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Parte III Pensar en red 8 La mirada de Marshall McLuhan Hoy, cuando nos encontramos encaramados en el tsunami de las ciberculturas y vi- viendo en el ciberespacio en un renovado hogar, debemos tener presente que los frutos de las tecnoculturas recién empezarin a cosecharse en las décadas por venir. Es decir, nos queda mucho por ver, y es dificil prever de qué modo continuara transformandose nuestra cotidianidad con Ia aparicién de los nuevos medios. Por es0, es bueno que recordemos una vez mas a Marshall McLuhan, quien no s6lo imaginé y comprendié hace ya mucho cémo es esta mecénica de transformaci6n, sino que colonizé de algiin modo nuestros suefios al imaginar un mundo como el que hoy estamos pisando. Si bien McLuhan, fallecido hace casi un cuarto de siglo, no pudo imaginar muchos de los problemas y de las pricticas que hoy son moneda corriente, sus ensefianzas son valiosas para empezar a analizar el controvertido pa- norama actual. Poco antes de mori, Marshall McLuhan inici6, junto con su hijo y discipulo Eric McLuhan, una sustancial revisin de su obra La comprensidn de los medias como las extensiones del hombre, publicada originalmente en 1962. Abrié cerca de 30 ex- pedientes para actualizarla, y colocarla a la altura de la década que despuntaba, la de 1980.A raiz de esta investigacién se publics, pocos afios después de su muerte, en 1988, un nuevo y sorprendente libro titulado en castellano Las leyes de los medios. La nueva ciencia, frmado por Eric y, péstumamente, por él. En esta obra aparecieron nuevas y atinadas intuiciones acerca de las computa doras, la filmacién en video y la television por cable que estaban ausentes en la pri- mera edicin. Ademés, padre e hijo incluyeron todas las criticas que habia recibido alo largo del tiempo La comprensién de los medios... Estas criticas eran de dos tipos: _ INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XXt unas consideraban irrelevantes los datos sobre los cuales McLuhan trabajaba y las otras directamente calificaban la obra de precientifica. Lo que parecia una discusién de estilo discursivo se tradujo (en el caso de McLuhan, y de otros pensadores impenitentes que vemos aparecer varias veces a lo largo de nuestras excursiones conceptuales en este libro) en una cuestién de estilo epistemol6gico. Lo que se le cuestionaba a McLuhan no es muy distinto de lo que se les cuestioné a pensadores como Michel Foucault, Francisco Varela, Fernando Flores, Ludwig von Bertalanffy, Gregory Bateson, Thomas S. Kuhn 0 a muchos otros: una falla estructural en sus trabajos que no permitia ecerrar» los sistemas que proponian. No casualmente cada uno de ellos ~incluido naturalmente McLuhan— recogié el guante y elabord una casuistica genial, un recorte legendario de su cam- po, una prosa provocativa, guifiadas incandescentes, una epistemologia de nuevo cutio, insensible e irreductible a la prosa académica tradicional. Lo cierto es que, en epistemologia, el estilo no sélo es la obra, sino que también es la posibilidad de mirar lo de siempre con ojos nuevos. Por eso, McLuhan habia elegido comunicarse mediante aforismos y fragmentos, apelando al encantamiento de lo rispido y lo discontinuo, a la interrupcién permanente, al cortocicuito y ala falta de fluidez, en lugar de recurrir a la tersura y la comodidad de los argumentos de largo alcance y arquitect6nica belleza. Por eso la escritura de McLuhan provoca e irrita permanentemente. Busca el choque y la alteracién, exige una atencién extre- ma y desafia permanentemente al lector obligindolo a disentir. Ahora bien, McLuhan de todos modos escuché las criticas que lo tildaban de precientifico. Tomé entonces el criterio de demarcacién de Popper, segan el cual lo cientifico es lo pasible de refutacién,! y comenz6 a hacerse desesperadamente la siguiente pregunta: :qué afirmacién se podri hacer acerca de los medios y de las tecnologias de la informacién que cualquiera pueda poner a prueba, confirmando © refitando? {Qué es lo que tienen en comin todas las tecnologfas de la informa- cién y de la comunicacién? Qué hacen? 1. Porque el criterio de demarcacién es una serpiente envenenada. Después de casi 30 afios de controversias, genera mas dudas que certezas creer que la vara popperiana es la que determi- na qué queda de un lado de los continente cientifico/metafisico y qué del otro (como si sta divisoria fuera la madre de todas las divisorias). Podemos entender la desesperacién de ‘McLuhan por ser aceptado en el sagrado santuario de la cientificidad popperiana. Pero segura mente se equivocé al creer que Popper (mejor que Hanson, Kuhn, los postestructuralistas, los relativistas, ete.) lo dejaria en la orilla adecuada. Mis alli de este pasmoso y postrero alinea~ miento, lo que nos interesa es que st atitoasignacién epistemolégica para nada altera el caricter heuristico y constructive de sus cuatro leyes. LA MIRADA DE MARSHALL Mc! Un collar de sélo cuatro perlas Para sorpresa de padre ¢ hijo, que al salir de pesca epistemoldgica esperaban encon~ trar una docena de afirmaciones, se toparon con la dura ~y para ellos sorprenden- te~ constatacién de la existencia de slo cuatro leyes. Estas no s6lo ya habjan sido claboradas, sino también aplicadas ~inconscientemente- en sus propias obras. A continuacién, ofreceremos la version de las leyes tal como el mismo Eric McLuhan las formulé en Las leyes de los medios. Luego, haremos una relectura contempori- nea, una parifrasis que las aborda desde nuestra contemporaneidad. Primera ley, ley de la extensién: Cada teenologta extiende o amplifica algiin ébrga- noo facultad del usnario. Segunda ley, o ley de la caducidad: Dado que hay un equilibrio en la sensibilidad, cuando un drea de la experiencia se intensifica 0 eleva, otra queda disminuida o bloqueada. Tercera ley, o ley de la recuperacién: Tado medio recupera algo previamente obsoleto, Cuarta ley, o ley de la reversién: Cada forma, llevada al limite de su potencial, invier- te sus caracteristicas y se transforma en algo nuevo.. McLuhan y su hijo continuaron incansablemente buscando una quinta ley y no la encontraron. Pero en cambio, descubrieron una armonfa interna entre las cuatro leyes y el poder metaférico del conjunto para entender los fenémenos mis diversos? Lamentablemente, McLuhan padre murié a fines de la década de 1970 y el de- tallado recorrido que pensaba hacer buscando la filiacién de su obra en Vico y Bacon—solo quedé plasmado en el texto que organiz6 su hijo Eric, afios luz de la sagacidad y la brillantez del padre. Sin embargo, cuando se quiere reconstruir esta historia no esti de mis mencionar que cada vez que McLuhan padre queria corro- borar sus intuiciones, abria el Finnegan's Wake de James Joyce y,a modo de I Ching recorria tres o cuatro paginas para descubrir, entre sorprendido y subyugado, que el genial irlandés ya habia circulado por esos caminos. Finalmente, el libro que lleg6 a nuestras manos exhibe multiples estilos. El pri- mer capitulo es caleidoscépico porque el material esta comprimido y el tema exi- ge un equilibrio complejo. El segundo es airoso; el tercero esti cerca de la narrati- va, el cuarto avanza hacia la poesfa, donde las tétradas derivadas del anilisis de las leyes aparecen como estrofas rodeadas de glosas. Se trata de un mosaico de enfo- 2. Prueba de esto iiltimo es la reciente obra de Mark Federman y Derrick de Kerckhove (2003). INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XX! ques sobre un solo tema. Ojali muchos otros libros siguieran la respiracion de este y su fractalidad, pese a que la pluma briosa y tinica de Marshall haya debido recu- rrir a la cansina y académica del hijo para volverse escrito en nuestro cuerpo.’ Ahora bien, zen qué consistian las leyes de McLuhan? ;Cémo es que wna tec- nologia aumenta o amplifica algo en la cultura? Qué es ese algo? {Qué es lo que vuelve obsoleto o a qué le quita prominencia? :Qué es lo que recupera del pasado? 2Cémo? :Qué invierte o en qué se convierte cuando llega a los limites de su po- tencia? Para poder percibir las sutilezas del anélisis que permiten las cuatro leyes de los medios, debemos recordar una y otra vez la mecénica de su fincionamiento, ya que constituyen a la vez una heuristica, en tanto herramienta de interpretaci6n, y una taxonomia, ya que permite un orden en cuatro cuadrantes; una forma de descubrir y una forma de acumular intuiciones, informacion y perspectivas. En principio, no funcionan secuencialmente. No se trata de que un medio primero extienda, luego haga caducar, después recupere y finalmente revierta. En los hechos todo pasa al mismo tiempo y el recorte, como siempre, lo pone el obser- vador, En el mismo momento en que el medio extiende alguna capacidad, simultinea- mente hace caducar alguna forma mas antigua, u otro medio. Al mismo tiempo, rec- pera un fondo previamente caduco. Si el medio es extendido en demasia, revierte a otra forma complementaria que puede ser deseable, indeseable o neutral respecto de lo que nos gustaria o de lo que imaginamos como beneficioso. Todo esto ocurre porque no hay nada més mévil que un medio. En el mismo momento en que reaccionamos a los cambios causados por él, y somos transforma- dos por su mensaje, no podemos sino modificar nuestra percepcin de ese medio Lo mismo vale para los modos como juzgamos los mensajes que él irradia. Cada uno de estos cambios, muchas veces imperceptibles, modifican el fondo y, por lo tanto, el contexto en el que trabajamos en el medio asi como la forma en que lo entendemos. Es por ello que el medio debe ser considerado bajo un esque- ma de fondo y figura. Esto quiere decir que s6lo puede ser eleido» como una figu- ra respecto de fondos especificos en cada momento del anilisis y de la historia ‘Asi las cosas, hay potencialmente un néimero infinito de tétradas para cada me- dio, en cada momento histérico, Usemos como primer ejemplo la radio. La radio aumenté la comunicacién oral a través de Ja distancia, volvié caducos ciertos as- pectos de la comunicacién en medios impresos (como el diario), recuperé algo de 3. Francesco Guardiani (1996) ha hecho un excelente anilisis de mas de 30 comentarios bibliogrificos del libro de los McLuhan en McLuhan Studies Premiere Issue. MARSHALL MCLUHAN - 123 la preeminencia de la comunicacién oral en las sociedades preletradas y terminé convertida en irradiacién de sonidos e imagenes (la television). Podemos reformular ahora con mayor precisi6n las leyes de los medios y, al mismo tiempo, avanzar sobre las formulaciones originales de los McLuhan. En este caso, podremos hacer una serie de preguntas a partir de las leyes: :qué es lo que la radio aumenta, intensifica, hace posible o acelera? Como sus inventores lo supusie- ron, la pregunta puede aplicarse a cualquier innovacién. Tratese del tacho de basu- a, una pintura, un vapor, el cierre relmpago. Pero también valen para Euclides 0 para las leyes de la fisica. La pregunta se aplica incluso a la aparicién de cualquier palabra o frase en cualquier idioma conocido. La segunda ley se pregunta, entonces, gqué es lo que el nuevo «érgano» arrin- cona o vuelve obsoleto? La tercera ley interroga: ;qué acciones y servicios anterio— res eregresan» a través de la nueva forma? ;Qué trasfondo antiguo, previamente ob- soleto, vuelve y se pliega en la nueva forma? En cuanto a la cuarta ley esta encarna en lo siguiente: cuando la nueva forma es empujada hasta los limites de su poten- cial, gtenderd a invertir lo que fueron sus caracteristicas originales? ;Cudl es el po- tencial reversor de la nueva forma? Uno de los hallazgos de los McLuhan es haber detectado que todos los efectos estin siempre presentes, reflejando sistémicamente la naturaleza de los medios. Es posible aplicar este andlisis a objetos cotidianos, sumamente conocidos y bien estratégicos. Tratese de un boligrafo, de la fotocopiadora, muy especialmente de la computadora y finalmente de la propia Internet. Recorramos este fascinante espinel de objetos de a uno por vez. El boligrafo, con su reservorio de tinta, extiende el tiempo de escritura conti- nua, eliminando —haciendo caducar- la necesidad de mojar la pluma en la tinta. El mensaje del medio es: el cambio que hace posible tal capacidad nueva esti en la ha- bilidad de extender la expresién del pensamiento continuo, sin pausas. Sin embargo, cuando tal capacidad se extiende mas all de un limite razonable, la libertad de ex- presin revierte en la verborragia. Justamente por no tener que mojar permanente- mente la pluma, las pausas a las que obligaba la caducada pluma anulan las periédi- cas interrupciones en el flujo de pensamiento que promovian la contemplacion y la reflexién mental. Asi, inesperadamente el boligrafo recupera un aspecto de la es- critura en arcilla. Dada su portabilidad y longevidad, el boligrafo hace caducar la necesidad de re- currir a la memoria, permitiendo un registro preciso ¢ indeleble de los hechos. En efecto, esta precisién recupera la antigua fanci6n de los escribas. La tétrada asi obte- nida no tiene ningin orden preciso de lectura o recorrido, ya que cualquiera de los elementos consignados puede actuar como disparador o catalizador de mayores y mejores anilisis. 424 INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XX1 Aqui encontramos a McLuhan en su elemento, ya que no existe una arquitec- tura ordenada que aherroje el anilisis, o una preceptiva estructuralista que lo con- dene a un formato organizado y tinico. No existe ninguna progresin lineal de un lugar a otro de la tétrada. Antes bien, la conciencia, la percepcién y la intuicién de quien juega con estos criterios entran en foco progresivamente a medida que bus- ‘camos, establecemos conexiones y reconocemos las pautas que vinculan ideas y se- ties de conceptos. Para volver a apreciar la riqueza del andlisis, reiteremos el recorrido de las tétra- das aplicandolo esta vez a la fotocopiadora (sin olvidar que la web es la potencia~ cién al infinito de Xerox): la fotocopiadora extiende la capacidad de la pluma, el proceso de duplicacién, la comunicacién de ideas escritas, la autopublicacién, la li- bertad de expresién y la libertad de prensa. Al mismo tiempo, la fotocopiadora re- vierte esas posibilidades y hace posible el plagio, la infraccién del copyright, la pu- blicacién de pavadas, la propaganda y la distribucién de material cuestionable y cuestionado. Por otra patte, recupera los tipos méviles de Gutenberg, las funciones y los aleances de la prensa underground ¢ independiente. Por iiltimo la fotocopiado- 1a hace caducar los medios anteriores de copiado: el papel carbénico, la copia ma- nuscrita, el control editorial, y sobre todo y fandamentalmente la censura, Si bien el trabajo a través de las tétradas permite exquisitos anilisis y un curioso y rico recorrido por los medios a través de estas leyes -convertidas en la pauta que conecta-,no olvidemos que el uso de las cuatro leyes dispara estos recorridos no so- lo para permitirnos entender sino para anticipar efectos atin invisibles. Lo més inte- resante es que nosotros somos ese entorno en el cual los medios actiian y generan cambios. Por eso, al analizar los efectos de los medios, ganamos en capacidad de en- tender nuestras propias transformaciones, asi como los modos en los cuales ese me- dio puede evolucionar y producir nuevas transformaciones. Veamos cudn interesan- te se vuelve entonces el anilisis cuando aplicamos las cuatro leyes a la computadora La idea de los circuitos eléctricos como extensién del sistema nervioso central ¢s una intuicién que McLuhan publicé en 1967.A partir de esa idea llega la primer extensién metaférica de la computadora: nuestro propio sistema nervioso central. Pero lo que se extiende no es el cerebro en si, sino la red interna de nuestras comu- nicaciones.* Por eso, al acelerar o extender la recuperacién de la informacién a tra- vés del almacenamiento electrénico y magnético, las computadoras hacen caducar la necesidad de publicacién de materiales impresos, asi como los propios edificios que los almacenan. (Ahora bien, hay que andar con cuidado en estos cenagosos te- 4. Este anilisis tiene semejanzas con la descripcién que hacen Francisco Varela y Humber to Maturana del sistema nervioso como una red cerrada (Varela, 2000). LA MIRADA DE MARSHALL MCLUHAN a = 5 rrenos. La idea de que la memoria computacional seria perfecta y haria caducar a la humana, lo confunde todo, nos hace pensar en un reservorio extraordinario de in formacién, pero no podemos olvidar que esto tiene sentido solo si esa informacion es significativa.) Por otro lado, cuando la confianza en la autoridad electronica se extiende mis alli de un grado razonable, somos victimas de los rumores falsos y de la desinfor- macién, Mientras tanto, la computadora recupera la idea de la sabiduria de los ancia~ nos (como anhelo) al construir una hipotética memoria total y una consecuente € inmediata recuperacién de datos (algo que no existe hoy y probablemente nunca exista). En este sentido, McLuhan planted, en un momento de lucidez extrema, que mis que la extensi6n o la traduccién de nuestro sistema nervioso central a la tecnologia electromagnética, se trataba de la transferencia de nuestra conciencia al mundo digital. La interpretacién mis reduccionista de esta idea lleva, sin dudas, a las fantasfas de la ciencia ficcién. Sin embargo, apenas mis modestamente, en breve seri posible imaginar espacios virtuales donde interactien nuestros «avatares», es decir agentes virtuales que ya estin disefiindose y que podrian investir nuestra personalidad para gestionar en nuestro nombre compromisos de agenda, participar en juegos o inte- ractuar con otros agentes de este tipo, otros avatares. Asi, es relativa la distancia que nos separa hoy del ciberespacio de William Gibson o del de los hermanos War- chofiky en Matrix. Lo cierto es que si somos un poco menos ambiciosos, ya pode- mos dar por realizada la profecfa de McLuhan en la Internet de 2004. Las tétradas en Internet El anilisis que venimos haciendo tiene que extenderse obviamente a la red. Sobre todo, tiene que plantearse desde una perspectiva macro, para después ir lentamente desgranando los miiltiples niveles posibles de lectura. Si no hacemos un uso sutil de las leyes de los medios, es posible caer en lecturas reduccionistas y simplistas ~que son ya una alarmante tendencia de la mayoria— ya sea por sostener que Internet y las tecnologfas vinculadas son tan s6lo una variante menor de los medios preexistentes o, a la inversa, por la suposicién no menos inve- rosimil, pero muy extendida, de que Internet lo cambia todo en nutiltiples niveles (cultural, social, politico, etcétera)5 5. Dicho de otro modo, la pregunta que se esconde detris de estos supuestos es si Internet 5 una condicién necesaria para la verdadera democracia (de los medios). O al revés,si tiende a 126 INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XX! A nivel tecnoldgico, Internet intensifica los flujos de informacién no territo~ riales: vuelve obsoletas las cartas, las revistas, eventualmente la TV, y probablemente —en esta época de hegemonia terrorista— los viajes aéreos; recupera la informacién textual y la vuelca a un esquema multimediitico verdaderamente interactive en tiempo real. A nivel social, intensifica la erosién de los limites (tanto como la migracién y el fortalecimiento de las entidades politicas supranacionales), vuelve obsoletas las es- feras nacionales pablicas, recupera los niveles subnacionales de integracién social, y construye mundos, aunque no territorialmente marcados, paradéjicamente locales. A nivel cultural, Internet intensifica el reemplazo de las estructuras légicas y hi- neales por configuraciones «paradigmiticas», no lineales, volviendo obsoleto el modelo «sintagmatico» de las culturas lineales centradas en la tradicién, el pasado, la coherencia interna y las autolimitaciones; recupera al hombre pretipogrfico, al in- telecto liberado de las estrecheces del libro y se convierte en una forma holista, no lineal y metacientifica de la racionalidad. Probablemente, el medio favorito de Marshall McLuhan hubiese sido Internet, pero estuvo encorsetado por el papel y la tradicién académica. Suftié de una in mensa incomprensién y, paradéjicamente, la mejor forma de ignorarlo fue haber to- mado sus principios entre ellos el mas conocido de todos, «El medio es el mensa- je para reducitlos y aplanarlos hasta que se vieron convertidos en una trivialidad. Un gran mérito de McLuhan fue el de poder ver que el mundo cambié una y muchas veces a medida que suftia la inoculacion de nuevas formas medisticas (el teléfono, la radio, la television, la web), pero lo hizo por la aparicién y propagacién de esas formas y no por el contenido mismo transmitido. Aungue, contrariamente a has lecturas superficiales que se han hecho de McLuhan, el contenido importé ¢ importa (y cudnto) siempre.° En breves palabras: el medio no puede ser el mensaje desteuirla al anular ls jerarquias, o al fortalecerlas, es algo que no cabe responder de manera di- cotémica,a menos que ignoremos la dindmica de las leyes de los medios, Lo mismo ocurre con la cuestion de la homogeneizacién o heterogeneizacidn de los colectivos, ya sea que pensemos que Internet los vuelve cada vez mis iguales 0, por el contrario, que multiplica sus diferencias (cemas que analiza muy apropiadamente Cass Sunstein tanto en Republiccom como en Why S ieties Need Dissent). Si Internet sirve mejor alos fines de una u otra estrategia o politica, es algo que sélo se podri responder en detalle una vez que examinemos como el nuevo medio extien- de, recupera y revierte a todos los anteriores. 6.Dos obras recientes, muy bien argumentadas, tratan con detalles esta reversidn de la tesis principal de McLuhan, Se trata de Remediation, de Jay Bolter y Robert Grusin, y The Media Simplex, de Frank Zingrone. LA MIRADA DE MARSHALL MCLUHAN 127 porque no hay medio sin mensaje. Ni siquiera la luz eléctrica es un medio ptiro: brilla para mostrarnos algo, o para dejar alguna ota cosa en la oscuridad, pero siempre es para nosotros, nunca algo en si mismo. Una televisin sin transmisiones no constituiria medio alguno. Lo mismo pasa- ria con una computadora, que no podria siquiera comenzar a funcionar desprovis- ta del contenido, su conjunto de programas. De hecho, muchas computadoras mu- rieron porque fueron incapaces, por limitaciones de software o de hardware, de reciclarse para la conexién a Internet. En sintesis, ef contenido es esencial al medio y a la existencia de los medios. ‘Si McLuhan insistié tanto en separar los medios de su contenido, fue porque estos se habfan vuelto invisibles. En este sentido, no hay nada mejor, para retornar a Ia opacidad del medio en su status nascendi, que revisitarlo una vez que uno nuevo ha aparecido. Lo cierto es que los medios se vuelven mis visibles y atractivos como objetos de estudio cuando son superados por otros mis nuevos y se convierten en su contenido. Es interesante que, gracias a su formacién literaria en poética inglesa, ‘McLuhan se diera cuenta al inicio de sus investigaciones que la estructura narrativa de la novela se habia vuelto materia de discusién publica cuando fue reapropiada por el cine, que tomé esa estructura como contenido. La televisién ejerci6 el mis- mo efecto de déja vu sobre el cine. Cuando las peliculas se empezaron a ver masiva~ mente en la televisién, las universidades estadounidenses no dudaron en crear es- cuelas de cine que, desde entonces, tendrian por objeto realizar y analizar las peliculas que se ven en television No habia transcurrido un afio desde la muerte de McLuhan cuando la video- grabadora transformé por primera vez la propia estructura y organizacién de la te levisin. Al convertirla en objeto de registro, la convirtié en contenido y levé la atencién del piblico a la relacién entre comerciales y programacién, ala sutileza de Ja programacién y a otros aspectos de la estructura, que antes eran invisibles porque estaban més alli del control del televidente. En lo que se refiere a Internet, la novedad es que las leyes de McLuhan se apli- cana la perfeccién al nuevo medio. Todo el contenido previo atado a los viejos medios ha sido liberado por Internet, que los ha convertido en st contenido. En efecto, entre su creacién en 1969 y su reconversin a la web en 1991 a 1993, Inter net fue exchisivamente textual. Sin embargo, pronto incorporé sonidos e imagenes a su repertorio y mis tarde animaciones: pero lo cierto es que a mediados de la dé- cada de 1990 se habia devorado al teléfono (gracias a la telefonia via Internet), a la radio (gracias a programas como el Real Audio, y mis recientemente a la radio di- gital) y ala televisidn (por medio del Real Video, y de las tecnologias de streaming). Las metamorfosis de Internet ayudan mucho a entender los grandes plantea- mientos de McLuhan acerca de las metamorfosis del espacio. Para él, el alfabeto y la isk INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XXI imprenta nos llevaron a ver al mundo como una serie de letras y fragmentos de los que podriamos deshacernos con solo cetrar el libro que tenemos entre las manos. Las paginas iniciales de La Galaxia Gutenberg dedican pasajes inolvidables a la pér- dida de la totalidad y de la inmersién que eran propias del universo aciistico previo ala invencién de la escritura, y a su sustitucién progresiva por secuencias de partes, segmentaciones y distanciamientos que introdujo el alfabeto. Sin argumentar sus afirmaciones, pero cautivando con sus descripciones, McLuhari imaginé también que la television estaba recteando el espacio acistico perdido, ya que a través de las pantallas podia generarse tna idea de totalidad al re- producir una y otra vez, por doquier, los mismos contenidos (como en las Olim- piadas o el Campeonato Mundial de Fatbol, cuando mis de 3.000 millones de personas coinciden frente a las pantallas.) Acaso haya habido mucho de exacerba- cién en esa idea, pero fue reftendada luego por Internet y el ciberespacio. En efec- to, hay un espacio compartido, accesible, total y ubicuo en Internet (solo que, di- ferencia del televisivo, antes que imponérsenos, nace de nuestra propia voluntad y deseo). Por otro lado, estar en el ciberespacio es mucho mis contraintuitivo, mas inconcebible, que «ser transmitido» por televisin, y aunque en la web nos despla zamos espacialmente y tenemos la sensacién de estar en distintos lugares, redescubri- ‘mos el espacio acistico. Para que las tesis de McLuhan pudieran ponerse a prueba en serio, necesitaban de la emergencia de un nuevo medio. El mejor test para adorar (0 desterrat) a McLuhan habria de ser, sin lugar a dudas, la frontera digital.” Si bien las profecias que McLuhan solia esgrimir nos alejaban de él, su estilo fragmentario, no argumentativo y verdaderamente hipertextual era convincente, estimulante y rico. Como buen disciptilo del poeta francés Stephane Mallarmé, pa~ ra quien «definir era matar mientras que sugerir era crear», McLuhan se jactaba de no explicar, sino de explorar. Consideraba que ambas tareas eran mutuamente in- compatibles y, ante la necesidad de elegir, preferia explorar. McLuhan preferia las analogias y las metforas antes que la explicacién didicti- ca. Parece cada vez mas claro que vivié y pensé constrefiido por el chaleco de firer~ za de la cultura libresca, cuando su medio natural hubiese sido Internet y la escri- tura electrénica. 7.Uno de sus discipulos, Paul Levinson, fue el primero en entenderlo asi. En 1999 publicé sti lamativo Digital McLuhan. En la misma direccién, en 1996 Gary Wolf ~autor del reciente Wired, a Romance (2003), habia publicado tna entrevista retrotelepitica al Santo Patrono en la revista Wired. ‘LA MIRADA DE MARSHALL MCLUHAN in Coda Revisar la obra entera de McLuhan a partir de la existencia y las vivencias propias de Internet resulta mas que saludable, ya que muchas de sus metéforas fureron des- calificadas demasiado ripidamente. La mis célebre de todas, la que sostiene que el mundo habria de devenir en una aldea global, adquiere hoy un tono menos autista ¥ geopoliticamente mis correcto, cuando la revisamos desde la perspectiva de los 750 millones de Internautas que hay hoy en el mundo, expresindose y conectin- dose, al menos potencialmente, entre si. Fue McLuhan quien pronuncié el vaticinio, en ese momento totalmente des- proporcionado, de que las fotocopias estaban convirtiendo a todo autor en un edi- tor. Exagerado, porque ninguna fotocopia emulaba a un libro de bolsillo antes de que existieran fotocopias liser, maquinas de edicién a medida y a pedido; desde que existiera la propia web como soporte, los e-books como producto, y sobre todo librerias digitales que hicieran las veces de distribuidoras y arrancaran los manus- critos de manos de los autores desconocidos, convirtiéndolos en lluvia de ideas. Fue la web -no la televisién ni la fotocopiadora— la que volvié real el suefio de McLuhan. Esto no significa la muerte del libro sino su mediamorfosis (como reite- radamente nos enseid Roger Chartier, especialmente en Las revolucianes de la cultu- ra escrita). Si significa, de algiin modo, la disolucién del poder de los intermediarios (una larga historia que empieza en las imprentas reales en los siglos xvi a XvuIt has- ta los editores e impresores de los siglos XIX y Xx). La pregunta con la que la web nos interpela, y que tiene su inspiracién en McLuhan, es, pues, :bodri Internet eliminar las razones econémicas y tecnolégicas para la selecci6n de contenidos que hoy conduce a la publicacién restricta? ;Con- tinuara el ptiblico buscando vigilantes y policias que sancionen qué es lo mejor que puede (debe) leerse, verse, escucharse? ;Buscarin las audiencias, 0 los piiblicos, una relacién mis directa, no mediada, profnda y personal con los productores de bienes simbélicos? Si McLuhan nos fascina hoy mucho mis que a principios de la década de 1980 0 1990, cuando lo leiamos como a un excéntrico o a un provocador y no como un va te, €s porque encarné al maximo una propiedad tinica de los «pensadores biftontes» (es decit, de aquellos que ven mis lejos en el futuro porque tienen enterradas sus rai- ces profundamente en el pasado); se trata de una suerte de testarudez rupturista y continuista a la vez que Salvador Péniker (1987) denomina «lo retroprogresivo». ‘McLuhan fue un pensador retroprogresivo, y por eso pudo atisbar mejor que ningiin otro en qué medida las teenologias desactualizadas deviencn en formas artisticas. Si bien las tecnologias actuales son invisibles, se muestran en todo su esplendor y decadencia cuando una nueva tecnologia ha legado para reemplazarlas. Si ello INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XXI 130 sucede es en parte (como vimos al principio de esta saga) porque cada vieja tecno- logia se convierte en el contenido de la nueva. Pero ademis, porque la vieja tec nologia es valorizada no tanto por su funcionalidad, sino por su estética. El ejemplo del propio McLuhan es la primera fotografia de la Tierra tomada desde el espacio. Gaia, la'Tierra, se vuelve una obra de arte cuando el Sputnik o las cépsulas Mercury nos empiezan a brindar una visién externa de nosotros mismos, la de una especie en peligro. ‘Sin embargo, queda en McLuhan un rezago ut6pico y mayestitico. Algo hiper- bélico y exagerado, ya que el mundo sigue siendo tan sucio como siempre, la his toria sigue su rumbo y no finaliz6, las guerras siguen teftidas de sangre y la virtua~ lizacién sofiada por McLuhan no ha llegado aun, Por eso, el mapa sigue sin ser el territorio; un sitio web no es la empresa que representa y los atomos siguen siendo irreductibles a los bits. El tiempo de la logistica sigue siendo el del avién mis veloz, el de los costos relativamente altos y no el instantineo y —hasta hoy, pero no duran- te mucho tiempo mas- gratuito del correo electrénico, Nuestro presente, que es el futuro de McLuhan, no es menos paradéjico ni mas comprensible que el que fue su presente. El imaginé que se ingresa al faturo acom- pafiado de un espejo retrovisor que muestra simultineamente cémo nos alejamos del pasado: cada viejo medio tiene la habilidad de entorpecer (hasta cierto punto) la introduccién del nuevo. :O acaso el teléfono no se Iamé inicialmente «telégrafo parlantes?, zy el coche, «carro sin caballos»? Lo propio de cada uno de estos medios fue trascender su impureza de origen y convertirse en una herramienta de comu- nicacién. Una herramienta que agiganté sus diferencias con sus antecesores leja~ nos, por lo que la estela de estos en el espejo retrovisor sirvié mas para confundir que para inventar, més para promover la nostalgia y tratar de limitar al medio que para dejarlo crecer y convertirse en algo totalmente auténomo y distinto, Si hoy seguimos entendiendo tan mal a Internet ~al menos mientras no la re Jeamos desde una ecologia de la comunicacién como nos enseiié McLuhan-, si confundimos constantemente las metiforas que la organizan («piginas», libros», «pantalla de TV», evideoconferencia) con las que podrian catapultarla hacia el re~ gistro de las nuevas narrativas, es porque todavia seguimos estando presos de nues- tra retrovisi6n. Queremos (muchas veces inconscientemente) domesticar al medio, antes de que este nos arrangue de cuajo de nuestras certezas y nos haga ingresar en nuevas constelaciones cognitivas y emocionales. En mis de una ocasin seremos convidados entusiastas en esta nueva aventura cognitiva, Sélo si nos dejamos llevar. 8.Véase editorial del Intertink Headline News n° 2013 «El pensamiento cartos sin caballo. Todo lo que puede ser inventado ya ha sido inventadow. La MIRADA DE MARSHALL MCLUHAN Sitios web relacionados con el contenido de este capitulo * Sitio «oficial» de Marshall MeLuban: http://www.mcluhan.ca/main.phtml’show=links + Centro McLuhan de Masstricht: http://www.mmi.unimass.nl/index.html + «Reviewing the Reviews: Laws of Media and the Critics», de Franceso Guar- dianii, en McLuhan Studies Premiere Issue: http: //www.chass.utoronto.ca/meluhan-studies/v1_iss1/1_1art5.htm * McLuhan for managers. New tools for new thinking: http://wwwemchahan. utoronto.ca/AppliedMcLuhanforManagersinfo.pdf + «Channeling McLuhan», de Gary Wolf, Mitico reportaje péstumo aparecido en energo de 1996: http://www.wired.com/wired/archive/4.01/channeling.html A medida que entramos irreversiblemente en la tercera fase de los regimenes cognitivos, en la que atin convivimos con los universos de la escritura y de la imprenta y al mismo tiempo nos distanciamos de ellos, un coro de tecnéfobos presagia el inevitable colapso de la alfabetizacién libresca. Para estos “profetas”, el advenimiento de la civilizacion de la pantalla (television + computadoras) pone en entredicho los logros de la cultura letrada. Este diagnéstico ignora por completo la violencia implicita que toda tecnologia del conocimiento lleva consigo en los pianos cognitivo y socioecondmico. Por lo tanto, responsabilizar a los medios audiovisuales y en especial a la television del caos y la violencia individual y colectiva que se extiende por el mundo es una acusacién injusta y errénea. Ademés, en opinién de Alejandro Piscitelli, proclamar el poder apolineo de la escritura y de la lectura en contra de la dimensién dionisiaca de la imagen y de los medios audiovisuales es un ejercicio de infantilismo epistemolégico. Con el objetivo de poner las cosas en pie de igualdad, Piscitelli invita a repensar de manera radical la noci6n de violencia, extendiéndola a toda la innovacién cognitiva en lugar de limitarla al ambito de lo audiovisual, pues la violencia esta presente tanto en la imagen como en la escritura, la masica 0 Internet, y no pasa exclusivamente por la division entre inforricos e infopobres. En esta obra, Alejandro Piscitelli, ademas de analizar exhaustivamente la dialéctica entre texto e imagen, investiga esta problematica también en otra dialéctica. Concretamente, la que articula lo digital con lo analdgico en el pasaje de la escritura sobre papel a la escritura en pantalla. El autor sefiala las consecuencias que esta mediamorfosis implica para la ensefianza y el aprendizaje a la vista del choque de pa- radigmas cognitivos provocado sobre todo por el advenimiento de Internet como nuevo horizonte de discusién epistemolégica en torno a los neoalfabetismos que integraran el conocimiento y la accion en el siglo XXI SBN 84-9784-060-7 IM 788497"840606

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