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Para hablar de texto debemos tener en cuenta un producto lingüístico unitario

estructurado en tres niveles que se interrelacionan. Esto significa que un texto debe
presentar:

a) estructura semántica: es decir que, a nivel del significado, un texto debe poseer un
único núcleo temático (aunque pueda contener muchos subtemas) cuyas ideas se
encuentren en función de ese tema. Esto habla de la organización que deben presentar
las ideas que conforman el texto, que habrán sido escogidas por el productor del
mensaje para transmitirlo a su destinatario de la forma más eficiente posible.

b) estructura sintáctica: los enunciados que lo constituyen (en el caso de que el texto
posea más de uno) mantienen entre sí relaciones de diversa naturaleza:
- se encuentran en un orden determinado,
- están unidos mediante el uso de conectores que poseen significados precisos,
- se utilizan recursos léxicos que permiten la unión de las diversas partes del texto
(repeticiones, deixis, nominalizaciones, etc.),
- se eligen ciertos tiempos verbales que permiten establecer una variedad de relaciones
que no solo «ligan» el mensaje: muchas veces, determinan la clase de texto frente al que
nos encontramos.

c) estructura comunicativa o pragmática: los elementos que conforman el acto de


comunicación, es decir: el emisor, el receptor, el mensaje, el canal, el código, el referente
y la situación están presentes en el texto y establecen, en gran medida, el tipo de
producto textual que se realice. Si bien podemos tener en común el mismo tema o
referente (por ejemplo, el precio del dólar) el producto textual no será el mismo si
escuchamos acerca de él en la radio comentado por expertos en el tema, que si oímos
una conversación en la parada del ómnibus o en la feria. En estos casos, no solo el
contexto es diverso (radio – parada - feria), los interlocutores (emisores y receptores)
también son distintos, los mensajes (lo que dicen cada uno de ellos), además de
diferentes, tienen intenciones que no tienen por qué coincidir; por ejemplo: informar,
exponer, explicar, describir, opinar, criticar, lamentarse, etc., etc.
Entonces:

Texto → producto lingüístico unitario conformado por tres niveles estructurales:

a) estructura semántica

un núcleo temático central

b) estructura sintáctica

fuertes relaciones entre
los elementos que
lo componen

c) estructura pragmática

elementos de la comunicación
+
intención del emisor
+
Situación
Las propiedades textuales
Como ya hemos podido apreciar (especialmente en los ejemplos que inician esta
unidad), no cualquier conjunto de palabras puede ser considerado texto. Para que ello
un producto lingüístico pueda ser así considerado debe reunir una serie de
propiedades o características; las fundamentales son: coherencia, cohesión y
adecuación

Primera propiedad textual la coherencia: corresponde al nivel de la


estructura semántica. Esta propiedad indica que para que una producción verbal (oral
o escrita) pueda considerarse texto debe posibilitar su interpretación como un producto
unitario, que permita la explicitación de su tema global; esto significa que el receptor
del mensaje puede señalar a qué refiere mediante mensajes del tipo: este texto trata de...,
el tema central del texto es..., o alguna formulación semejante.
El análisis de la coherencia del mensaje puede volverse un verdadero reto para algunas
personas. Esto no siempre tiene que ver con las capacidades que posean los individuos;
otros elementos influyen y ahora los analizaremos.

* Algunos factores que pueden dificultar la comprensión del mensaje


Dentro de los varios que podríamos citar, analizaremos los dos que siguen:

a) el grado de transparencia/opacidad que posea el texto. Con esto queremos


decir que hay textos con un alto grado de transparencia que permiten que la
mayoría de los individuos pueda interpretarlos con facilidad. Por ejemplo: las
noticias (radio o televisión, a veces en menor grado en Internet). Si un
comunicador señala

1- Hoy el tiempo se mantendrá cálido en el norte, templado en el sur, con escasas


probabilidades de lluvias.

pocas serán las personas que no capten la esencia del mensaje, su tema global (en este
caso, el estado del tiempo de la jornada en que este se emite). A esto nos referimos
cuando hablamos de transparencia. Esto no ocurre, en cambio, si leemos expresiones
como:
2- Ataúd de plomo con alas, el tiburón escapa de los dedos de la mirada.
José Lezama Lima

3. Malaria:
Agente: los agentes causantes en humanos son cuatro especies de protozoarios
Plasmodium: P. falciparum, P. vivax, P. ovale y P. malariae. De estos, el P.
falcipa rum es la más infecciosa y más letal.
Vector: mosquito Anófeles.

En el ejemplo 2 estamos frente a lo que se conoce como «lenguaje poético», más


precisamente frente a una metáfora que, a su vez, contiene otra que podríamos
denominar como «menor». Si bien apreciamos que estamos frente a un texto en
español, no es fácil captar su significado en una primera lectura, como nos ocurre con
el ejemplo 1.

En el caso del ejemplo 3, encontramos nuevas barreras a la interpretación inmediata: no


solo nos encontramos con términos técnicos sino incluso con palabras en otra lengua
(en este caso, en latín). Todos estos elementos dificultan la comprensión del mensaje,
haciéndolo más opaco (es decir, en el polo opuesto a los textos transparentes).

Por ello, podemos decir que los textos con alto grado de transparencia son aquellos
que se presentan como más accesibles al público en general, un público no
especializado ni experto en el área del conocimiento de que trate (en nuestros
ejemplos, teoría literaria y medicina). Lo inverso ocurre, entonces, con los textos con
alto grado de opacidad, ya que su misma complejidad léxica los vuelve aptos
únicamente para destinatarios especializado.

Así, tendríamos:

+ Transparencia........................................................ + Opacidad

* Textos informativos * Textos literarios


* Textos técnicos, etc.

Esto no significa ni que todos los textos informativos sean absolutamente


transparentes, ni que las otras clases de textos que hemos utilizado como ejemplo
(literarios y técnicos) sean siempre opacos. En general, como hablantes competentes
que somos de nuestra lengua, podemos entender buena parte de la información que se
nos esté brindando, no importa qué clase de texto la presente.

b) la organización interna del texto. Cuando un texto se encuentra organizado


en base a una estructura lógica (es decir, introducción, desarrollo y final) su
interpretación se hace mucho más accesible. En cambio, cuando los elementos
se encuentran formulados sin tener en cuenta este esquema lógico, es muy
factible que esto dificulte las posibilidades de entenderlo, especialmente si no
somos los destinatarios «ideales» de ese texto. Si relees el ejemplo 2 (página 5)
entenderás la última parte de esta afirmación: si bien puedes leer esa
producción y entender el significado de buena parte de lo que allí se expone,
como no formas parte del área médica (o biológica, o incluso zoológica), mucho
de lo expresado en el texto escapa a tu comprensión.

Hasta ahora dijimos...

... que el texto es un producto lingüístico unitario, estructurado en tres niveles de


organización:

a) el nivel de la estructura semántica (un texto = un tema): unidad temática obliga


al productor a elegir cuidadosamente sus ideas para que transmitan el mensaje
adecuado a la situación;

b) el nivel de la estructura sintáctica: las unidades que conforman el texto


(palabras, enunciados, etc.) se vinculan entre sí mediante elementos como ser: -
el orden que siguen;
- los conectores que se han empleado;
- los tiempos verbales empleados.
c) el nivel de la estructura pragmática: todo texto es producto de una situación
comunicativa concreta, precisa.

... que lo que sostiene la estructura textual son sus propiedades, es decir:

a) la coherencia (referida a la estructura semántica);


b) la cohesión (vinculada a la estructura sintáctica) y,
c) la adecuación (ligada a la estructura pragmática).

Segunda propiedad textual la cohesión: corresponde al nivel de la


estructura sintáctica. Esta propiedad, entonces, se encarga de los mecanismos
lingüísticos que permiten relacionar y unir entre sí las diversas partes del texto. Así, el
texto se vuelve una unidad que puede «separarse», es decir, leerse y comprenderse de
manera independiente, sin necesitar de otros. Para ello, necesita ciertos elementos que
posibilitan el entramado textual.

Estos recursos a los que hacíamos referencia son y que desarrollaremos más adelante,
son los siguientes:

os verbales.

Así como la coherencia funciona a nivel del significado, los elementos cohesivos van
tejiendo la trama del texto: establecen distintas clases de relaciones textuales gracias a
los pronombres, adverbios y otros elementos léxicos; vinculan las partes con el todo
mediante el uso de los conectores y manifiestan la sucesión de ideas (qué va primero y
qué va después, así como cuáles son las ideas principales y cuáles las secundarias), lo
que nos permite realizar una interpretación (o una producción) adecuada a los
requerimientos de la situación comunicativa en la que nos encontremos.

Tercera propiedad textual adecuación: corresponde al nivel


pragmático de la estructura textual. Esto hace referencia a lo que es el conocimiento del
mundo que posea cada hablante: su experiencia en la producción/recepción de
diferentes clases de textos en las más diversas situaciones es la que le permite realizar o
decodificar mensajes y adaptar-se con éxito. Este bagaje cultural le indica que, ante una
realidad determinada, debe tener presente ciertos elementos:

- la clase de situación en la que se encuentra (más o menos formal, familiar,


profesional, jerárquica, ...);

- el estilo que ha elegido el productor del mensaje (coloquial, familiar, formal,


profesional, técnico, académico, literario, ...);

- a quién va dirigido el mensaje (conocido/desconocido, relación de de-


pendencia o no, relaciones personales, ...);

- la forma elegida para dirigir/presentar el mensaje (esto es, el formato del


texto: conversación, discusión, debate, conferencia, carta, poema, texto en prosa, sms,
...);
- la intención con la que se produce esa comunicación, para qué se realiza, qué
objetivos persigue (informar, influir en los demás, pasar el rato, llegar a conclusiones,
entretener, hacer reflexionar, apenar, enojar, ...).

Como podrás apreciar, las propiedades de coherencia, cohesión y adecuación


tienen relación con los tres niveles de estructuración del texto, esto es, con el nivel
semántico, sintáctico y pragmático. Es importante destacar, además, que todos deben
estar presentes tanto en la producción como en la interpretación (decodificación) de
cualquier mensaje. Es decir, teniendo en cuenta estas propiedades textuales, nosotros
no solamente podremos «entender» los diferentes textos a los que podamos tener
acceso, sino también «crear», «producir» textos apropiados a las diversas demandas
sociales que se nos presen-ten en cada situación comunicativa. Así, podríamos
sintetizar lo señalado en el siguiente esquema:

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