
BOCA Y GARGANTA. Lengua saburrosa, cubierta de una
capa amarilla.—Ligera inflamación de garganta con sen-
sación de constricción.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Ardor en el estómago que sube
hasta la faringe.—Pequeño dolor en el plloro que afecta
alguna cosa al hígado.—Dolor y estremecimientos que se
extienden del estómago al vientre.¡
DEYECCIONES Y ORINAS. Tensiones y dificultad de eva-
cuar.—Deyecciones duras y solo de dos en dos dias.—Do-
lor de escoriación en el ano durante las deyecciones.—Ori-
nas bermejas y sedimentosas.
LARINGE V PECHO. Ligera tos con expectoración blan-
INDIGOFERA TINCTORIA. 251
ca.—Dolores reumáticos en el esternón, que dificultan
cualquier movimiento.—Dolores despedazantes en las cos-
tillas, con punzadas y tracciones de los nervios, que ar-
rancan gemidos angustiosos.—Dolores fuertísimos en l&s
claviculas que no dejan respirar libremente.—Los dolores
que en un principio son vagos, se fijan luego en un punto
solo, coa ligera hinchazón y rubicundez de la parte afec-
tada.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores en losríñonesy espaldas
que impiden los movimientos.—Presión y compresión en
las caderas.—Dolor y rigidez de los músculos de la nuca.
Dolor y ligera inflamación en el pescuezo.—Dolores lan-
cinantes con hinchazón y rubicundez en los hombros, que
no dejan mover los brazos. — Dolores reumáticos en los
brazos y puños.—^Hinchazón reumática de las manos, sin
dolor alguno.—Dolores mortificantes en las piernas y pies,
con hinchazones vagas que aparecen y desaparecen con
intervalo de dias y horas.—rAgravación de los dolores con
el movimiento, al aire libre, y con el calor.

INDIGOFERA TINCTORIA.

Ind. tinot.—Añil.— Albuquerque.— Diluciones usa-


das: de la 5." á la 15."—^Duración de acción: hasta ocho
dias en los casos crónicos.
Antídotos: Chin.—Phmb.—Plum. cel.—Puls.
Compárese con Al. sat.—Calen, of.— Cupr. met.—
Dermoph.— Drap. rao. — Ekc.—Erith. sat. — Eug.
jatn.~6raph.—Jac. br.—Mor. nort.—Pet. tel.—Plum.
252 INDIGOFERA TINCTORIA.

/«•/.—Phosph.—Sttic. — Sol. tub. — Staph.— Tann. y


otros.
CLÍNICA. Cianosis. — Dolores articulares. — Epista-
sis.—Orinas ardientes.—Prosopalgia facial.—Perturba-
clon de la vista.—Tic doloroso.—Entumecimiento de los
miembros.—Tos .-—Zona.
SÍNTOMAS GENERALES. Dolores vagos que atacan á las
diferentes articulaciones, principalmente de noche, en la
cama.—Dolor y rigidez en los músculos flexores de las
piernas y brazos.—Dormicion de las rodillas, impidiendo
el movimiento.—Sensación continua de frió.
PIEL. Jlrupcion de manchas bermejas, pruriginosas,
que se vuelven vesiculosas, las cuales supuran un pus se-
roso, claro, de color verdoso; esta erupción es más mani-
fiesta en las piernas, y alrededor d6 la cintura.—Apare-
cen manchas moradas en todo el cuerpo, que poco á poco
determinan en la piel un color azul muy pronunciado.
SUESO. Sueño angustioso y sobresaltado, por ensue-
ños aflictivos.
FIEBRE. Accesos febriles á hora incierta, con sudores
abundantes, pero viscosos.
MORAL. Melancolía y tristeza continua, con deseos de
estar solo, sin poder determinar las causas.
CABEZA. Dolores lancinantes y dilacerantes que parecen
venir del cerebro.—Sensación como de aumento de volu-
men de la cabeza.—Calor y dolor en el vértice de la ciabeza,
con vahídos.—Sensación como si arrancasen los cabellos.
OJOS. Temblor de los párpados, con ligero dolor in-
terno en los ojos.—Vision como á través de una niebla.
OÍDOS. Dolor detrás de las orejas que se extiende por
los maxilai'es.
INDIGOFEHA TINCTOHIA. 253
NARIZ. Dolor incisivo y dilacerante en los huesos de
la nariz, seguido de salida abundante de sangre de color
vivo, lo que se repite por algunas veces.
CARA. Dolores nerviosos, insoportables en la mejilla
izquierda, con temblores convulsivos que se extienden
hasta el ojo del mismo lado—Dolores en los huesos de la
cara, extendiéndose á los maxilares y dientes.
BOCA. Lengua saburrosa con sensibilidad dolorosa en
e\ cielo de la boca.—Ardor y dolor en las encías.
GARGANTA. Ligero dolor y ulceración de la garganta,
con hinchazón externa.
ESTÓMAGO. Eructos repugnantes.—Níiuseas.—Vómi-
tos de los alimentos, con gran porción de bilis.
VIENTRE. Ligero -dolor en el ombligo y región hipo-
gástrica.—Dolor agudo en la vejiga; esta aumenta un
poco de volumen.
DEYECCIONES. . Cámaras diarréicas, con dolores y pun-
zadas en el ano.—Dolor de escoriación en el recto.
ORINAS. Dificultad de expeler las orina», aun teniendo
muchas ganas de ello.—Orinas ardientes que dejan algún
dolor en la uretra.
LARINGE. Ardor y titilación en la laringe.—Tos con
expectoración amarilla.—Tos seca que ataca más de no-
che.—Tos con dolor de cabeza.
PECHO. • Dolores lancinantes en el pecho, alrededor de
los senos.—Dolores y punzadas del pecho al dorso.
MIEMBROS. Dolores en los brazos, desde el hombro
hasta el puño.—Dolores en las articulaciones.—Entorpe-
cimiento en los miembros superiores é inferiores.—^Peso
' en los pies como por una grande hinchazón.—Ligeros
acrecentamientos en los dedos con algunos dolores.
254 JACARANDA PETROIDES.

JACARANDA PETROIDES.
Jac. pet.—CaroTlnha do campo.—Albuquerque.—
Diluciones usadas: de la 3 . ' á la 30."—Duración de acción:
hasta veinte dias en los casos crónicos.
Antídotos: Camph.—Coff.—Mere.
Compárese con Amph.—Bry. cord.—Buf. sahy.—
C. ang.— Cerv.—Chioc. ang.— Conv. duart.— Croí.
camp.— Crol. ful.—Erithr. sat.— Goss.— Guann.—
Ifípp.—Hm. bra.—Jac. br.—Mim.—Mur. lei.—Ped.
—Sed.—Sol. ol. y otros.
CLÍNICA. Dartros.—Erupciones sifilíticas-—Sífilis in-
veterada.
SÍNTOMAS GENERALES. Sensación de dislocación en las
articulaciones, con dolores y entumecimientos nerviosos.—
Cansancio general con dolores en los miembros.—Grande
excitación en todos los órganos.
PIEL. Ardiente y roja.—Prurito, seguido de dolor
abrasador con erupción vesiculosa.—Manchas en la piel,
con erupción pustulosa, que en poco tiempo se>vuelven
costras.—Dartros crustáceos que supuran un humor visco-
so y verdoso.—Dartros secos con gran prurito.
SüEf)o. Bostezos frecuentes con ganas de dormir.—
Sueño pesado ó interrumpido por ensueños y sobresaltos.
MORAL. Humor quisquilloso é inconsecuente.—Acce-
sos de violenta cólera gor la menor contrariedad.
CABEZA. Dolor en la frente.—Peso en la nuca, con
dolor que se extiende alas vértebras cervicales.
OJOS. Dolor y ardor en los ojos, después de la apari-
ción de una gonorrea.
JACARANUA PBTROIDES. 265
OÍDOS. Pérdida parcial de la audición, SÍQ dolor, y
apenas sintiendo un zumbido.
BOCA. Lengua saburrosa, con ligera inflamación de
las encías.
GARGANTA. Ligero dolor que se extiende al paladar sin
la menor hinchazón.
ESTÓMAGO. Dolor y ansiedad.—Náuseas por la maña-
na con vómitos de agílilla —A.rdor interno como por pi-
mienta.—Prurito en el epigastrio.
VIENTRE. Peso en el vientre, con ligero dolor morti-
flcante que se extiende al estómago.—Hígado un poco
elevado y doloroso.—Sensibilidad dolorosa en el bazo.
DEYECCIONES. Constipación de vientre.—Deseo inútil
de deponer.—Peso hacia el recto sin poder expeler los
gases.—Después de muchos esfuerzos se expele escre-
mentos duros y como de cabra.
ORINAS. Peso en la vejiga con deseo de orinar casi
constante.—Ardor en la uretra durante la orína.-:-Orina
roja con sedimento.
PARTES VIRILES. Erecciones involuntarias y dolorosas,
principalmente de noche durante el sueño.—Eyaculacion
del semen tardía y con poco placer.—Erupción de pústu-
las alrededor del glande, que se vuelven úlceras peque-
ñas con supuración.—Aparición de úlceras esponjosas en
el prepucio y en el pene.
REGLAS. Menstruación tardía ó irregular, con dolores
en el útero que se extienden al canal vulvo-uterino.—Peso
hacia las ingles.—La sangre de la menstruación tiene un
color violeta, y forma pequeños grqmos.
PECHO. Dolor gravativo en el esternón, extendiéndose
á la región del corazón.—Peso y ansiedad en el pecho que
256 LAGENARIA SILVESTRIS.
dificulta un poco la respiración.—Ligeras punzadas en to-
da la cavidad torácica.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores mortificantes en toda la
región lumbar.—Durante el sueño ligeros temblores en
los miembros interiores.—Dolor en las articulaciones.—
Dolores en el sacro que obligan á encorvar el tronco.—
Punzadas y hormigueo en toda la columna vertebral.

LAGENARIA SILVESTRIS.

iiag. Biiv.— Cipó-imbé.—Albuquerque.— Dilucio-


nes usadas: déla 5." á la 50.*—Duración de acción: hasta
diez dias en los casos crónicos.
Antídotos; Acet.—Camph.—Fer.
Compárese con Colub. sur.— Conv. arv.—Ele.—
Gmn.—Jatroph.—Mim.—Ped. y otros.
CLÍNICA. Elefantiasis de los árabes.—Edemacias.
SÍNTOMAS GENERALES. Sensación de peso, y entorpeci-
miento en todo el cuerpo.—'Malestar indefinible.—Pereza
y poca disposición á ejecutar cualquier movimiento.—En-
gruesamiento de la piel, que toma un aspecto repugnante,
y un color pálido tirando á verdoso.—Desenvolvimiento de
ligera fiebre, con peso y dolor de cabeza.—Gran dolor de
Cabeza, con peso en los ojos y zumbido de oídos.—Lengua
muy roja y un poco saburrosa en su base.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Abultamiento del estómago, con
gran sensibilidad que hace insoportable el menor contacto.
—Dolor profundo, como si fuese producido por un tirabu-
LIMAX. 257
zon puesto en movimiento.—^Eructos ácidos, repugnantes,
con sabor sulfuroso.
YiENTRE Y DEYECCIONES. Dolor y borborigmos en el
vientre, con sensación como si se desprendiesen algunas
partes internas.—Deyecciones diflciles y en pequeña can-
tidad.
ORINAS, Y PARTES VIRILES. Orinas oscuras y turbias.—
Prurito y ardor en el pene.—Hinchazón elefantiaca del es-
croto, que adquiere gran volumen.—El escroto va desar-
rollándose poco á poco, llegando á adquirir un volumen y
forma nada pequeños.—Cuando se toca el escroto pafece
haber una fluctuación.
PECHO Y TRONCO. Sensación de ardor en el pecho, con
ligeras punzadas.—Dolores en el pecho que corresponden
á las espaldas.—Prurito y ligera irritación en las espaldas,
y en toda la región lumbar y dorsal.
BRAZOS. Dolores vagos en el hombro hasta el codo, con
ligeros temblores.—Hinchazón erisipelatosa del antebrazo
y mano que adquiere volumen por el estado de hinchazón.
PIERNAS. Hinchazón sin la menor causa, quedando des-
pués con el carácter edematoso.—Gran hinchazón^esde
los pies hasta las rodillas.

LIMAX.

Lim.—Caramujo preto (terrestre).— Albuquerque.


—Diluciones usadas: de la 3." á la 30."—Duración do
acción: hasta doce dias.
Antídotos: Citr.acid.—Crotal.—Plum, cel.
258 LIMAX.
Compárese coa Elaps.—Eug.jam.—Lep. bon—Mil.
fol.—Mor. nort.—Paul.—Plum. lit.—Sol. íub. y otros.
CLÍNICA. Afecciones pulmonares.—Tisis.—Tos.
SÍNTOMAS GENERALES. Fatiga excesiva.—Abatimiento
físico.—Piel seca y árida.—Soñolencia sin poder conciliar
un sueño profundo.—Sueño sobresaltado,—Fiebre con
ansiedad y sudores.—Pulso febril durante el sueño, con
sudores abundantes por la noche.—Tristeza continua, des-
confiando de curarse, y no pudiendo estar mucho tiempo
en un mismo sitio.
CABEZA Y OJOS. Cefalalgia intensa por la mañana al
levantarse de la cama, con mejoría de dia y agravación por
la noche.—Dolor en el occipucio, extendiéndose por el la^
do izquierdo.—Dolor presivo, que se extiende á los ojos.
—Vahídos y vértigos.—Rubicundez y dolor en los ojos.
OÍDOS Y NARIZ. Ligero dolor y zumbido en los oidos.
—Constante impresión sonora en los oidos, como de toque
lejano de campanas.
CARA Y BOCA. Palidez constante con círculos azulados
alrededor de los ojos.—Lengua saburrosa con la punta
muy bermeja.—Salivación abundante.
GARGANTA. Irritación de garganta, con dolor y ardor.
—Secura con ardor.
ESTÓMAGO. Dolor á la menor presión.—Peso y ansie-
dad.—Náuseas por la mañana al levantarse de la cama.
VIENTRE Y DEYECCIONES. Dolor en el hipocondrio dere-
cho, con punzadas durante el dia.—Dolores en el vientre,
que se extienden al estómago.—Punzadas en el hígado.—
Cámaras difíciles con punzadas en el recto.—Diarrea poco
frecuente de alimentos mal digeridos.-rDiarrea acuosa y
abundante con enflaquecimiento.
HIRABIUS lALAPPA. 259
ORINAS Y PARTES VIRILES. Orinas oscuras, bastante en-
carnadas.—Excitación del apetito venéreo, con ereceiones
continuas.—Poluciones nocturnas.
REGLAS. Peso en el útero durante el tiempo de la mens.
truacion, que aparece en pequeña cantidad y de color os-
curo.—Dolores uterinos antes de las reglas.
LARINGE. Tos ronca, profunda, que aumenta cuando se
habla.—Tos con expectoración purulenta, á veces estriada
de sangre.—Tos por la noche, que impide el sueño por
mucho tiempo.—Las bebibas frias aumentan la tos.—Du-
rante la tos siéntese como un cuerpo puntiagudo que roza
la laringe, con ardor.—Punzadas en la laringe, aun sm
toser.
PECHO. Dolor en los pulmones todas las veces que se
toma una aspiración larga, ó que es difícil.—Opresión de
pecho con sensación de un cuerpo extraño que fluctúa en
el pecho.—Dolor profundo, interno, extendiéndose por el
corazón.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores por el dorso hasta los rí-
ñones, que se agravan al levantarse ó sentarse.—Dolores
en los miembros durante la tos.—Después de mucho toser,
todo el cuerpo queda trémulo.

MIRABIUS JALAPPA.

Mir.' jal.—Hala de maravilha.—Albuquerque.—Di-


luciones usadas: de la 3." á la 30.'—Duración de acción:
hasta veinte dias.
Antídotos: Acet.—Camph.—Coff.
260 MIRABILIS iXtXPPX.
Compárese con Anis.—Arist. cy.—Árt.—Asclep.—
Bry. cord—C. ang.— Cact. op.—Chioc. ang.—Col.
paúl.— Contray.—• Crotal.— Crot. eleu.—Elaps.—Ele.
—Hipp.—Hedy.—Itú. r.—Jac. br.—Jal.—Jatroph.
—£ep.—Sed.—Sol. tub. y otros.
CLÍNICA. Cólicos abdominales.—Diarreas.—Disenteria.
—Enfermedades siflliticas.
SÍNTOMAS GENERALES. Quebrantamiento en todos los
miembros.—Cuerpo pesado, que continuamente hace de-
sear la cama.—Malestar general é indeílnible.
PIEL. Abrasadora, seca, árida, con algunas manchas
de color violeta.
SUESO. Más sueño de dia que de noche.—Sueños de
cosas.ya pasadas, ó de personas muertas.
FIEBRE. Pulso pequeño y duro, duro y lento, frecuente
y duro, con sudores ligeros.
MORAL. Angustia y miedo de morirse.—Desconfianza
de obtener mejoría.
CABEZA. Violento dolor en la frente por la mañana al
despertar.—Vértigo con perturbación de la vista.—Dolor
que no deja hallar una posición cómoda.
OJOS Y NARIZ. Dolor y peso encima de los ojos.—Ojos
hundidos con ojeras azuladas.—Pupilas un poco dilatadas.
—Narices obstruidas.—Continuos estornudos.
OÍDOS, CARA Y DIENTES. Punzadas en el interior del
oido izquierdo.—Prurito en el pabellón de la oreja iz-
quierda.—Rostro pálido, sombrío, desfigurado.-»-Sensa-
cion de movimiento en los dientes del maxilar inferior iz-
quierdo.
BOCA Y GARGANTA. Lengua cubierta de una capa espe-
sa, .de color blanco ó pardo.—Ardor y abrasamiento en
MIAABILIS lALAPPA. 261
la garganta como por el contacto de una sustancia esti-
mulante como pimienta.
ESTÓMAGO, Repugnancia para los alimentos cocidos, y
deseos de leche y frutas.—Eructos frecuentes con gusto
amargo, acedo, pútrido.—Náuseas como si hubiese su-
perabundancia de alimentos.—Desfallecimiento como de
desmayo.—Dolor en el cardias con ansiedad y palpitación.
VIENTRE. Dolores y punzadas en el vientre, que solo
se alivian estando de bruces.—Violento dolor en el vientre,
con adormecimiento de la piel.—Cólico umbilical que no
deja al enfermo estar tranquilo.—Dolor de cólico que ocu-
pa las regiones umbilical é hipogástrica, obligando á dar
vueltas y á retorcerse sin descanso.—Dolores violentos en
el bazo, que aumenta de volumen, creciendo con rapi-
dez.—Cólico hepático con gran desasosiego.
DETECCIONES. Cámaras frecuentes sin carácter diarréi-
co.—Diarrea amarilla, ó verdosa, poco abundante.—
Diarrea violenta, acuosa, y de alimentos mal digeridos.—
Diarrea acre, dejando ardor en el ano y recto.—Tenesmos
y esfuerzos inútiles para expeler las feces.—Tenesmos con
emisión de sangre denegrida, ó de color vivo.
PARTES VIRILES. Aparición de pequeñas úlceras alre-
dedor del glande y' prepucio.—^Erupción de pústulas por
todo el miembro.
LARINGE X PECHO. Tos y ronquera.—Dolores vagos
en diferentes puntos del pecho.—Sensación de peso en el
corazón.
TRONCO Y MIEMBROS. Temblor en la columna vertebral
y en las piernas, durante los esfuerzos para expeler las
feces.—Dolores vagos en los brazos y piernas.

18
262 MONOCESOS.

MONOCESOS.

Monoo.—Unicornio.—Albuquerque.—Diluciones usa-
das: de la 3." á la 15.*—Duración de acción: hasta quince
dias.
Antídotos: Buf> sahy.f—Crotal.—Thereb.
Compárese con Árchan.~ArL—Cale. carb.—Cocc.
—Contray.—Drup. rac.—Goss.—Kal. carb.—N.vom.
—Proair.—Puk.—Sep. y otros.
CLÍNICA. Afecciones uterinas.—Amenorrea.
SÍNTOMAS GENERALES. Cuerpo flojo y languidez en to-
dos los movimientos.—Indolencia y abatimiento.—Indis-
posición para el trabajo.—La posición encorvada incomoda
mucho.—^Estremecimientos y convulsiones.—Convulsiones
histéricas, con rechinamiento de dientes, y retorcimiento
de miembros.—Piel casi siempre seca, y sin color.—In-
somnio con visiones extravagantes.—Pulso lento, profun-
do, acelerado y profundo, ó frecuente y lleno.—Preocu-
pación continua con cualquier objeto que ha herido la ima-
ginación.—Vértigos de cabeza.—Congestión de cabeza,
con ojos rojos, párpados de color violeta, labios trémulos,
lengua de bermejo oscuro, garganta seca y árida.
ESTÓMAGO. Ansiedad, dolor y peso en el estómago.—
Epigastrio tenso y doloroso, sin permitir que se le to-
que.—Gran abultamiento de estómago con superabun-
dancia de gases.—Repugnancia del estómago á la vis-
ta de ciertos aUmentos.—Náuseas y vómitos de bilis y
agüilla.
VIENTRE. Dolor agudo en el hígado.—Abultamiento
MONOCESOS. 263
del vientre con algunos dolores.—Dolores en la región
uterina que se extienden al estómago y á los ríñones.
DEYECCIONES. Cámaras difioiles, con dolores y peso en
el recto.—^Los esfuerzos para expulsar las materias feca-
les, producen fuertes dolores uterinos.
ORINAS. Muy bermejas y ardientes, parecen escaldar
el canal de la uretra.
PARTES VIRILES T RBGUS. Continuo deseo de cohabi-
tar.—Durante el coito la mv^er siente dolores en el úte-
ro.—El útero está un poco dilatado, y muchas veces re-
cibe el contacto del pene.—Supresión de los menstruos
por mucho tiempo.—En lugar de reglas, aparece una
sangre viscosa, oscura, misturada con serosidades blancas
y amarillas..—El menstruo es como agua de lavar carne,
y con muy mal olor.—^Las reglas han desaparecido por
un susto, y comenzado á aparecer irregularmente en por-
ciones denegridas, y en pequeña cantidad.—Leucorrea
acre, amarilla, de consistencia de clara de huevo.—Leu-
correa corrosiva que produce escoriaciones en los grandes
labios.
LARINGE T PECHO. Ligera tos que agita el pecho y
aun el útero.—Tos frecuente con palpitación del estóma-
go durante el acceso.—Respiración oprimida y difícil,
con fuertes dolores en medio del pecho, y punzadas en
los lados.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores vagos en los ríñones y
pubis.—Dolores é hinchazón de los pies, que toman un co-
lor mate.—Hinchazón de las manos, que toman el mismo
color que los pies.
264 MOREA AI.BA.

MOREA ALBA.

Mor. alb.—Lirio branoo.—Albuquerque.—Dilucio-


nes usadas: de la 3.* á la 30.'—Duración de acción: hasta
quiace días en los casos crónicos.
Antídotos: Ars.—Camph.—Contray.
Compárese cónico».—Bell.—Bry. alb.—Cham.—
Eug. jamb.—Lach.— Lyc.—Mere.—Nitr. acid.—N.
vom.—Paul.—Psor.—Sol. ol.—Sol. tub.—Sulf.yoiros.
CLÍNICA, Afecciones del hígado.—Catarro pulmonar.
—Estreñimiento.
SÍNTOMAS GENERALES. Sensibilidad dolorosa en todo el
cuerpo.TT-Indisposicion indefinible, con necesidad continua
de estar acostado.—Irresolución y repugnancia al traba-
jo.—Sueño profundo y agitado por continuo movimiento
de brazos.—Fiebre con ansiedad y sudores viscosos.—Pulso
febril, con agitación moral.—Fiebre y delirio.—Cefalalgia
violenta de lo alto de la cabeza á la nuca; alivio por la tar-
de.—Congestión con oscurecimiento de la vista.—Vértigos
y desmayos.—Lengua saburrosa, parda, y con la punta
roja.
ESTÓMAGO. Dolor y ardor.—Ansiedad y peso, como
después de comer mucho.—^Peso en el estómago, sobre
todo en el hígado.—Ligeras punzadas después de la comi-
da.—Sed ardiente.—Náuseas y vómitos de bilis.
ViEPíTRE. Dolores violentos y presivos en el hígado.—
Dolor en el hígado con tensión en los hipocondrios.—Hin-
chazón del hígado con punzadas al respirar.—Presión en
los hipocondrios.
MOREA NOHTIANA. 265
DEYECCIONES. Constipación de vientre.—Evacuaciones
de materias fecales semejantes á la arena.—Cámaras difí-
ciles y de excremento duro.
ORINAS. Orinas cargadas de color oscuro ó bermejas, ó
turbias, dejando depósito en el fondo de la vasija.
LARINGE. Tos ronca, profunda, con expectoración ás-
pera, amarilla ó verdosa.
PECHO. Dolor en los pulmones.—Opresión de pecho
con dolor en el corazón.—Punzadas en los lados que impi-
den hablar corrientemente.—Sofpcacion y agonía por mu-
chas horas.—Respiración corta y anhelosa.
TRONCO Y MIEMBROS. Hinchazón y dolor en las articula-
ciones de las piernas.—Hinchazón de los pies durante la
gestación.—Punzadas en el dorso que corresponden al
pecho.

MQREA NORTIANA.

Mor. nort.—Lirio roxo.—Albuquerque.—Diluciones


usadas: de la 3.* á la 30."—Duración de acción: hasta
quince dias.
Antídotos: Camph.—Coff.— Yin.
Compárese oon Elaps.—Eug. jamb.—Ind. tinct.—
Lep. bon.—Lm.—Mü. fol.—Paul.—Plum. lit.—Sol.
ol.—Sol. tuh.— Vemr. cap. y otros.
CiiíNCA. Afecciones de pecho.—Afecciones pulmona-
res.—Tisis.—Tos.
SÍNTOMAS GENERALES. Enflaquecimiento general con pér-
dida de fuerzas.—Cansancio por el menor exceso.—Des-
aliento y miedo de morir.
266 MOBEA NORTIANA.
PIEL. Color pálido do toda la piol, ó color mate, de
apariencia tra?imrente.
SUEÑO. Sueño corto y sobresaltado.—Sueño largo, pero
agitado.
FIEBRE. Fiebre lenta con sudores nocturnos, viscosos,
y de olor algo ácido.
CABEZA. Dolor, peso y vértigos, principalmente des-
pués de cualquier exceso.
OJOS. Abatidos, hundidos, con ojeras azuladas, ó bri-
llantes en el fondo de las órbitas.
NARIZ Y OÍDOS. Nariz un poco afilada, y como diáfana.
—Orejas frías, y en el mismo estado de trasparencia que
la nariz.
CARA Y DIENTES. Mejillas vivamente encamadas, con
más vivacidad en los pómulos.—Dientes doloridos y un
poco movidos.
BOCA Y GARGANTA. Lengua cubierta de una capa blanca
espesa.'—Lengua puntiaguda, con los bordes rojos, y el
centro blanco.—Sensación de constricción en la garganta,
como por un cuerpo que aprieta exteriormente.
ApExrro Y ESTÓMAGO. Repugnancia para los alimentos
salados, y deseo de frutas, dulces, etc.—Debilidad de es-
tómago con náuseas y repugnancia, y vómitos biliosos ó
de mucosidades. — Dolor agudo que no consiente el menor
contacto.—Ardor en el estómago como por ingestión de
una sustancia estimulante.
VIENTRE Y DEYECCIONES. Dolor y borborigmos, con sen-
sación como si los intestinos se dividiesen.—Cámaras con
dolores y pujos.—Diarrea consistente, acuosa, ó de alimen-
tos no digeridos.
PARTES VIRILES Y REGLAS. Excitaciondel apetito vené-
KECTANDRA PUCHTJRY. 267
reo.—Erecciones continuas.—Poluciones nocturnas. —Fal-
ta de la menstruación.—Menstruación descolorida y poca.
—Dolores traotivos en el útero.—Leucorrea.
LARINGE Y PECHO. Tos ronca y profunda, con expecto-
ración verdosa, amarillenta ó purulenta.—Tos profunda,
seca, vibrante.—Aumento de tos en la cama, y por de- no-
che.—TTOS frecuente, con expectoración verde sin poder
echarse.—Tos con grandes intervalos, y expectoración ge-
latinosa con irradiaciones sanguíneas.—Respiración corta,
oprimida y fatigosa.—Dolor en el pecho que impide la res-
piración.—Pneuraorragia en muy poca cantidad, de tiempo
en tiempo.—Dolor sobre el esternón, que se alivia encor-
vando el cuerpo.—Dolores atroces que parecen despeda-
zar los pulmones, como por un tumor que va á supurar.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores vagos, é hinchazón en el
medio del dorso, del pecho y de las manos.—Hinchazón
de las manos y piernas.—Edemacia délas piernas hasta
los muslos.

NECTANDRA PUCHURY.
Wec. puch.—Peohurlm.—Albuquerque.—Diluciones
usadas: de la 3 . ' á la 15.*—Duración de acción: hasta
quince dias.
Antídotos: Acet.—Camph.—Coff.
Compárese con A m / . cy.—Asclep. acur.—Bry.cord.
—Cact. op.— Citr. md.— Cocc. cact.~Col. pauL—
Contray.—Crolal.—Crol. eleu.—Drup. rae.—Elaps.—
£k.—Hipp.—Itú. r.—Jal.—Janiph.—Lac. ag.—Lep.
bon.—Mir. jal.—Pal. ch.—Ped.—Sed.—Sol. tub. y
otros.
268 NECTANDRA PUCHURY.
CLÍNICA. Cólicos.—Diarrea.—Disenteria.—Enteralgia.
—Leucorrea.—Metritis.
SÍNTOMAS GENERALES. Sensaoion ardorosa en todo el
cuerpo.—Estremecimientos y contorsiones de los miem-
bros. — Espasmos.—Convulsiones histéricas. — Ataques
convulsivos semejantes á la epilepsia.—Desmayos.—Peso
y entorpecimiento de cuerpo.—^Piel de color tenue ó plo-
miza.—Palidez en toda la piel.—Insomnio con agitación.
FIEBRE. Pulso lleno, grueso, ligero.—Calor violento
seguido de calofríos.—Horripilaciones, á que después se
suceden sudores copiosos.
CABEZA. Atolondramiento y peso en el occipucio, que
impide mover la cabeza con libertad.—Accesos vertigino-
sos al levantarse de la cama, ó después de haber comido,
ó de lomar bebidas espirituosas.
OJOS. Dilatación de las pupilas, con mirar desvariado
y como asustado.—Centelleo y oscurecimiento de la vista.
OÍDOS Y NARIZ. Zumbido de oidos, costando mucho
trabajo entender lo que se habla.—Coriza con mucha epis-
tasis ligera.
CARA Y DIENTES. Palidez de la cara.—Labios ulcera-
dos.—Sensación do crecimiento de los dientes superiores.
BOCA Y GARGANTA. Lengua saburrosa, blanca ó par-
da.—Secura de boca y garganta.—Inflamación de las
amígdalas, con principio de supuración.
ESTÓMAGO. Sensibilidad (Jolorosa, opresión penosa y
angustia en la boca del estómago.—Calambres en el estó-
mago aun después de comer.—Sensación de hambre des-
pués de haber comido bastante.—Dolor y ardor en el es-
tómago á la menor presión.—Náuseas.—Repugnancia.—
Vómitos de alimentos y de bilis.
NECTANDRA PUCHDRY. 269
VIENTRE. Dolor violento por todo el vientre, fijándose
más ea el ombligo.—Dolores lancinantes en diferentes
partes.—Punzadas vagas en todo el vientre hasta las in-
gles.—Dolores fijos en el bazo.—Cólico violento después
de comer frutas.—Cólico por la noche, con náuseas.—
Cólico con convulsiones.—Cólico que se desarrolla después
de una indigestión.—Calambres en el vientre que arran-
can gritos y gemidos.
DEYECCIONES. Cámaras difíciles de expeler con dolores
atroces, y estriadas de sangre.—Diarrea con dolores.—
Diarrea sanguinolenta, biliosa, acuosa, ardorosa.—Disen-
teria sanguínea, y en que los pujos ocasionan el prolapso
del recto.—Disenteria con pujos horribles y dolor en el
ano.—Irritación del recto.
ORINAS. Ardientes y muy bermejas, quedando por al-
gún tiempo ardor en la uretra.—Peso en la vejiga aun
después de orinar.—Dificultad en retener la orina.—Do-
lores en los ríñones é ingles cuando se demora el orinar.—
Orinas un poco sanguinolentas.
PARTES VIRILES. . Deseos de coito.—^Erecciones por exal-
tación del apetito venéreo.—Erección dolorosa.—Eyacu-
lacion sin placer.
REGLAS Y ÚTERO. Menstruación tardía, y como agua
de lavar carne.—Monstruos poco abundantes y de color
oscuro.—Dolores y calambres en el útero, en las aproxi-
maciones y durante la menstruación.—Inflamación del úte-
ro por desarreglos de un parto, por antiguas supresiones
del menstruo, ó por contactos de un pene demasiado lar-
go.—Todo el aparato uterino está extremadamente sensible
al menor tacto externo, que produce punzantes dolores.—
Leucorrea virulenta, blanca ó amarilla, serosa ó acuosa.
270 NICOTIANA SPÜRIA.
LARINGE Y PECHO. TOS con ligera expectoración ama-
rilla, con algunos dolores de pecho.—Punzadas vagas por
el pecho, principalmente en el lado derecho.
TRONCO Y MIEMBROS. Quebrantamiento de miembros,
con estremecimientos nerviosos y musculares.

NICOTIANA SPURIA.

iTicot. sptir. —Pseudo tabaco.—Albuquerque.—Di-


luciones usadas: de la 3." á la 30.*—Duración de acción:
hasta diez y ocho días.
Antídotos: Camph.—Coff.—Naph. vitr.
Compárese con Amor.—Crol. fwl.—Gyn. jac.—Jac.
br.—Jmiph.—Jal.—Lep. bm.—Pen. quin.—Pet. tet.
—Plim. lií.—Sol, tub. y otros.
CLINICA. Reumatismo.
SÍNTOMAS GENERALES. Ansiedad, desasosiego.—Agita-
ción de espíritu sin poder explicar la causa.--Ligeros en-
torpecimientos en algunos puntos del cuerpo.—La piel en
algunos sitios toma un aspecto rugoso, y además grueso.
—El pulso frecuente, lleno y duro.—Temblores y sudo-
res.—Disposición A regañar sin justo motivo.—Cabeza pe-
sada y con dolor violento, que se exaspera más en la
cama, y que algunas veces muda de lugar.—El dolor de
cabeza se extiende á los ojos y oidos, con desesperación
del paciente.—Dolores en los dientes del maxilar superior.
—^Lengua saburrosa, blanquecina.— Falta de paladar,
percibiendo apenas el ardor de los estimulantes.—Gar-
ganta seca y ardorosa.
WCOTIANA 8PUR1A. 271
APETITO T ESTÓMAGO. Falta de apetito.—Repugnancia
para los alimentos con sal.—Secura y deseo de bebidas
acidas..—Peso y dolor de estómago.—Ansiedad como por
gran porción de alimentos en el estómago^ aun no haMen-
do comido nada.—Ardor en el cardias.
VIENTRE Y DEYECCIONES. Dolores en el vientre, á que
siguen cámaras dificiles y de materias endurecidas.
ORINAS Y PARTES VIRILES. Orinas muy rojas con sedi-
mento.—Orinas acres con ardor durante la emisión.—Me-
nor potencia de la habitual.—Dificullad de terminar el
coito, por eyaculacion tardia.
LARINGE Y PECHO. Ligera tos con ronquera, que se
pronuncia más de noche, ó cogiendo un aire, ó riendo
mucho.—Punzadas vagas en el pecho, que aparecen más
estando encorvado ó doblando el cuerpo para atrás.
TRONCO. Rigidez en la nuca, con dolor punzante que
se extiende á los hombros y espaldas.—Dolores despeda-
zadores en el ilíaco derecho, extendiéndose por la pierna y
pié.—Dolores en medio del dorso, que se extienden al hi-
pocondrio derecho.—Dolor y rigidez en los ríñones, con
exacerbación nocturna.—Tracciones y espasmos en la co-
lumna vertebral.—Dolores lancinantes en los hombros.
BRAZOS. Dolores continuos en las manos, con hincha-
zón poco considerable.—Dolores violentos en las articula-
ciones de los brazos, con debilidad paralitica.—Tensión
y tracción en los nervios del brazo, con ligera hinchazón
en el puño.—Dolor reumático violento en la articulación
del brazo izquierdo, con violentas punzadas á cualquier
movimiento.
PIERNAS. Reumatismo en consecuencia de un enfria-
miento, con dolores en las articulaciones, con rigidez en
272 ONISCUS ASELLÜS.
las extremidades y pies fríos.—Hinchazón edematosa de
las partes afectadas, prindpalmente de los pies.—Dolores
tractivos y violentos en las articulaciones de la pierna y
del pié, que impiden andar.

ONISCUS ASELLUS.

Onis. aa.—Mülepedes.—Albuquerque.—Diluciones
usadas: de la 3.* á la 15.*—Duración de acción: hasta doce
dias.
Antídotos: Camph.? Thereb.
Compárese con Armor.—Blal.—Buf. sahy.—^rot.
camp.—'Delph.—Helian. an.—Lep. bon.—Sol. ol.—
Spig, mart. y otros.
CLÍNICA. Epilepsia.—Ictericia. —Odontalgia. —Pria-
pismo.
SÍNTOMAS GBNERALES. Malestar indeflnible con continua
indisposición al trabajo.—Convulsiones y temblores que
duran algún tiempo.-^Durante las convulsiones, algunas
veces se prorumpe en gritos, se rechinan los dientes, con
espuma por la boca.—Sobresaltos y emociones por la me-
nor cosa que se sienta.
PIEL. Prurito y desoamacion de la epidermis.—Peque-
ñas manchas de color oscuro, que poco á poco se vuelven
amarillas, color que se apodera de toda la piel; en algunos
puntos más cargada que en otros.
SÜESO. Soñolencia continua.—Sueño insaciable.—Se
sueña con personas ya muertas.
FIEBRE. Pulso febril.—Pulso lento y profundo.—Pulso
0NISCD9 ASEtLUS. 273
acelerado, con sudores que tiñen de amarillo la ropa de la
cama.
MORAL. Preocupación y abatimiento de espíritu.—Desa-
sosiego continuo.
CABEZA. PresiQn dolorosa que de la frente se extiende
hasta los ojos.—Peso sordo en lo alto de la cabeza, con
dolores que se extienden hasta la nuca.—Dolor latente de-
trás de la oreja derecha, extendiéndose á la apófisis mas-
toide, con fuerte pulsación de las arterias.
OJOS. La esclerótica toma un color amarillo, que se
vuelve después más pronunciado y fijo.—Ojos profundos.
NARIZ. Dolor en los huesos de la nariz, con sensación
de un peso como de coriza.
CARA. Fisonomía abatida y con expresión de angustia.
DIENTES. Dolores más <) menos violentos en los dientes
del maxilar superior, afectando el mismo maxilar y los
huesos de la cara.
BOCA. Lengua saburrosa, un poco roja en la punta.—
Bostezos repetidos.—Sensación como si el velo palatino se
contrajese sobre sí mismo.
GARGANTA. ' Sensación de constricción en la garganta.
—Dolor é irritación que impide la deglución.
APETITO. Pocas ganas de comer.—Sed.—Deseos de
café con preferencia á otra cualquier cosa.
ESTÓMAGO . Dolor y presión en el cardias.—Ligero abul-
tamiento de estómago.—Náuseas.—Vómitos biliosos.—
Indigestiones repetidas.
VIENTRE. Peso y abultamiento de vientre.—Borborig-
mos.—Dolores en la región hepática.—Flatulencias.—
Debilidad y abatimiento de vientre.
DEYECCIONES. Necesidad súbita de ir á deponer, con
274 PALMA CHRtSTI.
evacuacioa pronta y liquida.—'Diflcultad en expeler las mas
terias fecales, que tienen un color pardo como de tierra, ó
blancas, y siempre duras,—Dolor y ardor en el ano.
ORINAS. Acres, rojizas, anaranjadas, y después amari-
llas í punto de teñir la ropa.
PARTES VIRILES. Erecciones continuas y dolorosas sin
deseos-venéreos.—Placer en la eyaculacion, que es fácil
y abundante, sin disminución de la erección.
LARINGE Y PECHO. TOS con esputos blancos, espumosos,
ó blancos con estrias de sangre.—Aceleración de las pul-
saciones del corazón, que corresponden al estómago.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores en los músculos dorsales
y lumbares.—Contracción de los nervios cervicales.—
Contracciones do las piernas y brazos durante el acceso.—
Retorcimiento de miembros.

PALMA CHRISTI.

Palm. Oh.—Bioino.—Albuquerque.—Diluciones usa-


das : de la 3." á la 15.*—Duración d» acción: hasta cua-
tro dias. *
Antídotos: Coff.—Drup. rae.—Yin.
Compárese con Al. sat.—Citr. acid.—Chenop.-^
Coloc. paúl.—Elaps.—FU. m.—Frag.—Geof.—Helia»,
an.—I tú. r.—Jal.—Jatroph.—Mir. jal.— Sed.—Sol.
íub. y otros.
CLÍNICA. Diarrea de la dentición.—Enteralgia en los
niños.—Prolapso del recto—^Lombrices.
SÍNTOMAS GENERALES. Molicie de cuerpo con quebran-
PALMA CHRISTI. 275
tamiento de las fuerzas físicas.—A.nsiedad, gritos y lloros
en una criatura de un año.—Sueños cortos y sobresalta-
dos.—Fiebre con piel ardorosa y ligera traspiración.—
Cabeza pesada y que procura apoyo.—Ojos lagrimosos,
rojos, los bordes de los párpados inflamados.—Facciones
abatidas con circuios azulados alrededor de los ojos y de
los labios.
BOCA. Encías hinchadas y ulcerosas, por el rompi-
miento de algunos dientes.—Rechinamiento de dientes en
una criatura de dos años y otras mayores.—Lengua blan-
ca, algo saburrosa.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Dolores de estómago y vientre,
con desarrollo de gases del estómago.—Abultamiento y
calor del vientre.—Dolor por todo el vientre con lloros
incesantes en una criatura de dos años, y otras.—Vómitos
de alimentos, ó vómitos secos, con expulsión de una as-
cáride.
DEYECCIONES Y ORINAS. Diílcultad en obrar, con dolo-
res en el recto, y punzadas en el ano.—Cámaras duras,
de difícil expulsión, trayendo envueltas lombrices.—Diar-
rea verde, ó amarilla durante la dentición.—Diarrea acuo-
sa, espumosa, amarilla durante la dentición.-^Salida del
recto con color bermejo, de color violeta, ó denegrido.—
Orinas rojas, cargadas, con sedimento oscuro.
LARINGE Y PECHO. TOS continua, profunda, con ex-
pectoración blanca, espumosa. Dolor de pecho durante el
acceso de tos, con opresión de la respiración, y algún
cansancio después de la tos. Estos síntomas se maniflestan
más en las criaturas.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores ligeros en los ríñones,
que se aumentan al.deponer.-r-Cansancio de los miembros
276 PERIANTHOPODUS SPELINA.

para el movimiento, principalmente después de la los, ó


de los dolores de vientre.

PERIANTHOPODUS SPEUNA.

Perlanth.—Espelina. — Albuquerque. — Diluciones


usadas: de la 3." á la 15."—Duración de acción: hasta de
quince dias.
Antídotos: Acet.—Coff.— Yin.
Compárese con Al. sal.—Archan.—Asclep. acur.—
Bry. cord.—Cact. op.—Chioc. rae.—Citr. ac.—Coc.
cact.— Crotal.— Crot. eleu.—Etaps.—Hipp.—Janiph.
—Mik. off.—Mil. fot.—Mir.jal.—Pet. mir.— Plum.
cel. y otros.
CLÍNICA . Diarreas. — Hemorragias. — Mordeduras de
animales venenosos.—Vómitos de gravedad.—Vómitos de
sangre.—^Vómitos violentos.
SÍNTOMAS GENERALES. Sensibilidad dolorosa en todo el
cuerpo.—Excitación nerviosa, tal, que el menor ruido in-
comoda.—Piel áspera y con algunas manchas oscuras ó
pardas, que más tarde se vuelven rojas.—Ganas de dor-
mir, con bostezos frecuentes.—Calofríos, con algo de fie-
bre por la noche.—Hilaridad hasta el delirio.—Continua
risa convulsiva, á que sucede una especie dé tétanos.—
Vértigos y dolor de cabeza.—Ardor en los ojos y palpita-
ción de oídos.—Dolor de dientes, con salida de sangre de
las encías.
BOCA Y GARGANTA. Lengua cubierta de saburra oscura
con manchas negras.—Entorpecimiento de la lengua, con
PERIANTHOPODUS SPKLINA. 277
habla balbuciente.—Algunas aftas en las encías y paredes
de la boca.—Ligera inflamación de la ^rganta con dolo-
res, y dificultad de tragar.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Peso y dolor de estómago.—
Gran sensibilidad en el epigastrio, que no tolera el menor
contacto.—Ansiedad "y náuseas, á que siguen vómitos de
alimentos, de bilis, de espuma, de agüilla, de materia al-
buminosa, de sangre viva, oscura ó denegrida.—Durante
los vómitos fuerte dolor de estómago, que parece querer
salir por la boca.—Dolores de vientre con gran sensibilidad
en la piel.—Dolores en el hipogastrio que se extienden &
los ríñones.—Durante los vómitos, los intestinos parecen
contraerse sobre si mismos, lo que causa dolores acerbos.
—Ruido y movimiento en los intestinos, como por un cuer-
po vivo que los agitase.
DEYECCIONES Y ORINAS. Cámaras muchas veces al dia
con esfuerzos, y dolores en el recto y ano.—Cámaras do-
lorosas, "sanguinolentas.—Cámaras repetidas con sangre
clara ü oscura, revuelta con las materias fecales.—Diarreas
amarillentas, y con sangre.—Diarreas de bilis y sangre.—
Derrame de sangre por el ano, que está rodeado de ligeros
granos hemorroidales.—Ardor en el recto después de la
expulsión de las feces.—Orinas claras con sedimento en el
fondo de la vasija.—Orinas muy bermejas con algunas es-
trías de sangre.—Orina sanguinolenta que queda coagu-
lada en el fondo de la vasija.—Orina de sangre serosa.
PARTES VIRILES Y REGLAS. Derrame de sangre por la
uretra.—Dolores en la uretra durante la emisión de la
orina.—Reglas abundantes fuera del tiempo propio.—He-
morragia uterina después de un exceso cualquiera ó de una
calda.—Dolores en el ulero con derrame de sangre serosa.
19
278 PETIVERU MIRAKDINUS.
LARINGE Y PECHO. TOS ronoa con expectoración san-
guinolenta.—Tos con dolor en el pecho.—Tos conmovea-
te, violenta, con fuerte palpitación.—Temblores en el pe-
cho con sofocación.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores y calambres en los brazos
y piernas.—Retorcimiento de brazos durante una convul-
sión.—Temblor y debilidad de las piernas.

PETIVERIA MIRANOINUS.

Pet. luir.—Erva do padre Miranda.—Albuquerque.


—Diluciones usadas: tintura madre hasta la 5.'—Dura-
ción de acción: hasta ahora incierta.
~ Antídotos: Camph.—Mik.—Tereb.
Compárese con Chioc. rac.~Mik. off.—Perianíh.—
Plum. cel.
CLÍNICA. Mordeduras de serpientes y culebras.
SÍNTOMAS GENERALES. Entorpecimiento en todo el cuerpo
y pérdida de fuerzas.—Dormicion casi general.—Manchas
lívidas ó rojas, por el tronco primero, y después por los
miembros.
FIEBRE. Pulso abatido, lento, profundo, intermitente.
CABEZA. Peso y vértigo en la cabeza, que no puede
conservarse perpendicular. . .
OJOS Y OÍDOS. Oscurecimiento y pérdida de la vista.—^
Embarazo del oido, al que llegan los sonidos confusos, ha-
biendo algunas veces pérdida de la audición, y pequeñas
hemorragias por el conducto auditivo. .
NARIZ. Epistasis bien pronunciada, primero de sangre
PETIVERIA MIRANDINTJS. 279
de color vivo, después más oscura, por fia casi negra, ó
perfectamente negra y espumosa.
Boc\ Y GARGANTA. Tfismo.—Lividsz y color violeta de
las encías, salida de sangre alrededor de los dientes; entu-
mecimiento y entorpecimiento de la lengua, que se pone
de color violeta y casi negra.—Constricción de la gar-
ganta.
ESTÓMAGO. Ansiedad y abultamiento de estómago, con
dolores más ó menos fuertes; náuseas y vómitos de ali-
mentos, bilis, de espuma blanca ó verdosa, de sangre vi-
va, denegrida 6 negra.
VIENTRE. Acrecimiento y timpanizacion de vientre con
peso y dolores atroces.
DEYECCIONES Y ORINAS. Deyecciones líquidas, abun-
dantes, biliosas, sanguinolentas, desangre oscura, de
sangre viva, de sangre negra, espumosa ó no, con gran
fetidez.—Orinas muy bermejas, con alguna sangre, de
sangre pura, color vivo.
PARTES VIRILES. Hinchazón del pene.
REGLAS. La sangre de las reglas es de proporcional
regularidad, pero negra y fétida.
LARINGE Y PECHO. Desarróllase gradualmente la pérdi-
da de la voz, hasta la afonía completa.—Opresión de la
respiración, falta de aire, estremecimientos de corazón,
disminución graduada de las pulsaciones.
TRONCO Y MIEMBROS. Rigidez muscular en todo el tron-
co.—Rigidez de toda la columna vertebral.—Tétano opis-
tótono.—Rigidez de los miembros.—Uñas lívidas, de co-
lor violeta, denegridas y negras.
280 PiPER ODORÍFERA.

PIPER ODORÍFERA.

Pip. odor.—Pímenta de cheiro.—Albuquerque.—


Diluciones usadas: 3." á 15."—Duración de acción: hasta
seis días.
Antídotos: Camph.?
Compárese con Iledy.—Chioc. ang. — Pelrosel. y
otros.
CLÍNICA. Gonorrea.—Uretritis.
SÍNTOMAS. Falta de fuerzas y un abatimiento general
indefinible.—Fiebre y dolores de cabeza con calofríos cfue
obligan á meterse en la cama.—Ojos inyectados y ardo-
rosos.—Pérdida del olfato, algunas veces.—Lengua sa-
burrosa , secura y ardor en la garganta durante los acce-
sos de fiebre.—Falta de apetito, sed insaciable.—Dolores
de estómago, en el que se siente como un vacio profun-
do.—Peso en la vejiga y dolores en el vientre.—Falta de
deyecciones, y deyecciones difloultosas.
PARTES GENITALES. Entumescencia del pene.—Ardor,
prurito y palpitación en la uretra.—Erecciones continuas
y dolorosas sin deseo venéreo.—Cosquilleo en el orificio
de la uretra.—Emisión difícil de la orina, con dolores,
ardor y picazón.—Aparición de un flujo blanco, acuoso,
ó amarillento y espeso, ü oscuro y seroso.—Grande infla-
mación de la uretra extendiéndose á los ríñones.—Come-
zón en el escroto.—En las mujeres se presentan los mis-
mos síntomas en el meato urinario, y ardor, calor, y
aun alguna inflamación en la vagina.
LARit^GE Y PECHO. Ligera tos después del acceso de
PLUMERÍA CELINUS. 281
Qebre, oon expectoración blanca, espumosa, algunas ve-
ces estriada de sangre.—Dolores de pecho como si hubie-
se cargado un gran peso.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores vagos por el cuerpo in-
mediatamente á la aparición de la gonorrea.—Dolores
fuertísimos en los brazos y piernas, algunas veces con en-
torpecimiento.

PLUMERÍA CELINUS.

Flum. cel.—Herva negra.—Albuquerque.—Dilucio-


nes usadas: 5.* á 12."—Duración de acción: hasta quince
dias.
Antídotos: Thereb.???
Compárese con Chioc. rae.—Mik. off.—Petk. mir.
—Perianth. y otros.
CLÍNICA. Principal medicamento para mordeduras de
cualquier serpiente ó culebra.
SÍNTOMAS GENERALES. Postración y quebrantamiento do
todo el cuerpo.—Falta de fuerzas y debilidad de los miem-
bros, que no permite sostenerse en pié.—Temblores con-
vulsivos con ansiedad.
PIEL. Manchas lívidas, rojas ó denegridas, con sensi-
bilidad dolorosa ó sin ella.—Hinchazón inmediata en el si-
tio que ha mordido la culebra, con derrame de sangre ó
sin ella, extendiéndose la hinchazón á muchos puntos, y
aun á todo el cuerpo. Esfacelo de la epidermis.—Emi-
siones sanguíneas por los poros, con sudor.
CABEZA. Peso, vértigos y dolores de la cabeza con hin-
chazón del cuero cabelludo.
282 PLUMERÍA CELINÜS.
OJOS . Ojos inyectados de san gre. —Párpados hinchados
y casi cerrados, de color lívido , violeta.—Dificultad en
abrir los ojos.—Ojos abatidos.—^Vista turbia y mate.—
Hemorragia por los ojos.
OÍDOS Y NARIZ. Dolor y zumbido de oidos.—Derrame
de sangre por los oidos y nariz —Pérdida de la audición.
CARA Y DIENTES. Fisonomía abatida.—Expresión de
dolor y angustia.—Mejillas hundidas.—Salida de sangre
por las encías y dientes vacilantes.
BOCA Y GARGANTA. Lengua trémula, fría, aguzada, de-
negrida.—Constricción de la garganta que impide la deglu-
ción.—Sensación de asfixia.
ESTÓMAGO. Dolor, ansiedad, abultamiento del estóma-
go.—Náuseas y vómitos de sangre.
VIENTRE. Dolores de vientre, que se pone tirapanizado,
con supresión de las evacuaciones alvinas.
ORINAS. Emisión de orinas sanguinolentas.—Salida de
sangre pura por la uretra.
PECHO. Opresión de la respiración.—Pérdida de la voz.
—Ansiedad y palpitaciones de corazón.—Las pulsaciones
de corazón, sin ser fuertes, hacen temblar todo el cuerpo.
—^Las pulsaciones de corazón disminuyen, pero existe una
opresión angustiosa, acompañada de largos suspiros que
dilatan el pecho, con intervalos largos.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores y calambres en los miem-
bros y columna vertebral.—Convulsiones que agitan los
miembros de una manera especial y violenta.—^La sangre
corre violentamente, ó gota á gota por bajo de las uñas.
POtYGONüM HIDROPIPKR. 283

POLYGONUM HIDROPIPER.

•poly. hydr—Herva de bixo.—Albuquerque.—Di-


luciones usadas: de la 3." 4 la 15."—Duración de acción:
hasta quince dias.
Antídotos: Acet.—Ammon.—Camph.
Compárese con Al. sai.—Bry. cord.—Citr. acid.—
Coc. cact.—Crot. eleu.— Gul.— Mil fol.—Pelrosel. y
otros.
CLÍNICA. Afecciones hemorroidales.—Disenteria.—Es-
tranguria.
SÍNTOMAS GENERALES. Movimiento de cuerpo, con ganas
de estar echado.—Malestar indefinible.—Piel seca y árida.
—Sueño agitado y de corta duración.—Pulso profundo y
lento, ó lleno y acelerado, ó intermitente.—Moral impre-
sionable, desconfianza de curar, temor ala muerte, humor
quisquilloso y regañón.—^Vértigos, atolondramiento, dolor
y peso en la cabeza.—Rubicundez en los ojos, círculo azu-
lado alrededor de los párpados.—Zumbido de oídos.—Co-
riza seco.—Cara pálida.—Lengua saburrosa, blanca, ó
amarillenta.
ESTÓMAGO. Eructaciones abundantes y continuas de
aire.—Regurgitación de alimentos.—Dolor de estómago
con ligera ansiedad.—Malas digestiones.—Plenitud y peso
en el estómago.—Acedos por la noche y por la mañana.
VIENTRE. Borborigmos y flatulencia por desarrollo de
gases.—Sonido timpánico del vientre.—Abultamiento del
vientre, con peso y ansiedad.—Dolores vagos en la región
hepática.—Punzadas ligeras en la región esplénica.—Dolo-
284 RHYSOPBORA MANGUE.

res en los intestinos como por un peso que los hiriese.


DEYECCIONES. Constipación tenaz de vientre.—Supre-
sión de las evacuaciones alvinas por más de ocho dias.—
Cámaras diarias muy disminuidas, de excrementos du-
ros.—Cámaras sanguinolentas, con dolores en el recto y
ano.—Saudade almorranas.—Sangran las almorranas.—
Disenteria blanca ó sanguínea, con tenesmos, dolores.—Di-
senteria de sangre pura.—Abundantes emisiones de san-
gre por el ano durante un fuerte ataque hemorroidal.
ORINAS. Orinas turbias, muy bermejas, ardorosas, se-
dimentosas.—Orinas muy coloradas, con pequeños copos
en suspensión.—Orinas difíciles de expeler.—Dolores fuer-
tísimos en la uretra sin poder expeler las orinas, que salen
gota á gota.
PAUTES GENITALES. Después .de un fuerte ataque hemor-
roidal , aparece un derrame blanco ó amarillento por la
uretra, con ardor, y tomando un carácter gonorréico.
PECHO. Ansiedad y opresión en el pecho, como por
una congestión.—Dolores vagos en todo el tórax.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores violentos en el dorso y
ríñones.—Fuertes dolores en las caderas.—Peso y dolor
en el sacro.—Adormioion de los brazos y piernas.

RHYSOPHORA MANGUE.
Brhyfl.—Guaparaiba.—Albuquerque.—Diluciones usa-
das: 3.* á 30."—Duración de acción: hasta veinte dias.
Antídotos: Camph.—Thereb.
Compárese con Armor.—Crotal.—Elaps.—Erithr.
sat.—Heliarc. m.—Jnd. tinct.—Mü. fol. y otros.
RHYSOPHORA MANGUE. 285
CLINICA. Epislasis.—Heraatemesis.—-Hemorragias Ute-
rinas.—Postración de fuerzas por largas pérdidas san-
guíneas.
SÍNTOMAS GENERALES. Abatimiento fisico.—Quebranta-
miento de fuerzas.—^Manchas pálidas en todo el cuerpo.—
Sueño sobresaltado y corto.—Pulso febril, intermitente,
Qon sudores debilitantes.—Moral abatida, preocupación
con una idea fija, que hace pensar en un inminente peligro
de la vida.
CABEZA Y OJOS. Dolor pulsativo en la cabeza, exten-
diéndose & la nuca.—Peso y aturdimiento.—^Vértigos co-
mo si la cabeza diese vuelta.—Peso en los ojos con tur-
bación de la vista.
OÍDOS Y NARIZ. Ligero dolor en-los oidos, que se ex-
tiende hasta los huecos de la nariz.— Comezón y hormi-
gueo en la nariz.—Hemorragia nasal, prolongada, de una
sangre viva, que después se repite un poco más oscura.
CARA Y DIENTES. Cara pálida.—Fisonomía abatida, con
expresión continua de tristeza.—Dolores de dientes con
salida de sangre de las encías.
BOCA Y GARGANTA. Lengua puntiaguda, saburrosa en
el centro, con los bordes limpios.—Ligera inflamación de
las amígdalas, que sangran al menor esfuerzo.
APETITO. Inapetencia. —Repugnancia para las comi-
das con sal, y para las dulces.—Deseo de frutas.
ESTÓMAGO Y VIENTRE. Malas digestiones.—Infarto del
estómago, con peso y ansiedad, aun sin tener el estómago
lleno.—Repugnancia y náuseas por la mañana al levan-
tarse de la cama.—Dolor y abultamiento de vientre.—Do-
lor en el bazo, que se agrava por el menor movimiento,
provocando vómitos.—Vómitos de bilis, y de bilis sangui-
286 ROSMARINÜS OFFICINALIS.

nolenta.—Vómitos de sangre pura, de color claro ú os-


curo.—Vómitos de sangre espumosa, ín continenti, por
la mañana.
DEYECCIONES Y ORINAS. Estreñimiento.—Cámaras du-
ras y secas.—Esfuerzos inútiles para expeler las feces.—
Falta de deyecciones por muchos dias.—Orinas pocas, car-
gadas, espumosas, albuminosas.
PARTES GENITALES Y REGLAS. Dolores en el pene du-
rante la orina.—Erecciones dolorosas.—Dolores en los tes-
tículos.—Metrorragia de color oscuro, espumosa, con olor
pütrido.—Metrorragia de sangre clara y serosa.
LARINGE Y PECHO. TOS violenta, con esputos sanguino-
lentos.—Dolor dó pecho durante la tos.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores vagos por el dorso hasta
los ríñones.—Adormecimiento y debilidad en los brazos y
piernas.

ROSMARINÜS OFFICINALIS.

Boama. of.— Alecrim. — Albuquerque.—Diluciones


usadas: de la 3." á la 50."—Duración de acción: hasta
diez y ocho dias.
Antídotos: Coff.—Op.—N. vom.
Compárese con Ahs.— Archan.—Artnor.—Art,—
Elaps.—Eug. jamb.—Ind. tinct.—Lep. bon.—Lim.—
Paul.—Sol. tub. y otros.
CLÍNICA . Clorosis.—Dispepsia.—Escrófulas.—Tos.
SÍNTOMAS GENERALES. Abatimiento y postración de las
fuerzas físicas.—Movimientos tardíos, pesados y con difi-
cultad.—Indolencia y languidez continuas .7-Irritabilidad
ROSMARINUS OFFICINALIS. 287
nerviosa, ocasionando contracciones, sobresaltos y gritos
á la menor emoción, al menor susto.—Ataques de histe-
rismo, con convulsiones fuertísimas.
PIEL. Descolorida y como diáfana.—Color amarillento,
y verdoso en todo el cuerpo.—Piel seca y árida.
SUEÑO. Interrumpido por sobresaltos producidos por
sueños agitados.—^Pesadilla con gemidos.
FIEBRE. Pulso débil, lento, profundo, intermitente.—
Fiebre con sudores viscosos.
MORAL. Melancolía profunda, procurando estar solo.—
Lágrimas involuntarias.
CABEZA. Cefalalgia intensa, que se agrava por la me-
nor emoción, y que se hace más intensa después de las
convulsiones.
OJOS. Lánguidos, opacos, hundidos.—Circulo azula-
do alrededor de los ojos.—Vista débil.
OÍDOS. Zumbido continuo que estorba la audición.
CARA. Mejillas hundidas, pálidas, sin brillo.
DIENTES. Dolores y sensación de crecimiento en los
molares.
BOCA. Lengua gruesa, pastosa, cubierta de saburra
verdosa.
GARGANTA. Apretamiento como por un nudo, que pa-
rece impedir la deglución.
APETITO. Poco y depravado.—Apetito nulo.
ESTÓMAGO. Digestiones difíciles, falta de acción para
efectuar la digestión.—Dolor en el cardias.—Náuseas»
principalmente por la mañana.—Vómitos de alimentos y
de bilis.
VIENTRE. Aumento de volumen del vientre, con peso,
borborigmos y dolores.—Cólicos umbilicales.
288 SCHINUS ANTARTHRITIGA.
ÜEYEqciONES. Constipación tenaz.—Diligencias inútiles
de evacuar, á pesar de la sensación que las feces hacen
para salir por el ano.
ORINAS. Pocas, blancas, albuminosas.
ÓRGANOS GENITALES. Priapismo sin deseo venéreo.—
Prurito en la vulva, y en todo el canal vulvo-uterino.
REGLAS. Tardías, muy disminuidas, de color muy
claro, serosas y de poca duración.—Leucorrea virulenta
con ardor y escoriación de la vulva.
LARINGE. Tos ronca, profunda, con esputos amari-
llos.—Tos sibilante, violenta, que conmueve el pecbo.
PECHO. Dolor, angustia, opresión con largos suspi-
ros.—Palpitaciones de corazón.
TRONCO. Contracciones musculares.—Convulsiones y
encorvamiento de la columna vertebral.—Dolor en el dor-
so durante la tos.—Hinchazón y endurecimiento de las
glándulas del pescuezo y de las parótidas.—Ulceración de
las glándulas, que supuran abundantemente.—Dolores en
el pescuezo y maxilares.
BRAZOS. Retorcimiento de los brazos durante y des-
pués de los ataques histéricos.—Frió en los brazos y
manos.
PIERNAS. Contorsiones, envaramiento, rigidez y tem-
blor de las piernas.—Frialdad en los pies.

SCHINUS ANTARTHRITIGA.
Schi. ant,—Aroeira. — Albuquerque. — Diluciones
usadas: de la 3.* á la 30."—Duración de acción: hasta
quince dias.
SCHINU3 ANTARTHRITICA. 289
Antídotos: Camph.???
Compárese con Abs.—Armor.—Bry. cord.—Buf.
sahy.—Calend. off.—Can. ang.— Cerv.—Chioc. ang.
—Conv. duarl.—Crotal.—Jledy.—Ind. timt.—Jac. br.
—Janiph.—Laur. cin.—Lep: bon.—Ped.—Pen. quin.
—Pet. tet.—Plum. Ut.—Somg. cor.—Sassaf.—Sed.—
Sol. ol.—5o/. íub. y otros.
CLÍNICA. Atonía muscular.—Dolores artríticos.—Dis-
tensión de tendones.—Debilidad de los órganos digestivos.
—Inercia de los órganos de la generación.—Incomodida-
des de la piel. — Enfriamientos.— Reumatismo. — Tu-
mores.
SÍNTOMAS GENERALES. Falta de fuerzas con adormeci-
miento y ligeros dolores en los músculos.—Enervación,
que pone incapaz del menor exceso.—Distensión del ten-
don de Aquiles con muchos dolores, que imposibilitan dar
un paso.—Disposición para las distensiones nerviosas y
tendinales, por cualquier caida ó torcedura.— Predisposi-
ción á resfriarse; la menor corriente do aire produce fie-
bre y supresión de la traspiración.—Erupción de peque-
ños diviesos, que después se vuelven tumores graves, que
afectan más á las articulaciones.—^Tumores en las articu-
laciones, que supuran un humor seroso y sanguinolento.
—Abatimiento moral con desaliento.—Deseos de soledad.
—Predominio de las ideas religiosas.
CABEZA. Dolor violento en la cabeza, con peso en la
frente.—Dolor reumático en todo el lado izquierdo, afec-
tando el oido y los huesos maxilares.
OJOS. Ligera oftalmía purulenta.
OÍDOS. Zumbido y dolor de oidos, con disminución de
la audición.
290 STEMODIA CAMPHORA.TA.
BOCA. Lengua cubierta de una capa blanca espesa.—
Secura.—Salivación abundante.—Sabor amargo.
ESTÓMAGO. Dolor de estómago.—Repugnancia y eruc-
tos acedos y coa gusto sulfuroso.—Digestión tardía.—
Indigestiones repetidas, aun con la más simple alimenta-
ción,—Peso en el estómago, aun sin haber comido.—Vó-
mitos de agüilla por la mañana.
VIENTRE. Dolores por todo el vientre, con tracciones y
punzadas.—Peso en el vientre.
DETECCIONES. Estreñimiento de vientre con peso hacia
el recto.—Cámaras duras y difíciles.—Granos alrededor
del ano.—Diarrea acuosa.
ORINAS . Claras y albuminosas.
PARTES GENITALES. Falta de potencia.— Eyaculacion
tardía.—Derrame del semen sin potencia.—Deseos cíe
coito sin erección.—Poluciones durante las deyecciones.
—Espermatorrea.
PECHO. Dolores reumáticos en el esternón.—Punza-
das en el pecho, ora en un lado, ora en el otro.—Pun-
zadas en el corazón.
TRONCO Y MIEMBROS. Dolores reumáticos en la columna
vertebral.—Dolores en los ríñones hasta el sacro.—Dolo-
res reumáticos en los músculos del dorso y del pecho.—
Punzadas en las piernas y brazos.—Dolores é hinchazón
en las articulaciones.

STEMODIA CAMPHORATA.
Stem. camph.—Pé de perdía.—-Albuquerque.—Di-
luciones usadas: de la 3 . ' á la 30.*—Duración de acción:
hasta veinticuatro dias.
STEHODÍA CAMPHORATA. 291
Antídotos: Acet.—Eth. nilr.—Thereb.—Zing.
Compárese con Bry. cord.—Cal, off.—Can, ang,-^
ChioG. ang.—Erithr. sat.—Gril.—Guan.—ffur. br.—
Jac. br.~Jal.—Lac. ag.—Mir. jal.—Mur, lei.~Pen,
quin.—Sang. cor.—Sassaf.—Sed. y otros.
CLÍNICA. Afecciones siQllticas en general.—Cancros
venéreos.—Bubones sifilíticos.—Disenteria.—Erupciones
en la piel.—Supresión de la traspiración.—Sífllis constitu-
cional.—^Úlceras cancerosas.
SÍNTOMAS GENERALES. Efervescencia general de la san-
gre, con temblores.—Tracción súbita en toda la superficie
delcuerpo.—Adelgazamiento extremo.—Hinchazones va-
gas de carácter hidrópico por todo el cuerpo.—^Estremeci-
mientos de los músculos con dolores de quebrantamiento y
punzadas.—Induraciones.—Laxitud y debilidad súbita,
como si fuese á perder los sentidos.
PIEL. Pústulas y prurito por todo el cuerpo.—Erup-
ción de pequeñas pústulas bermejas, abrasadoras, prurigi-
nosas.—Pequeñas vesículas sanguinolentas de forma y ta-
maño de guisantes.—Manchas bermejas, salientes, en di-
ferentes partes del cuerpo.—Dartros secos, pruriginosos y
abrasadores.—Úlceras cariosas y cancrosas.—Ulceras si-
filíticas.—^Piel seca, quemante.
SUESO. Insomnio durante la noche, y sueño corto por
la mañana.—Sueños, ronquidos, gritos y sobresaltos du-
rante el sueño nocturno.
FIEBRE. Pulso lento y profundo, ó lleno y rápido.—
Calor del cuerpo sin traspiración.—Estado febril, doloro-
so, ansiedad.
MORAL. Mal humor, repugnancia á la conversación,
lamentaciones, tristeza.
292 STJSMODU CAMPHORATA.
CABEZA. Sensación de vacilación como si todo diese
vueltas. -^Vértigos estupefacientes.—Cefalalgia.
OJOS. Oftalmías siflllticas.—Opacidad de la córnea por
resultas de afecciones siíilíticas.
OÍDOS. Dartros alrededor de las orejas, y dentro del
pabellón, con dolores y gran prurito.—Secreción de los
cides.
NARIZ. Dartros en la nariz con supuración amarillen-
ta.—Dartros que se extienden á los labios.—Gran dartro
que coge la nariz y las mejillas.
CARA. Aspereza en la frente por dartros furfuráceos ó
costrosos, existiendo lo mismo debajo de la quijada y alre-
dedor del pescuezo.
DIENTES. Dientes embotados y dolorosos con ulceración
de las encías.—^Úlcera fistulosa junto á los incisivos supe-
riores.
BOCA Y GARGANTA. Lengua gruesa, cubierta de sabur-
ra, con los bordes rojos.—Secura y constricción de gar-
ganta, con embarazo en la deglución.—Salivación abun-
dante.—Gusto insípido, salado ó pútrido.
ESTÓMAGO. Eructos frecuentes, muchas veces con el
estómago revuelto.—Presión, constricción, ,y regurgita-
ción del estómago.—Pirosis.
VIENTRE . Dolores en el lado izquierdo del vientre sobre
el bazo.—Borborigmos frecuentes.—Dolores y como pe-
llizcos en todo el vientre.—Gran dartro en el vientre que
coge todo el abdomen.
DEYECCIONES. Diflcultad de expeler las feces.—Consti-
pación de vientre.—Diarrea después de largo estreñimien-
to de vientre.—Diarrea debilitante.
ORINAS. Dolores en la vejiga y en las ingles.—Orinas
TAPyCHINICUS TANNINtM. 293

con olor penetrante y estimulante.—Orinas purulentas,


sedimentosas.—Después y durante la desaparición de los
bubones sifilíticos, las orinas son espesas, y depositan en
el fondo del orinal un abundante sedimento como pus.
ÓRGANOS GENITALES, Inflamación y rubicundez del pe-
ne.—Úlceras de carácter de cancros venéreos alrededor
del glande.—Ulceras por dentro del prepucio y por todo
el pene.—Úlceras cancrosas que penetran hasta el cuerpo
cavernoso.—Derrame de pus amarillo por el canal de la
uretra. — Dolores agudos en el cordón espermático, con
punzadas y tracciones, en el testículo derecho, al mismo
tiempo que se pronuncian bubones sifilíticos en ambas
ingles.—Bubones sifilíticos con gran inflamación.—^Úlce-
ras cancrosas en los labios de la vulva, con inflamación
del meato urinario.
LARINGE Y PECHO. TOS seca con sensibilidad dolorosa
en la laringe.—Padecimientos pulmonares como de des-
arrollo de tisis.—Dolor, opresión y ansiedad.—Peso y
palpitación de corazón.
TRONCO. Prurito ardoroso en el dorso y pescuezo.—
Dartros furfuráceos en el dorso y ríñones.—Dolores reu-
máticos, vagos, por todo el tronco.
MIEMBROS. Dolores osteocopos.— Exostosis.—Úlceras
sifilíticas y cancrosas.—Úlceras fagedénicas.

TAPYCHINICUS TANNiNUM.
Tapy. tan.—Tannino do Tapychingui.—Albuquer-
que.—Diluciones-usadas: de la 3.* á la 30.'—Duración
de acción: hasta diez dias.
80
294 TAPyCHlNICUS TANNINUM. .
Antídotos???
Compárese con Ahs.—Armor.—Asclep. acw.—Bry.
cord.—Cact. op.— Citri. acid. — Coc. cact.— Crotal.—
Crol. eleu. —Drup. rae.—Elaps.—Erithr. sat.—FU.
m.—Iíedij.—Helian. m.—Ifípp.—Ind. tínct.—Mr. r.
—Janiph.—Jal.~Jatroph.—JMC. ag.—Mil. fol.—Mir.
jal.—Nect. puch.—Ped.—Ithys.—Rosma. off.—Sisyr.
gala, y otros.
CLÍNICA. Diarreas colicuativas, sanguinolentas y sero-
sas.—Dispepsia.— Epistasis. — Fiebres intermitentes.—
Hemolisis.—Hemorragias en general.—Leucorreas.—Me-
trorragias.—Prolapso uterino.
SÍNTOMAS GENERALES. Gran laxilud y debilidad.—Es-
tremecimientos continuos y tracciones de nervios.^—Sueño
sobresaltado,—Dormir agitado por ensueños angustio-
sos.—Pulso continuo y acelerado.—Frió en los pies y
manos.—Calofríos con horripilaciones.—Accesos febriles
intermitentes.—Mal humor, tristeza y ansiedad..
CABEZA Y NARIZ. Cabeza afectada y embargada.—Yér-
ligos y anuncios de congestión.—^Dolores violentos en las
sienes y en el occipucio extendiéndose á las mandíbulas.—
Coriza violenta con secreción abundante de mucosidades.—
Salida de sangre por la nariz, de color claro, oscura ó
denegrida.
CARA Y DIENTES. Dolores traclivos y de estirón en los
huesos de la cara, y dientes molares, superiores, del lado
derecho.
BOCA Y ESTÓMAGO. Lengua saburrosa y seca.—Saliva-
ción abundante y acidulada.—Gusto sanguinolento.—^Eruc-
tos frecuentes.—Presión en el estómago.—Malas digestio-
nes.—Indigestiones continuas por inercia del estómago.—
TAPyCHmiCÜS TANNINOM. 295
Náuseas y vómitos de los alimentos y bilis.—Yómitos de
sangre pura, clara y oscura.
VIENTRE Y DEYECCIONES. Movimientos frecuentes de
vientre con disposición á la diarrea.—^Flatuosidades abun-
dantes.—Cámaras tardías y duras.—Diarrea dolorosa.—
Diarrea violenta, acuosa, con copos de sangre majada.—
Tenesmo y diarrea de sangre viva, clara ú oscura.—^Diar-
rea de una serosidad verde, que enflaquece mucho.
ORINAS Y REGLAS. Ganas frecuentes de orinar.—Orinas
turbias, y al fin de la emisión corren á veces algunas gotas
de sangre.—Flujo abundante de sangre clara, denegrida,
con mal olor, ó pura.—Flujo sanguinolento después de las
reglas, ó independiente de ellas.—Flujo alvo (flores blan-
cas) pero abundante en las aproximaciones de las reglas,
antes ó después.—Salida del útero fuera de la vagina por
debilidad de los órganos. *
PECHO Y MIEMBROS. Tos violenta con expectoración san-
guinolenta.—Opresión de pecho con sensación de constric-
ción.—Congestión de pecho, con latidos del corazón.—
Dolores traclivos y dilacerantes en los antebrazos y puños.
—Frió en las extremidades.

FIN.

'""V"!*.--,. y,-'.
ÍNDICE
DE L\S MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE ANUARIO,

POR EL ÓKDEN Dü SU EXPOSICIÓN.

P4g-

Dedicatoria v
Prólogo vil
CAPÍTULO I.—Feohat que recuerdan luceiot importante*
en la vida y trabi^o* oientifioo* de Hahnemann. 1
CAPÍTULO n.—Higiene urbana de Madrid 8
CAPÍTULO III.—L» vida del campo comparada oon la de
lai grandea poblacionei, b ^ o el punto de viita
higiénico 14
CAPÍTULO IV.—Longevidad humana 17
CAPÍTULO V.—Apuntet para la hiitoria de la Homeopatía
en España 2S
Su introducción id.
Primeros propagadores id.
— Dr. López Pinciano 26
— Dr. Querol 27
— Dr. Caldas 28
— Dr. Riño y Hurtado 29
— Dr. Gírela 30
— Dr. Coll 31
Causas que determinaron la publicación de la Gaceta
homeopática 38
Fundación de la Sociedad Hahnemanniana 39
Reales órdenes mandando establecer en Madrid una
- cátedra de medicina homeopática, y otra de clínica
homeopática 49
Fundación del instituto homeopático S3
Causas que obligaron á la publicación de El Centi-
nela de la Homeopatía 54
Formación de la Academia Homeopática Española. . S6
Reorganización de la Sociedad Hahnemanniana.. . . S9
Sesiones públicas que la misma ha celebrado. . S9 y 62
Lista de los profesores del arte de curar que ejercen
la Homeopatía en Madrid 03
Lista de los que la practican en provincias 68
Lista de los que emplean el método homeopático en
las islas españolas 76
Farmacias homeopáticas 77
Dispensarios homeopáticos públicos y gratuitos esta-
blecidos en Madrid 78
Dispensarios homeopáticos públicos y gratuitos esta-
blecidos en las provincincias 80
Sociedades homeopáticas 81
Periódicos homeopáticos id.
CAPÍTULO VL—Alguna* notioiai sobre el eiUdo de U Ho-
meopatía fuera de Eipaña 83
EUROPA.—ALEMANIA 84
Médicos homeópatas 85
Farmacias homeopáticas 87
Hospitales homeopáticos 88
Dispensarios homeopáticos 90
Clínicas homeopáticas id.
Sociedades homeopáticas 91
Periódicos homeopáticos id.
RUSIA 92
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas 93
Hospitales homeopáticos 93
Periódicos homeopáticos id.
PAÍSES BAJOS id.
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas id.
Sociedades homeopáticas 94
Periódicos homeopáticos id.
BÉLGICA id.
Médicos homeópatas . id.
Farmacias homeopáticas id.
Dispensarios homeopáticos 95
Sociedades homeopáticas id.
Periódicos liomeopáticos id.
FRANCIA 96
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas 98
Hospitales homeopáticos id.
Dispensarios homeopáticos 101
Sociedades homeopáticas 103
Periódicos homeopáticos id.
SUIZA 104
Médicos homeópatas id.
ITALIA id.
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas .* . . . 105
Hospitales homeopáticos ¡d.
Dispensarios homeopáticos 106
Sociedades homeopáticas ' id.
Periódicos homeopáticos 107
PORTUGAL id.
Médicos homeópatas ' id.
Farmacias homeopáticas id.
Dispensarios homeopáticos 108
Periódicos homeopáticos. id.
INGLATERRA 109
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas 110
Hospitales homeopáticos 110
Dispensarios homeopáticos
en Londres 113
— — en las provincias. . . 116
— — en Escocia 128
— — en Irlanda 129
— — en las islas do la Man-
cha 130
Sociedades homeopáticas _ id.
Periódicos homeopáticos 133
ASIA id.
Médicos homeópatas. . 134
ÁFRICA.—ARGEL id.
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas id.
ALEJANDRÍA (Egipto). id.
Módicos homeópatas id.
OCEANÍA 135
Médicos homeópatas id.
AMERICA id.
ESTADOS-UNIDOS 136
Módicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas 137
Colegios de medicina homeopática 138
Hospitales homeopáticos 139
Dispensarios homeopáticos 141
Sociedades homeopáticas 143
Periódicos homeopáticos 146
BRASIL 147
Médicos homeópatas id.
Farmacias homeopáticas 148
Escuela homeopática del Brasil id.
Sociedades homeopáticas 149
Dispensarlos homeopáticos id.
CAPÍTULO VIL—Espoúoion aforística de la doctrina xaé-
dica de Hahnemann 153
CAPITULO VIII.—Objeciones que vulgarmente se hacen
¿ l a Homeopatia y su refutación 15b
i .•—¿Por qué si la Homeopatía es una ciencia verda-
dera, las academias y escuelas de medicina la re-
chazan? 155
2.'—¿No serán efecto de la espectacion y buen régimen
higiénico las curaciones que la Homeopatía
anuncia tovlos los dias? ¿No podria entrar por
algo ol satisfacer la imaginación del enfermo los
glóbulos y cucharadas de agua ? 158
3.°—La mayor parte de las diluciones de los medica-
mentos que emplea la Homeopatía, sometidos á
los análisis químicos más esquisitos, no ha sido
posible hallar en ellas trazas de las sustancias
que llevan el nombre: es así que no hay efecto
sin causa, luego el empleo de dichos medica-
mentos no puede producir resultado de ninguna
especie. 159
CAPITULO IX.—El PORQUÉ de la aooion de loi medioamen-
tos homeopáticos, y el CÓMO fiñoamente te de-
muestra .... 162
Naturaleza de los medicamentos homeopáticos. . . . 164
Péndulo dinamometroscopio 165
Experiencias hechas con este aparato 166
Consecuencias lógicas que de ellas resultan 170
Experiencias que se proponen 171
Modo do llevarlas á cabo 172
CAPÍTULO X.—Algunas consideraciones sobre el valor oa-
raoteristioo de los síntomas 174
1."—Quis?—(Individualidad del enfermo) 175
2."—Quid?—(Naturaleza y, particularidades de la en-
fermedad) 177
3.»—Ubi?—(Sitio de la enfermedad) 179
4.'—QuitaUB auxiliis?—(Síntomas concomitantes). 182
5.*—Cur?—(Causas de la enfermedad) 185
6.*—Quomodo?—(Todo lo que puede producir una
modificación) 190
7.*—Quando?—(Época en que se verifica la modifi-
cación) 193
MANUAL DE MATERIA MÉDICA 199
Absiiilhium id.
Allium sativum 202
Archangelica. . • 205
Armoracia ^ 209
Asclepia acurassavica 212
Bilis corvi 213
Borabyx anellum 215
Bryonia cordatifolia 217
Cactus opuntia • 220
Caladiüm pendulinum 221
Glienopodium ambrosioides 224
Chiococa anguicida 226
Chiococa racemosa 228
Colocyntlns paulstani 231
Contrayerva 233
Crotón campestre 234
Crotón eleutheria '. 236
Crotón fulvum 239
Üermopliylla pendalina 241
Druparia racemosa 243
Erithroxilon sativa 246
Geoffroya vermífuga 248
Gynandria jacutinica 249
Indigofera tinctoria 2bl
Jacaranda petroides ' 254
Lagenaria silvestris 256
Limas 257
Mirabilis jalappa 259
Monoceros 262
Moreaalba 264
Morea nortiana. . 265
Nectandra puchury 267
Nicotiana espuria. . ' . . . . 270
Oniscus asellus 272
Palma christi 274
Perianthopodus spelina 276
Petiveria roirandinus 278
Piper odorífera 280
Plumaria celinus 281
Polygonuin Hydropiper 283
Rhysophora mangue 284
Rosmarinus officinalis 286
Schinus antarthritica 288
Stemodia camphorata 290
Tapychinicus tanninum 293

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Este ANOASIO se vende al precio de 18 » . en las librerías
de los Sres. Bailly-Baüliere, plaza del Príncipe D. Alfonso (antes
de Santa Ana), núm. 16; iopea, calle del Carmen, núm. 29, y en
las Far.Tiacias homeopáticas de los Sres. Carrion, calle de la Aba-
da, núm. 4; y Somolinos, calle de las Infantas, núm. 26, donde 96
Itallarán los medicamentos contenidos en el ANUARIO.

RK PRENSA:
Otra obra del mismo autor, y de igual forma, titulada Tr«t«d«
de patogenetiai homeopátioai, ó lea retúmen de lo* príno^alet
efectot patogéniooi, con indicación de las observaciones clínicas de
12S medicamentos homeopáticos, no contenidos en la sesta edi-
ción francesa del Manual de Medicina homeopática del Dh Jhar.
Se venderá en los mismos puntos; los pedidos que escedan de
bO ejemplares, tanto de esta obra como de la anterior, tendrán lá
rebaja del 20 por 100.
Eite ANIIAHIO ge vende al precio de 1* n. en las librerías
de los Sres. Bailly-Baüliére, plaza del Príncipe D. Alfonso (antes
de Santa Aoa), nana. 16; López, calle del Carmen, núm. 20; y en
las Farmacüs iuMiei^UcaB de ios Sres. CarHoa, calle de la AIM-
da, núm. 4; y Somoltnot, calle de las Infantas, núm. 26, donde se
hallwán los medicamentos contenidos en ei AMOABIO.

Otra obra del mistno autor, y de igual forma, titulada IVatado


de palog«iie«ÍM homeopátÑai, 6 M* nMHunen de le* prinoipelef
CIMIM patoginioo*, con indicación de las oltservaciones clínicas de
iiH medicamentos homeopáticos, no contenidos en la sesta odi-
cim francesa del Manual de tíedieim homeopática del Dr. Jbar.
Se venderá en los mismos puntos; los pedidos que excedan de
50 ejemplares, tanto de esta obra como de la anterior, tendrán la
rebaja del 20 por 100.

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