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Manejando Nuestras Finanzas
Manejando Nuestras Finanzas
El Señor Jesús enseñó mucho respecto al dinero y a la manera de usarlo correctamente. Nos enseñó que
no debemos hacer demasiado énfasis en el, ni tampoco debemos darle poca importancia. En esta
lección queremos aprender algunos de los principios bíblicos que tienen que ver con el dinero y los
bienes materiales.
Antes de considerar el tema de cómo debe manejar sus finanzas un cristiano, veamos tres grandes
principios respecto al dinero y los bienes.
Dios da algunos mandamientos muy claros respecto al dinero y cómo debemos administrarlo. Veamos
algunos de ellos.
1. No incurras en deudas.
Dios no quiere que Su pueblo tenga deudas. La Biblia dice:
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros… (Romanos 13:8).
Cuando nos endeudamos, perdemos un poco de nuestra libertad. La Biblia dice: El que toma prestado
es siervo del que presta (Proverbios 22:7). Muchas veces Dios llama a la gente a servirle, pero no
pueden hacerlo por causa de sus deudas.
3. No acumules riquezas.
Todo cristiano debe ahorrar algo de lo que gana para tener recursos en caso de emergencias. Pero no
debemos acumular dinero. Salomón, el hombre más sabio que ha vivido, dijo:
Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal
(Eclesiastés 5:13).
El Señor Jesús nos insta a hacernos tesoros en el cielo en vez de juntarnos tesoros en la tierra. Él dijo:
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y
hurtan; sino haceos tesoros en el cielo… Porque donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro
corazón (Mateo 6:19–21).
En 1921, se juntaron en el Edgewater Hotel de Chicago, nueve de los hombres de negocios más
expertos en ganar dinero. Se incluía entre ellos el jefe del monopolio más grande, el especulador más
sobresaliente de Wall Street, el presidente de la compañía independiente más grande de acero, el
presidente de la empresa eléctrica más grande, el presidente de la compañía más grande de gasolina, el
especulador en trigo más grande de los Estados Unidos de América, el presidente de la bolsa de Nueva
York, el presidente del Banco Internacional de Liquidaciones y un miembro del Gabinete Presidencial.
Veinticinco años más tarde, ¿dónde estaban estos hombres de fantásticas riquezas y poder?
Ivar Krueger, jefe del más grande monopolio, se suicidó. Jessie Livermore, el especulador de más éxito
de Wall Street, se suicidó. Charles Schwab, presidente de la compañía de acero independiente más
grande, murió en bancarrota. Samuel Insull, el presidente de la empresa eléctrica más grande, murió sin
un dólar, siendo un fugitivo de la ley, en un país extranjero. Howard Hopson, presidente de la compañía
de gasolina más grande, se volvió loco. Arthur Cotton, el máximo especulador en trigo, murió en el
extranjero, arruinado. Richard Whitney, presidente del mercado de acciones de Nueva York, fue
condenado a la Penitenciaría de Sing Sing, convicto por fraude. Leon Fraser, presidente del Banco
Internacional de Liquidaciones, se suicidó. Albert Fall, miembro del gabinete presidencial, fue enviado
a prisión por un crimen, y perdonado finalmente de la prisión para que pudiera morir en su casa.
Estos hombres centraron sus vidas en el dinero. Cuando su riqueza se esfumó, no tenían por qué vivir.
En vez de poner nuestra confianza en “riquezas inciertas”, debemos poner la confianza en el Dios vivo,
que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos (1 Timoteo 6:17).
1. Haz un presupuesto.
Hay mucha gente descuidada con su dinero. Lo gastan y dicen: “¿a dónde se me fue?” La manera de
evitar esto es tener un presupuesto y llevar el registro de todos los gastos. Cuando manejas
correctamente tu dinero, tú no preguntas a donde se fue, sino lo mandas a donde debe ir.
ADVERTENCIA ESPECIAL
No sirvas de fiador.
En el libro de Proverbios, Dios nos advierte seis veces en contra de ser “fiador” por las deudas de otra
persona. Hoy lo llamamos “aval”. Cuando avalamos la firma de alguien, significa que asumimos la
responsabilidad del pago de esa deuda. Si, por alguna razón, la otra persona no paga la deuda, entonces
tenemos que pagarla nosotros. No debemos avalar la firma de otra persona porque Dios nos dice
claramente que no lo hagamos. La Biblia dice:
No seas de aquellos que… salen por fiadores de deudas (Proverbios 22:26).
Mucha gente ha aprendido por experiencia que, cuando tratan de ayudar a un amigo avalándolo, acaban
por perder a ambos, a su dinero y a su amigo.
Un cristiano debe manejar sus finanzas en una forma que honre al Señor Jesús. Tener cuentas vencidas
y deudas pendientes es un mal testimonio y una deshonra para el Señor.
Mucha gente que está endeudada piensa que lo que necesita para salir de las deudas es tener mayores
entradas. Pero la solución no es tan sencilla como éso. Algunas personas que tienen poco dinero, se
endeudan, y cuando reciben más dinero, se endeudan aun más.
El lograr la libertad financiera requiere una actitud correcta y acciones debidas. Tú debes tener un
anhelo intenso de verte libre de deudas. Debes creer que el ser libre de tus deudas es la voluntad de
Dios para ti, y todo lo que es la voluntad de Dios para ti, puede llegar a ser una realidad en tu vida. Los
pasos siguientes pueden ayudarte a lograr tú libertad financiera:
5. Persevera en tu plan.
Si sigues tu plan empezarás a salir de tus deudas. Cada vez que una deuda esté completamente saldada,
indícalo en tu lista. El quedarte libre de deudas es de gran valor para ti porque estás obedeciendo a
Dios, y Él te bendecirá por eso.
Toma una decisión: nunca huiré de mis deudas. No es una deshonra endeudarse, pero sí es una
deshonra evadir una obligación honesta. Un cristiano jamás puede justificar su falla en no enfrentar
honradamente sus obligaciones. Huir de tus deudas no sólo es deshonesto, sino que te causará también
la pérdida de tu autorespeto, junto con la pérdida del respeto de los demás.
El hacer dinero no es el propósito de la vida. El mundo mide el éxito de acuerdo a la cantidad de dinero
o de posesiones de una persona, pero ésta no es la forma verdadera de medir el éxito. El Señor Jesús
dijo:
…porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15).
Jesucristo mismo nos enseñó el camino al verdadero éxito. Es tan sencillo que podemos pasarlo por
alto fácilmente. He aquí lo que el Señor dijo:
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo
6:33).
Buscar “primeramente el reino de Dios” significa poner a Dios y Sus intereses, primero en nuestra vida.
Buscar “su justicia” significa que con todo el corazón debemos tratar de ser lo que Dios quiere que
seamos.
Hay algunas cosas muy prácticas por las cuales podemos demostrar que de verdad ponemos a Dios
primero en nuestras vidas: