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Luego de haber seleccionado el tópico de "Democracia y derechos de las mujeres".

He
decidido realizar una investigación repasando tantos los textos tratados en clases, así como
también un abordaje más personal, revisando libros de diversos autores no vistos en clases.

La democracia y los derechos van de la mano, pues, uno de los derechos fundamentales en
nuestra sociedad es de elegir, esto incluye por supuesto, al personal político que va a
representar a la sociedad en las diversas instituciones de las que sean partícipes, llámese
Cámara de Diputados, Senadores, Concejalías, etc.

Concluida la investigación, procedo a plasmar las ideas más importantes a continuación en


forma de reflexión.

Con todo el respeto que me merecen las personas que han luchado por los derechos de las
mujeres previos al periodo en el que me voy a centrar, presentes en nombres como Lucretia
Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton, y Susan B. Anthony,en el mundo, en Argentina
personalidades como Elvira López o Julieta Lanteri. Quisiera aclarar una apreciación personal
que puede estar sujeta a equivocaciones. Según mi consideración, se puede decir que los
derechos de las mujeres han avanzado más en el transcurso de tiempo que recorre 1945-
actualidad, que en cualquier otro periodo de la historia de la humanidad. Aclaro esto de
entrada, ya que, todo lo presentado fue pensado en la base a la bibliografía indicada, que
incluye contenido mayoritariamente de esa época.

El 21 de abril de 1944, y mucho después que países como Dinamarca, Islandia, Finlandia o
Nueva Zelanda, el gobierno provisional de la República Francesa, bajo el liderazgo del General
Charles de Gaulle, aprobó una ley que otorgaba el derecho al voto a las mujeres en Francia.
Acontecimiento democrático que marcaría un antes y un después, ya que, si bien significaba
basicamente que las mujeres tendrían una real participación en la política de un país tan
relevante como Francia, a su vez, también posibilitó que muchas mujeres tuvieran un real
alcance a la hora de mostrar sus ideas al mundo, teniendo a la literatura y al arte como
grandes fuertes. Cinco años después, la escritora existencialista Simone de Beauvoir, escribe su
más reputada obra "El segundo sexo", la obra se ha convertido en un clásico de la literatura
feminista y es ampliamente reconocida por su profunda influencia en la teoría feminista
moderna. Cosa que no hubiera sido posible si la liberación democrática de la participación
femenina no se hubiera realizado pocos años atrás en su país.

En los años 70, después de Simone de Beauvoir, surgió un movimiento de feministas que
llevaron los argumentos y objetivos a un nivel más avanzado. Entre ellas, se destacó la figura
de Kate Millet, una feminista estadounidense, que puso un énfasis fundamental en el concepto
de "género" para cuestionar las premisas de la biología y abogar por la idea de que el género
es principalmente una construcción cultural que define la estructura de la personalidad según
la categoría sexual. Nuevamente, sin la participación democrática esto no hubiera sido posible,
ya que, gran sustento de los argumentos esgrimidos en sus obras datan de un EE.UU. con voto
femenino y con leyes tan importantes para la mujer como lo son: "Ley de Derechos de la
Mujer", "Ley de Igualdad Salarial", "Ley de Derechos Civiles", con menos de un lustro de vida.

Otra feminista que generó un debate intenso fue Shulamith Firestone, de origen canadiense,
quien afirmó que "Las feministas deben cuestionar no solo toda la cultura occidental, sino
también la misma organización de la cultura y, aún más, la organización de la naturaleza en sí
misma". Sus ideas provocaron discusiones profundas sobre la necesidad de reevaluar no solo
las estructuras culturales, sino también las percepciones arraigadas sobre la naturaleza y la
organización de género en la sociedad.

Presento a estas autoras, dado que, si bien sus obras tienen sus ya más de 50 años de
antigüedad, muestran conceptos, que aún hoy día, como sucede en el caso de nuestras clases,
junto con los textos leídos, se siguen hablando y debatiendo.

Por ejemplo, en el texto de Leticia Sabsay: "Judith Butler para principiantes", en el que nos
explica, bajando a la tierra, muchos de los pensamientos de la filósofa estadounidense, dice:
"Hablar de performatividad del género implica que el género es una actuación reiterada y
obligatoria en función de unas normas sociales que nos exceden". Quiere expresar una idea
similar a lo que Kate Millet hace referencia cuando escribe: "el carácter cultural del género,
definido como la estructura de la personalidad conforme a la categoría sexual, es formado en
sociedad". Como se puede observar, en ambos casos, se comparten términos como "género"
que está influido por otro denominado "sociedad" o "normas sociales", que hacen referencia a
lo mismo: la sociedad, a menudo, tiende a querer imponer roles de género rígidos y
predefinidos a las personas, lo que limita la expresión de la identidad de género junto a la
libertad de los individuos, y perpetúa la desigualdad de género.

Gran parte de este poder que se le concede a las normas sociales para poder guiar a su antojo
la vida de la gente, incluyendo aspectos como las actitudes, apariencia, etc. O en el caso que
nos hemos centrado, los derechos a los que las mujeres tienen acceso y que se respetan por su
mera existencia, se expanden entre las personas gracias a instituciones tan importantes e
integradas en la vida cotidiana como lo son los medios de comunicación, ya lo dijo Rosana
Reguillo en "Políticas de la (in)visibilidad. La construcción social de la diferencia" cuando
escribía: "Los medios de comunicación, especialmente la televisión, [...] construyen y ayudan a
construir cotidianamente el relato de la otredad monstruosa a través de diferentes géneros y
estrategias narrativas".

Se puede conectar de manera simple este rol de los medios de comunicación con la
vulneración de los derechos de las mujeres. Paso a enumerar ejemplos:

1) Los medios de comunicación a menudo presentan a las mujeres en roles secundarios o los
excluyen de ciertas narrativas y ocupaciones. Puede ser escogiéndolas únicamente para
noticias irrelevantes, para presentar el clima en noticieros o solo mostrarlas en pantalla como
una especie de "buenísmo". Esto refuerza la desigualdad de género al limitar las
oportunidades y las aspiraciones de las mujeres.

2) La cosificación de las mujeres en los medios de comunicación, a través de imágenes


sexualizadas o comentarios degradantes, reduce a las mujeres a su apariencia física y
promueve la idea de que su valor radica únicamente en su atractivo sexual.
3) La falta de diversidad en la representación de las mujeres en los medios, en términos de
raza, orientación sexual, identidad de género y discapacidad, también es un problema
importante. Esto contribuye a la invisibilidad de las experiencias de mujeres de diversos
orígenes y puede perpetuar la marginación de las personas incluidas en estos conceptos.

Para ir cerrando, la historia de la lucha por los derechos de las mujeres es un viaje continuo
que ha visto avances significativos, sobre todo en los tiempos más cercanos a nuestra época,
pero que aún enfrenta desafíos en la construcción de una sociedad más igualitaria. No la he
presentado en forma histórica, sino más bien, desde una perspectiva más actual, precisamente
con el objetivo de entender el tópico de "Democracia-Derechos de la mujer" desde una
perspectiva acorde a los tiempos turbulentos que nos rodean.

En conclusión, a lo largo de este trabajo se ha evidenciado que, a pesar de los avances en los
derechos de las mujeres, en democracia precisamente, hasta la actualidad, persisten desafíos
significativos en la construcción de una sociedad verdaderamente igualitaria, que deben ser
alcanzados y defendidos de toda amenaza latente.

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