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Lección 1 - Control de Legalidad de La Actuación Administrativa
Lección 1 - Control de Legalidad de La Actuación Administrativa
EL CONTROL DE LA LEGALIDAD DE LA
ACTUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN EN LA VIA
ADMINISTRATIVA.
1. La revisión de oficio.
La revisión de oficio sólo puede adoptarse respecto de actos que hayan puesto
fin a la vía administrativa o que no hayan sido recurridos en plazo, es decir, respecto de
actos firmes. Es lógico, puesto que si cabe interponer o se ha interpuesto un recurso
administrativo, la Administración podrá anular el acto al resolverlo, de manera mas
sencilla y rápida. En consecuencia, se trata de un procedimiento dirigido a declarar la
nulidad de pleno derecho de actos que ya no pueden ser anulados de otra forma.
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los vicios determinantes de la nulidad de pleno derecho (art. 47). Es más, dicha
imprescriptibilidad no pasaría de ser una noción teórica si no existiera la posibilidad de
revisión de oficio en cualquier momento, ya que una vez que el plazo para recurrir el
acto ha caducado y aquél es firme, no existe otro remedio jurídico para conseguir la
declaración de nulidad.
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bien, sobre todo tratándose de actos favorables y en función del tiempo transcurrido u
otras circunstancias, esa consecuencia puede quedar modulada en virtud del principio de
confianza legítima, e incluso ser excluida en el caso de actos de tracto sucesivo que no
hayan agotado sus efectos. Esta posibilidad deriva de los criterios del artículo 110 de la
Ley 39/2015: habrá que tener en cuenta para ello la actuación de los interesados en
relación con la adopción del acto anulado —esto es, si conocían o no la ilegalidad y su
eventual negligencia al respecto— y ponderar los intereses en presencia.
b) El recurso de lesividad.
Tras la reforma de la Ley 30/92 en 1999, la Administración no puede ya revisar
de oficio los actos favorables anulables. Este principio ha sido incorporado a la Ley
39/2015: así, la regla general es que la Administración sólo puede impugnar ante el
orden jurisdiccional contencioso-administrativo los actos favorables anulables previa
declaración de lesividad para el interés público de los mismos (artículo 107). Esta
declaración es un acto administrativo que tiene ese sólo efecto, el de permitir la
impugnación de actos propios, y que debe ser motivado en un doble tipo de razones, las
que sustenten la estimación de que el acto a impugnar es anulable y las que justifiquen
el interés público (económico, social, político, ético, etc.) que se quiere tutelar.
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La declaración de lesividad legitima a la Administración para interponer recurso
contencioso administrativo contra un acto propio (art. 19.2 LJCA), recurso que se inicia
por demanda (art. 45.4 LJCA), que debe presentarse en el plazo de dos meses desde el
día siguiente de la fecha de la declaración de lesividad (art. 46.5 LJCA). Se trata del
único supuesto en el que la Administración actúa como demandante en el proceso
contencioso-administrativo contra sus propios actos.
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La potestad de revocación contemplada en el artículo 109 de la Ley 39/2015, a
diferencia de su predecesora (la regulada por el artículo 105 de la Ley 30/92) no puede
ejercerse en cualquier momento, sin límite temporal, sino que ha de respetar el plazo de
prescripción, y ha de ser llevada a cabo mediante procedimiento ordinario iniciado de
oficio, ya que no existe un derecho a exigir la revocación, incluso si se funda en
motivos de legalidad (STS de 11 de julio de 2001). A diferencia de la revisión de oficio
de los actos nulos de pleno derecho, la revocación de los actos anulables desfavorables
es una facultad y no una obligación de la Administración, pues ese tipo de invalidez se
convalida por el paso del tiempo y al ganar firmeza el acto.
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aritméticas, cifras o transcripciones de documentos, y su rectificación no implica en
ningún caso nuevas valoraciones o calificaciones jurídicas.
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intolerable, lo cierto es que obstaculiza y retarda el acceso a la tutela judicial efectiva
garantizada por el artículo 24.1 de la misma.
1) Los recurrentes
2) Actos impugnables
Los actos definitivos impugnables son también los que se producen por silencio
administrativo o actos presuntos, incluida la ficción de acto en que consiste el silencio
negativo. Por el contrario, no son susceptibles de recurso administrativo las
disposiciones de carácter general (art. 112.3 de la Ley 39/2015), sin perjuicio de que lo
sean los actos administrativos que las aplican. Si el recurso administrativo contra
algunos de estos actos de aplicación se funda exclusivamente en la nulidad de una
disposición general o reglamento, puede interponerse directamente ante el órgano que
dictó dicha disposición (art. 112.3).
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artículo 114 de la Ley 39/2015 el que regula qué actos ponen fin a la vía administrativa.
Ponen fin a la vía administrativa:
b) Las de los demás recursos que pueden sustituir al recurso de alzada, según el
art. 112.2.
El artículo 115 Ley 39/2015 regula los requisitos de interposición del recurso,
que debe expresar el nombre y apellidos del recurrente y su identificación personal, el
acto que se recurre y la razón de su impugnación, lugar, fecha y firma del recurrente e
identificación del medio o lugar para las notificaciones y el órgano, centro o unidad
administrativa a que se dirige el recurso, así como las demás particularidades exigidas,
en su caso, por las disposiciones específicas.
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Como es natural, el recurso debe ser fundado y ha de basarse en alguno de los
motivos de nulidad o anulabilidad del acto previstos en los artículos 47 y 48 de la Ley
39/2015, como precisa su artículo 115.1, ya que se trata de una impugnación jurídica.
Los vicios y defectos que hagan anulable el acto impugnado (que no nulo de pleno
derecho) no pueden ser, sin embargo, alegados por quienes los hubieran causado (art.
115.3).
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En principio, la medida de suspensión dura hasta que se resuelve el recurso,
como es lógico. Pero, si éste es desestimado y el recurrente decide interponer un recurso
contencioso-administrativo solicitando del Juez la suspensión del acto objeto del
proceso, debe mantenerse la suspensión acordada de manera expresa o presunta en la
vía administrativa hasta que el órgano judicial no se pronuncie sobre esa solicitud (art.
117.4). Esta regla, introducida por la Ley 4/1999, de reforma de la Ley 30/1992, es
consecuencia de la doctrina establecida en STC 78/1996, según la cual ejecutar el acto
recurrido mientras el Juez no ha resuelto sobre la medida cautelar que se le ha
solicitado, infringe el derecho constitucional a la tutela judicial efectiva, derecho que
comprende también el derecho a la justicia cautelar.
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medio para subsanar la necesaria falta de acreditación de hechos o circunstancias que
debieron y pudieron haberse probado en el momento procedimental correspondiente.
Salvo en este último caso, la resolución debe decidir «cuantas cuestiones, tanto
de forma como de fondo, plantee el procedimiento, hayan sido o no alegadas por los
interesados». En este último supuesto deben ser oídos previamente. Ahora bien, la
resolución debe ser congruente con las peticiones formuladas por el recurrente, sin que
pueda agravar su situación inicial (art. 119.3). El principio de congruencia admite, pues
matices, en la medida en que pueden decidirse cuestiones no alegadas, pero siempre que
no se trate de cuestiones nuevas sino que se deduzcan del expediente. No obstante, el
precepto recoge la prohibición de reformatio in peius, avalada por una constante
jurisprudencia anterior y posterior a la Ley 30/92.
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o no de retrotraer el procedimiento no puede quedar a la mera estimación subjetiva de
quien resuelve el recurso. Lo que se quiere decir es que debe adoptarse tal decisión
cuando el vicio de forma constatado sea determinante del contenido de la resolución
recurrida y de tal naturaleza que, mientras no se corrija, impida adoptar una resolución
sobre el fondo.
A) Recurso de alzada
Puede interponerse recurso de alzada contra aquellos actos administrativos que
no pongan fin a la vía administrativa (art. 121.1 de la Ley 39/2015).
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el ejercicio de funciones que les hayan sido delegadas por la del Estado o la Comunidad
Autónoma (art. 27.2 LBRL).
Una vez transcurridos los citados plazos sin haberse interpuesto el recurso de
alzada, la resolución que pudiera ser objeto del mismo «será firme a todos los efectos»,
según reza la Ley. De ahí la trascendencia del plazo para formular este recurso, aunque,
como ya sabemos, dicho plazo debe indicarse en la notificación de la resolución
recurrida para que se inicie su cómputo.
La resolución, expresa o por silencio, del recurso de alzada pone fin a la vía
administrativa y abre la vía de recurso jurisdiccional, sin perjuicio de la procedencia del
recurso administrativo de revisión, en los supuestos tasados que más adelante
comentamos (art. 122.3).
B) Recurso de reposición
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sin perjuicio de la posibilidad de interponer el recurso administrativo de revisión en los
casos en que proceda (art. 124.1 y 3).
2.° Que aparezcan documentos de valor esencial para la resolución del asunto
que, aunque sean posteriores, evidencien el error de la resolución recurrida.
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de la Ley 39/2015). El artículo 125.3 reconoce igualmente el derecho de los interesados
a utilizar esta vía alternativa al recurso de revisión.
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reclamaciones económico-administrativas. A pesar de esta denominación y de que el
procedimiento esté mucho más formalizado que el procedimiento ordinario de recurso,
imitando el proceso judicial, se trata de órganos administrativos y de recursos
administrativos. Al igual que el recurso de alzada, es una vía que es obligatorio agotar
antes de poder acudir al proceso contencioso-administrativo.
La supuesta imparcialidad de los TEA se rompe, no sólo por su composición
administrativa, sino porque en ciertos casos quien resuelve la reclamación es el propio
Ministro.
Los TEA tienen una organización en dos niveles: uno central y luego hay
TEARegionales en las CCAA y unos TEALocales en Ceuta y Melilla. En ciertos casos
la vía económico-administrativa tiene dos instancias (con apelación ante el TEAC), pero
es voluntaria porque los particulares pueden acudir directamente ante el TEAC.
Hasta la CE, este régimen se aplicaba a todas las Administraciones con
competencias tributarias. Al reconocer la CE autonomía a las CCAA y a las
Corporaciones Locales, la vía económico-administrativa ha quedado limitada a la
actividad estatal.
Una especialidad es que la reclamación suspende automáticamente el acto
impugnado si es una sanción y, en los demás casos, se puede obtener la suspensión de
forma automática si se presta garantía suficiente.
Transcurrido el plazo de un año desde la iniciación de la vía económico-
administrativa, en cualquiera de sus instancias, el interesado podrá considerar
desestimada la reclamación al objeto de interponer el recurso procedente.
Antes de interponer la reclamación económico-administrativa, se puede
interponer un recurso de reposición previo. El plazo es de un mes, con silencio
administrativo también de un mes.
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sometidas a instrucciones jerárquicas, con respeto a los principios, garantías y
plazos que la presente Ley reconoce a los ciudadanos y a los interesados en todo
procedimiento administrativo.
En las mismas condiciones, el recurso de reposición podrá ser sustituido
por los procedimientos a que se refiere el párrafo anterior, respetando su carácter
potestativo para el interesado.
La aplicación de estos procedimientos en el ámbito de la Administración
Local no podrá suponer el desconocimiento de las facultades resolutorias
reconocidas a los órganos representativos electos establecidos por la Ley”.
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Conviene referirse, por último, a otros medios de resolución de conflictos entre
la Administración y los ciudadanos, como son la conciliación, la mediación y el
arbitraje.
En nuestro país, la previsión del artículo 112 LPC tampoco ha sido desarrollada
en la práctica. No obstante el hecho de que el arbitraje, como método de solución de
conflictos, cuente en el ámbito jurídico privado con una larga tradición y con una
regulación acabada (Ley 60/2003, de 23 de diciembre), su traslación al Derecho público
se ha producido en muy escasa medida. Apenas podemos citar previsiones al respecto,
por ejemplo, el artículo 7 LGP.
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públicas que ha regulado la Ley 11/2011, de 20 de mayo (aunque en este caso el
calificativo arbitral hay que aceptarlo con matices).
Otra cosa son ciertas actividades de mediación informal, como las que llevan a
cabo el Defensor del Pueblo y los comisionados parlamentarios autonómicos y otras
entidades o personas, que a veces tienen verdadera realidad y eficacia. De ahí que se
prevean expresamente, por ejemplo, entre las funciones del Síndico de Agravios de
Cataluña, en la reciente Ley 24/2009, de 23 de diciembre. No es fácil, sin embargo,
prever qué desarrollo pueden experimentar en el futuro estos llamados medios
alternativos en nuestro Derecho administrativo En cualquier caso, parece más
importante perfeccionar el sistema de recursos administrativos, con la intervención de
órganos dotados de la necesaria especialización y autonomía funcional.
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