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EBNsT KRETSCHME
Profesor de Psiquiatría y Neurología en Tubinga
PSICOLOGÍA MÉDICA
TBADUCCIÓN DE LA DÉCIMA EDICIÓN ALEMANA
IPOR I
Con 26 ilustraciones
EDITORIAL LABOB, s. A.
BARCELONA MADRID BUENOS AIBEs RIO DE JANEIRO
-
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-
MÉXICO MONTEVIDEO .
-
1954
Prefacio del traductor.
Con la traducción del presente libro quedan «oficialmente»
vertidas al español todas las obras de E. KRETSCHMER, excepto
Der sensitive Bezz'ehungswahn. Decimos oficialmente, porque existe
una traducción ilegal, o sea, sin respetar derechos de autor ni editor
alemanes, de este mismo libro, fechada en Méjico en 1945. Nos-
, otros somos los menos indicados para comparar ambas traduc- '
ciones; pero quedaríamos poco satisfechos de nuestro trabajo si
esta edición española no fuese superior, en todos los sentidos, a la
Í mejicana, deficiente como traducción en sí misma, sobre todo,
porque corresponde a las primeras ediciones del libro (escritas
hace cinco lustros), y parece ser una versión de la correspon-
diente edición francesa. Si los italianos dicen que tmdmtore es igual, i
a traditore, una traducción de traducción es doblemente traidora
al original traducido ; mucho más, si no está bien lograda y es
anacrónica. Todo ello justifica. que hayamos emprendido la tra-
ducción directa de la última edición alemana de la importante
obra Psicología medica, de . KRETSCHMER, y no la presentemos
corno segunda edición española. .
No vamos a entrar en pormenores sobre la, significación cien-
tífica, en el campo de la literatura médica, del libro que hoy pre-
sentamos a1 público de lengua hispana. En el prólogo que hemos
escrito para la segunda edición española del trascendental libro
de E. KRETSCHMER Constitución y carácter —- obra que, junto con
Hombres geniales, del mismo autor y traductor, sale al mer-
cado simultáneamente con este libro (Editorial lgabor) ——, ex-
ponemos extensamente nuestra opinión y la de destacados e5pe-
cialistas del mundo hispano acerca del conjunto de la obra
kretschmeriana, en la cual su Psicología médica se ha hecho
clásica en el curso de los años. Reiteramos el agradecimiento a
nuestro fiel y competente colaborador, Dr. Rodrigo García, en
estas ímprobas lides de trasladar a un buen español el difícil
idioma germano; gratitud que hacemos extensible a Editorial La-
bor, por el esfuerzo realizado al lanzar a la vez, y con presentación
' exquisita, la trinca esencial de la vasta y genial produCción kret—
schmeriana, representada por los tres libros mencionados.
Ernst Kretschmer
Marburgo, febrero de 1943.
Prólogo a la quinta edición
Hemos aprovechado sucintamente en esta nueva edición el
fruto de las investigaciones de estos últimos años. En el terreno
de lateXploración del cerebro, 1a extensa obra de KLEIST sobre
Patología cerebral (Leipzig, Barth, 1934) ha proporcionado un
importante caudal de observaciones revisadas y de ideas heurís-
ticas productivas, tales como el desenvolvimiento de los síndromes
del lóbulo frontal, la trimería de las esferas sensoriales, y otras.
De nuestro própio material nos ha parecido provechoso incluir el
estudio detenido de las formas abortivas constitucionales prove—
nientes de síndromes cerebrales orgánicos, entre ellos el de la
rLervosidad corez'forme y sus efectos como variantes de la estruc-
tura del carácter. ‘
En el dominio de la doctrina de la constitución y el tempe-
ramento, a nuestro juicio se ha ampliado considerablemente la dis—
criminación de los temperamentos de los 'aílétz'cos (KRETSCHMER
y ENKE, Die Persó‘nlichkeit der Atletiker, Leipzig, Thieme,_1936) (1).
Hemos introducido el concepto de «formas radicales ». de 1a per—
sonalidad, para facilitar su comprensión y concretar sus límites,
así como la última atribución de las relaciones somatopsíquicas a
la personalidad vinculada a la herencia, según se deduce de nuestro
material de experimentación.
El estudio del desarrollo de 1a constitución en el tiempo nos
ha conducido en primer lugar a las inhibiciones parciales de la
maduración antesde la pubertad y en el curso de ésta, o sea, al
problema del retardo de la madurez, que se nos presenta cada vez
más como uno de los problemas biológicos centrales de la perso-
nalidad, cuyos efectos repercuten, no sólo en las investigaciones
sobre constitución, sino también, y ante todo, en la psicoterapia de
las neurosis. »
Por lo que se refiere a la psicoterapia, el «adiestramiento
autógeno » de J. H. SCHULTZ (Leipzig, G. Thieme) proporciona
un nuevo método e interesantes ideas sobre el problema de la
(1) Hay también. traducción española de este libro («La personalidad de los
atléticos »). —N. del T.
XIV Prólogo a la quinta edición
PRIMERA PARTE
QI
I. Naturaleza del alma .....................................
A. El «yo» y elmundo exterior. Espiritu y materia ..................
CU!
H-
B. Concepción moderna de las relaciones entre cuerpo y alma .........
Dificultades de las localizaciones cerebrales, 12.
TERCERA PARTE
Instintos y temperamentos _Págs.
IX. Los instintos y sus variaciones ........................... .158
Instintos de nutrición (Impulsos y automatismos orales, anales y otros),
164. —— Instintos de conservación (Instinto y automatismo de agresión,
defensa y fuga), 166. —— Instintos sexuales y sus variedades, 168. —— Evo-
lución de los instintos sexuales, 177. — Grados e inhibiciones de los ins-
tintos sexuales, 181. —Transformaciones energéticas de los instintos
sexuales, 184.
X. Los temperamentos ...................................... 191
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
Psicología médica práctica
XV: ISI peritaje ..... '.........................i ............... .' “26:3
Y Psicología del testimonio, 265. __ Preguntas sugestivas, 267. —4 Examen
de inteligencia y métodos experimentales, 269. __, Esquema de pruebas de
Hamburg para niños bien dotados, 275.
Psicobiograma (Según Kretschmer) ................................... 2‘79
A. Herencia ....................................................... 281
B. Curva vital ........................................ . ............. 281
C. Escala general de los temperamentos .............................. 2833
D. Vida instintiva 285
E. Estructura caracterológica compleja y actitud vital ................. 286
F- Modos de conducta social ........................................ 288
G, Inteligencia ..................._ .................................. 289
H. Datos corporales ................................................ 290
CAPÍTULO I *
(1) HEAD y HOLMES, Sensory d'isturbances from cerebral lesions. Brain, 1911.
(2) MÜLLER y GREVING, Ueber den‘Aufbau und‘ die Leistungen des s'schenhirns
.und‘ueber seine Erkrankungen, Med. Klin., 1925. MÜLLER, L. R., Die Lebensnerven. Spring
get, Berlin, 1924.
p (3) KÜPPERS, Der Grundplan des Nervensystems und die Lokalisation des Psychischen.
ZSchr. f. d. ges. Neurol. u. Ps., 75, 1922. , '
Las sensaciones y la estructura del perimundo perceptible 19
SENSACIONES CONFIGURATIVAS
Las cualidades sensoriales estudiadas en las páginas anterio-
res tienen de común que los elementos afectivos implícitos en
ellas incitan directamente el organismo a responder de modo posi—
tivo o negativo a los estímulos c0n actitudes adecuadas a fines
20 Principales funciones psíquicas
(') .JAENSCH, E. R., U aber den Aufbau der LVahrnehmungswelt. Barth, Leipzig, 1923;
Ueber dze subjektz'ven Ansehauungsbilder. Informe del VII Congreso de Psicologia experi-
mental, 1921. '
Las sensaciones y la estructura del perimundo perceptible 25
LOCALIZACIONES CORTICALES
i' ñv
Circunvalación
Circ unuoí temporal mea
W
'ia
. occz'íl‘almedía
C' . '
,' ' 'n ferÍOl'
Circimvol. tempo’al l . {Wap/fa! z'nferioY
I 1. Lóbulo frontal
2. Zona de la circunvolución central
33. Lóbulo parietal
Cerebro '¡ 4. Lóbulo occipital
¡Í Lóbulos temporales
KÏGJU
p . Cerebelo
l . Tallo encefálico o bulboprotuberancial
(1) ENKE, “7., Die Psychomotorik der Konstz'tutionstypen. Barth, Leipzig, 1930.
(2) HOMBURGER, Zur Gestaltung der 11-zenschlichen M otorik und ¿[ver Beurteilung.
Zschr. f.' d. ges. Neurol. u. Ps, 1923, 85.
58 Principales funciones psíquicas
Flo. 2. Corte transversal del encéfalo, casi perpendicular a los pedúnculos cerebrales.
r
Superficie del corte de 1a mitad posterior, vista por delante. [Según SPALTEHOLZ (1),;
Corteza cerebral
Palio o manto del cerebro { 19'
Substancia blanca
Cuerpo estriado
Núcleos centrales ........ { Ï
Globo pálido
Tálamo óptico
Diencéfalo .............. { 3'
Substancia gris del tercer ventrículo
l 7. Pedúnculo Cerebral
Tronco encefálico ........ 8. Protuberancia o istmo del encefalo
l 9. Bulbo raquideo
10. Cerebelo
, 11. Transición a la medula espinal
FUNCIONES IMPULSIVAS
AFECTIVIDAD
- Miembros
Encéfalo
Partes Ór anos LV 3arte<
exteriores g ' 1 “
de la cabeza
abdominales exteriores
del tronco
Representaciones motoras,
. con movimiento o Sin él. . ¡1— ——— ——— . +
Trabajo intelectual ....... + ' —— —L m
‘ (activo)
Terror (susto) ............ + ——— ‘ —} k—
Sentimientos agradables . . + + p m +
Sentimientos desagradables — —— + ——
Sueño ................... + —— «:—
(pasivo) (pasivo)
b) Jl/Íodz'ficacz'ones del pulso
Sentimientos Sentimientos
Trabajo intelectual Terror ., de placer de displacery
y displacer Tensmn y pasiones pasiones des-
agradables agradables
Hipófisis
Angustza g
. . 2
Substancia gris central /Vomztos
Substancia reh'cular ..
Núcleo de Roller i 1k _
' _' ' \ ‘Estenoszs bronquial
Núcleo dorsal del vago . ‘ . ..
_-. ./—)Resp1raczon
Substancia reticular I c
‘\7 Reflejos cutáneas y tendinosos
.‘_. x
É;
FIC. 3. Corte sagital del tronco encefálico V del bulbo raquídeo, con indicación de los
.1
FIG. 4. Algunos centros impulsivos (instintivos) del dience’falo del gato, en corte sagital;
situación recíproca V con relación al mecanismo regulador de Vigilia
J
y sueño (proyectado,
a su vez, desde otro plano sagital).
De XV. R. HEss, Veveriative Funktionen und Zwíschenhirn (Helv. Physiol. Act). Basilea,
Schwabe, 1947.
Explicación de los signos: + Reacción afectiva de defensa; A, ansia de comer (pica) .; n, ”reactivi-
dad aumentada; m, impulso cinétíco. TLJ, impulso cinético con transición
a la huida. Punteado:
zona somnógena. Las abreviaturas corresponden a términos anatómicos:
For. .M, agujero de Monto;
No. 5., núcleo caudal, etc.
O
Funciones psíquicas centrales y sistema neuroendocrino l
mento, las cuales ceden al pituglandol ; por una parte, apatía fle-
‘mática, y por otra, nervosidad hiperestésica con movilidad voluble
y alegria burlonai
La función de las glándulas sufimwenales,’ dada su intensa
influencia reguladora sobre el simpático, tiene que ser muy im—
portante para la vida afectiva. En efecto, la disfunción de estas
glándulas en la enfermedad de Addison va acompañada, desde un
principio, de graves molestias psíquicas, que simulan una mani—
fiesta « neurastenia >>, con mal humor, depresión, laXitud, excitabi—
lidad, insomnio e incapacidad para el trabajo, aparte la adinamia
física. Los pormenores psicopatológicos de tales estados se conocen
aún tan escasamente como los de la acromegalia. Por otra parte,
en virtud de la estrecha correlación que une las glándulas supra—
rrenales a las seminales (se han observado tumores de las primeras
en el hirsutismo y el hermafroditismo), aquéllas pueden alterar
asimismo la vida afectiva por medio de la función sexual; Final—
mente, ciertos autores, y en particular H. FISCHER, han estudiado
y señalado relaciones de las glándulas suprarrenales con la epilep—
sia y las anomalías afectivas inherentes a ella.
Las glándulas seminules no son las únicas representantes de
las funciones sexuales, sino sólo un eslabón, aunque muy princi—
pal, de una cadena integrada por elementos endocrinos y nerviosos
que se influyen recíprocamente. La sexualidad psíquica es uno de
los componentes más esenciales de la afectividad total, y las góna—
das constituyen, de igual modo, un factor relevante en la orientación
del temperamento individual. En los animales superiores, como es
notorio, se efectúa la castración en gran escala con objeto de lograr
una moderación adecuada del temperamento ; toros y caballos cas—
trados a tiempo son más sosegados, mansos, flemáticos y regulares,
menos bravos. Aun en la especie humana, los castrados en edad
temprana y los eunucoides natos presentan discrepancias notables-
en su vida psíquica (1) H. FISCHER (2) describe el temperamento
de los eunucoides como sumido, callado, reservado, retraido, ti—
mido, huraño, a veces aprensivo e insociable, o bien apático, indi-
ferente, lerdo, sin iniciativa ni deseo de trabajar ; en tales indivi—
duos aquejados de insuficiencia funcional de las glándulas genésicas
se observa, pues, con frecuencia cierto autismo acompañado de
falta de impulsividad e interés. En el aspecto psicopatológico
muestran conexiones con los circulos de manifestaciones esquizo-
frénicas (o esquizoides) y epilépticas.
(1) KRETSCHMER, Ke'im¡,iriismfunkt17012. amd Scelmstórung, I). m. “7., 1921; Kór-
perbau amd Clima/atar, Springer, Berlín; (.Ïonstitmión y Carácter, Editorial Labor, Bar-
celona, 1953, 2.“ edición.
(2) Zschr. f. d. ges. Neurol. u. Ps, 1919 Y 19'20.
Funciones psíquicas centrales y sistema neuroendocrino 81
CAPÍTULO VI
El psiquismo y su evolución
El criterio evolucionista ha contribuido tanto al progreso y al
orden del pensamiento cientifico, que se hace indispensable tratar
de extenderlo desde los objetos de nuestra experencia interna a la
propia Vida interior, al alma. Dondequiera que los datos anatómi—
cos no nos sirven para agrupar y clasificar, tenemos en la evolu-
ción el mejor fundamento empírico para estudiar los componentes
efectivos de la psique. Con los mecanismos descritos en los capítu-
los que anteceden, Viene a enlazar exactamente, sirviéndoles de
complemento y continuación, el examen de su formación evolutiva,
para el Cual di5ponemos, en el dominio ontogénico, de la psicología
infantil, y en el filogénico, de la psicología étnica, sobre todo de
1a psicología del hombre primitivo y de 1a psicología animal,
El valor gnosiOlÓgico de estas diversas fuentes de información,
en lo que concierne va la evolución ”del alma, es muy desigual;
para el conocimiento de los procesos de reproducción, la psicología
étnica es la más pródiga y auténtica, mientras que la psique infan—
til, hasta en sus primeros años, no se desarrolla principalmente de
si misma, sino que recoge de su ambiente adulto, en forma de
complejos ya elaborados, los instrumentos que sobre todo facili-
tan la figuración, a saber: el lenguaje, y, en parte, también
los medios de representación gráfica; y, finalmente, respecto a los
animales superiores, por falta de medios de comunicación suficien—
tes, sólo por ligeros indicios podemos conjeturar cómo se representan
el mundo exterior. En cambio, nos es fácil estudiar en torno nues—
- tro los procesos de eXpresión psíquica, y sobretodo la psicomoti-
lidad propiamente dicha, observando a niños y animales, ya que
precisamente en ellos se manifiestan al exterior en sus fases primi—
El psiquismo y su evolución ' 83
(1) Exponemos aquí, con toda reserva, la teoría del lenguaje, de XVUNDT, que no
ha dejado de suscitar objeciones, si bien ha aclarado la evolución de la palabra hablada
en uno de sus numerosos aspectos. Al estudiar la del pensamiento y el lenguaje, hemos
de tener en cuenta, además de los elementos sensoriales figurados, las tendencias pri-
marias inherentes a nuestro aparato intelectual, que establecen relaciones no concretas
entre las imágenes, como veremos más tarde a propósito de las categorías lógicas.
Nuestra demostración'acerca de la aglutinación primitiva de las imágenes no se basa
en los comienzos del lenguaje, todavía poco estudiados, sino en el material empírico,
más seguro y abundante, que nos ofrece el arte plástico de los primitivos.
86 Los aparatos psíquicos y su formación evolutiva
.————_
FIG. 8. Animal mágico del alto FIG. 9. Formas hibridas indias de hombre
Mississipí, según SCHOOLCRAFT y animal, según SCHOOLCRAFT
LEYES DE LA ESTILIZACIÓN
¿Z Y? Q 1
neos o regularmente redon—
deados, hasta aproximarse
en lo posible a las figuras
geométricas fundamentales :
triángulo, circunferencia,
rombo, o a ciertas combi-
naciones de las mismas.
Esta tendencia configura- FIG. 11. Motivos ornamentales de los bacairíes,
tiva no puede diferenciarse en una calabaza, según MAX SCHMIDT.
con precisión de la que in— a,lpájaro; b, hombre; c, pez
il?
mundo exterior macroscó-,
"HIM“
(Ill l lml l ¡(IIIIIIIÍÍIÍIÍIÍ l’43
pico, donde el hombre no
ha tenido aún gran interven-
ción, las formas de Contornos
irregulares y complicados en
organismos Vivos y paisajes
predominan sobre las de D E ' F
limites geométricos, como la FIG. 12. Dibujos rupestres prehistóricos
americanos
luna y el horizonte, hasta el
FIGS. 11 y 12. Estilización primitiva (1) ; sim-
extremo de hacer despropor— plificación geométrica de formas, simetría bila—
cionada la frecuencia y regu— teral, repetición de formas (C y D, fig. 9)
del hombre primitivo son más sensoriales. y menos objetivas que las ¿
nuestras; ya hemos visto que casi no contienen más que elementos '
sensoriales, y muy pocos abstractos. Precisamente por haberse vuelto
nuestro pensamiento más objetivo,-no nos sirven ya de mucho las
primitivas aglutinaciones de imágenes, posibles sólo cuando entre
éstas no hay línea clara de separación y aparecen intercambiables.
-Nos sería imposible reunir en una sola imagen representativa el
ciervo, el cacto y la estrella matutina, porque cada una. de estas
imágenes se nos presenta rigurosamente limitada y situada en el
espacio, como objeto aparte.
Otros puntos importantes de las leyes de los procesos primi—
tivos de figuración, en particular los mecanismos de la relación
entre imágenes, se comprenderán mejor estudiandolos con refe-
rencia a la afectividad primitiva.
B. Evolución de la afectividad
CATATIMIA
Ya hemos dicho antes que el aparato psíquiCo primitivo fun—
ciona todavía bastante al margen de 1a sintaxis, y que, ante todo,
se preocupa con preferencia de recoger las imágenes, descuidando
la conexión entre ellas. Esta relación'entre las cosas no se esta—
blece en la conciencia receptora sino cuando influyen sobre las
imágenes sentimientos enérgicos, cuando las necesidades de la vida
o el poder de los instintos provocan movimientos psíquicos violen—
tos. Los procesos sexuales, la guerra y el combate, la expectación
afanosa de lluvia o de botín de caza, y, sobre todo, la enfermedad,
el temor a la muerte y la muerte misma, son los puntos de partida
de los fenómenos psíquicos que designamos por pensamiento má-
gico ,' desde ellos se propaga luego lo que sugieren las cosas al
conjunto de los fenómenos. El pensamiento mágico es, pues, la
forma primera en que éstas se constituyen en una red, en que las
imágenes simples se asocian en una imagen sintáctica cerrada del
mundo ; asimismo se desarrollan a partir de este punto las firmes
« categorías >> ulteriores de finalidad y causalidad, la idea religiosa
de Dios y el concepto científico de fuerza. El pensamiento mágiCo
se deriva sólo en una pequeñaparte de la observación exacta de
la simultaneidad frecuente de dos fenómenos a la manera natu-
ralista; es, en, mayor proporción, consecuencia directa de la carga
afectiva, y, por eso, los resultados del pensamiento mágico llevan
siempre el sello de los temores y deseos que lo originan : son for—
maciones psíquicas catatímicas. Designamos, pues, por catatz‘mm (1)
(1) El término procede de H. W. MAIER.
El psiquismo y su evolución 97
PROYECCIÓN AFECTIVA
(1) Según 1m4 INGS, Das Verlzalten der niedarcn Organismo-n. Teubner, Leipzig,
El psiquismo y su evolución ' 105
se ha reducido a la abreviada
A - D,
INSTINTOS E IMPULSOS
Mecanismos híponoicos
No sabemos si es posible descubrir. en la vida psíquica del
hombre actual, bajo la capa superficial. de su civilización, los ves—
tigios de fases eVolutívas anteriores, ni si esa vida muestra anillos
o estratos de crecimiento- El cerebro presenta una estructura
francamente evolutiva. Pero, al referirnos en los párrafos siguientes
a capas psíquicas (1), lo hacemos siempre en sentido figurado,
sin preocuparnos de si corresponden a aparatos cerebrales super-
puestos en el curso de la evolución o si esas «capas filogénicas »
significan sólo diversos modos de funciOnamiento o aplicación de
un mismo aparato; tanto es posible lo uno como lo otro. Sólo
interesa recordar que entendemos por aparatos psíquicos en gene-
ral las funciones psíquicas de un aparato corporal que nos es bien
conocido, que pone el yo en comunicación con el mundo exterior,
que recibe estímulos sensoriales, elabora, con ellos representaciones
y los restituye en forma de movimientos ; en una palabra, de un
aparato corporal que, partiendo de los órganos de los sentidos,
enlaza por las vias nerviosas periféricas con los centros sensitivos
del cerebro, y por los centros motores del encéfalo y los nervios
con la musculatura, para asegurar así la continuidad funcional
entre impresión y expresión. Los aparatos psíquicos son para nos—
otros el sistema funcional psíquico que refleja el trabajo de este
aparato sensomotor, o sea, los procesos de figuración y de expresión.
Entre‘los procesos de figuración psíquica del hombre civili-.
zado adulto, tras los mecanismos psicológicos hoy dominantes,
encontramos efectivamente otros tipos de funciones que se nos
presentan siempre con los mismos rasgos fundamentales en campos
de observación muy diversos, v sobre todo, en el sueño, en la hip—
nosis, en el estado crepuscular del histerismo y en los trastornos
mentales esquizofrénicos. Como quiera que estos tipos de funciones
ofrecen analogías muy notables con los correspondientes a fases
filogénicamente inferiores de la vida psíquica, podemos conside—
(1) A propósito de la teoría de las capas, véase también E. ROTHACKBR, Dic Schichtm
der Persónlichkeit Barth Leipzig, 1938
Mecanismos hiponoicos - 113
LA ESPERA (1)
La noción de coa/¿ciencia denota algo psíquicamente cuantita-
tivo, en particular la mayor o menor claridad de las experiencias
internas. Una experiencia « consciente en absoluto » es la muy clara
y precisa; «inconsciente» (mejor seria decir: hipoconsciente o poco
consciente) se llama la que es vaga, débil, difusa. Para expresar esta
situación nos servimos a menudo de una imagen óptica, cuando habla—
mos de cosas «clara» u << oscuramente >> conscientes. El grado de
conciencia psíquica se aprecia mejor tomando por pauta el campo
í
desarrollarse en una penumbra psíquica, en estado de semiconcien—l
cia, velada la atención hacia el mundo exterior, « 'distraída », para
concentrarse intensamente, como hipnotizada, en un solo punto,
en una Vida psíquica completamente pasiva, que prescinde de espa-
cio y tiempo, de lógica y voluntad, y a menudo tiene carácter
material y concreto. En esta fase de producción artística análoga
al sueño surgen también, con elemental violencia, las primitivas
tendencias filogénicas al ritmo y a 1a estilización; a medida que
nacen, las imágenes se revisten de formas regulares, simétricas,
de la cadencia del verso 0 el ritmo de 1a música. El contenido
emocional de un poema no está en sus palabras ordenadas a modo
de proposiciones lógicas, pues unas y otras suelen ser las mismas
empleadas en prosa y que en otras circunstancias producen una
impresión << prosaica » ; está más bien en lo que no se expresa, en
un signifi-
(1) El término «esfera», introducido en Psicología por SCHILDER, con
», cuya
cado algo más restringido, se emplea aqui con preferencia al de «inconsciente
ambigüedad ha originado muchos equivocos y controversias, aunque, por lo general,
no llega
existe acuerdo respecto a los hechos empíricos que le sirven de base. Lo que
psí-
a la conciencia, es decir, que no es objeto de experiencia interna, no puede llamarse
en
quico, puesto que «psique» es sinónimo de Vida interior directa. Se incurre, pues,
contradicción al decir «vida psíquica inconsciente»; un proceso puede ser « semicons-
ciente », marginal, esférico, y entonces sigue siendo algo << animico », o « extraconsciente », y
en tal caso será, por ejemplo, cerebral, somático, pero apenas tendrá ya nada de psíquico.
124 Los aparatos psíquicos y su formación evolutiva
sobre un eje, y encima, algo de bronce claro; a mayor altura, una especie
de sombrero de copa con pliegues Los detalles le pasan inadvertidos, pero
recuerda algún accesorio a modo de gancho, como una mano, y, algo más
tarde, unos ganchos delgados: todo muy dificil de apreciar.
Un objeto, un árbol que se interna sesgado en la habitación, y sobre
el árbol descansa, de espaldas y atravesado, un hombre ridículamente tieso ;
a continuación, algo parecido a una hoz, con el mango rojo, amarillo y
violado.
Con los ojos cerrados sólo percibe objetos de nombre conocido: Un
edificio grande, como un castillo, con largas hileras de ventanas y muy
elevado, por la fachada ; luego, delante del edificio, que se desvanece, una
hermosa tuya como las que se ven en algunos cementerios, y una especie
de farola, a modo de araña.
Sobre fondo negro, en un óvalo, un grupo apretado de edificios de-
estüo antiguo y tonos amarillentos y rojizos brillantes, con resplandores
de fuego
Una figura barriguda, como jarra sin asas.
Un águila majestuosa, negra como la pez, con alas muy extendidas,
y erguida sobre una bola de oro. _
Un monstruo, entre ave y dragón, de pico grande y arqueado, que
tira picotazos al paciente con los ojos redondos y muy abiertos.
Unas gafas de cristal violado oscuro y armadura amarilla.
Una especie de columna, y una mano que se agranda hasta convertirse
en gigantesca mano de laca. Luego ve pedalear, y, delante de él, un puente :
una especie de atril se le acerca sobre tres patas. Un enorme escarabajo
trepa por una superficie ; un bastidor de altos bordes, como armadura de
sofá, que se convierte en penacho de las; de repente, una silueta,
representación anatómica de una persona.
Delante del enfermo bailotea una muchacha, y ríe, jugueteando “con
el faldellín ; su peinado es liso por delante y alto por detrás.
Una hilera de casas de la calle de un pueblo.
Si se mueve una imagen de repente alrededor de un eje, o comienza
a balancearse de algún modo, produce al paciente una impresión desagra-
dable indefinida ; hay algo de hostil, de malicioso, en cualquier objeto que
se mueve, y ya no es posible observarlo en su serena belleza. Contempla
desde arriba una especie de cómoda, que gira sin su ayuda, aunque trata
de impedirlo; esto es desagradable Imagen: un platillo de vidrio, apro-
Ximadarnente octogonal, amarillento rojizo De repetente se hunde el suelo,
y por el hueco surge un brazo. Sin que el enfermo se fije mucho, la visión
le alivia bastante ; estas imágenes solían serle muy agradables otras veces
antes de dormirse. Cuando dirige la atención a una de ellas, sus espléndidos
colores le producen en ocasiones gran contento, pero no tan notoria rela—
jación, y podría pensar que tales visiones acaban fatigándole. Siempre
hay en ello algo de trabajoso, si ha de calificarlo de algún modo, y más,
si ante él desfilan y se transforman figuras en una serie interminable. Por
lo demás, tiene la impresión de que el clisé abstracto que aplica a lo con—
templado, ejerce una influencia formativa, como si lo hiciera parecerse a
algo ya pensado, lo que no ocurriría sin esta intervención de la mente.
Con, frecuencia, la primera imagen se enlaza cOn 1a impresión visual que in—
mediatamente le precede ».
Mecanismos hiponoicos - 1g9
FIG. 14 FIG. 15
F1G.14. Explicación de la enferma: «El animal es gris, un macho cabrio, un animwal
un sátiro; representa la mentalidad del hombre de que forma parte. Tiene dos cabezas
una de cura y otra que no es de cura». (La paciente habia amado en su juventud a
dos personas, que, fusionadas y con el macho cabrio como prolongación del abdomen,
dan, por condensación, el simbolo de la virilidad ; la sierpe de la mano puede ser el sím-
, bolo fálico)
FIG. 15. Explicación de la enferma: «Un hombre que quiere domar al cerdo (el deseo
carnal), pero que es, a su vez, medio animal»
FIG. 16. Explicación de 1a enferma: «El diablo en forma de dragón volador. Se com-
pone de partes de siete animales diferentes: lengua de serpiente, ojos de caballo o asno,
cabeza de toro, orejas de macho cabrio, cuernos de carnero, cola de pez y cuerpo de
dragón »
airado del hermano, como si fuera de carne y hueso, igual que en su última
borrascosa entrevista. Debajo de la cama debe de haber alguien; no se
atreve a mirar, y sus zapatillas la espantan como si estuvieran vivas. Unas
veces se tapa la cabeza con la colcha, y otras se abalanza contra la gente.
Mecanismos hiponoicos . 131
(1) Sólo podemos esbozar aquí la psicología de los esquizofrenicos, mas detallada
en E. BLEULER, Dementm pmecox, y en su Tratado. —— JUNG, Ueber die Psychologie der
Dementm pmecox, Marhold, Halle, 1907. —-— SCHILDER, Walm und Ewkemzmis, Springer,
Berlín, 1918. — STORCH, Das archaisch-¡bri‘mit’iw E deben und Denken der Sc/mizophrenen,
Springer, Berlín, 19‘22; Der Entier’z‘cklungsgedanke in der Pswhopathologz‘e, Erg. d. inn.
Med, 26, 1924.—REISS, Zur Theorie der saizizofflirenm Dankstómmg, Zbl. Neur. u.
Psych, 25.
Mecanismos hiponoicos ' 133
relaciones ilícitas con otros hombres '; uno de ellos se llamaba Ger-
lach, y el otro, Gammertringer, amigo del anterior. En la actualidad
padece de psicosis esquizofrénica, y cree oir hablar al primero con
la voz del segundo. Hay traslación cuando una mujer deja, as—
queada, su empleo de ayudante («apoyo ») del ama de casa y ex—
perimenta luego una aversión irresistible por todo lo que sugiere
la idea de apoyo, de sostén, como un bastón ; o cuando la vista
de una sopa de pasta recortada en forma de cuernecillos suscita
otra invencible repugnancia y angustia al acordarse de un susto
que le dio un toro cuyas defensas y partes genitales la impresio—
naron profundamente. En este segundo caso podría decirse que
los cuernecillos de pasta son símbolos del toro. Pero de las simbo—
lizaciones de los esquizofrénicos cabe decir lo mismo que de las
del hombre primitivo : en la conciencia no existe el concepto abs—
tracto elaborado junto a su imagen alegórica, como ocurre en la
del hombre civilizado normal; éste ve en el cuerpo un simbolo
de virilidad, relacionando una idea concreta con su abstracción
correspondiente. Los símbolos esquizofrénicos, como los oníricos
y los del hombre primitivo, son simplemente productos del pen—
samiento inmaturo, fases preliminares figuradas de nociones que
ya nose forman como tales. Todas las síntesis de imágenes que el
pensamiento del hombre ciVilizado normal efectúa. en la esfera,
o sea, en la periferia oscura de la conciencia, fuera de la zona
de abstracción, ocupan en el pensamiento esquizofrénico el lugar de
lo abstracto en el centro luminoso del campo visual del espíritu.
Un esquizofrénico ve realmente fuego y experimenta material—
p mente una quemadura en las mismas circunstancias en que el
hombre sano diría: «Siento amor y tengo pensamientos de amor».
Ardor y fuego, como lo demuestra su papel de simbolo estereo-
típico del amor en las viejas canciones pOpulares; forman parte,
en el hombre sano, de la esfera de las representaciones del amor,
es decir, de los complejos de imágenes que resuenan vagamente
al pronunciar la palabra «amor». En el esquizofrénico, por el
contrario, no existe ya esta noción abstracta, y la reemplaza
el complejo figurado «fuego», que pasa de su lugar en la esfera
al punto central o foco de la conciencia; y como representa algo
real, o sea, el amor efectivamente sentido, lleva anejo un juicio
de realidad positivo y se experimenta de veras en la alucinación.
De todos modos, algunos esquizofrénicos se dan cuenta del signi—
ficado de sus símbolos, juntan en sus experiencias al conglomerado
catatímico de imágenes (1) la abstracción elaborada ; el estudio de
_ .( 1 ) REISS (l. c._) compara los complejos
- . , .
de los esquizofren .
rcos con los «Ciclos .
ins-
tintivos >> de los animales.
Mecanismos hiponoicos _ _ 135
‘ /a\
/ \
12
/ \ /\
¿r
do e f g
/\ /\ /\ /\
hik 1mnop
(I)
Si invitáramos a este mismo conferenciante a recurrir a la libre
asociación, a decir lo primero que le pasara por la mente, tomando
siempre como punto de partida el tema «Enfermedades del hom-
bre », es posible que resultara la serie siguiente :
«Enfermedades del hombre —-— animales —— carne de ternera ——
pera ——— quinta —— Vivienda — ladrillo — eSpejo >> ; lo cual se ajus—
taría al esquema que sigue:
amb—c—d—e—Í.
(H) 7
Comparando los dos esquemas I y II, vemos que en el pri-
mero persiste siempre el dominio de la representación a (« Enfer—
medades del hombre >>) sobre todas las que le siguen, aunque no
se mantenga en el foco del campo Visual de la mente, que tal
vez haya ocupado un momento sólo al principio. Pero la repre-
sentación a, o, mejor dicho, sus elementos esféricos, siguen man-
teniéndose como «tendencia determinante» en el trasfondo oscuro
de 1a conciencia, desde donde actúan, a modo de constelación, sobre
¡las representaciones siguientes. Dicho de otro modo, el nebuloso
círculo esférico de la representación directriz a ocupa constante-
mente la periferia del campo de la Visión mental, ahoga en germen
la producción de imágenes ajenas al tema, y facilita, en cambio, el
acceso de las pertinentes al punto central de la conciencia. En estas
series de ideas rigurosamente ordenadas son «pertinentes» tan
sólo aquellas imágenes que constituyen parte de la representación
directriz, que están contenidas en ella en embrión. Una represen—
tación parcial de cierta importancia actúa, a su vez, como conste—
lación en beneficio de las imágenes que le pertenecen, y se con—
vierte para ellas en directriz ; con-lo que, en definitiva, el párrafo
se halla subordinado a la representación directriz de la sección _;
ésta, a la del capítulo, y éste, a la del título de la conferencia. Tam—
bién podria decirse: En una serie de ideas rigurosamente ordenadas
se desarrolla sólo la esfera de la representación directriz ; es decir,
del gran paquete de imágenes que abarca, en términos generales,
Mecanismos hiponoicos 139
nosotros, sino que operamos con ellas de acuerdo con la ley de las
fórmulas de abreviación y sin que intervengan en nuestro pensa-
miento lógico, rápido y conciso, sus elementos figurados sensibles.
Por eso, carece realmente de carácter concreto buena parte de
nuestro pensamiento despierto, si se examina según las normas
de 1a fenomenologia. .
Incluso considerado desde el punto de Vista de la evolución,
el pensamiento abstracto no se nutre únicamente de las imágenes
concretas del mundo exterior. Ya hemos hablado varias veces de
las tendencias autónomas de nuestro organismo psíquico, que no
pueden atribuirse a impresiones sensoriales procedentes del mundo
exterior. Así lo Vimos claramente en los grados inferiores de las
tendencias rítmicas, y mejor aún, en las tendencias a la estilización
geométrica; y hemos de admitir también, como inherentes a las
operaciones lógicas superiores, ciertas tendencias autónomas psiqui-
cas ¡nada concretas, ciertas orientaciones generales de funciona—
miento. Evidentemente, el pensamiento primitivo no conoce cate-
gorías lógicas, según las definen ARISTÓTELES y KANT; pero, sin
duda, lleva en esbozo tendencias determinantes difusas que crista-
lizaron más tarde en aquéllas. Al hablar del pensamiento onirico,
nos hemos referido a esta cuestión. Se consideran categorias (1),
ante todo, las relaciones que el aparato psíquico establece entre las
imágenes, es decir, la sólida disposición espacial y temporal de las
cosas, la sintesis visual de varios aspectos parciales en un solo
objeto, siempre igual a sí mismo, y el acto intencional (BRENTANO,
HUSSERL) por el que nos relacionamos con tal síntesis ; la separa—
ción rigurosa entre el yo y el innndo exterior, entre sny’eto y objeto,
que hace aparecer las imágenes psíquicas internas como productos
directos del yo, y las otras, no menos inmediatamente, como no yo,
como elementos de un mundo exterior real. Sobre estas diferen—
ciaciones concretas se levantan luego las diferenciaciones lógicas su—
periores: la comparacion entre dos imágenes, sus relaciones jerárqui-
cas, el pensamiento cansat y el pensamiento teológico o finalista.
Éstas Son algunas de las principales categorías que sirven al pen-
samiento despierto para poner orden en el caos de los elementos
figurados esféricos,
Es interesante ver cómo ambos principios ordenadores, el de
aglutinación esférica y el de categorías lógicas, se separan con
frecuencia y destacan sin rebozo en el pensamiento esquizofre’nico
y en la disposición psíquica de los esquizotimicos sanos. Por eso,
(1) Según LIEPMANN, Ueber Ideen/lucht, Marhold, Halle, 1904. Es una excelente
monografía, que recomendamos consultar en materia de fuga de ideas.
(2) Esto se aplica también a la fuga de ideas provocada artificialmente en el su-
jeto sano mediante pruebas de asociación verbal en el Laboratorio de Psicologia.
Mecanismos hípobúlícos
En el dominio de los procesos de expresión reconocemos una
estratificación manifiesta; pero no podemos diferenciar todavía
los diversos estratos con tanta facilidad como en las síntesis de
imágenes. No obstante, la investigación anatómica está haciendo
grandes progresos en este terreno, y recientemente ha descubierto
en los complejos sintomáticos del cuerpo estriado ciertas formas
subordinadas de móvimiento que, tal vez, puedan proporcionamos
vías de acceso a los modos de expresión propios de la catatonía
y del histerismo
Considerando de nuevo el histerismo y la esquizofrenia entre
los síndromes que nos ofrecen agrupamientos atávicos de imágenes
(por ejemplo, aglutinaciones catatímicas) comprobamos, en efecto,
ciertos modos peculiares de funcionamiento de la psicomotilidad,
que pueden ponerse en parangón con grados de expresión más an-
tiguos en la escala filogénica.
MOVIMIENTOS RÍTMICOS
NEGATIVISMO Y SUGESTIÓN
CIRCUITOS PSÍQUICOS
Para tener una idea de la vida psíquica sana y morbosa es
necesario conocer bien lo circuitos psíquicos, que intervienen tanto
en los procesos de figuración como en los de expresión. Hemos
visto que ambos aspectos de nuestra vida psíquica presentan varias
capas filogénicas superpuestas, relacionadas entre sí en dos únicos
modos distintos.
En la vida psíquica corriente del adulto civilizado, tales capas
cooperan. íntima y conjuntamente, solidarizadas en grado tal, que
es casi imposible individualizarlas. Asi, observamos que el pen-
samiento aperceptivo se alimenta siempre de una corriente psí—
quica amplia, hecha de libres asociaciones, y que procesos de
.aglutinación análogos a los de los sueños forman, al parecer, en la
esfera de la conciencia un ancho círculo ivaporoso de donde el
pensamiento deSpierto y claro se traslada poco a poco al punto
visual psíquico. Hemos visto igualmente que a cada momento se
insinúan en la voluntad finalista motivada determinantes hipobúli-
cos de expresión, en particular de naturaleza sugestiva.
y Pero al lado de esta íntima cooperación de todos los aparatos
psíquicos encontramos un segundo tipo de función en forma de
circuitos cerrados. Entonces trabaja independientemente una sola
capa, con exclusión de las demás, o dos de ellas constituyen un
circuito para funcionar no juntas, sino aisladas, y en ocasiones,
antagónicamente. Podemos, pues, distinguir entre circuitos alternos
y cu derivación. En el momento del transito al sueño, la función
psíquica puede pasar del pensamiento aperceptivo al onírico;
, y en el estado. crepuscular histérico, la sucesión de imágenes adopta
a veces, de improviso, el carácter de « aglutinación catatimica »,
para volver con igual rapidez al tipo normal del pensamiento des-
pierto. De este modo se producen fases psíquicas claramente limi-
tadas, a manera de unidades orgánicas separadas unas de otras
CÓIIIO por una hendidura. Estos circuitos alternos se observan tanto
en el estado de salud como en el de enfermedad.
En cambio, los circuitos yuxtupucstos o eri derivación, en sus
formas típicas, constituyen siempre un síntoma patológico. Son fre-
cuentes, sobre todo, en la esquizofrenia y en ciertos estados afines
de individuos con equilibrio nervioso inestable, y sus grados extre—
mos presentan manifestaciones que se conocen por « doble cort—
cicricia »; personas y cosas del medio pueden aparecer simultá—
neamente en su aspecto real y en otro distinto, imaginario, como
en los sueños. El Viejo médico familiar es, al mismo tiempo, a los
ojos de un enfermo de este género, un misterioso jefe de cierta
156 Los aparatos psíquicos y su formación evolutiva
Instintos y temperamentos
CAPÍTULO IX
s de
j Así, vemos que la mayor parte de las cualidades afectiva
Círculos
una persona, de sus « rasgos de carácter», se agrupan en
de amplitud creciente, constituidos por manifestaciones cada vez
más diferenciadas y variables alrededor de algunos focos vitales de
'
sus constantes instintivas.
Sin embargo, ya en el animal observamos que'el conjunto de
su energía vital no se agota en la satisfacción de necesidades ins—
el
tintivas, sino que un considerable remanente queda disponible,
los animal es jóvenes , en un
cual se prodiga, especialmente entre
«lujo de movimientos», eSpecialmente en 76250203 y juegos diverti—
tos
dos. GROSS ha analizado con gran precisión estos entretenimien
de los niños y los animale s ; al parece r, no persigu en ningun a fina—
lidad vital directa, pero tienen indirectamente una gran impor-
tancia biológica, ya en el terreno fisiológico para ejercitar la fuerza
y la destreza, ya en el psicológico para aprovechar una reserva
los facto—
de substancia madre que, en ocasiones, reaccionando con
de
res instintivos, da origen a nuevas producciones complicadas
con fina-
orden cultural, especialmente en el dominio del arte, unas
por
lidad propia, y otras encaminadas a mejorar decisivamente
los instintos
vía indirecta las condiciones vitales. Por lo demás,
en la
motores Se demuestran espontáneamente y sin trabas tanto
como en
prueba de excitación, dentro de la psicología cerebral,
patología clínica (por ejemplo, en la encefalitis infantil).
La psicología de los instintos y sus relaciones con la vida
de la
psíquica SUperior constituye uno de los puntos de apoyo
conflic tos que nacen de estas relacio nes
psicología médica. Los
ponen de relieve la mayor parte de las neuros is, de las psicosi s reacti-
cas,
vas y un crecido número de dolencias aparentemente somáti
no son más que conflic tos psíquic os larvado s.
que, enrealidad,
plástic a y
En contraste con la afectividad superior, mucho más
adaptable, los instintos se imponen como fuerzas ciegas de la natu—
, y,
raleza, traspasan todas las barreras por sus puntos débiles
d, desviaci o—
cuando se altera su curso, ocasionan, con suma facilida
nes psíquicas y trastornos de las funciones orgánicas.
INSTINTos DE NUTRICIÓN.
(IMPULsos v AUTOMATISMOS ORALES, ANALES Y OTROS)
se
En el experimento de excitación fisiológica del diencéfalo
demuestran separadamen te, por medio de las fórmula s vegeta tivas
,
y psicomotoras correspondientes, los instintos de sed y de hambre
de
así como el de defecación. La patología clínica pone, a veces,
en focos adecua dament e localiza dos del encéfalo, gra-
manifiesto,
Los instintos y sus variaciones 165
INSTINTOS DE CONSERVACIÓN
(INSTINTO Y AUTOMATISMO DE AGRESIÓN, DEFENSA Y FUGA)
(‘) TH. LANG U aber die erblzche Bedingtkeit der Homosexualiidt Allg. Ztschr. Psy-
chiatr.,112, 1939. —— Resumen crítico de la bibliografía alemana modernao en F. KRET-
SCHMER, Psychiatrie, en Naturforschung und Medizin (Fiat Review), Dieterich, Wiesba-
den, 1948
7 Los instintos y sus variaciones 173
(1) No iucluímos en este grupo más que actos francamente afines a los sexuales
por su carácter; eliminamos, en cambio, hábitos como el de chupar en el lactante, pues
no está demostrado que tenga tal carácter, y oscurece, además, nuestra noción de lo sexual.
'lampoco creemos acertado identificar de manera tan esquemática con los impulsos se-
xuales propiamente dichos los presexuales de los niños, aun reconociendo su indudable
existencia empírica. Quienes lo hacen, borran todo limite entre la Sexualidad anormal—
mente precoz, con iniciativas y actos sexuales verdaderos y conscientes, que se observa
con frecuencia en niños nerviosos, y los impulsos juguetones, vagos e indecisos de la fase
presexual de los sujetos normales. En particular encontramos poco feliz designar por
«perversión polimorfa » la sexualidad infantil normal, pues con ello se da una impresión
caricaturesca de lo que ocurre en niños normales (no en algunos neuróticos).
(2) Comunicación de KIRSCHBAUM, Ueber zwei imgewóhnlliche Fdlle von Parase-
xual‘itát., Z. Neur., 64, 1921. i
Los instintos y sus variaciones 175
en personas
mente orientado hacia su meta, de suerte que, hasta
se advie rten en esa edad ligeras
completamente sanas más tarde,
en otras fases ulteriores de la vida se
inclinaciones parciales que
; esto atañe espec ialmen te a las tenden cias
tendrían por perversas
exaltada, apenas
. secundarias homosexuales. La atracción recíproca
jóvenes en
discernible de la pasión erótica, que experimentan las
; y entre
los internados es notoriamente un fenómeno psicológico
ante entonces
muchachosde igual edad, la amistad se hace .rebos
de la vida.
con más facilidad que en cualquier otra época
del ins—
Muchas veces, en la pubertad tropieza el desarrollo
nentes . Los encon—
tinto sexual con obstáculos transitorios o perma
en psicóp atas de temper a—
tramos en número muy considerable
ial frecuencia
mento esquizoide o histérico, y constituyen con eSpec
enfermos
el origen de conflictos psíquicos en individuos nerviosos y
n opone rse al desarr ollo del ins—
mentales. Tales obstáculos puede
las tres direcc iones indica das. En primer
tinto sexual en cada una de
en tales sujeto s persis ten duran te mucho
lugar, observamos que
o avanz ado de la puber tad y aun despué s
tiempo, hasta un period
an, colore an
de ella, ciertas actitudes infantiles que entonces deform
señalarse, ante
y retardan de modo singular tal desarrollo; debe
s veces al pa—
todo, una fijación afectivaexagerada ala madre (meno
s norma les han
dre), una ternura electiva exaltada, cuando los jóvene
familia res para
abandonadoya hace tiempo esos estrechos vínculos
un obstáculo a la
detenerse en otros ideales. Se trata, pues, de
el padre. Asi—
liberación del ideal personificado enla madre o en
es nervio sos no logran
mismo se comprueba a menudo que los jóven
de protes ta, que en este caso
franquear bien la fase siguiente, la
caracteriza'por un
adopta formas exacerbadas y fastidiosas; se
d de oposi—
fuerte resentimiento contra los padres, por una actitu
fanático, e incluso
ción sistemática, de aVersión caprichosa, de odio
con los pa—
por la comisión de brutalidades psíquicas y corporales
ible de acuerdo con la situac ión psicoló—
dres, todo lo cual, incomprens
explic arse por móvil es biológ icos. Si en una
gica exterior, sólo puede
pueden influirse
misma familia hay varios hijos así predispuestos,
psíquico que agrava
recíprocamente por una especie de contagio
inaccesible a las ense—
sus defectos y los une en un círculo cerrado
fianzas y exhortaciones de los padres.
tropieza
Muy distinto es lo que sucede cuando el desarrollo
de las dispos iciones
con el inconveniente de una fusión defectuosa
ción sexua l del cuerp o, si
sexuales psíquica y somática. La excita
satisfacerse, por ejemp lo,
existe, sigue su curso aparte y puede
io, el deseo psíqu ico de amor
mediante la masturbación. En cam-b
de la pubertad;
conserva una forma parecida a la del comienzo
Los instintos y Sus variaciones - 181
glacial, y hace ver en una misma mujer hoy una santa y mañana
una furia, que tan pronto trata al hombre Con exaltada ternura
como le dedica las peores indirectas, y pasa de la embriaguez de
la excitación Sexual al odio sanguinario. En la fase de frigidez,
las mujeres suelen responder entonces a los intentos de aproxima—
ción sexual con reacciones histéricas primitivas de defensa. .
Entre los trastornos de la regulación sexual, uno de los más
frecuentes es la impotencia, que puede provenir de simple debilidad
instintiva, de defectos glandulares o vicios'de conformación de los
órganos genitales, o de anomalías en las vías reflejas inferiores;
pero generalmente obedece a causas psíquicas solas o en colabo—
ración Con otras: después de un primer intento infructuoso, la
concentración angustiosa de la atención altera el automatismo de
los reflejos (sabido es que todas nuestras actividades reflejas, el
lenguaje, la marcha, etc., 'se efectúan con más facilidad cuando
menos atención consciente les dedicamos) ; o son vagos factores
de perversión los que ponen trabas a la excitación sexual inci- '
piente ;. o bien son, sobre todo, representaciones complejas, esféricas
y circuns'critas, antipatías latentes, recuerdos penosos o repelentes
los que, emergiendo de las profundidades de la conciencia, desna-
turalizan la afectividad erótica, de igual modo que un episodio de
la infancia puede dejar una aversión permanente por un plato de—'
terminado. Sin embargo, la impotencia es, muchas veces, la resul—
tante de diversos factores que colaboran en los dominios somático
y psíquico, como nos lo demuestra con eSpecial claridad toda la
compleja vida sexual, en la cual concurren la conformación de los
órganos genitales y factores glandulares, psíquicos y otros relacio—
nados con la motilidad refleja, en colaboración recíproca mediante
doble conexión por vía nerviosa y a través del sistema hormonal,
- (1) Estos dos terminos son de FREUD. Empleamos aquí 1a palabra «conversión»
en un sentido análogo, pero algo más amplio, que comprende no sólo la transformación
de la libido en mecanismos somáticos, sino también los cambios afectivos elementales
(que FREUD llama «transformaciones >>), a fin de evitar a los lectores el trabajo de retener
demasiados conceptos especiales. " \
Los instintos y sus variaciones Y 185-
Los temperamentos
En el. aspecto psicológico, el concepto de temperamento se
agrupa estrechamente en torno a la afectividad. Llamamos tempe-
ramento al Conjunto de cualidades afectivas que caracteriza una
individualidad, basándonos principalmente en su sensibilidad y
reactividad a los afectos. La afectabilidad habitual se ajusta eSpe—
cialmente a dos escalas independientes y fundamentales para el
temperamento : psicoestész'ca, comprendida entre los polos « sensi—
ble» y << apático », y diatész'ca, entre los polos « alegre» y «triste ». .
Los temperamentos más bien diatésicos se muestran a veces neu-
trales en sentido psicoestésico, son poco «nerviosos»; los psico-
estésicos declarados, por su parte, apenas revelan cualidades
diatésicas, son en general «serios». La reactividad a los afectos
constituye en el temperamento de una persona su ritmo o tempo
psíquico, que se manifiesta en su percepción sensible, en sus pro-
ducciones intelectuales, y sobre todo en su psicomotilidad, en la
viveza o lentitud de sus movimientos, y en su cadencia especial.
Forman, pues, el núcleo del temperamento en psicología la dispo— .
sición psicoestésica y diatésica, por una parte, y el ritmo psíquico,
por la otra. a ‘ '
Pero desde muy antiguo se hace entrar en este concepto,
además dela afectividad, sus fundamentos nerviosos y humora-
les (1), de lo cual se deSprende la relación que existe entre el tem-
' peramento y la estructura corporal, o sea, entre la personalidad
somática y la psíquica. Por eso, para el investigador moderno la
palabra «temperamento» es un término heurístico cuyo alcance
desconocemos aún, tanto en el aspecto fisico como en el psicológico. y
Los procesos hematoquímicos y el ciclo de actividades que se esta-
blecen entre las glándulas endocrinas, el sistema nervioso vegeta-
tivo y el encéfalo, nos interesan en el terreno psicológico por su
influencia sobre la afectividad, pero también los hemos encontrado
en otros lugares, por ejemplo, a1 hablar de la disposición eidética ;
influyen intensamente sobre el sistema psicomotor, y recientes
E pile'ph'cos
(I 505 casos)
p .3 5 2€7 26,9 g. ¿9,5
Atléticos Displa's.
Esquizofre'n ¡cos
(5233 casos)
0
já." D is.
i Ill Leptosomo: Atle'. I Atipicos
bros cortos, cara redonda y llena, y tez más bien fresca ; su Sistema
óseo es delicado; la musculatura, blanda, yhay abundante grasa en
el rostro, el cuello y el tronco ; la cabeza, el cuello y el abdomen
dan un perímetro alto, en contraste con la estrechez de los hombros,
por lo que el tronco presenta el aspecto general aproximado de un
tonel. La cabeza, algo inclinada hacia delante, descansa sobre
un cuello corto y grueso; en los casos típicos, la frente es baja y
profunda, aplanado el Vértice, y redondeado el occipucio. La cara.
es blanda, ancha y redonda, de proporciones verticales moderadas
, y armoniosas, con facciones bien acusadas ; el perfil suave, ligera—-
TEMPERAMENTOS
Ritmo ' La cue/oa del tempe- La curva del tempe- Curva del ¿empera—
psíquico mmm/¿to oscila entre ramento salta entre mento sostenida
la movilidad y la dos modos alterna-
pesadez tivos de pensar y
sentir
FIG. 24. Hábito picnico (1). Cabeza FIG. 25. Faeies hipoplásica (1)
corta y aplanada
de que los temperamentos alegres suelen ser también los más lige-
ros, mientras que los intermedios y los que tienden a la depresión
se manifiestan más pesados. La experiencia clínica nos ha revelado.
hace tiempo que existe una estrecha asociación entre la excitación
alegre, la fuga de ideas y la gran facilidad psicomotora de los.
maníacos, así como entre la depresión, la lentitud intelectual y la
inhibición volitiva en los melancólicos. Hasta en los ciclotimicos:
sanos es corriente el concierto de un determinado tono afectivo-
con cierto ritmo psíquico, pues suelen emparejar la alegría y la
movilidad con el tipo hipomam’aco, y la tendencia depresiva y
la lentitud, con el flemoítz’co’. 4 - -
En los esquizotímicos, por el contrario, no se encuentran.
relaciones tan estrechas entre la psicoestesia y el ritmo psíquico
especial. Los hiperestésicos delicados sorprenden a menudo por su
pesadez afectiva y volitiva, y, en cambio, se encuentra una veleidad
caprichosa hasta en los indolentes muy fríos ; es decir, que, empí—-
.ricamente, se distinguen en los esquizotímicos las cuatro combinan
ciones: tenacidad sensible o apatica, sensibilidad extravagante e
indolencia tornadiza. I
Los temperamentos - 201
¿Olor-k
Ciclotimicos . . .i. Sintónicos .' realistas prácticos, humoristas sin agilidad.
Flemáticos.
f
vb
cados, idealistas.
. . Esquizotímieos intermedios : frios y enérgicos, lógicos
U!
Esquizotímicos . .‘ sistemáticos, aristocráticos serenos.
6. Aneste’sicos. apáticos, friamente nerviosos, solitarios
extravagantes, indolentes, impasibles, ociosos embru—
tecidos.
Ciclotímicos - Esquizotímicos
' CAPÍTULO XI
Inteligencia. y carácter
Damos ya por terminado el estudio de los diversos compo—
nentes funcionales y fuerzas impulsoras del aparato psíquico y de
su estructura biológica. En adelante nos proponemos reunir todo
este material, considerarlo como un conjunto, como personalidad
total y acabada, y colocarlo en su ambiente psíquico, también
complejo ; es decir, vamos a examinar la personalidad en sus rela—
ciones con el mundo exterior. *
Prescindiendo de ciertos problemas especializados, como médi-
. cos no nos interesan tanto en la personalidad total sus productos
intelectuales, el desarrollo de su entendimiento, de su memoria
' y de su facultad de juicio, como el manejo práctico de los métodos
más sencillos de probar la inteligencia. Lo más importante ¡para
nosotrosestá en los aSpectos afectivos de la personalidad, en su
, modo de sentir y actuar, en los efectos que le producen los estímu-
los del mundo exterior y en las reacciones con que responden a
ellos. Tales factores de su disposición y experiencia afectiva interna
originan, en la mayor parte de los casos, las complicaciones psico—
lógicas cuya repercusión somática o psíquica hace necesaria la in—
tervención facultativa.
LA INTELIGENCIA
EL CARÁCTER
Más adelante, en la página 280, exponemos en esquema la
estructura de la personalidad, sobre todo los rasgos de carácter,
en forma de psicobiograma completo preparado cOn fines prácticos
de investigación. Las dos primeras partes representan el corte
(1) Véase, entre otros, REIBMAYR, Die Entwicklungsgeschíchte des Talents und
Genies, Lehmann, Munich. Los pormenores, aun respecto a los complicados problemas
de la degeneración en familias bien dotadas, se encontrarán en KRETSCHMER, Hombres
geniales, 1.a edición española, Editorial Labor, Barcelona, 1953.
214 Personalidades y tipos de'reacción
MORAL Y AMBIENTE
CAUSALIDAD PSÍQUICA
conciencia, y,
solidarizan con gran dificultad a la clara luz de la
o tanto más fácilm ente cuanto más disten
en cambio, pueden hacerl
; de modo que la fusión de impulsos es, ante
del foco de 1a misma
todo, una funció n esféric a.
Resumimos a continuación estas reglas sencillas, pero olvida—
s:
das con frecuencia, que presiden la formación de móvile
no a an
1.O La mayo-r parte de las reacczÏOnes psíquicas obedecen
de lo que ge-
solo móvil, sino a an haz de ellos, en número mayor
neralmente creemos.
tienden
2.o En an haz de móviles, los de valor moral superior
os nza's elemen tales son
a dominar en la conciencia, y los impuls
también los mois dinamicas.
a; la
3.o La fusión de impulsos es más bien función esféric
en razón invers a de sa distan cia
de ”impulsos heterogéneos se facilita
al foco de la conciencia. ' '
se
Las neurosis nos proporcionan numerosos ejemplos que
ajustan a las anteriores reglas.
ento porque
Un joven campesino de quince años se pone en tratami
, cuando está medio dormid o, se despier ta sobresaltado
todas las noches
los dientes , y, saltand o de la cama,
por la Visión de un perro que le enseña
dormito rio de sus padres, aporrea la puerta lamentá ndose, y se en-
corre al
ante ella, sin dejar
furece porque no le abren ; se pasa horas enteras sentado
tiempo el joven,
dormir a nadie. La anamnesis revela: 1.° Que hace algún
en 1a ciudad, fue mordid o de improv iso por un perro que
encontrándose
2.o Que durante varias semanas, le
salió de detrás de la estufa de la posada.
estado curando su futura madras tra, que entonce s residía en casa
había
ó por ella hasta
del padre, como prometida suya; el muchacho se apasion
seis años,
el extremo de proponerle que renunciara a la boda y esperase
s con él. 3.0 Al rechaza r la mujer tener con el mozo
para casarse entonce
llamand ole criatura boba y simple,
relaciones sexuales, y burlarse de él,
ó éste a mostrar se insolen te y rebelde , y a acusarla de apro-
comenz
la muerte de su
vechar la situación preponderante que ocupaba desde
herencia, por lo
madre, para ir desalojándole y reduciendo su parte de
reproche s a su padre. Todo esto no impide que el matri-
que hace VÍVOS
neurosis.
monio se efectúe pocas semanas después de haber estallado la
erto.
4.0 El joven había cometido un robo, y temía ser descubi
todas esas fuentes afectivas tan diversas ocluyen en una sola resul—
tante, en un solo acto afectivo neurótico, cuyo sentimiento susten—
tador es una mezcla homogénea de angustia y cólera, por la que
el sujetotrata en una forma muy curiosa de conseguir ambos
fines : descargar su miedo y privar al mismo tiempo a la madrastra
de su felicidad conyugal nocturna. En los actos sucesivos se com-
prueba directamente la influencia de dos o tres complejos: el
miedo a los perros en la alucinación, y el furor contra los padres
en el tozudo albOroto ante su puerta ; del temor a que se descubriera
el robo sólo sabemos que lo sentia por entonces y contribuía, por
ello al desequilibrio afectivo.
Este es un tipico ejemplo de cómo nuestros móviles y actos
(tanto normales como neuróticos) confluyen en las oscuras pro-
fundidades esféricas de la conciencia, aunque provengan de com-
plejos originarios muy dispersos y dispares.
FORMAS DE EXPERIENCIAS
(1) Relato de IUNG, en Die Psychologie der unbezemssten P7056588, Racher, Zurich,
1918.
Experiencias internas (Vivencias) 231
Reacciones primitivas
Al analizar los diversos modos de reaccionar a las experiencias
internas, en sus relaciones con el carácter individual, se comprueba,
ante todo, que corresponden a dos grupos no bien delimitados:
reacciones primitivas y reacciones de 1a personalidad (1).
Calificamos de primitivas las reacciones en que el estímulo
producido por una experiencia interna no pasa por todas las fases
intermedias de una personalidad total desarrollada, sino que se
manifiesta directamente por actos impulsivos instantáneos o por
procesos psíquicos profundos (por ejemplo, de naturaleza hipo-
búlica o hiponoica). Tanto los actos impulsivos como las reacciones
de la capa hipobúlica e hiponoica se observan con preferencia ya
formadas en el hombre primitivo, en niños y animales, y, por eso,
reciben el nombre genérico de reacciones primitivas. En el adulto
civilizado se producen estas reacciones de dos maneras: 1.o Una
impresión excesivamente fuerte hiere y paraliza la personalidad
superior, con lo que se excitan por separado las capas filogénicas
más profundas de la psique, y suben a la superficie en calidad de
supletorias ; ya hemos hablado de esta transposición de mecanis-
mos profundos elementales al referirnos a las reacciones de pánico
y de terror, y asimismo pueden provocar a veces síndromes histe-
ricos las conmocionesdemasiado fuertes en adultos civilizados r0«
bustos y sanos. 2.o También encontramos reacciones primitivas en
sujetos de evolución psíquica retardada, personalidades infantiles,
débiles mentales, psicópatas e hipobúlicos y casos de traumatismo
craneal, abuso de alcohol o esquizofrenia latente, sin que la irn—
presión recibida sea muy honda entodas estas ocasiones; bastan
los estímulos corrientespara provocar a menudo reacciones primi-
tivas en individuos de tal categoría, hasta el punto de que la ten—
dencia a explosiones afectivas, actos en corto circuito y descarg
as
histéricas puede convertirse en un verdadero estigma caractero—
lógico. Entonces hablamos de histerismo degenerativo, de << epilep—
sia ¡afectiva », de psicosis impulsiva, de psicopatía inestable, etc.,
’ (1) Respecto ala «persona primitiva», véase
también L. V. HOLZSCHUHER, Prak-
izsche Psychologw, Seebruck, Heering,
1949.
Reacciones primitivas ' - 2.39
REACCIONES EXPLOSIVAS
tiera el crimen con cruel lucidez. y naturalidad, aunque más tarde no acierte
a explicárselo. -
(1) Citado por JASPERS, Heimweh und Verbrechen, Vogel, Leipzig, 1909. i
16. KRETSCHMER: Psicología medica.
242 Personalidades y tipos de reacción
SIMULACIÓN Y REPRESIÓN
(1) Véase WETZEL, Ueber Schockpsychosen, Zschr. f. d. ges. Neurol. u. Ps, 1921.
246 Personalidades y tipos de reacción
0
Refuerzo voluntario de reflejos.
O
Disocz'acz'o’n hipobúlico-hiponoica.
Por lo que, se refiere a la primera de estas posibilidades, con-
viene advertir que algunos psicópatas, en virtud de ciertas pre-
disposiciones reflejas anormales, son capaces de manifestaciones
248 Personalidades y tipos de reacción
Reacciones de la personalidad
Las reacciones primitivas escapan a la censura plena de la
personalidad total ; se originan cuando ésta no se ha cerrado sobre
si misma y desarrollado por completo, o cuando no tienen su plena
aquiescencia o incluso la contrarian y se separan a modo de islote,
en desacuerdo con la conducta habitual de la persona. EStas reac—
ciones son, por consiguiente, inespecífiCas hasta cierto ' punto, y
posibles en cualquier personalidad, con tal que las experiencias
psíquicas sean bastante intensas; pero muestran sensible prefe--
rencia justamente por los tipos primitivos- En oposición a ellas,
denominamos reacciones de la personalidad a las que se producen
con la cooperación intensa y consciente de la personalidad total ;
representan, pues, la expresión más pum y significativa de la indi-
vidualidad entera ,' son, por ello, específicas, se limitan a determina—
das disposiciones de carácter y estímulos psíquicos, y únicamente
se registran cuando una experiencia interna definida y adecuada
influye sobre una determinada individualidad. A
Las experiencias especialmente aprOpiadas para provocar en
una personalidad definida las reacciones que la caracterizan, reci—
ben el nombre de (i experiencias clave ». Entre ellas y el carácter
existe igual relación que entre la llave y la cerradura, entre el
complemento y el amboceptor, sobre todo cuando se agregan ciertas
condiciones favorables del medio. La impresión que deja un pe-
queño descalabro'eticosexual, excitará específicamente un carácter
sensitivo, pero, tal vez, no deje huellas en un individuo quisquilloso
y agresivo. Un pleito civil perdido puede representar, en cambio,
para una persona sensitiva una trivialidad que se olvida pronto,
mientras que, en otra de tipo expansivo, pone todas las reservas
personales en pie de guerra total. Por otra parte, el mismo acon—
tecimiento exterior, que puede ser un amor desgraciado, reviste en
distintos caracteres formas muy diversas como experiencia interna,
las cuales se expresan por reacciones no muy numerosas, con orien—
tación típicamente distinta. Una joven expansiva ve en la infide—
lidad del hombre amado una humillación insultante. para ella y
una deshonra para él, mientras que una muchacha sensitiva no
" Reacciones de la personalidad 251
DESARROLLOS EXPANSIVOS
DESARROLLOS SENSITIVOS
los de
Los tipos de reacción sensitiva son el contrapolo' de
gener al de la actitu d frente
desarrollo expansivo. La orientación
fuerte oposic ión del polo esté—
a la vida es asténica, pero con una
tan por un
nico. Las personas inclinadas a tales reacciones presen
ra afectiva, debilidad (de carácter
lado una extraordinaria blandu
por otro, ciertos ribetes de ambición y
y gran vulnerabilidad, y
ada, y es—
tenacidad conscientes. Su vida afectiva es muy reserv
sus sentim ientos , siemp re en tensió n cons-
conde en lo profundo
una intIOS pecció n y autoc rítica depura das, una
tante, asi como
personas serias,
moral escrupulosa y un verdadero altruismo ; son
en'cuanto a
¡de aspecto tímido y modesto. Su nota fundamental
delica do, a me—
constitución es la del hiperestésico esquizotímico
mica y bene-
nudo con una mezcla de blandura flemática cicloti
os esquiz otímicos,
volencia altruista. Como todos los hiperestésic
Reacciones de la personalidad ' 257
(l) K. BIRNBAUM Psmhosen ami lValmbildung zmd :¿aizmzafrïa Luzbzldzumm bei Dagr-
nantzven, Mailmld, Halle, 1908
Reacciones de la personalidad ‘ ' i303
CAPÍTULO XV
El peritaje
PREGUNTAS SUGESTIVAS
más o menos rápida, sin tener muy en cuenta ligeros errores, está
al alcance de cualquier adulto normalmente dotado. Pero una inca—
pacidad evidente, como la de repetir series de números de cinco
cifras, es indicio bastante cierto de debilidad mental o de seudo—
demencia. .
Mejor que por cualquier a de los métodos esquemáticos, el
médico experimentado podrá examinar la inteligencia productiva
de una persona en el curso de una conversación amistosa sobre
asuntos profesionales prácticos y problemas abstractos, sin dárselo.
a entender. Las pruebas esquemáticas sólo están indicadas en casos
de grave inferioridad intelectual o cuando la inteligencia se haya
detenido en las fases infantiles. Se elegirán :D'Veg’I/M’LÉÓLS sobre dife—
rencias (¿En que se distingue una escalera fija de una escalera
de mano? ¿Un lago de un arroyOP, etc.), porque permiten apreciar
bien la impotencia o la habilidad para captar lo esencial y, expre-
sarlo verbalmente con precisión. Para examinar la comprensión
intuitiva sirven libros ilustrados con escenas algo complicadas, que
requieran una explicación de las relaciones que existen entre los
personajes. Si se quiere, puede agregarse, además, el método de
combinación, de EBBINGHAUS, que consiste en omitir, al leer en
alta voz un relato infantil o una noticia de periódico, algunas
palabras sueltas en frases escogidas de antemano, o en borrarlas
con tinta, e invitar luego al paciente a que repita la lectura com—
pletando el texto con las palabras omitidas o borradas. Puede servir
el formulario siguiente:
EL FERROCARRIL
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274
El peritaje ' 275
tres palabras.
Deducir la moraleja de una fábula presentada.
C ‘l
título apropiados.
8‘ Demostrar aptitud para retener el sentido de oraciones algo
largas y de construcción complicada.
A esto se añade un pliego de observaciones sobre diversos
extremos : 1.0, facultad de adaptación ; 2°, atención; 3.°, propen-
sión al cansancio ; 5.°, percepción y don de observación ; 5.°, me—
moria ; 6.°, imaginación ; 7 .-°, pensamiento ; 8.°, expresión verbal ;
O, modo de trabajar ; 10.°, vida afectiva y volitiva ; 11.°, intereses
y'aptitudes particulares. -
Para examinar la fatigabzlzdad y, al mismo tiempo, el tipo de
atención (fluctuante o fija), es apropiado el método de las tacha-
duras, de BOURDON. Se da al sujeto un texto para que tache la
letra << n » (u otra distinta) dondequiera que la encuentre; cada I
minuto se le avisa para que señale el punto a que ha llegado en
la lectura El número de las líneas leídas, y la relación entre las
tachaduras correctas y las incorrectas u olvidadas, indican el re—
sultado que se busca.
Un registro eXperimental más exacto,- sobre todo de la fatzga-
bzlidad psíquzca y la Izabilzdad :bm'ctzca, es el método de la adzcz'o'n
continua de números dígitos, de KRAEPELIN, susceptible de múlti-
ples modificaciones y aplicaciones. Se entrega al sujeto un formu—
lario con columnas de dígitos (1); a. una señal, comienza a sumar
por centenas, volviendo al principio de la serie cuando ésta ter-
mina. Cada cinco minutos suena una señal, y entonces el examinan-
do traza una raya transversal; al cabo de una hora se cuentan las
(1) Suministra cuadernos de cálculo para este objeto la imprenta y Editorial Karl
Gerber, Munich.
276 Psicologia médica práctica
(1) Véase, entre otros, KRETSCHMER y ENRE, Die Persónlichkeit der Athleiiker,
Thieme, Leipzig, 1936, con bibliografía. _
(2) RORSCHACH, H., Psychodiagnostzk, Berna, Huber.
278 Psicología médica práctica
» »(1) WARTEGG: EHRIG Gestaltung und Chamkter, Supl. Si a Zschr f. angeW PSY'
chologie, Leipzig, 1939.
(2) SZONDI, L, Experimentelle Triebdmgnóstik, Huber, Berna, 1947. ‘ l
El peritaje , 279
PSICOBIOGRAMA
(SEGÚN KRETSCHMER)
Nombre : Diagnóstico :
Edad: _ a) Tipo somático :
Profesión : , b) Temperamento :
Fecha del examen : c) Tipo sociológico :
280 Psicología médica práctica
Modo de utilizar el esquema (1): No se llenan sino las partes que interesan en
cada individuo. Las cualidades pertinentes se subrayarán con lápiz rojo (linea fina,
gruesa o doble, según el grado), y se añadirán por escrito titulos y suplementos breves-
Las descripciones extensas, los resultados especiales detallados y las apreciaciones fun-
dadas en la psicologia experimental se harán constar en pliegos anexos.
Para fines criminológicos, el esquema se incluirá en una carpeta especial, como la
utilizada para una historia clinica, encabezada con los datos criminológicos particulares-
del sujeto, y las fechas; las demás caras se reservarán para descripciones y observacio-
nes detalladas Desde el punto de vista criminológico, MEZGER recomienda contestar,
sobre todo, a las siguientes preguntas:
1. Conducta y criminalidad del sujeto.
2. ¿Responden la conducta y la criminalidad del 'sujeto' principalmente .a disposi—
ciones innatas de temperamento y constitución? ¿A que tipo se puede asimilar? ¿Se con-
sidera este tipo normal, patológico o gravemente degenerado? ¿Qué correlaciones espe—
ciales existen entre su tipo biológico y su conducta social?
3. De acuerdo con tales correlaciones, ¿qué conducta cabe esperar del sujeto en el
futuro, tanto mientras extingue condena como despues de ponerle en libertad?
4. ¿Hasta que punto se deja llevar por influencias exteriores? ¿Qué medios de
educación serían los más eficaces, dado el tipo biológico de su personalidad? ¿Que influen—
cias del medio le son especialmente provechosas o perjudiciales?
5. Pronóstico definitivo y tratamiento criminológicos: ¿Es susceptible de mejoría?
¿Incorregible? ¿Debe estar permanentemente vigilado? '
Para interpretar bien el psicobiograma, es indispensable estar familiarizado con los
conceptos de la psicología médica y la biologia. constitucional, así como con algunos mé-
todos—importantes de psicología aplicada (examen de la inteligencia, etc.). Lo más esencial
en este terreno se encontrará en KRETSCHMER, Constitución y Carácter, Editorial Labor,
Barcelona, y en 1a presente obra. Se recomienda consultar, además: PERITZ, Innere
Sekretion, Karger, Berlín; E. STERN, Angewandte Psychologie, Teubner, Leipzig , HOP-
FMANN,V61’67’buMgZ und Seelenleben, Springer, Berlín. Por otra parte, nos servimos, eneste
esquema, de algunos elementos tomados de trabajos y conceptos de ADLER, BLEULER,
FREUD, JUNG, JASPERS, JAE,NSCH KLAGES, K. SCHNEIDER y SELZ. Para juzgar de los
rasgos de carácter, aparte los datos facilitados por el mismo sujeto (sin hacerle preguntas
sugestivas), es imprescindible verificar y completar estos datos por la observación per-
sonal, las pruebas documentales y los informes de terceras personas. Las medidas prin—
cipales del cuerpo coinciden en su mayoría con las que usan los antropólogos, o son
fácilmente comparables con ellas; pueden obtenerse con ayuda del compás y la cinta
métrica Para fines bíométricos completos sirve el estuche antropométrico, de Martin,
con su hoja de instrucciones. (Introducción en R. MARTIN, Anthropometrie, Springer,
Berlín,1925).
Para pruebas especiales de inteligencia y productividad se requiere un esquema dis-
tinto, pOr ejemplo, la hoja psicológica personal de SCHULTE, que expende S. Zimmermann,
Berlin, Charitéstr. 9
Los siguientes puntos de referencia permiten utilizar los datos del reconocimiento
corporal para la valoración psíquica: 1.° Temperamento. El ciclotímico predomina entre
los pícnicos; el esquizotimico, entre los leptosómicos; el enequético y epiléptico, en-
tre los atleticos pesados y pastosos y los displásicos; las formas histéricas son propensas
a ligeras detenciones) disgenitales del desarrollo, de origen fisico y psíquico, y a muchos
estigmas nerviosos. 2 °Signos de degeneración. Las displasias se acumulan generalmente
con más frecuencia que entre individuos sanos en los casos de degeneración psíquica
grave (imbecilidad moral e intelectual, esquizofrenias y epilepsias manifiestas). 3.° Cons—
titución sexual. Correlaciones parciales entre estigmas disgenitales somáticos y disposi-
ción sexual psíquica. 4.° Síntomas neurovegetativos. Son importantes para apreciar la
afectividad. Suele haber paralelismo entre la inestabilidad neurovegetativa y la afec-
tiva; por ejemplo, la tendencia a tensiones intrapsiquicas va acompañada de sinto-
mas vagotónicos, como en la irritabilidad explosiva se observan congestiones cefálicas
rápidas, etc. 4
Anexos. Dos fotografías del sujeto (busto de frente y de perfil), y relación personal,
escrita por el mismo.
A. HERENCIA
(Se prefiere “un pequeño esquema de. árbol genealógico o de
parentela, con las abreviaturas siguientes :_
(3‘, varón; 9, mujer; rojo, ciclotimico; azul, esquizotimico; O, psicosis (incl. epi-
lepsia genuina) ; a), psicopatía y nerviosidad; ——, debilidad mental; Ü, criminal. (Para
tipos especiales, se emplearán las primeras letras, por ejemplo: 6121;, epileptoide; hi,
histérico, etc).
B. CURVA VITAL
Resumen :
282 Psicología médica práctica
‘f 1. Hípomaníaco
1 Alegre Vivaz
l 2. Síntónico
Cíclotímico 4' Realista práctico
Humorísta bonachón
. Melancólíco
CO
Bondadoso y condescendiente
fif.
4. Hiperestésico
Introvertido delicado, irritable, nervioso, idealista
o. Esquízotímíco intermedio
Indiferente, enérgico, sistemático, consecuente, tran-
Esquizotímico . . 4
quilo ; aristocrático
G. Anestésico - '
Frio, impasible, extravagante, solitario, indolente,
L apático, holgazán embotado
. f 7'. Explosivo
Viscoso ....... l 8 Flemático
. , . . K W e'ase anteriormente)
. Psmopatias esquizmdesj
Características pepileptoídes (1) :
a) Enequéticas: Pegajoso, toscamente confidencial, melifluo, beato, pro-
lijo, pedante, egocéntrico.
b) Explosívas : Grosero, brutal, distimia tensa, cólera explosiva, tenden-
cia a graves crisis afectivas, a la bebida, intolerancia alcohólica,
estados estuporosos patológicos, accesos convulsivos epileptiformes,
estados crepusculares profundos, huidas reaccionales.
Características histérícas:
Labilidad afectiva superficial y rápida, intercalación fácil de meca-
nismos hiponoicos, reflejos y neurovegetativos (espasmos y crisis afec-
(1) MAUZ, Die Veranlagung zu Krampfanfállen, Thieme, Leipzig, 1937.
284 Psicología médica práctica
Características paranoides .
a) Tendencia a descOnfiar, sentimientos de perjuicio y de celos.
b) Tendencia a querellarse, y a ideas sensitivas de referencia.
o) Tendencia a ideas de invención reforma, fundación de sectas o pro-
iecias
d) Síndromes carcelarios paranoides especiales:
6. Características hipocondríacas y neuróticas obsesivas:
Simple nervosidad y psicopatía:
El peritaje , 285
D. VIDA INSTINTIVA
1. Instinto sexual:
Fuerte, mediano, débil.
Prematuro, oportuno, tardiamente desarrollado.
Prematuro, oportuno, tardíamente extinguido.
Inhibiciones sexuales fuertes, medianas, débiles. Pudibundez, cinismo.
Propensión a impotencia, eyaculación pr‘eco_,z frigidez y otras anomalías
del coito
Tendencia a la represión, a la sublimación, a actos sexuales suStitutivos.
Tendencia a la masturbación intensa y preferente. Tendencia a la pros—
titución.
Inhibiciones del desarrollo: Fijación persistente en exceso a los pro-
genitores, prolongación anormal de la fase de rebeldia contra ellos, _
frialdad, odio a los progenitores, escasa fijeza del instinto sexual. en
el objeto, platonismo extremado con inclinación al amor a distancia
y a ensueños desiderativos.
Amor maternal :
Tipo de vinculación a la familia:
Perversiones.'
Homosexualidad: total —-— como componente accesorio reforzado — ac-
tiva —— pasiva.
Infantilismos psicosexuales: Exhibicionismo, pedofilia, sodomia, feti—
chismo.
Componentes narcisistas (autoenamoramiento) : Vanidad de matiz eróé
tico, atildamiento excesivo. v
Metatropismos : Feminismos (en el hombre), masculinismos (en la mujer),
mujer hombruna, varón .afeminado. Transvestismo.
Otras variantes instintivas.
2. Instintos de crueldad:
a) Sadismo y masoquismo
b) Crueldad simple, brutalidad, afan de dominio corporal y psíquico;
sumisión rastrera, placer de tolerar y sufrir.
Maltrato de animales, delitos bárbaros, asesinato sádico, etc‘.
Actitudes afines al instinto: Voluntad de poder, ambición, arrivismo,
resentimiento, actitud Vital activa, pasiva.
3. Instintos de preservación:
Agresivo, audaz irreflexivo, animoso, sereno, tranquilo, reflexivo, pusi-
lánime asustadizo cobarde.
Astuto, alevoso, confiado, precavido;
Resumen :
El peritaje 289
G. INTELIGENCIA
H. DATOS CORPORALES
I. Medidas
(1) Véase menstruación, poluciones, instinto sexual, crecimiento del cuerpo, brote
de la barba, cambio de 'voz.
292 Psicología médica práctica
VIII. Diagnóstico .
Pícnico . _
Leptosómi c o fií robnsio, delgado Atlético _ ¿Í esbelto, musculoso
L astenlco _ L basto, pastoso
Forma mixta :
Resumen :
CAPÍTULO XVI
Psicoterapia
La psicoterapia es una de las principales actividades no sólo
del neuropsiquiatra, sino del médico en general, especialista o no.
En muchos casos se acude al médico, más que en busca de un tra-
tamiento fisico necesario o posible, para que ayude al enfermo
y a su familia a luchar contra la afectividad negativa que acom-
paña a la enfermedad: angustia, hipocondría, preocupación, incer-
tidumbre, desaliento. La mayor parte de las prescripciones y regí-
menes se solicitan para conseguir'un sentimiento de combatividad
contra el destino y desprenderse del de impotencia que paraliza,
para adquirir una pequeña probabilidad de ganar en un juego inse-
guro, para procurarse, aun por medios deseSperados, por modos de
tratamiento que se renuevan constantemente, la ilusión de que
existe posibilidad de luchar y vencer ; en suma, se acude al médico
aun a impulso de corrientes Catatimicas muy comprensibles.
Vemos que no depende del arbitrio del médico servirse “o no
de la psicoterapia, que se encuentra ante el apremio catatimico de
quienes la reclaman y e5peran. Éste es psicoterapeuta a pesar
suyo,'porque así lo quiere su clientela, y, en todo caso, ejerce so—r
bre ella una intensa acción psíquica; ésta puede ser saludable o
no, según el modo de ejercerla.
Hay que tener presentes dos puntos principales. En primer
lugar, con palabras irreflexivas se pueden perturbar las regulacio-
nes catatímicas de los pacientes, en particular si están graves;
sólo en casos de fuerza mayor es lícito destruir sus pequeñas espe-
ranzas, pues ellas, mejor que la morfina, les permiten soportar sus
sufrimientos. La «verdad desnuda», expuesta sin miramientos, es
mal soportada en general, y, sobre todo, por personas enfermas ;-
un pronóstico más bien adverso, formulado con precauciones, dejar
un pequeño resquicio de esperanza, con lo que su utilidad práctica
se aproxima mucho a la de otro francamente desfavorable, ex,—
puesto con crudeza, y no perjudica tanto. -
Más importante aún es el segundo principio: Con palabras
imprudentes se provocan enfermedades. Hay algunas que el mé—
dico debe guardarse de pronunciar como si fueran venenos muy
294 Psicologia médica práctica
de sus hijos ; van de un médico a otro para oir una vez más que
nunca se ha visto un caso tan grave como el suyo, o para poder
contar, finalmente, que el célebre profesor X les ha dicho que él
también encontraba su caso muy singular. Aquí sirven los cálculos
biliares como medio para hacerse valer, para aureolar de un modo
inocente e ingenuo la prOpia personalidad con algo que los demás
no tienen; ellos dan cierto relieve a su vulgaridad y estrechez,
y son para estas enfermas lo que para otras representa la inteli-
gencia, la riqueza o una noble cuna.
Prescindimos en absoluto de los casos en que la enfermedad,
real o imaginaria, no tiene por único objeto exaltar la propia
personalidad, sino que se utiliza abierta o disimuladamente para
servir a ciertos fines egoístas en el trato exterior del enfermo con
su mujer, sus jefes o su. compañía de seguros. Estos elementos
teleológicos‘ no sólo pueden engendrar por sí mismos simulaciones
y neurosis en el dominio psíquico, sino también, y esto es mucho
más importante, insinuarse en cualquier enfermedad física, prolon—'
gándola, agravándola, cOnVirtiéndola en centro de atención del
paciente, intensificando-los dolores y estorbando los movimientos,
del mismo modo que un trastorno funcional real y objetivo en el
corazón o el estómago puede experimentar un empeoramiento
psicogénico por intermedio del sistema nervioso vegetativo. La ac.-
titud psíquica, por consiguiente, no es sólo algo que se agrega
desde fuera a una dolencia física como factor secundario ; antes
bien, suele formar implícitamente parte del cuadro patológico en
concepto de elemento energético. Sabido es que, aun sin tendencia,
por puro reflejo, casi todos los órganos del cuerpo reaccionan con
intensidad a influencias afectivas, y, en particular, lo hacen el
sistema cardiovascular, el aparato digestivo y cualquier mecanismo
de función secretoria. Por eso, el lenguaje corriente ha hecho
del corazón el asiento de la vida emocional. '
LA SUGESTIÓN LARVADA
Designamos, finalmente, por psugestz'o'n ¿cn/vacia un procedimiento
terapéutico mediante el cual, sin provocar una escena sugestiva
especial, se prescribe al enfermo, como si se tratara de cualquier
otro remedio, un ligero paliativo (gotas de valeriana, por ejemplo),
y se le recomienda efectuar pequeños movimientos regulares u
observar cierto régimen, pero refiriéndose, al mismo tiempo, como
de pasada, a la eficacia que el remedio ha mostrado en otro pa-
ciente, o provocando una actitud psíquica favorable con la des-
LA PROTRÉPTICA
(1) A partir de aquí, utilizamos también con frecuencia las minuciosas explicacio-
nes de FLATAU, HIRSCHLAFF y otros a propósito de 1a hipnosis.
302 Psicologia médica práctica
bien a los ojos, sin apartar los suyos. Ahora le pongo 1a mano en la frente ;
usted siente que eso le calma, que empieza a sentirse fatigado, que le van
pesando los párpados, que se le cierran los ojos (al mismo tiempo, deslizando
los dedos desde la. frente, se le cierran en efecto, o se invita al paciente
a hacerlo, si no se cerraran por si solos) ; ya se ley están cerrando. Cuando
le rozo 1a frente así (pasando suavemente la mano por la frente), siente
usted que su cansancio aumenta, que el cuerpo se fatiga y se vuelve pe-
sado (pases sobre el cuerpo, y especialmente sobre las manos). Ahora nota
usted en las manos una ligera sensación de entorpecimiento, de tirantez,
como si se le durmiesen, y pesadez en los brazos; cuando se los levanto,
vuelven a caer inertes... >>, etc. ' i
INDICACIONES
B. Métodos psicagógícos
Entendemos por métodos psicagógicos todo lo que se refiere
de algún modo al médico en concepto de educador, esto es, a la"
reeducación, al ejercicio simple y directo, a la ergoterapia.
PERSUASIÓN Y EJERCICIO
Se entiende por persuasión el empleo de métodos de educa—
ción psíquica fundados esencialmente en la dialéctica, en el con-
vencimiento insistente y en la demostración lógica ; en una pala—
bra, es el método socrático antiguo, que especialmente DUBOIS ha
revalorizado hace unos decenios con gran entusiasmo, por su utili—
dad terapéutica.
Una señora se presenta a DUBOIS, quejándose de violentas crisis de
angustia cardíaca que le sobrevienen todas las noches. Después de recono-
cerla atentamente, aquél Viene a decirle : << Es usted joven, sana y fuerte,
de constitución irreprochable. Sus palpitaciones son puramente nerviosas,
y no tiene la más mínima lesión cardíaca ; por muy rápido que vaya el
pulso, no supone peligro alguno para usted. Únicamente e1 miedo la ha
puesto en semejante estado. Créarne, si pudiese. usted vencerlo, desapare-
cerian en el acto todos sus trastornos morbosos. No olvide nunca que nada
ocasiona palpitaciones tanto como la emoción del miedo. Aunque la, des—.
pierten en realidad, tal vez obedezca esto a un sueño angustioso del que
se haya olvidado al despertar, o bien a haber tomado café o té. Como ello
1a asusta y la hace pensar en la inminencia de una catástrofe, cae usted
en un estado de excitación emotiva, y sube entonces el número de sus
pulsaciones de 100 a. 120, pues toda excitación emotiva acelera el corazón.
Este aumento del número de pulsaciones hace aún mayores su angustia y
su emoción, y, en consecuencia, sube el pulso a 140. Por el contrario, irá
bajando poco a poco si usted desecha sus temores, convencida de que no
padece ninguna enfermedad orgánica. -
TRABAJO Y REPOSO
Todavía hoy, son muchos los médicos que, a la Vista de un
enfermo psíquico y nervioso, no tienen más que un pensamiento :
(k reposo ». Sin embargo, 1a primera idea no debería ser, en la
mayoría de los casos, proporcionar vacaciones al paciente, sino
hacerle trabajar. El reposo y la actividad tienen sus respectivas
y especiales indicaciones en estos enfermos.
Necesitan reposo, en primer lugar, los convalecz'entes de una
enfermedadaguda, y, en segundo término, los agotados por exceso de
trabajo o por excesos afectivos; pero, ante todo, ha de comprobarse
que existe efectivamente tal extenuación. El exceso de trabajo es
siempre lo primero que en sentido etiológico señala el público,
y casi siempre también lo primero que certifica el médico, aunque
en el mayor número de enfermos a quienes se prescribe reposo,
las molestias provienen de causas distintas. Es un abuso llamar
agotado, a falta de mejor término, a un hOmbre antes capaz, que
ha cumplido sus deberes profesionales sin rebasar de modo mani-
fiesto el límite de su capacidad de esfuerzo.
Cierto es que algunas profesiones y predisposiciones exigen
imperiosamente, por motivos de salud, un período anual de. reposo
psíquico más o menos prolongado y regular ; esto se refiere a todas
las ocupaciones que implican unitrabajo intelectual intenso, a per—
sonas constantemente sujetas a gran responsabilidad y tensión
afectiva, o que, por necesidad, viven en condiciones higiénicas
314 Psicología médica practica
C. Métodos” psicoanalíticos
Llamamos así a las formas de tratamiento que tienden a con—
seguir la curación del enfermo analizando la composición psico—
lógica de un padecimiento suyo. Como ya hemos tenido ocasión
de tratar, en capitulos precedentes, de las correlaciones patogénicas
en la psique en cuanto a contenido, nos limitamos aquí a consignar
algunos pormenores metodológicos. Para el psicoanálisis dispone—
Psicoterapia - _ 3lT
o arespon-
Una vez formado el cuadro, invitamos al enferm
le ocurra,
der a cada palabra nuestra con'otra, la primera que se
, anotando
y comenzamos a'leer sucesivamente todas las del cuadro
el tiempo
al lado de cada estímulo verbal la respuesta del paciente,
su tono de voz
'que ha invertido y las alteraciones observadas en
nciam os todas las palabras
y sus gestos. Como es natural, pronu
intenc ionada s de las indiferentes.
con monotonía, sin distinguir las
cronómetro
Los tiempos de reacción se miden con ayuda de un
iOnes grandes
que marque quintos de segundo, aunque las oscilac
que las
se aprecian bien sin reloj. No pocas veces observamos
con compl ejos requie ren un lapso de reac—
palabras relacionadas
que el dedica do a las indifer entes, más bien
ción bastante mayor
ante al obser—
breve y regular. Se produce aqui un fenómeno semej
ncia una
vado en una reunión de Sociedad cuando alguien pronu
ostens ible,
palabra molesta o inoportuna: una pausa breve, pero
ntra el‘med io
interrumpe de pronto la conversación, y nadie encue
mismo modo tarda
de reanudarla hasta pasados unos instantes. Del
l asociado
el paciente algo más en contestar a un estimulo verba
a complejos en el experimento de asociación.
las observa-
En cuanto a mimica, a veces son muy variadas
deja”
ciones: el sujeto se ruboriza o palidece, enlaza los dedos,
importancia ;
caer un objeto o ejecuta otros actos automáticos sin
ión de su cara, titube a al hablar y,
en ocasiones, cambia la expres
Pero no siem- _
sobre todo, deja apreciar una «risa de complejo».
.
pre sucede así.
verbales nos
Por último, el contenido mismo de las reacciones
o responde a
puede proporcionar indicios importantes. El enferm
suponen apre-
menudo con palabras chocantes, peregrinas, o que
se observa
ciación o referencia a su propia personalidad; esto
, « sed —— repug-
especialmente en histéricos : <4 frio —— no me gusta»
en susti—
nante >>, «bailar ——— estupendo », « fragante ——— mi cabello >>,
otras. sacadas
tución de palabras «objetivas»; o bien emplea
como «matr imonio »,
directamente de la esfera de los complejos,
«niño >>, «pecado», etc. ,
del lapso
No está demostrado que las prolongaciones notOrias
a repres entaci ones Con tonali dad
de reacción respondan siempre
secun darias despro vistas de interé s
afectiva, y no a constelaciones
r los resultados con gran cuidad o.
médico ; por eso hay que valora
radas como
Lo mejor es servirse de las reacciones verbales ineSpe
una explo ración o una libre asocia ción, a
punto de partida para
sospechas están
fin de obtener datos seguros sobre si nuestras
o no fundadas. ‘
Psicoterapia 319
Nombre : Enfermedad :
Profesión : Fecha :
1. Cabeza 26. Azul 51. Rana 76. Lavar
2. Verde 27. Lámpara 5‘2. Cortar '77. Vaca
3. Agua' 28. Pecar 53. Hambre 78. Extraño
4. Cantar “2-9. Pan .54. Blanco 79. Suerte
5. Muerte 30. Rico 55. Niño 80. Mentir
6. Largo 31; Arbol 56. Atender 81. Decencia
7. Barco 32. Picar 57. Lápiz 82. Estrecho
8. Contar 33. Piedad 58. Triste 83. Hermano
9. Ventana 34. Amarillo 59. Ciruela ' 84. Temer
10. Amable 35. Monte 60. Casarse 85. Cigüeña
11. Mesa 36'. Morir 61. Casa 86. Falso
12. Preguntar 37. Sal 62. Querido 87. Angustia
13. Pueblo 38. Nuevo 63. Vidrio 88. Besar
14. Frío 39. Costumbre 64. Disputar 89. Novia
15. Tallo 40. Orar 65. Piel 90. Limpio
16. Bailar 41. Dinero 66. Grande ‘ 91. Puerta
17. Mar 42. Tinto 67. Nabo 92. Escoger
18. Enfermo 43. Cuaderno 68. Pintar 93. Heno
19. Orgullo 44. Despreciar 69. Parte 94. Contento
20. Cocinar 45. Dedo 70. Viejo 95. Burla
21. Tinta '46. Caro 71. Flor 96. Dormir
22. Malo 47. Ave 72. Golpear 97. Mes
23. Aguja 48. Caer .73. Cajón 98. Bonito
24. Nadari 49. Libro 74. Salvaje 99. Mujer
25. Viaje 50. Injusto 75. Familia 100. Injuriar
(1) Der sensitive Bezz'ehnngswahu, 3.a ed., Springer, Berlin. Constitución y Carácter,
2.a ed. española, Editorial Labor, Barcelona.
Psicoterapia , 325
D. Métodos de adiestramiento
‘
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5.
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A.>.¡ I
5
l
Índice alfabético I
ha
UD
Psicobiograma, 279. —— parkinsoniano, 57.
Psicocatarsis, 317. Síndromes“ ”coreoatetósicos, 5 '7.
Psicologia especulativa, 203. Sistema endocrino, 78.
—— sensorial, 203. ——— estriopalidal, 65.
Psicornotilidad, 204. 7— neuroendocrino, 60.
Psicomotórica, estructura dela, 50. Sodomía, 173.
Psicópatas constitucionales, 314. Solipsismo, 6.
Psicoterapia, 293. Solterona, 219.‘
Psiquismo, 82. Soñar despierto, 144.
Pubertad, período de la, 242. Sordera, 232.
Sublimación, 184, 187, 226.
Reacción, pruebas de, 279. »— Cientifica, 190. '
Reacciones carcelarias, 232. Sueño y Vigilia, regulación del, '78.
—« explosivas, 239. Sueños, 113.
—— hipobúlicas, 244. Sugestión, 308.
_ hiponoicas, 244. —— colectiva, 15:2.
—— impulsivas, 109. — fenómenos de la, 152.
— nostálgicas, 232. m— larvada, 298.
Realidad, juicio de, 93. Supercompensación, 235.
Realistas, 202.
Tabú, 97.
Reconocimiento, falsificaciones del,
Tálamo óptico, 17.
'42.
Talento, familias de, 213.
Recuerdo, ampliación del, 307.
Temor, reacciones de, 230.
Reeducación, 308.
Reflejo psicogalvánico, 3‘20. Temperamento, 68.
——- viscoso, 205.
Reflejos, 50, 103.
——— condicionados, 50.
Temperamentos, 158.
——4 ciclotimicos, 192.
—— reforzamiento voluntario, 157.
—— diatésicos, 201.
»— refuerzo voluntario de, 247, 248.
Regulación dinámica, 48.
—— esquizotímicos, 202.
Tenacidad, 201. '
Relaciones extracon‘yugales, 171.
Testimonio, psicología del, 265. '
Reposo, 313. '
Tiempo, ideas de, 22.
Representación, 93..
Representaciones eSpaciales, 21. ——— psíquico, 191.
. Represión, 244. y Tipo flemático, 200.
Resentimiento, 233.
— hipomaniaco, 200.
——— Visual << eidético », 2.4.
Respuestas parafasicas, 2’71.
Ritmo, 101. '
Tipos endocrinos, 27.
Tiroides, 79. ' '
—-— psíquico, 191, 211.
Tonalidad afectiva, 18.
Robo impulsivo, 242.
Románticos, 202.
Tono, regulación inductiva del, 327.
Trabajo, 313.
Rorschach, método de, 321.
—— curvas de, 276.
—— intelectual, 315.
Sensación de placer, 18, .
Tradición, 111.
Sensaciones afectivas, 16.
Trónco encefálico, lO.
—— configurativas, 19.
—— de posición, 21. Tropismos, teoría de los, 104.
Tuber .cinereuni, 72.
—— sens’itivas, 14.
—— sensoriales, 14. Vida conyugal, 1'71,
_._ táctiles, 21.“ —— instintiva, 15.
Sentimientos Vitales, 17. Vigilia y sueño. 62.
Sexualidad, problemas de, 325. Vista, 29.
Sham—raga, 77. Vivencia, 5.
Sibaritas, ' 202. Vivencias, 221.
¡Signo local, 21. Volubilidad, 201.
Simpatias, problemas de, 3‘25.
Simulación, 244—. Yo y el mundo exterior, 5.
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