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Gloria Annoni

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Annoni, Gloria índ ice
Autismo infantil: una dÍ11ica desde el psicoan{¡ lisis.
- la ed. - Rosario: Horno Sapiens Ediciones, 2011.
216 p. j 22x l S cm. - (Psicoanálisis)

ISBN 978-950 -808 -633 -4

1. Pslcoanálisis. 2. Aurismo. L Tílldo


CDD 150.195

PRO LOGO. Eisa Cariat . .. ..................................................... 7


AGRADECIMIFólTOS . IJ
bTRODUCCJON . · 15

CAPiTULO 1.
Estado actual del cuadro ... · 19

CAPÍTULO 11.
«En la huella de Lacan» . · 79

CAPiTULO lII.
Nuestra propuesta de una clínica del autismo
desde el psicoanálisis . 111

© 2011 . Horno Sapiens Ed iciones IV.


CAP lTULO
Sarmien to 825 (S2000CMM) Rosar io 1Santa Fe 1Argen ti na A modo de conclusión .. . 199
Telefax: 54 341 4406892 ¡ 4253852
E-mail: editorial@homosapiens.com.ar
Página web : ..""""".homosapiens.com.ilf BW UOG RAF[A GENE I1A L .... ................... 2 11
BIBLl OGRAF[A BÁSICA .. 213
Queda hech o el depós ito que es tablece lilley 11.723
Prohibida su reproducción to tal o parcial

ISEN N° 978 -950-808 -633 -4

Esta tirada de 500 ejemplares se t.erm inó de imprim ir en marzo de 201 1


en ART de Daniel Pesce y David Beresi SH. I San Lorenzo 3255
Te!: 034 1 439147812000 Rosario 1Santa Fe 1Argentinn
Pró logo

Para poder ubicar la dimensión que le atribuyo al li bro de Gloria


Annoni, necesito comenzar por recordar un peq ueñisimo recorte de
mi propia historia en relación al tema.
Hace ya diez años -en julio de 1999- tuvo lugar la Re unión
Lacaniana de psicoanálisis de Rosario. Para esa oportu nidad, presenté
u n trabajo titulado Autisrno al día de hoy, que comenzaba diciendo:
«El autismo ya no es lo que era. Ha quebrado su espléndido aislamiento
y hoy en dia es posible encontrarlo por doquien) . Me preguntaba enton­
ces a qué se le estaba empezando a llamar «autismo» en ese momento
y para comenzar a trabajar la respuesta a esa pregunta me dedicaba a
hacer un pequeño recorrido por algunas ¡·ibrerías para ver cuál era la biblio­
grafía que se ofrecía y qué se decia al respecto. En mi texto men cio no
los tres títulos dignos de ser nombrados en tanto representantes de las
posiciones clínicas en danza -psicoanálisis y/o Neuropediatrla- , pero
lo que n o Uego a decir es la sorpresa que experimenté en ese momento
ya que, más allá de los textos citados, ¡POCO y nada era lo publicado
sobre autismo a pesar de todo lo que esa pa labra circulaba!
Yo no lo sabía todavia, pe ro comenzaba a sospecha rlo : era un
momento de giro en la cllnica en relación a los problemas del desarrollo
infan til; un giro que, en mi lectura y experiencia, no viene implicando
un avan ce si no un re troceso, un retroceso en la discrin linación diag­
nóstica «o fi cial» (quiero decir, la que m ás se ha extendido en la cul­
tura del momen to) y en las consecuencias clínicas que la acompañan .
Diez años después, la fa lta de bibliografía de ese entonces ha sido
sustituida por una incontable can tidad de publicacio nes.
Al día de hoy, si en algún buscador de la WEIJ (Google, Yahoo, etc.)
escribimos ya sea «autismo diagn6stico~~, ya sea «autismo tratamiento»,

7
nos encontramos que casi dos millones de lugares se refieren a cada Lo que hoy se presenta como libro fue originalmente la tesis que
uno de esos temas; sólo en El rincón del vago es posible encontrar 41 le permiti ó a Gloria acceder al título de Doctora en Psicología, pero
cursos de autismo gratis (sic). para llegar a su forma actual, para llegar a ser un libro apto pa ra todo
¿Por qué detenernos, entonces, a leer el Autismo infantil de Gloria aquel que se interese en el tema, ha sido largamente trabajado, no en
Annoni? cuanto a las ideas que transmite, que so n las mismas, sino en su
Porque no se trata de un libro hecho del cop iar-pegar de nu es­ manera de prese ntarlas, es decir, en su redacción.
tros tiempos, ni siquiera en los párrafos de sus numerosas citas. Se trata Si bien el título com pleto es AlItismo infantil. Una clínica desde el
de un libro que nos ofrece un panorama completo de lo que el autismo Psicoanálisis, uno de s us méritos principales es hacer present e que,
significa en I1llestro días y de lo que los principales autores han escrito especialmente para los niños con serios problemas en su co nstitución
sobre el tema, pero donde cada renglón de lo presentado ha sido selec­ como sujeto, se hace necesario que el psicoanalista trabaje en una clí­
cionado y elaborado desde numerosas décadas de experiencia de con­ nica interdisciplinaria ; clíni ca interdisciplinaria que, a su vez, nece­
sultorio propio y de experiencia institucional y de equipo, trabajando sita imprescindiblemente de lo específico que el ps icoanálisis, en espe­
con todas las edades y co n todo tipo de problemas. Específicamente, cial a través de la presencia del psicoanalista, aporta.
en lo que se refiere a autismo y psicosis infantil, incluyendo a niños Los psicoa nalistas tenemos un sillón para sentarnos por detrás
co n otro tipo de patologías orgánicas agregadas, no much os son los del diván pero no tenemos una toga que nos ident ifique cuando tra­
profesionales en el mundo que hayan podido recorrer una casuística bajamos en la extensión en general a con niños en particular. En esos
tan diversa, sosteniénd olo a lo largo de tantos años, muy en especial casos, tal vez. se pueda reconocer a un analista por las modificaciones
a través de su participación co mo Di rectora (y transformadora) del que provoca .
Centro de Día «Dr. Lanfranco Ciam pi» (ex Escu ela de Adaptación). Este libro no c uenta con va rita mágica: para producir modifica­
Cada renglón ha sido escrito desde esa experiencia y desde una ciones requiere de un trabajo de lec tura por parte del posible lector;
experiencia docente que se inició como maestra en una escuelita rural pero a diferencia de muchos otros textos sobre el mismo tema, quien
del Chaco -de donde la autora es oriunda-, pasando por la Facultad efectivamente se tome el trabajo de leerlo, segu ramente, podrá comen­
de Psicología de Rosario -donde se recibió de Psicóloga y dictó zar a operar transfo rmac iones so bre aqllello qLle, para algunos, es
diversas materias- siguiendo en la Facultad de Medicina de Rosario inmodifica ble por defini ción: el autismo infantil.
-donde ganó el concnrso como profesora titular de la cátedra de
Psiquiatría Niños (iella!: mujer, psicóloga y chaq ueña .. . )- y, en un ELSA CORIAT
orden jerárquico, llega ndo a ocupar el lugar de Primer Decan a de la
Facultad de Psicología de Rosario.
Paralelamente - y desde hace casi dos décadas-, ha venido par­
ticipando como miembro de la Esc uela Sigmund Freud de Rosario,
donde ha dictado seminarios, trabajado en carteles, presentado traba­
jos esClitos y participado en todo tipo de trabajo de Escuela, incluyendo
su pa¡tjcipación en Co misión Directiva.
Multifacética Gloria Ann oni, su poblado currículum no termina
de dar cuenta de sus enciclopédicos co nocimientos ni de su cálida
sencillez. Hace falta escucharla personalmente para distinguir cómo la
sigue acompaIiando su provincia de origen en la modulación de su voz,
¡Jero, bajo otra forma, lo mismo se puede percibir en los párrafos
mellas formales que entretejen este libro y le dan su calor.
, 9
Agradecimientos

La Tesis Doctoral de la cual surgió el presente libro está dedicada in


memonam a René Carlos Annoni, ya que es mi principal y primer refe­
rente sobre el tema,
En innumerables atajos y encuentros con él a lo largo de mi aná­
lisis personal, puedo decir que, con algo angustian te y difícil de sobre­
llevar como fue mi infancia, adolescencia y algunos aijos adultos con
un «herman ito diferente», lejos de convertirse en sÍntorna, se convir­
tió en el proyec to y obra mós queridos, más apasio nantes co n cada
uno de mi s pacientes, y sobre todo, haber logrado que la tradicional
Escuela de Adaptació n de pendie nte de la Cátedra Psiquiatria Niños
de la Facu ltad de Cien cias Médicas de la Universidad Nacional de
Rosario, se transformara, en base a mi Proyecto y fu ndame ntación, en
el Centro de Día "Lanfranco Ciampi », '
Esto no hubiera sid o posible de no contar con la com prensión y
apoyo de los médicos profesores que conformaban conmi go' el De­
partamento Materno Infantil, fundam entalmente su Director: Profesor
Adalberto En rique Palazzi, y el entonces Decano Dr. Juan Marro , que
lamentablemente hace aijos ya no está entre nosotros,

l. Lanfnmco Ciampi, psiCJuiil tra italiano crea 1<1 C<Í ted ra citada en ] 923. prime ra en
el mundo . cuando aún lit ps iquia tría lu chaba por separarse de la neu rologia.
El citado coledrático crea las bases de una psiquiatría dinamil."3 y una clí nica basada
en la interdiscip lina . Funda también el entonces Hospita l de Alienados depen­
diente también de la Facultad que he citado.
2. Siend o gradU¡lda en Psicologia , hoy Doctorada en la mi sma discip lina, obtuve el
ca rgo co mo PrOfeSOf"d Titular Ordinaria de Psiquiatría Nif10S en Octubre de 1989
por Concurso Abierto Oficíal.

11
Conté también con el apoyo, pero sobre todo, con el trabajo in­ Merece mi agradecimiento y mi afecto Marcos Esnal, ex alumno,
cansable, entusiasta, tenaz, de la entonces Profesora de Enseüanza
legítimo relevo de mi enseñanza, la cual puede ser dejada en tan bue­
Especial y Profesora de Expresión Corporal María Isabel Malano, las nas manos corrlO las de este buen psicoanalista, cOITlpañero de Escuela
Profesoras de Enseñanza Especial Ana Rodríguez, Mónica Jaime, el
de Psicoanálisis y profesor que se tomó el trabajo de hacer la cuida­
Maestro de Carpin tería, Aureliano Perrero y fundamentalmente de
dosa corrección de la presente obra.
la Profesora en Artes Visuales Nidia Elena Horulli, quien ha hecho Finahnente, debo agradecer a lnís nietos, Marina, por la ejecución
algo muy especial con su trabajo, no vacilando en la dramatización, de todos los esquemas en programas especiales, y Fabricio, a mis sobri­
para lo cual invitó, en los comienzos del mismo, al actor Raúl Ca­
nos Lisandro y Emiliano, rrlis lnaestros y consultores en COlnputaclón
landra y, entonces vimos al niüo «desmañado») indiferente al mundo,
en todo momento, sin lo cual este libro no hubiera sido posible.
elnbarcarse en insólitas muestras o guiños de «prestarse algún instante
a estar con nosotros» para volver a dejarnos.
A las nombradas se suman Susana Costa, Psicopedagoga y Psico­
motricista, Ana María Doulot, Fonoaudióloga, los Musicoterapeutas
que se acercaron a la Cátedra con el único interés de aprender, sobre
todo Enrique Nicolaas.
A ellos se sumaron los psicoanalistJs Marta Utges, Carmen Gómez,
Roberto Vinciarelli, Hugo Emilio Avellaneda, Hugo Melfi y Horacio
Andino.
Siempre conté, con la medida precisa de lo farmacológico, con la
atención de la Psiquiatra Infanta Juvenil Silvia Valongo, y fundamen­
talmente, de José Garda Riera, actual Profesor Titular de la Cátedra
citada, quien tuvo la paciencia de hacerme comprensibles los con­
ceptos que puedo manejar de química cerebral y Neurología. En este
sentido, fue fundamental trabajar con los médicos Profesores de
Neuroanatomía Julio César Jozami Barreiro y José Barrovequio.
Dar cuenta de todo este recorrido no hubiera sido posible sin la
formación en psicoanálisis del inolvidable maestro Raúl Sciarretta,
de mi pertenencia a la Escuela Sigmund Freud de Rosario, a mis alum­
nos de dicha escuela, quienes, al pretender transmitirles, me hicieron
eco profundo de sus preguntas y dudas, durante muchos años.
Pero, profundizando en el tema de este libro, fue mi guía, firme,
clara, y por momentos el interlocutor jamás soñado de largos diá­
logos sobre un sesgo clínico, un gesto, EIsa Coriat, maestra y amiga.
Los momentos vividos con ella han sido fecundos, certeros en el seña­
lamiento, rigurosos y, sin embargo, cariñosos yalnenos.
Por último, no puedo dejar de mencionar a mi maestro de muchos
años, Héctor Yankelevich, tan generoso también con su decir sobre
la constitución subjetiva y el autismo en particular, desde la óptica de
su clínica.

12 13
Introd ucc ió n

Sobre el banco de la escuel a de piso de tierra, Carlitas m iraba com o


perdido, lento, a veces se quedaba dormido. A veces llegó al colmo del
desmayo, nada ap rendía, nada podía con el lápiz, nada parecía enten­
der a pesa r de mis em pefios de novel m aestra.
Pero yo quería que él estu viera con nosotros, los otros chicos y
yo, ap rendi endo a leer, escribir, contar, cantar y dibujar. Él tamb ién
quería. Pero no podía.
Apelé a lo que, en esos tiempos de maestra <<norm al», me ha bían
enseñado: admiuistré unos tests de «nivel» q ue le adjudica ron a Car­
li tos un «retraso en su desarrollo» ... ¿Pero cómo era esto? .. Si Carlitos
cuidaba a su ab uela, caminaba kilóm etros para llegar a la escuela, sabía
sembrar, parti cipaba de la «cm'pida» l y cosecha del algodó n.
Entonces ac udí al m édico del pueblo, quien me dij o: «Averigüe
con qué se alinlenta ... seguramente a ((s us chicos" les falta olla»,
Aveligüé . .. yeso es otra historia. Historia de lo social, de la sa lud,
de la política, de los pobres, etc.
Desde esos años tan lejanos, desde esa práctica docente elemen­
tal, el hecho de que algw10S niños se desempeflara n mejor y más rápido
q ue otros, hasta estos años p lenos de práctica como ps icoa nalista de
niños, tanto en el ámbito privado com o en el público de la salud, me
ha interesado el niñ o catalogado como «difere n te» y, dent ro de ese
cam po en particular, aquellos diagnosticados desde el discurso médico
psiq uiátrico com o autistas,
El niño asi ll amado despierta una especie de fascina ción.

3. !'1ombre popular que se daba él la acción des<lcn rhierbas ill deseélbl es en el surco
prep<lra do para 1,1 siembra de algodón en el Chaco.

15
Ésta es de un carácter tal q ue anima el deseo a incursionar y des­ causa genética o de estructuración de la arq uitectura cerebral o de su
cifrar el enigma que pa rece comandar su «indiferente» paso por el química, pero ninguna de ellas ha arribado a criterios tales como para
mundo donde todos nos encontramos pero que este niño atraviesa darle una entidad etiológica al autismo infantil desde sus parámetros.
sin contar co n nosotros, casi tan genciahnente, co n la (mirada) per­ Propongo montar Wl estatuto posible desde las coordenadas del
dida, lej os de los que los miramos, como más allá de la nuestra, como psicoanálisis para lo que llamamos autismo en la infancia. Coordeuadas
ángeles de otros mund os. que se organizan por las operaciones lógicas de la constitución de la
Además de esta situación un tanto impresionista sobre el tema, subjetividad y de la pa rticularidad del caso por caso.
es atractiva la posibilid ad que brinda el psicoanálisis en la clínica co n Mi experiencia y mi pertenencia al psicoanálisis, así com o la clí­
niños de casi «desc ubriD) cómo se va despl egan do lo que llamamos nica de los nil10s autistas atendidos por mí, l1Ie han hecho reflexionar
la estructu ra del sujeto desde esa perspectiva; cómo se van cumpliendo sobre el hecho de que nin guno de los discursos tiene preemin encia
--o no- las operaciones que van a culmin ar en ese producto. Si éste sobre el otro a la hora de actuar para m ejorar la posición de cada niño
es uno de los sucesos que hace a dicha ta rea tan interesante, más apa­ en particular, para ofrecerle la posibilidad de una mejor calidad de vida.
sionante se vuelve co n estos niños, ya que su situaci ón psíquica no Mi deseo es que las luchas por la preemi.nencia de lUl discurso sobre
parece responder al «armado» modelo de subjetividad para el indivi­ el otro -po r ejemplo: tratamiento neuroló gico versus tratam iento
duo corrie nte de esta cultura . psicológico y/o psicoanalítico-- no pierdan de vista al llamado «niño
Es por ello que me he aventurado en los últimos seis años a escri­ autista » en toda su complejidad. Al m enos, que ellas no obstruyan la
bir acerca de investigaciones realizadas sobre la situación psíqui ca de los posibilidad de enco ntrar ca minos para llegar al niño en su singulari­
mismos y los tratamientos posibles para lograr cambios que les per­ dad subjetiva.
mitan alguna calidad de vida difere nte a la existencia en que se encuen ­ Aún más, que se comprenda que los niños con trastornos JleUrO­
tran. Tarea que ocupó y ocupa mi vida a lo largo de cuarenta años. lógicos y/o los que padecen graves deficiencias genét icas son posi­
Los últimos dieciocho , he tenido la oportunidad de esta r en la bles de tratar desde los postulados de las leyes de la constitución de la
Direcc ión de un Centro de Día donde se atienden estas patolo gías, estructura de la Sllbjetividad. Leyes que pueden sufri r avatares para su
ya que dicho Centro de Día depende de la Cátedra de Psiquiatría Niños consecución cuando la realidad del cuerpo se impone; desde esta afrr­
de la Facultad de Cie nc ias Médicas. Pe ro esto tien e su histor ia: ha­ mación, mi posición es que así como el psicoanalista n o debe ignorar
biendo ganado el concurso como Titular de la misma en 1989, el Centro los efec to s de la realidad del cuerpo de la biología, el neurólogo, el
citado era llamado «Escuela de Ada ptación», por el creador de la Cá­ psiquiatra, no deben ignorar que las leyes de constitución subjetiva se
tedra mencionada, Lanfranco Ciampi, en el año 1923. Cambiada ya cum plen, a pesa r de las realidades bio lógicas, aunq ue tal vez utili ­
la realidad del tratamiento de estas patologías, sobre todo, sus obje­ za ndo otro tiempo q ue el habitual.
tivos, y estos conforme a m i experiencia desde el psicoanálisis, logré Los enunciados en la introducción planteando la posibilidad de
que, desde la perspectiva de los postulados del psicoanálisis y en in ter­ que se considere la pertinencia de la coexistencia del estatuto médico­
disciplina co n otros discu rsos, se crea ra, según mi proyecto presen­ psiq uiátrico para el a utismo con el entramado que el ps icoanálisis
tado en el Consejo D irectivo de la citada Facultad, el Centro de Día plantea para la constitución de la estructura subjetiva en un tratamiento
«Lanfranco CiampÍ», precisame nte el 29 de junio del año 2000. posib le de esta afección en la niñ ez, son la afi rmación funda nte de
Porque, desde aquel lejano Carlitos, aún me conmueve que estos este libro, fr uto de mi tesis doc toral, y se sostienen tanto en una
níflos «vengam) a estar e n el mundo simbólico, en la cultura. práctica clínica consecuente de muchos años, co mo en sus res ulta ­
Así, el aurismo en la infancia tiene un estatuto en los cuadros de dos -que se pondrán a conside ración en el presente-o
la ¡'>si'l uiatría 111fa11to Juvenil, es decir que tiene sus preceptos y reglas. También se fundamentan en el estado actual del cuad ro, dentro
.~ 1.1 .Id; "i<-;"'" y descripción del cuadro, como efecto de ellos, presc ribe de las enfermedades mentales, que el discurso médico psiquiátrico y
In'. 11,1 [.1I11 i ...'1l1oS, y se re. ll izan múltip1es investigaciones buscando su neurológico llama n autismo en la infancia.

17
1"
Capítulo I
Estado actual del cuadA

El discurso médico

Actualmente, y en nuestro medio, el discurso médico neurológico re-


clama desde sus coordenadas biológicas y10 genéticas la etiología
exclusiva del cuadro del autismo en la niñez.4
Sin embargo, cuando en nombre de sus leyes hace 1.2 descripción
del comportamiento de un autista para diagnosticar y planificar tra-
tamientos, toma funciones de la conducta que pertenecen a tradicio-
nales conceptos y descripciones de la psicología.
Los campos de la conducta que toman para evaluar sus presuncio-
nes son: juego, sociabilidad, afecto, lenguaje, cognición, memoria y
atención. Lo notable es que, justamente, estas funciones han sido estu-
diadas por siglos desde la filosofía con descripciones más cercanas al
hacer de las personas que las conclusiones que estos neurólogos nos
brindan. También han sido notablemente observadas, medidas y expli-
cadas por Henri Wailon y Jean piaget5en el siglo XX tan reciente, y ellos
han dado tesis y postuludos sobre la organización de estas funciones que
son claros, observables y ampliamente comprobados en distintas prác-
ticas del hacer sobre niños: la clínica, y la educación. Asimismo, parece
ignorarse nada menos que lo que es el proceso de simbolización, del
cual se ocupan distintas disciplinas. Proceso de representar que justa-
mente nos distingue de las especies animales llamadas inteligentes.

.
. para el cuadro una
4. Felizmente, aun desde este discurso, en otros medios se acepta
ambivaiencia en su etiología y la interdiiciplina para la clínica del mismo.
5. H. Wallon (1879-1963), neurólogo y epistemólogo francés. J. Piaget (1896-1980),
profesor en Ginebra y en la Sorbona, epistemólogo y psicólogo suizo.
Ocuparse del proceso de sirnbolización es insoslayable si hablamos el papel del Sistema Nervioso Central -al cual llamó «Real Ich» en el
de funciones cuma 12que se enumeraron recientemente.
.
recién nacido-, las leyes que marcanel p.cediWiento de cómo se or-
Los postulados y leyes acerca de cómo se instala este proceso cons- ganiza nada menos que lo que llamamos la identidad y tantas otras
tituyen sólidas teorías que se han comprobado en la práctica y además funciones del pensamiento que no pueden explicarsetampoco si se re-
coinciden en muchos puntos con postulados de discursos más nota- curre sólo a la química.
bles de los últimos tiempos como la psicología estructuralista y la lin- Debemos admitir que, por supuesto,.& Sistema Nervioso Central
güística. Ninguno de estos últimos, por otra parte, ignoran las fun- no habrá sujeto, pero sólo con él, tampoco. Debemos admitir que
ciones y claro está, las localizaciones cerebrales. Saben que las mismas lo que llamamos «sujeto»surge de una intrincada articulación entre
tienen su intervención; que están concernidas en las funciones. Recor- los efectos de la «manera de vivir)),que se imprime en el cuerpo, pero
demos que H. Wallon era un neurólogo notable. quej dicha «impresión» está sujeta a los efectos de múltiples factores
Sobre el terna no podemos ignorar tampoco la voluminosa obra que podiiámos colocar entre los ambientales, que van desde la «per-
de un pensador e investigador de la talla de Lev ~ i ~ o t s k y . ~ cepción))' que cada sujeto tiene del mundo que lo circunda (ambiente)
Sin embargo, los trabajos últimos sobre autismo desde el pensa- hasta lo instrumental que debe proporcionarle su Sistema Nervioso
miento neurológico ignoran casi doscientos años de estudios sobre el Central para que ello ocurra. Pero ello sucede en un intercambio pro-
tema desde otras disciplinas (tal la psicología en este caso) y casi obli- digioso donde tenemos que estudiar todos los elementos que contri-
gan a pensar que las funciones que la filosofía llamó «superiores» se buyen a que dicho intercambio se realice.
producirían o se conseguirían nada más que por un movimiento (que Nuevamente nos encontramos aquí con la fascinación que des-
no se explica) de transmisores químicos y organizaciones neuro- pierta el autista. Porque si el proceso que culmina en un niño al que
anatómicas. catalogamos de normal es fascinante, la incógnita que todavía queda
Se menciona el papel del ambiente, pero haré sobre esto una pri- es cómo se cumple -mejor dicho qué es lo que no se cumple- en estos
mera consideración: no se explica qué variables entran en la definición complejos procesos de articulación e intercambio para que el pro-
de semejante concepto, ignorando también, al menos desde lo bioló- ducto sea un autista, con lo cual la fascinación por el proceso posible
gico, lo que la moderna etología entiende como ambiente de los seres diría que aumenta en grados superlativos, al menos en mí, que estoy
vivos. comandada por aquel viejo y renovado deseo de que «pueda estar con
Pero, tratándose de la criatura humana, en el llamado ambiente nosotros».
tampoco debiera ignorarse el proceso de socialización y de individua- Fascinación y deseo que parece suscitarse en todos aquellos que,
ción exhaustivamente estudiados por las psicologías evolutivas desde desde distintos sectores, se ocupan de la atención de estos niños.
hace casi cien años. No obstante ello, su identidad como cuadro en el campo de la
Por último, debo decir que también tiene cien años el concepto psiquiatría es relativamente reciente. Concretamente es Leo KaililerS,
o invento de Siginund Freud llamado aparato psiqzlico y, hasta la fecha, psiquiatra americano, quieii describe la sintomatología por primera
no hay ningún otro postulado que haya superado la explicación tam- vez recién en el año 1943, separándola de la psicosis infantil y del re-
bién verificable en la clínica del también neurólogo vienés acerca de traso o ((debilidad mental)),cuadros clínicos con los que estuvo largos
cómo se organizan las leyes de los procedimientos psíquicos que go- años confundida.
biernan el comportamiento de los individuos. Tampoco Freud ignoró
7. La percepción es un fenómeno largamente estudiado por la psicología, que tam-
poco es tomado en consideración por la neurología al hablar de autismo.
6. L. Seniionovich Vigotsky (1896-1934), una de las figuras más importantes de la
8. L. Kanner fue Profesor Emérito de Psiquiatría Infantil en la Universidad John
escuela psicológica rusa. Hizo aportes a la psicología general, i~ifantil,pedagógica
Hopkins y Director del Servicio de Psiquiatría Infantil en el Hospital John Hopkins
y genética.
de Baltimore, Maryland, Estados Unidos.
Kanner le da el nombre de «autismoprecoz)),pasando a nuestros Psicosis Simbiótica de Malher.
días con el nombre de eautismo precoz de ~ a n n e n >Para
~ . este psiquia- Autismo Secundario Regresivo. -,

tra «dinámico»ioera'ün Síiidrome específico, en el cual n o da l~$*- - Psicosis del n l o Mayor.


alguno a la posibilidad de la alteración genética, química o de la arqui-
tectura cerebral. Pero debe decirse que los descubrimientos de ñno cali- Un niño, a su vez, puede pasar de pe~íodosautistas a psicóticos
bre de los últimos años con respecto a las neurociencias no formaban según estas descripciones.
parte del conocimiento científico de la época en que Kanner hace sus Asimismo, las conductas que ~ a n n ehabíar descrito pueden pre-
descripciones. sentarse en niños con dificultádes sensoriales, lo cual constituiría otro
A partir de este acontecimiento y durante los cincuenta y tres años grupo específico, donde la característica autista es efecto de la noxa
transcurridos, debemos decir, sin exagerar, que el campo del autismo instrumentd orgánica que el niño porta.
infantil es un campo de controversias, en el cual podría decirse que En ést'iglupo, conviene incorporar a niños sordos, hipotónicos,
cada uno de los actuantes como terapeuta de estos niños tiene una ciegos o con visión parcial, con retraso profundo, y con lesión cerebral.
teoría al respecto. También, a veces, a los que se ha clasificado como psicóticos y a los
Esto ocurre tanto del lado del discurso médico como desde el estados de demencias infantiles, producidas por innumerables causas
campo de los psicoanalistas. No obstante las distintas descripciones orgánicas.
y propuestas acerca de cómo se produce un autista,hay algunos puntos Todavía no hay acuerdo acerca de si estas características autistas
en común que serán puestos a consideración en este libro, ya que dan deben ser o no consideradas dentro del cuadro clásico que describiera
apoyatura, precisamente, a la hipótesis de pretender otro estatuto para Kanner.
el autismo infantil, cuando lo consideramos desde los supuestos del Entre los autores más actuales para consultar respecto del autismo,
psicoanálisis, en cuanto a la constitución de un sujeto. tenemos a Barbara Fumeaux y Robers con su libro El niño autista, a Al-
Es necesario decir que antes de la descripción específica que hi- fredo Jerusalinskyy su libro Psicoanálisisdel Autismo y diversos artícu-
ciera Kanner y que da al cuadro una especificidad para los tiempos los de los CuadernosdeDesarrollo Infantil del Centro «Dra. Lydia Coriatn.
de la niñez, otros célebres psiquiatras, considerados maestros de la Las descripciones contemporáneas siguen siendo tan disímiles y
psiquiatría moderna de comienzos del siglo XX, habían hecho comu- con puntos en común, que hacen más a la oscuridad del tema en
nicaciones clínicas donde admitían que muchos de sus pacientes esqui- cuanto a definir una entidad etiológica clara, pero adelanto las del
zofrénicos 19 eran desde la infancia. Hablo, nada menos, que de Emil medio psiquiátrico y del medio neurológico más populares: tenemos
~ r a e ~ e l i ny' lEugen ~ l e u l e r ' ~ . desde la Psiquiatría Infanto Juvenil más actual, que niega lo subjetivo,
Durante todo el siglo, a partir de los maestros, se dan las descrip- hasta las de Julián de ~juriaguerra'~, considerado el último de los
ciones más variadas, abundando las clasificacior-iesy explicaciones de psiquiatras humanistas, ya que, no sólo profundizó la psicopatología
síntomas. Se describen cuadros tales como: infantil, sino que incursionó en las patologías mentales de la geriatría,
-- en la genética, neurología y en el psicoanálisis. Filósofo, matemático
9. Más adelante, se dará un lugar a la descripcióii del Síndrome tal coino el autor lo amante y conocedor de las letras y las artes. Se formó en Francia, donde
presentara y las variaciones que se le han dado a sus pensamientos y observaciones. llegó a jefe del Hospital ((HenriRouselle», lo mismo de la Clínica de
10. Se le daba el nombre de udinámicos» a aqiiellos que aceptaban el dinamismo de
lo ~intrapsíquico))de las teorías freudianas. Be1 Air en Ginebra, Profesor del Coilkge de France, de la Universidad
1 1 . E. Krapeliii o Kraepelin (1856-1926), famoso psiquiatra perteneciente a la Escuela de París, Profesor dela Facultad de Medicina de Génova, Dr. Honoris
Germana de Medicina, alumno de W. Wundt, autor dela Nosología Psiquiátrica Causa del País Vasco y de Barcelona.
más completa. Toma el cuadro de Morel de ~Démenceprécocen dando lugar a la
diferencia que luego se hizo de Demencia Precoz.
12. E. Bleuler acuñó el término «Esquizofreriia»y señaló, por primera vez, el fenó- 13. Julián de Ajuriaguerra, 191 1-2006. Nacido en Bilbao, España.
meno de escisión de la mente, influenciado por las ideas de Freud.
Juliánde Ajuriaguerra presenta en 1970, en su célebre Manual de Debo agregar, por mi parte, que no se aclara a qué realidad clínica se
Psiquiatría Infantil una serie de distintas descripciones-del Síndrome refieren estos autores. De todas maneras, es completa y rica la diver-
tales como: sidad de largas observaciones que ostentan, siendo valiosa la opinión
Trastornos Psicóticos Precoces. de que reconocen la ambigüedad del repertorio nosográfico y, lo que
Autismo Precoz en el sentido amplio del término. es más honesto aún, aceptan que, cuando q trata del aislamiento y ob-
Distorsiones Precoces de la Personalidad. ~ ,encuentrin ante datos dispares y que
servación de un S í n d r ~ m e 'se
Trastornos de las relaciones con el exterior y trastornos del llegan a las conclusiones nosográficas, a través de traducir las conduc-
comportamiento. tas observadas a las hipótesis de cada autor, llegando a decir que se
Trastornos del curso del pensamiento. encuenGan confrontados a una especie de tautología en las que unas
Estados prepsicóticos. explicacio@s-teóricas dan cuenta de un Síndrome que ha sido aislado
'9..

a partir ,&elas premisas de dichas teorías.


Pasaré a hacer algunas consideraciones sobre las afirmaciones de Vale la pena mencionar la visión de Alfredo Regozoquien dice:
los autores que son los que brindan en la actualidad del discurso mé-
dico toda esta variedad sintomatológica. Además de los aportes del «Al profesor De Ajuriaguerra le cabe el honor de ser el
ya mencionado de Ajuriaguerra, están los del profesor D. Marcelli l 4 primero que, en forma original, aborda la problemática
cuando hace la revisión de la obra de éste para su actualización,lo mismo biológica, psicológica y social del niño dentro de una
que josep oro". A ellos se une Ana María ~ a r t í n e~z o n z á l a 'Justo
~. visión totalitaria cuyo método es, por sí mismo, un plan-
es decir que la obra original de De Ajuriaguerra cuenta a la fecha con teamiento de estudio y una solución práctica de ese
treinta y ocho años de su primera publicación. A pesar del remoza- eclecticismo conformista hacia el que fácilmente tiende
miento del que fuera objeto por parte de los profesores que acabo de la Psiquiatría. Este planteamiento ha sido posible gra-
nombrar, esta obra sigue siendo, hasta el día de hoy, uno de los expo- cias a la experiencia del autor y a la sabiduría con que
nentes que agrupa, en un solo cuerpo, todos los cuadros psiquiátricos ha resuelto la discusión científica, solapada a veces y
de la infancia y la adolescencia conocidos, al menos en lengua espa- abierta en ocasiones, que han mantenido en el trans-
ñola. Las actualizacionesy10 descubrimientos de algunos autores sólo curso de los últimos años la Neurología y la Psiquiatría.
son publicaciones aisladas o noticias que aparecen en Internet. A nosotros no nos cabe ninguna duda de que el com-
La fundamentación para el agrupamiento de ((conductas))que se portamiento del individuo desde su nacimiento depende
hace en el libro Psicopatología del niño l7 se basa en el hecho de tomar de un determinado modo de ser en razón de las relacio-
aquellas que ostentan rasgos de ((comportamientoen conjuntos más nes que se establecen y que, la enfermedad, desde la
o menos estables))'' porque, señalan, existe una gran riqueza termi- óptica de las alteraciones de la forma y de la función bio-
nológica que enniascara, a menudo, realidades clínicas idénticas.. . lógica, se constituye a su vez en base determinante de
una relación social patológica determinada»*'.
14. D. Marcelli es Profesor de Psychiatrie de I'Enfaiit, et de I'Adolescent, coautor del
libro Psicopatología del niño, Masson, Barcelona, 1996. Tercera edición. 19. Utilizo el térniino «síndrome»en fidelidad a lo expuesto por los autores y recor-
15. J. Toro i Trallero, Profesor Titular de Psiquiatría Infanto Juvenilde la Facultad de dando que la primera descripción del cuadro de Autismo Infantil la hace Leo
Medicina de la Universidad de Barcelona y Jefede la Sección de Psiquiatría Infantil Kanner, utilizando el concepto de síndrome
Juvenildel Hospital Clinic i Provincial de Barcelona. 20. Autor del Prefacio a la tercera edición española del Manual de Psiquiatrfa Infantil,
16. Dra. en Medicina y Cirugía, Profesora Asociada de Psicología Médica del Depto. de De Ajuriaguerra, Masson, Barcelona, 1996. Esta edición también fue revisada
de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona, España. por A. López-Zea, Psiquiatra del Departamento de Terapéutica Conductista de
17. J u l hde Ajuriaguerra y D. MarceUi, Psicopatología del niño, Masson, Barcelona, 1996. la Clínica Mental de Santa Coloma de Clamanet.
18. Ibíd., p. 298. 2 1. La cursiva es mía.
Paradojas de las ciencias producidas por el «objeto»de su estudio: el ((AutismoAnormal» de F. Tustin, el ((AutisrnoPrecoz))de Kanner, el
cualquier cosa que afecte al pjeto. Éste se le sustrae, no pudiendo llegar ((Autismo Infantil Precoz)) de Duche-Stork, y las ((PsicosisAutistas))
a una «clínica» tal que no &oje desigualdades en sus modos de expre- de R. ~ i s k c -
sión al modo de una enfermedad orgánica. Digo esto porque por lo En la patología descripta por M. Malher, se distingue del men-
general la dolencia orgánica se manifiesta de manera más o menos cionado ((Autismo Infantil Patológico)) d a s ((PsicosisSimbióticas)).
uniforme, y las clínicas, para aliviarla, siguen esa uniformidad, mien- En las teorizaciones de Tustin, se distinguen, además del ((Autismo
tras que, si se tiene en cuenta al sujeto, en las afecciones psíquicas los Primario)) y el ((Autismo anormal)) que he consignado recién, el lla-
senderos que deben seguir las clínicas son mucho más complicados. mado ((AutismoSecundario Encapsulado», y el ((AutismoSecundario
Julián De Ajuriaguerra y los profesores que he citado como revi- Regresivo)).
sionistas y actualizadores de su obra, reflexionando en este sentido, Al « ~ & s r n oprecoz)) de Duche-Stork, Julián de Ajuriaguerra y
admiten que tanto las hipótesis de Margareth Malher de ((Psicosis sus r e v i h r 6 agregan una ((Psicosisde Desarrollo)), a las ((PsicosisAu-
Simbiótica)),el ((AutismoRegresivo» de F. Tustin, como la ((Psicosisde tistas)) de Mises agregan la clasificación de ((Psicosisde Manifesta-
expresión Deficitaria)) de Roger Mises son puntos de vista de cada ción Deficitaria)) y la llamada ((DisarmoníaEvolutiva de Estructura
autor que subrayan algunos de los datos observados, ya sean semio- ~sicótica))~'.
lógicos, evolutivos, y10 psicopatológicos, a fin de conferir al campo Las explicaciones de los «distintos»Autismos de la infancia apun-
semiológico la coherencia de la que carece. tados se hacen tomando la epidemiología, la clínica, y la evolución.
Justamente, en el campo médico es ésta la característica funda- En este último ítem se da cuenta de conductas características del niño
mental de las psicosis y autismo infantiles: no hay coherencia en su afectado. N o se da cuenta de su causa.
semiología. Cabe decir n o obstante que tanto M. Malher como F. Tustin
Este hecho hace que De Ajuriaguerra proponga un cuadro con las tienen hipótesis sobre las causas desde coordenadas del psicoanálisis
conductas más características halladas en la patología psicótica infan- freudo-kleiniano, tomando como fundante de la patología la ((rela-
til. Indicando al respecto que dicho agrupamiento, implica necesa- ción madre-niño» desde el comienzo de la vida del bebé.
riamente una cierta arbitrariedad que se explica en la clínica mediante También por la época de Leo Kanner (1940 en adelante), otros
la multiplicidad de formas limítrofes. psiquiatras, inspirados ya por Freud, intentan dar una ubicación al au-
Insiste en lamentar que, no obstante el agrupamiento logrado, tismo en la infancia en las diferentes formas de explicar el «desarrollo»23
no es posible una equivalencia estricta, puesto que las referencias epis- del yo correspondiente al deterioro de dicho proceso, tales como
temológicas son diferentes o divergentes y, además, los mismos auto- M. Klein, L. Bender, M. Malher, C. Bradley y J. L. Despert.
res indican formas intermedias en el seno mismo de la clasificación. Volviendo al discurso psiquiátrico, es preciso señalar que D. Mar-
Tomando sobre todo a autores franceses, separan las psicosis pre- celli y Julián de Ajuriaguerra dedican, en su libro Psicopatología del
coces de las de la segunda infancia. Estas últimas son llamadas también niño, todo el capítulo 20 a consignar el problema del discurso médico
psicosis de la latencia o de la edad escolar aclarando que tornan el con- con respecto a la predictividad de estas afecciones titulándolo, muy
cepto de latencia desde el punto de vista cronológico. Punto de vista adecuadamente, «En las fronteras de la nosografía)).u

inexistente ya que sabemos que Freud, autor del mismo, lo reservaba Me pareció atinente precisar que desde el discurso médico psiquiá-
para una fase libidinal específica y correlativa al llamado ((Complejode trico, con respecto al autismo infantil n o hay precisiones de las lla-
Edipo)).Esta situación es sólo una muestra de las muchas apropiacio- madas científicas o ((clínicade la evidencia)), como lo atestiguan los
nes de conceptos del psicoanálisis por pai te del discurso médico psi-
quiátrico, que no siempre son ton~adoscon justicia. 22. Cuadros presentados en op. cit., p. 299.
En el cuadro anunciado, se agrupan como psicosis precoces el 23. Tomando las concepciones freudianas al respecto, especialmente las desarro-
lladas en «El yo y el ello)).
((AutismoInfantil Patológico))de Malher, el «Autismo Primario)) y
autores recientemente comentados, conocidos internacionalmente, Para proceder luego, en la segunda parte de este trabajo, a hacerlo de
y cuyos libros forman parte de la bibliografía clásica de la Psiquiatría manera más minuciosa, ya que se plantearán las hipótesis sobre el
Infantil. autismo en la infancia desde los postulados del discurso citado.
No pasa lo mismo desde el discurso de la neurología que reclama En el libro citado Natalio Fejerrnan dice que: «el Autismo no es una
para su campo la etiología del autismo infantil. enfermedad, no es una condición con u* etiología bien deíinida (. ..)
A este respecto, el Jefe de Servicio de Neurología del Hospital de del mismo modo que la demencia, el Au~ismoes un Síndrome de dis-
Pediatría «Prof. Juan P. Garrahan))de Buenos Aires, Natalio Fejerman, función neurolbgica que se manifiesta en-elárea de la conducta)).In-
muy conocido en el medio por este tema, en su libro Fronteras entre mediatamente advierte que: «Un diagnóstico de Autismo o de demen-
Neuropediatría y Psicología 24, dedica el capítulo ocho a la «Psicosis cia no dice nada de su causa o etiología. Pero implica que un sistema
Infantil» y al «Autismo».Sin embargo, dicho capítulo está escrito por cerebral específico
-s.: - aún indefinido es disfincional y que esa disfunción es
una psicoanalista: Emilse Bleichmar. Esta autora hace las siguientes responkaMe de los síntomas clínicos que se toman en cuenta para el
distinciones: diagn~stico))~~.
Psicosis del niño pequeño. Luego, Fejerman insiste con que: «Aunque la comprensión de la
Síndrome Autista. fisiopatología de la demencia está progresando, continúa incompleta;
Autismo Precoz de Kanner. las investigacionessobre autismo infantil se encuentran en un estado
Otras Psicosis tempranas. aun anterior, con varias hipótesis patogénicas interesantes, pero pocos
Psicosis Atípicas de la infancia. hechos. Estas hipótesis n o van a ser revisadas aquí)).
iEntonces?... Me pregunto, si no van a ser revisadas las hipótesis
Cuando este autor dedica en el libro, un capítulo al autismo en la (ni enunciadas), si el caso del autismo en la infancia está en un pro-
infancia, lo hace confiando el mismo a una psicoanalista, corría el año greso muy anterior del que las neurociencias más actuales indican para
1987. Algo produce que en 199625 haga un giro tal que proponga sólo la Demencia.. . iPor qué aparece la tan rápida y contundente afirma-
una etiología orgánica para el autismo. ción de que el autismo infantil es una disfunción de un sistema cerebral
Sin embargo, como se ha consignado anteriormente, cuando debe específico, pero, que a la vez está aún indefinido? Tal vez deban reco-
describir las conductas que se le suponen características al autista lo hace nocerse, en estas idas y venidas, las dificultades que esta patología
tomando funciones de representación tales como el juego, sociabilidad, presenta. Es por ello que me pareció de utilidad describirlas para con-
afecto, leaguaje, cognición, memoria, atención, sistema motor y sis- tribuir a aclarar caminos posibles de transitar por la interdisciplina.
tema sensorio-perceptual. Tránsito que, a su vez, no tiene otro propósito que el de elaborar
Voy a proceder, antes de analizar cada uno de los ítems tomados intervenciones clínicas posibles para mejorar las condiciones de cali-
por la neurología para describir la conducta de un autista, a analizar la dad de vida de estos niños.
-
descripción que Natalio Fejerman da como etiología orgánica del mismo. Con ese propósito, coincido con Natalio Fejerman en relación a
Cuando proceda a analizar los ítems dados como característicos que muchísimas noxas neurológicas y enfermedades genéticas no sólo
del autismo en la infancia, lo haré de manera general desde los postula- producen retraso sino también conductas de las denominadas «autis-
dos del psicoanálisis para explicar la organización de lo que, desde tas». Él mismo dice que muchas lesiones del cerebro en desarrollo dan
ese discurso, entendemos por sujeto y por estructura de la subjetividad. como resultado la emergencia de una sintomatología autista pero en
niños que no son autistas.
24. N. Fejerman y E. Fernández Álvarez, Fronteras entre Neuropediatría y Psicología,
Nueva Visión, Buenos Aires, 1987. 26. N. Fejerman, op. cit., p. 16.
25. N. Fejerman, M. Massaro y V. Ruggieri, Autismo infnntil y otros trastornos del
desarrollo, Paidós, Buenos Aires, 1996.
Estamos de acuerdo: desde el discurso médico también se puede necesita operatorias específicas para su organización, tiempos lógi-
decir que una Esclerosis Tuberosa, un Síndrome de Lennox, una mal- cos de la estructura subjetiva para el psicoanálisis.
formación cerebral y10 las consecuencias de una Rubéola pueden pro- - El proceso de formación del símbolo, desde el discurso de la psico-
ducir conductas autistas pero éstas serán una sintomatologíasecunda- logía, se organizará en etapas, estadios o fases.
ria al cuadro orgánico. Pero aún así, desde el discurso del psicoanálisis Tal como se ha dicho al comienzo dqeste análisis, felizmente, en
apunto a la posibilidad de la constitución subjetiva en niños que pue- la práctica chica, es común el trabajo mincomunado de neurólogos
dan padecer algunas de estas enfermedades según su grado de dete- y psicólogos. A pesar de esto, este discurso no siempre aparece en las
rioro del «desarrollo»,según su edad, y según «el caso por caso)). consideraciones de hipótesis neurológicas y se dedican a consignar
Volviendo al autor citado para la neurología, Natalio Fejerman, en estadísticas de Cociente Intelectual en grupos de observación de lla-
la parte en que habla de la epidemiología, debe admitir que no exis- mados «au'tistas»
..: -
para señalar «progresos»en el área del juego.
ten ni siquiera desde lo biológico pruebas confiables para el diagnós- Anrs de pasar a las reflexiones sobre la «sociabilidad»de los autis-
tico de un autismo y que la mayoría de las veces, el diagnóstico se basa tas, haré algunas consideraciones sobre lo que se consigna como juego
en la historia y en los síntomas. imaginativo, cosa que se logra, según la cita, por «la repetición de un
La coincidencia a señalar es que, desde el discurso del psicoanáli- escenario aprendido))". Cuando no se ha constituido el sujeto y no se
sis, la historia ha de tener un lugar de privilegio, y que también nosotros tiene en cuenta dicha constitución para la llamada aestimulación»-y
carecemos de coordenadas más o menos fijas para situar la condición si ésta no apunta al sujeto-, se corre el riesgo de que el niño en cuestión
de autista. Es precisamente esta situación la motivación principal de aparezca «amaestrado»para realizar determinadas acciones, lo cual no
este libro junto con la propuesta de ciertas herramientas clínicas dadas quiere decir en lo absoluto que haya aprehendid~,proceso que se inicia
de la teoría puesta a funcionar en este campo del autismo que se ha con el primer mítico «tomar»un objeto de conocimiento para poderlo
señalado. representar. Cuando esto sucede, es porque dicho objeto ha sido «men-
Iniciaré el análisis sobre los ítems que toma la neurología para sin- talizado));si eso ocurre, es porque hay sujeto de la subjetividad capaz de
dicar la conducta autista y que enumerara oportunamente. hacer metáfora, por lo cual las condiciones fundamentales que señalan
que estamos en presencia de un autista han desaparecido.
Juego: se dice que el autista manipula los juguetes y, al mismo Por otra parte, la función del juego ha sido largamente estudiada
tiempo, se consigna que cuando realizan algún juego imagi- por la psicología aun antes del siglo XX. Tomaré un solo exponente
nativo, lo hacen por la repetición de un escenario aprendido de la época muy conocido: Theodule ~ i b o t en Francia. Justamente,
reiteradamente. este estudioso buscaba una causa para esta actividad en la especie hu-
mana, y es el primero en preguntarse por el papel que puede desempe-
Las conductas descriptas no tienen las condiciones que la psico- ñar en la misma lo instintivo, poniendo corno causa del juego la bús-
logía y el psicoanálisis adjudican a la actividad de jugar. queda de placer por parte del sujeto.
Si manipula, no juega, si repite, puede estar adiestrado, pero no Cuando un niño experimenta goce, alegría en el juego, estamos en
juega, y menos que menos puede tener un juego imaginativo. Si logra presencia de un sujeto de la metáfora, muy, muy lejos de la condición
todo esto, y en la observancia del caso por caso, podemos arriesgar- del autista. Volveré sobre estas condiciones conceptuales para reali-
nos a decir que ha sorteado su condición de autista, porque para que zar hipótesis desde el discurso del psicoanálisis.
logre todo lo que acabamos de describir tienen que producirse una
serie de operacioneslógicas subjetivas tales como que: el sujeto se reco- 27. N. Fejerman, op. cit., p. 20.
nozca a si mismo y que reconozca objetos: para lo cual es necesario 28. T. Ribot (1836- 1916), iniciador de la psicología experimental en Francia. Citado
por Federico Queyrat en Los juegos de los niños. La imaginución creadora en los
fundamentalmente que esté en condiciones de representar, proceso niños, Daniel Jorro, Madrid, 1926.
que, como el de la simbolización o el de la formación del concepto,
Sociabilidad: se dice «que una sociabilidad deficiente puede afectiva puede deberse, en parte, al deterioro de sus impul-
variar desde el más cc5mpleto desinterés por las personas que sos comunicativos y a la decreciente efectividad delas pena-
son ignoradas o tratadas como objetos, hasta un modo intru- lidades y premios que modelan la conducta»". En esta gene-
sivo de repetición de preguntas en un intento de mantener ralización se insinúa una causa:.el deterioro de los impulsos
la interacción social en movimiento»29.Otra vez aquí, se le comunicativos. Pero, ¿de qué setrata el impulso comunica-
adjudica cierta intencionalidad al autista que es muy difícil de tivo? ¿Cuándo comienza? iQu)lo deteriora?
sostener si él no lo expresa verbalmente, en el caso de que tenga
lenguaje, y lo utilice con intención de comunicarse; con lo El psicoanálisis tiene hipótesis al respecto y algunas de ellas pue-
cual, también podemos pensar que su posición como autista den incluso'articularse con algunas de las modernas neurociencias
ha variado. como se,.qlicaráen la parte «Encuentros»de este trabajo. Pero antes,
debo qüe son muchas las disciplinas -psicología, pedagogía y
También se sostiene que: el psicoanálisis- que consideran que el premio y el castigo sólo pue-
den «moldear»la conducta de algunos animales y aun así el castigo
«los niños pueden ser distantes y evadir las miradas o es condenado en nombre de los derechos que los animales tienen desde
entrometerse en el espacio de otros, acercándose dema- las agrupaciones que los protegen. Si de niños hablamos, si de huma-
siado, tocándolos inapropiadamente,besándolos u olién- nos hablamos, la conducta se organiza desde complejos procesos de
dolos. Es erróneo pensar que ningún niño autista tiene los que se dará cuenta en la segunda parte de este trabajo, procesos que
la capacidad de expresar afecto: mientras que a algunos están dirigidos por el amor, tendencias pulsionales, el «apego»32 y no
los irrita el contacto físico y alejan a.quien trata de abra- el premio y el castigo.
zarlos, otros se cuelgan de las persqnas familiares o hasta También se afirma en el título de los afectos33que «algunosniños
llegan a ser indiscriminadamenteafectuosos con extra- autistas son extremadamente ansiosos y temen a objetos inofensivos
ños. Por lo general prefieren a los adultos en lugar de otros como escaleras, rociadores de agua o determinados juguetes. Con
niños, lo que quizás sea consecuencia de que aquellos frecuencia llevan como sostén -del cual se resisten a separarse- un
son más tolerantes con los comportamientos a~tistas)).~' palo, un pedazo de tela o un hilo. La ansiedad puede ser tan extrema
como para impedirles enfrentar lo inesperado o cooperar en situa-
, Coincidimos en la descripción en general desde el punto de vista ciones que son amenazantes)).Insistiendo en el caso por caso, el psico-
casi fenomenológico de que de esa manera y de otras puede compor- análisis hace, podríamos decir, pequeñas hipótesis de cada «caracte-
tarse un niño llamado autista, pero de allí a adjudicarle intención y rística))que cada niño llamado autista presenta, porque no hay uno
preferencias, nos parece riesgoso realizar una generalización. Por lo «igual»a otro. Sobre algunas conductas así caracterizadas es que des-
cual, lo mismo que cuando se habla de las características de un niño plegaré hipótesis posibles desde las coordenadas del cuerpo teórico
sano de cualquier edad, debemos recurrir a pautas consagradas por del psicoa~~álisis.
lo estadístico que no señalan la singularidad de cada sujeto. Con respecto al afecto, se continúa diciendo que: «Éste es fre-
cuentemente lábil, con lágrimas sin motivo, risa o irrupciones agresi-
Afecto: desde el discurso neurológico se describe que: «sólo vas. El niño puede parecer feliz y sonreír mientras todo sea hecho en
una parte de los niños autistas son nulos o severamente ais-
lados afectivamente. El entorpecimiento de la experiencia 31. T. Ribot, op. cit., p. 21. Las cursivas son mías.
32. S. Lebovici, El lactante, su madre y elpsicounulistu, Segunda parte, Amorrortu-
Buenos Aires, 1988. Cita la ((Teoríadel Apego» de John Rowlby.
29. T. Ribot, op. cit., p. 21.
33. Ibíd., pp. 21 y 22.
30. Ibíd., p. 21.
sus términos; sólo se producen berrinches, gritos o comportamien- es una habilidad irregular ya que, según datos de Cociente
tos autoagresivos si no se hacen las cosas a su manera.. .».34 Intelectual, éste puede variar desde una capacidad superior
Habría que ver, en todo caso, cual es la situación subjetiva en la a una deficiencia «profunda»,y coexistir un talento excep-
estructura que produce los comportamientos señalados, a lo cual tam- cional con una incompetencia mental total, a lo que el dis-
bién nos dedicaremos en las hipótesis al respecto organizadasdesde curso médico ha llamado «Síndrome ? ~avant))~~.
otras coordenadas.
Subrayo ((lágrimassin motivou, porque en su enigmático com- Por convención, este término savanhe ha dejado para aquellos
portamiento y no teniendo el autista la palabra que comunica, no autistas que no son inteligentes pero muestran sorprendentes habi-
podemos saber, (como tantas otras cosas), el por qué de su llanto. Si lidades comu adivinadoras de acertijos, calculadoras de calendarios,
no hallamos una concordancia aparentemente l6gica sobre el aconte- memorigas, con especial capacidad para la música, el dibujo, los
cimiento y el llanto, por allí, nalgox como algún efecto de sujeto puede cá1culo~;Y~o habilidades espacio-visuales3S.También ensayaremos
estar despuntando en esa manifestación emocional que, efectivamente, nuestras hipótesis con respecto a estas situaciones desde los postula-
para el observador puede descriptivamente no tener un motivo. dos de la constitución subjetiva.
Si bien el creador del ((Síndromede Autismo Infantil*, el Dr.
Lenguaje: se consigna en este título que la ausencia de len- Kanner, no tomó lo cognitivo como determinante del cuadro, las
guaje es la principal causa de la consulta neurológica. Coin- mediciones a partir de los años cincuenta comienzan a hacerse desde
cidimos. Muchas veces la consulta no se realiza a ningún ese parámetro:
campo de las profesiones de la salud hasta que, promediando En los años setenta ~ u t t e39r marca que el síntoma de lo cognitivo
los dos años o más, el niño no habla. Cuando lo haie, se con- no se excluye del cuadro original de Kanner y comienza a guiarse por
signa que la comprensión y la pragmática del mismo son el c.1para el diagnóstico del síndrome4'.
siempre deficientes. Entre las deficiencias es frecuente la eco- Siguiendo con los autores de nuestro medio, ellos destacan que,
lalia inmediata, serias deficiencias en el procesamiento del según sus observaciones, es más frecuente que, en el patrón de con-
lenguaje, e t ~Se. destaca
~ ~ que los niños con Síndrome de ducta del cognitivismo, las capacidades verbales estén disminuidas y
~sperger' hablan a temprana edad, Buida y daramente, pero que sea la capacidad intelectual de habilidad no verbal la que tiene mejo-
sólo pronuncian repeticiones lentas, palabra por palabra de res logros en las pruebas para ese fin.Al mismo tiempo, se consigna
oraciones que les han enseñado repetidamente y fragmentos que se empobrece el pronóstico para la posibilidad de logro escolar
de comerciales de televisión, por ejemplo. cuando se suma la poca o nula habilidad en la percepción espacio-visual.
Con respecto a este «patrón de conducta))también daremos cuenta
La cuestión del lenguaje será ampliamente tratada en la parte del desde la perspectiva de la constitución subjetiva y sus distintos inomen-
trabajo en que despleguemos las hipótesis del psicoanálisis. tos operacionales.
También el rango alcanzado por el niño en el aspecto de la capa-
Cognición: desde el discurso que estamos considerando, se cidad intelectual marca, para algunos autores, otro Síndrome -el ya
afirma que la cuestión del conocimiento en el llamado autista,
37. S. Lebovici, op. cit., p. 25.
34. S. Lebovici, op. cit., p. 22. 38. En mi opiiiión, estos niños responden más a la primera descripción del Síndrome
35. Ibíd., pp. 22,23 y 24. Autista hecha por L. Kanner en 1943.
36. El Síndrome lleva el nombre del médico vienés Hans Asperger que lo describió 39. Rutter citado por N. Fejerinan, op. cit., p. 25.
por primera vez en 1940. Sin embargo, se lo conoce oficialmente recién en el 40. Consignado por D. V. H. Bishop del Dpto. de Psicología de la Universidad de
Manual de Trastornos Mentales (DSM IV) en el año 1995. Manchester, Estados Uiiidos, en el British Journal of Disorders of Communication.
Eiicoiitrado en: www.jayniugs.demor;.co.uk/bishop.htm.
mt,,sionado de Asperger-, quedando en la ambigüedad acerca de
repetición de comerciala de televisión y la habilidad para
si se trata de otro tipo de autismo o de una variedad diferente a la des-
recitar el alfabeto, poí ejemplo, o para repetir historias pala-
cripta por Kanner.
bra por palabra.
Siguiendo con la descripción, con respecto a la capacidad inte-
lectual se dice además que aun en los autistas inteligentes (según
Si bien al discurso médico le sirven qtas conductas del niño para
mediciones), *hay un déficit en la capacidad para imaginar lo que
una persona está pensando y experimentando, y cómo su propio com- hablar de una ((memoriaverbal superioi)),vuelven a constatar que,
portamiento podría ser percibido por otras personas^^'. Cuando se sin embargo, no tiene la capacidad de compArendernada de lo que está
expongan las hipótesis desde el psicoanálisis, se verá que esta situación diciendo. En el lugar de exponer nuestras hipótesis, también señala-
es explicable por el fenómeno de identificación estudiado por Freud. remos, desde las coordenadas del psicoanálisis, explicacionesposibles
Cuando en el diario quehacer clínico se trabaja desde la interdisci- del por qué-deesta conducta.
plina, el aporte que el psicoanálisis hace al respecto en el caso por caso ~athbié; estos niños tienen una inusual capacidad para recordar
libra a las familias de frustraciones inútiles en cuanto a las esperan- caminos o lugares que han visitado o por los cuales transitan, pero ello
zas de escolarización que suele señalar en muchos medios y en dis- no obsta para que no puedan retener absolutamente nada de lo que
tintas disciplinas el ((ideal))de niño a esperar. Respetando los tiem- los educadores tratan de enseñarles, como si «ambas memorias))estu-
pos lógicos de su armado subjetivo, podemos dar noticias de cuándo vieran disociadas.
y cómo esto es posible, siempre ateniéndonos al ((casopor caso».
Atención: con respecto a esta conducta se señala que los niños
Pero, desde el discurso mkdico, esta situación otorgada al autista
de ((nodarse cuenta)) del otro diferente a él, es llamada pbr Ozonof son altamente perturbables, que manipulan los objetos uno
y otros, en el año 1991, ((teoríade la menten (citado en el libro que tras otro sin hacer nada con ellos. Aunque se ha observado
estoy comentando); pero no puede saberse, dicen los autores, si la que algunos parecen tener objetos y o actividades ((favoritas)),
mentada teoría puede proporcionar una explicación satisfactoria como, por ejemplo: (<jugar)> con una computadora, estudiar
del dkficit que se está considerando, agregando que, en la llamada horarios y10 calendarios, o ver un programa de televisión una
((teoríade la mente)),se sugiere que el mismo podría deberse a defi- y otra vez. Con la característica de rigidez e insistencia en la
cientes funciones del lóbulo frontal. Pero no hay análisis suficientes repetición, más una marcada resistencia para cambiar de una
ni concluyentes al respecto4*. actividad a otra. Se dice, desde este discurso, que no se sabe si
como no hay acuerdo respecto de las honteras del Síndrome, se estas dificultades son manifestaciones de ansiedad, o de aten-
desconoce la distribución real del C.I. en la población autista y cuando ción sobrefocalizada. Esta actitud está marcada por muchos
los mismos muestran conductas de cierta «inteligencia»no son inclui- estudiosos del Síndrome desde las posiciones organicistas,
dos en las investigaciones médicas al respecto. como la clave del mismo. Pero ignoran la causa.

Sistema motor: el discurso médico señala que el déficit motor


Memoria: se ha constatado, desde este discurso que estamos
no constituye un síntoma central del autismo ya que no está
considerando, que muchos niños sindicados como autistas
invariablementepresente y difiere de un niño a otro. Sin em-
tienen una memoria verbal y10 viso-espacial superior al niño
bargo, se indica para las estereotipiasun cierto lugar casi uni-
«común)).Afirmación basada en la ecolalia retardada, la
versal, presente en algún momento de la vida del autista y10
en todas las edades dando como ejemplo que pueden mecerse
41. L. Kanner, Psiquiatría Infantil,Siglo Veinte, Buenos Aires, 1989. Cuarta edición.
42. Ibíd., p. 26. en la cama antes de dormir, aletear con las manos o tensionar
los músculos cuando se excitan, patear, balancearse de un pie
a otro, aplaudir, entrecruzar los dedos, manipular una mecha
de cabello o pedazos de telas. Es frecuente que corran o giren niños que son autistas y sordos, autistas y ciegos). Se afirma
en círculos. Con respecto a estas actividades, hipotetiza la que ello se&be a una disíünción cerebral pero no se dice de
posibilidad de que cumplan una función de '&&stirnula- qué d i s f u n a n se trata.
ción, pero señalan que debiera investigarse la posibilidad de
que dichas estereotipias sean manifestación de un trastorno Como el grado y características de este t dkficit son muy variados,
de neurotransmisión en los ganglios basales, como se cree se sugiere que no pueden tomarse como índtces centrales del Síndrome.
que es el caso de los tics y conductas obsesivo-compulsivas La observación de conductas en este plano indica que los niños
del Síndrome de T ~ u r e t t e ~ ~ . empkan mejor la modalidad visual que la auditiva. Como ejemplo se
señala que la memoria visual (como se ha señalado) de caminos y luga-
Fuera de las estereotipias señaladas, los niños llamados autistas res puede ser, excelente y focalizan blancos invisibles, se fascinan con
desde el discurso que consideramos poseen buena coordinación, cami-
ventilado& 6 ruedas giratorias45.
nan tempranamente, trepan con agilidad y algunos tienen la capacidad Algunos son capaces, incluso, de aprender el lenguaje a través de la
de colocar adecuadamente las piezas de un rompecabezas. Otros, por vista cuando no pueden hacerlo mediante el oído. Otros tienen agno-
el contrario, muestran torpeza y algunos padecen de apraxia, (difi- sia para caras o gestos y expresiones faciales de la comunicación no
cultad de programar actos complejos). Dificultad que puede llegar a verbal.
ser tan severa que no tienen idea de cdmo saltar, tocar sus pies o tomar Responden pobremente al soiiido (siempre en el análisis, aun
un lápiz. Área que se señala como polémica entre los estudiosos del desde este discurso, de la consideración de no todo niño).
autismo desde este discurso. Con respecto a los sonidos, han observado que responden al mismo
Un número signiñcativo de niños son hipotónicos. h es de el dis- de una manera tan deficitaria que a veces sugieren la existencia de un
curso medico se vuelve a señalar la posibilidad, no demostrada, de deterioro del sentido auditivo. Sin embargo, este mismo niño puede
anormalidades del cerebelo encontradas en autopsias y en imágenes mostrarse intolerante a los ruidos fuertes llegando a taparse los oídos
de resonancia magnética, pero el número de casos no es significativo. para apaciguarlos. Lo mismo pueden hacer cuando se les habla. Al mé-
Otros autistas caminan en puntas de pie, lo que sugiere para el dico n o le queda claro si esto se debe al sonido en sí o si se trata de
médico la existencia de una diplegia espástica moderada con hiperre- una incapacidad para manejar los estíniulos breves en secuencia rápida
flexia, pero, por logeneraZ, no es encontrada. Otros han encontrado que que codifica la fonología.El ritmo y melodías propios del lenguaje que
algunos autistas pequeños gatean con las manos y los pies enroscados. hace al significado y proporciona el ámbito de la comunicación de
Se concluye el tema del sistema motor conque los déficits moto- intenciones entre los seres no son atendidos por el autista. Justamente,
res severos son poco frecuentes si no existe una patología cerebral
~

es en este ámbito donde tal vez mayor sea el aporte que puede hacer
de~nostrable~~. el psicoaiiálisis para la investigacióii de esta característica, que puede
ser la más definitoria para señalar la diferencia entre «un h~blaiite»y
Sistenia Sensorio Perceptual: se consigna la frecuencia con que un niño que no lo es y que desde las coiisideraciones del discurso mé-
los autistas presentan anormalidades significativas en res- dico es llamado autista.
puesta a estímulos sensoriales. Las mismas, se dice, reflejan Paradójicamente a lo que se ha consignado con respecto a la sen-
déficit perceptual antes que sensorial primario (aunque hay sopercepción desde el discurso médico, muchos autistas muestran
predilección por la música.
43. L. Kariner,op. cit.,p. 26-31.
44. La cursiva es mía para resaltar las hipótesis niédicas neurológicas sobre distintas
conductas del niño sindicado como autista en la obra de Fejerman y otros que 45. En el trabajo «Donde el hombre de la bestia se separan que presenté en la Reuni6n
vengo considerando. Lacanoamericana de Recife, Brasil, en 2001, trabajé este tema, yero desdelas coor-
denadas del psicoanálisis.
Otra característica señalada es la reacción a ser abrazados y10
importante analizar sus decires desde la perspectiva subjetiva de modo
acariciados que muchos exhiben; a esta respuesta el mundo médico
la llama defensa táctil. Pero ctros niños de la misma condición diag-
- que haya un posible puinte entre disciplinas a fin de lograr una mejor
implementación clínica para el llamado niño autista.
nóstica se muestran gustosos de ser lanzados, de jugar bruscamente,
Fundamentalmente, porque brinda una actualización acabada y
de que los alcen de un lugar a otro, de que les hagan cosquillas. A
minuciosa de la amplia gama de condugtas que los niños llamados
veces parece que rompen objetos nada más que para conocer su
autistas pueden exhibir. Por otro lado, li?y una marcada inclinación
textura.
en nuestro medio hacia las llamadas clínicas de la evidencia, a propo-
Otra modalidad notoria en algunos -sobre todo en aquellos que
ner como etiología posible la química o la arquitectura cerebral del lla-
no muestran ninguna verbalización- es el comportamiento auto-
mado uautismo)).Ignorando, como dije al comienzo de este trabajo,
destructivo que puede consistir en morderse la mano y el brazo, aplau-
los aportes d e otras disciplinas.
dir tan fuerte que les produce daño en las palmas de las manos, sacu-
Esio L peligroso no sólo para el bienestar de estos niños y sus
dir la cabeza y10 golpearla hasta producir hinchazón en la sien o
familias, sino que puede deslizarse una especie de falacia sobre espec-
pellizcarse hasta hacerse sangrar. El autor que estamos considerando
taculares resultados, con el sólo uso de medicamentos, que no son tales,
da dos explicaciones posibles. Una -en mi opinión pseudo socio-
o llegar a una especie de ((adiestramiento))del niño que logra a través
psicológica- supone que en algunos casos son respuestas a la ((frus-
de ese medio realizar algunas conductas. Pero el sujeto como tal no ha
tración~o intentos de manipular a padres o cuidadores. Si bien en el
advenido, por lo cual sigue en su incapacidad habiendo transcurrido
capítulo en el que se desarrollarán las hipótesis del psicoanálisis voy
tiempos que se hubieran utilizado de otro modo con alguna chance
a ocuparme de todas estas cuestiones, no puedo dejar de señalar ahora
de armado subjetivo que ha quedado vedada.
que se le atribuye aquí al niño autista una intencionalidad totalmente
Por otra parte, sin saber de sus postulados, se habla del psicoaná-
((normal*o de ((neurdticon,que está muy lejos de presentar, debido
lisis de manera peyorativa, como si el discurso del mismo fuera inútil
a una cuestión elemental de una constitución psíquico-subjetiva de
para el tratamiento de estos niños, cuando el mismo puede mostrar
la cual carece.
una historia de aportes a la clinica de estos casos con logros acredita-
La otra explicación es desde los neurotransmisores. Para evitar
dos a m o los del mismo Kanner, Bettehehi, Dolto, Winnicott, Mahler,
que el niño se haga grandes daños fisicos con estas autoagresiones, y
Tustin, Mannoni, etc.
siguiendo la hipótesis de que puede tener niveles anormalmente altos
En nuestro medio, se ha ocupado de esta situación Elsa Coriat,
de endorfina endógena, se ha procedido al uso experimental de anta-
en su libro El psicoanálisis en la clínica de bebés y niños pequeños46.
goqistas opioideos.
Finalmeiite, toman esta patología los llamados ((DSMD:Manuales
Los niños sindicados como autistas también pueden dar respues-
de diagnóstico y estadística de los trastornos nientales.
tas atípicas a los olores y al gusto: algunos no sólo huelen regularmente
En la clasificacióii de la patología que veninios consideraiido, se
la comida, sino también objetos y personas; otros chupan no sólo la
han tomado en cuerita las evaluacioiles y correccioneshechas en estos
comida sino cualquier objeto no comestible. Los hay que comen una
Manuales en los últimos años.
variedad liniitada de alimentos. Para estas conductas, el discurso mé-
Por la década del cincuenta, comienzan a editarse Clasificaciones
dico de nuestro medio que venimos trabajando concluye que el motivo
de las Sociedades Psiquiátricas, Psicológicas y Psicoanalíticar America-
de estas conductas se desconoce.
nas tratando de establecer conveiiciones como fruto de acuerdos para
He tomado este autor por su preeminencia en nuestro medio,
por su actualidad desde el discurso médico, porque suele ser el refe- describir los distintos síntomas de las enfermedades mentales. A ellos
deben agregarse los Manuales similares de la ((ModalidadEuropea)),
rente de otras disciplinas tales como la fonoaudiología, la neurolo-
gía, la psiquiatría biológica, la pediatría, la pedagogía que se orienta
46. E. Coriat, El psicounúlisis en la clínica de bebks y riiños pequeños, La Campaiia,
en el conductismo, etc. Siendo un referente conocido, me parece La Plata, 1996.
40
I
los de la Organización Panamericana db la Salud y los de la Organiza-
1

la sección. En cuahto a los hallazgos de laboratorio y los signos y sín-


ción Mundial de la Salud. l tomas del examen flsico se describen cuando son relevantes."
Estas clsyfaciones tienen una hidtorioria y efectos sobre la s e 6 -
En cuanto al htismo, aun con el propósito dg&ordar, se hace-
dad de la salud de las personas. Pero thmbién tienen un efecto, que
&cultoso. ~ e a m d sla : Asociación Americana de Psiquiatría, en 1980,
debe analizarse detenidamente, sobre 14 determinación de una causa
reconoció la existkncia de casos que se psrecen al autismo, pero que
etiológica, la descripción de síntomas y )a correlación de estos con un
no cumplen los ckiterios de diagnósticb para este trastorno (así lo
tratamiento posible, porque en su afAn <Jeconsensuar y generalizar no
Uamao). Se tuvierbn en cuenta las preocui>aciones existentes al abor-
dan cuenta de las diferencias que cada biño, con su singularidad, le
dar estos casos ed la revisión del DSM-111, realizada en 1987. En el
impone a cada ncuadron. Este hecho tiene consecuencias en los tra-
DSM-111-R (~ersióhcorregida del DSM), la entrada ntrastornos gene-
tamientos y posibles resultados. l
La primera publicación se realizó e4 el año 1952 y h e hecha por .
ralizados del .: desairollon incluye todos aquellos trastornos en los cua-
les exisieuh deterjoro cualitativa en el desarrollo de 1) la interacción
el Comité de Nomenclatura y Estadísticd de la Asociación Americana
social recíproca, d) la comunicación, (verbal y no verbal) y 3) la acti-
de Psiquiatría. Desde entonces se han pbblicado otras cuatro.
vidad imaginativa.
Se han popularizado con el iioinbre(desus siglas en inglés: KDSM
Siguiendo esbs pautas, se describe al autismo como un tipo de
iv».La cuarta y última edición d e este @anual en español data del
«Trastornogenerhiwdo del desarrollo severo))que aparece en la tem-
año 1994. 1 prana infancia o bn ia infancia, en el cual una serie de discapacidades
Pese a las críticas que se le hacen es 14 nomenclatura oficial en los
Ertados Unidos, extendiéndoseeste criterioQ toda los países de Américb sociales y comunicativas severas se asocian con un repertorio marca-
damente restringido de actividades e intereses. Sin embargo, se reco-
Esta cuarta edición se correlaciona alsu vez con la "~lasificación
noce que puede darse un trastorno generalimdo del desarrollo de una
Internacional de Enfermedades y Problen/as Sanitarios Relacionados»
forma menos sevhra y prototípica, en cuyo caso se aplica la etiqueta de
que hace la ((OrganizacióiiMundial de la(Sa1uduy que también se ha
aTrastorno gene&lizado del desarrollo no especificado en otra parte>).
popularizado en los medios de salud rneiiw por sus siglas: CIE-10 (que
A esta altura de las descripciones, me parece útil recordar las
indica la décima corrección). Es el siste~qade clasificación oficial en
características 4&eel autor del Síndrome que lleva su nombre (Leo
Europa. l Kanner) nos diid que concibió.
Estas clasificacionesintervienen en 10; temas de Seguridad Social
En su prim$ra descripción del Síndrome (1943), afirmó que la
(juicios, seguros, problemas jurídicos y laborales) con cierta clari-
condición que ddscribía «era substancialmente diferente y única frente
dad para el entendimiento o comprensiqn nde partes» de los inen-
cionados problemas, pero ninguno plantba, ni es su objetivo, hipó- a lo que se había Descrito hasta el r n o r n e n t ~ uEn
~ ~esta
. comunicación
tesis teóricas coi1 respecto a las ciirisas de 14s probienlas qrie eiiuiiieis clínica, no intent(iba especificar criterios de diagnósticos estrictamente
definidos, sino due preseiitab~historias detalladas sobre los casos de
y clasifica. 1 oclio niños y treb niñas, anotando las siguientes características:
Sólo se propone presentar los criteri4s diagnósticos específicos
l. liicapacibad para relacionarse con la gente -incluyeiido
para ceda iilteración mental e~~umeraiido (as características requeri-
miernbr& de la propia familia del niño- desde su nacimiento.
das según el acuerdo convencional al cual s i ha Uegado. Agrega a cada
2. Fracaso dara desarrollar el lenguaje, o bien uso del lenguaje
afección en forma sistemática las manifkstaciones asociadas a la
anormal] n o comunicativo en su mayor parte. Se observaba
misma, respecto de edad, sexo, cultura, prevalencia, incidencia y
l
riesgo, evoli~ción,complicaciones, factoret predisponentes, antece-
47. Esto úitirno se&n H. Kaplan y B. Sadock en el Manual de Psiquiatría, Volumen 11,
dentes familiares y diagnóstico diferencial. ( Intermédica, Tenos Aires, 1995.
Cuando muchos de los trastornos esp(cificos tienen caracterís- 48. L. Kanner, op. fit., p. 737.
ticas comunes, esta informacióii se meiicic/na en la introducción de
47 l
la inversión pronominal en todos los niños que podían hablar autismo a menos que el niño no mostrara ningún signo de concien-
(ocho casos) y ecolalia, preguntas obsesivas y uso ritualista del cia de la existencia de otras personas, a pesar de que ninguno de los
lenguaje en alguno de ellos. casos de Kanner estaba tan severamenteafectado. Para añadir confu-
3. Respuestas anormales frente a objetos y acontecimientos am- sión, había una discusión continua sobre si el autismo era una forma
bientales, tales como comida, ruidos altos y objetos móviles. temprana de esquizofrenia, un debate al T e no ayudaba nada el hecho
Kanner consideraba que el comportamiento del niño estaba de que no hubiera consenso y que cuenta con seguidores en algunos
gobernado por un deseo obsesivo y ansioso por mantener la países. Por la misma época en que Kanna comunicaba su Síndrome,
invarianza del ambiente, lo que implicaba una limitación en el Dr. Hans Asperger, hace lo mismo con respecto a variaciones de
la variedad de la actividad espontánea. este trastorno. Pero no tiene, en ese momento, la difusión que sí
4. Buen potencial cognitivo con una memoria mecánica exce- obtiene Kaoner. Recién se acepta «oficialmente»su descripción en el
lente y resultados normales en el test no verbal de Seguin. DSM 1\k (19%).
5. Normales desde el punto de vista fisico. Algunos niños eran Como, entre los casos a analizar más adelante, presento a niños
un poco «patosos»49al andar, pero todos tenían una buena derivados desde la neurología con ese diagnóstico, me referiré sucin-
coordinación muscular fina. tamente al mismo:
Muchos psiquiatras descubrieron que la imagen clínica descrita Síndrome de Asperger: se lo toma en los manuales citados como
por Kanner encajaba con casos asombrosos que habían visto en sus un subtipo de los Trastornos Generalizados (o Profundos) del Desarrollo.
propias clínicas, pero no se produjo un progreso continuado en la do- En el Reino Unido no se usa de modo generalizado el diagnós-
cumentación y comprensión del autismo. tico de ((Trastornogeneralizado del desarrollo», habiéndose hecho
El propio Kanner (1965) se quejó de la existencia de dos corrien- muy popular el diagnóstico de ((Síndromede Aspergerx para referirse
tes relacionadas en la Psiquiatría ~nfantil.Algunos psiquiatras infan- a individuos con algunos rasgos autistas, pero que no concuerdan con
tiles no aceptaban que el autismo era un síndrome distinto y sugerían todos los criterios del autismo (Tantam, 1988). La descripción de este
que era inútil trazar límites añnados entre éste y otros tipos de desarrollo Síndrome por parte de Asperger fue realizada un año después que la
atípico. Otros aceptaban que el autismo era un síndrome, pero apli- publicación original de Kanner pero, como hemos dicho, era mucho
caban este diagnóstico de moda de forma demasiado amplia. Por lo
menos conocida. Los niños descritos por Asperger se caracterizaban
que «se convirtió en un hábito el diluir el concepto original de autisrno por ser pedantes, patosos, con intereses obsesivos y un comporta-
iflfantil diagnosticando como tal a múltiples condiciones dispares que miento social deficiente. Wing popularizó el trabajo de Asperger en
muestran uno u otro síntoina aislado como parte integrante del Sín- un articulo publicado en 1981, y observó que existían muchas simi-
drome en su conji~nto.Casi de un día para otro, parecía que el país litudes entre el Síndrome de Asperger y el de Kanner, lo cual dificul-
estaba poblado por una multitud de niños autista~».~' taba el saber si estaban describiendo el mismo Síndrome -con dife-
Wing (1976) observó que otros profesionales interpretaban el rentes grados de severidad- o trastornos distintos. El punto de vista
resumen de Kanner sobre las características de su Síndrome de un más popular parece ser que el ((Síndromede Asperger. es un sinónimo
modo demasiado restringido, de tal modo que no se diagnosticaba del autismo de un tipo menos severo (Schopler, 1985). Sin embargo,
parece que hay algunas ventajas en mantener esa denominación.
49. Sinónimo en español de «pelmazo, cargante, pesadon.
50. L. Kanner citado por el Dr. D. V. M. Bishop en: (~Autismo,Síndrome de As-
En primer lugar, todavía existe un debate de hasta qué punto se
perger y Trastornos semáiitico-pragmáticos: iD6nde están los Iímites?,),del solapa el Sídrome de Asperger con el autisrno (Nagyy Szatmari, 1986;
Dpto. de Psicología de la Universidad de Maiichester. Disponible eri: Szatmari, Bartolucci, Finalyson y Krames, 1986; Rutter y Schopler,
www.jaymugs.demon.co.~ik/bishop.htm. 1987). En segundo lugar, el pronóstico para el Síndrome de Asperger
es considerablemente mejor que para el autismo clásico. Por este
motivo, varios especialistas (por ejemplo, Wing, 1981; Howlin, 1987) Conclusiones momentáneas sobre lo expuesto
han abogado en favor de usar el término ((Síndrome de Asperger>>, de la situación
-- .- de la patología desde el discurso
aunque aceptando que las diferencias entre éste y el autismo pudieran
médico a&ual
ser simplemente una cuestión de grado. Tantam (1988) argumentó
que, sin esta categoría, se dejaba a estos niños en un Limbo diagnós- He consignado lo expuesto por el Dr. e Natalio Fejerman, repre-
tico y en consecuencia sus problemas no eran reconocidos ni se les sentativo en nuestro medio del discurso.de la neurología, quien sos-
proporcionaban cuidados específicos, ya que sus déficits no eran lo
tiene una etiología exclusiva desde esas &ordenadas para el autismo
suficientemente severos o extendidos como para ser considerados con
infantil. Sin embargo, al mismo tiempo afirma que (<Graciasal desarrollo
el término t<autista».El número de niños afectados no es despreciable:
de nuevas tecnologías diagnosticas en las áreas de neurofisiología,
Gillberg y Gillberg (1989) encontraron que el Síndrome de Asperger
neuroquimica, neuropatología, genética y neuro-imágenes se están
era cinco veces más frecuente que el autismo. Otra razón práctica para
reconóci&&o alteraciones en el sistema nervioso central en un mayor
conservar el término de «Síndrome de Asperger))es que puede ser un
número de pacientes autistas. No obstante aunque los resultados de
diagnóstico más aceptable para padres y profesionales, muchos de los
dichas investigaciones son negativos, no se descarta la existencia de
cuales, tienen una visión estereotipada del autisino, basada en el cua-
disfunción cerebral que no está psicológicamente determinada. (. ..)
dro clínico de niños pequeños (Wing, 1986). Esta declaración de principios (...) consiste en entender los trastor-
Las anomalías del lenguaje constituyen un síntoma central del nos del autismo infantil como no determinados p o distorsiones
~ en
autismo. Esto plantea la cuestión de cuál es la diferencia entre el
la conducta de los padres sino52 por disfunciones originadas en el sis-
autismo y el trastorno de desarrollo del lenguaje. Churchill (1972)
terna nervioso central-)).
propuso que no existía una diferencia cualitativa entre la «afasia de Sigo preguntándome entonces por el fundamento dentro del dis-
desarrollo))y el autismo y que su única diferencia era el grado. Wing
curso mismo de la ciencia de tan rotunda afirmación. También se des-
(1976) obsenió que mientras que es bastante fácil reconocer a los niños
taca que no existen hasta la fecha pruebas confiables desde lo bioló-
que tienen el Síndrome clásico descrito por Kanner y diferenciarlos
gico para una etiología del autismo. Por lo tanto y hasta que esto no
de los casos igualmente clásicos de trastorno de desarrollo del len- aparezca fundamentado, me manejaré en la presente exposición d e
guaje receptivo, las zonas límite de estas condiciones no son claras.
mi práctica con la idea de que la etiología del autismo, desde estas
((Silos niños con estos problemas pudieran ordenarse por series coordenadas- neurología, biología y medicina- no está definida aún.
regulares, empezando por los niños más autistas en un extremo y Por otra parte, para llegar al diagnóstico de autismo desde este
exthdiéndose hasta el niño que más claramente tuviera s61o un tras- discurso, se analizan comportamientos del llamado autista y, tal como
torno del desarrollo del lenguaje receptivo, el decir dónde estaba la
ya lo he planteado, analizan el campo de la conducta huinana que es
línea divisoria necesitaría del juicio de Saloinóii.»"
objeto de estudio de la psicología y no hacen mención a los conceptos
El buscado consenso parece haberse logrado coi1 los DSM que
.de la misma, realizando así, en mi opinión, un salto conceptual no
hace unos momeiitos describía, pero la búsqueda de la generaliwcióii
fundado entre funciones cerebrales y comportamiento. Muchas de
a ultranu ha generado otros excesos, otros efectos que deben anali-
las conductas que se toman desde el discurso de la psicología son con-
zarse detenidamente en las diferencias sobre la determinación de una
sideradas funciones de representación.
causa etiológica, la descripción de síntomas y lo que es un tratamiento.
Tomando los autores más clásicos y10 más actuales que se ocu-
pan de dicho tema, dirk que las funciones de representación suponen
actividad mental. Dichas representaciones desde hace unas tres o
51. Dr. Bishop P.D. Disponible eii: www.jaymugs.demon.co.uk/Bishop.htm.
52. N.Fejerman y otros, op. d.,
p. 15.
(
cuatro décadas, ya no se toman como autónomas en su desarrollo, A partir de los primeros años de la vida, el sujeto no se limita a
sino que se acuerda en que el ambiente tiene en esas funciones un registrar simplemente las sensaciones, ya que desde los inicios perci-
papel preponderante. bimos las cosas más en términos de lo que ellas nos sugieren que en
Antes de realizar un somero análisis de lo afirmado, es necesa- los términos de cómo se presentan ante nosotros.54
rio estipular que representar es la culminación de la posibilidad de He tomado el proceso mental de la ~ r c e p c i ó napercepción,
, que
simbolizar. conlleva el de la representación, despojado de la concepción de nin-
Es la condición necesaria para el inicio del llamado ((pensamiento guna escuela psicológica en particular, con el objeto de librarlo de la
lógico o capacidad intelectual)),el lenguaje, el juego y las relaciones intencionalidad de pertenencia a alguna de ellas.
con el ambiente. Esta posibilidad está articulada a la percepción. e t H. Wallon dan cuenta del proceso descripto
Tanto ~ . ' ~ i a gcomo
La psicología define a la percepción como la acción y efecto de la dentro d~concepcionesacerca de cómo se inicia el mismo formando
aprehensión, en forma directa, de una situación objetiva. Es pues un parte de.1*siquismo del niño. Wallon da cuenta de este proceso inten-
acto intelectual y se diferencia de la sensación, que es u n acto sensible. tando integrar lo orgánico y el ambiente en una dialéctica entrela-
Más exactamente, para la psicología actual, la percepción es la apre- zada, que dio por fruto una concepción de la organización de la per-
hensión directa de una situación objetiva basada en sensaciones y sonalidad que llamó «psicología concreta)). Su lógica estaba basada
acompañada de representaciones y a veces de juicios, formando todo en el materialismo dialéctico, en su objetivo de hallar explicaciones
ello u n acto único cuyo análisis se puede descomponer en partes: materialistas para los inicios del conocimiento o del pensamiento.
Percepción externa o propiamente dicha. Esto es, teniendo en cuenta lo orgánico, pero no dejando de dar una
Percepción interna importancia determinante al ambiente del niño y a lo emocional.
Del mismo modo, Piaget realizó innumerables investigaciones
También se distingue este proceso de percepción de la apercep- acerca de cómo se da el proceso recién descrito, y si bien también le da
ción que es la conciencia de la percepción. a lo biológico una importancia mayor aón que la que le da Wallon, no
Una descripción clásica de la descomposición del proceso es la lo planteó como determinante, sino que llegó a una interpretación del
siguiente: proceso que puede considerarse psico-social, haciendo hincapié en
El sujeto advierte la presencia del objeto. el papel causal de las relaciones de los niños entre sí y con los adultos.
El sujeto reconoce en el objeto una forma definida y precisa que Es decir que el ambiente toma importancia sin subordinarse al mero
«le es conocida». desarrollo orgánico (más bien ocurre lo contrario).
#

El juego -que sirve de determinante para las operaciones diag-


Se reconocen varias maneras bajo las cuales el sujeto pasa de la nósticas del discurso que estamos analizando- no deja de ser una de
primera a la segurida fase, pudiendo darse que el paso sea tan inme- las culminaciorles de ese proceso de re-presentar ya que es esencial-
diato que las dos fases se presenten y aparezcan conlo tina sola. mente un «como si».
El sujeto «comprende» el significado de la cosa; se da cuenta de Corno dicen los niños de corta edad, «es de mentirita)).Es decir que
lo que es.53 el sujeto «sabe» que hay dos escetzas en el juego, entrando y saliendo
El sujeto encuentra el nombre del objeto presentado. con facilidad de las mismass5.Por ejemplo, un niñito que montado a
una escoba juega a que va montado a un caballo muestra la escena
En general, puede decirse que la percepción es el acto de aprehen- que ha armado en tanto «cowboy» o «caballero»y «lo que uno ve»:
der, a través de la experiencia, los objetos, las esencias y las relaciones.
54. La cursiva es mía.
53. Conceptos extraídos de B. Székely, Diccionurio Enciclopédico de la Psique, volu- 55. Se puede ver el co~iceptode «simulacro» y10 de «inetamorfosis» en el libro de H.
men 111, Claridad, Buerios Aires. 1958. Walloil. Del acto u1 pensamiento, Psique, Buenos Aires, 1977.
,
. . . .,
. , un niño con una escoba. Por «comprometido»que esté el niño en su amor o cariñon y en una acepción entre muchas: «afec-
rol de caballero y10 cowboy, si algo le llama la atención o es llamado,
\

.;.j
:l./ . . ción en relación a un achaque»58Fácil es ver que una se refiere al ánimo
; !i inmediatamente «vuelve»a ser «Carlitos»o «Juancito».
y la otra al cuerpo.
f En conclusión y por el momento, ya que estas funciones volve- En el campo de la p ~ i q u i a t r í ase
~ ~dice
, del afecto lo siguiente:
3 rán a tomarse en la parte de desplegar las hipótesis desde el psicoaná- «Reaccionespsíquicas del individuo enfrente de situaciones provo-
.
:f
i
lisis, podemos decir, desde el discurso de la psicología, que son las cadas por la existencia. La afectividad es un fenómeno íntimo pero
i funciones de representación las que organizan la posibilidad del len- también social, de manera que se impone'tanto como fenómeno de
. . I.
'. .: guaje, del jugar, y de la socialización, de las cuales se desprende la la *.sicología pura como de la social. Las emociones representan los
;i
posibilidad de memorizar, etc. El proceso de este «desarrollo»está grandes caminos de la vida afectiva.))
' ' i dado para el niño que podríamos llamar «estándar»,«ideal»,sin lesio-
I I
Finalfnente, en el Diccionario Enciclopédico de Psicología, de Székely
nes neurológicas, sin secuelas de la desnutrición, el abarldono y10 el se sostjknk que: «El afecto es más bien un estímulo del sentimiento
11
maltrato social, sin tener en cuenta lo emocional y10 lo subjetivo que que una concepción intelectualn. Otros autores a los que acude Székely
en algunos casos podría entorpecerlo y que, en todos, le presta la sin- lo describen como la ((tonalidaddel sentimiento»,((acompañamiento
. . gularidad que hace diferente a cada niño.
s .
placentero o doloroso de una idea o de una representación mental)),
l. . , <
j Concluyo, también momentáneamente,que para que este proceso diferenciándolo de la emoción. Al autor le parece como más acabada
. :1 se cumpla es necesario el ambiente, es decir, otro diferente del niño, la concepción que da Mac-Dugall, quien define al afecto como «un
, . '
que cumple un papel preponderante -cuando no deterininante- sistema organizado de tendencias emocionales alrededor de algún
en este ((desarrollo)). objeto» y «que las emociones primarias tienen por eje las predisposi-
He descrito como se ha utilizado el afecto como variable de aná- ciones instintivas».
iisis diagnóstica del autismo infantil en :i discurso de la neurología Estos antecedentes clásicos del concepto de afecto nos lo mues-
que estamos considerando. También he de referirme a éste desde las tran como un producto en el que interviene el psiquismo pero tam-
concepciones del psicoanálisis. En tanto, veamos qué se quiere decir con bién el cuerpo, ya que se habla de afecciones y de predisposiciones
reacciones afectivas o ansiosas o de temores cuando de autistas se trata. instintivas.
Cito: «la insistencia en la repetición y una marcada dificultad para Finalmente, desde el psicoanálisis se indica que:
cambiar de actividad; se desconoce si estas son manifestaciones de
a5siedad»56,y también: «pueden negarse a dormir solos o insistir en «El concepto está tomado de la psicología alemana y
hacerlo en la cama de sus padres, con frecuencia se atribuyen estos designa todo estado afectivo, penoso o agradable, vago
trastornos a la ansiedad o al temor» ". También se habla de la ({labili- o preciso, ya se presente en forma de una descarga
dad» del afecto, cuando se describe el sistema inotor en el autista desde masiva, ya como una tonalidad general (. ..). Según
el discurso nlédico. Freud, toda pulsión se manifiesta en dos registros: el
Siguiendo el mismo procedimiento de análisis q u e utilicé para del afecto y el de la representación. Siendo el afecto la
el tema de la percepción, procederé a considerar el afecto. Aun en la expresión cualitativa de la cantidad de energía pulsio-
descripción más aséptica, se confunden el concepto de afecto y el de nal y de sus variaciones.»60
emoción. Confusión que se da tanto en nuestra lengua como en las
consideracionesde la psicología y10 de la psiquiatría. En nuestra len- 58. Diccionario Enciclopédico, tomo 1, AICOF. Vox, Bibliograf. Dto. Editorial, Bar-
gua, aparece el afecto como ((cualesquierade las pasiones del ánimo, celona, 1977.
59. A. Merani, Diccionario de Psicología y Psiquiatría Infantil, Grijalbo, Buenos Aires,
1983.
56. Referencia a la descripción del cuadro que hace el discurso médico
60. J. Laplanche y J.-B.Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Labor, Barcelona, 1977.
57. H. Wallon, op. cit.
Como somera conclusi6n, s610 diré que adjudicarle afecto al «ilmporta realmente qué etiqueta le ponemos a un niño?
autkta sin especificar cómo se conceptualiza el término es, por lo Con toda seguridad, lo importante es identificar los pro-
menos, simplista. Lo mismo podría decirse del concepto de ansiedad. blemas y trabajar para solucionarlos. Antes de analizar
En cuanto a la descripción que se hace del lenguaje de un autista6', varias categorías diagnósticas, es necesario responder a
coincidimos con la misma, lo mismo cabe para lo que se dice de la estas preguntas y dar alguna juqificación del por qué
«memoria»,y volvemos a coincidir cuando se dice que «No com- usar etiquetas. Ha habido muchas críticas sobre el
prende nada de lo que está diciendo)). "modelo médico" de aproximaci6n a los trastornos del
Variables tales como la «atención»y las condiciones del sistema desarrollo, considerándoloinútil en el mejor de los casos
motor constituyen casi un desafío que, a ambos discursos - e l que pri- y contraproducente en el peor. Una vez que le ponemos
vilegia lo subjetivo y el que privilegia lo biológice, nos o k e el autista. upetiqueta a un niño, tendremos probablemente ex-
Pero este último se convierte en un verdadero atolladero si se afirma,
, : -
'pedativas pree~tablecidas~~ y podemos olvidar su indi-
por un lado, que su origen es una afección de alguna parte del cerebro, vidualidad. Además, podemos considerar que la etiqueta
y por otro, que aparece el desarrollo de la locomoción y la prensión fina es una explicación.64Una vez que hemos decidido que la
con una evolución más que excelente en la mayoría de los casos. etiqueta de "autista" se aplica a christopherP5 porque
Aún invocando al mismo H. Wallon, neurólogo, ya tenemos tiene problemas para relacionarse con los demás, nos
argumentos para pensar que la subjetividad «moldea»la función del encontramos a nosotros mismos diciendo: "Christopher
«mapa orgánico)),un argumento del cual también se sirven actual- no se puede relacionar con los demás porque es autista".
mente conocidos neurocientistas. Estos mismos argumentos teóricos Sin embargo, aunque estos inconvenientes sean reales,
pueden explicar la hipotonía que a veces exhiben alguios autistas. el abandono de la utilización del diagnóstico supondría
Se dice también que, para algunos delos trastornos motores que una serie de peligros. Sin diagnóstico no podemos gene-
a veces presentan, se ha llegado a pensar en diplegias, pero hasta hoy ralizar a partir de la experiencia pasada para planificar
nada se ha podido demostrar por ese camino. un tratamiento o dar un pronóstico. Esto se ilustra bien
La variedad de conceptos para la sintomatología, las discrepancias en un relato presentado en Hansard hace pocos años,
para generalizar los modos de presentación del llamado «autismo»,que un Miembro del Parlamento, que intentaba presionar
se explicitaron al comienzo de este libro, me parece que, justamente, nos para obtener más ayuda especial para los niños con difi-
inQican como conveniente utilizar uno de los postulados de la clínica cultades de lectura, preguntó a los poderes relacionados
del psicoanálisis: el caso por caso. Si cada autor presenta «loque vio», con este tema cuántos niños eran disléxicos en su región.
es porque así se presentó el niño que trató, mostrándole, lógicamente "No creemos en las etiquetas para los niños, por lo tanto
sin querer, la singularidad de cada sujeto de la especie humana, aún en no registramos estos datos'' fue la respuesta que obtuvo.
este cuadro tan enigmático. Por otro lado, este hecho muestra también Las categorías diagnósticas proporcionan asimismo una
nuevamente que, cuando de las modalidades del hombre se trata, las Ua- estructura para reunir información en un entorno clí-
madas ciencias de «evidencia»,pierden su «objeto de estudio)). nico y son vitales si queremos investigar las causas pro-
Al respecto me parece atinado transcribir lo que afirma el Dr. bables y los medios apropiados para tratar los distintos
~ishop~':
63. La cursiva es mía. ,
61. Consignado en L. Kanner, op. cit., p. 17. 64. Bien puede ser el caso de ciertas opiniones cerradas a cualquier discurso que no
62. Dr. Bishop, OPSI: Comunicación, pp. 28 y 30. Citas 38 y 48. Disponible en: sea el propio que suelen tener sus exponentes en cualquier disciplina.
www.jaymugs.demon.co.uk/bishop.htm. 65. Cristopher: nombre del niño que el Dr. Bishop presenta en su comunicación de
p. 23, donde coinciden la primera descripción del Prof. Dr. Leo Kanner y el Prof.
Dr. Bishop.
trastornos.Esto no quiere decir que debamos adoptar señalar que ya comenzaba a escribir un modelo de la organización
una aproximaci6n no critica a las etiquetas que actual- subjetiva. Hay un cambio o salto que Freud da desde su saber de neu-
mente se usan. Debemos considerarlos como un modo rologo a creador del discurso del psicoanhlisis.
útil de resumir información, pero tenemos que estar Justamente en ese salto aparece el concepto de pulsión. Freud
alerta frente a la posibilidad de mejorarlos. Argumentaré había partido del concepto de ~cantidaqnal hablar de energía, pero
que en el caso de trastornoscomo el Autismo, puede que cuando Ilega a explicarse los mecanismo{ de las neurosis tiene la certi-
sea necesario alejarsede una aproximación estrictamente dumbre de apoder penetrar de golpe desde Ios detalles de las neuro-
categhrica basada en el'SÍmdrorne. Por Ú i t h , debernos sis hasta las condiciones mismas de la consciencia (. ..) los engranajes
estar en guardia frente a los diagnósticos como concre- ajustaban a la perfección y el conjunto semejaba una máquina que de
ci6n de los trastornos y no tratarlos como conceptos un instanteal otro podríase echar a andar sola»". Esto decía cuando
explicatorios.~ comeka6a 'a conceptualizar sobre su hipbtesis de organización de1
aparato iieuronal en una carta dirigida a Fliess, cuando desarrollaba
Tanto desde la docencia como en práctica clínica en institucio- el «Proyecto de una Psicología para neur610~osi>~~.
nes públicas, he tratado, justamente, que las etiquetas que señala el Hoy diría que, efectivamente, la amáquinaa de la que hablaba
Dr. Bishop y10 los mismos Nomeiicladores.nos den la referencia aco- andará sola», pero si otro la pone en funcionamiento. Mi intento
tada a solucionar problemas de presupuestos económicos para la es ver c6mo los dos discursos, biolbgico-químico y subjetivo, mar-
salud, juicios, modos de encarar la problemática de un niño, etc. chan cada uno en su ruta, pero en algún momento se trenzan y uno
Precisamente, encarar la problemática de los niños llamados se pierde en el otro, justamente el momento en que la wbestia deja al
aautistasw y muchas otras patologias exige la convocatoria a-distintas
disciplinas de la salud mental. Cuando Freud hablaba de su máquina a Fliess, buscaba, como
Pero la in tenciún generalizadora, como único recurso, trae como estudioso hecho en la escuela hicalista de Helrnholtz, explicar la con-
peligro que el sujeto, con sus singularidades, quede oculto y 5610 sea un ducta humana en términos fisico-quimicos.Pero, entre esta máquina
objeto de y en la mirada de un técnico. y La interpretacidn de los suef~os'~,hay un acontecimiento fundante:
Esto se torna mAs peligroso en una patologia como la que estoy el autoanálisis de Freud. Pareciera que este hecho produce un corte,
considerando. Es por ello que me parece esencial la interdisciplina que también es epistemológico, en el pensamiento científico freu-
comg instrumento y la concepción de sujeto desde 10s postulados del diano, porque es a partir de alli que lo neurológico pasard a estar rele-
psicoanálisis para considerar cualquier intervención. gado y Freud comenzará a organizar un mundo teórico que ya no
Antes de pasar a coiisiderar las hipótesis desde el discurso del psi- perteneceri a la neurologia. Ambos mundos -neurobgico y s u b j e t i v e
coanálisis, expoi~dréalgunas consideraciones de las Ilamüdas {íileu- coexisten, pero uno debe permanecer perdido y silencioso. La máquina,
rociencias~b6 que por un lado sirveii de apoyo a la riecesariedad de la la bestia, son silenciados para que advengari la vida fantasmhtica,
interdisciplina y por otro a plantear cómo se articulan ambas estruc- los sueños, los recuerdos, la metáfora. Entonces el cuerpo ya n o es
turas: la biol6gica y la subjetiva.
Sabemos que Freud, buscando explicaciones para la etiología de las 67.Carta de S. Freud a W. Flim del 20 de Octubre de 1895 (No 32), en S. Freud, Obras
histerias, concluye con su tesis de lo que Uamb un «Aparato psíquico*. Coaipletas, tomo 111, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, p. 3522.
Respecto de las tesis freudianas con respecto a la pulsión, teniendo 68.S. Freud, proyecto de una Psicologia para neurblogosii, obra del año 1895,
tomo 1. p. 209.
ya bastante elaborada su idea de «Aparato psíquicon, correspondería 69. G.Annoni, *Donde el hombre de la bestia se separa., presentado en la Reuni6n
Lacanoamericana de Recife, Brasil, 2001.
66. Me referir6 fundamentalmente al pensamiento del Dr. J. Moizeszowicz. 70.S. Freud, La iriterpretaci6n delos suerios, obra del año 1900, tomo 1, p. 343.
organismo sino símbolo7'. En ese corte se constituye lo erógeno y su A este principio del funcionamiento lo llamó ((Principiode Inercia,
red, tal «la laminilla))lacaniana, que se extenderá cual tejido virtual lo cual precisaba el sentido económico del funcionamiento psíquico.
como el dibujo de otro mapa del cuerpo y que hará perder los con- En Más allá del Principio del ~ l a c e r ' ~toma
, el concepto de Nirvana de
tornos del mapa material de lo biológico. la filosofía hindú, utilizado por Bárbara Low como metáfora. Este
Para Freud, el estímulo en la materia viva producía significacio- concepto implicaba una tendencia a la reducción de la excitación y a
nes en lo que llama esencia de la pulsión: la decantación de la necesi- la supresión de la excitación interna, ampliándose con ello la ambi-
dad en pulsión72.Analicemos el término «decantación»,tratando de güedad entre ((Principiode Constancia))y*«Tendenciaal punto cero».
que la traducción del alemán sea la más adecuada. Veamos entonces: En la obra Tres ensayospara una teoría sexual 76, de 1905, dirá que
decantación, en alemán73Schlammen, significa ((lavar,limpiar, agre- un estado de-no excitación es un objetivo de restitución, lo que dará
gar». Pero también decantación puede ser Abklaren, que significa origen a la-segundateoría de las pulsiones, tal que la meta del aparato
«barrer, clarificar)). psíquicó iisüstituir la sensación de excitación por un apaciguamiento
Observemos que lo barrido, aclarado, limpiado, sufre un cambio, de la misma, si bien esto ya lo venía trabajando desde las primeras
pero con la característica siguiente: siendo lo mismo, ya no es igual. teorías sobre la pulsión.
Si tomamos el concepto de «decantar» en español, significa tras- Volviendo a los inicios del concepto, diremos con Freud que los
vasar de una vasija a otra. Es la misma sustancia, pero ha cambiado de estímulos van a plantearle al SNC exigencias; lo obligaran a activida-
lugar, es y no es la misma. Está en otro lugar. des cada vez más complejas.
En cualquiera de las acepciones que estoy usando, «decantar» es Si bien esta afirmación freudiana es de comienzos del sigio XX,
verbo. Pongo como hipótesis que esta acción de cambio, trasvasar de ahora la mantiene la actual n e u r ~ c i e n c i acuando
~ ~ , en sus conceptos
una vasija a otra, necesita de alguien que la ejerza74. acepta que la realidad orgánica va dando lugar al orden del deseo y al
Para fundamentar esta hipótesis, me valgo de los conceptos que mapa erógeno como dijimos. Es este último, el deseo, el que pone a
vierte Freud en el ensayo «Pulsionesy destinos de pulsión~ya citado. funcionar el circuito de lo representacional. En el síntoma conversivo
Ailí dice que, antes de que la necesidad decante en pulsión, la sustan- estudiado por Freud en su búsqueda de una causa para la histeria,
cia viva capaz de ser estimulada y dotada de energía circulante, tra- encuentra cómo la escenificación neurótica recubre lo biológico es decir
baja sobre las leyes o principios que organizan la actividad de dicha como el síntoma somático típico de la histeria es un recubrimiento
sustancia, a la que toma ya como Sistema Nervioso Central (SNC) y10 de lo subjetivo.
como Real Ich: «yo real» del recién nacido. En esa máquina que debió perderse para que nazca lo subjetivo,
En el ((Proyectode una Psicología para neurólogos»,dirá que las Freud plantea dos ideas rectoras: 1) concebir lo que diferencia la activi-
neuronas tienden a evacuar las cantidades de energía. dad del he reposo como una q (cantidad) sometida a la ley general del
movimiento y 2) suponer como partículas materiales a las neuronas.
71. J . y M. Moizeszowicz, psiquiatra freudiano y miembro de la Fundación de Casi diez años después, con Freud ya enteramente psicoanalista,
Docencia e Iiivestigación Psicofar~nacológica.J. y M. Moizeszowicz, Psicofarma- habiendo dejado de lado estas teorizaciones, Camilo Golgi y Santiago
cología y rincónfieudiano-Teoría y clínica de un abordaje interdisciplinario, Paidós,
Barcelona, 2000, p. 26.
Ramón y Caja1ganan el Premio Nobel confirmando que, ciertamente,
72. S. Freud, ~Pulsionesy destinos de pulsión)),en Obras Completas, tomo XIV, las neuronas mantienen una individualidad que pueden recibir y
Amorrortu, Buenos Aires, 1990, p. 116.
73. E. Ma. Amador. Diccionario Manual Alerndn-Español. Madrid, 1965. 75. S. Freud, «Más allá del principio del placer», publicado por primera vez 1920, en
74. Hipótesis que presenté en la ponencia: i«Autisrno,Psicosis.. . o mejor enigma?)), Obras Completas, tomo XVIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 1 .
expuesta en las Jornadaselanfranco Ciampi)) organizadas por la Cátedra de 76. S. Freud, «Tres ensayos para una teoría sexual)),en Obras Completas, tomo VII,
Psiquiatría Niños de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Amorrortu, Buenos Aires, 1993, p. 109.
de Rosario, 7 de Diciembre de 1997. 77. J. y M. Moizeszowicz,Psicofarmacología y territoriofreudiano. Teoríay clínica de un
abordaje interdisciplinario, Paidós, Buenos Aires, 2000, p. 27.
procesar la información, conectarse entre sí y emitir una respuesta de consecuencia de su trabazbn con lo corporal. Los estímulos prove-
manera única, contradictoria, transitoria o permanente.78 nientes de la pulsión van a plantearle al SNC exigencias mucho mas
Para Freud, el organismo tiene como principal objetivo prote- elevadas que los estímulos externos, ellos son los genuinos motores
gerse de las invasiones cuantitativas. Con respedo a lo cualitativo, decía que han elevado el progreso del mismo.
que estaba determinadopor una frecuencia particular del movimiento Freud introdujo un postulado que n~siempre mereció una lec-
neuronal que no era homólogo al estímulo, pero que mantenía con tura detenida por parte de sus primeros seGidores: la existencia de una
él una cierta relación que por ese entonces aún no había encontrado. conciencia originaria o primaria, pero que no es aún un sistema del lla-
La cantidad, que para Freud recorría la neurona y pasaba de una mado aparato psíquico; ella sería un derivado de la percepción como
a otra tal como luego lo confirmaron los ganadores del Nobel y tal fenómeno dela organización del sistema nervioso y luego se origina-
como lo dice hoy la neurociencia, es un concepto que, podría decirse, ría otra copsencia como derivación de ciertas huellas mnémicas o del
sufrió más profundizaciones que cambios. ((esfuerz'bpbAxpresar un pensamientov. Este sistema sensorial, cons-
Freud hará una acotación con respecto al pasaje de la energía: dirá ciencia, es anterior a lo psíquico, esta «sensoria» nos da la primera
que el desplazamiento de la energía psíquica se hará a lo largo de las situación de calidad que son las sensaciones de «algo otro)), dentro de
vías asociativas, pero que no quiere malos entendidos: aclara que de una gran diversidad de estímulos; estas sensaciones están adscriptas
ningún modo está suponiendo que dichos caminos sean los sistemas a un tercer tipo de neuronas omega (o). Sus estados de excitación dan
celulares de las neuronas y que aún en esos tiempos (1905) no se conoce por resultado el primer orden de excitación. Así, adscribe a esta llamada
como pueden figurarse esos caminos. conciencia dos tipos de contenidos: el primero corresponde a las sen-
Freud está frente a su caja negra: funcionamiento neuronal y es- saciones de placer y displacer (placer y displacer que corresponden
tructura subjetiva. «Caja negra» que siguió sus derroteros en muchas al orden de los afectos) -y vemos que esto es como dice Lacan en el
ciencias (medicina, psicología) a lo largo del siglo XX. Seminario de «La angustia)):es en el cuerpo, en el sentido de lo que lo
Pero es Freud quien da un estatuto de seria hipótesis a la configu- afecta-; el segundo tipo de contenidos correspondería a la serie de
ración de ambos caminosy a cómo se hace el empalme entre uno y otro, cualidades sensibles, en cuanto a lo que se percibe. Para esta conciencia
es decir, cómo se realiza la transformación entre cantidad y calidad. primaria freudiana, existirían entonces dos situaciones externas o dos
O sea, cómo se efectúa la decantación de necesidad a pulsión. exterioridades: la del cuerpo en cuanto a sus procesos somáticos y la
Contemporáneos epistemólogos de las neurociencias dicen que del mundo externo.
el cerebro humano, en su arquitectura tiene dispositivos para mudar Las sensacionesde placer y displacer se vinculan con los montantes,
la cantidad en cualidad, con lo cual aparece triunfante otra vez el viejo que son del orden de la energía. El displacer implica el aumento de
principio de los primeros estudios freudianos sobre la tendencia origi- dicho monto en la neurona impasadera p ~ ipero ' ~ que determina la sen-
naria del SNC acerca del apartamiento de la cantidad. sación en las neuronas de percepción omega; el placer sería la condi-
El «nudo»de pasar de un estado a otro, el que algo cambie pero ción de la descarga.
continúe corno siendo lo mismo, con lo cual jugué al hablar de los dis- En cuanto a la clínica que me ocupa, pienso si este placer primero
tintos significados de decantar, está dado por el concepto depulsión. de la descarga sensoria, en los inicios de la diferenciación neta del
Freud la define como el concepto fronterizo entre lo anímico y cambio de cantidad a calidad, n o es el que comanda algunas de las
lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que actividades corporales de niños llamados autistas, tales como oler,
provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una tocar, «atender»objetos en movimiento y manipulaciones varias. Algo
medida de la exigencia del trabajo que es impuesto a lo anímico a así como un placer de descarga en este tiempo del funcionamiento de

78. J. y M. Moizeszowicz,op. cit., pp. 28-29. 79. Alusión a las neuronas que, según Freud, no dejaban pasar energía. Las enumeró
según su función con letras griegas.
esta consciencia originaria freudiana, previa a la constitución de la el ((sentimientode sí». Se sostiene que para que este sentimiento se
subjetividad. constituya, matiz afectivo del proceso, es necesaria la de
La neurociencia actuals0plantea que la transformación del orden la empatía, ternura y /o amor de quienes están a cargo del bebé.
cuantitativo en cualitativo es consecuencia de varios procesos. La presencia de este interlocutor recibe las expresiones de lo cuan-
El autor que vengo citando, Julio Moizeszowicz, consigna en pri- titativo del sistema pre-psíquico del bebsy da a las mismas el soporte
mer lugar, que existe una pantalla protectora para que los estímulos cualitativo realizando, además, una devoliición invertida de las mismas
externos no perturben el sistema neuronal, esta acción permitiría que (reverie).Este es un proceso imprescindhle para que el bebé pueda
la atención se dirija hacia lo que podría llamarse ((interioridad)). crear esa convicción con respecto a su existencia propia. Es lo que desde
Aclarando este concepto, cita a David ~aldavsky",para quien el psicoanálisis decimos cuando el niño sabe que él es él.
la función de esta pantalla protectora sería la condición para sobrein- Tanto ~oizeszowiczcomo Maldavsky atribuyen a la disminución
vestir el inundo pulsional, pero supone la existencia de dos pantallas de lo cúaktititivo en el aparato psíquico -mediando los procesos
protectoras necesarias para la formación anírnica que para este discurso que recién describía- la organizaci6n de las cualidades sensibles,fun-
es el afecto. damentalmente la percepción.
Una de estas pantallas sería de carácter químico, y su función se Además, mediando la función materna, la disminución cuantita-
ejercería ante ciertas sustancias que trabajan desde el interior del orga- tiva es cada vez menor, no tanto ya por descarga sino por los efectos
nismo. Son las que estarían ligadas a las defensas inmunitarias. Habría de la complejidad creciente de la función del aparato psíquico en estos
otra que ejercería una desafectivización funcional que, a su vez, servi- tiempos iniciales de su organización, que ya intenta dominar lo trau-
ría de freno a la intrusión afectiva. mático en tanto incremento excitatorio a través de ligaduras.
Si ocurre que no existan estas pantallas de protección el primer Con la lectura de estos conceptos, asistimos a la comprensión de
efecto, sería la imposibilidad de la reducción cuantitativa. Esta reduc- conceptos fieudianos sobre la organización del aparato psíquico desde
ción cuantitativa es imprescindiblepara el comienzo del matiz afectivo. otro lugar que el del psicoanálisis.
Si no se diera esta reducción de lo cuantitativo, se perpetuaría el Desde este discurso de las neurociencias tomando conceptos freu-
principio de inercia, por lo cual se degradaría la energía pulsional, dianos se afirma que lo cuantitativo perdura a lo largo de la vida y su
quedando como resultado una función del aparato reducida a la trans- transformación en cualitativo es a través del trabajo del aparato psí-
misión química y eléctrica. Se prolongaría en una continuidad este quico, sin que haya nunca una cualificación completa.
estado que sitúa Moizeszowicz como «pre-psíq~i~o»82. Moizeszowicz plantea una semejanza entre la necesidad de liga-
La segunda pantalla protectora que enuncia Maldavsky corres- duras psíquicas en lo cualitativo (para nosotros subjetivo) y la tarea
pondería a la función del contexto del bebé y el vínculo primario madre- incesante e indeclinable que tiene también el aparato neuronal de
niño. Ambos: contexto y este vínculo primario, son los encargados de crear continuamente intersinapsis respondiendo a un programa pre-
desplegar la tra~~sformación de cantidad en cualidad oficiando de diseñado.
segunda pantalla protectora del aparato. Los primeros esquemas freudianos de las transcripciones que apa-
Para estos autores que estoy considerando, en el enlace entre el recen en la Carta 52 a Fliess hoy son explicados por las neurociencias:
contexto y el carácter del vínculo primario madre-niño se origina las neuronas phi (N) son retenedoras de cantidad y alterables por el
decurso de la excitación. Esta alteración constituye la memoria, que
80. J. y M. Moizeszowicz, op. cit., p. 65. implica inscripciones en lo inconsciente, que a su vez hacen tope a la
81. D. Maldavsky, Teoría y clínica de los procesos tóxicos, adicciones y afecciones circulacibn cuantitativa. El modelo neuronal que hoy tiene vigencia
psicosomáticas, epilepsias, Arnorrortu, Buenos Aires, 1992. Citado por J. y M.
Moizeszowicz, op. cit.
82. J. y M. Moizeszowicz, op cit., p. 65. 83. La cursiva es mía.
transita el camino a la representación, es decir debe dar los pasos ope- la sola representación de un contenido que pueda remitir a algo olvi-
rativo~para que este mapa obre en silencio. El pasaje, puesto por Freud dado traumático provoca el funcionamiento del «encendido» de esta
casi míticamente en la vivencia que llamó de satisfacción, cobra igual actividad córtico-lím bita?'
vigencia que el concepto de energía en las actuales neurociencias. Al recurrir a Freud y en el terreno de la representación, vemos que
Aparece en ellas el viejo principio de los primeros estudios freu- ella, ya en el puro terreno subjetivo, provoqa un cambio en la organi-
dianos sobre la tendencia originaria del SNC acerca del apartamiento zación de los mismos transmisores que p o n ~ nen funcionamiento una
de la cantidad. actividad neuroquímica cerebral.
Al respecto, por ejemplo, en los mecanismos de neuroaprendi- Moizeszowicz se pregunta hasta dónde puede considerarse a la
zaje existe el concepto de kindling que se traduce como encendido. subjetividad materna como el factor coadyuvante con relación a esta
El kindling es una de las formas de actividad córtico-límbica. Esta acti- actividad neuroquímica de producir cambios y modificaciones en
vidad córtico-límbica puede ser inhibida por los psicofármacos lla- la estructit&cidn de las funciones apasaderas» (phi)e xirnpasaderas>>.
mados tranquilizantes y los llamados anti-convulsivantes. El efecto Es decir que lo que sostenemos desde el psicoanálisis, que la estruc-
contrario, es decir, provocar su «encendido»,lo hacen los estimulan- tura subjetiva depende de la función del otro en función materna,
tes químicos tales como el alcohol, la cocaína, las anfetaminas y.. . también es constituyente de la estructura química y cerebral para las
psíquicos84.Explica esto diciendo que recientemente se ha establecido actuales neurociencias.
que los componentes condicionados de la sensibilización o kindling Desde las mismas Kreisler, Fain y Soulé se señala que los signos
se relacionan con un aumento de la liberación de dopamina8' en el y señales recibidos por el bebé durante los primeros meses de la vida
núcleo a c ~ u m b e n sPone
~ ~ . como ejemplo lo siguiente: «La exposición son informaciones que tienen en ese momento carácter neurofisioló-
repetida y subsecuente a factores estresantes incrementa la función gico, pero que, de todas formas, en la situación madre-niño, no se puede
dopaminérgica*,y también que las crisis de o depresivas facili- colocar en términos excluyentes lo neuro-químico-fisiol6gico y las
tan descargas del sistema límbico a través de estas crisis emocionales operaciones subjetivas, ya que quien ejerce la función materna toma,
casi a la manera de descarga motora, que son la expresión de las con- en sutil percepción, las «señales»del bebé, reaccionando de manera
vulsiones de las epilepsias. Cuando sucede la convulsión, cada neurona singular ya que el bebé per se no intenta comunicar nada, ni dar señal
se descarga eléctricamente y puede «reclutar»a otras para que «apren- alguna. Es la madre quien le da connotación de mensaje a estas señales.
dan» a hacerlo de la misma manera. Un fenómeno similar ocurre en La madre ocupa aquí, para los cientistas que estoy comentando,
el kindligg. En algunas neuronas tienen lugar descargas emocionales «ellugar de pantalla protectora y al mismo tiempo presta su aparato
mínimas, pero que en la medida que se propagan a otras áreas son de psíquico para la tramitación de las excitaciones. Préstamo que pon-
mayor intensidad y inasividad por lo cual se le atribuye a este fenómeno drá en juego la particular estructuración subjetiva que la madre porta,
de kiridling la posibilidad de que miedos y fobias menores y10 depre- creando efectos tanto en la posibilidad cualitatoria de su hijo como
siones aparezcan al cabo del tiempo con manifestaciones clínicas de en la única e irrepetible configuración que adquieran los procesos que
mayor intensidad. se cualifiquen»89
Tanto es así que, recurriendo a los conceptos que Freud expresa en Y aquí coincidimos cuando, desde el psicoanálisis, decimos que
el texto «Inhibición, síntoma y angustia)),Moizeszowicz afirma que la funcibn materna inviste libidinalmente al bebé y es por ello que se
le hace un lugar en la cadena de significantes.
84. J. y M. Moizeszowicz, op, cit., p. 76.
85. Ibíd., p. 37.La dopamina forma parte, junto con la adrenalina y la noradrenalina 87. J. y M. Moizeszowicz, op. cit., pp. 75 y 76. La cursiva es mía.
de las llamadas «catecolaminas»que se originan en los aminoácidos y estaría rela- 88. Ibíd., p. 80.
cionada, para este discurso, con las reacciones de alarma, adaptación e inhibición. 89. Ibíd., p. 83.
86. Núcleo visible en el cuerpo estriado derecho de los núcleos de la base del cerebro.
Porque la operatoria exitosa partirá de la castración de la madre, Conferencia 25 sobre la angustia: «El enorme incremento de los estí-
del lugar que, a su vez, le dé al padre como facilitador de la ((Metáfora mulos, sobrevenidoal interrumpirse la renovación de la sangre (la res-
Paterna)). Instancias claves de lugares ocupados según los puntos de piración interna) fue en un momento la causa de la vivencia de angus-
anclajes de la pulsión y sus objetos. Es esta operatoria la que cambiaría tia; por tanto, la primera angustia fue una angustia tóxica. El nombre
este pasaje de cuantitativo a cualitativo. de angustia (angostamiento) destaca el.yasgo de la falta de aliento,
La función materna tomada como «estímulo»,al estar vehiculi- que en ese momento, fue consecuencia ge la situación real y hoy se
zando la libido hacia su hijo, produce una excitación tal que se dife- reproduce casi regularmente en el afecto»?'En el ensayo ((Inhibición,
rencia de todas las excitaciones externas que recibe la ((sustanciaviva» síntoma y angustiag3dirá que el peligro del nacimiento aún no tiene
humana; la pulsión hace que sea diferente, porque no actúa como una contenido psfquico.
fuerza de impacto transitorio, sino que lo hace como una fuerza cons- Desde ese punto de vista freudiano tomado por la neurociencia
tante que marca la paradoja de la imposibilidad de «satisfacer»la pul- actual, i ~ r k k p e nuna enorme cantidad de estímulos excitatorios del
sión y de volver al nivel cero de la actividad del SNC. SNC que no tienen contenido psíquico, irrupción que puede situarse
La constancia de la pulsión que Freud ilamó «devida» se opondrá entre el momento del nacimiento y la tensión de necesidad que no
a esa meta ideal de restitución del nivel cero. Pondrá en marcha el tienen en consecuencia representación, lo cual le da a la angustia el
motor en excitaciones óptimas realizando el dicho del deseo materno: carácter de tóxica.
«que viva)),«queesté enterito)),«que sea saniton. Este carácter tóxico de la angustia es la característica que toman las
Corno vemos, la cuestión de la pulsión está indefectiblemente arti- neurociencias para explicar, además, una serie de situaciones clínicas.
culada a la constitución del sujeto en la concepción del psicoanálisis. Empezando por el bebé «normal»,dirán que el recién nacido no puede
He tomado a lo largo de esta exposición lo que podría constituir regular gran parte de los estímulos que recibe, es la madre la que regula
el paso de lo que se llamó <tnecesidad»a &sión y las primeras defi- las experiencias del bebé (como se ha visto), de manera tal que el SNC
niciones con respecto al concepto retomadas por la neurociencias puede encontrar la homeostasis de los estímulos que recibe y que aún
actuales. no codifica en términos de representación.
Con respecto al concepto de pulsión, se tratará de mostrar su Según las hipótesis freudianas del ((Proyecto... cantidades de
función en el armado del llamado «aparato psíquico)) y en lo que energía recorren el cuerpo de lo que más tarde será un sujeto. Esas canti-
entendemos son las operatorias de lo que llamamos estructura de la dades «seacomodan))según el ritmo que la función materna les va dando.
subjetividad. Pero para el tema que nos viene ocupando es importante Al respecto, René S p i t ya~ ~definía
~ por la década del sesenta las
detenernos sobre los conceptos de angustia y de afecto tal como los categorías de signos y señales recibidas por el niño durante los pri-
describiera Freud y como los toman las neurociencias. meros meses de vida: equilibrio, tensiones musculares y de otra índole,
EII 1925~',Freud plantea que ya en el nacimiento se producen posturas, temperatura, vibraciones, contactos, ritmos, gama tonal, etc.
sensaciones displacenteras, mociones9'de descarga y sensaciones cor- Es la acomodación de todos estos signos y señales en representacio-
porales. En el psicoanálisis, durante largo tiempo estas sensaciones fue- nes que organizarán lo que Freud liainó ((Aparatopsíquico))y que, en su
ron el modelo para los efectos de peligro, el que luego se asimiló al momento, veremos también cómo se constituyen en lo que llamamos
concepto de angustia. Textualmente, Freud indica en un pasaje de la ((estructurasubjetiva)),que sería la culminación de la organización de
los «estímulos desconocidos» y10 sin representación que fundaban
90. S. Freud, ((ConferenciaNO25», escrita en 1925, en Obras Completas, tomo 11,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, p. 2369.
92. S. Freud, Inhibición, síntoma y angustia, Conferencia 25.
91. S. Freud, en «Proyecto de una Psicología para neurólogos», usa el concepto como
93. S. Freud, op. cit., tomo 111.
estímulo endúgeno y luego, en 1915, en la obra «Pulsionesy destinos de pulsióii»,
94. S. Freud, op. cit., tomo 1.
lo utiliza en su expresión dinámica.
95. R. Spitz, Del nacimiento a la palabra. El primer año de vida, Puf, Paris, 1970.
antes de ello la sensación de angustia tóxica como efecto de «algo Pero el psicoanálisis, en nuestro país, es rico en producción en el
I extraÍío» en las señales y situaciones de lo biológico, organización sub- campo del tratamiento de la psicosis y el autismo infantil.
!
1
jetiva que hemos dicho teje una red, dejando al mapa del cuerpo en por esta razón, en el transcurso de este trabajo voy a basarme en
lo oculto y desconocido, tal como debe ser en el sujeto que llamamos la ubicación teórica sobre el tema que tiene E. Coriat y también en
«normal». conceptos que sostiene H. ~anlqlevich~'.
También me han guiado, en esta clínica, los conceptos de Alfredo
~ e r u s a l i n s al
k ~punto
~ ~ que fueron en parte sus conceptos de esta clí-
Situación actual de la patología nica los que fundamentaron el Programa de la Cátedra de Psiquiatría
desde el discurso del psicoanálisis Niños de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosa-
rio, de la cual fui Profesora Titular Ordinaria por el año 1989.
Desde el psicoanálisis han prestado su atención al autismo infantil Esios &&nos psicoanalistas que he nombrado tienen afinidad con
-insistiendo en los factores psíquicos para producirlo- conocidos mi trabajo, justamente, por la experiencia de una clínica del psicoaná-
psicoanalistas, como Donald Winnicott, inspirados en la enseñanza lisis en lo institucional. Quiero destacar que, sin embargo, este hecho
tanto de Sigmund Freud como de Melanie Klein. n o cambia la conceptualización del discurso del psicoanálisis; pero la
Dentro de ese campo, se encuentran Donald Meltzer, Herbert práctica en la Institución lo pone siempre a prueba.
Rosemberg, F. Tustin, etc. Digo esto porque la complejidad del trabajo con otros, trabajar en
Merece que nos detengamos en ella la teoría sobre el autismo que equipo, desplegar maniobras terapéuticas psicoanalíticas respetando,
ofrece Bruno ~ e t t e l h e i mpor
~ ~los años sesenta y que cuenta con segui- conviviendo con las pautas institucionales, tener la humildad necesa-
dores aún en la actualidad, fundamentándoseen la hipótesii del trauma. ria para respetar el discurso de otras disciplinas, es uno de los precios
También son dignas de mención las preocupaciones de Serge a pagar para estudiar la situación de los llamados autistas.
Lebovici y René Diatkine por articular tesis del psicoanálisis con datos Esta complejidad aumenta en el hospital público donde la pobla-
neurobiológicos. Y, muy actualmente, las hipótesis de J. Moizeszowicz ción asistente, además, pertenece a los sectores más empobrecidos con
que ya he comentado. muy poco acceso al mundo cultural y, a veces, aun a las riquezas de lo
Pero con el advenimiento de la enseñanza de Jacques Lacan en la simbólico. En este punto, la dificultad mayor la tiene el universitario
década de los setenta, sus discípulos comienzan a dar testimonio de de clase media. Generalmente, suele deslizarse la identificación en las
laslconcepcionesde lo inconsciente organizado a la manera de un len- desdichas que la miseria trae, lo asistencia1 a . . .o peor»Y9:el goce.
guaje, del concepto de registros de la realidad propios de la criatura hu- Puede surgir también, para paliar la angustia que causan situacio-
mana, para dar cuenta de las operatorias de constitución y de los pasos nes muy tremendas, intentar dirigir o culpabilizar «sin saberlo)).Todo
que siguen éstas para producir un autista. esto ha de poder manejarse con una posición de psicoanalista que se
Entre los primeros discípulos de esta enseñanza que se ocupan de logra con el efecto del análisis personal y con la fidelidad ética de que
la atención de niños altamente perturbados tanto en medios públicos
como privados, tenemos a la célebre Francoise Dolto, a Piera Aulagnier, 97. H. Yankelevich alterna su práctica entre nuestro país y Francia, lo cual me ha per-
a Rosine y Robert Lefort, a Maud y Octave Mannoni. mitido formar parte durante estos años (1999-2003 y coiitiiiúa) de sus Seminarios
de enseñanza sobre Psicoanálisis y a la Clínica con Autistas. Formó parte, ade-
Destaco también los libros y la labor clínica de A. Cordié. más, de la Comisión Asesora en la Evaluación de mi tesis doctoral en la Facultad
A esta última autora, quien me honra con su amigable correspon- de Psicología de la Universidad de Rosario, en el año 2005.
dencia, he recurrido a lo largo de la elaboración de lo que constituyó 98. A. Jerusalinsky,Psicoanálisis del Autisnio, Nueva Visión, Buenos Aires, 1988 y A.
mi tesis doctoral sobre este tema y en el presente libro. Jerusalinsky,«La clínica del Autismo, su enseñanza psicoanalitica», en Actas de
La Fundación Europea para elpsicoanálisis, Kliné, Paris. Septiembre, 1992.
99. Alusión al título de un Seminario inédito de J. Lacan.
96. B. Betteiheim, La fortaleza vacía, Gailimard, Paris, 1967.

66
aún en estas situaciones la clínica psicoanalítica opera con significan- sin cuidado materno. Estando el bebé entonces en una dependencia
tes que deben sostenerse en las intervenciones - c u y o acto varía desde absoluta, es el cuidado materno el que va a establecer la salud men-
su efecto en los padres, en la estimulación, o en el ((cuerpoa cuerpo)) tal de éste y desde ese estado ha de pasar al de una independencia nece-
que a veces la atención del autista demanda. saria para la evolución conveniente del «sí mismo.)) Destaco de las
Haré un breve recorrido por los postulados esenciales para el teorizaciones de Winnicott, como antecqíente de las propuestas que
autismo desde dos autores previos al advenimiento de continuadores voy a hacer, la siguiente situación de esta «unidad bebé-madre)): la
de las tesis de Lacan: D. Winnicott, B. Bettelheim y F. Tustin, por la madre debe estar identificada a su bebé de un modo tal que la lleve a
preeminencia de su pensamiento clínico, porque las hipótesis formu- una sensibilidad devocional con respecto a él y que como efecto le
ladas guardan una consistencia lógica entre una práctica clínica con- proporciona'una experiencia de omnipotencia gracias a la cual el lac-
secuente y la teoría psicoanalítica desde el pensamiento de ese campo tantecomjenza a tener un sentimiento continuo de existir. Base para la
en esas épocas, donde hay trabajo por articular. Principalmente, los edificaii-óh cie su salud mental.
ensayos freudianos sobre el desarrollo de la instancia psíquica que La otra conceptualización útil de remarcar para los fines que me
llamó «Yo))y los trabajos al respecto de M. Klein. propongo es que el sentimiento continuo de existir en esos primeros
También guía mi elección considerar las coincidencias de los tres meses de la vida está amenazado por angustias primitivas que consis-
sobre la determinación del «ambiente», ya tomado explícitamente tirían en amenazas de aniquilación. El desarrollo sano ha de depender
como «función materna», aunque terminamos de ver que neurocien- del sostén que el cuidado materno haga. Winnicott dice: «La función
tistas le dan un valor preponderante a dicha función en las regulaciones principal del medio que sostiene es reducir al máximo los choques ante
del SNC en los primeros meses de vida, regulaciones que dejan mar- los cuales el lactante debe reaccionar y que conducen a la aniquila-
cas, afirmación coincidente con el discurso del psicoanálisis, pero que ción de la existencia personal»'0'.
pertenece también a las neurociencias. , En base a sus premisas de las necesidades ineludibles para un bebé
También tendrán cqnsideración las variaciones del concepto de en este momento de la vida, Winnicott hace una diferencia, ante la
objeto para la constitución del psiquismo (fundamentalmente de falta o inadecuación de las mismas, entre «la locura» y «la falta de
Winnicott y de Tustin) que utilizaré en el tratamiento de mis hipó- sen)comoconsecuencias posibles. Así nos dice: «La carencia de adap-
tesis clínicas con respecto al autismo. tación a la fase más precoz sólo produce la aniquilación del 'Sí-mismo"
en el pequeño.. .»102. Esta premisa también ha de ser trabajada como
#D.
Winnicott antecedente de las propuestas que haré con respecto a la situación del
Si bien en la obra de Freud el papel de los padres en la constitución llamado autista desde los postulados de lo que hoy entendemos como
del psiquismo adquiere importancia en base a lo que bien podríamos estructura de la subjetividad.
llamar un análisis correcto de lo que hasta ese momento no se había Pero, según las hipótesis del autor que estoy considerando, el cui-
sistematizado desde el discurso de la ciencia, el amor que fi~ndala re- dado, que hace de sostén, armará la primera organización del yo como
lación con los padres'00,Winnicott da a esa relación primordial un efecto de que el bebé tiene recursos para recuperarse de las angustias
carácter absolutamente determinante en la constitución de la instan- de aniquilación vivenciadas, poco a poco desarrolla sentimientos de
cia psíquica del «self»o «sí mismo». confianza que van transformando la dependencia absoluta en que
El niño, en su lactancia, no es un individuo, sino que es una estaba en una dependencia relativa. En ese estado casi de transición, el
díada o unidad lactante-cuidado materno. Estas partes son interde- niño recién puede descubrir lo exterior a él. Pero son las respuestas
pendientes y no pueden separarse. No hay lactante, dice categórico,
101. D. Winnicott, Revuefianpaise depsychanalyse, enero-febrero de 1961, e «Informe
100. En base a lo cual S. Freud organiza la premisa del Uamado «Complejode Edipo)). al XXII Congreso Internacional de Psicoanálisis», del mismo año.
102. Ibíd
de la madre las que hacen «creer» al bebé que él puede esto; es en su
v
no han experimentado situaciones parecidas que los han llevado a
omnipotencia, ilusionándose con una realidad exterior, que corres- ((retirarsedel mundo».
ponde a su capacidad de crear. Mediante este movimiento subjetivo, Para este autor, hay una especie de predisposición autista según
siente que lo que «crea»existe realmente, es así que reconoce al objeto cómo se desarrolle el deseo de actuar del lactante y los avatares que
exterior investido. Winnicott plantea aquí una paradoja que merece sufriría el mismo relacionados a la percepción que pueda tener del
?
luego nuestra atención: se trata de un objeto creado, sí pero no hallado, mundo que lo circunda.
que, sin embargo, para ser creado por el niño debe ser hallado. Son Según mi lectura, encuentro que coiniide con Winnicott en cuanto
los cuidados maternos los que permiten crear el objeto al niño, que a que el mundo circundante del cual habla está determinado por la acti-
en realidad está en condiciones de ser hallado (volveremos sobre esta tud de la madre en el acto de amamantarlo. Así, el deseo del niño, el
situación). . : .
lenguaje corporal servirían de base al intercambio madre-hijo, estable-
Entonces, en síntesis, el niño debe transitar desde una omnipo- cerían iinh reciprocidad entre ambos necesaria y determinante para el
tencia mágica a un enfrentamiento con la realidad exterior. Este hecho surgimiento del yo corporal en la conceptualización de ambos autores.
da lugar al ((objetotransicional)), con una función reparadora y tran- Centraliza su tesis acerca del niño autista en el hecho de la gran
quilizadora que le permite soportar la separación necesaria para pasar actividad que todo bebé tiende a desplegar (bebé neurológicainente
de la unidad de omnipotencia mágica a la realidad exterior, pero entre sano y no deprimido al nacer, sin hipotonía, etc.) y que no es respon-
ambos espacios se ha creado una «zona intermedia)). dida ni alentada por la madre; el autista sería aquel que no fue corres-
Si esto no ocurre así -porque la identificación de la madre al pondido en estos esfuerzos, las condiciones no le fueron favorables para
niño no es la suficiente-, el sí-mismo se siente amenazado, y se cons- actuar, como si ellas no despertaran efecto alguno, por lo cual las retira.
tituye una organización defensiva para rechazar las amenazas. Este Como si hubiera experimentado una ((situación extrema)).
falso sí-mismo creado puede llevar a la locura cuando predomina en Basa estas observaciones en los conceptos psicoanalíticos que
él la angustia psicótica. describen al lactante considerando al mundo como fuente de las satis-
En este recorte que presento, ya que la obra de Winnicott es pro- facciones de sus necesidades, como si el mundo estuviera sujeto a su
lífica, puede decirse que, para este psicoanalista, la psicosis infantil y voluntad. Esto se puede verificar si sus acciones de tender los brazos,
adulta tendrían su origen en distorsiones del desarrollo afectivo de mamar con vigor, sonreír, son devueltas en la atención constante a
los primeros meses de vida, como resultado de una mala adaptación las mismas de la actitud maternal. Este hecho de devolución a sus ges-
afeaba de la madre. En base a estos postulados, desarrollará más tarde tos le hace sentir que él desempeña un papel importante en este mundo.
los conceptos de angustia impensable, de miedo al derrumbe, de los Si esto falla, puede ocurrir que el bebé experi~nenteal mundo como
cuales no corresponde, a mi juicio, ocuparse en el presente trabajo. pura frustración, lo cual hará que retroceda o, directamente, deje de
Sí han de tomarse, como anuncié, estas experiencias transicionales, la poner energía vital en ninguna búsqueda. Así, deja de intentar, deja
concepción del objeto creado en base a la ilusión, la falta de ser y -críti- de actuar. A este último hecho, lo compara con el marasmo infantil y
camente- la cuestión de la función materna. las consecuencias del hospitalismo descriptos por Spitz. Pero si bien
halla que la patogénesis de algunos autistas es semejante a estos estados,
B. Bettelheim en el niño autista hay diferencias.
Uno de los pilares de las hipótesis de este psicoanalista, así como Los niños autistas serían aquellos cuyas necesidades esenciales
los recursos clínicos para las psicosis infantiles y el autismo, es su pro- fueron satisfechas en medida suficiente como para que el mundo no
pia vivencia en los campos de concentración donde sufrió cautiverio. se les vuelva destructor pero que n o tuvieron oportunidad de com-
En base a esa experiencia propia y de semejantes cautivos, crea el con- probar la eficacia de sus actos.
cepto de ((situación extrema» por la cual un individuo se deshuma- Según Bettelheim, el proceso de frustración del bebé sería el
niza, se retira del mundo. Bettelheim se pregunta si los niños autistas siguiente:
«su convicción de que el mundo es suyo, como habi- indiferencia no confesados de la madre que pueden ser manifestacio-
tualmente lo es el pecho que lo alimenta. Lo que efecti- nes de deseos inconscientes de muerte.
vamente pasa es que los placeres que codicia no están al Para Bettelheim el niño percibe, en consecuencia, algunas acti-
alcance de su mano. Primero debe salir al exterior para tudes maternas como deseo de que él no exista. Al respecto, trabaja
apoderarse de ellos (. ..). Por otra parte, supongo que también sobre la ambivalencia de los seníjmientos,para concluir que
hay un momento crítico para vivir el mundo como frus- el agravamiento o cronificación de la reacción autista es la respuesta
tración. Si esta experiencia afecta al niño una vez que a la madre en su retraimiento primero, pero insiste en que el proceso
está bien arraigada en él la convicción de que el mundo no ha sido provocado por ella. Aunque el niño comienza por frustra-
es suyo, y si no lo afecta con demasiada fuerza en nin- ción, al alejarse de ella termina haciéndolo del mundo.
gún momento, entonces todo marcha bien. Pero las Ante esto la madre puede reaccionar tanto con indiferencia como
cosas pueden ponerse muy mal si el mundo es viven- con furia;& cual aumentará el montante de angustia y frustración en
ciado de modo prematuro como fundamentalmente el niño, accionando la posibilidad de que el niño interprete mal las
frustrante».Io3 señales de su madre o bien alterarlas para evitar la resp~esta.'~~
En el momento en que tome, en el presente trabajo, las posibili-
De manera que, para el autor que estoy considerando, la causa ini- dades de abordaje clínico de esta patología, retornaré las hipótesis
cial del autismo sería la interpretación correcta que el niño hace de los sobre la clínica del autismo de este psicoanalista de la década del
efectos negativos de las personas que lo rodean. Como esta experien- sesenta que alcanzara un gran predicamento en el campo de la clínica.
cia es demasiado precoz, no puede ser compensada ni dominada. Es
aquí donde Bettelheim adjudica a esta experiencia la característica de F. Tustin
«extrema»,base de su tesis para las reacciones esquizofrénicasobser- En el año 1972, aparece el libro de esta psicoanalista inglesa Autismo
vadas por él en los campos de concentración. ypsicosis infantiles. En él plantea sus hipótesis de la causa de ambas pato-
Pero la diferencia entre estas reacciones y el niño autista es que, logías y muestra su clínica desarrollada durante muchos años en la con-
para las personas que padecían las reacciones citadas, eran la conse- sulta privada y en los medios de salud pública'05.Su clííica del autismo
cuencia de una realidad exterior de muerte inminente y, para el niño ha estado en concordancia a sus hipótesis de las causas del mismo.
autista, se trata de una realidad interna. El trabajo de Tustin ha sido también prolífico, dedicado casi
Lapxperiencia llamada «extrema»puede ser que aparezca como exclusivamente a estas enfermedades,ya que agregó dos nuevos libros
una reacción al medio que «no recibe))positivamente las acciones del al nombrado: Estados autistas en los niños y Barreras autistas en pacien-
bebé y éste, en consecuencia, se frustra y pasa a tener tina ((reacción tes neuróticos 'O6,en el año 1986.
extrema)).Que se convierta en algo crónico dependerá de las respues- De sus teorizaciones basadas en su experiencia, muy sintética-
tas del medio, que compensen o reviertan las frustraciones del niño. mente diré que, de manera general, se basa en una evolución del psi-
Sin embargo, en varios lugares de su libro el autor resalta que no quismo tal que el autismo sería la fijación o f i a ~ a s o en ' ~ un
~ estadio
es la madre quien provoca la conducta autista en el niño, sino reac-
ciones espontáneas y autónomas de éste ante diferentes situaciones 104. La cursiva me pertenece, a fin de analizar esta situación desde otras hip6tesis del
que haya vivenciado corno excesivamente frustrantes. discurso psicoanalítico actual.
No obstante llega a hipotetizar sobre el deseo posible de los 105. Trabajó en el Instituto para el Desarrollo del niño de la Universidad de Londres,
en el Putnam Children's Center de los Estados Unidos, en el Hospital de niños
padres de que el niño no exista, supone que puede haber rechazo e Grat Ormond Street, etc.
106. F. Tustin, Autismo ypsicosis infantiles, Paidós, Barcelona, 1994; y Barreras autis-
103. B. Bettelheirn, op. cit., p. 46. tas en pacientes neuróticos, Amorrortu, Buenos Aires, 1989.
107. La cursiva es mía.
( l

muy arcaico del desarrollo. El autismo patológico sería una deten- consideraciones de J. Lacan, en el lugar del presente trabajo en que
ción en, o una regresión a, un estado muy primario del desarrollo despliegue mis posturas al respecto.
donde el sujeto queda fijado. La autora que estoy considerando pone especial relieve, en el pro-
El desarrollo considerado «normal» contendría una fase de «au- ceso de desarrollo expuesto, en la relación madre-niño. Aunque admite
tismon. Prefiere llamar así a lo que el discurso freudiano considera que en el caso del autismo i n t e ~ e n e n ~ @ c t o rconstitucionales
es que
((narcisismo primario)). En ese tiempo de desarrollo, este autismo identifica a déficits sensoriales, se encarga de explicitar claramente ep
'

«normal» tiene como función proteger al niño de un choque dema- el último libro citado que se ha optado
siado brutal con la realidad. Si el ambiente de cuidados al niño no hacen
de «barrera»a ese posible choque, si no son eficaces, ese estado autista «por-considerarque el Autismo es un Síndrome discreto,
en función normal de defensa podría mantenerse o atrofiar el segui- irreyersible, asociado a lesiones cerebrales a menudo y
0.:

miento del proceso de desarrollo. ,':a iina deficiencia cognitiva innata siempre. No ha sido
La hipótesis de un autismo como fase del desarrollo es igual a esa mi experiencia'08.Es indudable que algunos niños
la de M. Malher y tiene semejanzas con el estadio esquizo-paranoide autistas presentan lesión cerebral. Pero existen otros cuyo
de la propuesta kleiniana. En Tustin, dicho desarrollo sería el siguiente: Autismo parece ser de origen psicógeno. Estos últimos
Al comienzo el niño tiene la ilusión (jnarcisista?) de que todo el han sido la fuente inspiradora de los descubrimientos
ambiente circundante es prolongación de su cuerpo. que se exponen en este libro».lo9
Sucede una ruptura sentida particularmente en la masa que for-
maban lengua y pezón. En consecuencia, esta ruptura termina con la Es ésta la posición de la autora que da, como hemos visto, impor-
ilusión de continuidad corporal. tancia a la carencia de la continuidad madre-hijo; es allí que arraiga-
Como consecuencia de lo anterior el niña tiene la vivencia de que rían los procesos patológicos de la dolencia que estamos considerando
la separación le produce una pérdida de partes de su cuerpo y la inges- y, consecuentemente a ello, va a afirmar, apoyada en su clínica, que
tión de objetos rotos. las deficiencias emocionales y cognitivas del autista son entonces
La parte que vivencia que le faita, vivida como «no más allí»,deja «adquiridas»llO.
ver un agujero persecutorio. En cuanto al autismo patológico distingue diferentes organizaciones:
La lucha en contra del agujero persecutorio lleva al niño a hacerse Autismo primario anormal.
la ilusión de que la continuidad corporal sigue, para buscar restable- Autismo secundario con caparazón.
cer la unidad lengua-pezón. Autismo secundario regresivo.
Para lograr lo anterior, hace uso de procesos patológicos centra-
dos en el cuerpo y la utilización de ((objetosautistasn. El primero sería una prolongación del autismo normal según lo<
El proceso descrito de manera enumerada corre por mi cuenta factores que se enumeran a continuación:
para permitir un seguimiento claro del proceso que parece deslizarse, Ausencia total de crianza normal, con la consecuente ausencia
no de manera simultánea, ya que algunos fenómenos son consecuen- total de estímulos.
cia de otros. Ausencia parcial de lo anterior debido a deficiencias graves de las
figuras nutricias o a deficiencias del bebé (ceguera, sordera, deficiencia
Pero he anunciado que a la cuestión del «objeto»voy a tomarla, mental, lesión cerebral), factores que no posibilitarían la recepción
por un lado, desde el proceso de simbolización (que he adelantado
en las «conclusiones momentáneas))luego de las consideraciones del 108. Experiencia que lleva más de tres décadas.
autismo desde el discurso médico) y, por otro lado, desde el punto de 109. F. Tustin, Barreras autistas en pacientes neuróh'cos, op. cit.
1 10. F. Tustin, Autismo y psicosis infantiles, op. cit., p. 104.
vista de la estructuración subjetiva, según el psicoanálisis dentro de las
de los cuidados maternos y privilegiarían las satisfacciones sensoria- más o menos normal pero confitn&mentos inest~bles"~, a consecuen-
les externas. Ambos factores pueden conjugarse. cia de lo cual una parte de la personalidad del niño ha quedado autís-
F. Tustin consigna lo que entiende por crianza insatisfactoria: tica y ha perdido por eilo contacto con las atenciones maternales. Este
madre depresiva o insegura, con actitudes contradictorias (exceso desarrollo frágil da lugar a un proceso que, según esta autora, es una
de complacencia, o falta de adaptación al mismo, rigidez en el carác- regresión al envolvimiento madre-hij%Surge como variable, com-
ter, rasgos obsesivos, crianza rígida) que hacen que el bebé viva antes probada en la clínica por Tustin, que el',niño que ha entrado en esta
de tiempo la separación corporal con las consecuencias que se han condición tiene serias posibilidades de comenzar a mostrar conduc-
descripto. tas que denomina esquizofrénicas.
En apretada síntesis, de la postura de F. Tustin puede decirse que
Para el segundo caso de autisrno, da como causa el desarrollo de da un pap.4 importante al manejo materno de las «señales»que un
defensas contra el pánico, el que despierta una separación corporal que bebé éh7i'fe:~us aportes a lo que para ella sería la «percepción» y
ocasiona vivencias insoportables. Como consecuencia de eiias, el bebé, ((representaciónde la realidad)) propia de estos niños guarda una
hace una especie de negación de los cuidados nutricios debido al trau- lógica con las coordenadas clínicas de donde proviene: organización
matismo de la separación así vivida. El proceso culmina con una espe- temprana del yo y mecanismos de defensa concomitantes según el
cie de encapsulamiento que lleva al niño a encerrarse en sí mismo."' discurso kleiniano. No obstante, la autora los ha recreado a la luz de
Explica el encapsulamiento como co~~stitución de una ((caparazón)), su clínica. Cito al respecto lo que expresa:
como protección del «no-yo»,que es vivido como aterrador.
Los llamados ((objetos autísticos))son vivencias corporales que ((sabemosque nunca entramos en contacto con una rea-
tienen que ver con las funciones del cuerpo, de allí que aparezcan, para lidad última. Establecemos una suerte de análogo que
la autora, las conductas que se sindican como características del au- nos ayuda a funcionar con eficacia. Una parte impor-
tismo: ecolalia, mutismo, mirada esquiva o «perdida»,impresión de tante del desarrollo cognitivo y emocional es la creación
vacío, impresión de sordera o envoltura, etc."' de más y más simulaciones viables y eficaces de la reali-
Para Tustin, estos «objetos»estarían al servicio de excluir al mundo dad. En el desarrollo relativamente normal, sobre la base
exterior que se vive como aterrador. de su propio "plano" constitucional, el niño absorbe las
Enumera una serie de factores ((desencadenantes))posibles de este construcciones de su familia y de la cultura en que vive.
tipo de autismo; algunos de ellos es común encontrarlos en la clínica En primer lugar, esta absorción nace de interacciones con
cotidiana. Veamos: separación geográfica de la madre en el curso de los cuidadores primarios a través de los detalles menudos
este estadio, donde el bebé está inanejando ((objetosautísticos)),enfer- del cuidado infantil. Por eso el estado espiritual del infante
medades físicas de la primera infancia, perturbaciones in-útero, inmo- y del cuidador tienen grandísima importarzcia para que se
vilización de los miembros, inteligencia elevada, reacciones hiper- desarrollen simulaciones viables, progresivas, y ejcaces.
sensibles a los estímulos sensoriales, fallas en el mantenimiento, Por una diversidad de combinaciones de circunstancias
depresión de la madre, etc. desafortunadas, los niños autistas se han atascado en simu-
laciones toscas nacidas de sus gestalts innatas y de ssupro-
Por último, en lo que respecta al autismo secundario regresivo, pios procesos corporales. Su conducta se vuelve automá-
según Tustin, se trataría del caso de niños que tuvieron un desarrollo tica y

111. Personalmente, he trabajado este concepto de «encapsulamiento»en el trabajo 113. La cursiva es mía.
presentado en el Lacanoamericano de Recife, Brasil, en agosto del año 2001. 114. F. Tustin, Barreras autistas enpacientespsicóticos, op. cit.
112. F. Tustin, op. cit.
Considero que las conceptualizaciones recién expuestas, funda-
mentalmente las de Winnicott y Tustin, nacieron de una práctica clí-
1 nica terapéutica operadora con los niños llamados «autistas»,quienes
j
l
los llevaron a diferenciarse en muchos aspectos teóricos de sus maes-
i tros. En ese aspecto, señalo conceptos tales como el de «ilusión»,ma- Capítulo II
nejado por Winnicott, o este de «simulación»de Tustin. Me parece que
esta es una cualidad del discurso del psicoanálisis que permite a quie-
«Enla huella de ~acan);'.
nes lo practican dejar conducir «la cura))por lo que la singularidad
! del sujeto en proceso terapéutico promueve en cada uno de ellos.
, Dentro de las conceptualizacionesen el campo del psicoanálisis,
el presente libro ha de desarrollar la puesta en práctica de la clínica a
partir de la enseñanza de J. Lacan teniendo como referentes a los psico-
analistas que abordaron desde éstas su clínica con niños autistas.
Haré una breve referencia a los más conocido^"^ para luego pre- A partir de la lectura que Lacan hace del legado teórico de S. Freud,
sentar mi postura personal como psicoanalista con los referentes prin- surge que el sujeto como tema del psicoanálisis, desde estas nuevas
cipales que me han aportado muchísimo al respecto: fundamental- coordenadas, tendrá connotaciones diferentes a las teorizaciones al
mente E. Coriat. respecto del maestro Freud.
Algunos intercambios epistolares y personales con A. Cordié y El concepto, largamente trabajado por Lacan, tendrá referen-
clases y comunicaciones de H. Yankelevich. tes tales como la filosofia, el discurso jurídico y la lingüística. Incluso
apelará a la matemática y a la topología para sus mostraciones.
Surge allí otro concepto clave, para afirmar que el sujeto del cual
habla, no está determinado por ninguna «esencia»sino por su posi-
ción con respecto a los otros sujetos. Aquí juega fundamental papel
el proceso de representación que Freud dejara; desde el cual y con
los referentes de la lingüística, Lacan conceptualiza la noción de
significante.
Esta noción es fundamental en el concepto de estructura que a
partir de aquí se maneja en el discurso psicoanalítico. Es que se trata
de estructuras en un análisis de las relaciones de un sujeto.
De aquí en más, cuando decimos, desde este referente, sujeto, no
nos referimos a características psicológicas de la persona, sino a lo
que hemos llamado sujeto del inconsciente.
Según las posiciones del sujeto en ese armado estructural con res-
pecto al Otro, surgirán las distintas estructuras clínicas: neurosis, per-
versión y psicosis.

115. No me referiré a todos y a los que mencionar6 será poniendo en relieve aquellas 116. Título tomado a Michel Ledoux, en Concepcionespsicoanalíticasde la psicosis
concepciories que pueden servir de antecedente a algunas de mis propuestas. infantil, Paidós, Buenos Aires, 1987, p. 94.
Para el armado de cada una de ellas, se cuenta con distintos esque­ dividido y, como resto, el objeto «a» causa de deseo, objeto para siem­
mas hechos por Lacan l17 , que dan cuenta de los «movimientos» sub­ pre perdido. Situación que posiciona al sujeto en calidad de deseante
jetivos del sujeto que van marcando posiciones distintas con respecto y lo ha hecho entrar en el orden simbólico de su cultura. Tiene
a los significantes del lugar materno, paterno, según su deseo. condiciones para armar, desde estas operaciones, lo quellamamos
Su perspectiva de la «realidad», en consecuencia, es siempre sub­ «fantasma».
jetiva, pero tiene registros de la misma con modalidades distintas: En el llamado «Estadio del espejo», el sujeto en constitución orga­
simbólico, imaginario y real que se encadenan en la mostración del niza su yo corporal y tiene la percepción anticipada de su totalidad
llamado «nudo borromeo». corporal. Esto es posible si fue alojado y reconocido en el discurso del
Para el armado de cada estructura clínica, el sujeto debe pasar pequeño otro, lugar significante de lo materno. reconocimiento de
por distintas operaciones, demostrables con la lógica matemática y sí comienza así en el otro. Este es un «reconocimiento» diferente al de
que marcan distintos tiemposl18, llamados lógicos, según su posición todas las especies vivas, por lo cual no es el producto de las meras orga­
con respecto a los otros componentes de la estructura citada. nizaciones neuronales
Pero el armado será posible a partir de la eficacia de una marca Si bien he presentado muy sucintamente los tiempos de la consti­
primera como efecto del lenguaje sobre el cuerpo del infans, que Lacan tución subjetiva, hay una serie de cuestiones que conciernen a la misma
• 119
11am Ó «rasgo unano». como la organización del objeto, las categorías de la falta, el papel de
Muy sucintamente, en un primer momento mítico, el bebé no es la pulsión, las identificaciones, la castración, la ley, deseo y goces.
aún sujeto de lo inconsciente, sino ente de la especie humana en el sen­ De este armado iremos tomando lo necesario para intentar expli­
tido biológico, es un cachorro de la especie. car la cuestión del autismo.
En este tiempo, depende enteramente de la madre, dependencia Lacan no se ocupó específicamente de la psicosis infantil ni del
auspiciada por la inermidad e indefensión biológica propia del bebé, autismo en la infancia. Al respecto, hace algunas escuetas referencias
Esta dependencia facilita la situación que Lacan llamó de «aliena­ en algunos lugares de su obra.
ción fundamental» y que es representable desde las matemáticas con Pero la cuestión la psicosis ocupa un lugar preponderante.
los «círculos de Euler». En las operaciones necesarias para producir un sujeto, algo no tiene
A esa situación, le sucede una necesaria partíción 120 de ese otro lugar y, como consecuencia, la estructura será la propia de la psicosis.
diferente al niño, que en las mostraciones lacanianas no son más que Para explicitar esto, de los textos freudianos toma el concepto que
lugares significantes y escriturables, por lo cual no hablamos de per­ hoy se conoce como forclusión. Que consistiría, esencialmente, en un
sonas en sí. rechazo específico, fuera del universo simbólico, de un significante
el instante de la partición, se constituye la pulsión (cambio de fundamental, el Nombre del Padre. En consecuencia, no hay acceso
lo cuantificable a la calidad), el sujeto queda para siempre escindido, del sujeto en cuestión al orden simbólico. Dicho significante es el que
detenta la Ley, articula la Metáfora Paterna.
117. J. Lacan comienza a trabajar estos esquemas en el Seminario 9 «de las Identifica­ La Metáfora Paterna supone la sustitución (de allí su carácter me­
ciones», y fundamentalmente, en el Seminario «El Síntoma>" pp. 23, 24 Y ss. tafórico) del significante deseo de la madre por otro, el significante
Versión Copias Biblioteca Escuela Sigmund Freud de Rosario. Inéditos.
118. D. Poissonnier, l.a pulsión de muerte, Nueva Visión, Buenos Aires, 1998. El autor
nombre del padre. Esta metáfora designa al mismo tiempo el carác­
elabora la cuestión del tiempo lógico con la pregunta siguiente: ¡Es real el ter sustitutivo del Complejo de Edipo. La función de esta metáfora es
lógico? fundamental, de ella dependen todas las significaciones.
119. Volveré sobre ello para dar una posición con respecto al autismo. En la estructuración de esta metáfora, que caracteriza el tercer
120. Trabajado por Lacan en el Seminario «La angustia», inédito, 1962 (versión des­
grabada de la traducción -sin corrección del autor- de circulación interna,
tiempo del Edipo, hay otro elemento que circula: el falo. Objeto ima­
Escuela Freudiana de Buenos Aires). ginario que circula entre la madre y el niño, que son los otros dos
elementos del triángulo imaginario que constituye la llamada fase

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preedípica, hasta que el padre interviene como cuarto término cas­
en el ser humano y formador, como hemos dicho, del inicio de la ins­
trando al niño, es decir impidiéndole identificarse con el falo imagi­
tancia psíquica llamada «yo».
nario, por lo cual tiene que optar entre aceptar su castración (aceptando
Lacan nos trae el hecho de que, dentro del período de edades seña­
que él no puede ser el falo de la madre) o rechazarla.
lado, el bebé reacciona de manera jubilosa ante su imagen en un espejo.
Como falo imaginario, este elemento circula entre la madre y el
«Experimenta lúdicamente la relación de los movimientos asumidos
niño, constituyendo la dialéctica imaginaria que prepara el camino
de la imagen con su medio ambiente reflejado, y de ese complejo vir­
que conduce a lo simbólico.
tual a la realidad que reproduce, o sea con su propio cuerpo y con las
El significante del padre simbólico tiene que ver con el discurso personas, e incluso los objetos, que se encuentran junto a él».!22
materno, con lo que este discurso haga de la palabra del Padre. En
Dicho reconocimiento es la culminación de un proceso dialéc­
cuanto a su función de Ley, el infantil sujeto aceptará la castración
tico que anticipa imaginariamente la aprehensión, el dominio de la
simbólica y accederá al mundo simbólico y al lenguaje. Tendrá nom­
unidad de su cuerpo, que hasta ese momento le faltaba. Proceso que
bre y lugar. La eficacia de la función de la Metáfora Paterna permite
tiene operaciones de varias vertientes: desde lo biológico, cierta cul­
al niño liberarse de la fusión madre-hijo, de lo imaginario que prima
minación del proceso de mielinización, desde lo subjetivo, la identifi­
en este tiempo lógico.
cación al modo imaginario, que pasa por el propio cuerpo, desde «el
En la estructura neurótica, lo reprimido ha sido reconocido, pero
ambiente», identificación con el semejante que se ha prestado tam­
en la psicosis todo sucede como si no hubiera reconocimiento, porque
bién al modo imaginario. El niño percibe, en dicha imagen, que com­
la fordusión no conserva: elimina y tacha, hay una ausencia de juicio
prende la suya de modo especular, una forma, una «Gestalt» en la que
sobre el hecho forduído que concierne a un dato simbólico primero.
anticipa la unidad corporal que hasta ese momento no había sido
En síntesis, ni siquiera hubo acceso a la simbolización, mientras
reconocida. De ahí su regocijo ya que, mediante este deseo, colma
que, mediante la represión, en la primera estructura, hubo un reco­
una distancia, la brecha abierta entre su cuerpo y su imagen exterior.
nocimiento del elemento a reprimir. Es este orden simbólico el que
Esta experiencia es estructurante porque opera como un
permite retomar e integrar lo imaginario, mientras que en el caso del
de amarre identificatorio con el sentido pleno que «en psicoanálisis se
psicótico la ausencia de lo simbólico crea un vacío, un hueco. Luego
le da a ese proceso: transformación que se produce en el sujeto cuando
los significantes repudiados aparecerán en lo Real bajo la forma alu­
asume una imagen cuya predestinación a ese efecto de fase se ve sufi­
cinatoria, bajo la forma de una realidad marcada por lo imaginario
cientemente señalada por el empleo en la teoría del término antiguo
pero privada de la dimensión simbólica, significante.
de imago» .123 Esta vivencia es fundamental también porque, hasta este
Dirá Lacan: la ausencia del Nombre del Padre en ese lugar, el
momento, el niño tiene una vivencia fragmentada de su cuerpo.
lugar del Otro, lo que, por el hueco que abre en el significado,
Pero esta experiencia tan marcada por el carácter imaginario inau­
la cascada de adaptaciones del significante de donde procede el desas­
gura lo engañoso, porque el niño, al fin y al cabo, se identifica con una
tre creciente de lo imaginario, hasta que alcanza el nivel donde signi­
imagen de él que no es él mismo pero que le permite reconocerse.
ficante y significado se estabilizan en la metáfora delirante».12!
Así el «yo» se constituye como imagen y es originariamente otro.
Otra referencia esencial en la cuestión de la psicosis en la obra de
En este punto es conveniente resaltar que el sujeto, desde esta ver­
Lacan, es el «Estadio del espejo». Situación que comienza a los seis
tiente, no es el yo, y que este último, por otra parte, más que una rela­
meses de vida y concluye a los dieciocho, cuyo proceso es una espe­
ción de síntesis de las funciones del organismo o algo asimilable a la
cial relación entre el cuerpo y su imagen, movimiento fundamental
percepción o a la consciencia, es una instancia imaginaria.

121. J. Lacan, «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la PSICOSIS»,
122. J. Lacan, «El estadio del como formador del yo (je) tal como se nos revela
en Escritos, tomo II, Siglo XXI, Buenos Aires, 1987, p. 559. Traducción de Tomás
Segovia y colaboración de Juan David Nasio, en la experiencia psicoanal1tica», en op. cit., tomo I, p. 86.
J23. J. Lacan, op. cit., p.87.

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Por otro lado, con respecto a la función del «Estadio del espejo» Justamente, es ese límite al que más recurriré en mis propósitos
Lacan dice que: «establece los límites entre lo imaginario y lo simbó­ de señalar los lugares lógicos probables propios de la situación que
1,ICO en ese momento d e apre h ensl'ó n» 124 ,
podríamos llamar «autismo».
Será psicótico el sujeto que queda en una posición tal que surge Con respecto a estos esquemas y operaciones lógicas, Lacan hace
como resultado de que el Otro no la ha significado más que en un vacío notar que cuando el psicótico reconstruye su mundo, al iniciar ese
en lo que Lacan llama el centro de su Ser, prisionero de alguna manera, proceso, inviste las palabras, con lo cual inviste la categoría simbólica.
al no encontrar apoyo en la cadena significante, tampoco ha podido En sus primeros Seminarios, concluye que la estructura propia del
sortear con éxito el llamado «Estadio del espejo». psicótico podría estar en un irreal simbólico o en un simbólico mar­
Aunque, según las tesis lacanianas, conforme a la estructura neu­ cado por lo real.
rótica el sujeto también está aprisionado, pero en una red de signifi­ Pero en la historia del sujeto -constituyéndose en la estructura
cantes desde el momento en que es hablado. «Si puede parecer siervo neurótica en función de lo simbólico- podemos decir que él va
del lenguaje, el sujeto lo es todavía más de un discurso en movimiento tomando imágenes variables, fragmentadas, no constituidas.
universal, su lugar está inscripto desde su nacimiento, así sea bajo la Los lacanianos que trabajaron con niños, especialmente M,
.c
lorma de su nombre propIO» . 125 . 1

Mannoni y F. Dolto, retoman y desarrollan ampliamente en su clí­


ser humano se inserta en el orden significante, en el orden sim­ nica estos temas. Por el año 1954, se aborda en el tradicional semina­
bólico. este orden el constituyente del sujeto. La supremacía de este rio de enseñanza de Lacan el problema de la psicosis infantil presen­
orden significante sobre el hombre ya está constituida antes del naci­ tando fragmentos del caso de una niña atendida por Rosine Lefort,
miento, son los símbolos los que envuelven nuestra vida con una red diciendo de la misma que se había sumido en un real sin funciones sim­
total aun a aquellos que han engendrado al niño. Porque si bien lo bólicas ni imaginarias. Luego Lacan dirá que la psicosis en el niño es
engendran «en la carne» aportan a su nacimiento «el proyecto de su discutible, pero que sin duda no está estructurada del mismo modo que
destino, proporcionan las palabras que harán de él un fiel o un rene­ en el adulto, confesando que, hasta ese momento (1955), no tenía su
gado» 126. «El sujeto se plantea como operativo, como humano, como grupo una doctrina sobre el particular 128. Aunque con esta afirmación,
Yo (je), a partir del momento en que aparece el sistema simbólico»127. me parece, intentaba desalentar a quienes pretendían «comprender»,
Toda la dialéctica intersubjetiva de las operaciones que se fueron porque tal vez pensaba que el psicoanálisis de niños de M. Klein y de
enunciando, también son posibles de esquematizar para Lacan, en Ana Freud había entrado en un «impasse»,
el esquema que llamó L, donde marca que el inconsciente es el dis­ Cuando desarrolle mi posición, tomaré nuevamente la cuestión
curso del Otro.
del llamado «Estadio del espejo», organización de lo imaginario, pero
Así el niño, desde el comienzo de su vida, se sumerge en el mundo orientados a mi posición con respecto al autista.
simbólico que precede su nacimiento y que parece existir con pree­ Seguiré con algunos de los psicoanalistas del campo lacaniano más
minencia (el cual está relacionado al lenguaje ) y lo real. De estos dos conocidos por su trabajo en una clínica para el llamado «autismo». O sea
polos parte lo imaginario. Siendo ordenador lo simbólico. que la afirmación recién subrayada de Lacan de no tener una doctrina
con respecto a la psicosis infantil no arredró a sus seguidores.
124. Michel Ledoux, op. cit., p. 89.
125. J. Lacan, «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», en
Escritos,op. p.475. P. Aulagnier
126. J. Lacan, "Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis», citado Son importantes los aportes de esta psicoanalista, discípula de Lacan,
por Michel Ledoux en op. cit., p. 90. sobre la psicosis infantil, tomando fundamentalmente el concepto
127. J. Lacan, Seminario 2. «El yo en la teoría de Freud yen la técnica psicoanalttica»,
Paidós, Buenos Aires, 1983, p. 84. Texto eStablecido por J.-A. MiIler. Traducción
de Irene Agoff. \ 128. J. Lacan, «Seminario h, «Los escritos técnicos de Freud» ED. Paidos. Buenos Aires.
) Argentina. 1981. p. 166 Ysiguientes. Texto de la Clase del 2 de febrero de 1955.

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de inconsciente de la enseñanza lacaniana, organizado como hemos
dicho por significantes, pero da al llamado «Estadio del espejo» una a», el A Barrado y la Metáfora Paterna que detenta la Ley. En
importancia crucial para la organización de la patología citada pero significantes del discurso inconsciente de esta madre, no precisa­
ría ningún soporte simbólico, ninguna norma, las reglas estarían dis­
no como plaza originaria de la misma. Al arribar a la misma se tendría
puestas sólo por ella. Las llama también «madre ha-históricas», dada
la corroboración de alguna distorsión de la constitución subjetiva en
su mala inserción en la ley. El niño, en consecuencia, es representado
un estadio anterior al del espejo, en la organización fantasmática
madre-hijo. como objeto orgánico (en la clase 19 del Seminario «La
ción» lo llama objeto metabólico), constituyendo, en consecuencia,
Hago mención de este aporte, precisamente, en ese posible punto
anterior de distorsiones que no estarían marcadas por el Estadio mismo, un significante no simbolizable. El niño en esas condiciones no es más
que prolongación del narcisismo de la madre teniendo preeminen­
para referirme a ello cuando ponga en consideración mi propuesta
para el autismo. cia significante la omnipotencia de la misma. Niño investido a nivel
funcional, pero no del deseo, cuerpo hecho de fragmentos (no se lo
A lo largo de su trabajo analiza, a la luz del pensamiento de Lacan,
temas importantes sobre los inicios de la estructura subjetiva, sobre invistió con cuerpo propio ni autónomo) vivirá para dar testimonio
constante de la omnipotencia materna. A ese cuerpo no reconocido
todo concepciones sobre el cuerpq y sus funciones sensoriales en
cuanto a la relación con todo lo llamado «externo» o, como Piera Aulagnier lo llamó cuerpo fantasmado.
la autora, «exterior a sí», entre lo «primario» de estas funciones y los Como consecuencia de estas operaciones, cuando el niño psicó­
signos perceptibles de la realidad 129. tico se encuentre en el «Estadio del espejo», su «yo» tendrá distorsio­
nes porque sólo verá lo que el Otro le ha organizado: sólo un cuerpo­
Además utilizaré, de Piera Aulagnier, algunas de sus considera­
ciones sobre los inicios de la representación y el llamado discurso ma­ muscular y en función de soporte del deseo del Otro. Lo
terno, que puede traer sustento a algunas de mis interrogaciones. Sus relación imaginaria con el Otro sea imposible. Hay
propuestas tomadas como referencia han sido el prod ucto de su tra­ vacío libidinal, dice la autora, por lo cual, al no haber podido repre­
bajo clínico con la psicosis. No obstante, creo que, como se refieren a sentar los objetos como dones y él separado, sigue en fusión aniqui­
los tiempos pre-constituyentes de la subjetividad, me resultan útiles ladora con ellos. La demanda materna no ha dejado resquicio, por 10
para el caso del autismo, sobre todo lo que ha elaborado con respecto que el niño así «armado» no tiene posibilidades, no tiene pautas para
al fantasma madre-niño. ello, de reconocerse y, por lo tanto, tampoco de
De alguna manera, estos primeros análisis escritos de la pvt~prlpn
Al respecto, supone que la relación madre-niño preexiste al parto,
porque la madre se representa al niño, lo imagina completo, unifi­ da clínica han sido referentes importantes en la búsqueda de cons­
cado y autónomo. A través de esta relación, que califica como imagi­ trucciones nuevas para lograr cambios en estos niños.
naria, ya reviste a ese cuerpo imaginado del niño, preguntándose si
no le está proporcionando un primer don libidinal. Maud Mannoni
Tomando las enseñanzas de Lacan, Mannoni las aplica a la psi­
Como corolario de este supuesto, la madre del psicótico se pon­
dría en el lugar del significante de la ley simbólica como si «no hubiera copatología de la infancia. Podemos sintetizar en relación a ellas: 130
aceptado las reglas del juego», que es de varios términos: significante 1. Una concepción del síntoma.
de la carencia, Falo imaginario, el niño como don encarnando el 2. Una concepción del lenguaje y el registro simbólico.
3. El nacimiento como sujeto del significante, el niño en el fan­
129. P. Aulagnier, La violencia de la interpretación, Am~t~tu, Buenos Aires, 1975, y
tasma parentaL
Clase N° 19 del Seminario inédito «La identificación», cWe dicta J. Lacan en 1961.
Piera Aulagnier abandona la Escuela que Lacan fundo/a, y organiza el llamado 130. El enumerado es mío, lo mismo que los comentarios, pero tomo los títulos del
«Cuarto Grupo» en 1969. libro de Miche1 Ledoux, op. cit., p. 95 Yss.

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4. Consideraciones específicas en la psicopatología infantil de la
que se buscan las pistas del lugar que el niño ocupa en los fantasmas
Ley, la situación triangular del Edipo, la castración y el deseo.
5. Escucha del discurso parentaL de sus padres.
Esto es de importancia fundamental en la orientación clínica,
porque la autora no descarta que, en el otro, un deseo inconsciente de
1. Con respecto al punto 1, dirá que el llamado «síntoma», en la
muerte convierta al niño en un objeto alienado, ya que, para que tenga
infancia, siempre extrae su fuente de otro lado que el niño, no sólo
la chance de convertirse en sujeto, debe ser reconocido como deseante
del discurso colectivo sino que especialmente: «El síntoma del niño
y autónomo. «Si la respuesta materna le da al niño la impresión de
colma, en el discurso familiar, el hueco creado en él por una verdad no
ser rechazado como sujeto desean te, quedará identificado como objeto
dicha» 131. Así, el sintoma tiene una función en el fantasma de los padres
parcial, objeto de la demanda materna» 133. Concluye que el psicótico
que casi siempre sirve para enmascarar algo. Además, el síntoma debe
tiene vedado el acceso al deseo.
ser tomado buscando lo que puede estar significando el niño con él,
Volviendo a la cuestión del deseo en la constitución subjetiva, el
ya que es al mismo tiempo una respuesta inconsciente en el complejo
curso de lo dicho y no dicho por el adulto. sujeto debe penetrar deseante en la dialéctica de la castración. Pero rei­
tera a lo largo de su obra que en esos pasajes fundan tes el sujeto puede
tropezar con el deseo inconsciente de los padres que no los facilitarían.
2. Con respecto al punto 2, le da un lugar importante en su clí­
nica a las concepciones de Lacan con relación al registro simbólico,
4. El punto 4 refiere a que el lugar que ocupa el niño en el discurso
aplicándolas en las cuestiones llamadas «patológicas» en la niñez.
del primer Otro es fundamental para la constitución de la subjetividad;
En tanto el sujeto, para ser tal, ha de pertenecer a un mundo de
este primer Otro, suele estar encarnado en la madre de la realidad, es
lenguaje aún antes de estar en condiciones de ejercer el habla. En ese
un lugar engañoso en tanto que está impuesto por el deseo del otro,
tiempo, y apenas nacido, es bañado por palabras que lo sitúan en el
es el lugar fantasmático de una satisfacción maternal, el niño está
fantasma de los padres y de allí en el discurso colectivo. Punto común
como significante de lo que a la madre le falta. Así hay niños alienados,
en Aulagniery Dolto y, a partir de ellas, de todos los que hacemos clí­
nica con niños desde las enseñanzas de Lacan. dirá, en un cuerpo parcial, obligados a serlo, si es que quieren mante­
nerse dentro del deseo materno. Niños que responden de este modo a
Mannoni dirá que cuando el niño toma el lenguaje haciéndolo
cierto equilibrio familiar. Niños que cumplen una función de cero antes
propio, realiza un proceso de des-alienación del otro, iniciando la
que de uno en el otro, porque, advierte Mannoni, uno exige dos.
ruptura de la captura imaginaria de la que fue necesario que fuera
objeto, pero que debe tener un corte. niño, sigue diciendo, no sólo ha sido objeto de «proyecciones»
sino que, sobre todo, sirve para enmascarar nuestra falta en ser.
Con respecto a que el niño llena la talta de la madre, se refiere a la
3. El punto 3 se refiere a que el niño nacerá o no como sujeto,
castración de la misma, a su posición con respecto al falo como signifi­
según su íntegración en la cadena significante. Al principio, será objeto
cante de dicha carencia en la estructura subjetiva, en lo que Mannoni
de la cadena significante en el discurso del Otro (ya está en el orden
es fiel a las concepciones lacanianas. Por lo cual nos dice que la madre
simbólico), primero es situado ya que «La posición del deseo de hecho
que ha aceptado ese lugar en su subjetividad se asume como lugar de
no se elige, el sujeto es víctima del significante» 132.
carencia para que, justamente, en cuanto tal, el niño exista sólo para
El sujeto del cual hablamos no puede constituirse como tal
llenar esa carencia.
fuera del Otro. Ese Otro debe reconocerlo en su deseo, es por ello
....'\ El niño real, nos dirá, simboliza el falo para la madre, significante
de la carencia de ella, y en ella ocupará un lugar determinado. El niño,
131. M. Mannoni, El psiquiatra, su loco y el psicoanálisis, Siglo XX!l, Buenos Aires, 1985.
132. M. Ledoux, op. cit., p. 102. /
133. M. Mannoni, El niño, su enfermedad y los otros, op. cit.

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prolongación fálica, ha de ser la plusvalía fálica y no el falo de la madre,
I
ofreciendo una posibilidad de tratamiento al niño llamado autistl.
es la manera de no quedar clavado al cuerpo materno, órgano de otro
Toda la institución, «Bonneuil», se pensó como medio terapéutico fun·
(es fácil notar su semejanza de teorización con Aulagnier).
dado en el psicoanálisis sin que se hiciera, sin embargo, psicoanálisis
Lo que ordena el sistema es el Nombre del Padre, Padre simbó­
individual. El objetivo terapéutico para el autista era que, a partir de
lico en función estructurante de las operaciones a las que hacíamos
«haberse constituido como objeto ausente», se volviera sujeto.
mención, en la función de tercero. Simboliza la relación madre-hijo
Empleó la construcción de esa posibilidad a partir del juego del
al darle mediación y al introducir el significante de esta función, arraiga
«Fort-Da» freudiano para iniciar o proveer de un «afuera» y de un «aden­
lo imaginario en 10 simbólico. El «yo» no va advenir sin esta función
tro» y que el niño pudiera desprenderse de una captura fascinante.
tercera que desaloja al niño de] hueco en el que está junto a su madre.
El proceso terapéutico -meramente explicado- tomaba pre­
Debe salir de una relación dual imaginaria para inscribirse en la rela­
ción triangular y estructurar el Edipo. misas del discurso lacaniano pero puestas en la institución, donde
tanto el niño como la madre debían realizar el trayecto de aprender
La castración pone así al sujeto en el orden significante, pero es
la pérdida de la ruptura de la unión en la que habían estado, lo cual
la función paterna la que instala la ruptura. Aquí el deseo pasa a estar
daba a cada uno la posibilidad de metaforizar su relación con el otro.
bajo el imperio de la ley que prohíbe el incesto.
En otro libro en preparación, expongo los Programas Asistenciales
Todos los avatares posibles en estas operaciones pueden desem­
en el Centro de Día «Lanfranco Ciampü>, donde se aplica el trata­
bocar en una psicosis o en un autismo.iMannoni hace hincapié en la
miento que se desprende de mis posiciones, allí se podrán cotejar las
relación del niño con respecto a las palabras de los padres. Para la
similitudes y diferencias con el modelo de Bonneuil.
psicosis, supone que en tiempos muy tempranos el niño fue enfren­
Pero no puedo dejar de mencionar que la obra y la producción de
tado a «palabras mortíferas». Dichas palabras bien pueden estar, para
M. Mannoni nos inspiró, en buena medida, a muchos psicoanalistas
ella, en el discurso parental, antes de que se diera el nacimiento del
ya que, durante décadas, fue la voz que se alzó para defender al «loco»,
niño en cuestión, palabras que se imprimen a nivel del cuerpo, impi­
a las minorías, a los excluidos, al poder de la palabra. Justamente en
diendo su acceso a lo simbólico (propuesta semejante también a los
una década inolvidable para los argentinos, de 1960 a los años setenta,
postulados de Aulagnier y de Dolto). El niño psicótico queda entonces
prisionero de dicha demanda parental. cuando todo lo aprendido en los sesenta hubo que esconderlo en los
setenta, porque defender a las minorías ya nos colocaba en el terreno
de la llamada subversión.
5. En cuanto al punto 5, Mannoni es una de las primeras psico­
analistas lacanianas en romper con la situación de trabajar sólo con el
E Dolto
niño en una clínica del psicoanálisis con los mismos. Para ella es de vital
Admirada y criticada, no puede decirse que haya hecho un cuerpo
importancia trabajar en la escucha de los padres. Fundamenta esta ope­
conceptual. Sin embargo, hay una serie de formulaciones que le son
ratoria en todo lo que ha conceptuali7Ado en relación a que el nmo forma
propias y que son del uso casi natural de cualquier psicoanalista de
parte del fantasma de los padres. En consecuencia, la escucha analítica
niños. Antes de exponer una síntesis de su enfoque para el autismo,
tendrá como objetivo esclarecer, en lo posible, el lugar del deseo y del
haré una mínima exposición de ciertas ideas que le son propias y que
niño y su sobredeterminación en los «dedres» parentales. A partir de
sustentaron su clínica con niños.
allí, se podrá analizar por qué y cómo padres e hijos se encuentran estan­
A partir de la enseñanza de Lacan dio importancia a:
cados en su posición con respecto del deseo. Supone así que la cura del
1. Lenguaje y función simbólica.
nmo afecta el punto donde el niño está unido ~eseo de los padres y lo
2. Deseo y deseo de los otros.
desaloja del sitio que ocupa en lo real, que es el faptasma materno.
'3. El nacimiento, y lo que llamó «primeros significantes».
Finalmente, no puedo dejar de mencionar4ue Mannoni crea, en
4. Cuerpo a cuerpo y palabras.
1969, una Institución abierta para el tratamiento de estas patologías,
5. Imágenes del cuerpo y seguridad.
90
91
6. Avatares y fallas de la primera infancia.
Pero siguiendo las enseñanzas lacanianas, en este proceso es de
7. Prohibición y castración humanizadora.
importancia la función del padre. Afirmando que para que un niño
esté en el mundo simbólico hay que ser tres: un deseo inconsciente
l. Como para todo lacaniano, la función simbólica es ft.mdamen­
del padre para ser concebido, la luz verde del padre, la luz verde, roja
tal, el sujeto es sujeto de la trama inconsciente del lenguaje. Del
o amarilla de la madre y la luz verde del niño que desea encarnarse.
Seminario «La identificación», donde Lacan pone de relieve la fun­
La palabra es consustancial al cuerpo: «El sujeto sobrevive sólo
estructurante del nombre en el proceso de identificación articu­
en virtud de una dialéctica que los seres hablantes expresan mediante
al proceso de constitución subjetiva, toma como instrumento,
la palabra y los fantasmas subyacentes» 136. Todos los psicoanalistas, a
en su clínica, el otorgamiento de un nombre, no sólo como un movi­
partir de Lacan, también expresarán, como Dolto, que las primeras
miento que inserta a la criatura humana en un orden social y simbó­
percepciones de la interacción entre la madre y el niño se registran y
lico, sino como lo que pone al niño en la cadena de su linaje. Para
convierten en signos, elementos significantes a partir de los cuales se
Dolto, ese nombre tendrá articulaciones específicas del sujeto con el
Edipo de sus padres. organiza un sentido simbólico. Pero a partir de estas primeras aplica­
ciones de la enseñanza de Lacan a la clínica con niños y a la concepción
de cómo se conforman los tiempos «pre-constituyentes» de la subje­
2. También la cuestión del deseo es un tema de capital importan­
tividad, las especulaciones teóricas se fueron «afinando» cada vez más
cia en la constitución subjetiva, pero para esta psicoanalista el
y volviéndose más cautelosas y menos generalizadoras.
no sólo es receptor del deseo de los padres, especialmente del de
Dolto dirá que estas primeras percepciones, cuando se tornan
madre, sino que el lactante «hereda» la represión de los padres. En todo
«reconocibles» por parte del lactante, cobrarán un valor simbólico de
niño que nace hay un impacto del inconsciente parental.
«agradable» o «desagradable» con referencia a esos «encuentros» con
Esto que recibe del inconsciente de los padres, lo recibe en forma
la madre. m Ambos, dice, se inducen mutuamente «gracias a las modu­
de fantasmas, deseos, palabras, y constituyen, podría decirse en sus
laciones emocionales vinculadas con las variaciones de tensión de bien­
términos, la infraestructura humanizantel34 del sujeto. La nota distin­
estar y malestar, su convivencia y la especificidad de sus separacio­
tiva en cuanto a este proceso la pone Dolto cuando asegura que el
nes y encuentros, organizan articulaciones de signos (. .. ). Todo
bebé humano, desde el nacimiento, es una fuente autónoma de deseos.
encuentro que produce un efecto de variación sensible en un orga­
Al respecto dirá: «Creo que su aparición viviente en el mundo al nacer
nismo viviente y por consiguiente, de modificación en el ámbito pre­
es simbólica en si misma, del deseo autónomo de asumirse en tanto
existente, se vuelve significante de su existencia para el viviente» 138.
tercer sujeto de la escena primitiva y sujeto único del cumplimiento
No puedo dejar de hacer notar que esta afirmación realizada por
del deseo genital conjugado de los padres, de quien es el significante
Dolto en los comienzos de la década de los años setenta puede adap­
único» 135. De modo que el ser humano sería la encamación simbólica
tarse a las «nuevas» concepciones de las neurociencias que comenté
de tres deseos: el de su padre, el de su madre y el suyo. A pesar de estas
en este trabajo, concretamente, a las formulaciones de J. Moizeszowicz.
afirmaciones, el peso fantasmático de los padres no parece tan deter­
Con respecto a esta importante formulación de Dolto, concluye
como en los postulados de Mannoni.
con algo que también tiene vigencia cuando afirma que si el niño queda
sometido a sus tensiones internas corre el riesgo de quedar fijado a ellas,
3. Para Dolto el nacimiento despierta cierta dinámica libidinal
sin poder dar el paso a la vida simbólica. Concretamente, habla de
en la cual la madre es un continuum inconscient\del niño, siendo la
relación con ésta lo que hace que el sujeto se conozca ~omo ser humano.
136. M. Ledoux, op. cit., p. 11l.
,
/ 137. Si bien sabemos ya Sigmund Freud había collceptualizado los conceptos de pla­
134. La cursiva es mía.
cer y displacer.
135. F. Dolto, El caso Dominique, Siglo XXI, Buenos Aires, 1975. 138. F. Dolto, El caso Domínique, citado en M. Ledoux, op. cit., p. 112.

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93
mortalidad simbólica por ausencia de verdadera comunicación inter­
humana. Uno de la pura diferencia, producto de la caída del objeto del goce
de la madre. A fin de hacer más clara esta concepción, emplea los
círculos de Euler para señalar que la luneta de intersección de ambos
4. El niño no sólo necesitará continuidad en la relación con el
círculos disipa, mediante operaciones matemáticas de la teoría de
otro, sino también palabras personalizadas 139. El hecho de que el bebé
los conjuntos, toda posibilidad de concebir dicha situación como
reciba las palabras para él significa que hay un proceso en el que está
simbiótica.
reconocido por lo parental como separado de ellos, en el proceso de
A este momento de unión con el otro, Dolto 10 conceptualiza en
ser «autónomo», porque, fiel a Lacan, dirá que el niño es un ser de len­
el sentido de que el bebé es objeto parcial de la madre (en lo que coin­
guaje. Cuando en este proceso es «visto» como autónomo, es porque
ciden tanto Piera Aulagnier como M. Mannoni), y --en esa posición­
el discurso parental tiene una imagen anticipada en el deseo del hijo
es que tomaría aquí la figuración de una masa. En este momento, el
en cuestión. Para mis especulaciones, como antecedente, rescato que
bebé es nombrado por Dolto como pre-sujeto, pre-Yo, pre-objeto, y
el bebé humano ha de ingresar al mundo simbólico a través de los
las relaciones simbólicas se darian entre pre-sujeto y pre-objeto.
intercambios con el otro semejante a partir del olfato, vista, tacto, pero
Le da importancia al «despertar» de las zonas erógenas, facilitado
que deben ser tomados en la sanción, mediante la palabra que el otro
va poniendo. en este cuerpo a cuerpo del niño con la mamá masa, dando también
importancia a los efectos de la ausencia-presencia de quien cumple
Al respecto, Dolto acuña el concepto de «complementación sus­
la función materna. Es interesante su postulado de que si la ausencia
tancial» a partir de los momentos vividos a través de las necesida­
es muy prolongada, el niño puede llegar a estar cerca de la «muerte»
des satisfechas por el otro en cuanto a la alimentación, etc. Pero para
simbólica, porque perdería los puntos de referencia que encuentra en
ella este otro ya está presente para el niño como el «dador» que satis­
la madre. Según su interpretación, cada vez que la madre regresa la
face desde la vida fetal a través de los ritmos maternos: latidos del
corazón, etc. continuidad de ser en el bebé se renueva y le sigue dando recursos para
continuar con la vida. Debo decir, a la luz de los avances en el psico­
separación de necesidad a deseo para Dolto se promueve en las
análisis con niños y construcciones al respecto actuales, que si esto su­
primeras horas de la vida del bebé. Comienzo azaroso que puede ini­
cede, si el bebé «reanuda», es porque puede que ya tenga alguna ins­
ciarse por cualquier espontaneidad del bebé, ya que las expresiones
cripción que le permite dicho «reanudamiento del ser». Dolto lo dice
mímicas, pueden aparecer independientes de toda necesidad, ya que
de manera original, ya que justamente especula con que esos «encuen­
la transmisión de deseos entre seres dotados de la posibilidad simbó­
tros» hacen huellas y dichas huellas son puentes que «balizan» los
lica, lo permitiría. Para ella, esta posibilidad prima en los primeros
momentos de abandono. Es decir que el sujeto en constitución se va
momentos posteriores al nacimiento donde ya puede inscribirse algo
organizando -para ella «humanizando»- mediante estos códigos
como un código interrelacional. (Hoy diríamos que efectivamente,
compartidos entre la madre y el niño. Compartición posible porque se
pero de un lado unidireccional, del lado del otro, lugar significante
materno.) van estructurando imágenes que se memorizan y se coordinan.
Ve al nacimiento como una pérdida primera que obligaría a una
A pesar de su alineamiento como discípula de Lacan, habla de
primera castración, por lo cual aquí, para Dolto, estaría la causa para
primeros momentos de simbiosis para describir la diada madre-niño.
un primer duelo. Debo decir que aparece, en esta conceptualización,
Digo esto porque Lacan subraya que esta alienación fundante y pri­
una especie de acción simbólica cuando aún no está organizado el
mera del sujeto a constituirse y la madre ocupando el ~ugar del Otro no
inconsciente.
es una simbiosis, sino que el lugar del niño como sigd¡¡ficante es el del
En mi opinión, con todo el respeto que me merece el rico trabajo
J39. La cursiva es mía. ./) clúlÍco de muchos años de F. Dolto Ysu increíble creatividad, hay como
un constante transpolar de acontecimientos vitales con su correspon­
diente lectura de teorización. Pero también es cierto que ella operaba
94
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clínicamente al mismo tiempo que Lacan construía su monumental Las ausencias prolongadas podrían acarrear asimismo una pérdida
edificio teórico, del cual aún nos servimos. de referencias y quitarle al bebé el apetito por vivir. También podría,
este mismo factor, ocasionar una pérdida de la imagen corporal con­
5. Dolto toma el concepto de narcisismo fundamental como seguida. Igualmente, una espera muy larga con respecto a la presen­
fondo imprescindible de la dialéctica madre-niño que, mediando cia de la madre podría traer como consecuencia un agotamiento del
referencias sensoriales, configuran lo que define como imagen del bebé que lo tornaría pasivo ante el ambiente (postulación que guarda
cuerpo. Imagen que le viene de otro.
ciertas similitudes con las tesis de B. Bettelheim).
Debemos decir al respecto que es lo que postula Lacan, precisa­ Cuando se prolonga demasiado la satisfacción de cualquier nece­
mente, en el «Estadio del espejo». Pero diría que Dolto le da su per­ sidad, las consecuencias son catastróficas porque, según Dolto, pro­
sonal caracterización, ya que para ella en cada etapa de la vida el niño voca la muerte simbólica, como si el bebé devorara lo que tiene de unión
configura nuevas imágenes de su cuerpo, en la medida que su evolu­ con el cuerpo de la madre -10 que conceptualizó como «masa»-lo
ción lo hace abandonar figuras arcaicas del mismo, lo cual constituye cual lleva, además, al estallido de la imagen de lo que sería un pre-«yo»,
una pérdida y, como efecto de ésta, un retiro de la seguridad básica una imagen del cuerpo residual de la experiencia fetal, antes de la ins­
que tenía.
talación del narcisismo primario.
Ella hace una diferencia entre imagen inconsciente del cuerpo y Si bien me he abocado a la búsqueda de situaciones de los tiem­
el esquema corporal (siendo este último concepto usado en la psico­ pos pre-constituyentes de la estructura subjetiva, todas estas hipóte­
logía evolutiva).
sis de Dolto sobre la posibilidad de alguna marca de algo en la vida fetal
La imagen inconsciente del cuerpo «está constituida por la arti­ no van a ser consideradas en el presente trabajo, pero me parece nece­
culación dinámica de una imagen de base, una imagen funcional, y sario decir que son más las investigaciones por el lado de las ciencias
una imagen de las zonas erógenas donde se expresa la tensión de las de la experimentación que por el lado del psicoanálisis las que siguie­
pulsiones» 14Q. Especula con que esa imagen se origina en lo fetal, pero ron con estas cuestiones de lo prenatal.
que su representación aparece mucho más tarde, introduciendo las De todos modos, en el caso por caso, cierta lectura que puede hacer
dimensiones de lo vivido y el tiempo. En estas vivencias, es fundamen­ un psicoanalista de acontecimientos previos a la vida de un bebé en el
tal todo lo que al respecto se construye en relación con la madre. decir de sus padres puede conducir a cambios en la relación de los mis­
Agrega a estos postulados que estas imágenes del cuerpo pueden mos con su niño 141.
representarse tanto en la gráfica como en el modelado que los niños Siguiendo con F. Dolto, considera que el ingreso a la vida sim­
realizan.
bólica está también dificultado por la ausencia de semejantes que ejer­
Cuando considere la gráfica donde tiene asiento una parte de este zan un afecto activo sobre el bebé: ausencia de palabras, y caricias.
libro pondré a consideración las posturas propias que he elaborado Después de muchos años, las neurociencias actuales toman exac­
al respecto.
tamente estas ausencias del afecto activo del semejante cuidador del
bebé como la causa del resquebrajamiento del sensorio tranquilizante
6. Entre los avatares en los acontecimientos del tiempo de la pri­ constituido por los neurotransmisores. Señalando incluso que este hecho
mera infancia que pueden ocasionar psicosis o conductas autistas, tiene consecuencias no sólo en la organización biológica del lactante,
DoIto señala el caso de los llamados «niños abandónicos», que se pre­ sino como factor predisponente para las enfermedades mentales cau­
cipitarían en las patologías señaladas porque habría up relajamiento sadas por estrés.
o una ruptura de lo que ella conceptualiza como simb)osis postnata!.
141. Se volverá sobre el particular, fundamentalmente cuando se presenten casos clí­
140. F. La imagen inconsciente del cuerpo, Paidós, Barcelona, 1990, p. 22. nicos. Por este tema el lector puede remitirse a los trabajos de E. Coriat y al reciente
libro de C. Kolko, Los ausentes de la memoria, Horno Sapiens, Rosario, 2001.

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Si la ausencia de la que hablaba Dolto se da entre los tres meses llamados a una especie de cuidado externo de las actividades del cuerpo
de edad y los doce, no permitirá la instalación y la estabilización del
infantil, que marcarían la función castradora necesaria, según el tiempo
narcisismo primario. Al mismo tiempo, ella impide el acercamiento
de la fase oral, anal y o edípica en que el niño pudiera encontrarse.
que el bebé tenía al mundo humanizado y simbólico a través de los
ritmos del cuidado. Esta ruptura constituye, para Dolto, un trauma­
A partir de estos postulados salientes que hemos comentado bre­
tismo que varía según cada niño en particular y, del mismo modo,
vemente, F. Dolto nos da su posición con respecto a la psicosis infan­
variarían las consecuencias del mismo. Otra vez encuentro similitu­
til y al autismo.
des con las hipótesis comentadas de Bruno Bettelheim.
Con respecto al autismo plantea que es una enfermedad de lo sim­
En consecuencia, dados estos postulados teóricos, su clínica con
bólico con respecto al entorno, debida a cualquiera de los elementos
este tipo de niños (autistas y psicóticos) estuvo orientada a restituir
que hemos enumerado: separación, falta de referencias, un malenten­
lo perdido mediante activas operaciones que incluían lo sensorial,
dido o no respuestas del otro semejante con respecto al bebé. También
lo que llamó «un cuerpo a cuerpo» niño-analista, para conseguir miti­
incluye como causa posible un gran sufrimiento físico del bebé en el
gar la falta de ser en la que el niño se habría quedado.
que no haya tenido consuelo de parte de personas conocidas.
Cuando el niño no recibe elementos del lenguaje para nombrar 10
Debemos decir que se adelanta, con estas afIrmaciones, a todas las
que percibe, también se daña lo simbólico y termina por «nombrar» en
causas que hoy exigen como intervención clínica la llamada «esti­
soledad, sin la referencia del otro semejante. Este hecho producirá en
mulación temprana», pero basada en los postulados del psicoanálisis 142 •
él pautas de lenguaje arcaico articuladas a percepciones sensoriales del
Como génesis del autismo tendríamos, según la autora, que los
cuerpo: digestivas, motoras, percepción es, en todo caso, extrañas al
acontecimientos que hemos enumerado provocarían una ruptura sim­
lenguaje, debido según la autora, a que no encuentra referencias signi­
bólica del narcisismo del sujeto por lo cual, a partir de la misma, éste
ficantes en las personas que lo rodean.
se apoyará en una relación con su propio cuerpo antes que con los
Las referencias a esta cierta «comunicación» con el cuerpo tam­
demás. Pero también nos deja en una suerte de confusión cuando nos
bién pueden asimilarse a la experiencia clínica y elaboración concep­
dice que estas rupturas, para dar como resultado un autismo, deben
tual de F. Tustin que consideré anteriormente.
producirse antes de la instauración de la estructura narcisista del sujeto.
Con lo cual, me pregunto, si no se instauró una estructura narcisista,
7. No puede dejarse de reconocer que cuando toma el tema del
¿cómo puede producirse una ruptura de la misma?
goce en estos tiempos pre-constituyentes, la propuesta de Dolto cobra
Con respecto a la psicosis, da importancia al discurso inconsciente
valiosísima vigencia, si bien está caracterizada desde su interpretación
de los padres, y cobra para ella una gran importancia el propio Edipo
de la enseñanza lacaniana de ese tiempo, sin todos los aportes que la
de los mismos en la causa de la constitución psicótica. Dirá: «Uno de
clínica hoy le ha hecho. Dolto habla en términos de persona a persona
los padres del sujeto tiene que tener una laguna en la estructuración
cuando supone que los goces que se otorgan al niño son nocivos. Hoy
preedípica o edípica en uno de los estadios de su evolución, y tiene que
sabemos que el goce arranca con la instauración de la estructura fun­
haber encontrado en la estructura inconsciente de su cónyuge una falla
dante misma que, justamente, es destinatario del deseo, y que el límite
análoga que también en él viene de uno de sus padres» 143. También
para este goce de la díada madre-niño opera si es eficaz la castración,
dirá, en el mismo libro, que para que se produzca una psicosis debe haber
como operatoria en la estructura del parletre. Si bien ella habla de pro­
por lo menos tres generaciones de neuróticos: dos generaciones de
hibiciones necesarias en la vida del nmo para human~' zarl ,para hacerlo
abuelos y otra, la de los padres.
un ser de lenguaje, no evidencia allí la cuestión ~ásica el armado sub­
jetivo incluyendo al Agente de dicha castración: ~1 re o sustituto del
142. Nos referiremos a la «estimulación temprana» cuando lleguemos a la parte de mis
mismo en cuanto a función, para que se constituya la llamada Metá­ propuestas para esta clínica del autismo.
fora Paterna, condición de estructura para Lacan. Hace, en cambio, 143. F. DoIto, El caso Dominique, op. cit.

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No obstante los comentarios, F. Dolto aportó una enorme expe­
Mi interés en estas teorizaciones radica en que, por un lado, pa­
riencia al psicoanálisis con niños en las «huellas de Lacam, a todos los
sando los años, el relato de las sesiones constituye una palpitante comu­
psicoanalistas del mundo que hayan elegido el mismo camino. El ex­
nicación clínica con la cual aún se puede analizar muchísimo «este
tenso legado que nos hiciera de sus cuarenta años de dedicación a la
comienzo» de la estructura subjetiva, y por otro, el hecho de que remi­
clínica del psicoanálisis con niños en el medio hospitalario es de una
ten la experiencia clínica a referencias de la notación topológica de
importancia fundamental y sus escritos sobre dicha experiencia siguen
Lacan para dicha estructura. No obstante, señalado este interés por las
siendo una referencia para interrogamos al respecto.
especulaciones topológicas que hacen los autores, voy a utilizarlas crí­
yR Lefort ticamente según mis propias observaciones, ya con referentes de psico­
analistas de la actualidad.
En su libro Nacimiento del Otro 14\ dan cuenta de dos casos clíni­
Con referencia al autismo, para los autores que estoy considerando,
cos de dos niñas pequeñas: una de 13 meses y otra de 30. Ambas se en­
no habría a (semejante) niA (gran Otro), por lo cual concluyen: el au­
cuentran, en el momento en que Rosine Lefort comienza su apuesta
tista no se ha estructurado (la cursiva es mía). Justamente, que se haya
clínica en los años 1951-52 en lo que hoy llamaríamos un «Hospital
estructurado o no marca una posición importante en las hipótesis teó­
de día» en la «Fondation Parent-de-Rosam, que pertenecía al servi­
cio de Jenny Aubry145. ricas de mi clínica del autismo infantil 146.
Continuando con los Lefort, a partir de la conclusión de que el au­
Ellos mismos explican que «se trata de una institución asilar
tista no está estructurado, sin a ni A hay ausencia Real. No hay A, por­
dependiente de la Asistencia Pública, al estilo de las que todavía exis­
que no se ha inscripto. Dicen, en consecuencia, que no hay imagen,
ten para niños de poca edad que esper<!:n ser colocados, o en la mayo­
por lo cual concluyen que la paciente está aplastada por ese Real.
ría de los casos, que han sido confiados temporalmente a ella durante
Observan que ese A o bien no está, o no está perforado. Según
la enfermedad de la madre» (tomado del prefacio del libro citado).
Ledoux, muchoslacanianos han afirmado que el A está siempre, por
Rosine Lefort plantea que cuando inicia su apuesta, carecía de
lo cual no podría haber «nacimiento del Otro>,. Entonces conviene par­
formación psicoanalítica, pero que lo que operó en ella fueron los pasos l47
tir de un A no agujerado o de nacimiento para el A •
de su análisis personaL Observación a la que volveré cuando saque las
conclusiones finales de este trabajo. Según los Lefort, «si el agujero no está en el Otro, el cuerpo del niño
autístico está radicalmente perforado». De esta manera, la paciente
En la comunicación clínica de Rosine Lefort, pueden seguirse sus
Marie F. no puede inscribirse al nivel del cuerpo del A, el objeto sepa­
pasos, casi cronológicamente, en los tratamientos, que duraron unos
rable que podría encontrar en él para obturar el agujero de su propio
diez meses. Muchos años después de estos acontecimientos, con la
cuerpo, quedando confmada a llenar sus agujeros (boca, ojos). A esta
colaboración de R. Lefort, publica el libro que vengo citando con con­
altura de sus suposiciones, se preguntan si hay ausencia completa 148
clusiones y postulaciones de la teoría de Lacan acerca de los comienzos
de significante o tal vez no, pero no se produce la articulación de lo Real
de la estructura subjetiva. En mi opinión, es un intento que da un salto
yel significante. Para ellos, el significante inicial está excluido, debido
de avance de las teorizaciones en la clínica del psicoanálisis con niños
a la cual no hay sustitución metafórica, por lo cual tampoco hay repre­
pequeños en la década de los ochenta, fecha en que se publican los
resultados de sus especulaciones. sión primaría.
Por el tratamiento es que la niña Nadia -el otro caso presen­
tado-logra disociar a+ A, ecuación en la que estaba sumida, porque,
144. R. Lefort, en colaboración con R. Lefort, Nacimiento
cclona,1983. Bar­ mediante la acción de la terapeuta, se logró introducir una pérdida
145. A raíz de preguntas de J. Aubry es que Lacan escribe «J)os-trótas sobre el nUlO», pu­
blicadas en J. Lacan, Intervenciones y textos, tomo 2, Manantial, Buenos Aires, 1991. 146. Al terminar la síntesis de 10 postulado por R. Lefort.
147. La cursiva es mía.
148. La cursiva es mía.

100
101
en el A, por lo cual salió de la adhesión y/o fascinación en la que se el espejo, a través de la imagen que él le devuelve, en la que s610 hay
hallaba. La acción terapéutica a la que apeló Rosine (la terapeuta) adhesión, sin dimensión de la pérdida, porque no hay carencia de objeto
fue nombrarla cada vez que Nadia se encontraba frente al espejo por­ en A. Para ellos, hay una situación de ambivalencia, ya que habría hue­
que, según ella, esta acción cumpliría «apres-coup» con la afirma­ llas de lo simbólico.
ción de Lacan: cuando el sujeto es nombrado, recibe una intima­ Ya en lenguaje topológico, caracterizan, en consonancia al mismo,
ción delA.
que Marie Franc;:oise se encontraba en una suerte de ecuación adhe­
Sin metáfora no hay metonimia, siguen los autores, por lo cual siva: a+A y la analista procuró la representación de dicha ecuación.
los objetos Reales no entran en la dimensión imaginaria, y es por ello Las conclusiones están meditadas a partir de estrictas observacio­
que no se ha dado 10 especular en estas niñas, y hay una omnipresencia nes clínicas. En el capítulo titulado «Clínica y topología» consignan:
del A. La metáfora Paterna puede, en estos casos, estar disuelta (cursiva
mía) o faltar radicalmente. «los embadurnamientos 1SO , caca y papilla nos daban la
No obstante, puede ser -especulan- que, en el caso de Nadia, clave de aquello de lo que se trataba: lo que concernía al
esté en un tiempo tal que el significante conserva una brecha, y es interior del cuerpo, fuera caca o papilla, ella lo extendía
debido a ello que puede caer lo Real donde estaba sumida, y puede sobre la superficie exterior, sobre la piel. Nadia nos
comenzar a metaforizar. Real que cae, según los Lefort, cuando es nom­ decía así que las superficies de su cuerpo, la interna y
brada frente al espejo. la externa, se reunían estructurando su cuerpo como
Hacen una interesante posición del estado del cuerpo de las superficie, y no como un volumen con un interior y un
niñas estudiadas según el estadio por el cual transcurren antes de la exterior separados.
posibilidad de metaforizar: así ubican a Marie Franc;:oise en 10 mus­ ¿Cómo podíamos entonces no referirnos a la topo­
cular, casi convulsivo, mientras que Nadia estaría ya en el campo logía, y no definir a qué tipo de superficie pertenece el
escópico pero pre-especular, con la posibilidad del significante pre­ cuerpo del niño, ni reformular las relaciones corporales
existente.
entre el pequeño sujeto yel Otro en términos de super­
Especulan con que cuando el agujero no está en el cuerpo del Otro, ficie y correlativamente de agujeros?».
el sujeto, en sus inicios, no puede vivirse como agujereado en su pro­
pio cuerpo, porque es rellenado constantemente por los objetos del Siguiendo con estas especulaciones, suponen que la estructura
cuerpo del A, ya que los agujeros del cuerpo son a través del A. del cuerpo de Nadia, al que colocan como la «del pequeño sujeto en
El tomar al cuerpo como «la superficie del cuerpo ( ... ) lugar de el alba de la vida» (donde ya generalizan) parece ser una banda de
la estructura del punto de partida de la vida» 1491es permitió referen­ Moebius.
cias a la topología lacaniana. La misma fue tomada desde el punto de Y en ese orden, concluyen que «inicialmente el cuerpo del
vista de la estructura inicial del sujeto que, para los autores, pasaría por pequeño está obturado no por un objeto --comida real- sino por un
dos estadios: una estructura de superficie, Banda de Moebius y Cuerpos objeto sacado del Otro, del campo del Otro, es decir, un objeto sigui­
tórÍcos. Plantean que antes debe darse 10 especular, pero no ubican ficante. Esta estructura del cuerpo de la que hablamos es una estruc­
entre cuales o durante cuales estadios de los enumerados. tura significante, y sólo puede existir en cuanto tal» 151.
Hacen una interesante descripción de lo que sel\t un momento En el último capítulo del libro, titulado «Elementos de topología»,
pre-especular, pero no generalizan, lo adjudicru¡t a M~rie Franc;:oise. plantean que van a tratar de ilustrar mediante imágenes lo que les ha
La niña estaría, en este momento, en una relación conJ otro mediante
150. Conducta bastante común en los niños llamados autistas, psicóticos y con retra­
149. R. YR. Lefort, op. cit., p. 376 Yss. sos mentales severos como secuela de enfermedades neurológicas y genéticas.
15l. R. YR. Lefort, op. cit., p. 362.

102
103

dL:_·_il,p J 1M",ª, @ ;$4" _


«impuesto la clínica», lo cual podría, según ellos, formularse de la Cuando los autores comentados plantean que sin A hay sola­
manera siguiente: mente Real, me parece que debiera haber mayor precisión entre lo
que llamamos realidad y el Registro de lo Real. Ya que lo Real como
l. La estructura con la que el sujeto afecta su cuerpo es sólo un registro de la subjetividad va a surgir como tal por la incidencia del
efecto del significante que se articula con lo Real del propio cuerpo. lenguaje en el cuerpo, que hasta ese instante es un puro sensorio
Sin articulación entre lo Real y el significante, cada uno de ellos aislado, del que no se tiene conocimiento, aún antes de que se establezca lo
por su cuenta, no puede formar una estructura, como lo muestra que Freud llamó «yo-no yo», donde se esbozaría el comienzo de
Marie Franyoise. La psicosis es la a-estructura. «adentro-afuera».
Ahora no voy a entrar a considerar (lo haré más adelante) qué sig­
2. Hemos podido distinguir dos estadios de esa estructura: «una nifica decir que algo existe realmente. Por el momento, sólo me parece
estructura de superficie no orientable, ilustrada por la cinta de Moebius; que puedo decir que hay una realidad continua no tocada por el lenguaje
el tránsito a través del espejo a una estructura de superficie no orienta­ pero que el sujeto, antes de ser un sujeto de metáfora, es un viviente de
ble, ilustrada por el toro» l52. la especie que no tiene forma de dar cuenta de los resultados de sus sen­
saciones, a no ser por medio de movimientos del cuerpo, que en todo
Pero advierten sobre la dificultad de dar cuenta topológicamente caso son «interpretados» por alguien de su ambiente próximo.
de cómo sería el tránsito de una superficie no orientable a una orien­ Cuando los autores dicen que es un puro Real, tal vez tendrían que
tableo De una a otra, señalan que el tránsito es bidimensional, lo que hacer la especificación acerca de que se refieren a lo real del cuerpo.
implica relaciones por adhesión y desprendimiento (pero el traductor Al decir que hay «un nacimiento del Otro», hay que recordar que,
llama la atención sobre que los autores se refieren a los términos fran­ en su momento, muchos lacanianos afirmaron que el A de un naci­
ceses «accolement» (ad-collum, cou: cuello, unión por adhesión) y miento para el bebé está siempre; en consecuencia, debiera hablarse de
«décollement» (desprendimiento, acción de despegarse, de colla: calle: un nacimiento para el Otro. Lo cual tampoco da cuenta de lo que de­
goma de mascar). Lo cual eliminaría una simetría entre ambos sen­ biera considerarse. Ya que la estructura de la cual hablamos es en tér­
tidos, pero lo que han consignado les parece lo mejor para no perder minos del significante, por lo cual no es algo que pudiera definirse como
el significado que quieren transmitir. «estable», tal como una nosografía. En consecuencia, cada vez que se
Es decir que la paciente en cuestión no está en una dimensión habla del Otro, debiera circunscribirse a qué otro nos referimos: Otro
tridimensional. del lenguaje, Otro Primordial, etc.
En cuanto al «nacimiento» del sujeto de la metáfora, del sujeto de
lo inconsciente, se debería considerar que, antes que esto suceda, de pro­
Observaciones sobre la apuesta ducirse como tal, están un bebé y sus padres de la realidad, que toda­
de Rosine y Robert Lefort vía no encarnan ningún significante.
El Otro es un lugar significante en una estructura conformada por
Con las referencias de psicoanalistas contemporáneos, sobre los mismos. Entonces, pregunto: ¿a qué se referirían con esto de que el
todo los que he citado como principales referentes:\ E. Coriat, A. A está siempre? Podría decir, para aproximarme más al concepto de
Jerusalinsky y H. Yankelevich, más observaciones prop1as a partir de estructura dado por Lacan, que, en todo caso, pudiera haberse dado
la clínica, haré algunos señalamientos que anticipan c,mclusiones a la posibilidad de la inscripción significante del «Rasgo Unario», pero
las que he llegado con respecto al autismo en la infancia. si esta operación no ha sucedido, sólo puede haber quedado la marca de
un Otro ya simbólico, pero sin eficacia. Y por otro lado, pensar que
152. R. YR. Lefort, «Elementos de topología», p. 381. lo que está siempre, precediendo al acontecimiento del nacer, es el Otro
de la cultura o el Otro del lenguaje.
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105

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Me llama la atención que no se hable en este punto, en las espe­ También plantean que hayo bien una ausencia completa del sig­
culaciones de los autores, de la función de corte, que, en mi opinión, nificante o falta radicalmente. Eso suscita interrogantes al día de
hubiera arrojado más luz sobre este tema, que no deja de ser atractivo. con respecto a la situación, desde las coordenadas que estamos traba­
Según los Lefort, «el cuerpo del A no perforado corresponde a un jando, por lo cual, por el momento, me pregunto: ¿la presencia del sig­
cuerpo agujereado del sujeto» (se supone que en constitución). Por nificante, puede ser a medias? Esto, además, me recuerda posiciones
lo tanto, me parece que, primero, se transpola cuerpo materno al lugar actuales sobre, justamente, en qué posición se encuentra el autista.
del Otro Primordial como significante, que en cuanto tal no significa Frente a la falta de este significante primordial, ¿carece de estructura,
nada. Segundo, ¿por qué el cuerpo del sujeto queda agujereado? Veamos: y es, en consecuencia, una a-estructura?
creo que, a partir de la lectura de las observaciones clínicas del caso En este orden de conceptualizaciones, plantean también que lo
que los llevó a estas especulaciones, hoy podríamos decir que los agu­ que no se ha producido en el caso de Marie Franyoise es una articu­
jeros del cuerpo no son más que agujeros desde lo anatómico, porque lación entre lo Real y el significante donde, me parece, se deja de lado
si no están erogeneizados por ese Otro Primordial que va a contor­ el proceso de Marca que azarosamente queda (por la repetición) a
neados, precisamente, el niño no tiene vivencia alguna de ellos. Es el modo de huella del acontecimiento, y que dará lugar al Rasgo Unario,
circuito libidinal que pone en marcha el Otro el que va a marcar los único modo de que se constituya Uno y entonces sí, la posibilidad del
agujeros como zona erógena. sujeto de la metáfora.
En esa misma línea de análisis, se dice que «si el agujero no está Si dicen que no ha habido «represión originaria», no ha habido
en el Otro, el cuerpo del niño autistico está radicalmente perforado» 153. corte, y es por eso que la paciente citada puede estar formando
Al respecto, creo que si en la cadena significante del discurso simbó­ «masa» con el otro a minúscula, porque la represión del primer sig­
lico del Otro no hay lugar para el niño, podríamos decir solamente nificante no se ha producido. Podemos pensar que todo el proceso
en ese sentido que no le ha proporcionado «un agujero donde alo­ de inscripción del mismo no tuvo lugar. Si es así, dicho significante
jarse» y que, en consecuencia, los dos son <<una sola masa». Así, por no ha operado.
ejemplo, se podría pensar en la boca del bebé y el pezón como una masa. Para la paciente Nadia, suponen que se encontraba adicionada
Que el bebé «puede tener la sensación» de que no tiene cuerpo pro­ al Otro, por lo cual muestran como adhesión la fórmula de a+A.
pio, porque en términos de la teoría de la estructura de la subjetivi­ Pero, si es adhesión, debiera aparecer, en todo caso, como a A, ya que
dad no hubo corte, no hay comienzo del proceso de organizar i(a) la suma pone entre ambos términos el signo «+», que indica separa­
para que advenga «yo». ción -la que los autores dicen que no hay-, pero el término «adhe­
Cuando dicen que Marie Franyoise no puede inscribir al nivel del sión» indica que hubo dos entidades separadas y que, por alguna
cuerpo del A el objeto separable que podría encontrar en él para obtu­ razón, aparecen adheridas, y en este caso, vuelvo a decir, que, es, en
rar el agujero de su propio cuerpo, pienso que quien debió alojarlo es todo caso, una masa donde el signíficante SI no tuvo lugar. Haytam­
el otro, que es quien comienza la dialéctica del deseo en un «set» nar­ bién, podríamos decir, el mundo, pero no hay una escena armada
cisístico. En los espacios que deje el discurso materno con sus ausencias, madre-niño sobre el mundo, porque faltan los elementos iniciales
es que el bebé, en vías de constitución de su subjetividad, buscando el de dicho armado.
«objeto» perdido por esos cortes que proporciona la ausencia, irá pro­ Exponen que el éxito logrado en las operatorias clínicas de Rosine
duciendo la serie de objetos, que surgen por el deseo de ob~ener aquel Lefort fue el producto de su acción de Nombrarla, lo que hizo que la
primero, el del goce. \ ) niña pudiera reprimir la imagen de la adhesión. Pienso que el efecto
'",_# exitoso se debió a que la analista, en su hacer, como tal, efectuó la acción
153. R. YR. Lefort, op. cit., p. 285 Yss. de inscribir lo que no se había inscripto, el significante primero, con
la eficacia del corte de su nombrar, en lo que hasta ese momento era una
sola masa. En cuanto a que fue nombrada frente al espejo, donde se
106
107
encontraba cooptada, pienso que pudo haber sido en una coapta­ No obstante mis comentarios, la experiencia de Rosine Lefort y
ción muy primigenia del ver pasando a mirada. Porque si no habia sus conceptualizaciones son un referente que aún brinda la posibili­
., corte, tampoco hab'la mIra
separaclOn, . da 154. dad del estudio y de la interrogación en los enigmas del autista.
Finalmente, cuando tornan en la última parte del libro las figuras Fundamentalmente, me parece muy rica la apuesta de poner a
de la topología, explicitan que la psicosis es la a-estructura. Lacan explicó prueba las operatorias lógicas de la topología lacaniana mediante la
largamente la estructura psicótica corno una de las estructuras clínicas clínica.
del sujeto frente al Otro, marcando los efectos de la misma en el Hacer que la clínica interrogue a la teoría es un hacer propio de
esquema de Schreber y en un tipo especifico de nudo cuando trabaja los psicoanalistas, porque no se trata de un saber cerrado.
Joyce. A no ser que los autores consideren que el autismo es una psi­ Me parece oportuno destacar el valor en la búsqueda que tiene
cosis, no podría entenderse esto de que la psicosis no tiene estructura. el deseo del analista, lo cual hace más notable el trabajo de los auto­
Seguidamente, muestran la posibilidad de dos estadios de esa estruc­ res que he considerado.
tura que acaban de decir que no lo es. A no ser que se suponga que no es
la neurótica y que ésta última, además, sea la única estructura que deba­
mos considerar corno tal.
Tornando los estadios de esta estructura que es pero no es, mar­
can un primer estadio de la misma ilustrándolo con la cinta de
Moebius, que es una figura no orientable. Pero si esto fuera así, con­
sidero que ya hay un comienzo del sujeto de la metáfora, porque ha
habido deseo de llegar al pequeño otro, por lo cual se produjo la tor­
sión que caracteriza a la banda. Y si hubo torsión, hay agujero que
marca la iniciación de la dialéctica de las separaciones, intervalos del
«a» con el a (pequeño otro semejante), bajo la organización del sig­
nificante fálico, en este momento lógico, significante de la carencia.
El discurso materno tiene lugar porque el significante primero Rasgo
Unario fue marcado y en síntesis ha comenzado la dialéctica edipica
en el puro imaginario.
Por todo esto, mi posición, que sirve de fundamentación a mi
propuesta clínica, es que, en todo caso, podernos intentar pensar que
se trata de una banda cilíndrica pero no de Moebius, que es la propia del
sujeto en vías de ser sujetado, carente, desean te, parlétre, nada de
cual sindica al autista.
En cuanto al segundo estadio, se ilustraría, según los autores, en
un toro, pero confiesan la dificultad de pensar el pasaje de una figura
a la otra. 155 \

i
154. Este tema se ampliará para fundamentar la concepción posi~edlautismo más
adelante.
155. Volveré al tema cuando presente mis supuestos para avalar mi postura sobre el
autismo.

J08 109
r

Capítulo 111
Nuestra propuesta de una clínica
del autismo desde el psicoanálisis

Para orientar en la clínica del autismo infantil desde conceptos del


psicoanálisis, según mi experiencia en ella, he tenido en cuenta los
siguientes objetivos.
l. Ubicar disposiciones de la estructura subjetiva desde los con­
ceptos del psicoanálisis que conformen un estatuto para ellla­
mado «autismo infantih, y que ellas constituyan el aporte a
una clínica posible en el trabajo interdisciplinario
2. Presentar operatorias clínicas teniendo en cuenta lo mencio­
nado en el punto l.
3. Conceptualizar el autismo desde las coordenadas del psico­
análisis y desde la interdisciplina, lo cual marcará algunas
posiciones con respecto a la gráfica, la estimulación, la musi­
coterapia y otras actividades de los niños con este diagnóstico
atendidos en el Centro de Día «Lanfranco Ciamph)156.

Lograr dichos objetivos pondrá en consideración y a prueba los


postulados de cómo se constituye el sujeto desde las enseñanzas del
psicoanálisis, y los tiempos lógicos de su realización. Esto traerá la pre­
gunta sobre los cruces inevitables de estos tiempos lógicos con la dia­
cronía de las funciones de niños según la edad cronológica que los
patrones de desarrollo marcan desde la psicología, pero también desde
los tiempos que el cerebro humano necesita para la organización y
cambios en su arquitectura.

156. Centro de Día «Lanfranco Ciampi», dependiente de la Cátedra Psiquiatría Niños


de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, en la
que fui Titular Ordinaria y Directora del Centro mencionado desde 1990 a 2007.

III

L_
En cuanto a las leyes de la estructuración subjetiva, ha de tomar Veamos, entonces, cómo se supone que surge el sujeto de lo
una importancia vital el pasaje que el niño pueda hacer por la situa­ consciente, tomando la línea lacaniana de su producción, en la medida
ción que J. Lacan describió como «Estadio del espejo». Situación que, en que lo único que soporta la existencia del mismo es la existencia del
en mi experiencia, marca una división notable entre el niño que la significante y sus efectos.
ha sorteado y el que no 10 ha logrado; los efectos son observables en En cuanto al significante, todos tienen como soporte un trazo que
su situación social con los semejantes, en niños cronológicamente desde el punto de vista lógico no tiene contenido subjetivo alguno,
mayores a la edad aproximada en la cual se dé el citado estadio 157 , en por lo cual es único y uno. De esta unicidad es de la cual parte.
algunos comportamientos y aun en la producción de trazado que no Unicidad del Einziger Zug 1ÓO freudiano, soporte de la diferencia,
alcanza el estatuto de lo que llamamos un dibuj o 158. toma el fundamento (unido a los aportes de la lingüística) del signifi­
cante uno: SI en busca de completamiento en el significante
En el intervalo que va del SI al S2, ha de surgir el sujeto que nos
Sobre lo que entendemos por estructura subjetiva ocupa: barrado y carente, en la búsqueda permanente de respuestas
desde el psicoanálisis 159 en el Otro. operatorias no están dadas por tiempos cronológicos
sino en supuestos de tiempos lógicos: al buscar siempre en el otro,
Se comprende que hablamos de la estructura del sujeto pero, en puede decirse que yo es otro. Para que esto suceda, para que advenga
cuanto a este último concepto, nos referimos a la diferenciación que el significante uno, necesitamos por lo menos tres tiempos:
-ya por la década de los años cincuenta- hace Lacan entre sujeto y la l. De los muchos acontecimientos primeros en la vida de un bebé,
instancia psíquica que Freud llamó «yO», Esta instancia, en las coorde­ uno se marcó, dejando huella.
nadas que guían el presente trabajo, forma parte del orden imaginario. 2. Esa huella debe sufrir un borram
El sujeto del cual hablo es el sujeto del i,nconsciente. Que se pro­ 3. En lue:ar de la huella surge un «representante-representa­
duzca este sujeto supone un proceso que Lacan expone incluso con , que en términos lacanianos es un significante.
coordenadas matemáticas, con el objetivo de darle a sus conceptualiza­
ciones una puesta lógica que les dé consistencia. Especialmente, al Así es la introducción del bebé al mundo simbólico, pero ha sido
discurso de su teoría al respecto. previa la marca de innumerables acontecimientos que lo tomaron
De dicho proceso tomaré los tiempos llamados «lógicos» del mismo, como objeto de las acciones de otro.
para marcar la referencia de 10 que, en ese sentido, no logra producir Las acciones del otro son facilitadas por la inermidad de la cría
un sujeto en el mundo de lo simbólico, sino un autista. humana, y por el amor en funcionamiento que pone el semejante
Que se produzca un autista 10 digo en calidad de hipótesis, to­ próximo al bebé en vías de constituirse como sujeto.
mando los referentes actuales porque, como se ha dicho a lo largo de Estas acciones están marcadas, en un tiempo primordial, por lo
este trabajo, no hay un consenso sobre dicho diagnóstico. que llamamos con Freud «experiencia de satisfacción» 162 y, en otro
No obstante lo apuntado, trato de dar cuenta del tema.
160. Término alemán utilizado por Freud, que fue traducido al castellano como «Rasgo
157. J. tacan, siguiendo a H. Wallon, ubica este estadio entre los seiJY los dieciocho Unario».
meses de edad. 161. S. Freud llamará «representante representativo» a un concepto eqUlvalente a aque­
158. Observación que presentaré con el correspondiente m~terial ara una lectura llo que, en la «Carta 52», ubicó como cada uno de los elementos del
posible de los tiempos subjetivos probables en que pueden~rse algunos niños «segundo o transcripción» Véase «Carta 52», en Obras
sindicados como autistas. Completas, tomo 1, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973. Traducción de Luis
159. Muchas de las consideraciones desde este discurso se fueron desarrollando a lo Ballesteros y de Torres.
largo de los comentarios a la obra de los psicoanalistas en el 162. Si bien puede decirse que S. Freud ya la describe en un «Proyecto de una Psicología
«En las huellas de Lacan». para neurólogos», de 1895, en Obras Completas, tomo 1, op. cit., p. 209, recién va

112 113

_ _ _ _o
tiempo posterior, el juego del «Fort-Da» que presenta en «Más Producido éste último, el sujeto estará en condiciones de hacer su
del principio del placen)163. entrada al mundo simbólico, lo que le permitirá todos los juegos me­
En la primera experiencia, que llamó «de satisfacción», describe tonímicos y metafóricos en el futuro.
cómo ella va dando lugar a la situación en la que el niño, en la necesi­ En los Escritos, Lacan dirá con respecto al juego de presencia-ausen­
dad de alimentarse, sufre tensión, la cual hace que surja la catectiza­ cia que su acción destruye el objeto que hace aparecer y desaparecer en
ción correspondiente. Así, es catectizada la imagen de la persona que la provocación anticipadora de su ausencia y su presencia. Cito: «El sím­
acudió en ayuda del bebé, lo que proporciona algo como el inicio de bolo se manifiesta en primer lugar como asesinato de la cosa, pero per­
la percepción para Freud. Es decir que dicha imagen deja una huella mite mantener la identidad del objeto aunque no esté todavía al alcance
catectizada, es la huella mnémica de este acontecimiento. En esta hue­ de la función simbólica que nos permite adquirir el lenguaje» 165.
lla es que el niño hará las «llamadas siguientes», cada vez que se Agrego que, al proceso de la formación del símbolo, H. Wallon lo
encuentre con la necesidad, porque ya hay una presencia virtual a la Hamó ((pensamiento interior» y es el que permite formar conceptos.
que podemos llamar Otro (A). Tal como han repetido psicoanalistas del campo lacaniano, desde
Freud dirá con respecto a esta experiencia que el aparato psí­ mucho antes del nacimiento del bebé y desde mucho antes de su con­
quico tiene la propiedad de que el apremio de la necesidad lleva a cepción, existe un mundo de lenguaje donde incesantemente se
creer que percibe el objeto que calmará la necesidad -de allí que grite combinan significaciones y códigos de todos los prójimos que van a
ollame-. rodearle. En primera fIla estará, por lo general, la madre.
En la otra experiencia citada, la del «Fort-Da», el niño simboliza Ella ya está inscripta en lo simbólico (en este modelo ideal que estoy
en el juego de la aparición y desaparición del carretel las presencias y presentando). En este tiempo lógico pre-constituyente, el nino está
ausencias de la madre, hace presente y ausente -imaginariamente­ situado desde la lógica en los fantasmas de la madre. Por lo tanto se
a la misma. En este acontecimiento, también podemos entender cómo trata, casi, de la génesis de los primeros intercambios que van del
el objeto real se convierte en simbólico, ya que éste, en tanto carretel, a la madre según un eje de satisfacciones reciprocas: mamá que cuida
deja de ser tal para convertirse en el movimiento mismo de la apari­ amando y gozando y niño cuidado y amado que goza de su madre, en
ción y desaparición, sólo señalado por los fonemas «Fort» y «Da» 164 tanto ella es un sujeto deseante.
detrás de los cuales ha desaparecido el objeto carretel. Pero es necesario también que este goce no la conforme por mucho
En las dos experiencias se efectivizan el papel de la libido, tiempo, ya que su interés también está guiado por otro vector: lugar
ciones de corte, pero también una oposición que marca distintos tiem­ significante de lo que llamamos padre simbólico, encarnado general­
pos de la ruptura de la unificación entre el objeto y el significante, borra­ mente en el padre del bebé.
dura de la huella o corte entre representante representativo (Vorstellung Porque de entrada, en los inicios del inconsciente están estos dos
y Vorstellungsreprasentanz), a éste último concepto freudiano Lacan campos: el del sujeto y el del Otro. En éste último se sitúa el S2, para
lo traduce como los elementos del inconsciente, pero no es ya el in­ dar origen a la cadena significante: «El Otro es el lugar donde se sitúa,
consciente organizado como en la cadena del significante que rige todo 10 que, del sujeto, podrá
hacerse presente, es el campo del viviente donde el sujeto tendrá que
aparecer. Y he dicho que, por el lado de ese ser viviente, llamado a la
enunciar el concepto de «vivencia de satisfacción» en «La interpretación de los subjetividad, se manifiesta esencialmente la pulsióm> 166.
sueños», de 1898, en Obras Completas, tomo I, op. cit., p.
163. S. Freud, «Más allá del principio del placen>, en Obras r:{)tnl)lPifa~. tomo XVIII,
165. J. Lacan, «Función y campo de la palabra en psicoanálisis», en Escritos 1, Siglo XXI,
Amorrortu, Buenos Aires, 1979.
Buenos Aires, 1985, p. 307.
164. Fonemas en alemán que se traducen por <<¡Se fue!>, y <<¡Acá está!», S. Freud,
166. J. Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Barral, Barcelona,
op. cit., pp. 14 Y 15.
1977, p. 209.

114 115
Un tiempo fundamental anterior a la organización subjetiva lo en «el ojo a ojo» ya ni siquiera está la materialidad de la leche, se trata
constituye el llamado «Estadio del espejo», que se explicó en las con­ de una materialidad imperceptible dada por el rayo óptico.
sideraciones de los conceptos fundantes de J. Lacan que he tomado Por lo tanto, de ese rayo, lo único registrable son sus efectos:
para este trabajo. el ojo del Otro. Pero la consecuencia fundamental de este encuentro
Me parece importante, no obstante lo ya explicado, consignar que será la posibilidad de la mirada.
si el bebé nace prematuro en cuanto a lo inacabado del proceso de mie­ En la enseñanza de Freud, podemos encontrar antecedentes de
linización, por ejemplo, podemos pensar que el primer aparato de apre­ lo que estamos proponiendo, ya que en «Pulsiones y destinos de pul­
hensión y control del espacio sea anterior a la motilidad, hablo del apa­ sión» construye una secuencia que va desde la pulsión visual (voyeu­
rato visual. En la construcción del espacio visual, tiene importancia rismo-exhibicionismo), pasando por la pulsión oral, anal (sadismo­
el aparato auditivo, pero la visión tiene una fuerza natural o un valor masoquismo), hasta la forma final de la organización de la pulsión:
estructural que le es propio para la construcción de «un campo». amor-odio. En estas secuencias, es evidente la importancia del ojo
A esta construcción, la hemos considerado absolutamente anti­ como organizador pulsional, ya que es el punto de partida de una
cipadora. Hablo de lo que ocurre durante el llamado «Estadio del serie de procesos cuyo resultado será la construcción de procesos
espejo», tiempo al que podemos considerar, entonces, como organi­ identificatorios.
zado por un primer aparato de control, de conexión y contacto con Podemos resumir diciendo que el ojo se halla en la base de toda
el llamado «mundo externo». identificación, que necesariamente supone siempre la presencia de
Conviene aclarar que lo que orienta la organización del campo otro, pero con todo el valor de la función de la pulsión escópica en lo
que estamos considerando es la imagen materna que condensa, a que constituye la mirada.
manera de red, ciertas exigencias, demandas, pedidos que se orien­ En el «Estadio del espejo», por la mirada del otro, se organiza
tan hacia este a-sujeto y cuyo origen pueden remontarse lejos en la también, como sabemos, el cuerpo; es el otro con su mirada quien lo
historia del deseo materno 167. ' orgamza.
Diálogo sui generis entre esta madre que puede decir «me quiere La integración del cuerpo fragmentado del bebé será un resul­
decir algo» o «es como si me quisiera hablar», etc., y que tanto estu­ tado de su coordinación motora y la anticipación que de la misma
diaron (y se sigue haciendo) Winnicott como Spitz (entre los más realiza el fenómeno óptico especular.
conocidos). La fragmentación es resultado de la parcialidad de la informa­
De todos modos, este ronroneo del bebé con su mamá y las pala­ ción orgánica, puesto que la información que el cuerpo suministra
bras de ella tienen un punto de apoyo en el ojo que lo mira. es necesariamente focal; de ahí que sea precisable. Por ejemplo: un
En este espacio óptico, se constituye un espacio libidinal, y es lo dolor de muelas es localizable por el «percipiens» en función de que
que se puede llamar también un intercambio de fascinaciones reCÍ­ las sensaciones son, pese al aura que puede entornarlas, puntuales.
procas. Así tenemos entonces que podemos asimilar alojo a uno de El que un sujeto pueda trascender esa parcialidad de la información
los aparatos de control del mundo circundante al bebé, y también a corporal es consecuencia directa de la constitución de una «imago»
un aparato de aprehensión libidinal en una dimensión inmediata (imago que se verifica aun en la psicología animal, según trabajos del
con la madre. ~a;). etólogo Lorenz y otros) tal que permite unificar en una «gestalt»
Las conexiones anteriores a esta, de ojo a ojo, tenían, odemos todos los elementos puestos en juego. Con lo cual podemos decir que
decir, una cierta materialidad. Al conector concreto)~c tinuo que la constitución del Yo es absolutamente solidaria con la constitución de
es el cordón, al que le sucede el conector discreto pecho-boca. Pero una imago en la que intervienen redes de significaciones ajenas al «per­
ceptum» mismo, como es el caso de la exigencia materna en la fascina­
167. De importancia fundamental en la clínica del psicoanálisis con niños. ción especular.

116 117
Así, la percepción es absolutamente congruente con el fenó­ En consecuencia, propongo situar la «existencia» del llamado
meno de la ilusión, de donde se infiere que hablar de «imagen» en «autismo» en un estado «sensorio-motor» sin investidura y sin haber
psicoanálisis hablar de una imagen producida, es decir, sobre­ sido penetrado con eficacia por el lenguaje.
determinada. El lenguaje hace cortes discretos en la realidad, que, de lo contra­
Cuando hablamos de «imaginario» hablamos de ilusión, porque rio, sería continua. En consecuencia, el cuerpo topológico que le
no podemos tener garantías sobre la «verdad» de la imagen, ya que, correspondería a la situación autista sería la banda cilíndrica como
por ejemplo, decimos que «vemos» levantarse y ponerse el sol cuando, metáfora va de mi parte- Banda de Moebius antes de produ­
en rigor, no es verdad ni lo uno ni lo otro. cirse la torsión l69 . En tanto que, para la estructura misma del cuerpo,
El registro imaginario es la sede de los fenómenos de ilusión. sabemos que Lacan utiliza, para su mostración, la superficie tórica,
Entonces, la constitución del yo es absolutamente solidaria con que es orientable, bilátera y tiene un agujero. Pero al ser orientable,
la constitución de una imago, en la que intervienen redes signifi­ no me es útil para el caso del autista, porque, como mostré, éste está
caciones ajenas al «perceptum» mismo, como es el caso de la t>v,O't>r,_ en una realidad continua más propia de la banda cilíndrica. También
cia materna en la fascinación especular. podría presentarse la situación del niño llamado autista en su rea­
Está sobredetenninada, producida, por los movimientos del sujeto lidad continua, con la mostración lógica de corresponderle la parte
que mira (el otro especular), que mira con arrobamiento, pero apa­ esférica del «Cross cap» antes del corte, como si la situación: antes
rece y desaparece, y el niño lo sigue pero emergiendo de la alienación del corte en el autista, en lugar de una operatoria se transformara en
absoluta de la presencia maternal. una «estación», que produce el estado autista, de manera tal que se
Suponemos a estos sujetos madre-niño que llamaremos a y «a» transforma no en un momento transitorio sino en una «estación
en «intercambios» ¿Qué es lo que intercambian? Al menos en el cir­ terminal».
cuito pecho-boca, miradas mutuas. Porque en el amamantamiento, Hablo apoyada en la clínica del «caso por caso» ya que «ningún
además de la leche que allí circula, circulan otros atributos: dones. autista es igua!», y creo que las variedades en que se presentan pue­
Para la madre, por ejemplo, la importancia misma de ser madre l68 • deberse a distintos tiempos, y/o maneras de estar en la referida
., . 170
Para la madre, lo sepa o no, se juega también un proyecto que no «est aClon», segun «causas y azares» .
es cualquiera, es el de hijo. Aun salir de la misma puede deberse a causas y azares. No obs­
En cuanto al niño, ha comenzado para él la posibilidad de la con­ tante, en la parte de este libro referida a la aplicación de la clínica,
secución de objetos por ese resquicio que la madre deja cuando lo mediante fragmentos clínicos veremos que, como las madres, los psi­
71
priva de su presencia. coanalistas de niños de estas características somos pascalianosl • Es
Efectos, en cuanto a los esquemas lógicos de Lacan, de la intrin­ decir, hacemos apuestas, lo cual es fundamental.
cación y distinción de los registros imaginario y simbólico, ejes nece­ Volviendo al corte en el «Cross cap» al que me he referido, sabe­
sarios para el ser mos que éste no se realiza en cualquier lugar, sino en el límite preciso
Por lo fundamentado hasta aquí, propongo, en mi clínica del entre la zona bilátera -superficie homeomorfa- a una superficie
psicoanálisis con niños llamados «autistas», que su situación de tales esférica y la zona unilátera homeomorfa a la Banda de Moebius o
es el efecto de un singular estado de los mismos en los tiempos pre-cons­
tituyentes de la estructura subjetiva, tiempos en que aun no fuentan 169. G. Annoní, «Donde el hombre de la bestia se separa», presentación en la Reunión
los tiempos lógicos de la estructura, que sitúo antes d~ las iJIeratorias Lacanoamericana de Recife, Brasil, agosto de 2001, publicada en «Dossier de tra­
pr(~Serlta(10S por los miembros de la Escuela S. Freud de Rosario». Septiembre
que dan lugar al Estadio del espejo. ',--­
de 2001.
170. E. Coriat. «Causas y azares», trabajo presentado en la Reunión Lacanoamerícana
168. Esto adquiere vital importancia en la clínica del psicoanálisis con niños más de Bahia, Brasil, 27 al 30 de agosto de 1997.
en los llamados discapacitados. 171. Expresión de H. Yankelevich, en el Seminario del 22/06/02.

118 119
región superior que tiene la superficie esférica. El corte es eficaz en esa Para que ese acercamiento se produzca, es necesario que la libido
zona para producir dos partes que no son topológicamente equivalentes. m l.u1llpla su función. Para aplicar este concepto a la clínica posible del psi­
Como efecto de dicho corte, y en esa región precisa, lo que queda coanálisis con el autista, es necesario también, como señala Lacan 174,
es unilátero y lo que cayó (disco) es bilátero, coincide con la topolo­ tanto que recordemos los cuatro términos enunciados por Freud para
gía freudiana del adentro y del afuera. División primera de lo mío y la pulsión, la presión, la fuente, el objeto y el fin, como que ellos aparecen
de lo otro. disjuntos. Si bien la presión es identificada como una simple tendencia
El disco debe ser irremediablemente perdido para poner al sujeto, a la descarga, es imprescindible que haya un estímulo para que se logre
ya entonces escindido y barrado, en el mundo de lo simbólico. l75
la producción de la tendencia y, como he señalado cuando descri­
El disco desprendido ha dejado un agujero, producto y efecto del bía algunos aportes de las actuales neurociencias, los estímulos provie­
choque de la palabra del otro que penetró, socavó lo inmutable de la nen de las necesidades hambre y sed. Pero Lacan, en su lectura de estos
continuidad de la esfera. textos freudianos, alerta claramente acerca de que no se trata de estas
necesidades cuando habla de lo que ocurre en el Trieb. Para empezar,
nos ha dicho que su satisfacción es paradójica l76 • El logro de esta satis­
Cros Cap facción va marcando, a su vez, los desfiladeros por los cuales se va
....-- Homeomorfo
abriendo paso el sujeto en su constitucionalidad subjetiva, desfiladeros
Con la banda
de Moebius marcados por lo imposible177 : ningún objeto de la necesidad puede satis­
facer la pulsión.
Lacan marca, justamente, que lo Real aparece como obstáculo al
principio del placer. Por lo cual la pulsión hace sus viajes, sus vueltas en
pos de los objetos posibles a satisfacerla. Conviene tomar este «viaje», cir­
Bilatera cuito de la pulsión, con el verdadero sentido del «tour» francés, ya que es
límite alrededor del cual se gira y se da el escamoteo. Su esencia es enton­
ces ya no la necesidad, sino el trazado de un acto que me he referido
El niño autista ubicado desde la perspectiva topológica según lo como corte en la desde el punto de vista topológico, y tomando
presentado, al no haberse producido este corte, permanece en la esfera, las consideraciones necesarias: lugar, tiempo lógico del corte, etc.
en su continua realidad, la realidad inmutable de los llamados cuer­ Cuando Lacan nos muestra el circuito de la pulsión 178 , señala que
pos celestes de millones y millones de años. la misma tiene tres tiempos. Pero lo esencial es que no se da en el prin­
Tomando esto como una situación ideal del autista, como demos­ cipio del circuito un sujeto de la pulsión, sino que lo nuevo es ver apa­
trable desde la topología, podría decir que este «cuerpo celeste» tendría recer un sujeto que es propiamente el otro. Pero éste aparece propia­
algo de asimilable al cuerpo del autista con la diferencia, claro está, de mente como tal si la pulsión ha cumplido con su «tOUf», cerrando su
que se trata del cuerpo de una especie viva con sus atributos de movi­ recorrido circular. 179
mientos, etc. Pero está sólo con ellos, placer mecánico, sin intención,
puro real sideral, sin que el lenguaje del otro haya tenido oportunidad 174. J. Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cít., p. 170.
de hacer corte y cambios tales como para producir al menos ¡el inicio 175. Op. cit., p. 42.
de un acercamiento entre el aro del soma y el dellengq~)! 176. Ibid., p.l72.
177. J. Lacan utiliza por primera vez en el psicoanálisis la categoría lógica de lo
sible iniciada, como sabemos, por Aristóteles en la lógica modal.
172. G. Annoni, op. cit., p. 18. 178. Op. cit., p. 183.
173. Ver esquema de la recta al infinito p. 200 de este libro. Más adelante se explicarán 179. La ilustradón está tomada libro de J. Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales
aún más las operatorias del mismo. del psicoanálisis, op. cit.

120 121
la ventaja potencial de que, a veces, algo de esas marcas borrosas pue­
den contornearse mejor -apuesta del analista mediante-, porque
en esa posición posible el niño queda como interesado a entrar en la
Trayecto necesidad de buscar que otro lo convoque.
A propósito, hace muchos años Raúl Sciarreta -inolvidable
maestro de tantos de nosotros- decía que los «locos» que salen al
Borde encuentro de los que visitan los hospitales psiquiátricos 10 hacen por­
que están compelidos por la necesidad de que «el otro los encuentre».
Desde Lacan, sabemos que el sujeto tiene vocación de significante,
Fin concepto sostenido también desde la lógica, ya que Charles Sanders
·
P terce d ' «El h omb re no es mas
eoa: ' que un SIgno
. para otro» lBl .
Si la aparición del otro no se cumple, no se realiza la función de En esa posición, es que algunos nrnos con el diagnóstico de autismo
la pulsión. quedan -desde los postulados que estoy consideran do- en la tran­
He afirmado que no hay un autista igual al otro, creo que algu­ sición de poder salir de la esfera a quedar solapados en el comienzo
nas diferencias pueden teorizarse según cómo el posible sujeto a cons­ del armado de una psicosis. En esta situación, se pueden tomar los
tituirse haya podido iniciar -o no--- el «tour» pulsional. Pero la qui­ círculos de Euler que utiliza Lacan para conceptualizar lo que llamó
mera que hace mover al vehículo de este tour es alcanzar lo deseable «alienación fundamental»182 para decir que e1 niño que llamamos
el lugar de lo materno -en este punto simbólico y lenguaje­ autista no entró a ella. Por 10 cual, en ese solape del que hablaba recién,
invoque, excite y desee. quedan como al borde de salir de la esfera pero sin la libidinización
Puedo imaginar en este tiempo lógico al bebé como alguien que correspondiente, y/o sin un efecto eficaz de la misma. Si investido
debe emprender un viaje que no conoce y se le da un mapa de rutas dinalmente, queda como más listo a entrar al armado de la estructura
que no están claramente marcadas, o son borrosas. Así, puede ser que que responde a la psicosis.
el circuito de la pulsión quede como en último lugar, al no haber seña­ Son numerosos los casos del Servicio Asistencial 183 en que, en esta
les, o no entender las que aparecen, por lo cual la libido no tiene ni postura posible, aparecen a veces respondiendo a ciertas convocato­
cómo ni por donde «echarse a andar». rias y luego vuelven a eclipsarse, es el tipo de niños que solemos llamar
En consecuencia, puedo decir que no se ha constituido la aliena­ «desconectados», Al respecto, hemos pensado también que en estos
ción fundante. Pero siguiendo la clínica del caso por caso, a veces nrnos --en el caso por caso---, y por reconstrucción en el trabajo clínico,
encontramos algunos acontecimientos de la «novela familiar» que, pudo haber habido un trazado de la «alienación fundamental» en el
resignificados por el analista, permiten considerar qué pudo haberse que, «por causas y azares», su marcado no fue suficiente 184 y quedó
producido, pero acontecimientos ponderables -según cada niño y perdida de una manera tal como si no hubiera existido, con las con­
su contexto--- han hecho que el trazado y función de la misma haya secuencias correspondientes. Entre ellas ésta de estar por momentos
lso
quedado perdido.
Considero que si esto ha ocurrido de esa manera, la situación en 181. Comunicación personal de H. Jaime, ex profesor de matemáticas y tonología en
la que puede quedar e1 niño puede ser una especie de «estaci~na­ la Escuela Sigmund Freud de Rosario
182. J. Lacan, Capítulo XVI de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
miento» en cuanto al posible armado de la estructura subjetivJ, con op. cit.
\""'-_//
183. Centro de Día «Lianfranco CiampÍ» del Servicio Asistencial de la Cátedra de
180. C. Kolko en su libro Los ausentes de la memoria, Horno Sapiens, Rosario, 2001. Psiquiatría Niños de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional
Traducción de P. Cancina, R. Diaz Romero yA. Manino, maneja hipótesis clíni­ de Rosario.
cas de este J84. C. Kolko, op. cit.

122 123
desconectado y otras veces responder al otro -como cumpliendo Estas «señales» serían:
con la vocación significante- sin poderla llevar a cabo con eficacia 188
1. La llamada sonrisa social, tal como la concibió R. Spitz . Según
-entran y salen-, sin poder quedarse con nosotros lo suficiente para el cual existirían líneas de desarrollo que, en determinados
estar en la cultura y en la estructura de la neurosis. momentos, se unifican y forman nudos a los que llama «orga­
En este «detenimiento», la «sonrisa social» típica de los cinco y/o nizadores del psiquismo». Para él, el índice del primer organi­
seis meses queda trocada por un rechazo al otro imaginario del zador es la aparición de la respuesta de la sonrisa. Esta aparición
comienzo, abortado de la alineación fundamental. Tal vez por ello se es sólo el síntoma visible de un conjunto de situaciones que cons­
utiliza a este «otro-herramienta»185, ya que no se ha podido des-pejar, tituyen y culminan en este primer organizador del desarrollo
des-pegar un campo del otro y armar uno propio. También, por esta del psiquismo. Este tiempo de la sonrisa social quedará como
situación, los movimientos corporales constituyen un «placer» mecá­ importante antecedente de la relación del infans con el otro
nico, despojados de libido. en un tiempo en que todavía no hay otro, es decir, en el que el
Fijados en esta posición, la construcción subjetiva no sigue las otro es meramente un agente.
operaciones que debieron sucederse, quedando el niño autista dete­ 2. En el decir de Spitz, la sonrisa social, en tanto organizador, ini­
nido en los aspectos que señalamos, como si tuviera cinco meses cro­ cia un segundo tiempo en el armado subjetivo.
nológicos, sin figuras libidinizadas, por lo cual no está ni al margen de 3. A condición de que hayan transcurridos los tiempos anterio­
la neurosis ni al margen de la psicosis. Este «lugar» le es propio. res, el niño tiene franqueada la entrada al «Estadio del espejo»,
Con respecto al lenguaje, es oportuno recordar aquí que es tam­ lo que constituiría el «tercer tiempo».
bién mediante el llamado «Estadio del espejo» que se entra a ese campo. 4. La «señal» decisiva que marcaría la entrada está dada por la
El estadio le permite al Otro operar con significantes. Por ello es que llamada «angustia de los ocho meses», otro organizador del
en el mismo se da la fonación, claro está que voz mediante, con lo cual desarrollo del psiquismo según Spitz.
se van armando y uniendo las redes significantes. El psicótico alcanza
l86
a armar esta red pero no a la manera de un neurótico . En el autista Especifica como tal a la experiencia del niño tanto de angustia,
sólo han quedado marcas que no han podido alcanzar la categoría cuando se le acerca un rostro extraño, como la de disgusto cuando la
significante. madre lo deja momentáneamente. Es esencial, para nuestra concep­
Con respecto al armado de «imagos» sonoras, es importante, desde ción de estructura, señalar que para Spitz, en este tiempo, ya está iden­
mi punto de vista, la oportunidad que la musicoterapia da a estos tificado y constituido para el niño el objeto de su libido: la madre.
niños ya que con sus operatorias en la clínica les proporciona como Observando que, tal vez, la reacción de angustia ante una persona
187
una puerta de entrada posible al armado significante. extraña se debe a que no satisface su deseo de ver a la madre, y com­
Por lo expuesto, podemos guiarnos para analizar el punto de para la cara extraña con la conocida de su mamá. Para que esto suceda,
tiempo lógico en el cual puede estar un niño al que se le ha dado el diag­ previamente, entre los tres y seis meses, el niño reacciona con la lla­
nóstico de autista por «señales» tales que constituyen lo «necesario para mada «sonrisa social» a cualquier rostro humano, incluso a una más­
usar» y obtener la entrada al armado de la subjetividad neurótica. cara formada por ojos, nariz y frente, a condición de que tenga siem­
pre algún movimiento. Este movimiento constituye una «Gestalt»,
185. Conducta que hemos señalado desde varios autores sOb:Jea el como una de señal del rostro humano. Señal también para el autor del paso de lo
las llamadas típicas de un autista. que corresponde a la percepción interior de la experiencia hacia la
186. J. Lacan, «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posib e de la psicosis»,
en Escritos, tomo 2, op. cit.
187. Utilizaré algunos datos sobre estas operatorias cuando me refiera a los tratamien­ 188. R. Spitz, Del nacimiento a la palabra. El primer año de vida, Puf, Paris, 1970.
tos que se realizan en el Centro de Día. Ficha N° 12 de la Cátedra «Evolutiva 1», de 1974, Ex Escuela de Psicología de la
Ex Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Rosario, sobre el libro.

124 125
percepción exterior de los estímulos, lo que señalaría también un rudi­ El otro escribe en el cuerpo del ínfans. Pero si hay escritura,
mentario comienzo del «Yo», y el pasaje de la transición de la pasivi­ ¿de qué está hecho el papel?, ¿de qué la tinta? Si tomamos
dad a la actividad dirigida en la comunicación madre-hijo sobre la como papel la superficie corporal ésta funciona a la manera
base afectiva del placer-displacer. block maravilloso. Las extensiones periféricas del sistema
La angustia, por lo tanto, se puede experimentar a partir de todas nervioso central se ocupan de llevar información al cere­
estas operatorias de la observación de Spitz, más específicamente en bro y al[{ queda instalado el registro definitivo. Las letras
la segunda mitad del primer año de vida. del mensaje quedan escritas en código químico. La infor­
Estos cuatro tiempos que he señalado 189 marcarían para E. Coriat mación se transmite por vía química y eléctrica. Podríamos
posibilidades de la inscripción de la estructura subjetiva 190. decir que, si el psicoanálisis se ocupa de los efectos de lo
l. Sonrisa social. escrito la Neurología se ocupa del papel.» 192
2. Entrada al Estadio del espejo
3. Angustia de los ocho meses. Esta feliz expresión de EIsa fue hecha herramienta a mi mano, y
4. Primeros momentos de la salida del tiempo anterior, comien­ me ha permitido abrir puertas de fructíferos entendimientos con neu­
zos de reconocimiento de la madre. 191 rólogos, psiquiatras, y genetistas en el trabajo clínico cotidiano del
Centro de Día, pero también en la preparación de la nueva Currícula
Estos «tiempos» son insustituibles como señales de tiempos posi­ de formación académica del Médico Generalista de la Facultad de
bles de la subjetividad para tener en cuenta a la hora de comenzar Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario.
operatorias clínicas en cualquiera de las disciplinas intervinientes, Retomando el tema de la inscripción, y en consonancia con 10
para tener la posibilidad de precisar, frente a enigmáticas situaciones que respecto a ésta plantea E. Coriat 193 , me parece que en esta cues­
en la demanda de asistencia de niños -privada o pública-, para tión es donde más se entrecruzan las disciplinas biológicas y concep­
situar intervenciones basadas en el estadio en la que pudiera estar el niño, tos del psicoanálisis, tanto desde el legado freudiano como desde la
indicadores de lo «que le falta», «no y/o «no se dio», en tanto se enseñanza de Lacan, porque sabemos que -hasta ahora- sólo Freud
nos presenta sindicado como «desconectado» y/o «autista». ha demostrado que los motivos de las conductas, emociones, sueños,
Pero desde nuestro discurso, sabemos que lo que ha ocurrido es en fin, la subjetividad, como ya he expresado 19\ con su singularidad,
que no ha habido lugar para la inscripción de la estructura. no dependen de herencia biológica alguna. Si bien, como hemos
Teniendo como guía este postulado esencial-inscripción de la manifestado l95 , sin el aparato nervioso, sin cuerpo, no podrían darse
estructura subjetiva-tanto para el propósito clínico como para la las inscripciones de las cuales hablábamos, y también lo hemos visto
transmisión en la docencia, hace años que han encontrado lugar en en las señales con que contamos para verificar las operatorias en los
un hacer de coincidencias estas expresiones de E. Coriat: primeros meses de vida l96 que, si se producen, es porque el bebé regis­
tra los estímulos del ambiente por las funciones de su aparato percep-
«En mi Proyecto de Neurología para psicoanalistas, tra­ Luego irá articulando lo que ve, 10 que toca y escucha. 197 Con
bajé estas cuestiones desde la cara de lo escrito que este proceso, va «armando» el objeto de la pulsión.
necesariamente hace borde en lo orgánica;~ decía:
) 192. E. Coriat, op. cit., p. 228.
189. Surgen con el intercambio acerca de este tema con E. Coriat, cefuunicaciones per­ 193. Op. cit., pp. 224 a 237.
sonales, marzo 2002. 194. E. Coriat, Psicoanálisis de bebés y niños La Campana, Avellaneda,
190. E. Coriat, op. cit., p. 224. Buenos Aires, 1996, p. 5.
191. Para que esta se constituya en otro imaginario, hace falta la entrada del padre 195. Op. cit., p. 77.
como real. 196. Op. cit., p. 87.
197. E. Coriat, op. cit., p. 230.

126 127
Me parece adecuado insistir aún, como se ha hecho a lo largo de regido por el «Principio del Placen> es un objeto siempre perdido,
este libro, que desde distintos autores del campo del psicoanálisis se porque lo que ansia encontrar es el objeto real de la experiencia de
ha subrayado que quien presenta este objeto es el otro. satisfacción vivida, que quedó marcada por el efecto de la repetición
Para que este proceso sea exitoso, tiene un valor incalculable la voz de las rutinas del amamantamiento. Esta situación coloca al infans en
de este otro, que no sólo imprimirá los significantes primordiales para la posición de ocupar el vado que deja el objeto no encontrado, «el
iniciar la cadena significante cuando el bebé tome fonemas de las nume­ lugar del término en relación es ocupado simultáneamente por el
rosas inscripciones que los de los adultos que lo rodean «le van entre­ sujeto»202, dice Lacan, por lo cual uno de los efectos de esta dialéctica
gando» cada vez que hacia él se dirigen. Con lo cual, el bebé -si todo es la identificación.
está suficientemente bien, diría Winnicott- iniciará su balbuceo que En este tiempo casi de génesis de la identificación, la relación con
presentará los fonemas de la lengua materna. Por eso dice E. Coriat que el objeto es imaginaria. La experiencia es real, pero sujeta a las leyes
«a partir de cierto momento, bastante antes de cumplirse el año, los bebés de lo imaginario, y va a conducir al sujeto al fantasma de la incorpo­
franceses balbucean en francés, los chinos en chino, algunos porteños ración fálica. Ya que si hablamos de relación de objeto, es imprescin­
en lunfardo».198 Agrego que los bebés rosarinos en rosarigasino1 99 • dible tener en cuenta al falo como uno de sus componentes en tanto
niño, fascinado, siguiendo y escuchando, pendiente del otro, tercero de la triada imaginaria203 .
nos indica su iniciación en el transitar por el «Estadio del espejo»,
segunda señal indicativa de los tiempos subjetivos que el bebé debe
La triada imaginaria
tener «listos para usar» en la inscripción subjetiva que nos ocupa.
Es sumamente útil e interesante lo que H. Yankelevich200 dice al
respecto: «la huella mnémica de Freud es posible con la condición de
que haya pasaje al falo ( ... ). Cuando se hace traza ya no es informa­
ción o transcripción en la neurona sino sobre la superficie libidinal». Madre Niño
Me parece necesario recordar el proc~so que marca la enseñanza
de Lacan en cuanto al concepto de objeto en calidad de don.
Si bien el concepto de objeto, como he señalado, tiene conside­ Cuando tomo aquí el concepto de objeto real y de experiencia
raciones importantes en toda la historia del psicoanálisis, en esta oca­ real entre niño-madre-falo, lo hago tal como lo indica Lacan en el
sión me parece imprescindible, para este tema, centrar nuestra aten­ Seminario 4 de la «Relación de objeto», donde se encarga de esclare­
ción en el objeto como he citado recién: en su calidad de don y de cómo cer que lo usa al modo del concepto de Wirklichkeie o4 que utilizara
adviene a la misma. Freud en el caso del «Hombre de los lobos». Pero en cuanto al objeto
La idea de un objeto correspondiendo de manera armónica al tal como lo estoy considerando, sucintamente podría decir que es el
no se da en las experiencias del sujeto con el otro desde la géne­ limite de la experiencia, el límite de lo que marca cualquier
sis de sus intercambios. Lo marca Freud, cuando construye su hipó­ dad de efecto.
tesis de alucinación del objeto: «Hay un registro, una hiancia, algo En el caso que nos ocupa (infans-objeto, lo que llllplll._a.;
que no va» 201. Remontándonos a Freud, este objeto,busca el sujeto madre-falo), para que el efecto sea eficaz la madre debería
/
cir, en el momento de la alucinación del objeto por parte del niño,
198. E. Coriat, op. cit., p. 232.
199. Expresión usada por el popular actor cómico rosarino A. Olmedo y que quedó en
202. J. Lacan, op. cit., p. 28.
e! decir popular. tomado del libro de J. Lacan, La relación de
203. y las estructuras
200. Seminario personal, clases desgravadas sin corrección de! autor. Clase del 10/8102.
freudianas, Paidós, Buenos Aires, 1992.
201. J. Lacan, Seminario 4. «La relación de objeto y las estructuras freudianas», Paidós,
204. Término alemán que sÍlmifica {{realidad».
Barcelona, 1994, p. 27.

128 129
el objeto real que ha de colmarlo y no podemos, allí Lacan-, una potencia -capaz y eficaz- en el dar y no dar, y es de ella que
realizar una distinción neta entre la alucinación del seno materno depende el acceso del niño al mundo de los objetos. Cuando este pro­
surgida por el principio del placer y el encuentro con el objeto ceso culmina, los objetos que estaban solamente como objetos de la
(el pecho de la madre). 205
satisfacción toman otra categoría. Se convierten, por la intervención
Entre «realidades» y la ilusión de los objetos, cual sombras, se van de la madre, en tanto potencia, en don.
organizando los ante-pasados de la memoria, sombras de estas esce­ este momento, la relación madre-niña-falo cambia: la madre
nas primeras que darán luego lugar a lo impenetrable de lo que tan cae convertida en real y el objeto es simbólico, ya que ahora tiene el valor
bien Lacan diera en llamar «fantasma». de algo, el de don que proviene de la madre.
Debido a esta situación, quien va conduciendo al niño a la dis­ Esta posición inaugura la inscripción del sujeto en la állt:llá....~Ull.
tinción entre realidad e ilusión es el hacer materno, distinción que sólo Instaurada la alineación, comienza a tener un desempeño activo,
puede lograrse si la madre introduce en la tensión inicial de la búsqueda pasa al centro de la escena otro elemento esencial: el falo.
del bebé la desilusión. Freud diría que ya está sometido a los apremios Desde los tiempos en que Freud 10 advierte en «Sobre las transpo­
de la vida, porque lo cierto es que cada vez que esté tensionado, bus­ siciones de la pulsión, en particular del erotismo anal»207 y en la ecua­
cando el objeto perdido, la realidad no va a coincidir necesariamente ción «pene-dinero-niño-regalo», sabemos que uno de los términos
con la alucinación surgida de su deseo. El problema sería, precisamente, con los cuales la mujer suple la falta del falo es el niño. Para éste, sujeto
que suceda lo contrarío: que siempre haya una inalterable ilusión de a la alineación de ella, toda potencia le es fácil: querer eso que quiere ella
coincidencia, lo que produciría verdaderos estragos en el logro de la de él y, por ello, desea convertirse en el falo que ella no tiene. Situación
consecución de las distintas operatorias de la constitución subjetiva facilitada también por experiencias cotidianas de cualquier
Por lo tanto, para la instalación de la subjetividad es imprescin­ madre «suficientemente buena», en el decir de Winnicott. Su hijo la sa­
dible que suceda todo lo contrario: que el objeto falte, que haya falta y calma por lo cual él suple con comodidad la falta del falo en
de objeto. la madre.20s Pero, en rigor y siguiendo a la autora, lo que sufre la madre
Dicha falta va a instaurar un agujero, una falta que es real. Por lo en realidad, en este proceso, es una «diplopía», «es decir, que si bien su
tanto, lo fundamental es la falta de objeto y el agente que proporciona hijo ocupa el lugar de falo imaginario, este hijo no es para ella el falo en
la falta. lo real (en ese caso estaría psicótica), con lo cual, aún en los momen­
En estos tiempos institucionales, dicho agente es la madre, me­ tos de mayor embeleso con su hijo, a la madre la falta algo
diante su presencia yausencia. Presencia -ausencia que el niño articula, Con ese deseo culmina el primer tiempo del Edipo.
ya que cuando está la ausencia, él produce «el llamado», apela a la Con respecto a la señal de que la inscripción subjetiva tuvo lugar,
pnesenCla porque ya la ha registrado. Escansión esencial206 -dirá lo indiqué en la llamada «angustia de los seis meses». Debemos decir
Lal:an-, porque de ella ha de desprenderse todo el orden simbólico. que la experiencia puede que no se dé exactamente en ese tiempo cro­
Por supuesto que no todo lo simbólico. Estamos en los tiempos que nológico, pero lo que es importante es que ocurra. ¿Por qué? Porque
lo propician, ya que la experiencia de aceptar la desilusión prepara el muestra que el niño ha iniciado una incipiente articulación de los acon­
camino de la castraciÓn y la aceptación de la ley que, desde un co­ tecimientos -dado que los anticipa-, la mamada, por ejemplo;
mienzo, está contenida en lo edípico. ._-'\ porque apela al llamado cuando no está el objeto, como dije, y porque,
La madre, como agente de la falta propiciatoria de tqdo este ar-
J
mado, marca en estos tiempos lógicos de la inscripciórr;/su poder: es 207. S. Freud, «Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo ana!»,
texto de 1917, en Obras Completas, tomo XVII, Amorrortu, Buenos Aires, 1976.
205. J. Lacan, op. cit., p. 36. 208. Sobre la significación del falo en la inscrinci6n subjetiva, véase de E. Coriat
206. J. Lacan, op. cit., p. 68. «Leyendo la significación del falo», en No
Rosario, 1993.
209. E. Coriat, comunicaci6n escrita a la suscrita, mediados del año 2008.

130
131
reconocida la madre potencia como la dadora de los objetos que nece­
El niño, para desprenderse de la captura edípica de la madre, deberá
sita, sobreviene la angustia ante la posibilidad de que, no estando, no
descubrir que, ciertamente, ella no es todo para él, que más allá del falo
pueda tenerlos. Se afirma su deseo de tenerla a ella y, con ella, los objetos
que ella desea se presentifica la figura del padre o quien ocupe en la
que le proporciona. Esto es lo que propicia también lo afirmado más
estructura ese lugar. Tiene que dejar de ser efectivamente el falo de la
arriba: el deseo de ser eso que la madre quiere que sea.
madre, para ir a buscar lo que desea en otra parte por su cuenta y riesgo,
Esto le da una garantía según E. Coriat,2IO como si el bebé dijera:
lo cual significa la aceptación de la castración simbólica que marca, para
«Si es lo que ella quiere, ella va a volver y me va a seguir queriendo».
el sujeto - niño o niña- su encuentro con el padre. Culminación del
Pero la imagen del niño no es necesariamente idéntica a la imagen Edipo por la cual el niño acepta su carencia de falo con las vicisitudes
del falo que una madre pueda tener. Desde los mismos inicios, vemos
de esta constatación, que serán diferentes con respecto a cada sexo,
entonces el carácter «paradójico, desviado, errático, excentrado»211
siguiendo el camino que marca la ley en el Nombre del Padre.
del deseo humano. Es lo que, por otra parte, lo distingue netamente de
No es esto lo que ocurre cuando el producto es un niño que se sin­
la necesidad.
dica como autista. No se arma la estructura subjetiva de un neurótico.
Distinción que instaura, en el sujeto, el estatuto de la demanda. Por eso mi propuesta, en el desarrollo de mi posición de una clí­
Ella siempre se refiere a otra cosa que a las satisfacciones que se recla­
nica de una figura topológica como la presentada. Para indicar, desde
man, pero inscribe -como hemos señalado-la categoría del amor
los postulados del psicoanálisis, la situación de existencia posible del
y del don.
niño llamado autista.
Lo que el amor sustrae a la necesidad crea la diferencia que llama­ Como consecuencia de esa -no ubicación- en la estructura neu­
mos «deseo», con lo cual se marca el fenómeno mismo de la escisión
rótica, tenemos en general una serie de consecuencias que marcarán
del sujeto.
diferencias entre los mismos niños sindicados como autistas. Diferen­
A partir de esta división, el sujeto queda destinado en todas sus
cias que -en mi opinión- serán efecto de la situación en la cual se
funciones y movimientos a la captura del significante. Que, como
«detuvieron» o «los detuvieron», sin saber, vuelvo a repetir junto con
hemos visto, tiene su origen en la pretensión de ser aquel primordial y
E. Coriat, por «causas y azares».
privilegiado, el falo. Significante que en estqs tiempos institucionales
Voy a enumerar -a partir de mi observación clínica y orientada
es el eje de la sustitución madre-falo-niño y de la sustitución madre real
desde el psicoanálisis-los lugares y/o dimensiones donde es posible
por objeto don. Significante de la razón del deseo 212 que colocará al
observar o registrar las consecuencias que la «detención» le imprimen
hombre para siempre en la imposibilidad de cumplir con el espejismo
al niño llamado «autista»:
deseado de ser amado por sí mismo. Pero al recibir esta marca, el incons­
1. El cuerpo.
ciente es lenguaje y el sujeto queda destinado a que, él, es otro, ya que
2. Del ver a la mirada. Pulsión escópica.
su deseo va a estar para siempre en otro lugar para lo cual tendrá que
3. Lenguaje-significación.
hacer los movimientos que lo lleven a pertenecer a la cultura, al mundo
4. Tendencia -pulsión.
simbólico, para poder estar con otros.
5. El afecto.
Es, justamente, en la búsqueda imperiosa del :~demanda­ 6. El juego.
y el tener que someter el deseo a esa prueba, donde el sarrollo del · ..
/ mOVImIentos de1otro. 213
7. Las funCIOnes yo
niño tiene dirección y orden. .
Al tratarlas, se irá desprendiendo y aclarando la situación del autista
210. E. Coriat, Leyendo la significación del falo, Horno Sapiens, Rosario, 1993, p. 56.
con respecto al «Estadio del espejo» ya la «Alienación fundamental».
211. J. Lacan, «La significación del falo», en Escritos JI, op. cit., p. 670.
212. J. Lacan, op. cit., p.672.
213. Me refiero al comportamiento de la madre con el niño.

132
133
L La cuestión del cuerpo en el autista Sin embargo, función y funcionamiento se mantienen en niveles
de organización distintos y mantienen relaciones diferentes entre su
Como he venido considerando en el desarrollo de este libro, el existencia como tales, y la aportación ambiental 215, de una manera tal
llamado autista no ha entrado ni en el «Estadio del espejo» ni tam­ que las características de uno son escasas e insuficientes para explicar
poco en la «Alienación fundamental». Debemos considerar, en con­ per-se las características del otro. En otras palabras: la maduración ana­
secuencia, que permanece en una situación que he considerado -valién­ tómica, con sus propias leyes, es condición necesaria para el desarrollo,
dome de la topología- como una existencia de superficie abierta: pero no lo suficiente para explicar el comportamiento y su evolución
banda cilíndrica o superficie esférica cerrada. en el transcurso del mismo en el niño. Esto explicaría por qué no hay
Es que el cuerpo, según las figuras de la topología que he consig­ un bebé -autista o no- de conducta idéntica a otro. El ambiente,
nado, no ha recibido sobre sí una acción del otro eficaz, sea para pro­ «el otro», pone su impronta, su marca en lo real del cuerpo del infans.
ducir un corte o una torsión. El llamado potencial, la posibilidad de funciones que nacerán de la
Se encontraría en la etapa que la psicología considera correspon­ combinación de la maduración biológica y la acción del otro, es lo que
diente a lo sensorio-motor, en la cual el comportamiento corporal se alienta el inicio de la clínica con estos niños.
ciñe a conductas que no son idénticas en ningún bebé -autista o Hemos señalado -para estos niños- una posición anterior al
no-, ya que la evolución de las estructuras y funciones cerebrales en «Estadio del espejo»; pensamos que, al carecer de la imagen unificadora
el periodo perinatal es rápida y explica la variabilidad diacrónica no del cuerpo que dicho Estadio les proporciona, su cuerpo se les haría
sólo de los signos neurológicos si no de las conductas. Y, si bien éstas van presente como lo que Lacan denominó «cuerpo fragmentado».216 Esto
unidas a la maduración neurofisiológica, no debe realizarse el sim­ explicaría, además, la continua actividad de movimientos «sin inten­
plismo de considerar que es el mero resultado o fruto de sistemas neu­ ción» de muchos autistas, pero no manejándose con fantasías al res­
rológicos simplemente yuxtapuestos en la evolución2!4. pecto, sino con un cuerpo puro real.
No obstante, como se ha consignado, para que muchas funcio­ Coincido totalmente con H. Yankelevich cuando considera que
nes tengan lugar, incluso el «Estadio del espejo», es necesaria una mie­ el niño «no entra» a la madre a través de fantasías, como sostenía M.
linización suficiente. Klein, sino por la falta de la madre. N o obstante esta afirmación, ya
Pero es preciso recordar que aun la evolución de lo anatómico he considerado todo el valor del aporte clínico de M. Klein, sobre todo
y neurológico tiene períodos que le son propios y que producen a psicoanalistas que, como yo, iniciamos nuestra práctica sin conocer
efectos en lo diacrónico, que existen funciones de progresión suce­ aun la enseñanza de Lacan.
siva hasta adoptar formas más o menos definitivas, a partir de las También podemos decir que otros autistas pueden estar en una
cuales el proceso vuelve a modificarse perfilándose o modificando situación sólo de marca con respecto a la acción del otro y que no han
funciones.
tenido la posibilidad de pasar a la categoría de significante, marca muy
Porque además, en el proceso de maduración concerniente al leve en algunos, que no alcanza a dar el paso a «Rasgo Unario». Por lo
desarrollo morfológico Yfisiológico, desde el nacimiento hasta la madu­ cual, como consecuencia, aparecen repitiendo una y otra vez cierto
rez, debe distinguirse lo que son las morfologías prop~ente dichas, «refregar» de su cuerpo sobre cualquier superficie o con cualquier ele­
las formas y, por otra parte, sus funciones, o sea los sisterpas potencia­ mento, como si algo de la pura tensión de lo sensorio-motor desnudo
les, lo que significa la posibilidad de su activación. ) y «sin mantelar», sin «lectura» de parte del otro, los pulsara a buscarla
sin saber dónde.
214. G. Annoni, «Algunas reflexiones sobre el llamado Autismo», trabajo presentado
en las Segundas Jornadas «Autismo-Psicosis», Subjetividad-lenguaje, el 27 y 28
215. G. Annoni, ponencia citada.
de septiembre de 2002, organizadas por el Colegio de Psicólogos y el Colegio de
216. J. Lacal1, «De nuestros antecedentes», en Escritos, tomo 1, XXI, Buenos Aires,
Fonoaudiólogos de la Ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.
1975,p.64.

134
135
l7
Al respecto dirá E. Coriae : cierto que los órganos de la per­ En el autista, como hemos venido analizando, no hay investimento.
cepción filtran los estímulos en función de su capacidad de registro, De lo que podemos inferir que no están las flores, por lo que, sólo
pero esta capacidad de registro no sólo obedece a la información con­ funciona el espejo cóncavo del artefacto lacaniano, según el cual, dicho
génita sino que modula sus límites en función del uso que de ella se haga, espejo representaría la corteza cerebral.
fundamentalmente en los primeros meses de vida». Como hemos Por otra parte, Lacan dibuja el cuerpo en línea llena, por lo cual
consignado en todo lo analizado con respecto a la función materna, éste queda bajo el soporte mismo. En consecuencia, el cuerpo propio
es ésta función la que inscribe y modula los límites, características y es invisible, es pre-sujeto para el propio sujeto, por lo que, desde mi
formas de las funciones corporales para lo cual debe haber hecho ins­ análisis, no hay auto reconocimiento del cuerpo en la mayoría de los
cripción eficaz en lo real del cuerpo del niño. niños sindicados como autistas.
Por lo tanto, en el autista, pienso -como ella- que no se ha H. Yankelevich nos advierte más claramente que, ciertamente,
establecido «la inscripción de un sistema de marcas viables».218 en dicho esquema, Lacan designa al sujeto con la letra s, sin barrar.
En cambio, en el niño considerado psicótico, algo de esta inscrip­ En lo enigmático y en la complejidad de este proceso, este autor
ción se ha podido materializar, pero no de una manera ordenada, por señala además que, el niño al cual llamamos «autista», puede haber sido
lo cual los otros sistemas del llamado aparato psíquico se disponen parcialmente libidinizado, si tomamos del «Estadio del espejo» sólo una
con una sobredimensión de la presencia del otro. parte del esquema. Por ejemplo, los haces piramidales y, no obstante,
Con respecto al cuerpo del autista y su articulación con el no entrar al «Estadio». Diría que no se han puesto las flores en el jarrón
tadio del espejo»219 puede considerarse que, aunque conveniente­ y la libidinización, en consecuencia, no fue eficaz o no fue suficiente.
mente mielinizado, no ha tenido chances para entrar en él. que, además, el espejo plano -función materna- no debe ser
Si se toman paso por paso las operaciones para organizar el «Es­ translúcid0220 . En la estructura subjetiva -para lo cual sirve el artilu­
tadio» completo, en el tiempo lógico de pre-sujeto, para el bebé, su gio que estoy analizando-, esta condición es la que permite que el
cuerpo permanece oculto. Podemos decir que es en este tiempo que sujeto vea la imagen real como imagen virtual, condición de la estruc­
algunos autistas pueden permanecer sin «ver-se» jamás, porque en el tura subjetiva humana que nos hace incapaces de diferenciar la ima­
esquema de Lacan es necesario que las imágenes del espejo cóncavo gen en el fondo del espejo, ilusión de los objetos de la realidad, en el
sean reflejadas por el espejo plano, es decir, que refleje las flores con­ registro de lo imaginario.
venientemente ordenadas sobre el jarrón, representando ellas la pul­ Es más, este registro -imaginario- y la realidad conforman una
sión, que es el investimento necesario para que el artilugio funcione. superficie única, borde, banda de Moebius: el imaginario, en el que
Si no está el espejo plano, es decir, el Otro encarnado en la madre, coinciden imaginario y real.
queda la imagen en lo real sin imagen reflejada. Es la ficción de la vida que cada sujeto tiene, cual los versos famo­
En éstos tiempos instituyentes, es la madre quien hace de espejo sos de Calderón de la Barca: «que la vida es puro sueño y los sueños,
_ 221
plano, porque no sólo desea al bebé sino que lo necesita, porque es suenos son» .
su falta. Es necesario, no obstante, que no ocupe todo el espacio para Justamente, si hay respuesta jubilosa del bebé ante la imagen, es
la falta, porque, de ser así, puede precipitarlo en la alitl~~ación perma­ porque funciona la pulsión 222 y, además, la entrada al cuerpo del
nente de la psicosis. \ lenguaje del otro ya ha quedado establecida como resultado de la
)
217. E. Codat, El psicoanálisis en la clínica de bebés y niños pequeños, La Campana, 220. H. Yankelevich, Seminario, clase del 20110/01.
La Plata, 1996, p. 220.
221. P. Calderón de la Barca, «La vida es sueño», en Antología Poética Universal,Ortells,
2]8. E. Codat, op. cit., p.221.
Madrid, 1992.
219. Esquema sacado de J. Lacan, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Barcelona, ] 981, 222. La hipótesis sobre los espejos y su posición con respecto al autista la tomo de H.
p. 191.
Yankelevich, clase de su Seminario del20/l0!0l.

136
137
Encimados
representación que el infans tiene de que es el objeto de amor -objeto
«a»- de quien cumple la función materna. Está en pleno funciona­
miento el narcisismo que Freud llamó primario y funciona a pleno el
principio de placer, lo que configura además que se establezca la
demanda.
Como nada de esto último sucede en el niño autista, no pode­
mos decir con rigor que sus actos, movimientos y conductas estén
signados por un placer, enlazado al narcisismo. En la vida de pleno
00 ~
sensorio-motor en la que se encuentra, podemos plantear que la exis­
tencia de movimientos continuos y/o intermitentes están en una «rea­ Siguiendo a Yankelevich, digo que: la identificación es el pasaje
lidad continua» de movimientos mecánicos que obedecen a lo real mismo de la recta al infinito que Lacan llama $, que anuda cuerpo y len­
del cuerpo no investido, sin noción de espacio y tiempo, que son las guaje. Este falo simbólico, que Lacan escribe como hemos visto ($),
otras dimensiones de las escenas de representación que comienzan es simbólico en este tiempo porque hace agujero en la madre.
con la del cuerpo propio. La recta al infinito señala que va a llevar adelante -a partir de
Cuando culmina el transitar por el «Estadio del espejo», queda esta operación-la presencia de la metáfora paterna en la madre,
constituida la imagen de sí mismo que anotamos i(a), la «instalación como se explica en la fórmula de la Metáfora Paterna la sustitución
del yo» que permite que el lenguaje se vuelva simbólico y el cuerpo de significantes. Es por esta sustitución y por esta operación que el
imaginario, si la estructura es conveniente de manera tal para pro­ infans tiene significación fálica para la madre y es, en esa medida, que
porcionar el pasaje del Falo con mayúscula, por lenguaje y cuerpo, ello agujerea a la madre como Otro. Es en esa medida también que el
cayendo como real algo del cuerpo y algo del lenguaje. niño es deseado, ya que la falta de la madre de la cual hablamos es
Me parece acertada y oportuna la hipótesis de H. Yankelevich, simbólica. Como sabemos, a la madre en 10 real no le falta nada.
quien afirma223 que antes de que la función materna oficie de espejo
en el Estadio, ésta depende de la identificación primordial y este rasgo Lenguaje Solapa
no es sin el falo simbólico, es la condición para obtener la posibilidad

o~
del nudo. Ya que el falo que está considerando es equivalente a la falta
en el Otro Primordial, por lo que habrá «yO».
De manera que en este tiempo -hipótesis como he dicho de H.
Yankelevich- en el sujeto, la identificación es al falo simbólico y <I> Cierre
habrá «yo» si hay agujero en este Otro. Soma
Justamente, en la identificación primordial, primero estarán el
cuerpo y el lenguaje, pero no anudados, sino encimados el uno sobre
el otro. Esta operación no tiene lugar en el autista, coincido absoluta­
mente en mi experiencia clínica con H. Yankelevich: no hay esta
triangulación.
En la experiencia de H. Yankelevich, ésta operatoria, sin embargo,
224
pudo darse en sus célebres casos Jerome y Diana •

223. H. Yankelevich, op. cit., p. 16, desgrabación no corregida por el autor. 224. H. Yankelevich, clase citada.

139
138
Desde el punto de vista estrictamente psicoanalítico, el registro una «realidad continua» que solo va a dis-continuar si el Otro es efi­
real del cual hablamos no es previo al nudo borromeo, sino que se caz para interrumpirla y poner al niño sujeto a su demanda, que le mar­
constituye tal el inconsciente originario del cual hablaba Freud. cará los ritmos de su existencia en los primeros meses de vida.
también el interior del cuerpo -ese desconocido- el Real biológico, Volviendo a la situación de la llamada «mirada» del autista, diré
pero lo Real es también -ya en el nudo llamado borromeo- el agu­ que, efectivamente, ve, pero no podemos decir -desde lo estipulado
jero de cada cuerda.
por el psicoanálisis para las operatorias lógicas de la constitución sub­
1DT'"""'_ que haya mirada porque, justamente, el primer tiempo lógico,
el tiempo de mirar, tampoco se ha dado en el autista, salvo en algunos.
2. Del ver a la mirada. Pulsión escópica En mi experiencia, como he dicho, hay como un punto fugaz de fijar la
mirada en otro, como un rápido destello, «se prende» a veces, otras se
Como consecuencia de lo considerado en el punto anterior, hay va, tal como si estuvieran en el dintel del «Estadio del espejo», sin poder
resultados en los que, desde distintos discursos, se considera a la entrar porque no ha habido «unos ojos que reflejen los ojos que los
«mirada» sin fijar, o más allá del interlocutor, que exhibe el autista, miran»227. Este tiempo de la mirada es el que tiende «los hilos» que mar­
como característica, y también cuando se observa que «siguen» objetos carán la escena propia del mirar del parlétre, las perspectivas de la
en movimiento.
225 misma, que hacen que, cuando miramos, estemos contenidos nosotros
posición al respecto es que a estos «objetos» los tomemos en la escena. Campo ya escópico -propio del Estadio del espejo­
como estímulos mecánicos de aquel «Yo Real» que Freud adjudicó al donde la mirada recorta, como en una economía de bienes, espacios
recién nacido, situación de labilidad neurológica perinatal que he con­ determinados, formas determinadas.
signado. Tiempo anterior a las operatorias de la estructuración sub­ Con el armado de este campo se escinde el sujeto en una opera­
jetiva, por lo cual no hay objetos en cuanto objetos de representación. ción imaginaria: recién se da el «yo-no yo» en una relación de amor 228.
En cuanto a ésta afirmación, debo reconocer que estamos acos­ Pero también es el tiempo inmediato posterior al corte que orga­
tumbrados, por impregnación imaginaria, a considerar al objeto sólo niza en la superficie de la esfera el disco separable y la torsión en la
en su calidad de representación. Por lo cual, puedo pensar que lo que Banda de Moebius.
para mí es objeto en movimiento constituye para el llamado «autista» Armado este campo, armada la escena del mundo que lo contiene,
un estímulo a su sensorio sin que aún tenga las coordenadas para se establecen las demandas y se va recortando el A, Otro con mayúscula
armar una escena.
que pondrá al sujeto en un lugar y al lugar de la palabra en otro, escisión
La situación del autista y el objeto que se mueve transcurre sin del sujeto en la modalidad de lo simbólico.
espacio ni tiempo, parece estar hecha de un presente continuo, ya que Es desde la instalación de estas operatorias y modalidades que el
no hay un espacio tridimensional propio de la representación yel sujeto sí podrá «seguir» un objeto con la mirada. Además, se ha cumplido,
movimiento se da en un tiempo presente continuo porque, precisa­ con esta instalación, con otra condición: tener la posibilidad de «rodear»
mente, no hay corte.
un objeto, que tiene la función de «hacerlo aparecer», volverlo a pre­
Desde la perspectiva matemática226, cuando concibe los infinitos sentar, representarlo, siendo el motor de estas operaciones la pulsión
números reales, la realidad es continua. Es por ello ~e el lenguaje, escópica. En estas coordenadas, se instala la repetición propia del sujeto
que es discreto, corta la continuidad infinita de la realid)¡.d. Otra vez, del inconsciente que impulsa los movimientos y operaciones anteriores.
la matemática sirve para mostrar esta existencia delalltista hecha de
227. G. A. Bécquer, «Habrá poesía», en Antolof!.Ía Poética Universal, Alfredo Ortells,
225. G. Annoni, «Donde el hombre de la bestia se separa», op. cit Madrid, 1992.
226. Comunicaciones personales y clases de matemáticas particular de H. Jaime. 228. R. Díaz Romero, comunicaciones en el Seminario «La problemática del sUJeto y
el único invento de Lacan: el objeto "a"». Escuela S. Freud, Rosario, 1992.

140
141
Puede verse entonces, en mcil deducción, que los llamados «segui­ neurótico. Son los significantes que la madre -en esas condiciones­
mientos y repeticiones» del llamado «autista» responden a otro estatuto le dirige los que convierten al niño en significante para ella, y es esta ope­
de existencia que es necesario diferenciar de las conductas y funciones ratoria la que hará que él encuentre una imagen de sí mismo.
de un niño del que, por las mismas y por los puntos y señales que hemos
explicitado, se presume que está armando su entramado subjetivo de
.-- .... - .. -_ .. -- .. '_. x'
una manera que le permitirá entrar al mundo simbólico y culturaL ,:,....... ., ........
Si es posible que unos «ojos reflejen los ojos que los miran», que
",
los devuelvan, es porque quien porta los «ojos reflejadores» ha dejado
\.
caer el objeto que lo colmaba con lo cual produce el corte Real que ,
causa la división del sujeto. Constituye la modalidad en lo real, siendo
Espejo
.
\

este corte la estructura del objeto. Cóncavo , Espejo Plano ,


Por todo lo expuesto, la conducta considerada típica del autista, --...- ,{
el percibir inmutable a objetos en movimiento, está en el percibir, en
--...­
--...- /
el ver del organismo vivo de esta especie, según la complejidad de su .... , -...- /'
", .....
arquitectura neuroquímica. Pero le hace falta la operación completa -"-. "'- ... '"- .. "- ... -- ..
.-' y.'",
de pasar del «tiempo del ver» como representante de su especie al
tiempo de la mirada y ser mirado.
Ostenta esta conducta de «ver» porque, además, no ha comple­ Reitero: mi posición es que el niño llamado «autista» ha quedado,
tado el circuito de lo que se llama campo escópico. Es decir que no da por algún azar, detenido en esa primera vuelta, restringido a una ten­
las dos vueltas mínimas necesarias que van a hacer el rodeo en la estruc­ dencia interminable sin intervalo para un empuje que lo impulse a termi­
tura mínima de las pulsiones parciales. Ya que cuando se terminan las nar el circuito.
dos vueltas, recién allí, se completa el corte que producirá al sujeto barrado A propósito, conviene recordar que en el pasaje de necesidad a
y al objeto, en ese mismo acto. pulsión se deben considerar, por lo menos, tres circuitos, hasta que se
Mi posición es que el niño llamado autista ha quedado, por algún azar, afirma la demanda como tal.
detenido en esa primera vuelta, restringido a una tendencia interminable Pero, es imprescindible que el sujeto se separe del objeto -que
sin intervalo para un empuje que lo impulse a terminar el circuito. De allí haya corte- de lo cual ya he hablado también en los primeros análisis
también que podamos pensar que aún libidinizado en parte, si no completa en este libro sobre lo que consideramos estructura en psicoanálisis.
este circuito, no ha de poder progresar en los tiempos institucionales del En este caso -el del autismo--, en el niño no se ha realizado ese
· d
Estad lO I ' 229
e espeJo. primer corte.
En cuanto al otro semejante, «a» minúscula, que porta los «ojos También es de fundamental importancia considerar que, en el
reflejado res», en el Estadio del espejo hace de espejo plano para sig­ autista, la cuestión está -podría decirse-- en los inicios de las primeras
nificar el carácter simbólico del mismo en este tiempo lógico, es decir inscripciones, que, como también he dicho, no se han producido en la
que no es la presencia en bruto del Otro real. Si este Otro se redujera superficie libidinal, o la libidinización no ha sido suficiente para marcar.
a la presencia en bruto, no habría espej 0 230. Estadio po) el cual ha 231
Por ejemplo, parece ser que Jerome puede leer algo de los sig­
pasado todo aquel que está en la estructura que Lacan pro~uso para el nos de goce que la madre tiene al tenerlo como hijo, al hablarle ella al
padre. Pero si ello es posible para el niño, es porque tiene algo de goce
229. Hipótesis personal fruto de investigación ycl!nica.
230. H. Yankelevich, Seminario y clase citada.
231. Célebre caso de H. Yankelevich citado en el Seminario. Clase del 22/06/02.

142
143
en el cuerpo propio, con lo cual puede percibir el goce de la madre y Algunos autistas, como veremos en fragmentos clínicos, pare­
el padre. decir que puede leer algo del goce fálico circulante entre cen entender lo que se dice tanto en la casa como en el Centro de Día
madre y padremsólo con algo de goce fálico en el cuerpo propio. --donde llevo adelante parte de mi práctica clínica- pero algo falta,
Cuando dicha lectura «sigue» haciendo circuito, al mismo tiempo para que estén totalmente del lado de 10 simbólico, en el medio propio
que marca, ahueca, hace la topografía del goce en el cuerpo. de un hablante «neurótico».
Son los signos de esta topografía del goce los que permiten la Aquí más que nunca se impone «el caso por caso» para explicar
transformación de los mismos en significantes. por qué no entró en el lenguaje o «por qué está donde está».
freudiana que rompe la «transcripción» o «información» Creo que una explicación más general o más amplia la tendremos
de lo neuronal. cuando logremos saber por qué entra el lenguaje en el sujeto y cómo.
Haberme fundado en este pasaje de necesidad a pulsión sirve para psicoanálisis tiene sus postulados, como hemos visto, de las
explicar las pulsiones freudianas de lo oral y lo anal, que --como sabe­ condiciones de operatorias subjetivas imprescindibles para que ello
mos- se basan en la necesidad concreta de la incorporación de lo suceda. Pero estos postulados hacen trenza con lo biológico.
nutriente y su consecuente expulsión. Tanto E. Coriat234 como H. Yankelevich 235 y yo misma nos pre­
Pero esta «lectura» del goce se basa también en otras pulsiones guntamos diferentes maneras- si no hay un tiempo de algo así
-las introducidas por Lacan- que no tienen como fuente la nece­ como una determinada coordinación entre lo biológico y lo «ambiental»
sidad. Hablo de la invocante y la escópica. ¿En qué se basan estas --como función de la lengua materna- que si no se da en el tiempo
dos? He aquí un enigma a desentrañar firmemente enancado en lo justo, se pierde. O si no habrá -se preguntaba Yankelevich en la clase
Real de los inicios del fantasma en tanto real de] otro real. y que­ citada- o «cuál es el salto imposible de explicar neurológica o genéti­
como ya se ha dicho- en el caso del autismo, parece ser que el <l> no camente aunque haya cambios en el hombre, se van a descubrir, de acá
ha atravesado los arcos real y simbólico para hacer posible el inicio del a diez o cincuenta años ( ... ) cuál es la pequeñísima diferencia en algún
nudo. m gen que da la aptitud lingüística que no es solamente de aprendizaje».
Mientras, me ocurre --como a él u otros psicoanalistas que
tramos la primera palabra con «sentido» de algún paciente sindicado
3. Lenguaje-significación en el autista como autista, más allá de la inefable conmoción- que ello «cierra»
de algún modo en el registro típico psicoanalítico, luego de muchas
He considerado lo concerniente a la inscripción o transcripción operatorias puestas en acción por la transferencia -con los padres,
necesaria en el aparato neuronal. Pero también he afirmado que la con la madre fundamentalmente--, cuando intentamos poner al
inscripción de la cual hablamos para el «parlétre» es en la superficie en triangulación: terapeuta-niño-madre.
libidinal, para 10 cual es necesario que se hayan efectuado eficazmente Si tenemos la oportunidad de que ello ocurra, el niño dice. Nos
las operaciones señaladas como el paso del Falo simbólico (<l» identifi­ habla. Pero de ningún modo estamos en condiciones de generalizar.
cación primordial que proporcionará, a su vez, la entrada del «infans» respecto, sostengo, con E. Coriae 3\ la posición de que si el
en la madre y de la madre en él. niño autista llega a algún decir, si se reconoce en el espejo, si responde
Como he marcado, lo que hay, cuando tenem(¡~n niño llamado al llamado Dar su nombre, ha dejado la situación de tal. Pero debo decir
autista, es el soma por un lado y el lenguaje por el otro. \)
/ 234. Comunicaciones personales y trabajo de Cartel «Descifrando niños: obstáculos
232. Veremos más adelante que, justamente, esto no sucede en el caso «Maria», que en tiempo y estructura», años 1998 a 2000, en la Escuela de Psicoanálisis S. Freud
presentaré en este libro. de Rosario.
233. Este punto será tomado nuevamente en el punto siguiente sobre lenguaje y com­ 235. H. Yankelevich, Seminario, desgrabadón de la clase del 22/06/02, p. 3.
prensión en el autismo. 236. E. Coriat, Cartel citado y reuniones de análisis y trabaio clínico.

144 145
que en mi experiencia, o se constituye en una psicosis, con fuerte remi­ A partir de este recibimiento, el cuerpo gozante ha de ser soporte
niscencias del discurso del Otro, o queda como niño un tanto «raro». necesario, no eventual, de la relación con el lenguaje y por lo tanto
propuesta es que, para que advenga el lenguaje en tanto tal, el con el Otro.
niño primero «lee», efectivamente lee signos de goce del Otro para Como he consignado a lo largo de estos desarrollos, este lenguaje
tenerlos, cual topología, en su cuerpo. Porque, justamente, dicho se recibe mediante el goce fálico inscripto, que impregna la palabra de
cuerpo fue inscripto, leído por el Otro como digno objeto de su goce. la madre sobre el cuerpo del niño. El problema, como veremos cuando
Es mediante este proceso como el goce fálico se introduce en el cuerpo trate la cuestión del otro en tanto semejante, es si la función de esta madre
del niño. en la palabra se presenta como una «masa» entera, sin falta, para el hijo.
Este significante fálico es, como sabemos, una falta en la moda­ Esta operatoria lógica es imprescindible para que el cuerpo del
lidad de lo Real. niño destinado a ser sujeto sea lugar apto para el Otro.
Cuando ella se introduce de esa manera, en el cuerpo del niño La madre debe ser portadora en su palabra de su goce fálico. En sus
destinado a ser esta operatoria- sujeto, se produce, también variables, por ejemplo, la madre puede tener goce fálico y seguir siendo
como efecto un desalojo o merma del goce que dicho niño tenía en esa «masa» entera a la que me refería recién, al no aparecer con falta.
el cuerpo.m Para que el proceso del cual vengo hablando se cumpla, en esta
A esta sustracción de algo del cuerpo, como resultado del proceso toma del cuerpo el niño debe percibir la mirada de este otro diferente
que vengo describiendo, ya la había intuido M. Klein cuando hablaba a la función de ver 243. Esto sucede recién cuando voz y mirada son inves­
de «deflección» de la pulsión y que Lacan complementa muy de otro tidos como objeto de «don».
mod0 238 • Cito: «Vuelvo en primer lugar al cuerpo de 10 simbólico Se produce el corte porque hay pulsión escópica. Este «don» inves­
de ningún modo hay que entender como metáfora. La prueba es fálico hace que el niño «quiera tener» «eso» que circula
que nada sino él aísla el cuerpo tomado en sentido ingenuo, es decir entre sus padres que está, más cercanamente, en el campo del otro
aquél cuyo ser que en él se sostiene nO sabe que es el lenguaje que se lo semejante. Comienza a perfilarse una demanda desde el niño porque
discierne, hasta el punto de que no se constituiría si no pudiera hablar 239 ». la madre ha logrado encajar la suya. Esta es la respuesta pulsional que,
«Quién no sabe el punto crítico del cual datamos en el hombre el ser con su cuerpo, el niño da al decir -voz y mirada- del Otro.
hablante. La sepultura, es decir donde se afirma de una especie que al Recién como resultado de todo esto va a hablar con el sentido
contrario de cualquier otra, el cuerpo guarda lo que al viviente otor­ comunicar -como se dice en los manuales de psiquiatría a'- .......aJ"'''~
gaba el carácter: cuerpo [corpsl. Cadáver [corpse] 240 queda, no se torna y para nosotros, psicoanalistas, va a estar en el mundo de lo simbó­
carroña, el cuerpo que habitaba la palabra, que el lenguaje cadave­ lico convertido en parlétre.
• 241 [ ;.¡:; 1 242
rlza corpstJtat ». Todo parte, entonces, de esta seducción primera que la madre
El psicoanálisis, a partir de la obra de Lacan, toma al cuerpo como hace de su niño, donde el cuidado erógeno por excelencia es la pala-
el lugar primero y apropiado para llevar la marca que va a ordenarse la voz.
en series de significantes, significantes que este cuerpo recibe por mis primeros años de psicoanalista con niños, por esas
medio del goce. cuestiones azarosas de las instituciones -y por efectos del fantasma
propio-, en los dos primeros niños con quienes me tocó trabajar me
237. Fundamento que se adara con los aportes de H. Yankelevich,
Clase del 22/06/02.
s)emj
ario citado, encontré con no tenían lenguaje. Y, como suele ocurrir, según los pro­
fesionales derivadores de estos casos, «algo no funcionaba» en los
238. J. Lacan, Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión, Anagrama, Barcelona, 1977.
niños en cuestión, pero no se sabía qué.
239. La cursiva es mía.
240. J. Lacan, op. cit., en latín en el texto.
241. En cursiva en la versión citada. 243. Ya me he referido a este proceso en el punto correspondiente.
242. J. Lacan, op. cit., pp. 20 Y 21.

146 147
r

Por esos años, yo tampoco sabía de la importancia de1 .... H5"u, ... más erótico y la dimensión de lo erótico hasta ese tiempo, en estos
en la conformación de la estructura, Lacan recién desembarcaba en niños, había causado horror por el horror posible que lo erótico hu­
nuestra playa de la mano de Massota. Digo de la mano, porque ·
blera po d'd
1 o causar en sus ma d res 248 .
siquiera teníamos alguna traducción de sus Seminarios inéditos 244 • Esta explicación, hipótesis de H. Yankelevich, me da la pista más
Bien, a mí se me ocurrió (¿reminiscencias en ese tiempo aún dara del porqué del éxito obtenido con mi iniciativa, ya que los soni­
reciente de mis años de maestra de primer grado? ¿Me pareció más dos de los animales aparecían para estos niños -con la variante que
atractivo para el niño? ¿Experiencias de mamá cuando mi hija muy da el caso por caso, en tantos otros-, como inofensivos con respecto
249
pequeñita, para comunicarme que tenía frío decía: «Mamá hace a la voz emitida por el otro semejante.
mucho chuy»? No lo sé, pero, todas estas cosas, sin duda, surgen del ¿Por qué puede sentir la palabra del otro como terrorífica? Porque
amor de transferencia de mi deseo puesto allí) nombrar a los animales además de lo apuntado, suponemos que aparece como pura sensación
más conocidos por el niñ0 245 , precedidos de la onomatopeya que los terrorífica si lo hace para el niño fuera del tiempo lógico preciso, for­
caracteriza. Recuerdo que comencé con el gato. El proceso era el si­ mando «gestal!» con el manipuleo, voz y contenido. Si estos elemen­
~ guiente: yo emitía la onomatopeya del maullido, decía tos aparecen disjuntos, promueven terror.
¡¡Miau!!, y dibujaba un gato simple -como los que hacía en la pizarra Se puede deducir que este proceso es algo «listo para usar» para
·
para 1os ch ICOS-. El' - 246 en cuestlon,
mno •,
pasad o un tIempo
. 247
,cuand o que se constituya la posibilidad de entrada al Estadio del espejo. Si
yo «maullaba» me alcanzaba el gato o intentaba dibujar uno (hacía el este proceso de internalización de la «Gestalt» apuntada no ocurre,
garabato). Luego, con sólo nombrar «gato», prescindiendo del mau­ es posible que sea también la causa por la cual muchos autistas
llar, él lo dibujaba. Después vinieron los patos, los pollos, con sus cua, cados frente al espejo ante su imagen reflejada se aparten aterroriza­
cua Y¡¡pío, pío!! Después «mamá y papá con el nene», «mamá, Gloria y dos. Porque la imagen reflejada les devuelve, en su realidad de pree­
el nene» ... Como me fue bien, seguí ensayando con mis onomatope­ minencia de lo Real, la que el Otro tiene de ellos.
yas. Algunos niños las toman, otros no, pero ahora -¡después de tan­ Si el niño autista habla, tiene algo así como una jerga o su lenguaje
tos años!- encuentro una posición teórica que les ha dado sustento se reduce a una eterna ecolalia250 , hay un inicio de representación. Otro
-además de mis ganas y deseos siempre nuevos «de que estén entre indicio de que puede haber algo de la representación es el hecho de
nosotros»-. El «signo» miau los llevaba al significante porque el miau que comience a hacer garabatos, dejando de marcar sobre la superficie
era más atractivo, para dejarme que «Yo entre en ellos». Ahora sé que dada. Si bien esto puede indicar que hay marca de signo de goce, esta
era más atractivo porque el sonido miau, signo que escondía al gato, es insuficiente para producir un objeto de representación.
era más inofensivo que la palabra. Ahora puedo generalizar al respecto A ese respecto, el niño autista que ha comenzado a realizar estos
deduciendo que, si la palabra, la voz, eS lo más seductor, es también garabatos no da cuenta de ello diciendo, como el neurótico, «esto es
un pato», «e1nene», etc. 251
244. Corría el principio del año 1970. ¿En qué existencia está cuando hace algún garabato?
245. Según decir de la madre. Está -como dije-- en un proceso que puede cambiar o no, según
246. Tenia dos años y medio, era atendido en el ex TMIR (Instituto Médico Rosario)
el resultado exitoso de haber incorporado un signo de goce, pero que
donde creamos, con el Dr. Manuel Morra (Psiquiatra Infanto Juvenil), un Servicio
de Psicología en el Servicio de pediatria...~
247. No lo puedo precisar hoy, pero no fueron más de un par de meses, uesto que el 248. Hipótesis de H. Yankelevich, en el Seminario citado, Clase del 22/06/02
pediatra que lo había derivado, necesitaba un diagnóstico pres tntivo sobre bada, p. 1L
autismo porque el niño debía ser sometido a una intervenciém quirúrgica y le 249. Volveré sobre este tema cuando tome las cuestiones del Otro.
importaba y necesitaba saber de su situación emocional. Desde un comienzo más 250. Se verá muy especialmente cuando presente el caso María.
o menos, supe que autista no era: me con la mirada y la fijaba en los obje­ 251. Se verá cuando presente mis hipótesis con respecto a la producción del
tos que le llamaban la atención. Me reconocía, y sabía que él era él. Pero ... no autista.
hablaba.

148 149
aún no le permite «tener» al «objeto de vuelta», como ocurre en el ronquidos, arrullo gorjeo, hipo, acciones todas fuertemente articula­
juego de aparecer y desaparecer el carretel. vez- un das, para los autores que vengo citando, con las funciones de respira­
(aquí), pero sin Da. O están aún en un tiempo .ción, deglución. Para nosotros, psicoanalistas, ya se van insertando en
aquel en el que se da el célebre juego observado por la génesis del «intercambio» con el ambiente. Sostienen que a partir
Para que se dé el proceso del Fort-Da es preciso que se haya pro­ de los cinco o seis meses ya están las habilidades que el niño usará
ducido el corte del cual he hablado al del desarrollo de este para hablar, refiriéndose al balbuceo, al «juego vocal» produciendo
trabajo, es decir, que el sujeto quede escindido del campo del Otro, elementos fonéticos según su lengua.
producida la falta. Sin embargo, no hay una correspondencia de estas acciones en
Es decir que para que haya habla, lenguaje en el campo de lo sim­ el tiempo en que el psicoanálisis las propone, ya que el comienzo del
debe haberse constituido el símbolo previo, que se inicia con el «Estadio del espejo» se inicia a los seis meses del primer año de vida.
signo perceptivo del cual hablaba Freud, uno no es sin el otro. Cum­ Lo que más me interesa destacar de la posición de estos autores
pliéndose la fórmula más elemental del sujeto según Lacan: Sl -S2 es que para ellos el lenguaje humano se da como el resultante de un
Recurriendo a clásicos neurólogos del lenguaje como Alfred A. nivel de desarrollo de tres aspectos aparentemente desligados: a) per­
152
Strauss nos dirá que, en el lenguaje humano, los factores vocales cepción sensorial, b) actividad perceptiva y c) lenguaje simbólico.
son auxiliares de lo que considera el lenguaje propiamente dicho. Lo Estos elementos para ellos aparecen desligados. Desde el psico­
vocal proveerá la amplitud de variedad de sonidos -según la lengua análisis, sabemos que es imposible establecer las diferencias en que se
materna- que con posterioridad se usarán como secuencias con un dan los tiempos de organizar el signo perceptivo -«Gestalt» consti­
sentido dado. tuida por lo visual-auditivo-sensorio ante el contacto-, de que de la
Los autores coinciden en considerar que concurren una serie de y se borre dicha huella para pasar a ser
estructuras para que se culmine en el lenguaje hablado. Para ellos, se significante que nombre las cosas del mundo, por lo cual, lo desligado
da primero un sistema auditivo 253 de símbolos -con lo que coincidi­ -al comienzo- vemos que se organiza en «Gestalt». Precisamente,
mos-, ya que, efectivamente, primero ocurre este choque de la voz estas son las «marcas» que, por distintas causas, en el niño autista, no
humana que, como venimos diciendo, en el autista produce efectos son 10 suficientemente eficaces para que se produzca lo simbólico en
especiales, de una magnitud tal que no pasará al mundo de los sím­ que coinciden los autores 255 con los cuales mi experiencia e hipó­
bolos de la cultura. tesis tienen mayor acuerdo, a pesar de las diferencias en el tiempo en
Siguiendo con los autores mencionados, este sistema de símbolos que se van dando los procesos, al menos no hablan de lo innato.
auditivos se articula al sistema motor pasando recién a ser secunda­ Me parece oportuno destacar también que lo que desde los auto­
rio el auditivo. El lenguaje remite fundamentalmente a significados y res que analicé se señala como muestras primeras del proceso de
símbolo/ 54• desarrollo del lenguaje coincide con algunas de las señales necesarias
El proceso se describe con las secuencias apuntadas hasta en los primeros meses del bebé a tener en cuenta para sindicar luego si
gar a esta articulación superpuesta de sistemas: primero auditivo­ tenemos un autista o no.
visual, luego motor. El bebé humano pasaría por etapas que van del Si el bebé «habla», es porque re-presenta. Representa al mundo
modulaciones, hasta la emisión de \ñidOS, que lo rodea que fue nombrado como Ausessnwelt, por Freud, lo que
podemos llamar «un catálogo de objetos, o mejor de nombres de obje­
252. A. A. Strauss y otros, Psícopatología y educaci6n del niño con lesi6n cerebralyEudeba, tos organizados desde siempre por las ciencias en sistemas»256. Para
Buenos Aires, 1977. Tomado de la Investigación de los autores en IaU.r.(\versidad
Estados Unidos.
253. Yo agregaría el visual. 255. E. Codat y H. Yankelevich.
254. La cursiva es mía. 256. E. Lemoine-tuccioni, El sueño del cosmonauta, Paid6s, Barcelona, 1982, p. 67.

150 151
llegar a designar las cosas por el nombre, el bebé comienza por el grito de discurso»258, con facilidad para pasar de ese campo de discurso
hasta que éste se convierta en llamado. Para que esto suceda, debe débil a la psicosis.
ponerse en juego todo el circuito pulsional. Quien empieza el juego, Armado lo inconsciente del sujeto como significante para otro
como hemos dicho, es el otro. significante, es que comienza la posibilidad de la representación, ya
Aquí se juega entonces la representación, concepto que desde el que el inconsciente es representante de la representación 259.
psicoanálisis tiene que ver con la constitución de la estructura subje­ En el caso del autismo, según el caso por caso, los términos no están
tiva y sus tiempos lógicos. El sujeto es, en cuanto tal, cuando un signi­ ordenados como para que haya posibilidad de representar. Puede
ficante lo representa, lo representa para otro significante. En su forma haber quedado suspendido el proceso en algún punto del mismo de
más reducida, lo que Ul1 SI es a un S2. Me ha parecido lo más claro para manera tal que no permite la articulación significante. «El significante
indicar lo que ocurre con el sujeto, según el psicoanálisis, en este tiempo produciéndose en el campo del Otro hace surgir el sujeto de la signi­
en que puede representar, porque puede representarse él, como tal, ficación. Pero sólo funciona como significante al reducir al sujeto en
acudir a la fórmula matemática que propone Lacan 257 del «Par orde­ curso a no ser más que un significante, al petrificarlo con el mismo
nado». Conforme a ella, articulo la construcción del sujeto tal como movimiento que le requiere funcionar, a hablar, como sujeto».260
dice la definición recién enunciada y propongo para S11a letra a y
para S2 la letra b, colocando a los elementos de la manera siguiente:
4. Tendencia, pulsión
a,b = [{a},{a,b}]
Según lo desarrollado en el punto anterior, por efecto del len­
Esto sucede cuando se ha producido la identificación imagina­ guaje, el sujeto queda escindido de sí mismo, irá siempre a buscar sig­
ria mediante las operaciones del «Estadio del espejo», por lo cual se nificado y realización en el campo del Otro y tampoco allí se encon­
produce i (a), como consecuencia de los corrimientos de S2 que le trará «entero». Esa búsqueda está pulsada por el deseo. Búsqueda en
van dando los sentidos. Pero el elemento S2 contiene al, tal como el Otro que está sostenida por la pulsión en la génesis del Edipo. Pero
aparece en la fórmula presentada, el segundo término está formado también de la pulsión en tanto que sexual, que era para Freud el amor.
cona yb. La ternura. De lo cual Lacan deduce su posición al respecto con su
Uno de los ejemplos más claros de que este par debe estar orde­ teoría de la «laminilla», partiendo de tomar el cuerpo erogeneizado
nado según las matemáticas lo podemos ver en que los términos así como una superficie.
dispuestos no son transmutables, es decir, que su ubicación sí altera En efecto, Lacan habla de su teoría de «la laminilla» y, si bien la
el producto, porque no es lo mismo afirmar que «Abraham es el padre toma en varios lugares de su enseñanza, podría decirse que la «define» 261
de Isaac» que decir que «Isaac es el padre de Abraham». de la manera siguiente: «La laminilla es una cosa extra-plana que se
Es de esta fórmula que surge el A, el campo del Otro. Campo que desplaza como la ameba, solo que el asunto es un poco más complicado.
contiene, talla fórmula matemática, al SI. Sujeto constituido como Pero es algo que anda por todas partes. Y como es algo que está rela­
significante para el S2. cionado con lo que el ser sexuado pierde con la sexualidad ( ... ) Es la
El bebé puede representar, hablar, porque está conteniQo en este libido como puro instinto de vida ( ... ) no necesita de ningún órgano».
campo, que debe estar ordenado. Cuando ello no ocurre, al~uno de
sus términos «faltó a la cita» y no hay orden, el sujeto será «ut débil 258. j. Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op. cit., p. 242.
_/ 259. Op. cit., p. 223.
260. Op. cit., p. 213.
257. J. Lacan, Seminario «De un Otro al otro» (1968-1969), ficha de la Escuela de 261. J. Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, de 1964, Paidós,
Psicoanálisis S. Freud de Rosario. Inédito.
Buenos Aires, 1987, p. 205.

152 153
y nos recuerda que también Freud habla de una superficie: En el caso del autismo -sin que hayamos encontrado un autista
idéntico a otro-, puede haberse iniciado el circuito de la pulsión pero
«Se trata de esta red representada por arcos, lineas que no se ha completado la vuelta al objeto «a», por lo cual, como dije en el
unen puntos de acumulación, cuyo circulo cerrado punto «ver-mirada», tampoco ha completado una escena. Al contrario,
marca lo que tiene que conservarse de la homeostasis éstas pueden ser motivo de sus terrores, ya que pueden encontrarse
tensional, de menor tensión, de necesaria derivación, formando parte de esa imagen que la función materna le devuelve
de difusión de la excitación en mil canales -toda vez como real, tal como fue explicado en el punto en que se desarrolló el
kii
que en uno de ellos podría ser demasiado intensa. «Estadio del espejo».
La filtración de la estimulación a la descarga es el También puede suceder que, ante la posibilidad de encontrarse en
aparato, el casquete -a circunscribir en una esferas­ el campo del Otro, para lo cual tiene que desaparecer (afanisis), esto le
en el que se define, en primer lugar lo que llama el esta­ cause terror. El proceso de desaparecer es el movimiento necesario para
dio del Real Ich.» 262 convertirse en sujeto (jading del sujeto). A esa desaparición, Lacan la
ha llamado letal. Algunos psicoanalistas, como Contardo Calligaris 265 ,
y también: «A raíz de la indagación de las zonas eró gen as hemos formulan como causa del autismo haberse quedado como «niño
descubierto que estos sectores de piel muestran meramente una par­ muerto» al no dar el fading crucial y necesario para ser sujeto parletre.
ticular intensificación de un tipo de excitabilidad que, en cierto grado, De manera semejante, y utilizando esa misma operatoria, Ale­
es propIO. d e to d a 1a superjilCle
. 263 d e aque11a». 264 jandro Arie1 266 habla de la posición del autista como «marca conge­
Según el caso por caso, el niño autista parece haber quedado en esta lada» que, como tal, no se inscribe en el Otro.
operatoria de Aparato Nervioso Central: filtrar o no estímulos. Le falta Esta marca, así congelada, no deviene falta, por lo cual no habrá
toda la configuración que le da el Otro según todas las operatorias lógi­ despliegue posible para una carencia. Carencia que en el sujeto de la
cas de las cuales he hablado. Me parece fundamental, en este punto, estructura neurótica es del niño y de la madre, y que intenta recubrirse
hacer la diferencia que hace Lacan -siguiendo a Freud- entre los en la «alienación» ya que la carencia del niño va a ser reencontrada en
distintos momentos del desarrollo del yo, si bien lo he desarrollado el Otro -madre potencia- mediante los intervalos que ella ocasiona.
ya en otra parte de este trabajo. Según Freud, a ese casquete esférico En ellos es que puede filtrarse el deseo, porque el niño lo encuentra,
-descrito luego por Lacan- habría que calificarlo de autoerótico, cuando el Otro no responde en todo. Cuando el Otro no aparece
pero respecto del tiempo de lo económico libidinal del yo placer, ya como completo.
que, al hacer la división entre objetos placenteros y los que no lo son, De este modo, el primer objeto del deseo es el sujeto mismo, ya
el bebé inicia el surgimiento de los objetos, como objetos de la sensa­ que en ese movimiento de afanisis se juega su muerte, en tanto «cosa
ción que van a configurar lo que hemos llamado «primera marca». Pero llena» o puro SNC.
todavía no hay marca de funciones pulsionales, es pasivo registro del Lo fundamental de este tiempo es, entonces, como lo dice Lacan,
mundo exterior. No pasa, dirá Lacan, de la conservación. En ese mundo, la no reciprocidad y la torsión del retorno. En el autista no hay torsión
aunque se perciba, no hay sujeto en tanto lo consideramos surgido del porque no hay retorno. Desde lo materno está, a veces, lleno y cubierto
lugar en el Otro, como se mostró hace un momento en el «par orde­ (como veremos en algunos fragmentos clínicos y en el punto «Variables
nado» matemático. \ desde el campo del Otro» de este libro).

262. Op. cit., p. 195. ) 265. Comunicaciones personales en clases de Seminarios de los que formé parte en
263. La cursiva es mía. el año 1985.
264. S. Freud, <<Tres ensayos de teoría sexual y otras obras» (1901-1905), en Obras 266. A. Ariel, Las psicosis, Horno Sapiens, Rosario, 1993, p. 97.
Completas, tomo VII, Amorrortu, Buenos Aires, 1993, p. 183.

t 154 155
El cuerpo del autista no está conformado desde la configuración En el autismo -esté el niño en los comienzos de la tendencia o
de la falta que promueve el deseo del Otro, por lo cual no hay «lamini­ no-lo que no hay es «objeto de la pulsión», ya que ella inicia su cir­
lla» sino «casquete» esférico de registrar sensaciones y percepciones en cuito de ida y vuelta alrededor del objeto «a» como causa de deseo. Si
el puro real del cuerpo neuronal. Así aparecen como «no viendo» ni bien el deseo está implicado en distintos niveles del organismo, es otra
«escuchando» porque están fuera de la temporalidad que se inaugura cosa que el organismo en sÍ. Se trata de partes del organismo.
en el tiempo de constituirse en el campo del Otro, para lo cual, tienen En todo caso, son aquellas que se implican convirtiéndose en las
que haberse arriesgado a ir a buscar lo que les falta al campo del Otro. zonas erógenas que nos enseñara Freud, y es en ellas, que funciona la
Conviene distinguir 10 más claramente posible, siguiendo tanto pulsión. Función que ejerce en cuanto ha pasado -condición nece­
a Freud como a Lacan, lo que entendemos por pulsión y lo que enten­ saria- por las redes significantes. Es decir, cuando el sujeto -en tanto
demos por tendencia porque ello proporciona puntos clave en la clínica tal- ha hecho la entrada al mundo de lo simbólico.
del niño autista, en tanto pretendemos seguir los pasos que puede ir En las consideraciones que Lacan hace con respecto a la pulsión,
dando para salir de su «inmutable esfera». toma de Freud los conceptos de activo, pasivo y reflejo para señalar que
Recordemos lo que Freud entendía por «Drang» (presión). Sabe­ la pulsión se instala como tal en el sujeto justamente en su trayecto de
mos que la presión no es la pulsión, es en estos conceptos en que Freud ir y volver.
muestra articulaciones con la fisiología, la física y la energética 267. En Es en el trayecto de ir y volver que la pulsión se estructura, con
cambio, lo que el mismo Freud y los desarrollos posteriores del psico­ lo cual concluye en el carácter circular de la pulsión.
análisis entienden es que libido es una ficción, una convención. Este carácter circular señala los tres tiempos de la pulsión en
El otro señalamiento fundamental es que los términos concer­ donde debe distinguirse -en sus vueltas- de lo que aparece y lo que
nientes a la pulsión -tal como los enuncia Freud- «Drang»: pre­ no aparece en un tercer tiempo. En este tercer tiempo lo que se ve es
sión, «Quelle»: fuente, «Objekt»: objeto, «Ziel» 268: fin, sólo pueden la aparición de un nuevo sujeto. Sujeto que es el otro siempre y cuando
aparecer disjuntos. la pulsión haya podido cerrar su recorrido circular.
Por 10 tanto, para que la organización pulsional funcione, deben La función de la pulsión, por lo tanto, se realiza en tanto tal sólo
estar articulados de aquella manera que Lacan llamó «montaje»269. con la aparición al nivel del otro.
En el autismo este montaje no se ha completado o también podemos El niño sindicado como autista no ha hecho el recorrido com­
deducir, según el caso por caso, que el circuito pulsional, que el «tour» pleto ni el cierre de este circuito -en tanto Que no ha encontrado
de la pulsión, no se ha completado, o ha quedado «congelado» en un al otro-o
tiempo donde sólo funciona en el término de la presión, entendido Según el caso por caso, puede estar en un comienzo del recorrido
éste como simple tendencia a la descarga. a partir de alguna marca inicial pero, por alguna razón, no le ha dado
Esto quiere decir que hay estímulos, excitación, pero sólo en la el empuje suficiente como para seguir. 270
condición de suplemento de energía que forma parte de la «superficie» Puede entonces que se haya quedado en lo que Freud define
neuronal del SNC. En determinadas condiciones, la presión, conce­ como konstante Kraft271: estado constante o, como Lacan lo dice, ten­
bida de esta manera, puede ser catectizada. Para ello, es necesaria la sión estacionaria 272. Este «estado constante» puede ser el estado del
acción del Otro, como hemos sostenido en el punto «Sobr~ lo que autista, por lo cual se retuerce, grita o se golpea sin otro sentido que
entendemos por estructura subjetiva desde el psicoanálisis». ' \ no sea la reacción de especie viva.

267. J. Lacan, op. cit., p. 169. --) 270. Hipótesis presentada para explicar los «seguimientos)) que el autista hace de los
268. S. Freud, Pulsiones y destinos de pulsión, en Obras Completas, tomo XIV, Amorrortu, objetos
Buenos Aires, 1975. Se mencionan los términos usados por Freud en alemán. 271. Se utiliza el término en alemán.
269. J. Lacan, op. cit., p. 172. 272. J. Lacan, op. cit., p. 185.

156 157
Articulada sólo en términos de tensión, hay acefalía del sujeto, conductas caratuladas como «afectivas)) de manera tradicional-en
ya que para que se instituya en tanto tal, el inconsciente debe instau­ el decir de cualquier discurso en el campo de la Salud Mental- con
rarse, justamente en los intervalos de la distribución de las cargas de respecto al autismo, se pueden llamar de esa manera, según la posi­
tensión catectizadas, investidas, por lo cual la función del otro es con­ ción que el nUlo ocupe en el circuito de la pulsión -por un lado-- y si
dición necesaria. ha podido sortear un primer o segundo tiempo del «Estadio del
Desde la demostración matemática, se trata del rombo que Lacan espejo», por otro.
coloca para señalar «el centro de toda relación del inconsciente entre Coloco nuevamente estas posiciones según el caso por caso, en
la realidad y el sujeto»273. el sentido de que, si bien la clínica me indica una cierta generalización,
Según Lacan 274 , el «yo» del recién nacido, que Freud llamó «Real no puedo hacer como una afirmación general, en un sentido empí­
está catectizado sin defensa para los ascensos de la sexualidad. rico, de que se va a cumplír en todo niño.
quedaría a veces estacionado, en mi opinión, el niño autista, según En el caso señalado de la posición que ocupa en el circuito de la
el caso por caso. Estacionamiento que le impide realizar lo que tanto pulsión, sus conductas -llamadas afectivas- tendrían más la carac­
Freud como Lacan describieron como una represión en la presión cons­ terística de «tendencim) o de primer tiempo de la pulsión, en cuanto
tante para acceder a mantener el principio del placer, haciendo la dis­ a sentir la presión de determinados estímulos en sus sensaciones, regis­
tinción: placer-displacer. Justamente, cuando el bebé logra esta ope­ tradas por el SNC, careciendo de lo que desde el psicoanálisis llama­
ratoria que Freud llama Aufmerkasamkeit (posibilidad de atención mos conductas con la intencionalidad de dar o mostrar amor. Porque
logra el progreso del aparato mental. lo señalado como tal es uno de los factores que le conciernen a la pul­
Pero puede ser que, al estar sin defensas convenientemente estruc­ cuando ya está investida por el amor del otro y ha hecho efecto
turadas, por el tiempo primordial de indefensión en el cual se encuen­ eficaz la palabra del mismo sobre el cuerpo del infans.
tra, ante la acción de la sexualidad del otro, no se instaure esta catexis En cuanto a la posición posible de encontrarse en un primer o
freudiana determinante del progreso, que es nada menos que la aten­ segundo tiempo del «Estadio del espejo», no les da todavía los instru­
ción. Justamente, lo que el niño autista no hace: atender. mentos subjetivos de reconocerse a ellos mismos como primer objeto
En ese mundo del Yo real, todo existe alrededor del mismo, no identificado, por lo cual no han entrado aún en el campo del Otro.
sujeto porque el mismo, se inicia en el campo del Otro, en tanto Pueden estar «listos para» pero no lo han hecho, por lo cual sus con­
tres tiempos del circuito pulsional con su cierre corres­ ductas llamadas afectivas pueden tener una cierta y discreta direccio­
pondiente. nalídad hacia algunas personas 275 •
Es la relación con este Otro lo que va a permitir el nacimiento de En mi opinión, deben considerarse estos hechos en el caso por
la «laminilla», pero para ello, el viviente pierde. Esto es lo que el autista caso como para decir que son conductas afectivas con el sentido en
no hace, no pierde, no arriesga, no gana la vida simbólica. que el lenguaje corriente las emplea: ofrecer o brindar amor a alguien.
Cuando digo «amo!)), lo digo desde los conceptos del psicoaná­
lisis, amarse a través de otro en pleno campo narcisista.
5. Afecto en el autista trata del amor en su esencia, juzgado por Freud 276 como pasión
sexual cuando se refiere a él, como la culminación del circuito de la
A partir de todo lo expuesto, fundamentalmente en e~nto
anterior -casi como que fuera su corolario-, puedo decir_qj las 275. En mi experiencia clínica en el Centro de Día «Lianfranco Ciampi», puede suce­
der que un niño reconozca a su analista, o a un musicoterapeuta o a alguna de las
«Talleristas».
273. op. cit., p. 186.
276. S. Freud, «Introducción del Narcisismo», texto de 1914, en Obras Completas, tomo
274. op. cit., p. 189.
II, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973.

158 159
libido, cuando ya puede colocarla en otro, en tanto objeto buscado la mera respuesta conductual mecánica de su cuerpo real; la capaci­
para su satisfacción y con su componente ligado a la ternura. dad afectiva, como se comprende desde los postulados del psicoaná­
También entra el concepto de afecto, si en su consideración 10 lisis, le está vedada.
entendemos como aquel que no engaña en tanto angustia 277. Consi­
derado así, está articulado tanto al «Estadio del espejo» como a la «señal»
de la presencia de otro, por lo tanto, el afecto desde nuestra perspec­ 6. El juego
tiva de amor y percepción subjetiva de reconocimiento de si y de otro, tiene
que ver con la constitución subjetiva de sujeto, en la cual no se encuen­ Antes de entrar a considerar esta actividad humana desde los pos­
tra el autista. tulados del psicoanálisis, muy brevemente diré que a fines del siglo
Por lo tanto, si se habla de afectos en un niño autista, debemos XIX ya se consideraba a esta actividad como una función psicológica
considerarlo en el orden de lo psico-fisiológico como reacción al haber que tenia como objetivo descargar energía 280 siempre en el sentido
registrado un general evolutivo de adaptarse al medio. En los comienzos del siglo xx,
En el psicoanálisis no hay una diferencia en su génesis entre el acto se le da una finalidad de satisfacción instintiva 2Xl y como antecedente
282
intelectual y lo afectivo. Tampoco la hay para H. Wallon, desde el dis­ de Freud se cita en los medios académicos a Eduardo Claparede ,
curso de la psicología. quien consideraba que la actividad del juego permitía al niño la realiza­
Por lo cual, debe entenderse que afectarse y conocer-compren­ ción de su yo.
der, en el bebé, están dados en un solo acto. Es esto lo que organiza las Desde el discurso de la psicología, se considera la evolución de
primeras inscripciones de la estructura subjetiva. esta actividad comenzando con los «juegos circulares» de la etapa sen­
Como puede comprenderse, desde el discurso lacaniano no se motora de Jean Piagee83 , luego los juegos llamados «simbóli­
plantea lo afectivo más allá de la producción del símbolo. Cito: cos» hasta llegar a los llamados «reglados». Así esta actividad aparece
formando parte de la estructuración psicológica como una muestra
«La intersubjetividad está dada ante todo por la utiliza­ funcional de
ción del símbolo y esto desde el origen. Todo parte de la propone una psicología comparada en la
posibilidad de nombrar 278 que es al mismo tiempo des­ obra citada-, le da al juego, aun en los animales más organizados 285,
trucción de la cosa y pasaje de la cosa al plano simbólico, articulaciones estrechas con el acto inteligente y ordenado con la con­
gracias a lo cual se instala el registro propiamente humano. currencia determinante de varios factores: 10 instintivo, 10 emocional
A partir de aquí, y de modo cada vez más complicado, se y la adaptación al ambiente, concluyendo que en los animales -en
produce la encarnación de lo simbólico en lo vivido ima­ el gato, por ejemplo- es el resultado de la maduración
ginario. Lo simbólico modelará todas las inflexiones que, y no de una mera imitación.
en lo vivido del adulto, puede adquirir el compromiso
imaginario la captación originaria.»279 280. H. Spencer (1820-1903) citado por J. Ferrater Mora en el IV tomo de Diccionario
de Filosofía .ED ArieL Sociedad Anónima. Barcelona España. 1994. y por B. Székely
en el Diccionario Enciclopédico de la Psique. Ed. Claridad. Buenos Aires, 1958.
Ubicado el niño autista en situaciones tal vez anteriores a la con­ 281. F. Queyrat, Los juegos de los niños, Daniel Jorro, Madrid, 1926, p. 64 en adelante.
figuración de la estructura subjetiva neurótica, queda reducido a 282. E. Claparede (1873-1940), psicólogo y pedagogo suizo fundador del Instituto J.
J. Rousseau. Autor de Psicología del niño y La educación funcional.
277. J. Lacan, Seminario «La versión desgrabada sin-~visar por el autor, 283. J. Piaget y otros, Los estadios en la Psicología del niño, Nueva Visión, Buenos Aires,
Escuela Freudiana de Buenos Aires, circulación interna. 1984.
278. La cursiva es mia. 284. H. Wallon, Del acto al pensamiento, Psique, Buenos Aires, 1974.
279. J. Lacan, Los Escritos Técnicos de Freud, Paidós, Barcelona, 285. H. Wallon, op. cil., p. 111.

160 161
Desde el psicoanálisis, el juego entra a formar parte de la activi­ Acción que desde nuestro discurso se la adjudicamos al poder del
dad de un bebé cuando ya ha captado la presencia del otro y la de él lenguaje sobre el cuerpo real del sujeto en constitución.
mismo como tal. Es decir que el proceso de génesis de la identifica­ En el niño autista, puede haber quedado la marca de la acción
ción primordial al <l> simbólico está eficazmente inscripto, lo cual del Otro, pero la misma permanece congelada por distintas causas
posibilitará -como se ha explicado en el punto «Ver-mirada»-la pOSI°bl es. 288
configuración de los objetos, «lugar en la estructuración subjetiva en el Debido a lo recién señalado, es muy difícil, entonces, concebir
cual se instala el sujeto cuando el bebé puede desarrollar la actividad que el autista juega 289 , en todo caso, manipula su cuerpo y, a veces, en
de "hacer aparecer y desaparecer" el carreteh/ 86 • el caso por caso, ciertas repeticiones de este manipular tienen una posi­
El niño aún no puede dar cuenta del significado identificatorio de ble lectura clinica desde su propia historia en el decir de los padres 290.
su juego pero este será el origen de lo que entendemos como objeto El «jugar» de los niños en los primeros años de vida aún coincide
«a», causa de deseo ya que ha iniciado, «sin saberlo», con su repetición, justamente con el intento de separar la sombra del Otro, tiempos ins­
en la metonimia que «será el preludio de la metáfora»287. Pasaje al titucionales donde la marca de la fascinación de los tiempos de pleno
mundo simbólico. imaginario tiene todavía mucho poder. Por lo cual, «el niño intenta
niño autista, según haya comenzado a transitar o no el primer en la repetición del juego bordear un contorno diferente» 291. Pero en
tiempo del «Estadio del espejo», está antes del juego del Fort-Da. el niño autista no es éste el fin de la actividad del jugar en sus esbozos,
En el bebé que se está constituyendo a la manera neurótica puede ya que la plena captación del Otro del imaginario no se ha producido.
haber formas arcaicas del jugar como una actividad destinada a captar Cuando un niño autista hace algún corrimiento de esta posición puede
significantes para obtener una imagen del cuerpo propio a través de los ingresar a un cono de bastantes sombras del Otro sobre él y mostrar
rasgos que va incorporando de «gestos» y formas del hacer del Otro. conductas propias de la psicosis. Es en el juego, precisamente donde
292
Operación que se torna más eficaz cuando los gestos y formas le están podemos leer caracteristicas de este mal encuentro con el Otro •
dirigidas especialmente al bebé. Ejemplo de esto es la actividad común Es posible que el autista, en base a consideraciones que hemos
de cualquier mamá «jugando» con su bebé, emitiendo sonidos, son­ hecho en el punto correspondiente al lenguaje, haya tenido «de en­
risas, hablándole, tocándolo. Cuando juega a «¿Dónde está mamá?» o trada» IDl mal encuentro con el Otro, mal encuentro que tiene que ver
a «¡Qué linda manito que tengo yo!», y toda la variedad de juegos que con los efectos de lo erótico pulsional del Otro. Mal encuentro que es
cada mamá inventa para su bebé. anterior a lo que entendemos por escena primitiva, por lo cual no
Este jugar espontáneo de la mamá contribuye a ese apropiarse de podría darse lo traumático entendido como agujero y/o corte en la red
significantes por parte del bebé, con lo cual va construyendo la ima­ de significantes.
gen de sí que culmina en el citado «Estadio del espejo». Por lo cual en el autismo hay un estado diferente como consecuen­
El niño autista no toma estos significantes del jugar posible de una cia de este mal encuentro que se debe a un «factor letal» y que, en tanto
mamá porque la imagen de ella, como recortada de él, no ha sucedido. «letal», no ha permitido el nacimiento de un parletre y sólo ha que­
Al no producirse el corte eficaz, que desde la topología he pro­ dado un ser viviente que responde a las funciones de su SNC.
puesto como el disco que cae del cuerpo de la esfera, por acción del
Otro.
De tal de manera que queda separado de ella como otro. 288. Que se desarrollarán en el punto relativo al Otro.
289. Ya se han planteado en este libro algunas de las razones por las cuales el autista
no está en el jugar y mucho lUenos ,drnaginativarnente».
286. S. Freud, Mas allá del principio del placer, Arnorrortu, BuenoS"~'res, 1993, 290. En el caso «Daiana» se presentará una conclusión al respecto.
pp. 14 Y 15.
291. L. Donzis, op. cit., p. 65.
287. 1. Donzis, Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños, Horno Sap ens, Ro­ 292. Se presentarán fragmentos clínicos al respecto en la parte correspondiente a la
sario, 1998. /
acción del Otro.

162 163
7. Las funciones y/o movimientos del Otro Lo enumerado es una selección no exhaustiva, que no da cuenta
de todas las variables que se encuentran en la clínica. Sólo tiene como
«... Las estructuras de esta familia se interíorizan en actitudes objetivo pasar revista a los casos más comunes en el tratamiento de
y se reexteriorizan en prácticas mediante las cuales estos niños y que se suelen citar en el relato de fragmentos clínicos por
el niño logra ser lo que de él hícieron.»293 distintos autores coincidentes con mi experiencia. Por otra parte, el
lEAN PAUL SARTRE orden de numeración dada tampoco refleja ninguna secuencia en
importancia para la gravedad ni la determinación del «cuadro» llamauv
Cuando trato el tema del Otro, lo hago en los estrictos términos de «autista», sino que se basa en la repetición de estas situaciones en el
su conceptualización en psicoanálisis, sin que este Otro al cual me refiero «caso por caso.»
sea la encamación exacta de una madre y/o un padre de la realidad. Por Además, muchas veces estas situaciones surgen como direccio­
no se trata de «tipificar» una madre y/o padre que produzca autis­ nales posibles en la marcha de una «cura» por la lectura que de estos
tas u otras situaciones patológicas en la primera infancia, sino que se datos hace un psicoanalista. Datos que para los protagonistas ­
trata de señalar algunas situaciones de historias de vida que son más o madre, padre- carecen de algún valor en sus relatos 296. Sin embargo,
menos propiciatorias de malas o buenas circunstancias para la consti­ es importante consignar que se trata de cómo significan los protagonis­
tución subjetiva de un niño en los primeros meses de existencia. tas los hechos según la lectura clínica de un psicoanalista. En ese sentido,
De la experiencia clínica en el Centro de Día «Lanfranco Ciampi» hay por lo menos tres tiempos 297:
o en la práctica privada consignaré algunas situaciones que pueden 1. dato «perdido» para los informantes, o banal para ellos.
ser propiciatorias o precipitadoras de situaciones que en sus prime­ 2. captación que el psicoanalista hace del mismo.
ros meses de vida y aun durante su concepción colocan al niño en la 3. maniobra posible con la cual este dato toma otra dimensión
dificultad de entrar en la estructura subjetiva que concebimos para el significante en el discurso de los padres y, en consecuencia,
neurótico.
opera cambios.
Ellas pueden ser:
L Enfermedades graves de la madre durante el embarazo o en Como ejemplo de lo que he consignado, relataré el siguiente frag­
los primeros meses de vida del bebé y/o enfermedades de éste mento clínic0298 : la mamá de Elías cuenta en la primera entrevista
" • • 294
que reqUIeren mternaCIOnes sucesIvas. su niño comenzó a aislarse y a no hablar entre el año y medio y dos,
2. Duelos importantes en la madre. luego de una mudanza a otro lugar de la provincia. el transcurso
3. Situaciones muy íntimas, ocultas con respecto a su vínculo con de su pormenorizado relato del cambio de una ciudad a una zona de
el padre del niño. quintas, si bien hace hincapié en las conductas de su niño, observo
4. Situaciones inconscientes con respecto a una negación vaci­ sus ojos llenos de lágrimas, ciertas inflexiones en la voz que escucho
lante o explícita con respecto al falo simbólico. (<1». como de resentimiento o bronca contenida. Pienso: «Me cuenta de
5. Situaciones vitales de la pareja que involucran a la familia con Elías pero, ¿ella? .. ¿Estaba furiosa con el marid0 299 o, al mismo
respecto a cambios importantes en el hábitat 295. tiempo, muy muy triste por todo lo que habia dejado?». Ya que si bien
para Elías y su hermano el traslado era un cambio, para ella signifi­
293. J. P. Sartre, El idiota de la familia, tomo n, Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires,
1975, p. 13.
caría mucho dolor dejar la ciudad en la que había nacido y se había
294. No me refiero aquí a enfermedades genéticas y/o neurológicas qUe'~len causar
luego conductas denominadas desde el discurso médico como tipicamen e autistas. 296. C. Kolko, Los ausentes de la memoria, op. cit.
295. Comprendo por «hábitat» modos de vida, cambios de lugar de reside cia, en el 297. Tiempos en la consecución posible de un tratamiento.
grupo familiar, etc. /J 298. De mi práctica privada; los nombres son ficticios.
299. Se habían trasladado por razones de trabaio de él.

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criado, su familia, amistades, etc. Pero esto, que yo pienso en el momento mientras la madre se agravaba cada vez más de la enfermedad que
de su relato, ella no lo menciona en lo absoluto. Ante mi pregunta: padecía.
«¿Y usted como estaba?», no sólo se sorprendió sino que comenzó a a. Nació prematura a los ocho meses de gestación.
llorar quedo, sin poder parar. Entonces, digo algo así como que, tal b. Permaneció en incubadora 31 días (los padres tenían acceso a
vez, ella estaba más triste de lo que hasta hoy había supuesto. Sólo llora la sala pero no la podían tocar) 302.
yUora... C. Nace con malformaciones en el paladar, labio leporino y una

A la sesión siguiente me dice: «Recién en la entrevista con usted hipoacusia bilateral.


me di cuenta de 10 deprimida que estuve, de lo ausente que estuve ... » d. la intervención quirúrgica de labio a los 35 días de nacida.
Esta depresión, tristeza «olvidada», no fue sin consecuencias e. 2 a intervención quirúrgica para acomodar el paladar a los cinco
'
para El las... 300
. años de edad (la madre hada dos que habia muerto).
f. 3a intervención quirúrgica a los ocho años de edad para recons­
trucción del paladar.
l. Enfermedades graves de la madre durante el embarazo
o en los primeros meses de vida del bebé y/o enfermedades Como consecuencia de todo lo apuntado, pero fundamental­
de éste mente por la hipoacusia, la niña tiene severos trastornos del habla.
Fácil es deducir que fue tratada por familiares como la «retra­
Uno de los casos más paradigmáticos en todos estos años de clí­ sada» y/o «tontita» y por profesionales como «autista.» A pesar que
nica en el Servicio Asistencial del Centro de Día «Lanfranco Ciampi» la niña trataba de hacerse entender por señas, nadie las interpretaba
ha sido la historia de Lina que reúne, ella sola, una serie de situaciones como intentos de comunicación, sino como signos de «locura». El colmo
y circunstancias que precipitan a diagnósticos de autismo y/o psicosis. de esta historia es conocer el dato de que la hipoacusia recién se inves­
La niña ha estado implicada en una serie de problemáticas que, tigó cuando la niña contaba con siete años de edad. Su familia -pobre
cada una en sí misma, pudiera contribuir y aún determinar la posibi­ económicamente y de información- no se dio cuenta de que podía
lidad de los diagnósticos recién mencionados. ser sorda y nuestros Servicios Públicos de Asistencia, siempre apre­
Sin embargo, en la lectura clínica desde el psicoanálisis lo preci­ miados por la urgencia y sobrepasados por el número de pacientes,
pitante a la posición subjetiva en la que la recibimos (aislada y con tampoco.
conductas «extrañas» y agresivas) fue la «ausencia» subjetiva de la madre Lo más notable y determinante es que ese «no darse cuenta» de
en los primeros meses de su vida, porque la concibió padeciendo una la familia mostraba para nosotros, psicoanalistas, el lugar subjetivo que
«Esclerosis en placa»30I -que finalmente la llevó a la muerte-- que Lina ocupaba en un grupo familiar envuelto en el duelo de la pérdida
no le permitió vincularse primordialmente con la bebé, por un lado, y, de la madre. Fundamentalmente, el padre, quien pone en ella todos
por otro, la bebé fue para la familia más un problema que una persona. los temores de muerte inminente ya vividos con respecto a su mujer.
Haré un listado de las afecciones de la niña por las cuales sus pri­ Abrumado por la certeza de que, por la mala formación del paladar
meros meses los pasó más en Hospitales que en los brazos de alguien, de Lina, podía morir ahogada -a pesar de que ya esta anomalía se había
corregido--, permanecía vigilante de la niña. Guiado por sus certezas,
300. Retomaré este caso en el presente libro. dormía con Lina cuidando que su respiración fuera la correcta.
301. «La Esclerosis en placa» es una enfermedad de la placa motora neuromuscular,
produciendo la desmielización del tejIdo. En consecuencia produce discapacida­ 302. Por prescripción médica que no siempre tiene un fundamento claro y que ignora
des físicas. N o se pueden predecir con precisión su curso y su pronóstico. la importancia de la presencia del otro para la posibilidad de la constitución de la
Considerada como una afección celular, se ignora aún su causa. Comunic\ciones
estructura subjetiva.
personales del Dr. Profesor Adjunto de Psiquiatría Niños, J. Garcia Riera ~gger,
Miembro Asesor del Equipo de Psiquiatría Biológica del Centro de Día.

167
166
La niña quedó presa de los terrores y duelos de este grupo familiar, del otro, el lugar que se le asigna, según los postulados del psicoaná­
cercada por los mismos mucho tiempo, sin salida hacia los otros, hacia lisis y los que sostengo en mi práctica como psicoanalista.
el mundo circundante, a pesar de sus esfuerzos. Veamos otro fragmento clínico. Margarita, madre, carga con his­
Además, todos sus hermanos le doblaban varias veces la edad y torias de violencia y erotismo de sus padres (que no cuenta, sino que la
constituía para ellos más el resto malformado viviente de la muerte de desbordan) llenando con ellas todos los espacios terapéuticos orga­
la madre que una hermana. Se preguntaban, abiertamente, si el naci­ nizados para su hijo. Es de consenso en los psicoanalistas del Servicio,
miento de Lina no había precipitado la muerte de la madre. como fruto de «Ateneos de discusión de los casos», contener a los padres
No puedo dejar de poner en relieve el hecho de que los primeros hasta que se produce el pedido por parte de ellos de un espacio propio
treinta y un días de la existencia de Lina transcurrieron en una máquina para hablar de sus cosas. Pienso que si esto no se da, los padres, no escu­
-la incubadora- sin contacto humano alguno y que apenas sacada chados en su sufrimiento, no «largan» al niño, comienzan los incum­
de allí - a los cuatro días de nacida-la someten a una intervención plimientos de asistencia, etc. Como dice una Tallerista del Centro
quirúrgica ... sumamente experimentada: «Nosotros intentamos, pero la madre no
Como dije al comienzo, cada una de las lamentables circunstan­ 1o presta».306
cias de la existencia de Lina facilitaban su aislamiento y, con ello, la Vuelvo a Margarita, refiriéndome justamente a la sesión donde
pérdida de la oportunidad única en sus tiempos lógicos constituyen­ acepta tomar entrevistas para ella, en otro horario que las de su hijo.
tes de establecer inscripciones fundantes. Dice casi textualmente: «Usted me tiene que dar garantías de que no
Es importante también consignar que nosotros tuvimos pocas me va a volver a pasar», y relata que el lunes a la noche se sintió mal,
chances para que un tratamiento revirtiera mucho las cosas, ya que que comenzó a guardar cosas meticulosamente en una caja (a las que
la niña fue derivada a nuestro Centro en plena adolescencia, después llama «porquerías») al mismo tiempo que hace comentarios, llorando,
de dar vueltas por distintas instituciones para «retrasados mentales». de cómo ella no puede estar bien para sus hijos con todo lo que su
No obstante lo cual los logros de Lina nos llenaron de satisfacción 303. madre trabajó por ellos (se refiere a ella y sus hermanos). Que pen­
Si bien todas las circunstancias que escuetamente enumeramos podían sando así, se fue poniendo cada vez más nerviosa, se sentía una por­
haberla hecho autista 30\ dejó de serlo por la intervención clínica que, quería, pero no puede dejar de hacerlo, comenzó a ahogarse, se le cru­
aunque tardía, fue oportuna y correcta. Ayudó el deseo de Lina que siem­ zaban solas las piernas y sentía que no podía abrir la boca, no sabe por
pre quiso estar con los otros. Nadie acudía a sus llamados que, por ano­ qué al mismo tiempo pensaba «vos no sos mi papá». Quería un médico,
malías del aparato fonador, eran extraños y guturales, pero eran lla­ pero al marido le dan mucha vergüenza estas cosas que a ella le pasan.
mados que nosotros sí tomamos como tales y aprendimos a leer e Puede decir que además se excita sexualmente cuando se pone tan ner­
interpretar. Fue notable como la expresión gráfica de Lina fue dando viosa y rememora escenas de peleas y encuentros sexuales de sus padres.
cuenta de la manera en que viven ciaba su cuerpo ya que al comienzo Margarita dice estar enferma de algo que no sabe lo que es y tiene
de su tratamiento se dibujaba sin boca. 30s miedo. Pero no se trata de una enfermedad médica comprobable.307
Por supuesto, tenemos mucho más para decir de Lina, pero 10 Pensé en el momento en que supervisaba este caso y ahora, reme­
consignado hasta aquí refuerza la hipótesis sostenida del papel fun­ morándolo, en aquellas incomprendidas pacientes hasta que llegó
dante e instituyente que juega en la organización del sujeto la función Freud. Margarita, tal como alguna de ellas, parece sufrir de «ataques»
claramente histéricos que - a veces- toman las formas que pueden
303. Se presentaran informes clínicos del caso en algunas historias clínicas
más adelante.
306. M. I. Malano, Profesora para niños Especiales y de Expresión Corporal
304. Ya que era considerada como tal hasta su derivación al Centro.
307. Los pacientes del Servicio ysus familias son remitidos a los Servicios Asistenciales
30S. En anexos sobre la producción de los historiados que aquí se mencionan
de las distintas Cátedras de la Facultad de Ciencias Médicas en la que se encuentra
taremos una breve retrospectiva de los dibujos de Lina.
el Centro.

168
169
confundirse con un ataque epiléptico. Freud, para referirse a la confu­ No es excepcional que empecemos a atender en el Servicio del
sión posible con ellos -en el ensayo «Dostoyevski y el parrici­ Centro niños que padecen la secuela de la sífIlis de alguno de los pro­
dio» J08- nos dice que el célebre escritor ruso, creía sufrir de epilep­ genitores que permanece ignorada por los mismos. Los síntomas de
sia. Sin embargo, Freud cree otra cosa: «lo más probable es que esta retraso psicomotriz y lenguaje, que los niños han presentado al comienzo
pretendida epilepsia fuera tan sólo un síntoma de neurosis, la cual de la vida, la enmascaran. Al no tener éxito escolar, son rápidamente
podríamos clasificar, en consecuencia, como histero-epilepsia; esto sindicados como «retrasados mentales» y puestos en las llamadas
es, como una histeria grave». «Escuelas especiales», a lo que se agrega la falta de una correcta explo­
Actualmente, en los efectores de salud públicos y aun en los pri­ ración médica con los análisis debidos, que descubrirían el origen
vados, a este tipo de manifestaciones suele no dársele mucha impor­ orgánico del retraso.
tancia -salvo excepciones- por lo cual la intensidad de la angustia A medida que los tiempos sociales y económicos de nuestro país
de Jos pacientes así tratados se acelera y aumenta sus manifestaciones entraron a la terrible crisis en ]a que nos encontramos, estas situacio­
que los llenan de terror, porque creen tener algo terrible cuyo origen nes empeoraron, ya que las Escuelas Especiales y aun la que todavía
no se sabe. «Algo terrible de la cabeza», suelen decir, y que el médico llamamos «común» carecen del médico escolar que poseían en otros
no les quiere decir o no se sabe... tiempos.
El tema es interesante, pero volviendo a lo que me ocupa en este Tenemos la ventaja de estar desarrollando nuestra práctica en
punto del libro, la función del otro primordial en estas mujeres, debería la Facultad de Ciencias Médicas, lo cual nos permite realizar deri­
funcionar «marcando» y dando un lugar al niño para que advenga sujeto. vaciones, pero por lo general son intervenciones tardías hasta que
En los dos fragmentos presentados podemos ver que, tratándose el niño llega a nuestro Servicio, por todo el tiempo de vida del niño
tanto de una enfermedad orgánica como de una enfermedad psíquica, que ha transcurrido de una institución a otra, con padres desespe­
ambas ocupan a veces un lugar tan prominente en la subjetividad de rados en algunos casos, o con la serena apatía resignada del pobre
quien las porta que no hay lugar alguno para que el niño pueda entrar que se inmoviliza ante todos los inconvenientes de transportes, tur­
como objeto fálico de las mismas. Esto permitiría a] hijo entrar a la nos para exámenes, y cosas que no comprende y que se le pide que
triangulación edipica imaginaria primera, para poder así ser sujetado lleve a cabo.
a otros significantes, para que funcione lo que hemos llamado «Nombre Fue inolvidable para nosotros la situación de un niño traído al
del Padre». Espacio que también hace posible que, una vez instalado, en Servicio y enviado para admisión al Centro y del que, con la Dra.
él advengan otros espacios, creados por los «no» de la madre, haciendo Susana Baschera Vicedirectora del mismo, tratábamos de analizar el
corte al goce. Pero en estos casos se trata de niños que «están afuera" origen del retraso, sobre el cual además se había instalado la «ausen­
de los significantes del discurso materno, no han sido registrados, sólo cia» y otras conductas que lo sindicaban como autista en la derivación
está el dolor que las aqueja y en él encuentran el goce que las colma; a nosotros ... La madre repetía: «Doctora, y ¿no será que quedó así por
por lo que, desde mi posición, sus hijos son sindicados como autistas. la fili?». Hasta que un dia las dos al mismo tiempo dijimos: «La "fili"
Veamos ahora qué ocurre en aquellos niños que han sido portado­ de la que nos habla, ¿no será sífIlis?». Susana comenzó la investigación
res de una enfermedad en los primeros meses de vida. 309 del caso con otras Cátedras y así fue no más: era la «fili», la sífilis, recién
escuchada después de mucho deambular de esta mamá con un discurso
308. S. Freud, «Dostoíevski y el parricidio», en Obras Completas, tomo III, Biblioteca de pobre y humilde que no había hallado respuestas.
Nueva, Madrid, 1977, p. 3005.
Cuando el primer diagnóstico médico no es claro o no es enten­
309. En este punto, dejo de momento de lapo las innumerables historias clínicas de
niños con trastornos convulsivos y sus efectos en la constitución psíqu{ca para dido por los padres, el niño queda a merced de las ideas y/o fantasías
dedicarme más adelante a describir fragmentos de casos con síndromes má~\actua­ que los mismos padres se hacen al respecto. Quedan como sentencias
les desde el discurso médico, tal como «Síndrome de Lennox Gastoud» y}Jtros. o prescripciones verdaderas y eternas .
./

170 171
3
Este fue el factor determinante -a mi entender- en el caso que lo hubiera hablado y/o estimulad0 !O en los primeros tiempos de su
procederé a relatar. Beto es derivado por Otorrinolaringología porque existencia.
presenta retraso en la adquisición del lenguaje hablado, tiene cinco No obstante, quiero dejar claro que -coincidiendo con lo que
años de edad. Tiene una hipoacusia leve, comenzó con balbuceo plantea EIsa Coriat- no creo que los bebés entiendan lo que los padres
recién a los cuatro años. Actualmente no se entiende lo que dice. dicen, aunque este decir esté directamente dirigido a ellos. Lo que
Se alimentó con leche materna hasta los doce meses y comenzó la creo es que, cuando distintos problemas los ocupan de modo tal que
marcha recién a los 16 meses. En el Hospital le dicen que tiene raqui­ el bebé no cuenta -como en el caso que he comentado-, el bebé
tismo y que el sostén cefálico no era el que correspondía a su edad. queda relegado a ser un problema. Bien, pero un problema no es un
En el primer año de vida, estuvo internado por colitis a repetición, niño. Y, como sabemos, en el desarrollo del mismo como tal, lo que
bronquitis y otitis. A los nueve meses, es internado nuevamente por una esencialmente sucede es un intercambio y acomodación del bebé al
enfermedad eruptiva. A los cuatro años, es intervenido quirúrgicamente medio. Medio en el cual están sus congéneres, especialmente sus
por adenoides. padres, formando parte de los objetos de este mundo. Pero si ellos no
Es derivado a neurología, los estudios realizados no dan cuenta de se hacen notar -al niño- denotarlos, separarlos y percibirlos se le
anomalía alguna. Al ingresar al Jardín de infantes «no se adapta», según hace mucho más dificil.
el informe escolar. Donde consta que además de retraído y aislado, Es posible que en los tiempos del funcionamiento neuroquímico
cuando los otros niños intentan acercarse a él, les pega. cerebral haya mecanismos que la ciencia todavía desconoce pero que
A los tres años, el pediatra lo deriva a una fonoaudióloga pero, son esenciales para que el intercambio del cual hablo tenga lugar y posi­
dice la mamá, «No avanzó». bilite lo que nombramos desde el psicoanálisis «primeras inscripciones».
En su relato de los antecedentes familiares en el tiempo de su Otra situación similar a la presentada -pero con variables de la sin­
embarazo de Beto, su mamá comenta que, como la hermana del niño gularidad propias de cada sujeto, claro está- es la que voy a proceder a
---que ahora cuenta 10 años de edad- tiene trastornos convulsivos, presentar en algunos fragmentos significativos de la primera entrevista.
«no querian otro chico». En este caso, confluyen enfermedad orgánica de la madre yenfer­
Además, ]a mamá dice sentirse muy sola con todo esto que pasa medades del niño. Pero también el papel que el niño ocupa en el dis­
con Beto. El comentario de la terapeuta tratante es que es una mujer curso de la mamá.
muy sufrida, que fue despedida de una fábrica donde trabajaba mucho. En la entrevista la madre comienza diciendo: «Él trajo toda la des­
Se siente muy mal porque dice no tenerle paciencia a Beto, no lo gracia de la familia» ... Vemos que, desde el comienzo, ya tenemos a
entiende y exclama: «Yo sabía que iba a tener un chico loco» ... un niño portador, cual Edipo de estos tiempos, de la maldad para la
Para la escucha de un psicoanalista, hasta podríamos decir que en familia entera ... Continúa la madre: «Me embaracé de él teniendo un
la prehistoria de Beto ya está destinado a la locura temida por sus cáncer en la garganta ... , yo lo presentía ... », y repite: «yo me emba­
padres. racé de éL .. y también estaba muy angustiada porque había perdido
Los datos sobre la evolución del niño en los primeros meses de a mi hermano por el mismo tema». En su decir, el mismo tema es el cán­
vida, retrasos en la comunicación, lenguaje, etc., concuerdan con sus cer del cual muere su hermano y el embarazo y, aunque fenomenoló­
largas estadías de internación. Puedo decir, además, que dicho retraso , gicamente los hechos no tienen relación alguna, parece que todo está
fue agravado por la necesidad de trabajo de los padres que, muy junto para ella: cáncer, hijo y hermano, lo cual no es sin consecuencias.
angustiados por esa situación, es probable que no estimularan mucho
al niño recién llegado. Siendo la mamá una obrera cansada, d~on­ 310. Ver sobre Estimulación el trabajo de E. Coriat, «Quién es el paciente en estimu­
lación temprana», presentado en el Primer Congreso Nacional sobre Educación
forme por intensas horas de trabajo mal pago, no pudo estar co~ su
Especial, Psicomotricidad y Estimulación temprana, Córdoba, Argentina, 22 al
bebé en las internaciones del mismo. Podemos arriesgar también 24 de Octubre de 1998, y «Los flamantes bebés y el viejo psicoanálisis».
que, con su apatía y su temor al «niño loco», es poco probabreque
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Sigue relatando que el embarazo fue normal pero se le agravó «el 2. Duelos importantes de la madre
problema de la garganta», a lo que se agregaron problemas de várices
en las piernas. Daniel es admitido al Centro de Día a los 9 años de edad. Presenta
Juan Manuel, el niño, nació con muy bajo peso (no se acuerda, conducta sindicada como «autista», no posee lenguaje, etc. En el
pero era bajo) prosigue: «Porque yo, algo sé, porque trabajo en un Servicio generalmente ponemos como «Diagnóstico Presuntivo»: a
Hospital. Sé que él también estaba sufriendo porque el líquido no era analizar 311 o «Trastorno de la Constitución subjetiva». Ha deambu­
igual que el de todos sus hermanos, pero, tuve todos los cuidados que lado -como la mayoría de los niños que ingresan- por muchas ins­
había que tener» ... Continúa: «Si yo hubiera conocido antes los sín­ tituciones. Aún se siguen confundiendo, como en los tiempos de
tomas del autismo, yo me hubiera dado cuenta... , uno se da cuenta Esquirol 312 , las fallas posibles de la constitución subjetiva con «Retraso
en el llorar de un bebé» ... mental» en la mayoria de las Instituciones médicas, hospitales, escue­
Cuando Juan Manuel es traído al Servicio, cuenta ya con nueve las especiales, de nivelación, etc.
años de edad; presenta aislamiento, no tiene lenguaje, etc. No obstante Pero el propósito de relatar este fragmento clínico es destacar
los saberes que proclama la madre en su decir, concurrió a muchas que, cuando la mamá de Daniel tenía un mes de embarazo, fallece su
consultas sin resultado alguno para el progreso de Juan Manuel. Está padre. Ya en la primera entrevista aparece como el dato más destacado
radicada en una población cercana a Rosario por lo cual nunca se le por la madre al hablar de su hijo. Las preguntas sobre el parto, ama­
ocurrió viajar hasta aquí, 10 hace como último recurso. Termina la mantamiento, quedan opacadas, perdidas en el «olvido» de esta mamá.
entrevista diciendo: «No tuve papá ... de todos los hijos que tuve éste Lo recordado o, mejor dicho, lo revivido al rememorar esos tiempos
fue el derrumbe de la familia» ... es la muerte del padre, pérdida con la cual, podemos presumir, que no
¿Qué le pasó a esta mamá donde hasta el cáncer que padece apa­ ha hecho el trabajo de duelo. Trabajo que lleva tiempo lógico y que
rece en su decir como un percance casual de la vida? La muerte del depende de la estructura subjetiva de quien padece una pérdida. Es por
hermano con la misma enfermedad que ella padece parece no desper­ ello que, en realidad, el psicoanalista lee algo más que el «olvido»; tal
tarle temor consciente, pero este hijo, Juan Manuel, es la causa de todos vez no hay registro en la memoria 313 de las actividades del bebé que fue
los males. Pareciera que «al no saber ella sobre autismo», este niño osó Daniel. Todas sus energías están puestas en el padre ausente, por lo cual
hacer algo que ella no había previsto, y aun así, parece saberlo de ante­ podemos pensar también que, ocupada en dicho trabajo, no ha ins­
mano. Como resultado de esta posición del saber en esta mamá, parece cripto en sus significantes a este niño de manera eficaz como para que
como si Juan Manuel hubiera hecho algo fuera de programación en las él mismo se constituya sujeto.
casi certezas de ella ... ¿Cómo no era su llanto como el de sus herma­ Daniel, olvidado, deambula sin lenguaje, perdido, porque cuando
nos? Porque si ella hubiera sabido lo que era autismo hubiera hecho lo apareció no parece ser que haya habido madre que hubiera ido a su
correcto ... encuentro.
Destaco en todos los fragmentos presentados lo significativo de
la primera entrevista de la madre con el terapeuta. En todos ellos, el 311. Siendo un Servicio Asistencial Público estarnos comprometidos a elaborar histo­
rias clínicas con una Carátula uniforme que de cuenta de los datos de filiación
trabajo de intentar el viraje posible de la «mirada» tan especial de cada del asistido, así corno al uso de un Nomenclador Internacional de Trastornos
una de ellas a estos hijos en circunstancias de vida difíciles se impone Mentales. De común acuerdo con la ex Dirección de Salud Mental de la Provincia
como paso necesario y prioritario. Si bien los niños ingresan a los de Santa Fe, se utiliza el CrE 9.
312. Jean Etienne Dominique Esquirol (1772-1840), psiquiatra francés, discipulo de Pine!.
Programas Terapéuticos del Centro de Día según las evaluaciones
Fue el primero en estudiar determinantemente las alucinaciones (creó el término)
que surgen en los llamados Ateneos Clínicos, donde cada profesional yen establecer la diferencia en la infancia entre retraso mental y esquizofrenia.
opina sobre él, los datos de la primera entrevista, los discursos y sus 313. C. Kolko, op. cit., trabaja este terna con muchas coincidencias con nuestras hipó­
maneras, etc., es con los padres ylo con la madre con la que comienza tesis, corno comprobarnos además en presentaciones clínicas que se hicieron
cuando la autora visitara nuestro Centro de Día en agosto del año 2001.
el trabajo de un psicoanalista, muy especialmente en estos casos.
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Encuentro que no se produce bajo la determinación de la voluntad Presentamos ahora el caso de Felipe 318, otra variedad de situacio­
consciente de una madre, sino por los efectos de la dirección pulsio­ nes de duelo por las cuales un niño puede quedar relegado en tiempos
propia de quien puede haber melancolizado su duelo. En ese estado, cruciales para la institución de su armado subjetivo. Este niño nace y
su deseo no está puesto en el niño sino en busca de lo perdido, que, transcurre su primera infancia en un momento en el que la familia se
habiendo sido sustraído por la muerte inapelable, no le proporciona ve marcada por conflictos entre su padre y su media hermana, que mo­
ninguna chance para jugarse en colmar pedidos del niño. Cumple de tivan el alejamiento de ésta del hogar, acontecimiento que es vivido
manera desmañada con cubrir las necesidades del pequeño, pero estas dramáticamente por la madre, quien se encontró como impotente para
aparecen bajo el imperio de lo melancolizante de la madre; jamás impedirlo. Esto le originó una situación de duelo, con retracción libi­
pudieron transformarse en demanda. Poco a poco -como los niños dinal y una percepción como alejada de la realidad que ella misma
«aleteadores» de Bettelheim 314- , dejará de dirigir su mirada a la verbaliza con esta frase: «estaba como en las nubes».
madre ya que no obtiene respuesta alguna, y quedará «navegando» bebé comienza con sus reclamos expresados a través de pertur­
alrededor de la «esfera» sin llegar a ninguna parte, con movimientos baciones de las funciones básicas del sueño y la alimentación. Pertur­
que no están regidos ni dirigidos hacia nada. m baciones que son encuadradas desde el discurso médico como resul­
Sacarlos de este largo letargo es nuestro desafío, nuestra apuesta. tado de trastornos orgánicos, diagnósticos que, aun cuando no son
Uno de los modos de llevarla a cabo se muestra, aproximadamente, confirmados con los estudios solicitados -porque no los realizan­
en la síntesis de este informe clínic0 316 : «Teniendo como diagnóstico son suficientes para posicionar al niño en el lugar de «enfermo» y
presuntivo un "Trastorno generalizado del desarrollo" 317, en el cual «dependiente.»
el trastorno estaría determinado por una perturbación severa en la cons­ A partir de allí, todas las conductas del niño son pensadas como
titución subjetiva, se toma en tratamiento al niño y a su madre como fenómenos inherentes a su «enfermedad», de manera tal que la fami­
un todo, ya que se pensó que no había allí dos sujetos sino un vín­ lia se presenta como incapaz de proponer o suponer algún cambio en
culo madre-hijo perturbado, que impedía o -en todo caso- obs­ las mismas. Esto último es sostenido fundamentalmente por el padre,
taculizaba en alto grado, al hijo en el acceso posible a las operacio­ quien a lo largo de las entrevistas sostenidas mantuvo un discurso de
nes de subjetivación. En un primer tiempo de abordaje, se decidió certeza.
trabajar en sesiones con la mamá y hacer un seguimiento del niño Hasta aquÍ, una síntesis de los acontecimientos vividos en la rea­
en los distintos espacios del Programa, proporcionando una presen­ lidad que destacamos nosotros.
cia, un acercamiento con la terapeuta sin establecer un requerimiento En el curso del tratamiento, a través de los despliegues efectuados,
de trabajo concreto con el mismo, esperando el momento oportuno, se puede vislumbrar una suerte de «congelamiento» del significante, sin
cuyo surgimiento estaría dado en el desarrollo de la relación trans­ llegar a constituir un holofraseo, que lo arroje a un fuera de discurso.
ferencial con la madre. Momento en que la madre habilita el espa­ La madre, durante el tratamiento pudo ir cambiando de posición
cio para que la terapeuta pueda tomar la función de Suplencia del y sentirse involucrada en la problemática de su hijo, de tal modo que
Otro y, a través de situaciones de juego, poder ofrecer un abanico de pudiera proporcionar condiciones propicias para la reconstrucción
sentidos diverso a aquellos significantes que lo significan de una de un VÍnculo sano con el niño.
manera única y cristalizada». Felipe aceptó la propuesta terapéutica, cuyo trabajo se centró
en ofrecer significantes diversos a través del lenguaje que lo puedan
314. B. Bette!heim, La fortaleza vacía, op. cit. situar de manera diferente en el contexto de su historia, abriendo la
315. C. Kolko, op. cit., p. 94 y siguientes. posibilidad de hacer cadena. Para esto, se propiciaron instancias de
316. Año 2000. El Informe es de la Dra. S. Baschera, terapeuta de! niño.
317. Defmiciones del Nomenclador Internacional para Trastornos Mentales ClE 9 y
DSMIV. 318. Nombre ficticio del niño cuyo informe clínico estamos presentando.

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juego que pennitieron nuevas formas de «jugada» por parte del sujeto Como he dicho a lo largo de este libro, especialmente en el punto
para ir accediendo a las operaciones simbólicas de subjetivación. en que nos referimos a los psicoanalistas en «En la huella de Lacan»,
Por ejemplo, Felipe ha comenzado con los juegos de presencia­ el tema del duelo ha ocupado y ocupa un lugar preponderante en la
ausencia, aún precarios, pero que marcan la antesala del Fort-Da, ope­ clínica del psicoanálisis en general y del que se practica con niños en
ración que le brindará el acceso al universo simbólico. De igual forma, particular, por lo cual no creo -ni es mi intención- que el tema quede
ha comenzado a usar el lenguaje con intención comunicativa, si bien saldado, pero me parece, no obstante, importante consignar otros
de una forma limitada en su despliegue. aspectos generales sobre el mismo.
Se han mantenido entrevistas en forma sistemática con el padre, Había dicho que suponemos a estos sujetos madre-niño que lla­
quien, posicionado en el discurso de la certeza como se expresó ante­ maremos a ya' en intercambios: ¿Qué es lo que intercambian? Ya sea
rionnente, se muestra poco proclive a aceptar posibilidades de cambios en el circuito pecho- boca, miradas mutuas, en la "mamada", por
en sus actitudes. ejemplo, además de la leche que allí circula, circulan otros atributos,
Como una variante de este mismo estado de cosas, tenemos el dones, para la madre la importancia misma de ser madre.
caso de Leonel. La historia es ejemplar para mostrar distintas proble­ Para la madre lo sepa o no, se juega también un proyecto que no
máticas clínicas del llamado «autismo» y su paso --en algunos casos­ es cualquiera, es el de hijo.
a la psicosis. Pero ese proyecto, sabernos, no siempre es totalmente consciente.
La madre de Leonel relata en la primera entrevista que cuando Es más, está habitado por ideales, por contenidos del fantasma, por
estaba embarazada del niño, viajando en colectivo, se enteró de la lo real inaccesible del deseo que lo habita.
muerte del partero que debía atenderla. Justamente viajaba en esa Deseos que datan de mucho antes de conocerse la posibilidad del
oportunidad para contarle de su embarazo. embarazo del bebé en cuestión. Al respecto, me parece oportuno citar
3l9
A partir de esta noticia -en la lectura del psicoanalista- , el a la psicoanalista Cristina Savid que dice: «En esta realidad mítica, ese
embarazo pasó a segundo plano y ella se sumió en un desconsuelo eter­ hombre y esa mujer, que dieron origen a ese nacimiento tendrán que
nizado, que hacía pensar que la figura del médico había pasado a ocu­ extraer un rasgo de ellos del cuerpo del hijo, este agregado es una pri­
par un lugar preponderante en la distribución de su libido. A nivel cons­ mera marca de identidad en una nueva función como padre y madre
ciente, cuando el niño es admitido en el Servicio, la madre relata diferente y complementaria al de hombre y mujer».321
también que: «el sexo le da igual», que «el que quería tener otro hijo Pero esta operatoria imprescindible para la constitución de hijo
era el marido», porque ella estaba más entusiasmada para ese enton­ y para el enriquecimiento personal de los progenitores en tanto el
ces con retomar una carrera universitaria que había abandonado. no hijo es un bien, como sabemos, acotado, no siempre se cumple de una
Pero este último dato significativo ya nos lleva a otros tipos de funcio­ manera tal que coloque a los protagonistas de la tríada niño-madre­
nes y/o movimientos del otro -en tanto ténnino necesario en la cons­ falo simbólico en buenos lugares operantes en la estructura. Si ello
titución subjetiva-, al que llamamos «situaciones muy íntimas yocul­ ocurre, la posición del hijo para estar en la cultura, en lo simbólico,
tas con respecto al vínculo con el padre del niño». tendrá un buen «despegue», ya que desde el lugar simbólico que los
Antes de continuar dentro de lo que he denominado «Funciones progenitores le proporcionan se ha de estructurar también la trans­
y/o movimientos del otro», voy a considerar algunas conclusiones misión de legalidad y una herencia filiatoria, un lugar en la «novela
sobre el duelo de los progenitores que cumDlen la función «de otro»
del niño. 321. C. Savid, «Una Clínica del Duelo», trabajo presentado en las Primeras Jornadas
Clínicas con Niños del Centro de Día «Lanfranco Ciampi», Cátedra Psiquiatría
Niños, Facultad de Ciencias Médicas, en octubre de 2001. Psicoanalista invitada
319. H. Avellaneda, Psicoanalista invitado al Centro de Día.
al Centro de Día como supervisora clínica, Profesora Adjunta Ordinaria de
320. Retomaremos este historial en la Presentación de historias clínicas muy repre­
"Estructura Psicológica Individual del lb de la Facultad de Psicología de
sentativas de nuestro trabajo clínico. la Universidad Nacional de Rosario.

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familiar». Diremos que este hecho es un componente más de la Pero en las representaciones del narcisismo se juega, vehemente,
cuerda de lo simbólico de la estructura subjetiva que hace su efecto la pulsión de muerte. Creo que es ella la que funciona, dueña del campo,
sobre el infans. cuando el niño destinado a maravillas en el núcleo del deseo materno,
De manera «natural», esto ocurre todo el tiempo con cada niño no ha podido ser ... Creo que es la que comanda, en gran medida, los
que adviene a una familia, con sus variantes y singularidades, pero a duelos de los progenitores -con la singularidad del uno por uno­
veces este trámite está seriamente dificultado, porque no siempre los en estos casos de niños que no conforman, a nivel inconsciente, el
padres pueden «reconocerse» en el hijo recién llegado, con lo cual a éste niño ideal deseado por su prematurez, por su deformidad, por su
le resultará muy difícil encontrarse, a su vez, en ellos. Esto tan común «imperfección».
en el acontecimiento del nacer de un niño suele estar re-presentado De allí me parece que se nos presentan muchas de las frases
en esos decires como: «Tiene los ojos del papá, o del abuelo, del tío», nificativas en el discurso común de ciertas mujeres tales como: «Yo
etc., donde se está colocando al niño como pertinente y perteneciente sabía que iba a tener un hijo loco» o «él trajo toda la desgracia a esta
a la familia y como «propiedad» con esa «marca registrada» que se ha familia». En la escucha psicoanalítica resuena este desencanto feroz
dicho. Como dice Cristina Savid: «El cuerpo del niño es el escenario representando la pulsión de muerte en el narcisismo, que no deja de
donde podrán re-conocerse pueden verse, en lo invisible, este verse repetirse, que suele hacerse, después del recorrido por tantas consul­
donde no son, verse ahí donde no están, es el promotor de la construc­ tas :infructuosas, a un psicoanalista, en frases llenas de amargura y furor
ción de imágenes, de enigmas, que anticipan un devenir en hecho constituye un verdadero pozo ciego que debemos sor­
Pero sabemos que esta necesaria apropiación primera que faci­ tear con discreto éxito en nuestra apuesta clínica. No se trata más que
lita la alienación fundamental debe cortarse para que el niño sea sujeto, de conducir, a veces, un trabajo de duelo, pero convengamos que no se
y luego deberá refrendar esa autonomía en los tiempos de finalizar la trata de cualquier pérdida. Es más, la pérdida por muerte de algún per­
infancia. sonaje de la vida familiar puede verse al fin jalonado por un «mi padre
El niño, entonces, deberá hacer el duelo de «los padres sin tacha» hizo sufrir mucho a mi madre y a nosotros», o «era tomador, pero nos
una vez más, y los padres, a su vez, deberán «dejar morir» al bebé per­ quiso mucho», o «era trabajador», etc. El pero señalado rompe el odio,
fecto: «el niño maravilloso»3Z2. Pero la compensación será que éste el furor, y se construye una imagen del que se fue con algunos rasgos
-siendo el mismo, pero otro-323 seguirá a los progenitores en la saga positivos, «el finadito» era bueno... Pero el niño con su enfermedad,
familiar. su diferencia, sigue, mientras viva, siendo vivo testigo de lo que no fue.
Se juegan aquí también los ideales que tienen la posibilidad cierta
de encarnarse, primero los de los padres en el niño, y luego éste
en ellos. 3. Situaciones muy intimas, ocultas con respecto
Todo este proceso de filiación, despegue y formar parte al mismo a su vínculo con el padre del niño
tiempo de lo que se despega, está dirigido en gran medida por va­
riantes de la libido narcisista en sus representaciones más primarias. En la clínica con cualquier niño, es común que el psicoanalista
Todos los cambios que los protagonistas (niños en crecimiento y tenga en cuenta que éste forma parte del fantasma de los padres, o
sus padres) encarnan en sus distintas representaciones. Fatalmente, no que sea el vehículo fácil de los conflictos de los mismos. «El niño rea­
puede dejan de hacerlo, porque en su condición de «hablantes» están, liza la presencia de eso que J. Lacan designa como el objeto a en el
en esa condición, abiertos a la inexorable pujanza del deseo. fantasma.» 324

322. S. Leclaire, Matan a un niño. Ensayo sobre el narcisismo primario y la pulsi6n de 324. J. Lacan, «Dos notas sobre el nmo». Según J-A MilIer estas notas fueron entrega­
muerte, Amorrortu, Buenos Aires, 1990, p. 90. das manuscritas por Lacan a J.
323. No será el niño maravilloso soñado de manera total.

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Esta realización no es sin avatares diversos que, obviamente, Aun antes de este tiempo lógico, si ella no ha podido anudar su falta
suelen encarnar los niños en el campo de las neurosis, pero también fálica en tanto agujero erótico con el amor al hombre, no podrá ni siquiera
se hace evidente en niños afectados por lo que llamamos «autismo». funcionar como espejo plano para el hijo. Esto no será sin consecuencias
Al respecto, me han sido sumamente útiles las consideraciones para el niño.
que hace H. Yankelevich en su libro Lógica del goce 325. No es poco común que en los decires de las madres se deslicen
En estas reflexiones que vengo haciendo sobre el «Otro Primor­ distintas formas que dan cuentan que el amor al hombre -padre de
dial» generalmente encarnado en la función de la madre, se juega, como su hijo--- es de un déficit tal que podría estar dando cuenta de este genial
también hemos consignado, su goce. Pero cabe preguntarse si sólo el concepto de Yankelevich que recién he consignado.
acontecimiento del nacimiento de un hijo coloca a la mujer en esta fun­ En el Centro de Día «Lanfranco Ciampi» reverberan historias de
ción de a «otro con minúscula» gozante, para pasar a ser luego, con mujeres «que se tuvieron que casar» porque se embarazaron y sólo
todo su peso, un Otro Primordial. hay lugar en el relato de las entrevistas clínicas para la queja, el repro­
Recurriendo a los postulados del psicoanálisis, debiéramos con­ che, etc., dejando fuera a quien, indudablemente, tuvo un papel fun­
signar el tiempo lógico, podríamos decir, en que la feminidad da paso dante en la concepción del hijo. Mujeres cansadas, abandonadas al
a la maternidad en la vida de una mujer. tedio del duro trabajo cotidiano, «perdidas» como mujeres entre tantos
En cualquier relato de la vida cotidiana, en las historias, novelas, hijos no programados. En ellas el sexo, lo erótico, que tuvo que tener
películas, se da cuenta de manera protagónica a la mujer hecha madre. lugar para que el hijo fecunde, aparece borrado en una «indiferencia»
En ese protagonismo se da cuenta, por lo general, de sus goces histericoide. No son pocos los casos donde los hijos vinieron por la fe
y bienaventuranzas. Pero por muchos de los fragmentos clínicos y/ o mandato religioso que profesan, pero lo erótico hacia el padre no
aquí considerados y en cualquier relato de «novela familiar» de cual­ aparece en el discurso y, cuando aparecen los padres en el mismo, co­
quier analizante, sabemos que en ese protagonismo no son todas múnmente son «verdugos», «alcohólicos violentos,» «desocupados»,
mieles. «desinteresados por el hijo» ... En fin, no amados al menos en el decir.
Los avatares del goce de una mujer venida a madre pasan por Si a este «no amados» que consigno lo pensamos en su contrario: los
múltiples operaciones lógicas dependientes de su propio Edipo. De odiados, y/o renegados, podemos llegar a tener mensajes que den cuenta
muchas de las cuales dependerá su posición frente al hombre. Esto se de que algo del Nombre del Padre en estas mujeres no se completó y, si
complejiza cuando el hombre del cual se trata es aquél con el cual ha así fue, el proceso dio como resultado un padre en tanto «humillado»
concebido un hijo. o como resultado de un proceso de casi «renegación».
Muchas veces existen posiciones subjetivas inconscientes con Hasta aquí he consignado el proceso de la falta de amor erótico
respecto a ese hombre, tales como rivalidades, competencias, celos, de la mujer hacia el hombre -padre de sus hijos- que aparece en el
que pueden ser el resultado del proceso de castración por el cual ha discurso sin que ella lo diga explícitamente. Por ejemplo, una madre
pasado esa mujer. que dice: «En realidad yo nunca lo quise», refiriéndose al padre bio­
Si no está reconocida su castración, su incompletud en lo incons­ lógico del hijo, que los abandonó al año de haber nacido el niño, que
ciente, las relaciones con el hombre llevarán esa impronta, por lo ya presentaba dificultades de salud. Desde ese entonces, viven con la
cual, sin que necesariamente pertenezca a una estructura psicótica, abuela materna, la madre continúa diciendo que a veces en broma
la «presentación» de su hijo al padre estará afectada de distintas dice que su hijo es en realidad hijo de su mamá, no de ella. Luego del
maneras. nacimiento del niño, al que llamaremos Héctor, nació otra bebé, que
falleció a los catorce días, no sabe muy bien por qué, cree que se ahogó.
325. H. Yankelevich, Lógica del goce, Horno Sapiens, Rosario, 2002. Desde hace poco tiempo, tiene otra pareja en convivencia, pero
ya han comenzado las discusiones. «En realidad -dice- no me sirve
para nada».

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Las historias de madres solteras con muchos hijos conviviendo la salvedad de que este repudio al hombre de parte de la mujer (sea expl1­
con la madre, y con cambios de parejas constantes, se repite en la con­ cito o no) con características distintas, obviamente se da también en
currencia al Centro de Día. Es notable que, con tantos cambios de hom­ clases sociales donde la pobreza no forma parte de cotidianeidad alguna.
bres (que marcan -en acto-- que sin hombres no pueden vivir mucho Como se dijo al comienzo del tratamiento de este tema, tenemos
tiempo), es poco común que hablen bien de ellos. Los comentarios sue­ que remitirnos no a las personas sino a la estructura subjetiva, que en
len ser del tenor siguiente: «De los chicos no se ocupa», «no le impor­ este caso serían las cuestiones del significante materno y sus posicio­
tan», «le gustan las mujeres», «le gusta toman>, «cuando toma es vio­ nes con respecto al falo en tanto significante.
lento», etc. Una de las experiencias que más representan o que considera­
En muchos casos, el «hablar mal» del hombre, padre de muchos mos paradigmática en el Servicio Asistencial del Centro de Día lo
de sus hijos, retrotrae al propio padre, por lo general también recor­ constituye el caso de una niña a quien llamaremos Julieta. Sintetiza la
dado por la violencia, el alcoholismo, los golpes y, en bastantes casos, cuestión de una posición de su madre, en tanto mujer, a quien, por
por las violaciones. momentos, en su actuar y en sus decires, no podemos sindicar como
Contamos con varios casos en que el padre, además de haber vio­ tal. Parece que aún no se ha convertido en mujer desde el punto de
lado a la madre del niño historiado, es decir, a su hija, manteniendo vista subjetivo en tanto tiempos lógicos.
relaciones sexuales con ella esporádicamente, también es sorprendido Julieta, su hija, es derivada a nuestro Servicio por la Cátedra de
teniendo relaciones con la nieta-hija de quien relata-, episodio que Neurología, con el diagnóstico presuntivo bastante común -para los
se repite hasta que ésta -hija violada, madre de la niña traída a con­ que trabajamos en la Salud Pública- de «Trastorno Generalizado del
sulta fruto de la violación-logra irse de su casa. Es decir, ha mante­ Desarrollo» y el agregado de «conductas con características autistas»,
nido relaciones con la hija y con la nieta, producto de la violación a su con el interrogante acerca de si no se trataría de una «Psicosis infantil».
hija, en la filiación «normal» sería nieta, pero es hija biológica también. Durante un tiempo quedamos, en la Admisión del Centro, ancla­
Muchas veces nos hemos preguntado si la promiscuidad de «la dos ante la perspectiva diferente de «Psiquiatras Infanto Juveniles» y
villa» 326 facilita y/o determina este tipo de variaciones de violencia, «Neurólogos» en cuanto a la medicación. Por otra parte, la madre de
promiscuidad entre las relaciones familiares, las pérdidas de identidad Julieta arbitra sobre la niña según su parecer, indicaciones terapéuti­
masculina en cuanto a roles en la producción, con el avance feroz del cas, medicación, concurrencia al Servicio, etc. Se hacen -a pesar de
desempleo en Argentina donde, a veces, es más común que la mujer nuestras il1tervenciones- según su ritmo de vida y opinión al respecto.
consiga alguna «changa» y no el hombre. Lo único cierto desde el Como observamos que la niña, en el Centro, se encontraba más o
psicoanálisis es que la libido, indomeñable, como sabemos, sólo halla menos cómoda y aceptando algunas consignas (no obstante sus «incum­
diques en los ideales culturales, y justamente la población más nume­ plimientos), es ingresada a una serie de actividades en los Talleres del
rosa asistida en el Centro es el despojo social de la miseria en la que está Centro para observar su desempeño. Por esos tiempos contaba con
sumergido el país desde hace décadas, por lo cual la cultura y la educa­ 7 años de edad.
ción les está vedada o muy dificultada. Según su acomodación en los distintos Talleres, avanzó en, al
Sobre este tema, intercambiamos conceptualizaciones posibles menos, poder estar interesada y guardando en algunos una cierta pru­
en la visita al Centro con la cual nos honrara Catherine Kolko en el dencia sin actos agresivos en las tareas grupales.
año 2001, pero, por más disquisiciones sociales que podamos hacer, Hago de momento esta somera descripción del quehacer de
nuestro análisis es siempre del caso por caso y debemos hacer también Julieta según los Talleristas y sus Terapeutas Psiquiatra Infanto Juvenil
y Psicoanalista para contrastar la diferencia entre la niña que «veía»
326. Nombre popular de asentamiento de viviendas de material en los subur­ y nos presentaba su mamá y la que se presentaba a los demás.
bios de grandes ciudades en Argentina.

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Primer informe de su actuación en el «Programa espacios para ser personajes acompañadas de sus gestos. En general, es cariñosa con los
jugando», año 1998. demás, aunque a veces les pega, y, cuando los ve llorar ella también
con mucha angustia.
«Ingresó al Programa este año, nunca había sido escolarizada. En los paseos en grupo, en general se porta bien, mira con fasci­
Cuando llega no observa ni responde a ninguna puesta de limite: nación, mostrándonos todo con gritos y exclamaciones.
patea, grita, corre por todas partes tocando y tirando todo. Los Le cuesta compartir juguetes y sobre todo la
"berrinches" que organiza son típicos de los 2 años y medio de edad de juegos. Le gusta disfrazarse, utiliza el espejo, puede modelar y man­
aproximadamente. No obstante, promediando el año, su comporta­ tiene la atención largo rato en el trabajo.
miento fue cambiando, por lo cual se decidió que participara de todos Cuando logramos llevarla a la pileta, fue difícil conseguir que se
los Talleres. m En el Taller "De los sonidos" es la integrante que más sacara la ropa para ponerse la malla, pero al final del año, era una de
logra seguir un ritmo, toma iniciativas y es capaz de crear nuevos soni­ las pocas del grupo que se desvestía sola, se bañaba luego en la ducha de
dos, canta canciones y aprendió a silbar. En el grabador reconoce su voz. las instalaciones e incluso su aspecto cambió ya que, al comienzo, la
Comparte juegos, pero prefiere a los adultos, a quienes acapara. madre la traía desgreñada y con el pelo sin arreglar. A fin de este año,
Siente celos cuando el adulto en cuestión es requerido por otro por su aspect o, pareCla't o ra nena.» 328
según informa la Tallerista. señalado con cursiva los hechos que, cuando se analizó este
Si toma algún elemento para jugar, es dificil que lo cambie por otro, primer informe sobre la actuación de Julieta en el Centro 329 , nos die­
y avanza con él durante toda la jornada de trabajo. llega al Servicio inva­ ron pistas claras de que parecía haber transitado desde las conductas
riablemente con ramitas y/o palitos que no quiere soltar para almorzar, tipo autistas señaladas por la Neuróloga a una posición que se acercaba
siempre y cuando no encuentre otra cosa que le ocupe la atención. Pero más al campo de la psicosis.
al irse, vuelve a buscar algún otro palito y/ o ramita para el viaje de vuelta. Nuestra apuesta, ante tan halagüeños resultados obtenidos en
Le cuesta cortar cualquier actividad para pasar a otra. Aprovecha los distintos Talleres, finalizado el año de su ingreso, nos pareció verse
cualquier oportunidad para transgredir las elementales reglas de juego compensada.
que se le piden, sus transgresiones suelen ser sacar cosas de la mesa en Pero, como suele suceder con muchos niños, luego de los meses
la que almuerza, y/o levantarse después de cada bocado, sale corriendo de reces0 330 del Centro de Día pierden adquisiciones logradas.
como hacia la nada y vuelve otra vez a su lugar. Puede pedir lo que Así se informa que, durante el año 1999, hubo dos momentos en
quiere, reconoce a sus pares ya los adultos. Julieta.
Reconoce colores. Al principio, sólo rayaba con las témperas con En el que llamaron «primero», se involucraba en las tareas, res­
fuerza, luego comenzó a pedirlas. petaba tiempos, toleraba esperas, obedecía consignas y aun presenta
Puede armar una escena y describirla con palabras. iniciativas, como, por ejemplo, proponer algunos juegos y canciones,
Intenta sacar y usar absolutamente todo el material, todo lo que
ve, y también quitar 10 que tiene algún compañero. Cuando se le pone 328. M. 1. Malano, encargada de los Talleres Terapéuticos-educativos del Programa
un limite grita, llora, y protesta en tercera persona repitiendo lo que uno «Espacios para ser jugando» al cual ingresó Julieta.
329. Aunque había pistas en informes parciales en los Ateneos Clínicos del Centro de Día.
le dice a ella. 330. El presupuesto no alcanza para tener personal supletorio durante el receso de
Se divierte mucho y ríe a carcajadas cuando contamos cuentos enero y febrero, tiempo en que terapeutas y talleristas se reponen del intenso tra-
infantiles mínimamente dramáticos, donde imitamos voces de los Los meses de receso en realidad en términos absolutos es el de enero, en que
la Facultad de Ciencias Médicas permanece cerrada salvo para las urgencias. Pero
el Centro es un Servicio Ambulatorio, el mes de diciembre se utiliza en analizar
327. Las primeras observaciones se hicieron en las horas de «comedor}}, que es tomado
y elaborar los informes de la tarea realizada y el mes de febrero se utiliza para la
también como espacio clínico. evaluación de la admisión posible de niños.

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pero esto lo logra si un adulto está con ella «pegado» de manera exclu­ Pero la musicoterapeuta logra producir: un principio, un ahora,
siva, sin que pueda alejarse, y descubrimos ciertas actitudes que pue­ y un hasta la próxima.
den tomarse como de regresión: chuparse el dedo, acostarse en posi­ terapeuta consigna que, durante estos tres momentos que logró
ción fetal, llorar como un bebé (coincidiendo esto con el nacimiento establecer, trajo siempre las ramas y/o palitos, no soltándolos en nin­
de una sobrina suya). gún momento, teniendo todo el tiempo en una mano el instrumento
A diferencia del año pasado, en que le era inadmisible aparecer musical y en la otra el palito y/o ramita en cuestión, utilizando
sin alguna ramita y/o palito, ahora comenzó a seleccionarlas como último como baqueta para percutir el instrumento. En el ÚltllllU
«grande» y «chiquita», Reconoce también alto y bajo. Comenzó sin momento, ya dejaba la ramita y/o palito, sólo trabajaba con el
temor el juego de «aparecer y desaparecer», disfrutando de correr y de mento y luego se la llevaba. Luego se la olvidaba en la sala: «cortó con
que la busquen. Como reconoce por nombres a todos sus compañe­ lo de la ramita», con la variante de que, lo que se dejaba en la sala de
ros, sabe quién está ausente. música era una rama central, podriamos decir, a la que había despo­
un «juego» que es el siguiente: quiere ponerse las zapa­ jado de todas las ramitas menores.
y/o zapatos de los demás. Cuando alguien no accede, hace grandes El trabajo terapéutico específico, desde los postulados del psico­
berrinches. Leo en la supervisión clínica tal vez una necesidad autén­ análisis, fue acceder a la exigencia de compañía en los Talleres hasta
tica de «estar en los zapatos de otro», de cambiar modelo, o sea de ver si bien prendida podía des-prenderse, como sucedió. Y en un trabajo
salir del molde único de la madre. de contención con la madre para que pudiera sostener el tratamiento
Aunque su lenguaje es incompleto, memoriza canciones. Le causa de la niña con asiduidad en la asistencia e ir desentrañando de sus
gran angustia que otro niño llore, insiste en consolarlo pero, si no decires el lugar de esta hija.
logra, se pone furiosa y lo agrede. paso de la conducta autista fue hacia ciertas características psi­
Pasó al garabato dejando el puro rayar, pone nombres y reconoce lamentablemente fueron empeorando a medida que el
partes del cuerpo. discurso de la madre puso en palabras historias de violencias y goces
Si bien reconoce una mayor cantidad de elementos, no logra aún de los que podemos decir que, en la medida en que ella las hablaba,
representar todo lo que reconoce. Julieta las actuaba, buscando siempre unirse a un Otro Primordial que
Sus logros señalados como primer momento en el comienzo del nunca la había registrado.
informe están opacados por el hecho de que no hace nada sin estar En el año 2000, debimos adjudicarle otro terapeuta porque el psi­
pegada a un adulto siempre. A este «pegamiento» es al que le damos coanalista Angel Hechen332 deja el Servicio.
el nombre de «otro momento», o «segundo momento». En ese año la asistencia de Julieta fue muy irregular. La terapeuta333
Comenzó de una manera más asidua el trabajo en musicoterapia que la toma en tratamiento decide comenzar el trabajo sólo con la
en el año 1999. En el informe de la musicoterapeuta331 se repite la situa­ madre, con el propósito no sólo de lograr una mayor contención de
de no entrar a la sala si no es acompañada del adulto que elige para la misma, sino de sostener un discurso que había comenzado a des­
la ocasión. Pero logra luego quedarse en la sala, permitiendo que el plegarse con todos los que le ponían un poco el oído. De allí que se haya
adulto pueda irse. Luego logró entrar sola. La musicoterapeuta centra
su trabajo durante un tiempo en que logre entrar, permanecer y salir. 332. Una dificultad es el cambio de terapeutas que se da en el Servicio, siendo público
y de formación. En este caso, por ejemplo, el profesional en cuestión terminaba
Pero cuando comienza su tarea con los instrumentos musicales,
su concurrencia como "Psiquiatra Infanto Juvenil». Los cargos de concurrentes
repite el pegamiento: no puede «cerrar» con ellos: ya que intenta no están rentados; quedan como mérito de la Pasantía, según la nota obtenida.
várselos y, como no se accede, se tira al piso y vuelve a la rabieta. Así muchos quedan varios años pero ante la oferta de algún trabajo pago dejan el
Servicio.
333. Psicoanalista en formación Ps. C. Elicabe UrrioL
331. Licenciada N. Calógero.

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decidido «ordenar» su discurso 334 para ver si esto redundaba en bene­ Ahora cobra «sentido» lo que Julieta, en la entrevista d••dm.f..
ficio de Julieta, ya que la madre, en acto, mostraba sus dudas en ayudar sión, repetía monocorde: «Julieta no aprende, Julieta no apr.DCleli
al venir y no venir al Servicio. La madre, por otra parte, le sacó los pañales de día, a 101 clAco
En una de las primeras entrevistas con la terapeuta, la madre ocupa años de edad y dice en la entrevista, cuando relata el hecho: «JuUeta
toda la sesión con lamentos y exclamaciones sobre la desgracia de tener no entendía. Julieta hace todo mal. Ella no se deja enseñar»,
a una hija embarazada -adolescente de 17 años-, hermanastra de A la pregunta de la Terapeuta «¿Qué le gustaría enseñarle?» con­
Julieta. Al respecto exclama: «¡Otra vez voy a tener que pasar lo mismo testa: «Ahora nada. Hubo un tiempo que quise enseñarle a leer y Il
por lo que pasé con Lorena!», haciendo alusión a que, además de tener escribir».
que trabajar, debe cuidar de sus nietos no programados. Hasta que más confiada en la terapeuta, en una sesión, puede po­
Aparecen entonces relatos con respecto a la historia de Julieta, como ner en palabras lo siguiente: «Julieta no es una chica buscada, con ]ulieta
que «gateó muy poco porque yo no la dejaba ir al piso. No quería que me quedé embarazada, yal principio no quería saber nada. Tomé unos
se ensucie ... , empezó a caminar a los dos años, yo tenía miedo que se yuyos pero no pasó nada». Insiste: «Julieta no es una chica buscada, que
golpeara». nosotros tuviéramos con amor, con cariño. Vino por accidente. Por eso
Argumenta en otras oportunidades: «Me pongo a pensar que es no pongo empeño en eso. Por culpa de él, vino ,ulieta, sino no tendría
injusto, no me merezco vivir renegando con Julieta» ... , o «Cuando que existir, él me insistía para tener relacíones.»335
me enteré que estaba embarazada me quería morir. Sufro cuando no tratamiento de Julieta se desarrolla con altibajos que hablan
estoy alIado de ella para ayudarla. Pero como la atiendo a ella, no me de este disconformismo de la madre puesto en acto yen todo momento:
queda tiempo para mÍ. Desde que nació Julieta, estoy luchando, tra­ resistencia a las indicaciones de psiquiatras y neurólogos, ausencias
bajando ... y yo me privo de todo». prolongadas al Servicio, etc.
Julieta parece ocupar en el discurso de la madre el lugar de una La terapeuta se muestra asombrada ante la calma y naturalidad
carga que no le deja espacio para realizaciones personales. Es evidente con que la mamá de Julieta cuenta que su hija hace unos cuantos días
que Julieta no cuenta como tal. No hay deseo de hijo, porque, como que no come. La razón de ello es que, como obtienen comida de un
vamos a ver más adelante, esta niña es el testigo viviente de sus trági­ comedor público, ella no va, porque Julieta se porta mal. Hay algu­
cos encuentros con el hombre... nos puntos del recorrido hasta llegar al comedor que a Julieta la lle­
Llega en un momento a decir a la terapeuta: «Alguien tendrá que nan de pavor. Se puede cambiar el recorrido, le dice la terapeuta.
ocuparse de ella si yo me muero» o «si la cuido no tengo tiempo para mí. Pero la madre se niega, ya que usa el no ir como castigo para que
Si vuelvo a quedar embarazada prefiero morir». lieta se corrija. Distintas maneras de presentación de la especularidad
La mamá de Julieta parece, ella misma, no haber atravesado con que las atrapa: «Yo a veces la odio y creo que ella me odia a mí como yo
buen tiempo el Estadio del espejo, ya que aparece atrapada en lo más la odio». «No puedo hacer nada porque me está todo el día encima.»
mortífero de lo especular narcisista: es «ella» o la «otra», «vida o «Con ella no puedo hacer nada, pero no puedo estar un rato sin ella,
muerte», por lo cual, tampoco puede servir de modelo al hijo. no la puedo dejar sola.»
La hija es, en su decir, sólo la muestra de todo 10 que no anda, lo Así se suceden situaciones de «errores», «olvidos», que incluyen hasta
que no funciona bien. Es, para ella, sólo objeto de su queja. a la medicación, como que una de las hermanas le da más pastillas de
las que debe tomar, con lo cual estuvo como sonámbula varios días.
334. Es de norma ofrecer un espacio terapéutico a los padres, si bien todos los ope­
rantes brindan su escucha, y existen dos «Talleres para padres» que son nada 335. Nunca convivió con d padre de Julieta, actualmente no se tratan. Las ayudó hasta
más que para escucharlos. La mamá de Julieta se había mostrado siempre rea­ que Julieta cumplió tres años. La madre dice que no le daba la hija, porque la man­
cia a sostener un encuentro con un terapeuta. Sólo se había dedicado a la daba a buscar con un sobrino. El padre dice que él no iba porque cuando lo hacia
constante. discutían mucho, hasta que dejó de ir.

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Todas las distintas situaciones concluyen en largos intervalos sin que Pudo decirle a la Dra. Baschera: «Me fui al río, queria matarme ...
Julieta venga al Servicio del Centro de Día. porque tengo miedo de matarla a ella» ...
Cuando Julieta está en el Servicio ya no quiere participar de Ó
"'''UUA
Seguramente estos fragmentos de terrible historia de sexo, pobreza
Taller y sólo quiere estar hamacándose, sin parar, en el parquecito del y locura dan para muchos análisis pero, en este momento, es el ejem­
Centro. plo más terminante y radical de desprecio al hombre de parte de una
Es llamativa su cara de gozo que acompaña a esta actividad incesante. mujer puesto en el fruto. Fruto que osaba gozar -en su locura- de
En la supervisión clínica yo apuesto a que su goce cuenta ya con un lo único que más prohibido tiene la mujer: gozar abiertamente
cierto tinte claramente sexual, pero no es el de una niña masturbándose. acto incestuoso.
Se me ocurre, al observarla, que re-vive un goce sexual que no es mera El hijo, fruto que toda mujer ofrece como obra de su momentá­
sustitución del mismo, como seria en el hamacarse masturbatorio. nea completud al padre, para esta mamá no fue recibido como tal.
Nos proponemos ir «cortándoselo» cuidadosamente, sin angus­ Fuera de Ley, Julieta no encontró al padre de su madre, sino al
tiarla mucho, para que pueda ir pasando a otras actividades de las que terrible gozador de la primitiva historia freudiana. No se cumple allí
disfrutaba el año pasado. Si bien Julieta ha dejado la infancia desde el ni el par ordenado que marca un sujeto, ni falo Simbólico que cubra
punto de vista cronológico, hay actividades programadas adecuadas a el agujero entre Real y Simbólico: c;I> que ajuste ambos registros.
su edad. Al comienzo del presente tema, consignamos algo sobre la com­
Cuando estamos trabajando esta situación en el Equipo, recuerdo pleja operatoria que una mujer debe hacer para cumplir con su fun­
que, en las primeras entrevistas, en las de admisión, la madre había ción, es decir, cómo hace el pasaje de operatorias subjetivas de lo feme­
dicho que fue objeto de la violación reiterada de su propio padre. Situa­ nino a la función materna.
ción de violencia tal que, evidentemente, contribuyó a que en su es­ Recordemos a qué podemos llamar «lo femenino» desde el psico­
tructura subjetiva el c;I> no hiciera de metáfora eficaz en los agujeros análisis. Desde Freud a nuestros días, en las elaboraciones sobre la
de Real y Simbólico. Haciéndola tambalear. feminidad, se escapan las elaboraciones generalizadoras, como si a los
Casi al mismo tiempo, esta pobre mujer, en sus quejas, puede decir psicoanalistas nos cupiera aún la pregunta ¿Qué quiere la mujer?
a la terapeuta que odia a Julieta porque el padre también abusaba En consecuencia, Gérard Pommier 337 propone otorgar un esta­
sexualmente de ella y la niña se reía gozando ... tuto de excepción a lo femenino.
No puede entender el goce de la niña, que carente de lo simbólico Sin entrar en un análisis exhaustivo de la cuestión -que no es
vive la sexualidad tal como se le presenta: brutalmente gozosa. Eran el tema de este libro-, es necesario puntualizar, sin embargo, algunas
estas escenas de goce inefable sin dique alguno las que, probable­ situaciones que permitan un análisis de esta problemática para indicar
mente, vivía largamente en el ir y venir de la hamaca que deseaba fuera las posiciones que una mujer debe tomar en la estructura subjetiva para,
interminable. desde lo femenino, poder tomar posesión de la maternidad.
A fines del año 2002, debimos dar intervención a la «Defensoría Sabemos que no hay significante de La mujer por lo cual, en
de menores» de los Tribunales de Familia de la Provincia, porque pasa­ tanto tal, como significante, no existe. m Lo cual significa, hablando
das las horas de retiro de los niños del Centro de Día la mamá de Julieta desde el punto de vista de la estructura subjetiva y del simbolismo
no volvió a buscarla: el horario es a las 17,30. -según Lacan-, que no hay un símbolo que represente al sexo feme­
Cuando nos preguntábamos que iba a ser de Julieta esa noche, que nino. Ello se debe a que la mujer no tiene el mismo modo de acceso a
336
clamaba por su madre , ésta apareció siendo ya pasadas las 20 h. la simbolización del sexo que el hombre. Tampoco la misma fuente,

336. No existe en la ciudad de Rosario un lugar adecuado mínimamente para niños 337. G. Pommier, La excepción femenina. Ensayos sobre los ímpasses del goce, Alianza
abandonados por sus padres y con características diferentes, las más de las veces Estudio, Buenos Aires, 1986, p. 10. Y 135
terminan en Policia de Menores. 338. J. Lacan, Seminario 3, p. 231.

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pero es conveniente destacar que esta diferencia está dada por la con­ perpetuada en el nmo sindicado como autista la figura de la muerte
dición de lo Imaginario que proporciona una ausencia en la mujer que lo deja inerte en su imposibilidad de ser. Ya que los caminos al
siendo que, en la realidad, a ella no le falta. Del lado masculino sí existe goce de su madre permanecen, para él, vedados.
un símbolo muy prevalente. En el sujeto armado, el saber busca definir el instrumento que el
El proceso que se acaba de describir para ambos sexos es el resultado goce exige. Y es el falo quien le presta nombre, pero el pensamiento
de cómo cada uno transitó y culminó el trayecto edípico. importante ignora siempre su ausencia y se desplegará infinitamente en la exclu­
recordar con respecto al trayecto del Complejo de Edipo que hay un sión de 10 femenino.
tramo del mismo que es idéntico tanto para la mujer como para el varón. Por eso, en esta medida, la ignorancia es femenina. De esto se trata
A su vez, esta identidad está determinada, para ambos sexos según la feminidad: ostentar ignorancia -no del órgano- sino de cómo
la prevalencia que lo imaginario da a la forma del falo. Prevalencia lograr el goce. El falo, instrumento del mismo, está excluido del pen­
tomada a su vez del hecho de que, justamente, elfalo es el elemento central samiento como faltante.
de la tríada edípica para ambos sexos. En consecuencia, para ambos El saber y el ser femenino -si podemos decir así- es mostrar
sexos se juega, por este tramo, el Complejo de Castración. esa falta excluyéndose de la castración.
La Castración, a su vez, gira alrededor del Padre, ya que el falo en Es en ese agujero de saber que el síntoma viene a anudarse. Por
tanto símbolo no tiene correspondiente ni equivalente. Por lo cual, lo lo cual, lo femenino tiene articulaciones con la inscripción del Nombre
que hace la diferencia entre hombre y mujer, lo que hace que el final del del Padre y con ese agujero de saber.
sendero edípico sea diferente para la mujer con respecto al hombre, Hemos dicho que hay un trayecto idéntico del Complejo de Edipo
es la disimetría significante. para ambos sexos. De ese idéntico trayecto vamos a señalar hechos
Para el tema que nos ocupa, esta diferencia es fundamental, nece­ fundan tes para la estructuración subjetiva posible a advenir. Primero:
saria para la vida misma porque la necesaria ausencia significante en la tanto para el niño como para la niña 10 simbólico ha de venirle en pri­
mujer hará que, en ese lugar faltante (imaginario, pero preciso), el hijo mer lugar: es la incidencia de la lengua materna en tanto regida por la
responda a la Demanda del amor materno. Ley paterna. Segundo y también -casi siempre-, del acto social de
Es así como ejerce la mujer la función de lo materno como resul­ nombrarlo: se le impone un apellido (se lo «anota») que por 10 gene­
tado. Es decir que debe haber un lugar preciso de ausencia imaginaria ra] es del padre. Tercero: el primer lugar del goce fálico opera cuando
del falo que es ocupado por el hijo, éste debe ser objeto de la Demanda el bebé -niño o niña- se convierte en objeto de amor de la madre.
de amor y el hijo demandado dispuesto a la respuesta a dicha demanda, En este último hecho, aparece la ambigüedad y la dificultad para
se identifica al falo faltante. la niña, ya que debe afirmar su identificación, debe buscar insignias
Para poder lograr su ser, el nmo sólo tiene ese camino de identi­ que la determinen como ser. Y entonces, por un lado, el padre le ofre­
ficación al falo. cerá acceso al falo, siendo la madre también en ese principio fálica,
Según Pommier, la madre no puede ser privada del falo sin que el ya que, como bebé, le estaba dando con su propio cuerpo el falo fal­
niño desaparezca, por lo cual supone que el niño no puede percibir la tante en la tríada primera de lo imaginario.
falta,]a ausencia de pene sin temer morir 339, porque cuando el nmo Ya en estos tiempos, tan primeros, entramos a la misteriosidad
percibe la fulta, deja un agujero en su lugar que no tiene ninguna corres­ femenina, y a su ambigüedad, entrando al mismo tiempo a 10 enig­
pondencia a nada del orden del saber, a no ser una figura de muerte. mático de 10 materno, que cree tener el falo, cuerpo del bebé mediante.
Por eso -me parece- que en la clínica que nos ocupa la demanda Este tiempo lógico no aporta ninguna certidumbre a 10 femenino;
de amor ha sido tan escasa, ausente o ineficaz, que ha quedado es por ello que la mujer acude a la llamada «mascarada»340. Peinado,

339. G. Pommier, op. cit., p. 11. 340. J. Lacan, Escritos, Siglo XXI, Buenos Aires, 1975, p. 674.

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joyas, perfumes, intentan bordear de ropaje el agujero de ausencia, Por ello los fragmentos singulares de historias que hasta ahora se
pero no cesa de inscribirse lo que no tiene solución: el vacío de ser y han presentado en este libro pueden responder y explicarse dentro de
que no hay significante -como hemos venido afirmando- para un marco de mayor rigurosidad empleando este operador, el falo sim­
nombrar lo femenino. bólico, que nos regala Yankelevich.
Así la mujer encarna una falta doble: imaginaria y simbólica. Desde Como alumna de sus seminarios, comencé a pensar los casos bajo
lo imaginario, siendo lo que no es, y sin referente desde lo simbólico. esta nueva perspectiva ya que, antes de que la desplegara, es cierto que
el tiempo lógico en que ostenta el falo, «lo tiene» cuando encarna podía decir, con cierta solvencia, de la castración en quien encarna la
lo materno, está igualada a lo masculino. Pero también «es el falo» en función de lo materno, o de los avatares graves de su infancia, justo en
tanto significante del deseo del Otro. Así, es el falo si está capturada los tiempos de búsqueda de completud en el padre, o padres no cum­
en el deseo de un hombre. pliendo la función de tales. Pero es completamente diferente, se sale
Hay un término, el el>, que es el ordenador de las mutaciones de del personalizar, cuando se puede contar con esta herramienta que, en
lo femenino y de lo materno, de las operaciones lógicas que recién tanto tal, nos permite manejarnos en la lógica matemática del dis­
hemos consignado. curso del psicoanálisis, con categorías de sistematización de mayor
Por alguna eventualidad, en la historicidad de las operatorias rigor disciplinario.
subjetivas del otro semejante destinado a encarnar la función materna Conforme a ello es que trato las cuestiones siguientes
para el caso del niño sindicado como autista, falló el ordenador, no
fue eficaz, no estuvo, las mutaciones no fueron suficientes, no tuvieron
lugar, etc., esto siempre en el caso por caso. 4. Situaciones inconscientes con respecto a
Estos modos singulares del otro, en sus posibles pasajes de lo una negación vacilante o explícita con respecto
femenino a lo materno no están dados por la cultura, ni por sectores al falo simbólico
socioeconómicos diferentes, no hace el ambiente a esta cuestión deter­
minante del armado de un sujeto del inconsciente, sino que pasa por De acuerdo a lo apuntado en el final del tema anterior, ya no
la cuestión principal de si se inscribe o no. Y la inscripción se da según hablamos de lo mal que una mujer «se lleva» con el padre de sus hijos,
todas las operatorias lógicas que hemos considerado del lado del otro, de las violencias ejercidas, de cómo «se llevó» con la madre o el padre
que no son pocas ni sencillas. Y tampoco se dan en cualquier tiempo, propio, etc. Sino que podemos decir que mucho de ello es el efecto de
la experiencia hace pensar que tienen un tiempo, el preciso, para que su posición en la estructura con respecto al el> o a las mutaciones de las
la situación ocurra y, como hemos estado considerando, estos tiem­ operatorias de lo femenino a lo materno.
pos arrancan en la propia época edipica de cada mujer. Dijimos que «lo propio» de lo femenino es poder ostentar estruc­
Por eso me parece que, hasta ahora, la ventaja del psicoanálisis turalmente dos posiciones con respecto al el>: Ser el falo y tenerlo. Dos
para pensar estas cuestiones es que posee operadores matemáticos­ posiciones, fruto de dos mutaciones o cambios que deben ser oportu­
lógicos que Lacan nos legara, y nos permiten salir de lo anecdótico de nos a los tiempos lógicos y se producen si primero se ha aceptado la
las historias familiares y también de aquello que los detractores del existencia de falta, de agujero.
discurso del psicoanálisis nos objetan: culpabilizar a los padres. Esto último le da a la mujer la aspiración, la vocación a ir siem­
Claro es que los operadores están, pero no todos accedemos a pre más allá de cualquier goce porque ella, en tanto falo y goce, es
«hacerlos trabajar», hay que hacer de ellos herramientas a nuestra mano causa del deseo masculino. Pero siendo causa de deseo puede faltar,
para la clínica. por ello que -me parece-- el resultado de instru­ por lo cual nunca tan útil, tal vez, la afirmación lacaniana: «El com­
mento para la clínica posible delllamado «autismo» que H. Yankelevich plejo de castración tiene función de nudo»341.
logra con el el> es de suma utilidad y tiene el valor del descubrimiento,
siguiendo las palabras del maestro Lacan, «quien busca encuentra}}. 341. J. Lacan,op. cit., p. 665.

196 197
En síntesis, diremos que la mujer, en relación a su lugar en la
estructura subjetiva, como hemos visto, debe hacer una serie de muta­
ciones estructurales desde el transcurso de su propio Edipo.
Recordemos que, según Freud, al encontrarse desprovista de
pene, acude primero a la madre, saliendo de esa posición con el con­ , lo IV
vencimiento de que es la madre la responsable de haberla hecho imper­
fecta, incompleta (registro imaginario). Con su incompletud acude A modo de conclusión
al padre, de donde saldrá con la certeza de que necesita resarcirse de
dicha incompletud con un hijo, como sustitución de la misma. Es decir,
hijo como sustitución del pene faltante en lo imaginario. Pero en este
discurrir desde el descubrimiento de su falta, ya está referida al Nom­
bre del Padre.
Puede pasar de lo femenino a lo materno si en todas estas trans­
mutaciones de su existencia como parletre y gozan te, el falo verifica Me parece acertado, a esta altura de mi exposición, entrar a analizar
el falso agujero de dos redondeles que no están anudados entre sí, sino que la estructura lógica matemática mínima y elemental que Lacan
342
uno encima del otro. Pero esta metáfora, lamentablemente, no siem­ propuso para la estructura neurótica es el nudo borromeo. 343
pre se transmite a los sujetos por venir. Es por ello que ahora puede ex:­ Si bien ya hacía referencias con respecto al mismo en sus Escritos,
plicarse claramente por qué algunas madres, en su condición de neu­ recién en los años setenta comenzó a examinarlos desde el punto de
róticas, con las operaciones de verificación del falo convenientemente vista de sus propiedades topológicas pero puede decirse que no hay
realizadas, no obstante rechazan la transmisión de la metáfora men­ dudas sobre su intención de usarlos como instrumento fundamental
cionada a un hijo ya otro no.
en el análisis clínico.
Esta incorporación es una operación real en la estructura, es la Lo paradójico es que, teniendo a la mano tan valioso instrumento,
incorporación cabal de la ley que, en tanto tal, en este tiempo lógico, no siempre se los utiliza para trabajar la clínica, sino que aún hay detrac­
está representada por el falo real. tores de su uso que le suponen a los nudos una especie de diverti­
En el autismo es esta operación la que no ha tenido lugar. mento del genio de Lacan.
Creo que -felizmente, como muchos pskoanalistas- muy por
el contrario, el uso más apropiado que de los nudos podemos hacer es,
justamente, en nuestra clínica. Interrogar los pases y movimientos
posibles que nuestro analizante pueda hacer, que son descifrables tam­
bién en la escritura que de la presentación del nudo borromeo pueda
hacerse. Vaya una vez más con esta afirmación mi homenaje yagra­
decimiento más sentido al maestro que me inició en el conocimiento
de los mismos, dándoles el sentido que expongo, me refiero al maes­
tro Raúl Sciarreta.

343. Sí se desea consultar la historia de este concepto topológico, se puede consultar,


de E. Roudinesco y M. Plon, el Diccionario de Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires,
342. H. Yankelevich, Lógica del goce, op. cit., p. 139. 1998, p. 747; Yde D. Evans, el Diccionario de introducción al Psicoanálisis Lacaniano,
Paid6s, Buenos Aires, 1997.

198
199
Del mismo modo, que cuando Lacan presentaba sus nudos ya cuando hablamos del goce. Por ejemplo, podemos decir que el goce
creaba su uso analitico.
en la psicosis es infinito.
Sabemos que el nudo borromeo representa la estructura más Me parece importante destacar también que, en el Seminario
elemental del armado neurótico y como estamos considerando el au­ citad0348 , Lacan aclara que: «sólo el nudo es el soporte concebible de
tismo, debemos pensar un tiempo lógico ubicado antes del posible una relación entre cualquier cosa y cualquier cosa, que el nudo, si es
armado de dicho nudo. 344
abstracto por un lado, debe ser pensado y concebido como concreto».
Antes del armado del nudo borromeo, demostración de la estruc­ Entonces, puede decirse que, tal como lo indica su creador, es mediante
tura del sujeto neurótico, tenemos dos elementos. El bebé humano, en el armado posible del nudo que desde el psicoanálisis podemos plan­
tanto cuerpo, y el lenguaje que lo rodea.
tear de manera consistente la introducción de lo que llamamos signi­
Cuando Lacan nos enseña la construcción del nudo con la propie­ ficante haciendo marca en el cuerpo libidinizado del sujeto. Las varia­
dad borromeica, lo hace empleando la recta al infinito, por sus cono­ bles del nudo son la única manera de «mostrar» que estas operaciones
..
CImIentos d i ' de G. Desargues. 345
e a geometna
ocurren. De lo contrario, cuando las tenemos en la clínica, lo que pode­
mos descifrar de ellas son sólo sus efectos. Ya que, valiéndome nueva­
mente del Seminario citado, la posible «consonancia entre cuerpo y

o -E:j-
lenguaje» -que son polos distintos- se realiza mediante lo Real, lo
que permite el acuerdo entre ambos polos. Considerando que el posi­
ble acuerdo primero se da en tanto el sujeto a constituirse, puede pre­
guntarse qué puede esperar de un otro.
Esto tiene que ver también con los distintos modos en que lo Real
y el cuerpo se presentan en dichas presentaciones, está participando
siempre la libido y ocupa en el nudo borromeo el lugar del agujero
Al genio del matemático Georg Cantor 346, le debemos la incor­
en tanto también pertenece a lo Real.
poración del concepto de infinito actual a las matemáticas. Concepto
Cuando en el nudo Lacan ubica el Goce del Otro barrado (J :A:),
al que recurre Lacan en el Seminario inédito «RSI»347 para mostrar
afirma que se trata del goce, que no debe confundirse como si fuera el
las funciones del nudo borromeo. Antes de seguir con lo aprove­
goce del Otro 349 , sino que al Otro, en tanto Simbólico, nada le es
chable del nudo en la cuestión del autismo, debo decir que al con­
opuesto, es por ello que coloca a la gran A mayúscula barrada e indica
cepto de infinito se lo aplicamos a la clínica -siguiendo a Lacan­
de esta manera que no hay un goce del Otro del Otro. «Desde enton­
ces, lo que resulta de ello es que sólo resta lo que se produce en el
344. Desde mi experiencia en la clínica del autismo, así lo pensé durante muchos años,
campo, en el campo de puesta en el plano del círculo de lo Simbólico
pero la transmisión de la enseñanza de H. Yankelevich en sus Seminarios me per­
mitieron organizar mejor esta conceptualización. Lo mismo puedo decir de los con el círculo de lo Imaginario que es el sentido, y que por otra parte,
Seminarios del citado Raúl Sciarreta, de los de Pura Cancina, Juan Alberto Manino lo que aquí está indicado, figurado, es la relación de lo Simbólico con
y de Ricardo Díaz Romero lo Real en tanto que de ella sale el goce llamado del falO.»350 En esta oca­
345. Clases de topología con el Prof. de Matemáticas y Topología H. Jaime.
346. G. Cantor (1845-1918) filósofo y matemático alemán. Fue catedrático de
sión, Lacan explica que este goce fálico no tiene que ver con el goce
Matemáticas en la Universidad de Halle. Fundador de la teoría de los conjuntos, peniano sino que es lo que adviene del goce del cuerpo en tanto ima­
con lo cual fundamentó las matemáticas puras y la moderna lógica matemática. ginario, del goce del doble de la imagen especular. Es en ese punto de
347. J. Lacan, Seminario inédito «RSl», dictado en los años 1975-1976. Desgrabación
para uso interno de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Traducción de la ver­
348. J. Lacan, op. cit., p. 25.
sión M. Chollet y notas de traducción de R. Rodríguez Ponte.
349. Ya que ha enunciado muchas veces en su enseñanza que no hay Otro del Otro.
350. J. Lacan, op. cit., p. 41.

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conjunción de lo Imaginario con lo Real que se sitúa el goce rauco como
estamos considerando.
como SI actuando como operador el falo imaginario.
propiedad, este falo con minúscula sería la función im-sin
H.w.I!::I'
Es en lo inconsciente del parletre que es posible conjugar el peso falo Simbólico.
del goce fálico que, en este sentido, lo experimenta como parasitari0 351 • Lo importante, para la clínica del autismo, es que este falo Sim­
Anteriormente, consideramos el concepto de infinito que el psico­ bólico (<1» simboliza la falta dada en la castración de la madre y, en
352
análisis utiliza • Vuelvo sobre él para insistir en lo esencial del nudo general, va a simbolizar las faltas para gozar, por ejemplo, la mama,
borromeo, se trata de que su escritura comienza, según la enseñanza las heces, voz, mirada.
de Lacan, con una recta al infinito, en tanto la considera como equi­ No se puede transmitir la metáfora de la estructura neurótica
valente al círculo, siendo éste el principio del nudo borromeo, ya que cuando ella no está organizada en la estructura subjetiva de quien
se originaría de la combinación de dos rectas con un círculo353 • Para encarna la función materna. De allí la posibilidad de que dicha estruc­
Lacan la recta infinita sería «la mejor ilustración del agujero»354. Así tura no se arme y el producto sea un niño autista.
lo enseña la topología, ya que, no sólo indica que en un círcul0 355 hay Justamente, cuando no se ha incorporado el <1>, lo probable es la
un agujero en el medio, sino que la recta infinita lo tiene todo alre­ producción de un niño autista. Para que esto no ocurra, es necesario
dedor de ella. que «el objeto como real pueda ser incorporado, gradas al nombre
A partir de esta conceptualización, Lacan le cambia el soporte al mordido por lo simbólico»356.
trazo Unario del cual había hablado en el Seminario «La Identificación», Lo que me interesa destacar también con respecto a la función del
yen el Seminario ~~RSI» lo asimila a la Recta Infinita. Ella contiene la Falo simbólico, según la hipótesis de Yankelevich, es que cuando esta­
posibilidad del armado del nudo a partir del cual tendremos Real, mos en la estructura de la psicosis, la forclusión del Nombre del Padre,
Imaginario y Simbólico. por ejemplo, no comporta una falta de investidura en el niño. Pero en
Lo fundamental del concepto de infinito, en lo que estamos pre­ el caso del autismo, la ausencia de copulación del falo con el cuerpo y el
sentando, es que también podemos decir que el goce femenino es un lenguaje, impiden al niño encontrarse como producto del plus gozar de
goce infinito, al cual pone límite, como hemos considerado, elgocefálico. la madre. 357
Volviendo al nudo borromeo, Lacan, en el Seminario citado, dice Para concluir este punto, diré que todos los puntos anteriores
que el falo está en la potencia 2 del nudo, en el sentido que el significante con respecto a las diferentes posiciones subjetivas y/o movimientos
2 toma su potencia desde el significante l. Ubica al falo, como vemos, del Otro Primordial son distintas variables de la estructura borro­
no en el inconsciente, sino que el fulo es límite de la cadena significante meica del mismo, de sus fallas en el encaje del nudo, de tiempos lógi­
y es, además un límite jamás alcanzado. El falo, de ese modo, perma­ cos del «Estadio del espejo» de este Otro que vuelven a ponerse en
nece fuera de la cadena significante, ex-siste al sujeto y se constituye evidencia, frente al bebé inerme a su arbitrio.
como falta. En esto constituye el falo simbólico. Las vivendas de duelo también han de depender de los tiempos
En cuanto al nudo, el fulo está en lo real de lo Real. Podemos decir de armado de la estructura subjetiva de quien lo protagonice. Pero lo
entonces que así como el falo ex-siste a lo Imaginario, el falo ex-siste más fundamental de las fallas de este Otro, para producir autismo, es
a lo Simbólico. Sólo sabemos de él que, en el discurso Amo, funciona esta no-incorporación del Falo Simbólico que, coincidiendo con la
hipótesis de H. Yankelevich, considero que obra como identificación
351. J. Lacan, op. cit., p. 4l.
primordial para el sujeto a constituirse, a partir de la cual sólo puede
352. Muy sucintamente, a los fines de explicar las operatorias primeras del armado de
la estructura darse el encadenamiento significante y tener, en consecuencia,
353. Debe aclararse que el circulo es hueco y la circunferencia compacta.
354. J. Lacan, op. cit., p. 130. 356. H. Yankelevich, op. cit., p. 139.
355. Por eso se trata de un circulo yel agujero rodea a la recta infinita. 357. La cursiva es mía, p. 140 del libro citado.

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las herramientas «listas para usar» para la configuración de la estruc­ En cambio, en la enseñanza de Lacan, las figuras a las cualelrecv.­ .
tura neurótica mostrada en la cualidad borromeica del nudo. rre transforman esa bolsa en cuerpos que no tienen ni exterior ni in.
En el convencimiento de la utilidad que la topología brinda a la rior y no dividen al espacio en dos regiones.
clínica del psicoanálisis, había propuesto en el desarrollo del presente
libro que el niño sindicado como autista se podía figurar como estando Plano Proyectivo
en una realidad continua en la parte de la esfera antes del corte que
organiza el Cross-cap. Con respecto a ello, haré algunas precisiones. En
primer lugar, esta afirmación no se puede demostrar de manera con­
creta, con algún material. Me refiero al corte que se realiza en el límite
entre la superficie bilátera homeomorfa y la zona unilátera que da
lugar a la Banda de Moebius, porque son figuras que necesitan de otra
dimensión. Por lo cual surge una primera paradoja: ¿qué es frontera? Desde
Como ejemplo de lo afirmado recién, hasta puede decirse que no la matemática, decimos que «es frontera» si cumple la condición de
se puede construir una verdadera circunferencia en la realidad, ya que que es un conjunto de puntos que no pertenecen ni al exterior ni al
aun el ancho de una línea trazable tiene grosor. interior. Por lo tanto, no hay interior ni exterior en «la bolsa» laca­
Para construir una esfera debo partir de un plano proyectivo que, niana del gorro cruzado. Ese conjunto de puntos, que constituye la
de una manera simple, puedo definir como organizado por puntos esfera de Lacan, no tiene fronteras. De allí mi idea de ubicar topo­
diametralmente opuestos. lógicamente en esa posición al niño autista porque -como he
Si uno los puntos diametralmente opuestos, obtengo una esfera dicho- sus movimientos, su ver, ese caminar o corretear sin ir a
con el gorro cruzado o Cross-cap. Pero no divide el espacio en aden­ ningún lugar... se deben a que no hay frontera para armar escena
tro y afuera. Esta posibilidad la encontramos en la teoría freudiana, alguna dentro del mundo.
cuando presenta el esquema en «El yo y el ello»35B, que a veces llama­ En el campo de la psicosis, es lo que estructuralmente permite el
mos «la bolsa». retomo de lo Real, como si procediera de «afuera» para el sujeto afec­
tado por ella, y no desde su propio armado, porque ese afuera desde
lo subjetivo no existe.
La topología permite armar una esfera bilátera, es decir, de dos
caras. Para lo cual necesito de una superficie formada por puntos
que no sean diametralmente opuestos, sino correspondientes. Si los
uno, obtengo una «bolsa» a la manera freudiana con un adentro y
un afuera. Ésta es posible de construir, no así la anterior, pero si se
puede pensar.

In
358. S. Freud, «El yo y el ello», en Obras Completas, tomo XIX, Amorrortu, Buenos
Aires, 1975.

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59
Por otra parte, el mismo Lacan habli de su intención de intro­ las conveniencias y el buen gusto aconsejan, nada nos sorprendería que,
ducir una lógica de bolsa, pero también de cuerda. en un futuro muy próximo, el análisis la identificación y la clasificación
Ya que, si no hay cuerda, la bolsa-esfera no está cerrada. Por lo de los subgestos llegaran, cada uno por si y conjuntamente, a convertirse
cual propone que tenemos que imaginar algo que está en un punto
en una de las más fecundas ramas de la ciencia semiológica en general.
de la esfera y la anuda. Casos más extraordinarios se han vistO».360
En mi cHnica cotidiana, niño por niño, todos los días estoyatis­
Cuando las personas hablan, relatan, hacen pases a la escritura,
lo hacen según el ajuste de la cuerda que armará el Cross-cap, al mismo bando, atenta, al menor subgesto que pueda ser tomado como posible
tiempo que el fantasma. señal para poder armar «algún contrato», aunque sea pequeño, que
Nada de esto tiene lugar en el caso del autismo, la cuerda que ajusta lo fije con algún interés al mundo de los símbolos, sin contar ni con la
la bolsa del Cross-cap no ha tenido lugar porque, como se ha explicado, letrita muy pequeña de los contratos a los que se refiere el autor citado,
dicha cuerda tiene origen en el ocho interior armado por las marcas de sino que se trata de armar alguna letra donde no la hubo odonde la marca
los primeros encuentros entre el recién nacido y quien cumple la lla­
de la misma jite tan frágil odébil como el calcado en papelfinito que apenas
mada «función materna». «se ve».
La constante de esta actividad clínica es la apasionada espera a
Por lo tanto, el fundamento principal de este libro es señalar la
que aparezca la oportunidad de ese tiempo lógico en que el hombre
posición topológica del autista. Única posibilidad de ubicación del
debe separarse de la bestia que ve inmutable las veleidades del vuelo
mismo, ya que no hay armado de estructura subjetiva.
La figura topológica del Cross-cap, sin ajustar, en su carácter de de una mariposa sin tiempo ni corte ... Yo vivo esperando, pero hur­
bolsa y sin corte alguno, sería la ubicación más clara para un análisis gando, para saber esos secretos de estos «principitos», ocultos en estas
del caso desde los postulados del psicoanálisis y lo que permitirá esta­ torres redondas y singulares.
blecer posibilidades de operatorias clínicas según en qué posición haya
quedado el niño en cuanto al armado de dicha figura topológica.
Así, destacando las diferencias de posición que se fueron señalando
en el presente capítulo, de acuerdo a las mismas, será el «hacer» del
psicoanalista: «clínica de cortes» oportunos o de ofrecimiento de obje­
tos hasta llegar a la característica de «dones, según el caso».
Siempre se trata de contribuir a un «armado» posible, observando
previamente, ya cada paso, las «oportunidades» que puedan brindar.
Ningún caso se da con «garantías».
No salimos de la apuesta continua, por ello me parecen oportunas
las palabras de José Saramago: «Las letras gordas de la comunicación,
reclaman que estemos al centelleo múltiple de los subgestos que van detrás
del gesto como el polvo cósmico va detrás de la cola del cometa, porque los
subgestos, para recurrir a una comparación del alcance de todas las edades
y comprensiones, son como las letritas pequeñas del contrato, que cuesta
trabajo descifrar, pero están ahí. Aunque resguardando la modestia que
360. J. Saramago, El hombre duplicado, Alfaguara, Buenos Aires, 2002, p. 59.
359. J. Lacan, «RSl», no editado copia Biblioteca Escuela Sigmund Freud de Rosario.
p.130.

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