CO GNICIÓN

El cerebro multitarea
El descubrimiento de mentes capaces de simultanear tareas revela cómo opera el
cerebro cuando se desarrollan varias actividades a la vez

DAVID L . STR AYER Y JA SON M . WATSON

EN SÍNTESIS

Desmitificación
de una destreza

1 Cuando intentamos
realizar de forma simul-
tánea dos o más tareas, la
atención se reparte y se pier-
de concentración en cada
una de esas actividades.

2 Una persona que habla

por teléfono mientras
está al volante conduce
peor que un individuo que
alcanza el límite legal de
alcoholemia.

3 No obstante, un pe-
queño porcentaje de
la población desarrolla con
eficiencia varias tareas a la
vez. Su estudio contribuye
a elucidar los mecanismos
cerebrales subyacentes a la
multitarea y a la atención.

62 MENTE Y CEREBRO 61 - 2013

 «U
n hombre capaz de conducir de
forma segura mientras besa a
una joven hermosa, simplemen-
te, no presta al beso la atención
que se merece.» La cita, atribui-
da a Albert Einstein, advierte de un rasgo funda-
mental de la cognición humana que rara vez se
admite: carecemos de la suficiente atención para
cumplir de manera correcta las diversas tareas
que llevamos entre manos.
Las presiones del ritmo de vida actual, sin em-
bargo, nos empujan a acometer varias actividades
a la vez: ayudar a la familia, estudiar, exhibir un
cuerpo escultural y sobresalir en el ámbito profe-
sional, entre otras muchas. En definitiva, estamos
designados a la «multitarea».
Pero la multitarea eficiente es un mito. Así
también la creencia de que los miembros de la
«generación multitarea», crecidos entre videojue-
gos, teléfonos inteligentes y libros electrónicos,
pueden, no se sabe cómo, concentrarse en varios
asuntos a la vez. Estos malabaristas mentales
suelen desenvolverse peor con los quehaceres
simultáneos.
Desde hace decenios se sabe que en la multi-
tarea se compromete el rendimiento. No obstan-
te, solo ahora se empiezan a identificar ciertos
rasgos de personalidad asociados a este peculiar
talento. Para sorpresa de los autores del presente
artículo, descubrimos que un pequeño porcenta-
je de individuos sí parece presentar esta aptitud;
de hecho, desarrollan proezas cognitivas que no
creíamos posibles. Estas personas no solo nos
aportan nuevos conocimientos sobre los meca-
nismos nerviosos necesarios para simultanear
varias actividades mentales, sino que también
nos obligan a reconsiderar las teorías en torno
a la atención.

Conoce tus límites

La limitada capacidad atencional de la mente hu-
¿FUERZAS SOBRENATURALES? mana quedó clamorosamente manifiesta con el
Llevar a buen término diversas la- desarrollo de la aviación en la Segunda Guerra
DREAMSTIME / YURI ARCURS

bores al mismo tiempo sobrecarga

Mundial. Al aumentar la complejidad del pilota-
el cerebro. Solo logran tal objetivo
je de un avión, creció parejamente el volumen
ciertas personas.
de datos que un piloto debía procesar y con ello
el número de accidentes no imputables a fallos

MENTE Y CEREBRO 61 - 2013 63

 CO GNICIÓN
GETTY IMAGES
HASTA EL LÍMITE
La atención es un recurso
cerebral limitado, como se
ha comprobado en pilotos de
aviación. Su trabajo exige ma-
nejar abrumadoras cantidades
de datos.
64
mecánicos. El psicólogo Donald Broadbent (1926-
1993) decidió investigar si los aviadores eran ca-
paces de absorber toda la información que se les
mostraba. Descubrió que la mente del piloto solo
podía asimilar un número limitado de señales.
Esta premisa, es decir, la finitud de la atención,
constituye una piedra angular de la psicología
cognitiva contemporánea. Hoy se acepta, por lo
general, que nuestra capacidad de atención posee
sus límites, aunque puede repartirse de manera
flexible entre tareas concurrentes.
Según esta teoría, si se dedica más atención a
una actividad habrá que detraerla necesariamente
de otras. Se cree que la atención amplifica ciertas
señales (facilitación) y suprime otras (inhibición).
Si el cerebro humano fuese un panel de mandos,
la facilitación y la inhibición serían controles que
elevarían el volumen de los estímulos relevan-
tes, atenuando o suprimiendo las sensaciones
carentes de interés. La adecuada sintonía de la
atención resulta clave para una cognición sana.
De hecho, varios son los trastornos psicológicos
consecuentes a una afinación deficiente, débase
a dificultades para amplificar las señales visuales,
auditivas o de otros sentidos, o a la incapacidad
para eliminar del ambiente detalles nimios. En
ciertos casos, el exceso de multitarea cerebral
puede incluso exacerbar trastornos psicológicos
asociados a la atención.
Durante el pasado decenio investigamos este
fenómeno en el laboratorio. Examinamos en qué
medida se conjugaban dos actividades: la conduc-
ción y la conversación por teléfono móvil, un hábi-
to imprudente y, por desgracia, muy extendido en
la actualidad. Los resultados mostraron que la des-
treza se degrada rápidamente cuando se atiende a
más de una tarea por vez. De hecho, aunque el in-
terés se orienta hacia las actividades cognitivas de
alto nivel en competencia por la atención, incluso
actos tan sencillos como caminar o mascar chicle
pueden ir a peor si la carga cognitiva es suficiente.
En un ya clásico vídeo de YouTube, una mujer va
componiendo un SMS mientras camina, hasta que
se da de bruces contra una fuente. Al volante, los
riesgos de una conversación por el teléfono móvil
pueden ser muchísimo más graves.
La teoría de una capacidad de atención limita-
da se ve reforzada al constatar que las reacciones
de quienes conducen a la vez que conversan por
el móvil son más lentas; además, estos muestran
dificultad para mantenerse en su carril y guar-
dar las distancias de seguridad. Asimismo, son
más proclives a saltarse las señales de tráfico y
a pasar por alto otros aspectos importantes para
una conducción segura. En una de nuestras in-
vestigaciones analizamos el comportamiento de
56.000 conductores que debían detener por com-
pleto su vehículo al llegar a un cruce. Casi el 70
por ciento de los sujetos que infringían esa norma
hablaban por el teléfono en ese momento.
Durante el día, alrededor de un 10 por ciento
de las personas atiende una llamada telefónica
mientras conduce. Las infracciones en los cruces
son potencialmente peligrosas, por lo que preocu-
pa que un comportamiento tan frecuente se re-
lacione con esta merma de atención. De hecho,
hemos revisado un abundante número de casos
legales de conductores que se saltaron un semá-
foro del cruce mientras hablaban por teléfono,
provocando con ello accidentes que originaron
lesiones graves, incluso muertes. Comprender
cuándo podemos y cuándo no desarrollar varias
actividades al mismo tiempo no constituye un
mero ejercicio académico: es un asunto de vida
o muerte.
Conducidos al despiste
Con el fin de estudiar con mayor detalle las dis-
tracciones al volante, supervisamos el compor-
tamiento de una serie de probandos mediante un
simulador de conducción muy realista. En 2006
observamos que el riesgo de accidente de perso-
MENTE Y CEREBRO 61 - 2013
nas que hablaban o mandaban un mensaje por el
móvil mientras conducían superaba a menudo al
de los conductores que alcanzaban el límite legal
de alcoholemia.
Asimismo, rastreamos mediante un simulador
los movimientos oculares de los participantes y
analizamos por electroencefalografía la actividad
cerebral correspondiente. Los probandos sentados
al volante no llegaban, a veces, a percatarse ni de
la mitad de los ítems que miraban; además, reac-
cionaban con mayor lentitud ante los elementos
que sí detectaban.
En otras investigaciones, publicadas en 2003
y 2007, nos propusimos averiguar el lugar al que
miraban los conductores. Luego indagamos qué
recordaban de lo que habían observado. Si con-
ducían y hablaban por teléfono a la vez, solo acer-
taban la mitad de los elementos que habían visto
durante el trayecto en comparación con los que se
concentraban solo en conducir. En 2007, un estudio
de seguimiento reveló que esta pauta se repetía
en igual medida tratárase de indicios de máxima
importancia (un niño en la acera) o de elementos
poco preponderantes (vallas publicitarias). Dicho
de otro modo, mientras el conductor estaba al te-
léfono, su cerebro no priorizaba los datos según su
importancia, ni seleccionaba la información que
iba a omitir. No obstante, los vacíos de atención
volvían a los conductores «ciegos» para detalles
de importancia en su campo de visión.
Para demostrar que los teléfonos móviles in-
ducen una especie de ceguera por falta de aten-
ción, recurrimos de nuevo a la electroencefalo-
grafía. Comparamos las señales cerebrales ante la
detección del encendido de las luces de freno del
vehículo situado delante. Para ello medimos la ac-
tividad cerebral de los conductores cuando iban
conversando por un manos libres y cuando no
eran distraídos por tal empleo.
Un componente de particular interés en las on-
das cerebrales resultó la señal P300, que expresa
cuánta atención le presta el sujeto a un estímulo
dado. La amplitud de esta señal aumenta cuanta
más atención se le asigna a una tarea. Cuando los
conductores hablaban por su teléfono móvil, la
amplitud de P300 se reducía a la mitad, lo que
explica por qué estos individuos no alcanzaban
a veces a detectar sucesos del entorno y a reaccio-
nar. Su cerebro se hallaba ocupado en procesar la
conversación, no en lo que estaban viendo por el
parabrisas.
MENTE Y CEREBRO 61 - 2013
Dado que tanto los móviles de mano como Los teléfonos
los dispositivos de manos libres provocan una
móviles
interferencia equivalente, queda probado que se
trata de una forma de distracción cognitiva, no
inducen una
en cambio de una distracción visual (que lleva al especie de
conductor a apartar la mirada de la carretera) ni
ceguera por
tampoco de una distracción manual (situación
que le hace soltar el volante). Incluso con los ojos
falta de atención
puestos en la carretera y las manos en el volante, cuando se está
la atención del sujeto queda mermada.
al volante
Numerosos estados de EE. UU. han promulgado
leyes que prohíben el uso de teléfonos móviles
durante la conducción; no obstante, consienten
los manos libres. Sin embargo, datos estadísticos
recopilados por el Instituto Highway Loss Data, un
grupo sin ánimo de lucro para la investigación en
seguridad viaria, afirman que esa normativa no
ha mejorado la seguridad de la circulación rodada.
En este contexto, nuestros estudios apuntan a que
el grado de distracción cognitiva resulta equiva-
lente en ambos tipos de uso de telefonía móvil.
También traslucen la improbabilidad de que los PELIGRO EN LA CARRETERA
sistemas computarizados de reconocimiento del El simulador utilizado por los
habla que se empiezan a instalar en los vehículos autores recrea con verosimi-
litud lo que ocurre cuando
lleguen a solventar el problema.
se conduce. Los probandos,
Aun así, no todas las distracciones se originan
ataviados con un casco de
de igual modo. Una conversación por teléfono electroencefalografía que
conlleva efectos distintos de los que se dan cuan- medía su actividad cerebral,
do se charla con una persona dentro del coche. combinaban la tarea de hablar
En este segundo caso, los interlocultores adap- por el móvil con la conduc-
tan su conversación a las exigencias del tráfico. ción. Reaccionaban con mayor
El pasajero puede incluso resultar de ayuda para lentitud ante señales de trá-
fico y omitían detalles de su
el conductor, pues le advierte de posibles riesgos
campo de visión.
CORTESÍA DE DAVID L. STRAYER
65
CO GNICIÓN

Gestione sus capacidades

P O R L EN A GRO EGER

El escritor y humorista A. J. Jacobs se anclaba a su silla con un cin-

turón de seguridad y un cable prolongador para mantenerse atento
a su ordenador. David Teater, un funcionario del Consejo Nacional
de Seguridad, encerraba su teléfono móvil en el maletero de su
coche para no consultarlo cada vez que sonaba. Los humanos to-
man medidas increíbles para mantener la concentración, porque las
distracciones —y por tanto, la multitarea— son difíciles de resistir.
Mas no es necesario recurrir a métodos tan drásticos para lograr
llevar a cabo las distintas tareas.
Cierto entrenamiento puede ir bien. Algunas actividades senci-
llas y repetitivas, como la mecanografía, pueden convertirse casi
en automáticas, de manera que se libera parte de la atención. Los
profesionales de la música o del deporte dominan conductas que Este y otros investigadores recomiendan, en cambio, aprender
suponen difíciles retos para los principiantes. En consecuencia, los a centrarse en una sola labor por vez. Clifford I. Nass, profesor de
expertos pueden concentrarse en cuestiones de matiz, como la de comunicación en la Universidad Stanford, sugiere cerrar el correo
adaptar su estilo a un nuevo concierto o la estrategia para asegurar electrónico cuando se está trabajando con el ordenador. Pruebe a
un gol de penalti. dedicar 20 minutos, dos o tres veces al día, a responder correos, y
Sin embargo, según señala René Marois, de la Universidad Van- después, desconéctelo. También insta a eliminar sutiles interferen-
derbilt, la ejercitación no puede prepararnos para un acontecimien- cias, como la música ambiental con letra o el sonido del televisor
to novedoso o inesperado. Tampoco el entrenamiento es transfe- encendido.
rible a otras destrezas. Mejorar la redacción de una carta mientras Sin embargo, incluso en condiciones óptimas, casi nadie puede
se pedalea en una bicicleta estática no servirá para componer inge- mantener una intensa concentración durante más de 20 o 30 mi-
niosidades en Twitter mientras se presta atención en clase. «Tal vez nutos. Priti Shah, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, re-
sobresalga usted por su capacidad para desarrollar a la vez cierta comienda tomarse descansos (salir a pasear un poco o dedicarse a
serie de cosas, pero eso no significa que pueda hacer cualesquiera labores menos exigentes). Cuando se retomen los problemas, tal vez
otras», advierte Ulrich Mayr, de la Universidad de Oregón. se le ocurran ideas o métodos nuevos.

y le recuerda el destino de su viaje. En cambio, la Tampoco una ejercitación prolongada en el labo-

adaptación del diálogo a las condiciones externas
no sucede si la conversación es vía telefónica. Se-
gún comprobamos, los conductores que hablaban
con una persona sentada a su lado no mostraban
dificultades en llegar a su destino (un área de des-
canso en la carretera) mientras que la mitad de
quienes mantenían una conversación con alguien
al otro extremo del teléfono pasaron de largo.
La práctica crea imperfección
Podría objetarse, tal vez, que a nuestros probandos
les faltaba experiencia en los rigores que exige
la conducción al teléfono. Pero, al menos en este
caso, el hábito no mejora el rendimiento. Los
conductores acostumbrados a utilizar el móvil
al volante presentaban los mismos problemas de
atención que aquellos no tan habituados a ello.
ratorio mejoraba el resultado.
La realidad podría ser aún menos grata. En
2009, Clifford Nass, de la Universidad Stanford, y
sus colaboradores evaluaron la capacidad de mul-
titarea en sus probandos. Para ello cronometraron
el tiempo que invertían los sujetos en alternar dos
tareas. En concreto, debían clasificar una serie de
dígitos según fuesen pares o impares, y una serie
de letras según su condición de consonante o vo-
cal. Observaron una correlación negativa entre las
dos medidas, además de un curioso dato: cuanto
más habitual era la práctica de simultanear varias
actividades a la vez —según la valoración subje-
tiva de los probandos—, más lenta resultaba la
clasificación de dígitos y letras. En definitiva, al
tratar de desarrollar varias tareas a la vez, dismi-
nuía la destreza.

66 MENTE Y CEREBRO 61 - 2013


Preparar listas de tareas puede hacer más fácil
la gestión cotidiana de actividades. Para vencer
la propensión a realizar varias cosas a la vez,
Shah se concede un premio —suele consistir en
un café o un refrigerio— cada vez que termina
un deber. Por otra parte, al disponer de una rela-
ción con las tareas pendientes enumeradas, es-
tas se vuelven más concretas y la satisfacción de
irlas tachando puede motivarnos para no perder
el hilo, añade.
GETTY IMAGES / EMMA INNOCENTI
Reconfigurar el espacio de trabajo puede ayu-
dar también a suprimir distracciones. Paul Dux,
de la Universidad de Queensland, se obliga a
mantener abierto en el ordenador solo un docu-
mento mientras está escribiendo; también evita
consultar Internet. Apagar la conexión inalámbri-
ca unas cuantas horas al día contribuye a minimi-
zar las tentaciones. (Existen programas gratuitos
que desconectan el ordenador de la Red por un
tiempo especificado.)
Finalmente, para superar la propensión a la
multitarea basta un vocablo: «no». Desechar
compromisos que harán astillas de su atención
puede, en definitiva, permitirle lograr más. El
tiempo que ahorra al no llevar a cabo varias ta-
reas simultáneamente quizá le permita darse el
gusto de desarrollar actividades que realmente
desea.
Lena Groeger es periodista científica.
En una colaboración reciente con David San-
bomnatsu, psicólogo social y compañero en la
Universidad de Utah, solicitamos a más de 300 in-
dividuos que estimaran con qué frecuencia prac-
ticaban la multitarea y la habilidad que a su juicio
poseían para llevarla a cabo. A continuación, se
les invitó a que realizasen una prueba multitarea.
Los sujetos memorizaban una lista ordenada de
elementos, los cuales debían conservar en la men-
te mientras resolvían ejercicios de matemáticas.
Mediante cuestionarios estandarizados valoramos
la impulsividad y tendencia a la búsqueda de sen-
saciones de los probandos.
Nuestros datos descubrieron una pauta: quie-
nes estaban acostumbrados a desarrollar varias
tareas a la vez poseían una menor capacidad
de memoria de trabajo, eran más impulsivos
y buscadores de sensaciones y valoraban su
MENTE Y CEREBRO 61 - 2013
destreza para la multitarea como superior a la
media. Mas su aptitud percibida y la verdade-
ra mantenían una relación inversa. Ello lleva a
pensar que no es la destreza, sino el exceso de
confianza lo que induce a la proliferación de la
multitarea.
No sabemos todavía si cuando desarrollamos
varias actividades a la vez se agota la memoria
operativa o si quienes han adquirido el hábito
multitarea son, en un inicio, menos aptos para
manipular mentalmente y al mismo tiempo
varios elementos de información. Sin embargo,
sospechamos que ambas suposiciones son cier-
tas. Los indicios revelan que la multitarea provoca
una especie de vaciedad cognitiva y que la «desco-
nexión» posee propiedades regeneradoras. Un exceso de
¿De qué se nutre la motivación que subyace a
confianza, y
la realización de varias actividades a la vez? Una
posibilidad, sugerida por Stephen J. Payne, de la no la capacidad
Universidad de Bath, y sus colaboradores, que se en sí, impulsa
inspira en estudios de laboratorio acometidos en
a las personas
2007, señala que los individuos que saltan de unas
tareas a otras buscan aumentar el tiempo para a desarrollar
aquello que les resulta más grato. Tal observación varias tareas
pudiera ser compatible con nuestros resultados,
a la vez
pues indican que los individuos fuertemente
propensos a la multitarea buscan sensaciones
nuevas. Con todo, sea cual sea la causa, el repar-
to de la atención degrada el rendimiento, no lo
incrementa.
La incapacidad para superar esos costes resulta
particularmente notable cuando se trata de reac-
cionar ante un acontecimiento inesperado, por
ejemplo, un niño que se lanza de súbito a la cal-
zada. Pero, como estábamos a punto de averiguar,
no todo el mundo encaja en este molde.
Multidestreza mental
Tropezamos con nuestra primera excepción a esa
regla por pura casualidad, mientras cotejábamos
las puntuaciones de nuestros participantes en
diferentes tareas, como conducir, hablar por un
manos libres, o hacer ambas cosas a la vez. Al
revisar los datos, detectamos un probando in-
usitado, que obtenía prácticamente las mismas
puntuaciones cuando desarrollaba una única
actividad o dos de forma simultánea. Tras com-
probar los datos una y otra vez, nos dimos cuen-
ta de que esta persona realizaba varias tareas
al mismo tiempo en formas que no habíamos
considerado posibles hasta entonces. Continua-
67
 CO GNICIÓN
GETTY IMAGES / ADRIAN WEINBRECHT
MENÚ COMPLETO
Las personas multitarea
conjugan sin esfuerzo varias
actividades mentales. Un chef
de estas características podría
elaborar a la perfección varios
platos a la vez.
68
mos revisando la colección de datos en busca de
«rarezas» similares. De unos 700 sujetos, hemos
identificado 19 individuos que cumplen los cri-
terios de multitarea. Es decir, alrededor del 2,5
por ciento. Todas estas personas ya formaban
parte del 25 por ciento más diestro en desarrollar
una sola tarea. Y su rendimiento no se degradó
al serles asignados dos trabajos a la vez.
En la búsqueda de las regiones neuronales que
soportan la extraordinaria capacidad de multi-
tarea, recurrimos a la imagen por resonancia
magnética funcional (IRMf). Escaneamos a 16
de nuestros multidiestros, así como a un grupo
de participantes que les igualaban en puntua-
ciones monotarea, en capacidad de memoria de
trabajo, en edad y sexo, entre otros parámetros.
Como el simulador de conducción y las técnicas
de IRMf son incompatibles, nos valimos de una
prueba multitarea computarizada, la cual exigía
que los probandos retuviesen y manipulasen de
forma simultánea flujos de información visual
y auditiva.
Observamos diferencias en los patrones de
activación neuronal de los individuos multica-
paces respecto al grupo de control. Los sujetos
excepcionales exhibieron menor actividad en las
fases más difíciles de la prueba multitarea. Por lo
común, cuanto más difícil resulta un problema,
más recursos recaba el cerebro; sin embargo, estos
individuos especiales no exhibieron cambios en la
actividad cerebral. O, como mucho, las alteracio-
nes fueron de poca monta al aumentar la comple-
jidad de las exigencias. Al parecer, estas personas
logran, de algún modo, una mayor eficiencia cere-
bral y, de esta forma, mejores resultados. Nuestros
sujetos singulares parecían poseer «lo que hay
que tener», conservando calmo su cerebro ante
cargas pesadas, a semejanza de la fama que se
otorga a los pilotos de avión de combate en su
capacidad de afrontar situaciones comprometidas.
Dado que nuestros estudios controlaban la memo-
ria operativa, sabemos que esta resulta necesaria,
pero no suficiente, para explicar las superiores
facultades polifuncionales.
Nuestros sujetos multitarea se distinguían de
los probandos de control en tres áreas frontoce-
rebrales señaladas en anteriores investigaciones
neuropsicólogicas: la corteza prefrontal frontopo-
lar, la corteza prefrontal dorsolateral y la corteza
cingulada anterior. Para nosotros, la región cere-
bral más característica, la que diferenciaba a los
multitarea de los sujetos de control, era la corte-
za frontopolar. Estudios de anatomía comparada
entre humanos y grandes simios indican que tal
área es relativamente mayor y se halla más inter-
conectada en los humanos, mientras que otras
áreas corticales frontales muestran un tamaño y
una conectividad más parejos.
La aparición de la capacidad multitarea, por
deficiente que sea, podría constituir un aconte-
cimiento evolutivo un tanto reciente en el cerebro
de los homínidos, que ayudaría a diferenciar a los
humanos de otros animales. Se ha comprobado
que pacientes con lesiones frontopolares exten-
sas son menos duchos en la multitarea. Sabe-
mos ahora que un alto grado de procesamiento
eficiente en estas regiones soporta la capacidad
multifuncional, lo que nos aproxima un paso
más al desarrollo de un modelo definitivo de
cómo actúa el encéfalo al enfrentarse a varias
actividades a la vez.
Con todo, la ciencia investiga desde hace poco
las diferencias individuales en la capacidad de
multitarea de las personas. Todavía no sabemos
si esta habilidad corresponde al extremo de un
continuo o si constituye una peculiaridad de in-
dividuos cualitativamente distintos.
La ventaja multifuncional
Para elucidar qué distingue a estos cerebros, esta-
mos buscando, por un lado, diferencias en las co-
nexiones entre regiones del cerebro polieficiente;
por otro, tratamos de detectar peculiaridades en
su genética. Unas y otras singularidades podrían
MENTE Y CEREBRO 61 - 2013
 Hemisferio izquierdo
Corteza prefrontal dorsolateral
GEHIRN UND GEIST / MEGANIM
Mitad cerebral derecha TALENTO REPARTIDO
(corte sagital medio) Las cortezas frontopolar
(amarillo) y dorsolateral (azul),
así como la corteza cingulada
anterior intervienen en la eje-
cución simultánea de diversas
actividades. En las personas
capacitadas para la multitarea
parece que estas regiones
requieren menos recursos.

Corteza cingulada
Corteza anterior
prefrontal
frontopolar

suscitar en estos individuos un procesamiento
más eficaz. Las variantes del gen catecol-O-metil-
transferasa (COMT) se asocian con diferencias en
la memoria de trabajo y la atención ejecutiva, así
como con una leve predisposición a un amplio
catálogo de trastornos psicológicos.
Una de las razones para examinar ese gen ra-
dica en que sus variantes modifican la eficacia de
actuación del neurotransmisor dopamina en la
corteza frontal, la cual integra las áreas cerebra-
les que soportan la multitarea. Se considera que
una menor actividad de la enzima COMT puede
conllevar una mayor disponibilidad de dopamina
susceptible de ligarse a receptores de la corteza
frontal. Hemos encontrado, por secuenciación del
ADN de muestras de saliva o sangre de probandos
multicapaces, datos preliminares que sugieren
que estos individuos cuentan con una variante del
gen COMT conducente a una señalización dopa-
minérgica más eficiente en las regiones cerebrales
que soportan la multitarea. Estamos investigando
si las características de este gen podrían explicar
su superioridad en la habilidad atencional.
Para ampliar nuestro trabajo, necesitaremos
hallar más individuos de esta condición. Resulta
intrigante plantearse dónde podríamos encon-
trarlos, esto es, cuáles serán las ocupaciones que,
en teoría, podrían resultarles más idóneas. Los
pilotos de avión de altas prestaciones son unos
buenos candidatos. Podrían serlo también los
chefs de máximo nivel que preparan varios platos
al mismo tiempo y a la perfección. Tal vez algu-
nas estrellas del deporte en equipo, los ases de
videojuegos o los médicos más competentes en
resolver urgencias hospitalarias se sumarían a la
lista. Conjeturamos que, ceteris paribus, los sujetos
multitarea ascenderán a lo más alto de cualquier
ocupación que exija gran capacidad para mante-
ner en danza varias tareas que requieran atención
simultánea.
La exploración de por qué la mente polifun-
cional sobresale donde el resto fracasa podría
ayudarnos a estructurar actividades ideadas
para evitar que las facultades cerebrales sufran
sobrecarga; por ejemplo, recurriendo a indicacio-
nes acústicas en contextos donde la información
visual resulta abrumadora. Asimismo se podría
matizar el conocimiento actual sobre psicopa-
tologías vinculadas a la atención (el trastorno
obsesivo-compulsivo y el TDAH, entre otros).
Dado el progreso de la tecnología en las últimas
generaciones y la influencia que ejerce para posi-
bilitar y aumentar la frecuencia de la multitarea,
cabría reflexionar sobre sus consecuencias a largo
plazo en una sociedad que tanto valor atribuye
a esta destreza. De vuelta a las observaciones de
Einstein sobre conducir y besar al mismo tiempo, Para saber más
o, en nuestro caso, conducir y hablar por teléfono Cognitive control in media
móvil, la gran mayoría de las personas no pode- multitaskers. Eyal Ophir,
Clifford Nass y Anthony
mos realizar varias tareas de manera simultánea D. Wagner en Proceedings
sin pagar importantes peajes a cambio. Quizás en of the National Academy of
Sciences USA, vol. 106, n.o 37,
un futuro todavía muy distante, la capacidad de págs. 15.583-15.587, septiembre
habérselas más diestramente con diversos objeti- de 2009.
vos y fuentes de información a la vez constituirá The multitasking mind. Dario
D. Salvucci y Niels A. Taatgen.
un rasgo adaptativo en la evolución de nuestra Oxford University Press, 2010.
especie. Supertaskers: Profiles in
extraordinary multitasking
ability. Jason M. Watson y
David L. Strayer en Psycho-
nomic Bulletin and Review,
vol. 17, n.o 4, págs. 479-485,
2010.
18 minutes: Find your focus,
master distraction, and get
the right things done. Peter
David L. Strayer y Jason M. Watson son psicólogos en la Bregman. Business Plus, 2011.
Universidad de Utah.

MENTE Y CEREBRO 61 - 2013 69