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América Latina: perspectivas económicas

2024

CELAG

¿Que puede esperarse en América Latina el próximo año en materia económica? Desde
Celag analizamos las principales variables para un año complejo

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10 DICIEMBRE, 2023
Sin un modelo propio, Latinoamérica ha acompañado los giros mundiales sin pestañear
demasiado. La región, disciplinadamente ha seguido las tendencias gravitacionales globales
que marcaron su inserción internacional, con el modelo agroexportador primero, que
terminó entre la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión. A posteriori, algunos países,
en especial México, Brasil y Argentina, tomaron la iniciativa adoptando el modelo
sustitutivo de importaciones que se extendió hasta fines de los ‘70, cuando Thatcher y
Reagan asumieron la sala de comandos, derrumbaron el Muro, impugnaron las alternativas
e iniciaron, sin contención, el estilo anglosajón de globalización.

La maduración de este modelo parió una diáspora de crisis internacionales, México, Corea,
Tailandia, Rusia, Ecuador, EE. UU. (dot com), Argentina, EE. UU. (2002), Planeta Tierra
(2008) que germinaron impulsos insurgentes en algunos países latinoamericanos, luego
bautizados como la “década ganada”. El gráfico 1 permite comprobar la relación inversa
que existe entre el disciplinamiento y el crecimiento económico latinoamericano. En el
período sustitutivo de importaciones, la región sostuvo crecimientos altos, entre 5% y 6%
anual, mayores a los de los países desarrollados. Luego, la globalización disciplinó los
registros de crecimiento de los ‘80 reduciéndolos a la mitad que los países avanzados,
mientras que la indisciplina de la década ganada permitió duplicarlos.

La insatisfacción con los resultados del modelo globalizador fue trasladándose


paulatinamente desde la periferia usufructuada hasta el centro usufructuador, llevando a que
en la actualidad seamos testigos de la declinación de la globalización, amenazada de muerte
gracias -nuevamente- la iniciativa anglosajona. Con Trump a la cabeza, se decretó el fin de
un estilo de globalización y se desencadenó otro sistema que está en disputa, más
proteccionista y nacionalista, cuya historia está en pleno desarrollo. Desconocemos cuál
será la deriva que atravesará la región en este contexto. Incluso los dos adalides del modelo
neoliberal en la región, Colombia y Chile, también experimentaron los límites del modelo
cuando la insatisfacción popular acumulada se rebeló en las calles y dio lugar a cambios de
gobierno de corte popular. Al igual que Perú. Lo que sí sabemos es que mayores grados de
indisciplina permitirán mejores desarrollos.

Las tendencias

El modelo de globalización aún vigente está cambiando rápidamente, no solo recalculando,


sino reconfigurando el GPS. Se abre un escenario de oportunidades y riesgos para América
Latina, que esbozaremos a continuación.
Disputas geopolíticas globales

La madre de las disputas globales enfrenta a una potencia emergente con aspiraciones,
China y su área asiática de influencia, con una potencia en declive, EE. UU. y su área de
influencia occidental. Las hostilidades no comenzaron con el aumento de las capacidades
productivas chinas, sino cuando comenzó a desarrollar el brazo financiero, disputando
directamente con el core del interés norteamericano. La multipolaridad puede representar
para América Latina una oportunidad para aumentar sus grados de libertad geopolítica y
financiera. De todos modos, el dominio anglosajón, si bien está siendo disputado, dista de
haber sido destronado, por lo que no será raro que los gobiernos latinoamericanos con
frecuencia desistan de aprovechar al máximo las ventajas de la multipolaridad y adhieran
incondicionalmente al mandato norteamericano.

Economía centralmente planificada

Sí. La moraleja de esta historia es que, aunque las economías centralmente planificadas
fueron el monstruo comunista que justificó la Guerra Fría por su desafío a la libertad de los
mercados durante la postguerra, el triunfo del modelo capitalista ha conducido
precisamente a … una economía de planificación centralizada. Es un cambio insonoro
provocado por la concentración del ingreso y del capital en manos de los gigantes
internacionales de las finanzas, que toman el grueso de las decisiones de inversión globales.
Estas corporaciones participan en casi o todas las multinacionales del planeta y definen la
división internacional de la producción, de la innovación y de la inversión; y su misión
siempre es apoyar a gobiernos de perfil market friendly y hostigar a los contrarios. Con
pocas dudas, podemos afirmar que las participaciones horizontales de estos gigantes
financieros, es decir, la posesión de acciones en empresas que participan en los mismos
mercados, ha generado un mundo libre de presiones competitivas y libre para subir precios.
En este entorno, las apuestas a favor de mayores grados de insumisión de parte de los
países latinoamericanos pueden tener menores apoyos que las sumisas. En otras palabras,
tendrán más acceso al financiamiento internacional, aunque en contrapartida se podrán
apropiar menos de sus rentas.

Las decisiones de inversión estarán condicionadas por las políticas de cosecha de rentas que
definan los gigantes financieros. No debe menospreciarse el dilema que enfrentan las
naciones subordinadas: ser market friendly y sacrificar una parte significativa de sus rentas
primarias en favor de las multinacionales extranjeras, o no serlo y enfrentar las
consecuencias de un posible lockout por parte de las mismas. El ejemplo de Bolivia y su
política de nacionalizaciones demuestra que es posible salir airoso del dilema.

Inflación y política de los bancos centrales

Quizás el segmento donde las políticas latinoamericanas se muestran más subordinadas al


centro es en la política de tasas de interés. La banca central de toda la región acompañó la
deriva de tasas de interés en ascenso con la que la banca central anglosajona y europea está
dirimiendo la inflación. Esta es una de las principales razones por las que el desempeño
macroeconómico de la región en 2023 no ha despegado, a pesar de contar con un favorable
escenario de precios internacionales.

La inflación global sigue fuera de los márgenes deseables, aunque se haya desacelerado. El
restablecimiento de las cadenas globales de suministros ha contribuido a la desaceleración
de los precios, pero el efecto ha sido compensando por el incremento de márgenes, como
veremos más abajo. En este sentido, la política monetaria restrictiva tiene poca efectividad,
porque el problema no radica en el exceso de demanda de las familias, sino en la codicia de
las corporaciones, que es alentada con los tipos de interés altos que elevan el costo de
oportunidad de sus inversiones en activos reales (exigiéndoles mayores márgenes). Las
señales que brindan los banqueros centrales apuntan a que el ciclo de alzas ha llegado -o
está llegando- a su límite; sin embargo, esto no significa que retrocederán los tipos de
interés, sino que el escenario es que se mantengan en los niveles actuales, cercanos al 5%
anual.

Commodities

Si bien los precios de los commodities están en retroceso en 2023 y se espera que continúen
esa desaceleración a lo largo de 2024 y 2025, cabe notar que permanecerían
aproximadamente un 30% por encima de los registros de 2019. En definitiva, los precios
siguen altos, aunque moderándose y bajando. Una excepción son los precios de la energía,
que subirían en 2024 tras la corrección cercana al 20% de 2023, aunque sigue en un marco
de precios elevados.

El avance de las tecnologías de la electromovilidad está generando nueva riqueza


patrimonial en los países propietarios de yacimientos de cobre y litio.

Márgenes
Otro de los grandes desafíos en Latinoamérica es el crecimiento de la participación del
capital en la distribución del ingreso global. El Reporte sobre Comercio y Desarrollo
elaborado por la UNCTAD destaca el crecimiento de la participación del ingreso del
capital, pero distingue que no se trata de todo el capital, sino que el crecimiento se explica
por la parte que les toca a las grandes trasnacionales. En particular, las 2.000 mayores
multinacionales han aumentado su participación en el ingreso en 4 puntos porcentuales.
Naturalmente, esta evolución explica el crecimiento de los márgenes de las grandes
empresas y es la contrapartida de la disminución en el ingreso de los trabajadores y de las
capacidades financieras de los estados. En efecto, la globalización neoliberal ha reducido el
espacio fiscal de los Estados-Nación, entre ellos los latinoamericanos, porque el grueso de
la tributación sobre el capital se vio mermada como consecuencia de la competencia fiscal
desleal. Lo anterior alude a la capacidad del capital para trasladarse sin obstáculos a las
jurisdicciones fiscalmente más benévolas y la competencia entre las jurisdicciones para
capturar inversiones de capital. Así, la combinación entre disminución de la capacidad
recaudatoria sobre el capital y la disminución de la participación del trabajo en la
distribución de la renta, afectan por partida doble la capacidad de los estados para obtener
ingresos y llevar adelante políticas activas o distributivas.
La pérdida de participación de los trabajadores no solo tiene que ver con la concentración
del capital y el poder de mercado de las empresas. También se relaciona con las nuevas
tecnologías sustitutivas del trabajo. La aparición de la IA implica un nuevo avance de estas
capacidades de la tecnología, esta vez, dirigidas a sustituir trabajadores más capacitados. Si
la IA tendrá más impactos positivos -gracias a su aporte a la productividad- que negativos -
debido a la sustitución de trabajadores cualificados y no cualificados- es un interrogante de
difícil respuesta. En cambio, es fácil anticipar que los efectos no serán lineales porque la
tecnología se adopta con mucha más rapidez con la que los trabajadores se adaptan a ella.
Otra consecuencia previsible de la rápida expansión de la tecnología del aprendizaje
automático es que su penetración en todas las ramas de actividad irá generando grandes
empresas o negocios, que tomarán la forma de unicornios o empresas exponenciales que
disminuirán las bases tributarias de los países donde no se desarrollen estas tecnologías y
empresas. El crecimiento de estas grandes empresas tecnológicas, explotadoras de la renta
de datos globales, irá en desmedro de la capacidad tributaria de los Estados.

Tributos

La combinación de las mayores incertidumbres en el mundo del trabajo, la mayor


insatisfacción social generada por la incapacidad de los estados para mejorar las
condiciones de vida de las mayorías, junto a la concentración del ingreso sin precedentes
que seguirá en aumento gracias a las nuevas tecnologías, es un combo que representa
riesgos para las democracias regionales.

En primer lugar, el chivo expiatorio podrían ser los propios estados, considerados como
incapaces de brindar soluciones sociales e ineficientes en su funcionamiento, percibidos
como una carga innecesaria cuyo sostén lastra las sociedades. En este marco, los estados
enfrentan una disyuntiva: disminuirse a un tamaño mínimo, lo que agravará los problemas
subyacentes, o aumentar su eficacia, por ejemplo, mejorando sus capacidades (lo que
implica aumentar su recaudación tributaria). Es de esperar que, por un lado, observemos el
desarme del modelo globalizador que genera competencia fiscal a favor de uno más
proteccionista -al menos desde el plano fiscal- y que permita a los Estados gravar el capital.
Por otro lado, observaremos más inventiva fiscal, ya sea aspirando a aumentar la
contribución tributaria de las multinacionales como creando nuevas bases tributarias (por
ejemplo, la explotación del BigData, que son una creación colectiva que se apropian en
forma exclusiva las empresas tecnológicas). Los datos masivos, indispensables para las
empresas tecnológicas -especialmente aquellas que desarrollan IA- son equivalentes a los
campos petroleros que justifican el cobro de regalías.

El futuro inmediato

Las proyecciones de las instituciones internacionales indican que la economía global tendrá
crecimientos del PIB real en torno al 2,6% anual promedio en 2023 y 2024, una
desaceleración de 0,5% respecto a los niveles de 2022 y prepandémicos. Las economías
asiáticas avanzarían a ritmos próximos al 5% anual, seguidas por las del África
subsahariana con registros en torno al 4%, que serían las más dinámicas del globo. Las
economías desarrolladas tendrían registros más modestos de crecimiento, menores al 1,5%
(siendo los registros de EE. UU. ligeramente mayores a los europeos).
Para Latinoamérica y el Caribe se espera que en 2023 y 2024 alcancen crecimientos del
1,9%, superiores al modesto ritmo del 1,1% anual prepandémico, apoyado por los buenos
precios internacionales. El rango de predicciones para 2023 va desde un mínimo de 1,5%
(BM) hasta el máximo de 2,3% que predice el FMI. En 2024 el rango de proyecciones de
crecimiento para la región se ubica entre el 1,5% de CEPAL y el 2,3% del FMI. El FMI
prevé que el crecimiento económico de 2024 se mantendrá sin variaciones respecto a 2023,
mientras que UNCTAD, OPEP y CEPAL esperan una ligera desaceleración y, por el
contrario, el BM proyecta una leve mejoría que continuaría en 2025. El promedio de
proyecciones apunta a que el ritmo de avance se mantendrá sin cambios en 2024.

Para el próximo lustro, las expectativas proyectadas por el FMI y la OPEP -las únicas
instituciones que publican estas proyecciones- muestran una leve mejoría que permitiría
superar el crecimiento anual del 2%.
Argentina

Las proyecciones promedio disponibles para Argentina señalan que la contracción de 2023
rondará el 2,3% promedio y un ligero crecimiento de apenas 0,7% en 2024. De todos
modos, existen diferencias significativas en las estimaciones. El FMI proyecta para 2023
para Argentina una contracción de -2,5% seguida por una recuperación de 2,8% en 2024. El
BM proyecta la misma caída en 2023 con una recuperación más moderada, del 1,2% en
2024. Por su parte, la CEPAL y UNCTAD proyectan una caída del -3% y -2,4%
respectivamente en 2023, que continuará con caídas del -1,6% y -0,6% en 2024. Estas
proyecciones, incluso las de CEPAL y UNCTAD, parecen muy optimistas frente al
escenario profundamente contractivo que anticipa el ajuste que promete el nuevo Gobierno.

El desplome del gasto e inversión pública tendrá para 2024 su contrapartida de crowding-
in1, es decir, arrastrará el nivel de actividad del sector privado y es difícil esperar que el
empuje de las exportaciones y la lluvia de inversiones financieras que se prevé a raíz de la
caída del consumo interno y la liberalización comercial y financiera sea capaz de revertir el
desplome del conjunto de la economía. Sería más prudente esperar que, en el mejor de los
casos, se repita la caída experimentada en 2023.

Bolivia

Para Bolivia las proyecciones promedio de 2023 indican un crecimiento del 2,2% seguidas
por una ligera desaceleración hasta el 2,0% en 2024. En general, no se observan cambios
significativos en las proyecciones del FMI y CEPAL, sin embargo, el Banco Mundial prevé
una desaceleración de 0,5% para 2024, que podría ser fruto de la inestabilidad política que
atraviesa el oficialismo en este país.

De todos modos, el resultado final dependerá de la rapidez con la que el Gobierno consiga
poner en valor las inversiones que viene realizando para sustituir el declive en la
productividad de los pozos gasíferos. En particular, la fabricación de urea, zinc y la
producción de litio y la participación en varios eslabones de la cadena productiva de
baterías, tienen capacidad para mejorar los ingresos de divisas.

Brasil

Las proyecciones para Brasil muestran que en 2023 se alcanzaría un crecimiento de 2,5%
anual, que se desacelerará hasta el 1,7% en 2024. En esta desaceleración de 2024 coinciden
las proyecciones del FMI, CEPAL y UNCTAD mientras que, por el contrario, el BM
proyecta una aceleración del crecimiento en 2024; sin embargo, su punto de partida es una
previsión de crecimiento para 2023 que es menos de la mitad que la estimada por el resto
de instituciones.
Chile

El PIB chileno concluirá 2023 con una caída de casi medio punto, pero tendría una fuerte
recuperación, ubicándose entre el 1,6% de acuerdo al FMI y el 2,7% de acuerdo a CEPAL.
En promedio, el registro de crecimiento para 2024 rondaría el 2% anual.
Colombia

Las estimaciones disponibles de las 3 instituciones internacionales son coincidentes en sus


proyecciones tanto para 2023, que promedian 1,4%, como para 2024, cuando promedian
una aceleración hasta el 2%. Colombia parece estar superando las restricciones a su
crecimiento generadas por la política de tasas de interés de la política monetaria elevadas
que ha dirigido el Banco de la República.
Ecuador

Las proyecciones indican que Ecuador concluiría 2023 con un crecimiento del 2,1%, que se
aceleraría hasta el 2,4% en 2024. El FMI sostiene las proyecciones más modestas, de 1,4%
y 1,8% para 2023 y 2024, respectivamente; es probable que se deba a su conocimiento
interno como principal acreedor del país.
México

La proyección promedio para México apunta a que 2023 concluirá con un crecimiento del
3% seguido por una desaceleración hasta el 2% en 2024. Todas las instituciones apuntan en
el mismo sentido, es decir, una ralentización el crecimiento que fluctuaría en el rango de
1,1 y 0,6 puntos porcentuales para 2024.
Panamá

Las proyecciones sobre Panamá indican, en promedio, que logrará un crecimiento alto en
2023 y 2024, con registros de 5,6% y 4,7% respectivamente. El Banco Mundial sostiene la
predicción más optimista para 2024, señalando que mantendrá el crecimiento cercano al
6%, mientras que CEPAL y el FMI pronostican una desaceleración de casi 1 punto
porcentual en el primer caso y de 2 puntos en el segundo.
Paraguay

El pronóstico de crecimiento para 2023 de Paraguay alcanza el 4,5% que se reduciría


ligeramente hasta el 4% en 2024. El BM tiene la proyección más optimista con un 4,8% y
4,3% para 2023 y 2024 respectivamente. Todas las instituciones coinciden en que habrá
una ligera desaceleración en 2024; sin embargo, sostiene uno de los crecimientos más altos
de la región.
Perú

El promedio de instituciones proyecta un crecimiento del 1,5% para 2003 seguido por una
aceleración hasta el 2,6% en 2024. Las proyecciones coinciden con respecto a 2024, pero
existe más de un punto porcentual de diferencia con respecto a 2023, donde el BM incluso
pronostica un crecimiento superior al 2%.
Uruguay

Uruguay concluirá 2023 con un crecimiento modesto, de aproximadamente 1,4% de


acuerdo al promedio de proyecciones que, sin embargo, se acelerará en 2024 hasta
duplicarse con un 2,8%. Todas las proyecciones coinciden en predecir una aceleración del
crecimiento que se ubicaría entre 2,6% y 3,2%.
Venezuela

Venezuela continúa el ritmo de crecimiento alto, tanto en 2023 como en 2024. Sin
embargo, el FMI prevé que el crecimiento se acelerará en 2024, mientras que la CEPAL
pronostica una ligera desaceleración. En promedio, las proyecciones se mantienen sin
cambios con un crecimiento de 3,6%.
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CELAG
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) ()

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) es una institución


dedicada a la investigación, estudio y análisis de los fenómenos políticos, económicos y
sociales de América Latina, cuyo objetivo es elaborar saberes e instrumentos para entes
decisores de políticas públicas, estrategias electorales o acciones sociales.

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