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La Práctica Psicopedagógica en La Educación Formal: January 2004
La Práctica Psicopedagógica en La Educación Formal: January 2004
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Carles Monereo
Autonomous University of Barcelona. SINTE team Research
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All content following this page was uploaded by Carles Monereo on 27 November 2022.
© Antoni Badia Garganté, Elena Barberà Gregori, Carme Basil Almirall, Eulàlia Bassedas Ballús, Bartomeu Buira
Ferré, Mª Reyes Carretero Torres, Montserrat Castelló Badia, Rosario Cubero Pérez, Rosa García Cautelar, Isabel
Gómez Alemany, Joaquin Jiménez Oroz, Josep Juandó Bosch, José Ramon Lago Martínez, Alfonso Luque Lozano,
Angels Mañas Hernández, Teresa Mauri Majós, Ana Miranda Casas, Núria Mollà Trill, Carles Monereo Font, Mª
José Montón Sales, María Teresa Ojanguren Villalbeitia, Javier Onrubia Goñi, Rosario Ortega Ruiz, Mª Luisa Pérez
Cabaní, Isabel Pitarque Fernández, Mª Jesús Presentación Herrero, Josep Serra Capellera, Núria Simó Gil, Isabel
Solé Gallart, Joan Soler Mata, Emilio Soro Camats, Raul Tárraga Minguez, Ana Teberosky Coronado, Vicent Tirado
Bausá, del texto
ISBN: 84-9788-008-0
Depósito legal:
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio,sea éste eléctrico,
químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
de los titulares del copyright.
Coordinadores
Autores
Índice
Presentación ................................................................................................... 13
Presentación
Por este medio se pretende dar respuesta a las necesidades de educación que plan-
tea la nueva sociedad del conocimiento y de la información a todas las personas
de todas las edades y a lo largo de toda su vida, y no únicamente a aquellas que
se encuentran en un período particular de la misma, como puede ser el período
de la escolaridad obligatoria.
Durante los últimos años no sólo se ha incrementado nuestra comprensión
de los procesos educativos, sino que además contamos con nuevos elementos
para analizar dichos procesos en toda su complejidad y para intervenir en ellos
teniendo en cuenta la complejidad de los factores implicados en cada momen-
to. En efecto, los avances que se han dado a lo largo de las últimas décadas en
la psicología de la educación, en especial en la comprensión de los procesos psi-
cológicos involucrados en el cambio educativo en general, y en la enseñanza y
en el aprendizaje escolares, en particular, han conseguido asentar a la profesión
sobre unas sólidas bases de naturaleza teórico-conceptual, técnico-proyectiva y
práctica. Dichos avances han contribuido no sólo al progreso de las bases teó-
ricas de la intervención, sino también de la propia metodología de abordaje de
los problemas que se generan en los diferentes niveles de la práctica educativa.
La abundante reflexión aportada por los profesionales desde su misma práctica
sin duda ha contribuido de manera específica a que los problemas se planteen
y se aborden de un modo conceptualmente más riguroso, ajustado a las carac-
terísticas específicas y a las necesidades de la intervención en la práctica.
Todos estos avances nos han hecho decidirnos a desarrollar una obra de estas
características: por una parte, la evidencia de que el ejercicio de la profesión cu-
bre hoy un espacio más amplio que el que la caracterizó en sus inicios y, por otra
parte, la constatación de la existencia de un pensamiento y una actuación de
índole práctica de carácter altamente resolutivo, elementos ambos estrecha-
mente unidos a los avances en las disciplinas base de la intervención psicope-
dagógica que, además, han sido acumulados por los profesionales.
En consecuencia con lo que acabamos de exponer, la obra que presentamos
se articula en torno a la dimensión práctica del pensamiento y la actuación psi-
copedagógicos. Para poner de relieve dicha dimensión práctica, se ha elegido la
metodología de análisis de casos de intervención en contextos educativos. Los
casos, por una parte, presentan la complejidad propia de toda actuación en si-
tuaciones reales y, por otra parte, permiten a los estudiantes y a los profesionales
analizar y valorar las condiciones, el método y los instrumentos de intervención
© Editorial UOC 15 Introducción
utilizados, por lo que pueden servirles como modelos de actuación vicaria y ser-
les útiles para plantear futuras intervenciones en condiciones parecidas. Dicha
decisión metodológica no supone presentar la práctica de la intervención aisla-
da de la consiguiente reflexión teórico-conceptual y tecnológico-proyectiva;
más bien al contrario: la obra pretende que las tres dimensiones del pensamien-
to disciplinar y profesional de los psicopedagogos estén presentes y relacionadas
en todo proceso de intervención en cada uno de los casos seleccionados para
formar parte de la misma. Ello es así porque estamos convencidos de la comple-
jidad propia de todo pensamiento profesional y también de la relación mutua y
continua existente entre la teoría, el diseño de la actividad de intervención y la
actividad en sí misma. Las tres dimensiones se presentan relacionadas, lo cual
subraya su mutua influencia, que hemos pretendido que se concrete configu-
rando un contexto de intervención característico o específico en cada una de las
situaciones de intervención desarrolladas por los autores en los sucesivos capí-
tulos de cada uno de los dos volúmenes.
Del mismo modo, la decisión de vertebrar la obra en torno a los aspectos se-
ñalados implica, a su vez, ciertos riesgos nada despreciables, entre los cuales po-
demos señalar, por su relevancia para nuestros propósitos, en primer lugar, el
relativo a considerar los contextos de educación formal separadamente de los
contextos de educación no formal, en lugar de plantear esta entrada de modo
más complejo, sistémico o relacionado. Sin duda, la realidad de la intervención
psicopedagógica desborda este planteamiento, pero estamos convencidos de
que los profesionales encontrarán el modo de salvar los inconvenientes que
pueda plantearles la estructura que hemos elegido para mostrar su trabajo en la
actualidad. En segundo lugar, el relativo a disponer de experiencias de interven-
ción psicopedagógica en todos los campos a un nivel de reflexión similar o muy
avanzado. Los progresos profesionales no son, hoy por hoy, igualmente signifi-
cativos, cualitativa y cuantitativamente, en todos los tipos de situaciones y prác-
ticas de intervención y, especialmente, en algunos de ellos el desarrollo de la
profesión es aún muy nuevo y las experiencias todavía muy incipientes. Sin em-
bargo, lejos de plantear este aspecto como un inconveniente, hemos preferido
considerarlo como un avance e incluir en la obra aquellas prácticas que pueden
aportar elementos de reflexión de la situación y que nos ayuden a analizar las
condiciones de desarrollo y de progreso de las mismas en las condiciones en las
que se llevan a cabo actualmente.
© Editorial UOC 16 La práctica psicopedagógica en educación formal
Sea cual sea el elemento del sistema en que la intervención se centra, la exi-
gencia es tener en cuenta el conjunto de los elementos y sus relaciones y el con-
junto de los implicados, es decir, los roles y las responsabilidades que se derivan
de su pertenencia al contexto de la intervención. De ese modo se verá claramen-
te favorecida la presentación al lector de la actuación del psicopedagogo y la de
cada uno de los implicados y, en consecuencia, podrá ser claramente apreciada
la actividad colaborativa y conjunta desarrollada en la solución del problema
planteado en cada situación específica o caso de intervención.
En síntesis, la segunda parte se organiza en torno a los niveles de análisis de
la práctica de intervención, tomando en consideración los diferentes colectivos
implicados en el contexto de la intervención, de acuerdo con las diferentes te-
máticas relevantes o áreas y siguiendo formatos de intervención diferentes.
Todo ello ha dado lugar a estructurar el tercer gran apartado o parte segunda en
cuatro grandes bloques. El primer bloque se refiere a la práctica psicopedagógica
en el desarrollo de planes y proyectos institucionales; el segundo bloque corres-
ponde a la práctica psicopedagógica en el desarrollo de proyectos y programas
de enseñanza y de aprendizaje; el tercer bloque, a la práctica psicopedagógica
en el desarrollo de proyectos y programas de atención a los alumnos con nece-
sidades educativas especiales; el cuarto bloque, a las propuestas y demandas es-
pecíficas de alumnos, profesores y padres de alumnos relativas a resolver la
problemática que plantean las relaciones entre colectivos, desde una perspecti-
va claramente institucional. Cada bloque incluye un mínimo de cuatro capítu-
los que abarcan la diversidad de temáticas de intervención relevantes en cada
uno de estos ámbitos o niveles de la práctica educativa formal. A lo largo de la
obra nos ha parecido indispensable prestar atención a las características de los
contextos educativos que configuran la incorporación de las TIC, así como in-
corporar la dimensión comunitaria de la intervención, que contribuye a poner
de relieve hasta qué punto determinados temas objeto de intervención única-
mente pueden abordarse desde una perspectiva global.
Resulta a todas luces evidente que una apuesta por una obra de estas caracte-
rísticas hace muy necesaria la implicación activa del lector, sea profesional o es-
tudiante. Éste pone de su parte el bagaje de experiencias educativas que acumula
a uno u otro nivel de la práctica, las cuales le ayudan a dotar a la información de
significado y a analizar críticamente las propuestas plateadas. Un caso o práctica
de intervención constituye, en definitiva, una experiencia de acción y como tal
© Editorial UOC 21 Introducción
la hemos planteado en esta obra. Por ello, el caso que se expone no supone la me-
jor intervención psicopedagógica, ni siquiera la única posible, sino una de las mu-
chas que hubieran podido realizarse dadas las condiciones y la experiencia de los
implicados. Por todo ello, en esta obra, los respectivos autores han tratado de ar-
gumentar sus opciones y de plantearlas de modo abierto al diálogo con el lector,
para que éste, a su vez, elabore sus propias opciones y soluciones de un mismo
problema.
Los coordinadores
Parte I
Capítulo I
Historias de OPNIS
M. Reyes Carretero y M. Teresa Ojanguren
Vox Populi
Existe sin embargo una alternativa eficaz a este horizonte, como lo demues-
tran las dos trayectorias profesionales, con matices biográficos, que presenta-
mos en este capítulo. Se trata dos vivencias singulares, pero ilustrativas de
otras muchas vicisitudes profesionales, que manifiestan con rotundidad que
la reflexión sobre la propia práctica pueden hacer de nuestra profesión un tra-
bajo apasionante y eficaz, estimulante para el que lo desempeña y útil para el
que lo recibe. Una profesión en definitiva no solo identificada, sino reconoci-
da y prestigiada.
tivos, diseñar la metodología del aula, y las actividades y valorar los resultados
al mismo tiempo que se iban introduciendo los elementos de psicolingüística y
de la concepción constructivista que estaban en la base la experiencia. Al final
del curso los resultados eran satisfactorios y el interés de los maestros por la ex-
periencia había aumentado, por lo que se decidió continuar, así como ampliar
la experiencia a los primeros cursos de la educación primaria.
Continuaba haciendo valoraciones individuales y orientación a familias,
pero la manera como ahora enfocaba los problemas de aprendizaje había cam-
biado. No había dejado de tener en cuenta las características individuales de los
alumnos, ni el papel que éstas pudieran tener en sus dificultades de aprendizaje,
pero ahora analizaba las dificultades desde una perspectiva que también me per-
mitía entender los cambios o las mejoras que se podían sugerir para adecuar los
procesos de enseñanza y aprendizaje a las necesidades de los alumnos.
No me resultaba fácil este tipo de trabajo ya que desconocía muchos aspectos
de la escuela, de las programaciones, me faltaban conocimientos y ahora, con
la perspectiva del tiempo pasado, creo que también me faltaban muchos de los
recursos para poder establecer relaciones de colaboración con los maestros. En
esos momentos me preocupaba mucho por obtener conocimientos sobre los con-
tenidos curriculares, leía libros y experiencias y luego intentaba ayudar a los
maestros para introducir cambios de acuerdo a las nuevas perspectivas de la di-
dáctica de las áreas, de la enseñanza y el aprendizaje y de la atención a la diversi-
dad de los alumnos. Mi responsabilidad en los cambios creo que era demasiado
importante, pero este tipo de trabajo satisfacía tanto las demandas del centro
como mis deseos de dar una mayor proyección a mi trabajo.
También mis compañeros de equipo estaban llevando a cabo asesoramientos
en los centros que atendían, lo que generó un cambio importante en los temas
que nos preocupaban y que se trataban en nuestras reuniones de equipo. Cada
vez hablábamos menos de pruebas colectivas, de derivaciones o de materiales
para el trabajo individual de los alumnos y cada vez estaban más presentes te-
mas relativos al curriculum, a cómo realizar observaciones de las aulas, cómo su-
perar la resistencia a los cambios, cómo ayudar con las programaciones, etc.
Por otro lado, la dependencia municipal del equipo favorecía su definición
como servicio para la comunidad y el contacto y el trabajo conjunto con otros
servicios comunitarios. Se empezaba a hacer evidente que para comprender las
dificultades escolares y para dar una respuesta efectiva a estas dificultades era
© Editorial UOC 31 Capítulo I. Historias de OPNIS
preciso analizar las relaciones entre la institución escolar y los diferentes medios
de la comunidad.
Mi estancia en este equipo municipal fueron años de un intenso trabajo para
cambiar el modelo de intervención y de un importante compromiso personal
por mejorar la escuela.
lidad de los centros educativos y por ello dan más valor a este tipo de contenido
práctico que al contenido que se explicita según una fórmula que ellos recono-
cen como teórica a pesar de que recoge y sintetiza muchas prácticas.
También para mí, especialmente en mi época de estudiante, había existido
una separación definitiva entre teoría y práctica. En cambio ahora, percibo con
claridad que en realidad no hay actuación sin una teoría que la sustente y que
cualquier situación necesita de una interpretación para poder entenderla, lo que
sucede es que habitualmente en la práctica no explicitamos las teorías y actua-
mos como si no las utilizáramos. Por ello, en estos momentos procuro introdu-
cir cambios en mi propia docencia con el objetivo de hacer más presentes en el
aula los contextos en los que la práctica se desarrolla ayudando a los estudiantes
a percibir cómo la aproximación práctica confiere utilidad a la teoría.
De esta manera, el rol de docente ha hecho que mi interés por el asesora-
miento se centre actualmente en la formación de los profesionales de la psico-
pedagogía. Vuelvo a buscar marcos de referencia, nuevos desarrollos teóricos
que me permitan entender en qué consiste el conocimiento profesional, qué ca-
pacidades necesitan desarrollar los psicopedagogos, cómo los profesores pode-
mos ayudar al desarrollo de estas capacidades y qué tipo de enseñanza y de
evaluación facilitan la formación de profesionales para que éstos puedan inter-
pretar las situaciones concretas y tomar, en su momento, las decisiones más
adecuadas a estas situaciones.
También en la universidad he tenido la posibilidad de introducirme en un
campo en el cual nunca, anteriormente, había podido participar: la investiga-
ción.
Siempre había visto los procesos de investigación como alejados de mis inte-
reses, quizás porque los percibía como alejados de los problemas reales, o quizás
porque me parecían procesos difíciles que implicaban altos niveles de abstrac-
ción. Pero cuando cursé mis estudios de doctorado y comencé a investigar con
el objetivo de realizar mi trabajo de investigación, mi interés por este tipo de ac-
tividad fue creciendo. También tuve la oportunidad de integrarme en un grupo
de investigación donde además de poder compartir reflexiones con investiga-
dores mucho más experimentados que yo, puede observar en ellos la necesidad
de ser curioso y creativo en la formulación de problemas de investigación, la
necesidad de seleccionar los métodos adecuados, así como de observar una ac-
titud hacia el trabajo rigurosa, sistemática y estructurada.
© Editorial UOC 35 Capítulo I. Historias de OPNIS
Cuando inicié mi andadura, y por lo que ahora sé, cada vez que se comienza
en un nuevo contexto de intervención, la sensación que te acompañaba es la de
haber caído en medio de un desierto. Una zona donde no es frecuente la pre-
sencia de personas y hay escasas referencias para orientarse. El clima es árido y
hay que buscar refugio.
En el momento de comenzar, no conocía cómo eran los centros educativos,
sus formas de relacionarse y organizarse, ni tampoco su estilo de funcionamiento.
Por lo general, apenas si disponía de unos pocos documentos programáticos, de
algún contacto formal con la dirección y con algunas personas afines, y diversos
puntos de desencuentro con muchas otras personas. Tampoco participaba en di-
námicas concretas de los equipos docentes, y mi función se circunscribía a entre-
vistas individuales con el profesorado que solicitaba una ayuda puntual para
resolver algún problema particular. Las demandas me situaban como “experta en
diagnóstico psicométrico”, y básicamente lo que solicitaban era que explicase la
posible causa del problema que tenía algún alumna o alumno concreto, y propu-
siera medidas correctoras.
Las expectativas de las personas que me rodeaban, junto con la necesidad de
demostrar mi valía, hizo que dedicase mis esfuerzos a la búsqueda de clientes a
los que ayudar. Pero con el tiempo, esta situación me obligaba a permanecer ais-
lada en un despacho, aplicando pruebas psicométricas a niños y niñas, cuando
no realizando también actividades de reeducación.
© Editorial UOC 39 Capítulo I. Historias de OPNIS
Si una es honesta consigo misma, esa primera sensación de ser útil a alguien,
básicamente al alumno, su familia y en algunos casos al profesorado más sensibi-
lizado ante las necesidades educativas especiales, deviene en que las dificultades
de aprendizaje del alumnado se convierta en problema de especialistas, o sea, de
la psicóloga, y la intervención psicopedagógica tenga lugar como un ente separa-
do del resto de la organización educativa.
En este periodo yo me repetía muy a menudo, y a veces los demás también,
la famosa pregunta de “¿Para qué está / estoy aquí?” Sin embargo esta situación
me permitió trabajar las relaciones con el profesorado desde la colaboración en
diferentes aspectos de mejora en la atención a la diversidad. Esa reflexión com-
partida sobre las propias prácticas y la evaluación de las actividades de segui-
miento de las necesidades educativas especiales con los docentes, crearon la
oportunidad para fomentar en el centro planteamientos más globales que die-
ran respuesta a la diversidad en las aulas ordinarias. Con lo que este inicio, que
se presentaba bastante decepcionante, dio lugar a un período de mucha dedica-
ción al trabajo con pequeños grupos con el profesorado que se mostraba más
ilusionado, que deseaba provocar transformaciones en el ámbito de la atención
a la diversidad desde un enfoque comprensivo.
Conocer mejor el terreno en el que nos movemos hace que nos atrevamos a
explorar los diferentes caminos o senderos que se hallan cercanos. Ya se inter-
pretan más correctamente las señales de la zona y se discriminan las vías de me-
jor acceso para la exploración del entorno cercano. Nos atrevemos a ampliar
nuestro campo de influencia. De todos modos, aunque estemos en una llanura,
moverse siempre requiere un esfuerzo.
En este momento, animada por el apoyo e ilusión de un grupo de profesoras
y profesores, mi agenda empezó a llenarse de demandas de intervención directa
hasta establecer un completo programa de actividades educativas. Así se lleva-
ron a cabo las “jornadas de educación afectiva - sexual”, las “sesiones de ense-
ñar a pensar”, las “actividades y planes de acción tutorial”, las “escuelas de
familias”, etc.
© Editorial UOC 40 La práctica psicopedagógica en educación formal
escarpadas, o los senderos fáciles. Por lo tanto se pueden establecer diferentes es-
trategias para recorrer cada zona, a la vez que se escogen los materiales y víveres
más adecuados para recorrerlos.
Esto es, pararse un momento a pensar para saber dónde estamos, cómo he-
mos llegado hasta aquí y hacia dónde queremos ir, es un modo de dirigirse más
eficazmente a nuestras metas.
Pero retomemos el relato. Sucedía que se dejaban de realizar actividades que
se estimaban de interés, se perdía mucha energía de personas interesadas, y lo
urgente nos impedía desarrollar los planes previstos o atender lo importante.
Era el momento de frenar, tomarse un tiempo para analizar o evaluar la si-
tuación. La dirección y órganos de coordinación educativa tras una reflexión
decidieron: primero, realizar una evaluación general de toda la institución do-
cente que aportara información sobre las necesidades de los diferentes protago-
nistas del centro, profesorado, familias y alumnado para después, con dicha
información, definir las prioridades estratégicas del centro, esto es, ajustar la or-
ganización, los planes de mejora, los recursos y las personas a lo que realmente
era importante para la institución.
En este escenario, son los grupos de coordinación general, de tutorías, ciclos,
departamentos etc., quienes adquieren el protagonismo y responsabilidad de de-
sarrollar las mejoras e innovaciones necesarias.
Paralelamente se iniciaron planes de formación y profesionalización de los
órganos directivos, con la intención de que estas personas aprendiesen el uso de
técnicas y modelos eficaces para la gestión y el ejercicio de un liderazgo trans-
formacional. Participé en dichos programas y me acerqué a nuevas áreas del co-
nocimiento para mí: la gestión y la evaluación educativa.
Ligado a este proceso evolutivo del centro, se me planteó formar parte del
equipo directivo, y aunque al comienzo mostré muchos recelos y me resistí du-
rante bastante tiempo, más tarde reflexioné y consideré que mi mejor aporta-
ción a esta nueva necesidad de aprendizaje de la organización era asistir y
colaborar con los órganos de coordinación en los que se toman decisiones, y me
planteé una participación que siguiera los siguientes criterios:
Moverse por un territorio muy habitado por personas incluye conocer las
normas y pautas de convivencia vigentes en la comunidad, usar unos vehículos
determinados para circular por sus calles, y ser tolerantes para compartir espa-
cios comunes con personas muy diversas.
La asesoría, en una situación con muchos grupos pequeños funcionando, se
convierte en un recurso de apoyo o mediación para apuntalar aspectos muy es-
pecíficos que desarrollan esos grupos. Algunos asuntos se refieren a cuestiones
operativas de la labor docente y muy ligadas a aplicaciones de programas (por
ejemplo, la enseñanza y aprendizaje de habilidades cognitivo-lingüísticas o es-
trategias de aprendizaje en el aula), herramientas que faciliten el trabajo grupal,
o la mejora de la comunicación entre las personas.
Todos los territorios que aún recorro de modo desigual en tiempos y espa-
cios, dependen, creo, tanto de la experiencia que como profesional he ido ad-
quiriendo con el tiempo como del aprendizaje y experiencia que los colectivos
u organizaciones en las que he participado han aportado a la labor de asesoría
psicopedagógica.
© Editorial UOC 43 Capítulo I. Historias de OPNIS
Como conclusión general yo diría que, además de las actitudes o valores que
he ido introduciendo, en mayor medida, en cada zona del mapa, en todas ellas
hay dos utensilios esenciales:
• Una brújula que señale unas referencias que sirvan para orientarnos, que
en mi caso han sido el código deontológico y mi visión del ejercicio de la
psicopedagogía.
• Y un cayado en el que apoyarnos para atravesar cruces o lugares descono-
cidos. Yo utilizo la actualización permanente sobre temas variados, a tra-
vés de la lectura, de diálogos y de debates, o, cuando tengo oportunidad,
visitando experiencias educativas interesantes.
Éste no es más que el relato de un viaje particular; cada viajero debe escoger
los senderos más adecuados, según sean las características de la comarca, el cli-
ma y los recursos y nivel de preparación de que se dispone para caminar por la
geografía de una profesión compleja pero apasionante.
© Editorial UOC 45 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
Capítulo II
La práctica psicopedagógica en contextos de educación formal
Teresa Mauri y Antoni Badia
aquellas con capacidad innovadora y con talento para tener nuevas ideas y apli-
carlas, y convierten las oportunidades de educación a diferentes niveles y a lo lar-
go de toda la vida en uno de los elementos de desarrollo más importantes.
Además, respecto a otras épocas, las necesidades educativas de la sociedad varían
también debido a los cambios sociales, políticos y culturales acaecidos reciente-
mente y que afectan a los valores culturales y a la relevancia otorgada a ciertos
aspectos del conocimiento y a su organización y difusión en el ámbito mundial.
Pero lo que aún es más importante, las demandas formativas se han diversi-
ficado hasta límites insospechados respecto a lo ocurrido en otras épocas, de-
bido a la creciente heterogeneidad de la población que desea acceder al
conocimiento y a la educación y que pretende hacerlo durante un período
de tiempo vital superior a la edad escolar. Por ejemplo, las demandas de edu-
cación de la población emigrada, las que muestran amplias franjas de pobla-
ción adulta que ha de responder a las exigencias que plantean los nuevos
cambios laborales y sociales, las propias demandas que la tercera edad genera
para afrontar los retos que le depara el alargamiento de las posibilidades de
vida son, entre otras cuestiones, una muestra de los cambios a los que nos
referíamos al inicio de este párrafo. Desde esta perspectiva, situándonos en
los contextos de educación formal, la educación formal en general y, en par-
ticular, la educación escolar actual, que surgió en el marco de la Revolución
Industrial y que la definió tal como la conocemos actualmente y contribuyó
a consolidarla como uno de los instrumentos de socialización e inserción so-
cial más relevantes, deben ser reconsideradas para conocer el sentido y sig-
nificado que adquieren en las nuevas prácticas que la sociedad actual genera.
Y en consecuencia con todo ello, también deben ser replanteados los servi-
cios educativos vinculados con la misma, como la intervención psicopeda-
gógica, como trataremos de poner de relieve a lo largo de este capítulo.
En definitiva, la pretensión de este escrito, consistente en caracterizar la
práctica de la intervención psicopedagógica en contextos de educación formal,
supone un reto que, abordado con detenimiento, excede considerablemente las
posibilidades del mismo. Sin embargo, para lograrlo en la medida de lo posible,
es nuestro propósito desarrollar el tema ciñéndonos a lo que consideramos
esencial de la práctica de intervención, que para nosotros, como pondremos de
manifiesto a lo largo de este capítulo, es la prestación de ayudas profesionales
en contextos educativos o, tal como lo hemos denominado en este escrito, ci-
© Editorial UOC 47 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
miembros, dicha educación es objeto de control del logro de los objetivos edu-
cativos socialmente elaborados, para valorar si se cumplen con los medios des-
tinados para alcanzarlos y decidir, si es el caso, los cambios necesarios para
lograrlos.
El contexto educativo no debe confundirse ni con un espacio físico, el centro
o el aula, en que se desarrolla la actividad de educación, ni debe ser asimilado
mecánicamente a todas aquellas situaciones en las que se hallan implicados pro-
fesores y alumnos. La noción de contexto de educación responde a la relación
de interactividad entre profesor-alumno-contenidos, dirigida a promover la
construcción personal de saberes ya conocidos y de forma compartida por parte
de todos los implicados en el proceso de construcción. En contextos de educa-
ción formal escolares, la actividad se desarrolla habitualmente en el aula, pero
condicionada por una serie de decisiones educativas, cuyo origen se sitúa en
otros niveles de la práctica educativa, como, por ejemplo, en el nivel del centro
educativo e incluso, desde una perspectiva más general, en los niveles más am-
plios del sistema educativo, de la organización social o del desarrollo económico
y cultural.
De entre todos los contextos de educación formal, podemos diferenciar los
orientados al logro de una serie de finalidades educativas comunes y obligato-
rias a todos los jóvenes de una sociedad, de los contextos educativos formales
orientados al logro de objetivos educativos específicos de carácter prescriptivo
para un sector o un grupo determinado de estudiantes que desean obtener un
título que les acredite para proseguir estudios o integrarse laboralmente en la so-
ciedad (por ejemplo, el bachillerato, la formación profesional, la educación ar-
tística, etc.). El carácter de obligatoriedad de la educación se justifica por la
consecuente responsabilidad de la sociedad en el desarrollo personal de las ca-
pacidades de los miembros de la misma, capaz de contribuir a seguir dando res-
puesta a los problemas que la sociedad tiene planteados de manera crítica y
creativa.
A título de ejemplo, si consideramos la escuela que integra a los alumnos en
período de escolaridad obligatoria como contexto de educación formal, pode-
mos apreciar que se estructura tomando como referente el sistema educativo re-
glado (etapas, ciclos y niveles educativos) y responde a una serie de propiedades
determinadas que definen una serie de restricciones (de horario, de tiempo, de
calendario, de número y tipo de áreas de conocimiento) en el marco de las cua-
© Editorial UOC 49 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
les deben concretarse sus prácticas o actividades, para que resulten tanto insti-
tucionalmente aceptables como con sentido y significado social y cultural. Las
exigencias del sistema escolar obligan a todos los que se integran en el mismo,
ya que deben seguir una serie de costumbres, normas, procedimientos, lengua-
jes, instrucciones, etc., de características definidas y precisas y, en algunos casos,
extremadamente rígidas. Las regulaciones formales generales se modifican a lo
largo de la escolaridad, para adaptarse a cada uno de los niveles o etapas del sis-
tema educativo en su conjunto.
Si bien la naturaleza y las características de los contextos de educación for-
mal coinciden con las de la educación no formal en que ambos tienen intencio-
nes educativas, las de los primeros provienen de la cesión o traspaso de la
intención educativa de formar a las nuevas generaciones desde la sociedad a di-
chos escenarios. Consecuentemente, con dicha cesión se da la obligación y la
necesidad de evaluación y control de los logros educativos alcanzados y el com-
promiso de revisar y regular el proceso de educación si no se consiguen o para
ajustarlo convenientemente cuando éstas varían. En cualquier caso, se trataría
de salvaguardar el cumplimiento de una serie de objetivos necesarios para vivir
en sociedad.
No se puede olvidar que los fines educativos socialmente definidos emergen
teniendo en cuenta las características de la sociedad y de sus valores dominan-
tes, es decir, surgen en el marco de los modelos de producción, de la estructura
de clases socioculturales, del papel del conocimiento y de los valores sociales re-
levantes. Dichas intenciones no sólo se hallan sometidas a cambio según varían
las necesidades de la sociedad, sino que también han de ser compartidas a dife-
rentes niveles por todos los implicados en su desarrollo en un determinado con-
texto y para un determinado grupo de alumnos. Así, por ejemplo, en el ámbito
de la sociedad del conocimiento y de la información emergen unas necesidades
de formación diferentes de las anteriormente existentes y que se concretan, en-
tre otros aspectos, en la sensibilidad de los jóvenes por el acceso al conocimien-
to y a la cultura y en el dominio de las tecnologías de la información y de la
comunicación. Uno de los logros culturales y sociales más importantes ha sido
el compromiso de la sociedad en el despliegue de una serie de prácticas educa-
tivas específicas para satisfacer las nuevas necesidades educativas. Dichas prác-
ticas siguen siendo uno de los elementos de futuro más relevantes para los
jóvenes, ya que de su existencia depende que dispongan de las oportunidades
© Editorial UOC 50 La práctica psicopedagógica en educación formal
1. C. Coll (2001).
© Editorial UOC 51 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
2. Coll (1994).
3. Para una revisión de este tema puede consultarse Coll, 1990; 2001; Monereo, 2002; Monereo y
Solé, 1996.
© Editorial UOC 54 La práctica psicopedagógica en educación formal
4. Monereo (2002).
© Editorial UOC 56 La práctica psicopedagógica en educación formal
6. Onrubia (1998).
© Editorial UOC 60 La práctica psicopedagógica en educación formal
individualizada para los alumnos que más lo necesitan, decidiendo medidas es-
tructurales de atención a la diversidad y compartiendo con otros profesores el de-
sarrollo de las mismas en la práctica cotidiana institucional. Tanto en uno como
en otro caso, el eje fundamental de la decisión y desarrollo de medidas de ayuda
educativa o el ejercicio de la intencionalidad se basa en la capacidad de establecer
contextos de colaboración con otros para el desarrollo de una educación formal
de calidad.
La intervención es una tarea colaborativa y estratégica, de clara dimensión so-
cial, por medio de la cual es posible elaborar una representación conjunta de la
situación de intervención que se comparte y lograr paulatinamente cotas de au-
tonomía progresivamente más altas en el desarrollo de la labor educativa de los
profesionales de la educación. Ello exige por parte de los implicados negociar con-
juntamente el papel del otro, en especial el del psicopedagogo, identificándolo
como un profesional que aporta al diseño de la situación de intervención y a su
ejecución en la práctica una serie de conocimientos específicos, del mismo
modo que lo hace el resto de los profesionales implicados como parte del cono-
cimiento social distribuido y necesario para lograr la solución del problema. Si
se procede de ese modo, se evita la creación de situaciones de dependencia pro-
fesional, que son sustituidas por otras basadas en la colaboración mutua, en las
que cada profesional se responsabiliza de la concreción del problema o de la si-
tuación de intervención, de la concreción y desarrollo del plan de acción o in-
tervención educativa y de la evaluación del proceso seguido y de los resultados.
El psicopedagogo, cuando planifica y efectúa su intervención en el marco del
proceso de colaboración con otros profesionales, procede ajustando su acción
de modo que se cumplan los objetivos de la misma. Este ajuste implica que el
psicopedagogo deba plantear su actuación siguiendo un enfoque estratégico,
como un proceso de toma de decisiones al servicio de la consecución de dichos
objetivos de la intervención. Muy probablemente, el grado de ajuste de su inter-
vención será mayor si toma las decisiones de forma consciente y autorregulada,
y si contempla e interpreta adecuadamente las condiciones del desarrollo de di-
cha intervención. En un contexto de colaboración con otros profesionales, los
factores personales (por ejemplo, su motivación o implicación en la interven-
ción, o también sus creencias con respecto a la intervención) de los demás pro-
fesionales implicados pasan a ser uno de los aspectos más relevantes que hay
que tener en cuenta en la toma de decisiones del psicopedagogo, aunque las
© Editorial UOC 65 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
otras condiciones, como por ejemplo las relativas a las características del grupo
de profesores o al de los alumnos, o las del propio centro, no se deben excluir
taxativamente. Asimismo, el psicopedagogo no debe olvidarse de desplegar su
actividad tomando como referente, entre otros muchos, la epistemología cons-
tructiva propia de todo escenario profesional o el proceso de construcción del
conocimiento profesional compartido con otros profesionales de la educación
(profesores, otros servicios educativos, etc.). En dicho proceso de construcción
debe considerar, como mínimo, los tres aspectos siguientes: la finalidad de la co-
laboración entre los agentes implicados, el tipo de conocimiento que debe com-
partirse y los criterios de valoración de dicha colaboración. Con respecto a la
finalidad de la colaboración, los profesionales guían sus intervenciones valién-
dose de intenciones de naturaleza aplicada, atendiendo a problemas que se han
identificado en el proceso educativo en sí mismo y orientándolas a la resolución
práctica de dichos problemas. Con respecto al segundo aspecto o el tipo de co-
nocimiento que se comparte, los conocimientos de los participantes, puestos de
manifiesto en forma de discursos dirigidos tanto a la construcción del contexto
colaborativo como al desarrollo de la tarea, tienen su origen no sólo en conoci-
mientos propios de la psicopedagogía, sino también en las creencias, conviccio-
nes u opiniones de los profesionales (a menudo implícitos en las afirmaciones
que se hacen y en los argumentos que se manejan), que quedan reflejados en el
proceso mismo de colaboración. Estas creencias, basadas en el denominado sen-
tido común, pueden ser contrarias a los principios que el psicopedagogo maneja
en el contexto de la colaboración o intervención, por lo que pueden dificultarlo
o llegar a impedir su desarrollo. Con relación al tercer aspecto o a los criterios de
valoración de dicha colaboración, cabe afirmar que los otros profesionales impli-
cados en la colaboración valorarán los resultados y la utilidad de dicha colabora-
ción a partir de sus propias creencias sobre el tema abordado y del grado de
utilidad atribuido a los conocimientos que el psicopedagogo ha aportado para la
resolución del problema educativo detectado.
En definitiva, la labor del psicopedagogo es doble, ya que, por una parte se
dirige a la tarea y por otra a crear el contexto de colaboración que hace posible
el abordaje real del mismo en el contexto de educación formal. El punto de
arranque para crear el espacio de acción conjunta y complementaria, que res-
ponda a las características aludidas, es el nivel en que se comparte en algún gra-
do el significado inicial del problema y los límites del mismo, así como el
© Editorial UOC 66 La práctica psicopedagógica en educación formal
7. Monereo (2002).
© Editorial UOC 67 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
Los cambios sociales actuales nos permiten ver que el desarrollo de la inten-
cionalidad educativa no se agota en los contextos de educación formal a que
acabamos de referirnos en este capítulo. En este sentido, cabe señalar otros que
se generan más allá de la escuela. La nueva sociedad de la información y del co-
nocimiento o aprendizaje ha traído cambios como la globalización de la cultu-
ra, la política y la economía –ligados al uso de las nuevas tecnologías de la
comunicación y de la información, cuyo lenguaje básico es Internet– y el alar-
gamiento de la expectativa de vida. Todo ello, como hemos afirmado hace unas
líneas, ha situado la necesidad de aprendizaje y de educación en el centro mismo
de la vida de las personas. En efecto, a lo largo de la vida y, mucho más actual-
© Editorial UOC 69 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
• Inserción personal, que preparen para vivir nuevos períodos vitales que
comportan cambios globales presumiblemente mucho más largos de lo
que era posible prever hasta el momento, como por ejemplo, el ingreso
en la vejez, o el ingreso en la escuela vía guardería escolar.
• Inserción laboral, que nos ayuden a adquirir nuevas competencias labora-
les que se generan debido a cambios de orientación de la economía, la
propia vida o, sencillamente al cambio de las oportunidades laborales en
la sociedad.
• Inserción social, que nos prepare para desarrollar nuevos proyectos vitales
o reconducir los propios en una sociedad en cambio. Esa necesidad puede
generarse tanto por el cambio de los grupos que componen dicha socie-
dad, como por el hecho ingresar en la misma procedente de otros lugares,
como en el caso de la inmigración, o por haber estado apartado de la mis-
ma por diferentes razones y tener que insertarse de nuevo pasado un pe-
ríodo temporal más o menos amplio.
8. Coll (2001).
© Editorial UOC 71 Capítulo II. La práctica psicopedagógica...
textos en este sentido contribuirán a redefinir las políticas educativas que se han
dado hasta el momento y, como consecuencia, modificará el papel de los agen-
tes implicados en la mismas y, muy probablemente, el que desarrollan los ser-
vicios de intervención psicopedagógica. También se modificará el discurso
propio del contexto por la necesidad que éste tiene de definir qué es un proble-
ma educativo y de crear nuevos textos y lenguajes para hablar de ellos desde ro-
les profesionales también diferentes a los que son habituales en los contextos de
educación formal. En definitiva, el desarrollo de los contextos de educación no
formal crea la necesidad de concretar el carácter de las intenciones educativas
en cada caso y el de la intencionalidad educativa, definiendo tanto lo que es co-
mún y compartido con otros contextos como lo que es específico y exclusivo de
un tipo de contexto educativo no formal: hospitales, ayuntamientos, comuni-
dades de aprendizaje virtual, museos, medios de comunicación, etc.
Por su parte, la educación formal deberá redimensionar su alcance. De hecho,
tendrá que estar mucho más abierta a las posibilidades educativas de otros con-
textos de lo que ha estado hasta el momento. Además, debe estarlo con relación
al desarrollo colaborativo de los fines educativos previstos en cada período de la
vida de las personas. Los psicopedagogos tienen la oportunidad de sumarse a
la creación de posibilidades de optimización de la influencia educativa y de
creación de nuevas formas de desarrollo de la intencionalidad educativa en otros
contextos diferentes a los de los de la educación formal.
© Editorial UOC 73 Capítulo III. Un modelo para el análisis...
Capítulo III
Un modelo para el análisis de contextos de asesoramiento
psicopedagógico en educación formal11
Carles Monereo y Montserrat Castelló
• La definición del conflicto. Considerar que nos hallamos ante una situación
problemática o, por el contrario, ante una dificultad o un imprevisto pa-
sajeros, tiene consecuencias muy distintas en orden a enfrentar su resolu-
ción. Desde esta última percepción puede considerarse que la vuelta a la
“normalidad”, el paso del tiempo o la simple adopción de alguna medida
rutinaria serán suficientes para aminorar, si no eliminar, el impacto del
conflicto. Sin embargo, cuando éste se define como problema, su afron-
tamiento requiere un enfoque estratégico, es decir meditado y planifica-
© Editorial UOC 76 La práctica psicopedagógica en educación formal
sistencia entre ellas. Entre esas acciones, el discurso es una ventana privi-
legiada para atisbar determinadas representaciones implícitas.
• El estatus del hablante. Otro factor no menor es el del estatus que se atri-
buye a cada actor en la construcción y posible solución del conflicto. El
poder de decisión, el nivel de responsabilidad, el grado de compromiso,
el nivel de competencia, tanto el que los demás asignan a cada actor,
como el que personalmente se percibe, determinarán también las posibi-
lidades de compartir el discurso y de convenir acuerdos. Desde esta pers-
pectiva, un discurso argumentativo en boca de un hablante con un
estatus determinado puede promover muy distintas reacciones. Desde la
completa aceptación de las razones aducidas por un líder, dispuesto a en-
cabezar la búsqueda de soluciones, hasta el absoluto rechazo y margina-
ción de un actor sin ningún estatus que se obstina en defender una
posición personal.
• La emotividad del discurso. Un último aspecto, de nuevo muy vinculado a los
anteriores, es el grado de convicción, asertividad, incluso de agresividad,
con que se emite el discurso. Un estatus bajo, un discurso excluyente o cul-
pabilizador, acompañado de un tono agresivo y desafiante, son a todas luces
una mala combinación en el intento de establecer marcos de colaboración
y consenso; por el contrario, los discursos reposados y contemporizadores,
tendentes a objetivar el conflicto, emitidos desde hablantes con un estatus
alto optimizarán las posibilidades de llegar a un acuerdo más amplio.
llevar a cabo (o está desarrollando ya) responderá a su lectura, muchas veces par-
cial y sesgada, del problema.
Para tratar de aproximar posiciones, será imprescindible acercarnos a los tex-
tos que están en conflicto y analizar conjuntamente sus mutuas implicaciones.
En otras palabras, nuestra misión como asesores psicopedagógicos consistirá en
muchos casos en ayudar a los actores que conforman un contexto problemático
a re-describir sus textos, 2 o dicho de otro modo, sus representaciones, discursos
y prácticas, intentando que tomen conciencia del desajuste de su análisis (por
parcial, erróneo, estéril, excluyente, etc.) y de la necesidad de describir nueva-
mente el problema para progresar en su resolución.
Para favorecer esa re-descripción podemos dotarnos de algunas fases y di-
mensiones de análisis que ayuden a sacar a la superficie los distintos textos que
configuran el contexto problemático actual y permitan tomar decisiones funda-
das sobre el sentido y naturaleza de la intervención que debe llevarse a cabo, te-
niendo en cuenta a los actores a los que se puede comprometer, así como los
peligros que puede entrañar una u otra alternativa.
Existe cierto consenso en identificar tres momentos fundamentales en la
construcción conjunta del contexto de asesoramiento;3 una primera fase de
planificación en la que, por una parte, se analiza la demanda o el conflicto
objeto de asesoramiento, se tratan de interpretar las intenciones y expecta-
tivas de los actores que participan directa y activamente en la situación y se
establecen unos contenidos de intervención preliminares. Una segunda fase
de intervención, propiamente dicha, en la que se intenta construir un tipo
de relación de asesoramiento, con algunos de los actores involucrados (difí-
cilmente con todos) y en la que se desarrollan unas acciones específicas en
los tiempos y lugares más apropiados. Finalmente, existe una última fase de
evaluación mediante el control y seguimiento de indicadores de diferente
naturaleza que puedan dar cuenta de los progresos alcanzados en la resolu-
ción del conflicto. Veamos con más detenimiento esas tres fases y sus corres-
pondientes dimensiones de análisis.
b) El equipo docente como actor: en este caso, el focus del conflicto o problema
que requiere la intervención del asesor suele estar relacionado con dificultades en
la gestión del currículo, tengan su origen en dificultades en el manejo de los mé-
todos y contenidos o en el tipo de relaciones interpersonales que tienen lugar entre
profesores y alumnos y/o entre los propios profesores. Aquí los actores principales
pueden ser el Claustro de profesores al completo, el equipo de tutores, los distintos
equipos docentes o algunos profesores, considerados individualmente. Sin preten-
der ser exhaustivos, las demandas que de manera preferente le llegan al asesor,
cuando el equipo docente está involucrado, son:
alumno del centro por insultar gravemente a un profesor. Alguno de los ac-
tores puede pretender que la sanción se cumpla a rajatabla para que sirva de
escarmiento a otros alumnos y se fortalezca su poder ante ellos. Sin embargo,
el asesor puede tratar de utilizar el suceso para que se discutan a fondo unas
normas de disciplina caducas y, en algunos casos, contraproducentes para el
desarrollo personal y educativo del alumno.
Aunque resulta difícil determinar cuándo debe priorizarse una interven-
ción y en qué momentos es preferible aplazarla, existen algunos principios
que pueden ayudarnos a adoptar esa decisión:
Tabla 3.1
Contenidos que hay que
Actores que intervienen
Finalidades del actor trabajar con el actor
(competencias,
(concepciones, expectativas, (conceptos, procedimientos
conocimientos,
objetivos) y actitudes a desarrollar
recursos)
con el actor)
Actor 1: director: Finalidades: Contenidos:
• Tiene 50 años de edad. • Espera que con la nueva 1. Conocer y entender las
• Delega algunas tareas incorporación el SAP podrá funciones que puede
de dirección a personas asumir otras tareas que a él le desarrollar un Servicio
representativas interesa potenciar. de Asesoramiento
y con prestigio dentro • Confía en que el SAP pueda Psicopedagógico,
del claustro. realizar el plan de formación y aquellas que escapan
del profesorado y el desarrollo a su competencia. Recordar
• Tiene dificultades para el modelo de intervención
gestionar los recursos de la “escuela de padres”,
además de ayudarle ya existente.
humanos del centro; suele
evitar los conflictos. en la evaluación interna 2. Asumir su responsabilidad
del centro. y las tareas que le son propias
• Desconoce cuáles son o, si no se siente capaz de ello,
las funciones del SAP, pero pensar en dimitir a medio
confía en que están plazo.
preparados para realizar
las tareas que
les encomiende.
Actor 2: Finalidades: Contenidos:
Jefatura de estudios • Dinamizar al profesorado, 3. Comentar un posible plan
de primaria: trabajando con los asesores de actuación del SAP para
• Tiene 45 años de edad, en temas de innovación acercar posiciones.
lleva 10 años educativa. 4. Pedirle información sobre
en la escuela. Es una • Resolver conflictos el funcionamiento de la etapa
mujer. con el profesorado, y del claustro de profesores.
• Tiene buen criterio con la ayuda del SAP.
psicopedagógico y es muy
cercana al profesorado.
• Cree y confía
en la competencia
del SAP.
Actor 3: Finalidades: Contenidos:
Jefatura de estudios • Descargar a los profesores 5. Convencerle de que la clave
de secundaria: de los alumnos que “rompen está en mejorar las formas
• Tiene 46 años y lleva 16 la clase”, usando horas de Ana en que se organizan
años en la escuela. Es un para desdoblamientos. y desarrollan las clases por
hombre. • Ahorrarse la sustitución parte del propio profesorado.
• Tiene una actitud positiva del tutor para el 2.º trimestre 6. El asesoramiento a los tutores
y una gran dedicación y que lo haga Ana. como herramienta para
a su trabajo. • Atender a los alumnos poco obtener el máximo
• Su vida es la escuela. Lleva adaptados a la institución rendimiento.
muchos años con cargos escolar.
de responsabilidad. • Continuar con la línea
• Le cuesta delegar. de Marketing de los tests
Pragmático y con una colectivos, de cara a las
visión tradicional familias.
de la enseñanza.
© Editorial UOC 91 Capítulo III. Un modelo para el análisis...
Organización de la acción
Relación Modalidad de intervención
(espacio + temporalización +
de contenidos (acción + objeto + tema)
+ materiales)
Organización de la acción
Relación Modalidad de intervención
(espacio + temporalización +
de contenidos (acción + objeto + tema)
+ materiales)
• Actor 1: director
Acción 1: reunión con el
director para clarificar sus
expectativas en relación al SAP
y pactar el propio proyecto
de asesoramiento.
1.1. Delimitar las funciones de 1.1. Grado de aceptación 1.1. Cuadro sinóptico formado
los asesores a partir del propio del proyecto en los términos por:
proyecto esperados. – Un listado de los aspectos
conflictivos.
– Los argumentos presentados
por ambas partes.
– Los pactos finalmente
alcanzados.
2.1. Propiciar una reunión 2.1. Nivel de aceptación del 2.1. Aparición de indicadores
con el director para explicar proyecto del SAP. del tipo:
el proyecto del SAP y pedir – Clima de diálogo.
colaboración. – Acuerdos alcanzados.
– Comentarios fuera de la
reunión (con el asesor,
con otros, etc.)
2.2. Establecer un calendario 2.2. Calendario de reuniones 2.2. Informe de ambas partes
de reuniones periódicas. que satisfaga las expectativas sobre la adecuación y eficacia
de ambas partes. de las reuniones. Contraste de
la valoración.
• Actor 4: Juan
Acción 3: Consenso sobre
el proyecto del SAP:
3.1. Compartir significado 3.1./3.2. Aumento del nivel 3.1./3.2. Registro de las
y sentido de las funciones. de consenso que se refleja reuniones (si es posible a través
3.2. Distribución razonada a través de: de grabación en audio). Análisis
de funciones – Fluidez de las reuniones del discurso en base a los
(puntualidad, clarificación de indicadores de cambio.
posiciones, aproximación de
concepciones, ausencia de
conflictos, rentabilidad).
– Apropiación mutua de
conceptos, procedimientos y
valores/actitudes.
– Negociación colegiada de
funciones.
– Señales de empatía personal
(comprensión,
consideración, indulgencia,
etc.).
– Otros indicios.
Introducción
Los coordinadores
© Editorial UOC 109 Capítulo IV. Plan de actuación...
Capítulo IV
Plan de actuación para atender a la diversidad
de los alumnos
Vicent Tirado
relativos a las TIC, así como otros relacionados con las aficiones culturales, depor-
tivas, musicales y cinematográficas, entre otras, de los alumnos.
El interés que la inmensa mayoría de chicos muestra por la tecnología y, so-
bre todo, por las cuestiones relativas a la especialización profesional (conoci-
mientos prácticos y manipulativos) así como los éxitos alcanzados por la
mayoría de ellos en el área de educación física y de educación visual y plástica
fueron objeto de análisis y permitieron tomar una serie de decisiones dirigidas
a sostener el interés y las capacidades desarrolladas en todos estos ámbitos.
El profesorado acordó que, en la medida de lo posible, las distintas progra-
maciones deberían enfatizar los contenidos relativos a procedimientos, actitu-
des, valores y normas, puesto que, por una parte, el alumnado mostraba
carencias considerables en todos ellos y, por otra parte, estos contenidos se re-
lacionaban estrechamente con el dominio de las capacidades básicas reseña-
das. Asimismo, el profesorado decidió desarrollar una estrategia metodológica
centrada en la actividad del alumnado, evitando, en lo posible, otras más expo-
sitivas, que exigieran de éste un alto grado de concentración en explicaciones
excesivamente formales. Es decir, se sugirió que, por ejemplo, el desarrollo de la
capacidad de razonamiento abstracto se fundamentaría en la reflexión sobre la
actividad concreta y práctica desarrollada por el alumnado. En consecuencia
con esta decisión, se dispuso que los distintos contenidos adoptasen una dimen-
sión funcional y práctica, fundada en la necesidad de orientación académica y
profesional del alumnado.
En el mismo orden de cosas, se acordó que la metodología debía propiciar
tipos y grados de ayuda educativa amplios, dispensados en el marco de la rela-
ción de interacción sistemática y continuada entre el profesorado y el alumnado,
puesto que este último requería ayuda personal e individualizada para continuar
progresando. La posibilidad de ajuste continuado de la ayuda a las dificultades
que fueran surgiendo en el momento de manifestarse constituiría una de las ven-
tajas de esta forma de proceder. Las actividades de aprendizaje se diseñarían de
modo que el alumnado pudiese realizarlas lo más correctamente posible, con-
tando con ayudas específicas sistemáticas y ajustadas; todo ello con la finalidad
de desarrollar en el alumnado un concepto positivo de sí mismo, que le permi-
tiría gestionar mejor las posibles frustraciones personales y al mismo tiempo
aprender a aceptar los errores y anticipar la posibilidad de hacerles frente. Se con-
sideró que una de las estrategias que mejor podría contribuir a la consecución de
© Editorial UOC 128 La práctica psicopedagógica en educación formal
• Otra parte del currículo se cursaría conjuntamente con el grupo clase ha-
bitual. Los alumnos mostraban interés y motivación por los temas y con-
tenidos de educación física, educación visual y plástica y tecnología y, en
general, presentaban un rendimiento escolar satisfactorio y un nivel de
adquisición aceptable de los objetivos y de los contenidos planteados. Por
la misma razón, se dispuso que cursasen las materias optativas –eligiendo
entre la propuesta que, con carácter general, se diseñó para su curso o ci-
clo– que más les interesaran, dejándose guiar en la elección por criterios
de orientación personal, académica y profesional. Para favorecer la elec-
ción, el equipo docente diseño asignaturas optativas que respondiesen a
las necesidades y expectativas del alumnado. En muchos casos, las asig-
naturas optativas fueron cursadas con su grupo clase o con sus compañe-
ros del nivel educativo o ciclo correspondiente.
lia, del profesorado que impartía las clases y del claustro de profesores en general
respecto a la propuesta educativa diseñada o la incidencia de las innovaciones
educativas en la práctica del centro y, concretamente, en la atención a la diversi-
dad. Asimismo, se decidió valorar la posibilidad de la obtención o no de la titu-
lación correspondiente aportando las razones que apoyaran la decisión adoptada
en cada caso y comunicándosela a todos los implicados en el hecho educativo
(alumnos, padres, claustro de profesores del centro, etc.).
La respuesta educativa, curricular y organizativa, una vez diseñada y esta-
blecida, fue presentada ante el colectivo de alumnos implicados en la misma,
para que éstos diesen su opinión y para proceder a la toma de acuerdos y a
la negociación de los términos concretos y personalizados de la propuesta y
a la adopción de los compromisos que regirían el comportamiento y la con-
ducta de alumnos y profesores dispuestos a desarrollar el currículo acordado.
Más tarde se informó a los padres y madres de cada uno de los alumnos para
que expusieran su opinión y manifestaran su acuerdo o desacuerdo ante la po-
sibilidad de que sus hijos participaran en esa experiencia educativa. El programa
fue seguido por un elevado número de discípulos, ya que todos aquellos alum-
nos a los que se presentó aceptaron implicarse en él (al igual que sus familias),
con sólo dos excepciones.
© Editorial UOC 131 Capítulo IV. Plan de actuación...
Lecturas recomendadas
La novedad de este libro radica en que aborda los aspectos fundamentales que están
presentes en el aprendizaje y, precisamente por eso, proporciona muchas pistas para
atender la diversidad del alumnado. Cabe destacar el capítulo referido al aprendizaje
de contenidos y desarrollo de capacidades, debido a la importancia que éstas adquie-
ren respecto a aquellos, aunque se pone de manifiesto la estrecha relación que existe
entre todos ellos. Mediante una reflexión muy rigurosa, se concluye que las capaci-
dades deben ser el referente fundamental del proceso de enseñanza y aprendizaje.
En este sentido, el libro destaca una serie de medidas educativas que conviene adop-
tar para desarrollar dicha enseñanza adaptativa. Por eso, se realizan propuestas en la
planificación general de los centros, tanto a nivel curricular como organizativo, rela-
cionándolas con cuestiones tan importantes como la acción tutorial y la orientación
académica y profesional.
ses de cada uno de los alumnos, por lo que es fundamental que los centros elaboren
y desarrollen planes de atención a la diversidad que recojan medidas educativas, des-
de las más ordinarias a las extraordinarias, pasando por otras de tipo específico. Desde
esta perspectiva, resulta muy interesante el capítulo dedicado a la atención a la diver-
sidad en el aula, puesto que se establecen criterios pedagógicos y didácticos respecto
a las programaciones, al desarrollo de la unidad didáctica y a la evaluación de los
aprendizajes. También ofrece especial interés el capítulo dedicado a los alumnos con
necesidades educativas especiales, dado que en él se aclaran conceptos fundamenta-
les sobre la educación especial y se ofrecen ejes de actuación educativa para este tipo
de necesidades.
© Editorial UOC 133 Capítulo V. Plan de acogida y seguimiento...
Capítulo V
Plan de acogida y seguimiento de alumnos procedentes
de otras culturas
M. José Montón
inmigración todavía nos queda un largo camino por recorrer, tanto en relación
a la acogida continuada de las personas inmigradas, como a la toma de decisio-
nes para buscar las soluciones más adecuadas. Algunas de ellas ya han sido apli-
cadas con éxito. Existen experiencias en Suiza, Francia, Alemania, Holanda, etc.
de las que tenemos mucho que aprender y que pueden servirnos de modelo si
se quiere realizar un trabajo riguroso.
incluye a los alumnos inmigrantes con dificultades para seguir una esco-
laridad habitual.
• Equilibrar la distribución de la población entre los centros públicos y los
centros privados concertados de un mismo barrio o barrios cercanos; una
buena medida en este sentido sería comenzar por los niños y niñas de tres
años.
• Favorecer y potenciar el trabajo inicial de alfabetización y de refuerzo de
la lengua o lenguas en los propios centros.
• Potenciar la aplicación de medidas compensatorias en aquellos centros
que lo necesiten: aumento de becas para libros, salidas, comedores, etc.
• Dotar de recursos materiales y humanos suficientes a los centros que
apliquen proyectos integradores y de atención a la diversidad de su
alumnado.
A esta situación hemos de añadir las tensiones que el hecho migratorio pro-
voca. El abandono de su país, de su gente, de sus costumbres, a menudo de parte
de su familia, por ejemplo de la madre, y paralelamente a esto aparecen nuevas
expectativas y unas nuevas exigencias sociales que no se pueden abordar de gol-
pe y menos en solitario. La forma de plantear la acogida del alumnado inmi-
grante condicionará, sin duda, su implicación en esta nueva etapa de su vida.
Se aprende a partir de relaciones afectivas gratificantes y seguras, y para que eso
sea posible, las relaciones han de ser siempre bidireccionales e interactivas.
Todos los centros educativos disponen de actividades destinadas a la acogida
de los nuevos alumnos y sus familias al inicio de las diferentes etapas como por
ejemplo, las jornadas de puertas abiertas, la presentación del curso a los alum-
nos, las jornadas informativas a las familias, las entrevistas individuales, etc.,
pero en el caso de los alumnos procedentes de otras culturas consideramos que
es conveniente la realización de algunas acciones específicas complementarias
a las acciones mencionadas. A continuación señalamos algunos aspectos impor-
tantes a tener en cuenta:
A menudo, las familias y los alumnos actúan como si todo les resultase muy
cercano, pero lo hacen por complacer y a menudo no quieren demostrar que no
© Editorial UOC 142 La práctica psicopedagógica en educación formal
nos han entendido o que no están de acuerdo con nuestro planteamiento, lo que
genera una situación de desigualdad y a menudo de sumisión. La ayuda de un
profesional que contribuya a establecer una comunicación fluida y tranquilizado-
ra, donde las dos partes tengan las mismas oportunidades, facilita, sin duda, el tra-
bajo de acogida. Posiblemente, de no existir las dificultades de comunicación,
esta figura no seria necesaria.
Una práctica que se usa es la colaboración de alumnos que ya están integra-
dos en el centro para que hagan de puente de comunicación con las familias. Si
bien en alguna ocasión puede ser un recurso que se puede utilizar para obtener
determinadas informaciones de carácter administrativo, no consideramos que
éste sea un recurso aconsejable de forma general, ya que va contra el derecho de
mantener el secreto de la información y se podría hacer un mal uso de la misma.
El trabajo del mediador/a cultural debe ser de colaboración y no ha de suplir
las tareas de los tutores o tutoras o del resto del profesorado; por tanto, sus fun-
ciones siempre han de realizarse en colaboración y en presencia de otros docen-
tes o profesionales de apoyo.
A continuación señalaremos las principales funciones que debe ejercer este
profesional:
3. Las familias
Las familias de los alumnos inmigrantes también son muy diferentes entre
ellas y no sería correcto tratarlas como si perteneciesen a una sola categoría. Más
allá de sus diferencias, sin embargo, hay elementos generales ampliamente com-
partidos que conviene tener en cuenta.
© Editorial UOC 149 Capítulo V. Plan de acogida y seguimiento...
Un aspecto importante que hay que trabajar es la representación que nos ha-
cemos de este colectivo. A menudo aparecen opiniones como el deterioro de los
servicios públicos desde el momento en que son utilizados por los inmigrantes,
el incremento de la inseguridad ciudadana con su llegada, el deterioro de la convi-
vencia en los barrios donde existe una mayor presencia de inmigrantes, la percep-
ción de que las ayudas en vivienda, becas de comedor, libros, etc., van destinadas
prioritariamente a ellos, etc. En el momento en que los inmigrantes aparecen
como una amenaza, empieza un conflicto que no conviene negar ni minimizar,
sino abordar en su justa dimensión.
Algunas características que hemos observado en las familias y que dificultan
la relación con el entorno están relacionadas con el desconocimiento de la len-
gua o las lenguas de la sociedad de acogida, el desconocimiento de los recursos
de la zona, las limitaciones formativas de los padres y las madres, las diferencias
religiosas y el control que el propio grupo étnico ejerce sobre ellos, en especial
sobre las jóvenes.
Desde los centros educativos también hay que trabajar para mejorar la adap-
tación y la comunicación de las familias, y en este sentido conviene tener en
cuenta los siguientes aspectos:
los servicios sociales de la zona y desde el centro educativo se hace muy difícil
ayudar a resolver estos problemas. Es fundamental, por tanto, establecer unos
acuerdos de colaboración con los servicios sociales de la zona y aprovechar las
reuniones para aportar informaciones sobre los recursos educativos, sociales, cul-
turales, de ocio, etc. Adaptar el horario familiar al horario previsto para la reali-
zación de las entrevistas es una práctica que hay que empezar a introducir como
natural si queremos facilitar realmente el acceso de las familias a los centros.
Es de todos conocido que muchas familias inmigradas están en situación bas-
tante precaria en nuestro país. Este hecho los coloca en una situación de infe-
rioridad que genera una cierta desconfianza y habitualmente no manifiestan
sus opiniones. El cambio de cultura y sus costumbres en relación al papel que
juega la escuela en su país de origen hacen que les cueste encontrar el equilibrio
para establecer una colaboración. En ocasiones, sus hijos e hijas se aprovechan
de esta situación y hacen una adaptación, en beneficio propio, del discurso y de
las diferentes demandas.
Darse tiempo y mantener una actitud acogedora, abierta, respetuosa y con
buenas expectativas es un buen comienzo para potenciar la autoestima de las
familias inmigradas.
4. El entorno
A modo de conclusión
Es importante superar los prejuicios que se tienen en relación hacia las per-
sonas consideradas diferentes y actuar de forma crítica desde el respeto y la va-
loración positiva de las diferentes manifestaciones culturales. Debemos ser
capaces de conseguir unos mínimos comunes de convivencia basados en los
principios democráticos y en los derechos humanos.
La escuela cumple una importante función social y es uno de los lugares
privilegiados para establecer los primeros contactos entre los diversos miem-
bros de la comunidad educativa. La escuela ha tenido siempre y previsible-
mente continuará teniendo en un futuro un papel muy importante en el
acomodo y el bienestar de todos los colectivos minoritarios, como son hoy,
entre otros, los inmigrantes.
Los padres, independientemente de su origen y su cultura, también com-
parten todos un mismo objetivo: desear el máximo desarrollo y progreso de
sus hijos e hijas.
© Editorial UOC 155 Capítulo V. Plan de acogida y seguimiento...
Lecturas recomendadas
El libro aborda una serie de cuestiones relevantes para la escolarización del alumnado
inmigrante que presenta mayores dificultades para integrarse en el sistema educativo.
Desde un planteamiento general de atención a la diversidad se analizan las necesida-
des educativas específicas de estos alumnos y se formulan propuestas para afrontarlas
en los diferentes niveles y ámbitos de la práctica educativa en los centros y en las au-
las y tomando en consideración las relaciones del centro con el contexto más amplio
del entorno social y de la ciudad. Además, el libro reúne, analiza y valora, experien-
cias relevantes de escolarización del alumnado inmigrante desarrolladas en diferentes
países que tienen experiencia y tradición como sociedad de acogida. A lo largo de la
obra se hallan referencias a materiales pedagógicos y didácticos y direcciones de In-
ternet que pueden ayudarnos a ampliar información y a contrastar datos.
Un libro relevante para todos aquellos que quieran profundizar en la relación entre
los recién llegados y la sociedad de acogida. Es una obra útil no sólo para profundizar
en el tema, sino también para darnos criterios en los que fundamentar nuestra actua-
ción educativa y pedagógica.
© Editorial UOC 157 Capítulo VI. Intervención psicopedagógica...
Capítulo VI
Intervención psicopedagógica en el plan de acción tutorial
del centro
Carles Monereo y Núria Mollà
En los albores del siglo XXI nos encontramos con una paradoja insoslayable.
Nunca como antes, al menos en los países con cierto nivel de desarrollo, las ne-
cesidades de alimentación, seguridad y educación estaban tan extensamente ga-
rantizadas y, sin embargo, en pocos momentos de la historia la sensación de
inestabilidad e incertidumbre en el futuro ha sido mayor. Algunas de las causas
que pueden haber contribuido a ello son el aumento en la movilidad de las per-
sonas, sea por razones económicas, laborales o políticas; la falta de estabilidad
laboral; la heterogeneidad de los núcleos familiares (parejas de hecho, fami-
lias monoparentales, adopciones, etc.), la crisis de los valores tradicionales,
acompañada de un creciente culto a la imagen y un individualismo cada vez
más radical, los acelerados cambios tecnológicos que obligan a una actuali-
zación permanente.
Esta sensación de cambio y caducidad permanente del conocimiento, las
costumbres, los valores, afecta de manera especial a las personas que se encuen-
tran precisamente en una época de importantes cambios personales: la adoles-
cencia. Los adolescentes sufren sobremanera este período de confusión y
responden de formas muy distintas. A veces manteniendo niveles de dependen-
cia e inmadurez impropios de la edad, en otras ocasiones tratando de rehuir sus
compromisos y responsabilidades, a menudo encerrándose en sí mismos e inco-
municándose con el exterior y, también, como el caso que analizaremos, con-
duciéndose de forma agresiva con los demás.
En especial el comportamiento agresivo produce entre los docentes un temor
y rechazo singulares debido al grado de disrupción que introduce en el normal
desarrollo de las clases. Ante este tipo de conductas, que según su intensidad pue-
den llegar a afectar a la dinámica institucional en su conjunto, se impone tam-
bién una intervención global. Un dispositivo que puede facilitar esa intervención
© Editorial UOC 158 La práctica psicopedagógica en educación formal
colectiva es el Plan de Acción Tutorial (a partir de ahora PAT), al que vamos a re-
ferirnos a continuación.
Los/as tutores son los encargados de llevar a cabo el PAT; sin embargo, no son
los únicos responsables del proceso de orientación del alumno durante la etapa
escolar, pues el peso de la misma se comparte con el equipo de profesores/as, el
jefe de estudios y con el asesor psicopedagógico.
A través del PAT pueden gestionarse las demandas de los diferentes agentes
educativos (equipo directivo, profesores, tutores, padres, alumnos, etc.) para
orientar el seguimiento personal, escolar y profesional de los alumnos en situa-
ciones de conflicto, colaborando en la búsqueda de estrategias y favoreciendo,
al mismo tiempo, algunos procesos formativos en los docentes.
Es esta doble cualidad del PAT, preventiva y promotora de la calidad educa-
tiva del centro, la que lo convierte en un instrumento clave de la intervención
asesora.
Ámbito de asesoramiento:
Equipo de profesores, tutores y órganos de dirección-gestión con respecto al PAT
Descripción:
En la etapa de ESO la escuela cuenta con un 6% de alumnos con dictámenes (niveles curriculares
inferiores a 3.º de primaria al iniciar la ESO), 2% de alumnos con informe sobre situaciones socio-
culturales desfavorecedoras y un 7% de alumnos con informe psicopedagógico de necesidades
educativas, todos ellos reconocidos por el EAP de la zona. El centro, que tiene una tradición
de atención de alumnos con necesidades educativas especiales, ha desarrollado un Plan de Atención
a la Diversidad y un Plan de Acción Tutorial consensuado y en equipo. Es en este encuadre que
se formula la demanda:
Una tutora de 1.º de ESO, preocupada por la adaptación de un alumno con un informe que enfatiza
una situación socio-cultural muy desfavorable, formula una demanda a la asesora sobre cómo puede:
• Plantear el seguimiento tutorial individual, tanto en la relación con el alumno como en la relación
con la familia.
• Concienciar y dar pautas al grupo para acoger al chico.
• Disminuir las quejas de los profesores, ayudándoles en la comprensión del alumno.
Sólo llevan 2 semanas de curso y la tutora no sabe cómo afrontar las quejas de los/as alumnos/as
y de los/as profesores/as. La última situación de conflicto ha sido la siguiente: el alumno agrede
verbalmente a un compañero de clase durante la hora de educación física, el profesor interviene
evitando la pelea, el alumno no consigue tranquilizarse y las estrategias que utiliza el profesor no
ayudan al alumno a controlarse, el profesor le pide que vaya a ducharse y a cambiarse, ya que faltan
pocos minutos de clase para marchar a casa. El alumno sale del gimnasio y va a llamar por teléfono
a su familia. Al poco rato aparece la abuela muy alterada, grita en recepción y se marcha con el chico.
© Editorial UOC
Tabla 6.2. Fase d e p lan ificación.
163
– E stá mu y preoc upad a po rq ue a ún queda presión de lo s/as p ro fesores /as.
b uena parte del curso por delan te y no sab e • la coordinación d e es trateg ia s con el
s i será cap az de ayud ar al alumno. eq uip o de profeso res/as 6) Objetivos m ínimo s y m etodologías p ara
trab ajar con alum nos con problem as
– Aparenta control sobre las q uejas d e los/as – C omp artir la respon sabilida d en la acción actitudinales graves.
164
– La relación con los/as comp añero s/as
y c on lo s/as p ro fesores/as so n de estilo
165
los profesores. – Co ntrolar las situac ion es de conflic to q ue se 2) Es trateg ias de relación con el alum no.
– Están inf orm ad os/as so bre la s características generen. 3) O bjetivo s mínimos y metod olo gías para
generales del alumn o. traba jar con alumno s con p rob lema s de
166
6) Participac ión en el d iseño del s eguimien to
del PAT y en tiend e su intervención dentro tutorial com partid o del alum no.
de la función tutorial com partid a.
– El mo delo teóric o en el c ual se sus tenta su – Desa ngus tiar y a comp añar al equipo. médico-educa tiva de a quellos con p roblema s
intervenc ión es el con structivista. – Coo rd ina r y clarificar las relaciones que los psicológicos qu e pueden mejorar en centros
– Realiza una intervención p reventiva, diferentes ag entes ed ucativo s estab lecerán ordinarios .
indirecta s obre los /as alumno s, m ed iad a por con el alu mno.
los/as p rofesores/as y tu tores /as – Com prom eterse con el ch ico para contrib uir
– Ha im pulsad o y d inamizado el p roceso d e en su proceso de desarrollo pers onal:
elab oració n del PAT. • c ola borand o con el E AP.
– Trabaja coordinadamente con los s ervic ios • c ontactand o con el E AIA, para o btener
externos (EAP, EAIA; Servic ios Sociales, etc. ). m ás info rm ación.
– Es comp etente en sus funciones y • c onociend o a la fa milia.
recon ocid a tanto p or el equipo d irectivo
com o por el claustro. • establecien do relación personal con el
c hico , para evaluar sentim ientos y
– Se siente c omp rom etida co n la tu tora, y a p osibilidad es en las relaciones educativas.
167
que fue la ases ora quien p ropuso q ue
ella se o cupase de este alu mno. • o bservando y analizando las diferentes
relac iones ed ucativas establecidas en la
– Es consciente que d etrás d e todas la s escuela.
an gustias y q uejas existe la deman da d e
168
– Las diferentes in stitucion es so n consc ientes
de la gravedad de la situación, p ero hay
• Actor 1: tutora 1.º ESO • Acc ión 1 : entrevista tutora – a sesora: • E spac io:
1. In formac ión sobre el p roc eso seguido – La aseso ra inf orm a so bre el proceso de seg uim iento – Despa cho de la asesora.
en co ord inació n con el E AP. realiza do con el EAP. Tem poralización :
2. Id entificació n de los s entim ientos q ue – La tutora expon e sus sentimientos, d udas y – 1 5 días d espu és de em peza r el curs o,
le gen era el alum no y las actitudes preoc upac iones, la asesora escucha e interviene 3 0 minutos.
que o bserva en los/as profesores/as fac ilitand o la id entificación de los s entim ientos. La
detrás d e las qu ejas. tutora exp resa s u im poten cia con el ch ico, sus poc os – Periódicam ente, para c omp artir
recursos pa ra c ontenerlo; se siente incap az d e coordinar respons abilida d.
3. Hab ilid ades sociales p ara hacer fren te
a la pres ión d e los/as profes ores/as . al eq uip o de profeso res, ya que está m uy an gustiada y Materiales:
no sa be si será ca paz de recond ucir la s rela cio nes q ue el – In form es escritos del EAP.
4. Segurid ad y confianza, la chico es tablece con los demás.
respon sabilidad es comp artida tutora, – Registros de reu nion es con de la
jefe de estud ios y asesora. – Con juntam en te, evalúan las es trateg ias utilizad as p or la a seso ra con el E AP.
tutora para afrontar la presión del equipo; h asta el
mo men to, la tutora había aceptad o las quejas de sus – Registro d e los con flictos realiza do
169
com pañ eros y la res ponsabilidad de solv entar el por la tutora.
problem a, lo cual le p rov oca un estad o de angus tia y – O bservaciones de las actitudes
bloqueo al sen tirse sola. o bserva das en el equipo d e
– Con juntam en te, diseña n un m odelo de s eguimien to p rofesores/as.
• Actor 5: jefe d e estudio s ESO • Acc ión – 2 – entrevista jefe d e estu dio s – as esora: • E spac io:
1. In form ación sob re el proceso s eguido – La aseso ra inf orm a so bre el proceso de seg uim iento – Despa cho del jef e de estudios.
en coordinac ión con el EAP. realiza do con el EAP. Tem poralización :
2. Id entif icación d e los sentim ientos que – La aseso ra inf orm a d e la en trev ista realizada con la – E l d ía des pués de la entrevista entre
le g enera el alumno y las actitud es tutora, de los a spectos gen erales d e la dema nda. tutora – ases ora, 30 m inutos.
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O rganización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de contenidos (espacio + t emporalización +
(acción + objet o + tema)
+ materiales)
que observ a en los/ as profesores/ as – E l jefe de estudios expo ne sus sentimientos, d udas y – Periód ica mente, pa ra com partir
detrás de las quejas. p reocup aciones, la ases ora escuc ha e intervien e resp onsab ilid ad y eva lua r el p roceso.
3. Estrateg ias para apoy ar a la tuto ra f acilitando la identificación d e los sen timien tos . El jef e Ma teriales :
y al equipo d e profesores/a s. d e estud ios apoy a la necesida d de coordinarse en
equipo p ara interven ir en el caso, y a que es consciente – Informes escritos del E AP.
d e q ue en el eq uip o de profeso res/as h ay m ucha – Reg istros reuniones asesora - EAP.
a ngus tia, él m ism o en a lg unos m omentos se h a sen tido – Reg istros de la entrevista
co n la respo nsab ilid ad en su d esp acho, s e siente tuto ra - a sesora.
p resionad o y bloquead o para pen sar, sobre tod o
cu ando le llegan las situaciones límite. – Ob serva cion es d e los sen timien tos y
actitud es ob servadas en la tutora , en
– C onjuntamente, ev alú an los sentim ientos y actitudes de el eq uip o de profes ores/as , jefe d e
la tuto ra y d el equipo de profeso res/as. O bserv an que el estud ios y asesora.
equipo si tuviera m ás com prensión sobre la situación del
ch ico y algunas estrategias d efinidas pod ría in terv enir. El – Docum ento PAT d el centro, ap arta do
equipo está desborda do y c ada profes or/ a prueb a, el de funciones pa ra la tutoría
h echo de co mpartir podría ser m uy p ositivo. com partid a.
170
– C onjuntamente, d iseñan una estrategia para apoy ar
a la tutora. La asesora le apoy ará en las relaciones co n la
• Ac tor 1: tutora 1.º E SO • Acción 3: reun ión jefe d e es tud ios – tutora – asesora: • Esp acio:
1. Estrateg ias de relac ión con el alum no. – Se diseña un p lan de trabajo para el segu im iento tutorial – Desp acho de la a sesora.
2. Seguridad y con fianza, la d el alum no y p ara trab ajar co n el eq uip o d e profeso res a Temp oralización:
resp onsab ilid ad deb e ser c omp artida p artir de las observ aciones sobre los form atos
interactivos y las estrategias educativas que mejor – El día después de la entrevista jefe de
po r la tutora, el jefe d e estudio s estud ios – asesora, 30 m in uto s.
y la asesora. f uncionan c on el alum no
– C onjuntamente, ela boran un docum en to “ pauta s de Ma teriales :
Actor 5: jefe de estudios ESO
intervenció n con el alum no”, para p resentar al equipo – Reg istros de las en trev istas:
1. Estrateg ias de relac ión con el alum no. d e p rof esores y profesoras. tutora - a sesora y jefe d e
2. Participac ión en el d iseño del estud ios - as esora.
seguimiento tutorial com partid o del
alum no.
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O rganización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de cont enidos (espacio + t emporalización +
(acción + objet o + tema)
+ materiales)
– Conjuntam ente d is trib uyen los ro les y las fun cion es p ara – Docum en to PAT del centro, a partado
la reun ión d el equip o de profesores/as: el jefe d e estudios d e fun cion es pa ra la tutoría
convoc a la reunión y justifica la nec esidad de com pa rtida.
coordinarse, la tutora presentará el docum ento y
condu cirá el trabajo p roponien do prop uestas p ara
deb atir, la as esora apoyará a la tutora para ayud ar al
equ ipo en la com pren sión y en las propuestas de trabajo,
se of recerá a niv el particu lar.
• Actor 2 : alumno • Acción 4 : entrevista alumn o – asesora: • Es pacio:
1. O bserv ación y evaluación d e sus – Conjuntam ente, analizan las situacio nes, c onflictivas y – Des pach o de la ases ora .
p osib ilid ades de generaliza r su positivas, vivid as p or el alum no d esd e el inic io d e curso. Tem poralizac ión:
acep tación de la tutora a o tros/a s – Conjuntam ente, an alizan la s relaciones d el a lum no con la
p ro fesores /as. – E l día d esp ués d e la reun ión jef e de
tutora y otros p rofesores. estu dio s- tutora – a sesora , 30 minutos.
Materia les:
– Autobservació n d e los conflictos viv id os
171
p or el a lum no.
– Regis tro de conf licto s de la ases ora :
inciden te descrito y fecha, facilitado
• Ac tor 1: tutora 1.º E SO • Acción 6 : reun ión equ ipo de p ro fesores/as: • Esp acio:
1. Estrateg ias de relac ión con el alum no. – Lo s/as d iferentes profeso ra s/es exp onen sus – Sa la de reuniones.
2. O bjetivos mínim os y metod olog ías s entim ientos, du das y preocu paciones, el jefe de Temp oralización:
para trabajar con alum nos c on estudios mo dera las intervenciones y las resum e, la
aseso ra escuch a e interviene facilitando la identificación – El día después de la reunión jefe de
prob lemas actitudinales graves. estud ios- tutora – asesora, 45 m in utos .
d e los sentim iento s.
Actor 4: equipo de profesores/a s Ma teriales :
– La tutora p id e colab oració n para adaptar el docum ento
1. Estrateg ias de relac ión con el alum no. d e “Comp eten cias bás icas” al alumn o y con sens uar – Reg istro de las relacion es, c onflictiv as
2. O bjetivos mínim os y metod olog ías un os objetivos ac titudin ales m ínim os. y p ositivas, establecida s con el
para trabajar con alum nos c on – La tutora expone el do cumento “Pautas de interven ción alumn o, de los dif erentes profes ores/
prob lemas actitudinales graves. co n el alumn o”, elab orado en la reun ión jef e de as.
Actor 5: jefe de estudios ESO estudios – tutora – asesora. – Docum ento PAT d el centro.
1. Estrateg ias de relac ión con el alum no. – C onjuntamente, se debate y acepta una adaptación – Docum ento “Pa uta s de intervención
2. O bjetivos mínim os y metod olog ías p ara el alum no, se comp leta el docu men to “Pautas d e con el a lum no” , elabora do en la
para trabajar con alum nos c on intervenció n con el alum no”. reunión jefe de estudios – tutora –
172
prob lemas actitudinales graves. – La asesora ofrece apoy o ind iv idu al p ara llev ar a cab o los asesora.
a cuerdos con el a lum no y p ara a bordar situaciones – Docum ento de “C omp etencias
• Ac tor 4: equipo d e profesores/ as • Acción 7 : entrevis ta profes or/ a in divid ual – as esora: • Esp acio:
1. Identificación d e los sentimien tos que – E l/la p rof esor/a exp one sus sentim iento s, dud as y – Desp acho de la a sesora.
les g enera el alumno antes, d urante y p reocup aciones, la ases ora escuc ha e intervien e Temp oralización:
después de la situación de c onflicto. f acilitando la identificación d e los sen timien tos .
– Día s des pués d e la reunión del eq uip o
2. Estrateg ias de relac ión c on el alumn o. – C onjuntamente, evalúan las estrategias utilizadas de profes ores/as , o cuan do surja la
p or el/la profes or/a pa ra rela cion arse co n el alumn o. dema nda, 30 minutos.
Ma teriales :
– Docum ento “Pa uta s de intervención
con el a lum no” , elabora do en la
reunión equipo d e profesores/a s.
©
O rganización de la acción
Editorial UOC
Modalidad de intervención
Relación de cont enidos (espacio + t emporalización +
(acción + objet o + tema)
+ materiales)
• Ac tor 6: asesora • Acción 8 : reun ión EAP – ases ora: • Esp acio:
1. Ob jetividad en las dec isiones tom adas – La asesora expon e el ca so y las a cciones d esa rrolla das – Desp acho EAP.
duran te el proceso de asesoramien to. h asta el m omento. Temp oralización:
2. Criterios p ara diferenciar los p erfiles – La asesora expon e sus sentimientos, d uda s y – Una sem an a después de la reunión
de los alumnos de las unid ades p reocupa cio nes, la a sesora d el EAP escucha e in terv iene jefe d e estu dio s- tutora – a seso ra ,
m édico – educativas de los alum nos facilitando la identificación d e los sen timien tos . Am bas 30 m inu tos .
con problem as ps icológicos en tienen dud as sob re cóm o ev olucionará el caso y se
centros o rd inarios. p lantean exp lícitamen te si el centro ordinario es el m ás Ma teriales :
Actor 7: Eq uip o de Asesoram iento adec uado. Sab en q ue n ecesitan el apoy o del EAIA p ara – Reg istro de tod as las a ccio nes
Ps icop edagóg ico (secto rizado) res olver la cuestión. realiza das h asta el m omento.
1. Ob jetividad en las dec isiones tom adas – C onjuntamente elab oran un plan de trabajo para
173
duran te el proceso de asesoramien to. co ord in arse con el EAIA y Servicios Sociales. Pedirá n
entrevista con la resp onsa ble de EAIA pa ra exponer la
2. Criterios p ara diferenciar los p erfiles situación es colar d el chico y para plantear la po sib ilid ad
de los alumnos de las unid ades d e q ue prop icien las condiciones para un tratam iento
m édico – educativas de los alum nos
• Ac tor 8: familia • Acción 9 : entrevis ta fam ilia – tutora – as esora: • Esp acio:
1. Con tención de la fam ilia. La fam ilia exp one sus sentim iento s, la asesora y tutora – Sa la de v isitas.
es cuchan y la a seso ra aplica estrategias p ara la contención Temp oralización:
de la fam ilia. La familia se siente p erseg uid a y atacad a, no
sop ortan ser con vocad os. Hay un a sen sación d e injus ticia . – Una sem an a después de la reunión
jefe d e estu dio s- tutora – a seso ra ,
30 m inu tos .
Ma teriales :
– No s e utiliza material esp ecífico .
© Editorial UOC 174 La práctica psicopedagógica en educación formal
4. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Anexo
1. Introducción
2. Objetivos
2.1. Objetivos generales
2.2. Objetivos por etapas y cursos
3. Contenidos
3.1. Justificación y descripción
3.2. Distribución de los contenidos por etapas y cursos
4. Propuesta metodológica y recursos
4.1. Recursos humanos: descripción de funciones
4.1.1. Tutores
4.1.2. Equipo docente
4.1.3. Jefe de Estudios
4.1.4. Asesor psicopedagógico
4.2. Herramientas y recursos para la intervención
4.2.1. Herramientas y recursos para el seguimiento de los alumnos
4.2.1.1. Observación
4.2.1.2. Entrevistas
4.2.1.3. Reuniones del Equipo Docente
4.2.1.4. Reuniones de Padres/Madres
4.2.1.5. Reuniones de Delegados/das
4.2.1.6. Programa de Seguimiento de Alumnos
4.2.2. Herramientas y recursos para el Crédito de Tutoría
4.2.2.1. Sesiones de Tutoría
4.2.2.2. Convivencia tutoriales
4.2.2.3. Forums
5. Evaluación
© Editorial UOC 177 Capítulo VII. Plan de intervención...
Capítulo VII
Plan de intervención en la orientación académica
y profesional de los alumnos
Vicent Tirado
1. Martín (1997).
2. Martín (1997).
© Editorial UOC 179 Capítulo VII. Plan de intervención...
confianza en sus posibilidades y con una autoestima positiva. Todo ello se de-
sarrolla en la interacción entre el alumno y la institución educativa, constitu-
yendo el resultado de la historia escolar de cada cual.
En cualquier caso, la relación entre la orientación educativa y académica-profe-
sional resulta evidente. Es muy importante tener en cuenta esta relación en la pla-
nificación y puesta en marcha de la propuesta educativa global de centro y
específica de cada alumno. Por ello, la responsabilidad individual y conjunta de los
docentes abarca la formación de los alumnos no sólo en su dimensión académica,
sino también en la personal, la social y la relativa a la orientación profesional. En
todos los centros, la orientación debe ser considerada en el conjunto de las decisio-
nes del centro y concretarse de modo específico, como ya hemos expuesto anterior-
mente, en el plan de actuación tutorial y el plan de orientación académica y
profesional. Ambos son instrumentos para organizar y dar coherencia a las inter-
venciones que se ponen en marcha en los diferentes niveles de responsabilidad:
profesores, tutores y departamento de orientación.
En definitiva, son numerosos los elementos y criterios que subrayan la impor-
tancia de la orientación como ayuda a la atención individualizada de los alumnos
desde el punto de vista de su aprendizaje, de su desarrollo afectivo, relacional y
social y de su futuro académico y profesional. La intervención psicopedagógica
en tareas de esta naturaleza se desarrolla en diferentes niveles de la práctica edu-
cativa y en las relaciones de contexto educativo escolar con otros ámbitos, como
el familiar y el del trabajo. Asimismo, para una intervención adecuada, es preciso
considerar las múltiples conexiones existentes entre las diferentes etapas educati-
vas y, en especial, los procesos de tránsito de una a otra, tanto si éstos se realizan
en un mismo centro como si se dan en centros distintos.
3. Bauzá (1997).
© Editorial UOC 187 Capítulo VII. Plan de intervención...
una relación positiva consigo mismo, con sus propias características y percep-
ciones, con las otras personas y con el entorno en general. Para alcanzar un
buen conocimiento de uno mismo, es importante que el alumno o la alumna
sea lo más consciente posible de sus aptitudes, habilidades escolares y profesio-
nales y de su trayectoria escolar; es decir, de qué aspectos académicos y profe-
sionales “se le dan bien”. Asimismo, conviene que el alumnado sepa cuáles son
sus intereses, sus aficiones y sus expectativas personales.
En el mismo orden de cosas, pero estrechamente relacionado con lo anterior,
los chicos o chicas deben reflexionar sobre sus actitudes en general y, en parti-
cular, sobre las relaciones que mantienen con los demás y sobre el concepto que
tienen de sí mismos. Resulta tan importante que tomen conciencia de cómo les
ven las otras personas y, en definitiva, de cómo se ven a sí mismos, como que
razonen sobre sus valores en relación con sus intereses y necesidades. En defini-
tiva, el alumnado debe reflexionar sobre sus aspiraciones y proyectos profesio-
nales, académicos e, incluso, personales.
laboral, es decir, en una conversación con la persona adulta que pueda contra-
tarle para un trabajo, saber presentarse adecuadamente, etc.) y ejercitarse en los
métodos y técnicas de búsqueda de empleo (tener acceso a determinados medios
de comunicación que informan de puestos laborales, saber interpretar correcta-
mente lo que se desea para un puesto de trabajo, etc.).
Es preciso afrontar las diferentes pruebas que tienen que superar los aspiran-
tes a un puesto de trabajo (entrevistas, pruebas escritas o prácticas, exámenes,
etc.), conocer los documentos que se deben presentar (instancias, cartas de pre-
sentación o de petición de entrevista, curriculum vitae, etc.) y poner todo ello en
práctica. Además de aprender esas habilidades, hay que conocer los distintos or-
ganismos que se dedican a la inserción laboral (INEM, oficinas de empleo, ad-
ministraciones, sindicatos, etc.). Asimismo, es indispensable que se aborden los
aspectos más relevantes de la autoocupación de los alumnos, presentándola
como una de las posibilidades de desarrollo laboral y profesional.
El desarrollo de una propuesta de orientación académica y profesional que
tenga en cuenta estos cuatro ámbitos implica que el alumnado conozca las carac-
terísticas de su desarrollo personal y profesional, así como las del desarrollo de
aquellas capacidades y habilidades necesarias para llevarlo a cabo. Comportaría
aprender el significado y el sentido del contexto laboral que le rodea dentro de
esa preparación para que pueda realizar una toma de decisiones personales y pro-
fesionales responsable y adecuada. Todo ello a través de distintas actividades de
información-indagación y conocimiento ajustado de sus posibilidades e intereses.
Se trata, pues, de que los alumnos diseñen y formulen su propio proyecto profesional
personal, basándose en sus características y expectativas personales, en los requeri-
mientos de las opciones académicas y profesionales presentes en la sociedad y en
la importancia e influencia de los factores que intervienen en los procesos de
inserción en la vida activa y laboral.
portante que resulta para la orientación del alumnado que se destaquen las
capacidades y contenidos que se han expuesto en el capítulo referido a los ám-
bitos que constituyen la orientación académica y profesional.
Del mismo modo, el proyecto curricular permitió relacionar la orientación
académica y profesional con las distintas actividades que se realizan para desa-
rrollar el plan de acción tutorial, puesto que la mayoría de las tareas de aquélla
se tienen que impulsar desde los equipos docentes coordinados por el tutor o por
estos mismos, como se verá más adelante. Todo ello, sin olvidar la importancia
que suelen tener los contenidos y objetivos de la orientación para determinados
alumnos, en particular, para aquellos que muestran muchas dificultades de
aprendizaje o manifiestan desmotivación y desinterés por todo lo estrictamente
escolar y sólo expresan expectativas en cuestiones relacionadas con su incorpo-
ración al mercado laboral. En este sentido, hay que reconocer que los aspectos
referentes a la inserción laboral pueden convertirse en un contexto inmejorable
para abordar distintos objetivos de la educación secundaria y para despertar la
motivación de dichos alumnos.
A la comisión de coordinación pedagógica, con el asesoramiento y apoyo del
departamento de orientación (DO) o el equipo psicopedagógico, corresponde
establecer las directrices del POAP en el sentido señalado. Dicho plan, que for-
mará parte del proyecto curricular, se configura como el primer nivel de plani-
ficación, convirtiéndose en uno de los referentes más importantes para la
elaboración y desarrollo de las programaciones y para las distintas actividades
que se lleven a cabo en el centro por parte de los restantes órganos de coordina-
ción pedagógica y de profesores y tutores. Por esta razón, el POAP ha de con-
templar un plan de supervisión y seguimiento que permita evaluar los acuerdos
tomados e incorporar progresivamente elementos que puedan mejorarlo.
constancia por aceptarse a sí mismo, disposición por el trabajo bien hecho y por
la buena presentación de los trabajos realizados, aceptación y ofrecimiento de
ayudas cuando sea necesario, etc. Una vez el equipo docente ha decidido insistir
y profundizar sobre los contenidos expresados, es importante determinar las ha-
bilidades y destrezas más significativas que sirven para desarrollar dichos conte-
nidos, para que cada profesor las trabaje en el proceso de enseñanza y aprendizaje
de las distintas unidades didácticas.
En otro orden de cosas, se insistió en que para contribuir a la orientación del
alumnado, los contenidos tienen que abordarse a través de una dimensión prác-
tica y funcional que permita la aplicabilidad de los mismos. Es decir, han de
ofrecer, en la medida de lo posible, respuestas a distintas situaciones de la vida
cotidiana de los alumnos y a las expectativas de éstos, satisfaciendo así algunas
de sus curiosidades y preocupaciones. Por eso, se acordó, siempre que fuera po-
sible, presentar los contenidos relacionados con el entorno social y laboral de
los estudiantes con el objetivo de que éstos puedan aplicarlos en ámbitos de su
interés, lo cual permitirá una ampliación de sus intereses y expectativas y una
mejor comprensión de ambos.
Al mismo tiempo, dichos contenidos han de tener un carácter profesionali-
zador para que aseguren, como mínimo, el desarrollo de dos aspectos que se
consideran fundamentales en una orientación adecuada y de calidad y que son
los siguientes:
para poner en marcha los procesos de toma de decisiones. Para ello, es im-
portante que los tutores efectúen un minucioso acompañamiento de
todo el proceso y sugieran al alumno los aspectos que, por su trayectoria
personal y académica, más le puedan interesar y serle útiles. En este sen-
tido, en la medida de lo posible, hay que asegurar que pueda cursar las
materias escogidas en los primeros lugares.
El trabajo con las familias debe formar parte del continuo de las actividades
descritas, sobre todo de las entrevistas realizadas con sus hijos. Además, ha de
completar la información que el tutor no ha podido conseguir en el diálogo con
éstos, abordando la colaboración de los padres con los tutores y el equipo do-
cente en la concreción del plan de orientación académica y profesional. En estos
casos, resulta interesante debatir las expectativas de los padres sobre sus hijos,
tanto en lo referente al aprendizaje como en lo tocante al futuro profesional y
académico, puesto que muchas veces la información y opinión de la familia ad-
quieren una importancia decisiva en los intereses y en la toma de decisiones del
alumno. Tampoco en este ámbito debe el apoyo psicopedagógico sustituir la
función del tutor; más bien debe colaborar con éstos para que las entrevistas
sean provechosas, a fin de lograr una orientación satisfactoria.
Como corolario de este capítulo, es importante subrayar de nuevo el carác-
ter transversal de la intervención en la orientación académica y profesional,
© Editorial UOC 204 La práctica psicopedagógica en educación formal
que debe implicar a toda la actividad educativa de los centros docentes, desde
los aspectos más generales a los más particulares del aula y de la acción con
cada chico. Por eso, es un error limitar la orientación a actuaciones puntuales
en determinados momentos. De hecho, la orientación debe entenderse como
un proceso incorporado al proceso de enseñanza y aprendizaje. Además, ha de
existir un compromiso institucional, en especial de los equipos docentes, en
la elaboración, desarrollo y evaluación de proyecto de orientación educativa
y profesional. En este marco, la intervención psicopedagógica debe estar pre-
sente en todos los ámbitos constitutivos del POAP, dando apoyo al profesora-
do y a los órganos de coordinación pedagógica y colaborando con ellos en la
elaboración, puesta en marcha, seguimiento y valoración de dicho plan, así
como en la aportación de criterios que permitan diseñar actividades y mate-
riales pertinentes.
© Editorial UOC 205 Capítulo VII. Plan de intervención...
Lecturas recomendadas
La importancia de este libro, que no deja de ser un manual, radica en que aborda el
asesoramiento y la intervención psicopedagógica referida a distintos aspectos de que
configuran la actividad de los centros educativos. Desde esta perspectiva, se ofrecen
unos capítulos que se refieren a las tareas que conviene que tengan presente los pro-
fesores de la especialidad de Psicología y Pedagogía en temas de asesoramiento en la
acción tutorial y en la orientación académica y profesional. Tal vez lo más sugerente
sea que todo el libro se refiere a la dimensión de la intervención psicopedagógica en
los distintos temas que abordan los centros escolares, superando, de esta manera, la
mera descripción y la focalización en las tareas que llevan a cabo exclusivamente el
profesorado. De todas formas, se agradece que en distintos capítulos se expongan con
© Editorial UOC 206 La práctica psicopedagógica en educación formal
claridad aspectos de intervención educativa del profesorado, puesto que ello facilita
una mayor comprensión de los campos más relevantes que permiten la intervención
especializada de los orientadores y las orientadoras.
© Editorial UOC 207 Capítulo VIII. Proyecto de intervención...
Capítulo VIII
Proyecto de intervención para la convivencia y la prevención
de la violencia escolar
Rosario Ortega
1. Bruner (1997).
© Editorial UOC 208 La práctica psicopedagógica en educación formal
2. Giddens (1999).
© Editorial UOC 209 Capítulo VIII. Proyecto de intervención...
Ya hemos dicho que las buenas y las malas relaciones interpersonales no son
entes abstractos, sino procesos concretos en los que nos vemos envueltos dadas
las formas de comunicarnos con los demás que seamos capaces de activar y
mantener. Es importante añadir que tampoco la vida en común sucede en el va-
cío, sino en escenarios concretos que estimulan procesos interpsicológicos. Así,
acción conjunta, comunicación y vida afectiva en común serán tres elementos
que atraviesan todos los eventos de la vida escolar. Para lo que a nuestro análisis
interesa, es importante reconocer que ésta es la composición básica del tejido
social y psicológico de la vida en la escuela.
En el reciente informe europeo elaborado por un amplio grupo de expertos
en el que hemos tenido la oportunidad de participar (Salomaki et al., 2001) bajo
© Editorial UOC 212 La práctica psicopedagógica en educación formal
Procedimientos y herramientas
9. Bronfernbrener (1979).
10. Vygotski (1924/1991).
© Editorial UOC 218 La práctica psicopedagógica en educación formal
sus elementos de planes concretos, encaja mal con el modelo de proyecto abier-
to con el que se ha diseñado el SAVE. Inventamos un concepto de programa cer-
cano al concepto de caja de herramientas que se desprende del modelo teórico de
Vygotski.11 Los programas del SAVE han sido ejecutados en cada centro de for-
ma original por sus agentes, es decir, los docentes, que una vez que asumieron
que ellos tendrían que dibujar su propio camino, aceptaron crear sus propias es-
trategias y planes.
No fue difícil, una vez que se fue observando el camino que los docentes ele-
gían, teorizar y articular las iniciativas en un esquema único que se formalizó y
se presentó al colectivo de los coordinadores. La labor de teorización, formali-
zación y devolución de ideas compartidas la asumió en todo caso el equipo de
investigación desde la Universidad; pero siempre se avanzó compartiendo y
consensuando. Así pues, después de una serie de reuniones con los coordinado-
res de los equipos docentes, el equipo de la Universidad diseñó tres grandes lí-
neas programáticas que expuso a la consideración del grupo de coordinadores
docentes y que fueron aprobadas. Atribuimos a estas líneas programáticas el va-
lor de ser el conjunto de intenciones de actuación, ordenadas en relación a
grandes líneas de trabajo: 1) el programa de educación en sentimientos y emo-
ciones, que fue visualizado como la intención de incorporar la atención a la vida
afectiva y emocional de los escolares como el camino idóneo para la educación
en valores; 2) el programa de gestión democrática de la convivencia, que fue vi-
sualizado como la necesidad de prestar atención a cómo se diseñan y se cum-
plen las convenciones, las normas y reglas que regulan la vida cotidiana en el
aula y en el centro escolar; 3) el programa de trabajo en grupo cooperativo, que
fue considerado como la elección idónea para la actividad instructiva. Aprender
y enseñar considerando que la unidad de la acción instructiva es el grupo de
alumnos/as que se enfrenta a las actividades en diálogo con sus compañeros y
regulando las iniciativas que dan lugar al cumplimiento de las tareas que sugiere
el profesor/a.
Los docentes eran considerados protagonistas de su propio proceso, diseña-
dores de sus programas y observadores de su desarrollo. El profesorado del SAVE
nunca ha sido considerado un aplicador de reglas ni un instructor pasivo, ni
transmisor de ideas ajenas, sino un educador creativo que, sobre la base de com-
Lecturas recomendadas
Se trata del único estudio referido al fenómeno del abuso de poder, el acoso y en ge-
neral los malos tratos entre escolares, realizado con una muestra representativa de to-
das las comunidades autónomas españolas. Ello hace de este informe, realizado,
según puede leerse en el texto de su presentación, con la colaboración de UNICEF,
bajo la co-dirección de las profesoras Dra. Del Barrio y Dra. Martín y la coordinación
de la profesora Dra. Ochaita, de la Universidad Autónoma de Madrid, un instrumento
imprescindible si se desea consultar el estado de la cuestión en nuestro país, ya que
los otros estudios se refieren a poblaciones regionales.
Se trata de la edición comercial del paquete didáctico que se realizó para el Programa
Educativo de Prevención de los Malos Tratos entre Escolares que el equipo de inves-
tigación que ha dirigido tanto el programa Sevilla Anti-Violencia Escolar: SAVE,
como el Andalucía Anti-Violencia Escolar: ANDAVE, realizó para ambos proyectos
andaluces. Un conjunto de medidas o instrumentos de trabajo para que los docentes
realicen su propio proyecto de intervención para la prevención de la violencia esco-
lar. El proyecto SAVE fue evaluado y sus resultados fueron positivos; los programas y
subprogramas de trabajo están contenidos en estas páginas, cuya inspiración es el tra-
bajo directo con los docentes que intentaron mejorar el clima de relaciones interper-
sonales en sus aulas.
© Editorial UOC 224 La práctica psicopedagógica en educación formal
Se trata del documento más reciente, y por tanto, del más actual, referido al problema
de la violencia escolar en las aulas de las escuelas europeas. Coordinado por el profe-
sor Peter Smith, del Goldsmith College de la Universidad de Londres, es el resultado
de un trabajo de investigación que se llevó a cabo por un conjunto de equipos euro-
peos que revisaron el estado de la prevención de la violencia en las aulas de sus res-
pectivos países. Si se compara este documento con otros anteriormente citados, se
puede apreciar el verdadero progreso que han significado, para el desarrollo de este
tema, los últimos cinco años de trabajo docente e investigador.
© Editorial UOC 227 Capítulo IX. Plan de acceso a la educación...
Capítulo IX
Plan de acceso a la educación secundaria: la coordinación
entre la primaria y la secundaria
Núria Simó y Joan Soler
El trabajo del alumno centrado en la escuela Desplazamiento del trabajo del alumnado fuera
de la escuela
2. Gimeno (1996).
3. Gimeno (1996, p. 66).
4. Domènech y Arànega (2001, pp. 89-90).
© Editorial UOC 231 Capítulo IX. Plan de acceso a la educación...
Relación más continuada con las familias Relación más esporádica con las familias
Clima y relación entre el profesorado más Clima y relación entre el profesorado más
estrecha. Predominio del trabajo por niveles segmentada. Predominio del trabajo
y por ciclos departamental
a) Fase inicial
b)Fase de coordinación
Tabla 9.2. Aspectos a trabajar para el intercambio de información en los distintos ámbitos.
3) Fase de coordinación
Al iniciarse esta nueva fase del trabajo, el equipo de coordinación debe esta-
blecer el índice de temas sobre los cuales quiere reflexionar para elaborar pro-
puestas de coordinación entre las etapas y los centros.
Teniendo en cuenta las dificultades detectadas en el caso planteado, los te-
mas que a continuación proponemos intentan ser un conjunto de sugerencias
que servirán para iniciar la reflexión sobre la práctica conjunta:
Tabla 9.3. Aspectos que se deben trabajar para el proceso de reflexión y la elaboración de propuestas
de coordinación en los distintos ámbitos.
4) Fase de evaluación
La evaluación debe plantearse en relación a los objetivos y al desarrollo
del trabajo de coordinación y debe dirigirse a los distintos actores implicados
© Editorial UOC 243 Capítulo IX. Plan de acceso a la educación...
4. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Este monográfico de la revista analiza los itinerarios escolares desde la educación infan-
til hasta el acceso a la universidad y el mundo del trabajo con el objetivo de mostrar las
claves más importantes que explican los procesos de transición. La monografía se es-
tructura en cuatro bloques. En el primero de ellos, Alejandro Campo, Jaume Funes,
Mariano F. Enguita y José Luis San Fabián plantean los aspectos más globales de las
transiciones educativas: los itinerarios personales y educativos, el desarrollo evolutivo
de los chicos y chicas, las condiciones de la igualdad de oportunidades y la escolaridad
obligatoria. En los tres bloques restantes se analizan las problemáticas de los procesos
de transición en las distintas etapas: la escuela infantil y primaria, la educación secun-
daria y la formación profesional y la universidad.
El libro del profesor Gimeno Sacristán analiza los fenómenos que tienen lugar cuando
los estudiantes pasan del nivel escolar de primaria al de secundaria en el entorno del
sistema educativo español y desde la perspectiva de las discontinuidades en las cultu-
ras escolares.
Después de analizar las transiciones entre distintos ambientes culturales y los signifi-
cados, ambivalencias y multiplicidades de los procesos de transición, en el ensayo
se plantean las transiciones en el currículum a partir de los elementos de continui-
dad y coherencia en las exigencias hacia el alumnado. A continuación, el autor ex-
pone las consecuencias de la transición a secundaria desde una perspectiva múltiple y
compleja en la que intervienen elementos contextuales (cambio de centro, de ambiente,
de cultura escolar, etc.), elementos personales (cambio de relaciones, desarrollo psicoló-
gico, motivación, percepción de la propia valía, etc.) y elementos curriculares y de apren-
© Editorial UOC 246 La práctica psicopedagógica en educación formal
La práctica psicopedagógica
en el desarrollo de proyectos
y programas de enseñanza y aprendizaje
© Editorial UOC 249 Introducción
Introducción
Los coordinadores
© Editorial UOC 253 Capítulo X. Proyectos y programas...
Capítulo X
Proyectos y programas de innovación en la enseñanza
y el aprendizaje de la lectura y la escritura
Isabel Solé
1. Pennac (1993).
© Editorial UOC 254 La práctica psicopedagógica en educación formal
1) ¿Qué es leer?
Leer es un proceso de interacción entre el texto y el lector, a través del cual
éste construye una interpretación para el texto. Al leer, el texto aporta su conte-
nido, su estructura, su formato, su código; el lector, sus objetivos, sus conoci-
mientos previos, sus intereses y motivos, sus emociones y habilidad en lectura.3
Este proceso, en las sociedades letradas, se inicia muy pronto en la vida de los
individuos, en la interacción inespecífica con el universo escrito, presente por
doquier en nuestras comunidades. A ella hay que añadir una interacción más es-
pecífica, vinculada a las situaciones de lectura de textos (cuentos, pero también
otros documentos) y de escritura (listas, notas, e-mail, postales, cartas, etc.) en
las que se encuentran involucrados con sus padres y cuidadores muchos niños
en sociedades como la nuestra, en las que la lengua escrita se constituye como
un poderoso medio de comunicación, persuasión, identificación y propaganda.
de que los textos escritos contienen un mensaje, dicen cosas; este conocimiento
les permite empezar a preguntarse ¿qué dice aquí? Desde este momento, empie-
zan a demostrar una incipiente conciencia acerca de las propiedades del lengua-
je escrito y de sus peculiares relaciones con el lenguaje oral.4 Entre ellas:
4. La lectura y escritura iniciales han sido descritas por Ferreiro y Teberosky (1979) Los sistemas de
escritura en el desarrollo del niño (México: Siglo XX I); por Teberosky (1992) Aprendiendo a escribir (Barce-
lona: ICE/Horsori); y Solé (1992). Un resumen de los hitos más importantes de ese proceso puede
encontrarse en Solé y Teberosky (2002).
© Editorial UOC 257 Capítulo X. Proyectos y programas...
buido mayor o menor sentido) permiten activar los conocimientos previos relevan-
tes para procesar la información y focalizar lo esencial en detrimento de lo
accesorio. Se establece así un diálogo consciente con el texto, que a veces se cons-
tituye en un interlocutor cómodo, y otras veces se manifiesta más duro e incisivo
(formulando interrogantes, planteando dudas y problemas, induciendo al con-
flicto cognitivo). Algunas acciones que emprende el lector reflejan la intensidad
de esta silenciosa conversación: la toma de notas, la relectura, la elaboración de
esquemas y resúmenes, la consulta de otras fuentes, etc. El lector interpreta y
aprende gracias al texto y a su actitud y conocimiento, que en ese proceso sufre
transformaciones: la lectura ha contribuido a problematizarlo, y en el mejor de
los casos, a diferenciarlo e incrementarlo. En este sentido, constituye un medio
no sólo para acceder al conocimiento de otros –y poderlo decir–, sino también
para transformar, reorganizando y elaborando, el propio conocimiento.
¿Por qué es rentable aprender a leer? Porque nos permite, entre otras cosas,
leer para aprender, poner en funcionamiento toda una serie de estrategias que
en su conjunto nos permiten procesar la información del texto, haciendo posi-
ble el aprendizaje. El ámbito de las estrategias de lectura constituye un ámbito
básico de intervención psicopedagógica, tanto en la Educación Infantil y Prima-
ria como en la Educación Secundaria.
Cuando un alumno participa en una actividad de lectura, puede ver ésta más
bien como una tarea a responder porque la pide el profesor, o, en cierta medida,
como un reto que le implica, como algo que le permite resolver alguna necesidad
de conocimiento. En este último caso, se erige como un activo participante (por opo-
sición a los muy frecuentes participantes pasivos descritos por Palincsar y Brown,
1984) que piensa estratégicamente para organizar su actividad, evaluarla y even-
tualmente modificarla con el fin de conseguir unos propósitos que ha podido hacer
suyos. Salvando todas las distancias, algo similar ocurre cuando se habla, se escucha
o se escribe en las situaciones de enseñanza y aprendizaje. De ahí que asesorar para
fomentar la enseñanza de estas capacidades desde una perspectiva estratégica –si-
guiendo los principios de lo que diversos autores denominan enseñanza informa-
da8; proporciona práctica y coherencia en la formación de alumnos ampliamente
alfabetizados, que podrán con las ayudas necesarias utilizar sus conocimientos
para aprender, de forma dirigida y progresivamente autónoma.
distinto modo en las diversas etapas educativas (el lector reconocerá, sin duda,
algunos principios como más adecuados para Educación Infantil, mientras
que otros se ubican mejor en la Educación Secundaria). Excepto en el caso del
primero, no puede establecerse una jerarquía de importancia, ni siquiera se-
cuencial entre los aspectos que se describen a continuación; todos ellos con-
tribuyen y son necesarios para la formación de lectores curiosos y críticos. Por
lo demás, no se trata de condiciones presentes o ausentes; en cierto grado, distin-
to sin duda en cada caso, los aspectos que se señalarán forman parte de la prác-
tica de la mayoría de los centros. Enunciarlos permite establecer algunos hitos
hacia donde debería tender el asesoramiento para conseguir una enseñanza de
la lectura más satisfactoria. El análisis de la institución y de su demanda es un
elemento imprescindible en el trabajo psicopedagógico para llegar a una defi-
nición compartida (con el equipo docente, con el profesor individual) de la si-
tuación de lectura sobre la que se quiera trabajar con la finalidad de optimizar
la capacidad de aprender de los alumnos y la de enseñar de los profesores. A
partir de esa definición, y de los objetivos que se establezcan, se podrá acudir
a los ámbitos que se relacionan a continuación para ayudar en la concreción
de un plan de trabajo realista y ajustado.
posible volver a ella cuando así lo deseen o lo necesiten. De ahí que sea necesa-
rio pensar acerca del uso educativo de la Biblioteca, sobre la creación de talleres
de crítica literaria, sobre la conexión de la escuela con la realidad a través de los
libros, los autores, las efemérides literarias, etc., en una perspectiva no mera-
mente anecdótica o episódica, sino como medios al servicio de unas finalidades
concretas e irrenunciables: formar lectores y escritores.
nales, es decir a las causas mediante las cuales se explica sus éxitos y sus fracasos.
No se trata de un sentimiento que necesariamente aluda a una competencia es-
trictamente individual; todos los alumnos requieren algún tipo de ayuda para
mostrarse competentes (o más competentes), por lo que dichas ayudas no de-
ben verse como la excepción, sino la norma que toma distintos valores para que
todos y cada uno puedan progresar.
Las situaciones de aprendizaje de la lectura tienen unas características que
conviene poner en relación con los comentarios esbozados en los párrafos pre-
cedentes. En primer lugar, se trata de unos aprendizajes sobre los que se proyec-
ta una fuerte expectativa social y académica; no es lo mismo, no se valora de la
misma manera, no aprender a leer que no aprender a hacer volteretas (o ecua-
ciones de segundo grado). En segundo lugar, leer es algo tan común (a pesar de
que se puede ser lector de muchas formas; recuérdese el caso de los analfabetos
funcionales, por ejemplo) que a veces parece algo natural; en esa perspectiva se
considera que quien no aprende a leer manifiesta alguna dificultad personal,
“tienen algún problema”. En tercer lugar las situaciones de enseñanza y apren-
dizaje tienen una dimensión pública innegable: lo que ocurre en una clase pasa
ante los ojos de sus integrantes, y se propaga (más o menos) por el resto de la
institución. Cuando algún alumno encuentra dificultades en su apropiación de
la lectura, las muestra (aunque no quiera) a los demás, y ello de forma muy fre-
cuente. Su propia imagen como lector se va deteriorando, y las expectativas que
se generan sobre sus capacidades no suelen mejorar mucho la situación.
Un ámbito indiscutible de intervención psicopedagógica consiste en contri-
buir a que se reflexione sobre estos aspectos desde dos premisas: la premisa de
la diversidad de los alumnos (de intereses, de competencias, de familiaridad con
la lectura); y la premisa de la capacidad de los docentes para influir, para ayudar,
para generar a partir de una expectativas positivas –acerca de las posibilidades
de los alumnos y de las suyas propias– un contexto que permita el acceso a la
lectura de todos los alumnos. La conclusión puede conducir a analizar con más
precisión las condiciones de partida de cada uno; a considerar la provisión de
intervenciones más preventivas que correctivas (por ejemplo, ayudar a un alum-
no con un texto antes de que deba leerlo públicamente); a evaluar la convenien-
cia de sustituir situaciones públicas de lectura (que hacen pasar un mal rato al
alumno que no lee fluidamente, a los alumnos que no tienen paciencia para es-
cucharlo, y al docente, que ve cómo el ritmo de la clase se interrumpe y debe
© Editorial UOC 266 La práctica psicopedagógica en educación formal
hacer frente a una situación difícil) por situaciones privadas, en las que se ayuda
a preparar la lectura y se ofrecen estrategias para leer mejor. La conclusión, en
definitiva, es considerar esta dimensión emocional de la lectura e introducirla
en las discusiones y propuestas que la tengan como protagonista, al menos al
mismo nivel que la dimensión más cognitiva e instrumental.
5) Combatir la rutina
La rutina bien podría considerarse el principal enemigo de la lectura que se
realiza en los centros educativos. En la vida real, se lee de formas muy diversas,
para objetivos propios, textos diferentes, tras los cuales se emprenden acciones
conectadas con la finalidad para la que se leyó (o simplemente, no se hace na-
da). En las escuelas y los institutos, con frecuencia se lee de la misma forma tex-
tos muy parecidos para hacer luego las mismas o similares cosas. Por ejemplo,
en Educación Primaria es todavía muy habitual la lectura colectiva: todos los
alumnos tienen ante sí el texto, y por turnos, cada uno lee un párrafo. Después,
se formulan preguntas de “comprensión” sobre lo leído, y se realiza alguna ac-
tividad escrita, más o menos vinculada al texto (dependiendo de si enfoca más
bien contenidos de gramática o si pretende la profundización de la compren-
sión). En Educación Secundaria es frecuente otro patrón, consistente en la lec-
tura individual por parte de los alumnos de un texto, tras el cual deberán
contestar por escrito determinadas preguntas, o bien realizar algún ejercicio.
Por supuesto, no debe tomarse esta simplificación como ejemplificadora de
todas las prácticas que sobre lectura se realizan, pero la investigación y la ex-
periencia señalan que la diversidad de propuestas no es precisamente lo que
caracteriza el tratamiento educativo de la lectura, tanto en el área de Lengua,
como en otras áreas (en las que por lo general, simplemente es tratada como
un medio, o un subproducto).
Y sin embargo, no hay ninguna razón para que la lectura sea algo tedioso,
aburrido, que para los alumnos no pasa de ser un ejercicio más. Se podría afir-
mar que por el camino de la rutina, los alumnos des-aprenden en un doble
sentido: dejan de constatar que leer puede ser algo interesante; y aprenden
que leer es esta otra cosa que tiene realmente muy poco sentido (y menos fun-
cionalidad) fuera del círculo estrictamente escolar. Se pueden leer textos muy
diversos en la escuela, y hacer participar a los alumnos en su elección; se puede
y se debe comunicar los criterios por los cuales un equipo de docentes ha con-
© Editorial UOC 267 Capítulo X. Proyectos y programas...
resumen, etc. Es como si se aceptara que una vez que un alumno sabe leer con
soltura, lo “otro” vendrá por añadidura. Sin embargo, saber leer de manera fun-
cional requiere de un proceso de aprendizaje en el que los alumnos pueden ir
comprendiendo, por ejemplo, cuáles son los criterios que cabe utilizar para con-
siderar qué es importante en un texto y qué es secundario; o las relaciones que
existen entre un resumen y el texto de dónde procede, así como las estrategias
necesarias para elaborarlo. Éste es un ámbito de intervención psicopedagógica
muy importante, que concierne a todas las etapas de la escolaridad, y a la vez
muy complejo, pues supone romper con creencias y atribuciones a veces muy
enraizadas en la tradición del profesorado. Con frecuencia, los intentos para lo-
grar que los alumnos sepan al utilizar la lectura para aprender se concretan en
las propuestas de asignaturas de técnicas de estudio; en llenar las sesiones de tu-
toría con este tipo de contenidos; o en estructurar grupos de refuerzo para de-
terminados alumnos. En algunos centros se logra integrar estas estrategias en
alguna/s asignatura/s.
Como han señalado Monereo, Pozo y Castelló (2001) en el ámbito más am-
plio de la enseñanza de estrategias de aprendizaje, cada una de las modalidades
señaladas tiene ventajas y limitaciones. Sin embargo, conviene recordar que for-
mar lectores estratégicos implica no limitar el protagonismo de los alumnos a
responder, a participar en tareas en que se ejercitan técnicas de forma aislada.
Requiere propuestas en que leer sea necesario para aprender de la forma más sig-
nificativa posible. En todas las áreas profesores y alumnos se encuentran activa-
mente involucrados en tareas y proyectos cuyo propósito es promover el
aprendizaje. En ellas, una vez se sabe lo que se pretende, tiene todo el sentido
aprender y practicar distintos procedimientos: consultar fuentes de distinto ti-
po; elaborar resúmenes, esquemas y mapas conceptuales para uno mismo o para
su difusión; resolver dudas de comprensión; integrar informaciones diversas:
utilizar procedimientos de citación adecuados; organizar y pulir la información
para hacerla accesible a otros en distintos formatos; elaborar autoinformes sobre
el proceso seguido y sobre los aprendizajes realizados. 11
11. En un sentido algo distinto, pero complementario, Pozo y Postigo (2000) se refieren a los ejes
procedimentales transversales (procedimientos de adquisición, interpretación, análisis y razona-
miento, comprensión y organización, comunicación) que atraviesan todas las áreas y a los cuales
subyace siempre de un modo u otro la lectura.
© Editorial UOC 269 Capítulo X. Proyectos y programas...
3. Conclusión
Lecturas recomendadas
De una forma breve y concisa, las autoras, en una perspectiva claramente orientada
a la intervención, analizan los procesos de composición escrita, ofreciendo de este
modo criterios que permiten analizar los que se llevan a cabo en las instituciones es-
colares. El capítulo ofrece un conjunto de sugerencias útiles para profesores y asesores
implicados en la mejora de los procesos de escritura, que en buena parte son insepa-
rables de los de lectura.
En este artículo, de forma comprensiva y organizada, se ofrece una revisión de los di-
versos modelos de escritura teóricamente fundamentados, y se proporciona un aná-
lisis de lo que significa escribir como proceso psicológico. El artículo argumenta el
carácter de problema mal definido que posee la composición escrita y permite, desde
esta perspectiva, una mejor comprensión de lo que supone intervenir para ayudar a
los alumnos a utilizar la escritura no sólo como instrumento de comunicación, sino
también como herramienta para el pensamiento.
Los textos expositivos son una clase de textos sobre los que los alumnos deben mos-
trar su competencia lectora a través del aprendizaje que son capaces de construir a
© Editorial UOC 272 La práctica psicopedagógica en educación formal
En esta obra se argumentan con mayor profundidad muchos de los aspectos que han
sido tratados en este capítulo, particularmente la opción constructivista e interactiva
en el aprendizaje y la enseñanza de la lectura. A pesar de que está fundamentalmente
dirigido a profesores y maestros, su lectura puede interesar a todos aquellos entre cu-
yas funciones se encuentra la de asesorar procesos de alfabetización en sentido am-
plio, potenciar una lectura crítica y útil para el aprendizaje y disponer de criterios
para planificar, llevar a la práctica y evaluar la enseñanza de estrategias de lectura.
Este capítulo aborda las relaciones entre comprensión lectura y aprendizaje, un aspec-
to crucial en la escolaridad si se pretende que los alumnos puedan transitar por ella
con éxito. Se establecen relaciones entre las diversas capacidades lingüísticas (hablar,
escuchar, leer y escribir) desde su dimensión de estrategias, y se profundiza en las es-
trategias de lectura entendida en este caso como estrategias de aprendizaje.
Capítulo XI
Proyectos y programas de innovación
en la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas
Javier Onrubia, José Ramón Lago e Isabel Pitarque
Desde esta doble toma de postura, entendemos que las funciones prioritarias
del asesor psicopedagógico en relación con proyectos y programas de innova-
ción en la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas pueden ordenarse en tor-
no a tres ámbitos básicos (el ámbito centro, el ámbito de los equipos de
profesores y el ámbito alumno) y concretarse como se recoge a continuación.
© Editorial UOC 279 Capítulo XI. Proyectos y programas de...
Este hecho, unido a la importancia que, como también hemos señalado, se atribuye
habitualmente al rendimiento del alumno en matemáticas hace que, muy a me-
nudo, las decisiones de centro relacionadas con medidas extraordinarias de
atención a la diversidad (agrupamientos flexibles, desdoblamientos de grupos,
grupos de refuerzo, etc.) afecten a la enseñanza de las matemáticas en mayor
medida que a la de otros contenidos curriculares.
El papel del asesor psicopedagógico en relación con la toma de decisiones
vinculadas a este tipo de medidas en el caso de las matemáticas –de modo simi-
lar a lo que ocurre en relación con otros contenidos– es, a nuestro juicio, doble.
Por un lado, puede aportar criterios que aseguren que las medidas que puedan
adoptarse permiten efectivamente la creación de espacios y contextos en los que
la enseñanza de las matemáticas puede hacerse con mayores dosis de relevancia,
contextualización, funcionalidad y atención a los conocimientos previos de los
alumnos, así como con un mayor grado de ajuste y personalización. Por otro,
puede ayudar al centro a revisar y redefinir en una dirección más flexible, varia-
da e inclusiva este tipo de medidas. Ello se concretaría en dejar de considerar
que este apoyo extraordinario sólo puede darse fuera de las aulas ordinarias y
mediante agrupamientos especiales para incorporar también otras opciones de
apoyo específico dentro de las aulas ordinarias, con las pertinentes modificacio-
nes curriculares y organizativas.
3. Rivière (1990).
© Editorial UOC 283 Capítulo XI. Proyectos y programas de...
Situación inicial
El asesor entiende que el proceso debe tomar como punto de partida y dar
amplia cabida a las preocupaciones y problemas reales a los que se enfrentan los
profesores en su práctica cotidiana, y enmarcarse en sus necesidades e intereses,
así como en los recursos reales de que disponen. Al mismo tiempo, entiende que
el proceso no debe limitarse al análisis o diagnóstico de esos problemas, sino
que debe asegurar, en lo posible, una repercusión específica en esa práctica en
términos de cambios concretos en la enseñanza que lleguen a aplicarse y pue-
dan posteriormente valorarse. Por todo ello, considera que una estrategia de
análisis y reflexión sobre la práctica en las clases de matemáticas puede resultar
adecuada para estructurar el trabajo. Al mismo tiempo, considera que este pro-
ceso de reflexión sobre la práctica debe estar conceptualmente guiado y apoya-
do, y que a lo largo del mismo es necesario ofrecer materiales y propuestas
concretas a los profesores que les ayuden a pensar en cambios y mejoras concre-
tas que pueden introducir en sus clases. De acuerdo con este conjunto de con-
sideraciones, diseña un proceso de trabajo conjunto que contempla tres fases:
© Editorial UOC 285 Capítulo XI. Proyectos y programas de...
• Fase de análisis
• Fase de evaluación
tica. Se constata que algunos profesores han aplicado realmente los cam-
bios propuestos, pero que otros no lo han hecho. Los profesores que sí los
han introducido hacen una valoración positiva. En el caso de los que no
lo han hecho, se discuten las causas y se acuerda que el asesor les ofrezca
un apoyo y un seguimiento específico e individualizado al respecto. Igual-
mente, se constata que los cambios introducidos llevan, en último térmi-
no, a la necesidad de plantearse algunas cuestiones sobre el qué enseñar, y
también sobre la evaluación. Así, se acuerda volver a iniciar el proceso to-
mando en este caso como eje dos criterios: por un lado, el relativo a la ne-
cesidad de identificar los aspectos más esenciales y fundamentales que los
alumnos deben aprender, diferenciándolos de otros, también importan-
tes, pero en último término no tan básicos ; por otro, el relativo a la ne-
cesidad de una evaluación más continuada de los alumnos y que tenga en
cuenta su progreso y su esfuerzo individual.
en la fase de evaluación, ayuda a analizar cómo y por qué los cambios se han
llevado o no a cabo, y qué resultados se han obtenido en términos de mejora de
la práctica. Igualmente, facilita la reflexión sobre cómo lo realizado se relaciona
con otros criterios y cuestiones, y apoya la continuidad y extensión del trabajo
a otros aspectos.
En todo el proceso, una de las labores fundamentales del asesor es la de ayudar
a la puesta en relación del conocimiento didáctico y disciplinar de los profesores
con el conocimiento psicopedagógico. A este respecto, un aspecto fundamental
de su actuación es el de contribuir a elaborar, a partir de la reflexión y discusión
de los ejemplos concretos de práctica, tanto proporcionados por los materiales
como por los propios profesores, que se van introduciendo en las distintas fa-
ses, la comprensión compartida de que las posibilidades de atender a la diver-
sidad del alumnado dependen decisivamente de la manera en que se oriente
el trabajo del área y las opciones que se adopten con respecto a qué matemá-
ticas enseñar, por qué y para qué enseñarlas, cuándo y cómo hacerlo.
3. A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Este trabajo sintetiza la posición psicológica sobre los procesos de enseñanza y apren-
dizaje de las matemáticas que subyace a las propuestas y criterios apuntados en el capí-
tulo. Partiendo de la necesidad de un tratamiento escolar que equilibre adecuadamente
la cara más formal e intramatemática de las matemáticas con su dimensión más prag-
mática, contextualizada y cultural, a lo largo del trabajo se describen las capacidades
implicadas en la pericia matemática, se conceptualiza el aprendizaje de las matemáticas
como una construcción socialmente mediada, se proponen algunas finalidades para la
enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas en la educación obligatoria y se presen-
tan y discuten algunos criterios generales para la enseñanza de las matemáticas y su
evaluación.
– ¿Por cuál de los bloques consideras que sería mejor comenzar a trabajar?
¿Por qué?
– ¿Por cuáles (dos) de los criterios de ese bloque comenzarías? ¿Por qué?
– ¿Qué dos criterios destacarías más de entre todos? ¿Por qué?
© Editorial UOC 295 Capítulo XII. Proyecto de integración...
Capítulo XII
Proyecto de integración de las estrategias de aprendizaje
en las programaciones curriculares
Montserrat Castelló y Bartomeu Buira
Tal como han puesto de manifiesto algunos trabajos en los últimos años, las
modalidades de organización de la enseñanza de estrategias que se han desarro-
© Editorial UOC 296 La práctica psicopedagógica en educación formal
1. Para ampliar este punto pueden consultarse los siguientes trabajos: Castelló y Monereo (2000),
Castelló (2001).
© Editorial UOC 297 Capítulo XII. Proyecto de integración...
nizativamente les situaban en el mismo nivel de decisión que los jefes de de-
partamento.
Desde estas coordinaciones de ciclo se primaron espacios de discusión y re-
flexión horizontal que implicaban a los profesores de departamentos distintos, lo
cual, en un contexto como el de la Enseñanza Secundaria con una fuerte tradición
de coordinación vertical y de preponderancia del departamento, no siempre es fácil.
Pero, precisamente gracias a esos espacios formados por distintos profesores
que impartían clases a un mismo alumnado, se hizo acuciante la necesidad de
unificar criterios, técnicas, actuaciones que debían actuar en beneficio de todos.
Tabla 12.1
Técnica de trabajo y estudio 1.º ESO 2.º ESO 3.º ESO 4.º ESO
L. catalana L. catalana
L. castellana L. castellana
1. Utilización del diccionario
Técnica de trabajo y estudio 1.º ESO 2.º ESO 3.º ESO 4.º ESO
Tutorías Tutorías
grupo grupo
3. Realización de trabajos
Tutorías
4. El subrayado grupo
Tutorías
5. El resumen grupo
Siguiendo con el tipo de trabajo iniciado el curso anterior, los dos primeros
objetivos se desarrollaron en las sesiones de tutoría de grupo y el tercer objetivo
se desarrolló íntegramente en las clases de ciencias naturales, por lo que en la
programación curricular de esta área se tuvo en cuenta el objetivo de enseñar a
estudiar a los alumnos y se planificaron diferentes tareas para su consecución
que a continuación detallamos.
tudio del contenido a partir de un texto que introducía los conceptos fun-
damentales del tema.
– Concreción de los contenidos del área de ciencias naturales que se inclui-
rán en la programación.
– Metodología, tareas y tipo de interacción a promover a lo largo de las dis-
tintas sesiones de trabajo con los alumnos, temporalización y materiales
o recursos necesarios.
Tabla 12.2
Nombre y apellidos:
Fecha:
El profesor te ha pedido que encuentres la relación entre célula, tejido, órgano, aparato y
sistema.
2. ¿Crees que podrías haber escogido otro procedimiento? Si respondes que sí, escribe
por qué no lo has realizado (no se te ha ocurrido, no lo sabes hacer, etc.).
En las sesiones de área las tareas propuestas tenían distintos objetivos que
implicaban diferentes procesos de estudio y que los alumnos debían resolver
utilizando los procedimientos que creyeran más idóneos para contrastarlos des-
pués y justificar su elección. Igualmente se analizaron y aprendieron nuevas téc-
nicas destinadas a favorecer la comprensión de la información.
En cada sesión se recogió información similar a la obtenida en la evaluación
inicial a fin de poder, por una parte, aportar elementos de valoración del apren-
dizaje, y por otra, disponer del punto de vista de los alumnos para fomentar la
reflexión en las sesiones de tutoría.
© Editorial UOC 306 La práctica psicopedagógica en educación formal
El resultado final de estas sesiones fue la confección de una guía personal que
recogiera aquellas consignas importantes a tener en cuenta para el estudio de
un texto. Al inicio del crédito se dio a cada alumno una hoja que debía ir cum-
plimentando durante todas las sesiones fruto de las discusiones y reflexiones
que se fueron generando. En la tabla 12.3 puede consultarse en la columna de
la izquierda la hoja que se dio a los alumnos y en la columna de la derecha todos
aquellos aspectos que el profesor pretendía que los alumnos incluyeran al fina-
lizar el crédito.
Tabla 12.3
4. Conclusiones
ra, pero era un paso previo y necesario para conseguir que los profesores revisa-
ran sus concepciones acerca de las técnicas de estudio, su eficacia relativa, su
transferencia a diversos contextos de aprendizaje, etc.
La propuesta tuvo un impacto real en el quehacer educativo de los profesores
y sigue evolucionando gracias a la voluntad de esos profesores. Éste es, proba-
blemente, el mejor logro de un proceso de asesoramiento.
© Editorial UOC 311 Capítulo XII. Proyecto de integración...
Lecturas recomendadas
Los dos capítulos se ocupan de cómo introducir las estrategias en las programaciones
curriculares y, específicamente, de los retos y las condiciones que debería tener en
cuenta cualquier proceso de asesoramiento sobre estrategias de aprendizaje. Si bien
los dos autores aportan matices diferenciales en su discurso, su propuesta es comple-
mentaria y permite dotar al asesor de los elementos de reflexión necesarios para abor-
dar con éxito la tarea de asesoramiento en el ámbito de las estrategias. Las propuestas
destacan por su amplitud y por contemplar diferentes niveles de asesoramiento de
forma simultánea; así se pone de manifiesto la necesidad de conocer y trabajar con
las concepciones del profesorado, la organización del centro y el desarrollo de las se-
siones de clase. Los tres niveles se recogen en el ejemplo comentado en este capítulo
y la lectura de estos dos capítulos puede suponer un buen complemento para reflexio-
nar sobre las acciones emprendidas y sobre otras posibles en otros contextos de ase-
soramiento similares.
© Editorial UOC 313 Capítulo XIII. Programas de intervención...
Capítulo XIII
Proyecto de integración de la educación emocional
en las programaciones escolares
M. L. Pérez Cabaní, M. R. Carretero Torres y J. Juandó Bosch
Puede parecer extraño que hoy en día aún nos planteemos la necesidad de
integrar los factores emocionales y afectivos en las programaciones escolares
puesto que, desde los principios psicopedagógicos constructivistas que impreg-
nan el sistema educativo desde hace más de una década, es imprescindible con-
templar estos factores cuando se pretende el desarrollo integral de las personas
y cuando, de acuerdo con las necesidades y demandas sociales, se pretende edu-
car ciudadanos capaces de ser y de convivir y no únicamente de adquirir saberes
conceptuales.
Pero integrar estos contenidos emocionales en las programaciones esco-
lares no es tarea fácil por diversas razones. Algunas de ellas están relaciona-
das con la organización y la dinámica de los centros escolares, por ejemplo,
con la falta de una cultura de trabajo en equipo o con una tendencia al in-
dividualismo más que a la colaboración que no favorece el establecimiento
de la corresponsabilidad de los agentes educativos para la enseñanza de con-
tenidos transversales tales como los propios de la educación emocional.
Otras razones están relacionadas con la tipología de los contenidos de ense-
ñanza/aprendizaje en torno a los cuales se vertebran las programaciones es-
colares, habitualmente conceptuales, y organizados en áreas o materias
escolares. Por el contrario, los contenidos de la educación emocional perte-
necen al ámbito de las actitudes y valores, lo que conlleva, por una parte, un
período de tiempo de aprendizaje más amplio y, por otra parte, una mayor
dificultad de evaluación objetiva de los mismos. Finalmente, no podemos
dejar de mencionar otras razones que también dificultan la integración de
los contenidos emocionales y que se generan más allá de los límites de la es-
cuela, como el fomento social de la competitividad y la selectividad exclu-
yente en base a un tipo determinado de conocimientos.
© Editorial UOC 314 La práctica psicopedagógica en educación formal
1. Entre los programas más representativos que se han elaborado en nuestro país para ser aplicados
en la escuela, destacamos:
Proyecto Atlántida sobre Educación y valores democráticos de la Federación de Enseñanza de
CCOO.
Programa de competencia social elaborado por Manuel Segura. Universidad de la Laguna.
Programa de entrenamiento emocional de Rafael Bisquerra. Universidad de Barcelona.
Programa de educación social y afectiva de Trianes y Muñoz. Universidad de Sevilla.
© Editorial UOC 315 Capítulo XIII. Programas de intervención...
1) Condiciones
a) Dimensión institucional del proyecto. La primera condición hace referencia
a la necesidad de que la educación emocional se configure como un proyecto
de innovación educativa y curricular en cuyo diseño y desarrollo se comprome-
te la institución escolar. Para ello, es necesario que la intervención psicopeda-
gógica se centre en asesorar y dar apoyo al centro de modo que el psicopedagogo
asuma un rol basado en aportar conocimientos específicos y estrategias de tra-
bajo al grupo que faciliten el logro de los objetivos propuestos y que no asuma
una posición de experto transmisor de soluciones eminentemente técnicas. Si
el psicopedagogo asume el primer rol facilitará que el centro y los profesores se
perciban a sí mismos como agentes educativos que buscan, desde su propia rea-
lidad y competencia, el modo de hacer frente a las necesidades y problemas
afectivos y emocionales de ellos y de sus alumnos y que crean, en consecuencia,
alternativas educativas para abordarlos convenientemente. Asimismo, interve-
nir a partir de las ideas y procedimientos que se proponen desde el centro, o de
propuestas que ya se llevan a cabo, posibilitará que los cambios que se puedan
implementar tengan sentido para sus protagonistas.
© Editorial UOC 316 La práctica psicopedagógica en educación formal
Sin ánimo prescriptivo, pero con la intención de ofrecer una guía, sugerimos
diferentes momentos de la intervención que pueden ser de interés en diferentes
situaciones:
Las funciones del psicopedagogo en cada uno de estos momentos podrían re-
sumirse de la manera expresada en la tabla 13.1.
Tabla 13.1
Por otro lado, cabe señalar que las condiciones que hemos indicado no siem-
pre se encuentran como condiciones ya dadas en los contextos escolares en los
que interviene el psicopedagogo, por lo que, en un principio, la labor psicope-
dagógica ha de tener como objetivo crear las condiciones de trabajo adecuadas,
así como la negociación de aspectos funcionales importantes tales como un
tiempo y un espacio adecuados para trabajar en el proyecto.
2) Ámbitos
A partir de las condiciones expuestas se pueden identificar los ámbitos en los
que es posible o necesario actuar de manera simultánea cuando se pretende edu-
car las emociones. En cada uno de estos ámbitos se configuran diferentes fina-
lidades y contenidos así como diferentes actores y actuaciones.
Las funciones del psicopedagogo en cada uno de estos ámbitos podrían resu-
mirse según figura en la tabla 13.2.
Tabla 13.2
con la exposición de una situación semejante que vivió hace pocos días en el
laboratorio –¡suerte que nadie se quemó con los productos químicos!
El centro está situado en el núcleo urbano de una ciudad de tamaño medio,
en una zona de una socio-economía media, casi media-alta. Es un centro en el
que hay unos 350 alumnos de educación secundaria obligatoria y otros ochenta
más de educación postobligatoria.
El colectivo docente que está a cargo de los alumnos es heterogéneo, de for-
ma que hay afinidades entre algunos profesores, que generan diversos núcleos
de relación. Estos núcleos tienen la particularidad de no defender posturas en-
contradas; el talante predominante es abierto al diálogo y al contacto humano,
pero existen, entre estos grupos, algunos criterios y prioridades no compartidos.
En el centro, es cada vez más frecuente el tipo de conversaciones que acaba-
mos de citar. Algunos profesores viven estas puntas de tensión peor que otros, y
fácilmente se sumergen en interpretaciones diferentes. Pasan muchas horas del
día en el centro y lo que pasa allí acaba constituyéndose en una parte importan-
te de sus vidas. Se ven afectados por las situaciones que observan y procuran
conducirlas de forma constructiva.
Por ello, acaban transmitiendo a la coordinadora pedagógica del centro este
cúmulo de pequeños incidentes. Los últimos hechos han sido de cierta grave-
dad, el estado de ánimo de los profesores afectados (no más de unos cuantos,
que representan un 15 % del claustro) no es bueno, y Paloma –la coordinadora
pedagógica– oye expresiones duras que la ponen en estado de alerta. Ella no era
ajena a estas situaciones, pues trabaja con los mismos alumnos y profesores,
aunque desde una óptica organizativa, pero no pensaba que la situación llegara
a este punto.
Una parte de los profesores, en pequeño comité, comenta a Paloma que el pro-
blema está generado por un colectivo de alumnos, residente en un barrio concre-
to, de nivel social, cultural y económico menos favorecido que el del resto. Estos
muchachos, según su parecer, se manifiestan sistemáticamente de forma agresiva
y desordenada, lo cual provoca en los demás actitudes de enfrentamiento. Se llega
a hablar de confrontación, de segregacionismo, de sectarismo, de exclusión so-
cial, etc. Paloma piensa para sí misma que “sólo es un problema puntual y afecta
a un pequeño grupo de profesores”.
No obstante, expone el tema en la comisión pedagógica del centro, integrada
por ella misma, el psicopedagogo y los coordinadores de los equipos docentes
© Editorial UOC 323 Capítulo XIII. Programas de intervención...
que puede asumir cada persona, así como la apertura a la participación del co-
lectivo de profesores y de la comunidad educativa.
La primera acción que realizan, después de acordar el funcionamiento del
grupo, es categorizar los hechos que se han calificado como trastornos en la re-
lación entre algunos alumnos o grupos de alumnos. Esto les permite interrogar-
se sobre la magnitud de la situación y sobre la percepción real que cada profesor
del centro, haya o no estado implicado en la denuncia del caso, tiene de ella. La
intención es relacionar, por lo tanto, unos hechos producidos en sectores con-
cretos con la globalidad del centro, con la convicción que es bajo ese signo ins-
titucional que debe abordarse una temática como la que el equipo empieza a
diagnosticar.
Este proceso conduce al trabajo con todo el colectivo de profesorado. La pro-
puesta, apuntada inicialmente por el asesor pero acabada de construir en el mar-
co del debate reflexivo de la comisión pedagógica, se presenta al equipo directivo
y conjuntamente se acuerda proponer a cada profesor y profesora que reflexione
sobre el tema a través de un cuestionario que se ha elaborado para tal finalidad.
El interés de este instrumento reside en conocer los hechos, las observaciones di-
rectas de los profesores que les conducen a valorar como necesario introducir al-
gún cambio para evitar o mejorar alguna situación.
Estamos hablando del cuestionario diseñado por la comisión pedagógica
que reproducimos en el anexo 1. Los coordinadores lo presentan a cada pro-
fesor en el marco de los equipos docentes de nivel y lo someten a debate, lo
que siempre es necesario para que las personas sientan un producto como pro-
pio. Solamente unos pocos profesores manifiestan reticencias para colaborar
en la iniciativa, pero queda abierta la posibilidad de que modifiquen el cues-
tionario propuesto.
Una significativa mayoría de los 48 profesores del centro responde, y el análisis
de sus opiniones e ideas permite ilustrar el tipo de conductas problemáticas y
también cómo y cuándo se manifiestan. Las conductas que aparecen de manera
más sistemática son: agresiones verbales y físicas, insultos, poco respeto por el
material del centro y por el material de los otros, incorrecciones en el trato al pro-
fesorado, pequeños robos y discusiones y peleas en los pasillos, patio y comedor.
A partir de aquí el equipo que lidera el trabajo se propone un nuevo contexto
de análisis: el de las vivencias y creencias de cada profesor que sustentan sus per-
cepciones y actuaciones en las situaciones a las que tienen que dar respuesta.
© Editorial UOC 325 Capítulo XIII. Programas de intervención...
Por ello dan un paso más e invitan a los profesores que han participado en la
primera fase del análisis a seguir implicándose, de forma más introspectiva, tra-
bajando el cuestionario que reflejamos en el anexo 2.
Esta vez son menos los profesores que responden, pero no muchos menos.
La sensación que algunas personas manifiestan es la de haber tomado con-
ciencia de sus actuaciones en las situaciones planteadas, y sobre las que, hasta
el momento, habían reflexionado escasamente. Algunos ponen de manifiesto
también que se han visto involucrados en situaciones violentas con sus alumnos
o que, en ocasiones, han debido intervenir ante los abusos a los que determinados
alumnos sometían a sus compañeros para lograr atajar el problema inmediato,
pero sin lograr soluciones a largo plazo a los problemas planteados. La expresión
gráfica de este recorrido, antes de esta toma de conciencia, es algo parecido a un
círculo vicioso (figura 13.1).
Figura 13.1
© Editorial UOC 326 La práctica psicopedagógica en educación formal
ca, articularon también los módulos que debía incluir el programa, las activida-
des que podrían llevar a cabo en relación con cada uno de los objetivos, así como
su secuenciación y situación en el currículum.
Así, por ejemplo, se identificaron como objetivos generales los siguientes:
Las cuestiones que acabamos de plantear, que hacen referencia más directa-
mente a la intervención del profesional de la psicopedagogía, acaban de tomar
sentido en un proyecto que adquiera una dimensión curricular y en el que la
institución se comprometa y dé soporte a lo largo de todo el proceso.
© Editorial UOC 330 La práctica psicopedagógica en educación formal
Lecturas recomendadas
En este libro, su autor nos plantea la necesidad de una educación emocional basán-
dose en el análisis de los problemas que nos crean malestar personal y social. Para el
autor, la educación emocional es el complemento indispensable del desarrollo cogni-
tivo, constituyendo una parte esencial del desarrollo integral de la persona. Por ello
nos plantea mejorar desde la educación formal el conocimiento de las propias emocio-
nes, el desarrollo de la conciencia emocional, la capacidad para controlar las emociones
y el fomento de una actitud positiva ante la vida.
La revista Aula de innovación educativa en sus números 72, 73-74 y 75 publicó las pro-
puestas didácticas que Ascen Díez de Ulzurrun y Josep Martín proponen para llevar a
cabo en educación infantil, primaria y secundaria con el objetivo de desarrollar la
competencia emocional de los alumnos. Los autores nos proponen unos objetivos ge-
nerales hacia donde se dirige la propuesta así como unos contenidos y actividades a
través de los cuales los objetivos se trabajan a diferente nivel de profundidad en las
diferentes etapas educativas, de tal modo que su consecución se plantea como un lo-
gro que hay que conseguir durante toda la escolarización obligatoria. En la propuesta
también se revisan los aspectos metodológicos, el papel del profesor y la evaluación
del trabajo realizado. Asimismo nos ofrecen materiales ya elaborados para trabajar los
contenidos propuestos. Estos materiales son fotocopiables.
© Editorial UOC 331 Capítulo XIII. Programas de intervención...
Anexos
Considero
que el nivel
relacional
global, entre
los alumnos
de la escuela...
• Es preocupante
© Editorial UOC 332 La práctica psicopedagógica en educación formal
• •
A la vista de este análisis, creo que los profesores podríamos ayudar a mejorar
el clima de la escuela aplicando alguna de las siguientes actuaciones:
Capítulo XIV
Proyecto de integración de las tecnologías de la información
y la comunicación en las programaciones escolares
Antoni Badia y Elena Barberà
En todos estos usos (de entre otros posibles) de las tecnologías de la informa-
ción y la comunicación aplicadas en las instituciones escolares, ¿en qué contex-
tos escolares específicos deben intervenir los psicopedagogos cuando se trata de
integrarlas en las programaciones escolares? ¿Qué papel deben jugar en cada
tipo de contexto identificado? Seguidamente nos ocupamos de responder éstas
y otras cuestiones relevantes relacionadas con dicha intervención.
© Editorial UOC 337 Capítulo XIV. Programas de intervención...
Encontramos dos aspectos preliminares que deben tenerse en cuenta para in-
tervenir en este ámbito psicopedagógico, y que son comunes a la totalidad de
contextos escolares identificables en esta temática. En primer lugar, debe valo-
rarse el grado de conocimiento que tienen los miembros de la institución sobre
dichas tecnologías, centrando especialmente la atención en los profesores. So-
bre todo, resulta especialmente relevante considerar los conocimientos, creen-
cias y actitudes de los profesores sobre las TIC, así como su percepción del modo
con el cual dicha tecnología debe incorporarse a las programaciones escolares.
En segundo lugar, como criterio general la intervención psicopedagógica debe
dirigirse antes que nada a identificar los principios psicoeducativos que deben
basar el uso general de las TIC en el desarrollo curricular escolar.
Ambos aspectos deben considerarse conjuntamente con la necesidad de dise-
ñar y desarrollar un proyecto global, interrelacionado y articulado de integración
de las TIC en las programaciones escolares más que una intervención puntual,
descontextualizada e inarticulada. Dicho proyecto debería consistir en una pro-
puesta de innovación educativa institucionalmente consolidada desarrollada me-
diante un proceso de definición y consenso por parte de toda la institución
escolar, tal como propone Crook,2 como una estrategia global de la escuela.
Para el diseño de este proyecto necesitamos basarnos en algún tipo de propuesta
de clasificación de los usos de las TIC en las prácticas educativas escolares. Hace re-
lativamente pocos años, la integración de la informática en el aula se reducía por
algunos autores casi exclusivamente a enseñar a los niños a programar, por ejem-
plo, en el lenguaje Logo, sobradamente conocido por muchos. Hoy en día, las po-
sibilidades del uso del ordenador en las aulas han crecido enormemente, por lo que
las propuestas de clasificación se han multiplicado, tal como se muestra en la tabla
1, en donde se pone de manifiesto que los autores consultados utilizan criterios di-
ferentes de clasificación, en algunos casos más bien descriptivos, y en otros con dis-
2. Crook (1998).
© Editorial UOC 338 La práctica psicopedagógica en educación formal
Tabla 14.1. Diferentes usos de las TIC en el marco escolar y especialmente en las programaciones escolares.
Crook (1998) a ) El ordenador como tutor (enseñanza asistida por ordenador o sistemas
tutoriales inteligentes).
b ) El ordenador como alumno (por ejemplo, Logo).
c ) Las simulaciones.
d ) El ordenador como herramienta.
• Individual:
• Participación en grupos:
Adaptando a modo de posibles fases de integración del uso de las TIC en las
aulas escolares, resumimos en la tabla 14.2 una propuesta de articulación de los
contenidos que son objeto de tratamiento, así como de los actores con los cuales
puede colaborar el psicopedagogo a niveles diferentes.
Tabla 14.2. Intervención psicopedagógica en los diferentes tipos de contextos escolares en el uso de las TIC.
En todos los casos, debe quedar claro que esta vinculación presentada de fa-
ses, contenidos y posibles actores no debe tomarse en un sentido generalizador
ni prescriptivo. Más bien, debe tenerse en cuenta que la cultura, la historia, y las
© Editorial UOC 344 La práctica psicopedagógica en educación formal
de informática del centro, por su parte, tiene funciones específicas aunque no es-
tán determinadas según etapas educativas. En concreto, sus funciones son las
siguientes:
Aunque cuando el responsable de tecnología inició hace seis años el plan tec-
nológico global del centro, el día a día lo ha desbordado y más que una función
estratégica de planificación se dedica en la actualidad a resolver problemas in-
formáticos concretos que surgen en el centro y a desarrollar actividades concre-
tas de aprendizaje en algunos de los cursos de la etapa secundaria. También
realiza tareas de aportación de información sobre fuentes de software fiable si al-
gún profesor le consulta sobre qué programa educativo utilizar en sus clases, pero
en último término lo deja a elección del propio profesor. Por falta de tiempo y por
su formación eminentemente técnica, el responsable de informática reconoce
que no cuenta con criterios pedagógicos sólidos para ayudar al profesorado a
plantear el uso de recursos informáticos en el centro.
docencia, aunque no puede valorar la repercusión que ello tiene para los alum-
nos de las diferentes etapas por ser un aprendizaje transversal y que cuenta con
se detecta una aglomeración más marcada del uso de las tecnologías en las clases
detalle las causas de la situación actual y los agentes que intervienen en ellas (su
tica y con los diferentes equipos docentes de las etapas e incluso con los alum-
3. Conclusiones
centes con el uso de las TIC, valorando si realmente los procesos de ense-
ñanza y aprendizaje que se están desarrollando son de calidad.
• Los profesores deben contar con todo el apoyo posible, tanto organizacio-
nal, técnico como psicopedagógico, para poder resolver de forma adecuada
los problemas que surjan durante el proceso. Es esencial su colaboración
con el equipo directivo, que debe legitimar en todo momento el desarrollo
del proyecto.
• A nivel organizativo, es necesario un planteamiento general en relación a
los posibles recursos disponibles en relación a las TIC, su organización es-
pacial y emplazamiento, teniendo en cuenta diferentes modalidades de
organización (en una aula específica, en cada aula, etc.).
• A nivel psicopedagógico, los profesores necesitarán contar con un plan de
formación, tanto en el uso técnico de las TIC, en el desarrollo de materia-
les y en la planificación, desarrollo y evaluación de las experiencias didác-
ticas que se desarrollen. En este sentido, además de poder contar con
formación teórica, sería muy aconsejable que puedan tener acceso a expe-
riencias que se hayan llevado a cabo y que puedan servir de referentes
para su práctica docente.
• No se debe dejar de lado el desarrollo de grupos cooperativos entre profe-
sores para la integración de las TIC en la propia institución, tanto de grupos
internos como de grupos formados por miembros de varias instituciones
escolares que persigan los mismos fines. En este sentido puede ser especial-
mente recomendable la potenciación de la formación permanente on-line
desarrollada precisamente por medio de las TIC.
© Editorial UOC 351 Capítulo XIV. Programas de intervención...
Lecturas recomendadas
Aunque este libro no fue concebido originalmente para abordar directamente el tema
de la integración de las TIC en los contextos de educación escolar, la mayoría de las
temáticas que trata pueden ser de gran interés para cualquier psicopedagogo y docen-
te que desee introducirse en este ámbito de actuación. De entre todas, destacamos es-
pecialmente la reflexión que se efectúa sobre los efectos de las TIC en la educación,
la naturaleza de la mediación tecnológica como soporte para el desarrollo de contex-
tos virtuales de enseñanza y aprendizaje, el papel de la interacción en los contextos
virtuales, y la aproximación a una caracterización genérica de algunos temas aborda-
bles desde la educación virtual, como por ejemplo los grupos cooperativos, las estra-
tegias de aprendizaje o los debates virtuales.
Capítulo XV
Programas de intervención psicopedagógica en procesos
de evaluación, titulación y acreditación del alumnado
Teresa Mauri
ción sea confusa y de implicar a todos los relacionados con el proceso, esta di-
mensión ha de impregnar desde los criterios a los indicadores y a las situaciones,
actividades y procedimientos de evaluación. La falta de ambigüedad de la co-
municación nos permitirá, asimismo, compartir e identificar el significado de lo
que queremos transmitir; decidir lo que se comunica y cómo hacerlo. Todo ello
debe hacerse respondiendo a la diversidad de representaciones y expectativas
previas y a la finalidad que queremos alcanzar con la comunicación.
La doble finalidad de la educación como propuesta de individualización y de
socialización conlleva que la evaluación se ponga al servicio de la toma de deci-
siones de naturaleza pedagógica, directamente ligadas a proporcionar informa-
ción relevante para hacer más eficaz la actividad educativa para cada alumno, o
al servicio de los intereses y expectativas sociales en educación. El cumplimiento
de la finalidad pedagógica puede tener lugar en diferentes momentos: inicial,
formativa y sumativa.2 Pero la evaluación para valorar el cumplimiento de las ex-
pectativas de la sociedad en educación se sitúa habitualmente al final del proceso
educativo.
Estas consideraciones generales que acabamos de realizar sobre la evaluación
sientan las bases para avanzar en el planteamiento de algunos elementos y cri-
terios pertinentes al análisis de la misma desde la perspectiva de la intervención
psicopedagógica con la finalidad de enmarcar adecuadamente el caso que pre-
sentamos.
2. Allal (1991).
© Editorial UOC 357 Capítulo XV. Programas de intervención...
6. Barberà, Mauri y Valls (2002); Coll y Martín (1993); Coll, Martín y Onrubia (2000); Mauri y
Miras (1996); Mauri y Gómez (1997).
© Editorial UOC 362 La práctica psicopedagógica en educación formal
El asesor psicopedagógico tiene un papel doble en este caso. Por una parte
interviene tomando como punto de partida los intereses y las demandas
de los profesores, implicándose en un proyecto de elaboración cuyo desa-
rrollo en el tiempo puede tener una duración mayor o menor según la dis-
ponibilidad, necesidades y definición del problema. Este profesional
participa aportando criterios y elaborando instrumentos útiles para cono-
cer y analizar la contribución de la práctica de la evaluación a la regula-
ción continuada de la enseñanza y a la autorregulación y el control por el
alumno del aprendizaje. Por otra parte, dicho profesional contribuye a:
analizar y valorar la repercusión de la variedad, el tipo y la exigencia de
las situaciones de evaluación en el conocimiento de la amplitud, la rique-
za, la complejidad y las interrelaciones de los significados construidos por
el alumno, y a conocer la funcionalidad de los aprendizajes.
Con esta finalidad el asesor contribuiría a que acordaran explorar esta posi-
bilidad planificando:7 actividades de preparación antes de la aplicación del ins-
trumento evaluativo concreto (examen, proyecto, etc.) con la finalidad de
prepararlo (realizar un guión de estudio, repaso conjunto de los temas en clase,
sesión de dudas antes de la prueba, etc.); actividades de evaluación propiamente
dicha, entendidas como aquellas actividades que concentran las tareas de eva-
luación específicas que se deberán resolver en un tiempo, condiciones y situa-
ción determinadas; actividades de corrección dirigidas a corregir y calificar las
tareas que componen la actividad de evaluación propiamente dicha mediante
7. Coll, Barberà y Onrubia (2000); Mauri, Barberà y Valls (2002); Colomina y Rochera (2002).
© Editorial UOC 365 Capítulo XV. Programas de intervención...
1) Introducción al caso
Se trata de un instituto de Cataluña que imparte los cursos de la Educa-
ción Secundaria Obligatoria (2 líneas) y de otras etapas de la educación no
obligatoria. Este centro tiene una larga tradición de innovación pedagógica
que, en el marco de los inicios de la reforma educativa de 1992, se concreta
en la implementación de una propuesta de educación adaptada a las necesi-
dades educativas de los alumnos como medio de alcanzar los objetivos gene-
rales o de desarrollo de capacidades en la ESO y para acreditar su madurez
para proseguir estudios.
se encontraban cuando iniciaron sus estudios. Los estudiantes que más preocu-
pan a los profesores son los de primer curso de ESO que, habiendo recibido ayu-
das específicas, siguen necesitándolas después de todo un año para superar el
ciclo.
Todo el profesorado discute abiertamente las diversas líneas de actuación
que se se llevan a cabo a lo largo de dos cursos: a) fijar los criterios y contenidos
de superación del ciclo y de la etapa, tomando como referencia los objetivos ge-
nerales de la etapa; b) reflexionar sobre la práctica y el desarrollo de criterios de
evaluación formadora en las diferentes áreas y en los diferentes momentos de la
escolarización de los alumnos, centrándose en la valoración y la calificación de
los aprendizajes.
El proyecto de intervención negociado con las diferentes instancias del cen-
tro tiene tres fases: a) la primera de revisión y elaboración conjunta de los crite-
rios e indicadores de evaluación y de análisis de las prácticas de la evaluación
del centro; b) la segunda de elaboración de propuestas de cambio en relación
con los criterios elaborados y con los resultados del análisis y c) la de evaluación
de la concreción real de los cambios y de los instrumentos de análisis usados. El
proyecto se diseña para ser desarrollado en dos cursos escolares, en el marco de
las reuniones de coordinación habituales de las diferentes unidades del centro.
c) En marzo los profesores de las áreas y los equipos docentes realizan una
segunda evaluación de las capacidades de los alumnos para lograr los objetivos
del curso, del ciclo y de la etapa. Se valora el progreso alcanzado por el alumno
según los medios educativos de que ha dispuesto durante este periodo. En este
sentido se decide si se mantienen o modifican las ayudas o medidas educativas.
Además, en función de la previsión que se hace de que existen alumnos que no
superarán el curso, el ciclo o la etapa, se planifica la repetición de curso de acuer-
do con las características de los alumnos con problemas. De nuevo se concreta
la actuación de los tutores con los alumnos y con sus familias. En este marco, se
prevé incorporar a la planificación del siguiente curso, en vista a las caracterís-
ticas de los que promocionarán, la orientación de las optativas y la previsión de
medios y recursos técnicos y materiales y humanos.
d) La tercera evaluación se lleva a cabo en el mes de mayo con la concreción
de las valoraciones definitivas y con la toma de decisiones sobre la orientación
a dar a los alumnos. La información a los padres y la planificación para el curso
siguiente de elementos relevantes para atender a la diversidad de los alumnos
que promocionan y de los que no lo hacen se decide también en este marco. El
coordinador del ED informa a la comisión pedagógica de los resultados de
aprendizaje y realiza las valoraciones pertinentes para que los departamentos
respondan de los resultados alcanzados por los alumnos y revisen, si cabe, sus
programaciones.
© Editorial UOC 372 La práctica psicopedagógica en educación formal
5. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Cuadernos de pedagogía. (2003) Tema del mes: Evaluar el aprendizaje, 318, 50-77.
La revista reúne una serie de artículos sobre la evaluación que ponen de relieve las
características de la misma en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, como instru-
mento clave para ajustar la ayuda educativa a los alumnos y como recurso del que los
alumnos se sirven para regular el aprendizaje. Una y otra dimensión de la evaluación
ponen de relieve la relevancia de revisar su práctica en los centros escolares para
orientarla de modo que resulte un recurso relevante de atención a la diversidad. La
recomendación de un número monográfico de una revista responde al hecho de que
éste selecciona en pocas páginas las dimensiones más relevantes de la misma e inclu-
ye propuestas prácticas para orientar la actuación de profesores y alumnos. En este
sentido, al asesor puede serle útil conocer tanto los criterios conceptuales en los que
se basa una concepción de la evaluación de estas características, como algunos de los
elementos prácticos o metodológicos-didácticos característicos de una práctica de la
evaluación que se inspira en dichos principios. Además el monográfico incluye en su
apartado “para saber más” un listado de propuestas de lecturas muy adecuadas a la
finalidad de selección que acabamos de señalar.
Anexo 1
frecuente
Bastante
1. ¿Qué tipo de situaciones actividades y/o producciones
A vec es
N unca
P oco
M uy
de los alumnos utilizáis habitualmente para valorar de una
manera sistemática los aprendizajes alcanzados?
Muy frecuente 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Bastante 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
A veces 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Poco 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Nunca 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
9. Este cuestionario tiene su origen en el Proyecto de investigación dirigido por el profesor Cesar
Coll sobre la evaluación de los aprendizajes en las prácticas educativas escolares. El centro, conjun-
tamente con otros muchos de toda Cataluña, respondió un cuestionario que fue utilizado para ela-
borar un informe sobre las prácticas de evaluación en secundaria, en concreto de las áreas de
Lengua y Literatura, Matemáticas y Ciencias Sociales. PB95-1032. 1996-97.
© Editorial UOC 376 La práctica psicopedagógica en educación formal
Muy frecuente 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Bastante 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
A veces 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Poco 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Nunca 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Muy frecuente 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Bastante 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
A veces 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Poco 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Nunca 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8 - 9.
Excepc ionalmente
frecuencia
Nunca
1. A principio de curso.
2. A final de curso.
3. Al final de un crédito.
4. Antes de cada Junta o Sesión de evaluación.
5. Cada vez que comenzamos a trabajar un tema
o conjunto de temas o cualquier otra unidad de
programación.
6. Una vez como mínimo mientras trabajamos en
un tema, conjunto de temas o en cualquier otra
unidad de programación.
7. Cuando intuyo que pueden tener dificultades
de comprensión, para identificarlas.
© Editorial UOC 377 Capítulo XV. Programas de intervención...
frecuente
frecuente
Bastante
Nunca
Poc as
veces
para muchas cosas. Señalad la frecuencia
Muy
con la que los utilizáis en vuestra práctica docente
para llevar a cabo las actuaciones y decisiones que
se relatan.
importante
importante
importante
Nada
Casi nu nca
frecuencia
de afirmaciones relativas a aquellas situaciones
Siempre
A veces
y actividades de evaluación de los aprendizajes
Con
en las cuales había siempre un trabajo o producción
de los alumnos que es objeto directo de evaluación
(exámenes, trabajos individuales o en grupo, etc.).
Introducción
Hace apenas una década este bloque temático hubiera constituido la espina
dorsal de este libro, al considerarse el contenido más genuino e indiscutido de
la intervención de los psicólogos en los centros educativos. Los alumnos con
dificultades de aprendizaje, trastornos conductuales, déficits comunicativos,
carencias en la autonomía y el autocontrol, etc., han sido tradicionalmente los
grupos diana del profesional con formación psicopedagógica. De hecho, aún en
la actualidad, algunos directores de centro, docentes, padres y personal de las ad-
ministraciones educativas no tendrían empacho en afirmar con contundencia
que la presencia de un profesional de la psicopedagogía en las instituciones edu-
cativas se justifica en tanto en cuanto existen alumnos que requieren un apoyo
especializado para desarrollarse y aprender, dentro de unos límites aceptables.
Este punto de vista llega a traducirse en la asignación directa del alumnado
con necesidades educativas especiales al asesor psicopedagógico, como si se
tratase de su tutor natural y en la reconversión de la práctica asesora en funcio-
nes propias de la educación especial que, además de suponer una clara intru-
sión en el trabajo que efectúan otros profesionales (logopedas, fisioterapeutas,
maestros de educación especial, de terapia ocupacional, etc.), desvirtúa y em-
pobrece las prestaciones que podrían derivarse de las tareas propias del asesor
psicopedagógico.
A pesar de que esta situación se mantiene en algunos centros, la forma de en-
tender el tratamiento de la diversidad educativa ha dado un giro copernicano gra-
cias al movimiento de la denominada escuela inclusiva, que en los años noventa,
de la mano de autores como el británico M. Ainscow, propugnó la exigencia de
que los centros ordinarios abriesen sus puertas a todo el alumnado, sin distinción
de género, razas, creencias, estatus socioeconómico o nivel de competencia física
o intelectual. Esta corriente, que continúa aumentando su expansión e influencia
en la mayor parte de los países del planeta, se basa en los principios de igualdad
© Editorial UOC 382 La práctica psicopedagógica en educación formal
Los coordinadores
© Editorial UOC 385 Capítulo XVI. Proyecto de evaluación...
Capítulo XVI
Proyecto de evaluación psicopedagógica de los alumnos
con necesidades educativas especiales
Carles Monereo y Joaquín Jiménez
1. Giné (1996).
© Editorial UOC 386 La práctica psicopedagógica en educación formal
ción) y el resto de alumnos deben compartir la misma clase, el mismo barrio, la mis-
ma ciudad, en definitiva el mismo mundo, y por consiguiente deben aprender a
comunicarse con el otro respetando sus características y realizando los ajustes de
conducta necesarios para que esa comunicación sea posible. El esfuerzo debe pro-
ducirse en una doble dirección y no solo desde el alumno especial o excepcional.
Adoptar una perspectiva inclusiva supone defender no sólo el derecho de los
alumnos con una disminución a aprender junto a sus compañeros de edad, par-
ticipando en las mismas prácticas educativas y sociales, sino también el derecho
de los alumnos sin una disminución a compartir su educación con sus iguales
con handicap, a aprender de otras sensibilidades, de otras maneras de interactuar
y de vivir; porque en definitiva unos y otros van a convivir en las mismas calles,
supermercados, cines.
Volviendo a la evaluación psicopedagógica, desde esa misma mirada inclusiva,
nos interesa, como ya hemos apuntado, evaluar no sólo al alumno y sus necesida-
des, sino también a las propias organizaciones e instituciones en las que aprende
con el fin de dotarlas de suficientes recursos para que puedan atender a la diversi-
dad de todos sus alumnos. Para la práctica psicopedagógica nos parece especial-
mente relevante el concepto de escuelas que aprenden.2 La labor esencial del asesor
psicopedagógico es probablemente que las instituciones en las que trabaja apren-
dan de la diversidad de competencias y necesidades de todos sus alumnos, sin ex-
cepciones, para que cada nuevo curso educativo estén en mejores condiciones de
dar una respuesta satisfactoria a sus demandas. La evaluación psicopedagógica pue-
de y debe cumplir un papel esencial en esa finalidad.
2. Monereo (2002).
© Editorial UOC 388 La práctica psicopedagógica en educación formal
evaluación aceptado y apreciado por todos. En esta primera fase apareció un abun-
dante número de competencias que agrupamos en sendas hojas a partir de los ám-
bitos de evaluación que teníamos previamente establecidos.
La fase II consistió precisamente en filtrar esas competencias, en primer lu-
gar, eliminando las expresiones o ítems que se referían a la misma competencia.
En segundo lugar, parafraseando una a una las distintas competencias, tratando
de compartir el mismo significado y buscando una expresión simple, pero clara,
para incorporar a la pauta; finalmente completando algunas competencias a
partir de documentación que aportaba a las reuniones el coordinador del equi-
po, extraída de literatura nacional y extranjera. Durante las sesiones seguíamos
una dinámica consistente en un primer análisis individual, un segundo turno de
discusión en pequeños grupos de tres o cuatro personas y finalmente una exposi-
ción pública de acuerdos y discrepancias, aportando argumentos en este último
caso. Los aspectos discrepantes volvían a plantearse, añadiendo las necesarias
matizaciones para llegar a un acuerdo unánime.
En cuanto a la fase III, relativa al procedimiento de aplicación de la pauta, se
acordó realizarla en dos tiempos. En primer lugar se determinaría si una compe-
tencia estaba o no estaba presente en el repertorio del alumno. En un segundo
momento se valoraría el impacto de esa competencia en su desarrollo personal
y educacional, atendiendo a la característica de los contextos en que estaría in-
tegrado ese alumno específico, y la conveniencia o no de potenciarla habida
cuenta de que ni el tiempo ni los recursos son ilimitados. En este sentido era ne-
cesario priorizar unas competencias sobre otras. Así pues, una competencia po-
dría no estar presente (se marcaría la primera casilla con el signo “−”) y su nivel
de importancia variaría del siguiente modo:
Por otra parte, una competencia podría estar presente en algún grado. Nue-
vamente será preciso determinar su nivel de preferencia:
No debemos olvidar que el objetivo final para el asesor es lograr que gran parte
de esas medidas se incorporen de manera habitual a los recursos de que disponen
todas las instituciones educativas de su sector de intervención y que, a medio plazo,
sea el propio centro (o familia o servicio educativo) el que tome la iniciativa de
adaptarse a los miembros que la componen, sean cuales sean sus necesidades o cir-
cunstancias. Dicho de otro modo, la labor del asesor culminará cuando cada orga-
nización haya aprendido a cuidar adecuadamente de las personas que la integran.
Finalmente, ya en la fase IV, realizamos una aplicación previa de la pauta con
el fin de introducir correcciones de mejora. Para ilustrar el funcionamiento de
la pauta expondremos seguidamente la evaluación de un caso que desembocó
en un informe de escolarización.
Joaquín es un niño extranjero de 6 años de edad adoptado por una pareja es-
pañola que ya tenía un hijo varón (ahora tiene 12 años). Se desconoce si antes de
la adopción había estado mucho o poco tiempo escolarizado pero fue operado de
una válvula del corazón en su país de origen y lleva drenajes en ambos oídos, lo
que hace sospechar que el proceso de escolarización tuvo poca continuidad.
© Editorial UOC 396 La práctica psicopedagógica en educación formal
Ahora los padres han pedido que se escolarice a su hijo en el centro en el que
pueda ser mejor atendido dado su bajo nivel de conocimientos escolares y sus
dificultades de comunicación. Se estudia la posibilidad de que pueda integrarse
en un centro público de educación infantil, cercano a su vivienda. Para ello se
examina su situación a través de la pauta de evaluación diseñada (únicamente
se refiere a dos competencias en las que el niño muestra especiales dificultades:
autonomía social y competencia comunicativa).
Con relación a la autonomía social, como puede comprobarse en la pauta co-
rrespondiente (tabla 16.1), Joaquín muestra poco interés por las personas, en es-
pecial por otros niños, incluido su hermanastro mayor. Tampoco tiene adquiridas
las nociones de compartir o cuidar a otras personas u objetos, y le cuesta adaptarse
a los cambios. El entorno familiar no parece ser propicio para el desarrollo de esas
competencias que se califican de indispensables y por lo tanto de máxima priori-
dad. Si bien la disciplina familiar es clara, coherente y compartida, y los conflictos
se afrontan con empuje, el clima afectivo resulta contraproducente, con una mala
relación con el padre y con algunos familiares cercanos. Por el contrario la escuela
que examinamos muestra valores altos en todas las competencias. En cuanto al
resto de profesionales y servicios del sector, resultan escasos más allá de los gabi-
netes terapéuticos de carácter privado que poco pueden aportarnos en este caso.
En este sentido sería deseable, a partir de los servicios sociales locales, potenciar
alguna asociación de familias afectadas en este sector. En cuanto a la intervención
psicopedagógica futura, parece evidente que se debe ayudar a la familia a relacio-
narse mucho más y mejor con el niño, con los familiares más cercanos y con otros
padres de alumnos y sus hijos. Una opción interesante será potenciar la presencia
activa de los padres en la Asociación de padres y madres del centro y en las inicia-
tivas de carácter lúdico que puedan surgir (excursiones, festivales, comidas, etc.).
En lo referente a la competencia comunicativa de Joaquín (ver tabla16.2) el pa-
norama también resulta bastante limitado en sus intenciones comunicativas, en los
intercambios y en el uso del código lingüístico. Sin embargo su interés por comu-
nicarse es obvio, por ejemplo a través del contacto corporal, y buena parte de los
valores estimados indican las posibilidades de cambio si se actúa adecuadamente.
En este caso el nivel comunicativo que establece la familia tiene buenas perspecti-
vas, debiendo incidir especialmente en los modelos de conversación en casa, más
dialogal y menos impositivo y monologal, entre todos los miembros de la familia,
abierto a distintos intereses, empleando como soporte medios que pueden resultar
© Editorial UOC 397 Capítulo XVI. Proyecto de evaluación...
4. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Los autores proponen unas guías o pautas para evaluar la calidad de los centros en
orden a responder a la diversidad educativa de todos sus alumnos y que, al mismo
tiempo, favorezcan un aprendizaje institucional y, por lo tanto, la capacidad del cen-
tro para utilizar los conocimientos que se construyen en su seno, tanto a nivel de ges-
tión de recursos, tiempos y espacios, como en relación al manejo del curriculum y a
las relaciones con otras instituciones. El instrumento se propone valorar tres dimen-
siones consideradas esenciales para determinar el potencial inclusivo de un centro
educativo:
Se trata de un proyecto impulsado por la OCDE que se aplica a 28 países y que tiene
como principal objetivo proponer un conjunto de indicadores de evaluación estan-
darizados para valorar el rendimiento académico en lectura, matemáticas y ciencias
de alumnos de 15 años escolarizados; es decir, destrezas que se consideran esenciales
para integrarse en la vida adulta Las pruebas de evaluación que se proponen son de
papel y lápiz y reflejan situaciones de la vida real. Se esperan encontrar resultados so-
bre el perfil básico de los conocimientos de los alumnos al finalizar la escolarización
obligatoria, sobre indicadores contextuales que relacionan esos resultados con las ca-
racterísticas de los centros y, de forma complementaria, se pretende comprobar la
permanencia de esos resultados a lo largo del tiempo.
© Editorial UOC
Tabla 1 6.1 PEPED. Evaluación de la autonom ía social.
– No presente – N o presente
Alumno + Está presente Familia + Está presente
–/+ Podría variar –/+ Podría variar
I/D Im prescindible / Deseable I/ D Imprescindible / Deseable
1.1. Establece contacto: 1.1. Relación adecuada con los miembros de la fam ilia:
399
2. Relaciones afectivas. 1.1.5. Con los hermanos pequeños.
2.1. Establecim iento de vínculos: 1.2. Relación adecuada con otros familiares y am igos:
2.1.1. Con adultos próximos conocidos. –/+ I 1.2.1. Con los abuelos, tíos, primos,... – I
2.1.2. Con adultos próximos no conocidos. –/+ I 1.2.2. Con amigos adultos. – I
3.1. Personas. – I 2.1.1. Cada uno de los padres, sin consultar al otro.
400
5.3. Participación en actividades 3.1. Conciencia de conflicto. +
– No presente – No presente
Centro + Está presente Profesionales + Está presente
–/+ Podría variar –/+ Podría variar
I/D Imprescindible / Deseable I/D Imprescindible / Deseable
401
1.3.3. Comparte espacio. +
1.3.4. Comparte m ateriales. +
1.5. Modelos ajustados de resolución de conflictos
+
(vídeos, cuentos, películas, representaciones...)
402
–/+ I
1.2.2. Con código lingüístico. –/+ I 1.1.6. Impositivo (ordena). +
403
3.3. Adecuación respuesta / demanda. – I 5.2. Plurilingüe. – I
3.4. Toma de turnos (frecuencia, pausa, encabalgam iento). – I
4. Contenido de la comunicación:
4.1. Relacionado con el mismo: sensaciones, emociones
–/ + I
– N o presente – N o presente
Centro + Está presente Profesionales + Está presente
–/ + Podría variar –/ + Podría variar
I/D Imprescindible / Deseable I/D Imprescindible / Deseable
404
2.1. Recursos hum ano s: 1.4. Centros privados terapia +
2.1.1. Maestro/a d e pedagogía terap éutic a. 2. Facilitadores de la comunicac ión:
405
3.5. Talleres / rincon es de es timulación d el lenguaje,
la com unic ación, el habla...
4. Contenido de la comu nicación:
4.1. E n el aula:
4.1.1. Ru tinas c otidianas. +
Capítulo XVII
Proyectos y programas en alumnos con dificultades
en la adquisición del lenguaje
Ana Teberosky
1. Crystal (1993).
© Editorial UOC 409 Capítulo XVII. Proyectos y programas...
hablan lentamente, con muchas pausas entre palabras (10 ó 20 palabras por
minuto, cuando otros niños/as llegan a 44 ó 58 palabras por minuto). Estos
niños/as pueden también presentar dificultades para encontrar las palabras,
no son capaces de expresar el significado que intentan transmitir, suelen
buscar las palabras (“cómo se dice”, “cómo se llama”, “ehhh”) y acaban ha-
ciendo rodeos para expresarse.
También podemos encontrar niños/as cuyas dificultades con las palabras se
deban a que la fonología del sistema de sonidos puede estar afectada, o sea, ciertas
clases de sonidos y no todos los sonidos ni los sonidos de forma aleatoria. Estos
sonidos pueden ser reemplazados o se omiten y, por tanto, la cantidad de sonidos
y los contrastes que produce el niño/a es menor de la normal para su edad.
Esta distinción nos lleva a clasificar las dificultades en términos de produc-
ción y recepción. Esta clasificación es útil y coincide parcialmente con la divi-
sión entre motor y sensorial. Pero no se trata de una división total, porque en
el lenguaje siempre hay un feedback; así, un déficit auditivo conduce a proble-
mas de producción, como es el caso de la sordera.
Un problema de producción, como es el tartamudeo, puede conducir a difi-
cultades de escucha y comprensión. Cuando se trata de trastornos del sistema
nervioso central, como las afasias, es difícil desligar ambos aspectos. Así, una
afasia de expresión y una afasia de recepción pueden presentar alteraciones de
ambos tipos. Por eso, aunque esta clasificación es útil, nunca se puede forzar.2
2. Crystal (1993).
© Editorial UOC 410 La práctica psicopedagógica en educación formal
3. Crystal (1993).
© Editorial UOC 411 Capítulo XVII. Proyectos y programas...
dados por la escritura a través de la separación con blancos entre los grupos de
letras. La noción de palabra gráfica se construye a medida que progresa el
aprendizaje de la lectura y la escritura. Ferreiro (2000) dice que la escritura fun-
ciona como un filtro para la percepción y también como un modelo para ana-
lizar el lenguaje a nivel de muchas unidades (fonema, morfema, palabra).
A pesar de tener una escolarización normal, muchos niños/as no rinden bien
en tareas de contar fonemas, reconocer morfemas o palabras. Se trata de niños/as
que presentan retrasos en los conocimientos relacionados con lo escrito. Se los de-
nomina disléxicos, disgráficos y disortográficos, aunque muchos autores prefieren el
término más general de dificultades de aprendizaje, o el más específico de dificultades
específicas de lectura (o escritura).
5) Precauciones
En resumen, aunque la clasificación para realizar una evaluación es necesaria,
el psicopedagogo debe tener siempre mucha precaución, sobre todo a la hora de
programar actuaciones educativas. Un motivo de precaución es que las dificulta-
des afectan a varios aspectos simultáneamente. La distinción entre dificultades
del lenguaje y del habla es problemática porque el habla es lenguaje. La distinción
entre dificultad de recepción y producción también lo es, porque en la produc-
ción interviene la recepción (propia y del otro). Del mismo modo, la clasificación
entre trastorno y retraso plantea problemas porque es difícil establecer de forma
clara qué se considera desviación respecto a la norma. Y, finalmente, la distinción
entre dificultades de lenguaje oral y escrito suele implicar una asociación entre
lenguaje y habla y entre escritura y aspectos gráficos. El lenguaje escrito no sólo
es grafismo, es lenguaje y es simbólico. Por tanto, si un niño/a que presente pro-
blemas fonológicos puede ser clasificado como dificultades de lenguaje (y no sólo
de habla), de producción (y no sólo de recepción) de escritura (y no sólo de len-
guaje oral). Los aspectos fonológicos están relaciones con propiedades sintácticas
y semánticas del lenguaje, afectan a la representación mental de los sonidos y no
sólo a la pronunciación e intervienen en el aprendizaje del sistema alfabético de
escritura.
Otro motivo de precaución está en relación con los factores que intervienen
y sus consecuencias. Muchos factores invocados en las dificultades pueden no
estar aislados, sino estar mediados por otros que no se identifican. Por ejemplo,
se dice que los niños disléxicos no presentan dificultades cognitivas y que han
© Editorial UOC 412 La práctica psicopedagógica en educación formal
2. Evaluación de un caso
4. Stanovich (1998).
5. Morais (1994).
© Editorial UOC 413 Capítulo XVII. Proyectos y programas...
Tabla 17.1
Contenidos
Actores Finalidades
(del asesor respecto
(competencias, (del actor respecto
a conceptos, procedimientos,
conocimientos, recursos) a concepciones y objetivos)
actitudes)
Tutora del curso de 4.º • Conocer con detalle las • Informe sobre la necesidad
de Educación Primaria. posibilidades y dificultades de evaluación
del alumno. psicopedagógica.
• Estrategias de integración
en pequeño grupo.
• Estrategias de integración
en el grupo clase.
Contenidos
Actores Finalidades
(del asesor respecto
(competencias, (del actor respecto
a conceptos, procedimientos,
conocimientos, recursos) a concepciones y objetivos)
actitudes)
3. Asesor/a psicopedagógico/a
Contenidos
Actores Finalidades
(del asesor respecto
(competencias, (del actor respecto
a conceptos, procedimientos,
conocimientos, recursos) a concepciones y objetivos)
actitudes)
3. Asesor/a psicopedagógico/a
• Informar sobre la relación • Programa de actuación de:
entre los diferentes niveles – Conceptos
y aspectos evaluados.
– Procedimientos
– Actitudes
• Informar sobre la actuación • Actitudes respecto a la
psicopedagógica. relación entre enseñanza,
aprendizaje y desarrollo.
• Estrategias de relación
entre lenguaje, aprendizaje
y desarrollo.
4. Alumno
Es varón, tiene 10 años, está • Quiere ir a la escuela. • Valoración de las
en 4.º curso, ha cambiado • Le gustan sus profesoras. posibilidades de vínculos
una vez de escuela. Nivel afectivos y de relaciones
socioeconómico de la familia interpersonales.
bajo, nivel educativo de los
padres de escolaridad primaria.
Vive con el padre, la madre • Dice que en su casa no • Estrategias de desarrollo de
y dos hermanas mayores. le ayudan. relaciones y de modelado.
En su casa se habla catalán • Dice que tienen pocos libros. • Ampliación del capital
y ha sido escolarizado en cultural Ampliación del
catalán. horizonte de conocimientos.
Ha sido evaluado como con • Es consciente de tener • Aprovechar la capacidad de
“retraso de lenguaje”, de dificultades para expresar lo conciencia y de reflexión
alrededor de dos años, que quiere decir. sobre las dificultades.
sin más precisión.
No le gusta leer, ni charlar con • Es consciente de tener • Desarrollo de actitudes
amigos. Prefiere los juegos y dificultades para leer y para positivas hacia la información
deportes. escribir. y el conocimiento.
5. Familia
Los padres se muestran • Han buscado ayuda, pero • Dar información sobre la
preocupados por el posible son muy poco perseverantes. importancia de la actuación
fracaso escolar del niño. y de las actitudes.
• Dicen que no saben qué • Dar información sobre
hacer. modos de actuación a la
familia.
La madre está dispuesta • Busca obtener orientación. • Programa de intervención y
a participar en un grupo ayuda por parte de la familia.
de ayuda.
• Actuaciones para cambiar el
interés y la actitud hacia el
lenguaje y su importancia en
la educación.
© Editorial UOC 416 La práctica psicopedagógica en educación formal
1) Aprendizaje
6. En francés, Lieury (2000) analizó que para el sexto curso eran 6.000 palabras nuevas, en inglés
Nagy y Anderson (1984) encontraron que en todos los manuales de primero a noveno, eran más de
80.000 las palabras nuevas, citados en David (2000).
© Editorial UOC 418 La práctica psicopedagógica en educación formal
3) Separabilidad
Aunque es conveniente enseñar el vocabulario en el contexto del discurso,
los profesionales deben tener en cuenta que hay una diferencia entre la palabra
tal como aparece en “el enunciado”, es decir como es empleada en un acto de
enunciación; y la palabra aislada o “en el sistema” de la lengua, es decir fuera de
uso, tal y como es definida en los diccionarios. Las palabras en el diccionario tie-
nen una forma un poco abstracta, sin todas las realizaciones morfológicas. Por
ejemplo, un nombre como león en el diccionario aparece en género masculino
y número singular. Ocurre lo mismo con las formas verbales. En el contexto del
discurso, los significados pueden ser más individuales y cambiantes; en aisla-
miento, los significados están más codificados en la lengua.
Para conocer el aspecto conceptual de las palabras, para saber qué significan,
se debe tener en cuenta esta diferencia. El uso de los diccionarios implica el
aprendizaje de ciertas convencionales. La separabilidad es una de ellas, porque
la definición es una predicación sobre las palabras tal como aparecen en el sis-
tema de la lengua, es también como están en los diccionarios. Las otras dos di-
mensiones de la definición son la estructura sintáctica y el concepto mismo de
la definición. La estructura sintáctica de la definición se establece gracias a una
afirmación de equivalencia entre la palabra mencionada y su definición. Tal
equivalencia se expresa como “Un N es un N”, por ejemplo, “un tigre es un ma-
mífero carnicero, de origen asiático”. Además, la definición implica una inclu-
sión de la palabra definida en un concepto superior, en otra palabra que es
hiperonímica respecto a la palabra definida. En el ejemplo anterior, tigre es la pa-
labra a definir, mamífero es el concepto que la incluye. Para comprender la defi-
nición hay que aprender esta relación conceptual.
Con frecuencia, los niños/as esperan encontrar un sinónimo en los dicciona-
rios, como si hubiera una correspondencia término a término entre las palabras,
y al no encontrarlo renuncian a entender el funcionamiento de la definición.
© Editorial UOC 419 Capítulo XVII. Proyectos y programas...
Los objetivos pedagógicos deben tener en cuenta estas relaciones, por ejem-
plo, enseñar nuevas etiquetas para conceptos conocidos, enseñar nuevas cons-
trucciones, enseñar relaciones semánticas y analizar las partes morfológicas. Se
ha demostrado que en el caso de niños/as con dificultades, explotar todas las
relaciones y posibilidades de las palabras ayuda a su aprendizaje.
6) Dimensión metalingüística
Se ha hecho referencia a los términos léxico, vocabulario y palabras como si
fueran sinónimos. En realidad no los son. El léxico son las unidades de una len-
gua que se realizan como vocabulario concreto en el discurso oral o en los textos
escritos. La noción de palabra es más familiar, pero al mismo tiempo menos pre-
cisa desde el punto de vista lingüístico. En realidad, la noción de palabra tiene
una definición más gráfica que oral, como grupo de letras separadas por blan-
cos, y se sabe que los niños/as llegan a desarrollar el concepto de palabra duran-
te la escolaridad primaria, hacia los 10 años. Cuando son más pequeños tienen
© Editorial UOC 421 Capítulo XVII. Proyectos y programas...
A partir del ejemplo del caso de Alex, este programa de intervención propone
una vía alternativa para alumnos/as con dificultades en el lenguaje. El objetivo
del programa es tener una perspectiva integrada del desarrollo y educación del
lenguaje, y adaptada especialmente a los alumnos con dificultades específicas
de lenguaje oral y escrito. La perspectiva integrada y adaptada contempla la pro-
gramación de un proyecto para dar respuesta a la complejidad del conocimiento
del vocabulario, como un aspecto del desarrollo del lenguaje en sus diferentes
niveles: sintáctico, semántico y pragmático, considerando tanto la modalidad
oral como la escrita.
Esta perspectiva integrada y adaptada sigue algunos principios básicos de
instrucción de acuerdo a lo que se ha analizado en el caso de Alex. Con una
inteligencia normal, este niño presenta dificultades de retraso de lenguaje,
especialmente de vocabulario, de un año y medio respecto a sus compañeros.
Según la evaluación de los profesionales, la dificultad de Alex es de natura-
leza fonológica, discriminación entre algunos sonidos, y de ejecución articu-
latoria, demostrada por sus dificultades de repetición de sílabas sin sentido.
Alex presenta también dificultades de fluidez en el discurso (es lento, titu-
bea, necesita buscar las palabras) y problemas de aprendizaje de la lectura y
la escritura (reconocimiento de palabras, errores ortográficos y pocos recur-
sos de vocabulario en la expresión).
© Editorial UOC 422 La práctica psicopedagógica en educación formal
5. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Se trata de un libro útil para quienes se interesen por tener una explicación de las di-
ficultades de lenguaje. Sin embargo, requiere un cierto conocimiento de lingüística y
de las investigaciones psicológicas. Es recomendable porque presenta una perspectiva
muy actualizada sobre el desarrollo del lenguaje, tanto en los aspectos normativos
como en los que presentan dificultades.
Capítulo XVIII
Intervención psicopedagógica en graves dificultades
del desarrollo de habilidades de autonomía personal y social
M. Àngels Mañas
Figura 18.1
© Editorial UOC 427 Capítulo XVIII. Intervención psicopedagógica...
2. Schalock (1996).
3. Wehmeyer y col. (1996); Wehmeyer (1998).
© Editorial UOC 428 La práctica psicopedagógica en educación formal
atentos y escuchar sus mensajes, pues será la manera de que tengamos presente
que la autodeterminación es un derecho.
Si no se está suficientemente atento a ese derecho, la persona discapacitada
puede mantener posiciones de dependencia poco acordes con su edad, o por el
contrario, conductas de excesiva rebeldía e incluso decididamente agresivas. En
cualquier caso, podrían generarse conflictos graves en la convivencia familiar o es-
colar, de tal manera que la calidad de vida de todos los miembros se viese afectada.
Cuando aparecen esos graves conflictos en las relaciones familiares y/o esco-
lares a causa de problemas de conducta en la persona con retraso mental es pre-
ciso hacer un abordaje comprensivo y en relación con el contexto en el que se
dan. Ello implica reflexionar respecto a dos cuestiones:
• No necesariamente son una dificultad del sujeto, sino que podrían ser
consecuencia de dificultades en la estructura familiar o escolar.
• Pueden ser una respuesta a la falta de recursos para cubrir sus necesidades.
Por lo tanto, antes de hacer un diagnóstico será preciso observar, analizar y va-
lorar cada conducta en el contexto en el que aparece y tomar en consideración no
solo las variables de naturaleza individual, sino también aquellas que tengan que
ver con las relaciones interpersonales, las relativas al currículo, a la evaluación, etc.
En principio, y excepto en casos muy determinados por lesiones o trastornos
neurobiológicos, todas las conductas cumplen una función: al individuo le sir-
ven para alguna cosa, obtiene algún beneficio. Este beneficio, sea el que fuere,
procurará mantenerlo. Por esta razón será necesario saber cuál es el beneficio
concreto que obtiene el individuo para, de este modo, poder establecer un plan
de intervención que permita sustituir, que no eliminar, conductas inadecuadas
por otras bien aceptadas socialmente y que le proporcionen beneficios equiva-
lentes. Un plan de apoyo conductual positivo,4 por consiguiente, tendrá en
cuenta los intereses y las necesidades del individuo, y hará énfasis en la mejora
de su funcionamiento personal, pero sin olvidar que necesariamente también
deberá asesorarse a la familia, como unidad interactiva que es, pensando en que
lo que le pase a uno de sus miembros repercutirá en el resto.
– Autoestima personal.
– Ingenuidad y exceso de credulidad (probabilidad de ser engañado o
manipulado).
– Seguimiento de reglas sociales.
– Respeto a las leyes.
– Evitar conductas de desajuste social como la victimización, la culpabiliza-
ción, el acoso, los celos, etc.
1) Ámbito escolar
Centro de educación escolar privado concertado, situado en un barrio de la
ciudad de Barcelona, que atiende a alumnos con disminución psíquica y tam-
bién con otros trastornos asociados. Es una escuela que, si bien en sus orígenes
(hace ahora 28 años) se definía por su seguimiento y aplicación estricta de las
teorías del aprendizaje aplicadas en alumnos con retraso mental de grado me-
dio, el interés y la formación continua de sus profesionales ha propiciado
una evolución en los planteamientos educativos. En la actualidad, desde una
concepción constructivista del aprendizaje considera que el centro de edu-
cación especial debe ser una escuela abierta, una propuesta que dé respuesta
a la diversidad y en colaboración con el resto de servicios educativos y comu-
nitarios al uso.
Atiende a una población de 60 alumnos entre cuatro y veinte años que se re-
parten en las etapas educativas de Infantil, Primaria y Secundaria siguiendo la
adaptación del currículum prescriptivo y los alumnos entre diecisiete y veinte
siguen un currículum propio de tránsito a la vida adulta. Todos los chicos tie-
nen, a su vez, su propio currículum individualizado. La escuela cuenta con los
recursos humanos y materiales que contempla la administración pública local
para los centros especiales concertados.
2) Ámbito familiar
Familia de clase media. Emigrados con el objetivo de proveer mejor calidad
de servicios para su hijo con Síndrome de Down y con gran preocupación por
© Editorial UOC 433 Capítulo XVIII. Intervención psicopedagógica...
su futuro. El grupo familiar está formado por cuatro miembros: padre trabajador
por cuenta ajena y madre ama de casa (hasta nacer el hijo trabajaba), son jóvenes y
con un nivel de estudios de grado medio. Tienen dos hijos, una niña de 10 años
que cursa primaria en un centro público del barrio y un chico de 15 años con sín-
drome de Down, que asiste a nuestro centro
Es una familia que mantiene muy poca relación con familiares (a pesar de te-
ner algún pariente próximo en la ciudad) y amigos y se desenvuelven en un círculo
social muy restringido. Apenas cultivan aficiones y no son muy animosos en sus
expectativas. Están muy preocupados por la seguridad y eso los mantiene bastante
aislados y hace que sean muy sobreprotectores con los hijos.
Son bastante conscientes y realistas en la valoración de su hijo en cuanto a
su personalidad y capacidades intelectuales, pero les cuesta aceptar el creci-
miento del hijo y las demandas que la edad cronológica conlleva, sobretodo las
que se refieren a los aspectos de autonomía social e identidad independiente.
Es una familia que siempre ha colaborado con la escuela y que también es
capaz de pedir ayuda ante situaciones de conflicto. Los padres consideran que
les faltan recursos para relacionarse bien con su hijo y no muestran ningún re-
paro en manifestarlo a fin de buscar una solución adecuada al tema. Tiene muy
poca confianza en su hijo y en su capacidad de mejora y, a menudo, se sienten
vencidos por él.
La familia solicita una cita con la psicopedagoga del centro (en otras ocasio-
nes ya se había hecho por cuestiones diferentes) pues está muy preocupada por
el comportamiento de Carlos, que está empeorando día a día y no saben cómo
abordar el tema. La convivencia en casa es cada vez más conflictiva, están recu-
rriendo a los castigos continuos y ha llegado un momento en que ya no saben
con qué amenazarlo y de todos modos nada surge efecto en él; al contrario, la
situación va de mal en peor.
De inicio, se precisan las conductas que manifiesta el sujeto, a fin de hacer
un análisis funcional adecuado y éstas son las siguientes:
teme que haga algo incorrecto y le riñe para que salga. Él se niega, le
grita e insulta.
• Trata mal a su hermana, se enfada con ella por todo, le molesta que le ayu-
de y evita estar con ella delante de los padres. Le insulta y la tilda de pe-
queña y mimada. Los padres lo acusan a él de ser un mal hermano y le
recriminan que no tenga una actitud correcta y la comparan con la de la
hermana, que es adecuada.
• Los fines de semana se niega a salir con la familia y sólo lo hace por la
fuerza, él dice que prefiere quedarse en casa oyendo música, viendo tele-
visión o jugando con la Game-boy que ir de tiendas por el barrio o a una
gran superficie. Los padres, no obstante, le obligan a salir pues no se atre-
ven a dejarlo solo. En las salidas se muestra enfadado e incluso grosero du-
rante todo el tiempo.
• Por las mañanas se hace el remolón y, aunque tiene mucho interés por
venir al colegio, va lento y su madre debe enfadarse cada día, porque si
no fuera así no llegarían a tiempo a acompañar a su hermana al colegio
(entra antes que él) y luego a él. Cuando van juntos por la calle no le gusta
ir junto a su madre y procura separarse. Eso provoca mucho miedo a la
madre y es fuente de conflicto diario.
• No acepta ir vestido o peinado como le digan los padres, pues él tiene
su estética propia. No obstante, parece que los padres lo van aceptan-
do.
• No hace nada en casa, su habitación es un caos, se niega a colaborar en
las tareas domésticas y la música la pone a todo volumen. También cuesta
que se duche a diario.
En general los padres se sienten maltratados por su hijo, pues éste les grita,
insulta y no obedece. Están desbordados, los fines de semana, especialmente,
son muy difíciles y ya no saben qué hacer, piden colaboración para salir del
conflicto.
La psicóloga del centro recoge la preocupación de la familia, apunta que es
posible un plan de intervención positiva, ya que en principio parecen conduc-
tas bastante propias de la adolescencia y además en el centro no se dan de ma-
nera preocupante.
© Editorial UOC 436 La práctica psicopedagógica en educación formal
Pide a la familia que haga un registro durante diez días en el que se anoten:
• Día y hora.
• Conducta del sujeto.
• Especificación del contexto.
• Respuesta de la familia.
• Hipótesis sobre la función de la conducta.
• Gravedad de la conducta (valorada de 0 a 10).
• Cómo ha afectado a la familia y cómo se han sentido.
4. Plan de intervención
a) Información de la tutora
Carlos muestra conductas más o menos acorde con los demás chicos del gru-
po: es un poco rebelde ante las normas, le gusta ser él mismo, tiene interés por
saber y conocer de la vida y a veces miente en algunas cuestiones en relación
con su vida social. Dice, por ejemplo, que tiene muchos amigos, que en el pue-
blo tiene novia y lo afirma de forma prepotente. Como puede verse, hay una
discrepancia entre el discurso y su práctica.
En clase, cuando se habla sobre deseos e inquietudes con el grupo, él comen-
ta que le gustaría ir solo al colegio, como algún otro chico de la clase que ya lo
hace y que quiere ir solo con amigos y tener una novia en Barcelona. Este tipo
de temas se abordan en Tutoría y se van trabajando con todos los chicos. Quizás
© Editorial UOC 437 Capítulo XVIII. Intervención psicopedagógica...
la tutora lo nota a él un poco más rebelde y a su vez más inseguro que otros com-
pañeros, aunque intente demostrar lo contrario.
Forman parte de los objetivos curriculares del curso el desarrollar un plan para
mejorar y ampliar los niveles de competencia personal y social de los alumnos
del aula a fin de ir desarrollando y adquiriendo más autonomía y un concepto
más ajustado de su edad. Es decir, hacerles reconocer a ellos y a sus familias que
son mayores, lo que conlleva derechos y obligaciones y, desde luego, un recono-
cimiento social como ciudadanos.
Parece apreciarse, sin embargo, en el caso de Carlos un mayor conflicto en el
ámbito familiar que en el escolar, así que se determina hacer mayor énfasis en
el plan de intervención en ese ámbito.
Dadas las características de la situación planteada, y posterior a las conclu-
siones de la reunión con la tutora, se acuerda establecer un plan de apoyo con-
ductual positivo. Este plan comportará:
c) Hipótesis
Del análisis y el diálogo se establecen tres hipótesis:
• Demanda de atención.
• Celos de la hermana. Quizás él cree que sus padres le consideran menos
que a su hermana.
• Se muestra rebelde por no saber cómo hacerse más independiente y con-
seguir más privilegios. La rabia la transfiere a aquellos que “no se lo per-
miten”.
La madre, aun compartiendo las hipótesis, solicita unos días para reflexionar
sobre todo ello junto con su marido, antes de pasar a un plan de acción.
Se concluye la reunión acordándose una nueva cita en el plazo de unos días.
Durante este tiempo la psicopedagoga hablará con el chico y si se considera
oportuno, la próxima vez el chico estará presente en la cita.
dado históricamente, se plantea un trabajo lento que vaya dando confianza tan-
to a los padres como al chico.
A partir de estos propósitos se definen las estrategias concretas a seguir y que
serán:
Para que todas estas propuestas se mantengan es preciso que Carlos sea co-
herente con las mismas y las respete. Si no es así, se retirarán los cambios y
volveríamos a la situación presente.
Todos estos acuerdos los toman de común acuerdo la familia, Carlos y la
psicopedagoga; se escriben, se firma un contrato y las partes se comprometen
a llevarlo a cabo.
Se hará una reunión semanal de seguimiento en la que se valoraran los he-
chos. Si las cosas van bien, se plantearán nuevos propósitos.
Paralelamente, en clase, se seguirán tratando los temas sobre autorregula-
ción, toma de responsabilidades en relación con la vida personal y social y ha-
bilidades sociales. En estas sesiones semanales los chicos analizan situaciones y
logros personales, así como aprenden las normas esenciales de las relaciones in-
terpersonales. Llevan registros en cuanto a tareas que ellos se han comprometi-
do a hacer en casa y también en el colegio y los evalúan y valoran. La tutora y
la psicóloga coordinan el programa.
3) Seguimiento
Durante tres semanas el programa se sigue tal cual y se va revisando sema-
nalmente. El chico mejora ostensiblemente su conducta, está feliz y los padres
van generando confianza en él, lo cual permite establecer nuevos objetivos.
4) Ampliación
Manteniendo lo anterior y siguiendo el mismo procedimiento de consenso,
se propone:
a) Los fines de semana irá solo a comprar el pan, la prensa y en el quiosco podrá
comprarse una revista que él siempre pide a los padres.
El primer fin de semana, después de la compra se va, sin decir nada a su fa-
milia, a casa de un compañero de clase, con el consiguiente disgusto. Los padres
se enteran de dónde está porque desde la otra casa avisan, ya que se dan cuenta
de que Carlos ha ido sin permiso. En la valoración del lunes siguiente se aprecia
el hecho de que es capaz de desplazarse solo (se habla a solas con la madre y eso
la tranquiliza) pero al chico se le indica que, aunque está bien que vaya a ver a
un amigo, nunca debe hacerlo sin notificar y pedir permiso a los padres y que
© Editorial UOC 442 La práctica psicopedagógica en educación formal
éstos pueden aceptar o negar la demanda, según el caso, pero en cualquier caso
es preciso hablarlo.
Se sigue así durante dos semanas más sin que se produzca ningún contra-
tiempo, lo cual permite plantear a la madre un nuevo paso, que es el del despla-
zamiento al centro escolar de forma autónoma. La madre tiene mucho miedo,
teme que el chico se escape o que le pase algo. Cuesta mucho hacerle entender
la importancia de este objetivo en el progreso hacia una vida independiente de
Carlos. De todos modos, y en vista de la resistencia que muestra la madre, se es-
tablece un programa escalonado que será el siguiente:
• Prerrequisitos:
• Esto se hace así durante dos semanas más y se plantean las tardes. Aquí de
nuevo hay resistencias de la madre y además del miedo a que no vuelva
a casa a la hora arguye que no quiere perder el contacto con profesores y
padres, cosa que ocurriría si Carlos fuera y volviera solo del colegio. Se
atiende a la demanda de la madre y se acuerda que un día a la semana ella
lo vendrá a buscar. Carlos lo entiende, pues sabe de los temores de su ma-
dre y de la necesidad que tiene del contacto con los maestros y lo acepta.
• Valoración
5. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Ainscow, M., Hopkins, D., Soutworch, C., y West, M. (2001). Hacia escuelas
eficaces para todos. Madrid: Narcea.
Este libro puede ser una guía de aplicación en los centros y, a su vez, una propuesta
de actividades que facilitarán un compromiso en conseguir una escuela mejor, eficaz
y más comprensiva, donde todos los alumnos tengan cabida.
En el libro se plantean las bases del análisis funcional y se muestra su utilidad en di-
ferentes ámbitos. También se explica su relación con el apoyo conductual positivo
que se caracteriza por ser un enfoque comprensivo y basado en valores, útil para el
tratamiento de las necesidades del sujeto, atendiendo también a las influencias con-
textuales, preferencias e intereses de cada sujeto.
© Editorial UOC 447 Capítulo XIX. Proyectos y programas...
Capítulo XIX
Proyectos y programas en alumnos que requieren el uso
de sistemas aumentativos de comunicación que faciliten
su acceso al currículum
Carme Basil y Emili Soro-Camats
1. Rosell (1999).
© Editorial UOC 448 La práctica psicopedagógica en educación formal
2. Para mas información sobre sus características consulten Basil, Bolea y Soro-Camats (2000) y en
Puyuelo, Poo, Basil y Le Métayer (1996), entre otros.
© Editorial UOC 450 La práctica psicopedagógica en educación formal
Figura 19.1
Juan acudió de nuevo a la UTAC a los 10 años de edad. Cursaba 4.º de pri-
maria con buenos resultados, aunque con mucha dependencia de su educa-
dora auxiliar. Disponía de un tablero alfabético para la comunicación y de
un ordenador con un cobertor de teclado, dotado por el Departamento de
Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, a los que accedía utilizando el ca-
bezal licornio, aunque la recomendación inicial de la UTAC había sido el uso
primordial de un sistema de exploración con un conmutador. Todavía no
disponía de movilidad independiente. La nueva demanda fue formulada por
el EAP, preocupados porque el sistema de acceso a la comunicación y a las
tareas escolares resultaba poco eficaz y le producía cansancio y desánimo.
Sus habilidades de lectura y escritura se encontraban por debajo de las espe-
radas en su nivel educativo, y temían el posible fracaso del alumno en los
niveles posteriores de escolarización; por ello consideraron necesaria una
nueva evaluación y un posterior proceso de colaboración estrecha y conti-
nuada entre los profesionales del centro escolar, del EAP y de la UTAC.
Figura 19.2
Figura 19.3
3) Comunicación
El objetivo de mejorar la comunicación social, más allá de las vocalizaciones,
la expresión facial y el uso de preguntas de sí/no ha resultado difícil de conse-
© Editorial UOC 461 Capítulo XIX. Proyectos y programas...
guir. El tablero con pictogramas, reemplazados posteriormente por las letras del
alfabeto, para señalar con el cabezal licornio, no resultó nunca eficaz y el alum-
no raramente lo utilizaba. La adquisición del comunicador no solucionó el pro-
blema, puesto que Juan no se acostumbró a usar el particular sistema de
exploración con un conmutador del mismo, que resultaba poco claro y muy
cansado. Finalmente, el uso de un ordenador portátil, equipado con el programa
conversor de texto a habla sintetizada Parlador, le proporcionó una forma de co-
municación más flexible y apropiada a sus necesidades. Como ejemplo de ello,
es interesante lo primero que dijo Juan cuando dispuso de su ordenador con ha-
bla sintetizada: “¡Que te calles, Carmele!”, una frase televisiva que sus compañe-
ros repetían a todas horas. El uso de un sistema basado exclusivamente en el
deletreo resulta muy lento, por lo que, además de una pantalla de selección de
SAW con letras, se prepararon otras con palabras y frases personalizadas, en
combinación con sistemas de predicción y de abreviación-expansión. El uso del
correo electrónico ha sido otro de los grandes logros para incrementar la comu-
nicación social. Juan dispone de una larga lista de direcciones y lo usa con mu-
cha frecuencia y satisfacción.
3. Conclusiones
y los padres cedió de inmediato al comprobar que las propuestas eran co-
herentes y que contaban con el apoyo necesario para llevarlas a término.
La integración escolar de las personas con discapacidad es un derecho in-
cuestionable, pero debe realizarse en buenas condiciones.
• La importancia de que la colaboración entre los profesionales esté bien
coordinada, de forma que todos compartan criterios parecidos y las actua-
ciones educativas y habilitadoras tengan continuidad en el tiempo. En
este caso, la maestra de apoyo y la psicóloga del EAP han sido las Personas
Clave para esta coordinación y continuidad.
• La necesidad de que un equipo experto en Comunicación Aumentativa y
Alternativa y en Tecnologías de Apoyo para la discapacidad se pueda ocu-
par, conjuntamente los principales actores implicados en el caso, de la
evaluación, la prescripción de ayudas técnicas, la formación de los profe-
sionales y, muy en especial, de un seguimiento a largo término.
• La necesidad de que las medidas adoptadas abarquen de forma integrada
una diversidad de ámbitos como el control postural, la movilidad, la co-
municación social y en situaciones escolares, el acceso al currículum edu-
cativo, el ocio y la red de relaciones sociales.
• La importancia de que la administración pública ponga los recursos nece-
sarios para que los alumnos con discapacidad dispongan de las ayudas
técnicas y los apoyos personales que necesitan para progresar.
Agradecimientos
Lecturas recomendadas
Basil, C., Soro-Camats, E., y Rosell, C. (1998) Sistemas de signos y ayudas técnicas
para la comunicación aumentativa y la escritura: Principios teóricos y aplicaciones.
Barcelona: Masson.
Esta obra ofrece una panorámica amplia de los sistemas aumentativos y alternativos
de comunicación, de las ayudas técnicas para la comunicación, el acceso al ordena-
dor, el juego y la movilidad, y de los procedimientos de habilitación e intervención
educativa para usuarios que los requieren en los contextos de la atención temprana,
la escolaridad y la vida adulta. En ella se alternan los capítulos teóricos con otros de
descripción de casos escritos por los profesionales que los atienden y a veces por los
propios usuarios. Después de la introducción, en el capítulo 2 se describen los diver-
sos sistemas de signos manuales, tangibles y gráficos. En los capítulos 3 y 4 se descri-
ben las ayudas técnicas de baja y alta tecnología. El capítulo 5 trata del proceso de
evaluación y toma de decisiones para la selección de los sistemas de signos y las ayu-
das técnicas para cada usuario. El capítulo 6 se centra en la intervención durante la
etapa de atención temprana. La información teórica aportada en este capítulo se com-
plementa con los estudios de casos relatados en los dos capítulos siguientes, centra-
dos en el uso inicial de sistemas de signos manuales en una niña con retraso mental
y en los primeros pasos de la comunicación con un tablero pictográfico de una niña
con parálisis cerebral durante la atención temprana y el primer año de la escolaridad.
El capítulo 9 se dedica a la comunicación y el acceso al currículum durante la etapa
escolar y el 10 a la enseñanza de lectura y escritura en alumnos con problemas graves
de motricidad y habla. En los capítulos siguientes se ilustran estos temas con relatos
de casos sobre el uso de signos manuales y gráficos en el proceso de escolarización de
un alumno con síndrome de Down y sobre la habilitación de la movilidad, la comu-
nicación, la escritura, el dibujo y el acceso a los contenidos escolares de un alumno
con parálisis cerebral, escolarizados en centros de educación especial, así como sobre
el proceso de integración en la escuela ordinaria de una alumna que se comunica con
un tablero pictográfico. En el capítulo 14 se describe la intervención en diversas po-
blaciones de adultos con dificultades de acceso al lenguaje oral y a la escritura ma-
nual, y en los siguientes se ilustran estos temas con dos relatos de casos escritos por
los propios usuarios, en los que relatan sus propias experiencias en el uso de tecnolo-
© Editorial UOC 465 Capítulo XIX. Proyectos y programas...
Anexo
Ratón tipo multimouse, que emula las funciones del ratón con
cinco teclas, en este caso cinco conmutadores, que pueden
pulsarse con la mano o, si se sitúan adecuadamente, con otras
partes del cuerpo.
© Editorial UOC 468 La práctica psicopedagógica en educación formal
Capítulo XX
Intervención psicopedagógica en el caso de alumnos
con trastorno mental o en riesgo de sufrir trastorno mental
Isabel Gómez y Eulàlia Bassedas
1. Por prevención se entiende aquel conjunto de prácticas que tienen por objetivo evitar la aparición de
la enfermedad o disminuir su incidencia, duración y las discapacidades y secuelas a que da lugar.
© Editorial UOC 472 La práctica psicopedagógica en educación formal
1. El trastorno mental
bro, pero que al mismo tiempo debe considerarse como un trastorno del de-
sarrollo, por cuanto su incidencia provoca el desarrollo deficitario de las
funciones cognitivas básicas o un deterioro de su funcionamiento, además
de dificultades en el establecimiento y mantenimiento de relaciones socia-
les. Frecuentemente es causa de discapacidad y minusvalía para el sujeto que
la padece.
Los síntomas del trastorno mental pueden pasar desapercibidos, pero en
todo caso mortifican al sujeto que los padece. Los adultos perciben dificultad en
las relaciones, aislamiento, intromisión inoportuna y, en casos determinados,
hacerse expulsar del centro escolar como forma de forzar el rechazo a uno mis-
mo. Estas conductas pueden ser atribuidas erróneamente al carácter o persona-
lidad del alumno, a la falta de voluntad y de esfuerzo, al deseo de protagonismo
y al desafío de la autoridad adulta.
La explicación del origen y la causa de los trastornos es compleja y hace recur-
so a la confluencia de factores de vulnerabilidad genética, anomalías estructurales
y funcionales del cerebro, factores ambientales estresantes y desequilibrios bio-
químicos del cerebro. Las técnicas de neuroimagen, como la resonancia magné-
tica y estudios PET (tomografías por emisión de positrones) no sirven para
detectar o diagnosticar la enfermedad, pero sí ayudan a conocer los mecanismos
cerebrales implicados en algunos casos, por ejemplo en la esquizofrenia. Todo
ello explica las crisis, la irregularidad en el funcionamiento en las tareas de la vida
cotidiana, la necesidad del tratamiento farmacológico y plantea la importancia
de la organización estable del entorno y la necesidad de aceptación de la persona
que sufre el trastorno.
Una persona con trastorno mental es una persona que sufre, que manifiesta
estados de ansiedad, agitación e inhibición y apatía alternativamente; aunque
el sufrimiento no se hace evidente porque queda oculto tras las manifestaciones
de conducta asocial o tras la inexpresión, mutismo o aislamiento, manifestacio-
nes todas ellas que son muestra del propio malestar que siente y experimenta la
persona con dificultades graves.
No cabe asimilar el trastorno al retraso mental. Las personas con trastorno
mental suelen refugiarse y centrarse en su mundo interno y, al disminuir la co-
nexión, se hacen receptores menos hábiles de la información proveniente del
mundo externo. El desarrollo de habilidades sociales se resiente por ello.
© Editorial UOC 474 La práctica psicopedagógica en educación formal
Encontramos además otros problemas de salud mental en las etapas del de-
sarrollo correspondientes a la escolaridad obligatoria en las que no nos deten-
dremos en este capítulo, como son los siguientes:
del alumnado a medida que pasan los cursos, etc., las dificultades aumentan
también, produciéndose el desinterés, la baja autoestima y la escasez de expec-
tativas de logro académico.
Por último, en tanto en cuanto la escuela promueve la postergación de los
deseos inmediatos, el establecimiento de metas a más largo plazo alejadas de be-
neficio palpable, además del respeto y la convivencia ordenada, los alumnos
que reaccionan con impulsividad y no responden a las exigencias escolares acu-
mulan valoraciones negativas y frustración. Pueden hacer atribuciones externas
de sus males, es decir, situar el origen de sus problemas en el comportamiento
o voluntad de otros (“los profesores no explican”, “me miran mal”, “los compa-
ñeros se portan mal”, “me buscan para molestarme”, etc.). En estos casos se
siente que no se controla la situación y que la solución de los problemas no pasa
por uno mismo. El malestar puede conducir a la conducta agresiva o a la inhi-
bición según sea la personalidad y estilo aprendido.
Todas estas dificultades pueden, en muchos casos, ocasionar serias trabas en
la escolaridad, en forma de dificultades de aprendizaje. Por poner un ejemplo,
si no se recuerda o no se apunta en la agenda las fechas de examen, el alumno
o alumna puede encontrarse de repente en situación de examen sorpresa sin ha-
ber preparado nada, con la consiguiente confusión y nervios. Pero probable-
mente la dificultad más importante vendrá dada por la interpretación que
hacen los adultos de esa situación, padres, tutores y profesores.
Sergio
La familia sitúa el inicio de la problemática a los 10 años, cuando un día, de
vuelta de la escuela a casa, llamó a la puerta con desesperación diciendo que le
estaban persiguiendo por la calle, aspecto que la familia creyó en aquel momento.
A partir de entonces, las notas fueron siempre mal, hasta el punto de abandonar
la escuela antes de los 14 años. Se distraía en clase y distraía a los compañeros sus-
citando siempre problemas y comentarios negativos por parte de sus profesores.
Estuvo realizando trabajos diversos hasta que, por insistencia de la familia, se
© Editorial UOC 480 La práctica psicopedagógica en educación formal
Luis
Tiene actualmente 21 años. La familia no reconoce haber observado ningún
síntoma patológico antes de los 17 años, momento en el que sufre el brote psicó-
tico. Había sido buen estudiante y deportista, no aficionado a salidas nocturnas.
No consumidor de ninguna sustancia ni siquiera de tabaco. Con el título de edu-
cación secundaria obligatoria, cursaba segundo curso de Bachillerato en el Institu-
to de Enseñanza Secundaria de la zona en el momento de la crisis. A consecuencia
de ella, y del periodo de hospitalización que duró meses, dejó los estudios. Está
atendido desde entonces por el centro de salud mental correspondiente y recibe,
aceptándola, medicación de forma continuada. Repitió el mismo curso de bachi-
llerato el año siguiente, pero tuvo que abandonar: no podía estudiar ni concentrar-
se, le fallaba la memoria, no retenía lo que intentaba estudiar, según sus propias
explicaciones y la de los familiares, y no superó los primeros exámenes. Permane-
ció en casa durante meses, sin apenas realizar actividades ni salir con amigos hasta
el comienzo del siguiente curso, en que se matriculó en otro instituto público en
horario nocturno. También dejó este curso porque no podía atender bien en clase.
Desde los servicios sociales de su municipio intentan que prosiga los estudios, pero
esta vez proponen formación ocupacional especial. Está a la espera de comenzar
un curso de formación ocupacional adaptada de medio año de duración en los
próximos meses.
David
Aparecen los primeros problemas de simbolización en el aprendizaje de la
lengua escrita en los años escolares correspondientes a final de la escuela infan-
til y al primer ciclo de Primaria. Resistencia y nulo interés por la lectura. Realiza
toda la escolaridad primaria sin problemas aunque siempre con muy bajo nivel
en lectura y escritura. Pasa a la secundaria obligatoria y avanza en esta etapa
aunque sin estudio personal, realizando el mínimo de tareas fuera del aula y sin
© Editorial UOC 481 Capítulo XX. Intervención psicopedagógica...
• Evitar las situaciones que producen estrés y ansiedad excesivas, como ser
objeto de burlas, desvalorizaciones, abusos o otro tipo de violencia, facto-
res que influyen directamente en el agravamiento del trastorno.
• Animar a perseverar en el esfuerzo y a continuar en los estudios, muy es-
pecialmente en los momentos posteriores a una crisis y si el alumno ha
dejado de asistir temporalmente al centro.
Tabla 20.1. Finalidades y funciones de los diversos actores implicados en la intervención psicopedagógica en
contexto escolar
Actores Funciones y tareas
• Conoce a los alumnos. Se mantiene
próximo a ellos y a las familias
Persona grupo que ejerce para la gestión de ideas, solución
la función tutorial a problemas, búsqueda de ayudas.
Informa y coordina las acciones
del equipo docente.
• Aplica cotidianamente en el aula
los principios educativos que hacen
posible la inclusión de todo alumno.
• Elabora proyectos compartidos, • Se mantienen en contacto
innova metodológicamente para permanente para conocer
Equipo docente dar respuesta a las necesidades los respectivos planes
de los alumnos y crea el clima y para promover acciones
adecuado para la relación conjuntas dirigidas
y el aprendizaje. Se plantea a proporcionar apoyo
colectivamente los problemas psicológico, confianza,
y elabora estrategias de solución. seguridad, ayudas concretas
• Proporciona apoyo al equipo para realizar las tareas
docente. escolares, planificar
las actividades, responder
• Imparte docencia en las áreas
a las exigencias
Especialistas en el centro y contenidos pactados
de la convivencia y el trabajo
con el equipo docente.
Maestro de educación en equipo y al conjunto
especial • Propone iniciativas de de retos que supone
mejora y planes de el avance en la escolaridad.
Profesor de psicología actuación para el tratamiento
y pedagogía • Se mantienen en contacto
de dificultades de alumnos
(psicopedagogo para valorar las situaciones
concretos.
del centro concretas, las dificultades
u orientador) • Se mantiene disponible y para buscar soluciones.
para el trato directo con
Maestro de pedagogía • Son corresponsables
el alumno y sus familiares.
terapéutica en la vinculación
• Puente entre el equipo de centro de los diferentes ámbitos:
y el equipo psicopedagógico educativo, familiar,
de zona y de otros profesionales terapéutico y social.
que intervengan.
• Apoyo al equipo docente
del centro escolar. Puente entre éste
Equipo y otros servicios relacionados con
de asesoramiento infancia y adolescencia.
psicopegagógico • Realiza valoración y seguimiento.
de zona • Acoge demandas, consultas,
preocupaciones de padres,
profesores y alumnos.
Profesional de psicología • Diagnostica y establece planes
o psiquiatría externo de actuación. Prescribe tratamiento
al centro clínico y terapéutico.
• Interviene en la orientación
Servicios sociales
de recursos y actividades
de base
para el tiempo de ocio.
© Editorial UOC 486 La práctica psicopedagógica en educación formal
Habitualmente, los alumnos con problemas de salud mental y sus familias ne-
cesitan la ayuda de profesionales externos del ámbito clínico (psicólogos, psiquia-
tras de centros de salud mental) que colaboren con los diferentes profesionales de
educación para entender la problemática que presentan y también para prescribir
la atención psicoterapéutica y farmacológica –si es necesario– que requiere cada ca-
so. La experiencia demuestra que los planteamientos coordinados entre el centro
educativo y los elementos terapéuticos externos resultan más convenientes para
una mejora de la sintomatología. Las informaciones e iniciativas que hay que inter-
cambiar y poner en común provienen de esos diferentes ámbitos, que tradicional-
mente funcionan separadamente: conocimiento de los efectos de la medicación,
indicadores de agravamiento de la problemática; definición de los momentos de
necesaria implicación familiar, de criterios de flexibilización de los requerimientos
escolares; construcción de pautas para reinterpretar las actuaciones de los adoles-
centes, pautas de actuación comunes en momentos de crisis, estrategias para cal-
mar la angustia que estos alumnos generan al profesorado, etc. Por otra parte, los
tratamientos psicoterapéuticos externos deben ser tan intensivos como lo requiera
el joven para poder establecer vínculos y relaciones constructivas.
La multiplicidad de recursos y servicios existentes en algunos países y comuni-
dades da cuenta de la multiplicidad de iniciativas e intentos, pero ello no significa
que los recursos puestos en marcha hasta la fecha sean suficientes para atender a
toda la población con necesidad de orientación y atención socioeducativa sanitaria.
En general, las leyes actuales contemplan el establecimiento de recursos y mecanis-
© Editorial UOC 488 La práctica psicopedagógica en educación formal
mos adecuados, pero es necesario desarrollar las normativas y las dotaciones para
su creación y generalización.
El siguiente cuadro muestra la multiplicidad de recursos existentes en Cata-
luña, externos al centro educativo ordinario y que implican la responsabilidad
y contribución de diferentes administraciones públicas para la atención de éste
y otros colectivos con dificultades (tabla 20.2).
Tabla 20.2
Educación Sanidad Bienestar social Justicia Trabajo
• Equipos de • Centros de • Servicios sociales • Equipos • Formación
asesoramiento Atención de base: de atención ocupacional.
psicopedagógico. Primaria. trabajadores a la infancia • Formación
• Unidades de • Centros de sociales, y la adolescencia ocupacional
escolarización salud mental educadores, en riesgo (EAIA). b Especial.
compartida. a infantojuvenil trabajadores • Dirección general
familiares, • Programas
• Unidades (hasta los de atención de transición
18 años). psicólogos. a la infancia
de educación al trabajo.
especial • Centros de • Centros de y la adolescencia.
desarrollo • Programas
en centros salud mental • Centros de de formación
ordinarios. de adultos. infantil y Justicia juvenil.
atención precoz e inserción
• Programas • Hospital de día. (intervención • Juzgado sociolaboral para
de Garantía • Unidad en de 0 a 4 años). de menores. personas en
Social. psiquiatría • Fiscalía riesgo de
• Programas infantil de menores. exclusión.
de Garantía (hospital). • Centros
Social adaptados. especiales
de empleo.
• Enseñanza • Unidad de crisis • Servicios • Acciones de
a distancia para de adolescentes sociales acompañamiento
la obtención (hospital). de base: a la inserción.
del título de • Centro de trabajadores • Diseño
secundaria atención sociales, de itinerarios
obligatoria. sociosanitaria educadores, individuales.
• Programas (toxicomanía). trabajadores
familiares, • Empleo en
de transición empresa
a la vida adulta. psicólogos.
ordinaria
• Puntos de • Centros de con apoyo.
información. desarrollo
infantil y
• Servicios atención precoz
municipales (intervención
de orientación de 0 a 4 años).
escolar y
profesional.
Centros de día (educación y sanidad)
Centros de rehabilitación psicosocial e inserción laboral
Espacios comunitarios en la línea de red social-comunitaria y sanitaria
a. UEC (Unidad de Escolarización Compartida): unidad externa al centro que comparte con éste la escolaridad de cierto alumnado –servicio
que se ofrece en la Comunidad Autónoma de Cataluña. No es un recurso pensado para alumnos con trastornos, aunque actualmente recoge
mucho alumnado de este tipo.
b
. EAIA Servicio para la atención de la infancia y la adolescencia en el caso de maltrato.
© Editorial UOC 489 Capítulo XX. Intervención psicopedagógica...
8. Definición del grupo de trabajo “Prevención y trabajo en red”, coordinado por J. Moya y C.
Tello, del Primer Congreso de salud mental del niño y del adolescente Barcelona, noviembre de
2002.
© Editorial UOC 490 La práctica psicopedagógica en educación formal
En algunas situaciones en las que las capacidades cognitivas se hallan muy de-
terioradas, cabe plantearse la ubicación del chico/a en un centro de educación es-
pecial o en una unidad de educación especial dentro de un centro ordinario, que
puedan ofrecer una mayor adecuación a las posibilidades y necesidades del mo-
mento. En el caso de los trastornos de conducta que hagan difícil la asistencia y el
tratamiento en un centro escolar ordinario, se orienta hacia una Unidad de Esco-
larización Compartida, que mantiene los objetivos educativos globales y básicos
de la escolaridad obligatoria y añade la preparación laboral en forma de talleres.
Fuera ya del sistema educativo, existe una amplia gama de programas de transición
laboral: programas de garantía social, formación ocupacional especial, etc.
Para concluir este apartado, es preciso velar por la continuidad de los proyec-
tos psiquiátrico, educativo, social y prelaboral dado que las diferentes institucio-
nes cubren periodos de edad concretos: la escuela es obligatoria hasta los 16 años,
los centros de salud infantojuveniles cubren hasta los 18 años de edad, momento
en que los pacientes pasan a los centros de adultos. Algunos programas de transi-
ción contemplan franjas de edad concretas. En consecuencia, las transiciones y el
traspaso de responsabilidad hacia diferentes equipos o centros han de estar con-
venientemente asegurados para lograr la continuidad en el tratamiento y en la
atención.
8. La rehabilitación
9. Conclusiones
Capítulo XXI
Proyectos y programas de intervención psicopedagógica
en alumnos con un bajo autocontrol de su conducta
Ana Miranda, M. Jesús Presentación, Rosa García y Raúl Tárraga
ción funcional tienen una gran utilidad los registros observacionales, que
suministran información sobre cambios en el rendimiento ligados a dife-
rentes situaciones tipos de tareas o tiempo.
• Evaluar las características educativas y las necesidades instruccionales. Es fre-
cuente que los estudiantes con problemas en el funcionamiento del siste-
ma ejecutivo presenten baja productividad en clase, no completen las
tareas, no respondan con exactitud, tengan una baja motivación, etc. Es-
tas continuas situaciones hacen que se impliquen menos en las tareas du-
rante la instrucción y durante los periodos de trabajo independiente.
Como resultado, tienen menos posibilidades de beneficiarse de la instruc-
ción académica y, por tanto, se ve afectado su rendimiento académico en
general. El propósito de esta evaluación es determinar qué niños con bajo
autocontrol necesitan acomodaciones instruccionales, adaptaciones cu-
rriculares más o menos significativas e incluso quiénes necesitan además
la asistencia a las aulas de educación especial.
• Evaluar el ajuste social/personal. La mayoría de los niños con problemas de
autocontrol tienen escasas habilidades interpersonales. Normalmente no
escuchan a los otros, responden antes de que se les pregunte, no suelen
seguir las normas de juego, etc., lo que desencadena el desarrollo de atri-
buciones negativas, menor habilidad para resolver problemas y pocas ha-
bilidades sociales durante la interacción con sus compañeros en clase.
Esta baja competencia social justifica la necesidad de evaluación. Entre
los distintos procedimientos, se pueden utilizar desde pruebas sociométri-
cas clásicas, que miden las relaciones sociales, hasta pruebas mucho más
específicas que permiten evaluar el conocimiento sobre estrategias socia-
les ante situaciones problemáticas.
• Evaluar los contextos de desarrollo del niño. El patrón de comportamiento típi-
co de los niños con bajo autocontrol genera, incluso en los padres y profeso-
res más competentes, sentimientos de ineficacia personal, estrés, frustración,
enojo y rechazo, que afectan negativamente a la interacción contextual
adulto-niño (interacciones restrictivas, bajos niveles de comunicación ver-
bal, etc.). En este caso, el psicopedagogo puede obtener una visión ajustada
de la naturaleza de estas interacciones mediante entrevistas u observaciones,
para establecer posteriormente, si fuere necesario, pautas que favorezcan y
mejoren la atmósfera afectiva y emocional en distintos contextos.
© Editorial UOC 497 Capítulo XXI. Proyectos y programas...
les y manipulaciones del ambiente del aula, que pueden resultar útiles de
cara a beneficiar el aprendizaje y aumentar el rendimiento académico de
los estudiantes con bajo autocontrol de conducta.
Las posibles adaptaciones y modificaciones para ser aplicadas por los profe-
sores durante la instrucción de estudiantes con escaso autocontrol incluyen la
reestructuración del espacio físico, la esquematización en la presentación de las
explicaciones, feedback sobre la ejecución de tareas y exámenes, y estrategias de
organización dirigidas a mejorar los deberes y el manejo de los materiales edu-
cativos. Presentamos a continuación a modo de ejemplo (ver la tabla 20.1) una
serie de estrategias que pueden optimizar el proceso de enseñanza/aprendizaje
en el contexto escolar.
Trabajo independiente
Problemas
Acomodaciones del contexto
Demandas del aula de los estudiantes
escolar
con TDAH
Trabajo independiente
Trabajo en grupo
Ante la consulta, lo primero que se hizo fue tratar de recoger toda la infor-
mación que pudiera ser relevante en función de los datos iniciales aportados por
la tutora y también de los que fueron apareciendo a lo largo de la evaluación
inicial del niño y de sus contextos próximos. En un segundo momento, en fun-
ción del estudio de los datos obtenidos, se estableció un plan de actuación que
diera respuesta a las necesidades educativas detectadas, en el que se contempla-
ban tanto las áreas como los niveles de intervención, las personas implicadas,
los componentes y los momentos de intervención.
1) Asesoramiento al profesorado
Se mantuvieron varias reuniones con los profesores de Miguel, en las que se
llegó al acuerdo de realizar distintas adaptaciones instruccionales y modificacio-
nes del contexto del aula.
a) Modificaciones en el espacio físico del aula:
• Sentarlo cerca del profesor, donde éste pueda comprobar que está centra-
do en las tareas y explicaciones, y no ha distraído su atención.
• Eliminar en lo posible estímulos que puedan distraer la atención de Miguel:
sentarlo alejado de elementos que puedan resultar llamativos (la zona de
tiempo libre del aula, ventanas que le hagan estar más pendiente de lo que
hay fuera que dentro del aula, etc.), utilizando sólo el material necesario para
cada actividad (evitando juguetes, materiales de otras asignaturas, etc.).
© Editorial UOC 504 La práctica psicopedagógica en educación formal
b) Modificaciones instruccionales:
• Pactar con el alumno unas normas claras y sencillas, en las que quede
claro cuáles son las cosas que no se pueden hacer en clase (por ejemplo,
correr por el aula, pelearse con compañeros, gritar, etc.). Es importante
razonar estas normas, explicando cuál es su finalidad para que sean sig-
nificativas para el alumno, las comprenda y las pueda cumplir, y que
sean pactadas, que el alumno las acepte, comprenda que son razonables
y que no tienen un carácter negativo ni de castigo, sino que su objetivo
es la buena marcha del aula.
• Ofrecer al alumno frecuente retroalimentación de su comportamiento. Se
trata de que sea consciente de que hay unas normas mínimas, con unos
límites que debe tener presentes, y hacerle ver, cuando muestra un mal
© Editorial UOC 505 Capítulo XXI. Proyectos y programas...
• Para ayudar a Miguel a adoptar una actitud reflexiva ante el trabajo esco-
lar se modeló el uso de autoinstrucciones. En esencia, se trataba de utilizar
el lenguaje interno como guía para la realización de tareas, descompo-
niéndolas en una serie de fases predeterminadas que el alumno interioriza
y aplica cada vez que tiene que abordar una tarea.
• Igualmente se introdujo la estrategia de control de la ira. Su objetivo fue
enseñar a Miguel a dominar situaciones que normalmente le provocaban
rabietas y enfados. El niño identifica cuándo se producen esas situaciones,
posteriormente utiliza técnicas de relajación para compensar la ira inicial,
y después aplica autoinstrucciones que le preparan para afrontar el pro-
blema (ejemplo: “yo puedo manejar esta situación”, y “para hacer las co-
sas bien necesito estar tranquilo”).
• Teniendo en cuenta los problemas con los compañeros, se consideró im-
portante incluir la instrucción de habilidades sociales: habilidades de
conversación, habilidades para entablar amistades (agradecer favores,
ofrecer ayuda, iniciar y unirse a actividades de grupo), habilidades para si-
tuaciones difíciles (responder a bromas, aceptar críticas, pedir disculpas,
etc.) y habilidades para la resolución de problemas interpersonales.
• La motivación, las actitudes hacia el estudio y la escuela, así como la au-
toestima se manejaron intensificando la atención positiva hacia Miguel y
adaptando los objetivos a sus intereses y nivel curricular
• Para solucionar los problemas académicos se programaron actividades de
refuerzo dentro y fuera del aula que estaban centradas en las materias ins-
trumentales. También se intentó desarrollar la motivación de Miguel ha-
cia las tareas y su sentido de la responsabilidad personal mediante la
3. Camp y Bash (1998); Miranda, Amado y Jarque (2001); Topping y Ehly (1998).
© Editorial UOC 507 Capítulo XXI. Proyectos y programas...
3. Conclusiones
Por último, hay que ser conscientes de que llevar a cabo una intervención
eficaz requiere un esfuerzo extra por parte de todos los agentes implicados, y
muchas veces los cambios serán lentos y poco perceptibles. Esto puede desem-
bocar en momentos de desesperanza de la familia o de desmotivación de los
profesores (que invierten grandes cantidades de tiempo y a veces no obtienen
los resultados inmediatos que desearían). El psicopedagogo debe evaluar de for-
ma continua la intervención, proponiendo nuevas ideas a padres y profesores,
abriendo nuevas vías, introduciendo nuevos procedimientos que cada vez se
muestren más eficaces y beneficien más al niño.
© Editorial UOC 509 Capítulo XXI. Proyectos y programas...
Lecturas recomendadas
Miranda, A., Presentación, M. J., Gargallo, B., Soriano, M., Gil, M. D., y
Jarque, S. (1999). El niño hiperactivo. Intervención en el aula: un programa de formación
para profesores. Castelló de la Plana: Publicacions de la Universitat Jaume I.
Este libro está pensado como una guía para profesores para mejorar su interacción
con alumnos con problemas de impulsividad e hiperactividad. En primer lugar se ex-
ponen conocimientos generales sobre los problemas en el control de los impulsos, las
necesidades educativas especiales que éstos plantean, y sus repercusiones en el ajuste
socio-personal. En segundo lugar se describen detalladamente las técnicas que pue-
den aplicar los profesores para optimizar la instrucción y mejorar las interacciones so-
ciales de los alumnos con un bajo autocontrol. El libro se acompaña de un vídeo que
permite visualizar la aplicación práctica del programa en el aula.
Miranda, A., Amado, L., y Jarque, S. (2001). Trastornos por déficit de atención
con hiperactividad. Una guía práctica. Málaga: Aljibe.
La práctica psicopedagógica
ante las propuestas y demandas
de alumnos, profesores y padres
© Editorial UOC 513 Introducción
Introducción
Para ello, debe tener muy claros sus objetivos, establecer relaciones de confianza
con las personas, ser capaz de manejar los conflictos y saber muy bien cuáles son
las piezas que puede mover. Se trata de una tarea compleja, en el sentido etimo-
lógico del vocablo complexus, que se refiere a aquello que está tejido junto, en-
tretejido.
Lo que ocurre en el aula, la calidad y extensión de lo que se enseña y se
aprende, está en gran medida influido por sucesos y decisiones externas, ya que
la vida en los centros está siempre sujeta a los avatares de lo que pueda ocurrir
en otras instancias ajenas a la propia institución (novedades, problemas, acci-
dentes, cambios, demandas, quejas). Lo intrainstitucional y lo interinstitucio-
nal tienden a desdibujarse y el profesional del asesoramiento debe aprender
rápidamente que para propiciar determinados cambios en las aulas, en las re-
uniones del claustro, en la coordinación entre departamentos, en las programa-
ciones didácticas, el camino más corto a veces pasa por carreteras supuestamente
periféricas: por invitar a un experto del Instituto Nacional de Empleo, por lograr el
apoyo del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos), por organizar un
debate en torno a un programa televisivo, por lograr un cambio de la editorial a la
que tradicionalmente se compran los libros de texto, por conseguir una reunión
con el inspector de la zona y proponer un plan, etc.
En los capítulos que conforman este bloque, podemos advertir claramente
cómo las relaciones entre lo intrainstitucional y lo interinstitucional se difumi-
nan hasta confundirse. Lo observamos de manera explícita en el capítulo vigési-
mo cuarto, de R. Cubero y A. Luque, dedicado a las relaciones entre el profesorado
y las familias, y en el vigésimo quinto, de M. L. Pérez y J. Serra, enfocado a la co-
laboración con los servicios sectorizados de naturaleza educativa.
En la primera propuesta se subraya la necesidad, de hecho, casi la ineludible
exigencia, de que familia y profesorado, dedicados a la educación del mismo su-
jeto, colaboren. Pero esa colaboración no suele producirse de forma espontánea.
Es más, casi siempre requiere un esfuerzo de aproximación por ambas partes y
de la construcción de metas comunes. En la consecución de ese objetivo, el ase-
soramiento psicopedagógico, especialmente dirigido a optimizar la función tu-
torial de los profesores, es una de las claves.
Por su parte, el vigésimo quinto capítulo tiene como eje articulador el trabajo
pluridisciplinar a través de redes de colaboración entre profesionales de distin-
tos servicios comunitarios, en cuya creación y desarrollo la contribución del ase-
© Editorial UOC 515 Introducción
sor psicopedagógico es definitiva. Los dos casos que ilustran ese trabajo en redes
–red técnica de disminución psíquica y enfermedad mental y red de abusos
sexuales a menores– resultan suficientemente elocuentes en el sentido de justi-
ficar la necesidad de una interacción conjunta ante problemas de esa magnitud
e impacto social.
Pero esta permeabilidad entre los escenarios escolar, familiar, cotidiano y
profesional también aparece de manera implícita en el vigésimo segundo capí-
tulo, de N. Mollà, C. Monereo, y M. Castelló, centrado en las demandas de los
alumnos, y en el vigésimo tercero, que está orientado a las relaciones entre el
equipo directivo y el asesor.
En el primero, la diversidad de demandas que pueden formular los alumnos
(problemas personales, familiares, vocacionales, académicos, etc.) y el tipo de
actitudes y roles que esperan del asesor (un padre, un amigo, un abogado, un
juez, un médico, etc.), resumen claramente la porosidad entre sistemas, de la
que venimos hablando. El caso de un alumno desorientado con relación a su
futuro académico-vocacional, sirve para que los autores ejemplifiquen un posi-
ble enfoque psicopedagógico de la problemática.
El texto de M. T. Ojanguren ubica al asesor en un rol de mediador de una orga-
nización, el centro educativo, cuya meta principal será aumentar su “inteligencia”,
o dicho de otro modo, su capacidad de aprender a partir de la gestión de los con-
flictos que se producen en su seno. Aquí el profesional del asesoramiento se sitúa
muy cerca de los órganos de dirección, ayudándoles en la gestión del centro y en la
construcción de una cultura institucional propia que le otorgue identidad a los ojos
de la comunidad en la que se inserta. La fructífera y comprometida labor que puede
desarrollarse desde esta situación de consultoría de la dirección queda plasmada en
el caso que se analiza: el apoyo a la directora de un instituto de secundaria que quie-
re poner coto al progresivo aumento de conductas violentas en el centro, las cuales
están afectando muy seriamente al clima de convivencia.
Este último bloque del libro nos sirve, a un tiempo, de colofón de esta obra,
centrada en la práctica psicopedagógica en contextos de educación formal,
pero también de inmejorable viaducto hacia el segundo volumen, titulado “La
práctica psicopedagógica en educación no formal”. En realidad, la mayor o
menor formalidad con que se favorezca la construcción de un conocimiento
de naturaleza educativa no depende tanto de la institución en que se produzca
(familia, escuela, empresa, hospital), sino de la intencionalidad y los disposi-
© Editorial UOC 516 La práctica psicopedagógica en educación formal
tivos de interacción, mediación y apoyo que se hayan dispuesto para que esas
intenciones se hagan realidad, tal como apuntábamos en el capítulo introduc-
torio de este primer volumen, capítulo que enlaza directamente con su homó-
nimo del segundo volumen, dándole continuidad y esperamos que también
coherencia.
Los coordinadores
© Editorial UOC 517 Capítulo XXII. Intervención psicopedagógica...
Capítulo XXII
Intervención psicopedagógica ante demandas planteadas
por los alumnos
Núria Mollà, Carles Monereo y Montserrat Castelló
1. Bonals et al . (1995).
© Editorial UOC 519 Capítulo XXII. Intervención psicopedagógica...
– Buscan complicidad: piden al asesor que los defienda ante los padres y los
maestros, que interceda para su beneficio. El rol de abogado defensor se
debe clarificar explicitando que nuestra intervención puede ser de media-
ción, pero que no vamos a plantear nada que él no pueda o sea capaz de
plantear a sus padres o maestros. El rol del asesor es el de enseñarle, si
quiere, estrategias y habilidades para que pueda defenderse solo. Aceptar
el rol de abogado defensor nos impediría trabajar con los actores que de-
ben realizar un planteamiento educativo con el alumno.
– Buscan que no nos metamos en su vida: piden al asesor que no fisgonee
en sus asuntos, de manera abierta y directa o de manera indirecta con una
actitud de no colaboración. El rol de policía o espía, la visión de que se
está de parte del adulto y que no se le va a escuchar, que la información
que se obtenga se traspasará a los padres y maestros para ir a por él. Esta
actitud de desconfianza estará conectada con experiencias previas, con-
viene clarificar el código deontológico, que toda la información será con-
© Editorial UOC 520 La práctica psicopedagógica en educación formal
Tabla 22.1
La única atribución de rol que debemos aceptar es la que nos permita realizar
una intervención basada en la colaboración, la que nos permita pactar estrate-
gias compartidas de resolución de problemas.
• Situación de consenso: el alumno tiene claro lo que desea hacer y los padres
lo apoyan.
• Situación de conflicto: el alumno está convencido de sus futuros pasos, pero
no así sus padres, quienes plantean serias dudas y cuestionan la decisión
del hijo.
• Situación de conflicto: los padres lo tienen muy claro, quieren convencer al
hijo de la mejor opción para su bien, el alumno se deja influir.
• Situación de conflicto: los padres lo tienen muy claro, quieren convencer al
hijo de la mejor opción para su bien, el alumno no se deja influir.
2) Fase de planificación:
3) Fase de ejecución:
Organización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de contenidos (espacio + temporalización +
(acción + objeto + tema)
+ materiales)
Organización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de contenidos (espacio + temporalización +
(acción + objeto + tema)
+ materiales)
Organización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de contenidos (espacio + temporalización +
(acción + objeto + tema)
+ materiales)
Organización de la acción
Modalidad de intervención
Relación de contenidos (espacio + temporalización +
(acción + objeto + tema)
+ materiales)
3. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Álvarez, M., Fernández, A., Fernández, R., Flaquer, T., Moncosí, J., y Sullà, T.
(1996). La orientación vocacional a través del currículum y de la tutoría. Barcelona:
Graó.
Anexos
Nombre:
Fecha:
Demanda:
Análisis de la demanda:
• Contenido de la demanda (qué):
– Motivo de consulta manifiesto:
• Motivo por el cual se formula:
– Motivo de consulta latente:
• Manera como se formula (cómo):
• Lugar donde se formula (dónde):
• Momento en el que se formula (cuándo):
• Actor que la formula (quién):
Realidad personal:
• Autoconocimiento y características personales:
• Intereses y preferencias:
• Aficiones:
• Expectativas de futuro:
• Valores:
• Habilidades y aptitudes:
• Limitaciones:
Realidad académica:
• Resultados académicos actuales y anteriores:
• Áreas con interés:
• Áreas con desinterés:
• Hábitos de organización:
• Estrategias de aprendizaje:
Realidad orientación:
• Factores a tener en cuenta en la toma de decisión:
• Personas que puedan condicionar la toma de decisión:
(padres, amigos, profesores, etc.):
• Nivel de autonomía en la toma de decisiones:
• Análisis de consecuencias de la decisión:
© Editorial UOC 535 Capítulo XXIII. Asesoría psicopedagógica...
Capítulo XXIII
Asesoría psicopedagógica facilitadora de la gestión educativa
y el liderazgo
M. Teresa Ojanguren
Por lo tanto, la primera cuestión será condición necesaria para que pueda
darse la segunda, y podamos considerar que una organización “aprende”.
Aún teniendo en cuenta críticas y errores cometidos en este proceso de actua-
lización de la labor directiva en las escuelas, muchas de estas aportaciones se han
concretado para su adecuación a las necesidades del sector educativo y su gestión,
y ello porque esta perspectiva resulta especialmente interesante en organizacio-
nes educativas que han reflexionado mucho sobre cómo promover el aprendizaje
de los demás, y, por lo tanto, debería incorporar en sus prácticas habituales la re-
flexión sobre cómo la propia organización aprende a aprender.
Con la intención de diseñar y desarrollar nuevas propuestas de gestión que fa-
ciliten el cambio hacia el Aprendizaje Organizativo (A.O), cabe mencionar los
principales modelos de calidad que se están aplicando en la gestión, como son: la
Gestión de Calidad Total Europeo (Total Quality Management TQM), o el modelo
DEMING –o modelo japonés–, y el modelo americano de Malcom Baldrige. De to-
dos ellos, podemos extraer ciertas características comunes: 2
1. Bolivar (2000).
2. M. Santos (2001).
© Editorial UOC 537 Capítulo XXIII. Asesoría psicopedagógica...
Para comprender las necesidades derivadas del ejercicio a las funciones direc-
tivas del presente, el asesoramiento, al igual que otros ámbitos educativos, se
orientará hacia una intervención estratégica mediadora (de apoyo y tensión),
generadora de desarrollo en aspectos como los siguientes:
A modo de síntesis podemos concluir que nuestra función asesora a los equi-
pos directivos seguirá estrategias para la construcción de escenarios de cambio
y mejora del centro, conociendo la teoría y modelos de gestión orientados hacia
la generación de aprendizaje organizativo, y ayudando a crear un clima de co-
operación en el que la innovación en la gestión nos conduzca al liderazgo de la
innovación, a través del uso de herramientas profesionales psicopedagógicas,
que favorezcan que la organización aprenda.
© Editorial UOC 538 La práctica psicopedagógica en educación formal
Tabla 23.1. Diferentes situaciones según el nivel de desarrollo organizativo en los centros educativos.
Niveles
Objetivos Profesorado Actuaciones de la dirección
Organizativos
3. Gairín (2000).
© Editorial UOC 539 Capítulo XXIII. Asesoría psicopedagógica...
Niveles
Objetivos Profesorado Actuaciones de la dirección
Organizativos
Otro tipo de análisis de los escenarios plantea el ciclo vital como forma de
comprender el desarrollo institucional de los centros. 4
Ciclo de crecimiento
Tanto los ciclos vitales como los niveles de desarrollo organizativo no se suce-
den con una progresión uniforme, sino que, por lo general, conviven caracterís-
4. Bolívar (2000).
© Editorial UOC 540 La práctica psicopedagógica en educación formal
5. Bolívar (2000).
© Editorial UOC 542 La práctica psicopedagógica en educación formal
2. Ejemplo de intervención
2.2. Demanda
cinco personas del equipo directivo no son conscientes de la gravedad del pro-
blema. Piensa que las características del centro están variando y es necesario
plantearse actuaciones conjuntas, ya que los resultados académicos también se
han deteriorado notablemente.
Tras la entrevista se concluye que desea ayuda para lo siguiente:
2.3. Actores
• Profesorado
• Asesoría psicopedagógica
• Director general
• En la intervención psicopedagógica
– Se decide por una intervención orientada a procesos, esto es, dirigida ha-
cia la colaboración, el compromiso con los fines y el incremento de la au-
tonomía de la persona o personas demandantes (Equipo Directivo).
– Se decide no volver a intentar propuestas asumiendo la responsabilidad de la
implementación de programas o la asunción del papel de “formador/a” ex-
perto, para pasar a potenciar el protagonismo de los sujetos de la situación:
Equipo directivo, Coordinación Pedagógica, profesorado, y alumnado.
– Los modos de hacer serán; preguntar, indagar, dialogar, discutir y desarrollar.
– Se utilizarán estrategias orientadas a ayudar en los procesos de trabajo y dotar
de herramientas para el análisis conjunto, búsqueda de consenso y de parti-
cipación con estrategias para la mejora de la comunicación, resolución de
problemas, reflexión, participación y evaluación global del centro.
I. Temporalización: noviembre
La demanda, que en principio se originó en el director, acaba siendo un pun-
to de vista compartido por todas las personas del equipo, y se enriquece con
nuevas necesidades de las diferentes etapas educativas del centro.
8. Senge (1997).
© Editorial UOC 549 Capítulo XXIII. Asesoría psicopedagógica...
V. Temporalización: junio
Se realizan unas encuestas a las familias, y el alumnado, y también se recogen
opiniones de los diferentes equipos docentes y de tutorías. Se considera satisfac-
torio el proceso, así como los resultados sobre la convivencia del centro. Por lo
tanto, se piensa seguir con el plan el próximo curso, permaneciendo un equipo
de seguimiento permanente que se dedique específicamente a la gestión de la
convivencia en el centro, con seis de las personas que han participado en el pro-
yecto inicial.
Además, el ED y el equipo de coordinación pedagógica deciden aplicar la
misma sistemática y crear nuevos equipos para la mejora y seguimiento de otros
procesos clave del centro, cuestiones que se habían detectado en Diciembre en
la lista de prioridades de mejora para el centro.
3. Conclusiones
A pesar de las diferentes situaciones en las que tiene lugar la asesoría a los
Equipos Directivos, se debe guardar un equilibrio entre la ayuda y apoyo a la de-
manda directa de las personas que lo solicitan y las necesidades del centro en el
que se insertan, de tal modo que adquieran cada vez mayor protagonismo los
verdaderos protagonistas del hecho educativo: las familias, el alumnado y el
profesorado.
© Editorial UOC 553 Capítulo XXIII. Asesoría psicopedagógica...
Lecturas recomendadas
Recoge de un modo muy completo todas las vertientes de la labor directiva, e incluye
aportaciones y puntos de vista de casi todos los autores nacionales e internacionales
relevantes sobre el tema. Además incluye interpretaciones y aplicaciones prácticas en
centro, de las diferentes aportaciones, que ayudan a comprender y analizar diferentes
modos de aplicación de los avances en el ejercicio del liderazgo y cambios organiza-
tivos y culturales en los centros educativos. Los contenidos se estructuran en cuatro
grandes bloques: gestión y cambio cultural, el liderazgo, formación del profesorado,
y procesos de evaluación y mejora.
© Editorial UOC 555 Capítulo XXIV. Intervención psicopedagógica...
Capítulo XXIV
Intervención psicopedagógica en las relaciones
del profesorado con la familia
Alfonso Luque y Rosario Cubero
do está fuera de su control, por ejemplo, en la escuela. Esta dualidad puede ser
una fuente de riqueza, por cuanto amplía las posibilidades evolutivas de los ni-
ños y jóvenes; pero puede ser origen también de conflictos, porque las intencio-
nes y prácticas educativas, las expectativas, o las valoraciones, que desde uno y
otro contexto se formulan respecto a la educación y el desarrollo de cada niño
o niña concretos, pueden entrar en contradicción. Familias y profesorado, adul-
tos responsables de la educación del mismo sujeto en uno y otro contexto, pues-
to que comparten una misma tarea, están abocados a colaborar.
Colaborar significa comprender que hay objetivos comunes, compartir la
convicción de que para lograrlos es preferible sumar esfuerzos, acordar un plan
de acción conjunta o coordinada y cumplirlo, valorar y apoyar la acción del otro
y, finalmente, revisar juntos los resultados, asumiendo las consecuencias de las
acciones propias y evitando atribuir a la otra parte la responsabilidad de los
eventuales fracasos.
La colaboración es más fácil y viable cuando existe un alto grado de comu-
nalidad previa, es decir, de coincidencia inicial de ideas, actitudes, hábitos, ex-
pectativas, valores, etc. Por el contrario, cuando la distancia cultural entre la
familia y el profesorado es considerable, la colaboración se hace más difícil, pero
no imposible. Porque a colaborar, si se quiere, también se aprende. Requiere en
tales casos, eso sí, que ambas partes estén dispuestas a realizar el esfuerzo de
acercamiento que permita construir esa comunalidad necesaria.
Así pues, la intervención psicopedagógica en la relación entre el profesorado
y las familias tiene como eje principal facilitar la colaboración entre ambos, es
decir, hacer lo posible para que se reconozcan como aliados con una tarea co-
mún. Una labor en la que puede servirnos, como veremos más adelante, alguna
estrategia general, pero en la que difícilmente el asesor tendrá éxito si no asume
de antemano dos principios:
Dejando dicho con toda claridad que se trata de una responsabilidad com-
partida por unos y otros, también es inexcusable indicar a continuación que el
sistema escolar, reconociendo la importancia de la relación de colaboración con
las familias, se dota de una figura sobre la que recae la responsabilidad profesio-
nal de, entre otras funciones, mantener dicha relación: la tutoría.
Cuando se entiende el cometido profesional de la intervención psicopedagó-
gica desde los modelos de colaboración y capacitación de los agentes educati-
vos, en este ámbito el asesoramiento consiste en posibilitar que los padres y
madres y, sobre todo, el profesorado –especialmente los/las tutores/as–, desarro-
llen las competencias para colaborar en la educación de sus hijos/estudiantes.
Tabla 24.1
• Autoestima, convivencia
• Autoeficacia, ganas de
familiar (relaciones
aprender, respeto por el
padres-hijos y entre
Desarrollo socio-afectivo trabajo docente, relaciones
hermanos), habilidades
profesor-alumno y relaciones
sociales, sexualidad
entre compañeros.
responsable.
En cada plano de intersección nos encontramos que los procesos que ocu-
rren en el ámbito familiar afectan a la dinámica de los procesos del ámbito es-
colar, y viceversa. Esa interdependencia justifica sobradamente la necesidad de
colaborar.
El asesor psicopedagógico tiene que ayudar a padres y docentes a precisar en
cada caso particular sus espacios de intersección, referidos a las necesidades evo-
lutivo-educativas de niños/as concretos, de los que surgirán motivos de colabora-
ción con verdadero sentido educativo. No obstante, no puede dejar de prever que
a menudo la demanda surgirá de situaciones problemáticas, en las cuales resulta
más fácil a ambas partes reconocer el sentido y la urgencia de la colaboración. Por
lo tanto, sin descuidar el enfoque proactivo y optimizador, anticipará en lo posible
esas demandas para que la estrategia de respuesta a las mismas no quede reducida
a una intervención de corte clínico. Recuperar los motivos de colaboración surgidos
de conflictos y situaciones problemáticas, transformándolos en oportunidades de
aprendizaje (de aprendizaje no sólo para los niños, también para progenitores y
© Editorial UOC 560 La práctica psicopedagógica en educación formal
docentes), puede ser para el asesor psicopedagógico una fórmula útil para empe-
zar a trenzar nuevos compromisos de colaboración. Algunas de estas situaciones
propicias son las de la tabla 24.2.
Tabla 24.2. Situaciones que propician oportunidades para más colaboración familia-escuela.
Tabla 24.3
Relaciones
Ejemplos
unidireccionales
• Reunir a las familias al inicio del curso para informarles sobre la compo-
sición del equipo docente, horarios, calendario de evaluaciones, normas
de convivencia, procedimiento de control de la asistencia y plan de ac-
ción tutorial.
• Informar a los padres y madres de la marcha escolar de su hijo y de las ac-
ciones educativas especiales que puedan emprenderse, en su caso, convo-
cándoles, si es preciso, a entrevistas individuales.
© Editorial UOC 562 La práctica psicopedagógica en educación formal
charlas para compartir metas y coordinar recursos. Para ello, el docente debe
desarrollar especialmente algunas competencias:
Algunas situaciones en las que este tipo de intervención, que procura cohe-
rencia y bondad de ajuste entre educación familiar y escolar, puede estar espe-
cialmente justificado, son las creadas por las transiciones (entre etapas, ciclos o
niveles, o por cambio de centro educativo) en las que se produce un relevo en
el profesorado que la familia tiene como interlocutor. En estos casos, el asesor
psicopedagógico puede contribuir muy significativamente a cuidar la continui-
dad y a asegurar que tales transiciones no suponen para las familias una ruptura
de su relación de colaboración con los docentes.
En ocasiones, cuando la relación docentes-padres no existe o no es fluida,
cualquiera de ambas partes recurre al orientador psicopedagógico para que ac-
túe de intermediario. Si éste acepta el papel que le atribuye esa demanda, su in-
tervención, en lugar de contribuir a la relación directa entre las partes, altera el
que debiera ser el esquema básico de colaboración. Distinto es si, ante un con-
flicto, se ejerce de modo transitorio el papel de mediador.
Como mediador, es decir, sin tomar parte en caso de conflicto, el asesor puede
apoyar y acompañar, por ejemplo, a un profesor novato en sus primeros en-
cuentros con las familias. O apoyar a las familias cuando éstas se encuentran en
condiciones particularmente vulnerables; por ejemplo, inmigrantes recientes,
progenitores con bajo nivel de estudios, o familias en crisis. Más difícil –y más
necesaria– resulta la intervención psicopedagógica para procurar la bondad de
ajuste cuando la familia no se encuentra siquiera en condiciones de participar ac-
tivamente en la relación que le propone el profesorado. Así ocurre, por ejemplo,
con padres indiferentes o por completo permisivos, o ideológicamente contrarios a
la obligatoriedad de la enseñanza, con progenitores que “han tirado la toalla” y, por
lo tanto, incapaces de asumir responsabilidades en la educación de sus hijos, con
familias problemáticas (adicciones, maltrato, en situaciones de marginalidad, etc.),
o con menores sin referente familiar estable (niños que pierden sus familias, pasan
por instituciones de protección y por diversas fórmulas de acogimiento sin crear
vínculos estables con figuras paternas). En estas situaciones no normativas y en
otras similares, la bondad de ajuste consiste en asegurar que la diversidad no se con-
vierte, especialmente para los/as niños/as, en un factor de desventaja.
Otro ejemplo de intervención mediadora, de duración limitada y con obje-
tivos de bondad de ajuste, es la que se ejerce no entre familia y escuela, sino
ante ambas partes cuando, sobre todo en aquellos casos en los que, a partir
de la adolescencia, se quiebra la comunicación de los/as chicos/as con padres y do-
© Editorial UOC 565 Capítulo XXIV. Intervención psicopedagógica...
Tabla 24.4
1) La demanda
Una estudiante de 16 años que cursa 4.º de ESO, con brillante trayectoria es-
colar previa, desde inicio de curso ha bajado su rendimiento, coincidiendo con
la separación de sus padres. El descenso del rendimiento académico ha afectado
a su estatus en el grupo y varios profesores han percibido un cambio notable en
su conducta escolar. Al repetirse unos malos resultados en el segundo trimestre
(en las calificaciones del primero el profesorado optó por calificarla por encima
de su rendimiento “para ver si se animaba”), no sólo se agudiza la situación (con
síntomas tales como vómitos matutinos), sino que empieza a manifestar con-
ducta conflictiva en casa. Estos síntomas han alertado a la madre, con la cual
convive, que, alarmada tras recibir las calificaciones del segundo cuatrimestre,
ha mantenido una entrevista con la tutora en la que se ha quejado de no haber
sido informada de una situación que, según le dicen ahora, empezó a producirse
tres meses atrás. La chica, según informa su madre, además de su jornada escolar
lleva un intenso programa de actividades complementarias, que incluye octavo
curso de piano en el Conservatorio (tres tardes en semana y bastantes horas de
práctica en casa) y cuarto curso de alemán en una academia de idiomas (dos tar-
des en semana y bastantes deberes). La alumna se justifica ante su tutora dicien-
do –y la madre lo confirma– que lleva meses sin salir los fines de semana y que
pasa “todo el tiempo” encerrada en su cuarto estudiando porque está “muy ago-
biada”. La tutora le contó con detalle todo el caso al orientador del centro y le
propuso que hablara con la alumna para ver si podía calmarla un poco y, de pa-
so, averiguar dónde tiene sus dificultades académicas porque, para ella es bas-
tante obvio, sólo se trata de un ligero retraso académico explicable por el mal
© Editorial UOC 567 Capítulo XXIV. Intervención psicopedagógica...
2) La intervención
¿Qué está pasando? A nuestro orientador se le demanda, como en tantas oca-
siones, una intervención remediativa focalizada sobre la alumna, con lo que se
sitúa en procesos del sujeto (emocionales y cognitivos) el origen y explicación
de la situación identificada como problemática. La respuesta del orientador lle-
va implícita (y a continuación hará explícita) una reformulación de la demanda,
porque nuestro orientador sitúa su práctica en el modelo psicopedagógico o
educacional-constructivo; es decir, interviene de modo sistémico y colaborativo
con el conjunto de actores del contexto y orienta la estrategia de intervención,
más allá de la solución del problema, a la potenciación del desarrollo. Con sus
palabras:
“En estos meses no sólo la alumna ha sido incapaz de afrontar con éxito los
retos personales y académicos que se le ponían por delante, sino que todos los de-
más, su familia y el profesorado especialmente, nos hemos inhibido y hemos de-
jado que se venga abajo. Ahora hay que recomponer la situación y eso empieza
por que familia y profesores analicemos qué es lo que no hemos sabido hacer en
este tiempo para corregir lo que ya era evidente. A continuación tendremos que
tomar decisiones sobre cómo vamos a evitar que esta situación vaya a más y qué
tenemos que hacer cada uno para ayudarla a recuperar lo que ha perdido y, so-
bre todo, a aprender a afrontar y superar este tipo de dificultades, sean las per-
sonales o las académicas, en el futuro. Si lo hacemos bien, seguro que de paso
todos aprenderemos algo para mejorar la atención tutorial al alumnado y para
establecer a tiempo sólidas relaciones de colaboración con las familias”.
Tal como anunció el orientador, la intervención no se centró en la alumna,
sino que la tutora convocó al equipo docente para revisar sus actuaciones y, a
continuación, sentarse con el padre y la madre de la alumna a analizar la si-
tuación. Precisamente si están separados es importante que acudan los dos,
porque es derecho y responsabilidad de ambos estar informados y colaborar
en las decisiones que vayan a adoptarse. Y si la separación puede haber influi-
do en algo, con más motivo. De ambas reuniones debe resultar un examen de
© Editorial UOC 568 La práctica psicopedagógica en educación formal
las intersecciones en las cuales van a colaborar unos y otros. En este caso, se
apuntaronlas tabla 24.5.
Tabla 24.5
• Menos atención
• Sobreprotección (primer
Desarrollo (ex-sobreprotegida).
trimestre).
socio-afectivo • Autoestima ligada
• Estatus social competitivo.
a competitividad.
• Aprendizaje memorístico.
• Presión de expectativas de éxito.
• Pierde autoeficacia: baja
Aprendizaje • Menos apoyos
la motivación.
y estudio (el padre le ayudaba).
• Ansiedad por experiencia
• Estudio improductivo.
de fracaso.
• Falta de comunicación
• Mala elección de optativas.
Seguimiento entre padres.
y orientación • Falta de reacción
• Falta de comunicación
y comunicación.
con la escuela.
aprendió mucho acerca de los motivos para estudiar (de modo menos orientado
a las calificaciones y competitivo) y a hacerlo de modo más reflexivo y menos
memorístico, acerca de cómo afrontar situaciones de fracaso y la ansiedad que
provoca, aprendió a asumir responsabilidades, a organizar de modo equilibrado
su tiempo y sus actividades, a reflexionar acerca de su futuro académico y labo-
ral, etc. Pero no fue ella la única que aprendió. Su tutora comprendió que hay
modos menos burocráticos y superficiales de asumir la tutoría. Y el resto del
equipo docente comprobó que las estrategias de colaboración con los padres
funcionan y, además, tuvo y aprovechó una oportunidad para reflexionar acer-
ca de las consecuencias de un modelo docente centrado en los resultados, que
lleva a fracasar a tantos aprendices sin enseñarles a ser menos superficiales y más
autónomos, que es incapaz de prevenir estos desajustes y que sólo empieza a re-
accionar si las evaluaciones (es decir, los resultados) no son satisfactorias. Ahí,
en el trabajo con el profesorado para revisar sus modelos didácticos, empieza
otra tarea del asesor psicopedagógico, que ya no es la de este capítulo.
4. Conclusiones
Lecturas recomendadas
Breve y sistemático repaso a las relaciones familia-escuela desde la revisión de los re-
sultados de la investigación en torno a esas relaciones y a los frutos que han dado cin-
co planteamientos de dichas relaciones: 1) Ideas previas y representaciones mentales
sobre la familia, 2) Demanda de colaboración, 3) Escuelas de padres, 4) Innovaciones
en la relación familia-escuela, y 5) Búsqueda de nuevos modelos de relación.
© Editorial UOC 573 Capítulo XXV. Intervención psicopedagógica...
Capítulo XXV
Intervención psicopedagógica conjunta del asesor
y otros servicios del sector y/o de la comunidad
María Luisa Pérez y Joan Serra
1) Un poco de historia
El trabajo comunitario, que tiene sus orígenes en el trabajo social, realizado
especialmente en las zonas urbanas de las grandes ciudades y en algunas zonas
rurales con dificultades de desarrollo, ha servido de modelo para la intervención
de otros profesionales, entre ellos, los psicopedagogos. Siguiendo nuevamente
a Renau,1 exponemos a continuación, de forma resumida, algunos de los rasgos
que definen este enfoque:
1. Renau (1998).
© Editorial UOC 575 Capítulo XXV. Intervención psicopedagógica...
2. Renau (1998); Coll (1996); Serra (2001); Carretero, Pujolàs y Serra (2002).
© Editorial UOC 576 La práctica psicopedagógica en educación formal
“La noción de red social implica un proceso de construcción permanente, tanto in-
dividual como colectivo. Es un sistema abierto, multicéntrico, que a través de un in-
tercambio dinámico entre los integrantes de un colectivo (familia, equipo de trabajo,
barrio, organización, tal como la escuela, el hospital, el centro comunitario, entre
otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los re-
cursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para la resolución de pro-
blemas o la satisfacción de necesidades. Cada miembro del colectivo se enriquece a
través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, optimizando
los aprendizajes al ser estos socialmente compartidos.”
Dabas (1998). Redes sociales, familias y escuela (pp. 42). Buenos Aires: Paidós.
5. Dabas (1993).
© Editorial UOC 578 La práctica psicopedagógica en educación formal
1) Creación de la red:
La creación de la red surgió a raíz de una coordinación entre profesionales en la que se trataba de explicar
el desarrollo de situaciones particulares.
A partir de la experiencia concreta de cada equipo o servicio se observó que el desarrollo del proceso de
atención era distinto según cual fuera el primer contacto con los servicios, es decir, el hecho que se iniciara
un trabajo psicoterapéutico o una atención judicial o unas medidas administrativas de protección, depen-
día de cómo la familia o el niño/a iniciaba su contacto con los servicios de su entorno. Se ponía así de
manifiesto la falta de planificación y articulación entre estos.
2) Configuración de la red:
Las funciones y objetivos de la red se centraron básicamente en conocer las posibilidades de los equipos
de una misma zona con el fin de diseñar una articulación entre ellos que permitiera dotar de coherencia
todo el proceso general, en el que se inscriben múltiples servicios, no directamente relacionados entre
ellos y con dependencias administrativas y funciones profesionales claramente diferenciadas.
• Es importante diferenciar las funciones que son propias de cada uno de los
servicios o equipos integrados en la red, así como las características especí-
ficas de los lugares de trabajo, aunque se compartan finalidades y objetivos.
Poder reconocer los puntos comunes respetando las diferencias y enrique-
cerse con lo que éstas aportan constituye un reto importante de conseguir
en el trabajo psicopedagógico desde una perspectiva comunitaria.
• La intervención desde una perspectiva comunitaria requiere de unas con-
diciones básicas para que sea posible su desarrollo. Entre ella destacaría-
mos la gestión conjunta de la red, la capacidad de reflexión, de auto-
análisis, de auto-crítica y de auto-regulación. En un primer momento será
necesario asentar la colaboración a partir de la planificación. Llegar a un
consenso sobre los objetivos, las prioridades y las tareas que es necesario
llevar a cabo resulta imprescindible. En un segundo momento, durante la
intervención, se tendrá que compartir y consensuar la toma de decisiones
y establecer quién y cómo actuará, en qué escenarios y con qué finalidad
específica. En un tercer momento, la valoración de la intervención reali-
zada, la consecución de los objetivos o los motivos por los que no se han
conseguido, será lo que ayudará al conjunto de profesionales que partici-
pan en la red a avanzar y construir conjuntamente conocimiento relevan-
te para futuras intervenciones.
• Finalmente, para el buen funcionamiento de las redes colaborativas entre
profesionales es necesario favorecer la creación de canales de comunica-
ción e intercambio regulados y estables. Esto no significa establecer lo que
Dabas (1993) denomina “bordes rígidos”. Al contrario, como señala esta
autora, puesto que las redes son estructuras dinámicas, es necesario esta-
blecer para qué, hasta cuándo y en torno a qué problemas se realizará la
intervención, generando una historia común, explorando todas las voces
y perspectivas, y valorando y consolidando propuestas alternativas.
© Editorial UOC 586 La práctica psicopedagógica en educación formal
Lecturas recomendadas
Carretero Torres, M. R., Pujolàs Maset, P., y Serra Capallera, J. (2002). Un altre
assessorament per a l’escola. L’assessorament psicopedagògic des d’una perspectiva
comunitària. Barcelona: La Galera.
Los autores del libro analizan las potencialidades y las limitaciones de la práctica
asesora en contextos educativos formales a partir de su propia experiencia profesio-
nal, y contrastan los modelos de intervención centrados en las necesidades y carac-
terísticas de las personas con una perspectiva comunitaria de la intervención
psicopedagógica, según la cual la mejora de los procesos educativos no puede que-
dar al margen de las exigencias sociales y culturales y de los contextos en los que
estos procesos tienen lugar. En los diferentes capítulos se describen las bases de una
perspectiva comunitaria del asesoramiento psicopedagógico; los principios y condi-
ciones del mismo; se plantea la escuela como un sistema abierto e integrado en una
red social, analizando la red interna y externa de la institución escolar; y finalmente
se presenta un marco metodológico para el asesoramiento psicopedagógico desde una
perspectiva comunitaria.
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Glosario
evaluación psicopedagógica f Proceso para analizar con mayor detalle las caracterís-
ticas y necesidades educativas del alumno con la intención de elaborar una propuesta
educativa que se adapte a la realidad personal y de aprendizaje del mismo. Ello debe im-
plicar el análisis de la institución escolar y del proceso de enseñanza y aprendizaje, así
como el nivel de competencia curricular del alumno y las características de la institución
familiar que inciden en el rendimiento de éste.
mediador -a cultural m i f Profesional que colabora con el centro educativo para lo-
grar una comunicación fluida con el alumnado inmigrante y sus familias. También ayu-
da en el intercambio cultural. Habitualmente este profesional es a su vez de origen
inmigrante o domina la lengua del colectivo al cual se dirige.
necesidad educativa especial f Respuesta educativa que facilita el acceso del alumno
al curriculum ordinario, de acuerdo con sus necesidades.
plan de acogida del centro m Conjunto de actividades que dispone un centro docen-
te con la finalidad de organizar la toma de decisiones en relación a las medidas educati-
vas que deben aplicarse con el alumnado inmigrante.
© Editorial UOC 606 La práctica psicopedagógica en educación formal
transición curricular f Fenómenos más significativos que tienen lugar cuando, por las
causas que fuere, los alumnos deben afrontar cambios en las exigencias de un currículum, en
partes del mismo, en el tipo de contenidos tratados, en los estilos de enseñanza y aprendizaje
provocados por la variabilidad de centros, de niveles o etapas educativas y de profesores.