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Uruchipayas
Uruchipayas
Los urus – chipayas fueron parte del señorío o nación Karanka, y como en todos los
casos de esta presencia biétnica, formaron sus propios ayllus dentro de una unidad
mayor, lo que les permitió conservar rasgos importantes de su cultura hasta la
actualidad. A lo largo de milenios los urus desarrollaron lo que se conoce como
‘cultura del agua’, dominan la pesca y caza de aves acuáticas, y el uso de la totora y
otra flora que crece en ríos y lagos. A lo largo de la historia, el pueblo uru se
despliega por todo el eje acuático altiplánico. Desde el río Azángaro, actualmente en
Perú, pasando por el lago Titicaca, el río Desaguadero, el lago Poopó y los ríos que
salen de éste y desembocan en los salares al sur. De esta extensa presencia, los
uru-chipaya son uno de los pueblos que ha ido quedando un poco aislado de otros
pueblos similares, como son los uru iruito y los uru muratos.
Aunque los uru del territorio boliviano -y los chipaya como un pueblo uru- habitan
regiones secas y desérticas, viven cerca del agua y definen sus contenidos
simbólico-culturales como gente del agua. La región habitada por los chipaya es
desértica, aunque cuenta con el agua del río Lauca, que vuelca sus aguas en el lago
Coipasa.
Los principales cultivos que produce la tierra uru-chipaya son la quinua, la qañahua,
la papa amarga y la producción de cebada , que ha aumentado en los últimos años,
pero sigue siendo importante la pesca, principalmente, y la caza de aves lacustres en
el lago Coipasa, que en la actualidad está desapareciendo por la disminución
progresiva de las aguas.
Las parejas de autoridades tienen que estrenar y hacer uso diario de los trajes
especialmente elaborados para su cargo: sombreros blancos, bolsitas (ch’uspas) y
sogas. Para los comunarios estas vestimentas contribuyen a que no haya problemas
en el transcurso del ciclo agrícola y a que la reproducción de los animales sea
satisfactoria.
Las tejedoras con más experiencia y destreza gozan de un alto estatus en la
comunidad y usan telares horizontales de madera, de cintura o clavados con estacas
en el piso, llamados śhexqi. Junto con el telar se usan otros instrumentos para batir
la tela, la wich’uña, un hueso de llama puntudo, y una concha marina, similares a los
que se encuentran en contextos arqueológicos andinos.
Al empezar a tejer una prenda, la tejedora debe tener en mente las medidas exactas,
que son heredadas y se llaman tupu, ya que ninguna de las prendas, como ocurre en
todos los Andes, se pueden cortar, pues son consideradas objetos animados.
Sin embargo, el estilo de construcción en bóveda, mucho tiene que ver con la región
ventosa, frígida, pues el circular eliminar el choque de los vientos, provocando que
siga su camino, y evitando enfriar la vivienda sea este dormitorio o la cocina, ya que
normalmente utilizan dos habitaciones.
El grupo vive en construcciones tipo bóveda a los que llaman Putucu en idioma
puquina. Su construcción es simple y muy efectiva para la región, y efectivamente
tienen una forma de cono o circular. Echan mano del material de la región, tierra
húmeda y cernida que se forma de manera natural. Las paredes de los Putucus se
construyen con tepes –pedazos de tierra cubiertos de hierba– y barro, mientras que
ramas de arbustos entrelazadas con tiras de cuero sujetan el techo, una cúpula de
paja.
No son aymaras, sin embargo, aprendieron este idioma para comunicarse con otros
pueblos. La Cultura Chipaya, es una de las más antiguas del mundo, data de 2500
años a. de c. Los Chipayas se encuentran en pleno altiplano de Bolivia sobre los
3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Clima frío y seco contrastado con el
calor del desierto.