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LÓGICA II.

FORMAS LÓGICAS Y DEAÑO

1. EL PREDICADO DE IDENTIDAD. .............................................................................................. 2

2. CUANTIFICADORES NUMÉRICOS. ........................................................................................... 4

3. DESCRIPCIONES. ................................................................................................................... 6

4. FROMALIZACIÓN DE ARGUMENTOS. ..................................................................................... 7

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LÓGICA II. FORMAS LÓGICAS Y DEAÑO

TEMA 2. AMPLIACIÓN DEL LENGUAJE CUANTIFICACIONAL: DESCRIPCIONES DEFINIDAS E


IDENTIDAD.

1. EL PREDICADO DE IDENTIDAD.
La noción de identidad es fundamental en nuestro lenguaje y en nuestro esquema
conceptual. Responde a una peculiaridad del lenguaje o, mejor dicho, de las relaciones entre
el lenguaje y la realidad. Nos referimos al hecho de que el lenguaje tiene en muchas ocasiones
varios nombres para un mismo objeto. Los enunciados de identidad son aquellos en los que
decimos de dos objetos aparentemente distintos, a juzgar por lo que los nombres indican, que
constituyen el mismo objeto. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en el enunciado
Aristóteles es el Estagirita
donde los términos ‘Aristóteles’ y ‘el Estagirita’ son nombres distintos de un mismo objeto
y el ‘es’ que en él figura no es sino el predicado de la identidad que en lógica representamos
mediante el símbolo ‘=’.
No hay que confundir este ‘es’ de la identidad con el ‘es’ de la predicación: mientras que
este establece la relación entre un objeto y una cierta propiedad, el primero establece una
relación entre dos términos que se refieren a un mismo objeto. Relación que simbolizaremos
del siguiente modo:
a=b
y para negar que no se refieren a un mismo objeto
¬(x=y)
o más cómodamente
x≠y
Nótese que, si bien el signo de identidad se escribe entre nombres de individuo, lo que
identificamos no son los nombres, sino las entidades nombradas por ellos. No estamos
diciendo que por ejemplo la expresión ‘Euclides’ y la expresión ‘el fundador de la Escuela de
Megara’ sean idénticas: es obvio que no lo son. Estamos diciendo que la persona a la que se
refiere el nombre ‘Euclides’ y la persona a la que se refiere la descripción ‘el fundador de la
Escuela de Megara’ son la misma.
Ahora bien: ¿acaso no es la identidad un predicado diádico como, por ejemplo, ‘mayor
que’, ‘casado con’ (entre monógamos) y tantos otros? ¿Por qué concederle, entonces,
tratamiento aparte? ¿Por qué es el de identidad un predicado distinguido dentro de la lógica?
Pues porque el predicado diádico ‘... es idéntico a ...’ tiene una relevancia específica en la
validez de cierto tipo de razonamientos.
Cuando en una oración del lenguaje natural aparece la expresión ‘un’ no con el sentido de
‘alguien’ o ‘alguno’ sino más bien para indicar ‘uno solo’ o ‘exactamente uno’, entonces,
además del cuantificador existencial, la representación adecuada del enunciado requiere
también el universal y el símbolo de identidad. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en

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Hay un solo aspirante al premio extraordinario


que simbolizaremos del siguiente modo:
Vx [Ax ʌ Λy (Ay→ (x=y))]
Sin el símbolo de identidad tampoco podríamos representar enunciados como
María tiene más de un profesor: VxVy [(Pxa ʌ Pya) ʌ ¬(x=y)]
Spinoza influyó en Freud y también en algún otro: Iab ʌ Vy [Iay ʌ ¬(y=b)]
Algunos desarrollos lógicos tienen más de una fuente: Vx Vy Vz [Dz ʌ Fxz ʌFyz ʌ ¬(y=b)]
(esto es; hay un desrrollo lógico, y hay dos fuentes del mismo que no son idénticas)
Carnap fue el único discípulo de Frege: Dab ʌ Λx (Dxb → (x=y))

Es, pues, su papel determinante en la validez de ciertos tipos de inferencias lo que justifica
la atención especial que a la identidad se concede en lógica. Y a ello obedece el que se distinga
entre «lógica de predicados sin identidad» y «lógica de predicados con identidad». Ni que
decir tiene que esta última abarca a la primera. La lógica de la identidad, como suplemento
de la lógica de predicados, tiene sus leyes. Y esas leyes no hacen sino desplegar el sentido del
predicado ‘... es idéntico a ...’. He aquí algunas:
1) Ley de indiscernibilidad de los idénticos: este principio establece que, si dos objetos
son idénticos, entonces son indiscernibles. En símbolos:
Λx Λy [(x=y) → Λφ (φx ↔ φy)]
Observamos que en la fórmula aparece un cuantificador sobre una propiedad, no sobre
una variable individual, ya que el principio lo que establece es que, si dos objetos son
idénticos, entonces todo lo que se predica del uno, se predica también del otro. La fórmula no
pertenece pues a la lógica de primer orden sino a la lógica de orden superior, que admite
cuantificación sobre predicados.
2) Ley de identidad de los indiscernibles: este principio es recíproco del anterior y
establece, por tanto, que dos objetos son idénticos si todo lo que se predica de uno,
se predica de otro. En símbolos:
Λx Λy [Λφ (φx ↔ φy) →(x=y)]

3) Ley de reflexibilidad de la identidad: Λx (x=x)

4) Ley de simetría de la identidad: Λx Λy [(x=y) → (x=y)]

5) Ley de transitividad de la identidad: Λx Λy Λz [(x=y) ʌ (y=z)] → (x=z)

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Antes de pasar a la consideración de los cuantificadores numéricos, bueno será recopilar


los distintos sentidos que la lógica ha ido encontrando en el verbo ‘ser’.
1. El uso del verbo ser para indicar la identidad. Como acabamos de ver, este uso se traduce
al simbolismo lógico escribiendo ‘=’ entre símbolos de individuo.
2. El uso del verbo ser en el sentido de la predicación: es decir, el uso del verbo ‘ser’ para
indicar que tal predicado conviene a tal individuo. En la escritura lógica, esta acepción del
verbo ‘ser’ desaparece y queda subsumida en el predicado: ‘Nicéforo Chumno era bizantino’
se convierte en ‘Ba’.
3. El uso del verbo ‘ser’ para indicar la inclusión de una clase en otra o de una relación en otra.
Su símbolo es ‘c’.
4. El uso del verbo ‘ser’ para significar la pertenencia de un individuo a una clase. Su símbolo
es ‘ε’.

2. CUANTIFICADORES NUMÉRICOS.
Hasta el momento disponemos del cuantificador universal que nos permite afirmar que
todos los individuos de un determinado ámbito poseen tal propiedad o están en tal relación y
el cuantificador particular, mediante el cual podemos decir que, en un cierto universo del
discurso, hay al menos un individuo tal que... Ahora bien: ¿cómo decir que hay al menos dos,
o al menos tres, o, en general, al menos n individuos que hacen verdadero un determinado
enunciado abierto? Y, por otra parte, ¿cómo decir que hay a lo sumo uno, a lo sumo dos, ...»
a lo sumo n individuos de los que es verdadero un determinado predicado, monádico o
poliádico? En tercer lugar, ¿cómo expresar el hecho de hay exactamente n individuos de los
que puede decirse tal y tal cosa? Expresiones como
Hay al menos n individuos tales que...
Hay a lo sumo n individuos tales que
Hay exactamente n individuos tales que
reciben el nombre de 'cuantificadores numéricos", y sólo gracias al concurso de la noción de
identidad pueden encontrar una formulación lógica adecuada. Veamos.

• Empecemos con ‘hay al menos n individuos tales que...’.


1. Ya sabemos cómo decir que hay al menos un individuo que, por ejemplo, posee la
propiedad P: Ya sabemos cómo decir que hay al menos un individuo que, por
ejemplo, posee la propiedad P:
Vx Px

2. Hay al menos dos individuos que poseen la propiedad P se escribiría:


Vx Vy [(Px ʌ Py) ʌ (x ≠ y)]
En efecto: lo que ahí dice es que hay algún [al menos un] x y algún [al menos un] y
tal que x tiene la propiedad P e y tiene la propiedad P y x e y son distintos.

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3. El enunciado ‘Hay al menos tres individuos que poseen la propiedad P’ quedaría,


en símbolos, así;
Vx Vy Vz [(Px ʌ Py ʌ Pz) ʌ (x ≠ y) ʌ (x ≠ z) ʌ (y ≠ z)].
La técnica de esquematizaron es, pues, bien sencilla. Prescindiendo del caso más simple —
el de al menos uno-—, todo consiste en afirmar que poseen la propiedad en cuestión tantos
individuos cuantos interese, aclarando a continuación que se trata de individuos distintos.

• Pasemos al cuantificador numérico ‘hay a lo sumo n individuos tales que…’. Si ‘Hay al


menos’ supone un límite por abajo, ‘Hay a lo sumo’ supone un límite por arriba en el
número de individuos que cierran un enunciado abierto haciéndolo verdadero.
1. ‘Hay a lo sumo un individuo que posee la propiedad P’ se escribirá, en símbolos:
Λx Λy [(Px ʌ Py) → (x=y)]

2. ‘Hay a lo sumo dos individuos que poseen la propiedad P' tendrá, en el lenguaje de
la lógica, la siguiente forma:
Λx Λy Λz [(Px ʌ Py ʌ Pz) → (x=y) v (x=z) v(y=z)]

3. ‘Hay a lo sumo tres individuos que poseen la propiedad P’ se dirá así:


Λx Λy Λz Λw [(Px ʌ Py ʌ Pz ʌ Pw) → (x=y) v (x=z) v (x=w) v(y=z) v (y=w) v (z=w)]
Así, pues, el modo de decir, en lógica, que hay a lo sumo n individuos que poseen una
determinada propiedad consiste en decir que si hubiera n + 1 que la poseyeran, dos —al
menos— de ellos serían idénticos. Nótese que, así como en el caso de ‘hay al menos’ había
que cuantificar tantas variables cuantos individuos entraran en juego, aquí hay que cuantificar
una más. Si queremos decir que a lo sumo cuatro individuos poseen una determinada
propiedad, hemos de hacerlo afirmando que, si fueran cinco, dos de ellos —como mínimo—
serían el mismo.

• Nos queda el tercer cuantificador numérico: ‘Hay exactamente n individuos tales


que…’ Ahora bien: decir que hay exactamente n individuos que poseen una cierta
propiedad es como afirmar a un mismo tiempo que hay al menos n individuos que la
poseen y a lo sumo n individuos que la poseen. Con otras palabras: ‘exactamente n’
significa ‘al menos n y a lo sumo n’.
1. ‘Hay exactamente un individuo que tiene la propiedad P’ se escribiría así:
(Vx Px) ʌ Λx Λy [(Px ʌ Py) → (x=y)]
La primera parte de la fórmula dice que hay al menos un individuo que posee esa
propiedad; la segunda, que no hay más de uno que la posea.

2. El enunciado ‘Hay exactamente dos individuos que poseen la propiedad P’ tendrá


la siguiente versión simbólica:
Vx Vy [(Px ʌ Py)]ʌ (x ≠ y) ʌ Λx Λy Λz [(Px ʌ Py ʌ Pz) → (x=y) v(x=z) v (y=z)]

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3. DESCRIPCIONES.
Los nombres no constituyen el único tipo de términos singulares mediante los cuales
podemos referirnos a objetos o individuos particulares. También podemos hacerlo mediante
expresiones del tipo ‘el actual presidente de la república francesa’, ‘el autor del Quijote’, el
inventor de la penicilina’, etc. Este tipo de expresiones, que cumplen la misma función que los
nombres simples (representar objetos) pero que no son nombres simples, se denominan
descripciones definidas. En lógica formal se llama ‘descripción’ a una expresión que se refiere
a un individuo por medio de un rasgo que sólo a él conviene; que lo deja caracterizado como
algo único. Las descripciones definidas no pueden ser tratadas con los recursos simbólicos que
disponemos hasta ahora. En concreto, no pueden ser tratadas como si fueran nombres
simples y formalizarse mediante constantes individuales. La razón es que hay una falta de
paralelismo entre ambos; mientras no podemos entender un nombre sin saber cual es su
referente, sí podemos entender una descripción sin saber cuál sea su denotación o incluso sin
saber siquiera si la tiene. Y es que frecuente que tales expresiones no designen nada, no
representen objeto alguno. Esto es lo que ocurre con descripciones como ‘la montaña dorada’,
‘el actual rey de Francia’ o tantas otras que pueblan nuestro discurso cotidiano. El problema
de tratar a este tipo de expresiones como si fueran nombres es que semejante tratamiento
no permitiría dar cuenta del hecho de que, cuando las descripciones son vacías, pueden ser
falsos a la vez dos enunciados como ‘el actual rey de Francia es calvo’ y ‘el actual rey de Francia
no es calvo’.
En su teoría de las descripciones, el filósofo Bertrand Russell hizo notar que, cuando
proferimos una oración como
El actual rey de Francia es calvo
lo que estamos queriendo decir son en realidad las tres cosas siguientes:
a) Existe un rey de Francia. Establece el requisito de la existencia de por lo menos un
individuo que satisface la propiedad F.
b) No existe más que un rey de Francia. Establece el requisito de la unicidad: se trata de
un único individuo.
c) Ese rey de Francia es calvo. Establece que ese F es C.
Lo cual se traduce en símbolos a lo siguiente:
Vx [Fx ʌ Λy (Fy → (y=x)) ʌ Cx]
que lo que dice es, en efecto, que hay exactamente un individuo que es actualmente rey de
Francia y que ese individuo es calvo.
Además, la expresión puede ser falsa de tres modos: si hay más de un individuo que sea
actualmente rey de Francia, si no hay ninguno o si hay uno y éste no es calvo; de lo contrario
es verdadera.

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Veamos ahora cómo podemos emplear un nuevo símbolo para formalizar descripciones del
lenguaje natural y enunciados que contengan expresiones descriptivas. Si queremos, por
ejemplo, decir en símbolos ‘el marido de Emma Bovary’, habremos de hacerlo así:
ιx (Cxa)
Que se lee: el x tal que x está casado con a. El símbolo ‘f (la iota de los griegos) se usa como
símbolo de descripción o singularización. Y así como ‘Λx’ se lee ‘Para todo x’, ‘ιx’ significa ‘el x
tal que’: el x tal que hace verdadero el enunciado abierto que sigue y que es el único en hacerlo
verdadero.
Hemos empezado enumerando una serie de enunciados que contenían descripciones y
hemos procedido luego a extraer esas descripciones y simbolizarlas aisladas. Cabría preguntar
ahora cómo se esquematizarían, enteros, los enunciados que contienen descripciones. ¿Cómo
verteríamos en símbolos, por ejemplo, el enunciado ‘El autor de The Golden Bowl era
hermano de William James’?
H [ιx (Exa)b]
Es decir: ‘el x tal que x escribió a era hermano [H] de b\ Y si sustituyéramos, en el enunciado
anterior, el nombre ‘William James’ por la descripción ‘el autor de The Principies of
Psychology", habríamos de escribir:
H [ιx (Exa) ιx (Exb)]
Que se leería: ‘El x tal que x escribió a es hermano del x tal que x escribió b’.
Veamos algunos casos un poco más complicados. Sean ahora los enunciados:
La fuente de inspiración de todos los filósofos analíticos es Frege.
ιx Λy (Ay → Fxy) = a
Aristóteles es el más agudo de todos los filósofos.
a = ιx [Fx ʌ Λy ((Fy ʌ ¬x = y) → Axy)]
Estamos ante dos enunciados de identidad uno de cuyos términos es un nombre, siendo el
otro una expresión descriptiva.

4. FROMALIZACIÓN DE ARGUMENTOS.
Con los nuevos recursos simbólicos introducidos en este capítulo, estamos en condiciones
de formalizar algunas inferencias del lenguaje natural cuya estructura no podríamos analizar
de un modo completo sin su ayuda. Pongamos algunos ejemplos:
EJEMPLO 1. Solo quienes poseen una gran capacidad metafórica son buenos escritores.
Ricardo reis fue un buen escritor. Ricardo Reis es F. Pessoa. Por tanto, Fernando Pessoa
poseía una gran capacidad metafórica.

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Para lograr una buena formalización, lo primero que hemos de hacer es distinguir los
distintos usos del verbo ‘ser’ en la segunda y en la tercera premisa. En la segunda, se hace un
uso predicativo: se predica de Ricardo Reis una propiedad; por el contrario, en la tercera se establece
una identidad entre Ricardo Reis y F. Pessoa. La formalización sería pues:

Λx (¬Cx →¬Ex)
Ea
A=b
Cb
EJEMPLO 2. Todos los representantes del clasicismo vienés fueron grandes sinfonistas. Nadie
es un gran sinfonista salvo que posea talento musical. Salieri no tenía talento musical. El
autor de la sinfonía Júpiter era un representante del clasicismo vienés. Por consiguiente,
Salieri no es el autor de la Júpiter.
Observemos que en la cuarta premisa aparece una descripción definida (que hemos de
formalizar con el descriptor), y en la conclusión la negación de que exista identidad entre un
individuo nombrado y otro (Mozart) que no aparece nombrado sino descrito. La
formalización entonces sería la siguiente:
Λx (Cx →Sx)
Λx (¬Tx →¬Sx)
¬Tb
C ιx Axa
¬ (b = ιx Axa)

EJEMPLO 3. Todos los autores de cuentos tienen fantasía. Sólo quien ama el absurdo
tiene fantasía. Lewis Carroll escribió cuentos. Por consiguiente, algún matemático ama el
absurdo, ya que Lewis Carroll no era otro que el matemático Charles Dodgson.
Reparemos en que después de la formulación de la conclusión aparece todavía una
premisa en la que se afirma dos cosas de C. Dodgson: por un lado, que era la misma persona
que Carroll y, por otra, que era un matemático. Así, la formalización sería:
Λx (Cx →Fx)
Λx (¬Ax →¬Fx)
Ca
(a=b) ʌ Mb
Vx (Mx ʌ Ax)

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