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ANA P. DE QUIROGA CRISIS, PROCESOS SOCIALES SUJETO Y GRUPO Desarrollos en Psicologia Social a partir del pensamiento de Enrique Pichon-Riviére EDICIONES CINCO reflejarse sélo en la carencia, se transita al reflejo de la potencia. Asi se inerementan atin mas esos aspectos potentes. Una complejidad de hechos han convergido en este nuevo movi- miento de la historia: en primer término, millones de seres profun- dizan desde la experiencia en las caracteristicas del “innovador modelo” con el que hoy se impone planetariamente el sistema capitalista. El hambre, con su tragica contundencia deja atrés los debates tedricos acerea de “excluidos ¢ incluidos”, la posibilidad de una “mutacién social” o las “nuevas responsabilidades que deberdn asumir sectores de la sociedad”. No es sélo la ciencia sino fandamentalmente el hambre el que cuestiona la diseusién actual acerca del destino del trabajo hu- mano, y de nuevas formas sociales en las que los sujetos acepten renuneiar a su condicién de productores. A la vez estas instancias de lucha, fuertemente creativas, recu- peran la memoria colectiva, para reavivar su potencialidad y ges- tar nuevas formas. La etapa que se inauguré con la “globalizacién”, el “nuevo orden mundial” y el discurso del “fin de la historia’, no hha logrado ahistorizarse. A la vez las categorfas de “desocupado”, “excluido, “marginalidad” no son novedosas y ni siquiera son cate- gorias en sf Esta recuperacién y esta ereacién, estas formas de protagonismo social permiten abrigar una esperanza: de la ahistoricidad glob: zada, de la declamada “culminacién humana” en la democracia liberal (F. Fukuyama, El fin de la historia), quizés estemos tran- sitando nuevamente hacia el reconocimiento del ser humano en tanto protagonista de la historia. Este reconocimiento se expresa, entre tantas manifestaciones por el enfrentamiento de la idea y el enunciado de “un tinico mundo posible”, desde la elaboracién social de un nuevo discurso que se asienta en el rescate de la dignidad, Junio 1997 80 EL GRUPO, SOSTEN Y DETERMINANTE DEL PSIQUISMO* La investigacién de los procesos grupales, realizada tanto en el campo de la clinica como de la formacién, revela la presencia y operacién en el grupo de fendmenos primarios. Este hecho abre interrogantes respecto a qué formas y estadios del psiquismo remiten ciertas vivencias, mecanismos y fantasfas que emergen en el dispositivo grupal. La constatacién sistemdtica de esa emergencia nos lleva a afir- ‘mar que la situacién grupal provoca y convoca la actualizacién de sensaciones ¢ imagos corporales arcaicas, vivencias fusionales y de fragmentacié6n, gustias primitivas, fenémenos de resonancia y de espejo, movilizdndose en ella lo que algunos autores Maman identificacién primaria, otros micleo aglutinado, co-soi, pero que en todo caso aluden a las formas més arcaieas del ser, que es siempre ser-con-otro, en una relacién de unidad o continuidad. Dicha actualizacién habla del psiquismo, del grupo y su rela- cién. {Por qué esta capacidad del grupo de convocar lo arcaico?, tranny Cogent rs ng oe aes iTabtegremnnenl ageism oo sn eco inn goons oe ee Fe ee ee hc al épor qué la disponibilidad del psiquismo para reeditar sus formas primarias en ese espacio? Esta interrelacién pareciera sefialarnos que estamos ante hechos del orden de lo configuracional, lo insti- tuyente, lo determinante. La temética del grupo reenvia a la pro- blemética del sujeto, a la vez que dialécticamente, la problematica del grupo nos remite al andlisis de la subjetividad, y su génesis, La investigacién de los procesos psiquicos tempranos y su po- tencial efieacia en la constitucién de la estructura grupal plantea la cuestién del articulado de dos érdenes de fenémenos: los atri- buibles a las formas primarias del psiquismo y los que hacen a la esencia del proceso grupal. Tal indagacién implica una reflexién sobre la relacién de mutua determinacién entre estructura grupal y munds interno. El andlisis de esa dialéctica configura el espacio te6rico pertinente a esta articulacién, en tanto abre el camino a la comprensién de una doble funcién instituyente: del grupo en el sujeto y del sujeto en el grupo. La pregunta acerca del grado de determinacién de los procesos por las imagos areaicas, por las més primarias fantasias y rela- ciones rios conduce a su vez a la pregunta inversa y simétrica: geual es el lugar del otro, de la interaccién, del vineulo, del grupo, en la constitucién del psiquismo? Al interrogarnos por los procesos interaccionales y su eficacia llegamos a la hipétesis fundamental de nuestro esquema teérico. Esta es que el sujeto emerge y si configura en la interioridad y por efecto de una complejfsima trama | de vinculos y relaciones sociales, las que a su vez determinan aspectos de la forma y contenido de esos _vinculos, Entendemos por vinculo’.una estructura interaccional compleja que incluye dos sujetos, su mutua interrelacién efectivizada en procesos de comu- nicacién y aprendizaje. Se funda motivacionalmente en las necesi- dades de los sujetos y se desarrolla en dos dimensiones en relacién dialéctica: la intersubjetiva y la intrasujetal, 0 mundo interno en el que se inscribe esa red interaccional. El vinculo, si bien es una relacién bicorporal, comporta siempre una red multipersonal im- plicita. Protovinculo. Al indagar los procesos de génesis y constitucién del psiquismo focalizaremos en esa complejisima trama relacional que lo determina, una instancia particularmente eficaz y significa tiva, el protovinculo, estructura interaccional primaria que ope- 82 raré como sostén y condicién de posibilidad, junto a la organizacién biolégica, del psiquismo humano. EI protovineulo es una relacién asimétrica que compromete a madré e hijo de diversa manera. Una se incluye en ella desde la trayectoria vincular en la que ha configurado su compleja organi- zacién psiquica, como ser social que portard sobre su hijo, cons- ciente e inconscientemente, el orden de las representaciones y sig- nificaciones sociales. El otro surge y se gesta en ese vineulo como sujeto bio-psico-social, adquiriendo en esa relacién fundante su or- wnizacion somatopsiquics vem interaccién en ‘el protovinculdytiene un eédigo especifico que se amplia, redefine y complejiza con el desarrollo. En este cédigo el cuerpo ocupa un lugar primordial. Nacemos un cuerpo en ét'seno “dé otro cuerpo (cuerpo implica siempre algun nivel de psiquismo). Pero la institucién protovincular se despliega y est sostenida y normatizada por la institucién del grupo, siendo ambas totalmente determinadas, Por la grupalidad subyacente a lo vineular, nacemos ‘un cuerpo en el interior de un grupo. Es esta preexistencia de lo grupal Ia que ha permitido afirmar qué el grupo es el “Lo cendi_del-auiete” (Moreno),_matrz modeladora_del—psiquismo (Foulkes). El grupo, como ins| caus organizacién grupal del mundo interno (grupo interno). El pro- tovinculo es, aun en su especificidad, una figura metonimica, del grupo originario familiar que subyace a esa relacién. Por el lugar fundante del cuerpo en el protovinculo, por la articulacién pri- maria cuerpo-madre-grapo y por la funcién yoiea o de sostén y continencia que estos ultimos ejercen y comparten, el grupo podré ser més, arden la madre, metafora del cuerpo fusionado, de aquella relacion primaria iferenciada, o del cuerpo frag: ‘mentado, inestructurado, tal como se lo experimenta en el pro- tovineulo, en los primeros estadios del desarrollo. El grupo ten- dré para el sujeto, entre otras, una significacién a nivel de lo analégico. De alli su posibilidad de erigirse en espacio transicional,, de provocar, convocar y evocar vivencias, procesos y mecanismos arcaicos. . Hemos dicho que el protovinculo se desarrolla en sucesivas etapas en las que la relacién se complejiza y redefine en un itinerario que partiendo desde una unidad originaria culmina en la individuacién 83 del sujeto que en él se constituye. Este vinculo primario se inicia con la vida intrauterina, en una constante co-présencia y perma- nente intereambio. Seguin Enrique Pichon-Riviére en este ambito vineular el ser en gestacién configura un protoesquema corporal prenatal, rudimentaria organizacién de sensaciones interoceptivas y propioceptivas. La piel esta sometida a estimulos permanentes por el liquido amnistico y las paredes uterinas. Seguin Lapierre y Aucouturier las sensaciones son de tipo fusional, inmerso en el Kiguido amniético el sujeto experimenta la textura de ese medio invariante y del tejido placentario envolviendo el cuerpo sin dis- continuidad, lo que se supone produce una sensacién de globali- dad difusa e ilimitada gratificante. El protoesquema corporal prenatal expresa el nivel de organizacién psfquica alcanzado en la vida intrauterina, organizacién objetiva y esencialmente relacional por su génesis, aun cuando se mantiene en un estado de indife- renciacién. El protoesquema corporal prenatal se desorganiza con el naci- miento, redefinieién radical en las condiciones de existencia. El recién nacido pierde su estado previo de globalidad fusional y es invadido por una multiplicidad de estimulos desconocidos. Esta discontinuidad con lo previo es registrada como privacién (proto- depresién segun E. Pichon-Rivitre). El cuerpo del recién nacido es sometido a una divisién originaria, es un cuerpo necesitado, ca- rente, que s6lo sobrevivird en el sostén del cuerpo y el cuidado del otro, de la funcién yoica desplegada en el vineulo y en el grupo subyacente y normatizada por el orden social. La pérdida de la globalidad y continuidad intrauterina desen- cadena vivencias como la de carencia de cuerpo 0 de fragmenta- cién. Sin embargo no proporciona alin acceso a la diferenciacién yo-no yo. La unidad indiferenciada se mantiene. Desde la expe- riencia originaria de unidad y desde la carencia se gesta la nece- sidad de restituir el estado de completud, la fantasia y busqueda de una fusién que extinga la vivencia de vacio y fragmentacién. La necesidad del cuerpo del otro opera toda la vida y se manifiesta particularmente en situaciones regresivas o de alta intensidad emocional. Se moviliza como fantasia fusional en algunos momen- tos del desarrollo grupal. La fusién es un estado sincrético de indiseriminacién en el que no hay verdadero espacio de encuentro 84 sino de englobamiento. La vivencia es la de unidad de ser. El bebé no ha podido delimitar por inmadurez biol6gica y monto de-caren- cia, lo interno de lo externo. A la vez es un mosaico de sensaciones {que solo podré lograr unidad por la funcién integradora del vineulo. Funcién de sostén, discriminacién e integracién que no emerge sélo de la madre —aunque ésta la vehiculice— sino que surge y se organiza en un contexto grupal y social. Esta funcién materna 0 fancién yoica es un proceso vincular-grupal que consiste en ser el sostén del ser del bebé, de sus procesos de integracién y diseri- minacién, de apropiacién de sus contenidos e internalizacién de su continente. Por esta funcién surge un psiquismo abierto sobre el mundo y constituido en permanente proceso de sostén y apoyo. En la apropiacién de contenidos e internalizacién de su continente vincular-grupal el sujeto podré transformar su espacio fusional indiscriminado en un espacio interaccional mediado por el gesto, la ‘mirada, la voz, la palabra. En este espacio simbélico, social, el sujeto comienza a recono- corse a sf mismo como integrado, relacionado y a la vez discri- minado del otro. La configuracién de dicho espacio sefiala un cambio cualitativo en la organizacién de la dimensién intrapsiquica del sujeto, a la que denominamos mundo interno. Hemos dicho que la reflexién sobre la relacién dialéctica, de mutua articulacién y transformacién entre estructura grupal y mundo interno, encuadra teéricamente este andlisis de la relacién entre formas primarias del psiquismo y procesos grupales. Caracterizamos el mundo interndcomo una compleja estructura interaccional intrapsiquica que resulta de la inseripeién y procesa- miento en el sujeto de sucesivas experiencias vinculares. En esta \dimensién interna, reconstrucci6n de las redes relacionales objeti- vas en las que el sujeto emerge y despliega su experiencia, se articulan el y los objetos internos con las caracteristicas de una formacién grupal. La interaccién intrasistémica se desarrolla configurando una dramética o trama argumental interna, en la que se escenifican interpretdndolas, las necesidades de los sujetos y su destino vincular-social. Este grupo interno, configurado por distintos mecanismos de interiorizacién, tiene una historicidad que nace con la génesis del sujeto en el protovinculo y guarda huellas de sus formas més areaicas. Esta sometido a la operacién de las 85 ‘téenicas del yo y se constituye a partir de la interaccién del grupo familiar primario, sostén del ser del sujeto y del protovinculo. El proceso de constitucién de la subjetividad en el sostén y apoyo de una estructura interaccional, modelante e integradora, determinante (vinculo-grupo), opera desde el comienzo de la vida y se mantiene a lo largo de ella, redefiniéndose en sus formas. Alcanzados los niveles més complejos de la organizacién psfquica, ésta —por su cardeter esencialmente vincular-social, por ser un sistema abierto en relacién dialéetica con la realidad— es una gestalt-gestaltung en permanente movimiento de modificacién e integracién, Ello hace de la continencia y el sostén grupal una necesidad omnipresente. Grupo y sujeto cumplen uno respecto al otro, con modalidades particulares, una reciproca funcién insti- tuyente e integradora, en la que el sostén y modelamiento son una de sus formas. Los distintos grupos de pertenencia del sujeto, en los que se desarrolla su experiencia cotidiana son, en tanto sistemas relacio- nales estables y normatizados, instituciones que operan como sos- tén del psiquismo, encuadre y escenario en el que se depositan y controlan las formas més primitivas e indiferenciadas de la per- sonalidad, gestadas en la organizacién grupal originaria. Esa de- positacién permite que prevalezcan en el sujeto y en el grupo las formas de interaccién més evolucionadas y complejas. El ambito grupal es un espacio comin de produccién e intercambio en el que suele predominar el orden simbélico sobre las ansiedades y fan- tasfas primitivas, Esta es una de las formas posibles de la dialéctica entre grupo interno y grupo externo. Pero a su vez, la escena grupal convoca la actualizacién de sensaciones ¢ imagos corporales arcaicas, fan- tasias fusionales y de fragmentacién, vivencias confusionales, de indiscriminacién. Aquello que habfa sido depositado en el grupo como encuadre pasa a un primer plano como parte del proceso grupal. Esta transformacién ocurre en aquellas situaciones en las que es puesta en cuestién la funcién grupal de sostén. Se moviliza el continente y lo contenido. Ohservamos esta dominancia de lo primario en el inicio del grupo, en los momentos de crisis o en situaciones de alta intensidad emotiva. El grupo es significado entonces por sus integrantes como un espacio fusional sustitutivo de la pérdida de fusién o indiscrimi- nacién corporal arcaica. Se despliega una ilusién de completud. En ese momento regresivo se hace evidente, a partir de distintos sign las acciones, los gestos, los sonidos y eventualmente el discurso de los integrantes, la articulacién profunda entre el grupo y el cuerpo ‘materno, indiferenciado del propio, primer objeto de amor y cono- cimiento. El objeto transicional transita —segxin Winnicott— entre el objeto interno, emergente de una experiencia real o fantaseada y el objeto externo, Es un objeto real, que seré significado y reinterpretado desde el mundo interno. La situacién grupal, esa realidad objetiva, es transformada por esa significaci6n en sustituto del cuerpo, en sustituto del otro que completa y del que se carece. Por su presencia en la génesis del psiquismo el grupo tiene una particular disponibilidad para adqui- rir ese carécter transicional, analégico.)Construir un grupo —dice René Kaés— es darse reciprocamente la ilusién metaférica de ser tun cuerpo omnipotente, no sometido a la divisién ni a la muerte. Si el grupo es vivido analégicamente como un seno cdlido, lugar mitico de refugio y seguridad, despierta el deseo fusional de per- derse en él. Se dan entonces momentos confusionales con anula- cin del espacio relacional y pérdida de limites temporo-espaciales. Domina una fusién activa, en la qu ‘intenta anexar al otro a la propia necesidad, al propio pensamiento. Se desea ser completado por el otro. A la vez y contradictoriamente, emerge la angustia y despersonalizacién, ¢I temor a quedar atrapado dentro del otro, Los sujetos instrumentan ante el deseo y la angustia fusional, la ansiedad persecutoria, que introduce bruscamente en ese espacio de confusién, amenazante de la identidad, una discriminacién organizante. Esta tiene una funcién defensiva ante el peligro de la actualizacién de lo més areaico del psiquismo y constituye, habi- tualmente, el aspecto manifiesto de la situacién de inicio, Si estas vivencias, sensaciones e imagos arcaicas movilizadas en el proceso de integracién o en las situaciones de crisis, no pueden ser nuevamente sastenidas, contenidas y metabolizadas por el contexto grupal, el grupo se desintegra y el sujeto huye ante el fracaso de la funcién de sostén. El andlisis de la actualizacién de lo arcaico en la situacién grupal 87 abre un debate acerca de lo que con rigor puede ser definido como transferencial o pre-transferencial, ya que estos fenémenos pri- ‘marios, que reconocen su origen en la constitucién del psiquismo en el protovinculo, son siempre relacionales, aun cuando el otro no sea reconocido como objeto diferenciado. La transicionalidad del grupo, determinada por su presencia en la génesis del psiquismo y por su cardcter escénico, que promueve el despliegue de la dramética interna lo transforma en un émbito privilegiado de desarrollo de la dialéctica.regresién-progresién, mundo interno-mundo externo, lo que lo convierte en un instru: mento privilegiado de terapia y formacién. En sintesis, de transfor- macién. - FORMACION, PROCESO SOCIAL Y ACONTECER GRUPAL* EI proceso de formacién de un sujeto para la asuneién de una tarea en el campo de la salud mental requiere, a nuestro entender, la construccién de una actitud, de una modalidad de vinculo en el que sea posible el ejercicio de una funcién interpretante, de sostén y desciframiento del acontecer del otro, y en el que se creen con- diciones para un progresivo esclarecimiento, insight y elaboracién, visualizacién y resolucién de contradicciones. En sintesis: apertu- ras hacia una transformacién interna y externa. La formacién compromete integralmente al sujeto y eonsiste en el desarrollo coherente e instrumental de estructuras de pensa- miento, sentimiento y accién, de modelos de lectura e interpre- tacién de lo real que orienten la praxis. Algunos autores como Anzieu y Kaés sefialan que “la formacién concierne al sujeto a nivel de su ser en el saber, de su ser consigo mismo y los otros”. Podemos decir, recogiendo sus aportes, que la formacién es un proceso que moviliza el psiquismo del sujeto en sus aspectos conscientes e inconscientes en forma comparable a la de la cura aunque en experiencias diferentes. Dicho proceso tiene un escenario o sostén vincular, institucional y social determinante. * Trabajo presentado con el tstulo “Contexto social y grupo” en el Simposio: “In- cidencia del contexto social en la formacién de profesionales en salud mental’, Primer Congreso Nacional de Instituciones Privadas en Salud Mental, 3uenos Aires, octubre 1986, 89 Una propuesta de formacién se sustenta en una concepeién teoricoideolégica e implica un proyecto de trascendencia en el sentido de la elaboracién de vivencias de duelo, destruecién y muerte, a través de una forma de desarrollo de la vida. Por este antagonismo, dialécticamente, la muerte y la vida, la construccién y la destruccién, estén en el horizonte de la forma- cién. Una cierta fantasmatica articula a los sujetos que desde distintos roles se comprometen en las précticas formativas. Esta fantasmética esta ligada a la de la creacién y recreacién del objeto, su destruccién y reparacién, a las vivencias de pérdida y culpa, a la emergencia de lo siniestro y su metamorfosis. El tema de la formacién, desde la concepcién que nos funda- menta, nos remite a la problemética de la relacién entre los proce- sos psfquicos y la estructura social, la que no puede reducirse a una mera relacién de exterioridad y articulacién texto-contexto ya que en el psiquismo el orden social hace a la esencia, a la causali- dad interna. En lo que hace a lo especifico del rol psieslogo social, los que seguimos los lineamientos planteados por Enrique Pichon-Riviére, nos formamos en grupo y a través de él, para operar fundamen- talmente con el instrumento grupal en diferentes campos. De allf que la reflexién sobre la relacién entre contexto social y experien- cia formativa transite, en nuestro caso, en el andlisis de la vineu- lacién compleja entre sujeto, estructura social y grupo. El grupo desarrolla en relacién al sujeto que lo integra una fancién esencial de sostén y continencia o funcién yoica. El psi- quismo se constituye en la institucién del vineulo, del grupo. En estos primeros dmbitos de su experiencia el sujeto es modelado por las relaciones sociales que determinan en forma y contenido los vineulos interpersonales, la organizacién familiar, las instituciones. Por eso afirmamos que el.sujeto'es emergente, configurado en una complejisima trama de vinculos y relaciones sociales. Es sintesis de sus relaciones sociales. Pero sujeto y grupo guardan entre sf una relacién de doble y reciproca institucién, El grupo es instituyente del sujeto, a la vez que dialécticamente éste es, desde su praxis, desde su hacer totali- zante, instituyente del grupo. Como hemos dicho, este trabajo esboza una reflexién acerca de ; jas formas de insercién de los sujetos en grupos con una tarea formativa en Psicologia Social, intentando relacionar algunos aspectos de esos procesos grupales de formacién con alternativas que en determinados periodos histéricos signaron ese orden social fundante, Orden que a nuestro entender tiene eficacia causal, aun- que no exclusiva, respecto a los fenémenos investigados. Nuestro estudio, del que esta exposicién representa sélo una primera aproximacién, aborda un universo de algo mas de mil grupos de aprendizaje que trabajaron en la Escuela de Psicclogia Social de Buenos Aires y otros centros del interior del pais y abarca un perfodo de dieciséis afios, desde 1970 a 1986. Creemos necesario indicar que en nuestro caso, si bien la tarea de formacion grupal implica integralmente a sus miembros, no requiere de ellos el mismo nivel de explicitacién de su acontecer grupo externo, retorno modificado a grupo interno aprendizaje). Como lo sefiala Kesselman: se rompe la visién mo- nocular. Las escenas se juegan, pueden llevarse a la conciencia, se opera sobre ellas. ‘Nuestra experiencia nos muestra que en el campo grupal, en el intercambio, estas escenas subyacentes —ligadas a la historia del sujeto, a su modalidad de interpretar su experiencia— se resigni- fican. La ansiedad desciende. Més tarde comprendimos ¢ investigamos en profundidad las ansiedades que la situacién de grupo moviliza, las fantasias que surgen de la co-presencia, y la significacién inconsciente del grupo. A la vez que pudimos darle continuidad a una indagacién sobre Tepresentaciones sociales de lo vincular y la grupalidad, y sus efectos en la constitucién y desarrollo del sujeto y del grupo. us El grupo operativo es fundamentalmente una técnica de inter- Pretacién 0 comprensién psicolégica, en la que se trata de realizar ‘un andlisis dialéctico de un juego de sentidos opuestos: uno mani- fiesto, que es valido; otro latente, que se muestra y oculta en lo ‘explicito y que expresa un nivel de significacién de la situacién, Andlisis cuya finalidad es el desarrollo de los sujetos y del grupo en términos de tarea. Por la existencia de esta dramética inconsciente, de estas an- siedades, al proyecto que un sujeto o que los integrantes de un Erupo o una institucién elaboran a nivel consciente, se puede dar en ellos mismos por intensificacién de ansiedades, una resistencia al proyecto, al movimiento. Esto tiene una légica profunda, que nunca debe ser analizada desde el “deber ser” ya que entre noso- tros y en cada uno de nosotros, hay contradiccién de necesidades. Por ejemplo, tenemos necesidad de crecer, de vincularnos, de aprender, de innovar, y eso se expresa en proyectos. También tenemos necesidad de sentirnos fortalecidos en la identidad, de no sufrir. ¥ por eso a veces tememos “poner en cuestién” lo que somos, lo que sabemos, nuestra visin del mundo. Tememos las crisis de crecimiento, atin cuando a veces las gozamos. Hablamos de contradicciones: el proyecto, lo nuevo, lo inestrue- turado versus resistencia, ansiedades por pérdida de lo previo, temor a la desinstrumentacién, desamparo. En el interior de esas con- tradicciones, que implican al mundo interno y al mundo externo, lo racional y lo irracional, se despliegan las vicisitudes de la tarea y de la pre-tarea. Nos encontramos ante otra contradiccién.

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